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El fenómeno Sobrenatural de la Luminosidad que emiten los Cuerpos de Santos

Se ha podido medir por métodos científicos la emisión de luz de bajísima intensidad del cuerpo humano.

Pero hay también una emisión de luz que puede ser vista por los ojos de las personas.

Y que se da en circunstancias religiosas.

cristo glorificado luminoso

Al punto que Benedicto XIV, en su Trattato della Canonizzazione, dice que si quisiera relatar todo lo que los autores afirman de rayos, luces, claridades que han brillado milagrosamente sobre el rostro de los Santos, “nunca acabaría”.

El Dr. Garmann, en su libro sobre las Merveilles des Morts, relata numerosos fenómenos luminosos, algunos de los cuales le parecen absolutamente indudables.

Por otro lado la luminosidad es un atributo del cielo, destacado no sólo en la Biblia sino también en Experiencias Cercanas a la Muerte.

Y la escritura manifiesta que se reproduce en la tierra material en situaciones unidas místicamente con el cielo.

escalera al cielo

  

LA LUMINOSIDAD ES UN ATRIBUTO DEL CIELO

Los ángeles del cielo se describen como seres de luz de acuerdo con 2 Reyes 6:17, Daniel 10: 6, Mateo 28: 2-3 y 2 Corintios 11:14.

Mateo 28: 2-3 dice:

“el ángel del Señor bajó del cielo. . . su aspecto era como un relámpago”

2 Corintios 11:14 se hace eco de Mateo 28: 2-3:

“Y no es extraño, porque el mismo satanás se disfraza como ángel de luz”.

El ser angelical de Daniel 10: 6 también se describe como un ser de luz:

“Su cuerpo era como el topacio, su rostro brillaba como un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y piernas como de color de bronce bruñido, y su voz como el estruendo de una multitud.” 

El cuerpo de la resurrección de Jesús después de su ascensión al cielo se describe con luminosidad similar y gloria de acuerdo a Apocalipsis 1: 13-16:

“Y en medio de los candeleros como a un Hijo de hombre, vestido de una túnica talar, ceñido al talle con un ceñidor de oro.

Su cabeza y sus cabellos eran blancos, como la lana blanca, como la nieve; sus ojos como llama de fuego; sus pies parecían de metal precioso acrisolado en el horno; su voz como voz de grandes aguas.

Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro, como el sol cuando brilla con toda su fuerza

Después de resucitar y ascender al cielo, se espera que los cuerpos de los santos experimenten una transformación similar, según Mateo 13:43 y Daniel 12: 2-3. 

Mateo 13:43 dice:

“Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre”

transfiguracion de jesus

  

EN LA TIERRA TAMBIÉN LA ESCRITURA HABLA DE LUMINISCENCIA

El Antiguo Testamento nos refiere:

“Después de eso Moisés descendió del monte Sinaí, llevando las dos tablas del testimonio; y no sabía que de su entrevista con el Señor, le habían quedado rayos de luz en el rostro.

Mas Aarón y los hijos de Israel, viendo que el rostro de Moisés despedía rayos, temieron acercársele

Cuando Moisés salió del tabernáculo, los Israelitas vieron que su rostro despedía luz.
.
Pero él lo velaba de nuevo todas las veces que les hablaba”.
(Éxodo 34: 29-35).

El Evangelio narra la Transfiguración de Nuestro Señor sobre el monte Tabor:

“Se transfiguró ante ellos. Su cara se tornó brillante como el sol y su vestidura, blanca como la nieve…” (Mateo 27:2).

ciudad del cielo

  

QUIENES TUVIERON EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE VIERON LA LUMINOSIDAD CELESTIAL

Durante las experiencias cercanas a la muerte (ECM) es bien sabido que un ser de luz – comúnmente identificado como Cristo – llama a una revisión de la vida.

De acuerdo con investigadores de ECM, cuanto mayor sea el reino celestial más luz emiten los objetos y seres en estos reinos. 

El Dr. George Ritchie dice lo siguiente en relación con el hecho de que los seres y objetos en el cielo son intrínsecamente luminiscentes:

“Y entonces vi. . . una ciudad. Una ciudad aparentemente interminable brillante, lo suficientemente brillante como para ser visto desde toda la distancia inimaginable

El brillo parecía provenir desde las mismas paredes y calles de este lugar,  y se podía discernir seres moverse dentro de ella. 

De hecho, la ciudad y todo en ella parecía estar hecho de luz, así como la figura a mi lado estaba hecha de luz”.

El Dr. George Ritchie dice lo siguiente respecto a los ocupantes de lo que es presumiblemente una de las regiones celestes superiores:

“Aún más sorprendente, que irradiaba luz casi tan brillante como Cristo”

El reverendo Howard Storm también describió los seres del cielo como seres de luz:

“en todas partes alrededor de nosotros había incontables seres luminosos como estrellas en el cielo, que van y vienen”.

El hecho de que todo en el cielo sea luminiscente implica que los espíritus que entran en estos reinos después de la resurrección se revisten luminiscentemente.
.
De la misma manera que nuestros espíritus se revisten de materia mientras están en el planeta tierra.

bio fosforescencia

  

LA CIENCIA SABE QUE LOS ORGANISMOS VIVOS EMITEN LUZ

Todos los organismos vivos, incluyendo seres humanos, emiten una luz de baja intensidad que no puede ser vista por el ojo desnudo.

Pero puede ser medida por fotomultiplicadores que amplifican las señales varios millones de veces y que permiten a los investigadores a registrarla en forma de un diagrama.

Las investigaciones han demostrado que el cuerpo emite luz visible 1.000 veces menos intensa que los niveles que pueden captar nuestros ojos.

De hecho, prácticamente todos los seres vivos emiten luz muy débil, lo que se piensa que es un subproducto de las reacciones bioquímicas que implican a los radicales libres .

Escribiendo en la revista PLoS ONE, investigadores han medido esa luminosidad utilizando cámaras ultrasensibles durante un período de varios días.

Sus resultados muestran que la cantidad de luz emitida sigue un ciclo de 24 horas, más alto en la tarde y más bajo por la noche.
.
Y que la luz más brillante se emite desde las mejillas, la frente y el cuello.

angel custodio luminoso

  

QUE TENEMOS ENTONCES

Que el Reino de los Cielos es descrito por la luz, la luminosidad, que proviene de los mismos seres y objetos.

Y como sabemos, todo lo que entra en el reino de los cielos es santo, por lo que no es de extrañar que la escritura describa situaciones en la tierra glorificadas precisamente con esa luminosidad.

Por otro lado sabemos que el propio cuerpo humano común emite luminosidad de baja intensidad, diferente de la luminosidad calorífica.

Entonces, no debería extrañarnos que en ciertas circunstancias la luminiscencia que emite el cuerpo humano sea notoriamente mayor como para que ser registrada por otros.

Y la santidad debería ser uno de esos casos porque es un anticipo del reino de los cielos.

Cuando los teólogos analizan estos temas en la escritura le dan invariablemente un contenido espiritual, o sea como que se está hablando de brillantez espiritual no de luminiscencia material.

Sin embargo la luminiscencia registrada en santos en la tierra es corroborada por miles de personas de todas las épocas, de modo que es algo que se materializa.

san ignacio de loyola 

  

LUMINOSIDAD RELIGIOSA

Benedicto XIV cita fenómenos luminosos presentados por Luis Bertrán, San Ignacio, San Francisco de Paula, San Felipe Neri, San Francisco de Sales.

Mencionaremos los ocurridos en ese antiguo médico de la Facultad de París, que fue el bienaventurado Gilberto de Santarem.

“Gilberto, nos dice Gorres según las Acta Sanctorum, estaba en el coro de Santarem y sintiendo acercarse el éxtasis, quiso correr a la sacristía; pero fue arrebatado ante la puerta que le cerraba y cayó al suelo.

 Una piadosa mujer de nombre Elvira Duranda, llegada por casualidad, lo vio en ese estado a través de una ventanita.

Al cabo de algunos instantes, ella vio una columna de luz descender sobre él y penetrar todo su cuerpo.
.
De forma tal que brillaba como el cristal más puro atravesado por un rayo de sol.

Transida de admiración a la vista de ese espectáculo, ella no pudo dejar de mirarlo hasta que al final, al cabo más o menos de dos horas, la luz desapareció poco a poco, y Gilberto se despertó con un profundo suspiro y comenzó a caminar a tientas como un ciego.

Siempre ocurría así en todos sus éxtasis; y le parecía cada vez, que pasaba de la luz más viva a un lugar oscuro, casi de repente.

