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Cómo Orar por una Persona Muerta

Los cristianos siempre han orado por los difuntos.

Especialmente porque una parte de ellos están en el purgatorio purificándose.

Y necesitan de nuestras oraciones para elevarse hasta el cielo.

Eso nos pone en alerta para buscar los mejores métodos para ayudarlos.

¿Cuál es el medio más eficaz de rezar a por ser querido que ha fallecido?

estatua de virgen maria orando fondo

Pero tampoco hay que olvidar que las oraciones también son necesarias para los vivos.
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Las oraciones siempre son eficaces en todo momento, para cualquiera, e incluso para nadie en particular sino para el que Dios juzgue necesario.

Un lugar típico para orar en estas épocas son los cementerios.

Lugares tranquilos y a menudo hermosos que ofrecen la oportunidad de canalizar las oraciones para liberar a las almas del purgatorio.

Por otro lado, cuando las almas son liberadas del purgatorio están listas para interceder por ti desde el cielo.

Leer Compendio de oraciones por los difuntos

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DE DONDE VIENE LA PRÁCTICA DE ORAR POR LOS MUERTOS

La referencia bíblica más antigua de oraciones por los muertos viene en el segundo libro de los Macabeos.

Los libros de los Macabeos fueron de los últimos libros escritos del Antiguo Testamento.

Hacen un recuento de la lucha del pueblo judío por la libertad contra el Imperio seléucida, alrededor de 100-200 años antes del nacimiento de Cristo.

El segundo libro de los Macabeos dice cómo Judas Macabeo, el líder judío, condujo a sus tropas a la batalla en 163 aC.

Cuando la batalla terminó ordenó que los cuerpos de aquellos judíos que habían muerto fueran enterrados.

Cuando los soldados prepararon a sus compañeros para el entierro, descubrieron que cada uno llevaba un amuleto tomado como botín de un templo pagano.

Esto violaba la ley de Deuteronomio y así Judas y sus soldados oraron para que Dios perdonara el pecado que estos hombres habían cometido (2 Macabeos 12: 39-45).

Esta es la primera indicación en la Biblia de la creencia que las oraciones ofrecidas por los vivos pueden ayudar a liberar a los muertos de cualquier pecado que los separe de Dios en la vida futura.

Se hizo eco en el Nuevo Testamento cuando Pablo ofrece una oración por un hombre llamado Onesíforo que había muerto:
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“Que el Señor le conceda que halle misericordia cerca del Señor en aquel día”
(2 Timoteo 1:18).

Las tumbas excavadas debajo de la ciudad de Roma, que llamamos catacumbas, dan evidencia que los miembros de la comunidad cristiana romana se reunían allí para orar por sus compañeros seguidores de Cristo que estaban enterrados allí.

Por el siglo cuarto se mencionan oraciones por los muertos en la literatura cristiana como si ya fueran una costumbre de larga data.

La práctica de orar por los muertos está arraigada en la creencia cristiana en la vida eterna prometida en las enseñanzas de Jesús.
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Y prefigurada en su resucitación de entre los muertos.

Después de la muerte, aunque separados de nuestro cuerpo terrenal, todavía seguimos con una existencia personal.

Es como personas que Dios nos invita a entrar en una relación cuya existencia trasciende la muerte.

Orar por los muertos tiene también orígenes en nuestra creencia en la comunión de los santos. 

Los miembros de esta comunidad que viven se ayudan a menudo mutuamente por medio de oraciones y otras formas de apoyo espiritual.

Los cristianos que han muerto siguen siendo miembros de la comunión de los santos.

Y creemos que podemos ayudarlos con nuestras oraciones, y ellos nos pueden ayudar.

Las oraciones expresan la esperanza de que Dios va a liberar a la persona que ha muerto de cualquier carga de pecado y preparar un lugar para ella en el cielo.

La esperanza está garantizada en nuestro amor mutuo con Cristo, quien puede ayudarnos a salvar las barreras para disfrutar plenamente de la presencia de Dios por la eternidad.

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TRES PUNTOS CENTRALES SOBRE LA ORACIÓN POR LOS MUERTOS

En primer lugar, la oración por los muertos es eficaz.

Dios escucha nuestras oraciones y nuestras oraciones no son en vano.

No sabemos a ciencia cierta el destino eterno de muchos de los que mueren.

Sin embargo, si nuestras oraciones y buenas obras para nuestro ser querido fallecido – y enemigos – no son directamente útiles para él, son de alguna manera útiles para alguien.

