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Los drones llegan a Latinoamérica ante aplauso de unos y temores de otros

Vigilancia para que no caigan en manos equivocadas o para fines equivocados.

 

Los drones están llegando a la región latinoamericana como consecuencia del combate al crimen organizado y a la defensa de las fronteras, pero lo hacen en medio de críticas por la posible violación de derechos civiles y de soberanía de las naciones.

 

drones

 

Se trata de la introducción de una tecnología que no tiene marcha atrás. Es impensable que la región pueda prohibir su utilización, por lo que hay que convivir con ellos. Pero dado que en todas estas cosas opera una pendiente resbaladiza, deberemos convivir con la situación de que algunos drones caigan en las manos equivocadas, y que  algunos gobiernos o instituciones los usen para fines equivocados – esa ha sido la historia de le región -, todo lo cual habrá que minimizar desde ya.

¿Y como actuar desde ahora? Detectando como se usan y advirtiendo cuando se desvíen para un uso espúreo. La Iglesia haría bien en poner este tema en su agenda, porque crecerá en importancia en el futuro.

SE INTRODUCEN EN LA REGIÓN

Actualmente catorce países de la región poseen vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés), comúnmente conocidos como drones. Si bien su uso, o su uso previsto, ha incluido el seguimiento de actividades agrícolas o la filmación de protestas para la cobertura de los medios de comunicación, varios ejércitos han estado aumentando su despliegue en operaciones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR, por sus siglas en inglés).

Actualmente, Brasil tiene el mayor número de aviones no tripulados en la región, y también está haciendo grandes esfuerzos para aumentar la producción nacional de UAVs. El ejército y la policía del país han utilizado aviones no tripulados israelís para controlar el tráfico de drogas y el contrabando, particularmente en las regiones fronterizas, mientras que la marina emplea pequeños aviones no tripulados para vigilar la costa.

Mientras tanto, se ha informado que el mercado de aviones no tripulados de México se multiplicó por siete el año pasado, convirtiéndolo en el mayor mercado en Latinoamérica para esta tecnología. Adicionalmente, Argentina, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela, todos poseen aviones no tripulados y se encuentran trabajando en el desarrollo de su propia tecnología de ellos.

Actualmente, los aviones no tripulados de la región son vehículos desarmados utilizados para la recolección de inteligencia sobre grupos de narcotraficantes y guerrilleros, para monitorear la deforestación, y para controlar la inmigración ilegal. La potencial presencia de aviones no tripulados armados en Latinoamérica probablemente todavía está a años de suceder, según el Consejo de Asuntos Hemisféricos (COHA, por sus siglas en inglés), esto se explica por lo fuertemente custodiada que se mantiene esta tecnología en los países que la poseen. Sin embargo, la «sed de una mayor militarización» hace de los aviones no tripulados armados una posibilidad real para el futuro.

SUS VENTAJAS

El uso de aviones no tripulados en Latinoamérica presenta una serie de oportunidades y desafíos sin precedentes. Ofrecen la posibilidad de monitorear territorio que antes no era controlado, lo que en las densas regiones selváticas de Latinoamérica podría ser una herramienta muy útil para hacer frente al tráfico de drogas, personas y armas, así como a otras actividades criminales. Los aviones no tripulados «Argus» de Estados Unidos pueden detectar movimiento en un área de 100 kilómetros cuadrados.

También han demostrado su eficacia: en junio de 2012, las autoridades bolivianas acreditaron a un avión no tripulado de vigilancia brasileño por el descubrimiento de 240 laboratorios de droga en el departamento de Santa Cruz, en Bolivia. Además, los aviones no tripulados requieren menos mantenimiento o combustible que los aviones tradicionales, son relativamente baratos, y no implican costos humanos en lo que respecta a la tripulación o a la pérdida potencial de vida.

LOS PROBLEMAS

Sin embargo, estas mismas ventajas tecnológicas también han planteado serias preocupaciones acerca de su uso. Mientras que mucha gente oye las palabras «avión no tripulado» y de inmediato se estremece, pensando en los ataques con aviones no tripulados armados por parte de Estados Unidos a los grupos terroristas de Medio Oriente que han matado a numerosos civiles, en Latinoamérica, las preocupaciones se centran sobre todo en la falta de regulación o supervisión civil frente al uso de aviones no tripulados desarmados.

En la actualidad, no existe un marco legal que regule el uso de los aviones no tripulados domésticos en los países de Latinoamérica, excepto en Brasil, mientras que el control de esta tecnología sigue permaneciendo sobre todo en manos militares. Tampoco existen tratados internacionales para regular el uso de aviones no tripulados.

Los defensores de Derechos Humanos han expresado su preocupación por las implicaciones de los aviones no tripulados cuando son utilizados en la vigilancia masiva. En una reunión reciente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el abogado argentino de Derechos Humanos, Santiago Cantón dijo que “Cuando la gente quiere manifestarse públicamente los drones pueden tener un efecto negativo y pueden intimidar a la gente para que no lo haga”.

Otra preocupación radica en las posibles implicaciones del uso de aviones no tripulados que violen la soberanía, algo que ya ha dado lugar a algunos enfrentamientos políticos. Uruguay, Paraguay y Argentina han acusado a Brasil por el uso sin autorización de UAVs con fines de vigilancia en sus territorios, sobre todo en la región de la Triple Frontera, que bordea a los dos últimos. El exministro de Defensa de Colombia, Gabriel Silva, admitió en 2012 que durante el gobierno del expresidente Álvaro Uribe, Colombia realizó operaciones de inteligencia no autorizadas con aviones no tripulados en Venezuela.

El uso de aviones no tripulados también plantea otra pregunta: ¿qué pasa si esta tecnología cae en las manos equivocadas? Según COHA, la dificultad para armar y utilizar aviones no tripulados reduce la posibilidad de un uso criminal, pero los grupos criminales constantemente están perfeccionando sus técnicas y usando una maquinaria más sofisticada, y no sería imposible para ellos adquirir la tecnología de empresas privadas. En manos criminales o insurgentes, incluso un avión desarmado sería una poderosa arma de inteligencia.

UNA NUEVA TECNOLOGÍA QUE HABRÁ QUE INTEGRAR

A la larga, los aviones no tripulados ofrecen nuevas soluciones de inteligencia y vigilancia, y pueden ser implementadas con éxito en la lucha contra el crimen organizado, pero es esencial que su uso sea monitoreado de cerca.

Regulaciones nacionales e internacionales tendrán que ser implementadas para asegurarse de que los aviones no tripulados no estén siendo utilizados para las razones equivocadas, por las personas equivocadas, o sin la autorización de los países vecinos. Si esto se hace de manera eficaz, su uso podría representar oportunidades interesantes para la llamada cooperación «sur-sur», en los esfuerzos antinarcóticos y contra el contrabando.

Fuentes: Insight Crime, Signos de estos Tiempos

 

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¿El gobierno de Siria usó armas químicas contra los rebeldes o no?

Las dudas de los expertos.

 

Los medios de comunicación occidentales en su mayoría han aceptado el supuesto de que el gobierno de Assad ha usado armas químicas contra los rebeldes, lo están difundiendo y es muy fácil de acceder a esa información. Sin embargo hay una serie de expertos que ponen en duda lo que han mostrado los videos, que son la única prueba, y esta información casi no circula en los medios occidentales, por eso traemos un compendio de los argumentos de expertos que tienen sospechas de que podría haber una escena armada.

