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Cómo Orar por una Persona Muerta

Los cristianos siempre han orado por los difuntos.

Especialmente porque una parte de ellos están en el purgatorio purificándose.

Y necesitan de nuestras oraciones para elevarse hasta el cielo.

Eso nos pone en alerta para buscar los mejores métodos para ayudarlos.

¿Cuál es el medio más eficaz de rezar a por ser querido que ha fallecido?

estatua de virgen maria orando fondo

Pero tampoco hay que olvidar que las oraciones también son necesarias para los vivos.
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Las oraciones siempre son eficaces en todo momento, para cualquiera, e incluso para nadie en particular sino para el que Dios juzgue necesario.

Un lugar típico para orar en estas épocas son los cementerios.

Lugares tranquilos y a menudo hermosos que ofrecen la oportunidad de canalizar las oraciones para liberar a las almas del purgatorio.

Por otro lado, cuando las almas son liberadas del purgatorio están listas para interceder por ti desde el cielo.

Leer Compendio de oraciones por los difuntos

difuntos1

 

DE DONDE VIENE LA PRÁCTICA DE ORAR POR LOS MUERTOS

La referencia bíblica más antigua de oraciones por los muertos viene en el segundo libro de los Macabeos.

Los libros de los Macabeos fueron de los últimos libros escritos del Antiguo Testamento.

Hacen un recuento de la lucha del pueblo judío por la libertad contra el Imperio seléucida, alrededor de 100-200 años antes del nacimiento de Cristo.

El segundo libro de los Macabeos dice cómo Judas Macabeo, el líder judío, condujo a sus tropas a la batalla en 163 aC.

Cuando la batalla terminó ordenó que los cuerpos de aquellos judíos que habían muerto fueran enterrados.

Cuando los soldados prepararon a sus compañeros para el entierro, descubrieron que cada uno llevaba un amuleto tomado como botín de un templo pagano.

Esto violaba la ley de Deuteronomio y así Judas y sus soldados oraron para que Dios perdonara el pecado que estos hombres habían cometido (2 Macabeos 12: 39-45).

Esta es la primera indicación en la Biblia de la creencia que las oraciones ofrecidas por los vivos pueden ayudar a liberar a los muertos de cualquier pecado que los separe de Dios en la vida futura.

Se hizo eco en el Nuevo Testamento cuando Pablo ofrece una oración por un hombre llamado Onesíforo que había muerto:
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“Que el Señor le conceda que halle misericordia cerca del Señor en aquel día”
(2 Timoteo 1:18).

Las tumbas excavadas debajo de la ciudad de Roma, que llamamos catacumbas, dan evidencia que los miembros de la comunidad cristiana romana se reunían allí para orar por sus compañeros seguidores de Cristo que estaban enterrados allí.

Por el siglo cuarto se mencionan oraciones por los muertos en la literatura cristiana como si ya fueran una costumbre de larga data.

La práctica de orar por los muertos está arraigada en la creencia cristiana en la vida eterna prometida en las enseñanzas de Jesús.
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Y prefigurada en su resucitación de entre los muertos.

Después de la muerte, aunque separados de nuestro cuerpo terrenal, todavía seguimos con una existencia personal.

Es como personas que Dios nos invita a entrar en una relación cuya existencia trasciende la muerte.

Orar por los muertos tiene también orígenes en nuestra creencia en la comunión de los santos. 

Los miembros de esta comunidad que viven se ayudan a menudo mutuamente por medio de oraciones y otras formas de apoyo espiritual.

Los cristianos que han muerto siguen siendo miembros de la comunión de los santos.

Y creemos que podemos ayudarlos con nuestras oraciones, y ellos nos pueden ayudar.

Las oraciones expresan la esperanza de que Dios va a liberar a la persona que ha muerto de cualquier carga de pecado y preparar un lugar para ella en el cielo.

La esperanza está garantizada en nuestro amor mutuo con Cristo, quien puede ayudarnos a salvar las barreras para disfrutar plenamente de la presencia de Dios por la eternidad.

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TRES PUNTOS CENTRALES SOBRE LA ORACIÓN POR LOS MUERTOS

En primer lugar, la oración por los muertos es eficaz.

Dios escucha nuestras oraciones y nuestras oraciones no son en vano.

No sabemos a ciencia cierta el destino eterno de muchos de los que mueren.

Sin embargo, si nuestras oraciones y buenas obras para nuestro ser querido fallecido – y enemigos – no son directamente útiles para él, son de alguna manera útiles para alguien.

Tal vez no para ellos, pero ya “el cielo” se encargará para re direccionarlas.

 

En segundo lugar, pero ¿por qué esperar para orar por las personas hasta después de su muerte?

Las oraciones para los vivos en la tierra les ayudan a capear mejor las tentaciones y no pecar.

 

En tercer lugar es útil para nosotros directamente.

Tenemos que hacer una distinción y también “rezar al cielo” por los que han muerto, pero teniendo en cuenta que nosotros tal vez estaremos en el estado de purificación del purgatorio y nos beneficiaremos de las oraciones.

fieles en misa

 

¿El MEJOR MEDIO?