Tal vez no para ellos, pero ya “el cielo” se encargará para re direccionarlas.

 

En segundo lugar, pero ¿por qué esperar para orar por las personas hasta después de su muerte?

Las oraciones para los vivos en la tierra les ayudan a capear mejor las tentaciones y no pecar.

 

En tercer lugar es útil para nosotros directamente.

Tenemos que hacer una distinción y también “rezar al cielo” por los que han muerto, pero teniendo en cuenta que nosotros tal vez estaremos en el estado de purificación del purgatorio y nos beneficiaremos de las oraciones.

fieles en misa

 

¿El MEJOR MEDIO?

Hacer misas. Las misas se pueden ofrecer tanto a los vivos como a los muertos.

Un sacerdote cuenta que un amigo suyo, hace algunos años sufragó bastante dinero para misas por su madre que, aunque mayor, todavía estaba en bastante buen estado de salud.

Dijo muchas misas por ella cuando aún vivía. Felizmente, ella hizo una buena muerte.

Después de muerta, él ha seguido sufragando misas también por ella.

Pero hay una historia muy a propósito del tema del Purgatorio y la importancia de mucha oración por los muertos.

La historia se puede encontrar en la vida de uno de los Papas más grandes en la historia de la Iglesia.

De hecho, rara vez la iglesia agrega al nombre del Papa, «El Grande». El Papa al que nos referimos es el Papa San Gregorio Magno (540-604).

En una ocasión el Papa estaba hablando con uno de sus amigos sobre el tema de la vida después de la muerte y la importancia de orar por los muertos.

Y llegaron a un acuerdo.

Cuando uno muriera primero, luego el sobreviviente oraría por el difunto.

Sucedió que el amigo del Papa San Gregorio murió primero.

Poco después de su muerte, su amigo apareció a Gregorio sufriendo intensamente las penas del Purgatorio.

Desde luego, no parecía estar en «un lugar mejor» como muchos presumen hoy.

Muy por el contrario su dolor era muy intenso por decir lo menos.

Siendo ese el caso, el Papa San Gregorio hizo un esfuerzo concertado para orar por su amigo con el fin de aliviar sus dolores y para sacarlo lo más pronto posible del Purgatorio.

Con mucho, la oración más poderosa en el universo es el Santo Sacrificio de la Misa.

Por lo tanto, el Papa San Gregorio Magno, siendo por supuesto un sacerdote, comenzó a ofrecer misas por la intención de la purificación y alivio de su querido amigo.

Este Papa lo hizo con las mejores intenciones.

¿Qué crees que pasó?

Este santo Papa, canonizado y conocido por ser uno de los más grandes de todos los Papas en dos milenios, pasó semanas ofreciendo misas.

Y finalmente todo un mes de misas para sacar a alma del purgatorio.

Fue sólo después de un mes en que el Papa ofreció misas por él todos los días, que finalmente fue sacado y tuvo pleno acceso al cielo.

Después del mes, el amigo del Papa se le apareció en gloria, dándole las gracias efusivamente por las muchas oraciones ofrecidas.

Las cuales sirvieron para purificarlo de sus pecados, disminuyendo su intenso sufrimiento y obteniendo plena entrada en el Reino de los Cielos.

Así nació la misa gregoriana.

misa gregoriana fondo

 

LA MISA GREGORIANA

Esta misa, es más bien una larga serie de misas consecutivas, que se ofrecen por los difuntos (también pueden ser ofrecidas por los vivos).

Tiene el fin de purificar el alma de difunto, aliviando su sufrimiento intenso, y ganando para él el acceso al cielo tan pronto como sea posible.

De hecho, es un gran acto de caridad de oración por los muertos.

Ellos no pueden hacerlo por sí mismos y dependen totalmente de la misericordia de Dios.

Y también de las oraciones, sacrificios, ayuno y las misas que podrían y deberían ser ofrecidas en su nombre.

Un santo agustino, San Nicolás de Tolentino, es a menudo representado en el arte como celebrando el Santo Sacrificio de la Misa.

La obra de arte religioso muestra la santa consagración del Cáliz – la Preciosa Sangre de Jesús.

Se puede ver el Purgatorio y los ángeles descendiendo al abismo de fuego del Purgatorio y llevando a las personas a su morada celestial.

