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Benedicto XVI nos Previno sobre estas cosas que Iban a Pasar en la Iglesia

Hoy muchos católicos, preocupados por la mantención del depósito de la fe de los apóstoles, están confundidos.

No logran comprender del todo como se ha producido este gigantesco cambio moral en la sociedad.

Cómo el laicismo radical está ganando batalla tras batalla.

Y cómo la Iglesia está asumiendo la agenda laicista del mundo rápidamente.

Sin embargo las explicaciones la podemos encontrar en lo que profetizó Joseph Ratzinger desde la década de 1950.

benedicto xvia aspergendo agua bendita

Su advertencia es: en occidente el Estado está empujando hacia una agenda secular de cambio moral y cultural.
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Y esa agenda está tirando para afuera a la Iglesia, no sólo de la plaza pública, sino de la cultura.
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Por lo que la amenaza a la libertad religiosa es muy real.
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Y que la Iglesia se está convirtiendo en una comunidad de paganos.

A pesar de todas estas advertencias de Benedicto XVI vemos a la Iglesia cada vez más comprometida con las políticas del laicismo occidental.

Una de ellas es el compromiso con las políticas medioambientales de la ONU y otra con sus políticas migratorias.

Probablemente pasen décadas antes que entendamos el gran legado que nos dejó Benedicto XVI.

Fue el Papa reflexivo que se necesitaba en ese momento.

Para interpretar lo que está detrás del estado secular cada vez más agresivo

Que se ha empeñado en una reingeniería social, que usa un doble discurso.

Y que es ampliamente comunicado por los medios de comunicación del sistema.

   

LA AMENAZA DEL LAICISMO RADICAL AL TESTIMONIO DE LA IGLESIA

En enero de 2012, el Papa Benedicto se dirigió a los obispos estadounidenses de Baltimore, Washington y la Arquidiócesis para los Servicios Militares durante su visita ad limina a Roma, diciéndoles:

«Es imprescindible que toda la comunidad católica de los Estados Unidos se de cuenta de las graves amenazas al testimonio público moral de la Iglesia presentadas por un laicismo radical que se manifiesta cada vez más en el ámbito político y cultural.

La gravedad de estas amenazas deben ser claramente apreciadas en todos los niveles de la vida eclesial.

Especialmente preocupantes son ciertos intentos que se realizan para limitar la más apreciada de las libertades americanas: la libertad de religión»

Más o menos al mismo tiempo el Papa estaba advirtiendo a los obispos de Estados Unidos (y, de forma indirecta, todos los estadounidenses) sobre la amenaza a la libertad religiosa de los secularistas radicales, como los intentos  del Departamento de Salud y Servicios Humanos de la administración Obama.

Ese mismo enero, la secretaria del HHS, Kathleen Sebelius, pronunció un mandato a todas las instituciones religiosas – especialmente a las universidades y los hospitales católicos – que tendrían que proporcionar anticonceptivos abortivos y esterilización en sus planes de seguros.

El mandato HHS no es un hecho aislado, sino parte de una campaña más grande.

Está extendida por la mentalidad secular en Europa y América para reducir la presencia e influencia del cristianismo en el mundo hasta que finalmente desaparezca de la historia, invirtiendo así los efectos de los 2000 años de evangelización de la Iglesia.

   

COMPRENDER LO QUE SUCEDE Y LUEGO EVANGELIZAR

El llamado del Papa a una Nueva Evangelización – que redoble los esfuerzos del Papa Juan Pablo II – fue hecho para hacer frente a esta amenaza muy real.
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El destino de la Iglesia en el tercer milenio depende en gran parte de nuestra respuesta a la secularización activa que tanto ha hecho para borrar el cristianismo durante los dos últimos siglos del segundo milenio.

Para responder con oración, tenemos que comprender el alcance real de la amenaza secular.

Benedicto es un hombre muy leído en la historia, y así él entiende muy claramente que la secularización agresiva ha ido ganando terreno político desde los horrores de la brutal descristianización durante la Revolución Francesa.

