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¿Cuáles son las Cosas que los Ángeles de la Guarda Hacen Por Nosotros?

La presencia de Los Ángeles de la guarda al lado nuestro es invisible.

Pero debemos saber que ellos han estado allí desde nuestro nacimiento y estarán hasta nuestra muerte.

Los podemos considerar como guardaespaldas permanentes.

Que nos protegen de los peligros, e incluso ellos mismos repelen al agresor.

Pero también nos fortalecen, porque nos dan una guía moral y son un nexo que nos comunica directamente con Dios.

Ellos nos transmiten inteligiblemente la ley de Dios, porque son sus brazos ejecutores.

Y a su vez le llevan a Dios nuestras peticiones, funcionando como intercesores.

En este artículo planteamos la función que los ángeles tienen respecto a los seres humanos.

Para que comprendamos cómo podemos hacer buen uso de su asistencia.

Y para no llamarnos a error, porque la concepción católica de los ángeles difiere, por ejemplo, de la que tienen los seguidores de la New Age.

 

QUIENES SON LOS ÁNGELES

Los ángeles son una verdad de fe para la Iglesia Católica.

Dice el numeral 328 del Catecismo en Iglesia Católica sobre su existencia, que «el testimonio de la escritura es tan claro como la unanimidad de la tradición».

Etimológicamente su nombre viene de la palabra hebrea que significa enviado o mensajero, y era usado en hebreo para designar mensajeros divinos tanto como humanos.

San Agustín y San Gregorio dicen que ángel es el nombre de su oficio, o sea mensajeros.

En la Biblia son representados como seres espirituales que intermedian entre Dios y los hombres.

Dice el salmo 8 respecto a los hombres «los creaste poco inferiores a los ángeles».

De modo que son seres creados como los hombres, lo que confirma el Concilio de Letrán IV, en 1215, y fue refrendado luego por el Concilio Vaticano I.

En la Biblia se menciona que el número de ángeles es prodigioso, utilizando palabras como huestes y multitudes.

Su función es estar presentes ante el trono de Dios en la corte celestial, por lo cual en muchos pasajes bíblicos que muestran escenas del cielo se señala que hay miles de ángeles alabando y asistiendo a Dios.

Los ángeles que aparecen mencionados en la Biblia están en una misión de instrumentos que utiliza Dios para comunicar su plan divino a los hombres.

Es así que vemos que unos ángeles sacaron al Lot de Sodoma, anunciaron el nacimiento de Sansón, anunciaron el nacimiento de San Juan Bautista y la encarnación de Jesús, y tuvieron muchas más apariciones e esos efectos.

También son mencionados como guardianes de las naciones y de los reinos.

En la Biblia encontramos que cada alma tiene su ángel guardián.

En Génesis 24:7 encontramos que se dice, por ejemplo, «Él enviará su ángel delante de ti».

Y Jesús dice en Mateo 18:10, “Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos”.

Y San Jerónimo llega a decir que “La dignidad de una alma es tan grande, que cada uno tiene un ángel guardián desde su nacimiento”.

Además los ángeles eran considerados como los que hacen cumplir la ley de Dios en el mundo físico.

Y así los vemos causando el bien y el mal, por ejemplo un ángel era del responsable de mover las aguas de la piscina Probática en Israel para las curaciones.

Los judíos pensaban que el funcionamiento del universo era debido a Dios, y sus ejecutores eran los ángeles.

Y se menciona en varias partes a los ángeles buenos y a los ángeles malos actuando en el universo material.

Los ángeles malos son una perversión de los ángeles, que se rebelaron ante Dios.

Estos fueron expulsados y condenados al infierno eterno por Dios.

Ya en los primeros libros de la Biblia se mencionan diversos tipos de ángeles, por ejemplo los querubines defendiendo el paraíso, lo que también son mencionados por Ezequiel. Y en Isaías se mencionan los serafines.

Recién en el Nuevo testamento se menciona a los arcángeles, y San Pablo nos habla de los principados, potestades, virtudes y dominaciones.

De modo que de acuerdo a la escritura podemos considerar que existen nueve órdenes de ángeles: Ángeles, Arcángeles, Virtudes, Potestades, Principados, Dominaciones, Tronos, Querubines y Serafines.

Santo Tomás los divide en tres órdenes jerárquicas.

En la primera jerarquía están los Serafines, Querubines, y Tronos; en la segunda, las Dominaciones, Virtudes, y Potestades; y en la tercera, los Principados, Arcángeles, y Ángeles.

Jesucristo habla con frecuencia de los ángeles y éstos aparecen en muchos pasajes comunicando el plan de Dios: fueron los emisarios que Dios envió para comunicar la encarnación de su hijo y también los emisarios que comunicaron su resurrección.

Pero además de comunicadores, la Biblia presenta a los ángeles como intercesores de los hombres ante Dios.

Más abajo veremos lo que dice concretamente el Catecismo de la Iglesia Católica sobre los ángeles.

Pero nos queremos detener específicamente en los ángeles de la guarda, haciendo un listado de lo que ellos hacen por nosotros los seres humanos.

 

QUÉ HACEN LOS ÁNGELES POR LOS SERES HUMANOS

Lo que sigue son las funciones más sobresalientes que hacen los ángeles de la guarda.

 

NOS PROTEGEN CONTRA DAÑOS

Santo Tomás de Aquino dice que protegen a los hombres contra el daño espiritual y físico.

E intervienen milagrosamente para ayudarnos.

No sólo nos guardan, sino que también nos salvan cuando estamos en peligro

Como fue el caso de la liberación de San Pedro cuando estaba en la cárcel a punto de ser ejecutado, que es mencionado en Hechos 12.

Por eso rechazan a los demonios.

Según Santo Tomás de Aquino uno de los roles de los ángeles de la guarda que es luchar contra los demonios, y por eso se justifica la imagen de un ángel bueno hablando en un oído y un ángel malo hablando en el otro oído de una persona.

Además nos fortalecen contra la tentación.

Esto significa que nos fortalecen para que podamos protegernos por nosotros mismos contra las asechanzas del mal.

Y también nos envalentonan.

Porque un ángel al lado nuestro nos da fuerzas para superar cualquier obstáculo, en la medida que ellos no puede ser vencidos ni engañados ni engañar, y además son poderosos fieles y prudentes.

Benedicto XVI dice que son los ministros del cuidado divino para cada ser humano.

 

NOS ASISTEN DESDE NUESTRO NACIMIENTO

Según Santo Tomás, tenemos ángeles de la guarda desde nuestro nacimiento, porque eso está asociado con nuestra naturaleza como seres racionales.

Nos asisten a todos, incluidos a los incrédulos.

Dios nunca deja a ninguno, incluidos los pecadores.

Nos recuerdan la dignidad como persona.

San jerónimo dice que eso es por el valor inmenso de nuestras almas.

Ellos son los que nos recuerdan que cada uno de nosotros es hijo de Dios.

Y nos recuerdan el cuidado de Dios para cada uno de nosotros.

Es por esta razón que tenemos un ángel de la guarda desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, porque a través de ellos, el cuidado de Dios no nos abandona ni en los momentos de pecado o duda.

 

LLEVAN A DIOS NUESTRAS NECESIDADES

Actúan como intercesores que llevan nuestras peticiones a Dios, porque ellos contemplan el rostro de Dios.

Y por lo tanto nos ayudan a acercarnos más a Dios.

Por eso, aunque Dios parezca lejano, nuestro ángel está permanentemente presente para vincularnos con Él.

Y nos llevan hacia lo bueno.

Porque nuestros afectos humanos nos pueden desviar y ellos constituyen una tutela.

Santo Tomás dice que nuestros ángeles guardianes nos ayudan a usar nuestra razón para un desarrollar la virtud y la prudencia, transmitiéndonos los preceptos de Dios.

En este sentido nos trasmiten la verdad inteligible de Dios, y nos hacen comprender las realidades espirituales invisibles.

Nos iluminan fortaleciendo nuestros intelectos, porque Santo Tomás dice que el intelecto humano se fortalece por la acción del intelecto angélico.

Pero además de operar sobre nuestros sentidos e intelectos también lo hacen a través de nuestra imaginación, por ejemplo a través de los sueños y otra serie de imaginerías.

Y con todo eso influencian nuestra voluntad, aunque no la pueden mover directamente.

Son una ayuda para nuestra salvación, porque su objetivo final es nuestra salvación; para ministrar eso han sido enviados.

Y ellos nos recuerdan que nuestro objetivo final es la visión beatífica de Dios, que es la recompensa de nuestra fe, lo que San Juan expresa diciendo que cuando Él se manifieste seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es.

 

QUE DICE EL CATECISMO DE LA IGLESIA SOBRE LOS ÁNGELES

Veamos que dice concretamente el catecismo sobre los ángeles.

 

328 La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición.

 

QUIÉNES SON LOS ÁNGELES

329 S. Agustín dice respecto a ellos: “El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel”).

Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios.

Porque contemplan “constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos”, son “agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra”.

330 En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales e inmortales.

Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El resplandor de su gloria da testimonio de ello.

 

CRISTO “CON TODOS SUS ÁNGELES”

331 Cristo es el centro del mundo de los ángeles.

Los ángeles le pertenecen: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles…”.

Le pertenecen porque fueron creados por y para Él: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él”.

Le pertenecen más aún porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: “¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?”.

332 Desde la creación y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el paraíso terrenal, protegen a Lot, salvan a Agar y a su hijo, detienen la mano de Abraham, la ley es comunicada por su ministerio, conducen el pueblo de Dios, anuncian nacimientos) y vocaciones, asisten a los profetas, por no citar más que algunos ejemplos.

Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el de Jesús.

333 De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles.

Cuando Dios introduce “a su Primogénito en el mundo, dice: adórenle todos los ángeles de Dios”.

Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: “Gloria a Dios…”.

Protegen la infancia de Jesús, sirven a Jesús en el desierto, lo reconfortan en la agonía, cuando Él habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos como en otro tiempo Israel.

Son también los ángeles quienes “evangelizan” anunciando la Buena Nueva de la Encarnación, y de la Resurrección de Cristo.

Con ocasión de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ángeles, éstos estarán presentes al servicio del juicio del Señor.

 

LOS ÁNGELES EN LA VIDA DE LA IGLESIA

334 De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles.

335 En su liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo; invoca su asistencia (“Al Paraíso te lleven los ángeles…”) de la liturgia de difuntos, o también en el “Himno querubínico” de la liturgia bizantina, y celebra más particularmente la memoria de ciertos ángeles.

336 Desde su comienzo a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión.

“Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida”.

Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.

 

LA CAÍDA DE LOS ANGELES

391 Tras la elección desobediente de nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios que, por envidia, los hace caer en la muerte.

La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo.

La Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno, creado por Dios. “El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos”.

392 La Escritura habla de un pecado de estos ángeles.

Esta “caída” consiste en la elección libre de estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino.

Encontramos un reflejo de esta rebelión en las palabras del tentador a nuestros primeros padres: “Seréis como dioses”.

El diablo es “pecador desde el principio” (, “padre de la mentira”.

393 Es el carácter irrevocable de su elección, y no un defecto de la infinita misericordia divina lo que hace que el pecado de los ángeles no pueda ser perdonado. “No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después de la muerte”.

394 La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel a quien Jesús llama “homicida desde el principio” y que incluso intentó apartarlo de la misión recibida del Padre.

“El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo”.

La más grave en consecuencias de estas obras ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios.

395 Sin embargo, el poder de Satán no es infinito.

No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios.

Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños -de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física – en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo.

El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero “nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman” (Rm 8,28).

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El mundo angélico y demoniaco

Conocemos del mundo angélico lo que conocería un topo del mundo humano al sentir las trepidaciones y ruidos de los humanos. Nos parece que lo material es variado y colorido, puede ser rugoso, suave, deslumbrante, húmedo o gelatinoso, frío como el acero o ardiente como la lava, lleno de olores y matices diversificados en un sinfín de sensaciones. En definitiva, el mundo material nos parece variado y cambiante. Sin embargo, el mundo angélico nos parece muy reducido, vaporoso y monocolor. Algo que roza el aburrimiento. Pero el mundo de los espíritus es variadísimo, a veces pueden luchar los espíritus entre ellos, algunos están encadenados, otros tienen como misión recorrer la tierra, fijémonos sólo en los misterios que se esconden en el versículo del libro de Daniel (Dan 7,10) en el que se nos da a entender que unos ángeles se dedican a servirle y a otros les ha dedicado a otras funciones. ¿Cuál es ese servicio?, ¿en qué consiste?) ¿Por qué aunque todos ven su faz, se da a entender que unos están ante la presencia de Dios y otros no? Y esto es solo un versículo.

Para vislumbrar algo del encanto y grandeza de ese mundo desconocido pero real, pensemos que los distintos nombres de los coros angélicos designan algo parecido a lo que las grandes especies de los animales. Imaginemos por un momento las diferencias que existen en el mundo material entre mamíferos, aves, peces e insectos. Pues la diferencia que existe dentro de un mismo coro angélico es mayor que la que pueda haber entre un delfín y una ballena, o entre una ardilla y un ciervo, pues las diferencias entre las esencias angélicas son mucho mayores que entre las esencias materiales.

Y sin embargo, a pesar de tener unas ideas tan pobres sobre el mundo angélico, qué interés suscita el tema demoníaco.
Ya el poeta Ovidio dijo: NITIMVR IN VETITVM SEMPER CUPIMVSQVE NEGATA (siempre nos esforzamos por lo prohibido y deseamos ardientemente las cosas negadas)

El hombre tiende a preferir conocer lo bello y bueno, pero por alguna razón también siente una innata inclinación por conocer lo deforme y lo sórdido. Esta inclinación no es mala, el conocimiento tiende a extenderse sobre todos los campos y materias. Cuanto más desconocido y fuera de lo normal es algo, más se apetece su conocimiento, porque de su aprehensión intelectual nace esa fugaz y espiritualmente placentera sensación que es la sorpresa.
Las catedrales góticas tratan de llevar a los hombres a Dios a través de la belleza. Pero es parte integrante de esa belleza el que en ese inmenso conjunto arquitectónico tenga su pequeña parte la representación del demonio. Sea en un pequeño capitel, sea en una gárgola, sea en la parte inferior del tímpano, allí se esconden las imágenes de una caterva de pequeños demonios. ¿Por qué?, pues porque el demonio también tiene una participación de la belleza. El demonio es feo, no me refiero a su cuerpo, que no posee, sino a su ser personal deformado. El demonio tiene un ser, y todo ser es una participación del bien y la belleza. El demonio conserva su naturaleza angélica y ella es hermosa, e incluso en lo que con su pecado ha deformado de su ser podemos encontrar una belleza especial e inferior, pero belleza.

Pongo un ejemplo: si atravesamos despreocupados y alegres un prado de flores y mariposas y de pronto nos topamos con el cadáver de un perro que es ya carroña maloliente, sin ningún género de dudas retrocederemos, nos taparemos las narices y pensaremos que es algo sencillamente vomitivo. Ese objeto no es bello, sin embargo, si pudiéramos prescindir del olor, si nos fuese posible introducirnos con una cámara de televisión por los tejidos putrefactos de ese cuerpo y observar científicamente con todo lujo de detalles la obra constante de los gusanos, su conducta, su reproducción, y a un nivel inferior la acción de los microbios, su metabolismo, sus distintos tipos y clases, y observar tantas especies y subespecies de organismos y microorganismos trabajando sobre una masa a su vez cambiante a lo largo de las semanas, entonces quedaríamos fascinados por ese mundo oculto y complejísimo de procesos químicos y biológicos que es un cadáver en putrefacción.
Ciertamente un cadáver no es algo bello, pero podemos encontrar no sólo algún aspecto bello sino, como hemos visto, un mundo fascinante. De todos los objetos que puede conocer el intelecto, el más deforme, el más sórdido es lo demoníaco. Todo lo demás, la visión de las escenas de campos de concentración nazis, el conocimiento de las crueldades de la guerra, los espantosos relatos de asesinatos y torturas, son los frutos maduros de la semilla demoníaca.

Hemos visto que incluso el demonio tiene su lugar en la catedral, como lo tiene en el cosmos el infierno. Cosmos en griego significa orden. El infierno, con hombres y demonios sufriendo por toda la eternidad, no es una pieza desencajada, no es un defecto en esa armonía universal. El mundo hubiera sido mejor sin condenados. Pero hubiera sido mejor no por lo que existe (el infierno), sino por lo que ha dejado de existir (una inmensa cantidad de bien que hubieran hecho los condenados si no se hubieran condenado, y por la gran cantidad de dolor que sufren). El infierno no afea la creación, de la misma manera que los apuntes personales de Leonardo da Vinci, en los que aparecen caras deformes y grotescas, no afean su obra pictórica. Al contrario, incluso en la existencia de esos cuadernos con caras grotescas, se nos revela la mano maestra de un genio en un modo totalmente distinto, que si no hubieran llegado hasta nosotros y no la hubiéramos conocido. Del mismo modo hasta en el infierno podemos encontrar una belleza, especialísima eso sí, una belleza sui generis, como la admiración que produce contemplar la complejidad de procesos que se producen en un cadáver en medio de un prado de gran belleza. Además, continuando el símil del prado, considerados los condenados en sí mismos, (¿sería más bella una naturaleza sin moscas, sin lombrices y sin sapos?).(¿Sería más bello el mundo animal si todo quedara reducido a ciervos, águilas, cisnes y seres de gran belleza?) (¿Sería más bello el mundo vegetal si dejarán de existir los cardos, las zarzas y las setas venenosas?

El mundo hubiera sido más bello sin infierno pues todos esos hombres reprobados y espíritus caídos hubieran sido cada uno de ellos un hermosísimo elemento más en el conjunto del Reino de los Cielos, y cada uno de ellos hubiera dejado para bien su huella en la creación. Pero el infierno añade más belleza al universo, nos da una visión distinta de Dios, la de su justicia terrible.

Nadie debe menospreciar la obra impresionante y formidable en que brilla la terrible justicia de Dios: los demonios. No es menos admirable la mano de Dios en esta parte de su creación que es el infierno de lo que lo es en el resto del Cosmos. Dios no creó condenado a ningún ángel, pero el ángel que merecidamente fue condenado, fue enviado no fuera de la Creación, sino a un lugar que es parte de la creación. El Creador tras el pecado de sus criaturas sentenció la medida, el modo y el lugar del castigo, pero dentro de su orden.

En cada demonio hay un fuego, el fuego de la ira del Creador. El demonio es una criatura de Dios, es la criatura rechazada de Dios. Si los hombres pecadores mientras están en el mundo pudieran ver un sólo demonio -su historia, sus pensamientos, su sufrimiento- quedarían no sólo trocados en su vida, sino admirados del poder, la justicia, el orden y la sabiduría de los designios del Señor. En cierto modo también el infierno también es una obra de arte de Dios, una obra de arte que El no hubiera nunca creado si no se hubiera visto obligado a hacerla. ¿No es acaso una obra de arte el tríptico de El Bosco el Jardín de las Delicias, en su parte dedicada al infierno? No es que El haya querido crear ese lugar, pero su permisión ha puesto la medida, profundidad y modo en que su Justicia debía llevarse a cabo.

El demonio es admirable en todo lo que no ha perdido de lo que recibió de Dios. Sigue siendo una naturaleza angélica, es admirable por su inteligencia, por su poder, incluso por su belleza, aunque deformada. Y así Yahveh en el capítulo 40 y 41del libro de Job, se deleita en elogiar el poder y ferocidad de la más temible de las criaturas infernales, Satán. Tal elogio lo hace designándolo bajo el nombre de Leviatán y Behemot.

