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Cómo Juan Pablo II Resquebrajó el Muro de Berlín

En la noche del 12 al 13 de agosto de 1961 el Pacto de Varsovia, liderado por la URSS, construyó el Muro de Berlín dividiendo Alemania en dos.  

Y en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín sin tirar un solo tiro.

Tal vez por un sesgo ideológico, hay un evento del que poco se habla.

Que el resquebrajamiento del Muro  comenzó en Polonia con la batuta de Juan Pablo II

Una revolución pacífica, al mejor estilo católico.

lech walesa y juan pablo ii

Y hay otro fenómeno también en Polonia y protagonizado por la Iglesia, del que tampoco se habla.
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El general Jaruzelski que dirigió la represión al Sindicato Solidaridad en los últimos años del régimen comunista, fue capaz de pedir perdón por sus decisiones.
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Se convirtió en su lecho de muerte y el 25 de mayo de 2014 recibió los sagrados sacramentos por parte de su Obispo antes de morir .

Leer también:

Cómo la Virgen de Fátima fue el Artífice de la Caída del Comunismo

Profecías de Juan Pablo II sobre la Caída del Muro de Berlín

Las personas de fe no dudan que en la caída del muro de Berlín hubo algo sobrenatural.
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Al punto que Sor Lucía  lo menciona como la demostración de que se cumplieron las profecías de Fátima sobre Rusia.

Pero el antecedente de eso estuvo en Polonia.

Mediante la resistencia popular liderada por el sindicato Solidaridad, con el apoyo de Juan Pablo II y la operación de Lech Walesa.

Cuando logran las primeras elecciones libres en un país detrás de la cortina de hierro, con el general Jaruzelski como su mayor enemigo.

Estos sucesos que relatamos son un poderoso mensaje hoy, cuando la cultura cristiana se está desintegrando en occidente.

 

EL HECHO ASOMBROSO DEL SINDICATO SOLIDARIDAD

El 4 de junio de 1989 un evento extraordinario tuvo lugar en Polonia.

Que llevó en noviembre del mismo año a la caída del Muro de Berlín.

Después de largas negociaciones, por primera vez en un país del bloque socialista se llevaron a cabo elecciones parcialmente libres.

De las cuales nace el primer gobierno no comunista de Polonia en la todavía era comunista.

Dirigido por el intelectual católico y miembro destacado de la oposición al régimen, Tadeusz Mazowiecki.

Uno de los fundadores de la Solidaridad (Solidarnosc), Konstanty Gebert, dijo en una reciente entrevista:

«El que ha visto el 89 pierde para siempre el derecho moral de ser pesimista.
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Porque lo que sucedió entonces nunca había sucedido: el colapso del comunismo se extendió sin una gota de sangre. 

La Unión Soviética que ¿dice «lo siento» y se aleja?.
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Si un año antes alguien me hubiera dicho lo del 89, me habría reído.

Así, que nosotros que lo hemos visto, que de alguna manera también hemos contribuido a estos acontecimientos.

Ya no tenemos el derecho de ser pesimistas, de decir a otra persona ‘no va a funcionar, no tiene posibilidades de éxito’ porque hemos visto un milagro«.

Ese evento tuvo sus raíces en las luchas de los trabajadores y los intelectuales polacos comenzadas desde 1956.

Continuadas en 1970 y 1976, y culminando en las huelgas de Gdansk en 1980.

Y el consiguiente nacimiento de Solidaridad, el primer sindicato independiente en un país comunista, que creció hasta diez millones de suscriptores.

Y que no fue eliminado, incluso durante el estado de guerra introducido por el general Wojciech Jaruzelski el 13 de diciembre de 1981, porque él siguió viviendo en la clandestinidad.

 

UNA PELÍCULA DE ANDRZEJ WAJDA 

El director polaco Andrzej Wajda estrenó en el 2013 el film ‘Walesa. La esperanza de un pueblo’, presentado en el Festival de Cine de Venecia.

Que reconstruye los acontecimientos, pero es mucho más que una película histórica, biográfica o política.

Se trata de una película sobre el deseo, la esperanza y la certeza del corazón humano que no falla y no viene a menos.

