Categories
Catolicismo Entradas y salidas del catolicismo NOTICIAS Noticias 2011

Una congregación luterana de EEUU vuelve en masa a la Iglesia Católica [2011-07-01] SdeT

El Arzobispo Irl A. Gladfelter preside una de las confesiones cristianas que planean volver al catolicismo en los ordinariatos creados por Benedicto XVI. La Iglesia Católica Anglo-Luterana es la única con raíces luteranas y podría suponer el primer paso para la vuelta al redil católico de los herederos de Lutero. En una larga entrevista concedida a InfoCatólica, este Arzobispo que aún no es católico pero sí Cooperador del Opus Dei, habla de su alegría al volver a la Iglesia Católica, de la importancia de una única fe y de su compromiso para deshacer la Reforma protestante.

Reverendo Irl A. Gladfelter, Metropolita de la Iglesia Católica Anglo-Luterana (ALCC), es usted biólogo, Doctor en Cirugía Dental, teniente coronel jubilado del ejército estadounidense, Doctor en Teología y el Metropolita de la ALCC. ¿Cómo ha encontrado tiempo para tantas cosas?

No fue un problema. Sólo me convertí en clérigo después de jubilarme en el Ejército de los Estados Unidos y como dentista.

– ¿Cuándo se fundó la ALCC? ¿Por qué la combinación de anglicanismo y luteranismo?

La ALCC fue formada en 1997 por antiguos miembros de la Iglesia Luterana – Sínodo de Missouri de los Estados Unidos (LCMS), los cuales, al ser luteranos orientados hacia el catolicismo o “Evangélicos Católicos” (también conocidos como de la “alta iglesia”), no podían aceptar la orientación cada vez más protestante de la LCMS y su aceptación creciente de la teología evangélica fundamentalista, junto con algunos aspectos de la soteriología y teología sacramental que habían sido importados desde el Calvinismo por varios medios ya en su fundación y la aceptación cada vez mayor de servicios evangélicos no litúrgicos. Nuestros fundadores también ponían reparos a la teología sacramental de la LCMS, a su política congregacional, a sus ideas sobre la naturaleza y el ejercicio de la autoridad dentro de la Iglesia  y a su comprensión de las Sagradas Órdenes (el “oficio del ministerio público”, según el lenguaje que utilizan).

Inicialmente, la ALCC adoptó las posturas del ala “anglo-católica” del anglicanismo (o anglicanismo de la “alta iglesia”). A lo largo del tiempo, si bien respetábamos las relaciones que se habían ido formando con el anglicanismo de la “alta iglesia”, la ALCC encontró también problemas con el anglicanismo, incluyendo su rechazo de la primacía papal, la infalibilidad papal, la infalibilidad del Sagrado Magisterio y de los Concilios posteriores a los cuatro primeros Concilios Ecuménicos, además de su tolerancia de algunos grados de teología eucarística de tipo protestante, que pueden encontrarse en la Plegaria Eucarística del Libro de Oración Común, entre otros problemas.  Finalmente, la ALCC llegó a reconocer la verdad absoluta de la fe católica y se dio cuenta de que tenía la obligación en conciencia de volver a Roma.

Se ha descrito recientemente a la Iglesia Católica Anglo-Luterana (ALCC) como “totalmente romanizada” y como una Iglesia que “enseña doctrina católica sólida, utilizando un vocabulario luterano y anglicano, corrigiendo esto último con lo primero”. Ambos comentarios son acertados y precisos. En esencia, la ALCC se ha “romanizado” totalmente, aceptando con entusiasmo la verdad objetiva de todos los aspectos de la fe católica.

– ¿Fue importante para ustedes la declaración conjunta católica y luterana sobre la justificación (1997)?

Sí. Para la ALCC, la Declaración conjunta católica y luterana sobre la doctrina de la justificación decidió de una vez para siempre el asunto fundamental de la fase de Wittenberg (luterana) de la Reforma. Una vez que ese asunto se había resuelto, la ALCC se dio cuenta de que tenía la “obligación en conciencia” de entrar en la Iglesia Católica, marcando el camino para que otras jurisdicciones eclesiásticas luteranas (Iglesias) pudieran seguirla.

– ¿Cuantos miembros y parroquias tiene aproximadamente la ALCC? ¿Sólo están presentes en los Estados Unidos o también en otros países?

El número total de miembros de la ALCC es de aproximadamente 11.000 personas, en los Estados Unidos, Canadá, Alemania, Sudán y el próximamente independiente Sudán del Sur. El mayor número corresponde a africanos sub-saharianos, la mayoría de los cuales son de Sudán del Sur.

– ¿De dónde viene la mayoría de sus miembros? Antes de entrar a formar parte de la ALCC, ¿eran luteranos, anglicanos, católicos o no creyentes?

La mayoría de nuestros miembros no africanos entraron en la ALCC procedentes de otras Iglesias luteranas, pero nuestros miembros subsaharianos, tanto en África como en los Estados Unidos y Canadá, son antiguos anglicanos.

– En la Comunión Anglicana, hay algunas congregaciones religiosas anglo-católicas. ¿También tienen ustedes religiosos en la ALCC?

Sí, tenemos una Prelatura Personal, la Orden de San Ambrosio (O.S.A.) y una Sociedad Sacerdotal, la Sociedad Sacerdotal de Siervos del Buen Pastor. La Regla y la espiritualidad de ambas se parecen mucho a las del Opus Dei. El Vicario General de la ALCC y yo somos, con gran entusiasmo, Cooperadores del Opus Dei. Algunos de nuestros obispos son miembros de la Confraternidad de San Pedro, dirigida por la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro (FSSP), una sociedad católica.

– ¿Entrarán a formar parte del ordinariato de los Estados Unidos cuando se cree, a finales de este año?

Sí, porque es lo que nos ha dicho que hagamos la Congregación para la Doctrina de la Fe, pero la última palabra la tendrá la propia Congregación. Llevamos trabajando con ellos desde 2009. Desde el punto de vista de la ALCC, se trata de un tema de obediencia a la Congregación para la Doctrina de la Fe. En nuestra petición a Roma para entrar en la Iglesia Católica (antes de la promulgación de Anglicanorum Coetibus) no mencionamos un ordinariato, ya que aún no se había publicado la Constitución Apostólica. Por consejo de nuestro abogado católico de Derecho Canónico, la ALCC sólo pidió entrar como “sociedad sacerdotal” o de la forma que dispusiese el Santo Padre. Nuestra petición terminaba con la frase: “El hijo pródigo ha vuelto y está a la puerta. Santo Padre, por favor, déjenos entrar”. La ALCC nunca ha pedido más que eso. Está a la puerta y ruega que la dejen volver a casa.

Sin embargo, cuando en otoño de 2010 recibimos una carta del Secretario de la CDF notificándonos que debíamos entrar en la Iglesia Católica a través de las disposiciones de Anglicanorum Coetibus, por obediencia a los deseos del Santo Padre y de la CDF, la ALCC aceptó inmediatamente esas instrucciones por escrito. Así pues, actualmente, la ALCC espera pacientemente y ruega al Señor y a su Bendita Madre, María, que se nos permita volver a casa, a la Iglesia Católica, ya sea a través de Anglicanorum Coetibus o de otro medio.

– ¿Todos los miembros de la ALCC se harán católicos o algunos han decidido esperar o pasar a otros grupos anglicanos o luteranos?

Todos los miembros de la ALCC se harán católicos. A diferencia de algunas Iglesias Anglicanas, la ALCC no tiene “posturas inamovibles”. La ALCC no está interesada en absoluto en “preservar un patrimonio”. Al contrario, se trata de una Iglesia profundamente “romanizada”, que trabaja con todas sus fuerzas para “deshacer” la Reforma, porque considera que fue un trágico error de proporciones épicas, que nunca debió suceder, e intenta restaurar la unidad de la Iglesia según los criterios de la Iglesia Católica. La ALCC no pide poder conservar un “patrimonio luterano”. A diferencia del patrimonio anglicano, el patrimonio luterano es esencialmente teológico y, al haber comprendido plenamente las herejías del luteranismo y al haber aceptado la fe católica, lo único que pide y por lo que reza la ALCC es que se la permita “volver a casa” y entrar en la Iglesia Católica, como hijos pródigos arrepentidos. Lo único que queremos es disolvernos en la Iglesia Católica, como católicos normales.

Hace tiempo que la ALCC tiene la política de no admitir miembros ni aceptar clérigos que no estén plenamente comprometidos con la causa de la unidad de la Iglesia de Cristo, sanando las heridas que infligieron a esa unidad el orgullo humano y las herejías de los líderes de la Reforma protestante. Todos los miembros de la ALCC deben estar comprometidos con deshacer la Reforma.

Todos los clérigos de la ALCC, desde el Metropolitano hasta el último diácono permanente deben firmar una versión adaptada del Mandato de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, el cual establece que “se comprometen a enseñar la doctrina católica y no predicarán, enseñarán, escribirán ni publicarán nada que entre en conflicto con el magisterio católico”. Este compromiso se controla y se hace cumplir estrictamente. Ya ha sucedido que algún sacerdote ha sido destituido de su cargo, dándole a elegir entre su dimisión y la excomunión, por no cumplir el Mandato de la ALCC.

– ¿Será un problema para los miembros de la ALCC la necesidad de aceptar el Catecismo de la Iglesia Católica como la expresión normativa de fe para los ordinariatos? ¿Qué textos utilizan actualmente para catequizar a los niños y a los adultos?

En absoluto. Hace años, la ALCC aceptó oficialmente el Catecismo de la Iglesia Católica como nuestra expresión completa de la fe cristiana. Catequizamos a niños y adultos usando el Catecismo de la Iglesia Católica, el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica de la Conferencia Episcopal norteamericana,  Fe para el futuro: Un nuevo catecismo ilustrado, publicado por Liguori Press; el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia de la Conferencia Episcopal norteamericana y otros textos católicos únicamente. Para la catequesis general y el estudio, la ALCC usa la Biblia de Navarra, publicada por Scepter Press; la New American Bible y la Biblia Católica de Estudio de Ignatius Press. La ALCC no permite el uso de ningún catecismo luterano ni otros catecismos protestantes.

– ¿Cuáles son las principales dificultades que han encontrado hasta ahora?

Toda organización nueva tiene “crisis de crecimiento” y la ALCC no es una excepción. Siempre hay lugar para mejorar y formas de desarrollar nuestros apostolados de forma más eficaz. Sin embargo, nos va muy bien, teniendo en cuenta que la ALCC se fundó en 1997. La mayor preocupación de la ALCC, con mucha diferencia, consiste en conseguir su objetivo de convertirse en la primera jurisdicción eclesiástica luterana que vuelve a la Iglesia Católica como grupo unificado desde el final de la Contrarreforma.

– Una vez que entren en un ordinariato, usted y los demás obispos y sacerdotes de la ALCC tendrán que ser ordenados como diáconos y sacerdotes católicos. ¿Es algo difícil de aceptar?

No, en absoluto. Nos alegramos de ello, porque eliminará la posibilidad de cualquier confusión entre los fieles católicos sobre la validez de nuestra ordenación y nuestros sacramentos.

– ¿Ha existido siempre un sector “católico” entre los luteranos?

Sí, así es. Se les ha dado muchos nombres: Gneiso-luteranos  (luteranos originales), Viejos Luteranos, Luteranos Romanizados y, en los últimos años, “Católicos Evangélicos”. La ALCC está simplemente en el extremo más católico de esta tradición.

– ¿Hay otros grupos de luteranos que estén relativamente cerca de la Iglesia Católica?

En Suecia, existe el movimiento Arbetsgemenskapen Kyrklig Förnyelse (la Unión Eclesial Sueca) y otras sociedades más pequeñas. Hay comunidades monásticas, como el Monasterio de Östanbäck (un monasterio benedictino), el convento de Alsike y la Congregación de San Francisco, la Fundación de San Lorenzo, la Fundación de San Ansgar, la Coalición Eclesial por la Biblia y la Confesión y Förbundet För Kristen Enhet, que, al igual que la ALCC, trabaja para conseguir la unión visible y como grupo con la Iglesia Católica.

En Alemania, existe la St. Jakobus- Bruderschaft, con la cual permanece en contacto la ALCC, la Arbeitsgemeinschaft Kirchliche Erneuerung de la Iglesia Luterana de Baviera (Grupo de Trabajo para la Renovación de la Iglesia), Humiliatenorden, St. Athanasius-Bruderschaft, Hochkirchlicher Apostolat St. Ansgar, Bekenntnisbruderschaft St. Peter und Paul, la Kommunität St. Michael en Cottbus, la Congregatio Canonicorum Sancti Augustini y el Priorato de San Wigberto. Hay grupos similares en Noruega, Dinamarca, Finlandia e Islandia.

– ¿Cree que se formará algún tipo de ordinariato para los luteranos en el futuro?

Ya se trate de un ordinariato o de alguna otra estructura más sencilla y menos polémica de establecer e integrar en la Iglesia según el Derecho Canónico, como una “sociedad sacerdotal” o un “instituto de vida apostólica”, creo que se formará algún tipo de estructura para que los luteranos de todos los países puedan volver a la Iglesia Católica. Hay que  reconocerlo: la Iglesia Católica, y en general el cristianismo, están siendo atacados actualmente. Las comunidades eclesiales como los anglicanos y luteranos se dividen una y otra vez bajo los ataques del ateísmo, el agnosticismo, la filosofía posmoderna y las teologías heréticas de tipo liberal. La Iglesia no puede permitirse el enfrentarse a esas y otras amenazas en su estado dividido actual.

¡Es hora de que los luteranos y otras comunidades eclesiales vuelvan a la Iglesia Católica, para que a ésta le resulte más fácil derrotar a esas amenazas y realizar la Nueva Evangelización promovida por el Papa Benedicto XVI y otras personas! ¡Es hora de recuperar la unidad de la Iglesia de Cristo! Los luteranos deben darse cuenta de que volver a la Iglesia Católica no es algo bueno, es estupendo. En Getsemaní, Jesús oró para que todos sus discípulos fueran uno, como Él y el Padre son uno, así que la unión con la Iglesia Católica no es algo “bueno”, sino algo “estupendo”, porque Jesús lo pidió en su oración y lo mandó (no lo “sugirió” simplemente). Los luteranos deben volver a la Iglesia Católica porque es lo correcto, el único camino correcto.

En su homilía de vísperas, en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en San Pablo Extramuros, Roma, del 25 de enero de 2011, el Papa Benedicto XVI afirmó: “Los esfuerzos para recuperar la unidad entre los cristianos divididos no pueden reducirse simplemente a reconocer nuestras diferencias recíprocas y a conseguir una coexistencia pacífica. Lo que deseamos es la unidad por la que oró el mismo Cristo y que, por su propia naturaleza, se manifiesta en una comunión de fe, de los sacramentos y del ministerio. El camino hacia esta unidad debe percibirse como un imperativo moral, una respuesta a una llamada específica del Señor… Debemos continuar con entusiasmo el camino hacia este objetivo”. Esto es exactamente lo que intenta hacer la ALCC al esforzarse en entrar en la Iglesia Católica como grupo unificado.

– Si se crease un ordinariato para luteranos en el futuro, ¿dejarían el ordinariato anglocatólico para integrarse en él?

Ciertamente, estaríamos interesados y colaboraríamos con cualquier futuro ordinariato luterano o estructuras alternativas según el Derecho Canónico actual, pero haremos exactamente lo que nos pidan la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Santo Padre. Después de todo, los miembros de la ALCC solo queremos convertirnos en católicos normales, como todos los demás, e injertarnos de forma segura en el “centro” teológico y social de la Iglesia Católica. Estaremos contentos de “florecer” dondequiera que el Santo Padre y la CDF nos “planten” dentro de la Iglesia Católica.

– ¿Cree que su unión con la Iglesia Católica influirá en otros luteranos?

¡Sin duda! Hace algunos años, el P. Richard John Nieuhaus, un pastor luterano de los Estados Unidos que se convirtió al catolicismo y fue ordenado como sacerdote católico (y que era el editor de la revista norteamericana First Things), escribió que mientras él apenas podía percibir movimientos de luteranos hacia la Iglesia Católica, algún día una Iglesia Luterana “dará un paso adelante y ya nada volverá a ser igual”. Esperamos y rogamos por que la Iglesia Católica Anglo-Luterana sea la Iglesia que dé ese paso adelante y que eso lleve a muchos luteranos a abandonar las herejías de la Reforma y vuelvan a la fe católica; que nos acerque a ese bendito día en el que la oración de Cristo en Getsemaní de que todos sus discípulos fueran uno sea de nuevo una realidad, en una sola Iglesia bajo Cristo y su Vicario en esta Tierra, el Sucesor de San Pedro. Hasta ese día, la ALCC tendrá muy presentes dos lemas usados por nuestra Iglesia: (1) “Volver a la unidad del Cuerpo de Cristo, Iglesia por Iglesia”, y (2) el lema del escudo papal de San Pío X, “renovar todas las cosas en Cristo”.

– Muchas gracias por sus respuestas. Espero que tengamos la oportunidad de entrevistarle de nuevo cuando sea miembro del ordinariato.

