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¿Qué sucede Aquí y en el Más Allá con los Bebes Abortados y sus Madres?

El aborto es la mayor causa de muertes en el mundo, 45 millones de niños mueren anualmente.

Para los católicos no se trata de una batalla cultural más, como se está poniendo de moda decir ahora en la Iglesia Católica.

Está en el plan de Dios que los niños que se conciben tenga su pasaje por la tierra antes de su morada definitiva. 

Por eso, videntes y místicos han recibido mensajes del cielo mostrando su reprobación e indignación por los abortos.

Veremos en este artículo las consecuencias sobrenaturales que tiene el aborto para las mujeres que han abortado y para su familia.

Así como las consecuencias que tiene para los niños abortados, después de muertos.

Y plantearemos la solución de darle nombre y bautizar a los abortados como sugiere el Padre Ángel Peña, O.A.R.

   

QUE DICE LA CIENCIA

El conocimiento científico muestra claramente que los argumentos que se esgrimen para justificar el aborto son absolutamente falaces.

Los argumentos clásicos que utilizan los pro aborto es que nadie sabe cuándo comienza la vida.

O que la mujer lleva dentro luego de la concepción, una masa de tejido que no es un ser humano.

La ciencia se ha expedido sobre esto.

En el momento en que un espermatozoide humano penetra en un óvulo humano nace una nueva entidad que se llama cigoto.

Ese es el nombre que se le da a la primera célula formada en la concepción.

Y es un ser humano que está vivo.

Porque el cigoto está compuesto por ADN humano y otras moléculas humanas y no de otra especie, de modo que su naturaleza es innegablemente humana.

Por otro lado cada cigoto tiene una composición genética absolutamente única, diferente a cualquier humano que haya existido.

Lo que refuta la idea de que el cigoto es una parte del cuerpo de la mujer que lo porta y por lo tanto la mujer puede hacer lo que quiera con él.

El ADN del cigoto incluye un diseño completo que guía el desarrollo del ser humano.

Y de los atributos hereditarios que aparecerán luego, como el color de cabello, de ojos, rasgos de personalidad etc.

Y si no se interrumpe su desarrollo, inicia una secuencia compleja de eventos que dan forma a un ser humano adulto.

Y así se desarrollará su nacimiento, infancia, adolescencia, madurez, vejez y terminará en la muerte.

De modo que, desde el momento de la fusión del esperma y el óvulo humanos surge una nueva entidad que es claramente un ser humano vivo.

Que tiene un plan de desarrollo en su ADN que lo llevara por todas las etapas de la vida.

Así por ejemplo el sistema cardiovascular comenzará a funcionar a los 22 días después de la concepción.

A las 6 semanas se habrán formado los ojos, los párpados, la nariz, la boca, la lengua.

La actividad eléctrica cerebral se detectará a las 6 o 7 semanas.

Y a las 10 semanas el niño podrá hacer movimientos corporales.

Las nuevas técnicas de ultrasonido permiten ver en tiempo real al niño en el útero juntando las manos, chupándose el pulgar, bostezando, estirándose, cubriéndose los oídos ante un sonido fuerte, sonriendo.

De modo que el argumento de que nadie sabe cuándo comienza la vida no está relacionado con el conocimiento científico, la ciencia es clara.

Sino que está relacionado con creencias políticas, filosóficas o incluso religiosas y preferencias personales.

No están argumentando sobre cuando comienza la vida, sino cuando ellos creen que merece reconocimiento y protección legales.

Diversos videntes y místicos han recibido mensajes del cielo mostrando su reprobación e indignación por los abortos.

¿Cuál es la reacción del cielo ante los abortos?

   

LA CONDENA DEL ABORTO EN LOS MENSAJES DEL CIELO

Veamos algunos mensajes que han recibido videntes condenando el aborto:

    

Mensaje a Amparo Cuevas en España, 3 de enero de 1987

Las madres se han convertido en asesinas de sus propios hijos; ¿cómo no va a estar mi corazón triste hija mía?”

   

Mensaje a Pedro Regis, Brasil, 12 mayo 1987

“Hijos míos queridos, lloro por los pecados de cada uno de ustedes.

Lloro por los crímenes practicados por las madres que abortan a sus hijos.

Esto es un gran pecado.

¡Un hijo que no pidió de nacer y que después es asesinado por su propia madre, que cosa fea…!

¡El aborto es un crimen hijos míos, y esto me deja muy triste!”.

   

Mensaje a Julia Kim, Corea, junio de 1987

“Hija mía, mis lágrimas se deben a que la humanidad no ama a Dios como Él se lo merece, ni se aman las personas entre ellas.

También, por el terrible pecado del aborto, que mata una cantidad innumerable de bebés diariamente”.

    

Mensaje a Gladys Quiroga de Motta, Argentina, 13 de septiembre de 1988

“Hay actualmente, graves ofensas a Dios; los asesinatos, los abortos y toda clase de violencia, son formas de acometer contra el Señor”.

 

Mensaje a Mirjana Dragicevic, Medjugorje, junio de 1991

“La Santísima Virgen dijo que no hay pecado para Dios que no pueda ser perdonado.

Pero para el aborto hay que hacer penitencia toda la vida”.

   

Mensaje a Christina Gallagher, Irlanda, 28 de diciembre de 1992

“El aborto es el mayor pecado contra Dios”.

 

Mensaje a Agustín del Divino Corazón, Colombia, 9 de enero de 2010

“El pecado del aborto lacera mi Inmaculado Corazón y el Sagrado Corazón de Jesús.

Aborto que clama justicia por el cielo, porque son muchos los no nacidos que acojo en mi seno materno.

No nacidos que son mártires, aun estando, en el vientre de sus madres”. 

 

LA NECESIDAD DE BAUTIZARLOS PARA QUE VAYAN AL CIELO

La beata Ana Catalina Emmerick cuenta la historia real de una mujer que había matado al hombre que la había violado y también había matado al niño que había sido concebido.

“Al poco tiempo murió arrepentida también esta mujer.
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Pero deberá pasar en expiación todos los años que la Providencia divina tenía destinados de vida a su hijo.
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Hasta que el niño, con el transcurrir del tiempo, haya alcanzado el momento de gozar de la luz eterna” (tomo 3 del 31-12-1820).

   

Veamos lo que Nuestra Madre la Virgen le decía al Padre Stefano Gobbi, fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano, el 8 de setiembre de 1983:

Estoy recogiendo de todas partes del mundo a mis niños más pequeños para reunirlos en mi escuadrón y depositarlos en lo profundo de mi Corazón Inmaculado.

Hijos predilectos, escuchen su voz que invoca su ayuda, corran a su encuentro, tómenlos en sus brazos y llévenlos todos a su Madre celestial.

Pequeños son para Mí todos los niños ya concebidos, cuyas vidas son voluntariamente destrozadas desde las entrañas de sus madres.

El amor y el ansia de su Madre celestial y de la Iglesia por su salvación, así como su sangre inocente derramada por los que desprecian y desobedecen la ley de Dios, es ya un bautismo de deseo y de sangre, que los salva a todos”.

Vemos aquí dos puntos fundamentales.

En primer lugar, que todos estos niños abortados y que, por tanto, mueren sin bautismo, son salvados por Dios.
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Segundo, habla del bautismo de sangre y bautismo de deseo.

Este bautismo de deseo es en virtud del amor y del deseo de la Virgen y de la Iglesia por su salvación.

No dice que se salven de inmediato después de su muerte.

Más bien, parece ser que deben esperar un tiempo, aunque sea corto, pues esperan que escuchemos su voz, que pide ayuda.

Dicho de otro modo, estos niños se salvan, pero estarían un tiempo en algún lugar, como puede ser el limbo, hasta que sean amados y ofrecidos a Dios en virtud de la comunión de los santos.

También hay místicos actuales que hablan del limbo temporal.

   

Mamma Natuzza Evolo, mística italiana, a quien los obispos napolitanos buscan beatificar, habla del limbo temporal:

“Padres y madres de familia, pensad bien en la educación de vuestros hijos, educadlos en la religión.

No rechacéis a los hijos (por el aborto), pues es un pecado grave.

Bautizadlos, porque los niños muertos sin bautismo van al limbo, donde se sufre solamente por la falta de la visión beatífica”.

 

Julia Kim, otra gran mística, de Korea del Sur.

Con frecuencia el Señor le ha hecho experimentar los dolores y agonías que sufren los niños durante el aborto.

El 5 de noviembre de 1986 la Virgen le dijo:

“Hija mía, ¿quieres participar en mis sufrimientos por los niños abortados?

A causa de los abortos sentirás intensos dolores en tu vientre.

Estos pequeños vagan por el limbo después de haber sido abortados, privados de su dignidad y tratados como un pedazo de carne…

Reza por ellos y calma sus heridas, y ofrece reparación por los pecados cometidos contra ellos”.

   

La mística austríaca María Simma, ha hablado muchas veces de la existencia del limbo.

“Todos los niños (pequeñitos) que mueren sin estar bautizados van al limbo.

Allí son felices y no tienen conocimiento de la posibilidad de ver a Dios.

Pero pueden ir al cielo, si nosotros oramos por ellos y les damos el bautismo por los no nacidos, del cual supongo que Ud. ha oído hablar”.

En una entrevista que Nicky Eltz publicó en su libro “Hacednos salir de aquí”, dice:

“Las almas santas me dicen que los niños nacidos muertos o abortados no van al paraíso ni al purgatorio.

Van a un lugar intermedio que se puede llamar limbo o ‘cielo infantil’.

Las almas de estos niños no saben que exista algo mejor que eso, no saben que no están en el cielo.

La responsabilidad de llevarlos al cielo está en nosotros.
.
Lo podemos hacer, bautizándolos espiritualmente o mandando celebrar una misa por ellos”.

Y cuenta su experiencia personal:

“Conocí a una enfermera que trabajaba en un hospital.

Ella no dejaba de bautizar a los niños abortados o nacidos muertos.

Cuando estaba para morir, exclamó: Oh, he aquí todos mis niños en el cielo. ¡Cuántos niños!

Y aquellos niños, a quienes había bautizado después de muertos, la acompañaron al paraíso, donde ya vivían”.

Este ejemplo nos habla del agradecimiento de estos niños bautizados espiritualmente.

   

LAS CONSECUENCIAS DE NO BAUTIZARLOS

El Padre Ángel Peña cuenta que una señora le dijo:

“Padre, tengo a mi hijo de tres años que ve constantemente a un amiguito que juega con él. ¿Qué es? ¿Es un ángel?”.

Yo le pregunté: “¿Ha tenido alguna vez un aborto?

Sí, me dijo.

Pues entonces, es posible que sea ese niño que se aparece a su hermanito, porque está buscando el amor de su familia.

De hecho, se dan algunos casos de niños pequeños que ven, lo que suele llamarse como “duendes”.

Otros niños pequeños, que se les aparecen durante años y, en algunos casos, hasta envejecen con ellos, como para dar a entender que son sus mismos hermanos.

   

María Simma dice que:

“a veces, los hermanos sienten la presencia de otro niño junto a ellos, aunque nada saben de aquel hermanito, nacido muerto o abortado”.

