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La Poderosa Novena a San José [el santo más importante de la Iglesia]

Comienza el 10 de marzo o en cualquier momento que tengas una necesidad.

San José, el padre adoptivo de Nuestro Señor y modelo para todos los padres tiene una especie de “cumpleaños” el 19 de marzo.

En el que celebramos la solemnidad de San José y también popularmente lo conocemos como el Día de San José. 

Es el santo más importante de la Iglesia luego de la Virgen María.

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Mientras que José no dice mucho en la Biblia, es llamado con razón el patrono de la Iglesia universal por su vida, el amor y la protección de María de Nuestro Señor. 

El Papa León XIII, observa cómo José actuó como esposo y padre, que lo convierte en un gran santo.

Para su solemnidad se acostumbra a rezar la Novena a San José comenzando el 10 de marzo.
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Pero es tan poderosa su oración que sirve hacerla en cualquier momento de necesidad o angustia.

Esta poderosa oración se califica a la altura de la novena a San Judas en contestar algunas oraciones aparentemente incontestables.

En mi propia vida, la he visto operando con mucha eficacia.

Si deseas iniciar la novena te animo a pensar en alguna gran necesidad que tengas para ti o para otros.

No puedo garantizar que vayas a obtener la respuesta exacta que deseas, pero San José está ahí para escuchar como un padre paciente y que intercede ante Dios, el mayor de los Padres.

Si no tienes una necesidad urgente, tengo una idea pídele a San José, que es el Patrono de la Iglesia Universal, que interceda por la crisis doctrinal y de abusos sexuales que suceden la Iglesia.

Y también por nuestros hermanos y hermanas perseguidos por Cristo en todo el mundo, quienes sufren de manera que no podemos imaginar.

Pero hablemos primero de la importancia de San José en la Iglesia.

  

LA HISTORIA MÁS RECIENTE DE LA DEVOCIÓN A SAN JOSÉ EN LA IGLESIA

El 7 de julio de 1871 el Papa Pío IX proclama su decisión de promover la devoción a San José en un breve llamado Inclytum Patriarcham.

Lo hace argumentando el crecimiento de la confianza la protección de San José en los últimos tiempos debido a las persecuciones sufridas por la iglesia.

Esta decisión de Pío Nono se produjo a raíz de las peticiones de los obispos reunidos en el Concilio Vaticano I.

Y no es más que el reconocimiento de un movimiento que había comenzado por reconocer el patronazgo de San José en iglesias particulares, comunidades locales y regiones del mundo.

En el Breve Inclytum Patriarcham el Papa dice,

«El ilustre Patriarca, el bienaventurado José, fue escogido por Dios prefiriéndolo a cualquier otro Santo para que fuera en la tierra el castísimo y verdadero esposo de la Inmaculada Virgen María, y el padre putativo de Su Hijo único.

Con el fin de permitir a José que cumpliera a la perfección un encargo tan sublime, Dios lo colmó de favores absolutamente singulares, y los multiplicó abundantemente.

Por eso, es justo que la Iglesia Católica, ahora que José está coronado de gloria y de honor en el cielo, lo rodee de magníficas manifestaciones de culto, y que lo venere con una íntima y afectuosa devoción».

Y llama al pueblo cristiano a acostumbrarse a implorar a San José con piedad y confianza.

Y es así que el 8 de diciembre de 1870, en la fiesta de la Inmaculada Concepción, Pío Nono declara a San José Patrono de la Iglesia Universal.

Grandes santos como Santa Teresa de Jesús luego cultivará una gran devoción a San José.

Ella dirá,

Pedí también a San José que fuera mi custodio.

Mi devoción hacia él, desde la infancia, era una misma cosa con mi amor a la Santísima Virgen.

Todos los días rezaba la oración: ‘¡Oh san José, Padre y Protector de las Vírgenes…’.

Parecíame ir muy protegida y a cubierto de todo peligro”.

Luego vendrá el Papa León XIII quien escribió la primera encíclica dedicada papal a San José llamada Quamquam Pluries.

Y pedirá que los hogares cristianos se consagren a la Sagrada Familia de Nazaret como ejemplo perfecto de sociedad doméstica, modelo de virtud y santidad.

El papa León XIII enseñará en el breve Neminem Fugit,

“La Sagrada Familia, que San José gobernó como investido de autoridad paterna, contenía en germen a la Iglesia…

Él tiene sobre ella la autoridad paterna, puesto que es el esposo de María y el padre de Jesús.

Es lógico que José cubra ahora a la Iglesia con su celestial patronazgo, como en otros tiempos atendía a las necesidades de la Sagrada Familia”.

Y recomienda que al terminar de rezar el Rosario se diga está invocación,

“Recurrimos a Vos en nuestra tribulación, bienaventurado José…”.

Y así llegamos a otro hito papal josefino, Juan XXIII, que tuvo la intención de tomar como nombre de Papa el de José, pero no pudo hacerlo porque no era la costumbre.

Pero tomó como fecha de su fiesta personal el 19 de marzo.

Sus declaraciones públicas a favor de la devoción a San José vienen de cuando era Nuncio Apostólico en París.

Donde reveló que había querido recibir la consagración episcopal en la fiesta de San José porque es el patrono de los diplomáticos.

Y ya siendo Papa dijo públicamente,

Amo mucho a San José, hasta tal punto que no sé empezar mi jornada, ni terminarla, sin que mi primera palabra y mi último pensamiento se dirijan a él”.

Y exhortó a los cristianos para realizar tareas humildes en misiones importantes sin tomar en cuenta la dignidad de lo que se hacen, a ejemplo de San José.

Juan XXIII pasará a la historia por convocar al Concilio Vaticano II, al que puso bajo la protección de San José.

E introdujo el nombre de San José en el canon de la misa detrás del nombre de la Virgen María.

Otro hito papal es el de Juan Pablo II, quién abogó por darle un sentido más espiritual y contemplativo a la devoción josefina.

Porque la devoción a San José había ido tomando un tono más de predica social.

Ya siendo Obispo Auxiliar de Cracovia dijo en 1960,

“Desde el siglo XIX predomina en la Iglesia, tanto en su Magisterio como en su liturgia, otro modo de interpretar a San José.

No se acentúa tanto el rasgo contemplativo, sino más bien su papel social

San José, que fue durante su vida en la tierra el tutor del Cristo histórico, tiene que ser ahora necesariamente el tutor del Cristo místico, esto es, de la santa Iglesia”.

Y en la exhortación apostólica Redemptoris Custos llamó a preparar a la Iglesia bajo la protección de San José para entrar en el Tercer Milenio.

Esta nueva forma de ver a San José fue luego seguida por los próximos dos Papas

Benedicto XVI con una prolífica obra doctrinal y teológica sobre San José.

Y Francisco con el decreto del 1º de mayo de 2013, a través de la Congregación para el Culto Divino, que puso el nombre de San José en las Plegarias Eucarísticas II, III y IV del Misal Romano.

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NOVENA A SAN JOSÉ

San José, fiel padre proveedor del Divino Niño, esposo virginal de la madre de Dios, protector poderoso de la Santa Iglesia, venimos a ti para encomendarnos a tu protección especial.

Nada buscaste en este mundo sino la gloria de Dios y el bien del prójimo. Totalmente entregado al salvador, tu felicidad consistía en orar, en trabajar, en sacrificarte, en sufrir, en morir por El.

Fuiste un desconocido en este mundo pero íntimo de Jesús. Su mirada reposaba confiadamente en tu vida simple y oculta en El.

San José, has ayudado ya a tantos hombres, recurrimos a tí con entera confianza. Tú ves a la luz de Dios nuestras necesidades, tu conoces nuestras preocupaciones, nuestras dificultades, nuestras penas. Solicitamos a tu paternal amabilidad este asunto particular… (pedir por tu intención).

La ponemos entre tus manos que protegieron al Niño Jesús, pero antes que nada pide para nosotros las gracias de no separarnos nunca de Jesús por el pecado mortal, de conocerlo y de amarlo cada vez más, así como a su Santa Madre, de vivir siempre en presencia de Dios, de hacer todo en función de su gloria y el bien de las demás almas y de lograr algún día ver a Dios para alabarlo eternamente contigo.

Así sea.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

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ORACIÓN DE CONFIANZA EN MOMENTOS DE ANGUSTIA O DIFICULTAD

Bienaventurado José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomiendo, para que tengan una feliz solución de acuerdo a la voluntad de Dios.

Mi bien amado Padre: toda mi confianza la deposito en Vos, y me abandono como un niño pequeño, dormido en brazos de su papá.

Que no se pueda decir que en vano te he invocado y ya que tú lo puedes todo, delante de Jesús y de María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder.

Amén

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

  

ORACIÓN A SAN JOSÉ DE LEÓN XIII

A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu santísima esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.

Protege, oh providentísimo Custodio de la divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios.

Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de

Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad.
Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo, y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza.

Amén

Fuentes:

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Por qué el Ayuno es Fundamental para el Espíritu

El ayuno es una práctica fecunda revelada por Dios ya al pueblo judío.

Que Jesucristo reivindicó e incluso recomendó para la lucha espiritual.

Y que tiene un lugar preponderante en los llamados actuales de la santísima Virgen, especialmente en Medjugorje.

espiga de trigo

La Iglesia Católica lo ha desarrollado pastoralmente tratando de hacer comprender a los fieles su significado.
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Ampliando el concepto de que el ayuno no es privarse sólo de comida.
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Y poniendo énfasis en su aspecto penitencial y de sacrificio.

En el Antiguo Testamento el Día de la Expiación era el gran día de ayuno de los judíos.

Y más tarde se solicitaron otros ayunos debido a tragedias que sucedían a la nación.

Por lo tanto el ayuno era un intento de terminar con circunstancias malas que afectaban al pueblo.

Pero cuando comenzó la nueva alianza el ayuno adquirió otra dimensión.

En el Nuevo Testamento vemos que ayunamos para comenzar ministrar y no sólo para terminar con una tragedia.

Así vemos que Jesús ayunó durante 40 días para prepararse para su ministerio público (Mateo 4).

Y la Iglesia de Antioquia ayunó para comenzar un viaje misionero (Hechos 13).

En definitiva el punto común entre ambos es que el ayuno permite expresar el deseo y la disposición a cambiar el rumbo de los acontecimientos.

  

QUÉ DIJO JESÚS SOBRE EL AYUNO

Una y otra vez, los Evangelistas hablan del Ayuno y cuentan que Jesús recomendó ayunar, a fin de progresar en la vida espiritual.
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Lo que Jesús dijo acerca del ayuno puede ser resumido de la siguiente manera:

–El ayuno es tan necesario como la oración (cf. Mt 6-16).

–La decisión de ayunar (y de orar) debiera ser tomada con pureza de intención, libre de cualquier autosuficiencia u orgullo.

Recuerda el caso del fariseo que utilizaba la oración para hacer alarde de su piedad y expresar su desprecio por el publicano, un hombre en verdad humilde (cf Lc. 18, 9-I4).

Jesús afirmó que Sus discípulos ayunarían al igual que los discípulos de Juan, pero sólo hasta que Él hubiera partido de este mundo:

“¿Pueden acaso los invitados a la boda ponerse triste mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán…” (Mt 9, 15-16).

Cuando Jesús explicó a Sus discípulos, por qué ellos no fueron capaces de liberar a un hombre de una posesión diabólica, Él atribuyó un poder especial al ayuno.
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Afirmó que ciertos demonios no pueden ser arrojados sino con la oración y el Evangelista Marcos añade: “… y el ayuno” (cf. Mc 9,29).

De acuerdo a Lucas, Jesús no comió durante los cuarenta días que permaneció en el desierto.

En otras palabras, Jesús ayunó antes de proclamar la Buena Nueva (cf. Lc 4,1-4).

Si bien Jesús no ordenó explícitamente a Sus discípulos que practicaran el ayuno, parecía obvio que El esperaba que así lo hicieran.

ayuno

  

EL AYUNO SIGUE SIENDO VÁLIDO Y LA IGLESIA LO RECONOCE

Desde el punto de vista teológico, el ayuno no sería ya necesario después de la Resurrección de Cristo, porque los invitados a la boda no tienen razón de ayunar en tanto el novio permanezca con ellos (cf. Mt 9,15).

Sin embargo, en vista de que Jesús aun ha de retornar en Su gloria, el ayuno sigue siendo necesario como signo de nuestra espera.

Esta perspectiva le da un nuevo sentido y significado al ayuno y puesto que nos hace fijar nuestra atención en el Señor que ha de venir, adquiere entonces una dimensión escatológica.

La Iglesia reconoce el ayuno, lo ha practicado a lo largo de su historia y ha dado al ayuno su significado real.

En ciertas comunidades religiosas el ayuno ha sido preservado como una práctica común hasta nuestros días.

Leyendo la vida de los Santos, nosotros podemos comprobar que ellos atribuían una gran importancia al ayuno.

San Francisco de Asís urgía a sus frailes a guardar tres ayunos de cuarenta días cada uno durante el año:
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– en Cuaresma,
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– antes de la fiesta de San Miguel Arcángel y
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– desde el día de Todos los Santos hasta Navidad.
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Independientemente de ayunar también cada viernes.

Hoy en día, los requerimientos de la Iglesia son menos estrictos.

Existen, de hecho, únicamente dos días en los cuales el ayuno es obligatorio, el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

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¿QUE DECLARAMOS CUANDO AYUNAMOS?

Mediante el ayuno aumentamos nuestros sentidos espirituales renunciando a la tiranía de los deseos únicamente materiales del cuerpo.

Y esto nos hace más consciente de nuestras acciones.

Aquí hay algunas virtudes espirituales del ayuno.

El ayuno tiene componentes espirituales y físicos que combaten nuestros pensamientos impuros.

El ayuno es un método para adquirir pureza de corazón.

El ayuno nos ayuda a combatir las trancas que impiden nuestro crecimiento espiritual.

El ayuno es un signo de arrepentimiento y de disposición a no pecar más.

Nos da la gracia necesaria para la oración.

San Juan Crisóstomo dice que “la oración y el ayuno son dos alas que llevan a una persona a las alturas de Dios”.

El ayuno es un signo de espera confiada cuando suplicamos algo a Dios y lo esperamos con fe.

El ayuno es una señal externa que damos de nuestra seriedad ante lo que le pedimos a Dios.

El ayuno es un signo de humildad.

El ayuno es un signo de perseverancia y disciplina.

Lo que hemos estado hablando se refiere al ayuno de alimentos porque es el habitual.

Pero hay gente que no puede ayunar por razones físicas.

Entonces puede practicar otras formas de mortificación en su reemplazo.

Porque el Señor no es un burócrata que pide que cumplamos las cosas al pie de la letra sino que ve nuestra intención.

En realidad Él conoce nuestro corazón cuando ayunamos por las razones correctas.

De modo que cualquiera sea el ayuno que hagamos siempre debe tener una razón buena, fidedigna y creíble.

Y las virtudes del ayuno que mencionamos también son válidas para cualquier clase de él.

Para que el ayuno surta efecto tiene que estar unido a la oración.

San Pedro Crisólogo dirá en su sermón 43,

El ayuno es el alma de la oración, la misericordia es la sangre vital del ayuno.

Así que si rezas, ayuna; si ayunas, muestra misericordia.

Si deseas que tu petición sea escuchada, escucha la petición de otros”

Ayuno

  

UN RENACIMIENTO DE ESTA PRÁCTICA

El llamado a ayunar en Medjugorje, que María dirige a nuestra época, no es sino una repetición de lo que ya había dicho Jesús y de los que la Iglesia primitiva ya había puesto en práctica y con tan grande celo.

Cuando estudiamos el Antiguo Testamento y examinamos al detalle las diversas situaciones, en las cuales los pueblos oran exhortados a ayunar en esa época, encontramos que la oración y el ayuno podían atraer un cambio, un alivio, aún en las situaciones mis críticas.

La petición de Nuestra Señora de que nosotros ayunemos, va de acuerdo con la tradición de la iglesia.

Podríamos concluir también que la visión que Ella tiene de nuestra época – la cual está casi exclusivamente interesada en el dinero, las ganancias, la acumulación de bienes materiales, el egoísmo etc. – es correcta.

Nuestra Señora quiere reeducarnos. ¿Pero por dónde debiera comenzar?

En primer lugar, María nos invita a orar y a ayunar.
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Por medio de la oración, nos adherimos a Dios y por medio del ayuno, desprendemos nuestro corazón de las cosas que nos atan a las preocupaciones de este mundo.

AyunoyOracion

El ayuno nos lleva a una nueva libertad de corazón y de mente.

