Los riesgos de la profesión.
El nivel de la violencia desatada en México hace que pocos estén a salvo de los asaltos, extorsiones y saldo de cuentas, porque las bandas criminales han tomado por asalto varios estados, sembrando el terror no solamente por la vía del tráfico de drogas sino también mediante el método de extorsión, o sea «por derecho de piso» y por su ejecución cuando la prédica del sacerdote se inmiscuye en los negocios de las bandas.
31 sacerdotes fueron asesinados en México en los últimos 22 años y México es el segundo país de América, después de Colombia, donde resulta más peligroso ejercer el sacerdocio.
LA DENUNCIA DEL OBISPO
Hace unos días se dio a conocer la extorsión sufrida por un sacerdote del sur del Estado de Morelos – colindante con el Distrito Federal – por parte de bandas del crimen, los cuales no sólo lo amenazaron por teléfono sino que fueron hasta su parroquia a amenazarlo y pedirle «derecho de piso».
El obispo de Cuernavaca, Ramón Castro y Castro fue el que hizo la denuncia a los medios de comunicación. Recién llegado a la diócesis de Cuernavaca – antes fue titular de Campeche – el obispo Castro señaló que aparte de este caso, varios sacerdotes de la diócesis han recibido extorsiones telefónicas.
Pero éste es grave, pues incluso pretendieron atentar contra la vida del mismo sacerdote que ahora fue extorsionado. Monseñor Castro y Castro no quiso revelar a qué parroquia pertenece el sacerdote extorsionado para evitar represalias. Sin embargo, reconoció que el caso se registró en un municipio al sur de la entidad.
MÚLTIPLES CASOS EN TODO EL PAÍS
Hace cinco meses el arzobispo de Guadalajara, cardenal José Francisco Robles Ortega, reconoció que en México existen sacerdotes que pagan extorsiones a delincuentes para salvaguardar su integridad física.
«Este fenómeno lo estamos viviendo en toda la República; en algunas zonas más intensamente que en otras».
«Por ejemplo, nos enteramos de la muerte de un sacerdote (en Colima), fruto este deceso de la inseguridad y de la violencia; según tengo información, parece que se trata de unos jóvenes drogadictos que no habiendo sido favorecidos por lo que le pedían al religioso, después lo sorprenden y lo matan».
En esa ocasión el propio cardenal Robles Ortega denunció que había tres sacerdotes más en la arquidiócesis de Guadalajara y en otras diócesis del Estado de Jalisco que estaban amenazados.
También sacerdotes del Estado de México han padecido esta situación, en esta zona se contabilizan 15 presbíteros que han recibido sólo extorsiones telefónicas.
31 SACERDOTES ASESINADOS EN MÉXICO EN LOS ÚLTIMOS 22 AÑOS
México es el segundo país de América, después de Colombia, donde resulta más peligroso ejercer el sacerdocio, como lo revela el hecho de que sólo en los últimos 22 años fueron asesinados 31 miembros de la Iglesia Católica Mexicana; un cardenal, 21 sacerdotes, 3 religiosos, un diácono, 4 laicos (sacristanes) y una periodista católica.
Colombia registra el mayor índice de criminalidad en agravio de sacerdotes. Según cifras de la Conferencia Episcopal, 83 religiosos han muerto en los últimos 27 años en hechos violentos, siendo el 2011 el año más crítico con seis casos.
En México, el año más violento para los sacerdotes fue 2011, año en que perdieron la vida cinco ministros católicos, superado solo por el bienio del 2004 y 2005, en que murieron cinco sacerdotes que “ejercían su labor en zonas de profundo deterioro, presa de la violencia y encrucijada de tráficos ilícitos”.
En el 2006 no se registró un solo homicidio contra sacerdotes católicos, pero entre 2007 y 2012, el sexenio del gobierno de Felipe Calderón, fueron asesinados 17 curas, mientras que, por comparar con el gobierno priista de Carlos Salinas de Gortari solo hubo la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el crimen de mayor rango eclesiástico.
El penúltimo crimen fue cometido en agravio del presbítero José Flores Preciado (83), asesinado por desconocidos el cinco de febrero del año pasado, por el solo hecho de haberlos sorprendido robando en la capilla de la iglesia Cristo Rey, en la colonia Placetas. Los que lo conocían han testimoniado que era una persona muy tranquila, profesor de latín en el seminario de Chiapa (Colima) y en el seminario Cobano (Colima ciudad), confesor de la catedral y tutor de un grupo de seminaristas.
RACHA
La última baja religiosa es la del sacerdote Santiago Álvarez, de la Diócesis de Zamora, Michoacán, dedicado a la promoción de vocaciones sacerdotales en las familias y en los ambientes juveniles, reportado desaparecido el 27 de diciembre del año pasado cuando se dirigía desde la comunidad de Jacona hasta Paredones, cerca de la ciudad de Jiquilpan, Michoacán.