Aun cuando choque con sus tormentos, sus propias preguntas, o incluso sus propias debilidades y contradicciones.

En el Festival de Cine de Venecia el mismo Andrzej Wajda dijo:

«Yo vi la primera Polonia bajo ocupación alemana, entonces invadida por Rusia, y sé lo difícil que es evaluar quienes somos realmente los culpables. 

Pero no es difícil de entender quién es nuestro héroe

Antes de él, los intentos para liberar a Polonia dirigida por intelectuales y la aristocracia habían terminado en fracaso. 

Hubo de arribar este electricista para que nos llevara a la liberación del régimen sin derramamiento de sangre. 

Admiré a Walesa desde el primer momento en que lo conocí, durante las conversaciones entre Solidaridad y la delegación del gobierno.

Traté de mostrar, además de la dimensión psicológica, y «local», el contexto internacional de su ascenso».

La película toma como punto de partida la entrevista famosa que Oriana Fallaci hizo al líder de Solidaridad en 1981.

Y sirve como contrapunto a los numerosos flashbacks y a la narración de los acontecimientos después de esa reunión.

Así como sirve de contrapunto sobre la fe el reloj de oro que Walesa deja sobre la mesa en su casa, para que su esposa lo venda para comprar comida cada vez que tiene la sensación que no va a volver o puede ser asesinado.

lech walesa juan pablo ii

 

EL PAPEL CENTRAL DE LA IGLESIA

Aunque la película se centró principalmente en la figura de Walesa, también presenta la historia del pueblo polaco.

Y la unidad especial, no siempre fácil e inmediata, que se crea entre los intelectuales y los trabajadores, que ha hecho de Polonia un panorama único en los países Europa del Este.

Y el papel desempeñado por la prensa clandestina para hacer crecer una conciencia común, capaz de resistir el poder abrumador y a menudo brutalmente violento de la policía, el ejército y los servicios de seguridad.

El papel central de la Iglesia polaca en la fundación, el crecimiento y la protección de la conciencia de la nación polaca.
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Y el movimiento Solidaridad de Walesa, es indicado en dos momentos.
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La demanda de los trabajadores de que se debe celebrar una misa en el interior de los patios en huelga.
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Y sobre todo, las imágenes de la Misa celebrada por el Papa Juan Pablo II en 1979 en Varsovia.
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Durante la homilía, cuando dijo:
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«Que tu Espíritu descienda y renueve la faz de la tierra… de esta tierra»

Muchos en Polonia lo indican como el verdadero momento del inicio de la renovación y de insuflar el coraje a la nación polaca.
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Como el verdadero comienzo de los eventos que tendrán lugar un año más tarde.

Walesa en ese momento en la cárcel, y la casa de Danuta, su esposa, se somete a una nueva incursión.

En la radio resuenan las palabras del Papa y uno de los oficiales se arrodilla, luego que es reprendido por su superior.

Pero hay más milagros que a veces no se mencionan, como la conversión del principal enemigo dentro de Polonia.

jaruzelski wojtyla

 

EL MILAGROSO HECHO DEL GENERAL JARUZELSKI TAMBIÉN OCURRIDO EN POLONIA

El 25 de mayo de 2014 murió a la edad de 91 años en Varsovia Wojciech Jaruzelski (en la foto con Juan Pablo II).

El general, una de las grandes figuras de la historia de Polonia, decretó el 13 de diciembre de 1981 el estado de guerra en el país en contra del sindicato Solidaridad de Lech Walesa.

A menudo se ha hablado de esta figura trágica y polémica.
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Por un lado, era un enemigo feroz de Karol Wojtyla y Solidaridad.
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Pero aunque estaba en contra de ellos, incluso manejaba palabras de estima.
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De manera que cuando fue llamado a testificar en el juicio para la beatificación de Juan Pablo II, el general habló del Papa polaco como un “santo”.

 

QUIEN FUE EL GENERAL JARUZELSKI

El general Wojciech Jaruzelski provenía de una familia profundamente religiosa y patriótica, aunque durante toda su vida se declaró ateo.

El 7 de octubre de 1923 fue bautizado en la iglesia parroquial en Kurow, donde nació tres meses antes.

