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Para la preparación del Sínodo de la Familia.

 

El papa Francisco envió una serie de consultas a las Iglesias locales para afrontar lo que denomina “los desafíos pastorales sobre la familia”, que se abordará con una asamblea extraordinaria en octubre de 2014 y un sínodo ordinario en 2015. El cuestionario y las sugerencias dan la idea de que sa tratarán todos los temas que rozan a la familia, desde la vida matrimonial, a la convivencia, las nulidades matrimoniales, las parejas homosexuales, el feminismo anti católico, etc.

 

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¿Los cristianos divorciados que se han vuelto a casar están conscientes de su irregularidad? ¿Se sienten marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos? Sin de las 38 preguntas del cuestionario adjunto al breve documento para preparar el Sínodo extraordinario sobre la familia que Francisco convocó para octubre de 2014.

El Papa quiere consultar a las Iglesias locales (en Gran Bretaña, por ejemplo, los obispos decidieron discutir el cuestionario en las parroquias y todos los que quieran podrán enviar propuestas y sugerencias) para afrontar los «desafíos pastorales sobre la familia».

En las primeras líneas del documento aparece el nuevo enfoque para proceder con los trabajos, para hacer más eficaz e incluyente el mismo Sínodo.

La primera etapa será la asamblea extraordinaria de octubre de 2014, que tendrá que definir el «estado de la cuestión» y recopilar «los testimonios y las propuestas de los obispos».

La segunda etapa será el Sínodo ordinario de 2015, «para buscar líneas operativas para la pastoral de la persona humana en la familia».

El documento, que recibieron en estos días los obispos de todo el mundo, comienza describiendo las «problemáticas inéditas» que se han presentado en los últimos años: la difusión de las parejas «de hecho», «que no acceden al matrimonio y a veces excluyen la idea», las uniones entre personas del mismo sexo, «a las que no pocas veces se consiente la adopción de hijos», los matrimonios mixtos o interreligiosos, la familia monoparental, «formas de feminismo hostil a la Iglesia», la difusión del fenómeno de la «renta de úteros».

Pero, sobre todo,

«en ámbito más estrictamente eclesial, el debilitamiento o abandono de la fe» en el sacramento del matrimonio y en el «poder terapéutico» de la confesión.

Por ello es «urgente» que el episcopado de todo el mundo dirija su atención hacia estos problemas.

«Si, por ejemplo, se considera solo el hecho –dice un párrafo muy significativo del documento– de que en el actual contexto muchos chicos y jóvenes, nacidos en matrimonios irregulares, podrían no ver nunca a sus padres acercarse a los sacramentos, se comprende cuán urgentes son los desafíos para la evangelización de la situación actual […] Esta realidad tiene una singular conformidad en la vasta acogida que está teniendo en nuestros días la enseñanza sobre la misericordia divina y su ternura para con las personas heridas: las expectativas consecuentes sobre las decisiones pastorales relacionadas con la familia son muy amplias».

Es decir, el documento, en el que se ve la huella del Papa, habla de las grandes esperanzas ante una pastoral renovada que se enfoque en las «personas heridas», sin cerrar las puertas ni reducir todo al simple elenco de las ya conocidas posiciones doctrinales.

La segunda parte del documento indica en tres páginas los fundamentos bíblicos y el magisterio de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia.

Para concluir, aparecen las 38 preguntas del cuestionario. Interrogantes sobre la difusión y la recepción de las enseñanzas de la Iglesia al respecto, sobre las dificultades para ponerlas en práctica y sobre su relación con los programas pastorales en todos los niveles. También se pide información sobre cuáles son los puntos más atacados y rechazados fuera de los ambientes eclesiales.

Algunas de las preguntas se refieren a la «ley natural». El Sínodo quiere saber si, por ejemplo,

«piden la celebración del matrimonio bautizados no practicantes o que se declaran no creyentes» y cómo «afrontar los desafíos pastorales consecuentes».

Después se pasa a la cuestión sobre la pastoral de la familia y el apoyo para las familias en crisis.

En cuanto a las «situaciones matrimoniales difíciles», el punto que tiene más preguntas, se pide información sobre la difusión de las convivencias, sobre las uniones libres, sobre la relevancia de la realidad de los divorciados y de los divorciados que se han vuelto a casar:

«¿Cómo afrontar estas realidades a través de programas pastorales adecuados?».

Y después:

«¿Cómo viven los bautizados sus irregularidades? ¿Están conscientes de ellas? ¿Manifiestan simplemente indiferencia? ¿Se sienten marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos?».

Otras cuestiones relacionadas:

«¿Cuáles son las peticiones que las personas divorciadas que se han vuelto a casar hacen a la Iglesia a propósito de los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación? ¿Cuántas de las personas que se encuentran en estas situaciones piden estos sacramentos?».

Es particularmente significativa la pregunta sobre la nulidad:

«¿La agilización de la práctica canónica para el reconocimiento de la declaración de la nulidad del vínculo matrimonial podría ofrecer un positivo aporte real para la solución de los problemas de las personas involucradas? Si sí, ¿cómo?».

Una vía, la de la agilización de las causas de nulidad, que ya había sido mencionada por Benedicto XVI y de la que también habló Francisco durante el vuelo de regreso de la JMJ de Río de Janeiro. En aquella ocasión, el Papa argentino aludió a la praxis en vigor en las Iglesias ortodoxas, que bendicen en algunos casos las segundas nupcias tras un camino penitencial.

«¿Existe una pastoral para ir al encuentro de estos casos? ¿Cómo se anuncia a los separados y a los divorciados que se han vuelto a casar la misericordia de Dios y cómo se lleva a cabo el apoyo de la Iglesia a sus caminos de fe?».

El cuestionario también se ocupa de las uniones entre las personas del mismo sexo.

«¿Cuál atención pastoral sería posible para con las personas que eligieron vivir según este tipo de uniones?».

Y también:

«En el caso de uniones de personas del mismo sexo que hayan adoptado niños, ¿cómo comportarse pastoralmente en vista de la transmisión de la fe?».

Para concluir, también hay algunas cuestiones relacionadas con la doctrina de la encíclica «Humanae vitae» de Pablo VI y con los métodos anticonceptivos. Se pregunta, por ejemplo, qué tan conocida es la enseñanza de Papa Montini y si es aceptada.

O «¿cómo promover una mentalidad más abierta sobre la natalidad?».

Es interesante notar que al final del documento se pide que se indiquen cuáles desafíos y propuestas sobre estos temas son urgentes según los destinatarios a pesar de que no aparezcan en el mismo cuestionario.

Es decir, el trabajo se perfila amplio e incluyente. Lo que surge claramente es la voluntad de ofrecer respuestas ante el cisma silencioso de los muchos bautizados excluidos de los sacramentos por diferentes razones.

Fuentes: Valores Religiosos, Signos de estos Tiempos

 

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