El ayuno es un llamado a la conversión dirigido a nuestro cuerpo.

En otras palabras, es el proceso por el cual nos hacemos libres e independientes de las cosas materiales.

Y al liberarnos de las cosas externas a nosotros, nos liberamos también de las pasiones que encadenan nuestra vida interior.

Esta nueva libertad en nuestro cuerpo dará lugar a nuevos valores.

El ayuno nos libera do ciertas ataduras y nos da la libertad para gozar la felicidad.

  

EL AYUNO PEDIDO POR LA REINA DE LA PAZ EN MEDJUGORJE

El ayuno es un pedido permanente en las apariciones marianas.

Nuestra Señora nos ha dicho a través de las apariciones más importantes de nuestro tiempo, las de Medjugorje, lo que se puede lograr con el ayuno.

Esta es una recopilación parcial de menciones sobre el ayuno en Medjugorje dichas en el siglo XX.

  • El ayuno por los enfermos puede curarlos con fe y oración. 26/11/81
  • El ayuno detiene las guerras. 21/7/82
  • El ayuno puede suspender las leyes de la naturaleza. 21/7/82
  • El pan y el agua es el mejor ayuno. 21/7/82
  • Nuestra Señora hará que el máximo bien venga de nuestro ayuno. Ella quiere que le demos nuestro ayuno, que ella dispone de ellos «de acuerdo con la voluntad de Dios». 24/9/82
  • El ayuno reduce los castigos de Dios. 16/11/82
  • El ayuno, junto con la oración, especialmente la oración comunitaria, lo protegerá de la agresión de Satanás al destruir matrimonios, creando división entre los sacerdotes, y aplastará a Satanás en sus planes de obsesiones y asesinatos en la sociedad. 26/12/82
  • El ayuno te santifica con Espíritu Santo. 11/4/83
  • Satanás está furioso contra aquellos que ayunan y se convierten. 16/6/83
  • Con el ayuno, junto con la oración obtendrán todo lo que pidas (la excepción es algo ilícito). 29/10/83
  • El ayuno hará que la oración sea más vigorosa. 25/1/84
  • El ayuno traerá el Reino de Dios entre nosotros. 3/14/84
  • El ayuno hace feliz a Nuestra Señora. 5/5/84
  • El ayuno presente en la Iglesia no es adecuado. Nuestra Señora desea que esto cambie. Ella dijo que el ayuno ha sido olvidado en el último cuarto de este siglo en la Iglesia Católica. 5/5/84.
  • El ayuno para ser poderoso debe hacerse con el corazón. 20/9/84
  • Debemos ayunar por gratitud. 20/9/84
  • La humildad es un fruto del ayuno cuando se combina con la oración. 10/10/84
  • Al dar nuestro ayuno a Nuestra Señora, satanás no puede seducirnos y eso lo aleja. 9/4/85
  • A través del ayuno se logrará todo el plan de Nuestra Señora, que Dios mismo planeó para la salvación del mundo durante este tiempo especial. 26/9/85
  • El ayuno purifica nuestros corazones de los pecados del pasado. 12/4/86
  • Es mejor que no le digas a nadie que estás ayunando. 28/01/87
  • El ayuno es un arma de gran poder para derrotar a Satanás que no se compara con la potencia atómica. El poder atómico no tiene fuerza para conquistar a satanás. 26/6/92
  • El ayuno es un elemento que evita que satanás nos conquiste. La fe y la oración son los otros dos. 25/6/92
  • Ayuno para prepararse para la venida de Jesús. 25/11/96

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A PAN Y AGUA…

En Medjugorje, la Virgen María ha pedido un retorno al ayuno. En respuesta a la pregunta, “¿Cuál es la mejor manera de ayunar?”, la Santísima Virgen respondió: “A pan y agua, por supuesto.” 

Reconocemos que no es la única manera de ayunar, pero es la “mejor” de acuerdo a Nuestra Señora.
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Sin embargo, hay que ensayar hasta lograr hacer este tipo de ayuno.
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Si uno nunca ha ayunado del todo, pudiera resultar bastante desalentador comenzar a hacerlo únicamente a pan y agua, a menos que se reciba un llamado del Señor.

Hay otras formas de ayuno que lograrán en nosotros los mismos objetivos y al mismo tiempo, nos ayudarán a ir avanzando, hasta alcanzar el mejor ayuno.

Lo importante es que comencemos a ayunar de alguna manera ya.

Ciertamente, en Medjugorje se le da un énfasis especial al ayuno a pan y agua y esto tiene un profundo significado.

El pan es el alimento de los pobres.

Tener o no tener pan, es una de las cuestiones esenciales de nuestra existencia.

La Biblia frecuentemente habla del pan.

Dios proveyó de pan para Su pueblo, cuando cruzó el desierto (cf. Ex 16).

En Sus enseñanzas, Jesús habla del pan bajado del cielo.

Un Ángel trajo pan y una jarra de agua al profeta Elías, cuándo estaba exhausto por la fatiga (cf. I R 19) y, después de haber comido y bebido, Elías recobró sus fuerzas y continuó su viaje.

Estar dispuesto a vivir a pan y agua durante un día, muestra la disposición a hacerlo pobre delante de Dios, la disposición a aceptar Su voluntad.

Significa seguir los planes de los profetas y las huellas de aquellos que han sido puestos a prueba, a fin do que dieran testimonio de su fe.

Lo que se requiere para transformar la disposición de nuestro corazón y nuestra mente es un regreso radical y absoluto a Dios.

El ayuno facilita este retorno.

El ayuno no es un fin en sí mismo, sino que sirve a la conversión: primero, a nivel de la fe y después, a nivel social.

caminando en duna de arena

  

EL AYUNO Y LA ORACIÓN

Pero un regreso radical a Dios es imposible sin la oración como vimos antes.

La oración aumenta su calidad y se vuelve libre cuando se combina con el ayuno. Si nosotros estamos convencidos que la Virgen María nos pide a cada uno que seamos Sus “portavoces” en este mundo ateo, entonces deberíamos estar dispuestos a ayunar y esto ayuno nos asegurará una fortaleza dinámica.

Cuando comenzamos a pensar en nosotros mismos como los amos de la vida y del universo y comenzamos a comportarnos en consecuencia, somos si no tuviéramos necesidad de Dios, mostramos los signos premonitorios del ateísmo.

El ayuno es el medio más eficaz para detectar esas predisposiciones en nuestro corazón.

El ayuno nos ayuda a aferrarnos a la voluntad de Dios, a comprenderla mejor y por tanto, a comprendernos mejor a nosotros mismos.

En las Escrituras, Jesús nos dice que oremos sin parar, sin cesar.

Pero día a día, encontramos excusas y decimos que no tenemos tiempo para orar o que nuestro ritmo de vida es tal, que nos impide orar.

La raíz del problema no radica en que si tenemos tiempo o no para la oración.

Más bien, el problema es si conocemos el anhelo o la necesidad de Dios, de encontrarnos con Dios a través de la oración.

Mientras más tenemos y más queremos tener, menos espacio tendremos para la oración.

De esta manera, tenderemos cada vez más a volvernos ateos prácticos.

El ayuno tiene la consecuencia especial de poner las cosas bajo la perspectiva correcta.
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Como resultado del ayuno, más y más vamos conociendo la verdad sobre nosotros mismos.
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Experimentamos la verdad de todas las cosas de una manera nueva.

Lenta y seguramente nos vamos percatando de que no somos autosuficientes y nos damos cuenta de que el mundo entero no podría satisfacer las necesidades más profundas de nuestro corazón.

Un nuevo camino se abre a la convicción de que nosotros, humanos, necesitamos a Dios.

Necesitamos ayunar para ser capaces de crecer en la creación del corazón.

Nos resultará más fácil cuando ayunemos y ayunaremos mejor cuando oramos.

En uno de sus libros, Anselm Grun declara: “El ayuno es el grito de nuestro cuerpo que anda en busca de Dios…”

La oración y el ayuno son los medios eminentemente más apropiados para guiarnos en la búsqueda de la paz.

Quienes son asiduos en la oración y el ayuno alcanzarán una confianza absoluta en Dios; obtendrán el don de la reconciliación y el perdón y de esa manera, servirán a la causa de la paz.

Porque la paz se origina en nuestros corazones y de ahí se extiende a nuestro prójimo y finalmente al mundo entero.

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AYUNAR CON EL CORAZÓN

Ayunar con el corazón quiere decir amar y aceptar nuestro propio camino a Dios y a María.

Ayunar con el corazón quiere decir, amar la libertad más que la esclavitud a las cosas materiales.

Ayunar con el corazón quiere decir, crecer en el amor a Dios que está por venir y a quien nuestro corazón llama cada día, anhelante por El como “la cierva que busca las corrientes del agua”.

Ayunar con el corazón significa también, profundizar nuestro gozo en el Señor.

Por lo que a nosotros respecta, basta con que comencemos a ayunar con confianza y a caminar el camino de la santidad.

Después vendrá todo lo demás.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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15 Consejos para Recobrar la Vida de Oración [si somos fieles a Dios]

Todos nosotros tenemos dificultades con la oración.

Y debemos entender que esto es normal. 

La oración es una relación.

Y uno que hacer un montón de trabajo para llegar a a una buena relación.

Pero antes que nada debemos establecer cuál es la fuente de la dificultad.

Tal vez sea que nuestras infidelidades en seguir a Dios nos priven de sus respuestas positivas.

Tal vez seamos fieles pero no comprendamos el plan que tiene para nosotros.

O tal vez sea algún problema técnico, cómo oramos, el tiempo que le dedicamos, la perseverancia, etc.

La base para establecer una vida de oración es en primer lugar, creer en su eficacia.

Y en segundo lugar, comprender que la respuesta de Dios está condicionada por nuestra fe y nuestras obras.

Luego vendrán problemas más técnicos, por así decirlos.

 

EL VALOR DE LA ORACIÓN EN EL PLAN DE DIOS

En el libro del profeta Jeremías dice:

“Sé los planes que tengo para ti, dice el Señor, los planes para el bienestar y no para el mal, para darte un futuro y una esperanza.

Entonces me llamarás y vendrás a orar a mí, y yo te escucharé.

Me buscarás y me encontrarás.

Cuando me busques con todo tu corazón, seré encontrado por ti, dice el Señor, y restauraré tus fortunas”. (Jer 29: 11-14)

Dios tiene un plan para tu vida que terminará en gloria eterna, si tan solo cooperas con las gracias que Él quiere darte.

Pero Jesús también dijo:

No todo el que me dice: «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. (Mateo 7:21)

“¿Por qué me llamas «Señor, Señor» y no haces lo que te digo?” (Lucas 6:46)

“Muchos son llamados, pocos son escogidos”. (Mateo 22:14)

“Ingresa por la puerta angosta; porque es ancha la puerta y el camino fácil, que conduce a la destrucción, y aquellos quienes entran por él son muchos. Porque es angosta la puerta y el camino estrecho que lleva a la vida, y aquellos que la encuentran son pocos”. (Mateo 7: 13-14)

Esto nos señala tres verdades básicas de la vida espiritual.

Primero, nadie puede ser salvo sin conformar su vida a la Voluntad de Dios.

Solo hay una manera de llegar al Cielo y eso es amando a Dios, y la única forma en que podemos demostrar definitivamente que amamos a Dios es a través de nuestra obediencia a Su santa sabiduría y Voluntad.

En segundo lugar, es imposible para cualquiera de nosotros hacer la voluntad de Dios sin la ayuda de la gracia de Dios.

La naturaleza humana es débil, después de haber sido herido por el pecado original.

Tercero, la gracia de Dios viene a nosotros a menudo a través de la vida de oración.

Por lo tanto, nadie puede ser salvo sin oración. La oración es la clave de la salvación.

Todo el misterio de la salvación humana, todo tu futuro, tu relación con Dios, depende completamente de cuánto y cuán bien estés dispuesto a orar.

¡Los santos se hicieron santos porque entendieron el incomparable poder de la oración!

Sabían que la oración tiene el poder de cambiar nuestras vidas y las de los demás, y lo demostraron con sus vidas.

Por eso hay que estar atento a nuestra vida de oración.

Pero además,

Nuestra Señora de Fátima dijo:

“Oren, oren mucho.

Haz sacrificios por los pecadores.

Muchas almas van al infierno, porque nadie está dispuesto a ayudarlas con el sacrificio”.

Cuando ofrecemos nuestros sufrimientos diarios en forma de oración, cuando unimos nuestras cruces diarias con el sufrimiento de Cristo en el Calvario, nuestros sufrimientos adquieren un tremendo valor redentor.

Estas oraciones obtienen para nosotros y para otros muchas gracias especiales.

Si logramos comprender que las oraciones son eficaces, debemos pasar luego a comprender los requisitos que Dios pone para la respuesta.

 

LA EFICACIA DE LA ORACIÓN ESTÁ CONDICIONADA AL SEGUIMIENTO DE DIOS

Demasiados cristianos piensan que el mundo gira alrededor de ellos y todo lo miran de acuerdo a sus conveniencias y no a las de Dios.

Y también consideran a Dios como un mago expendedor de gracias, al que pueden acudir sin comprometerse en un mayor esfuerzo.

Hay pasajes bíblicos extraídos de contexto qué parecería justificar esto.

El más mencionado es Mateo 7: 7-8,

«Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se abrirá».

También hay otro como Mateo 21: 21, en que Jesús dice que si tienen fe y no dudan pueden hacer mover una montaña.

O Marcos 11: 24, que dice que todo lo que pidas en oración y crees que se te dará, entonces será tuyo.

Y Juan 16: 23, que dice que si pides algo al Padre, Él te lo dará en el nombre de Jesús.

Estos pasajes dan la idea a algunos de que todo lo que se pida será concedido.

Es la base de la teología de la prosperidad.

Ellos afirman que si uno pide algo con suficiente fe, le será otorgado.

Y no tienen en cuenta quién lo pide, cuál es su cumplimiento de los mandamientos de Dios, y para que lo pide.

Olvidan el primer mandamiento, que es amar a Dios por sobre todas las cosas.

Interpretado a la luz solamente de estos versículos el secreto de la oración eficaz sería puramente técnico: cómo orar, cuando orar, que palabras, usar cómo insistir, etc.

Sin embargo la Biblia muestra claramente que hay oraciones no contestadas por Dios.

Quizás la más evidente sea la parábola de Lázaro y Epulón en Lucas 16.

Por dos veces el hombre rico le pide en oración cosas a Abraham y éste no se lo concede; Abraham en esta parábola es la prefiguración de Dios.

La primera cuándo le pide que Lázaro le lleve agua y la segunda cuando pide que Lázaro vaya a alertar a sus hermanos sobre la existencia del infierno.

Este pasaje el Nuevo Testamento muestra 2 verdades teológicas.

La primera es que no todas las oraciones son contestadas.

Y la segunda es que tienen que estar de acuerdo con la voluntad de Dios para ser contestadas.

¿Qué quiere decir esto?

Que la contestación de Dios es condicional.

Por ejemplo si le pedimos a Dios y mate a una persona que nos ha hecho daño Dios no responderá, porque nuestro pedido no está en línea con sus mandamientos.

Toda cosa ajena a la moralidad que impulsa Dios no tendrá una contestación positiva.

La propia Biblia se encarga de explicarnos las condiciones para que una oración sea contestada.

En 1 Juan 5:14 dice que si pedimos a Dios algo según su voluntad, Él nos oye.

En Santiago 4: 3 dice que si pides y no recibes es porque pides cosas para gastarlas en tus pasiones.

En Santiago 5:16 dice que la oración del justo tiene gran poder.

El Salmo 66:18 dice que si hubiera abrazado la iniquidad en mi corazón el Señor no me habría dado lo que pido.

En Proverbios 15: 8 dice que la oración de los rectos es el deleite del Señor.

En Isaías 1:15 dice Yaveh que aunque hagas muchas oraciones no escucharé porque tus manos están llenas de sangre.

En Isaías 59: 2 también dice que tus inequidades te han separado de Dios y tus pecados han ocultado su rostro y no escuchará.

De modo que la Biblia es clara expresando que la contestación a las oraciones es condicionada a nuestro seguimiento de los caminos de Dios.

Si nosotros nos apartamos de la moralidad que Él pide, entonces las oraciones no tendrán chance de ser efectivas.

Porque Dios no es un Papá Noel que le da todo a todos sin importar quien sea, lo que piensa y lo que hace.

Sin embargo, aun cumpliendo todos los mandamientos, la oración no es efectiva automáticamente por sí misma, sino que depende del plan de Dios sobre nuestras vidas.