Hacer misas. Las misas se pueden ofrecer tanto a los vivos como a los muertos.

Un sacerdote cuenta que un amigo suyo, hace algunos años sufragó bastante dinero para misas por su madre que, aunque mayor, todavía estaba en bastante buen estado de salud.

Dijo muchas misas por ella cuando aún vivía. Felizmente, ella hizo una buena muerte.

Después de muerta, él ha seguido sufragando misas también por ella.

Pero hay una historia muy a propósito del tema del Purgatorio y la importancia de mucha oración por los muertos.

La historia se puede encontrar en la vida de uno de los Papas más grandes en la historia de la Iglesia.

De hecho, rara vez la iglesia agrega al nombre del Papa, «El Grande». El Papa al que nos referimos es el Papa San Gregorio Magno (540-604).

En una ocasión el Papa estaba hablando con uno de sus amigos sobre el tema de la vida después de la muerte y la importancia de orar por los muertos.

Y llegaron a un acuerdo.

Cuando uno muriera primero, luego el sobreviviente oraría por el difunto.

Sucedió que el amigo del Papa San Gregorio murió primero.

Poco después de su muerte, su amigo apareció a Gregorio sufriendo intensamente las penas del Purgatorio.

Desde luego, no parecía estar en «un lugar mejor» como muchos presumen hoy.

Muy por el contrario su dolor era muy intenso por decir lo menos.

Siendo ese el caso, el Papa San Gregorio hizo un esfuerzo concertado para orar por su amigo con el fin de aliviar sus dolores y para sacarlo lo más pronto posible del Purgatorio.

Con mucho, la oración más poderosa en el universo es el Santo Sacrificio de la Misa.

Por lo tanto, el Papa San Gregorio Magno, siendo por supuesto un sacerdote, comenzó a ofrecer misas por la intención de la purificación y alivio de su querido amigo.

Este Papa lo hizo con las mejores intenciones.

¿Qué crees que pasó?

Este santo Papa, canonizado y conocido por ser uno de los más grandes de todos los Papas en dos milenios, pasó semanas ofreciendo misas.

Y finalmente todo un mes de misas para sacar a alma del purgatorio.

Fue sólo después de un mes en que el Papa ofreció misas por él todos los días, que finalmente fue sacado y tuvo pleno acceso al cielo.

Después del mes, el amigo del Papa se le apareció en gloria, dándole las gracias efusivamente por las muchas oraciones ofrecidas.

Las cuales sirvieron para purificarlo de sus pecados, disminuyendo su intenso sufrimiento y obteniendo plena entrada en el Reino de los Cielos.

Así nació la misa gregoriana.

misa gregoriana fondo

 

LA MISA GREGORIANA

Esta misa, es más bien una larga serie de misas consecutivas, que se ofrecen por los difuntos (también pueden ser ofrecidas por los vivos).

Tiene el fin de purificar el alma de difunto, aliviando su sufrimiento intenso, y ganando para él el acceso al cielo tan pronto como sea posible.

De hecho, es un gran acto de caridad de oración por los muertos.

Ellos no pueden hacerlo por sí mismos y dependen totalmente de la misericordia de Dios.

Y también de las oraciones, sacrificios, ayuno y las misas que podrían y deberían ser ofrecidas en su nombre.

Un santo agustino, San Nicolás de Tolentino, es a menudo representado en el arte como celebrando el Santo Sacrificio de la Misa.

La obra de arte religioso muestra la santa consagración del Cáliz – la Preciosa Sangre de Jesús.

Se puede ver el Purgatorio y los ángeles descendiendo al abismo de fuego del Purgatorio y llevando a las personas a su morada celestial.

Se observó que una de las razones principales por las que San Nicolás quería ser sacerdote era porque quería entregar la mayor cantidad de almas del purgatorio al cielo a través de la celebración del Santo Sacrificio de la Misa.

En conclusión, oremos fervientemente por los muertos; oremos ferviente y constante por las almas del Purgatorio.

No caigamos en el error teológico moderno de creer que todo el mundo va inmediatamente al cielo.

Esto es peligrosamente erróneo y falsa compasión, así como presuntuoso y negativo para el alma del muerto.

NOVENA POR LOS FIELES DIFUNTOS ( COMIENZA 25 DE OCTUBRE)

 

PARA VIVOS, MUERTOS, CATÓLICOS Y NO CATÓLICOS

Las misas se puede decir por la intención de los vivos y los muertos, incluso por los no católicos.

A algunas personas no les gusta la idea de hacer misas para los no católicos. Pero eso sólo nos hace pequeños y mezquinos.

Cuando la Iglesia dice que hay que orar por los muertos, no añade “sólo si son como nosotros”.

No todo el mundo puede encontrar un sacerdote que esté dispuesto a decir misas con esas intenciones, depende del país, de la zona.

Ese es un problema real en la actualidad. Oremos por las vocaciones.

Cuanto más sacerdotes, más misas al día, más intenciones, más almas para ganar.

Además, la Santa Iglesia tiene la autoridad de otorgar el gran tesoro espiritual de los méritos del sacrificio de Nuestro Señor y de las vidas (y muertes) de los santos, en indulgencias para la remisión de la pena temporal por los pecados.