Se observó que una de las razones principales por las que San Nicolás quería ser sacerdote era porque quería entregar la mayor cantidad de almas del purgatorio al cielo a través de la celebración del Santo Sacrificio de la Misa.

En conclusión, oremos fervientemente por los muertos; oremos ferviente y constante por las almas del Purgatorio.

No caigamos en el error teológico moderno de creer que todo el mundo va inmediatamente al cielo.

Esto es peligrosamente erróneo y falsa compasión, así como presuntuoso y negativo para el alma del muerto.

NOVENA POR LOS FIELES DIFUNTOS ( COMIENZA 25 DE OCTUBRE)

 

PARA VIVOS, MUERTOS, CATÓLICOS Y NO CATÓLICOS

Las misas se puede decir por la intención de los vivos y los muertos, incluso por los no católicos.

A algunas personas no les gusta la idea de hacer misas para los no católicos. Pero eso sólo nos hace pequeños y mezquinos.

Cuando la Iglesia dice que hay que orar por los muertos, no añade “sólo si son como nosotros”.

No todo el mundo puede encontrar un sacerdote que esté dispuesto a decir misas con esas intenciones, depende del país, de la zona.

Ese es un problema real en la actualidad. Oremos por las vocaciones.

Cuanto más sacerdotes, más misas al día, más intenciones, más almas para ganar.

Además, la Santa Iglesia tiene la autoridad de otorgar el gran tesoro espiritual de los méritos del sacrificio de Nuestro Señor y de las vidas (y muertes) de los santos, en indulgencias para la remisión de la pena temporal por los pecados.

Porque los que mueren en amistad con Dios, pero que no han hecho suficiente penitencia por los pecados cometidos, y que han sido perdonados antes de la muerte, tienen un período de purificación de los últimos vestigios de apego al pecado y compensar de manera penitencial las injusticias perpetradas a Dios y al prójimo.

Sólo los puros entran en la presencia de Dios en el cielo, por lo que, por su amor, no tienen ese estado intermedio.

purgatorio

 

INDULGENCIAS

También mediante las indulgencias, podemos ayudar a las almas del purgatorio, tomando algo de su penitencia en nosotros a través de algunas oraciones y obras, y la disposición adecuada del alma.
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Por lo tanto, no pierdas de vista cuando la Iglesias concede indulgencias.
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Por lo general hay oportunidades especiales y ciertos lugares también.

También ten en cuenta que, según la mente de la Iglesia ahora, ganamos indulgencias para los muertos y para nosotros mismos (en forma total o parcial).

Sin embargo, las indulgencias sólo pueden aplicarse a sí mismo o a un alma en el purgatorio, no a otra persona viva.

Así que ruega por ti mismo al cielo y por las pobres almas del purgatorio.

dia-de-muertos

 

LA RUTINA DE LA INTERCESIÓN DIARIA

En tus propias devociones ora por la gente.

Puedes ofrecer cualquier cantidad de pequeñas penitencias / mortificaciones y oraciones, pidiendo a los santos para que intercedan por cualquiera.

Dios sabe los que necesitan gracias. Pide a los santos y los ángeles para que te ayuden.

Tu puedes añadir tus oraciones a lo que el sacerdote vierte en el cáliz para ser transformado en la consagración.

Tu puedes agregar tus peticiones durante las oraciones de acción de gracias después de una buena comunión.

Di el Santísimo Rosario, que pone en fuga a los demonios aterrorizándolos y que da consuelo a las pobres almas y consigue ayudar a los vivos.

Cualquiera de estos tipos de cosas puedes hacerlas por tí mismo, por otras personas vivientes y por las pobres almas.

Y mantener tu vida limpia de pecado.

Tu buen ejemplo en palabras y acciones podría ser otra manera de ayudar a los cielos.

E ir a la confesión.

Y también tener esperanza que la separación con los difuntos es momentánea.

Por eso aquí te dejo mi oración.

 

CARTA A UN SER QUERIDO QUE SE FUE

Cuando te diagnosticaron esa enfermedad, nos impresionamos, pero ninguno de nosotros tuvo miedo.

Es que tú para nosotros eras inmortal.

Nos sobrevivirías a todos.

Derrotarías a la enfermedad y serías un ejemplo de lo que la fe y las ganas de vivir pueden lograr.

En mi diario camino al sanatorio iba rezando un Rosario.

No era por tu curación, no, porque no pensaba que te ibas a morir.