Desde 1933, él asistió a la escuela dirigida por los Padres Marianos en Bielany.

Los profundos cambios en su visión del mundo comenzaron durante una estancia forzosa en la URSS, donde en 1941 su familia fue deportada de Lituania a la Unión Soviética.

Desde 1945, el general Jaruzelski se convirtió en colaborador de la llamada Información Militar Soviética.

Leonidas Breznev lider de la URSS y el general Jaruzelski
Leonidas Breznev lider de la URSS y el general Jaruzelski

De 1981 a 1989, Jaruzelski fue secretario del Comité Central del Partido Comunista polaco.
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En la noche entre el 12 y el 13 de diciembre de 1981, presidió el Consejo Militar de Salvación Nacional, en nombre del cual, se declaró la ley marcial y el estado de guerra.

El general Jaruzelski fue responsable de la persecución y la muerte de los miembros del Arma Nacional (AK) y del ejército clandestino polaco y, más tarde, de los activista de la oposición democrática, como Solidaridad.

En diciembre de 1989 fue elegido por la Asamblea Nacional como el último presidente de la República Popular de Polonia y el primer Presidente de la Tercera República de Polonia.

 

EL GENERAL JARUZELSKI SE CONVIRTIÓ ANTES DE MORIR

El general Wojciech Jaruzelski, político, líder militar, militante comunista, que durante toda su vida se declaró un no creyente, murió como católico recibiendo los sacramentos.

El P. Jan Dohnalik, Canciller de la Curia del Ordinariato del ejército polaco ha confirmado la adopción por Wojciech Jaruzelski de los santos sacramentos.

“Quisiera hacer hincapié en que el general Jaruzelski, informado por el capellán militar, aceptó total y voluntariamente recibir los sacramentos de la confesión, la comunión y el sacramento de la unción de los enfermos”, explicó a la prensa Don Dohnalik.

General Jaruzelski y Vladimir Putin
General Jaruzelski y Vladimir Putin

“Esta reconciliación sacramental con Dios es una gracia.
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En la catedral del Ordinariato Militar durante muchos meses hemos estado celebrando la Santa Misa por las intenciones del general Wojciech Jaruzelski.
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También sé de muchas comunidades religiosas y fieles laicos que han rezado por la gracia de su conversión”
, dijo Don Dochnalik.

El 12 de mayo de 2014, a las 15 hs, después de la misa, el capellán fue por el general Jaruzelski llevando el Santísimo Sacramento y las reliquias de San Juan Pablo II y San Rafael Kalinowski (un soldado de la sublevación de enero).

Después de hablar con el capellán, el general ha expresado conscientemente el deseo de reconciliación con Dios.

Él se confesó y recibió el sacramento de la Unción de los Enfermos y la Comunión.

Luego besó a las reliquias de los santos que portaba el capellán, dice el Canciller de la Curia del Ordinariato del ejército polaco.

“El juicio de los fallecidos es de Dios”, dijo el Obispo militar Józef Guzdek, durante la misa funeral por el alma del general Wojciech Jaruzelski, el 30 de mayo.

La oración por el general confirma la preocupación de la Iglesia en lo que es más importante, la salvación”, dijo Mons. Guzdek.

Invocamos la Misericordia Divina en toda su larga vida, llena de decisiones dramáticas, cuyas consecuencias todavía crean una gran cantidad de emociones.

En particular, sobre el altar de Dios traemos hoy su último acto de buena fe, por la que ha vencido conscientemente a la muerte, dijo el obispo del ejército.

El obispo Gaozdek señaló que,

La historia juzgará sus palabras, decisiones y acciones, pero hay una diferencia entre la evaluación y el juicio.”

Añadió que,

El juicio, en el momento de la muerte de un hombre debe ser a solas con Dios, de hecho, él conoce mejor el corazón humano.

Sólo Dios sabe lo que hay en el hombre”.

procesion juan pablo ii en polonia

 

PELÍCULA LANZADA PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD EN CRACOVIA 2016

Con motivo de La Jornada Mundial de la Juventud se lanzó un documental de David Naglieri Liberando un Continente: Juan Pablo II y la caída del comunismo.
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Sobre la contribución de Polonia y de su hijo san Juan Pablo II en el desencadenando de una revolución del espíritu que tiró abajo que el imperio soviético.

