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Las Enormes Enseñanzas de las Conversiones de San Pedro y San Pablo

San Pedro y San Pablo son los dos pilares de la Iglesia.

Su complementariedad fue fundamental para el desarrollo del cristianismo.

Ambos tenían antecedentes y formaciones diferentes.

San Pedro el hombre sencillo, San Pablo el intelectual.

San Pedro organizó y dirigió la Iglesia en la primera hora y San Pablo consolidó su marco conceptual y teológico.

san pedro y san pablo

Las conversiones de San Pablo y San Pedro fueron muy distintas. La de Pablo súbita. Y la de Pedro trabajosa y con altibajos.

La de Pablo fue una transformación casi instantánea y definitiva de vida a partir de los sucesos que tuvo camino a Damasco. 

Sin embargo parece que la mayoría de los cristianos tiene que estar luchando diariamente en la ambivalencia, como lo hizo San Pedro hasta Pentecostés.

La conversión que tuvo San Pablo no parece ser común pero la iluminación súbita se da.

En cambio la más común entre los católicos parece ser la de Pedro.

Un camino sinuoso de pasos para adelante y para atrás, que podría, en algún momento, solidificar nuestra fe como una roca.

  

DOS PILARES COMPLEMENTARIOS DE LA IGLESIA

La Iglesia tuvo en sus inicios dos pilares Pedro y Pablo.

Pedro era una persona de la clase trabajadora manual un pescador. Un humilde creyente que hablaba desde el corazón y con una educación formal limitada.

En cambio Pablo era el intelectual, el pensador que hablaba desde su intelecto, un ciudadano romano bien educado y un hombre religioso profesional.

Sobre estas dos bases Dios creó el cristianismo.

Escogió a San Pedro el hombre sencillo, como la roca sobre la que construir la Iglesia, para que el director.

Y a San Pablo para ser el pilar del desarrollo conceptual, teológico, de la nueva religión.

De no haber existido Pablo de Tarso el cristianismo quizás hubiera sido otro.

Su importancia no está radicada en la evangelización que hizo en los en los distintos pueblos fuera de Israel, en sus viajes.

Porque todos los apóstoles hicieron lo mismo; el apóstol Santiago predicó en España, Tadeo y Bartolomé llevaron a la fe Armenia, Marcos a Egipto, Tomás a la India, y así podemos hablar de los demás apóstoles.

El hecho fundamental de Pablo es que vio con claridad que debía extenderse la fe cristiana como algo independiente de las costumbres culturales judías, como la circuncisión y las restricciones dietéticas.

El propuso modificar los requisitos para la entrada en la nueva iglesia en el primer Concilio de Jerusalén; los gentiles ya no debían vivir un tiempo como judíos antes de convertirse en cristianos.

En el primer Concilio de Jerusalén se decidió que lo gentiles, que querían ser cristianos, no debían circuncidarse ni debía exigírseles comer comida kosher.

A partir de ahí el cristianismo explotó.

Y no porque San Pablo fuera a predicarles específicamente a los gentiles en Grecia y Asia Menor.

Porque leemos en los Hechos de los Apóstoles qué San Pablo predicaba en las sinagogas o sea de hecho predicaba a los judíos de la diáspora.

Sino porque los gentiles temerosos de Dios se acercaron a la fe cristiana al bajar los requisitos de entrada, propuesta por Pablo.

Profundicemos en los modelos de conversión de san Pablo y San Pedro.

  

EL MODELO DE CONVERSIÓN DE SAN PABLO

He aquí cómo Hechos 22:6-11 describe la súbita conversión del gran apóstol:

“Iba de camino, y ya estaba cerca de Damasco, cuando a eso del mediodía se produjo un relámpago y me envolvió de repente una luz muy brillante que venía del cielo.

Caí al suelo y oí una voz que me decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Yo respondí: «¿Quién eres, Señor?»

Y él me dijo: «Yo soy Jesús el Nazareno, a quien tú persigues».

Los que me acompañaban vieron la luz y se asustaron, pero no oyeron al que me hablaba.

Entonces yo pregunté: «Qué debo hacer, Señor?».

Y el Señor me respondió: «Levántate y vete a Damasco. Allí te hablarán de la misión que te ha sido asignada».

El resplandor de aquella luz me dejó ciego, y entré en Damasco llevado de la mano por mis compañeros”.

Pablo pronto recupera la vista y fue bautizado.

Esta forma de conversión es una experiencia de un repentino giro instantáneo en la vida, que sólo puede explicarse por un encuentro radical con el Cristo resucitado.

san pablo es tirado por un caballo

Saulo, el fariseo que había perseguido a la Iglesia cristiana y supervisado la lapidación de su primer mártir, San Esteban, se transformó en Pablo, uno de sus más celosos misioneros, escritor prolífico, cuya impronta dio forma al cristianismo.