La tradición patrística ha aplicado también a Satanás el oráculo del profeta Ezequiel contra el príncipe de Tiro (Ez 28, 12 y siguientes). Es indudable que el oráculo fue referido en su época al príncipe de Tiro, el mismo profeta dice siendo tú un hombre, no obstante hay algunas referencias como montaña santa de Dios y querubín protector indican que el texto está yendo más allá de aquel a quien se dirigía de modo primario.

Satán es el Príncipe de este mundo, cuanto hay bajo los todos los cielos mío es (Job 41,3) llega a decir en su soberbia. Tributo le aportan las montañas (Job 40,20), es decir recibe un tributo de pecado de los hombres más importantes que más descollan (por usar el término montaña en el sentido en que lo usa San Agustín en alguno de sus sermones). Es jefe de todas las huestes infernales, A Pues tributo le aportan (…) todas las bestias salvajes que allí retozan» (Job 40,20), es rey sobre todas las bestias feroces (Job 41,26). Es muy interesante el versículo que dice que es la obra maestra de Dios (Job 40,19). La tradición rabínica y patrística dirá que Satanás era el espíritu de mayor importancia delante del trono de Dios.

Puede parecer un contrasentido pero incluso el mal obrar de los demonios da gloria a Dios, porque su mal obrar es un elemento más de la historia de la creación. Así como una batalla entre las perfectamente alineadas legiones romanas y las entrenadas falanges griegas es un espectáculo bello en el aspecto estético. Mucho mejor que nunca se hubiera dado tal batalla, pues toda batalla es un hecho horroroso, pero al mismo tiempo que horroroso, estéticamente en algún aspecto puede ser bello. La acción de los demonios es objetivamente mala y despreciable, sin embargo, forma parte de la bellísima sinfonía que es la historia de la creación.

El inmenso conjunto de los ángeles se dice que está ordenado en coros porque su obrar es una formidable canción a la gloria de Dios. Las catervas demoníacas no pueden impedir que de ellas mismas emane una sinfonía poderosísima a la gloria de Dios. De los ángeles se dice que cantan porque glorifican a Dios con su voluntad. De los demonios no diríamos que cantan. Diríamos (y es sólo una comparación) que la música que de ellos emana es instrumental. Porque contra su propia voluntad emanan armonía dentro del conjunto de la Creación. Eso es algo que hiere profundamente a los demonios, saber que su mismo obrar malvado forma parte de ese inmenso orden que es el conjunto de las obras creadas por Dios, saber que todos sus esfuerzos en la Historia por hacer lo contrario de lo que Dios quiere son parte integrante de los planes de Dios. Y así el salmo104, 26 dice Leviatán que formaste para jugar con él.

Muchos han quedado un poco sorprendidos de que en la parábola del administrador infiel (Luc 16,1-8) Jesús dice que el amo (símbolo de Dios) elogió la astucia del administrador. Y eso que la obra era objetiva e intrínsecamente mala (robo con engaño). Del mismo modo, alguno puede quedar escandalizado del elogio que el Creador hace de Leviatán, pero eso se debe a desconocer qué es el mal, cual es la naturaleza metafísica de eso que denominamos como mal. Para conocer qué es el mal es necesario saber qué es el ser.

El mal no es propiamente una cosa, un ente, sino algo que tiene su razón de ser en el bien, al que se opone como privación. El mal es real, pero no es una cosa, sino algo que existe en un sujeto: es la ausencia, privación o corrupción del bien; para ser, el mal necesita radicar en un sujeto, tiene su fundamento en el bien y en el ser; no es cognoscible en sí. Ángel Luis González, Teología natural, cap. III, 1

Cabe un gran mal unido a un gran bien, un gran mal moral unido a una grandiosa naturaleza angélica. El Diablo puede ser reprobable en cuanto a su maldad, pero puede ser elogiado por su poder, por su inteligencia que radica en su naturaleza, e incluso por el poder e inteligencia que ha desplegado en sus malas obras. Admirar lo que él tiene recibido de Dios es admirar a Dios.

Pongo varios ejemplos: Admirar el inteligentísimo plan de un ladrón para llevar a cabo un robo, no es malo. Una cosa es la valoración moral del robo, y otra la inteligencia desplegada en el plan. De la misma manera una cosa es admirar la impresión de fuerza y orden de los desfiles nazis en la Alemania de Hitler, y otra cosa muy distinta es la maldad del nazismo.

Pero en fin, todo lo dicho no quita ni un ápice de la maldad de los demonios y de la valoración que tenemos de ellos. Cualquiera se quedaría sobrecogido si conociera hasta qué abismos de odio puede llegar la iniquidad de ellos. De la profundidad de la maldad de los demonios nos podemos hacer un esbozo de idea al conocer las tentaciones que ejercen. ¡Cuánta maldad pueden albergar para llegar a extremos tales como incitar a algunos hombres a que torturen a indefensos niños durante horas antes de matarlos! ¡Qué frialdad se puede tener para tentar con escrúpulos por meses a personas piadosas hundiéndolas en el límite de la desesperación!

Ellos tientan al odio, a la pelea que acabe en mutilación, ellos colaboraron (con la tentación) al auge del nazismo con todas sus consecuencias, desean para nosotros la muerte, la desesperanza, el terror, el sufrimiento. Lo desean con toda frialdad, no existe en ellos el atenuante de ser arrastrados por un momento de pasión. Es el mal con toda frialdad, con toda premeditación. Es el mal sin la más ligera sombra de arrepentimiento.

Si de todo el cosmos hubiera que elegir algo que mereciera el calificativo de odioso, no dudo que la gente -si los conociera- elegiría a los demonios. Más ni siquiera los demonios son odiosos. Sólo es odioso el pecado, los demonios sólo nos deben merecer pena y compasión. Es decir, pena por el pecado que cometieron, y compasión en el sentido de tratar de imaginar y hacernos idea del padecimiento que sufren, y ante la comprensión de ese abismo de padecimiento venerar sobrecogidos los justos designios de Dios.

Acabo con el oráculo del profeta Ezequiel que la tradición de los Santos Padres ha referido a Satanás:

Tu eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabada belleza;
en el Edén, jardín espléndido, habitabas;
toda suerte de piedras preciosas eran tu vestido (…)
Tú eras un querubín consagrado como protector,
Yo te había establecido tal;
estabas en la montaña santa de Dios
y te paseabas en medio de piedras de fuego,
hasta que se descubrió en ti la iniquidad. (…)
Se engrió tu corazón por tu belleza,
echaste a perder tu sabiduría por tu esplendor. (…)
He hecho brotar un fuego de en medio de ti, que te ha devorado

Ez 28, 12 y siguientes

Fuentes: padre Fortea en Posesión y Exorcismo

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Los Ángeles según la Enciclopedia Católica

Aquí se trata sobre los espíritus-mensajeros:
* el significado del término en la Biblia,
* los deberes de los ángeles,
* los nombres asignados a los ángeles,
* la distinción entre buenos espíritus y malos,
* las divisiones de los coros angélicos,
* las apariciones de los ángeles, y
* el desarrollo de los escritos sobre los ángeles.

Etimológicamente viene del Latín ángelus; del griego aggelos; de la palabra hebrea «uno que va» o «enviado», mensajero; y es usada en hebreo para designar tanto a un mensajero divino como a uno humano. La Septuaginta lo traduce por aggelos, palabra que también tiene ambos significados. La versión latina, sin embargo, distingue al mensajero espiritual o divino del humano, traduciendo el primero como angelus y el segundo como legatus o también nuntius. En algunos pasajes la versión latina usa la palabra angelus en vez de nuntius, cuando esta última expresaba mejor el sentido, por ejemplo en Isaías 18,2; 33,3, 6.

Los ángeles, a lo largo de toda la Biblia, aparecen representados como un cuerpo de seres espirituales que son intermediarios entre Dios y los hombres: «Lo creaste (al hombre) poco inferior a los ángeles» (Salmo 8,6). Ellos, al igual que los hombres, son seres creados; «Alabadle, ángeles suyos todos, todas sus huestes, alabadle! Alaben el nombre de Yahveh. pues él lo ordenó y fueron creados» (Salmo 148, 2, 5: Colosenses 1, 16-17). El hecho de que los ángeles fueron creados, fue confirmado en el Cuarto Concilio de Letrán (1215). El decreto llamado «Firmiter», contra los albigenses, habla del hecho de que ellos fueron creados, y que los hombres fueron creados después de ellos. Este decreto fue repetido por el Concilio Vaticano Primero, en su decreto «Dei Filius». Hacemos mención aquí de él, porque las palabras: «El que vive eternamente lo creó todo por igual» (Eclesiástico 18,1) se usan para demostrar la creación simultánea de todas las cosas; pero generalmente se considera que «juntos» (simul) puede aquí significar «igualmente», en el sentido de que todas las cosas fueron «igualmente» creadas. Son espíritus; el autor de la Epístola a los Hebreos dice: «¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?» (Heb 1, 14).

 

PRESENTES EN EL TRONO DE DIOS

Es con la misión de ser mensajeros que la Biblia los menciona más a menudo, pero, como San Agustín y luego San Gregorio lo expresan: angelus est nomen officii («ángel es el nombre de su oficio») y no expresa ni su naturaleza ni su función esencial, es decir: el de estar presentes en el trono de Dios en aquella corte de cielo de la que Daniel nos ha dejado un cuadro bastante vivido:
«Mientras yo contemplaba: Se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura, blanca como la nieve; los cabellos de su cabeza, puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente. Un río de fuego corría y manaba delante de él. Miles de millares le servían, miríadas de miríadas estaban en pie delante de él. El tribunal se sentó, y se abrieron los libros. (Daniel 7,9-10; cf. Salmo 96, 7; Salmo 102, 20; Isaías 6, etc.).Esta función de las huestes angélicas es expresada por la palabra «presentarse» (Job 1, 6; 2, 1), es decir, estar presentes ante Dios, y el Señor declara que esa es su función perpetua (Mt 18, 10). En más de una ocasión se dice que hay siete ángeles cuya principal función es la de «estar siempre presentes ante la gloria de Dios» (Tob, 12, 15; Ap 8, 2-5). Esta misma idea puede querer significar «el ángel de Su presencia» (Is 63,9) una expresión también dada en el pseudo-epigráfico «Testamento de los Doce Patriarcas».

 

MENSAJEROS DE DIOS PARA LA HUMANIDAD

Pero estos vistazos de la vida que está más allá de lo conocido, son sólo ocasionales. Los ángeles que aparecen en la Biblia, generalmente tienen la misión de ser mensajeros de Dios para la humanidad. Ellos son los instrumentos que utiliza para comunicar Su plan a los hombres, y en la visión de Jacob, ellos son descritos ascendiendo y descendiendo una escalera que va desde la tierra al cielo, mientras que el Padre Eterno contempla al vagabundo de abajo. Fue un ángel quien encontró a Agar en el desierto (Gén, 16); unos ángeles sacaron a Lot de Sodoma; fue un ángel quien le anunció a Gedeón que debía salvar a su pueblo; un ángel anuncia el nacimiento de Sansón (Jueces, 13), y el ángel Gabriel instruyó a Daniel (Dan 8,16), aunque aquí no se le llama ángel, sino «el hombre Gabriel» (9,21). Este mismo espíritu celestial anunció el nacimiento de San Juan Bautista y la Encarnación del Redentor, la tradición le atribuye también el mensaje a los pastores (Lucas, 2, 9), y la misión más gloriosa de todas, la de fortalecer al Rey de los Ángeles en Su Agonía (Lucas 22,43). La naturaleza espiritual de los ángeles es manifestada de manera muy clara en el relato que Zacarías hace de las revelaciones que recibió por medio de un ángel. El profeta dice que el ángel estaba hablando «en él». Esto parece implicar que él era consciente de una voz interior que no era la de Dios sino la de Su mensajero. El texto Masorético, la Septuaginta, y la Vulgata describen de esta misma manera el mensaje que el ángel dio al profeta. Es una pena que la «Versión Revisada» haya, en clara oposición a los textos antedichos, oscurecido este rasgo traduciéndolo: «el ángel que hablaba conmigo»: en vez de «dentro de mí» (cf. Zac 1, 9, 13-14; 2, 3; 4, 5; 5, 10).

Estas apariciones de ángeles generalmente duran sólo el tiempo que dura el mensaje, pero frecuentemente su misión se prolonga, y son también representados como los guardianes de las naciones en momentos en que se da algún problema específico, por ejemplo durante el Éxodo (Éxodo 14, 19; Baruc, 6, 6). Los Padres interpretan por igual que cuando se dice «el príncipe del Reino de Persia» (Dan 10, 13; 10, 21) debemos entender el ángel a quien se le confió el cuidado espiritual de ese reino, y quizá podemos ver en el «hombre de Macedonia» que se le apareció a San Pablo en Tróada, al ángel guardián de ese país (Hechos 16, 9). La Septuaginta (Dt 32, 8) ha conservado un fragmento con esta idea, aunque es difícil calibrar su significado exacto: «Cuando el Altísimo dividió las naciones, cuando esparció a los hijos de Adán, estableció los límites de las naciones según el número de los ángeles de Dios». Cuán grande era el papel que el ministerio de los ángeles representaba no sólo en la teología hebrea, sino también en las ideas religiosas de otras naciones, lo podemos ver en la expresión «como un ángel de Dios». Es usada en tres ocasiones para David (2Sam 14, 17, 20; 14, 27) y una vez por Akis de Gat (1Sam 29,9). Incluso Ester lo usa para designar a Asuero (Ester 15, 16), y se dice que la cara de San Esteban parecía «como la de un ángel» cuando estaba de pie ante el Sanedrín (Hechos 6, 15).

 

GUARDIANES PERSONALES

En toda la Biblia encontramos repetidamente que cada alma tiene su ángel guardián. Abraham, al enviar a su siervo ha buscarle una esposa a Isaac, le dice: «Él enviará su Ángel delante de ti» (Génesis 24, 7). Las palabras del Salmo noventa que el diablo le citó al Señor Jesús (Mt.4, 6) es bien conocido, y Judit relata su hecho heroico diciendo: «Vive el Señor, cuyo ángel ha sido mi guardián» (13, 20). Estos pasajes y muchos parecidos (Gén, 16, 6-32; Oseas, 12, 4; 1Re 19, 5; Actos 12, 7; Sal 33, 8), si bien por sí mismos no son una prueba acerca de que cada persona tiene su ángel guardián designado, se complementan con las palabras del Señor Jesús: «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos» (Mt 18, 10), palabras que ilustran el comentario de San Agustín: «Lo que está escondido en el Antiguo Testamento, es hecho manifiesto en el Nuevo». De hecho parece que el libro de Tobías, más que cualquier otro, está dirigido a enseñarnos esta verdad, y San Jerónimo en su comentario sobre las palabras anteriormente mencionadas del Señor Jesús dice: «La dignidad de una alma es tan grande, que cada uno tiene un ángel guardián desde su nacimiento». La doctrina acerca de que los ángeles son designados nuestros guardianes es considerada una verdad de fe, pero que cada miembro de la humanidad tiene su propio ángel guardián no es de fe (de fide); sin embargo esta idea tiene tal apoyo por parte de los Doctores de la Iglesia que sería temerario negarlo (cf. San Jerónimo, supra). Pedro Lombardo (Sentencias, lib. II, dist. XI) se inclinó por la idea de que cada ángel estaba encargado de varios seres humanos. Las hermosas homilías de San Bernardo (11-14) sobre el Salmo noventa, respiran el espíritu de la Iglesia pero sin resolver la cuestión. La Biblia no sólo representa a los ángeles como nuestros guardianes, sino también como nuestros intercesores. El ángel Rafael (Tob 12, 12) dice: «Ofrecí oraciones al Señor por ti» (cf. Job, 5, 1 (Septuaginta), y 33,23 (Vulgata); Apocalipsis 8,4). El culto católico a los ángeles tiene, por ello, fundamento escriturístico. Quizás la declaración explícita más temprana sobre esto lo tenemos en las palabras de San Ambrosio: «Debemos rezarle a los ángeles que nos son dados como guardianes» (De Viduis, IX); (cf. San Agustín, Contra Faustum, XX, 21). El culto indebido a los ángeles es reprobado por San Pablo (Col, 2, 18), y que esta tendencia se siguió dando por mucho tiempo en este mismo lugar lo atestigua el Canon 35 del Sínodo de Laodicea.

 

COMO AGENTES DIVINOS QUE GOBIERNAN EL MUNDO

Los pasajes anteriores, especialmente aquellos relacionados con ángeles que tenían encargos diversos, nos permite entender la idea casi unánime de los Padres de que son los ángeles quienes pusieron por obra la ley de Dios con respecto al mundo físico. La creencia semítica en el genii y en espíritus que causan el bien o el mal es bastante conocido, y rastros de ello serán hallados en la Biblia. Por ello, la peste que devastó a Israel por culpa del pecado de David por censar al pueblo de Israel, le es atribuida a un ángel el cual se dice que David vio (2Sam 24, 15-17, y de manera más explícita en 1Cro 21, 14-18). Incluso el viento que susurra en la copa de los árboles era considerado como un ángel (2Sam 5, 23-24; 1Cro 14, 14-15). Esto es declarado de forma más explícita en el pasaje de la piscina Probática (Juan 5, 1-4), aunque existen algunas dudas sobre este texto; en este pasaje se dice que el movimiento de las aguas era realizado por las visitas periódicas de un ángel. Los semitas estaban convencidos de que toda la armonía del universo, así como las interrupciones de esta armonía, era debido a Dios como creador, pero llevadas a cabo por Sus ministros. Esta idea está fuertemente marcada en el «Libro de los Júbilos» en él las hordas celestiales de ángeles buenos y malos están siempre actuando en el universo material. Maimónides (Directorium Perplexorum, IV y VI) citado por Santo Tomás de Aquino (Summa Theol., I:1:3) dice que la Biblia frecuentemente delinea los poderes de los ángeles de la naturaleza, ya que ellos manifiestan la omnipotencia de Dios (cf. San Jerónimo, En Mich., VI, 1, 2; P. L., IV, col. 1206).

 

ORGANIZACIÓN JERÁRQUICA

Si bien los ángeles que aparecen mencionados en los libros más tempranos del Antiguo Testamento son impersonales y quedan ensombrecidos por la importancia del mensaje que llevan o por la obra que realizan, no nos dan ninguna información acerca de la existencia de una cierta jerarquía en el ejército celestial.

Después de la expulsión de Adán del Paraíso, este es defendido de nuestros Primeros Padres por querubines que son ministros de Dios, aunque nada se menciona acerca de su naturaleza. Sólo una vez más aparece la figura de un querubín en la Biblia, en la maravillosa visión que tuvo Ezequiel en la que los describe con muchos detalles (Ezeq 1), y que en Ezequiel 10 los llama querubines. El Arca era defendida por dos querubines, pero sólo tenemos conjeturas acerca de cómo eran. Se ha sugerido, con gran probabilidad, que estos pueden ser comparados con los toros y leones alados que cuidan los palacios asirios, y también con los extraños hombres alados con cabeza de halcones pintados en las paredes de algunas de sus construcciones. Los serafines sólo aparecen en la visión de Isaías, 6, 6.

