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Que son los Carismas y Dones del Espíritu Santo

Los Dones y Carismas son regalos de Dios.

Que nos permiten seguirlo y actuar en el mundo por su cuenta y a su servicio.

Tanto en la vida diaria como en ocasiones extraordinarias.

caliz con paloma

Mientras que los dones son algo permanente que los obtenemos con el bautismo y otros sacramentos, los carismas son concesiones extraordinarias.
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Que nos permiten actuar con un poder sobrenatural en un área determinada.

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Criterios para el Discernimiento

Etimológicamente la palabra carisma viene del griego charis, que significa gracia o don gratuito.

El Concilio Vaticano II insistió en que estamos llamados a la santidad, pero no por la fuerza de la voluntad sino por el poder del Espíritu Santo.

Este Espíritu nos hace regalos que perfeccionan la fe, la esperanza y el amor desde un punto de vista sobrenatural.

Algunos de ellos son regalados en el bautismo y en la confirmación, pero otros son regalados por el Espíritu Santo según su propia discrecionalidad.

El Espíritu Santo distribuye estas gracias entre los fieles de todo rango.

La Lumen Gentium del Vaticano II dice que,

“Deben recibirse con agradecimiento y consuelo, ya que son sumamente adecuados y útiles para las necesidades de la Iglesia”.

Y sigue diciendo que,

El papel de los ordenados es discernir, pastorear y coordinar los carismas de los laicos para que maduren y trabajen juntos para la mayor gloria de Dios”.

Estos carismas son poderosas herramientas para nuestra misión de testigos de Cristo en el mundo.

No son para la santificación personal, sino para construir el cuerpo de Cristo y se utilizarán para servir a los otros.

Nadie tiene todos los carismas que puede entregar el Espíritu Santo, porque nos necesitamos unos a los otros, como sucede con los órganos del cuerpo, que no pueden funcionar unos sin otros.

Debe tenerse claro que un carisma no es una habilidad natural desarrollada, sino un don sobrenatural.

Que permite hacer lo humanamente imposible o elevar un don natural a un nivel sobrenatural.

Esto implica que Dios está operando a través de ti cada vez que estás utilizando un carisma.

No son algo que uno posea su control, sino que el control lo tiene el Espíritu Santo, que los hace actuar cuando se necesitan.

Y por otro lado, cuanto más te entregues a Dios, mejor y más frecuentemente actuarán los carismas.

En definitiva los carismas son signos que dan testimonio del evangelio y gloria a Dios.

Porque revelan su amor y poder trabajando en el mundo.

Y como cristianos cada uno tiene el deber de ejercer los carismas del Espíritu Santo en un espíritu de orden y de unidad, uniendo y construyendo la Iglesia.

 

QUE SON LOS CARISMAS

Los carismas son dones extraordinarios concedidos por DIOS (y la Divina Trinidad).
.
Pero especialmente por el Espíritu Santo.
.
Que se encuentran en todo tiempo y lugar.

No son requisitos para la salvación personal.

No es más santo el que tenga mayores carismas, y no se reciben por el bautismo ni por ningún otro sacramento.

 “Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de actividades, pero es el mismo Dios que actúa en todas ellas” (1Co 12, 4-6).

    

PARA QUÉ SON LOS CARISMAS

El Espíritu Santo los concede a quien Él quiere dentro y fuera de la iglesia.
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Con lo que lo capacita y dispone para asumir alguna/s obras y funciones.

Pero los concede de forma incomparable dentro de la Iglesia, por los méritos de Cristo, para el bien común, y para la renovación y construcción de la iglesia.

“En cada uno el Espíritu revela su presencia con un don que también es un servicio”.

    

CÓMO FUNCIONAN

Son gracias que pueden ser desde transitorias a mas o menos constantes.
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El Espíritu Santo los da y los quita según su beneplácito.
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Por eso se debe discernir cada expresión de apariencia carismática si proviene de DIOS, del hombre o del maligno.

Los carismas brotan con formas nuevas según las necesidades de la iglesia.

Se pueden pedir al Espíritu Santo para servir a la iglesia.

Y su desarrollo o manifestación puede ser explosiva o en un proceso de discernimiento.

También apoyado por agentes externos como grupo de pares, grupos de oración, asesores espirituales, etc., o en forma íntima y personal dependiendo del estado del receptor.

Se aconseja la oración y la invocación al Espíritu Santo para su uso adecuado, y deben ser ejercidos con caridad y evitar los excesos.

Definicion de los Carismas

    

CUALES SON LOS CARISMAS

San Pablo enumeró una serie de carismas en la Biblia pero hay consenso entre los estudiosos que existen más carismas.

Debemos tener en cuenta también que no podremos concluir un listado completo de carismas.

Ni en el Catecismo de la Iglesia Católica ni en Lumen Gentium del Concilio Vaticano II hay listados exhaustivos de carismas.

Según el padre Miguel Angel Fuentes: San Pablo nos ha ofrecido varias clasificaciones de carismas.  Evidentemente, no quieren ser exhaustivas.

Es empeño inútil e imposible tratar de hacer un esquema rígido dentro del cual cupiese toda la infinita dinámica del Espíritu.

Según el padre Emiliano Tardiff, tan sólo en sus epístolas, San Pablo menciona un total de veinte.
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Podemos subdividirlos en tres categorías según el género de utilidad que procuran:

1 – referentes a la instrucción de los fieles: el carisma de apóstol, de profeta, de doctor, de evangelista y de exhortador, la palabra de sabiduría, la palabra de ciencia, el discernimiento de espíritus, el don de lenguas, el don de interpretar las lenguas.

2 – relacionados con el alivio de los fieles: el carisma de limosna, de la hospitalidad, el don de asistencia, el de la fe, las gracias de curaciones, el poder de milagros.

3 – relacionados con el gobierno de la comunidad:el carisma de pastor, el de aquel que preside, los dones de ministerio (diakonía), los dones de gobierno.

