Los cristianos fieles se preguntan cuándo Dios quitará la maldad del mundo.

Y las profecías católicas dicen que Dios terminará de quitar gran parte de la maldad del mundo durante los 3 días de oscuridad.

Que es una profecía que viene desde hace siglos y el último eslabón que culminará la purificación de la humanidad en el fin de los tiempos.

Pero también se preguntan cómo serán protegidos los fieles cuando esa limpieza se produzca.

Y una forma de protección serán las velas benditas, que deberán encender los fieles durante el evento de los 3 días de oscuridad.

De modo que las velas que hoy son un elemento altamente simbólico en el catolicismo, tendrán en el futuro la función de protección de los verdaderos seguidores de Dios, cuando venga la limpieza de la maldad.

Aquí hablaremos sobre cómo se usan las velas en el cristianismo, como pueden ser bendecidas y cómo se deberían usar en los tres días de oscuridad. 

Las velas tienen un papel importante y misterioso en el cristianismo.

No sólo por su simbología sino por lo que son capaces de producir sobrenaturalmente.

Los milagros que se realizan mediante las velas actualmente son impresionantes.

Por ejemplo podemos citar el Milagro del Fuego Santo que se enciende espontáneamente, en la Pascua Ortodoxa en el Santo Sepulcro.  

Su alto significado para los cristianos, viene por ser un signo de la presencia de Dios en el templo y el vehículo para demostrar la devoción de los fieles.

Por ejemplo se encienden velas habitualmente como ofrendas y recordatorios, especialmente para las almas del purgatorio y cuando se hace alguna petición a algún santo al que se tiene devoción o al Señor mismo.

Y juegan un rol sobrenatural decisivo en la profecía de los tres días de oscuridad.

Son un vehículo importante en los sacramentos de la Iglesia.

Lo desempeñan en el bautismo. 

Los padrinos llevan velas de color blanco y el sacerdote les invita a encenderlas con ayuda del Cirio Pascual, que simboliza que son los encargados de llevar la luz de Cristo, tanto al bautizado como a su familia.

En la primera comunión, los niños llevan una vela blanca que recibe el fuego del Cirio Pascual.

Con esto se da a entender que el niño recibe la luz de Cristo Resucitado, quien guiará sus pasos hasta la vida eterna.

Y también desempeñan un papel central en varias celebraciones litúrgicas.

El 2 de febrero, donde coincide la celebración de la Virgen de la Candelaria y la presentación del Niño Jesús en el Templo, simbolizan la luz que vino al mundo para iluminar a toda la humanidad.

En muchos países existe la costumbre de encender cirios cada 2 de noviembre, el día de los difuntos, porque la luz de las velas disipa las tinieblas del pecado en las que se encuentran las almas del purgatorio.

En el Sábado Santo, cuando en el templo a oscuras el sacerdote enciende el Cirio Pascual, se alude a un mundo sin luz al que de repente le llegó la luz.

Y en la época navideña, la corona de adviento contiene 4 velas que se encienden una cada semana, generalmente son tres moradas, que significan la penitencia, y una rosada, que alude al gozo que experimentamos ante la pronta llegada del Niño Jesús.

Y durante la Nochebuena habitualmente se enciende una vela adicional blanca en el centro, que simboliza a Cristo.

El cristianismo se valió de las velas desde el principio, en sustitución de los candelabros y lámparas que usaban los judíos. 

En los cementerios subterráneos o catacumbas, se usaron para realizar ritos funerarios.

En la época de la persecución romana, se utilizaron para celebrar la Eucaristía. 

Y cuando finalizaron las persecuciones y surgieron los primeros templos cristianos, se continuó usando velas en los interiores para iluminarlos, porque eran muy oscuros.

Podemos distinguir dos tipos de velas, las votivas y las bendecidas.

Las velas votivas no son sacramentales y se colocan frente a una imagen, en el interior de los templos o en las casas.

Ya que no podemos estar todo el día rezando ante una imagen, se deja la vela como una forma de mostrar a Dios nuestra oración y nuestra intención.

Y mientras se encienden se ruega o se promete algo, con miras a obtener alguna gracia.

Y el otro tipo son las velas bendecidas, que es un sacramental.

Tal vez el mejor ejemplo de una vela bendita es el cirio pascual.

Las velas las puede bendecir un sacerdote o un diácono, quien le confiere todo el peso de los méritos de la Iglesia.

O las pueden bendecir los laicos mismos, pero en ese caso, el peso que tienen son los méritos propios de la persona que las bendice.  