Porque los que mueren en amistad con Dios, pero que no han hecho suficiente penitencia por los pecados cometidos, y que han sido perdonados antes de la muerte, tienen un período de purificación de los últimos vestigios de apego al pecado y compensar de manera penitencial las injusticias perpetradas a Dios y al prójimo.

Sólo los puros entran en la presencia de Dios en el cielo, por lo que, por su amor, no tienen ese estado intermedio.

purgatorio

 

INDULGENCIAS

También mediante las indulgencias, podemos ayudar a las almas del purgatorio, tomando algo de su penitencia en nosotros a través de algunas oraciones y obras, y la disposición adecuada del alma.
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Por lo tanto, no pierdas de vista cuando la Iglesias concede indulgencias.
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Por lo general hay oportunidades especiales y ciertos lugares también.

También ten en cuenta que, según la mente de la Iglesia ahora, ganamos indulgencias para los muertos y para nosotros mismos (en forma total o parcial).

Sin embargo, las indulgencias sólo pueden aplicarse a sí mismo o a un alma en el purgatorio, no a otra persona viva.

Así que ruega por ti mismo al cielo y por las pobres almas del purgatorio.

dia-de-muertos

 

LA RUTINA DE LA INTERCESIÓN DIARIA

En tus propias devociones ora por la gente.

Puedes ofrecer cualquier cantidad de pequeñas penitencias / mortificaciones y oraciones, pidiendo a los santos para que intercedan por cualquiera.

Dios sabe los que necesitan gracias. Pide a los santos y los ángeles para que te ayuden.

Tu puedes añadir tus oraciones a lo que el sacerdote vierte en el cáliz para ser transformado en la consagración.

Tu puedes agregar tus peticiones durante las oraciones de acción de gracias después de una buena comunión.

Di el Santísimo Rosario, que pone en fuga a los demonios aterrorizándolos y que da consuelo a las pobres almas y consigue ayudar a los vivos.

Cualquiera de estos tipos de cosas puedes hacerlas por tí mismo, por otras personas vivientes y por las pobres almas.

Y mantener tu vida limpia de pecado.

Tu buen ejemplo en palabras y acciones podría ser otra manera de ayudar a los cielos.

E ir a la confesión.

Y también tener esperanza que la separación con los difuntos es momentánea.

Por eso aquí te dejo mi oración.

 

CARTA A UN SER QUERIDO QUE SE FUE

Cuando te diagnosticaron esa enfermedad, nos impresionamos, pero ninguno de nosotros tuvo miedo.

Es que tú para nosotros eras inmortal.

Nos sobrevivirías a todos.

Derrotarías a la enfermedad y serías un ejemplo de lo que la fe y las ganas de vivir pueden lograr.

En mi diario camino al sanatorio iba rezando un Rosario.

No era por tu curación, no, porque no pensaba que te ibas a morir.

Mis Rosarios eran para que la dura medicación necesaria para curarte no te hiciera sufrir demasiado.

La victoria contra la enfermedad estaba asegurada.

Las tertulias en el sanatorio eran siempre festivas.

Toda la familia desfiló para verte y escucharte contar chistes y hacernos reír.

Sólo quedaba esperar que el tratamiento diese resultado.

Mis Rosarios continuaban, mi ceguera también.

Doy gracias a Dios por esa ceguera, que me impidió, nos impidió a todos, darnos cuenta de lo grave que era la situación.

Mis Rosarios seguían uno tras otro.

Sin darme cuenta e impulsada por mi fe, tejí una alfombra de oraciones con las cuales viajaste hacia el más allá.

El desenlace vino de repente.

Un paro cardíaco del cual te rescataron los médicos.

Y después otros cinco que nos demostraron a todos cuanto luchaste por volver.

Eras joven, tenías dos niños pequeños y una carrera universitaria para culminar.

Los médicos decidieron dejarte ir después de la sexta vez que tu corazón se detuvo.

Y en la salita del Centro de Tratamientos Intensivos, todos tus familiares escuchamos la peor de las noticias: “falleció”.

Los primeros tiempos fueron devastadores.

Tu ausencia se notaba en todas las cosas.

Cada música, cada noticia, podía hacernos llenar los ojos de lágrimas.

Sin embargo, y hundidos en el pozo de nuestro dolor, nuestra fe y la divina asistencia del Espíritu Santo, nos hicieron recapacitar.

Nos dimos cuenta que ahora hablabas otro idioma.

El idioma del espíritu.

Para comunicaros contigo debíamos rezar.

Y lo hicimos fervorosamente, como una forma de comunicarte nuestro amor de siempre.

Y te hicimos misas. Muchas misas.

Y cada misa era un beso, un abrazo, un cariño que te mandábamos.

Una forma de demostrarte nuestro amor.

Han pasado los años y el dolor ya no nos ahoga como antes.

El Consolador nos visitó con Su Amor eterno y lleno de ternura.

Nos dio la certeza de que cada vez estamos más cerca de volver a verte, sano y fuerte como eras.