Mis Rosarios eran para que la dura medicación necesaria para curarte no te hiciera sufrir demasiado.

La victoria contra la enfermedad estaba asegurada.

Las tertulias en el sanatorio eran siempre festivas.

Toda la familia desfiló para verte y escucharte contar chistes y hacernos reír.

Sólo quedaba esperar que el tratamiento diese resultado.

Mis Rosarios continuaban, mi ceguera también.

Doy gracias a Dios por esa ceguera, que me impidió, nos impidió a todos, darnos cuenta de lo grave que era la situación.

Mis Rosarios seguían uno tras otro.

Sin darme cuenta e impulsada por mi fe, tejí una alfombra de oraciones con las cuales viajaste hacia el más allá.

El desenlace vino de repente.

Un paro cardíaco del cual te rescataron los médicos.

Y después otros cinco que nos demostraron a todos cuanto luchaste por volver.

Eras joven, tenías dos niños pequeños y una carrera universitaria para culminar.

Los médicos decidieron dejarte ir después de la sexta vez que tu corazón se detuvo.

Y en la salita del Centro de Tratamientos Intensivos, todos tus familiares escuchamos la peor de las noticias: “falleció”.

Los primeros tiempos fueron devastadores.

Tu ausencia se notaba en todas las cosas.

Cada música, cada noticia, podía hacernos llenar los ojos de lágrimas.

Sin embargo, y hundidos en el pozo de nuestro dolor, nuestra fe y la divina asistencia del Espíritu Santo, nos hicieron recapacitar.

Nos dimos cuenta que ahora hablabas otro idioma.

El idioma del espíritu.

Para comunicaros contigo debíamos rezar.

Y lo hicimos fervorosamente, como una forma de comunicarte nuestro amor de siempre.

Y te hicimos misas. Muchas misas.

Y cada misa era un beso, un abrazo, un cariño que te mandábamos.

Una forma de demostrarte nuestro amor.

Han pasado los años y el dolor ya no nos ahoga como antes.

El Consolador nos visitó con Su Amor eterno y lleno de ternura.

Nos dio la certeza de que cada vez estamos más cerca de volver a verte, sano y fuerte como eras.

Y con esperanza te decimos, ¡Hasta pronto!

mujer orando frente a un urnario

 

EL PORQUÉ DE LA CONVENIENCIA DE IR A ORAR POR LOS DIFUNTOS AL CEMENTERIO

Hay un ministerio llamado ‘Cementerians’, cuyo propósito es animar a la gente a ir a la tumba de sus seres queridos fallecidos y orar por su liberación del purgatorio.
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Ellos saben cuándo vamos a su tumba. 

Si tu ser querido ya ha sido purificado y se ha ido al cielo, nuestro Padre Celestial da nuestras oraciones a otra alma que languidece.

 

LA BASE DEL MINISTERIO DE ‘CEMENTERIANS’ EN CONSEGUIR INDULGENCIAS

El ministerio de Cemeterians es tan antiguo como la misma creación. 

Desde el principio de los tiempos, la gente ha orado por sus seres queridos fallecidos a su propia manera.

El ministerio de Cemeterian insta a los vivos a ir realmente a la tumba y rezar por sus seres queridos fallecidos.
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Para que las almas sufrientes puedan recibir gracias e indulgencias especiales.

«Una indulgencia, aplicable sólo a las almas del Purgatorio, se concede a los fieles que devotamente visitan un cementerio y rezan, aunque sólo sea mentalmente por los difuntos. 

mujeres con velas purgatorio muertos

La indulgencia plenaria es cada día a partir del 1 al 8  de noviembre; en otros días del año, es parcial«. (Enchiridion de Indulgencias)

«Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura:

«Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado» (2 M 12, 46).

«Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración.

Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? […]

No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos”. Catecismo de la Iglesia Católica # 1032.

«Puesto que los fieles difuntos, están siendo purificados, también son miembros de la misma comunión de los santos, una forma en que podemos ayudarles es obtener indulgencias para ellos, por lo que las penas temporales debidas por sus pecados, pueden ser remitidas». Catecismo de la Iglesia Católica # 1479.

«Un día, absorta en éxtasis, la Beata María de Quito, vio en medio de un gran espacio, una inmensa mesa cubierta con un montón de plata, oro, rubíes, perlas y diamantes y, al mismo tiempo, oyó una voz que decía:

‘Estas riquezas son de propiedad pública; cada uno puede acercarse y tomar tanto como le plazca’. 