Fuente: InfoCatólica


Más noticias relacionadas

Lea las últimas noticias de Signos de estos Tiempos

“Signos de estos Tiempos” un noticiario sobre categorías cristianas de análisis

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 

Categories
MENSAJES Y VISIONES Nuestra Señora y Madre de la Conversión: Colombia

Mensajes de Nuestra Señora y Madre de la Conversión, agosto y septiembre 1995

4 DE AGOSTO DE 1995

Mensaje de la Santísima Virgen – 9 : 42 PM

Soy  vuestra Madre Amorosa

En este día vengo también a vivir con vosotros estos tiempos de sufrimientos y constante ecumenismo “el gran sufrimiento de la iglesia”. La persistente espada mortal contra el Papa, los obispos, sacerdotes y todo el cuerpo místico de mi Hijo Jesús.

Os vendrán en dos años unas duras pruebas. Una verdadera apostasía eclesial.

Se perderá el amor por la eucaristía. Religiosas, sacerdotes y ministros de la santa iglesia, formaran un cenáculo oscuro, vendrá una dura batalla de unificación, el pecado tocara los altares, el pueblo elegido se separara.

La copa de mi hijo os derramará gota a gota la maldad.

Solo os miro con ternura y alegría. Os conduzco por el camino de la reconciliación  entre vosotros. Vuelvo a vos con todo mi amor, permaneced en profunda oración, no salgáis a la calle vendrán días oscuros, recogeos con todos mis pequeños.

Haced una verdadera contrición y  confesión.

Abandonaos en mi Inmaculado Corazón doloroso, estaréis conmigo en el nuevo mundo, seréis mas pequeños que ahora,  purificaré, pero rezad por vuestros hermanos separados, no  juzguéis. El juicio llegara a cada uno independientemente, solo cumplid los mandamientos de mi Hijo, y  renovara el Salvador una Iglesia nueva, será más fuerte mi  amor.

Recurrid a la misericordia de mi hijo con estas señales:

Enseñad al que no sabe orar, a todo el que necesita de vosotros, abridle las puertas de vuestro corazón desprendeos de  toda desconfianza y os aseguro el paso a la vida nueva.

Pronto por medio de vosotros alcanzaré la victoria sobre el maligno, aplastando su cabeza, desterrándolo de toda creación humana, creación de amor.

Vivid con abandono e inocencia como los niños que no distinguen raza, credo y posesión de bienes. Seréis los pequeños de mi Gracia Inmaculada.

 

11 DE AGOSTO DE 1995

Mensaje de Dios Hijo – 1 : 19 AM

Os amo y  os bendigo en el nombre de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo.

Hijos míos os pido que obedezcáis todos los mensajes de mi madre, por que todos esos mensajes os los ha mandado mi Padre Celestial, haced lo que Él os diga por intercesión de Mi Madre Inmaculada.

Hoy os nombro a vuestros testigos como los guardianes de las llaves del cielo, como corazas de Mi Espíritu. Seréis madres, seréis hijos.

Mensaje de María

Soy tu madre, arca de la nueva alianza. Os bendigo, amo mis pequeños.
Os vengo a tus corazones pidiendo tu presencia frecuente  en el sacramento de la eucaristía. Id a misa diariamente, confesaos al menos una vez al mes. Invocad la protección santa del ángel custodio de mi hijo como os voy a indicar:

San Miguel Arcángel defiéndenos en la pelea y sed nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del maligno, reprímale Dios como merecidamente te lo suplicamos, y tu príncipe de las milicias celestiales, armado del poder Divino, precipita al infierno a Satanás y a todos los demás espíritus malignos que para perdición de las almas, andan por el mundo, Amen.

Mi espíritu os acompañara siempre, enseñad mi palabra, incluso a quienes no os confían.

Mi hijo os manda saludar y os pide oren, oren, oren, y os pide no pequen mas, os hieren el corazón de mi hijo, atentan contra su divina misericordia.

Siempre que hagáis algo malo. Pensad en mí, no mintáis, no seáis orgullosos, todo esto viene del demonio no os esclavicéis a la oscuridad.

Quered y amad a mi hijo, aunque no me améis a mí.

Mis pequeños, mis hijos amados, sed prudentes, la prudencia es muy importante, guardad en tu corazón mi amor. Por la prudencia vosotros podéis ganar la gloria de Dios.

No os dejéis que tus corazones puros y santos se manchen del pecado. Rezad el santo rosario, hacedlo con vuestros padres, con vuestros hermanos, con vuestros hijos. Haced un verdadero altar a imagen de belén.

Mis pequeños en vuestras manos está el futuro.

Amen siempre al padre, al hijo, al espíritu consolador.

Mis pequeños os repito :  Mi hijo os ama profundamente, los ángeles están siempre a vuestro lado. Nunca dejéis de rezar  a vuestro ángel de la guarda. Oren, oren constantemente .

Invocadme que yo os acudiré al padre para estar con vosotros. no permitáis que el maligno tome reinado sobre tu razón y tu conciencia .

Adopta un ropaje nuevo para tu época, un ropaje blanco. Tened fe, apóyate en mi amor.

No imitéis mas ídolos, no dejéis arrastrarte de las corrientes del maligno. Os daré gozo, paz, cobijaos en mí. Limpiare tus heridas, pondré fin a tus dolores. No os quedéis callados, orad conmigo yo soy vuestra  madre.

 

21 DE SEPTIEMBRE DE 1995

Mensaje de María santísima – 2 : 04 AM

Soy tu Madre María de la Reconciliación, os vengo a pediros con insistencia la conversión de tu vida, de vuestras almas.

Hoy estoy muy feliz de orar con vosotros, mi hijo esta feliz de que vosotros recéis el santo rosario.

Os bendigo en nombre del padre, del hijo, del espíritu santo.

Obedeced a mi iglesia, ellos son los enviados de Dios, son sus apóstoles.

Mis pequeños, sed obedientes a vuestros padres, pedid perdón, no ofendáis ni sembréis orgullo y cizaña en sus sentimientos, no juzguéis a nadie.

Es la hora de despojaros de todo  cuanto  ata, para que quedéis desatados . Es hora de convertiros a la Misericordia de mi Hijo.

Orad a Dios por las almas del purgatorio. Mis pequeñitos ayudadme a orar con vosotros.

No seáis indiferentes a mi inmaculado corazón que  clama dolorosamente vuestra conversión, os acercan tiempos fuertes. Grandes tragedias terrestres, muchos terremotos, fuertes inundaciones, grandes deslizamientos, la danza del astro iluminara a todas las almas, esa luz  entrará a todos pero no todos mis pequeños  permaneceréis vivos a este llamado.

Alejaos ahora del pecado. No seáis tu uno mas de aquellos que forman parte  de ese hueco oscuro y profundo.

Mis pequeños con la oración vosotros podéis evitar todas estas tragedias, yo os amo. Vengo a pedir muy especialmente orad unos por otros.

Orad por aquellos que no reconocen la presencia del espíritu de Dios y que no le aman.

Implorad, implorad todos los días la misericordia de Dios. Pedid mucho por mis hijos en señal de mis mensajes.

Ellos llevan cargas pesadas que vosotros no entendéis no pongáis vuestras esperanzas en los humanos, ponedlas en Dios padre y confía en el, poned vuestras intenciones  y vuestros deseos en sus manos que el os espera con amor para concederos la gracia por amor.

Repetid mis pequeños: Dios padre os pido perdón por todos los pecados que cometo consciente o inconscientemente todos los días.

Ayudadme a reconocer mis faltas  para volveros convertidos a mi hijo.

No hagáis mal a nadie, porque si mal haces, mal recibes.

Si desamor entregas, desamor recibes.

Si indiferencia das, de ella recibes.

No dejéis pecados en vuestro corazón, confesadlos todos. Comulga todos los días. Rezad el Rosario de la Misericordia de mi hijo pidiendo misericordia por el mundo y por vosotros en reparación de vuestras almas.

Yo os adoro, y bendigo profundamente vuestros rosarios en nombre de Dios Padre, de Dios Hijo, de Dios Espíritu Santo. No dudéis mis pequeños de mis palabras, que más pruebas queréis? Os amo y mi Hijo os manda a decir que os ama a pesar de que pequéis Él os ama, acercaos a Él como águilas para daros la verdadera libertad de espíritu.

 

29 DE SEPTIEMBRE DE 1995

Mensaje de María Santísima – 1 : 17 AM

Vosotros seréis mis testigos, os vigilare las puertas de vuestras casas como Madre de la Paz,  no os aflijáis, mi Señor velará vuestros sueños.

Repetid:

Aleluya. Gloria al Padre.
Aleluya gloria al Hijo.
Aleluya gloria al Espíritu Santo.

Que está en tu ser, en tu corazón, que es la chispa de tu vida, que es la gracia bendita del sacratísimo Corazón del Padre que abre los labios con lenguas de fuego para llegar a imponer  sus manos sobre cada uno de sus hijos amados.

He querido que estés hoy conmigo para continuar mis cenáculos en esta ciudad.

Recogeos, abandonaos en mi en estos momentos finales en los que tu madre reconciliadora se encuentra a las vísperas de su mas grande victoria.

En ti he escogido al hijo mas pequeño e inocente, al que llevo a todas partes para recoger a todos vosotros en mi Corazón Inmaculado.

Gloria al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo y a vosotros mis pequeños hoy.

Os amo por vuestra fragilidad.
Os amo por vuestra decisión y amor maternal.
Os conduzco porque os toca a vosotros llevar a cabo una misión de amor en estos momentos de lucha.

Mirad la luz y la misericordia de mi hijo el Papa Juan Pablo II, señal de mi extraordinaria presencia entre vosotros que se ha hecho invisible en medio de vosotros para que os tendáis las manos como hermanos.

No os preocupéis mi pequeño, por los que mis otros pequeños os digan.

Mi hijo os mostrará la gloria a todos, rezad esta semana. Preparad a vuestros hermanos, a vuestros amigos, a vuestros conocidos y a  las personas que mas podáis.

Decidles que se pongan en gracia de Dios, que frecuenten el sacramento de la Eucaristía.

Sed vos mi pequeño piedra firme, seguid la inspirada enseñanza del Papa Juan Pablo II .  Dentro de poco la apostasía se pondrá de manifiesto y solo se salvaran de naufragar en la fe aquellas almas que están con el Papa.

Perseverad conmigo en la oración.

Preparaos a recibir el Espíritu Santo que quiere comunicarse con vosotros cada vez más con fortaleza.

Miradme como Madre Reconciliadora, abandonaos en mí.

Proclama mi grandeza:

Proclama mi alma la grandeza del señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha mirado la humildad de su esclava, desde ahora me llamaran bienaventurada todas las generaciones, porque el poderoso ha hecho obras grandes en mi, su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación, el hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos, acordándose de Israel su siervo como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre, Amen.

Mirad con ternura a todos mis pequeños, hijos míos, y os conduciré en medio de ellos para formar cenáculos de oración y renovar juntos la misericordia de mi Hijo.

Echeresajare, aesajare a Jesús,
Asiria, asesur isajafer

Tened en cuenta mis pequeños, lo astuto que es el maligno.
No os dejéis engañar por él.
Colocad la Biblia en el salmo 91.
Mandad a bendecir vuestras casas y todo aquello que se encuentra en ellas.

Os bendigo y os  animo a caminar en la confianza filial de mi abandono.

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 
 

Categories
A la Sangre de Cristo DEVOCIONES Y ORACIONES

Novena a la Preciosísima Sangre de Cristo

PREPARACIÓN(Se dice cada día de la novena)
Los Santos del Apocalipsis cantan fervorosamente: «Con tu Sangre has comprado para Dios gentes de toda tribu, lengua, pueblo y nación; has hecho de ellos una dinastía sacerdotal, que sirve a Dios y reina sobre la tierra» Ap. 5:9.

Nosotros ahora nos unimos a este clamor celestial, y en la comunión del Espíritu con todos los santos de la tierra, y venerando esa Sangre divina que nos rescató del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino de la luz, rendimos culto reverente a Dios, como pueblo sacerdotal que somos. Col. 1: 13 y 20.

Cristo Jesús, Cordero de Dios, que nos has salvado con tu sangre, ¡te alabamos!,¡te bendecimos!, ¡te adoramos!,¡te damos gracias rendidas!, Y te pedimos la salvación de todos los que nos hemos lavado en tu Sangre Sagrada. Amén.

Día primero

Lectura: «¡Dichosos los que lavan sus vestiduras en la Sangre del Cordero!» (Apocalipsis 22:14).
¿Debe espantarnos el pecado? Sí; porque es el mal de los males, que lleva consigo la separación de Dios y la condenación eterna. Dios nos ofrece su perdón, pero nosotros podemos desoír la llamada del Espíritu, que nos invita siempre a la conversión y a la perseverancia. ¿Y si yo he pecado? Podría anidar en mi alma cualquier sentimiento, menos el de la desesperación. Porque tengo un Salvador que pagó por mí y me llama de nuevo a su amor. Confío en la Sangre de Cristo, que me ha limpiado de toda mancha. Señor Jesús, ¡gracias por tu bondad! No quiero pecar más en adelante. Lo que quiero es amarte cada vez más con todo mi corazón.

Padrenuestro.

Las lágrimas de mis ojos ahora son el cantar de un alma que, arrepentida, no sueña más que en amar.

Oración. OH Dios, que nos pides el amor de nuestro corazón, concédenos la gracia de vivir siempre en el amor a Jesús y obtener por su Sangre nuestra salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor Amén.

Día segundo

Lectura: «Tenemos, hermanos, una confianza jubilosa de entrar en el santuario del Cielo por virtud de la Sangre de Jesús» (Hebreos, 10:19).
Dios nos infundió en el Bautismo la esperanza, junto con la fe y el amor. Llego al Cielo por lo méritos de la Sangre de Cristo. A ellos uno mi esfuerzo, para corresponder con mis obras a lo que El hizo por mí. Mi vida, para conseguir la salvación, debe ser digna de la Sangre que me compró. Por eso, debo trabajar siempre mí salvación con «temor y temblor», como nos dice San Pablo. Miedo a Dios, no; porque El es Fiel y me salva; sino miedo a mi debilidad o malicia, porque yo puedo fallar a Dios. Pero, ¡confianza! Porque Jesús y yo juntos lo podemos todo.

Padrenuestro

Cielo azul, cielo estrellado, Cristo tus puertas abrió. ¡A ti voy, por ti suspiro, Patria de mi corazón!

Oración. OH Dios, que nos has redimido con la Sangre preciosa de tu Hijo, conserva en nosotros la acción de tu misericordia para que podamos conseguir sus frutos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Día tercero

Lectura: «Ellos vencieron al dragón por la fuerza de la Sangre del Cordero y en virtud del testimonio que dieron, pues despreciaron sus vidas hasta morir por él» (Apocalipsis 12: 9-1 l).
¿Qué significa mi vida cristiana? Es lucha: contra el dolor, que podría desesperarme; contra el cansancio, que podría rendirme en el camino; contra los que atentan mi fe y mi virtud, que exigen mi testimonio; contra mi contra el pecado, que podría hacerme perder a Dios… Pero tengo en mis manos la fuerza del mismo Cristo. El luchó contra Satanás y el pecado hasta la sangre, y con su Sangre nos da la victoria a nosotros. ¿Puedo yo acobardarme y ceder ante el enemigo, si cuento con la fuerza de la gracia de Cristo?…

Padrenuestro

La vida es de los valientes, de los que saben luchar. Con Cristo, que va delante, ¿Me puedo yo acobardar?…

Oración. OH Dios, que en la Sangre de Jesús, derramada valiente y generosamente en la cruz, nos das la fuerza contra todos los enemigos. Haz que por ella me mantenga yo siempre fiel a ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

Día cuarto

Lectura: -El Espíritu Santo os ha constituido vigilantes, para que apacientes la Iglesia de Dios, que él se adquirió con su propia Sangre» (Hechos 20:28).
Lo que dice San Pablo a los pastores de la Iglesia vale para todos nosotros, porque todos somos Iglesia por la cual Cristo derramó su Sangre. ¿Puedo desentenderme yo de la Iglesia? ¿Puedo aceptar los ataques de que es objeto? ¿Puedo ver despreciada su verdad? ¿Puedo tolerar la desobediencia a sus Pastores? ¿Puedo mirar sin horror a los que abandonan con peligro grave su salvación? ¿Puedo dejar de trabajar en una u otra obra de apostolado, tal como lo exigen mi Bautismo y Confirmación? Si no trabajo por la Iglesia, estoy traicionando a la Sangre con que Cristo se la adquirió…

Padrenuestro

¡OH, Iglesia Santa y Católica, todo mi amor para ti! Tú sabes que sólo anhelo en tu regazo sobrevivir.

Oración. Señor Jesucristo, hazme vivir en tu Iglesia, Esposa tuya que adquiriste con tu Sangre. Que por ella trabaje, en ella viva y en ella sobreviva. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos Amén.

Día quinto

Lectura:-¡Bebed, pues ésta es mi sangre!» (Mateo 26: 27-28). «El cáliz de la bendición que consagramos, ¿no es comunión con la Sangre de Cristo». «Cuantas veces coméis este pan y bebéis este cáliz, proclamáis la muerte del Señor hasta que él vuelva» (I Corintios 10:16; 11:26).
¿En qué hago consistir yo mi devoción a la Sangre de Cristo? En oraciones, ciertamente. Pero jamás podré buscar otro punto en que centrar esa mi devoción como la Eucaristía. Recibo la Sangre de Cristo en la Comunión. En la Comunión me comunica la Sangre divina toda su fuerza. En la Comunión me aseguro para siempre el fruto de la salvación que Cristo me ganó al derramar su Sangre por mí. ¿Comulgo todas las veces que puedo y de la mejor manera que puedo?…

Padrenuestro

Eres bebida del Cielo, eres vino embriagador. Eres amor y alegría, ¡Cáliz de la salvación!

