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Hay mentes proféticas que son capaces de comprender lo que sucederá en el futuro.

Un poco conocido escritor irlandés describió una Iglesia Católica donde el Espíritu del Concilio Vaticano II había arrasado con todo lo demás.

Él no lo veía en un futuro lejano sino en uno muy cercano.

Actor de película Catholics

La velocidad con que la fe se está diluyendo y creciendo las herejías en el momento actual, nos debería llamar a prestarle atención.

La novela se llama “Catholics” (Católicos).

El autor es Brian Moore, que nació en Belfast. Irlanda del Norte, en 1921 y se consideraba católico.

Después de la guerra trabajó para el gobierno británico en África, Francia e Italia, estableciéndose finalmente en Canadá.

Allí se dedicó al periodismo y también hizo guiones cinematográficos y de teatro, falleciendo en California en 1999.

Catholics” es de 1972 y tuvo una adaptación para cine en 1973; película que se puede ver abajo.

Y también tuvo una adaptación para teatro que se estrenó en 1980.

Escritor Brian Moore

  

DE QUÉ TRATA LA NOVELA

La novela Catholics está ambientada en un futuro próximo, que vagamente se interpreta como fines del siglo XX.

Es una novela que transcurre en Irlanda, y trata de las consecuencias de un Concilio Vaticano IV en la Iglesia Católica.

Este Concilio funcionó según el espíritu del Concilio Vaticano II.

La novela se lee como una parábola del Espíritu del Concilio Vaticano II, que hoy vemos emerger con toda fuerza en la Iglesia.

La novela transcurre en una pequeña isla llamada Muck del Condado de Kerry en Irlanda donde quedan unas pocas familias y un pequeño monasterio, alejados del contacto mundial.

Esta orden monacal se dedica a una vida simple de trabajo y oración.

Mientras eso sucede en ese monasterio, para el que no pasa el tiempo, luego del Concilio Vaticano II han habido dos concilios más y la Iglesia se ha convertido en una denominación liberal más.

Ya en la iglesia Católica Lourdes y otros centros de apariciones están fuera de funcionamiento, no existe más la categoría de pecados mortales y la Iglesia depende de un Consejo Mundial Ecuménico que establece las normas para todas las religiones

El rosario, la confesión y la presencia real de Cristo en la Eucaristía se consideran resabios del pasado y algo anticuado.

Y por supuesto está prohibida la misa en latín.

La misa para la Iglesia Católica ya no celebra la pasión de Cristo sino al “Dios en los otros”.

La Eucaristía no es la ingesta solemne del cuerpo de Cristo sino una cena comunitaria.

Los sacerdotes ya no llevan sotana ni otros distintivos, está prohibido.

Y la Iglesia Católica está muy cerca de llegar a una fusión con el budismo.

Sin embargo un programa de la BBC imprevistamente informa sobre este pequeño monasterio de Irlanda que mantiene los ritos tradicionales  y la misa en latín.

Y se genera entonces una gran afluencia turística hacia allí.

Esto escandalizó a la Iglesia Católica y el Superior, que vendría a ser el Papa, envió a un subalterno llamado James Kinsella para tratar de terminar con ese resabio del pasado.

La novela trata justamente de esa misión de James Kinsella y los pormenores de la confrontación con el Abad y con un monje mayor llamado Matthew.

La Iglesia de ese momento considera que la misa tridentina es una vergüenza y un impedimento para llegar al evento histórico más significativo del ecumenismo, que es la unión entre la religión cristiana y la budista.

Concilio Vaticano II

  

LA PREOCUPACIÓN POST CONCILIO VATICANO IV

La preocupación mayúscula de la orden, que representa a toda la Iglesia Católica, vino por una segunda transmisión de la BBC que documentó el éxito de la misa que se celebraba en el monasterio de Muck.

Allí se realizan misas en latín al aire libre y peregrinos de todo el mundo occidental está yendo simplemente a escuchar la misa, a confesarse y a rezar el rosario antes de partir.

La Iglesia sabe muy poco acerca del monasterio de Muck.

Investigando se encontraron con un libro que está agotado, que dice que el monasterio fue construido 1270 y opera un priorato que fue saqueado por las tropas de Cromwell, y dónde se decía misa clandestina al aire libre.

En ese libro se describe los horrores, depredaciones y persecuciones que los protestantes ingleses hicieron contra el monasterio por celebrar misa, tratándolo como una ofensa capital.

La primera preocupación del Vaticano es tratar de normalizar la situación, para lo cual envía a un inquisidor para que el monasterio tome un nuevo curso.

Esto puede significar la disolución del monasterio o el traslado forzoso del Abad.

La Iglesia en ese momento está al Servicio del Consejo Mundial Ecuménico y encabezado por el padre general Humbertus Von Kleist de Amsterdam.

Quien tiene poco conocimiento de la historia de la Iglesia, e incluso desconoce quien fue San Patricio, el santo patrón de los irlandeses.

La preocupación de Von Kleist es fusionar el catolicismo con el budismo.

En los últimas décadas la Iglesia se ha convertido en tolerante a todas las propuestas religiosas salvo al cristianismo histórico.

El inquisidor enviado por Von kleist es un estadounidense de ascendencia irlandesa llamado James Kinsella, que es un protegido de éste.

Kinsella fue un estudiante de Harvard y discípulo de un profesor llamado Gustav Hartmann.

Hartmann era a un predicador de la estrategia gramsciana de la revolución a través de las instituciones.

Su posición era similar a la Teología de la Liberación, preocupándose más por mejorar la situación de vida de los pobres que en salvar sus almas.

Todo lo cual le había llevado al relativismo doctrinal.

Cuando Kinsella llega al monasterio de Muck va vestido con ropa de mezclilla y un bolso al hombro.

A tal punto que el barquero que fue a recogerlo se niega llevarlo porque él fue encomendado para llevar a un sacerdote y este no tenía aspecto de serlo.

Lo que impacta a primera vista a Kisella fue ver a los monjes vestidos como tales y mantener un estilo de vida acorde a la regla antigua monástica.

La novela de Brian Moore se centra en lo que sucede en la gestión de Kinsella.

Éste tiene el criterio de que las personas son ovejas y que necesitan perros pastores autoritarios que le muerdan los talones.

Piensa que la gente no quiere la verdad ni la justicia social, sino certezas.

Y hoy hay una certeza que reemplazó al cristianismo histórico, que es el igualitarismo ecuménico.

Este ecumenismo pretende ser antiautoritario pero actúa tratando eliminar todos los vestigios del cristianismo histórico, para generar una unión ecuménica entre todas las religiones.

Por lo tanto la misión de Kinsella es exigir un cambio en el monasterio.

Porque él entiende que si se le permite seguir de esa forma sería el germen de una contrarrevolución en el catolicismo.

Kinsella se encuentra entonces con el abad O’Malley del monasterio, que a sus 69 años actuaba como un administrador del legado histórico del monasterio.

Pero que en realidad hace tiempo que había dejado de orar personalmente, porque las oraciones le parecían falsas, sin sentido y cuando comenzaba a orar le aparecía un temblor y miedo.

De modo que también el abad O’Malley no era un hombre de fe, sino que había logrado su paz interior dirigiendo el monasterio y siendo fiel a la disciplina histórica.

Pero sabe que sí acepta el planteo de Kinsella va a producir un gran sufrimiento entre los monjes.

Kisella le dice al Abad qué estamos en el final del siglo XX y no en el comienzo del siglo XIII y que debe modernizarse.

Todos los monjes saben a qué ha ido Kinsella, aunque el Abad no a lo ha comunicado.

Uno de los monjes, llamado Matthew, tiene un diálogo interesante con Kinsella a partir de una información que le da el Abad la noche anterior.

El Abad le había dicho que deberían empezar a considerar la misa como un ritual piadoso y no como milagro.

A lo que Matthew le responde ¿cómo puede ser una cosa un milagro un día y un no milagro al día siguiente?

Y luego Matthew le dirá a Kinsella refiriéndose a la nueva misa,

«Al contrario, esta nueva misa no es un misterio, sino una broma, un canto, no le habla a Dios, le habla a nuestro prójimo.

Por eso es en inglés, en alemán, en chino y en cualquier otro idioma que la gente habla en la Iglesia.

Dicen que es un símbolo, pero ¿un símbolo de qué?

Es un espectáculo, eso es lo que es«.

Luego conversando nuevamente con el abad, Matthew reflexiona que en la nueva misa el sacrificio ya no es tal, sino que se trata sólo de un ritual.

Y que el pan y el vino siguen siendo pan y vino y no hay más el milagro de la transubstanciación.

A lo cual el Abad replica que la oración es el único milagro, porque en realidad es lo único que le da paz a él

Lo que es claro es que la Iglesia tiene otras prioridades y que la ortodoxia de ayer es la herejía de hoy.

Sin embargo el texto de Brian Moore no se centra en el heroísmo de los monjes ni en la rebelión contra el espíritu del Concilio Vaticano II.

Sino que se basa en demostrar que la Iglesia se maneja por la obediencia.

Desde el principio Kinsella tenía claro que no podía sobornar al Abad con algún puesto en Roma.

Y que su carta ganadora era la obediencia.

Una organización jerárquica como la Iglesia Católica tiene la obediencia como elemento central e intimidatorio.

Y es la propia obediencia que llevará al Abad y a los monjes a dejar de celebrar la misa tradicional y los otros ritos.

La novela termina en que por primera vez en años el abad dirige a los monjes la oración del Padrenuestro, pero esta vez en inglés y no en latín.

Y cuando estaba rezando le vino un temblor, que superó entrando en un estado de repetición de las palabras como si fuera un mantra.

Pareciera que la intención de Brian Moore no fue ni explicar ni proclamar consecuencias negativas del Espíritu del Concilio Vaticano II, sino exponer sobre la obediencia como eje central del catolicismo.

Pero en realidad lo hizo.

Hoy podemos leer este texto de hace 5 décadas como una descripción del camino por el que está transitando la Iglesia.

Que hoy quedan claro a la vista de cualquiera que se ponga a verlo con mediano detenimiento.

Teologo Giovanni Cavalcoli

  

LAS CONSECUENCIAS DEL ESPÍRITU DEL CONCILIO VATICANO II

El espíritu del Concilio Vaticano II puede verse claramente en la decepción que muestra Hans Kung contra el Papa Benedicto XVI, expresada en la Carta abierta a todos los obispos católicos que envió en el 2010.

Su enojo con Benedicto XVI es que no actuó para promover una renovación continua de la Iglesia y un acercamiento ecuménico al espíritu del Concilio Vaticano II.

Le reprocha que se perdió la oportunidad de hacer que el Concilio Vaticano II fuera una brújula para toda la Iglesia y seguir promoviendo las reformas necesarias.

De modo que para Hans Kung el magisterio no es lo central en la Iglesia, sino que lo es el espíritu que emergió del Concilio Vaticano II.

El cual por otra parte nunca quedó definido precisamente.

El Concilio Vaticano II para Hans Kung no se debe interpretar a la luz de la tradición, según lo que pidió Benedicto XVI, sino a través del espíritu que generó.

Y aquí se ve la raíz gnóstica del planteamiento.

Y esto no lleva al diálogo entre el teólogo dominico Padre Giovanni Cavalcoli y Cesare Baronio para tratar de entender que sucedió en el Cicilio.

Cavalcoli dice que ningún Concilio anterior al Vaticano II fue cuestionado por su ortodoxia, ni su lenguaje se prestó para interpretaciones heterodoxas.

En cada Concilio los cánones condenaron claramente los errores que se oponían a las verdades.

Y nunca hubo un post Concilio que distorsionara el magisterio.

Él dice que los concilios anteriores tenían textos legislativos y establecían castigos para los herejes.

Pero con el Concilio Vaticano II se utilizó un estilo expositivo persuasivo, sin especificar castigo a los transgresores sino simplemente advertencias.

Y este lenguaje más elástico género malos entendidos.

Que fueron aprovechados por lo que llama Cavalcoli “una secta herética inteligente y poderosa”, que son los modernistas

Quienes difundieron un Concilio Vaticano diferente al que en realidad sucedió.

La Iglesia trató de solucionarlo a través del catecismo de la Iglesia Católica que se editó en 1992.

Pero en la opinión de Cavalcoli eso fue demasiado tarde.

Porque los obispos holandeses ya habían publicado el famoso catecismo holandés, que fue tomado como la posición verdadera del Concilio.

Cardenal Walter Kasper

Y aunque las herejías de este catecismo holandés fueron corregidas por San Pablo VI, su difusión había penetrado en toda la Iglesia, y hoy se puede apreciar la metástasis.

Es lo que hace expresar a Cavalcoli,

«Hoy en día, la obra de purificación parece inmensa, por encima de las fuerzas humanas, pero no debemos desesperarnos debido al poder del Espíritu Santo».

Cavalcoli se refiere específicamente a la purificación en la actividad ecuménica según las enseñanzas del Concilio.

Las enseñanzas ecuménicas de Vaticano II siguieron las directivas del apostolado para la “conversión de los distantes” que usaba tradicionalmente la Iglesia.

Pero sin embargo las actividades ecuménicas quedaron en las manos del Cardenal Walter Kasper, quién manejó el ecumenismo como una cuestión de caridad.

Mientras que en realidad es una cuestión de quién tiene la razón y quién está equivocado, o sea relacionado con la verdad.

Esto ha significado que los protestantes no han tenido el impulso de convertirse al catolicismo sino que los católicos se han ido haciendo protestantes en su modo de ver las cosas.

Sin embargo las sagradas escrituras el magisterio de los Papas, los Padres de la Iglesia y las apariciones de la Santísima Virgen María nos informaron de algo que iba a pasar y que para muchos ya está sucediendo ahora.

Nada más claro que lo que ha expresado la Santísima Virgen en las apariciones de La Salette, que Roma perdería la fe.

Qué es coincidente con la visión que tuvo León XII del Vaticano atacado por un ejército de demonios y que le hizo redactar la famosa oración a San Miguel Arcángel.

Esto está expresado también en el Catecismo de la Iglesia Católica, que dice que la Iglesia va a pasar por su Pasión siguiendo a Jesucristo.

Y que también habría estado mencionado en un texto no revelado por el Vaticano relacionado con el Secreto de Fátima.

A pesar de esto que está sucediendo, los católicos sabemos qué al final Nuestra Señora y Su Hijo le aplastaran la cabeza a la antigua serpiente, según lo que expresa el protoevangelio, Genesis 3: 15.

Y entonces la Iglesia se levantará nuevamente con una liturgia espejo de la que se produce en el cielo.

Y una doctrina que toma por base el depósito de la fe entregada a los apóstoles.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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