Mercaderes del miedo.
Aún desmentidas una y otra vez las teorías catastrofistas de los ambientalistas del entorno del “Club de Roma”, que situaban el apocalipsis antes del inicio del milenio, siguen insistiendo en que se viene, aunque 50 años después, y para ello vuelven a la carga con bajar la natalidad y limitar la democracia, con lo cual justifican el proyecto de las elites de un gobierno mundial autoritario ecológico.
Recientemente Jorgen Randers, co-autor de “Los límites del crecimiento” y de “Los nuevos límites del crecimiento”, ha escrito un nuevo libro con las previsiones catastróficas actualizadas para los próximos cuarenta años, que encontró un lugar en el mundo de los medios con frases de alabanza, sin levantar críticas, sobre sus juicios respecto a la inutilidad de la democracia y en favor de una «elitocracia verde» y a favor del ejemplar invierno demográfico italiano.
El nuevo libro de Randers, un miembro del Club de Roma y WWF, es titulado “2052 escenarios mundiales para los próximos cuarenta años”, y actualiza la fecha del fin del mundo, sin decir que sus predicciones anteriores fueron erradas.
PROFETAS DEL PESIMISMO, Y PARA PEOR, EQUIVOCADOS
En 1972, hace más de 40 años, el prestigioso MIT, en nombre del Club «maltusiano» de Roma llevó a nivel mundial el famoso texto “Los límites del crecimiento”, donde pronosticaba el fin del petróleo en 1992, de la plata en 1985, del estaño de 1987, del zinc en 1990, en el año 2003 del aluminio, cobre y plomo en el 1993, también al mismo tiempo ya no habría oro y mercurio disponible.
La solución a la catástrofe era un marcado cambio en el modelo económico y controlar la explosión demográfica a través de control de la natalidad.
En 2006 tres de los cuatro autores de “Los límites del crecimiento” aplazaron la fecha del fin de los recursos humanos mediante la publicación del libro titulado “Los nuevos límites del crecimiento”.
A pesar del catastrófico final esperado de la humanidad, los mismos periódicos que a menudo parecen ser ecologistas profundos no detectaron ningún apocalipsis, en cambio, por ejemplo, La Repubblica publicó el 14 de septiembre de 2010 un artículo titulado: 2000-2010 década del arrepentimiento. Una de las frases del artículo es la siguiente:
«Sin embargo, los datos no dejan lugar a dudas. La crisis está en los cuatro rincones del planeta, pero los años 2000-2010 han sido bendecidos: la humanidad, en su conjunto, nunca ha estado tan bien. Es la mejor década de la historia del hombre proclama Charles Kenny sobre el tema que pone de manifiesto en el libro ‘Getting better’».
Claro que para todos, la explicación es que la catástrofe sólo se pospuso.
JÓVENES Y NATALIDAD
Randers dice en su nuevo libro, que el futuro será urbano, denso y apretado, cerrado en apartamentos metropolitanos, frente a computadoras u otros medios de vida virtual. La naturaleza virgen, simplemente ya no existe, salvo en los rincones más remotos (pocos) del planeta.
No cree que los jóvenes sean la solución:
«Los jóvenes deben entender primero cuáles son los mecanismos que gobiernan el mundo político actual, y después deben declararse listos para hacer su parte, y luego también tienen que pagar más impuestos y apoyar un fuerte gobierno tecnocrático que pueda actuar con una visión de largo plazo. Por último, deben tener menos niños como sea posible, especialmente en los países industrializados, donde un hijo, en promedio, consume 40 a 60 veces más recursos y energía que un niño en la India».
El modelo (involuntario, a decir verdad) viene de Italia, que tiene unas de las tasas de natalidad más bajas del mundo (1,3 hijos por mujer), no porque los italianos sean más conscientes sobre el medio ambiente y la demografía:
sino «porque han creado una sociedad en los últimos 20 años, que hace totalmente imposible que una mujer tenga un puesto de trabajo y un niño. El italiano, de manera muy prudente y racional, eligió el trabajo».
CONTRA LA DEMOCRACIA Y A FAVOR DE LA TECNOCRACIA
La democracia ha fracasado porque el hombre tiene una visión a corto plazo.
Un gobierno tecnocrático es capaz de actuar con rapidez, a diferencia de la democracia participativa clásica, dice el ambientalista noruego Jorgen Randers.
«A veces las decisiones se toman rápidamente, aunque con fuertes costos inmediatos. Sucede hoy en Italia en el moderno gobierno tecnócrata liderado por Monti como en Roma dos mil años atrás gobernado, en situaciones de emergencia por dictaduras temporales».
«Tal vez, sin embargo, el mejor ejemplo que conozco es la Comisión de la Unión Europea, una elitocracia formada por personas muy competentes, y no controlada por el Parlamento Europeo, que ha logrado aprobar resoluciones que probablemente nunca habrían sido aprobadas por los parlamentos nacionales, elegidos por la democrácia…».
CALENTAMIENTO GLOBAL, MÁS POBRES, CRECIMIENTO MÁS LENTO
Los pobres en 2052 podrían ser de 3 mil millones (sobre una población mundial que llegará a su máximo en el 2042 de 8,1 mil millones).
Y la concentración de CO2 en la atmósfera seguirá aumentando determinando en el 2080 un aumento de temperatura de 2,8 grados.
El PIB mundial crecerá más lentamente de lo esperado (+ 2,2 veces los niveles actuales en 2050), debido al menor crecimiento de la población y la disminución de la productividad, causada por el aumento de los conflictos sociales y las condiciones climáticas extremas.
SEMBRANDO EL MIEDO
A pesar de que Randers hace predicciones catastrofistas, niega que lo sean, porque por ejemplo habla sobre educar a las personas para buscar el significado de la cantidad y calidad de las cosas que se utilizan para tratar de hacer las mismas cosas con menos.
Con un plan sostenible financieramente para la familia, por ejemplo, las luces de bajo consumo, dijo, reemplazarán gradualmente a las tradicionales. Esto no por miedo, sino con el fin de evitar «convenientemente» la catástrofe debida al calentamiento global previsto e inminente, pero esto debe hacerse por elección.
Sin embargo las predicciones eco-catástrofes de Randers, de la inminente auto-extinción humana, se utilizan para imponer rápidamente comportamientos de miedo, para justificar determinadas políticas de las elites, que lo aprovechan.
Durante años los medios de comunicación del sistema se han hecho eco de estas teorías catastrofistas sin verificarlas y sin darle cabida a teorías alternativas.
Y la terca realidad las ha desmentido una y otra vez.
Y algo llama la atención, ¿Cómo es que nunca oímos hablar de los daños causados por ciertos comportamientos por haber creído las predicciones de la clase del «Club de Roma» y del ambientalista Randers?
Fuentes: La Nouva Bussola Quotidiana, Corriere della Sera, Signos de estos Tiempos