Oración. Señor Jesucristo, hazme beber con ansia tu Sangre, Vino Nuevo del Reino, y prenda de las delicias que me embriagarán en la Patria celestial. Amén.

Día sexto

Lectura: -Os habéis acercado a Jesús, que nos ha rociado con una sangre que habla más elocuentemente que la de Abel» (Hebreos 12: 23-24).
¿Qué pedía a gritos la sangre de Abel? ¡Venganza! «La sangre de tu hermano grita a mí desde la tierra», de Dios a Caín. Pero la Sangre de Cristo clama mucho mejor: «¡Padre, perdónalos!»… La Sangre de Jesús nos da la paz con Dios y derriba todo muro que nos divide a los hombres, porque «todo lo pacificado con la sangre de su cruz». Entonces, ¿Somos dignos de Cristo cuando anida un rencor en nuestro corazón? ¿Somos como el Jesús de la cruz, si, no perdonamos nosotros de verdad?… ¿Podemos beber la Sangre de Cristo en la Comunión, si, no rebosamos amor a todos?….

Padrenuestro

Sangre de Jesús, que gritas: ¡Perdón, oh Padre
, perdón!» Di, ¿qué quieres de nosotros?… ¡Qué sea perdonador!

Oración: Señor Jesucristo, que nos mandas a perdonar generosamente hasta el peor de nuestros enemigos. Infúndeme tú mismo amor a fin de que, amando sin distinción a todos, merezca tú perdón y tú gracia. Amén.

Día séptimo

Lectura: -Vi el cielo abierto. Y el que se llama desde siempre El Verbo de Dios, estaba cubierto con un manto lleno de sangre» (Apocalipsis 19: 12-13).
Jesucristo, el Hijo de Dios, aparece en el Cielo como un militar triunfador. Se empapó de sangre, en la suya, y ahora ostenta las propia, luchando contra el enemigo condecoraciones ganadas en una guerra a vida o muerte. Ha vencido en toda la línea. «El príncipe de este mundo ha sido echado fuera». Y llega el día en que «todos sus enemigos estarán colocados como escabel de sus pies»… ¿Me doy cuenta a qué me llama el Señor? El Cielo no es para cobardes, sino para los esforzados que, como Jesús, saben enfrentarse cada día, hasta la sangre, en la lucha contra el mal.

Padrenuestro

Por tú Espíritu, Señor, danos valor en la lucha, danos la victoria; victoria sobre la muerte danos la Gloria futura.

Oración. Señor Jesucristo, que nos dijiste que el Reino de los Cielos lo arrebatan únicamente los valientes. Dame el esfuerzo que necesito para ir contigo hasta el Calvario a fin de subir desde él al Cielo. Amén.

Día Octavo

Lectura: «Estos son los que han lavado y blanqueado sus vestiduras en la Sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios» (Apocalipsis 7:14).
Hemos de contar con el pecado como una triste realidad de nuestra vida. Heredamos de nuestros padres Adán y Eva una naturaleza dañada, y nuestra malicia a veces, y nuestra debilidad siempre, nos llevan a ofender a Dios de muchas maneras. ¿Quién pondrá remedio a esta dolorosa condición nuestra?.
¡Gracias sean dadas a nuestro Señor Jesucristo, que con su Sangre nos ha librado de tan lastimosa condición! Dios nos pide solamente arrepentimiento, conversión, reconciliación con El mediante los Sacramentos. Y, eso sí, lucha valiente para no hacer nunca las paces con el pecado.

Padrenuestro

¡Qué divino tesoro, Jesús, me has dado en tu Sangre! ¡Límpiame de toda mancha, para ser como te agrada!…

Oración. Señor Jesucristo, amador de los pecadores, que somos todos. Derrama sobre mí la abundancia de los méritos de tú Sangre, para que, con limpieza de corazón, vea siempre a Dios en todas las cosas. Amén.

Día noveno

Lectura: -Tenemos un Pontífice excelso, Jesús, que ha penetrado los cielos – con su propia sangre – y está siempre vivo para interceder por los que por él se llegan a Dios» (Hebreos 4:14, 19:12, 7:25).
Una última mirada a la Sangre de Cristo. ¿Qué nos ha merecido Jesús con ella? Nada menos que la Gloria de Dios, la misma con la que Dios es infinitamente dichoso, la que tiene el mismo Jesucristo glorificado a la derecha del Padre. Y ante este su Padre está repitiendo continuamente: «Quiero que donde yo estoy estén también los míos que Tú me diste». Ya que para esto se adelantó: «Voy a prepararos un lugar» Nuestro destino es el Cielo, que no es propio de almas débiles, sino de los espíritus más grandes, que no se contentan sino con Dios.

Padrenuestro

Como Esteban, entreabierto veo el Cielo, Señor. ¿Cuándo podré estar contigo? ¡Hoy lléname de tu Presencia!

Oración. Señor Jesucristo, autor, guía y consumador de la fe, que vas al frente de los que caminan hacia la Patria. Hazme seguir fielmente tus pisadas para conseguir ese Cielo que me tienes prometido y preparado. Amén.
«EN SU GRAN AMOR DIOS ME HA LIBERADO POR LA SANGRE QUE SU HIJO DERRAMÓ, Y HA PERDONADO MIS PECADOS». (Efesios 1:7)
OH DIVINO ANTÍDOTO, LIBÉRAME DEL VENENO DEL PECADO AMÉN, ALELUYA, AMÉN.

ORACIÓN
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del Costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡OH buen Jesús, óyeme! Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de ti. Del enemigo malo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén, Aleluya, Amén.

 

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 

Categories
A la Sangre de Cristo DEVOCIONES Y ORACIONES Galería

Letanías a la Preciosa Sangre de Cristo

Presentamos dos Letanía a la Sangre de Cristo, una aprobada por el papa Juan XXIII y otra de las apariciones a Bernabé Nwoye.

 

 

 

 

 

LETANÍAS DE LA PRECIOSA SANGRE DE JESUCRISTO DE BERNABÉ NWOYE 

Señor ten piedad de nosotros – Señor ten piedad de nosotros!

Cristo ten piedad de nosotros – Cristo ten piedad de nosotros! 

Señor ten piedad de nosotros – Señor ten piedad de nosotros! 

Cristo, escúchanos! – Cristo escúchanos benignamente!

Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros!

Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros! 

Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros!

Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros!

L: ¡OH PRECIOSÍSIMA SANGRE DE JESUCRISTO, SANGRE DE SALVACIÓN!

R: SÁLVANOS A NOSOTROS Y AL MUNDO ENTERO!

Océano de la Sangre de Jesucristo, ¡libéranos!

Sangre de Jesucristo llena de santidad y compasión, ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, nuestra fortaleza y poder, ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, alianza eterna, ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, fundamento de la fe cristiana, ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, armadura de Dios, ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, Divina caridad, ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, flagelo de los demonios, ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, auxilio de los que están atados, ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, Sagrado Vino, ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, Poder de los cristianos, ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, defensora de la fortaleza católica, ¡libéranos! 

Sangre Preciosa de Jesucristo, verdadera fe cristiana, ¡libéranos!

SANGRE PRECIOSA DE JESUCRISTO, SANGRE SANADORA,               ¡SÁLVANOS!

Sangre Preciosa de Jesucristo, Sangre ungidora, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, fortaleza de los hijos de Dios, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, comandante de los guerreros cristianos, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, Sangre de Resurrección, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, bebida de los Ángeles del Cielo, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, consuelo de Dios Padre, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, poder del Espíritu Santo, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, circuncisión de los gentiles, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, paz del mundo, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, luz del Cielo y de la tierra, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, arcoiris en el Cielo, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, esperanza de los niños inocentes, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, Palabra de Dios en nuestros corazones, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, arma celestial, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, Divina Sabiduría, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, cimiento del mundo, ¡sálvanos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, Misericordia del Padre, ¡sálvanos!

L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo! 

R: ¡Lava los pecados del mundo!

L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo! 

R: ¡Purifica el mundo!

L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo! 

R: ¡Enséñanos como consolar a Jesús!

ORACIÓN

Oh Sangre Preciosa, salvación nuestra, creemos, esperamos y confiamos en Ti. Libera a todos los que están en las manos de los espíritus infernales, te suplicamos.

Protege a los moribundos de las obras de los espíritus malignos y acógelos en la gloria eterna. Ten misericordia del mundo entero, y fortalécenos para adorar y consolar al Sagrado Corazón de Jesús. Te adoramos, oh Preciosa Sangre de misericordia. Amén

¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, sana las Heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús! (tres veces)

*Nota: En el Diario de Santa Faustina, leemos la explicación que le dio Jesús Misericordioso sobre los rayos de Su Imagen Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi Misericordia, cuando Mi Corazón Agonizante fue abierto por la lanza estando Yo en la Cruz». (Diario 299)

APROBADAS POR EL PAPA JUAN XXIII EL 24 DE FEBRERO DE 1960

Señor Jesucristo, que con tu Sangre limpias el pecado del mundo y nos mereces la salvación. ¡Sálvanos ahora y siempre!

-Señor, ten Misericordia.
-Cristo, ten Misericordia.
-Señor, ten Misericordia.
-Cristo, óyenos.
-Cristo, escúchanos.

-Dios, Padre Celestial, ten Misericordia.
-Dios, Hijo Redentor del mundo, ten Misericordia.
-Dios, Espíritu Santo, ten Misericordia.
-Trinidad Santa, que eres un sólo Dios, ten Misericordia.

Luego de cada invocación se dice: RESCÁTANOS
-Sangre de Cristo, Hijo Unigénito del Eterno Padre.
-Sangre de Cristo, del Verbo de Dios hecho Hombre.
-Sangre de Cristo, de la Nueva y Eterna Alianza.
-Sangre de Cristo, caída en la tierra durante la Agonía del Huerto.
-Sangre de Cristo, que corrió abundante durante la flagelación.
-Sangre de Cristo, vertida de la Cabeza en la coronación de espinas.
-Sangre de Cristo, derramada en la Cruz.
-Sangre de Cristo, precio de nuestra salvación.
-Sangre de Cristo, con la cual hay redención de los pecados.
-Sangre de Cristo, bebida nuestra en la Eucaristía y baño de las almas.

-Manantial de Misericordia
-Río de Misericordia
-Lago de Misericordia
-Catarata de Misericordia
-Mar de Misericordia
-Océano de Misericordia

-Sangre de Cristo, victoria sobre el demonio.
-Sangre de Cristo, fuerza de los mártires.
-Sangre de Cristo, vigor de los confesores de la fe.
-Sangre de Cristo, que engendra vírgenes.
-Sangre de Cristo, fortaleza de los que peligran.
-Sangre de Cristo, alivio de los que sufren.
-Sangre de Cristo, consuelo en la aflicción.
-Sangre de Cristo, esperanza del pecador.
-Sangre de Cristo, seguridad de los moribundos.
-Sangre de Cristo, paz y delicia de los corazones.
-Sangre de Cristo, prenda de la vida eterna.
-Sangre de Cristo, liberación de las almas del purgatorio.
-Sangre de Cristo, digna de toda gloria y honor.
Nos has redimido, Señor, con tu Sangre.
Y has hecho de nosotros un Reino para nuestro Dios

Omnipotente y Sempiterno Dios, que constituiste a Tu Unigénito Hijo Redentor del mundo y quisiste perdonarnos a través de Su Sangre; te suplicamos nos concedas que de tal modo veneremos el precio de nuestra Redención, que por su virtud seamos preservados en la tierra de los males de la vida presente, para que gocemos en el Cielo de su fruto eterno. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 
 

Categories
A la Sangre de Cristo DEVOCIONES Y ORACIONES

Consagración a la Sangre Preciosa de Jesucristo

Es una de las oraciones de la Devoción a la Preciosa sangre que recibió el vidente Bernabé Nwoye, cuya historia puede leerse aquí Apariciones a Bernabé Nwoye y la devoción a la Preciosa Sangre.

Se reza diariamente.

Consciente de mi nada y de Tu Sublimidad, Misericordioso Salvador, me postro a Tus pies, y Te agradezco por la Gracia que has mostrado hacia mí, ingrata creatura.

Te agradezco especialmente por liberarme, mediante Tu Sangre Preciosa, del poder destructor de satanás.

En presencia de mi querida Madre María, mi Ángel Custodio, mi Santo patrono, y de toda la corte celestial, me consagro voluntariamente, con corazón sincero, oh queridísimo Jesús, a Tu Preciosa Sangre, por la cual has redimido al mundo del pecado, de la muerte y del infierno.

Te prometo, con la ayuda de Tu gracia y con mi mayor empeño, promover y propagar la devoción a Tu Sangre Preciosa, precio de nuestra redención, a fin de que Tu Sangre adorable sea honrada y glorificada por todos.

De esta manera, deseo reparar por mi deslealtad hacia Tu Preciosa Sangre de Amor, y compensarte por las muchas profanaciones que los hombres cometen en contra del Precioso Precio de su salvación.

¡Oh, si mis propios pecados, mi frialdad, y todos los actos irrespetuosos que he cometido contra Ti, oh Santa y Preciosa Sangre, pudieran ser borrados!

He aquí, querido Jesús, que te ofrezco el amor, el honor y la adoración que tu Santísima Madre, tus fieles discípulos y todos los Santos han ofrecido a Tu Preciosa Sangre. Te pido que olvides mi falta de fe y frialdad del pasado, y que perdones a todos los que te ofenden.

¡Oh Divino Salvador! rocíame a mí y a todos los hombres con Tu Preciosa Sangre, a fin de que te amemos, ¡oh Amor Crucificado, de ahora en adelante con todo nuestro corazón, y que dignamente honremos el Precio de nuestra salvación! Amén

Bajo Tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡oh Virgen siempre gloriosa y bendita!

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 
 

Categories
A la Sangre de Cristo DEVOCIONES Y ORACIONES

Oraciones de Consolación y Adoración a la Preciosa Sangre

Estas oraciones pertenecen a los dictados al vidente Bernabé Nwoye apóstol de la Preciosa Sangre, cuya historia puede leerse aquí, Apariciones a Bernabé Nwoye y la devoción a la Preciosa Sangre

 

PROMESAS DE NUESTRO SEÑOR A QUIENES DEVOTAMENTE RECEN LAS ORACIONES DE CONSOLACIÓN Y ADORACIÓN

1. Hijos Míos, Yo prometo proteger contra los ataques del mal, a quien devotamente Me consuele y adore con estas oraciones. No morirá de muerte súbita. No será quemado por el fuego.

2. Hijos Míos, Yo prometo proteger contra los ataques de los espíritus malignos a quien devotamente Me consuele y adore.

3. Cualquier soldado que rece esta oración antes de entrar al campo de batalla, no será derrotado. Ninguna bala tendrá efecto sobre él.

4. Si se reza esta oración por una mujer en labores de parto, sus dolores serán disminuidos. La mujer que devotamente rece esta oración, tendrá un parto seguro.

5. Pongan esta oración sobre la cabeza de cualquier niño perturbado por los malos espíritus. Mis Querubines lo protegerán.

6. Yo prometo proteger a las familias de los efectos de los rayos y truenos, y la casa donde esté esta oración, será protegida de las tormentas.

7. Si esta oración se reza ante un moribundo, Yo prometo que su alma no se perderá.

8. Cualquier pecador que Me consuele y adore a través de esta oración, obtendrá la conversión.

9. Yo prometo proteger con Mi Preciosa Sangre y esconder dentro de Mis Llagas, a todos los que Me consuelen y adoren. El veneno no tendrá efecto sobre ellos. Yo guardaré sus cinco sentidos.

10. Yo prometo bautizar a los niños abortados que son asesinados diariamente en el mundo, y conceder un profundo arrepentimiento y contrición en los corazones de sus padres, a través del poder de Mi Preciosa Sangre.

 11. Todos los que devotamente Me consuelen y adoren con esta oración hasta su muerte, se unirán a los Ejércitos y Coros Celestiales. Les concederé la Estrella de la Mañana.

 

 

PLEGARIAS DE CONSOLACIÓN A JESUCRISTO AGONIZANTE

 

ORACIÓN (1)

Padre Eterno, cuando ibas a enviar al mundo a Tu Hijo Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, con el propósito de salvarnos y establecer un nuevo paraíso a través de la Preciosísima Sangre, movido por el amor, dijiste: «¿A quién enviaré, quién irá a redimir a Mi pueblo? La Corte Celestial permaneció en silencio hasta que Tu Hijo respondió: «Aquí estoy, envíame a Mí, Padre». Honor y adoración sean dadas a Ti, oh Amor Divino; alabanza y reverencia a Tu nombre, oh adorable Jesucristo. Recibe consuelo, oh agonizante Jesucristo.

La recompensa que recibiste de Tu pueblo por tu benevolencia, fue el pecado.

Ellos pecaron y blasfemaron día y noche contra Tu Santo Nombre. Se enfrentaron a Ti, y desobedecieron Tus mandamientos.

Padre, recibe consuelo a través de las voces de Tus coros celestiales. Que la voz de Tus Dominaciones te consuele. Amén

Padrenuestro… Avemaría… Gloría al Padre…

Agonizante Jesucristo, soporta todos estos sufrimientos, Señor 

Agonizante Jesucristo, te amamos

Agonizante Corazón de Jesucristo, venga a nosotros Tu Reino.