Las oración de bendición puede ser esta, se toma la vela en la mano y se recita:

«Señor, que con tu Palabra santificas todas las cosas, derrama tu bendición sobre este objeto. (Y se hace la señal de la cruz).

Y por la invocación de tu Santísimo Nombre, concede la salud del cuerpo y la protección del alma a todos aquellos que, dándote gracias, hagan uso de él, de acuerdo con tu Ley y conforme a tu voluntad.

Te lo pedimos, por Cristo, nuestro Señor. Amén.» 

Estas velas bendecidas desempeñarán un papel central en la protección de los fieles ante la eventualidad de los 3 días de oscuridad.

Los 3 días de oscuridad son una profecía que ha recorrido la historia del catolicismo, hicimos varios videos donde lo explicamos y te invito a verlos.

Sucederán hacia el fin de la purificación de la humanidad, como el último acto sobrenatural que permitirá Dios, para quitar la mayor parte de la maldad de la Tierra sobre el Fin de los Tiempos.

Luego de lo cual vendrá el triunfo del Inmaculado Corazón de María y la Era de Paz, donde la mayoría del mundo vivirá en la Divina Voluntad.

Varios místicos mencionan que las velas benditas serán esenciales en los tres días de oscuridad.

Porque la furia del demonio, desatada en esas jornadas, no podrá hacer nada si en una casa esta gracia está presente.

En esos tres días habrá una extraordinaria oscuridad, que no será sólo física por la ausencia de luz, ya sea artificial o natural.

Sino que será sobrenatural, por sus efectos purificadores, y porque sólo podrá ser combatida por la gracia concedida a los fieles por las velas bendecidas. 

Se nos ha instruido a través de la profecía de los tres días de oscuridad, que tan pronto como nos demos cuenta de la noche severamente fría, vayamos adentro de nuestras casas.

Que cerremos todas las puertas, bajemos las cortinas, pongamos papel adhesivo en la ventilación y alrededor de las ventanas y puertas.

No debemos responder a las llamadas y ruegos de afuera, los cuales parecerán como de nuestros familiares, nuestros hijos y nuestros amigos, aunque la tentación será tremenda para responder.

María Julia Jahenny, la gran mística francesa sobre la que hicimos un video sobre los mensajes que recibió de la purificación de la humanidad, dijo en 1882 que el suceso ocurriría un jueves, viernes y sábado, tres días menos una noche.

Y el Señor le dijo que,

«La Tierra quedará cubierta por las tinieblas y el infierno será liberado sobre la faz de la Tierra.

Los truenos y relámpagos harán que quienes no crean ni confíen en mi poder mueran de pavor».

Durante aquellos tres días de oscuridad ninguna ventana deberá ser abierta, porque nadie será capaz de ver la Tierra.

Y la beata Ana María Taigi, la mística romana que vivió unas décadas antes que María Julia Jahenny describió que,

«Nada será visible y el aire se volverá pestilente, nocivo, y dañará, pero solo a los enemigos de la religión. 

Durante los tres días de tinieblas la luz artificial será imposible. Sólo las velas benditas arderán».

Y recomendó que los fieles permanezcan en sus casas rezando el Santo Rosario, y Misericordia pidiendo a Dios.

De modo que en los tres días de oscuridad solo las velas bendecidas arderán.

La única iluminación que funcionará será la de las velas bendecidas, que una vez que estén prendidas no se deben apagar.

En cambio no arderán en las casas de los impíos y blasfemos, por más que se hayan apropiado de velas bendecidas.

Una sóla de estas velas bastará para cada hogar durante los tres días de tinieblas.

Y una vez encendidas estas velas tenemos que rociar con agua bendita la casa, especialmente cerca de las puertas y ventanas, porque los demonios temen al agua bendita.

Y tenemos que bendecirnos nosotros mismos y a nuestra familia con ella humedeciendo nuestros ojos, oídos, nariz, boca, manos, pies y la frente.

En resumen, las velas son un elemento altamente simbólico en el catolicismo que nos eleva espiritualmente hacia el mundo celestial.

Y las velas bendecidas, tendrán además la función sobrenatural de protección a los fieles durante los 3 días de oscuridad.

A tal punto que no arderán en la casa de los impíos aunque se apropien de una.

Por eso es recomendable que cada uno tenga una provisión de velas bendecidas y se mantenga en gracia de Dios. 

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la importancia de las velas en el catolicismo y su función protectora durante los tres días de oscuridad. 

Y me gustaría preguntarte si sueles encender velas en tu casa y si tienes una provisión de velas benditas.

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