Y esas faltas de repuesta por esa causa es lo que a veces nos lleva a decaer en la oración.

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7 RAZONES POR LA QUE NUESTRA ORACIÓN DECAE

Desaliento
A veces no sabemos qué decir, cómo orar, qué hacer. 
A veces estamos cansados, sintiéndonos mal, o simplemente no tenemos el deseo de orar.

Duda
¿Dios realmente existe?
¿Puede oírme?
¿A Él le importa, incluso si Él existe?
¿Realmente importa la oración?

Impaciencia
Las oraciones pueden parecer no tener fin y sólo el silencio viene del cielo
¿Cuándo me responderá Dios?

Tentaciones
Es fácil orar cuando no usted no tiene internamente el reto de la tentación.
Pero, cuando las tentaciones entran, se convierte en una monotonía.

Pereza
A veces nos damos por vencidos o nunca establecemos hábitos que nos sostienen en los tiempos de sequedad o a través de la vida moderna.

Sequedad
Dios parece distante y la oración se convierte en una tarea. 
Esto puede suceder en cualquier momento.

Problemas físicos, mentales o emocionales
Cuando sufrimos, es difícil rezar, porque a veces sentimos que un Dios amoroso podría hacer que se detenga y no sucede.

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15 CONSEJOS PARA AYUDAR A TU VIDA DE ORACIÓN

1 – Frecuenta los Sacramentos
Si puedes ir a misa diaria, incluso una vez a la semana, has duplicado tu acceso al regalo más grande jamás dado a la humanidad.
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Si vas a confesarte al menos mensualmente, sin duda vas a obtener una gran cantidad de gracias. Anótalo en un calendario para que no se lo saltee.

2 – Establece Buenos Hábitos
Debes ser capaz de confiar en tus hábitos para ayudarte, y no para hacerte daño, en tu oración. 
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Un buen hábito tarda  66 días  (al menos) en establecerse. 

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Así pues, si puedes comprometerte a una rutina de oración durante 2 meses, puedes comenzar a sentar las bases de hábitos de oración saludables.

3 – Auditoría Externa
Necesitas a alguien más objetivo que tu para mirar tu vida de oración y ver cómo lo estás haciendo y cómo el Espíritu Santo está obrando. 
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Un director espiritual es muy valioso para ayudar. 

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Pero, si no piensas que estés listo, incluso puedes tener un amigo santo para hablar de ello.

4 – Prueba diferentes Tipos de Oración
Todos tenemos diferentes gustos en la oración, al igual que la mayoría de las otras cosas en la vida. 
.
Por lo tanto, prueba diferentes tipos de oración y ve cuáles funcionan para ti. 

.
Una advertencia: no te des por vencido demasiado pronto en un tipo de oración.

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Puede ser que tome un buen tiempo para descubrir si es buena para ti o no.

5 – Ayuna Regularmente
Hay un gran poder en el ayuno.
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Vemos en las Escrituras que Jesús ayuna y llama a sus discípulos a hacer lo mismo. 

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Cuando tenemos un mejor control sobre los deseos de nuestro cuerpo, podemos orar mejor.

6 – Supera las Distracciones
La forma más sencilla de superar una distracción es la de no entrar en ellas. 
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Una vez que te das cuenta que estás distraído convierte tu corazón y tu mente de nuevo a la oración, no al estudio de la distracción. 

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Este simple acto es la forma más fácil para derrotar a las distracciones.

7 – No Sobre-pienses la Oración
Muy a menudo tendemos a complicar algo que debería ser natural para nosotros. 
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Estamos hechos para la comunión con Dios. 

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La oración es simplemente dirigir tu mente y corazón en la dirección de Dios. 

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Si lo complicamos en exceso, nos vemos atrapados en lo externo.

8 – La Sequedad es Buena para nosotros
Oraciones secas son un regalo de Dios. 
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Todos anhelamos tener consuelos en nuestra oración, pero es saludable la sequedad para nosotros. 

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Es en la sequedad que nuestra fe es probada y fortalecida.

9 – Ora con Humildad
En la medida en que somos humildes es la magnitud con que la fuerza de la gracia de Dios cambia nuestras vidas. 
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Sin oración humilde, Dios es incapaz de llegar a nosotros, porque no tenemos ninguna necesidad interior para él.

10 – Trabaja en una Correcta Comprensión de Dios y Uno mismo
No puedo enfatizar esto lo suficiente. 
Muchos de nosotros luchamos para entender cómo un Dios perfecto nos pude amar y quiere una relación con nosotros. 
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Pero, esto se debe, principalmente, a nuestras malas percepciones de nuestra propia dignidad y de la forma en que Dios nos ama incondicionalmente.

11 – Quietud
Nuestras vidas modernas están llenas de ruido. 
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Tenemos que calmarnos para oír a Dios – tanto interna como externamente. 

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Encuentra un lugar tranquilo y silencioso para orar.

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La Iglesia es útil en este sentido, así que si puedes parar en una iglesia, aunque sea por poco tiempo, es recomendable que lo hagas.

12 – Da Prioridad a la Oración
Prográmala. Deja otra cosa. 
Hay que levantarse temprano. 
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Has lo que tengas que hacer, pero no dejes pasar un día sin tener un tiempo con la persona más importante en tu vida.

13 – No seas Demasiado Duro Contigo mismo
Las luchas en tu vida de oración no te hacen un mal cristiano. 
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Se trata de una experiencia universal de toda persona que ora. 

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Así que, no te tires abajo con las luchas.

14 – No Esperes para empezar
La dilación es el enemigo de la oración. 
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Si usted te sientes llamado a orar, no lo pospongas.

15 – Encuentra y Utiliza Buenos Recursos
Cuando no sabes qué hacer o cómo hacerlo, los recursos pueden ayudar. 
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Los recursos incluyen personas, amigos, libros, páginas web, sacramentales (por ejemplo, rosarios), la Sagrada Escritura, etc…

¡Buena Oración Amigos! ¡A empezar Hoy!


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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12 Recomendaciones Impresionantes del Santo Cura de Ars

Juan Bautista María Vianney (1786-1859) es el patrón de los párrocos de la Iglesia Católica.

Él fue un campeón de los pobres, de los penitentes y de la oración.

Su notable compromiso con su pequeña parroquia rural en Francia atraían a más de 100.000 peregrinos cada año.

Las personas viajaban de todas partes de Europa para asistir a sus misas.

O sentarse en su confesionario.

Donde él pasaba hasta 16 horas al día oyendo a los penitentes.

san juan maria vianney santo cura de ars

Si estás luchando para orar o no oras mucho o no todo lo que quisieras, la vida de Juan María Vianney es un reto para que encuentres tiempo para orar.
.
Si no encuentras el tiempo y un lugar tranquilo para orar, el tiempo va a pasar rápidamente y la conversación con Dios continuará en silencio.

La vida y los logros de un pobre sacerdote que «no tenía las luces» siquiera para graduarse en el seminario son un ejemplo más de que Dios elige a los más pequeños.

Y su ejemplo muestra la importancia de las oración hacia los demás.

 

LA HUMILDAD DEL PUEBLO DE ARS

Ars es un pequeño pueblo actualmente, compuesto por una calle principal, una plaza y varios hoteles pintorescos.

basilica de ars
Basílica actual de Ars

Una estatua en la plaza principal representa Juan María Vianney junto a dos pastores, que conmemora una historia real.

Cuando el Obispo asignó Ars a Vianney, éste se perdió tratando de encontrar la ciudad.
.
Dos jóvenes que atendían rebaños en los campos le apuntaron en la dirección correcta.
.
Vianney les dijo:

«Ustedes me han mostrado la dirección a mi parroquia. Yo un día les mostraré el camino al cielo».

La pequeña iglesia originalmente dedicada a San Sixto, donde dijo Vianney misa sigue en pie, con sólo 20 filas de asientos.

Pero ahora hay una basílica modesta con capacidad para 200 personas conectada a la iglesia donde el cuerpo de Vianney descansa en un ataúd de cristal.

En preparación la visita del Papa Juan Pablo II a Ars en el año 1986, una capilla de 400 asientos fue construida bajo tierra.

 

EL AMOR POR LA GENTE LLEGABA MÁS ALLÁ DE SU PARROQUIA

Los dones de Juan María Vianney como confesor atraían a miles de penitentes.
.
Quienes esperaban a veces tres días para experimentar lo que muchos recuerdan como su capacidad de ver en lo más profundo del alma.

Parte de su popularidad como confesor era su conexión personal con todos los que se acercaban a él.

«Su vista parecía llegar a lo más profundo de su alma», comentó Christine de Cibiens durante los actos de canonización.

dormitorio de vianney
Dormitorio de Vianney

En los Hechos de Canonización hay innumerables testimonios de los penitentes asombrados por las ideas conmovedoras de Vianney en sus luchas personales con el pecado.
.
Y según los informes, sabía detalles notables de la vida de cada penitente sin haberlo conocido antes.

El humor de Vianney era también notable.

Cuando un miembro de la jet set de París visitando Ars se quejó de la espera en la cola para la confesión, él le dijo que tendría que esperar incluso si fuera la Reina de Inglaterra.

Cuando Francois Dorel, un yesero local, visitó la iglesia durante un viaje de caza de patos con su perro en 1852, Vianney lo vio y le dijo: «Es muy de desear que tu alma fuera tan hermosa como la de tu perro».

Vianney tenía una debilidad por los olvidados también.

La Providence, un orfanato para niñas que Juan María Vianney inició en 1824, se puede encontrar hoy en la calle de la iglesia.

En el verdadero espíritu de San Vicente de Paúl, La Providence fue la respuesta de Juan María Vianney a la injusticia social de la pobreza nacional.

El orfanato es una casa modesta, blanca, de dos pisos, donde numerosas jóvenes adolescentes huérfanas y necesitadas de dirección espiritual y refugio aprendieron habilidades tales como la limpieza, de Catalina Lassagne, quien encabezaba la casa.

Uno de los grandes placeres de Juan María Vianney fue su catequesis del mediodía a las niñas huérfanas.

De hecho, una vez que Ars se convirtió en un punto caliente para los peregrinos, la conversación del mediodía del Padre Vianney con las niñas se convirtió en un asunto lleno de gente, que tuvo que ser trasladado a la iglesia.

Esos sermones incluían una gran cantidad de temas.

Elogiaba la belleza de la oración:

«El alma debe moverse hacia la oración como un pez debe moverse hacia el agua; ambos son el estado puramente natural».

Aconsejaba el amor por la cruz:

«Hijos míos, es amando la cruz que nos encontramos con la verdadera paz, no huyan de ella»

Y animaba al amor por la Eucaristía:

«No hay mejor manera de experimentar al buen Dios que encontrarlo en el perfecto sacrificio de la Misa».

La parroquia de Ars fue cambiada, literalmente, en una comunidad de piedad, oración y paz celestial a través del sencillo ejemplo de la santidad de Vianney y el amor por su rebaño.

El Papa Juan XXIII, en su encíclica Nostri Sacerdotii primitiua de 1959, en el 100 aniversario de la muerte de Juan María Vianney, lo llamó

un «modelo de vida sacerdotal y celo pastoral que ayudó a lograr resultados espectaculares raramente vistos en la historia.»

Un verdadero asceta, Vianney comía unas cuantas patatas al día, a menudo ayunaba y oraba a veces durante toda la noche por la conversión de su parroquia.

 

DE LA TERCERA ORDEN FRANCISCANA

Juan María Vianney también tenía una gran devoción a San Francisco de Asís y, aunque era un sacerdote diocesano, se convirtió a la Tercera Orden Franciscana a causa de su amor por los pobres.

Hoy en día se ha construido un convento franciscano sobre los terrenos de la parroquia y los frailes ahora celebran las misas y escuchan las confesiones de los peregrinos en Ars.

Cuando una persona le preguntaba si se debía dar a los pobres, Vianney menudo respondía con una sonrisa:

«Vamos a tener que responder por lo que hicimos con eso que no les dimos, y los pobres tendrán que responder por lo que hicieron con lo que les fue dado».

cocina del presbiterio de ars
Cocina del Presbiterio de Ars

El presbiterio donde vivía Juan María Vianney es una casa de dos pisos con escaleras estrechas y pisos de madera.

Durante una visita se puede ver su dormitorio y la cocina donde comía lo poco que le permitía a su cocinera, Madame Bibost, darle de comer.

La habitación de Vianney está en la misma forma que se veía cuando estaba vivo, con artículos personales tales como su rosario y fotos de numerosos santos a quien admiraba, colgados en la pared.

Quizás uno de los ingredientes más extraños en el proceso de canonización de Juan Vianney son los testigos que declaran las «apariciones sobrenaturales» en este edificio presbiterio durante el curso de su misión 1824-1859.

La extensa biografía del Padre Trochu, informa de una gran cantidad de incidentes, que incluyen a la propia hermana de Juan María Vianney, Margarita María Vianney, quien declaró que una vez pasó la noche en el presbiterio sólo para ser despertado por un extraño golpeteo en la pared y en la mesa de su habitación.

Cuando Margarita encendió una lámpara, encontró todo en orden, pero el ruido continuó después que ella regresó a la cama.

Finalmente descendiendo a la iglesia donde su hermano estaba oyendo confesiones tarde en la noche, y se encontró con el Cura, quien le dijo:

«Oh, no deberías haber tenido miedo: Es el Grappin.

Él no te puede hacer daño.

En cuanto a mí, me atormenta en formas diversas.

A veces me agarra por los pies y me arrastra por la habitación.

Es porque puedo convertir almas al buen Dios».

En el museo del presbiterio de Ars, probablemente una de las reliquias más extrañas sea el viejo marco de la cama de Juan María Vianney cubierta de hollín, que al parecer fue quemada por el diablo cuando su habitación se incendió en la mañana del 24 de febrero 1857.

Según el libro de Padre Trochu cuando fue informado del fuego en su habitación comentó Vianney:

«El Grappin está muy enojado.

No puede coger al ave por lo que ha quemado la jaula.

Es una buena señal.

Tendremos muchos pecadores este día».

Las extrañas historias de fantasmas en la rectoría, así como los ayunos estrictos de Vianney, resultaban en su aspecto demacrado, y despertaban sospechas, que se añadieron a las luchas de crecimiento en su vida.

Incluso la ropa de Vianney parecía causar problemas.

No era esclavo de la moda, se vestía con sencillez.

De acuerdo a varios feligreses, la sotana, no muy diferente de la de Francisco de Asís, estaba a menudo rota o desgastada.

Aún así, los peregrinos llegaban por miles, y muchas almas tibias se volvían a conectar a la Iglesia a través del confesionario de Vianney.

Es notable que un pobre muchacho de pueblo, que no podía pasar sus exámenes en el seminario, más tarde se convirtiera en un símbolo universal del clero de la Iglesia.

Juan María Vianney nos recuerda que el verdadero amor de Cristo puede manifestarse poderosamente a través de la oración sencilla y el servicio.

Veamos 12 pensamientos de Juan María Vianney sobre la oración.

 

DOCE FRASE DEL SANTO CURA DE ARS SOBRE LA ORACIÓN

 

procesion por juan maria vianney

1. «No hay nadie que no puedan orar.
.
Ora todo tiempo y en todo lugar; de noche o de día, cuando trabajas duro o en el descanso, en el campo, en casa o cuando viajas»

2. «Aquellos que no oran se hunden en la tierra como un topo tratando de hacer un agujero para ocultarse «

3. «Cuando oramos con atención y humildad de mente y corazón, dejamos la tierra y subimos hasta el cielo.
.
Llegamos a los brazos extendidos de Dios.
.
Hablamos con los Ángeles y los Santos».

4. «Dios está en todas partes dispuesto a escuchar tus oraciones»

5. «Aquellos que no oran sólo piensan en las cosas temporales.
.
Como el avaro que, cuando un crucifijo de plata le fue presentado para besar, comentó: ‘Esa cruz pesa por lo menos diez gramos’»

San Juan Maria Vianney copy3

6. «Tú puedes orar para ponerte simplemente en contacto con Dios.
.
Cuando uno no encuentra nada más que decirle a Él, sólo piensa que Él está allí, lo que en sí misma es la mejor de las oraciones»

7. «Los problemas se desvanecen ante un ferviente oración como la nieve ante el sol»

8. «Hay una cosa que todo el mundo puede hacer, ya sea que les resulte difícil meditar o no.
.
Y eso es elevar su mente en la mañana para cultivar alguna virtud particular durante el día, para practicar la presencia interior de Dios, y vivir su vida en unión con Él»

9. «La oración hace que el tiempo parezca pasar rápidamente, y tan gratamente, que uno no se da cuenta de cuánto tiempo pasó»

10. «Santa Colette vio y habló con Nuestro Señor como hablaba a otras personas.
.
¡Cuántas veces venimos a la iglesia sin saber lo que venimos a hacer, o lo que queremos pedir!»

