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Las velas tienen un papel importante y misterioso en el cristianismo.

No sólo por su simbología sino por lo que son capaces de hacer en momentos críticos.

Los milagros que se realizan mediante las velas actualmente son impresionantes.
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Por ejemplo podemos citar el Milagro del Fuego Santo que se enciende espontáneamente en la Pascua Ortodoxa en el Santo Sepulcro.  

La pureza de la cera en una vela simboliza el cuerpo de Cristo, la mecha es una imagen de su alma y el fuego representa su naturaleza divina.

Las velas aluden además al sacrificio de Cristo por la Humanidad, también a las ofrendas –corporales o espirituales– de los fieles.

Son un signo de la presencia de Dios en el templo y de la devoción constante de los cristianos.

Pero también son juegan un rol decisivo en la profecía de los tres días de oscuridad.
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Donde arderán sólo las velas bendecidas y en casa de las personas de fe.
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Y también cumplen un rol importante para las almas del purgatorio.

  

LAS VELAS EN EL CRISTIANISMO

En todas las religiones la luz y el fuego generalmente estuvieron presentes en los ritos sagrados.

Connotando incluso a la divinidad o por lo menos honrandola.

Los hebreos tenían un candelabro con 7 lámparas y en ellas se quemaba madera resinosa y aceite de oliva.

Los estudiosos estiman que no conocían las velas (8).

En los tres primeros siglos el cristianismo no usó lámparas fuera del altar porque podría llegar a verse como una imitación de los romanos, que utilizaban lámparas en su ritual de sacrificio.

Pero en definitiva la realidad primó porque los servicios se llevaban a cabo por la tarde o temprano en la mañana y se necesitaba algún tipo de luz.

Por otro lado también había que alumbrar las cámaras de las catacumbas que eran muy oscuras.

Los documentos muestran que las velas se empezaron a usar a partir del siglo IV.

Había un rito en Jerusalén que era ofrecer una lámpara o una vela encendida para aquel que era la verdadera luz.

Y de esta ceremonia nació el uso de la vela en la Pascua.

Por otro lado las velas que se conocían eran de cera de abeja y se elaboró todo un simbolismo respecto a ello.

No tardó mucho en que dos velas presidieran la procesión hasta el altar del libro de los evangelios.

Que luego se colocarían detrás del altar.

Y el tercer movimiento que siguió fue tenerlas encendidas durante toda la misa.

Esto llevó luego a que se bendijeran las velas para su uso en procesiones y en el propio santuario.

Los documentos muestran que el Papa Sergio I (687 dC) celebró por primera vez el 2 de febrero la fiesta de San Simeón con velas, que luego fue llamada la fiesta de la purificación de la Santísima Virgen María.

Aunque los textos de la misa de ese día apuntaban a Nuestro Señor.

Y en esta fiesta se institucionalizó el uso de las velas, que llega a nuestros días como la fiesta de la Candelaria.

Esta práctica del uso de las velas fue ensombrecida por la reforma protestante.

En las iglesias protestantes, salvo en las luteranas, se abolió el uso de velas.

Y persistió en la Iglesia Católica como símbolo de luz, gracia y belleza.

E incluso se extendió desde el altar hasta la pila bautismal, la puerta del sagrario, etc.

E incluso en los ritos de bautismo y de ordenación pasó a las manos de los iniciados.

En los monasterios pasó a ser el símbolo de la hora de oración.

Naturalmente las velas ya no son de cera de abeja sino que contienen sebo, aceites, parafina y otras sustancias oleaginosas.

De modo que desde el inicio de la cristiandad, el uso de las velas ha estado generalizado.

Primero, en los cementerios subterráneos o catacumbas, que fueron creadas para realizar ritos funerarios.

Pero que luego, en la época de la persecución romana, se utilizaron para celebrar la Eucaristía. (1)

Cuando finalizaron las persecuciones y surgieron los primeros templos cristianos, en el S. IV, estos eran tan oscuros que se continuó usando velas en los interiores, tanto las velas bendecidas como las votivas. (2)

Es así que los cristianos distinguen dos tipos de velas, las votivas y las bendecidas.

