¿Qué está pasando dentro de la jerarquía de la Iglesia, los sacerdotes y los fieles?
Estamos frente a un cúmulo impresionante de mensajes del Cielo, que ya había sido profetizado por la Biblia, que sucedería en los últimos tiempos.
Pero llevamos la discusión al campo de si tal aparición es verdadera o no y tal otra falsa o no.
En lugar de analizar el mensaje global, el contenido en el que coinciden.
Si lo hiciéramos veríamos que no hay desviaciones en los grandes temas, todas hablan de la pérdida de fe en el mundo y en la Iglesia, y llaman a los sacerdotes y a la jerarquía a un cambio.
Mientras que no hay apariciones conocidas que no pongan énfasis en la apostasía.
Además vemos una operación para ocultar los mensajes de las apariciones.
Por ejemplo, los mensajes que ha estado recibiendo Gladys Quiroga de Motta, vidente de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolas, hace muchos años que no se pueden publicar, a pesar que está aprobada por el Obispo.
Y también vemos que corren por internet mensajes que tienen partes borradas, para ser políticamente correctos.
Aquí hablaremos sobre cómo el Cielo está con los altavoces encendidos en dirección a la jerarquía de la Iglesia, al punto de que Nuestra Señora tuvo que aparecerse en la propia Roma.
¡No te pierdas lo que vamos a revelar y que nadie dice!
El 12 de abril de 1947, el Cielo llevó a un comunista endurecido por la Guerra Civil Española, que quería matar al Papa, conducía tranvías por Roma maltratando a los sacerdotes, mal padre y golpeador, a una conversión fulminante.
La conversión de Bruno Cornacchiola fue una señal de lo que Nuestra Señora puede hacer con las personas dominadas por los pecados.
E hizo esto en Roma, para suplicar a la jerarquía de la Iglesia que escuchara el mensaje de Fátima.
Cuando lees los mensajes de Nuestra Señora de la Revelación, ves que se repite el mensaje de Fátima, de Akita, de Nuestra Señora del Buen Suceso, etcétera.
Profetizan lo que va a pasar con la Iglesia y lo que va a pasar con el mundo.
Dicen que habrá una gran guerra que será peor que la que tuvimos.
Pero que antes, nos destruiremos entre nosotros al abandonar a Dios y sus mandamientos.
Y hablan de la apostasía dentro de la iglesia.
Sin embargo, muchos dentro de la Iglesia han trabajado y trabajan para esterilizar el mensaje.
Por ejemplo, el cuaderno con las palabras de la Virgen que Cornacchiola entregó a Pío XII está en manos del Vaticano y aún no se ha publicado formalmente.
Y por eso vemos versiones parciales que circulan por internet, especialmente su versión en inglés, que omiten y tergiversan el mensaje.
Por ejemplo, la Virgen le dio a Bruno un mensaje sobre la obediencia al Papa, pero en la versión en inglés se omite la frase: «Estás obligado a obedecer, a menos que esa orden toque la fe, la moralidad y la caridad. Entonces, no».
Y también está ausente el pasaje siguiente: «Lo que se necesita es un apostolado individual, no un apostolado monopolizado, es decir, no un monopolio exclusivo, sino trabajar por la conversión de muchas almas en el apostolado.
Debemos trabajar entre las almas individuales sin ninguna autorización previa. Aquellos que saben deben trabajar, de lo contrario pecan».
Nuestra Señora ya sabía lo que estaba sucediendo con la jerarquía dentro de la Iglesia y lo que sería visible más adelante.
Bruno Cornacchiola tuvo encuentros personales coincidentes con Sor Lucía de Fátima, los presentó Pío XII.
Y cuenta Bruno: “hablamos sobre el mensaje y sobre lo que la Iglesia tendrá que pasar debido a los sacerdotes que se desvían del camino correcto.
¡Cuánta confusión emocional satanás logra traer a todas las almas!”
Y prosiguió:
“Ya casi reina en todos los altos puestos de mando y trabaja sin ser molestado, empleando a sus ayudantes para hacer su voluntad.
Satanás entrará en todos los lugares de mando de la Iglesia y seducirá a todos con ambiciones de vanagloria, especialmente para eliminar la devoción a Nuestra Madre y crear una frialdad hacia la fe en todos”.
Y concluye diciendo:
“Este poder se extenderá sobre los responsables del bien del pueblo de una manera aterradora”
El mensaje de Nuestra Señora en Fátima, en Roma a Bruno Cornacchiola y en el resto de las apariciones actuales, es la advertencia divina contra el suicidio de modificar la fe, la liturgia, la teología, la pastoral y el alma de la Iglesia.
Porque luego vendrá un día cuando el mundo civilizado negará a su Dios.
Y cuando la Iglesia dudará como Pedro dudó.
Será tentada a creer que el hombre se ha convertido en Dios y su hijo es solo un símbolo como tantos otros.
El escándalo se evidenció cuando la jerarquía de la Iglesia le dijo a Nuestra Señora “por favor déjanos hacer nuestro trabajo tranquilos”, cuando no publicó el secreto de Fátima en 1960.
Personajes influyentes en el Vaticano han dado sus versiones.
Por ejemplo, en una entrevista de 1990, el cardenal Silvio Oddi, amigo cercano de Juan XXIII, declaró:
«El secreto de Fátima contiene una triste profecía sobre la Iglesia y por esta razón el Papa Juan no lo divulgó, ni tampoco Pablo VI, ni Juan Pablo II.
Me parece que lo que está básicamente escrito es que el Papa convocaría un concilio en 1960 que, contrario a las expectativas, resultaría indirectamente en muchas dificultades para la Iglesia».
En 1995, el cardenal Luigi Ciappi, teólogo papal desde Pío XII a Juan Pablo II, declaró: «En el tercer secreto se predice, entre otras cosas, la gran apostasía en la Iglesia que comienza en la cima de la Iglesia».
Y el padre Joaquín Alonso, archivista oficial de Fátima, dijo: “es bastante posible que el texto haga referencias a la crisis de fe en la Iglesia, y a la negligencia pastoral de los pastores mismos, a las estructuras internas en el mismo seno de la Iglesia y a la grave negligencia pastoral de la alta jerarquía de la Iglesia».
Y la consecuencia de esto fue admitida indirectamente por Juan Pablo II en 1980, en Fulda, Alemania, cuando un grupo de fieles le preguntó qué iba a suceder con la Iglesia.
Y él respondió; “con vuestra oración y la mía, es posible mitigar esta tribulación, pero ya no es posible evitarla, porque solo así puede ser renovada la Iglesia”.
“Debemos ser fuertes, preparados y confiar en Cristo y su Madre. Ser muy asiduos en rezar el rosario».
Lo cierto es que estamos viendo que ni los líderes de la sociedad civil ni de la Iglesia han prestado atención a las advertencias de Nuestra Señora, a pesar de que no es posible concebir advertencias más graves que el infierno, guerras, hambrunas, persecuciones a la Iglesia, naciones aniquiladas.
Ni a la demostración dramática de la modificación de las leyes de la naturaleza, con los milagros del sol, para avisar que esos mensajes venían de Dios.
Hablamos del milagro del Sol del 13 de octubre de 1917 en Fátima.
De los 4 milagros del sol que vio Pio XII en 1959, donde en uno de ellos escuchó una voz que le decía “arrepiéntete”, según su asistente Sor Pascalina.
Y de los milagros del sol que se produjeron en la gruta donde se apareció la Virgen de la Revelación a Bruno Cornacchiola en 1947.
El primer milagro del sol se produjo el 12 de abril de 1980, el aniversario 33 de la primera aparición de la Virgen, en presencia de 3.000 personas, incluidos 25 sacerdotes.
Y luego se ha repetido varios años en la misma fecha.
Bueeeno, hasta aquí las advertencias que Nuestra Señora nos ha estado dando, sobre el mundo y la Iglesia.
Que nos lleva una vez más a llamar a que sacerdotes y laicos redoblemos la oración y los sacrificios por la Santa Iglesia.
Y me gustaría preguntarte si crees que la jerarquía de la Iglesia está comenzando a sensibilizarse con los mensajes del Cielo o no.
¡Inmaculada Virgen y Madre mía santísima!. A ti, que eres la «Madre de mi Señor», la Reina del mundo, la abogada, la esperanza y el refugio de los pecadores, acudo en este día yo, que soy el más necesitado de todos.
Te alabo, Madre de Dios y te agradezco todas las gracias que hasta ahora me has hecho, especialmente la de haberme librado del infierno que tantas veces he merecido. Te amo, Señora y Madre mía, y por el amor que te tengo te prometo servirte siempre y hacer todo lo posible para que seas también amada de los demás. En ti pongo mi esperanza y mi eterna salvación.
Madre de misericordia, acéptame por tu hijo y acógeme bajo tu manto, y ya que eres tan poderosa ante Dios, líbrame de las tentaciones y dame fuerza para vencerlas hasta la muerte.
Te pido el verdadero amor a Jesucristo. De ti espero la gracia de una buena muerte. Madre mía, por el amor que tienes a Dios, te ruego que siempre me ayudes, pero mucho más en el último momento de mi vida. No me desampares mientras no me veas a tu lado en el cielo, bendiciéndote y cantando tus misericordias por toda la eternidad. Así sea.
Visita 1
Otra fuente para nosotros muy preciosa es nuestra Madre María, tan rica de bienes y gracias, dice san Bernardo, que no hay hombre en el mundo que no participe de su abundancia. Dios llenó de gracia a María Santísima, como se lo reveló el Ángel diciéndole: «Dios te salve llena de gracia». Pero no fue sólo para ella, sino también para nosotros, a fin de que según advierte san Pedro Crisólogo, de aquel tesoro de gracias hiciese participes a todos sus devotos. Jaculatoria: Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.
Oración final
Visita 2
Lleguémonos al trono de la gracia para encontrar misericordia en el momento oportuno. María es, en sentir de san Antonino, ese trono, desde el cual dispensa Dios todas las gracias. Reina amabilísima, ya que tanto deseas ayudar a los pecadores, ve aquí a un gran pecador que a ti recurre. Ayúdame con tu poder y ayúdame pronto. Jaculatoria: ¡Refugio único de los pecadores, apiádate de mi!
Oración final
Visita 3
«Sus lazos son ligadura de salud». Nos dice el devoto Pelbarto que la devoción a María es señal de predestinación. Supliquemos, pues, a nuestra Madre bendita que con amorosos lazos nos asegure siempre y cada vez más apretadamente en la confianza de su protección. Jaculatoria: ¡Piadosa y dulce Virgen María, ruega por nosotros!
Oración final
Visita 4
«Yo soy la madre del amor hermoso», dice María, es decir, del amor que hermosea las almas. Vio santa María Magdalena de Pazzi que iba María santísima distribuyendo un licor dulcísimo que no era sino el amor divino. Don éste que sólo María dispensa; pidámoslo, pues,a María. Jaculatoria: Madre mía, Esperanza mía, hazme todo de Jesús.
Oración final
Visita 5
Virgen María, san Bernardo te llama «robadora de los corazones». Dice que con tu belleza y con tu bondad andas robando los corazones. Roba, te lo pido, este corazón mío y toda mi voluntad. Yo te la entrego. Unida a la tuya, dásela a Dios. Jaculatoria: Madre amabilísima, ruega por mí.
Oración final
Visita 6
«Como olivo hermoso en los campos». Yo soy, dice María, el hermoso olivo del que se extrae siempre aceite de misericordia, y estoy en campo abierto a fin de que todos me vean y puedan acudir a mí.
«Recordad diremos con san Bernardo, piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que haya sido de ti desamparado ninguno de cuántos se han acogido a tu socorro». No sea yo el primer desventurado que, acudiendo a ti, Madre, quede sin amparo. Jaculatoria: María, concédeme la gracia de recurrir siempre a ti.
Oración final
Visita 7
Señora mía amabilísima, la Iglesia toda te proclama y saluda: Esperanza nuestra.
Ya que eres la esperanza de todos, sé también mi esperanza. San Bernardo te llamaba toda la razón de su esperanza, y añadía: «En ti espere el que desespera».
Esto es lo que yo quiero decirte: Madre mía, tú salvas hasta a los desesperados. En ti pongo toda mi esperanza. Jaculatoria: Madre de Dios, ruega a Jesús por mí.
Oración final
Visita 8
«Quien sea pequeñuelo venga a mí”. María llama a todos los pequeñuelos que no tienen madre, con el fin de que acudan a ella, como a la más cariñosa de todas las madres.
Dice el padre Nieremberg que el amor de todas las madres es sombra y nada en comparación con el amor que María nos tiene a cada uno de nosotros.
Madre de mi alma, que tanto amas y deseas mi salvación más que nadie, después de Dios, muestra que eres mi madre. Jaculatoria: Haz, Madre mía, que siempre me acuerde de ti.
Oración final
Visita 9
Toda semejante a Jesús es su Madre María, que, siendo Madre de misericordia, goza socorriendo y consolando a los miserables.
Y es tanto lo que desea está Madre dispensar sus gracias a todos, que, según san Bernardino de Busto, más desea ella hacerte bien y concederte gracias que tú deseas recibirlas. Jaculatoria: Dios te salve, vida y esperanza nuestra.
Oración final
Visita 10
Nos dice la Reina de los cielos: «En mi mano están las riquezas para enriquecer a los que me aman».
Amemos a María si queremos ser ricos. Raimundo Jordán la llama «tesorera de las gracias». Bienaventurado el que con amor y confianza invoca a María. Madre mía, esperanza mía, tú puedes hacerme santo: de ti espero está gracia.
Jaculatoria: Madre de amor, ruega por mí.
Oración final
Visita 11
«Bienaventurado el que vela a mis puertas todos los días y aguarda a los umbrales de mi casa». Dichoso el que, como los pobres que están a la puerta de los ricos, pide solícito limosna a las puertas de la misericordia de María. Y más feliz aún el que cuida de imitar las virtudes que ve en María, pero en especial su pureza y su humildad. Jaculatoria: Ayúdame, Esperanza mía.
Oración final
Visita 12
«Los que se guían por mi no pecarán. El que trata de obsequiarme dice María alcanzará la perseverancia. Los que me glorifican tendrán la vida eterna». Y los que trabajan en hacer que los demás me conozcan y amen serán predestinados». Promete, pues, hablar siempre que puedas, pública o privadamente de las glorias y de la devoción de María. Jaculatoria: Quiero alabarte en todo momento, Virgen María.
Oración final
Visita 13
Nos exhorta san Bernardo a que busquemos la gracia y la busquemos por medio de María.
Ella, dice san Pedro Damiano, es la tesorera de las divinas misericordias: puede y quiere enriquecernos, que por eso nos invita y llama diciendo: «Quien sea pequeñuelo venga a mí».
Señora amabilísima, noble y amable, mira a este pobre pecador que a ti se encomienda y que confía enteramente en ti. Jaculatoria: Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios.
Oración final
Visita 14
«Nadie se salva dice san Germán, hablando con María santísima, sino por ti, nadie se libra de sus males sino por ti, a nadie se concede gracia alguna sino por tu intercesión».
De suerte, Señora y esperanza mía, que si no me ayudas estoy perdido y no podré llegar a bendecirte en el paraíso. Pero sé muy bien lo que dicen los santos, que no desamparas a quien recurre a ti y que sólo se pierde quien no te invoca. Yo, pobrecito, acudo a ti y en ti pongo toda mi esperanza. Jaculatoria: “Esta es toda mi confianza, ésta es la razón de mi esperanza» (san Bernardo).
Oración final
Visita 15
Déjame, dulcísima Virgen María, que te llame, con tu siervo san Bernardo, «toda la razón de mi esperanza». Y que te diga con san Juan Damasceno: «En ti he puesto toda mi confianza».
Tú me has de alcanzar el perdón de mis pecados, la perseverancia hasta la muerte y verme libre del purgatorio.
Por ti logran la salvación los que se salvan. Tú, Madre mía, me has de salvar. «Quien tú quieras se salvará, dice san Bernardo. Quiero salvarme, y me salvaré. Y como das la salvación a cuántos te invocan, te invocaré diciendo: Jaculatoria: «Salvación de los que te invocan, sálvame» (san Buenaventura).
Oración final
Visita 16
Dijiste. Virgen Santa, a santa Brígida: “Por mucho que haya pecado el hombre, si verdaderamente arrepentido se vuelve a mí, yo estoy pronta a acogerlo. No miro la muchedumbre de sus culpas, sino la disposición con que a mí viene. Ni me desdeño de poner bálsamo en sus llagas y curarselas; porque me llaman, y soy en verdad, Madre de misericordia».
Ya que puedes y deseas curarme, a ti acudo, Médica celestial, para que cures las innumerables llagas de mi alma. Con solo una palabra que digas a tu Hijo quedaré curado. Jaculatoria: María, Madre mía, ten piedad de mí.
Oración final
Visita 17
Reina mía dulcísimo, cuánto me agrada este hermoso nombre con que os invocan vuestros devotos: «Madre amable».
Si, Señora mía, te encuentro, a la verdad, toda amable. Tu belleza enamoró a tu mismo Señor. «El Rey deseó tu belleza».
Dice san Buenaventura que es tan amable vuestro nombre para los que os aman, que sólo al pronunciarlo o al oírlo pronunciar sienten que se inflama y acrecienta el deseo de amaros. Dulce, compasiva, amabilísima María, no es posible nombrarte sin que se encienda y recree el afecto de quien te ama. Justo es, pues, Madre del todo amable, que yo te ame. Mas no me contento solo con amarte, sino que deseo ahora en la tierra y después en el cielo ser, después de Dios, el que más te ame. Y si tal deseo es atrevido en demasía, cúlpese a tu amabilidad y al especial amor que me has demostrado. Si fueses menos amable, menos desearía yo amaros.
Acepta, Virgen bendita, este mi deseo, y en prueba de que me lo has aceptado, consígueme de tu Jesús este amor que te pido, ya que tanto agrada a Dios el amor que te tenemos. Jaculatoria: Madre mía, te amo con toda mi alma.
Oración final
Visita 18
Así como los enfermos pobres, que por su miseria se ven desamparados de todos, hallan su único refugio en los hospitales públicos, así los pecadores más desamparados, aunque de todos sean despedidos, no se ven desamparados de la misericordia de María, a quien Dios puso en el mundo con el fin de que fuese el refugio y hospital público de los pecadores, como dice san Basilio. Y por esto san Efrén la lla¬ma «asilo de los pecadores».
