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Fátima y la Visión del Infierno: discurso del Padre Marcel Nault

Ofrecemos el discurso pronunciado del Padre Marcel Nault en la Conferencia Mundial de Paz de Obispos Católicos, en Fátima, Portugal, en el año 1992 sobre el Infierno y la visión que de el tuvieron los pastorcitos de Fátima. Este discurso causó tal impacto que después de la conferencia, algunos Obispos pidieron al Padre Nault que escuchara sus confesiones.

El Padre Marcel Nault nació el 3 de marzo de 1927 en Montreal, Canadá. Su vocación fue relativamente tardía. Se ordenó como sacerdote diocesano el 4 de marzo de 1962, un día después de su cumpleaños 35. El 30 de marzo de 1997, domingo de Pascua, a las 12:00 del mediodía, el Padre Marcel Nault fue llamado de esta vida terrenal a la presencia de Dios a quien él amó y sirvió con profunda devoción.

Nuestro Señor Jesucristo vino a la tierra por un motivo, para salvar a las almas del Infierno. Enseñar la realidad del Infierno es la tarea más importante e ineludible de la Santa Iglesia Católica. Uno de los grandes Padres de la Iglesia, San Juan Crisóstomo, continuamente enseñaba que Nuestro Señor Jesucristo predicaba con más frecuencia sobre el Infierno que sobre el Cielo.

Algunos piensan que es mejor predicar sobre el Cielo. No estoy en acuerdo. Predicar sobre el Infierno produce muchas más y mejores conversiones que las obtenidas con la mera predicación sobre el Cielo. San Benito, el fundador de los Benedictinos, al estar viviendo en Roma el Espíritu Santo le dijo: “Tú vas a perder tu alma en Roma e irás al Infierno.” Él dejó Roma y se retiró a vivir en el silencio y la solicitud fuera de Roma para meditar sobre la vida de Jesús y el Santo Evangelio. San Benito huyó de todas esas ocasiones de pecado de la Roma pagana. Él oró, se sacrificó por sí mismo y por los pecadores. El Espíritu Santo difundió la noticia de su santidad. Como resultado, la gente lo visitaba para ver, escuchar y seguir su ejemplo y consejo. San Benito se apartó por sí mismo de toda ocasión de pecado y alcanzó la santidad. La Santidad atrae a las almas.

¿Por qué piensan que San Agustín cambió su vida? ¡Por temor al Infierno! Yo predico con frecuencia sobre la trágica realidad del Infierno. Es un dogma católico que sacerdotes y obispos ya no predican más. El Papa Pío IX, que pronunció los dogmas de la Infalibilidad del Papa y el de la Inmaculada Concepción de María, y que también emitió su famoso Sílabo condenatorio contra los errores y herejías del mundo moderno, solía pedir a los predicadores que enseñaran a los fieles con mayor frecuencia sobre las Cuatro Postrimerías, en especial sobre el Infierno, así como él mismo daba el ejemplo predicando. El Papa pidió esto porque la meditación sobre el Infierno genera santos.


LOS SANTOS TEMEN AL INFIERNO

Aquí nos encontramos con algo curioso, los santos temen ir al Infierno pero los pecadores no sienten tal temor.

San Francisco de Sales, San Alfonso María Liguorio, el Santo Cura de Ars, Santa Teresa de Ávila, Santa Teresita del Niño Jesús, tuvieron miedo de ir al Infierno.

San Simón Stock, el Superior General del Carmelo, sabía que sus monjes tenían miedo de ir al Infierno. Sus monjes ayunaban y hacían oración. Vivían recluidos, separados del peligroso mundo dominado por Satanás. Aún así tenían miedo de ir al Infierno.En 1251, Nuestra Señora del Monte Carmelo se apareció en Aylesford, Inglaterra, a San Simón Stock. Ella le dijo: “No teman más, te entrego una vestidura especial; todo el que muera llevando esta vestidura no irá al Infierno.” Yo llevo puesto mi Escapulario Café bajo mis vestiduras y llevo otro en mi bolsillo porque nunca sé cuándo la gente me pedirá que les hable sobre el Infierno o el Escapulario Café. María dijo al sacerdote dominico, el beato Alán de la Roche, “Yo vendré y salvaré al mundo a través de Mi Rosario y Mi Escapulario.”

Uno no puede especializarse en todo y enseñar sobre todo; uno debe elegir. Yo creo que ésta es la voluntad de Dios: que yo predique sobre el Infierno. Un Moseñor, mi superior hace tiempo, me dijo en una ocasión: “Predicas con demasiada frecuencia sobre el Infierno y eso asusta a la gente.” Él agregó: “Marcel, yo nunca he predicado sobre el Infierno, porque a la gente no le gusta. Tú los asustas.” En un tono muy amistoso, Monseñor me dijo en su oficina: “Marcel, yo nunca he predicado sobre el Infierno y nunca lo haré, y mira qué agradable y prestigiada posición he alcanzado.” Yo guardé un largo silencio, luego lo mire a los ojos. “Monseñor”, le dije, “usted está en la vía del Infierno para toda la eternidad. Monseñor, usted predica para complacer al hombre, en lugar de predicar para complacer a Cristo y salvar a las almas del Infierno. Monseñor, es un pecado mortal de omisión el rehusarse a enseñar el Dogma Católico sobre el Infierno.”

Cuando Dios envió Profetas en el Antiguo Testamento, fue para recordarle al hombre que regresara a la verdad, que regresara a la santidad. Jesús vino, predicó y envió a sus Apóstoles al mundo para predicar el Santo Evangelio. La Serpiente vino y difundió su veneno a través de herejías, pero Jesús envió a su Amadísima Madre, la Reina de los Profetas: “Ve a la tierra y destruye las herejías.” Los Padres de la Iglesia han escrito que la Madre de Dios es el martillo de las herejías.

Si se toman el tiempo de estudiar con gran atención el mensaje de Nuestra Señora de Fátima, notarán que es un mensaje de lo más trágico y profundo, que refleja las enseñanzas del Santo Evangelio.


LAS LECCIONES DADAS EN FÁTIMA

El resumen del Mensaje de Fátima es, que el Infierno existe. Que el Infierno es eterno y que iremos ahí si morimos en estado de pecado mortal. “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?” Nuestra Señora vino y nos dijo que podemos salvarnos a través de sus dos divinos sacramentos de predestinación: el Santo Rosario y el Escapulario Café. También manifiesta un énfasis especial sobre la Devoción a su Inmaculado Corazón y la Devoción de los Primeros Cinco Sábados. En la primera aparición del Ángel de Portugal en el Cabeco, en mayo de 1916, el Ángel vino a los tres niños y les mostró cómo adorar a Dios con la oración: “Dios mío, yo creo, adoro, espero y Te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni adoran, ni esperan y no Te aman.” El Ángel oró esta oración mientras se postraba con la frente en el suelo. El Ángel de Fátima les había mostrado a los tres niños en el orden de las oraciones, qué es lo primero. Primero, uno debe adorar a Dios y después orar a los santos. Primero Dios, las criaturas después. El Ángel de Fátima mostró al hombre que debe adorar a Dios y orar ante Él de rodillas. Entre más conoce el hombre a Dios, más se humilla ante Dios su Creador.

El gran Obispo francés Bossuet dijo: “El hombre en verdad se engrandece cuando está de rodillas.” Sí, el hombre realmente se engrandece cuando se arrodilla ante su Creador y Redentor, Jesús, en el Santísimo Sacramento. El Ángel de Fátima vino a enseñarles a los tres niños que nuestro primer deber, de acuerdo con el Primer Mandamiento, es adorar a Dios. En su tercera aparición en el Cabeco, el Ángel de Portugal vino con un Cáliz en su mano izquierda y una Hostia en la mano derecha. Los niños se preguntaban qué estaba pasando. El Ángel milagrosamente suspendió el Cáliz y la Hostia en el aire y se postró en tierra y recitó una oración Trinitaria de profunda adoración: “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Te adoro profundamente y Te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de todas las ofensas, sacrilegios, abandonos e indiferencias con Él mismo es ofendido y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María, Te pido la conversión de los pobres pecadores.”

Dios desea que Le adoremos de rodillas. ¿Nos arrodillamos en adoración y oración ante Jesús en el Santísimo Sacramento? Debemos hacerlo. Cuando los tres Reyes Magos de Oriente fueron a Belén y entraron en donde estaba el Niño Jesús, se postraron frente a Él para adorarlo de rodillas. Tenemos este ejemplo en las Escrituras y del Ángel de Fátima, que Dios quiere que Le adoremos de rodillas.


EL REFORZAMIENTO DE LOS DOGMAS CATÓLICOS

Un año más tarde, el 13 de mayo de 1917, los niños vieron a una jovencita aparecerse ante ellos. Era la primera aparición de Nuestra Señora.

Lucía le preguntó: “¿De dónde vienes?”

Ella le contestó: “Vengo del Cielo.” El Dogma Católico de la existencia del Cielo.

Los niños preguntaron: “¿Iremos al Cielo?”

Ella contestó: “Sí, irán al Cielo.”

Entonces preguntaron: “¿Nuestras dos amiguitas están en el Cielo?”

María les contestó: “Una de ellas, sí”.

Los niños preguntaron: “¿Dónde está la otra chica? ¿Está en el Cielo?”

María les contestó: “Ella está en el Purgatorio y lo estará hasta el fin del mundo.”

Esta chica tenía unos 18 años de edad. Un segundo Dogma Católico, el Purgatorio existe y prevalecerá hasta el fin de este mundo. La Madre de Dios no puede mentir. El Ángel de Fátima enseñó a los tres niños cómo adorar a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Este es un reforzamiento del Dogma de la Santísima Trinidad, el mayor de todos, sin el cual la Cristiandad no podría permanecer. Debemos adorar a las Tres personas de la Santísima Trinidad.


UNA VISIÓN DEL INFIERNO

El viernes 13 de julio de 1917, Nuestra Señora se apareció en Fátima y les habló a los tres pequeños videntes. Nuestra Señora nunca sonrió. ¿Cómo podía sonreír, si en ese día les iba a dar a los niños la visión del Infierno? Ella dijo: “Oren, oren mucho porque muchas almas se van al Infierno.” Nuestra Señora extendió sus manos y de repente los niños vieron un agujero en el suelo. Ese agujero, decía Lucía, era como un mar de fuego en el que se veían almas con forma humana, hombres y mujeres, consumiéndose en el fuego, gritando y llorando desconsoladamente. Lucía decía que los demonios tenían un aspecto horrible como de animales desconocidos. Los niños estaban tan horrorizados que Lucía gritó. Ella estaba tan atemorizada que pensó que moriría. María dijo a los niños: “Ustedes han visto el Infierno a donde los pecadores van cuando no se arrepienten.”


UN DOGMA CATÓLICO MÁS, LA EXISTENCIA DEL INFIERNO

El Infierno es eterno. Nuestra Señora dijo: “Cada vez que recen el Rosario, digan después de cada década: Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.” María vino a Fátima como profeta del Altísimo para salvar a las almas del Infierno.

El patrono de todos los pastores, San Juan María Vianney, solía predicar que el mayor acto de caridad hacia el prójimo era salvar su alma del Infierno. Y el segundo acto de caridad es el aliviar y librar a las almas de los sufrimientos del Purgatorio. Un día en su pequeña iglesia (donde hasta este día se conserva su cuerpo incorrupto), un hombre poseído por el demonio se le acercó a San Juan María Vianney y le dijo: “Te odio, te odio porque arrebataste de mis manos a 85 mil almas.”

Eminencias, Excelencias, Sacerdotes, cuando seamos juzgados por Jesús, Jesús nos hará una sola pregunta: “Yo te constituí Sacerdote, Obispo, Cardenal, Papa, ¿cuántas almas salvaste del Infierno? San Francisco de Sales, de acuerdo con estadísticas, ha convertido, y probablemente salvado, a más de 75 mil herejes. ¿Cuántas almas has salvado tú?”

Cuando leemos a los Padres de la Iglesia, a los Doctores de la Iglesia y a los santos, uno se estremece ante una realidad: todos ellos enseñaron el Evangelio de Jesús y sobre las Cuatro Postrimerías: Muerte, Juicio, Infierno y Paraíso. Todos han predicado el Dogma Católico del Infierno porque cuando meditamos en el destino de los condenados, no deseamos ir al Infierno.

No es mi intención criticar a los Obispos, pero debo confesar esta verdad. En mis 30 años de sacerdocio, es triste reconocer que nunca he visto, ni escuchado, que un Obispo, aún mi Obispo o cualquier otro Obispo, predique el Dogma de la Iglesia Católica Romana sobre el Infierno. Supongo que en sus países o en otros lugares sí lo hacen, pero en Norteamérica no es predicado este Dogma de Fe.

Cierto día en una catedral le dije a un Obispo: “Su Excelencia, usted realiza bellas meditaciones sobre el Santo Rosario cada noche por la radio. Esto es hermoso. Pero debo preguntarle, por qué no abrevia un poco su meditación e inserta después de cada década del Rosario la oración: “Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.” ¿Por qué se rehúsa decir esta pequeña oración después de cada década, tal como lo pidió Nuestra Señora de Fátima el 13 de julio de 1917, después de que les había mostrado el Infierno a los tres videntes?

El Obispo me dijo: “Mire, a la gente no le gusta que prediquemos sobre el Infierno, la palabra Infierno les asusta.” No estamos para predicar lo que complazca a las multitudes sino para salvar sus almas del Infierno, para evitar que vayan al Infierno eternamente. Es probable que esta afirmación no sea aceptada por todos los Obispos pero con frecuencia los oigo rezar el Rosario omitiendo esta oración piadosa para salvar almas del Infierno. Yo creo que esta pequeña oración de Nuestra Señora de Fátima dada a los niños el 13 de julio de 1917, es más poderosa y más placentera a Dios que cualquier meditación por bella que sea, aunque haya sido expresada por un Obispo.

Cada uno de nosotros hemos recibido nuestra misión de Dios, y creo que Jesús y Nuestra Señora desean que mi misión sea que yo predique sobre el Infierno. Por esto es que predico sobre el Infierno. Hay muchas revelaciones que podemos leer en la biografía de las almas privilegiadas. Algunas almas que están al Infierno han sido obligadas por Dios a hablarnos para ayudarnos a crecer en nuestra fe. Constituye un pecado mortal de omisión el rehusarse a predicar el Dogma Católico sobre el Infierno. Tales almas condenadas han dicho: “Podríamos soportar estar en el Infierno por mil años. Podríamos soportar estar en el Infierno un millón de años, si supiéramos que un día dejaríamos el Infierno.”

Amigos míos, debemos meditar, no sólo en el fuego del Infierno, no sólo en la privación de contemplación de Dios, sino que debemos también meditar en la eternidad del Infierno. Meditar seriamente frente al Sagrario sobre el Dogma Católico sobre el Infierno. Queridos Obispos, ustedes deben predicar por completo el Evangelio de Jesús, incluyendo la trágica realidad del Infierno eterno.


CONCEPTO HERÉTICO DE LA MISERICORDIA DE DIOS

Un sacerdote en una conferencia carismática dijo a una multitud de unas 3 mil personas y unos 100 sacerdotes que: “Dios es amor, Dios es misericordia y verán su infinita Misericordia en el fin del mundo, cuando Jesús liberará a todas las almas del Infierno, aún a los demonios.” Este sacerdote sigue predicando y su Obispo no suspende sus facultades por enseñar tal herejía. “Vayan al fuego eterno”, dijo Jesús. Fuego eterno, no fuego temporal.

La verdad es que el Infierno existe. El Infierno es eterno, y todos iremos al Infierno si morimos en estado de pecado mortal. Yo puedo ir al Infierno. Ustedes pueden ir al Infierno. Si algunos de nosotros morimos en pecado mortal, estaremos en el Infierno por toda la eternidad, ardiendo, llorando y gritando sin consuelo. No por un millón de años, sino por billones y billones y billones de años y más allá, por toda la eternidad. En nuestra vida mortal, ¿quién no ha cometido un pecado mortal? Un solo pecado mortal no confesado con arrepentimiento, antes de morir, es suficiente para que Jesús nos arroje al Infierno.

Uno de los grandes Padres de la Iglesia, Patrón de todos los predicadores católicos, San Juan Crisóstomo dijo: “Pocos Obispos se salvan y muchos sacerdotes se condenan.” Cuando venía de Lisboa a Fátima por autobús, tuve la ocasión de predicar a los laicos, sacerdotes y obispos presentes en el autobús. Les imploré: “Por favor, cuando lleguen a Fátima, por qué no se animan a hacer una buena confesión general de vida. Quizás hace diez años, quizás hace cincuenta, no han tenido el valor de confesar ese pecado grave por vergüenza. Por favor, hagan una confesión santa y completa en Fátima antes de su regreso. Hay muchos sacerdotes en Fátima que nunca más volverán a ver hasta que lleguen al Cielo.” Yo predico a los Obispos como lo hago con toda persona, porque los Obispos también tienen un alma que salvar. Y si los Obispos son realmente humildes, aceptarán la verdad aún si proviene de un simple y ordinario sacerdote. No nos vayamos de Fátima sin hacer una Santa Confesión General.


UN GRAN ACTO DE CARIDAD

Sus Excelencias, Jesús nos hizo sacerdotes. Jesús, Nuestro Señor, nos escogió entre millones de hombres para hacernos sacerdotes. Nos hicimos sacerdotes por un motivo: para ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa a Dios Padre Todopoderoso, para rezar el Breviario cada día y para predicar el Evangelio de Jesús para salvar las almas del Infierno. Nadie tiene la seguridad de ir al Cielo a menos que haya recibido una revelación privada de Dios como le ocurrió al Buen Ladrón en la cruz o a los tres videntes de Fátima. ¿Por qué no abrazar los medios seguros que el Cielo nos ha dado, el Santo Rosario (“la devoción a Mi Rosario es un signo seguro de predestinación”), el Escapulario Café y el maravilloso Sacramento de la Confesión.

Prediquen, mis queridos Obispos, como los hacían los Padres de la Iglesia. La tarea principal de un Obispo es predicar, no sólo administrar una diócesis. La Iglesia necesita ver y escuchar a los Obispos predicando como lo hacían los Padres de la Iglesia. Si uno solo de ustedes, Obispos presentes aquí en Fátima, regresara a su diócesis y en ciertas ocasiones predicara sobre las Cuatro Postrimerías junto con todo el mensaje de Fátima, qué gran acto de caridad sería para todos sus amados fieles.

Con la asistencia del Espíritu Santo digan a sus fieles: “Escuchen, mis hermanos en Cristo, yo soy su Obispo, estoy aquí para salvar su alma del Infierno. Por favor escuchen, acepten y mediten mi enseñanza en este día. Ustedes también, mis amados sacerdotes de mi diócesis, imiten a su Obispo, y prediquen sobre el Infierno con la autoridad que Jesús les ha dado. Prediquen cuanto menos una vez al año un sermón completo sobre el Infierno.” Si hacen esto, estarían realizando el mayor acto de caridad de su sacerdocio, de su episcopado. Como mencioné anteriormente, en mis treinta años de sacerdocio, nunca he escuchado a un Obispo predicar sobre el Infierno.

Cuando deseo encontrar un sermón sobre el Infierno, me veo obligado a leer a San Juan Crisóstomo, a los Padres de la Iglesia, a los Doctores de la Iglesia y a los santos predicadores. Queridos Obispos, por favor, prediquen sobre el Infierno como lo hizo Jesús, Nuestra Señora de Fátima, los Padres y los Doctores de la Iglesia y salvarán a muchas almas. Quien salva a un alma, salva a su propia alma. Predicar sobre el Infierno es un gran acto de caridad porque quienes los escuchan creerán por la autoridad que les confiere la Iglesia. Estas personas rectificarán su modo de vivir y harán una santa confesión de sus pecados.


EL VESTIDO DE GRACIA

La gente con frecuencia me pregunta: “¿Por qué, Padre, es que ya no se predica sobre el Escapulario Café? En el pasado recibíamos el Escapulario en nuestra Primera Comunión, pero ahora ya no hay más bendiciones e imposiciones del Escapulario Café. ¿El Escapulario café sigue siendo válido como en el pasado?” Sí, el Escapulario Café es válido en estos tiempos también, esta verdad no ha cambiado.

El sábado 13 de octubre de 1917, durante el Milagro del Sol en Fátima, la Virgen María apareció ante los tres videntes sosteniendo el Escapulario Café en una de sus manos. La hermana Sor Lucía dijo: “El Rosario y el Escapulario Café son inseparables.” ¿Por qué entonces los sacerdotes ya no predican sobre el Escapulario Café?. ¿Cómo podrían hacerlo si deliberadamente rehúsan predicar sobre el Infierno? Si nunca predican sobre el Infierno, la gente no creerá en el Infierno y por tal motivo, ¿cuál sería el objeto de recibir y llevar consigo el Escapulario Café?