Hay muchos más carismas, como son por ejemplo, el carisma de la vida religiosa, el carisma de la infalibilidad del Sumo Pontífice”.

En el portal católico EWTN encontramos el siguiente listado de carismas a partir del referente bíblico:

a) Carismas de “apostolado”, “enseñanza”, “gobierno”.
. Apóstoles: lCo 12,28; Ef 4,11.
. Profetas: lCo 12,28; Ef 4,11.
. Pastores: Ef 4,]1; Hch 20,28.
. Maestros: ICo 12,28; Rm 12,7; Ef 4,11.
. Evangelistas: Ef 4,11; Hch 21,8.
. Epíscopos, presbíteros, diáconos: Hch 14,23; 15,2: 20,17.28; Flp 1,1; Tito 1,5.
. Diaconías diferentes: Hch 6,1-6; Rm 12,7; Ef 4,12; IP 4,11.

b) Carismas de conocimiento y de palabra.
. Palabra de profecía: ICo 12,10: Rm 12,6.
. Palabra de sabiduría: I Co 12,8.
. Palabra de conocimiento ( ciencia ): I Co 12,8.
. Revelaciones: lCo 14,26.
. Penetración de misterios: lCo 13,2.
. Visiones: Hch 2,17; 9,3,17.
. Discernimiento: I Co 12,10; 14,29.
. Xenoglosia: Hch 2,6.11: Mc 16,17.
. Lenguas ( glosolalia ): I Co 12,10.29: Hch 10,46; 19,6.
. Interpretación de lenguas: lCo 12.10.30.

c) Carismas de servicio.
. Funciones administrativas: 1 Co 12.28.
. Presidir: Rm 12,8.
. Asistencia en las necesidades: lCo 12,28.
. Exhortar: Rm 12,8.
. Obras de misericordia: Rm 12,8.
. Distribución de los propios bienes: lCo 13,3.
. Entrega de la propia vida: lCo 13,3.

d) Carismas de poder.
. Fe: Hch 14,9; lCo 12,9.
. Curaciones: Mc 16,18; lCo 12,9.28.
. Obras de poder: Hch 4,30; lCo 12,10.28.
. Exorcismos: Mc 16,17.

e) Carismas de estado de vida.
. Matrimonio: l Co 7,7.
. Celibato, virginidad, soltería consagrada: lCo 7, 7.34.

 Pero también hay otras categorías de regalos.

   

DONES, FRUTOS, VIRTUDES

Los dones del Espíritu Santo son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir las inspiraciones divinas.
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Los que luego fructificaran en conductas, que son los FRUTOS.

Las virtudes teologales y los dones del Espíritu Santo se adquieren en el Bautismo; la Confirmación fortalece en el alma estos dones…

dones 

    

DONES

La vida moral de los cristianos está sostenida por los Dones del Espíritu Santo.
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Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil, para seguir los impulsos del Espíritu Santo.

Los siete son:

TEMOR DE DIOS: que nos hace vivir en su presencia.
INTELIGENCIA: que nos dá a conocer su verdad.
SABIDURÍA:que nos hace ver el sentido de las cosas.
PRUDENCIA:que nos descubre los caminos rectos.
JUSTICIA: que busca la rectitud en todo.
VALENTÍA:para atreverse a hacer las cosas y realizarlas.
MODESTIA: que hace respetar a Dios y mantener las cosas en su justo lugar.

       

VIRTUDES TEOLOGALES

Las virtudes teologales disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad.
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Tienen como origen, motivo y objeto, a Dios conocido por la fe, esperado y amado por Él mismo.

Las Virtudes Teologales son:

FE: creemos en Dios y creemos todo lo que El nos ha revelado y que la Santa Iglesia nos propone como objeto de fe.
ESPERANZA: deseamos y esperamos de Dios con una firme confianza la vida eterna y las gracias para merecerla.
CARIDAD: amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Es el ‘vínculo de la perfección’ (Col 3, 14) y la forma de todas las virtudes.


    

LOS FRUTOS

Los Frutos del Espíritu Santo son perfecciones que Él forma en nosotros como primicias de la Gloria Eterna.

Los Frutos del Espíritu Santo son doce:

CARIDAD: El acto de amor de Dios y del prójimo.
GOZO ESPIRITUAL: El que nace del amor divino y bien de nuestros prójimos.
PAZ: Una tranquilidad de ánimo, que perfecciona este gozo.
PACIENCIA: Sufrimiento sin inquietud en las cosas adversas.
LONGANIMIDAD: Firmeza del ánimo en sufrir, esperando los bienes eternos.
BONDAD: Dulzura y rectitud del ánimo.
BENIGNIDAD: Ser suave y liberal, sin afectación ni desabrimiento.
MANSEDUMBRE: Refrenar la ira, y tener dulzura en el trato y condición.
FE: Exacta fidelidad en cumplir lo prometido.
MODESTIA: La que modera, regula en el hombre sus acciones y palabras.
CONTINENCIA: La que modera los deleites de los sentidos.
CASTIDAD: La que refrena los deleites impuros.

   

LAS VIRTUDES CARDINALES

Una Virtud es una propensión, facilidad y prontitud para conocer y obrar el bien.

Se llaman Cardinales las que son el principio y el fundamento de las demás virtudes.

Las cuatro virtudes cardinales son:

PRUDENCIA: Nos hace conocer y practicar los medios mas conducentes para obrar el bien.
JUSTICIA: Hace que demos a cada uno lo suyo y lo que le corresponde.
FORTALEZA: Nos da valor para amar y servir a Dios con fidelidad.
TEMPLANZA: Hace que frenemos las pasiones bajas . Hace que frenemos las pasiones bajas

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Increíbles formas de Levitar de Santos y otras Personas de Fe

La levitación consiste en el levantamiento, el mantenimiento y el desplazamiento en el aire del cuerpo humano.

O de diversos objetos, sin apoyo visible y sin la acción manifiesta de alguna fuerza física.