   

La escritora Linda Bird Francke en su libro “The ambivalence of Abortion” habla de un “pequeño fantasma” que se le aparece después de haber abortado:

“Ahora tengo este pequeño fantasma.

Un fantasma pequeñito que aparece únicamente, cuando estoy viendo algo hermoso, como la luna llena en el océano la semana pasada.

Y el bebé me saluda con las manos y yo lo saludo a él”.

   

El Doctor Philip Ney cuenta que

“un paciente reportó un sueño que había tenido a los siete años en el que tres gnomos (duendes) se fueron a jugar con él en un banco de arena.

Mientras jugaba, los bancos de arena se derrumbaron y, por consiguiente, sus tres gnomos (duendes) quedaron enterrados.

Él no pudo decirme quiénes eran ellos, pero sabía que eran sus hermanos.

Su madre admitió tres abortos tempranos, pero insistió en que su hijo no podía haberse enterado”.

   

LAS COMPROBACIONES DEL PSIQUIATRA DR. MCALL

El Dr. Kenneth McAll, un eminente cirujano y siquiatra inglés, dice que

“Un niño que no ha sido aceptado con amor por su familia y consagrado a Dios, clamará por el amor y las oraciones de un miembro vivo de la familia, a menudo un gemelo, el próximo niño en la familia o la persona más sensible de la familia”.

“Como aquella niña que me confesó que había contemplado a su hermana crecer todo el tiempo, pero que nunca se había atrevido a hablar de ello”.

“He sido testigo de más de seiscientos casos de niños fallecidos que habían continuado creciendo al mismo ritmo que lo hubieran hecho de haber seguido con vida”.

Veamos algunos ejemplos:

    

Dos jóvenes de la India, de 17 y 24 años, oían voces por la noche, que decían: “Madre, ayúdame”.

Cada día, al despertar, iban a la cocina y encontraban la jarra de agua y otras cosas en medio del piso.

Su madre reconoció que había tenido dos gemelos, que habían nacido muertos y los había enterrado sin ninguna oración en el patio de su casa

Y por consejo del Dr. McAll, les pusieron un nombre y los encomendaron a Jesús y, a partir de ese día, no se oyeron más voces.

   

En un pequeño pueblo de Inglaterra, todos sabían que, en determinada casa, se aparecía con frecuencia por la noche el fantasma de un niño pequeño.

El Dr. McAll preguntó a los miembros de la familia y le dijeron que hacía 11 años había nacido muerto un niño.

Celebraron una misa por este niño y, durante la misa, el Dr. McAll vio en visión al niño, que estaba sonriendo y corría hacia Jesús que lo esperaba y lo estrechaba entre sus brazos.

A partir de ese día, no volvió a aparecerse más.

   

Una obstetra, que comenzaba su nuevo trabajo en un hospital, se dio con la sorpresa de que cada noche se despertaba y veía junto a ella la figura de un hombre que la miraba insistentemente.

Después de indagar, le dijeron que un médico se había suicidado en aquel lugar y que él había practicado muchos abortos.

Celebraron una misa por el médico suicida y también por los niños abortados.

Después de orar por estos niños abortados, la madre de la obstetra vio la habitación llena de niños sonriendo, que parecían muy felices, hasta que desaparecieron dentro de una luz que se alejó.

   

Pareciera que la oración, especialmente la misa, y la consagración de estos niños a Dios los hace ser felices y descansar en paz.

El Dr. McAll dice,

“Tengo registrados más de seiscientos casos de curaciones directas, producidas tras la celebración de una Eucaristía por fetos, víctimas de abortos, voluntarios o involuntarios, niños que nacieron muertos o fueron abandonados inmediatamente después de su nacimiento.

Los que nunca fueron debidamente amados o consagrados a Jesucristo en una ceremonia de entierro.

Cuando se ha celebrado una Eucaristía por esta clase de seres, los resultados son impresionantes.

Muchos han experimentado los beneficios del poder curativo que se generó.

Incluyendo pacientes que estaban participando en la Eucaristía.

Pero también otros que se encontraban a muchos kilómetros en hospitales e instituciones mentales y no sabían nada acerca de dichas ceremonias.

E incluso parientes, mentalmente perturbados, que vivían en países lejanos”.

Veamos algunos ejemplos:

Joan llegó hasta mí a través de un doctor en medicina general.

Antes de mi primer encuentro con aquella niña de solo nueve años de edad, estudié atentamente las notas de su equipo de médicos y los informes de su profesora.

A los cinco años, el carácter abierto y alegre de Joan cambió de repente.

Empezó a resultar difícil de tratar y daba muestras de un comportamiento irracional, diagnosticándosele una epilepsia.

Su madre se quedó muy asustada y desconcertada.

En una carta me decía:

“Cuando Joan cae en uno de esos estados su rostro se descompone, parece tan lejos de ser ella que me da escalofríos”.

La profesora me escribió:

Joan pierde fácilmente el control e incurre en estallidos emocionales. La presentación de las tareas escolares deja mucho que desear”.

Sus padres me dijeron que recientemente había empezado a correr delante de los coches, de modo que tenían que sujetarla con unas riendas para su propia seguridad.

Hablé con Joan, se sentó sobre mis rodillas y le pregunté cuántos hermanos tenía.

Su respuesta me sorprendió:

“Tengo tres hermanos y tres hermanas”.

Yo le dije que sólo tenía tres hermanos y dos hermanas.

Joan, entonces, se mostró extremadamente airada, saltó de mis rodillas y empezó a dar patadas y gritos:

“Tengo tres hermanas y no dos. ¿Ves esa mujer sentada ahí?”, gritó señalando a su madre.

Es una asesina. Tiró a mi hermanita por el water (baño).

Mi hermana es mi amiga. La conozco, se llama Melissa.

Sus padres comenzaron a discutir y yo abracé a Joan y le dije: Oremos juntos a Jesucristo y pidámosle que cuide a Melissa”.

Y pronunciamos la siguiente oración:

“Jesucristo, Nuestro Señor, por favor cuida a Melissa y condúcela a tu Reino”.

Su madre me contó que antes que Joan naciera y debido a la equivocación de un médico, había sufrido un aborto involuntario.

A Joan nunca se le había mencionado el incidente y nadie conocía el nombre que la madre le hubiera gustado poner a la niña: Melissa

Nada tiene de sorprendente que Joan supiera acerca de Melissa. De hecho, en mis ficheros, tengo alrededor de mil cuatrocientos casos parecidos.

Parecía evidente que aquella niña, que no había llegado a nacer y que, por tanto, no había sido consagrada a Jesucristo, era la causa de las dificultades de Joan y quizá de las migrañas que la madre sufría desde hacía años.

Celebramos una Eucaristía por Melissa y los resultados modificaron totalmente la vida de la familia.

Los estallidos emocionales de Joan, su comportamiento irracional y su incapacidad de concentrarse, desaparecieron de una vez por todas.

Las jaquecas de la madre pasaron a ser sólo un recuerdo”.

   

Veamos otros casos.

“Una mujer de 50 años estaba preocupada por el extraño comportamiento de su hijo.

Ella admitió que había tenido dos abortos durante su juventud.

Durante la misa por estos niños abortados, ella sintió una extraña sensación en su abdomen por tres veces.

Entonces, ella se acordó que había tenido también un niño que había nacido muerto y este tercero también fue incluido en la misa.

Desde ese momento, la conducta de su hijo fue normal”.

Un hombre profesional llevó a varios especialistas a su hija, porque era muy violenta.

La hija, de 26 años, había sido promiscua sexualmente con hombres, treinta años mayores que ella.

Buscando antecedentes, el Dr McAll encontró que su madre había tenido un aborto varios años antes de casarse con el padre de la joven.

El comportamiento de la madre antes de casarse, había sido parecido al de la hija.

Durante la misa por el aborto, el padre tuvo la visión interior de un niño y rezó por él.
.
Los problemas de la hija desaparecieron a partir de ese día.

   

Veamos otro caso:

“El vicario de una iglesia local comprobó por sí mismo como una de las mujeres de su parroquia había logrado superar una enfermedad mental, aparentemente incurable.

Después de haber orado por uno de sus hijos que había abortado y de haberlo consagrado al Señor durante una Eucaristía.

Animado por esta experiencia, acudió a visitar a otra mujer llamada Mildred, de algo más de sesenta años.

Ella le contó algo que no había dicho a nadie en toda su vida. Cuando todavía era adolescente, tuvo un aborto.

El vicario le sugirió que celebrasen una ceremonia en la iglesia para consagrar a su hijo abortado a Dios y Mildred accedió.

Cuando terminó la ceremonia, habían desaparecido todos sus dolores y experimentó una sensación de liberación y alegría.

Parece ser que el niño no nacido había intentado atraer su atención mediante los dolores de estómago.

Era como si el propio niño se hubiera convertido en el dolor de estómago”.

   

Uno caso más

“Los gemelos o mellizos muestran una sensibilidad especial hacia su hermano o hermana muertos.

Durante la celebración de la Eucaristía, una madre me mencionó que una de sus hijas gemelas había fallecido en el momento del parto y que el hospital se había ocupado de enterrar sus restos.

Cuando rezamos por primera vez para contrarrestar los efectos negativos de este incidente, brotaron lágrimas de alegría en la gemela, que había logrado sobrevivir.

Me confesó que había “contemplado” a su hermana crecer todo el tiempo, pero que nunca se había atrevido a hablar de ello”.

Sigamos con otros ejemplos

Un hombre de veintiocho años se encontraba en la cárcel y había llevado un comportamiento anormal y antisocial.

Era un hijo adoptivo de una familia que lo había adoptado al perder a su propio hijo. Dice McAll:

“Durante la Eucaristía, aquellos padres, preocupados y angustiados, le dieron nombre al hijo que había fallecido en el momento del parto y, a través de sus oraciones lo consagraron a Jesucristo.

Inmediatamente después, el hijo que habían adoptado salió de la prisión, convertido en un hombre totalmente reformado y actualmente desempeña un empleo de gran responsabilidad”.

   

Durante una celebración por un niño nacido prematuramente y que había sobrevivido sólo cuatro horas, su madre intentó darle gracias a Jesucristo por habérselo llevado con él.

Entonces, escuchó claramente:

“Al niño tienes que ponerle un nombre y demostrarle que goza del amor de su madre y luego consagrármelo a Mí”.

   

Una mujer había ejercido la prostitución y, a consecuencia de ello, había padecido varios abortos tanto voluntarios como involuntarios.

Con gran respeto y cuidado, les puso nombre a todos, aceptó el perdón de Dios y continuó consagrándoselos al Señor todos los domingos, cada vez que iba a la iglesia.

A partir de entonces, se vio libre de la depresión que padecía”.

   

Un matrimonio Lancaster vino a verme muy preocupado por tres de sus hijos.

La hija mayor era drogadicta, tenían otra anormalmente obesa y el hijo menor mostraba, desde los siete años, una incontenible afición a robar.