Jesús dijo: “Si tienen fe, moverán montañas.” Si tienen fe, convertirán las almas con la gracia de Dios. Si predican sobre el Infierno con fe, la gente creerá en el Infierno. San Pablo dijo a sus discípulos: Prediquen con convicción.” Solo pronunciar o leer una homilía en una iglesia no es predicar. La predicación debe buscar mover las voluntades; la predicación debe motivar a los hombres a cambiar sus vidas para salvar sus almas del Infierno.


LA DESERCIÓN SACERDOTAL

Hay cuatro razones principales por las que 75 mil sacerdotes han abandonado el sacerdocio: 1) Porque se han negado a orar cada día. 2) Porque no evitaron las ocasiones de pecado y olvidaron que la prudencia es la ciencia de los santos. 3) Porque no tuvieron la humildad y el valor para hacer confesiones santas y completas. Jesús dijo: “Sin Mí, nada pueden realizar.” 4) Porque vivían en pecado mortal y continuaban celebrando. Si un sacerdote está en estado de pecado mortal y celebra la Santa Misa, es una Misa sacrílega para él. Cuando recibe la Comunión en este estado, realiza una Comunión sacrílega. Entonces, ¿cómo puede un sacerdote en estado de pecado mortal predicar bajo la inspiración y la fuerza del Espíritu Santo? ¿Cómo puede predicar si está endemoniado? Sacerdotes, vayan y hagan una santa confesión y se volverán en excelentes predicadores. El Espíritu Santo les hablará a ustedes y por medio de ustedes, y salvarán a miles de almas de ir al Infierno.

Un día, el Santo Cura de Ars recibió la visita de un joven sacerdote de una parroquia cercana. Este sacerdote tenía gran interés de conocer personalmente al Cura de Ars. Después del almuerzo, el Cura de Ars le dijo: “¿Serías tan amable de escuchar mi confesión?” El joven sacerdote por poco se cae de su silla ante la súplica del Cura de Ars de escuchar la confesión de este admirable sacerdote con fama de santidad. ¡Los Santos se confiesan! Y los que se confiesan se vuelven Santos.

Finalmente, Nuestra Señora de Fátima dijo: “Oren, oren muchos y hagan muchos sacrificios porque muchas almas se van al Infierno porque no hay quien ore ni se sacrifique por ellas.” Oremos continua y diariamente la oración que Ella nos enseñó: “Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.”

R.P. Marcel Nault Tomado de Revista Familia Católica


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Fátima y la visión del Infierno

El viernes 13 de julio de 1917, Nuestra Señora se apareció en Fátima y les habló a los tres pequeños videntes. Nuestra Señora nunca sonrió. ¿Cómo podía sonreír, si en ese día les iba a dar a los niños la visión del Infierno?

Ella dijo: «Oren, oren mucho porque muchas almas se van al Infierno». Nuestra Señora extendió sus manos y de repente los niños vieron un agujero en el suelo. Ese agujero, decía Lucía, era como un mar de fuego en el que se veían almas con forma humana, hombres y mujeres, consumiéndose en el fuego, gritando y llorando desconsoladamente. Lucía decía que los demonios tenían un aspecto horrible como de animales desconocidos. Los niños estaban tan horrorizados que Lucía gritó. Ella estaba tan atemorizada que pensó que moriría. María dijo a los niños:

«Ustedes han visto el Infierno a donde los pecadores van cuando no se arrepienten».«Al decir estas palabras, abrió de nuevo las manos como en los dos meses anteriores. El reflejo (de luz que ellas irradiaban) parecía penetrar en la tierra y vimos un como mar de fuego y, sumergidos en ese fuego, a los demonios y las almas como si fueran brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que fluctuaban – en el incendio llevadas por las llamas que salían de ellas mismas juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados – semejante a la caída de pavesas en los grandes incendios – pero sin peso ni equilibrio, entre gritos y lamentos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros tizones en brasa”

 

NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA DIJO A LOS PASTORCITOS

Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, y especialmente cuando hagáis un sacrificio: “¡Oh, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María!”.

Al decir estas últimas palabras abrió de nuevo las manos como los meses anteriores. El reflejo parecía penetrar en la tierra y vimos como un mar de fuego y sumergidos en este fuego los demonios y las almas como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, de forma humana, que fluctuaban en el incendio llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todo los lados, semejante a la caída de pavesas en grandes incendios, pero sin peso ni equilibrio, entre gritos y lamentos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. (Debía ser a la vista de eso que di un “ay” que dicen haber oído.)

Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros tizones en brasa. Asustados y como pidiendo socorro levantamos la vista a Nuestra Señora, que nos dijo con bondad y tristeza:

Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os digo se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra terminará pero si no dejan de ofender a Dios en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando viereis una noche alumbrada por una luz desconocida sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, del hambre, de la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir eso vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atendieran mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones de la Iglesia: los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá que sufrir mucho; varias naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal el dogma de la fe se conservará siempre, etc. (Aquí comienza la tercer parte del secreto, escrita por Lucía entre el 22 de diciembre de 1943 y el 9 de enero de 1944.) Esto no lo digáis a nadie. A Francisco sí podéis decírselo.

Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: “Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.”

 

MEDITACIÓN SOBRE EL INFIERNO Y LA ETERNIDAD

Un día llegamos con nuestras ovejas al lugar escogido para pastar, Jacinta se sentó pensativa en una piedra.
– Jacinta ven a jugar
– Hoy no quiero jugar
– ¿Por qué no quieres jugar?
– Porque estoy pensando así: aquella Señora nos dijo que rezásemos el Rosario e hiciésemos sacrificios por la conversión de los pecadores. Ahora cuando recemos el Rosario tenemos que rezar las avemarías completas y el Padrenuestro entero. ¿Y que sacrificios podemos hacer?
Francisco pensó enseguida en un buen sacrificio:
– Vamos a darle nuestra comida a las ovejas y así haremos el sacrifico de no comer.
En poco tiempo, habíamos repartido nuestro fiambre entre el rebaño. Y así pasamos un día de ayuno más riguroso que el de los austeros cartujos. Jacinta seguía pensativa, sentada en su piedra y preguntó:
– Aquella Señora también dijo que iban muchas almas al infierno. ¿Pero que es el infierno?
– Es una cueva de bichos y una hoguera muy grande (así me lo explicaba mi madre) y allá van los que cometen pecados y no se confiesan y permanecen allí siempre ardiendo.
– Y ¿nunca más salen de allí?
– No
– ¿Ni después de muchos años?
– No, el infierno nunca se termina.
– Y ¿el Cielo tampoco acaba?
– Quien va al Cielo nunca mas sale de ahí
– Y ¿Y el que va al infierno tampoco?
– ¿No ves que son eternos, que nunca se acaban?

Hicimos por primera vez en aquella ocasión, la meditación del infierno y de la eternidad. Tanto impresionó a Jacinta la eternidad que a veces jugando preguntaba:
– Pero, oye ¿después de muchos, muchos años, el infierno no se acaba?
Y otras veces:
– ¿Y los que allí están, en el infierno ardiendo, nunca se mueren? ¿Y no se convierten en ceniza? ¿Y si la gente reza mucho por los pecadores, el Señor los libra de ir allí? ¿Y con los sacrificios también? ¡Pobrecitos! Tenemos que rezar y hacer muchos sacrificios por ellos.
Después añadía
– ¡Que buena es aquella señora. Ya nos prometió llevarnos al Cielo!

PALABRAS DE LUCÍA

El Secreto recibido el 13 de julio de 1917 en Fátima consta de tres cosas distintas, de las cuales voy a revelar dos. La tercera ha sido enviada al Papa y reposa en los archivos del Vaticano.La primera fue, pues, la vista del Infierno.

Nuestra Señora nos mostró un grande mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. Sumergido en el fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas que fluctuaban transparentes y negras y bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo que caían hacia todos lados, parecidas al caer de las pavesas, en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y gemidos de desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes negros.

Esta visión fue durante un momento, y ¡gracias a nuestra Buena Madre del Cielo, que antes nos había prevenido con la promesa de llevarnos al Cielo. De no haber sido así, creo que hubiésemos de muerto de susto y de pavor!
Inmediatamente, levantamos los ojos a Nuestra Señora que nos dijo con bondad y tristeza:

Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo, la devoción a mi Inmaculado Corazón.

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¿No será el momento de consagrar Rusia al Inmaculado Corazón de María?

Ante una Rusia nuevamente militarista.

 

Una vez más estamos en presencia de una Rusia agresiva y militarista dominando las noticias. Algunos dirán que no hace diferencia con el militarismo de EE.UU., que interviene directa o indirectamente en todos los conflictos del mundo con un estilo bélico y no de pacificación; y tienen razón. Pero la diferencia es que María se apareció en Fátima para pedir la Consagración del Rusia al Inmaculado Corazón de María por parte del Papa para que no siguiera esparciendo sus errores, cosa que formalmente nuca se hizo, a pesar de que según la vidente de Fátima, en una de sus últimas declaraciones antes de morir, había dicho que el cielo había tomado como válida la Consagración de Mundo hecha por Juan Pablo II. 

 

fatima y rusia

 

Y habrá otros que está confundidos con el lenguaje cristiano de Putin, que se presenta como el “campeón” mundial de la restauración de los valores cristianos en y el defensor de los cristianos. ¿Maquillaje, oportunismo, interés genuino, pura fe? Pero lo cierto es que si bien en Rusia el cristianismo ha hecho progresos luego de la caída del comunismo, sigue teniendo las tasas más altas de aborto, de alcoholismo, las más bajas de nacimiento, lo cual pone a la nación en extremo peligro.

Esto es para discernir.

EL PEDIDO DE LA CONSAGRACIÓN A RUSIA

El 13 de junio de 1929, mientras la Hermana Lucía estaba en el noviciado de las Hermanas Doroteas en Tuy, España, Nuestra Señora cumplió Su promesa del 13 de julio de 1917:

“…para prevenir esto, vendré a pedir la consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre consagrará Rusia a mí, y se convertirá, y un período de paz será otorgado al mundo. En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe…”

El 13 de junio de 1929, escribe la Hermana Lucía que, estando ella una noche sola… en medio de la capilla… cuando la única luz era la de la lámpara:

“De repente, se iluminó toda la capilla con una luz sobrenatural y sobre el altar apareció una cruz de luz que llegaba hasta el techo. En una luz más clara se veía, en la parte superior de la cruz, un rostro de un Hombre y Su Cuerpo hasta la cintura. Sobre su pecho había una paloma igualmente luminosa. Y clavado en la cruz, el cuerpo de otro hombre. Un poco por debajo de la cintura, suspendido en el aire, se veía un Cáliz y una Hostia grande sobre la cual caían unas gotas de Sangre que corrían a lo largo del Rostro del Crucificado y una herida en Su pecho. Escurriendo por la Hostia, esas gotas caían dentro del Cáliz.”

“Bajo el brazo derecho de la Cruz estaba Nuestra Señora con Su Inmaculado Corazón en Su Mano… (Era Nuestra Señora de Fátima con Su Inmaculado Corazón … en Su mano izquerda … sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas). Bajo el brazo izquierdo (de la Cruz), unas grandes letras, como si fueran de agua clara cristalina, que corrían hacia el altar, formaban estas palabras: ‘Gracia y Misericordia’. Comprendí que me era mostrado el misterio de la Santísima Trinidad y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido revelar”.

Luego Nuestra Señora dijo a la Hermana Lucía:

“Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir Reparación. Sacrifícate por esta intención y reza”.

En 1984 Juan Pablo II hizo una Consagración de Mundo al Inmaculado Corazón de María, que la hermana Lucía reputó como que fue aceptada por el “cielo”.

COMO CATÓLICOS, ¿CÓMO DEBEMOS RESPONDER AHORA? 

Debemos orar, por supuesto. Pero hay algo más que podamos hacer. Rusia está en extrema necesidad de conversión (como la mayoría de los países en el mundo), y mientras que a la Iglesia Ortodoxa se le ha dado más libertad en la Rusia post-soviética, la gente está muy lejos de convertirse.

Las tasas de aborto en Rusia y los países de la antigua Unión Soviética son los más altos del mundo. Mientras que la Iglesia Ortodoxa ha hecho algunos avances con el pueblo de Rusia, su alcance es aún muy limitado, e incluso en la mejor de las interpretaciones, la falta de comunión con la Santa Sede representa un serio problema para el pueblo ruso.

Debido a Rusia, las almas están pereciendo, el mundo está amenazado con la guerra, y las naciones continúan siendo aniquiladas.

Se necesita más. Lo que se necesita es que Rusia sea consagrada al Inmaculado Corazón de María. Rusia es un país en extrema necesidad de la ayuda de nuestra Madre Santísima.

¿PERO LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA NO SE LLEVÓ A CABO EN 1984?

No se puede negar razonablemente la veracidad de la Hermana Lucía, o de cualquier otra persona involucrada en el asunto de que la consagración de 1984 fue ‘aceptada por el cielo.’

Habría que estar ciego para no ver que tan rápidamente en los talones de esa consagración, la amenaza planteada por la Unión Soviética se disipó tanto como el Leviatán comunista se desintegró. Que la consagración fue aceptada por el cielo y fue eficaz está más allá de toda duda razonable.

Pero también hay que admitir, que a pesar de la desintegración de la Unión Soviética fue un milagro, no parece por sí misma haber cumplido finalmente las promesas hechas por la Virgen.

Ninguna persona razonable puede hacer el caso de que el Inmaculado Corazón de María ha triunfado en el mundo en los últimos 30 años. En todo caso, parece claro que el mundo va alegremente en la dirección opuesta.

Mientras que la Iglesia Ortodoxa ha sido liberada hasta cierto punto en Rusia, con las tasas de aborto más altas del mundo y con un 22% de la población que sigue siendo  atea declarada y menos del 10% de la población asiste a la Iglesia una vez al mes, esto apenas representa la conversión de una manera significativa, incluso dejando totalmente de lado el cisma permanente de la Iglesia rusa.

Además, es imposible argumentar, que los errores de Rusia del siglo XX no siguen propagándose en todo el mundo, y que las últimas décadas llenas de guerra y decadencia pueden en modo alguno interpretarse como un período de paz que se concede al mundo.

Así que si uno cree en Fátima y en las promesas de la Virgen, se debe concluir que unos 30 años después de la Consagración del Mundo al Inmaculado Corazón de María, estas promesas no se han cumplido.

Estos le deja a uno con dos opciones a considerar. En primer lugar, que María aún cumplirá lo prometido, pero de una manera alejada de la consagración de 1984, quizás para no ser visto como una consecuencia obvia de ello.

O bien, es razonable suponer que, incluso la eficacia de la consagración de 1984, obviamente ésta no fue una consagración que finalmente precipitó el cumplimiento completo de las promesas de la Virgen.

Pero incluso dejando todo eso de lado. Rusia es un país que todavía es en gran parte prácticamente ateo y el hogar de prácticas abominables, y está de nuevo en marcha con una amenaza militarista y económica para sus vecinos.

Que Rusia tiene que ser y debe ser consagrada al Inmaculado Corazón de María parece tan claro como el día. No importa donde cualquier cristiano se encuentre respecto a Fátima y a la consagración de 1984, Rusia y el mundo, necesita de la protección de Nuestra Señora.

¿Hay alguna buena razón para argumentar por qué Rusia no debe ser consagrada (por primera vez o de nuevo) al Corazón Inmaculado de María? Estas consagraciones se renuevan periódicamente. Y si se produce esta consagración, ¿por qué no hacerlo por su nombre y en unión del público con los Obispos del Mundo? Ahora es el momento, Rusia y el mundo lo necesitan.

Fuentes: NC Register, Signos de estos Tiempos

 

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Fátima y Balasar, dos tierras hermanas

Este es un trabajo del P. Humberto M. Pasquale S.D.B., en el que compara las apariciones de Fátima y de Balasar, concluyendo su vinculación y unidad.  

El unir los nombres de estas localidades — Fátima y Balasar —  no es arbitrario ni sin fundamentada motivación, antes bien es fruto de un estudio documentado y de un conocimiento directo de los acontecimientos ocurridos.

La relación Fátima-Balasar me fue confirmada por la carta que la Beata Alexandrina María da Costa escribió al P. Mariano Pinho S.J., que me precedió en su dirección espiritual. Escribe el 3 de noviembre de 1953: “El Cardenal (D. Manuel Cerejeira) me envió palabras de aliento, diciéndome que al inaugurar la Basílica de Fátima, pensó en Balasar, y me colocó sobre la patena, ofreciéndome junto con Jesús, como víctima por los pecadores”.

El Cardenal Cerejeira, al segundo director de la Beata, P. Humberto Pasquale, al enviarle este libro, escribía el 12-10-1975: “Lo leí rápidamente y no me canso en la contemplación de este misterio, que asocia y mutuamente confirma la presencia divina en los dos centros, a usted le fue dada la mayor parte de su difusión, que el Cielo lo ayude”.

En el momento de su muerte, el periódico del Patriarcado publicaba: El último libro que el Cardenal leyó fue “Cristo Jesús en Alexandrina” del P. Humberto Pasquale, edición italiana, con la autobiografía de la Sierva de Dios de Balasar”.

Procuraré poner en evidencia los hilos de la trama celeste, que unen los dos nombres y los protagonistas de las extraordinarias revelaciones.

Las convergencias son muchas, expondré las esenciales, como me consiente un pequeño trabajo de divulgación.

No recelo en afirmar que los privilegiados mensajeros aun ignorándose, se completan en su misión.

Así Balasar aparece, de un modo evidente, como una explicación, una acentuación y un complemento de Fátima.

Hago votos para que el maravilloso mensaje de las dos localidades, constituya un llamado a una vida siempre más cristiana y una invitación a la reparación, hoy más necesaria que nunca.

Que este documento infunda en sus lectores la certidumbre de que el Cielo no abandonó la tierra, continúa siempre su obra de amor con todos nosotros.

 

BAJO EL MISMO CIELO, UN LLAMADO A LA CONVERSION

Fátima, en el centro de Portugal, era una pequeña parroquia perdida entre las montañas, se volvió famosa en todo el mundo gracias a la voz y a los hechos de tres pequeños niños, pobres y analfabetos, de los que se sirvió el Cielo para llamar a los hombres hacia Dios.

Balasar es una parroquia agrícola, sepultada entre la verdura de los viñedos y de los pinos, al norte de Portugal, en la diócesis de Braga y a cincuenta kilómetros de Oporto.

La aldea está ganando fama mundial, gracias al nombre de la Beata Alexandrina María da Costa, que vivió en la práctica de las virtudes heroicas y dotada de excelsos dones místicos.

Nació el 30 de marzo de 1904 y voló para el Cielo el 13 de octubre de 1955, aniversario de la última aparición de Nuestra Señora a los Pastorcitos de Fátima. Sin duda, mimos divinos, considerando el impulso extraordinario que Alexandrina dio, durante toda su vida, al vehemente llamado de la Virgen a favor de los pecadores.

A los catorce años, para defender su pureza de las perversas intenciones de un hombre que se introdujo en su casa, se lanzó de una ventana a la altura de cuatro metros del suelo.

Una mielitis en la columna vertebral, después de seis años de sufrimientos, el 14 de abril de 1925 la inmovilizó, consumiéndola, durante treinta años, con un doloroso martirio.

En esa forzada soledad, en 1928, Alexandrina se consagró a los Sagrarios Eucarísticos para reparar las profanaciones y el abandono en que es dejado Jesús.

Le decía en sus oraciones de la mañana: “Jesús mío, me uno en espíritu en este momento y desde este momento para siempre a todas las santas Misas que de día y de noche se celebran en la tierra. Jesús, inmólame contigo al Padre Eterno con las intenciones que Tú le ofreces”.

Y a Nuestra Señora le decía: “Madrecita, ábreme tus santísimos brazos, tómame y estréchame en tu santísimo Corazón, cúbreme con tu manto y acéptame como tu hija muy amada, muy querida y conságrame toda a Jesús. Enciérrame para siempre en su Divino Corazón y dile que le ayudas a crucificarme, para que no quede en mi cuerpo ni en mi alma nada por crucificar…

Madrecita, hazme humilde, obediente, pura, casta en el alma y en el cuerpo, hazme un ángel, transfórmame toda en amor, para que me consuma en las llamas del amor de Jesús”…

Movida por el Espíritu Santo, sin saber cómo, se ofreció al Señor como víctima “preocupada solamente en consolar a Jesús y salvar las almas de los pobres pecadores”.

En estas fechas (1928-1929), cuando le preguntaba a Jesús lo que debía hacer, le oyó repetir varias veces: “Sufrir, amar, reparar”.

En 1924 el Señor le pidió expresamente que se diera a Él, para que fuera crucificada a su semejanza. Al cabo de un año, recibió de Jesús la orden de pedirle al Papa la consagración del mundo al Corazón de María.

Desde octubre de 1938 hasta su muerte, esto es, durante 17 años, sufrió la Pasión física de Jesús (esto es, con señales externas) y después su Pasión íntima.

Desde marzo de 1942 hasta diciembre de 1953, todos los viernes Alexandrina tiene éxtasis hablados, en los que Jesús, a través de sus labios, lanzaba al mundo de los pecadores llamados ardientes de conversión.

Privada de su primer director (1934-1941), que era de la Compañía de Jesús, fue dirigida durante cuatro años (1944-1948) por un Salesiano, que la inscribe entre las Cooperadoras Salesianas (15-8-1944) y en 1946 la inscribe en las “Lámparas vivas” que tienen su Centro Directivo en Milán, Italia.

Alexandrina se dejó de alimentar el 27 de marzo de 1942 y vivió durante 13 años y siete meses, hasta la muerte, solamente de la Eucaristía, hecho que fue confirmado por la ciencia médica.

Los dos últimos años de su vida, la visitaron miles de personas, a las que les hablaba, sobre todo en los días de mayor afluencia, con un micrófono, con una fuerza y una unción impresionante, sólo Dios sabe las conversiones obtenidas, pero se conservan muchos testimonios en los archivos de Balasar.

Su misión de atraer almas hacia Dios continúa aun hoy, instrumento de ese llamado es la leyenda que escribió para su tumba:

“Pecadores, si las cenizas de mi cuerpo les son útiles para salvarse, aproxímense, pasen sobre ellas, písenlas hasta que desaparezcan, pero no pequen más, no ofendan a nuestro Jesús.

Pecadores, ¡quisiera decirles tantas cosas! No me alcanzaría este grande cementerio para escribir todas. ¡Conviértanse! No ofenda a Jesús, no quieran perderlo eternamente, ¡Es tan bueno! ¡Basta de pecar! ¡Ámenlo! ¡Ámenlo!”

Su biografía ha sido muy traducida, son muchas las peregrinaciones de varias naciones a su cuartito, donde se inmoló y a su sepulcro aumentan cada año, debido a las numerosas gracias atribuidas a ella.

Su hermana Deolinda escribía en 1957 al P. Humberto: “Parece que no pasa un día sin que vea a muchas personas rezar junto a la tumba de Alexandrina, sobre todo el domingo y en los días trece de cada mes hay auténticas peregrinaciones… hay junto al cementerio una gran sala llena de exvotos”.

El 14 de enero de 1967 fue abierto el proceso sobre las virtudes y fama de santidad de Alexandrina y fue cerrado y enviado a Roma el 10 de abril de 1973, en el cierre del proceso, el Arzobispo de Braga agradeció a todas las personas “que contribuyeron a esta obra fatigante y difícil”. Agregando: “Pero los instrumentos de este trabajo, hechos en común por tantos, pertenecen sobre todo a los Salesianos.

Me alegro con ellos y se los agradezco, me alegro porque Alexandrina era Cooperadora Salesiana y yo les agradezco porque ella era de esta diócesis, gloria de esta diócesis “.

 

LLAMADO A LA EUCARISTIA EN FATIMA

El otoño de 1916 los tres pastorcitos, en la vertiente de la colina “Cabezo”, después de la merienda, rezaban el Rosario, cuando vieron en una nube luminosa un Ángel, que tenía un cáliz con una Hostia, de la que descendía gotas de sangre y dejando el Cáliz y la Hostia suspendidos en el aire, el Ángel se postra al lado de ellos y les hace repetir tres veces:

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, les ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con las que es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, pido la conversión de los pobres pecadores”.

Lucía interroga cierto día al pequeño Francisco:

— ¿Qué estás haciendo?

— Estoy pensando en Dios que está tan triste, por causa de tantos pecados, si yo fuera capaz de darle alegría.

Cuando estaba ya muy enfermo, Lucía le pregunta:

— Francisco, ¿qué te gusta más? Consolar a Nuestro Señor o convertir a los pecadores, para que no se vayan más almas al infierno.

— Me gusta más consolar a Nuestro Señor, te fijaste que Nuestra Señora el último mes, se puso tan triste, cuando dijo que no ofendiéramos a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido, yo quiero consolar a Nuestro Señor y después convertir a los pecadores, para que ya no lo ofendan.

El pequeño pastorcito, para consolar a Jesús se pasaba hincado horas y horas en profunda oración y cuando Lucía comenzó a frecuentar la escuela, habiendo sabido que Nuestra Señora vendría pronto para llevarlo al Cielo, Jacinto prefería entrar a la iglesia a hacerle compañía al Señor “Escondido”, como acostumbraba llamar a Jesús Eucaristía.

 

EL LLAMADO A LA EUCARISTIA EN BALASAR

Jesús le dice a Alexandrina en los años 1934-1935: “Escribe que quiero que se predique la devoción a los Sagrarios, quiero que se encienda en las almas la devoción hacia estas prisiones de Amor…”

“¿Quieres consolarme? Ve a los sagrarios, estoy allí tan solo, tan despreciado, abandonado, ofendido… estoy encarcelado y encarcelado por amor…”

“No creen en mi existencia: no creen que allí habito, blasfeman contra Mí”.

“Otros creen, pero no me aman y no me visitan, viven como si Yo no estuviera presente… te escogí para que me hicieras compañía en esos pequeños refugios, tantos que son tan pobrecitos… pero dentro de ellos, ¡qué riqueza! Está allí la riqueza del Cielo y de la tierra…

“Haz que Yo sea amado por todos en mi Sacramento de Amor, el mayor de los Sacramentos, el mayor milagro de mi Sabiduría”. (de las cartas a su primer Director)

Alexandrina hacía varios años que vivía espiritualmente unida a Jesús Sacramentado y en 1928, mientras pensaba en Jesús en el Sagrario, le dice:

“¡Mi buen Jesús, Tú estás preso y yo también, estamos presos los dos; Tú estás preso para mi bien, y yo estoy presa en tus manos. Eres Rey y Señor de todo y yo soy un gusano de la tierra, te dejé en el abandono, pensando sólo en este mundo que es la perdición de las almas, ahora arrepentida de todo corazón, quiero lo que Tú quieras y sufrirlo con resignación, no me faltes con tu protección, buen Jesús”.

Cuenta en 1930 que hacía la Comunión Sacramental pocas veces (no se atrevía a pedírselo al Párroco, por el temor de incomodarlo) pero vivía unida a Jesús lo más posible, para honrarlo a Él y a la Madrecita, escribía en pedacitos de papel y en imágenes esta oración:

“Querido Jesús mío, quisiera ir a visitarte en tus Sagrarios, pero no puedo, porque mi dolencia me obliga a estar retenida en mi querido lecho del dolor. Hágase Tu voluntad, Señor, pero al menos, Jesús mío, permite que ni un momento pase sin que yo vaya en espíritu a decirle a las puertas de tus Sagrarios:  ¡Jesús mío, te quiero amar! Quiero abrasarme en todas las llamas de Tu amor y pedirte por los pecadores y por las almas del Purgatorio”.

En la tapa de un librito, en mayo de 1930 escribió: “Amada Madre del Cielo, ve a presentarle a nuestro Jesús en mis Sagrarios, mis oraciones y vuelve más eficaces mis pedidos. Refugio de los pecadores, ve y dile a Jesús que quiero ser santa”.

Toda la vida de Alexandrina transcurrió a la luz de los Sagrarios eucarísticos, los documentos sobre esto son innumerables. Jesús le decía el 5 de enero de 1952:

“Hija mía, luz y estrella eucarística, fui Redentor, morí para darle el Cielo a las almas, me hice alimento de ellas. Te crié para que te asemejes a Mí, te escogí para víctima, para que continuaras mi obra redentora. Puse en tu corazón el amor, la locura por la Eucaristía, es por ti, eres la luz de este fuego, que dejaste arder, y muchas almas guiadas por esta estrella escogida por Mí, llevadas por tu ejemplo se transformaron en almas ardientes, almas verdaderamente eucarísticas. Ay del mundo sin mis víctimas, sin hostias, continuamente inmoladas Conmigo”.

En otra ocasión, Jesús le pedía: Procúrame almas que te sustituyan junto a mis Sagrarios, después de tu muerte”.

Alexandrina dice en sus últimas disposiciones: “Quiero ser enterrada, si puede ser, con el rostro volteado hacia el Sagrario de nuestra iglesia, así como en la vida ansié estar junto a Jesús Sacramentado y voltear para el Sagrario las más veces posibles, quiero después de mi muerte continuar velando mi Sagrario y mantenerme volteada hacia Él”.

 

LOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA EN FÁTIMA

El verano de 1916, entre julio y agosto, los tres Pastorcitos, a la hora de la siesta, se encontraban en la huerta de Lucía para jugar, cuando repentinamente vieron a su lado al mismo Ángel, que les dijo:

“¿Qué hacen? Recen mucho, los Corazón de Jesús y de María tiene para ustedes designios de misericordia, ofrezcan constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo de todo lo que puedan, ofrezcan a Dios sacrificios en acto de reparación por los pecados con que es ofendido y supliquen por la conversión de los pecadores, así atraen la paz para su Patria. Yo soy el Ángel de su Guarda, el Ángel de Portugal. Sobre todo, acepten y soporten con sumisión el sufrimiento que el Señor les envía.”

 

LOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA EN BALASAR

Sobre los inocentes Pastorcitos de Fátima, como dice el Ángel, el Cielo tuvo designios de misericordia al convertirlos en participantes del mensaje de Salvación.

Pero a Alexandrina le decía más: “Eres un canal por donde han de pasar las gracias que Yo distribuyo a las almas y por el cual han de ir las almas hasta Mí”. (4-10-1934) Y explicaba:

“Estás en mis Sagrarios de todo el mundo, en ellos puedes servirme como víctima por los pecados del mundo en este tiempo en que el mundo se vuelve contra Mí y contra Mi Iglesia”. (8-11-1934)

Esto debía realizarse a través de una unión mística de Alexandrina a los sufrimientos redentores de Jesús y de su Madre bendita.

Balasar se convierte así en una revelación elocuente y extraordinaria del amor del Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado y Doloroso de María.

Este breve documento lo confirma:

“Hija mía, Yo te lleno, te conforto, te preparo para darme más, dame reparación, pide al mundo reparación para mi Divino Corazón y para el de mi Madre bendita, pide al mundo reparación para aplacar la Justicia divina”. (29-5-1950)

“Dame tu dolor, para sanar mi Divino Corazón y el de mi Madre bendita y permíteme quedarme por más tiempo en tu corazón con la espada y las espinas que hirieron su Corazón, son las blasfemias proferidas contra la Reina del Mundo”. (12-5-1950)

“Si no fuera por mi ignorancia, cuantas cosas podría decir, cuantas pruebas podría dar de ese grande amor que Jesús nos tiene, para nuestra vergüenza y si no fuera por mi ignorancia, cuanto podría decir del dolor tormentoso, lacerante que tiene el Corazón Divino de Jesús y con Él, el de la querida Madrecita!, el amor de Jesús es tan grande como Dios.

El mismo es todo Amor, pero el dolor es grande como la tierra y llega hasta Él, poder infinito, grandeza infinita, para transformarse en dolor infinito”. (7-7-1950)

“En esta unión de dolor, amor y agonía, Jesús expiró, me pareció que mi cuerpo había quedado sin alma, pasó un poco de tiempo en esta separación, después recibí de nuevo la vida y oí la voz de Jesús:

“Me compadecí de ti, compadécete de los Corazones dolorosos de Jesús y de María, ten dolor, es infinito tu dolor, repara por tantos crímenes e iniquidades… hija mía, tu vida es mía: es la vida de Cristo crucificado. Yo fui víctima, fui víctima de la humanidad con mi Madre bendita y tú continúas siéndolo con Ella y Conmigo, es la razón por la que sufres así.”

En el diario del 1 de octubre de 1954, Alexandrina dejó escrito: “…vino Jesús y, en un impulso, su amor me fortaleció más y me habló así: “Ven, hija mía: estoy contigo, está contigo el Cielo con toda su fortaleza”.

En este momento, por la llaga de su Divino Corazón salió una claridad tan grande y unos rayos tan luminosos que irradiaban todo, poco después, de todas sus llagas divinas salían rayos que le venían a traspasar sus pies y manos, de su sacrosanta cabeza pasaba a la mía un sol que me traspasaba todo el cerebro.

Hablando de la primera claridad y de los rayos que le salían de su Divino Corazón, le dice Jesús: “Hija mía, a semejanza de Santa Margarita María, quiero que incendies en el mundo este amor tan apagado en los corazones de los hombres, incéndialo, Yo quiero dar mi Amor a los hombres, quiero ser amado por ellos, no me aceptan y no me aman. Por ti quiero que este amor sea incendiado en toda la humanidad, así como por ti fue consagrado el mundo a mi Madre bendita, haz, esposa querida, que se conozca en el mundo todo el amor de nuestros Corazones”.

“¿Cómo, Jesús? ¿Cómo? Cómo trabajar de esa forma, si no te han aceptado a Ti, ¿cómo los hombres lo van a recibir de mí?”

“Con tu dolor, hija mía, así van a quedar cogidos a las fibras de tu alma y después se va a dejar incendiar los corazones con mi amor, deja que los rayos de mis divinas llagas penetren en tus llagas escondidas, en tus llagas místicas.”

 

DOS CORAZONES: UNA SOLA LLAMA DE AMOR

La reforma litúrgica que se sigue en la celebración de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, se unió a la memoria del Corazón Inmaculado de María: Corazón que acoge la Palabra de Dios y la desarrolla en grado sumo. Existe una afinidad sorprendente entre el Corazón de Jesús y el de María, el Corazón de Jesús es sacratísimo, porque habita la plenitud de la Divinidad, el Corazón de María es Inmaculado y Dolorosa y es el templo “digno” del Espíritu Santo. (oración colecta)

Hay una afinidad sorprendente también en los símbolos con que los dos Corazones se manifestaron: el primero en Paray-le-Monial (1673-75), el segundo en Fátima y en Pontevedra (1917-25), el tercero en Balasar (Corazón traspasado por espadas).

En Jesús: llamas, corona de espinas, Corazón abierto, las llamas indican el amor, la corona de espinas, el sufrimiento; el corazón abierto, la fuente de gracias; del lado abierto de Cristo, como de una fuente, nace la Iglesia. Igualmente en María: llamas, ramo circular de espinas, espadas, amor y dolor.

El Corazón de Jesús fue abierto por la lanza, el de María, por la espada del dolor. Dos Corazones estrechamente unidos en un único sacrificio de amor redentor y santificador.

Nuestra Señora de Fátima dice: “Los pecados que ofenden al Señor también hieren mi Corazón de Madre”.

Y Alexandrina lo confirmo místicamente durante 17 años, en su cuerpo y en su alma.

 

EL SANTO ROSARIO EN FÁTIMA

En las seis apariciones, Nuestra Señora recomendó a los tres Pastorcitos que rezaran todos los días el Rosario con devoción, como poco antes lo habían hecho, pero que lo rezaran para obtener la paz del mundo. (primera aparición, mayo 1917)

En la segunda aparición, se explicó así: “Quiero que vengan el día 13 del mes que viene, que recen el Rosario todos los días y que aprendan a leer, después les diré lo que quiero” (junio de 1917)

El 19 de agosto, en el lugar dos Valinhos, la Virgen ordena: “Quiero que continúen yendo a Cova de Iria el día 13 (no habían ido ese mes, por estar presos) y que sigan rezando el Rosario todos los días, en octubre, haré un milagro para que todos crean en mis apariciones, vendrá San José con el Niño Jesús para darle la paz al mundo, vendrá también Nuestro Señor para bendecir a la gente”.

El 13 de septiembre, la Santísima Virgen le dice a los Videntes que perseveren en el rezo del Rosario, par alcanzar el fin de la guerra, y renovó la promesa de la venida de San José y del Niño Jesús.

El 13 de octubre, la Visión finalmente declara quien era: “Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honra, que soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días, la guerra va a acabar y los militares volverán pronto a sus casas”.

Tomando después un aspecto triste, con voz suplicante, agregó: “No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido”.

La Hermana Lucía comenta que “las palabras de Nuestra Señora, que más profundamente le quedaron impresas en su corazón, fueron en las que nuestra Madre del Cielo pedía que no se ofendiera más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido, que amorosa lamentación contienen y que tierna súplica, cómo desearía que todos los hombres, hijos de esta Madre Celeste, escucharan su voz”.

 

EL SANTO ROSARIO EN BALASAR

Alexandrina escribió en su diario el 1 de octubre de 1949: “ Vino la Madrecita, la cubría un manto blanco y dorado, me tomó en sus brazos, me acarició y enrolló en mis manos el Rosario que pendía de la suyas y me dio la cruz que lo remata, después de besarla: Hija mía, soy la Virgen del Rosario, estoy contenta contigo por que aconsejas rezar el Rosario en mi honra, continúa, es la devoción de la salvación, el mundo agoniza y muere en el pecado, quiero oración, quiero penitencia, hija mía, acoge en mi Rosario a los que amas y son tuyos, porque también los amo y Jesús los ama.

Acoge a los que se encomiendan a tus oraciones, enrolla al mundo en un molino como Yo te acogí, estréchalo en tu corazón, como Yo te abracé”.

La mañana del 13 de octubre, día de su muerte (¿será un sencillo acaso, este dato, para recordar la última aparición de Fátima a los tres Pastorcitos?) Alexandrina fue visitada por un grupo de personas amigas, entre las cuales se encontraba el hermano del Cardenal Cerejeira y les dijo estas palabras:

“Adiós, hasta el Cielo, ¡no pequen! El mundo no vale nada, esto lo dice todo. ¡Comulguen muchas veces! ¡Recen el Rosario todos los días!”.

 

LÍBRANOS DEL FUEGO DEL INFIERNO

En Fátima, en la tercera aparición, después de haberles mostrado el infierno, la Virgen enseñó a los tres niños: “Sacrifíquense por los pecadores y digan muchas veces, en especial al hacer algún sacrificio: Jesús, es por Tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María”.

La pequeña Jacinta escogió este compromiso: sacrificarse por los pecadores y fue vista muchas veces muy pensativa: “¿En qué piensas?” “¡En el infierno, el infierno! Que pena tengo por las almas que van para el infierno”.

Arrodillada, con las manos juntas, repetía docenas de veces la oración: “Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva a las almas al Cielo, principalmente a las más necesitadas”.

Muchas veces, entrando en sí misma, llamaba: “Lucía, Francisco, ¿vienen a rezar conmigo? Es necesario rezar mucho, para librar a las almas del infierno, ¡van tantas para allá, tantas!”

Cuando no quería comer por hacer sacrificios, Lucía le decía: “Jacinta, ven a comer”. “No, ofrezco este sacrificio por los pecadores, que comen demasiado”.

La visión del infierno la había aterrorizado de tal modo, que todas las penitencias y mortificaciones le parecían nada para obtener que ninguna alma fuera para allá. La Madre Maria da Purificacao Godinho, de Lisboa, Superiora del Orfanato donde fue recibida en 1920, poco antes de ser internada en el hospital donde murió, escribe en 1937 las palabras de la pequeña vidente: “Nuestra Señora ya no puede sostener el brazo de su amado Hijo sobre el mundo, es necesario hacer penitencia; si la gente se enmendara, todavía Nuestro Señor apoyaría al mundo, pero si no se enmienda, vendrá el castigo.

Pobrecita de Nuestra Señora, ¡yo tengo tanta pena por ella! Si supieran que es la eternidad, pobrecitos, no saben lo que les espera, ¡rece mucho por los Padres, rece muchos por los Religiosos! Madrina, ¡rece mucho por los Gobiernos! Los pecados que llevan a las almas al infierno son los pecados de la carne… han de venir unas modas que han de ofender mucho a Nuestro Señor, estas modas amargan el Corazón de Jesús y de Nuestra Señora. La Iglesia no tiene modas, Nuestro Señor es siempre el mismo…”

 

LOS TORMENTOS DEL INFIERNO EN BALASAR

En Balasar, la reparación por la salvación eterna de los pobres pecadores tuvo por parte de Jesús exigencias únicas, como se lee en la vida de los mayores místicos.