Himno

Seas consolado, oh Jesucristo, Nuestro Señor oramos para que Tu Preciosa Sangre no haya sido vertida en vano por nosotros.

 

ORACIÓN (2)

Padre Eterno, Tú preparaste un Tabernáculo Santo para Tu Hijo Unigénito, Jesucristo, el vientre de la Santísima Virgen María. Bendito sea el vientre que albergó al único Hijo de Dios. Padre, Tu Hijo Unigénito nació en Belén, y fue recostado en un pesebre, porque no había sitio ni para El, ni para sus padres en la posada. Esto fue así, para que el mundo buscara primero el Reino de Dios, y no el bienestar y las cosas perecederas de este mundo.

Padre, esto indicó que Tu propio pueblo no estaba preparado para recibir a su Rey, Redentor y Creador. No había sitio para el Rey de los Cielos y tierra en su propia tierra. Señor, Tú viniste a los tuyos, y ellos no te reconocieron como Rey. Viniste a tu tierra, y ellos no te conocieron. Cuando supieron de Ti, planearon Tu muerte. Por medio de ese plan, mataron a muchos inocentes. Un grito desgarrador y lamentos, se escucharon en Tu propia tierra, como bienvenida al Rey. Las mujeres rehusaron ser consoladas por la muerte de sus hijos.

Jesús, Tú soportaste todas estas cosas por el amor que tienes a Tu pueblo. Pero Tu pueblo continuó pecando y haciendo toda clase de mal contra Ti y Tu Padre Celestial. En vez de tenerte como Rey, te tuvieron como enemigo. En vez de Redentor, eras un depredador para el pueblo a quien salvaste.

¿Quién, recordando Tu misericordia y bondad hacia Tu pueblo, te podrá consolar? Que seas por siempre consolado y confortado, amado Jesucristo. Que los coros celestiales de Ángeles y Arcángeles te alaben y consuelen. Amén

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

Agonizante Jesucristo, soporta todos estos sufrimientos, Señor.

Agonizante Jesucristo, te amamos.

Agonizante Corazón de Jesucristo, venga a nosotros Tu Reino.

Himno

Calma el ardor de Tu ira, oh Señor nos arrepentimos de haber pecado contra ti no volveremos a pecar.

 

ORACIÓN (3)

¡Oh Amado Jesucristo, que viniste al mundo para redimir a tu pueblo del pecado! ¡Oh Pastor Bueno que fuiste tratado con tanto desprecio y maldad por Tu rebañó! Al venir, viste como Tu pueblo profanaba el Santuario de Tu Padre. Tu furor los echó fuera del Santo Templo. Pero hoy, los hombres se han vuelto más carnales, y descuidan Tu Presencia en el Tabernáculo.

Te consolamos por los pecados que los hombres cometen contra Ti, presente en el Santo Tabernáculo; por la frialdad y negligencia que muestran en Tu Presencia… por aquellos que Te reciben indignamente, y por todos los actos irrespetuosos que cometen contra Ti. Perdón, perdón, Amado Jesucristo. Aunque los hombres Te siguen crucificando una y otra vez, por Tu misericordia, soporta todos estos insultos de las criaturas que tanto amas.

¡Oh Misericordioso Jesucristo! ¡Que seas por siempre consolado, y tengas misericordia de Tu pueblo, te pedimos! ¡Que la voz de las Virtudes Celestiales te consuele! Amén

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

Agonizante Jesucristo, soporta todos estos sufrimientos.

Agonizante Jesucristo, te amamos.

Agonizante Corazón de Jesucristo, venga a nosotros Tu Reino.

Himno

Agonizante Corazón de Jesucristo que has sufrido y expiado por nosotros hágase Tu voluntad en la tierra.

 

ORACIÓN (4)

¡Oh Misericordioso y Amante Jesucristo, sufriste tan dolorosamente en el Huerto de Getsemaní, que te llevó a exclamar: «Mi alma está triste hasta la muerte»! Consolamos Tu Sagrado Corazón que soporta tanto dolor. Tú sufriste la flagelación en la columna, y la coronación de espinas, con el fin de que fuéramos reconciliados con Dios. No obstante, muchas almas inocentes están siendo abortadas diariamente, y su llanto hiere Tu Sagrado Corazón. Te rogamos perdones todas las ofensas que recibes de los hombres.

Que la voz de los Querubines y Serafines celestiales te consuele. Y que la obra de evangelización de este mundo te conforte. Amén

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

Agonizante Jesucristo, soporta todos estos sufrimientos, Señor.

Agonizante Jesucristo, te amamos

Agonizante Corazón de Jesucristo, venga a nosotros Tu Reino.

Himno

Jesús, presente en la Santa Eucaristía te pedimos perdón por todos los pecados cometidos contra Ti.

 

ORACIÓN (5)

¡Oh Jesús, Bondadoso y Misericordioso, que te ofreciste a Ti mismo como Cordero del Sacrificio, para la salvación de la humanidad, te consolamos!

Oh Buen Dios, te entregaste humildemente a las autoridades judías, que te arrastraron sin misericordia, como si fueras un criminal, para ser juzgado por los hombres. Te consolamos, oh Agonizante Jesucristo, por todos los insultos que recibiste en los tribunales del mundo. Te consolamos por todos los crueles tormentos que sufriste de parte de Tu pueblo. Que por siempre seas adorado. Amén

L: Adoramos las Llagas de Tu Sagrado Cuerpo:

R: Seas por siempre consolado, oh Sacratísimo Corazón, que soportas todos estos sufrimientos.

L: Adoramos Tu Sagrada Cabeza que soporta la vergonzosa corona de espinas:

R: Te consolamos, oh Sacratísimo Corazón, que soportas todos estos sufrimientos.

L: Adoramos los dos Corazones de Amor que se encontraron en el camino al Calvario:

R: Sean por siempre consolados, oh Corazones de la Madre y del Hijo.

Sean por siempre consolados por toda la angustia y dolor sufridos en el camino al Calvario.

L: Adoramos Tu Preciosísima Sangre vertida en las calles de Jerusalén:

R: Recibe consuelo, Señor, porque Tu Sangre sirvió como reparación. En el Calvario, el Creador de Cielos y tierra, quedó desnudo a la vista de todos.

L: Te adoramos, Agonizante Jesucristo, que soportas esta vergüenza para la remisión de los pecados del mundo:

R: Gloria, honor y adoración a Ti, que humildemente aceptaste la Cruz de mi salvación. Cuando yacías en la Cruz, los soldados cruelmente estiraron Tus miembros, y clavaron Tus manos y pies. Honor y adoración a Tus Sagradas Llagas y a Tu Preciosísima Sangre.

Te rogamos, soporta todos los grandes sufrimientos y dolores que padeciste en la Cruz.

L: Adoramos Tu Santa Muerte, Inmaculado Cordero de Dios:

R: Reina por siempre, oh Preciosísima Sangre y Agua de Tu Sagrado Costado. Agonizante Jesucristo, venga a nosotros Tu Reino. Amén

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

Agonizante Jesucristo, soporta todos estos sufrimientos, Señor. Agonizante Jesucristo, te amamos. Agonizante Corazón de Jesucristo, venga a nosotros Tu Reino.

Himno

Jesús Crucificado, las gotas de Sangre que vertiste fueron todas contadas.

L: Agonizante Jesucristo, Hijo único de Dios, Redentor y Creador del mundo, Perdona y ten misericordia del mundo:

R: Agonizante Corazón de Jesucristo, recibe consuelo. Amén

 

 

ORACIONES DE ADORACIÓN A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE JESUCRISTO

 

ORACIÓN INICIAL

Todopoderoso y Eterno Padre, la magnitud de Tu amor por nosotros, se refleja por entero en el hecho de haber entregado Tu Hijo Unigénito a la humanidad. El no sólo es igual a Ti, sino que es Uno Contigo. Estamos en deuda Contigo.

Obviamente no podemos pagarte, pero te pedimos Tu gracia, y deseamos mostrarte nuestro amor en esta adoración. Te damos gracias por Tu benevolencia, y te pedimos nos ayudes a mostrarte nuestro amor y gratitud, cambiando nuestra vida.

Que San Miguel Arcángel, con todas las huestes de Ángeles y Santos se unan a nosotros, y nos acerquen más a Ti durante esta adoración. Te lo pedimos por medio de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

Himno

Adoración a la Preciosa Sangre de Jesús te adoramos, Preciosa Sangre de Jesucristo.

 

ORACIÓN (1)

Amado Jesucristo, cuya misericordia es infinita, adoramos Tu Corazón Agonizante que soporta grandes sufrimientos por la salvación de los hombres.

¡Divino Cordero de Dios, Hijo de Dios e Hijo de la Virgen María, Dios y Hombre!

Tú sufriste terriblemente por amor a la humanidad, y con gran temor y angustia sudaste sangre en el Huerto de Getsemaní.,. adoramos Tu Preciosísima Sangre y el dolor de Tu Agonizante Corazón. Te pedimos para Tu Santa Iglesia, el Papa, los Cardenales, Obispos, Sacerdotes y laicos, que están bajo la sombra de Tu Preciosísima Sangre, protección, paz y amor. Que a través de la intercesión de San Miguel Arcángel y de todos los Arcángeles del Cielo, podamos vencer al Dragón Rojo. Amén.

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

Himno

Jesús, presente en la Eucaristía que venga el tiempo por el cual has orado cuando seamos uno en Ti.

TODOS

¡Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre! Amén.

L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!

R: ¡Adoración y alabanza a Ti por siempre! Amén.

 

ORACIÓN (2)

Amado Jesucristo, cuya misericordia es infinita, adoramos Tu Corazón Agonizante que soporta grandes sufrimientos por la salvación de los hombres. ¡Manso Cordero de Dios, Hijo de Dios e Hijo de la Virgen María, Dios y Hombre! Tú permitiste que Tu Sagrado Cuerpo fuera atado a la columna y flagelado, para liberarnos del pecado, y traer la salvación a la humanidad. Adoramos Tu Preciosísima Sangre que brotó de las numerosas heridas de Tu Sagrado Cuerpo. Oramos por la conversión de los pecadores del mundo entero. Permite que una gota de Tu Sangre caiga sobre sus corazones para que a través de la intercesión de los Querubines y Serafines y todos los Ángeles del Cielo, todos los hombres se vuelvan a Ti. Amén

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

Himno

Agonizante Corazón de Jesús te adoramos, te alabamos a Ti todo honor y gloria.

TODOS

¡Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre! Amén.

L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!

R: ¡Adoración y alabanza a Ti por siempre! Amén.

 

ORACIÓN (3)

Amado Jesucristo, cuya misericordia es infinita, adoramos Tu Corazón Agonizante que soporta grandes sufrimientos por la salvación de los hombres. ¡Humilde Cordero de Dios Hijo de Dios e Hijo de la Virgen María. Dios y Hombre!

Tu Sagrada Cabeza fue coronada de espinas. El Templo de la Divina Sabiduría fue golpeado con varillas de hierro por temerarios pecadores, y lo permitiste para traer paz al mundo y hacer posible un nuevo Jardín del Edén.

Adoramos la Preciosísima Sangre que brota de Tu Sagrada Cabeza. Te imploramos por la liberación de las almas del Purgatorio, y la protección de las almas de los moribundos. Derrama Tu Preciosa Sangre para ahuyentar a todos Tus enemigos, a través de la intercesión de !os Tronos y Potestades del Cielo y todas sus huestes. Amén.

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre… 

Himno

Jesús, presente en la Santa Eucaristía te adoramos y alabamos Tu Nombre y confiamos que nos darás la paz.

TODOS

¡Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y de la tierra nos cubra ahora y siempre. Amén.

L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!

R: ¡Adoración y alabanza a Ti por siempre! Amén.

 

ORACIÓN (4)

Amado Jesucristo, cuya misericordia es infinita, adoramos Tu Corazón Agonizante que soporta grandes sufrimientos por la salvación de los hombres. ¡Inmaculado Cordero de Dios, Hijo de Dios e Hijo de la Virgen María, Dios y Hombre!

Humildemente recibiste la Cruz de Salvación, y caminaste hacia el Calvario. Vertiste Tu Preciosa Sangre por las calles de Jerusalén. Adoramos Tu Preciosísima Sangre vertida, Te pedimos por la liberación de los cautivos, y por el regreso de los no católicos a la Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia fundada por Ti. Rocía Tu Preciosísima Sangre para que por la intercesión de las Dominaciones y todos los Ángeles del Cielo, los cautivos sean liberados, y las ovejas perdidas regresen a un solo rebaño. Amén.

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

Himno

Agonizante Corazón de Jesucristo a Ti el honor y la alabanza haz que todos los corazones se vuelvan a Tí

TODOS

¡Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz de Cielo y de la Tierra, nos cubra ahora y siempre! Amén.

L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!

R: ¡Adoración y alabanza a Ti por siempre! Amén

 

ORACIÓN (5)

Amado Jesucristo, cuya misericordia es infinita, adoramos Tu Corazón Agonizante que soporta grandes sufrimientos por la salvación de los hombres.

¡Misericordioso Cordero de Dios, Hijo de Dios e Hijo de la Virgen María, Dios y Hombre!

Humildemente aceptaste la Cruz de la Salvación del mundo. Humildemente extendiste Tu Cuerpo sobre la Cruz, mientras Tu pueblo te sujetaba y te clavaba en la Cruz. Adoramos Tu Preciosísima Sangre que brota de Tus Manos y Pies traspasados. Te suplicamos protejas a todos los santos que viven en el mundo entero, de las acciones del Anticristo. Derrama Tu Preciosa Sangre sobre ellos, para que por la intercesión de las Virtudes y todos los Ángeles, alcancen el Cielo después de su lucha. Amén

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

Himno

Cantemos contigo, Virgen Madre y amemos contigo a Tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo que murió por nosotros.

TODOS

¡Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre! Amén.

L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!

R: ¡Adoración y alabanza a Ti por siempre! Amén.

 

ORACIÓN (6)

Amado Jesucristo, cuya misericordia es infinita, adoramos Tu Corazón Agonizante que soporta grandes sufrimientos por la salvación de los hombres. ¡Cordero del Sacrificio, Hijo de Dios e Hijo de la Virgen María, Dios y Hombre! Los malvados del mundo atravesaron Tu Sagrado Costado, Sangre y Agua brotaron, salvando al mundo del pecado. Te adoramos, oh Preciosa Sangre y Agua, te imploramos que salves las vidas de cada inocente niño nonacido, y bautices los bebés abortados con el Agua de Tu Sagrado Costado, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Que todos ellos, a través de la intercesión de los Principados y de todos los Ángeles del Cielo, alcancen la mansión eterna. Amén.

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

Himno

Agonizante Corazón de Jesucristo te adoramos, te damos gracias y te alabamos por siempre.

TODOS

¡Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre! Amén.

L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!

R: ¡Adoración y alabanza a Ti por siempre! Amén.

 

ORACIÓN (7)

Amado Jesucristo, cuya misericordia es infinita, ¿cómo podremos expresar nuestro amor por Ti? Hiciste de Tu Preciosísima Sangre la bebida de los Ángeles del Cielo; te alabamos, oh Preciosísima Sangre. Te adoramos, oh Preciosísima Sangre. Que toda creatura adore Tu Preciosísima Sangre. Amén.

Himno

Gloria y gratitud al Padre honor y alabanzas a Su Hijo Cristo y al Espíritu Santo.

L: ¡Te adoramos, oh Preciosísima Sangre de Jesucristo! R: ¡Sangre de Salvación!

L: ¡Te adoramos, oh Preciosísima Sangre de Jesucristo! R: ¡Alianza Eterna!

L: ¡Te adoramos, oh Preciosísima Sangre de Jesucristo! R: ¡Arma Celestial!

L: ¡Te adoramos, oh Preciosísima Sangre de Jesucristo! R: ¡Esperanza de los niños inocentes!

L: ¡Te adoramos, oh Preciosísima Sangre de Jesucristo! R: ¡Consuelo de Dios Padre! Amén.

Nota: Al final de cada década del Rosario a la Sangre Preciosa, se reza: «Que la Preciosa Sangre que brota…» sin embargo, en las plegarias de adoración se dice: «Que la Preciosísima Sangre que brota». Esto es lo que el vidente vio y grabó. En el Rosario, una inclinación de cabeza es suficiente, pero en la Adoración, la frente toca el suelo, si el devoto puede convenientemente hacerlo.

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 
 

Categories
A la Sangre de Cristo DEVOCIONES Y ORACIONES

Oraciones de Reparación a Jesucristo Agonizante

Estas oraciones y sus promesas fueron dadas a Bernabé Nwoye, vidente de la Preciosa Sangre. Su historia puede leerse aquí Apariciones a Bernabé Nwoye y la devoción a la Preciosa Sangre
 

  

 

PROMESAS DE NUESTRO SEÑOR A LOS QUE RECEN O ESCUCHEN LAS ORACIONES DE REPARACIÓN (LLAMADOS ANGUSTIOSOS)

1. Hijos, cada vez que las Oraciones de Reparación se recen con amor. Yo prometo convertir a 12 de los más empedernidos pecadores en el mundo.

2. Yo permitiré que Mi Sangre Preciosa se derrame sobre cada alma que escuche decir estas Oraciones. Su amor por Mí crecerá.

