El fruto de los errores esparcidos por Rusia.
La posición anti aborto del presidente Correa de Ecuador y el triunfo en su pulseada con elementos pro aborto de su partido, están poniendo en evidencia que hay sectores de la izquierda latinoamericana anti aborto, cosa que no sucede ni en Europa ni en EE.UU., pensando en occidente.
Alver Metalli, de Terre d’America, lo atribuye a una expresión de la izquierda más radical y guerrillera, históricamente “más inclinada hacia el ‘sentir’ popular de las localidades rurales y prevalentemente católicas a las que se proponía levantar en armas”.
Sin embargo, su interpretación no puede explicar cómo la dirigencia de Cuba, siendo el único régimen totalmente socialista de la región, que basó la Revolución en el medio rural, está a favor del aborto.
A nuestro juicio hay dos factores a agregar a la explicación de Metalli: uno la influencia de los partidos comunistas de matriz soviética en la región y otro es el peso del catolicismo como sistema de ideas sociales en la izquierda latinoamericana no comunista soviética.
EL PRESIDENTE CORREA DE ECUADOR ALBOROTÓ EL AVISPERO
Como una piedrecita en el estanque, el “católico” y “revolucionario” presidente ecuatoriano agitó las aguas en latinoamérica, en donde la izquierda, en sus diferentes grados, gobierna desde hace una década. Lo mismo que un Papa como Francisco, «avanzado» en cuanto a temas sociales, que propone un «nuevo equilibrio en el edificio moral de la Iglesia», quien está ejerciendo mucha influencia en la izquierda latinoamericana, ver aquí.
El ex presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, católico y masón, tomó la misma dirección que Correa en 2008, gobernando el país en nombre del Frente Amplio, cuando su partido hizo aprobar en las c/amaras una ley de aborto. Pero su predecesor, José Mujica, siendo también él anti aborto, pero además fue guerrillero, no vetó la ley nuevamente presentada por el Frente Amplio.
Tabaré Vazquez, probablemente gane las próximas elecciones pero no cambió su postura, volviendo a insistir en que ningún científico medianamente sensato puede negar que un cigoto, fruto de la fusión de dos células, no es un individuo diferente del padre y de la madre. Con un lenguaje médico (no hay que olvidar que Tabaré Vázquez es oncólogo) aclaró que la filiación no se determina por el anidamiento sino por la fecundación, y esta no es una cuestión religiosa sino una certeza biológica.
En Argentina, la presidenta Cristina Fernández mantiene su postura anti-abortista a nivel personal, a pesar de que la mayor parte del “kirchenismo” esté a favor, otro socialista, además candidato, Hermes Binner (como Tabaré Vázquez), afirmó, «como médico», que «defender la vida es estar en contra del aborto», pero sin compartir su penalización.
Algo semejante opina el presidente boliviano, Evo Morales, cuando sostiene que el aborto es un delito.
El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, por cuenta del FMNL, se ha opuesto en diferentes ocasiones a la despenalización del aborto y ha afirmado recientemente que no promoverá ninguna reforma a la Constitución que vaya hacia esta dirección.
Daniel Ortega, sandinista y ex-guerrillero, incluso rechazó las enmiendas que despenalizaban el aborto terapéutico. La postura antiabortista del plurimandatario nicaragüense la comparte también su esposa, Rosario Murillo, que con bastantes probabilidades lo sucederá en la presidencia en las próximas elecciones, según los sondeos.
La izquierda que quiere el aborto, aunque con diferentes grados en cuanto a la «libre auto-determinación de la mujer», tiene sus paladines en el ex-presidente brasileño, Lula Da Silva (contrario al aborto como ciudadano, pero a favor como jefe de estado) y en la socialista Michelle Bachelet, cuya elección, dada por cierta, volvería a proponer la despenalización en el código chileno.
Son notables las posturas favorables de la izquierda mexicana en general y, en particular, del Partido Democrático Revolucionario, que en el Distrito Federal ya aprobó la despenalización del aborto, ofreciendo el servicio público en los hospitales para la interrupción del embarazo.
Mientras tanto, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, como su predecesor Hugo Chávez, legalizaría el aborto solo en los casos de violación e incesto; en cambio, el opositor Henrique Capriles, se ha declarado «de acuerdo con al aborto terapéutico y la píldora del día después».
LA IZQUIERDA DE MATRIZ SOVIÉTICA Y EL CATOLICISMO
El planteamiento que hace Alver Metalli es que las izquierdas de origen guerrillero, más relacionadas con el ambiente rural más católico, son más recticentes al aborto.
“Sorprende observar que la izquierda más revolucionaria, la que hace algunas décadas era una guerrilla, es también la más intransigente en contra del aborto. Probablemente porque históricamente está más inclinada hacia el “sentir” popular de las localidades rurales y prevalentemente católicas a las que se proponía levantar en armas”.
Sin embargo creemos que la tradición de la izquierda que existe en cada país y el peso del catolicismo pro guerrillero pueden aportar una explicación máss completa.
La URSS fue el primer país del mundo en liberalizar el aborto y hasta hoy el nuevo régimen de Putin no ha podido revertir esa actitud en la población. Este es uno de los errores que dijo la Virgen de Fátima que Rusia esparció por el mundo.
Y Latinoamérica tuvo fuertes partidos comunistas pro soviéticos desde la écada de los ’50 impulsados por el uruguayo Rodney Arismendi, que fue el único latinoamericano miembro del polit buró de la Unión Soviética.
Pero los sectores guerrilleros latinoamericanos que vinieron después de la Revolución Cubana fueron de matriz guevarista. Y hay que recordar que el Che Guevara “rompió” con el régimen cubano cuando instaló su guerrilla en Bolivia, luego de varios intentos en otros países. La posición de la Unión Soviética era contraria a la guerrilla y los fuertes partidos comunistas latinoamericanos pro soviéticos así lo operaban.
Por lo tanto los grupos guerrilleros de ideología guevarista (foquistas) tuvieron tensiones con los partidos comunistas y se nutrieron de elementos nacionalistas y católicos, y de ahí la vinculación con la teología de la liberación.
Por supuesto que en ellos también predominaban el materialismo dialéctico e histórico de Marx, pero más matizado con elementos autóctonos, nacionalistas y católicos.
El caso de Uruguay, citado por Metalli, muestra a las claras este recorrido. Uruguay tenía uno de los partidos comunistas más fuertes de latinoamérica. Rodney Arismendi fue el cerebro del Frente Amplio décadas antes de que se fundara y tuvo una enorme influencia en toda la izquierda del país. Y la guerrilla tupamara y de otros grupos, siempre estuvo enfrentada con el Partido Comunista de Uruguay.
El que Tabaré Vazquez – anterior presidente por el Frente Amplio, que vetó la ley de aborto aprobada por su partido – sea católico, y que su hermano – un fuerte operador suyo – haya sido guerrillero, separan su tradición del resto del Frente Amplio y explica la diferencia con el resto de la izquierda de su país.
Fuentes: Terre d’America, Signos de estos Tiempos