Según los testimonios de personas que han visto levitar a santos, el fenómeno se producía en momentos en que caían en un fuerte éxtasis amoroso por Dios, Jesucristo o María.

Y se levantaban del suelo perdiendo la noción del tiempo y el espacio.

Acá presentamos los casos de San José de Cupertino, San Gerardo Majella y San Pablo de la Cruz.

pies de jesus por el agua

La levitación es uno de los fenómenos más mencionados en las vidas de los santos.
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Muchos más santos han experimentado esta maravilla, además de los que se mencionan a continuación.
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Algunos santos más importantes son San Benito José Labre, Santa Ángela de Brescia, Santa Antonieta de Florencia, Santa Arey, San Pedro Celestino, Santa Colette, Santa Margarita de Hungría, San Esteban de Hungría, Santa María de Egipto, San José Oriol, Venerable Bentivolio Buoni, San Francisco de Paula, San Juan de San Facond y San Martín de Porres. 

También se ha testimoniados que levitaba el Padre Pío mientras celebraba misa y se afirmado que la mística María Esperanza de Bianchini también lo hacía.

Sin embargo hay fenómenos de levitación provocados por el demonio, por ejemplo en los exorcismos y en sesiones mediúmnicas.

La levitación ha sido el tema de un notable trabajo de Olivier Leroy, profesor adjunto de la Universidad por 1930

En este artículo hablaremos de la levitación y luego daremos el ejemplo de tres santos.

 

LEVITACIÓN EN LOS SANTOS Y PERSONAS PIADOSAS

Leroy recogió doscientos quince casos; lo que constituye un fenómeno bastante raro.

Ciertos hechos citados en el Antiguo Testamento tienen ciertas analogías con la levitación.
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Enoch raptado vivo en la tierra, Elias y su carro de fuego y Habacuc transportado desde Judea a Babilonia.
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El Nuevo Testamento nos habla del traslado de Nuestro Señor sobre el pináculo del templo de Jerusalén, luego sobre la cumbre de un monte, mas los comentaristas no concuerdan al respecto.
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Finalmente, está el paseo de Nuestro Señor y San Pedro sobre el agua, y la Ascensión.

Desde esa época hasta nuestros días, las levitaciones (conocidas) parecen distribuirse casi parejas a través de los siglos.

Tenemos unas veinte para el siglo XIX y el comienzo del siglo XX.

jesus camina por el agua

«El caso más notable es el de San José de Cupertino en el siglo XVII.

Las actas de su proceso de canonización, en realidad, comprobaron más de 70 casos de rapto personal en la sola ciudad de Cupertino o en las cercanías.

Se trata en él, casi siempre, de vuelos extáticos, es decir, de levitaciones con movimiento de traslación.

Según advierte la bula de canonización, publicada el 16 de julio de 1767 por Clemente XIII, ningún Santo puede comparársele en este aspecto.

Se le vio volar del centro de la iglesia hasta el altar mayor, por un trecho de 25 metros aproximadamente; elevarse hasta el pulpito en la misma forma, volar sobre árboles y quedarse posado sobre ramitas flexibles.

Le ocurrió que con él se levantaran un confesor del convento de Cupcrtino, el Padre guardián del convento de Asís y un alienado que se le llevara para ser curado.

El papa Urbano VIII fue testigo de una levitación, lo mismo que en 1645 el Gran Almirante de Castilla, cuya esposa se desmayó por la emoción.

«La más célebre, sin duda, de las levitaciones de José de Cupcrtino fue la que presenció Federico de Brunswick y que asombró tanto a ese príncipe, que le determinó a abandonar la religión luterana.
.
Juan Federico, de entonces de 25 años, visitó en 1649 las principales cortes europeas.
.
Hallándose en Roma, quiso llegar hasta Asís, donde le impelía el renombre del Santo.

La mañana siguiente a su llegada al convento, asistió con dos chambelanes a la Misa celebrada por José.

Y le vio elevarse del altar en que oficiaba, cubrir de rodillas en el aire una distancia de cinco pasos y volver al altar.

Al día siguiente, en el momento de la consagración, José se levantó un palmo del suelo y se mantuvo así más de cinco minutos sobre la grada del altar, con el brazo levantado, sosteniendo la Hostia.

Al ver eso, narra Pastrovicchi, el príncipe se puso a llorar.

Uno de sus chambelanes, como él luterano, declaró que lamentaba haber venido para asistir a un espectáculo que trastornaba sus convicciones.

El príncipe, después de una conversación con José, no sólo se declaró católico, sino que después de haber asistido a las completas y seguido la procesión, se enroló como miembro de la Orden Franciscana.

Volvió en seguida a Brunswick para arreglar algunos asuntos y, el año siguiente, volvió a Asís para abjurar solemnemente a manos de José, en presencia de los cardenales Facchinetti y Rappacioli.

El chambelán luterano H. J. Blume se convirtió a su vez en 1653.

Una de las últimas levitaciones de San José, es la que ocurrió durante una operación.

He aquí la exposición del cirujano Francisco de Pierpolo, que observó los hechos:

«Durante la última enfermedad del Padre José, de acuerdo con las órdenes del médico Jacinto Carosi, tuve que aplicar una cauterización en la pierna derecha.

El Padre José estaba sentado sobre una silla, con la pierna apoyada sobre mi rodilla.

Ya estaba aplicando yo el hierro para la operación; noté entonces que el Padre José estaba arrebatado fuera de sí y en una abstracción completa; los brazos estaban extendidos, los ojos abiertos y vueltos hacia el cielo; la boca estaba entreabierta; la respiración parecía haber cesado.

Noté que estaba levantado de un palmo más o menos sobre la silla citada, en la misma posición en que se hallaba antes del éxtasis.

Traté de bajar la pierna pero no lo logré: la misma quedó extendida.

Una mosca se había posado en su pupila; cuanto más me esforzaba en echarla, tanto más se obstinaba al parecer en volver al mismo sitio; al final tuve que dejarla.