Ocurrió en Francia; ocurrió en Rusia y en los satélites soviéticos; ocurrió de otra manera con la imposición de la pseudo-religión del nazismo que se hizo cargo de su tierra natal, Baviera; y continúa en la actualidad en todas las democracias liberales de Europa.

Y, como el Papa advirtió, la secularización ha llegado a los Estados Unidos de América.

Se retiran los Diez Mandamientos. No hay lectura de la Biblia en las escuelas.
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Ninguna oración pública.  No hay «Feliz Navidad».
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Se afirma el «matrimonio gay».

Y hay una exigencia perentoria:

«Tú debes participar en la revolución sexual».

 

DOBLAR LA RODILLA ANTE EL ESTADO

El mensaje de todo el laicismo radical tal es claro:

«Tú tienes que doblar las rodillas ante el Estado».

El Estado laico a menudo pone el mensaje en términos más acogedores, términos que deben sonar como una tentación muy familiar:

«Si tu doblas la rodilla delante de mí, entonces yo te daré todo el esplendor y placeres del mundo».

El laicismo es, por definición, la afirmación de este mundo y el rechazo del otro.
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Está históricamente arraigada en un materialismo que niega la existencia de Dios, los ángeles, el alma y la vida futura.
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Su fundamento es «el espíritu mundano» que es la fuente de antagonismo del laicismo a la Iglesia.

Como el Papa Benedicto XVI ha advertido, este antagonismo está a menudo disfrazado de la benefactora afirmación de la pluralidad.

Pero cuando secularistas contemporáneos predican la tolerancia, practican lo que el Papa ha llamado una «tolerancia negativa»:

una «nueva intolerancia», a través de «las normas de pensamiento que se supone que deben imponerse a todo el mundo» – lo que en Estados Unidos llaman «lo políticamente correcto».

El resultado, ha señalado el Papa, es en realidad:

la «abolición de la tolerancia, pues significa, en definitiva, que la religión, que la fe cristiana, ya no se permite que se exprese visiblemente«.

Ese resultado es, por supuesto, el verdadero objetivo de la laicidad: la eliminación del cristianismo de la cultura.

benedicto xvi en casa de efeso

   

PROMOCIÓN DEL RELATIVISMO

La afirmación aparentemente benéfica de la pluralidad tiene, como el Papa Benedicto XVI ha señalado, una manifestación más profunda – la promoción del relativismo.

El relativismo dice con una sonrisa amable:

«Vamos a afirmar todos los puntos de vista como igualmente buenos; todas las maneras de vivir como igualmente admirables.

Todos los pensamientos como igualmente verdaderos«.

Pero oculto bajo el guante de terciopelo de esta afirmación está a menudo una mano de hierro dispuesta a imponer lo que el Papa ha llamado con razón «la dictadura del relativismo».

Como advirtió el cónclave que acabaría de elegirlo para el papado,

«Estamos avanzando hacia una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que tiene como su más alta meta su propio ego y sus propios deseos».

Ese «egoísmo» es inherente a la negación secular de Dios y la reducción materialista del bien y del mal al placer personal físico y al dolor.

Sin Dios para definir el bien y el mal, la gente se vuelve a sus pequeños dioses propios, creando sus propias reglas morales que maximicen este mundo de satisfacciones.

   

EL LLAMADO DE BENEDICTO XVI

En respuesta, el Papa Benedicto XVI ha hecho un llamamiento

«para un laicado católico comprometido, articulado y bien formado, dotado de un fuerte sentido crítico de la cultura dominante.

Y con el coraje para hacer frente a un secularismo reductivo que deslegitima a la Iglesia para participar en el debate público sobre las cuestiones que están determinando el futuro de la sociedad».

Esa llamada fue dada directamente a los obispos de Estados Unidos que lo visitaron en enero de 2012 como una tarea esencial de la nueva evangelización, que incluye también

«Una articulación convincente de la visión cristiana del hombre y de la sociedad», como la verdadera alternativa al secularismo radical.