La mayoría de nosotros conocemos a alguien que ha tenido una experiencia como la de Damasco.

Un giro repentino en su vida que le alejó de una vida de pecado, desesperación o falta de fe, y le llevó a una de santa y amorosa devoción a Dios.

Pensamos en el alcohólico que fue liberado de su adicción o tal vez un traficante de drogas o miembro de una banda que un día se alejó de sus operaciones oscuras.

Esa es la experiencia de la conversión muchos de nosotros queremos: una transformación repentina, instantánea, un giro irrevocable hacia Cristo. 

Y para aquellos de entre nosotros que no lo han experimentado, cuyos viajes han sido más graduales, llenos de muchos giros, a veces hay una tentación de cuestionar la autenticidad de su fe. 

La conversión más dramática no necesariamente es la más fiable, porque también puede tener altibajos.
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Es cierto que los nuevos conversos radicales muestran una devoción inicial muy fuerte, pero eso no significa que luego no se vaya erosionando. 

Sin embargo es el tipo de conversión modelo que maneja el protestantismo evangélico y muchas veces se traslada a la Iglesia Católica.

  

EL MODELO DE LA CONVERSIÓN DE SAN PEDRO

Pero hay otro gran modelo en el Nuevo Testamento, la conversión de San Pedro.

Si seguimos a Pedro a través de los evangelios su historia parece ser una serie de conversiones seguidas de caídas vergonzosas de fe.

Considera la historia de Pedro pescando toda la noche en vano.

Por la mañana, Jesús se mete en su barco le dice a que eche sus redes una vez más.

Hay tantos peces en las redes que la barca está en riesgo de hundirse.

Pedro cae delante de Jesús, diciendo: «Apártate de mí Señor, que soy un hombre pecador» (Lucas 5:3-8).

La palabra «Señor» que usó Pedro es fuerte.

En la cultura judía de ese tiempo, Señor podría ser un sinónimo del sagrado nombre tácito de Dios, Yahvé.

La admisión de Pedro de que él es un pecador indigno de estar en presencia del Santo parece reforzar esa interpretación.

Pero entonces, alrededor de un año o dos más tarde, Pedro falla en una profunda prueba de su fe cuando Cristo le llama a caminar sobre el agua.

Pedro lo hace bien sólo hasta el momento antes de perder de vista en Cristo, y mirando el viento se hunde en las olas. (Lee la historia en Mateo 14)

Por otra parte, uno de los momentos más brillantes de Pedro viene después del discurso del Pan de Vida en Juan 6, donde Jesús explica que su carne debe ser comida y su sangre consumida con el fin de ser salvados.

Sin duda, una enseñanza difícil de aceptar, entonces, y que lo sigue siendo hoy en día.

Caminar sobre el agua era una cosa, pero esta enseñanza era ir demasiado lejos para muchos discípulos, y algunos decidieron dejar la compañía de Jesús.

crucificción de san pedro

Pero Pedro no sólo insiste en que él permanecerá con su Señor, él confiesa su deidad: «Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Juan 6:69).

Después de esta confesión, Cristo le dice a Pedro que Él edificará su Iglesia sobre él (en Mateo 16).

¿Podríamos imaginar una más extraordinaria confirmación de la fe de Pedro?

Pero entonces Pedro casi de inmediato tiene una reacción contraria.

Cristo va a predecir su muerte y resurrección y Pedro declara que tal cosa nunca debe suceder, haciéndose acreedor tal vez uno de los reproches más duros en todos los evangelios. 

En el espacio de cinco versículos, Pedro ha pasado de ser aclamado como una roca de la Iglesia a ser llamado, literalmente, el diablo (Mateo 16:23).

Algún tiempo después, Pedro es uno de los tres discípulos en presenciar la Transfiguración, una manifestación de Jesús en su estado glorificado que podría ser comparable a lo que Pablo vio en el camino a Damasco.

¿Este es el punto de inflexión definitivo para Pedro? Por desgracia, no lo es.

En cambio, Pedro parece totalmente perdido y confundido por todo el evento, y ofrece montar tiendas para Jesús, Moisés y Elías. (Lee el relato de Mateo 17)

Pedro luego entra en escena en los acontecimientos inmediatamente previos y durante la Pasión de Cristo. 

Aquí lo vemos en el punto más bajo de su historia: su negación por tres veces de conocer a Cristo. (Lee el relato de Mateo 26).

Es sólo después de la resurrección que Pedro comienza a hacer el giro definitivo y final hacia Cristo.
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Él es el primero en correr a la tumba vacía y Jesús se le aparece antes que a los demás.

