Documento histórico.
Hay diálogos, que se recordarán por mucho tiempo porque suceden en un momento clave de la historia. Este es el caso de la última conversación entre el jefe del ejército egipcio y el presidente Morsi, donde queda sellado el derrocamiento, con apoyo de la minoría cristiana, del presidente constitucional egipcio.
Se lo revelamos aquí, en momentos en que los Hermanos Musulmanes y otros adeptos a Morsi están en plena campaña de actos terroristas, una guerra civil que ya tiene más de 50 muertos, y que muestra a los cristianos como blanco preferido; mientras que la embajadora de EE.UU. está haciendo lobby a favor del depuesto Morsi, pero posiblemente para “llenar el ojo”, porque es impensable que el ejército egipcio haya dado el golpe sin un guiño estadounidense.
EL DOCUMENTO HISTÓRICO
El 5 de julio, El Watan («La Nación»), uno de los periódicos más populares de Egipto, publicó el último diálogo entre el general Abdel Fattah al-Sisi y el Dr. Mohamed Morsi, que tuvo lugar el martes 2 de julio.
A un periodista que fue llevado a una sala contigua se le permitió ser testigo y transcribir la conversación desde una pantalla de TV. Raymond Ibrahim tradujo el discurso completo tal como aparece en El Watan.
EL INTERCAMBIO ENTRE MORSI Y AL SISI
Morsi: ¿Cuál es la posición de los militares con respecto a lo que está pasando? ¿Sólo van a quedar viendolo? ¿No deberían proteger la legitimidad?
Sisi: ¿Qué legitimidad? Todo el ejército está con la voluntad de la gente, y la inmensa mayoría de las personas, de acuerdo con informes documentados, no lo quiere usted.
Morsi: Mis seguidores son muchos y no se van a quedar en silencio.
Sisi: El ejército no va a permitir que nadie destruya la nación, sin importar lo que pase.
Morsi: ¿Qué pasa si no me quiero ir?
Sisi: El asunto está resuelto y ya no depende de Ud. Trate de dejarlos con dignidad y diga a los que llama partidarios que vuelvan a sus hogares con el fin de evitar el derramamiento de sangre, en lugar de amenazar a la gente a través de ellos.
Morsi: Pero de esta manera, será un golpe militar, y Estados Unidos no selos va a permitir.
Sisi: Las personas nos interesan, no los Estados Unidos. Y ya que ha empezado a hablar de esta manera, voy a hablar con usted sinceramente. Tenemos evidencia para condenarlo y condenar a muchos funcionarios gubernamentales por poner en peligro la seguridad nacional de Egipto. El poder judicial tendrá que decirlo y todos serán juzgados ante todo el pueblo.
Morsi: Ok, ¿puede permitirme que haga un par de llamadas y después voy a decidir lo que debo hacer?
Sisi: No le está permitido, pero le podemos permitir que hable solamente con su familia.
Morsi: ¿Estoy preso o qué?
Sisi: Usted está bajo arresto desde este momento.
Morsi: No creo que la Hermandad va a quedarse quieta por si yo dejo la oficina. Ellos pondrán el mundo al fuego.
Sisi: Simplemente que traten de hacer algo y verán la reacción del ejército. Quien dentro de ellos quiera vivir en paz, es bienvenido, de lo contrario, [si intentan algo] no los dejaremos solos. No dejaremos solo a nadie, y la Hermandad es parte de la gente de Egipto, así que no trate de utilizalos como combustible para su repugnante guerra. Si realmente los quiere, salga de la oficina y deje que se vayan a sus casas.
Morsi: De todos modos, yo no me voy, y la gente de fuera de Egipto están todos conmigo, y mis seguidores no se van.
Sisi: De todos modos, yo lo he aconsejado.
Morsi: Ok, pero tenga cuidado, soy la persona que le nombró como ministro y puedo retirarlo.
Sisi: Me convertí en Ministro de Defensa debido a la voluntad de los militares y no a la suya, y Ud. lo sabe muy bien. Por otra parte, no me puedes quitar, ya no tiene ninguna legitimidad.
Morsi: Ok, si estoy de acuerdo en ser removido, ¿va a permitir que viaje al extranjero y promete no encarcelarme?
Sisi: No puedo ofrecer ninguna promesa. Es la justicia [eldepartamento] que dará su veredicto.
Morsi: Bueno, si ese es el caso, voy a hacer la guerra, y vamos a ver quién prevalecerá al final.
Sisi: Naturalmente la gente va a ganar.
CONSOLIDACIÓN DE UNA CUASI GUERRA CIVIL
En el momento de terminar el diálogo con al Sisi, Morsi fue detenido por quienes tenían la misión de custodiarlo, dándose lugar técnicamente a un golpe de estado, pero con la particularidad del multitudinario apoyo popular que se estima movilizó a 17 millones de personas, lo que llevó a que el ejército repentinamente apareciera sensible a los reclamos sociales.
Se consolida así uno de los más grandes fracasos de la ‘primavera árabe’, que tuvo éxito al derrocar al presidente Hosni Moubarak y llamar a elecciones generales, donde ganó la única organización que mantenía niveles aceptables de organización política: los Hermanos Musulmanes.
Morsi iba a decepcionar porque prefirió actuar como presidente de los Hermanos Musulmanes, y no de la abrumadora complejidad que conforma Egipto.
Y cayó arrastrado por las exigencias del Islam tradicional, mientras la economía se desmoronaba, faltaba de todo, desde la harina hasta el combustible, mientras los precios escalaban y los turistas estaban desapareciendo. “Moubarak con barba” se lo llamaba a Morsi en los actos de la Plaza Tahrir.
Fuentes: Raymond Ibrahim, Signos de estos Tiempos