Por eso, si acudo a ti, Reina mía, no puedes desecharme por mis pecados; antes bien, cuanto más desamparado me encuentro, más motivo tengo para ser acogido bajo el manto de tu protección, ya que Dios quiso crearte para que fueras el socorro de los desgraciados. A ti recurro, María, y me pongo bajo tu manto. Tú, que eres el refugio de los pecadores, sé mi refugio y la esperanza de mi salvación. Si tú me desechas, ¿a dónde acudiré? Jaculatoria: María, refugio mío, sálvame.
Oración final
Visita 19
Dice el devoto Bernardino de Busto: «Pecador, quienquiera que seas, no desconfíes. Recurre a la Virgen con la certidumbre de ser socorrido, y la hallarás con las manos colmadas de misericordia y de gracias». Y «sabe añade , que más desea esta piadosísima Reina hacerte bien que tú el ser socorrido por ella».
De contínuo doy gracias a Dios, Virgen Santa, porque hizo que yo te conociera. Pobre de mí si no te hubiera conocido o si me olvidase de ti: gran riesgo correría mi salvación. Pero. yo, Madre mía, te bendigo, te amo y confío tanto en ti, que en tus manos pongo mi alma. Jaculatoria: María, dichoso quien te conoce y en ti confía.
Oración final
Visita 20
Me infunde una grata esperanza san Bernardo cuando acudo a ti, mi dulce Reina. Me dice que no os detenéis en examinar los méritos de los que recurren a tu misericordia, sino que te ofreces a auxiliar a cuántos te invocan. De suerte que si te pido alguna gracia, tú me escuchas benignamente. Esto es lo que te pido: soy un pobre pecador que merece mil infiernos; pero quiero mudar de vida, quiero amar a mi Dios, a quien tanto he ofendido.
A ti me ofrezco por esclavo; a ti me entrego, indigente como soy. Salva, te diré, a quien es tuyo y ya no se pertenece. Virgen mía, ¿me has oído?. Espero que me escuches y atiendas favorablemente. Jaculatoria: María, Madre mía, tuyo soy. ¡Sálvame!
Oración final
Visita 21
Llama Dioniso Cartujano a la Santísima Virgen «abogada de todos los pecadores que a ella acuden».
Madre de Dios, ya que es oficio tuyo defender las causas de los reos más delincuentes que a ti recurren, aquí estoy a tus pies. A ti recurro diciéndote con santo Tomás de Villanueva: «Abogada nuestra, cumple tu oficio». Sí, cúmplelo encargándote de mi causa. Es cierto que he sido reo de gravísimos delitos a los ojos del Señor y que le he ofendido grandemente a pesar de tantas gracias y beneficios como me ha concedido; pero el mal está ya hecho y tú me puedes salvar. Basta que le digas a Dios que tú me defiendes, y El me perdonará y me salvará. Jaculatoria: Madre mía amantísima, tú me tienes que salvar.
Oración final
Visita 22
Dulcísimo Señora y Madre mía, yo soy un vil rebelde a tu excelso Hijo; pero acudo arrepentido a tu clemencia para que me consigas el perdón. No me digas que no puedes, pues san Bernardo te llama «la dispensadora del perdón».
A ti, Madre, corresponde ayudar a los que están en peligro, que por eso te denomina san Efrén «auxilio de los que peligran». Y ¿quién, Reina mía, peligra más que yo?.
Perdí a mi Dios y he estado ciertamente condenado al infierno; no sé todavía si Dios me habrá perdonado, y puedo perderle de nuevo. De ti, que puedes alcanzarlo todo espero todo bien: el perdón, la perseverancia, la gloria. Espero ser en el reino de los bienaventurados uno de los que más ensalcen tu misericordia, Virgen Madre, salvándome por tu intercesión. Jaculatoria: Las misericordias de María cantaré eternamente, eternamente las cantaré.
Oración final
Visita 23
Virgen querida, san Buenaventura os llama «Madre de los huérfanos, y san Efrén, «Refugio de los huérfanos».
Estos pobres huérfanos son los desventurados pecadores que han perdido a su Dios. Por tanto, a ti acudo, Virgen santísima, aquí me tienes: perdí al Señor, mi Padre. Pero tú, que eres mi Madre, haz que vuelva a encontrarlo. En está inmensa desgracia te llamo en mi ayuda. ¿Quedaré sin consuelo?. No, que Inocencio III me dice de ti: «¿Quién la invocó y no fue por ella socorrido?». Y ¿quién ha orado ante ti sin que le hayas escuchado y favorecido?. ¿Quién se ha perdido que a ti haya recurrido?. Sólo se pierde el que no acude a ti. Por ello, Madre mía, si quieres que me salve, haz que siempre te invoque y en ti ponga mi confianza. Jaculatoria: María, Madre mía, haz que en ti ponga toda mi confianza.
Oración final
Visita 24
Virgen poderosa, cuando me asalta algún temor acerca de mi eterna salvación,¡cuánta confianza siento con solo recurrir a ti y considerar, de una parte, que tú, Madre mía, eres tan rica en gracias, que san Damasceno te llama «el mar de gracia»; san Buenaventura, «la fuente de donde brotan todas las gracias»; san Efrén, «el manantial de la gracia y de todo consuelo»; san Bernardo, «la plenitud de todo bien». Y ver, por otra parte, que eres tan inclinada a dispensar mercedes, que te crees ofendida, como dice san Buenaventura, de quien no te pide gracias.
Clementísima Reina, ya sé que tú, conoces mejor que yo las necesidades de mi alma y que me amas más de lo que yo puedo amarte.
¿Sabes, pues, qué gracia te pido?. Otórgame aquella que creas más conveniente para mi alma. Pídesela a Dios por mí, y así quedaré plenamente satisfecho. Jaculatoria: Jesús mío, concédeme la gracia que María te pida para mí.
Oración final
Visita 25
Dice san Bernardo que María es el arca celestial en la que ciertamente nos libraremos del naufragio de la eterna condenación, si en ella nos refugiamos a tiempo.
Figura fue de María el arca en que Noé se salvó del universal naufragio de la tierra. Pero nota Esiquio que María es un arca más fuerte y más poderosa. Pocos fueron los hombres y animales que aquella amparó y salvó, pero esta nuestra arca salvadora recibe a cuántos se acogen bajo su manto y a todos seguramente los salva. Pobres de nosotros si no tuviésemos a María. Con todo, Reina mía, ¡cuántos se pierden!. ¿Y por qué?. Porque no recurren a ti, pues ¿quién se perdería si a ti acudiese?. Jaculatoria: Virgen Santa, haz que todos te invoquemos.
Oración final
Visita 26
En ti, Madre nuestra, hallamos remedio a todos nuestros males; en ti, dice san Germán, tenemos el sostén de nuestra flaqueza; en ti exclama san Buenaventura, la puerta para salir de la esclavitud; en ti nuestra segura paz; en ti, como decía san Lorenzo Justiniano, encontramos el auxilio en las miserias de la vida; en ti, finalmente, la gracia divina y el mismo Dios, porque por ello san Buenaventura os llama «trono de la gracia de Dios», y Proclo, «puente felicísimo» por donde Dios, a quien nuestras culpas alejaron, pasa a habitar con su gracia en nuestras almas. Jaculatoria: María, tú eres mi fortaleza, mi libertad, mi paz y mi salvación.
Oración final
Visita 27
Es María aquella torre de David de la cual dice el Espíritu Santo en el Cantar de los Cantares que está edificada con baluartes y tiene mil defensas y armas para socorro de los que a ella acuden.
Tú eres, Virgen María, la defensa fortísima de cuántos se hallan en el combate.
¡Qué asaltos me dan continuamente mis enemigos para privarse de la gracia de Dios y de tu protección, Madre mía amabilísima!. Pero tú eres mi fortaleza y no te desdeñas, según decía san Efrén, de combatir por los que en ti confían. Defiéndeme y lucha por mí, que en ti deposito toda mi confianza. Jaculatoria: María, vuestro hermoso nombre es la defensa mía.
Oración final
Visita 28
Cuanto alivio siento en mis miserias y cuanto consuelo en mis tribulaciones y qué esfuerzo recibo en la tentación no bien pienso en ti e imploro tu socorro, dulcísima Madre María.
Razón tenéis, santos del cielo, en llamar a la Virgen «puerto de atribulados», como san Efrén; «alivio de nuestras miserias y consuelo de los desgraciados», como san Buenaventura; «remedio de nuestro llanto», como san Germán.
Consuélame, Madre mía, pues me veo lleno de pecados, cercado de enemigos, tibio en el amor de Dios. Consuélame, pero que la consolación que me des sea el hacerme empezar una vida nueva que verdaderamente agrade a tu Hijo y a ti. Jaculatoria: Conviérteme, transfórmame, Madre mía, que tú puedes hacerlo.
Oración final
Visita 29
San Bernardo llama a María «camino real para hallar al Salvador y la salvación». Si es cierto, Reina mía, que eres, como el mismo dice, quien conduce nuestras almas a Dios, no esperes que yo vaya a Dios si no me llevas en tus brazos. Llévame, si; y si resisto, llévame a la fuerza.
Con los dulces atractivos de tu amor fuerza cuanto puedas a mi alma, a mi rebelde voluntad, para que deje a las criaturas y busque sólo a Dios y su voluntad santísima. Muestra a los cielos cuán poderosa eres; muestra, entre tantos prodigios, esta otra maravilla de tu misericordia uniendo enteramente con Dios a quien tan lejos de El está. Jaculatoria: María, puedes hacerme santo; de ti lo espero.
Oración final
Visita 30
La caridad de María para con nosotros, según nos lo afirma san Bernardo, no puede ser ni mayor ni más poderosa de lo que es. Por lo cual se compadece siempre generosamente de nosotros con su cariño y nos socorre con su poder.
Siendo, por tanto, purísima Reina mía, rica en poder y rica en misericordia, puedes y deseas salvamos a todos. Te diré, pues, hoy y siempre, con el devoto Blosio: «María santísima, en esta gran batalla que con el infierno tengo empeñada ayúdame siempre, y cuando veas que me hallo vacilante y próximo a caer, tiéndeme entonces, Señora mía, más pronto tu mano y sostenme con más fuerza».
¡Dios!, ¡cuántas tentaciones tendré que vencer hasta la hora de mi muerte! María, esperanza, refugio y fortaleza mía, no permitas que pierda la gracia de Dios, pues propongo acudir siempre a ti en todas las tentaciones, diciendo: Jaculatoria: Ayúdame, María; María, ayúdame.
Oración final
Visita 31
Dice el beato Amadeo que la bienaventurada Reina María está continuamente ejercitando en la presencia de Dios el oficio de abogada nuestra e intercediendo con sus oraciones, que son para con Dios poderosísimas. Porque como ve nuestras miserias y peligros, la clementísima Señora se compadece de nosotros y nos socorre con amor de Madre.
De suerte que ahora mismo, Madre y Abogada mía, ves las miserias de mi alma y los peligros que me rodean y estás rezando por mí. Ruega y ruega y no dejes nunca de hacerlo hasta que me veas salvo y dándote humildes gracias en el cielo.
Dice el devoto Blosio que tú, dulcísima María, eres, después de Jesús, la salvación segura de vuestros siervos fieles. Yo te pido hoy esta gracia: concédeme la dicha de ser tu siervo hasta la muerte, para que después de esta vida vaya a bendecirte en el cielo, seguro ya de que jamás habré de apartarme de tus pies mientras Dios sea Dios. Jaculatoria: María, Madre mía, haz que sea yo siempre tuyo.
Oración final
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En estos tiempos la oscuridad está avanzando de una manera increíblemente rápida.
Por eso, es más importante que nunca que te protejas con este sacramental.
El Escapulario Carmelita tiene dos características que hizo por ejemplo que Juan Pablo II lo usara a toda la vida y muriera con él (su reliquia es la foto de arriba).
La primera es que fue entregado directamente por la Virgen María a la Orden el Carmen en una aparición. .
Y la segunda es que hay dos promesas sobrenaturales de la Santísima Virgen a quienes lo usen.
Y más tarde adoptado por muchas otras comunidades religiosas.
Básicamente, se le decía escapulario a un trozo de tela que se llevaba sobre los hombros que caía sobre el pecho y la espalda de la persona con una abertura para la cabeza.
En un primer momento el escapulario servía más como un delantal usado durante el trabajo, especialmente el trabajo agrícola. .
En consecuencia, en la Regla de San Benito es identificado como la «ópera scapulare propter» («el escapulario para las obras»).
Escapulario Rojo
En el siglo IX un monje recibió el escapulario después de la emisión de los votos, y se hizo conocido como «el yugo de Cristo» (iugum Christi ) y «el escudo de Cristo» (scutum Christi).
Ciertas modificaciones fueron realizadas por las distintas comunidades convirtiendo al escapulario era una parte distintiva del hábito religioso.
Con el tiempo los laicos piadosos que trabajaban en estrecha colaboración con las comunidades monásticas adoptaron una versión más pequeña del escapulario.
Este escapulario más pequeño consistía en dos pequeños trozos de tela unidos por dos cadenas, y se usa alrededor del cuello y debajo de la ropa de la persona.
Con el tiempo estos pequeños escapularios tenían marcas de pertenencia a cofradías, y suponía que grupos de laicos que se unían al apostolado de una comunidad religiosa y aceptaban ciertas reglas.
Estas versiones más pequeñas del escapulario se hicieron crecientemente más populares entre los laicos.
La clave a esta devoción no es simplemente el uso de un trozo de tela, sino la conversión espiritual que significa.
Tal vez la mejor manera de apreciar el uso de un escapulario es reflexionar sobre la oración de bendición que se ofrece en el Ritual Romano:
«Oh Dios, autor y consumador de toda santidad, llama a todos los que han renacido de Agua y del Espíritu Santo a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad.
Mira con bondad a los que devotamente reciben este escapulario (en alabanza de la Trinidad o en honor de la pasión de Cristo o en honor de la Virgen María).
Mientras vivan, deja que se conviertan en partícipes de la imagen de Cristo tu Hijo y, después de haber cumplido su misión en la tierra con la ayuda de María, la Virgen Madre, recíbelos en el gozo de tu hogar celestial».
LOS ESCAPULARIOS MÁS POPULARES
Hasta la fecha, la Iglesia ha aprobado 18 escapularios diferentes, que se distinguen por el color, el simbolismo y la devoción.
La mayoría de los escapularios todavía significan la afiliación de una persona a una cofradía particular, al menos vagamente.
La siguiente es una breve descripción de los seis más populares:
El Escapulario Marrón de Nuestra Señora del Carmen
Este es el más conocidos y más popular. .
Según la tradición, Nuestra Santísima Madre se apareció a San Simón Stock en Cambridge, Inglaterra el domingo 16 de julio de 1251. .
En nuestro año litúrgico 16 de julio es el día de la fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo.
Ella le hizo entrega de la escapular y le dijo:
«Toma hijo querido, este escapulario de tu orden como una insignia de mi cofradía para ti y todos los carmelitas.
Como un signo especial de la gracia; el que muere con esta prenda no sufrirá el fuego eterno.
Es signo de salvación, una salvaguarda en los peligros, prenda de paz y de la alianza».
Escapulario Azul
En esta aparición y con este regalo, nuestra Santa Madre prometió una protección especial a todos los miembros de la Orden del Carmen que veremos más abajo.
Ten en cuenta que la Iglesia no enseña que llevar un escapulario es un boleto seguro al cielo. .
Sino que debemos esforzarnos por estar en estado de gracia, implorar el perdón de nuestro Señor, y confiar en la ayuda maternal de la Santísima Virgen. .
Todos actos positivos de una persona que lleva un escapulario con sinceridad.
El Escapulario Rojo de la Pasión de Cristo
En 1846, Cristo se apareció a una Hija de la Caridad de San Vicente de Paul, Louise-Apolline Andriveau, y le presentó un escapulario rojo.
Un lado representa a Nuestro Señor crucificado con los instrumentos de la pasión al pie de la cruz.
Alrededor de la imagen está la inscripción «La Santa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, nos salvará».
Del otro lado están representados los Corazones de Jesús y María con la inscripción circundante «Sagrados Corazones de Jesús y María, protéjannos».
Cristo prometió que todos los que vistan este escapulario todos los viernes tendrán un gran aumento de la fe, la esperanza y la caridad.
Esta aparición se repitió varias veces, y el 25 de junio de 1847 el Papa Pío IX aprobó oficialmente el escapulario y concedió el permiso para su bendición e investidura.
El Escapulario Negro de los Siete Dolores de María
Después establecimiento formalmente por el Papa Alejandro IV la Orden de los Siervos en 1255, hombres y mujeres laicos formaron una cofradía en honor de los Siete Dolores de María.
La Venerable Ursula imploró al Señor que le concediera las mismas gracias a los fieles que se pusieran el pequeño escapulario azul.
Este escapulario tiene por un lado la imagen de la Inmaculada Concepción y en el otro el nombre «María».
En 1671 el papa Clemente X concedió el permiso para bendecir e investir a la gente con este escapulario.
Más tarde en 1894 se estableció una Cofradía de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María y Madre de Dios, para todos los que usaran este escapulario.
El Escapulario Blanco de la Santísima Trinidad
Cuando el Papa Inocencio III aprobó la orden de los Trinitarios el 28 de enero de 1198, un ángel se le apareció, vestido con una túnica blanca sobre la que había una cruz formada por una barra horizontal azul y una barra roja vertical.
Ella pertenecía a la misma comunidad que Santa Catalina Labouré, a quien la Mater había manifestado la Medalla Milagrosa 10 años antes.
Este escapulario verde tiene la imagen del Inmaculado Corazón de María por un lado.
Y por el otro, la imagen del Inmaculado Corazón traspasado por una espada, rodeado por la inscripción, «Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte».
Este escapulario simplemente puede ser bendecido por un sacerdote, y luego usa, o se coloca en la ropa de uno, en la cama, o en la sala.
El Papa Pío IX aprobó el escapulario verde en 1863 y nuevamente en 1870.
VEAMOS EN DETALLE EL ESCAPULARIO CARMELITA
La ropa o el hábito carmelita consiste en una túnica de color marrón sobre la que se coloca un escapulario marrón.