11. «¿No nos avisan las necesidades continuas de nuestra alma y cuerpo advirtiendonos que tenemos que recurrir al único que puede suministrarnoslas?»

12. «A menudo pienso que cuando venimos a adorar a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, debemos obtener todo lo que queremos, si lo pedimos con una fe muy viva y un corazón muy puro»

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Oremos:

Oh, San Juan María Vianney, que oraste muchas veces a Dios por las muchas almas que te dieron para cuidar durante tu tiempo como sacerdote, ayúdanos intercediendo por nosotros para que podamos conversar con Nuestro Señor Jesucristo diariamente y orar sin cesar. Amén.

Fuentes:

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150 Rosarios para Acelerar el Triunfo del Inmaculado Corazón de María

Una cadena de oración de 150 Rosarios desde el 12 de Diciembre del 2016 al 12 de Mayo del 2017.

En Preparación para la Celebración del Centenario de las Apariciones de Fátima.

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El 13 de Mayo del 2017 se cumplen 100 años de las Apariciones de Fátima.
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Que debe mirarse conjuntamente con el gran prodigio de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, la mujer vestida de Sol con la Luna bajo sus pies (Apocalipsis 12)

En estos 100 años hemos vivido una serie de hechos que han transformado nuestro mundo y nuestra forma de vivir y pensar.

En su gran mayoría todos éstos cambios no han sido lo que llamaríamos precisamente “algo” mejor.

Y cuando podemos sentirnos abrumados por toda ésta negatividad, nos retumba aquélla profecía de nuestra Madre:

“Al final mi Inmaculado Corazón Triunfará”

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¿QUÉ SIGNIFICA EL TRIUNFO DE SU CORAZÓN INMACULADO?

El significado del Triunfo es la victoria sobre el pecado. En el propio Corazón de María, el bien ha triunfado ya absolutamente.

La llegada del Triunfo de este Corazón, sin embargo, debe significar algo más que su propio triunfo personal.

La profecía se refiere a su triunfo ocurriendo en nosotros, cuando el pecado sea expulsado a través del  arrepentimiento, y el amor reine en el mundo.

En el momento del Triunfo, nuestros corazones se harán como el suyo.

«La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y a cada individuo, para así poder devolverlos a Dios.

Es por ello que debemos reconocerla por lo que ella es y someternos a ella y a su reinado, el cual es todo amor y ternura» (San Maximiliano Kolbe)

Siempre debemos pensar en el triunfo de la Santísima Virgen en término de destrucción del pecado, de sus estructuras y de sus consecuencias.

Su Corazón Inmaculado triunfará porque las batallas se libran justamente en el corazón de los hombres; corazones que  se han endurecido, se han alejado de Dios y han dado cabida a la oscuridad y al pecado, al mundo, la carne y el demonio.

El triunfo de Su Corazón es el triunfo de la gracia sobre el pecado.
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Del amor sobre el odio y el egoísmo, de la paz sobre la violencia, de la fe renovada por el Espíritu Santo sobre el ateísmo, de la devoción fervorosa sobre la indiferencia y la frialdad.
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De la verdad de la Revelación sobre la mentira, las herejías y la falsa religión…

 Sí, el TRIUNFO DE SU CORAZÓN INMACULADO…el triunfo del amor!

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¿QUÉ PODEMOS HACER PARA ACELERAR ESE TRIUNFO?

Ahora bien, debemos reconocer la seriedad del momento, debemos tomar conciencia de nuestro llamado como bautizados, más aún si nos hemos consagrado al Inmaculado Corazón de María, puesto que tenemos el deber de responder a ésta hora que vivimos.

Hemos sido llamados a ser instrumentos pequeñísimos de éste triunfo.

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ACCIONES CONCRETAS PARA ACELERAR EL TRIUNFO

 

A) ORACIÓN: Porque solo la oración abre el corazón a la acción transformadora del Padre.

La oración permite a Dios actuar en el mundo.

El reino de Dios llegará a la Tierra cuando se lo permitamos, pues el Reino de Dios es una forma de gobernar los corazones que son libres.

La oración libera nuestros corazones para dejarlo actuar.

 

B) PENITENCIA Y REPARACIÓN: el sufrimiento tiene su significado y poder; poder para redimir el mundo.

Esto lo deberíamos comprender simplemente por nuestra atenta observación a Jesús crucificado, pero al parecer necesitamos que se nos recuerde que la lección se aplica también a nuestros sufrimientos.

El deber cotidiano es penitencia y arrepentimiento. Dios no quiere de nosotros nada fuera de lo común, únicamente que aceptemos disciplinarnos diariamente en el cumplimiento de nuestros deberes y responsabilidades.

Nuestra conversión debe manifestarse en el cumplimiento de los deberes cotidianos y en la conducta responsable.

El amor no es amor mientras no quede expresado, debe ser visible en nuestras relaciones con los demás para que pueda ser real.

La voluntad de Dios se haya oculta en el cumplimiento diario del deber.

 moises recibe 10 mandamientos

C) CORREGIR NUESTRA VIDA: En sus apariciones nuestra madre dijo: “El hombre debe dejar de ofender a Nuestro Señor, que ya está demasiado ofendido”

La condición fundamental de la renovación del mundo es la renovación de nuestras vidas.

No habrá Paz ni Triunfo hasta que nos reformemos. El pecado debe ser abandonado.

Debemos seguir los mandamientos de Dios y renunciar a nuestros caprichos y actos egoístas. Debemos caminar según sus reglas, pues han sido impuestas por el que con Su Sabiduría creo todo cuanto es y existe ¿pueden nuestros criterios competir con ello?

 

D) REALIZAR OBRAS DE MISERICORDIA. Las obras de Misericordia son el amor en acción; son la prueba irrefutable de nuestro amor a Dios.

Sin obras, nuestra fe es una fe muerta (Santiago 2:14)

Porque el juicio de Dios será sin Misericordia para el que no ha mostrado Misericordia (Santiago 2:13)

En éstas dos citas podemos vislumbrar la importancia que tiene el manifestar con obras lo que decimos creer y a quien decimos amar.

Por qué practicar obras de Misericordia Corporales

Como practicar las obras de Misericordia Espirituales

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E) CONSAGRACIÓN A SU CORAZÓN INMACULADO: Nuestra Madre declara: “Los que abracen ésta devoción, les prometo las gracias necesarias para su salvación”.

La devoción a su Corazón nos trae las gracias que necesitamos para enmendar nuestra vida.

Nuestro ser encomendado a su Inmaculado Corazón acelera la victoria sobre el mal.

La Consagración nos asegura la salvación y nos confiere la posibilidad de interceder de una manera más efectiva y seria en la salvación de los pecadores. 

33 días de Preparación para Consagrarse al Inmaculado Corazón de María

rosario

SABEMOS QUE LA VICTORIA ESTÁ ASEGURADA, PERO NO SIN DAR BATALLA

Ahora bien, es de todos conocido que enfrentamos batallas, en nuestra sociedad y en nuestra vida familiar y personal.

Conscientes de nuestra nada, confiados plenamente en el poder y Sabiduría de Dios que ha dispuesto el combate entre la Serpiente y la Mujer vestida de Sol y su descendencia ( Apocalipsis 12 y Génesis 3:15), sabemos que la victoria está asegurada; pero no sin dar batalla!!

Nos enternecemos cuando reflexionamos: ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra?  ( Palabras de nuestra Señora en las Apariciones de Guadalupe)

Nos sentimos seguros y cobijados…es nuestra Madre!! Nos sentimos contentos!! …somos sus hijos…pero poco pensamos que ésta épica batalla entre la Serpiente Antigua y la Mujer vestida de Sol, es también contra su descendencia…Cada uno de nosotros… así que estamos llamados a la batalla!!

Y ésta batalla la daremos con SÚPLICAS, ORACIONES y OBRAS DE MISERICORDIA

Judas y los suyos entraron en combate con súplicas y oraciones ( 2 Mac 15:26)

Hijos míos, los invito a ser apóstoles del AMOR Y LA ORACIÓN ( Mensaje Medjugorje 2 Nov 16)

Oren no solo con palabras sino también con OBRAS DE MISERICORDIA; oren con AMOR hacia las personas ( Mensaje Medjugorje 2 Dic 16)

Misericordia quiero, no sacrificios ( Mateo 9:13)

Ya se te ha dicho hombre, lo que es bueno y lo que el Señor te exige: tan solo que practiques la justicia, que sepas amar y te portes humildemente con tu Dios. ( Miqueas 6:8)

La oración que te invitamos a practicar en ésta batalla es: El Santo Rosario

Una cadena de 150 Rosarios desde el 12 de Diciembre al 12 de Mayo del 2017.

Rezar unidos para Prepararnos para el Centenario de las Apariciones de Fátima y pedir el Triunfo del Inmaculado Corazón de María

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Cómo rezar el Santo Rosario

“Denme un ejército de personas que rece el Rosario y conquistaré el mundo”  ( Papa Pío IX)

A ésta oración agregaremos algunas jaculatorias para pedir por  la conversión de los pecadores, ya que, según palabras de Nuestro Señor a Santa Faustina:

Tú siempre Me consuelas cuando rezas por los pecadores.
.
Tu oración que más me agrada es la oración por la conversión de los pecadores.
.
Has de saber, hija Mía, que esta oración es siempre escuchada” (Diario,1397)

Las oraciones (jaculatorias) para ser rezadas después del Gloria, al finalizar cada misterio del Santo Rosario son:

Padre Eterno os ofrezco las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo para curar las heridas de nuestras almas. (300 días de Indulgencia)

Jesús mío, Perdón y Misericordia…por los méritos de vuestras Santas Llagas! (300 días de Indulgencia)

Oh Jesús mío perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia. Amén

Jesús, María os Amo, Salvad almas (300 días de Indulgencia)

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Al terminar el rezo de los misterios del Santo Rosario es recomendable rezar la Oración a Nuestra Señora de todos los Pueblos

Detalles de éstas oraciones  en:

Rosario de las Santas Llagas

Oraciones y Jaculatorias enseñadas a los videntes de Fátima

Acto de Amor

Cada semana habrá una intención especial por la que pediremos a Nuestra Madre su intercesión y auxilio.

Se publicará semanalmente, en las distintas redes sociales ésta intención especial.

Madre, revela tu amor a cada uno de tus hijos y a las naciones, pues te necesitamos ( San Juan Pablo II)

Punto importante en ésta Campaña de Oración de 150 Rosarios es la práctica de las Obras de Misericordia.

Cada día debemos esforzarnos por realizar al menos alguna de ellas. Recordemos que ellas son la manifestación inequívoca de nuestro Amor a Dios.

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El amor es la CLAVE para el Triunfo, deseo que, por medio del Amor, nuestros corazones triunfen. Solo el AMOR es eficaz, hace MILAGROS.
.
El amor os dará la unidad en mi hijo y la victoria de mi Corazón. Por lo tanto, hijos míos AMEN (Mensaje Medjugorje 2-Sep-2008)

¿Qué dices? ¿Nos unimos para dar batalla y acelerar el Triunfo del Corazón Inmaculado de Nuestra Madre?

Si has aceptado, te pido que consideres lo importante que es dar a conocer ésta Campaña de Oración en comunidad, ya que cada corazón es valioso e importante en ésta batalla y entre más seamos, más lazos de amor se avivan entre las familias, las comunidades y las naciones.

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Doctrina FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Foros de la Virgen María REFLEXIONES Y DOCTRINA

La Oración puede cambiar el curso de los acontecimientos: casos concretos

Aquí hay historias de vida, casos cotidianos y milagrosos que han sucedido a personas notorias y por eso se difunden más, pero le sucede a todos los que piden con fe. Dios actúa con amor, cuando se lo pedimos con fe. Dios es el Señor de la historia y del universo. Nada ocurre sin su consentimiento; pero, para que actúe a nuestro favor, debemos pedirlo, porque no quiere obrar en contra de nuestra voluntad.

Realmente, Dios es maravilloso y amoroso con sus queridos hijos. Por eso, desea que le pidamos lo que necesitamos con toda confianza: Pedid y se os dará (Mt 7,7). Si vosotros, siendo malos, dais cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre celestial dará cosas buenas a quien se las pide! (Mt 7,11). Dios quiere que le pidamos, pero también quiere que compartamos lo que tenemos para poder darnos el ciento por uno. Cada uno dé según se ha propuesto en su corazón, no de mala gana ni obligado, que Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para acrecentar en vosotros toda clase de gracias, para que, teniendo siempre y en todo lo bastante, abundéis en toda obra buena (2 Co 9,7-8).  

Ciertamente, en algunos casos, Dios actúa de modo extraordinario en nuestra vida por medio de milagros o de sucesos fuera de lo común. Pero lo normal es que actúe de modo sencillo. Por lo cual, no debemos esperar cosas milagrosas en nuestra vida. Dios nos las puede dar, si es lo más conveniente para nosotros, pero no debemos desearlas ni pedirlas, sino en la medida en que sean la voluntad de Dios para nosotros.

En una estación del metro de Milán, alguien escribió: Dios es la respuesta. Después de algunos días, alguien volvió a escribir: ¿cuál es la pregunta? La pregunta para saber que Dios es la respuesta es: ¿cuál es el sentido de tu vida? Pero todavía muchos jóvenes y no tan jóvenes no han encontrado la respuesta al sentido de su vida y viven errantes por un mundo, que los ciega con su afán de placer y los aparta de Dios.

Por eso, es importante descubrir el amor de Dios en las pequeñas cosas de la vida: en una flor, en una puesta de sol, en el murmullo de las hojas de los árboles, en la sonrisa de un niño, en un paisaje hermoso, en un pájaro… ¡Hay tantas cosas a través de las cuales uno puede descubrir a Dios! A veces, el amor desinteresado de otras personas, especialmente familiares, nos puede ayudar a descubrir que Dios nos ama. Para él, no somos un número más en la lista de los millones de seres humanos, que habitan el planeta. Para él cada uno, es un ser único e irrepetible y tiene una plan maravilloso para cada uno.

Dios nos ama con un amor personalizado. Por eso, quiere que nosotros lo amemos personalmente y le hablemos y le pidamos lo que necesitamos. Es decir, quiere que oremos, pues, como un Padre bueno, no quiere regalarnos a la fuerza sus dones. Quiere que los deseemos y los pidamos: Pedid y recibiréis.

 

LO QUE LE DICE EL PADRE A SANTA CATALINA DE SIENA

Santa Catalina de Siena, en su obra El diálogo, nos habla de lo que le dice el Padre Dios sobre la providencia divina:

Manifesté mi providencia, de modo general, por medio de la ley de Moisés y por muchos otros santos profetas del Antiguo Testamento… Después de ellos, mi providencia envió al Verbo, que fue vuestro mediador entre mí, Dios eterno, y vosotros. Le siguieron los apóstoles, mártires, doctores y confesores, como te he dicho en otro lugar. Todo esto lo hizo mi providencia y te repito que, del mismo modo, proveerá hasta el fin… Todo lo doy a través de mi providencia: la vida y la muerte, la sed, la pérdida de posición social, la desnudez, el frío, el calor, las injurias, los escarnios y las villanías. Todas estas cosas permito que las hagan los hombres. No que yo sea el autor del mal o de la mala voluntad de los que hacen el mal… Parecerá alguna vez al hombre que el granizo, la tempestad, el rayo que yo envío sobre una criatura, es una crueldad, juzgando que no he mirado por su salud; y lo he hecho para librarle de la muerte eterna, aunque piense lo contrario… Todo lo que hago lo llevo a cabo con providencia, buscando siempre únicamente la salvación del hombre…  

Yo soy la providencia suprema que nunca falta ni en el alma ni en el cuerpo a los que confían en mí. ¿Cómo puede sospechar el hombre que me ve alimentar al gusano en el interior de un madero seco, apacentar a los animales, dar de comer a los peces del mar, a todos los animales de la tierra y a los pájaros del aire, que envío el sol sobre las plantas y el rocío que empapa la tierra, ¿cómo cree que no le voy a dar el alimento a él que es mi criatura, formada a mi imagen y semejanza? Todo lo ha creado mi bondad para su servicio. Por eso, a cualquier parte que mire, espiritual o temporalmente, no encontrará otra cosa que el fuego y la grandeza de mi amor con la mayor y más perfecta providencia… Infinitas son las maneras de la providencia que empleo con el alma pecadora para sacarla de la culpa del pecado mortal… Y, si vuelves la vista al purgatorio, encontrarás en él mi dulce e inestimable providencia en aquellas pobres almas, que perdieron el tiempo por ignorancia… Te voy a explicar ahora algo sobre los modos que tengo de socorrer a mis servidores que confían en mí… A veces, los purifico con muchas tribulaciones para que den mejor y más suave fruto (espiritual). ¡Oh, cuán suave y dulce es este fruto y de cuánta utilidad para el alma que sufre sin culpa! Si ella lo entendiese, no habría nada que con celo y alegría no lo intentase sufrir.  