La película presenta el contexto en el que se dio el éxito de San Juan Pablo II de combate del comunismo.

Trae historias de Polonia como por ejemplo la batalla de Varsovia, que tuvo lugar en 1920 (casualmente, el mismo año en que nació el futuro Papa).

En la que el ejército polaco decisivamente derrotó a los bolcheviques que trataron de llevar la revolución comunista a Europa.

El diplomático británico Edgar Vicent considera la victoria polaca como la 18ª batalla más importante en la historia de la humanidad, pero es relativamente poco conocido fuera de Europa del Este.

El espectador también se entera de la masacre de Katyn, durante la cual los soviéticos mataron a 22.000 prisioneros de guerra polacos en 1940 y culparon a los alemanes por el delito.

La URSS no admitió su culpabilidad hasta finales de los días Gorbachov.

La experiencia histórica de Polonia con el comunismo contada por el documental es una respuesta a los que acusaron a Juan Pablo II de ser un anticomunista polaco reaccionario que no entendía el marxismo.

Contra las élites intelectuales y culturales de izquierda en Europa occidental y América del Norte, así los como teólogos de la liberación de América Latina como Ernesto Cardenal en Nicaragua o Leonardo Boff en Brasil, que quisieron transformar sus respectivos países en réplicas de la Cuba de Castro, creían que Juan Pablo no entendía marxismo.

juan pablo ii en oracion

La batalla de Varsovia y la matanza de Katyn dan la idea de que Wojtyla verdaderamente entendía esa ideología.

Porque fue alguien que vio sus males de primera mano y tuvo el privilegio de ver el experimento de la aplicación de la doctrina de Marx, Engels y Lenin.

El biógrafo papal George Weigel explica en el documental, que antes de la elección del cardenal Karol Wojtyla como Papa en 1978, el movimiento disidente polaco era tímido después de haber sido aplastado violentamente en 1956 y 1970.

Y estaba dividido entre varias fracciones ideológicas y entre la clase obrera y la intelectualidad.

Sin embargo, los nueve días de peregrinación de Juan Pablo II a su país de origen en 1979 cambió eso.
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La gente de repente vio que había millones como ellos, cuyas almas no habían sido conquistadas por el marxismo-leninismo y que querían una auténtica liberación.

Después de la visita de 1979 era imposible que Polonia siguiera siendo la misma.

Al año siguiente fue fundado el sindicato Solidaridad en el astillero de Gdansk, y con el tiempo se extiende por todo el país alcanzando 10 millones de miembros, un tercio de la fuerza laboral polaco.

Con toda probabilidad, Solidaridad fue el mayor movimiento de protesta no violenta en la historia.

Y a pesar de que los no creyentes y las minorías religiosas eran prominentes en el liderazgo de Solidaridad, la naturaleza católica del sindicato era inconfundible.

Los trabajadores en huelga no sólo querían ganancias materiales o políticas, ellos querían que el gobierno respetara su dignidad dada por Dios.

Durante las protestas de solidaridad, los trabajadores oraban y sacerdotes celebraban misa.

Las imágenes de Juan Pablo II y la Virgen Negra de Czestochowa estaban siempre presentes.

Sacerdotes como el Beato Jerzy Popieluszko, que fueron brutalmente asesinados por el régimen, atrajeron a decenas de miles de trabajadores y a menudo disidentes intelectuales seculares a sus misas.

Debido a lo arraigada de la interpretación marxista en la intelectualidad occidental, pocos han explicado con éxito que la revolución que Juan Pablo II encendió en Polonia era, sobre todo, espiritual.

Interpretaciones como las de George Weigel y Norman Davies son excepciones.

Juan Pablo II y Lech Walesa
Juan Pablo II y Lech Walesa

Por ejemplo, el libro de 1996 Su Santidad de Carl Bernstein y Marco Politi, especuló que Juan Pablo II y Ronald Reagan habían entrado en una ‘santa alianza’ con la intención de derrocar a la URSS.

Por el contrario, Liberando un continente demuestra que mientras que Reagan y Juan Pablo se respetaban entre sí, ambos fueron inspirados por Solidaridad, y su contribución a la caída del comunismo fue muy diferente.