3. Yo perdonaré los pecados de la nación que se vuelva a Mí a través de estas Oraciones.

4. Ellos no sufrirán el peso de la condena debida por sus pecados.

  

 

ORACIONES DE REPARACIÓN A JESUCRISTO AGONIZANTE

LLAMADOS ANGUSTIOSOS

 

ORACIÓN INICIAL

Señor Jesucristo, a través de la historia. Tú nos conduces de regreso al Padre Todopoderoso. Te damos gracias y apreciamos Tu amor. Recordamos, con dolor en el corazón, nuestra debilidad, nuestros pecados, y todo Tu sufrimiento en esta noble tarea.

¿Cómo aminorar Tu sufrimiento? Ayúdanos a hacerlo, te lo pedimos. Haremos lo que sea necesario, si Tú así lo quieres. Muéstranos Tu amor si esa es Tu voluntad.

Hacemos esta oración, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con el Padre, en unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Padre Eterno, te ofrezco todas las Heridas de Tu amadísimo Hijo Jesucristo, los dolores y agonías de Su Sacratísmo Corazón, y Su Preciosísima Sangre que brotó de todas Sus Heridas, en reparación por mis pecados y los pecados del mundo entero. Amén (3 veces)

Credo…

 

PRIMER LLAMADO ANGUSTIOSO

«¿Dónde estás hijo Mío? Tu Señor te busca… ¡Ven a Mí!… ¡Ven, acércate más, y escucha Mi angustioso llamado!

Hijo Mío… había una vez un Hombre que tenía muchas ovejas, las cuidaba y pastoreaba bien. Cuando tenían sed, las conducía a un manantial de agua fresca, para que pudieran satisfacer su sed. No permitía que pasaran hambre. Las llevaba a verdes praderas. Ellas comían y engordaban y se fortalecían. El Hombre fortificó la tierra donde pastaban, para que ningún lobo entrara y dañara el rebaño.

Un día, las ovejas planearon una rebelión, y a la fuerza escaparon del campo y se adentraron en el bosque. Allí, fueron capturadas por animales salvajes. Eran como esclavas sin esperanza. Sus cuerpos y sangre eran utilizados para festivales y sacrificios de animales a sus dioses.

A pesar de todo esto, el Hombre no se olvidó de su rebaño. Envió a sus sirvientes, y a todos los mataron. Por último, envió a Su Hijo, quien al fin ganó la batalla.

El Hijo del Hombre, condujo al rebaño, día y noche a través del desierto. En este caminar, surgieron muchas dificultades, que no podían soportar. Se quejaron al Hijo del Hombre, profirieron toda clase de palabras crueles contra Él, y finalmente lo mataron.

Hijo… ¿qué piensas que hará el Padre del Hijo del Hombre cuando se entere de la muerte de Su Hijo?

Hijo… ustedes son el rebaño. Mi Padre es el dueño del rebaño, quien envió muchos profetas a Su pueblo, que vivió en un desierto terrible.

Yo soy el Hijo, a quien ustedes persiguieron y mataron. ¿Qué les he hecho? A pesar de todos vuestros pecados. Mi Padre aún los está llamando para que regresen a Él. Pero ustedes no prestan atención a Su llamado.

¡REGRESEN! ¡OH ISRAEL, PUEBLO MÍO!

Hagan reparación por sus pecados y los pecados que el mundo entero comete contra Mí Padre y contra Mi Preciosa Sangre. ¡YO SOY EL AGONIZANTE JESUCRISTO!

(Silencio)  

ORACIÓN (1)

Dios mío. Dios mío… yo creo firmemente con todo mi corazón… espero y confío sinceramente en Tí. Solamente a Ti adoraré por siempre. Con verdadero arrepentimiento y amor, me postro a Tus Pies; te pido perdón por aquellos que no creen y no quieren creer, por aquellos que no Te adoran y no quieren adorarte y por aquellos que Te crucificaron y Te están crucificando diariamente.

Querido Jesús, yo te consolaré durante toda mi vida. Amén. 

 ACTO DE CONTRICIÓN

Oh mi Dios, yo me arrepiento de todo corazón por haber pecado contra Tí, por ser Tú tan bueno. Con la ayuda de Tu gracia, no pecaré nuevamente. Amén

Padrenuestro (1) -Avemaría (1) – Gloria (tres veces)

Señor nuestro Jesucristo agonizante. Tú sufriste y pagaste por nosotros… Que se haga Tu voluntad en la tierra.

Aplaca el fuego de Tu cólera, oh Señor… perdón porque hemos pecado… No pecaremos nunca más.

Jesús Sacramentado perdónanos, te rogamos, oh Señor.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Te ofrezco la Palabra hecha carne, Jesucristo, su carne cubierta de Heridas y Sangre, su agonía en el huerto, su flagelación, su coronación de espinas, el repudio que sufrió, su condena, su crucifixión y muerte, en unión con todos los sufrimientos de Tu Santa Iglesia y la sangre de los mártires, en reparación por mis pecados y los pecados del mundo entero. Amén

ORACIÓN AGONIZANTE

Jesús Agonizante, yo te ofrezco mi corazón para unirlo a Tu Corazón Agonizante y compartir Tu agonía. Jesús, yo deseo permanecer en agonía Contigo, a fin de apresurar Tu glorioso Reino de Paz. Amén

 

SEGUNDO LLAMADO ANGUSTIOSO

«Hijo Mío, acércate a Mí, escucha Mi angustioso llamado. Por amor a ti, ofrezco Mi Cuerpo como sacrificio vivo, pan de vida para todos los hombres. Mi Sangre, preciosa bebida, bebida de los Ángeles del cielo, entregada con amor a los hombres.

Hijo Mío… permanezco por ti en el Sacramento del Amor… esperando pacientemente por tí en el Tabernáculo, donde estoy prisionero por tí.

Tú, raras veces te acercas a Mí, porque no te acuerdas de Mí, que estoy prisionero por ti.

Hijo mío… Mi agonía es grande cuando veo la frialdad, la indiferencia y la negligencia con que te acercas a la Santa Trinidad, cuya Presencia llena el Santuario Santo. Yo estoy aquí, hijo mío… Yo estoy aquí en plenitud. Teme la Presencia de tu Dios. Acércate con respeto y reverencia.

Hijo mío… ¿sabes tú lo que sufro cuando entro en el santuario de tu corazón a través de la Sagrada Comunión? Tus pecados me amarran y me flagelan sin misericordia. En tu corazón no hay nadie que Me consuele. Luego de haberme flagelado insensiblemente, Me arrastras fuera, y cierras con llave la puerta de tu corazón con iniquidad. Esto es lo que Me haces con tu vida de pecado.

Yo soy el Pan de Vida para todos los hombres que me reciben en estado de santidad. Vengo a darles vida, no muerte. Limpia las iniquidades de tu corazón. Ábreme la puerta de tu corazón. Haz de tu corazón un tabernáculo de consuelo para Mí.

Hijo… que Yo viva en tu santuario de una Comunión a la otra. ¡Acógeme, hazme sentir bienvenido!

Hijo mío… todos los que Me acogen, acogen a Mi Padre y al Espíritu Santo que viven en Mi. Todos los que Me rechazan, rechazan a la Santísima Trinidad. Hijo… aún cuando otros Me rechacen, haz de tu corazón un tabernáculo de consuelo para Mí.

Yo soy Jesucristo Agonizante, llamándote para que REGRESES.»

(Silencio)  

ORACIÓN (1)

ACTO DE CONTRICIÓN

Padrenuestro (1) -Avemaría (1) – Gloria (3)

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD 

ORACIÓN AGONIZANTE

  

TERCER LLAMADO ANGUSTIOSO

«Hijo Mío… Yo estoy en tu corazón, un Getsemaní solitario, donde estoy velando, y nadie viene a velar Conmigo ni siquiera por una hora. Tu prefieres ir tras la posesión de bienes terrenos, aún a riesgo de tu perdición, dejándome sufrir solo.

El enemigo se aproxima rápidamente… está ganando terreno a fin de ganar muchas almas, mientras tú duermes. Hijo, ¿no puedes levantarle y velar Conmigo siquiera una hora? Yo estoy en el santuario de tu alma, un Getsemaní solitario, esperando que vengas.

Muchas almas, muchas almas van al infierno a causa de los pecados de la carne. Hijo, mira como tú conduces muchas almas a la perdición a través de tu forma de vestir. Yo soy aquel a quien tú expones desnudo públicamente. Hijo… consuélame. Hijo, ten misericordia de Mí.

¡Nunca debe un hombre imitar a una mujer! ¡Nunca debe una mujer imitar a un hombre! Sé tal como Yo te hice, hijo; sé tal como Yo te hice. Te digo, aléjate de esta moda mundana. Ese es el plan del enemigo: destruir el templo del Espíritu Santo que es tu cuerpo. Vive una vida modesta.

Mi hijo amado, porque te amo y deseo que me muestres amor, te suplico me ofrezcas todo tu ser, que lo guardes para Mí y solamente para Mí. Que él me glorifique siempre, que me consuele siempre. No hago este llamado al mundo, sino a tí a quien amo. Ofrécemelo… ofrécelo para salvación. Yo soy Jesucristo Agonizante, llamándote para que REGRESES!»

(Silencio)

ORACIÓN (1)

ACTO DE CONTRICIÓN

Padrenuestro (1) – Avemaría (1) – Gloria (3) 

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD 

ORACIÓN AGONIZANTE

 

CUARTO LLAMADO ANGUSTIOSO

«Hijo Mío… ¿es así como traicionas a tu Señor y Salvador? Solamente por el dinero mundano y perecedero, escogiste traicionar a tu Señor, y entregarme a esos hombres crueles para que Me crucificaran. Hijo, te estás convirtiendo en el Judas de este último tiempo. ¡Cuán terrible será todo para aquellos que traicionan al Hijo del Hombre, y lo entregan a hombres pecadores para ser crucificado! Mira cuan lamentablemente van a la eternidad a sufrir por siempre.

Aún entre los sacerdotes de Mi Corazón, hay muchos Judas que prefieren los bienes terrenales a cambio de su Señor, quien está en agonía.

Esto me causa mucho dolor, hijo Mío, porque están haciendo de la casa de Mi Padre un mercado. Mi Padre está grandemente molesto. Miren bien, cómo ustedes me están sacando de Mi Santo templo. Hijo, ¿deseas la presencia de tu Dios? Ofréceme tu vida.

Yo soy Aquel a quien ustedes están traicionando solamente por cosas terrenales. Hijo… ya que todas esas cosas por las que estás trabajando serán destruidas por el fuego… ¿por qué estás trabajando en vano?

Regresa a Mí, hijo Mío… ten misericordia de Quien vino a salvarte. Que Mis sacerdotes regresen a Mí. Yo soy Jesucristo Agonizante quien los ama, llamándoles para que REGRESEN!»

(Silencio)

ORACIÓN (1)

ACTO DE CONTRICIÓN

Padrenuestro (1) -Avemaría (1) – Gloria (3) 

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD 

ORACIÓN AGONIZANTE

 

QUINTO LLAMADO ANGUSTIOSO

«Hijo Mío… ¿cuándo terminaran los tormentos de Mi flagelación, causados por tus pecados y los del mundo? ¿Por qué Me están flagelando, y al mismo tiempo coronándome de espinas? Y diciendo: «DÉJENME PECAR… YA IRÉ DESPUÉS A CONFESARME». Yo soy el Agonizante Jesús, a Quien tú constantemente torturas.

Hijo… ¿ACASO TE DI EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA, PARA QUE TE CONVIRTIERAS EN UN POZO DE INIQUIDAD?

Ese es el Sacramento de Mi Amor. El abre el océano de la misericordia divina. Mi Sangre y Agua Preciosas, que brotaron para salvar y lavar tu iniquidad, para que vayas y no peques más.

Hijo… retira la corona de espinas… ten misericordia de Mí, no Me flageles más. Ama a tu Dios, tu Creador. No te hagas falsos dioses de ninguna creatura. Sólo a tu Dios temerás y adorarás. No pronuncies el nombre de tu Dios en vano.

Hijo… recuerda guardar el día obligatorio, santo. Haz respetar Mi Nombre en este mundo corrupto. Haz todas estas cosas, para aminorar los dolores de Mi agonía. Ofrece todos tus desengaños, pruebas y persecuciones en reparación por tus pecados, y los del mundo entero.

Yo soy el Agonizante Jesucristo, llamándote para que REGRESES».

(Silencio)

ORACIÓN (1)

ACTO DE CONTRICIÓN

Padrenuestro (1) -Avemaría (1) – Gloria (3) 

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD 

ORACIÓN AGONIZANTE

 

SEXTO LLAMADO ANGUSTIOSO

«Hijo Mío… acércate a Mí, y escucha Mi angustioso llamado. Diariamente ando buscando quien Me consuele, y no encuentro a nadie. Mira Mi rostro agonizante. ¿Dónde está la Verónica de estos tiempos? ¿Dónde esta para que Me limpie el rostro y Me consuele? ¿Acaso se ha unido a la multitud gritando: crucifícalo, crucifícalo?

Se han olvidado que Yo soy su Mesías, que los sacó de Egipto, que los alimentó con el maná celestial, y los acogió bajo Sus alas en seco y ardiente desierto.

Me has rechazado y ya no hay nadie que me ayude. Hijo… así es como tú abandonas tu cruz, y te alejas del camino del Calvario, dejándome sufrir solo.

En verdad te digo, hijo Mío… NO HAY OTRO CAMINO QUE TE CONDUZCA A LA TIERRA PROMETIDA, QUE EL CAMINO DE LA SANTA CRUZ. CARGA CON TU CRUZ Y SÍGUEME TODOS LOS DÍAS DE TU VIDA.

Ayúdame a cargar todas estas cruces que han sido rechazadas, que Mi pueblo ha abandonado para que Yo las lleve. HIJO… VIVE TU VIDA DE CONSAGRACIÓN. Carga tu cruz, y sígueme. Yo soy Jesucristo Agonizante, que te llamo para que REGRESES.»

(Silencio)  

ORACIÓN (I)  

ACTO DE CONTRICIÓN  

Padrenuestro (1) -Avemaría (1) – Gloria (3)   

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD   

ORACIÓN AGONIZANTE  

 

 SÉPTIMO LLAMADO ANGUSTIOSO

«Hijo Mío, mira cómo tus pecados me han clavado en la Cruz. Estoy sangrando por amor a tí. Estoy sudando por amor a tí. Estoy sediento de amor por este mundo necesitado. Ninguno de ustedes desea consolarme… más bien me ofrecen vinagre para calmar Mi sed.

Todos ustedes se mantienen alejados, se burlan y Me critican. Hijo Mío, mira como hablas falsedades de tu prójimo. En vez de orar por Mi Santa Iglesia, continúan criticándola. Yo soy Jesucristo Agonizante, a quien ustedes critican. La Iglesia es Mi Cuerpo, al que están crucificando.

HIJO MÍO. PÁRATE AL PIE DE MI SANTA CRUZ, Y OFRÉCEME JUNTO CON MI MADRE, EL MUNDO ENTERO. Yo lo aceptaré, y lo ofreceré a Mi Padre. Ellos serán Sus hijos, y obedecerán Sus mandatos. La ira del Padre Eterno se aplacará. Mis Santas Llagas serán sanadas. Entonces Mi reino vendrá sobre la tierra.

Hijo… has de crucificarte por Mí y Conmigo, en la Santa Cruz de la Salvación. Esto es lo que más necesito de ti, en reparación por tus pecados, y los pecados del mundo entero. Hijo, Yo no he pedido esto al mundo, sino a ti, porque Te amo, y deseo que me demuestres tu amor. Yo te prometo que atraeré a tí y a todos los hombres hacia Mí, a través de tí. Acepta Mi llamado angustioso, oh amado hijo! Yo ofreceré todos tus sacrificios a Dios para que sean aceptables, en reparación por tus pecados y los del mundo entero.

Al final, el mundo entero vivirá en Mí, Conmigo, y para Mí. Mi Sagrado

Costado se abrirá para ser el refugio de todos los hombres. Sacarán Agua Viva, de la Fuente de la Vida que brota de Mi Sagrado Costado. Hijo, que se haga Mi voluntad en la tierra. Que se haga Mi voluntad en ti. Sufre por Mí, y Conmigo. Muere por Mí, y vive en Mí. Yo soy Jesucristo Agonizante, te amo. Yo los bendigo a todos».

(Silencio)

ORACIÓN (1)

ACTO DE CONTRICIÓN

Padrenuestro (1)-Avemaría (1) – Gloria (3)

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

ORACIÓN AGONIZANTE

 

(Inclinando la cabeza)

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo… (Siete veces)

(Por favor, envíe testimonios de favores recibidos a través de esta Devoción al apostolado en Nigeria)

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 
 

Categories
A la Sangre de Cristo DEVOCIONES Y ORACIONES

Oración de Reparación por la Corona de Espinas

Esta oración fue dada a Bernabé Nwoye por Santa Cecilia el 14 de julio del 2000. Y las Promesas a quienes recen estas oraciones fueron dadas por Jesucristo. La historia de estas apariciones puede leer en Apariciones a Bernabé Nwoye y la devoción a la Preciosa Sangre
 

 

 

PROMESAS DE NUESTRO SEÑOR A QUIENES RECEN DEVOTAMENTE LAS ORACIONES DE REPARACIÓN POR LA CORONA DE ESPINAS

1. Yo sanaré las heridas de los corazones de aquellos que adoren Mi Sagrada Cabeza a través de esta Corona.

2. Yo consolaré a los que Me consuelen con estas oraciones.

3. Yo derramaré el océano de la Divina Misericordia sobre aquellos que adoren las Heridas de Mi Sagrada Cabeza a través del rezo de estas oraciones.