Después de su muerte, su rostro estaba tan luminoso, que permitía la lectura del breviario en la oscuridad de la noche”.

La luminosidad del Padre Francisco Suárez(1538-1617), cuyas obras teológicas constituyen autoridad, y de su crucifijo, fue objeto de una declaración jurada del Hermano Da Silva:

“Don Pedro de Aragón me ordenó advertir al Padre Francisco Suárez de que lo acompañara a Santa Cruz para visitar al monasterio…

La primera habitación estaba oscura; llamé al Padre; él no me contestó.

Y como la cortina del gabinete de trabajo estaba bajada, por el intersticio entre la cortina y el montante de la puerta, vi una grandísima claridad.

Levanté la cortina y entré en el gabinete.

Vi entonces una gran luz que salía del crucifijo: cegaba a quien quería mirarla; era como cuando el sol se refleja sobre cristales, proyectando rayos muy inflamados.

Así salía la luz del Santo Crucifijo y me cegaba si la contemplaba; y era tal la luz que proyectaba, que yo no podía estar en la habitación sin ser deslumhrado por la luz que la llenaba.

Esta luz partiendo del crucifijo, daba en la cara y en el pecho del Padre Suárez.

Y en esa claridad yo le vi de rodillas delante del crucifijo.
.
Con la cabeza descubierta, las manos juntas y el cuerpo levantado sobre el suelo unos cinco palmos en el aire, al nivel de la mesa, sobre la cual se hallaba el crucifijo…”

icono de san francisco de sales

San Francisco de Sales se presentó muchas veces a los ojos de sus contemporáneos con la cara inflamada y en una irradiación luminosa, ya celebrando la Misa, ya comulgando, ya orando.

“En los días que siguieron a la solemnidad pascual —escribe su sobrino Carlos Augusto de Sales— todos los domingos el Santo Obispo explicaba catequísticamente los mandamientos de Dios a sus fieles de Annecy desde el púlpito de su gran iglesia.

Y una vez después de haber discurrido en forma excelente y maravillosa sobre el primer mandamiento, interrumpiendo su predicación y dirigiendo su palabra a Dios Padre, fue visto por todos los fieles completamente resplandeciente y rodeado de una luz tan grande y viva.
.
Que apenas podía ser distinguido en ella, sino que parecía convertirse todo él en luz.

Además entre todos los presentes que quedaron asombrados, tuvieron una clara y neta visión de esto, de manera especial Pedro Francisco Jaius, canónico teologal y penitenciario, Juan Luis Qucstán, también canónigo, Pedro Paget, párroco de la iglesia de Civry, Francisco du Nievre, párroco de Metet y los profesores del colegio, sin contar a Sergio Saget, ciudadano y miembro de la audiencia en el Consejo de Ginebra”.

San Felipe Neri, cuando conversaba con San Carlos Borromeo de cosas divinas, veía el rostro del cardenal brillar como el de un ángel.

Igualmente, un día que San Ignacio de Loyola escuchaba con gran atención un predicador en Barcelona, su cabeza se iluminó de pronto y San Felipe Neri asegura haberlo visto más de una vez en ese estado.

Más cerca de nosotros, el santo Cura de Ars fue visto en el púlpito con el rostro transfigurado y rodeado de una aureola.

El abate Combes vio a veces un halo luminoso rodear la cabeza de la mística Victoria Clara de Coux (fallecida en 1883), sobre todo cuando ella había comulgado.

luninosidad en manos

  

LUMINOSIDAD NO RELIGIOSA

En las sesiones mediúmnicas se producen a veces fenómenos luminosos, consistentes la más de las veces en una especie de fuegos fatuos que flotan en el aire a distancia del médium.

Home, Stainton Moses y otros presentaron algunos notables.

Hemos sido testigos personales de fenómenos de esta clase en Varsovia en 1927, con la señora Popielska; los he reseñado en esa época de esta manera:

Después aparecieron pequeños resplandores como fuegos fatuos, a veces como si fueran vistos a través de una cortina, a veces netamente adelante.

Subían, bajaban, iban hacia la derecha y la izquierda.

Todos estos fenómenos ocurren sin precipitación; durante su persistencia se puede verificar la posición de los espectadores.

Mi vecino, el coronel de ingenieros, comprobaba si yo tenía bien la cinta y si esa cinta estaba en relación con el médium”, que había atado (con nudos cosidos).

La luminosidad humana parecería limitarse a ese orden de fenómenos, por cuanto, dice Carlos Richet, “está demostrado que solamente los médiums tienen ese poder”.

Sin embargo se han señalado sudores fosforescentes (Dr. Tremoliéres en Pratique méd. chir., 1911).

Por otra parte, el Dr. Charles Fére, en la Revue neurologique de 1905, dice haber visto a dos enfermos afectos de cefaleas presentar luminosidad alrededor de la cabeza y de las manos.

Se le comunicó un fenómeno análogo en un paciente víctima de crisis de angustia.

Ancel, Bouin y Charpentier habrían observado, con inyecciones de extractos testiculares, una fosforescencia especial de la piel, cerca de la 2° vértebra lumbar, nivel del centro genital de la médula” (Leopold Lévi).

animal fosforescente

  

LUMINOSIDAD ANIMAL

Nos parece oportuno agregar a los hechos citados, los ejemplos de luminosidad biológica visible por el ojo que se encuentran en la naturaleza.

Hay insectos (gusanos relucientes, luciérnagas, piróforos); bacterias, como las que contaminan la carne o el pescado y los torna luminosos en la oscuridad; protozoarios (fosforescencia del mar); vegetales (hongos y algas); pulpos, peces dotados de órganos luminosos y particularmente de verdaderos faros en la cabeza.

Morat y Doyon en su Physiologie escriben:

“Esos órganos semejan morfológicamente glándulas mucíparas transformadas.

En un comienzo la fosforescencia pudo deberse a la producción de un moco luminoso.

En ciertos moluscos la luminosidad es producida por una secreción mucosa de esta clase.

Las investigaciones se han dirigido sobre todo a la luz de los insectos.

La fotogénesis requiere humedad, una temperatura favorable y oxígeno (para la vida celular, pero no, al parecer, para la luminosidad misma).

Se halla en dependencia del sistema nervioso: la excitación a distancia la aumenta, los anestésicos (éter, cloroformo) la disminuyen, la estricnina la estimula.

jesus de la misericordia fondo

  

JUNTANDO TODOS LOS HECHOS

Los fenómenos mediúnicos parecen ser difícilmente asimilables a los prodigios religiosos y a la luminosidad animal.

En realidad, no es el cuerpo del médium el que se torna luminoso; se producen fuegos fatuos errantes, poco parecidos a una producción fisiológica y más a una muestra de un esfuerzo que se es capaz de hacer.

Advirtamos entretanto que una médium, miss Burton, que producía fenómenos luminosos a cuatro pies de distancia, presentaba la saliva fosforescente. ¿Podría compararse esto al mucus luminoso de los moluscos?

De todos modos, en razón de la rareza y debilidad de los fenómenos no religiosos, estamos en presencia de fenómenos luminosos religiosos por un lado y de la fotogénesis animal por el otro lado.

Nos parece que, como para los demás prodigios biológicos, se imponen distinciones.

La Transfiguración del Monte Tabor, que forma un acontecimiento aparte en la vida de Nuestro Señor, y que transforma hasta sus vestiduras, es evidentemente milagrosa, para edificación de los Apóstoles.

Lo mismo las luces emitidas por el cadáver de los Santos nos parecen milagrosas: el alma ya no está allí para transformar el cuerpo y además los fenómenos biológicos están extinguidos; esa luminosidad parece ser acordada por Dios para manifestar la santidad de sus servidores.

Pero no debemos olvidar la posibilidad de acción del alma sobre el cuerpo en ciertas condiciones. Hablando de los cuerpos gloriosos, el Padre Sempé escribe:

“El espíritu, reflejo de la inteligencia divina, no conoce las tinieblas de la materia.

El alma tornará a su cuerpo más luminoso que los astros: ese cuerpo, como el de Cristo, irradiará claridad”.

Además, la luminosidad podrá ser, en determinados casos, un milagro por sí misma.

Pero en otros parece preferible suponer que el hecho divino reside en la unión mística con Dios.
.
Y que la luminosidad es debida a la acción del alma que goza en forma anticipada del poder con que ella animará más tarde al cuerpo resucitado.

Y no está prohibido imaginar que para hacerlo el alma tal vez no hace más que determinar en el cuerpo humano procesos luminosos latentes como los que los científicos han podido medir en todos los seres humanos.

