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La Fantástica Devoción a las Llagas del Hombro de Jesús

Jesucristo sufrió gran cantidad de heridas físicas durante su pasión.

Las primeras fueron las producidas durante la flagelación en que fue azotado con flagellums.

Las que le provocaron que perdiera gran cantidad de sangre y se debilitara.

Junto con eso están las heridas producidas por la corona de espinas.

Luego se le produjo una herida en el hombro por cargar la cruz durante su viacrucis.

Posteriormente vinieron las heridas en pies y manos atravesadas con clavos para clavarlo en la cruz.

Y la última fue la de la lanza que perforó su costado.

Oracion a la llaga en el hombro de Jesus

Estudios científicos han confirmado recientemente algo sobre la Sábana Santa de Turín que los santos ya sabían por estas visiones: la herida del hombro.

Y María mostró a los videntes de Medjugorje cuando todavía eran niños los motivos de por qué el Cielo presenta esta imágenes y llama a su devoción.

Cuando se habla de las heridas o llagas de Cristo se piensa en las 5 heridas cuando su crucifixión y muerte.

A veces se mencionan las heridas durante su flagelación.

Pero pocas veces se menciona la herida del hombro, a la que dedicamos este artículo.

  

LAS TRADICIONALES 5 HERIDAS DE JESÚS

Tradicionalmente hablamos de las cinco heridas de Jesucristo.

Qué son las de sus manos y las de sus pies por los clavos y la de su costado atravesado por una lanza.

A raíz de ellas se ha creado una devoción que es sucedánea de la devoción a la Pasión de Cristo.

Y que se puede rastrear a partir de la actividad de San Bernardo y San Francisco en los siglos XII y XIII y de las Cruzadas.

Esta devoción se ha cristalizado en las oraciones de Santa Clara de Asís, Santa Matilde y Santa Gertrudis.

Durante cuaresma y en especial en Viernes Santo veneramos el crucifijo recordando las cinco heridas sagradas

En el cirio pascual del Sábado Santo, que representa a Cristo como la luz del mundo, se recuerdan las cinco heridas insertando 5 piezas de incienso en el cuerpo de la vela.

Y el palio que utiliza el Santo Padre en la Vigilia Pascual, vestido sobre la casulla, tiene bordadas 5 cruces que simbolizan las cinco heridas de Jesús.

Pero éstas no fueron las únicas heridas físicas de Jesús.

Jesús recibió gran cantidad de golpes durante su flagelación.

A Santa Gertrudis Nuestro Señor le reveló qué había recibido 5466 heridas durante la pasión.

Y ella desarrolló una devoción de todo un año orando por esas heridas

Y en Alemania existe la devoción de recitar 15 padrenuestros cada día en el transcurso de un año en memoria de las heridas;  suman 5475 padrenuestros recitados en un año.

Dentro de estas heridas, que podemos llamar secundarias a las cinco más tradicionales, se encuentra la herida del hombro de Jesús.

Ella se destaca por sobre las otras y se ha desarrollado una devoción a la herida del hombro de Jesús por cargar la cruz.

Visiones de Místicos y la Sábana Santa confirman la herida. Y en Medjugorje se encuentra la explicación.

¿Qué fin persigue el cielo pidiendo la devoción a las heridas de Jesús, por ejemplo a la llaga del hombro?

  

LAS VISIONES

San Bernardo de Claraval, en éxtasis, le preguntó a Jesús cuál era su mayor sufrimiento no registrado y la herida que causó el mayor dolor en el Calvario y Jesús respondió:

Yo tenía una en mi hombro, mientras soportaba Mi Cruz en el Camino de los Dolores.
.
Una herida grave que era más dolorosa que los demás y que no es registrada por los hombres
.
.
Honra a esta herida con tu devoción y te concederé las gracias que pidas a través de su virtud y mérito.
.
Y en lo que respecta a todos los que se veneren esta herida, voy a remitir todos sus pecados veniales y ya no me acordaré de sus pecados mortales”.

Ana Catalina Emmerich en la Pasión Dolorosa de Nuestro Señor Jesucristo dijo:

Había una herida terrible en el hombro que había llevado el peso de la Cruz.
.
Y toda la parte superior del cuerpo estaba cubierto de moretones y muchas marcas de los golpes de los azotes.”

Y más recientemente, en el encuentro de dos futuros santos, el San Karol Wojtyla (Juan Pablo II) le preguntó al Padre Pío cuál de sus heridas de los estigmas le hacía sufrir más, el Padre Pío contestó:

Es mi herida en el hombro, que nadie conoce y nunca se ha curado o tratado”.

En 2008, 40 años después de la muerte del padre Pío, el autor Frank Rega escribió sobre el Padre Pío:

Hubo un tiempo en que el Padre había confiado al hermano Modestino Fucci, el portero del monasterio del Padre Pío en San Giovanni Rotondo, Italia, que sus dolores más grandes se producían cuando cambiaba su camiseta.

El Hermano Modestino, al igual que el padre Wojtyla, pensaron que el Padre Pío se refería a los dolores de la herida en el pecho.

Entonces, el 4 de febrero de 1971, al Hermano Modestino se le asignó la tarea de hacer un inventario de todos los elementos en la celda del convento donde falleció el padre, así como de sus pertenencias en los archivos.

Ese día Modestino descubrió que una de las camisetas del Padre Pio tenía una mancha de sangre en forma de círculo en la zona del hombro derecho.

Esa misma noche, el Hermano Modestino preguntó al Padre Pío, en oración, que le iluminara sobre el significado de la camiseta manchada de sangre.

Él le pidió al Padre que le diera una señal si realmente llevaba la misma herida del hombro que Cristo. 

Luego se fue a dormir, para despertar a la una de la mañana con un dolor insoportable en su hombro, como si hubiera sido cortado con un cuchillo hasta el hueso del hombro.

Él sentía que moriría de dolor si continuaba, pero duró muy poco tiempo.
.
A continuación, la sala se llenó con el aroma de un perfume celestial de flores – el signo de la presencia espiritual del Padre Pío – y oyó una voz que decía: “¡Esto es lo que yo tenía que sufrir!”

Así que aunque la Biblia no hace mención de esta herida, los santos nos dicen que Jesús sufrió inmensamente.

jesus-christ-

  

EL ANÁLISIS DE LA SÁBANA SANTA

Pero ¿cómo podemos saber que es verdad? 

Pues aquí es donde la ciencia y la Sábana Santa de Turín entran en esta historia. Vatican Insider dice que

“Cuatro profesores universitarios han publicado un artículo en la revista “Injury”, revelando que el hombre crucificado que estaba envuelto en el sudario de Turín sufrió una dislocación del húmero, la parálisis de un brazo y un traumatismo violento en el cuello y el pecho”.

“Se cree que la persona cuya figura está impresa en la Sábana Santa ha colapsado bajo el peso de la cruz, o del “patíbulo”, como se le conoce en el estudio a la parte horizontal de la cruz.
.
El Hombre de la Sábana Santa explican los académicos, cayó hacia adelante y sufrió un “violento” golpe “mientras caía a tierra”.
.
“La parálisis del cuello y de los músculos del hombro” fue “causada por un objeto pesado que golpeó la parte posterior del cuello y el hombro, causando el desplazamiento de la cabeza al lado opuesto a la depresión del hombro”.

“En este punto, habría sido imposible que el portador de la cruz siguiera manteniéndola y esto trae a la mente el pasaje del Evangelio que describe cómo los soldados obligaron a Simón de Cirene recoger la cruz de Jesús. 

No fue un acto de compasión, por lo tanto, sino de necesidad. 

Esto explica por qué “el hombro derecho está más bajo que el izquierdo en 10 ± 5 grados” y el ojo derecho se retrae en la órbita”, debido a la parálisis de todo el brazo, dicen los académicos”.

Que el hombre de la Sábana Santa es nuestro Señor, hay pocas dudas. La ciencia confirma lo que los santos ya sabían y es fascinante.

  

¿PARA QUE SE HACEN ESTAS REVELACIONES?

La respuesta la podemos hallar en una charla que María tuvo con los videntes de Medjugorje cuando eran niños.

Marija Pavlovic en una entrevista con el P. Livio Fanzaga en Radio María habló de que la Reina de la Paz le mostró a Cristo en su pasión, como una enseñanza para que se difundan esta imagen y la devoción.

marija pavlovic

El P. Livio le preguntó:

¿En los primeros años de las apariciones, Nuestra Señora permitió que vieran a Jesús durante la pasión?

Marija contestó:

Sí. En tiempos difíciles, durante el comunismo, cuando no sabíamos si el día siguiente estaríamos aún con vida. 

Un día la policía nos llevó a su oficina y luego a un hospital psiquiátrico para asustarnos. Nos dijeron que nos iban a dejar ahí. 

Recuerdo que estábamos muy asustados porque Yugoslavia era comunista en ese momento y muchas personas simplemente desaparecían. Incluso en Medjugorje. 

Recuerdo a un chico que se había convertido en un médico. Fue llevado por los militares y nunca volvió a casa. ¡El desapareció! Como él, muchos otros han desaparecido. 

Así que pensé que podríamos llegar a la misma suerte, ya que para ellos éramos un obstáculo, ya que éramos testigos de nuestra fe, el cristianismo y la presencia de la Virgen. 

Podrían matarnos y decir: «No más», y nadie se preguntaría por qué. 

En ese día, cuando volvimos del hospital, cuando la Virgen se apareció lloramos y nos dijo:

«No podemos hacer esto, somos todavía demasiado pequeños.
.
El sufrimiento es demasiado, muy grande para nosotros».

 Así que Nuestra Señora nos mostró Jesús con la corona de espinas en la cabeza, con mucha sangre en la cara, y con las marcas de los azotes.

Entonces ella nos dijo: «Jesús sufrió por amor a ti, ¿no lo amas?»

Entonces dijimos que queríamos ayudar a Jesús a llevar su cruz y sufrir por esta pobre humanidad que necesita a Jesús porque está sin Dios y sin futuro, como dice la Virgen. 

estatua de jesus mostrando el hombro

  

ORACIÓN A LA HERIDA EN EL HOMBRO DE JESÚS, DE SAN BERNARDO 

Oh amado Jesús, manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero la llaga causada por el peso de vuestra cruz que abriendo vuestras carnes desnudó los huesos de vuestro hombro sagrado y de la cual vuestra Madre Dolorosa tanto se compadeció.

También yo, oh carísimo Jesús, me compadezco de Vos y desde el fondo de mi corazón te glorifico y te agradezco por esta llaga dolorosa de vuestro hombro en la que quisiste cargar vuestra cruz por mi salvación.

Ah! por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de vuestra cruz, ruégote con mucha humildad, ten piedad de mi, pobre criatura pecadora, perdonad mis pecados y conducidme al cielo por el camino de la cruz. 

Se rezan siete Ave María y se agrega:

Madre santísima imprime en mi corazón las llagas de Jesucristo crucificado
(Indulgencia de 300 días)

Oh dulcísimo Jesús, no seas mi juez sino mi salvador… (Indulgencia de 100 días)

Y aquí hay otras dos oraciones.

  

ORACIÓN A LA LLAGA DEL CORAZÓN DE JESÚS

Oh dulcísimo Jesús mío, sea la llaga de vuestro Sacratísimo Corazón mi refugio, mi fuerza y protección contra vuestra justa ira, contra el pecado, y en especial contra el pecado mortal, contra los engaños de la carne, del mundo y del demonio y defensa contra mí amor propio, contra todos los males del cuerpo y del alma.