 

uso de gas nervioso en siria

 

En términos generales dicen que los síntomas están ausentes, los rescatistas no están protegids y no son contagiados, y las escenas son demasiado «flagrantes». Es por eso que los videos de los rebeldes sirio que muestran la evidencia no convencen a algunos expertos de armas químicas.

Esto es para su discernimiento.

EL SUCESO

Según el Ejército Sirio Libre (los rebeldes), las autoridades sirias bombardearon con gas sarín la región de Ghoutta, en la periferia de Damasco, el miércoles 21 de agosto de 2013, causando en total 1.700 muertos. Esta alegación fue comentada de inmediato por las autoridades alemanas, británicas y francesas, que llamaron a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para que se autorice a los observadores de la ONU a investigar en el terreno. Las noticias al respecto están siendo repetidas constantemente por la prensa de la OTAN, que presenta además dichas alegaciones como hechos consumados.

A partir de la madrugada y a lo largo de todo el día 21 de agosto, el Ejército Árabe Sirio bombardeó las posiciones de elementos del Ejército Sirio Libre que se habían reagrupado en el sudeste de la Ghoutta (la región agrícola colindante con la capital siria), zona de enfrentamientos cuya población civil ha sido evacuada desde hace meses. Las bajas de los grupos yihadistas parecen ser allí considerables y hasta ahora el gobierno sirio no había recurrido al uso de gases de combate, un arma que históricamente se utiliza sólo en caso de guerras de trincheras.

Según la Casa Blanca, ese 21 de agosto, el ejército sirio lanzó cohetes con gas nervioso sobre los rebeldes atrincherados en los suburbios de Damasco. Esto le proporciona la base para un ataque militar a una coalición de potencias occidentales. Estados Unidos, Francia y el Reino Unido podrían actuar sin mandato de la ONU y contra el consejo de Rusia y China. 

La evidencia del uso de gas nervioso por parte de Assad está basada, hasta ahora, en las imágenes de algunas filmaciones publicadas por los rebeldes. Algunos expertos de armas químicas, comentando los supuestos ataques no parecen del todo convencidos del material.

En las imágenes, impresionantes a primera vista, algunos perciben una puesta en escena. Los niños afectados, que parecen desfallecidos o drogados, no tienen madres que los acompañen. Los varones aparecen a menudo desnudos mientras que las niñas están completamente vestidas. Fuera de algunas cortinas plegables y varias bolsas de suero, no se ve ningún tipo de estructura médica ni equipamiento sanitario, ni siquiera de tipo clandestino.

Algunas de las fotografías difundidas ahora por la prensa ya fueron utilizadas anteriormente para acusar al ejército de Egipto de haber cometido una masacre en un campamento de la Hermandad Musulmana en El Cairo.

FALTAN LOS SÍNTOMAS  

Interrogada por la AFP, Paula Vanninen, directora de VERIFIN, Instituto Finlandés para la Verificación de la Convención sobre Armas Químicas, ha destacado que

«Las personas que ayudan a las víctimas no llevan ropa de protección ni máscaras y si fuera un ataque con gas, habrían sido contaminadas también y víctimas de los mismos síntomas«, y no sucede en los videos.

John Hart, director del Proyecto de Seguridad Química y Biológica del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, dijo

que en el video «no hay vestigios de una prueba reveladora» de una contaminación con armas químicas. «Ninguna de las víctimas muestra un estrechamiento del diámetro de la pupila, lo que indicaría una exposición a los agentes nerviosos organofosforados«.

NO HAY CONTAMINACIÓN

Dan Kaszeta, un ex oficial del Cuerpo de Química del Ejército de los EE.UU. y asesor privado, que también fue interrogado por la AFP, afirma que,

«ninguna de las personas que tiene que ver con las víctimas o el fotógrafo usa algún tipo de protección a hoc y a pesar de ello, ninguno de ellos parece haber sido dañado».

Esto excluiría realmente contaminación por armas químicas de uso militar, incluyendo gases nerviosos,

ya que estas sustancias dejan por un poco mas «de una hora cierto nivel de contaminación y daño a cualquiera sin la protección adecuada que esté en contacto con las personas afectadas».

Kaszeta añade que,

«no hay ningún otro signo que se puede esperar ver después de un ataque químico, como problemas graves en la vista, vómitos, pérdida del control de esfínteres

NO ES SARÍN 

Stephen Johnson, un ex asesor del Ministro de Defensa para la guerra química e investigador de los efectos de contagio de materiales peligrosos en la Universidad de Cranfield, cree que

«con un nivel tal de agente químico cabe esperar ver un montón de contaminación en las víctimas, y esto afectaría a aquellos que los tratan y no están protegidas como es debido.  Todo esto no lo vemos» 

También dijo a Euro News que el video se veía sospechoso.

“Hay, en algunos de los videos, ejemplos que se parecen forzados, y casi como si hubieran sido armados. En algunas de las personas con espuma en la boca, la espuma parece ser demasiado blanca, demasiado pura, y no es coherente con el tipo de lesión interna que se podría esperar, que sería más sanguinolenta o más amarilla, dijo Johnson.

OTROS PROBLEMAS 

«Las imágenes de Ghouta, el lugar donde el gobierno habría usado gas devastador desde el punto de vista emocional, son muy ambiguas desde el punto de vista documental», escribió en el Giornale el reportero de guerra Gian Micalessin.

«En Halabja en marzo 1988 el gas de Saddam no hizo ninguna distinción entre las víctimas y los equipos de rescate y destruyó a cualquiera que no estuviera protegido y creó un clima de pánico». 

Esto no sucede en Ghouta, recuerde Micalessin:

«Nadie escapa, no hay un clima de pánico y los hospitales siguen funcionando». «Esto plantea dos grandes cuestiones«, concluye el periodista:

«¿Por qué Assad habría esperado dos años, y medio antes de usar el gas sólo para usarlo bajo la mirada de observadores de la ONU? Y sobre todo, ¿por qué empezar en un área donde el régimen militar no está en problemas y en los que no se aprovecha la ventaja táctica que ofrecen las armas químicas para recuperar el territorio y ocultar la evidencia?»

Fuentes: Tempi, Alerta Digital, Signos de estos Tiempos

 

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En 30 años robots humanoides patrullarán las ciudades como vigilantes

Más adelante tendrán inteligencia y podrán matar.

 

Para el año 2040 un futurista – el profesor Noel Sharkey – predice que nuestras calles estarán vigiladas y patrulladas por robots con forma humana. Al principio podrán pedir documentos, hacer y reponder preguntas, inmovilizar a sospechosos, deternerlos y controlar multitudes. Y con el tiempo se harán más sofisticados, con inteligencia artificial descentralizada y serán capaces de matar. Todo esto está siendo diseñado ahora.

 

robot de vigilancia

 

En una ventana de aquí a 20 años también, los cristianos creemos que se sucederá una intervención divina decisiva profetizada en las apariciones de Medjugorje y Garabandal, por lo menos. Y suponemos que se dará de aquí a 20 años, porque la profecía dice que los eventos tendrán lugar durante la vida de los videntes, ya que serán quienes avisen a la humanidad la ocurrencia de cada evento. Hoy los videntes de Medjugorje están pisando los 60 años y los de Garabandal los 70.

Estos eventos podrán suceder o postergarse, pero si suceden, podrán tener influencia sobre todos estos desarrollo tecnológicos con fines bélicos que se están realizando.