  

LAS VELAS VOTIVAS

No están bendecidas y por lo tanto no son sacramentales (signos sagrados con efectos espirituales).

Se colocan en grandes cantidades frente a una estatua o imagen, en el interior de los templos.

Son encendidas por el propio pueblo, que dona una pequeña cantidad de dinero para tal efecto (esto es opcional).

Se colocan mientras se ruega o se promete algo a Dios o a un santo, con miras a obtener alguna gracia.

También se prenden por simple devoción a un santo determinado.

  

LAS VELAS BENDECIDAS

Para un resultado más efectivo, las velas deben ser bendecidas por un sacerdote.

Esto suele llevarse a cabo al final de la Misa o luego de ella.

El padre entonces recita una fórmula para bendecir objetos (como velas, agua, aceite, sal, estampas, estatuas, imágenes, medallas, etc.):

Señor, que con tu Palabra santificas todas las cosas, derrama tu bendición + sobre este objeto.

Y por la invocación de tu santísimo Nombre, concede la salud del cuerpo y la protección del alma a todos aquellos que, dándote gracias, hagan uso de él, de acuerdo con tu Ley y conforme a tu voluntad.

Te lo pedimos, por Cristo, nuestro Señor. Amén.” (3)

Las velas producen desde hace 1500 años el milagro más impresionante todos los años.

  

EL MILAGRO DE FUEGO SANTO EN EL SANTO SEPULCRO

El Milagro del Fuego Santo es conocido, por los Cristianos de las Iglesias Ortodoxas, como “el más grande de todos los Milagros Cristianos”.

El Milagro ocurre en la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, la cual es, para millones de creyentes, el lugar más sagrado sobre la Tierra.

El Fuego Santo tiene lugar cada año, a la misma hora, de la misma manera, y en el mismo lugar.

El Patriarca Ortodoxo entra en la capilla-Sepulcro (la Anastasis) con dos velas apagadas.
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Se arrodilla frente a la piedra, sobre la cual Cristo fue colocado después de Su Muerte.
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Y dice ciertas oraciones. Después de las cuales ocurre el Milagro.
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La Luz emana desde el centro de la piedra.
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Una Luz azul indefinible, que después de un tiempo, enciende las lámparas de aceite apagadas.
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Al igual que las dos velas del Patriarca.

Esta Luz es “El Fuego Santo”, y se propaga a todas las personas presentes en la Iglesia.

La ceremonia del “Milagro del Fuego Santo” es, tal vez, la ceremonia Cristiana más antigua e ininterrumpida en el mundo.

Desde el siglo cuarto después de Cristo, hasta nuestros días, diversas fuentes hablan del asombroso Milagro.

El Milagro ha sido celebrado en el mismo punto, en el mismo día de Pascua, y con el mismo esquema litúrgico, a través de todos estos siglos.

  

LAS VELAS BENDECIDAS EN LOS TRES DÍAS DE OSCURIDAD

A las velas bendecidas se les adjudica un rol importante en el evento profetizado por místicos católicos sobre los Tres Días de Oscuridad.

Se nos ha instruido a través de la profecía de los tres días de oscuridad, que tan pronto como nos demos cuenta de la noche severamente fría, vayamos adentro de nuestras casas.

Que cerremos todas las puertas, bajemos las cortinas, pongamos papel adhesivo en la ventilación y alrededor de las ventanas y puertas.

No podemos responder a las llamadas y ruegos de afuera, las cuales parecerán como nuestros familiares, nuestros hijos y nuestros amigos, aunque la tentación será tremenda para responder.

Para protegernos nosotros mismos, tenemos que, primero, encender velas, las cuales se pueden obtener pidiéndoles a los sacerdotes que las bendigan.
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Nada más se podrá encender, pero las velas bendecidas no se deben apagar una vez estén encendidas.
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Nada las apagara en las casas de los fieles, pero no arderán en las casas de los ateos.

Segundo, tenemos que rociar agua bendita, de nuevo, agua bendecida por un sacerdote, alrededor de la casa y especialmente cerca de las puertas y ventanas. Los diablos temen al agua bendita.

Tenemos que bendecirnos nosotros mismos con ella y untar nuestros cinco sentidos, ojos, oídos, nariz, boca, manos, pies y la frente.

Marie-Julie Jahenny, una mística y vidente católica fallecida en 1941 ha dicho que:

“Vendrán tres días de grandes tinieblas.

Las velas de cera bendita iluminarán durante estas tinieblas horrorosas. 

Una vela durará los tres días, pero en las casas de los impíos no arderán.

Durante esos tres días los demonios aparecerán en formas horribles y abominables y harán resonar el aire con espantosas blasfemias.

Los rayos y centellas penetrarán en las casas, pero no apagarán la luz de las velas benditas los vientos, tormentas y terremotos.

Tres cuartas partes de la humanidad serán aniquiladas. El castigo será mundial”.

La beata Ana María Taigi, fallecida en 1837 también ha dicho:

“Dios enviará dos castigos: uno en forma de guerra, revoluciones y peligros, originados en la tierra; y otro enviado desde el Cielo.

Vendrá sobre la tierra una oscuridad total que durará tres días y tres noches.

Nada será visible y el aire se volverá pestilente, nocivo, y dañará, pero solo a los enemigos de la religión.

Durante los tres días de tinieblas la luz artificial será imposible.

Sólo las velas benditas arderán.

Los fieles deben permanecer en sus casas rezando el Santo Rosario, y pidiendo a Dios Misericordia.

Los malos perecerán en toda la tierra durante esta oscuridad universal, con excepción de algunos pocos que se convertirán.”

Las velas bendecidas también cumplen otra función sobrenatural en el cristianismo.

  

LAS VELAS Y LAS ALMAS BENDITAS

La vidente católica María Simma fallecida en el 2004, decía que las almas del Purgatorio se encuentran en medio de tinieblas y que necesitan de la luz de las velas bendecidas.

Además esta atención llena de amor por parte de sus parientes es de una gran ayuda moral para las almas. María Simma nos dejó un ejemplo de ello:

“Conocí a una mujer que les prometió a las almas del Purgatorio encender una vela bendita por ellas todos los sábados.

Un sábado, su esposo le dijo: ‘¡Oh, deja de hacer eso, no tiene sentido.

Es ridículo, los muertos ya están contentos.

Difícilmente necesitan que enciendas la vela, y no me interesa lo que les hayas prometido!’

Por supuesto, la mujer estaba muy triste, porque aún quería cumplir su promesa, pero no quería desobedecer a su esposo.

Entonces pensó: ‘Está bien, la pondré en la estufa a leña, donde Jorge no la verá. No buscará allí dentro.’

Entonces colocó la vela en la estufa y cerró la pequeña puerta, que por cierto tenía una ventanita también pequeña.

Partió entonces y al poco tiempo su esposo regresó.

Cuando este necesitó tirar algo en la estufa, miró hacia adentro y vio con sorpresa una luz. Pensó que era extraño y abrió la puerta para mirar.

Para su gran asombro, tornándose medio pálido, no solo vio la vela encendida, sino seis pares de manos, perfectamente cruzadas a su alrededor.

Cerró la puerta y esperó hasta que regresara su esposa.

Cuando llegó le dijo: ‘¿Por qué pusiste la vela dentro de la estufa? Para el caso podrías ponerla aquí, sobre la mesa.” (4)

Cuando encendamos una vela bendita para las almas, debemos hacer una oración antes, aunque sea breve.

  

DÍA DE LOS DIFUNTOS

Como la luz de las velas benditas disipa las tinieblas del pecado en las que se encuentran las almas del Purgatorio, en muchos países existe la costumbre de encender cirios cada 2 de noviembre.

En ese día los familiares de las personas que han fallecido encienden velas sobre las tumbas de sus seres queridos.

También suele hacerse durante la Nochebuena, Navidad, Todos los Santos, Viernes Santo, en el día de la Asunción de la Virgen (15 de agosto) y durante la Ascensión de Jesús (25 de mayo).

Ya que es en esos días cuando Dios libera a la mayor cantidad de almas del Purgatorio.

María Simma le contó a su director espiritual (el padre Alfonso Matt) una pequeña historia relativa a estos días especiales:

Un niño de once años, de Kaiser (Austria), pidió a María Simma que orase por él.

Estaba en el Purgatorio porque el Día de los Fieles Difuntos apagó en el cementerio las velas encendidas en las tumbas y robó la cera para diversión.

Por ello debió permanecer durante un tiempo en el Purgatorio.

Las velas benditas son de mucho valor para las almas. (5)

  

FIESTAS EN LAS QUE EL FUEGO DESEMPEÑA UN ROL PRINCIPAL

   

La Virgen de la Candelaria

Se celebra cada 2 de febrero, día en que se conmemora la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén (Lc 2, 22-39) y la Purificación de la Santísima Virgen (las mujeres judías, luego de 40 días de haber dado a luz, debían cumplir con este ritual: Lev 12, 1 – 8).

Cristo, presentado en el Templo, es la luz del mundo que viene a iluminar a toda la humanidad.

Se dice que la advocación de la Candelaria tuvo su origen en el año 1392, en Tenerife (España), cuando la Virgen María se presentó a dos aborígenes, bajo la forma de una imagen de madera de un metro de alto.

Llevaba en sus manos una vela y al Niño Jesús, quien, a su vez, portaba una pequeña avecilla hecha de oro puro.

Cada 2 de febrero, el sacerdote celebrante inciensa y rocía con agua bendita los cirios, que reparte entre el clero y los feligreses.

   

Sábado Santo

Al inicio de la ceremonia, el templo permanece totalmente a oscuras (lo que alude a un mundo sin Dios).

Fuera de la nave, el sacerdote enciende el Cirio Pascual, que está hecho de cera de abejas.

La pureza de la cera extraída de las flores por las abejas se compara con la pureza de Jesús, nacido de una Madre Virgen.

Y camina con él hasta el altar.

Una vez ahí, el sacerdote escribe en el Cirio Pascual, que representa a Jesucristo, el año en curso y las letras griegas “Alfa” y “Omega”, pues Cristo es el inicio y el fin del tiempo, por lo que ese nuevo año también le pertenece.

Enseguida, el sacerdote bendice el fuego y este, desde el altar, se va propagando entre las velas de los fieles en las bancas, ya que cada feligrés posee una vela blanca esa noche.

Se prenden las luces del templo y se procede a cantar el Pregón Pascual, (6) un poema del año 300 d.C. (atribuido a san Jerónimo) que habla de Jesús como del fuego nuevo que libra de las tinieblas del pecado al mundo entero.

   

Pentecostés

Cincuenta días después de la Pascua, el Espíritu Santo se manifestó por vez primera a los discípulos y apóstoles de Jesús:

“Cuando llegó la fiesta de Pentecostés, todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar. De repente, un gran ruido que venía del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la casa donde ellos estaban.

Y se les aparecieron lenguas como de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu hacía que hablaran.” (Hch 2, 1-5)

Durante la Vigilia de Pentecostés, se reparten velas entre los asistentes, las que se encienden en el Cirio Pascual.

Las velas se mantienen encendidas, mientras se cantan himnos o se ora.

Aquí la anécdota de un santo, que ocurrió durante la Vigilia:

“Lo que más pedía san Felipe Neri al cielo era que se le concediera un gran amor hacia Dios.

Y la vigilia de la fiesta de Pentecostés, estando aquella noche rezando con gran fe, pidiendo a Dios el poder amarlo con todo su corazón, éste se creció y se le saltaron dos costillas.

Felipe, entusiasmado, y casi muerto de la emoción, exclamaba: «¡Basta Señor, basta! ¡Que me vas a matar de tanta alegría!».

En adelante nuestro santo experimentaba tan grandes accesos de amor a Dios que todo su cuerpo se estremecía, y en pleno invierno tenía que abrir su camisa y descubrirse el pecho para mitigar un poco el fuego de amor que sentía hacia Nuestro Señor.

Cuando lo fueron a enterrar, notaron que tenía dos costillas saltadas y que estas se habían arqueado para darle puesto a su corazón que se había ensanchado notablemente.” (7)

   

Navidad

La corona de Adviento tiene su origen en las velas que prendían los europeos paganos en medio del invierno, para representar al dios sol, con la esperanza de que este volviera a iluminarlos.

Los misioneros católicos asimilaron esa costumbre, pero poniendo énfasis en que la luz de las velas era la de Cristo, quien iba a iluminar las almas.

La corona se encuentra decorada por cuatro velas: tres moradas y una rosada, que representan los cuatro domingos de Adviento.

El color morado significa la penitencia y sacrificio que debemos hacer durante este periodo.

Y el color rosado es el gozo que experimentamos ante la pronta llegada de Jesús Niño.

En algunos lugares, la corona posee solo velas rojas y durante la Nochebuena se coloca una vela blanca en el centro que simboliza a Cristo, quien es el núcleo de cuanto existe.

   

LAS VELAS Y LOS SACRAMENTOS

    

Bautismo

Este sacramento se celebraba antiguamente durante el Sábado Santo (pues la Cuaresma era un tiempo especial de preparación para todos aquellos que deseaban bautizarse).

Durante el Sábado Santo, Cristo es presentado como el Cirio Pascual que trae la luz verdadera.

Siendo que las velas más pequeñas simbolizan a cada cristiano que se esfuerza por imitar a Jesús en su vida diaria.

En un bautizo, los padrinos llevan sendas velas de color blanco.

El sacerdote les invita a encenderlas con ayuda del Cirio Pascual, lo cual significa que el padrino es el encargado de llevar la luz de Cristo tanto al bautizado como a su familia.

Fórmula para el Bautismo:

Dice el sacerdote:

“El cirio pascual es el símbolo de Jesús Resucitado, quien se proclamó a sí mismo como luz del mundo.

Por el Bautismo, Dios enciende una luz en nuestro corazón para conocerlo a Él, amarlo y vivir como verdaderos hijos de Dios. Invitamos a los padrinos a que se acerquen hasta el Cirio para recibir la luz.”

El sacerdote dice a los padres y padrinos: “Reciban la luz de Cristo.”

Cada padrino pasa a encender el cirio de su ahijado con ayuda del Cirio Pascual y el sacerdote dice:

“A ustedes, padres y padrinos, se les confía la misión de acrecentar esa luz, para que estos niños, iluminados por Cristo, vivan siempre como hijos de la luz y, perseverando en la fe, puedan salir al encuentro del Señor, con todos los Santos, cuando Él vuelva.

Los que han sido bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo. Aleluya, aleluya.”

   

Primera Comunión

Los niños que van a realizar su Primera Comunión deben llevar una vela blanca de parafina en la mano derecha.

Esta vela recibe el fuego del Cirio Pascual al inicio de la ceremonia.

Con esto se da a entender que el niño recibe la luz de Cristo Resucitado, quien guiará sus pasos hasta la vida eterna.

Los niños reciben así de Cristo la misión de ser la luz del mundo y de guiar a sus hermanos con su ejemplo y testimonio hacia el Cielo.

   

Confirmación

Se incluyen cirios en la procesión de ofrendas, junto con el vino, el pan y el agua para la Eucaristía.

Fuentes:


Informe Redactado por Evelyn García Tirado de Perú
Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Novelista y Redactora

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