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Cómo Permanecer al lado de Jesús a través de la Virgen María

El propósito de nuestra vida es recorrer el camino para llegar al cielo.

Y ponernos a disposición de Dios para colaborar a que otros hermanos hagan lo mismo.

Nada es más importante que esto.

Icono de N S del Perpetuo Socorro

Y San Luis de Montfort dice que la forma rápida y eficaz para llegar al cielo es a través de María.

En su obra “La Verdadera Devoción a María”, dice que María es la ruta más rápida, fácil y corta de llegar a Jesús.

Y si amamos a Jesús en el final de nuestras vidas entonces el cielo será nuestro para toda la eternidad.

Por lo tanto deberíamos caminar permanentemente al lado de María, atender lo que nos dicen los santos sobre ella y practicar sus devociones.

A estas tres cosas dedicamos este artículo.

Procesion llevando a la Virgen María en Italia

    

CÓMO CAMINAR PERMANENTEMENTE AL LADO DE MARÍA

Estas son 7 formas en que podemos invitar a la Virgen a acompañarnos en el camino.

  

AL LEVANTARTE

Al levantarse pedir a la Virgen que te acompañe durante la totalidad de su día.

Esto se puede hacer mediante la oración de un acto de Consagración de todo su ser a Jesús por María.

Dar a Jesús a través de María los ojos, los oídos, la mente, el corazón y todo su ser y ella dará toda tu persona a Jesús.

Háblale a María cuando te levantas, de repente frente a una imagen suya y cuéntale lo que tienes que hacer en el día, tus temores y tus alegrías, y pídele su apoyo.

Maria con Jesus

   

AL SALIR DE CASA Y ENTRAR EN EL MUNDO

Al salir de tu casa y dirigirte hacia el estudio, el trabajo, a hacer compras, etc. pide a Nuestra Señora que esté contigo para protegerte de la influencia del mal que nos rodea en el mundo.

El demonio, la carne y el mundo son los tres principales obstáculos para alcanzar el cielo. Ruega a la Virgen que te proteja bajo su manto maternal.

La mundanalidad puede asfixiar a los pulmones espirituales, pero la Virgen puede protegerte.

Una buena forma de esto es rezar constantemente el rosario mentalmente mientras vas caminando, en el colectivo o en auto.

virgen maria con su pueblo dibujo teologia de la liberacion

   

AL ENCONTRARTE CON GENTE

Uno de los más bellos encuentros o reuniones en los Evangelios es el encuentro y saludo María a su prima Santa Isabel; el Espíritu Santo definitivamente impregnó ese encuentro.

Pide a la Virgen que esté presente contigo en el curso de tu día cuando te encuentres con todas las personas que conoces y con las que no conoces.

Que estas reuniones sean agradables a Dios, y que te lleven más cerca del cielo, así como a aquellos con los que te encuentres.

La presencia de María santifica las reuniones entre personas, al igual que Su presencia santificó a Santa Isabel y a San Juan Bautista en su vientre.

Una buena manera de hacer esto es encomendarse a María cada encuentro que tengamos.
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Segundos antes de tener un encuentro encomiéndate a ti y al encuentro poniéndolo bajo el manto de María.

Apariciones de San Jose y María en Itapiranga

     

EN LAS REUNIONES FAMILIARES

Dios es la familia: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Jesús, María y San José componen la Sagrada Familia.

Estamos llamados a vivir en una familia. Buenas familias deben aprender el arte de dar, escuchar, compartir y amar.

En las reuniones familiares, vacaciones, días festivos, aniversarios, cumpleaños, ¿por qué no invitar a la Virgen de estar presente?

Ella estuvo presente en la bodas de Caná y ayudó a resolver un problema muy serio, no había más vino. Ella se volvió a Jesús y a petición de ella Jesús convirtió el agua en el mejor vino.

Con María presente en las reuniones familiares el vino de la alegría, la amistad, la paz y la armonía no se apagará. María nos trae alegría, porque ella siempre nos remite a Jesús.

Esto vale especialmente a las reuniones comunes como el almuerzo o cena.

En concreto la presencia de María se manifiesta mediante la visualización en un lugar visible de una bella imagen de ella: Nuestra Señora de Fátima, Lourdes, Guadalupe, o la advocación que elijas.

visitacion de la virgen maria

    

EN LAS PRUEBAS Y TEMORES DE LA VIDA

Cuando pasas en tu vida por pruebas, temores, preocupaciones, ansiedades, dudas e incertidumbres, más que nunca, este es el momento de pedir humildemente a la Virgen que te acompañe, para estar presente y camine contigo a través esta noche oscura de la incertidumbre.

Un excelente ejemplo de esto se puede encontrar en la persona de San Juan Diego. Su corazón estaba lleno de tristeza por la posibilidad muy real de la muerte de su anciano tío Juan Bernardino.

Así que Juan Diego decide eludir el cumplimiento del pedido de la Virgen de Guadalupe mientras se dirige hacia la ciudad de México en busca de un cura para dar a su tío la extremaunción.

Sin embargo, nuestra Madre del Cielo para a Juan Diego en el camino y le asegura su amor materno, así como la recuperación física que sucederá con su tío. Y el tío de Juan Diego se curó al instante.

En nuestras cruces, sufrimientos, enfermedades y dudas invitemos a Nuestra Señora a estar con nosotros.

Tan pronto como la invitamos vendrá en nuestra ayuda y estará con nosotros en cada paso a lo largo del camino.

Y en las ansiedades lee esta oración para tranquilizarte:

“Gospa yo confío en ti…

¿Por qué te agitas y confundes antes los problemas de la vida?

Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te saldrá mejor. Cuando te abandones en Mí de todo corazón todo se resolverá con tranquilidad según los designios de Mi Hijo. No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Cierra los ojos y dime con calma: Madre yo confío en ti.

Evita las preocupaciones y angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas. Déjame a mí ser tu Madre y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en mí. Reposa en mí y deposita en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente:

Madre yo confío en ti.

Lo que más daño te hace es tu razonamiento, tus propias ideas y querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices: Madre yo confío en ti, no seas como el paciente que pide al médico que lo cure pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos maternales, no tengas miedo: Yo te amo. Si crees que las cosas empeoran o complican a pesar de tu oración, sigue aún confiando, cierra los ojos del alma y confía aún más. Continúa diciéndome a toda hora: Madre yo confío en ti.

Necesito tener las manos libres para obrar. No me las ates con tus preocupaciones infantiles. El enemigo no quiere sino eso: agitarte, angustiarte y quitarte la paz. Confía  en Mí, reposa en Mí, abandonándote en Mí. Yo consigo de Mi Hijo los milagros en proporción del abandono y la confianza que tu tengas en Mí. Así que no te preocupes, confíame todas tus angustias y quédate tranquilo, sólo dime a toda hora: Madre yo confío en ti. Vas a ver luego los milagros, te los estoy prometiendo porque soy tu Madre y te Amo.

¡Si supieras cuánto TE AMO llorarías de alegría!”

Stefan Lochner virgen maria con rosas

    

EN NUESTRO CAMINO DE ORACIÓN

Si tomamos en serio nuestra vida de oración entonces tarde o temprano nos encontraremos con obstáculos.

Sequedad o aridez, desolación y oscuridad, tentaciones y seducciones, aburrimiento e indiferencia.

Todos estos estados pueden visitarnos en nuestro esfuerzo para progresar en nuestra vida de oración.

Por lo tanto, lo importante que es como llevamos a cabo la empresa más importante de cultivar una profunda vida de oración.

Por lo tanto deberíamos invitar a la Virgen tanto a rezar con nosotros y a orar por nosotros.

Recuerda incluso en medio de los momentos más oscuros de la oración Nuestra Señora desea estar a tu lado.

En estos momentos rezar una Salve es una buena medida: “Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra…”

descanso de maria en la huida a egipto

    

EN EL CAMINO A LA ETERNIDAD

Santa Catalina de Siena afirma: “Los dos momentos más importantes de nuestras vidas son ahora y en la hora de nuestra muerte”, las palabras que rezamos en el Ave María.

En realidad lo importante para nosotros es cerrar el libro de nuestra vida con la firma de María.

Las últimas palabras de Santa Bernadette, la vidente de Lourdes, fueron: “Santa María, Madre de Dios, ruega por mí, pobre pecadora, ahora y en la hora de mi muerte. Amén”.

Si perseveras en el hábito de rezar el Santo Rosario, orarás cincuenta veces: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.

Y junto a su cama cuando estés a punto de expirar e ir ante el tribunal de Dios, María estará presente para ayudarte a pasar en estado de gracia y ganar el cielo por toda la eternidad.

En el viaje de nuestra vida al cielo nunca estamos solos. Tenemos nuestro ángel de la guarda, los santos que son nuestros amigos muy cercanos y queridos.

Sin embargo, la figura de mayor importancia es la Virgen.

Hagamos un hábito de caminar con la Virgen, hablar con ella, confiar en ella, entregar todo nuestro ser a ella y ella va a allanar el camino hacia nuestro destino eterno que es el Cielo.

Para reforzar nuestra devoción aquí hay algunas cosas que han dicho los santos sobre la santísima Virgen María.

La Madonna y el Niño de Andrea Da Firenze

    

QUÉ NOS DICEN LOS SANTOS SOBRE MARÍA

1) Ante Dios, los ruegos de los santos son ruegos de amigos, pero los ruegos de María son ruegos de Madre (san Alfonso).

2) Siempre tuve fe en María Auxiliadora y he visto suceder cosas admirables (san Juan Bosco).

3) Había trabajado mucho por convertir a un gran pecador y nada lograba. Entonces decidí encomendárselo totalmente a la Santísima Virgen y la gracia se obtuvo prontamente (santa Gemma Galgani).

4) He recomendado muchas veces a la gente que repita frecuentemente esta oración: «Oh María, rogad a Jesús por mí» y los resultados obtenidos son maravillosos (san Alfonso Ligorio).

5) Si tú haces algo por la Virgen María, la Virgen María hará mucho por ti (siervo de Dios Felipe Rinaldi).

6) Hay que predicar a todos, grandes y chicos, que son hijos de María santísima, que ella los quiere librar de los peligros del mundo y llevarlos a la gloria celestial, y que a los que la honran con sus oraciones y con el cumplimiento exacto de su deber, ella les concederá infinitas gracias y favores (san Juan Bosco).

7) Nunca he visto que un pecador haya rezado con fe y perseverancia a la Santísima Virgen y haya tenido mala muerte (san Alfonso).

8) Si yo no tuviera a la Madre de Dios, que me defiende a cada paso de los peligros del alma, ya habría caído en poder de Satanás (Santo Cura de Ars).

9) Hay una novena bienaventuranza. Dice así: Bienaventurados los devotos de la Santísima Virgen, porque tendrán sus nombres escritos en el libro de la Vida Eterna (san Buenaventura).

10) Cuando las tentaciones pongan en peligro tu salvación, y la tristeza te quite las fuerzas y los deseos de seguir trabajando por conseguir la santidad, acuérdate de María y llámala en tu ayuda; llámala insistentemente como el niño aterrorizado pide ayuda a su madre, y ella que es causa de nuestra alegría, correrá a ayudarte. Te desafío a que hagas la prueba. No te fallará ni una sola vez (san Bernardo).

estatua de la virgen maria blanca

11) No hay criatura que haya contribuido tanto como María a la reconciliación de Dios con los hombres. Ella nos trajo al Redentor. Ella es la Mediadora ante el único Mediador que es Cristo. Por medio de ella vino al mundo el que hizo las paces entre Dios y los pecadores (santo Tomás de Aquino).

12) San Bernardo era un hombre de salud sumamente débil y, sin embargo, realizó obras  maravillosas. Él declaraba siempre que las fuerzas para hacer obras tan grandes, siendo tan débil, se las proporcionaba la poderosa intervención de la Virgen María en su vida (D. Rops).

13) Cuando María ruega, todo se obtiene, nada se niega; frase que san Juan Bosco mandó grabar en una gran campana de su templo.

14) Si tenéis la dicha de grabar en el corazón de los niños la devoción a la Virgen María, habréis asegurado su salvación (san Marcelino Champagnat).

15) Tened la mirada puesta en María, que es la obra maestra de Dios. Modelo ideal de toda vida consagrada. Fortaleza para todos los heroísmos apostólicos (Pablo VI).

16) «Llena de gracia, bendita entre todas las mujeres». No le habría hablado así el ángel si María no hubiera sido perfectamente pura y santa (san Agustín).

17) Si María consigue tantos favores para este pobre cuerpo que pronto se acaba, ¿cuántos más favores concederá para el alma que es inmortal? (venerable Luis Comollo).

18) María nos ama mucho, porque una madre siente gran amor por sus hijos, y todos nosotros somos hijos suyos y hermanos de su Hijo queridísimo, Jesucristo. María ama a sus devotos por gratitud, porque si nosotros le demostramos amor, aprecio y devoción, ¿cómo no va ella a retribuirnos amor por amor?. Ella sí que cumple lo que dice la Sagrada Biblia en el libro de la Sabiduría: «Yo amo a los que me aman» (san Luis María Grignon).

19) Santo Domingo Savio, al aparecerse a san Juan Bosco después de muerto, le dijo: «Tus discípulos llegarán a la santidad si se esfuerzan mucho por conservar la virtud de la castidad, y si cultivan una gran devoción a la Madre de Dios».

20) Tu amor a la Virgen María debe tener una cualidad especial: debe provenir del gran aprecio que tú tienes a sus grandes cualidades y virtudes, por ejemplo que es Madre de Dios, Virgen purísima, consoladora de los afligidos, etc. Porque si tu amor a la Virgen proviene sólo de tus mezquinos intereses por conseguir favores o de tus sentimentalismos, tu devoción puede ser falsa (san Luis María Grignon).

21) San Juan Berchmans estaba moribundo. Su director espiritual le preguntó: «¿Cuál es el secreto para que la Santísima Virgen te haya favorecido tanto?». Y el respondió: «El secreto es ofrecerle cada día algún homenaje, aun que sea pequeño, pero no dejar ningún día sin hacerlo».

Benson la virgen maria y el niño fondo

22) San José Cafasso estaba tan convencido de que en la obra de conversión de los pecadores, la mejor colaboradora es la Virgen María, que cuando iba a convertir a alguno condenado a muerte, decía: «Voy confiado, porque la que lo va a convertir es mi socia: la Madre de Dios».

23) ¡Si supiéramos de cuántas desgracias nos ha librado la Virgen María! ¡Y cuántos favores nos ha concedido  y nos quiere conceder! ¡En el cielo lo sabremos y nos quedaremos atónitos! (san Juan Bosco).

24) Jesús, María: éstos sean los nombres que yo pronuncie al morir, para que llevando este ramo de olivo  en la boca, sea recibido en el Arca santa del paraíso , (san Germán).

25) Las más poderosas armas que yo conozco para vencer al príncipe de este mundo y alejar el pecado, son: la recepción frecuente del Cuerpo de Cristo y una confianza ciega en su Santísima Madre. Hace muchos años que vengo recomendando la devoción a la Madre de Dios y no dejaré de hacerlo hasta que tenga la dicha de contemplarla allá arriba en los cielos (san Gregorio Vil, Papa).

26) El culto de la Virgen debe consistir en lo siguiente:
1. En una alta estimación de sus grandes cualidades y de su inmensa dignidad.
2. En una filial confianza.
3. En una estudiosa imitación de sus virtudes.
4. En propagar el culto mariano (san Buenaventura).

27) El hombre tiene: como mediador de su causa ante el Padre, al Hijo. Y como mediador ante el Hijo, a la Madre (san Buenaventura).

28) A las almas privilegiadas, sobre las cuales tiene particulares designios de misericordia, Dios les otorga especialísima devoción a la Madre de Dios (san Marcelino Champagnat).

29) Preguntaron a santa Teresita cuál era el secreto para que los consejos que ella daba tuvieran tanta eficacia y tan buen efecto, y ella respondió: «Mi secreto es éste: yo nunca doy un buen consejo sin haber invocado antes a la Virgen María, y sin haberle pedido que me inspire lo que debo decir a la otra persona, para su mayor bien».

30) Si he logrado conservar la virtud de la castidad ha sido por un favor constante de la Virgen María. A ella le debo también el haber aumentado mi inteligencia para comprender mejor cómo debía obrar en la vida (san Benito Cottolengo).

31) Si no nos va mejor, es porque no somos más devotos de María (san Luis María Grignon).

32) Miguel Magone, el alumno santo está moribundo (21 de enero de 1859). Don Bosco se le acerca y le dice: «¿Qué es lo que más te consuela de estos últimos momentos de tu vida?» y el joven le responde: «Dos cosas me consuelan ahora que llega la muerte: haber comulgado muchas veces, y haber rezado y confiado mucho en la Virgen María. ¡Oh María! ¡María! ¡Qué felices son tus devotos a la hora de la muerte!» (Una hora después expiró. Tenía 17 años).

virgen maria arrodillada

33) De María nunca se hablará demasiado bien. Su grandeza nunca la lograremos comprender, porque para comprender la grandeza de la Madre será necesario poder comprender la del Hijo (san Luis María Grignon).

34) Dios Padre reunió en un lugar todas las aguas y lo llamó mar. Y reunió en otro lugar todas las gracias y todas las bendiciones y lo llamó: María (san Luis María Grignon).

35) Dios tiene un tesoro en que ha guardado todas sus joyas, incluso a su Hijo. Ese tesoro es María (san Luis María Grignon).

36) Jesús sigue siendo en el cielo el mejor hijo que ha existido, y por lo tanto, supremamente atento con su Madre la Virgen María y pronto a acceder a su más pequeño deseo (san Luis María Grignon).

37) Las tres cosas que más alejan a Satanás son:
1. Confesarse muy bien, con verdadero propósito y verdadero dolor de los pecados.
2. Comulgar con frecuencia y muy devotamente.
3. Tener una gran devoción a la Virgen María (san Juan Bosco).

38) He llegado a comprobar plenamente esta gran noticia de san Bernardo: «Jamás se ha oído decir que alguno haya implorado con confianza y perseverancia la ayuda de María santísima, y ella no lo haya ayudado poderosamente«.(san Antonio María Claret).

39) La Virgen no tiene nada de austero o temible que nos pueda alejar. Ella es siempre amable, y bondadosamente se presenta ante su Hijo cuando se lo pedimos. Y nos obtiene cuanto necesitamos (san Luis María Grignon).

40) Por ti, oh María, están llenos los cielos y vacíos los infiernos(san Bernardo).

41) Hay tantos peligros en el camino de la vida que es frecuentísimo el caso de personas que volaban muy alto en santidad, y han caído entre el fango y han sido desvalijadas lastimosamente por los enemigos del alma.

A cada rato caen cedros del Líbano. ¿Por qué? Porque se creyeron más fuertes de lo que eran, imaginaron más segura su casa y más seguros sus cofres de lo que en realidad estaban; se apoyaban en sí mismos aun creyendo apoyarse en Dios, y el Señor permitió que fueran robados por los enemigos del espíritu.

¡Ah, si hubieran sido verdaderos devotos de María! No les hubieran sucedido tales desgracias, porque ella sabe preservar y defender a los que la honran (san Luis María Grignon).

42) El demonio como astuto falsificador, hace pasar por verdadera devoción a la Santísima Virgen lo que no es; por ejemplo: rezarle muchas oraciones, pero mal  dichas, sin darnos cuenta de lo que decimos; hacer devociones exteriores, pero no cambiar de vida y seguir pecando lo mismo que antes; decir con los labios que la amamos, pero mientras tanto no cumplimos los deberes de cada día.

Cuando el enemigo se da cuenta de que no puede quitarle a una persona la devoción a la Virgen, entonces trata de que esa devoción sea falsa, sin cambio de vida (san Luis María Grignon).

43) Una devoción a la Virgen que no obtenga la enmienda de tu vida, no es grata al Señor (siervo de Dios Felipe Rinaldi).

44) San Alonso Rodríguez decía a la Virgen: «¡Ah, si tú me amaras como yo te amo! Y ella le respondió: «¿Qué dices, Alonso?, entre lo que tú me amas y lo que yo te amo hay tanta desproporción como entre la tierra y el cielo. Yo te amo un millón de veces más de lo que tú me amas a mí«.

  

QUÉ DEVOCIONES PRACTICAR PARA ESTAR CERCA DE MARÍA

Hay algunas devociones especialmente importantes y luego gran cantidad adicional que es difícil de abarcar.

Estas son las principales. Al lado ponemos el link para acceder a leerlas.

  

El Rosario

Es la devoción más extendida e importante. Leer aquí.

Ella misma bajó del cielo para entregarle la devoción a santo domingo.

El Rosario se ha asociado con innumerables milagros.

Además del rosario tradicional hay muchos rosarios más.

  

Los 7 Dolores de la Virgen María

Recorremos las penas y dolores que la Santísima Virgen sufrió por Su Hijo.

Hay dos coronillas de los Dolores, una entregada a Santa Brígida y otra es la Coronilla de los Servitas.

  

La devoción de los Primeros Cinco Sábados

Cuando apareció como Nuestra Señora de Fátima pidió que los devotos realizaran esta devoción de los primeros 5 sábados de mes prometiendo, las gracias necesarias para la salvación a la hora de su muerte.

Leer aquí.

  

La Medalla Milagrosa y el Escapulario

La Santísima Virgen bajó del cielo para entregar sacramentales para que los llevemos puestos.

Especialmente los más famosos son la Medalla Milagrosa entregada a Santa Catalina Labouré.

Y el Escapulario Marrón de los Carmelitas entregado a san Simón Stock.

  

La Consagración a María

La Virgen y Nuestro Señor han pedido que los cristianos se consagren a la santísima Virgen.

Esto se hace mediante una secuencia de 33 días en que el penitente se prepara para consagrarse al final.

Hay dos métodos famosos de Consagración San Luis María Grignión de Montfort y del de Medjugorje.

  

Algunas devociones marianas adicionales

Recitación regular del Ángelus y otras oraciones marianas.

Recitación de las Letanías Lauretanas

Recitación de las 7 Alegrías de María o Corona Franciscana.

También existen novenas y oraciones para distintas advocaciones marianas.

Recitación del pequeño oficio de la Inmaculada Concepción.

Existe la posibilidad de unirse a distintas cofradías marianas.

Participar  en actos de caridad, obras, mortificaciones, ayunos, etc. en honor a María.

Desplegar imágenes marianas en tu altar particular y llevar consigo estampitas de advocaciones marinas y regalar.

Peregrinar a santuarios y romerías marianos.

Participar activamente en las festividades marianas de la Iglesia.


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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El misterioso “Olor a Santidad” de los Santos: el caso del Padre Pío

Se suele decir que una persona «murió con olor a santidad» cuando ha tenido una vida santa.

El aroma es un indicador que la religiosidad popular adopta para verificar su santidad.

Porque se ha experimentado que de muchos cuerpos de santos emana una dulce fragancia, al igual que de sus objetos.  

cara del padre pio

Para definirlo, el olor a santidad u osmogénesis, es un olor agradable que sale de cadáveres, de personas vivas y de reliquias, cuyo origen se desconoce.

El Padre Pío ha sido uno de esos agraciados a quien Dios le dio el carisma de expresarse a través del perfume.
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Un fenómeno que él no podía manejar, pero que trasmitía las gracias de Dios por intercesión del santo.

  

COMO ES EL AROMA A SANTIDAD

Se trata de un aroma (o fragancia, del latín fragrantia y del verbo fragrere, sentir) de una suavidad excepcional, un perfume perceptible por el olfato pero de origen desconocido para la ciencia.

Los únicos dos santos que se sabe que han tenido estigmas visibles –Francisco de Asís y el Padre Pío -, despedían un olor dulce de sus heridas. 

Cuando San Policarpo fue quemado hasta la muerte, su cuerpo quemado olía a incienso. 

Y la tumba de Santa Teresa Ávila olía a perfume durante nueve meses después de su muerte.

En general, el perfume se nota en la proximidad de un humano (vivo o fallecido) o de reliquias, o incluso al acercarse a un objeto litúrgico o a una pintura religiosa (icono).
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También se han observado casos de estigmas olorosos, como el de santa María Francisca de las Cinco Llagas, el del santo Padre Pío.

El espectro de fragancias es amplio; las esencias registradas en los anales de la mística se cuentan por centenares.

El aroma de rosa figura en muy buena posición, evocando la presencia de la Virgen.

La duración del fenómeno se extiende desde algunos minutos hasta varios años y, en casos raros, a varios siglos.

Es propiamente un milagro porque, por una parte no puede darse ninguna explicación natural.

Y por otra, la Iglesia discierne en el olor de santidad el signo y la anticipación de aquello en lo que la carne está llamada a convertirse en el Reino de Dios: resucitada y eterna, más allá de toda corrupción.

Este vínculo entre perfume y santidad tiene una base bíblica, el Cantar de los cantares que evoca ya la figura de la bien amada (o «la esposa»: la Iglesia por venir) con la forma de un jardín exquisito lleno de suaves perfumes (Cant 4,14).

El olor de santidad tiene otros fundamentos bíblicos también. En 2 Corintios 2:15, San Pablo escribe:

«Pues nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden».

Asimismo, escribe en Filipenses 4:18 que ha recibido

«lo que me habéis enviado, suave aroma , sacrificio que Dios acepta con agrado«.

Todo esto es parte de la imitación de Cristo, como San Pblo explica en Efesios 5: 2:

«Y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma«.

El olor de santidad se describe con frecuencia como un perfume con olor dulce.

En el caso de la Venerable Madre María de Jesús (una contemporánea de Santa Teresa de Ávila), que murió en 1640, el olor detectado con motivo de su exhumación en 1929 fue descrito como un «dulce perfume de rosas y jazmines».
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Que estaba aferrado no sólo a su cuerpo, sino también a los artículos que se sabe que han utilizado durante su vida.
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¡Esto fue 289 años después de su muerte!

La Edad Media evoca perfumes y olor de santidad.

El paraíso se describe en términos de suavidades olorosas.

Honorio de Autun (Honorius Augustodunensis, hacia 1120) describe estos olores extraordinarios (Elucidarium, PL 172, col. 172).

Pedro Damián (+ 1072), consejero de papas, uno de los autores de la reforma gregoriana, atribuye a los perfumes extraordinarios la función de anunciar alegrías celestiales (PL 145, col. 861).

  

EL OLOR A SANTIDAD NO HACE A UN SANTO PERO LO SEÑALA

El olor a santidad no hace a un santo, sino que es un indicador externo que nos avisa de algo misterioso e importante sucede en una persona.

Debemos recordar que la humildad es quizás el indicador más persuasivo de la santidad de una persona.

San Pablo dice que la vida de los que aspiran a santidad significa la muerte de la vida anterior y la nueva vida debe estar oculta con Cristo, Colosenses 3: 3.

Del mismo modo que Jesús aconseja que seamos humildes y secretos con las oraciones, porque dice que cuando oremos al Padre nos encerremos en nuestra habitación interior, Mateo 6: 5.

Lo mismo que debe ser secreto cuando demos limosna, Mateo 6: 3.

Lo escondido va de la mano de la humildad y un signo central de la santidad es la humildad, que es despojarse de sus propios deseos humanos para hacer la voluntad de Dios.

La paradoja es que la santidad es algo escondido en una persona, que no trata de jactarse de ella, pero que sin embargo es tan importante que no la puede ocultar.

Es por esto que el olor a santidad se produce en personas están en el camino de la santidad y no lo pueden ocultar porque brilla por sí misma.

Ese brillo lo señala el olor a santidad.

En Mateo 5: 14 dice que la luz debe brillar ante los demás, para que vean las buenas obras y glorifiquen al Padre celestial.

De modo que la santidad es a la vez oculta y visible, y una de las fuentes de la visibilidad es el perfume que emanan los que están en ese camino.