ROBOTS HUMANOIDES PATRULLANDO PARA EL 2040

En un artículo titulado 2084: Gran robot te está mirando… , Sharkey, profesor de robótica en la Universidad de Sheffield, prevé un mundo en el que los puestos de trabajo de vigilancia, seguridad y aplicación de la ley en gran parte serán entregados a la inteligencia artificial.

Dentro de los próximos 30 años, Sharkey afirma que,

«robots humanoides caminantes estarán en uso para el control de multitudes en juegos, huelgas y disturbios. Los robots patrullarán centros de las ciudades y los puntos conflictivos donde es probable que se sucedan quebrantamientos de la ley».

«Los robots tendrán una percepción del habla razonable y serán capaces de hacer preguntas y responder a las preguntas. ¿Cuál es su número de identificación? ¿Qué está haciendo aquí? Ellos podrán trabajar en equipos de robots equipados con armas no letales (por ejemplo, las armas Taser o redes) y estarán de guardia para solucionar situaciones difíciles y detener personas», añade Sharkey.

Además de realizar tareas más mundanas como el checking de vuelos y hacer de porteros en los eventos, los robots también,

«serán capaces de rociar a una multitud con dardos de etiqueta RFID o algún equivalente futurista, para que las personas puedan ser seguidas después que la multitud se haya dispersado», escribe Sharkey.

30 AÑOS MÁS TARDE TENDRÁN INTELIGENCIA ARTIFICIAL

En 2070, el profesor predice que los robots tendrán una apariencia humana y serán capaces de desplegar la tecnología de inteligencia descentralizada que «hará que escapar a la captura sea imposible.»

Coches de policía robot también recorrerán las calles explorando placas y deduciendo multas e infracciones de las cuentas bancarias automáticamente.

Sharkey se ha convertido en una voz importante de la advertencia acerca de la flota de los robots de DARPA, que aparentemente se están desarrollando con fines «respuesta de emergencia y humanitaria», y de hecho, están diseñados para matar.

«Por supuesto, si se utilizan para el combate, podrían matar civiles, si ellos no son capaces de discriminar entre civiles y soldados», Sharkey dijo a la BBC .

DISEÑADOS PARA MATAR

Su advertencia fue repetida por  Human Rights Watch, así como por el ex oficial de inteligencia Lt.Coronel Douglas Pryer, que escribió un ensayo de alerta sobre la amenaza planteada por los implacables «robots asesinos», que se utilizarán para acechar y aplastar blancos humanos en un futuro próximo.

El año pasado, los expertos de la prestigiosa Universidad de Cambridge  anunciaron un proyecto para llevar a cabo la investigación sobre los «riesgos de extinción de nivel» que plantean a la humanidad los robots artificialmente inteligentes.

Como se informó en abril, los científicos del Pentágono ya han construido una máquina que funciona como un cerebro humano y permitiría a los robots pensar de manera independiente y actuar autónomamente.

Vea una reciente conferencia de TEDx dada por Sharkey en la que advierte sobre la forma en que inevitablemente se utilizarán los robots como máquinas de matar en un futuro próximo y también «desestabilizar la seguridad del mundo y desencadenar guerras no intencionales».

Fuentes: Infowars, Signos de estos Tiempos

 

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¿Hasta donde se ha llegado con el estado de vigilancia?

Tecnología, potencialidad y operaciones en marcha.

 

Hace unas semanas se destapó que agencias del gobierno norteamericano estaban espiando las llamadas telefónicas e internet de un número impresionante de comunicaciones dentro de EE.UU. y en otros países, y luego se denunció que Gran Bretaña hacía lo mismo, que Francia también, y así seguramente podríamos seguir sumando gobiernos. Pero lo cierto es que la gran capacidad tecnológica de EE.UU. le hace estar a la vanguardia, y es, de alguna forma, una muestra de los recursos que puede manejar un estado de vigilancia, que probablemente en su medida estén activos en cada país o se irán incorporando.

 

vigilancia_nsa

 

Queremos hacer un breve muestrario de hasta donde han llegado o pueden llegar las tecnologías de un estado de vigilancia. Para su información y su discernimiento.

LA REACCIÓN ANTE LA MAGNITUD DEL ESTADO DE VIGILANCIA

Hay dos reacciones básicas de las personas ante las recientes revelaciones de Edward Snowden sobre la vigilancia generalizada de los estadounidenses por su gobierno, y sobre muchos países:

Un Shock de que esto pueda ser cierto en la tierra de los libres y el hogar de los valientes.

La aceptación de que tales medidas son necesarias en una época de amenazas existenciales y no convencionales a la seguridad nacional.

Para muchos esto no fue sorpresa, ya lo sabían, aunque podrían ser sorprendidos por la magnitud del espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad. Estados Unidos ha estado a la deriva lentamente durante décadas para convertirse en el estado más avanzado de vigilancia en la historia del mundo; la aplicación de tecnología avanzada ha logrado multiplicar lo que la Unión Soviética hizo con baja tecnología.

La verdad es que lo que los medios alternativos pintan es mucho más cercano a la realidad que la mayoría de la gente piensa.

UN VISTAZO DE LOS HECHOS DEL ESTADO DE VIGILANCIA

¿Es cierto, como algunos funcionarios de inteligencia superiores han dicho que sólo 300 números de teléfono son el objetivo de la NSA en un momento dado? La verdad es que 300 números de teléfono están dirigidos por analista al mes. Hay unos 10.000 analistas. Multiplique 10,000 por 300 por 12 meses y obtiene 36 millones por año. Eso es más o menos 10 por ciento de la población de los EE.UU. (316 millones), el 0,5 por ciento de la población mundial (7000 mil millones).

Todos los aeropuertos, autobuses, metro y terminales de la estación de tren tienen escáneres de reconocimiento facial y dispositivos de escucha de audio. En algunos lugares, los dispositivos de escucha de audio están aún instalados en los baños.

Datos de telemetría de dispositivos móviles son registrados pasivamente a través de Wi-Fi y torres de telefonía móvil de todos los dispositivos móviles para su uso posterior. El gobierno conoce todos tus movimientos.

GPS y micrófonos ocultos se instalan en muchas flotas nacionales de alquiler como Hertz, Avis, Dollar, Budget, Enterprise y Alamo y pueden ser remotamente «encendidos» y controlados en todo momento. En muchos casos, el gobierno no saca los gastos directos de su bolsillo. Simplemente ajusta el sistema existente, instalado de fábrica, es decir, OnStar de GM, Toyota Safety Connect, Enform Lexus, Ford Sync, BMW Assist y Mbrace de Mercedes Benz. Cada uno de estos sistemas utiliza una conexión celular incrustada en el vehículo para proporcionar una variedad de servicios automatizados y da servicio al conductor y a los funcionarios del gobierno.

Lo mismo es cierto para los dispositivos de escucha en muchas habitaciones de hotel, en particular para los dignatarios e invitados especiales, por ejemplo, Marriott, Hilton, Starwood, Wyndham, Intercontinental.

La nanotecnología RFID está integrada en todos los billetes de la Reserva Federal (papel moneda) y ha sido desde mediados de la década de 2000. Esto permite la pista para saber donde va el dinero y qué porcentaje de la circulación es falso en un momento dado.

Las nuevas unidades de vehículos de control electrónico (ECU), o «cajas negras», por prescripción del gobierno federal no sólo graban «los datos de eventos» para reconstruir accidentes de vehículos (velocidad, frenado, el despliegue del airbag), sino que contienen dispositivos de almacenamiento con capacidad de grabación de localización de vehículos sobre toda la vida útil del vehículo, incluso si la batería se agota. Y, las cajas negras pueden accesarse a distancia para extraer los datos, incluido el número de identificación del vehículo, historial de ubicaciones y más.