Dios dio a conocer a ella que esto era un símbolo de las indulgencias».

oracion por los muertos en cementerio

 

LA CONCURRENCIA A LOS CEMENTERIOS HA DISMINUIDO

Es bueno alentar la práctica de concurrir a los cementerios.

Las personas que acuden a un servicio de enterramiento en un cementerio pueden encontrar la tradición funeraria católica, por primera vez, o por primera vez en muchos años, y una experiencia positiva podría animarles a volver a orar por sus muertos.

Pero la concurrencia a los cementerios es una práctica que ha disminuído.

Las instrucciones del Vaticano, «Piam et Constantem,» de 1963 y las aclaraciones posteriores, permitieron a los católicos ser enterrados en cementerios no católicos y ser cremados.

La iglesia conserva una preferencia por el entierro más que la cremación y direcciona los restos cremados para ser enterrado o en urnas en un cementerio (no esparcirlos al aire).

Los ritos funerarios se prescriben en la Orden de los Funerales Cristianos, que incluye un servicio de vigilia o velorio, la liturgia del funeral y oraciones para decir en el cementerio, pero que varía por país. Ver aquí sobre el Nuevo rito de exequias católicas.

mujer visita cementerio fondo

 

SIETE COSAS QUE DEBES RECORDAR HACER POR LOS MUERTOS

Finalmente, con el fin de acudir en ayuda de las almas en el purgatorio, hay algunas cosas simples que podemos hacer en este momento:

 

1 – Reza todos los días por tus seres queridos y por todas las almas del purgatorio.
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Acuérdate de ellos, mientras rezas el rosario y el rosario misericordia divina.

 

2 – También puedes recordar a los muertos con la oración por el eterno descanso de las almas.

Aquí está la tradicional oración después de las comidas:

«Te damos gracias por todos tus beneficios, oh Dios Todopoderoso, que vives y reinas para siempre.

Y que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. Amén».

 

3 – El momento más importante para recordar a aquellos en el purgatorio es durante la oración Eucarística en la Misa.

 

4 – Ofrecer misas por los muertos en el aniversario de la muerte y en otros momentos es un medio crucial para ayudar a las almas santas.

 

5 – Ofrece 30 misas consecutivas para el alma del difunto.
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Son las misas gregorianas.

Debido al compromiso sostenido necesario, por lo general es más común encontrar la práctica en las órdenes religiosas y monasterios.

 

6 – Busca Indulgencias.
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La Iglesia ha ofrecido generosamente muchas indulgencias en las últimas décadas.

La más reciente es ofrecida por Francisco para el Año Jubilar de la Misericordia.

 

7 – Visita los cementerios para preservar la memoria de los muertos, y también como una oportunidad para la oración por ellos.

Los padres deben enseñar a sus hijos a entender nuestra comunidad permanente y aprender a ayudar a las almas santas.

Una indulgencia especial al respecto se concede dentro de la primera semana de noviembre.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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En el Nuevo Rito de Exequias se autoriza la cremación pero no esparcir las cenizas

Normativa de la Iglesia Católica.
La Iglesia Católica sigue considerando, que la sepultura del cuerpo de los difuntos es la forma más adecuada para expresar la fe en la resurrección de la carne, pero a consecuencia del Concilio Vaticano II aceptó conceder las exequias cristianas a quien es cremado.

 

cementerio

 

Con el tiempo muchos adoptaron la costumbre panteísta de esparcir las cenizas cremadas. Ahora en la reciente publicación del Rito de Exequias, manifiesta que no se deben esparcir las cenizas de un difunto luego de ser cremado y que las cenizas deben ser enterradas.

HISTORIA DE LA CREMACIÓN Y LA INHUMACIÓN

Según los antropólogos, la cremación del cuerpo de los muertos se practicaba ya al final del período neolítico y también encontramos algunas señales arqueológicas de este ritual en la zona habitada por los cananeos alrededor del 3000 a.C. Los poemas de Homero hablan de ella como un rito de homenaje a los héroes griegos durante la guerra de Troya y sabemos que en Roma se extendió en los últimos tiempos de la República. Pero es en las tradiciones del hinduismo donde se da mayoritariamente esta práctica que incluye la quema de la pequeña nave que transporta los restos de quien ha fallecido. También cremaban a sus muertos los vikingos hasta su desaparición hacia el final del primer milenio.