¿Te acuerdas de aquella alma que, llegando a la iglesia con grandes deseos de comulgar y acercándose al ministro que estaba en el altar, él respondió que no le daría la comunión? Creció en ella el llanto y el deseo, y en el ministro, cuando llegó el ofertorio del cáliz, el remordimiento de conciencia. Y como yo trabajaba dentro de aquel corazón, el ministro lo manifestó, diciendo al monaguillo: “Pregúntale, si quiere comulgar, que le daré la comunión”. Yo lo había permitido para hacerla crecer en fidelidad y esperanza… Recuerda a tu glorioso Padre Domingo, cuando hallándose los hermanos en necesidad, habiendo llegado la hora y no teniendo qué comer, mi amado servidor Domingo, confiando en mi providencia, dijo: Hijos, poneos a la mesa. Obedeciendo los hermanos a su mandato, se pusieron a las mesa. Entonces, yo que socorro a quien confía en Mí, envié dos ángeles con pan blanquísimo, en tanta abundancia, que tuvieron para muchos días…  

Algunas veces, proveo multiplicando una pequeña cantidad, que no alcanzaría para ellos, como sabes de la dulce virgen santa Inés (de Montepulciano)… Ella fundó un monasterio y en él reunió, al principio, a dieciocho doncellas sin nada, sólo con mi providencia. Una vez, entre otras, permití que durante tres días estuvieran sin pan, únicamente con verduras. Si me preguntas: ¿Por qué las tuviste de ese modo, cuando acabas de decirme que jamás faltas a tus siervos que esperan en ti y sufren necesidad?, te respondería que lo hice y permití para embriagarlas de mi providencia, a fin de que por el milagro que después siguió, tuviesen materia para poner su principio y fundamento en la luz de la fe. A quien ocurriese algo semejante o distinto, sepa que en aquella verdura o en otra cosa, ponía, daba y doy una disposición para el cuerpo humano de modo que se sentirá mejor con ella y, algunas veces, sin nada en absoluto, que lo que estaba antes con pan o con otras cosas que se dan para la vida del hombre.  

Estando Inés volviendo los ojos de su espíritu hacia mí con la luz de la fe, dijo: “Padre y Señor mío, esposo eterno, ¿me has hecho sacar a estas hijas de las casas de sus padres para que mueran de hambre? Provee, Señor, a su necesidad”. Yo mismo era quien la hacía que pidiera. Me alegraba, comprobando su fe y su humilde oración, que me era grata. Extendí mi providencia a lo que me pedía y, por inspiración, hice que una persona le llevase cinco panecillos. Se lo manifesté al espíritu de Inés y ella dijo, volviéndose a las hermanas: “Id, hijas mías, contestad al torno y tomad el pan”. Le di tanto poder al partir el pan que todas se saciaron y recogieron tanto del que había en la mesa, que tuvieron cumplidamente para satisfacer con abundancia la necesidad del cuerpo… Enamórate, hija, de mi providencia.

 

CASOS EXTRAORDINARIOS

Dios puede intervenir en los acontecimientos del mundo, de modo que puede inclinar la balanza al lado de los que le piden ayuda y protección. Un ejemplo concreto es el caso de santa Clara de Asís. Una mañana de setiembre de 1240, llegaron los sarracenos y entraron hasta el claustro del convento. Dice Celano que Clara sin temor, manda, pese a estar enferma, que la conduzcan a la puerta y la coloquen frente a los enemigos, llevando ante sí la cápsula de plata, encerrada en una caja de marfil donde se guarda con suma devoción el Cuerpo del Santo de los Santos (LC 1,21). Una de las religiosas, testigo del acontecimiento, dijo en el Proceso de su canonización que una vez que entraron los sarracenos al claustro del monasterio, madonna Clara se hizo conducir hasta la puerta del refectorio y mandó que trajesen ante ella un cofrecito, donde se guardaba el Santísimo sacramento del Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo y, postrándose en tierra en oración, rogó con lágrimas diciendo: “Señor, guarda Tú a estas siervas tuyas, pues yo no las puedo guardar”. Entonces, la testigo oyó una voz de maravillosa suavidad que decía: Yo te defenderé siempre… Entonces, la dicha madonna se volvió a las hermanas y les dijo: “No temáis, porque yo soy fiadora de que no sufriréis mal alguno ni ahora ni en el futuro, mientras obedezcáis los mandamientos de Dios”. Y los sarracenos se marcharon sin causar mal ni daño alguno (Proceso 9,2).

Todos los testigos expresan el rechazo milagroso de los sarracenos ante la oración de Clara ante el Santísimo sacramento. Por eso, la piedad popular la ha representado siempre con una custodia en la mano. Dios la salvó y salvó a su convento e, incluso, a la ciudad de Asís. Pero, al año siguiente, se volvió a repetir algo parecido.

Vital de Aversa amenazó de nuevo la ciudad de Asís y Clara movilizó a sus hermanas en oración y penitencia para obtener la protección de Dios. Dice una testigo que después de haberse echado ceniza en la cabeza como señal de penitencia, mandó a todas a la capilla a hacer oración. Y, de tal modo lo cumplieron, que, al día siguiente, de mañana, huyó aquel ejército roto y a la desbandada (Proceso 9,3).

Como vemos, la oración hecha con fe es capaz de cambiar el curso normal de los acontecimientos por el poder de Dios, para bien de los que le aman.  

También en la vida de santa Rosa de Lima se cuenta algo parecido. El 21 de julio de 1615, una expedición de piratas holandeses al mando de Jorge Spilbergen, había derrotado a la armada virreinal frente a Cañete y se dirigía al puerto del Callao para apoderarse de Lima, que estaba con poca protección. Rosa de Lima oró con fervor y la población consiguió rechazar con éxito a los piratas, que tuvieron que huir a las naves sin hacer ningún daño a la ciudad.

Otro suceso, que he leído en diferentes libros y revistas, se refiere a la vida del santo Padre Pío de Pietrelcina. Durante la segunda guerra mundial, varias veces, quisieron los aliados bombardear san Giovanni Rotondo, el pueblo donde él vivía, pero no pudieron. Algunos aviadores contaban que, cuando estaban llegando al lugar, se les aparecía en las nubes el Padre Pío, y con mala cara les decía que se fueran. Alguno de ellos lo reconoció después de la guerra al verlo personalmente.

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Y ¡cuántas veces Dios detiene el curso normal de las enfermedades y sana milagrosamente a aquéllos por quienes se reza con fe! Por eso, podemos decir sin temor a equivocarnos: La oración hecha con fe realiza milagros. Dios hace milagros cuando se lo pedimos con fe y amor. Muchos se sanan por sus oraciones o las de sus familiares. Otros se mueren, porque no hay quien rece por ellos. Muchos lugares de la tierra se salvan de graves peligros de guerras o epidemias o catástrofes naturales por la oración de sus habitantes.  

Recordemos el éxito de la batalla de Lepanto contra los mahometanos, el 7 de octubre de 1571, por el rezo del rosario en toda la cristiandad por iniciativa del Papa san Pío V.

Otro suceso, entre miles que se podrían citar. El 25 de agosto de 1675, 6.000 polacos derrotaron a 300.000 turcos, que asediaban la ciudad de Lwow en Polonia. La victoria fue atribuida a la intercesión de María. Aquel día, todo el pueblo se había reunido en oración y vio cómo el cielo se nubló de improviso y un extraño temporal se avalanzó contra el ejército enemigo con granizo, rayos, truenos y relámpagos, que los hizo huir despavoridos.

En la guerra francoprusiana de 1871, en el pueblo de Pontmain, la Virgen se apareció a dos niños. En ese pueblo, toda la población oraba para ser protegida del avance alemán. El párroco había consagrado a la Virgen María a los 38 jóvenes que fueron a la guerra y que regresaron sanos y salvos. Los alemanes no entraron en el pueblo. En la guerra de 1914, igualmente, la Virgen protegió el pueblo. Y, en la segunda guerra mundial, todos sus soldados regresaron del frente con vida.

 

PROVIDENCIA Y MILAGROS

Nunca me olvidaré de lo que dijo una vez una madre de familia: Muchos niños mueren, porque sus padres no rezan. De la misma manera, podríamos decir que muchos milagros no ocurren y muchos enfermos no se sanan, porque no se reza. Orar es darle permiso a Dios para que intervenga en nuestra vida para nuestro bien. Y, entonces, muchas cosas buenas suceden que, de otro modo, podrían normalmente llevarnos a la muerte o a la invalidez o al desastre total.

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Ya hemos hablado de casos extraordinarios, milagrosos, obrados por Dios. Pero la intervención de Dios debería ser normal, aun en casos extremos, si tuviéramos fe y se lo pidiéramos con confianza de hijos.

La Madre Briege Mckenna ha escrito un libro Los milagros sí ocurren”, donde relata casos de curaciones extraordinarias, producidas por la fe. Dice que un día llevaron a un niño que sufría de quemaduras muy severas y de ampollas en todo su cuerpo. Recuerdo haber pensado: ¡Dios mío, no hay realmente nada que hacer! Está muy mal. No tenemos médicos ni medicinas aquí. Oramos por el pequeño y, después, el sacerdote le dijo a la anciana mujer que lo había llevado a la misa: “Déjalo ahí y comencemos la celebración de la misa”… Al terminar la misa, fui a ver cómo estaba el niño. Lo habían colocado debajo de la mesa, que sirvió de altar, pero ya no estaba ahí. Yo le pregunté a la mujer: ¿Dónde está? Ella me señaló un grupo de niños que jugaban ahí cerca. Vi al niño y se veía muy bien. No había nada malo en él. Y le pregunté: ¿Qué le pasó? Y la anciana me miró y me dijo: “¿Cómo que qué le pasó? ¿Acaso no vino Jesús?”.

Sí, Jesús Eucaristía es la mayor fuente de milagros en cualquier lugar del mundo y no sólo en los grandes santuarios marianos como Lourdes o Fátima.

Otro día le telefoneó un joven sacerdote para que orara por él, porque tenía cáncer en las cuerdas vocales y dentro de tres semanas debían operarlo para extirparle la laringe. Ella le dijo: Padre, cada día, cuando celebra la misa y consume la hostia consagrada, usted se encuentra con Jesús. Usted toca a Jesús y lo recibe en su cuerpo y no sólo como la mujer hemorroísa que le tocó el borde del manto. Pídale a Jesús Eucaristía que lo sane.  

Tres semanas después, ingresó al hospital para ser operado. Me llamó más tarde para decirme que la cirugía no se realizó. Los médicos descubrieron que el cáncer había desaparecido y sus cuerdas vocales estaban como nuevas.

He conocido sacerdotes extraordinarios como el padre Emiliano Tardif o el padre James Manjackal con un ministerio extraordinario de sanación de enfermos. Dios ha obrado maravillas a través de ellos. Y así otros más.

Y Dios sigue obrando maravillas en la medida de nuestra fe y de nuestra confianza en Él. Recuerdo al padre Feliciano Díez, agustino recoleto, que siempre contaba que, cuando era un niño, estaba gravemente enfermo con las piernas paralizadas. Su padre lo llevó al santuario de la Virgen del Pilar de Zaragoza a rezar por él. Al día siguiente al despertar, estaba completamente curado.

Un joven sacerdote de Lima me contaba que, cuando era un bebé, estuvo muy grave con una fuerte neumonía. Como sus padres vivían en la Sierra del Perú y no había médico ni posibilidades de llevarlo al hospital más cercano, su madre lo llevó a la iglesia y lo consagró a la Virgen, ofreciéndoselo para que, si se sanaba, fuera sacerdote. A los tres días, sin ninguna medicina, estaba totalmente curado. Siendo joven, no estaba muy dispuesto a ser sacerdote; pero, poco a poco, el Señor lo guió al Seminario y se ordenó de sacerdote con 29 años el 7 de marzo de 2004. Su nombre Iván Luna.

El padre Giovanni Salerno. Dice:

Durante mis años de misionero he visto muchos milagros. Hablo de milagros extraordinarios, no sólo de curaciones de una fuerte fiebre o cosas parecidas, sino incluso de enfermedades o traumas que necesitaban de una intervención quirúrgica. Jamás olvidaré el caso de Justo, quien cayendo del caballo se había roto la espina dorsal. El curandero lo curaba con orines sedimentados, mezclados con hojas de coca. Y esto, durante dos largos meses. ¡Es fácil imaginarse la infección que resultó!… En la espina dorsal de Justo hormigueaban los gusanos. Le faltaban al menos tres kilos de carne: sus muslos habían desaparecido completamente, consumidos por la enfermedad. En su lugar, había como una caverna… Preferí no tocarlo en absoluto. Dije: “No puedo hacer nada. Si tienes fe (le dije a su madre), Dios te ayudará”. Y ella me dijo: “¿Qué tengo que hacer para tener fe y conseguir este milagro? Ya no tengo nada: el curandero ya se ha llevado mis gallinas y mis cuyes”. Para conseguir el milagro, le dije, sólo debes pedírselo a Dios: no se necesita dinero ni animalitos, sino solamente rezar con fe. Reza tres Avemarías, pidiéndole a la Virgen Santísima que te haga el milagro…  

A los tres días, fui a visitarlo y ¡cuál no sería mi asombro, cuando constaté que Justo tenía abundante carne, donde antes sólo se veía una especie de caverna! Y era carne tierna y rosada como la de un recién nacido. Me quedé boquiabierto, preso de escalofrío. Al quinto día, Justo volvió a su condición de salud más que normal.  

Teodosia tenía un brazo roído por la uta, un tipo de lepra que despedía un olor pestilente. Yo había preparado el instrumental quirúrgico para amputárselo y me decía a mí mismo: ¿Qué hago? Amputándole el brazo la volveré aún más pobre. Entonces, con miras a ganar un poco de tiempo para decidir mejor cómo proceder, le dije: Mañana vienes para que te haga la operación de amputarte el brazo. Al despedirme, le dije: “¿Por qué no le pides a la Virgen María que te haga el milagro?”.  

Ella me preguntó: ¿Qué debo hacer? Le di un poco de agua santa de Lourdes, diciéndole: “Tómala y, durante la noche, pídele a la Virgen María que te haga este milagro”. Al día siguiente, la estuve esperando, decidido a amputarle el brazo… De pronto, escuché una algarabía creciente en las afueras del dispensario. Era Teodosia, que, inconteniblemente feliz, enseñaba su brazo a los demás enfermos que la rodeaban y les decía: “Miren mi brazo. Hasta ayer lo han visto cómo se caía a pedazos y apestaba. Ahora está sano”. Y sobre sus hombros cargaba un corderito como regalo.  

Basilio, un niño de nueve años, sufría de hidrocele. Esta infección se había extendido a todo su cuerpo, de forma que parecía una gran pelota inflada. En cualquier parte de su piel, donde se apoyara un dedo, éste se hundía. Le suministré cierto tipo de medicinas, pero inútilmente: el muchacho no se curaba, sino que, por el contrario, empeoraba cada vez más… Le dije a su madre, entregándole un poco de agua bendita: “Pídele este milagro a la Virgen María. Ninguna medicina puede curarlo”.  

Al día siguiente, vino su madre y me dice: “Basilio tiene hambre. Tienes que darme algo de comida”… Fui a la cabaña de Basilio. No podía creer lo que estaba viendo. Todo había vuelto a la normalidad. En el dispensario volví a examinarlo con mayor rigor y tuve que admitir que Basilio se había curado..  