Sea vuestra llaga sacratísima la tumba donde sepultar mis innumerables pecados, los cuales detesto y aborrezco, echándolos en el abismo abierto de esta santísima llaga, abierta por el amor, para nunca jamás volverlos a ver.

Oh amabilísimo Jesús, por la llaga de vuestro Corazón, concededme una sola gota de esa sangre preciosísima que de él fluye, como prenda de eterno perdón de mis pecados.

En esta llaga profunda, escondedme y guardadme allí como prisionero de amor; allí purificadme, disolvedme, cambiadme en un amante de vuestro Corazón llagado.

Convertidme en otro Corazón de Jesús, para que así no piense, ni diga ni haga nada, sino lo que es de vuestro mayor agrado. Así sea.

  

SALUDOS A LAS SANTAS LLAGAS DE SANTA MATILDE

Llagas de mi Jesús, os saludo. Os saludo en la omnipotencia del Padre que os ha decretado; en ha sabiduría del hijo que os ha sufrido y en la bondad del Espíritu Santo, que por vuestro medio ha redimido el mundo. Os recomiendo mi alma. Protegedme contra las asechanzas del tentador, en la vida y en la hora de mi muerte. Así sea.

Fuentes:

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Oración para Ganar Indulgencia Plenaria en Cuaresma

Los viernes ante el Crucifijo.

Los viernes de cuaresma los fieles cristianos pueden ganar indulgencia plenaria.

Si rezan devotamente la oración a continuación, frente a un crucifijo, después de la Comunión.

jesus en la cruz

El Enchiridion Indulgentiarum dice:
.
§ 1. Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que en cualquier viernes del tiempo cuaresmal después de la comunión recite piadosamente, ante la imagen de Jesucristo Crucificado la oración ‘Oh mi amado y buen Jesús…’;
.
§ 2. Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que pronuncie cualquier fórmula piadosa legítimamente aprobada: en la acción de gracias después de la comunión (por ejemplo, Alma de Cristo, Oh mi amado y buen Jesús). 

   

Oración ‘Oh mi amado y buen Jesús’

Miradme, Oh mi amado y buen Jesús,
Postrado ante Vuestra santísima presencia.
Os ruego con el mayor fervor, que imprimáis en mi corazón
vivos sentimientos de Fe, Esperanza y Caridad;
Verdadero dolor de mis pecados, y propósito firmísimo de enmendarme;
Mientras que yo, con todo el amor, y toda la compasión de mi alma,
Voy considerando Vuestras Cinco Llagas;
Teniendo presente aquello que dijo de Vos el santa profeta, David:
“Han taladrado Mis manos y Mis pies, y se pueden contar todos Mis huesos”.
(Salmo 21: 17-18)

Versión en latín

En ego, o bone et dulcíssime Iesu,
ante conspéctum tuum génibus me provólvo,
ac máximo ánimi ardóre te oro atque obtéstor,
ut meum in cor vívidos fídei, spei et caritátis sensus,
atque veram peccatórum meórum paeniténtiam,
eáque emendándi firmíssimam voluntátem velis imprímere;
dum magno ánimi afféctu et dolóre tua
quinque vúlnera mecum ipse consídero ac mente contémplor,
illud prae óculis habens, quod iam in ore ponébat tuo David prophéta de te, o bone Iesu:
‘Fodérunt manus meas et pedes meos: dinumeravérunt ómnia ossa mea.’

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Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.

Versión en latín

Anima Christi, sanctifica me.
Corpus Christi, salve me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Iesu, exaudi me.
Intra tua vulnera absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
ut cum Sanctis tuis laudem te
in saecula saeculorum.Amen.

   

REQUISITOS PARA GANAR UNA INDULGENCIA PLENARIA

Para ganar una indulgencia plenaria, en año normal o en año santo, debes siempre cumplir los TRES REQUISITOS siguientes

1. La Confesión.

Hacer una confesión profunda. La confesión puede hacerse el mismo día que se quiere ganar la indulgencia o haberla hecho recientemente.

2. La Comunión.

Esta debe llevarse a cabo el mismo día en que quiera ganarse la indulgencia.

3. La oración por las intenciones del Papa.

Debes rezar un Padre Nuestro, una Ave María y un Gloria, y ofrecerlas por las intenciones del Papa.

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Además de lo anterior, en un año NORMAL, debes cumplir con una, de las siguientes acciones:

1. La visita de adoración al Santísimo de media hora por lo menos.

2. La visita a los cementerios con la oración, por los difuntos y aplicada solamente a las almas
del purgatorio, del día 1 al 8 de noviembre.

3. La adoración de la cruz, el Viernes Santo durante la solemne acción litúrgica.

4. En las primeras comuniones, a los que la reciben y a los que asisten devotamente.

5. A los participantes a ejercicios espirituales de tres días de duración por lo menos.

6. A los que recitan el rosario en una iglesia, oratorio público, en familia, o en asociación piadosa.

7. A los que leen la Sagrada Escritura por lo menos durante media hora.

8. El rezo del Vía Crucis, delante de las estaciones, legítimamente erigidas.

Además de los 3 requisitos, en un AÑO SANTO, debes cumplir con cualquiera de las siguientes 4 obras:

1. Ir en peregrinación a un lugar santo.

En el caso de México deberá ser a la Iglesia Catedral de cada ciudad, o a las iglesias locales que señale el Obispo de cada diócesis. Una vez en la Iglesia, debes participar en la Santa Misa, o en un ejercicio piadoso como el vía crucis o el rosario.

2. Cruzar la Puerta Santa.

Debes cruzar la puerta de las Iglesias designadas y permanecer ahí un cierto tiempo en meditación espiritual.

3. Hacer una obra de misericordia.

Visitando un tiempo largo a algún hermano necesitado o con dificultades, como por ejem plo : enfermos, encarcelados, personas con discapacidad, ancianos solos, niños abandonados, juventud en dificultades, etc. , pues Cristo está presente en ellos.

4. Hacer una obra de penitencia.

Haciendo un sacrificio, por ejemplo:

a) Practicando el ayuno.

b) Absteniéndote al menos durante un día de cosas superfluas como el tabaco, las bebidas alcohólicas, los dulces, la televisión, la música…

c) Dando una limosna (que de verdad te cueste) a la Iglesia, a obras religiosas o sociales, o a los pobres.

d) Dando de tu tiempo a algún apostolado o actividades en beneficio de tu comunidad.

e) Otras formas de sacrificio personal.

  

¿QUE ES UNA INDULGENCIA?

Una indulgencia es definida por la Iglesia Católica como la remisión ante Dios del castigo temporal debido por los pecados ya perdonados; puede verse en el numeral 1471 del Catecismo de la Iglesia Católica..

Esto significa que el perdón de un pecado está separado del castigo por el pecado.

El castigo eterno es el que condena al alma por la eternidad a vivir separada de Dios, y se remite por el perdón dado en la confesión.

El castigo temporal es el que queda por los pecados ya borrados en cuanto a la culpa, y se puede sufrir durante la vida en la Tierra o en el purgatorio.

Nosotros podemos obtener el perdón de nuestros pecados a través del sacramento de la confesión y reconciliarnos con Dios.

Pero el castigo temporal sigue presente.

La Iglesia establece que el receptor de la indulgencia debe realizar una acción para obtenerla.

La indulgencia no significa que estemos comprando nuestra salvación.

Hay indulgencias de dos tipos.

Las parciales remueven parte del castigo temporal, que en general es expresado en días de castigo.

Y las indulgencias plenarias, que eliminan todo el castigo temporal.

Obviamente si se peca luego de obtenida la indulgencia, está cesa.

Y obviamente también, los requisitos para una indulgencia parcial son menores que para una indulgencia plenaria.

Segun el Enchiridion de Indulgencias, que es el manual de indulgencias de la Iglesia Católica, hay 4 requisitos básicos para obtener una indulgencia plenaria.

Estos son confesión sacramental, la comunión eucarística por las intenciones del santo padre, y eliminar todo apego al pecado, incluso al pecado venial.

Porque los pecados se dividen en dos según la iglesia católica.

Por un lado está el pecado mortal que nos aleja de la comunión con Dios y de vivir con Él permanentemente en el cielo en el futuro.

Y el pecado venial, que es un desorden moral pero que no nos priva de la salvación porque no rompen la amistad con Dios,

Las tres primeras condiciones para obtener la indulgencia plenaria pueden cumplirse días antes o días después de la fecha indicada.

Y las oraciones por el santo padre, que son recomendadas, son el padrenuestro, el avemaría, el gloria y el credo, pero se pueden sustituir por otras.

La cuarta condición es la más difícil de cumplir, pero debemos considerar que un apego consuetudinario al pecado no es lo mismo que la debilidad humana normal, que tiende al pecado debido a nuestro pecado original.

Un apego es un trastorno objetivo del cual la persona es consciente.

Hay que considerar que sólo Dios sabe cuándo se obtienen las indulgencias

Y un caso relatado por San Felipe Neri, del siglo XVI, da cuenta de esto.

El santo estaba predicando una indulgencia jubilar y se le reveló que había sólo dos personas en la iglesia que realmente estaban recibiendo la indulgencia plenaria; uno era él y otro una anciana.

Sin embargo aunque Dios no otorgue la indulgencia plenaria, como se aspira, igual puede otorgar parte de ella como indulgencia parcial.

En el numeral 1479 del catecismo de la Iglesia Católica dice también que se pueden obtener indulgencias para aquellos que están en el purgatorio, en virtud de participar todos en la comunión de los santos.

De modo que podemos interceder pidiendo indulgencias por personas que están purificándose.

Otra cosa que los católicos deben saber es que la mayoría de las oraciones habituales qué hacemos, incluso la señal de la cruz, están dotadas de indulgencias parciales.

Las indulgencias se introdujeron en la Iglesia Católica para paliar las penitencias severas que existían en la iglesia primitiva.

Y se basan en el reservorio de méritos que ha acumulado la Iglesia por el sacrificio superabundante de Cristo en la cruz y las virtudes y penitencias de los santos.

Pero en la Edad Media los pontífices y obispos abusaron de las indulgencias, e incluso las comercializaron, convirtiéndose en un problema grave.

Al punto que Martín Lutero atacó especialmente a la Iglesia por esto.

Durante la Contrarreforma esto fue frenado y más últimamente en el siglo XX, se abolieron en gran medida las indulgencias cuantificadas en días o años.

Fuentes:

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Mira por qué es Importante Visitar el Cementerio

La interpretación de la muerte distingue claramente a un cristiano de un  agnóstico.

Para un cristiano la muerte no es el fin sino un estado momentáneo.

Porque luego el Señor nos resucitará el último día.

Los católicos creemos en la misericordiosa existencia del Purgatorio.

Donde las almas no totalmente santas en la tierra pueden llegar al Cielo, haciendo un alto para purificarse allí.

Y aún los católicos piensan algo más misericordioso, que los vivos pueden apresurar el pasaje de esas almas al Cielo mediante oraciones.

Por eso la Iglesia ha instituido el mes noviembre como el mes para orar por los difuntos.

Y pone en primer plano a los cementerios.

 

¿POR QUÉ REZAMOS POR LOS MUERTOS?

La Biblia nos dice que es un pensamiento santo y sano orar por los muertos, para que puedan ser liberados de los pecados (2 Macabeos 12:46).

Y especialmente en el mes de noviembre la Iglesia Católica nos urge a pasar tiempo orando por aquellos que nos han precedido.

Noviembre es el mes en el que la Iglesia se dedica especialmente a orar por los muertos.

La oración por las almas en el Purgatorio es un requisito de la caridad cristiana, y nos ayuda a recordar nuestra propia mortalidad.

Para fomentar esta práctica sagrada, la Iglesia ofrece una indulgencia plenaria diaria para las almas del Purgatorio, bajo las condiciones habituales (intención correcta, confesión, comunión, oración por las intenciones del Papa) a quienes visitan un cementerio en el período del 1 al 8 de noviembre.

Y ofrece una indulgencia parcial en otros momentos.

 

DEL CONSUELO A LA REALIDAD

Es un consuelo para nosotros en la tierra pensar que cuando un ser amado muere la persona está en el Cielo.

Este consuelo es real y dulce porque es correcto y bueno que esperemos el Cielo.

Pero no debemos olvidar que la muerte no siempre es un pase gratis al cielo.

Para llegar allí, muchas almas necesitan el regalo de nuestras oraciones, para salir rápidamente del lugar donde están siendo purgadas.

Piensa en esta escena.

Un viejo frágil yacía en su lecho de muerte.

En una silla al lado de su cama, un sacerdote se sentó con él y secó las lágrimas que fluían silenciosamente de los ojos del moribundo.

El anciano le pidió al sacerdote que escuchara su confesión.

Después de recibir la comunión el moribundo le dijo al sacerdote:

«Hijo mío, si el Señor me llama esta noche, pide a todos mis hermanos que me perdonen por los problemas que les causé.

Pídales también que oren por mi alma«.

El anciano moribundo era el Padre Pío.

Cuando estaba a pocos minutos de encontrarse con su Señor, su humildad lo llevó a pensar que necesitaba oraciones para zafar el purgatorio.

Porque aunque él era un santo, aun así, era un pecador en necesidad de misericordia.

Cuando el Padre Pío pidió que sus hermanos rezaran por su alma, conocía perfectamente a las almas del Purgatorio.

De hecho, había dicho que «más almas de muertos que de vivos ascienden a esta montaña para asistir a mis misas y buscar mis oraciones».

El Padre Pío nos recuerda que hay que orar para ayudar a nuestros seres queridos que posiblemente puedan estar sufriendo en el purgatorio.

Y que nunca es demasiado tarde para orar, ya sea que la persona haya muerto recientemente o hace mucho tiempo.

Porque para el Señor todo es un presente eterno.

Las oraciones son siempre tomadas en cuenta.

Incluso si la persona por la que rezas ya esté en el cielo, tus oraciones nunca serán desperdiciadas.

Otras almas en el Purgatorio pueden beneficiarse de tu ofrenda.

Y este pensamiento nos trae en el mes de noviembre a los cementerios, especialmente durante las primeras semanas de noviembre.

 

¿POR QUÉ DEBERÍAMOS VISITAR UN CEMENTERIO PARA ORAR POR LOS MUERTOS?

La visita a los cementerios es algo cada vez menos frecuente en nuestra cultura.

Y hay que argumentar mucho a las personas para que lo hagan.

¿Por qué visitar un cementerio, especialmente en nuestros días?

Aunque la nuestra ha sido etiquetada como una «cultura de la muerte», la verdad es que la muerte ha adquirido cierta invisibilidad, llevando a la sensación que el cuerpo se desvanece luego de muerto.

Las muertes ocurren con frecuencia en hospitales u otras instituciones, raramente en el hogar.

Los velatorios son cada vez menos frecuentes. El muerto suele quedar en depósito para luego ser enterrado o cremado.

La morgue ha hecho que los funerales sean más una función de la conveniencia de los vivos que una conmemoración de los muertos.

¿Qué ha sucedido?

En los últimos años la cremación ha superado el entierro, ocultando aún más la muerte y a los muertos.

Los cementerios desaparecen junto a los cuerpos que se desvanecen.

Entonces, ¿por qué ir a visitar un cementerio?

Uno puede rememorar a la persona querida que ya no está y orar por ella.

¿Y también por qué no por los demás que yacen allí?

Un simple Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de las almas en este cementerio” es de gran ayuda y consuelo.

Porque a veces nos olvidamos que hay un vínculo de los vivos y los muertos.

El cementerio es una extensión de la Iglesia, no solo como un lugar sacramental, sino como el lugar de descanso de aquellos que son parte del sufrimiento de la Iglesia, esperando que pronto sean parte de la Iglesia triunfante en el Cielo.

La «comunión de los santos» nos debe llevar a visitar los cementerios porque es visitar otra parte de la Iglesia, la iglesia purgante.

El Catecismo de la Iglesia Católica dice algo asombroso sobre orar por los muertos: «Nuestra oración por ellos es capaz no solo de ayudarlos, sino también de hacer que su intercesión por nosotros sea efectiva».

Cuando rezas por las almas en el Purgatorio, las hace más capaces de orar por ti. ¡Qué bendición recíproca de unidad en el Cuerpo de Cristo!

Además el cementerio es un signo de nuestra historia y su continuidad: el tiempo no comienza ni termina conmigo.

Nadie es un individualista carente de vínculos relacionales.

Las personas se insertan en la historia y en una comunidad.

Pero en una sociedad individualista y altamente móvil, estas verdades pueden estar oscurecidas.

Por otro lado los cementerios suelen ser uno de los lugares más encantadores en la mayoría de las ciudades.

Su belleza paisajística, sus monumentos que, han desafiado el paso del tiempo, y paz que uno encuentra en ellos son su sello distintivo.

Uno puede leer las lápidas desgastadas y preguntarse acerca de las vidas que honran.

A veces tienen información del muerto como su profesión, su edad, cuando murió, su familia.

En ocasiones son lugares bien cuidados y con flores.  Y a veces dan la sensación que hace mucho tiempo nadie las visita.

¿Por qué no una breve oración por quienes yacen allí y pueden haber sido olvidados por quienes debían ayudarles en el pasaje al Cielo?

Adicionalmente los cementerios son lugares sacramentales sagrados.

Los sacramentales incluyen: acciones (por ejemplo, la señal de la cruz o la bendición), cosas (por ejemplo, agua bendita o escapularios) y lugares (por ejemplo, cementerios).

Como nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica (#1677)

«Se llaman sacramentales a los signos sagrados instituidos por la Iglesia cuyo fin es preparar a los hombres para recibir el fruto de los sacramentos y santificar las diversas circunstancias de la vida

Solíamos referirnos a los cementerios como terreno «consagrado» o «santificado».

El término recuerda a la gente no solo que el cuerpo humano, incluso cuando está muerto, permanece sagrado, sino que también está hecho con esa materia.

La naturaleza sacramental y sagrada de un cementerio recuerda que lo sagrado y lo secular no puede dividirse claramente, sino que se cruzan.

El cementerio con sus tumbas, sus símbolos y sus muertos, es un recordatorio para todos de que hay otra comprensión del significado y el fin de la vida humana que el encogimiento de hombros agnóstico y la expresión que el muerto “dejó de existir”.

Los católicos sabemos que el alma nunca deja de existir.

Y el cementerio es el lugar de descanso antes de la Resurrección de los muertos.

Honrar al cuerpo, incluso al cadáver, es indicativo de honrar a la persona.

Los católicos han honrado al cuerpo como una expresión de la persona: es por eso que, por ejemplo, tenemos la práctica de honrar reliquias.

 Cada cementerio es un relicario.

Es importante recordarlo hoy, ya que se ha apoderado de nuestra cultura una mentalidad que imagina a la persona como una computadora atrapada en una masa biológica.

Que lleva a que la eliminación de restos orgánicos se convierta en una consideración puramente utilitaria y pragmática, para que la huella de carbono más pequeña.

No es accidental que la cremación esté superando a la sepultura en popularidad, incluso entre los católicos.

De hecho, el último desarrollo en servicios funerarios parece ser la «cremación sin llama«, una especie de disolución química de los tejidos blandos del cuerpo (es decir, todo menos hueso) en un líquido.

Cuyos defensores incluso dicen que constituye un fertilizante eco-amigable.

La cremación, «sin llama» se promueve por ser más barata, respetuosa con el medio ambiente y preservar la tierra valiosa.

Entonces, ¿por qué ir a visitar un cementerio?, en especial en noviembre.

Además de la belleza y la paz, el significado sacramental, eclesiológico y el testimonio que el cementerio (y nuestra presencia) le da a la dignidad del cuerpo, recuerda que hay una razón valiosa: puedes hacer algo de valor eterno para los fieles difuntos al obtener una indulgencia para ellos.

Y considera también que es una oportunidad de tener buenos amigos en lugares altos.

Es así que la Iglesia ofrece una indulgencia para una visita al cementerio, que está disponible como una indulgencia parcial durante todo el año, pero que del 1 de noviembre hasta el 8 de noviembre es plenaria, aplicable solo a las almas del Purgatorio.

Una indulgencia plenaria, remite todo castigo debido al pecado.

Lo que significa que al cumplir los requisitos de la indulgencia, puedes obtener la entrada al Cielo de un alma que actualmente está sufriendo en el Purgatorio.

Para la mayoría de nosotros, la indulgencia en la visita al cementerio lleva solo unos pocos minutos, y sin embargo cosecha un inmenso beneficio espiritual para las Santas Almas en el Purgatorio.

Y el beneficio para nosotros también en inmenso, ya que esas almas cuyo pasaje al Cielo facilitamos, rezarán por nosotros cuando entren al Cielo.

 

¿QUÉ DEBES HACER PARA OBTENER LA INDULGENCIA?

Para obtener la indulgencia plenaria del 1 de noviembre al 8 de noviembre, debemos recibir la Comunión, la Confesión sacramental (y no tener apego al pecado, incluso venial) y visitar un cementerio.

En otros días, la indulgencia es parcial.

La comunión debe recibirse cada día que deseamos obtener la indulgencia, pero solo debemos confesarnos una vez durante el período.

Y como con todas las indulgencias plenarias, debemos orar por las intenciones del Santo Padre (un Padre Nuestro y un Ave María) cada día que realizamos la indulgencia.

Recuerda que la indulgencia es aplicable solo a las Almas en el Purgatorio y se concede a los fieles, que devotamente visitan un cementerio y oren por los difuntos, aunque solo sea mentalmente

Aquí hay oraciones por los difuntos que puedes usar.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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¡Aprovecha las Grandes Indulgencias por los 100 años de FÁTIMA!

Los 100 años de las apariciones de Fátima son el evento cristiano más importante del 2017.

Se cumplen el 13 de mayo de 2017.

Y el Papa Francisco ha decretado la concesión de indulgencias plenarias alrededor de él.

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En este artículo trataremos de explicar de la manera más didáctica qué son las indulgencias y como aprovecharlas.
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Y derribaremos el mito de que las indulgencias son un resabio medieval.

Por el contrario, las indulgencias son una parte central de la doctrina católica, asociada a la doctrina del Purgatorio y al sacramento de la reconciliación o Confesión.

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CONMEMORAMOS LOS 100 AÑOS DE LA APARICIÓN DE FÁTIMA CON INDULGENCIA PLENARIA

El Papa Francisco decidió conceder indulgencia plenaria durante todo el Año Jubilar para conmemorar las apariciones de Fátima en 1917.

Las condiciones habituales son confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Santo Padre.

Y hay tres formas para lograrlas:

 

A – Peregrinar al Santuario de Fátima en Portugal

Los peregrinos van a Fátima y participan en una celebración u oración dedicada a la Virgen, además de rezar el Padrenuestro, recitar el Credo e invocar a la Madre de Dios.

 

B – Visita a una imagen de Fátima en cualquier parte del mundo

Los fieles piadosamente ganan las indulgencias visitando con devoción una imagen de Nuestra Señora de Fátima expuesta a la veneración pública en cualquier templo, oratorio o local adecuado en los días 13 de cada mes desde mayo hasta octubre de 2017.

Y participen allí devotamente en alguna celebración u oración en su honor.

Deben rezar además un Padrenuestro, el Credo e invocar a la Virgen de Fátima.

 

C – Especial para los enfermos, discapacitados y ancianos

Se aplica a las personas que por la edad, enfermedad u otra causa grave estén impedidos de movilizarse.

Pueden obtener las indulgencias rezando ante una imagen de la Virgen de Fátima, uniéndose espiritualmente a las celebraciones de los días 13 de cada mes, entre mayo y octubre de 2017.

También deben ofrecer con confianza a Dios sus oraciones y dolores, y los sacrificios de su propia vida, a través de la Santísima Virgen.

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¿QUÉ ES ESTO DE LAS INDULGENCIAS? ¿UN RESABIO MEDIEVAL?

En muchos casos en la Iglesia hay una cortina de silencio sobre este tema por dos razones:

-su rechazo por las iglesias reformadas que no reconocen los sacramentos y en especial el de la reconciliación;

-así como algunos trabajos históricos sobre la Edad Media, que les ha considerado como ‘abusos de la devoción’’, que surgieron junto con la llamada “invención medieval del Purgatorio”.

Pero no fue en la Edad Media, ni durante el Concilio de Trento, y ni en la Contrarreforma que le siguió que la Iglesia montó una de sus más completas defensas sobre las indulgencias.

Sucedió después del Concilio Vaticano II, en 1967.

Ese año, el Papa Pablo VI publicó su encíclica Indulgentiarum Doctrina, que reformó las indulgencias.

El resultado de todo esto es que si quieres estar comprometido con lo que la Iglesia enseña y practica en un mundo post-Vaticano II, las indulgencias son parte del paquete y no un resabio medieval.

¿Por qué Pablo VI creía que las indulgencias eran tan importantes?

Pablo VI define una indulgencia como la remisión de la pena temporal del pecado.

Ten en cuenta que la remisión no es lo mismo que el perdón.
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Una analogía es un accidente automovilístico en el cual tú tienes la culpa.
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El otro conductor puede perdonarte, pero tú todavía eres responsable de cubrir los costos de la reparación.

Ahora, en el gran esquema, las indulgencias pueden parecer a algunos como una prioridad mucho más baja que otras cosas, como el perdón, para tomar un ejemplo obvio.

Pablo VI muestra que las indulgencias están profundamente arraigadas en las enseñanzas fundamentales de la Iglesia.

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¿CUÁLES SON LAS TRES ENSEÑANZAS PRINCIPALES EN LAS QUE SE BASA PABLO VI?

Pablo VI justifica las indulgencias a través de 3 argumentos.

Las tres enseñanzas están operando en la doctrina de las indulgencias.

Una indulgencia ocurre cuando la Iglesia, usando su autoridad dada por Dios, recurre al tesoro de los méritos para remitir la pena temporal del pecado.

Vayamos por partes.

 

Primero, sobre la realidad del pecado

Todo pecado, de hecho, causa una perturbación en el orden universal establecido por Dios en su inefable sabiduría y caridad infinita.

Y la destrucción de valores inmensos con respecto al pecador mismo y a la comunidad humana.

Los cristianos a lo largo de la historia siempre han considerado el pecado como una transgresión de la ley divina.

Y también como una rebeldía o indiferencia de la amistad entre Dios y el hombre.

La existencia de un castigo real refuerza esto: el Infierno, la condena eterna, y el Purgatorio para la purificación.

Agrega Pablo VI:

“La existencia misma y la gravedad del castigo nos permiten entender la estupidez y la malicia del pecado y sus consecuencias perjudiciales”.

 

Segundo, sobre la doctrina de la comunión de los santos

Hay una “solidaridad sobrenatural” entre hombres y mujeres.

En la que

“el pecado de uno perjudica a los demás, así como la santidad de uno también beneficia a los demás”.

Las santas vidas de los santos construyen lo que tradicionalmente se ha descrito como el “tesoro de los méritos”.

Este tesoro consiste en el “valor infinito e inagotable de la expiación y los méritos” de Cristo.

Y María y todos los santos también contribuyen a ello a través de sus buenas obras, según Pablo.

 

Tercero, las indulgencias son una extensión lógica de las penitencias

Según el catecismo, un acto de penitencia – asignado a un pecador arrepentido por un confesor – hace satisfacción por el pecado y cura el daño que causó.

Un principio similar está detrás de las indulgencias.

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¿CÓMO UNIMOS LOS TRES ARGUMENTOS?

Uniendo los tres conceptos, se produce una indulgencia cuando la Iglesia, usa la autoridad dada por Dios, y recurre al tesoro de los méritos para remitir la pena temporal del pecado.

O dicho de otro modo, las indulgencias son la remisión ante Dios de la pena temporal merecida por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa.

Los cuales el fiel, obtiene para sí mismo o para los difuntos cumpliendo determinadas condiciones.

Mediante el ministerio de la Iglesia, que como dispensadora de la redención, distribuye el tesoro de los méritos de Cristo y de los santos.

Pongámoslo ahora en la base doctrinal más amplia para que quede más claro.

El pecado grave nos hace incapaces de la vida eterna, cuya privación se llama pena eterna.

Tanto la culpa como la pena eterna son perdonadas por el Sacramento de la Reconciliación o Confesión recibido con las debidas disposiciones.
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Pero además de la pena eterna, el pecado nos hace merecer una pena temporal (o castigo) que es acumulativa.
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Pues mientras más pecados cometamos, aunque ya los hayamos confesado, más pena temporal se acumula.

Piensa en el accidente de automóvil que ejemplificamos antes.

Por lo tanto, para poder llegar a la presencia de Dios, habrá que purificarse, purgar esa pena, pagar esa deuda, lo cual se hace en el Purgatorio.

¿Cómo evitar ir al Purgatorio, para poder ver a Dios cuanto antes?

Existe un camino para lograrlo, y es mucho menos doloroso que ir al Purgatorio.

Se trata de la remisión anticipada, aquí en la tierra, de esa pena temporal, mediante:

  • Obras de penitencia que el pecador se impone voluntariamente 
  • La penitencia que el Sacerdote impone en el Sacramento de la Reconciliación 
  • La aceptación humilde de las penas que Dios permite que padezcamos en esta vida 
  • Las indulgencias.

Por lo tanto tenemos que:

Las indulgencias tienen un carácter liberador, porque liberan al pecador de la pena temporal

Ante Dios, que es quien concede el perdón 

Sólo puede ganar la indulgencia quien sea un fiel cristiano y esté en comunión con la Iglesia 

Cumpliendo ciertas condiciones que señala la Iglesia, cuya mediación nos permite obtener la indulgencia 

Donde la Iglesia aplica los méritos de Cristo, de María Santísima y de los Santos  

Y por la Comunión de los Santos y por la autoridad recibida de su Divino Fundador puede distribuir los méritos sobreabundantes de Cristo, de María Santísima y de los Santos, a los pecadores y a las almas del Purgatorio que los necesiten, a través precisamente de las indulgencias.

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¿QUÉ DEBEMOS HACER EXACTAMENTE PARA RECIBIR UNA INDULGENCIA?

En primer lugar, uno debe estar debidamente preparado o dispuesto.

En palabras de Pablo VI, los que buscan indulgencias deben

amar a Dios, detestar el pecado, depositar su confianza en los méritos de Cristo y creer firmemente en la gran ayuda que derivan de la Comunión de los Santos”.

Pero hay tres requisitos formales además:

la confesión
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la comunión
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y la oración por las intenciones del Papa

Las indulgencias pueden ser, según el canon 993 del Código de Derecho Canónico:

-Plenaria: si libera totalmente de la pena temporal (¡Borrón y cuenta nueva!)

-Parcial: si libera de dicha pena sólo en parte

Y según el canon 994 del Código de Derecho Canónico, las indulgencias, tanto parciales como plenarias, pueden ser aplicadas a los difuntos.

Lo cual acorta su tiempo de purificación en el purgatorio e incluso pueden darlo por concluido y ayudarles a llegar inmediatamente a la presencia de Dios.

escolares rezando el rosario fondo

 

¿PERO, CUÁL ES EL ‘ACTO’ QUE DEBE REALIZARSE EXACTAMENTE?

La encíclica de Pablo fue publicada antes de una nueva edición de un compendio de la Iglesia sobre los actos indulgenciados, conocido como Enchiridion Indulgentiarium.

Las condiciones generales para ganar las indulgencias plenarias (cfr. Const. Apost. Indulgentiarum doctrina de Pablo VI, 1 de enero de 1967) son:

1 – Desapego a todo pecado, incluso venial.

2 – Rezar por las intenciones del Santo Padre.

3 – Comunión sacramental.

4 – Confesarse regularmente.

La condición de orar por las intenciones del Sumo Pontífice se cumple plenamente recitando un Padrenuestro y un Ave María por sus intenciones; aunque cada fiel puede rezar otra oración, según su devoción y piedad por el Romano Pontífice.

Las condiciones pueden cumplirse algunos días antes o después de la ejecución de la obra prescrita.

Pero es conveniente que la comunión y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice se realicen el mismo día en que se haga la obra.

Sin embargo, con una sola confesión sacramental se pueden ganar muchas indulgencias plenarias; en cambio, con una sola comunión eucarística y con una sola oración por las intenciones del Sumo Pontífice solamente se puede ganar una indulgencia plenaria.

Pero también se pueden ganar indulgencias mediante diversos actos piadosos.

Para resumir brevemente, el acto por el cual se puede obtener una indulgencia esencialmente se reduce a una oración o un cierto acto de piadoso, más las que dijimos arriba.

Ejemplos de oración incluyen: el Memorare, el Salmo 50, y ciertas novenas. Cantar ciertos himnos, como Tantum Ergo o incluso repetir ciertas frases piadosas también califican.

Actos piadosos que son indulgenciados incluyen: visitar una Catacumba, detenerse en un Cementerio, o ir a una Iglesia en el Día de los Muertos, Adoración al Santísimo Sacramento durante media hora por lo menos, Lectura de la Sagrada Escritura durante media hora por lo menos, Rezo del Via Crucis, Rezo del Santo Rosario en una Iglesia u oratorio público, o en Familia, o en una comunidad religiosa o asociación piadosa

Estos ejemplos de indulgencias sugieren uno de los propósitos detrás de la práctica, y no es sólo la remisión de la pena temporal del pecado.

Las indulgencias también son una forma en que la Iglesia ayuda a los fieles a priorizar qué oraciones y prácticas devocionales son más importantes.

Como dice Pablo:

“les recuerda constantemente aquellas cosas a las que hay que dar preferencia porque son necesarias o al menos mejores y más eficaces para alcanzar la salvación”.

Fuentes: