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Mientras la violencia aumenta en El Salvador, la Iglesia Católica se compromete a apoyar soluciones

Expectativas de nuevo diálogo con las pandillas de El Salvador.
Desde la ruptura de la tregua de 2012 entre pandillas en El Salvador, tanto la cantidad de asesinatos de policías y militares como los enfrentamientos entre las pandillas y las fuerzas de seguridad han cambiado la ecuación de seguridad en el país, cerrando la pequeña ventana de oportunidades para restablecer el corto y criticado cese al fuego.

 

fabio colindres y maras

 

Hablando en conferencia durante el Sínodo de Obispos de Roma, el arzobispo Monseñor Escobar Alas dijo que las maras han cobrado mucho poder en El Salvador. E informó al Vaticano sobre la creciente espiral de violencia y peligrosidad de las pandillas, así como la participación de la Iglesia Católica en el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia recién creado para buscar solución a la violencia.

ESCALADA DE VIOLENCIA DE LAS PANDILLAS

Hasta el 17 de octubre, la violencia había dejado un saldo de 31 policías y varios militares muertos en lo corrido de 2014, incluyendo seis policías solamente en octubre. Las víctimas incluyen desde bajos hasta altos mandos de las fuerzas de seguridad del país y están distribuidas en una amplia zona geográfica, dando la impresión de que no fueron asesinatos preseleccionados o dirigidos, sino que ocurrieron cuando se presentó la oportunidad de hacerlo o tras disputas entre las fuerzas de seguridad y facciones locales de pandillas.

Funcionarios de la policía y el ejército señalaron a que los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y las pandillas también van en aumento. Este año la policía ha informado de unos 130 enfrentamientos con miembros de pandillas, y sólo en octubre el ejército ha tenido 14 en comparación con 12 en todo 2012.

Ese fue el año en que las pandillas más grandes del país -la Mara Salvatrucha (MS13) y dos facciones del Barrio 18 -conocidas como Revolucionarios y Sureños- comenzaron a implementar una tregua con la ayuda del equipo de negociación delegado por el gobierno, integrado por un un obispo de la iglesia de El Salvador y un antiguo líder guerrillero que se convirtió en asesor de seguridad.

LA TREGUA EN LA QUE PARTICIPÓ LA IGLESIA CATÓLICA Y LA POLÍTICA

La tregua dio lugar a una considerable caída en la cantidad de homicidios reportados, aunque los críticos señalan que una de las razones de esto es que las pandillas escondían los cuerpos en fosas clandestinas. La tregua también fue criticada por la apertura de un espacio que legitimó y animó a las pandillas a participar en la política.

Además de conseguir capital político, los líderes de las pandillas fueron trasladados de una prisión de máxima seguridad a diversas cárceles de mínima seguridad, lo que les dio mayor acceso a sus filas y más oportunidades de visitas con sus familias.

Ciertamente, las pandillas, que según el gobierno durante la tregua estaban compuestas por unos 65.000 miembros -con unos 500.000 miembros potenciales- cuentan con un amplio poder político y coercitivo, particularmente en las zonas donde controlan el territorio y cobran «impuestos» de seguridad a las empresas y residentes locales. Y, a pesar del menguante apoyo público que recibió la tregua, los dos partidos grandes de El Salvador -el FMLN de izquierda y ARENA de derecha- presuntamente se reunieron con los líderes de las pandillas en el período previo a las elecciones presidenciales de este año.

Los observadores electorales de ARENA afirmaron que las pandillas utilizaron su poder para influir en los resultados, sobre todo en la primera ronda en febrero, que fue ganada por el candidato del FMLN, Salvador Sánchez Cerén con un margen sorprendentemente amplio. En la segunda vuelta, en marzo, los observadores políticos de la oposición presentaron menos reclamos, y Sánchez Ceren ganó las elecciones con un margen mucho más estrecho, de unos 6.000 votos.

LA TREGUA SE DESMORONA

Mientras tanto, los defensores de la tregua -entre ellos uno de los arquitectos del cese al fuego original, el general David Munguía Payés, ministro de Defensa del país- han argumentado que una tregua es necesaria para crear condiciones para soluciones de largo plazo, como programas sociales y de educación en las zonas pobres donde las pandillas prevalecen. También han señalado que el encuentro de la violencia y la actividad de las pandillas con respuestas como el aumento de los encarcelamientos y la represión, las tácticas preferidas hasta la fecha, sólo se ha traducido en cárceles desbordadas, pandillas más fuertes y tasas de homicidios más altas.

Y mientras la tregua se desmorona, la Fiscalía General está en medio de una investigación a fondo sobre las circunstancias alrededor de la tregua inicial, los beneficios que los miembros de las pandillas y otros han recibido, y otras transgresiones potenciales.

El principal mediador, Raúl Mijango -un guerrillero del FMLN durante la guerra civil del país, que desde entonces se ha distanciado del partido- se ha enfrentado a horas de interrogatorios sobre su papel en la creación del acuerdo, que cayó en desuso después de que el gobierno cambiara de ministros de seguridad en junio de 2013.

Ricardo Perdomo, el entonces recién nombrado ministro de Justicia y Seguridad Pública, inicialmente atacó la tregua y prometió una nueva negociación. Sin embargo, su mediador no oficial, el padre Antonio Rodríguez -conocido popularmente como Padre Toño- fue detenido en julio de este año y se retiró del país silenciosamente, después de que investigadores interceptaran una serie de llamadas telefónicas comprometedoras entre Toño y algunos pandilleros.

INCERTIDUMBRE SOBRE EL CAMINO A SEGUIR

El gobierno del FMLN ahora se enfrenta a la tarea -políticamente imposible- de determinar qué camino seguir. Aunque aparentemente la administración de Sánchez Cerén ha estado estancada desde que asumió el cargo en julio en un aparente intento de evitar la camisa de fuerza política que representaría una nueva tregua entre pandillas -por lo menos hasta las elecciones locales y del congreso, que serán celebradas en marzo de 2015.