La luminosidad religiosa sería un milagro producido por consecuencia biológica de la unión mística.

Es más, la aureola que se pinta alrededor de la cabeza de los santos es precisamente esa luminosidad prodigiosa celestial.

  

TU LUZ BRILLARÁ COMO EL AMANECER

Cuando escuchamos que debemos “irradiar la luz de Cristo” como creyentes, entendemos con nuestra limitada percepción, que eso significa evangelizar.

Esto es ser testigos del Altísimo, mediante nuestras palabras, obras y buen ejemplo.

Y es porque los seres humanos en general, y esto nos incluye a nosotros, los creyentes, tendemos a humanizar todo, a materializar hasta nuestras experiencias de fe.

Sin embargo más de una vez nos hemos quedado maravillados al escuchar una homilía, un mensaje, una catequesis.

Y a pesar de recibir bienes espirituales, no hemos ido más allá de lo puramente físico y material.

Impresionados por la iluminación espiritual recibida, nos volvemos a nuestra vida con resabios de esa Luz, que puede mantenerse en nuestra memoria por algún tiempo.

O no.

Después de recibir los testimonios de gente que ha comprobado con sus propios ojos esas «transfiguraciones» de seres privilegiados, que lo fueron por sus sufrimientos y virtudes heroicas, no podemos menos que invocar al Espíritu Santo.

Él es el experto en luz, porque es Luz y procede de la Luz.

Y pedirle que nuestra vida, nuestros actos, nuestro permanente caminar en la presencia de Dios, nos otorgue aunque más no sea en una pequeña, mínima, diminuta proporción, ese regalo de luz que el Señor ha otorgado y otorga a Sus Santos.

Nos sabemos profundamente indignos de ese privilegio, pero también nos sabemos amados.

Si nos disponemos, de corazón, auténticamente, a entregarle nuestra vida a Dios, y a reflejar, en medio de nuestras miserias, una pequeñísima parte de ese Amor eterno que nos sostiene y alimenta, no nos veremos decepcionados.

Porque, como el Señor nos dijo a cada uno de nosotros a través del profeta Elías, “si haces esto, tu luz brillará como el amanecer” (Elías 58:8).

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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Impresionantes Testimonios de las Levitaciones y Luminosidad del cuerpo del Padre Pío

El Padre Pío tuvo muchos dones.

Quizás los más conocidos sean sus dones sanadores, bilocación, comunicación a distancia y leer las almas.

Pero hay dos poco conocidos, a pesar que se registraron abundantes testimonios.

Son el don de la luminosidad en su cuerpo y el de la levitación.

En este artículo traemos algunos testimonios sobre estos dones.

Le levitación es una elevación espontánea desde el suelo manteniéndose en el aire sin ningún apoyo.

Y se suele llamar vuelo extático cuando ocurre a gran altura y levitación propiamente dicha cuando es pequeña.

Se lo asocia con el don de la agilidad que tendrán nuestros cuerpos gloriosos luego de la resurrección en el cielo.

El don de la levitación de Padre Pío ha sido bien documentado también en Santos Como Santa Teresa de Ávila, Francisco de Asís, Domingo de Guzmán, Ignacio de Loyola, María Magdalena de Pazzi, Felipe Neri, Pedro de Alcántara y especialmente en José de Cupertino.

Esto sucede en momentos de éxtasis profundos.

Su rareza aún entre los santos es que contradice una de las fuerzas fundamentales de la naturaleza que es la fuerza de la gravedad.

Y en los santos dramatiza el vuelo del alma hacia otras realidades como un ascenso al altísimo.

En el caso de San José de Cupertino, que es el más documentado, sucedía cuando su espíritu se elevaba hacia lo celestial o lo depositaba en la Santísima Virgen.

Y junto con el don de bilocación implica el dominio del tiempo y del espacio, haciéndolo maleable.

Este fenómeno contradice tanto las leyes naturales que la Iglesia en general no tiene interés en alentar el conocimiento de este tipo de milagros.

En el caso de San José de Cupertino la levitación era algo que él no podía evitar.

Incluso fue reprendido muchas veces por sus superiores y trasladado de un lugar a otro y a él esto le avergonzaba, al punto que no le permitía celebrar misa.

En el caso del Padre Pío no fue tan extremo como el José de Cupertino.

La luminosidad es el esplendor que irradia el cuerpo durante el éxtasis o la contemplación.

Esto se ha experimentado desde los primeros tiempos y por eso se suele representar a los santos con una corona que rodea la cabeza.

Esto simboliza la unión íntima con Dios y es un anticipo de la apariencia que tendrá el cuerpo glorioso.

   

EL PADRE PÍO DESPIDE LUMINOSIDAD EN SU CUERPO

El padre Raffaele da Sant’Elia a Pianis relató que en 1919 se había alojado en una celda contigua a la del Padre Pío en el convento de San Giovanni Rotondo.

Y una medianoche en que hacía calor y no podía dormir se levantó y salió al pasillo que debía estar oscuro, pero sin embargo vio una luminosidad extraña.

Era el Padre Pío envuelto en una extraña luminosidad, rodeado de un resplandor, sosteniendo entre sus brazos al niño Jesús y caminando hacia su celda.

Estaba tan absorto que no se dio cuenta que el padre de Raffaele lo estaba mirando, a pesar que pasó por al lado de él.

Incluso relata que el padre Pío iba caminando lentamente y recitando oraciones.

   

Otro caso similar narra Lucía Ladanza que sucedió un rato antes de la Navidad del 24 de diciembre de 1922.

Ella y otras tres mujeres habían preparado la misa de medianoche que iba a presidir el Padre Pío.

Y cuando terminaron se sentaron junto a la estufa, las otras mujeres se durmieron y ella aprovechó para rezar el rosario.

Entonces Lucía vio el hecho insólito del padre Pío bajando las escaleras de la sacristía rodeado por un halo de luz con el niño Jesús en sus brazos.

Pero cuando el padre Pío se acercó a la estufa la visión desapareció aunque le dijo a Lucía, que lo miraba con asombro,

Él dijo: «Lucía, ¿qué viste?» Lucía: «Padre, yo vi todo». Padre Pio: «No se lo digas a nadie».

   

En su diario del ocho de abril de 1946 el padre Agostino Daniele informa de una extraña visión que tuvo el agricultor Nicola Pazienzia.

Este agricultor vivía cerca del convento y más precisamente frente a las ventanas de las habitaciones de los frailes.

Y como la noche era calurosa estaba durmiendo en su patio.

Tarde, como a medianoche, se despierta y mira hacia las habitaciones del padre Pío y nota el resplandor de una luz brillante que parecía el sol que no podía ser de lámparas encendidas en la celda.

Y además divisa la figura del padre Pío en medio de la luz, y se preguntó ¿es el cielo?

Cuando Nicola se lo contó al padre Agostino, éste fue a verificar la posición del avistamiento, y efectivamente desde el patio de Nicola se podía ver claramente la ventana de la celda del padre Pío.

   

Otro testimonio que revela la presencia de luminosidades alrededor del padre Pío es el del Dr. Giorgio Festa.

En 1925 el Dr. Festa le realizó una cirugía al padre Pío donde estuvo la oportunidad de revisar sus heridas, o sea sus estigmas.

Observando que la herida del costado estaba «fresca y era de color bermellón en forma de cruz«.

Y además que

«La escara que la cubría había caído y sus contornos se habían soltado, pero había evidentes radiaciones de luz«.

«Desde los bordes emanaban radiaciones luminosas breves pero evidentes».

   

Este es un testimonio de Cleonice Morcaldi, quien era una joven estudiante universitaria que fue con su novio a la misa del padre Pío en el convento, durante varios días.

Algunos años más tarde el padre Pío bendijo la boda de ambos.

Un día el novio se presentó a ella llorando como un bebé y le dijo que durante las distintas misas él siempre se había sentado en el mismo lugar y desde el primer día vio al Padre Pío rodeado de una luz brillante y deslumbrante.

Pero además, con una corona de espinas en la cabeza, como si fuera un sombrero, y la cara ensangrentada.

Entonces ambos fueron con tarde lo que había visto el novio en las misas y el padre Pío le respondió,

«Gracias a Dios, no te sorprendas porque no sufro tanto como parece. No le digas a nadie. Los secretos de Dios se llevan a cabo en el corazón. El Señor te ama. Sé siempre fiel a él».

Entonces Cleonice le preguntó al Padre Pío si eso era cierto.

Y él respondió: «¿Y lo dudan?».

   

También está el testimonio de don Pierino, que era un sacerdote que asistía al Padre Pío en las misas.

Una mañana cuando estaba con celebrando misa con el padre Pío vio que éste cambiaba su apariencia, asemejándose a Jesús.

Este se presentaba como una vestimenta sacerdotal y era de una estatura normal, con rostro sereno, ojos calmos y una dulce sonrisa entre los labios.

Esto duró un instante y luego el padre Pío recobró su apariencia habitual.

Él no sabe si alguien lo notó, pero nadie le habló de ello.

   

Este es un caso que relata Giuseppe Vitiello Ponza que trabajaba como marino en un petrolero y todas las noches hacía un examen de conciencia y recitaba oraciones.

Pero cuenta que no podía obtener paz por qué no había podido encontrar una chica para establecerse.

Una noche cuando estaba durmiendo se despertó porque sintió una presencia en la cabina.

Y divisó delante de él un personaje barbudo, rodeado de un halo de luz, que le dijo «ven a verme».

Giuseppe pensó que se trataba de San Silverio, que era el patrón de su ciudad, y el hecho quedó por ahí.

Un día llegó a Cagliari y escucho por boca de su primo hablar del padre Pío por primera vez.

Es así que fue con su primo a San Giovanni Rotondo a su misa.

Y el padre Pío le dijo «no vas a misa cuando vuelvas a tu tierra deberás ir».

Visitó al padre Pío dos veces más y al final le preguntó si era él el barbudo misterioso que se le había aparecido.

Y el padre Pío le contestó, «Sí, fui yo. Y te llamé para hacerte sentir bien en la vida».

Entonces Giuseppe le dijo, «En San Giovanni Rotondo conocí a una joven».

Y el padre Pio le respondió, «Cásate. La boda será bendecida por mí.»

Y así sucedió.

   

El padre Daniele relata que recibió una carta de un hijo espiritual residente en Roma que había asistido a la misa del padre Pío en San Giovanni Rotondo.

Él le contó que mientras esperaba a que el padre Pío saliera a celebrar misa salieron dos filas de ángeles de la sacristía.

Y detrás de ellos venía el padre Pío y al lado la Santísima Virgen.

Cuando llegaron cerca del altar el padre Pío de eso el altar y Nuestra Señora se puso a un lado.

En determinado momento cuando se comenzó a cantar un salmo el padre Pío fue rodeado por una luminosidad y continuó así hasta el fin de la misa.

Había junto al padre Pío otra figura que lo acompañaba, pero que no pudo discernir bien, y que se fusionó totalmente al padre Pío durante la comunión.

Entonces este Daniel Cerioni le pide a fray Daniele que le pregunte al padre Pío si lo que vio fue la realidad o fue la imaginación de él.

Fray Daniele va a la celda del padre Pío y le da la carta para que la lea, preguntándole si es correcto lo que vio su hijo espiritual.

Entonces Pío lee la carta y le contesta,

«La primera parte, la que menciona la presencia de los ángeles y la Virgen alrededor del altar, es así».

Entonces fray Daniele le dice,

«Padre ¿si la primera parte es cierta, la segunda parte también es cierta entonces

Y el padre Pío asiente con un movimiento de cabeza.

   

Este es un relato del padre D’Apolito.

Un día Vittorina Ventrella tuvo una visión en medio de un sueño, en que se le apareció el cielo esplendoroso y un sacerdote con el rostro del padre Pío, revestido con atuendos sagrados, tachonados de perlas y gemas preciosas.

Y en un momento la cara del padre Pío se tornó brillante como el sol y comenzó a despedir rayos en todas direcciones, los cuales estaban compuesto por pequeñas rosas blancas y rojas.

Por la mañana fue a misa y para su sorpresa el padre Pío le dijo que se acercara que debía hablar con ella.

Entonces le dijo,

«Viniste a decirme lo que viste esta noche».

Y Vittorina le pregunta,

«¿Debería creerlo o fue un sueño?».

Y Padre Pio le contesta,

«¿Lo dudas?».

Entonces Vittorina le pregunta más específicamente,

«Padre, ¿qué significan todos esos rayos de luz? formados por miles de pequeñas rosas blancas y rojas, que salían de usted en todas las direcciones?».

Y el Padre Pio le explica,

«Los rayos simbolizan los grupos de oración que se extienden por todo el mundo.