Elizabeth, la hija mayor, había nacido después de un aborto anterior; Evelyn, la hija obesa, tras un aborto involuntario, mientras que Charles, el hijo menor, lo adoptaron para reemplazar a uno que había muerto.

Dado que en ninguno de los tres casos se había celebrado una ceremonia de consagración al Señor, decidimos celebrar una Eucaristía por los tres casos, tras la cual toda la familia se sintió liberada.

Elizabeth no volvió a probar las drogas; Charles dejó de robar y el peso de Evelyn volvió a ser normal tan solo después de tres meses…”

   

El Dr. McAll, después de sus investigaciones siquiátricas en cientos de casos, afirma claramente que existe el limbo temporal, pues cree que solamente estos niños irán al cielo, directamente al morir, si han sido amados y han orado por ellos.

Ellos están esperando que les pongan un nombre, les hagan sentir amor y los consagren a Dios.

Mientras tanto, siguen esperando, como él dice, ese momento de amor y de consagración a Dios.

   

CÓMO BAUTIZAR A LOS NIÑOS ABORTADOS

El Padre Roberto DeGrandis tiene un libro titulado “Curación a través de la misa”.

Donde habla de la importancia de la misa y de que todas las misas tienen un especial poder de sanación para los enfermos y para todos los que están agobiados en su espíritu y concretamente para estos niños.

Él dice:

“Cuando consideramos el problema de los abortos, niños malogrados o que han nacido muertos, uno de los principios básicos es que estos niños deben ser recibidos con amor.

Una de las formas en que amamos y aceptamos a un niño es dándole un nombre.

Esto les da un sentido de pertenencia y de que ocupan un lugar verdadero en la familia.

Una mujer compartió el siguiente testimonio”.

“Yo tengo 41 años de edad y toda mi vida mi madre ha estado contando la historia de que su madre (mi abuela) murió de parto y que perdió una niña pequeñita.

Mi abuela era huérfana y también había perdido a otro niño antes de mi madre.

Un día mi madre y yo oramos unidas y les dio nombre a los dos niños perdidos por su madre.

Nosotras los ofrecimos al Padre en la luz de Cristo y oramos por estos dos niños y su madre.

A partir de ese día, mi madre nunca más volvió a hablar de ese asunto.

Sintió paz en su vida, después de darles nombre a estos niños y ofrecerlos a Dios”.

Para él es importante ponerles un nombre y orar por ellos ofreciéndolos a Dios para salvarlos.

    

También el P. Roberto DeGrandis cita el testimonio de una mujer:

Hace veinte años yo quedé embarazada en un momento inoportuno.

Yo estaba enferma, bajo cuidado médico, y escasa de dinero. Yo no podía tener un niño.

Yo luchaba contra esta idea por mi educación católica y deseaba tener una pérdida. Y tuve la pérdida.

Cuando yo vi a esa pequeña vida humana muerta delante de mí en el hospital, me sentí muy apenada.

Antes de llamar a la enfermera, tome un vaso de agua y lo derrame sobre la cabeza del niño bautizándolo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo…

A través de los años, Dios me dio un amor especial por los niños pequeños rechazados y recogí en mi casa a muchos de esos niños pequeños, que habían sido rechazados por sus padres.

Yo los amaba como si fueran míos y ellos me amaban a mí”.

Y escribe en la nota el P. DeGrandis:

“Esta misma mujer compartió que, un tiempo después, ella tuvo una visión de su hijo perdido.

En la visión supo que era un niño y lo vió saludable y vivo con el Señor.

Lo que le impresionó profundamente fue que todos los niños rechazados que ella había recibido en su casa, eran todos niños varones.

Ellos eran un regalo y la forma de sanar su corazón por la pérdida de su hijo”.

El P. John Hampsch aconseja bautizar a estos niños espiritualmente, consagrarlos a Jesús por medio de María y celebrar una misa.

Dice:

En la consagración total del niño al Señor, los padres deberían pedirle que llene con su amor todas las necesidades del niño.

Como por ejemplo el bautismo de deseo o alguna otra forma desconocida de gracia, semejante al bautismo…

Esto podría ser ratificado por una Eucaristía en la que, en el momento de la comunión, nosotros nos unimos a Jesús de la manera más íntima posible, orando por el niño…

En la oración se debería incluir una petición al Señor para que ese niño sea un “santo privado” o un “intercesor” especial para la familia.

Como epílogo de esta oración a Jesús, es muy recomendable poner al niño en los brazos de María (consagrarlo a Ella), recordando las palabras que Jesús dijo: “Ahí tienes a tu Madre”.

A María se le ha encomendado ser la madre de todos y cada uno de los niños. Y Ella los ama mucho más intensamente que las madres de la tierra”.

 

El P. Marcelino Iragutambién recomienda una misa y consagrarlos a Jesús por María. Escribe:

“Una práctica recomendable es el ofrecer la santa misa y comulgar por ellos, sobre todo, cuando se hace en familia.

En esa Eucaristía, se pide a Dios que acoja en su seno a todos los difuntos de la familia

A veces, los resultados son sorprendentes.

En caso de aborto provocado o involuntario, que no fueron bautizados, se pide al Señor que inspire un nombre para cada uno de ellos.

Y se les acepta como miembros de la familia y se les presenta por su nombre al Señor, arropados en el amor de su Madre, la Virgen María”.

 

El Padre James Manjackal, de la India, menciona una carta que dice:

“Yo he oído a mucha gente que me ha dicho que ha visto a los niños muertos sin bautismo como ángeles y santos después de haber sido bautizados en espíritu.

Algunos dan testimonio de que, cuando necesitan algo, ellos lo piden por intercesión de estos niños ya salvados.

Normalmente, cuando la gente que ha abortado viene a mí con tristeza y sentimiento de culpabilidad, yo les digo que pidan perdón a sus niños antes de bautizarlos en fe y en espíritu.

Varias madres han tenido la experiencia de que sus niños han venido a darles su perdón y a consolarlas.

Yo conozco a mucha gente que tiene contacto con estos niños salvados.

Yo bautizo a los niños muertos sin bautismo, si alguno está presente como padrino.

Muchos sacerdotes no lo hacen debido a su falta de fe o a su ignorancia.

Yo paso dos horas diarias, orando por las almas de los que han muerto.

Muchas almas vienen a mí y se identifican y me dicen sus pecados y yo los bautizo, si no están bautizados, y rezo para que se perdonen sus pecados y pido al Espíritu Santo que los llene de su amor.

Yo tengo maravillosas experiencias de su entrada en el cielo y sus oraciones por mí son de gran poder para mi ministerio.

Los he visto con las caras resplandecientes después de bautizarlos y me han prometido ayuda espiritual.

   

Algunos líderes carismáticos y María Simma y el Dr. McAll hablan de la importancia del ponerles un nombre a estos niños para poder identificarlos.

   

El P. John Hampsch afirma que es muy importante ponerles un nombre a estos niños muertos sin bautismo y ofrecerlos a Jesús.

Y cuenta un caso que le ocurrió durante una misa en Canadá. Uno hombre dio el siguiente testimonio:

“Entre 1958 y 1963 mi mujer tuvo cinco abortos. Yo tenía un gran sentimiento de culpabilidad.

Ayer cuando Ud. dijo que debíamos poner un nombre a estos niños, nosotros nos sentamos y lo hicimos.

Mi esposa puso nombre a tres y yo a dos.

Durante la misa (en visión interior) vi a Jesús delante de mí y me dijo que no me preocupara, que no me sintiera mal, porque ya esos cinco niños estaban en sus brazos y a salvo en el cielo.

A partir de ese día, nuestro amor mutuo ha crecido inmensamente”.

   

ORACIONES

En el periódico alemán “Rettende Macht” del 24 de setiembre de 1973, se habla de las revelaciones de Jesús a una mujer casada y madre de varios hijos.

Entre otros mensajes Jesús le dice sobre los niños abortados:

Estos pequeñitos pueden conseguir la visión beatífica.

Transmite lo que voy a decirte a los sacerdotes, porque vosotros los podéis bautizar (espiritualmente).

Después de recitar el Credo, toma agua bendita y la esparces en todas las direcciones y di estas palabras:

A todos vosotros, que habéis nacido muertos o que naceréis muertos, a todos los que fueron asesinados en el vientre de sus madres o que serán asesinados, para que podáis alcanzar la vida eterna por medio de Jesús.

(aquí se dice el nombre).

Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y el Espíritu Santo.

Al final, reza un Padre nuestro, un Avemaría y un Gloria. De esta manera, puedes bautizarlos a estos pequeñitos y ayudarlos a conseguir el cielo”.

Oración por la salvación de los niños abortados

Señor Jesús, por medio de tu Madre bendita, te ofrezco todos mis pensamientos, palabras y obras de este día por todas las intenciones de tu Sagrado Corazón.

Especialmente, te ofrezco todos los actos de fe y de amor para obtener de tu Sagrado Corazón la gracia del bautismo para todos los niños inocentes, que serán asesinados hoy por el aborto.

Y, dado que sus propios padres y madres rechazarán su vida con violencia y rehúsan ser garantes de la fe de estos niños, te pido que me aceptes como padre y madre espiritual de estos niños.

Acéptame como garante del deseo de estos niños de estar contigo por siempre para que, habiendo sido asesinados cruelmente, ellos puedan ser admitidos a tu presencia como mártires inocentes y sean salvados por tu amor. Amén.

   

Oración por los abortos espontáneos

Señor Dios, confiamos a tu amor a este pequeñito, que ha dado alegría a sus padres por poco tiempo. Llévalo a la vida eterna.

Señor, tú has formado a este niño en el vientre materno. Tú lo has conocido por su nombre desde el principio del tiempo. Nosotros ahora deseamos ponerle el nombre de N., un nombre que guardaremos como un tesoro en nuestro corazón para siempre.

Oramos por estos padres, que están tristes por la pérdida de su hijo. Dales valor para soportar su pena y su dolor. Y que un día puedan encontrarse con su hijo en la alegría y en la paz de tu Reino. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

   

Oración para poner nombre al hijo muerto

“Padre celestial, Padre bueno, gracias por habernos regalado a (decir nombre) como nuestro hijo, que estará contigo para siempre.

Perdónanos los errores que hemos cometido.

Te lo entregamos en tus brazos divinos por medio de María.

Jesús, divino Salvador, bautízalo en tu amor divino y gracias por haberlo salvado y habernos sanado y liberado de nuestra angustia y sentimiento de culpabilidad.

Gracias, Espíritu Santo, ven sobre todos nosotros y haznos con nuestro hijo, una familia unida en tu amor, en el tiempo y para la eternidad”. Amén.

   

Oración para poner nombre a los niños y encomendárselos a Dios

“Tú, Señor, autor y defensor de la vida, tú eres nuestra morada final.

Te encomendamos a este niño (decir nombre).

Confiando en tu misericordia y en tu amor paternal, te pedimos le concedas la eterna felicidad. Señor Dios, bondadoso y solícito, confiamos a tu amor este pequeño (N).

Acógelo en la vida eterna.

También te pedimos por sus padres, afligidos por la pérdida de su hijo.