Las grabadoras de placas de licencias de autos en las cabinas de peaje, cámaras de tráfico en la calle y en patrulleros policiales, no registran sólo selectivamente a algunos vehículos. Ellos constantemente registran a todos los vehículos, incluidos los ocupantes del vehículo, hora y lugar. Todos esos datos, incluyendo imágenes de los ocupantes, se introducen en centros de fusión local, regional y nacional. Igualmente importante, hay otros lectores de placas, ubicados en las torres de celulares, a lo largo de las carreteras principales, incluyendo algunos instalados en restaurantes de comida rápida, gasolineras y tiendas de conveniencia a lo largo de las carreteras principales, que recopilan los datos así.

El proyecto de Google Street View captura vistas panorámicas a lo largo de muchas calles del mundo y de datos de las redes locales WiFi incluyendo el SSID (el nombre de la red), la dirección MAC (un número único asignado a cada router WiFi), la configuración y los datos de carga útil para que puedan catálogarlo, y relaciona el mapa, identifica personalmente al propietario y las vulnerabilidades de cada red conectada al Internet.

El cifrado no escapa de la NSA. Si Ud. utiliza encriptación, la NSA le presta especial atención a Ud., es decir, que mantiene sus datos siempre y subcontrata a grupos especiales para ver si puede descubir la forma de quitarle la encriptación. Además, muchos programas (pero no todos) que cifran y descifran datos han sido “cedidos”, y el paisaje del cifrado sigue evolucionando rápidamente – así que lo que es seguro hoy puede no serlo mañana.

Si usted tiene un sistema de alarma que es controlado remotamente por una estación central y viene con «sensores de rotura de cristal», la parte de audio de los sensores puede ser remotamente «encendida» y grabar lo que se oye en su propia casa. El gobierno no necesita plantar micrófobos, Ud. mismo lo hizo.

Incluso si Ud. desconecta el computador de Internet, el gobierno puede acceder a su computador mediante «la línea de comunicación de poder» (PLC) o «banda ancha sobre líneas eléctricas» (BPL). La única manera de evitar esto es una fuente de energía fuera de la red.

Los chicos malos, las organizaciones terroristas como al-Qaeda ya conocen la mayoría, si no todos, estas redes de sensores y sistemas de vigilancia de la NSA. Estos sistemas generalmente capturan a los «malos actores» o a profesionales no entrenados que cometen errores estúpidos.

El gobierno, incluyendo a los contratistas del gobierno, no son los mayores reclutadores de talento hacker en el país. Los mayores reclutadores están compitiendo con los estados nacionales que establecieron sociedades «pantalla» para reclutar a los mejores talentos, seguido por sindicatos criminales internacionales que pagan mucho dinero por los mejores. ¿Su lugar preferido de contratación? La convención anual de hackers en Las Vegas llamada DEF CON.

Para garantizar la continuidad del Gobierno (COG), uno o más edificios en la capital del país conecta a una red de metro a más de un kilómetro y medio bajo tierra, que usa trenes de  levitación magnética (maglev), interconectados a través de una docena de instalaciones militares en los EE.UU.

TODO LO QUE RELATAMOS ESTÁ AHÍ

El punto es que se hace o se puede hacer con esa información y con esa impresionante tecnología.

Hay quienes dicen que su objetivo es sólo combatir el crimen y el terrorismo, protegiendo a los ciudadanos.

Mientras que otros dicen que pensar que esta información y esta infraestructura se utilizan sólo para eso es una ingenuidad.

Y aún hay otros que piensan que tal vez hasta ahora se haya usado para lo que dicen que es, pero que la tentación del poder es grande y si no se pone un freno claro podría pasar cualquier cosa.

Es material para discernir.

Fuentes: WND, Signos de estos Tiempos

 

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En cualquier parte del planeta los “drones” pueden matar a quien elijan

Todo el mundo es ahora zona de ataque.
Los drones, o sea los vehículos aéreos no tripulados, son una fuente de intenso debate en este momento, porque hace muy fácil matar a los objetivos (como nunca antes), y su uso, aparentemente discrecional en zonas no bélicas, generan controversias y en muchos casos mala imagen política. Poco se sabe publicamente de cómo surgieron y los problemas que enfrentan, por eso reproducimos un informe de un especialista en seguridad.

 

dron

 

El vehículo aéreo no tripulado, conocido como ‘dron’ y considerado un emblema de la alta tecnología de armamento estadounidense, comenzó siendo un juguete, y es una fusión entre una maqueta de avión y un motor de cortadora de césped.

Aunque su objetivo inicial era reventar tanques soviéticos en las primeras descargas de la Tercera Guerra Mundial, se ha convertido en la tecnología preferida para cometer asesinatos selectivos en la guerra global contra el terror.

Su uso ha provocado un gran debate, en un primer momento dentro de las áreas más secretas del Gobierno, aunque en los últimos meses se ha extendido al público en general, sobre las tácticas, estrategia y aspecto moral no solo de la guerra con drones, sino de la guerra moderna en general.

Pero antes de que este debate pueda ir mucho más allá, antes de que el Congreso estadounidense u otras ramas del Gobierno puedan establecer estándares significativos o hacer las preguntas pertinentes, debemos hacer una serie de distinciones, aclarar mitos y distinguir los problemas reales de aquellas distracciones que sean engañosas o estén basadas en una mala información.

LA GÉNESIS DE LOS DRONES

Nos vendría bien saber un poco de historia. El dron tal y como lo conocemos hoy día fue idea de John Stuart Foster Jr., físico nuclear y exdirector del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (entonces conocido como Laboratorio de Radiación Lawrence) en EE.UU. Cuando se le ocurrió la idea en 1971, era director de investigación de defensa e ingeniería, el puesto científico superior en el Pentágono.

Foster era un entusiasta de las maquetas de avión, y un día se dio cuenta de que su afición podría usarse para crear un nuevo tipo de arma. Su idea consistió en usar un avión a control remoto no tripulado, colocarle una cámara en el vientre, y hacer que volase por encima de los objetivos enemigos para tomar fotos o películas. Además, de ser posible, también podría cargarse con una bomba y destruir objetivos.

Dos años más tarde, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés) construyó dos prototipos basados ??en el concepto de Foster, conocidos como Praeire y Calere. Pesaban 75 libras (34 kilos) y funcionaban con un motor de cortadora de césped modificado. Cada vehículo podía permanecer en el aire durante dos horas, y llevar una carga de 28 libras (13 kilos).

Las agencias del Pentágono diseñaron muchos prototipos, la mayoría de los cuales nunca fueron más allá del tablero de dibujo.

UN CAMBIO EN LA FORMA DE HACER LA GUERRA

La idea de Foster se convirtió en un arma real porque convergió con una nueva doctrina de defensa.

Desde los comienzos hasta mediados de la década de los 70, la Unión Soviética se dedicó a reforzar sus fuerzas militares convencionales a lo largo de la frontera entre Alemania Oriental y Occidental.

Una década antes, la política de EE.UU. había consistido en disuadir la posibilidad de invasión de Europa Occidental bajo la amenaza de tomar represalias con armas nucleares. Pero para aquel entonces, los soviéticos habían acumulado un arsenal nuclear considerable. Si EE.UU. usaba las armas nucleares, ellos podían responder del mismo modo.