En el principio el escapulario, como lo vimos antes, era una prenda de trabajo – una especie de delantal llevado sobre la túnica para protegerla y así mismo un símbolo del servicio divino al que se llamaba a los monjes o eremitas.
Esta prenda, que ahora se llama escapulario, es un signo de la protección de María para los que lo usan.
Debido a que el escapulario es una prenda de tela, cualquiera podría recibir el Escapulario Marrón en la forma de un pequeño escapulario de tela (más tarde también se desarrolló la medalla escapulario).
Así, el Escapulario para los laicos se convierte en un sacramental, un medio de gracia cuando se usa con devoción.
Los sacramentales nos preparan para recibir la gracia y nos disponen a cooperar con ella.
El uso de los sacramentales impone un compromiso o responsabilidad por parte del usuario.
¡No son amuletos mágicos!
El pequeño escapulario consiste en dos piezas de tela de color marrón con un segmento que cuelga sobre el pecho del usuario, y otro colgando de espalda. .
Estas piezas se unen por dos correas o hilos que se superponen en cada hombro – de ahí la palabra «escapulario» (escapular = omóplato).
Normalmente se usa debajo de la ropa.
El pequeño escapulario viene en diferentes estilos.
Puede o no puede estar recubierto de plástico, y puede o no tener una imagen impresa o bordada en él.
El aspecto importante es que las 2 piezas están hechas de tela, y ya no se requiere que la tela sea de lana.
Una vez que una persona ha sido investido con el escapulario de tela, él / ella puede usar la medalla escapulario con la representación de Jesús con su Sagrado Corazón en un lado y María en el otro.
Esta elección puede hacerse debido alergias, o clima tropical u otra razón suficiente.
Sin embargo, la tela sigue siendo preferible a la medalla, ya que la medalla no da el valor de signo de una prenda de vestir.
LA ORDEN CARMELITA Y EL ESCAPULARIO
El escapulario es un símbolo de consagración a la Santísima Virgen María y de su protección a los devotos como dijimos.
No es un objeto de protección mágica como un amuleto o una garantía total de salvación que nos dispensa de vivir en Gracia.
Sino que es un sacramental que nos comunica las gracias obtenidas por la intercesión de la Iglesia.
Y nos dispone a desarrollar más intensamente el amor a Dios y el desapego al pecado.
Representa además nuestro compromiso de seguir a Jesús como lo siguió María.
Y una permanente apertura hacia Dios y así a las necesidades de los demás.
Pío XII ha dicho,
“La devoción del Escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales”
¿Y cuál es su historia?
Después que los eremitas Carmelitas comenzaron a emigrar a Europa por el 1200, tuvieron algunos momentos difíciles para establecerse, hasta obtener el reconocimiento pleno de la Iglesia y garantizar la supervivencia de la Orden.
En 1246 San Simón Stock había sido nombrado general de la orden Carmelita.
Y pensaba que sin una intervención de la Santísima Virgen la orden estaba en peligro de desaparecer.
Entonces puso la orden bajo el amparo de María suplicándole la protección a la Flor del Carmelo
Y entonces el 16 de julio de 1251 la Virgen María se le aparece a San Simón stock y le entrega el escapulario para la orden.
Y le dice,
“Tú y todos los Carmelitas tendréis el privilegio, que quien muera con él no padecerá el fuego eterno”.
Y en el siglo XIV la Santísima Virgen se aparece al papa Juan XXII diciéndole,
“Como Madre de Misericordia con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, se libren cuanto antes de sus penas, y sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza”.
El mismo día que la Santísima Virgen le dio a San Simón Stock y el escapulario junto con la promesa él tuvo que asistir a un moribundo.
Y cuando le puso el escapulario y le pidió a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa de hacer, y el hombre se arrepintió, confesó y murió en gracia de Dios.
Desde este momento un cambio milagroso tuvo lugar en la Orden.
Por lo que desde esa comprobación, el escapulario marrón sea muy importante en esta congregación.
El escapulario fue al principio entonces un símbolo de la orden Carmelita, pero luego se fue extendido a quienes se sintieron llamados a una vida más comprometida con Dios y quisieran ponerse bajo el amparo de la Santísima Virgen.
Así por ejemplo uno de los que llevó el escapulario Carmelita durante toda la vida e incluso en el momento de su muerte fue el papa Juan Pablo II.
Otros devotos del escapulario fueron San Alfonso María ligorio, San José María Claret y San Juan Bosco.
Y en la última aparición de Fátima el 17 de octubre de 1917, cuando el milagro del sol, la Virgen se apareció vestida de hábito Carmelita portando el escapulario en la mano.
Y fue así también que nació la Cofradía del escapulario Carmelita.
Este escapulario tiene dos promesas de la Virgen María.
LAS DOS PROMESAS DE LA VIRGEN MARÍA
Estas son las dos promesas sobrenaturales de la Virgen María.
Morir en gracia de Dios
Preservación o exención del infierno para cuantos mueren revestidos con el Escapulario Carmelitano.
Las palabras de la Virgen fueron éstas: «El que muriere con el Escapulario no padecerá el fuego del infierno».
Salir del Purgatorio lo antes posible
Estando en oración el Papa Juan XXII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le prometió sacar del purgatorio el sábado después de la muerte al que muriese con el Escapulario.
María dijo al Papa:
«Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario».
EL PRIVILEGIO SABATINO
Esto se llamó el Privilegio Sabatino. . Este privilegio es una promesa de la Virgen que consiste en la liberación del purgatorio el primer sábado (día que la Iglesia ha dedicado a la Virgen) después de la muerte. .
Por medio de una intercesión especial de la Virgen.
Se originó en una bula o edicto que fue proclamado por el Papa Juan XXII en marzo 3 del 1322.
Como resultado de una aparición que tuvo de la Virgen en la que prometió para aquellos que cumplieran los requisitos de esta devoción que
«como Madre de Misericordia, con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza».
Condiciones para que aplique este privilegio: . 1) Usar el escapulario con fidelidad. .
2) Observar castidad de acuerdo al estado de vida. .
3) Rezo del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas en honor a la Virgen) o rezar diariamente 5 décadas del rosario.
El Papa Pablo V confirmó en una proclamación oficial que se podía enseñar acerca del privilegio sabatino a todos los creyentes.
Escapulario Carmelita
LA INVESTIDURA DEL ESCAPULARIO A LOS LAICOS
Una pregunta que surge con frecuencia es si una persona laica se puede investir con el escapulario. .
La respuesta a esto es que cualquier sacerdote / diácono católico podrá investir a un católico bautizado con el Escapulario. .
Los laicos no pueden bendecir un Escapulario.
Una buena fuente de referencia para la mejor comprensión de la historia y la devoción, así como el ritual en cuestión, es la «Catequesis y Ritual para el Escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo», publicado en 2000. Ver también aquí
También hay una forma de la bendición y la investidura en el Libro de Bendiciones que normalmente se encuentra en cualquier parroquia católica.
El rito más reciente para la Bendición de e Inscripción en el Escapulario, fue aprobado en 1996 por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Una persona que opta por inscribirse en la Cofradía del Escapulario se identifica con la misión de la Orden del Carmen: .
ser en el mundo signo profético de la unión con Dios, que es la de «estar en la presencia de Dios» como testigo de su misericordia en comunión con nuestros hermanos y hermanas. .
María nos conduce en este camino de fe hacia su Hijo.
Así, las palabras de la Investidura establecen:
«Recibe este Escapulario, un signo de su relación especial con María, la Madre de Jesús, a quien le prometiste a imitar. .
Que sea un recordatorio de tu dignidad como cristiano, en el servicio a los demás y la imitación de María. . «Llévalo como un signo de su protección y de pertenencia a la Familia del Carmelo. .
Haciendo voluntariamente la voluntad de Dios y dedícate a construir un mundo fiel a su plan de comunidad, justicia y paz».
El Escapulario es impuesto, y sólo la primera vez investido por un sacerdote.
Los escapularios gastados que han sido bendecidos no se deben tirar sino quemar o enterrar con respeto.
También hay una variante que es la Medalla Escapulario que tiene una cara la imagen del Sagrado Corazón y en la otra cara la imagen de la Santísima Virgen.
Esta medalla puede sustituir al escapulario en las zonas tropicales donde los escapularios de tela se deterioran rápido.
Sin embargo sucedió una cosa extraordinaria con el papa Gregorio X que fue enterrado con su escapulario de tela.
Y 6 siglos después encontraron el escapulario intacto cuando abrieron su tumba.
Durante siglos, la Iglesia Católica reservó todo un mes para la Santísima Virgen.
El de mayo es en honor a María, la Madre de Dios.
Las raíces culturales se remontan a los antiguos griegos. .
En la antigua Grecia, mayo fue dedicado a Artemisa, la diosa de la fecundidad.
En la antigua Roma, mayo fue dedicado a Flora, la diosa de las flores.
Se celebraban juegos florales, a finales de abril y se pedía la intercesión de la flora para todo lo que florece.
En la época medieval, costumbres abundaron similares, todo centrado en torno a la práctica de la expulsión de invierno, y así el 1 de mayo fue considerado como el inicio de un nuevo crecimiento.
Esto se junta con la tradición de Tricesimum, o «La devoción de treinta días a María», evento se llevó a cabo a partir de agosto 14 de 15 de septiembre y todavía se observa en algunas áreas.
A pesar de que no siempre se llevó a cabo durante mayo, el Mes de María incluía treinta ejercicios espirituales diarios en honor a María.
Fue en esta época que mayo y el mes de María se combinaron, haciendo mayo del Mes de María con devociones especiales organizados en cada día durante todo el mes.
Esta costumbre se extiende sobre todo durante el siglo XIX y sigue siendo en la práctica hasta hoy.
Las formas se honra a María en mayo es muy variadas.
Es común que las parroquias tengan un rezo diario del Rosario durante mayo, y muchas erigen un altar especial de mayo con una imagen de María como un recordatorio del mes de María.
Además hay una larga tradición de coronar la estatua de María durante mayo, una costumbre conocida como Coronación de Mayo.
SIETE PENSAMIENTOS DIARIOS SOBRE MARÍA
¿Y por qué 7?
7 porque el número 7 representa la perfección. Por eso Jesús dirá a Pedro que debe perdonar a su hermano hasta 70 veces 7.
El Apocalipsis es el que más lo emplea: 54 veces para describir simbólicamente las realidades divinas: las 7 Iglesia del Asia, los 7 espíritus del trono de Dios, las 7 trompetas, los 7 candeleros, los 7 cuernos, etc.
La tradición cristiana continuó este simbolismo del 7, y por eso fijó en 7 los sacramentos, los dones del Espíritu Santo, las virtudes.
AQUÍ HAY 7 PENSAMIENTOS DIARIOS QUE PODRÁS ORGANIZAR Y LEER A TU GUSTO
1
Una madre es algo tan grande y tan hermoso que hasta Dios mismo quiso tener una…..María! Autor desconocido
Un apoyo grande para vosotros, un arma poderosa contra las insidias del demonio la tenéis, queridos jóvenes, en la devoción a María Santísima. San Juan Bosco
Tres paraísos ha criado Dios: uno para el hombre en estado de inocencia, paraíso terrenal; otro para el hombre en gracia, paraíso del cielo, y otro para sí mismo, María, paraíso de Dios. Autor desconocido
Todos reciben de la plenitud de María: absolución el culpable y gracia el justo, gozo el ángel y gloria la Trinidad entera. San Bernardo
Todos los pecados de tu vida parece como si se pusieran de pie. —No desconfíes. —Por el contrario, llama a tu Madre Santa María, con fe y abandono de niño. Ella traerá el sosiego a tu alma. San Josemaría Escrivá de Balaguer
Todo lo tenemos en María. Si somos hijos, es Madre: si débiles, es fuerte; si ignorantes, es Trono de sabiduría; si tristes, es causa de nuestra alegría; si necesitados, es Madre de la gracia. Santa Francisca Chantal
Todo el que reza el rosario con fervor, tiene que sentir el Amor de Dios. Martín Breton
2
Toda la gracia que Dios había derramado en los hombres la concentró en María, símbolo de la humanidad santificada. Miguel de Unamuno
Tal es la voluntad de Dios, que quiso que todo lo tuviéramos por María. San Bernardo
Son inmensos los beneficios que recibe el pueblo cristiano por el Rosario. SS. Urbano IV
Sin el Hijo de Dios, nada podría existir; sin el Hijo de María, nada podría ser redimido. San Anselmo
Si ustedes desean asistir a la Sagrada Misa con devoción y obtener frutos, piensen en la Madre Dolorosa al pie del Calvario. San Pío de Pieltrecina
Si tienes por delante una tarea difícil, o pesada, pídele a María Santísima que te asista, y verás con que prontitud y perfección la llevas a buen término. Alicia Beatriz Angélica Araujo
Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la estrella del Mar: ¡invoca a María!. San Bernardo
3
Si se elimina a María de la Crucifixión, no se muestra fielmente aquel acontecimiento, y en consecuencia no será comprendido debidamente. Faber
Si quieres ir al cielo, no te olvides que María es la puerta. Autor desconocido
Si Jesús es el manantial de la vida que vence a la muerte, María es la madre cariñosa que sale al paso de las expectativas de sus hijos, obteniendo para ellos la salud del alma y del cuerpo. Juan Pablo II
Si estás orgulloso de ser hijo de Santa María, pregúntate: ¿cuántas manifestaciones de devoción a la Virgen tengo durante la jornada, de la mañana a la noche? San Josemaría Escrivá de Balaguer
Si deseáis paz en vuestros corazones y en vuestros hogares, rezad diariamente el Santo Rosario. San Pío X
Ser la Palabra viva significa revivir en la tierra a María. Chiara Lubich
Sedes Sapientiae, Sede de la sabiduría: Así, de la sabiduría. No de la ciencia. Así, asiento de sabiduría, María, misterio de humildad y de amor, es el asiento de toda sabiduría. Pasan los imperios, las teorías, las doctrinas, las glorias, mundos enteros, y quedan en eterna calma la eterna Virginidad y la eterna Maternidad, el misterio de la pureza y el misterio de la fecundidad. Sede de la Sabiduría, ruega por nosotros. Miguel de Unamuno
4
Sean dichosos aquellos que, día a día, con generosidad inagotable acogen tu invitación, oh Madre, a realizar lo que dice tu Jesús. Juan Pablo II
Seamos inmensamente gratos a la Virgen. ¡Ella nos dio a Jesús! San Pío de Pieltrecina
Se ha dicho que su brillo eclipsa el de todos los santos, así como el sol, al aparecer la aurora, hace desaparecer las estrellas. ¡Dios mío, cuán extraño es esto! ¡Una Madre que ofusca la gloria de sus hijos! Yo pienso todo lo contrario; creo que aumentará, pero en mucho, el esplendor de los escogidos… ¡La Virgen María! ¡Cuán sencilla me parece debió ser su vida. Santa Teresa del Niño Jesús
Santa María, con la gracia de su Hijo, el consuelo de su regazo, la ternura de sus caricias: y te encontrarás reconfortado para la nueva lucha. San Josemaría Escrivá de Balaguer
Recurramos a María y como hijuelos suyos echémonos en su regazo en todo tiempo y necesidad con firmísima confianza: invoquémosla, honrémosla, imitémosla, y tengamos para tan dulce Madre un afecto verdaderamente filial. San Francisco de Sales.
Recorrer con María las escenas del Rosario es como ir a la «escuela» de María para leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su mensaje. SS. Juan Pablo II
Recitar el Rosario, en efecto, es en realidad contemplar con Maria el rostro de Cristo. Nadie se ha dedicado como Maria, a la contemplación de Cristo. SS. Juan Pablo II
5
Quien confía en María no se sentirá nunca defraudado. San Juan Bosco
Qué mujer ha tenido la capacidad de entrega que tuvo María? ¿Qué mujer ha sido por eso más mujer? Se explica que, cuando la novelista Gertrude von le Fort pasa revista a las cualidades específicamente femeninas, acabe en la conclusión de que la perfección de esas cualidades está en María, en quien por eso la Mujer ideal, por la que se pregunta la novelista, ha tenido su realización histórica, única e irrepetible. José María García Escudero
Pueblo castellano, el frío de fuera nos recoge en casa. Mi madre y mi abuela rezan el rosario. Los niños jugamos. La leña crepita en la chimenea, corean las llamas las avemarías, ronronea el gato. Se queda María, cena con nosotros. Llegan los obreros, abren los batanes y las hilaturas, comienza la fábrica y el trabajo diario. Al son de las máquinas se reza el rosario. La Virgen sonríe, nos bendice a todos. María Dolores de Miguel
Proponte como modelo a la Virgen, cuya pureza fue tal, que mereció ser Madre de Dios. San Jerónimo
Prescindir de María es cerrar una puerta para la labor, siempre difícil, de descubrir a Dios. Jaume Camprodón
Por eso aunque sea legítimo el acceso directo a Cristo, los congregantes marianos creen interpretar fielmente el pensamiento de Cristo al ir a Él por medio de María y por eso la hacen a Ella centro especial de su culto, de un amor; su acceso a la congregación significa una ratificación expresa de su consagración a Ella como Reina, como Madre, como La Mediadora… San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
Pídele a la Ssma. Virgen que sea tu guía; que sea la estrella, el faro que luzca en medio de las tinieblas de tu vida. Santa Teresa de los Andes
6
Pide al Señor cuantas gracias se te ocurran; no esperes alcanzarlas si no media la intercesión de la Santísima Virgen. San Cayetano
Pero, el que ama a María, querrá imitarla en todo, y, como Ella, procurará hacer conocer y amar a su hijo Cristo, marchando al apostolado de las almas, apostolado que se hace hoy más necesario que nunca porque vemos a los países y a los individuos que atraviesan por horribles crisis, religiosa, moral y económica. San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
Os dejo como mi testamento el rezo del Santo Rosario todos los días. San José de Calasanz
Oigamos a María para que nos enseñe, como hizo con su Hijo Jesús, a ser mansos y humildes de corazón, y de esta manera poder dar gloria a nuestro Padre que está en los cielos. Madre Teresa de Calcuta
Nunca podremos imaginar lo grande que es María! Está toda revestida de la Palabra de Dios. Chiara Lubich
Nuestro Señor murió por los paganos que no le conocieron. Su Madre intercede por los Cristianos que no le conocen. Cardenal Newman
No se atemoricen ante la nueva vida que se les presenta, pues siendo hijas de María, la Virgen las cubrirá con su manto. Santa Teresa de los Andes
7
No hay piedad mariana que termine en María, pero sí rasgo distintivo, por María ir a Cristo y consagración de nuestra vida a María para que Ella la presente a Jesús. San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
No hay en María dureza alguna, nada que pueda Ella retraernos; es toda dulzura y suavidad. San Bernardo
No es verdadera devoción a la Santísima Virgen rezarle muchas oraciones, pero mal dichas, sin darnos cuenta de lo que decimos. San Luis Grignon de Montfort
No descansaré hasta haber logrado un tierno amor hacia mi dulcísima Madre María. San Juan Berchmans
Nadie invocó a María que no haya sido favorecido. De María recibe el cautivo redención, curación el enfermo, consuelo el afligido, el pecador perdón, el justo gracia, el Ángel alegría. San Bernardo
Nada igual a María; nada mayor que María sino sólo Dios. San Anselmo
Mundo de santos: a eso estamos llamados. Y esa ha sido siempre la misión de María con Jesús, tal vez por eso que su presencia incluso sensible en medio de nosotros se hace cada vez mayor: apariciones, milagros, y ese milagro de ese mar que se mueve bajo su influjo a la invocación de su nombre. San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
8
More en todos nosotros el espíritu de María, para que de él recibamos la vida; y permaneciendo en nosotros su espíritu lleve a efecto obras buenas pudiendo vivir de su mismo espíritu. Miguel de San Agustín de Hipona
Modelo de cooperación: María como Madre no quiere condecoraciones ni honras, sino prestar servicios. San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
Mi espejo ha de ser María. Puesto que soy su hija, debo parecerme a Ella y así me pareceré a Jesús. Santa Teresa de los Andes
Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor. SS. Juan Pablo II
María, nombre de variadas irisaciones al compás cambiante de la vida, aprendido cuando el corazón era limpio, nunca olvidado. Profundo misterio de fe, tan cercano e íntimo, aurora que anuncia el día, causa de nuestra alegría, vida, dulzura, esperanza nuestra ¡oh, santa Madre de Dios!, ¡Ave, María! José Ignacio Tellechea
María, no pudiendo crear al hombre ya creado por nosotros, cooperó con nosotros a recrearlo mediante la encarnación de mi Verbo en ella. En consecuencia concurrió a dar la paz haciendo a la criatura capaz de recibir su visión beatífica y su glorificación. Santa María Magdalena de Pazzi
María, mulier fortis, pasó su vida diciendo sí al Dios que se fijó en ella y que la eligió para madre de un Dios y hombre verdadero. María, la elegida, iba guardando en su corazón la mirada de su Hijo, y a cada imagen de su retina iba diciendo sí. Sencillamente, sí. Carlos Díaz
9
María, mujer fuerte, atenta y abierta a los planes de Dios. María, de voluntad firme, de corazón grande, de respuesta madura María, confiada en Dios, con capacidad de entrega María, mujer de fe, pendiente siempre de los labios de Dios María, clara como el agua, sin complicaciones ni recobecos María, maestra del silencio, profesora de las palabras válidas. Autor desconocido
María, Maestra de oración. —Mira cómo pide a su Hijo, en Caná. Y cómo insiste, sin desanimarse, con perseverancia. —Y cómo logra. —Aprende. San Josemaría Escrivá de Balaguer
María, además de ser la Madre cercana, discreta y comprensiva, es la mejor Maestra para llegar al conocimiento de la verdad a través de la contemplación. Juan Pablo II
María tiene una dignidad infinita por ser Madre de Dios. Autor desconocido
María Santísima. La más bella criatura… Objeto toda ternura… pero su misión no es ser Ella el centro culto, sino llevarnos a Cristo y por Él al Padre… San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
María Santísima, maestra insuperable de contemplación. Juan Pablo II
María Santísima, Madre de Dios, pasa inadvertida, como una más entre las mujeres de su pueblo.—Aprende de Ella a vivir con «naturalidad. San Josemaría Escrivá de Balaguer
10
María santísima siempre nos ha hecho de madre. San Juan Bosco
María Santísima protege a sus devotos en todas las necesidades, pero los protege especialmente en el momento de la muerte. San Juan Bosco
María quiere la realidad y no la apariencia. San Juan Bosco
María nos asegura que si somos devotos suyos, nos tendrá como hijos suyos, nos cubrirá con su manto, nos colmará de bendiciones en este mundo para obtenernos después el Paraíso. San Juan Bosco
María no hace las cosas sólo a medias. San Juan Bosco
María no es una mera ayudante. Es cooperadora y compañera. Participa en el reino exactamente igual a como participó en los sufrimientos del Señor por el género humano. San Alberto Magno
María lo contempla, lo acaricia y lo arropa, interrogándose sobre el sentido de los prodigios que rodean el misterio de la Navidad. Su Santidad Juan Pablo II
11
María le enseñó a dar los primeros pasos a Quien es El camino. Autor desconocido
María le dio la vida a Quien es La Vida. Autor desconocido
María fue elegida entre todas las mujeres para ser la Madre del Redentor y adornada con todas las gracias y privilegios que corresponden a la divina maternidad, como porque María, la esclava del Señor, prestó oído atento a la Palabra del Señor y ordenó su vida en conformidad con aquella divina Palabra. Alfonso Milagro
María fue concebida sin la menor mancha por la gracia de Dios poderoso porque Dios habiéndola escogido desde toda la eternidad para ser su Madre no ha permitido ni querido que su bendito germen fuera un solo instante mancillado o concebido en pecado. María de Santa Teresa Petyt
María es, de los misterios cristianos, el más dulce. La virgen es la sencillez, la madre la ternura. De mujer nació el Hombre Dios, de la calma de la humanidad, de su sencillez. Miguel de Unamuno
María es un monumento de caridad, maestra de todas las virtudes. Es nuestro modelo. Chiara Lubich
María es Profetiza de su propia Bienaventuranza, por eso hoy y siempre veneraremos su gracia divina. Francisco M. Campos Zavaleta
12
María es para el alma como el oratorio del corazón, para hacer en él todas las oraciones a Dios. San Luis María Grignion de Montfort
María es nuestra Madre, la causa de nuestra alegría. Por ser Madre, yo jamás he tenido dificultad alguna en hablar con María y en sentirme muy cercana a Ella. Madre Teresa de Calcuta
María es nuestra guía, nuestra maestra, nuestra madre. San Juan Bosco
María es nuestra esperanza. Martín Bretón
María es mujer « eucarística » con toda su vida. Juan Pablo II, Encíclica Ecclesia de Eucharistia
María es Madre de Dios, porque de ella nació Jesús, Hijo de Dios. Autor desconocido
María es Madre de Dios y Madre nuestra, Madre poderosa y piadosa, que desea ardientemente llenarnos de favores celestiales. San Juan Bosco
13
María es llena de gracia, Madre de Misericordia. Luego sus hijos, los más pobrecitos y necesitados, hemos de participar más que todos de su gracia y misericordia. ¿Y quién más necesitado que el pecador?. Autor desconocido
María es la respiración del alma. Invocarla a menudo es señal de vida. Autor desconocido
María es la mujer del Amén a Dios, es la mujer del Sí. J.A. Espinosa.
María es la humanidad ascendiendo por la humildad y la obediencia, a Dios. Por esto Dios descendió a ella, y en ella, en la humanidad que sube a lo divino, se encarnó Jesús, que es la Divinidad que desciende a lo humano. Miguel de Unamuno
María es la esclava misteriosa por la cual Dios baja a la tierra y los hombres suben al Cielos. San Fulgencio
María es la dispensadora de todas a las gracias y la gracia de nuestra salvación viene por sus manos. San Bernardino de Siena
María es la aurora que precede el surgir del Sol de justicia, Cristo nuestro Redentor. Con el “sí” de la Anunciación, al abrirse totalmente al proyecto del Padre, acogió y tornó posible la encarnación del Hijo. SS. Juan Pablo II
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María es Eva antes del pecado, la humanidad tal como salió de las manos del Creador, antes de que el mundo la hubiese corrompido, la humanidad ideal. Miguel de Unamuno
María es el depósito de la gracia, llena de ella, vaso espiritual, vaso insigne de devoción, madre de la divina gracia. Miguel de Unamuno
María es el cáliz viviente que llevó a Jesús hecho hostia en su vientre. Autor desconocido
María es Corredentora en el orden de la salvación. Es medianera en el orden de la gracia. Antoniutti
María es como el nudo de la vida cristiana: en ella se concentran las oraciones de los fieles para llegar al Señor y por ella pasan las gracias del Señor para derramarse sobre los hombres. Miguel de Unamuno
María en Nazaret es el modelo de las almas sencillas cuya sola grandeza reside en lo interior. Padre Tomás Morales
María Auxiliadora ha obtenido y obtendrá siempre gracias especiales, y aun extraordinarias y milagrosas, para los que ayudan a dar educación cristiana a los jóvenes en peligro con obras, consejo, buen ejemplo o simplemente con la oración. San Juan Bosco
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Madre, dime, yo te escucho. Martín Breton
Le voy a robar las Palabras a María. También yo voy a decir que Sí: hágase en mí lo que quieres Tú. Álvaro Ginel
Las madres de la tierra no abandonan nunca a sus hijos. Del mismo modo María, que ama tanto a sus hijos durante la vida, con cuánta ternura, con cuánta bondad acudirá a protegerlos en sus últimos instantes, cuando mayor es la necesidad. San Juan Bosco
Las cuentas del Rosario, son escaleras, para subir al cielo las almas buenas». Autor desconocido
La virtud perfecta es la de Nuestra Señora, y es impío pensar que tuvo dificultad en su castidad, paciencia…… por tanto el mérito no depende de la dificultad sino del amor. San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
La Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, aquietará tu corazón, cuando te haga sentir que es de carne, si acudes a Ella con confianza. San Josemaría Escrivá de Balaguer
La Virgen María me enseñó que el silencio es acción hecha oración, y que debe practicarse continuamente. Alicia Beatriz Angélica Araujo
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La Virgen María ha sido el medio por el cual se unió la naturaleza divina con la humana… Muy acertadamente se la llama mediadora. Miguel de Bolonia
La Virgen María es el camino, que nos lleva a la fuente de esperanza, que es Dios mismo. Cardenal Renato Raffaele Martino
La Virgen ha sido como una iglesia móvil para Jesús y por eso todas las cualidades de la Iglesia se aplican a María. Ella contiene dentro de sí de manera eminente la religión de la Iglesia. Jean-Jacques Olier
La Virgen guardaba estas cosas en su corazón». Toda su vida se puede resumir en estas pocas palabras. Vivía en su corazón, a tal profundidad, que la mirada humana no la puede seguir. Beata Isabel Trinidad
La Ssma. Virgen ha sido mi compañera inseparable. Ella ha sido la confidente íntima desde los más tiernos años de mi vida. Ella ha escuchado la relación de mis alegrías y tristezas. Ella ha confortado mi corazón tantas veces abatido por el dolor. Santa Teresa de los Andes
La Ssma. Virgen es el modelo más perfecto de nuestro sexo. ¿No vivió Ella siempre en una continua oración, en el silencio, en el olvido de lo de la tierra? Santa Teresa de los Andes
La Santísima Virgen enseña que el Santo Rosario es una oración particularmente querida a su corazón tan humilde en apariencia, pero tan llena de su fruto sobrenatural. Cardineau
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La protección de María es más grande y poderosa de lo que podemos nosotros entender. San Germán
La plegaria del Rosario es oración del hombre en favor del hombre: es la oración de la solidaridad humana, que refleja el espíritu y las intenciones de la primera redimida: María. SS. Juan Pablo II
La mejor y más agradable devoción a la Virgen María es aquella que practicamos con perseverancia. San Juan Berchmans
La Inmaculada Concepción de María Santísima: al deseo ardiente de no poner obstáculo entre Dios y mi alma, nada que sea pecado, ni mortal ni venial, ha de tener esta actitud; no por temor, sino por amor a nuestro Padre Dios cuya ley ha escrito Él en nuestras almas y a cuyo cumplimiento nos está cada día invitando con suavidad infinita. San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
La Iglesia no existe sin María, la Madre de Dios. Su grandiosa y discreta presencia aportará a la nueva teología el auténtico gusto de Cristo y de la fe. Cromazio D’Aquileia
La Iglesia camina en el tiempo hacia la consumación de los siglos recorriendo el itinerario realizado por la Virgen María. SS. Juan Pablo II
La Humanidad ascendiendo a Dios la simboliza María, ascendiendo a Dios ayudada de su gracia; Cristo es Dios descendiendo a la humanidad, a María. Miguel de Unamuno
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La familia nunca es tan familia como el día de la Madre; la Iglesia nunca es tan Iglesia como el día de la Madre, de la Madre de Cristo y Madre nuestra también… así lo sentimos todos: los indiferentes no menos que los fervientes… El mes de María en todas las Iglesias… esas colas interminables de fieles, de hombres, de gente alejada que siente en su corazón tal día como hoy la nostalgia del hogar. Es la Madre y aquí viene María también como cuando pequeños a descansar en su regazo, ¡qué día de tantas emociones para los hijos; de tantas alegrías en el cielo…, porque en el cielo hay alegrías suplementarias… En verdad os digo que más alegría en el cielo por un pecador… que por tantos… San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
La devoción a María es señal de salvación eterna. San Bernardo
La devoción a María es señal cierta de predestinación. Amemos, pues a María, invoquemos a María, honremos y obsequiemos a María Madre de Dios y Madre de mi alma, Madre mía de mi corazón. Autor desconocido
La devoción a María es la fuente principal de la renovación de la vida cristiana. Pío XII
La devoción a la Virgen es la llave del Paraíso. San Efrén
La contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial. Ha sido de su vientre donde se ha formado, tomando de Ella una semejanza humana, que evoca una intimidad espiritual más grande todavía. SS. Juan Pablo II
Jamás será tenido por buen cristiano quién no reza el Rosario. San Antonio Mª Claret
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Humillémonos diciendo como María: he aquí tu siervo, he aquí tu sierva, Señor, haz de mí lo que quieras. Humillémonos y la Sabiduría eterna bajará a habitar en nuestro corazón. Miguel de Unamuno
Honra mucho a María. Es tu madre tan buena y cariñosa, que jamás dejará de velar por ti. Santa Teresa de los Andes
He experimentado constantemente en mi vida la presencia amorosa y eficaz de la Madre del Señor; María me acompaña cada día en el cumplimiento de la misión del Sucesor de Pedro. Juan Pablo II
Este mundo no nacerá para Cristo sino por María. San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
Estamos en este mundo como en un mar borrascoso, como en un destierro, en un valle de lágrimas. María es la estrella del mar, el consuelo de nuestro destierro, la luz que nos indica el camino del cielo enjugando nuestras lágrimas. San Juan Bosco
Es la hora del triunfo de Cristo, por María. San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
Es casi imposible ir hacia Jesús si no se va por medio de María. San Juan Bosco
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Entre todos los homenajes que se deben a la Madre de Dios no conozco ninguno más agradable que el Rosario. San Alfonso María Ligorio.
En Ti, de Ti, por Ti, por tu medio, ¡oh María!, restauró la bondadosa mano del Omnipotente todo cuanto había perecido. San Bernardo
En la Sagrada Escritura encontramos pocas palabras de la Virgen, pero son como granos de oro puro: si los fundimos con el fuego de una amorosa contemplación, serán suficientes para irradiar sobre toda nuestra vida el esplendor luminoso de las virtudes de María. Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein
En el Rosario he hallado los atractivos más dulces, más suaves, más eficaces y más poderosos para unirme con Dios. Santa Teresa de Jesús
En el Rosario aprendemos de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Juan Pablo II
El Santo Rosario es el remedio más conveniente y eficaz para obtener la ayuda materna de la Virgen. SS. Pío XII
El Rosario, en su sencillez y profundidad, es un verdadero compendio del Evangelio y conduce al corazón mismo del mensaje cristiano. SS. Juan Pablo II
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El Rosario salva a los cristianos. SS. Clemente VIII
El Rosario propone a todos los fieles cómo se acoge, se guarda y se vive cada palabra y acontecimiento de Dios, en el camino todavía en marcha de la salvación del mundo. SS. Juan Pablo II
El Rosario es unos de los medios más poderosos que tenemos para aliviar a las almas del Purgatorio. San Alfonso María Ligorio
El Rosario es una espada llameante y una armadura impenetrable que nos pondrán a cubierto de los más temibles asaltos del mundo, del demonio y de la carne, y nos harán vencedores de todos los enemigos. Beato Alano de Rupe
El Rosario es repasar los misterios del Hijo con los ojos de la Madre. Autor desconocido
El Rosario es el mejor de los rezos. San Francisco de Sales.
El Rosario es de todas las oraciones, la más bella, la más rica en gracias y la que más complace a la Santísima Virgen. SS. Pío X
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El Rosario es al mismo tiempo una oración sencilla y teológicamente rica en contenidos bíblicos. SS. Juan Pablo II
El Rosario de la Virgen Maria, es una oración apreciada por numerosos Santos y fomentada por el Magisterio. Sigue siendo también en este Tercer Milenio, una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad. SS. Juan Pablo II
El número de las mujeres es incontable como el de las estrellas. De una de ellas, de una humilde doncella hebrea, María, se sirvió Dios para la obra de la redención. Miguel de Unamuno
El nombre de María es la alegría para el corazón, miel para los labios y la melodía para el oído de sus devotos. San Antonio de Padua
El mejor culto que podemos dar a María es imitarla en las disposiciones íntimas que vemos en ella y en la práctica de todas sus virtudes. Clemente Arranz Enjunto
El Espíritu Santo no se encarna en el espacio, pero tiene en María el receptáculo singular y muy particular de su presencia. Pablo Evdokimov
El canto de la humanidad es el Magnificat, así como su oración es el Padre Nuestro. Miguel de Unamuno
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El camino para llegar a Cristo es acercarse a María; los que de Ella huyen no encontrarán la paz. San Buenaventura
El amor a nuestra Madre será soplo que encienda en lumbre viva las brasas de virtudes que están ocultas en el rescoldo de tu tibieza. San Josemaría Escrivá de Balaguer
Durante mi vida llegué hasta el ateísmo intelectual, hasta imaginar un mundo sin Dios, pero ahora veo que siempre conservé una oculta fe en la Virgen María. En momentos de apuro se me escapaba maquinalmente del pecho esta exclamación: Madre de Misericordia, favoréceme. Miguel de Unamuno
Donde no se encuentra nuestra Señora, Cristo se oculta, Dios desaparece, y ya no existe garantía de nada. Dillensberger.