4. Todos los que adoren la Preciosísima Sangre de Mi Sagrada Cabeza a través de esta Corona, recibirán la gracia de la Divina Sabiduría.

5. Yo protegeré sus cinco sentidos.

6. Cuando toquen esta Corona con amor. Yo permitiré que una gota de Mi Sangre caiga sobre sus cabezas.

7. Yo renovaré el amor de cualquier pecador arrepentido que adore misericordiosamente Mi Sagrada Cabeza con esta Corona.

8. Siempre hay un rocío de Mi Preciosísima Sangre dondequiera que estén estas espinas. No estoy lejos, estoy cerca.

9. Yo coronaré las cabezas de los que adoren las Sagradas Heridas y la Sangre de Mi Sagrada Cabeza, a través de esta Corona, con una corona de victoria.

10. Yo prometo mostrar Mi Sagrada Cabeza un día antes de su muerte, a todos los que amen su Corona y adoren Mi Sagrada Cabeza por medio de ella, de manera que tengan perfecto conocimiento de sus pecados y se arrepientan.

11. El 15 de Septiembre de 2001, Nuestra Madre dijo que Ella le había pedido a Su Hijo Jesús, bendecir la Corona de Espinas con poder sanador.

 

ORACIÓN DE REPARACIÓN 

HIMNO

Estoy solo, estoy abandonado Me han dejado con la corona de espinas Que penetran Mi cabeza Y Mi pueblo me ha abandonado.

Amados Míos, ¿Dónde estáis? Esta corona de espinas ha penetrado Mi alma Retiren las espinas, tengan misericordia de Mí.

Por amor a vosotros Morí en la Cruz con la corona de espinas Estoy nuevamente viviendo con las espinas Yo soy el Agonizante Jesucristo.

ORACIÓN

¡Mi amado Jesucristo Agonizante, Hijo del Altísimo! Me postro a Tus pies en medio de mi nada. Recuerdo todas mis ofensas hacia Ti. Te ruego, Señor, ten misericordia de mí. Mis pecados te han mantenido en agonía por estos miles de años. Te contemplo aun vivo, colgado en la Cruz, con esa terrible corona de espinas, la sangre bañando Tu rostro, y las espinas punzando Tu Santa Faz. Me arrepiento por ese regalo que te di: la corona de espinas. Deseo quitarte la corona de espinas, y ofrecerte con amor una corona de oro.

(Besando la corona y apretándola contra su corazón S. Cecilia oró así:) Mi Jesús, yo laceré Tu Sagrada Cabeza con una corona de espinas, Ten misericordia de mí, y perdona al mundo.

Mi Jesús, que sufres místicamente el dolor y la agonía de mi terrible corona de espinas en Tu Sagrado Corazón, Ten misericordia de mí, y perdona al mundo.

Mi Jesús, que sufres la ignominia de mi terrible corona de espinas, ten misericordia de mí, y perdona al mundo. (Apretando la corona de espinas contra su cabeza, Santa Cecilia besó los pies de Jesucristo Agonizante en la Cruz, y oró)

Mi Agonizante Jesús, recuerdo como yo golpeé Tu Sagrada Cabeza con una varilla de hierro, para que te penetraran aún más las espinas en Tu cerebro. Sentiste un dolor como si fuera un rayo que estremeciera todo Tu Cuerpo virginal. ¡Oh cuanto te ha hecho sufrir mi maldad!

Cuando medito en Tu terrible caminar hacia el Calvario, lloro amargamente porque mi maldad colocó esa corona de espinas en Tu Sagrada Cabeza, sede de la Divina Sabiduría. Te veo cayéndote bajo el peso de la Cruz, que hacía que las espinas penetraran más profundamente en Tu Cabeza.

Me veo arrastrándote y golpeándote la Cabeza con una vara. ¡No hubiera querido ser yo quien hizo todo esto a mi amado Salvador! Mi Jesús, te he tratado cruelmente, perdóname, perdóname, perdona a Tu pueblo. Haré todo lo que pueda para retirar esas espinas, cambiando de vida de ahora en adelante.

Mi maldad mantuvo la corona de espinas en Tu Cabeza hasta Tu muerte, para que así no pudieras tener ni un poco de alivio en Tu Pasión. ¡Señor, ten misericordia de mí. Cristo, ten misericordia de mi maldad!

Contemplo Tu Sagrada Cabeza recostada sobre el regazo de Tu Madre dolorosa estando ya muerto. Puedo ver las manos de Juan el amado, de María Magdalena y de Tu Madre dolorosa desprendiendo, con lágrimas de amor, la corona de espinas de Tu Sagrada Cabeza. Desearía ser uno de ellos, para retirar la corona y ofrecerte a cambio una corona de oro, como muestra de mi amor hacia Ti.

(Sosteniendo la corona de espinas y meditando en silencio. Santa Cecilia oró así:)

«Te ofrezco todo mi ser, y te prometo cargar mi cruz tras de Ti, con alegría y amor, todos los días de mi vida. Recibe los méritos de mis sufrimientos y persecuciones, los cuales te prometo aceptar con amor, en reparación por mis pecados, y los pecados del mundo entero.  Queridísimo Jesús Agonizante, con este humilde ofrecimiento, deseo retirar la corona de espinas que te coloqué, y ofrecerte una corona de oro. Recibe con amor, esta corona de oro que te ofrezco. Amén.

Padre eterno, te he ofendido gravemente al lacerar la Sagrada Cabeza de Tu Hijo Unigénito, a quien tanto amas. Ten misericordia de mí. Perdóname y perdona al mundo. Amén (tres veces).

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 
 

Categories
A la Sangre de Cristo DEVOCIONES Y ORACIONES Galería

Oraciones Místicas de Nuestro Señor Jesucristo

Estas oraciones, reveladas por Nuestro Señor, como sus peticiones a Su Padre Celestial durante su Pasión, fueron dictadas por El a Bernabé Nwoye, para que las recemos diariamente.

La historia de estas apariciones puede leerse en  Apariciones a Bernabé Nwoye y la devoción a la Preciosa Sangre

 

ORACIÓN PARA VENCER A SATANÁS Y SUS AGENTES

(5 Julio, 1998)

«No deben temer por los numerosos agentes del enemigo. Hijos, simplemente ofrezcan las Llagas, Dolores, y la Sangre de Mi mano izquierda por su caída; los verán desaparecer como cenizas»

¡Todos ustedes, gran número de enemigos de la Santa Muerte de mi Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario, príncipe de las tinieblas y la iniquidad, padre de los mentirosos! Yo me apoyo en la muerte de mi Señor Jesucristo, y ofrezco Sus dolores, Llagas, y la Preciosa Sangre de Su mano izquierda al Padre Eterno, por vuestra caída, destrucción y castigo.

¡Sangre Preciosa de mi Señor Jesucristo – reina en mí y en las vidas de todos los hombres! Amén

 

ORACIÓN PARA LA PROTECCIÓN Y UNIDAD DEL REBAÑO

(6 Julio, 1998)

Padre Eterno, yo te ofrezco todas las Llagas, Dolores, y la Preciosa Sangre de los Sagrados Pies de Tu Hijo, Nuestro Señor y Maestro, por todos Tus hijos que están vagando como ovejas sin pastor por este bosque tenebroso. Protégelos de los depredadores salvajes y dales la paz para que sean uno, y unidos lo mismo que el clavo unió los Pies de mi Señor y Salvador Jesucristo.

¡Preciosa Sangre de Jesucristo, reina por siempre! Amén

 

ORACIÓN PARA REFUGIARSE EN EL SAGRADO COSTADO DE JESUCRISTO

(7 Julio, 1998)

¡Oh Padre Amado, Dios de Abraham, Isaac y Jacob, que protegiste a los antiguos israelitas bajo Tus santas alas, en la aridez del frío y en el cálido desierto; te ofrezco la santa muerte de mi Maestro y Salvador Jesucristo por la protección de Tu pueblo, que está disperso por todo el mundo. Que la Sangre y el Agua nos laven y fortalezcan, nos guarden y purifiquen para que encontremos refugio en el Sagrado Costado de Tu Hijo, que está abierto para todos los hombres.

¡Sagrado Costado de Jesucristo, sé mi refugio seguro! Amén. 

 

ORACIÓN PARA LIBERACIÓN DE MALDICIONES ANCESTRALES

(8 Julio, 1998)

¡Padre Eterno, Tu eres el único Dios inmortal, Dios que es Amor, Misericordia y Bondad! Mira a Tu Unigénito Hijo, Jesucristo, y ten misericordia. Yo te ofrezco el dolor de Su flagelación en la columna, Sus Llagas y Sangre, por todo Tu pueblo que está bajo el peso de la maldición, debido a los pecados de sus ancestros, y su desobediencia rompiendo la alianza que habían hecho Contigo.

Libéranos a través de la flagelación de Tu Hijo, sánanos a través de Sus Llagas, y sálvanos a través de Su Sangre Preciosa.

¡Sangre Preciosa de Jesucristo, libéranos de la maldición! ¡Santas Llagas de Jesucristo, sanen nuestras heridas! ¡Por Tu flagelación, séllanos! Amén.

 

ORACIÓN PARA CONSERVAR LA FE

(9 Julio, 1998)

¡Omnipotente y Omnisciente Dios, Dios de Elías y los profetas, mira la Sagrada Cabeza de Tu Unigénito Hijo y ten misericordia! Levántate y salva a Tu pueblo. Te ofrezco toda la vergüenza, el dolor, las Llagas y la Preciosa Sangre de la Sagrada Cabeza de Tu Hijo, por todos Tus hijos que están viviendo estos tiempos peligrosos. Fortalece nuestra fe por la burla que

hicieron a Tu Hijo Jesucristo, y sálvanos a través de la Preciosa Sangre de Su Sagrada Cabeza. Que a través del sufrimiento de Tu Hijo Jesucristo, aprendamos a sufrir en Ti, y a morir en Ti. Amén.

¡Santas torturas de Jesucristo, aumenten nuestra fe! Amén.

 

ORACIÓN PARA LA MANIFESTACIÓN DE LA DIVINA VOLUNTAD

(10 Julio, 1998)

Padre Eterno, Tu eres el Creador y Autor de la vida. Tú amas el mundo que creaste. Es por esto que enviaste a Tu Hijo único, a redimir el mundo, a fin de que viniera a nosotros Tu Reino. Mira a Tu Hijo y levántate de Tu Trono. Levanta Tu Mano derecha y salva a Tu pueblo. Yo te ofrezco todos los sufrimientos, los dolores y la muerte de Tu Hijo Unigénito a quién Tu amas, por Tu triunfo y reinado sobre la tierra. Que a través de la Preciosa Sangre de Tu Hijo, hagas una nueva alianza, y traigas a todos Tus hijos a Tu Santa Voluntad. Amén.

¡Preciosa Sangre de Jesucristo, reina por siempre! ¡Agonizante Jesucristo, venga a nosotros Tu Reino!

 

ORACIÓN PARA SOBRELLEVAR EL CASTIGO VENIDERO

(13 Julio, 1998)

Padre Amado y Misericordioso, Tu deseo es que todos los hombres se salven. Mira bondadosamente a Tu Hijo escarnecido y condenado por los hombres, que sufrió tantas torturas, y sigue sufriendo por los pecados de Tu pueblo.

Mira lo que el pecado ha hecho a Tu Hijo Unigénito. Te ofrezco todas las torturas, dolores, repudio y vergüenza que sufrió Tu Hijo Jesucristo, para que todos los que estamos viviendo en estos días de maldad, tengamos la fe necesaria para sobrellevar las pruebas, y paciencia para soportar las torturas.

Que a través de los sufrimientos de Tu Hijo único, podamos luchar hasta el fin. Amén.

¡Que las torturas de Nuestro Señor aumenten nuestra fe! ¡Preciosa Sangre de Jesucristo, sálvanos!

 

ORACIÓN POR LOS QUE HAN ABANDONADO LA FE

(22 Julio, 1998)

Eterno y Amado Padre mira bondadosamente a Tu Hijo Unigénito. Mira la pesada cruz que prepararon para Tu Hijo, y ten misericordia de Tu pueblo.

Yo te ofrezco todos los dolores, sufrimientos y la Sangre Preciosa de Tu Hijo Jesucristo, Emmanuel, por toda la gente que ha abandonado su fe, y por los que la abandonarán en las colinas y valles de este mundo. Que por las caídas que sufrió Tu Hijo bajo la Cruz, tengan la fortaleza de levantarse nuevamente, y permanecer firmes en la verdadera fe. A través del océano de Su Sangre Preciosa derramada bajo la Cruz por las calles de Jerusalén, fortalece a todos los que desean hacer Tu Voluntad. Amén.

¡Sangre Preciosa de Jesucristo, fortalece nuestras almas débiles! 

 

ORACIÓN PARA PEDIR EL REINO DE GLORIA SOBRE LA TIERRA

(27 Julio, 1998)

¡Oh Amado y Misericordioso Padre, que todo lo sabes y eres Todopoderoso, el Alfa y Omega, el Padre Eterno que creó todas las cosas! Tu naturaleza te impide desamparar a Tus hijos. Mira bondadosamente a Tu Hijo Unigénito Jesucristo, que Vino a salvar a los hombres y a traer Tu Reino a la tierra.

Te ofrecemos todas las agonías, torturas, dolores y la Sangre Preciosa de Tu Hijo Jesucristo, con el fin de vencer a todos los enemigos de la Santa Cruz de Salvación, el Anticristo y el Dragón Rojo que están luchando contra la verdad ahora y al final de este tiempo. Que a través de la Preciosa Sangre de Nuestro Redentor, y por Su último aliento sobre la tierra, desaparezcan como espuma expuesta al sol, para que Tu Reino venga pronto sobre la tierra. Amén.

¡Preciosa Sangre de Jesucristo, venga a nosotros Tu Reino! 

 

ORACIÓN CONTRA LOS PECADOS DE LA CARNE

(28 Julio, 1998)

Padre Santo y Misericordioso, Tu Hijo Unigénito está desnudo a la vista de todos los hombres, para que Tu pueblo conozca y tema Tu Santa Ley. Acepta mi humilde oración por todo Tu pueblo que vive en iniquidad, fornicación y adulterio, para que a través de la vergüenza y la desgracia que soportó Tu

Hijo único, toques sus vidas, para que se conviertan y se salven. Que ellos, a través de la Sangre Preciosa de Tu Hijo Jesucristo, la cual te suplico caiga sobre sus cabezas, se conviertan y salven, y a través de Su vergüenza se arrepientan. Amén

 

ORACIÓN PARA BAUTIZAR A LOS BEBES ABORTADOS

(29 Julio, 1998)

Padre Celestial, Tu amor es eterno. Por Tu amor infinito, salvaste al mundo a través de Tu Hijo Unigénito Jesucristo. Mira a Tu único Hijo sobre la Cruz, sangrando sin cesar, por el amor a Su pueblo, y perdónanos. Purifica y bautiza a los niños abortados con la Preciosa Sangre y Agua que brotó del Sagrado Costado de Tu Hijo, que colgaba muerto en la Cruz para salvarlos, en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.

Que a través de la santa muerte de Jesucristo, ellos reciban la vida eterna, por Sus Llagas sean sanados, y por Su Sangre Preciosa sean liberados. Que se regocijen junto a los Santos en el Cielo. Amén

 

ORACIÓN DE REPARACIÓN

(2 de Julio, 1999)

Padre Eterno, te ofrezco todas las Heridas de Tu amadísimo Hijo Jesucristo, los dolores y agonías de Su Sacratísimo Corazón, y Su Preciosísima Sangre que brotó de todas Sus Heridas, en reparación por mis pecados y los pecados del mundo entero. Amén (3 veces).

 

PODEROSA INVOCACIÓN PARA PEDIR PROTECCIÓN

(7 de Julio, 1997)

¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Ti oh arma poderosa!

¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Tu Sangre Preciosa! Misericordioso Jesucristo Agonizante, derrama Tu Sangre Preciosa sobre las almas. Satisface nuestra sed, y vence al enemigo. Amén.

Poderosa Sangre de Salvación, combate al enemigo. (3 veces).

(Esta invocación también ha sido recomendada por Nuestro Señor, para decirla al final del exorcismo del Papa León XIII, el cual Nuestro Señor ha ordenado sea dicho diariamente en nuestros hogares en estos tiempos del mal).

 

JACULATORIAS

(28 de Abril, 1997)

¡Preciosa Sangre y Agua del Sagrado Corazón de Jesucristo! Te adoramos, ¡Sálvanos y purifícanos! Amén

(28 de Julio, 1997) ¡Preciosa Sangre y Agua del Sagrado Costado de Jesucristo! ¡Purifica la Iglesia, lávanos, límpianos!

  

PROMESAS DE NUESTRO SEÑOR A LOS QUE VENEREN EL CRUCIFIJO AGONIZANTE

1. Para prepararlos para la batalla, les entrego Mi Crucifijo Agonizante. Yo prometo proteger contra las fuerzas del mal, a cualquiera que tenga este Crucifijo Agonizante.

2. A través de este Crucifijo, Yo salvaré a muchos del cautiverio.

3. Cuando se levante este Crucifijo en contra del poder del maligno, Yo abriré el Cielo y dejaré fluir Mi Preciosa Sangre para vencer así, el poder del maligno.

4. Yo dejaré fluir Mi Preciosa Sangre de todas Mis Sagradas Llagas, y cubriré a todos los que veneren Mis Llagas y Sangre a través de este Crucifijo.

5. Yo prometo proteger las casas donde esté el Crucifijo Agonizante, de todo poder destructivo en la hora de la oscuridad.

6. Yo prometo realizar numerosos milagros a través de este Crucifijo.

7. Yo quebrantaré los corazones de piedra y derramaré Mi amor en los que veneren Mi Crucifijo Agonizante.

8. Yo prometo también, atraer a las almas descarriadas hacia Mí, a través de este Crucifijo.

9. Hijos, en los días del maligno, ustedes podrán andar libremente sin peligro, debido a este Crucifijo.

Finalmente, Nuestro Señor enfatizó: «Hijos, por medio de esta Cruz, Yo venceré. Esta Cruz pronto será una Cruz victoriosa».

 

ORACIÓN PARA QUE EL NUEVO ISRAEL RECONOZCA EL VALOR DEL PRECIO DE SU REDENCIÓN

(20 de Julio, 2001) (Eclesiástico 36, 1-17) Por favor, rezar diariamente.

Ten piedad de nosotros, Señor, Dios del mundo, y mira: derrama Tu temor por todas las naciones. Levanta Tu mano contra las naciones paganas, para que vean Tu poder. Así como a sus ojos Te has mostrado Santo castigándonos, así también ante nosotros, muéstrate poderoso en contra de ellos. Que te reconozcan como nosotros lo hemos hecho, y sepan que no hay otro Dios más que Tú, Señor.

Renueva los prodigios y haz otros milagros, manifiesta el poder de Tu mano y de Tu brazo. Despierta Tu furor y derrama Tu cólera, destruye al adversario y aplasta al enemigo. Apresura el tiempo de Tu visita, recuerda Tu juramento, para que podamos celebrar Tus grandes hechos.

Que los opresores de Tu pueblo vayan a la ruina, y que Tu fuego vengador devore a sus sobrevivientes. Quebranta la cabeza de los jefes extranjeros que dicen: ¡no hay más que nosotros! Reúne a todas las tribus de Jacob, devuélveles su herencia como al principio. Señor, ten piedad de Tu pueblo que lleva Tu nombre, de Israel, del que hiciste Tu primogénito. Ten compasión de la ciudad santa de Jerusalén, lugar de Tu reposo. Llena a Sión de la fama de Tus milagros, y a Tu pueblo de Tu gloria. Confirma Tus promesas a Tus primeros hijos, cumple las profecías hechas en Tu nombre. Premia a los que en Ti esperan, que Tus profetas sean hallados verídicos. Escucha Señor, la oración de Tus servidores, confirmando la bendición de Aarón a Tu pueblo, y que todos en la tierra reconozcan que Tú eres el Señor, el Dios Eterno.

Preciosa Sangre de Jesucristo, purifica la Iglesia, lávanos, límpianos! (3 veces)

Padrenuestro (1) Avemaría (3) Gloria (3)

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 
 

Categories
A la Sangre de Cristo DEVOCIONES Y ORACIONES

Devoción a las gotas de Sangre que Cristo perdió en su camino al Calvario

Bendecida por su Santidad el Papa León XIII, en Roma, 5 Abril, 1890.

Las Santas Elizabeth (Reina de Hungría), Matilda y Bridget, deseando saber algo de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, ofrecieron fervientes y especiales oraciones, después de que Nuestro Señor les reveló lo siguiente:

A todo creyente que recite durante 3 años, cada día, dos Padrenuestros, dos Avemarías y dos Glorias, en honor de las gotas de sangre que perdí, le concederé las cinco gracias siguientes:

1 La indulgencia plenaria y remisión de sus pecados.

2 Estará libre de las penas del Purgatorio.

3 Si debiera morir antes de completar los 3 años señalados, para él será igual que si los hubiera completado.

4 A la hora de su muerte, será como si hubiese derramado toda su sangre por la Santa Fé.

5 Yo mismo, descenderé del cielo a llevar su alma y la de sus familiares, hasta la cuarta generación.


Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 
 

Categories
Sucesos TESTIMONIOS Y MILAGROS

Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús

Estatua del Sagrado Corazón del monumento

El día 14 de mayo de 1733, en la iglesia de San Ambrosio, de la ciudad de Valladolid, el Sagrado Corazón hizo al jesuita Padre Bernardo de Hoyos, la tan conocida Gran Promesa: “Reinaré en España -le dijo- y con más veneración que en otras partes”. Y el P. Hoyos manifestó a uno de los primeros apóstoles de la devoción al Sagrado Corazón en España lo siguiente: “Si se echa tarde la semilla de esta devoción, no importa. Aunque España comience la última en su carrera, podrá su alentado fervor alcanzar y, por ventura, pasar con el favor divino a los primeros”. Y completaba su profecía, diciendo: “Espero que se ha de introducir, qué digo introducir, que se ha de entronizar en España el Corazón adorable de Jesús”.

Y cuando en el plan de la Divina Providencia llegó el día de levantar el trono desde el cual el Corazón de Jesús, en cumplimiento de su promesa, había de reinar sobre España y elegir el lugar para entronizar en la Nación su sagrada imagen, la elección recayó sobre el Cerro de los Ángeles, en Getafe y a 13 kilómetros de Madrid, capital.

La idea partió de don Francisco Belda y Pérez de Nueros, quien en una carta abierta con fecha 13 de junio de 1900 dirigida al director de la revista “La Semana Católica”, de Madrid, y que fue publicada en el número 17 del mismo mes y año, proponía la elección de dicho lugar para el emplazamiento del Monumento Nacional al Sagrado Corazón de Jesús y a la Inmaculada, delante de la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles. La iniciativa estaba lanzada, pero su plan, sin duda, por las circunstancias adversas de entonces, quedó como desterrado y casi condenado al olvido.

El Monumento al Sagrado Corazón

Dos lustros más tarde, el solemne Congreso Eucarístico de Madrid en el año 1911, con aquel inesperado final de la consagración de España, con texto del P. Postíus, en el salón del trono de palacio y ante los Reyes, dio nuevo impulso al deseo de levantar, pese a que ya se estaba  construyendo el Tibidabo en Barcelona, un Templo Nacional consagrado al Corazón de Jesús en Madrid. La idea prendió con fuerza y entusiasmo en la “Unión de Damas Españolas” junto con la infanta María Teresa y el Obispo de Madrid-Alcalá D. José María Salvador y Barrera, quienes apadrinaban la idea de dedicar la catedral de la Almudena, -en obras-, como  dicho Templo Nacional, ratificando la consagración efectuada pocos días antes en el Palacio Real. Por lo que en la cripta de la Almudena, con nueva fórmula del P. Oliver Copóns, volvió a repetirse la ofrenda de España, de sus instituciones, de sus leyes, de sus hogares y de sus habitantes al Corazón de Jesús, logrando así establecer un nexo entre la consagración nacional y el templo nacional, imitando el ejemplo parisino de Monmartre.

Pero, poco después, sería otro seglar, don Ramón García Rodrigo de Nocedal, fervoroso miembro de la Adoración Nocturna y terciario franciscano de la iglesia de San Fermín de los Navarros quien daría el empujón definitivo a la propuesta primera de D. Francisco Belda, para la erección del Monumento al Sagrado Corazón en Madrid. Él también, desconociendo la iniciativa de éste, eligió el Cerro de los Ángeles por estas razones: por estar situado en el centro geográfico de España, significando también el deseo de que el Sagrado Corazón ocupara el centro de la vida del país y por estar próximo a la Corte, centro oficial de la Nación. Y esta idea se la transmitió al peruano Mateo Crawley, religioso de los Sagrados Corazones, y al ya santo jesuita P. José María Rubio, entonces director de las “Marías de los Sagrarios” de Madrid.

Desde 1914, el Padre Crawley había establecido su obra de entronizaciones en Madrid con el placet del Primado, Cardenal Guisasola, creando el “Secretariado Central de Entronizaciones” como una sección de la “Unión de Damas Españolas”, cuya presidencia la ostentaba doña María de la Natividad Quindos de Tejada y Villarroel, Duquesa de la Conquista, y quien tenía por director espiritual al P. José de Calasanz Baradat. Y ante el ingente número de entronizaciones en los hogares se comenzó a hablar también de realizar una entronización solemne y nacional del Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles. Los padres Crawley, Baradat y Rubio junto con las “Damas Españolas” se dedicaron por su cuenta a promover la iniciativa de los señores Belda y Rodrigo de Nocedal.

En ese mismo año de 1914, tuvo lugar otro hecho de importancia corazonista: se inició el proceso de beatificación del P. Bernardo de Hoyos.

El cerro de los Angeles con el Monumento

El 30 de junio de 1916, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, fue colocada la primera piedra del monumento por el obispo de Madrid-Alcalá Mons. Salvador y Barrera, acompañado de una amplia representación de sus promotores, autoridades civiles y militares, clérigos  y de numeroso público, según consta en acta. Y en agosto de ese mismo año, el papa Benedicto XV concedía indulgencias a todos aquellos que  ayudasen en la construcción.

El costo de la obra fue sufragada por suscripción popular. Miles de personas, desde el propio Papa, la Familia Real, los Cardenales, Arzobispos y Obispos, el Protectorado Español de Marruecos, América… hasta gente de todas las clases sociales, contribuyeron ilusionada y generosamente a la recaudación de fondos para la construcción del Monumento. Se recaudó más de medio millón de pesetas y el sobrante se le entregó al Obispo de Madrid-Alcalá para fines determinados. La estatua del Corazón de Jesús fue costeada, con una aportación de 50.000 pesetas, por el señor Conde de Guaquí, paisano del P. Mateo y embajador del Perú en el Vaticano, quien, en carta particular, expresaba su propósito con estas palabras: “Es mi intención, ciertamente, honrar al Sagrado Corazón. Pero también manifestar así muy solemnemente la gratitud del Perú a aquella España católica que nos civilizó con la fe de Cristo y la moral del Evangelio”.

El proyecto les fue encomendado al arquitecto Carlos Maura y Nadal y al escultor Aniceto Marinas. Las dimensiones del Monumento eran 28 metros de altura, por 31,50 de ancho y 16 de fondo.

La imagen de Jesús medía 9 metros, constaba de 45 piezas, y para labrarla se precisaron 37 metros cúbicos de piedra. El material empleado era piedra arenisca de Almorquí, y en la totalidad del Monumento se invirtieron 882 toneladas.

La inauguración, en principio, estaba prevista para el día 10 de noviembre de 1918, pero la epidemia que asolaba el país obligó a posponerla, fijándose el acto para el 30 de mayo de 1919, fiesta de san Fernando Rey y aniversario de boda de los Reyes.

Sólo una semana antes, el 24 de mayo, el nuevo Obispo de Madrid-Alcalá, don Prudencio Melo Alcalde, – en un número extraordinario del Boletín Oficial del Obispado – dirigió una circular al Clero y Fieles de su Diócesis acerca de la inauguración del Monumento al S. C. de Jesús en el Cerro de los Ángeles , en la que, entre otras cosas dijo: “… porque el Monumento, oración esculpida en piedra, profesión de fe y de amor de un pueblo cristiano, se levanta gallardo sobre el Cerro de los Ángeles, y, Dios mediante, el día 30 de los corrientes, festividad del Santo Rey Fernando III, hemos de celebrar su inauguración.

La fórmula de la Consagración, muy breve, rezaba así: “Corazón de Jesús Sacramentado, Rey de Reyes y Señor de los que dominan: ante vuestro augusto trono de gracia y de misericordia se postra España entera, hija muy amada de vuestro Corazón.  Somos vuestro pueblo que de nuevo se consagra hoy a Vos. Reinad sobre nosotros. Que vuestro imperio se dilate por los siglos de los siglos. Amén.

Y, por fin, llegó el 30 de mayo de 1919, el día soñado y señalado para la bendición del Monumento y la Consagración de España al  Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles.

Principalmente utilizaremos como hilo conductor, para conocer con todo lujo de detalles lo allí vivido en tan fervorosa e histórica fecha, el artículo-crónica que el jesuita P. Remigio Vilariño, eminente testigo presencial, escribió en el mensajero del año 1919 (pág. 520-534), complementado con algunos párrafos de la prensa de aquellos días.

“Llegado, pues, el día de San Fernando – escribe el P. Vilariño –, aniversario de la boda del Rey, a media mañana, una no interrumpida fila de autos y coches de varias clases, de cabalgaduras y hasta de carros se dirigía al Cerro de los Ángeles, distante de Madrid unos quince kilómetros. Por el tren, en distintos viajes, llegaron también bastantes a Getafe, desde donde tenían que andar hasta el Cerro algo más de dos kilómetros.

A poco de salir de Madrid se presentaba el Cerro como un altar gigante en medio de la llanura. Acercándose un poco más se veía la ermita de la Virgen de los Ángeles. Acercándose más todavía se distinguía bien el monumento y la estatua de Nuestro Señor. Extendida por el viento hacia ella una gran bandera española presentaba el emblema de la patria que miraba a Jesucristo y se extendía hacia Él como deseando besarle y envolverle y abrazarle.

El silencio aumentaba en el corazón envolviendo mil vagos pensamientos.

La subida se hizo con mucho orden gracias a las acertadas disposiciones que se tomaron. Llegó toda la gente, que se fue replegando en las sillas que en número de tres mil se había dispuesto ordenadamente. Llegó la nobleza, los caballeros con sus uniformes, los Grandes con sus insignias, los Prelados con sus capisayos, Comisionados y Representantes de muchas asociaciones, los Ministros todos menos el de Hacienda que estaba enfermo. Llegó para hacer guardia y presentar honores el Regimiento del Rey que se situó al lado del monumento

A las once y media en punto se izó en la tribuna regia, formada por tapices, el pendón morado de Castilla, y aparecieron los reyes en medio de aclamaciones y vivas al rey cristiano que venía entonces como nunca en nombre de la Nación. Estaba el rey vestido de capitán general de media gala, cruzado el pecho por la banda de Mérito militar roja, y por el Toisón de Oro, el gran collar de Carlos III y la venera de las Órdenes militares. La Reina Victoria Eugenia traje gris con abrigo de seda negro y sombrero del mismo color.

El Rey Alfonso XIII en la Consagración

El Rey pasó revista a la compañía, situándose después en la tribuna con las demás  Reales Personas – las Reinas, los Infantes e Infantas – y séquito.      El Gobierno del Sr. Maura en pleno y el Cardenal Primado recibieron a los Soberanos a la puerta de la tribuna.

“Al punto, el  Nuncio de Su Santidad, Monseñor Francesco Ragonesi, revestido de Pontifical y asistido por canónigos de la S. I. Catedral de Madrid, bendijo el Monumento. Luego el señor Obispo de Madrid-Alcalá, D. Prudencio Melo Alcalde comenzó la Santa Misa. El Orfeón del Círculo de San José y el del Sindicato Obrero femenino de María Inmaculada entonaron durante el Santo Sacrificio el “Gloria in excelsis Deo” y el “O salutaris Hostia”, de Gayoso. Imponente fue el acto de la elevación por vez primera en aquel altar colocado al pie del monumento, mientras la banda saludaba con la marcha real al “Rey de Reyes”, que no ya en imagen, sino realmente presidía desde entonces nuestra reunión y venía a recibir nuestra Consagración”

Antes de la bendición final, fue leído el siguiente telegrama de su Santidad: “El Santo Padre ha sabido con particular satisfacción la inauguración del Monumento Nacional dedicado al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, de esa Diócesis. Concede de muy buen grado a V. E. la facultad de dar la Bendición Papal, con indulgencia plenaria, en las condiciones ordinarias, a todos los que asistan a la ceremonia religiosa” –Cardenal Gasparri –. Y terminada la misa, Mons. Melo impartió la Bendición Papal concedida por S. S. Benedicto XV.

Y llegó el momento más augusto de toda la ceremonia, el momento por el cual estábamos allí todos congregados en medio de España: Su Consagración al Sagrado Corazón de Jesús.

Cuando, en su día, se le preguntó al Rey Alfonso XIII si asistiría a la inauguración del Monumento, él contestó: “No hay dificultad”. Y cuando se le volvió a preguntar si leería el acto de Consagración, respondió. “Sí, por cierto”. De ahí que, cuando, posteriormente, el P. Mateo le felicitó por haber asumido esa responsabilidad, el propio Rey le contestó: “No merezco tantos parabienes, Padre, pues no he hecho sino cumplir con un deber de conciencia. Era preciso probar que, si soy oficialmente católico, no lo soy menos íntima y privadamente”.

Acabada la misa, en el centro del altar se expuso en rica custodia al Señor en hostia consagrada en la misma misa, y el Duque del Infantado y el señor Obispo de Sión se dirigieron a la tribuna real para acompañar a su Majestad hacia el altar. Siguió al Rey toda la real familia, que quedó de rodillas junto al altar. Alfonso XIII, lleno de serena majestad, subió las gradas del Monumento hasta el pie del altar donde  recibió el pergamino que le ofreció el Duque del Infantado con la fórmula de la Consagración.

Sobre la fórmula de la Consagración hemos de consignar que es innegable su relación con otras ya usadas en dos ocasiones extraordinarias anteriores: al terminar la procesión del Congreso Eucarístico Nacional de Valencia,  noviembre de 1893, y la del Congreso Eucarístico Internacional de Madrid en junio de 1911 Ambas fórmulas le fueron presentadas al Rey, quien escogió una adaptación de la de Valencia con algunos retoques personales compatibles con otras sugerencias aducidas por algunos.