Para observar mejor al Padre José me puse de rodillas.

El médico antes citado le observaba como yo.

Ambos reconocimos visiblemente que el Padre José estaba arrobado, sin sentido físico, y que además estaba bien suspendido en el aire, como dije.

Esta situación duró un cuarto de hora, hasta que llegó el Padre Silvestre Evangelista, que vivía en el convento de Osimo.

Después de haber observado el fenómeno, este ordenó al Padre José de volver en sí por santa obediencia y lo llamo por su nombre.

El Padre José sonrió y recobró los sentidos».

Entre las levitaciones del siglo XIX, citaremos las del bienaventurado Andreas H. Furent, comprobadas por numerosos testigos, que declararon en el proceso informativo de beatificación.

Él se elevaba y permanecía elevado a una altura de 20 centímetros, ya de pie, ya de rodillas, durante la Misa, haciendo el Vía Crucis, orando.

La Madre de Bourg, tía de monseñor d’Hulst, se elevaba a menudo delante de los miembros de su familia o delante de las religiosas de su comunidad.

A veces intentó resistir, pero inútilmente, como el día en que habiéndose trabado en su reclinatorio, lo levantó con ella y al soltarlo, éste cayó con ruido y se rompió.

Sor María de Jesús Crucificado (1846-1879), carmelita árabe, se levantaba muy alto sin algún apoyo.
.
En sus éxtasis, se levantaba por sobre los árboles en el Jardín del Carmelo de Belén, pero se deslizaba sobre la superficie de las frondas libremente en el vacío.
.
O. Leroy obtuvo del R. Padre Buzy, capellán del convento, pormenores recogidos de testigos oculares.

«Sor María —escribe el Padre Buzy— se levantaba hasta la cumbre de los árboles en la punta de las ramas.

Ponía su escapulario en una mano, tomaba con la otra una ramita del lado de las hojas, y en un parpadear del ojo se deslizaba por el exterior del árbol hasta su cima.

Los testigos insisten en el hecho de que subía instantáneamente. Pasaba también de un tilo a otro por las puntas de las ramas.

Una vez subida, se mantenía sobre ramas demasiado débiles como para sostener normalmente una persona de su peso».

El Padre Buzy cita como ejemplos, dos o tres declaraciones hechas en el proceso.

Pero también la levitación se produce en casos de influencia demoníaca.

mujer levitando

 

LA LEVITACIÓN DEMONÍACA

Sulpicio Severo escribe a propósito de San Martín:

«He visto, al acercarse Martín, a un demoníaco levantarse y permanecer en el aire, con los brazos extendidos, en forma que sus pies no se posaban en el suelo.
.
Hubierais visto a esos desdichados agitarse en diversa forma: unos estaban levantados y suspendidos en el aire con los pies en alto, sin que sin embargo los vestidos vinieran a caer sobre sus rostros y a descubrir sus cuerpos en forma inconveniente»
.
.
Sin embargo también se hallan ejemplos análogos en San Hilario, en San Paulino, en la vida de Santa Genoveva, de San Vicente Ferrer, etc.

O. Loroy cita las levitaciones de una poseída de Louviers, Francisca Fontaine, exorcizada en 1591, sesiones que fueron registradas en un acta cuyo original se halla en la Biblioteca Nacional (H. S. N.° 24.122 del fondo francés).

Se lee allí que Francisca, en presencia del preboste Morel, de su notario y de otras personas, fue «levantada en el aire cerca de dos pies sobre el suelo, toda derecha», luego, habiendo caído cuan larga era, fué arrastrada así a través de la sala, con gran asombro de todos.

En otro momento, cuando el preboste le leía a modo de exorcismo el Evangelio según San Juan, la posesa, que estaba extendida sobre el piso de espaldas, se levantó tres o cuatro pies.

Y fué trasladada así horizontalmente en la dirección del exorcizador improvisado, quien tuvo tanto «miedo» que huyó hasta el recinto reservado a los jueces, y allí se atrincheró.

Calmeil, en su Traite sur la folie, cita una carta de un misionero:

«Pensé durante un exorcismo —dice el misionero— de comandar al demonio, en latin, de transportarlo (al indígena poseso) al techo de la iglesia, con los pies en alto y la cabeza hacia abajo.

En seguida su cuerpo se tornó rígido, y como si hubiera estado imposibilitado en todos sus miembros, fue arrastrado del centro de la iglesia hasta una columna.

Y allí con los pies juntos, el dorso pegado a la columna, sin ayudarse con las manos, fué trasladado en un segundo hasta el cielo raso, como un peso que hubiera sido atraído en alto velozmente sin que pareciera hacer nada de su parte.

Suspendido del techo los pies pegados, la cabeza hacia abajo, indiqué al demonio, como me lo había propuesto, la falsedad de la religión pagana.

Lo tuve más de media hora en el aire, y no teniendo más paciencia para mantenerlo allí más tiempo, por lo asombrado que yo mismo estaba, ordené al demonio que lo colocara a mis pies sin hacerle daño…

El demonio me lo tiró en seguida como un atado de ropa sucia, sin dañarlo».

mujer levitando en el desierto

 

LEVITACIÓN DE MÉDIUMS

La levitación —dice Carlos Richet— es «un fenómeno excepcional, aun para los grandes médiums».

«El célebre médium Daniel Douglas Home, según W. Crookes, tuvo un centenar de levitaciones comprobadas por varios testigos.

«En tres ocasiones distintas, vi que Home se elevaba completamente hasta el techo de la habitación.
.
La primera vez, estaba sentado sobre un sofá; la segunda estaba de rodillas sobre su silla y la tercera de pie.
.
En cada ocasión, tuve toda la comodidad posible para observar el fenómeno en el momento en que ocurría».

Lord Lindsay, Lord Adare y el capitán Charles Winne asistieron a fenómenos parecidos.

Estas levitaciones ocurrían generalmente en una oscuridad más o menos acentuada.