Y con esperanza te decimos, ¡Hasta pronto!

mujer orando frente a un urnario

 

EL PORQUÉ DE LA CONVENIENCIA DE IR A ORAR POR LOS DIFUNTOS AL CEMENTERIO

Hay un ministerio llamado ‘Cementerians’, cuyo propósito es animar a la gente a ir a la tumba de sus seres queridos fallecidos y orar por su liberación del purgatorio.
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Ellos saben cuándo vamos a su tumba. 

Si tu ser querido ya ha sido purificado y se ha ido al cielo, nuestro Padre Celestial da nuestras oraciones a otra alma que languidece.

 

LA BASE DEL MINISTERIO DE ‘CEMENTERIANS’ EN CONSEGUIR INDULGENCIAS

El ministerio de Cemeterians es tan antiguo como la misma creación. 

Desde el principio de los tiempos, la gente ha orado por sus seres queridos fallecidos a su propia manera.

El ministerio de Cemeterian insta a los vivos a ir realmente a la tumba y rezar por sus seres queridos fallecidos.
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Para que las almas sufrientes puedan recibir gracias e indulgencias especiales.

«Una indulgencia, aplicable sólo a las almas del Purgatorio, se concede a los fieles que devotamente visitan un cementerio y rezan, aunque sólo sea mentalmente por los difuntos. 

mujeres con velas purgatorio muertos

La indulgencia plenaria es cada día a partir del 1 al 8  de noviembre; en otros días del año, es parcial«. (Enchiridion de Indulgencias)

«Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura:

«Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado» (2 M 12, 46).

«Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración.

Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? […]

No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos”. Catecismo de la Iglesia Católica # 1032.

«Puesto que los fieles difuntos, están siendo purificados, también son miembros de la misma comunión de los santos, una forma en que podemos ayudarles es obtener indulgencias para ellos, por lo que las penas temporales debidas por sus pecados, pueden ser remitidas». Catecismo de la Iglesia Católica # 1479.

«Un día, absorta en éxtasis, la Beata María de Quito, vio en medio de un gran espacio, una inmensa mesa cubierta con un montón de plata, oro, rubíes, perlas y diamantes y, al mismo tiempo, oyó una voz que decía:

‘Estas riquezas son de propiedad pública; cada uno puede acercarse y tomar tanto como le plazca’. 

Dios dio a conocer a ella que esto era un símbolo de las indulgencias».

oracion por los muertos en cementerio

 

LA CONCURRENCIA A LOS CEMENTERIOS HA DISMINUIDO

Es bueno alentar la práctica de concurrir a los cementerios.

Las personas que acuden a un servicio de enterramiento en un cementerio pueden encontrar la tradición funeraria católica, por primera vez, o por primera vez en muchos años, y una experiencia positiva podría animarles a volver a orar por sus muertos.

Pero la concurrencia a los cementerios es una práctica que ha disminuído.

Las instrucciones del Vaticano, «Piam et Constantem,» de 1963 y las aclaraciones posteriores, permitieron a los católicos ser enterrados en cementerios no católicos y ser cremados.

La iglesia conserva una preferencia por el entierro más que la cremación y direcciona los restos cremados para ser enterrado o en urnas en un cementerio (no esparcirlos al aire).

Los ritos funerarios se prescriben en la Orden de los Funerales Cristianos, que incluye un servicio de vigilia o velorio, la liturgia del funeral y oraciones para decir en el cementerio, pero que varía por país. Ver aquí sobre el Nuevo rito de exequias católicas.

mujer visita cementerio fondo

 

SIETE COSAS QUE DEBES RECORDAR HACER POR LOS MUERTOS

Finalmente, con el fin de acudir en ayuda de las almas en el purgatorio, hay algunas cosas simples que podemos hacer en este momento:

 

1 – Reza todos los días por tus seres queridos y por todas las almas del purgatorio.
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Acuérdate de ellos, mientras rezas el rosario y el rosario misericordia divina.

 

2 – También puedes recordar a los muertos con la oración por el eterno descanso de las almas.

Aquí está la tradicional oración después de las comidas:

«Te damos gracias por todos tus beneficios, oh Dios Todopoderoso, que vives y reinas para siempre.

Y que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. Amén».

 

3 – El momento más importante para recordar a aquellos en el purgatorio es durante la oración Eucarística en la Misa.

 

4 – Ofrecer misas por los muertos en el aniversario de la muerte y en otros momentos es un medio crucial para ayudar a las almas santas.

 

5 – Ofrece 30 misas consecutivas para el alma del difunto.
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Son las misas gregorianas.

Debido al compromiso sostenido necesario, por lo general es más común encontrar la práctica en las órdenes religiosas y monasterios.

 

6 – Busca Indulgencias.
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La Iglesia ha ofrecido generosamente muchas indulgencias en las últimas décadas.

La más reciente es ofrecida por Francisco para el Año Jubilar de la Misericordia.

 

7 – Visita los cementerios para preservar la memoria de los muertos, y también como una oportunidad para la oración por ellos.

Los padres deben enseñar a sus hijos a entender nuestra comunidad permanente y aprender a ayudar a las almas santas.