Del mismo modo que Dios está oculto pero a su vez es visible en la creación.

Y también está oculto a nuestros sentidos en la Eucaristía pero sabemos que está ahí por la fe y por las consecuencias de comulgar.

Por lo tanto el olor a santidad es algo que no pueden evitar algunos que están en el camino a la santidad y es parte del resplandor divino que Dios quiere que se vea.

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SIGNO DE SANTIDAD

La Iglesia considera este fenómeno como un signo de santidad, reflejo del carácter heroico de las virtudes de un fiel.
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Pero permanece prudente y siempre se pregunta por su procedencia.

A partir de finales del siglo II y principios del III, los cristianos, obligados a vivir en la clandestinidad y a honrar a sus mártires en secreto, identificaron perfumes maravillosos y santidad.

El relato de los funerales del mártir Policarpo de Esmirna (+ 155) establece ya esa asociación.

La Iglesia reconoce poco a poco el dedo de Dios en estas fragancias inexplicables.

Se trata de un signo positivo del carácter heroico de las virtudes de un fiel.

A un creyente cuyo cuerpo exhala un perfume anormal (antes o después de la muerte) se le llama “santo miroblita”.

A lo largo de los siglos se han declarado unos 500 casos, entre ellos los de santos y santas muy conocidos: Rosa de LimaSanta Teresa de Ávila, el Padre Pío, etc.

Ciertamente es un signo indicador y no una prueba científica. La santidad, concepto teológico y espiritual, no se demuestra.

Las autoridades eclesiásticas prestan más atención cuando hay convergencia (y coherencia) de fenómenos: olor de santidad, incorruptibilidad del cuerpo, elasticidad de los tejidos mucho tiempo después de la muerte, exudación de líquidos balsámicos de origen desconocido (san Charbel Makhlouf), apariciones auténticas de la Virgen María (santuario de Nuestra Señora de Laus).

  

ALGUNOS CASOS DE OLOR DE SANTIDAD

Entre los muchos testimonios está el de la “Leyenda de Santo Domingo de Guzmán“, fundador de la Orden de Predicadores o Dominicos:

Apenas hubieron retirado, con ayuda de barras de hierro, la losa y el cemento, se levantó súbitamente del sepulcro una ola de tan suavísima fragancia, que no solamente parecía estar perfumado el sepulcro, sino todo el recinto

Y no solamente lo exhalaban los huesos o el polvo del sagrado cuerpo o el féretro, sino también las manos de aquellos frailes que tocaban cualquier cosa de éstas.

Por lo cual podemos pensar cuán inmensas son las delicias de que goza en el cielo el espíritu de aquel cuyo cuerpo aun sobre el polvo respira tanta suavidad.

Otro ejemplo es el olor que frecuentemente se notaba alrededor del cuerpo de Santa Teresa durante su vida, que fue notado también durante muchas exhumaciones y traslaciones de su cuerpo.

Y fue sentido por las hermanas de su convento en Alba de Tormes durante la última exhumación de su cuerpo en 1914, más de trescientos treinta años después de su muerte.

La misteriosa fragancia que se notó sobre el cuerpo de Santa Teresa Margarita del Sagrado Corazón, se encontró también en todos los objetos que ella había usado durante su vida.

osmogenesis san antonio de padua

San Martín de Porres también despedía un perfume en vida.

Cuando abrieron la tumba, veinticinco años después de su muerte, la misma fragancia salió de su cuerpo, y los cirujanos que le hicieron la autopsia encontraron sangre coagulada.

Santa Rita de Cascia murió el 22 de mayo 1457, cuando contaba 76 años.

Al morir, la celda se ilumina y las campanas tañen solas por el gozo de un alma que entra al cielo.

La herida del estigma de la corona de espinas que había llevado durante sus últimos dieciséis años de vida desapareció, y en su lugar apareció una mancha roja como un rubí, la cual tenía una deliciosa fragancia.

Debía haber sido velada en el convento, pero por la muchedumbre tan grande que quería verla se necesitó la iglesia.

Permaneció allí y la fragancia nunca desapareció.

San Francisco de Sales falleció el 28 de diciembre de 1622, a los 56 años de edad.

Cuando se le hizo la autopsia se comprobó que tenía la hiel convertida en 33 piedrecitas, señal de los heroicos esfuerzos que había hecho durante toda su vida para dominar su temperamento inclinado a la cólera y llegar a ser el santo de la dulzura.

Cuando en 1632 se hizo la exhumación del cadáver, al levantar la lápida apareció el santo igual que cuando vivía.

Su hermoso rostro conservaba la expresión de un apacible sueño.

Le tomaron la mano y el brazo estaba elástico (llevaba 10 años enterrado).

Del ataúd salía una extraordinaria y agradable fragancia.

  

MÁS CASOS DE OLOR A SANTIDAD U OSMOGÉNESIS

La osmogénesis se puede producir en forma constante.

Se cita a este respecto a San José de Cupertino, para el cual el fenómeno ha sido puesto muy en evidencia por los testigos del proceso de beatificación.

El Padre Francisco de Ángeles declara que no podía comparar el perfume que exhalaba su cuerpo y su vestido más que al del relicario que contenía las reliquias de San Antonio de Padua.

El Padre Francisco de Levanto lo decía semejante al del breviario de Santa Clara de Asís, conservado en la iglesia de San Damián.

Todos los que pasaban cerca de nuestro Santo, sentían ese olor, aun largo tiempo después de haberse alejado.

Era tan penetrante, que se comunicaba por un largo período a los que lo tocaban y aun a los que le visitaban.

De manera que el Padre Francisco de Levanto lo conservó durante quince días, después de una visita que hiciera a su celda, aunque no dejara de lavarse.

La celda del Santo mantuvo ese agradable olor durante doce o trece años, aunque durante ese lapso él no hubiera penetrado en la misma.

Adhería en forma tal a sus vestidos, que ni el jabón ni la lejía podían quitarlo.

Se comunicaba a las vestiduras sacerdotales que había llevado y a los armarios en que éstas se guardaban.

Además el perfume no tenía nada de desagradable, ni para los que no podían soportar olor alguno; les parecía, por el contrario, sumamente suave.

Se mantuvo durante su última enfermedad, después de su muerte y durante su autopsia, como lo declaró el Dr. Pierpaoli Gorres.

La beata María de los Angeles (1661-1717) exhalaba también un olor suave, que conservó durante 20 años.

Santa Gemma Galgani (1878-1903) presentaba también un delicado perfume que emanaba a menudo de su persona y de los objetos que ella tocara.

No tenía ninguna similitud con los perfumes terrestres e infundía devoción en los que lo respiraban, lo que le hacía atribuir un origen sobrenatural.

Otra veces el olor se refuerza o no se produce más que en determinados momentos.

San Venturino de Bérgamo presentaba el fenómeno cuando celebraba la Misa.

San Francisco de Paula, cuando terminaba sus ayunos de tres, ocho y cuarenta días, acompañados de vigilias y disciplinas frecuentes.

La osmogénesis ocurre a menudo durante enfermedades, reemplazando en las personas pías con olores agradables los olores tantas veces tan penosos que implican las llagas y diversas afecciones.

La habitación de Santa Liduvina, según el testimonio de Tomás de Kempis, estaba llena de un delicioso perfume que emanaba de su persona y que hacía creer a todos los que entraban que la Santa usaba algún aroma.

“En un milagro constante – escribe Huysmans – Dios convertía sus heridas en frascos de perfume.

Los emplastos que se le quitaban hormigueando de gusanos, tenían perfume exquisito y el pus tenía buen olor, los vómitos despedían delicados aromas.

Y Él quiso que ese cuerpo en ruinas, que dispensó de las tristes consecuencias que hacen a los pobres enfermos tan repugnantes, emanara siempre un perfume exquisito de cascaras y especias de Oriente.

Una fragancia al mismo tiempo fuerte y delicada, algo así como la exhalación de un aroma muy bíblico de cinamomo y muy holandés de canela (Sainte Lydwine de Schiedam).

Lo mismo aconteció con la Beata Ida de Lovaina.

El pus que supuraba el Beato Dideo emitía un perfume delicioso.

Lo mismo el cáncer del pecho que sufrió durante cuatro años el dominico J. Salomoni de Venecia y del que falleció.

Durante veinte años, el terciario Bartholé (alrededor de 1300), afectado por una lepra horrible, exhalaba un perfume maravilloso.

La osmogénesis se produce también después de la muerte.

Ya sea que las personas hayan sido beneficiadas con el fenómeno en vida, como Santa Lidvina, la bienaventurada Lucía de Narmi, Santa Catalina de Ricci, Margarita del Santo Sacramento (1619-1648), San Gerardo Majella (1726-1755).

Ya sea que resulte un fenómeno post mortem, como en San Francisco de Asís, Santa Francisca Romana, el bienaventurado Matías Carreri, la beata Catalina de Racconigi, Santa Teresa, Santo Domingo, la Madre Agnes de Jesús (1602-1634) y los santos médicos japoneses Francisco de Meako y Joaquín Saccachibara (muertos en 1597).

  

LOS INNUMERABLES CASOS DEL PADRE PÍO

Hay innumerables testimonios que atestiguan que el Padre Pío desprendía ya en vida el “olor de santidad”.
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Según estos testigos, el aroma que desprendía era una mezcla de perfumes de violetas, lirios, rosas, incienso y tabaco fresco.

Era tan característico su aroma, que ni la distancia ni el espacio eran factores que impedían percibirlo, pues era muy frecuente que el perfume se bilocara.
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Abundan los casos en que una habitación que podía estar en Bolonia, Florencia, Londres y Montevideo, se llenaba de esos efluvios cuando se hablaba de él, siendo la prueba de que el capuchino se había bilocado.

  

SUS ESTIGMAS EXHALABAN EL PERFUME

El doctor Romanelli, cuenta así su experiencia:

«En junio de 1919, cuando mi primera visita al Padre Pío, un perfume tan violento me llenó las fosas nasales, que no puede menos de decir al Padre Valenzano, que me acompañaba, que consideraba indecente que un fraile se perfumara.

Sin embargo, no percibí nada más ni a su lado ni en su celda; sólo en el momento de salir volví a sentir una bocanada intensa en el descanso de la escalera.

He conferenciado con muchos sabios sobre este caso: todos están concordes en declarar que la sangre no puede despedir perfumes.

Sin embargo, la que trasudan los estigmas tiene un aroma muy característico y lo conserva aunque esté coagulada o seca en alguna tela.

Esto es contrario a todas las propiedades naturales de la sangre, pero, lo quieran o no, es un hecho experimentado«.

  

UNA VENDA DEL PADRE PÍO

Un día un conocido médico sacó de la llaga del costado del Padre Pío una venda que fue usada para taponar la sangre.

Él guardó  la venda en un estuche para llevarla  al laboratorio de Roma, para analizarla. Durante el viaje, un Oficial y otras personas que estuvieron con él dijeron  sentir el perfume que generalmente el Padre Pío emanaba.

Ninguna de aquellas personas sabía que el médico tenía en el bolso la venda empapada de la sangre del Padre Pío.

El médico conservó aquel paño en su estudio, y el extraño perfume impregnó por largo tiempo el entorno, tanto que los pacientes que fueron de visita pedían explicaciones.

padre pio con el caliz

  

EL AROMA CELEBRANDO MISA

El Fraile Modestino contó:

«Una vez me encontraba de vacaciones en San Giovanni Rotondo.

En la mañana  me presenté en la Sacristía para servir la Misa al Padre Pío, pero otros monjes discutieron para tener este privilegio. El Padre Pío interrumpió aquella discusión y dijo – la Misa sólo la sirve él – y me indicó.

Nadie habló más, acompañé el Padre al altar de San Francisco. Yo empecé a preparar el Altar para la Santa Misa en absoluta concentración.

En el momento del «Sanctus» tuve un repentino deseo de percibir aquel indescriptible perfume que ya muchas veces olí cuando besé la mano de Padre Pío.

El deseo fue concedido enseguida. Una oleada de perfume me envolvió. E

l perfume siempre aumentó  más. Ya no lograba  respirar.

Me apoyé con la mano en la balaustrada para no caer. Estuve a punto de desmayarme y le pedí mentalmente al Padre Pío evitar esto frente a tanta gente. En aquel preciso instante el perfume desapareció.

En  la tarde, mientras acompañé el Padre a su celda, le pedí al Padre Piadosas explicaciones sobre el fenómeno.
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Me contestó: «Hijo mío, no soy yo. Es  Dios el que actúa. Lo hace sentir cuando quiere y a quien quiere. Todo ocurre como le gusta  a él.» 

  

EL AROMA COMO SIGNO DE CURACIÓN

Una joven de Bolonia de 24 años se fracturó el brazo derecho que, tres años antes, fue operado en consecuencia de un grave accidente.

Después de una nueva operación y después de una larga cura, el cirujano le dijo al padre de la chica que ella ya no podía usar el brazo.

En efecto el brazo fue completamente inmovilizado en consecuencia de la remoción de una sección del omóplato. Un injerto óseo no logró sanarla.

Desolados, padre e hija, parten para San Giovanni Rotondo.

El Padre Pío los recibe, los bendice y declara: «¡Sobre todo ninguna desesperación! ¡Confiad  en  Dios! El brazo se curará”.

Era  a finales de julio de 1930.

La enferma vuelve a Bolonia sin ninguna mejoría. ¡El Padre Pío se ha equivocado pues! Nadie piensa más en este problema y los meses transcurren.

El 17 de septiembre, el día en que se celebran los estigmas de San Francisco, de repente el apartamento en que vivía la familia es invadido por un delicioso olor de junquillos y rosas.
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Este fenómeno, duró un cuarto de hora, todos estaban asombrados y buscaron en vano el origen de aquellos maravillosos perfumes.

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Desde aquel día la joven reanudó el empleo del brazo.

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Una radiografía, que ella conservó celosamente, enseñó la reparación del hueso y los cartílagos.

  

EL PADRE PÍO LO ATRAE CON EL PERFUME

Un hombre contó:

«…un día, mi mujer me convenció a ir a ver al Padre Pío. Yo no entraba en una iglesia desde hacía veinticinco años, precisamente del día de mi boda. Sentí la necesidad de confesarme, pero el Padre Pío, en cuanto yo estaba delante de él me dijo bruscamente, sin tampoco mirarme:

«Vete de aquí»

«Estoy aquí para confesarme, y obtener la absolución», le dije toscamente.

«Vete he dicho», me contestó toscamente.

Entonces me fui. Yo atravesé de carrera la iglesia pequeña hasta el hotel. Mi mujer, que me vio salir velozmente, me alcanzó en la habitación del hotel.

«¿Qué cosa ha sucedido? ¿Qué haces?», me preguntó.

«Hago la maleta y me voy».

En aquel entonces una oleada de perfume me sobresaltó. Un perfume intenso, maravilloso.
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Quedé pasmado, totalmente asombrado y maravillado. Me calmé en un santiamén.
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En un instante sentí nacer en mí un gran deseo de regresar al Padre Pío.
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Regresé al otro día; pero primero hice un esmerado examen de conciencia.
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El Padre Pío me acogió benévolamente y me dio la absolución.»

  

EL PADRE PÍO SE COMUNICA A TRAVÉS DE SU PERFUME

Dos jóvenes novios polacos, domiciliados en Inglaterra, tenían que tomar una grave decisión. Bajo el punto de vista humano la situación parecía desgraciada.

¿Qué hacer? Alguien dijo de pedir un consejo al Padre Pío.

¡Se lo escribieron pero no tuvieron a ninguna respuesta!

Entonces decidieron ir a San Giovanni Rotondo, para preguntarle directamente al padre una ayuda y un consejo. ¡De Inglaterra a Apulia, el trayecto es largo!

Los viajeros se paran Berna en suiza para hacer una parada y se preguntaron con angustia si merecía la pena de continuar.

Ellos pensaron: «Supongamos que el Padre no nos reciba».

Una tarde estaban hablando un poco tristes en una habitación de hotel de baja categoría, porque para ahorrar dinero alquilaron un desván. Era invierno y nevaba.

Llenos de frío y desmoralizados, habrían querido regresar, cuando de repente se sintieron envueltos por un perfume exquisito y fuerte, tan agradable, que fueron reconfortados.

La mujer se metió a inspeccionar los muebles para encontrar el frasquito de perfume que seguramente había sido olvidado por algún viajero despistado. ¡Pero las búsquedas fueron inútiles!

Poco después el perfume desapareció y la habitación volvió a exhalar el usual olor de tufo fétido y moho.

La curiosidad se les despertó, y los dos viajeros, interrogaron al propietario del hotel el cual no sabía nada del perfume.

Pero este suceso los reanimó y les confirmó en el propósito de continuar el viaje. Ellos llegaron a San Giovanni Rotondo y fueron recibidos por el Padre Pío y con los brazos abiertos.

El joven, que hablaba italiano, pidió excusa.

«Os hemos escrito  Padre, pero ya que «no nos habéis contestado»…

¿No os he contestado; cómo? ¿Y aquella tarde en el hotel suizo, no habéis sentido nada?…

Con pocas palabras solucionó sus dificultades y los dejó.

Ellos estaban llenos de alegría y gratitud,  entendieron solamente entonces «aquel extraño modo de contestar» del Padre Pío.

padre pio de pietrelcina sentado

  

LO LLAMA PARA QUE VAYA A VERLO A TRAVÉS DEL AROMA

Un señor conoció al Padre Pío a causa de una serie de coincidencias bastante extrañas. Él cuenta:

«Yo escuché  hablar por  primera vez, de esta obra de Dios, después de la guerra; sobre todo de un amigo periodista.

Ya que este amigo mío conoció bien al Padre Pío, él me habló del Padre Pío con un entusiasmo que a mí pareció excesivo.

Mi primera reacción fue de indiferencia e incredulidad, especialmente cuando mi amigo me contó de ciertos fenómenos como los perfumes del Padre Pío, que muchos dijeron de percibir en lugares muy lejanos del religioso.

En cierto momento, en cambio, empezaron también a ocurrirme estos extraños hechos.

De repente sentí un intenso perfume de violetas en lugares insólitos, dónde era imposible que hubiera flores.

El pensamiento me corrió hacia el Padre Pío, pero me rebelé, me dije a mí mismo que era víctima de sugestiones.

Un día el fenómeno también me ocurrió mientras estaba de vacaciones con mi mujer.

Yo fui a la Estación Ferroviaria para enviar una carta y en aquel lugar, que no es perfumado normalmente, sentí aquel inconfundible perfume de violetas.

Mientras reflexionaba sobre aquel hecho, mi mujer dijo: ¿Pero de dónde viene este perfume? ¿Tú también lo sientes? Le pregunté maravillado.

Entonces le conté del Padre Pío, de las discusiones con mi amigo y de aquel perfume que desde hace tiempo me persiguió.

«Si yo fuera tú, dijo mi mujer partiría enseguida para San Giovanni Rotondo».  Al día siguiente estuvimos de viaje.

Cuando llegamos delante de él, el Padre me dijo: «Ay, he aquí a nuestro héroe; mucho tiempo he esperado para hacerlo venir».
.
Aquel mismo día tuve el privilegio de hablar con él, y desde aquel momento mi vida cambió».

  

UNA NOVENA, EL PERFUME Y LA CURACIÓN

Un señor cuenta:

«Hace algunos años tuve un infarto cardíaco.

Me aconsejaron someterme a una intervención quirúrgica para mejorar mi condición de vida, y decidí hospitalizarme.

Era el mes de junio de 1991. Durante la operación, que fue concluida con éxito, me fueron instalados 4 by-pass.

Desafortunadamente, cuando me desperté después de la anestesia, me percaté que la pierna y el brazo derecho estaban paralizados.

La amargura fue grande, pero después del primer instante de desaliento, la fe volvió a sustentarme y empecé a rogar al Padre Pío.

Mi confianza en el venerado Padre no fue quebrantada.

Rogué haciendo una novena que mi pobre mamá, aconsejó para casos desesperados.
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Y después de tres días, en la misma mañana en que acabé la novena, incluso sólo siendo rodeado por otros enfermos, sentí alrededor de mí un perfume intenso de muguete.

Cuando éste perfume se desvaneció, sentí un hormigueo en el pie derecho y entendí enseguida que mis ruegos fueron atendidos«.

  

UNA SANACIÓN AÚN SIN PEDÍRSELA

Testimonio de una señora:

«Yo tenía una grave enfermedad en los ojos que limitaba mi campo visual y que me hacía sufrir y ver poco.

Consulté a diferentes médicos y después de varios análisis me fue diagnosticada una hemorragia ocular irreversible y un probable tumor en la hipófisis.

Eso me proporcionó mucha ansiedad y sufrimiento; en efecto el médico dijo que esta enfermedad no podría ser curada. 

Estuve de viaje y a punto de alcanzar Benevento pude llegar a Pietrelcina, dónde tuve la suerte de visitar los lugares del venerado Padre Pío.

Durante la visita en una de las últimas habitaciones que hospedaron al Padre, yo tuve una fuerte conmoción y mientras rogué por mis parientes, sentí un intenso perfume de incienso.

Al regresar a Roma, en tren, medité sobre lo que me ocurrió y me amargué por no haber rogado al Padre Pío por mis ojos enfermos.
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Supliqué enseguida, con fe, su intervención.
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La ayuda del Padre Pío no se hizo esperar, mejoré progresivamente y después de poco tiempo recobré totalmente la vista.
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El especialista que me visitó, registró maravillado la total recuperación del campo visual que ocurrió misteriosamente.» 

  

EL PERFUME LLEGA EN UN CARTA Y SANA

Un señor de Canicattì, Sicilia, Italia, cuenta:

«Al principio del año 1953, mi mujer fue afectada por una grave forma de nefritis.

Se encontraba en los primeros meses de embarazo; y los médicos dijeron que su vida y la del niño estaban en peligro.

Ninguna cura era eficaz. El 3 de mayo, yo estaba desesperado y escribí una carta al Padre Pío suplicándole  ayuda y sus ruegos.

Después de un tiempo, mi mujer y yo al mismo tiempo, pero en habitaciones diferentes, olimos un misterioso y agradable perfume de rosas.
.
En aquel preciso instante, llamó a la puerta de la casa, el cartero y nos entregó una carta, enviada desde el convento de San Giovanni Rotondo.

En la carta decía que el Padre Pío había rogado por mi mujer y por la criatura que llevaba en su seno.

Al día siguiente mi mujer, se hizo una prueba médica en el laboratorio, la cual determinó que estaba curada».

  

UNA OLA DE PERFUME EN LUGAR DE UNA BOFETADA

Un famoso abogado devoto del Padre Pío cuenta:

«Un día en yo estaba en la iglesia vieja del convento y participaba en la Santa Misa, la larga y maravillosa Misa del Padre Pío.

En el momento en que el sacerdote elevó la Sagrada Hostia, me distraje pensando, y me quedé de pie.

Fui el único, entre toda la muchedumbre de fieles arrodillados aparentemente irreverente.

De repente fui sacudido por un penetrante y agradable olor de violetas que me hizo volver a la realidad; y miré a mi alrededor, también me arrodillé; con la rodilla en tierra pero sin pensar en el extraño perfume.

Como siempre, después de la función religiosa, fui a saludar al Padre que me acogió con esta sorpresa: «Hoy estuviste un algo despistado»

«Usted Padre, me ha despertado, dichosamente con su perfume»…

«¿Pero cuál perfume?  ¿Tú no quieres unas bofetadas?»

padre pio

  

EL PERFUME PARA CUMPLIR UNA PENITENCIA

Un empleado siciliano, después de su conversión quiso confesarse con el Padre Pio, quien le tuvo la mano derecha apretada entre las suyas.

El empleado cuenta que cuando llegó a Forma notó que la mano derecha tenía un perfume que no tenía la izquierda.

Fue el mismo perfume que él sintió cuando estuvo cerca de Padre Pio. El perfume no desapareció tampoco cuando él se lavó las manos.

Puesto que el Padre Pío le dio una penitencia de dos meses de duración, en todo aquel período un idéntico perfume le subió del pecho a la nariz y fue tan bonito que se sintió extasiado.
.
Algunas veces el perfume desaparecía y entonces él trataba de sugestionarse para sentirlo, pero sin ningún resultado.
.
Luego, acabada la penitencia, el perfume se desvaneció.

  

LA ESTELA DE PERFUME

El Fraile Ludovico de San Giovanni Redondo asegura que «el Padre Pío dejaba una estela de perfume, cuando pasaba por las botaduras locales del convento”. 

El Padre Federico certifica:
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«A veces, para saber dónde estuvo el Padre Pío, era suficiente seguir la estela del perfume».

El Sr. Piero cuenta:

«Mientras yo viajaba en el coche, yendo a una velocidad bastante alta, sentí una oleada de perfume.

Me acordé que un día le pregunté al  Padre Pío el sentido de aquel fenómeno y el Santo me contestó: ´Hijo, cuando tú sientes el perfume, estate atento`.

En aquel instante yo aminoré la velocidad pero no pude evitar salir fuera de la calle y accidentarme, pero yo no sufrí daños».

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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00 Todas las Advocaciones 11 Noviembre ADVOCACIONES Y APARICIONES Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Movil Noticias 2018 - julio - diciembre

María Reina de Todos los Santos, Nuestro Modelo de Santidad (1 nov)

Cada uno de nosotros ha sido llamado a ser santo. 

Ese es el fin para el cual Dios nos creó.

Pero hubo una criatura que cumplió ese propósito en el más alto grado. Fue nuestra Mater. 

Ella conocía a Dios. Incluso vivió con Dios día tras día en la intimidad de la relación entre madre e hijo. 

El Todopoderoso vertió en su mente y corazón el conocimiento de las cosas del cielo. 

Por la oración, por el pensamiento espiritual María conoció a Dios. 

María amaba a Dios. No sólo lo amaba como a un ser humano, como su propio hijo, como su propia carne y sangre.

Pero también amaba al Padre del cielo del mismo modo que al Espíritu Santo. 

María sirvió a Dios. Ni una sola vez se negó a hacer lo que Dios le había pedido y lo que le había inspirado llevar a cabo. 

Su servicio de Dios fue completo. Fue toda la vida. Fue cierto y sincero. 

En ese sentido, María cumplió de la manera más alto el propósito de la vida: amar y servir a Dios.
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Por esa razón se la llama la Reina de Todos los Santos, la Reina de todos los que trataron de conocer, amar y servir a Dios.

maria y santos a su alrededor

 

POR QUÉ LLAMAMOS A LA VIRGEN MARÍA REINA DE TODOS LOS SANTOS

* Es la Madre del Rey le pertenece a Ella el título de Reina.

* Aventaja a todo ser humano en privilegios: «Es la bendita entre todas las mujeres».

Es la única que puede ostentar la gracia de tener por Hijo a Dios, no por mérito propio, sino por pura gratuidad de Dios.

Su actitud de colaboración a los planes de Dios la hacen partícipe en la gran obra de la Redención por la que los humanos podemos alcanzar la gran dignidad de ser partícipe de la naturaleza divina, que nos hace ser Santos.

* Aventaja a todos los Santos en virtudes y perfecciones.

Observa al respecto San Bernardo, el apóstol por excelencia de María en la Edad Media:

«No le falta a María: Ni la fe de los Patriarcas, ni la esperanza de los Profetas, ni el celo de los Apóstoles, ni la constancia de los Mártires, ni la templanza de los Confesores, ni la pureza de las Vírgenes».

Si María es modelo de todas las virtudes, los Santos tuvieron en Ella un espejo en donde mirarse, un estímulo para superarse.

Ella como Madre reprodujo todas las virtudes, que están al alcance de las personas.

La ejemplaridad de María está en todos los órdenes y para todos los estados.

