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Las advocaciones que se festejan el 8 de septiembre, la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, son una multitud.

Acá presentamos los links a la historia de las que hemos realizado artículos.

Timpano sevilla virgen maria

Y también presentamos el Evangelio de la Natividad de María, íntegro.

Naturalmente para su publicación hicimos una selección de las advocaciones más importantes, pero en el mundo hay muchísimas más que se festejan el 8 de septiembre.

Ver también:

 

caridad del cobre

Virgen de la Caridad del Cobre

 

PRINCIPALES ADVOCACIONES DE AMÉRICA

Divina Infantita (Virgen Niña), México

Nuestra Señora de Cocharcas, Peru

Virgen de la Caridad del Cobre, Cuba

Virgen de los Milagros de Tlaltenango, México

Virgen del Valle, Venezuela

Virgen Guadalupe de Ayquina, Chile 

Nuestra Señora del Carmen de Cuyo, Argentina

 

virgen de covadonga

Virgen de Covadonga

 

PRINCIPALES ADVOCACIONES DE ESPAÑA

Nuestra Señora de los Remedios, Chiclana de la Frontera, España 

Nuestra Señora de Cortes de Albacete, España

Nuestra Señora de la Encina, Leon, España

Nuestra Señora de Monserrate, Orihuela, España

Nuestra Señora de Valvanera, La Rioja, España

Nuestra Señora del Buen Retiro de los Desamparados del Saliente, España

Santa María de la Victoria de Málaga, España

Santa María del Coro, San Sebastian, España

Nuestra Señora del Castañar de Béjar, España

Virgen de Covadonga, España

Virgen de Montiel de Benaguasil, España

Virgen de Regla, España

 

madonna monte berico

Madonna del Monte Berico

 

PRINCIPALES ADVOCACIONES DE ITALIA

Nuestra Señora de los Remedios de Palermo, Italia

Maria Bambina, Italia

Virgen del Monte Bérico, Italia

Nuestra Señora de la Consolación de Reggio Calabria, Italia

 

virgen desatanudos

Virgen que Desata los Nudos

 

PRINCIPALES ADVOCACIONES DE OTROS LUGARES

Nuestra Señora de Berzo Inferior, Italia

Nuestra Señora de Filermo, Orden de Malta

Nuestra Señora de Rocamadour, Francia

Nuestra Señora la que Desata los Nudos, Alemania

Santísima Virgen María de Kursk, Rusia

 

EVANGELIO DE LA NATIVIDAD DE MARÍA

Los concilios de la Iglesia Católica de Hipona, en el año 393 DC y el Concilio de Cartago, en el año 397 y 419 DC confirmaron el canon Alejandrino (con 46 libros para el Antiguo Testamento) y fijaron el canon del Nuevo Testamento con 27 libros.

A los evangelios que no forman parte del canon establecido se les llamó “apócrifos”, palabra que no significa falsos, sino que no integraron la Biblia por distintas evaluaciones surgidas de los Concilios mencionados antes.

Estos Evangelios Apócrifos son un material valioso para los cristianos porque aportan datos que no aparecen en los materiales de la Biblia pero se integran al acervo de conocimiento del cristianismo.

El Evangelio de la Natividad de María es uno de ellos, y entre el conocimiento que agrega está el nombre de los padres de María.

 

PREFACIO

El suave requerimiento que me dirigís reclama de mí un trabajo relativamente fácil, pero penoso en grado sumo, por las cuidadosas precauciones que hay que tomar contra el error.

Me pedís, en efecto, que ponga por escrito lo que haya encontrado en diversas fuentes sobre la vida y la natividad de la bienaventurada Virgen María hasta su incomparable parto y hasta los primeros momentos del Cristo, empresa poco difícil de ejecutar, pero singularmente presuntuosa, como os digo, por los peligros a que expone a la verdad.

Porque lo que de mí exigís, hoy que las canas blanquean mi cabeza, lo he leído, sabedlo, cuando era joven, en un librito que cayó en mis manos.

Ciertamente, después de ese lapsó, colmado por otras preocupaciones nada triviales, ha podido muy bien suceder que varios rasgos se hayan escapado de mi memoria.

Por ende, si accedo a vuestra súplica, habría injusticia en acusarme de haber querido suprimir, añadir o cambiar un ápice de la historia.

Si esto ocurriese, y no lo niego, sería, a lo menos, cosa independiente de mi voluntad.

En estas condiciones, y en éstas solamente, satisfago vuestros deseos y la curiosidad de los lectores, previniéndoos, empero, tanto a vosotros como a ellos, que el susodicho opúsculo, si no me es infiel la memoria, comenzaba por el siguiente prefacio, que recuerdo, a lo menos en su sentido.

 

I – MARÍA Y SUS PADRES

1. Sabemos que la bienaventurada y gloriosa María siempre virgen, salida del tronco real de la familia de David, nació en la ciudad de Nazareth, y fue educada en Jerusalén, en el templo del Señor.

Su padre se llamaba Joaquín, y su madre Ana. Su familia paterna era de Galilea, de la ciudad de Nazareth, y su familia materna era de Bethlehem.

2. Y la vida de ambos esposos era sencilla y santa ante Dios, y piadosa e irreprensible ante los hombres.

Todos sus bienes, en efecto, los habían dividido en tres partes, consagrando la primera al templo y a sus servidores, distribuyendo la segunda entre los pobres y los peregrinos, y reservándose la tercera para sí mismo y para los menesteres de su hogar.

3. Y de esta manera, amados por Dios y buenos para los hombres, habían vivido durante cerca de veinte años en un casto connubio, sin tener descendencia.

No obstante, habían hecho voto, si por acaso Dios les daba uñ hijo, de consagrarlo al servicio del Señor.

Y, así, cada año, acostumbraban, en los días festivos, a ir, piadosos, al templo.

 

II – MALDICIÓN DE JOAQUÍN POR ISACHAR

1. Y, como se aproximase la fiesta de la Dedicación, Joaquín, con algunos de sus compatriotas, subió a Jerusalén.

Y, en aquella época, Isachar era Gran Sacerdote.

Y, habiendo visto a Joaquín con su ofrenda, en medio de sus conciudadanos, lo miró con desprecio, y desdeñé sus presentes, preguntándole por qué él, que no tenía hijos, se atrevía a estar entre los que eran fecundos.

Y le advirtió que, habiéndolo Dios juzgado indigno de posteridad, no podían serle aceptos sus presentes, por cuanto la Escritura dice: Maldito sea quien no engendre hijos en Israel.

Y lo conminó para que se librase de esta maldición, creando una progenitura, porque sólo entonces le sería lícito acercarse, con sus ofrendas, a la presencia del Señor.

2. Y este reproche que se le lanzaba cubrió de extremo oprobio a Joaquín, el cual se retiró al sitio en que estaban sus pastores con sus rebaños.

Y no quiso volver a su casa, temiendo sufrir los mismos reproches de sus comarcanos, que habían asistido a la escena, y que habían oído al Gran Sacerdote.

 

III –  APARICIÓN DE UN ÁNGEL A JOAQUÍN

1. Y permanecía allí desde hacía algún tiempo, cuando, cierto día que estaba solo, le apareció un ángel del Señor, rodeado de una gran luz.

Y, a su vista, Joaquín quedó turbado.

Pero el ángel apaciguó su turbación, diciéndole: No temas, Joaquín, ni te turbe mi vista, porque soy un ángel del Señor, enviado por Él a ti, para anunciarte que tus súplicas han sido escuchadas, y que tus limosnas han subido a su presencia.

Ha visto tu oprobio, y ha considerado el reproche de esterilidad que sin razón se te ha dirigido.

Porque Dios es vengador del pecado, mas no de la naturaleza.

Y, cuando cierra una matriz, lo hace para abrirla después de una manera más admirable, y para que se sepa que lo que nace así no es fruto de la pasión, sino presente de la Providencia.

2. La primera madre de vuestra nación, Sara, permaneció estéril hasta los ochenta años, a pesar de lo cual, en los últimos días de su vejez, dio a luz a Isaac, en quien le había sido prometido que serían benditas todas las naciones.

Asimismo Raquel, tan agradable a Dios y tan amada por Jacob, permaneció estéril durante mucho tiempo, y, no obstante, parió a José, que fue no solamente el dueño de Egipto, sino el salvador de numerosos pueblos que iban a morir de hambre.

¿Quién, entre los jueces, más fuerte que Sansón y más santo que Samuel?

Y, sin embargo, ambos a dos tuvieron por madres a mujeres por mucho tiempo estériles.

Si, pues, la razón no te persuade por mi boca, cree a lo menos que las concepciones dilatadamente diferidas y los partos tardíos son de ordinario los más portentosos.

3. Así, tu esposa Ana te parirá una niña, y la llamarás María.

Y, conforme a vuestro voto, se consagrará al Señor desde su niñez, y estará llena del Espíritu Santo desde el vientre de su madre.

Y no comerá ni beberá nada impuro, ni vivirá en medio de las agitaciones populares del exterior, sino en el templo, a fin de que no pueda enterarse, ni aun por sospecha, de nada de lo que existe de vergonzoso en el mundo.

Y, con el curso de la edad, bien como ella nació milagrosamente de una mujer estéril, de igual modo, por un prodigio incomparable y permaneciendo virgen, traerá al mundo al hijo del Altísimo, que será llamado Jesús o salvador de todas las naciones, conforme a la etimología de su nombre.

4. Y he aquí el signo de la verdad de las cosas que te anuncio.

Cuando llegues a la Puerta Dorada de Jerusalén, encontrarás a Ana tu esposa, la cual, inquieta hasta hoy por tu retardo, se regocijará sobremanera, al volver a verte.

Y, dicho esto, el ángel se separó de Joaquín.

 

IV – APARICIÓN DE UN ÁNGEL A ANA

1. Y después apareció a Ana su esposa, diciéndole: No temas, Ana, ni imagines que es un fantasma lo que ves.

Yo soy el ángel que ha llevado vuestras oraciones y vuestras limosnas a la presencia de Dios, y que ahora he sido enviado a vosotros para anunciaros el nacimiento de una hija, que se llamará María, y que será bendita entre todas las mujeres.

Llena de la gracia del Señor desde el instante de su nacimiento, permanecerá en la casa paterna durante los tres años de su lactancia.

Después, consagrada al servicio del Altísimo, no se apartará del templo hasta la edad de la discreción.

Y allí, sirviendo a Dios día y noche con ayunos y con plegarias, se abstendrá de todo lo que es impuro, y no conocerá varón jamás, manteniéndose sin tacha, sin corrupción, sin unión con hombre alguno.

Empero, virgen, parirá un hijo, y, sierva, parirá a su Señor, el que será por gracia, por título, por acción, el salvador del mundo.

2. Así, pues, levántate, sube a Jerusalén, y, cuando llegues a la llamada Puerta Dorada, allí, a manera de signo, encontrarás a tu esposo, sobre cuyo paradero anda inquieta tu alma.

Y, cuando hayan sucedido estas cosas, lo que yo te anuncio se cumplirá al pie de la letra.

 

V – NACIMIENTO DE MARÍA

1. Y, obedeciendo al mandato del ángel, ambos esposos, abandonando uno y otro los parajes respectivos en que estaban, subieron a Jerusalén.

Y, al llegar al lugar designado por el oráculo del ángel, se encontraron mutuamente.

Entonces, gozosos de volver a encontrarse, y poseídos de confianza en la verdad de la promesa de que tendrían descendencia, rindieron acción de gracias bien debidas al Señor, que exalta a los humildes.

2. Y, habiendo adorado al Altísimo, regresaron a su casa, y, llenos de júbilo, esperaron la realización de la divina promesa.

Y Ana concibió y parió una hija, y, conforme a la orden del ángel, sus padres le pusieron por nombre María.

 

VI – PRESENTACIÓN DE MARÍA EN EL TEMPLO

1. Transcurridos tres años y terminado el tiempo de la lactancia, llevaron a la Virgen con ofrendas al templo del Señor.

Y había alrededor del templo, según el número de los salmos graduales, quince gradas que subir.

Porque, estando el templo situado sobre una altura, sólo por gradas era accesible el altar de los holocaustos, que estaba situado en el exterior.

2. Y sobre la primera de aquellas gradas colocaron los padres a la bienaventurada Maña, todavía muy pequeña.

Y, en tanto que ellos se quitaban los vestidos de viaje, para ponerse, siguiendo la costumbre, trajes más bellos y más propios de la ceremonia, la Virgen del Señor subió todas las gradas, sin mano alguna que la condujese, de tal suerte que todos pensaron que no le faltaba nada, a lo menos en aquella circunstancia, de la perfección de la edad.

Es que el Señor, en la infancia misma de la Virgen, operaba ya grandes cosas, y mostraba por aquel milagro lo que sería un día.

3. Y, después de haber celebrado un sacrificio conforme al uso de la ley, dejaron allí a la Virgen, para ser educada en el recinto del templo, con las demás vírgenes. Y ellos regresaron a su casa.

 

VII – NEGATIVA DE LA VIRGEN A CONTRAER MATRIMONIO ORDINARIO

1. Y la Virgen del Señor, a la vez que en edad, crecía igualmente en virtud, y, según la palabra del salmista, su padre y su madre la habían abandonado, pero Dios la había recogido.

A diario, en efecto, era visitada por los ángeles, y a diario gozaba de la visión divina, que la libraba de todo mal, y que la hacía abundar en toda especie de bienes.

Así llegó a los catorce años, y, no solamente los malos no podían encontrar en ella nada reprensible, sino que todos los buenos que la conocían juzgaban su vida y su conducta dignas de admiración.

2. Entonces el Gran Sacerdote anunció en público que todas las vírgenes que habían sido educadas en el templo, y que tenían catorce años, debían volver a sus hogares, y casarse, conforme a la costumbre de su nación y a la madurez de su edad.

Todas las vírgenes obedecieron con premura esta orden.

Sólo María, la Virgen del Señor, declaró que no podía hacerlo. Como sus padres la habían consagrado primero a Dios, y ella después había ofrendado su virginidad al Señor, no quería violar este voto, para unirse a un hombre, fuese el que fuese.

El Gran Sacerdote quedó sumido en la mayor perplejidad.

Él sabía que no era lícito violar un voto contra el mandato de la Escritura, que dice: Haced votos, y cumplidlos.

Mas, por otra parte, no le placía introducir un uso extraño a la nación. Ordenó, pues, que, en la fiesta próxima, se reuniesen los notables de Jerusalén y de los lugares vecinos, por cuyo consejo podría saber cómo le convendría obrar en una causa tan incierta.

3. Y así se hizo, y fue común parecer que había que consultar sobre ese punto a Dios. Y, mientras todos se entregaban a la oración, el Gran Sacerdote avanzó para consultar al Señor, según la costumbre.

Y, a poco, una voz, que todos oyeron, salió del oráculo y del lugar del propiciatorio.

Y esa voz afirmaba que, de acuerdo con la profecía de Isaías, debía buscarse a quien debía desposar y guardar aquella virgen.

Porque es bien sabido que Isaías vaticinó: Y saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.

Y reposará sobre él el espíritu del Señor, espíritu de inteligencia y de sabiduría, espíritu de fortaleza y de consejo, espíritu de conocimiento y de temor del Altísimo.

4. Y, conforme a esta profecía, el Gran Sacerdote ordenó que todos los hombres de la casa y de la familia de David, aptos para el matrimonio y no casados, llevasen cada uno su vara al altar, y que debía ser confiada y casada la virgen con aquel cuya vara produjera flores, y en la extremidad de cuya vara reposase el espíritu del Señor en forma de paloma.

 

VIII – RECAE EN JOSÉ LA ELECCIÓN DE ESPOSO PARA LA VIRGEN

1. Y había, entre otros, un hombre de la casa y de la familia de David, llamado José y ya avanzado en edad.

Y, al paso que todos fueron ordenadamente a llevar sus varas, él omitió llevar la suya.

Y, como nada apareció que correspondiese al oráculo divino, el Gran Sacerdote pensó que había que consultar de nuevo al Señor.

El cual respondió que, de todos los que habían sido designados, sólo el que no había llevado su vara, era aquel con quien debía casarse la Virgen.

José fue así descubierto.

Y, cuando hubo llevado su vara, y en su extremidad reposé una paloma venida del cielo, todos convinieron en que a él le pertenecía el derecho de desposar con María.

2. Y, una vez celebrados los desposorios, se retiró a Bethlehem, su patria, para disponer su casa, y preparar todo lo necesario para las nupcias.

Cuanto a María, la Virgen del Señor, volvió a Galilea, a casa de sus padres, con otras siete vírgenes de su edad y educadas con ella, que le había dado el Gran Sacerdote.

 

IX – REVELACIÓN HECHA POR UN ÁNGEL A LA VIRGEN

1. Y, en aquellos días, es decir, desde los primeros tiempos de su llegada a Galilea, el ángel Gabriel fue enviado a ella por Dios, para anunciarle que concebiría al Señor, y para exponerle la manera y el orden según el cual las cosas pasarían.

Y, entrando en su casa, inundando con gran luz la habitación en que se encontraba, y saludándola muy graciosamente, le dijo: Salve María, virgen muy agradable a Dios, virgen llena de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, bendita eres por encima de todos los hombres que hasta el presente han nacido.

2. Y María, que conocía ya bien las fisonomías angélicas, y que estaba habituada a recibir la luz celeste, no se amedrentó ante la visión del enviado divino, ni quedó estupefacta ante aquella luz.

Únicamente la palabra del ángel la turbó en extremo. Y se puso a reflexionar sobre lo que podía significar una salutación tan insólita, sobre lo que presagiaba, sobre el fin que tenía.

Y el ángel divinamente inspirado previno estas dudas, diciéndole: No temas, María, que mi salutación oculte algo contrario a tu castidad.

Has encontrado gracia ante el Señor, por haber escogido el camino de la pureza, y, permaneciendo virgen, concebirás sin pecado, y parirás un hijo.

3. Y él será grande, porque dominará de un mar a otro, y hasta las extremidades de la tierra.

Y será llamado hijo del Altísimo, porque, naciendo en la humildad, reinará en las alturas de los cielos.

Y el Señor Dios le dará el trono de David su padre, y prevalecerá eternamente en la casa de Jacob, y su poder no tendrá fin.

Es, en efecto, rey de reyes y señor de los señores, y su trono durará por los siglos de los siglos.

4. Y, a estas palabras del ángel, la Virgen, no por incredulidad, sino por no saber la manera como el misterio se cumpliría, repuso: ¿Cómo eso ha de ocurrir?

Puesto que, según mi voto, no conozco varón, ¿cómo podré dar a luz, a pesar de ello?

Y el ángel le dijo: No pienses, María, que concebirás al modo humano.

Sin unión con hombre alguno, virgen concebirás, virgen parirás, virgen amamantarás.

Porque el Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra contra todos los ardores de la pasión.

El que de ti saldrá, por cuanto ha de nacer sin pecado, será el único santo y el único merecedor del nombre de hijo de Dios.

Entonces, María, con las manos extendidas y los ojos elevados al cielo, dijo: He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra.

5. Sería quizá demasiado largo, y para muchos enojoso, insertar en este opúsculo todos los sucesos que, conforme a nuestros textos, precedieron y siguieron a la natividad de Nuestro Señor.

Omitiendo, pues, lo que está suficientemente referido en el Evangelio, pasemos a la narración de lo que allí aparece menos detallado.

 

X – REVELACIÓN HECHA POR UN ÁNGEL A JOSÉ

1. Habiendo ido José de Judea a Galilea, tenía la intención de tomar por esposa a la virgen que le había sido confiada.

Porque, desde el día de los desposorios, habían transcurrido ya tres meses, y había comenzado el cuarto.

Y, en el intervalo, el vientre de la Virgen se había hinchado, hasta el punto de manifestar su embarazo, cosa que no pudo escapar a José, quien, según la costumbre de los desposados, entraba más libremente a ver a María, y conversaba más familiarmente con ella, por lo que descubrió su estado.

Y comenzó a agitarse y a turbarse, ignorando lo que le sería preferible hacer.

Como hombre justo, no quería entregarla, y, como hombre piadoso, no quería infamarla, haciendo recaer sobre ella sospecha de fornicación.

Pensó, pues, en disolver secretamente su matrimonio, y en devolverla secretamente.

2. Y, estando en estas cavilaciones, he aquí que un ángel del Señor le apareció en sueños, y le dijo: José, hijo de David, no temas, ni imagines que hay en la virgen nada de vergonzoso, porque lo que ha nacido en ella, y que hoy angustia tu corazón, no es obra de un hombre, sino del Espíritu Santo.

Entre todas las mujeres, sólo ella, permaneciendo virgen, traerá el hijo de Dios al mundo.

Y darás a este hijo el nombre de Jesús, es decir, Salvador, porque salvará a su pueblo de sus pecados.

3. Y José, conforme a la orden del ángel, tomó a María por esposa.

Más no la conoció, sino que la guardó en castidad.

Y, llegado el final del noveno mes del embarazo, José, tomando consigo a la Virgen y a las demás cosas que le eran necesarias, partió para la ciudad de Bethlehem, de donde era oriundo.

Y sucedió que, durante su estancia en aquel lugar, sobrevino el tiempo del parto de María, la cual trajo al mundo, como los evangelistas nos han enseñado, a su hijo primogénito, Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina, con el Padre y con el Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos.

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5 Comments

  • José dice:

    En España falta:
    Nuestra Señora del Pino, Patrona de la Diócesis de Canarias y de Gran Canaria.

  • Viviana dice:

    en Argentina es el día de la Virgen del Carmen de Cuyo, «generala» del ejército de los Andes que cruzó los Andes y liberó Argentina, Chile y Perú del dominio español (1817)

  • Viviana dice:

    La Virgen del Carmen en Mendoza, Argentina

    Monumento en Plaza Chile, ciudad de Buenos Aires.

    Esta devoción se difundió por toda Europa y contó con Santos de la
    talla de San Juan de la Cruz y Santa Teresa; no es extraño que llegara a
    América y acompañara el despertar a la fe de los originarios que la
    veneraron desde mediados del siglo XVI. Ya en el siglo XVIII se
    encuentra en Mendoza la imagen que hoy veneramos, pues don Pedro de
    Núñez “caballero de gran fortuna y devoción”, donó la imagen y todo lo
    necesario para el culto de la Virgen del Carmen. Primero estuvo en el
    templo de los Padres Jesuitas estando fundada la Cofradía. En 1.776, a
    raíz de la expulsión de la Orden, la imagen fue trasladada a San
    Francisco, desde donde presidiría una de las más bellas jornadas de la
    historia de nuestra patria.

    Llega el año 1814, momento en el que San Martín hará de los pacíficos
    habitantes de Cuyo, heroicos soldados forjadores de libertad, pero
    ellos necesitarán una Madre que los ampare y de sentido a tanto
    sacrificio. Es de todos conocida la profunda devoción que el Libertador
    profesó a la Virgen y que lo hizo nombrarla Generala de su Ejército,
    superando los respetos humanos de una época en la que el liberalismo
    había impuesto la idea de que “la religión es asunto privado”. Tanta
    importancia dio al tema, que lo decidió con su Estado Mayor, según dice
    Espejo en su obra “El Paso de los Andes”. La devoción a la Virgen del
    Carmen estaba muy arraigada en Cuyo y casi todos los soldados llevaban
    su escapulario, por eso fue ella la que tuvo preferencia” dice, y más
    adelante describe la brillante ceremonia (5 de enero de 1817) durante la
    cual San Martín le entrega su bastón de mando, la nombra Generala, y
    hace bendecir también la Bandera de los Andes, “saludada por dianas y la
    banda con cajas y clarines, mientras rompía una salva de veintiún
    cañonazos, ante el ejército de gran gala y todo el pueblo de Mendoza”.
    Más tarde, después de sus triunfos, entregará definitivamente su bastón,
    esta vez en el silencio que acompaña a todo lo grande y dejando aquella
    conocida carta: ”la protección que ha prestado al Ejército de los Andes
    su Patrona y Generala la Virgen del Carmen son demasiado visibles…”
    Ambas reliquias, el bastón y la carta, se conservan hoy en el Camarín de
    la Virgen, como mudos testigos de la parte que Ella tuvo en la grandeza
    de alma de nuestro Libertador. Siendo Generala del Ejército Argentino,
    junto a la banda, acompaña a la imagen nuestra bandera. Como así también
    las banderas de Perú y Chile, al ser esta advocación Patrona de los 2
    países vecinos.

  • Rexjhs dice:

    La Virgen de la Pastora en Cantillana, Sevilla, España