«Al tomar el camino que conduce a su pueblo, hizo una llamada telefónica a las 9:00 p.m. a una hermana (religiosa), pero nunca llegó a su casa, donde los esperaban sus papás y sus hermanos», detalló la Diócesis de Zamora.
De acuerdo con información del Centro Católico Multimedial, los distritos donde han ocurrido el mayor número de asesinatos de religiosos son: los distritos federales de Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Veracruz, Michoacán, Hidalgo, Aguascalientes, Coahuila y Puebla.
LABOR PELIGROSA
La característica común entre los asesinados era el trabajo en contextos de particular deterioro humano y social.
En 2005 «mataron a dos ministros de culto establecidos en las zonas más golpeadas por el crimen organizado», y en 2007, después de un año sin homicidios, los padres Humberto Macías Rosales, Fernando Sánchez Durán y Ricardo Junious fueron asesinados.
Corresponde subrayar que el homicidio del religioso Ricardo Junious, de 70 años, cuyo trabajo estaba dirigido a combatir el tráfico de drogas y la venta de bebidas alcohólicas a menores de edad en la colonia San Rafael de la Ciudad de México, cobró particular visibilidad. Fue encontrado estrangulado dentro de la propia parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, donde ejercía su ministerio.
También las muertes de los sacerdotes Julio César Mendoza y Gerardo Manuel Miranda, asesinados en 2008 por disparos de arma de fuego.
El sacerdote Mendoza fue atacado en la iglesia Nuestra Señora del Rosario y murió en el hospital a causa de las heridas, mientras que Miranda, de 45 años de edad, recibió un disparo en el pecho la tarde del 2 de septiembre, cuando se disponía a entrar al instituto Fray Juan de San Miguel, que dirigía.
Gerardo Manuel Miranda Ávalos, de 45 años, fue asesinado con un disparo en el pecho el 2 de septiembre de 2008, cuando entraba en el instituto Fray Juan de San Miguel, del que era director.
El crimen tuvo lugar en el porche del instituto educativo que se encuentra en el centro del poblado de Los Reyes, en Michoacán.
Desde un coche en movimiento dispararon contra el sacerdote, quien era originario de Yurécuaro, Michoacán, donde nació el 22 de diciembre de 1961. Era muy querido y respetado en toda la región por su labor educativa.
FUEGO CRUZADO
En 2009 el sacerdote mexicano Habacuc Benítez Hernández, de 39 años, y los jóvenes seminaristas Eduardo Benítez, de 19, y Silvestre González Cambrón, de 21, fueron asesinados mientras se dirigían a una reunión de Pastoral Vocacional la noche del sábado 13 de junio, en el municipio de Arcelia, de la Tierra Caliente guerrerense.
Los religiosos también se han visto en medio del fuego cruzado entre militares y bandas armadas. Uno de ellos fue el padre regiomontano Marco Antonio Durán Romero, quien murió en una balacera en Matamoros, Tamaulipas, el 2 de julio de 2011 entre ambos grupos en la colonia Obrera de esa ciudad fronteriza.
En 2010, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se vio obligada a disponer que en las zonas del país más afectadas por la violencia se suspendieran algunas celebraciones religiosas, como medida precautoria para sus sacerdotes.
PLAGIADO Y ASESINADO
Otro sonado caso fue el del párroco de la parroquia de Santiago Tlaltepoxco, Fernando Sánchez Durán, secuestrado y asesinado el 22 de julio del 2007 en la localidad de Tepeji del Río, Querétaro.
Su hermano había denunciado algunas horas antes su desaparición, destacando que de la parroquia habían desaparecido un automóvil, un televisor y una computadora.
Las fuerzas del orden encontraron el cadáver del sacerdote, con signos de haber sido asfixiado. Los fieles consideraban al padre Fernando como un sacerdote ejemplar.
MUERTO EN SU AUTO
José Luis Parra Puerto, de 50 años, fue asesinado en Nezahualcóyotl, Estado de México, el 17 de febrero de 2010.
El sacerdote y un acompañante fueron obligados por desconocidos a salir de una tienda, los subieron a la camioneta de Parra Puerto y calles más adelante bajaron al acompañante.
El cadáver del cura fue encontrado dentro de la camioneta, estacionada en una calle de Nezahualcóyotl. Se le recuerda como un sacerdote ejemplar y buen samaritano, que dedicó su vida a la pastoral social.
DECESO POR ASFIXIA
Carlos Salvador Wotto, de 83 años, fue encontrado muerto en su parroquia Nuestra Señora de las Nieves, en Oaxaca, Oaxaca, el 28 de julio de 2010.
El sacerdote estaba amordazado y atado de manos, tenía quemaduras de cigarro en los brazos y signos de cortes en diversas partes del cuerpo, pero la muerte se produjo por asfixia, ya que tenía una bolsa de plástico en la cabeza.
La ciudad de Oaxaca es con frecuencia escenario de enfrentamientos entre los carteles del narcotráfico y las autoridades estatales de México.
Fuentes: Info Católica, La Razón. Signos de estos Tiempos