Los peores pecados que está trayendo el mal al mundo.

El pecado separa al hombre de Dios y es la decisión más ruinosa que puede tomar una persona, tanto por las consecuencias para su vida terrena, como por sus consecuencias para la vida eterna.

Porque corta el vínculo con Dios, que es la fuente de toda gracia.

Y hay 4 pecados que se los separa de los demás, se dice de ellos que claman la venganza del Cielo, y que Dios castiga en esta vida.

Se habla poco de ellos como categoría, e incluso sobre cada uno independientemente.

Porque no sólo la humanidad ha perdido el sentido del pecado, sino también porque ha estado virando últimamente, hacia la actitud de que la sola mención de la existencia de pecados es un insulto.

Lo cual es la consecuencia necesaria de negar la existencia de una ley moral.

Aquí hablaremos sobre cuáles son los pecados que claman venganza del Cielo, por qué se los considera graves, y como se relacionan con las otras categorías de pecado que reconoce la doctrina católica.

La forma infeliz en que vive la humanidad en la Tierra se debe a las consecuencias del pecado original de Adán y Eva, a la desobediencia hacia Dios.

Y de esto ha quedado una mancha en la humanidad, que la hace tender al pecado, manifestada en el egoísmo, la desobediencia y la separación de Dios.

Lo que se ha magnificado en los últimos tiempos con el aumento del rechazo hacia Dios. 

¿Qué es realmente el pecado?

El pecado es una transgresión voluntaria y consciente de la ley moral de Dios.

Una acción, omisión, o actitud, que va en contra de los mandamientos y enseñanzas de Dios.

Y que separa al individuo de una relación adecuada y armoniosa con Dios.

Se considera no sólo una ruptura de la comunión con Dios, sino también una ofensa a Él.

Destruye la gracia santificante, la caridad, y expulsa al Espíritu Santo del alma del pecador.

Hay varios tipos de pecado.

Por un lado tenemos el Pecado Mortal o grave, que separa al hombre de Dios y lo entrega al poder del demonio.

Si una persona muere en pecado mortal, sin confesión y sin sincero arrepentimiento, caerá en el infierno, que es un lugar de fuego y sufrimientos eternos.

Pero para que un pecado sea mortal debe tener tres condiciones principales:

La Gravedad, debe ser una violación grave de la ley moral, como el homicidio, el adulterio, el robo, entre otros.

El Conocimiento, la persona debe conocer que lo que está haciendo es un pecado grave.

Y el Consentimiento libre, la persona debe cometer el pecado de manera deliberada y voluntaria.

Y luego tenemos el Pecado Venial, que es de menor gravedad. 

Y aunque no rompe completamente la relación con Dios, aún puede debilitarla y afectar la vida espiritual de la persona.

Cualquiera que sea el pecado, debemos enfatizar la importancia del arrepentimiento, la confesión y la recepción de la absolución sacramental, como medios para restaurar la relación con Dios después de haberlo cometido. 

Pero la doctrina católica destaca que hay pecados específicos que claman venganza al Cielo y son castigados en este mundo

Son transgresiones de naturaleza grave que provocan la justicia divina. 

Y su gravedad es tal, que sus ecos supuestamente ascienden al Cielo, suplicando retribución.

Se distinguen no sólo por su gravedad, sino también por el profundo dolor que infligen a sus víctimas.

Son más que simples infracciones contra individuos, ofenden el orden divino de Dios, suscitando el llamado a Su justicia.

Y se asocian con un rechazo consciente y deliberado de la ley moral de Dios. 

Sin embargo la tendencia en la política moderna es minimizar o ignorar estos pecados, hasta incluso promoverlos.

Son cuatro. Uno es el homicidio injusto.

Se refiere a la muerte deliberada e injustificada de una persona, en situación de debilidad. 

El quinto mandamiento prohíbe el homicidio, y es uno de los pecados más graves en la enseñanza católica. 

En el Génesis 4 leemos que la sangre inocente de Abel clamó desde la tierra a Dios y Caín fue castigado.

Se trata de un asesinato vil a una persona inocente

Hoy es uno de los pecados más extendidos.

El dos es el pecado de Sodoma y Gomorra, un pecado contra la naturaleza humana. 

Se opone directamente a la propagación de la especie y al bien social. 

Se toma del relato bíblico de la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra, en el libro del Génesis 18 y 19.

Y es tan abominable que Dios derramó fuego y azufre para destruir a los malvados.

Hoy la impureza pasa por algo normal, debido a la apostasía de las naciones antes cristianas.

El tres es la Opresión de los Pobres e Indefensos.

Que incluye la explotación y el trato injusto de los más vulnerables en la sociedad, como los huérfanos, las viudas y los pobres.

Se deriva del Libro del Éxodo y otros pasajes bíblicos que enfatizan la importancia de cuidar a los menos afortunados.

Clama al cielo, no solo con la simple denegación de los beneficios de la misericordia que preceptúa la caridad, sino especialmente cuando se abusa de la condición humilde e impotente de las personas, obligándoles a servicios inicuos.

Como impidiéndoles ejercer ciertos deberes, dándoles jornales de hambre y otras cosas semejantes, contra las cuales no se pueden defender ni exigir su reparación ante los hombres.

Y el cuatro es la Defraudación de los Trabajadores.

Se refiere a la explotación laboral y a no pagar salarios justos a los trabajadores, apoyándose precisamente en la impotencia de los mismos para defenderse eficazmente. 

Y se basa en pasajes bíblicos que condenan la injusticia económica.

Por otro lado, hay pecado que es considerado aún más grave que los 4 que claman venganza al Cielo, es el pecado contra el Espíritu Santo.

El pecado contra el Espíritu Santo se refiere a un rechazo obstinado y persistente a la gracia y el trabajo del Espíritu Santo en la vida de una persona.

Es una actitud de desprecio y rechazo constante hacia la obra divina en la vida de la persona.

Y se considera imperdonable, porque impide que una persona se arrepienta y busque el perdón de Dios.

Este pecado se manifiesta de forma diferente que los pecados que claman venganza de Dios, se refiere a la actitud del corazón y no a la naturaleza de los actos pecaminosos.

El pecado contra el Espíritu Santo se enfoca en la actitud de rechazo y desprecio hacia la gracia divina y el trabajo del Espíritu Santo en la vida de uno. Y por tanto es una cuestión de corazón y actitud.

Mientras los pecados que claman al cielo por venganza, se refieren a acciones específicas, que se consideran tan graves que claman al cielo pidiendo la intervención divina, debido a su maldad.

Y por otro lado tenemos otra clasificación de pecados, que son los «pecados capitales».

Los pecados capitales no necesariamente invocan la «venganza» divina de la misma manera de los que claman al Cielo, pero se consideran obstáculos significativos en el camino hacia la santidad y la comunión con Dios.

Y se consideran importantes como categoría, porque son fuentes de otros pecados y vicios.

Los siete pecados capitales son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula y la pereza.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre los pecados que claman venganza del cielo en comparación con otras categorías de pecados. 

Y me gustaría preguntarte si últimamente has oído que los sacerdotes prediquen sobre los pecados graves o no.

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