Incluso un libro como El Presidente, el Papa, y el Primer Ministro de periodista británico conservador John O’Sullivan (que es entrevistado en el documental) da crédito a este mito de la ‘Santa Alianza’ y afirma incorrectamente que el Vaticano ayudó a financiar Solidaridad.

Naturalmente, el efecto Juan Pablo II no se limitó a Europa del Este.

En Filipinas, en el éxito de expulsar al dictador corrupto y opresivo Ferdinand Marcos, la Iglesia tuvo un papel destacado.

Especialmente el entonces arzobispo de Manila, el cardenal Jaime Sin, quien reconoció abiertamente que Solidaridad y Juan Pablo II fueron sus principales fuentes de inspiración.

Una visita 1983 a Haití, gobernada por «Baby Doc» Duvalier, durante el cual el Papa polaco dio el dictador del país más pobre del hemisferio occidental una fuerte exposición sobre la dignidad humana, es ampliamente vinculada como el desencadenante de una protesta masiva que finalmente sacó a Duvalier del poder.

Liberando un continente es importante para cualquier persona que quiera entender el siglo XX.

San Juan Pablo II no conquistó el comunismo con armas de fuego, tanques o sanciones económicas.

Tuvo el valor de hablar sobre las verdades antropológicas fundamentales que nos hacen humanos.
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Un arma mucho más letal contra la potencia materialista marxista-leninista que cualquier arma humana.
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Esta inspiradora historia real es uno de los muchos ejemplos que demuestran de manera concluyente que la humanidad está mejor con el cristianismo.

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Para Lech Walesa la mano de María fue fundamental en la caída del Muro de Berlín

Entrevista al polaco que operó con Juan Pablo II.

 

La Iglesia y el papa polaco Juan Pablo II fueron fundamentales para la erosión del comunismo. A días de un nuevo aniversario de la caída del Muro de Berlín el premio Nobel de la Paz, ex presidente polaco y ex líder del sindicato Solidaridad habla de los pormenores del proceso, la acción del papa y de la Iglesia, y la oración confiada a María para su intercesión.

 

Juan Pablo II y Lech Walesa

 

Walesa, está convencido que “la Providencia” envió a los polacos “un Papa Santo” en un período particularmente difícil, y que fue fundamental en la caída del comunismo.

Presentamos aquí la entrevista realizada por la revista El Pensador.

ENTREVISTA HECHA POR LA REVISTA EL PENSADOR A LECH WALESA

P.– Señor presidente, muchísimas gracias por esta entrevista. Como bien sabe, en pocos meses su amigo Juan Pablo II será canonizado. ¿Qué siente ante este acontecimiento?

R.– Es una gran alegría y estoy profundamente convencido, junto con millones de personas en Polonia y en todo el mundo, de que la Providencia quiso enviarnos un papa santo en un período particularmente difícil.

Personalmente tuve la suerte de conocer y tratar al beato Juan Pablo II y encontrar en él apoyo para luchar, compresión paternal y una increíble fuerza para sacar adelante tareas humanamente inimaginables.

P.– En efecto, es bien sabido que usted y Juan Pablo II tuvieron una relación muy estrecha. ¿Cuál cree que es la mayor contribución de su pontificado?

R.– Su persona y su obra son demasiado ricas para tratar de reducirlas a un momento o acto particular. Pero aquellas palabras que dirigió a los polacos, «Ven Espíritu Santo y renueva la faz de la tierra, de ésta tierra», tuvieron una fuerza particular y se hicieron vida en Solidarnosc para ayudar a la renovación de Polonia, Europa y el mundo entero.

P.– ¿Ha tenido usted oportunidad de intervenir en el proceso canónico de Juan Pablo II?

R.– Sí, en el proceso de beatificación tuve la oportunidad de dar mi testimonio y manifestar mis propias convicciones…

P.– Juan Pablo II se comprometió firmemente para erradicar el comunismo en la Europa del Este. Usted jugó un papel muy importante en este proceso. ¿El sindicato Solidaridad fue posible porque justo entonces había un papa polaco?