Un llamado que es para todos los católicos de todo el mundo.

benedicto xvi ratisbona 2006

   

MAGNÍFICO ALEGATO DE BENEDICTO XVI SOBRE LOS “VALORES NO NEGOCIABLES” DE LOS SEXOS Y LA FAMILIA

En diciembre del 2012 Benedicto XVI dio el tradicional discurso papal previo a la Navidad dirigido a la Curia romana.

Pero se dirigió en realidad a toda la Iglesia y al mundo.

Habló de la crisis en la familia y de la “nueva filosofía de la sexualidad”, pidiendo la defensa de “los valores no negociables”.

La ideología de género, es uno de los desafíos más serios que la Iglesia se ha enfrentado en su historia.
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Y no sólo la Iglesia, porque la ideología de género pone en peligro a toda la sociedad y subvierte la persona humana.

Se trata de una rebelión contra Dios. Criticó la idea que los sexos sean el producto de la sociedad y del individuo y defendió la familia constituida por el padre, la madre y los hijos.

   

LA CUESTIÓN DE LA FAMILIA TIENE QUE VER CON LA CUESTIÓN MISMA DEL SER HUMANO 

Con el rechazo de los vínculos duraderos, añadió el Pontífice,

desaparecen también las figuras fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre, el hijo.

Decaen dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona humana”.

En nombre de la filosofía de “género”, el ser masculino y femenino se convierte en un producto de la decisión del individuo.

“Si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad pre establecida por la creación”.

Tenemos en primer lugar la cuestión sobre la capacidad del hombre de comprometerse, o bien de su carencia de compromisos.

¿Puede el hombre comprometerse para toda la vida?

¿Corresponde esto a su naturaleza?

¿Acaso no contrasta con su libertad y las dimensiones de su autorrealización?

benedicto xvi

   

CON LA DESAPARICIÓN DE LOS LAZOS DESAPARECEN EL PADRE Y LA MADRE

Benedicto XVI ha dicho que

el hombre sólo logra ser él mismo en la entrega de sí mismo, y sólo abriéndose al otro, a los otros, a los hijos, a la familia.

Sólo dejándose plasmar en el sufrimiento, descubre la amplitud de ser persona humana.

Con el rechazo de estos lazos desaparecen también las figuras fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre, el hijo; decaen dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona humana”.

“Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres”.

   

UNA NUEVA FILOSOFÍA DE LA SEXUALIDAD

Y cita una afirmación de Simone de Beauvoir que se ha hecho famosa: «Mujer no se nace, se hace» (“On ne naît pas femme, on le devient”).

“En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema ‘gender’ (género) como una nueva filosofía de la sexualidad.

“Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía”.

Benedicto XVI advierte que se trata de una falacia:

“La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente.
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El hombre niega tener una naturaleza pre constituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano.
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Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear”.

Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creado por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana.

Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado.

Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna.

Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: ‘Hombre y mujer los creó’ (Gn 1,27).

No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que ahora ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto.

Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen.

El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad”.

La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo.
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En la actualidad, existe sólo el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya.
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Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente”.

“Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad preestablecida por la creación.

Pero, en este caso, también la prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular dignidad que le es propia”.

benedicto xvi paseando por castelgandolfo

   

Y ASÍ SE LLEGA A LA NEGACIÓN DE DIOS

“Allí donde la libertad de hacer se convierte en libertad de hacer por uno mismo, se llega necesariamente a negar al Creador mismo.

Y con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser”.

En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo.
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Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre.
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Quien defiende a Dios, defiende al hombre”.

También Ratzinger hizo profecías sobre la Iglesia que hoy se cumplen.

   

LA PROFECÍA DE RATZINGER SOBRE LA IGLESIA

En el año 1969 hacía tres años que había finalizado el Concilio Vaticano II.

Y el teólogo padre Joseph Ratzinger hizo unas profecías sobre la Iglesia Católica que se están materializando ahora.

Pensando en occidente, él previó una implosión de la Iglesia, en medio de conflictos y luego de una crisis de achicamiento, profetiza un resurgir renovada.

“El futuro de la Iglesia puede y va a surgir de aquellos cuyas raíces son profundas y que viven de la plenitud pura de su fe.

No surgirá de aquellos que se acomodan solo al momento que pasa…”

En otras palabras, el catolicismo liberal, el catolicismo progresista que se adapta a los dictados del mundo secular, será el que sufrirá más.

Y hoy vemos en todas las denominaciones cristianas, que quienes se han alejado más de las doctrinas tradicionales de los apóstoles, son los que decrecen más en número de fieles. Ver aquí.

Por otro lado, las órdenes católicas más conservadoras y de clausura han sufrido menos la crisis que aquellas que se abrieron al mundo.

Ratzinger además dice que,

“El futuro de la Iglesia, una vez más como siempre, será reformado por los santos, por los hombres cuyas mentes son más profundas que las consignas del día”.

“Lo que quedará será la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia que cree en el Dios que se hizo hombre y nos promete vida más allá de la muerte”.

Y aún Ratzinger abunda más,

El tipo de sacerdote que no es más que un trabajador social puede ser reemplazado por el psicoterapeuta y otros especialistas…”

Este era una advertencia – y sigue siéndola – para aquellos que quieren convertir a la Iglesia en una ONG que trabaje por la justicia social.

Los sectores católicos que se jugaron más a esta estrategia casi desaparecieron, como por ejemplo la Teología de la Liberación.

“A partir de la crisis de hoy, surgirá la Iglesia del mañana, una Iglesia que ha perdido mucho…

Se volverá pequeña y tendrá que comenzar de nuevo más o menos desde el principio.

Ya no podrá habitar en muchos de los edificios que construyó en prosperidad…”

Y esto ya se ve en EE.UU. y en Europa las diócesis están en un estado de declive controlado, fusionando parroquias y vendiendo edificios porque van cada vez menos fieles a misa.

Este proceso solo empeorará en los próximos años,

Y continúa Ratzinger con su profecía,

“A medida que el número de sus adherentes disminuye, perderá muchos de sus privilegios sociales…”

Esto ya pasa.

La Iglesia católica no solo ha perdido casi toda su influencia política, sino que los propios católicos están cada vez más marginados en la sociedad.

El sólo mencionar que una persona es católica hoy le cierra puertas laborales en occidente, especialmente en EE.UU. y Europa.

Esto también empeorará porque vemos crecer la idea que  fe católica «peligrosa» y fomentadora de odio.

Y respecto a la Iglesia que emerja renovada de esta crisis Ratzinger predice:

“La Iglesia será una Iglesia más espiritual, no presumiendo de un mandato político, sin coquetear con la izquierda como con la derecha…”

“Será difícil para la Iglesia, porque el proceso de cristalización y clarificación le costará mucha energía valiosa.

La hará pobre y hará que se convierta en la Iglesia de los mansos”.

“Uno puede predecir que todo esto tomará tiempo.

El proceso será largo y agotador, como lo fue el camino del falso progresismo en vísperas de la Revolución Francesa, cuando un obispo podría ser considerado inteligente si se burlaba de los dogmas e incluso insinuaba que la existencia de Dios no era segura en absoluto”.

Esto predice las luchas internas en la Iglesia, que ya estamos viendo entre cardenales y obispos.  

“Pero cuando la prueba de este tamizado haya pasado, un gran poder fluirá de una Iglesia más espiritualizada y simplificada.

Los hombres en un mundo totalmente planificado se encontrarán indeciblemente solos.

Si han perdido completamente de vista a Dios, sentirán todo el horror de su pobreza.

Entonces descubrirán la pequeña bandada de creyentes como algo completamente nuevo.

Lo descubrirán como una esperanza que es para ellos, una respuesta para la cual siempre han estado buscando en secreto…”

Una vez que la Iglesia sea revivida y renovada, ya no importará qué tamaño tenga, porque muchos dentro del mundo secular comenzarán a tomarla en serio otra vez.

Ahí es cuando la Nueva Evangelización comenzará en serio.

Joseph Ratzinger con Peter Seewald su biógrafo

  

LA IGLESIA CONVIRTIÉNDOSE EN UNA COMUNIDAD DE PAGANOS

Joseph Ratzinger escribió en 1958, a la edad de 31 años, su ponencia de que los católicos se estaban convirtiendo en una comunidad de paganos.

Esto fue una década antes que la revolución sexual barriera la ley natural.

Y esto ha tenido un terrible efecto dentro de la Iglesia, sobre lo cual Ratzinger ha hablado más entre líneas luego que en profundidad.

Tal vez para no confrontar con las jerarquías obispales en todo el mundo.

Porque hoy vemos que cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos se hacen eco de las consignas de la cultura dominante.

El caso más claro es asumir que el calentamiento global y las migraciones son los temas más importantes para la militancia de la Iglesia.

Cuando la Iglesia ha sido instituida para salvar almas. Y éste es el discurso que debería ser central.

Además hay temas aún más importantes como la defensa de la vida y de la ley natural, sobre lo que hoy faltan promoción y catequesis.

Paralelamente vemos que aquellos que aún sostienen los valores centrales de la fe en estos dos mil años son tildados de rígidos.

Y que universidades católicas y teólogos dan una aprobación sofisticada a las proposiciones de la cultura dominante.

Argumentando que lo que Dios reveló en el pasado está aprisionado por la mala interpretación histórica.

Y que la buena interpretación debe hacerse en cada situación histórica.

Parecería que ciertos líderes de la Iglesia han abierto la canilla permitiendo que los fieles elaboren tranquilamente sus racionalizaciones para asumir la cultura del mundo.

Y se han convertido en files custodios del pasaje de un cristianismo contracultural a uno acomodado a los valores del mundo.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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La religión oficial del secularismo es comparable a la ley sharía

Oscura profecía del cardenal George sobre Estados Unidos.
Un arzobispo católico dijo esta semana que Estados Unidos ha formado de manera efectiva su propia «religión de Estado» – una basada en los ideales seculares «progresistas», pero aplicada en algunos casos con la misma saña que la ley de la sharia.

 

cardenal george

 

El cardenal Francis George, arzobispo de Chicago, escribió en su columna semanal diocesana que, sobre todo cuando se trata de la sexualidad, los católicos se enfrentan ahora a «una crisis de fe» cuando se trata de elegir la obediencia a la fe, o la obediencia al Estado:

En los últimos años, la sociedad ha traído la aprobación social y legislativa a todo tipo de relaciones sexuales que antes se consideraban «pecaminosas». Desde la visión bíblica de lo que significa ser humano, se nos dice que no toda la amistad o el amor se puede expresar en el plano de las relaciones sexuales, la enseñanza de la Iglesia sobre estos temas es ahora evidencia de intolerancia para los que defienden el derecho civil e incluso lo imponen. Lo que antes era una norma de vivir y dejar vivir se ha convertido en una exigencia para su aprobación. La «clase dominante», los que conforman la opinión pública en la política, en la educación, en las comunicaciones, en el entretenimiento, están utilizando la ley civil para imponer su propia forma de moral en todo el mundo. Se nos dice que, incluso en el matrimonio en sí, no hay diferencia entre hombres y mujeres, aunque la naturaleza y nuestros propios cuerpos evidencian claramente que los hombres y las mujeres no son intercambiables a voluntad, en la formación de una familia. Sin embargo, aquellos que no se ajustan a la religión oficial, se nos advierte, colocan su ciudadanía en peligro.

Cuando el caso reciente sobre la objeción religiosa a una disposición de la Ley de Cuidado de Salud se decidió en contra de la religión del Estado, el Huffington Post (30 de junio de 2014) planteó «las preocupaciones sobre la compatibilidad entre ser católico y ser un buen ciudadano.» Esta es no la voz de los nativistas que lucharon contra la inmigración católica en la década de 1830. Tampoco es la voz de los que quemaban conventos e iglesias en Boston y Filadelfia una década más tarde. Tampoco es la voz del Partido Know-Nothing de los años 1840 y 1850, ni del Ku Klux Klan, que quemó cruces antes de las iglesias católicas en el Medio Oeste después de la guerra civil. Es una voz más sofisticada que la de la Asociación Protectora de América, cuyos miembros se comprometieron a nunca votar por un católico a un cargo público. Se trata, más bien, de la voz “correcta” de algunos miembros del establishment estadounidense que se consideran «progresistas» e «iluminados».

El Cardenal George pasó a hacerse eco también de las palabras del Papa Francisco instando a los católicos a «nadar contra la corriente» de la pecaminosidad impuesta por el Estado y permanecer fieles a la enseñanza de la Iglesia. Sin embargo, reconoció que la obediencia a Dios puede venir con un precio muy alto, que algunos católicos han estado dispuestos a pagar:

Nadar contra la corriente significa limitarse el acceso a posiciones de prestigio y poder en la sociedad. Esto significa que aquellos que eligen vivir por la fe católica no serán acogidos como candidatos políticos a la oficina nacional, no se sentarán en los consejos editoriales de los principales periódicos, no estarán en casa en la mayoría de las facultades de la universidad, no tendrán una carrera exitosa como actores y animadores. Tampoco sus hijos, que también serán sospechosos. Puesto que todas las instituciones públicas, sin importar quién las opere, serán agentes del gobierno y conformarán sus actividades a las exigencias de la religión oficial, la práctica de la medicina y el derecho se hará más difícil para los fieles católicos. Ya significa en algunos Estados que los que manejan las empresas deben alinear sus actividades con la religión oficial o ser multados, como los cristianos y los Judios son multados por su religión en los países que se rigen por la ley sharia.

Pero el cardenal instó a los católicos a no perder la esperanza, diciendo que hay «mucha gente buena y fiel», incluso dentro de la clase dominante, que no desea ver a Estados Unidos transformarse en «una iglesia falsa.»

El Cardenal George también recordó a los fieles la promesa hecha por Jesús en las Escrituras.

Cuando Cristo regrese en gloria para juzgar a vivos y muertos, la iglesia, de alguna forma reconocible, a la vez católica y apostólica, estará allí para reunirse con él. Pero no existe tal garantía divina para ningún país, cultura o sociedad de esta o de cualquier época.

Para leer el resto de la alocución del Cardenal George, haga clic aquí.

Fuentes: Life Site News, Signos de estos Tiempos

 

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Los múltiples problemas del catolicismo y sus nuevos retos mundiales [2011-07-06] SdeT

“El mayor problema de la Iglesia es su secularización interna”, diagnostica Carriquiry, el principal laico del Vaticano. “La Iglesia se encuentra atacada por dos extremos opuestos: la dictadura del relativismo y en Oriente el fundamentalismo”

Guzmán Carriquiry, uruguayo, secretario de la Comisión Pontificia para América Latina y hasta hace poco subsecretario del Pontificio Consejo de Laicos, es el laico de posición más elevada en la Curia Vaticana. El lunes se sometió en Barcelona a una maratoniana sesión en el curso «Situación y perspectivas del catolicismo en el mundo», que empezó a las 17.30 y acabó a las 23.00 h, después de una cena coloquio. Durante todo ese tiempo expuso su análisis de la Iglesia actual y de los tiempos del post-concilio, y respondió con paciencia y resistencia envidiable a mil y una preguntas de los participantes del curso, incluyendo a numerosos miembros de la asociación E-Cristians y a profesores de la Universidad Abat Oliba, que acoge el seminario.

Carriquiry analizó las dificultades de la Iglesia después del Concilio Vaticano II, con sus alas descontentas: los tradicionalistas, que no aceptan el Concilio en plenitud, especialmente por su doctrina sobre la libertad religiosa, y los que en el otro extremo se encomiendan a un «para-concilio», un «espíritu del concilio» que no tiene nada que ver con el Concilio real.

Por otra parte, la Iglesia en el mundo se encuentra atacada por dos extremos opuestos: la dictadura del relativismo, que va ligada a un laicismo intolerante con lo religioso, sobre todo en Occidente, y en Oriente el fundamentalismo, especialmente el islámico (también el ideológico comunista, en China), que no permite la libertad religiosa. Entre ambas posturas, la Iglesia ofrece una vía beneficiosa para todos: la laicidad positiva. «Que el Estado acepte la pluralidad; hoy la Iglesia solo pide al Estado libertad: para vivir, para educar, para participar en la vida pública, para asociarse, para el culto, para ejercer su misión evangelizadora», aseguró Carriquiry.

Pero en Occidente, pese a las mil normas que limitan y acosan la presencia pública del cristianismo y erosionan la familia y los valores cristianos, según este veterano laico en el Vaticano, «el mayor problema de la Iglesia es su autosecularización interna».

Citando al filósofo McIntyre, recordó que incluso en las épocas más oscuras de la Edad Media, durante las invasiones bárbaras, los cristianos generaron comunidades, como los monasterios benedictinos, que vencieron a la barbarie custodiando otra forma de vivir, atrayente… «La mayor potencia de la Iglesia nunca se ha dado en el combate político, sino en el testimonio de vida, y eso requiere tiempo…»

¿Cuánto tiempo? Carriquiry citó de memoria a Joseph Cardijn, el sacerdote belga fundador de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) en los años 20 del siglo pasado: «por tu forma de vivir como cristiano, en un mes, tu compañero de trabajo en la fábrica ha de hacerse preguntas sobre ti; y en tres meses debe preguntarte, atraído por tu estilo de vida, de ser».

Pero más allá de una primera impresión, Carriquiry cree que la clave para el éxito del cristianismo está en el concepto de vida comunitaria. Y lo relacionó con la Jornada Mundial de la Juventud, que por su paso en el Pontificio Consejo de Laicos -del cual dependen las JMJs- conoce mejor que nadie.

«Yo debo ser la única persona de la Iglesia que ha estado en TODAS las JMJs, desde la de 1984 hasta la de Madrid«, aventuró con satisfacción. «Sus frutos son innegables, los hemos constatado muchas veces: vocaciones, conversiones, testimonios… son abundantísimos. Pero a mí me preocupa el `día después´ de la JMJ… A todos esos jóvenes que han tenido ardor, fuego, la experiencia de Dios, el entusiasmo… ¿quién les va a acompañar? ¿Qué sacerdotes, movimientos, directores espirituales? ¿Cómo integrarán esos sentimientos los jóvenes en su vida cotidiana, fría, dura? Es necesario incorporar a esos jóvenes a comunidades donde vayan a seguir viviendo el mismo entusiasmo«, propuso.

E insistió en que «la Iglesia ha de reconstituir las comunidades cristianas para que cada comunidad sea una escuela de oración y de libertad«. «En la JMJ se hace una gran siembra, pero lo sembrado luego hay que cultivarlo», añadió.

Preguntado por el tema de las vocaciones en el mundo, afirmó: «yo no sé por qué hay pocas vocaciones, con lo hermoso que es seguir a Dios. El seminario de Barcelona tiene pocas vocaciones, pero el de Terrassa, que está cerca, tiene más que el de Barcelona. No falla la Gracia de Dios, fallarán otras cosas«, dejó caer sin especificar más.

«Hoy vivimos la parábola de la oveja perdida pero invertida: hay 99 fuera y solo una en el redil, y el cura debe salir a buscarlas, a las calles, tocar a las puertas, en las casas, los bares, las clínicas… ¡nos falta esa urgencia que brota de la gratitud, esa voluntad de compartir lo que nos llena de alegría!»

¿UN NUEVO CONCILIO? NO…

Carriquiry también se mostró en contra de la eficacia de convocar un nuevo concilio, un Vaticano III. «El anterior Concilio se celebró en una época de crecimiento económico, de progreso técnico, la gente estaba llena de optimismos y utopías, y los países y reglamentos internacionales aún tenían bases de un iusnaturalismo secular… Pero hoy todo eso ha cambiado. Cuando lees la segunda parte de la Gaudium et Spes de esos años, con sus juicios prudenciales sobre familia, política… ves cosas interesantes, importantes, pero notas que el escenario es distinto hoy.

La Iglesia no se embarcará en una aventura tan gigantesca como un Concilio Vaticano III, con tantos temas irresueltos. No estamos en condiciones, creo. Sería mejor tratar otros temas previos, como la unidad con los ortodoxos, quizá con un Gran Sínodo sobre la Unidad. Benedicto XVI no se ha pronunciado sobre un tercer Concilio vaticano pero es evidente que piensa más o menos como yo he dicho».

INTERNET EN EL VATICANO

Carriquiry admitió además la importancia de Internet en nuestros días incluso en la Curia. «Lo primero que hago yo cada mañana al llegar a mi despacho es abrir el ordenador y consultar las noticias de Agencia Zenit. Y un par de veces a la semana, me leo algunos blogs que no sé cómo están informados, asombrosamente bien, de los nombramientos, cargos, pasillos… Sandro Magister, Paolo Rodari, Andrea Tornielli, los vaticanistas. El encuentro de 350 bloggers recientemente en el Vaticano fue interesantísimo», explicó Carriquiry.

EL RETO DE LA POLÍTICA: «LOS CRISTIANOS SOMOS IRRELEVANTES»

En el debate que se entabló, el ex político, presidente de E-Cristians y miembro del Pontificio Consejo de Laicos, Josep Miró i Ardèvol, señaló que la Iglesia ofrece una buena enseñanza sobre política… pero que no hay ningún interlocutor para encarnar ni acoger esas enseñanzas. No existe, por ejemplo, la Democracia Cristiana, como sí existía con fuerza durante el Concilio Vaticano II o durante el inicio y creación de la Unión Europea.

Hoy, en cambio, aunque la UE está gobernada casi toda por la derecha o el centro derecha, la Iglesia y sus valores no son escuchados apenas. Miró puso el ejemplo reciente de Hungría, que lanzó una campaña provida, a favor de reducir el aborto… y fue amonestada por la Comisaria de Justicia de la UE porque afirmaba que «esos no son los valores europeos». ¿De qué sirve una magnífica enseñanza sociopolítica si no hay interlocutor en política, si los partidos (ni siquiera los de centro-derecha) no quieren prestar atención ni aprender de ello?

Carriquiry no se anduvo con disimulos en su respuesta: «efectivamente, hoy los cristianos, distribuidos en muchos grupos y partidos, somos irrelevantes e insignificantes en todas partes», admitió. «En los años 60 el Magisterio quería frenar la hiperpolitización de los grupos cristianos, y hoy en cambio Benedicto XVI no cesa de pedir una y mil veces a los cristianos que se comprometan en la vida política», señaló. «A mí no me gusta la unidad en un solo bloque católico de los políticos, pero sí querría una mayor convergencia. Quizá, como en Italia, basta una transversalidad en la que cristianos de centro, izquierda y derecha se unan y plantean cara a sus partidos en temas clave de ética y moral. Pero la Iglesia no ha reflexionado aún lo suficiente sobre este llamado a formar a católicos para la política».

El seminario «Situación y perspectivas del catolicismo en el mundo» se sigue impartiendo toda esta semana en la Universidad Abat Oliba, con la participación de personalidades como el catedrático de física David Jou, el subdirector de La Vanguardia Enric Juliana, el magistrado del Tribunal Constitucional Eugeni Gay y una conferencia de clausura el viernes sobre «Tendencias en la Iglesia católica» también a cargo de Guzmán Carriquiry.

Fuente: Pablo J. Ginés para Forum Libertas


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