El 20 de julio de 1945, Jesús le dice a Alexandrina: “Hija, mi amada hija,  vengo a pedirte una gran reparación, ¿aceptas?”  “Todo, todo, Jesús mío,. siempre herida y siempre amándote…”

”Desaparecen de los hogares el verdadero temor de Dios, si no hay buenos padres, no puede haber buenos hijos… qué horror esas playas, esos casinos, cines y casas de vicios. No ponen término a esto los que pueden hacerlos y no acuden los que deben de acudir, tú acude al mundo, dame la reparación que te pido, suaviza alegre el dolor de mi Corazón divino”.

Del diario del mes de agosto de 1945, recortamos:

“Que el Cielo sea conmigo, me siento como si estuviera condenada al infierno, mi alma siente los horrorosos suplicios; con los ojos del alma veo a esos demonios atormentadores y en todo el cuerpo me parece sentir el fuego negro y consumidor, en mis oídos se escuchan los aullidos de los demonios y toda la desesperación infernal, muchas veces quedo como si estuviera aterrorizada en medio de ese viaje, no sé que hacer ¡Dios mío, condenada al infierno! Espero su ayuda en su bondad infinita… cuando siento que estoy en esa desesperación eterna, siento sobre mí el peso de la justicia divina, ¡Querer ver a Dios y no poder! Es millones de veces más doloroso que todo el tormento del infierno”. (13-8-1945)

Pocos días después, le dicta a su hermana, para el diario:

“¡Qué sería de mí, si por un solo momento perdiera la fe y la confianza! Perder a Dios, nunca más ver a Dios, de vez en cuando sin pensar en eso, sin reflexionar, sale este grito de mi alma y continúo sintiéndome condenada al infierno; ayer, día de la Madrecita, fue muy doloroso este sufrimiento, me sentí en una cárcel infernal y apresada con cadenas de hierro, sin poder conformarme con la pérdida de Dios, sentía tal desesperación (pero no era yo la que estaba desesperada), que me obligaba a enojarme contra Dios, lo maldecía, a mi Ángel de la Guarda, padres y compañeros del pecado y a los caminos que me llevan a esto, me maldecía y maldecía al cielo y a la tierra, ¡Qué horror constante! Sabía que sólo era digna del infierno, pero no podía conformarme y menos conformarme con perder a Dios…”

Finalmente vino Jesús: “No temas, hija mía, no estás condenada, tus sufrimientos son para evitar que se condenen las almas… ¡ten valor!” (16-8-1945)

El 5-5-1950 Alexandrina escribe:

“Jesús me habló. Hija mía, vengo a pedirte, lo que en mi nombre pidió mi Madre bendita en Fátima: penitencia, oración, enmienda de vida… Mi Divino Corazón pide amor; los crímenes del mundo, las iniquidades piden, exigen reparación… dame tu dolor… lo exigen los pecados de lujuria… las iniquidades de los esposos y aún de las almas piadosas y consagradas a Mí; exigen en las vanidades, ¿Para qué tanto desperdicio? Este desperdicio grita al Cielo, lo que se gasta en vanidades, quitaba el hambre a todos, cubría a los desnudos. Respáldame, hija mía, dile de mis quejas al mundo”.

El 5 de septiembre de 1953, Jesús le explicó a Alexandrina:

“Soporta esta tremenda eternidad, sólo es temporal, para que muchas almas, millares, millones de almas no tengan que soportarlo eternamente.”

 

LA HISTORIA DE UNA INMOLACIÓN POR LA CONVERSI»ON DE LOS PECADORES

En ese año (1928), -escribe Alexandrina en su autobiografía- el Abad fue a Fátima y me preguntó lo que quería de allá, le pedí que me trajera una medalla, pero me regaló un Rosario, una medalla, el manual del peregrino y agua de Fátima. Me aconsejó hace una novena a Nuestra Señora y beber del agua, con el fin de aliviarme, pero no sólo hice una, hice muchas…

“Como no conseguí nada, murieron en mí los deseos de curar, sintiendo cada vez más ansias de amar al sufrimiento y sólo pensar en Jesús. Sin saber cómo, me ofrecí como víctima a Nuestro Señor, ya le venía pidiendo desde hacía mucho tiempo el amor al sufrimiento.

Nuestro Señor me concedió tanto esta gracia, que hoy no cambiaría el dolor por todo cuanto hay en el mundo… consolar a Jesús y la salvación de las almas era lo que más me preocupaba.”

En septiembre de 1934, me pidió Jesús: “Dame tus manos, que las quiero clavar conmigo, dame tus pies, que los quiero clavar conmigo, dame tu cabeza, que la quiero coronar de espinas, como me hicieron a Mí. Dame tu corazón que lo quiero traspasar con la lanza, como me traspasaron a Mí. Conságrame todo tu cuerpo, ofrécete toda a Mí….”

Alexandrina respondió rápidamente que sí a la invitación de Jesús, un año después escribía: “Jesús, soy toda tuya, soy tu víctima, la víctima de la Eucaristía, víctima por los sacerdotes, por los pecadores, víctima por el mundo entero, víctima por la paz, víctima por la Consagración del Mundo a la Madrecita”.

Jesús le decía el 5 de diciembre de 1947: “Aprendan de ti las doncellas para que guarden para Mí el lirio cándido de su pureza, que aprendan de ti los viejos y los jóvenes, los ricos y los pobres, los sabios y los ignorantes: qué aprendan de ti a amarme en el sufrimiento a llevar su cruz”.

En 1948 citó en su diario: “Llevé mi vida hacia el sufrimiento y lo llevaré a mi Cielo para amar y pedirle a Jesús por ustedes, pecadores, conviértanse y amen a Jesús, amen a la Madrecita”.

Durante 17 años sufrió la Pasión de Jesús, que le decía el 5 de diciembre de 1947: No es solamente mi Alexandrina la que es crucificada, es Cristo en ella y  con ella.

Junto al lecho de Alexandrina está una fotografía de Jacinta de Fátima, de quien era muy devota, y con ella se había inmolado por la conversión de los pecadores.

El 11 de agosto de 1953, Alexandrina escribe en su diario:

“Quiero grabar en las piedras de la calle, en los paseos, en las fuentes, en las plazas, en las playas, en los casinos, en el cine, en las casas de pecado, en todas partes, esto: ¡Pecadores, conviértanse! Vayan a Jesús, no fuimos creados para la tierra, pero sí para el Cielo, ¡No ofendan más a Nuestro Señor! Si supieran lo que es una ofensa hecha a su Divino Corazón. Viví para ustedes, sufrí por ustedes, morí por ustedes y por ustedes continúo mi Cielo, fueron por ustedes mis aspiraciones, no quiero dejar nunca de hablarles del amor que Jesús nos tiene y que es para Él, nuestra ingratitud cuando pecamos. Quisiera decirles muchas cosas para que caigan en el pecado, ¡amen al Señor! ¡teman al infierno!”

Jacinta de Fátima le decía a Lucía: ¿Porqué Nuestra Señora no les enseña el infierno a toda la gente, para que ninguna se pierda?

Alexandrina escribió en su diario, el 5 de junio de 1953: “Amantísimo Señor, soy tu víctima, quiero que todas las almas se salven, las de mi familia, Jesús, las de mi tierra, las que me son queridas, las que me piden oraciones y las del mundo entero, Jesús. Si me quieres aquí, hasta el fin del mundo, presa, estoy lista, ya lo sabes, ya te lo había dicho… Ay, mi Jesús, si Tú les muestras una sola vez, el camino del infierno, verías que todos cambian su camino, ¡Ya no sé que más hacer, mi Jesús!”.

Escribía esto después de recibir cerca de 5000 visitantes y de haber hablado, grupo a grupo, durante nueve horas.

 

LA CRUZ ESTABA DISPUESTA, FALTABA LA VÍCTIMA

Esta inmolación de Alexandrina había sido prevista y preparada por el Señor, con las palabras que Jesús le dirigió el 5 de diciembre de 1947, durante mi dirección espiritual:

“Es mi víctima, a quien confié la más alta misión (la conversión de los pecadores) y como prueba de esto atiende bien lo que te digo, para que lo digas: “Hace casi un siglo mandé a esta privilegiada feligresía una cruz para señal de tu crucifixión, no la mandé de rosas, porque no las tenía, las mandé de espinas; no la mandé de oro, porque ese oro, como las piedras preciosas, son tus virtudes, y los adornas con tu heroísmo. La cruz fue de tierra, porque la misma tierra la preparó, estaba preparada la cruz, faltaba la víctima pero en los planes divinos había sido escogida: fuiste tú. El mal aumentó, la ola de los crímenes llegó a su máximo, tenía que ser inmolada la víctima, llegaste y fui al mundo a crucificarte, fue la maldad humana la que preparo tu crucifixión, ¡Cómo son grandes los designios de Dios! Son grandes y admirables en mi sabiduría infinita, ¡qué encantos tienen! ¿Podría asemejarte más a Mí? De esta cruz, de esta inmolación tengo dos provechos: el amor a la cruz, el amor a mi imagen crucificada y la gran reparación”.

 

BALASAR, PARROQUIA PRIVILEGIADA

La referencia de Jesús a la cruz trazada sobre la tierra, le fue repetida a Alexandrina el 14 de enero de 1955, pocos meses antes de su muerte. El hecho me llevó a buscar elementos históricos relativos a una capilla en honra de la Cruz existente en la Parroquia y siempre cerrada. Finalmente, en los archivos de Braga pude encontrar una acta notarial del año de 1832, es una relación detallada y firmada por testigos, dirigida al Pro-vicario Episcopal de gobierno de la diócesis, entonces vacante.

Este es un extracto: “Comunico a usted un caso inexplicable, ocurrido en esta parroquia de Santa Eulalia de Balasar, el día de Corpus yendo la gente a Misa por el camino que pasa por el monte Calvario, divisaron una cruz en la tierra, esta cruz era de color más blanco, mientras parecía que había caído rocío en la demás tierra.

“Mandé barrer todo el sitio, pero comenzó a aparecer como antes la forma de cruz, después lanzaron agua en abundancia en todas partes, pero la parte en donde estaba en forma de cruz apareció de color más oscuro, que conserva hasta el presente, el tamaño es de 15 palmos de largo por 8 de ancho.

En los días turbios, se ve con claridad la forma de cruz a cualquier hora del día y en los días de sol se ve solamente hasta las 9 horas y de tarde, al declinar el sol. Divulgada la noticia de la aparición de esta cruz, comenzó a concurrir la gente a verla y venerarla, adornándola con flores y dándole limosnas”.

Con el dinero recogido, los habitantes, con el permiso de la Curia, erigieron una capilla para conservar y defender, de modo respetuoso aquella señal sagrada, un recuerdo que pronto quedó sepultado en el olvido, excepto el nombre “Calvario”, dado a la colina y al lugar donde transcurrió la vida de Alexandrina.

Llamado a una vida nueva, aquel lugar lanza un mensaje: “¡Del leño de la cruz, nuestra salvación!”.

Leíamos en su diario del 14-9-1949:

“En todo el viaje (del Calvario) nunca asentí la presencia de Jesús, sólo en el Calvario, ya clavada en la cruz y levantada en lo alto, sentí como si Jesús se revistiera de mi cuerpo y me comunicara sus llagas, espinas y lágrimas de sangre. Y la Madrecita, junto a la Cruz, unía sus lágrimas con las de Jesús, había en sus Santísimos Corazones el mismo dolor, las mismas ansias, las ansias de hacerme lugar, de resguardarme para siempre con ellos del mundo entero tan revuelto y cruel. ¡Cómo amaba Jesús, como amaba la Madrecita! ¡Qué amor infinito!”.

Leemos en el diario de Alexandrina, 10 de enero de 1952: ”Al final de la Pasión, Jesús habló a mi corazón: cuántos avisos, cuántos pedidos del mendigo divino y Jesús va inmolando a su víctima, Jesús la va crucificando continuamente, y el mundo, mundo cruel, continúa con sus desvaríos, continua en la opulencia, en la vanidad, en el libertinaje… Ay del mundo sin la Santa Misa, sin la Eucaristía, sin mis víctimas… hija mía, pide misericordia, pide la compasión de la Santísima Trinidad… El Señor está contigo, da dolor a tu corazón hasta reventarlo en añicos nuevos, como reventaron en el árbol de la cruz…”.

 

FÁTIMA Y BALASAR EN LAS PALABRAS DE JESÚS

La relación de las celestes revelaciones entre las dos localidades tiene su confirmación explícita en un éxtasis de Alexandrina. En los dos últimos años de su vida sufrió en su cuerpo y en su espíritu una tremenda inmolación por los que no tienen Dios, que intentan tener el dominio del mundo y por las luchas internas de la Iglesia. Fue en ese período, antes que cesaran los éxtasis públicos, que Jesús le dice a Alexandrina: “¡Portugal ingrato, mundo cruel, que sería de ustedes sin la víctima de este Calvario! ¡Portugal, cuantas gracias has recibido de tu Dios! ¡Fátima, Fátima! ¡Calvario, Calvario (esto es, Balasar)! Este Calvario, son medios para ti de gran reparación”. (9-10-1953)

Refiriéndose a los comunistas ateos, Jesús le dice el 15 de octubre de 1954: “Hija mía, tu reparación es para los que no tienen fe, para los que no creen en Dios, por los incrédulos, tú repara la Majestad divina por todo y por todos… fuiste escogida para la misión más noble pero la más difícil, tu vida es semejante a la de la Santa Iglesia, siempre combatida y nunca vencida hasta el final de los siglos”.

En cuanto a la previsión clara de las luchas en el interior de la Iglesia, Jesús le dice a la víctima de Balasar:

“Ten valor, Yo hablo por tus labios, cualquier cosa desagradable que surge, no es nada en comparación del bien que se hace, es el demonio rabioso que quiere quemar la simiente divina, en vano lo intentará, hágase oración, hágase penitencia, que principie la Iglesia, la tienen que corregir y perfeccionar, las casas religiosas, monjes y monjas no viven la vida de sus Fundadores, que haya vigilancia en la Iglesia”. (10-9-1954) (1)

Muchas veces dice Jesús: “¡Sin la víctima de este Calvario, pobre Portugal! Y sobre esto me escribe el P. Fernando Leite, S.J.: “Las cosas en Portugal van muy mal, pobres de nosotros, si el Señor no nos socorre, no hemos puesto en práctica el Mensaje de Fátima y el de Alexandrina, no nos hemos volteado para el Inmaculado Corazón de María” (25-5-1975)

 

FATIMA Y LA DEVOCION DEL CORAZON A MARIA

El 17 de diciembre de 1927, Jesús, con voz clara, le dice a la Hermana Lucía: “Hija mía, escribe lo que te piden (a su director), y todo lo que te reveló la Santísima Virgen (julio de 1917, en Fátima) en la aparición en que te habló de esta devoción, (al Inmaculado Corazón de María), escríbelo también, en cuanto al resto del secreto, continúa en silencio.”

La vidente de Fátima, diez años antes, le había dicho a la Blanca Señora: “Quiero pedirle que nos lleve al Cielo”. “Sí, a Jacinta y a Francisco los llevo pronto, pero tú quedas más tiempo, Jesús se quiere servir de ti para hacerme conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón, a quien la siga, le prometo la salvación y estas almas serán queridas de Dios, como flores puestas por Mí para adornar su trono.”

En las primeras publicaciones sobre los acontecimientos de Fátima, no se habló nunca de las manifestaciones del Corazón de María a los Pastorcitos, porque estaba unido al secreto recomendado por Nuestra Señora, Lucía por eso no habló de esto, por miedo a violarlo.

En 1926 y en el inicio de 1927, Lucía recibió la orden de manifestar la relevación sobre la devoción al Corazón de María (1925), y se encontró en serios problemas “porque temía revelar parte del secreto”.

En sus escritos sobre el Corazón de María sólo dice “que deberá un día promover su devoción”.

Uno de sus primeros directores escribe: “En 1927, la Hermana Lucía me habló de la devoción de los cinco primeros sábados en cinco meses consecutivos, le pregunté si había hablado de esto con alguien y me respondió que sí y que había puesto todo por escrito (por orden del confesor anterior) pero después habló con la Madre Superiora, sin decirle que contenía el escrito le pidió permiso para quemarlo y así lo hizo.

Entonces le mandé que escribiera todo de nuevo y me lo entregara, por humildad mostró repugnancia de escribir en primera persona, a esto le respondí que escribiera en tercera persona; es la historia auténtica y la razón por la cual ese documento está escrito en tercera persona” (P. Aparicio, Jesuita, 10-1-1938)

Por eso es cierto que hasta finales de este año, cuando se hablaba de Fátima, no se hablaba del Inmaculado Corazón de María, pero habló públicamente de esto el Obispo en septiembre de 1939.

Como confirmación, transcribimos parte de una carta de la Hermana Lucía, escrita en Tuy el 31-8-1941: Me escribió el señor Obispo, anunciándome el interrogatorio del Dr. Galamba y me mandó recordar todo lo que tenía en relación con Jacinta, para una nueva edición que querían imprimir; esta orden me cayó en el fondo de mi alma como un rayo de luz, pensando que era llegado el momento de revelar las dos primeras partes del secreto y aumentar la nueva edición con dos capítulos: uno sobre el infierno y otro sobre el Inmaculado Corazón de María, pero la repugnancia a manifestarlo me hizo dudar, los escritos están realizados, pero dudo de entregarlos, antes los tiro al fuego, no sé lo que haré ni que es lo mejor.

No dudo que la revelación del infierno y de las misericordias del Corazón Inmaculado de María le harán un gran bien a las almas, así como la virtud que llevó a practicarlo a Jacinta, pero, ¿podré esta vez, callar y poner cosas de menor importancia?

 

PARTE DEL SECRETO ES REVELADO

15 años después de las apariciones en Fátima, la autoridad eclesiástica consideró llegado el momento de volver público, al menos gran parte del secreto para el bien de las almas, y ordenó a Lucía que escribiera “cuanto antes lo que podía ser conocido”.

La Hermana Lucía, por obediencia escribió: “El secreto consta de tres cosas distintas” pero unidas íntimamente; dos voy a revelar, dejando la tercera en secreto.

“La primera fue la vista del infierno” (julio de 1917):

“ Nuestra Señora dijo que era necesario que rezáramos el Rosario para alcanzar las gracias necesarias durante el año, y continuó: “Sacrifíquense por los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María, al decir estas últimas palabras, abrió de nuevo las manos, como en los dos meses pasados, el reflejo pareció penetrar en la tierra y vimos un mar de fuego, abrasados en ese fuego los demonios y las almas, como si fueran brasas transparentes y negras, como bronceadas y con forma humana (debió ser, al encontrarme con esta vista, que di ese Ay que dicen haber oído)”.

Marto, el papá de Jacinta, afirmaba el autor de este opúsculo, que también su hija soltó un grito y se volvió blanca como un cadáver, de tal modo que él se quejó en voz alta: ¡Mi hija se muere, mi hija se muere!”.

“Esta vista fue sólo un momento, -escribe Lucía- y las gracias de nuestra buena Madre del Cielo, que antes nos había prevenido con la promesa de llevarnos para el Cielo (en la primera aparición) si no fuera así, creo que habíamos muerto del susto”.

“La segunda cosa se refiere a la devoción al Inmaculado Corazón de María:

”La vidente continúa: ” levantamos la vista hacia Nuestra Señora, que nos dice, con bondad y tristeza: “Vieron al infierno, para donde van las almas de los pobres pecadores, para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón; si hacen lo que yo les digo, se salvarán muchas almas y vendrá la paz. La guerra (1914-1918) va a acabar, pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor, cuando vean una noche iluminada por una luz desconocida, sepan que es la gran señal que Dios da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirlo, vine a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los primeros sábados, si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y habrá paz, si no, se desparramarán sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia, los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho y varias naciones serán aniquiladas… “.

 

CONSAGRACIÓN DE RUSIA

La Hermana Lucía escribe:

“Fue en esta época que Nuestra Señora me avisó que llegaba el momento en que quería que la Santa Iglesia Participara en su deseo de la consagración de Rusia y su promesa de conversión.”

La comunicación fue así: “13-16-1929, había pedido permiso a mis Superioras y al Confesor de hacer la Hora Santa de las 11 a la media noche, del jueves al viernes, estaba una anoche sola, la única luz era la de una lámpara, de repente, se iluminó toda la capilla con una luz sobrenatural, después Nuestra Señora me dice: Llegó el momento en que Dios le pide al Santo Padre, que en unión de todos los Obispos del mundo, haga la Consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, prometiendo salvarla por este medio”

Di cuenta de esto a mi confesor que me mandó escribir lo que Nuestra Señora quería que se hiciera, pero por medio de una comunicación íntima, Nuestra Señora me dice, quejándose:

“No quieren atender a mi pedido, como el rey de Francia, se arrepintió y habló, pero fue tarde, Rusia va a extender sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia: el Santo Padre va a sufrir mucho”.

El Obispo de Leiria-Fátima, D. José Correia da Silva, solamente en 1937 escribió a Pío XI:

“Existe en esta diócesis el santuario de Nuestra Señora de Fátima, que es el mayor centro de piedad en Portugal y cuya devoción está en muchas naciones. Las recomendaciones hechas por la Santísima Virgen en 1917, son la devoción del Santo Rosario, la aversión a la lujuria y la invitación a hacer penitencia, también Nuestra Señora prepara para la lucha contra el comunismo, del que ha sido preservado Portugal, a pesar de su cercanía con España. Los Obispos Portugueses prometimos el año pasado, después del retiro que hicimos en este santuario, promover una gran peregrinación nacional, si a nuestro país no lo invade la terrible calamidad del comunismo, pero gracias a la Santísima Virgen hemos estado en paz.

“De los tres niños a los que Nuestra Señora se apareció, fallecieron dos y la sobreviviente es religiosa en el Instituto de Santa Dorotea en España. Esta religiosa me pide comunicarle a Vuestra Santidad, que según una revelación celeste el Buen Dios promete terminar la persecución en Rusia si Vuestra Santidad se digna hacer y mandar que lo hagan igualmente los Obispos del mundo católico, en solemne Acto público de Reparación y Consagración de Rusia a los Santísimos Corazones de Jesús y María, y aprobar y recomendar la práctica de la devoción reparadora, que consiste en 5 primeros sábados de mes, recibir la Sagrada Comunión, rezar el Santo Rosario, hacer 15 minutos de compañía a Nuestra Señora, meditando los misterios del Rosario”.

La hermana Lucía, a su vez, el 2 de diciembre de 1940 le escribió a Pío XII:

“Soy la única sobreviviente de los niños, a quienes Nuestra Señora se dignó aparecer en Fátima (Portugal), los días 13 de mayo hasta octubre de 1917…

“Santísimo Padre, vengo a renovar un pedido que ya ha sido llevado varias veces a Su Santidad. Santísimo Padre, el pedido es de Nuestro Señor y de nuestra buena Madre del Cielo, en 1917, en la parte de las apariciones que hemos designado el “secreto”, la Santísima Virgen nos reveló el final de la guerra, que entonces afligía a Europa y anunció otra futura guerra, diciendo que, para impedirla pediría la consagración de Rusia a Su Inmaculado Corazón y la comunión reparadora los primeros sábados.

Prometió, si atendían sus pedidos, la conversión de esa nación y la paz, de lo contrario, anunció la propagación de sus errores por el mundo, guerras y persecuciones a la Santa Iglesia, el martirio de muchos cristianos, persecuciones y sufrimientos reservados a Vuestra Santidad y el aniquilamiento de varias naciones.”

“Santísimo Padre, hasta 1926 quedó esto en silencio, según la orden expresada por Nuestra Señora, pero después de una revelación, me pidió se propagara en el mundo la comunión reparadora los primeros sábado de cinco meses seguidos, confesándose, teniendo un cuarto de hora de meditación de los misterios del Rosario, rezándolo para reparar los ultrajes, sacrilegios e indiferencias cometidos contra Su Inmaculado Corazón. Las personas que practicaran esta devoción, nuestra buena Madre del Cielo les promete asistirlos en la hora de la muerte, con todas las gracias necesarias para que se salven.”

“Expuse el pedido de Nuestra Señora a mi Confesor que empleó algunos medios para que se realizara, pero sólo el 13 de septiembre de 1939, el Obispo de Leiria se dignó, en Fátima, publicar este pedido de Nuestra Señora.

Santísimo Padre, aprovecho este momento para pedir a Vuestra Santidad se digne extender y bendecir esta devoción a todo el mundo.”

“En 1929, Nuestra Señora, por medio de otra aparición, pidió la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón, prometiendo por este medio, impedir la propagación de sus errores y su conversión.”

“En varias comunicaciones íntimas, Nuestro Señor insiste en este pedido, prometiendo, si Vuestra Santidad se digna hacer la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María, con mención especial por Rusia y ordenar que en unión con Vuestra Santidad, lo hagan también todos los Obispos del mundo, lo que abreviará los días de tribulación, que ha determinado castigar las naciones por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Santa Iglesia y a Vuestra Santidad.”

“Permítame hacerle otro pedido, que es un deseo ardiente de mi pobre corazón: Que la fiesta en honor del Inmaculado Corazón de María se extienda a todo el mundo, como una de las fiestas principales en la Santa Iglesia”.

De este documento se deduce:

— Nuestra Señora, en Fátima en 1917, prometió que volvería a pedir, en previsión de una nueva guerra, la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón;

En 1929, Nuestra Señora, según su promesa, volvió a pedir la consagración que habría impedido que Rusia propagara sus errores en el mundo;

— En 1937, el Obispo de Leiria (Fátima) envió a Pío XI el pedido para esta consagración;

— El 13 de septiembre de 1939, el Obispo de Fátima hizo del dominio público este deseo de Nuestra Señora y anunció la práctica de los primeros sábados;

— Solamente hasta 1940, la Hermana Lucía renovó al Santo Padre el pedido del Obispo en 1937;

— En su pedido, la Hermana Lucía, agrega como un deseo personal que la fiesta en honor del Corazón de María se extienda a todo el mundo.

 

DE BALASAR LA CELESTE INVITACION A LA CONSAGRACION DEL MUNDO

Como se lee en su autobiografía desde 1928, narra Alexandrina: “Todas las mañanas me consagraba a Nuestra Señora, diciéndole:

“Madrecita, te consagro mis ojos, mis oídos, mi boca, mi corazón, mi alma, mi virginidad, mi pureza, mi castidad…

Madrecita, acepta, soy tuya, Tú eres el cofre sagrado, el cofre bendito de nuestra riqueza, Te consagro mi presente y mi futuro, mi vida y mi muerte…

Madrecita, abre tus santísimos brazos, tómame y estréchame en tu santísimo Corazón, cúbreme con tu manto y acéptame como tu hija muy amada, muy querida y conságrame toda a Jesús…

Madrecita, habla en mi corazón y en mis labios, has más fervorosas mis oraciones y más valiosos mis pedidos…”

En el inicio de 1952 escribe en su diario: “Jesús y la Madrecita, no quiero salir de sus corazones, nadie me arrancará de ellos, bien saben que prefiero el infierno que ofenderlos un solo instante, soy su víctima”. (22-2-1952)

Pocos meses después, el 13-6-1952, explica: “No tengo grandes cosas, pero aprovecho todas las migajitas de sacrificios para ofrecerle a Jesús, por medio de las manos, labios y el Corazón Inmaculado de la Madrecita, todo por muchas cosas y para su gloria y el bien de las almas.”

Alexandrina nos enseña que la Consagración a Nuestra Señora no es tanto la recitación y la repetición de una fórmula, es el vivir en María, con María y por María y este estilo de vida la llevó a la unión mística con Jesús y con la Santísima Trinidad.

Fue ciertamente al vivir esta experiencia que Jesús le confió el encargo de pedirle al Papa la consagración del mundo al Corazón de María y que el Espíritu Santo la guió desde 1935 para ofrecerse como víctima para obtener este gran beneficio para la humanidad.

En 1929 Nuestra Señora le pidió a Lucía de Fátima, la consagración de Rusia y en 1940 le dice en su carta al Santo Padre:

“Nuestro Buen Dios promete que si Vuestra Santidad se digna consagrar el mundo al Inmaculado Corazón de María, con mención especial por Rusia, abreviar los días de tribulación que ha determinado castiga al mundo por sus crímenes…”

Por el contrario, en Balasar, este deseo del Señor fue expresado por Jesús a Alexandrina el 30 de julio de 1935, ella narra que después de la Sagrada Comunión, oyó que Jesús le decía:

“Manda decir a tu Padre espiritual que en prueba del amor que le dedica a mi Madre Santísima, quiero que sea hecho, todos los años, un acto de Consagración del mundo entero en uno de los días de sus fiestas, escogido por ti: la Asunción, la Purificación, la Anunciación, pidiendo a esta Virgen sin mancha de pecado, que avergüence y confunda a los impuros, para que cambien el camino y ya no me ofendan. Así como le pedí a Santa Margarita María para que el mundo fuera consagrado a mi Divino Corazón, así te pido a ti que sea consagrado a Ella con una fiesta solemne.” (1)

Durante un año, el director espiritual, P. Mariano Pinho, calló el asunto, causando dudas e indecibles sufrimientos a Alexandrina.

Un año después, el 10 de octubre de 1936, Alexandrina le escribe a su Director: “En estos días, me dice Jesús: “Te voy a decir mis deseos, mis divinos deseos, hijita, manda decirle a tu padre espiritual que desparrame en todos los confines del mundo, que este flagelo (la revolución comunista española) es un castigo, es la ira de Dios. Yo castigo para llamarlos: a todos quiero salvar, morí por todos, ya no quiero ser ofendido y lo soy horrorosamente, en España y en todo el mundo, ¡qué crueldad! Corre tanto peligro de extenderse estas barbaridades (guerra mundial y lo que le seguirá)… voy a decirte como será hecha la consagración del mundo a la Madre de los hombres y Madre Santísima mía y que amo tanto. Será en Roma por el Santo Padre y por los Padres en todas las iglesias del mundo, que no haya recelos, mi deseo será cumplido.” (2) (de un documento de 10-9-1936)

El 5 de mayo de 1938, mientras el P. Pinho se preparaba para predicar los ejercicios espirituales a todo el Episcopado portugués, Alexandrina le escribía:

“Me dice Jesús: te doy los tesoros de mi Corazón, acógelos, son tuyos, dáselos a quien quieras.”

Alexandrina le preguntó a Jesús: “¿Puedo dárselos a mi Padre espiritual? Para que los reparta como él quiera a las personas que me son tan queridas y a los Obispos, para que se los den a cada uno de sus Padres y los padres a las almas. –Sí, hija amada…”

“El horno de mi Corazón hoy esta encendido, pero es sólo fuego, todo lo demás parece muerto, déjalo, son los cariñitos de mi Jesús, y todo lo que le voy ofreciendo por el buen resultado del retiro de los Obispos, es toda mi idea, ayudarlos con mis sufrimientos del cuerpo y del alma, que son muchos”.

Al final del Retiro, los Obispos Portugueses, por propuesta del P. Mariano de Pinho, se dirigían al Santo Padre:

“Humildemente postrados a los pies de Vuestra Santidad, pedimos insistentemente, cuando juzgue oportuno, que el mundo sea consagrado al Corazón Purísimo de María, para que sea liberado de los peligros que de todas partes lo amenazan, por la mediación de la Madre de Dios”.

El texto de esta carta fue escrito por el P. Pinho en latín y solamente una frase fue atenuada por el Siervo de Dios D. Manuel Mendes da Conceicao Santos, Arzobispo de Évora y gran Cooperador Salesiano.

Fue después de esta insistencia, hecha con tantas particularidades, que el día 10 del mismo mes, el P. Pinho envió al Santo Padre el pedido para la Consagración.

Es interesante notar como en la fórmula que Pío XII usó para esta Consagración se encuentran los títulos predichos por Alexandrina, “Reina del Cielo y de la tierra, Reina de la Paz, Señora de la Victoria, esto es, vencedora de las grandes batallas de Dios”.

El mes de mayo de 1942, Alexandrina, en un éxtasis, predice, refiriendo las palabras de Jesús, la consagración del mundo que haría el Papa, en lengua portuguesa, el 31 de octubre siguiente:

“El corazón del Papa, el corazón de oro –me dice Jesús- está resuelto a consagrar el mundo al Corazón de María, qué dicha, qué alegría para el mundo ser consagrado, pertenecer más que nunca a la Madre de Jesús. Todo el mundo le pertenece al Corazón Divino de Jesús, todo le va a pertenecer al Corazón Inmaculado de María”. (12-5-1942)

A través de la unión íntima con Jesús, Alexandrina llegó a una identificación con Él que la convirtió en participante, como esposa, de su dominio real. María, a su vez, la hace participar de su misión de dispensadora de gracias, como lo confirma este pasaje de su diario:

“Vino la Madrecita, era el Inmaculado Corazón de María, me mostró nuevamente su Santísimo corazón coronado de espinas y le pedí que me lo diera, Ella pasó todas las espinas a mi corazón y me dijo: Hija mía, te pido lo mismo que te pidió Jesús: dolor y reparación, consuélanos siempre y pide a las almas piadosas que se enfervoricen y nos amen y a los pecadores que se conviertan y no nos ofendan. Como premio de tu sufrimiento y para darles a las almas las gracias celestes y moldear sus corazones, te hago a semejanza de Jesús, depositaria de mis gracias…”

Las manos de la Madrecita estaban llenas de gracias, que  pendían como rayos de sol, unió sus manos a las mías, palma con palma y me dijo: “Son tuyas mis gracias, repártelas a quien quieras, dalas a tus seres queridos, quiero que lo hagas porque mi Jesús y Yo los amamos, dalas a todo los que te las piden en la medida en que te las vayan pidiendo, distribúyelas por el mundo entero, te hago rica con mis riquezas y con las de Jesús”… Ya pasó mucho tiempo, pero aún siento en cada mano un peso inmenso”. (Diario, 5-5-1951)

En Fátima, en el mes de julio de 1917, Nuestra Señora le dirá a los Pastorcitos: “Para salvar (a los pecadores) Nuestro Señor quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón”.

En Balasar, en el año de 1935, Nuestro Señor le pide a Alexandrina que se consagre el mundo a su Madre Bendita.

El hecho es confirmado por la Sagrada Congregación para la Causa de los Santos, en el perfil biográfico de Alexandrina y proclama oficialmente:

“En el año de 1936, por orden de Jesús, Alexandrina le pidió al Santo Padre, por medio del P. Pinho, la Consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María. Este pedido fue renovado muchas veces hasta el año de 1941, por lo que la Santa Sede interrogó tres veces al Arzobispo de Braga acerca de Alexandrina y por fin la Consagración fue hecha por Pío XII en Roma, el día 31 de octubre de 1942”.

El acto de Consagración fue transmitido por la radio en lengua portuguesa, en Fátima, estando presentes miles de peregrinos, por amor a la verdad, debe rectificarse el error de muchas personas que atribuyen a la Hermana Lucía el pedido del Cielo para esta consagración.

Visité a la vidente de Fátima en su Carmelo de Coimbra, el día 4 de agosto de 1978 y le pregunté: Quisiera que me dijera, si alguna vez Nuestra Señora le pidió la Consagración del mundo a su Inmaculado Corazón.

Y contestó la Hermana Lucía: Nuestra Señora no me pidió esa Consagración, sólo me pidió la Consagración de Rusia.

 

SAN JOSE EN FATIMA

En la quinta aparición, Nuestra Señora había prometido a los Pastorcitos que volvería en octubre con San José y el Niño Jesús. Al despedirse, los pastorcitos la seguían con la mirada mientras subía en el esplendor de la luz solar y cuando Ella desaparecía en el espacio, se les muestra al lado del sol la Sagrada Familia, a la derecha la Santísima Virgen, vestida de blanco con el manto celeste y el rostro más brillante que el sol, a la izquierda, San José con el Niño, con la apariencia de un niño de dos años de edad y todos bendecían al mundo con las manos.

 

Y EN BALASAR

Jesús le pide varias veces a Alexandrina, reparación por los pecados cometidos por los esposos y por las familias, por medio de ella el Señor invita a imitar las virtudes de la Sagrada Familia: Jesús, María y José.

Escribe en su diario del 19 de marzo de 1948: “de repente, como caídos del Cielo, estaban frente a mí la Madrecita y San José, la Madrecita vestía de azul y blanco y San José de color oscuro, sostenía en la mano izquierda una azucena, de repente, en medio de ellos, apareció Jesús, hermosísimo, y me habló: Hija mía, pide todo lo qué quieras para el mundo a mi padre adoptivo, pídele a los hombres que me pidan en su nombre…”.

“La Madrecita se aproximó a mí y me besó y me acarició, San José se inclinó hacía mí y me dejó sobre el pecho la azucena que traía y desaparecieron, sólo quedó Jesús, pero ya como de costumbre, ya no era pequeñito..”

Alexandrina escribía el 19 de marzo de 1954: “Jesús vino como de costumbre a comunicarme su vida, venía acompañado de San José y me dice: “Lo que le hicieras a mi Madre bendita y a mi padre adoptivo, me lo haces a Mí”.

 

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN EN FATIMA

En la última aparición (1917), después de la visión de la Sagrada Familia, Lucía ve venir a Nuestro Señor para bendecir al pueblo y después a Nuestra Señora, pero bajo dos aspectos: “Parecía la Señora de los Dolores, pero sin la espada en el pecho y creo haber visto también otra figura, la Señora del Carmen”.

 

Y EN BALASAR

Alexandrina narra en su diario el 12 de noviembre de 1954: “Apareció al lado de Jesús la Madrecita querida, la Madre de los Dolores, Jesús le dio el lugar y desapareció:

“Querida hija mía, sufro infinitamente con Jesús, con los males del mundo, acepta mis saetas, sufre, déjame colocarlas en tu corazón y así consuelas el Corazón de la Madre y el Corazón del Hijo”.

“Madrecita, acepto todo para alegrarte y en un momento, la madre de los Dolores se transformó en Nuestra Señora del Carmen, con el Niño Jesús a su lado y continúo diciéndome: “Hija mía, habla a las almas y diles que todas las cosas que pidan a Jesús en mi nombre y en nombre de las almas del Purgatorio, todas las cosas que permitan la conversión de los pecadores, les serán concedidas”.

El Niño Jesús estaba inquieto en los brazos de su madre, quería venir conmigo, la Madrecita le cumple su deseo, lo pasa a mis brazos, y Él me besa, me acaricia y quedando sobre mi pecho me dice: “¿Me dejas quedarme aquí?”

¡Oh Jesús, en el exterior no, pero dentro de mi corazón siempre, siempre, no te separes de mí!”.

Quedé sola, desaparecieron y les dije: “¡Amo a Jesús, amo a la Madrecita, creo, creo eternamente!”.

El primer sábado, 5 de diciembre de 1953, Alexandrina dictó para su diario: “Recibí a Jesús y me habló así: Hija mía, mi joya, pupila de mis ojos, está en tu corazón el Esposo fiel, fidelísimo, estoy aquí para prender, atar más, mucho más, con fuertes cadenas de amor mi divino Corazón al tuyo.

Me voy y me quedo, me ausento y estoy presente, voy a dejarte y no te abandono un momento, me cuesta proceder en esta forma, es por las almas, es por los pecadores que necesitan de tu martirio. Me cuesta mucho esta separación fingida, te dijo y le dije a mis discípulos: “Me voy pero me quedo”, partí para el Cielo y me quedé en la Eucaristía, me voy y me quedo en el sagrario de tu corazón, ten siempre presentes mis palabras, mis pedidos, las exigencias de Jesús…”.

Vino después la Madrecita: “Hijita, ven predilecta de Jesús, soy la Madre del Rosario, soy la Madre del Carmelo. Después de colocarte en mi regazo y estrecharte en mi corazón, dejo en tus manos el Rosario que tengo en mis manos benditas: coloca sobre él el Escapulario”.

 

EL ESCAPULARIO DEL MONTE CARMELO

Pío XII llama al Escapulario “nuestra señal de consagración al Inmaculado Corazón de María”.

En su mensaje enviado al primer Congreso Mariano, que tuvo lugar después de la promulgación de la Lumen Gentium, Paulo VI, explicando el párrafo 67 que dice:

“Todos los fieles de la Iglesia tengan en gran estima las prácticas y los ejercicios de piedad para con Ella (Nuestra Señora), recomendadas por siempre por el magisterio de la Iglesia” El Santo Padre nos dice: Entre ellas, juzgamos oportuno acentuar de modo particular el Rosario Mariano y el uso devoto del Escapulario del Monte Carmelo, una forma de piedad que, por su sencillez se adapta verdaderamente al espíritu de cada uno y es apoyada por los fieles para obtener un aumento de frutos espirituales”.

San Juan de la Cruz, doctor de la Iglesia, empeñado en practicar las virtudes de María, simbolizadas en el Escapulario, dice: “El Señor me hizo comprender toda la ternura de su Corazón, nunca había sabido que en este Corazón Divino hubiera tanta ternura para con los hombres”.

Así sucede con los privilegiados niños de Fátima que recibieron, casi de improviso, un milagro de luz sobre el misterio eucarístico.

Lo mismo le sucede a Alexandrina, transformada en Serafín de Jesús Sacramentado, gracias a su total consagración a María. El Escapulario, cuando es pedido y se trae como expresión de filial intimidad con María, se vuelve señal de gracia celeste, al ser ofrecido por Ella para ese fin.

María está moralmente presente para quien trae el Escapulario, que es señal externa de consagración a Aquella que quiere obtener para todos sus hijos encontrar a Jesús y crecer bajo la acción de Espíritu Santo, en la identificación con el Hijo de Dios.

 

LA GUERRA PREDICHA POR JACINTA Y LA HERMANA LUCIA

Los meses de enero y febrero, cuando se encontraba Jacinta en Lisboa, para ser internada en el hospital, parecía tener bajo sus ojos la futura guerra. La Superiora del Orfanato, donde fue recogida, escribió el 30 de noviembre de 1937, que Jacinta le dijo que repitiera que si los hombres no se enmiendan, Nuestro Señor mandará al mundo un castigo, como no se vio igual y primero en España, y hablaba de grandes acontecimientos mundiales, que acontecerían alrededor de 1940, pero sin especificarlos, decía también que el Santo Padre iba a sufrir mucho.

A su vez, la Hermana Lucía escribió al P. José Bernardo Goncalves, S.J. lo siguiente que sacamos del libro “Jacinta de Fátima” escrito por el P. Fernando Leite, 4ª. Edición, Braga 1966, pags, 219-220:

“La guerra terminará cuando la sangre derramada por los mártires sea la suficiente para aplacar la Justicia Divina” 21-1-1940.

“Él (Nuestro Señor) puede hacer que la causa (la consagración de Rusia) fuera aprisa, pero para castigo del mundo, dejará que siga su curso, su Justicia, provocada por nuestros pecados, así lo exige. 21-1-1940.

“Supongo que es del agrado de Nuestro Señor que haya quien se vaya interesando junto a Su Vicario, para la realización de sus deseos (Consagración de Rusia y del mundo al Inmaculado Corazón de María).”

“Pero el Santo Padre no lo hará pronto, duda de la realidad y tiene razón. Nuestro Buen Dios podía, por medio de algún prodigio, mostrar que es Él quien lo pide, pero se aprovecha de este tiempo para usar su Justicia y castigar al mundo de tantos crímenes y prepararlo para un regreso a Él.

La prueba que nos concede es la protección especial del Inmaculado Corazón de María sobre Portugal, por la consagración que le hicieron, la gente de que me habla, tiene razón de estar asustada, más nos pasaría si nuestros Prelados no hubieran atendido los pedidos de nuestro Buen Dios e implorado tanto de corazón su misericordia y la protección del Inmaculado Corazón de nuestra buena Madre del Cielo.

Pero ahora en nuestra Patria existen muchos crímenes y pecados y al ser la hora de la Justicia de Dios sobre el mundo, es preciso continuar orando, pero eso yo hallaba bien que infundiesen en las personas, una gran confianza en la misericordia de nuestro buen Dios y en la protección del Inmaculado Corazón de María, además de la necesidad de oración acompañada del sacrificio, sobretodo el que es preciso hacer para evitar el pecado. Es un pedido de nuestra buena Madre del Cielo, desde 1917, salido de su Inmaculado Corazón con una tristeza y ternura inexplicable: “No ofendan más a Nuestro Señor, que ya está muy ofendido”. (18-8-1940)

“En una comunicación íntima, Nuestro Señor me hace conocer que el momento de la gracia, de que me había hablado en mayo de 1938, estaba por acabarse, la guerra con todos sus horrores que la acompañan, empezaba pronto, prometió una protección especial del Inmaculado Corazón de María para Portugal, en atención al acto de consagración que hizo el Episcopado a este Corazón Inmaculado, pero, como también Portugal es culpable, deberá sufrir algunas consecuencias de la guerra, que terminará cuando el número y la sangre de los mártires haya aplacado la Justicia divina…” (6-2-1939)

El 20 de junio de 1939 le escribe al P. Aparicio: “Nuestra Señora prometió aplazar para más tarde el flagelo de la guerra, pero si fuera propagada y practicada esta devoción, la vemos aplazando este castigo, así que hay que ir haciendo esfuerzos para propagarla, pero tengo miedo de que no podamos hacer más de lo que hacemos y Dios, que no está contento, levante el brazo de su Misericordia y deje que el mundo quede asolado con este castigo que será horrible”.

El Director comenta: “Las palabras son señaladas por Lucía” me hace la impresión del modo como afirma y pronostica los acontecimientos, no duda, habla categórica, como quien está viendo el futuro, pienso que Nuestra Señora se lo ha mostrado”.

Pero nos preguntamos, ¿porqué tardó tanto en publicar esto? Lucía responde en un escrito del 6-7-1942: “Puede ser que a algunos les parezca que yo debía haber manifestado todas estas cosas hace mucho tiempo, porque habrían tenido más valor, así sería, si Dios hubiera querido presentarme como profeta, pero creo que no fue así, si así fuera, pienso que, cuando en 1917 me mandó callar, por medio de los que lo representaban, me hubiera mandado hablar. Juzgo entonces, que Dios quiso servirse de mí para recordar al mundo la necesidad que hay de evitar el pecado y reparar las ofensas hechas a Dios, por medio de la oración y de la penitencia”.

 

LA GUERRA PREDICHA EN BALASAR

En una carta a su Director, Alexandrina predice el 10 de septiembre de 1936: “Corre tanto peligro de extenderse estas barbaridades” y se refería a los acontecimientos en España. En enero de 1939 insiste: “El mundo está suspendido por un hilo finísimo”.

En la fiesta del Corazón de Jesús, el 16 de junio de 1939, el Señor la trata como responsable y representante de la humanidad y la amenaza, diciéndole: “En que montón de ruinas no quedará el mundo, conviértete, cambia el rumbo, te pido en el día de mi Divino Corazón, ¡Conviértete! Te pido cuentas de todo”.

La noche del 28 de junio de 1939, Alexandrina tiene una visión que así describe:

“Esta noche la pasé siempre alerta, pocos minutos tuve de descanso, no siento consuelo, me gusta no dormir, para estar alerta, siempre alerta con mi Jesús en los Sagrarios.”

“No sé bien, pero me parece que serían las dos de la mañana, Dios mío, ¡qué horror!, no sabía lo que era, pero parecía la destrucción del mundo, todo se arrasaba, casas, árboles, techados, todo quedaba en montones de ruinas, ¡caso asustador! atrapados en todo esto, veía en número sin cuenta, gente agitarse debajo de aquel tejado y por encima de ellos serpientes hediondas, eran grandes y tan feas, pero no vi salir a nadie de aquellas ruinas, un poco después, vi venir a lo lejos a la querida Madre del Cielo, venía suspendida en lo alto, vestida de blanco, la cabeza baja y la mirada triste. Venía caminando para el frente y al mismo tiempo todas las ruinas desaparecían, todo quedó plano, lo que eran ruinas hediondas, estaba ahora iluminado, pasado algún tiempo se volvió a repetir la destrucción, las ruinas, pero no a al vista de la querida Madrecita”.

La guerra estalló en toda Europa, el 4 de julio de 1940, Alexandrina fue arrebatada en un éxtasis, estaba presente su director espiritual, al que le dictó: “Después de una breve oración y de la oferta de mi misma con las otras víctimas, en unión con la Madre del Cielo, para obtener que Jesús libertara a Portugal del terrible flagelo de la guerra, fui súbitamente escuchada. Jesús tiene prisa en responderme: “Pide y recibirás, pide con confianza, Portugal estará a salvo, pero, ¡Ay de él si no corresponde a tan grande gracia! Confía, es Jesús quien te lo dice y no engaña”.

Y la profecía se verificó, en el éxtasis del 6 de noviembre de 1940, Alexandrina suplica a Jesús para darle la paz al mundo y proteger al Papa, el Señor le responde: “La paz viene, pero a costa de mucha sangre, el Santo Padre será protegido, el dragón soberbio y rabioso, que es el mundo, no tocará su cuerpo, pero su alma será su víctima.”

Cuando en 1943, Hitler había preparado todo para raptar a Pío XII, Alexandrina escribe una larga carta al Santo Padre, para asegurarle que nada le sucedería.

 

EL CUARTO DE ALEXANDRINA AUN HABLA

Es un lenguaje cada vez más elocuente, siento el deber de hablar de esto, para deshacer la afirmación de los que consideran sobrepasado el tiempo de la mística y para responder a los grupos de sociólogos improvisados, que contradicen mi reciente experiencia.

“Una tarde tuve la idea de participar en una mesa redonda, la discusión la controlaba un joven sacerdote, tres jóvenes barbudos y algunas muchachas pintadas de modo excéntrico. Los términos más usados eran: horizontalismo, alineación, espiritualidad de evasión, misticismo cómodo y la sustancia de la conversación fue que el contacto con Dios podía constituir un alivio para no ocuparnos de los hermanos, la mirada al cielo distrae la empresa de la construcción del mundo, menos misticismo y más disponibilidad a los sufrimientos ajenos.”

La tumba de Alexandrina es una prueba de su inconmensurable caridad espiritual para con los pecadores y una llamada a cuantos la visitan para la práctica de la caridad con los necesitados y los que sufren: una llamada a realizar lo que ella realizó durante toda su vida.

En la serie de impresos encasillados en cuadros a la entrada del cuarto, leemos algunos pensamientos que esta excepcional mística escribió en sus diarios:

“Pobres hombres y pobres almas, si nos preocupamos solamente del Cielo, cuantos morirían de hambre y de frío, cuantas almas caerían en la desesperación, ¡Fuiste Tú, mi Jesús, quien predicó y enseñó la caridad!”

“La limosna y la caridad bien practicada es la base de todo, nada hay que ayude a lo espiritual como auxiliar en lo material cuando es necesario. Cuanto bien se le puede hacer a las almas, quitándoles el hambre, cubriendo su cuerpo y protegiéndolos de tantas miserias, ¿no merece Jesús todo esto?”

“Quisiera consolar y confortar a todos, quiero dar alegría a todos los corazones”.

“Quiero practicar el bien, quiero que todos mis actos lleven bondad y dulzura, no soporto saber que los pobrecitos tiene hambre y no tiene que cubrirse, no soporto saber que mis semejantes estén en grandes aflicciones, sean las que fueren, mi corazón a pesar de ser tan malo, sufre, muere por no poder convertirse en pan, agasajos, consuelo y alegría, consolación y bálsamo para los que sufren. Jesús, amo a todos y a todos quiero consolar por Tu amor”.

Transcribimos algunos testimonios:

“Recuerdo a Alexandrina, no tanto como mística, sino por sus virtudes cristianas y humanas, que supo practicar de un modo admirable”.

“En horas de graves angustias, yo estaba segura de encontrar siempre en Alexandrina, un corazón semejante al de mi Dios: hacía prodigios de caridad”.

“El Gobierno piensa en las escuelas, pero creo que sería mejor construir casas para los pobres”.

“Quien amaba tanto al Padre Celeste, debía necesariamente amar al prójimo, era conmovedor observar la generosidad y bondad con que recibía, en su lecho de dolor, tanto a los ricos como a los pobres, a las personas cultas como a las ignorantes, a los amigos y a los extraños”.

Debía de ser así, porque Alexandrina acostumbraba decir: “Amémonos en Dios y con su amor”. Y su corazón, precisamente porque siempre estaba unido al Corazón de Cristo, hasta una mística identificación con Él, se dilató desmedidamente y abrazaba a todos, se conmovía de todo, sentía en sí todo cuanto era del prójimo y daba siempre y se daba completamente. Sus coterráneos, en su muerte, se vistieron de luto durante un mes y comentaban: “¡Murió la madre de Balasar!”.

 

CONSAGRA TU PARROQUIA

El 10 de septiembre de 1936, Jesús le hacía esta profecía y promesa a Alexandrina:
“Te voy a decir como va a ser hecha la Consagración del mundo a la Madre de los hombres y Mi Madre Santísima, que amo tanto.

Será en Roma por el Santo Padre consagrando a Ella el mundo entero y después por los Padres en todas las iglesias del mundo bajo el título de Reina del Cielo y de la tierra, Señora de la Victoria, si el mundo corrupto se convierte y cambia el rumbo, Ella reinará y la victoria será ganada por Ella”.

A los testimonios de Balasar queremos unir los que la historia narra sobre la extraordinaria consagración al Corazón de María en la parroquia parisina de “Nuestra Señora de la Victoria” y a la fundación de la Archicofradía del Corazón de María.

Para el lector atento, el “título” de la parroquia no es nuevo: lo recogieron los labios proféticos de Alexandrina y lo escuchó pronunciar por Pío XII en la oración de la Consagración del mundo. No podemos dejar de ver aquí la trama de una Providencia divina, tanto más que el contenido de esta narración viene a probar lo que fue pedido y prometido en Fátima y Balasar.

En 1832 el Arzobispo de París, D. De Quelen, confió la parroquia al joven sacerdote Carlos Des Genettes, que se dedicó con todo el corazón y celo al bien de las almas de aquella zona árida e indiferente. Desanimado ante la inutilidad de sus esfuerzos, le pidió repetidas veces a su Prelado que lo transfiriera, pero el Arzobispo le respondía siempre: “Rece y confíe”.

Al cabo de cuatro años, viene del Cielo la respuesta, lo describe el mismo:

“Corría el mes de diciembre de 1836, por la fiesta de la Inmaculada (3), ya tenía algún tiempo de párroco y la pobre parroquia se encontraba en un estado miserable, cerca de 18 mil habitantes y ni una sola persona en la iglesia, 35 mujeres en la misa del domingo, ningún hombre cumplía el precepto pascual, yo estaba desolado, me invadió el desánimo, temiendo que mis pecados fueran la causa de este triste estado de las cosas, me decidí a pedir mi dimisión.”

“Un viernes de diciembre, me hallaba más triste y abatido que nunca, comencé la Misa, sólo con mi pequeño ayudante, cuando llegué al “Sanctus”, me asaltó una perturbación extraordinaria.

Me vi obligado a parar, estaba por continuar la Misa, cuando de repente oigo una voz fuerte y distinta, que me dice: “Consagra tu iglesia y parroquia al Santísimo e Inmaculado Corazón de María”. Espantado, me volteó para atrás con vivacidad, pero no veo a nadie, mi pequeño ayudante seguía jugando tranquilamente con sus dedos.

Se acabó, digo dentro de mí, me voy a volver loco, no más dudas, es preciso que hoy mismo presente mi dimisión al Señor Obispo. Ya más tranquilo con esta resolución, terminé la Santa Misa, sin prestar más atención a la voz extraña que había oído, di de rodillas mi acción de gracias.

Estaba totalmente solo y me preparaba para levantarme, cuando la misma voz, más fuerte y distinta, me repite en un tono de mando que me causa escalofríos: “Consagra tu parroquia al Santísimo e Inmaculado Corazón de María”.

Esta vez me convencí, no era ilusión, había entendido bien, cosa extraña, nunca le había tenido gusto a esa devoción, me parecía pueril, casi ridícula.

“Caí de rodillas, lleno de reconocimiento y de emoción. Después de una larga oración, regresé a casa resuelto a escribir sin falta los Estatutos de una Cofradía en honor del Inmaculado Corazón de María para la conversión de los pecadores.

Puse manos a la obra y yo que siempre había hallado difícil redactar, quedé maravillado al ver que escribí de una sola vez, sin corrección alguna, los Estatutos proyectados, una potencia invisible guiaba insistentemente mi mano. Son los mismos Estatutos que existen hoy y fueron aprobados por la Santa Sede.

No sabía que decir, pedí a la Virgen que me diera una prueba de que todo venía de Dios y dije para mí: Si el Señor Arzobispo aprueba la Cofradía, será la señal de que la obra es de Dios.

Fui ese día con el Arzobispo, temiendo un poco que Mons. De Quelen se riera de mí y de mi idea, no me atreví a hablarle de la voz misteriosa que había oído dos veces, me contenté a presentarle el proyecto de los Estatutos, con grande asombro mío, me dice: Quiero Padre, no solamente apruebo esta Cofradía, ordeno que se establezca y quiero que comience el próximo domingo.

“Estábamos a viernes, partí sorprendido y alegre, dos días después, anuncié en el púlpito, en la Misa solemne, a las treinta o cuarenta mujeres que componían el auditorio, que aquella misma tarde comenzarían las reuniones de la Cofradía del Santísimo Corazón de María para la conversión de los pecadores.

En el fondo de mi corazón, con mi pesar, no tenía mucha confianza, al descender, encuentro a los pies del púlpito a un señor, que no había visto al subir, se aproxima a mí y me pregunta, -¡cosa inaudita!- dónde y cuándo podría confesarse.

“En la tarde, latía ansioso mi corazón. No encontraré a nadie en la iglesia, me decía al dirigirme para allá, haré una bella figura con la Cofradía, pero cual fue mi sorpresa al entrar, vi mi pobre iglesia llena y había un tercio de hombres y jóvenes, no podía creerlo, leí y expliqué los Estatutos, se cantaron las laudes de Nuestra Señora y llegando a la invocación: “Refugium peccatorum, ora pro nobis, Refugio de los pecadores, ruega por nosotros”, lloraba como un niño, la Cofradía estaba fundada.

El Padre Des Genettes pretendía más, quería que la Cofradía se extendiera por el mundo entero, así aconteció, la Santísima Virgen distribuyó por su medio multitud de gracias y conversiones.

El 9 de julio de 1838, Pío IX coronaba solemnemente la milagrosa estatua de Nuestra Señora de las Victorias, diciendo: “La Archicofradía del Sagrado Corazón de María es obra de Dios, un pensamiento del Cielo se suscitó en la tierra y será una fuente de gracias para la Iglesia”.

El prodigio ocurrido en París el siglo 19 y las gracias que se dieron, estimulen a las parroquias y a las instituciones y a los fieles a consagrarse al Corazón Inmaculado de María.

Como conclusión de este humilde trabajo, me parece que queda perfectamente la oración escrita y divulgada por San Juan Bosco, grande devoto del Corazón doloroso de María y que previó las batallas de los enemigos de la Iglesia y profetizó que por medio de María se iría a la victoria:

“Oh María, Virgen poderosa,
Tú, la grande e ilustre defensora de la Iglesia,
Tú, Auxiliadora admirable de los cristianos,
Tú, terrible como ejército en orden de batalla,
Tú, que sola destruyes los errores del mundo,
Tú, en nuestras angustias en nuestras luchas, en nuestras necesidades,
Defiéndenos del enemigo,
Y en la hora de nuestra muerte,
Acógenos en las alegrías eternas, Amén”

 

Notas

(1) Jesús, en 1954 confirma: “Por medio de ti fue consagrado el mundo a mi Madre Bendita”. ¿La frase “con una fiesta solemne” significa el modo con que debe de ser hecha la consagración y la institución de una fiesta litúrgica en honor del Corazón de María? El primer Director no nos dejó ninguna explicación sobre esto y a mí se me escapó esta particularidad y nada le pregunté a Alexandrina. La Hermana Lucía es más explicita y le pide a Pío XII una fiesta, extensiva a todo el mundo en honor del Corazón de María.

(2) Pío XII, en mayo de 1948, recomendaba vivamente que la “Consagración se renovara en cada diócesis y parroquia y en cada familia”.

(3) 1832: el P. Carlos Des Genettes toma posesión de la parroquia parisina, en Balasar, el mismo año, aparece la cruz misteriosa. En 1836, el sacerdote oye la invitación de consagrar la parroquia al Corazón de María, en Balasar, en 1936, Jesús dice que los sacerdotes consagrarán al Corazón de María sus parroquias y que el Papa invocará a María como “Señora de la Victoria”. ¿Coincidencias o realizaciones de un plano divino?

Autor: P. Humberto M. Pasquale S.D.B.
Edición: Cavaleiro da Inmaculada
Provincia Salesiana Portuguesa


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Consecuencias de la Consagración de Rusia: los pedidos de Jesús y María

El 13 de junio de 1929, mientras la Hermana Lucía estaba en el noviciado de las Hermanas Doroteas en Tuy, España, Nuestra Señora cumplió Su promesa del 13 de julio de 1917: “Vendré a pedir la consagración de Rusia…” escribe la Hermana Lucía que, estando ella una noche sola… en medio de la capilla… cuando la única luz era la de la lámpara:

TODO SOBRE FÁTIMA

Virgen de Fátima, Portugal ( 13 de mayo)
Los Videntes de Fátima
Aparición y mensajes del Ángel, en Fátima
Las seis apariciones de Nuestra Señora de Fátima en 1917
Ultima aparición de la Virgen de Fátima, la danza del sol, Portugal ( 13 de octubre)
El secreto de Fátima
Cronología de Fátima: 3º secreto y consagración de Rusia
El cuarto secreto de Fátima, o segunda parte del tercer secreto
El pedido de la Virgen respecto a Rusia
Aparición de Rianjo a la hermana Lucía de Fátima ( agosto 1931)
Consecuencias de la Consagración de Rusia: los pedidos de Jesús y María
Una visión del mundo con base en Fátima
Devociones a Fátima

De repente, se iluminó toda la capilla con una luz sobrenatural y sobre el altar apareció una cruz de luz que llegaba hasta el techo. En una luz más clara se veía, en la parte superior de la cruz, un rostro de un Hombre y Su Cuerpo hasta la cintura. Sobre su pecho había una paloma igualmente luminosa. Y clavado en la cruz, el cuerpo de otro hombre. Un poco por debajo de la cintura, suspendido en el aire, se veía un Cáliz y una Hostia grande sobre la cual caían unas gotas de Sangre que corrían a lo largo del Rostro del Crucificado y de una herida en Su pecho. Escurriendo por la Hostia, esas gotas caían dentro del Cáliz.

Bajo el brazo derecho de la Cruz estaba Nuestra Señora con Su Inmaculado Corazón en Su Mano … (Era Nuestra Señora de Fátima con Su Inmaculado Corazón … en Su mano izquerda … sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas). Bajo el brazo izquierdo (de la Cruz), unas grandes letras, como si fueran de agua clara cristalina, que corrían hacia el altar, formaban estas palabras: ‘Gracia y Misericordia’. Comprendí que me era mostrado el misterio de la Santísima Trinidad y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido revelar.

Luego Nuestra Señora dijo a la Hermana Lucía:

«Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir Reparación. Sacrifícate por esta intención y reza».

El pedido de la solemne y pública Consagración de Rusia por el Papa y todos los obispos católicos, expresado por intermedio de Nuestra Señora a la Hermana Lucía, es un pedido hecho por Dios mismo. En Tuy, Nuestra Señora dijo a Lucía: “Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga…”

Durante casi 1.000 años el rechazo de la Santísima Voluntad de Dios, y de Dios mismo, ha ido escalando. En 1054 el cisma ortodoxo comenzó cuando ellos dijeron “sí” a Dios, “sí a Cristo”, “sí” a Su Iglesia, pero “no” al Papa — Vicario de Jesucristo.

Ellos lo reconocen como “el primero entre iguales”, pero no reconocen su primacía de jurisdicción sobre todos los Patriarcas, Cardenales y obispos de la Iglesia.

En 1517, Martín Lutero dijo “sí” a Dios, “sí” a Cristo, “no” a la Iglesia Católica y “no” al Papa. Él proclamó tener fidelidad a Dios y a Nuestro Señor, pero rechazó a la Iglesia. Por lo que, es imposible permanecer fiel a Cristo cuando se rechaza a Su Esposa, la Iglesia.

En 1717 la Francmasonería dijo “sí” a Dios, “no” a Cristo, “no” a la Iglesia Católica y “no” al Papa. Ellos pretendieron reconocer a Dios (no al verdadero Dios, sino a su propia concepción de Dios), pero ya no quisieron a Cristo y a Su Iglesia. De nuevo, es imposible servir a Dios mientras se rechaza a Su Hijo: “Yo y el Padre somos uno,” dijo Nuestro Señor.

Finalmente, en 1917 Lenín dijo “no” a Dios, a Cristo, a la Iglesia Católica y al Papa. Con el Comunismo, vemos la culminación de lo que había comenzado con el cisma ortodoxo y con la herejía luterana: el rechazo descarado no solo de la Iglesia Católica, sino también el rechazo de Jesucristo e incluso de toda noción de un Dios Todopoderoso.

La Consagración de Rusia revertirá el alzamiento y la rebelión contra Dios, iniciada con el cisma ortodoxo de 1054, favorecida por la herejía de Lutero de la sola scriptura, incrementada por la apostasía de la Francmasonería e intensificada por el Comunismo.

Son estos “No” los que serán revertidos por la consagración de Rusia. Como dijo Nuestro Señor, la Iglesia es Su Esposa. Usted lo encontrará en la Carta a los Efesios. No podemos estar con Cristo y contra Su Iglesia, como enseñó Lutero. No podemos estar con Dios y contra Cristo, como dijo Nuestro Señor a los Fariseos: “Si Dios fuera vuestro Padre, vosotros me aceptaríais porque Yo soy la imagen de Mi Padre. Yo y el Padre somos Uno. No, vuestro padre es el diablo”. Dios Hijo es la imagen del Padre. “Felipe. ¿No sabes que Yo y el Padre somos Uno? Tú me has visto, tú has visto al Padre”.

Así, en cierto sentido, Marx lo estaba cumpliendo, al decir “No” a Dios, ese “No” es inseparable del “No” a Cristo, “No” a Su Iglesia y “No” a Su Vicario sobre la tierra. Pero todas estas cosas serán revertidas por la consagración y la conversión de Rusia. Incluso el “No” de los ortodoxos, negando la primacía del Papa en 1054, será revertido.

Así, cuando finalmente se logre la Consagración de Rusia y la paz mundial, deberíamos recordar que esta no vino por ninguno de los hombres, ni por todos ellos juntos. Ni siquiera por los méritos del Santo Padre, sino por los méritos de Nuestra Señora.

Al mismo tiempo, Dios quiere también que todo el mundo vea la importancia de la condición única del Santo Padre y de los obispos católicos y, en realidad, de la Iglesia Católica. Y es por eso que Él ha insistido que no solo sea el Santo Padre, sino los obispos católicos junto con el Santo Padre quienes realicen ese acto, para que el mundo vea la relación directa entre la Rusia convertida y el Papa y los obispos, que cumplieron ese acto de consagración al Inmaculado Corazón de María.

Dios ha dado a la Iglesia y al mundo este plan inmutable para obtener la paz mundial, solo por medio de la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María a realizar por el Papa y los obispos católicos. El Dios Omnipotente ha decretado demostrar así, a la Iglesia y al mundo, no solo la necesidad y la importancia de la devoción a Nuestra Señora, sino también demostrar por esta consagración de Rusia y la paz mundial subsiguiente, que El ha fundado solo una Iglesia, la Iglesia Católica y que Él ha establecido dentro de ella esa jerarquía de la Iglesia Católica, y ha dado al Papa la primacía de autoridad en la Iglesia.

Como Dios ha sido insultado públicamente por el ateísmo comunista, error principal de Rusia del cual nos advirtió Nuestra Señora en 1917, Él pide que se haga reparación pública por esa grave blasfemia, por medio de una re-dedicación del país y de los pueblos de Rusia al servicio de Dios. Sin embargo, Él ha ordenado que se haga de una manera determinada.

Dios desea que la Consagración de Rusia venga de manos de Su Madre Santísima, quien no solo hará más agradable a Él esa consagración, sino que Ella atraerá al mundo a Su Inmaculado Corazón, por medio de la paz subsecuente que Ella le dará.

Poco antes de su muerte, la Beata Jacinta de Fátima le dijo a su prima Lucía, “Ya me falta poco para ir al Cielo. Tu quedas aquí para decir que Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María. Cuando sea el momento de decirlo, no te escondas. Di a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio del Inmaculado Corazón de María; que se las pidan a Ella; que el Corazón de Jesús quiere que, a su lado se venere el Inmaculado Corazón de María; que pidan la paz al Inmaculado Corazón de María, que Dios se la entregó a Ella.”

 

LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA: CONSECUENCIAS PARA EL MUNDO

Muchos no se dan cuenta que Dios ya nos ha dado una vislumbre de lo que sucederá cuando el Papa y todos los obispos católicos del mundo consagren Rusia al Inmaculado Corazón de María.

Eso ocurrió en Portugal, después de que los obispos portugueses consagraran solemnemente su país al Inmaculado Corazón de María el 13 de mayo de 1931.

Como resultado de esa consagración, Portugal experimentó un triple milagro:

1. Hubo un Renacimiento Católico magnificente, durante el cual ocurrió un notable resurgimiento de la vida católica;

2. Tuvo lugar una milagrosa reforma política y social, de acuerdo con los principios sociales católicos; y

3. Hubo un doble milagro de paz, durante el cual Portugal fue librada tanto de la Guerra Civil Española como de la Segunda Guerra Mundial.

El Cardenal Cerejeira, Patriarca de Portugal, afirmó que las gracias arriba mencionadas, que transformaron completamente la nación, se debieron a Nuestra Señora de Fátima. El afirmó: “Para expresar lo que ha estado ocurriendo aquí durante veinticinco años, el vocabulario portugués no tiene sino una palabra: milagro. Sí, estamos convencidos que debemos la maravillosa transformación de Portugal a la protección de la Santísima Virgen”.

El Cardenal afirmó también, que las múltiples bendiciones que Nuestra Señora obtuvo para Portugal son una muestra de lo que Ella obtendrá para el mundo entero, una vez que Rusia sea consagrada debidamente a Su Inmaculado Corazón. “Lo que ha estado ocurriendo en Portugal proclama el milagro”, afirmó. “Y prefigura lo que el Inmaculado Corazón de María ha preparado para el mundo.”

Con la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón, y el Triunfo del Inmaculado Corazón, el mundo entero experimentará las gracias que Portugal experimentó luego de su consagración. Pero, estas serán a escala mundial, y, necesariamente, ¡mucho más notables! Habrá paz a lo largo del mundo. Las naciones aceptarán el reinado de Cristo Rey, y basarán así sus leyes en Sus Leyes. Y la Iglesia Católica será renovada, y todas las gentes y todas las naciones se convertirán a la práctica ferviente de la Fe Católica.

Para una descripción más detallada de la transformación milagrosa de Portugal, que fue la vista previa de lo que el mundo entero experimentará cuando se haga la Consagración Colegial de Rusia.

 

POR EL NO CUMPLIMIENTO

La historia ha demostrado los resultados de la omisión de consagrar Rusia por parte del Papa y los obispos. Hemos visto guerras incontables y conflictos: la 2a. Guerra Mundial; las guerras de Corea y de Vietnam; incontables revoluciones sangrientas en África, América Latina y el Sudeste Asiático, la reciente Guerra de Iraq, etc. También tenemos la guerra que se está librando contra los no-nacidos, en la que son asesinados 50 millones de bebés cada año en el mundo.

Por todo lo que ocurre a nuestro alrededor, tenemos la evidencia que no estamos viviendo en el período de paz prometido por Nuestra Señora de Fátima. Sin embargo, todos estos horribles castigos podrían haber sido evitados, y los futuros problemas se evitarán, por la Consagración de Rusia. Ha sido la demora del Papa y los obispos en el cumplimiento de la orden de Dios de realizar la Consagración Colegial de Rusia al Inmaculado Corazón de María, lo que ha permitido que hubieran ocurrido las terribles devastaciones del siglo pasado — después de 1929, cuando fue dada la orden formal para la Consagración. La destrucción continuará intensificándose si no se obtiene la conversión de Rusia; veremos la predicha esclavización de todo el mundo, y la aniquilación real de varias naciones.

Así, las consecuencias de no cumplir con la realización de ese simple acto de consagración son inconmensurables. Debemos rezar para que se haga pronto, y nos veamos librados de la esclavización y la aniquilación. Tal como el primer Papa, San Pedro, fue liberado de la prisión por las oraciones de los primeros cristianos, nuestro Papa actual puede ser igualmente ayudado por nuestras oraciones, para que finalmente obedezca los pedidos del Cielo y consagre Rusia al Inmaculado Corazón de María.

Fuentes: www.fatima.org y  otros

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Las preguntas que se hacen respecto a la Consagración del mundo al Corazón de María por Francisco

Algunos “hilos sueltos”.

 

El fin de semana pasado el Papa Francisco hizo un acto de misticismo al Consagrar el Mundo al Inmaculado Corazón de María, en realidad una re consagración, a los pies de la imagen de la Virgen de Fátima, imitando a tres papas anteriores.

 

Papa_Francisco_consagrando el mundo

 

La estatua principal del sitio de las apariciones en Cova da Iría, Portugal, se transportó al Vaticano y la recibió el Papa, quien oró ante ella. Al día siguiente, el domingo (13/10/13), consagró al mundo a su Inmaculado Corazón, siendo el cuarto Papa en llevar a cabo tal consagración (las anteriores fueron Pío XII, Pablo VI y Juan Pablo II).

LAS COSAS QUE NO SE MENCIONARON

En la oración del papa no se mencionó específicamente a Rusia, como sus predecesores tampoco lo hicieron. En 1917 y también en 1929 (en un mensaje de la Virgen de Fátima a la Hermana Lucía en Tuy), María había pedido la consagración de Rusia, para evitar que siguiera expandiendo su errores. Ver aquí. Cabe consignar que no estaba prevista que Francisco consagrara a Rusia.

Y si bien la Hermana Lucía había dicho que la última consagración de Juan Pablo II en 1984 había cumplido la solicitud y que los resultados se observaron en la desintegración de la Unión Soviética, los “famimistas” siguen insistiendo en que la consagración aún no se realizó como la Virgen la pidió, una consagración específicamente de Rusia y de parte de todos los obispos al unísono.

A pesar de la hermosa oración, que puede leerse aquí, Francisco omitió además tres palabras centrales, “consagración”, “Inmaculado Corazón de María” y “mundo”, que constaban en el anuncio Vaticano, de que Franciso iba a consagrar el mundo al Inmaculado Corazón de María, slogan que todos manejamos actualmente, y que damos por hecho, aunque formalmente no se hayan verbalizado.

Cabe recordar que en la consagración del Vaticano a San José y San Miguel Arcángel, realizada el 5 de julio de 2013 en los jardines del Vaticano, Francisco mencionó especificamente la palabra “consagración”, de modo que no se puede considerar que la omisión en la oración del fin de semana pasado sea por un estilo de oración que el Papa cultiva.

La ausencia de estas 4 palabras: Rusia, consagración, Imaculado Corazón de María y mundo, probablemente sea una omisión deliberada.

Pueden haber muchas hipótesis para explicarlo. Pero quizás la más plausible sea que Francisco no quiere quedar muy asociado a las apariciones marianas, que implicaría usar las mismas palabras que manifestó la Hermana Lucía que le dijo María.

Y esto puede deberse a dos motivos.

Uno es la resistencia dentro de la la iglesia de los llamados “católicos racionales” que descreen de las aparciones, simbolizado en el Obispo de Mostar que estuvo a punto de declarar formalmente no sobrenaturales las apariciones de Medjugorje. En realidad el problema del obispo, Mons. Ratko Peric, es con las apariciones en general, lo que puede leerse aquí. Este movimiento se expresa contra las apariciones no aprobadas por el Vaticano, ya que no es políticamente correcto oponerse públicamente a las aprobadas, como Fátima, pero aún hay resistencias respecto a estas.

Y el segundo punto es que cada vez más mensajes, supuestamente de María (muchísimos de los cuales son un mamarracho), mencionan que estamos en el punto en que vendría una intervención divina decisiva en la tierra. Las dos profecías más consolidadas al respecto son las de Garabandal y Medjugorje, que mencionan que los eventos se producirían en vida de los videntes; y cabe notar que los videntes de Garabandal rondan los 60 anos y los de Medjugorje los 50. Ver aquí. Pero en realidad ambas profecías vienen desde Fátima, son herederas de la aparación portuguesa. Y si el Papa usa las palabras clave, de alguna manera estaría usando los símbolos de una profecía, que pondría en un aprieto al timón de la Iglesia si no se cumplieran.  

LO QUE ESTUVO

Estuvo Akita: este sitio en Japón fue nombrado oficialmente como uno de los diez santuarios de todo el mundo invitado a participar en el fin de semana mariano. Eso es significativo porque Akita ha involucrado mensajes dramáticos sobre el futuro y una estatua que llora. Su mensaje final fue el 13 de octubre de 1973, como el de Fátima, ver aquí.

Estuvo Medjugorje, el lugar de las apariciones aún no aprobadas en Bosnia-Herzegovina. A pesar de que no fue nombrado en la lista oficial, también fue invitado a participar y fue representado por el pastor de la iglesia local junto con cuarenta y cinco aldeanos en Roma. Y además, durante el fin de semana, tres obispos y un arzobispo concelebraron la misa en el lugar de las apariciones.

LAS CONSAGRACIONES REALIZADAS HASTA LA FECHA

Todavía no está claro por qué Francisco decidió renovar la Consagración, aunque probablemente se puede atribuir a su fuerte devoción mariana, la que incluyen a Fátima, pero también hay que recordar que desde el inicio, Francisco pidió la protección de Fátima para su pontificado. El 13 de mayo del 2013 consagró su pontificado a Fátima, ver aquí.

Hay muchos aspectos fascinantes de las consagraciones y sus historias.

Siendo en gran parte desconocida, fueron los obispos portugueses, que actuando sobre la solicitud de Fátima original, pidieron al Papa Pío XI consagrar el mundo (sin mención específica de Rusia) al Inmaculado Corazón de María en 1938. Al parecer, no tuvo la oportunidad y decidió no actuar sobre esta petición.

Esto aparentemente inició la tendencia de la consagración del mundo en lugar de mencionar a Rusia en particular. ¿Fue porque – geopolíticamente – no convenía señalar a la nación para evitar incidentes con la Unión Soviética? ¿O, simplemente, porque los Papas han considerado que el acto de mencionar a todo el mundo, obviamente, incluye a Rusia?

Sorprendentemente, en 1940, la Hermana Lucía escribió al próximo Papa, Pío XII, diciendo:

«En 1929, a través de otra aparición, la Virgen pidió la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón, prometiendo su conversión a través de este medio y la obstaculización de la propagación de sus errores. Algún tiempo después le dije a mi confesor de la petición de la Virgen. Él trató de cumplir haciéndoselo conocer a Pío XI. En varias comunicaciones íntimas nuestro Señor no ha dejado de insistir en esta solicitud, con la promesa últimamente, de acortar los días de la tribulación que Él ha decidido para castigar a las naciones por sus crímenes, por medio de la guerra, el hambre y varias persecuciones a la Santa Iglesia y a Su Santidad, si usted consagra el mundo al Corazón Inmaculado de María, con una mención especial para Rusia, y que todos los obispos del mundo hagan lo mismo en unión con Su Santidad».

Ella dijo que las consagraciones hasta 1984 no habían cumplido todas las solicitudes. En la consagración de 1984, Juan Pablo II – que él mismo vio un milagro del sol mientras se recuperaba del atentado contra su vida –  consagró al mundo entero.

Fue esta consagración de 1984 que dijo la Hermana Lucía que el cielo aceptó como válida según los requerimientos de la Virgen y del Señor. Y en la que muchos ven la causa de la caída del muro de Berlín en 1989 y la disolución de la Unión Soviética en 1991.

Fuentes: Spirit Daily, Signos de estos Tiempos

 

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Oración de Francisco a los pies de la Virgen de Fátima como consagración

Una peculiar oración de consagración.

 

Ante una multitudinaria presencia de fieles, el Papa Francisco consagro el mundo a María. Las noticias que se habían difundido esra que el Papa Francisco iba a Consagrar el Mundo al Inmaculado Corazón de María, y el domingo 13 de octubre realizó una oración a los pies de la imagen de la Virgen de Fátima, traída desde Cova da Iría, donde no mencionó ni la palabra Consagración, ni Inmaculado Corazón de María ni Mundo.

 

virgen de fatima

 

Texto completo de la oración que recitó el santo padre a los pies de la Imagen de la Virgen de Fátima

Bienaventurada María, Virgen de Fátima,
con renovada gratitud por tu presencia materna
unimos nuestra voz a la de todas las generaciones
que te llaman bienaventurada.

Celebramos en ti las grandes obras de Dios,
que nunca se cansa de inclinarse
con misericordia sobre la humanidad afligida por el mal
y herida por el pecado, para sanarla y salvarla.

Acoge con benevolencia de madre
el acto por el nos ponemos hoy bajo tu protección
con confianza, ante esta tú imagen
tan querida por todos nosotros.

Estamos seguros que cada uno de nosotros es precioso a tus ojos
y que nada te es ajeno de todo lo que habita en nuestros corazones.

Nos dejamos alcanzar por tu dulcísima mirada
y recibimos la caricia consoladora de tu sonrisa.

Proteje nuestra vida entre tus brazos:
bendice y refuerza cada deseo de bien; reaviva y alimenta la fe;
sostiene e ilumina la esperanza; suscita y anima la caridad;
guíanos a todos nosotros en el camino de la santidad.

Enséñanos tu mismo amor de predilección hacia los pequeños y los pobres,
hacia los excluidos y los que sufren, por los pecadores
y por los que tienen el corazón perdido:

reúne a todos bajo tu protección y a todos entrégales
a tu Hijo dilecto, el Señor Nuestro, Jesús.

Amén.

 

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La Virgen de Fátima llega al Vaticano, la recibe Francisco, misa, homilía, Rosario

Detalles, homilía completa y vigilia en los 10 santuarios marianos.

 

La imagen original de la Virgen de Fátima, que ha salido del santuario portugués de Cova de Iria en contadas ocasiones, llegó al Vaticano en helicóptero y fue trasladada  en procesión primero al monasterio Mater Dei, donde se aloja el papa emérito Benedicto XVI, después a la residencia de Santa Marta, donde vive el Francisco, ambas en el interior del Vaticano. Y posteriormente a una plaza de San Pedro repleta, de fieles que agitaban sus pañuelos blancos.

 

imagen de virgen de fátima en el vaticano

 

La imagen entró cargada por cuatro Heraldos del Evangelio y escoltada por la Guardia Suiza hasta el obelisco central de la plaza. Allí los sediarios pontificios pasaron a llevar la imagen de María, que la representa cuando se apareció en 1917 a los tres pastorcitos en Fátima.

Mientas el coro de la pontificia Capilla Sixtina cantaba “el 13 de mayo” la imagen fue desde el obelisco, cargada por los ‘sediarios’ y acompañada por dos guardias suizos y dos gendarmes vaticanos hacia la basílica, en cuya explanada le esperaba el papa Francisco.

Allí el santo padre se acercó y la beso. A continuación se rezó la Vía Matris, oración mariana de siete estaciones, intercalándola con música, también de instrumentos como el arpa.

Después de la homilía en la que el santo padre invita a tener confianza en María, pues ella nos puede ayudar a resolver los nudos de conciencia más difíciles, y de agradecerle por su fe, impartió la bendición y se cantó la Salve Regina.

Desde la plaza de San Pedro la imagen fue al helipuerto del Vaticano, desde donde partió hacia el santuario del Divino Amor, a 15 kilómetros de allí, para la vigilia internacional con nueve santuarios del mundo.

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO A LOS PÍES DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL SANTUARIO DE FÁTIMA, EN LA JORNADA MARIANA

Queridos hermanos y hermanas?:

Estamos aquí, en este encuentro del Año de la fe dedicado a María, Madre de Cristo y de la Iglesia, Madre nuestra. Su imagen, traída desde Fátima, nos ayuda a sentir su presencia entre nosotros. María siempre nos lleva a Jesús. Es una mujer de fe, una verdadera creyente. ¿Cómo es la fe de María?

El primer elemento de su fe es éste: La fe de María desata el nudo del pecado (cf. lg, 56). ¿Qué significa esto? Los Padres conciliares han tomado una expresión de san Ireneo que dice así: «El nudo de la desobediencia de Eva lo desató la obediencia de María. Lo que ató la virgen Eva por su falta de fe, lo desató la Virgen María por su fe».

El «nudo» de la desobediencia, el «nudo» de la incredulidad. Cuando un niño desobedece a su mamá o a su papá, podríamos decir que se forma un pequeño «nudo». Esto sucede si el niño actúa dándose cuenta de lo que hace, especialmente si hay de por medio una mentira; en ese momento no se fía de la mamá o del papá.

Ustedes lo saben. ¡Cuántas veces pasa esto! Entonces, la relación con los padres necesita ser limpiada de esta falta y, de hecho, se pide perdón para que haya de nuevo armonía y confianza.

Algo parecido ocurre en nuestras relaciones con Dios. Cuando nosotros no lo escuchamos, no seguimos su voluntad, cometemos actos concretos en los que mostramos falta de confianza en él – y esto es pecado –, se forma como un nudo en nuestra interioridad. Estos nudos nos quitan la paz y la serenidad. Son peligrosos, porque varios nudos pueden convertirse en una madeja, que siempre es más doloroso y más difícil de deshacer.?Pero para la misericordia de Dios nada es imposible. Hasta los nudos más enredados se deshacen con su gracia. Y María, que con su «sí» ha abierto la puerta a Dios para deshacer el nudo de la antigua desobediencia, es la madre que con paciencia y ternura nos lleva a Dios, para que él desate los nudos de nuestra alma con su misericordia de Padre.

Cada uno de nosotros tiene algunos y podemos pedirnos dentro de nuestros corazones cuáles son los en mi vida. ¡Eh padre! Los míos no se pueden desatar. Es una equivocación. Todos los nudos de la conciencia pueden desatarse. Pido a María que me ayude a tener confianza en la misericordia de Dios, para desatarlos, para cambiar. Ella, mujer de fe, seguro que nos dirá: ve adelante, ve a lo del Señor y ella nos lleva como madre al abrazo del Padre de la misericordia. ¿Le pido a María que me ayude a tener confianza en la misericordia de Dios para cambiar?

Segundo elemento: la de fe de María da carne humana a Jesús. Dice el Concilio: «Por su fe y obediencia engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo» (lg, 63). Este es un punto sobre el que los Padres de la Iglesia han insistido mucho: María ha concebido a Jesús en la fe, y después en la carne, cuando ha dicho «sí» al anuncio que Dios le ha dirigido mediante el ángel.

¿Qué quiere decir esto? Que Dios no ha querido hacerse hombre ignorando nuestra libertad, ha querido pasar a través del libre consentimiento de María, de su «sí».?Y Dios le ha pedido: ¿Estás dispuesta a esto? Y ella dijo sí.

Pero lo que ha ocurrido en la Virgen Madre de manera única, también nos sucede a nosotros a nivel espiritual cuando acogemos la Palabra de Dios con corazón bueno y sincero y la ponemos en práctica. Es como si Dios adquiriera carne en nosotros. Él viene a habitar en nosotros, porque toma morada en aquellos que le aman y cumplen su Palabra.?No es fácil entender esto pero sí sentirlo en el corazón.

Pensamos que la encarnación de Jesús es sólo algo del pasado, que no nos concierne personalmente? Creer en Jesús significa ofrecerle nuestra carne, con la humildad y el valor de María, para que él pueda seguir habitando en medio de los hombres; significa ofrecerle nuestras manos para acariciar a los pequeños y a los pobres; nuestros pies para salir al encuentro de los hermanos; nuestros brazos para sostener a quien es débil y para trabajar en la viña del Señor; nuestra mente para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio; y, sobre todo,ofrecerlenuestro corazón para amar y tomar decisiones según la voluntad de Dios. Todo esto acontece gracias a la acción del Espíritu Santo.Y así somos instrumentos de Dios para que Jesús actúe en el mundo a través de nosotros.

El último elemento es la fe de María como camino: El Concilio afirma que María «avanzó en la peregrinación de la fe» (lg, 58). Por eso ella nos precede en esta peregrinación, nos acompaña y nos sostiene.?¿En qué sentido la fe de María ha sido un camino? En el sentido de que toda su vida fue un seguir a su Hijo: él es la vía, él es el camino. Progresar en la fe, avanzar en esta peregrinación espiritual que es la fe, no es sino seguir a Jesús; escucharlo y dejarse guiar por sus palabras; ver cómo se comporta él y poner nuestros pies en sus huellas, tener sus mismos sentimientos y actitudes:

¿Y cuáles son las actitudes e Jesús? Humildad, misericordia, cercanía, pero también un firme rechazo de la hipocresía, de la doblez, de la idolatría. La vía de Jesús es la del amor fiel hasta el final, hasta el sacrificio de la vida; es la vía de la cruz.

Por eso, el camino de la fe pasa a través de la cruz, y María lo entendió desde el principio, cuando Herodes quiso matar a Jesús recién nacido. Pero después, esta cruz se hizo más pesada, cuando Jesús fue rechazado. María estaba siempre con Jesús, lo seguía a Jesús en medio al pueblo y escuchaba sus chismeríos, las odiosidades, de quienes no lo querían. Y esta cruz ella la llevó.

La fe de María afrontó entonces la incomprensión y el desprecio; y cuando llegó la «hora» de Jesús, la hora de la pasión: la fe de María fue entonces la lamparilla encendida en la noche.Esa lamparilla en plena noche.María veló durante la noche del sábado santo. Su llama, pequeña pero clara, estuvo encendida hasta el alba de la Resurrección; y cuando le llegó la noticia de que el sepulcro estaba vacío, su corazón quedó henchido de la alegría de la fe, la fe cristiana en la muerte y resurrección de Jesucristo.

Porque siempre la fe nos lleva a la alegría y ella es la madre de la alegría que nos enseña a vivir y caminar por este camino de alegría y a vivir esta alegría.Este es el punto culminante,esta alegría del encuentro de Jesús y María. Este es el punto culminantedel camino de la fe de María y de toda la Iglesia. ¿Cómo es nuestra fe? ¿La tenemos encendida como María también en los momentos difíciles, en esos momentos de oscuridad? ¿Tengo la alegría de la fe?

Esta tarde, María, te damos gracias por tu fe mujer fuerte y humilde y renovamos nuestra entrega a ti, Madre de nuestra fe. ?Amen

Homilía de Francisco al recibir a la Virgen de Fátima en el Vaticano el 12 de octubre de 2013

Vigilia mariana con los 10 santuarios desde el santuario del Divino Amor, con Santo Rosario, el 12-13 de octubre 2013

Fuentes: Vaticano, Populat TV Murcia, Signos de estos Tiempos

 

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Detalles de la Consagración del Mundo al Inmaculado Corazón de María por Francisco

En el aniversario de la Danza del Sol en Fátima.

 

El domingo 13 de octubre el papa Francisco consagra el mundo al Inmaculado Corazón de María. Desde el día anterior se realizará una jornada mariana a la que fueron invitados a estar en directo varios santuarios marianos de todo el mundo.

 

consagracion-a-fatima-del-pontificado-de-francisco-por-policarpo

 

Se trata de uno de los eventos centrales del Año de la Fe convocado por Benedicto XVI y que culminará en la solemnidad de Cristo Rey, el día 24 de noviembre.

El programa oficial comienza el día 12 de octubre e incluye la Peregrinación a la Tumba del Apóstol Pedro, el sacramento de la Penitencia, el rezo del Santo Rosario y una vigilia de oración (ver programa detallado).

La estatua original de la Virgen de Fátima, que todavía lleva en la corona uno de los proyectiles del atentado del 13 de mayo de 1981 en contra de Juan Pablo II, llegará a la plaza San Pedro el sábado 12 de octubre por la tarde, y Francisco la estará esperando. Es la décima salida, en poco menos de un siglo, de la imagen conservada en la capillita de las apariciones de Fátima.

Por la tarde, la estatua será llevada al santuario romano del Divino Amor, en donde habrá una vigilia de oración. El 13 de octubre por la mañana, la estatua volverá a la plaza San Pedro, en donde el Papa celebrará la misa y hará el acto de consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María. El folleto oficial de las oraciones ya ha sido publicado en lengua italiana (ver documento).

«Será la primera vez que esta imagen no estará en Fátima en una gran peregrinación y aniversario, porque siempre la celebramos de mayo a octubre los días 12 y 13», comentó el Rector del Santuario, P. Carlos Cabecinhas.  La Capilla del Santuario no quedará desierta. En su lugar estará la Imagen Peregrina, que recorrió el mundo en la década de 1940.

SANTUARIOS MARIANOS SE UNEN A LA CONSAGRACIÓN

Además de las miles de personas físicamente presentes en la Eucaristía, muchos se unirán a través de los medios de comunicación y otros se harán presentes en los diez santuarios marianos invitados a tomar parte de la Jornada. Estos lugares de especial presencia y devoción mariana son los Santuarios de Aparecida (Brasil), Nazareth (Israel), Lourdes (Francia), Vailankanni (India), Czestochowa (Polonia), Nairobi (Kenia), Banneux (Bélgica), Akita (Japón), Washington (EE.UU.) y Luján (Argentina).

La transmisión en directo de la Eucaristía de la Jornada Mariana durante la cual se realizará la Consagración del Mundo al Inmaculado Corazón de María (y la cuenta regresiva para el evento) puede ser vista a través del siguiente vínculo.

LAS CONSAGRACIONES

La primera de las consagraciones del mundo a la Virgen de Fátima fue durante el Pontificado de Papa Pacelli. El 31 de octubre de 1942, en medio de la Segunda Guerra Mundial y en perfecto portugués, Pío XII consagró el mundo al corazón inmaculado. En esa ocasión hizo una alusión velada a Rusia, según la petición que había hecho la Virgen a los tres pastores de Fátima. Otra consagración se llevó a cabo justamente en la Plaza San Pedro; la hizo Juan Pablo II el 25 de marzo de 1985, en un momento en el que la tensión debido a los misiles europeos era altísima.

La estatua original volvió al Vaticano en el año 2000, el 8 de octubre. En aquella ocasión, Juan Pablo II, ante 1500 obispos de todo el mundo, confió el nuevo milenio a la Virgen, pronunciado palabras que entonces, once meses antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, no fueron comprendidas. Dijo que la humanidad se encontraba en una encrucijada y que podía transformar al mundo en un jardín lleno de flores o en una montaña de escombros.

FRANCISCO Y FATIMA

El Papa Francisco hizo una alusión a la Virgen de Fátima durante su primer Ángelus como Pontífice, el domingo 17 de marzo de 2013, cuando recordó el peregrinaje de una de las copias de la estatua por el mundo.

“Recuerdo, cuando era apenas obispo, en 1992, llegó a Buenos Aires la Virgen de Fátima y se hizo una gran misa por los enfermos. Yo fui a confesar…”.

Francisco contó entonces la anécdota de una anciana que se confesó en esa ocasión con él y le dijo, sorprendiéndolo por la profunda sencillez de su fe:

“Si el Señor no perdonara todo, no existiría el mundo”.

Un mes después, el patriarca de Lisboa, el cardenal José Policarpo, anunció que Francisco le había pedido que consagrara su Pontificado a la Virgen de Fátima:

“El Papa Francisco me pidió dos veces que yo consagre su nuevo ministerio a Nuestra Señora de Fátima”.

El acto de consagración se llevó a cabo el 13 de mayo de 2013.

“Estamos a tus pies, los obispos de Portugal junto a esta multitud de peregrinos, en el 96° aniversario de tu aparición a los pastorcillos –recitó Policarpo– para realizar el deseo de Papa Francisco, claramente manifestado, de consagrar a ti, Virgen de Fátima, su ministerio de obispo de Roma y pastor universal”.

El hecho de que Francisco haya visitado en diferentes ocasiones, para rezar, la Basílica romana de Santa María Mayor demuestra que Francisco no tiene ningún problema a la hora de manifestar públicamente su devoción mariana.  Justamente el ícono mariano de la “Salus Populi Romani” estuvo presente en la Plaza San Pedro durante la vigilia por la paz en Siria al final de la jornada de oración y ayuno del sábado 7 de septiembre.

Fuentes: Gaudium Press, Vatican Insider, Signos de estos Tiempos

 

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Esta semana Benedicto XVI fue noticia por partida doble

Por Fátima y por su renuncia.

 

Por un lado se informó que la imagen original de la Virgen de Fátima hará escala en el monasterio Mater Eclesiae para que él tenga un tiempo de oración ante ella.

 

Gaenswein y benedicto xvi

 

Y también porque un diario alemán publicó una entrevista a Monseñor Gaënswein, su secretario personal, donde reveló aspectos de la renuncia y del relacionamiento con el Papa Francisco.    

BENEDICTO XVI REZA ANTE LA IMAGEN DE FÁTIMA EL SÁBADO 12

El Papa Emérito Benedicto XVI rezará el sábado ante la imagen original de la Virgen de Fátima en la capilla del antiguo monasterio Mater Eclesiae donde reside actualmente.

La imagen original que se encuentra en el santuario de Portugal y que lleva en la corona el proyectil que hirió a Juan Pablo II en el atentado del 13 de mayo de 1981, llegará el sábado al aeropuerto romano de Fiumicino y realizará una procesión por el Vaticano deteniéndose en la capilla privada de Benedicto XVI para que rece ante ella.

Posteriormente, la estatua original de la Virgen de Fátima se trasladará a la Casa Santa Marta donde el Papa Francisco estará esperando. La imagen volverá a Roma después de 13 años, pues ya visitó la ciudad con motivo del jubileo del año 2000 cuando Juan Pablo II realizó el acto de consagración a la Virgen el 13 de mayo.

A continuación, la estatua será transportada al santuario del Divino Amor para una vigilia de oración durante toda la noche y el domingo por la mañana, la Virgen regresará a la Plaza de San Pedro para realizar otra procesión. A las 10.30 horas el Papa celebrará la Santa Misa y después realizará el acto de consagración a la Virgen y rezará el Ángelus junto a los peregrinos presentes.

MONSEÑOR GAËNSWEIN SABÍA DE ANTES LA INTENCIÓN DE RENUNCIA DE BENEDICTO XVI

En la primera entrevista que concede el secretario personal de Ratzinger, Gaënswein reconoce que «sabía de sus intenciones» semanas antes de que el Papa hiciera pública su renuncia y que, pese a sus intentos, fue imposible convencer a Benedicto para que diera marcha atrás.

«El Papa había tomado una decisión, y no quería ni podía ser convencido de lo contrario», añadió.

«Él (Ratzinger) llegó a la conclusión de que no tenía las fuerzas necesarias para liderar la Iglesia en unos tiempos ciertamente turbulentos, y que era necesario alguien con una fuerte personalidad para tomar el control de la situación», añadió el religioso, quien negó que el escándalo de filtraciones más conocido como «Vatileaks» hubiera sido determinante en la histórica decisión de renunciar.

Sobre el sucesor del pontífice emérito, Gaënswein reconoce que existen «diferencias» entre Benedicto y Francisco, pero que éstas son «de estilo y en ningún caso toca materias de fe».

«La principal diferencia -apunta el secretario del papa alemán- está en el modo de acercarse a la gente».

Así, reconoce que Francisco «camina junto a la gente y disfruta abrazándose con ellos», mientras que Benedicto «era más reticente, amaba la paz y la tranquilidad».

Dos personalidades diferentes las de Benedicto y Francisco, pero Gänswein dice que la diversidad

«es también una ventaja. Sin embargo, a menudo hasta ahora se utilizó la diversidad entre los dos Pontífices para crear una antítesis. Personalmente creo que si no fuera por la renuncia del Papa Benedicto XVI, el impacto emocional del Papa Francisco no habría sido posible de esta manera. Entre los dos hay una continuidad no sólo teológica, sino también una comprensión humana. Se puede ver que viven su fe auténticamente, pero con diferentes expresiones».

Gaënswein agrega,

«Mi papel es el de -digamos- prefecto de la Casa Pontificia, pero, como lo ha hecho la vida, la realidad es que hoy en día hay dos Papas, el Papa reinante y el emérito Papa. Vivo con el Papa emérito y trabajo con Papa Francesco, estoy casi todos los días con los dos, de hecho, soy un poco el puente. Esto es normal. Es algo que desde luego no lo había probado, no sabía que podría existir, pero ahora es así, y lo veo como un compromiso, un reto y también una gracia. Voy a tratar de hacer las cosas bien, porque no hay precedentes y tengo que encontrar el camino correcto, y esto es un gran reto».

Todavía hay un montón de afecto por el Papa Benedicto,

«esto también se refleja en las muchas, muchas cartas que llegan a Benedicto XVI, casi todas las noches me quedo despierto hasta tarde para ordenar y preparar el correo electrónico. Él tiene un gran interés en el correo personal y lo lee cuidadosamente y con frecuencia responde personalmente. El correo llega de todas partes del mundo. De Alemania, por supuesto, pero también hay muchos italianos, muchos franceses, españoles y de habla inglesa que escriben a Benedicto. Hay muchas cartas de agradecimiento, a menudo acompañadas con fotos, pinturas y otros pequeños regalos. Al principio escribieron algunos muy traumatizados por la noticia de la renuencia. Ahora vienen muchas gracias o tal vez historias de cómo vivieron este «trauma» y cómo lo han superado y agradecen al Papa Emeritus, y le muestran su afecto».

Fuentes: Credere, Religión Digital, Signos de estos Tiempos

 

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karl marx

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