Concédeles fortaleza y valor y ayúdalos en su pena para que puedan un día reunirse con su hijo en la paz de tu Reino.

Te lo pedimos por Cristo, Nuestro Señor. Amén”.

https://youtu.be/tq6jqx_rsqk


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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La degollación de los Santos Inocentes

-HUIDA A EGIPTO POR ORDEN DE DIOS, SU VIAJE POR GALILEA, PELIGROS Y TRADICIONES ACERCA DE ESTA MARCHA.

-EL DESIERTO, SU LLEGADA EGIPTO.

Dejemos a la Santa Familia por unos momentos en su viaje de huida en demanda de la tierra de Egipto para salvar la vida del inocente Jesús, perseguido ya en la cuna por la perfidia de Herodes, a quien habían puesto en recelo y en cobarde temor, como sucede al sanguinario y cruel, las palabras de los Magos. Ya el usurpador monarca temblaba creyéndose destronado por un inocente niño, y en sus noches de angustia y de temor, se creía; atado, perseguido y su infame cabeza junto al tajo sobre el que el vencedor había de separar su cabeza del cuerpo. Como cruel y sanguinario, no soñaba más que con la sangre, y era el precursor de aquellos monarcas romanos que quisieron ahogar en sangre la doctrina de Jesucristo, que les había de ahogar a ellos en inmensa florescencia producida por la fecunda semilla que con aquélla hicieron fructificar los mártires.

Herodes creía poder aniquilar a aquel incógnito destronador mandando matar a todos los niños de su reino; creyó, en una disposición general, ahogar al niño revolucionario que temía y veía aparecérsele en sus sueños de cobardía, y así, su mandato cruel y sanguinario hizo exclamar a Augusto, el romano emperador, al tener noticia de aquella bárbara matanza de inocentes niños: «Preferible es ser cerdo a ser el hijo de Herodes»; pues el bárbaro monarca, en su cobarde crueldad, ni aun exceptuaba a su hijo, temiendo que aquél pudiera ser su destronador. ¡A tan cobarde y cruel barbarie, llegó su temor y orgullo en tener que ceder a otro el trono que como criado de Roma ocupaba, siendo su esclavo coronado!

Los racionalistas han querido sacar partido del silencio de los Evangelistas, excepción de San Mateo, del que nada dicen de este hecho bárbaro, ni le nombran Josefo, ni Tácito, ni Suetonio, para defender a Herodes. Y es natural por su parte la defensa de aquel tirano; obrar de otra suerte no sería portarse como amigos; pero no citan en cambio, además de San Mateo, a un texto de Macrobio que no admite dudas y que dice así: «Sabedor Augusto de que había Herodes, rey de los judíos, ordenado la degollación en Siria de numerosos niños comprendidos en la edad de dos años abajo, sin excepción de su propio hijo, exclamó: «Preferible es ser cerdo a ser hijo de Herodes».

Este párrafo les parece a los modernos racionalistas una falsedad, pues que Antipater, hijo de Herodes, no tenía la edad que le atribuye Macrobio (sin duda estos críticos poseen la partida de fecha del registro civil del nacimiento del hijo del sanguinario monarca); pero a pesar de ello, a pesar de que los historiadores protestantes reconocen la verdad del hecho, a pesar del texto de Macrobio, queda el Evangelio de San Mateo, que tiene la fuerza de la verdad como inspiración divina, superior a cuanto los sabios críticos pueden interpretar y suponer en su magna ciencia.

Dejemos el hecho como de sagrada historia, de veracidad indudable e indiscutible, como hija del Evangelio; dejemos la fuente sagrada de la que debemos tomar la relación como obra del Evangelista, y acudamos a las fuentes humanas, a la historia del hombre, como producto de su inteligencia y relación de los hechos y apreciación, humana de los actos, y veremos cómo opinan, juzgan y califican al tirano y sanguinario Herodes, y si dados otros hechos de su vida pudiera aparecer dudoso aquel acto. Para los judíos siempre fue Herodes un tirano pecaminoso, y por consecuencia, los hechos que se le atribuyen por tradición humana, no ya religiosa solamente, concuerdan mucho con la impresión profunda de su triste renombre y su recuerdo en la conciencia y en la historia. La arbitrariedad y cruel conducta que observó con los judíos que protestaron del atropello d respeto al Templo cuando mandó poner el águila imperial sobre pórticos de aquél, señalan su cobarde y aduladora conducta al profanar el santuario de Dios y del pueblo judío. Como a la protesta siguió el arrancar el símbolo imperial, ante aquel insulto, Herodes cogió a cuarenta de los celosos y dignos judíos que no consintieron tal profanación, y los mandó quemar vivos en los jardines de su palacio de Jericó. ¿Se podrá dudar, después de este hecho histórico, de la degollación de los inocentes niños por quien de tal manera procedió?

Herodes era idumeo, y en la tierra de Judá nunca el idumeo fue bien visto ni olió a justo ni humano: eran repugnantes a los hijos de la tierra prometida, a los descendientes de David y de Salomón, y de aquí que viviera aquél más en Jericó, pues conocía las ningunas simpatías que conseguía de los judíos. El acto de feroz crueldad se ejecutó y los inocentes niños fueron sacrificados en aras del sanguinario Herodes, burlado en sus esperanzas de que los Magos le hubieran indicado a su regreso el punto y señales en donde se encontraba y quién era el recién nacido.

Ahora bien; véase lo que Lafuente dice al ocuparse de este hecho:

«En el carácter astuto y violento de Herodes el viejo (que en el momento de la degollación se hallaba en Jericó enfermo), no es probable que tardase un mes en mandar matar a los niños inocentes, y si tardaron los padres de Jesús veinte o veinticinco días en salir de Belén, después de la adoración de los Magos, tuvo tiempo más que suficiente, para convencerse de la vuelta de aquéllos sin contar con él, dar la orden para aquellos asesinatos y principiar a cumplirla así que salió Jesús de aquel pueblo. Y como los prodigios vistos por los pastores y la adoración de los Magos, acontecimiento ruidoso en un pueblo pequeño como Belén, había hecho fijar la atención sobre aquellos humildes nazarenos a quienes Dios distinguía de tal modo, y que ahora eran causa ocasional de la matanza de sus hijos, era muy fácil a los sablistas de Herodes seguirlos a Jerusalem y después buscarlos en Nazareth, por lo cual, respetando mucho el pensar de San Juan Crisóstomo y los que opinan que la Santa Familia marchó de Jerusalem a Nazareth y de aquí a Egipto, parece lo más probable que marchase a este punto desde Jerusalem sin demora. Y que urgía la fuga y no admitía dilación, lo explican las palabras mismas de San Mateo en medio de su gran sobriedad: «Levántase, coge al Niño y a la Madre de noche y se fue a Egipto». Todo esto indica prisa, premura, terror y ¿cabe esto con la calmosa vuelta a Nazareth?»

Creemos acertado el juicio de este católico escritor, tanto más, cuanto que conociendo la situación topográfica de ambas ciudades, la vuelta a Nazareth, después del aviso del Ángel, era un retraso para deshacer el camino hecho y encaminarse a Egipto.

Llegamos a uno de los puntos más hermosos de la historia de María y de la sacra Familia, no por los sufrimientos y padeceres que experimentó en su largo y penoso viaje a través de arenales, desiertos, y del peligro inminente de las fieras y seres venenosos, del hambre y sed que padecieron, sino porque todos estos tormentos han sido embellecidos por la leyenda poética, tierna y sentida como hija del amor, veneración y encanto con que la poesía ha rodeado, junto con la fe a la errante Familia y los sufrimientos de aquellos pobres y perseguidos nazarenos, como providencial manifestación de la protección divina que los sacaba incólumes de la perversidad de los hombres e inclemencia de los elementos.

Así es, que las tradiciones populares, inspiradas en estos sentimientos, han revestido la fuga con leyendas más o menos románticas como la del bandido que con su cuadrilla sale a robar a los pobres viajeros y en vez de hacerlo así, los ampara, acompaña y da alimentos. Otra es la de Dimas el buen ladrón, que les sale al camino y al caer en sus manos los acompaña hasta dejarlos en las fronteras de la Arabia: leyenda que aprovechó D. Juan E. Hartzembusch en su drama El mal Apóstol y el Buen ladrón.

Ya es la del baño del hijo del bandido que estaba enfermo con el agua en que la Virgen había lavado los pañales del niño Jesús y la curación maravillosa de aquél: ya también la de la Virgen devolviendo la vista a un ciego que en recompensa les da naranjas para aplacar la sed y la de los sembrados anticipando su sazón al paso de la Virgen y de Jesús.

Orsini, en su estilo pintoresco y casi novelesco en algunos Pasajes, después de citar uno de San Buenaventura, recapitula estas leyendas diciendo:

«La tradición calla sobre una gran parte de ese interesante y peligroso itinerario. Sin duda los santos viajeros hicieron marchas largas y penosas a través de las montañas aprovechando las primeras horas del día y aguardando también con frecuencia para partir a la salida de la luna. Mientras que atravesaron la Galilea, las grutas profundas que hay en ella, llenas de sinuosidades desconocidas, en que es muy fácil ocultarse a todas las miradas, les ofrecieron un lugar de reposo y abrigo; pero también estas cuevas, con sus huecos o cavernas, tenían sus peligros, porque bandas numerosas de ladrones, que largo tiempo tuvieron ocupadas todas las fuerzas del reino, y a quienes la enfermedad de Herodes animaba a comparecer de nuevo, las escogían o preferían para plazas de seguridad: el temor de penetrar sin saberlo en una de estas guaridas de asesinos, debió más de una vez hacer vacilar a José en la entrada protectora de esas retiradas cavernas».

¿Cuál fue el itinerario que la perseguida Familia llevó hasta unirse a alguna caravana de las que se formaban en las ciudades marítimas de los Filisteos para atravesar el desierto? Si se consultan los cálculos de los eruditos cronologistas que no admiten intervalos en este viaje, los santos Esposos debieron encontrar una caravana que estaba de partida en las costas de Siria. Esto es tanto más verosímil cuanto que estaba cerca del equinoccio de primavera (del 3 de febrero en que emprendieron la huida al 21 de marzo, faltaba mes y medio), y cada uno quería anticiparse a la estación en que el Simoun ejerce su imperio en el desierto y revuelve su mar de arenas tan pérfidas como las mismas olas.

No tenemos noticias ciertas y precisas de la marcha, ruta o itinerario que llevarían María y José, las condiciones de su viaje eran tan especiales como su huida, cual propiamente lo era de la persecución de Herodes, que evitarían cual es consiguiente la comunicación con los del país a fin de evitar una delación que los pusiera en manos de su enemigo.

Sabemos, sí, que estuvieron en Ramla y en Gaza, y es indudable, históricamente, que se unirían, como hemos dicho, a alguna de las caravanas para atravesar el desierto, que de otra suerte les era imposible franquear solos aislados y sin quien pudiera socorrerlos en caso de necesidad.