Sin embargo, mientras el gobierno anterior parece estar tratando de distanciarse de las pandillas, el aumento de la violencia parece estar forcejeando con la actual administración en lo que cada vez se parece más a una guerra. Funcionarios de la policía han señalado que paralelamente con los ataques contra las fuerzas de seguridad, la policía también ha abatido a más de 100 presuntos pandilleros este año -las personas cercanas a los líderes de las pandillas aseguran que el número real es mucho mayor. Y las tasas de homicidios han regresado a los niveles previos a la tregua.

NUEVO ORGANISMO EN QUE PARTICIPA LA IGLESIA CATÓLICA

En septiembre, el gobierno creó el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia (CNSCC) -que incluye a miembros de la Iglesia Católica, asociaciones empresariales y organizaciones no gubernamentales- para ayudar a desarrollar un plan de seguridad coherente. Benito Lara, el ministro de Justicia y Seguridad Pública de Sánchez Cerén, también ha visitado recientemente a algunos miembros de la Iniciativa Pastoral por la Vida y la Paz (IPAZ) -un grupo de líderes religiosos y organizaciones de la Iglesia Católica y Evangélica- para discutir las opciones del gobierno.

Mientras tanto, y al tiempo que la violencia sigue creciendo, también lo hace la especulación sobre la causa del incremento en los enfrentamientos entre las pandillas y las fuerzas de seguridad. Dos fuentes cercanas a los líderes de las pandillas, así como un miembro de alto rango de las fuerzas de seguridad (todos los cuales hablaron bajo la condición de anonimato debido a la delicada situación) señalaron que las pandillas estaban atacando a las fuerzas de seguridad en un esfuerzo por obligar a una renovación de algunos elementos de la tregua.

Sin embargo, funcionarios de la policía y varias fuentes de inteligencia negaron las aseveraciones de que las pandillas tenían la orden de atacar a las fuerzas de seguridad, argumentando que los ataques contra la policía y el ejército han ocurrido durante años, y que cada una de esas muertes estaba rodeada por un conjunto único de circunstancias.

La naturaleza extrema del conflicto ha oscurecido la ironía de la situación: el FMLN, otrora grupo guerrillero y hoy el partido en el poder, atacó a las fuerzas de seguridad del gobierno durante años en algunas de las mismas áreas rurales y urbanas marginadas donde hoy las pandillas reinan.

ARZOBISPO DENUNCIA VIOLENCIA DE PANDILLAS ANTE EL VATICANO

La violencia que agobia al país llevó al Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, a denunciar en el Vaticano —ante el Papa Francisco y el Sínodo de Obispos— que «la violencia ha cobrado tanto poder en El Salvador, a tal punto que las pandillas superan en número a la Policía».

En la Asamblea Extraordinaria de Obispos, Escobar Alas agregó que las familias salvadoreñas se ven gravemente afectadas por la situación de criminalidad, ya que son víctimas de extorsión, asesinatos o secuestros.

Otro drama que, según el prelado católico, enfrentan los salvadoreños es la pobreza, pues ha obligado a miles de familias a desintegrarse, porque algunos miembros han tenido que partir hacia el extranjero para buscar oportunidades y subsistir.

El arzobispo plasmó su denuncia en una carta que el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, leyó en un encuentro con periodistas en la Catedral Metropolitana.

«Estamos entrando a una etapa de violencia todavía más brutal y de una confrontación más frontal entre las fuerzas de seguridad y quienes están en la violencia«, expresó el obispo auxiliar.

Según las estadísticas de la Policía Nacional Civil, en lo que va del año, los grupos delictivos han matado una treintena de agentes de la corporación.

Algunas víctimas fueron asesinadas mientras estaban trabajando; otras fueron acorraladas y ultimadas por sus verdugos durante sus días de descanso.

Las autoridades también han registrado un alza de homicidios en el país en los días recientes. Hasta el 16 de octubre se cometieron 3,064 muertes violentas, mientras que subió a 12 el promedio diario de homicidios.

Rosa Chávez matizó que, aunque la situación de inseguridad es grave, estos hechos deben servir a los diferentes sectores del país para que redoblen esfuerzos para «encontrar caminos para la paz».

«Creemos que se pueden encontrar (salidas para la paz) pero el precio es alto. Queremos que ese precio no sea inútil y eso es lo que a veces se teme: que tantas vidas de servidores de la paz, como los policías, puedan ser un sacrificio que no den los frutos que deberían de dar, dijo el religioso».

CONSEJO DE SEGURIDAD CIUDADANA

Monseñor Rosa Chávez, quien es uno de los representantes de la Iglesia Católica en el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia, señaló que esta semana habrá una reunión del comité donde se tiene previsto abordar el tema de la escalada de violencia.

Según el obispo auxiliar, en ese encuentro se podría tener acceso a informes importantes, que se manejan a nivel institucional, que revelarían qué factores están provocando un recrudecimiento de hechos delictivos.

«Esta situación no se puede tomar a la ligera. Las respuestas también tienen que ser inteligentes; respuestas que sean parte de una estrategia bien pensada. Si (el recrudecimiento de la violencia) es una provocación (de las pandillas), si es un desafío frontal, tiene que se analizado como tal», señaló Rosa Chávez.

El religioso exhortó a la población y las instituciones a unirse en torno a una propuesta para el combate de la violencia, «haciendo cada quien lo que le toca hacer».

Fuentes: Insight Crime, El Salvador, Signos de estos Tiempos

 

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Se relanzará la tregua entre pandillas en El Salvador con nuevo apoyo de la Iglesia

La Iglesia trabaja en un proyecto.

 

La tregua entre las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18, cuyo conflicto había llevado a El Salvador a decenas de asesinatos diarios, tuvo éxito al inicio bajando la cantidad de asesinatos diarios. La iglesia se había comprometido inicialmente a través de la negociación del Capellán Castrense, pero, al aumentar los homicidios los obispos le quitó de hecho su apoyo. Ahora, luego de pasadas las elecciones y con un nuevo presidente, y también un nuevo Papa, parece que la tregua se relanzará.

 

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El Presidente recién electo de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, visitará al papa Francisco el 25 de abril, y no hay duda de que el tema que va a estar en el diálogo con el Papa serán los dos años de tregua entre las pandillas y la baja de asesinatos. Ver aquí.

LA POSICIÓN DE LA IGLESIA SALVADOREÑA

El arzobispo de San Salvador, Luis Escobar Alas dijo recientemente:

«La tregua no funciona y el nuevo gobierno tiene la obligación de preparar un plan diferente.»

Los números están ahí, al principio de la tregua los asesinatos bajaron sustancialmente para ascender nuevamente en el 2014, ante la incertidumbre del deterioro del acuerdo.

Pero hay alternativas a la tregua, y el Papa Francisco, que había seguido la mediación de la Iglesia local, tiene la esperanza de que Sánchez Cerén asegure un relanzamiento de la paz para restablecer el delgado hilo de la negociación.

Raúl Mijango, ex líder de la guerrilla del FMLN hoy en el gobierno, que medió en la tregua del 2012 junto con el Obispo Castrense Fabio Colindres, asegura que las bandas «mantienen la decisión» de continuar el alto el fuego, y que han entrado en una situación de impasse, pero no fue impugnada por los líderes de las maras como se dice.

Para Mijango, que jugará un papel importante en la nueva etapa de la negociación, la tregua alcanzada entre las maras

«es el único experimento exitoso en El Salvador y en toda América Latina en la reducción de la violencia».

El nuevo plan está siendo trabajado por la iglesia de El Salvador. En los próximos días se presentará una propuesta para la reactivación del proceso de paz con la base en la «Iniciativa Pastoral por la Vida y por la Paz», que había despertado tantas esperanzas en la sociedad salvadoreña.

En la víspera de la reunión entre el Papa y el presidente Salvador Sánchez Cerén, el Arzobispo Escobar Alas lanzó un fuerte llamamiento al diálogo nacional

«debe involucrar activamente a todos los sectores. Es mportante resolver el problema de la violencia», dijo el prelado, y luego añadió: «Estamos hablando de un amplio diálogo al que fuimos invitados. Obviamente vamos a participar».

QUE ESTA SUCEDIENDO CON LA EVALUACIÓN DE LA TREGUA

La tregua – forjada a principios de 2012 por mediadores autorizados por el gobierno, un obispo de la Iglesia Católica, y líderes encarcelados del Barrio 18 y la Mara Salvatrucha (MS13) – redujo inicialmente los homicidios, pasando de un promedio diario de 14 a 6. Sin embargo, el acuerdo ha sido objeto de escrutinio por su carácter opaco y su exclusividad, así como por su incapacidad para reducir la incidencia de otras actividades criminales, como la extorsión. Más recientemente, los ataques a la policía, junto con el aumento en las tasas de homicidio, han llevado a algunos a afirmar que la tregua ha realmente terminado.

Por estos días, dependiendo de a quién se pregunte, la tregua es una de dos:

1. Un medio de las bandas para fortalecer su posición política, social y militar en un intento de convertirse en un sofisticado movimiento criminal-narco-político.

2. Una forma para que las bandas se incorporen mejor a la sociedad a través de programas sociales y económicos, que paralelamente reduce los niveles de violencia entre ellos y contra las autoridades.

La brecha entre estas visiones se ha venido ampliando durante este período de limbo político.

LAS CRÍTICAS

Recientemente el Ministro de Seguridad, Perdomo, dijo que las pandillas se han convertido en «narcopandillas» que mueven drogas para los carteles internacionales, y que están almacenando armas.

Funcionarios públicos también han hecho varias denuncias, aún sin fundamento, de que algunos miembros de la MS13 fueron entrenados por al menos un exoficial militar. La MS13, dicen, está tratando de crear un «grupo de choque», o unidad de choque especial, que podría, según dicen, llevar a cabo asesinatos de funcionarios de alto nivel, o de rivales bien protegidos.

Las pandillas sí parecen estar evolucionando, y algunas realizan trabajos para narcotraficantes transnacionales, especialmente en las zonas fronterizas, dijeron a  InSight Crime varios expertos consultados, unos a favor y otros en contra de la tregua entre pandillas. Estos trabajos incluyen la protección de cargamentos de droga y posiblemente servir como sicarios de bajo nivel.

Además, el conflicto entre las pandillas y autoridades está claramente empeorando. En el último mes se han presentado un total de 14 ataques contra la policía, dijo un miembro de alto nivel del gobierno a InSight Crime. La policía dijo que este año se han producido aproximadamente 50 ataques.

LOS DEFENSORES

Mientras tanto, los mediadores de la tregua culpan al Ministro Perdomo por agravar el conflicto. Señalan una ley que impulsada por Perdomo el año pasado que daba a las fuerzas de seguridad más libertad de acción a la hora de protegerse.

El principal mediador de la tregua, Raúl Mijango, dijo a InSight Crime en una entrevista que al menos 26 pandilleros habían sido asesinados este año por las fuerzas de seguridad. Y los líderes de las pandillas dicen que sus miembros se están defendiendo de los ataques.

«Esto [los ataques] es consecuencia de tanta represión»dijo a El Faro un líder pandillero.

Las tasas de homicidio también han aumentado, pasando de un promedio de seis por día a cerca de nueve. Perdomo afirma que esta es la manera en que las pandillas presionan al gobierno entrante para que apoye la tregua.

Los mediadores dicen que esto se debe a que el ministro de Seguridad ha cortado el contacto entre pandillas y mediadores. Específicamente, Mijango dice que sin el acceso a los líderes encarcelados, los mediadores no pueden detener la «cadena de venganza« que reverbera entre y por fuera de las pandillas en El Salvador, que impulsa gran parte de la violencia que le ha dado al país una de las tasas de homicidios más altas del mundo.

Esto puede ser en parte cierto. «Interruptores» similares operan en diferentes ciudades de Estados Unidos, y su capacidad para acceder a los líderes de las pandillas es crucial para su capacidad de limitar la violencia. Perdomo también retiró al personal policial clave que trabajaba en estrecha colaboración con el equipo de Mijango en interceptar a las pandillas cuando no estaban cumpliendo con la tregua.

Por otra parte, el aumento de los homicidios coincide con la llegada de Perdomo al Ministerio de Seguridad.

LOS OBSTÁCULOS A LA FINANCIACIÓN

Que la tregua hsaysa dejado de ser una solución a largo plazo es una de las principales críticas al proceso. Pero Mijango y otros partidarios de la tregua dicen que esto sucedió debido a que la tan prometida ayuda gubernamental, empresarial e internacional nunca se materializó.

La ayuda en sí también parece estar impulsando a los potenciales negociadores y facilitadores de la tregua hacia campamentos rivales. Los recursos potenciales son sustanciales. USAID dijo el año pasado que tenía millones reservados para programas de prevención de violencia, y dijeron que serían recibidos por el gobierno y por los grupos empresariales. La Unión Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial; también otros han enviado, o están considerando enviar, decenas de millones de dólares más para la prevención de la violencia y para otros programas sociales orientados a la juventud en riesgo.

Pero sin un interlocutor claro, los donantes han tenido problemas para averiguar a dónde dirigir el dinero. Los obstáculos políticos también son formidables. El gobierno de Estados Unidos no apoya la tregua, mientras que la Unión Europea se muestra más abierta a trabajar en un contexto de la tregua.

En el momento en que los donantes abren sus ofertas se convierte en la ley de la selva. Una organización de la Unión Europea que compitió por la financiación de programas de prevención de violencia dijo a InSight Crime que otras 57 organizaciones también habían aplicado.

Todo el mundo parece estar poniéndose en fila. Mijango trabaja con la prevención de la violencia y con organizaciones sociales, pero dice que no recibe remuneración directa por su participación. Por su parte, Perdomo está sentando las bases de lo que sus partidarios dicen es un plan de paz más incluyente y cohesivo, que excluye a los mediadores actuales del proceso, y que parece tener el respaldo del gobierno de Estados Unidos.

Mientras tanto, la situación sólo se ha vuelto más tensa. Incluso Mijango reconoce que la tregua se encuentra en cuidados intensivos durante este período de transición, y dice que las pandillas están perdiendo su «paciencia».

«Tienen que mover al paciente a otro grupo de médicos», dijo Mijango sobre el manejo que ha dado Perdomo a la situación de las pandillas. «De lo contrario, no se va a curar».

Las consecuencias podrían ser nefastas, dicen los participantes y observadores de la tregua. Mijango dice que si las cosas se derrumban completamente, el país se podría enfrentar a entre «25 y 30 homicidios al día».

Fuentes: Terre D’America, Insight Crime, Signos de estos Tiempos

 

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Arzobispo de El Salvador declara muerta la tregua entre pandillas

Un tema divisivo dentro de la Iglesia Salvadoreña.

 

En marzo de 2012 las pandillas salvadoreñas Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18 pusieron en marcha una tregua con la mediación de Monseñor Fabio Colindres, Capellán Castrense, abriendo así una esperanza de paz social en centroamérica, que hoy es la zona del planeta con más violencia del crimen organizado. Pero la tregua y el papel de la Iglesia católica en ella ha sido un tema que dividió a la jerarquía de la Iglesia desde incluso antes de que el pacto fuera aceptado.

 

fabio colindres y maras

 

Aunque el obispo Fabio Colindres fue uno de los principales mediadores de la tregua, sólo se unió al proceso después de que otras figuras de alto rango de la Iglesia rechazaran la oportunidad mostrando preocupaciones sobre el plan. Aún más, el papel de Colindres fue ampliamente percibido como un intento de los mediadores del gobierno para legitimar la tregua, al proporcior la imagen de apoyo de la Iglesia sin realmente haber obtenido la aprobación de la jerarquía. Vea más información aquí, aquí y aquí.

AHORA EL ARZOBISPO DECLARA EL FRACASO DE LA TREGUA

El importante líder de la Iglesia Católica en El Salvador dijo, luego de que pasara el mes más violento en los dos años desde que se firmó el pacto, que la tregua entre las dos principales pandillas del país no ha funcionado.

Hablando en una conferencia de prensa, el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, dijo que la tregua entre las pandillas la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, que fue negociada por el gobierno y por un obispo de la Iglesia,

“fue un intento (…) muy bien intencionado, pero que no funcionó”informó El Mundo.

Escobar llamó al gobierno entrante del presidente Salvador Sánchez Cerén a aprender de los fracasos de la tregua y elaborar un nuevo plan de seguridad que sea «participativo» y «transparente», informó La Prensa Gráfica.

Los comentarios del arzobispo se presentan tras la noticia de que marzo fue el mes más violento en El Salvador – registrando 281 asesinatos en los primeros 30 días – desde que la tregua se firmó por primera vez en marzo de 2012.

Mientras que el nivel de violencia superó el récord mensual anterior de 256 asesinatos en los últimos dos años, éste sigue estando muy por debajo de los niveles previos a la tregua, que en el enero previo a la implementación del pacto llegó a alcanzar un máximo en cuatro años de 413 asesinatos.

El otro mediador, Raúl Mijango, negó que la tregua haya fracasado, señalando a ACAN-EFE que las pandillas todavía tienen «voluntad» para seguir con el acuerdo.

Los comentarios de Escobar significan que la Iglesia está del lado del creciente grupo de críticos que declaran que la tregua se ha muerto en todo menos en el nombre, esto en parte por los niveles de violencia que han ido en aumento desde hace algunos meses.

Sin embargo, Escobar también tomó un tono conciliador hacia los participantes de la tregua, elogiando sus intenciones, y sus palabras parecen estar dirigidas principalmente a alentar al nuevo gobierno de Sánchez Cerén para presionar el botón de reinicio y desarrollar nuevas soluciones a la crisis de seguridad del país, que sean más transparentes y orientadas a la comunidad.

Fuentes: Insight Crime, Signos de estos Tiempos

 

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El magro resultado de las treguas entre pandillas en Latinoamérica

La iglesia Católica las ha apoyado.

 

La iglesia Católica ha intervenido parcialmente en la tregua entre pandillas rivales, especialmente en El Salvador (ver aquí y aquí) y Honduras (ver aquí y aquí), acompañando a otros actores sociales, pero el resultado no ha sido todo los duradero y promisorio que aparentaba en la erradicación de la violencia y el delito.

 

fabio colindres y maras

 

Después de un largo paréntesis de dos décadas, las treguas de pandillas están de nuevo en boga en América. Comúnmente, las treguas suelen incluir negociaciones y pactos destinados a poner fin a la violencia. Por lo general son intermediadas por un ecléctico grupo de personajes – desde funcionarios públicos y trabajadores humanitarios hasta grupos religiosos, y miembros activos o antiguos de las pandillas. Y aunque las treguas están generando una considerable atención por parte de los medios de comunicación mundiales, la evidencia sobre lo que realmente logran es sorprendentemente escasa.

ESTUDIOS SOBRE LAS PANDILLAS

Durante los años ochenta y noventa, científicos sociales de Estados Unidos emitieron una opinión negativa sobre las treguas de pandillas. Muchos creían  que este tipo de acuerdos, en lugar de legitimar las pandillas, reforzaban la autoridad de los líderes, profundizaban la cohesión entre sus bases, y reproducían violencia, en lugar de reducirla.

En los años noventa, Kodluboy y Evenrud argumentaron que

aunque la mediación podría «ser a veces necesaria para prevenir la violencia inmediata o prevenir la pérdida de la vidas… [ésta] aumenta el riesgo de validar a la pandilla como una entidad social legítima, comprando de este modo la paz a corto plazo al precio de la permanencia de la pandilla en el largo plazo».

En los últimos años, expertos en pandillas de Norteamérica y Europa Occidental han comenzado a repensar formas de disminuir la violencia de las pandillas. Unos pocos profesionales ilustrados saben que la única manera para que funcionen las treguas de pandillas es trabajando sobre las condiciones subyacentes que dan lugar a la formación de las pandillas.

Después de todo, las pandillas no surgen en el vacío. Son grupos cohesivos que proporcionan identidadsentido y seguridad a sus miembros. Paradójicamente, los jóvenes que se unen a las pandillas tienden a sentirse más seguros, a pesar de estar en mayor riesgo de tener un final violento. Los investigadores argumentan que solamente con hacerle frente a la marginalización, creando empleo, y lidiando con las influencias de pares y otros factores de riesgo, las pandillas pueden ser derrotadas.

Vale la pena señalar que la violencia de pandillas no es inevitable. Hay maneras de alterar el comportamiento de los miembros, lo cual es precisamente lo que las treguas tienen la intención de hacer.

El especialista sobre pandillas John Hagedorn ha demostrado cómo

«las pandillas, las milicias, las facciones y los carteles tienen la capacidad no sólo de librar una guerra, sino también de frenarla».

Pero, ¿cuál es, en realidad, la experiencia de las treguas de pandillas en América? La mayor parte de la evidencia parece mostrar que, si bien las treguas pueden reducir temporalmente la violencia, la guerra de pandillas generalmente se reanuda ante la ausencia de medidas de acompañamiento para abordar los desafíos más fundamentales de bienestar político y social.

LA VERDAD SOBRE LAS TREGUAS DE PANDILLAS

La investigación más prolífica sobre treguas de pandillas proviene de Norteamérica. Esto tal vez no sea del todo sorprendente dado que se cree que en Estados Unidos hay más de 33.000 pandillas, con un máximo de 1,4 millones de miembros con presencia en casi todos los estados del país.

Los estudios sobre las pandillas más conocidas, especialmente los Bloods y los Crips en Los Ángeles registran una fuerte reducción en la violencia, aunque de corto plazo. A raíz de la tristemente célebre “Tregua Watts”, las bajas resultantes de tiroteos desde automóviles se redujeron significativamente a raíz de los acuerdos negociados, aunque también se reportaron  aumentos  varios meses después.

Por la misma época, las treguas negociadas en Chicago generaron disminuciones significativas, aunque temporales, en las lesiones por arma de fuego.

En otras palabras, las ganancias a corto plazo fueron anuladas por el aumento de la violencia a mediano plazo.

Más recientemente, una serie de controversiales treguas de pandillas han aparecido en todo el resto del continente americano, incluyendo  Belice,  Brasil, ColombiaEl Salvador,  Honduras,  México  y,  Trinidad y Tobago.

Nadie sabe cuántos miembros de pandillas hay en Latinoamérica, con  estimaciones que varían entre los 50.000 a 85.000 pandilleros de las pandillas MS-13 y Barrio 18 solamente en Centroamérica. Hay por lo menos  otros tantos en Sudamérica. Y debido a que la política de Estados Unidos de deportar convictos ha continuado, el problema parece estar empeorando. Frente a la espiral de violencia, se han llevado a cabo negociaciones de gran visibilidad en toda la región.

En particular, los países de Centroamérica son los que más están experimentando con las treguas de pandillas. Algunos acuerdos han sido respaldados por organizaciones regionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA), alcaldes, sacerdotes y expandilleros. Al menos una tregua en particular ha generado impresionantes ganancias en la mejora de la seguridad. Después de que la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) y su rival Barrio 18 declararan una tregua en 2012, las tasas de homicidios nacionales de El Salvador se desplomaron, aunque se sospecha que están volviendo a subir.

Sobre la base del optimismo que rodea el proceso, se pusieron en marcha procesos similares entre las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18 en Honduras. Después de un comienzo prometedor, hay algunas preocupaciones de que la iniciativa hondureña este fallando.

DIFERENCIAS EN LAS EXPERIENCIAS

Si bien es tentador agrupar las experiencias centroamericanas, existen grandes diferencias entre ellas.

En el Salvador, el gobierno tiene comparativamente más legitimidad que la administración actual en Honduras, en donde su anterior presidente Manuel Zelaya, fue derrocado por un golpe militar en 2009, y en donde las elecciones más recientes están en disputa. Por otra parte, debido a que están mejor organizados y son más conscientes de su poder, los miembros de las pandillas salvadoreñas son políticamente astutos y mejores negociadores en contraste con sus homólogos hondureños. Por otro lado, con un poco de experiencia por haber servido como guerrilleros en décadas anteriores, los líderes de las pandillas de El Salvador ejercen un mayor control sobre la tropa.

Mientras tanto, una tregua en Belice terminó después de agotarse el dinero. Por otro lado, funcionarios guatemaltecos están considerando la posibilidad   de la mediación con las pandillas en la ciudad capital.

El resultado de las treguas de pandillas en el Caribe ha sido similarmente desigual. La negativa de algunos miembros de las pandillas a participar en las treguas de pandillas en Trinidad y Tobago ha socavado fatalmente su éxito. Según Edward Maguire, quienes eligieron desarmarse fueron atacados rápidamente por facciones rivales, ya que fueron considerados débiles y vulnerables. Como era de esperarse, las negociaciones tienden a fallar cuando las partes principales son desunidas y desorganizadas. Para que una tregua funcionase en Puerto España, las principales pandillas tendrían que haberse inscrito en el tratado. Para empeorar las cosas, los políticos que ayudaron a negociar el cese al fuego también han sido objeto de intensa crítica política, dificultando la capacidad para actuar con autoridad –un ingrediente fundamental del éxito de la mediación.

Las evaluaciones de las treguas en Centroamérica y el Caribe muestran que en ocasiones éstas aumentan el nivel de violencia. Las batallas campales comúnmente se desencadenan antes de los acuerdos, lo que mejora la posición de las pandillas ante la negociación. La violencia después de las treguas se da por el desborde a nuevos barrios y ciudades, que antes no eran afectados.

Fenómenos análogos se observan con regularidad durante y después de negociaciones de cese al fuego y acuerdos de paz en zonas de guerra convencionales en todo el mundo. Sin términos claros, incentivos apropiados y recursos adecuados, tales acuerdos rara vez se mantienen.

Las treguas de pandillas en países como Brasil han perdurado por más tiempo de lo esperado, aunque últimamente han mostrado signos de tensión. Por ejemplo, en 2012 inició una tregua de seis años entre la policía militar de São Pablo y el Primer Comando Capital o PCC, una pandilla con sede en la cárcel. La tregua se desplomó después de que el gobierno fuera acusado de violar un acuerdo informal que protegía a los líderes de las pandillas y limitaba las represiones policiales contra los bastiones de las pandillas. Como resultado, la ciudad fue testigo de una oleada masiva de asesinatos en represalia, por parte de la policía y los miembros de las pandillas. Treguas de pandillas comparables se negociaron en Recife y Río de Janeiro, con resultados igualmente mixtos.

Existe una preocupación real de que las treguas de pandillas pueden llegar a generar conflictos y consolidar alianzas entre los “empresarios de la violencia”.

Algunos observadores experimentados son pesimistas sobre la posibilidad de que las treguas de pandillas puedan reducir la violencia en el mediano y largo plazo. Citan el largo legado del uso instrumental de la violencia por parte de las pandillas, la importancia que conceden al mantenimiento del estatus, su débil estructura de mando y control, y los efectos no deseados de reforzar la cohesión de las pandillas, como factores clave que influyen en los resultados de la tregua.

LAS PANDILLAS LATINOAMERICANAS MEZCLADAS CON EL PODER POLÍTICO

El Centro Nacional de Investigación sobre Pandillas (NGCRC, por sus siglas en inglés) concluyó en 1995 que las treguas de pandillas «rara vez tienen éxito y de hecho son riesgosas». ¿Pero lo son?

Las treguas de pandillas que recientemente han aflorado en Centroamérica y Sudamérica son diferentes a las que tuvieron lugar en los años noventa en Estados Unidos. Estas están siendo negociadas entre pandillas de muchos tipos diferentes. La «guerra de pandillas» que se libra en países como El Salvador y Honduras está profundamente influenciada por las redes del crimen transnacional, así como por las élites políticas.

Las pandillas y las treguas de pandillas no son asuntos puramente internos formados por los intereses discretos de los vecinos y disputas localizadas sobre el territorio. Las pandillas están, ellas mismas, incorporadas en el Estado a través de redes que las conectan con actores civiles corruptos, burócratas y políticos. Servidores públicos –desde el nivel federal o desde la ciudad- participan en organizaciones criminales internacionales y, a menudo se han aprovechado de su posición para beneficiarse del tráfico internacional de drogas o de mafias más locales.

La ola de treguas en Centro y Sudamérica y el Caribe tienen más similitud con los acuerdos de paz negociados en zonas de guerra que con la mediación interna llevada a cabo con las pandillas latinas y afroamericanas de Norteamérica.

Y mientras que algunos analistas militares están explorando las formas en las que la lucha en contextos de guerra se pueda adaptar a la lucha contra las pandillas, sorprendentemente hay un silencio entre los círculos académicos acerca de cómo las lecciones de las negociaciones de paz podrían aplicarse a lugares sin conflictos.

Puede ser que algunas de las herramientas tradicionales de construcción y consolidación de la paz, el diálogo, la negociación y otras estrategias basadas en el contacto, podrían ganar fuerza en la contención de la violencia impuesta por los carteles de la droga, las mafias, las pandillas juveniles, y las milicias.

REFLEXIONES SOBRE LA REDUCCIÓN DE LA VIOLENCIA DE LAS PANDILLAS

Una limitación de las treguas de pandillas se puede relacionar con su incapacidad para hacerle frente a las motivaciones subyacentes y la dinámica social de la violencia de pandillas.

A pesar de su relación con el tráfico internacional de drogas o el tráfico ilícito de personas, la violencia perpetrada por las pandillas se genera por factores locales –percepción de falta de respeto, disputas territoriales, así como tensiones sobre el estatus y el prestigio.

Los asesinatos son a menudo simbólicos, relacionados con represalias y venganzas, y como resultado de luchas internas por el poder.

A menos que las pandillas tengan un alto grado de cohesión interna, las disposiciones desde arriba pueden tener poco eco abajo. Como resultado, las treguas de pandillas pueden proveer legitimidad a los líderes, en lugar de cambiar la dinámica entre los miembros de menor rango.

Expertos en el tema de pandillas afirman que las treguas pueden ser necesarias, pero son insuficientes como medio para prevenir la violencia a largo plazo. Existe un temor a que el enfoque limitado de las treguas sea incluso una parte del problema. Esto se debe a que las pandillas están en sí mismas vinculadas a mercados ilícitos transnacionales más amplios y a sistemas de clientelismo.

El enfoque en la mediación con los líderes también descuida las condiciones sociales y económicas específicas que permiten la existencia, y a su vez, sostienen las pandillas. Después de todo, la mayoría de los pandilleros provienen de comunidades marginadas y de bajos ingresos. A menos que se mejoren sus condiciones estructurales, como sostienen algunas agencias de ayuda, las guerras entre pandillas continuarán.

Según Irving Spergel puede ser imposible eliminar las pandillas, pero la reducción de la violencia relacionada con las pandillas es un objetivo posible.

Una forma de mejorar el resultado de las treguas de pandillas en Latinoamérica y el Caribe puede ser la de aprovechar el poder de las redes transnacionales –incluidas las relacionadas con las pandillas y los actores de la sociedad civil. Esto se debe a que los acuerdos de pandillas en lugares como Belice,Colombia, El Salvador, Honduras, México y Trinidad y Tobago presentan características transnacionales, aunque muchos de los impulsores de la violencia de las pandillas son locales.

Es cierto que los antiguos refugiados y deportados salvadoreños en Los Ángeles contribuyeron al aumento de las maras. Y es más, en 2012 sacerdotes y madres de pandilleros muertos en California, los cuales están radicados en Los Ángeles, se han unido a grupos asesores transnacionales junto con exmiembros de pandillas para fortalecer la tregua en El Salvador.

También hay alguna evidencia sobre el intercambio de experiencias y conocimientos entre las pandillas a través de las fronteras. Los ejemplos más obvios son los intercambios entre gobiernos, departamentos de policía, pandillas y grupos de la sociedad civil entre Estados Unidos y sus homólogos de Centroamérica y el Caribe. Sin embargo, también hay intercambios que están surgiendo entre y dentro de los países de toda la región, incluyendo México y los países vecinos de Centroamérica y Suramérica.

Por ejemplo, mediadores responsables de la negociación de la paz entre las pandillas en El Salvador recientemente comenzaron a trabajar también con los líderes de las maras de Honduras, con el apoyo de la OEA. También hay ejemplos de esfuerzos para iniciar el diálogo entre los líderes de las pandillas en El Salvador y en Guatemala.

¿LAS TREGUAS DE PANDILLAS TIENEN FUTURO?

Hay una gama sorprendentemente amplia de experiencias sobre treguas de pandillas a través de Norte, Centro y Sudamérica y el Caribe. Si bien todas son únicas en su forma y contenido, muchas de ellas comparten algunos rasgos. La mayoría tienen más de un parecido con acuerdos de paz tradicionales, ceses al fuego y amnistías acordadas por partes las beligerantes en los conflictos armados convencionales.

Por ejemplo, las treguas de pandillas con frecuencia incluyen cláusulas destinadas a promover la creación de confianza y verificación de los compromisos, desarmar y desmovilizar, definen hitos y puntos de referencia, y garantizan reuniones periódicas para examinar y supervisar los progresos. En algunos casos las treguas de pandillas se han negociado por terceros, incluyendo compañías profesionales de negociación de conflictos.

Una buena dosis de cautela está justificada cuando se hagan las evaluaciones sobre el “éxito” de una tregua de pandillas, sobre todo porque muchas de ellas han fracasado.

También vale la pena señalar que el resultado de las soluciones negociadas para las guerras es igualmente desigual: al menos el 20 por ciento de los conflictos reinciden dentro de unos pocos años después de su terminación.

Vale la pena recordar que el estudio de las treguas de pandillas en América se encuentra todavía en sus primeros pasos, y la evidencia es aún parcial. Una revisión superficial indica que comparativamente pocas treguas de pandillas han producido reducciones duraderas en la violencia. Por el contrario, muchas de éstas han consolidado la autoridad de pandillas, y en algunos casos, reforzado su autoridad. Esto plantea preguntas acerca de las limitaciones de las treguas de pandillas por sí mismas, y sobre la importancia de llevar a cabo la mediación en combinación con otras estrategias frente a las causas estructurales de la formación de pandillas y su permanencia.

En el mejor de los casos, las treguas de pandillas pueden ayudar a terminar con el conflicto violento y a crear el espacio necesario para abordar las causas estructurales subyacentes que conducen a la aparición de grupos armados. Pero sin un proceso continuo, el retorno hacia la reanudación de la violencia parece casi inevitable.

Lo mismo ocurre en las guerras civiles: los acuerdos de paz, que idealmente incluyen medidas concretas para resolver las cuestiones sobre las que se está librando en el conflicto, fallan con menor frecuencia que las meras treguas. Como saben la mayoría de los negociadores, esto es porque los acuerdos de paz son el comienzo y no el fin de un proceso.

Los retos son numerosos. La evidencia también sugiere que los acuerdos de paz negociados son menos propensos a evitar la recurrencia de conflictos que las victorias militares directas. Los mediadores a través de las Américas y el Caribe harían bien en tomar nota.

Fuentes: Insight Crime, Signos de estos Tiempos

 

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La Iglesia Católica tiene desafíos diferentes en la mediación entre pandillas en El Salvador y Honduras

Distintos escenarios y distintos comportamiento de la Iglesia.

 

La Iglesia Católica está mediando en un proceso histórico en dos países de Centroamérica, El Salvador y Honduras, para una tregua entre pandillas cuyo enfrentamiento ha causado numerosas muertes, y tratando de incorporar a sus miembros a la legalidad de la sociedad civil. 

 

el obispo Romulo Emiliani habla en conferencia de prensa de las pandillas de honduras

 

Los gobiernos de El Salvador y Honduras y la Iglesia, son pioneros en emplear nuevos esfuerzos para detener la violencia relacionada con las pandillas, que no es un fenómeno solamentre de estos dos países, sino especialmente un banco de prueba de mediación para la integración social.

BUENOS RESULTADOS Y LA BÚSQUEDA DE MÁS ÉXITOS

Los gobiernos locales, la comunidad internacional, y la Iglesia Católica han jugado un papel clave en el fomento de los esfuerzos para forjar las treguas, las cuales han tenido el mayor impacto individual sobre la violencia en la región, desde el fin de las guerras civiles en Centroamérica y el acuerdo negociado con los paramilitares en Colombia.

Mientras el acuerdo de Honduras está todavía en sus primeros estadios, la tregua entre pandillas de El Salvador ha reducido a la mitad los homicidios en ese país; alguna vez considerado como uno de los más violentos del mundo. Hay una esperanza similar en Honduras.

No obstante, aunque los nombres de las pandillas son los mismos y el tipo de violencia que perpetran es similar y en los dos casos intermedia la Iglesia Católica, existen varias diferencias clave que puede determinar el éxito o el fracaso de las treguas, y si sus resultados pueden o no ser replicados en otros lugares.

LA MEDIACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA

El proceso de tregua está más adelantado y tiene más fortaleza en El Salvador que en Honduras, pero la fortaleza de los mediadores es la única área en donde Honduras puede tener una ventaja respecto a El Salvador.

Las reuniones de la tregua entre pandillas en Honduras – que son sólo reuniones y aún no es técnicamente una tregua – están siendo gestionadas por el principal funcionario de la Iglesia Católica del país, monseñor Rómulo Emiliani, dando la sensación de un frente unido por parte de la Iglesia.

En contraste, el proceso de Salvador está siendo mediado, en parte, por una Iglesia Católica dividida. Mientras el obispo Fabio Colindres ha recibido el respaldo nominal por su papel en la intermediación y el mantenimiento de la tregua entre pandillas en El Salvador en las diferentes etapas, la Conferencia Episcopal también ha emitido expresiones públicas de preocupación de que la tregua

«no ha producido el beneficio que la población honrada y trabajadora esperaba para sí misma (…)».

CREDIBILIDAD DEL GOBIERNO

En el otro interlocutor, el gobierno de cada país, hay diferencias entre El Salvador y Honduras.

En ambos países, el gobierno ha dejado que los representantes de la Iglesia Católica y otros mediadores civiles e internacionales tomen un papel más activo en la situación.

Sin embargo, el gobierno de El Salvador tiene mucha más credibilidad, así como algunos interlocutores e instituciones confiables, a través de los cuales se puede iniciar la siguiente fase del proceso; la cual debería incluir la formación social, educativa y profesional para las comunidades pobres en donde prosperan las pandillas.

En cambio, Honduras se está enfrentando a una crisis institucional de proporciones históricas. Desde el golpe de Estado de 2009, que envió el Presidente Manuel Zelaya al exilio, el país ha entrado en una terrible espiral política en la cual pocos políticos tienen la suficiente credibilidad para conseguir el apoyo público en torno a algo, y mucho menos para una controversial tregua de pandillas.

En general, el gobierno de Honduras carece de la credibilidad necesaria para reunir los fondos necesarios de la comunidad internacional, con el fin de poner en práctica nuevos programas sociales y dirigir el tema de las pandillas en una dirección diferente.

Pero hay algunas diferencias importantes en la conformación en historia de las pandillas en cada caso, que puede hacer que los experimentos sean exitosos, o fracasen.

LA PANDILLA DOMINANTE

Barrio 18 tiene un mayor número y alcance en Honduras, mientras que la MS-13 (Mara Salvatrucha) es la pandilla dominante en El Salvador.

La diferencia es importante porque Barrio 18 está dividida y es menos disciplinada que su contraparte de la MS-13. Barrio 18 tiene las alas de los Sureños y los Revolucionarios en El Salvador y, aunque aparentemente tienen una base sólida, la pandilla está más fracturada en Honduras.

La capacidad de los líderes de la MS-13 de El Salvador para mantener a raya a los pandilleros de nivel medio y bajo ha sido una parte sorprendente y fundamental del éxito de la tregua entre pandillas en ese país. Pero alcanzar el mismo nivel de éxito en Honduras puede resultar difícil.

COMPOSICIÓN DE LA PANDILLA

El liderazgo de las pandillas en El Salvador tiene más experiencia política que sus contrapartes en Honduras.

Algunos de los salvadoreños son ex guerrilleros; otros han estado en posiciones de liderazgo regional durante años, ya que el cuartel general nominal de estas pandillas es El Salvador.

El resultado es un equipo más experimentado de negociadores que entienden lo que está en juego y cuál es la mejor manera de tomar ventaja de este camino hacia la legitimidad.

De la misma manera, se podría argumentar que también saben cómo jugar con el sistema y desarrollar estructuras criminales más sofisticadas.

HISTORIA

Durante al menos una década, los líderes pandilleros en El Salvador han estado en conversaciones con el gobierno, organizaciones no gubernamentales y personalidades religiosas en un intento por cambiar su situación. Estas conversaciones han dado forma a su comprensión de lo que es y no es posible.

Estos diálogos también han colocado a estos líderes en estrecho contacto con personajes clave que los pueden ayudar a evaluar su peso político en el futuro.

Una tregua entre pandillas sólo funcionará si los participantes entienden el contexto en el que están forjando este acuerdo y con quién.

En El Salvador hay una mejor comprensión de ese contexto que en Honduras.

En realidad, ambas treguas llevan consigo retos y oportunidades. No obstante, para aprovechar las oportunidades, los gobiernos, la Iglesia Católica y los líderes pandilleros van a tener que entender y superar algunos de los retos descritos anteriormente.

Fuentes: Insight Crime, Signos de estos Tiempos

 

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