El Monarca, puesto de rodillas al lado de la Epístola y apoyado en su sable, presenció reverente la Exposición del Santísimo Sacramento. Terminado el “Pange lingua”, permaneciendo todos de rodillas, alzóse únicamente el Rey y vuelto hacia el Santísimo y ligeramente también a su pueblo que le rodeaba y le escuchaba, con voz pausada y serena, pero marcada y firme, pronunció el Acto de Consagración con estas palabras:

“Corazón de Jesús Sacramentado, Corazón del Dios – Hombre, Redentor del Mundo, Rey de Reyes y Señor de los que dominan:

España, pueblo de tu herencia y de tus predilecciones, se postra hoy reverente ante ese trono de tus bondades que para Ti se alza en el centro de la Península.

Todas las razas que la habitan, todas las regiones que la integran, han constituido en la sucesión de los siglos, y a través de comunes azares y mutuas lealtades, esta gran Patria Española, fuerte y constante en el amor a la Religión y en su adhesión a la Monarquía.

Sintiendo la tradición católica de la realeza española y continuando gozosos la historia de su fe y de su  devoción a Vuestra Divina Persona, confesamos que Vos vinisteis a la tierra a establecer el Reino de Dios en la paz de las almas redimidas por vuestra sangre y en la dicha de los pueblos que se rijan por vuestra santa Ley. Reconocemos que tenéis por blasón de vuestra divinidad conceder participación de vuestro poder a los príncipes de la tierra, y que de Vos reciben eficacia y sanción todas las leyes justas, en cuyo cumplimiento estriba el imperio del orden y de la paz. Vos sois el camino seguro que conduce a la posesión de la vida eterna; luz inextinguible que alumbra los entendimientos para que conozcan la verdad y el principio propulsor de toda vida y de todo legítimo progreso social, afianzándose en Vos y en el poderío y suavidad de vuestra gracia todas las virtudes y heroísmos que elevan y hermosean el alma.

Venga, pues, a nosotros Vuestro Santísimo Reino, que es Reino de justicia y de amor. Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras y en nuestras leyes e instituciones patrias.

Gracias, Señor, por habernos librado misericordiosamente de la común desgracia de la guerra, que a tantos pueblos ha desangrado. Continuad con nosotros la obra de vuestra amorosa providencia.

Desde estas alturas que para Vos hemos escogido como símbolo del deseo que nos anima de que presidáis todas nuestras empresas, bendecid a los pobres, a los obreros, a los proletarios, para que en la pacífica armonía de todas las clases sociales encuentren justicia y caridad que haga más suave su vida, más llevadero su trabajo.

Bendecid al Ejército y a la Marina, brazos armados de la Patria, para que en la lealtad de su disciplina y en el valor de sus armas sean siempre salvaguardia de la nación y defensa del derecho.

Bendecidnos a todos los que aquí reunidos en la cordialidad de unos mismos santos amores de la Religión y de la Patria, queremos consagraros nuestra vida pidiéndoos como premio de ella el morir en la seguridad de vuestro amor y en el regalado seno de vuestro Corazón adorable. Así sea”.

La familia Real en la Consagración

Al acabar, el público prorrumpió en vítores y aclamaciones. El jesuita P. Zacarias García Villada, posteriormente asesinado en julio de 1936, comentaba que se trató de un “acto de acatamiento, por el que nuestro Rey, humillando su cabeza, reconocía a Jesucristo por Rey de Reyes y Señor de los que dominan”. Desde ese momento, aseguraba, “se puede decir con verdad que se ha cumplido la promesa que el Corazón divino hizo al P. Hoyos, de que reinaría en España con más veneración que en otras partes”. Hoy, desde lo alto del Cerro de los Ángeles, puede decir el Sagrado Corazón de Jesús las palabras esculpidas en el fuste de aquel grandioso monumento: “REINO EN ESPAÑA”.

Y desde este día el Cerro de los Ángeles empezó a ser para los españoles algo íntimamente unido e inseparable de la Nación, porque, como en aquella fecha escribía el cronista de la revista “Ciencia Tomista”, “España se había consagrado allí al Salvador del mundo, como en tiempos de Recaredo y de Pelayo, de Alfonso VIII, de Fernando III el Santo y de Felipe II”.

“La primera parte del texto consagratorio – escribe Luis Cano en su excelente y documentada obra “Reinaré en España”, concatenando diversas citas de varios autores – resaltaba el papel de la monarquía y de la religión en la constitución de España como patria. Desde ese momento Alfonso XIII contaría con una adhesión entusiasta de un gran sector del catolicismo español, que creía en la unión del trono y del altar y veía en él la encarnación de la monarquía católica que haría posible un resurgimiento nacional. La fórmula reconocía también el origen divino del poder político, algo que reforzaba todavía más esa misión providencial del Monarca”.

“Los grandes problemas nacionales se reflejaban también en la fórmula, aunque veladamente: el anhelo del orden y de la paz social; la búsqueda de una pacífica armonía de las clases sociales; la situación del ejército, que en esos momentos sufría la tentación de la indisciplina y la desmoralización por culpa de la desastrosa guerra de Marruecos.

“También se mencionaba la Primera Guerra Mundial en la que España había conseguido mantener la neutralidad. El acto del Cerro de los Ángeles constituía un agradecimiento a Dios por la especial protección de la Providencia, que a través del Sagrado Corazón – el símbolo por excelencia de la paz –  había preservado al país de ese flagelo. Los comentaristas señalaron que éste había sido uno de los principales motivos del acto del Cerro”

La consagración se vivió con fervor en toda España, como se había pedido a través de la carta pastoral del Obispo de Madrid, Mons. Melo Alcalde: las misas de comunión general en todas las iglesias en acción de gracias por la paz; la recitación de la breve fórmula de consagración ante el Santísimo expuesto, a las doce de la mañana, como signo de unión a la consagración general que en esos momentos se realizaba en el Cerro de los Ángeles; el repique de campanas, los adornos, luces y colgaduras en balcones y fachadas contribuyeron a dar a ese día el regocijo de un gran acontecimiento festivo. El P. García Villada decía que la consagración fue “un acto de agradecimiento a Dios y de reparación, una profesión de fe pública, valiente y alentadora… y una de las páginas más trascendentales de la historia contemporánea de nuestra patria”.  Fue, sobre todo, una afirmación de la realeza de Cristo y de su soberanía sobre la nación española.

Pero, como advertía el P. Vilariño, no bastaba proclamar oficialmente que Cristo reina en España para que ese reinado fuera ya efectivo. El jesuita invitaba a los lectores del “Mensajero” a que no se duerman en la almohada de la confianza, que es la almohada de los desengaños. El reinado de Cristo en España estaba por hacer: el acto del Cerro de los Ángeles era la señal de partida para ponerse en marcha,  pero lo importante era trabajar para que “ reine el amor de Cristo en los corazones de los hombres, en las familias españolas, en las inteligencias de los sabios, en las cátedras, en las letras, en las leyes, y en todas las instituciones patrias. Eso, eso, hay que procurar a toda costa. En definitiva, una presencia de la religión cristiana que no se quedara en meras manifestaciones exteriores o triunfalistas. Un catolicismo que informara a la vez la vida colectiva y personal”.

El P. Antonio Madariaga consideró a la consagración como “todo un programa de regeneración social; justicia y amor”. Justicia no sólo en el sentido jurídico-moral, sino también como “adaptación del hombre a las normas de rectitud y de la honestidad” y como el ajustamiento “al ideal de perfección, que no es otro que la ley evangélica, que, supuesta la ley natural escrita por Dios en los corazones de los hombres, añade los preceptos y consejos dados por Jesucristo y que constituyen la ascética cristiana”.

En contraste con el entusiasmo del pueblo sinceramente católico que se siente unido al acto de su Rey, surgió el grito furioso de las sectas, que escupían su rabia contra aquel acto que era calificado de “delirio y loco desafío”. Consta con toda certeza que primero quisieron disuadir al Rey de llevarlo a efecto, y luego forzarle a su anulación (por compromisos masónicos) para garantizar su trono.

Ciertamente, el significado del paso que Alfonso XIII había dado y su trascendencia eran muy claros y levantó contra él una oleada de protestas , a la vez que se difundía el rumor de que iba a ser destronado en cuestión de pocos años.

Apenas inaugurado, el partido liberal disparó el primer tiro del combate que terminaría con la destrucción del Monumento en agosto de 1936. “El acto realizado por el Rey – se dijo –  encierra una trascendencia inmensa y es un reto para el liberalismo” y la fórmula de consagración empleada por el Monarca “es vergüenza de España y escándalo para Europa”.

En un mitin electoral celebrado aquellos días, Miguel Morayta calificó de bochornoso el espectáculo de Madrid engalanado para celebrar la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús; Roberto Castrovido dijo que el acto del Cerro de los Ángeles era “dogmáticamente una herejía y estéticamente una aberración”; Julián Besteiro afirmó que era “un acto bochornoso y peligroso”, y Pablo Iglesias terminó su diatriba contra el Cerro de los Ángeles diciendo: “La locura ha hecho presa en la cabeza de nuestros gobernantes”.

Tras haber expuesto el acto y la fórmula de la Consagración  y la disparidad de criterios y pareceres  sobre el hecho, vamos a concluir la narración de lo que se vivió en aquel histórico día en el Cerro de los Ángeles con el colofón final: la Procesión Eucarística.

“España estaba consagrada al Corazón de Jesús. Había hecho su besamanos –escribe el P. Vilariño – ante el Rey del Universo en el altar del trono erigido en medio de España, y ya el Señor iba a retirarse de entre nosotros. Le acompañaron en la procesión los más nobles de la concurrencia, y recogiendo nuestras amantes miradas, pasó en medio de todos por la larga calle del Cerro, desde el monumento hasta la ermita.

Sencillo, pero solemne paso. Portaba el ostensorio de oro de la Casa Real el Sr. Cardenal Primado. Llevaban las varas del palio el infante don Carlos, el Ministro de la Guerra, el Duque del Infantado, el Marqués de Aguilafuente, el Vizconde del Val  de Erro y el Duque de Vistahermosa. El palio era de tisú de oro, propiedad el Convento de las Reparadoras de Madrid.

Seguían, -con velas encendidas-, los Prelados, la Familia Real, el Gobierno, las Órdenes Militares, representantes de la Guarnición de Madrid, una Comisión de Artillería de Getafe y de la Junta de Acción Católica, presidida por el Marqués de Comillas.

La ondulada procesión cubría el Cerro. Por un lado resonaba el “Tantum ergo”, por otro el “Pange lingua”, por otro la Marcha Real”, por otro el “Himno Eucarístico”. Y en todos los corazones el himno de acción de gracias y el aleluya del gozo religioso y patriótico.

Desde la altura de la ermita se nos dio la bendición con el Santísimo a los ecos lejanos de la Marcha Real.

–  Su Majestad puede ya retirarse – cuentan que le dijeron al Rey.

–      No, -respondió Alfonso XIII-, le acompañaremos hasta que quede reservado en su Sagrario. Y le siguió hasta la iglesia como antes.

“Todo estaba hecho, y hecho con felicidad, sigue diciendo el padre Remigio Vilariño. El desfile se hizo primero de sus Majestades y Altezas con aclamaciones y vivas mucho más entusiastas y sinceros que antes de la fiesta. Luego de todo el público por su orden con íntima satisfacción y alegría”

Hemos pasado un día hermoso. Para todo aquel que ame a Nuestro Señor Jesucristo, y que conozca algo de los tesoros  de amor que nuestro Redentor se merece por el amor que Él nos tiene y por el amor que ha tenido a España en los tiempos pasados, ha sido un día hermoso, magnífico… inolvidable.

En la Crónica ofrecida por el diario madrileño El Universo”  leemos lo siguiente : “… en aquel marco inolvidable, la voz sonora y potente de un Monarca valiente y gallardo, que hace pública  y solemne manifestación de la fe que dio sobrenombre glorioso a sus antecesores, y a él mismo, en ceremonia que trae el recuerdo, conmovido, las gestas de los Recaredos, de los Fernandos, de los Jaimes, grandes como guerreros, inmortales como legisladores, amados como padres de sus pueblos, de lo que nosotros somos continuadores”.

El acto, único en su clase y como no se había visto quizás en España, fue calificado años más tarde por Su Santidad el Papa Pío XI de “gesto inmortal de verdadera y soberana caballerosidad, digno en todo de la historia y de la hidalguía del pueblo español, caballeroso por excelencia”.

Podemos resumirlo todo, según las informaciones de la Prensa, con estas palabras: Celebración con inusitada solemnidad y extraordinaria brillantez  la inauguración del Monumento, en un marco inolvidable y con esplendores de un culto único en lo de acercar el arte a la divinidad.  Prodigio de orden  y excelente organización del acto de un modo insuperable en todos sus detalles, sin dar lugar a confusión alguna en la colocación de los invitados y asistentes a la ceremonia.

Participaron en tan solemne, masivo, piadoso y emotivo acto  los Reyes, la Reina Madre María Cristina, los Infantes, los Príncipes, El Gobierno de la Nación , el Sr. Nuncio, Cardenal Primado, veintidós Prelados,  Cabildo y Clero de Madrid, Órdenes Militares (Alcántara, Montesa y Calatrava) Duques, Marqueses, Condes, Gentilhombres, toda la Aristocracia de la Capital,  un sinfín de Autoridades civiles y militares y más de quince mil personas que llegaron en trenes especiales, coches, autos, carros y a pié, formando filas interminables a lo largo de las carreteras desde Getafe, pueblos circunvecinos  y desde el propio Madrid, quienes conservarán un recuerdo indeleble de tan hermosa y espléndida ceremonia.

“En suma, ha sido una fiesta grandiosa, imponente, de una incomparable grandeza imposible de ser reflejada  en estas líneas, de acertar con la referencia ni dar con el acertado comentario, pues reseñarla tal como fue es una empresa superior a las fuerzas humanas”.

Y terminamos con unas palabras de D. Emiliano Aníbarro Espeso, quien fue Director de la Obra Nacional del Cerro de los Ángeles y Rector del Santuario durante mucho años, tomadas del Librito “Ayer y Hoy del Cerro de los Ángeles”, que dice así: “El centro geográfico de España, el día 30 de mayo de 1919 se convirtió en centro de atracción espiritual de todos los españoles. Allí, al pie del Monumentos del Sagrado Corazón de Jesús, convergían los pensamientos, los sentimientos de amor, de fe y de entusiasmo de todos los pueblos de la nación española, y de allí irradiaban palpitaciones de alegría, afecto, gratitud y bendición, que se extendieron por todas las tierras de España anunciando la buena nueva del advenimiento del reinado del Sagrado Corazón de Jesús en el pueblo de sus predilecciones”.

Fuente: Vicente Lorenzo Sandoval. Director de la Obra Nacional del Cerro de los Ángeles y Rector del Santuario del Sagrado Corazón de Jesús.Getafe, “Cerro de los Ángeles”, 15 de Junio de 2009

 
 

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis:

 
 

Categories
A los Corazones de Jesús y María DEVOCIONES Y ORACIONES

Consagración simultánea a los Dos Sagrados Corazones

Padre eterno, quiero consagrarme en el Espíritu Santo y ofrecerme a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, para ser un hijo tuyo cada vez más entregado y fiel.

Madre María, yo, (nombre), me entrego hoy a tu Inmaculado Corazón.

Acógeme bajo tu protección maternal y condúceme a tu Hijo Jesús.

Señor Jesús, a través del Corazón Inmaculado de María me consagro y entrego a tu Sacratísimo Corazón.

Haz que mi corazón sea imagen de tu Corazón, para que tú vivas cada vez más en mí.

Sacratísimo Corazón de Jesús, Inmaculado Corazón de María, con esta consagración y entrega les devuelvo el Amor que me han demostrado en toda vuestra vida terrenal, especialmente en el Calvario, y que me siguen demostrando aún hoy.

A la vez renuevo mi consagración bautismal al Dios trino: renuncio al pecado, al mal y a satanás; creo en todo lo que Dios nos ha revelado y tal como nos enseña la Santa Iglesia Católica.

Prometo cumplir con el mandamiento de Jesús de Amar a Dios y al prójimo, de observar los Mandamientos y los preceptos de la Iglesia y de obrar de acuerdo con la doctrina del magisterio de la Iglesia conducida por el sucesor de San Pedro.

Con esto quiero contribuir a la unidad y al crecimiento de la Iglesia.

Prometo que rezaré con alegría el Santo Rosario ya sea solo, en familia o en otras comunidades y que, con la devoción de los primeros viernes y de los primeros sábados de mes, haré acto de reparación por mis pecados y por los pecados de toda la humanidad.

Sacratísimo Corazón de Jesús, Inmaculado Corazón de María, ayúdenme a que acoja el Evangelio en mi corazón y a que viva en la fe, en la esperanza y en la caridad.

De esta manera Jesucristo, con su santa Cruz y su Resurrección, será para mí el Camino, la Verdad y la Vida.

Que el Pan celestial sea mi alimento y que viva del sacrificio eucarístico, para ser capaz de vencer toda clase de mal y optar siempre por la vida.

Lleno de confianza me refugio en el cobijo de vuestros amantes Corazones.

Os ruego que me protejan en todos los peligros y condúzcanme, una vez acabado el peregrinar terrenal, felizmente a la patria eterna.
Amén.
 
 

Entre su email para recibir nuestra Newsletter Semanal en modo seguro, es un servicio gratis: