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El 13 de mayo, en Cova da Iría, se consagró el pontificado de Francisco a la Virgen de Fátima [13-05-13]

Al igual que lo hicieron los últimos papas.
El pontificado del papa Francisco fue consagrado el lunes 13 de mayo a la protección a la Virgen María, en una misa que se realizó en el santuario de Fátima. La misma fue realizada por el cardenal patriarca de Lisboa, José Policarpo, unido a los obispos presentes, mayoritariamente portugueses y ante casi unas 300.000 personas presentes en la explanada del santuario.

 

cardenal policarpo

 

Cerca de 570.000 personas fueron al Santuario de Fátima para los 96 años de su aparición, 300.000 el domingo y 270.000 el lunes. Entre los peregrinos que participaron del acontecimiento, más de 37.000 llegaron a pie, desde varios puntos del país. En los dos días se derritieron en el portavelas del santuario, más de 26 toneladas de velas, informó la agencia Lusitana.

TEXTO DE CONSAGRACIÓN DEL PONTIFICADO DEL PAPA FRANCISCO A NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

Fue leído por el cardenal patriarca de Lisboa, José Policarpo, al concluir la misa del 13 de mayo en el santuario de Fátima.

Estamos a vuestros pies los obispos de Portugal y esta multitud de peregrinos, en el 96 aniversario de vuestra aparición a los pastorcitos en la Cova de Iría, para dar cumplimiento al deseo del papa Francisco claramente expresado, de que os consagremos, Virgen de Fátima, su ministerio como obispo de Roma y pastor universal.

Así os consagramos Señora, a Vos que sois Madre de la Iglesia, el ministerio del nuevo papa: llenad su corazón de la ternura de Dios, que habéis experimentado como nadie, de manera que él pueda abrazar a todos los hombres y mujeres de este tiempo con el amor de vuestro hijo Jesucristo. La humanidad contemporánea necesita sentirse amada, por Dios y por la Iglesia. Solamente sintiéndose amada vencerá la tentación de la violencia, del materialismo, del olvido de Dios, de la pérdida del rumbo. Y será conducida por Vos a un mundo nuevo en el que el amor reinará.

Dadle el don del discernimiento, para saber identificar los caminos de la renovación de la Iglesia. Dadle el coraje para no dudar en seguir los caminos sugeridos por el Espíritu Santo, amparadle en las horas duras del sufrimiento, a vencer en la caridad las probaciones que la renovación de la Iglesia le traerá. Estad siempre a su lado, pronunciando con él aquellas palabras que bien conocéis: “Yo soy la Sierva del Señor, hágase en mi según Tu palabra”.

Los caminos de renovación de la Iglesia nos llevan a redescubir la actualidad del mensaje que le habéis dejado a los pastorcillos: la exigencia de la conversión a Dios que ha sido tan ofendido, porque tan olvidado. La conversión es siempre un regreso al amor de Dios. Dios perdona porque nos ama. Es por esto que su amor se llama misericordia. La Iglesia protegida por Vuestra maternal solicitud y guiada por este pastor, tiene que afirmarse cada vez más como lugar de conversión y perdón, porque en en ella la verdad se expresa siempre en la caridad.

Vos indicasteis la oración como el camino decisivo de la conversión. Enseñad a la Iglesia que sois miembro y modelo, para que seamos cada vez más un pueblo orante, en comunión con el santo padre, el primero de los orantes de este pueblo y también en comunión silenciosa con el anterior papa, Su Santidad Benedicto XVI, que escogió el camino del orante silencioso, profundizando la Iglesia en los caminos de la oración.

En Vuestro mensaje a los pastorcitos, aquí en Cova de Iría, habéis puesto de relieve el ministerio del papa, “el hombre vestido de blanco”. Tres de los últimos papas fueron peregrinos de vuestro santuario. Solamente Vos Señora, en vuestro amor maternal a toda la Iglesia, podéis poner en el corazón del papa Francisco el deseo de ser peregrino de este santuario. No es algo que le podamos pedir por otras razones. Solamente la complicidad silenciosa entre Vos y él lo llevará a sentirse atraído por esta peregrinación, en la certeza de que será acompañado por millones de creyentes, dispuesto a oír de nuevo Vuestro mensaje.

Aquí en este altar del mundo, el podrá bendecir a la humanidad, hacer sentir al mundo de hoy que Dios ama a todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo, que la Iglesia les ama y que Vos, Madre del Redentor, los conducís con ternura por los caminos de la salvación

+ JOSE, cardenal patriarca.

Presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa

MENSAJE DE FRANCISCO

Al concluir la eucaristía y después de la consagración del pontificado, el obispo de Leiria-Fátima, António Marto, leyó un mensaje que el papa Francisco envió para bendecir a los miles de peregrinos apiñados en la explanada, reportó el diario Jornal de Noticias.

«El santo padre –dijo el purpurado– manifestó su agrado por la iniciativa y su profundo reconocimiento porque se haya realizado su deseo, en unión de oración con todos los peregrinos de Fátima, a los cuales de corazón les concede la bendición apostólica».

El mensaje fue enviado por la Nunciatura apostólica en Portugal al cardenal José Policarpo, indica el diario portugués que además informa:

 “El cardenal patriarca de Lisboa le pidió a Nuestra Señora de Fátima, durante la consagración del pontificado, que le ayude a Francisco a renovar la Iglesia Católica”.

CONSAGRACIÓN DE LA JMJ DE BRASIL

El domingo por la noche, durante la procesión de las velas, el arzobispo de Río de Janeiro, Orani Tempesta, consagró a Nuestra Señora de Fátima, la Jornada Mundial de la Juventud que se realizará del 23 al 28 de julio próximo en Río de Janeiro. Y reiteró la invitación “a los jóvenes de todas las edades” para que participen del encuentro en Brasil.

Tambien dijo el purpurado dijo que:

Nos alegra y conforta, añadió el purpurado, “la especial atención y solicitud que los Papas de los últimos 50 años han demostrado por este suelo bendecido, transformándose en peregrinos de la Cova de Iría, para venir a pedir aquí a la Señora del Rosario protección para la Iglesia y la paz para el mundo”.

“Ahora –concluyó el purpurado– el papa Francisco, en continuidad con sus antecesores consagra el ministerio petrino a la Señora del Rosario de Fátima”.

Fuentes: Zenit, Signos de estos Tiempos

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Las razones reales por las que Francisco está haciendo las misas distinto que Benedicto XVI [2013-05-15]

No hay razón para estar preocupado.
Una de las críticas que se hacen a Francisco actualmente es sobre un posible abandono de los esfuerzos litúrgicos que tuvo Benedicto XVI, retrocediendo a una etapa anterior que marcaría el «final de la reforma de la reforma» de los cambios litúrgicos luego del Concilio Vaticano II. Pensar esto es leer mal lo que está sucediendo.

 

bergoglio y el cura villero padre pepe

 

Lo primero que deben entender los tradicionalistas es que por ser jesuita, Bergoglio no necesariamente debería ser un modernista, tal como últimamente los medios muestran a los miembros de la Compañía de Jesús; él es un jesuita clásico, de los de antes. Por lo tanto por aquí no va una posible intención de boicotear el renacimiento de la liturgia tradicional.

Por otro lado es claro que Francisco no es un liturgista y algunos piensan que su desconocimiento lo hace menos abierto a la liturgia más perfeccionada. Pero esa no parece ser la razón por la cual está haciendo misas más simples. La razón es otra.

Bergoglio, como lo sugirió desde el inicio de su pontificado, está preocupado por las periferias, porque como latinoamericano sabe que una cosa es lo que se hace y se puede hacer en Roma y en las catedrales de las grandes ciudades, y otra cosa la que se hace y se puede hacer en pueblitos marginales del interior de un país pobre o en zonas carenciadas.

En este sentido, está mostrando un estilo de misa que puede ser entendida y replicada en cualquier lado y de esta forma, unificando la liturgia.

MISA MÁS PARROQUIAL

Las misas de Francisco se centran más en el tema pastoral y en el relacionamiento con las personas que las misas de Benedicto XVI, que se centraban más en las técnicas y los conceptos litúrgicos, y en la teología.

Pero esto no implica que el papa Bergoglio abandone el ritual y la ceremonia, simplemente lo simplifica y lo hace más parecido a lo que la mayoría de los católicos encuentran cuando van a su parroquia

Es por eso que se ven menos recursos litúrgicos utilizados, más referencias a temas de la conducta concreta de los fieles y de los sacerdotes, o sea más referencias pastorales para la vida diaria de los fieles, y luego, un espacio especial para el acercamiento y el relacionamiento, cuando al final el Papa saluda a la concurrencia.

Y sobre todo los gestos, como por ejemplo hacer el lavatorio de pies en una cárcel de jóvenes, llevando él mismo, pastor principal de la Iglesia, la liturgia a las personas que están en peores condiciones; de nuevo la periferia.

En cambio las misas de Benedicto XVI eran más cargadas teológicamente, al igual que sus homilías, con más detalles litúrgicos  que las distanciaban de las misas que un párroco de una pueblito perdido en el interior de algún país sudamericano pudiera hacer, y sobre todo, el aspecto de relacionamiento con los fieles no era un foco en el papa Ratzinger

Estas diferencias entre ambos, no es descartable que estén también relacionadas con su ascendencia, Francisco es un latinoamericano de ascendencia italiana y Benedicto un europeo del norte, un alemán.

Pero sobre todo, están referidas a la historia de cada uno. Benedicto XVI es un teólogo, un profesor universitario, mientras que Francisco es un hombre pastoral y de gobierno de su grey.

LA LITURGIA EXTRAORDINARIA

Se ha sentido que Francisco no toma en cuenta la forma extraordinaria del rito de la misa. Pero probablemente lo que suceda es que no lo sienta como una prioridad, pero si lo acepta.

En Buenos Aires, el entonces cardenal Bergoglio no expresó interés en la forma extraordinaria del rito. Sin embargo, él no opuso resistencia a ella tampoco. Después que Summorum Pontificum hizo la misa tradicional disponible, de hecho, Buenos Aires es probablemente la ciudad latinoamericana con mayor número de misas celebradas en la forma extraordinaria.

Su falta de interés principal no es por hostilidad o indiferencia sino por  estar concentrado en una tarea mucho más ardua: asegurarse de que todos los fieles de su diócesis tengan acceso a una misa decente.

ASEGURARSE UNA MISA DECENTE

En América Latina, al lado de misas maravillosamente y cuidadosamente celebradas y asociadas a las principales devociones populares, los abusos litúrgicos están todavía vivos y constituyen un gran problema.

No es una situación de omitir o cambiar aquí y allá. Los problemas litúrgicos son mucho más graves. Consisten en eventos como sacerdotes y «concelebrantes» de la Misa con jóvenes al ritmo de canciones tropicales en Colombia, «consagrar» tortas con mermelada de Guayaba en Venezuela, una misa «reggae» en Panamá, o un sacerdote que celebra con ornamentos de Batman y Robin mientras tira chorros de agua bendita con una pistola de agua verde y roja en México.

Esto no es una exageración. Estos abusos están ocurriendo ahora.

Por lo tanto Francisco está mostrando un estilo de misa simple, que puede ser replicada y entendida en cualquier lugar, como si se estuviera empezando desde abajo.

ESPECIAL INTERÉS POR LOS SACERDOTES QUE PRESIDEN LAS LITURGIAS

Junto con el tema de la liturgia de las misas, el cardenal Bergoglio en Buenos Aires trató de cambiar la vida sacerdotal y sacramental en general.

Una de las transformaciones más importantes y exitosas de la arquidiócesis, con un impacto significativo en la liturgia, fue el enfoque del cardenal a los «curas villeros».

Las «villas miseria» es el nombre que los argentinos le dan a los barrios marginales de las grandes ciudades. A los curas villeros se dedicó especialmente en su ministerio pastoral, porque tienen la grand dificultad, de que además del empobrecimiento, generalmente el entorno es muy violento.

Nuevamente, vemos que Bergoglio se ocupa principalmente de las periferias, tratando de acercar a las ovejas que han quedado rezagadas.

Aunque llenos de celo pastoral, la mayoría de ellos fueron identificados con la teología latinoamericana de la liberación, que incorporó las ideas marxistas en el cristianismo como un medio indispensable para comprender y hacer frente a la injusticia social. Y, en general, tenían una actitud de rebeldía hacia la autoridad, liturgia incluida.

Jorge Bergoglio, como arzobispo de Buenos Aires, cambió por completo la dinámica de los sacerdotes y los barrios miserables que servían.

En los años 70, la mayoría de los obispos estaban en constante tensión con los curas villeros, y, de vez en cuando, uno de ellos era trasladado o eliminado por completo.

Por los años 90, los obispos los toleraban, pero cuando Bergoglio se convirtió en obispo auxiliar en Buenos Aires, lo cambió todo.

La diferencia era que el cardenal Bergoglio abrazó a los sacerdotes y su ministerio. Él los visitaba en sus villas miseria, los enviaba a descansar si estaban cansados ??y los reemplazaba él mismo en su parroquia durante unos días. Él personalmente cuidaba de ellos si estaban en la cama enfermos y de  sus necesidades particulares.

La única vez que retiró a un cura villero fue para protegerlo de un capo de la droga local que envió amenazas de muerte.

Y con la misma solicitud paternal que solía cuidar de sus sacerdotes, el arzobispo pidió que vuelvan a usar ropas sacerdotales, se abstuvieran de utilizar «batata o papa» en lugar de pan ácimo para celebrar la misa, y que usaran canciones de cancioneros cat;olicos más que canciones políticas o seculares.

Como se ve, los problemas litúrgicos son mucho más graves en la perferia de lo que un católico que concurre a misa en una catedral o en un templo importante de una gran ciudad puede suponer. Integrar la periferia de la iglesia a la corriente principal es lo que está buscando Francisco.

Fuentes: Alejandro Bermúdez para NCRegister, Signos de estos Tiempos 

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Un niño colombiano de tres años que celebra misa [13-05-09]

Conmueve al mundo.
Se llama Samuel Jaramillo, tiene solo 3 años de edad, y en lugar de imitar a algún personaje de ficción, su juego favorito es «celebrar Misa» vestido de sacerdote con los ornamentos litúrgicos que pidió de regalo por Navidad.

 

samuel jaramillo

 

El pequeño, huérfano de padre y madre, vive con su abuela y una tía en el barrio Belén, Medellín (Colombia), y su inocente juego cotidiano causa furor en las redes sociales, donde más de un millón de personas en visto las conmovedoras imágenes.

Según explicaron sus familiares a la prensa, en la última Navidad, Samuel no pidió juguetes, como la mayoría de niños de su edad, sino ropa «como la de un sacerdote» y los instrumentos para «celebrar» la Misa.

El niño sorprende por recitar la Misa de memoria con pausas, entonación y gestos de un experimentado sacerdote.

El sacerdote colombiano Daniel Monsalve, en una reflexión publicada en el diario El Colombiano, destacó «la pasión por lo que dice y la ternura que inspira» Samuel en los videos.

«Ante un mundo cambiante y ajeno, en ocasiones, al asunto religioso, este niño se presenta como un testimonio de amor hacia Dios y fascinación por las celebraciones sagradas, seguramente infundido por quienes cuidan de él y del sacerdote de su parroquia», escribió.

El presbítero aseguró que casos como el de Samuel «no solo deberían despertar el fervor religioso sino también servir como ejemplo para la promoción de vocaciones sacerdotales y religiosas, apoyadas siempre por el estímulo de las parroquias, seminarios y casas de formación».

La tía de Samuel, Elizabeth Rojas Arango, aseguró que «no es algo que le hayamos indicado ni tampoco nos mantenemos en la Iglesia», sin embargo Samuel va todos los domingos y martes a Misa junto a su abuela, Rosa Eva Arango.

Elizabeth subrayó que la decisión de subir el video de Samuel a internet no buscó «que se vuelva popular sino porque esto lo emociona a uno».

Samuel se sabe la oración del Credo de memoria, e incluso realiza su propia homilía.

Entrevistado por el canal de televisión colombiano RCN, el pequeño Samuel aseguró que él quiere ser sacerdote cuando sea grande.

Para el Padre Daniel Monsalve, al ver a Samuel «muchos quedarán en el asombro y podrán no pasar de más de un ‘Me gusta’ o ‘Compartir’, sin embargo, seguirá siendo Dios el que siga hablando a la humanidad desde la nobleza y humildad de sus más pequeños hijos, los predilectos del Reino de los cielos».

El sacerdote también remarcó el rol de los padres y familiares en la recta educación de los niños.

«Los padres y todos cuantos están al cuidado de los niños seguirán cumpliendo ese papel tan fundamental de ser testimonio y estímulo», aseguró.

Fuentes: ACI Prensa, Signos de estos Tiempos

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El Rosario del Papa Francisco y el diablo [13-05-05]

Con la creatividad y agudeza de siempre.
En la mañana el papa Francisco en Santa Marta habló de que con el diablo no se puede dialogar, porque nos odia y quiere caigamos en su trampa. Y por la tarde dirigió un Rosario en Santa María la Mayor, refiriéndose a María en su mes.

 

papa francisco saluda

 

No publicamos todas las homilías del Papa, pero estas parecieron importantes.

EL ROSARIO POR LA TARDE

En la tarde del 4 de mayo de Francis Papa se trasladó a Santa María la Mayor, donde quería presidir la recitación pública del Rosario. Ya en la audiencia general del primero de mayo, el Papa había hablado de «la importancia y la belleza de la oración del Santo Rosario», recomendando en este mes de mayo, mes de María, recitar «junto con la familia, los amigos, en Parroquia, también para hacer  la vida familiar más sólida».

El Rosario tiene un papel muy importante en la vida espiritual del Papa Bergoglio.  Poco después de ls Muetre se Juan pablo II, en 2005, el entonces cardenal Bergoglio dijo que fue el ejemplo del Papa Juan Pablo II, veinte años antes, determinante en el compromiso, que siempre mantuvo, de recitar todos los días lo que eran entonces los quince misterios del Rosario (veinte se convertirían con la introducción de los misterios de la luz en el año 2002).

El Beato Juan Pablo II – dijo en 2005 Bergoglio a la revista «Treinta Días» –

«estaba delante de todo el mundo de rodillas. El grupo era grande, vi al Santo Padre por la espalda y, poco a poco, me sumergí en la oración. No estaba solo: oré entre el pueblo de Dios al que yo pertenecía, y todos los que estaban allí, dirigidos por nuestro Pastor. En el medio de la oración, me distraje, mirando a la figura del Papa: su piedad, su devoción era un testigo».

«Y el tiempo se desvaneció, y empecé a imaginar al joven sacerdote, seminarista, al poeta, al trabajador, al hijo de Wadowice… en la misma posición en que estaba en ese momento, después de la oración del Ave María. Su testimonio me llamó la atención. He oído que el hombre elegido para dirigir la Iglesia, desanduvo el camino hasta su Madre del Cielo, un proceso que se inició desde su infancia. Y me di cuenta que tenía la densidad de las palabras de la Madre de Guadalupe a San Juan Diego, [1474-1548]: ‘No temas, ¿no soy tu madre?’. La presencia de María en la vida de testimonio del Papa no se perdió en un instante. Desde entonces recito todos los días los quince misterios del Rosario».

En Santa María la Mayor, el Papa meditó sobre el título con el que María es invocada por siglos en Roma: «Salus Populi Romani»«Salus» se refiere tanto a la salud y la salvación, y el título indica que «María nos da salud» e incluso «es nuestra salud.» Pero, ¿qué es lo que realmente quiere decir que «Nuestra Señora mantiene nuestra salud»? El Papa Francisco evocó «tres aspectos: nos ayudan a crecer, a enfrentarnos a la vida, a ser libres».

Por encima de todo,

«una madre ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por lo que los capacita para que no cedan a la pereza a no recostarse en una vida cómoda que se contenta con tener sólo cosas». 

Crecer significa ser «fuerte y capaz de asumir la responsabilidad, de participar en la vida, tendiendo a altos ideales».

Y la Virgen María «hace precisamente eso con nosotros, nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y no ceder a la tentación de ser humanos y cristianos no de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a esforzarnos más y más».

En segundo lugar, la Virgen nos enseña a:

«hacer frente a los desafíos de la vida. No se educa, no se cura la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La madre ayuda a los hijos a ser realistas en cuanto a los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a enfrentarlos con coraje, a no ser débiles, y saber cómo superarlos, en un sano equilibrio que una madre  siente entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Estas palabras están fuera de moda, pero siempre hay que recordar que una vida sin retos no existe y un niño o una niña que no pueden hacer frente a correr riesgos, es cobarde»

Pero no estamos solos.

María «está cerca de nosotros, para que nunca perdamos el valor frente a la adversidad en la vida, frente a nuestra debilidad, frente a nuestros pecados, nos da fuerza, nos muestra el camino de su Hijo».

Cuando en la cruz la confía a San Juan, en el que «todos estamos representados».

«El Señor nos ha confiado a las manos de María llenas de amor y ternura de madre, porque sentimos su apoyo para enfrentar y superar las dificultades de nuestro camino humano y cristiano».

Tercer punto:

«una buena madre no sólo acompaña a los hijos en su crecimiento, no evitando los problemas en los desafíos de la vida; una buena madre también ayuda a tomar las decisiones finales con la libertad».

Hoy, sin embargo, no está claro «lo que significa la libertad».

«No se trata – dijo el Papa – de hacer todo lo que se desea dominado por las pasiones, pasar de una experiencia a otra sin discernimiento, seguir las modas de la época; libertad no significa, por así decirlo, tirar todo no me gusta por la ventana. La libertad se nos da porque hacemos buenas decisiones en la vida».

María nos enseña no sólo a tomar buenas decisiones, sino «decisiones definitivas», precisamente las opciones de las que nosotros hoy tenemos miedo.

«¡Qué difícil es en nuestro tiempo – dijo el Papa – tomar la decisión final! Hay tanto que seduce. Somos víctimas de una tendencia que nos empuja a lo temporal… como si queríamos permanecer jóvenes para toda la vida».

En cambio, no hay que tener miedo de «los compromisos definitivos, los compromisos que involucran y afectan a toda la vida».

«Toda la existencia de María es un canto a la vida, un canto de amor a la vida, a la vida física y espiritual». En estas palabras hay un eco del «Rosario por la Vida» que el cardenal Bergoglio promociona en Buenos Aires como una oración pública en contra del aborto.

La negación de la libertad y de la vida no proviene solamente de la cultura dominante. Se trata de «tentaciones» que en última instancia vienen del diablo.

LA HOMILÍA DE LA MAÑANA EN SANTA MARTA

En su homilía en la Misa celebrada en la mañana en la capilla de la Domus Santa Marta, el Papa Francisco aseguró que no se puede dialogar con el diablo, “el príncipe de este mundo”.

“No puede haber diálogo con el príncipe de este mundo, ¡que esté claro!” remarcó, y señaló que “el diálogo proviene de la caridad, del amor. Pero con ese príncipe es imposible dialogar: uno solo puede responder con la Palabra de Dios, que nos defiende”.

“Así como (el diablo) hizo con Jesús, así hará con nosotros”, indicó el Papa. “’Solo mira’, dirá, ‘solo haz este pequeño fraude… es un asunto pequeño, realmente nada’, y así él comienza a llevarnos por un camino que es ligeramente desviado”, advirtió.

El papa Francisco señaló que la del demonio es una “mentira piadosa: ‘hazlo, hazlo, hazlo, no hay problema’ y comienza poco a poco, ¿siempre, no?”.

“Ustedes pueden preguntar ‘¿Padre, cuál es el arma para defendernos contra estas seducciones, de estas zalamerías, de estas tentaciones que el príncipe de este mundo ofrece?’. El arma es la misma arma de Jesús, la Palabra de Dios, no el diálogo, sino siempre la Palabra de Dios, y luego la humildad y la mansedumbre”.

El Santo Padre dijo que pensemos en Jesús, cuando le dan esa bofetada: ¡qué humildad! ¡qué mansedumbre! Él pudo haberlos insultado, ¿no?

 “Pensemos en Jesús en Su Pasión. Su Profeta dice: ‘como un cordero llevado al matadero’. Él no llora, en lo absoluto: humildad y mansedumbre. Estas son las armas que el príncipe y el espíritu de este mundo no toleran, porque sus propuestas son propuestas de poder mundano, propuestas de vanidad, propuestas de riquezas mal habidas”.

El Papa subrayó que:

“hoy Jesús nos recuerda de este odio que el mundo tiene contra nosotros, contra los seguidores de Jesús”, porque “Él nos ha salvado, nos ha redimido”.

El Santo Padre señaló que debemos permanecer como ovejas, “porque las ovejas son mansas y humildes”.

Al terminar su homilía, el Papa pidió a la Virgen María que “nos ayude a volvernos mansos y humildes, a la manera de Jesús”.

Fuentes: La Nuova Bussola Quotidiana, InfoCatólica, Signos de estos Tiempos

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El laicismo agresivo llega a Perú y el arzobispo Eguren lo considera “gravísimo” [13-05-03]

Orden de desterrar los símbolos religiosos en instalaciones públicas.
El Concytec, un organismo dependiente de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) de Perú obliga a sus trabajadores a retirar los objetos religiosos del lugar de trabajo. El arzobispo Eguren afirma que este episodio “marca el inicio de la discriminación de la fe en el Perú y su identidad católica”.

 

Peru_Gisella Orjeda, presidenta de Conytec

 

El Presidente del Instituto Solidaridad y Derechos Humanos (ISDEH), doctor Reynaldo Bustamante Alarcón, advirtió que la norma emitida por el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec), que prohíbe las imágenes religiosas en sus instalaciones, es “jurídicamente inválida y por eso debe ser rechazada”.

LA MEDIDA DEL CONCYTEC

La presidenta de Concytec (Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica), Gisella Orjeda, en un correo electrónico enviado recientemente a todos los trabajadores del organismo estatal, aseguró que ha visto:

“con preocupación la proliferación de imágenes religiosas en Concytec. Las que han aumentado al punto que visitantes extranjeros de diverso origen me han hecho sorprendidas reflexiones”.

 Por ello, dio un plazo de una semana para retirar toda representación católica o cristiana de las instalaciones.

“Debemos impulsar el pensamiento crítico basado en la evidencia. Este es la piedra angular de la ciencia”, escribió Orjeda, justificando su decisión.

 En una comunicación difundida ayer, explicando la medida, la directiva de Concytec señaló que con ella:

se “defiende el derecho de cualquier ciudadano y de ellos mismos a profesar una religión libremente”.

¿PROMOCIÓN DEL ATEÍSMO?

En declaraciones para ACI Prensa, Bustamante Alarcón, Doctor en Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid, le recordó a Orjeda que:

“la situación que ella motiva fue resuelta hace años por el Tribunal Constitucional”.

En efecto, en 2011 el Tribunal Constitucional (TC) del Perú, ante la demanda de un ciudadano, decidió que la Biblia y el crucifijo no violan la laicidad del Estado, y defendió su presencia en los espacios públicos como expresión de la historia, tradición y cultura del país.

En esa ocasión, indicó el presidente del ISDEH,

“el Tribunal Constitucional desestimó la demanda y señaló que ‘la incompetencia del Estado ante la fe y la práctica religiosa no significa la promoción del ateísmo o agnosticismo con la eliminación de símbolos religiosos de la esfera pública o la imposición de una ideología antirreligiosa, ignorando las tradiciones que responden a la formación histórica, cultural y moral del Perú’”.

Esta sentencia del TC, señaló, “confirma que la decisión de la presidenta del Concytec, además de ser insólita por el desconocimiento que revela, es jurídicamente inválida y por eso debe ser rechazada”.

El doctor en Derecho explicó que la laicidad

“significa que el Estado actúa y toma sus decisiones con independencia y autonomía frente al fenómeno religioso, pero respetando siempre la posibilidad de que las manifestaciones religiosas se expresen libremente y que sus razones, desprendidas de su raíz religiosa, puedan incorporarse a los ámbitos públicos”.

En cambio, el laicismo, que es lo que propone la presidenta de Concytec,

“es la negación de todo contacto con lo religioso, el rechazo de cualquier argumento o manifestación de índole religiosa, que prohíbe la religiosidad o la reduce a los ámbitos exclusivamente privados”, según reporta Aciprensa.

“Por esa razón, mientras el Estado laico es propio de una sociedad plural, democrática y moderna, el Estado del laicismo es propio de un régimen beligerante, antidemocrático y excluyente”.

Reynaldo Bustamante Alarcón advirtió que

“además de incurrir en esta confusión conceptual, la decisión de la presidenta del Concytec vulnera la libertad religiosa de sus trabajadores”.

 “Conforme a esta libertad, toda persona tiene derecho a elegir y practicar su fe religiosa en todas sus manifestaciones, sea de manera pública o privada. El límite común es que se respete la inviolabilidad o dignidad de las personas”, señaló.Bustamante Alarcón.

Y  subrayó que

“nadie, incluyendo el Estado y los particulares, puede interferir” en el ejercicio de la libertad religiosa.

LA IGLESIA LO CALIFICA DE “GRAVÍSIMO”

El Arzobispo de Piura y Tumbes y Presidente de la Comisión de Familia, Infancia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), Mons. José Antonio Eguren, calificó de “gravísima” esta norma emitida por el Concytec, que prohíbe las imágenes religiosas en sus instalaciones.

En declaraciones a ACI Prensa el 1 de mayo, Mons. Eguren denunció que:

“tratándose de una institución del estado, esta medida es gravísima, porque marca el inicio de la discriminación de la fe en el Perú y su identidad católica”.

“¿Qué sigue?, ¿la prohibición a la procesión del Corpus o del Señor de los Milagros?, ¿el retiro de las cruces de nuestros colegios y juzgados?, ¿la remoción de las imágenes religiosas de nuestros hospitales y parques?”, cuestionó.

Para monseñor Eguren,

“la falta de lógica de esta medida es sorprendente, sobre todo viniendo de alguien que pretende representarnos en el ámbito de la ciencia y la tecnología y que quiere decirnos a los católicos peruanos que recortarnos la libertad es una forma de dárnosla”.

“Esta disposición es un insulto a nuestra identidad cultural profundamente marcada por la fe y al derecho que tiene todo creyente a manifestar públicamente su fe y no reducirla al ámbito privado”, señaló el Arzobispo.

El Presidente de la Comisión de Familia, Infancia y Defensa de la Vida de la CEP advirtió que

“los católicos peruanos no dejaremos de responder a esta violación de nuestros derechos ciudadanos”.

Fuentes: Forum Libertas, Signos de estos Tiempos

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Anécdotas para morir de risa que suceden en las misas [2011-12-03]

[SdeT] La Cadena 100 de España, en su programa ¡Buenos Días Javi Nieves! recogió testimonios entre su audiencia, sobre cosas curiosas y graciosas que suceden en misa, y que permanecen ocultas a quienes concurren.

 

EL TERRIBLE MALAMÉN Y LA JUGUETONA SEÑORA GLORIA

El sobrino de Julio Molina le preguntó bastante asustado durante una misa: “tío, ¿tú no tienes miedo al Malamén?». Su tío le dijo: “¿quién es ese?”, a lo que el pequeñajo contestó “pues que cuando rezan dicen ´líbranos del Malamén´”.

Mamen Peralbo admitió que estuvo hasta los ocho años rezando que “el Señor vendrá con Gloria a JUGAR a vivos y muertos«. La niña se preguntaba cada día quién podía ser esa señora «Gloria» y en qué consistía ese juego tan macabro.

Ana Mateo Díaz confiesa: «el día de mi Primera Comunión con todo mi ímpetu canté: «A la marea, a la marea…a la marea, a la marea…a laaa mareaaa mi señorrr«…¡Y al agua que lo eché! Me quedé tan ancha…y lo peor es que tardé años en descubrir que lo que realmente decía la canción era «Alabaré a mi Señor».

Mer Honrubia cuenta que su padre un día le llevó a misa con una amiga cuando tenían once años. En mitad de la homilía, el cura, que era muy anciano, estaba leyendo «en tiempos del profeta Samuel…» y se quedó callado. Con toda la iglesia en riguroso silencio, esperando a que continuara con la lectura, suelta la amiga en voz alta: «Samuel? Sa muelto!!!!!!!!». Tuvieron que salirse de misa del ataque de risa que les entró.

“..Y un Jesús impotente aparecía ante la muchedumbre”. Es lo que leyó desde el atril Anabel Gallego en una misa de su colegio, por esta graciosa confusión se ganó un par de collejas de su “imponente” profe sor Bernardita.

JESÚS SE CAYÓ EN EL PARQUE Y DIOS ES UN TRANSFORMER

Pilar Mangas cuenta que un día su sobrino de tres añitos estaba en misa con la abuela y mientras el cura daba el sermón, el pequeño feligrés se quedó mirando fijamente a un crucifijo. Apesadumbrado y horrorizado por la escena le soltó a su abuelita delante de todos: “Mira, yaya, este también se ha caído en el parque. ¡Mira cuánta sangre tiene, saca el Betadine y las tiritas!”.

La madre de Jaime Olivava intentó explicar al niño en medio de misa un concepto tan complicado como la Santísima Trinidad. Al terminar de decirle que Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo, el pequeño gritó delante de todos: “¡Ahí va! ¡Es un transformer!”.

Mirtha dio a su hijo unas monedas para que las echara en misa, en el ofertorio. Luego llegó el momento de la comunión y los dos se acercaron hasta el altar, aunque él todavía no tenía la edad para comulgar. Delante del cura y enfadado, el pequeño le dijo: “¿a mí no me das?, si ya te he pagado”. (Como dice un famoso spot hay cosas que el dinero no puede comprar).

ERRORES DE NOVATOS

Si no eres un habitual de las iglesias te puedes ver haciendo el ridículo en un abrir y cerrar de ojos. Según cuenta Cati Ferriol, su primo fue a comulgar y al ver que el sacerdote le ponía una patena plateada debajo de la barbilla, le plantó un beso a la bandejita para jolgorio de la asamblea. Quizá pensó que le daban a besar la vajilla de la Última Cena.

Algo parecido le ocurrió al padre de Francisco Javier Gallego. En el momento de la consagración, el sacerdote levantó los brazos y dijo: «haced esto en conmemoración mía», el padre de Francisco Javier ni corto ni perezoso levantó los brazos desde su sitio imitando al sacerdote. Al mirar que nadie le acompañaba los bajó rápidamente y prometió pasarse por la Iglesia más a menudo.

La anécdota que le pasó a Enrique Romero es todavía más surrealista. Estaba en misa y cuando tocaba pasar el cepillo se quedó atónito al ver que la persona que estaba a su lado echaba un billete y como le parecía mucho cogía las vueltas. (Enrique es posible que no supiera que se había sentado junto al hermano mayor de la Cofradía de la Virgen del Puño).

Sara As contó que su primo era monaguillo en la iglesia de su pueblo y cada vez que el cura daba por terminada la misa dominical diciendo el «podéis ir en paz», su primo convencido repetía: «Podéis ir al bar». Y es que no sabéis bien la importancia que tiene el bar en los pueblos.

EN LAS BODAS

La bodas también son un momento donde suceden cosas graciosas, a pesar de que intentemos controlar hasta el último de talle. Cuando se casó uno de los hermanos de la seguidora del programa Luisa Rojas, al arrodillarse en el altar junto a su novia, uno de sus hermanos pequeños le había escrito con tinta indeleble en la suela del zapato izquierdo la palabra: HELP y en la del derecho: ME. Ante semejante proposición a la novia no le quedó otra que dar el “sí quiero”.

Elsa Pérez estaba en su propia boda, y cuando llegó el momento de entregar las arras a su marido éstas no aparecían por ningún lado. Así que su madre y su tía, sin ninguna vergüenza, «fueron recolectando centimillo a centimillo entre todos los invitados» para asombro de los contrayentes. (A la madre no le parecía suficiente con una colecta que decidió hacer dos).

A la madre de Mayte Ato le dijeron en misa que apagara el móvil. «Bah, nunca me llaman«, pensó, y dejó el aparato encendido. A mitad de la misa empezó a sonar bien fuerte su mensaje de avisos: «atención, ha llegado a su localidad el camión del tapicero. Tapizamos sillas, tresillos…». La salmodia celular retumbaba en la iglesia mientras el cura se desternillaba de risa y la madre de Mayte buscaba el móvil roja como un tomate.

Fuentes: Religión en Libertad, Signos de estos Tiempos

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La importancia de la Oración en la vida de Juan Pablo II [2011-05-01]

El Arzobispo de Cracovia (Polonia) y secretario personal de Karol Wojtyla por más de 40 años, Cardenal Stanislaw Dziwisz, señaló que para el Papa Juan Pablo II «rezar era como respirar«.

En un artículo publicado por L’Osservatore Romano en ocasión de su participación en la multitudinaria vigilia que se celebró en vísperas de su beatificación, el Cardenal afirmó que «rezar para Juan Pablo II era respirar. Cuando hablaba luego de Jesucristo, no hacía otra cosa que contar su experiencia. Siempre hubo entonces correspondencia entre lo que decía y lo que vivía. Era siempre auténtico, incluso y sobre todo en la escucha».

Estar con el Papa, dijo, significaba garantizar sus espacios de silencio, especialmente el que dedicaba a Dios: «Dios y punto. Los dos. Juan Pablo II era una enamorado de Dios. Lo buscaba, nunca se cansó de estar con Él. En Dios sabía sumergirse en todo lugar, en toda condición: incluso cuando estudiaba o estaba en medio de la gente, lo hacía con la máxima naturalidad».

Para el Cardenal, si Juan Pablo II «es proclamado beato, es porque ya era santo en vida, lo era también para nosotros que estábamos a su alrededor, yo sabía que era un santo».

«Yo lo sabía desde hace tiempo, desde que estaba en vida e incluso antes de que fuera elegido para el pontificado. Yo lo sabía desde cuando comencé a vivir a su lado. No era un Papa que en lo privado fuese distinto al Papa público. Era siempre él mismo. Siempre como ante Dios».

El Arzobispo se presentó, «con la cabeza gacha y el corazón agradecido», usando una expresión del Pontífice polaco para expreser «el tumulto de sentimientos que están en mi alma al darles mi humilde testimonio en esta ‘noche de fe’ como se le ha llamado».

El Arzobispo reiteró su profunda gratitud por la beatificación del Papa peregrino y recordó el especial amor que le tenía a la Ciudad Eterna a la que bendecía todas las noches desde la ventana de su departamento.

«Su mirada –prosiguió el Cardenal– estaba nutrida por la fe, y la fe era potencia y profundidad de su mirada. En uno de sus últimos días, me acerqué al lecho del Papa, y viéndolo dormido, traté de levantarle con cierta emoción y respeto uno de los párpados: me tocó mucho ver que la mirada era muy vívida. No sólo estaba consciente, sino que estaba perfectamente presente. Era como si él nos velara. Y como si esperase que nosotros y los jóvenes que lo acompañaban desde la Plaza de San Pedro, estuviésemos listos».

Del Papa «brotaba incluso en esa situación algo de su antigua y plácida energía. La energía extraordinaria que había impulsado continuamente ante su mirada, motivándolo a exigirse todo tipo de empresa: ‘¿Y ahora qué debo hacer?’ Era la energía creativa que brotaba de su vida interior».

Finalmente el Cardenal Dziwisz dijo que la disciplina mental de Juan Pablo II «no lo abandonó nunca: hasta el final de todo, hasta la meta. Como un patriarca bíblico nos preparó para el desprendimiento, llevándonos de la mano, concentrado en lo que hacía. Moría como un luchador exhausto pero lúcido: Aquí estoy muerte, me tendrás solo un instante. Voy a mi Casa, con mi Padre y mi Madre, voy allí adonde siempre he querido llegar. Allí donde está la vida verdadera, para siempre, benditos«.

Fuente: EWTN



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Vía Crucis 2011 que preside Benedicto XVI en el Coliseo de Roma [2011-04-22]

Via CrucisPublicamos la presentación y meditaciones del Vía Crucis que presidirá Benedicto XVI en el Coliseo de Roma en la noche del Vierntes Santo, preparadas por Sor Maria Rita Piccione, O.S.A., Madre Presidenta de la Federación de los Monasterios Agustinos de Italia «Nuestra Señora del Buen Consejo».

PRESENTACIÓN

«Si uno viese desde lejos su patria y estuviese separada por el mar, vería adónde ir, pero no tendría medios para llegar. Así es para nosotros… Anhelamos la meta, pero está de por medio el mar de este siglo… Ahora, sin embargo, para que tuviésemos también el medio para ir, ha venido de allá aquel a quien nosotros queremos llegar… y nos ha proporcionado el navío para atravesar el mar. Nadie puede atravesar el mar de este siglo, si no le lleva la Cruz de Cristo… No abandonar la Cruz, ella te llevará».

Estas palabras de san Agustín, tomadas del Comentario al Evangelio de san Juan (cf. 2, 2), nos introducen en la oración del Via Crucis.

En efecto, el Via Crucis quiere avivar en nosotros este gesto de asirnos al madero de la Cruz de Cristo a lo largo del mar de la existencia. El Via Crucis no es, pues, una simple práctica de devoción popular con un tinte sentimental; expresa la esencia de la experiencia cristiana: «El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga» (Mc 8, 34).

Y es por esta razón que el Santo Padre cada Viernes Santo recorre el Via Crucis ante el mundo y en comunión con él.

Para la composición de esta oración, el Papa Benedicto XVI se ha dirigido este año al mundo monástico agustino femenino, encomendando la redacción de los textos a Sor Maria Rita Piccione, O.S.A., Madre Presidenta de la Federación de los Monasterios Agustinos de Italia «Nuestra Señora del Buen Consejo».

Sor Maria Rita pertenece al Monasterio Agustino de Lecceto (Siena) -uno de los eremitorios toscanos del s. XIII, cuna de la Orden de San Agustín- y es actualmente miembro de la Comunidad de Santi Quattro Coronati de Roma, donde tiene su sede la casa común de formación para las novicias y las profesas agustinas de Italia.

No sólo los textos son obra de una monja agustina, también las imágenes reciben forma y color de la sensibilidad artística femenina y agustina. Sor Elena Maria Manganelli, O.S.A., del Monasterio de Lecceto, antes escultora de profesión, es la autora de las tablas que ilustran las varias estaciones del Via Crucis.

Este entrelazarse de palabra, forma y color nos comunica algo de la espiritualidad agustina, inspirada en la primitiva comunidad de Jerusalén y fundada sobre la comunión de vida.

Es un don para todos saber que la preparación del Via Crucis nace de la experiencia de monjas que «viven juntas, piensan, rezan, dialogan», por decirlo con el retrato vivo y eficaz con que Romano Guardini bosqueja una comunidad monástica agustina.

Cada estación presenta en el incipit, bajo la clásica enunciación, una brevísima frase que quiere ofrecer la clave de lectura de la estación misma. Podremos idealmente recibirla como pronunciada por un niño, casi como una llamada a la sencillez de los pequeños que, en la oración de la Iglesia, saben intuir el corazón de la realidad y un simbólico espacio de acogida, de la voz de la infancia, a veces ofendida y explotada.

La Palabra de Dios que se proclama está tomada del Evangelio de san Juan, con excepción de las estaciones que no tienen un texto evangélico de referencia o lo tienen en otros evangelios. Con esta elección se ha querido evidenciar el mensaje de gloria de la Cruz de Jesús.

El texto bíblico es ilustrado después por una reflexi&oac ute;n breve, pero clara y original.

La oración dirigida al «Humilde Jesús» – expresión cercana al corazón de san Agustín (Conf. 7, 18, 24), pero que abandona el adjetivo humilde con la crucifixión-exaltación de Cristo – es la confesión que la Iglesia-Esposa hace al Esposo de Sangre.

Sigue una invocación al Espíritu Santo que guía nuestros pasos y derrama en nuestro corazón el amor divino (cf. Rm 5, 5): es la Iglesia apostólico-petrina, que llama al corazón de Dios.

Cada estación recoge una huella particular dejada por Jesús a lo largo del Camino de la Cruz, que el creyente está llamado a seguir. Así los pasos que determinan el recorrido del Via Crucis son: verdad, honestidad, humildad, oración, obediencia, libertad, paciencia, conversión, perseverancia, esencialidad, realeza, don de sí, maternidad, espera silenciosa.

Las tablas de Sor Elena Maria – libres de acompañamientos y elementos accesorios, esenciales en el color – presentan a Jesús en la pasión, solo, que atraviesa la tierra árida excavando un surco y regándolo con su gracia. Un rayo de luz, siempre presente y puesto en forma de cruz, indica la mirada del Padre, mientras la sombra de una paloma, el Espíritu Santo, recuerda que Cristo «en virtud de un Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha» (Hb 9, 14).

Con su contribución a la oración del Via Crucis, las Monjas Agustinas desean rendir un homenaje de amor a la Iglesia y al Santo Padre Benedicto XVI, en profunda sintonía con esa particular devoción y fidelidad a la Iglesia y a los Sumos Pontífices profesada por la Orden de San Agustín.

Agradecemos a estas dos Hermanas, Sor Maria Rita y Sor Elena Maria, que, nutridas por la continua meditación de la Palabra de Dios y de los escritos de san Agustín y sostenidas por la oración de las comunidades de la Federación, han aceptado compartir, con toda sencillez, su experiencia de Cristo y del Misterio Pascual, en un año en el que la celebración de la Santa Pascua cae el 24 de abril, precisamente, aniversario del Bautismo de san Agustín.

INTRODUCCIÓN

Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas [1]

Hermanos en Cristo:

Nos encontramos esta noche en el sugestivo escenario del Coliseo romano, convocados por la Palabra que se acaba de proclamar, para recorrer junto al Santo Padre Benedicto XVI el Camino de la Cruz de Jesús.
Fijemos nuestra mirada interior en Cristo, e invoquémoslo con corazón ardiente: «Di a mi alma: «Yo soy tu victoria». Díselo de manera que lo oiga» [2].
Su voz confortadora se entrelaza con el frágil hilo de nuestro «sí» y el Espíritu Santo, dedo de Dios, teje la sólida trama de la fe que conforta y guía.
Seguir, creer, orar: éstos son los pasos sencillos y seguros que sostienen nuestro camino a lo largo de la Vía de la Cruz y nos dejan entrever gradualmente el camino de la Verdad y de la Vida.

ORACIÓN INICIAL

El Santo Padre:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
El Santo Padre:
Oremos.
Breve pausa de silencio.
Señor Jesús, tú nos invitas a seguirte también en esta hora extrema, tu hora. En ti está cada uno de nosotros y nosotros, muchos, somos uno en ti. En tu hora está la hora de la prueba de nuestra vida en sus más descarnados y duros recodos; es la hora de la pasión de tu Iglesia y de la humanidad entera.

Es la hora de las tinieblas: cuando «vacilan los cimientos de la tierra» [3]  y el hombre, «parte de tu creación» [4], gime y sufre con ella; cuando las multiformes máscaras de la mentira se burlan de la verdad y los halagos del éxito sofocan la íntima llamada de la honestidad; cuando el vacío de sentido y de valores anula la obra educativa
y el desorden del corazón mancilla la ingenuidad de los pequeños y de los débiles; cuando el hombre pierde el camino que le orienta al Padre y no reconoce ya en ti el rostro hermoso de la propia humanidad.

En esta hora se insinúa la tentación de la fuga, el sentimiento de angustia y desolación, mientras la carcoma de la duda roe la mente y el telón de la oscuridad cae sobre el alma.

Y tú, Señor, que lees en el libro abierto de nuestro frágil corazón, vuelves a preguntarnos esta noche como un día a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?» [5].

No, Señor, no podemos ni queremos irnos, porque «Tú tienes palabras de vida eterna» [6], Tú solo eres «la palabra de la verdad» [7] y tu cruz es la única «llave que nos abre a los secretos de la verdad y de la vida» [8].
«Te seguiremos a donde vayas» [9].

En esta adhesión está nuestra adoración, mientras, desde el horizonte del todavía no, un rayo de alegría besa el ya de nuestro camino.

R/. Amén.

PRIMERA ESTACIÓN

Jesús es condenado a muerte
Jesús calla; custodia en sí la verdad

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Juan 18, 37-40
Pilato le dijo: « ¿Entonces, tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz». Pilato le dijo: «Y ¿qué e s la verdad?». Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?». Volvieron a gritar: «A ese no, a Barrabás». El tal Barrabás era un bandido.

Pilato no encuentra en Jesús ningún motivo de condena, y tampoco encuentra en sí mismo la fuerza de oponerse a la condena.

Su oído interior permanece sordo a la Palabra de Jesús y no comprende su testimonio de la verdad. «Escuchar la verdad es obedecerla y creer en ella» [10]. Es vivir libremente bajo su guía y darle el propio corazón.

Pilato no es libre: está condicionado desde fuera, pero esa verdad que ha escuchado sigue resonando en su interior como un eco que llama a su puerta e inquieta.
Así, sale fuera, ante los judíos; «salió otra vez», subraya el texto, casi como un impulso de huir de sí mismo. Y la voz que le llega desde fuera prevalece a la Palabra que está dentro.

Aquí se decide la condena de Jesús, la condena de la verdad.

Humilde Jesús, también nosotros nos dejamos condicionar por lo que está fuera. Ya no sabemos escuchar la voz sutil, exigente y liberadora, de nuestra conciencia que dentro llama e invita amorosamente: «No salgas fuera, entra dentro de ti mismo: porque en tu hombre interior reside la verdad» [11] .

Ven, Espíritu de la Verdad, ayúdanos a encontrar en el «hombre escondido en el fondo de nuestro corazón» [12] el rostro santo del Hijo que nos renueva en la semejanza divina.

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Stabat Mater dolorosa iuxta crucem lacrimosa, dum pendebat Filius.

SEGUNDA ESTACIÓN

Jesús con la cruz a cuestas
Jesús lleva la cruz, carga con el peso de la verdad

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 6-7. 16-17
Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él». Los judíos le contestaron: «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha hecho Hijo de Dios»… Entonces [Pilato] se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota).

Pilato vacila, busca un pretexto para soltar a Jesús, pero cede a la voluntad que prevalece y alborota, que apela a la Ley y lanza insinuaciones.

Una vez más se repite la historia del corazón herido del hombre: su mezquindad, su incapacidad para levantar la mirada fuera de sí mismo, para no dejarse engañar por las ilusiones del pequeño provecho personal y elevarse, impulsado por el vuelo libre de la bondad y la honestidad.

El corazón del hombre es un microcosmos.

En él se deciden los grandes retos de la humanidad, se resuelven o se acentúan sus conflictos. Pero la opción es siempre la misma: tomar o perder la verdad que libera.
Humilde Jesús, en el transcurso cotidiano de la vida nuestro corazón mira hacia abajo, a su pequeño mundo,
y, completamente embebido en la búsqueda del propio bienestar, permanece ciego ante la mano del pobre y del indefenso que mendiga nuestra escucha y pide auxilio. A lo sumo se conmueve, pero no se mueve.

Ven, Espíritu de la Verdad, abraza nuestro corazón y atráelo hacia ti. «Conserva sano su paladar interior, para que pueda gustar y beber la sabiduría, la justicia, la verdad, la eternidad» [13].

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctifi cetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Cuius animam gementem, contristatam et dolentem pertransivit gladius.

TERCERA ESTACIÓN

Jesús cae por primera vez
Jesús cae, pero…, manso y humilde, se levanta

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Mateo. 11, 28-30
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Las caídas de Jesús a lo largo del Camino de la Cruz no pertenecen a la Escritura; han sido trasmitidas por la piedad tradicional, custodiada y cultivada en el corazón de tantos orantes.

En la primera caída, Jesús nos hace una invitación, nos abre un camino, inaugura para nosotros una escuela.
Es la invitación a acudir a él en la experiencia de la impotencia humana, para descubrir cómo se ha injertado en ella el poder divino.

Es el camino que lleva a l a fuente del auténtico descanso, el de la gracia que basta.
Es la escuela donde se aprende la mansedumbre que calma la rebelión y donde la confianza ocupa el lugar de la presunción.

Desde la cátedra de su caída, Jesús nos imparte sobre todo la gran lección de la humildad, el camino «que lo llevó a la resurrección» [14]. El camino que, después de cada caída, nos da la fuerza para decir: «Ahora comienzo de nuevo, Señor; pero no sólo, sino contigo».

Humilde Jesús, nuestras caídas, entretejidas de fragilidad y pecado, hieren el orgullo de nuestro corazón, lo cierran a la gracia de la humildad e interrumpen nuestro camino hacia ti.

Ven, Espíritu de la Verdad, líbranos de toda manifestación de autosuficiencia y concédenos reconocer en cada caída un peldaño de la escalera para subir hacia ti.

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
O quam tristis et afflicta fuit illa benedicta Mater Unigeniti!

CUARTA ESTACIÓN

Jesús se encuentra con su Madre
Junto a la cruz de Jesús la madre «está»: ésta es su oración y su maternidad

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 25 -27
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.

San Juan nos dice que la Madre estaba junto a la cruz de Jesús, pero ningún evangelista nos habla directamente de un encuentro entre los dos.

En realidad, en este estar de la Madre se concentra la expresión más densa y alta del encuentro. En la aparente pasividad del verbo estar vibra la íntima vitalidad de un dinamismo.

Es el dinamismo intenso de la oración, que se ensambla con su sosegada pasividad. Orar es dejarse envolver por la mirada amorosa y franca de Dios, que nos descubre a nosotros mismos y nos envía a la misión.

En la oración auténtica, el encuentro personal con Jesús nos hace madre y discípulo amado, genera vida y trasmite amor. Dilata el espacio interior de la acogida y entreteje lazos místicos de comunión, confiándonos el uno al otro y abriendo el tú al nosotros de la Iglesia.
Humilde Jesús,

cuando las adversidades y las injusticias de la vida,
el dolor inocente y la violencia cruel
nos hacen imprecar contra ti,
tú nos invitas a estar, como tu Madre,
a los pies de la cruz.

Cuando nuestras expectativas y nuestras iniciativas,
vacías de futuro y marcadas por el fracaso,
nos llevan a huir hacia la desesperación,
tú nos llamas a la fuerza de la espera.

¡Hemos olvidado verdaderamente
la impo rtancia del estar como expresión del orar!
Ven, Espíritu de la Verdad, sé tú el «clamor de nuestro corazón» [15] , que, incesante e inefable, está confiadamente en la presencia de Dios.

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Quæ mærebat et dolebat pia Mater, cum videbat Nati pœnas incliti.

QUINTA ESTACIÓN

El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
Jesús aprende la obediencia del amor a lo largo del camino de la pasión

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Lucas. 23, 26
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.
Simón de Cirene es un hombre retratado por los evangelistas con una particular precisión en el nombre y la proveniencia, la parentela y la actividad; es un hombre fotografiado en un lugar y en un tiempo determinado, obligado de algún modo a llevar una cruz que no es suya. En realidad, Simón de Cirene es cada uno de nosotros. Recibe el madero de la cruz de Jesús, como un día hemos recibido y acogido su signo en el santo bautismo.

La vida del discípulo de Jesús es esta obediencia al signo de la cruz, en un gesto cada vez más marcado por la libertad del amor. Es el reflejo de la obediencia del maestro. Es el pleno abandono a dejarse instruir, como él, por la geometría del amor [16], por las mismas dimensiones de la cruz: «la anchura de las buenas obras; la longitud de la perseverancia en la adversidad; la altura de la expectación de los que esperan y miran hacia arriba; la profundidad de la raíz de la gracia divina, que se hunde en la gratuidad» [17] .

Humilde Jesús, cuando la vida nos propone un cáliz amargo y difícil de beber,nuestra naturaleza se cierra, recalcitrante, no osa dejarse atraer por la locura de ese amor más grande que convierte la renuncia en alegría, la obediencia en libertad, el sacrificio en grandeza del corazón.

Ven, Espíritu de la Verdad, haznos obedientes a la visita de la cruz, dóciles a su signo que nos abraza totalmente: «cuerpo y alma, mente y voluntad, inteligencia y sentimientos, lo que hacemos y dejamos de hacer» [18] , y que agranda todo a la medida del amor.

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Quis est homo qui non fleret, Matrem Christi si videret in tanto supplicio?

SEXTA ESTACIÓN

La Verónica enjuga el rostro de Jesús
Jesús no mira la apariencia. Jesús mira el corazón

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 6
Pues el Dios que dijo: «Brille la luz del seno de las tinieblas» ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo.

A lo largo del Camino de la Cruz, la piedad popular señala el gesto de una mujer, denso de veneración y delicadeza, casi un rastro del perfume de Betania: Verónica enjuga el rostro de Jesús. En ese rostro, desfigurado por el dolor, Verónica reconoce el rostro transfigurado por la gloria; en el semblante del Siervo sufriente, ella ve al más bello de los hombres. Ésta es la mirada que provoca el gesto gratuito de la ternura y recibe la recompensa de la impronta del Santo Rostro. Verónica nos enseña el secreto de su mirada de mujer, &la quo;que mueve al encuentro y ofrece ayuda: ¡ver con el corazón!» [19 ].

Humilde Jesús, nuestra mirada es incapaz de ir más allá: más allá de la indigencia, para reconocer tu presencia, más allá de la sombra del pecado, para descubrir el sol de tu misericordia, más allá de las arrugas de la Iglesia, para contemplar el rostro de la Madre.

Ven, Espíritu de la Verdad, derrama en nuestros ojos «el colirio de la fe» [20] para que no se dejen atraer por la apariencia de las cosas visibles, sino que aprendan el encanto de las invisibles.

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Quis non posset contristari, piam Matrem contemplari dolentem cum Filio?

SÉPTIMA ESTACIÓN

Jesús cae por segunda vez
Jesús no mostró poder, sino que enseñó paciencia
[21 ]

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro. 2, 21b-24
Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo, no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente. Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Con sus heridas fuisteis curados.

Jesús cae de nuevo bajo el peso de la cruz. Sobre el madero de nuestra salvación, no sólo pesa la enfermedad de la naturaleza humana, sino también las adversidades de la existencia. Jesús ha llevado el peso de la persecución contra la Iglesia d e ayer y de hoy, de esa persecución que mata a los cristianos en el nombre de un dios extraño al amor, y de aquella que ataca la dignidad con «labios embusteros y lengua fanfarrona» [22]. Jesús ha llevado el peso de la persecución contra Pedro, la que se alzó contra la voz limpia de la «verdad que interroga y libera el corazón» [23 ]. Jesús, con su cruz, ha llevado el peso de la persecución contra sus siervos y discípulos, contra aquellos que responden al odio con el amor, a la violencia con la mansedumbre. Jesús, con su cruz, ha llevado el peso del exasperado «amor a sí mismo hasta el desprecio de Dios» [24] y que pisotea al hermano. Todo lo ha llevado voluntariamente, todo lo ha sufrido «con su paciencia, para enseñarnos la paciencia» [25] .

Humilde Jesús, en las injusticias y adversidades de esta vida nosotros no resistimos con paciencia.Frecuentemente pedimos, como signo de tu potencia, que nos libres del peso del madero de nuestra cruz..

Ven, Espíritu de la Verdad, enséñanos a caminar según el ejemplo de Cristo para «cumplir sus grandes preceptos de paciencia con la preparación del corazón» [26 ].

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Pro peccatis sua eliggentis vidit Iesum in tormentis et flagellis subditum.

OCTAVA ESTACIÓN

Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén que lloran por él
Jesús nos mira y suscita el llanto de la conversión

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Lucas. 23, 27 – 31
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que vienen días en los que dirán: «Bienaventuradas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado». Entonces empezarán a decirles a los montes: «Caed sobre nosotros», y a las colinas: «Cubridnos»; porque, si esto hacen con el leño verde, ¿qué harán con el seco?».

Jesús, el Maestro, sigue formando nuestra humanidad a lo largo del Camino del Calvario. Encontrando a las mujeres de Jerusalén acoge con su mirada de verdad y misericordia las lágrimas de compasión derramadas sobre él. Dios, que ha llorado sobre Jerusalén [27], educa ahora el llanto de esas mujeres para que no se quede en una estéril conmiseración externa. Las invita a reconocer en él la suerte del inocente injustamente condenado y quemado, como leño verde, como «castigo saludable» [28]. Les ayuda a que examinen el leño seco del propio corazón y experimenten, así, el dolor benéfico de la compunción.

Brota aquí el llanto auténtico, cuando los ojos confiesan con las lágrimas no sólo el pecado, sino también el dolor del corazón. Son lágrimas benditas, como las de Pedro, signo de arrepentimiento y prenda de conversión, que renuevan en nosotros la gracia del Bautismo.

Humilde Jesús, en tu cuerpo sufriente y maltratado, denigrado y escarnecido, no sabemos reconocer las heridas de nuestra infidelidad y de nuestras ambiciones, de nuestras traiciones y de nuestras rebeliones. Son heridas que gimen e invocan el bálsamo de nuestra conversión, mientras nosotros hoy ya no sabemos llorar por nuestros pecados.

Ven, Espíritu de la Verdad, ¡derrama sobre nosotros el don de la Sabiduría! En la luz del amor que salva danos el conocimiento de nuestra miseria, «las lágrimas que deshacen la culpa, el llanto que merece el perdón» [29] .

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Eia, Mater, fons amoris, me sentire vim doloris fac, ut tecum lugeam.

NOVENA ESTACIÓN

Jesús cae por tercera vez
Jesús, con su debilidad, fortalece nuestra fragilidad

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Lucas. 22, 28-30a. 31-32.
«Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo preparo para vosotros el reino como me lo preparó mi Padre a mí, de forma que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino… Simón, Simón, mira que Satanás os ha recl amado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos».
Con su tercera caída, Jesús confiesa el amor con el que ha abrazado por nosotros el peso de la prueba y renueva la llamada a seguirle hasta el final, en fidelidad. Pero nos concede también echar una mirada más allá del velo de la promesa: «Si perseveramos, también reinaremos con él» [30] .

Sus caídas pertenecen al misterio de su encarnación. Nos ha buscado en nuestra debilidad, bajando hasta lo más hondo de ella, para levantarnos hacía él. «Nos ha mostrado en sí mismo la vía de la humildad, para abrirnos la vía del regreso» [31] . «Nos ha enseñado la pacienc ia como arma con la que se vence el mundo» [32] . Ahora, caído en tierra por tercera vez, mientras «com-padece nuestras debilidades» [33] , nos indica la manera de no sucumbir en la prueba: perseverar, permanecer firmes y constantes. Simplemente: «Permanecer en él» [34].

Humilde Jesús, ante las pruebas que criban nuestra fe nos sentimos desolados: no nos acabamos de creer que nuestras pruebas hayan sido ya las tuyas, y que tú nos invitas simplemente a vivirlas contigo.

¡Ven, Espíritu de la Verdad, en las caídas que marcan nuestro camino! Enséñanos a apoyarnos en la fidelidad de Jesús, a creer en su oración por nosotros, para acoger esa corriente de fuerza que sólo él, el Dios con nosotros, pue de darnos.

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Fac ut ardeat cor meum in amando Christum Deum,
ut sibi complaceam.

DÉCIMA ESTACIÓN

Jesús es despojado de sus vestiduras
Jesús queda desnudo para revestirnos con la vestidura de hijos

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 23 -24
Los soldados… cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echémosla a suertes, a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.

Jesús queda desnudo. El icono de Cristo despojado de sus vestiduras es rico de resonancias bíblicas: nos devuelve a la desnudez inocente de los orígenes y a la vergüenza de la caída [35 ].

En la inocencia original, la desnudez era la vestidura de la gloria del hombre: su amistad trasparente y hermosa con Dios. Con la caída, la armonía de esa relación se rompe, la desnudez sufre vergüenza y lleva consigo el recuerdo dramático de aquella pérdida.

La desnudez significa la verdad del ser.

Jesús, despojado de sus vestiduras, tejió en la cruz el hábito nuevo de la dignidad filial del hombre. Esa túnica sin costuras queda allí, íntegra para nosotros; la vestidura de su filiación divina no se ha rasgado, sino que, desde lo alto de la cruz, se nos ha dado.
Humilde Jesús, delante de tu desnudez
descubrimos lo esencial de nuestra vida y de nu estra alegría: ser en ti hijos del Padre. Pero confesamos también la resistencia a abrazar la pobreza como dependencia del Padre, a acoger la desnudez como hábito filial.

Ven, Espíritu de la Verdad, ayúdanos a reconocer y a bendecir en cada expolio que sufrimos una cita con la verdad de nuestro ser, un encuentro con la desnudez redentora del Salvador, un trampolín que nos lanza hacia el abrazo filial con el Padre.

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Sancta Mater, istud agas, Crucifixi fige plagas cordi meo valide.

UNDÉCIMA ESTACIÓN

Jesús es clavado en la cruz
Jesús, elevado sobre la tierra, atrae a todos hacia sí

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 18-22
Lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el let rero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: «El Rey de los judíos», sino: «Este ha dicho: Soy el rey de los judíos»». Pilato les contestó: «Lo escrito, escrito está».

Jesús crucificado está en el centro; la inscripción regia, alta sobre la cruz, abre las profundidades del misterio: Jesús es el rey y la cruz es su trono. La realeza de Jesús, escrita en tres lenguas, es un mensaje universal: para el sencillo y el sabio, para el pobre y el poderoso, para quien se acoge a la Ley divina y para quien confía en el poder político. La imagen del crucificado, que ninguna sentencia humana podrá remover nunca de las paredes de nuestro corazón, será para siempre la palabra regia de la Verdad: «Luz crucificada que ilumina a los ciegos» [36], «tesoro cubierto que sólo la oración puede abrir» [37], corazón del mundo.

Jesús no reina dominando, con un poder de este mundo, él «no tiene ninguna legión» [38]. Jesús reina atrayendo [39]: su imán es el amor del Padre que en él se da por
nosotros «hasta el extremo» [40]. «Nada se libra de su calor» [41 ].

Señor Jesús, crucificado por nosotros. Tú eres la confesión del gran amor del Padre por la humanidad, el icono de la única verdad creíble. Atráenos hacia ti, para que aprendamos a vivir «por amor de tu amor» [42] .

Ven, Espíritu de la Verdad, ayúdanos a elegir siempre a «Dios y su voluntad frente a los intereses del mundo y sus poderes, para descubrir, en la impotencia externa del Crucificado, la potencia siempre nueva de la verdad» [43 ].

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Tui Nati vulnerati,
tam dignati pro me pati pœnas mecum divide.

DUODÉCIMA ESTACIÓN

Jesús muere en la cruz
Jesús vive su muerte como un don de amor

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 28 -30
Sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

«Tengo sed». «Está cumplido». En estas dos palabras, Jesús nos muestra, con una mirada hacia la humanidad y otra hacia el Padre, el ardiente deseo que ha impregnado su persona y su misión: el amor al hombre y la obediencia al Padre. Un amor horizontal y un amor vertical: ¡he aquí el diseño de la cruz! Y desde el punto de encuentro de ese doble amor, allí donde Jesús inclina la cabeza, mana el Espíritu Santo, primer fruto de su retorno al Padre.

En este soplo vital del cumplimiento, vibra el recuerdo de la obra de la creación [44] ahora redimida. Pero también la llamada a todos los que creen en él, a «completar en nuestra carne lo que falta a los padecimientos de Cristo» [45]. ¡Hasta que todo esté cumplido!
¡Señor Jesús, muerto por nosotros!

Tú pides para dar,
mueres para entregar y,
al mismo tiempo, nos haces descubrir en el don de sí mismo el gesto que crea el espacio de la unidad. Perdona el vinagre de nuestro rechazo
y de nuestra incredulidad, perdona la sordera de nuestro corazón a tu grito sediento que sigue subiendo desde el dolor de tantos hermanos.

Ven, Espíritu Santo, heredad del Hijo que muere por nosotros: sé tú el faro que nos guíe «hasta la verdad plena» [46] y «la raíz que nos conserve en la unidad» [47] .

Todos:
Pater noster, qui es i n cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Vidit suum dulcem Natum morientem desolatum, cum emisit spiritum.

DECIMOTERCERA ESTACIÓN

Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre
El cuerpo de Jesús es acogido en el abrazo de la Madre

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 32-35.38
Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo.

La lanzada en el costado de Jesús, de herida se convierte en abertura, en una puerta abierta que nos deja ver el corazón de Dios. Aquí, su infinito amor por nosotros nos deja sacar agua que vivifica y bebida que invisiblemente sacia y nos hace renacer. También nosotros nos acercamos al cuerpo de Jesús bajado de la cruz y puesto en brazos de la madre. Nos acercamos «no caminando, sino creyendo, no con los pasos del cuerpo, sino con la libre decisión del corazón» [48]. En este cuerpo exánime nos reconocemos como sus miembros heridos y sufrientes, pero protegidos por el abrazo amoroso de la madre.

Pero nos reconocemos también en estos brazos maternales, fuertes y tiernos a la vez.
Los brazos abiertos de la Iglesia-Madre son como el altar que nos ofrece el Cuerpo de Cristo y, allí, nosotros llegamos a ser Cuerpo místico de Cristo.

Señor Jesús, entregado a la madre, figura de la Iglesia-Madre. Ante del icono de la Piedad aprendemos la entrega al sí del amor, al abandono y la acogida, la confianza y la atención concreta, la ternura que sana la vida y suscita la alegría.

Ven, Espíritu Santo, guíanos, como has guiado a María, en la gratuidad irradiante del amor «derramado por Dios en nuestros corazones con el don de tu presencia» [49] .

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentat ionem; sed libera nos a malo.
Fac me tecum pie flere, Crucifixo condolore, donec ego vixero
.

DECIMOCUARTA ESTACIÓN

Jesús es puesto en el sepulcro
La tierra del silencio y de la espera custodia a Jesús, semilla fecunda de vida nueva

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 40-42
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los jud&iac ute;os. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Un jardín, símbolo de la vida con sus colores, acoge el misterio del hombre creado y redimido. En un jardín, Dios puso a su criatura [50], y de allí la desterró tras la caída [51]. En un jardín comenzó la Pasión de Jesús [52], y en un jardín un sepulcro nuevo acoge al nuevo Adán que vuelve a la tierra [53], seno materno que custodia la semilla fecunda que muere. Es el tiempo de la fe que aguarda silenciosa, y de la esperanza que sabe percibir ya en la rama seca el despuntar de un pequeño brote, promesa de salvaci&oa cute;n y de alegría.
Ahora la voz de «Dios habla en el gran silencio del corazón» [54] .

Todos:
Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
Quando corpus morietur, fac ut animæ donetur paradisi gloria. Amen.

DISCURSO DEL SANTO PADRE Y BENDICIÓN APOSTÓLICA

El Santo Padre dirige la palabra a los presentes.

Al final del discurso, el Santo Padre imparte la Bendición Apostólica:
V/. Dominus vobiscum. R/. Et cum spiritu tuo.
V/. Sit nomen Domini benedictum. R/. Ex hoc nunc et usque in sæculum.
V/. Adiutorium nostrum in nomine Domini. R/. Qui fecit cælum et terram.
V/. Benedicat vos omnipotens Deus,

+Pater, et
+Filius, et
+Spiritus Sanctus.
R/. Amen.

CANTO

R. Crux fidelis, inter omnes arbor una nobilis, Nulla talem silva profert, flore, fronde, germine! Dulce lignum dulci clavo dulce pondus sustinens.

1. Pange, lingua, gloriosi prœlium certaminis, Et super Crucis trophæo dic triumphum nobilem, Qualiter Redemptor orbis immolatus vicerit. R.

2. De parentis protoplasti fraude factor condolens, Quando pomi noxialis morte morsu corruit, Ipse lignum tunc notavit, damna ligni ut solveret. R.

—————
NOTAS

[1] 1P 2, 21.
[2] SAN AGUSTÍN, Confesiones 1, 5, 5 (a partir de ahora las citaciones que no sean de la Sagrada Escritura y que no presentan un autor son de san Agustín).
[3] Is 24, 18.
[4] Confesiones 1, 1, 1.
[5] Jn 6, 67.
[6] Jn 6, 68.
[7] Cf. Ef. 1, 13.
[8] Cf. Enarraciones sobre los salmos, Salmo 45, 1.
9 Cf. Mt 8, 19.
[10] Cf. Tratados sobre el Evangelio de san Juan, 115, 4.
[11] De la verdadera religión 39, 72.
[12] Cf. Nota de la Biblia de Jerusalén a 1P 3, 4.
[13] Cf. Tratados sobre el Evangelio de san Juan, 26, 5.
[14] Enarraciones sobre los salmos, Salmo 127, 10.
[15] Cf. Enarraciones sobre los salmos, Salmo 118, Sermón 29, 1.
[16] Cf. Ef 3, 18.
[17] Cf. Carta 140; 26, 64.
[18] Cf. R. GUARDINI, Los signos sagrados, Barcelona 1957, p. 14.
[19] Cf. JUAN PABLO II, Carta, A vosotras, mujeres (29.6.1995), n. 12.
[20] Tratados sobre el Evangelio de san Juan, 34, 9.
[21] Cf. Comentarios sobre los salmos, Salmo 40, 13. 22 Sal 12 (11), 4.
[23] J. RATZINGER, El elogio de la conciencia. La verdad interroga al corazón, Navarra 2010.
[24] La Ciudad de Dios 14, 28.
[25] Sermón 175, 3, 3.
[26] Tratados s obre el Evangelio de san Juan, 113, 4.
[27] Cf. Lc 19, 41.
[28] Is 53, 5.
[29] Cf. S. AMBROSIO, Exposición sobre el Evangelio de san Lucas X, 90.
[30] 2 Tm 2, 12a. 31 Cf. Sermón 50, 11.
[32] Cf. Tratados sobre el Evangelio de san Juan 113, 4.
[33] Hb 4, 15
[34] Cf. Jn 15, 7.
[35] Cf. Gn 2, 25; 3, 7.
[36] Cf. Sermón 136, 4.
[37] Cf. Ib. 160, 3.
[38] BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección, Madrid 2011, p. 223.
[39] Cf. Jn 12, 32.
[40] H. U. VON BALTHASAR, Tú coronas el año con tu grac ia, Madrid 1997, p. 217.
[41] Sal 19 (18), 7.
[42] Confesiones 2, 1, 1.
[43] BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret…, o.c., pp. 226-227.
[44] Cf. Gn 2, 2.7.
[45] Cf. Col 1, 24.
[46] Jn 16, 13.
[47] Cf. Enarraciones sobre los salmos, Salmo 143, 3.
[48] Tratados sobre el Evangelio de san Juan, 26, 3.
[49] Cf. Rm 5, 5.
50 Cf. Gn 2, 8.
[51] Cf. Gn 3, 23.
[52] Cf. Jn 18, 1.
[53] Cf. Jn 19, 41.
[54] Cf. Enarraciones sobre los salmos, Salmo 38, 20
.



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El Maestro de Ceremonias Pontificias habla sobre los cambios litúrgicos del Papa [2011-04-06]

Importantes declaraciones ha dado Mons. Guido Marini al semanario católico polaco Niedziela (www.niedziela.pl), sobre el sentido de las modificaciones litúrgicas introducidas por Benedicto XVI en las celebraciones de su pontificado. En entrevista concedida a Wlodzimierz Redzioch, el Maestro Papal de Ceremonias Pontificias habló sobre la belleza en la liturgia, las intenciones de los Padres conciliares en sus disposiciones al respecto y el papel del Sumo Pontífice como punto de referencia litúrgico para la Iglesia Universal, entre varios otros temas.

«El Papa es el Sumo Sacerdote, aquel que ofrece el sacrificio de la Iglesia, el que ofrece la enseñanza litúrgica a través de celebraciones – el punto de referencia para todos», sentenció Mons. Marini.

Preguntado por el significado concreto de modificaciones tales como celebraciones dirigidas hacia la cruz, la Santa Comunión recibida directamente en la boca y de rodillas, y largos momentos de silencio y meditación, el Maestro de Ceremonias expresó, en sintéticas reflexiones, que «celebrar dirigido hacia la cruz hace hincapié en la dirección correcta de la oración litúrgica, es decir, hacia Dios; durante las oraciones los fieles no han de mirarse a sí mismos sino que deben dirigir sus ojos hacia el Salvador».

«Dar la hostia a la gente arrodillada busca dar valor al aspecto de adoración, tanto como elemento fundamental de la celebración, así como actitud necesaria, mientras contemplamos el misterio de la presencia real de Dios en la Eucaristía. Durante la celebración litúrgica la oración asume diversas formas: palabras, canciones, música, gestos y silencios. Por otra parte, los momentos de silencio nos permiten participar realmente en el acto de adoración, y lo que es más, desde el interior evocar cualquier otra forma de oración», expresó Mons. Marini.

«Estos son cambios realizados de acuerdo con la lógica de desarrollo de continuidad con el pasado. Así, nosotros no nos ocupamos de romper con el pasado y con yuxtaponernos a pontificados anteriores. (…) los cambios introducidos sirven para evocar el verdadero espíritu de la liturgia como el Concilio Vaticano II ha querido, «El ‘tema’ de la belleza intrínseca de la liturgia es Cristo mismo, resucitado y glorificado en el Espíritu Santo, quien incluye a la Iglesia en su obra«, afirmó.

En claras y profundas reflexiones, y tras resaltar la importancia de la exhortación apostólica «Sacramentum Caritatis», Mons. Guido Marini resaltó el papel de la belleza en la liturgia, belleza que constituye «una rica categoría litúrgica y teológica»: «Al igual que el resto de la Revelación cristiana, la liturgia es intrínsecamente vinculada a la belleza: es ‘veritatis splendor’ [esplendor de la verdad]. (…) Esto no es mero esteticismo sino el modo concreto en que la verdad del amor de Dios en Cristo llega a nuestro encuentro, nos atrae y nos deleita, permitiéndonos salir de nosotros mismos y llevándonos hacia nuestra verdadera vocación, que es el amor. La mayor verdadera belleza es el amor de Dios, que definitivamente se ha revelado a nosotros en el misterio pascual», dijo.

«La belleza de la liturgia es parte de este misterio -continuó Monseñor-, es una expresión sublime de la gloria de Dios y, en cierto sentido, un reflejo del cielo en la tierra. La Belleza, entonces, no es un mero adorno, sino un elemento esencial de la acción litúrgica, ya que es un atributo de Dios mismo y su revelación. »

Sobre el uso del latín en la liturgia, recomendado por el Concilio Vaticano II, Mons. Marini destacó su carácter de universalidad y el papel de comunión que puede desempeñar entre fieles de las más diversas nacionalidades, entre otros.

«Por encima de todo, tenemos un gran legado litúrgico en el Latín: desde el canto gregoriano a la polifonía, así como los ‘testi venerandi’ [textos sagrados] que los cristianos han utilizado durante mucho tiempo. Además, el Latín nos permite mostrar la catolicidad y la universalidad de la Iglesia. Podemos experimentar esta universalidad de una manera única en la Basílica de San Pedro y en otras reuniones internacionales cuando hombres y mujeres de todos los continentes, nacionalidades, idiomas, cantan y oran en el mismo idioma. ¿Quién no se sentirá como en casa cuando están en una iglesia en el extranjero y pueden unirse a sus hermanos en la fe, al menos en algunos momentos, utilizando el latín?», manifestó.

Fuente Gaudium Press

 

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