Las rosas blancas representan las almas que se esfuerzan por vivir en gracia, en el amor de Dios y en la caridad fraterna.

Las rosas rojas representan las almas que con alegría llevan la cruz del sufrimiento y, unidas a Jesús y a mí, colaboran en la conversión de los pecadores y la salvación de nuestros hermanos».

   

Fray Daniele Natale y el padre Agostino de San Marco en Lamis rezaban en el coro de la iglesia de Santa Maria delle Grazie, en San Giovanni rotundo y cuentan este suceso.

Entonces de repente el padre Pío abre la puerta y entra, pero no con su apariencia habitual.

Sino que parecía de la altura de un gigante y rodeado por una luminosidad.

Su altura era tan grande que llegaba hasta la altura del crucifijo que estaba sobre el altar.

Estuvo arrodillado orando durante unos 15 minutos y cuando se levantó volvió a su estatura normal y a su apariencia habitual.

Durante estos 15 minutos estos dos frailes estaban atónitos.

Y luego que el padre Pío se retiró comentaron

«Nunca entenderemos quién es realmente el Padre Pío».

   

RELATOS SOBRE LA LEVITACIÓN DEL PADRE PÍO

Uno de los relatos sobre el don de levitación del padre Pío es la experiencia de pilotos aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

Porque cada vez que estos pilotos iban en misión bombardear la zona de Gargano, se les aparecía volando un fraile que estiraba sus manos mostrando las heridas, les impedía arrojar las bombas y hasta hacía retroceder a los aviones.

Entonces el Comandante General del general de la USAF Nathan F. Twining, con destino en Bari, decidió pilotar él mismo un escuadrón de bombarderos para destruir un objetivo cerca de San Giovanni Rotondo.

Pero cuando se acercaron al blanco se les apareció esta figura del monje con las manos indicando que se detuvieran, pero igual soltaron las bombas.

Y éstas cayeron en terrenos donde no había nada, y los propios aviones giraron hacia la base sin que los pilotos pudieran controlarlos.

Entonces el general fue informado del padre Pío y decidió ir a visitarlo junto con los demás del escuadrón.

Y cuando lo vieron inmediatamente lo reconocieron que era el mismo que aparecía volando frente a los aviones.

Y cuando el general se presentó, el padre Pío le dijo,

«Entonces tú eres el que quería destruir todo».

Ambos se hicieron amigos por el resto de sus vidas.

   

Otro testimonio sobre la levitación del padre Pío lo narra el padre Andrea D’Ascanio.

El comenta que la sacristía estaba llena de gente y el padre Pío tenía que ir al confesionario.

Pero era tal la multitud que no hubiera podido pasar caminando.

Entonces vio pasar al padre Pío caminando sobre las cabezas de las personas hasta llegar al confesionario.

Y cuando le pregunto por ese episodio el padre Pío le dijo,

«Te lo aseguro, hijo mío; era como caminar sobre ladrillos».

El padre Raffaello Rossi cuenta otro caso similar.

   

Por otro lado el padre Bill Martin de Nueva York, que asistió al padre Pío en los últimos tres años de su vida, cuenta algo que sucedió en una misa en San Giovanni Rotondo.

Él estaba caminando llevando al padre Pío al altar para celebrar la misa y el padre Pío estaba muy débil y se apoyaba en él.

Pero le llamó la decisión que no sentía ningún peso en su brazo.

Y entonces miro el piso y vio que el padre Pío estaba flotando a 15 cm del piso.

Entonces miró a otro monje que estaba al otro lado del padre Pío y ambos asintieron con la cabeza que estaban viendo lo mismo.

Nunca hablaron de este tema pero todos en el convento sabían que esto sucedía.

   

El Dr. Sala, el médico del padre Pío, cuenta que una vez estaba atravesando la plaza que da a la Iglesia y vio al padre Pío caminando hacia él.

Cuando se cruzaron lo saludó diciéndole buenas noches pero el padre Pío no le respondió.

Lo siguió con la vista y vio que el padre Pío atravesó la puerta que estaba cerrada y desapareció.

   

Hay muchos otros testimonios sobre levitación, pero no queda claro si también son hechos de bilocación, por eso nos lo mencionamos aquí.

Los testimonios sobre bilocación se pueden leer en este artículo.

Fuentes:

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