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Las Promesas de Dios para Sanación

Todos estamos preocupados por nuestra salud, especialmente cuando estamos enfermos.

Y cuando ya entramos en la vejez empezamos a preocuparnos por una buena muerte.

Dios nos ha hecho promesas de salud y sobre el pasaje a la otra vida.

uncion de los enfermos

Pero esas cosas, como todo en la vida, son condicionales, aunque a veces tendemos a negarlo.

Detrás de cualquier enfermedad está el fantasma de la muerte y tenemos 3 ideas centrales al respecto.

-Que la muerte es inevitable, que debemos prepararnos para ella y pedir auxilio en esa preparación para dejar la Tierra en paz y suavemente;

-Que hay que pedir al “cielo” que nos proteja de accidentes, para no realizar el pasaje en un tiempo que consideramos apresurado, cuando pensamos que aún no es nuestro tiempo;

-Y en estos casos, depositar la fe en la posibilidad de una curación cuando estamos enfermos de gravedad o alguno de nuestros seres queridos lo está.

Es así como surgen dos fuerzas contrapuestas en los cristianos, que actúan simultáneamente.

Es así como surgen dos fuerzas contrapuestas en los cristianos, que en realidad son complementarias, que actúan simultáneamente.

Una es amigarse con la muerte y pedir un pasaje en paz.
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Y la otra es depositar la fe en el poder sobrenatural de Dios para que nos sane cuando tenemos enfermedades.

Pero sin embargo, lo que vemos en las plegarias en los templos y en los grupos de oración son pedidos por curaciones:

“Que fulanita de tal se sane de una cáncer”,

“Pido por sanidad para menganito que va a ser operado del corazón”,

“Tengo una tía de 95 años que no puede caminar, oremos para que pueda volver a caminar”.

Muy pocos de esos pedidos son para que las personas hagan sus pasaje en paz y hacia el cielo, aunque tengan 100 años y estén agonizando.

Esto nos indica que debemos amigarnos con la muerte, porque tarde o temprano nos llega.

Aunque esto no obsta para que pidamos sanación.

Hay un principio básico para que Dios actúe en sus promesas al respecto de estos temas.

  

EL PRINCIPIO BÁSICO PARA NUESTRA SANIDAD Y NUESTRA MUERTE

¿Nuestra vida nos pertenece?

¿Qué capacidad de decisión tenemos respecto a ella?

Somos criaturas creadas por Dios y en ese sentido no somos dueños de nuestra creación.

Y como la vida no es nuestra, no podemos decidir cuándo enfermarnos ni tampoco cuando curarnos.

Tampoco podemos decidir si vamos a morir o no, porque todos lo vamos a hacer.

De modo que tenemos limitaciones.

Pero hay algunos puntos en que podemos reivindicar nuestra decisión que nos ilusionan con la autonomía.

Podemos decidir cuándo vamos a morir, si decidimos quitarnos la vida y partir anticipadamente.

Y podemos llegar a pensar que podemos gastar la vida como queramos, sin dar cuentas a nadie, por ejemplo al creador.

Pero como la vida en realidad no es nuestra, y nuestra propiedad sobre ella es una mera ilusión, en algún momento Él no pedirá cuentas y podemos quedar separados de Él y sus gracias por la eternidad.

Esa es la contradicción con que actúan muchos cristianos hoy, quizás la mayoría.

Creemos que nuestra vida es nuestra y podemos decidir sobre ella a nuestro gusto, en vez de tener claro que dependemos de Dios y debemos responderle.

Por tanto le preguntamos a Dios que puede hacer por nosotros en vez de preguntarle qué podemos hacer por Él.

Vemos a Dios como una máquina expendedora de sanidad o de una buena muerte.

Pero su gracia en estos dos puntos la logramos si estamos unidos a Él.

Y no estamos unidos al creador cuando consideramos que nuestra vida nos pertenece.

De modo que cuando pidamos sanación o una buena muerte el resultado va a estar relacionado con la autonomía con que nosotros manejamos nuestra vida.

Sí manejamos nuestra vida pensando que era nuestra no nos esforzamos buscando el reino.

Y por lo tanto no se cumplirá lo que Jesús dijo en Mateo 6:33, busca primero el reino y su justicia, y las demás cosas vendrán por añadidura.

No tendremos las gracias que pedimos si deliberadamente optamos por ignorar al creador.

Este es el principio básico para pensar en nuestra sanidad y en nuestra buena muerte.

grupo de oracion de jovenes

   

LA ESPERANZA DE SANACIÓN

Los cristianos tenemos esperanza en alargar nuestra vida en la Tierra y depositamos nuestra confianza en la curación sobrenatural de Dios.

La Iglesia católica ha desarrollado en estos 2000 años una serie de ritos para los enfermos que a veces pasan desapercibidos o son mal entendidos.

Es bueno saber de qué se trata, porque apuntan tanto a la curación física como a la del alma.

La Cuaresma es un momento apropiado para reflexionar sobre los ritos de la Iglesia proporciona a los enfermos, pensando en las curaciones milagrosas.

   

EJEMPLOS DE CURACIONES MILAGROSAS

Notable ver es escuchar sobre un hombre que volvió a la vida después de cuarenta y cinco minutos de muerte clínica.

Y otra noticia sobre un hombre que salió de una bolsa de plástico en la pompa fúnebre cuando se estaba a punto de embalsamarlo.

«El día después de haber sido declarado muerto, un hombre de Mississippi movió sus piernas y mostró que estaba vivo», señaló NBC.

Walter Williams, de 78 años, de Lexington, sufrió de insuficiencia cardíaca.

Cuando el médico forense llegó esa noche y no le encontró pulso, fue declarado muerto y lo llevaron a Porter and Sons Funeral Home. «El Señor no estaba preparado para él», dijo su hija.

En realidad no.

Cuando Dios nos quiere de vuelta – cuando nuestro trabajo no ha terminado – poco importa que un médico o quien sea haya declarado la muerte clínica.

«Después de unos cuarenta y cinco minutos Brian Miller de Cleveland, Ohio, sin ritmo cardíaco, pulso, presión arterial y el oxígeno sin llegar a su cerebro, milagrosamente se despertó con un ritmo cardíaco regular y sin ningún tipo de daño a su cerebro.

Miller dijo que tuvo hermosas visiones de la vida futura, mientras caminaba hacia el cielo, que incluía tanto flores como luz.

Dijo que un ser querido que había fallecido recientemente le dijo que tenía que volver«.

Hay episodios cercanos a la muerte en los cuales la gente ha «regresado», aun cuando sus «cadáveres» han exhibido rigor mortis incipiente.
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Esto nos dice que Dios puede revitalizar y sanar el cuerpo, no importa lo que la condición.

Supimos esto desde Lázaro, pero también lo sabemos en nuestro tiempo fisiológico, médico-céntrico (ahora que los medios de comunicación están informando sobre el mismo).

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LOS ÚLTIMOS RITOS

Esto pone de relieve el tema de la unción de los enfermos, y que cuando se incluye con la penitencia y la Eucaristía, constituyen los Últimos Ritos.

La Sociedad Newman dice:

«Cuando el ritual de este sacramento fue revisado en 1972, varias opciones que se habían desarrollado a través del tiempo se consolidaron por lo que la celebración del sacramento de la unción de los enfermos sería uniforme en la Iglesia Católica.

La unción de los enfermos se puede celebrar de tres maneras diferentes:

El rito ordinario de ungir a un enfermo que se lleva a cabo ya sea cuando un sacerdote visita a un enfermo o durante un servicio de oración o misa regularmente programada;
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El rito del viático (palabra viene del latín para ‘necesario para el viaje’), que consiste en la recepción de la Sagrada Comunión por una persona que está cerca de morir o en peligro de muerte;
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-Y un rito de los sacramentos para los que están cerca de la muerte, que es un rito continuo de los sacramentos de la penitencia, la unción y el viático».

Añade otro sitio (Movimiento de la Nueva Teología):

«Santo Tomás de Aquino nos enseña que así como el lavado corporal es dado por el bautismo como un signo de la limpieza espiritual del alma, lo mismo ocurre con Dios que a veces confiere una curación del cuerpo a través de la unción como un signo de la curación espiritual del alma.
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Pero, hay esta diferencia, porque el agua, naturalmente, tiene el poder para lavar el alma, pero el óleo (que se utiliza en la unción) no tiene por sí mismo el poder de curar a los que están muriendo.
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Por lo tanto, es sólo cuando Dios escoge hacer una curación milagrosa que el cuerpo se sana físicamente a través de la unción.
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Y así, el Doctor Angélico, concluye,
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‘En consecuencia, una curación del cuerpo no siempre se deriva de este sacramento, sino sólo cuando es necesaria para la curación espiritual.
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y luego se produce siempre y cuando no haya ningún obstáculo por parte del destinatario’».

En otras palabras, como el sitio señala, siempre que fuera necesaria o muy conveniente para la sanación espiritual del alma se realiza una curación milagrosa del cuerpo,

«Dios concede un milagro a través del sacramento.

En tal caso, la curación milagrosa no debe ser atribuida a la santidad del sacerdote, sino a la fuerza del sacramento mismo.

Por otro lado, si un enfermo recibe la Unción y no obtiene una recuperación milagrosa, esto demuestra que tal curación física no era necesaria a fin de fortalecer su fe y esperanza, mientras se prepara para la muerte y el juicio«.

   

EL CASO DE BRIDGET

Si bien podemos decir con confianza que la curación se produce siempre durante la unción de los enfermos, señala The American Catholic,  no siempre es el tipo de curación que podríamos esperar.

«Al principio pensé que me iba a curar y me quedé decepcionada cuando no estuve curada de inmediato», dijo una mujer llamada Bridget, que cita la publicación.

«Entonces se hizo más claro que la curación tenía que venir de dentro de mí. 

La curación no fue una recuperación inmediata. Tuve que estar abierta, dejar que las cosas sucedan. Yo no podía esperar algo durante la noche».

Mientras que a menudo suponemos que conseguir estar físicamente bien es lo mejor para nosotros, Dios conoce lo que necesitamos para llegar a una mayor conciencia de lo divino y podrá optar por sanar algún área de nuestro espíritu o de las emociones en lugar de nuestro cuerpo.

«Aprendí que si usted no va en busca de la curación, se le dará a conocer de alguna otra manera», añadió Bridget.

«También debemos recordar que el sacramento complementa el tratamiento médico, no lo sustituye«, dice American Catholic.

«Sólo porque alguien se puso mejor con la ayuda de la cirugía o las drogas modernas no significa que el sacramento no jugó un papel en la curación.
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Dios usa la habilidad de los médicos y enfermeras, así como las técnicas médicas modernas para restaurar la salud».

«Si todo eso suena como doble discurso, podría ayudar a recordar que el sacramento no es magia

No promete que aquellos que lo reciben serán curados de toda enfermedad física. 

No promete que alguien de 99 años vivirá otros treinta años».

«Lo que hace la promesa es que Dios va a sanar las zonas enfermas de nuestra vida si nos acercamos con fe y humildad».

«Si bien no es común, la curación física inmediata puede suceder.

Sé de al menos un caso en mi propia familia cuando los exámenes médicos administrados después que la persona fuera ungida, no mostraron ningún rastro de la enfermedad previa.

La posibilidad muy real de una cura física es una de las razones por las que la Iglesia no quiere que esperemos hasta que estemos a punto de morir para pedir el sacramento.

Lo que pasó fue que empecé a querer cambiar», dijo Bridget.

«Era algo que no esperaba. Antes del sacramento, no estaba abierta a dejar a Dios en mi vida.

Necesitaba algo que lo pusiera de nuevo en mi vida.

Cuando recibí el sacramento de la Unción, me di cuenta de lo importante que es», dijo.

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OTRO CASO

Al mismo tiempo, impresionantes curaciones de aquellos al borde de la muerte han ocurrido a través de este conjunto de sacramentos.

«Una mujer a quien se le dio la extremaunción sorprendió a su familia cuando ella empezó a hablar horas después«, señaló el periódico, el Barnsley Chronicle, en Reino Unido.

«Mary Young había recibido el cuidado para final de la vida después de un ataque al corazón y fue visitada por el capellán Padre Peter Needham del Barnsley Hospital.

María, de 87 años, de Taylor Crescent, Grimethorpe, fue llevada al hospital el 11 de enero.

A su hija Marie Gledhill, de Bank End Road, Worsbrough Dale, se le avisó al día siguiente que su madre se estaba deteriorando y que ella y su hermano Tommy debían venir.

Mi madre estaba muy deteriorada, la enfermera dijo que ella podría tener horas o días.

Ella ni siquiera sabía que el Padre Peter estaba allí, pero él vino y le dio la extremaunción.

Me quedé con ella después y le estaba hablando y, de repente, ella empezó a contestarme.

Fue un milagro, no hay otra explicación.

Usted toma como un evangelio lo que dicen los médicos, pero ellos no lo podían creer. 

María regresó a casa el 24 de enero.

Ella dijo que no recordaba nada desde que necesitó una ambulancia hasta despertarse y hablar con Marie, pero dijo que sintió que alguien la estaba cuidando’«.

Eso es porque alguien realmente estaba.

En definitiva, con todo este abanico abierto de posibilidades, antes de ponerse a orar por una persona o por uno mismo, deberíamos preguntarle a Dios en oración:
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¿para qué quiere que oremos, para sanidad o para preparación a la muerte y un buen pasaje?

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LA NOCHE ES EL MOMENTO PROPICIO PARA ORAR RESPECTO A LA MUERTE

El instinto de la Iglesia siempre ha sido la de vincular oración de la noche a la muerte a modo de una especie de «ensayo general»; considera estas oraciones:

1 – “En tus manos Señor encomiendo mi espíritu”.
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Esta es una referencia a las últimas palabras de Jesús: “¡Padre! En tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46).

2 – “Ahora, Señor, tu siervo puede irse en paz, tu palabra se ha cumplido. Mis ojos han visto la salvación que has preparado a la vista de tu gente”.
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Estas son las palabras de Simeón, a quien había sido prometido que no vería la muerte antes de haber visto al Mesías.
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Ahora que se ha tenido al niño Jesús en sus brazos, en el templo, está en paz porque puede morir en paz.

3 – “Que el Señor nos conceda una noche tranquila y una muerte en paz”.
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Esta es la línea final de la oración de la noche justo antes de la Salve Regina.
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Donde pedimos a la Virgen que nos proteja en la noche, y que recitamos en las Completas de la Liturgia de las Horas, la oración antes de dormir.

La oración de la noche es un momento para recordar que vamos a morir y para reflexionar sobre esto con sobriedad.

El sueño es, en cierta medida, como la muerte; nos convertimos en «muertos» al mundo.

Ya no somos conscientes de los ritmos, exigencias y fascinaciones de este mundo.

Estamos «fuera» de este mundo, fuera de contacto con él. 

Es una especie de estado de coma en que ponemos a distancia de las cosas que nos obsesionan en nuestras horas de vigilia.

Y comprendemos que un día vamos a dormir a este mundo y nunca despertar, nunca volver a sus demandas.

La oración de la noche sirve como un recordatorio de esta convocatoria se avecina. 

Nos confiamos al cuidado de nuestro Señor, el único que nos puede llevar sobre el valle de la sombra de la muerte.

Pedimos, también las oraciones de la Virgen.

Le pedimos que ella, como una buena madre, nos consuele y nos asegure que después de este destierro vamos a ver el rostro glorioso de su Hijo y ser restaurados a nuestro Padre en el cálido amor del Espíritu Santo.

Incluso si no tienes tiempo para orar las otras horas de la Liturgia de las Horas, te recomiendo calurosamente la oración de la noche, las Completas).
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Es una oración breve y hermosa, sobria y sereno.

Así la noche es el gran ensayo general de nuestra muerte.

Si somos fieles, este será el mejor día de nuestra vida en esta tierra.

En ese día, seremos llamados a Aquel que nos ama.

Seguramente nuestro juicio se avecina y es inevitable, pero si somos fieles, marcará el comienzo de nuestra purificación final y la libertad de las ataduras del pecado y los males de este mundo.

Fuentes:

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Cómo Debemos Orar por los Enfermos

La oración por los enfermos es necesaria para apoyar el plan de Dios para el propio enfermo.

No porque vayamos a cambiar la opinión de Dios o movilizarlo necesariamente.

Sino porque vamos apoyar al enfermo para que dé pasos tendientes a mejorar su condición.

Pero tan cierto como esto, es el pedido de la comunidad y de los cristianos en particular para que Dios reestablezca la salud de una persona.

Porque Dios quiere que le pidamos cosas.

Siempre vamos a querer que el enfermo se sane y a veces se nos escapa que en el plan de Dios a veces el objetivo no es la curación de la enfermedad, sino los frutos que da esa enfermedad para la misma persona y para otros.

Hay un mito que corre entre algunos círculos carismáticos que no debemos orar por los enfermos sino simplemente sanarlos.

Ellos dicen que no vemos muchas curaciones en los enfermos últimamente porque hablamos con Dios en lugar de expulsar la enfermedad.

Su argumento se basa en que cuando Jesús envía a los apóstoles les dijo que sanaran a los enfermos resucitaran a los muertos, limpiaran a los leprosos y expulsaran a los demonios (Mateo 10: 8).

No les dijo oraran por los enfermos, oraran por los muertos, oraran por los leprosos, oraran por los demonios.

Si bien es así que Jesús envió a los seguidores a sanar a los enfermos, también es cierto que en otras partes del Nuevo Testamento pide orar por los enfermos.

Por ejemplo la carta de Santiago 5:14-15 dice,

«¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor.

Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados»

Pero además hay suficientes recomendaciones de Jesús de que oremos al Padre.

En Mateo 6: 9 nos enseña a orar el Padrenuestro.

En Juan 16: 23 dice que todo lo que pidas al Padre en nombre de Jesús, Él te lo dará.

Y por sobre todas las cosas hay pasajes en la Biblia en que Jesús va a orar al Padre, lo cual es una acción qué deberíamos copiar.

Luego en la historia de la iglesia naciente, que es contada en Hechos de los Apóstoles, vemos que los apóstoles oraban por los enfermos, por ejemplo Pedro se arrodilló y oro ante el cuerpo de tabita en Hechos 9:40.

Pero también sanaban y expulsaban a la enfermedad y a los demonios

De modo que no se debe ver la oración a Dios cómo una traba para expulsar la enfermedad y a los demonios.

Sino que con la oración nosotros pedimos a Dios que se haga su voluntad, porque en última instancia quien sana es Dios no el carismático qué trata de sanar al enfermo. 

Si nosotros oramos solamente para que una persona se cure sin discernir cuáles son las causas de su enfermedad y qué es lo que Dios le va a permitir, entonces no estamos haciendo un acompañamiento, con oración, adecuado al enfermo.

Esto vale tanto para orantes en solitario, como para un Ministerio de Sanación, como veremos en este artículo.

   

¿QUÉ TENEMOS QUE PEDIR CUANDO REZAMOS POR UN ENFERMO?

Cuando conocemos a alguien enfermo, o quizás discapacitado, nuestra primera respuesta es rezar por su curación.

Es una respuesta compasiva que busca aliviar los padecimientos del sufriente pidiéndole a Dios que lo sane, que le quite la cruz.

Sabemos que Dios es compasivo y todo poderoso, de modo que podría sanar a cada enfermo en cada momento; sin embargo no lo hace así.

Porque la curación física no es siempre el plan de Dios para la persona.

A veces Dios usa la enfermedad o la discapacidad para sanar el alma de la persona o incluso para que sirva de modelo, consuelo y la persona sea distribuidora de gracias a las personas de alrededor.

Se han dado casos de varios místicos que sufrieron grandes enfermedades, que les llevaron a estar prácticamente toda su vida en la cama, pero a los que Dios entregó grandes dones, que ellos a su vez los usaron para los demás.

En este artículo por ejemplo relatamos el caso de 7 mujeres Santas que vivieron durante años alimentándose solamente con la Eucaristía por graves enfermedades que tuvieron.

De modo que la curación de cada persona es un proceso personalizado, porque la persona es única y el plan de Dios para esa persona es a medida.

   

CÓMO CURÓ JESÚS

En la Biblia hay muchos pasajes donde Jesús sanó a enfermos y endemoniados.

Pero lo hizo de formas muy diversas, lo que nos indica que en cada caso el trato era particular y que no hay un molde único para la sanación.

En un caso Él escupió en el suelo hizo barro y lo frotó en los ojos de ciegos; Él reprendió a la fiebre y ordenó a los espíritus sordos y mudos para que se fueran; y a veces preguntó al paciente y otras veces no.

Esto nos indica que cada persona por la que oramos es única y debemos tener una acción personalizada para cada una.

En el que se debe tener en cuenta qué es lo que Dios quiere hacer con esa persona en general y a través de nosotros en particular.

Además debemos tener en cuenta que las curaciones y las expulsiones de demonios de Jesús, fueron realizadas en el marco de la predicación del Reino de Dios, lo cual también es un ingrediente que debemos tomar para las oraciones de curación.

En ese sentido la Biblia nos presenta una serie de objetivos por los cuales rezar por el enfermo, que no son necesariamente la curación física.

Veamos algunos de estos objetivos.

   

PASAJES BÍBLICOS CON OBJETIVOS DISTINTOS DE ORACIÓN

Para que Dios los consuele (2 Corintios 1: 4).

Para que «crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro 3:18).

Para que confíen en el Señor y no se apoyen en su propio entendimiento (Proverbios 3: 5).

Para que crezcan en el fruto del Espíritu (Gálatas 5: 22-23).

Para que ellos sufran bien. Para que se «comprometan con su Creador fiel y continúen haciendo el bien» (1 Pedro 4:19).

Para que Dios les conceda resistencia y aliento (Romanos 15: 4-6).

Para que rechacen el pecado y tengan resistencia. Para que miren a Jesús, para que no se cansen y pierdan el corazón (Hebreos 12: 1-3).

Para que el Señor provea para todas sus necesidades «según las riquezas de su gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19).

Para que tengan sed de Dios y que depositen su esperanza en Él (Salmo 42: 1-5).

Para que Dios los guarde en perfecta paz (Isaías 26: 3).

Para que sean «alegres en la esperanza, pacientes en aflicción, fieles en la oración» (Romanos 12:12).

Para que Dios les permita contentarse en cualquier circunstancia en que Él los ponga (Filipenses 4: 11-13).

Para que sostengan inquebrantablemente la esperanza que han profesado (Hebreos 10:23).

Para que no se desanimen, sino para que perseveren y fijen sus ojos en lo que es eterno (2 Corintios 4: 16-18).

Y luego está la oración más obvia para pedir la curación

«Señor, por favor sana a <nombre> del problema de <enfermedad>».

Y se puede pedir la intercesión de la Santísima Virgen o algún santo también.

Y para elegir las palabras que vamos a usar siempre es conveniente pedir el auxilio del Espíritu Santo.

   

¿QUÉ LE TENEMOS QUE PEDIR AL ESPÍRITU SANTO?

Hay que buscar la iluminación del Espíritu Santo para saber sobre qué orar y cómo orar.

La cual es la tarea primaria de los Ministerios de Sanación.

Esto implica también conocer cuál es la enfermedad, porque a veces hay razones ocultas que llevan a esa enfermedad; muchas veces factores espirituales generan enfermedades físicas.

Y especialmente es importante conocer cuál es el plan de Dios para esa persona; debemos pedir al Espíritu Santo que nos revele que es lo que quiere hacer Dios con esa persona.

Porque de esa forma podemos enfocar mejor las palabras de la oración.

De cualquier forma pocas veces obtenemos respuestas claras y por lo tanto debemos admitir que los planes de Dios no están en nuestro entendimiento.

O debemos descubrirlos en medio del camino.

De modo que deberíamos orar para que se cumpla el plan de Dios para esta persona.

Y también debemos pedir iluminación para saber qué es lo que Dios quiere de nosotros en el proceso de cada caso.

Porque como dice la escritura, somos parte del cuerpo de Cristo y cada uno tiene diferentes funciones y dones, y cuando un miembro sufre los otros sufren con él.

   

¿QUÉ ES LO QUE DIOS HACE CUANDO ORAMOS?

Basado en su experiencia Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, detalló que se pueden esperar en el Ministerio de Sanación.

La mayoría de las veces los orantes trabajan a ciegas porque no pueden discernir fácilmente cuál será la respuesta del Señor a la oración.

Dios tiene un plan para cada persona y el Ministerio de Sanación trata de pedir con fuerza y devoción que este plan se active.

En primer lugar, el gran valor pastoral del Ministerio es la experiencia que reciben los enfermos del amor de Cristo.

Esto implica paz y alegría, aunque el estado de salud siga en las mismas condiciones.

Hay casos en que los enfermos no se curan, pero sus dolores desaparecen por el alivio de la oración, es lo que él llama la anestesia divina.

A veces la respuesta a la oración es que el médico descubre las causas de la enfermedad y acierta con el tratamiento.

En este caso Dios ha guiado al médico.

Otras veces la respuesta a la oración es que el enfermo necesita sanación interior y no corporal, porque es sabido que el 80% de las enfermedades son psicosomáticas.

Esto se logra mediante un vislumbre del carisma de discernimiento.

Y a veces se descubre que la causa de la enfermedad es una adicción o un hábito nocivo, cómo puede ser fumar, consumir drogas, comer con demasiada sal, el alcohol, etc.

En estos casos la oración que le sigue debe ser para pedir liberación de esas adicciones.

En otros casos la enfermedad está relacionada con la vida desordenada, de poco sueño, mucho trabajo, comida a deshoras, etc., que hace necesario un cambio en la organización de la vida de la persona.

Y para esto hay que orar también, para que la persona tenga la disposición para hacer esos cambios.

En otras ocasiones la pérdida de salud se origina en la reacción psicológica ante problemas y preocupaciones que la persona tiene.

Y en este caso es recomendable la oración por la paz y la tranquilidad.

Hay que tomar en cuenta por otro lado, que las enfermedades no remiten rápidamente sino muchas veces lo hacen progresivamente.

Por lo que la oración debe tomar en cuenta las distintas metas intermedias de mejoría.

Y como es a largo plazo, la oración debe ser perseverante, lo cual exige al orante la comprensión y disposición de actuar en un proceso.

Aunque a veces la sorpresa es que la curación es inmediata y la remisión es total.

Pero en realidad esto nunca se sabe de antemano, el resultado final es un misterio en términos generales.

A veces también el objetivo de la oración no es la curación de una enfermedad sino el fortalecimiento mental y físico para la conservación de la salud.

Esto es especialmente así cuando se ora por un anciano o un bebé.

Y en otros casos la oración es para que el enfermo haga el pasaje de la mejor manera posible, porque su situación no tiene remedio.

   

LOS PRINCIPIOS DE ORACIÓN POR SANACIÓN

Por su parte Francis MacNutt habla de tres principios importantes de la oración curativa:

   

1 – La oración requiere discernimiento

La clave para una curación efectiva, dice, es saber por qué orar.

Este entendimiento sólo viene por el poder del Espíritu Santo.

   

2 – La curación requiere tiempo

MacNutt defiende la oración prolongada, en la cual los ministros de oración imponen las manos a una persona y oran por un período prolongado.

“La curación lleva tiempo, y eso es lo que falta en muchos ministerios de sanación”, dice.

   

3 – Las emociones necesitan sanación

MacNutt cree que el dolor, la vergüenza, los ataques de pánico, los trastornos mentales, los desvíos sexuales y las adicciones pueden ser sanados por Jesús.

La sanación requiere que la persona afectada renuncie a sus decisiones dañinas, perdone a los que les hacen daño e invite a Cristo a sanar un recuerdo doloroso.

   

Y distingue cuatro formas principales de curación, y por tanto cuatro métodos típicos de oración para ejercer este ministerio.

1 – Oración de arrepentimiento por los pecados personales

Está en la raíz de la mayoría de las curaciones.

Si hay arrepentimiento, hay perdón y liberación del pecado, y por tanto hay sanación y salvación.

La psicología y la medicina modernas reconocen que gran parte de las enfermedades físicas tienen un componente psíquico.

En muchos casos resulta más útil y más importante dedicar tiempo a la oración de arrepentimiento o a la de sanación interior antes que orar por la curación física.

La reconciliación sacramental (la confesión) tiene una dimensión de curación.

  

2 – Oración de curación interior

En la que se da la sanación de los recuerdos o de cualquier enfermedad de tipo mental o psíquico.

Generalmente es necesaria la curación interior cuando comprobamos alguno de los siguientes casos:

heridas del pasado, traumas no superados, resentimientos, problemas emocionales profundos, depresión, formas persistentes de ansiedad, miedo, impulsos sexuales compulsivos, excesiva timidez, con su respectiva carga de recuerdos y vivencias del pasado, que por más que queramos no podemos librarnos de ellos.

Para esta clase de sanación hay una forma peculiar de entrevista y oración.

Este ministerio lo puede realizar una persona sola que tenga conocimiento, discernimiento y dones para ello, o puede ser también un equipo, al que llamamos grupo de intercesión.

   

3 – Oración de curación física

Es la más difícil de admitir y la que más puede poner a prueba nuestra fe.

Sin embargo la oración por la curación física es la más sencilla de todas y la más breve.

De hecho, Dios responde a esta oración y sana de muchas maneras.

   

PARA ORAR POR LA CURACIÓN FÍSICA SE PUEDE SEGUIR LA SIGUIENTE PAUTA

Lo primero es siempre escuchar para discernir qué hemos de pedir y si hemos de orar o no

Fijar al mismo tiempo la atención en qué es lo que le aqueja a la persona y en el Señor, que a veces comparte con nosotros el don del discernimiento para llegar al verdadero diagnóstico.

A veces descubriremos que más que de curación física se trata de curación interior, o de arrepentimiento o de oración de liberación.

Algunos enfermos ni siquiera están preparados para ser curados, a pesar de que pidan que se ore por ellos.

El Espíritu nos indicará, si estamos atentos a su voz, por quién debemos orar.

Para aquellos que no están experimentados valga la siguiente regla:

-oren por aquellos que acuden y les piden oración,

-oren siempre que se sientan movidos por compasión y a visitar a alguien enfermo y orar por él

-no hay que centrarse sólo en el problema y sus síntomas.

   

Lo segundo es discernir si hay que imponer las manos y oración

Si la persona por la que se va a orar se molesta con la imposición de manos, o prefiere que nos mantengamos a cierta distancia, respetemos sus sentimientos.

El gesto de la imposición de manos es una forma de comunión de amor y está indicado por el mismo Señor.

Pero la oración ha de tener dos elementos:

reconocimiento de la presencia de Dios, siempre dirigida al Padre o a Jesús, reconociendo la presencia de Dios y alabándole

petición, de forma muy específica, visualizando la curación que estamos pidiendo

La oración debe ser imaginativa, positiva y enfatizar, no la situación de enfermedad, sino la esperanza de que el organismo se recupere.

   

Y lo tercero es tener e irradiar confianza y hacer una acción de gracias

Esta fe es central porque hacemos esto porque tenemos confianza en Él.

Es un don y es mejor decir “hágase según tu voluntad”.

Y con la acción de gracias alabamos a Dios porque creemos que Él nos ha oído.

   

4 – Oración de liberación para casos de opresión

Hay que distinguir muy bien entre posesión diabólica y opresión diabólica.

La posesión diabólica es bastante rara. La oración formal de la Iglesia para liberar a un poseído es el exorcismo.

Para ejercer esta clase de oración se requiere el permiso del Obispo que sólo se da a un sacerdote especialmente cualificado para este ministerio.

La opresión es relativamente frecuente: es como la invasión de una ciudad, en la que la persona en cuestión tuviera el control de la mayor parte, quedando ciertas áreas bajo el dominio enemigo.

Donde más frecuentemente se manifiesta es en los casos de drogadictos, alcoholismo, conducta autodestructiva, personas que han participado en sesiones de espiritismo, brujería, meditación trascendental, todas las prácticas del ocultismo, concentración profunda del yoga.

En este asunto se necesita más que nunca el don del discernimiento, consejo y sabiduría del Señor.

Un indicio de la necesidad de oración de liberación puede ser el hecho de que la curación interior no da resultado.

La oración de liberación debe administrarse con mucha cautela.

Esta clase de oración no la puede ministrar cualquiera y de ordinario ha de ser un grupo de personas entre las que haya al menos un sacerdote.

Pues, a diferencia de la oración de curación que siempre se dirige a Dios, la oración de liberación es una especie de exorcismo que va dirigida contra los espíritus opresores, es decir, una orden imperiosa en nombre de Jesucristo, con firmeza y autoridad.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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De Bendición DEVOCIONES Y ORACIONES

Bendición de curas a enfermos

BENDICIÓN DE UN ENFERMO

I

Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, que con tu bendición levantas y fortaleces nuestra frágil condición, mira con bondad a este servidor tuyo N.; aparta de él la enfermedad y devuélvele la salud, para que, agradecido, bendiga tu Santo Nombre. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

II

Para un niño enfermo

Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo Jesucristo recibió con afecto a los niños y los bendijo, extiende benigno tu mano protectora sobre este servidor tuyo, enfermo en su temprana edad; así, recobradas sus fuerzas, y devuelto en perfecta salud a tu Santa Iglesia y a sus padres, pueda darte gracias de corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

III

Por un enfermo en peligro grave

Señor Jesucristo, Redentor de los hombres, que en tu pasión quisiste soportar nuestros sufrimientos y dolores, te pedimos por este hermano nuestro, que está enfermo; tú que lo has redimido, aviva en él la esperanza de su salvación y conforta su cuerpo y su alma. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

IV

Por un enfermo agonizante

Padre Misericordioso, Tú que conoces hasta dónde llega la buena voluntad del hombre, Tú que estás siempre dispuesto a perdonar nuestras culpas, Tú que nunca niegas el perdón a los hijos que acuden a Ti, compadécete de tu hijo/a que se debate en agonía; te pedimos que, ungido con el óleo Santo y ayudado por la oración de nuestra fe se vea aliviado en su cuerpo y en su alma, obtenga el perdón de sus pecados y sienta la fortaleza de tu gracia . Por Jesucristo, tu Hijo, que venció a la muerte y nos abrió las puertas de la vida y contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

V

Bendición Papal «In artículo mortis»

Oremos: Señor Padre clementísimo y misericordioso, Dios de todo consuelo. Tú que no quieres que se pierda ninguno de cuantos creen en ti , conforme a la inmensidad de tu misericordia; mira propicio a tu siervo/a. Visítalo con tu gracia para que lo salves y concédele benignamente el perdón de todos sus pecados por los méritos de la Pasión y muerte de tu Hijo Jesucristo. Que cuando salga su alma de este cuerpo, encuentre en Ti su juez indulgente, y que, purificada de toda mancha en la Sangre de tu Hijo, merezca alcanzar los gozos eternos.
Y yo, haciendo uso del poder que me otorga la Sede Apostólica, y en nombre de nuestro Santo Padre el Papa, te concedo indulgencia plenaria y el perdón de todos tus pecados. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.

Que Dios todopoderoso y rico en misericordia, por la muerte y resurrección de Cristo te perdone todas las penas de esta vida, te abra las puertas del Paraíso y te lleve a los gozos eternos.
R. Amén.

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Categories
De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Por los Enfermos

Oraciones de Sanación Interior y Física a la vez

Oración corta de Sanación Espiritual y Física: Sáname Señor
 

 

 

 

 

 

 

ORACIÓN CORTA DE SANACIÓN ESPIRITUAL Y FÍSICA

Sáname Señor 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo  
Señor, escúchame … 
Señor, úngeme con Tu Espíritu Divino… 
Inflama mi corazón con el fuego de tu amor….. 
Inunda mi ser con tu presencia majestuosa….. 
Atiende por favor la llamada de mi alma …… 
Señor, perdóname todas mis ofensas…… 
purifícame y cúrame de todos mis resentimientos…… 
que pude haber contraído en mi ignorancia…….. 
Perdóname por todas las veces que te he desdeñado….. 
cuando he pecado y no he sentido ningún remordimiento…….. 
Dígnate en llenarme del regalo del perdón…… 
para que en este momento pueda perdonar a toda la gente que me 
ha ofendido, y que le pueda enviar mi amor a ellos…….. 
y para que ellos me perdonen también……. 
Señor…… cura las heridas que yo mismo me he causado por falta de perdón y 
de comprensión de mis hermanos……. 
Sáname Señor…… 
Purifica mi alma…. de modo que pueda sentir que no  tengo ningún resentimiento contra ninguna persona…. o contra mí…… o en contra Tuya…… 
Lléname con Tu Paz…… 
Satura mi ser con Tu Amor Divino, para deshacer las paredes del orgullo y del egoísmo……. 
Enséñame a amarte a Ti y a los demás…. como nunca he amado antes…….. 
Transfórmame en un sol de Amor Eterno……. para encender todos los corazones con los rayos tiernos del amor……. 
Sáname Señor……. 
Lléname con Tu Luz……. 
Lléname con Tu Amor…… 
Lléname con Tu Paz…… 
Amen………

Señor Jesús, vengo humildemente ante tu cuerpo crucificado, allí donde tu recibiste todas las consecuencias de nuestro pecado, nuestras enfermedades, nuestras debilidades y la muerte.

Señor Jesús, en tu santo nombre humildemente imploro tu misericordia y te pido por los méritos de tu pasión, agonía y muerte, y por los méritos de las penas del Inmaculado corazón de María, que me sanes, que sanes a N.N., no tengas en cuenta muestro pecado, sino la fe de tu Iglesia. 

Señor Jesús, tu eres el mismo ayer, hoy y siempre, en tu santo nombre te pido, que pases con tu mano santa sanando mis dolencias, ungiéndome con tu espíritu, tu conoces mi problema, sáname Señor Jesús. Sana a N.N.

Señor Jesús, tu eres el Dios que nos sanas, hoy me despojo de mi enfermedad y te la entrego a ti en tu santo nombre , para que dispongas de acuerdo a tu misericordia, que no sea mi voluntad, sino la tuya, haz tu trabajo Señor para la gloria de tu Santo Nombre.

Sáname Señor Jesús por el poder de tu nombre , sáname Señor por los méritos de tus santas heridas, sáname Señor por los méritos de tu preciosa sangre derramada por nuestros pecados, sáname Señor. Sana a N.N.

Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Pongo toda mi confianza en ti, porque tu tienes todo el poder de sanarme, porque eres nuestro Dios misericordioso con caridad inigualable, porque me amas y hoy haz traído la salvación a mi casa. 
Gracias Señor Jesús por tu santo nombre , gracias Señor Jesús, gracias Señor Jesús. Gracias Virgen María por tu intercesión. Gracias Señor Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.


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