Una indulgencia especial al respecto se concede dentro de la primera semana de noviembre.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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Por qué es un Error Predicar que el Difunto ya está en el Cielo

En las misas por difuntos con demasiada frecuencia se escucha desde los púlpitos: 

“Él ya no está sufriendo más. 

Ahora él está en un lugar mucho mejor. 

¡Ahora él está en el cielo con el Señor en la gloria!” 

Los curas que expresan estas frases muy probablemente están movidos por la buena voluntad y la mejor de las intenciones.

Pero podrían estar muy lejos de la realidad.

Porque descartan de plano cualquier posibilidad de que hayan ido al purgatorio.

Están negando un dogma de fe de la Iglesia Católica.

Y están desinformando a los fieles, con la posibilidad de que caigan en errores trágicos.

¿Con que perentoriedad los familiares van a rezar por el alma del difunto si el sacerdote les dijo que ya llegó al cielo?

velatorio y pesame

Una de las herejías que flotan en círculos parroquiales es que todo el mundo va al cielo y al instante.
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En otras palabras, simplemente ser un bautizado católico es un pasaporte seguro al cielo.
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Y es más, ahora la apertura ha llegado a tal punto que la nueva moda es que ni siquiera parece que el occiso debería estar bautizado para ir al Cielo.
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Basta con que sus familiares digan que era una persona buena.

Esta herejía que aceptamos sin más, transmite la idea que no existe o no se aplica en ningún caso el estado intermedio de purificación.

Con la muerte, las puertas del cielo están abiertas y el vuelo es non-stop al paraíso.

Las nacaradas puertas se abren y el Señor está listo para abrazar a los occisos para siempre.
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A pesar que en algunas lecturas póstumas de los familiares desde el ambón podemos oír frases como esta:
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“No era una persona muy devota, no solía venir a misa”.
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“Vivía a la fe a su modo”.
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“Su dios era el trabajo y la familia”.

¿Y si es así, como dicen a sus familiares que no pasó aunque sea unos minutos en el Purgatorio?

Esta es una idea claramente de cuño protestante y no católica.

 

LA SIMPLEZA CON QUE LOS EXPLICABA SANTA BERNARDITA

“El obispo Dupanloup observaba con expresión seria y reticente a la joven monjita que estaba sentada frente a él en la salita del convento.

De entrada le había avisado que era “liberal, pero no crédulo”.

Y ahora volvió al ataque;

En Lourdes piensan que Ud. es una santa – le dijo con tono inquisitivo. Observó su reacción.

Sí – asintió ella- es fácil canonizar a la gente. Después ya no se cree necesario rezar por ellos.

Cuando yo muera, dirán, la hermana María Bernarda era una santita – dijo frunciendo la cara graciosamente- ¡y yo, me asaré en el Purgatorio!

El obispo rió con ganas ante tal muestra de sencilla modestia y se despidió. Bernardita volvió a sus ocupaciones”.

Esta escena es de la película “La pasión de Bernardette”, y muestra uno de los grandes problemas de la cristiandad, aún entonces, que se ha ido acrecentando con el correr del tiempo.

Evidentemente Bernardita tuvo un muy grande Purgatorio en vida, debido a sus múltiples padecimientos y a la alegría con que los enfrentaba.

Pero no es el común de los casos.

No creemos necesario rezar por nuestros muertos.

Con el apremio de dar un consuelo fácil y pronto a los deudos del difunto, los sacerdotes y las comunidades en general, tienden a asegurarle al deudo, su absoluta certeza personal de que su pariente está gozando de la gloria de Dios.

 

FLACO FAVOR AL POBRE DIFUNTO

Parece que no es necesario ofrecer misas u oraciones por su alma.

Lo que le hace un muy flaco favor al alma del muerto.

Colocamos el halo de santidad a la persona que se nos fue, olvidando todos sus defectos o errores que nos mortificaban en vida.

Es como si la corona de gloria viniera incluida en el precio del ataúd y el servicio de sepelio.

Estamos seguros de eso, y es una comodidad para nosotros pensar así, porque aumentaría muchísimo nuestro dolor si pensamos en que nuestro ser querido está sufriendo.

Y aun así, si alguien prudentemente nos señalara que, de acuerdo a su forma de vida y a sus costumbres, tal vez su primer destino sería pasar por el Purgatorio, tendemos a pensar en eso con alivio.

Se salvó, decimos, es cuestión de tiempo para que pase al Cielo.

Pero el sufrimiento del Purgatorio es atroz.

Tan atroz, que unas pocas horas en él tal vez bastaran ante la gran misericordia de Dios, para purgar la culpa de muchos años.

Y a partir de ese momento, el alma podría salir, aun cuando le quede mucha condena por pagar.

El Señor es compasivo y misericordioso. No le gusta ver sufrir a sus hijos.

Por lo que le es grato que las almas sean indultadas del resto de su condena mediante los sufragios que nosotros, la Iglesia militante, ofrezcamos por ellos.

Y toda esa ofrenda nos será devuelta en multitud de bendiciones para nosotros.

Pero, generalmente estamos muy ocupados y no podemos pensar en esas cosas.