Incluso entonces, sin embargo, la conversión de Pedro parece gradual. Cristo se le aparece a él y a los otros discípulos varias veces más.

En la segunda, Cristo provoca de Pedro una triple afirmación de su amor por Cristo para aparentemente deshacer la triple negación de Pedro.

Pero Pedro aún aquí no aparece en su papel destinado de primer pastor de la Iglesia de Cristo.

Tampoco se lo ve de esa forma y en este papel después de la Ascensión.

Debemos esperar hasta Pentecostés para ver comenzar su predicación y compartir su fe con otros.

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UN ALIVIO EN NUESTRO CAMINO DE CONVERSIÓN

Por increíble que parezca, lo que sucedió a Pablo en una cuestión de días, tomó años a Pedro.
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Y la vida luego de la conversión fue bastante diferente también en ambos, pero no viene al caso en este artículo.

En lugar de ser un cuento con moraleja, la historia de Pedro y Pablo debe animarnos.

Aquí está un hombre que negó a Cristo, no una, sino tres veces.

Y esto después de ver al Dios Encarnado caminando sobre el agua, sanando a los enfermos y resucitando a los muertos, y que se manifiesta en un estado glorificado.

Incluso su fe no parece ser la de una ‘roca’ después de ver la tumba vacía, al Señor resucitado, y su Ascensión.

¡Aun así estamos frente a un hombre que se mostró reacio a proclamar la buena noticia!

Es algo para que todos nosotros debemos tener en cuenta cada vez que parezca que nuestra entrada en la plenitud de la fe está tardando más de lo esperado o incluso ha tomado un giro inesperado o parece que va peor.

Recuerda entonces que Pedro y Pablo fueron grandes apóstoles, autores de la Escritura, y grandes santos, pero cada uno en su propio camino.

Uno dio forma teológica y organizacional al cristianismo tal cual lo conocemos; hoy todos somos cristianos paulinos.

Pero sólo uno se convirtió en la roca de la Iglesia.

No podemos decir que la súbita conversión de San Pablo es superior a la lenta y sinuosa conversión de San Pedro; ambas llegan a destino pero por diferentes vías.

Pero claro, ambas son modelos extremos, porque entre medio hay diferentes situaciones.

Como que por ejemplo, alguien adquiere una conversión súbita que le hace abandonar todo y cambiar de vida, como parece que sucede frecuentemente con quienes tienen una experiencia cercana a la muerte.

Pero esa fe necesita un proceso de maduración, y es en ese proceso pueden suceder sinuosidades como las que experimentó San Pedro.

  

QUÉ LECCIONES PODEMOS APRENDER

Nuestro Señor viene a menudo cuando estamos en nuestro peor momento.

Saulo fue una pesadilla para los primeros cristianos y su rabia contra ellos parecía no tener límite.

Recordemos que él estaba presente en la lapidación de Esteban.

A pesar de esto, Dios esperó hasta que Saulo parecía empeñado para destruir a los cristianos, de una vez por todas para tirarlo de su caballo.

La intervención de Nuestro Señor en nuestras vidas a menudo es totalmente inesperada.

Las normas de Dios y su tiempo tienen parecido al nuestro, así que Sus intervenciones en nuestras vidas no es reflejo de nuestras expectativas.

Saulo es la última persona que hubieran esperado los primeros cristianos para convertirse en su defensor más apasionado.

Si bien es importante que vayamos a misa la mayor parte de la aplicación de las enseñanzas de Cristo ocurrirá en el mundo real, fuera de la iglesia misma.

Saulo fue derribado de su caballo en el camino a Damasco.

La casa de nuestro Señor es nuestra estación de servicio, en el que repostar nuestra fe, pero nuestra misión al servicio de nuestro Señor estará muy probablemente en la carretera.

Pablo no era uno de los elegidos en un principio, sin embargo, su gran fe y humildad le permitió convertirse en tan grande, si no el mayor, que muchos de los que caminaron con el Señor.

¡Ánimo que el Señor y su Madre están para guiarnos en el camino!

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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La Impresionante Historia y Milagros de las Cadenas de San Pedro

Luego de Pentecostés la presencia de los Apóstoles caminando por Jerusalén era un problema para lo líderes judíos.

Ellos evangelizaban predicando el mensaje de Jesús y sanaban a los enfermos y endemoniados.

San Pedro era peligroso para los judíos porque sólo su sombra curaba y por eso lo pusieron en la cárcel.

Cadena de San Pedro en San Pietro in Vincoli Roma

Pero ponerlo en la cárcel no fue suficiente, porque fue liberado por un ángel para que siguiera predicando y sanando en medio del pueblo.