Ya hemos mencionado a los siete místicos que están de pie ante Dios, y parece que en ellos tenemos una indicación de un cordón interno que rodea el trono. El término arcángel sólo aparece en San Judas y 1Tes., 4, 15; pero San Pablo nos da otras dos listas de nombres de las cohortes celestiales. Nos dice (Ef 1, 21) que Cristo está «por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación»; y, escribiendo a los Colosenses (1, 16), dice: «porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades». Hay que señalar que San Pablo usa dos de estos nombres para señalar los poderes de la oscuridad cuando (2, 15) dice que una que Cristo haya «despojado los Principados y las Potestades. incorporándolos a su cortejo triunfal». Y no es de menos importancia que sólo dos versículos después advierta a sus lectores a no dejarse seducir por «el culto de los ángeles». Aparentemente pone su sello en una cierta angelología permitida, y al mismo tiempo advierte en contra de las supersticiones sobre este asunto. Tenemos una insinuación de algunos excesos en el Libro de Enoc, en el que, como ya dijimos, los ángeles tienen un papel bastante desproporcionado. Al igual, Josefo nos dice (Be. Jud., II, VIII, 7) que los esenios realizaban un voto para preservar los nombres de los ángeles.

Ya hemos visto como (Daniel 10, 12-21) varios ángeles están designados a varios lugares, y que se les llama sus príncipes, y este mismo rasgo reaparece de manera más notable en el Apocalipsis «los ángeles de las siete Iglesias», aunque es imposible decir el significado preciso de este término. Generalmente estos siete Ángeles de las Iglesias son considerados los Obispos que ocupan éstas sedes. San Gregorio Nacianceno en su carta a los Obispos en Constantinopla en dos ocasiones les dice «Ángeles», según el idioma del Apocalipsis.

El tratado «De Coelesti Hierarchia» atribuido a San Dionisio Areopagita, y que ejerció una gran influencia entre los escolásticos, trata con muchos detalles las jerarquías y órdenes de los ángeles. Generalmente se considera que este trabajo no pertenece a San Dionisio, y que fue escrito algunos siglos después. Si bien su doctrina acerca de los coros de ángeles ha sido aceptada en la Iglesia con gran unanimidad, ninguna proposición referente a las jerarquías angélicas es dogma de fe. El siguiente pasaje de San Gregorio Magno (Hom. 34, en Evang.) nos dan una idea clara del punto de vista de los doctores de la Iglesia acerca de este punto:

Sabemos por la autoridad de la Escritura que existen nueve órdenes de ángeles: Ángeles, Arcángeles, Virtudes, Potestades, Principados, Dominaciones, Tronos, Querubines y Serafines. Que existen Ángeles y Arcángeles casi todas las páginas de la Biblia nos lo dice, y los libros de los Profetas hablan de Querubines y Serafines. San Pablo, también, escribiendo a los Efesios enumera cuatro órdenes cuando dice: ‘sobre todo Principado, Potestad, Virtud, y Dominación’; y en otra ocasión, escribiendo a los Colosenses dice: ‘ni Tronos, Dominaciones, Principados, o Potestades’. Si unimos estas dos listas, tenemos cinco Órdenes, y agregando los Ángeles y Arcángeles, Querubines y Serafines, tenemos nueve Órdenes de Ángeles.

Santo Tomás (Summa Theologica I:108), siguiendo a San Dionisio (De Coelesti Hierarchia, VI, VII), divide a los ángeles en tres jerarquías cada una de las cuales contienen tres órdenes. Su proximidad al Ser Supremo sirve como base para esta división. En la primera jerarquía pone a los Serafines, Querubines, y Tronos; en la segunda, a las Dominaciones, Virtudes, y Potestades; en la tercera, a los Principados, Arcángeles, y Ángeles. Los únicos nombres que nos dan la Escritura de ángeles en particular son los de Rafael, Miguel, y Gabriel, nombres que significan sus atributos. Los libros judíos apócrifos, como el Libro de Enoc, nos dan el de Uriel y Jeremiel, mientras que otras fuentes apócrifas nos dan muchos más, como por ejemplo Milton en su «Paraíso Perdido». (Para conocer sobre el uso supersticioso de estos nombres, véase más arriba).

 

EL NÚMERO DE ÁNGELES

Frecuentemente se dice que el número de los ángeles es prodigioso (Daniel 7,10; Apocalipsis 5,11; Salmo 67,18; Mateo 26,53). Del uso de la palabra huestes (sabaoth) como sinónimo del ejército celestial es difícil no darse la idea de que el término «Señor de las Huestes» se refiere al mando Supremo de Dios sobre la multitud angélica (cf. Deuteronomio 33,2; 32,43; Septuaginta). Los Padres ven una referencia al número referente de hombres y ángeles en la parábola de las cien ovejas (Lucas 15,1-3), aunque esto puede parecer algo imaginativo. Los escolásticos, nuevamente siguiendo el tratado «De Coelesti Hierarchia» de San Dionisio, consideran la preponderancia del número como una perfección necesaria de las huestes angélicas (cf. Santo Tomás, Summa Theol., I:1:3).

 

LOS ÁNGELES MALOS

La distinción entre ángeles buenos y ángeles malos aparece constantemente en la Biblia, pero es importante señalar que no existe señal alguna de dualismo o conflicto entre dos principios iguales, uno bueno y otro malo. El conflicto descrito es más bien realizado en la tierra entre el Reino de Dios y el Reino del Maligno, pero siempre con la inferioridad del último. La existencia, pues, de este espíritu inferior, y por consiguiente creado, debe de ser explicado.

El desarrollo gradual de la conciencia hebrea sobre este tema está claramente presente en la Sagrada Escritura. El relato de la caída de nuestros Primeros Padres (Gén, 3) es expresado en tales términos que es imposible ver en ellos otra cosa diferente que la existencia de un agente del mal quien está envidioso de la raza humana. La declaración (Gén, 6, 1) de que los «hijos de Dios» se casaban con las hijas de los hombres es explicado por la caída de los ángeles, en Enoc, 6-11, y en los códices, D, E, F, y A de la Septuaginta dice frecuentemente, por «hijos de Dios», oi aggeloi tou theou. Desgraciadamente, los códices B y C son diferentes que el Génesis 6, pero probablemente es porque ellos, también, leyeron oi aggeloi en este pasaje, pues constantemente ponen la expresión «los hijos de Dios»; cf. Job, 1, 6; 2, 1; 38, 7; pero por otro lado, véase Sal 2, 1; 88, & (Septuaginta). Filón, haciendo un comentario sobre este pasaje en su tratado «Quod Deus sit immutabilis», I, sigue a la Septuaginta. Para conocer la doctrina de Filón sobre los Ángeles, cf. «De Vita Mosis», III, 2, «De Somniis», VI: «De Incorrupta Manna», I; «De Sacrifciis», II; «De Lege Allegorica», I, 12; III, 73; y para el punto de vista del Génesis 6, 1, cf. San Justino, Apol., II, 5. Debe además señalarse que la palabra hebrea nephilim que es traducida por gigantes, en 6,4, pueden significar «los caídos». Los Padres generalmente se lo refieren a los hijos de Set, el linaje escogido. En I K., XIX, 9, se lee que un espíritu malo posee a Saúl, aunque es probablemente una expresión metafórica; más explícito es el III B., XXII, 19-23, en donde se describe a un espíritu en medio del ejército celestial y que por invitación del Señor, aparece como un espíritu mentiroso en la boca de los falsos profetas de Ajab. Podemos, siguiendo a los escolásticos, explicar esto como un malum poenae el cual es realizado por Dios a causa de las faltas de los hombres. Una más exacta exégesis insistiría en el tono totalmente imaginativo de todo este episodio; no es tanto la manera en el que el mensaje es dado sino su sentido real lo que queremos desarrollar aquí.

El cuadro que nos da Job 1 y 2, es igualmente imaginativo; pero Satanás, quizás la individualización más temprana del Ángel caído, se presenta como un intruso que envidia a Job. Él es, evidentemente, un ser inferior a la Deidad y puede sólo tocar a Job con permiso de Dios. La manera en la que el pensamiento teológico avanzó a medida en que la cantidad de la revelación aumentó, lo podemos ver en una comparación entre 2Sam, 24, 1, y 1Cro 21, 1. Mientras que en el primer pasaje se dice que el pecado de David fue debido a «la ira del Señor» que «incitó a David», en el último leemos que «Satanás incitó a David para hacer el censo del pueblo de Israel». En Job 4, 18, nos parece encontrar una declaración clara sobre la caída: «Y aún a sus ángeles achaca desvarío». La Septuaginta de Job contiene algunos interesantes pasajes con respecto a ángeles vengadores en quienes quizá podemos ver a los espíritus caídos, así en 33, 23: «Si hay mil ángeles mediadores de la muerte en su contra, ninguno de ellos le hará daño»; y en 36, 14: «Incluso si sus almas mueren en plena juventud, serán heridos por los ángeles»; y en 21, 15: «Las riquezas injustamente aumentadas serán vomitadas, un ángel lo sacará de su casa»; cf. Prov 17, 11; Sal 34, 5, 6; 77, 49, y especialmente, Eclesiástico 39, 33, un texto que, hasta donde puede ser deducido por el estado actual del manuscrito, estaba en el original hebreo. En algunos de estos pasajes, es verdad, los ángeles pueden ser considerados como los vengadores de la justicia de Dios, sin ser, por consiguiente, los espíritus malos. En Zac 3, 1-3, Satanás se le llama al adversario que suplica ante el Señor contra el Sumo Sacerdote Josué. Isaías 14, y Ezequiel 28, son para los Padres el loci classici con respecto a la caída de Satanás (cf. Tertul., adv. Marc., II, X); y el mismo Señor Jesús ha dado color a esta idea usando las imágenes de este último pasaje al decir a Sus Apóstoles: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo» (Lucas 10, 18). En tiempos del Nuevo Testamento la idea de los dos reinos espirituales se ve con claridad. El diablo es un ángel caído que con su caída arrastró consigo multitudes de la hueste celestial. El Señor Jesús se refiere a él como «el Príncipe de este mundo» (Juan 14, 30); el tentador de la raza humana que intenta involucrarlos en su caída (Mateo 25, 41; 2Pedro, 2, 4: Ef 6, 12: 2Cor 11, 14; 12, 7). La representación cristiana del diablo bajo la forma de un dragón deriva especialmente del Apocalipsis (9, 11-15; 12, 7-9), en donde se le menciona como el «ángel del hoyo sin fondo», «el dragón», «la serpiente antigua», etc., y se le representa como si realmente hubiese estado combatiendo con el Arcángel Miguel. La similitud entre estas escenas y los antiguos relatos babilónicos sobre la lucha entre Merodak y el dragón Tiamat son muy parecidos. Si vinculamos su origen a las vagas reminiscencias de los increíbles saurios que antiguamente poblaron la tierra es una cuestión discutible, pero el lector curioso puede consultar a Bousett, «The Anti-Christ Legend» (tr. al inglés por Keane, Londres, 1896). El traductor ha prefijado un interesante discurso sobre el origen del mito babilónico del Dragón.

 

EL TÉRMINO «ÁNGEL» EN LA SEPTUAGINTA

Hemos tenido ocasión de mencionar la versión Septuaginta en más de una ocasión, y no puede ser tomado a mal mostrar unos pasajes en el que es nuestra única fuente de información con respecto a los ángeles. El pasaje más conocido es Is 9, 6, en que la Septuaginta da al Mesías el nombre de «Ángel del gran Consejo». Nosotros ya hemos hablado de Job 20, 15, donde la Septuaginta dice «Ángel» en lugar de «Dios», y en 36, 14, donde parece trata de ángeles malos. En 9, 7, la Septuaginta (B) dice: «Él es el hebreo» (5, 19) dice de «Behemot»: «Él es el inicio de los caminos de Dios, el que lo creó hará su espada para acercarse»:, la Septuaginta dice: «Él es el principio de la creación de Dios, creado para que Sus Ángeles se mofen», y el mismo comentario es hecho sobre «Leviatán», 41, 24. Ya hemos visto que la Septuaginta generalmente da el término «los hijos de Dios» por «ángeles», pero en Dt 32, 43, la Septuaginta menciona ambas condiciones: «Exultad en Él todos los cielos, y adórenle todos los ángeles de Dios; exultad las naciones con su pueblo, y glorifíquenle todos los Hijos de Dios». Ni siquiera la Septuaginta nos da aquí una referencia adicional a los ángeles; la cual en ocasiones nos permite corregir pasajes difíciles sobre ellos en la Vulgata y en los textos Masoréticos. Por ejemplo, el difícil Elim del texto Masorético en Job 41, 17, la Vulgata traduce como «ángeles», y la Septuaginta «bestias salvajes». Las ideas en la antigüedad sobre la personalidad de las diferentes apariencias angélicas son, como hemos visto, notablemente vagas. Al principio los ángeles eran considerados en una forma bastante impersonal (Gén 16, 7). Son mensajeros de Dios y a menudo se les identifica con el Autor de su mensaje (Gén 48, 15-16). Pero mientras que en el pasaje del encuentro entre Jacob leemos los «Ángeles de Dios» (Gén 32, 1), en otros leemos de uno que es llamado «el Ángel de Dios» par excellence, por ejemplo Gén 31, 11. Es verdad que, debido al modismo hebreo, esto puede significar sólo «un ángel de Dios», y la Septuaginta lo traduce con o sin el artículo, a voluntad; parece que los tres visitantes en Mambré eran de diferente rango, aunque San Pablo (Heb., 13, 2) los consideró a todos igualmente ángeles; en el relato de Gén 13, el que habla es siempre «el Señor». En el relato del Ángel del Señor que visitó a Gedeón (Jueces, 6), al visitante se le llama tanto «el Ángel del Señor» como «el Señor». De igual manera, en Jueces 13, el Ángel del Señor se aparece, y tanto Manóaj como su esposa exclaman: «Seguro que vamos a morir, porque hemos visto a Dios». Esta búsqueda de claridad se puede ver especialmente clara en los varios relatos que el Éxodo da de Ángeles. En Jueces 6, mencionado recientemente, la Septuaginta tiene mucho cuidado en usar el hebreo «Señor» en vez de «el Ángel del Señor»; pero en la historia del Éxodo es el Señor que va delante de ellos como una columna de nube (Ex 13, 21), y la Septuaginta no realiza ninguna modificación (cf. también Num 14, 14, y Ne 9, 7-20). Pero, en Ex 14, 19, el que los guía es llamado «el Ángel de Dios». Cuando leemos Ex 33, en donde Dios está enfadado con Su gente por adorar al becerro de oro, es difícil no ver al mismo Dios como guía del pueblo, pero que ahora se niega a acompañarlos. Dios les ofrece a un ángel a cambio, pero por pedido de Moisés, dice (14) «Mi rostro irá contigo», la Septuaginta lo traduce por autos pero el versículo siguiente muestras que esa traducción no es posible, pues Moisés responde: «Si no vienes tú mismo, no nos hagas partir de aquí». Pero, ¿qué quiere decir Dios con «mi rostro?» ¿Es posible que algún ángel de rango especialmente alto, haga las veces de, como en Is 63, 9? (cf. Tobías 13, 15). ¿Esto no será lo que significa «el ángel de Dios?» (cf. Núm 20, 16).

Que un proceso de evolución en el pensamiento teológico acompañó la gradual revelación de Dios casi no es necesario decirlo, y este se ve de una manera especial en los diferentes puntos de vista con respecto al Dador de la Ley. El texto Masorético así como la Vulgata en el pasaje del Éxodo en los capítulos 3 y 19-20 nos dicen con claridad que es el Ser Supremo quien se le aparece a Moisés en la zarza y en la Monte del Sinaí; pero la versión de la Septuaginta, si bien está de acuerdo que era el mismo Dios quien le entregó la Ley, dice que fue el «ángel del Señor» quien se apareció en la zarza. Durante la época del Nuevo Testamento el punto de vista de la Septuaginta prevalecía, y en esta se considera que no sólo el ángel del Señor fue quien se apareció en la zarza, y no Dios mismo, sino que el ángel también es el Dador de la Ley (cf. Gál 3, 19; Heb 2, 2; Hch 7, 30). La persona del «ángel del Señor» encuentra su complemento en la personificación de la Sabiduría en los libros Sapienciales y en por lo menos un pasaje (Zac 3, 1) parece ser «el Hijo de Hombre» que Daniel (7, 13) vio era llevado ante «el Anciano». Zacarías dice: «Me hizo ver después al sumo sacerdote Josué, que estaba ante el ángel de Yahveh; a su derecha estaba el Satán para acusarle». Tertuliano considera muchos de estos pasajes como preludios de la Encarnación; como la Palabra de Dios prefigurando el carácter sublime con el que Él un día se revelará a los hombres (cf. adv, Prax., XVI, adv. Marc., II, 27; III, 9: I, 10, 21, 22). Es posible que, en estos diferentes puntos de vista podamos encontrar, un poco a tientas, ciertas verdades dogmáticas sobre la Trinidad, reminiscencias quizás de la revelación de la cual el Protevangelio del Gén 3 es sólo una pista. Los primeros Padres de la Iglesia, ciñéndose a la letra del texto, decían que era el mismo Dios quien se aparecía. Quien se aparecía era llamado Dios y actuaba como Dios. Por ello, no era raro que Tertuliano, como ya hemos visto, considere tales manifestaciones como un preludio de la Encarnación, y la mayoría de los Padres Orientales siguió esa misma línea de pensamiento. Ha sido sostenido incluso en 1851 por Vandenbroeck, «Dissertatio Theologica de Theophaniis sub Veteri Testamento» (Lovaina).

Pero los grandes Padres Latinos, San Jerónimo, San Agustín y San Gregorio Magno, sostuvieron la idea contraria, y los escolásticos como una unidad los siguió. San Agustín (Sermo VII, de Scripturis, P. G. V) al tratar sobre la zarza ardiente (Ex 3) dice que: «Considerar que la misma persona que le habló a Moisés sea el mismo Señor y un ángel del Señor, es muy difícil de entender. Es una pregunta que no da lugar a rápidas aseveraciones, sino que demanda una cuidadosa investigación. Algunos declaran que es llamado tanto el Señor y el ángel del Señor porque era Cristo, de hecho el profeta (Is 9, 6, Ver. Septuaginta) con claridad prefigura a Cristo como el Ángel del gran Consejo». El santo luego muestra que semejantes interpretaciones son sostenibles, pero que debemos tener cuidado de no caer en el arrianismo. Señala, sin embargo, que si decimos que era un ángel el que se apareció, debemos explicar el por qué se le llamó «el Señor», y luego procede a demostrar cómo esto pudo ser: «En otro lugar de la Biblia, cuando un profeta habla, se dice que es el Señor el que habla, no porque el profeta sea el Señor, sino porque el Señor está en el profeta; y de esa misma manera, cuando el Señor se digna hablar a través de la boca de un profeta o de un ángel, es igual que cuando Él habla por medio de un profeta o apóstol, y el termino ángel está correctamente usado si lo consideramos en sí mismo, pero es igualmente correcto si le ‘llama el Señor’ porque Dios mora en él». Concluye diciendo que: «Es el nombre del que mora en el templo, y no el del templo». Y un poco más adelante dice: «Me parece que deberíamos decir que nuestros antepasados reconocieron al Señor en el ángel», y aduce a la autoridad de los escritores del Nuevo Testamento que lo entendieron así y que incluso ellos, a veces, cometían la misma confusión de términos (cf. Heb 2, 2, y Hechos 7, 31-33). El santo habla con más detalle sobre esta misma cuestión en su obra «In Heptateuchum», lib. VII, 54, P. G. III, 558. Como un ejemplo de lo convencido que estaban algunos de los Padres defendiendo la interpretación contraria, podemos citar las palabras de Teodoreto (In Exod.): «El pasaje entero (Ex 3) muestra que era Dios quien se le aparecía a Moisés. ¿Pero (Moisés) lo llamó un ángel para darnos a entender que no era Dios Padre a quien vio -¿pues qué ángel pudo el Padre ser?- sino al Hijo Unigénito, el Ángel del gran Consejo» (cf. Eusebio, Hist. Eccles., I, II, 7; San Ireneo, Haer., III, 6). La interpretación dada por los Padres latinos fue la que perduró en la Iglesia, y el escolasticismo lo convirtió en un sistema (cf. Santo Tomás, Quaest., Disp., De Potentia, VI, 8, ad. 3am); y para una exposición más amplia sobre ambas interpretaciones, cf. «Revue biblique» 1894, 232-247.