Los pueblos semitas preferían la “inhumación” y la costumbre fue continuada por los israelitas y por las primeras comunidades cristianas hasta nuestros días. Al “entierro”, esto es, depositar en la tierra, se agregó el conservar el cadáver en un féretro colocado en nichos o bóvedas.

LA CREMACIÓN COMO EXPRESIÓN ATEA

En la modernidad, algunos grupos del Occidente ilustrado solicitaban la quema de sus cuerpos para negar “la resurrección de la carne”, ya que imaginaban que la dispersión de los restos impediría lo proclamado por la fe; por tal motivo la Iglesia Católica prohibió la cremación (salvo casos de peste o situaciones de fuerza mayor) privando de sepultura eclesiástica a quienes la hubieren solicitado.

Para comprender la intensidad de esta “disputa” en su contexto histórico, basta saber que en 1891, Annie Bessant, suprema directora de la Sección Europea de la Asociación Teosófica se consideraba una entusiasta defensora del “ateísmo, la República y el entierro civil”.

En ese mismo clima, el comentario al canon 1203 del antiguo Código de Derecho Canónico de 1917 realizado por los responsables de la edición de la Bac de España dice, con el estilo apologético propio de la época, que la práctica de la cremación está reprobada, entre otros motivos:

 “por las perversas ideas de que están imbuidos y los fines depravados que persiguen sus más entusiastas defensores entre los cuales se cuentan los afiliados a la masonería, como puede verse en la Instrucción del Santo Oficio del 19 de mayo de 1886…”.

EL CONCILIO VATICANO II APRUEBA LA CREMACIÓN

Pero esa prohibición fue radicalmente modificada por el Santo Oficio (que luego se convertirá en la Congregación para la Doctrina de la Fe) durante la celebración del Concilio Vaticano II en 1964 y, consecuentemente, en el canon 1176 del Código de Derecho Canónico de 1983. En el Ritual de las Exequias, promulgado el 15 de agosto de 1969, se puede leer:

“Se puede conceder las exequias cristianas a quienes han elegido la cremación de su propio cadáver, a no ser que conste que fue elegida por motivos contrarios al sentido cristiano de la vida”.

La supresión de la antigua prohibición, la concentración urbana, la exhumación de los cadáveres en los cementerios en razón del breve tiempo de permanencia en la tierra, y ciertas modificaciones culturales en torno al tema de la muerte han hecho que en muchos lugares, sobre todo en las grandes ciudades, muchas personas creyentes pidan la cremación.

El Ritual de las Exequias prevé que:

“en este caso, los ritos que se hacen en la capilla del cementerio o junto al sepulcro pueden tener lugar en el edificio del crematorio, evitando todo peligro de escándalo o indiferentismo” (Notas preliminares, 15).

LA DISPOSICIÓN DE LAS CENIZAS

Pero después de haber pasado el primer impacto del duelo, se presenta ante los familiares un problema delicado, sobre todo si el difunto no dejó ninguna disposición especial sobre el destino final de las cenizas.

Algunos guardan la pequeña urna en sus casas, otros la entierran en el jardín o arrojan las cenizas al mar. En algunos casos aparecen discretamente depositadas en algún rincón oscuro de un templo o capilla. En casos más conflictivos, suele ser ocasión de dolorosas discusiones en la que afloran sentimientos contrapuestos entre quienes se encontraban unidos por distintos vínculos.

El tema es retomado en el Directorio sobre Liturgia y Pastoral Popular del 2001, señalando que

“en nuestros días, por el cambio en la condiciones del entorno y de la vida, está en vigor la praxis de quemar el cuerpo del difunto…Respecto a esta opción, se debe exhortar a los fieles a no conservar en su casa las cenizas de los familiares, sino darles la sepultura acostumbrada, hasta que Dios haga resurgir de la tierra a aquellos que reposan allí y el mar restituya a los muertos (ver Apoc 20, 13)” (254).

La cita que remite al Apocalipsis dice:

“El mar devolvió a los muertos que guardaba; la Muerte y el Abismo hicieron lo mismo y cada uno fue juzgado según sus obras”.

Según los comentaristas, “el mar” era antiguamente considerado como el símbolo del caos y del mal, por eso el vidente anuncia:

“Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más” (Apoc 21, 1).

LA SEPULTURA ACOSTUMBRADA

¿Qué es la “sepultura acostumbrada” donde colocar las cenizas, según la sugerencia del Directorio?