Pero Lord Linsay declaró al comité de la «Dialectical Society», que había visto a Home, en plena luz, levantado diecisiete pulgadas del suelo.

Este médium, se dice, podía provocar la levitación hasta en otras personas.

Habría hecho subir a un amigo del Dr. Hawksley sobre una tosca mesita que con su carga se levantó unas ocho pulgadas del suelo.

El Dr. Hawksley pudo examinar a su gusto el fenómeno pasando la mano entre los pies de la mesita y el piso.

La escena tuvo lugar a las tres de la tarde.

W. Stainton Moses profesor del University College School, alrededor de los treinta años de edad, fué objeto de fenómenos extraordinarios descritos por su amigo Fr. Myers.

Su primera levitación ocurrió el 30 de junio de 1870.

Estaba sentado con las espaldas vueltas hacia el círculo de los experimentadores.

Y se sintió levantado con su silla a una altura de 30 ó 40 centímetros.

Luego el movimiento ascendente continuó, sin silla, hasta que su cabeza se halló a poca distancia del techo.

Descendió dulcemente y se encontró sobre su silla que había retomado su lugar.

Parecía hallarse perfectamente consciente de todo lo que pasaba y no probó más que una ligera sensación de fatiga al respirar.

Esta experiencia fue repetida nueve veces con mayor o menor éxito.

Más recientemente, experiencias análogas fueron realizadas por el Dr. Schwab con María Vollhart, y por el Dr. H. Schrenck-Notzing con el médium Willy.

El Dr. Geley vio a éste en Vicna, en casa del Dr. Holub y fué testigo de una levitación, cuyo contralor le pareció impecable».

Pero también está la ilusión de levitación.

levitacion de objetos

 

LAS SEUDO-LEVITACIONES FISIOLÓGICAS O PATOLÓGICAS

Es común, en ciertos sueños, el hecho de experimentar la sensación de ser levantado, de flotar en el vacío y de moverse en él.

El psicólogo Leuba escribe:

«Durante experiencias que yo mismo establecí, mediante éter y protóxido de nitrógeno, dos sujetos experimentados tuvieron la sensación de la levitación«.

Finalmente, algunos neurópatas o locos tienen la ilusión de elevarse en el aire, como el falso éxtasis de P. Janet, que escribió:

«En ciertos momentos no toco ya el suelo; mis sandalias no se mojan cuando el piso está húmedo…

Ya no camino, vuelo

Yo estoy cada vez más levantado; el milagro se torna indiscutible.

Yo parto… ¡Adiós! ¡Adiós!»

Pero sus pies no abandonaron nunca el pavimento.

Por otra parte, se han comparado a menudo a la levitación, los accesos de somnambulismo o de histeria acrobática, que hacen tomar a los pacientes las actitudes más extraordinarias, los hacen saltar en el aire, trepar a los árboles o por las paredes, etc.

Pero en estos dos órdenes de hechos no se trata más que de fantasías del sujeto, o de actos de acrobacia sin relación con la levitación.

Pero no hay sólo levitación de personas sino también de objetos.

caldera levitando

 

LEVITACIÓN DE OBJETOS

Cabe comparar a las levitaciones corporales con las levitaciones de objetos.

Porque en ambos casos son las mismas leyes físicas las que parecen ser violadas y las dos clases de fenómenos pueden aclararse mutuamente.

 

a) Levitación de objetos religiosos.
.
La historia religiosa refiere a menudo desplazamientos de objetos sin contacto: estatuas, crucifijos, imágenes, etc.
.
El más célebre de estos fenómenos, pero también el más discutido, es la Traslación de la Casa de la Virgen, la Santa Casa de Nazaret, a Loreto, hacia fines del siglo XIII.

Nos atendremos a un solo ejemplo indiscutible: el milagro del Ostensorio de Favemey, acaecido el 26 y 27 de mayo de 1608, ante la presencia de miles de testigos.

Comprobado por una investigación oficial, cuyas declaraciones han llegado hasta nosotros, y relatado finalmente por un protestante, Federico Vuillard, que se convirtió después del examen directo de tal prodigio.

«En oportunidad de la fiesta de Pentecostés, se había construido un altar ante las rejas del Coro.

El Santísimo había sido depositado allí el sábado, antes de las vísperas.

Esa noche y el domingo, numerosas personas hicieron acto de adoración delante de Él.

El lunes por la mañana, cuando el sacristán fué a abrir la iglesia, ésta estaba llena de humo y el altar estaba reducido a escombros incandescentes.

Pero el ostensorio se mantenía sin algún apoyo seis pulgadas más alto y cuatro dedos más atrás, por lo menos, que el lugar en que había sido depositado.

Estaba inclinado hacia atrás, de modo que su pie se hallaba a un dedo más o menos de las rejas del coro y la pequeña cruz que lo coronaba, la tocaba con la punta de uno de los brazos.

Un trozo de tela quemada había caído entre el intervalo mínimo, del espesor de un grueso cuchillo, que había entre esa punta y las rejas.

Un religioso sopló sobre la ceniza y el intervalo apareció completamente libre.

El ostensorio quedó en ese estado de levitación durante treinta y seis horas aproximadamente.

La muchedumbre acudió de todas partes, para contemplar el prodigio.

Finalmente, el martes por la mañana, poco después de las nueve, mientras el abate Aubry, párroco de Menoux, celebraba la Misa ante gran concurrencia de gente, uno de los cirios encendidos que se hallaban sobre la mesa que se había improvisado debajo del ostensorio, a un palmo del mismo, se apagó tres veces.

Y en el momento de la Elevación, «el Sagrado Relicario se movió, dando un leve sonido argentino.

Luego se dobló, se enderezó de nuevo, y en el mismo momento en que el abate Aubry recogía el sacratísimo, Cuerpo de Dios sobre el altar, el ostensorio milagroso descendió derecho, con la cara vuelta a los fieles.

Bajó dulcemente por sí solo, y sin ayuda de nadie, avanzando por el medio del corporal colocado sobre el pequeño misal.