 

LOS ÁNGELES EN LA LITERATURA BABILÓNICA

La Biblia nos ha mostrado que la creencia en los ángeles, o en espíritus mediadores entre Dios y los hombres, es una característica de los semitas. Es por consiguiente interesante rastrear esta creencia hasta los semitas de Babilonia. Según Sayce (The Religions of Ancient Egypt and Babylonia, Gifford Lectures, 1901), la mezcla de creencias semíticas en la primitiva religión Sumeria de Babilonia está marcada por la idea de los ángeles o sukallin en su teosofía. Por ello, encontramos un interesante paralelo en «los ángeles del Señor» en Nebo, «el ministro de Merodach» (ibid., 355). Él también es llamado el «ángel» o intérprete de la voluntad de Merodach (ibid., 456), y Sayce acepta la teoría de Hommel de que se puede demostrar por las inscripciones Minoicas que la religión semítica primitiva consistió en el culto a la luna y a las estrellas, el dios-luna Attar y un dios «ángel» que está de pie a la cabeza del panteón (ibid., 315). El conflicto bíblico entre los reinos buenos y malos tienen su paralelo en «los espíritus de cielo» o Igigi -quienes constituían la «hueste» de la que Ninip era el campeón (y de quien recibió el título de «jefe de los ángeles») y los «los espíritus de la tierra», o Annuna-Ki que vivían en el Averno (ibid. 355). Los sukalli babilónicos corresponden a los espíritus-mensajeros de la Biblia; ellos mostraban la voluntad de su Señor y ejecutaban sus ordenes (ibid., 361). Algunos de ellos parece ser que eran más que mensajeros; eran los intérpretes y representantes de la deidad suprema, por ello, Nebo es «el profeta de Borsippa». Estos ángeles son llamados «hijos» de la deidad cuyo representante son; por ello Ninip, en una ocasión mensajero de En-lil, se transforma en su hijo así como también Merodach se convierte en hijo de Ea (ibid., 496). Los relatos babilónicos de la Creación y del Diluvio no contrastan de una manera muy favorable con los relatos bíblicos, y esto mismo debe decirse de las caóticas jerarquías de los dioses y ángeles que la investigación moderna ha descubierto. Quizás queda justificado el hecho de ver todas las formas religiosas de vestigios de un primitivo culto natural que ha hecho que en ocasiones se rebaje la más pura revelación, y que, si esa revelación primitiva no ha recibido incrementos sucesivos, como entre los hebreos, trae como resultado una abundante cosecha de hierba mala.

La Biblia menciona la idea de algunos ángeles que tienen a su cargo pueblos específicos (cf. Dan 10, y este mismo trabajo). Esta creencia persiste pero con menos fuerza en la noción árabe de los Genii, o Jinni, quienes aparecen en algunos lugares particulares. Una referencia sobre lo podemos quizá encontrar en Gén 32, 1-2: «Jacob se fue por su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. Al verlos, dijo Jacob: ‘Este es el campamento de Dios’; y llamó a aquel lugar Majanáyim, es decir, ‘Campamento'». Exploraciones recientes en territorio árabe cerca de Petra, han revelado algunas áreas señaladas con piedras, como un lugar al que los ángeles constantemente iban, y las tribus nómades frecuentan este lugar para rezar y hacer sacrificios. Estos lugares llevan un nombre que corresponde exactamente con el de «Majanáyim» mencionado en el pasaje anterior del Génesis (cf. Lagrange, Religions Semitques, 184, y Robertson Smith, Religion of the Semites, 445). La visión de Jacob en Betel (Gén 28, 12) puede quizá ser considerada de la misma categoría. Basta con decir que no todo lo que está en la Biblia es revelación, y que el objeto de los escritos inspiradas no es sólo darnos nuevas verdades, sino también hacer más claras ciertas verdades enseñadas por la naturaleza. La idea moderna que tiende a considerar todo lo babilónico como completamente primitivo y que parece pensar que porque los críticos fijan una fecha tardía a las escrituras Bíblicas, la religión contenida en ella debe ser retrasada, puede verse en Haag, «Theologie Biblique» (339). Este escritor ve en los ángeles Bíblicos sólo deidades primitivas rebajadas a semi-dioses por el victorioso progreso del monoteísmo.

 

LOS ÁNGELES EN EL ZEND-AVESTA

También se han hecho esfuerzos por rastrear una conexión entre los ángeles de la Biblia y los «grandes arcángeles» o «Amesha-Spentas» del Zend-Avesta. Que la dominación persa y la cautividad babilónica ejercieron una gran influencia en la concepción hebrea de los ángeles se puede ver en el Talmud de Jerusalén, Rosch Haschanna, 56, donde se dice que se introdujeron los nombres de los ángeles de Babilonia. Pero, no es para nada evidente, que los seres angélicos que aparecen tantas veces en las páginas del Avesta, tengan conexión con el antiguo neo-zoroastrismo persa de los sasánidas. Si éste fuera el caso, como lo sostiene Darmesteter, debemos darle la vuelta a la postura y atribuirle a los ángeles del zoroastrismo la influencia de la Biblia y de Filón. Se ha hecho hincapié entre la similitud entre los «siete que están de pie ante Dios» Bíblicos, y los siete Amesha-Spentas del Zend-Avesta. Pero debe señalarse que estos último realmente son seis, el número siete sólo se obtiene contando al «padre, Ahura-Mazda», entre ellos como su jefe. Es más, estos arcángeles del zoroastrismo son más abstractos que concretos; ellos no son individuos que reciben importantes misiones como en la Biblia.

 

LOS ÁNGELES EN EL NUEVO TESTAMENTO

Hasta aquí hemos hablado casi exclusivamente sobre los ángeles del Antiguo Testamento cuyas visitas y mensajes no eran algo extraño; pero en el Nuevo Testamento sus nombres aparecen en cada una de sus páginas y el número de referencias sobre ellos iguala aquellas dadas en la Antigua Dispensación. Fue su privilegio el anunciar a Zacarías y a María el albor de la Redención, y a los pastores su cumplimiento. El Señor Jesús en Sus discursos habla de ellos con la autoridad de alguien que los ha visto, y que mientras «habla con los hombres», está siendo adorado inadvertida y silenciosamente por la hueste celestial. Él describe sus vidas en el cielo (Mt 22, 30; Lucas 20, 36); nos dice como se forman a su alrededor para protegerlo y que con sólo una palabra suya atacarían a Sus enemigos (Mt 26, 53); uno de ellos tuvo el privilegio de atenderlo en el momento de Su Agonía y que sudó sangre. Más de una vez, habla de ellos como de auxiliares y testigos del Juicio Final (Mt 16, 27), el cual ellos prepararán (ibid., 13, 39-49); y por último, ellos dan un alegre testimonio de Su triunfante Resurrección (ibid., 28, 2). Es fácil para las mentes escépticas ver en esta hueste angélica la obra de la imaginación hebrea y de la superstición, pero, ¿los relatos sobre ángeles que figuran en la Biblia no nos proporcionan una progresión bastante natural y armoniosa? En la página de apertura de la historia sagrada de la nación judía, esta es escogida como depositaria de las promesas de Dios; como el pueblo en el que nacería el Redentor. Los ángeles aparecen en el curso de la historia de este pueblo escogido, como mensajeros de Dios, como guías; como quienes anuncian la ley de Dios, en otra ocasión prefiguran al Redentor cuya misión divina ayudan a madurar. Conversan con los profetas, con David y Elías, con Daniel y Zacarías; acaban con las huestes acampadas para atacar a Israel, sirven como guías a los siervos de Dios, y el último profeta, Malaquias, lleva un nombre de importancia especial; «el Ángel de Jehová». Parece resumir en su mismo nombre el anterior «ministerio realizado por las manos de los ángeles», como si Dios con ello recordara las antiguas glorias del Éxodo y del Sinaí. La Septuaginta, de hecho, parece no dar su nombre como para un profeta individual, y el versículo de apertura de su profecía es peculiarmente solemne: «La carga de la Palabra del Señor de Israel por la mano de Su ángel; colóquenla en sus corazones». Todo este ministerio amoroso realizado por los ángeles ex sólo por la causa del Salvador, Cuyo rostro ellos desean contemplar. Por ello, cuando la plenitud de los tiempos llegó, fueron ellos quienes lo proclamaron alegremente cantando «Gloria in excelsis Deo». Ellos guiaron al recién nacido Rey de los Ángeles en Su huida a Egipto, y lo atendieron en el desierto. Su segunda venida y los temibles eventos que le precederán, han sido revelados a su siervo predilecto en la isla de Patmos. Nuevamente se trata de una revelación, y por ello, sus antiguos ministros y mensajeros aparecen nuevamente en la historia sagrada, y el relato final del amor de Dios acaba casi como lo había empezado: «Yo, Jesús, he enviado a mi Ángel para daros testimonio de lo referente a las Iglesias» (Ap 22, 16). Es fácil para los estudiosos ver la influencia de las naciones circundantes y de otras religiones en los relatos Bíblicos sobre los ángeles. De hecho es necesario e instructivo hacerlo, pero estaría mal que cerremos los ojos a la línea más elevada del desarrollo que hemos mostrado y que muestra de una manera notable la gran unidad y armonía de toda la historia divina de la Biblia.

HUGH POPE Transcrita por Jim Holden Traducido por Bartolomé Santos

 

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Detrás del Telón Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA notorio

Advertencia desde el Más Allá: diálogos entre el exorcista y los demonios

Este es un Resumen de los textos de las relevaciones hechas por los demonios, por orden de la Santísima Virgen, en el transcurso de exorcismos hechos por varios sacerdotes. Pues «no hay nada oculto que no haya de descubrirse, ni nada secreto que no haya de saberse» (Lc. 12,2)

El Papa León XIII, tuvo una visión el 13,10,1884; al acabar la Misa quedó 10 minutos en éxtasis, explicó que oyó dos voces: Satanás gritaba al Señor: «Quiero destruir tu Iglesia». – «¿Puedes hacerlo? Pues hazlo». – «Para eso tengo necesidad de 75 a 100 años y más poder”. – «Tienes el tiempo y tendrás el poder. Haz con ello lo que quieras». Y vio como salieron los demonios del infierno e invadir la tierra. En esta visión horrenda fue a su despacho y escribió la oración de San Miguel que hizo decir en la Misa.

MARÍA, Madre de la Iglesia, cuyas advertencias en La Salette, Lourdes y Fátima, cuyas lágrimas hasta de sangre dejan indiferente a la mayoría, vuelve a intentar salvar la humanidad con una última forma, escogiendo como portavoz un alma sufriente posesa por los demonios. Llamando los nombres Sagrados, los demonios se han visto obligados contra su voluntad a hacer declaraciones para la salud y salvación de la Iglesia. Los últimos exorcismos tuvieron lugar en junio de 1977, bajo la dirección del Padre Arnold Renz. (Trimbach, 4, 8,1977, Bonaventur Meyer).

Declaraciones sobre este libro: “El 18, 4,1977 me entregó el Padre espiritual de la posesa el libro titulado: «Advertencia del más allá». Lo remití a los 80 obispos de lengua alemana. Visité la posesa y asistí a una de las conjuraciones acompañado del Prelado y Profesor Siegmund de Fulda que dijo: «He podido convencerme que la posesa no es una histérica, ni sicópata, confirmado por médicos. Sus síntomas dan la impresión de una posesión real» “

Los demonios declaran: «Si alguien no quiere creerlo, nosotros estaremos contentos» (25, 4,1977). «Nosotros (los demonios) esperábamos que el libro desaparecería antes de que fuera repartido con éxito. Pero ese trozo de papel ha logrado sin embargo su expansión. ¡Ah! Pero solamente porque los de ahí arriba lo han querido» (18, 6,77). «Ella (la Virgen) y la Trinidad hacen decir que es triste que tengan que relatar tanto por medio de los demonios, porque no se cree a las almas privilegiadas» (13, 7,1977).

El Padre Arnold Renz dice: «Los pastores de la Iglesia, que deberían ser los guardianes de la Fe y la Verdad, ya no lo son en muchos casos. Por eso la Virgen obliga a Satanás «padre de la mentira» a promulgar la doctrina pura de la Iglesia, para que los pastores hagan examen de conciencia y para el triunfo del Inmaculado Corazón de María, Madre de la Iglesia.

Basándome en recomendaciones de mi hermano en sacerdocio de la Compañía de Jesús, el Padre Rodewsky S.J. he aceptado una invitación proveniente de Suiza, y he realizado exorcismos conjuntamente con varios sacerdotes, empleando el exorcismo de León XIII. Estoy convencido que el presente caso se trata de una verdadera posesión y que las declaraciones de los demonios se han hecho por orden y bajo la coacción de una fuerza Superior. La posesión extremadamente dolorosa de la posesa durante 24 años, su conformidad con estos sufrimientos enviados por Dios, las muchas oraciones de un gran número de personas y el contenido de las declaraciones, dan la garantía de que así es la voluntad de Dios y de María. Todas las declaraciones tienen que examinarse desde el punto de vista de la verdadera doctrina de la Iglesia y su situación actual. No es nada nuevo que Dios y su Madre den orientaciones a la Iglesia por mediación de demonios».

El obispo Stangl de Wurzburgo le encargó al Padre Arnold el caso de posesión de este libro. Los sacerdotes que se citan a continuación atestiguan estar convencidos de la autenticidad de las revelaciones hechas por los demonios por orden da la Santa Virgen: Albert von Arx, Párroco. Arnold Egli, Párroco. Padre Ernst Fischer, Misionero. Padre Pius Gervasi. Karl Holdener, Párroco retirado. Padre Gregor Meyer. Padre Robert Rinderer. Padre Louis Veillard, Párroco retirado, Cerneux-Péquignot.

Existencia del Diablo. – El Papa Pablo VI explicó en la audiencia general del 15, 11,1972: «Sabemos que este ser oscuro y perturbador existe verdaderamente y que actúa siempre con una astucia traidora». En el Concilio de Letrán 1215 se dijo: «El Diablo y otros espíritus malignos han sido creados por Dios buenos por su naturaleza; pero se han hecho malos por sí mismos«.

¿Qué es la posesión? -El demonio ejerce un gran poder, no sólo por la tentación, sino por su dominio sobre determinadas personas por medio de la posesión. Hay casos de posesión que tienen un objetivo particular: La purificación de una persona que vive en pecado, o el castigo por una vida pecaminosa. Esto sucede en casos en los que las personas se han entregado al Diablo. Tales casos exigen un esfuerzo laborioso del exorcista, pero existe una esperanza, sobre todo si la persona tiene voluntad. Un caso particular de posesión lo constituye el llamado «posesión expiatoria». Tales personas no son culpables. Pueden haber sido maldecidas. Pero sigue siendo un misterio por qué en algunos casos la maldición ha sido efectiva y otros no. Si ciertas personas aceptan sufrir por los demás, esto puede adquirir la forma de posesión. La posesión lleva consigo un sufrimiento terrible. La historia muestra que los posesos que han sufrido mucho, no llegan a la ancianidad. Hay personas que sufren por los hombres, la Iglesia o por los sacerdotes. Hay casos que tienen una misión especial que cumplir para la Iglesia: no sólo por sus sufrimientos, sino por sus revelaciones. Se podría añadir el caso de que trata el presente libro. Las revelaciones hechas deben ser para la Iglesia un testimonio y un socorro para los tiempos tan difíciles por los que pasa. Estos casos de posesión se resisten al exorcismo hasta que se haya cumplido su misión» (Padre Arnold, SDS.)

Visión de Catalina Emmerich 1819: «Vi cantidad de gente ocupada en demoler la Iglesia. Vi otras que trabajaban por reconstruirla. Los destructores arrancaban partes enteras, había numerosos miembros de las sectas y apóstatas. Había gente que demolían siguiendo un plan, con calma y seguridad; todo sucedía a escondidas y en secreto.

He visto al Papa orando, rodeado de falsos amigos que hacen lo contrario de lo que él decía. He visto a un laico pequeño y negro en plena actividad contra la Iglesia.

Veo nuevos mártires, no ahora, sino del futuro. Vi por el mundo entero gente piadosa, en especial eclesiásticos, eran torturados y oprimidos, tuve la sensación que un día se convertirían en mártires. Cuando la demolición estuvo bastante avanzada, vi los demoledores penetrar en la Iglesia con la Bestia; encontraron allí una Mujer llena de majestad.

Veo al Santo Padre en gran tribulación. Habita en otro palacio y no deja pasar más que pocos familiares. Todo había sido demolido por las sectas secretas y por los mismos servidores de la Iglesia. Me entró tal pena que me puse a gritar hacia Jesús que me dijo: «Aunque sólo quedase un solo cristiano, la Iglesia podría vencer de nuevo, ya que no estaba fundada sobre la inteligencia y consejos de los hombres».

Me mostró cómo jamás le habían faltado a la Iglesia almas orantes y sufrientes. Se me mostró que no parecen quedar cristianos con el viejo espíritu. Vi al Vaticano totalmente en llamas, llegamos hasta el Papa, estaba sentado en la oscuridad y dormía en un sillón, estaba muy enfermo y agotado, no podía andar. Vi la Iglesia de color rojo, el Ángel me dijo: «Será lavada con sangre». Cuando terminó el combate, la Iglesia adquirió un color blanco. Vi obispos y pastores aproximarse a intercambiar sus libros. Las sectas reconocieron la Iglesia. Comprendí que el Reino de Dios estaba próximo y corría a su encuentro con gritos de alegría».

Autodemolición de la Iglesia. – El Papa Pablo VI en 1969 se quejaba de que asistía a la autodestrucción de la Iglesia por sus propios miembros. El 29, 6,1972 dijo: «Tengo la sensación de que por algún resquicio ha entrado el humo de Satanás en el Templo de Dios». El 15, 11,1972, ponía el dedo en la llaga con valentía: «Se creía que después del Concilio vendría un día de Sol para la Iglesia; pero, por el contrario, ha llegado un día de nubes, tempestad y oscuridad, porque ha intervenido el poder adverso: Satán».

La Virgen dijo al Padre Gobbi el 15, 9,1983: «Están preparando otra Iglesia, separada del Papa y que provocará de nuevo el escándalo de una dolorosa división». El Señor dijo a Jim el 22,4, 1991: «Sin mi intervención ya no pueden ustedes triunfar sobre el Maligno, ya que mis hijos terrenales están rodeados de traidores. Incluso entre los que tienen la confianza de mis hijos, hay quienes están al servicio de Satanás» (Trueno de la Justi. P. 280).

Para mejor comprensión de estas revelaciones. – El Cielo obliga hablar a los demonios sobre la Iglesia, contra su voluntad, de tal forma, que al decir, daña su reino y favorece el Reino de Cristo. Los espíritus infernales evitan pronunciar el Nombre de Dios y de María. Cuando los demonios exigen oraciones, está claro que esta exigencia no es deseo del infierno, sino del Cielo, que se expresa por medio de ellos. Durante las revelaciones la posesa estuvo atormentada por dificultades respiratorias, calambres, crisis de ahogo. Los demonios se negaban a continuar: refunfuñaban, gritaban o reían sarcásticamente.

