Desde épocas antiguas se tiene a la Virgen por Reina.

También se le ha denominado Emperatriz del Cielo.

Numerosos santos han difundido la devoción de que existe en el cielo una Reina que además es nuestra Madre.

Y que tiene la misión de guiarnos hacia el Rey, su hijo.

En cada época se han ideado modos de expresar el amor a la Virgen y la manera de recordar su reinado.

Que es profundamente bíblico.

 

LA VIRGEN MARÍA REINA SEGÚN LA BIBLIA

En el Apocalipsis de San Juan, el capítulo 12 se inicia con la figura de la Mujer que es la Reina.

Ella aparece con doce estrellas como corona, vestida de sol (como si deslumbrase), y la luna bajo sus pies.  

Esta mujer es la Virgen, es la Madre del Rey de Reyes.

Recordemos que Jesús le dice a Pilatos que Él es Rey (San Jn 18: 37).

En la Encarnación el arcángel Gabriel le dice que le dará el trono de David y que reinara, y su reino no tendrá fin.

Ella es reina por ser madre del rey; y no lo sería si no fuera la madre.

Pero también en el Antiguo Testamento existen referencias que permiten observar como la madre es también la reina, pues el rey le tiene un afecto especial.

“Entró Betsabé donde el rey Salomón para hablarle acerca de Adonías.

Se levantó el rey, fue a su encuentro y se postró ante ella, y se sentó después en su trono; pusieron un trono para la madre del rey y ella se sentó a su diestra.

Entonces ella dijo: Te hago una pequeña petición; no me la niegues.

Y el rey le dijo: Pide, madre mía, porque no te la negaré” (1 Reyes 2, 19-20)

La madre de Salomón está sentada a la derecha en un trono, o sea el lugar destinado para la persona más importante luego del rey.

Aunque no dice explícitamente que ella es reina.

Este pasaje que reproducimos recuerda también las bodas de Caná, donde la Inmaculada pide y el Hijo se lo da.

Existe otro pasaje donde se observa como le es quitado el título de reina, a la madre del rey, por practicar la idolatría.

“Y él también depuso a Maaca, su madre, de ser reina madre, porque ella había hecho una horrible imagen de Asera, y Asa derribó la horrible imagen, la hizo pedazos y la quemó junto al torrente Cedrón” (1 Reyes 15, 13)

En el caso de la Santísima Virgen nos encontramos con una reina muy especial, que dedicó su existencia a promover que todos los seres humanos sigan al Rey.

Galería de los Uffizi

 

LA REINA QUE LLAMA A SEGUIR AL TODOPODEROSO

Ella se ha convertido en la que crio al Señor, le enseño a caminar, le dio de comer, entre tantas otras cosas.

Estuvo pendiente de su hijo. Y al lado de la cruz siempre se mantuvo fiel.

En alusión a ello dirá San pablo,

«Si nos mantenemos firmes, también reinaremos con él; si le negamos, también él nos negará» (2 Timoteo 2, 12)

¿Quién más digna de llamarse Reina que la Inmaculada?

Firme al lado de su Hijo, junto a la cruz; estuvo en las buenas y en las malas con el Señor.

San Andrés de Creta le llama:

Reina de todos los hombres, porque, fiel de hecho al significado de su nombre, se encuentra por encima de todos, si sólo a Dios se exceptúa”.

Y San Germán:

Siéntate, Señora: eres Reina y más eminente que los reyes todos, y así te corresponde sentarte en el puesto más alto”

San Juan Damasceno la llama: “Reina, Dueña y Señora”.

También es referida por San Ildefonso así:

“¡Oh Señora mía!, ¡oh Dominadora mía!: tú mandas en mí, Madre de mi Señor…, Señora entre las esclavas, Reina entre las hermanas”.

Este apelativo también se puede observar en la oración final del Oficio de la Inmaculada.

El Papa Pío XII al proclamarla como Reina lo resume así:

“Por ello San Alfonso de Ligorio, resumiendo toda la tradición de los siglos anteriores, escribió con suma devoción:

‘Porque la Virgen María fue exaltada a ser la Madre del Rey de los reyes, con justa razón la Iglesia la honra con el título de Reina’”

De ningún modo la Biblia prohíbe llamarla Reina como suelen expresar los protestantes.

Ni tampoco tiene nada que ver los apelativos que aparecen en el Antiguo Testamento sobre la Reina del Cielo. Esta era una diosa, que no tiene nada que ver con la Virgen.

Corona de la Virgen de Fátima con bala que hirió a Juan Pablo II

 

EL REINADO DEL CIELO

A la Inmaculada se le da el título de: “Reina del Cielo” porque Ella es la que está en el Cielo.

Cristo mismo ha dicho que su Reino no es de este mundo, sino que está en medio de nosotros.

En el Nuevo Testamento se observan alegorías relacionadas al Cielo como fin del cristiano, como parte de ir al encuentro del esposo.

Si San Pablo está refiriéndose a reinar con Él, cabe la posibilidad de ser reyes del lugar donde estemos.

¿Y dónde más estaremos si estamos con Jesús?

Precisamente en el Cielo.

Allí junto al Cordero, el que está sentado a la diestra del Padre y que vendrá a juzgar a vivos y muertos; y su reino no tendrá fin.

Entonces se levantará un pueblo numeroso para proclamar que Cristo es el Rey, y la Madre que está a su lado también le dirá: Digno es el Cordero de recibir la alabanza.

Porque aunque la Virgen es Reina y Madre de Cristo, también Ella misma reconoce que Él es Dios.