Partiendo de Gaza, cuyas torres medio arruinadas, resonaban sordamente al estrellarse contra sus piedras las rumorosas olas que producían una tristeza y melancolías profundas, sobre todo durante la noche, en que su rumor aumenta, los pobres padres de Jesús pasarían noches de angustias y de insomnio creyendo oír llegar a cada momento los soldados de Herodes. Partieron de aquella triste ciudad incorporados a la caravana, y ya ante su vista no hallaron sino la inmensa sábana del desierto, vasta soledad de arena y cielo, sin un árbol que prestara su benéfica sombra a aquel sol abrasador, rojizo en su luz y que envolvía en nubes de fuego aquellas llanuras desoladas, sin más accidentes que los movedizos montículos de arena que arrebataba el viento del desierto trasladándolos con su hálito abrasador y mortífero. Secos matorrales abrasados y requemados por aquella luz de fuego, sin una gota de agua, ni un manantial en que poder refrescar los abrasados labios y un horizonte sin límites que se unía con la cúpula de un cielo apagado en su azul, y en el que no se manifestaba la más tenue ni ligera nubecilla, he ahí el cuadro, el paisaje por el que durante algunos días hablan de viajar nuestros peregrinos nazarenos.

Después de algunas marchas, después de sufrimientos sin relato, la caravana solía encontrar algún pequeño manantial perdido en el vasto desierto de arena, y que apenas brotaba su salobre agua, era absorbida por la sedienta arena; entonces, qué gozo para la caravana, qué alegría para María, que podía llevar a sus secos labios agua, agua que refrescara sus abrasadas fauces, aquella agua que ya quedaba turbia después de haber sido removida por los ricos mercaderes, señores de la caravana, era recogida por José, que como pobres seguían comitiva, sin que los poderosos hiciesen caso de ellos, ¡qué rico presente en tal necesidad! ¡qué alegría para María que con ella podía refrescar el abrasado rostro de su querido Jesús!

Así se caminaba días y días en medio de aquel tormento inconcebible: cuanto más iban alejándose de la Siria más escasas eran las fuentes y más cruel y desolante el inmenso desierto. Ya durante la marcha preséntase el fenómeno del espejismo, de esa engañosa ilusión de la vista en medio de aquellos terribles arenales. Allá a lo lejos descubríase un lago azul y transparente, cercado de palmeras, aspecto de una ciudad encantadora, entonces, entonces el ánimo se reanimaba, la esperanza de un lago en que poder beber y bañarse, devolviendo agilidad al cuerpo enardecido, se presentaba animando a la caravana y haciendo apresurar el paso a los camellos y viajeros. Pero ¡ah! que aquella mentida dicha era solo ilusión de los sentidos, avanzábase, se creía llegar ya a las orillas de aquel lago y sentir el contacto bienhechor de sus aguas, y aquel encanto, aquella ilusión desaparecía cual muchas de las que en el mundo existen, y se borran, desaparecen y anulan, cuando creemos tocarlas, cogerlas con nuestras manos.

Ante aquella engañosa ilusión, María, reanimada con las palabras de José, levantaba la desfallecida cabeza, abría los secos y abrasados labios y contemplaba sonriente al Niño Dios cobijado del ardiente sol bajo el amparo de su pobre manto. Dirigía su hermosa mirada a aquel consolador espectáculo que en lontananza se presentaba, cuando de repente aquella fresca esperanza de agua y sombra desaparecía y sólo se hallaba la triste realidad de una atmósfera de fuego, de un sol deslumbrador y las angustias y sufrimientos de una sed imposible de apagar en aquellos momentos. Y así trascurrían los días en continua, penosa y fatigosa marcha a través de aquel océano de arena, no menos terrible en sus oleadas de arena que las salobres del mar embravecido.

Tras un penoso día de marcha, la llegada de la noche era un consuelo para los pobres viajeros: a la llegada de ésta la caravana se detenía y acampaba: descargábanse los camellos: atábanse éstos en torno de los viajeros que comían sus raciones de dátiles, leche de las camellas, y cobijados por sus tiendas de cuero descansaban esperando la salida de la luna para continuar la pesada marcha.

En otro lado los criados, los esclavos, los viajeros pobres que se unían a las caravanas para contar con su compañía y auxilio en el desierto, formaban otro campamento sin más techumbre que los resguardara de la humedad de la noche que sus mantos y capas. Allí, tendidos sobre esterillas de junco, descansaban de las fatigas del día gozando en parte con el fresco húmedo de la noche que devolvía algún consuelo a sus abrasados miembros. Entre aquellos pobres y míseros esclavos, desheredados de la fortuna y nacidos para la servidumbre, sin patria, hogar ni familia, descansaban y comían su pobre ración José, María y el Hijo de Dios, aquel Jesús rey de cielos y tierra, que venía al mundo para establecer la verdadera libertad del hombre y sentar la doctrina de la igualdad ante Dios, sellando con su sangre la redención del hombre, la liberación de la esclavitud del pecado.

Y Aquel poderoso Señor, quedaba relegado a descansar entre los esclavos, separado de los ricos y sufría con sus santos padres los sufrimientos de la miseria. El creador de los elementos, sufría sus inclemencias, y allí, en brazos de su pura Madre, acompañado del justo varón José su padre, contemplaría desde el regazo de María la estrellada bóveda de los espacios infinitos en que asienta su trono entre el fulgor de los millares de astros que le iluminan y son jeroglíficos que escriben con signos de radiante luz su grandeza incomparable, tan grande como su misericordia. En aquel inmenso arenal, camino penoso, sin horizontes, camino cual el de la vida, lleno de peligros y asechanzas, de ataques y de sufrimientos, descansaban puestos los ojos en las brillantes constelaciones que temblaban en su insensibilidad material ante los sufrimientos de su Creador, bajo la mirada de aquellas estrellas, luna y sol que habían de temblar y anublarse de espanto y consternación el día de la muerte de aquel Niño que hoy contemplaban hermoso y sonriente y como encantado con el espléndido cuadro de una noche serena y de un cielo azul intenso obscuro, profundo, tachonado de brillantes constelaciones, pasaban en grato reposo hasta que se daba la voz de marcha para emprender un nuevo avance en la soledad del desierto la santa Familia, el Hijo de Dios.

¡Quién había de decir a aquellos pobres esclavos que fatigados dormían llevando sobre sus hombros la pesada carga de la vida, sin libertad, goces, familia ni afecciones, verdaderas bestias humanas al lado de sus señores, que aquel Niño que junto a ellos dormía, que aquel hijo de tan pobres padres era su Salvador, el que había venido para romper sus cadenas y proclamar su hermandad para con demás hombres!

Y así pasaban la noche los pobres viajeros hasta que la voz del jefe disponía y mandaba emprender nuevamente la marcha; pero siempre la tranquilidad reinaba, en el campamento en medio de soledad del desierto, en donde el silencio es tan inmenso cual su extensión; en donde nada se oye, nada se escucha si no es el latir apresurado del corazón, temeroso de ignotos peligros. Noches había que cuando mayor era si cabe el silencio, un grito de alarma del vigilante que guardaba el campo hacía levantarse precipitadamente; ya era el rugido del león o del tigre que olían carnicera presa rondando el campamento para caer sobre él; entonces el espanto, la alarma, sucedían al silencio, al reposo, y todos se preparaban para la defensa.

Ya en otras noches, no era el peligro de las fieras carniceras, era el peligro de la fiera humana, era la cuadrilla de árabes errantes, ladrones del desierto, que rondaban el campamento para caer sobre él y saquearlo, apresar a los viajeros y venderlos como esclavos. Entonces el espanto era mayor, no era ya el animal feroz quien atacaba, era la fiera humana, cien veces más terrible y más cruel y sanguinaria que el león y el tigre. Entonces, entre ayes y voces de temor, el campamento se levantaba, las flechas cruzaban el espacio y la caravana emprendía la marcha sosteniendo una retirada ante el ataque de los ladrones.

¡Qué espanto, qué temores y sobresaltos para la inocente María y el pacífico José, en medio de aquellos peligros, y temerosos más por la vida de Jesús que por la suya! Por la vida de Aquél que habían anunciado y adorado los Ángeles, reyes y pastores, expuesto a traidora flecha. Renunciamos a pintar lo que por el corazón de María pasaría en aquellos momentos, pues no hay pluma que con verdad, fuego y calor pueda reproducir el espanto y el terror de una madre ante los peligros y sufrimientos de un hijo.

A estos temores sucedíanse noches de calma, tranquilas y sosegadas, en que el descanso no era interrumpido: la caravana gozaba entonces con el fresco de la noche, tanto cuanto el sol abrasador y el seco calor del día arrollaba los cuerpos con su caldeado soplo. La brisa nocturna corría entonces sobre aquel mar de arena sin ruido, silenciosa, sin un matorral ni un árbol en que producir armonías con sus hojas, brisas que corrían por aquel blanco suelo como correrían por la inmensidad de los espacios sin límites, sin murmullo y muy majestuosamente solemnes cual la inmensidad de su Creador.

Vislumbrábase claridad en la unión de cielo y arena, es la luna que va a aparecer en el horizonte y entonces la caravana levanta las tiendas y emprende la marcha al amparo de la luz del astro de la noche. ¡Y así un día y otro día, noche tras noche, siempre avanzando en aquel océano de arena, sin límites al parecer, y repitiéndose los peligros, temores y asechanzas de alimañas y de los hombres!

Y así atravesó la errante familia el desierto, sufriendo hambre, sed y el espantoso calor y el reflejo y reverberación de aquella inmensa soledad, los ataques de las fieras y los aún más temibles de los hombres, llegando a vislumbrar las riberas del Nilo y sus bosques de papirus, lo cual debió ser de una inmensa alegría la vista de agua y vegetación a los fatigados viajeros, tostados y abrasados por el ambiente desolador del desierto.

No queremos privar a nuestros lectores de la descripción que del viaje hace la venerable Ágreda, a quien tenemos que seguir en muchos puntos, no sólo por su doctrina, sino también por lo sentido de la composición y color que sabe imprimir a sus descripciones:

«Salieron de Jerusalem a su destierro nuestros peregrinos divinos, encubiertos con el silencio y obscuridad de la noche, pero llenos del cuidado que se debía a la prenda del cielo que consigo llevaban a tierra extraña y para ellos no conocida. Sabía la Reina del cielo el intento de Herodes para degollar los niños, aunque no le manifestó entonces.
La tradición llena de milagros y hechos asombrosos la llegada a Egipto de los pobres desterrados, hundimiento de templos y de ídolos, sacudidas de alegría en los montes, y multitud de leyendas fantásticas creadas por la imaginación popular, que llena muchas veces de aberraciones y absurdos los más sencillos y hermosos hechos en los asuntos de nuestra religión. Absurdos que nadie se ha tomado cuidado de corregir, ya que no sea posible el desterrarlos, encauzándolos en un sentido estéticamente poético.

»En la ciudad de Gaza descansaron dos días por haberse fatigado algo San José y el jumentillo en que iba la Reina. El día tercero, después que nuestros peregrinos llegaron a Gaza, partieron de aquella ciudad para Egipto. Y dejando luego los poblados de Palestina, se metieron en los desiertos arenosos que llaman de Betsabé, encaminándose por espacio de sesenta leguas y más de despoblados, para llegar a tomar asiento en la ciudad de Heliópolis, que ahora se llama el Cairo de Egipto. En este desierto peregrinaron algunos días; porque las jornadas eran cortas, así por la descomodidad del camino tan arenoso, como por el trabajo que padecieron con la de abrigo y de sustento.

»Era forzoso en aquel desierto pasar las noches al sereno y sin abrigo en todas las sesenta leguas de despoblado; y esto en tiempo de invierno, porque la jornada sucedió en el mes de febrero, comenzándola seis días después de la Purificación. La primera noche que se hallaron solos en aquellos campos, se arrimaron a la falda de un montecillo, que fue sólo el refugio que tuvieron. Y la Reina del cielo, con su Niño en los brazos, se asentó en la tierra y allí tomaron algún alimento y cenaron de lo que llevaban desde Gaza. La Emperatriz del cielo dio el pecho a su infante Jesús, y su Majestad, con semblante apacible, consoló a la Madre y su esposo: cuya diligencia, con su propia capa y unos palos, formó un tabernáculo o pabellón para que el Verbo Divino y María Santísima se defendiesen algo del sereno, abrigándoles con aquella tienda de campo tan estrecha y humilde.

»Prosiguieron al día siguiente su camino, y luego les faltó en el viaje la prevención de pan y algunas frutas que llevaban, con que la Señora de cielo y tierra y su santo esposo llegaron a padecer grande y extrema necesidad, y a sentir el hambre. Y aunque la padeció mayor San José, pero entrambos la sintieron con harta aflicción. Un día sucedió que, a las primeras jornadas, que pasaron hasta las nueve de la noche sin haber cenado cosa alguna de sustento, aun de aquel pobre y grosero mantenimiento que comían, después del trabajo y molestias del camino, cuando necesitaba más la naturaleza de ser refrigerada».

Augusto Nicolás, con su criterio tan superior, fustiga duramente estas tradiciones, que califica de invenciones pueriles. «El Evangelio desdeña tales invenciones para atenerse a lo verdadero, que es mucho más sublime».

Es verdad, el Evangelio calla, pero no desdeña; el mismo San Juan nos dice al concluir el suyo, que no cabrían en el mundo los libros en que se escribiese todo lo que hizo Jesucristo si hubiese de escribirse. Creemos lo del Evangelio como cierto e indudable, y dejamos correr las tradiciones populares sin afirmarlas ni negarlas, ni ponerlas al nivel de los textos indudables. Hay que tener en cuenta que la imaginación y sus obras poéticas tienen un fin alto, cual es la belleza, y como la belleza suprema es Dios, de aquí, que cuanto tienda a la verdadera representación de aquélla, es un tributo presentado a la omnipotencia de Dios. Con lo que desechan los críticos hacen los poetas hermosos castillos que encantan deleitando, dice Lafuente, y si llevan las almas a Dios, ¿por qué los hemos de demoler?

Los Evangelios apócrifos están llenos de estas leyendas y tradiciones acerca de María y de Jesús; Evangelios denominados así, por no constar su autenticidad, y la Iglesia desde antiguo no los admitió como libros sagrados, sino como elementos histórico-poéticos; de ellos proceden estas leyendas, puras en su tradición unas, adulteradas por el pueblo otras. Así vemos con respecto a la entrada de los desterrados en Egipto, la tradición de que hemos hecho mérito antes, el ídolo egipcio redúcese a polvo en cuanto vislumbra la Santa Familia que se acerca. El habitante de aquellas regiones, dispuesto a vivir y enterrarse con sus antiguas creencias, huye así que ve hundirse en el polvo sus tradicionales altares.

María y Jesús con el bondadoso José, no saben sino hacer bien; hay allí un muchacho endemoniado a quien atosigan y martirizan los espíritus malos, y su madre se procura un pañal de aquel niño extranjero, Jesús, y con solo ceñírselo a la cabeza a modo de turbante, los demonios huyen, y queda sano y libre de sus enemigos.

En vano los esbirros de Herodes quieren perseguir a la Santa Familia, y en caballos ligeros como el viento del desierto, en dromedarios de largo paso y sostenida marcha, persiguen a Jesús y María montados en el pesado borriquillo de lento paso y escasa resistencia, y son perseguidos por aquellos bien montados jinetes. Ya casi los ven, ya los van en su alcance, próximos los perseguidores a darles ya un rosal, ya un jazmín o tamarindo, abren sus ramas, envuelven entre ellas, librando a la Santa Familia de sus perseguidores.

Ya también, la hermosa, de la necesidad del hambre que acosa a los fugitivos sin recurso de comida cuando una palmera cargada del nutritivo y dulce fruto se presenta a su vista, ¿mas cómo llegar a la altura en que se cimbrean aquellos dorados racimos? El Niño Jesús tiende a ellos sus manos, y entonces la palmera doblega su erguido tronco, hasta con sus ramas formar una verde y fresca tienda en que descansen los fatigados y hambrientos viajeros, poniendo al alcance de sus manos los preciados tesoros de sus frutos.

Y si fuéramos a seguir el inmenso número de tradiciones que, en la región egipcia y especialmente entre los cristianos coptos y al abisinios se conservan, formaríamos un hermoso volumen de estos hechos del viaje de la desterrada Familia, de su estancia en la región. del Nilo y de la infancia y juventud de Jesús. Basta con lo indicado para que se comprenda cuán hermosa es la tradición cuando se cimenta en hechos tan hermosos, embellecidos por tan poéticas como tiernas creaciones. Allí son numerosísimas, y allí entre ellos, según testimonio de algunos autores, allí nació la devoción a San José, cuya fiesta celebran los coptos en el día 26 de julio. Pero, Variot, sabio doctor francés que tanto ha escrito sobre los Evangelios apócrifos, cree nacida en Occidente esta devoción, y su promotor a Jerson, alma del Concilio de Constanza.

Dejemos descansar unos momentos a la Familia Santa ya en tierra de Egipto libre de la persecución de Herodes, tranquila María de enemigos que pudieran atentar contra la vida de su precioso Hijo y dedicarse ya su Esposo a los trabajos necesarios para la sustentación de la Familia en los de su oficio de carpintería.

Fuente: Vida de la Virgen María por Joaquin Casañ

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DEVOCIONES Y ORACIONES Sobre el Aborto y los No Nacidos Tipos especiales de Rosario

Rosario de los No Nacidos

Oramos por todas las Madres que tienen miedo de ser Madres. Oramos por todas las que se sienten amenazadas y abrumadas por sus embarazos.

Éstas son las súplicas de Nuestra Señora.

+ Comiencen levantando sus rosarios al Cielo diciendo:
Reina Celestial, con este rosario enlazamos a todos los pecadores y todas las naciones a Tu Inmaculado Corazón…  

+ Luego hagan la señal de la Cruz:
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

+ Recen la siguiente oración:
Padre Celestial, durante este tiempo de crisis mundial, permite que todas las almas encuentren su paz y seguridad en Tu Divina Voluntad. Otorga a cada alma la gracia para entender que Tu Voluntad es el Amor Santo en el momento presente. Padre Benévolo, ilumina cada conciencia para que vea las formas en que no está viviendo en Tu Voluntad. Concede al mundo la gracia para cambiar y el tiempo para hacerlo. Amén.

+ Luego reciten el Credo:
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Después de cada misterio, reciten las siguientes jaculatorias:
Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

+ GLORIA:

+ JACULATORIA DE FÁTIMA:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.

+ JACULATORIA DE LOS NO NACIDOS:
¡Jesús, protege y salva a los No Nacidos!

MISTERIOS GOZOSOS (Lunes y Sábados)

+ La Anunciación
María sintió confusión por el saludo del Ángel, sin embargo, se regocijó por cumplir la Voluntad de Dios. Oremos para que los que estén cruzando por penas o dificultades por sus embarazos reciban la gracia de confiar en la voluntad de Dios.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias…

+ La Visitación
Juan el Bautista saltó de gozo en el vientre de su madre. Oramos para que la gente comprenda que el aborto no se trata sobre niños que \»pueden\» venir al mundo, sino sobre niños que ya están en el mundo, viviendo y creciendo en el vientre de sus Madres y los cuales serán asesinados.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ La Natividad
Dios Mismo nació como un niño. La grandeza de una persona no depende del tamaño, puesto que el Rey de Reyes recién nacido es un pequeño. Oremos para que la amenaza de aborto contra los no nacidos que no alcanzan tamaño adecuado sea eliminada.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ La Presentación
El Niño es presentado en el Templo porque el Niño pertenece a Dios. Los niños no le pertenecen ni a los Padres ni a un gobierno. Ellos y todos nosotros, le pertenecemos a Dios.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ El Hallazgo de Jesús en el Templo
El Niño Jesús estaba lleno de sabiduría, porque Él es Dios. Oremos para que toda la gente pueda ver la sabiduría de Sus enseñanzas sobre la dignidad de la vida, y podamos comprender que sus enseñanzas no son una opinión, sino que son verdad.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

MISTERIOS DOLOROSOS (Martes y Viernes)

+ La Agonía en el Huerto
Oremos por las madres y padres que se encuentran en agonía por la tentación de abortar a un hijo. Que les den a ellos, la buena nueva de que existen alternativas al aborto, y que hagan uso de toda la asistencia que tienen a su disponibilidad.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ La Flagelación
Así como el Cuerpo de Cristo era desgarrado por los instrumentos de los que lo flagelaban, también los cuerpos de los niños en el vientre de sus Madres, son desgarrados por los instrumentos de los abortistas. Oremos para que los abortistas se arrepientan por asesinar a los niños.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ La Coronación de Espinas
Jesús sufrió en silencio el dolor de las espinas que penetraban su cabeza. Oremos por las Madres y Padres de los niños abortados. Hay tantos que sufren la pena, el dolor y el arrepentimiento de haber tomado esa decisión que es irrevocable. Hay tantos que sufren en silencio, porque otros les dijeron que era lo normal y que no era gran cosa.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ La Cruz a Cuestas
Jesús no fue condenado por el poder de la gente malvada. Él fue condenado por el silencio de la gente buena. El silencio siempre ayuda al opresor, nunca a la víctima. Oremos para que nosotros nunca guardemos silencio contra el aborto, sino que hablemos efectivamente para salvar a los niños de la muerte.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ La Crucifixión
Al meditar sobre la muerte de Cristo, recordemos las muchas mujeres que han muerto por causa de los supuestos «abortos seguros y legales». Pidamos perdón y misericordia por ellas. Que su muerte sea, para otras mujeres, la salvación, para que no cometan ese error trágico.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

MISTERIOS GLORIOSOS (Miércoles y Domingos)

+ La Resurrección
¡Cristo ha resucitado! Por su Resurrección, Él ha destruido el poder de la muerte, y por ende el poder del aborto. El resultado de esta batalla por la Vida ya ha sido decidido: ¡La Vida es victoriosa! Oremos para que todos los que luchan por la vida puedan extender esta victoria a cada rincón de nuestra sociedad.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ La Ascensión
Al Ascender al Trono de Dios Padre, Cristo toma nuestra naturaleza humana, la cual nos fue dada en el vientre de nuestras Madres, y la lleva hacia lo más alto del cielo. Él nos demuestra que los seres humanos hemos sido creados para ser elevados al cielo y no para ser descartados al fondo de los basureros. Oremos para que el mundo entero comprenda esta verdad y rechace el aborto.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ El Descenso del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es el Defensor: Él ruega por nuestra causa, ya que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Oremos para que Él nos convierta en defensores de los niños que no pueden hablar o escribir, que no pueden votar ni protestar, ni tampoco orar.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ La Asunción
La Santísima Virgen María fue asunta en cuerpo y alma al cielo porque ella es la Madre de Dios. Madre e Hijo son reunidos. La Asunción nos recuerda que ellos se pertenecen el uno al otro. Oremos para que la sociedad vea que no puede amar a las mujeres mientras mata a sus hijos, y no puede salvar a los niños si no ayuda a sus madres. Oremos para que la gente sea tocada de manera muy especial por la pregunta que propone el derecho a la vida «¿Porqué no podemos amarlos a ambos?
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ La Coronación
Santa María es la Reina del Universo. Ella es la criatura más grande, segunda solo al mismo Dios. La Iglesia defiende la dignidad de la mujer. Oremos para que la gente comprenda que ser pro vida significa ser pro mujer, y que ser pro mujer exige ser pro vida.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

MISTERIOS LUMINOSOS (Jueves)

+ El Bautismo de Cristo en el Jordán
Cuando Jesús fue bautizado, la voz del Padre se escuchó decir: Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco. Todos hemos sido llamados a ser hijos adoptivos de Dios por medio del bautismo. Oramos para que los niños en el vientre de sus Madres sean protegidos, para que puedan nacer y ser bienvenidos a la comunidad Cristiana por medio del bautismo.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ Cristo se da a conocer en las bodas de Caná
Jesús reveló su Gloria por medio del milagro en Caná. La pareja de recién casados es bendecida no sólo con vino, sino con la fe en Cristo. Oremos para que los matrimonios sean fortalecidos, enraizados en el Señor y abiertos al don de la nueva vida.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ Cristo proclama el Reino de Dios y llama a la conversión
Arrepiéntanse y crean en la Buena Nueva. Oremos para que estas primeras palabras de Jesús en su ministerio público, puedan ser escuchadas por todos los que han cometido abortos. Que sepan que el Señor los llama a la conversión y que puedan experimentar un arrepentimiento de entrega a la vida.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ La Transfiguración
Cristo es transformado en el Monte, los discípulos ven su Gloria. Que los ojos de todo el mundo sean transformados y que puedan ver en cada vida humana el reflejo de la Gloria del mismo Dios.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

+ Jesús nos entrega la Eucaristía
Éste es mi cuerpo, entregado por ustedes. La Eucaristía nos enseña cómo vivir y cómo amar. Oremos para que los Padres de familia, quienes sacrifican a los bebés por sus propios intereses, aprendan a hacerse a un lado para el propio bienestar de sus bebés.
Padre Nuestro… Diez veces el Ave María… Jaculatorias

ORACIONES PARA DESPUÉS DEL ROSARIO

Ofrecemos las siguientes oraciones por las intenciones del Papa y las necesidades de la Iglesia.

Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea Tu Nombre; venga a nosotros Tu reino; hágase Tu voluntad, en la tierra como en el Cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te Salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto; en tus manos encomendamos nuestra fe para que la aumentes; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de Tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te Salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima durante el parto; en tus manos encomendamos nuestra esperanza para que la alientes; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de Tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te Salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto; en tus manos encomendamos nuestra caridad para que la inflames, nuestras almas para que las salves y nuestras necesidades para que las remedies; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de Tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te Salve, María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen Concebida sin la culpa del pecado original. Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia, Vida, Dulzura y Esperanza nuestra. Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora Abogada nuestra, vuelve a nosotros ésos Tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto Bendito de Tu vientre, Oh Clemente, Oh Piadosa, Oh Dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a Ti en este día, ya que fuiste Tú la que dijiste «SI» a la vida. «Concebirás y darás a luz a un Hijo», dijo el ángel. Sin importar la sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tú dijiste «SI». «Hágase en mí según tu palabra».

Santa María, oramos hoy por todas las Madres que tienen miedo de ser Madres. Oramos por todas las que se sienten amenazadas y abrumadas por sus embarazos. Intercede por ellas, para que Dios les conceda la gracia de poder decir «si» y el valor de llevar a plenitud su embarazo. Que reciban la gracia de rechazar la falsa solución del aborto. Que puedan decir como Tú, «Hágase en mi según Tu Palabra». Que puedan vivir y sentir la ayuda de todos los Cristianos y sepan que la paz viene al hacer la voluntad de Dios.

LETANÍAS EN RESPUESTA AL ABORTO

Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos. Cristo óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo escúchanos.

Ahora todos repiten: TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Dios Padre, Creador del mundo…
Dios Hijo, por quien todo fue creado…
Dios Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida…
Señor Jesús, Principio y Fin…
Señor Jesús, Camino, Verdad, y Vida…
Señor Jesús, Resurrección y Vida…
Señor Jesús, Palabra Eterna de Vida…
Señor Jesús, que moraste en el vientre de la Virgen María…
Señor Jesús, Tú que amas a los pobres y a los débiles…
Señor Jesús, Defensor de los indefensos…
Señor Jesús, Pan de Vida…
Por cada pecado cometido en contra de la vida…
Por el pecado del aborto…
Por el asesinato diario de los niños inocentes…
Por el derramamiento de sangre en toda nuestra nación…
Por el clamor silencioso de todos Tus hijos…
Por el asesinato de tus futuros discípulos…
Por el abuso de las mujeres por el aborto…
Por el silencio de Tu gente…
Por la indiferencia de Tu gente…
Por la cooperación de Tu gente en esta tragedia…

Ahora respondemos: SEÑOR, ATIENDE NUESTRA SUPLICA.
Por nuestras hermanas y hermanos no nacidos que son asesinados por el aborto…
Por los hermanos y hermanas no nacidos en peligro de aborto…
Por nuestros hermanos y hermanas que han sobrevivido al aborto…
Por las Madres que han tenido abortos…
Por las Madres que sufren la tentación de tener un aborto…
Por las Madres que sienten la presión de tener un aborto…
Por la Madres que han rechazado el aborto…
Por los Padres de los niños abortados…
Por las Familias de los niños abortados…
Por las Familias de los que han sido tentados por tener un aborto…
Por los abortistas…
Por los que asisten y cooperan con los abortos…
Por los doctores y las enfermeras, que puedan cultivar la vida…
Por los líderes de gobierno, que puedan defender la vida…
Por el clero, que puedan hablar a favor de la vida…
Por el movimiento pro vida…
Por todos los que hablan, escriben y trabajan por eliminar el aborto…
Por todos los que ayudan a proveer alternativas al aborto…
Por todos los que promueven la adopción…
Por los grupos pro vida nacionales y locales…
Por la unidad en el movimiento pro vida…
Por el valor y la perseverancia del trabajo pro vida…
Por los que sufren de rechazo y ridiculez por su posición a favor de la vida…
Por los que han sido detenidos por defender la vida…
Por los que han sido maltratados y lastimados por defender la vida…
Por los profesionales de leyes…
Por los jueces y las cortes…
Por los policías…
Por los educadores…
Por los profesionales de los medios de comunicación…

Ahora respondemos: TE DAMOS GRACIAS SEÑOR
En acción de gracias por los niños salvados del aborto…
En acción de gracias por las Madres salvadas y sanadas del aborto…
En acción de gracias por los que antes apoyaban el aborto y ahora defienden la vida…
En acción de gracias por todos los que se oponen al aborto…
En acción de gracias por el llamado a ser parte del movimiento pro vida…
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo… Sálvanos, Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo… Óyenos, Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo… Ten piedad y Misericordia de nosotros.

Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡Oh Virgen Gloriosa y Bendita! Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. Amén.

Oremos, Dios todopoderoso, Tú has creado todo por medio de Tu Hijo Jesucristo. Él venció el poder de la muerte por medio de Su Misterio Pascual. Que todos los que se confiesan ser Cristianos, promuevan la Santidad de la Vida y que te sirvan fielmente, por El mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


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A la Virgen de Guadalupe DEVOCIONES Y ORACIONES Sobre el Aborto y los No Nacidos

Oración por las Víctimas del Aborto

Santa María, Madre de Dios y de la Iglesia, Nuestra Señora de Guadalupe, tu fuiste elegida por el Padre para el Hijo a través del Espíritu Santo.
Tu eres la Mujer vestida con el sol a punto de dar a luz a Cristo mientras Satanás, el Dragón Rojo, espera para devorar vorazmente a tu Hijo…

…CONTIENE VIDEOS…

Lo mismo hizo Herodes buscando destruir a tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, masacrando muchos niños inocentes en su intento.
Lo mismo hace hoy el aborto, matando millones de niños inocentes y explotando a sus madres en su ataque contra la vida y contra la Iglesia, el Cuerpo de Cristo.

Madre de los Inocentes, alabamos a Dios en tí por Sus regalos a tí de tu Inmaculada Concepción, libre de pecado, llena de gracia; tu maternidad de Dios y de la Iglesia, tu Perpetua Virginidad y tu Ascención al Cielo en cuerpo y espíritu.

O Auxilio de los Cristianos, te rogamos protejas todas las madres de los aún no nacidos y a los niños en su vientre. Suplicamos tu ayuda para que se termine este holocausto del aborto.

Santa Madre, rogamos a tu Inmaculado Corazón por todas las madres y todos los niños aún no nacidos para que ellos puedan tener vida aquí en la tierra y por la tan Preciosa Sangre derramada por tu Hijo que puedan tener vida eterna con El en los cielos.

También oramos a tu Inmaculado Corazón por todos los que realizan los abortos y los que los apoyan, para que se conviertan y acepten a tu Hijo, Jesucristo, como su Señor y Salvador. Defiende a todos tus hijos en la batalla contra Satanás y todos los malos espíritus en estos tiempos de oscuridad.

Deseamos que los inocentes niños aún no nacidos y que mueren sin el Bautismo pudieran ser bautizados y salvados. Te pedimos que obtengas esta gracia para ellos y el arrepentimiento, reconciliación y el perdón de Dios para sus padres y sus asesinos.

Que sea revelado una vez mas en el mundo el poder del Amor. Que él ponga fin al mal. Que transforme conciencias. Que tu Inmaculado Corazón revele para todos la luz de la esperanza. Que Cristo Rey reine sobre todos nosotros, nuestras familias, ciudades, estados, países y la humanidad completa.

O clemente, O llena de amor, O dulce Virgen María, escucha nuestras plegarias y acepta este clamor desde nuestros corazones!
Nuestra Señora de Guadalupe, Protectora de los aún no nacidos, Ruega por nosotros!

 VIDEO

aborto video

 

El Aborto Parte 1

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DEVOCIONES Y ORACIONES Sobre el Aborto y los No Nacidos

Novena por la Protección de los que aún no han nacido (Santos Inocentes)

Esta Novena puede ser rezada en cualquier momento o como Novena para la celebración de los Santos Inocentes, que es el 28 de diciembre, por lo tanto la Novena comienza el 19 de diciembre.

El primer día, esta Novena puede ser recitada por un grupo y en los días siguientes rezada privadamente. La traducción del Magníficat y del Salmo 139 sigue las versiones litúrgicas usadas por el libro de la «Liturgia de las Horas» en lengua española.

 

Oraciones Iniciales a la Santísima Trinidad, a Santa María Virgen, y a todos los Ángeles y los Santos

O Padre Celestial, Creador y dador de toda vida, Autor de la Justicia, Fuente de amor y de misericordia: Aunque merezca Tu cólera y castigo, mira con bondad a nuestra nación que te ha ofendido, aprobando la matanza de millones de niños inocentes, Tus preciosos hijos e hijas que, como todos nosotros, fueron creados a tu imagen y semejanza, y de los cuales la única ofensa era su mismísima existencia. Amen.

O Jesucristo Nuestro Señor, Nuestro Redentor: el inestimable don de tu propio sacrificio ofrece los medios de Salvación para toda la humanidad a través del derramamiento de tu sangre inocente. Permite pues que todos puedan conocerte, servirte y amarte, y que puedan conocer el significado de la verdadera independencia y de la verdadera libertad que no destruye jamás, sino que siempre sirve y protege a la vida. Amen.

O Espíritu Santo, fuente de sabiduría, inteligencia, ciencia, consejo, fuerza, piedad y temor de Dios: inspíranos con tus dones. Llena los corazones de los responsables de esta nación, especialmente los que asumen el poder temporal y la grave responsabilidad de hacer, interpretar y ejecutar las leyes, para que, siguiendo el deseo de la Voluntad de Dios, restauren la justicia y establezcan leyes que gobiernen al pueblo de esta tierra en conformidad con la Ley Divina — leyes que preserven, protejan y defiendan la vida de todos los hijos e hijas de Dios, desde su concepción hasta su muerte. Amen.

O María, Madre de Jesús, a ti que se te confió ser la Madre del Hijo único de Dios, Nuestro Salvador, gracias a tu obediente consentimiento a la Voluntad de Dios, y que así te has convertido para todos los pueblos de todos los tiempos en el modelo de la fe y del amor maternal: toma en tus brazos de madre a todos los niños que perecen víctimas del aborto, a fin de que puedan recibir eternamente la consolación del amor de una madre. Que pueda tu ejemplo e intercesión abrir los corazones de todos los que rechazan a Dios y a Sus santas leyes, reconfortar a todos los que sufren remordimientos por culpa de un aborto, y restaurar la esperanza en Cristo para todas estas madres y estos padres que se han arrepentido y lloran la pérdida de sus hijos. Amen.

Todos los Ángeles y Santos: que vuestra obediencia y ejemplo muestren a la humanidad decaída el camino de la alegría perfecta, de la fe y de la paz que se encuentran solamente en la unidad con Dios, por la obediencia a Su Voluntad a través de la Salvación de Jesucristo; y que vuestras oraciones constantes se unan a las de todos los niños pequeños — los «santos inocentes» — como una «nube de testigos» intercediendo por los hombres pecadores. Amen.

Novena: Día 1

Salmo 139 (138)

(Cuando la Novena es rezada en grupo, el Salmo puede ser leído de modo responsorial, alternando los versículos.)

1. Señor, tú me sondeas y me conoces;

2. Me conoces cuando me siento y me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;

3. Distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

4. No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.

5. Me estrechas detrás y delante,
me cobres con tu palma.

6. Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

7. ¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?

8. Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

9. Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,

10. allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

11. Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,

12. ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

13. Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.

14. Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,

15. no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
Y entretejiendo en lo profundo de la tierra.

16. Tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

17. ¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!

18. Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

19. ¡Ojalá, oh Dios, mataras al malvado,
y ojalá se alejaran de mí los sanguinarios!

20. Ellos se rebelan en tu contra,
sin que nadie lo note, se levantan en vano.

21. Señor, ¿no debo odiar a los que te odian
y aborrecer a aquellos que te atacan?

22. De todo corazón los aborrezco
y para mí también son enemigos.

23. Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,

24. mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amen.

Oraciones Iniciales

Rosario: Misterios Dolorosos Magníficat

San Lucas 2.28-44

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
Porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
Su nombre es santo,
Y su misericordia llega a sus fieles
De generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
Dispersa a los soberbios de corazón,
Derriba del trono a los poderosos
Y enaltece a los humildes,
A los hambrientos los colma de bienes
Y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
Acordándose de la misericordia
— como lo había prometido a nuestros padres —
En favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

 

Novena: Días 2-9

Padre Nuestro
Oraciones precedentes Gloria Patri
(Gloria al Padre)
Tres ‘Dios te salve’ Gloria Patri (Gloria al Padre)

Fuente: WFF

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Beata Ana Catalina Emmerich MENSAJES Y VISIONES

La matanza de los niños inocentes: visión de Ana Catalina Emmerich

Cuando Jesús tenía alrededor de un año y medio de edad, se le apareció un ángel a la Santísima Virgen, en Heliópolis y le hizo saber de la matanza de los niños por Herodes. José y Ella se afligieron mucho, y el Niño Jesús lloró durante todo el día.

He aquí lo que yo vi en aquella ocasión.

No habiendo vuelto a Jerusalén los tres Reyes, los temores de Herodes, que en aquel momento estaba resolviendo varios asuntos de familia, se calmaron un poco; pero recrudecieron nuevamente cuando, después del retorno de la Sagrada Familia a Nazaret, llegaron hasta él mil rumores relacionados con las predicciones hechas por Simeón y por Ana durante la presentación de Jesús en el Templo. Con diversos pretextos, mandó soldados a diferentes lugares de los alrededores de Jerusalén, a Gilgal, a Belén, y hasta a Hebrón, e hizo hacer un censo de los niños. Los soldados ocuparon aquellos sitios durante nueve meses. Herodes, mientras tanto, se hallaba en Roma, y sólo después de su vuelta, fueron degollados los niños.

Juan tenía en aquella época dos años, y había estado escondido en casa de sus padres desde algún tiempo antes de que Herodes hubiera dado a las madres la orden de presentar ante las autoridades a sus hijos de edad de dos años o menos. Santa Isabel, advertida por un ángel, huyó nuevamente al desierto con el pequeño San Juan. Jesús tenía en aquel momento cerca de un año y medio y ya podía correr.

Los niños fueron degollados en siete lugares diferentes. Se había prometido a las madres buenas recompensas a su fecundidad, y ellas llevaron sus hijitos a las casas donde estaban las autoridades, vestidos con sus más lindos trajes. Los hombres fueron despedidos, y las madres separadas de los niños, que fueron degollados por los soldados en patios cerrados, amontonados y enterrados en fosos.

Hoy al mediodía, vi a las madres con sus niños de dos años, y de menos, venir a Jerusalén, de Hebrón, de Belén, y de otro lugar donde Herodes había enviado a sus soldados y dado órdenes a sus funcionarios.

Se dirigían a la ciudad en diferentes grupos, y varias llevaban a dos niños, e iban montando asnos. Todas fueron conducidas a un gran edificio, y los hombres que las acompañaban fueron despedidos. Ellas entraron alegremente, pues creían que. iban a recibir gratificaciones por su fecundidad.

El edificio estaba un poco aislado y bastante cerca del que fué más tarde la casa de Pilatos. Se hallaba rodeado de muros, de manera que desde afuera no se podía saber fácilmente lo que sucedía en el interior. Aquello debía de ser como un tribunal, pues en el patio vi unos pilares y unos bloques de piedra con cadenas colgando; había allí también unos árboles, que se encorvaban y ligaban juntos, mientras se ataba en ellos a los hombres. Al soltarlos luego, se enderezaban rápidamente, deshaciendo a aquellos desgraciados.

Era un edificio macizo y sombrío. El patio era casi tan grande como el cementerio que hay a un lado de la iglesia principal de Dulmen. Una puerta que se abría entre dos muros, llevaba a ese patio, rodeado de construcciones por tres lados. Los edificios de la derecha y de la izquierda tenían un piso solamente; el del centro parecía una antigua sinagoga abandonada. Esas construcciones tenían puertas que daban sobre el patio.

Las madres fueron llevadas, a través del patio, a los dos edificios laterales, y allí se las encerró. Me hicieron el efecto de hallarse en una especie de hospital, o de posada. Cuando se vieron privadas de libertad, tuvieron miedo y empezaron a llorar y a lamentarse. Pasaron así toda la noche.

Hoy después de mediodía vi un cuadro horroroso. En la casa de justicia asistí a la matanza de los inocentes. El gran edificio posterior que cerraba el patio tenía dos pisos. El inferior estaba formado por una sala grande y desnuda, parecida a una prisión o a un gran cuerpo de guardia; encima, había una pieza cuyas ventanas daban sobre el patio. Vi allí a varios personajes reunidos como en un tribunal; delante de ellos tenían unos rollos colocados sobre una mesa. Creo que Herodes estaba presente, pues vi a un hombre con manto rojo, adornado de piel blanca ; esta piel tenía unas pequeñas colas negras. Lo vi, rodeado por los demás, mirando por la ventana de la sala.

Las madres, con sus niños, eran llamadas una a una, para ser conducidas de los edificios laterales a la sala inferior grande del cuerpo de edificio que estaba detrás. A la entrada, los soldados les quitaban sus niños y los llevaban al patio, donde una veintena de ellos los mataban, atravesándoles la garganta y el corazón con espadas y picas. Había allí niños fajados, a quienes sus madres aun amamantaban, y otros un poco mayores ya con vestiditos. No los desnudaban; los degollaban, y tomándolos de un bracito o por el pie, los arrojaban al montón. Era un espectáculo horrible.

Las madres fueron amontonadas en la sala grande; y cuando vieron lo que hacían con sus niños, lanzaron gritos desgarradores, arrancándose los cabellos y echándose unas en brazos de otras. Al final estaban tan apretadas, que apenas podían moverse. Creo que la matanza duró hasta la noche.

Los niños fueron echados más tarde, todos juntos, en una fosa abierta en el patio. Me fué mostrado el número, pero ya no me acuerdo bien. Creo que había setecientos, más una cifra en la que se hallaba un siete o diez y siete.

Ante esta visión quedé aterrorizada; no sabía donde tenía lugar esto; creía que era aquí. Sólo cuando desperté me repuse poco a poco. A la noche siguiente vi a las madres sujetadas con ligaduras y llevadas a sus casas por los soldados. El lugar de la matanza de los niños en Jerusalén fué en el antiguo patio de las ejecuciones, situado a poca distancia del tribunal de Pilatos ; pero en la época de éste sufrió varios cambios. En momentos de la muerte de Jesús vi abrirse la fosa donde habían sido echados los niños degollados; sus almas aparecieron, y salieron de allí.

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