Extracto biográfico de la posesa: Nació en Suiza en 1937. Le gustaba mucho ir a la Iglesia. En 1952 le dijo a su madre: «Madre tengo la impresión como si viviera un fuerte hechizo». «Tuve el sentimiento que Dios quería aceptase estos sufrimientos por la salvación de las almas». Se casó en 1962, tuvo 4 hijos. Pero ni en sus embarazos y partos sintió el menor alivio de sus inexplicables sufrimientos. En 1972 hubo una corta mejora. En 1974 tuvo una recaída grave: «Fui a visitar a un sacerdote, me hizo un exorcismo, declarando que existían todos los signos de posesión. Después de repetidos exorcismos, demonios angélicos y humanos se desencadenaron con intervalos, hasta se llegó a la liberación temporal, pero todos los demonios volvieron. Se solicitó al obispo la autorización de realizar un exorcismo oficial. El 8, 9,1975, cinco exorcistas recibieron la autorización. La poseída no fue liberada porque la misión no había terminado. Desde 1975 no puede asistir a Misa, porque los demonios se muestran alterados. La visita un sacerdote y le lleva los Sacramentos. Los sufrimientos expiatorios que esta mujer acepta con generosidad, angustia y abandono, en especial los días después de los exorcismos, unidos a los sufrimientos de Cristo, servirán para la salvación de las almas inmortales. (El Autor)

NOTA: «Se reconoce a los eclesiásticos como a los seglares, la libertad de investigar, pensar, manifestar con humildad e interés su opinión en el campo de su competencia». «Los laicos, como todos los fieles, tienen la facultad, e incluso el deber, de expresar su opinión de lo que mira al bien de la Iglesia» (Vaticano II, Gaudium et Spes, 62. LG. 37).

Se reveló a Veronica Lueken y es confirmado en las siguientes revelaciones de los demonios, que estos traidores eclesiásticos tienen conexiones Masónicas y comunistas. Las religiones cristianas tienen infiltrados Masónicos y Comunistas con el solo objetivo de destruir la Iglesia de Cristo desde dentro. Muchos han alcanzado ahora posiciones de eminencia y poder, y han podido llevar a la iglesia a su trágico estado actual.  

El siguiente trabajo confirma muchas de las revelaciones de Bayside. El libro expone esencialmente los comentarios y gestos hechos por una mujer poseída en Suiza durante 1975-1978. Hablando a través de la mujer poseída, los demonios fueron obligados a decir la verdad por Nuestra Señora bajo el Exorcismo de la Iglesia Solemne, los cuales fueron atestiguados por los siguientes sacerdotes, quienes han expresados en su totalidad su convicción de la autenticidad de las revelaciones hecha por los demonios bajo la orden de la Virgen Bendita.  

1. abad Alberto-l`Arx, Niederbuchorten  

2. abad Arnold Elig, Ramiswil,  

3. abad Ernest Fischer, Misionero, Gossau (el St. – la Bilis).  

4. Rev. Padre Pius Gervasi, O.S.B., Disentis   

5. abad Karl Holdener, Ried,  

6. Rev. Padre Gregoire Meyer, – Trimbach  

7. Rev. Padre Robert Rinderer, C.P.P.S., Auw  

8. abad Louis Veillard, Cerneux-Pequignot,  

Los ocho sacerdotes son suizos, excepto el Padre E. Fischer, que es alemán. Todos participaron en los exorcismos excepto el Padre G. Meyer que era el director espiritual de la mujer poseída. Otros dos sacerdotes franceses también participaron en los exorcismos.   

   

1o EXORCISMO: 14, 8,1975.

E = Exorcista. A = Akabor, ángel caído del Coro de los Tronos. Al = Allida, ángel caído del Coro de los Arcángeles.

Preparativos: Oraciones, bendiciones y consagraciones, salmos, 3 Rosarios (gozosos, dolorosos y gloriosos), letanías a todos los Santos, exorcismos, etc.

E) «Demonio Akabor, nosotros los sacerdotes, como representantes de Cristo y en Nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, te ordenamos, en nombre de la Santa Cruz, de la Preciosa Sangre, de las 5 Llagas Santas, de las 14 estaciones del Vía Crucis, de la Santísima Virgen María, de la Inmaculada Concepción de Lourdes, de Ntra. Sra. del Santo Rosario de Fátima, de Ntra. Sra. del Monte Carmelo, de Ntra. Sra. de la Victoria, de los 7 Dolores de María, del Arcángel San Miguel, de los 9 Coros de Espíritus Bienaventurados, del Ángel Erabel, Ángel Custodio de esta mujer, de San José, de los Santos Patronos de esta mujer, de los Ángeles, sacerdotes y Santos del Cielo, especialmente todos los Santos exorcistas, del Santo Párroco de Ars, San Benito, de los servidores de Dios, del Padre Pío, Teresa Konnersreuth, Catalina Emmerich, todas las almas del Purgatorio, del Papa Pablo VI, te ordenamos, Akabor, como sacerdotes de Dios, en nombre de todos los patrocinios que acabamos de nombrar, en Nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ¡tienes que volverte al infierno!».

EL INFIERNO ES TERRIBLE 

A) «Tengo que hablar aún. Sí, en su Nombre (la Virgen) y de los Tronos, del que procedo, tengo que hablar aún, tengo que hablar…»

E) «Di la verdad, solamente la verdad, no tienes derecho a mentir, en Nombre…»

A) «Yo estaba entre los Tronos. Yo, Akabor, tengo que decir: El infierno es terrible, mucho más terrible de lo que se cree. La justicia de Dios es terrible, terrible es la justicia de Dios…» (grita y gime)

E) «Continúa diciendo la verdad en nombre de la Santísima Trinidad…»

A) El infierno es bastante peor de lo que pensáis en vuestra ligereza, ustedes no piensan con suficiente profundidad como para comprenderlo. La justicia de Dios… naturalmente, Su Misericordia está disponible… pero esto requiere muchas cosas. Ustedes deben tener una gran confianza, digan muchas oraciones, vayan a Confesión. Ustedes deben hacer todo según las maneras viejas. No pueden permitir que las novedades entren tan fácilmente y perversamente. Es el Papa que habla con la verdad. 

LA FELIGRESIA ESTÁ EN EL PELIGRO

Los lobos están ahora en el medio de ustedes, incluso entre las personas buenas.  Ellos (los lobos) incluso están bajo la forma de obispos, y más alto todavía, de cardenales. 

E) «Continúa diciendo la verdad en Nombre de la Santísima Virgen…»

EL JOVEN ESTÁ EN PELIGRO 

A) Digo todo esto a pesar mío. La juventud… la juventud se ha relajado. Cree que podrá con algunas obras caritativas llegar al Cielo; pero esto no es posible, no, jamás… 

LA CONFESIÓN Y SAGRADA COMUNIÓN

Es necesario que reciban los Sacramentos como es debido. La verdadera confesión, no sólo participar en ceremonias penitenciales y la comunión. El sacerdote debe decir 3 veces: «Señor, yo no soy digno» y no sólo una vez.  Deben recibir la comunión en la boca y no en la mano. Hemos debatido largamente allí abajo (señala abajo), hasta que hemos conseguido introducir la comunión en la mano. La comunión en la mano es muy buena para nosotros en el infierno, pueden creerme. Ella (señala arriba), quiere que diga, la Gran Señora si viviera todavía recibiría la comunión en la boca y de rodillas, y se inclinaría profundamente de esta forma (lo muestra). Debo decir que no se debe tomar la comunión en la mano. El mismo Papa da la comunión en la boca. No quiere en absoluto que se de en la mano. Esto viene de los Cardenales, después pasa a los obispos, que se figuran que se trata de obediencia. Luego pasa a los sacerdotes, que se figuran que deben someterse, porque la obediencia se escribe con mayúsculas. No se debe obedecer a los malos, hay que obedecer solamente al Papa, a Jesucristo y a la Santísima Virgen. Dios no quiere la comunión en la mano. 

EL CULTO A LA VIRGEN BENDITA

Los jóvenes deben ir de nuevo más frecuentemente de peregrinación. Deben volverse hacia la Santísima Virgen, no deben eliminarla. Deben reconocerla, y no vivir según el espíritu de los innovadores. – absolutamente nada deben ellos aceptar de aquéllos (él grita furiosamente). Nosotros sostenemos a aquéllos, los lobos – nosotros ya los tenemos en nuestras garras.   

E) ¡Continúe, diga la verdad, en el nombre…!  

A) Los jóvenes creen hoy que hacen algo extraordinario si hacen obras de caridad y se reúnen entre ellos. Pero es no es casi nada. Ellos deben empezar a ofrecer sacrificios, ellos deben mortificarse, ellos deben orar; ellos deben ir por lo menos a los Sacramentos cada cuatro semanas. Oración y sacrificios también son muy importantes. 

LA IMITACIÓN DE CRISTO 

Por sobre todo esto, debo agregar que el mundo de hoy, incluso el mundo católico, ha perdido completamente vista la verdad del sufrimiento por los demás, que es necesaria. El hecho de que ustedes todos son parte del Cuerpo Místico de Cristo, y que ustedes deben sufrir por cada uno de los otros, ha sido completamente olvidado. Cristo no logró todo en la cruz. Él ciertamente abrió el Cielo, pero los hombres deben hacer reparación por cada uno de los otros. Las sectas dicen que Cristo ha hecho todo, pero esto no es verdad. La Pasión de Cristo sigue: En Su Nombre, seguirá hasta el fin del mundo (él gime).  

EL SENTIDO DE SUFRIMIENTO   

E) «Continúa en Nombre de la Santa Virgen, di lo que Ella te ordena decir…»

A) » La Pasión de Cristo tiene que seguir. Es necesario que sufran los unos por los otros, que estos sufrimientos se ofrezcan en nombre de la Cruz de Cristo y de Sus sufrimientos. Hay que sufrir en unión a la Santísima Virgen, con todas las resignaciones que tuvo que sufrir en su vida, para unirlas con sus propios sufrimientos y con los sufrimientos terribles de Cristo en la Cruz y en Su Agonía en el Monte de los Olivos. 

Estos sufrimientos fueron más terribles de lo que los hombres creen. Cristo ha sufrido en el Huerto de los Olivos en formas distinta a las que quizás ustedes conozcan. Ha sido aplastado por la Justicia de Dios como si Él hubiera sido el mayor de los pecadores y como si hubiera tenido que ir al infierno. Él tenía que sufrir este sufrimiento por ustedes, los hombres. De otra forma, ustedes no habrían sido salvados. Él tenía que soportar tales terribles sufrimientos, tales fueron que estuvo a punto de creer que Él iría al Infierno. {[10]}   

Sus sufrimientos eran tan grandes que Él se sentía totalmente abandonado por el Padre Celestial. Él sudó sangre porque Él se sentía totalmente separado del Eterno Padre y que lo había abandonado (llora patéticamente). Él fue aplastado como si Él fuera uno de los más grandes pecadores.  

Esto es lo que Él ha hecho por ustedes, y ustedes deben seguirlo; estos sufrimientos merecen la pena; estos sufrimientos, la oscuridad, esos sentimientos terribles de abandono cuando parece que todo está perdido y el suicidio pareciera la única salida… yo más bien no lo debería decir, no (él suspira pesadamente).   

E) ¡Continúe diciendo la verdad en el nombre de los Tronos…!   

A) La respuesta de Dios es la más grande, y ciertamente lo es. Cuando estos sufrimientos le hacen creer como si todo estuviera perdido; uno se siente completamente abandonado por Dios, el menor entre los hombres y la más baja de las criaturas. Estos terribles, terribles sufrimientos en la oscuridad son los mas preciados que puedan existir. Pero el joven no lo sabe La mayoría de los jóvenes no lo saben, y en eso reside nuestro triunfo.  

LA ACEPTACIÓN DEL SUFRIMIENTO (LA LLAMADA A SUFRIR)

E) ¡Continúe diciendo la verdad, en el nombre…!  

A) Muchos, la mayoría que comete suicidio, lo hacen cuando ellos se sienten abandonados por Dios y el menor de los hombres. Ellos ya no sienten el abandono, sin embargo se viene la noche. Dios siempre está cerca de ellos. Es como si Dios ya no existiera, y, momentáneamente, Su presencia ya no la sienten. Pero, a pesar de esto, es necesario para los hombres imitar los sufrimientos de Cristo; sobre todo en aquéllos quienes Él ha llamado para sufrir mucho.  

Hay muchos que creen quizás haber dejado de ser normales – pero la mayoría lo son – por eso ellos ceden. Ellos ceden demasiado fácilmente; ellos creen que deberían matarse porque ya no son comprendidos por los hombres. En eso yace nuestro triunfo. La mayoría de ellos van al cielo, {[11]} pero no obstante es nuestro triunfo porque…   

E) ¡Continúe, en el nombre…!   

A) … ellos no han cumplido su misión. Ellos debieron seguir viviendo.  

E) ¡Continúe el mensaje, en el nombre de los Tronos!   

A) Hay hoy, en alguna parte del mundo, algunas cruces sumamente pesadas – es Ella quién me hace decir esto (él apunta hacia arriba). Estas cruces están a menudo basadas en la enfermedad. Las cruces visibles, como cáncer, padecimientos, u otros impedimentos, son a menudo más fáciles de llevar que la angustia terrible u oscuridad del alma que muchas personas están soportando hoy en día. Ella allí arriba (él apunta hacia arriba) me hace decir lo que Ella ha dicho antes a través de una alma privilegiada: “Yo enviaré, a mis niños, sufrimientos, sufrimientos tan grandes y tan profundos como el océano”. Aquellas personas que tienen que llevar estas cruces terribles y muchos están predestinadas a hacerlo – no deben desesperar.  

E) ¡En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo – Akabor, diga lo que la Virgen Bendita le ordena decir! 

A) A propósito, las cruces de las que recién he hablado son cruces que parecen ser inútiles y vanas. Ellas pueden llevar a la desesperación. A menudo ellas se vuelven casi insoportables, pero eso se da cuando ellos son muy apreciados. Yo, Akabor, soy forzado a decir una vez más: Ella (él apunta hacia arriba) quiere que yo lo grite a todos los portadores de cruces: “¡Valor, no se descorazonen!” En la Cruz reside la salvación, la victoria está en la Cruz. La Cruz es más fuerte que la batalla.  

E) «Continúe en Nombre de la Santísima Virgen, en nombre de los Tronos…»

EL MODERNISMO

A) «El modernismo es falso. Hay que separarse completamente del modernismo. Es nuestra obra, la obra del infierno. Los sacerdotes que difunden el modernismo, ni siquiera están de acuerdo entre ellos mismos. Nadie se pone de acuerdo. Ya esto debería serles suficiente indicación para ustedes. El Papa está atormentado por sus cardenales, está rodeado de lobos. Está como paralizado. Ya no puede hacer gran cosa. Tenéis que rogar al Espíritu Santo, entonces sentiréis en vuestro interior lo que hay que hacer. No abandonar ni en la menor pizca la antigua Fe. Tengo que decir, que el 2o Concilio Vaticano no ha sido ni siquiera bueno. En parte, ha sido la obra del infierno… 

LA SANTA MISA

Existían algunas minucias que hubiera habido que cambiar, pero no la mayor parte. Prácticamente no había nada que cambiar en la liturgia. Sería mejor que la Santa Misa fuese leída en latín. En la Consagración se decía: Este es mi cuerpo, que he sacrificado por vosotros. Esta es mi Sangre, que será vertida por vosotros y por muchos otros», como lo ha dicho Jesús».

E) «No es correcto decir «por todos»?. Dí la verdad en Nombre de…»

A) «No. Las traducciones no son exactas, es el caso de «para todos». No deben decir «para todos». Habría que decir «para un gran número». Cuando el texto no es correcto, ya no contiene la plenitud de gracias…»

E) «¿Pero Cristo no ha vertido su Sangre por todos? Dí la verdad en Nombre…»

A) «No. Hubiera querido verterla por todos, pero en realidad no ha corrido por todos.»

E) «¿Porque muchos se han negado? Dí la verdad en Nombre de…”

A) «Naturalmente. No ha corrido para nosotros en el infierno… El nuevo orden de la misa – los obispos han cambiado la misa tridentina – la nueva misa; pronto se llegará a un punto en que toda la misa no será válida.»

E) «¿Cómo es la misa tridentina? La antigua, la que ha prescrito San Pio V?»

A) «Es la mejor que existe, es la misa tipo, la verdadera, la buena misa. He dicho todo esto en contra de mi voluntad, he sido obligado, Ella me ha forzado.

E) «Tienes algo más que decir, di la verdad solamente en Nombre de…»

OBEDIENCIA 

A) «Muchos sacerdotes se refieren a la obediencia. Pero en estos tiempos no hay que obedecer a los modernistas. Aquéllos (los obispos modernistas) son los profetas falsos. Pero uno no ha de – ni tiene uno el derecho a – creerles. Pronto, uno ya no podrá creerles, porque ellos… porque ellos… han aceptado demasiados cambios. 

Nosotros estamos en ellos; nosotros los de allí abajo (él apunta hacia abajo) los hemos avivados. Antes de esto, nosotros ideamos una gran estrategia acerca de cómo destruir la Misa católica.  Hace más de cien años atrás que Catherine Emmerich dijo: “Estaba en Roma…” Ella vio a Roma, al Vaticano en una visión. Ella lo vió, rodeada completamente por un abismo profundo, y más allá del abismo los incrédulos estaban de pie. En el centro de Roma, en el Vaticano, los Católicos estaban de pie. Ellos tiraron sus altares, sus estatuas, sus reliquias – casi todo – en este abismo profundo, hasta que estuvo casi lleno. Y eso – ese tiempo es el que estamos viviendo ahora. 

Entonces, cuando el abismo estuvo lleno, aquéllos de las otras religiones pudieron realmente atravesarlo. Ellos cruzaron, y echaba una mirada alrededor en el Vaticano. Ellos vieron cómo los Católicos, los Católicos de hoy y la Misa moderna tenían tan poco para ofrecerles. Ellos menearon sus cabezas, se dieron vuelta y se marcharon. Y muchos de entre ustedes los Católicos fueron suficientemente estúpidos para salir adelante de ellos. Pero ellos no dieron ni un paso en la dirección de ustedes. Hay algo más que yo debo decir.  

E: ¡Diga la verdad, en el nombre…! 

LA LITURGIA 

En la misa tridentina se hacían 33 signos de cruz, ahora se hacen muy pocos. En la bendición ya ni siquiera se arrodillan. ¿Cómo nos arrodillaríamos si pudiéramos?»

E) «¿Es exacto que deben hacerse 33 signos de cruz? Dí la verdad…»

A) «Naturalmente, y hasta obligatorio. Entonces ya no estamos dentro. Estaríamos obligados a huir de la Iglesia, pero ahora seguimos dentro. También debería restablecerse el Asperges me. Al hacerlo, estábamos obligados a huir ante el agua bendita y el incienso. Debería volverse a quemar incienso. Y a decir después de la Santa Misa: la oración de San Miguel, las 3 Aves, y el Salve Regina. Los laicos no deben dar la comunión. Ni siquiera las religiosas. ¿Creéis que Cristo hubiera confiado esto a los apóstoles, si pudieran hacerlo las mujeres o laicos?

E) «Akabor ¿has dicho ya todo? ¿Has dicho toda la verdad? En Nombre de…»

A) «Ella allí arriba, no permite que el Viejo (Lucifer) me atormente porque yo haya tenido que deciros por vosotros y por la Iglesia. No lo permite, afortunadamente. Pero no ha sido bueno para los de allí abajo…»

E) «Por orden de los Tronos, tus antiguos compañeros ¿Tienes algo más…?»

A) «No, pero vosotros os podéis ir ya. Estaremos contentos si os vais. ¡Estaremos contentos! ¡Marchaos!». (Después de 7 horas de oraciones y 6 de exorcismos, sin comer ni beber, algunos presentes estaban fatigados…)

 

2o EXORCISMO: 14, 8,1975. – J = Judas Iscariote, demonio humano.

LA EXISTENCIA DEL INFIERNO

J) «Si la hubiera escuchado. Estaba a mi lado». (Se queja con voz terrible)

E) «¿Quién estaba a tu lado? ¡Habla en Nombre de la Santísima Virgen…»

J) «Ella, la de ahí arriba, pero la rechacé. Soy el más desesperado de todos».

E) «Judas Iscariote, ahora tienes que marcharte. En Nombre de esta Reina que tu has rechazado, es necesario que te vayas al infierno ahora…»

J) «Es necesario que recéis el Rosario doloroso y el Credo. (Mientras decíamos: descendió a los infiernos», Judas dice): 

EL DESCENSO DE JESÚS AL INFIERNO  

J) ¡Él vino – Él bajó!  

E) ¿Cristo fue al Limbo? ¡Diga la verdad, en el nombre…!   

J) Él fue al Infierno, no sólo al Limbo dónde las almas (de los Justos) estaban esperando por él.   

E) ¿Por qué Él fue al Infierno? ¡Diga la verdad, en el nombre…!   

J) «Para mostrar que también había muerto por nosotros. Fue terrible para nosotros. Vino al Reino de los Muertos, pero también vino al infierno. Fue necesario que Miguel y los ángeles nos encadenasen, para evitar que nos precipitásemos sobre Él.  Porque yo soy quién soy, no me gusta decir esto; No me gusta oír nada de esto; Yo soy el culpable de la traición de Cristo… ¡Si me hubiera arrepentido!. ¡Si me hubiera arrepentido…!»

E) «Judas, nosotros los sacerdotes, te mandamos en Nombre de la Santísima Trinidad que te vayas al infierno».

J) «No, no me quiero ir. Me encontraba bien dentro de esta mujer. Ella está obligada a compartir mi desesperación, en gran parte…»

E) «Judas, es necesario que salgas fuera de ella y te vayas al infierno».

J) «Pero yo no quiero…»

E) «Sal de ahí, Judas Iscariote, en nombre de la Madre de Dios…»

J) «Ella si pudiera, tendría piedad de mí aún ahora. Me ha amado. ¡Me ha amado, me ha amado! ¿Sabéis lo que es eso…?» (suspira terriblemente)

E) «Tu no la has querido. Ella quería salvarte. Es necesario que te vayas…»

J) «Es necesario que coloquéis todas las reliquias sobre la plancha, no se me puede obligar tan fácilmente a irme. Yo soy el … (grita terriblemente) Si hubiera tenido esperanza. En el infierno es terrible. Si hubiera esperado. ¡Dejadme todavía algún tiempo en esta mujer…!»

E) «No, sal de ahí en nombre de todos los Santos, Apóstoles…»

J) «No quiero. ¡No! ¡No!, pero van a venir pronto… No, no, no. No me quieren tener en el infierno… ¡Socorro!, ¡Lucifer…!» (Desesperación).

E) «Nosotros los sacerdotes, te ordenamos, en Nombre de la Trinidad…»

J) «Vendrán pronto. ¿Sabéis cómo les temo? (a Lucifer y ayudantes) ¡Oh!, si por lo menos pudiéramos matarla. Hace tiempo que hemos decidido matarla».

E) «Te ordenamos que no la mates. Cede tu puesto en nombre de San Miguel…».

J) «Miguel, no, tu no puedes. ¡Vienen! ¡Lucifer, vete! ¡Tengo miedo, vete…!»

E) «En nombre de la Iglesia Católica, de la Santísima Trinidad…»

HAY UN INFIERNO

J) «¡Oh, esa desesperación, esa terrible desesperación! ¡Vosotros no sabéis lo cruel que es el infierno, no sabéis lo que es eso!. Tengo un rincón horroroso ahí abajo. Decid a todos que tengo un rincón horroroso. Vivid honestamente. Haced todo lo que podáis para llegar al cielo, aunque tengáis que ser torturados durante mil años. ¡Resistid, el infierno es horrible! Nadie sabe lo que es el infierno de horrible. Es mucho peor de lo que podéis creer. ¡Es terrible… (Voz estremecedora de una desesperación) ¡Hay tanta gente que no cree en el infierno! Pero está ahí: ¡Hay un infierno y es horrible! Y es mucho más terrible de lo que se piensa. Decid a la juventud, a los herejes, a todos: ¡Existe un infierno! Y es execrablemente terrible. Si hubiera escuchada a la Santa Virgen y no me hubiera pasado la cuerda alrededor, hubiera tenido esperanza. Pero eso lo dicen todos los condenados. Pero entonces es demasiado tarde. Ella (la Virgen) me concede aún un corto aplazamiento. Su misión (de la posesa) no se ha cumplido todavía…»

 

3o EXORCISMO: 17, 8,1975. – J = Judas Iscariote, demonio humano.

E) «¿Cuando tienes que irte, Judas Iscariote?. Habla en Nombre de…»

J) «Yo era apóstol. He sido traidor. Hoy existen traidores hasta en los obispos, pero con una diferencia: Yo traicioné abiertamente, ellos pueden camuflarse.»

E) » ¿Es esa la verdad? ¿No mientes? ¿Has tenido que decirlo en Nombre de…»

J) «Sí, en el maldito Nombre de… (señala arriba) a mi pesar. Tengo que decir aún más cosas: Entre los obispos de hoy, hay algunos que no son menos traidores de lo que yo he sido. No todos, muchos. Es más fácil caer en sus redes que en las mías. Muchos de los actuales obispos no se encuentran ya por el buen camino, y a éstos no es necesario obedecerles. La obediencia tiene una gran importancia. Hasta en el cielo, la obediencia se escribe con mayúsculas. Pero ahora son los tiempos de los lobos que aúllan. Ninguna oveja se mete en la boca del lobo. No se puede obedecer a los lobos… Cualquier hombre huye cuando se acerca el lobo. ¡Este es el tiempo de los lobos! Muchos obispos se han convertido en lobos! Rapaces, que ya no saben lo que dicen, y a éstos no hay que obedecerles. En estos casos ni en el Cielo se exige obediencia. Sólo hay que obedecer al Papa. Este no puede presentar sus documentos porque son desmentidos y falsificados. Hay que rezar diariamente al Espíritu Santo, de lo contrario se cae en la fosa o en los fauces de los lobos.

 

4o EXORCISMO: 31, 10,1975. – J = Judas Iscariote, demonio humano.

E) «Judas Iscariote, nosotros los sacerdotes te ordenamos en nombre de la Santísima Trinidad, del padre, del hijo y del Espíritu Santo. Dí la verdad…»

J) «De cierto modo formo parte de los demonios angélicos. Es ahí donde estoy colocado. Yo estaba alto, yo era obispo. Estoy por encima de los otros demonios humanos. Tengo en el infierno un rincón terriblemente oscuro. Les tengo envidia a esos demonios humanos. Se encuentren bien con respecto a mí. Yo tengo un rincón sucio. Ella me advirtió, pero no la escuché. ¡Si la hubiera escuchado… La desprecié. Yo no la he amado… en realidad, desde el principio no había venido por Jesús. Había esperado el poder y la realeza, y al no realizarse esto, me decepcioné…»

E) «Continúa diciendo la verdad. ¿Qué tienes que decir sobre la Iglesia?…»

J) «La Iglesia Católica está en una situación grave. Si los de ahí arriba no intervienen, no hay salvación posible. Pero… es necesario que se cumplan las palabras: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». Habrá una depuración total, una terrible depuración, que no queremos. ¿Oís? Ahora estamos alrededor, como no hemos estado jamás…”

E) «Continúa diciendo la verdad sobre la Iglesia en Nombre de la Santa…»

J) «El Papa es un mártir. Quisiera morirse. No quisiera seguir viviendo en estas condiciones. Está torturado por la idea de lo que dice no se hace público a través del mundo, y precisamente lo que él no quiere, lo hacen público os cardenales. Hay que rezar por el Papa. Su situación es mucho peor que la de un mártir. Preferiría ser apedreado como San Esteban. Es un gran Papa a pesar de que tiene que callarse. Lleva una cruz. Al principio ha cometido algunas faltas, pero ya hace mucho tiempo que se ha dado cuenta, y ahora está atado de pies y manos y hasta su lengua. Grita al Cielo que quisiera introducir de nuevo la antigua liturgia – la misa tridentina – lo quisiera, pero está atado de pies y manos. No puede hacer nada. Si veis en la televisión, o veis o leéis en alguna parte novedades, no son de él de donde provienen. Hacen con él lo que quieren. Son lobos que aúllan… Lo que ellos quieren y como lo quiere el pueblo moderno. Entonces se hacen populares. Hasta los buenos sacerdotes «tradicionalistas», son inducidos a error. Ahora es necesario que el propio Dios intervenga, e intervendrá en breve…»

E) «Qué quiere decir en breve? ¿Dentro de algunos años? Dí toda la verdad…»

J) «No, no es eso. Está más próximo de lo que creéis… Lo más terrible para el Papa es ver como hasta los sacerdotes tradicionalistas dudan de sus ideas y su voluntad. No pueden hacer nada; le escamotean todo. Si quiere hacer pasar algo al exterior, no llega a salir. Se lo escamotean antes de que llegue al correo.»

E) «¿Por qué no habla en las audiencias públicas? Podría hablar libremente»

J) «Muchas veces ni siquiera quiere. Es un pobre Papa. La Virgen y Cristo lo compadecen. Pero es necesario que soporte su martirio. Hace tiempo que preferiría que lo linchasen sus propios cardenales, que seguir viviendo así. Sabe que están en contra suya. Es demasiado sensible. No es un Papa agresivo. Ahora no es necesario un Papa agresivo. Lo hubieran expulsado ya. Los planes de Dios eran hacer ocupar el puesto por un Papa humilde, sumiso, sin intereses propios, en estos momentos en que la situación es tal como es. Es necesario que se cumpla la Escritura, por eso era necesario que viniera ahora el Papa Pablo VI. Estaba designado. Su martirio se acabará pronto. Para él los días son como meses. Para él es horrible ver que la Iglesia se hunde. Él querría que todo siguiera como antes. Hubiera preferido que este Concilio no se hubiera convocado. Se apercibe que tiene consecuencias terribles, devastadoras, catastróficas, que ya no pueden encauzarse, ni con la oración«.

E) «Continúa. Dí lo que tienes que decir sobre la Iglesia de parte de la Virgen».

J) » Habría que decir a los obispos, que el Papa se encuentra bajo influencias. Pero no lo creen porque ellos mismos están cegados. ¿De qué les sirve su doctorado e inteligencia si están cegados y no quieren creer?. Se tienen miedo los unos a los otros. Tienen miedo al pueblo, que lo expulsen. Quieren bailar según el violín del pueblo, a pesar que el violín emite sonidos falsos. ¡Y esto quiere llamarse Iglesia!. Se está llegando al punto en que las sectas serán mejores que vuestro catolicismo. 

Porque no tienen esa ciencia y no las guía el Espíritu Santo, como ha sido guiada siempre la Iglesia. Si se reza mucho llegarán a comprender, pero para muchos es ya demasiado tarde. Eso lo lamenta el Cielo y el Papa. El Vaticano está dirigido por los cardenales, el Papa sufre todo el tiempo, pero puede de esta manera salvar más almas y hacer más de lo que quisiera. Llegarán las cosas a un extremo, que Dios estará en la necesidad de echar abajo todo el modernismo. Se volverá a comenzar en lo antiguo, lo tradicional, en lo que quieren los de Allí…»

E) «Continúa diciendo la verdad por orden de la Santa Virgen, sólo la verdad».

J) «Si el Papa no estuviese bajo secuestro y expiado constantemente, podría gobernar lo suficiente para que sus palabras llegasen al exterior. No llega nada al exterior. Lo que quisiera que salga, es desmentido inmediatamente, sustituido, modificado y hasta falsificado. 

Se está llegando a los últimos tiempos. Si nosotros no dirigiésemos el timón de esta forma, y no tuviéramos de esta forma a los cardenales bajo nuestro poder, entonces se controlarían mejor. Pero como nos agitamos tanto, y tantos adeptos de la Magia Negra continúan todavía sus maniobras, de momento tenemos a los cardenales totalmente bajo nuestro dominio. Lo mejor es que recéis mucho al Espíritu Santo…»

E) «Dí la verdad sobre la Iglesia! No debes mentir en Nombre de…”

J) «Es divertido: jamás se concedió tanta importancia a la obediencia como en estos momentos. De repente se presenta la obediencia (ríe sarcásticamente). Ahora vuelve a aparecer la obediencia de repente, como una granada de cañón. Antes no tenía la menor importancia, y ahora de repente, sí. A nosotros esto nos gusta. Cada uno se refiere al obispo, mientras que los obispos no pueden referirse al Papa, porque todo eso no proviene del Papa…»

E) «Continúa diciendo la verdad por orden da la Santa Virgen, sólo la verdad.»

J) «¡Las fiestas católicas! Todo se ha cambiado, las fechas: y la gente ya no sabe qué hacer. Antes el pueblo podía prever: «Ahora viene la fiesta… Las almas del Purgatorio están muy perjudicadas. Antes se iba al cementerio. Cada oración que se rezaba obtenía una indulgencia, un alma podía llegar al Cielo inmediatamente. Hoy ya no se va; siguen yendo, pero la gente está desorientada. El clero lo ha suprimido. Dicen que estas indulgencias ya no valen, sólo queda una válida, la del día de Todos los Santos. ¿Qué queréis que hagan las almas del Purgatorio con una sola indulgencia?. Antes se libraban miles, debería decir millones. Gritan solicitando una ayuda y no la reciben. Era bien sencillo: ir al cementerio, echar agua bendita diciendo: «Señor, dales el reposo eterno», rezar un «Padre Nuestro», o cualquier oración. Si se decía con seria intención, a cada plegaria se libraba un alma.

Se consiguen más almas en la misa tridentina, que las que obtienen los sacerdotes que ya no dicen la misa como es necesario, porque esto no obtiene tantas bendiciones. No hay la plenitud de bendiciones, porque nosotros estamos dentro, danzando alrededor, y pronto más que la gente; pronto seremos más numerosos, que la gente que contienen las iglesias» (ríe sarcásticamente).

E) «Dí ahora solamente lo que la Santa Virgen quiere decir…»

J) «Antes las mujeres llevaban un velo, ya no están veladas, su sitio no está en el coro de la Iglesia. El Papa y los de ahí arriba no lo quieren.

 Lo peor es cuando se encarga a las mujeres distribuir la comunión. Entonces ya no hay bendiciones, ni muchas gracias, porque no se trata de manos consagradas. 

Cristo ha designado sólo a los hombres para el sacerdocio…

El Tabernáculo debería estar en el centro… Se ha llegado al punto en que sacerdotes, hacen venir a sus iglesias gentes de ciertas sectas, como por ejemplo la Misión de Pentecostés, etc., para que den conferencias sobre sus cosas. Si no rige el Espíritu Santo, somos nosotros los que regimos, es la Magia Negra la que rige…. La Santa Virgen, se coloca su estatua en un rincón, de forma que no se vea. Hay estatuas modernas que no se sabe si se trata de la mujer de un gangster, o si la de ahí arriba

Donde hay bellas estatuas de la Santa Virgen, la gente está mejor inspirada para la oración… La mayor parte de los sacerdotes están cegados. Nosotros los cegamos. Pero con buena voluntad y rogando mucho al Espíritu Santo, terminarán por darse cuenta. 

El Rosario sería un remedio universal. Pero ya no está de moda. Los Misterios Dolorosos pudiera ser el que tiene el mayor valor; pero hay que decir que los tres tienen gran valor.

El libro «La imitación de Cristo», sería trigo, alimentación, pan para la humanidad. Pero lo han rechazado, como «Agreda» y «Emmerich».

E) Continúa diciendo la verdad. ¡Lucifer, vete, sal de esta mujer! Judas Iscariote, continúa. Lucifer no tiene derecho a hacerte mal, en Nombre de…»

J) «Me atormenta. Únicamente gracias a la de ahí arriba, que me ha amado mucho, no me tortura más terriblemente en el infierno, ese viejo, ese loco, ese monstruo repelente. Me estorba y me hace daño, pero me da igual. Estaría contento si no tuviera que decir esto. Esto me recuerda mis fechorías…

Por los cantos a la Santa Virgen, muchos se han salvado o han vuelto a tener buenos pensamientos. Para nosotros es bueno que no se cante. Nosotros sabemos muy bien lo primero que debemos destruir en la Iglesia, estamos obligados a hacerlo, el viejo (Lucifer) lo quiere, lo reclama. Ahora hemos llegado a lo que queríamos.

Se ha llegado a un punto culminante. Ya solamente falta la Advertencia… A mucha gente le falta la humildad, a la mayoría de los sacerdotes les falta la humildad, ya no se predica sobre ella. ¿Cómo quieren que la gente aprenda la humildad o las virtudes?. 

Un Santo dijo: «Cuando el demonio quiere apoderarse de alguien, no le deja ir a los sermones». Pero a los sermones de hoy en día, el demonio puede dejar tranquilamente que vaya la gente (ríe a carcajadas). Porque son más conferenciantes que predicadores.

Un sacerdote tiene más eficacia si habla desde el púlpito, que ante un micrófono. Antes tenían mayor eficacia al hablar desde el púlpito con su voz.

Hemos conseguido que las mujeres puedan ir a misa con trajes descuidados, sin que ningún sacerdote las hechase. Hay sacerdotes que dicen que hay que practicar el amor al prójimo. Que no se debe juzgar por los vestidos aunque no sean buenos (risa mal intencionada). Antes una persona semejante era expulsada de la iglesia por el sacerdote. Antes existía el orden. Pero hoy puede entrar cualquier «puerco» (ríe descaradamente)».

E) «En Nombre de la Santa Virgen, di la verdad, lo que quiere decir Ella…»

J) Sería mejor que los sacerdotes volvieran a ponerse sus trajes negros. Si un sacerdote va en traje corriente, nadie puede saber si se trata de un reportero o (ríe irónicamente) un diplomático, o un conferenciante, o si se trata de cualquier otro asno que anda a la pesca de bombas eróticas…» Cuantos laicos volverían a tener buenos pensamientos a la sola vista de un hábito: «Es sacerdote, representa la bendición divina, el Santo Sacramento. Dios debe estar tras él, tendremos que morir un día». Es horrible cuando una mujer en minifalda se sienta frente a un sacerdote en civil y no sabe que se trata de un sacerdote, e intenta aproximársele. 

La iglesia ha llegado al punto cero. Sólo la intervención del propio Dios puede salvar la Iglesia.

Para nosotros es un gran triunfo que muy pocos sacerdotes hablen todavía del infierno. Habría que pintarlo sobre las paredes. Y aunque se pintase, no daría jamás una idea de su horror. ¡Dónde se ve un sacerdote que predique sobre el infierno, muerte, purgatorio, etc.! ¡Quedan muy pocos! Y no son suficientes para el ejército de gentes que van por el camino de la perdición. Si volvieran a tener lugar las misiones populares, volvería a ir mucha gente a la confesión. Las ceremonias penitenciales no reemplazan una confesión. Tememos como a la peste a las misiones populares, porque han salvado demasiadas almas. Ellos predican sobre el infierno, purgatorio, conversión, etc.

Cuando un sacerdote sigue la vieja tradición, tiene gran potencia de bendición e influencia mayor sobre la gente. Muchos predican superficialmente. Es necesario que se presenten sacerdotes valientes. Que los obispos se levanten contra los abusos en la iglesia. La misa y la comunión es lo más grande que hay.

En la misa que todavía se celebra bien, tenemos que huir. Por el contrario, en la misa moderna podemos regodearnos hasta delante del Tabernáculo. El Cielo deplora que la hostia consagrada no se encuentre ya en todos los tabernáculos. Cuando en la misa, el sacerdote no cree en las palabras de la consagración y no tiene intención de consagrar, entonces la hostia no está consagrada. Entonces se trata sólo de pan, como las sectas…»

E) «Tienes que hablar por orden de la Santa Virgen. Lucifer no debe impedirte».

J) «Ya he hablado lo suficiente… Econe triunfará a pesar de las persecuciones. ¡Ese maldito Econe triunfará! Los modernistas, pronto habrán terminado de tocar su música, Econe está por encima de ellos. Por eso lo combaten. Nosotros estamos en ellos, los que combatimos contra Econe. Son buenos y útiles instrumentos. Sus teorías son muy valiosas en el infierno. Si un sacerdote vive en celibato, las mujeres y hombres tienen más confianza en él que si estuviese casado, especialmente en la confesión. Podría suceder que una de esas brujas (ríe irónicamente) interrogase a su marido. Pero si el sacerdote vive en celibato, imita la virginidad de Cristo, entonces cualquier «asno» tendrá que reconocer y pensar: «Aquí puedo venir. Puedo vaciar todo el saco. Quedará entre nosotros. Si aceptan el celibato, entonces también son capaces de callar». No piensan así los casados, al contrario: «Este se ha casado, señal que no ha podido observar el celibato. Cómo va a callar, si ni siquiera es capaz de dominar su cuerpo.» Cristo quiere el celibato.

Nosotros sembramos la cizaña por todas partes. Desde que Belcebú está aquí, nosotros tenemos de todas formas un gran poder. Va de una parte a otra, y siembra la cizaña donde puede».

 

5o EXORCISMO: 12, 1,1976. – V = Veroba, ángel caído del Coro de Potencias

E) «Te ordenamos Veroba, en Nombre… tienes que decir la Verdad, exactamente lo que quiere decir la Santísima Virgen…»

V) «Hasta los buenos combatirán a los buenos. Antes no era así. Antes los buenos estaban unidos. El desorden ha comenzado ahora. Pero todavía vendrá algo peor. 

Los hombres ya no leen las Santas Escrituras. En todos sitios se explica de una manera diferente y hasta está deformada y combinada como a cada uno le conviene. Sólo la Escritura no falsificada, la tradicional es la que sería conveniente mantener. La alta Señora quiere salvar a todos los que pueda. El mundo es tan perverso que ya no puede salvar la gente en masa. Todos deben rezar y sufrir por la salvación de otras almas. Os podéis consolar con el Papa, que aún sufre más que vosotros. Hace tiempo que quisiera que todo terminase… Hasta Judas, con su odiosa traición, fue menos malo que muchos sacerdotes. Judas no ha obrado a escondidas. Sentía que Jesús estaba al corriente de su falta. Después se arrepintió y tiró sus treinta dineros en el templo y dijo: «He traicionado la Sangre Inocente». ¿Hay un sacerdote de hoy en día que haga lo mismo?. Son más perversos. Ninguno se arrepentiría del mal que ha hecho. Están infectados hasta la médula, y todos se ayudan mutuamente de tal forma que todo pueda permanecer oculto. ¿Pero por cuanto tiempo? Cuando todo salga a relucir ya no seremos nosotros los que tengamos las ventajas, sino la iglesia. Ella me hace decir: «No despreciéis, ni aunque los justos se equivoquen con respecto a vosotros». Jesús ha predicho: «Tiempo vendrá en que el que os mate, creerá rendir un servicio a Dios». ¡Este tiempo ha llegado! No os matarán inmediatamente, se ha matado a muchos ya, pero no vosotros. Es necesario que sufráis ciertas persecuciones. Pero la situación empeorará aún más. Esto no durará más de 10 años. Ni siquiera nosotros mismos lo sabemos exactamente. Sólo sabemos que está próximo. 

La Advertencia está incluida en el castigo. Con la Advertencia comienza ya el castigo. Según nuestros cálculos… nosotros en el infierno no lo sabemos. Los numerosos orantes son la causa que el Cielo retenga todavía el Castigo…»

 

6o EXORCISMO: 5, 2,1976. – Al = Allida, demonio del coro de los Arcángeles

E) «Dí la verdad, Allida, en Nombre de la Santísima Trinidad…!»

Al) «Les estamos agradecidos a los de ahí arriba que no haya llegado el castigo. Porque ganamos aún algún tiempo para movernos. Tememos que la Advertencia venga pronto. También nosotros sabemos lo que dice el Apocalipsis. Si se comparan las cosas, cualquier «asno» tiene que admitir que ha llegado el momento, aunque con retraso, porque los de ahí arriba tienen piedad… Defended en todo momento lo tradicional. Ya se ve a qué conduce lo nuevo: muchos niños saben todo sobre el sexo; se pervierte a la juventud. 

La penúltima y última generación no producirá jamás verdaderos soldados de Cristo. En Sodoma y Gomorra, esto era más visible. No se inoculaba el veneno gota a gota. Era grave, pero por lo menos sabían que pecaban. Los niños de hoy no saben que están pecando. Jamás ha existido un desconcierto como el actual. 

En tiempo de la Reforma hubo una gran crisis. Los buenos permanecieron del buen lado y los otros pasaron al protestantismo. Entonces la masa de gente sabía, hasta entre los protestantes que habían obrado mal. Cuando estuvieron divididos en tres grupos – Lutero, Calvino y Zwinglio – comprendieron que esa no era la verdadera iglesia, pues los tres hombres estaban en conflicto entre sí. Hubieran querido volverse atrás, en todo caso, Lutero; pero era demasiado tarde. Nosotros lo habíamos enlazado ya demasiado fuerte. Somos nosotros los que hemos inspirado a Lutero, y el viejo (Lucifer) ha inspirado a Zwinglio. A éste fue necesario que lo tomase por su cuenta el viejo…»

 

7o EXORCISMO: 30, 3,1976. – J = Judas. B = Belcebú, del Coro de Arcángeles

E) «Demonio Judas Iscariote, nosotros los sacerdotes, te ordenamos como representantes de Jesucristo, decirnos: ¿Cuándo tienes que irte?…»

J) «Para comenzar, esta es una pregunta superflua. Primeramente vuestra cuestión tiene que estar en orden. Esa maldita cosa de la publicación de ese libro… No queremos hablar… Si lo hubiera sabido no hubiera traicionado nunca… Lo que ha sido impreso, está en orden, pero eso no es todavía todo».

E) «Qué es lo que falta aún? Dí la verdad en Nombre de…!»

J) «Precisamente eso es lo que no queremos decir. Iros a casa, marcharos…»

E) «No, ahora no nos vamos a casa. ¡Tenéis que hablar, Judas y Belcebú…!»

J) «Cómo La odiamos. Ella es vuestra Reina y Señora. Todo el infierno tiene que obedecerla. No queremos que una mujer nos domine. La Santa Virgen desea que esa maldita porquería de librito, se reparta ampliamente. Pero eso es precisamente lo que nos faltaba, que todo el mundo sepa lo que está pasando. Podrían cambiar de vida y dudar de lo que nosotros propagamos por Roma. Volverían a la antigua tradición. Eso es lo que nos faltaba…»

E) «Tienes que decir la verdad, Judas, tienes que hablar para la Iglesia…»

J) «Demasiado para la iglesia, para esa caja de basuras…»

E) «Continúa diciendo la verdad, Judas, en nombre de la Inmaculada Concepción.»

B) «¡Si supieras la majestad que Él tiene. No es Judas el que dice, es Belcebú. Soy yo, Belcebú. Judas no ha visto la majestad de Dios, ha visto la humanidad de Dios y apercibir muchos fragmentos de su majestad, pero no lo ha visto a Él en su completa majestad. ¿Sabéis lo que es eso? Yo lo he visto, no como vosotros lo veréis. No estábamos todavía en la beatitud completa, pero nos encontrábamos en una potente beatitud. No queríamos dejar el placer a una mujer como Ella, de dominarnos o gobernarnos, de ahí proviene todo… Soy precisamente yo, el que Ella ha escogido para decir esto. Ella está ahí, casi me aplasta… Cuando Ella vivía, oraba día y noche de rodillas, para que la Iglesia llegase a esa forma, y que se desembarazase de la ley mosaica… Se preparaba durante horas para las misas… Se retiró una vez diez días rezando día y noche. Entonces fue llamada al cielo y vió la infinita majestad de Dios. 

La Trinidad nos ordenó que subiésemos del infierno. Tuvimos que subir y ver a esa criatura, lo quisiéramos o no. Ella nos ha vencido.

La vimos vestida de sol, la luna a sus pies, es decir, el mundo, y como adversario la serpiente, que es nuestro símbolo. Cómo suplicamos a Dios nos evitase esta vista. Hasta le hemos suplicado nos precipitase en el infierno, por lo pesado que se nos hacía soportar su mirada. Pero no nos ha dejado marcharnos… Yo, Belcebú y Lucifer hemos convocado el consejo, y deliberado mucho tiempo para ver lo que podríamos hacer para dañarla. Por eso hemos convocado a los mejores magos, que tenían que dañar su cuerpo y alma, para que no siga siendo tan fuerte. Tiene un poder inmenso, ha sido la criatura de Dios más amable y perfecta. Una perfección increíble. Después de Dios, está mil y mil veces por encima de todas las criaturas. Sobre Ella los magos diabólicos no tenían ninguna influencia, nos entró un furor infernal. Entonces nos hemos precipitado sobre los encantadores y magos; de rabia, les hemos dañado a ellos, recibieron el doble mal que hubieran debido hacerle a Ella. Nos hemos peleado mutuamente de mera rabia, no podíamos soportar vernos los unos a los otros. Estar dominados por esa criatura, por una mujer, ¡es el colmo!.

Cuando en su tiempo ayudó a formar la iglesia, estando en oración, vino el apóstol Bernabé con otro, se posternaron ante Ella, se dieron cuenta que era necesario escribir los Evangelios. Por mucho tiempo han invocado al Espíritu Santo y perseverado durante días enteros en oración. La Virgen escogió a Lucas, Juan, Marcos y a no sé quien más, para escribir esos puercos textos…

Cuando Bernabé y otro fueron a visitar a la Virgen, Ella les dijo: «Tenéis que contar principalmente la vida de Cristo. ¿Me comprendéis? Es Él el que debe ser glorificado, dejadme a mí atrás. De mí sólo tenéis que relatar el nacimiento y Encarnación de Cristo. El resto lo dejáis a un lado». Ella quería retrotraerse por humildad, para dejar en primer plano al Hijo de Dios. Quería mostrar a los hombres cómo ellos también deberían retirarse, cómo deberían ser humildes. Pero los hombres no lo hacen. Ni el menor grado que Ella ha realizado. Los hombres quieren que se hable de ellos, mucho más que esta criatura predestinada, que no quería que se hablara de ella. Por lo tanto, se retiró. Pero esto fue para nosotros una gran ventaja. A partir de ese momento aparecieron las sectas, y éstas no reconocieron a esta criatura. Si los Apóstoles hubieran escrito grandes milagros que tuvieron lugar gracias a ella, esas sectas no hubieran podido crecer y difundirse como la hierva. Nacieron las sectas que pensaban que María era un personaje marginal, un recipiente del de ahí arriba, y podía ya irse como una vieja… No se me permite decir la palabra. Nosotros somos distinguidos. No decimos palabrotas muy fuertes. Eso sólo lo hacen los demonios humanos. Somos más distinguidos que ellos…

Grandes santos fueron inspirados por el cielo y recibieron visiones y revelaciones aclaratorias sobre la vida y obra de La de ahí arriba. Una de ellas es Catalina Emmerich, que ni siquiera ha sido santificada. Es una de las mayores santas del cielo. La segunda es María de Jesús, de Agreda; abadesa. Se recomiende desde los púlpitos, sean leídos estos libros. Catalina Emmerich, ha tenido que hablar para la Iglesia; ha sufrido y orado por ella. Nosotros teníamos un furor terrible contra ella. Desde niña ha hecho su vía crucis e imitado la humildad de la de ahí arriba. Era una gran santa. La teníamos un gran miedo y por eso queríamos destruirla, pero no lo hemos conseguido. Se escapaba siempre, aunque haya sufrido enfermedades mortales. Sólo murió cuando los de ahí arriba lo quisieron para llevarla al cielo. Hay muchos santos canonizados que son menos santos que ella. Si es canonizada, hemos reflexionado, sus libros serán reconocidos. Por eso no hemos dejado que llegase a ello. Es venerable, pero no ha sido canonizada, y por eso los libros no pueden tener mucha aceptación. Esa es la razón por la que los obispos no quieren oír hablar de ella. Sus libros deberían haber sido esparcidos por todo el mundo. Esta santita iba a sus 4 años a hacer el vía crucis con sus pies heridos, en honor a su Rey crucificado. Su madre le vendaba los pies. Ni siquiera sabía a qué se debía. Ha sido un gran alma sufriente. En su habitación hacía un frío… sudaba de fiebre, no pedía le cambiaran las sábanas. Quería llevar su pasión, ofrecerla humildemente. ¿Dónde se ven aún tales almas?…»

E) «En Nombre del Padre… de la Virgen, del Arcángel San Miguel, habla Belcebú».

B) «Estamos en pleno Apocalipsis. Ella es el gran signo. Por eso la gente tiene que leer estos libros, en los libros de Emmerich y Maria Jesús, se habla del Apocalipsis, del gran signo de la Virgen. Si leyesen esos libros deberían comprender pronto la hora que ha sonado. Sois unos tontos. Dejan que tales tesoros se pierdan.

 Para nosotros estos textos de Emmerich y de Agreda, son libros malditos que tememos. La Emmerich tuvo visiones sobre la dolorosa Pasión de Jesús, para que se conociese de una manera más próxima y profunda, ya que los Evangelios solamente contienen fragmentos. Aunque los Apóstoles hayan sabido más, han resumido mucho… ¡Si hubiéramos probado su Sangre derramada por todos sitios, nosotros también lo adoraríamos por toda la eternidad. Pero ya no nos lo permite. Es demasiado tarde… Para nosotros era una locura cuando se celebraba el antiguo sacrificio de la Misa. Es de nuevo el sacrificio de Cristo en la Cruz, que borra los pecados y proporciona gracias maravillosas para la salvación de las almas, si no, se perderían a millares… Tenéis que rezar un pequeño exorcismo. Lucifer está rabioso. 

Quisiera ahogarme.

Yo era un gran Ángel, el segundo en grandeza. Esa es la razón que Lucifer se ponga furioso y diga: «¡Puesto que eres tan grande, deberías saber que no debes decir tales tonterías. Deberías tener más sesos!» Ella me ha ordenado que hable porque yo estaba presente en la caída de los Ángeles. Era el segundo en dignidad, por eso me obliga a hablar. En cuestiones importantes, quiere que se sepa qué demonio ha escogido para hablar. Precisamente porque soy muy conocido, es necesario que se cite mi nombre, desgraciadamente…»

E) «Continúa hablando, Belcebú, en Nombre de la Santa Virgen…»

B) «La virtud de la humildad tiene que ser predicada de nuevo en los púlpitos. Sólo después de ella vienen las demás. Después viene la pureza, luego la veracidad y todas las demás. Hay que denunciar el vicio del orgullo. Y decir que la virtud de la humildad debería escribirse con letras mayúsculas…

Tengo que decir que ese puerco libro: «La imitación de Cristo» de Tomas de Kempis, que tememos tanto, debería difundirse. No debe faltar en ninguna casa católica. Sería mejor leer un capitulo diario y esforzarse en cumplirlo…

A la mujer no le sienta aparecer en funciones públicas, como consejera del Gobierno. El diablo sabe como llamar a todas esas cosas. El último y más humilde servicio de una ama de casa, que sirve a Dios y a su familia con todo su corazón, pesa más que la más brillante. Cuando una mujer no quiere aceptar los deberes de su casa, y aspira a la grandeza, no podrá permanecer humilde. Todas las que se sienten elevar, serán rebajadas en el Cielo…

Hay que citar la imagen de Jesús Misericordioso y su Rosario. 

Sería necesario tener en todas partes esta imagen, con tales promesas. La devoción al Sagrado Corazón y al Inmaculado Corazón de María, con sus promesas importantes. La contemplación de la amarga agonía de Cristo. La devoción a la Santa Faz. Estas devociones llevan consigo grandes virtudes…»

E) «Belcebú, continúa diciendo lo que tienes que decir, por orden de…»

B) «El Papa sufre terriblemente a causa de la nueva Misa… El Papa Pablo VI había elaborado y quería promulgar un documento en favor de la antigua misa. Quería introducir la misa de San Pio V. Redactó un documento que quería hacer público para todo el mundo. Algunos de sus subordinados deliberaron para ver la forma de evitar la restauración de la antigua misa. Redactaron otro documento que imitaba el primero de una forma tan perfecta, tanto en el formato como en la redacción, que en el primer momento no se apercibía que se trataba de un documento falso. El buen Papa, comprobó el texto, y nosotros lo cegamos hasta tal punto, que no se apercibió de que la «copia» estaba falsificada. Pero como ese documento llevaba su firma, la gente creyó

E) «Por qué permite el Espíritu Santo eso en la Iglesia? Dí la verdad…»

B) «Para que se cumpla la Escritura: Vendrá un tiempo de gran desasosiego, cada uno dirá: «Cristo está aquí. Esto es mejor.» El Espíritu Santo guía a la Iglesia, pero si sembramos tal confusión que ciertos cardenales y obispos no son mejores, no es nuestra falta si se dejan coger en nuestras trampas…

Estamos llegando a los últimos tiempos. El tiempo actual es un tiempo de grandes confusiones y guerras. Los de ahí arriba lamentan mucho, el hecho que hoy se levantan numerosas «almas privilegiadas», que no lo son. 

Muchos milagros que se producen en ciertas sectas y por falsas almas privilegiadas, vienen de ahí abajo. Pretenden que se realizan en nombre del Espíritu Santo, pero en realidad se realizan en nuestro nombre, en nombre del infierno. También nosotros podemos transformarnos en ángeles de luz. También es posible curar los enfermos en nuestro nombre, sí, es una ventaja para nosotros. Es más fácil para la gente perversa, operar para el infierno y en su nombre cosas extraordinarias, de lo que pueden obtener del Cielo las verdaderas almas privilegiadas, cosas extraordinarias y verdaderos milagros. Para estos últimos es necesario muchas plegarias y virtud, por eso realizan menos milagros…»

 

8o EXORCISMO: – Revelaciones sobre el Papa, el sosia y el Vaticano

E) «En nombre de Jesús, di la verdad, Belcebú, en Nombre de la Sangre de Cristo».

B) «Ella hace decir: desgraciadamente, una parte de los cardenales que rodean al Papa, son también lobos. Si no lo fuesen, no podrían mantener en su lugar con tanto refinamiento a un hombre que representa el papel de un segundo papa, o mejor dicho, del primero, porque el verdadero Papa está en el último plano. Es triste que hagan eso, porque con ello condenan al verdadero Papa a crueles sufrimientos, que sin ello no tendría que sufrir. 

Mientras tanto hacemos todo lo posible para evitar que se note que hay un segundo Papa que actúa. 

Nosotros somos más finos que todos los hombres juntos. Hasta los sacerdotes tradicionalistas no quieren creer ni admitir eso. Pero desgraciadamente es así. Hacemos todo para esto quede oculto… Sed prudentes y listos como las serpientes, pero no os apresuréis a desmentir, porque reina efectivamente, un falso papa, una imitación del Papa

Es preciso que la gente acabe por despertarse, porque casi todos duermen. Ahora embrollamos a los laicos, sacerdotes, obispos y a quien sea. Podemos hasta cegar los cardenales que entran y salen del Vaticano. 

Podemos volver las cosas de tal manera, que ni siquiera llegan a notarlo. La cirugía ha hecho hoy tales progresos, que pronto podrá modificar la cara de un hombre hasta que se parezca a otro como una gota de agua. Y cuando una persona reside en el Vaticano, como el sosia, los cardenales pueden inculcarle una y otra vez las costumbres del verdadero Papa. Sólo algunas veces comete una pequeña falta, pero no lo notan. El Papa sufre un gran tormento. Es un mártir. Está en una situación peor que la del mártir Esteban. Ahí arriba lo quieren mucho. Pero hoy en día los que predican y hacen el bien son víctimas de una discriminación y son atormentados. Por el contrario, los que hacen el mal y actúan de una forma diabólica, que actúan de tal forma, que no son descubiertos, esos son los que están en una situación mejor. Para esos, se admite que son buenos y muy competentes, que es necesario obedecerles, y que todo lo que proviene de ellos es perfecto. Nosotros, los de ahí abajo, hacemos aparecer como bueno lo que es malo o ficticio y puede conducir a la apostasía, bajo apariencia de la obediencia. Lo que es bueno, lo hacemos calificar de desobediencia, de irreligión deliberada y falta de humildad.

Entre los comunistas y franco-masones hay algunos que reciben de nosotros tales fuerzas, que trabajan sin interrupción para dañar la Iglesia. Tenemos tal poder, que podemos darles, si han hecho alianza con nosotros, la fuerza de dañar a la Iglesia, como no está indicado en ningún libro lo que hacemos, ni lo que traman los francomasones y ciertos cardenales…»

E) «¿Está informado el Papa Pablo VI sobre los cardenales?, ¿los ha estudiado?»

B) «Ya hace tiempo que los ha estudiado: Lo sabe todo. Pero no puede hacer nada. Está atado de pies y manos. Le dan inyecciones. El médico que trata al Papa, es manipulado de tal forma, que el Papa recibe ciertos venenos dañinos para su cabeza y para su espíritu. Pero a pesar de eso, sabe lo que está bien.

La verdad acaba siempre por salir a la luz del día. Pero entonces habrá mucha gente que sufrirá terriblemente, como ahora el Papa. 

Tenéis que decir, en Nombre de Dios, que existe en Roma un sosia. Tiene una cara un poco diferente del verdadero Papa; sus ojos no están tan hundidos. El verdadero Papa es más débil y enfermizo. Sus ojos son azules. Los del falso son verdes. Ha estudiado teología. Está ordenado. Es un buen comediante. No es el único culpable. Los otros lo han puesto en escena, tienen la mayor culpa. Han sido algunos cardenales los que lo han instalado. Pero lo han hecho de tal forma, que hasta los buenos son inducidos al error, como la dice la Escritura. Pero hoy en día la gente ya no mira demasiado la Escritura».

 

9o EXORCISMO: 18, 6,1977. – Juan XXIII y el Concilio

E) «¡En Nombre de la Santísima Virgen… di la verdad!»

B) «Juan XXIII comenzó su Pontificado en 1958; este Juan, no era sumamente inteligente, ni sumamente instruido. Sobre esto no quisiéramos hablar…»

E) «Pero ahora está alto en el Cielo»

B) «Bueno, Ella quisiera que dijésemos algo sobre él y el maldito Concilio, pero eso es lo que nosotros no queremos. En 1958 comenzó Juan su Pontificado; podría decirse que era una solución de urgencia, pero en todo caso comenzó. Era piadoso y tenía buenas intenciones, aunque las cosas no hayan pasado siempre como él lo había previsto

En todo caso, convocó el Concilio, y hubiera sido mejor que no lo hubiera hecho. No sabía que este Concilio tendría consecuencias tan deplorables, destructoras y catastróficas. Ha creído obrar bien. Tenía buena voluntad. Creía hacer todo por el mayor bien de la Iglesia. Quería renovar lo que tenía necesidad de renovación. ¿Podría saber que después, esos cardenales, le arrancarían el cetro de las manos y hundirían todo en ese terrible estado? ¿Podría saber eso? Ha obrado de buena fe, y por eso ha ido al cielo, se ha salvado. Era humilde y bueno, pero no tenía mucho talento. En ese momento hubiera habido que instruir un Papa muy dotado, que hubiera sabido dirigir la Iglesia y tener su cetro de tal manera, que no pudiera ser falsificado. Pero lo comprendió demasiado tarde. Visto en líneas generales, eso entraba dentro de los planes de los de ahí arriba, porque es necesario que se cumpla la Escritura. El Papa ha sufrido amargamente en su lecho de muerte, y ha hecho llamar a algunos de sus familiares o de las personas que creía que le eran adeptas, y les dijo que quería gritar al mundo: «¡Si no hubiera convocado ese Concilio!«. Que ahora veía las terribles consecuencias, pero que ya no podía hacer nada, que estaba en su lecho de muerte y que ya no podía hacer absolutamente nada para pararlo todo. 

Que Él de ahí arriba le sea misericordioso, eso era todo lo que podía decir, aunque los otros, los llamados hombres de confianza, tuvieron la bondad, por el amor del cielo, de hacer saber eso al mundo, y también al próximo Papa. Pero esos llamados hombres de confianza, pensaron: «Está sobre su lecho de muerte, y ya no tiene toda su lucidez». Cuando se convoca un concilio, no se puede decir simplemente: «Lo paramos», como si fuese un grifo que se abre por completo y que solamente hay que cerrar. La situación estaba ya demasiado adelantada, para que se pudiera hacer algo. La palanca se había roto. Ya estaba rota a la muerte de Juan XXIII. Naturalmente también estábamos nosotros, los demonios, en este asunto. Los íntimos se dijeron: «Es necesario que eso no se sepa en ningún caso. La situación está tan avanzada, todo está tan ligado y entrelazado, que ya no se puede sacar el pie del zapato».

Entonces vino el Papa Pablo VI, inteligente y dotado. ¿Pero qué podría hacer para frenar lo que el otro había iniciado?. Pablo VI ha cometido errores al principio. No sabía lo que Juan XXIII había dicho sobre su lecho de muerte. Llegó a comprenderlo, pero era demasiado tarde. Se dice siempre: Es el Espíritu Santo. Cuando, por ejemplo el falso Papa recibe a los diplomáticos… la gente no sabe que el Espíritu Santo no tiene nada que ver con eso…»

 

10o EXORCISMO: 18, 6,1977. -Purgatorio – Indulgencias

E) «Di lo que la Santísima Virgen quiere decir y nada más! En nombre de…”

B) «Ella dice que tendríais que poneros de rodillas y decir tres veces «Santo, Santo, Santo…» y rezar un «Rosario de Lágrimas». Pero nosotros decimos: No hace falta rezar, mientras más recéis, más os combatiremos, porque nos provocáis. Tendréis una vida mejor si no rezáis, y por el contrario, hacéis lo que nosotros queremos.

E) ¡»No queremos tener una vida mejor! Queremos hacer la voluntad de Dios».

B) «Pero entonces sólo tendréis persecuciones, y una extrema mala suerte». (Se recitan en común las plegarias demandadas: «Santo» y «Rosario»).

E) «¿Sería mejor que dijésemos: Por las lágrimas y lágrimas de sangre?»

B) «Los dos sería mejor (se vuelve a uno de los sacerdotes). ¿No puedes quitar tus manazas de ahí? Estas manazas consagradas no las queremos…»

E) «¿Las almas del Purgatorio nos quieren ayudar a rezar por la Iglesia?».

B) «Las que son de grados más bajos, cuando han sido personas mal intencionadas o han pecado mucho, no saben muchas veces si están en el infierno o si han sido salvadas. A las que están abajo, todavía podemos influirlas. Se encuentra en eso que se llama el lago inferior. Solamente por medio de una cantidad incalculable de plegarias y sacrificios… Muchas se quedarán hasta el fin del mundo, pero bendicen a Dios con completa sumisión de que hayan sido puestas ahí abajo. Puede decirse que es la frontera entre el infierno y el purgatorio. Ahí se encuentran los que hubieran merecido el infierno, pero gracias a los sacrificios de personas que se han ofrecido, han sido salvadas en el último momento. No nos gusta que recéis por las almas del Purgatorio. ¡Que sufran! ¡Que revienten! También nosotros tenemos que sufrir atrozmente en el infierno.»

E) «¿Puede ganarse todavía la indulgencia Toties-quoties el día de todos los Santos y el día de todos los difuntos?».

B) «Lo que el Papa ha establecido una vez, otro no puede suprimirlo. Las indulgencias son regalos de un valor inestimable, son tesoros para las pobres almas del Purgatorio. Cuando se hace un gran regalo, el donador no puede venir y decir: «Oye, he hecho una tontería al hacerte ese regalo. Ahora es necesario que me lo devuelvas.». Diría: «Hubieras debido reflexionar, antes de hacerme el regalo». Lo mismo sucede con las indulgencias. Los de ahí arriba hacen decir, que las indulgencias que un Papa ha otorgado, no las puede retirar otro. Se quiere suprimir absolutamente todo.»

E) «¡Dinos lo que la Santísima Virgen quiere decirnos sobre los Sacramentos

B) «Sin una verdadera confesión, la gente pierde toda conciencia moral. Por lo tanto, pecan mucho más. Piensan: «Si no se está obligado a arrodillarse delante de un confesionario, ante un viejo, vestido con sotana; la vida será más fácil». El mismo sacerdote dice que ahora la ceremonia penitencial, reemplaza la confesión. 

Ella dice que la ceremonia penitencial no reemplaza jamás la confesión. Sería necesario preparar mucho mejor a la gente para la confesión. Nosotros (los demonios) tenemos una gran competencia. Tentamos a los hombres de todas formas. Si no tenemos éxito, venimos y presionamos, para que no tenga el deseo de mejorarse. 

Con muchos tenemos la intención de que no reconozcan sus pecados. Para esos delegamos a ciertos demonios. 

Cuando un hombre tiene un cierto propósito firme sobre su defecto dominante, recibe ciertas gracias. 

Dice al sacerdote su defecto dominante. Es un acto de humildad, y donde hay humildad, pueden venir algunas gracias, que sin eso, no llegarían. Cuando no hemos podido dominar al hombre, entonces empleamos a los últimos demonios, para que en el último momento, le invada un gran terror, que no se atreve a confesar. Si se trata de pecados graves, resulta más funesto confesarlos. Si callan conscientemente, no pueden llegar al estado de gracia; hasta por los pecados veniales que no se confiesan, se reciben menos gracias, porque entonces se tiene menos tendencia a cambiar…»

 

11o EXORCISMO: 25, 4,1977. – La Comunión

E) «¡Belcebú, te ordenamos en nombre de Jesús, di la verdad en nombre de…!»

B) «Ella hace decir a propósito de la primera comunión, que es un daño inimaginable para un niño, si no se confiesa antes de hacer la primera comunión. Se dice que los niños no tienen defectos, que los niños son buenos, que no saben lo que hacen y que son todavía inocentes. Pero tienen más defectos y pecados de lo que se cree. 

Nosotros tenemos ahí abajo muchos más niños de los que creéis. Ella hace decir que los niños que no han sido preparados por sus sacerdotes, deben ser dirigidos a otros sitios, donde se les dé una instrucción. 

Los propios padres deben tomar el catecismo y aprender con el niño, hasta que sea capaz de recibir un don tan grande como la Santa Eucaristía. De lo contrario, el niño no será jamás guiado por el buen camino. Pues dirá: «La primera vez fui a hacer la comunión sin confesar». De esta manera, muchos niños y jóvenes, llegan a un punto que no les importa nada recibir este sacramento en estado de pecado mortal. Cada confesión da y contiene gracias incalculables, que no podéis comprender…»

E) «En Nombre de la Santísima Virgen, Belcebú, di la verdad…»

B) «Los Sacramentos no hubieran debido ser cambiados en absoluto. Eso se ha hecho en parte, por las maquinaciones de la franco-masonería. El cielo no hubiera querido que se suprimiera el ayuno eucarístico…»

E) «¿Qué hay de la comunión en la mano de los primeros tiempos de la Iglesia?»

B) «Cristo, cuando rompió el pan, no se lo dio a los Apóstoles en la mano. Puso el pan directamente en la boca de los Apóstoles. Los Apóstoles daban la comunión en la boca. Cristo no quería que se tomase en la mano. Más tarde se tomó en la mano, porque se comprendieron mal las cosas. La Santa Virgen recibía este sacramento siempre de rodillas e inclinándose profundamente. Estábamos furiosos contra Ella, cuando recibía la comunión. 

Ella vivió todo lo que pasó durante la Última Cena. Estaba destinada a guiar la Iglesia. Los Apóstoles no han dado jamás la comunión de otra forma que en la boca. Si después ha sido de otra forma, no es la culpa de los Apóstoles.

E) «¿Quién ha querido e introducido la comunión en la mano?…»

B) «¡No tienes que hacer esa pregunta! … Somos nosotros los que hemos arreglado y tramado eso. Nos hemos dicho: «Si pudiéramos introducir la comunión en la mano en tiempos de los primeros cristianos, se podría decir más tarde: La comunión en la mano ya existía en tiempos de los primeros cristianos».

No saben que eso no lo quiso Dios. Hay gente de buena fe que creen que eso viene del Papa e ignoran que existía un sosia. No saben que es un pecado recibir la comunión en la mano. 

No quieren distinguirse de los otros. En muchas iglesias cuando hacen la genuflexión y quieren recibir la comunión en la boca, so objeto de una discriminación por parte del sacerdote. En ese caso no tiene demasiada gravedad el pecado. El de ahí arriba juzga cada caso. No se puede decir que tal persona irá al infierno, porque recibe la comunión en la mano. Es pecado cuando se sabe y no se hace…»

 

12o EXORCISMO: 5, 4,1978. – Declaraciones del demonio sacerdotal

Verdi Garandieu = V. E = Rdo. Padre Ernest Fischer, antes misionero. Gossau, Suiza.

E) «¡Tienes que hablar en honor de Dios y para la salvación de las almas, te lo ordena San Vicente Ferrer, el gran cazador de almas, que te ha arrancado tantas!».

V) «¡No a mí, sino al viejo! Yo solamente soy uno entre muchos. Un miserable entre muchos. ¡Hay que ver los disparates que he hecho! ¿Por qué no he sido un sacerdote como los quieren Los de ahí arriba? ¿Por qué no he correspondido a su misericordia? ¿Por qué emprendí la vida sacerdotal, sabiendo que no era capaz de cumplir con este cargo tan pesado y de tanta responsabilidad? 

He pecado por malos ejemplos, como ahora dan malos ejemplos miles de sacerdotes. He mirado más hacia las faldas que a los mandamientos de Dios. El de ahí arriba ha dicho en mi caso textualmente: «Quiero escupirte de mi boca, porque no eras ni caliente ni frío». En mi juventud todavía era bueno. Pero después me convertí en un indolente. Abandoné el camino de la virtud, y ya no correspondí a la gracia. Al principio confesaba de vez en cuando. Quise retroceder más de una vez y luché contra mis grandes faltas; pero ya no lo pude conseguir, porque había rezado demasiado poco. No he correspondido lo suficiente a la voz de la clemencia. Ya casi era frío. 

Ahora tenéis a miles que como yo, son indolentes y ya no corresponden a la voz de la clemencia. A esos no les irá mejor que a mí si no se convierten y no admiten el fuego del Espíritu Santo y lo hacen actuar en sí mismos. ¡A mí, Verdi, no me va bien en el infierno! ¡Si pudiera, no quisiera haber vivido! ¡Cómo quisiera hacer mejor mi misión! ¡Cómo estaría dispuesto a estar de rodillas día y noche rezando Al de ahí arriba y pedir misericordia!. ¡Invocaría a todos los Ángeles y Santos para que me ayudaran, para que no volviese a ir por el camino de la perdición! ¡Pero ya no puedo volver atrás, estoy condenado! 

Los sacerdotes no saben lo que significa estar condenado. ¡No saben lo que es el infierno!. 

Creen que ya no se puede modificar nada del modernismo, lo llaman ir con el tiempo. Sus superiores: cardenales y obispos, tampoco les dan mejor ejemplo. ¿O es que viven ante pobres mesas, con escasos manjares, como lo ha hecho Cristo? Esto no corresponde a la imitación de Cristo. El dio ejemplo de pobreza y virtud.

Yo tenía intención de ser un buen sacerdote. Pero hay que tener en cuenta que un sacerdote se encuentra en mayor peligro de ser seducido por los de ahí abajo. Pensé, ahora ya soy sacerdote. Conseguí mi propósito. Al principio cumplí bien mis obligaciones. Pero de pronto, me resultó demasiado monótono. 

Empecé por descuidar la oración del celibato. Llegué a un punto que pensé: esas oraciones tan aburridas del breviario, me quitan muchísimo tiempo. El no rezar la oración del breviario fue mi perdición. Cuando dejé de rezarlo, fui cayendo sucesivamente en el pecado. Cuando caí en el pecado de deshonestidad, ya no he leído la misa con devoción. Y siguió toda una cadena de reacciones. Ya no estaba en estado de gracia. La Biblia era un reproche para mí. Tampoco quería realizar la enseñanza de los niños bien. ¿Cómo hubiera podido instruirlos sobre lo bueno, si ya no seguía ese camino?

Por eso tengo que decirles a los modernistas, que les irá igual que a mí. 

¿Cómo pueden predicar algo que ellos mismos no siguen en su vida? Tendrían que mentir. Los corazones de muchos se han convertido en antros de asesinos. La tragedia es tanto mayor, cuanto que su sacerdote, que ya no da buen ejemplo y abandona el camino de la virtud, lleva tras sí una cantidad de personas.

Se habla mucho del amor al prójimo, y olvidan que el amor al prójimo resulta del perfecto amor a Dios. 

El primero y más importante Mandamiento es «Amar al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas». Solamente después viene «al prójimo como a ti mismo». Si esos sacerdotes hiciesen las paces con el de arriba, vendría por sí mismo el amor al prójimo.

Si hubiera dicho «¡Te seguiré en la cruz! ¡Dame cruces para mis ovejas! ¡Todas las que pueda soportar para que pueda seguirte!». Pero me olvidé de decir eso porque ya no lo quería. Hoy se olvidan hablar del camino de la cruz, de que hay que expiar y hacer penitencia. Deberían rezar intensamente para conseguir la virtud de la constancia y seguir hasta el fin. El sacerdote debería decir desde el púlpito: «Sed constantes, seguid el camino hasta el fin, seguid el camino de la cruz, soportad con paciencia, porque el premio estará en el Cielo».

Miles de sacerdotes se han condenado por causa de las mujeres.

No lo hubiera sido si rezasen. Deberían coger diariamente el breviario como se hacía antes. Miles ya no viven en gracia, porque no rezan el breviario, como yo, Verdi, dejé de hacerlo. ¡Si hubiera rezado y permanecido en el camino de la virtud! Mi Ángel hubiera venido y me hubiera ayudado. Tampoco he rezado a mi ángel. Él de ahí arriba no cambia de repente las leyes, como quisieran los hombres de hoy. Él es siempre el mismo y será el mismo. Es el hombre el que modifica. La perdición de muchos sacerdotes de hoy ha sido el sexto mandamiento y el lujo».

Fuente: Bonaventur Meyer

Caspar David Friedrich: Abadía en el robledal (Abtei im Eichenhain), 1809, Berlin Charlottenburg 

Exorcismos Reales

 

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