De esta prodigiosa aparición del Ángel – que lo liberó y le quitó las cadenas que lo aprisionaban en la cárcel Mamertina en Roma – se conservan las cadenas como testimonio físico.

Pero otro milagro importante fue la unión milagrosa de esta cadena con la cadena que lo había aprisionado en el tiempo de su martirio, haciéndose una sola cadena.

Esta unión se produjo en las manos del propio Papa San León Magno.

Pero además, eslabones de la propia cadena y limaduras de los eslabones, que los Papas fueron regalando, produjeron milagros alrededor del mundo.

La fiesta de las cadenas de San Pedro se festeja el 1 de agosto en la Iglesia Católica.

Y es un eslabón de los varios encarcelamientos de San Pedro.

  

LA SOMBRA DE SAN PEDRO CURABA A LOS ENFERMOS

Luego de Pentecostés los apóstoles salieron a predicar por Jerusalén con una fuerza insólita.

Era la primera presencia de la Iglesia en medio del pueblo, que con valentía evangelizaba y sanaba el cuerpo y el espíritu de la gente y expulsaba demonios.

En hechos 5: 14-16 se menciona la preeminencia de Pedro y la fuerza de su sombra.

“Los creyentes cada vez en mayor número se adherían al Señor, una multitud de hombres y mujeres.

Hasta tal punto que incluso sacaban los enfermos a las plazas y los colocaban en lechos y camillas, para que, al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos.

También acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos; y todos eran curados”.

De modo que la presencia de Dios en los Apóstoles se hacía sentir porque la gente sacaba a los enfermos para que tuvieran contacto con los Apóstoles y sanaran.

Todos sabemos que hay personas que cuando entran en un lugar cambian la atmósfera.

Algunos transmiten alegría, paz, amor, fe, confianza como seguramente en el caso de Pedro.

Y otros transmiten frío miedo y terror, cómo se testimonio del caso de Josef Stalin, que cuando entraba en una habitación la atmósfera se hacía más fría y corría el temor entre los presentes.

Lo de Pedro es una secuela de la gloria manifestada por Jesucristo.

Cuando Jesús aparecía el ambiente cambiaba y la alegría reemplazaba al dolor y los demonios gritaban de terror.

De modo que la predicación de los apóstoles no es la de ellos mismos sino la de Dios que los unge.

Por eso San Pablo explica en 2 Corintios 4 que no hay que humanizar el evangelio, porque de otra forma se elimina el poder de Dios.

Y San Pedro caminando por la puerta de Salomón era una expresión de la gloria celestial y del amor sanador de Dios.

No es de extrañar que la sombra de San Pedro efectivamente curara a los enfermos.

Porque en Lucas 8 leemos que una mujer que había tenido flujo de sangre durante 12 años se cura tocando el manto de Jesús.

Y en Hechos 19 vemos que pañuelos y otros objetos que habían tocado el cuerpo de San Pablo se entregaban a los enfermos para que sanaran.

Por eso la presencia de los Apóstoles en el pórtico de Salomón era un grave problema para las autoridades religiosas judías.

Y por eso San Pedro fue apresado y luego liberado por un ángel.

Pero el Ángel no lo liberó para que se fuera a su casa tranquilo.

Sino que le dijo “ve y párate en el Templo y habla a la gente…”.

De modo que su presencia en medio del pueblo era pedida directamente desde el cielo.

  

LOS ENCARCELAMIENTOS DE SAN PEDRO

El apóstol San Pedro fue encarcelado en varias oportunidades.

Una fue en Jerusalén donde fue liberado milagrosamente por un ángel, lo que se cuenta en Hechos de los Apóstoles 5.

Y otras fueron en la carcel Mamertina de Roma donde en definitiva fue martirizado en el año 67.

Recordemos que San Pedro durante su última estadía en la cárcel Mamertina, antes de su martirio, realizó varios milagros y convirtió a dos de sus carceleros, Proceso y Martiniano, quiénes fueron martirizados también en el año 67. Esto se cuenta en este artículo.

Recordemos también que San Pedro pidió ser crucificado con la cabeza para abajo en su martirio en el año 67, porque no se creía digno de ser crucificado como nuestro señor.

Pero en la estancia anterior en la cárcel Mamertina, San Pedro fue liberado milagrosamente por un ángel y es aquí donde comienza la historia de las cadenas de San Pedro.

Que se une con las cadenas que lo aprisionaron en el año 67.

Liberación del Ángel a San Pedro por Murillo

  

LA LIBERACIÓN MILAGROSA DE LAS CADENAS DE SAN PEDRO

Esta historia se cuenta en Hechos de los Apóstoles 12: 1-19.

El Rey Herodes había decidido una ofensiva contra los miembros de la iglesia.

Había matado a Santiago y detuvo a San Pedro para luego ejecutarlo.

Pedro fue llevado a la cárcel y estaba custodiado por 16 soldados, 4 en cada turno

Dos dormían en la misma celda que él (uno a cada lado) y dos estaban en la puerta además estaba sujetado al suelo por dos cadenas.

Mientras tanto toda la iglesia de Jerusalén oraba sin cesar por la liberación de su pastor principal.

Fue la noche anterior a su ejecución que Nuestro Señor envió un ángel para liberar a San Pedro.

En la mitad de la noche apareció una luz brillante en la celda, se corporizó un ángel, lo despertó y le ordenó que se vistiera y lo siguiera.

Las cadenas cayeron de sus manos y el Ángel lo condujo a la puerta de hierro que daba a la calle.

Fue entonces que el Ángel desapareció y Pedro se dio cuenta que no era un sueño, sino que había sido liberado de la cárcel por el ángel.

Inmediatamente fue a la casa de María, la madre de Juan, dónde estaban algunos discípulos orando por su liberación.

La puerta fue atendida por una joven mujer y se dio cuenta que era Pedro.

Pero cuando fue avisarle al resto de los apóstoles no le creyeron y supusieron que sería un ángel también.

Pero cuando fueron a ver se encontraron con Pedro en persona y les relato su milagrosa liberación.

Después le pidió que fueran avisarle a Santiago y al resto de los hermanos y se fue a buscar un lugar más seguro.

A la mañana siguiente Herodes ejecutó a los guardianes pensando que lo habían liberado ellos.

Cuando Pedro buscaba refugio los cristianos de Roma le dijeron que huyera de la ciudad, por temor a que fuera capturado de nuevo.

Y aquí hay una historia relatada en Hechos Apócrifos de Pedro, que cuenta que cuando tomó la Vía Appia, que conduce al puerto de Brindisi, para tomar un bote se encontró con Jesucristo en las puertas de la ciudad.

Y Pedro le dijo “¿Señor a dónde vas?”

El Señor le dijo “Entro a Roma para ser crucificado”

Pedro le contesto “Señor ¿Estás siendo crucificado otra vez?”

Y Cristo le respondió, “Si Pedro, estoy siendo crucificado otra vez”.

Pedro volvió en sí al contemplar a Nuestro Señor ascender al cielo y decidió regresar a Roma, donde al final sería martirizado pocos años después.

Iglesia San Pietro in Vincoli Roma

  

LA APARICIÓN DE LAS CADENAS

Después de la liberación de Pedro algunos cristianos tomaron las cadenas y las guardaron.

Y 400 años después estas cadenas vuelven aparecer en manos del patriarca Juvenal de Jerusalén.

O sea que las cadenas viajaron de Roma a Jerusalén en este periodo intermedio.

Estas cadenas reaparecen en la historia cuando Juvenal se las da a la Emperatriz Eudocia, quién más tarde se las regaló a su hija, también llamada Eudocia y también Emperatriz .

Y ésta construyó una iglesia en Roma en el cerro  Esquilino para colocar las reliquias allí.

La piadosa Eudocia, la madre, era esposa del emperador Teodosio II y se encontró con Juvenal en una peregrinación a Jerusalén.

Y allí fue cuando el arzobispo juvenal le entregó las cadenas y ella se las envío a su hija Eudoxia de Roma, quién era la esposa del emperador Valentiniano II.

Eudocia hija, luego se las regaló al papa San León Magno (440-461).

Quien también ya tenía las cadenas que habían sujetado a San Pedro en la prisión Mamertina en la etapa de su martirio.

Estas cadenas eran muy valoradas en Roma.

Y según la historia cuando el Papa tomó en sus manos ambas cadenas para compararlas, estas se unieron milagrosamente por sus eslabones en una sola cadena.

Esta cadena se muestra en la iglesia San Pietro in Vinculi en un hermoso relicario debajo del altar principal de la Basílica.

En honor a este milagro la Emperatriz Eudocia construyo la basílica y la dedico al apóstol San Pedro en el año 442.

Originalmente el tamaño de esta cadena era mayor que el que tiene ahora, porque los Papas se acostumbraron a enviar limaduras, como reliquias, a distintas personalidades.

Y con frecuencia se habla de Milagros producidos por ellas.

Estas limaduras se encerraban en una cruz de oro o en una llave de oro, que se colgaban al pecho como sacramentales, para evitar los peligros.

También hay una tradición que dice que quienes veneran esta cadena se curan, de la misma forma que la sombra de Pedro sanó a personas según lo dicho en Hechos 5:15.

Interior de la Basílica San Pietro in Vincula Roma

  

LA IGLESIA DE SAN PIETRO IN VINCOLI

Estas cadenas entonces se encuentran en la Basilica di San Pietro in Vincoli en Roma, manifestando el milagro de la liberación de San Pedro.

La iglesia se encuentra al norte del Coliseo, en la Vía Eudossiana.

Esta iglesia está construida sobre una iglesia más antigua dedicada a San Pedro y San Pablo.

Y fue construida en el año 442 para albergar las cadenas de San Pedro.

La iglesia fue refaccionada en varias oportunidades, una en el siglo VI, durante la invasión de los ostrogodos y luego en los siglos VIII y XV.

Y una buena parte de las pinturas que se conservan en la Basílica datan del siglo XVIII.

La reliquia de la cadena se exhibe sobre el altar de las reliquias de los 7 Mártires Macabeos.

Exteriormente San Pietro in Vinculi no es tan majestuosa como las iglesias de Roma, pero dentro tiene numerosos frescos coloridos.

Y especialmente una escultura de Miguel Ángel de mucha fama, que es la estatua de Moisés.

El papa Julio II encargó a Miguel Ángel un monumento funerario para su tumba.

Y Miguel Ángel diseñó una estructura con 47 estatuas, que iba a ser monumental como lo quería el propio Papa, reconocido por su egolatría.

Pero precisamente su ego lo llevó a desarrollar otros proyectos grandiosos y pedirle a Miguel Ángel que trabajaran ellos, como por ejemplo pintar el techo de la Capilla Sixtina.

Esto le producía malestar a Miguel Ángel, porque él no se consideraba un pintor sino un escultor y discutió muchas veces con el papa Julio.

Esto llevó a que el monumento de la tumba no se terminará para su muerte en 1513, ni después.

Miguel Ángel tenía un gran afecto por ese monumento funerario porque consideraba que su estatua de Moisés era su mejor obra.

Los expertos dicen que la superficie de las estatua parecen como cepillada en lugar de cincelada.

Y hay una leyenda que dice que Miguel Ángel vio tan real a la estatua cuando la terminó, que le pidió que hablara.

También se dice que Miguel Ángel ocultó su cara y la de algunos personajes de la época en la barba de Moisés.

Miguel Ángel término la estatua de Moisés en el año 1515 y desde ese momento ha habido una controversia entre los expertos.

Porque la cabeza de Moisés muestra unos pequeños cuernos que debían representar el resplandor del Señor como rayos de luz.

En el Éxodo dice que Moisés bajó del Sinaí con dos rayos en la frente, pero una mala traducción de Miguel Ángel lo llevó a pensar que eran cuernos, sostienen algunos.

Pero otros piensan que esos cuernos eran la forma deliberada en que los artistas de la época representaban los rayos que salían de una cabeza.

En la Basílica también hay otra obra famosa, relacionada con un milagro exorcista producido luego por las cadenas de San Pedro.

Se trata del caso de un conde Romano poseído por un espíritu maligno, que le hacía morderse a sí mismo, cuando acompañó al emperador Otto II a Roma en el 969.

El Papa puso la cadena de San Pedro alrededor del cuello de este Conde y el demonio salió huyendo.

Esta pintura en el techo de la Basílica fue realizada por Giovanni Battista en el año 1706.

También las cadenas usaban como penitencia.

Estaban colocadas en un trono en un área oculta del templo para evitar su robo, y esta área se abría solamente tres veces al año para que fueran a venerarse.

Pero cuando el Papa escuchaba una confesión le daba la penitencia de encadenarse con esas pesadas cadenas de Pedro alrededor del cuerpo y caminar alrededor de toda la iglesia 7 veces.

Y después debía ir a la cámara oculta que contenía las reliquias sagradas de San Pedro que estaba cerrada.

Y allí golpear con la cabeza la puerta cerrada. Si la puerta se abría era señal que el pecado había sido perdonado.

Milagro pintado en el techo de San Pietro in Vincula Roma

  

LAS CADENAS DE SAN PEDRO POR EL MUNDO

En varias partes del mundo se reclama la posesión de eslabones de la cadena que está en Roma.

Estas cadenas de Roma que se conservan en San Pietro in Víncoli se componen de dos partes.

Una de veintitrés eslabones de aproximadamente ocho centímetros cada uno, y la última parte está unida a un collar grande compuesto de dos hierros semicirculares.

La otra cadena está formada por once eslabones, cuatro de los cuales, son ligeramente diferentes y más pequeños que los otros, miden seis centímetros de longitud y están algo aplastados en el centro, casi en forma de ocho . Esta sería la que vino de Jerusalén.

Pero también en Florencia encontramos las cadenas de San Pedro en la iglesia de Santa Maria del Fiore.

Están alojadas en una reliquia de vidrio del siglo XV con la forma de un arca de unos 40 cm de largo por 20 cm de altura, dominada por pequeños ángeles.

Contiene dieciocho eslabones que se parecen mucho a los de una de las dos cadenas de San Pietro in Vincoli, las de seis centímetros.

La cadena fue donada a la ciudad de Florencia en 1439.

Un caso de otro reclamo es en la iglesia de San Pedro en la diócesis de Burlington en Vermont, Estados Unidos.

Allí tienen una reliquia de tamaño completo de la cadena exhibida en San Pietro in Vincoli, que tocó el original de la cadena.

Pero también tienen un eslabón original de esa cadena, que obtuvo el obispo Louis de Goesbriand (primer obispo de Burlington), mediante una solicitud al Papa León XIII.

Este Obispo yendo a Jerusalén en 1893 se paró en Roma a venerar las reliquias de San Pedro.

Quedó tan impresionado que obtuvo un permiso para hacer una copia exacta de la cadena exhibida en la Basílica de San Pietro in Vincoli.

Y descubrió que había 7 eslabones de la cadena aparentemente olvidados en la iglesia de Santa Cecilia de Roma.

Entonces obtuvo una audiencia con el Papa León XIII antes de partir a Tierra Santa y le pidió uno de esos eslabones para llevar a la iglesia en Vermont.

El Papa le contestó tendría una decisión cuando él regresara de nuevo de la peregrinación a Jerusalén.

Y cuando regresó se encontró que la decisión del Papa había sido positiva.

De modo que uno de los eslabones de la cadena que estaban en Santa Cecilia fue retirado de ahí y colocado en un relicario que se llevó a Vermont.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Visita a la Tumba de San Pedro en Roma

La cátedra de San Pedro es la Santa Sede, lo que normalmente conocemos como el Vaticano.

Y dentro de él está la iglesia de San Pedro, cuyo altar (llamado de la confesión) se sitúa justo encima de la tumba del pescador.

Y encima del altar el famoso baldaquino de Bernini, con el magnífico vitral del Espíritu Santo detrás.

Galeria de entrada a la tumba de San Pedro
Galeria de entrada a la tumba de San Pedro

La zona del Vaticano separada por el Tíber del resto de la ciudad estaba compuesta de dos partes diferentes:
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Una parte de colinas cuyo conjunto era llamado Mons Vaticanum (Monte Vaticano) -al norte de las colinas del Janiculum junto a la orilla derecha del río.
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Y otra parte llana llamada Ager Vaticanum (Campo Vaticano).

Basilica de san Pedro
Basilica de san Pedro en Roma

El área en un principio estaba poco poblada, ya que el lugar se inundaba frecuentemente de agua malsana.

Las colinas tenían cultivos de viñas de pésima calidad.

Pero al estar consagrado a la diosa Cibeles y a su amante Attis tenía cierta importancia para los romanos ya que allí se celebraba el rito de la primavera.

Baldaquino de san Pedro por Bernini
Baldaquino de san Pedro por Bernini

Agripina (14 a.C. – 33 d.C.) tal vez buscando el favor de los dioses de la primavera, comenzó el saneado de la llanura para erigir allí su propia “villa”.

Su hijo Gayo (o Cayo) Julio César Germánico, llamado Calígula (12 – 41 d.C.), construyó en la extremidad de la villa un gran circo privado que se extendía a lo largo de la Vía Cornelia partiendo de la Villa y encajándose en las Colinas Vaticanas.

Nerón Lucio Domizio (37 – 68 d.C.) amplió y enriqueció el circo haciendo una obra grandiosa, sólo superada por el Circo Máximo.

Entre otras cosas construyó una nave de más de 100 metros con el fin de transportar de Alejandría (en Egipto) a Roma el obelisco esculpido en honor de Augusto.

También construyó un grandioso puente sobre el Tíber para unir directamente los jardines de Agripina con la ciudad.

Cátedra de San Pedro
Cátedra de San Pedro

A lo largo de la Vía Cornelia se estaban construyendo sepulcros (en forma de templetes o pirámides), altares y monumentos funerarios, como sucedía en todas las avenidas fuera del radio urbano.

La necrópolis guardaba un gran tesoro.

En el año 64 d.C. fue martirizado San Pedro en el Circo de Nerón y a poca distancia –cruzando la vía Cornelia- se le dio sepultura.

Sobre la pobre tumba de tierra se superpusieron después, con el correr de los siglos, varios monumentos.

La Tumba de San Pedro esta bajo el altar central
La Tumba de San Pedro esta bajo el altar central

El primero, llamado Trofeo de Gayo, fue levantado hacia la mitad del siglo II.

Recibe ese nombre del presbítero que lo mencionara por primera vez en el año 200 aproximadamente.

El Trofeo surgía en una pequeña explanada de siete por cuatro metros en la zona noroeste de la necrópolis y estaba rodeado por mausoleos y áreas sepulcrales.

Al oeste estaba delimitado por un muro cubierto de revoque rojo (denominado por los científicos muro g).

El monumento, con forma de tabernáculo, fue construido contemporáneamente al muro rojo y constaba de dos nichos sobrepuestos excavados en el muro mismo.

Un tercer nicho –no visible por encontrarse bajo el nivel del suelo- comunicaba con la tumba del Apóstol.

El nicho inferior se conserva en la actual hornacina de los palios en la Basílica de San Pedro.

En el siglo III, al norte y al sur fueron agregados dos pequeños muros.

El del norte conserva grafitos con invocaciones a Jesús, a María y a San Pedro.

Fueron descifrados por Margherita Guarducci, quien dice que encierran un riquísimo testimonio de espiritualidad.

Una de las inscripciones decía en griego: “Petrós ení” (“Pedro [está] aquí”).

Inscripcion en la puerta del recinto de la tumba de San Pedro
Inscripcion en la puerta del recinto de la tumba de San Pedro

Constantino el Grande y el Papa San Silvestre, para custodiar la tumba del Príncipe de los Apóstoles, edificaron la Basílica llamada Constantiniana entre los años 320 a 329, y así favorecer el culto del pueblo.

Para hacer la plataforma los arquitectos se vieron obligados a enterrar la necrópolis y a remover parcialmente la colina, en dirección al norte.

Un gran atrio rectangular precedía la Basílica; en el centro del patio había una fuente con una piña de bronce –que hoy se encuentra en el Patio de la Piña en los Palacios vaticanos-.

En el interior, cinco naves, separadas por 22 columnas de varios colores trabadas con arcos las de la nave central y unidas por arcadas las de los laterales, conducían al transepto y al ábside en cuyo centro sobresalía el monumento fúnebre a San Pedro.

El conjunto era mayor que la Basílica de San Juan.

Puerta de acceso al recinto de la tumba San Pedro
Puerta de acceso al recinto de la tumba San Pedro

Los trabajos de excavación que se ejecutaron entre 1940 y 1949 sacaron a la luz muchas de estas obras.

Actualmente se pueden recorrer parcialmente los distintos niveles de las excavaciones.

Se puede descender a la altura del pavimento de la Basílica y llegar a la necrópolis antigua.

Una de las sorpresas de las excavaciones fue la de encontrar vacío el lugar donde debían encontrarse las reliquias del Apóstol (bajo el altar papal).

El lóculo que se encontraba en la pared roja fue descubierto y vaciado por un operario de los “Uffici Scavi” y guardado en una caja depositada provisionalmente dos metros más arriba en las mismas Grutas Vaticanas.

Los científicos ignoraban esto y pensaron que tal vez el lugar de la tumba hubiera sido abierto en el medioevo, llevándose las reliquias.

Frente a la tumba de San Pedro
Frente a la tumba de San Pedro

Margherita Guarducci da con la caja de madera en 1953.

Contenía, además de los huesos, tierra, fragmentos de revoque rojo, pequeños restos de paño precioso, dos fragmentos de mármoles y un billete escrito por el operario que lo transportó señalando la procedencia: del muro g (muro rojo).

Los elementos son testigos de la historia del lugar.

La tierra incrustada en los huesos señalaba la primer sepultura de San Pedro, además, correspondía a esta zona precisa de las excavaciones; los fragmentos de mármol procedían del revestimiento de Constantino; el paño de púrpura con hilos de oro entretejido indicaba la dignidad del difunto; el examen antropológico de los huesos dio como resultado la pertenencia de todos los restos a un solo individuo de sexo masculino, complexión robusta y edad entre 60 y 70 años.

Todo esto permitió proclamar al Papa Pablo VI: “hemos hallado los huesos de Pedro”, la reliquia más importante de la necrópolis.

Benedicto XVI rezando ante la tumba de San Pedro
Benedicto XVI rezando ante la tumba de San Pedro

Así se ve que la tradición ha sido constante al situar el lugar donde estaba enterrado el pescador, el príncipe de los apóstoles, y para preservar la memoria del lugar que mantuvieron los cristianos se edificó la basílica paleocristiana y 1.200 años después la actual que conocemos hoy.

 

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