Un día llegué a Coyllurqui al anochecer. Me trajeron a un cabo de la guardia civil tendido sobre una camilla improvisada. Los parientes que lo cargaban, me dijeron que, desde hacía ocho días, no comía y que echaba continuamente sangre por la boca. También en mi presencia siguió arrojando sangre hasta llenar una vasijita. Estaba realmente muy grave y yo no tenía medicinas ni siquiera para cortar la hemorragia…  

La mujer del enfermo me suplicaba que hiciera todo lo posible para salvarlo. Entonces, tuve que hablarle muy claro, diciéndole que se necesitaba un milagro de la Virgen María para poderlo curar. Debo decir que, curando a los enfermos, he recurrido siempre mucho a la medalla milagrosa y también en este caso les hablé al enfermo y a su mujer de las grandes gracias que la Virgen Santísima concede a los que con mucha fe llevan consigo su medalla milagrosa. Viendo la viva fe de los dos, puse la medalla milagrosa al cuello del enfermo y, junto con su esposa, recitamos tres Avemarías.  

Hacia la medianoche, un fuerte estruendo, proveniente de la verja del dispensario, me despertó sobresaltado, mientras un extraño calor inundaba mi habitación. Me levanté a toda prisa para comprobar qué había sucedido, pero pensé que lo que había provocado aquel estruendo podía haber sido uno de los hijos del enfermo al visitar a su padre.  

A la mañana siguiente, fue grande mi asombro, cuando lo encontré sentado sobre la cama. ¡Estaba comiendo un buen trozo de pollo! Con calma me contó que hacia medianoche, la Señora representada en la medalla milagrosa le había visitado y le había tocado la frente y él había sanado inmediatamente. Más adelante quiso que le diera una gran cantidad de aquellas medallas para dar a conocer a todos el poder misericordioso y materno de la Virgen María. ¡Cuántos kilos de medallas milagrosas hemos repartido entre los pobres! Podría narrar muchos otros prodigios obrados por la Virgen Santísima por medio de la medalla milagrosa, cuando ésta se lleva puesta con mucha fe.

La Madre Teresa de Calcuta contaba en una ocasión: Uno de nuestros doctores, oculista, trabaja mucho con nuestros pobres y es muy amable con ellos. Dedica dos horas diarias a ellos. Durante esas dos horas no atiende a nadie más que a los pobres, todo gratis: consulta, lentes, medicinas… Un día me dijo: “Madre, tengo un cáncer maligno y dentro de tres meses moriré”.  

Fue a USA y le dijeron lo mismo. Regresó a Calcuta y su familia lo llevó al hospital. Fui a visitarlo al hospital, llevé una medalla de la Virgen Milagrosa y le pedí que dijera: “María, Madre de Jesús, dame la salud”.  

Encargué a su familia que rezara también a Nuestra Señora. A pesar de ser una familia hindú, debieron rezar con mucha fe. Después de tres meses, tiempo al cabo del cual supuestamente tenía que morir, el oculista vino a mi casa y me dijo: “Madre, fui al doctor, me examinó con rayos X, me hizo análisis y no encontró ni rastro del cáncer”. Un auténtico milagro. Ahora lleva una cadenas al cuello con la medalla milagrosa.

Dios hace milagros con las cosas más sencillas, cuando hay fe. Santa Margarita María de Alacoque, a veces, escribía en un pequeño papel Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío y lo hacía tomar al enfermo para que sanara.

De san Juan Bosco se cuenta que desde que estaba en el Seminario, se valía de una estratagema para ayudar a los enfermos con la invocación de María. Consistía en repartir píldoras de miga de pan o bien sobrecitos con una mezcla de azúcar y harina, imponiendo a los que recurrían a su ciencia médica, la obligación de acercarse a los sacramentos, rezar un número determinado de Avemarías a la Virgen o la Salve. La prescripción de las medicinas y de las plegarias eran de tres días, a veces de nueve. Los enfermos, incluidos los más graves, se curaban.  

¡Cuántos prodigios sigue obrando nuestro buen Dios entre la gente que tiene fe! Dios ama a todos, porque para él, ricos o pobres, sabios o ignorantes, todos son sus hijos y a todos ama con amor infinito y a todos quiere bendecir con abundantes gracias y milagros.

 

MILAGROS COTIDIANOS

La providencia de Dios se manifiesta hasta en los más pequeños detalles de la vida. Veamos algunos ejemplos..

Un día, Chiara Lubich, la fundadora del movimiento de los focolares, se encontró por la calle con un pobre que le dice: ¿Puede darme un par de zapatos número 42? ¿Cómo encontrar en plena guerra (era el año 1943), cuando faltaba de todo, un par de zapatos? ¿Y además tan preciso?  

Chiara divisa una iglesia allí cerca y entra. Estaba vacía, pero la lucecita roja indica que allí esta Jesús. Y le pide de rodillas: Jesús, dame un par de zapatos de número 42 para ese pobre.  

A la salida, abre la puerta y ve una señora conocida, que le pone un paquete en las manos, diciéndole: Para tus pobres. Lo desenvuelve y era un par de zapatos del número 42.

Otro día Chiara estaba preparando la comida, cuando llaman a la puerta. Era una mujer pobre que pedía ayuda para su familia. Chiara fue y sacó de un cajón un sobre que contenía la cantidad necesaria para pagar el alquiler, el gas y la luz del mes, y se lo dio a la mujer. Luego le dijo a Jesús: Te dejo el sobre abierto, mira tú cómo llenarlo para que podamos pagar lo que debemos. Y siguió trabajando.

Al poco rato, llega Natalia, una de sus primeras compañeras, corriendo en bicicleta y le dice: Esta mañana me han subido el sueldo y se me ha ocurrido traerlo inmediatamente por si te hace falta. Era el doble de lo que Chiara había dado.

Una mañana Chiara comentó con nosotras: No tenemos ni un céntimo ni para desayunar. Pero Jesús es nuestro esposo. Él se ocupará… De vuelta a casa, nos encontramos la mesa puesta y, al lado de las tazas, una jarra de leche, un pan con pasas y un paquete de cacao. Más tarde, nos enteramos de que una señora mayor, vecina nuestra, nos había querido dar esta sorpresa. Y como la llave estaba colgada al lado de la puerta, había entrado.

Un día le llegó a Chiara Lubich la cuenta de la intervención quirúrgica de una focolarina y de su estancia en el hospital. Eran cien millones de liras. La verdad es que se llevó un susto. Pero, como siempre, confió esta preocupación a la providencia de Dios. Justo en esos días, una adherente al movimiento de los focolares recibió una herencia. A sus hijos les dio la casa y a Chiara el dinero contante: Exactamente, cien millones de liras.

Había llegado al focolar un par de zapatos de señora, nuevos, bonitos, de tacón alto, pero pequeñísimos, de número 33. ¿A quién le podrán hacer falta? me pregunté. Al poco rato, llaman a la puerta, es Vilma, una mujer joven, muy pobre, que viene a vernos de vez en cuando con su niña. Vilma es menuda, muy pequeña. Le miro instintivamente los pies, y le ofrezco los zapatos. Con gran alegría suya, le van que ni pintados.

Un sacerdote nos contó que deseaba ir a Italia a un encuentro para sacerdotes del movimiento de los focolares, pero no tenía dinero. Entonces, se encomendó a la providencia, pensando: Si es voluntad de Dios, Él me mandará el dinero.

Un día, al abrir el correo, sacó un sobre con un cheque: Era de la diócesis, que le comunicaba la muerte de un sacerdote anciano, que deseaba dejar una suma de dinero al sacerdote más pobre de la diócesis y el obispo había pensado en él. Contenía, exactamente, el dinero necesario para el viaje.

El cardenal Ersilio Tonini dice que un día lo llamó por teléfono el arzobispo de Gitega, en Burundi, para pedirle ayuda para construir una clínica de maternidad en Gitega, donde la mortalidad infantil era muy alta. Al día siguiente, llega una señora de Forlí, cuya hija se había suicidado y le da el dinero de la venta del piso de su hija. Con él pudo atender la petición del arzobispo de Gitega y, al año siguiente, fue construida la clínica de maternidad. Pareciera que el Señor hubiera dispuesto las cosas para que todo llegara a feliz término en el mínimo plazo posible. Dios se preocupaba también de aquellos niños burundeses, que tanto necesitaban, y lo hacía a través del cardenal Ersilio Tonini.

EJEMPLOS DE VIDA

CARLO CARRETTO

Carlo Carretto era un religioso que soñaba con fundar un convento en los Alpes y una inyección mal puesta lo dejó cojo para toda la vida. Y en vez de ir a los Alpes, se fue 10 años al desierto del Sahara, donde, en el silencio y la soledad, aprendió a amar más a Dios y escribió libros hermosos, que se leen en todo el mundo. Por eso, pudo escribir: Ahora le doy gracias a Dios por lo que ha hecho conmigo y por mi pierna coja que estoy arrastrando con un bastón desde hace treinta años.

Con toda seguridad, muchos santos no lo hubieran sido nunca, si Dios no hubiera permitido en su vida fracasos o enfermedades, que les hicieran acercarse más a Él. Muchos más se acercan a Dios a través de los sufrimientos que a través de la vida sana y placentera. Por eso, debemos agradecer a Dios muchas de sus intervenciones dolorosas en nuestra vida, porque nos ha hecho madurar y crecer espiritualmente mucho más en unos meses de enfermedad que en años de vida sana y normal.

Dice Carlo Carretto: Dios nunca está ausente de nuestra vida ni puede estarlo. En Él vivimos, nos movemos y existimos (Hech 17,28). Pero ¡cuántos actos de fe para aprender a navegar por el mar de Dios a ojos cerrados y con la convicción de que, si nos hundimos, nos hundimos en Él, en el divino y eterno Presente! Dichoso el que aprende a vivir esta navegación en Dios y sabe permanecer sereno, aun cuando arrecia la tempestad.

Sí, dichoso el hombre que sabe que Dios es el compañero de la vida, que nunca lo dejará solo, y que le sigue diciendo a todas horas y, especialmente, en los momentos más difíciles de la vida: Yo nunca te dejaré ni te abandonaré (Jos 1,5). Por eso, no tengas miedo ni te acobardes, porque Yahvé tu Dios estará contigo dondequiera que tú vayas (Jos 1,9).

 

NGUYEN VAN THUAN

Nguyen van Thuan, siendo ya obispo, estuvo en una cárcel vietnamita trece años, de los cuales nueve años en régimen de aislamiento total. El día que lo apresaron, el 15 de agosto de 1975, llevaba un rosario en el bolsillo. Dice: Durante el viaje a prisión, me di cuenta de que sólo me quedaba confiar en la providencia de Dios.

En la cárcel pasó mucha hambre y muchos momentos de enfermedad y de tristeza, de los que nunca pensó que pudiera salir vivo; pero la providencia de Dios velaba sobre él. Por eso, pudo decir después de liberado: En mi vida, que ha sido larga y accidentada, he hecho esta experiencia: si sigo fielmente, paso a paso, a Jesús, Él me conduce a la meta. Caminaréis por senderos imprevisibles, a veces, tortuosos, oscuros, dramáticos, pero tened confianza: ¡Estáis con Jesús! Arrojad sobre Él todas vuestras ansias y preocupaciones.

El año 2000 dio los ejercicios espirituales ante el Papa en el Vaticano. Y dice: Hace 24 años, cuando celebraba la misa con tres gotas de vino y una gota de agua en la palma de mi mano, no me habría esperado que el Santo Padre hoy me regalaría un cáliz dorado. Hace 24 años nunca habría pensado que hoy, fiesta de san José del 2000, mi sucesor consagraría, precisamente, en el lugar donde viví en arresto domiciliario, la iglesia más bella dedicada a san José en Vietnam. Hace 24 años no habría esperado nunca poder recibir hoy, de un cardenal, una suma consistente para los pobres de aquella parroquia.

El Papa Juan Pablo II lo nombró presidente del Consejo Pontificio de Justicia y Paz y cardenal de la santa Iglesia. Evidentemente, los caminos de Dios son incomprensibles para nosotros, pero Dios escribe derecho con renglones torcidos. Cambia nuestros planes humanos con fracasos y sufrimientos de toda índole. Para cada uno tiene una misión concreta y específica. A cada uno, su providencia lo guía por caminos diferentes. Cada uno tiene su camino personal. Dios no hace fotocopias. ¿Cuál será tu camino? Cumple la voluntad de Dios en cada momento, porque, como diría Raissa Maritain: Bajo sus oscuras apariencias, los deberes de cada instante esconden la verdad de la voluntad divina; son como los sacramentos del momento presente.

 

MADRE ANGÉLICA

Nació en 1923 en Canton (Ohio), USA. Sus padres se divorciaron, cuando ella tenía 6 años. A partir de entonces, vivió sola con su madre, pasando hambre y frío y sobreviviendo con trabajos ocasionales. Aparte de eso, su madre tenía problemas de depresión, que, a veces, la llevaban a querer suicidarse. Por eso, desde muy pequeñita tuvo que ganarse la vida para poder sobrevivir y ayudar a su madre, lo que hizo que sus calificaciones escolares fueran muy deficientes. Ella dice:

No recuerdo haber tenido una verdadera amiga durante mi niñez. ¡No tenía ni arbolito de Navidad, ni muñecas ni amigas!. Recuerdo poner pedazos de cartón en la suela de los zapatos para que mi madre no se diera cuenta de que ya no servían. Pero el cartón no dura mucho y tenía que caminar más de tres millas en áreas nevadas para llegar al colegio.

A los veinte años ocurrió el acontecimiento decisivo de su ida. Una señora, Rhoda Wise, que había sido protestante, se convirtió a la fe católica, estando gravemente enferma en un hospital católico. Los médicos le dijeron que tenía un cáncer terminal y tuvo que irse a su casa; pero, a los pocos días, se le aparecieron Jesús y santa Teresita del niño Jesús, que la curaron milagrosamente. Lo que llamó la atención a Rita Rizzo (el verdadero nombre de Madre Angélica) fue el relato de que tenía los estigmas o heridas de Cristo, plenamente visibles en su cuerpo. Las marcas eran similares a las de san Francisco de Asís.

El día 8 de enero de 1943 su madre la llevó a visitar a esta señora para que rezara por ella, pues hacía mucho tiempo que tenía fuertes dolores en el estómago sin que los médicos pudieran hacer nada por ella. La señora Rhoda Wise le dio una oración para que la rezara, pidiendo la intercesión de santa Teresita. Y dice:

Rezamos la novena. Nueve días de oración y, al final, el domingo 27 de enero algo sucedió. A media noche, sufrí el peor dolor de estómago que he tenido en mi vida. Era como si me hubieran volteado por adentro hacia fuera. Esa mañana me levanté y me preparé para ir a misa de once y media. Luego mi corazón dio un salto. De repente, me di cuenta que no tenía ningún dolor de estómago. Como si nunca hubiera tenido problema alguno. Había sanado. No había duda. Desde ese día hasta la fecha no he tenido otro dolor de estómago. Dios había hecho un milagro. Sin lugar a dudas, ese fue el día en que encontré a Dios. Fue la primera vez que reconocí la participación activa de Dios en mi vida.

Sentir que Dios me había escogido y me había tratado de un modo preferencial, ocasionó un cambio dramático en mí… Me enamoré de Dios y empecé a tener una verdadera sed de Él. Mi vida cambió desde ese instante… Un día de 1944, mientras meditaba en la iglesia, un pensamiento cruzó mi mente. Era un hecho sencillo, como si tuviera la completa certeza de que sería monja… ¿Qué? ¿Monja? ¡No lo podía creer! No me gustaban las monjas… La convicción de que debería seguir esa vocación era muy fuerte.

El mayor obstáculo para ir al convento era su madre. Pero, después de pensarlo bien y hablar con las religiosas franciscanas de clausura de Cleveland, decidió irse de casa para seguir su vocación. En la carta que le escribió a su madre le decía:

Algo pasó en mí después de mi curación. ¿Qué fue exactamente?, no lo sé. Me enamoré completamente de Nuestro Señor. Vivir en el mundo estos últimos diecinueve meses ha sido muy difícil para mí… Recuerda que pertenecemos primero a Dios y luego a nuestros padres. Somos sus hijos. Te pido tu bendición para que pueda alcanzar las alturas que deseo. Te quiero mucho.

En el convento estuvo a punto de ser enviada a su casa por motivo de un defecto congénito que tenía en la columna, que le afectaba dolorosamente las vértebras. Este problema había empeorado a raíz de un resbalón que se dio en el piso mojado. Tuvieron que operarla, aun a riesgo de quedarse paralítica para toda la vida. Cuando salió del hospital, llegó con dos aparatos ortopédicos y unas muletas. Hasta ahora tiene un aparato ortopédico permanente en las piernas y camina con una muleta; pero, a pesar de sus limitaciones físicas y de sus dolores de columna, ella sigue trabajando y hace lo posible y lo imposible para llevar a Cristo hasta los últimos rincones del planeta. Ella, dicen las hermanas, oculta el dolor de forma admirable y se asombran de que no toma ninguna pastilla para el dolor. Todo se lo ofrece a Jesús con amor.

La manifestación del amor y de la providencia de Dios en su vida ha sido continua. Cuando empezó a construir el Monasterio, donde ahora vive en Birmingham, dedicado a la adoración perpetua, no tenía recursos, pero Joe Bruno, dueño de algunos supermercados, les enviaba diariamente los alimentos. Al principio, dijo que lo haría por el primer año, pero lo ha seguido haciendo durante muchos años. Ella dice: Eso fue un regalo muy directo de Dios. Fue una sorpresa caída del cielo. Y Dios bendijo a Joe Bruno. Al comienzo, tenía 13 supermercados. Ahora es dueño de 65 supermercados y 50 farmacias. Después de varios años, alguien le preguntó si continuaba alimentando a las monjas franciscanas y él contestó que no sería negocio dejar de hacerlo.

Pero las deudas comenzaron y las religiosas acudían a su dueño y Señor, a Jesús sacramentado, expuesto en la custodia día y noche. Con ayuda de bienhechores las deudas de la construcción las pagaron en 5 años.

Un día, un sacerdote carismático se presentó al Monasterio para orar por la Madre. Transcurrió una semana y no había notado ningún cambio como resultado de la oración de aquel sacerdote. A los pocos días, se enfermó de una fuerte gripe y se fue a la cama, sintiéndose enferma. Y dice ella: Me encontraba acurrucada en mi cama con mi Biblia. Por alguna razón había decidido leer el Evangelio de san Juan en voz alta y, de repente, me sentí llena del Espíritu Santo, era totalmente una nueva experiencia… Todos los síntomas de la gripe habían desaparecido. Había sentido la presencia total de Dios en la habitación. Era una sensación imposible de describir y que podría compararse con la historia de los primeros monjes franciscanos que también habían sido tocados por el Espíritu y cubiertos del poder de Dios. Era como si Dios estuviera diciendo: “Te estoy preparando para algo especial y único”. Sentía un poder increíble. Estaba renovada y lista para escuchar las indicaciones de Dios.

Una vez terminado el Monasterio, empezó a publicar pequeños folletos de doctrina católica para animar en su fe a los católicos, pero decidió tener su propia imprenta para abaratar los costos y todas las hermanas se dedicaron en su tiempo de trabajo a producir folletos religiosos. Lograban imprimir 25.000 libritos cada día y unos seis millones cada año. Las hermanas operaban impresoras, evaluadas en más de 120.000 dólares. Todo había sido conseguido con la ayuda de bienhechores. La providencia de Dios velaba sobre ellas.

La Madre Angélica dice por experiencia: Antes que nada, Dios siempre se encarga de pagar las deudas, cuando trabajamos para Él. Hasta ahora nunca nos ha fallado. Podemos hacer su trabajo y, a la vez, tener tiempo para rezar cinco horas cada día.

Los libritos de la Madre eran distribuidos en todo USA y en 37 países con traducciones en francés, español y vietnamita. El trabajo de las hermanas era fabuloso y Dios proveía a todos los gastos. Y el nombre de la Madre Angélica empezaba a sonar por todas partes, de modo que la llamaban para entrevistas en diferentes emisoras de radio y televisión. Y Dios le inspiró convertir el garaje del Monasterio en un estudio de televisión para grabar programas, que después enviaría a diferentes canales. Sabía que los gastos eran excesivos para sus posibilidades, pero confiaba en su esposo Jesús y, pidiendo préstamos comenzó a comprar los primeros equipos de lo que después sería la estación de televisión Eternal Word Television Network (cadena de televisión Palabra eterna, EWTN).

Dice: Yo pensé que tenía las manos llenas con la construcción del Monasterio y de la imprenta. Pero, cuando surgió lo de la televisión, me di cuenta de lo que realmente significa pasar tiempos difíciles. Pero Dios siguió aumentando nuestra fe, paso a paso. Lo veíamos a Él en cada esfuerzo y veíamos cómo su providencia hacía prodigios.

Tuve un miedo terrible, cuando hice el primer pedido de equipo de televisión. Cuando vi el precio y vi la imposibilidad de pagar esas sumas astronómicas, me sentí abrumada por la responsabilidad. No se pueden imaginar cuántas veces tomé el teléfono para cancelar la orden, pero cada vez pasaba algo y no lo hacía. Una vez, una compañía estuvo dispuesta a darme crédito sin necesidad de un fiador, sólo con mi firma… Una de mis definiciones de fe es tener un pie en el aire, otro en la tierra ¡y una sensación de malestar en el estómago! Yo tomo Maalox, un antiácido. Alguien, una vez, me desafió diciendo que, si realmente soy una persona de fe, no tendría por qué tomar Maalox. Yo le contesté que mi estómago no sabe que tengo fe.

El equipo de televisión, valorado en más de cien mil dólares, comenzó a llegar al Monasterio. Esa suma era aparentemente imposible de pagar. Luego, empezaron a pasar cosas inexplicables. La compañía contratada para iluminar el estudio, redujo su precio de 48.000 a 14.000 dólares. Las cámaras, valoradas en 24.000 dólares, se pagaron con un donativo adquirido durante un viaje. Así encontraba fuerzas para seguir adelante.

Para 1986 los costos de operación eran más de 360.000 dólares al mes. Pero la oración de la Madre y de las hermanas, con la colaboración de laicos comprometidos, hacía que los prodigios siguieran sucediendo sin interrupción. En ese año, la cadena EWTN llegaba a 300 sistemas de cable y distribuía la señal a más de nueve millones de hogares.

Otra de sus grandes obras ha sido la fundación de la mayor emisora de radio privada de onda corta con la ayuda financiera de los esposos Piet y Trude Derksen, que le aportaron, en un primer momento, para este proyecto dos millones de dólares. Y la Madre Angélica nos dice convencida:

Si no estamos dispuestos a hacer el ridículo, Dios no puede hacer milagros… Nuestro Señor, a través de su divina providencia, hizo posible a EWTN desde un garaje convertido en estudio con lo último de la tecnología moderna. A través de esta tecnología, hemos podido llegar a millones de personas y hogares. Y, ahora, personas que nunca han escuchado la Palabra de Dios pueden sintonizar EWTN, aun desde los lugares más remotos… La providencia de Dios nos sigue y nos protege desde el momento en que nos levantamos en la mañana hasta el momento en que vamos a la cama. Aprendí a confiar en los acontecimientos del momento presente, porque Dios frecuentemente hace milagros y cosas imposibles con pequeñas inspiraciones, que muy fácilmente podrían pasar desapercibidas o ignoradas por su insignificancia.

La vida de la Madre Angélica, con sus seis doctorados honoris causa y premios nacionales e internacionales es un monumento a la providencia de Dios. Dios hace milagros en la medida de nuestra confianza en Él. La Madre Angélica tuvo la audacia de creer hasta el punto de hacer el ridículo por Dios y Dios premió su confianza. La providencia de Dios la llevó de la mano desde su más tierna infancia a pesar de los sufrimientos que ha tenido que soportar.

Como hemos dicho, ha fundado el convento donde reside con la especial finalidad de adorar perpetuamente a Jesús sacramentado. Ha fundado la primera y principal cadena de televisión católica del mundo por cable, que emite las 24 horas del día programas católicos en distintas lenguas a 170 países. Ha establecido una editorial católica con su imprenta para promocionar toda clase de literatura católica en distintas lenguas, y también ha fundado la mayor emisora de radio privada de onda corta para que el mensaje católico pueda ser escuchado en cualquier parte del mundo. En todas sus obras brilla como una continua luz la divina providencia, que sigue diciéndonos como Jesús: El que cree en Mí hará las obras que yo hago y mayores que éstas (Jn 14,12).

 

PADRE GIOVANNI SALERNO

Es un gran misionero italiano, que va por los caminos de las altas cordilleras de los Andes del Sur del Perú, llevando consuelo a los enfermos como médico y el amor de Jesús como sacerdote. Era sacerdote agustino; pero, con permiso de sus superiores, dejó la Orden para fundar el Movimiento de los Siervos de los pobres del tercer mundo.

En su libro Misión andina con Dios cuenta cómo, cuando tenía diecisiete años, tres oculistas de Viterbo le dijeron unánimemente: ¡A los veinte años de edad estarás completamente ciego! El mismo superior le dijo que debía interrumpir sus estudios y casarse cuanto antes para tener así una esposa que pudiera ayudarlo en su ceguera. Pero oró al Señor y escribió al Monasterio de agustinas de Casia. La abadesa le contestó que una joven hermana se había ofrecido víctima por su salud. Los superiores aceptaron llevarlo, como último recurso, a Roma al célebre oftalmólogo Dr. Lazzantini, que le salvó la vista y le dijo: Debes retomar tus estudios. Y fue ordenado sacerdote un año antes que sus compañeros de curso.

Desde el principio, quería ser misionero en el Perú. Y allí lo enviaron sus superiores de la Orden agustiniana. Dios lo ha guiado con amorosa providencia en todos sus caminos por aquellas alturas. Él cuenta cómo el 2 de febrero de 1975 hizo un largo viaje a caballo desde Cotabambas a Tambobamba. Hacía un viento que parecía un huracán, cargado de lluvia. A mitad del viaje decidió con su acompañante detenerse. Dice así:

Me quedé solo y procuré que el caballo me abrigara del viento con su cuerpo y me calentara con su aliento, impidiendo que el frío helado de la noche me hiciera mal. Creía encontrarme sobre un terreno llano, pero cuando el hermano regresó con su linterna me percaté que estaba al borde de un precipicio de unos 300 metros sobre el río. El caballo había sido para mí como un ángel enviado del cielo: se llamaba Dorado.

En ese viaje me enfermé gravemente, tenía mucha fiebre y tiritaba de frío y escupía sangre. En el pueblo no había carretera de acceso ni había medicinas. Los nobles del lugar me odiaban, porque defendía a los pobres… Llegué a tal gravedad que no podía comer ni moverme. Algunos ya comentaban que en el pueblo no había madera para hacerme el ataúd. Después de muchos días de sufrimiento, llegó un camión, que aproveché para ser llevado al Cuzco… Mi estado empeoró y me administraron la unción de los enfermos. Al día siguiente, me llevaron en avión a Lima. Me esperaban en el aeropuerto con una ambulancia. Pero no la necesité; porque, al llegar el avión a poca altitud sobre el nivel del mar, había vuelto a sentirme bien y había mejorado rápida y sorprendentemente.

Un día estaba predicando un retiro espiritual en Babylon (USA), cuando una viejecita se acercó y me entregó un sobre diciéndome: “Dentro de dos días cumpliré 85 años y, en lugar de festejarlo con mis nietos, mis parientes y amigos, he decidido darle a usted mis ahorros”. Abrí el sobre, pensando en el óbolo de la viuda del Evangelio… Y, con gran sorpresa y emoción, encontré allí la respetable suma de 5.000 dólares. ¡Sea bendita eternamente la divina providencia.

Un señor de Ajofrín (Toledo) nos había regalado 14 hectáreas de terreno para construir el Seminario. Se colocó la primera piedra el 3 de diciembre de 1989. Pero, en aquel momento, no teníamos nada… Sentí un fuerte escalofrío de sólo pensar que nuestras arcas estaban vacías. Pero, afortunadamente, no nos faltaba una gran confianza en la divina providencia… Pocos meses después, nos informaron que unos bienhechores chinos de Macao habían enviado un cheque de 250 dólares como primera ofrenda, de otras que enviarían sucesivamente. Pero, en una segunda llamada telefónica, nos informaron que en realidad el cheque no era de 250, sino de 250.000 dólares… Con aquella suma cubrimos la mitad de los gastos de la construcción del Seminario y de la capilla. La otra mitad nos fue dada por una pareja de esposos.

En una oportunidad, estaba sumergido en enormes problemas. Tenía la urgente necesidad de una construcción más amplia y funcional para la futura Obra San Tarsicio. Santa Teresita del Niño Jesús, de manera providencial, nos hizo encontrar primero 83 hectáreas de terreno y, luego, al lado de ese mismo lote, otras 140. Serviría para escuela privada y gratuita para niños pobres, como casa para los huérfanos del internado, para una escuela de artes y oficios, para la comunidad destinada a la rehabilitación de los drogadictos, para el Monasterio de la rama contemplativa de Los Siervos de los pobres del tercer mundo, para producción agrícola, etc. En el centro de todo, estaba prevista la iglesia con adoración perpetua. Teníamos ya el terreno, pero faltaban los recursos para la construcción.

En febrero del 2000, recibí la grata visita de una pareja de esposos de México. Los acompañé a visitar el terreno… Aquella misma mañana había recibido amenazas de expulsión hasta el extremo de que se pretendía transmitir inmediatamente una respuesta telefónica en tal sentido de Cuzco a Roma (a la Congregación de Propaganda Fide). Ese día sufrí muchísimo, pero las gracias fueron mayores y más poderosas que las lágrimas causadas por quien, investido de autoridad, me invitaba a decisiones que me eran extrañas. Aquel mismo día en la tarde, los dos esposos, también devotos de santa Teresita, con voz marcada por la emoción… me ofrecieron un cheque por dos millones de dólares… El don fue una señal de predilección de la providencia hacia nuestro Movimiento, un verdadero milagro que nos llegó en silencio. Para nosotros, aquel dinero valía muchísimo, no tanto por su valor financiero, cuantioso por cierto, cuanto por el momento providencial en que nos fue donado… Por eso, sobre la colina del terreno del milagro pensamos levantar un monumento a santa Teresita del Niño Jesús.

Los patronos del Movimiento son, después de la Virgen Santísima, san Agustín y santa Teresa de Avila. Santa Teresa de Jesús oró y sufrió por los indios de la Cordillera ¡Tanto amó a los indios que tuvo de Dios el don de bilocación, que le permitió visitar la Cordillera de los Andes! En una carta (del 17-1-1570, nº 20) dirigida a su hermano Lorenzo, que vivía en Quito, nos hace sentir cuánto sangraba su corazón por los indígenas andinos. Dice: Y esos indios no me cuestan poco.

¡Cuán importante es confiar siempre en la divina providencia! ¿Qué sería de nosotros, si la providencia no encendiera cada día nuestro horno y no procurara los cien kilos de harina que necesitamos diariamente para elaborar el pan con el que alimentamos a más de 900 niños y muchachos que asistimos en nuestras casas? Cada día necesitamos 100 kilos de harina sin contar vestidos, libros, cuadernos, medicinas, operaciones quirúrgicas, pensiones escolares… Cada día, para llevar adelante esta gran familia esperamos el milagro de la divina providencia, por la intercesión de Santa María, Madre de los Pobres.

Para ayudar a tantos pobres y necesitados nos sostiene la divina providencia. El Señor sabe dónde estamos, sabe lo que hacemos y sabe cómo llegar hasta nosotros. Es algo conmovedor ver cómo nos llegan donativos, sobre todo, de jóvenes parejas de esposos de Bélgica y también de Italia, fruto de una curiosa iniciativa, adoptada por ellos desde hace algún tiempo. En las invitaciones para sus bodas consignan claramente este mensaje: “No traigan regalos. El dinero que ustedes quieran gastar, comprando un regalo para nosotros, tráiganlo para que podamos ofrecérselo a los niños de los Siervos de los pobres del tercer mundo”. Son también ofrendas de padres y madres de familia, que en los aniversarios de sus 50 o más años de vida, invitan a sus familiares y amigos a ofrecer dinero, a favor de nuestros niños abandonados, el regalo que hubiesen querido hacerles en esa ocasión. Son, finalmente, personas que antes de morir, les piden a sus parientes que no gasten el dinero comprando flores para poder así enviar todo lo ahorrado a los niños pobres del Perú.

Pero, no solamente es el dinero lo que vale para los misioneros, también vale y mucho más la oración. El padre Salerno dice que en la parroquia de Canicattí, Provincia de Agrigento, en Italia, donde trabajó como recién ordenado sacerdote, una joven, Ángela, le había dado todos sus ahorros para la Misión del Perú, a donde había sido ya destinado. Pero, además, un día saliendo de la adoración al Santísimo, me confió su secreto: Te he dado todo, pero es mejor que yo muera antes de que tú partas. Así te preparo el terreno. No sabes el idioma y no estás preparado para la Misión. Por eso, yo voy a prepararte el camino. En efecto, murió tres días después, en aquel mismo hospital donde yo había hecho mis prácticas como médico misionero. Se había ofrecido como víctima por la Misión.

Y Jesús personalmente bendecía su Misión. Un día en Antabamba, apenas llegué allí, al comienzo de la Misión, se presentó ante mí un pobre indio. Recuerdo muy bien aquel día: llovía y él estaba descalzo, roto, y con el cuerpo cubierto de llagas. Traté de curarlo lo mejor que pude. Apenas él se fue, el dispensario se inundó de un perfume extraordinario, un perfume de jazmín. Pero resulta que en Antabamba no crece ningún jazmín y menos aún en aquella fría temporada de lluvias, cuando allí no brota ninguna flor. Es éste el maravilloso recuerdo de un pobre que se acercó a mí y que el Señor quiso rodear de ese suave perfume para hacernos pensar en Él, presente sobre todo en los pobres.

El padre Salerno es un sacerdote enamorado de Jesús. Dice: Dios me ha hecho la gracia de no dejar jamás, ni un solo día la celebración de la santa misa, que constituye para mí la única fuente de energía y me hace sentir siempre joven. Y continuamente recuerda a sus hijos: Confíen siempre en la divina providencia y en la perenne juventud de Cristo. Y repite constantemente: Quien sirve a los pobres presta a Dios. El Señor me eligió como asno para cargarlo por los caminos estrechos de la alta cordillera de los Andes.

EL PADRE PIO, LA MADRE TERESA DE CALCUTA, DON BOSCO Y DON ORIONE

En la vida del SANTO PADRE PÍO DE PIETRELCINA se cuenta que, muchas veces, tenía problemas para pagar los gastos de los obreros y de las obras de gran complejo hospitalario de la Casa Sollievo della Sofferenza, que se estaba construyendo en San Giovanni Rotondo, al sur de Italia. Pero él siempre confiaba en la providencia divina y nunca fue defraudado. Guglielmo Sanguinetti o Carlo Kisvarday, que eran sus íntimos colaboradores, eran testigos de cómo, con frecuencia, en los últimos momentos venía una ayuda por correo o algún bienhechor se hacía presente. Nunca faltó lo esencial para solucionar los problemas más urgentes. Por eso, el confiar en la providencia divina es siempre un buen negocio, pues Dios nunca se va a dejar ganar en generosidad ni permitirá que seamos defraudados. A veces, puede tardar, para hacernos sentir más la necesidad de acudir a Él, pero, al final, siempre cumple su promesa y siempre acude en nuestro socorro en todas nuestras necesidades.

 

LA BEATA MADRE TERESA DE CALCUTA decía muchas veces: En lo que atañe a los bienes materiales, nosotras dependemos por completo de la providencia de Dios. Jamás nos hemos visto obligadas a rechazar a alguien por falta de medios. Siempre ha habido una cama más, un plato más. Porque Dios se ocupa de sus hijos pobres…

En Calcuta damos de comer cada día a 10.000 enfermos. Un día vino la hermana encargada de la comida y me dijo: Madre, no tenemos nada para dar de comer a tanta gente.

Yo me sentí muy sorprendida, porque era la primera vez que ocurría algo así. Pero, a las nueve de la mañana, llegó un camión abarrotado de pan. Todos los días el gobierno daba a los niños de las escuelas pobres un trozo de pan y un vaso de leche. No sé por qué razón, las escuelas de la ciudad, aquel día, permanecieron cerradas y todo el pan nos lo enviaron. Como ven, Dios había cerrado las escuelas, porque no podía permitir que nuestras gentes se quedasen sin comida. Y fue la primera vez que pudieron comer pan de buena calidad hasta saciarse por completo.

Un día no teníamos absolutamente nada para cenar. Y no nos faltaba apetito. Inesperadamente, se presentó una señora a la que ninguna de nosotras conocíamos. Nos dijo: “No sé por qué, pero me he sentido empujada a traerles estas bolsas de arroz. Espero que les sean útiles”. Al abrirlas, nos dimos cuenta de que contenían, exactamente, lo que necesitábamos para la cena.

Cuando abrimos nuestra primera casa en Nueva York, el cardenal Cooke parecía muy preocupado por el mantenimiento de las hermanas y decidió asignar una cantidad mensual a este fin. Yo no quería ofenderle, pero, al mismo tiempo, tenía que explicarle que nosotras dependemos de la divina providencia, que jamás nos ha faltado. Por eso, al término de la conversación, le dije, medio en broma: Eminencia, ¿acaso piensa que va a ser justamente en Nueva York, donde Dios tenga que declararse en quiebra?

En una oportunidad, buscábamos una casa en Londres para abrir nuestro noviciado europeo. Tropezamos con numerosas dificultades. Tras no pocas gestiones inútiles, se nos informó que una señora inglesa disponía de lo que nosotros necesitábamos. Ella nos dijo: “Ciertamente, tengo una casa a la venta, pero cuesta 6.500 libras esterlinas a pagar al contado”.

Durante varios días, dos hermanas dieron vueltas por la ciudad, haciendo visitas, dando conferencias, hablando por radio… Y empezaron a llegar donaciones. Una noche, las hermanas se decidieron a contar lo que había llegado: Eran exactamente 6.500 libras esterlinas. Y, a la mañana siguiente, compramos la casa .

Nuestra confianza en la providencia se resume en una firme y vigorosa fe en que Dios puede ayudarnos y nos ayudará. Que puede, es evidente, porque es omnipotente; que lo hará es cierto, porque lo prometió en muchos pasajes del Evangelio y Él es infinitamente fiel a sus promesas…

Un señor muy rico quería darnos mucho dinero, pero puso la condición de que la cuenta, que pondría en el banco, no debería ser tocada. Sería como un seguro para nuestro trabajo. Le contesté diciéndole que antes de ofender a Dios, prefería ofenderle a él, aunque estaba agradecida por su generosidad. No podía aceptar su dinero, porque todos estos años Dios ha cuidado de nosotras y el seguro de su dinero restaría vida a nuestro trabajo. Sería como desconfiar de la providencia. Por otra parte, no podría tener dinero en el banco, mientras hubiese gente que estuviera pasando necesidad.

Parece ser que la carta le impresionó, porque antes de morir, nos envió una suma muy importante de dinero. En resumidas cuentas, nos entregó toda su fortuna.

En México, con motivo de la campaña de Navidad, las hermanas preparaban las despensas o bolsas de alimentos para entregárselas a las familias pobres. La fábrica de Pan Bimbo se había comprometido a enviar todo el pan necesario para incluirlo en las bolsas. Apenas pasado el día de Navidad, se presentó el gerente de Pan Bimbo, totalmente avergonzado y confuso por no haber cumplido con su compromiso. Pedía mil disculpas por un olvido tan lamentable. La hermana que le atendió le contestó:

Señor, trajeron pan y en abundancia.

Imposible, de la fábrica no sale ni una miga de pan sin mi permiso.

Bueno, habrá otro gerente, que se cuida de que en la Navidad no les falte el pan a sus hijos más pobres.

Hace unos días, llegó un hombre a nuestra Casa madre y me dijo: “Madre, mi única hija se está muriendo. El doctor le ha recetado una medicina que no puede obtenerse en la India, sino en el extranjero. Madre, suplicaba, haga algo por mi hija antes de que muera”. Estábamos hablando, cuando se presentó otro señor con un cajón de medicinas en sus brazos. Y, justamente, en la parte superior de la caja, estaba la medicina que el papá necesitaba para su hijita. Si la medicina hubiera estado más abajo o el señor hubiera llegado antes o después, no la hubiéramos encontrado. Fue precisamente en ese momento, cuando todo tuvo que suceder. Esto me hizo pensar que entre los millones de niños que hay en el mundo, Dios tenía tiempo para cuidar de aquella pequeñita, perdida en los barrios de Calcuta. He ahí el amor tierno de nuestro Padre Dios, manifestado a una pobre criatura de Calcuta.

El Padre Pedro Arribas dice que un día hablaba con la Madre Teresa sobre un proyecto para niños abandonados en Caracas. Ante mis dudas por la dificultad de encontrar un terreno apropiado en una zona superpoblada, me cortó diciendo: Padre, no se preocupe, que si Dios lo quiere, el terreno lo encontrará. Tenga fe y comience a buscarlo. A la semana siguiente, inesperadamente, teníamos la donación de un terreno de seis hectáreas en el corazón de la zona deseada.

 

SAN JUAN BOSCO tiene una vida llena de anécdotas sobre la providencia. A principios de 1858, Don Bosco tenía que pagar una gruesa deuda para el 20 de enero y no poseía ni un céntimo. Estaban ya a 12 del mes y no se veía ninguna solución. En tales estrecheces, Don Bosco dijo a algunos jóvenes: “Hoy iré a Turín y vosotros, durante el tiempo que esté fuera, turnaos uno a uno delante del sagrario rezando”.

 Mientras Don Bosco caminaba por Turín, se le acercó un desconocido y tras el saludo le preguntó:

Don Bosco, ¿necesita Ud. dinero?

Ya lo creo.

Si es así, tome; y le ofreció un sobre con varios billetes de mil, alejándose con premura. Era un rasgo de la providencia y Don Bosco mandó inmediatamente que se pagara a su acreedor.

Un día de 1859, Don Bosco bajó al refectorio, no para comer, sino para salir. Les dijo: “Hoy no puedo comer a la hora acostumbrada. Necesito que, cuando salgáis del comedor, haya siempre uno de vosotros hasta las tres con algún chico escogido entre los mejores, rezando ante el Santísimo sacramento. Esta tarde, si obtengo la gracia que nos es necesaria, os explicaré la razón de mis plegarias”.

Don Bosco volvió al atardecer y dijo, respondiendo a las preguntas: “Hoy a las tres, vencía un compromiso serio con el librero Paravia de 10.000 liras. También urgían otras deudas, que alcanzaban también otras 10.000 liras. He salido en busca de la providencia sin saber a dónde iba. Al llegar a la Consolata, entré y rogué a la Virgen que me consolara. Al llegar a la iglesia de santo Tomás, se me acerca un señor muy bien vestido que me dice:

¿Usted es Don Bosco?

Sí, para servirle.

Mi patrón me ha encargado que le entregue este sobre. Hubo suficiente para que pagara todas las deudas urgentísimas”.

Un día de 1860, después de la misa, no había para dar a cada chico el panecillo para el desayuno. Ese día, no había pan en casa y el panadero ya no quería fiar más hasta que no le pagaran lo que le debían. Entonces, Don Bosco dijo a dos chicos:

Id a la despensa y juntad todo el pan que encontréis y todo lo que podáis hallar en los comedores.

Había muy poquitos panecillos y no alcanzaban para todos. Don Bosco, después de confesar, se dirigió a distribuir los panecillos. El cesto del pan tenía unos quince panecillos. Y Don Bosco se puso a distribuirlos a unos cuatrocientos jóvenes. Al terminar, quedaba la misma cantidad que al principio. Éste es el milagro de la multiplicación de los panes. En otra oportunidad, fue la multiplicación de las castañas o la multiplicación de las hostias consagradas hasta en 4 oportunidades. En todos estos milagros, Dios, con su providencia, premiaba la fe de Don Bosco y lo socorría en sus necesidades.

En julio de 1885, el cardenal Alimonda, que era su amigo, fue a visitarlo a Mathi y le preguntó:

¿Cómo andan sus finanzas?

Hoy mismo debo pagar 30.000 liras y no las tengo.

¿Cómo se las arreglará?

Espero en la providencia. Acaba de llegarme una carta certificada, veamos lo que hay dentro. Abierto el sobre, apareció un talón bancario de 30.000 liras. Al cardenal se le saltaron las lágrimas.

El 23 de febrero de 1887, el terremoto castigó a la casa de Vallecrosia. Un ingeniero hizo la evaluación de las reparaciones, que hacían falta, y presentó un presupuesto por 6.000 liras. Don Bosco confió en la providencia. Después de comer, entró el conde Maistre, antiguo bienhechor de Don Bosco, y le dijo:

Mi tía me ha encomendado darle para sus obras 6.000 liras.

Don Bosco, conmovido, presentó al conde el informe del ingeniero diciendo:

Vea cómo María Auxiliadora ha inspirado a su tía. Transmítale nuestra gratitud por la generosa providencia.

 

SAN LUIS ORIONE es otro gran santo de la divina providencia. Fundó la pequeña obra de la divina providencia para educar a la juventud y atender a los más necesitados. También fundó Congregaciones de religiosos y religiosas, para que continuaran su obra.

Un día, Don Orione estaba especialmente apretado por las deudas, ya no le querían fiar el pan ni otros alimentos para sus niños necesitados. Todos rezaron a san José con fervor. Y, durante la novena, se presenta un señor, que quería hablar con él. Era joven, con barba rubia. Le dijo: ¿Ud. es el superior? Aquí está una ofrenda para Ud.

Pero ¿hay que celebrar alguna misa o debo hacer algo por Ud.?

No, solamente continuar rezando.

Hizo una venia con la cabeza y se retiró. Todavía no salía de su asombro Don Orione, cuando algunos presentes dijeron que aquel hombre tenía un algo celestial. Y, entonces, apenas tres minutos después, salieron tras sus pasos, pero ya no lo vieron más. Algunos decían que era el mismo san José, a quien le estaban rezando. Lo cierto es que le dio la cantidad suficiente para pagar las deudas más grandes y más urgentes y le dejó con un alivio enorme en su corazón.

Un día de 1900, le regalaron un par de zapatos nuevos. Tuvo que acompañar a un médico, que no era creyente, en una visita a un enfermo. Mientras el médico visitaba al enfermo, se le acercó un mendigo y le pidió algo. Don Orione no lo pensó dos veces y le dio sus zapatos nuevos y se quedó sin zapatos. Cuando regresó el médico, le reprendió, pero se quedó admirado de aquella acción. Años después, en 1924, este mismo médico fue asaltado por un delincuente que le disparó y lo dejó entre la vida y la muerte. En el hospital, tanto el capellán como las religiosas, le insinuaban la idea de confesarse, pero él no quería. Finalmente, manifestó su deseo de confesarse con Don Orione. Don Orione llegó desde Roma, donde se encontraba, y lo confesó y le dio la comunión. Y decía: En la economía de la providencia, incluso un par de zapatos regalados pueden servir para la conquista de un alma.

El año 1922, quería Don Orione comprar una hermosa propiedad, que costaba 400.000 liras, pero no tenía ni un céntimo. Como siempre, empezó a rezar por esta intención y también buscó ayudas humanas. Fue en busca de una viejecita millonaria, que vivía sola y sin familia, a ver si le podía ayudar en aquella circunstancia; pero la señora, que era muy avara, no le dio más que 30 liras para una misa y lo despidió de mala manera.

Él no se desanimó y siguió orando. Al día siguiente, volvió donde la anciana para decirle que ya había celebrado misa. Pero ella lo despidió de peor manera y le dijo que no la volviera a molestar más. Entonces, empezó a acudir a todos los santos, sobre todo a la Virgen María, de quien era tan devoto. Una tarde se fue al cementerio a rezar rosarios a las almas benditas, para pedirles ayuda. A los tres días, vino la viejecita a su casa, gritándole: Ud quiere matarme, ¿cómo es posible que Ud, un sacerdote, se meta en mi habitación por las noches y me esté mirando con esos ojos como si yo fuera un demonio?

La señora llevaba tres días sin dormir, porque decía que, por las noches, Don Orione entraba en su habitación y, sin decirle nada, la miraba fijamente. Trató de asegurarle que no era él, que, además, no podría entrar, teniendo ella la puerta cerrada. Pero ella le dijo: Si Ud. me deja dormir tranquila y no viene más a mi habitación, le daré 150.000 liras. Aceptó y comprendió que quien se le aparecía era un alma del purgatorio.

El 9 de abril de 1929 le robaron sus documentos, mientras rezaba en una iglesia. Le habían robado el permiso para viajar gratis en tren y tuvo que acudir al Ministerio correspondiente para pedir un nuevo permiso. Después de algunas esperas y trámites, el jefe de la oficina se quedó tan admirado de su comportamiento y de sus palabras que le pidió confesión y, a continuación, lo hizo también otro segundo empleado. Y decía Don Orione: Dios permite el mal para sacar el bien. Dios permitió que me robasen para darme la ocasión de salvar dos almas. ¡Que se vaya el dinero y que vengan las almas!.

Un día en que tenía grandes deudas, fue a visitar a un millonario, que era conocido por su escandalosa vida. Don Orione le habló de sus obras y necesidades. Aquel hombre le dio 200.000 liras y él decía: La providencia también se sirve de pecadores, que quieren convertirse.

Fuente: en base al libro La Providencia de Dios, del Padre Ángel Peña O.A.R.

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