R.– Los polacos padecen de una grave enfermedad: el amor a la libertad, que se ha fortalecido en momentos de nuestra historia cuando la nación ha sido privada de su libertad y nuestra patria borrada del mapa. Este yugo pesó especialmente ante la indiferencia del mundo occidental cuando en 1939 el mundo nos dejó solos frente al poder beligerante de Alemania y la posterior sujeción al régimen comunista ruso.

Nunca llegamos a reconciliarnos con esta situación y buscamos en aquellos primeros años de la postguerra resistir con las armas sin ningún efecto. Entendimos así que el único camino era el de la paz y el diálogo. Fue en este momento cuando llegó, enviado del cielo, un papa polaco. Un papa que apoyaría y sostendría este camino y búsqueda de cambios desde la misión encomendada a Solidaridad, recordándonos siempre que «no puede haber libertad sin solidaridad», y fortaleciendo en nosotros la esperanza.

P.– ¿Recuerda cuándo fue la primera vez que le habló usted de Solidaridad a Juan Pablo II?

R.– Tuve la suerte de poder entenderme con el Santo Padre sin necesidad de palabras, algo muy importante teniendo en cuenta que no siempre y en todos los lugares se podía hablar abiertamente. Recuerdo muy bien la primera visita de Solidarnosc al Vaticano. Recuerdo también el encuentro en la Dolina Chochlowska, donde tuvimos una conversación en el pasillo del hotel en lugar del salón preparado por las autoridades, lleno de equipos de escucha. Así como el encuentro en Gdansk. Fueron encuentros muy personales y al mismo tiempo de un peso político muy fuerte, sobre todo para las autoridades comunistas…

P.– Se ha dicho que la Iglesia católica apoyó su lucha contra el comunismo, incluso financiando a Solidaridad. ¿Qué hay de cierto en todo ello?

R.– Como un fiel hijo de la Iglesia, puedo asegurar de que ella siempre estuvo a nuestro lado. Sus representantes, los obispos y sacerdotes, fueron siempre compañeros de lucha en momentos decisivos. Por todos los medios posibles, con su autoridad, invitaban al diálogo y daban testimonio de la verdad. Su apoyo espiritual y sus oraciones no tienen precio. Por desgracia hubo también momentos muy dolorosos, como en el caso del padre Jerzy Popieluszko, al igual que muchos otros. Pero estoy seguro que nada fue en vano.

Por todo ello, la Iglesia jugó un gran papel en la conquista de la libertad y en el proceso de democratización del país. Incluso cuando a los ojos de la opinión pública y en algunos aspectos concretos no siempre estuviéramos de acuerdo, las decisiones políticas y estratégicas permanecieron del lado de la libertad y se dirigían hacia un mismo fin.

P.– En ocasiones la transición a la democracia de Polonia estuvo a punto de irse a pique. ¿Jugó Juan Pablo II un papel de mediación con Gorbachov, en orden a garantizar que la transición siguiera adelante?

R.– Esta pregunta no me corresponde a mí contestarla. Ahora bien, es cierto que Gorbachov intentó renovar el comunismo, pero no lo logró. Y en parte esto fue así gracias al papel que en este campo desempeñó Juan Pablo II.

P.– Si en 1988 no hubiéramos tenido un papa polaco, ¿habría colapsado el comunismo?

R.– Hubo muchos factores que provocaron el colapso. Fue un proceso que se inició significativamente en 1980 en el astillero de Gdansk, y después de muchos años de lucha trajeron consigo un proceso de cambios hacia la libertad. En este camino Juan Pablo II tuvo un rol decisivo para que sucediera de esta manera, pacífica y efectiva, y no de otra.

P.– Como sabe, la Virgen María anunció en Fátima la caída del comunismo. ¿Sintió alguna vez la proximidad real de la Virgen durante su dura lucha contra aquel régimen político?

R.– Yo hablaría incluso de milagros porque muchas veces sentí y realmente noté la mano de la providencia divina. Siempre traté de actuar según mi conciencia y en momentos decisivos decía en silencio y con gran intensidad: «¡Madre de Dios, ayuda!» Y siempre lo ha hecho.

P.– Dentro de poco se cumplirán 25 años desde la caída del Muro de Berlín, tiempo más que suficiente para hacer balance… ¿Cuáles creen que son las sombras de este proceso?

R.– La caída del muro de Berlín fue el efecto y no la causa de los cambios. El camino hacia la libertad había empezado ya antes en Polonia. Otras naciones entendieron y aplicaron el mensaje y la misión de Solidarnosc, y precisamente esta Solidarnosc «internacional» junto a los cambios realizados en otros países libres, se convirtieron en luz y fuente de esperanza.

Después históricamente no logramos mantener esta intensidad en el espíritu de Solidaridad, algo que podría considerarse una de las sombras, junto a la realidad de todos aquellos países que no pudieron aprovecharse de estos cambios y quedaron relegados y marginados en la pobreza, tal vez porque no les ayudamos en su momento a prepararse para un mundo nuevo. Queda como una tarea pendiente de nuestra generación.

P.– ¿Es hoy Polonia el país que usted soñaba en 1983?

R.– En aquellos años, alrededor de 1983, nadie nos ofrecía ni la más pequeña posibilidad de cambio político por el camino de la paz. Hablé con primeros ministros, presidentes, reyes… y no fui capaz de convencer a nadie de que por un camino pacífico el comunismo acabaría por caer y nosotros seríamos testigos de ello en nuestra vida. Era totalmente imposible soñar con un país libre y sin embargo, con el tiempo, logramos un éxito inimaginable.

No obstante me duele el hecho de que en este camino de democratización hayamos descuidado a los más débiles y de que muchos hayan acabado perdiendo por no estar preparados para el capitalismo. Son hechos dolorosos, pero no empaña la realidad de una gran victoria de la que nuestra generación forma parte.

R.– ¿Cuál es hoy, según usted, la mayor amenaza para la democracia en el mundo?

R.– Hoy vivimos condiciones nuevas que nos impiden crear programas y estructuras totalmente nuevas. El mundo de hoy está lleno de peligros desconocidos en épocas anteriores, pero que ofrecen al mismo tiempo nuevas e increíbles posibilidades. Estamos tratando de aprovecharlas con éxito desarrollando el campo de las nuevas tecnologías y formas de comunicación, pero, con toda sinceridad, creo que todavía no estamos listos para los retos de un mundo global.

P.– El comunismo colapsó en Europa. Pero parece que otra clase de materialismo se ha adueñado de nuestra sociedad. El consumismo. ¿Piensa que el capitalismo es la respuesta a los problemas actuales del mundo?

R.– Debemos recordar al mundo, de diferentes maneras, que el hombre es más importante que esta evolución de la civilización, y hacer lo posible por construir un mundo más seguro, más justo y más arraigado en las virtudes universales. Siempre digo con fuerza que los sistemas políticos y económicos que operan hoy en día no son capaces de entender los desafíos de hoy ni las obligaciones de la generación futura. Esto provocará descuidos importantes y con ellos, sufrimientos.

La humanidad pierde oportunidades cuando no enfrenta los desafíos y cuando le falta coraje para tomar las decisiones importantes. Faltan líderes valientes y eficaces capaces de cambiar la realidad. Creo que con frecuencia domina la huella del encasamiento y actitudes conservadoras, cuando lo que hace falta es una mirada nueva a las cosas y un ánimo renovado para construir el mundo desde una nueva perspectiva global, porque el capitalismo y la demacración que vemos hoy no van a sobrevivir ni un siglo… Hay que cortar la rama en la que estamos sentados.

P.– ¿Por qué la Unión Europea parece interesada en perder las raíces cristianas en su política legislativa? Como ejemplo, le cito el fracasado proyecto de Constitución y las políticas contra la familia y la vida.

R.– No se puede construir un edificio firme, un mundo de paz y abundancia, sin fundamentos, sin una referencia a valores universales. Desafortunadamente los constructores actuales ligeramente rechazan estos puntos de referencia, estos valores, y sin ellos fácilmente nos desorientamos, dejando a su suerte las futuras generaciones. Europa debe respirar con dos pulmones, el material y el espiritual.

P.– En un mundo consumista, multicultural y relativista… ¿Piensa que hay oportunidad para el mensaje cristiano?