Y se colocó exactamente a una distancia de tres dedos de las rejas, en su verdadera y digna posición».

 

b) Levitación de objetos no religiosos.
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Se encuentra en las sesiones mediánicas, generalmente en la oscuridad o a la luz débil y a poca distancia del médium.

El Dr. Carlos Richet cita numerosos ejemplos en su Traite de Métapsychique, sobre todo las levitaciones de objetos pequeños mediante Stanislawa Tomezky, en presencia de J. Ochorowitz y del mismo.

Nosotros hemos sido testigos personales de levitaciones de objetos, mandolina, pantalla fosforescente, pequeño vestido, etc., obtenida en 1927 en Varsovia por la señora Popiclska, en condiciones de contralor que nos parecieron absolutamente exactas.

Veamos ahora testimonios sobre la levitación de tres santos.

 

MÁS SOBRE SAN JOSÉ DE CUPERTINO (1603-1663) 

Sin duda uno de los santos mejor conocido por levitar durante la oración es San José de Cupertino, que experimentó tantas levitaciones que fueron presenciadas por sus hermanos de la Orden Franciscana y otros, que es considerado como el santo patrón de avión de pasajeros.

Estos testimonios que mencionamos aquí deben completarse con el que dimos mas arriba.

En la Biografía oficial de Fr. Angelo Pastrovicchi, que fue publicada por primera vez en 1767, el autor afirma que:

«No sólo durante los dieciséis años de estancia del santo en Grottella, sino durante toda su vida, estos éxtasis y vuelos eran tan frecuentes, como se lo demuestra en las actas del proceso de beatificación.

Que desde hace más de treinta y cinco años, sus superiores no le permitían participar en los ejercicios en el coro y el refectorio o en las procesiones, para que no molestara a la comunidad«. 

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San José estaba a menudo embelesado en levitaciones notables, a menudo se dejaba llevar por Dios a distancias.

En los registros de su proceso de beatificación oficial [Acta Sanctorum], se registran setenta de sus levitaciones y vuelos extáticos.

Una noche de Navidad del Santo invitó a algunos pastores a unirse en la celebración del nacimiento del Salvador.
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Cuando empezaron a tocar la gaita y las flautas, el Santo dejó escapar un grito de alegría y voló de una distancia considerable por el aire hasta el altar mayor.
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Permaneció en su éxtasis alrededor de un cuarto de hora.
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A pesar de que estaba en el aire inclinado sobre varias velas encendidas, sus vestimentas no se vieron afectadas.
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Como de costumbre, todos los presentes estaban asombrados por el milagro.

Durante una ceremonia de profesión en Cupertino, el santo de pronto se elevó a la altura del púlpito y se mantuvo durante algún tiempo con los brazos extendidos y las rodillas dobladas.

¡Imagínese el asombro de los religiosos y de la congregación!

Un Jueves Santo, mientras rezaba ante una representación del santo sepulcro que estaba situado sobre el altar mayor y encendido con muchas velas y lámparas, el santo se levantó en el aire y voló hacia el altar.

Sin tocar ninguna de las decoraciones, se mantuvo por un tiempo hasta que el superior le ordenó su regreso.

Otra vez al escuchar a un sacerdote decir: «Padre José, que hermoso Dios ha hecho el Cielo»el santo salió volando y se quedó en las ramas superiores de un olivo.

Allí permaneció en una posición de rodillas durante media hora, mientras que la rama en que se apoyaba lo balanceó tan ligeramente como si se hubiera posado un pájaro pequeño en ella.

Una vez al pasar por Monopoli en su camino a Nápoles, fue dirigido por su compatriota religioso a la iglesia del monasterio para ver una nueva imagen de San Antonio de Padua.

Tras contemplar desde la distancia, de repente voló a la estatua y luego volvió a su antiguo lugar.

Después que la Inquisición oyó hablar de estas maravillas, sintieron la necesidad de investigar y ordenaron que el santo diera misa en su presencia en la Iglesia de San Gregorio de Armenia, que perteneció a las monjas de San Ligorio.

De repente, el santo se levantó con un fuerte grito desde una esquina y mientras oraba, voló hacia el altar. 

Se quedó de pie en el aire, inclinándose sobre las flores y las velas encendidas con sus brazos extendidos en forma de cruz.

Las monjas lloraban alarmadas de que se iba a prender fuego, pero él regresó al piso ileso.

Sin duda uno de los testigos más importantes de las levitaciones del santo fue el papa Urbano VIII. 

Durante la primera estancia del santo en Roma fue con el Padre General a visitar al Papa.

Mientras estaban agachados a los pies del Pontífice el santo quedó cautivado y se elevó en el aire hasta que el Padre General le ordenó que regresara.

El Papa se maravilló ante el fenómeno y le dijo al Padre General que él mismo testificaría sobre el acontecimiento si el santo muriera durante su pontificado.

Para satisfacer la curiosidad del embajador español ante la Corte Papal y su esposa que fueron a Asís con el propósito de ver a San José, al santo le dijo Fr Custos de ir a la iglesia y visitar la estatua de Nuestra Señora. 

Al entrar en la iglesia él miró hacia la estatua de la Inmaculada Concepción en un altar, y voló sobre las cabezas de los presentes, y se mantuvo en el aire a los pies de la estatua.

Después de unos momentos voló hacia atrás y luego se retiró a su celda.

Ocasionalmente los éxtasis del Santo duraban seis o siete horas.

Un aspecto curioso es que, cuando le sobrevenía un éxtasis en la Santa Misa, siempre la reanudaba donde la había dejado.

Otro aspecto inusual es que sus vestidos no eran perturbados durante sus muchos vuelos tanto si viajaba hacia adelante o hacia atrás, hacia arriba o hacia abajo.

Era tal el fuego del amor por Dios de San de José de Cupertino que se podía casi siempre llevarle a una levitación con sólo decir el amor adorable de Dios o la Virgen María, o dándole a contemplar una imagen de Jesús o María .