Y lo dice en el canto del Magníficat:

Bienaventurada me llamarán todas las generaciones, por el Poderoso ha hecho obras grandes por mí.

Su nombre es santo y su misericordia llega de generación en generación”.

Estas son enseñanzas en que la Iglesia se ha esforzado para hacerlas comprender de diversas formas.

 

LA DIDÁCTICA DE LA ENSEÑANZA DE LA FE

Durante muchos años la Iglesia ha querido resguardar la fe, es por ello que utilizando diferentes ideas.

En especial a través de las enseñanzas recibidas de los apóstoles.

En un principio se utiliza el arte, como las pinturas.

Después lo hará representando la coronación de la Virgen.

Durante la Edad Media se observa a la Virgen sentada o bien parada, cargando al Niño Jesús y en su cabeza una corona.

Sobresalen algunas pinturas o esculturas como la Virgen en Montserrat que es del siglo XII.

Las pinturas en cada siglo hacen referencia a que el tema de la realeza de María no es nuevo.

El santo rosario lo tiene por el último misterio glorioso.

A través del rosario y de las oraciones, la Iglesia recuerda el reinado de la Virgen.

Después de ser elevada en cuerpo y alma fue coronada como Reina y Señora de todo lo creado.

Ahí entra la didáctica de la enseñanza.

Los frailes capuchinos tienen un papel muy importante en la forma en que se pusieron a celebrar a la Virgen como reina.

Ellos buscaban joyas para decorar y hacer coronas para las imágenes de la Virgen.

Esto tenía un doble propósito. Por un lado recordar que la Virgen es Reina.

Y por el otro lado, buscar el arrepentimiento, el desprendimiento, y ayudar a ser menos vanidosos y más sencillos

Padre Kentenich coronando imagen de Nuestra Señora de Schoenstatt

 

EL RECURSO DE LA CORONACIÓN DE IMÁGENES

De esa forma ya desde el 1500 se colocaban coronas en las imágenes de la Virgen.

Este acto puede darse de tres formas según los ritos de la Iglesia.

El primero es por los fieles o el sacerdote que corona a la imagen.

Puede verse en este artículo la forma en que un fiel laico puede coronar una imagen de la Virgen para su hogar o grupo de oración.

El segundo se le llama coronación diocesana, y es cuando el obispo coloca una diadema o corona sobre la cabeza de la Virgen.

Y también existe la coronación pontificia o canónica, la tercera forma, que es cuando el Papa por medio de una bula decreta la coronación.

Este símbolo es la expresión máxima que puede recaer sobre una obra de arte que represente a la Inmaculada, la Virgen Madre de Dios.

Por ello muchas naciones han celebrado desde épocas remotas a la Esclava del Señor como Reina.

Nuestra Señora de Monserrat

 

LAS CORONACIONES TIENEN COMO OBJETO AUMENTAR LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN

En especial cuando es necesario recordar que la Virgen es madre y da a todos su amor maternal.

La primera imagen coronada pontificiamente en España fue la Virgen en Veruela, a pesar de que la Patrona de España es la Inmaculada

El Papa Pío XII al instituir la fiesta de María Reina pide que se consagren cada año a la Inmaculada, en la fecha de la “Virgen como Reina”.

En ese año la fiesta era el 31 de mayo, pero en la actualidad se pasó al 22 de agosto.

Con esa institución muchos países quisieron imitar el ejemplo del Papa y recordar que Ella es la Emperatriz.

En Guatemala por ejemplo ese año fue coronada pontificiamente la Inmaculada Concepción, llamada Virgen de los Reyes.

Que justamente coincidió con la institución de la fiesta, los 100 años del dogma mariano.

Y a ello se le agregó como una acción de gracias por la paz y en recuerdo de los mártires de esos años.

Para Guatemala no es rara esta práctica, ya que desde el siglo XVI se venía celebrando el reinado de la Virgen.

Tal y como lo sugiere el Papa Pío XII:

Gloríense, por lo tanto, todos los cristianos de estar sometidos al imperio de la Virgen Madre de Dios, la cual, a la par que goza de regio poder, arde en amor maternal.”

La práctica de las coronaciones se dio en Guatemala imitando en cierta forma las del Antiguo Testamento, derramando óleo sobre la cabeza de la escultura y luego coronándola.

Así se observa con la Inmaculada franciscana, la Virgen del Manchén, la Virgen de las Mercedes, entre otras.

A este rito se le llamó posteriormente consagración.

Haciendo únicamente la unción y separando por aparte el rito de coronación.

Esto es perceptible en los datos recogidos por los cronistas.

Para ellos el rito no era claro en el nombre, pero si en el hecho.

Así recalcan que la Virgen es Reina.

Incluso cuando se hacían los juramentos por defender a la Virgen como Inmaculada, se le llama Emperatriz del Cielo.

Otra de las expresiones de fe, relacionadas a la Virgen como Reina, es colocarle ricos ropajes bordados por artistas, ya sean monjas, frailes o laicos.

Algunos con mensajes muy expresivos como los que usa la Virgen de Zapopan.

Estas formas de piedad popular tienen por objeto motivar a los cristianos a imitar y amar más a la Inmaculada.

Porque Ella, que es Reina, debe ayudarnos a llevarnos a Jesús, por eso San Luis María de Monstfort dice: “Ella es Reina de los corazones”.

San Maximiliano María Kolbe ha de decir:

La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios.

Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad.

Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús.

Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro.

Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas.”

Fuentes:


Enrique Alfaro, de Guatemala, Profesor de Arte y Teología

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