R.– Siempre hay lugar para un mensaje universal y positivo…

P.– Usted ha sido un activista por los derechos humanos y la libertad en el mundo. Pero, ¿cuál es la lucha del Walesa de hoy, con setenta años?

R.– La lista de temas que requerirían ser tratados y profundizados con urgencia es larga. El mundo de hoy busca sistemas políticos y económicos capaces de asegurar la paz, la justicia y la abundancia para cada país. Yo estoy convencido de que para resolver estas preguntas difíciles es necesario el principio de la solidaridad internacional e interpersonal. Es esta solidaridad la que históricamente ha derrumbado los muros por el camino de la paz, por el camino del diálogo entre culturas y religiones.

Al mismo tiempo, esta vía estimula y apoya la juventud, y la motiva a crecer y desarrollarse buscando la mejor educación posible, cuidando de no permitir que se margine a personas y países con menores recursos y posibilidades. No tenemos mucho tiempo porque la dinámica del progreso es rápida. No podemos permitir que el pecado de omisión o la equivocada política de unos pocos países y sus aliados provoquen la imposibilidad de otras naciones de acceder a una vida mejor.

Por ello quiero apelar a todas las personas de buena voluntad, aún pequeñas organizaciones y comunidades, movimientos sociales y partidos políticos para que busquen soluciones alternativas a las grandes cuestiones de nuestra actualidad, mediante acciones y planteamientos nuevos, que busquen cambiar con valentía el propio entorno y el mundo.

Evitaremos así la posibilidad de que nuestros hijos y nietos nos reprochen el haber perdido la posibilidad de crear una gran civilización. Tendremos la oportunidad de debatir sobre estos temas, junto con otros ganadores del Premio Nobel, durante la XIII Cumbre del Premio Nobel de la Paz que pronto se tendrá por primera vez en Europa Centro-Oriental, en Varsovia, del 21 al 23 de octubre de este año. Albergamos un profundo deseo de recordar al mundo que la solidaridad es la mejor receta para alcanzar la unidad pacífica entre las naciones.

P.– ¿Cuál es el papel que juega Walesa en los intentos por democratizar Cuba?

R.– El instituto que lleva mi nombre, como organización no gubernamental, dirige desde hace algunos años un programa: En solidaridad con Cuba. Se trata de enseñar a la gente que busca la libertad y a las organizaciones de la sociedad civil de qué manera es posible luchar por la libertad por el camino de la paz.

Damos sugerencias sobre el modo de manejar el diálogo, partiendo de nuestras propias experiencias, e intentando convencer de que la unidad de metas abre el camino de la libertad. Estoy convencido de que en nuestra vida este bello país disfrutará de la libertad y seguirá desarrollándose porque tiene un enorme potencial.

P.– Por último, me gustaría citarle a tres protagonistas de la historia contemporánea, con los que usted ha estado vinculado, para que me dé su opinión de ellos. Margaret Thatcher.

R.– Es una figura de un gran peso político, que hizo grandes méritos para el bien de su propia patria, Europa y el mundo. La actitud de la Primera Ministra por lo que se refiere a la Solidarnosc fue invalorable y vio siempre en ella la oportunidad de un gran cambio para Europa y el mundo entero.

No tuvo miedo de decir abiertamente lo que el mundo debe a los polacos por la lucha que soportaron tanto tiempo. Hoy en día no es fácil encontrar figuras de este calibre.

P.– Ronald Reagan…

R.– Un gran hombre de estado al que los polacos debemos mucho. Hombre de una sabiduría sobresaliente y político muy eficaz. Como presidente de los Estados Unidos fue digno de período sometido a grandes cambios de los que también él fue protagonista.

P.– Y Gorbachov…

R.– Demostró una gran sabiduría admitiendo los cambios y reconociendo que la reparación del comunismo ya no era posible. Muchas veces hemos podido discutir sobre el pasado y el futuro y si bien discrepábamos en el juicio de algunos puntos, estuvimos siempre de acuerdo en valores fundamentales como la búsqueda de la paz, la seguridad, la abundancia y el desarrollo de las naciones.

Fuentes: ACI Prensa, Signos de estos Tiempos

 

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