Y no reparamos en que eso es una omisión grave frente a Dios Nuestro Señor y una herejía si lo contrastamos con al Evangelio y la Doctrina de la Iglesia.

exequias en cementerio

 

SÓLO LOS PUROS ENTRAN AL CIELO

Esto no sólo es una falsa teología, sino que es muy peligroso y perjudicial para el estado de la persona fallecida.

¿Por qué? 

Si todos están totalmente convencidos de que «el tío Juan» se regocija con Dios, los ángeles y los santos.
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Y que merece los frutos de sus trabajos terrenales y de criar una familia.
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Entonces ¿cuál es el propósito y razón de rezar por él?
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No tiene sentido si ya llegó al cielo.
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En cambio sí tiene sentido y es muy importante, cuando las personas están detenidas en el purgatorio.

Ha sido enseñanza Católica sólida durante los siglos que sólo aquellos que son perfectos en la caridad, no tienen impurezas e imperfecciones en sus almas, y han hecho una debida reparación por los pecados de su pasado, tendrán acceso a su morada celestial.

El libro de Apocalipsis lo expresa con toda claridad: Jesús reiteró esto en el sermón de la montaña, en una de las bienaventuranzas:

«Bienaventurados los limpios de corazón», nada impuro puede entrar en el Reino de Dios «ellos verán a Dios». (Mt. 5, 8)

El punto es este: ninguno de nosotros tiene la autoridad para canonizar extraoficialmente a cualquier persona que ha pasado de esta vida a la otra vida.

Proclamar que tal persona está en un lugar mejor, ya no tiene sufrimiento, está en las colinas eternas e imperecederas de la paz y la alegría, junto a Dios, es presuntuosa, mala y simplemente falsa compasión. 

Peor aún, estamos tomando el papel del Santo Padre, el Papa. 

Sólo el Papa tiene el derecho de canonizar o declarar que una persona está, sin duda en el cielo.

Esta herejía está en el seno de la Iglesia, propuesta por teólogos relevante en la época del Concilio Vaticano II.

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¿TODOS SE VAN A SALVAR? ¿QUÉ DICE LA BIBLIA Y EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA?

En el último siglo se ha desarrollado la idea en la Iglesia Católica, y también entre los protestantes, que quizás todos los seres humanos se salven debido a la misericordia infinita de Dios.
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Y que es “razonable esperar” que Dios no envíe a personas al infierno.

Esta idea aparentemente tomó legitimidad a raíz de algunas palabras del teólogo jesuita suizo Hans Urs Von Balthasar.

Quien parte de la idea de que “esperar la salvación eterna de todos los hombres no es contrario a la fe”.

Pero su tesis suscitó críticas obligando a Von Balthasar a defenderse:

Mis palabras fueron repetidamente tergiversadas en el sentido de que, quien espera la salvación para todos sus hermanos y hermanas ‘espera el infierno vacío’ […].

O en el sentido de que quien manifiesta tal esperanza enseña la ‘redención de todos’ (apokatastasis), condenada por la Iglesia, cosa que expresamente rechacé”.

Dios sin duda “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad”, como dice San Pablo (1 Timoteo  2, 4).
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Pero una vez que algunos hicieron libre y conscientemente su opción por el infierno, Dios en su infinita y perfectísima justicia la respeta.

Habiendo el hombre rechazado a Dios, él a su vez sufre el rechazo de Dios, que lo precipita en las profundidades del abismo, de la “gehena” (Mateo 5, 22), “horno ardiente” donde “habrá llanto y rechinar de dientes” (Mateo 13,42).

Sin embargo hoy sigue diciéndose en las parroquias en voz baja, tanto por obispos, sacerdotes y laicos que Dios es tan misericordioso que no envía al infierno a nadie; si es que el infierno existe realmente, acotan.

Si esto sucediera entonces sería hora de revisar lo que la Iglesia enseña históricamente en todos sus Concilios.

E interpretar de una manera radicalmente diferente lo que dijo Jesucristo en la Biblia.

De lo contrario lo que se está diciendo es una herejía, aunque se diga en voz baja.

O precisamente se dice en voz baja porque es una herejía.

hombres que caen en el infierno

 

¿PODEMOS ESPERAR QUE TODOS SE SALVEN SEGÚN JESUCRISTO?

“No”, dice el Hijo de Dios, Jesucristo, Nuestro Señor y Salvador: ver Mateo 5:20, 10:28, 11:23, 25:41-46, Marcos 9:41-47, Lucas 16:19-26, Juan 3:36, 6:65-69

Jesús no está mintiendo sobre el Infierno. Algunas personas humanas van al Infierno.
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Si no es así, muchas de las enseñanzas de Jesús en los Evangelios serían absurdas, sin sentido, o falsas.

Así que si alguien dice que “quizás” todos los seres humanos serán salvados y van al cielo.

O que podemos “razonablemente esperar” que no haya personas humanas enviadas al infierno.

Están acusando a Jesús, el Hijo de Dios, de mentir y desinformarnos sobre el cielo y el infierno y la salvación.

puerta del infierno fondo

 

¿PODEMOS RAZONABLEMENTE ESPERAR QUE TODOS SE SALVEN SEGÚN LOS CONCILIOS DE LA IGLESIA?