Nos confirma esto el ejemplo de los Santos, quienes con el auxilio de María han llegado al grado de perfección del que en el cielo disfrutan.

No hay estado ni forma posible de vida que no encuentre en María la virtud o virtudes, que necesitan para sobresalir en un limpio pugilato de amor a Dios.

La intercesión de María nos es imprescindible en nuestra vida espiritual todo ello por pura gratuidad de Dios.

Así nos lo ha contado el «Doctor Melifluo» (Maestro que destila miel), quien entre las alabanzas que dirige a María sobresale la que nos cuenta de su patrocinio y poderosa mediación:

«Nada quiso darnos Dios que no pasase por manos de María. Tal es la voluntad de aquel que ha querido que todo lo conseguimos por su medio».

corona de adviento y la virgen maria con santos fondo

Esto nos lleva a la conclusión de que toda persona santa tiene que ser mariana.

Gráficamente nos lo decía San Juan de Ávila: «Más quiero estar sin pellejo que sin devoción a María».

Muchos se han distinguido por un singular amor filial a Nuestra Señora, pero todos se han acercado a Ella como modelo a imitar e intercesora a quien acudir.

San Efrén, diácono (300 – 370) nos indica lo que María es para todos y cada uno de los Santos: «Oh Virgen, Vos sois el júbilo de los Santos».

No hay Santo, si no hay amor a Dios, y esto supone que amemos lo que El ama, al prójimo y a María.

Son muchas las razones que tenemos para amarla:
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Es la Madre de Dios, a quien tengo que amar.
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Es mi Madre, este es el motivo para amarla.
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Es la Madre de la Iglesia, a la que pertenecemos.

El marianismo es una tónica común a todos los Santos, algunos sobresalen por el espíritu de invocación, otros por el de alabanza, gratitud, imitación y servicio.

Los matices pueden ser distintos, pero su labor sigue siendo la misma, cumplir la recomendación que María nos ha dejado en el Evangelio: «Haced lo que El os diga». (Jn. 2, 5).

Los Santos ayudados por María e imitadores de sus virtudes nunca han superado al modelo.

Pues, la santidad está en proporción directa con el amor de Dios y ninguna criatura supera a María, ya que Ella es la «llena de gracia».

La misión para la que Dios la había escogido exigía que Ella sobresaliese entre todos por la santidad, que es el valor más cotizado por Dios.

Pues, su amor le hizo acercarse a nosotros hasta el punto de ser «en todo semejante a nosotros menos en el pecado», para que nosotros podamos participar de la naturaleza divina y ser santos.

A María la podemos contemplar en cada una de las virtudes: caridad, esperanza., fe, pureza, humildad etc…

Y veremos como ninguna criatura la ha superado en el ejercicio de la misma, por eso con toda razón podemos llamarla «Reina de todos los Santos».

Maria reina del cielo, angeles alrededor

 

MARÍA, MODELO DE SANTIDAD PARA TODOS

Dios es la santidad primera, la santidad por esencia, a esta divina santidad y perfección debemos conformar necesariamente la nuestra.

La santidad divina aparece infinitamente lejana, en una luz inaccesible…

Pero Dios nos la hizo accesible en su Unigénito Hijo, Jesucristo, dice San Pablo:

«Dios nos eligió en Cristo, antes de la constitución del mundo, para que fuésemos santos e inmaculados ante El y nos predestinó en caridad a la adopción de hijos suyos por Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad para alabanza y gloria de su gracia». (Ef. 1: 4-6).

El hombre, elevado por la misericordia Divina al estado sobrenatural y constituido hijo de Dios, tiene en Jesucristo el espejo de la perfección divina.

Pero los rayos que emanan de Jesucristo son todavía demasiado brillantes para la dignidad humana; la suya es una santidad increada, infinita.

Es cierto que Él practicó las virtudes sencillas permitidas al hombre, como la humildad, la paciencia, la obediencia, etc…

Pero el modo y la perfección como las vivió son infinitamente superiores a las fuerzas humanas, aunque estén apoyadas por la gracia.

Para allanarnos el camino de la santidad, Dios nos propuso en nuestra Señora un modelo de santidad creada.

Una luz más suave a nuestros débiles ojos, un modelo, el más cercano a la santidad infinita, que nos animara a imitarla.

Ella poseyó sin duda una perfección y una santidad sobrehumanas, pero una santidad creada, unida a aquella perfección a la que no llegará jamás ninguna criatura; se acerca y toca los confines del infinito.

La santidad de María es solo inferior a la santidad de Dios.

María espejo, ejemplo y modelo perfecto de santidad, es lo que nos propone la Iglesia cuando la invoca como Reina de los santos.

Maria rodeada de santos

 

MARÍA SANTÍSIMA MODELO DE LA MUJER CRISTIANA

Quien conozca la importancia moral de la mujer en el mundo no podrá menos de admirar la Providencia de Dios por haber preparado en la Virgen Madre, el modelo singular de la perfección femenina.

La mujer constituye la mitad del género humano, y es ella la que forma y educa a la otra mitad.

La mujer que usa rectamente de los preciosos atractivos de naturaleza y de gracia con los cuales Dios la ha enriquecido, tiene un ascendente bienhechor sobre su esposo y un influjo poderoso y decisivo sobre el carácter y la conciencia de los hijos.

Más profunda y más grande es la influencia social de la mujer – madre.

Los principios de la educación maternal permanecen imborrables.

Aún cuando en medio del torbellino de las pasiones y de la vida el sello de la mano materna permanezca obscurecido y sepultado bajo las ruinas de los vicios, tarde o temprano sale de nuevo y conduce a !os extraviados al buen sendero.

Como bajo las ruinas sembradas por los vándalos o bajo la capa del olvido, reaparece la belleza artística de los antiguos monumentos.

Se puede decir que la sociedad es como quiere la mujer.

En la antigüedad, la mujer no contaba para nada en la sociedad, era esclava de las pasiones del hombre y la mitad del linaje humano era para la otra mitad fomento y causa de corrupción.

El hombre y la mujer tenían extrema necesidad de un remedio poderoso que los sanara, que los hiciera en verdad virtuosos y santos.

Este poderoso remedio fue ofrecido por Jesucristo, por su religión, por su moral y por su gracia.

El decreto de Cristo devolvió al matrimonio su unidad natural y su indisolubilidad y lo elevó a la dignidad de Sacramento.
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El ejemplo de Cristo y de la Inmaculada Virgen María: he allí la medicina que restauró al hombre y ennobleció a la mujer.

Maria rodeada de santo y con el tabernaculo abajo

 

MARÍA SANTÍSIMA ES EL MODELO PERFECTO DE LA MUJER, ESPOSA Y MADRE

ESPOSA María Santísima fue perfecta, santa y amorosa esposa de San José.

En Ella las virtudes humanas eran sobrenaturales (esposa del Espíritu Santo), pero tomando en cuenta el ser de esposas y esposos terrenales aplicaremos de la Carta a los Corintios (cfr. Cap. 7).

La esposa debe tener un verdadero amor de caridad al esposo que supone, entre otras cosas:

Paciencia … perseverando con constancia en aquel o aquellos buenos ideales que resulta difícil alcanzar por diferencia en: educación, criterio, opiniones y hasta de valores … y por medio de oración, de amor manifestado y evitando discusiones, tratar de convencer al esposo del bien que se persigue.

Ser servicial – atenderlo con alegría, prontitud y lo mejor posible, no dejándose llevar por los errores actuales, que, promoviendo la liberación de la mujer pretenden, entre otras cosas, que la mujer no debe atender al esposo.

No ser jactanciosa – no alabarse a sí misma, ni cansar al esposo con comentarios inútiles.

No ser engreída – no le presuma de su valer (imaginario o real) haciéndolo sentir inferior.

Ser decorosa – respetuosa de los gustos y aficiones del esposo, así como de sus familiares y amigos.

No olvide la esposa que la caridad es comprensiva y misericordiosa, que espera sin límites y perdona siempre.

• Madre es el Oficio y dignidad principal de la mujer, que le impone sagrados deberes (no olvidarlo nunca ya que actualmente se combate mucho esta gran dignidad de la maternidad).

El primero de estos deberes es el de aceptar de Dios y con gratitud aquellos hijos que quiera confiarle.

Hoy la mujer mundana desea ser esposa pero rehuye el honor de la maternidad.

El ritmo regulado de la vida de familia no le agrada; fatigarse para construir, piedra sobre piedra el edificio de la educación de sus hijos, es una empresa que no quiere asumir.

Hoy la maternidad se limita lo más posible y aun cuando se acepte, no se le considera con alegría, sino más bien como un paréntesis doloroso en el movimiento acelerado de la vida moderna que ofrece a la mujer otros atractivos.

PERE SERRA. RETABLO DE TODOS LOS SANTOS. MONASTERIO DE SAN CUGAT. Foto Josep Renalias. PINTURA MEDIEVAL. SIGLO XIV. SCIAPODA

La maternidad que se sacrifica y que en el plan de la Providencia debería colocar a la mujer en lugar muy alto, es hoy abiertamente rechazada como algo que no corresponde a esta época, corno la supervivencia de una mentalidad superada.

Y es que fuera del clima verdaderamente espiritual del cristianismo, hoy la maternidad es una función mecánica, determinada por el egoísmo.

Toda esposa cristiana, ante el dulce sacrificio de la maternidad, aun en medio de las angustias y de las dificultades de nuestros tiempos, debe repetir la palabra de nuestra Señora: «FIAT» … HÁGASE.

El Papa Pío XI, al recibir en una ocasión a unas madres italianas les dijo:

«La primera gloria de la Virgen Santísima es que es Madre de Dios y Madre nuestra.

Ustedes tienen en su activo el ser madres tantas veces cuantos son los hijos que la Providencia les ha dado y confiado …

Hasta entregarles tantas vidas y tantas almas … ustedes deben confiar en El como El ha confiado en ustedes»

Otro deber de la madre es la educación cristiana de sus hijos. No debe olvidar que tienen necesidad de una educación paciente y constante, hecha de instrucción, corrección, vigilancia y de buen ejemplo.

¡Virgen Santa, excelsa Reina de todos los santos, tú que en el estado de Esposa y de Madre diste tan altos ejemplos de perfección, santifica a la mujer y con ella a la familia y a la sociedad.


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Cómo Aumentar nuestro Grado de Santidad

La santidad es el símbolo de la perfección en la vida de todo cristiano.

A los que han llegado a un alto nivel de santidad se les denomina santos.

Son las personas que siguen a Jesucristo, viviendo su vida de acuerdo a sus enseñanzas.

Pero también están los santos institucionales, que son aquellos que la Iglesia ha canonizado.

Los que ha declarado sin lugar a dudas que son santos.

Y los muestra como modelos de perfección cristiana, diciendo que ya están en el cielo junto con Jesús.

No obstante la santidad puede referirse a distintas cosas,

Puede producirse a nivel de las personas, aplicarse a un objeto, a una sociedad o a una institución como la Iglesia.

Aplicado a las personas, enuncia la perfección moral producida por vivir permanentemente en la gracia de Dios, cuyo peldaño mayor es la canonización institucional.

Si se aplica a un objeto, se refiere a uno que se utiliza para fines de la gloria de Dios, especialmente puede pensarse en objetos litúrgicos.

Si se aplica a una sociedad, se refiere a la capacidad de ésta para producir miembros santos.

Y si se aplica a la Iglesia se refiere a su relación con Cristo, que fue quién la fundó y la mantiene; por eso se dice que la Iglesia Católica es Una, Santa, Católica y Apostólica.

Todas estas denominaciones son objetivas, o sea que tienen referentes empíricos que las avalan.

 

CÓMO ENTIENDE CONCRETAMENTE EL CATOLICISMO LA SANTIDAD

Al principio del cristianismo el nombre santo se aplicaba a los que creían en Jesucristo y seguían sus enseñanzas.

Es así que podemos leer que San Pablo se refiere a los santos de determinada comunidad a la que se dirige, por ejemplo en Efesios 1: 1 y 2 Corintios 1: 1.

El criterio era que quienes habían abrazado las enseñanzas de Jesucristo habían sido transformados en personas nuevas y esto era considerado santidad.

Pero poco a poco se dieron cuenta que los cristianos diferían en el grado en que vivían una vida virtuosa, de acuerdo a las enseñanzas de Jesús.

Había algunos que vivían su vida con una virtud semejante a la de Cristo, siguiendo los evangelios.

Y otros que no lo hacían, aun llamándose cristianos.

Los primeros eran ejemplo en vivir las virtudes cardinales y teologales, y el espíritu santo los agraciaba con muchos dones.

A estos fue que se empezó a llamar más consistentemente santos.

Y empezaron a constituir un modelo a seguir aún luego de su muerte.

La veneración a estas personas fue la que impulso la institución de la canonización.

O sea, la declaración formal de la Iglesia reconociendo que esas personas estaban separadas del resto de los cristianos, por un grado de mayor compromiso con las enseñanzas de Jesucristo.

Al principio las canonizaciones fueron por aclamación y ancladas en las diócesis.

Pero luego se establecieron criterios para la canonización, que definían cómo determinar si una persona es santa y quién era el responsable de determinarlo.

Fue así que el vértice de la Iglesia Católica quedó como único emisor, o sea que sólo el Papa debía hacer la declaración formal de un santo.

 

PROCEDIMIENTO PARA UN SANTO CANONIZADO

La canonización de una persona declarada por el Papa significa que vivió su vida en imitación a Cristo.

Y que Cristo lo reconoció a través de sus dones sobrenaturales.

Por lo tanto se halla en el Cielo intercediendo por los cristianos que peregrinan en la Tierra.

Sin embargo no sólo los que están en el cielo son Santos.

Por ejemplo los niños bautizados poco antes de la muerte probablemente estén en el Cielo, pero no son Santos.

Se considera que el primer canonizado centralmente por el Papa fue San Uldarico de Aubsburgo en el año 993.

Pero ya el Concilio de Trento, entre 1545 y 1563, declaró,

«Los santos, que reinan unidos con Cristo, ofrecen sus propias oraciones a Dios por los hombres.

Y es bueno y útil invocarlos por humilde petición y acogiéndose a sus oraciones, influencia y ayuda para obtener los beneficios de Dios, a través de Su Hijo, Jesucristo Nuestro Señor, que es nuestro único Redentor y Salvador».

Allí se establece que los llamados Santos están en el cielo con Dios, son poderosos intercesores y son ejemplos a imitar por el pueblo cristiano.

Fue recién en el año 1643 que el papa Urbano VIII reservo el derecho de canonizar y beatificar a la Santa Sede.

A partir de ahí se creó una oficina específica para estudiar y promover las canonizaciones, y procedimientos para probar la santidad.

También se creó una función llamada abogado del diablo, que cuestiona las virtudes de los candidatos a canonizar y beatificar.

El procedimiento moderno se inició en 1983 en el pontificado de Juan Pablo II.

Se estableció que recién 5 años después de su muerte una persona puede ser nombrada Siervo de Dios, y debía ser auspiciado por el obispo de su diócesis.

A su vez la diócesis debería hacer un estudio exhaustivo de la vida del candidato y los materiales que dejó.

Esta recopilación de antecedentes culmina en la redacción oficial de una biografía, que tiene más valor si contiene testimonios de personas que vivieron en la época del candidato.

También se puede dar permiso para exhumar su cuerpo.

Toda esta información se envía a la Congregación para la Causa de los Santos, quién en última instancia será la responsable de recomendar al Papa que lo denomine venerable, y que ha tenido virtudes heroicas.

Luego de eso se abre un tiempo de espera donde se buscan milagros realizados por intercesión del candidato.

El primer milagro aceptado le significará la beatificación, y el segundo la canonización.

Los posibles milagros pasan por el estudio de comisiones de investigación científica y teológica.

Las que elevan sus conclusiones al Papa y éste en definitiva hace la declaración formal.

Pero desde el punto de vista popular también existe la santidad por aclamación.

Que es lo que sucedió con figuras como el Padre Pío, la Madre Teresa de Calcuta y Juan Pablo II, que eran considerados popularmente como santos antes de la Iglesia lo aprobara formalmente.

La santidad es la meta de la vida cristiana y es el llamado que hace permanentemente la Iglesia a los cristianos.

Estatua de San José de Cupertino

 

QUE HACE QUE LOS SANTOS SE CONVIERTAN EN SANTOS

Benedicto XVI dijo lo siguiente sobre la búsqueda de la santidad,

“La santidad, la plenitud de la vida cristiana, no consiste en realizar empresas extraordinarias, sino en unirse a Cristo, en vivir sus misterios, en hacer nuestras sus actitudes, sus pensamientos, sus comportamientos.

La santidad se mide por la estatura que Cristo alcanza en nosotros, por el grado como, con la fuerza del Espíritu Santo, modelamos toda nuestra vida según la suya”.

En definitiva se trata de devolver a Dios el amor que nos ha dado, imitando el modelo que le estableció para los hombres.

Dios quiere que seamos santos, porque es la única opción que tenemos para entrar en el cielo y vivir nuestra vida eterna junto a él; porque en el cielo sólo entra lo puro y lo santo.

Esto tiene dos patas.

Una es el deseo y la disposición interna de cada persona a trabajar por su santidad.

Y la otra es la gracia divina.

Nadie se puede convertir en un santo por sus méritos propios; sólo es posible hacerlo mediante la gracia de Dios.

Y es por esto que la santidad no es estrictamente una copia de la vida de Jesús, sino una imitación de su camino.

Que el Espíritu Santo irá conduciendo en forma particular y única, porque la santidad de una persona no es idéntica a la de otra.

Si pides a dos extraordinarios pintores que pinten un paisaje, seguramente no resultarán cuadros idénticos; y eso pasa con la santidad.

Se llega a la santidad apartándose de las cosas que podrían interferir en su camino.

Y orientando la vida hacia el modelo de Jesucristo, para gloria de Dios.

En definitiva los santos dedican su vida a buscar primero el reino de Dios.

Y manejan su vida pensando en los criterios de Dios y no pensando en sus propios criterios.

No se trata de gestos tabulados previamente, como por ejemplo penitencias fuertes, orar de rodillas todo el día, entrar en éxtasis en la oración, etc.

Sino que se trata de hacer la voluntad de Dios imitando a Nuestro Señor.

La palabra clave aquí es obediencia, de la misma forma que Jesús fue obediente al padre durante toda su vida terrenal.

Tampoco se trata de querer imitar los milagros que hizo Jesús en vida, sino imitarlo en las pequeñas cosas que dan gloria a Dios.

Luego Dios agregará dones a sus santos que aún viven en la Tierra, cómo lo hizo por ejemplo con el padre Pío y muchos más santos, a quienes les dio la posibilidad de hacer cosas sobrenaturales.

Las biografías de muchos santos muestran como sus oraciones pueden suspender las leyes naturales.

Sin embargo hacer milagros no es sinónimo de santidad.

Sino que es un don adicional otorgado por Dios, que en general funciona como un llamado a prestar atención al modelo de vida de esa persona.

Pero el hombre tiene que hacer la opción, tiene que elegir voluntariamente querer recorrer el camino que le propone Dios.

Y ahí entra el tema de la motivación.

 

CÓMO MOTIVARSE PARA CRECER EN SANTIDAD

El amor hacia Dios y hacia los prójimos es la orientación principal de los cristianos y su camino a la santidad.

Lo que es operacionalizado a través de la caridad, la humildad y la castidad.

Y por el sentimiento de la necesidad constante de purificación del amor a Dios, que suele venir a través de periodos de sufrimiento.

Quienes han logrado un alto grado de santidad han tenido regocijo con el sufrimiento y se han liberado de patrones de egoísmo.

Ellos han comprendido el significado de llevar la cruz.

Y la necesidad de limar sus aristas mundanas trabajando sobre sus fallas.

Han batallado duro contra sus tendencias pecaminosas y defectos.

Esto tiene un ingrediente importante en la propia voluntad de la persona, que luego será reafirmada por la gracia divina.

El motor de esto ha sido su amor a Dios y la meditación permanente de Su bondad.

Este camino pasa por adquirir hábitos santos.

 

HÁBITOS SANTOS

Aquí hay una lista de hábitos que te pondrán en el camino de adquirir hábitos más santos.

Ora permanentemente, no sólo el Rosario, sino también oraciones cortas que puedas decir en cada momento de tu vida, ya sea cuando te suceden cosas desagradables como cuando lo contrario.

No te olvides de rezar la Coronilla de la Divina Misericordia a las 3 de la tarde.

Estudia la vida de los santos, dedicándote a conocer cómo fue la vida del santo del día de hoy, y pídele su intercesión.

Por lo menos una vez al día ora de rodillas.

No te expongas a medios de comunicación e influencias negativas.

En cambio escucha música católica mientras haces otras cosas.

Lee un buen libro o artículos católicos.

Hazte la costumbre de ir a misa a diario y peregrinar a santuarios.

Cultiva el agradecimiento, rezando un rosario de gratitudes.

Y expresa las gracias a cada persona con la que te cruzas, rezando incluso una pequeña oración por ellas.

Cuando alguien te cuente sus problemas reza inmediatamente por él y ponlo en las intenciones de la misa.

Y ora también por aquellos que te han hecho mal, que operan contra ti y que están separados de ti.

Conversa con tu ángel de la guarda y con tu santo particular.

Ayuna por lo menos una vez por semana.

Haz la mayor cantidad de horas de Adoración al Santísimo Sacramento por semana.

Involúcrate en la batalla espiritual, especialmente saliendo en la defensa de Dios cuando es atacado.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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¿Estamos Entrando en un Ensombrecimiento de la Santidad en la Iglesia?

Hay nuevas evidencias de abusos sexuales por parte de algunos sacerdotes.

Los casos que se están ventilando en EE.UU., Chile, Australia, Irlanda y otros son elocuentes.

Muchos católicos están indignados por la trama de encubrimiento de los depredadores sexuales que se está ventilando.

Sienten como que un cono de sombra se está posando sobre la santidad de la Iglesia.
.
Que es más dolorosa porque los católicos ponen a sus sacerdotes en un pedestal, debido a la cultura clericalista en la Iglesia.

Pero debemos pensar que el mundo en que vivimos está roto.

Que la caída nos ha herido profundamente y esas heridas y pecados tienden a crecer en la comunidad.

Que el maligno prefiere atacar a los líderes de la Iglesia.

Y que la santidad de los miembros de la Iglesia, laicos y sacerdotes, se ha ido ensombreciendo con los escándalos, las herejías y el desvanecimiento de la fe (apostasía) que observamos en la actualidad.

¿Qué podemos hacer? Buscar la santidad a nivel personal.

Si se produce un renacer de la búsqueda de santidad en la mayoría de los miembros de la Iglesia, entonces se irá encendiendo la santidad en la institución eclesial.

El cardenal Prosper Grech hizo un diagnóstico preciso de las razones por las que el oscurecimiento de la santidad sucedía a nivel institucional, momentos antes que comenzara la votación que eligió al Papa Francisco en el Cónclave.

Y dio sugerencias concretas.

 

EL ALEGATO DEL CARDENAL GRECH CONTRA EL OSCURECIMIENTO DE LA SANTIDAD EN LA IGLESIA

El cardenal maltés Prosper Grech, de 87 años en ese momento, era demasiado viejo para votar en el Cónclave que eligió a Papa Francisco.
.
Pero los 115 cardenales menores de 80 le pidieron
al entrar en la Capilla Sixtina con ellos el 12 de marzo, que ofreciera una meditación antes de comenzar a votar.
.
El texto del discurso del Cardenal no fue lanzado en el momento
sino meses después por L’Osservatore Romano.

La última exhortación formal a los 115 cardenales que eligieron a Papa Francisco en marzo incluyó recordatorios de la importancia de presentar la fe católica en su totalidad.
.
La necesidad de reconocer los errores de los miembros de la iglesia y la necesidad de unidad dentro de la comunidad católica.

conclave en capilla sixtina

El cardenal Grech, sacerdote Agustino y experto en los padres de la iglesia primitiva, había dicho a los cardenales electores que él no estaba allí para delinear las características necesarias de un nuevo Papa.

Sino a usar la escritura para reflexionar sobre “lo que Cristo quiere de su iglesia.”

Primero, dijo, la iglesia está llamada a proclamar el Reino de Dios y la buena noticia de salvación a través de Cristo.

“La iglesia hace la esta presentación el evangelio sin atajos, sin diluir la palabra”, dijo.

El cardenal advirtió que también muchos católicos piensan erróneamente que el bautismo y la participación en los sacramentos no son necesarios porque el Concilio Vaticano II reconoció la posibilidad de “salvación incluso para aquellos fuera de la iglesia”.

También muchos católicos, dijo, no saben las enseñanzas de la iglesia“no sólo ignorancia y falta de atención sobre la doctrina católica” sino también una ignorancia de los fundamentos del cristianismo mismo.

Una de las mayores amenazas que cardenal Grech vio era una amenaza para la unidad de la comunidad católica.

“Entre los extremistas ultra-traditionalistas y extremistas ultra-progresistas, entre sacerdotes, rebelándose contra la obediencia y aquellos que no reconocen los signos de los tiempos, siempre habrá el riesgo de pequeños cismas que no sólo dañan a la iglesia, sino que van en contra de la voluntad de Dios.”

Muchos católicos, dijo, parecen pensar que los progresos en la iglesia se basan en el grado de libertad en el área de la sexualidad”.

En cuanto al celibato obligatorio para los sacerdotes en la Iglesia Latina, dijo que es cierto que algunas disciplinas iglesia pueden cambiar,

“Pero no todo cambio significa progreso. Uno debe discernir si tales cambios trabajan para aumentar la santidad de la iglesia u para ocultarla.”

Una cosa que definitivamente oscurece la santidad de la iglesia, dijo, es la conducta pecaminosa de sus miembros, particularmente los sacerdotes.

El cardenal Grech dijo que es cierto que en muchas partes del mundo la iglesia enfrenta la persecución literal, pero también sufre ataques por los medios de comunicación.

La persecución es parte de la vida de la iglesia.

Sin embargo, dijo, los medios de comunicación también han publicitado casos terriblemente verdaderos de abuso sexual clerical. En esos casos,

“La iglesia debe ser humilde ante Dios y los hombres y tratar de arrancar el mal a cualquier costo”.

Sólo con una acción firme contra los sacerdotes abusivos y en nombre de las víctimas, dijo, puede la iglesia recuperar su credibilidad.

“Hoy en día muchas personas no son capaces de llegar a creer en Cristo, porque su cara está oculta o escondida detrás de una institución que carece de transparencia”.

La iglesia ha sufrido a causa de los pecados de sus miembros en el pasado y logró capear el temporal e instituir reformas.

Eso, dijo, es porque el Espíritu Santo continúa guiando a la iglesia, aunque en realidad muchas personas no parecen creerlo.

El espíritu, el cardenal dijo,

“Supera los escándalos, la política interna, el arribismo y problemas sociales, que juntos oscurecen el rostro de Cristo que debe brillar incluso a través de las densas nubes.”

Excelente alegato, muy actual, pero tenemos la obligación de aterrizar lo que dijo el Cardenal Grech a nivel personal.

 

¿QUÉ ES LA SANTIDAD?

Para buscar la santidad debemos comprender lo que ésta significa.

La persona que busca la santidad es íntegra y completa, no es codiciosa ni narcisista.

Y por lo tanto no necesita usar a las otras personas para sus necesidades emocionales.

Es una persona segura de sí misma sin ser arrogante, y se acepta a sí misma a pesar que es consciente de sus defectos.

Es humilde y conoce su valor, por eso tiene un fuerte sentido común.

Es una persona ordinaria que no llama la atención sobre ella misma.

Y está genuinamente preocupada por los demás y no por sí misma.

La persona que se esfuerza en la búsqueda de santidad no ama a los demás por el placer que ellos le brindan, sino que está genuinamente interesada por los demás.

Los demás no son objetos de deseo, sino objetos de un amor puro, que no está teñido de necesidades instintivas.

Ha aprendido amar a las cosas de acuerdo a su verdadero valor, no de acuerdo al valor que le dan los hombres.

La persona que camina hacia la santidad es modesta y lleva una vida de oración, pero no ostentosa.

Es humilde y no hace un show de sus conocimientos y de su piedad.

Se trata de una persona alegre, que ve razones para el placer en las cosas simples de la vida y se alegra por la belleza la verdad y la bondad.

Pero no es una persona ingenua.

La persona en el camino de la santidad considera que las devociones, las doctrinas y los dogmas no son un fin en sí mismo sino una manera de escalar en su santidad.

¿Y cómo debemos actuar a nivel personal? ¿Cómo lo podemos aterrizar?

 

PRIMERO, HACERNOS EL PROPÓSITO DE NUESTRO AVANCE EN SANTIDAD

No hay mejor forma que empezar por lo primero, comenzar cada día tratando de lograr la santidad.

No podemos llegar al cielo si no apostamos a la santidad. Sólo lo puro puede estar en presencia de Dios.

Además no estamos solos, y no podemos cambiar una institución o a otras personas directamente, pero podemos ser una fuerza poderosa de cambio si estamos mostrando a Cristo en nuestra vida diaria.

La santidad es contagiosa, porque que abre la puerta a la Divinidad.

Dios atrae a otras personas por medio una vida santa de quienes los buscan y tratan de vivir en él.

Pero tenemos que trabajar en coordinación con la gracia de Dios para crecer en santidad.  Sin su gracia no lo lograremos.

Debemos ser personas de oración, paz, esperanza, caridad, paciencia, humildad.

Y nuestras propias debilidades tienen que convertirse en nuestra fuerza por el poder de Cristo.

Estos cambios comienzan en lo pequeño.

Con la guía del Espíritu Santo, aprendemos cómo vivir las virtudes. Fomentamos los buenos hábitos. Crecemos en disciplina.

Pero tenemos que estar dispuestos a hacer un trabajo duro para crecer en santidad, y poder ayudar a los demás.

Si no nos miramos a nosotros mismos y sólo miramos a las otras personas, entonces no vamos a progresar espiritualmente.

En definitiva sólo tenemos control sobre nuestras propias decisiones. Es hora de mirarnos a nosotros mismos.

No seremos capaces de guiar a nuestros seres queridos o las personas que nos rodean, si estamos cegados y esclavos de nuestros propios pecados.

Porque parte de nuestro propio camino a la santidad es ser los soldaditos de Dios que convencen a otros para que vivan en santidad.

escritorio con reloj

 

LAS 7 RECOMENDACIONES DEL CARDENAL NEWMAN

En una ocasión le preguntaron al gran escritor Inglés, erudito y santo, beato cardenal John Henry Newman (1801-1890) sobre cómo se podría llegar a ser santo.
.
Este hombre santo, pero muy práctico dio una breve pero clara receta para la santidad.

En sus homilías y prédicas, después de haber reafirmado la fe en estos términos generales, Newman empezaba a animar a sus oyentes a ver la santidad en términos menos abstractos.

“Ahora apliquemos esta gran verdad a nosotros mismos», exhortaba a sus oyentes, «para recordar que somos los hijos de Dios, que somos los soldados de Cristo. 

El reino está dentro de nosotros, entre nosotros, y nos rodea. 

Tenemos la tendencia a hablar de él como una cuestión de historia; hablamos de él como a distancia; pero en realidad somos una parte de él, o deberíamos serlo.

Y como queremos ser una parte viva de él, que es nuestra única esperanza de salvación, tenemos que aprender lo que son sus características con el fin de imitarlas”.

Aquí la tenemos en siete pasos que manejaba el cardenal Newman para lograr la santidad que permite acceder al cielo.

 

En primer lugar, «Vete a la cama a tiempo».  

Esto puede tomar a muchos por sorpresa, pero pensándolo bien no debería. ¿Por qué?

Si no conseguimos suficiente descanso para nuestro cuerpo, este se cansa; vamos a estar arrastrandonos en el día.

Lo más probable es que vayamos a estar impacientes y terminando por ser parcos y molestando a la gente, especialmente a aquellos con quienes vivimos.

Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y debe ser tratado adecuadamente a través de un descanso adecuado.

cardenal Newman
Cardenal Newman

 

En segundo lugar, al despertar debemos ofrecer nuestros primeros pensamientos a Dios, y consagrar el día a su servicio. 

Hoy podríamos llamar a esto el ofrecimiento de la mañana. En esta oración ofrecemos todo a Jesús, a través del Inmaculado Corazón de María.

Que todas nuestras palabras, obras, e incluso intenciones para hacer sean para el honor y la gloria de Dios y para la salvación de las almas.

 

En tercer lugar, comer para la honra y gloria de Dios 

San Pablo lo dice de esta manera: «Ya sea que coman o beban hagan todo por el honor y la gloria de Dios.» 

Cuando comemos nunca deberíamos ser movidos por la pasión y la gula, sino siempre ser dirigidos por la fe y la razón.

oracion frente a imagen de la virgen maria

 

En cuarto lugar, con respecto a los pensamientos inmorales e impuros – con los que todos luchamos con ellos de una forma u otra -, deberían ser rechazados inmediatamente

Muchos se preguntan si es malo el solo tener pensamientos pecaminosos.

Una vez un sacerdote le preguntó a un hombre si se entretenía con malos pensamientos. El hombre respondió rápidamente: «No, ellos me entretienen».

Tan pronto como seamos conscientes de pensamientos impúdicos o indecentes debemos rechazarlos y expulsarlos de nuestra mente lo más rápidamente posible a través de una breve y ferviente oración y un fuerte acto de la voluntad.

 

En quinto lugar, hacer una visita eucarística ferviente 

Recuerda que vivió en la Inglaterra protestante del siglo XIX en el que no había una gran cantidad de iglesias católicas y no demasiadas misas diarias.

Por esa razón una visita ferviente al Señor Eucarístico serviría para mantener el amor del corazón inflamado por el Señor Jesús.

orando con un rosario

 

En sexto lugar, rezar el Rosario 

El Cardenal Newman anima a que se ore esta maravillosa oración diariamente.

Los santos, los Papas y Nuestra Señora misma todos han recomendado vivamente el rezo diario del Santísimo Rosario.

En 1917 la Virgen de Fátima apareció en seis ocasiones a los tres niños pastores: Lucía, Francisco y Jacinta. Cada vez que los visitó, Nuestra Señora exhortó a rezar el Rosario diariamente.

San Juan Pablo II en su carta «La Santísima Virgen María y el Rosario» alienta asimismo orar el Rosario y por dos intenciones específicas: Para la paz mundial y para la salvación de la familia.

El Padre Patrick Peyton citaba que «La familia que reza unida, permanece unida».

 

En séptimo lugar, hacer todo con un amor extraordinario

El Beato Cardenal John Henry Newman ponía en la parte superior de la torta de la santidad estas palabras: «Trata de hacer los deberes comunes de la vida diaria con un amor extraordinario.»

Si esto se hace con fe y sobre una base diaria tenemos un programa corto y la receta para la santidad.

Ésta es la esencia de la espiritualidad de Santa Teresa de Lisieux.

Dios no presta tanta atención a la grandeza de la acción exterior, sino más bien a la pureza de intención por la que la acción se lleva a cabo.

Santa Teresa también afirmó este concepto espiritual con estas palabras: «Recoger un alfiler por amor puede convertir un alma.»

Recuerda que Jesús puso más atención y elogió la humildad de la viuda entregando dos pequeñas monedas de cobre (con muy poco valor económico) que las enormes sumas de dinero entregadas por el vanidoso y orgulloso y egoísta.

¿Y cómo aterrizarlo en cada día?

cruz haciendo un puente

 

¿CÓMO COMENZAR TU DÍA EN SANTIDAD PARA APUNTAR A LA VIDA ETERNA?

Aquí hay otras sugerencias prácticas para actuar actuar al comienzo del día:

 

LA GRATITUD Y LA OFRENDA DE LA MAÑANA

San Pablo nos dijo que nosotros debemos ser transformados por la renovación de nuestras mentes (Romanos 12:2).

¿Cuáles son tus primeros pensamientos en la mañana?

Si tus primeros pensamientos son negativos, si estas temiendo lo que acontecerá durante el día y no esperando las bendiciones de Dios, entonces ese es un mal comienzo del día.

Sin embargo, si tú vuelcas tus primeros pensamientos al Señor en gratitud por un Nuevo día, tú has elegido comenzar el día con un corazón elevado y un espíritu alegre.

Has elegido comenzar el día en la presencia de Dios, y ese es un comienzo santo.

Cada mañana, tan pronto como te levantes, ofrece una oración en acción de gracias a Dios por el nuevo día y por todas las bendiciones que te dará.

Ofrece a Dios tu día con una oración tradicional o una oración con tus propias palabras.

Puedes considerar ponerte de rodillas y rezar con las palabras de San Pablo: hoy “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

 

UN COMIENZO TRANQUILO, LENTO ES MEJOR

La gente constantemente corre. Se precipitan fuera de la cama porque se han quedado dormidos muchas veces.

Se apuran a ducharse y vestirse. Se apuran al desayunar.

Y entonces salen corriendo para correr aún más cuando manejan.

El apuro es un mal comienzo para el día.

No creo que el Señor quiera que nosotros corramos – a pesar que a veces es inevitable.

Recuerda los frutos del Espíritu Santo: ¡el estrés y la prisa no están incluidos en la lista! Más bien, paz y dulzura.

Es mucho mejor comenzar el día tranquilamente, meditando, conscientes de la presencia de Dios y la paz que Él desea darte en el comienzo de este nuevo día.

Así que no te apresures a comenzar el día.

Trata de estar profundamente consciente de la presencia de Dios tan pronto como te despiertes. Ve despacio. Respira.

 

LEVÁNTATE TEMPRANO Y ORA

Los Evangelios nos dicen que Jesús se levantaba temprano en la mañana a rezar.

Hay algo sagrado en la mañana, una quietud sagrada.

Para comenzar el día calmadamente puede ser que necesites levantarte un poco más temprano.

Para algunas personas es honestamente difícil. Pero comienza.

Muchos han experimentado que sus mejores días y más productivos son aquellos en los que se han levantado temprano.

Comienza tu día con una taza de café y oración.

Disfruta pasar tiempo en silencio y leer lecturas espirituales. Ama estar atento a la quietud de la mañana.

Lo mejor es cuando te levantas lo suficientemente temprano para orar, y tienes algún tiempo para enfocarte en tus tareas del día, incluso veras que tienes tiempo para escribir.

santo domingo orando el greco

 

TU PRIMER PENITENCIA

Puede ser que no sea fácil levantarse temprano, pero tampoco es fácil vivir en santidad.

Uno de los grandes santos, San José María Escrivá, lo llamaba el minuto heroico.

Él decía: “Es la hora, en punto, de levantarte. Sin vacilación: un pensamiento sobrenatural y… ¡arriba!”

¡Cuánta verdad!

Cuando la alarma se apaga, es nuestro tiempo de ser heroicos y decir a nuestro cuerpo: yo sé que quieres dormir, pero es tiempo de levantarse y servir al Señor.

Vivir en santidad significa que nosotros necesitamos tener bajo control las demandas innecesarias de nuestro cuerpo (uno de los frutos del Espíritu Santo es el auto-control).

Si nosotros queremos ser santos, necesitamos aprender a sacrificarnos; y uno de los mejores sacrificios que podemos hacer es levantarnos de la cama temprano y tan pronto como la alarma se apague – o aún antes.

 

ALGUNAS COSAS QUE PUEDES HACER UNA VEZ QUE ESTÉS LEVANTADO

Pasar tiempo en calmada oración con las Escrituras. Lee un poco de los Evangelios y simplemente pasa algún tiempo reflexionando sobre lo leído.

Toma 10-15 minutos para leer un libro espiritual y pasa algunos momentos en oración sobre lo leído.

Pasa algún tiempo dando gracias al Señor. Solo cierra tus ojos y agradécele: agradece a él por el día, por las bendiciones que te dará, por tu familia, lo que sea que venga a tu mente.

La gratitud es un poderoso camino para iniciar tu día. “Dad gracias al Señor porque Él es bueno” (Salmo 118).

Ten una conversación con el Señor sobre el día. Háblale sobre tus citas y haz la lista. Háblale sobre lo que estás deseando y tus temores.

Pídele que te ayude a ser consciente de Su presencia a lo largo del día.

Un comienzo del día tranquilo, pleno de oración no significa que tu día será perfecto o que estarás profundamente consciente de la presencia de Dios todo el día.

Sin embargo, es ciertamente una gran manera de comenzar, y te sentirás más en paz y fortalecido a medida que comienzas el día.

Fuentes:

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Para qué y Cómo Pedir la Intercesión de Ángeles y Santos

¿Hay seres en el cielo que escuchan nuestras oraciones e interceden a favor de nosotros?

La respuesta católica y que sí.

Están los santos que son seres humanos muertos y que ya están viviendo junto a Dios.

Y también están los ángeles, que son seres espirituales que Dios creó para ser su brazo ejecutor en el gobierno de la creación.

Y para auxiliarnos en nuestra vida.

Especialmente en este último caso están los ángeles de la guarda, que Dios puso expresamente a nuestro servicio.

Los católicos no debemos prestar atención a lo que dicen los protestantes, que estamos blasfemando cuando oramos por un muerto o a un muerto.

Y te explicamos cuál es la justificación bíblica para pedir la intercesión de ellos.

   

LAS DIFERENCIAS CON LOS PROTESTANTES

Los protestantes creen que no podemos comunicarnos con nadie que no esté vivo en la Tierra, y que uno sólo puede comunicarse con Dios o con los demonios.

Y dicen que su posición está respaldada por la Biblia.

Pero están equivocados, porque hay abundantes referencias bíblicas sobre la comunicación con ángeles y con santos.

Y a su vez hay frutos de esa comunicación que los católicos pueden atestiguar.

Por otro lado cuando pedimos algo a ángeles y santos no les solicitamos que nos hagan el favor por ellos mismos, que realicen el milagro, sino que intercedan frente a Dios por nuestra petición.

Porque el único capaz de modificar las cosas y crear nuevas realidades es Dios.

Y cuando santos y ángeles aparecen haciendo aparentemente eso, lo hacen por mandato de Dios y no por su propio poder y decisión.

Santo Tomás de Aquino dice al respecto en la Summa Theológica,

«La oración se le ofrece a una persona de dos maneras: primero, para ser cumplida por él, en segundo lugar, para ser obtenida a través de él.

En el primer camino, ofrecemos oración solo a Dios, ya que todas nuestras oraciones deben estar dirigidas a la adquisición de la gracia y la gloria, que solo Dios da, según el Salmo 83:12, «El Señor dará gracia y gloria».

Pero en la segunda forma oramos a los santos, ya sean ángeles u hombres, no para que Dios a través de ellos conozca nuestras peticiones, sino para que nuestras oraciones sean efectivas a través de sus oraciones y méritos».

De modo que la función de santos y ángeles respecto a nuestras oraciones de pedido es llevarlas a Dios, y Dios las atenderá según los méritos de ellos y los nuestros.

Estos seres, que están en el cielo y a lo que nosotros nos podemos comunicar mediante el Espíritu Santo, tienen además de la función de interceder ante Dios por nosotros, estás otras funciones.

  • Ministrar por nuestras necesidades,
  • Protegernos,
  • Darnos orientación espiritual,
  • Entregarnos mensajes de Dios,
  • Cumplir la justicia de Dios en nosotros y en nuestros actos.

En términos generales hay mucha evidencia bíblica de la interacción entre ángeles y santos con nosotros en la Tierra.

En primer lugar debemos decir que los ángeles y los santos son conscientes de las cosas que suceden en la Tierra, esto lo vemos en Lucas 15:10, 1 Corintios 4: 9, Hebreos 12: 1.

También que los ángeles y los santos muertos se preocupan por nosotros, como lo podemos ver en el Apocalipsis 6: 9-10.

La Biblia muestra a hombres en la Tierra hablando con muertos, como en 1 Samuel 28: 12-15, Sirácida 46: 20, Mateo 17: 1-3 y 27: 50-53, Apocalipsis 11: 3.

La Biblia también presenta pasajes de ángeles y santos presentando nuestras oraciones a Dios, como el Apocalipsis 8: 3-4, Tobías 12: 12-5, Apocalipsis 5: 8, Jeremías 15: 1, Macabeos 15: 13-14.

Sabemos también por la Biblia que las oraciones de los justos son poderosas, como en Santiago 5: 16-18, Mateo 22:30, 1 Juan 3:2.

Veamos más en detalle qué sucede con nuestra comunicación con los santos y por otro lado qué sucede con los ángeles.

   

LA COMUNICACIÓN CON LOS SANTOS

Quizás la intercesión de los santos sea más conflictiva con los protestantes que la intercesión de los ángeles, porque después de todo, los ángeles no son visibles y son seres espirituales.

En cambio los santos que están en el cielo junto a Dios murieron en la Tierra, y los protestantes dicen que la Biblia prohíbe comunicarse con los muertos.

Pero no sólo la escritura, sino también la tradición de los padres de la Iglesia enseñan la intercesión de los santos.

Los padres de la Iglesia son los referentes que tenemos en la fe, porque vivieron la experiencia directa de los apóstoles, y en esa época no existía el protestantismo.

Cuándo se inició la Reforma se creó esta diferencia.

Pero no obstante hoy la mayoría de los cristianos creen que podemos tener la intercesión de los santos, porque tanto católicos, como ortodoxos y como la mayoría de los anglicanos opinan esto.

Los protestantes, haciendo una lectura extremadamente literal de una frase dicen que Dios no permite consultar a los muertos, citando el pasaje del Deuteronomio 18: 11-12.

«No ha de haber dentro de ti nadie que… practique la adivinación, la astrología, la hechicería o la magia, ningún encantador, ni quien consulte espectros o adivinos, ni evocador de muertos. Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahvé tu Dios…»

Lo primero que hay que observar es que lo que está prohibiendo ese pasaje de la Biblia es el contacto con los muertos pero a través del espiritismo.

Dios considera abominación conjurar a los muertos para obtener información, lo que se hace a través de mediums en sesiones generalmente espiritistas.

En las que se busca información oculta o realizar conjuros o trabajos.

Porque en general se trata de una comunicación en la que el interlocutor es un demonio que se hace pasar por un ser humano.

Pero en el caso de los católicos es distinto.

Porque se eleva la oración hacia un santo sin ninguna otra intermediación, no se toma contacto de ida y vuelta con el santo, sino que solamente se le deja la petición.

Lo que en realidad está en cuestionamiento es que los muertos puedan salir del cielo, o sea que pueda manifestarse en la Tierra.

No tienen en cuenta que el Espíritu Santo es el canal de comunicación que comunica a la distintas partes de la Iglesia, desde la Iglesia triunfante en el cielo hasta la Iglesia que peregrina en la Tierra.

Es por esto que dicen absurdamente que en las apariciones marianas no es la Santísima Virgen que se aparece sino que es un demonio.

Pero no pueden explicar son dos cosas.

La primera es por qué el demonio no dice cosas demoníacas ni contrarias a la fe en las apariciones importantes y aceptadas por la Iglesia.

Y la segunda, cómo es que Moisés y Elías, profetas que estaban muertos, se aparecieron en el Monte Tabor, en el pasaje de la Transfiguración, para hablar con Jesús, ante Pedro, Santiago y Juan, lo que se relata en Mateo 17: 3.

Pero por otro lado los católicos le dicen a los protestantes que María y los santos no están muertos, porque Dios es un Dios de vivos no de muertos según la Biblia, a la que ellos leen tan al pie dela letra,

«Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos« (Mateo 22: 32).

Pero hay más pruebas bíblicas.

   

3 PRUEBAS DE LA COMUNICACIÓN CON LOS SANTOS

Acá presentamos tres pasajes donde se ve claramente la comunicación de los vivos con y por los muertos legítimamente en la Biblia, pero hay más que no mencionamos en honor a la brevedad.

En la parábola del Hombre Rico y Lázaro, que está en Lucas 16, el hombre rico le pide a Abraham que interceda con dos peticiones.

La primera es  que envíe a Lázaro para aliviarle el sufrimiento dándole agua, y la segunda es que envíe a Lázaro a la Tierra para advertir a sus 5 hermanos para que se arrepientan y no terminen en el Hades.

Y Abraham le contesta que no lo va a enviar porque no le creerían, en la medida que ya no le creyeron a los profetas.

Aquí se muestra que se pide la intercesión de un muerto por un lado, y por otro lado se muestra la posibilidad de que un muerto vaya a la Tierra y se aparezca a vivos.

Otra prueba es la intercesión que pide el rey Saúl al profeta Samuel que ya está muerto, lo que está en 1 Samuel 28: 15-16:

«Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me perturbas evocándome?

Respondió Saúl: Estoy en grande angustia; los filisteos mueven guerra contra mí, Dios se ha apartado de mí y ya no me responde ni por los profetas ni en sueños. Te he llamado para que me indiques lo que debo hacer.

Dijo Samuel: ¿Para qué me consultas si Yahvé se ha separado de ti y se ha convertido en tu enemigo?»

También está el pasaje en que San Pablo ruega por los muertos en 2 Timoteo 1: 16-18,

«Que el Señor conceda misericordia a la familia de Onesíforo, pues me reconfortó muchas veces y no se avergonzó de mis cadenas, sino que, en cuanto llegó a Roma, me buscó solícitamente y me encontró.

Concédale el Señor encontrar misericordia ante el Señor aquel Día. Además, cuántos buenos servicios me prestó en Éfeso, tú lo sabes mejor».

   

LA COMUNICACIÓN CON LOS ÁNGELES

La comunicación de seres humanos vivos en la Tierra con los ángeles también es muy frecuente en la Biblia.

Estos son algunos pasajes en los que se ve claramente esta relación.

En Génesis 19: 1-2 dos ángeles llegan a Sodoma y encuentran a Lot fuera de su casa, y éste les invita a pasar la noche en su casa para descansar y para que a la mañana siguiente continúen su viaje.

En Génesis 48: 16 Jacob invoca la ayuda de un ángel para que bendiga a Efraín, Manasés y José y generen una gran descendencia.

En Zacarías 1: 8-9 este pregunta al Ángel del Señor quiénes son un hombre y unos caballos de distinto color que él había visto, y el ángel le respondió.

Ya en el Nuevo Testamento vemos a un ángel, presumiblemente el Arcángel Gabriel, que anunció a Zacarías que su esposa dará a luz a Juan el Bautista, esto aparece en Lucas 1.

También está la famosa aparición del Ángel Gabriel a la Virgen María en el pasaje de la Anunciación que relata Lucas 1.

Además a lo largo del libro del Apocalipsis Juan ve o está acompañado por Ángeles, y en Apocalipsis 10: 9 y 17: 7 notamos una interacción verbal entre ellos.

Hasta aquí hemos probado las razones por las cuales la Iglesia Católica sostiene que nos podemos comunicar con santos y ángeles y hacerle peticiones para que intercedan ante Dios.

   

CÓMO PEDIR LA INTERCESIÓN DE UN ÁNGEL O UN SANTO

El pedido de intercesión a santos y ángeles es una de las cosas más populares que tiene la Iglesia Católica y quizás también una de las más poderosas herramientas.

Es un pedido de ayuda a alguien que está en un peldaño superior de justificación.

Para pedir la intercesión de un ángel o un santo se deben tener dos cosas claras.

Primero tener un conocimiento del santo o el ángel al cual se invoca.

Saber quién es, cuál es su carisma particular, y de alguna manera haber construido una relación espiritual con él.

Cuando hablamos de carisma nos referimos a una suerte de especialización.

Por ejemplo a San Judas se lo invoca por trabajo, a San Antonio por las cosas perdidas, a Santa Mónica se le pide intercesión por los hijos, al Santo Cura de Ars por las vocaciones sacerdotales, al arcángel San Miguel se le pide ayuda la batalla espiritual, y al Ángel de la Guarda que nos ayude en temas coyunturales del momento.

Y la segunda cosa a tener en cuenta es que la eficacia de nuestro pedido estará en función de nuestra fidelidad a Dios, nuestro estado de gracia y de la aceptabilidad para Dios de nuestro pedido.

Los santos y los ángeles que invocamos llevarán a Dios este pedido, quien lo valorará incluyendo quién lo pide, quién es el intercesor y que es lo que se pide.

La iglesia se comunica con los ángeles a través de la oración.

Por ejemplo recuerda la oración a San Miguel Arcángel, en que se pide que nos defienda en la batalla contra el demonio.

Y los fieles individuales repitiendo estas oraciones comunican su petición al ángel.

Esto también vale para los santos.

El pedido lo podemos formular a través de oraciones ya establecidas, como por ejemplo una novena, en las que ya está previsto lo que hay que decir y en qué parte de la oración hay que presentar el pedido.

Pero también lo podemos realizar mediante oraciones informales o en medio de un diálogo con el ángel o el santo.

En esta modalidad se invoca al ángel o al santo, se le explica la situación y se le hace el pedido de intercesión.

Y se termina generalmente con un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.

Pero también nos comunicamos a través de nuestras acciones.

Especialmente los ángeles están al lado nuestro permanentemente porque cada uno tiene un ángel de la guarda.

Y entonces ellos ven nuestras acciones.

Y en el caso de los santos es el Espíritu Santo que comunica a los santos nuestras acciones.

En cada acción se demuestra nuestra devoción por los ángeles y por los santos particulares.

Además hay que recordar que esta comunicación es de doble vía.

Nosotros le pedimos verbalmente o mentalmente o en nuestras acciones a los ángeles o a los santos.

Pero también deberíamos estar atentos para escucharles, porque una de sus funciones es traernos mensajes.

Y ellos nos hablan a través de los hechos que suceden.

Cada uno de nosotros es capaz descifrar mensajes en las cosas que suceden si tenemos el espíritu abierto para ver y escuchar.

Pongamos un caso muy común como que estamos pensando en una necesidad que tenemos

Y de repente llega nuestra mente una solución a ese tema o una consolación.

O vemos algo en el exterior qué nos da una pista de la respuesta, como puede ser un cartel en la vía pública, una persona que nos habla, una música, etc.

Debes tener en cuenta que un ángel es un enviado de Dios para ayudarte o comunicarte un mensaje.

No tiene autonomía como piensan los qué sigue en la New Age quienes incluso proponen meditar con los ángeles.

El ángel hará el deseo de Dios.

Y cuando nosotros le pedimos algo es Dios el que concederá no el propio ángel.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Milagros por Intercesión del Padre Pío

Es muy difícil establecer una definición para la palabra «milagro». Los Milagros son considerados expresiones de lo sobrenatural. También podemos decir que un milagro es un fenómeno que ocurre distinto de las leyes naturales y obedecen a ¡la voluntad de Dios! 

Toda la vida del Padre Pío estaba llena de milagros, pero tenemos que prestar  atención a la naturaleza del milagro que siempre es divino. De esta manera, el Padre Pío siempre convidó a las personas a darle gracias a Dios, verdadero autor de todo milagro.
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Un milagro que se ha atribuido como el primero  del Padre Pío ocurrió en 1908. En ese momento él vivía en el convento de Montefusco. Un día en que él fuè al bosque a coleccionar los alazanes en una bolsa; Él quiso enviársela en Pietrelcina a su tía Daría. Ella siempre había sido muy afectuosa con él. La mujer recibió y comió los alazanes y guardó la bolsa de recuerdo. Tía Daría días después,  estaba buscando algo en un cajón dónde su marido normalmente tenía  polvo. Era de noche, y ella se alumbraba con una vela, cuando de repente;  el cajón se incendió. Tía Daría fuè alcanzada por el fuego. En un instante, ella agarrò la bolsa que contuvo los alazanes del padre Pío y se la  puso en la cara. Inmediatamente, su dolor desapareció y ninguna herida o marca de la quemadura permanecían en su cara.