Dios os salve, María, Madre de Dios. En Vos está y estuvo todo la plenitud de la gracia y todo bien. San Francisco de Asís
Dios nos busca a cada uno de nosotros como buscó a María. Tiene una propuesta para nuestra vida. Álvaro Ginel
Dios no nos salvará sin la intercesión de María. San Jerónimo
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Dios no concede gracia alguna a los mortales sin hacerla pasar por las manos de María. San Bernardo
Dios habla a los hombres a través de esa belleza única llamada María», Madre de Dios y Madre nuestra. SS. Juan Pablo II
Decimos madre de Dios y lo decimos tranquilamente, con la misma naturalidad con que decimos la madre de Carlos o de Carlota. Sin embargo, esa expresión está reclamando nuestro estupor, incluso cierta resistencia, cierto escándalo. Madre de Dios. En el límite del lenguaje y al borde mismo del absurdo, hemos tenido que hablar así: Dios, que es incapaz de hacer otros Dios, hizo lo más que podía hacer, una madre de Dios. José María Cabodevilla
Deberíamos hacer con los pobres lo que hizo María con su prima Isabel: ponernos a su servicio. Madre Teresa de Calcuta
Cuanto la Virgen quiere, lo obtiene, ya que sus plegarias nunca quedan desatendidas. Papa Pío IX
Cuando sufra, mire a su Madre Dolorosa con Jesús muerto entre sus brazos. Santa Teresa de los Andes
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Cuando leo que Ella estuvo junto a la cruz, no leo que lloró allí. Mientras los apóstoles huían, Ella estaba de pie junto a la cruz. Ninguna otra cosa hubiese sido decorosa en la madre de Cristo. San Ambrosio.
Cuando el mayor anhelo de toda joven judía, su gloria y su honra, era poder ser la madre del Mesías, María ofreció su virginidad, renunciando así al destino de toda doncella hebrea, al destino de gloria. Y por haber renunciado a ese destino, se lo concedió el Señor. Es el caso más hondo de hallarlo todo por haber renunciado a todo. Miguel de Unamuno
Cuando el Espíritu Santo encuentra a María en un alma, se siente atraído irresistiblemente hacia ella y en ella hace su morada. San Luis María Grignión de Montfort
Cristo está aún muy alto; aparece a los débiles casi inalcanzable. A él se va por María, la humilde y obediente. Miguel de Unamuno
Contemplando a su buena Madre, el enamorado san Bernardo le dice con ternura: «¡Oh excelsa, oh piadosa, oh digna de toda alabanza Santísima Virgen Maria, tu nombre es tan dulce y amable que no se puede nombrar sin que el que lo nombra no se inflame de amor a ti y a Dios; y sólo con pensar en él, los que te aman se sienten más consolados y más inflamados en ansias de amarte!» Glorias de María, San Alfonso María de Ligorio
Confíe todo a la Ssma. Virgen. Récele siempre el rosario para que Ella le guarde no sólo su alma, sino también sus asuntos. Santa Teresa de los Andes
Confía. —Vuelve. —Invoca a la Señora y serás fiel. San Josemaría Escrivá de Balaguer
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Con la obediencia de María conquistamos nuestra libertad de cristianos. Miguel de Unamuno
Con la Inmaculada Concepción de María comenzó la gran obra de la Redención, que tuvo lugar con la sangre preciosa de Cristo. En Él toda persona está llamada a realizarse en plenitud hasta la perfección de la santidad. Juan Pablo II
Con el trasfondo de las Avemarías del Rosario, pasan ante los ojos del alma los episodios principales de la vida de Jesucristo. Los misterios del Rosario nos ponen en comunión vital con Jesús a través del Corazón de su Madre. SS. Juan Pablo II
Compare su dolor. Nada hay que se le asemeje. Es su único Hijo, muerto, destrozado por los pecadores. Y a la vista del cuerpo ensangrentado de su Dios, de las lágrimas de su Madre María, aprenda a sufrir resignado, aprenda a consolar a la Ssma. Virgen, llorando sus pecados. Santa Teresa de los Andes
Bienaventurada, María!, porque aceptaste el extraño devenir de los acontecimientos en el excelso nacimiento de Nuestro Señor, en la humildad del silencio… Enséñame a no buscar las glorias humanas, sino sólo la de Dios. ¡Bienaventurada, María!, porque, aturdida por haber perdido a tu divino Hijo en el templo, suspiste aceptar la Palabra del Niño, callar y confiar… Enséñame a escuchar, no sólo oír, y callar prudente ante los que, a veces, considero errores ajenos… Gustavo Villapalos
Bienaventurada te llamo con los hombres y mujeres de mi generación. Cuando tantos creen que esto va mal y que tu Hijo y tú os habéis alejado y sois sólo un recuerdo en el horizonte. Bienaventurada te llamo con los de hoy, así como somos, con tanta injusticia —como siempre—, pero ganando espacio a los campos sin tanques, y al número de los que se ufanaban de matar al discrepante, ¡incluso en el nombre de tu Hijo! Venancio-Luis Agudo
Bienaventurada María, la mil veces nombrada de distinta manera, porque el Señor ha mirado la humildad de su sierva, y por eso te llamarás, te llamaremos, Señora de la Viña y de la Oliva, del Mar y de la Montaña, del Castañar y del Pino, y del Arroyo y de la Cañada, y de los Azahares y del Romero, de Atocha, del Juncal, del Acebo, del Brezo y del Henar. Tantas cosas sencillas, flores, palabras de cada día del labriego, del pastor, del caminante… Alejandro Fernández Pombo
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Así como las grandes catedrales dedicadas a nuestra Señora son tabernáculos del Santísimo Sacramento, así brilla María en la Iglesia como su custodia. Zundel
Así como la aurora es el fin de la noche, así el nacimiento de María es el fin de nuestros dolores y el comienzo de nuestro consuelo. R.Deutz
Así como el demonio anda buscando a quien devorar, de la misma manera María anda en busca de quien salvar y a quien dar la vida. San Bernardino
Así como cuando vivía Jesús iba usted, ¡Oh Madre!, con el cántaro sobre la cabeza a sacar agua de la fuente, venga ahora a tomar agua de la gracia y tráigala, por favor, para nosotros que tanto la necesitamos. San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J
Aquél «conservaba todas las Palabras en su corazón » cf. Sal. 119,11 significa que las vivía. María era totalmente la Palabra, sólo la Palabra. Chiara Lubich
Antes, solo, no podías… —Ahora, has acudido a la Señora, y, con Ella, ¡qué fácil! San Josemaría Escrivá de Balaguer
Antes de que Jesús viniese al mundo, María era como si fuese un solitario ante la muerte. Ya que sólo Jesús podía darle una compañía digna. Berulle.
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Antes de morir Jesús ofrece al apóstol Juan aquello más precioso que posee: su Madre, María, quien «a los pies de la Cruz, en Juan, acoge en su corazón a toda la humanidad». Juan Pablo II
Amor, ternura, abnegación, sacrificio, todo esto es madre. Y todo esto es para nosotros María. Mn. Josep Comerma
Amo a los que me aman, y el que me busca me hallará. Prov 8, 17
Amad, honrad, servid a María. Procurad hacerla conocer, amar y honrar por los demás. No sólo no perecerá un hijo que haya honrado a esta madre, sino que podrá aspirar también a una gran corona en el cielo. San Juan Bosco
Alabadle, hijas mías, que lo sois de esta Señora verdaderamente; y así no tenéis para qué os afrentar de que sea yo ruin, pues tenéis tan buena madre. Imitadla y considerad qué tal, debe ser la grandeza de esta Señora y el bien de tenerla por patrona. Santa Teresa de Jesús
Acuérdate, acuérdate, dulce, escogida Reina, que tienes de nosotros, los hombres pecadores, toda tu dignidad. ¿Cómo te llamarías Madre de la gracia y la misericordia a no ser por nuestra miseria que necesita de gracia y de misericordia. Miguel de Unamuno
A María, nuestra Madre, le demostraremos nuestro amor trabajando por su Hijo Jesús, con Él y para Él. Madre Teresa de Calcuta
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A Jesús siempre se va y se «vuelve» por María. San Josemaría Escrivá de Balaguer
A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María San Luis María Grignon de Monfort
Verdaderamente, ella fue fuerte y tierna, dulce y firme a la vez, olvidada de sí misma y generosa con nosotros. A Ella es a quien conviene amar y reverenciar por encima de todas las cosas, después de la Trinidad Suprema. San Buenaventura
Paraíso celeste, cedro no tocado por el hierro y que esparce su dulce hálito. En Vos está la plenitud del esplendor y de la belleza, de la dulzura y el perfume. Salve Mater Salvatoris, obra de Adam de san Víctor, cantada en París en la fiesta de la Asunción
Mujer, eres tan grande y tanto vales, que quien desea una gracia y no recurre a ti, quiere que su deseo vuele sin alas. San Bernardo
Mirto de templanza, rosa de paciencia, nardo fragante. Valle de humildad, tierra respetada por el arado y abundante en cosechas. Cristo, flor de los campos, el bello lirio de las cañadas, ha nacido de Vos. Salve Mater Salvatoris, obra de Adam de san Víctor, cantada en París en la fiesta de la Asunción
Di todos los días, alma mía, alabanzas a la Virgen; honra sus fiestas y sus acciones maravillosas- Contempla y admira su grandeza, cuenta la felicidad de la Madre, di la felicidad a la Virgen. San Anselmo
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¡Oh! ¡Qué maravilla de la gracia del Santo Rosario!¡Poder escapar del mundo, del demonio, de la carne y salvarte para el Cielo!. San Luis María Grignion de Montfort
¡Oh María! Quien te mira se queda reconfortado en todos sus dolores, tribulaciones y penas y vence todas las tentaciones. Quien no sepa lo que Dios es, que recurra a ti, ¡oh María! Quien no encuentre misericordia en Dios, que recurra a ti, ¡oh María! Quien no se conforme con la voluntad de Dios, que recurra a ti, ¡oh María! Quien sienta desfallecer, que recurra a ti que eres fortaleza y poder. Quien se encuentra en una lucha continua, que recurra a ti que eres un mar pacífico. Quien se encuentre en tentación, que recurra a ti que eres madre de humildad y no hay nada que ahuyente tan fácilmente al demonio como la humildad. Que acuda a ti, que acuda a ti, ¡oh María! Santa María Magdalena de Pazzi, I Coloquio
¡María no es el centro, pero esta en el centro! San Luis María Grignion de Monfort
¡Madre! —Llámala fuerte, fuerte. —Te escucha, te ve en peligro quizá, y te brinda, tu Madre
¡La Virgen! El amor a la Virgen es lo único que llena, lo demás…yo no comprendo que haya almas a las cuales la Virgen les sea indiferente y no vivan de Ella, pues se complican mucho la vida. Ven. Teresita González Quevedo
¡Cantar, María quisiera por qué te amo! Por qué tu dulce nombre me hace saltar de gozo el corazón. Y por qué el pensamiento de tu suma grandeza a mi alma no podría inspirarle temor. Santa Teresa del Niño Jesús
«Por medio de la Virgen Eva entró la muerte; era necesario que por medio de una virgen, es decir, de la Virgen, viniera la vida…». San Cirilo de Jerusalén
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Oh excelente belleza, oh mujer que eres la imagen de la salvación, potente por causa del fruto de tu parto y que gustas por tu virginidad, por tu medio la salvación del mundo se ha dignodo nacer y restaurar el género humano que la soberbia Eva ha traído al mundo. San Venancio Fortunato
Nuestra Virgen del Rosario, nuestra divina pastora, por donde quiera que va, todo lo llena de gloria. Dicho popular
Nuestra devoción a María Santísima debe tener este carácter: hacernos semejantes a Jesús, como ella misma era un espejo de la santidad divina Beata Savina Petrilli
María estaba llena de gracia, de la misma gracia que también a nosotras nos inunda; vivía de la gracia y por ella se dejaba guiar; la meditaba para comprender su significado, y por todos estos motivos era humilde, casta , fuerte, llena de fe, plena e intimamente unida a Dios en espíritu de adoración; su fidelida d fue inviolable, y su título más augusto, en cuanto al mérito, es el de Virgen Fiel. Beata Savina Petrilli
María es nuestro modelo, especialmente en su cooperación a la gracia, con que Dios la había enriquecido Beata Savina Petrilli
Gánese desde esta vida, en el corazón de María, el puesto que quiere ocupar en él durante toda la eternidad. Ricardo Zimbrón Levy, M.Sp.S
En el amor a María, nuestro modelo es Jesús. Ricardo Zimbrón Levy, M.Sp.S
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Dulce Madre, no te alejes,
tu vista de mi no apartes,
ven conmigo a todas partes
y solo nunca me dejes:
ya que Tú me quieres tanto
como verdadera madre,
haz que me bendigan el Padre.
el Hijo y el Espíritu Santo.
ORACIÓN PARA LA VISITA 1ª
¡Dios te salve, Maria, llena eres de gracia, el Señor es contigo!
¡Dios te salve, esperanza del indigente, Madre de los que no tienen madre! ¡Oh, Maria! Cuando mi corazón quebrantado gime, cuando mi alma está envuelta en tristeza y espanto, cuando el viento de las tentaciones se desencadena, cuando la tormenta de mis pasiones estalla en el corazón, cuando mis pecados me hayan cerrado las puertas del cielo y me hayan robado la amistad de mi Dios; en esta hora de tribulación y angustia, ¿a quién acudiré sino a tu Nombre bendito, bienaventurada María, consuelo de afligidos y refugio de pecadores?
¡Oh, Maria! Tú eres verdaderamente la Estrella del mar que salva a todos los que en él peligran, y levantan hacia Ti sus ojos. Te llamo hoy en mi socorro, ¡oh, misericordiosísima Madre de Dios! y corro hacia Ti con la confianza del niño que se refugia en los brazos de su madre. Ábreme los tuyos, dame el derecho de asilo en tu Corazón, dime esas dulces palabras: «No temas, soy tu abogada; hablaré por Ti; como una madre consuela a su hijo afligido, te consolaré».
¡Oh, Madre mía! Di estas palabras y la paz volverá a mi alma. Ven, ¡oh, Maria! ven, con la dulzura que te acompaña siempre, a visitarme en mis penas. Ven a reanimar mi valor, ven a traerme la gracia de Jesús, y que tu Nombre, lleno de gracia, sea con el Nombre de Jesús el último nombre que pronuncie en la tierra. Amén.
Concluir la visita con tres Avemarías, diciendo al final de cada una:
Santa Madre de Dios, ruega por mí.
ORACIÓN PARA LA VISITA 2ª
Inmaculada Virgen y Madre mía, María Santísima, a Vos que sois la Reina del mundo, la Abogada, la Esperanza y el Refugio de los pecadores, recurro en este día yo que soy el más miserable de todos. Os venero, gran Reina, y os agradezco todas las gracias que hasta ahora me habéis hecho, especialmente la de haberme librado del infierno que tantas veces he merecido.
Os amo, Señora amabilísima; y por el amor que os tengo, prometo serviros siempre y hacer todo lo posible para que de los demás seáis también amada.
¡Oh Madre de misericordia! aceptadme por vuestro siervo y acogedme bajo vuestro manto; y ya que sois tan poderosa para con Dios, asistidme en todas las tentaciones, alcanzadme fuerzas para vencerlas hasta la muerte.
Os pido el verdadero amor a Jesucristo y de Vos espero la gracia de una buena muerte. ¡Oh Madre mía! por el amor que tenéis a Dios, os ruego que siempre me ayudéis.
Amparadme, en especial, en mis últimas horas y no me abandonéis hasta que me veáis seguro en el Cielo, donde pueda bendeciros y cantar vuestras misericordias por toda la eternidad. Amén. Así lo espero. Así sea.
Os pido de corazón que seáis, oh Madre mía, mi refugio, amparo y guía en toda tribulación.
Concluir la visita con tres Avemarías diciendo:
1. Oh Virgen Purísima, alcanzadme la pureza contra los escándalos de este mundo lleno de pecados.Avemaría.
2. Oh María pacientísima, alcanzadme paciencia en mis penas y tribulaciones. Avemaría.
3. Oh María amabilísima, alcanzadme gracia para salvar eternamente mi alma. Amén. Avemaría.
Estas son oraciones que el pueblo de Dios de todas las épocas le dedicó a su Madre, la Virgen María
CANTO DE ANDRÉS EL ORADOR A RUSTICANA
Este canto fue dirigido a la mujer de Boecio, el último de los filósofos antiguos, que vivió en Roma hacia el 500, antes de ser puesto por Teodorico en la cárcel, donde escribid su Consolación filosófica. Este mismo canto fue inscrito un siglo más tarde bajo una imagen de la Virgen María en la casa de San Gregorio el Grande.
La Virgen-Madre ha dado la vida al Hombre-Dios;
Ella ha conocido el dar a luz permaneciendo virgen.
Alas órdenes divinas, Ella ha dado su carne,
enseñando a los que vendrían que sólo la fe puede poseer a Cristo.
Ha creído y concebido al Verbo:
Su cuerpo ha contenido al Señor.
El Creador se hace criatura, el Rey toma cuerpo de un servidor;
y en una morada humana reside el Autor de la vida.
El es sembrador y simiente, El es autor de su Madre;
Hijo del hombre y Padre de los hombres.
Con su nacimiento glorioso, la Luz ha llegado a la vida,
abandonando la morada a través de puertas cerradas;
Virgen y Madre, estas dos glorias quedan unidas:
Madre, da a luz al Hombre, y Virgen, conoce a Dios.
En el Unigénito del Padre adoramos dos naturalezas:
humana y divina, las dos en una Persona, las dos son verdaderas.
Su Espíritu y su Padre están unidos a El por siempre,
Trinidad sencilla y trina sencillez.
Dos veces engendrado, como Creador sin madre,
como Redentor sin padre,
por una y otra razón es grande, tanto más grande
en su humildad.
Así quiso nacer el vencedor de las faltas de este mundo,
el que, muriendo, obligó a morir a la muerte.
El que, por su poder, protege nuestras vidas.
El proteja, Rusticiana, a tu estirpe.
O GLORIOSA DOMINA
San Venancio Fortunato, el amigo de San Radegondo, murió siendo obispo de Poitiers en el año 600, y es el autor del Vexilla Regis. Se le atribuye el himno que la Iglesia ha adoptado para los Ludes de la Virgen María, verdadero resumen de la piedad mariana:
Oh gloriosa Señora, elevada sobre las estrellas, que en vuestro seno santificado habéis criado providencialmente a vuestro Creador.
Lo que nos quitó la triste Eva, Vos lo devolvéis por vuestra santa fecundidad; Vos sois el camino que hace entrar en el cielo a los que lloran.
Vos sois la puerta del gran Rey, la brillante entrada de la luz. Pueblos redimidos, cantad a la Vida dada por la Virgen.
Gloria a Vos, Señor, que habéis nacido de la Virgen, así como al Padre y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
HIMNO DE PABLO DIÁCONO
Nacido hacia el año 720. en Friul, y muerto en el 797, Pablo, o Warnefried, fue monje de Montecassino, luego fue llamado a la corte de Carlomagno, donde realizó una importante misión litúrgica.
¿Nunca se poseerá un lenguaje lo suficiente sublime para celebrar dignamente las grandezas de la Virgen, por la que fue devuelta la vida al mundo, que se consumía en las ligaduras de la antigua muerte?
Ella es la rama del árbol de Jessé, la Virgen que debía ser Madre, el jardín que recibirá el germen celeste, la fuente sagrada sobre la que el cielo ha puesto su sello, esa Mujer cuya virginidad ha producido la alegría del mundo.
El padre de los hombres cayó en la muerte por el veneno de la serpiente enemiga; el veneno que le alcanzó ha infectado también a toda su raza, y la ha herido con una llaga profunda.
Pero el Creador, lleno de compasión por su obra, y viendo desde lo -alto del cielo el seno de la Virgen limpio de toda mancha, quiso servirse de él para dar al mundo, que moría bajo el peso del pecado, la alegría de la salvación.
Gabriel, enviado desde el cielo, viene a traer a la casta Virgen el mensaje eternamente preparado; el seno de la joven, que se hace amplio como un cielo, contiene de repente al que llena el mundo.
Ella permanece virgen, y se hace madre; el Creador de la tierra acaba de nacer sobre la tierra; se ha roto el poder del terrible enemigo del hombre, y una luz nueva ilumina todo el universo.
¡Gloria, honor, potestad a la real Trinidad, Dios único! ¡Y que la Trinidad reine para siempre por los siglos de los siglos!
AVE MARIS STELLA
Este himno maravilloso, adoptado por la Iglesia para las Vísperas de María, no debe ser de Fortunato, ya que no aparece hasta el siglo XI.
Salve, estrella del mar,
Madre santa de Dios
y siempre Virgen,
feliz puerta del cielo.
Aceptando aquel «Ave»
de la boca de Gabriel,
afiánzanos en la paz
al trocar el nombre de Eva.
Desata las ataduras de los reos,
da luz a quienes no ven,
ahuyenta nuestros males,
pide para nosotros todos los bienes.
Muestra que eres nuestra Madre,
que por ti acoja nuestras súplicas
Quien nació por nosotros,
tomando el ser de ti.
Virgen singular,
dulce como ninguna, l
íbranos de la culpa,
haznos dóciles y castos.
Facilítanos una vida pura,
prepáranos un camino seguro,
para que viendo a Jesús,
nos podamos alegrar para siempre contigo.
Alabemos a Dios Padre,
glorifiquemos a Cristo soberano
y al Espíritu Santo,
y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.
REGINA COELI Y ALMA REDEMPTORIS
Son dos de las más hermosas antífonas marianas y, según parece, contemporáneas del Ave Maris Stella. Uno de estos pequeños poemas está lleno de alborozo y de lozanía, y el otro de solemnídad. El Regina coelí aparece a finales del siglo X. El Alma Redemptorís parece ser la obra de un monje de Reicheno, en Suabia, Hermán Contracto, que vivía en el siglo XI
Alégrate, Reina del cielo; aleluya.
Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.
Ha resucitado, según predijo; aleluya.
Ruega por nosotros a Dios; aleluya.
Santa Madre del Redentor,
que siempre sigues siendo la puerta del cielo,
estrella del mar,
socorre al pueblo que cae
y que procura levantarse;
tú que engendraste, ante el asombro
de la naturaleza, a tu Santo Creador,
Virgen antes y después de haber recibido
aquel saludo de boca de Gabriel,
ten misericordia de los pecadores.
GAUDE DEI GENITRIX
Recordemos, como ya se ha dicho a propósito de una pieza griega, que el saludo de Gabriel es un deseo de alegría. En latín, la idea de alegría no está incluida en el Ave. Por eso todo un brotar de Gaudes nace, sin duda, bajo las influencias orientales, y, conmemoran en un comienzo la Anunciación, y más tarde tratan de los otros motivos de alegría en la vida de la Virgen, que culminarán en los siete gozos franciscanos y los cinco misteriosos gozosos del Rosario. En esta antífona anterior a la mitad del siglo XI, la diferencia entre los misterios está apenas esbozada.
¡Alégrate, Madre de Dios, Virgen inmaculada;
Alégrate porque has recibido del ángel la alegría;
Alégrate porque has engendrado de la eterna luz
la claridad;
Alégrate, Madre,
Alégrate, Santa Madre de Dios y Virgen!
Tú sola eres Madre, aunque sin esposo.
Toda criatura se alegra en ti, Madre de la luz.
Sé para nosotros, te lo rogamos, un abogado perpetuo.
SALVE REGINA
A esta época se remonta el origen de la Salve Regina. Se ha atribuido a Ademaro de Monteil, obispo de Puy-en-Velay, el famoso predicador de la primera cruzada, muerto en el (1098?).
Dios te salve, Reina y Madre, de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra: Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Las últimas invocaciones las añadirá San Bernardo:
Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
V/ Dígnate aceptar mis alabanzas Virgen Santísima R/ Dame fuerzas contra tus enemigos
CREDO
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de PoncioPilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer díaresucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha deDios Padre, todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica la comunión de los santos,el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén
1) CORONA DE EXCELENCIA
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Bienaventurada eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al Señor y creador
del mundo, engendraste al que te formó permaneciendo siempre Virgen.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Dios te salve María…
Oh Virgen Santa e Inmaculada, no sé con alabanzas honrarte dignamente,
porque llevaste en tu seno al que no pueden contener los cielos.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Dios te salve María…
Muy hermosa eres oh María No hay en ti mancha alguna.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Dios te salve María…
Hay más virtudes en ti Virgen María Que estrellas en el cielo.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Gloria al Padre…
2) CORONA DE PODER
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria a ti Reina del universo condúcenos contigo a la felicidad del cielo.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Dios te salve María…
Gloria a ti, Tesorera de las gracias del Señor, danos participar en los
dones de Dios.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Dios te salve María…
Gloria a ti mediadora entre Dios y los hombres haz que sea más intimo
nuestro encuentro con Cristo.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Dios te salve María…
Gloria a ti triunfadora sobre las fuerzas del mal sé nuestra piadosa
guía en el camino del Evangelio.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Gloria al Padre…
3) CORONA DE BONDAD
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria a ti, refugio de los pecadores, Intercede por nosotros ante el Señor.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Dios te salve María…
Gloria a ti, Madre de los hombres, Enséñanos a vivir como hijos de Dios.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Dios te salve María…
Gloria a ti, Alegría de los justos condúcenos contigo a las alegrías del cielo.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Dios te salve María…
Gloria a ti, prestísima ayuda nuestra en la vida y en la muerte, llévanos
contigo al reino de los cielos.
V/ Regocíjate, Virgen María
R/ Regocíjate mil veces.
Gloria al padre…
4) OREMOS
Dios te salve, María Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa
del Espíritu Santo, Templo de la Santísima Trinidad.
Dios te salve, María, Señora mía, Mi tesoro, mi Belleza, Reina de mi corazón,
Madre, vida, dulzura y esperanza mía queridísima más aun, mi corazón y mi alma.
Soy todo tuyo, oh Virgen benditísima, y todo lo mío es tuyo. More
en mí tu alma para engrandecer al Señor, more en mí tu espíritu para
regocijarse en Dios.
Oh Virgen fidelísima, ponte como un sello sobre mi corazón para que en ti
y por ti permanezca fiel en el Señor. Concédeme, por tu bondad la gracia
de contarme en el número de los que amas, enseñas, diriges, nutres y proteges
como hijos.
Has que, despreciando por tu amor todos los consuelos terrenos, aspire continuamente a los bienes celestiales, Hasta que por medio del Espíritu Santo, Tu esposo fidelísimo, y de ti esposa suya fidelísima, Sea formado en mi Jesucristo, tu Hijo Para la gloria del Padre Celestial. Amén.
Textos para-litúrgicos y devocionales que hacen revivir el clima espiritual de la Orden de los Siervos en los siglos XIV y XV. La creatividad de la Orden sigue expresándose sobre todo en el ámbito de la piedad mariana.
El sábado, día consagrado a la memoria de la Virgen María, además de la celebración comunitaria de la “misa de santa María”, como previsto por las Constitutiones antiquae, se cantan las laudes Virginis, que durante el Cuatrocientos se desarrollan gradualmente hacia la más sencilla forma de las letanías. Un testimonio interesante de esta evolución es la lauda Ave, inperadrice di Cielo, del códice Rustico.
AVE, EMPERATRIZ DEL CIELO
Estas letanías pertenecen al santuario de la Santísima Anunciación de Florencia y son de la primera mitad del Cuatrocientos. Se encuentran en la obra Demostraciones de la ida al santo Sepulcro, denominada hoy vulgarmente códice Rustici, porque fue escrito por Marcos de Bartolomé Rustici, orfebre florentino, muerto en 1457. El códice, fechado entre 1442 y 1448, está conservad, desde los inicios del siglo XIX, en la biblioteca del Seminario episcopal de Florencia. La obra, además de ser una relación del viaje en Tierra Santa, contiene algunas páginas dedicadas a los santuarios de Florencia, en particular, a la iglesia de “santa María de los Siervos” (n. xiij; en los ff. 11-11): “Y también está la iglesia de santa María de los Siervos, o queremos decir la Anunciación gloriosa. La cual iglesia es muy devota y bella y rica. La cual Anunciación todos los cristianos van con suma devoción. Y siempre frente a su imagen arde gran número de lámparas y antorchas; y hay un número infinito de imágenes de cera y muchos dones de plata y oro. Y continuamente siempre es presentada en dicho modo que un gran número de frailes viven por las limosnas, hechas a la gloriosa virgen María; en la dicha iglesia continuamente es beneficiada y son religiosos de santa vida y de observancia y hombres valientes llenos de caridad y de amor”. A lado de la descripción está el diseño acuarelado de todo el complejo arquitectónico.
(I)
Ave emperatriz del cielo
Ave Madre de misericordia.
Ave abogada de nosotros miserables pecadores
(II)
Dulcísima reina de los ángeles,
emperatriz del cielo.
Cámara del Espíritu Santo,
armario de ciencia.
Lirio de castidad,
flor de virtud.
Ejemplo de bondad
deseo de los ángeles,
cámara de bondad
Rosa del admirable jardín,
puerta de santidad,
flor de virtud.
Mujer de bondad,
lirio de santidad,
abogada de las vírgenes.
(III)
Alegría de los santos,
consuelo de los patriarcas,
compañía de los apóstoles,
salud de los mártires,
corona de los confesores,
sostén de los rectos consejos y de las vírgenes,
corona de santidad,
ruega por nosotros miserables pecadores frente a tu santísimo hijito, Jesús Cristo, y acompáñame con todos los coros de los ángeles, viviendo y muriendo, durmiendo y velando. Amén.
LAS LETANÍAS DE SANTA MARÍA DE MONTE BÉRICO
Han sido transmitidas por un códice de la Biblioteca Bertoliana de Vicenza (Ms. Gonzati 6-8-30, f. 13-15), con fecha en las últimas décadas del siglo XV o en los primeras del siglo XVI. El núcleo primitivo parece que se formó entre 1430 y 1450. Son entre las más antiguas letanías marianas atestiguadas en la Orden de los Siervos. Ellas se caracterizan por las constantes referencias al su lugar de origen, Vicenza y los vicentinos, y por el vivo y doloroso recuerdo de los desastres que periódicamente golpeaban a la ciudad y sus habitantes: la peste, la sequía, la invasión de los Turcos y el asalto de los ejércitos enemigos. En particular, la triple invocación por la liberación de la peste hace referencia a la terrible epidemia de 1428, que cesó prodigiosamente por intercesión de la Virgen. La primera iglesia de Monte Bérico fue llamada “sancta María de las gracias” en memoria de esta intervención milagrosa.
Santa María »»»»»»»»»»»»»»»»»»ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las vírgenes
Santa María, hija del eterno Rey
Santa María, madre y esposa de Cristo
Santa María, templo del Espíritu Santo
Santa María, reina de los cielos
Santa María, honor de los arcángeles
Santa María, señora de los ángeles
Santa María, alegría de los patriarcas
Santa María, verdad de los profetas
Santa María, gloria de los apóstoles
Santa María, fortaleza de los mártires
Santa María, tesoro de los sacerdotes
Santa María, adorno de las vírgenes
Santa María, ejemplo de castidad
Santa María, ejemplo de humildad
Santa María, estabilidad de todas las virtudes del bien
Santa María, alegría de todos los santos
Santa María, puerta de todos los cielos
Santa María, piadosa hacia los pecadores
Santa María, puerto de nuestra salvación
Santa María, única esperanza de los vicentinos
Santa María, refugio de los vicentinos
Santa María, abogada de todos los pecadores
Santa María, consuelo en toda tribulación
Santa María, virgen dulcísima
Santa María, sostén de nuestra fe y de nuestra esperanza
Santa María, fuente de dulcísimo amor
Santa María, llena de la gracia de Dios
Santa María, madre de todas las gracias
Santa María, madre de misericordia
Santa María, abogada de los vicentinos
Santa María, alabanza y gloria de los vicentinos
Santa María, curación de todas las enfermedades
Santa María, verdadera esperanza de quien espera en ti
Santa María, verdadera salvación de quien recurre a ti
Santa María, fortaleza de quien cree en ti
Santa María, consoladora de los miserables
Santa María, único gozo de los infelices
Santa María, sostén de los débiles
Santa María, alivio de los abandonados
Santa María, único refugio de la ciudad de Vicenza
Santa María, casa de la ciudad de Vicenza
Santa María, estandarte de los cristianos
Santa María, a la cual nos refugiamos de rodillas
Santa María, a la cual venimos llorando
Santa María, de la cual invocamos la ayuda
Santa María, de la cual imploramos la protección
Santa María, que humildemente suplicamos
Santa María, a la cual dirigimos nuestra oración
Santa María, que invocamos gimiendo
Santa María, para que la peste no nos oprima
Santa María, para que la peste no nos aflija
Santa María, para que la peste no nos golpe
Santa María, protección de los vicentinos
Santa María, salvación sólida de los vicentinos
Santa María, para que Cristo nos libre del furor de los turcos
Santa María, para que Cristo nos defienda de la perfidia y crueldad de los paganos
Santa María, nuestra salvación y defensa
Santa María, para que Cristo nos escuche
Santa María, para que Cristo no deseche nuestras oraciones
Santa María, para que Cristo mire nuestra humillación
Santa María, para que Dios acoja nuestras lágrimas
Santa María, para que Dios nos defienda de toda epidemia
Santa María, para que Cristo recoja abundantemente el agua y las lluvias
Santa María, para que Cristo nos done serenidad y salud del aire
Santa María, para que Cristo nos done la lluvia en tiempo oportuno
Santa María, para que Cristo nos done la paz
Santa María, para que Cristo libere Italia de la furia de los bárbaros.
LETANÍAS DEL OPUSCULUM DE NICOLÁS DE PISTOYA
Al final de su Opusculum para la tercera Orden (1497) el maestro Nicolás de Pistoya inserta las siguientes letanías.
Santa María, »»»»»»»»»»»»»»»»»»socorre a quien cae
Santa Madre de Dios,
Santa Madre e hija de Dios,
Santa Madre de Dios y virgen
Santa Madre y esposa de Dios
Santa María, virgen de las vírgenes
Santa María, jardín cerrado
Santa María, fuente sellada
Santa María, morada nupcial de pureza
Santa María, rosa de castidad
Santa María, templo de santidad
Santa María, escalera de humildad
Santa María, estrella del mar
Santa María, escalera del paraíso
Santa María, puerta del cielo
Santa María, señora de los ángeles
Santa María, reina del cielo
Santa María, lirio entre espinas
Santa María, refugio de los pecadores
Santa María, consolación de los afligidos
Santa María, alegría de los beatos
Santa María, llena de gracia
Santa María, madre de misericordia
Santa María, fuente de salvación y de gracia
Santa María, fuente de piedad y alegría
Santa María, fuente de consolación y perdón
Santa María, rebosante de piedad
Santa María, madre gloriosísima
Santa María, madre de los huérfanos
Santa María, consuelo de los abandonados
Santa María, camino de los errantes
Santa María, salvación y esperanza de quien espera en ti,
TE MATREM LAUDAMUS
Alrededor de la mitad del Cuatrocientos el Te Matrem laudamus –transposición en clave mariana del célebre texto del Te Deum– ha sido añadido en los ff. 154-159 del coral “C-bis” perteneciente al convento de Santa María de los Siervos de Bolonia (final del siglo XIII).
Esta forma devocional nace en el ambiente cisterciense, en el siglo XII. No se sabe cuando haya empezado a difundirse en la Orden. Tenemos también otros dos manuscritos, siempre del Cuatrocientos, en el cual aparece este himno: el oficio de la Virgen de fray Antonio Alabanti y el opúsculo de fray Nicolás de Manetto de Pistoya para la tercera Orden de 1497, que presenta dos buenas redacciones, la primera de las cuales es igual al texto boloñés (cf. Monumenta OSM. VII, p. 134-135; 166-167).
Nosotros te alabamos como Madre, * te proclamamos señora.
Del eterno Padre, estrella del mar, * te ilumina el esplendor.
A ti todos los ángeles, * a ti los cielos y todas las potestades,
a ti los querubines y serafines * con voz incesante gritan:
virgen,
virgen,
virgen de las vírgenes sin par,
antes del parte y en el parto y después del parto.
A ti, gloriosa, * los apóstoles exaltan,
te cantan, * virgen, la corte de los profetas.
A ti los mártires proclaman * madre de su Señor.
A ti por toda la tierra * la santa Iglesia proclama
Madre * de infinita pureza,
venerada esposa de Dios * ignara de nupciales,
sola grávida * por el Espíritu Santo.
Tu eres la reina * del cielo,
Tu del mundo entero * eres la señora.
Tu, para liberar a la humanidad caída * has revestido de carne
al Hijo del Altísimo:
Tu, para vencer el aguijón de la muerte, * desde el seno castísimo
has generado la vida.
Tu a la derecha de Dios Padre * eres madre del Hijo,
juez de vivos, * y también de los muertos.
A ti, pues, te pedimos, ven en nuestra ayuda a los creyentes en Cristo, *
redimidos por el preciosísimo germen de tu seno.
Sostiene a tu pueblo, eterna Señora, *
bendita e inmaculada.
Y guíalos * y llévalos hasta la eternidad.
Cada día * nosotros te bendecimos
Y alabamos el nombre del Altísimo * que te ha hecho altísima.
Dígnate, o dignísima de toda alabanza, * de ser alabada
por nosotros indignísimos.
Piedad de nosotros, Señora, * madre de misericordia.
Pase, oh María, señora de tu Hijo, sobre nosotros *
con tu ayuda con la cual aclamamos.
En ti, Señora, he esperado: * no sea confuso eternamente.
ALABANZA A LA SANTÍSIMA ANUNCIACIÓN DE LOS SIERVOS EN FLORENCIA
En Florencia, en el Cuatrocientos, el culto a la milagrosa imagen de la Santísima Anunciación si difundió ampliamente cada vez más. En un decreto de la República se prohíbe a los frailes de descubrir la venerada imagen sin el permiso de los Señores. Piero de los Médici (1416-1469) obtiene en 1448 el patronato jurídico del altar con el objetivo de adornarlo de una manera que corresponda a la dignidad de la imagen. Expresión típica de la devoción a la Anunciación son las alabanzas. Famosos compositores de alabanzas como Feo Belcari y Banco de los Albizi, tuvieron lazos con el santuario florentino.
Adnuntiata pel divin consiglio/Anunciación por el divino consejo
La alabanza se encuentra en un códice del siglo XV-XVI en la Biblioteca Angélica de Roma. El autor tuvo que ser Feo Belcari (1410-1484), escritor devoto que se caracteriza por la sencillez y el candor de su inspiración poética.
De la alabanza reproducimos el inicio y la parte final, interesante por la alusión a san Felipe Benicio y a los Siervos.
Anunciación, por el divino consejo,
de Gabriel paraninfo superno,
por tu virtud, el gran señor eterno
generadora te hizo de Dios su hijo.
(…)
Cuando diste respuesta al siervo santo:
he aquí la sierva del Señor, diciendo,
la eterna verdad, su carnal manto
hizo de la sangre de tu corazón tomando;
sobre ti tantas gracias infundiendo,
más que otra pobre criatura,
que algún ángel de la suma altura
te hizo sujeto, como buen siervo.
Todas las profecías, entendiste claramente,
pudiendo hacer todo milagro grande:
cada lengua y ciencia supiste.
Fuente, por el cual Dios las gracias expande,
Eres por tu mérito y virtud veneradas:
tu fuiste santa madre de Dios
que estos dones, y más que no se decir
te concediese no me maravillo.
Tanto te gustó san Felipe nuestro,
y los demás frailes buenos de los siervos tuyos,
que en el primer convento tu has demostrado
poder de tu hijito aquello que deseas;
más que otro lugar tu siempre has
derramado gracias y milagros tantos
que la capilla, con tus alabanzas y cantos,
da gloria y fama a la ciudad del lirio (Florencia).
SÚPLICA A LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
Esta invocación, que se encuentra en el Opusculum del maestro Nicolás de Manetto de Pistoya, es el desborde conmovido de un alma orante. Importante el subrayar la participación de la Virgen María a la pasión de su Hijo.
Señora santa María, Madre de Dios, llena de piedad, hija del sumo Rey, madre gloriosísima, madre de los huérfanos, consuelo de los abandonados, camino de los errantes, salvación y esperanza de aquellos que esperan en ti, virgen antes del parto, virgen en el parto, virgen después del parto, fuente de misericordia, fuente de salvación y gracia, fuente de piedad y alegría, fuente de consolación y perdón, por aquella santa, inestimable alegría con la cual exultó tu espíritu cuando te fue anunciado por el arcángel Gabriel lo que entonces obró en ti el Espíritu Santo; y por aquella santa, inestimable piedad, gracia, misericordia, caridad, humildad por las cuales el Hijo de Dios bajo a asumir carne humana en tu venerabilísimo seno y en la cual te vio, cuanto te confío a san Juan apóstol y evangelista, y cuando te exaltó sobre los coros de los ángeles; y por aquella santa, inestimable humildad con la cual respondiste al arcángel Gabriel: He aquí la sierva del Señor, se haga en mí según tu palabra; y por aquellos santísimos quince gozos que recibiste de tu Hijo, el Señor nuestro Jesucristo; y por aquella santa infinita compasión y durísimo dolor del corazón, que probaste cuando el Señor nuestro Jesucristo, desnudo frente a la cruz y levantado en ella, lo viste colgado crucificado, herido, atormentado por la sed –le dieron hiel-, lo oíste gritar y lo viste morir; y por las cinco llagas del tu Hijo y por la contracción de sus vísceras provocada por el espasmo de las heridas; y por el dolor que probaste cuando lo viste traspasado; y por la efusión de su sangre y por toda su pasión; y por todo el dolor de tu corazón y por las fuentes de tus lágrimas, te suplico, para que tu vengas con todos los santos y los elegidos de Dos y te apresures a ayudarme y a aconsejarme en todas mis oraciones y mis peticiones, y en todas mis angustias y necesidades, y en todas aquellas cosas que estoy por hacer, decir y pensar, todos los días y las noches, todas las horas y los momentos de mi vida. Y para mi, tu siervo, de tu dilecto Hijo tuyo obtén la plenitud, con toda misericordia y consuelo, con todo consejo, con toda ayuda y todo auxilio, con toda bendición y santificación, con toda salvación, paz y prosperidad, con todo gozo y entusiasmo. Obtén también la abundancia de todos los bienes, espirituales y corporales, y la gracia del Espíritu Santo, que me disponga bien a todo, cuida mi alma, gobierna el cuerpo, tranquiliza los sentidos, da orden al modo de vivir, sostén mi actuar, lleva a madurez aspiraciones y deseos, inspira santos pensamientos, perdona el mal, guía aquellos futuros, dame una vida honesta y honorable, y la victoria contra todas las adversidades de este mundo, y me conceda la bienaventurada paz espiritual y corporal, la buena esperanza, la caridad, la fe, la castidad, la humildad y la paciencia. Guía y protege los cinco sentidos del cuerpo, haz que cumpla las siete obras de misericordia, creer y tener firmeza en los doce artículos de la fe, los diez preceptos de la ley, y líbrame y defiéndeme de los siete pecados mortales hasta el final de mi vida. Y en los extremos de mis días muéstrame tu rostro bienaventurado y anúnciame el día y la hora de mi muerte. Acoge y te imploro esta suplica oración, dóname la vida eterna, y escúchame, dulcísima María, madre de Dios y de la misericordia. Amén.
OFICIO DE SANTA MARÍA EN SÁBADO
En un manuscrito de Ferrara está conservado el Officium Beatae Mariae Virginis de fray Antonio Alabanti, que comprende las primeras vísperas, el matutino, las laudes, las horas menores, las segundas vísperas con todas las partes más o menos propias. Las lecturas del matutino son tomadas de san Agustín (sermón In purificatione beatae Virginis) y de Beda el Venerable (un comentario al texto evangélico de Lucas 11, 27-28). Las lecturas breves (capitula) de las laudes, de las horas menores y de las vísperas son Sirácide 24, 9-11 (primeras y segundas vísperas); Sabiduría 8, 2-3 (laudes); Proverbios 8, 17-18.21 (Tercia); Sirácide 24, 7-8 (sexta); Sirácide 24, 5-6 (Nona). Está prescrito el himno de agradecimiento Te Matrem Dei laudamus. Antífonas, himnos y responsorios son generalmente propios. No se sabe si este texto debería sustituir a otro entonces en uso. Giani recuerda que Alabanti, durante su visita a los conventos de Alemanía en 1486, llamó la atención a la observancia de la obligación de recitar el oficio de la Virgen “según la costumbre de la Orden de los Siervos”.
Inicia el oficio de conmemoración de la Bienaventurada Virgen María, reunido de la riquísima fuente de obras sagradas, dejado como testamento del reverendo general, Antonio de Bolonia, a sus religiosos de la Orden de los Siervos, para se celebrado con suma devoción cada día de sábado.
Primeras Vísperas
(…)
Oración
Dios omnipotente y misericordioso, que para consuelo de tus fieles nos has dejado el piadoso recuerdo de la Madre tuya, concede propicio; nosotros, que hacemos memoria en la tierra, podamos también experimentar en el cielo la eficacia de su intercesión.
(…)
Segundas vísperas
Con los santos y padres antiguos de la Sede apostólica se cree piadosamente que quien quiera decir devotamente este salmo, el Magnificat, con sus oraciones, por treinta días seguidos frente a la imagen de la gloriosa Virgen María, será liberado, por su clemencia, de todas las tribulaciones en la cual se encuentra. Tu por eso lee devotamente, para conseguir lo que en hay en tus deseos.
Este “Magníficat comentado” no es una creación original de Alabanti. Es una devoción mariana ya difundida, que el prior general de los Siervos reelabora, infundiéndole un espíritu más marcadamente servita (cf., en particular, el término “patrocinio” atribuido a santa María). Esta oración coral (ver la rúbrica que dice: Canticum Virginis in psalmodia) es formulada al femenino, signo de una difusión en el ámbito de comunidad de hermanas.
Cántico de la Virgen durante la salmodia
Primer versículo: Mi alma glorifica el Señor
Oración
Santa María, madre de nuestro Señor Jesucristo, con todos los santos espíritus de la corte celestial y los elegidos de Dios, ven en mi ayuda y en tu piedad intercede por los pecados y todas mis angustias.
Segundo versículo: Y mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador
Oración
Bajo tu protección me refugio, santa madre de Dios; no rechaces mis oraciones, sino ayúdame, por tu bondad, en mis peligros; líbrame de los pecados y de las angustias presentes, Virgen gloriosa y siempre bendita.
Tercer versículo: Porque ha mirado la humillación de su esclava; desde ahora me felicitarán todas las generaciones
Oración
Espero de ti protección (patrocinium), Virgen insigne; postrada a tus santísimos pies te pido, suplicante, que por amor de tu Hijo mandes que se cumpla aquello que yo indigna sierva tuya, te pido con todo el corazón.
Cuarto versículo: Porque el Poderoso ha hechos obras grandes por mí: santo es su nombre.
Oración
Oh Señora y Reina del mundo, por la humildad ha sido dada al género humano salvación y redención, no me dejes miserablemente entre las oleadas de este extensísimo mar, dirige a mi, abandonada, tu mirada purísima, y de todas mis adversidades líbrame, oh Señora mía inocentísima.
Quinto versículo: Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación
Oración
Oh Virgen pura y madre virgen, escúchame, pecadora, sálvame porque estoy en peligro; no me niegues tu protección, para que, con el escudo de tu gracia, pueda vencer, con tu ayuda, los planes, los fraudes, los engaños, las conjuras, la facciones, las acusaciones, los escarnios, las ofensas, los insultos, las insidias y las persecuciones de todos mis enemigos.
Sexto versículo: Hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón
Oración
Santa María, potentísima Señora, ayúdame, para que con tu ayuda y tu fuerzo yo pueda vencer y superar, por medio de tu único Hijo, todos los enemigos, los adversarios, aquellos que me odian y traman contra mi el mal.
Séptimo versículo: derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes
Oración
Consuélame, oh Señora clementísima, y levántame sobre todos aquellos que traman males contra mi y el mal desean hacerme; destruye sus maquinaciones inicuas así que no puedan llevarlas a término contra mi, tu humilde sierva. Dígnate, con tu potencia, exaltarme y honrarme con la felicidad presente y futura. En el nombre de tu potentísimo Hijo.
Octavo versículo: A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Oración
Santa María, Mujer llena de piedad, escucha las oraciones de tu sierva y, por amor de tu único Hijo, defiéndeme de la ira, del odio, de la indignación de mis enemigos visibles e invisibles.
Noveno versículo: Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia
Oración
Oh Señora del mundo, escúchame, pobre y pecadora como soy; y por amor de tu único Hijo, dígnate liberarme de las calumnias, de la infamia, de la confusión y de todos los males que me circunda a causa de mis pecados.
Décimo versículo: Como lo había prometido a nuestros padres a favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Oración
Santa Madre de Dios, Virgen María: yo, miserable pecadora, por el nacimiento de tu Hijo, por el cual has generado al Creador de todos los pueblos, te pido ayúdame. Por la santa cruz, sobre el cual tu Hijo colgado te confió a su discípulo, diciendo: He ahí tu hijo, después dice al discípulo: He ahí tu madre; por el nombre y amor de él te confío mi causa, mi angustia y mi tribulación. Te suplico: intercede por mí ante Dios.
Decimoprimero versículo: Gloria la Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Oración
Oh refugio y esperanza de los pecadores, María, madre virgen de Dios: ayuda a esta miserable pecadora que soy, para que pueda vencer todos mis adversarios.
Decimosegundo versículo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración
Santa María, madre de Dios y purísima virgen, que has sido ensalzada sobre los coros de los ángeles, te pido por el venerable Hijo tuyo, para que con todos los espíritus celestiales y con los coros de de las vírgenes y de las santas mujeres te dignes, por todos los mis pecados, angustias y necesidades, derramar oraciones al Redentor del mundo. El vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Otras oraciones
Te pido, por intercesión de la santísima Madre de Dios, la Virgen María, que esté en mi corazón la fe firme, en la cabeza el yelmo de la salvación, en la frente el signo de la cruz, en la boca la palabra de verdad, en la mente la buena voluntad, en el corazón el amor de Dios, en la acción la honestidad, en el modo de vivir la sobriedad, en la prosperidad la humildad, en la tribulación la paciencia, la esperanza en el Creador, el amor de la vida eterna, la verdadera humildad, la obediencia perfecta, la caridad paciente e indulgente, y la buena perseverancia hasta el final. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oh Madre de misericordia, yo me arrojo a vuestros pies, avergonzado y confuso por mis pecados, y temblando de horror por el riguroso juicio que me espera después de mi muerte.
Temo aquel paso tremendo de esta vida a la otra, cuando mi alma entre por la vez primera en aquellas regiones oscuras de la eternidad y en aquel nuevo mundo, donde es glorificada la infinita Bondad y la eterna Justicia de Dios: y ¿qué suerte me ha de caber allí para siempre? Oh Madre de misericordia, rogad por mí, miserable pecador.
Temo aquel espantoso Tribunal, donde ha de comparecer mi alma, y donde me he de ver solo frente a frente de todo un Dios para ser juzgado: ¿y qué va a ser de mi en aquel riguroso juicio? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo la sabiduría infinita del soberano Juez, porque es testigo de todas mis obras, palabras y pensamientos; y ¿qué podré responder si El me acusa? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo la rectitud inflexible de aquella divina Justicia que no se tuerce por el favor ni por el interés, sino que pesa en perfectísima balanza las obras de los hombres, para dar a cada uno lo que ha merecido: y ¿en dónde están mis buenas obras y merecimientos? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo el poder omnipotente del supremo Juez, y desmaya mi corazón al solo pensamiento de que puede condenarme. Y si El me condena ¿quién podrá ya librarme? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo la terrible acusación del maligno espíritu, y me lleno de espanto, viendo que podrá decir de mi vida que ha sido una cadena de iniquidades y pecados. Y ¿cómo me defenderé de los cargos que me haga? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo mi propia conciencia, agitada como las olas del mar y conturbada por los remordimientos, testimonios irrefragables de mi vida culpable. Y ¿qué podré replicar a las voces de mi propia conciencia? Oh Madre de misericordia, interceded por mí, miserable pecador.
Temo aquel examen tan riguroso que se ha de hacer de todos los días y actos de mi vida, del tiempo de mi niñez, del tiempo de mi mocedad, del tiempo de mi edad adulta, de los pecados que he cometido, de los que ocasioné con mis escándalos, de los que no impedí pudiendo estorbarlos, de las buenas obras mal hechas, y de las que dejé de hacer por negligencia culpable: y ¿cuál será la cuenta que podré dar a mi Dios? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo la misma defensa de mi Ángel Custodio, que tal vez, triste y lloroso apenas podrá responder y volver por mi: y solo podrá oponer a la terrible acusación del demonio, una penitencia poco sincera de mis gravísimas culpas, y algunas obras buenas llenas de defectos y desagradables a los purísimos ojos de Dios: y ¿qué será de mi, si el Ángel de mi guarda me desampara? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.
Temo finalmente la sentencia inapelable del Eterno Juez, y se estremecen mis carnes de horror, al considerar que si me halla indigno de entrar en la mansión celestial de los Justos, me arrojará para siempre de su presencia, y fulminará contra mi el espantoso anatema de la eterna reprobación. No lo permitáis, oh Madre de bondad, y por las entrañas de vuestra misericordia, oíd las súplicas de un pecador arrepentido, que clama a Vos diciendo: Oh Madre de misericordia, interceded por mí, miserable pecador.
Oración. Oh piadosísima Virgen Maria, madre y refugio de los pecadores, a quien el Dios de las venganzas cedió el imperio de la misericordia; ya que en aquel riguroso Juicio no podré acudir a vuestra intercesión, os suplico ahora que me alcancéis la gracia de una sincera penitencia, y de una perfecta enmienda de mi vida, a fin de que al comparecer después de mi muerte ante el divino tribunal, merezca una sentencia favorable de eterna salvación. Por los méritos de vuestro Hijo, nuestro Señor, que en unión del Padre y del Espíritu Santo, vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.
La palabra «letanía» viene del griego y significa «súplica». Pero desde los inicios de la Iglesia fue utilizada para designar no cualquier súplica, sino aquellas que eran rezadas o cantadas en conjunto por los fieles durante las romerías a los templos.
¿Quién no ha oído alguna vez, al concluir el Santo Rosario, el deslizar suave y cadencioso de una serie de invocaciones en honra de la Santísima Virgen, respondidas con un mismo y breve pedido por los demás acompañantes? Este género de oración se conoce con el nombre de letanía.
La recitación de letanías en las iglesias –en ciertas ocasiones o solemnidades, como ocurre durante la Vigilia Pascual, en que la liturgia prescribe el canto de la Letanía de todos los Santos– o de modo particular, individualmente o en grupo, constituye una antigua y tradicional expresión de la piedad cristiana. Una letanía consiste en la enumeración de nombres o atributos de Dios, de la Virgen o de los Santos, seguidos de un pedido, como por ejemplo: ten piedad de nosotros o ruega por nosotros.
Existen una variedad de letanías, como las del Santísimo Nombre de Jesús, del Espíritu Santo y del Sagrado Corazón de Jesús. Se han compuesto también en honor a San Miguel Arcángel, San José, Santa Teresita del Niño Jesús, Santa Rosa de Lima y a muchos otros santos.
Las hay también para pedir la buena muerte, y para auxilio de los agonizantes. Asimismo diversas letanías dedicadas a la Virgen María, como las del Inmaculado Corazón de María y de Nuestra Señora de los Dolores. De todas ellas, la más conocida es la Letanía de la Santísima Virgen, también llamada Lauretana, que se acostumbra rezar al concluir el Santo Rosario, pero que no hace parte de él.
ORIGEN DE LA LETANÍA LAURETANA
Cuando la casa en que vivió la Santísima Virgen en Palestina fue transportada milagrosamente en 1291 a la ciudad de Loreto, en Italia, la buena nueva se propagó rápidamente, dando inicio a numerosas romerías o peregrinaciones. Con el transcurso del tiempo, los peregrinos fueron componiendo una serie de súplicas a Nuestra Señora, en las que la invocaban por sus principales títulos de gloria.
Posteriormente esta letanía ya era cantada diariamente en el Santuario y los peregrinos que de ahí regresaban la popularizaron en todo el orbe católico. Se la conoce pues como Lauretana, por tener su origen en Loreto.
Algunas invocaciones le fueron añadidas por los Papas a través de los siglos. Una de las más recientes es la de Reina de las Familias, acuñada por Juan Pablo II. También algunas órdenes religiosas, como los carmelitas, agregaron nuevas súplicas para honrar de modo especial la protección que les ha dispensado la Madre de Dios: Madre y decoro del Carmelo, Virgen flor del Carmelo, Patrona de los carmelitas y Esperanza de todos los carmelitas. Sin embargo, el cuerpo central de las letanías lauretanas permanece igual.
UNA LETANÍA PERDIDA EN EL TIEMPO
Pero existe una letanía que los peruanos debieran no sólo conocerla sino recitarla frecuentemente, pues además de tener su origen en sus tierras, es de una inspirada y sobrenatural belleza. Se le atribuye al piadoso e infatigable arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo, quien nutrió durante su vida una profunda devoción a la Santísima Virgen. El III Concilio Limense dispuso en 1592 su inclusión en el Ritual de la Iglesia Metropolitana de Lima, y durante muchos años se la recitó todos los sábados en la Catedral metropolitana.
Dicha letanía suscitó la admiración del renombrado historiador eclesiástico, P. Rohrbacher: “Después del segundo Concilio de Lima, reunido bajo Santo Toribio en 1591, se encuentra el Manual de Devoción o Ceremoniario de esta iglesia metropolitana, publicado por el santo arzobispo.
Él merece ser consultado; allí todo está reglamentado con detalle:desde el toque de las campanas, hasta las funciones del organista y de los niños del coro. Viene enseguida un Breve de Paulo V, dado el 2 de diciembre de 1605, que concede indulgencias a una amabilísima devoción de los peruanos hacia la santa Madre de Dios.
Todos los sábados por la tarde, indios y españoles se juntan en la iglesia, al fin de Completas, para cantar u oír cantar la Salve Regina y las letanías de la Santísima Virgen; letanías más largas, más variadas y a nuestro parecer, más piadosas incluso, que las letanías lauretanas” (R.P. Réné François Rohrbacher, Histoire Univer selle de l’Église Catho lique, París, 1866, Tomo XIII, p. 849).
ORIGINAL Y PINTORESCA LETANÍA EN QUECHUA
El amor a la Santísima Virgen cautivó no sólo a los evangelizadores del Perú, sino también a los evangelizados. Cundió no sólo entre criollos y esclavos, sino entre mestizos e indios. De estos últimos tenemos una prueba singular en los Comentarios Reales, del Inca Garcilaso de la Vega. Este célebre escritor mestizo, nos refiere que los indios del Cusco “no contentos con oír a los sacerdotes los nombres y renombres que a la Virgen les dan en la lengua latina y en la castellana, han procurado traducirlos en su lengua general y añadir los que han podido, por hablarle y llamarle en la propia y no en la extranjera…
“Dicen Mamanchic, que es Señora y Madre nuestra; Coya, Reina; Ñusta, Princesa de sangre real; Zapay, Única; Yurac Amancay, Azucena blanca; Chasca, Lucero del alba; Citoccoyllor, Estrella resplandeciente; Huarcar paña, Sin mancilla; Huchanac, Sin pecado; Mana Chancasca, No tocada, que es lo mismo que inviolata; Tazque, Virgen pura; Diospa Maman, Madre de Dios. También dicen Pachacamacpa Maman que es Madre del Hacedor y sustentador del Universo. Dicen Huacchacuyac, que es amadora y bienhechora de pobres, por decir Madre de misericordia, Abogada nuestra que, no teniendo estos vocablos en su lengua con las significaciones al propio, se valen de las asonantes y semejantes… ” (Historia General del Perú, Libro II, Capítulo XXV, Librería Internacional del Perú, Lima, 1959, p.184).
Con estos ejemplos, una vez más, podemos palpar en nuestras raíces cristianas el camino del cual el Perú nunca debió apartarse. Y la certeza de que volviendo a él, con la ayuda de la Santísima Virgen, encontraremos la grandeza y la verdadera gloria que la Providencia le destinó como nación.
LITANIA IN LAUDEM BEATISSIMAE VIRGINIS MARIAE APUD PERUVIAM
(aprobadas por el Papa Paulo V, en 1605)
Dios te salve María, Hija de Dios Padre, ruega por nosotros.
Dios te salve María, Madre de Dios Hijo,
Dios te salve María, Esposa del Espíritu Santo,
Dios te salve María, templo de la Trinidad,
Santa María,
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Santa Madre de Cristo,
A Quien Tú has dado a luz,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre íntegra,
Madre incorrupta,
Madre de la caridad,
Madre de la verdad,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre de la divina gracia,
Madre de la santa esperanza,
Madre del santo amor,
Madre de la belleza,
Madre de los vivos,
Hija del Padre de las luces,
Virgen fiel,
Más dulce que un panal de miel,
Virgen prude
ntísima,
Virgen clementísima,
Virgen singular,
Estrella del mar,
Virgen santa,
Planta que da mucho fruto,
Virgen maravillosa,
Bella como la rosa,
Espejo de justicia,
Causa de nuestra alegría,
Gloria de Jerusalén,
Altar de los inciensos,
Ciudad de Dios,
Lumbre del Cielo,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso insigne de devoción,
Trono de Salomón,
Panal de Sansón,
Vellón de lana de Gedeón,
Bella como la luna,
Única entre todos los seres,
Escogida como el sol,
Amada por Dios,
Estrella de la mañana,
Remedio de los enfermos,
Reina del Cielo,
Rosa sin espinas,
Aurora resplandeciente,
Extremamente digna,
Luz de mediodía,
Flor de virginidad,
Lirio de castidad,
Rosa de pureza,
Cauce de la santidad,
Cedro fragante,
Mirra que preserva,
Tú que exhalas bálsamo,
Terebinto de gloria,
Árbol verdeante de gracia,
Vara que florece,
Gema refulgente,
Olivo magnífico,
Hermosa paloma,
Vid llena de fruto,
Nave llena de riquezas,
Nave del mercader,
Madre del Redentor,
Huertocerrado,
Zarza ardiente incombustible,
Gloriade los siglos,
Nutricia del Niño,
Raíz de todas las gracias,
Alivio de los pesares,
Fuente de aguas vivas,
Madre de los huérfanos,
Auxilio de los cristianos,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Piadosa madre de los pequeños,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Serafines,
Reina de los Querubines,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
De todo mal y pecado, líbranos Señora.
De todos los peligros,
Ahora y en la hora de nuestra muerte,
Por tu Inmaculada Concepción,
Por tu santa Natividad,
Por tu Presentación,
Por tu vida celestial,
Por tu admirable Anunciación,
Por tu Visitación,
Por tu feliz parto,
Por tu Purificación,
Por los dolores de la Pasión de Cristo,
Por las alegrías de su Resurrección,
Por tu gloriosa Asunción,
Por tu Coronación,
Nosotros que somos pecadores, te rogamos, óyenos
Para que te dignes volver hacia nosotros esos tus ojos misericordiosos,
Para que te dignes pedir para nosotros la verdadera penitencia,
Para que te dignes pedir la paz y la salvación para todo el pueblo cristiano,
Para que te dignes pedir el descanso eterno para todos los fieles difuntos,
Para que te dignes escucharnos,
Madre de Dios, óyenos
Tú que has engendrado a Dios, escúchanos
Salve, oh belleza de los Cielos, socórrenos, Señora
Salve oh piedad de los Cielos, dádnos fortaleza, Señora
Salve, oh dulzura de los Cielos, intercede por nosotros, Señora
Antífona
Acuérdate, oh Virgen Madre,
cuando estés de pie ante tu Hijo, de
hablar en favor nuestro y de apartar
de nosotros su indignación.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios;
Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo.
Oración
Te rogamos, Señor, que la oración de la Madre de Dios y siempre Virgen María encomiende nuestras plegarias a tu santísima clemencia, ya que la arrebataste del presente mundo a fin de que interceda confiadamente ante ti por nuestros pecados.
Te rogamos, Señor, que infundas benigno en nuestros corazones el rocío de tu bendición por los méritos e intercesión de tu Virgen y Mártir Santa Bárbara, a fin de que los que imploramos su auxilio sintamos el efecto de tu protección.
Por Nuestro Señor Jesucristo que contigo vive y reina, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
V. El Señor esté con vosotros,
R. Y con tu espíritu.
V. Bendigamos al Señor,
R.Demos gracias a Dios.
Cuando un parecer es de algún modo honroso para la Virgen Santísima, y tiene algún fundamento, y no está en pugna con las verdades de fe y los decretos de la Iglesia, ni con la verdad ciertamente conocida, el no aceptarla o impugnarla, denota poca devoción a la Madre de Dios.
No quiero yo ser del número de estos poco devotos, ni quisiera ver entre ellos a mis lectores; antes bien, querría fuésemos todos del número de los que todo cuanto sin error se puede creer de las grandezas de la Virgen, todo llana y firmemente lo creen, lo cual es una de las cosas más agradables a María.
San Alfonso María Ligorio
1.- Creo que la Santísima Virgen fue predestinada desde la eternidad, no a la gracia y a la gloria principalmente, como los demás hombres, sino que fue predestinada principalmente para ser la Madre del Redentor y Corredentora del género humano.
2.- Creo, por consiguiente, que se ha de decir de la Santísima Virgen lo que se dice de Jesucristo, aunque en menor grado y con subordinación a El.
3.- Creo, con San Bernardo, que «por María fueron inspiradas las Sagradas Escrituras y de María nos hablan todas ellas; que por María fue creado el mundo, y porque María fue llena de gracia, por Ella bajó del cielo la majestad de Dios y por Ella es exaltado el hombre hasta los cielos».
4.- Creo que María es verdadera y propiamente Madre de Dios, dignidad infinita en su género, porque no cabe otra más excelente en pura criatura.
5.- Creo que fue concebida sin mancha de pecado original, ni tuvo jamás pecado personal alguno, ni aun sombra de pecado.
6.- Creo que fue siempre Virgen, antes del parto, en el parto y después del parto.
7.- Creo en su gloriosa Asunción a los cielos en cuerpo y alma.
8.- Creo que la Virgen Santísima redimió al genero humano en colaboración esencial con su Hijo, por lo que merece con toda verdad y propiedad el título de Corredentora.
9.- Creo que, por esta su colaboración a la Redención, fue constituida por Dios Tesorera y Dispensadora de todas las gracias que se dispensarán a los hombres hasta el fin de los siglos.
10.- Creo, por tanto, que la gracia de la perseverancia final o buena muerte, como las demás, nos viene por las manos de la Santísima Virgen.
11.- Creo que la devoción a la Santísima Virgen es moralmente necesaria para salvarnos.
12.- Creo que no sólo el ser devoto de la Santísima Virgen es señal de predestinación, sino que «haber recibido, a lo menos, la gracia de pensar con frecuencia y con dulzura en María es una gran señal de merecer el cielo».
13.- Creo que María es nuestra Madre, porque de su libre consentimiento dependió la Encarnación y la muerte de su Hijo, nuestra Vida.
14.- Creo que la Santísima Virgen nos ama a todos y a cada uno con amor inmenso, del que no es ni sombra el amor de todas las madres juntas a sus hijos.
15.- Creo que la Santísima Virgen es la Reina del Universo, a cuya voluntad obedecen todos y todo en los cielos, en la tierra y en los abismos.
16.- Creo que la Santísima Virgen es abogada y refugio y única esperanza de los pecadores.
17.- Creo que no hay pecador tan lleno de crímenes que si a Ella se encomienda, no alcance el perdón y el cielo.
18.- Creo que la Santísima Virgen se ofende, no sólo de los que la injurian, sino de los que no se encomiendan a Ella y confían totalmente en su patrocinio.
19.- Creo que es tan benigna y poderosa que «aun al diablo sacaría del infierno y llevaría de nuevo a la gloria si, humillándose, pidiera perdón a Dios e implorase la ayuda de María», lo que, sin embargo, por Soberbia no hará jamás.
20.- Creo, con San Alfonso de Ligorio, que «sólo con que tengamos la dicha de morir delante de una imagen de María pronunciando su nombre o pidiéndole misericordia, iremos ciertamente al cielo».
21.- Creo que la verdadera devoción a la Santísima Virgen consiste en imitar sus virtudes y ejemplos.
22.- Creo, sin embargo, que aun la devoción imperfecta del pecador que la honra constantemente con algún obsequio, aunque sea pequeño, no se perderá eternamente.
23.- Creo que, siendo Ella nuestra vida y el camino seguro para ir a Cristo, quien no profesa una devoción singular a María carece de vida espiritual.
24.- Creo que no hay pecador o impío por obstinado que se halle, que si pronuncia con respeto y devoción el nombre de María, no alcance la gracia de la conversión.
25.- Creo que delante de Dios tiene más eficacia un suspiro de la Santísima Virgen que todas las oraciones de los ángeles, bienaventurados y hombres juntos.
26.- Creo, en fin, que la Santísima Virgen alivia y favorece de modo especial en el purgatorio a las almas que le fueron en esta vida particularmente devotas.
La oración Sub tuum praesidium es un testimonio entrañable
Quizás el más antiguo y el más importante en torno a la devoción a Santa María.
Es la oración «Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios …».
Se trata de un tropario (himno bizantino) que llega hasta nosotros lleno de juventud.
Es quizás el texto más antiguo en que se llama Theotokos a la Virgen, e indiscutiblemente es la primera vez que este término aparece en un contexto oracional e invocativo.
G. Giamberardini en un documentado estudio ha mostrado la presencia del tropario en los más diversos ritos y las diversas variantes que encuentra, incluso en la liturgia latina.
La universalidad de esta antífona hace pensar que ya a mediados del siglo III era usual invocar a Santa María como Theotokos.
Y que los teólogos, como Orígenes, comenzaron a prestarle atención, precisamente por la importancia que iba adquiriendo en la piedad popular.
Simultáneamente esta invocación habría sido introducida en la liturgia.
En el rito romano, su presencia está ya testimoniada en el Liber Responsalis, atribuido a San Gregorio Magno y es copiado en el siglo IX en la siguiente forma: «Sub tuum praesidium confugimus, Sancta Dei Genitrix».
Algunos manuscritos de los siglos X y XI, presentan unas deliciosas variantes de esta oración, manteniendo intacta la expresión Santa Dei Genitrix, en estricta fidelidad a la Theotokos del texto griego. Helas aquí:
«Sub tuis visceribus confugimus, Dei Genitrix, semper Virgo Maria» ; » Sub tuis visceribus confugio, Sancta Dei Genitrix»; «Sub tuis visceribus confugimus, Sancta Dei Genitrix»».
Y en el rito ambrosiano: «»Sub tuam misericordiam confugimus, Dei Genitrix»».
Se trata de traducciones fidelísimas del texto griego, tal y como aparece en el rito bizantino, en el que se utiliza la palabra griega eysplagknían, para referirse a las entrañas misericordiosas de la Madre de Dios.
La consideración de la inmensa capacidad de las entrañas maternales de la Madre de Dios está en la base de la piedad popular que tanta importancia dio al título Theotokos para designar a la Madre de Jesús.
Y quizás lo más importante sea el hecho de que el testimonio del Sub tuum praesidium levanta en el mariólogo la sospecha de que el título Theotokos se origina a mediados del siglo III en la piedad popular. .
Como invocación a las entrañas maternales de Aquella que llevó en su seno a Dios y que, por esta razón, debe estar dotada de unas entrañas maternalmente inagotables.
Esta vez, quizás, la piedad popular fue por delante de la Teología. Al menos, es muy verosímil que así fuese.
Sub Tuum Praesidium
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Sub Tuum Praesidium (Latín)
Sub tuum praesidium confugimus, sancta Dei Genetrix; nostras deprecationes ne despicias in necessitatibus, sed a periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriosa et benedicta.
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