“No”, dice el Concilio de Constantinopla:

Si alguien dice o afirma que el castigo de los demonios y de los hombres impíos es temporal, y que tendrá su fin en algún momento, es decir, habrá una completa restauración de los demonios o de los hombres impíos, que sea anatema” [Denzinger 211]

Es una herejía decir que habrá una restauración completa de los impíos, de tal manera que todos serán salvos.

No importa si dicen que están “seguros” que todos se salvan (universalismo), o si afirman que hay una “esperanza razonable” de que “tal vez” todos se salven (universalismo mitigado).

Aún la “esperanza razonable” es una reclamación herética y sigue siendo una herejía. Decir «tal vez» es una afirmación herética y sigue siendo una herejía.

“No”, dice el Concilio de Trento:

“En verdad, a pesar de que Él murió por todos, no todos reciben el beneficio de su muerte, sino sólo aquellos a quienes se comunica el mérito de su pasión” [Decreto sobre la justificación, Capítulo III]

El principal beneficio de la muerte de Cristo es la salvación eterna.
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El Concilio de Trento enseña infaliblemente que “no todos” reciben ese beneficio, y por lo tanto, hay que considerar que no todas las personas humanas se salvan.

No es posible que esperemos que lo contrario sea en realidad la verdad. No es razonable para un católico la esperanza de que una enseñanza infalible de un Concilio Ecuménico sea falsa.

“No”, dice el Concilio Lateranense IV:

Él vendrá al final de los tiempos para juzgar a los vivos y los muertos, para recompensar a cada uno según sus obras, tanto a los réprobos y a los elegidos.

Todos ellos se levantará con su propio cuerpo, que ahora llevan, a fin de recibir de acuerdo a sus méritos, ya sean buenas o malos este último castigo perpetuo con el diablo o la gloria eterna con Cristo”.

jesus baja al infierno

Los que dicen que “tal vez” todos se salven y que podemos “esperar razonablemente” que no haya personas humanas enviadas al infierno están en contradicción con la enseñanza infalible:
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-de que la resurrección general incluye a los reprobados en el infierno, y
.
-que estas almas réprobas, después de haberles sido dado el cuerpo resucitado, serán enviadas al castigo “perpetuo” (es decir, eterno) con el diablo.

“No”, dice el Concilio de Florencia:

“Las almas de los que salen de esta vida en pecado mortal real… bajan  inmediatamente al infierno para ser castigadas”.

Si no hay personas humanas enviadas al infierno, entonces no puede haber dolores. Así que la “esperanza razonable” de que todos se salven contradice la enseñanza infalible de otro Consejo Ecuménico.

“No”, dice el Concilio de Florencia de nuevo:

“Por último, si no se arrepienten en sus corazones, haciendo obras dignas de arrepentimiento y hacen digna satisfacción a su santidad y a la iglesia universal de la enormidad de sus pecados, podrán ser empujadas con los malvados a la oscuridad eterna, condenados por el justo juicio de Dios al tormento eterno”.

Si no hay seres humanos malvados en el infierno, entonces la enseñanza infalible anterior sería falsa.

El Concilio de Florencia enseñó también, de manera similar a la IV Concilio de Letrán, que incluye la resurrección general que “los que hicieron lo malo” serán enviados “al fuego eterno”.

“No”, dice el Concilio de Letrán V:

el Señor “promete recompensas eternas y castigos eternos a los que serán juzgados de acuerdo a los méritos de su vida” [Sesión 8]

La promesa del Señor Jesucristo de castigo eterno para los que mueren en la condenación final sería una falsa promesa si no hay personas humanas enviadas al infierno.

“No”, dice el Concilio Vaticano I:

“Si, pues, sin fe es imposible agradar a Dios y llegar a participar como hijos e hijas, se deduce que nadie puede alcanzar la justificación sin ella [la fe], tampoco nadie puede alcanzar la vida eterna a menos que él o ella persevere en ella hasta el final” [Constitución dogmática sobre la fe católica, Capítulo 3].

Si todos alcanzan la vida eterna, entonces esta enseñanza del Concilio Vaticano I sería nula y sin efecto; no tendría sentido y sería falsa.
.
Pero dado que las enseñanzas infalibles del Concilio Ecuménico no pueden ser falsas, nulas, o sin sentido, algunas personas humanas no se salvan; son castigadas para siempre en el infierno.

“No”, dice el Concilio Vaticano II:

“El cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus deberes hacia su vecino e incluso a Dios, y pone en peligro su salvación eterna” [GS 43]

La enseñanza del Concilio Vaticano II serían falsas si todos los cristianos y todas las demás personas humanas fueran salvados.

infierno

 

¿PODEMOS RAZONABLEMENTE ESPERAR QUE TODOS SE SALVEN SEGÚN OTRAS ENSEÑANZAS CATÓLICAS?

“No”, dice la Virgen María, que nos enseñó en Fátima que más almas van al Infierno por los pecados de la carne que por cualquier otra razón.
.
Por lo tanto, muchas personas humanas (almas) son enviadas al infierno por los pecados sexuales, y algunas personas adicionales son enviadas allí por otros tipos de pecado.

“No”, dicen los niños de Fátima, a quienes se muestra una visión del infierno que incluía demonios y almas humanas.

Estaban horrorizados por esta visión; temblaron, y gritaron de miedo. Ellos supieron que algunas personas humanas eran enviadas al infierno.

“No” dicen los muchos Santos, Beatos y otras personas santas que también recibieron visiones del infierno por Dios.

“No”, dice el amor de Dios. Nuestro Creador que nos dio libre albedrío, y Él respeta nuestra libertad de elegir entre el bien y el mal: ver Eclesiástico 15: 14-19

“No”, dice la justicia de Dios. Porque el único y verdadera juez es Dios: ver Apocalipsis 20: 11-15

 “No” dice que cada cristiano fiel y razonable.

Por lo tanto, cualquier cristiano que cree, afirma, o enseñe que “tal vez” todos los seres humanos se salven, o que podemos “razonablemente esperar” que todos los seres humanos se salven, cree, afirma, o enseña una herejía.

Jesucristo enseña claramente en el Evangelio, al igual que varias Concilios Ecuménico definidos infaliblemente, que no todas las personas humanas se salvan.
.
Y que algunas personas humanas son enviadas por Dios al infierno “donde el gusano no muere y el fuego no se extingue”.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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Funeral para un transexual indigente en la Iglesia madre de los jesuitas en Roma

Un gesto de misericordia.

 

Esta reciente historia es un signo de la misericordia de la Iglesia para los homosexuales. Un transgénero colombiano que fue muerto a golpes en Roma, de quien nadie reclamó su cadáver, fue reclamado por los jesuitas que le organizaron un funeral en el templo principal de la orden, la iglesia del Gesú, el viernes 27 de diciembre.

 

Andrea Quintero

 

Naturalmente este gesto es una señal que debe ir a toda la Iglesia, porque no en todos lados sucede esto.

Si alguien quiere un ejemplo del énfasis en la compasión del Papa Francisco lo pueden ver en acción, en la Iglesia del Gesù, la iglesia madre de la orden de los Jesuitas, donde se celebró un funeral para una persona transgénero y sin hogar colombiana golpeada.

El cuerpo de Andrea Quintero, quien tuvo problemas con la adicción a las drogas y vivía en las calles de la zona alrededor de la estación principal de tren Termini de Roma, fue encontrado junto a una pista en la estación el 29 de julio. Una investigación concluyó que murió como consecuencia de las lesiones causadas por una severa paliza.

Quintero, de 31 años en ese momento, había dejado a su familia en Colombia, cuatro años antes. Él era bien conocido por el personal de la estación y para los trabajadores de la caridad; y se hacía llamar el «Trans de Termini».

Una semana antes de su muerte, le hizo una breve entrevista en video el periódico italiano Corriere della Sera en el que describía que tenía un brazo paralizado y caminaba con una cojera a consecuencia de una paliza anterior.

En la entrevista, Quintero dijo que su sueño era «conocer a un chico con dinero que me saque de esta vida fea», en referencia a las drogas y la falta de vivienda. Hasta la fecha, la policía no ha arrestado a nadie por el asesinato de Quintero.

El retraso en la organización de un funeral, según informes de prensa, se debió al hecho de que la familia de Quintero nunca hizo una petición de sus restos o ni aparecieron las instrucciones sobre la forma en que él quería ser inmortalizado.

Finalmente, el Centro Astalli, jesuita, dedicado a la ayuda a los refugiados, en combinación con la rama local de Cáritas, intervinieron para organizar un funeral.

Entre otros dignatarios que estuvieron presentes Cécile Kyenge, un político nacido en el Congo y oftalmólogo, quien se desempeña como Ministro italiano de Integración, convirtiéndose en la primera persona de color en servir en el gabinete italiano.

También estuvo el alcalde de Roma, Ignazio Marino, asi como representantes del Consulado de Colombia. Había rosas blancas para ella en el funeral.

El jesuita Giovanni La Manna, director del Centro Astalli, dijo que en el funeral se pretendió no sólo llorar la muerte de Quintero, sino ofrecer

«una señal para toda la comunidad romana que está distraída ante tantas personas que se enfrentan a la discriminación, y que viven sus dificultades ante la indiferencia de nuestra ciudad».

El funeral de Andrea fue celebrado por monseñor Enrico Fierce, director de Cáritas de Roma junto con el padre Giovanni La Manna, presidente del Centro Astalli.

En la homilía, Monseñor Fierce dijo:

«Pedimos al Señor que esta ciudad se vuelva más y más amigable para los pobres y para los que están en problemas». 

En un Tweet sobre el funeral, el escritor Vaticano del Corriere della Sera, Gian Guido Vecchi, se refirió a que el funeral tuvo lugar en «la iglesia de San Francisco», probablemente una referencia al hecho de que sucedió en la iglesia madre de la orden jesuita, y en el sentido de que es un clásico gesto de misericordia para alguien que vivió y murió a los márgenes de la sociedad.

Fuentes: NCR on line, Signos de estos Tiempos

 

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