 

Durante la segunda guerra mundial, en Italia, el pan se racionó. En el convento del Padre Pío había siempre muchos invitados más los pobres que siempre iban allí pidiendo comida. Un día los Frailes se encontraron con que apenas tenían dos libras aproximadamente de pan. Todos los hermanos oraron antes de  sentarse a comer. El Padre Pío entró en la Iglesia, y  rato después  regresó con muchísimo pan en sus manos. El Superior le preguntó al Padre Pío: «¿Dónde usted ha encontrado pan?” El Padre Pío contestó: “me los dìò un peregrino en la puerta». Nadie habló,  pero todos pensábamos que sólo el  Padre Pío  podía encontrar a ese peregrino.

 

Una vez en el convento del Padre Pío, un fraile se olvidó de organizar  el personal para la Sagrada Comunión. Por esta razón habían  solamente unas pocas personas  disponibles. Pero después que terminó de confesar; el Padre Pío organizó a las personas para impartir la Sagrada Comunión; y permaneciendo  en el servicio, fueron mucho más de las que anteriormente habían.

 

Una hija espiritual del Padre Pío estaba leyendo una carta del Padre Pío en el borde del camino. El viento se llevó la carta, hasta el declive de un prado. La carta ya estaba lejos, cuando de pronto se  detuvo, debajo de una piedra. De esta manera la mujer pudo recuperar su carta. El día, en que  después ella encontró al Padre Pío éste  le dijo: «Usted tiene que prestar más atención al viento la próxima vez. Si yo no hubiera puesto mi pie en la carta, ésta se hubiera perdido.»

 

La señora Cleonice, hija espiritual del Padre Pío dijo: – «Durante la segunda guerra  mundial mi sobrino estaba prisionero. Nosotros no habíamos recibido noticias durante un año; y creíamos que él estaba muerto.  Sus padres pensaban lo mismo. Su madre fue un día a ver al Padre Pío y se arrodillaba delante del fraile que estaba en el confesionario.  «Por favor Padre, dígame si mi hijo está vivo. Yo no me marcharé, hasta que UD no me conteste». El  Padre Pío simpatizó con ella  y teniendo piedad de sus lágrimas le dijo: «Levántese, y quédese tranquila”.  “Días  después yo no resistía el dolor que los padres estaban sufriendo, por lo que yo decidí pedirle un milagro, al Padre Pío. Yo dije fielmente: «voy a escribir una carta a mi sobrino Giovannino. Solamente escribiré su nombre en el sobre, porque nosotros no sabemos donde está. Usted y su Ángel Guardián llevarán le llevarán la carta. “El Padre Pío no contestó, yo escribí la carta, y la dejé en mi mesa de noche, para por la mañana siguiente entregarla al Padre Pío.  Para mi gran sorpresa,   asombro y miedo; la carta se desapareció. Inmediatamente le dì gracias al Padre Pío y él me dijo: «Dé sus gracias a Nuestra Señora». Casi quince días después nuestro sobrino contestó  la carta.  Entonces todos en nuestra familia estábamos contentos; y dando gracias a Dios y al Padre Pío.»

 

Durante la segunda guerra  mundial, el hijo de  la señora Luisa; Oficial de la Marina Real Británica, era motivo de angustia para su madre; pues ésta oraba todos los días por la conversión  y la salvación de su hijo. Un día llegó un peregrino inglés a San Giovanni Rotondo, y trajo algunos periódicos ingleses. Luisa quiso leerlos. Ella leyó la noticia del hundimiento del barco en que su hijo viajaba Llorando va a ver al Padre Pío quien la consoló inmediatamente: ¿Quién le ha dicho que su hijo está muerto? De hecho, el Padre Pío; le pudo explicar exactamente el nombre y la dirección del hotel en dónde estaba su hijo, después de que él escapó del naufragio en el Atlántico. Él se acomodó en ese Hotel, mientras esperaba un nuevo cargo. Inmediatamente Luisa le envió una carta; y a los 15 días,  su hijo le respondió.

 

Había una mujer tan noble y buena en San Giovanni Rotondo que el Padre Pío dijo que era imposible, de encontrar cualquier falta en su alma, para perdonar. En otros términos; ella vivió para ir al cielo. Al final de la Cuaresma, Paolina, estaba tremendamente enferma. Los doctores no daban esperanzas. Su marido y sus cinco niños fueron al convento a orar  al Padre Pío y pedirle ayuda.  Dos de los cinco niños tiraron del hábito del Padre Pío y lloraron. ¡Pío Padre se perturbó; e intentó consolarlos y prometió orar por ellos, nada más!  Algunos días después, al principio de la Séptima hora,  las cosas cambiaron. De hecho él  pidió por Paulina, para que sanara y dijo a todos: «Ella  se recuperará el Día de Pascua. Pero durante el viernes santo, Paolina perdió la conciencia, y el sábado entró en estado de coma; finalmente, después de algunas horas Paolina murió. Algunos de sus parientes tomaron su traje de novia para ponérselo según una vieja tradición. Otros parientes corrieron al convento para pedirle un milagro al Padre Pío. Él les contestó: «Ella  resucitará” y  fuè al altar para dar la Santa Misa. Cuando el  Padre Pío empezó a cantar el Gloria y el sonido de las campanillas que anuncian la resurrección de Cristo, la voz del Padre Pío rompió en llanto y sus ojos estaban llenos de lágrimas. En el mismo momento Paolina resucitó y sin ninguna ayuda ella bajó de la cama, ella se arrodilló y  oró tres veces el Credo. Luego se levantó y sonrió. «Ella resucitó». De hecho el  Padre Pío no había dicho, «ella se recuperará» sino «ella resucitará». Cuando le preguntaron, que le pasó durante el tiempo que ella estaba muerta; contestó: «Yo subí, subí, subí; hasta que entré en una gran luz,  y de pronto regresé.

 

Testimonio de una madre: “Mi primera hija,  nació en 1953; el  Padre Pío, le salvó la vida en forma repentina y milagrosa, hace 18 meses. En la mañana del 6 de enero de 1955 mi marido y yo estábamos en la iglesia para asistir a la Santa Misa  y nuestra hija estaba en casa con su abuelo. Repentinamente aconteció un accidente,  y nuestra hija se quemó con una olla de agua caliente. La quemadura era tan grande como grave; le abarcaba desde el estómago hasta la parte de atrás. El doctor recomendó hospitalizarla inmediatamente; porque podía morirse debido a su estado de suma gravedad… Por esta razón él no nos dio ninguna medicina.  Desesperada al ver moribunda a mi hija, en lo que el doctor se fuè; invoqué fuertemente al Padre Pío, que interviniera urgentemente, mientras me preparaba  para llevarla al hospital, ya casi era la hora del medio día; cuando de pronto la niña que estaba sola en su cuarto me llamó “Mamà, mamà, ya no tengo ninguna herida”. ¿Y quién ha desaparecido tus heridas, pregunté asustada y con gran  curiosidad? Ella contestó. “mamà el Padre Pío vino, él sanó mis heridas poniendo sus manos llagadas sobre mi quemadura”. Para asombro de todos, realmente no había ninguna seña ni marca de que hubiera alguna quemada; el cuerpo de mi hija estaba completamente sano, y pensar que unos minutos antes el medico la desahució.

 

Los campesinos de San Giovanni Rotondo recuerdan con gran alegría el evento siguiente. Era en primavera, florecieron los árboles de almendras prometiendo una buena cosecha. Pero desgraciadamente millones de orugas voraces llegaron y devoraron  las hojas y  las flores.  No dejaron ni siquiera la cáscara. Después de dos días y después de intentar detener esa invasión, los campesinos  estaban muy preocupados, ya que para muchos de ellos las almendras eran el único recurso económico – decidieron contarle al Padre Pío el problema. El Padre Pío tenía una hermosa  vista de  los árboles a través  de su ventana  en el convento y  decidió bendecirlos.  Se puso las sagradas vestiduras y empezó a orar. Cuando  terminó, tomó el agua bendita e hizo la señal de la Cruz en el aire, en  dirección a los árboles. De inmediato desaparecieron las orugas, y al día siguiente de que las orugas habían desaparecido,  los árboles de  almendras,  parecían nuevamente tener los retoños. Era un desastre; la cosecha  estaba perdida.  ¡Lo que pasó luego es realmente increíble!  Teníamos de repente la cosecha más abundante; ¿Cómo es posible que tuviéramos una cosecha más abundante que las que normalmente teníamos? Antes nunca, en tiempos normales habíamos tenido una cosecha así. Los científicos nunca han podido dar una explicación a éste fenómeno.

 

En el jardín del convento habían varios tipos de  árboles; los cipreses, algunos de fruta y algún pino. Sobre todo por las tardes de verano, el Padre Pío disfrutaba del clima, en la sombra, junto con sus amigos, y algún invitado, Una vez cuando el Padre Pío estaba hablando con algunas personas, repentinamente muchísimos pájaros comenzaron a cantar y a hacer  ruido a la sombra de los árboles. Los pájaros habían compuesto una sinfonía allí; Mirlos, gorriones, y otras especies. El Padre Pío se molestó por la sinfonía, y  mirando a los pájaros les dijo: “silencio »  En ese mismo instante, los pájaros, los grillos y las cigarras se quedaron callados.  ¡Las personas que estaban en el jardín, se encontraban profundamente sorprendidas! De hecho el Padre Pío había hablado a los pájaros, al igual que  San Francisco.

 

Otro testimonio, de un señor que contó: “Mi madre vino de Foggia y era una de las primeras hijas espirituales del Padre Pío. Ella le había pedido al Padre Pío la conversión  y protección  de mi padre»; cuando en abril de 1945 lo iban a fusilar. Él se encontraba delante del pelotón de fusilamiento; cuando de pronto viô al padre Pío delante de él  para protegerlo. El comandante del pelotón dìò  la orden de disparar; pero ningún tiro se disparó de los rifles que lo apuntaban Los siete miembros del pelotón y su comandante, sorprendidos, verificaron sus rifles y no encontraron ningún problema. Así que el pelotón; apuntó  de nuevo a mi padre, y el comandante pidió a sus soldados; disparar de nuevo, Y nuevamente ocurre lo mismo. Los rifles no funcionaron. Esta realidad misteriosa e inexplicable interrumpió la ejecución. Mi padre regresó a  casa y se convirtió, recibió  los santos sacramentos en San Giovanni Rotondo cuando fuè a agradecer al Padre Pío. De esta manera mi madre obtuvo los milagros que ella siempre había pedido al Padre Pío: ¡la conversión de su marido!

 

Testimonio del Padre Honorato: “Yo fui a San Giovanni Rotondo con un amigo  en motocicleta. Llegué al convento algunos minutos antes del mediodía. Dando mis respetos al superior, me dirigí al confesionario a saludar  al Padre Pío y  besar su mano. Debe tenerse en cuenta que mi modelo de  motocicleta se llamaba  «avispa». Al verme el Padre  Pío me dijo: “Muchacho,  ¿la «avispa» lo pinchó? » Yo estaba bastante sorprendido: de hecho el Padre Pío no me había visto cuando  llegué al convento, pero él sabía qué tipo de transporte yo usaba. La mañana siguiente  de que nosotros dejamos a San Giovanni Rotondo con mi «avispa»  y partimos a San Miguel, el pueblo cercano a San Giovanni Rotondo. El tanque de gasolina iba vacío, por lo que  nosotros decidimos llenarlo en Monte San Angelo. Pero en cuanto nosotros alcanzáramos ese pueblo pequeño se nos presentó un problema: todas las bombas de gasolina estaban cerradas. De manera que decidimos regresar a San Giovanni Rotondo. Realmente nosotros esperamos encontrar a alguien en el camino que pudiera darnos un poco de gasolina. En primer lugar yo estaba angustiado por mis hermanos del convento, porque iba a llegar tarde a la hora del almuerzo; cosa que no es gentil… Pero sin la gasolina, a  los pocos kilómetros, la moto empezó a hacer  ruido y se detuvo. Verificamos el tanque, y estaba vacío. Con  tristeza  le dije a mi amigo, que teníamos sólo diez minutos para llegar al convento y almorzar con nuestros hermanos. No encontrábamos ninguna solución, y por esta razón, mi amigo, dìò un puntapié al pedal. ¡Increíble! ¡La motocicleta arrancó de nuevo! Emprendimos inmediatamente el viaje a San Giovanni Rotondo sin preguntarnos  la razón  de porque la motocicleta había arrancado sin  gasolina. Cuando llegamos a mitad del convento  la motocicleta paró de nuevo. Destapamos el tanque y vimos que todavía estaba seco. Asombramos miramos nuestros relojes: era diez minutos antes de la hora del almuerzo. Significaba que nosotros, habíamos cubierto quince kilómetros en un promedio de 180 kilómetros por hora. ¡Sin la gasolina! Yo entré  al convento mientras los hermanos estaban bajando para el almuerzo, y cuando  Fui a buscar  al padre Pío, éste; se quedó mirándome y se reía.

 

En mayo de 1925.  María tenía su bebé enfermo de nacimiento. María estaba muy angustiada por su bebé. De hecho, después de una visita médica, le dijeron que su niño tenía una enfermedad muy complicada. No había esperanzas para él: jamás  se podría recuperar.  María decidió ir en tren a San Giovanni Rotondo. Ella vivía en un pueblo pequeño al sur de Puglia, pero escuchando los milagros del Padre Pío, del fraile que tenía los estigmas de Jesús y que hacía  milagros, a los enfermos y daba  esperanza a los desgraciados; surgió en ella una gran fe e  inmediatamente se fuè de viaje, pero durante el trayecto  el bebé se murió. Ella había vigilado su cuerpecito toda la noche, y lo puso en la maleta y la  cerró…  Al día siguiente de ver morir a su hijo, estaba en el convento de San Giovanni Rotondo.  ¡Ya no había ninguna  esperanza! El niño estaba muerto. Pero Maria no había perdido su fe. Por la tarde  estaba delante del Padre Pío. Se encontraba en la  fila de la confesión y tenía en sus manos la maleta que contenía el cadáver de su hijo. Se había muerto veinticuatro horas antes. Se arrodilló delante del Padre Pío y  lloró desesperadamente suplicándole ayuda. Él la miró profundamente. La madre abrió la maleta, y le mostró el cadáver de su hijo  al Padre Pío. El pobre Padre se condolió hasta las entrañas por el dolor de ésta madre. Tomó el pequeño cuerpo y puso sus manos estigmatizadas en su cabeza, y entonces  oró mirando al cielo. Después de un rato, la  pobre criatura  estaba viva de nuevo. Un gesto, un movimiento de los pies, los brazos… parecía dormido y simplemente se despertó después de un sueño largo. Hablando a la madre le dijo: «¿Mima, por qué usted está llorando? Su hijo está durmiendo » La madre y los gritos de la muchedumbre llenaron  la iglesia. ¡Todos hablaban sobre el gran milagro!

 

Un ingeniero decidió quedarse hasta tarde en el convento, pero cuando decide irse comenzó a llover… Así que él le dijo al Padre Pío: «Yo no tengo ningún paraguas » «¿Podría quedarme aquí hasta por la mañana? Si no,  me mojaré.» – «Yo lo siento mi estimado, no es posible. ¡Pero no se preocupe! ¡Yo lo acompañaré! “le contestó el  Padre Pío. Pero el ingeniero pensó que habría sido mucho mejor no hacer esa penitencia, sin embargo, podría ser menos riguroso con la ayuda del Padre Pío. Se puso su sombrero, y empezó a caminar dos millas entre el convento y el pueblo. Pero en cuanto él salió  viô con sorpresa que ya no estaba lloviendo. Simplemente había un pequeño rocío cuando llegó a su casa. «Mi Dios», la mujer exclamó, cuando abrió la puerta «Usted también debe estar  mojado hasta  los huesos”  “en absoluto» el ingeniero contestó – «no está lloviendo». Los campesinos que estaban enmudecen: «¿Qué! ya no está lloviendo? ¡Está vertiendo! ¡Escuche! “ellos abrieron la puerta de nuevo y estaba lloviendo demasiado fuerte Y le contaron que había estado lloviendo durante una hora sin  interrupción. «¿Cómo usted pudo venir sin mojarse? Ellos le preguntaron. El ingeniero contestó: «El Padre Pío me dijo, que me acompañaría»; entonces, los campesinos comprendieron que había sido un milagro más  del Padre Pío. «Ahora todo está claro, y se encontraron en la cocina para cenar cuando la mujer dijo: «Con seguridad la compañía del Padre Pío es mucho mejor que un paraguas »

 

Un señor de Ascoli Piceno (una ciudad italiana) dijo: «Hacia el fin de los años 1950, yo fuì a San Giovanni Rotondo con mi esposa, a la confesión, y antes de que yo recibiera la absolución, después del consejo del Padre Pío y  efectuada la penitencia. Por la tarde  estaba todavía en el convento y el Padre Pío me viô de nuevo y me dijo: ¿Usted todavía está aquí?  «Mi ratón no arrancó» le contesté: ¿Qué es exactamente el ratón? el Padre Pío preguntó «Es mi automóvil» contesté. “Vamos y démosle una mirada» me dijo. Él me invitó a dejar el monasterio, cosa  que nosotros hicimos sin ningún problema. Nosotros viajamos toda la noche y por la mañana siguiente, lo llevé al mecánico.  Quién me dijo, después del chequeo; que el sistema eléctrico del automóvil estaba descompuesto. Y él no me creyó cuando  le dije que yo había viajado con el automóvil toda la noche. De hecho era imposible  cubrir doscientas millas, entre San Giovanni Rotondo y Ascoli Piceno, con el carro en aquél estado, entonces yo comprendí que el Padre Pío me había ayudado, yo le agradecí en mi mente, y estoy seguro que me ha escuchado.

 

Testimonio de una buena mujer pero algo tímida. Nunca era necesario repetir la misma frase al Padre Pío. Bastaba con pedírselo mentalmente. El esposo de esta buena mujer se encontraba muy enfermo. Ella corre al convento en busca de ayuda. Pero no sabía como localizar al Padre Pío, pues para una confesión, había que esperar hasta 3 días. Así durante la  Santa Misa ella estuvo todo el tiempo de pie y caminaba de un lado al otro de la Iglesia. Finalmente  decidió decirle   su problema, y pidió en ese instante la ayuda del Padre Pío a Nuestra Señora. Así, al final de la Santa Misa, cruzó nuevamente la iglesia para hablar con él… Finalmente ella logró  alcanzar el corredor por donde el pasaría. En cuanto el padre Pío la miró, le dijo: «mujer que poca fe, ¿cuándo usted pedirá mi ayuda finalmente? ¿Usted piensa que yo soy sordo? Usted ya me lo ha dicho cinco veces, cuando usted estaba delante de mí, detrás de mí, a  mi derecha y a mi izquierda. ¡Yo entendí! ¡Yo entendí! ¡Vaya a su casa! Todo està bien. Cuando llegò a su casa; su esposo estaba completamente sanado.

 

En la crónica del convento, en la fecha del 23 de octubre de 1953, se puede leer esta anotación. 

«Esta mañana la Señorita Amelia Z., ciega nata, de 27 años, ha venido desde la provincia de Vicenza y ha recibido la vista. Después de su confesión ella le ha preguntado al Padre Pío por su vista. El Padre le ha contestado: «Ten fe y ruega mucho». En el mismo instante la joven chica vio al Padre Pío: el rostro, la mano que bendijo, los medios guantes que escondieron los estigmas.  La vista ha ido rápidamente aumentando, hasta que la joven ya vio bien de cerca. Le dijeron al Padre Pío acerca del milagro y él dijo: «Demos gracias a Dios.»

Luego la joven los preguntó al padre Pío si tendría la vista completa y contestó: “poco a poco vendrá todo.»

Fuente: www.padrepio.catholicwebservices.com

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San Pío y el milagro de Roberto parte 1

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Los Santos y nosotros

Muchos hermanos no católicos rechazan enérgicamente a los santos diciendo que no necesitamos otros modelos de santidad, ya que tenemos el modelo de Jesús. Que Dios es el único santo y que mucho menos necesitamos a los santos como intercesores, pues Cristo es el Único mediador ante el Padre. Muchos católicos no saben qué contestar y están dudosos frente a estas opiniones.
Respondamos a estas interrogantes:
 

1.- Los Santos los hace Dios, no el Papa

El Santo Padre ha beatificado y canonizado a una gran cantidad de hombres y mujeres a lo largo de toda la Iglesia Universal. Con esto la Iglesia lo que hace es reconocer oficialmente su testimonio de santidad. Hay que entender bien claro que el Papa no es el que los hace santos con un papel, eso es un invento y pésima idea de muchos evangélicos fundamentalistas. Es Dios quien los hace santos mediante la gracia recibida por su vida de fe en obediencia cristiana y se les reconoce que vivieron en plenitud esa santidad. El Papa y la Iglesia simplemente los reconoce como tales.

Como cristianos que somos nuestra fe tiene una solida base bíblica. Incluso algunos de nuestros hermanos separados en su odio contra esta doctrina llegan a decir que Santo es solamente Dios y se les olvida o ignoran lo que la Escritura dice sobre eso, En grado perfecto Santo es solamente Dios, pero quienes se unen a él participan de esa santidad. Leámoslo en la misma Biblia evangélica Reina Valera de 1909:

  •  Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio:  Lc 1:70 (RVA) Aquí la Escritura habla de los profetas como santos.
  •  Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal: porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. 1Cor:3:17 (RVA) Aquí Pablo nos dice que somos santos por ser templos de Dios.
  • Y cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria. Mt:25:31 (RVA) Incluso Jesucristo aquí afirma que también los angeles son santos.
  • Al unirnos a Jesús participamos de esa santidad 1 Cor 12,13 Para eso lo único que hacía falta es que los protestantes leyeran la Biblia y se darían cuenta de cómo Pablo se dirige a los primeros cristianos:
  1. A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados santos: Gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Rom 1,7 (RVA)
  2. Porque Dios no es Dios de disensión, sino de paz; como en todas las iglesias de los santos. 1Cor 14,33  (RVA)
  3. Todos los santos os saludan. 2Cor 13:13 (RVA) Nota una vez más como les llama santos.
  4. PABLO, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, á los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso Ef 1:1  (RVA) Ahora les llama así a los de Efeso.
  5. PABLO y Timoteo, siervos de Jesucristo, á todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos. Fil 1:1 (RVA) Ahora con los que están en Filipos.

Así que no es como muchos protestantes dicen que el Papa es una fábrica de hacer santos. Si a alguien quieren reclamar los protestantes deberían reclamarle a Jesucristo, a Lucas, a Pablo, a Pedro y a Dios porque eso está en la Biblia. Dios nos hace santos y por eso nos llama a vivir en santidad.

  • Y aconteció que Pedro, andándolos a todos, vino también a los santos que habitaban en Lydda. Hech 9:32 (RVA) Lucas, el autor de este libro, también les llama santos a los primeros cristianos, antecesores nuestros.
  • Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme á Dios en justicia y en santidad de verdad. Ef 4:24 (RVA)

Muchos hermanos separados no han leído bien la Escritura. A algunos que se destacan por un fuerte testimonio la Iglesia los reconoce de una manera especial. De esta forma ellos se convierten para los creyentes en un modelo de santidad (1 Tim. 1, 16) y en intercesores en favor nuestro. Por supuesto la Iglesia Católica a nadie obliga a invocar y tener devoción a los santos. Solamente los propone como modelos para ser imitados.

 

2. ¿Qué debemos contestar a los que piensan que solamente Cristo es el único modelo?

Los hermanos evangélicos dicen: No necesitamos otro modelo de santidad si ya tenemos el modelo del propio Jesús.

Queridos hermanos: Eso es falso y no es bíblico. Esa es una verdad a medias. Enseguida me vienen a la mente los textos bíblicos del Apóstol Pablo:

«Para mí la vida es Cristo, y la muerte es ganancia… Hermanos, sigan mi ejemplo y fíjense también en los que viven según el ejemplo que nosotros les hemos dado a ustedes» (Fil. 1, 21 y 3, 17).

En otra parte dice el Apóstol: «Sigan ustedes mi ejemplo como yo sigo el ejemplo de Cristo Jesús» (1 Tim. 1, 16).

En estos textos vemos claramente que Pablo se pone a sí mismo como ejemplo de seguidor de Cristo, e incita a los creyentes a ser sus imitadores, como él lo es de Cristo.

Tomemos otro ejemplo de la Biblia: María, la Madre de Jesús.

Ella es la mujer «que Dios ha bendecido más que a todas las mujeres» (Lc. 1, 28 y 1, 42), como dijeron el ángel Gabriel y su prima Isabel. Y en el cántico de María (Lc. 1, 46-55); ella se presenta también como ejemplo de humilde servidora y de esclava, «en adelante todos los hombres me llamarán bienaventurada» (Lc. 1, 48).

La Biblia, entonces, pone claramente a María como modelo de santidad para todas las generaciones. Y es eso lo que celebra la Iglesia Católica al venerar a María. La veneración a María nunca puede ser culto de adoración; la veneración es un culto de honra y de profundo respeto hacia la Madre de Jesús.

Cuando leemos con atención las Escrituras, nos damos cuenta de que la Biblia nos ofrece muchos modelos de santidad; por ejemplo: al apóstol Tomás, que era un hombre con grandes dudas sobre la fe pero que al fin proclamó a Jesús como su Señor y su Dios (Jn. 20, 26-28).

Así también la Iglesia católica presenta el ejemplo de Juan Bautista que con gran valentía dio testimonio de Jesús hasta derramar su sangre por el Señor (Mt. 14, 1-12).

De igual manera, la Iglesia Católica presenta ahora a los santos de nuestros tiempos como ejemplos de fe cristiana. Ellos nos señalan un camino y muchos ven en ellos la gracia del Señor Jesús, que fue tan eficaz en sus vidas. Los santos son para nosotros verdaderos modelos a imitar. Ellos tuvieron una clara prioridad en su vida: Jesucristo. Y es este modelo de fe cristiana el que tocó de diversas maneras el corazón de mucha gente. La fe en los santos no es, de ninguna manera, un obstáculo a la fe en Jesucristo, como piensan los hermanos evangélicos, sino un estímulo para seguir a Cristo.

Por supuesto debemos evitar excesos, los santos no son semidioses y la santidad de tal o cual persona nunca puede oscurecer el seguimiento de Cristo. Al contrario, la verdadera santidad de los santos siempre anima hacia una mayor búsqueda de Dios.

 

3. Los santos como intercesores

Muchos hermanos evangélicos tienen problemas para aceptar a los santos como intercesores en favor nuestro. Simplemente dicen que Jesucristo es el único Mediador entre Dios y los hombres y que no necesitamos nuevos intercesores: «Hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús» (1 Tim. 2, 5; Hebr. 8, 6 y 9, 11-14).

Nosotros, los católicos, proclamamos también que Jesucristo es el Único Mediador entre Dios y los hombres. Pero los santos no son un obstáculo para dirigirnos directamente a Jesucristo, a Dios Padre o al Espíritu Santo.

Los santos no nos alejan de Dios; simplemente ellos con sus ejemplos de fe cristiana nos estimulan a acercarnos a Dios con la sola mediación de Jesucristo. ¿Acaso la gente no acudió a Pablo, a Pedro, a Juan y a los demás apóstoles? Claro que sí. Entonces fueron mediadores o intercesores. ¿Acaso la gente no acude al llamado de los pastores evangélicos cuando van a orar por ellos? Claro que sí. Entonces ya se convirtieron en mediadores o intercesores. Cristo es el mediador de salvación y los hombres lo son de intercesión pues es Dios quien tiene el poder.

Ahora bien, cuando la Iglesia Católica dice que los santos son intercesores nuestros delante de Jesucristo, eso no quiere decir que ellos son los que hacen los milagros. Es siempre Dios Padre, Jesucristo o el Espíritu Santo, quienes obran maravillas entre nosotros, aunque sí puede ser que los milagros sean hechos «por intercesión» de estos santos.

 

4. El ejemplo de María

Veamos el ejemplo de María en las bodas de Caná. Es María la Madre de Jesús la que invita discretamente a su Hijo a hacer un milagro diciendo: «Ya no tienen vino». Y Jesús le hace entender que la hora de hacer signos no ha llegado todavía. Sin embargo, por la intercesión de su Madre María, Jesús hace su primer milagro (Jn. 2, 1-12).

Este es el sentido bíblico de la intercesión de los santos. Hay muchos ejemplos más de la intercesión de los santos ante Dios. Veamos algunos textos: Moisés ora a Dios por intercesión de Abraham, Isaac y de Jacob (Ex. 32, 11-14).

Jesús manda a sus Apóstoles a sanar enfermos, a resucitar muertos, a limpiar leprosos y echar demonios (Mt. 10, 8). Pedro y Juan, en nombre de Jesús, sanan a un hombre tullido (Hech. 3, 1-10).

En el pueblo de Troáda, el apóstol Pablo devuelve la vida a un joven accidentado (Hech. 20, 7-11). Fue mediador y no mandó a la gente a su casa para que le pidiera directamente a Jesucristo.

Cuando el apóstol Pedro pasaba por la calle, la gente sacaba a los enfermos y los ponía en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre algunos de ellos, y todos eran sanados (Heh. 5, 15-16). Dios hacía grandes milagros por medio de Pablo, tanto que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocados por su cuerpo eran llevados a los enfermos y los espíritus malos salían de éstos (Hech. 19, 11-12). Fue intercesor y no les dijo oren ustedes mismo a Jesucristo. Lo mismo hacen los santos.

Todos estos textos nos dicen que Jesucristo hacía milagros por medio de sus discípulos. «Ustedes han recibido este poder sin costo; úsenlo sin cobrar», dijo Jesús (Mt. 10, 8).

 

5. Dios acepta la oración de los santos

La Biblia, SI, la Biblia, aunque a muchos no les guste, nos enseña también que debemos ayudarnos mutuamente con el poder de intercesión de la oración. «La oración de los santos es como perfume agradable ante el trono de Dios» (Apoc. 8, 4).

«Ahora me alegro, dice el Apóstol Pablo, en lo que sufro por ustedes, porque de esta manera voy completando en mi propio cuerpo lo que falta a los sufrimientos de Cristo por la Iglesia, que es su cuerpo» (Col. 1, 24).

«La oración fervorosa del hombre bueno tiene mucho poder. El profeta Elías era un hombre tal como nosotros, y cuando pidió en su oración que no lloviera, dejó de llover sobre la tierra durante tres años y medio y después cuando oró otra vez, volvió a llover y la tierra dio su cosecha» (Stgo. 5, 16-18).

«Los cuatro seres vivientes y los 24 ancianos se pusieron de rodillas delante del Cordero. Cada uno de los ancianos tenía un arpa, y llevaban copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los que pertenecen a Dios» (Apoc. 5, 8).

En todos estos textos notamos que la oración fervorosa o la intercesión de los santos tiene mucho poder delante del trono de Dios. No podemos dudar de que estos santos, que ahora están delante de Dios, vayan a interceder por nosotros, como lo hizo Moisés al hablar con Dios para aplacar su ira invocando a Abraham, Isaac y Jacob (Ex. 32, 13).

Al invocar a los santos siempre contemplaremos las virtudes que obró Dios en ellos. Dios está siempre en el trasfondo de nuestra invocación o veneración a los santos. Los santos no nos alejan de Dios, sino que nos invitan a ponernos directamente en contacto con El, con la sola mediación de Jesucristo. Muchos hermanos separados se salieron de la Iglesia católica sin saber todo esto y es tiempo de que regresen para vivir más fuerte su fe.

 Fuente: P. Paulo Dierckx //P. Miguel Jordá//Martin Zavala

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La Intercesión de los Santos en la Tradición Eclesiástica

No sólo la Sagrada Escritura, sino también la tradición de los Padres de la Iglesia -aquéllos escritores y Obispos del comienzo del Cristianismo, algunos de los cuales tuvieron contacto directo o estuvieron muy cerca de los Apóstoles o, en todo caso, estuvieron bajo tal influencia de las enseñanzas apostólicas- que han sido capaces de expresar estas enseñanzas con gran fidelidad, nos han dejado un legado muy claro en cuanto a la intercesión de los Santos.

Ha sido después de la Reforma Protestante que esta valiosísima intercesión comenzó a ser atacada. Esta práctica iniciada desde los primeros días del Cristianismo es compartida por Católicos, Ortodoxos y otros Cristianos de oriente e, inclusive, por algunos Anglicanos, de tal forma que es común a casi un 75% de los Cristianos del mundo.

 

Objeción: Los Católicos no obedecen la prohibición de Dios de no contactar a los muertos.

Respuesta: En efecto, dice Deuteronomio 18, 11: “Que no se halle nadie que consulte a los espíritus; que no se halle ningún adivino o quien pregunte a los muertos”.

Está clarísimo en esta cita que lo que queda prohibido es el contacto con los muertos a través del espiritismo. Está la Palabra de Dios prohibiendo sesiones espiritistas, la práctica nigromántica de conjurar espíritus malignos. No se puede conjurar a los muertos con el fin de obtener información. Cualquiera con un discernimiento adecuado puede darse cuenta de la diferencia que hay entre la toma de una persona o medium por parte de un espíritu maligno o alma condenada en una sesión espiritista, y la oración a los Santos que son los difuntos que han llegado al Cielo, reconocidos como tal por la Iglesia.

¿Cómo queda entonces el propio Jesucristo, Quien en el momento de su Transfiguración en el Monte Tabor, ante Pedro, Santiago y Juan “contactó” a dos muertos, Moisés y Elías, y hasta habló con ellos ante sus discípulos? (cf. Mt. 17, 3).

Una cosa, entonces, es la maligna práctica de contactar a los espíritus infernales para obtener información oculta o para realizar conjuros, costumbre prohibida fuertemente en la Biblia, y otra cosa muy, muy distinta es la santa costumbre de pedir la intercesión de los Angeles y de los Santos, estimulada por la Iglesia, la cual, siguiendo el contenido de la Palabra de Dios, nos la propone como una práctica buena y saludable.

Los Padres de la Iglesia no sólo testimonian su claro reconocimiento a la enseñanza bíblica de que los que están en el Cielo pueden y de hecho interceden por nosotros, sino que aplicaban esta enseñanza a su propia vida de oración.

 

TESTIMONIOS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA

Como muestran los siguientes textos, los primeros Padres de la Iglesia no solamente reconocieron claramente la enseñanza bíblica sobre que aquellos en el cielo pueden interceder por nosotros, sino que además aplicaron esa enseñanza en su propia vida de oración diaria.

Hermas

“[El Pastor dijo:] ‘Pero aquellos que son perezosos e indolentes en la oración, dudan pedir cualquier cosa del Señor; pero el Señor está lleno de compasión, y da sin falta a todos aquellos que le piden. Pero tú, [Hermas,] habiendo sido fortalecido por el santo ángel [que viste], y habiendo obtenido de él tal intercesión, y no siendo indolente, por qué no le pides al Señor entendimiento, y lo recibes de El? (El Pastor 3: 5:4 [80 D.C.]).

Clemente de Alejandría

“De  modo que él [el verdadero cristiano] es siempre puro para la oración. El también ora en la sociedad de los ángeles, siendo ya de rango angélico,  no está nunca sin sus santos cuidados; y aunque ora solo, tiene el coro de los santos permanentemente [orando] con él” (Misceláneas 7: 12 [208 D.C.]).

Orígenes

“Pero el sacerdote máximo [Cristo] no ora solitario por aquellos que oran sinceramente, sino que también lo hacen los ángeles… lo mismo las almas de los santos que ya se han  dormido” (Oración 11 [233 D.C.])

Cipriano de Cartago

“Recordémonos unos a otros en concordia y unanimidad. En ambos lados [de la muerte] oremos siempre unos por otros. Aliviemos cargas y aflicciones mediante el amor mutuo,  De modo que si alguno de nosotros, por el movimiento de la condescendencia divina, debe partir primero, nuestro amor pueda continuar en la presencia del Señor, y nuestras oraciones por nuestros hermanos y hermanas nunca cesen en presencia de la misericordia del Padre” (Cartas 56[60]: 5 [253 D.C.]).

Anónimos

 “Atico, duerme en paz, seguro en tu salvación, ora ansiosamente por nuestros pecados” (inscripción funeraria cerca de Santa Sabina en Roma [300 D.C.])

“Ora por tus padres, Matronata Matrona. Ella vivió un año, cincuenta y dos días” (ibid.).

“Madre de Dios, [escucha] mis peticiones; no nos abandones en la adversidad, sino que rescátanos del peligro” (Papiro Ryland 3 [350 D.C.]).

Metodio

“Salve  por siempre,  Virgen Madre de Dios, nuestra alegría incesante, vuelvo a ti otra vez. Tú eres el principio, mitad y fin de nuestro gozo; la perla de gran precio que pertenece al Reino;  la grasa de cada víctima, el altar viviente del Pan de Vida [Jesús]. Salve a ti, tesoro del amor de Dios. Salve, fuente del amor del Hijo para el hombre… Tu destellas, dulce Madre que se nos regala como especial concesión, con la luz del sol; tú destellas con los profundos fuegos de la más ferviente caridad, manifestando en el fin aquello que fue concebido de ti… haciendo palpable el misterio oculto e inexpresable, el invisible Hijo del Padre –el príncipe de la paz, quien en una maravillosa manera se muestra a sí mismo como mas pequeño que toda pequeñez” (Oración de Simeón y Ana 14 [305 D.C.]).

“En consecuencia, te rogamos [te pedimos], la más excelente entre las mujeres, quien se gloria en la confianza de sus honores maternales,  que incesantemente nos conserves en tu pensamiento.  O Santa Madre de Dios, recuérdanos, te digo, quien hace de ti nuestro alarde, y quien en los himnos de agosto celebra la memoria, la cual vivirá por siempre, y nunca se desvanecerá.” (ibid)

“Y tú también, Oh honrado y venerado Simeón, tú primer anfitrión de nuestra santa religión, y profesor de la resurrección del fiel, sé nuestro patrono y abogado ante el Dios Salvador, por quien fuiste juzgado digno de recibir en tus brazos. Nosotros, en comunión contigo, cantamos nuestras alabanzas a Cristo, quien tiene el poder de la vida y la muerte, diciendo, “eres la verdadera Luz , procedente de la verdadera Luz; el verdadero Dios, engendrado por el verdadero Dios” (ibid).

Cirilo de Jerusalén

“Entonces [durante la plegaria Eucarística] hacemos mención también de aquellos que ya se han dormido; primero, los patriarcas, profetas, apóstoles y mártires, que a través de sus oraciones y súplicas Dios pueda recibir nuestras peticiones… (Conferencias Catequéticas 23: 9 [350 D.C.])

Hilario de Poitiers

“Para aquellos que desean permanecer [en la gracia de Dios], ni la protección de los santos ni las defensas de los ángeles están ausentes” (Comentario sobre los salmos 124: 5: 6: [365 D.C.])

Efraín el Sirio

“Ustedes mártires victoriosos que soportaron alegremente tormentos por el amor al Dios y Salvador, ustedes que tienen la audacia de hablar al mismo Señor, ustedes los santos, intercedan por nosotros que somos hombres tímidos,  pecadores y llenos de indolencia, pedid que la gracia de Cristo venga sobre nosotros, e ilumine todos nuestros corazones de tal manera que podamos amarle. (Comentario sobre Marcos [370 D.C.]).

“Recuérdenme, ustedes herederos de Dios, ustedes hermanos de Jesucristo; supliquen el Salvador sinceramente por mí, y tal vez pueda ser liberado a través de Cristo quien  lucha conmigo día a día” (El temor en el final de la vida [370 D.C.]).

La liturgia de San Basilio

“Por el mandato de tu Hijo Único engendrado nos comunicamos con la memoria de tus santos… por cuyas oraciones y súplicas se obtiene misericordia sobre nosotros, y nos liberan por el amor de su santo nombre”.  (Liturgia de San Basilio [373 D.C.]).

Pectorio

“Ascandio, padre mío, muy amado de mi corazón, con mi dulce madre y mis hermanos, recuerda tu pectorio en la paz del Pez [Cristo]” (Epitafio de Pectorio [370 D.C.]).

Gregorio de Nazianzo

Puedas [Cipriano] mirar  propiciamente sobre nosotros desde lo alto, y guiar nuestra vida y nuestras palabras; y pastorear este sagrado rebaño… Que se alegre la Santísima Trinidad, delante de la cual te encuentras” (Oraciones 17[24] [380 D.C.]).

“Sí, estoy  bien seguro que la intercesión [de mi padre] ahora es de más provecho que sus instrucciones en los días pasados, pues ellos está más cerca de Dios, ahora que se ha sacudido de sus grilletes corporales, y liberado su mente de la arcilla que la oscurecía,  sostienen sencillas conversaciones con la claridad de la más excelente y pura mente…” (ibid., 18:4).

Gregorio de Niza

“[Efraín], tú que estás ante el divino altar [en el cielo]… llévanos a todos en el recuerdo, pidiendo para nosotros la remisión de los pecados, y la dulzura del reino eterno” (Sermón sobre Efraín el Sirio [380 D.C.]).

Juan Crisóstomo

“El, que viste la púrpura [i.e. un hombre de la realeza] está parado suplicando a los santos que sean sus patronos ante Dios,  él que viste una diadema implora al fabricante de tiendas [Pablo] y al pescador [Pedro] como patronos, aunque ya estén muertos (Homilías sobre 2 Corintios 26 [392 D.C.]).

“Cuando percibas que Dios te está corrigiendo, no vueles donde sus enemigos… sino donde sus amigos, los mártires, los santos, y todos aquellos que  agradan a Dios, y que tienen gran poder [en Dios]” (Oraciones 8:6 F396 D.C.]).

Ambrosio de Milán

“Pedro, quien lloró tan eficazmente por sí mismo, pueda  llorar por nosotros y volver hacia nosotros el benigno rostro del Señor” (El Trabajo de Seis Días 5:25:90 [393 D.C.]).

Jerónimo

“Has dicho en tu libro que mientras vivamos podemos orar unos por otros, pero después cuando hayamos muerto, la oración de ninguna persona por otra será escuchada… Pero si los apóstoles y mártires mientras aún están en su cuerpo pueden orar por otros, en un momento en que todavía deben estar pendientes de  sí mismos,  cuánto más harán después  de haber recibido sus coronas, victorias y triunfos?” (Contra Vigilancio 6 F406 D.C.]).

Agustín

“Los Cristianos celebran juntos en religiosa solemnidad los memoriales de los mártires, tanto para animarse a imitarlos como para así poder compartir en sus méritos y ser ayudados por sus ruegos” (Contra Fausto el Maniqueo [400 D.C.]).

“Hay una disciplina eclesial, como sabe el creyente, de que los nombres de los mártires son leídos en voz alta en el altar de Dios, pero estas  no  son oraciones  ofrecidas por ellos. Hay oraciones que sin embargo sí son ofrecida por el difunto que es recordado. Esto  es por que es errado rogar por un mártir, mas bien a sus oraciones debemos encomendarnos nosotros mismos.” (Sermones 159:1 [411 D.C.]).

“En la mesa del Señor no conmemoramos a los mártires en la misma forma en que lo hacemos por otros hermanos que  ya descansan en paz, sino más bien pedimos que aquellos puedan orar por nosotros para que sigamos sus huellas” (Homilías sobre Juan 84 [416 D.C.]).

“Las almas de los muertos en santidad no están apartadas de la Iglesia, menos ahora incluso que están en el Reino de Cristo. De otra manera no habría recuerdo de ellos en el altar de Dios y en la comunicación del Cuerpo de Cristo” (La ciudad de Dios 20:9:2 [419 D.C.])

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Milagros por Intercesión de los Santos

Aquí se presentan algunos milagros vivientes, que pueden ser, de alguna manera, constatables hoy día para un sincero investigador.

Algunos de estos milagros, bien estudiados, han servido para su beatificación o canonización. Y ya sabemos que la Iglesia se toma su tiempo y hace las cosas con la debida seriedad. Nadie podrá acusarla de demasiado crédula para admitir milagros.

Son unos pocos entre tantos cientos que se podrían relatar. Se han escogido, especialmente, porque todavía viven sus protagonistas y pueden ser llamados, en verdad, milagros vivientes.

  

SOR CATERINA CAPITANI

Cuenta ella misma lo que ocurrió el 25 de mayo de 1966. Debía ser el último día de mi vida. Había sido operada dos meses antes por hemorragias internas. Sufría de una extraña enfermedad llamada “Estómago rojo”. La operación no había servido de nada. El médico que me cuidaba, me dijo que no llegaría a la tarde de ese día. Yo invoqué al Papa Juan XXIII para que me obtuviese la gracia de morir pronto. Mis hermanas estaban en la capilla, rezando al Papa Juan XXIII por mí. Y, en un momento, sentí una mano que tocaba mi estómago. Me volví y vi al Papa Juan, junto a mi cama. Me dijo: Este milagro me lo habéis sacado del corazón. Ahora no temas, estás curada.

Me levanté de inmediato, llamé a mis hermanas y les dije que tenía hambre. Pensaban que estaba delirando, pero fui al comedor y devoré lo que me pusieron. Después me examinaron y todo lo malo había desaparecido.

Este milagro fue aceptado por la junta médica del Vaticano para la beatificación del Papa Juan XXIII, que es beato desde el 3 de setiembre del 2000.

  

PETER CHUNGU SHITIMA

Él mismo cuenta el milagro. Tengo treinta años y nací el 10 de julio de 1972 en Kasaba, Zambia. Desde pequeño quería consagrarme al servicio del Señor. En 1994 viajé a Sudáfrica en busca de trabajo. En el Oratorio de san Felipe Neri encontré trabajo como cocinero y jardinero, y ayudé en la catequesis de niños. Un día, en la biblioteca, encontré un libro sobre Luis Scrosoppi, un famoso sacerdote italiano. Yo pensé: “Cuando sea sacerdote, me voy a llamar Luis como él”. Pero en abril de 1996 me sentí muy mal, temblaba de frío y se me nublaba la vista. Después comencé a tener dolores en los oídos. No podía comer casi nada, no podía tenerme de pie y adelgacé 20 kilos. En el hospital me detectaron que tenía SIDA en estado terminal.

Los Padres y alumnos del oratorio comenzaron a rezar al beato Luis Scrosoppi por mi curación y decidieron enviarme a mi patria para que pudiera morir al lado de mi familia. Cuando llegué a Zambia, mi hermano se asombró de verme en aquel estado. Durante varios días, permanecí casi en silencio. Mis familiares también rezaban por mí al beato.

Yo esperaba la muerte en cualquier momento, pero no moría. En el mes de octubre, mientras dormía con una medalla de Don Luis, agarrada a mi mano, soñé que el Padre David estaba a mi lado y que juntos estábamos asistiendo a la canonización de Don Luis. Cuando me desperté en la mañana del 9 de octubre, me sentía muy bien. Le dije a mi hermana que quería comer, lavarme, vestirme e ir a la iglesia, y le conté mi sueño. Ella se quedó sorprendida. Pero me levanté y podía tenerme en pie y comencé a caminar sin caerme. Entonces, comprendí que estaba curado. Me vestí y fui a la iglesia a agradecerle al siervo de Dios. Regresé al oratorio el 22 de enero de 1997. Los doctores, que me habían atendido en Sudáfrica, me hicieron nuevos exámenes y determinaron que la curación del sida había sido inexplicable. La comisión de médicos del Vaticano aprobó el hecho, realizado por intercesión del beato Luis Scrosoppi, como incomprensible para la ciencia. El 10 de junio del 2001, en la plaza de san Pedro, estuvo presente Peter Chungu para la canonización del beato Luis Scrosoppi.

  

MANUEL CIFUENTES

Yo tenía 10 años aquella mañana del 4 de enero de 1982 y estaba cogiendo leña con mi padre, mi tío y mi primo. En cierto momento, al agacharme, una rama me golpeó el ojo. Sentí un dolor muy intenso. Mi padre cogió un pañuelo y me tocó, pero me dolía mucho más. Entonces, me llevaron al médico. Dijo que tenía una herida muy grave en el ojo y que debían llevarme urgentemente a un especialista. Así que tomaron el coche y me llevaron rápidamente a Albacete (España).

Fuimos a visitar al oculista Dr. Juan Ramón Pérez, que aconsejó una intervención quirúrgica, me vendó el ojo y me dio unas pomadas. Mi padre había encontrado dos días antes, en la escuela donde enseñaba, una medalla del beato Ricardo Pampuri y me dijo que era un hombre santo, que hacía milagros. Por eso, al ponerme la pomada, me convenció de que tuviera esa reliquia del santo para pedirle la curación. Aquella noche recé más que nunca en mi vida. Hacia medianoche, mi padre vino a ver cómo estaba, pero el ojo me dolía mucho. A las cinco de la mañana, volvió a verme y todo seguía igual. A las siete me despertó, porque quería ponerme la pomada y le digo: “Papá, ya no tengo dolor y veo todo muy bien”. Fue una emoción enorme para toda la familia. Una hora más tarde, fuimos de nuevo a ver al médico. Quedó asombrado, pues no encontró lesión alguna. Y fuimos a ver al oculista a Albacete, que reafirmó la curación, y dijo: “Para mí hay dos cosas sorprendentes: la ausencia de cicatrices y la rapidez con la que han desaparecido las señales de la herida”. En realidad, no sólo fue una curación rápida, sino una restauración del ojo dañado, algo incomprensible para la ciencia médica.

Cuando a los 17 años he venido a Roma para la canonización de Ricardo Pampuri, he comprendido la importancia del milagro que había recibido. Ha sido una experiencia inolvidable. Recuerdo que había miles y miles de personas, todas unidas en la misma fe para glorificar al Señor, como yo lo hago cada día.

  

JUSTA B.

En el pueblecito Sama de Langreo, Asturias (España), vivía en 1958 una joven de 28 años, llamada Justa B., que, al acercarse el nacimiento de su hijo, cayó enferma debido a complicaciones internas y fue internada a causa de hemorragias. Se le practicó la cesárea el 18 de diciembre. Todo parecía ir bien, a pesar de la persistente fiebre. Sin embargo, el 24 de diciembre empezó a empeorar. Su vientre se hinchaba cada vez más, tenía vómitos continuos. El 30 de diciembre la situación era extremadamente grave y los médicos decidieron operarla de nuevo. El cirujano, en su declaración del 29 de setiembre de 1959, dijo ante el tribunal en el proceso apostólico:

Las circunvoluciones intestinales carecían de vitalidad. Había muchas adherencias aglutinadas y sus funciones anatómicas destruidas. Había peritonitis con obstrucción intestinal, fístula yeyunocólica, infinidad de adherencias de las circunvoluciones y un absceso de Douglas. Los médicos empezaron a limpiar la cavidad abdominal, pero el resultado era decepcionante, pues cuanto más se retiraba materia degenerada, más difícil se hacía la operación de suturar. Entretanto, apareció también el problema de la eliminación de la fístula. Al retirarla, aproximadamente 12 cm del colon se descompusieron. En ese momento, el anestesista propone interrumpir inmediatamente la operación por el debilitamiento del corazón. No querían que la enferma muriera en la sala de operaciones. El cirujano tomó la rápida decisión de construir un ano artificial lateral (una comunicación de la parte sana del intestino con el exterior, mediante un tubo de plástico). Y se llamó al capellán para que le administrara la unción de los enfermos. Pero Dios hizo el milagro. Sor Trinidad, que cuidaba a la señora Justa, le recomendó el 24 de diciembre que invocara al siervo de Dios Francisco Coll (1812-1875), dominico catalán, fundador de las dominicas de la Anunciada. La misma Sor Trinidad le colocó una reliquia del siervo de Dios en su camisón y una gran imagen a los pies de la cama. Esta misma religiosa comenzó, con la madre de la enferma y con sus hermanos, una novena al siervo de Dios. El 1 de enero, la fiebre comenzó a disminuir; el 2 y 3 cesaron los vómitos y pudo comer algo; y el 3 y 4 de enero todo pareció estar bien.

El 14 de abril de 1959 le quitaron el ano artificial y, al revisarla internamente, pudieron comprobar que el colon estaba completamente normal. Algo totalmente inexplicable para los médicos.

El Consejo médico de la santa Congregación para los procesos de los santos declaró que la curación fue no sólo funcional, sino también anatómica. Una pared destruida en varios centímetros no podía reconstruirse de forma tan perfecta que hiciera declarar al cirujano, que reexploró la zona, que ésta aparecía como si nada hubiese ocurrido. Por tanto, la absoluta inexplicabilidad de la curación no radica tanto en el hecho de que la señora Justa se salvara, sino en el hecho de que ocurriera una reconstrucción perfecta, absolutamente impensable, de acuerdo con los actuales conocimientos.

Esta curación fue reconocida como milagro y el siervo de Dios Francisco Coll fue beatificado por el Papa Pablo VI el 29 de abril de 1969.

  

MARÍA VICTORIA GUZMÁN

Tenía dos años y medio el 5 de febrero de 1953, cuando empezó a sentirse mal, con fiebre de 40. Cuando el 3 de marzo la llevaron sus familiares a Madrid para que la viera un especialista, sus condiciones eran muy graves. Su diagnóstico era septicemia por causas desconocidas. El 8 de marzo estaba ya agonizante, cuando de pronto abrió los ojos y empezó a moverse normalmente y a sentirse perfectamente bien. Todos los que la conocían empezaron a hablar de una resurrección, debida a la intercesión del siervo de Dios José María Rubio y Peralta (1864-1929), a quien su madre había invocado, colocándole a la niña una reliquia del mismo. El 10 de marzo le hicieron revisiones de control y no le encontraron ni rastro de su enfermedad anterior. Los médicos dijeron que la curación había sido completa, duradera e inexplicable científicamente. Los médicos de la Comisión de la Congregación para las causas de los santos, el 27 de junio de 1984, reconocieron que había sido una curación instantánea, completa y permanente sin explicación natural posible. Por este milagro fue declarado beato el antedicho siervo de Dios, por el Papa Juan Pablo II, el 6 de octubre de 1985.

  

GIUSEPPE MONTEFUSCO

Nacido en 1958, en Somma Vesuviana, Italia, en 1978 comienza a sentirse mal y acude al médico de la familia, Luigi Di Palma, que manda hacer algunos análisis. El resultado es que tiene leucemia mieloblástica aguda. Uno de esos días, su madre vio en sueños a un hombre, que le dice: ¿Vas donde todo el mundo y no vienes a mí? Ella comenta: Yo no sabía quién era esa persona que parecía tan buena. A la mañana siguiente, voy con mi prima a la iglesia y una señorita, que vendía recuerdos, me muestra una imagen del hombre del sueño. Era Giuseppe Moscati, médico, muerto en olor de santidad. Comienzo a llorar y le pido a él que sane a mi hijo. A mi hijo le llevo la imagen y le pido que la lleve con él. También le di a tomar, con un poco de agua, un poco de tierra con sus restos, que venía en una reliquia, y él la tomó con fe.

El mismo Giuseppe Montefusco dice: En mi habitación del hospital estábamos cuatro, uno de los cuales blasfemaba continuamente, y me dijo: “Quita ese cuadro, que me fastidia”. Lo pongo debajo de la manta y comienzo a rezar. A las tres de la noche, me despierto. Los otros dormían y, entonces, veo que se abre la puerta y entra un médico con camisa blanca y me dice: “Tú estás bien, estás curado. Tienes que declarar el milagro”. Me saluda y se va.

Lo cuento todo a mi madre y a otros médicos y me dicen que estoy mal, pues ningún médico hace visitas a las tres de la mañana, que en el hospital ningún médico va con camisa blanca hasta el suelo y que no hay ya ningún carrito de madera para llevar las medicinas como el que yo vi. Pero yo estaba seguro que había sido el beato Moscati, que había sido médico. Al día siguiente, la leucemia había desaparecido.

En virtud de esta curación, reconocida por el equipo médico Vaticano, el 25 de octubre de 1987, Giuseppe Montefusco, con sus padres y amigos, estuvo presente en la plaza de san Pedro, cuando el Papa Juan Pablo II canonizaba al médico santo, Giuseppe Moscati.

  

AMY WALL

Amy nació el 9 de setiembre de 1992 en USA, pero nació sorda. Según el dictamen del otorrino, tenía hipoacusia neurosensorial medio grave bilateral. La madre de Amy informa que el día en que le dieron el diagnóstico, estaba viendo televisión y transmitieron un programa sobre la beata Katharine Drexel, fundadora de las hermanas del Santísimo Sacramento. En la televisión entrevistaron a Robert Gutherman, que contaba su curación milagrosa.

Él había estado totalmente sordo de un oído y se había curado por su intercesión. Entonces, la madre de Amy comenzó a rezarle para que curara a su hija. Dice: Conseguí una reliquia de la beata y todos los días le pedía la curación de mi hija, pasándole la reliquia por sus oídos. Mi esposo, que era protestante, nos miraba y no decía nada. Una semana después, en marzo de 1994, cuando voy a recoger a Amy a la escuela para sordos, la maestra me dice que la pequeña Amy no era la misma de antes y que parecía mucho más viva y animada… El Dr. Lee Miller le hizo muchos exámenes audiométricos y confirmó que el oído estaba casi perfecto y que, en su opinión, ningún niño, nacido con sordera bilateral de esa manera, había recuperado el oído. Amy, a las pocas semanas, ya empezaba a hablar. Fue emocionante, cuando por primera vez me dijo: Mamá. Y puedo decir que los milagros, por intercesión de Katharine Drexel, han sido dos: la curación de Amy y la conversión a la fe católica de mi marido. Ahora tenemos una familia unida en la misma fe.

El 1 de octubre del 2000, el Papa Juan Pablo II elevó a los altares a Katharine Drexel, declarándola santa. En primera fila, en la plaza de san Pedro, estaba Amy Wall, de ocho años.

  

ZOILA ELENA

La niña Zoila Elena vivía en Riobamba (Ecuador) y tenía tres años de edad, cuando el 10 de marzo de 1965 tuvo una intoxicación aguda por haber ingerido unas pastillas de fluoroacetato de sodio. Como consecuencia, quedó al borde de la muerte. El tratamiento que se le hizo, tomando leche y otras cosas, fue totalmente ineficaz. Por eso, del hospital la regresaron a su domicilio, donde empezaron sus familiares a preparar las cosas para el funeral. Pero también comenzaron a pedir intensamente su curación por intercesión de la sierva de Dios ecuatoriana Mercedes de Jesús Molina (1828-1883), fundadora del Instituto religioso de santa Mariana de Jesús. Después de una hora de estar orando, otros dicen que a las cuatro horas, sin que se le administrara ningún nuevo medicamento, la pequeña comenzó a moverse y a tomar conciencia y sentirse bien. La llevaron de nuevo al hospital para hacerle nuevos estudios, y vieron que no tenía ni rastro de ninguna intoxicación anterior. Por este milagro, reconocido por la Comisión médica del Vaticano, Mercedes de Jesús Molina fue declarada beata por el Papa Juan Pablo II, en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, el 1 de febrero de 1985.

 

ROLANDO

En Hull, suburbio de Ottawa, Canadá, vivía una familia católica con varios hijos. El último de ellos, Rolando, tenía un año de edad aquella tarde del 28 de junio de 1947, en que su madre lo dejó en su cochecito en el patio. Pero el cochecito estaba en pendiente y, cuando su madre lo dejó solo, se precipitó hacia un vacío de tres metros de profundidad. Al caer, el niño perdió la conciencia. Lo llevaron rápidamente al hospital, donde comprobaron que tenía una fractura de cráneo y conmoción cerebral traumática. El niño tenía convulsiones y fiebre alta. El 30 de junio se dieron cuenta de que el niño estaba ciego. El diagnóstico era ceguera traumática.

En aquella situación, la madre y la familia se encomendaron al siervo de Dios Carlos José Eugenio de Mazenod, que fue obispo de Marsella y fundador de los misioneros Oblatos de María Inmaculada. El Padre José Francoeur, miembro de esta Congregación, les dio una reliquia del Venerable y se la pusieron a los ojos, y lo mismo hicieron con una estampa del mismo. Comenzaron una novena al siervo de Dios para pedirle la curación y, al día siguiente, el niño veía con normalidad. Era el 18 de agosto de 1947.

En 1949 se le hicieron nuevos estudios médicos y se confirmó la estabilidad de la curación. Igualmente, en 1971, con nuevos exámenes confirmaron que todo estaba normal. Según el dictamen de la Comisión médica del Vaticano, la curación de la ceguera fue perfecta, duradera y sin explicación natural. El milagro fue aceptado y aprobado para la beatificación del siervo de Dios Carlos José Eugenio de Mazenod, proclamado beato por el Papa Pablo VI en 1975.

 

BRUNO

Nació el 2 de mayo de 1943 en Fossano, Italia, hijo único de Aldo y Amelia. A los cuatro meses de su nacimiento, le comenzaron graves problemas de salud con vómitos, dolores intestinales, diarreas, etc. Los medicamentos empleados dieron poco resultado positivo. Con subidas y bajadas siguió con sus problemas graves de salud hasta 1947, en que su estado se agravó. El 12 de diciembre de ese año se le declaró una apendicitis aguda con fiebre altísima. Antes de que lo operaran, la hermana Gisella le puso sobre su vientre una reliquia de la Madre Enriqueta Dominici (1829-1894), de la Congregación de las Hermanas de santa Ana y de la Providencia de Turín. La misma Sor Gisella colocó una imagen de la sierva de Dios en su cama y pidió que todos le rezaran para obtener el milagro. Y dice la hermana Gisella: Al cuarto de hora de la invocación a la santa y de la aplicación del algodón, el niño cesó de lamentarse y se durmió tranquilamente. Al despertarse, estaba totalmente curado. Sonreía con la mirada viva y se mostraba alegre y contento como un niño con buena salud. Me dijo que quería beber y le di un poco de café azucarado, que tenía cerca de él. Lo bebió ávidamente y me dijo que tenía hambre y quería comer. Le respondí que era necesario esperar al médico. Le tomé el pulso y lo encontré normal. Tomé la temperatura y ésta marcaba 36,5. Bruno se durmió nuevamente hasta el momento en que vino el médico.

El mismo Bruno nos cuenta su caso, cuando tenía seis años de edad: Tenía cuatro años, cuando fui a la colonia de Viu y siempre me dolía la tripa. El médico me dijo que tenían que llevarme a Turín para operarme de urgencia… La Superiora dijo a los niños, que estaban en la cama, que se sentaran y que rezaran a la Madre Enriqueta para que me curase… Cogió algodón bendecido, me lo pasó por la tripa donde me dolía y me hicieron que besara una estampa de la Madre Enriqueta, que colgó de la cama; luego me dormí. Y, cuando desperté por la mañana, estaba curado. Y ahora rezo a la Madre Enriqueta para que crezca sano. Continúo estando bien y como de todo, también castañas y judías, y no me ha vuelto nunca más la fiebre y el vómito.

Por este milagro, reconocido por la Comisión médica del Vaticano, se consiguió la beatificación de la Madre Enriqueta, que fue proclamada beata por el Papa Pablo VI en 1978.

 

MAUREEN DIGAN

Hasta los quince años disfrutaba de una salud normal. De pronto, le vino una enfermedad progresiva y terminal, llamada Lymphedima. Esta enfermedad no tiene tratamiento, pues no responde a ningún medicamento. En los 10 años siguientes, Maureen tuvo 50 operaciones y, a veces, se quedó durante un año en el hospital para restablecerse. La situación llegó hasta el punto de necesitar que le amputaran una pierna. En estas circunstancias, una tarde, su esposo Bob fue a ver la película titulada La misericordia divina. Imposible escapar de ella. Y se convenció de que debían ir a la tumba de Sor Faustina Kowalska, la mensajera del Señor de la misericordia, para pedir la salud por su intercesión.

Llegaron a Polonia el 23 de marzo de 1981. Maureen se confesó después de muchos años, y le pidió ayuda a Sor Faustina. Dice que, en su corazón, oyó que Sor Faustina le decía: Si me pides ayuda, yo te la daré. De pronto, pensó que sus nervios se rompían; se sintió bien y vio que su pierna tenía su tamaño normal. Estaba curada. Al regresar a USA, donde vivían, fue examinada por cinco doctores independientes que la declararon completamente curada. Los médicos de la comisión del Vaticano también la examinaron y su curación fue considerada como inexplicable.

Por este milagro, Sor Faustina Kowalska fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 18 de abril de 1993.

 

MANUEL VILAR SILIO

Tenía dieciocho meses de edad, cuando el 19 de julio de 1998, su familia se trasladó a una casita de campo de la localidad argentina de Nagoya. Su madre, Alicia Silio, se quedó dentro de la casa cocinando, habiendo dejado el cuidado de su hijo a otros familiares. Al terminar de cocinar, fue a ver dónde estaba el niño y nadie supo decirle dónde estaba. Empezaron a buscarlo hasta que lo encontraron, flotando boca abajo en la piscina. El agua estaba fría y cenagosa. Cuando descubrieron al niño, no había ondas en la superficie, por lo que se deduce que llevaba varios minutos completamente inmóvil.

Eran las 15:45 cuando lo sacaron con el cuerpo rígido y amoratado, el vientre hinchado y los ojos vidriosos, signos típicos del ahogado. Lo llevaron al hospital de san Blas, donde el doctor Edgardo La Barba confirmó que Manuelito no tenía latidos cardíacos ni respiración. Fue en ese momento, en que parecía todo perdido para siempre, cuando su madre, muy devota de la beata Madre Maravillas (1891-1974), carmelita descalza española, fundadora de muchos conventos, empezó a invocarla por la salvación de su hijo.

A los pocos minutos, el niño comenzó a expulsar el fango que tenía alojado en los pulmones y en el estómago; y 35 minutos más tarde recobró la frecuencia respiratoria. El niño había pasado más de una hora de parada cardiorespiratoria, por lo que se suponía que, si vivía, quedaría con graves secuelas neurológicas. Por ello, lo llevaron de inmediato al hospital infantil san Roque de Paraná a 102 kilómetros de distancia, al que llegaron a las 17:22. Allí el niño fue atendido por la doctora Vanegas, quien tampoco dio muchas esperanzas a la familia.

Al día siguiente, a las 6:40 de la mañana, al no haberse detectado complicaciones, le retiraron al niño el respirador artificial. Aproximadamente, a las 8:00 el pequeño se despertó y empezó a llamar a su madre. El 22 de julio fue dado de alta sin ninguna secuela. Los médicos estaban realmente asombrados del milagro, pues un paciente con más de 20 minutos con falta de oxígeno, normalmente tiene una muerte cerebral fulminante. El caso fue fundido por la televisión argentina.

Los médicos de la comisión vaticana estudiaron el caso y lo aprobaron por unanimidad. Y por este milagro, la beata Madre Maravillas fue canonizada por el Papa Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003.

 

CIRANA RIVERA DE MONTIEL

Se casó el 24 de abril de 1976 con Sergio Montiel Alvarado. Ambos eran mexicanos de veintitrés años de edad. Ella le había explicado antes de casarse que todos los miembros de su familia tenían una enfermedad congénita y las mujeres, desde hacía varias generaciones, no podían tener hijos, pues eran estériles. Durante siete años se sometió a algunas pruebas con la esperanza de tener hijos, sin resultados positivos. Tenía el Síndrome Stein-Leventhal. El doctor Daniel Montes, que le hizo un estudio radiográfico, le dijo que tenía obstrucción tubárica bilateral y retroversión del cuerpo uterino; lo que significaba que no había ninguna posibilidad de tener hijos. Y, aunque hubiera concebido, dada la malformación uterina, no hubiera podido llevar adelante el embarazo y le habría venido muy pronto un aborto.

Pero los dos esposos comenzaron a invocar al siervo de Dios Rafael Guízar Valencia (1878-1938), que había sido obispo de Veracruz (México), donde se le tenía mucha devoción. Los dos esposos pidieron la oración de otras familias del Movimiento familiar cristiano, al cual pertenecían. Y en mayo de 1983, ella quedó encinta. El 19 de febrero de 1984, Cirana dio a luz, mediante un parto normal, a un niño a quien llamaron Sergio, como su padre. El niño era, evidentemente su hijo, y no fruto de fecundación artificial, pues también tenía la misma enfermedad genética BPES.

Después de este hijo, no ha podido tener más y todos los exámenes realizados manifiestan lo inexplicable humanamente de haberlo tenido. Incluso, se le han seguido manifestando las irregularidades anteriores en los ciclos menstruales con amenorreas de hasta seis meses de duración.

Por este milagro, el Papa Juan Pablo II beatificó al obispo Rafael Guízar Valencia el 29 de enero de 1995.

 

NATALIA ANDREA GARCÍA MORA

Tenía ocho años de edad y vivía en el barrio Blanquizal de una de las zonas más violentas de Medellín, en Colombia. Era la séptima de los ocho hijos de Julia Ester García Mora, de 33 años, que había quedado viuda cuatro años antes, y que trabajaba como doméstica en varias familias.

Hacia las 5 de la tarde del 1 de setiembre de 1993, la niña Natalia Andrea estaba jugando en su casa con sus amigas Mónica, Erika y Eva, cuando, de improviso, cayó al suelo a causa de un disparo, realizado por una pistola con silenciador a una distancia de unos 5 ó 6 metros. Le salía sangre por la boca y respiraba con mucha dificultad. Las vecinas la llevaron hasta la carretera para tomar un coche, que la llevara al hospital.

En ese momento, pasaba en su coche la señora Gloria Amparo Álvarez Arboleda, que la llevó de emergencia al hospital san Cristóbal. La doctora que la atendió, viendo la gravedad del caso, la hizo llevar en ambulancia al hospital pediátrico san Vicente de Paúl. Los exámenes y radiografías descubrieron que la bala había impactado en la columna vertebral. Tenía fractura a la altura de la vértebra D7-D8; había sido dañada la médula espinal, además del pulmón y la columna. El doctor le dijo a la madre que, si quedaba con vida, no podría caminar nunca más.

Al día siguiente, 2 de setiembre, las compañeras de colegio comenzaron a rezar por su curación en unión con sus profesoras, las religiosas escolapias fundadas por Paula de San José de Calasanz (1799-1889). El 10 de setiembre fue operada de la columna y el doctor Carlos María Piedrahita confirmó la pérdida de un 10% de médula ósea. El 20 de setiembre le dieron de alta y tuvo que salir en silla de ruedas con monoplegia del miembro inferior derecho y con parálisis ligera de la pierna izquierda.

La familia de la niña y las religiosas del colegio con las alumnas, rezaban todos los días por su curación a Sor Paula. A fines de setiembre, un día, la niña se había sentado sola al borde de su cama y se había levantado, pues se sentía bien. Desde ese día, está perfectamente sin ninguna rehabilitación previa y lleva una vida completamente normal; corre, juega y sube escaleras como cualquier niño de su edad.

Los médicos del Vaticano certificaron que su caso era un trauma vertebro-medular con lesión parcial de la médula espinal a nivel D7-D10 con grave paraplegia y problemas en los esfínteres. Su recuperación fue muy rápida, completa y duradera, de modo inexplicable y sin rehabilitación. Por este milagro fue canonizada por el Papa Juan Pablo II Sor Paula de San José de Calasanz, el 25 de noviembre de 2001.

 

GIANNA MARÍA ARCOLINO COMPARINI

Elisabete Comparini, brasileña, tenía tres hijos y quedó nuevamente encinta en 1999, pero la gestación se presentaba difícil. Después de hacerle algunas ecografías, los doctores vieron que la situación se presentaba complicada y sin muchas esperanzas, pues perdía mucha sangre. El 11 de febrero del 2000, a las 16 semanas de gestación, tuvo pérdida completa del líquido amniótico. Los doctores le recomendaron un aborto para evitar riesgos de infección para ella y, por supuesto, para el niño, en caso de que siguiera la gestación. A pesar de algunas tentativas para aumentar el líquido, no hubo ningún resultado positivo. Según los médicos, la posibilidad de supervivencia del niño en esas circunstancias era cero.

La doctora que la atendía, le urgía a abortar al niño, pero ella con su esposo decidieron continuar el embarazo. En esos momentos, apareció en el hospital el obispo diocesano de Franca (Brasil) y los alentó en su decisión, pues él mismo había bendecido su matrimonio. A los pocos minutos, se presentó el padre Ovidio de su parroquia para darle la unción de los enfermos.

El obispo les dio a leer la vida de la beata Gianna Beretta Molla, la doctora italiana, muerta en 1962, después de haber dado a luz a su cuarta hija y no haber querido ser operada para perderla. Es considerada la santa de la maternidad, pues el milagro para su beatificación había sido la curación de una mujer con gravísimos problemas después de haber tenido una operación cesárea. Por todas partes pidieron oraciones y, a pesar de que, humanamente, parecía imposible, la gestación se iba desarrollando bien, hasta que a las 32 semanas, después de haber estado 16 semanas sin líquido amniótico, el 31 de mayo del 2000, fue operada, trayendo al mundo una niña sana con 1.800 gramos. La niña, llamada Gianna María, en honor de la beata Gianna María, ha crecido sana para alegría de todos.

Por este milagro fue canonizada la beata Gianna Beretta Molla el 16 de mayo del 2004.

 

JUAN JOSÉ BARRAGÁN SILVA

Era un joven mexicano drogadicto de 20 años. Su padre lo había abandonado, cuando era niño, para irse a Estados Unidos y formar otra familia. Vivía con su madre, que debía trabajar para sostenerlo, porque él no hacía nada. Vivía solamente dedicado a la droga y al alcohol, sin esperanzas y sin ganas de vivir.

El 3 de mayo de 1990 regresó a casa a las 6:00 p.m. borracho y alterado. De pronto, agarró un cuchillo y empezó a cortarse en la cabeza. Su madre, Esperanza Silva, trató de quitárselo sin conseguirlo, mientras él gritaba: No quiero vivir. Los vecinos trataron de ingresar a la casa, pero la puerta estaba cerrada. Entonces, el joven corrió hacia el balcón y se tiró del segundo piso de su casa a la calle, cayendo sobre el cemento, de cabeza. Su madre, mientras bajaba corriendo por las escaleras para ver a su hijo en la calle, pensó en Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe, y le pidió ayuda, lo mismo que a la Virgen María. Cuando la mamá llegó donde su hijo, él estaba sangrando de la cabeza y le dijo: Mamá, perdóname. Después, se quedaron unos minutos abrazados hasta que llegó la ambulancia, que lo llevó al sanatorio Durango, a donde llegó las 6:30 p.m.

Los médicos dieron el caso por perdido, pensando que, en el mejor de los casos, quedaría paralítico de por vida, pues la caída de 8-10 metros sobre cemento, de cabeza, es sumamente grave. En el sanatorio, le hicieron todas las pruebas oportunas, pero no encontraron fracturas en la columna ni en el cráneo. No quedó paralítico ni con fractura de las vértebras cervicales, como era de suponer. Y la hemorragia del cráneo no tuvo posteriormente ninguna consecuencia negativa. A los seis días, lo sacaron de terapia intensiva y lo pasaron a sala normal. El séptimo día le quitaron el tubo de alimentación y, a los diez días, fue dado de alta. Pocas semanas más tarde, él y su madre fueron a visitar el santuario de la Virgen de Guadalupe y a agradecer a la Virgen y a Juan Diego por el milagro. Desde ese momento, dejó la droga y se puso a estudiar para aprender un oficio.

La comisión médica del Vaticano consideró que una caída de 10 metros sobre cemento es como un impacto de 2.000 kilos. Por ello, la curación se consideró inexplicable para la ciencia. Por este milagro, Juan Pablo II canonizó al beato Juan Diego el 31 de julio del 2002.

 

VALERIA ATZORI

La señora María Giovanna Caschili dio a luz el 21 de enero de 1986 a una niña a las 23 semanas de gestación, con un peso de 550 gramos y 30 centímetros de longitud, en la clínica de la universidad de Cagli, en Italia. Los exámenes médicos señalaron que el estado de la niña, bautizada como Valeria, era gravísimo por ser demasiado prematura. Parecía como un conejito sin piel, la piel era roja-gelatinosa y transparente. No tenía respiración autónoma y le tuvieron que administrar oxígeno de inmediato. Según el doctor Franco Chappe las posibilidades de sobrevivir eran mínimas y, en ese caso, con muchas probabilidades de tener daños cerebrales muy importantes. Según su experiencia de 30 años, todos los nacidos antes de las 24 semanas morían inexorablemente después de pocos minutos o de algunas horas.

De hecho, a las pocas horas, se había deshidratado y pesaba 410 gramos. Al día siguiente, a las 10 a.m. empezaron a suministrarle algunos medicamentos como Mucosolvan y Spectrum e intentaron alimentarla con un tubo por vía oral. Pero, debido a ciertos problemas, tuvieron que alimentarla por la vena umbilical con muchas dificultades durante la primera semana y, después, con sonda nasogástrica hasta el tercer mes, en que pudo empezar a tomar el biberón.

A los cuatro meses, el 25 de mayo, ya pudo ser dada de alta con un peso de 2.100 gramos, con buenas condiciones generales de salud sin ningún daño en ninguna parte de su cuerpo.

Le siguieron haciendo exámenes de control a los 12, 18 y 24 meses y todo era perfectamente normal. En 1989 la doctora Melania Puddu y Giuliana Palmas le hicieron exámenes especiales y todos salieron perfectamente normales para su edad. Lo mismo ocurrió, cuando tenía 10 años en 1996.

Para los médicos era inexplicable cómo había podido sobrevivir en aquellas condiciones. La explicación está en que sus padres Giovanna Caschili y Pietro Atzori, habían acudido a la intercesión del siervo de Dios fray Nicola de Gesturi (1882-1958), fraile capuchino muy conocido en la ciudad y muerto en olor de santidad. Los papás se acercaron hasta su tumba para implorar el milagro. Y Dios se lo concedió por su intercesión.

Había nacido muy prematura, con insuficiencia respiratoria y con múltiples paradas respiratorias, doce de las cuales prolongadas, acompañadas de paros cardíacos. Había tenido grave osteoporosis con fractura espontánea del pulso izquierdo y grave infección estreptocócica. Sin embargo, su curación fue completa, duradera y sin consecuencias negativas, lo cual es inexplicable científicamente, según la comisión médica vaticana.

Por este milagro el Papa Juan Pablo II beatificó a Nicola de Gesturi el 3 de octubre de 1999.

 

MATHEW KURUTHUKULANGARA PELLISSERY

Nació el 9 de julio de 1956 en Irinjalakuda, estado de Kerala, en la India, con una malformación en ambos pies llamada talipes equino-varus. Sus padres, por ser muy pobres, no pudieron llevarlo a operar a otra ciudad. Por este motivo, Mathew se arrastraba apoyándose en las rodillas y en los codos. A los cuatro años pudo ponerse de pie, pero debía agarrarse a algo para no caerse. Solamente a los cinco años pudo empezar a caminar solo, con un andar vacilante, bamboleándose hacia los lados. Por lo cual era objeto de bromas y risas en la escuela.

Los padres habían visitado a una religiosa, tía de la mamá de Mathew, cuando él tenía dos años, y ella les había dado un librito La estigmatizada de Kerala, sobre Sor Mariam Thresia (1876- 926), fundadora de su Congregación, y les sugirió que le rezaran para pedirle la curación del niño. Desde ese día, todos rezaron en familia a Sor Mariam para que lo curara. El padre se comprometió, en caso de que se curara, mandar celebrar por ella una misa solemne y que toda la familia iría en peregrinación ante la tumba de la sierva de Dios.

El 19 de mayo de 1970, toda la familia comenzó cuarenta días de abstinencia de carne, ayunando los viernes y rezando cada día a la religiosa santa. El día 21 de junio, dice Mathew: Hacia las dos de la mañana vi dos religiosas que estaban junto a mi cama. Una hermana tenía velo negro y la otra velo blanco. La de velo negro se asemejaba a Sor Mariam Thresia, tal como la conocía por fotografía. Me dio masajes en la pierna derecha y me dijo: “Levántate, hijo mío, tu pierna esta curada”. Después, desaparecieron y he visto que mi pierna derecha estaba enderezada y sana. Llamó urgentemente a toda la familia y todos agradecieron a Sor Mariam, pero continuaron con la abstinencia y el ayuno, porque la pierna izquierda seguía torcida.

Al año siguiente, el 27 de junio de 1971, comenzaron de nuevo a rezar novenas y a hacer ayuno y abstinencia por su total curación. Y el 5 de agosto ocurrió el milagro. Dice la madre: He visto a las dos hermanas, una con velo negro y otra con velo blanco. La de velo blanco parecía ser mi tía Cordula, muerta unos pocos años antes. La hermana de velo negro le dijo: “la pierna de tu hijo está curada. Vete a ver”. La madre se levantó inmediatamente y fue a ver a su hijo, constatando que había curado verdaderamente también de su pierna izquierda.

Toda la familia fue en peregrinación a la tumba de Sor Mariam y publicaron en una revista católica el milagro. Después de 20 años del milagro, varios médicos examinaron a Mathew y comprobaron la normalidad de sus piernas sin ninguna desviación de su columna vertebral.

Este hecho, realizado sin ninguna clase de operación, fue aceptado por la comisión médica del Vaticano como inexplicable científicamente y la hermana Mariam Thresia fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 9 de abril del 2000.

 

ÁNGELA GOVERNALE BOUDREAUX

Ángela estaba casada con cuatro hijos y vivía en Louisiana (USA). Tenía 36 años, cuando a comienzos del verano de 1966, comenzó a sentirse muy débil y a notar un abultamiento en el vientre. En julio tenía dificultades para respirar y tenía el vientre como si estuviera embarazada de 5 meses. El 24 de julio tuvo que internarse en el hospital bautista de New Orleáns, en Estados Unidos. Después de los respectivos exámenes, determinaron que tenía un tumor maligno en el hígado.

El 8 de agosto de ese año, el cirujano James Freeman la operó y encontró que el cáncer estaba diseminado a ambos lados del hígado y no ofrecía esperanzas de sobrevivencia.

Pero, desde los primeros días de estar internada en el hospital, Ángela había comenzado a invocar al padre Francisco Xavier Seelos (1819-1867), religioso redentorista alemán, que emigró a USA para atender a los emigrantes alemanes. Ángela tenía una medalla de este siervo de Dios y algunas reliquias. Sorprendentemente, a principios de noviembre, comenzó a manifestar señales claras de que el hígado estaba trabajando normalmente. Ella dice que todo comenzó el 27 de noviembre, cuando sintió un renovado bienestar. Por precaución, a partir del 15 de diciembre, se le administró Leukeran (Chlorambucil). Pero, al poco tiempo, el médico mandó dejar esta medicina, al ver que todo estaba bien.

Cinco años después de esta recuperación milagrosa, volvió al quirófano para una operación de cálculos biliares. Era el 8 de octubre de 1971. El cirujano, doctor David Weilbaecher, aprovechó para hacer una exploración del abdomen y hacer biopsias del hígado, viendo que todo era normal. En 1998, cuando ella tenía ya 69 años, seguía con el hígado normal. Por ello, los médicos del Vaticano consideraron que su curación había sido extremadamente rápida, completa y duradera por 33 años, algo científicamente inexplicable. El Papa Juan Pablo II beatificó a Francisco Xavier Seelos el 9 de abril del 2000 por este milagro.

 

CARLA DE NONI

Era una religiosa italiana de las misioneras de la Pasión. El 20 de abril de 1945 tomó el tren a las 1:40 de la tarde para ir de Villanova a Mondovi (Italia). El tren estaba muy cerca de llegar a su destino, cuando apareció un avión inglés, que empezó a ametrallar el convoy. Sor Carla recibió varios proyectiles en la mandíbula, una bala a la altura de los senos y otra en el brazo derecho. Su situación era desesperada y los bomberos la llevaron de inmediato al hospital más cercano, mientras el párroco del lugar le administraba la unción de los enfermos.

El doctor Giovanni Bosio, que la recibió, dice que estaba en estado de shock gravísimo por hemorragia aguda y no podía ni hablar. El labio inferior le caía hacia la derecha y el mentón le caía sobre el pecho. La situación no mejoraba y tenía fiebre altísima. Por eso, fue de nuevo regresada a su casa en Villanova para que, en caso de morir, como era previsible, fuera enterrada en el cementerio de la Comunidad.

Sin embargo, todas las religiosas de su Comunidad, desde el primer momento, empezaron a orar para pedir su curación por intercesión de Don Rinaldi (1856-1931), un santo sacerdote salesiano, que había sido Rector mayor de su Congregación Salesiana.

Al regresar a Villanova, le colocaron un pañuelo del siervo de Dios y sintió un ligero alivio. Durante todo el mes de mayo y junio, continuaron las oraciones. A finales de junio, una tarde, Sor Carla se durmió y, al despertarse, se dio cuenta de que algo excepcional había sucedido, pues sentía un bienestar general. Se levantó por sí misma por primera vez desde el 20 de abril y vio que estaba perfectamente curada. Sólo tenía una cicatriz en el mentón, pero podía comer y hablar perfectamente bien.

Los exámenes que se realizaron el 15 de julio de 1945 y el 15 de septiembre de 1946, mostraron la presencia del hueso del mentón que había sido llevado por los proyectiles. Dios le había creado de la nada un pedazo de hueso en el mentón para poder unir la cara y dejarla perfecta, aunque con una gran cicatriz como prueba del milagro. En 1984, de nuevo, le hicieron exámenes y todo seguía en perfecto estado.

Por este milagro, el Papa Juan Pablo II beatificó a Don Felipe Rinaldi el 29 de abril de 1990.

 

ROGER LUIS COTRINA ALVARADO

El 26 de agosto de 1988, el submarino Pacocha, de la Armada peruana, fue colisionado por el pesquero japonés Kyowa Maru a pocos kilómetros del puerto del Callao. El choque abrió una brecha en la popa. Los motores y generadores de energía quedaron dañados y no tenían luz en el interior. En los primeros minutos, tratando de apagar un incendio, murieron tres marinos, entre ellos el capitán del barco. Entonces, el teniente Roger Luis Cotrina de 32 años, tomó el mando y, mientras el submarino se estaba hundiendo, trató de cerrar una compuerta interna por donde entraba agua del exterior. En ese momento, en la oscuridad y con poco aire, invocó la ayuda de Sor Maria Petkovic de Jesús crucificado (1892-1966), fundadora de las Hijas de la misericordia, cuya vida había leído cuando estaba enfermo en el hospital naval del Callao el año anterior.

Humanamente, era imposible cerrar aquella compuerta, ya que la presión del agua exterior creaba un peso de cuatro a seis toneladas. De hecho, la primera vez que lo intentó vio que era imposible, pero después de invocar a la Madre María, la pudo cerrar. De esa manera, pudieron estar a salvo dentro de la nave, esperando el rescate. Como éste no llegaba, al día siguiente, se decidieron a salir desde el fondo del mar, a unos 42 metros de profundidad, uno por uno, cada 20 segundos, y aunque la descompresión brusca tiene fatales consecuencias, todos ellos sobrevivieron, menos dos por efecto de embolia cerebral. La Marina condecoró al teniente Cotrina por su hazaña.

Esto fue considerado como un milagro, ya que a unos 20 metros de la superficie, en que se encontraba el submarino en el momento en que se pudo cerrar la escotilla, el peso creado por la presión del agua era equivalente a unas cuatro a seis toneladas, que ningún hombre puede levantar. Este hecho fue aceptado por la comisión vaticana como inexplicable para la ciencia y el Papa Juan Pablo II beatificó a Sor María de Jesús crucificado el 6 de junio del 2003.

 

LA MULTIPLICACIÓN DEL ARROZ

En el pueblo español de Olivenza (Badajoz) había una Institución, fundada por el Padre Luis Z.B., llamada Pía Unión de las doncellas de María Inmaculada. A las chicas pobres les daban todos los días de comer gratuitamente. Cada domingo daban de comer, además de 42 muchachas, a 17 muchachos y varias familias pobres. El domingo 25 de enero de 1949, cuando Leandra, la cocinera, debía preparar el alimento para los pobres en la Parroquia, se dio cuenta de que no tenía más que un puñado de arroz, exactamente tres tazas (unos 750 gramos). Los echó a la olla, diciendo a la imagen del beato Juan Macías: Hoy tus pobres se quedan sin comer. Hay que anotar que, en ese pueblo, muy cercano al pueblo donde nació el beato, todos lo conocían mucho y lo invocaban frecuentemente.

Dice la cocinera: Al cuarto de hora, más o menos, volví a la cocina para vigilar el arroz y observé con asombro que la cantidad aumentaba y el nivel subía hasta el borde de la olla. Al ver el aumento prodigioso del arroz, no dudé en llamar a la madre del párroco que me dijo: Será necesario utilizar otra olla, porque rebosa… Comenzamos a coger arroz y a verterlo en una segunda olla, un poco más pequeña, algo así como ocho litros, puesto que continuaba subiendo el nivel de la olla que estaba en el fuego. Tuvimos que buscar una tercera olla, que nos prestó la señora Isabel. Esta olla era, más o menos, como la primera. Yo comencé a preparar la comida hacia la una del mediodía y retiramos la olla del fuego a las cinco de la tarde por orden del párroco, que estuvo presente, desde cuando pudo observar cómo el arroz aumentaba y lo pasábamos de una olla a otra.

El milagro los dejó asombrados a todos los del pueblo que acudían a ver el prodigio. Normalmente, el arroz, después de una cocción de 20 minutos, se deshace y se transforma en papilla. Pero, en este caso, después de cuatro horas, seguía saliendo arroz entero. A los once años del prodigio, testificaron veintidós testigos, todos de edad madura y todos testigos oculares del milagro. Todo ocurrió desde la una hasta las cinco de la tarde, y aquel día se dio de comer a 150 personas. Después de once años, algunas señoras conservaban algunos granos de arroz y fueron enviados al laboratorio de la ciudad de Badajoz para su comprobación científica.

Este hecho milagroso fue debidamente presentado a la Congregación para los procesos de los santos y fue reconocido oficialmente como milagro, que sirvió para la canonización del beato Juan Macías, proclamado santo por el Papa Pablo VI el año 1975.

Fuente: Milagros Vivientes. Nihil Obstat. P. Agustín Lira Chiok Vicario Provincial del Perú Agustino Recoleto. Imprimatur Mons. José Carmelo Martínez Obispo de Cajamarca (Perú) Autor: Ángel Peña O.A.R. Lima – Peru 2006

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Hugo Chávez se convierte en santo y es tratado como «un nuevo tipo de Jesús»

Una nueva religiosidad popular.

 

Las imágenes del ex presidente venezolano se convirtieron en símbolos religiosos pocos meses después de su muerte, una devoción de las clases bajas que seguían al político y alentada desde el gobierno.

 

VENEZUELA-CHAVEZ-CHAPEL

 

Antes de morir, el líder bolivariano Hugo Chávez ya había sido colocado en un pesebre o belén, al lado de Jesús y Simón Bolívar y, como protectores espirituales de Venezuela.

EL ALIENTO DESDE EL GOBIERNO

Poco después de perder la batalla contra el cáncer, a principios de marzo, una animación fue lanzada por el canal estatal venezolano de televisión ViVe, que muestra al ex presidente llegando al cielo, donde fue recibido por personajes históricos como el Che Guevara, Simón Bolívar, Salvador Allende y Eva Perón. (Vea tres video aquí)

Nicolás Maduro, elegido por Chávez para sucederlo en la presidencia durante meses insistió públicamente en sus discursos que el líder de la revolución venezolana era un «nuevo tipo de Jesús.» Hasta el punto de que, cuando se anunció que el nuevo Papa era un cardenal argentino, Maduro celebró el hecho de que Chávez habría influenciado a Cristo para que el pontífice elegido fuera sudamericano.

Al mismo tiempo, el ex presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, dijo:

«Aunque Hugo Chávez ya no está entre nosotros, estoy seguro de que su espíritu inocente, ascendió al cielo y un día regresará a nosotros con Jesucristo y una vez más pueda ayudar a la humanidad para establecer la paz, la justicia y la bondad».

El mes pasado, Maduro comparó de nuevo al ex presidente con Jesús y declaró que Chávez también tuvo como misión en la tierra,

«proteger a las personas no poseían nada». «Cristo se hizo carne, se hizo nervioso, se hizo verdad en Chávez», afirmó Maduro durante una ceremonia en el cuartel donde fue enterrado «El Comandante».

CHÁVEZ, UN SANTO

Al parecer, la mayoría de los venezolanos creen que, incluso sin el apoyo de la Iglesia Católica, Chávez se convirtió en «santo». Seis meses después de su muerte, pequeños altares son comunes en casas de familia y por el gobierno que lo muestran como el interlocutor ante Dios.

La frase «Chávez que estás en el cielo» se utiliza para iniciar varias oraciones, y también fue el nombre elegido para la invitación del Ministerio de Cultura de Venezuela que premiará el mejor poema, la canción y el mural que homenajee al «comandante supremo y eterno». Curiosamente, este es el título de una serie de viñetas animadas se muestran durante la programación por canal estatal de televisión Barrio TV.

Las Tiendas que venden artículos religiosos venden imágenes de Chávez en yeso de diferentes tamaños, con y sin uniforme. Dependiendo del tipo, los precios varían entre los 80 bolívares y 950 bolívares.

El pequeño «es lo que más vende», explica Yusmari, vendedora de la tienda El Cristo II, diciendo que ya se han agotado las imágenes del «santo» sin uniforme militar. Ya Albert Madrid, empleado de la tienda El Príncipe de los Arcángeles explica que sólo comenzó a vender las fotos del ex presidente, debido a la insistencia de los clientes.

En los estantes, la figura de Chávez está al lado de figuras de «dioses» de la religión yoruba de origen africano, y parte del sincretismo religioso venezolano. Equivalente a los Orishas en Brasil. También aparece María Lionza y los héroes de la independencia como Simón Bolívar y Pedro Camejo, a los cuales muchos venezolanos también rezan.

Fuentes: Gospel Prime, Signos de estos Tiempos

 

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Doctrina Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Magisterio, Catecismo, Biblia REFLEXIONES Y DOCTRINA Sobre la Virgen maría

La Santidad de María, catequesis de Juan Pablo II

LA SANTIDAD PERFECTA DE MARÍA

Catequesis de Juan Pablo II (15-V-96)

1. En María, llena de gracia, la Iglesia ha reconocido a la «toda santa, libre de toda mancha de pecado, (…) enriquecida desde el primer instante de su concepción con una resplandeciente santidad del todo singular» (Lumen gentium, 56).

Este reconocimiento requirió un largo itinerario de reflexión doctrinal, que llevó a la proclamación solemne del dogma de la Inmaculada Concepción.

El término «hecha llena de gracia» que el ángel aplica a María en la Anunciación se refiere al excepcional favor divino concedido a la joven de Nazaret con vistas a la maternidad anunciada, pero indica más directamente el efecto de la gracia divina en María, pues fue colmada, de forma íntima y estable, por la gracia divina y, por tanto, santificada. El calificativo «llena de gracia» tiene un significado densísimo, que el Espíritu Santo ha impulsado siempre a la Iglesia a profundizar.

2. En la catequesis anterior puse de relieve que en el saludo del ángel la expresión llena de gracia equivale prácticamente a un nombre: es el nombre de María a los ojos de Dios. Según la costumbre semítica, el nombre expresa la realidad de las personas y de las cosas a que se refiere. Por consiguiente, el título llena de gracia manifiesta la dimensión más profunda de la personalidad de la joven de Nazaret: de tal manera estaba colmada de gracia y era objeto del favor divino, que podía ser definida por esta predilección especial.

El Concilio recuerda que a esa verdad aludían los Padres de la Iglesia cuando llamaban a María la toda santa, afirmando al mismo tiempo que era «una criatura nueva, creada y formada por el Espíritu Santo» (Lumen gentium, 56).

La gracia, entendida en su sentido de gracia santificante que lleva a cabo la santidad personal, realizó en María la nueva creación, haciéndola plenamente conforme al proyecto de Dios.

3. Así, la reflexión doctrinal ha podido atribuir a María una perfección de santidad que, para ser completa, debía abarcar necesariamente el origen de su vida.

A esta pureza original parece que se refería un obispo de Palestina, que vivió entre los años 550 y 650, Theoteknos de Livias. Presentando a María como «santa y toda hermosa», «pura y sin mancha», alude a su nacimiento con estas palabras: «Nace como los querubines la que está formada por una arcilla pura e inmaculada» (Panegírico para la fiesta de la Asunción, 5-6).

Esta última expresión, recordando la creación del primer hombre, formado por una arcilla no manchada por el pecado, atribuye al nacimiento de María las mismas características: también el origen de la Virgen fue puro e inmaculado, es decir, sin ningún pecado. Además, la comparación con los querubines reafirma la excelencia de la santidad que caracterizó la vida de María ya desde el inicio de su existencia.

La afirmación de Theoteknos marca una etapa significativa de la reflexión teológica sobre el misterio de la Madre del Señor. Los Padres griegos y orientales habían admitido una purificación realizada por la gracia en María tanto antes de la Encarnación (san Gregorio Nacianceno, Oratio 38,16) como en el momento mismo de la Encarnación (san Efrén, Javeriano de Gabala y Santiago de Sarug). Theoteknos de Livias parece exigir para María una pureza absoluta ya desde el inicio de su vida. En efecto, la mujer que estaba destinada a convertirse en Madre del Salvador no podía menos de tener un origen perfectamente santo, sin mancha alguna.

4. En el siglo VIII, Andrés de Creta es el primer teólogo que ve en el nacimiento de María una nueva creación. Argumenta así: «Hoy la humanidad, en todo el resplandor de su nobleza inmaculada, recibe su antigua belleza. Las vergüenzas del pecado habían oscurecido el esplendor y el atractivo de la naturaleza humana; pero cuando nace la Madre del Hermoso por excelencia, esta naturaleza recupera, en su persona, sus antiguos privilegios, y es formada según un modelo perfecto y realmente digno de Dios. (…) Hoy comienza la reforma de nuestra naturaleza, y el mundo envejecido, que sufre una transformación totalmente divina, recibe las primicias de la segunda creación» (Sermón I, sobre el nacimiento de María).

Más adelante, usando la imagen de la arcilla primitiva, afirma: «El cuerpo de la Virgen es una tierra que Dios ha trabajado, las primicias de la masa adamítica divinizada en Cristo, la imagen realmente semejante a la belleza primitiva, la arcilla modelada por las manos del Artista divino» (Sermón I, sobre la dormición de María).

La Concepción pura e inmaculada de María aparece así como el inicio de la nueva creación. Se trata de un privilegio personal concedido a la mujer elegida para ser la Madre de Cristo, que inaugura el tiempo de la gracia abundante, querido por Dios para la humanidad entera.

Esta doctrina, recogida en el mismo siglo VIII por san Germán de Constantinopla y por san Juan Damasceno, ilumina el valor de la santidad original de María, presentada como el inicio de la redención del mundo.

De este modo, la reflexión eclesial ha recibido y explicitado el sentido auténtico del título llena de gracia, que el ángel atribuye a la Virgen santa. María está llena de gracia santificante, y lo está desde el primer momento de su existencia. Esta gracia, según la carta a los Efesios (Ef 1,6), es otorgada en Cristo a todos los creyentes. La santidad original de María constituye el modelo insuperable del don y de la difusión de la gracia de Cristo en el mundo.

 

MARÍA INMACULADA REDIMIDA POR PRESERVACIÓN

Catequesis de Juan Pablo II (5-VI-96)

1. La doctrina de la santidad perfecta de María desde el primer instante de su concepción encontró cierta resistencia en Occidente, y eso se debió a la consideración de las afirmaciones de san Pablo sobre el pecado original y sobre la universalidad del pecado, recogidas y expuestas con especial vigor por san Agustín.

El gran doctor de la Iglesia se daba cuenta, sin duda, de que la condición de María, madre de un Hijo completamente santo, exigía una pureza total y una santidad extraordinaria. Por esto, en la controversia con Pelagio, declaraba que la santidad de María constituye un don excepcional de gracia, y afirmaba a este respecto: «Exceptuando a la santa Virgen María acerca de la cual, por el honor debido a nuestro Señor, cuando se trata de pecados, no quiero mover absolutamente ninguna cuestión, porque sabemos que a ella le fue conferida más gracia para vencer por todos sus flancos al pecado, pues mereció concebir y dar a luz al que nos consta que no tuvo pecado alguno» (De natura et gratia, 42).

San Agustín reafirmó la santidad perfecta de María y la ausencia en ella de todo pecado personal a causa de la excelsa dignidad de Madre del Señor. Con todo, no logró entender cómo la afirmación de una ausencia total de pecado en el momento de la concepción podía conciliarse con la doctrina de la universalidad del pecado original y de la necesidad de la redención para todos los descendientes de Adán. A esa consecuencia llegó, luego, la inteligencia cada vez más penetrante de la fe de la Iglesia, aclarando cómo se benefició María de la gracia redentora de Cristo ya desde su concepción.

2. En el siglo IX se introdujo también en Occidente la fiesta de la Concepción de María, primero en el sur de Italia, en Nápoles, y luego en Inglaterra.
Hacia el año 1128, un monje de Canterbury, Eadmero, escribiendo el primer tratado sobre la Inmaculada Concepción, lamentaba que la relativa celebración litúrgica, grata sobre todo a aquellos «en los que se encontraba una pura sencillez y una devoción más humilde a Dios» (Tract. de conc. B.M.V., 1­2) había sido olvidada o suprimida. Deseando promover la restauración de la fiesta, el piadoso monje rechaza la objeción de san Agustín contra el privilegio de la Inmaculada Concepción, fundada en la doctrina de la transmisión del pecado original en la generación humana. Recurre oportunamente a la imagen de la castaña «que es concebida, alimentada y formada bajo las espinas, pero que a pesar de eso queda al resguardo de sus pinchazos» (ib., 10). Incluso bajo las espinas de una generación que de por sí debería transmitir el pecado original -argumenta Eadmero-, María permaneció libre de toda mancha, por voluntad explícita de Dios que «lo pudo, evidentemente, y lo quiso. Así, pues, si lo quiso, lo hizo» (ib.).

A pesar de Eadmero, los grandes teólogos del siglo XIII hicieron suyas las dificultades de san Agustín, argumentando así: la redención obrada por Cristo no sería universal si la condición de pecado no fuese común a todos los seres humanos. Y si María no hubiera contraído la culpa original, no hubiera podido ser rescatada. En efecto, la redención consiste en librar a quien se encuentra en estado de pecado.

3. Duns Escoto, siguiendo a algunos teólogos del siglo XII, brindó la clave para superar estas objeciones contra la doctrina de la Inmaculada Concepción de María. Sostuvo que Cristo, el mediador perfecto, realizó precisamente en María el acto de mediación más excelso, preservándola del pecado original.
De ese modo, introdujo en la teología el concepto de redención preservadora, según la cual María fue redimida de modo aún mas admirable: no por liberación del pecado, sino por preservación del pecado.

La intuición del beato Duns Escoto llamado a continuación el «doctor de la Inmaculada», obtuvo, ya desde el inicio del siglo XIV, una buena acogida por parte de los teólogos, sobre todo franciscanos. Después de que el Papa Sixto IV aprobara, en 1477, la misa de la Concepción, esa doctrina fue cada vez más aceptada en las escuelas teológicas.

Ese providencial desarrollo de la liturgia y de la doctrina preparó la definición del privilegio mariano por parte del Magisterio supremo. Esta tuvo lugar sólo después de muchos siglos, bajo el impulso de una intuición de fe fundamental: la Madre de Cristo debía ser perfectamente santa desde el origen de su vida.

4. La afirmación del excepcional privilegio concedido a María pone claramente de manifiesto que la acción redentora de Cristo no sólo libera, sino también preserva del pecado. Esa dimensión de preservación, que es total en María, se halla presente en la intervención redentora a través de la cual Cristo, liberando del pecado, da al hombre también la gracia y la fuerza para vencer su influjo en su existencia.

De ese modo, el dogma de la Inmaculada Concepción de María no ofusca, sino que más bien contribuye admirablemente a poner mejor de relieve los efectos de la gracia redentora de Cristo en la naturaleza humana.
A María, primera redimida por Cristo, que tuvo el privilegio de no quedar sometida ni siquiera por un instante al poder del mal y del pecado, miran los cristianos como al modelo perfecto y a la imagen de la santidad (cf. Lumen gentium, 65) que están llamados a alcanzar, con la ayuda de la gracia del Señor, en su vida.

 

LA VIRGEN MARÍA, MODELO DE LA SANTIDAD DE LA IGLESIA

Catequesis de Juan Pablo II (3-IX-97)

1. En la carta a los Efesios san Pablo explica la relación esponsal que existe entre Cristo y la Iglesia con las siguientes palabras: «Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada » (Ef 5, 25-27).

El concilio Vaticano II recoge las afirmaciones del Apóstol y recuerda que «la Iglesia en la santísima Virgen llegó ya a la perfección», mientras que «los creyentes se esfuerzan todavía en vencer el pecado para crecer en la santidad» (Lumen gentium, 65).

Así se subraya la diferencia que existe entre los creyentes y María, a pesar de que tanto ella como ellos pertenecen a la Iglesia santa, que Cristo hizo «sin mancha ni arruga». En efecto, mientras los creyentes reciben la santidad por medio del bautismo, María fue preservada de toda mancha de pecado original y redimida anticipadamente por Cristo. Además, los creyentes, a pesar de estar libres «de la ley del pecado» (Rm 8, 2), pueden aún caer en la tentación, y la fragilidad humana se sigue manifestando en su vida. «Todos caemos muchas veces», afirma la carta de Santiago (St 3, 2). Por esto, el concilio de Trento enseña: «Nadie puede en su vida entera evitar todos los pecados, aun los veniales » (DS 1.573). Con todo, la Virgen inmaculada, por privilegio divino, como recuerda el mismo Concilio, constituye una excepción a esa regla (cf. ib.).

2. A pesar de los pecados de sus miembros, la Iglesia es, ante todo, la comunidad de los que están llamados a la santidad y se esfuerzan cada día por alcanzarla.

En este arduo camino hacia la perfección, se sienten estimulados por la Virgen, que es «modelo de todas las virtudes ». El Concilio afirma que «la Iglesia, meditando sobre ella con amor y contemplándola a la luz del Verbo hecho hombre, llena de veneración, penetra más íntimamente en el misterio supremo de la Encarnación y se identifica cada vez más con su Esposo» (Lumen gentium, 65).

Así pues, la Iglesia contempla a María. No sólo se fija en el don maravilloso de su plenitud de gracia, sino que también se esfuerza por imitar la perfección que en ella es fruto de la plena adhesión al mandato de Cristo: «Sed, pues, perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5, 48). María es la toda santa. Representa para la comunidad de los creyentes el modelo de la santidad auténtica, que se realiza en la unión con Cristo. La vida terrena de la Madre de Dios se caracteriza por una perfecta sintonía con la persona de su Hijo y por una entrega total a la obra redentora que él realizó.

La Iglesia, reflexionando en la intimidad materna que se estableció en el silencio de la vida de Nazaret y se perfeccionó en la hora del sacrificio, se esfuerza por imitarla en su camino diario. De este modo, se conforma cada vez más a su Esposo. Unida, como María, a la cruz del Redentor, la Iglesia, a través de las dificultades, las contradicciones y las persecuciones que renuevan en su vida el misterio de la pasión de su Señor, busca constantemente la plena configuración con él.

3. La Iglesia vive de fe, reconociendo en «la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor» (Lc 1, 45) la expresión primera y perfecta de su fe. En este itinerario de confiado abandono en el Señor, la Virgen precede a los discípulos, aceptando la Palabra divina en un continuo «crescendo», que abarca todas las etapas de su vida y se extiende también a la misión de la Iglesia.

Su ejemplo anima al pueblo de Dios a practicar su fe, y a profundizar y desarrollar su contenido, conservando y meditando en su corazón los acontecimientos de la salvación.

María se convierte, asimismo, en modelo de esperanza para la Iglesia. Al escuchar el mensaje del ángel, la Virgen orienta primeramente su esperanza hacia el Reino sin fin, que Jesús fue enviado a establecer.

La Virgen permanece firme al pie de la cruz de su Hijo, a la espera de la realización de la promesa divina. Después de Pentecostés, la Madre de Jesús sostiene la esperanza de la Iglesia, amenazada por las persecuciones. Ella es, por consiguiente, para la comunidad de los creyentes y para cada uno de los cristianos la Madre de la esperanza, que estimula y guía a sus hijos a la espera del Reino, sosteniéndolos en las pruebas diarias y en medio de las vicisitudes, algunas trágicas, de la historia.

En María, por último, la Iglesia reconoce el modelo de su caridad. Contemplando la situación de la primera comunidad cristiana, descubrimos que la unanimidad de los corazones, que se manifestó en la espera de Pentecostés, está asociada a la presencia de la Virgen santísima (cf. Hch 1, 14). Precisamente gracias a la caridad irradiante de María es posible conservar en todo tiempo dentro de la Iglesia la concordia y el amor fraterno.

4. El Concilio subraya expresamente el papel ejemplar que desempeña María con respecto a la Iglesia en su misión apostólica, con las siguientes palabras: «En su acción apostólica, la Iglesia con razón mira hacia aquella que engendró a Cristo, concebido del Espíritu Santo y nacido de la Virgen, para que por medio de la Iglesia nazca y crezca también en el corazón de los creyentes. La Virgen fue en su vida ejemplo de aquel amor de madre que debe animar a todos los que colaboran en la misión apostólica de la Iglesia para engendrar a los hombres a una vida nueva» (Lumen gentium, 65).

Después de cooperar en la obra de la salvación con su maternidad, con su asociación al sacrificio de Cristo y con su ayuda materna a la Iglesia que nacía, María sigue sosteniendo a la comunidad cristiana y a todos los creyentes en su generoso compromiso de anunciar el Evangelio.

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