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Juan Pablo II sobre la Preciosa Sangre de Jesús

«Hemos llegado al último Domingo de junio, mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, mientras que en julio la Iglesia expresa con particular intensidad la devoción a la Preciosísima Sangre de Cristo. Con estas celebraciones espirituales, la tradición invita a fijar la mirada de la fe en el misterio del Amor de Dios, que se ha revelado en la Encarnación del Hijo. A los hombres y a las mujeres de hoy, que, sumergidos en un mundo secularizado, corren el riesgo de perder el centro de gravedad de su propia existencia, Cristo les ofrece su Corazón humano y divino, fuente de reconciliación y principio de vida nueva en el Espíritu Santo…»

Las figuras del Antiguo Testamento referidas a la sangre y a su valor salvífico se han realizado de modo perfecto en Cristo, sobre todo en su Pascua de Muerte y Resurrección. Por esto el misterio de la Sangre de Cristo ocupa un puesto central en la fe y en la salvación. Con el misterio de la Preciosísima Sangre de Cristo se relacionan o remiten al mismo:

-El acontecimiento de la Encarnación del Verbo (cfr. Jn 1,14) y el rito de incorporación del recién nacido Jesús al pueblo de la Antigua Alianza, mediante su Circuncisión (cfr. Lc 2,21);

-La figura bíblica del Cordero, con una multitud de aspectos e implicaciones: «Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29.36); en la que confluye la imagen del «Siervo sufriente» de Isaías 53, que carga sobre Sí los sufrimientos y el pecado de la humanidad (cfr. Is 53,4-5); «Cordero pascual» (cfr. Ex 12,1; Jn 12,36), símbolo de la redención de Israel (cfr. Hech 8,31-35; 1 Cor 5,7; 1 Pe 1,18-20);

-El «Cáliz de la Pasión», del que habla Jesús, aludiendo a su inminente muerte redentora, cuando pregunta a los hijos de Zebedeo: «¿Podéis beber el cáliz que Yo voy a beber?» (Mt 20,22; cfr. Mc 10,38) y el Cáliz de la Agonía del huerto de los olivos (cfr. Lc 22,42-43), acompañado del sudor de Sangre (cfr. Lc 22,44);

-El Cáliz Eucarístico, que en el signo del vino contiene la Sangre de la Alianza nueva y eterna, derramada por la remisión de los pecados, y es memorial de la Pascua del Señor (cfr. 1 Cor 11,25) y bebida de salvación, conforme a las palabras del Maestro: «el que come Mi Carne y bebe Mi Sangre tiene vida eterna y Yo le resucitaré en el último día» (Jn 6,54);

-El acontecimiento de la muerte, porque mediante la Sangre derramada en la Cruz, Cristo puso paz entre el Cielo y la tierra (cfr. Col 1,20);

-El golpe de la lanza que atravesó el Cuerpo de Cristo, de cuyo Costado abierto brotaron Sangre y Agua (cfr. Jn 19,34), testimonio de la Redención realizada, signo de la vida sacramental de la Iglesia –Agua y Sangre, Bautismo y Eucaristía-, símbolo de la Iglesia nacida de Cristo dormido en la Cruz.

Con el misterio de la Preciosísima Sangre de Cristo se relacionan, de modo particular, los títulos de Redentor, porque Cristo con su Sangre inocente y preciosa nos ha rescatado de la antigua esclavitud (cfr. 1 Pe 1,19) y nos «limpia de todo pecado» (1 Jn 1,7); de sumo Sacerdote de los «bienes futuros», porque Cristo «no con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su propia Sangre entró una vez para siempre en el santuario, obteniéndonos la redención eterna» (Heb 9,11-12); de Testigo fiel (cfr. Ap 1,5) que hace justicia a la sangre de los mártires (cfr. Ap 6,10), que «fueron inmolados por la Palabra de Dios y por el testimonio que dieron de la misma» (Ap 6,9); de Rey, el cual, Dios, «reina desde el madero», adornado con la púrpura de su propia Sangre; de Esposo y Cordero de Dios, en cuya Sangre han lavado sus vestiduras los miembros de la comunidad eclesial –la Esposa–(cfr. Ap 7,14; Ef 5,25-27).

La extraordinaria importancia de la Sangre de Cristo ha hecho que su memoria tenga un lugar central y esencial en la celebración del misterio del culto: ante todo en el centro mismo de la Asamblea Eucarística, en la que la Iglesia eleva a Dios Padre, en acción de gracias, el «cáliz de la bendición» (1 Cor 10,16) y lo ofrece a los fieles como Sacramento de verdadera y real «comunión con la Sangre de Cristo» (1 Cor 10,16), y también en el curso del Año Litúrgico.

La Iglesia conmemora el misterio de la Preciosísima Sangre de Cristo, no sólo en la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Señor, sino también en otras muchas celebraciones, de manera que la memoria cultual de la Sangre que nos ha rescatado (cfr. 1 Pe 1,18) está presente durante todo el Año. En el Triduo Pascual, el valor y la eficacia redentora de la Sangre de Cristo son objeto de memoria y adoración constante. En el Viernes Santo, durante la adoración de la Cruz, y en el día de Pascua. La fiesta de la Preciosísima Sangre de Cristo se celebra el 1 de Julio.

La veneración de la Sangre de Cristo ha pasado del culto litúrgico a la piedad popular, en la que tiene un amplio espacio y numerosas expresiones. Entre éstas hay que recordar:

-La Corona de la Preciosísima Sangre de Cristo, en la que con lecturas bíblicas y oraciones son objeto de meditación piadosa «Siete efusiones de Sangre» de Cristo, explícita o implícitamente recordadas en los Evangelios: la Sangre derramada en la Circuncisión, en el Huerto de los Olivos, en la Flagelación, en la Coronación de espinas, en la subida al Monte Calvario, en la Crucifixión, en el golpe de la lanza;

-Las Letanías de la Sangre de Cristo: el formulario actual, aprobado por el Papa Juan XXIII el 24 de Febrero de 1960, se despliega desde un argumento en el que la línea histórico-salvífica es claramente visible y las referencias a pasajes bíblicos son numerosas;

-La Hora de adoración a la Preciosísima Sangre de Cristo, que adquiere una gran variedad de formas, pero con un único objetivo: la alabanza y la adoración de la Sangre de Cristo presente en la Eucaristía, el agradecimiento por los dones de la Redención, la intercesión para alcanzar misericordia y perdón, la ofrenda de la Sangre Preciosa por el bien de la Iglesia;

-El Vía Sanguinis: un ejercicio de piedad reciente que, por motivos antropológicos y culturales, ha tenido su origen en África, donde hoy está particularmente extendido entre las comunidades cristianas. En el Vía Sanguinis los fieles, avanzando de un lugar a otro como en el Vía Crucis, reviven los diversos momentos en los que el Señor Jesús derramó su Sangre por nuestra salvación.

(Juan Pablo II . Ángelus. Domingo 28 de junio de 1998)

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00 Todas las Advocaciones 06 Junio ADVOCACIONES Y APARICIONES Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA

Principales Milagros Eucarísticos en Naju, Corea del Sur

Siendo la Eucaristía el vínculo más fuerte que realiza la unión entre todos los cristianos en si y de ellos con DIOS, de una manera maravillosa e incontrovertible, el CREADOR viene a demostrar al mundo a través de la vidente Julia Kim, que en la Santa Misa, en el momento de la Consagración, ocurre de verdad el fenómeno sobrenatural de la «Transubstansiación».

¡No puedes ganar la victoria sin pasar por la cruz. Debes entender el fascinante misterio de la Santa Eucaristía por la cual Dios viene del Cielo por medio de los sacerdotes para estar contigo. Por lo tanto, has frecuentes confesiones para que recibas al Señor dignamente; abre tu corazón totalmente, consérvalo limpio y ordenado, ámense los unos a los otros para que sean un palacio y un tabernáculo donde el Señor pueda morar. Entonces, el Señor vivirá en ti, aunque eres indigna, y encenderá Fuego en ti! (el 21 de abril de 1991, cuando Julia vio una visión del gran castigo del mundo y del triunfo de la Madre Santísima).

¡La Santa Eucaristía es el centro de todos los eventos sobrenaturales, pero está siendo pisoteada por tantos hijos por medio de sacrilegios, insultos y humillaciones. Por lo tanto, mis mensajes de amor deben ser difundidos por todo el mundo con más vigor para que el tiempo del Señor, quien está presente en la Eucaristía, y el del Nuevo Pentecostés, puedan ser adelantados!. (el 24 de noviembre de 1994, cuando la Santa Hostia descendió milagrosamente en la Capilla en Naju dos veces durante la visita de Nuncio apostólico).

¡Enseña la importancia de la Misa, la importancia del Sacramento de la Confesión y el Misterio de la Santa Eucaristía a todos los hijos en el mundo que no los conocen y, por lo tanto, continúa perpetuamente el don de los Misterios Pascuales de la Última Cena y la Resurrección. El cambio visible de la Eucaristía hoy fue para mostrar que Jesús vino a ustedes por medio del Sacrificio de la Santa Eucaristía, la cual es una repetición del Sacrificio completado en el Calvario, Gólgota, para lavar los pecados del mundo con Su Preciosa Sangre!. (el 31 de octubre de 1995, cuando la especie Eucarística del pan y vino milagrosamente se convirtió en la carne y sangre en la forma de un corazón pequeño en la lengua de Julia Kim ante la presencia de Papa Juan Pablo II durante una misa celebrada en su Capilla privada en el Vaticano).

 

SÉPTIMO MILAGRO EUCARÍSITICO

Pasó en una tal circunstancia, que la Iglesia Católica en el mundo entero se dio cuenta del hecho. Estaba presente el Nuncio Apostólico de la Santa Sede en Corea. El Arzobispo del Vaticano informó al Director espiritual de la vidente Fray Raymond Spies y las otras autoridades presentes, que no estaba allí en la Capilla como un simple peregrino, vino como representante oficial, en la Celebración Eucarística del 24 de noviembre de 1994, conmemorativa del 2º Aniversario del derramamiento de aceite perfumado por la imagen de NUESTRA SEÑORA.

Primero NUESTRA SEÑORA dijo que Julia fuese a recibir la bendición del Arzobispo y del Fray Spies. Después ELLA le envió el Arcángel San Miguel que le dio una Hostia Consagrada, para ella conducirla a los dos prelados.

La Hostia que el Arcángel trajo era del tamaño grande, similar aquéllas que los sacerdotes usan en las celebraciones de las Misas. San Miguel no era visible a las personas en la Capilla, sólo era visto por la vidente que acompañó todos sus movimientos. Sin embargo, las personas pudieron ver la Sagrada Partícula aparecer de súbito entre los dedos de Julia.

En la Hostia estaba grabada la imagen de una Cruz entre dos letras: (Alfa) y (Omega), de la misma manera como aparecieron en una foto de otro milagro proporcionado por NUESTRA SEÑORA el 27 de junio de 1993. La Partícula traída por San Miguel ya estaba rota en dos partes cuando Julia la recibió, por ese motivo ella quedó con una parte en la mano derecha y otra en la mano izquierda. De modo inesperado, por fuerza de una poderosa luz venida de arriba, Julia cayó, pero mantuvo los dos pedazos de la Sagrada Hostia en las manos.

En seguida, se levantó cuidadosamente y dio los dos pedazos al Nuncio y a Fray Spies. Los prelados tomaron comunión con uno de los pedazos y el otro, fue distribuido en porciones pequeñas en orden de dar Comunión a las personas que estaban en la Capilla, totalmente perplejas, en completo asombro y temor, delante la grandeza de los eventos.

Aunque fuese la mitad de una Hostia grande, toda la gente en la Capilla, cerca de 70 personas, recibieron la Comunión. Admirados, muchos testificaron que simplemente era una experiencia que desafiaba la comprensión humana, y también eso, hizo recordarles el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes. (Mateo 14,13-21).

En el momento en que Julia recibió el pedazo pequeño de la Sagrada Comunión en la lengua, sorprendentemente la Partícula creció alcanzando el tamaño de una Hostia pequeña absolutamente normal. El Nuncio Apostólico al presenciar el fenómeno, respetuosamente quitó la Hostia de la boca de Julia y mostró a las personas. Después con Fray Spies, la puso en la Custodia, guardándolo cuidadosamente afín de testificar esa notable manifestación.

NUESTRA SEÑORA habló a la Vidente, que aquella Hostia grande que el Arcángel trajo, debería ser consumida por un sacerdote, pero San Miguel no lo permitió porque él estaba en estado de pecado y JESUS no podría vivir en él. Esta realidad hace presente una conclusión muy importante: durante la Comunión en las Santas Misas, las personas que están en pecado e insisten en recibir la Hostia Sagrada, ellos no reciben al SEÑOR de verdad porque DIOS solo habita en los corazones limpios y puros. Así ellos reciben «trigo y agua y la propia condenación.»

NUESTRA SEÑORA preguntó a Julia, se ella deseaba recibir la Sagrada Comunión una segunda vez. En esta oportunidad el Arcángel trajo una Hostia más pequeña, igual a aquéllas que los fieles reciben en las Misas, y dio la comunión a vidente.

Cuando ella recibió la Partícula Sagrada en su lengua, en lugar de la Partícula quedarse en la posición horizontal, asumió la posición vertical, como si quisiera estar en pie. El Arzobispo al ver la Partícula aparecer de súbito en la boca de la vidente y observándola en la posición vertical, la quitó inmediatamente y mostró a las personas que no salían de la Capilla. Se hicieron muchas fotos para registrar el sorprendente evento. A continuación, el Arzobispo dio la Hostia a Fray Spies que lo puso en la misma Custodia donde estaba la otra.

Después de todos estos acontecimientos el Nuncio Apostólico quedó lleno de asombro y tan entusiasmado, que no consiguió dormir durante tres noches seguidas, pensando en aquellos extraordinarios hechos sobrenaturales.

 

8º, 9º Y 10º MILAGROS

Ocurrieron en Naju, el 30 de junio, 1º y el 2 de julio de 1995, con miles de peregrinos que llenaban la Iglesia Parroquial en la conmemoración del 10º Cumpleaños del derramamiento de lágrimas por la imagen de NUESTRA SEÑORA.

La Santa Misa fue por la noche del 30 de junio y concelebrada por ocho sacerdotes. La vidente se sentó en el fondo de la Iglesia y fue la última a tomar comunión. En el momento sagrado de la comunión, de repente, las personas que estaban cerca de Julia pudieron observar el instante en que la Sagrada Hostia en su lengua se transformó en Cuerpo y Sangre del SEÑOR JESÚS.

Asustados y repletos de emoción, muchas personas lloraron delante de la realidad, bien a la vista de todos, que pudieron contemplar el Cuerpo Vivo del propio DIOS. Los sacerdotes y las personas que estaban en las proximidades testificaron el notable fenómeno.

Terminada la Santa Misa, los peregrinos acompañaron la vidente hasta la Capilla, donde se encontraba la imagen de NUESTRA SEÑORA, para el servicio nocturno de oración en continuidad las conmemoraciones.

En el medio de la oración Julia sintió dolores terribles en el área del abdomen, en reparación de los abortos que asesinan tantos inocentes. Entonces sucedió una escena impresionante que retrataba fielmente la resistencia desesperada del niño que no deseaba salir del útero de su madre que quería abortarlo, y por medio de la boca de la vidente, manifestaba todo su pavor y su miedo por la muerte que se acercaba, y gritaba: » No mamá, no mi madre, no me mate». En el silencio de la Capilla, donde sólo se oyeron los gritos dolorosos de la Vidente, Fray Francis Su, de Malasia, invitó a todos quedarse en las rodillas y orar a la conversión de las personas que son responsables por la cruel muerte de los bebés. Con emoción y llorando las personas oraron con gran fe y en agradecimiento a DIOS por aquella experiencia mística maravillosa.

Eran 3 horas y 45 minutos del 1º de julio y toda la asamblea en silencio escuchaban el relato traducido al inglés, de los últimos mensajes de nuestra MADRE BENDITA. Aconteció que mientras hacían la lectura de los mensajes que ella mismo había recibido de la VIRGEN, vio la imagen de JESÚS Crucificado que estaba en la pared, arriba donde estaba la imagen de la VIRGEN MARIA y el SEÑOR con el rostro repleto de sufrimiento, dejaba el sangre salir en cantidad de siete heridas más grandes hechas por los clavos de hierro en los pies y en las manos, por la lanza del soldado romano que clavó en el costado derecho de JESÚS, por la apertura del Corazón traspasado y por la herida en la cabeza causada por la Corona de Espinos. De las siete heridas, salieron el precioso sangre que luego se transformó en círculos blancos, o sea, en admirables Hostias Sagradas.

Algunas personas en la Capilla dijeron que vieron una luz brillante, como si fuese un rayo rápido que salió del crucifijo. Otras personas oyeron un ruido similar a la caída de granizo. Hostias Sagradas salieron de las heridas de JESÚS y empezaron a caer. Fue en este justo momento que Julia se apresuró y estiró las manos con determinación a cogerlas y no permitir que ellas cayesen en la tierra. Pero las Hostias graciosamente evitaron las manos de la vidente y se acomodaron en el altar, a los pies de la imagen de la VIRGEN MARIA, en la presencia de la asamblea sorprendida, que pudieron verlas en el Altar. En el momento en que las siete partículas alcanzaron el altar, fue el instante en que algunas personas oyeron el ruido como si fuera de una granizada.

Ellos también recordaron la demanda de la MADRE BENDITA en 24 noviembre de 1994, haciendo la recomendación a preparar un tabernáculo en la Capilla, al lado de SU imagen. Por supuesto queda bien claro, que esas siete Hostias que llegaron, debían estar destinadas a quedarse allí dentro en un Custodia.

Este milagro fue llevado al conocimiento del Arzobispo local en el mismo día. Sin embargo, él instruyó a Julia y a los otros, a consumir de pronto las Sagradas Partículas y no dejarlas guardadas en el Tabernáculo. En obediencia ellos seleccionaron siete personas para recibirlas: dos sacerdotes y cinco legos, entre ellos estaba la vidente.

En el día siguiente, 2 de julio, los escogidos tomaron comunión. Así que ella recibió el Sagrado Sacramento el milagro se repitió, la Hostia se transformó en Cuerpo cubierto con Sangre, en su lengua. De hecho nadie esperaba otro milagro puesto que se recordaban que en menos de las últimas 48 horas, había se pasado un evento en la Iglesia Parroquial. Pero de esa manera, se entendió que nuestra SAGRADA MADRE estaba tan ansiosa para restaurar una fervorosa devoción a la Eucaristía que envió otra señal sorprendente.

El fenómeno pasó así: La Capilla, estaba repleta de personas con mucha fe, que oraban y se quedaban ansiosas en la expectativa de que algún nuevo hecho pudiera se pasar, al mismo tiempo en que sensibilizadas, estaban agradeciendo al SEÑOR DIOS por toda la enseñanza y demostraciones de amor. Julia fue instruida por el celebrante de la Santa Misa, que por orden del Arzobispo de la Archidiócesis, si ocurriese el Milagro de nuevo, ella debía ingerir inmediatamente la Hostia transformada en Cuerpo y Sangre Vivo del SEÑOR.

Delante del milagro impresionante que se repitió luego enseguida, delante la alegría y conmoción de todos, Fray Su y Fray Marcial que estaban atentos a los eventos, invitaron a las personas a orar delante DIOS y fervorosamente suplicar la misericordia Divina debido al muchos pecados del mundo. Y todos en una postura de adoración admirable, oraron y glorificaron al PADRE ETERNO por aquella señal magnífica y sin igual, mientras Julia se quedaba con la boca abierta para mostrar al SEÑOR, que se filmó y fue fotografiado por las personas. Y para que esto no dejase ninguna duda, los dos sacerdotes mojaron sus dedos en la preciosa sangre bajo la lengua de la vidente y mostraron a todas las personas en la Capilla. Era más una prueba incuestionable y definitiva del fenómeno que había ocurrido.

Después, ellos secaron los dedos en un «Corpóreo», (pequeño tejido de lino blanco rectangular) no sólo una vez, sino varias veces, hasta que esa tela se quedó sensiblemente marcada por la Sangre de JESÚS. Se guardó celosamente como más un testimonio de esas notables manifestaciones sobrenaturales. Hasta hoy el Corpóreo es conservado en Naju. Fray Marcial, con el mismo dedo que colocó en la Sagrada Sangre del SEÑOR, hizo un señal de la cruz en el rostro de un bebé de seis meses que tenía epilepsia y estaba condenado a la muerte. El bebé se quedó completamente curado desde esa misma noche.

 

12º MILAGRO EUCARÍSTICO

Ocurrió en el Vaticano en el 31 de octubre de 1995. Julia en compañía de Monseñor Nam Ik Paik, de su marido Julio, de Rose la hija y Raphael un seminarista, participaron de una Santa Misa privada celebrada por el Papa Juan Pablo II. También estaban presentes varias autoridades y personas de la Francia que fueron invitadas.

Durante la Santa Misa, la vidente y sus compañeros fueron autorizados a cantar himnos en coreano. En el momento de la comunión cuando el Santo Padre dio la Sagrada Hostia a Julia, otro Milagro ocurrió, la Partícula Consagrada en la lengua de la vidente se transformó en Cuerpo y Sangre del SEÑOR.

Este milagro fue acompañado minuciosamente por Monseñor Paik que estaba al lado de la Vidente. Él testificó que la Partícula en la lengua de Julia cuando cambió en Cuerpo cubierto con la Sangre, quedó un poco más grande y tomó la forma de un corazón. Este fenómeno fue igual al que ocurrió en el 11º Milagro Eucarístico en Naju, según la palabra del Monseñor, ocurrido en el 22 de septiembre de 1995, durante una Santa Misa celebrada en una montaña próxima a la ciudad por el Obispo Dom Roman Danylak de Toronto, Canadá y concelebrada por dos otros sacerdotes. Terminada la Santa Misa, inmediatamente Su Santidad se acercó de la vidente y testificó el milagro. Él le dio la bendición papal y un Santo Rosario de presente.

 

13º MILAGRO EUCARÍSTICO

Ocurrió en la Capilla de Naju, en el día de la conmemoración del 11º Aniversario del derramamiento de lágrimas por la imagen de NUESTRA SEÑORA. Los peregrinos de muchos países que comparecieron a la oración nocturna en honor de la MADRE SANTÍSIMA, abarrotaban el salón. Cerca de las 3 horas de la madrugada del 1º de julio de 1996, Julia vio la Preciosa Sangre fluir de las siete Llagas de JESUS en el Crucifijo atado en la pared, como en el año anterior.

La Sangre de pronto se transformó en blancas y puras Hostias Sagradas rodeadas por una luz brillante muy densa. La luz se hizo más fuerte y empezó a brillar en todos aquéllos que estaban presentes en la Capilla, así como en las personas que estaban en el lado externo. Entonces una luz muy poderosa radió del Crucifijo y focalizó a la vidente que dio un grito fuerte y cayó (al piso) debido a extremos dolores en siete lugares de su cuerpo: en la cabeza, en el corazón, en ambas las manos, en los pies y en el lado. Los mismos lugares de las heridas más significativas de JESÚS. Todavía ella estaba con la boca abierta después de los gritos de dolor, y entonces, fue cuando las Sagradas Hostias se soltaron del Crucifijo y entraran suave y de manera muy delicada en su boca. Fray Francis Su, dos otros sacerdotes y las personas que se encontraban cerca de la vidente, pudieron apreciar las Partículas Sagradas quedar acomodadas en la boca de Julia Kim.

Después de las 12 horas y 30 minutos del 1º de julio de 1996, de nuevo tuvo dolores fuertes de la crucifixión y empezó sangrar en los orificios de los clavos en las palmas de las dos manos. Fray Raymond Spies, Fray Francis y algunas personas testificaron el evento.

Aproximadamente a las 13 horas del día siguiente, el 2 de julio de 1996, Fray Spies, la Vidente y otras personas, oraban delante la imagen de nuestra SAGRADA MADRE en la Capilla, cuando de repente, Julia gritó muy fuerte y dejó caerse a tierra. Había recibido simplemente una poderosa luz del Crucifijo y había sufrido los mismos dolores de la crucifixión en siete partes de su cuerpo, como en el día anterior, sangrando en las palmas de las dos manos. Colocó guantes para esconder las heridas y la hemorragia, pero los guantes quedaron húmedos con la sangre.

Por recomendación de su director espiritual, a las 16 horas de este mismo día, Julia visitó dos hospitales en Kwangju para mostrar las heridas en las palmas de las manos. Los doctores examinaron las heridas y la hemorragia y emitieron declaraciones por escrito, diciendo que eso tenía origen desconocido y que no podían ser explicadas como cualquier causa natural. En el mismo día, más tarde, el flujo de sangre se detuvo y las heridas de las manos desaparecieron.

 

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00 Todas las Advocaciones 06 Junio ADVOCACIONES Y APARICIONES Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA

Cronología de Eventos en Naju, Corea Del Sur

Esta es una cronologia de los hechos mas destacados en las apariciones de Naju a Julia Kim desde 1980, año de su conversión al catolicismo, hasta el año 2001.

1980 Julia Kim y su familia se convierten al Catolicismo.
(Ellos eran Presbiterianos) Julia estuvo sanada milagrosamente de una enfermedad terminal.

1981 (Domingo de Pascua) Julia y su familia son bautizados en la Iglesia de la Parroquía de Naju.

1982 Julia tiene una visión de Jesús con su Sagrado Corazón espinado y sangrando. Ella pide sufrir por la conversión de los pecadores. Inicia una vida de sufrimientos para ella.

1985 (30 de Junio) La estatua de Nuestra Señora en la casa de Julia comienza a llorar. Intermitentemente, Nuestra Señora llora a través de su estatua por un total de 700 dias hasta 14 de enero de 1992.

1985 (18 de Julio) Julia recibe mensajes de Nuestra Señora por primera vez.

1985 (19 de octubre) Nuestra Señora llora lágrimas de sangre a través de su estatua por primera vez.

1987 (14 de enero) El padre Raymond Spies, un misionero Salesiano de Bélgica, se vuelve el director espiritual de Julia.

1987 (21 de Abril) Julia sufre los dolores de la cruxifixión.

1987 (12 de mayo) Julia sufre los dolores de los bebés no nacidos que están siendo abortados.

1987 (2 de diciembre) El pade Rene Laurentin visita Naju. Además, la estatua de Nuestra Señora es llevada del departamento de Julia a la Capilla recién construida.

1988 (1 de enero) Nuestra Señora escurre sangre de su nariz.

1988 (4 de febrero) Julia sufre los dolores de la Crucifixión. Ella recibe los estigmas.

1988 (5 de Junio) Ocurre el primer milagro Eucarístico a Julia en la Iglesia de la Parroquía de Naju.

1988 (29 de Julio) Julia sufre los dolores de parto y aborto.

1989 (29 de enero) Julia sufre los dolores de la Crusifixión y el martirio de San Andrea Kim. Ella recibe los estigmas.

1989 (25 de marzo) Julia habla en la Conferencia Mariana en Pittsburg, Pennsylvania.

1990 (13 de enero) El Obispo Daniel Chi de la Diócesis de Wonju en Corea visita Naju. El permanece en Naju por diez dias y es testigo de las lágrimas de sangre fluyendo de la estatua de Nuestra Señora.

1990 (26 de septiembre) Monseñor Matthias Perez Merino, un teólogo del Vaticano, visita Naju. El declara que Naju es la síntesis de todos los mensajes Marianos.

1991 (16 de mayo) Ocurre el segundo milagro Eucarístico a Julia en la Iglesia de la Parroquía de Naju. Treinta y tres pergrinos de Filipinas presenscian el milagro.

1992 (14 de enero) Terminan las lágrimas y las lágrimas de sangre de Nuestra Señora a través de su estatua.

1992 (mayo) Julia, Julio(el esposo de Julia) y otros peregrinos de Filipinas y Corea visitan Tierra Santa, la Capilla de la Medalla Milagrosa en Paris y el Santuario en Lourdes, Francia.

1992 (2 de junio) El tercer milagro Eucarístico a Julia ocurre en la Iglesia de San Francisco en Lanciano, Italia. El cuarto milagro Eucarístico ocurre en Roma.

1992 (3 de junio) Julia visita al Santo Padre.

1992 (24 de noviembre) Empieza a fluir aceite fragante de la estatua de Nuestra Señora en Naju. Continua por los siguientes 700 dias consecutivos hasta 23 de octubre de 1994.

1994 (24 de septiemre) El quinto milagro Eucarístico a Julia ocurre en al Iglesia de la Parroquía de Naju durante una misa celebrada por el padre Jerry Orbus de Filipinas.

1994 (23 de octubre) Deja de fluir aceite fragante de la estatua de Nuestra Señora en Naju.

1994 (2 de novimbre) Ocurre el sexto milagro Eucarístico a Julia en la Iglesia de San Antonio en Kailu, Hawaí.

1994 (24 de noviembre) El septimo milagro Eucarístico ocurre durante la visita del Pro Nuncio Apostólico a la Capilla en Naju. Una Hostia grande es traida por San Miguel Arcángel. Unos minutos después, una Hostia pequeña cae casi verticalmente en la lengua de Julia. La Hostia pequeña y un pedazo de la Hostia grande son preservadas en al Capilla del padre Spies.

1994 (diciembre) El Arzobispo Victorinus Ion de la Arquidiócesis de Gwangju, la cual cubre la Parroquía de Naju, organiza un comité para investigar Naju.

1995 (30 de Junio) El octavo milagro Eucaristíco ocurre en la Iglesia de la Parroquía de Naju. La Iglesia estaba repleta de peregrinos que vinieron por el décimo aniversario de la primeras lágrimas de la estatua de Nuestra Dama en Naju.

1995 (1 de julio) Siete Hostias Sagradas decendieron milagrosamente desde el Crucifijo en la Capilla y cayeron en el altar frente a la estatua de Nuestra Señora.

1995 (2 de julio) Las siete Hostias Sagradas son sonsumidas por los sacerdotes y cinco personas laicos en obedencia a la instrucción del Obispo local. La Hostia recibida por Julia se convirtió en carne y sangre visibles en su boca.

1995 (22 de septiembre) Otro milagro Eucarístico ocurrió a Julia durante una Misa celebrada por el Obispo Danylak de Toronto, Canada, y otros dos sacerdotes en una montaña cerca de Naju.

1995 (31 de octubre) Otro milagro Eucarístico ocurrió a Julia durante una Misa privada celebrada por el Santo Padre en Roma. El Santo Padre fue testigo del milagro después de terminada la Misa.

1996 (1 de julio) El 13o milagro Eucarístico ocurrió a Julia mientras oraba en ala Capilla de Naju llena de peregrinos. Las gotas de Preciosísima sangre de Jesús en el Crucifijo de la Capilla se convirtieron en Hostias Sagradas y entraron en la boca de Julia.

1996 (1 de julio) Julia recibe los estigmas en las manos mientras oraba en al Capilla de Naju acompañada del padre Spies, del padre Francis Su y de vairos laicos.

1996 (17 de septiembre) El 14o milagro Eucarístico a Julia ocurrió durante una Misa celebrade en la Catedral de la Ciudad de Sibu en Malasia. Lo atestiguaron el padre Francis Su, Su Excelencia Dominic Su, y otros sacerdotes y laicos presentes.

1997 (12 de junio) Una Hostia Sagrada descendió milagrosamente a los pies de la estatua de Nuestra Señora en la Capilla de Naju, frente a Su Excelencia el Obispo Paul Chang Yeol Kim, de la Diócesis de Jeju en Corea, y el padre Anthony Jung Yong Kim, de la Arquidiócesis de Gwangju.

1997 (13 de julio) Una Hostia descendió milagrosamente frente a un Monseñor de Roma mientras oraba frente a la estatua de Nuestra Señora en la Capilla de Naju.

1997 (27 de agosto) Mientras Julia, el padre Raymond Spies y otros peregrinos rezaban el rosario frente a la estatua de Nuestra Señora en la Capilla de Naju, una Hostia Sagrada descendió hasta el piso frente a ellos.

2001 (28 de febrero) Mientras rezaba el rosario, en la Capilla de Naju el miércoles de ceniza, Julia recibe de Nuestro Señor unos pedazos de Su manto rasgado y empapado en Su Sangre, que posteriormente se vuelven polvo.

 
 

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Apariciones y Visiones Catequesis sobre María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Foros de la Virgen María REFLEXIONES Y DOCTRINA

Al Final Mi Inmaculado Corazón Triunfará


corazonCuando hablamos de triunfo simultáneamente hablamos de batalla. Triunfar significa ganar una batalla.

La Virgen Santísima en esta gran batalla que libramos hoy, batalla a la que el Santo Padre Juan Pablo II, le llama la cultura de la muerte, que no solo incluye la destrucción de la vida humana, sino también la destrucción del alma, nos ofrece su Corazón como refugio seguro, pero a la vez, nos indica que en estos tiempos en particular, Dios ha querido que el triunfo sea adquirido por Ella: “dile a todo el mundo, que grandes gracias vienen a través del Corazón Inmaculado de María” y “que Dios ha confiado al Inmaculado Corazón, la paz y la conversión del mundo”.(Beata Jacinta).

Cuando Lucia, pregunta a Jesús, porque la conversión de Rusia será fruto de la Consagración de esta al Inmaculado Corazón, el Señor respondió: «Porque quiero que se vea claro que ese triunfo es del Inmaculado Corazón de María y así se extienda el culto y la devoción al Inmaculado Corazón junto a la devoción a Mi Sagrado Corazón».

La Virgen Santísima nos habla en Fátima de una batalla que se libra en estos tiempos que incluye la perdida generalizada de la fe, perdida de muchas almas, guerras, destrucción, pero después de todo la peor guerra es la de la perdida de la fe, pues el Señor nos dice: “no tengan miedo a los que matan el cuerpo, sino a los que matan el alma”.

La peor muerte es la del alma que pierde la fe, se aleja de Dios, de su amor y sus mandatos, se hunde en una vida de pecado, corriendo el riesgo de la condenación eterna, o sea de la muerte eterna.

 

¿Por qué la Santísima Virgen batalla contra el mal?

Desde el inicio de las Escrituras (Genesis 3) hasta el final (en Apocalipsis 12), se nos revela a la Santísima Virgen en enemistad y en batalla contra Satanás, sus secuaces y sus obras.

Genesís 3,15- “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza, mientras acechas tu su calcañar”. Apocalipsis 12: “un gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza…. Apareció otra señal: un dragón rojo….. quiere devorar a su Hijo en cuanto naciera…. Y la mujer huyo al desierto… El dragón persiguió a la mujer, pero se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para volar al desierto…. Entonces despechado contra la mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús”.

La Virgen Santísima juega un papel importantísimo en la batalla espiritual desde la rebelión de Lucifer. Cuando Dios creó a Lucifer (la estrella de la mañana- portador de luz) creó a una magnífica criatura que participaba de su libertad y poder. Cuando Lucifer y sus ángeles se rebelaron con un grito “no serviré”, fue precisamente por el anuncio del futuro evento de la Encarnación: Dios se haría hombre nacido de mujer por el poder del Espíritu Santo. Dios reveló su plan que salvaría al hombre del pecado. Los ángeles tendrían que servir al Dios hecho hombre, a su Madre y a todos los redimidos. Esto lo consideró una humillación y se rebeló junto con sus seguidores, fueron expulsados del cielo. Satanás se hizo desde ese momento portador de oscuridad, rebelión, mentira, orgullo y soberbia. Enemistado con Dios para siempre, enemistado con la mujer que traería al mundo al Dios hecho hombre y enemistado con todos los seguidores de Cristo de quienes Ella es Madre espiritual.

“En el designio salvifico, el misterio de la Encarnación constituye el cumplimiento sobreabundante de la promesa hecha por Dios a los hombres después del pecado original, después de aquel pecado cuyos efectos pesan sobre toda la historia del hombre en la tierra. Viene al mundo el Hijo, el “linaje de la mujer” que derrotará el mal del pecado desde su misma raíz. La victoria del Hijo de la mujer no sucederá sin una dura lucha, que penetrará toda la historia humana. “La enemistad” anunciada en el comienzo es confirmada en el Apocalipsis, libro de las realidades últimas de la Iglesia y del mundo. María, está situada en el centro mismo de aquella “enemistad” de aquella lucha que acompaña la historia de la humanidad en la tierra y la historia misma de la salvación… En esta historia María, sigue siendo una señal de esperanza futura» (S.S Juan Pablo i.e., a.m. #11) .

La Virgen Santísima es la respuesta de Dios a Lucifer. Ella es la nueva estrella de la mañana que nos trae la luz verdadera, la portadora de la salvación, de la Palabra encarnada, el Arca de la Alianza. La gran señal que apareció en el cielo vestida del sol: revestida de la luz de Cristo. Con la luna bajo sus pies (luna que simboliza el tiempo, bajo sus pies).

Ella tiene autoridad, ejerce dominio sobre el tiempo, es su patrona. Ella aunque vivió en el tiempo, es superior a las vicisitudes del tiempo y no es condicionada por el, o sea, tiene el poder dado por Dios, para aplastar las batallas que se dan en los tiempos específicos). Coronada: partícipe del poder real de su Hijo (Ella es reina de cielos y tierra). Con doce estrellas: simboliza el triunfo de la Iglesia en María.

La respuesta de María: «he aquí la esclava del Señor» respuesta perfecta al grito de Lucifer: «no serviré».

La respuesta de María a Isabel (alabanza, humildad, servicio y misericordia) oposición directa a Satanás que busca su gloria propia, su autonomía. Que es orgulloso, egoísta y lleno de odio y acusación.

Por la cooperación perfecta de María al plan salvífico de Dios desde la Anunciación hasta la Cruz, ella con su “fíat”, participa de ese “aplastar la cabeza de Satanás”. Y la descendencia de María, que es Cristo y el talón que son los hijos espirituales de María, aplastan la cabeza de la serpiente, o sea, la raíz del pecado: el orgullo.

La raíz de la batalla es el pecado. María, tiene poder sobre el demonio y vence su obra destructora, al Ella haber sido creada Inmaculada en virtud de la futura redención de su Hijo. Ella por ser Inmaculada, no tuvo nunca pecado original ni personal, o sea, Satanás nunca tuvo poder sobre ella, ni su mente, ni corazón, ni acciones. Es por eso, que nuestra Madre, nos llama con urgencia a la conversión auténtica, a la renuncia al pecado, indiferencia, incredulidad y rebeldía que hay en el hombre de hoy…. Ella siempre batalla como buena Madre en esta hora decisiva para la humanidad, hora en que se juega la salvación eterna de tantas y tantas almas, incluso de la nuestra.

¿No son todas las apariciones de la Virgen, intervenciones directa de Nuestra Madre, en un momento para prevenir y proteger a la Iglesia y a la humanidad de los peligros que la falta de conversión pueden ocasionar con consecuencias trágicas? ¿No son las apariciones de la Virgen, interferencias a las obras y trampas del demonio, renovando la fe y la oración? Ella siempre se coloca, como buena Madre en la defensa de sus hijos, entre el demonio y los hombres, para contrarrestar los efectos oscuros y pecaminosos de su acción diabólica.

Si en toda la historia de la Iglesia, hemos visto estas intervenciones evidentes e interferencias de la Santísima Virgen en defensa de sus hijos, batallando y triunfando contra el demonio, en estos últimos siglos, la hemos estado viendo intervenir como nunca antes. Esto se entiende a la luz de lo que dijo San Luís de Montfort: a medida que pase el tiempo la batalla se intensificará.

San Luís María Grignion de Montfort: “Dios ha hecho una enemistad irreconciliable que durará y crecerá hasta el fin del mundo y es entre María, su Santísima Madre y el demonio; entre los hijos y servidores de la Virgen, y los hijos y súbditos de Lucifer; de modo que el más terrible de los enemigos de Satán que Dios ha suscitado es María, su Santísima Madre, a la que dió, desde el mismo paraíso terrestre, aunque todavía no estuviese más que en su idea, tanto aborrecimiento a este enemigo de Dios, tanto arte para descubrir la malicia de esta antigua serpiente, tanta fuerza para vencer, abatir y aplastar a este orgulloso monstruo, que la teme más que a todos los ángeles y todos los hombres, y en cierto sentido más que al mismo Dios

 

El enemigo mas terrible que ha suscitado Dios contra Satanás es María. ¿y porqué?

1-Porque Satanás, que es tan orgulloso, sufre infinitamente mas al verse vencido y castigado por una sencilla y humilde esclava de Dios, y la humildad de la Virgen lo humilla mas que el poder divino.

2-Porque Dios ha concedido a María un poder grande contra los demonios. (lo vemos en exorcismos, en obras marianas). Este poder es por su inmaculada concepción y porque nunca pudo el demonio hacerla participar en el reino de la oscuridad a través del pecado.

3-Lo que Lucifer perdió por orgullo lo ganó María con su humildad. Lo que Eva perdió por la desobediencia, lo ganó María por su obediencia. Eva al obedecer a la serpiente, se hizo causa de perdición para sí y para todos sus hijos; María al permanecer siempre fiel a Dios, se convirtió en causa de salvación para sí y para todos sus hijos y servidores consagrándonos al Señor.

María descubrirá siempre la malicia de la infernal serpiente y sus tramas infernales, desvanecerá sus diabólicos consejos y librará a sus fieles servidores, hasta el fin de los tiempos, de sus crueles garras. El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá particularmente en los últimos tiempos en que Satanás pondrá acechanzas a su calcañar, es decir, a los humildes esclavos y a los pobres hijos que María suscitará para hacer guerra al infierno”. (Tratado de la verdadera devoción # 52 y 53)

 

¿Es necesario el triunfo del Inmaculado Corazón?

Satanás es el príncipe de este mundo, al ser un ángel poderoso, ha tenido poder sobre las sociedades, naciones y eventos. Ese poder fue roto por la muerte y resurrección de Nuestro Señor y esa salvación esta disponible a nosotros, la Iglesia. Tenemos la victoria, en Cristo, pero la batalla por acoger y vivir esta victoria continua en cada generación hasta el final de los tiempos. Es precisamente en esta batalla de la humanidad de hoy, de los hijos de Dios y de la Iglesia, contra Satanás y sus secuaces, que la Virgen Santísima viene en nuestro auxilio como capitana de las grandes batallas de Dios, para ayudarnos a alcanzar la victoria que en su corazón es plena y real.

Aparición en Fátima el 13 de Julio de 1917: “visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que les voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz….. habrán guerras, hambre y persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla vendré a pedir la Consagración de Rusia a mi Inmaculado CORAZÓN y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz, si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas….. De pronto el horizonte se presenta sombrío….y después surge un rayo brillante de luz y de esperanza: “Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará.“

En este mensaje de Fátima, nuestra Señora ha querido despertarnos la conciencia de que estamos en una batalla que envuelve naciones, sociedades y reinos, y cada individuo que en ellos reside. “No podemos negar la existencia de fuerzas en la sociedad que actúan con hostilidad hacia la Iglesia. Todas estas cosas manifiestan la obra sutil del príncipe de este mundo y del misterio de la iniquidad aún en nuestros días”. (Sínodo de obispos, 1985- Final Relatio #14)

La clave de la estrategia de Satanás en nuestros tiempos ha sido el ateísmo, la corrupción de la fe y la secularización total de la humanidad. Gradualmente, Rusia, como lo anunció la Virgen en Fátima, ha esparcido sus errores, no solo a nivel político, sino y más importante, esparciendo a nivel espiritual, su ateísmo, materialismo y secularismo humanista, reduciendo al hombre a la sola creencia en el mundo visible, y en desear ponerlo bajo su control sin necesidad de Dios. También, la Iglesia, la fe y las Escrituras han estado bajo ataque directo de una “religión conformada con el mundo” (no hablo de sus técnicas, sino de la doctrina) o “de imposturas religiosas”, “falsos conceptos de la religión”, “falsos conceptos de Iglesia”. “Muy frecuentemente los hombres engañados por el Maligno, se hicieron necios en sus razonamientos y trocaron la verdad de Dios por la mentira, sirviendo a la criatura en lugar del creador” (Lumen Gentium #16)

Podemos deducir con claridad que la batalla mayor de estos tiempos que encierra todas las que se libran hoy es: CRISIS DE FE. Tenemos una crisis de fe: porque no se cree en Dios, ni en su Palabra, una falta de obediencia a Dios que se ha revelado a sí mismo y que ha revelado también la Verdad. Falta de fe, que se traduce en una vida cuyo fin es terreno, no celestial; y también se niegan los valores sobrenaturales. En la Carta Apostólica de Su Santidad Juan Pablo II, Tertio Millennio Adveniente, leemos: “De hecho, no se puede negar que la vida espiritual atraviesa en muchos cristianos un momento de incertidumbre que afecta no solo la vida moral, sino incluso a la oración y a la misma rectitud teologal de la fe. Esta, ya probada por el careo con nuestro tiempo, está a veces desorientada por posturas teológicas erróneas, que se difunden también a causa de la crisís de obediencia al Magisterio de la Iglesia”.(# 36)

El Santo Padre nos está diciendo que nuestra fe está siendo probada en estos tiempos porque el error ha entrado en todas las áreas de nuestra vida: espiritual, moral y doctrinal. Debido a esta crisís de fe, las mentes se han oscurecido y las conciencias están desorientadas y confundidas. El pecado ya no se llama por su nombre, y es por esto que vemos tanto caos, orgullo intelectual, rebeldía, búsqueda de la verdad fuera de Dios y definiendo la verdad de acuerdo a la interpretación personal de cada uno y a las circunstancias. Hay también una fascinación por lo oculto y por el movimiento de la Nueva Era. Y toda esta confusión también podemos observarla, incluso, algunas veces en los círculos religiosos.

Es por esto que es necesario el triunfo de su Inmaculado Corazón, porque cuando la Iglesia libra una batalla como la de nuestros tiempos, la Madre viene en auxilio, a socorrernos y llevarnos al desierto (Apocalipsis 12: escondernos en su corazón, alimentándonos con su fe firme, su disposición a la Palabra, su obediencia a la revelación de Dios. Formándonos con su mediación maternal, con sus enseñanzas, sus direcciones y consejos. Y cuidándonos del maligno, defendiéndonos en esta guerra por nuestras almas, manteniéndonos cerca guardados en su corazón, donde el demonio no puede entrar, ni robarnos. “No tengas miedo, mi Inmaculado Corazón será tu refugio y tu camino seguro para llegar a Dios” (La Virgen a Lucía)

Es evidente, que en estos tiempos, y podría decir que de forma urgente, es necesaria una poderosa victoria de la Santísima Virgen sobre el mal: el triunfo del Inmaculado Corazón, triunfo de la gracia sobre el pecado, de la luz sobre las tinieblas, de la verdad sobre el error, de la santidad sobre la corrupción, de la paz sobre la guerra y la violencia.“Es necesario el triunfo del Inmaculado Corazón de María para salvar la humanidad, mostrando a Jesús, fruto bendito de su vientre” (S.S.Juan Pablo II: Ángelus, 8 de Julio de 1984).

S.S. Juan Pablo II cita al Cardenal August Hlond, que al morir dijo: “la victoria si llega llegará por medio de María”. Mientras entraba en los problemas de la Iglesia universal, al ser elegido Papa, llevaba en mí una convicción semejante: que también en esta dimensión universal, la victoria, si llega, será alcanzada por María. Cristo vencerá por medio de Ella, porque El quiere que las victorias de la Iglesia en el mundo contemporáneo y en el mundo futuro estén unidas a Ella” (Cruzando el Umbral de la Esperanza, página 236)

El triunfo del Inmaculado Corazón, es también el triunfo de la Iglesia. “Traerá la nueva primavera de la Iglesia» que el Santo Padre nos habla en Tertio Milenio Adveniente: «resurgir la fe, brillará la Iglesia, triunfará el Corazón de Cristo”.

 

¿En qué consiste este triunfo?

La reconquista espiritual de todo el mundo. O sea, que nuestros corazones regresen a su Hijo, que vuelvan a pertenecerle a El, y su Corazón Inmaculado es el camino seguro y, perfecto para llegar al Corazón de Cristo. Ella, como madre nuestra, quiere hacer todo lo posible, para regresarnos al camino de su Hijo, por llevarnos a Él, por revelarnos al único Salvador y Señor. Ella quiere enseñarnos el camino que hemos perdido: el amor, la fe, la conversión, la vida de los sacramentos, los valores morales, los valores familiares, la obediencia y fidelidad a Dios y a sus mandamientos.

”La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, para así poder devolverlos a Dios. Es por ello que debemos reconocerla por lo que ella es y someternos a ella y a su reinado, el cual es todo amor y ternura” (San Maximiliano Kolbe)

Siempre debemos pensar en el triunfo de la Santísima Virgen en término de destrucción del pecado, de sus estructuras y de las consecuencias del pecado. Precisamente se trata del triunfo del Corazón Inmaculado, porque la batalla se libra en el corazón de los hombres, que se han endurecido, se han alejado de Dios y han dado cabida a la oscuridad y al pecado, al mundo, la carne y el demonio. Ella, en cuyo Corazón se vive en plenitud el triunfo Redentor de Cristo, nos quiere hacer participes de esa victoria, manifestando a cada uno de nosotros y a las naciones todas, el triunfo de Su Corazón, el triunfo de la gracia sobre el pecado, del amor sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia, de la fe renovada por el Espíritu Santo sobre el ateísmo, de la amorosa devoción sobre la indiferencia y la frialdad, de la verdad de la revelación sobre la mentira, las herejías y falsa religión.

 

¿Cómo se dará este triunfo? ¿Cuáles son los medios?

“Las palabras de Fátima, con el fin del siglo, parecen acercarse a su cumplimiento” (JPII).

Este triunfo va abriéndose paso a través de diversos actos significativos y se realizará en la historia a través de nuestra respuesta a la obra de nuestra Madre en estos tiempos, a nuestra fiel obediencia a sus peticiones y direcciones. Además, se dará por el sacrificio de los apóstoles de los tiempos modernos (los hijos de María, los amantes y adoradores de la Eucaristía, los fieles al Papa), que siguiendo las huellas de los doce después de Pentecostés, con su mismo espíritu de entrega hasta el martirio por la fe, de sangre si tal fuere el designio de la misericordia de Dios, o por lo menos moral, se mantendrán firmes en su testimonio de oración, penitencia, amor, paz, fidelidad a la verdad en la difícil hora presente.

 

¿Cuando y de qué manera?

Quizás esto pertenece a la tercera parte del secreto, que a su tiempo se patentizará mejor. No sabemos exactamente el como ni el cuando, pero sabemos los medios que la Santísima Virgen nos esta dando para que promovamos y aceleremos este triunfo. En el mismo mensaje de Julio 13, Ella nos lo dice: “para impedirla (batalla espiritual y crisís de fe) vendré a pedir la Consagración de Rusia a mi Inmaculado CORAZÓN y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá una era de paz”

1- Consagración y Reparación.

Consagración que es entregarnos, confiarnos al Corazón de Nuestra Madre. Dejarnos formar, moldear, guiar y enseñar por Ella. Es llenarnos de sus disposiciones interiores y participar de sus gracias. Es guardarnos dentro de Ella, para ser protegidos en esta ardua lucha que libramos contra las fuerzas del mal.

Es pertenecerle a Nuestra Santísima Madre, es ser reclamados como cosa y posesión suya, lo cual debilita el poder de Satanás sobre nosotros que quiere perdernos, alejarnos de Dios y condenarnos.

Sabemos que las almas que se entregan a Ella completamente y sin reservas llegan a comprender mucho mejor quien es el Señor Jesús y los misterios de Dios. La Madre de Dios no puede llevarnos a ningún lugar excepto a Nuestro Señor, a Su Iglesia y a Su Magisterio. Los apóstoles de estos tiempos, se forman en el Inmaculado Corazón, igual que después de la resurrección, durante esa persecución, los apóstoles estaban con María Santísima.

Ponernos el servicio de Ella: «Deseamos ser perfectos instrumentos de la Inmaculada y ser totalmente guiados por Ella, en perfecta obediencia»(San Maximiliano Kolbe).

Es importante, mas que nunca, darla a conocer y hacer que muchos la amen y se consagren a Ella. “Jesús quiere utilizarte para darme a conocer y hacerme amar” (La Virgen Santísima a Lucía)

La Consagración no es simplemente una oración o un acto de devoción, es un compromiso, un estilo de vida, de obediencia, humildad, servicio incondicional, apertura a los demás, capacidad de silencio, purificación, etc.

Todo acto de consagración, atrae y actualiza el triunfo del Inmaculado Corazón. El acto de Consagración del mundo según JUAN PABLO II, se ordena al triunfo final del Corazón Inmaculado, profetizado en Fátima. Porque cuando nos consagramos la aceptamos como Madre, Maestra y Reina, y la invitamos a ejercer toda su misión espiritual en nosotros. Podríamos deducir que el triunfo del Inmaculado Corazón se ha ido tejiendo poco a poco con una serie de eventos cruciales para la vida de la Iglesia de este siglo: apariciones, movimientos marianos, consagraciones, JUAN PABLO II y la Consagración de 1984, la caída de las estructuras políticas marxistas que impedían la libertad de fe y religión, el Año Mariano, la beatificación de los niños de Fátima, la renovación de consagración del mundo y la Iglesia en Octubre del 2000.

De manera a veces, extraordinaria, pero generalmente de formas mas sutiles, estamos viendo la intervención clara y directa de Nuestra Madre renovando la fe enfriada y confundida, llamándonos a la vida de oración, penitencia, amor y adoración a la Eucaristía, Reparación, sacramentos, rezo del Santo Rosario y fidelidad a la fe de la Iglesia.

Junto con la consagración, la reparación. El 10 de Diciembre de 1925, se le apareció a Sor Lucía, la Santísima Virgen con el niño Jesús. Le dijo el niño: “ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas, que los hombres ingratos le clavan sin cesar; sin que haya nadie que haga un acto de reparación para arrancárselas.”

Inmediatamente dijo la Santísima Virgen: «Mira hija mía, mi corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú al menos procura consolarme».

Elementos de la Comunión Reparadora de los primeros sábados:
1- Rezo del Santo Rosario meditado (adentrarnos en los misterios de Nuestra Redención)

2-Sacramento de la Reconciliación y examen de conciencia (estrategia de conversión y arrepentimiento)

3-Recibir la comunión en reparación por nuestros pecados y los pecados del mundo y las ofensas a su Corazón Inmaculado.

4-Adoración al Santísimo Sacramento (estar ante la presencia de Cristo para adorarle, amar, creer, por los que no lo adoran, aman, y creen). La reparación atrae misericordia.

 

2. El Santo Rosario

En cada una de las apariciones de Fátima, Ella pide “recen el rosario”, ¿por qué? Arma poderosa contra la crisís de fe. “Es la fe contenida en una mano”. Todos los misterios principales de nuestra salvación y Redención están contenidos en los misterios del rosario (Profundizar la fe en espíritu de oración).

Grandes Batallas se han vencido con el Rosario: Santo Domingo, Lepanto (octubre 7, 1571); Brasil (1964); El Papa Pío IX: “denme un ejercito de personas que rezan el rosario y conquistare el mundo”.

Después de cada decena se nos ha pedido recitar: «Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, conduce todas las almas al cielo, especialmente las que mas necesitan de tu misericordia”.

Las grandes batallas de Dios en su pueblo, las ha librado la Virgen María, viniendo en nuestro auxilio y dirigiéndonos en medio de la tribulación: (Juan/Cruz) (Santiago con Pilar) (Guadalupe) (Covadonga) (Lepanto) (Polonia) (Rusia)… Como el pilar o columna de Genesís 13, 21-22, de nube durante el día, y la columna de fuego durante la noche precedía a los israelitas en el desierto para enseñarles el camino, y nunca dejó de ocupar su lugar en frente del pueblo, la Virgen Santísima es el nuevo pilar o columna, que se revela a Santiago y le deja un pilar en los inicios del cristianismo, y también revelada en tiempos mas recientes en el sueño de San Juan Bosco. Ella va delante de la Iglesia y de cada uno en tiempos de confusión y batalla, llevándonos seguros al Corazón de Jesús.

Ella siempre intervendrá en la historia de los hombres. Dios le ha dado poder para ello. La historia de Ester: En Fátima la Virgen trajo un detalle particular en su vestido: una estrella. Esto nos hace comprender la misión esencial de la Santísima Virgen en esta aparición. Ester significa estrella. Para ello vamos al libro de Ester: la reina interviene para salvar al pueblo de la trampa y exterminio del enemigo. El enemigo mas bien es exterminado, logra el favor del Rey, quien reversa toda la acción del enemigo hacia el mismo.

 

El triunfo del Inmaculado Corazón es progresivo y se va dando paso a paso

Hemos visto como fruto de la consagración del mundo y Rusia, la caída de las estructuras políticas que impedían la fe. Pero, esto no significa que el mundo de hoy es un mundo creyente. En 1991: cuando el Santo Padre visita Fátima: “Estoy conciente que el espíritu detrás del comunismo no está muerto, y se corre el peligro de remplazar el marxismo con otra forma de ateísmo, que exaltando la libertad tiende a destruir las raíces de la moralidad humana y cristiana. Las nuevas condiciones de los pueblos y de la Iglesia son todavía peligrosas e inestables. Por eso Madre, revela tu amor a cada uno de tus hijos y a las naciones, pues te necesitamos”.

Que nos quiere decir el Santo Padre: que la Santísima Virgen ha logrado ya la primera etapa de la batalla, derrumbar un sistema estructurizado con poder político, pero todavía hay mucho que derrumbar, todos los errores que esparcío el materialismo, insubordinación, rebeldía, violencia, opresión, ateísmo, un mundo sin Dios, sin apertura a sus misterios, disensión de la verdad, secularismo. O sea, falta alcanzar que cese la crisis de fe y sus consecuencias, dentro de la Iglesia y en el mundo, en los corazones, en las familias y en las naciones enteras. En este mismo mensaje de Fátima: “Portugal no perderá la fe”…. y después viene el secreto….que significa que hay naciones que sí la perderán? Falta vencer todavía la crisis de fe: Con esta victoria, se cumplirá la totalidad de la promesa: “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará” y vendrá un tiempo de paz.

“La actual crisís mundial y la interna de la Iglesia, en el fondo pondrán de manifiesto una gran verdad oculta a los ojos: la de la humanidad que se sentirá impotente para resolverla por sí misma, a pesar de la técnica y el progreso. Entonces en el fondo de su pobreza, sentirá la necesidad de unirse a Dios a modo de exigencia vital. Tal será el momento decisivo para el triunfo del Inmaculado Corazón.”

Ahora bien, el fruto de este triunfo será la era de paz. ¿Porqué era de paz? Porque al triunfar su corazón, ella la Reina de la paz nos hará partícipes de la paz que en su corazón reside. Paz que es fruto de su total comunión de amor con Cristo, paz que recibe de Él por la unidad perfecta de ambos corazones. Paz que ella posee por su perfecta armonía con la voluntad de Dios y sus designios.

 

Trabajar por ese triunfo

“Aquellos que se entregan completamente a la Inmaculada arderán con un amor tan poderoso que les hará prender ese fuego a todo lo que esta a su alrededor y causar que muchas almas ardan con ese mismo amor. Así conquistarán el mundo entero y cada alma en particular para la Inmaculada. Esto lo harán lo mas pronto posible.” (San Maximiliano Kolbe)

La consagración personal y la vivencia auténtica: derrumba las estructuras de pecado que existen en nuestros corazones. Primero, tenemos que hacer que ella triunfe en nuestros corazones y así va a ir triunfando en la sociedad.

“Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Virgen Santísima, y por ella, para el Sagrado Corazón de Jesús. Esas almas llegarán a amar al Sagrado Corazón mucho mejor y mas profundamente de lo que lo han hecho hasta ahora. A través de su amor incendiará el mundo y lo consumirá” (San Maximiliano Kolbe).

Creo que debemos reconocer la seriedad del momento, y cuanto depende de nuestra respuesta la hora que vivimos. Su Inmaculado Corazón triunfará, que bello sería sabernos instrumentos aunque sea pequeñísimos de ese triunfo. En Fátima (la última noche): “vayan y sean apóstoles de mi Inmaculado Corazón».

O sea, debemos responder al llamado de Nuestra Madre, a los medios que nos da para alcanzar el triunfo de su Corazón Inmaculado, y debemos mas que nunca darla a conocer, hacerla amar y utilizar los medios que ella nos da para nuestra conversión y la era de paz.

Ana Catalina Emmerick (mística del principio del siglo XIX) nos dice: “Vi volar por la superficie del cielo un Corazón resplandeciente de una luz roja, del cual partía una estela de rayos blancos que conducían a la llaga del Costado de Jesús. Esos rayos atraían a ellos un gran número de almas, que a través del Corazón y la estela luminosa, entraban al Costado de Jesús. Se me explicó que ese Corazón era el de María”.

Por Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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La Teología del Corazón de María

Tanto la devoción al corazón de María como al de Jesús parecen presentarse como obsoletas. Muchos se han pronunciado sosteniendo su decadencia derivada de su irracionalidad y banalidad; sin embargo, no todos comparten esta tesis.

Somos conscientes de la problemática que encierra la mariología. Por una parte, su puesto dentro de la teología. Por otra, su método. Respecto a lo primero, nos hemos podido obsesionar por una ciencia mariológica autónoma. Esta tentación ya ha sido superada y optamos por su inserción en la teología.

Por esta vía mariología y teología se ven mutuamente enriquecidas. Respecto a lo segundo, hemos podido observar estudios que van desde el más puro racionalismo histórico a la mejor de las especulaciones. En este punto, optamos por un camino intermedio que pueda conjugar la seguridad de unos datos con la reflexión madura de la fe.En esta línea se mueven estas páginas. (1)

Este breve artículo tiene la finalidad de evocar algunas ideas sobre el corazón de María que grandes maestros ya expusieron en su día (2) y pueden resultar una aportación a la teología de hoy.

La perspectiva desde la que abordamos el estudio es trinitaria. Podíamos haberlo hecho desde la Cristología o la Eclesiología tal como lo propuso el Concilio. Para nuestro estudio nos resulta más interesante tener como telón de fondo la riqueza que encierra la trinidad de Personas desde su mutua relación y compenetración. El corazón afecta a las personas en cuanto a su identidad y su diferencia.

Por último, no podemos olvidar una doble problemática a tener en cuenta. Por un lado, el peligro que supone reducir la mariología a un principio fundamental como es el corazón (4). Por otro, las dificultades que entraña el uso de la analogía y la metáfora en teología. En este punto, S. de Fiores, recogiendo algunas opiniones de autores como G. Vodopivec, P. Ricoeur o C. Molari, escribe que “al afirmar y negar al mismo tiempo, la metáfora corre el riesgo de conducir a la ingenuidad ontológica, que confunde el plano histórico con el plano de referencia, o bien se limita a la afirmación quitando la verdad de la negación” (5). A pesar de estas y otras dificultades bien merece el intento un esfuerzo por presentar las posibilidades de una teología del corazón de María.

 

1. Significado de la metáfora corazón

Se hace obligado comenzar analizando el significado de la metáfora corazón. Podría realizarse desde muchos puntos de vista (literario, filosófico, histórico,…) Nosotros nos ceñimos al campo teológico. De esta manera, nuestra investigación se centra en la Escritura, la tradición y la teología actual. Tres puntos de apoyo necesarios para encontrar algunas ideas básicas.

1.1. En la Escritura

La palabra corazón es muy usada. Más allá de su sentido propio (corazón orgánico) se utiliza en sentido metafórico. Su riqueza polisémica hace de ella un reto. En este caso es referida tanto a entes materiales como espirituales. Indica aspectos tan variados como los sentimientos, valores, impulsos, personalidad, inteligencia, totalidad-unidad…

Hay algunos sentidos de la palabra corazón que aparecen como novedosos en algunos libros de la Escritura, pero en líneas generales el contenido de esta metáfora es similar en el A.T. y en el N.T. Para encontrar el significado de la palabra corazón hemos querido partir de los sujetos a quienes es referida para intentar encontrar un sentido distinto a la mera acumulación de significados. De esta manera, la metáfora corazón es referida tanto a Dios como a los hombres e incluso a la naturaleza y a los animales, aunque fundamentalmente el término pertenece a Dios y por participación al hombre.

1.1.1. Dios tiene corazón

El dato de la Escritura es claro: Dios tiene corazón. David es elegido rey según el corazón de Dios (1S 13, 14; Hch 13, 22). Las acciones de Dios brotan de su corazón (1Cro 17, 19). Yahvéh realiza los designios de su corazón (Jr 23, 20; 30, 24), habla en su corazón (Gn 8, 21) e incluso es capaz de indignarse en su corazón (Gn 6, 6).

El corazón sólo le pertenece a Dios pero ha querido compartirlo con el hombre (Jr 7, 17; Ba 2, 31). Él conoce el corazón de todos los hombres (1R 8, 39; 2Cro 6, 30) porque ha formado el corazón a cada uno (Sal 33, 15). De esta manera, Dios sondea el corazón humano y sólo él lo conoce (Si 42, 18; Sal 17, 3; 44, 22; Jdt 8, 14). Y cuando Dios mira a una persona no se fija en las apariencias sino en el corazón (1S 16, 7).

1.1.2. El hombre tiene corazón

Desde la Escritura podemos afirmar que el corazón es en el hombre lo más importante e íntimo. Mirando al corazón del hombre podemos descubrir:
a) La personalidad y las características de una persona: inteligente (1R 3, 12; Jb 37, 24; Mt 13, 15), inquieta (2R 6, 11), soberbia (2R 14, 10; Jr 49, 16; Lc 1, 66), débil
(2Cro 13, 17), generosa (2Cro 29, 31), torpe (Sal 4, 3), firme (Sal 27, 14), torcida (Pr 11, 20; 12, 8), intranquila (Is 35, 4), perfecta (Is 38, 3), incrédula (Hb 3, 12), pervertida (Pr 17, 20), alegre (Jn 16, 22; Hch 2, 26), sencilla (Hch 2, 46; Ef 6, 5; Col 3, 22).

b) La causa y fundamento de todas las acciones de la persona (1Cro 17, 2; Hch 5, 4). El corazón es el que mueve a la persona (Ex 25, 2; 35, 21) y el que dicta lo que se debe hacer (1S 14, 7; 2S 7, 3). Es el lugar donde se decide (1Cro 28, 2; Ne 5, 7), se piensa (2Cro 1, 11; Est 7, 5), se medita (Pr 16,9; Lc 2, 19), se ora (2M 15, 27; Sal 30, 13), donde se peca y se maldice a Dios (Jb 1, 5), se cometen injusticias (Sal 58, 3; Mt 15, 19). Del corazón sale lo bueno y lo malo (Lc 6, 45).

c) Es la forma y el lugar donde se establece el diálogo entre el hombre y Dios. A Yahvéh se le busca con todo el corazón (Dt 4, 29; 6, 5; 2Cro 22, 9; Sal 119, 2; 2Tm 2, 22), y encontrado se le ama con todo el corazón (Dt 13, 4; Mt 22, 37; Mc 12, 30) y se le entrega el corazón entero (1R 11, 4). El resultado es que Yahvéh fortalece a los que tienen en él todo el corazón (2Cro 16, 9), y esto conlleva que el corazón viva más allá de la vida y de la muerte (2Cor 7, 3). La fe del hombre se ratifica en el corazón (Rm 10, 9).

Podemos encontrar señalados de forma especial el corazón de Jesús y de María en cuanto personas concretas:
– El corazón de Jesús. Él mismo se define como manso y humilde de corazón (Mt 11, 29) y hace referencia al corazón en los sentidos ya aludidos. Se cree en el corazón de Cristo (Flp 1, 8).

– El corazón de María. María aparece como aquella que guarda las palabras y los hechos de Jesús en su corazón y los medita (Lc 2, 19; 2, 52). Incluso puede verse reflejado el sufrimiento de María (6) (Lc 2, 35).

-El corazón de los profetas. La palabra del profeta surge del corazón (Jr 23, 26).

1.1.3. El pueblo tiene corazón

En la Escritura encontramos que se habla al corazón de Jerusalén (Is 40, 2), se le reprende (Ez 14, 5), incluso se le recrimina que pueda ser traidor y rebelde (Jr 5, 23). El corazón del pueblo puede volverse al Señor (1R 12, 27) y es el lugar donde se conservan las enseñanzas de Yahvéh (1Cro 29, 18).

1.1.4. El cielo y el mar tienen corazón

Se hace referencia al lugar más profundo, a aquello que proporciona misterio e inmensidad (Ex 15, 8; Dt 4, 11; Ez 27, 4; 27, 25-26; Jon 2, 4).

1.2. En la Tradición

Aunque la metáfora corazón ha estado presente a lo largo de toda la tradición cristiana, la devoción al corazón de Jesús y de María y su teología se pospuso algunos siglos. Referido al corazón de María (7) tenemos muchos testimonios, entre otros, Orígenes (s. II-III) que entiende la espada que atraviesa el corazón referida a la pasión de Cristo, San Gregorio Taumaturgo (s. III) que presenta el corazón de María como el recipiente de todos los misterios divinos o Aurelio Prudencio Clemente (s. IV-V) que es el primero en exponer la doble concepción de Cristo en el corazón y en las entrañas de María. Los primeros datos sobre la devoción al corazón de María no los encontramos hasta el siglo VIII, algo que llama la atención frente a las primeras advocaciones marianas en los siglos III-IV.

S. Bernardo de Claraval (s. XII) va a profundizar en el significado del corazón. Éste es visto como aquel que concentra y distribuye todas las gracias divinas, aquel que contiene y desarrolla la maternidad espiritual y que al tiempo es corredentor. Junto a esta idea, presenta el corazón de María en íntima unión al corazón de Jesús, pudiendo hablarse de la comunión de los corazones. Esta unidad le lleva a afirmar que la muerte que Jesús realiza en su cuerpo María la lleva a cabo en su corazón.

Estas ideas permiten considerar a S. Bernardo como un precursor importante de lo que presentaremos como teología del corazón de María. Otros autores respaldan estas mismas ideas como Hugo de San Victor (s. XII) o Ricardo de San Lorenzo (s. XIII).

Años más tarde, santa Gertrudis (s. XIII) aporta la relación que se establece entre el corazón de María y las tres Personas de la Santísima Trinidad. Se consolida ahora la devoción al corazón de María y de Jesús. Esta unidad de los sagrados corazones será presentada con una claridad asombrosa por san Pedro Canisio (s. XVI), afirmando que el corazón de María es el corazón de Jesús y que no pueden entenderse el uno sin el otro.

Pero el gran interprete y estudioso del corazón es san Juan Eudes. En su obra El corazón admirable, presentada en doce volúmenes, ofrece el significado del corazón de María, los medios para la devoción, así como el fundamento en los corazones de la Santísima Trinidad.

El corazón es entendido como interioridad, haciendo referencia al fondo mismo del ser, al centro, al origen, que es al tiempo algo dinámico. Se convierte así en centro de referencia de la persona entera. Este núcleo dinámico está sustentado por el amor, un amor que tiende a difundirse. Tampoco olvida san Juan Eudes la dimensión sacramental del corazón en cuanto misterio que se oculta y se revela.

J.Mª. Alonso sintetiza estas ideas afirmando que el corazón es “el centro, la sustancia, el ápice, la punta viva del alma; el alma misma tiene corazón… es el lugar del encuentro de Dios con el hombre: en él tiene que operarse la metanoia, la renovación interior; y en él tiene que producirse la única y verdadera transformación: la deificación por la presencia trinitaria” (8).

Toda esta riqueza semántica de la realidad del corazón que señala san Juan Eudes hace que en 1672 se instituya la fiesta del corazón de Jesús, pocos años antes de que tuvieran lugar las revelaciones de Paray-le-Monial de santa Margarita María de Alacoque. El reconocimiento público y oficial de la devoción y culto al corazón de María tardará en llegar, debatiéndose entre un pueblo exigente y un magisterio cauteloso. Tras distintos eventos que van desde la aparición de una imagen misteriosa de María mostrando su corazón, pasando por las revelaciones a Sr. Dufriche-Desgenettes en la parroquia Notre-Dame des Victoires en París, y la fundación de la archicofradía que conseguirá la consagración del mundo al corazón de María, hasta las grandes revelaciones de Fátima en 1917, se aprueba la fiesta del corazón de María y se eleva a rito doble de segunda clase, con oficio y misa propios para toda la iglesia latina, señalando su fecha el 22 de agosto, octava de la asunción.

1.3. En la teología actual

Presentamos las ideas de dos teólogos que han hablado del corazón: K. Rahner y J.Mª Alonso. Los presento porque llegan a unas conclusiones similares en el tema que estudiamos, a pesar de que uno se centra en el corazón de Jesús, y el otro, en el corazón de María, y que siguen un método distinto de trabajo: el primero, parte del concepto de persona humana para llegar a la categoría divina del amor (corazón) y, el segundo, parte de la categoría divina del amor (corazón) para llegar a la persona humana.

El corazón para K. Rahner es una protopalabra. Es una de esas palabras “que unifican como por conjuro, que concitan la realidad, que se apoderan de nosotros y nacen del corazón” (9). La palabra corazón, propia del hombre, hace referencia, en primer lugar, a la unidad y al centro más íntimo de la persona; en segundo lugar, al núcleo desde donde emergen las decisiones; y en tercer lugar, al amor como realidad última del hombre y como experiencia de Dios.

Como unidad y como centro más íntimo de la persona, K. Rahner afirma que el corazón es el “centro o intimidad original, fundamental y unificadora de su realidad una (intimidad que es tan corpóreo-espiritual como la totalidad del hombre)” (10). Se hace referencia a lo más original y personal del hombre, anterior al cuerpo y al alma. J. Mª. Alonso reconoce también la idea de unidad y vida interior para el corazón-símbolo (11) pero no da tanta importancia al aspecto físico del corazón (12). El corazón físico para éste queda reducido a mero motivo sensible para que el hombre ascienda de lo material a lo espiritual. Pese a las pequeñas diferencias, puede entenderse el corazón como el núcleo original que hace al hombre tomar conciencia de sí como realidad unificada.

Como núcleo desde donde emergen las decisiones, K. Rahner afirma que el corazón es configurador de los comportamientos de la persona. Sólo los hombres tienen corazón (los animales tienen músculo cardíaco) y de éste nacen todos sus comportamientos, “nacen de un punto central común e íntimo que los reúne a todos y les acuña el último sentido” (13). También J.Mª. Alonso se muestra conforme con esta idea al presentar el corazón en “cuanto principio radical que puede emitir sus actos de amor” (14).

Como lugar de amor y experiencia de Dios, K. Rahner afirma que “el hombre aprende que lo más íntimo de la realidad personal es el amor y que el amor es, de hecho lo más íntimo en la experiencia del corazón del Señor” (15). Y en ese amor, que es lo más íntimo en el hombre, es donde aparece la experiencia y encuentro con Dios como fundamento y origen de ese amor. El corazón se convierte en el lugar en el que el hombre limita con Dios y se vuelve a Él (16), se produce el paso de lo individual a lo infinito (17), “es el lugar en el que el misterio del hombre pasa a ser el misterio de Dios” (18). J. Mª. Alonso, sin ser tan claro y esquemático, presenta el corazón como el amor divino que se da a la persona y que exige correspondencia. Se trata de una relación con lo divino que nace y se realiza desde el corazón.

 

2. Fundamentos de una teología del corazón

Después de los datos presentados, se nos presenta el reto de intentar una teología que tenga como núcleo último el corazón. Vamos a proponer ver reflejadas brevemente estas ideas en la imagen de Dios y posteriormente en la mariología, tema éste último que nos ocupa.

2.1. El corazón de Dios y el corazón del hombre

¿Es posible afirmar que Dios tiene corazón? Sin ningún reparo puede decirse que Jesús tuvo corazón en cuanto hombre. Su personalidad, sus acciones, sus sentimientos, su relación con el Padre, su amor hacia los hombres… todo ello nacía del corazón como ese centro original y fundante de su persona. Y en este centro original no caben distinciones entre lo humano y lo divino, engloba ambas dimensiones en una realidad sin confusión ni división. En este sentido, podríamos encontrar una primera justificación.

Algunos autores, como S. Juan Eudes, han querido ver tres corazones en la trinidad de Personas divinas. Afirma que “el primer corazón que reside en la santísima Trinidad, es el Hijo de Dios, que es el corazón del Padre,… El segundo es el Espíritu Santo, que es el corazón del Padre y del Hijo. El tercero, es el amor divino, uno de los atributos de la esencia divina, que constituye el corazón del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; tres corazones que vienen a constituir tan sólo un único y mismo corazón, con el que las tres divinas Personas se aman entre sí con amor tan grande como se merecen, amándonos igualmente a nosotros con una caridad incomparable” (19).

A nuestro modo de ver, este planteamiento tiene su acierto en cuanto explica y salva la unidad y la diversidad de Personas en Dios. No obstante, nos parece algo forzado hablar en Dios de tres corazones distintos que a su vez forman un solo corazón. Pensamos que puede ser más rico entender en Dios un solo corazón referido al Espíritu Santo.

La pregunta podría ser: ¿qué es lo que hace al Padre ser Padre y al Hijo ser Hijo? ¿Cuál puede ser ese centro (corazón) en Dios que le dé unidad y al tiempo diferencia? Es preciso encontrar en Dios un núcleo de donde provengan sus acciones, sus sentimientos, la identidad y diferencia en sus personas. Esta breve reflexión nos lleva a presentar al Espíritu Santo como el corazón en Dios. Este Corazón en Dios es el que hace el Padre sentirse Padre y al Hijo sentirse Hijo. Este Corazón es el que hace a Dios salir de sí mismo en su Hijo (20) y actuar. Así, puede pensarse como fundamento último del Corazón (Espíritu) el amor de Dios como fuerza propia (21). En Dios, Corazón y Espíritu se identifican en cuanto el Espíritu es portador de personalidad, de relación, de actividad… De esta forma, puede entenderse que el relato de la anunciación transcurra todo él transido por el Corazón de Dios lo mismo que la resurrección.

El Corazón de Jesús participa del Corazón divino. La relación entre el Padre y el Hijo no puede ser otra que a través del Corazón. De este Corazón Jesucristo hará partícipes a toda la humanidad. Es participación del amor y de la actividad de Dios, incluso participación del ser mismo de Dios en su núcleo más personal. Esta pequeña reflexión que parte de los datos presentados en la Escritura, nos lleva a plantear la relación del hombre con Dios en el Corazón.

Dos preguntas surgen al hilo de esta reflexión. Por una parte, la diferencia entre el corazón de Jesús y el nuestro, y por otra, aclarar la diferencia entre el corazón y el Espíritu. En Jesús el corazón humano está inundado todo él por el Espíritu. Participa de forma plena y directa del ser (identidad) del Padre por ser su Hijo y tener en común el mismo amor y dinámica propia trinitaria. El corazón del ser humano está también todo él transido del Espíritu de Dios pero no de forma directa sino participativa, por nuestro ser hijos de adopción. De este modo, el corazón del hombre tiene, por una parte, los rasgos propios de la personalidad, cualidades y dones de cada uno, y por otra, el fundamento que les da vida y que subyace a toda la persona: el amor de Dios que es su presencia. Así, el hombre participa de Dios al indagar en su corazón, y será responsabilidad suya actuar desde el corazón con la fuerza y dinámica de Dios. Si el corazón es lo más íntimo del hombre, allí actúa el Espíritu.

Encontrar una diferencia entre el Espíritu y el corazón se hace difícil. En Dios Padre no habría diferencia. La diferencia se encuentra en el corazón del hombre, por su materialidad. El corazón del hombre participa del corazón de Dios (el Espíritu) pero cada hombre tiene una personalidad propia que le lleva a tener un corazón distinto al de Dios. Se puede hablar de participación pero no de identidad. Aquí puede recordarse que el corazón nos presenta ese núcleo original del hombre, ese límite en el que el hombre toca con lo divino y le humaniza.

El hombre no ha sido abandonado por Dios. Tiene corazón. “Las criaturas no han sido abandonadas por su creador como restos de un inmenso naufragio en la arena de la historia, sino que son avocadas e instaladas en el corazón mismo de Dios” (22).

Después de estas breves ideas cabe la posibilidad de pensar en una teología que pueda tener como punto de referencia el corazón. Esto puede realizarse en cualquiera de las áreas teológicas: cristología, escatología, moral… Nosotros lo vamos a intentar desde el área de la mariología.

2.2. El corazón de María

Dios obra en todos los corazones y de forma especial en el corazón de María al llevar a cabo su obra de redención. Dios Padre ha preparado el corazón de María para ser digna morada de su Hijo. El corazón de María participa del corazón de Dios. María concibió primero en su corazón (mente) y después en su vientre (23). La presencia trinitaria se encuentra ya en María antes de la concepción, y estará en ella en y durante la misma por su corazón (24).

Desde este primer punto ya tendría sentido hablar del corazón de María. Sin embargo, tenemos que ir más allá. El corazón de María nos presenta no sólo la relación con Dios, la identidad, sentimientos y pensamientos de la Virgen sino su amor hacia nosotros (25). Así, cabe ver en el corazón de María la mejor fotografía de ella. Es aquí donde debe centrarse nuestra atención para descubrir el fundamento último de la vida de María y de los dogmas marianos.

 

3. Definición y posibilidades de una teología del Corazón de María

La historia de la devoción al corazón de María ha hecho mucho hincapié en ser la forma y la esencia de todas las devociones marianas. Su fundamento invade la realidad de cualquier devoción al centrarse en el amor que lleva a María a darse a Dios y a los hombres. El corazón la Virgen concentra su entrega personal. Por esta razón, se ha querido pensar en el corazón de María como la devoción que es capaz de dotar de sentido, profundidad y purificación al resto de las devociones.

Algo así queremos presentar a la hora de hablar de la teología. El corazón de María puede ser aquella forma y esencia que dé sentido, profundidad y purificación a toda la mariología.

3.1. La teología del corazón de María

En 1944 J.Mª. Alonso escribe un artículo definiendo la teología del corazón de María: “una mariología que tenga por objeto material el mismo de la mariología; y por razón formal el corazón de María” (26). No duda en ver el corazón como un método:

“Pero esto supuesto, decimos que la doctrina teológica del corazón de María puede reducir todas las verdades teológicas a la unidad, llamándolas a su centro. Esta doctrina ofrece la función personal, íntima, espiritual y sobrenatural de la Virgen. Nos presenta toda su vida interior tal como es dirigida y poseída por el Espíritu Santo desde el principio de la concepción inmaculada. Ahora bien: si se consideran bajo esta luz todas las verdades mariológicas nos hallamos con un método y un principio con los cuales puede iluminarse toda la mariología” (27).

Se trata de encontrar en la metáfora corazón explicación y profundidad al misterio de María, un principio constructor y unificador de toda la mariología. Para ello tenemos que ver en el corazón dos aspectos importantes (28) que nos ayudan a comprender esta idea. Por una parte, vemos reflejado en el corazón de María un aspecto pasivo o estático del amor de la Virgen, formado por todas las excel
encias de María en cuanto le han venido dadas gratuitamente por Dios (predestinación, maternidad divina, inmaculada concepción, virginidad,…), por otra, el aspecto activo o dinámico del amor de la Virgen, donde se incluyen todas las acciones libres y espontáneas meritorias de María (la aceptación de cada uno de los privilegios, el fiat de la encarnación, una vida entregada a Dios,…).

De esta forma, haciendo uso de la analogía y la metáfora, el corazón se convierte en método y forma que tiene como peculiar llamar a toda la mariología a su centro y explicarla desde ahí.

Centrándonos en las verdades y fundamentos mariológicas nos damos cuenta que la metáfora corazón es capaz de dar explicación y profundidad a las mismas. Si partimos de la predestinación de María por parte de la Trinidad (aspecto pasivo del amor de la Virgen) nos damos cuenta que es llamada a ser Madre, y esta función sólo tiene su origen en el Corazón, en el Amor. La confesión realizada en el concilio de Éfeso encuentra su fundamento en el corazón de María, lugar en donde se realiza el designio divino. María acepta ser madre en el corazón (aspecto activo del amor de la Virgen) concibiendo primero en su corazón (mente) y después en su seno. Maternidad divina y espiritual nacen del único centro posible en María.

La realidad virginal desde el corazón da un horizonte mucho más rico, profundo y amplio. El P. García Paredes presenta muy bien esta idea afirmando que: “La virginidad biológica que no corresponda a la virginidad del corazón es mutilación, esterilidad, pura negatividad. (…) Si la virginidad de María aparece en un primer momento como un escandaloso testimonio de pobreza y de impotencia, profundizando más allá en ella, se descubre la acción del Espíritu que injerta en el corazón de la Virgen una fuerza de genuino amor de entrega a Dios y a los hombres” (29). Esta idea no significa omitir la virginidad física. Se trata de ver la virginidad desde una explicación más convincente y amplia. Desde la profundidad y riqueza que nos da el corazón, podemos encontrar otro modo de comprensión. Nos centraríamos no tanto en el aspecto físico sino en su significado más propio de dedicación o consagración de María a Dios desde el primer instante de la vida de María (aspecto activo de su amor). J.Mª. Alonso quiere ver en este tema la integridad no tanto de una parte del cuerpo cuanto la integridad del corazón que abarca la persona entera (30).

Si tomamos el dogma de la inmaculada concepción percibimos en la definición presentada en la encíclica Ineffabilis Deus una fórmula negativa. Retomar este dogma a la luz del corazón de María nos hace ver a la persona de María inundada por la Gracia ya desde su nacimiento. El corazón de María ha sido habitado de manera especial por la Trinidad (aspecto pasivo del amor de la Virgen) y esto la ha llevado a vencer el pecado y vivir plenamente para el Señor (aspecto activo del amor de la Virgen). Desde la concepción de la Virgen su corazón ha quedado plenamente dedicado y entregado a Dios en sus tres Personas.

El dogma de la asunción tiene más dificultades para poder ser explicado. Los mismos teólogos no se ponen de acuerdo sobre muchas cuestiones como la muerte de María, la realidad cuerpo-alma en el cielo… J.Mª. Alonso ha querido ver en en el corazón la muerte de María en cuanto lugar en donde ella sufrió y compadeció (31). Al tiempo, se descubre el corazón María tan íntimamente unido al corazón del Hijo que sólo se puede pensar que lo acontecido en el Hijo sucedió también en María. No obstante, él mismo es consciente de la dificultad del mismo cuando afirma que “no es fácil a la teología católica disipar las obscuridades del misterio. Éste hunde sus raíces en un contexto escatológico que tampoco se revelará hasta el final de los tiempos” (32).

Otros aspectos de mariología, como la corredención y la mediación, también pueden ser vistas desde la metáfora corazón. La redención entendida en sentido objetivo sólo le confiere a Jesucristo, visibilizada en su vida sacrificial, desde su nacimiento hasta su muerte en cruz. María participa en la redención de Cristo, por el fiat primero (objetivo) y todos los demás fiat que María realizó junto a su Hijo. En el corazón, María es redimida y colaboradora al tiempo en la obra de la redención. Su mediación en cuanto madre, nace, por una parte, de su ser vínculo entre Dios y los hombres en la persona de Jesucristo, por otra, de su intercesión como madre espiritual de los hombres. Ambos aspectos han de ser vistos desde un corazón maternal invadido por el amor que es presencia divina.

Esta teología cordimariana podría incluso ayudar a comprender la figura de María en el ámbito ecuménico. Somos conscientes de la división que conlleva pensar en el aspecto activo del amor de la Virgen. María colabora en la obra de la redención desde su corazón. Sin embargo, puede ser enriquecedor en el diálogo ecuménico una visión de la Mariología desde la metáfora corazón en cuanto síntesis y exposición del misterio de María.

3.2. Toma de conciencia de la teología del corazón de María

Estas ideas han acompañado a lo largo de los siglos la devoción al corazón de María. Sin embargo, la acentuación excesiva de la devoción al corazón de María condujo a cierto olvido de la teología que subyacía a ésta.

Aunque es algo cuestionable, queremos considerar el año 1944 como la toma de conciencia de la teología del corazón de María. Se trata de un año denso por sus acontecimientos. En 1942 se difunden las dos primeras partes del llamado secreto de Fátima, situación ésta que dará lugar al interés de muchos mariólogos por estas revelaciones del corazón de María. En 1944 se produce, por una parte, la consagración del mundo entero al inmaculado corazón de María por Pío XII, por otra, el reconocimiento de la fiesta del corazón de María con misa y oficio propio para toda la iglesia latina. Estos datos dan como resultado la toma de conciencia de la teología del corazón de María por un grupo de teólogos que se reúnen en Fátima para celebrar la IV asamblea nacional de mariología. Estudiarán la teología del corazón de María desde las distintas ciencias teológicas (33).

3.3. Posibilidades de la teología del corazón de María

Después de la presentación resumida de la teología del corazón de María cabe exponer, también con brevedad, las posibilidades que nos aporta una mariología estudiada desde este punto de vista. Son consecuencias que deben ser tenidas en cuenta en el futuro de la teología y especialmente de la mariología.

3.3.1. La teología se ve iluminada y enriquecida desde el símbolo corazón

La palabra corazón no es una moda de la teología del momento. Se encuentra presente a lo largo de la Escritura y ha sido usada en todos los tiempos. Se trata de una palabra que ha sido pronunciada en todas las culturas y lenguas y que pertenece a lo más íntimo del ser humano, aquello que llama a la unidad. La palabra corazón hace referencia al “centro original y más íntimo de la totalidad anímico-corporal de la persona” (34). El corazón se convierte en centro “originario y dinámico” del hombre. Es una palabra incluida en el ámbito de la sacramentalidad, del misterio que se desvela, de lo oculto que se manifista. Al tiempo que se oculta se manifiesta. En este sentido K. Rahner la definido el corazón como una protopalabra, “palabras que unifican como por conjuro, que concitan la realidad, que se apoderan de nosotros y nacen del corazón” (35).

Junto a estos significados no podemos olvidar la característica principal que es el amor. En el fondo del corazón se encuentra el amor como presencia de Dios, siendo al tiempo lugar de encuentro de Dios con el hombre, lugar de personalización, y centro dinámico de nuestras acciones.

A partir de la palabra corazón, puede forjarse una teología que concite lo humano y lo divino a la unidad, al amor, al misterio. Tanto en su aplicación a la cristología, a la soteriología, mariología… la metáfora corazón es capaz de enriquecer y llevar a la teología a límites insospechados.

3.3.2. Redescubrimiento y valoración de la teología del corazón de María

La metáfora corazón de María ha olvidado su función de misterio, y tomada parcialmente por muchos predicadores (36), ha sido reducida a un sentido material¬devocional. Parecía, y aún lo parece, que éste terminaría su existencia como si fuera el final de una devoción más. La falta de sentido y explicación del mismo, le han hecho caer en ridículo y olvido.

La teología del corazón de María está todavía por redescubrir y aplicar su sentido más profundo y rico. 1944 no puede ser olvidado tan fácilmente. El corazón de María condensa toda la persona de María en su ser amada por el Dios trinitario, siendo al tiempo manifestación de su amor y entrega personal a Dios y a los hombres.

3.3.3. El corazón de María, razón formal de la mariología. Unidad frente a pluralidad

La pluralidad de las devociones y de las ideas en general, no pueden ser entendidas como algo negativo. El problema se encuentra cuando una realidad concreta se explica desde la diversidad de sus partes sin tener en cuenta el núcleo fundamental de la realidad en sí. Algo parecido ha sucedido en mariología. La persona de María ha sido muy pensada, primero, desde perspectivas muy distintas (cristológica, eclesiológica, trinitaria…); después, desde títulos, dogmas, apariciones… Puede decirse que, en general, la mariología se ha estudiado desde la pluralidad de títulos, dogmas, virtudes…, olvidando fundamentar toda la realidad mariana en algo nueclear que fundamentara todos estos estudios parciales. Bien es cierto, que un intento de ello fue fundamentar toda la mariología en la maternidad de María. Pero, casi siempre, la tendencia ha sido la dispersión en el pensamiento y en los estudios.

Por eso, nuestra propuesta es una llamada a la unidad frente a la pluralidad, a buscar una metáfora que sea capaz de dar la unidad que necesita la mariología.

La tradición ha propuesto ver la devoción al corazón de María como la forma de todas las devociones marianas, como aquella que contiene lo esencial y nuclear de todas ellas. Así se consigue unas devociones con sentido y centradas en los límites racionales-espirituales de lo que son. Y, dejemos claro, que no se trata de quitar todas las devociones marianas dejando en su lugar la cordimariana. Se trata de que todas las devociones encuentren su verdadero sentido y significado en el corazón de María. Del mismo modo, es necesario redescubrir la teología del corazón de María como aquella teología capaz de dar sentido y profundidad a la mariología, una teología que explica y unifica toda la mariología.

3.3.4. Se abre un posible diálogo con las iglesias cristianas respecto a la mariología

Se hace difícil un diálogo ecuménico sobre la persona de María especialmente a raíz de los dos últimos dogmas definidos en la iglesia católica. El diálogo se complica cuando intentamos escuchar la pluralidad de tendencias en cada una de las iglesias, y su evolución en los temas marianos. A pesar de todas las dificultades disponemos de una base común: el consensus quinquesaecularis. Todos compartimos la profesión de fe desde Nicea a Calcedonia. Esto nos hace unirnos en lo fundamental respecto a María: la maternidad.

Nosotros pensamos que una visión de la mariología centrada en la unidad, proporcionada por la metáfora corazón, puede ayudar al diálogo ecuménico en este tema. La afirmación de una concepción, primero, en su corazón y después en su seno puede ser aceptada tanto por orientales como por protestantes. Se podría ver con normalidad el aspecto pasivo del amor de la Virgen reflejado en el corazón. El problema lo encontramos al pensar en el aspecto activo del amor de María. La colaboración de María desde el corazón resultaría difícil de resolver.

La virginidad y la inmaculada concepción explicadas de forma positiva desde el corazón pueden ser un punto de encuentro. La iglesia ortodoxa, así como la anglicana, no ponen demasiados obstáculos a la profesión de la virginidad. Algo más en algunos sectores de la iglesia protestante contemporánea, aunque bien es cierto que Lutero, Calvino y Zinglio no tuvieron problemas en aceptarla pese a sus diferencias. Profesar el corazón virgen como digna morada del Hijo y como entrega generosa de María podría ser una respuesta válida. Respecto a la inmaculada, en líneas generales podemos decir que ni ortodoxos, ni anglicanos, ni protestantes aceptan esta profesión tal como lo hace la iglesia católica. Lo que aceptan es la necesidad de que Jesús nazca de una madre preparada para tal destino. De esta forma, puede proponerse el corazón, desde su identidad anterior al cuerpo y al alma y la inhabitación divina, como aquella realidad que la lleva a vivir siempre en gracia. Vemos así el lado positivo de la definición acercándonos a la iglesia ortodoxa (toda santa) y a algunos protestantes más modernos como K. Barth.

Otro punto interesante sería el aspecto devocional tan criticado por algunas iglesias protestantes. Quizá la devoción al corazón de María como síntesis y fundamento del resto de las devociones puede ayudar a comprender y explicar muchas de éstas.

Cabría añadir más posibilidades pero hemos creído suficientes las presentadas. Son puntos importantes que bien merecen la pena su reflexión y estudio con más tiempo y dedicación.

 

Conclusión

La metáfora corazón sigue siendo un reto para aquel que la estudia. Es una palabra misteriosa que revela y oculta al mismo tiempo. Un sacramento. Muchos han querido devaluar y maltratar una palabra sagrada. A todas horas podemos escuchar esa palabra en la calle, medios de comunicación y en cualquier lugar por raro que nos parezca. Sin embargo, la metáfora corazón debe ser recuperada en su sentido más profundo teniendo el compromiso de proferirla con prudencia y veracidad. “La hemos de utilizar sin prodigarla” (37), para que no se convierta en una de las muchas palabras desgastadas de nuestro lenguaje religioso.

La palabra corazón seguirá siendo un manantial de verdad. Con palabras de María Zambrano, “contra ello (el corazón) toda razón queda sin razón alguna, mientras la verdad se le acerca como prometida. Sólo como prometida, que no admite tan pronto ser desposada, que aguarda aún” (38).

La teología, vista desde la metáfora corazón, adquiere una nueva comprensión y amplitud. Así lo hemos querido presentar aplicada a la mariología. La teología del corazón de María nos ofrece una visión rica y complexiva de la mariología. Estas ideas que hemos presentado a modo de introducción necesitarán en adelante un desarrollo y un estudio más profundo. Basten estas páginas para sacar a la luz un proyecto que quedó en el espíritu de unos grandes maestros.

(1) Cf. ALONSO J.Mª., Inmaculado Corazón, en Nuevo Diccionario de Mariología, Madrid 1988, 942; ID., Culto al Sagrado Corazón de Jesús, “Ilustración del Clero” 49 (1956)
(2) Entre otros, puede señalarse al gran promotor de la devoción cordimariana S. Juan Eudes o, posteriormente, los exponentes de la IV Asamblea Nacional de Mariología como José Mª Bover, Máximo Peinador o Joaquín Mª Alonso.
(3) Cf. GROSSO L., La tierra donde acontece la teofanía del Amor: hacia una teología fundamental del corazón de María, “EphMar” 48 (1998) 231-260; ID., “Trono de la sabiduría”: hacia una teología fundamental del corazón de María, “EphMar” 48 (1998) 533
-548; CAMPO VILLEGAS G., María y su corazón, “EphMar” 49 (1999) 141-143.
(4) Cf. U. VON BALTHASAR, Teodramática, III. Las personas del drama: El hombre en Cristo, Madrid 1993, 272.
(5) FIORES DE, S., María en la teología contemporánea, Salamanca 1991, 603.
(6) No todos comparten esta interpretación. Algunos piensan que la espada que atraviesa el corazón es referida a la división que se producirá con motivo de rechazar o acoger la Palabra (Cf. GARCÍA PAREDES J.C.R., Mariología, Madrid 1995, 110-112; FRANQUESA P., La figura de María en Lucas, en A. APARICIO (Dir.), María del Evangelio, Madrid 1994, 251-256).
(7) Para realizar un estudio completo de ello puede consultarse a BOVER J.Mª., Origen de la devoción al corazón de María, “EstMar” 4 (1944) 59-171.
(8) ALONSO J.Mª., El corazón de María en san Juan Eudes, vol I, Madrid 1958, 86.
(9) RAHNER K., Escritos de teología, vol III. Vida espiritual-sacramentos, Madrid 1961,
(10) Ibid., 363.
(11) Sobre el objeto del corazón, J.Mª. Alonso aborda una cuestión nominativa. No le convence el título de corazón simbólico. Separa demasiado los dos contenidos de la palabra: por una parte, el corazón físico en sí mismo, y por otra, el amor representado bajo el símbolo cordial. Para lograr una mayor claridad y unidad en el término opta por la expresión corazón-símbolo.
(12) Cf. ALONSO J.Mª., Sobre una teología del corazón de María, “Ad Maiora” 9 (1956)
(13) RAHNER K., Escritos de teología, vol. III. Vida espiritual-sacramentos, Madrid 1961,
(14) ALONSO J.Mª., Sobre una teología del corazón de María, “Ad Maiora” 9 (1956)
(15) RAHNER K., Escritos de teología, vol. III. Vida espiritual-sacramentos, Madrid 1961,
(16) Cf. Ibid., 359.
(17) Cf. Ibid., 362.
(18) ID., Escritos de teología, vol VII. Escritos pastorales, Madrid 1961, 521.
(19) EUDES J., El corazón admirable de la Madre de Dios, libro I, cap. 2, nº 2.
(20) Cf. DURRWELL F-X., Nuestro Padre. Dios en su misterio, Salamanca 1992, 30.
(21) Cf. Ibid., 134-135.
(22) GONZÁLEZ DE CARDEDAL O., Raíz de la esperanza, Salamanca 1995, 60.
(23) “Christum prius mente quam ventre concipiens” (S. AGUSTÍN, PL 38, 1074).
(24) ALONSO J.Mª., El corazón de la Inmaculada, “Verdad y vida” 15 (1975) 343.
(25) ID., Sobre una teología al corazón de María, “Ad Maiora” 9 (1956) 35.
(26) ALONSO J.Mª., Sobre una teología del corazón de María, “Ad Maiora” 9 (1956)
(27) ID. El corazón de la inmaculada, “Verdad y vida” 15 (1975) 350.
(28) Cf. ID., Sobre una teología del corazón de María, “Ad Maiora” 9 (1956) 44.
(29) GARCÍA PAREDES J.C.R., María la mujer consagrada, Madrid 1979,159.
(30) Cf. ALONSO J.Mª., El corazón de la inmaculada, “Verdad y vida” 15 (1975) 339.
(31) ID., El corazón de María en la teología de la reparación, “EphMar” 27 (1977)
(32) ID., ¿La asunción desmitologizada?, “EphMar” 26 (1976) 349.
(33) Ejemplos de esta toma de conciencia los encontramos en: BOVER J.M., Origen de la devoción al corazón de María, “EstMar” 4 (1945) 148; PEINADOR M., El corazón de María en los evangelios, “EstMar” 4 (1945) 57-58; ALONSO J.Mª., El corazón de María en San Juan Eudes, vol. I, Madrid 1958, 213; ID., Sobre una teología del corazón de María, “Ad Maiora” 9 (1956) 15.
(34) RAHNER K., Escritos de teología, vol. III. Vida espiritual-sacramentos, Madrid 1961,
(35) Ibid., 358.
(36) Cf. ALONSO J.Mª., La consagración al corazón de María, acto perfectísimo de la virtud de la religión. Una síntesis teológica, (Introducción a la obra de CANAL J.Mª., La consagración a la Virgen y a su corazón, 2 vols., col. Cor Mariae, Madrid 1960), vol. I,
(37) RAHNER K., Escritos de teología, vol VII. Escritos pastorales, Madrid 1969, 527.
(38) ZAMBRANO M., Claros del bosque, Barcelona 1988, 72.

Pablo Brogeras Martínez
 
 

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Consagración a María riesgos y sentido

El término consagración con relación a María, se ha generalizado en los últimos siglos y en nuestro tiempo ha sido revivido incluso por los Papas, tres de los cuales han renovado la consagración del mundo por medio del Inmaculado Corazón de María, según la petición de Lucía, la vidente de Fátima.

Esto evidencia que la Virgen María tiene un rol en el plan de salvación, como lo revela toda la tradición católica. ¿Dónde se originan entonces los problemas? Un experto mariólogo, responde a algunas de las objeciones más frecuentes y aclara conceptos.

 

I. ALGUNAS OBJECIONES TEOLÓGICAS

Se habla mucho y de modo inapropiado de “consagración a María”. Se dice: ella nos consagra, y se añade: a ella nos consagramos. Los teólogos oponen a este lenguaje las siguientes serias objeciones:

Primera objeción. – Dios solo consagra, o sea, se hace presente en nosotros, diviniza nuestra existencia, nuestra vida.

Esto es cierto y no debemos olvidarlo: toda consagración es un don gratuito de Dios, que inicia por obra suya y por obra suya se concluye, porque sólo él puede vencer la inercia de nuestra naturaleza humana y elevarnos a su vida divina. Juan Pablo II no ha ignorado esta objeción, pero la ha tomado y resuelto en el sentido que Jesús le ha dado en la Última Cena: “Yo me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagrados” (Jn 17, 19).

El versículo nos recuerda que, a rigor de términos, no hay más que una consagración: la de Jesucristo. Al nacer entre los hombres él ha consagrado su humanidad mediante la unción de su misma divinidad, y tal consagración realizada en el interior del mundo creado, es un principio de consagración para el mundo entero: radicalmente consagrado mediante Él y llamado a entrar en su consagración.

Segunda objeción. – La segunda objeción afirma que para el hombre existe una sola consagración: el Bautismo. A través de este sacramento Dios nos consagra a Él imprimiendo en nosotros un carácter indeleble.

Esta consagración, ¿no resultaría ofuscada al hablar de otras consagraciones, decayendo así en el particularismo, como una más?. No, porque las consagraciones votivas tienen una función precisa en la Tradición de la Iglesia, en particular la consagración religiosa de los tres votos. Dado que el término consagración es análogo, la “consagración religiosa” es relativa. Esta no tiene más objetivo que el de realizar más perfectamente la consagración del Bautismo. Dígase lo mismo de la consagración a María o mediante María.

La predicación cristiana y el mismo Grignion de Montfort no han cesado de subrayarlo con la máxima claridad: consagrarse es abrirse activa y generosamente a la consagración de Dios.

Una ayuda pastoral para despertar la respuesta del cristiano. – Tales actualizaciones o consagraciones votivas no dejan de ser importantes, pues el drama de la Iglesia es que muchos bautismos hacen de los bautizados muertos-nacidos: Dios ha realizado su obra de consagración, pero sin respuesta por parte del bautizado; y la consagración fundamental no ha pasado a sus vidas.

El gran problema de nuestro destino y de la misma Iglesia, consiste en que la consagración gratuitamente dada por Dios se haga recíproca. Que pase de inerte a viviente; de votiva a efectiva: que penetre toda nuestra vida. Ese es también, según la teología, el sentido de la consagración religiosa mediante los votos de pobreza, castidad y obediencia. Tiene la función de actualizar, de realizar la consagración del Bautismo.

Esa es también la función de las consagraciones mediante María. Digo “de las” consagraciones, porque pueden asumir varias formas: la de Montfort, a Jesús a través de María; la que fue pedida a los videntes de Fátima, a través del Corazón Inmaculado de María, etc.

Por tanto, hablar de consagraciones implica necesariamente hablar de Dios, hablar del Espíritu Santo.

 

II. LA LIBRE COOPERACIÓN DEL HOMBRE

Tercera objeción. – ¿Por qué se habla de consagrarse, dado que sólo Dios consagra? El hecho es que Dios no hace nada en nosotros sin nosotros.

Nos consagra sólo si se lo pedimos, con nuestro consentimiento y nuestra cooperación. Dios ha hecho todo (como Causa primera, creadora), pero nos llama a hacer todo con él, a nuestro nivel, como causa segunda, libre y necesaria. La obra de nuestra consagración, donada enteramente por él, es enteramente desarrollada por nosotros, por nuestra libertad.

Con todo, la verdad es que el vocablo “consagrar” no tiene el mismo significado cuando se dice que Dios nos consagra (o sea, nos transforma) que cuando hablamos de consagrarnos (acoger libremente y vivir ardientemente esta gracia de Dios). Esta cooperación libre es decisiva e indispensable. Es la mayor libertad.

Cuarta objeción. – ¿Es posible consagrar a otros, sin su libre adhesión?. Consagrar a Rusia (u otra nación) según la petición de Fátima, ¿no es tal vez una pretensión mágica y una prepotencia frente a la libertad de otros hombres, o incluso una violación de los derechos humanos? Es evidente que un don no puede darse sin la libre acogida de los interesados, que es decisiva. Tales “consagraciones” tienen como intención y objetivo ayudar a aquellos que en esos países son ya consagrados en medio de todas las pruebas y persecuciones que soportan, a fin de que la luz y el don que ellos viven se extiendan a sus compatriotas “sumergidos en las tinieblas y en las sombras de la muerte”. Son pues una oración, una intercesión, una apelación al don generoso de Cristo que se ha consagrado para consagrar consigo a todos los hombres.

Quinta objeción. – ¿Por qué se habla de consagración a María, si sólo existe la posibilidad de consagrarse a Dios?

La objeción es válida. De hecho “consagración” significa pertenencia total, y una de las fórmulas de consagración acentúa, tal vez paradójicamente, la radicalidad de ese don de sí al decir: “Me consagro como esclavo de amor”.

La fórmula es desconcertante, porque la esclavitud es un mal. Hacerse esclavos de una criatura sería una alineación, un servilismo: un desprecio a los derechos del hombre y a la autonomía humana.

El sentido verdadero de la “esclavitud mariana”. – Pero la objeción se desvanece si a la consagración se le da el sentido que le daba el apóstol Pablo, quien con tanta insistencia se llamaba “esclavo de Cristo” (Rm 11, 1; y también en el prólogo de muchas de sus cartas). La objeción está superada porque siendo Dios Creador, consagrarse a Él no significa alienarse, sino reconocer la verdad: nuestra condición de criaturas, pues a Dios se lo debemos todo, incluida la existencia y la misma libertad, que él crea justamente como libertad capaz de unirse a Él y decidirse por el bien, o alejarse de Él y del bien. Admitir tal verdad significa descubrir al mismo tiempo el Principio y el Término divino de nuestra existencia. Significa descubrir la verdad más profunda y la fuente misma de nuestra libertad, tan a menudo dominada por las ilusiones terrenas. Significa encontrar el camino de la única felicidad que vale la pena en este mundo y que conduce a la eternidad feliz. Es compartir la misma libertad de Dios…

Con relación a estas verdades fundamentales es posible situar la función de María en las consagraciones.

Y aunque tal función está referida esencialmente a Dios, es importante porque Dios mismo ha dado a la Virgen María un lugar inigualable en el plan de la redención.

Fuente: Giuseppe Daminelli, en revista Madre di Dio, Nº 5, Milán, San Paolo, mayo de 2002.
 
 

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Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús

Estatua del Sagrado Corazón del monumento
El día 14 de mayo de 1733, en la iglesia de San Ambrosio, de la ciudad de Valladolid, el Sagrado Corazón hizo al jesuita Padre Bernardo de Hoyos, la tan conocida Gran Promesa: “Reinaré en España -le dijo- y con más veneración que en otras partes”. Y el P. Hoyos manifestó a uno de los primeros apóstoles de la devoción al Sagrado Corazón en España lo siguiente: “Si se echa tarde la semilla de esta devoción, no importa. Aunque España comience la última en su carrera, podrá su alentado fervor alcanzar y, por ventura, pasar con el favor divino a los primeros”.  Y completaba su profecía, diciendo: “Espero que se ha de introducir, qué digo introducir, que se ha de entronizar en España el Corazón adorable de Jesús”.

Y cuando en el plan de la Divina Providencia llegó el día de levantar el trono desde el cual el Corazón de Jesús, en cumplimiento de su promesa, había de reinar sobre España y elegir el lugar para entronizar en la Nación su sagrada imagen, la elección recayó sobre el Cerro de los Ángeles, en Getafe y a 13 kilómetros de Madrid, capital.

La idea partió de don Francisco Belda y Pérez de Nueros, quien en una carta abierta con fecha 13 de junio de 1900 dirigida al director de la revista “La Semana Católica”, de Madrid, y que fue publicada en el número 17 del mismo mes y año, proponía la elección de dicho lugar para el emplazamiento del Monumento Nacional al Sagrado Corazón de Jesús y a la Inmaculada, delante de la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles. La iniciativa estaba lanzada, pero su plan, sin duda, por las circunstancias adversas de entonces, quedó como desterrado y casi condenado al olvido.

Dos lustros más tarde, el solemne Congreso Eucarístico de Madrid en el año 1911, con aquel inesperado final de la consagración de España, con texto del P. Postíus, en el salón del trono de palacio y ante los Reyes, dio nuevo impulso al deseo de levantar, pese a que ya se estaba  construyendo el Tibidabo en Barcelona, un Templo Nacional consagrado al Corazón de Jesús en Madrid. La idea prendió con fuerza y entusiasmo en la “Unión de Damas Españolas” junto con la infanta María Teresa y el Obispo de Madrid-Alcalá D. José María Salvador y Barrera, quienes apadrinaban la idea de dedicar la catedral de la Almudena, -en obras-, como  dicho Templo Nacional, ratificando la consagración efectuada pocos días antes en el Palacio Real. Por lo que en la cripta de la Almudena, con nueva fórmula del P. Oliver Copóns, volvió a repetirse la ofrenda de España, de sus instituciones, de sus leyes, de sus hogares y de sus habitantes al Corazón de Jesús, logrando así establecer un nexo entre consagración nacional y templo nacional, imitando el ejemplo parisino de Montmartre.                                                                                 

Pero, poco después, sería otro seglar, don Ramón García Rodrigo de Nocedal, fervoroso miembro de la Adoración Nocturna y terciario franciscano de la iglesia de San Fermín de los Navarros quien daría el empujón definitivo a la propuesta primera de D. Francisco Belda, para la erección del Monumento al Sagrado Corazón en Madrid. Él también, desconociendo la iniciativa de éste, eligió el Cerro de los Ángeles por estas razones: por estar situado en el centro geográfico de España, significando también el deseo de que el Sagrado Corazón ocupara el centro de la vida del país y por estar próximo a la Corte, centro oficial de la Nación. Y esta idea se la transmitió al peruano Mateo Crawley, religioso de los Sagrados Corazones, y al ya santo jesuita P. José María Rubio, entonces director de las “Marías de los Sagrarios” de Madrid.

Desde 1914, el Padre Crawley había establecido su obra de entronizaciones en Madrid con el placet del Primado, Cardenal Guisasola, creando el “Secretariado Central de Entronizaciones” como una sección de la “Unión de Damas Españolas”, cuya presidencia la ostentaba doña María de la Natividad Quindos de Tejada y Villarroel, Duquesa de la Conquista, y quien tenía por director espiritual al P. José de Calasanz Baradat. Y ante el ingente número de entronizaciones en los hogares se comenzó a hablar también de realizar una entronización solemne y nacional del Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles. Los padres Crawley, Baradat y Rubio junto con las “Damas Españolas” se dedicaron por su cuenta a promover la iniciativa de los señores Belda y Rodrigo de Nocedal.

El Monumento al Sagrado Corazón

En ese mismo año de 1914, tuvo lugar otro hecho de importancia corazonista: se inició el proceso de beatificación del P. Bernardo de Hoyos.

El 30 de junio de 1916, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, fue colocada la primera piedra del monumento por el obispo de Madrid-Alcalá Mons. Salvador y Barrera, acompañado de una amplia representación de sus promotores, autoridades civiles y militares, clérigos  y de numeroso público, según consta en acta. Y en agosto de ese mismo año, el papa Benedicto XV concedía indulgencias a todos aquellos que  ayudasen en la construcción.                    

El costo de la obra fue sufragada por suscripción popular. Miles de personas, desde el propio Papa, la Familia Real, los Cardenales, Arzobispos y Obispos, el Protectorado Español de Marruecos, América… hasta gente de todas las clases sociales, contribuyeron ilusionada y generosamente a la recaudación de fondos para la construcción del Monumento. Se recaudó más de medio millón de pesetas y el sobrante se le entregó al Obispo de Madrid-Alcalá para fines determinados. La estatua del Corazón de Jesús fue costeada, con una aportación de 50.000 pesetas, por el señor Conde de Guaquí, paisano del P. Mateo y embajador del Perú en el Vaticano, quien, en carta particular, expresaba su propósito con estas palabras: “Es mi intención, ciertamente, honrar al Sagrado Corazón. Pero también manifestar así muy solemnemente la gratitud del Perú a aquella España católica que nos civilizó con la fe de Cristo y la moral del Evangelio”.

El proyecto les fue encomendado al arquitecto Carlos Maura y Nadal y al escultor Aniceto Marinas. Las dimensiones del Monumento eran 28 metros de altura, por 31,50 de ancho y 16 de fondo.

La imagen de Jesús medía 9 metros, constaba de 45 piezas, y para labrarla se precisaron 37 metros cúbicos de piedra. El material empleado era piedra arenisca de Almorquí, y en la totalidad del Monumento se invirtieron 882 toneladas.

La inauguración, en principio, estaba prevista para el día 10 de noviembre de 1918, pero la epidemia que asolaba el país obligó a posponerla, fijándose el acto para el 30 de mayo de 1919, fiesta de san Fernando Rey y aniversario de boda de los Reyes.

Sólo una semana antes, el 24 de mayo, el nuevo Obispo de Madrid-Alcalá, don Prudencio Melo Alcalde, – en un número extraordinario del Boletín Oficial del Obispado – dirigió una circular al Clero y Fieles de su Diócesis acerca de la inauguración del Monumento al S. C. de Jesús en el Cerro de los Ángeles , en la que, entre otras cosas dijo: “… porque el Monumento, oración esculpida en piedra, profesión de fe y de amor de un pueblo cristiano, se levanta gallardo sobre el Cerro de los Ángeles, y, Dios mediante, el día 30 de los corrientes, festividad del Santo Rey Fernando III, hemos de celebrar su inauguración.

La fórmula de la Consagración, muy breve, rezaba así: “Corazón de Jesús Sacramentado, Rey de Reyes y Señor de los que dominan: ante vuestro augusto trono de gracia y de misericordia se postra España entera, hija muy amada de vuestro Corazón.  Somos vuestro pueblo que de nuevo se consagra hoy a Vos. Reinad sobre nosotros. Que vuestro imperio se dilate por los siglos de los siglos. Amén.

Y, por fin, llegó el 30 de mayo de 1919, el día soñado y señalado para la bendición del Monumento y la Consagración de España al  Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles.                                                                  

Principalmente utilizaremos como hilo conductor, para conocer con todo lujo de detalles lo allí vivido en tan fervorosa e histórica fecha, el artículo-crónica que el jesuita P. Remigio Vilariño, eminente testigo presencial, escribió en el mensajero del año 1919 (pág. 520-534), complementado con algunos párrafos de la prensa de aquellos días.

El cerro de los Angeles con el Monumento

“Llegado, pues, el día de San Fernando – escribe el P. Vilariño –, aniversario de la boda del Rey, a media mañana, una no interrumpida fila de autos y coches de varias clases, de cabalgaduras y hasta de carros se dirigía al Cerro de los Ángeles, distante de Madrid unos quince kilómetros. Por el tren, en distintos viajes, llegaron también bastantes a Getafe, desde donde tenían que andar hasta el Cerro algo más de dos kilómetros.

A poco de salir de Madrid se presentaba el Cerro como un altar gigante en medio de la llanura. Acercándose un poco más se veía la ermita de la Virgen de los Ángeles. Acercándose más todavía se distinguía bien el monumento y la estatua de Nuestro Señor. Extendida por el viento hacia ella una gran bandera española presentaba el emblema de la patria que miraba a Jesucristo y se extendía hacia Él como deseando besarle y envolverle y abrazarle.

El silencio aumentaba en el corazón envolviendo mil vagos pensamientos.

La subida se hizo con mucho orden gracias a las acertadas disposiciones que se tomaron. Llegó toda la gente, que se fue replegando en las sillas que en número de tres mil se había dispuesto ordenadamente. Llegó la nobleza, los caballeros con sus uniformes, los Grandes con sus insignias, los Prelados con sus capisayos, Comisionados y Representantes de muchas asociaciones, los Ministros todos menos el de Hacienda que estaba enfermo. Llegó para hacer guardia y presentar honores el Regimiento del Rey que se situó al lado del monumento

A las once y media en punto se izó en la tribuna regia, formada por tapices, el pendón morado de Castilla, y aparecieron los reyes en medio de aclamaciones y vivas al rey cristiano que venía entonces como nunca en nombre de la Nación. Estaba el rey vestido de capitán general de media gala, cruzado el pecho por la banda de Mérito militar roja, y por el Toisón de Oro, el gran collar de Carlos III y la venera de las Órdenes militares. La Reina Victoria Eugenia traje gris con abrigo de seda negro y sombrero del mismo color.

El Rey pasó revista a la compañía, situándose después en la tribuna con las demás  Reales Personas – las Reinas, los Infantes e Infantas – y séquito.      El Gobierno del Sr. Maura en pleno y el Cardenal Primado recibieron a los Soberanos a la puerta de la tribuna.

“Al punto, el  Nuncio de Su Santidad, Monseñor Francesco Ragonesi, revestido de Pontifical y asistido por canónigos de la S. I. Catedral de Madrid, bendijo el Monumento. Luego el señor Obispo de Madrid-Alcalá, D. Prudencio Melo Alcalde comenzó la Santa Misa. El Orfeón del Círculo de San José y el del Sindicato Obrero femenino de María Inmaculada entonaron durante el Santo Sacrificio el “Gloria in excelsis Deo”  y el “O salutaris Hostia”, de Gayoso. Imponente fue el acto de la elevación por vez primera en aquel altar colocado al pie del monumento, mientras la banda saludaba con la marcha real al “Rey de Reyes”, que no ya en imagen, sino realmente presidía desde entonces nuestra reunión y venía a recibir nuestra Consagración”

Antes de la bendición final, fue leído el siguiente telegrama de su Santidad: “El Santo Padre ha sabido con particular satisfacción la inauguración del Monumento Nacional dedicado al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, de esa Diócesis. Concede de muy buen grado a V. E. la facultad de dar la Bendición Papal, con indulgencia plenaria, en las condiciones ordinarias, a todos los que asistan a la ceremonia religiosa” –Cardenal Gasparri –.  Y terminada la misa, Mons. Melo impartió la Bendición Papal concedida por S. S. Benedicto XV.

Y llegó el momento más augusto de toda la ceremonia, el momento por el cual estábamos allí todos congregados en medio de España: Su Consagración al Sagrado Corazón de Jesús.

Cuando, en su día, se le preguntó al Rey Alfonso XIII si asistiría a la inauguración del Monumento, él contestó: “No hay dificultad”. Y cuando se le volvió a preguntar si leería el acto de Consagración, respondió. “Sí, por cierto”. De ahí que, cuando, posteriormente, el P. Mateo le felicitó por haber asumido esa responsabilidad, el propio Rey le contestó: “No merezco tantos parabienes, Padre, pues no he hecho sino cumplir con un deber de conciencia. Era preciso probar que, si soy oficialmente católico, no lo soy menos íntima y privadamente”.

Acabada la misa, en el centro del altar se expuso en rica custodia al Señor en hostia consagrada en la misma misa, y el Duque del Infantado y el señor Obispo de Sión se dirigieron a la tribuna real para acompañar a su Majestad hacia el altar. Siguió al Rey toda la real familia, que quedó de rodillas junto al altar. Alfonso XIII, lleno de serena majestad, subió las gradas del Monumento hasta el pie del altar donde  recibió el pergamino que le ofreció el Duque del Infantado con la fórmula de la Consagración.

Sobre la fórmula de la Consagración hemos de consignar que es innegable su relación con otras ya usadas en dos ocasiones extraordinarias anteriores: al terminar la procesión del Congreso Eucarístico Nacional de Valencia,  noviembre de 1893, y la del Congreso Eucarístico Internacional de Madrid en junio de 1911 Ambas fórmulas le fueron presentadas al Rey, quien escogió una adaptación de la de Valencia con algunos retoques personales compatibles con otras sugerencias aducidas por algunos.

El Monarca, puesto de rodillas al lado de la Epístola y apoyado en su sable, presenció reverente la Exposición del Santísimo Sacramento. Terminado el “Pange lingua”, permaneciendo todos de rodillas, alzóse únicamente el Rey y vuelto hacia el Santísimo y ligeramente también a su pueblo que le rodeaba y le escuchaba, con voz pausada y serena, pero marcada y firme, pronunció el Acto de Consagración con estas palabras:

 
 

El Rey Alfonso XIII en la Consagración

“Corazón de Jesús Sacramentado, Corazón del Dios – Hombre, Redentor del Mundo, Rey de Reyes y Señor de los que dominan:

España, pueblo de tu herencia y de tus predilecciones, se postra hoy reverente ante ese trono de tus bondades que para Ti se alza en el centro de la Península.

Todas las razas que la habitan, todas las regiones que la integran, han constituido en la sucesión de los siglos, y a través de comunes azares y mutuas lealtades, esta gran Patria Española, fuerte y constante en el amor a la Religión y en su adhesión a la Monarquía.

Sintiendo la tradición católica de la realeza española y continuando gozosos la historia de su fe y de su  devoción a Vuestra Divina Persona, confesamos que Vos vinisteis a la tierra a establecer el Reino de Dios en la paz de las almas redimidas por vuestra sangre y en la dicha de los pueblos que se rijan por vuestra santa Ley. Reconocemos que tenéis por blasón de vuestra divinidad conceder participación de vuestro poder a los príncipes de la tierra, y que de Vos reciben eficacia y sanción todas las leyes justas, en cuyo cumplimiento estriba el imperio del orden y de la paz. Vos sois el camino seguro que conduce a la posesión de la vida eterna; luz inextinguible que alumbra los entendimientos para que conozcan la verdad y el principio propulsor de toda vida y de todo legítimo progreso social, afianzándose en Vos y en el poderío y suavidad de vuestra gracia todas las virtudes y heroísmos que elevan y hermosean el alma.

Venga, pues, a nosotros Vuestro Santísimo Reino, que es Reino de justicia y de amor. Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras y en nuestras leyes e instituciones patrias.

Gracias, Señor, por habernos librado misericordiosamente de la común desgracia de la guerra, que a tantos pueblos ha desangrado. Continuad con nosotros la obra de vuestra amorosa providencia.

Desde estas alturas que para Vos hemos escogido como símbolo del deseo que nos anima de que presidáis todas nuestras empresas, bendecid a los pobres, a los obreros, a los proletarios, para que en la pacífica armonía de todas las clases sociales encuentren justicia y caridad que haga más suave su vida, más llevadero su trabajo.

Bendecid al Ejército y a la Marina, brazos armados de la Patria, para que en la lealtad de su disciplina y en el valor de sus armas sean siempre salvaguardia de la nación y defensa del derecho.

Bendecidnos a todos los que aquí reunidos en la cordialidad de unos mismos santos amores de la Religión y de la Patria, queremos consagraros nuestra vida pidiéndoos como premio de ella el morir en la seguridad de vuestro amor y en el regalado seno de vuestro Corazón adorable. Así sea”.

Al acabar, el público prorrumpió en vítores y aclamaciones. El jesuita P. Zacarias García Villada, posteriormente asesinado en julio de 1936, comentaba que se trató de un “acto de acatamiento, por el que nuestro Rey, humillando su cabeza, reconocía a Jesucristo por Rey de Reyes y Señor de los que dominan”. Desde ese momento, aseguraba, “se puede decir con verdad que se ha cumplido la promesa que el Corazón divino hizo al P. Hoyos, de que reinaría en España con más veneración que en otras partes”. Hoy, desde lo alto del Cerro de los Ángeles, puede decir el Sagrado Corazón de Jesús las palabras esculpidas en el fuste de aquel grandioso monumento: “REINO EN ESPAÑA”.

Y desde este día el Cerro de los Ángeles empezó a ser para los españoles algo íntimamente unido e inseparable de la Nación, porque, como en aquella fecha escribía el cronista de la revista “Ciencia Tomista”,  “España se había consagrado allí al Salvador del mundo, como en tiempos de Recaredo y de Pelayo, de Alfonso VIII, de Fernando III el Santo y de Felipe II”.

 “La primera parte del texto consagratorio – escribe Luis Cano en su excelente y documentada obra “Reinaré en España”, concatenando diversas citas de varios autores – resaltaba el papel de la monarquía y de la religión en la constitución de España como patria. Desde ese momento Alfonso XIII contaría con una adhesión entusiasta de un gran sector del catolicismo español, que creía en la unión del trono y del altar y veía en él la encarnación de la monarquía católica que haría posible un resurgimiento nacional. La fórmula reconocía también el origen divino del poder político, algo que reforzaba todavía más esa misión providencial del Monarca”.

 “Los grandes problemas nacionales se reflejaban también en la fórmula, aunque veladamente: el anhelo del orden y de la paz social; la búsqueda de una pacífica armonía de las clases sociales; la situación del ejército, que en esos momentos sufría la tentación de la indisciplina y la desmoralización por culpa de la desastrosa guerra de Marruecos.

 “También se mencionaba la Primera Guerra Mundial en la que España había conseguido mantener la neutralidad. El acto del Cerro de los Ángeles constituía un agradecimiento a Dios por la especial protección de la Providencia, que a través del Sagrado Corazón – el símbolo por excelencia de la paz –  había preservado al país de ese flagelo. Los comentaristas señalaron que éste había sido uno de los principales motivos del acto del Cerro”

La consagración se vivió con fervor en toda España, como se había pedido a través de la carta pastoral del Obispo de Madrid, Mons. Melo Alcalde: las misas de comunión general en todas las iglesias en acción de gracias por la paz; la recitación de la breve fórmula de consagración ante el Santísimo expuesto, a las doce de la mañana, como signo de unión a la consagración general que en esos momentos se realizaba en el Cerro de los Ángeles; el repique de campanas, los adornos, luces y colgaduras en balcones y fachadas contribuyeron a dar a ese día el regocijo de un gran acontecimiento festivo. El P. García Villada decía que la consagración fue “un acto de agradecimiento a Dios y de reparación, una profesión de fe pública, valiente y alentadora… y una de las páginas más trascendentales de la historia contemporánea de nuestra patria”.  Fue, sobre todo, una afirmación de la realeza de Cristo y de su soberanía sobre la nación española.

 
 

La familia Real en la Consagración

Pero, como advertía el P. Vilariño, no bastaba proclamar oficialmente que Cristo reina en España para que ese reinado fuera ya efectivo. El jesuita invitaba a los lectores del “Mensajero” a que no se duerman en la almohada de la confianza, que es la almohada de los desengaños. El reinado de Cristo en España estaba por hacer: el acto del Cerro de los Ángeles era la señal de partida para ponerse en marcha,  pero lo importante era trabajar para que “ reine el amor de Cristo en los corazones de los hombres, en las familias españolas, en las inteligencias de los sabios, en las cátedras, en las letras, en las leyes, y en todas las instituciones patrias. Eso, eso, hay que procurar a toda costa. En definitiva, una presencia de la religión cristiana que no se quedara en meras manifestaciones exteriores o triunfalistas. Un catolicismo que informara a la vez la vida colectiva y personal”.

El P. Antonio Madariaga consideró a la consagración como “todo un programa de regeneración social; justicia y amor”. Justicia no sólo en el sentido jurídico-moral, sino también como “adaptación del hombre a las normas de rectitud y de la honestidad” y como el ajustamiento “al ideal de perfección, que no es otro que la ley evangélica, que, supuesta la ley natural escrita por Dios en los corazones de los hombres, añade los preceptos y consejos dados por Jesucristo y que constituyen la ascética cristiana”.

En contraste con el entusiasmo del pueblo sinceramente católico que se siente unido al acto de su Rey, surgió el grito furioso de las sectas, que escupían su rabia contra aquel acto que era calificado de “delirio y loco desafío”. Consta con toda certeza que primero quisieron disuadir al Rey de llevarlo a efecto, y luego forzarle a su anulación (por compromisos masónicos) para garantizar su trono.

Ciertamente, el significado del paso que Alfonso XIII había dado y su trascendencia eran muy claros y levantó contra él una oleada de protestas , a la vez que se difundía el rumor de que iba a ser destronado en cuestión de pocos años.

Apenas inaugurado, el partido liberal disparó el primer tiro del combate que terminaría con la destrucción del Monumento en agosto de 1936. “El acto realizado por el Rey – se dijo –  encierra una trascendencia inmensa y es un reto para el liberalismo” y la fórmula de consagración empleada por el Monarca “es vergüenza de España y escándalo para Europa”.

En un mitin electoral celebrado aquellos días, Miguel Morayta calificó de bochornoso el espectáculo de Madrid engalanado para celebrar la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús; Roberto Castrovido dijo que el acto del Cerro de los Ángeles era “dogmáticamente una herejía y estéticamente una aberración”; Julián Besteiro afirmó que era “un acto bochornoso y peligroso”, y Pablo Iglesias terminó su diatriba contra el Cerro de los Ángeles diciendo: “La locura ha hecho presa en la cabeza de nuestros gobernantes”.

Tras haber expuesto el acto y la fórmula de la Consagración  y la disparidad de criterios y pareceres  sobre el hecho, vamos a concluir la narración de lo que se vivió en aquel histórico día en el Cerro de los Ángeles con el colofón final: la Procesión Eucarística.

“España estaba consagrada al Corazón de Jesús. Había hecho su besamanos –escribe el P. Vilariño – ante el Rey del Universo en el altar del trono erigido en medio de España, y ya el Señor iba a retirarse de entre nosotros. Le acompañaron en la procesión los más nobles de la concurrencia, y recogiendo nuestras amantes miradas, pasó en medio de todos por la larga calle del Cerro, desde el monumento hasta la ermita.

Sencillo, pero solemne paso. Portaba el ostensorio de oro de la Casa Real el Sr. Cardenal Primado. Llevaban las varas del palio el infante don Carlos, el Ministro de la Guerra, el Duque del Infantado, el Marqués de Aguilafuente, el Vizconde del Val  de Erro y el Duque de Vistahermosa. El palio era de tisú de oro, propiedad el Convento de las Reparadoras de Madrid.

Seguían, -con velas encendidas-, los Prelados, la Familia Real, el Gobierno, las Órdenes Militares, representantes de la Guarnición de Madrid, una Comisión de Artillería de Getafe y de la Junta de Acción Católica, presidida por el Marqués de Comillas.

La ondulada procesión cubría el Cerro. Por un lado resonaba el “Tantum ergo”, por otro el “Pange lingua”, por otro la Marcha Real”, por otro el “Himno Eucarístico”. Y en todos los corazones el himno de acción de gracias y el aleluya del gozo religioso y patriótico.

Desde la altura de la ermita se nos dio la bendición con el Santísimo a los ecos lejanos de la Marcha Real.                                                               

–  Su Majestad puede ya retirarse – cuentan que le dijeron al Rey.

–      No, -respondió Alfonso XIII-, le acompañaremos hasta que quede reservado en su Sagrario. Y le siguió hasta la iglesia como antes.

“Todo estaba hecho, y hecho con felicidad, sigue diciendo el padre Remigio Vilariño. El desfile se hizo primero de sus Majestades y Altezas con aclamaciones y vivas mucho más entusiastas y sinceros que antes de la fiesta. Luego de todo el público por su orden con íntima satisfacción y alegría”

Hemos pasado un día hermoso. Para todo aquel que ame a Nuestro Señor Jesucristo, y que conozca algo de los tesoros  de amor que nuestro Redentor se merece por el amor que Él nos tiene y por el amor que ha tenido a España en los tiempos pasados, ha sido un día hermoso, magnífico… inolvidable.

En la Crónica ofrecida por el diario madrileño El Universo”   leemos lo siguiente : “… en aquel marco inolvidable, la voz sonora y potente de un Monarca valiente y gallardo, que hace pública  y solemne manifestación de la fe que dio sobrenombre glorioso a sus antecesores, y a él mismo, en ceremonia que trae el recuerdo, conmovido, las gestas de los Recaredos, de los Fernandos, de los Jaimes, grandes como guerreros, inmortales como legisladores, amados como padres de sus pueblos, de lo que nosotros somos continuadores”.

El acto, único en su clase y como no se había visto quizás en España, fue calificado años más tarde por Su Santidad el Papa Pío XI de “gesto inmortal de verdadera y soberana caballerosidad, digno en todo de la historia y de la hidalguía del pueblo español, caballeroso por excelencia”. 

Podemos resumirlo todo, según las informaciones de la Prensa, con estas palabras: Celebración con inusitada solemnidad y extraordinaria brillantez  la inauguración del Monumento, en un marco inolvidable y con esplendores de un culto único en lo de acercar el arte a la divinidad.  Prodigio de orden  y excelente organización del acto de un modo insuperable en todos sus detalles, sin dar lugar a confusión alguna en la colocación de los invitados y asistentes a la ceremonia.                    

Participaron en tan solemne, masivo, piadoso y emotivo acto  los Reyes, la Reina Madre María Cristina, los Infantes, los Príncipes, El Gobierno de la Nación , el Sr. Nuncio, Cardenal Primado, veintidós Prelados,  Cabildo y Clero de Madrid, Órdenes Militares (Alcántara, Montesa y Calatrava) Duques, Marqueses, Condes, Gentilhombres, toda la Aristocracia de la Capital,  un sinfín de Autoridades civiles y militares y más de quince mil personas que llegaron en trenes especiales, coches, autos, carros y a pié, formando filas interminables a lo largo de las carreteras desde Getafe, pueblos circunvecinos  y desde el propio Madrid, quienes conservarán un recuerdo indeleble de tan hermosa y espléndida ceremonia.

“En suma, ha sido una fiesta grandiosa, imponente, de una incomparable grandeza imposible de ser reflejada  en estas líneas, de acertar con la referencia ni dar con el acertado comentario, pues reseñarla tal como fue es una empresa superior a las fuerzas humanas”.

Y terminamos con unas palabras de D. Emiliano Aníbarro Espeso, quien fue Director de la Obra Nacional del Cerro de los Ángeles y Rector del Santuario durante mucho años, tomadas del Librito “Ayer y Hoy del Cerro de los Ángeles”, que dice así: “El centro geográfico de España, el día 30 de mayo de 1919 se convirtió en centro de atracción espiritual de todos los españoles. Allí, al pie del Monumentos del Sagrado Corazón de Jesús, convergían los pensamientos, los sentimientos de amor, de fe y de entusiasmo de todos los pueblos de la nación española, y de allí irradiaban palpitaciones de alegría, afecto, gratitud y bendición, que se extendieron por todas las tierras de España anunciando la buena nueva del advenimiento del reinado del Sagrado Corazón de Jesús en el pueblo de sus predilecciones”.

 

Fuente: Vicente Lorenzo Sandoval. Director de la Obra Nacional del Cerro de los Ángeles y Rector del Santuario del Sagrado Corazón de Jesús. Getafe, “Cerro de los Ángeles”, 15 de Junio de 2009

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Fundamentos de la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús

La devoción al Sagrado Corazón no es sino una forma especial de devoción a Jesús. Al esclarecer su objeto, sus fundamentos y sus actos propios conoceremos qué es exactamente y qué hace distinta a esta devoción.

 

EL OBJETO ESPECIAL DE LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN

La naturaleza de esta cuestión es ya de por sí compleja y las dificultades que nacen a causa de la terminología la hacen aún más compleja. Sin profundizar en términos que son extremadamente técnicos, estudiaremos las ideas en sí mismas y, con el fin de saber pronto dónde estamos, nos detendremos en el significado y en el uso que se da a la palabra corazón en el lenguaje normal. (a) La palabra corazón despierta en nosotros, antes que nada, la idea del órgano vital que palpita en nuestro pecho y del que sabemos, aunque quizás vagamente, que está íntimamente conectado no sólo con nuestra vida física, sino también con nuestra vida moral y emocional. Tal relación explica, también, que el corazón de carne sea universalmente aceptado como emblema de nuestra vida moral y emocional, y que por asociación, la palabra corazón ocupe el sitio que tiene en el lenguaje simbólico y que esa palabra se aplique igualmente a las cosas mismas que son simbolizadas por el corazón. (Cfr. Jer. 31,33; Dt. 6,5; 29,3; Is. 29,13; Ez. 36,26; Mt. 6,21; 15,19; Lc. 8,15; Rm. 5,5; Catecismo de la Iglesia Católica, nos. 368, 2517, N.T.). Pensemos, por ejemplo, en expresiones como «abrir nuestro corazón», «entregar el corazón», etc. Llega a pasar que el símbolo es despojado de su significado material y en vez del signo se percibe sólo lo que es significado. De igual manera, en el lenguaje corriente la palabra alma ya no despierta la idea de aliento, y la palabra corazón sólo nos trae a la mente las ideas de valor o amor. Claro que aquí hablamos de figuras del lenguaje o de metáforas, más que de símbolos. El símbolo es un signo real, mientras que la metáfora es sólo un signo verbal.

El símbolo es algo que significa algo distinto de si mismo, mientras que la metáfora es una palabra utilizada para dar a entender algo distinto de su significado propio. Por último, en el lenguaje normal, nosotros pasamos continuamente de la parte al todo y, gracias a una forma muy natural de hablar, usamos la palabra corazón para referirnos a la persona. Todas estas ideas nos ayudarán a determinar el objeto de la devoción al Sagrado Corazón.

El problema comienza cuando se debe distinguir entre los significados material, metafórico y simbólico de la palabra corazón. Se trata de saber si el objeto de la devoción es el corazón de carne, como tal, o el amor de Jesucristo significado metafóricamente por la palabra corazón, o el corazón de carne en cuanto símbolo de la vida emocional y moral de Jesús, especialmente de su amor hacia nosotros. Afirmamos que se da debido culto al corazón de carne en cuanto éste simboliza y recuerda el amor de Jesús y su vida emocional y moral (Cfr. Pío XII, encíclica «Haurietis Aquas», 18,21,24, N.T.). De tal forma, aunque la devoción se dirige al corazón material, no se detiene ahí: incluye el amor, ese amor que constituye su objeto principal pero que únicamente se alcanza a través del corazón de carne, símbolo y signo de ese amor. La devoción al solo Corazón de Jesús, tomado éste como una parte noble de su divino cuerpo, no sería equivalente a la devoción al Sagrado Corazón tal y como la entiende y aprueba la Iglesia.

Y lo mismo se puede decir de la devoción al amor de Jesús, como si se tratara de una parte separada de su corazón de carne, o sin más relación con este último que la sugerida por una palabra tomada en su sentido metafórico. (Cfr. Gaudium et Spes, 22,2, N.T.) Pues hay que considerar que en esta devoción existen dos elementos: uno sensible, el corazón de carne, y uno espiritual, el que es representado y traído a la mente por el corazón de carne. Estos dos elementos no son dos objetos distintos, simplemente coordinados, sino que realmente constituyen un objeto solo, del mismo modo como lo hacen el alma y el cuerpo, y el signo y la cosa significada. De esos dos elementos el principal es el amor, que es la causa y la razón de la existencia de la devoción, tal como el alma es el elemento principal en el [[hombre. Consecuentemente, la devoción al Sagrado Corazón puede ser definida como una devoción al Corazón Adorable de Jesucristo en cuanto él representa y recuerda su amor. O, lo que equivale a lo mismo, se trata de la devoción al amor de Jesucristo en cuanto que ese amor es recordado y simbólicamente representado por su corazón de carne (Cfr. Encíclica de S.S. León XIII, Annum Sacrum; Catecismo de la Iglesia Católica nos. 479, 609. N.T.).

Es este simbolismo lo que de da su significado y su unidad, y su fuerza simbólica queda admirablemente completada al ser representado el corazón como herido. Como el Corazón de Jesús se nos presenta como el signo sensible de su amor, la herida visible en el Corazón nos recuerda la invisible herida de su amor («Sólo el corazón de Cristo, que conoce las profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan llena de simplicidad y de belleza», Catecismo de la Iglesia Católica, 1439, N.T.).

Ese simbolismo también nos deja en claro que la devoción, si bien concede al corazón un lugar especial, poco está interesada en los detalles anatómicos. Dado que en las imágenes del Sagrado Corazón la expresión simbólica debe predominar sobre todo lo demás, no se busca nunca la congruencia anatómica; ésta afectaría negativamente la devoción al debilitar la evidencia del simbolismo. Es de primera importancia que el corazón como emblema se pueda distinguir del corazón anatómico; lo apropiado de la imagen debe ser favorable a la expresión de la idea. En una imagen del Sagrado Corazón es necesario un corazón visible, pero éste debe ser, además de visible, simbólico. Y se puede afirmar algo semejante en el ámbito de la fisiología, porque el corazón de carne que constituye el objeto de la devoción, y que debe dejar ver el amor de Jesús, es el Corazón de Jesús, el Corazón real, viviente, que en verdad amó y sufrió; el que, como lo experimentamos en nuestros corazones, tuvo relación con las emociones y la vida moral de Cristo; el que, por el conocimiento, así sea rudimentario, que tenemos a partir de las operaciones de nuestra propia vida humana, jugó igual papel en las operaciones de la vida del Maestro. Sin embargo, la relación entre el Corazón y el Amor de Cristo no tiene un carácter puramente convencional, como es el caso entre la palabra y la cosa, o entre la bandera y el país que ésta representa.

Ese Corazón ha estado y está inseparablemente vinculado con la vida de Cristo, vida de bondad y amor. Basta, empero, que en nuestra devoción simplemente conozcamos y sintamos esta relación tan íntima. No tenemos por qué preocuparnos por la anatomía del Sagrado Corazón, ni con determinar cuáles son sus funciones en la vida diaria. Sabemos que el simbolismo del corazón se funda en la realidad y que constituye el objeto de nuestra devoción al Sagrado Corazón, la cual no está en peligro de caer en el error. Es precisamente esa característica la que define naturalmente a la devoción al Sagrado Corazón. Es más, ya que la devoción se dirige al amante Corazón de Jesús, ella debe abarcar todo aquello que es abrazado por ese amor. Y, en ese contexto, ¿no fue ese amor la causa de toda acción y sufrimiento de Cristo?. ¿No fue su vida interior, más que la exterior, dominada por ese amor? Por otro lado, teniendo la devoción al Sagrado Corazón como objeto al Corazón viviente de Jesús, eso mismo familiariza al devoto con toda la vida interna del Maestro, con sus virtudes y sentimientos y, finalmente, con Jesús mismo, infinitamente amante y amable. Consecuentemente, de la devoción al Corazón amante se procede, primero, al conocimiento íntimo de Jesús, de sus sentimientos y virtudes, de toda su vida emocional y moral; del Corazón amante se extiende a las manifestaciones de su amor. Hay otra forma de extensión que, teniendo la misma significación, se realiza, sin embargo, de diverso modo, pasando del Corazón a la Persona. Transición que, por otra parte, es algo que se realiza naturalmente. Cuando hablamos de un «gran corazón» siempre hacemos alusión a una persona, del mismo modo que cuando mencionamos el Sagrado Corazón nos referimos a Jesús. Esto no sucede porque ambas cosas sean sinónimas sino porque la palabra corazón se utiliza para indicar una persona, y esto es posible porque expresamos que tal persona está relacionada con su propia vida moral y emocional.

Del mismo modo, cuando nos referimos a Jesús como el Sagrado Corazón, lo que en realidad queremos expresar es al Jesús que manifiesta su Corazón, el Jesús amante y amable. Jesús entero queda recapitulado en su Corazón Sagrado, al igual que todas las cosas son recapituladas en Jesús. Dios continuamente se lamenta de ello en las Sagradas Escrituras; los santos siempre han escuchado en sus corazones la queja de ese amor no correspondido. Una de las fases esenciales de la devoción es la percepción de que el amor de Jesús por nosotros es ignorado y despreciado. El mismo Jesús reveló esa verdad a Santa Margarita María Alacoque, ante la que se quejó de ello amargamente.

Únicamente ese amor puede explicar a Jesús, así como sus palabras y obras. Empero, su amor brilla más resplandeciente en ciertos misterios a través de los que nos llegan grandes bienes, y en los cuales Jesús se manifiesta más generoso en la entrega de si mismo. Podemos pensar, por ejemplo, en la Encarnación, la Pasión y la

Eucaristía. Estos misterios, además, tienen un lugar especial en la devoción que, buscando a Jesús y los signos de su amor y su gracia, los encuentra aquí con una intensidad mayor que en cualquier evento particular.

Ya se dijo arriba que la devoción al Sagrado Corazón, dirigida al Corazón de Jesús como emblema de su amor, pone especial atención a su amor por la humanidad. Lógicamente, esto no excluye su amor a Dios, pues está incluido en su amor por los hombres. Se trata, entonces, de la devoción al «Corazón que tanto ha amado a los hombres», según las palabras citadas por Santa Margarita María.

Por último, surge la pregunta de si el amor al que honramos con esta devoción es el mismo con el que Jesús nos ama en cuanto hombre o se trata de aquel con el que nos ama en cuanto Dios. O sea, si se trata de un amor creado o de uno increado; de su amor humano o de su amor divino. Sin lugar a dudas se trata del amor de Dios hecho hombre, el amor del Verbo Encarnado. Ningún devoto separa estos dos amores, como tampoco separa las dos naturalezas de Cristo (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, No. 470, N.T.). Y aunque quisiésemos debatir este punto y solucionarlo a toda costa, sólo encontraremos que hay diferentes opiniones entre los autores. Algunos, por considerar que el corazón de carne sólo puede vincularse con el amor humano, concluyen que no puede simbolizar el amor divino que, a su vez, no es propio de la persona de Jesús y que, por tanto, el amor divino no puede ser objeto de la devoción. Otros afirman que el amor divino no puede ser objeto de la devoción si se le separa del Verbo Encarnado, o sea que sólo es tal cuando se le considera como el amor del Verbo Encarnado y no ven porqué no pueda ser simbolizado por el corazón de carne ni porqué la devoción debiera circunscribirse solamente al amor creado.

 

FUNDAMENTOS DE LA DEVOCIÓN

Esta cuestión puede ser estudiada bajo tres aspectos: el histórico, el teológico y el científico.

a. Fundamentos históricos

Al aprobar la devoción al Sagrado Corazón, la Iglesia no simplemente confió en las visiones de Santa Margarita María, sino que, haciendo abstracción de ellas, examinó el culto en si mismo. Las visiones de Santa Margarita María podían ser falsas, pero ello no debía repercutir en la devoción, haciéndola menos digna o firme. Sin embargo, el hecho es que la devoción se propagó principalmente bajo la influencia del movimiento que se inició en Paray-le-Monial. Antes de su beatificación, las visiones de Santa Margarita María fueron críticamente examinadas por la Iglesia, cuyo juicio, en tales casos, aunque no es infalible, sí implica una certeza humana suficiente para garantizar las palabras y acciones que se sigan de él.

b. Fundamentos teológicos

El Corazón de Jesús merece adoración, como lo hace todo lo que pertenece a su persona. Pero no la merecería si se le considerase como algo aislado o desvinculado de ésta. Definitivamente, al Corazón de Jesús no se le considera de ese modo, y Pío VI, en su bula de 1794, «Auctorem fidei», defendió con su autoridad este aspecto de la devoción contra las calumnias jansenistas. Si bien el culto se rinde al Corazón de Jesús, va más allá del corazón de carne, para dirigirse al amor cuyo símbolo expresivo y vivo es el corazón. No se requiere justificar la devoción acerca de esto. Es la Persona de Jesús a quien se dirige, y esta Persona es inseparable de su divinidad. Jesús, la manifestación viviente de la bondad de Dios y de su amor paternal; Jesús, infinitamente amable y amante, visto desde la principal manifestación de su amor, es el objeto de la devoción al Sagrado Corazón, del mismo modo que lo es de toda la religión cristiana. La dificultad reside en la unión del corazón y el amor, y en la relación que la devoción supone que existe entre ambos. Pero, ¿no es esto un error que ya ha sido superado hace mucho?. Sólo queda por ver si la devoción, bajo este aspecto, está bien fundamentada.

c. Fundamentos filosóficos y científicos

En este aspecto ha habido cierta falta de certeza entre los teólogos. No obviamente en lo tocante a la base del asunto, sino en lo que respecta a las explicaciones. En ocasiones ellos han hablado como si el corazón fuera el órgano del amor, aunque este punto no tiene relación con la devoción, para la cual basta que el corazón sea el símbolo del amor y sobre ello no cabe duda: sí hay una vinculación real entre el corazón y las emociones. Nadie niega el hecho de que el corazón es símbolo del amor y todos experimentamos que el corazón se convierte en una especie de eco de nuestros sentimientos. Un estudio de esta especie de resonancia sería muy interesante, pero no le hace falta a la devoción, ya que es un hecho atestiguado por la experiencia diaria; un hecho del cual la medicina puede dar razones y explicar las condiciones, pero que no es parte del presente estudio, ni su objeto requiere ser conocido por nosotros.

El acto propio de la devoción

El objeto mismo de la devoción exige un acto apropiado, si se considera que la devoción al amor de Jesús por nosotros debe ser, antes que nada, una devoción al amor a Jesús. Su característica debe ser la reciprocidad del amor; su objeto es amar a Jesús que nos ama tanto; pagar amor con amor. Más aún, habida cuenta que el amor de Jesús se manifiesta al alma devota como despreciado y airado, sobre todo en la Eucaristía, el amor propio de la devoción deberá manifestarse como un amor de reparación. De ahí la importancia de los actos de desagravio, como la comunión de reparación, y la compasión por Jesús sufriente. Mas ningún acto, ninguna práctica, puede agotar las riquezas de la devoción al Sagrado Corazón. El amor que constituye su núcleo lo abraza todo y, entre más se le entiende, más firmemente se convence uno de que nada puede competir con él para hacer que Jesús viva en nosotros y para llevar a quien lo vive a amar a Dios, en unión con Jesús, con todo su corazón, su alma y sus fuerzas.

 

IDEAS HISTÓRICAS SOBRE EL DESARROLLO DE LA DEVOCIÓN

Cristo mostrando la llaga del costado por donde entró la lanza que traspasó el Corazón, de donde nace su Iglesia. Escultura en piedra del siglo XV. Francia. Fotografía de Juan Dejo Bendezú S.J,

1. Desde el tiempo de San Juan y San Pablo siempre ha existido en la Iglesia algo semejante a una devoción al amor de Dios, quien tanto amó al mundo que le dio a su Hijo unigénito, y al amor de Jesús, quien tanto nos ama que se entregó a si mismo por nosotros. Claro que, hablando adecuadamente, eso no era equivalente a la devoción al Sagrado Corazón, ni le rendía culto al Corazón de Jesús como símbolo de su amor.

Desde los primeros siglos, también, siguiendo el ejemplo del evangelista, ha sido costumbre meditar sobre el costado abierto de Cristo y el misterio de la sangre y agua, y se ha visto a la Iglesia como naciendo de esa herida, del mismo modo como Eva nació del costado de Adán (Cfr. San Ambrosio, Expositio Evangelii secundum Lucam, 2, 85-89; Lumen Gentium, 3; Sacrosanctum Concilium, 5, N.T.) Sin embargo, no existe constancia alguna de que durante los primeros diez siglos se haya rendido culto al Corazón herido.

2. No es sino hasta los siglos XI y XII que encontramos señales inconfundibles de alguna devoción al Sagrado Corazón.

El corazón de Jesús es principio y término de nuestra reconciliación penitente, afirma rotundamente el teólogo francés Bertrand de Margerie S.J.

Se trataba de acercarse al Corazón Herido a través de la herida del costado, y la herida del Corazón simbolizaba la herida del Amor. Fue en el ambiente de fervor de los monasterios benedictinos o cistercienses, gracias al pensamiento de Anselmo o Bernardo, donde la devoción nació, aunque es imposible determinar con certidumbre cuáles hayan sido sus primeros textos o quiénes sus primeros devotos. Según Santa Gertrudis y Santa Matilde, y para el autor de la «Vitis mystica», la devoción ya era muy conocida en sus tiempos. No sabemos, sin embargo, exactamente a quién se debe la «Vitis mystica».

Hasta principios del siglo XX se le había venido atribuyendo su autoría a San Bernardo, pero algunas publicaciones de la hermosa y académicamente completa edición Quaracchi la atribuyen, y no sin razones de peso, a San Buenaventura («S. Bonaventurae opera omnia», 1898,VIII, LIII). Sea como sea, ese documento contiene uno de los más hermosos pasajes que se hayan inspirado en la devoción al Sagrado Corazón y que la Iglesia utiliza para las lecciones de la Liturgia de las Horas en su fiesta. Para Santa Matilde (+1298) y Santa Gertrudis (+1302), se trata de una devoción muy conocida que había sido base de muchas bellas oraciones y prácticas devocionales. Y merece especial atención la visión de Santa Gertrudis en la fiesta de San Juan Evangelista, ya que constituye un hito en la historia de la devoción. Habiéndosele permitido recostar su cabeza cerca del costado herido del Salvador, pudo escuchar los latidos del Divino Corazón.

Le preguntó a Juan si en la noche de la Última Cena él también había podido escuchar tan deliciosas pulsaciones y, si así había sido, porqué no había hablado de ello. Juan le respondió que esa revelación había sido reservada para tiempos posteriores, cuando el mundo, habiéndose enfriado, necesitara que su amor se le recalentara («Legatus divinae pietatis», IV, 305; «Revelationes Gertrudianae», ed. Poitiers y Paris, 1877).

3. A partir del siglo XIII y hasta el XVI, la devoción se propagó, pero sin desarrollarse internamente.

Era practicada en todas partes por almas escogidas, de lo que dan abundante testimonio las vidas de los santos y los anales de las diferentes congregaciones religiosas como franciscanos, dominicos, jesuitas, cartujos, etc. Empero, siempre fue una devoción individual de carácter místico. No había comenzado aún ningún movimiento generalizado, a menos que uno concibiera como tal la devoción a las Cinco Llagas entre las que la herida del Corazón figuraba prominentemente y a cuya propagación los franciscanos habían dedicado gran esfuerzo.

4. Parece ser que fue en el siglo XVI que la devoción avanzó y pasó del dominio místico al de la ascesis cristiana. Se convirtió en una devoción objetiva, con oraciones previamente formuladas y ejercicios especiales cuya práctica era muy recomendada a la par que su valor era apreciado. Esto lo sabemos gracias a los escritos de esos dos maestros de la vida espiritual, el piadoso Lanspergius (+1539), de los Cartujos de Colonia, y el devoto Lois de Blois (Blosius, 1566), un monje benedictino y abad de Liessies, en Hainaut. A ellos se pueden añadir San Juan de Ávila (+ 1569) y San Francisco de Sales, éste último del siglo XVII.

5. Desde entonces todo pareció ayudar al temprano nacimiento de la devoción. Los autores ascéticos hablan de ella, especialmente los de la Compañía de Jesús, Álvarez de Paz, Luis de la Puente, Saint-Jure y Nouet. Y no faltan tratados especializados, como la pequeña obra del Padre Druzbicki, «Meta Cordium, Cor Jesu». Entre los místicos y almas piadosas que practicaron la devoción podemos contar a San Francisco de Borja, San Pedro Canisio, San Luis Gonzaga y San Alfonso Rodríguez, de la Compañía de Jesús. Igualmente, a la Beata Marina de Escobar (+1633) en España; a las Venerables Magdalena de San José y Margarita del Santísimo Sacramento, ambas carmelitas, en Francia; Jeanne de San Mateo Deleloe (+1660), una benedictina, en Bélgica; la incomparable Armelle de Vannes (+1671). E incluso en ambientes jansenistas o mundanos, Marie de Valernod (+1654) y Angélique Arnauld; M. Boudon, archidiácono de Evreux, el Padre Huby, el apóstol de los retiros, en Bretaña y, sobre todos ellos, la Beata Marie de la Encarnación, quien falleció en Quebec en 1672. La Visitación parecía estar esperando a Santa Margarita María. Su espiritualidad, algunas intuiciones de San Francisco de Sales, las meditaciones de Mère l’Huillier (+1692), todo ello preparó el camino. La imagen del Corazón de Jesús estaba evidente en todas partes gracias, en gran manera, a la devoción franciscana a las Cinco Llagas y a la costumbre jesuita de colocar la imagen en la página de títulos de sus libros y en los muros de sus templos.

6. A pesar de eso la devoción seguía siendo algo individual o, a lo mucho, privado. El hacerla pública, honrarla en el Oficio Divino y establecerle una fiesta estaba reservado a San Juan Eudes (1602-1680). El Padre Eudes fue, más que nada, el apóstol del Corazón de María, pero en su devoción por el Corazón Inmaculado había siempre una parte para el Corazón de Jesús. Poco a poco se fue separando la devoción por el Sagrado Corazón y el 31 de agosto de 1670 se celebró con gran solemnidad la primera fiesta del Sagrado Corazón en el Gran Seminario de Rennes. El 20 de octubre le siguió Coutances y desde entonces quedó unida a esa fecha la fiesta de los eudistas. De ahí pronto cundió la fiesta a otras diócesis e igualmente la devoción fue adoptada por varias comunidades religiosas. Y así llegó a estar en contacto con la devoción que ya existía en Paray, en donde las dos se fundieron naturalmente.

7. Cristo escogió a Santa Margarita María de Alacoque (1647-1690), una humilde monja visitandina del monasterio de Paray-le-Monial, para revelarle los deseos de su Corazón y para confiarle la tarea de impartir nueva vida a la devoción. Nada indica que esta piadosa religiosa haya conocido la devoción antes de las revelaciones, o que, al menos, haya prestado alguna atención a ella. Estas revelaciones fueron muy numerosas y son notables las siguientes apariciones: la que ocurrió en la fiesta de San Juan, en la que Jesús permitió a Margarita María, como antes lo había hecho con Santa Gertrudis, recargar su cabeza sobre su Corazón, y luego le descubrió las maravillas de su Amor, diciéndole que deseaba que fueran conocidas por toda la humanidad y que los tesoros de su bondad fueran difundidos. Añadió que Él la había escogido a ella para esta obra (27 de diciembre, probablemente del 1673). En otra, probablemente distinta de la anterior, Él pidió ser honrado bajo la figura de su corazón de carne. En otra ocasión, apareció radiante de amor y pidió que se practicara una devoción de amor expiatorio: la comunión frecuente, la comunión cada primer viernes de mes, y la observancia de la Hora Santa (probablemente en junio o julio de 1674). En otra, conocida como la «gran aparición», que tuvo lugar en la octava de Corpus Christi, 1675, probablemente el 16 de junio, fue cuando Jesús dijo: «Mira el Corazón que tanto ha amado a los hombres… en vez de gratitud, de gran parte de ellos yo no recibo sino ingratitud». Y le pidió que se celebrase una fiesta de desagravio el viernes después de la octava de Corpus Christi, advirtiéndole que debía consultar con el Padre de la Colombière, por entonces superior de la pequeña casa jesuita en Paray. Finalmente, aquellas en las que el Rey solicitó solemne homenaje y determinó que fuera la Visitación y los jesuitas quienes se encargasen de propagar la nueva devoción. Pocos días después de la «gran aparición», en junio de 1675, Margarita María informó de todo al Padre de la Colombière y este último, reconociendo la acción del [[Espíritu Santo]], se consagró él mismo al Sagrado Corazón, dio instrucciones a la visitandina para que pusiera por escrito los detalles de la aparición y utilizó cuanta oportunidad tuvo para discretamente circular ese relato en Francia e Inglaterra. A su muerte, el 15 de febrero de 1682, se encontró en su diario de retiros espirituales una copia manuscrita suya del relato que él había solicitado de Margarita María, con unas breves reflexiones acerca de la utilidad de la devoción. Ese diario, junto con el relato y un precioso «ofrecimiento» al Sagrado Corazón en el que se explica claramente la devoción, fue publicado en Lyón en 1684. El librito fue muy leído, aún en Paray, aunque no dejó de causar una «horrible confusión» a Margarita María, quien, a pesar de todo, decidió aprovecharlo para extender su preciada devoción. Se unieron al movimiento Moulins, con la Madre de Soudeilles, Dijon, con la Madre de Saumaise y la hermana Joly, Semur, con la Madre Greyfié y hasta Paray, que al principio se había resistido. Fuera de las Visitandinas, sacerdotes, religiosos y laicos abrazaron la causa. En especial un capuchino, los dos hermanos de Margarita María y algunos jesuitas, entre los que estaban los padres Croiset y Gallifet, quienes estaban destinados a desempeñar un papel importante en pro de la devoción.

8. La muerte de Margarita María, el 17 de octubre de 1690, no asfixió el entusiasmo de quienes estaban interesados en la devoción. Todo lo contrario. La pequeña narración que hizo el Padre Croiset en 1691 de la vida de la santa, como un apéndice de su libro «De la devotion au Sacre Coeur», sólo sirvió para aumentarlo. A pesar de todo tipo de obstáculos y de la lentitud de la Santa Sede, que en 1693 concedió indulgencias a las cofradías del Sagrado Corazón y que en 1697 otorgó a la Visitandinas licencia para celebrar la fiesta junto con la de las Cinco Llagas, pero que se negó a otorgar una fiesta común para toda la Iglesia, con Misa especial y oficio, la devoción se extendió, en particular entre las comunidades religiosas.

Quizás la primera ocasión para realizar una consagración solemne al Sagrado Corazón y un acto público de culto fuera de las comunidades religiosas la proporcionó la plaga de Marsella, en 1720. Otras ciudades del sur siguieron el ejemplo de Marsella y a partir de ahí la devoción se popularizó.

En 1726 se consideró oportuno acudir de nuevo a Roma para solicitar una fiesta propia, pero en 1729, de nuevo, Roma se negó. Mas por fin, en 1765, finalmente cedió y ese mismo año, a petición de la Reina, la fiesta fue aceptada semioficialmente por el episcopado francés. De todos los rincones del planeta llovieron las solicitudes a Roma, y a todas se dio respuesta afirmativa. Finalmente, gracias a las presiones de los obispos de Francia, el Papa Pío IX extendió la fiesta a la Iglesia Universal bajo la modalidad de rito doble mayor. En 1889 la Iglesia la elevó a rito doble de primera clase. En todos lados se realizaban actos de consagración y reparación junto con la devoción. En ocasiones, en especial después de 1850, grupos, congregaciones y hasta naciones enteras se han consagrado al Sagrado Corazón. En 1875 todo el mundo católico se consagró de esa manera. Aún así, el Papa aún no había decidido tomar la iniciativa o intervenir directamente. Eventualmente, el 11 de junio de 1899, por orden de León XIII, y con una fórmula prescrita por él, toda la humanidad fue solemnemente consagrada al Sagrado Corazón. La idea de llevar a cabo esa acción, que León XIII calificó como «el gran acontecimiento» de su pontificado, le había sido sugerida por una religiosa del Buen Pastor, de Oporto (Portugal), quien afirmó que ella lo había recibido directamente de Cristo. Ella, quien era miembro de la familia Drost-zu-Vischering, y cuyo nombre de religión era María del Divino Corazón, murió en la fiesta del Sagrado Corazón, dos días antes de la consagración, que había sido pospuesta hasta el siguiente domingo.

(Nota del traductor: S.S. León XIII promulgó, el 25 de mayo de 1899, la encíclica «Annum Sacrum», en la que recomienda la práctica de la devoción al Sagrado Corazón, y algunos de sus sucesores hicieron lo propio, en especial Pío XI, en su encíclica «Miserentissimus Redemptor», del 8 mayo de 1928, y Pío XII, en sus encíclicas «Summi Pontificatus», del 20 de octubre de 1939, «Mystici Corporis», del 29 de junio de 1943 y «Haurietis Aquas», del 15 de mayo de 1956. Esta última contiene una exposición integral del culto y la devoción al Sagrado Corazón y debe convertirse en lectura indispensable para quien desee conocer a fondo la posición pontificia al respecto. El Concilio Vaticano II, 1962-1965, hace referencia al Corazón de Cristo en varios documentos. Finalmente, el Papa Juan Pablo II incluyó el tema como parte del Catecismo de la Iglesia Católica, en 1992).

Al hacer mención de esas grandes manifestaciones públicas no debemos olvidar hacer también alusión a la vida íntima de la devoción en las almas, a las prácticas que la acompañan, a las obras y asociaciones de las que es el alma. Tampoco debemos pasar por alto el carácter social que ha asumido en años recientes. Los católicos franceses, en forma especial, se aferran a esa devoción como a una de sus mayores esperanzas de ennoblecimiento y salvación.

Fuente: Bainvel, Jean. «Devotion to the Sacred Heart of Jesus.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910.

NOTAS
[1] Especial sobre el Sagrado Corazón de Jesús en Aci Prensa preparado por José Gálvez Krüger.
[2] Bertrand de Margerie S.J.
[3] Mateo Crawley SS.CC.
[4] Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María
[5] Corazón de María, Corazón de la Iglesia (I).
[6] Corazón de María, Corazón de la Iglesia (II).
[7] Colegio de la Recoleta (Lima- Peru)
[8] Cardenal Rouco presidirá renovación de consagración de España al Sagrado Corazón.
[9] Arzobispo de Quito preside renovación de Consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús.
[10] Gabriel García Moreno.
[11] Consagrarán a Panamá al Sagrado Corazón de Jesús.
[12] Colombianos renuevan consagración al Corazón de Jesús y María el 12 de octubre.
[13] Apostolado de la Oración.
[14] Margarita María Alacoque.
[15] El sagrado Corazón de Jesús en el Perú.
[16] Apostol peruano del Sagrado Corazón.
[17] Detente del Corazón de Jesús.
[18] Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús.
[19] Librito «Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús», texto íntegro de la primera edición, imprenta de Alonso del Riego, impresor de la Real Universidad, Valladolid, 1734.
[20]Vida de Bernardo de Hoyos.
[21] Principios del reinado del Corazón de Jesús en España, por el P. José Eugenio de Uriarte, S.J., Madrid, 1880
[22]Libro o manuscrito “Vida del V. y angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús”, escrito por su Director espiritual el P. Juan de Loyola S.J. poco después de la muerte de Bernardo en 1735.
[23] Carta del rey Felipe V de España al Papa Benedicto XIII, pidiendo Misa y Oficio propio del Sagrado Corazón de Jesús, para todos sus Reinos y Dominios (año 1727).
[24] Consagración de España al sagrado Corazón de Jesús.
[25] Canción «Viva Cristo Rey».
[26] Canción «Tu reinarás».
[27] Imágenes del Sagrado Corazón de Jesús.
[28] Novena al Sacratísimo Corazón de Jesús.
[29] Reinaré en España.
[30] Carta Encíclica Haurietis aquas.
[31] Carta Encíclica Annum Sacrum.
[32] Carta Encíclica Miserentissimus Redemptor
[33]Carta Encíclica Summi Pontificatus
[34] Carta Encíclica Mystici Corporis

 
 

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El Papa Juan Pablo II y Medjugorje

Se esperaba que la visita del Papa Juan Pablo II a Bosnia-Herzegovina, el 12 – 13 de abril de 1997, terminaría con la venida de éste a Medjugorje, puesto que había expresado tal deseo en numerosas ocasiones.

Lamentablemente, eso no sucedió. Sin embargo, el Papa no olvidó Medjugorje.
Fuente: Information Centre «Mir» Medjugorje ( www.medjugorje.hr)

El Papa estuvo en Sarajevo y no fue a Medjugorje a pesar de su evidente benevolencia hacia los eventos en la parroquia de Medjugorje. Recordemos que también el Presidente croata Franjo Tudjman, inmediatamente antes de la llegada del Papa a Sarajevo, había declarado ante un grupo de políticos y sacerdotes que, Su Santidad Juan Pablo II, con motivo de su último encuentro, le había dicho que con ocasión de su próxima visita a Sarajevo le habría gustado visitar también Medjugorje. A este testimonio estuvo presente también el obispo local Ratko Peric, el cual no dijo una sola palabra.

Se desconoce y presumiblemente se continuará no sabiendo lo que el Papa habló a los altos prelados reunidos en Sarajevo. Se sabe, eso sí, que preguntó quién era el provincial franciscano de la provincia de Herzegovina, región donde se halla la parroquia de Medjugorje. Se sabe también que mencionó con una sonrisa el nombre de Medjugorje a su llegada a Sarajevo, con motivo de la cena en el Seminario Conciliar Católico y de su partida de Sarajevo. Sin embargo, no se ha levantado mucho polvo con respecto a todo esto.

Los ánimos se exaltaron sólo después de la audiencia habitual general del Papa, del miércoles inmediatamente después de la visita a Sarajevo. Como revelan los despachos de agencia, el Papa, en aquella ocasión, declaró entre otras cosas lo siguiente: «Durante la guerra los peregrinajes de los creyentes a los santuarios marianos no se vieron detenidos, ni en Bosnia-Herzegovina, ni en otras partes del mundo, en modo particular en Loreto, para pedir a la Madre de los Pueblos y a la Reina de la Paz que interviniera en esta región martirizada». Estas palabras del Papa fueron interpretadas por muchos como un directo reconocimiento de los eventos de Medjugorje.

Es difícil decir como actuará la Iglesia a breve y a largo plazo con respecto a los acontecimientos de Medjugorje. Con la disolución de la Conferencia Episcopal de Yugoslavia ya no existe más una comisión que, junto con ella, se ocupe de seguir los eventos en la parroquia de Medjugorje. La Iglesia tendrá que hacer algo al respecto. Entretanto, Medjugorje continuará su propio curso y se realizará la afirmación de la Sagrada Escritura según la cual el árbol se conoce por sus frutos.

 

EL PAPA, MEDJUGORJE Y EL PROVINCIAL DE HERZEGOVINA

En el aeropuerto de Sarajevo, el 12 de abril, fue acogido, en primera instancia, por tres obispos y dos provinciales de Bosnia-Herzegovina. Cuando el provincial de Bosnia-srebrna, Fr. Petar Andelovic, en su cargo de principal de los provinciales, se acercó al Papa para saludarlo, el Papa le preguntó: «Medjugorje?». El, entonces, indicó en dirección del dr. Fr. Tomislav Pervan, provincial de Herzegovina, quien dijo: «Yo soy de Mostar y Medjugorje». El Papa hizo un ademán con la cabeza y repitió dos veces: «Medjugorje, Medjugorje». Lo vieron todos los televidentes que estaban siguiendo la transmisión de la llegada del Papa.

Mientras rezaba con los reunidos en la catedral de Sarajevo, el Papa, en dos ocasiones, oró a la Reina de la Paz para Bosnia-Herzegovina. Muchos de los presentes lo interpretaron como un dirigirse a la Reina de la Paz de Medjugorje.

Después de la cena en el Seminario Conciliar Católico de Sarajevo, Fr. Tomislav aprovechó la ocasión para entregar personalmente al Papa, la última monografía fotográfica sobre Medjugorje que le enviaron los franciscanos que trabajan en la parroquia de Medjugorje. En esta ocasión, intercambió con él, durante poco tiempo, algunas palabras sobre Medjugorje. El Papa permaneció en silencio, pero se vio, por la expresión de su rostro, que había acogido ambas cosas con interés y satisfacción.

Con motivo de la partida del Papa del aeropuerto de Sarajevo, Fr. Tomislav Pervan, al despedirse del Papa, le dijo: «Santo Padre, lo esperamos en Medjugorje». El Papa, con una sonrisa, como se pudo apreciar en la pantalla de televisión, respondió: «Medjugorje, Medjugorje».

 

EL PRESIDENTE CROATA, MEDJUGORJE Y EL PAPA

Según el acuerdo de Dayton, la República de Croacia y la Federación de Bosnia-Herzegovina, algún día, tendrían que afiliarse en una relación confederada. Uno de los medios más importantes para conseguir ese objetivo es la cooperación económica. Por tanto, el presidente croata dr. Franjo Tudjman, el 15 de marzo de 1997, participó en Mostar en la inauguración de una fábrica de aluminio local.

Después de esta celebración en Mostar, por un deseo suyo explicito, el presidente croata vino a visitar el Santuario de la Reina de la Paz en Medjugorje. Lo acogieron en el rol de anfitriones el provincial de la provincia franciscana de Herzegovina el dr. Fr. Tomislav Pervan y el párroco de la parroquia de Medjugorje Fr. Ivan Landeka. Conmovido por el encuentro con el santuario y por el júbilo de la multitud reunida de más de 30.000 personas de todas las regiones de Bosnia-Herzegovina que vinieron a saludarlo, el señor presidente conversó durante un cierto tiempo con los sacerdotes ahí reunidos. Estaban presentes no sólo los sacerdotes que trabajan en Medjugorje sino también los sacerdotes de las parroquias adyacentes. Al mismo tiempo estaban presentes, tal como en Mostar, el obispo local dr. Ratko Peric y 15 altos funcionarios de la República de Croacia y de la Federación de Bosnia-Herzegovina.

Entre otras cosas, el dr. Franjo Tudjman expresó lo siguiente: «Reitero nuevamente que con ocasión de mi ultima conversación con el papa Juan Pablo II, él me dijo que le gustaría venir a Medjugorje en el marco de su visita a Bosnia-Herzegovina.»

Las últimas noticias sin embargo nos anuncian que el papa no podrá visitar Medjugorje el 13 de abril. Pero es bueno saber que él desea hacerlo.

 

DECLARACIONES DEL PAPA JUAN PABLO II SOBRE MEDJUGORJE

Estas declaraciones no están verificadas por la rúbrica y el sello del Papa, pero nos han sido dadas por personas en quienes podemos confiar. Por ello las hemos colocado bajo el título de «Documentación».

1. En una conversación privada con la vidente Mirjana Soldo, el Papa dijo: «Si no fuera el Papa, estaría ya en Medjugorje confesando.» (1987).

2. Mons. Maurillo Kreiger, obispo emérito de Florianópolis (Brasil), visitó Medjugorje en cuatro ocasiones. Su primera visita fué en 1986. Escribió lo siguiente: «En 1988, estaba con ocho otros obispos y trenta y tres sacerdotes en unos ejercicios espirituales en el Vaticano. El Santo Padre supo que muchos de nosotros íbamos a Medjugorje posteriormente. Después de una Misa privada con el Papa, antes de dejar Roma, nos dijo, sin haberle pedido nada: «Rezad por mí en Medjugorje». En otra ocasión, le dije al Pa
pa: «Voy a Medjugorje por cuarta vez». Se concentró en sus pensamientos y dijo: «Medjugorje, Medjugorje es el corazón espiritual del mundo». En ese mismo día, estuve hablando con otros obispos brasileños y el Papa a la hora de comer y le pedí: «Su Santidad, puedo decir a los videntes que les da su bendición «. Respondió: «Sí, sí, naturalmente», y me abrazó.

3. A un grupo de doctores, que trabajan para la defensa y protección de la vida de los niños en gestación, el Papa dijo el primer día de 1989: «Sí, hoy el mundo ha perdido el sentido de lo sobrenatural. En Medjugorje, muchos buscan y re-encuentran este sentido al rezar, ayunar y confesarse.»

4. El semanario católico coreano («Diario católico») publicó el 11 de noviembre de 1990, el siguiente artículo, escrito por el presidente de la comisión episcopal Mons. Angelo Kim: «Casi al término del último Sínodo episcopal en Roma, los obispos coreanos fueron invitados a un convite con el Papa. Mons. Kim se dirigió en esa ocasión al Papa con las siguientes palabras: «Gracias a Ud., Polonia fue liberada del comunismo.» El Papa ante eso replicó: «No he sido yo. Es obra de la Virgen María, tal como Ella lo reveló en Fátima y Medjugorje.» Posteriormente el arzobispo de Kwanyju dijo: «En Corea, en la ciudad de Nadja, existe una Virgen que llora.» El Papa agregó: «… Hay obispos, como en Yugoslavia, que están en contra … pero hay que considerar a tanta gente que garantiza eso, las numerosas conversiones … todo está en la línea del Evangelio; todos estos factores deben ser seriamente analizados.»

El semanario mencionado emite al respecto la siguiente consideración: «Esto no es una decisión de la Iglesia. Es una indicación, en nombre del Padre de todos nosotros. No exagerando en eso, eso no se debe desdeñar …»
(Extraído de la revista «L’ homme nouveau», 3 de febrero de 1991)
(«Nuestro hogar», XXI, 3, Tomislavgrad, año 1991, pág. 11)

5. El Arzobispo Kwangiu dijo al Papa: «En Corea, en el pueblo de Nadju, la Virgen llora …» El Papa contestó: «Hay obispos, como en Yugoslavia, por ejemplo, que están en contra de ello …, pero es importante fijarse en la gran cantidad de gente que está respondiendo a su invitación, la cantidad de conversiones … todo esto está subrayado en el Evangelio, y estos hechos han de ser investigados seriamente.» (L’Homme Nouveau, 3 de febrero de 1991).

6. El Papa dijo a Fray Jozo Zovko, el 20 de julio de 1992: «Ocúpese de Medjugorje, encárguese de Medjugorje, no se canse de ello. Persevere, sea fuerte, estoy con usted. Véle, siga Medjugorje.»

7. El Arzobispo de Paraguay, Mons. Felipe Santiago Bentez, en noviembre de 1994 le pregunto al Santo Padre, el Papa, si hacía bien dando su aprobación a los fieles reunidos en el espiritu de Medjugorje, especialmente con los sacerdotes de Medjugorje. El Santo Padre le respondió: «Apruebe cuanto se relacione con Medjugorje».

8. En la parte oficiosa del encuentro del Papa Juan Pablo II con la delegación croata de la Iglesia y del Estado, que tuvo lugar en Roma el 7 de abril de 1995, el Santo Padre, entre otras cosas dijo que había alguna posibilidad de repetir su visita a Croacia. Junto con esto, mencionó la posibilidad de ir hasta Split, y de allí hasta el Santuario de «Marija Bistrica» y a Medjugorje. («Slobodna Dalmacija», 8 de abril de 1995, pág. 3.)

 

LA VIRGEN ACERCA DE JUAN PABLO II

1. De acuerdo con el testimonio de los videntes, el 13 de mayo de 1982, en la ocasión del intento de asesinato del Papa, la Virgen dijo: «Sus enemigos han intentado matarle, pero le he protegido».

2. A través de los videntes, el 26 de junio de 1982, la Virgen envía su mensaje al Papa: «Dejadle ser considerado como el padre de todos los pueblos, y no sólo de los cristianos, dejadle anunciar, sin cansancio y con coraje, el mensaje de paz y amor entre los hombres».

3. A través de Jelena Vasilj que tuvo una locución interna el 16 de septiembre de 1982, dijo la Virgen del Papa: «Dios le ha dado permiso para derrotar a Satanás».

Ella solicita de todos, y especialmente del Papa, «que difundan el mensaje que he recibido de mi Hijo. Deseo confiar al Papa la palabra con la que he venido aquí a Medjugorje: Paz; ha de difundirla a todas las partes del mundo….debería unir los cristianos a través de su palabra y de su oración. Dejadle difundir, especialmente entre los jóvenes, los mensajes que ha recibido del Padre en la oración. Entonces, Dios le inspira.»

Tomando en consideración las dificultades de la parroquia respecto del obispo y de la comisión de investigación de los acontecimientos en la parroquia de Medjugorje, la Virgen dijo: «La autoridad de la Iglesia se debe seguir … sin embargo, antes de que pronuncie su decisión, es necesario progresar espiritualmente. No dará su juicio precipitadamente. Pasa como con un nacimiento, que se continúa con el bautismo y la confirmación. La Iglesia confirmará aquello que ha nacido de Dios. Debemos ir progresando en la vida espiritual impulsados por estos mensajes.»

4. Con ocasión de la visita papal a Croacia, la Virgen dijo:
Mensaje, 25 de agosto de 1994 – –
“¡Queridos hijos! Hoy estoy unida a ustedes en la oración de un modo especial, orando por el don de la presencia de mi hijo amado en su país. Oren, hijitos por la salud de mi hijo más querido, que sufre y a quien yo he escogido para estos tiempos. Yo oro e intercedo ante mi Hijo Jesús, para que se realice el sueño que tuvieron sus padres. Oren, hijitos, de manera especial porque Satanás es fuerte y desea destruir la esperanza en sus corazones. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
(Nuestra Señora se refiere al Santo Padre Juan Pablo II cuando dice “mi hijo más amado, que sufre y a quien yo he escogido para estos tiempos…” En ese tiempo el Santo Padre tenía planeado visitar Sarajevo el 8 de septiembre y Zagreb el 10 y el 11 de septiembre.
)

 
 

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La Conversión y las Cinco Piedritas de David

Las cinco piedritas de Medjugorje nos deben llevar a la verdadera conversión. La paz es consecuencia de cumplir con ello, y es otorgada como don y recompensa.

La Reina de la Paz quiere que en nosotros reine la paz como reina en Ella. Aprovechemos el Tiempo de Gracia que Dios nos está dando como preparación para el nuevo tiempo de paz que Nuestra Madre Santísima nos ha prometido.

En los primeros tiempos los videntes le hacían innumerables preguntas y le traían peticiones de la gente durante las apariciones. Con una gran dulzura Ella respondía a sus inquietudes y oraba con ellos por las intenciones que le traían. La Virgen les daba importantes mensajes y les pedía que los viviesen.

En 1984 comenzó a darles mensajes semanales, y en 1987 estos se hicieron mensuales, dándolos para el mundo entero, el día 25 de cada mes.

 

EL LLAMADO A LA CONVERSIÓN

Para mucha gente los mensajes son repetitivos y simples, y por eso no los siguen. Les parece que la Virgen no dice nada nuevo. Pero no es así.

Sus mensajes tienen un sentido muy profundo y nos hablan del plan de Dios. Ella nos ha dicho que nos daría mensajes concretos para estos tiempos y nos ha pedido que los hagamos parte de nuestras vidas. Ya desde el comienzo expresó lo siguiente:

“Deseo darles mensajes como nunca antes en la historia, desde el principio del mundo”… “Que cada mensaje sea para ustedes un nuevo crecimiento”… “¡Mediten mis mensajes en oración!”

Estos mensajes se pueden resumir en un gran pedido: “¡Conviértanse, hijos míos!”

El mensaje central de Medjugorje es el llamado a la conversión, es decir, volver a Dios. El propósito de la Virgen es guiarnos hacia Jesús a través de innumerables mensajes que nos ha estado dando durante estos mas de veinte años.

Nuestra conversión es importante, y para lograrla la Virgen nos indica cinco medios importantes, o “piedritas”, como se acostumbra decir en Medjugorje, recordando la hazaña de David al derrotar al gigante Goliat con cinco guijarros y una honda (1Sam 17,50).

Estos medios, que se repiten constantemente en sus mensajes, son: la Oración, el ayuno, la Eucaristía, la Confesión y la lectura de la Biblia.

Las cinco piedritas de Medjugorje nos deben llevar a la verdadera conversión. La paz es consecuencia de cumplir con ello, y es otorgada como don y recompensa.

La Reina de la Paz quiere que en nosotros reine la paz como reina en Ella.

Aprovechemos el Tiempo de Gracia que Dios nos está dando como preparación para el nuevo tiempo de paz que Nuestra Madre Santísima nos ha prometido.

 

LAS «CINCO PIEDRITAS DE DAVID»

PRIMERA PIEDRITA: EL PEDIDO DE ORACIÓN

La Virgen nos exhorta a orar con el corazón y a dedicar un tiempo diario para nuestro diálogo con Dios. De esa manera, el Espíritu Santo nos hará ver los tiempos que vivimos y el plan que Dios tiene para cada uno de nosotros, así como la importancia de su venida a Medjugorje.

Nos pide además que todos reciten el Santo Rosario, especialmente los sacerdotes, el cual recomienda también para defendernos de los ataques de satanás, del que nos alerta en innumerables ocasiones.

La oración en familia es un tema importante y constante en sus mensajes. Ella nos dice que debemos poner a Dios en primer lugar en nuestro hogar. También nos recomienda la oración comunitaria y pide que se hagan grupos de oración en todas las parroquias.

La Virgen nos ha dicho que no hay nada que le agrade más que cuando nos escucha recitar su oración preferida: el Credo, que es nuestra profesión de fe.

Debemos aspirar a tener una fe profunda, fuerte, total, una fe que no vacila y que es generosa.

La Santísima Virgen nos pide también la consagración al Corazón de su Divino Hijo Jesucristo y a su Corazón Inmaculado.

 

SEGUNDA PIEDRITA: EL PEDIDO DE AYUNO

Casi al principio de las apariciones la Virgen dijo: “Ustedes han olvidado que a través de la oración y el ayuno se pueden evitar las guerras y suspender las leyes de la naturaleza”.

Algunos años después, en los años 90, la guerra de Bosnia trajo grandes sufrimientos al pueblo croata y entonces muchos entendieron las palabras de la Virgen. La Madre de Dios nos recuerda que toda penitencia y mortificación son santificadoras y atraen favores especiales de Dios.

Ella nos invita especialmente a ayunar dos veces por semana: los miércoles y los viernes.

Y el «mejor» modo de ayunar, nos explica Ella, es a pan y agua. Esto significa que puede haber otros modos de ayunar.

Se aconseja que la gente determine su propia capacidad de ayuno.

También podemos privarnos de ciertos gustos a los que estamos acostumbrados, ofreciendo este sacrificio para que se realice el plan de la Virgen.

 

TERCER PIEDRITA: LA EUCARISTÍA

La Virgen ha señalado la importancia de la Eucaristía y nos llama a vivir la Santa Misa, haciendo de ella el centro de nuestra vida y de nuestro día.

También nos ha dicho:
“Los invito a enamorarse del Santísimo Sacramento del Altar. Adórenlo, hijitos, en sus parroquias, y de esta manera estarán unidos al mundo entero.
Jesús será su Amigo y ustedes no hablarán de El como de Alguien a quien escasamente conocen. La unión con El será una alegría para ustedes y ustedes se convertirán en testigos del Amor que Jesús tiene por cada criatura. Hijitos, cuando ustedes adoran a Jesús también están cerca de mí”.

 

CUARTA PIEDRITA: LA CONFESIÓN

La Virgen nos señala que la paz viene de nuestra reconciliación con Dios, con nuestros hermanos y con nosotros mismos. Y para reconciliarnos con Dios necesitamos del sacramento de la reconciliación o confesión.

La confesión es el remedio para apartarnos del mal y encontrar la paz del corazón, tan necesaria, tan buscada y tan añorada en este mundo sin paz.

No podemos decir que nos hemos convertido si no hay un cambio radical en cada uno de nosotros, acompañado de contrición y del propósito firme de no desviarnos nuevamente del camino que Dios nos ha señalado.

Y si por desgracia caemos, levantarnos rápidamente y pedir perdón a Dios, apelando a su Misericordia y amor por nosotros.

 

QUINTA PIEDRITA: LA LECTURA DE LA SANTA BIBLIA

Un gran número de católicos no conoce la Biblia. La Virgen nos invita a leer la palabra de Dios y se lamenta diciendo: “Se han olvidado de la Biblia”.

Ella recomienda poner la Biblia en el centro de nuestros hogares, en un lugar visible. Nos dice que debemos leerla con frecuencia, porque la oración se alimenta con la palabra de Dios, y recomienda leer ciertos pasajes de la Escritura en los grupos de oración, tal como Mt 6, 24-34.

 

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.Los Videntes de Medjugorje

El contenido de este artículo se ha subsumido en este otro:

Los Impresionantes hallazgos de los Estudios sobre los Videntes de Medjugorje – ¿Qué Encontraron las Investigaciones Científicas a los Videntes de Medjugorje?…

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Descripción detallada de Nuestra Señora Reina de la Paz

Para conocer realmente el aspecto físico de la Reina de la Paz de Medjugorje, Fray Janko Bubalo hizo una encuesta entre los videntes con un mismo cuestionario, a fin de comprar las respuestas y sintetizarlas.

Muchos y de modos distintos interrogaban a los videntes sobre el aspecto de la Virgen y generalmente sobre lo que ocurría en la parroquia de Medjugorje.

El que mejor lo sintetizó era fray Janko Bubalo, miembro de la Provincia franciscana de Hersegovina y escritor. Siguió los acontecimientos de Medjugorje desde sus comienzos.

Varios años venía a Medjugorje a confesar adquiriendo así a la vez la experiencia sobre la espiritualidad de Medjugorje.

El resultado visible de ese trabajo suyo era el libro «Mil encuentros con la Virgen en Medjugorje» (1985) que llegó a ser un éxito mundial y obtuvo un premio.

En este libro habla la vidente Vicka sobre sus experiencias. Salvo esa entrevista, el fray Janko habló sobre las mismas cosas con otros videntes también, pero al final publicó solamente su conversación con Vicka porque le pareció que sus respuestas eran las más completas entre todas. Las declaraciones de los demás videntes no se diferenciaban considerablemente en ningún punto.

Sobre la apariencia de la Virgen, según sus palabras, varias veces estuvo hablando con todos los videntes y no publicó nada en que ellos previamente no consintiesen.

A medida que pasaba el tiempo iban multiplicándose los intentos de presentación de la imagen de la Virgen. Muchos de ellos eran opuestos a lo que decían los videntes. Para ordenarlo un poco, fray Janko, aunque ya entrado en años (nació en 1913), hace otro intento.

Manda a todos los videntes un papel de encuesta sobre la apariencia de la Virgen. La mayoría de los videntes ha respondido al intento de fray Janko (Ivan Dragi?evi?, Vicka Ivankovi?, Marija Pavlovi?, Ivanka Ivankovi? y Mirjana Dragi?evi? ). El conjunto de sus respuestas atestiguaron firmandolas personalmente en el monasterio de Humac a 23 de julio de 1992. Jakov ?olo no ha rellenado ese papel de encuesta por razones justificadas, pero estaba de acuerdo con lo que han dicho los otros videntes y no tenía que añadir nada en especial.

A continuación exponemos todas las preguntas junto con sus respectivas breves respuestas de los videntes.

1. ¿En primer lugar, decidme: Qué de alta podría ser la Virgen que normalmente veis?

Aproximadamente unos 165 cm. – Así como yo. (Vicka)

2. ¿ Es delgada, esbelta o cómo es?

Más bien esbelta.

3. ¿Cuántos kilos podría tener?

Unos 60.

4. ¿De qué edad parece ser?

Entre 18 y 20 años.

5. ¿Cuando está con el niño Jesus, parece ser más mayor?

Parece normal – es igual.

6. ¿Cuando está con vosotros, está siempre de pie o… ?

¡Siempre está de pie!

7. ¿ Sobre qué está de pie?

Sobre una nubecita.

8. ¿ De qué color es esa nubecita?

Es blanquecina.

9. ¿ La habéis visto alguna vez arrodillada?

¡ Nunca! (Vicka, Ivan; Ivanka)

10. ¿Cómo es la cara de la Virgen? Es redonda o más bien ovalada?

Es más bien ovalada – normal.

11. ¿ De qué color es su tez?

De color usual – más blanco – rojizo en los pómulos.

12.¿ De qué color es su frente?

De color usual – en general igual de blanco como su tez.

13. ¿ Como son los labios de la Virgen – más carnosos o más tenues?

Normales – bonitos – más tenues.

14. ¿ De qué color son?

Son rojizos – de color natural.

15. ¿Tiene la Virgen hoyuelos en su cara, igual que normalmente nosotros, la gente, los tenemos?

Normalmente no – igual un poco, si se ríe. (Mirjana)

16. ¿ Se le nota normalmente una sonrisa suave en su cara?

Quizás – es más una suavidad indescriptible, es decir – la sonrisa se nota como si fuera debajo de la piel. (Vicka)

17. ¿ De qué color son los ojos de la Virgen?

Sus ojos son maravillosos! Muy azules. (todos)

18. ¿ Son grandes o… ?

Normales – quizás un poco más grandes.

19. ¿Cómo son sus pestañas?

Delicadas – normales.

20. ¿ De qué color son sus pestañas?

De color normal – no tienen ningún color especial.

21. ¿Muy finas o… ?

Las de siempre – normales.

22. ¿Es normal que la Virgen tenga nariz. Cómo es: aguda o… ?

Su nariz es pequeña y bonita (Mirjana)- normal, en armonía con la cara (Marija).

23. ¿ Y las cejas de la Virgen?

Son tenues – normales – tiran más a negro.

24. ¿ Cómo está vestida vuestra Virgen?

De un vestido de mujer muy sencillo.

25. ¿De qué color?

Su vestido es gris – quizás de un color azul- grisáceo. (Mirjana)

26. ¿ Está su vestido ajustado en su cuerpo o cae libremente?

Cae libremente.

27. ¿ Hasta dónde le llega su vestido hacia abajo?

Hasta la nubecita sobre que está de pie – se pierde en la nube.

28. ¿Hasta dónde le llega hacia arriba?

Hasta el principio de cuello.

29. ¿ Hasta dónde le llega donde el cuello?

Normal – hasta el cuello mismo.

30. ¿ Se le ve algo de cuello?

Sí, se le ve su cuello, pero nada de pecho.

31. ¿Hasta dónde le llegan las mangas?

Hasta los puños.

32. ¿Tiene algún borde el vestido de la Virgen?

No, ninguno.

33. ¿Está ceñida, tiene estrechada de algún modo la cintura?

No, de ninguno.

34. ¿Se nota en el cuerpo de la Virgen, que veis vosotros, su feminidad?

Claro que sí! Pero nada en particular. (Vicka)

35. ¿ Lleva algo puesto la Virgen salvo este vestido descrito?

Sí, un velo le cubre la cabeza.

36. ¿ De qué color es ese velo?

Es blanco.

37.¿ Totalmente blanco o… ?

Totalmente blanco.

38. ¿Qué le cubre ese velo?

Le cubre la cabeza, los hombros y todo el cuerpo de espalda y de ambos lados.

39. ¿ Hasta dónde llega hacia abajo?

Llega hasta la nubecita, igual que el vestido.

40. ¿Hasta donde le cubre por delante?

Le cubre su espalda y las partes laterales.

41. ¿ Parece el velo de tela más fuerte, más gruesa que el vestido de la Virgen?

No, no parece-es muy parecido al vestido.

42. ¿Tiene algun tipo de adorno encima?

No tiene ningún tipo de adorno.

43. ¿ Está orillado de algún modo?

No, no tiene ningún orillo.

44. ¿Tiene la Virgen siquiera algun tipo de adorno?

No, ninguno.

45.¿ Por ejemplo, en la cabeza o alrededor de ella?

Sí, en la cabeza tiene corona de estrellas.

46. ¿Tiene siempre las estrellas alrededor de su cabeza?

Ordinariamente sí – las tiene siempre. (Vicka)

47. ¿Por ejemplo, cuando se aparece con Jesus?

Ig
ualmente.

48. ¿ Cuántas estrellas hay?

Doce.

49. ¿De qué color son?

De color de oro – dorado.

50. ¿Si están enlazadas entre sí y cómo?

De algún modo están unidas – en otro caso cómo se mantendrían!? (Vicka)

51 . ¿ Se puede ver algo de su pelo?

Un poco de su pelo.

52. ¿ Dónde se lo ve ?

Arriba de su frente – bajo el velo – a la izquierda.

53. ¿De qué color es?

Es moreno.

54. ¿ Se le vio alguna vez una de sus orejas?

No, nunca jamás.

55. ¿ Y eso?

Pues, las orejas estan cubiertas por el velo.

56. ¿ Hacia dónde mira la Virgen mientas la aparición?

Normalmente nos mira a nosotros – a veces mira otra cosa, la que está indicando.

57. ¿En esas situaciones ¿ cómo tiene sus brazos la Virgen?

Los tiene libres, relajadamente abiertos.

58. ¿Cuándo tiene sus manos juntas?

Casi nunca – a lo mejor alguna vez, al rezar » Gloria al Padre» .

59. ¿ Gesticula con las manos mientras la aparición?

No gesticula, salvo si muestra algo.

60. ¿Al tener los brazos abiertos, hacia dónde miran sus palmas?

Sus palmas normalmente están mirando relajadamente hacia arriba – los dedos también están relajados.

61. ¿Se le ven las uñas en esas ocasiones también?

Parcialmente sí.

62 . ¿ Cómo son?¿ De qué color?

De color natural – puras y blancas.

63. ¿ Habéis visto alguna vez las piernas de la Virgen?

No – nunca – siempre están cubiertas con el vestido.

64. ¿Al final, Es la Virgen realmente tan hermosa como habéis dicho?

Mira, en realidad, no te hemos dicho nada – su belleza es indescriptible – eso no es lo que nosotros llamamos belleza – es algo celestial- es algo divino – algo que veremos apenas en el cielo y solamente hasta cierto punto.

 
 

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