 

SAN GERARDO MAJELLA (1726-1755) 

Al igual que San José de Cupertino, San Gerardo Majella era a menudo embelesado en levitaciones notables, y a menudo era atraído por Dios hacia algunas distancias.

Era suficiente para San Gerardo Majella pensar en las perfecciones de Dios, contemplar el misterio de la Santísima Trinidad o el de la Encarnación, posar sus ojos en un crucifijo o una imagen de la Santísima Virgen, estar en la presencia del Santísimo Sacramento o incluso algún el milagro de la creación.

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Los siguientes son algunos ejemplos:

Gerardo, con la intención de pasar unos días en Oliveto, recibió hospitalidad en la casa del arcipreste Don Salvadore. 

Una mañana, la Santa Misa estaba a punto de comenzar, y Gerardo, a quien se deseaba comunicárselo, no apareció.

Lo llamaron a su puerta, pero no hubo respuesta.

Por fin entraron y encontraron al hermano seráfico de rodillas en éxtasis, un crucifijo en la mano derecha, la mano izquierda en el pecho, la cara pálida, con los ojos medio cerrados.

Durante más de media hora, el arcipreste miró con admiración ante el espectáculo deslumbrante de levitación.

Esta casa hospitalaria ya había sido testigo de un éxtasis aún más notable, en el que el siervo de Dios estuvo suspendido sin apoyo en el aire. 

Había tenido lugar en la misma mañana de su llegada a Oliveto. 

Gerardo se había retirado a su cuarto para orar.

A la hora de la cena, el arcipreste fue para invitarlo a cenar.

Pero para su sorpresa se encontró con el hermano arrebatado en éxtasis y cerca de tres pies sobre el suelo.

Lleno de asombro, se retiró, pero volviendo poco después, lo encontró en el mismo estado.

Todos los testigos del acontecimiento extraordinario no pudieron sentarse a la mesa, esperando al huésped con lágrimas de emoción.
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Por fin apareció, su rostro todo inflamado. «Por favor, no esperen por mí», dijo al arcipreste. «No quiero incomodarlos».
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Para preservar la memoria de este rapto, el arcipreste marcó en la pared la sala la altura a la que había visto al Santo elevarse.

Un prodigio similar fue visto por toda la gente de Corato. 

El Viernes Santo de 1753, un cuadro que representa a Jesucristo Crucificado fue llevado en procesión.

Cuando la procesión entró en la iglesia de los benedictinos, Gerardo estaba ya en el interior dedicado a la oración.

Tan pronto como percibe la imagen sagrada del Salvador, un éxtasis se apoderó de él, y ante los ojos de todos, fue elevado a una altura considerable del suelo, con los ojos fijos en la imagen.

Otra ocasión fue cuando un mendigo ciego que vivía en Caposele tocaba con encanto la flauta.

Al verlo un día a la puerta del convento, Gerardo le rogó que tocara una conocida canción italiana: «En todas las cosas, oh Dios mío, quiero tu voluntad, no la mía.»

Inmediatamente, un rapto de amor divino se apoderó de él y comenzó a saltar, repitiendo las palabras: «Tu voluntad, oh Dios mío, y no la mía».

Entonces, de repente levantando los ojos al cielo, fue elevado en el aire con la rapidez de una flecha, y quedó por algún tiempo arrebatado en éxtasis.

Esta inversión de las leyes de la gravedad, esta agilidad sobrenatural, tomaba la forma incluso de un vuelo extático. 

Gerardo volvía un día para Iliceto con dos compañeros jóvenes.

Al pasar por delante de una capilla dedicada a la Virgen Santísima, se puso en conversación sobre la Madre tierna y compasiva.

Luego tomó un lápiz y escribió algo en un trozo de papel, que arrojó en el aire como si fuera una carta.

En ese mismo momento, sus dos compañeros lo vieron a levantarse en el aire y volar con la rapidez y la ligereza de un ave a una distancia de más de tres cuartas partes de una milla.

Después, nunca dejaron de contar este hecho prodigioso de que habían sido testigos.

Hubo otras ocasiones en que el siervo de Dios fue favorecido con el vuelo extático.

A una persona piadosa llamada Rosaria le gustaba contar que ella lo había visto un día llevado como una pluma en el aire, con los brazos extendidos.

Voló así durante más de tres cuartos de milla, apresurándose al convento al que era llamado, sin duda, para algunos ejercicios de la Regla o algún deseo del Superior.

Se trataba de un intenso amor a Dios que llama a los santos cada vez más hacia él. En los últimos meses de su vida, Gerardo lanzaba suspiros que atraían sobre sí miradas de asombro.

El Padre Cajone le reprendió por llamar así la atención sobre sí mismo, y Gerardo tomó la buena mano del padre y la puso sobre su corazón, que latía con furia terrible.

En una ocasión similar, Gerardo dijo a Dr. Santorelli: «Si yo estuviera en una montaña, me parecería que iba a incendiar el mundo con esta llama de amor».

Y luego tomó la mano del médico y la colocó sobre su corazón, que latía con furia inaudita, como si estuviera a punto de saltar de su pecho.

 

SAN PABLO DE LA CRUZ (1694-1775) 

San Pablo de la Cruz, el santo fundador de los Pasionistas se encontraba en la ciudad de Latera, en la diócesis de Montefiascone, y estaba en la sacristía de una iglesia hablando con otros sacerdotes, cuando llegó a estar tan inflamado por el amor de Dios se levantó en el aire, ante el asombro completo de sus testigos.

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Otra vez estaba en un pueblo en la isla de Elba en una misión, en la parte más ferviente de su sermón, caminó fuera de la plataforma, a través del aire y sobre las cabezas de la gente y luego regresó como si nada inusual hubiera tenido lugar.

Uno sólo puede imaginar las emociones sentidas por los que habían sido testigo de un despliegue inesperado de lo sobrenatural.