Por lo tanto, la DARPA encargó un estudio para identificar nuevas tecnologías que pudieran dar al presidente «una variedad de opciones de respuesta» en caso de una invasión soviética, como «alternativas a la destrucción nuclear masiva».

El estudio fue dirigido por Albert Wohlstetter, exestratega de RAND Corporation, que en los años 50 y 60 escribió informes y artículos de gran influencia sobre el equilibrio de la potencia nuclear. Estudió minuciosamente diversos proyectos que la DARPA tenía en consideración y concluyó que los aviones no tripulados de Foster podrían encajar con lo que se buscaba.

En los últimos años, el ejército de EE.UU. ha desarrollado una serie de ‘municiones guiadas de precisión’, derivadas de la revolución en microprocesadores, capaces de aterrizar a pocos metros de un objetivo. Wohlstetter propuso colocar munición en los aviones no tripulados de Foster y utilizarlos para atacar objetivos más allá de las líneas enemigas, en formaciones de tanques soviéticos, bases aéreas, puertos, etc.

En el pasado, este tipo de objetivos solo se podrían haber destruido con armas nucleares, pero una pequeña bomba que caiga a pocos metros de su objetivo puede hacer tanto daño como una bomba de gran tamaño (incluso una bomba nuclear de bajo rendimiento), que se desvíe de su objetivo por unos pocos miles de metros.

UN ARMA POST GUERRA FRÍA

A finales de la década de los 70, la DARPA y el Ejército de EE.UU. habían comenzado a probar una nueva arma llamada Assault Breaker, inspirada directamente en el estudio de Wohlstetter. Poco después, una serie de armas de alta precisión, guiadas por rayos láser, emisiones de radar, ondas milimétricas o, más tarde (y con mayor precisión), por señales de satélites de posicionamiento globales, pasaron a formar parte del arsenal de EE.UU..

El Assault Breaker del Ejército usaba un cohete de artillería. Las primeras versiones de la marina y la fuerza aérea, llamadas Municiones de Ataque Directo Conjunto (JDAM, por sus siglas en inglés), se colocaban bajo las alas y eran lanzadas desde las cabinas de los aviones de combate tripulados.

A mediados de la década de los 90, durante la guerra aérea de la OTAN en los Balcanes, se materializó algo parecido a lo que Foster tenía en mente con un vehículo aéreo no tripulado (UAV, por sus siglas en inglés) llamado Predator.

Era capaz de funcionar durante 24 horas a una altitud de 25.000 pies (7.600 metros), llevando una carga útil de 450 libras (205 kilos). En su primera encarnación, solo llevaba equipo de vídeo y comunicaciones. Las imágenes digitales tomadas por la cámara eran enviadas a un satélite y luego transmitidas a una estación en tierra a miles de kilómetros de distancia, donde los operadores controlaban la trayectoria de vuelo del avión no tripulado con un joystick mientras veían la secuencia de vídeo en tiempo real en un monitor.

En febrero de 2001, el Pentágono y la CIA llevaron a cabo la primera prueba con un Predator modificado, que llevaba no solo una cámara sino también un misil Hellfire guiado por láser. La declaración de la misión de la Fuerza Aérea en relación a este UAV armado señalaba que sería ideal para alcanzar objetivos «breves y perecederos». En una época anterior, esta frase habría significado la destrucción de tanques en un campo de batalla. En la fase de apertura de la nueva guerra de Estados Unidos contra el terrorismo, significaba cazar y matar a yihadistas, especialmente a Osama bin Laden y sus lugartenientes de Al Qaeda.

Y así fue como un arma diseñada en el apogeo de la Guerra Fría para impedir un asalto armado soviético en las llanuras de Europa se convirtió en un dispositivo para matar a bandas de terroristas sin patria, o incluso a un terrorista individual, en las escarpadas montañas del sur de Asia. En este sentido, los drones han estado presentes en la política militar de EE.UU. durante más de tres décadas, y tanto las armas como la política han evolucionado con el tiempo.

LAS RESISTENCIAS DE LOS JEFES DE LA FUERZA AÉREA

La historia detrás de todo es en cierto modo inevitable. El auge de los drones se encontró con una gran y poderosa resistencia: el cuerpo de oficiales de alto nivel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, la misma organización que desarrolló el arma. La cultura dominante en cada uno de los servicios armados, es decir, los rasgos que se valoran, el tipo de militares que logran ascensos, está determinado por sus sistemas de armamento de alto coste.

Por tanto, desde 1947 a 1981 todos los jefes de la Fuerza Aérea ascendieron a través de las filas como bombardero nuclear en el Comando Aéreo Estratégico. Durante el siguiente cuarto de siglo, a medida que aumentó el gasto en fuerzas convencionales, cada jefe de personal había sido anteriormente piloto de caza en el Comando Aéreo Táctico.

Así es como estaban las cosas en 2003, cuando el presidente George W. Bush ordenó la invasión de Irak. A medida que la liberación se convirtió en ocupación, lo cual provocó insurgencia y después una guerra civil sectaria, los comandantes estadounidenses sobre el terreno solicitaron apoyo de los flamantes aviones no tripulados Predator. La amenaza más letal para los soldados e infantes de marina era el artefacto explosivo improvisado, o bomba de carretera. La cámara de un avión no tripulado desde el cielo era capaz de observar a un insurgente plantando la bomba y seguirlo hasta su escondite.

Sin embargo, los drones resultaban algo odioso para la cultura dominante de la Fuerza Aérea, que daba prioridad a los aviones de combate rápidos y tripulados. Así que los generales de la Fuerza Aérea rechazaron o ignoraron las peticiones del Ejército y la Marina para utilizar más drones.

La crítica más común es que los drones a menudo terminaban matando a civiles. Aunque es cierto, no es algo que solamente ocurra con los aviones no tripulados.

SE DESVANECE LA RESISTENCIA INTERNA

Todo esto cambió en 2006, cuando Bush nombró a Robert Gates para reemplazar a Donald Rumsfeld como Secretario de Defensa. Gates entró en el Pentágono con un objetivo: arreglar el desastre de Irak.

Le sorprendió que los generales dentro de los tres grandes servicios se preocuparan más por las armas de alta tecnología para las guerras del futuro que por las necesidades de la guerra que estaban luchando. Estaba particularmente consternado por la hostilidad de los generales de la Fuerza Aérea hacia los drones. Gates impulsó la producción, y los generales retrasaron la entrega. Así que él aceleró la entrega, y ellos frenaron el despliegue.

Lo siguiente fue despedir al jefe de la Fuerza Aérea, el general T. Michael Moseley (aparentemente por algún otro acto de mala conducta, pero en realidad debido a su resistencia a los UAV), y nombrar en su lugar al General Norton Schwartz, que había destacado como piloto de combate y transporte de carga en las fuerzas de operaciones especiales. Justo antes de su promoción, Schwartz había sido jefe del Comando de Transporte de EE.UU., es decir, había estado a cargo de los suministros a los soldados e infantes de marina. Como nuevo jefe, Schwartz dio alta prioridad al envío de aviones no tripulados a las tropas en Irak y durante los años siguientes convirtió a los pilotos de este tipo de aviones en una élite dentro de la Fuerza Aérea.

En otoño de 2009, hacia el final del primer año de Barack Obama como presidente, la Fuerza Aérea estaba entrenando más pilotos de drones que pilotos de cabina en aviones. Fue el comienzo de una nueva era, no solo para la cultura de la Fuerza Aérea, sino también para la forma de entender la guerra en EE.UU..

En ese mismo año no solo se produjo un aumento de los ataques de drones, en parte debido al aumento de su disponibilidad y al desvanecimiento de la resistencia institucional, sino que también hubo un cambio en la localización de los ataques.

No había nada que resultase políticamente provocador acerca de los drones en Irak o Afganistán. Eran armas de guerra, utilizadas principalmente para el apoyo aéreo de las tropas terrestres de Estados Unidos en países donde dichas tropas estuvieran en guerra.

LA CONTROVERSIA POR MATAR PERSONAS EN LUGARES NO BÉLICOS

La controversia, que persiste hasta hoy día, comenzó cuando los drones empezaron a cazar y matar a personas específicas en países con los que Estados Unidos no estaba oficialmente en guerra.

Estos ataques tuvieron lugar principalmente en Pakistán y Yemen. Pakistán servía como refugio para los combatientes talibanes en el vecino Afganistán. Yemen se estaba convirtiendo en el centro de una nueva ala de Al Qaeda en la Península Arábiga. Bush había ordenado varios ataques en esos países: de hecho, el primer ataque aéreo fuera de una zona de guerra formal tuvo lugar en Yemen, el 3 de noviembre de 2002, contra un líder de al-Qaeda, que unos años antes había ayudado a planear el ataque contra el buque estadounidense USS Cole. Bush también lanzó 48 ataques aéreos en la región de Waziristán dentro de Pakistán, a lo largo de la frontera montañosa con Afganistán, y 36 de ellos tuvieron lugar durante su último año en el cargo.

Obama, que había prometido durante la campaña presidencial de 2008 salir de Irak y entrar más en Afganistán, aceleró esta tendencia y lanzó 52 ataques aéreos en territorio paquistaní solo en su primer año. En 2010 duplicó el número de ataques hasta llegar a 122. Después, al año siguiente, la cifra cayó a 73. En 2012 la cantidad se redujo aún más, hasta llegar a 48, una cifra que aún así iguala el número total de ataques producidos durante los ocho años de presidencia de Bush. Por el contrario, 2012 fue también el año en que el número de ataques con aviones no tripulados se disparó en Yemen, pasando de solo unos pocos a 54.

Estos ataques han provocado violentas protestas en esos países, y han logrado alienar incluso a los que previamente no habían sentido ningún afecto por los yihadistas y, en algunos casos, daban cierto apoyo a Estados Unidos.

A nivel nacional en EE.UU., se está llevando a cabo un enconado debate político y jurídico sobre la conveniencia y oportunidad de usar los ataquens con drones como una herramienta en la guerra contra el terror.

La controversia se ve aumentada por el hecho de que todo lo relacionado con estos ataques fuera de las zonas de guerra (como, hasta hace poco, el hecho mismo de que estuvieran ocurriendo) es secreto. Los ataques con aviones no tripulados en Irak y Afganistán, al igual que el resto de las operaciones militares, se han llevado a cabo por el Departamento de Defensa. Pero los ataques con drones en otros lugares son operaciones encubiertas llevadas a cabo por la Agencia Central de Inteligencia, que opera bajo las sombras (incluso la supervisión del Congreso se ve limitada a los miembros de los comités de inteligencia selectos) y bajo una autoridad judicial diferente, más permisiva (Artículo 50 del Código de EE.UU., en vez del Artículo 10 del Departamento de Defensa).

El presidente Obama ha empezado a abordar estas protestas y preocupaciones, hasta cierto punto. (Tal vez por eso, a finales de mayo, Estados Unidos había llevado a cabo solo 13 ataques con aviones no tripulados en Pakistán durante 2013). Sin embargo, algunas de las protestas son más válidas, y algunas de las acciones de Obama son menos receptivas, que otras.

UN TIPO DE GUERRA ARROGANTE

La crítica más común que reciben los ataques con aviones no tripulados es que incluso cuando están dirigidos a objetivos militares (terroristas, casas de seguridad de insurgentes, etc), a menudo terminan matando a civiles. Esto es cierto, pero no solo ocurre con los drones. De hecho, los drones causan muchas menos víctimas civiles que otros tipos de ataques aéreos. Las armas que llevan son muy pequeñas y precisas. El misil Hellfire guiado por láser y la Bomba de Pequeño Diámetro guiada por GPS aterrizan a unos pocos metros de sus objetivos y explotan con una fuerza de apenas 30 a 100 kilos de TNT. Las bombas aéreas usadas en el pasado han sido mucho más grandes y mucho menos precisas.

Peter Bergen de la New America Foundation, que ha realizado un estudio exhaustivo de los datos disponibles al público, estima que entre 2004 y mediados de mayo de 2013, los aviones no tripulados mataron entre 258 y 307 civiles en Pakistán. Eso supone entre un 7 y un 15 por ciento de las muertes totales causadas por drones en el país. Las víctimas mortales civiles en Yemen son más difíciles de estimar, pero parecen representan alrededor del 8 por ciento de una cifra de muertos total mucho menor. Estas cifras no pueden ignorarse, pero las armas de hace una generación habrían matado a mucha más gente.

Y sin embargo, vista desde un ángulo diferente, esta comparación es casi irrelevante, y las cifras parecen ser bastante altas. Porque cuando se habla de la muerte accidental de civiles por drones en Pakistán y Yemen, estamos hablando de países en los que Estados Unidos no tiene guerras oficiales. En otras palabras, se trata de países en los que las personas muertas, y sus amargados amigos y familiares, no sabían que vivían en una zona de guerra. Imaginémonos que una serie de comandantes mexicanos lanzaran un ataque aéreo contra una ciudad fronteriza en California porque sus enemigos estuvieran escondidos allí y que, como resultado de la mala puntería, mala inteligencia o mala suerte, murieran una docena de ciudadanos estadounidenses. El pueblo y el Gobierno de EE.UU. estarían indignados, y con razón.

Los ataques con aviones no tripulados son criticados como un tipo de guerra arrogante. La idea de matar a la gente desde lejos, de forma invisible y sin riesgo de represalias, parece de alguna manera injusta.

Pero lo mismo se dijo cuando los británicos y los estadounidenses lanzaron bombas desde aviones en la Segunda Guerra Mundial. Y también se dijo cuando los arqueros británicos utilizaron arcos contra los caballeros franceses. Es natural que los ejércitos encuentren formas de maximizar las pérdidas del enemigo y reducir al mínimo las suyas.

Resulta que la mayoría de personas muertas por drones no son líderes de al-Qaeda. A menudo no están afiliadas a al-Qaeda en absoluto.

LOS DRONES DAN MALA IMAGEN

Aún así, estas comparaciones no acaban de encajar del todo. El lugar donde se usan los drones hace que sean algo diferente. Stanley McChrystal, general retirado que se basó en gran medida en los ataques con drones cuando era jefe de operaciones especiales en Irak y comandante de todas las fuerzas de la OTAN en Afganistán, lo expresó de esta manera en una reciente entrevista con Reuters:

«El resentimiento causado por el uso estadounidense de los ataques sin tripulación… es mucho mayor de lo que el estadounidense promedio puede apreciar. Son odiados a un nivel visceral, incluso por personas que nunca hayan visto uno o hayan presenciado sus efectos».

Esta no es una cuestión especulativa. En abril, durante unas audiencias ante el Comité Judicial del Senado (las primeras audiencias públicas sobre las consecuencias de los aviones no tripulados), Farea al-Muslimi, activista y periodista yemení, hizo unas declaraciones sobre un ataque aéreo en su pueblo natal solo una semana antes. Antes del ataque, señaló al-Muslimi, los aldeanos tenían una impresión positiva de Estados Unidos, elaborada principalmente a partir de conversaciones con él sobre el año que había pasado en el país en la escuela secundaria, que describió como «uno de los mejores años de mi vida». Pero ahora, continuó,

«cuando piensan en América, piensan en el terror que sienten por los aviones no tripulados que se ciernen sobre sus cabezas, dispuestos a disparar misiles en cualquier momento».

En una guerra convencional, esto podría tener un efecto secundario lamentable. Pero en los tipos de guerras que Estados Unidos ha estado luchando últimamente, en Yemen y en otros lugares, aumenta el efecto principal. Son guerras contra guerrillas, insurgentes, terroristas, granujas, que se llevan a cabo no solo para matar al enemigo sino para influir en la población (para «ganarse los corazones y las mentes», según afirma un viejo dicho popular en EE.UU.).

Si el arma más importante en esta guerra termina alienando a las personas que viven bajo su sombra, y en algunos casos las lleva a los brazos del enemigo, ya sea por protección o basándose en el principio de que el enemigo de su enemigo es su amigo, entonces se convierte en un arma terrible. El general retirado David Petraeus, en su manual de campo del Ejército de EE.UU. de 2006 sobre la contrainsurgencia, hizo una observación similar:

«Una operación que mate a cinco insurgentes es contraproducente si el daño colateral conduce al reclutamiento de 50 insurgentes más».

Sin embargo, tal y como señaló Petraeus, a veces un comandante tiene que disparar el arma, independientemente de la reacción negativa que pueda ocurrir. A veces el objetivo es demasiado importante, y la amenaza demasiado peligrosa como para dejarlo pasar. Lo cual nos lleva a otra fuente de controversia acerca de los drones.

SE USAN PARA ATAQUES ‘DISTINTIVOS’

A medida que los ataques han evolucionado a lo largo de los años, un número cada vez menor de objetivos ha planteado una verdadera amenaza para Estados Unidos. Cada vez con más frecuencia, los objetivos de los ataques con aviones no tripulados son milicianos de bajo nivel, en vez de líderes terroristas. En un número sorprendente de casos, son perseguidos hasta la muerte a pesar de que sus identidades (sus nombres, rangos y el alcance de su participación en una organización terrorista) resultan desconocidas.

Cada vez más, los drones se utilizan para ‘ataques distintivos’. El funcionario u oficial que aprueba una ataque puede que no sepa quiénes son sus objetivos, pero su comportamiento, tal y como recogen las cámaras de los drones, los satélites, las intercepciones de teléfonos móviles y los espías en el terreno, u otras ‘fuentes y métodos’ usados por las agencias de inteligencia, sugieren con firmeza que son miembros activos de una organización cuyos dirigentes serían los objetivos naturales de un ataque aéreo.

Por ejemplo, podrían estar entrando y saliendo de un edificio que sea considerado como un conocido lugar de reunión de terroristas, o podrían estar entrenándose en un centro terrorista conocido. En otras palabras, su comportamiento lleva la ‘firma distintiva’ de un objetivo legítimo.

Ni los Gobiernos de Bush u Obama han confirmado jamás la existencia de ataques distintivos. (Al igual que todos los ataques de la CIA con aviones no tripulados, están altamente clasificados.) Pero un funcionario bien informado me señaló que en Pakistán, la «inmensa mayoría» de los ataques con drones han sido ataques distintivos, desde el comienzo hasta ahora.

Parece que no existe una lista oficial de los criterios que un sospechoso de terrorismo debe cumplir antes de que pueda ser objetivo de un dron. Tampoco existe una técnica cuantitativa para medir el grado de confianza de un funcionario para realizar el ataque.

Los que seleccionan los objetivos tienen una base de datos de correlaciones entre ciertos tipos de comportamiento y la presencia de líderes terroristas. Pero es una cuestión de criterio, y por lo general no hay manera, o deseo, de comprobar después si la decisión fue buena o mala. La práctica ha evolucionado gradualmente desde las tácticas en Irak y Afganistán, lo que tenía sentido en una zona de guerra.

Un oficial ve un francotirador en una azotea, o alguien colocando una bomba de carretera, o a hombres armados entrando y saliendo de una fábrica de bombas conocida. Casi con toda seguridad, son combatientes enemigos dentro de la guerra. No necesita saber sus nombres, ni tampoco importa mucho si los matan usando una bala, un mortero, una bomba inteligente desde un helicóptero o un misil Hellfire desde un avión no tripulado.

LA JUSTIFICACIÓN DE LA DISCRECIONALIDAD PARA APROBAR LOS ASESINATOS

Pero fuera de una zona de guerra, estas cuestiones son importantes. Los ataques en estas áreas ascienden a la categoría de asesinatos, que, además de la reacción política que puedan inspirar a nivel local, están prohibidos por la ley de EE.UU. y las regulaciones internacionales.

El presidente Obama es consciente de ello, ya que se formó como abogado constitucionalista. En un discurso sobre seguridad nacional el 23 de mayo, señaló tres condiciones que deben cumplirse antes de que un ataque aéreo pueda ser aprobado. Aseguró que se debe determinar que el objetivo plantee una «amenaza continua e inminente» contra Estados Unidos, que la captura de la persona viva no sea factible, y que exista «casi certeza» de que el ataque no va a matar o herir a ningún civil.

Estas condiciones no son nada nuevo. Provienen de un documento de 16 páginas del Departamento de Justicia que se filtró a la prensa en febrero. El fundamento legal del texto estaba lleno de agujeros y evasivas, y lo mismo ocurrió con el discurso al que sirvió de inspiración.

El principal truco del texto fue definir los términos de tal manera que el hecho más básico de estos ataques, es decir, que se están llevando a cabo fuera de una zona de guerra, fuese negado. A este fin, cita la Autorización del Uso de Fuerza Militar (AUMF, por sus sigla en inglés), una resolución conjunta aprobada por el Congreso el 14 de septiembre de 2001 (tres días después de los ataques terroristas contra el World Trade Center y el Pentágono).

Bajo la AUMF, el presidente puede utilizar toda la fuerza necesaria y apropiada contra aquellas naciones, organizaciones o personas que él determine que hayan planeado, autorizado, cometido o contribuido a los ataques terroristas ocurridos el 11 de septiembre de 2001, o hayan albergado a tales organizaciones o personas, con el fin de evitar futuros actos de terrorismo internacional contra Estados Unidos por tales naciones, organizaciones o personas.

Este lenguaje es sorprendentemente general. No se menciona nada acerca de la geografía. La premisa es que al-Qaeda y sus afiliados amenazan la seguridad de EE.UU., por lo que el presidente puede atacar a sus miembros, independientemente del lugar en que se encuentren. Literalmente, la resolución hace que se puedan realizar ataques en el mundo entero.

A continuación, el documento establece las mismas tres condiciones que Obama recitó después, con el pretexto de imponer restricciones a la autoridad ejecutiva, que de otro modo tendría un rango de maniobra enorme. De hecho, no hay restricciones. La clave de este de juego legal es la definición de «amenaza inminente». El documento señala lo siguiente:

La condición por la que un líder operativo [de al-Qaeda o una organización afiliada] presenta una amenaza «inminente» de ataques violentos contra Estados Unidos no requiere que Estados Unidos tenga una clara evidencia de que un ataque específico… se va a llevar a cabo en un futuro inmediato.

En otras palabras, «inminente» no significa inminente en este contexto.

La lógica del documento es que los líderes de al-Qaeda y sus afiliados están «planeando ataques continuamente» contra Estados Unidos. «Por tanto, debido a su naturaleza», la amenaza exige «un concepto más amplio de inminencia». Es decir, la amenaza de un ataque es constante. Siempre es vagamente inminente, aun cuando no haya signos de un ataque real. Y por tanto, la primera condición que debe cumplirse para un asesinato, una amenaza inminente de ataque, no es una restricción en ningún sentido real.

La segunda condición, que no sea factible capturar al terrorista con vida, es igualmente insignificante. Puesto que la amenaza de ataque es siempre inminente, Estados Unidos probablemente solo tenga «una franja de oportunidad limitada» para la movilización de una incursión sobre el terreno. Según esta norma, nunca es factible capturar a un terrorista. Por lo tanto, una vez que se encuentra, hay que matarlo con un ataque aéreo. Una vez más, se trata de una condición que, gracias a su diseño, no puede fallar.

A pesar de la laxitud de estas normas, Estados Unidos no ha cumplido con ellas. Resulta que la mayoría de las personas muertas por drones, en lugares como Yemen y Pakistán, no son líderes de al-Qaeda. A menudo no están afiliadas a al-Qaeda en absoluto.

Resumiendo: aun aceptando la lógica circular del documento, la mayoría de los ataques se produjeron fuera de los límites permitidos por ley. No estaban dirigidos a líderes terroristas que representasen una amenaza, inminente o no, contra Estados Unidos.

LA LIMITANTE POLÍTICA DE MATAR CIUDADANOS INOCENTES

La tercera y última condición para permitir los ataques con drones fuera de zonas de guerra, que se deben tomar medidas para reducir al mínimo o evitar las bajas civiles, es una restricción real.

Los oficiales que participaron en estas operaciones me han asegurado (a condición de guardar el anonimato) que en varias ocasiones los ataques fueron cancelados por esa misma razón, incluso con el objetivo a la vista. En algunos casos, la decisión de atacar o no ha sido tomada por el presidente Obama. Este hecho ha sido noticia y ha inspirado titulares como «la lista de muertes de Obama».

El término estaba destinado a resultar provocativo, pero en cierto sentido debería proporcionar tranquilidad. Este tipo de asesinatos son eventos extraordinarios. Si suceden, sobre todo si hay algún riesgo de herir a civiles inocentes en las inmediaciones, es mejor poner la decisión en manos del presidente, que es políticamente responsable, en vez de dejarla por ejemplo a merced de un general de tres estrellas o el director de la CIA.

EL CÁLCULO POLÍTICO

El auge de los drones no es el resultado de la falta de control tecnológico. Tiene que ver con el cálculo político y la evasión estratégica.

La existencia de una lista de muertes presidencial también debería desacreditar la noción popular de que los drones son ‘robots’, es decir, máquinas autónomas que el Pentágono programa para cazar, encontrar y matar objetivos de forma automática, sin intervención humana. La idea podría ser técnicamente viable (y se están diseñando drones para hacer todo en piloto automático, excepto apretar el gatillo), pero va en contra de la cultura de comando de los militares de EE.UU.. El único aspecto no tripulado de un dron, es el propio dron.

Según cifras de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, cada dron en una patrulla aérea de combate cuenta con el apoyo de 43 miembros del servicio que rotan en tres turnos, entre ellos siete pilotos de joystick, siete operadores de sistemas, y cinco coordinadores de misión, respaldados por una unidad de inteligencia de 66 personas, que incluye a 18 analistas de inteligencia y 34 miembros del equipo de vídeo. Dos funcionarios bien situados también me hablaron sobre una firme normativa mediante la que el arma de un avión no tripulado no se dispara a menos que la presencia de la diana sea confirmada por al menos dos fuentes, por ejemplo espías en el terreno y señales de inteligencia o de teléfonos móviles interceptados.

Este es un punto crucial. El auge de los drones no es el resultado de la falta de control tecnológico. Tiene que ver con una decisión humana: el cálculo político y, con demasiada frecuencia, la evasión estratégica. A juzgar por su extendido uso durante los últimos cinco años, el principal peligro del dron es que hace la guerra muy fácil, tan fácil que los comandantes, entre ellos el comandante en jefe, se pueden engañar a sí mismos pensando que no están metidos en una guerra en absoluto.

Los drones vuelan a alturas divinas. No hay necesidad de enviar tropas, y sus pilotos se sientan en un remolque en una base militar a medio mundo de distancia. Después de dos guerras de una década de duración en Irak y Afganistán, donde han muerto cerca de 7.000 estadounidenses y más de 16.000 han sido heridos de gravedad, la guerra por control remoto tiene un encanto comprensible, no solo para los jefes militares y políticos, sino para todos los estadounidenses.

UN ARMA AMERICANA, PERO A PUNTO DE CAMBIAR

El atractivo del dron no ha pasado desapercibido para el resto de líderes mundiales. Ochenta países poseen drones de algún tipo en sus arsenales. 16 de ellos tienen aviones no tripulados que pueden ser armados con bombas o misiles. Hasta la fecha, se cree que solo dos países además de Estados Unidos han matado a personas con drones: el Reino Unido en Afganistán, e Israel en la ciudad de Gaza. Para la mayoría de los países, tener drones en propiedad rinde pocos beneficios. Los drones son de corto alcance, y las naciones que los poseen carecen de los satélites necesarios para la transmisión de vídeo en tiempo real o una focalización precisa.

Pero esto está a punto de cambiar. Los monopolios no duran mucho en las competiciones de armamento, y es poco probable que los drones sean una excepción. Un viejo adagio militar señala que matar gente es fácil, pero matar a una persona es muy difícil. Ese ya no es el caso. Para un oficial estadounidense es fácil matar a una persona en cualquier parte del planeta, siempre y cuando esa persona pueda ser encontrada. Algún día, es probable que resulte fácil para alguien en otro lugar matar a un estadounidense en particular.

Hoy día el dron armado es un arma casi exclusivamente estadounidense, y su efecto, en términos estrictamente militares, es ambivalente. Vale la pena recordar la gran cantidad de veces que un avión no tripulado ha matado supuestamente a un «líder número 3 de al-Qaeda». Siempre había algún líder número 4 de al-Qaeda a la espera de ocupar su lugar. Se ha convertido en una repetición de alta tecnología del síndrome del recuento de muertos durante la guerra de Vietnam, de la ilusión de que existe una relación entre el número de enemigos muertos y la proximidad a la victoria.

Los drones son armas de guerra, a veces muy útiles. Hacen posible matar a alguien con más facilidad que nunca. Pero matar a alguien, incluso a un gran combatiente enemigo, no significa ganar, o incluso estar más cerca de ganar una guerra. Dependiendo de cómo se lleve a cabo la muerte, podría alejar aún más el objetivo estratégico de la guerra.

Fuentes: Fred Kaplan (*) para Technology Review, Signos de estos Tiempos

(*) Fred Kaplan es columnista de seguridad nacional de Slate y autor de cuatro libros, entre los que se incluye The Insurgents: David Petraeus and the Plot to Change the American Way of War (Simon & Schuster, 2013).

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