Responder a la pregunta supone un extenso recorrido histórico por diversos pueblos y épocas que muestra la abundante variedad de “sepulturas acostumbradas”.

Sin pretender ser exhaustivo, menciono la veneración de las reliquias de los primeros mártires, la colocación del difunto en los nichos de las catacumbas romanas, los mausoleos de los papas en la Basílica de San Pedro o del General San Martín en la Catedral de Buenos Aires, las tumbas diseminadas al frente de las iglesias de Alemania, o en los “campos santos” de los cerros de la Quebrada de Humahuaca, la conservación del cajón herméticamente cerrado en las bóvedas de la Recoleta, el osario común de los cementerios municipales o la fosa conjunta bajo los altares que, como en Nápoles, guarda los restos de san Cayetano y otros sacerdotes de la familia de los Teatinos.

NUEVA NORMA, NO SE PUEDE ESPARCIR LA CENIZA DE LOS DIFUNTOS

La Librería Editora Vaticana presentó recientemente la segunda edición del Rito de exequias, en la que se subraya que los católicos no deben esparcir las cenizas de un difunto luego de ser cremado, ya que esa práctica, muy de moda actualmente, es contraria a la fe cristianaLas cenizas deben ser enterradas.

En este documento en italiano, que fue presentado en la sede de Radio Vaticana, se ha revisado todos los textos bíblicos y de oración, y se ha incluido un apéndice dedicado enteramente a las exequias en el caso de la cremación.

Mons. Angelo Lameri, de la Oficina Litúrgica Nacional de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), explicó que se ha colocado la cremación en un apéndice aparte para subrayar el hecho de que la Iglesia:

“aunque no se opone a la cremación de los cuerpos cuando no se hace ‘in odium fidei’ (por odio a la fe), sigue considerando que la sepultura del cuerpo de los difuntos es la forma más adecuada para expresar la fe en la resurrección de la carne, así como para favorecer el recuerdo y la oración de sufragio por parte de familiares y amigos.

SE PUEDEN CELEBRAR LOS RITOS EN EL LUGAR DE LA CREMACIÓN

El texto también señala que excepcionalmente, los ritos previstos en la capilla del cementerio o ante la tumba se pueden celebrar en el lugar mismo de la cremación.

Se recomienda además el acompañamiento del féretro a dicho lugar. De especial importancia es la afirmación de que:

 “la cremación se considera concluida cuando se deposita la urna en el cementerio.

Todo esto porque aunque algunas legislaciones permiten esparcir las cenizas en la naturaleza o conservarlas en lugares diversos del cementerio:

“estas prácticas producen no pocas perplejidades sobre su plena coherencia con la fe cristiana, sobre todo cuando remiten a concepciones panteístas o naturalistas”.

VISITA A LOS DEUDOS

Otra de las novedades del rito de las exequias se refiere al momento de la visita de la familia, que no se contemplaba en la edición anterior. Mons. Lameri afirma al respecto que

para un sacerdote, es un momento para compartir el dolor, escuchar a los familiares afectados por el luto, y conocer algunos aspectos de la vida de la persona difunta con el fin de ofrecer un recuerdo correcto y personalizado durante la celebración de las exequias.

LAS DESPEDIDAS

Otra novedad es la secuencia ritual, revisada y enriquecida, en el momento de cerrar el ataúd. Se proponen textos adecuados a diversas situaciones: para una persona anciana, para una persona joven, para quien ha muerto inesperadamente.

Una nueva adaptación permite ahora pronunciar palabras de cristiano recuerdo del difunto en el momento de la despedida. Asimismo, se ha añadido una amplia propuesta de formularios para la oración de los fieles.

El nuevo Rito de las exequias quiere ser también un instrumento para profundizar en la búsqueda del sentido de la muerte.

El Obispo Alceste Catella, Presidente de la Comisión Episcopal para la liturgia de la CEI, señaló para concluir que:

“este libro atestigua la fe de los creyentes y el valor del respeto y de la ‘pieta‘ hacia los difuntos, el respeto por el cuerpo humano incluso cuando ya no tiene vida”.

“Testimonia la fuerte exigencia de cultivar la memoria, de tener un lugar cierto en el que deponer el cadáver o las cenizas, en la certeza profunda de que Esto es auténtica fe y humanismo auténtico”, concluyó.

Fuentes: P. Eduardo González, ACI Prensa, Signos de estos Tiempos

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