Durante los últimos años de su vida el santo estaba sentado en la sacristía Iglesia en Roma de los Santos Juan y Pablo y absorto en una conversación santa con un número de personas cuando:

«Él comenzó, según su costumbre, a que su rostro se iluminara, rayos brillantes destellaban en su cara, y luego todo su cuerpo comenzó a temblar.
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Y luego, como yo creo, él percibió que estaba perdiendo el control de sus sentidos, se aferró con ambas manos a los brazos de la silla, apoyó los hombros en la parte posterior de la misma y tan pronto como él lo había hecho, empezó a subir, junto a la silla.
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Ya tal altura, que creo que él debe haber subido al menos a la altura de cinco o seis pies… en este estado, continuó mucho tiempo en contemplación sublime.
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Finalmente regresó a sí mismo, un ligero temblor tuvo lugar en todo el cuerpo, y poco a poco el siervo de Dios, con la silla, descendió y se apoyó en el suelo».

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El ejercicio de los dones que Dios nos dio

La pureza de la humildad.

 

Todos tenemos dones y todos son diferentes. Algunos parecen «grandes», algunos son casi invisibles. Pero son iguales. Haga un balance de los suyos. Ellos aumentan cuanto más los usemos. Ellos pueden ser regalos emocionales. Pueden ser habilidades, pueden ser físicos, pueden ser intelectuales o espirituales. 

 

dones espirituales

 

¿Hemos ejercido nuestros dones o buscamos los dones de Dios a los demás? Es bueno orar por los dones que tenemos. Haga un inventario. Hágalo durante la Eucaristía.

USE LOS DONES QUE TIENE

Ejercite los regalos que realmente tiene y cumpla su misión terrenal.

No se preocupe por los dones de los demás, ni con lo que el mundo define como una bendición. No codiciarás es incluso un mandamiento.

A menudo podemos decir que algo no es para nosotros cuando nos esforzamos, nos esforzamos y esforzamos, y no podemos alcanzar algo. Más a menudo, ese «algo» es mundano.

Cometemos  un gran error y perdemos mucho tiempo cuando buscamos el espíritu mundano (y los ídolos, los falsos regalos) de los demás

DIOS DA DONES, PERO TAMBIÉN LO HACE EL DIABLO

El maligno intenta distraernos. Lo hace con lo que otros tienen. Mansiones, coches de lujo. Él hace esto con los ídolos. Lo hace con los «entretenimientos».

Una de las grandes decepciones de nuestro tiempo es que lo que es rico o prominente es importante. Cualquier cosa que logra la fama o la riqueza se considera una «bendición».

Esto lo vemos en la política. Lo vemos en los deportes. Lo vemos más descaradamente en el espectáculo.

Estamos rodeados de gente a quien nosotros «celebramos».

Ningún ser humano debe ser idolatrado (incluyendo los líderes religiosos). Sólo Jesús es digno de adoración. Cuando codiciamos lo mundano, no estamos siendo fieles a nosotros mismos.

Están los Oscar. El Super Bowl. El «American Idol». Y en Argentina toda clase de programas sobre las intimdades de los personajes del mundo del espectáculo, y que tienen mucha audiencia.

Si hay un ídolo de cualquier tipo en nuestros corazones es el punto de entrada potencial para el mal, y menos espacio para Jesús. Cuando idolatramos, solemos olvidar lo que tenemos.

Estar contento con lo que Dios Le ha dado

Lo acerca a la pureza de la humildad, que es de Él, no de la oscuridad. Con la humildad viene la pureza que son las aguas vivas que traen los regalos adicionales.

No se distraiga en su camino para alcanzar la plenitud del ser.

¿Se ha detenido a contemplar la cantidad de tiempo que perdemos cuando podríamos estar orando? ¿Lo poco de la televisión, radio, prensa, internet que es verdaderamente importante, relevante para nuestra eternidad? ¿Quién es más digno de nuestro tiempo: Jesús, que está a la derecha del Padre, o el político de turno o un multimillonario, cuyas posesiones se desvanecerán en el momento de su muerte?

Cuando tenemos miedo, a menudo buscamos consuelo en los ídolos.

Un ídolo es algo que buscamos, algo que queremos, algo que distrae, algo a quien nos dedicamos y que podemos obsesionarnos, algo que al final rendimos culto. Mire a su alrededor y cuente los ídolos que muchos codician.

¿Cuánto tiempo pasamos en cosas frívolas envidiando lo que otros tienen cuando de ese tiempo precioso podría ser gastado ejerciendo nuestros propios dones? ¿Cuánto tiempo pasamos en la conversación sin sentido en vez de rezar? ¿Cuánto tiempo pasamos leyendo o escuchando  lo que para nuestras almas es distracción o irrelevante?

«Cuanto más [lo mundano] se suprime y supera», escribió el gran Tomás de Kempis, «más gracia es dada, y por medio de las nuevas visitas de gracia, el alma se forma diariamente, y cada vez más a la imagen de Dios».

La Palabra de Dios nos dice esto.

«Con él tenemos la certeza de que, si le pedimos algo conforme a su voluntad, nos escuchará. Y si nos escucha en todo lo que le pedimos, sabemos que ya tenemos lo que le hemos pedido. Si alguno ve a su hermano en el pecado, -un pecado que no ha traído la muerte-, ore por él y Dios le dará vida. (Hablo de esos pecadores cuyo pecado no es para la muerte). Porque también hay un pecado que lleva a la muerte, y no pido oraciones en este caso. Toda maldad es pecado, pero no es necesariamente pecado que lleva a la muerte. Sabemos que el que ha nacido de Dios no peca, pues lo protege lo que en él ha nacido de Dios, y el Maligno no puede tocarlo. Sabemos que somos de Dios, mientras el mundo entero está bajo el poder del Maligno. Sabemos también que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al que es Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo; ahí tienen el Dios verdadero y la Vida eterna. Hijitos, guárdense de los ídolos», dice 1 Juan 5:14-21.

 

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Fuentes: Spirit Daily, Signos de estos Tiempos