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La Civilización está Poseída por un Espíritu Impuro [¡y pronto será derrotado!]

El triunfo del Inmaculado Corazón de María terminará con esto.

Algo anda mal con occidente.

La civilización que fue creada por el cristianismo, que fundó el sistema universitario, dio lugar a asombrosos avances en la ciencia y creó los hospitales, parece haber perdido la capacidad de reaccionar ante un espíritu impuro que la posee.

Por ejemplo en nuestro tiempo, muchos médicos que han hecho el juramento de defender la vida, tienen poca consideración con las personas bajo su cuidado.

Todos sabemos lo que está sucediendo con los no nacidos, con los ancianos y los enfermos graves en Europa y que ahora se está extendiendo por el mundo.

La civilización cristiana basada en la dignidad inherente de cada persona como un hijo de Dios está siendo liquidada.

Los demonios conducidos por satanás han atacado las bases de la sociedad occidental y no se alcanza a exorcizarla porque el maligno gobierna las naciones.

En este video te queremos hablar sobre cómo el espíritu impuro se ha apoderado de la civilización que creó el cristianismo y la está destruyendo, y cómo Dios va a intervenir para purificar la tierra y que haya una larga época de paz.

El cristianismo creó el concepto de libertad, pero esa libertad no implica que las creaturas se rebelen al creador.

Sino precisamente asumir plenamente que somos hijos de Dios.

La noción cristiana de libertad va mucho más allá de la política y llega al tema moral, de la capacidad del ser humano para superar el egoísmo y vivir una vida de amor.

Este tipo de libertad es la que nos vino a enseñar Cristo.

Pero nos enfrentamos a espíritus impuros cuyo plan es quitarnos esa libertad y nos encadenan, en un nivel nunca antes visto en la historia, por ejemplo con la adicción a las drogas, al sexo, a la pornografía, etc.

¿Y donde se creó la grieta?

San Juan Pablo II, en Fides et Ratio, escribió que la fe y la razón son las dos alas sobre las que el espíritu humano asciende a Dios.

Pero el rumbo que ha tomado la cultura occidental actualmente, busca separar estos dos elementos y hacerlos antitéticos entre sí.

2 Por un lado prescinde, ridiculiza y combate la fe, mientras que, por otro, emplea una caricatura de la razón para ponerla al servicio de los dictados de la revolución sexual.

Y lo increíble es que un gran número de personas inteligentes y sofisticadas en las democracias occidentales no se preocupan.

Y se han transformado en turbas que por ejemplo ahora han llegado a quemar estatuas religiosas o de grandes figuras del pasado simplemente porque no eran blancos.

Y hasta en algunas universidades se está enseñando lo que llaman matemáticas antirracistas, para luchar, dicen ellos, contra el patriarcado blanco.   

Occidente debe redescubrir la fe o decir adiós a la civilización.

Al abrir una brecha entre la fe y la razón, Occidente se ha convertido en una cultura de la muerte y del conflicto, una parodia de su antigua identidad.

A nuestros hijos se les enseña a ser profundamente narcisistas, aferrarse a ideologías irracionales como la teoría de género, y a comprometerse apasionadamente con proyectos como «salvar el planeta», cuando lo que está en caos es la civilización humana, la relación entre la gente y la valoración de la vida humana, y no el planeta.

Lo más preocupante es que Occidente ha reemplazado un sistema basado en el altruismo, por un sistema basado en el egoísmo, la llamada «realización» del yo, concebida exclusivamente en términos subjetivos.

Occidente ha buscado convertirse en dueño de su propio destino al negar su dependencia de Dios y usurpar su posición como creador y Señor.

Este es el gran triunfo del maligno.

Nos hemos convertido en juez y jurado de quién vive y quién muere, qué se cuenta como hombre o como mujer, qué constituye una vida significativa.

Occidente se está destruyendo a sí mismo al decir sí al maligno.

En el Evangelio de San Marcos, Jesús expulsa a los espíritus «impuros» en no menos de trece ocasiones. 

Mientras que ahora no se hace eso. 

Y hasta incluso dentro de la propia religión que creó Jesús, hay líderes que no creen que el maligno existe, creen que es algo ideado por la imaginación de los hombres.

En la civilización occidental creció un verdadero odio a sí misma que ahora ha conquistado a las clases intelectuales y que se concreta en el triunfo del relativismo.

Sólo volviendo a Dios, aceptando humildemente nuestra posición como criaturas de un Dios amoroso, entregándole las riendas e inclinándose en obediencia a él, nuestra cultura puede salvarse.

El clamor es: ¡Señor, ven en nuestra ayuda! ¡Libera a nuestra civilización del espíritu impuro!

Debemos volver a tener respuestas compartidas razonables a las preguntas fundamentales sobre la esencia del hombre, su lugar en el universo, su destino, si es que esta civilización quiere durar.

Todo este desconcierto sucede porque en poco más de un siglo, Occidente ha experimentado una oscilación cultural marcada por la negación a la fe.

Es lo que el entonces cardenal Joseph Ratzinger, a punto de convertirse en Papa Benedicto XVI en 2005, denominaba «dictadura del relativismo», que definía como una doctrina «que no reconoce nada como definitivo y que deja solo al yo y sus deseos como medida última».

¿Y qué pasó de relevante en la historia de la cultura occidental que provocó este deslizamiento? 

¿En qué momento del curso histórico este modelo de humanidad occidental sufrió una mutación, una alteración que condujo a su crisis y a negarse a sí mismo?

Fue en el momento en que los occidentales dejaron de oir a Dios y prestaron oído a las tentaciones sin fin de los ángeles caídos.

El odio que el maligno ha logrado producir entre los intelectuales hacia Occidente es tan extraño, tan patológico, y tan autodestructivo, que es inexplicable que pueda venir de los propios seres humanos, sino de entidades que quieren terminar con ellos.

De este modo, la victoria completa del relativismo contemporáneo marcaría la desintegración definitiva de Occidente, destinado a ser absorbido, mucho antes de lo que pensamos, por otras civilizaciones insensibles a sus principios, y que no fueron creadas por el cristianismo.

Pronto desaparecería todo el legado cultural, artístico, religioso, filosófico, político y legal occidental.

Esta ruta que está conduciendo al naufragio de nuestra civilización sólo podría ser detenida por una recuperación plena de la concepción judeo-cristiana del hombre, con toda la herencia que lo distingue.

Y es por eso que estamos en un momento crucial de la historia, en lo que llamamos el final de los tiempos.

Un momento en que Dios hará una purificación de la civilización humana, donde vendrá una iluminación de conciencia de cada ser humano para que vuelva a Él.

Y ahí se producirá una purificación, el triunfo del Inmaculado Corazón de María, habrá un derramamiento de un nuevo pentecostés y se producirá el reinado eucarístico de Jesús, que será espiritual.

Y tendremos una larga era de paz antes de la segunda venida física del Señor, el juicio final, y el fin de la historia.    

¿Y qué es esencialmente la «Era de Paz» que vendrá después de estos días de confusión?

Jesús le dijo a la mística Elizabeth Kindelmann: «El Espíritu de Pentecostés inundará la tierra con su poder y un gran milagro ganará la atención de toda la humanidad».

Será algo que no ha sucedido desde que el Verbo se hizo carne.

Jesús le explicó que esto «significa el triunfo universal de Mi divino Corazón, la liberación de las almas y la apertura del camino a la salvación en toda su extensión».

A la vidente italiana Luisa Picarreta le expresó que esa era de paz es disfrutar, permaneciendo en la tierra, de todas las cualidades divinas.

«Es la Santidad aún no conocida, que Yo daré a conocer», dijo Nuestro Señor. 

Y San Juan Pablo II manifestó que en esta oscuridad, Dios nos ha dado una estrella a seguir: María, ella literalmente nos muestra el camino que debemos tomar para prepararnos para el descenso de este Reino divino.

Es a ella como Madre y Modelo a quien la Iglesia debe mirar para comprender en su totalidad el sentido de su propia misión.  

El fundamento de la Era de la Paz es el reencuentro de la voluntad del hombre con la Voluntad de Dios, en todos los confines de la tierra.

Y lo explicó el Papa Juan Pablo II a finales de 2002 diciendo, «Ésta es nuestra gran esperanza y nuestra invocación, ‘¡Venga tu Reino!’, un Reino de paz, justicia y serenidad, que restablecerá la armonía original de la creación».

Y para prepararnos para esta era de paz en la Tierra debemos hacer un culto a la Divina Voluntad y abrazarla dejando de lado nuestra voluntad humana.

Nuestra Señora será el «signo» que ha aparecido en nuestro tiempo, una «Mujer vestida de sol» que elude al dragón.

Si queremos a derrotar a satanás en esta hora de apostasía, entonces debemos imitar a María con todo nuestro ser.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar sobre el espíritu impuro que ha penetrado en la civilización creada por el cristianismo y la está corroyendo por dentro, y cómo vendrá la Era de Paz de la mano de Jesús y María para salvarnos.

Y me gustaría preguntarte qué cosas esperas de la era de paz que se producirá luego de la purificación del mundo.

El texto de lo que hablamos lo puedes ver por un link que te dejo en la descripción de este vídeo 

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¿Que está Produciendo la Crisis del Abuso en la Iglesia?

Algo muy grueso surgió hace 6 o 7 décadas.

El mayor ataque satánico que ha tenido la Iglesia Católica en los últimos siglos.

Se trata de la aparición de los sacerdotes abusadores.

Es una herida abierta para los católicos y un flanco para los ataques.

Pero no podemos ser ingenuos y suponer que surgió de repente.

Que no hubo elementos que pavimentaron y que pueden estar atacando de otras formas al pueblo de Dios.

san pedro vaticano oscuro fondo

Cuando empezamos a reflexionar sobre el tema nos vuelve la pregunta a la cabeza ¿Cómo es que pudo pasar esto?
.
Podemos pensar que hubo causas directas y causas indirectas más de base que fueron haciendo el ambiente eclesial más permisivo a ciertas tendencias del mundo.
.
Si no pensamos así no podemos explicarnos la situación.

Este error sigue hasta nuestros días.

Lo podemos ejemplificar con el traspié del Papa Francisco en Chile, que defendió públicamente al sacerdote Barros, causó indignación por eso, y luego tuvo que retractarse.

Acá puedes leer la excelente historia del caso más sonado, el del Fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel.

  

LA INTERPRETACIÓN DEL CARDENAL SARAH

El cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha publicado en Francia el libro “El Día ahora está lejos”, dónde establece que la crisis de la Iglesia es una crisis de fe.

Y qué ha sido impulsada por el ateísmo militante europeo.

El cardenal Sarah está convencido que el humo de satanás ha entrado en la iglesia y que hay una severa crisis espiritual.

“Hemos abandonado la oración.

El mal del activismo eficiente se ha infiltrado en todas partes.

Buscamos imitar la organización de grandes empresas.

Olvidamos que solo la oración es la sangre que puede irrigar el corazón de la Iglesia.

El que no ora ya ha traicionado.

Él ya está preparado para todo compromiso con el mundo.

Él sube los escalones junto a Judas”

Cardenal Robert Sarah

Y se lamenta que los líderes de la Iglesia estén poco afligidos con el misterio de Judas, cuyo corazón poco a poco fue arrebatado por las dudas, comenzó a juzgar la enseñanza de Jesús, diciendo que era demasiado exigente y no suficientemente eficiente.

Porque Judas quería que el reino de Dios llegara la Tierra de inmediato por medios humanos.

Y es por esto que él dice que dentro de la Iglesia,

“La doctrina católica es desafiada.

Y en nombre de posturas intelectuales los teólogos se complacen en deconstruir el dogma y en vaciar la moral de su profundo significado.

El relativismo es la máscara de Judas disfrazado de intelectual”.

En su libro dice que la crisis espiritual involucra al mundo entero, pero su fuente está en Europa.

Los occidentales están en un proceso no sólo de rechazar a Dios sino de matar a Dios, siguiendo la doctrina de Nietzsche, quién dijo “Dios ha muerto… lo hemos matado”.

En el libro dice que la ideología de género es un rechazo luciferino para recibir la naturaleza sexual de Dios.

Occidente se niega a recibir cualquier cosa de las generaciones pasadas y acepta sólo lo que construye para sí mismo.

Por lo tanto piensa que el transhumanismo es el estado final ineludible, si se sigue en esta tendencia.

En definitiva el hombre occidental se niega a ser salvado por la misericordia de Dios.

Es la revuelta de satanás contra el don de la gracia.

Él opina que África y Asia aún no están completamente contaminados, pero hay presiones de los países occidentales para que adopten estas ideologías mortales.

Considera que la crisis del sacerdocio es uno de los factores principales en la crisis de la Iglesia.

Se ha perdido de vista que el sacerdote no debe definirse por lo que hace sino por lo que es, la continuación de la presencia de Cristo entre nosotros.

Y el descubrimiento de muchos casos de abuso sexual entre los sacerdotes revela la crisis trágica entre el sacerdote y Cristo.

Por eso insiste que un sacerdote que no ora e incluso hace teatro para repartir los sacramentos y no confiesa y no vive como otro Cristo, tiene como resultado la muerte espiritual.

Y advierte que esto es en gran parte responsabilidad de los obispos, que han transformado las diócesis en estructuras administrativas, en lugar de estructuras sacerdotales, perdiéndose en responsabilidades secundarias y profanas.

Por eso defiende el celibato, porque permite a los sacerdotes vivir el misterio de la cruz en sus vidas.

Pero como el celibato es un escándalo para la gente moderna, de la misma forma que la cruz, hay presión para que la Iglesia lo modifique.

Algunos obispos están cediendo a la presión pidiendo el abandono del celibato o haciendo declaraciones erróneas sobre los actos homosexuales.

Y el cardenal Sarah piensa que están actuando como los apóstoles que se durmieron en el jardín de los olivos y abandonaron a Cristo en su hora más difícil.

El abuso sexual de algunos sacerdotes es parte de algo más global, que es el abandono de la verdad doctrinal.

Que también se expresa en la desorientación a los fieles por un lenguaje confuso y ambiguo.

Y en la adulteración de la palabra de Dios para obtener la aprobación del mundo.

Por lo tanto la crisis de la Iglesia es ante todo una crisis de fe.

Algunos quieren que la iglesia hable el idioma de los medios, hacerla popular y que se preocupe fundamentalmente por temas sociales, como la migración, la ecología, el diálogo y la cultura del encuentro, la lucha contra la pobreza, la justicia y la paz.

Estos son temas importantes que la Iglesia no debe evadir

Pero la Iglesia sólo se hace legítima si se dedica a difundir la revelación; esa es su misión.

Y por eso considera que los sacerdotes deben estar poseídos por el deseo de santidad, perfección divina y fidelidad a la doctrina, y no por ser más eficientes en sus tareas burocráticas y de ayuda social.

Hay un veneno que ha penetrado en el mundo y en la Iglesia que es el ateísmo virulento que está impregnado Incluso el discurso eclesiástico.

Y que aboga por la coexistencia pacífica entre el mundo pagano y el mundo cristiano, quedándose contento con esta convivencia antinatural.

El cardenal Sahara define la crisis por la que está pasando la civilización occidental como una crisis mortal, comparable a la caída de Roma

Y sostiene que occidente está cegado por la ciencia la tecnología y la sed de riquezas, que se extiende a los corazones de los occidentales.

Lo cual ha sedado las conciencias a las tragedias destructivas del aborto, la eutanasia, la pornografía y la ideología de género.

Neal Gumpel abusado por un Jesuita
Neal Gumpel abusado por un Jesuita

  

LAS CAUSAS DIRECTAS

En realidad la verdadera crisis se inició en serio en la década de 1950 teniendo su epicentro en la década de 1960 y en especial en la década de 1970.

Y si bien se han puesto en marcha regulaciones y políticas para evitar en el futuro tales horrores, la Iglesia todavía tiene que hacer frente a las reivindicaciones.

A su falta de rapidez para reaccionar y sobre todo comprender que los demonios se infiltraron en el sacerdocio, porque las explicaciones socio psicológicas quedan extremadamente cortas.

El diablo tuvo un punto de apoyo en muchos seminarios y rectorías. Salía humo ondulante a través de las grietas.

Un estudio realizado en los EE.UU. dice que 4392 clérigos fueron acusados de abusar de 10667 personas.

Y que un 75 por ciento de los incidentes tuvo lugar entre 1960 y 1984.

Durante el mismo período hubo 109694 sacerdotes en actividad.

Cuando las ventanas de la iglesia se abrieron después del Concilio Vaticano II, para permitir que entrara el aire fresco, no hubo suficientes garantías, al parecer, para protegerse del polvo y los demonios que andaban por el aire.

Espíritus oscuros reales estuvieron involucrados, como sugieren testimonios como el de Neal Gumpel, de Connecticut, que fue asaltado por un jesuita en 1974.

Él recientemente relató:

“En realidad nunca creí en los ángeles o demonios o fantasmas hasta esa noche, pero cuando él me dio vuelta y me miró, sus ojos eran de color negro.

Estoy hablando de negro de película de terror”.

Testimonios como estos dejan claro la necesidad de abordar las raíces espirituales del problema y no solo las institucionales.

El Papa León XIII tuvo una visión de satanás entrando en el Vaticano en octubre de 1884.

La Mater advirtió en La Salette, donde, según se dice dijo Melanie Calvat, que

“los sacerdotes, ministros de mi Hijo, los sacerdotes, por sus vidas malvados, por sus irreverencias y su impiedad en la celebración de los sagrados misterios, por su amor al dinero, el amor de honores y placeres, se han convertido en pozos negros de la impureza”.

“Su inteligencia”, dijo, “sería ofuscada. Conventos se convertirían en campos de pastoreo de Asmodeos y sus semejantes.”

También están las advertencias de la Virgen a sor Mariana Torres en Ecuador en 1610 como Nuestra Señora del Buen Suceso, donde el diablo induciría a hombres inmorales para ser sacerdotes en el siglo XX.

Oímos directamente de sacerdotes jóvenes cómo los seminarios, por lo menos luego del Vaticano II y algunos ahora también, desalentaban el ingreso a hombres conservadores tradicionales.

Y que la prueba de fuego era su posición respecto a la homosexualidad o la ordenación de mujeres.

También eran lugares donde se denostaba rezar el Rosario por ser considerado pasado de moda.

Lo cierto es que los demonios invadieron el cristianismo digamos que desde la década de los 1960 y sus acciones han manchado a muchos de nuestros excelentes sacerdotes.

Debemos recordar que hay cerca de un millón de ellos en todo el mundo y gracias a Dios, su número está creciendo rápidamente en lugares como África y Asia.

La mayoría buscan realmente la santidad.

amigos con el demonio

   

LAS CAUSAS INDIRECTAS QUE FRAGILIZARON A LA IGLESIA

La fragilidad y frialdad de los católicos en estos tiempos hay que buscarla en la ‘revolución’ de los teólogos.
.
Y en las prácticas parroquiales occidentales de las últimas décadas.
.
Que han tratado de mostrar un Dios que prácticamente no se preocupa de la justicia, pero sí del amor, como casi un rival de la justicia.

Por lo tanto este Dios no dice cosas que haga doler a los fieles, como por ejemplo sobre las penas del infierno.

Y en cambio nos pide que no se preocupen, que seamos felices y hagamos felices a los demás como bien supremo.

Es en este contexto que los pecados tienden a tener penas menores, cuando las tienen.

Y con el ello los mandamientos se han transformado en meras sugerencias de Dios.

Un indicador por demás elocuente de esta deriva es cómo ha variado la concepción del infierno, o mejor dicho, como la han hecho desaparecer.

Las descripciones modernas del Infierno de varios «maestros» católicos, ha tendido a hacer que Infierno no parezca como un lugar no tan malo.

Ya no existe la palabra «tortura» y todas las palabras y fraseos similares.

El infierno no es interpretado por ellos como un lugar en el que Dios castiga a los malos.

Una descripción típica es que el infierno es un lugar de soledad y sólo eso.

Pero la que abunda más es otra perversión de la doctrina.

Dios no envía a nadie al infierno, sino que las personas se envían a sí mismas.

Pero algunos van tan lejos como para decir que «quizás» no haya personas humanas en absoluto enviadas al infierno.

Entonces se dice que el limbo del infierno sería un lugar de «perfecta felicidad natural».

¿Pero ni siquiera existe el infierno?

Hay que hacer esta pregunta porque algunas ediciones modernas de la Biblia carecen por completo la palabra «infierno».

Se ha reformulado hábilmente cada verso que menciona el infierno, con el fin de ocultar su propia existencia.

Al punto que no se puede encontrar un solo uso de la palabra «infierno» en cualquier verso de la Biblia oficial USCCB (Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.) New American Bible Edición Revisada (NABRE).

¿Qué está sucediendo al catolicismo hoy?

La Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición son absolutamente claras que el infierno es un lugar donde Dios envía a los malvados para ser castigados para siempre.

Hay personas humanas en el infierno, y después de la resurrección general, las almas del infierno estarán unidas a sus cuerpos resucitados.

El hombre rico que fue al infierno, según la Biblia, indica que algunas personas humanas van al Infierno.

Él era «torturado» y «atormentado» en el infierno, por lo que el infierno es un lugar de tortura y tormento.

Él no quería que sus hermanos estuvieran con él en el infierno (ya que esto aumentaría sus sufrimientos), por lo tanto, las almas en el Infierno no están solas.

En la parábola del siervo malvado de la Biblia, el siervo fue entregado a la tortura, pero sólo hasta que pague la deuda. Así que esta tortura se refiere a los sufrimientos del Purgatorio.

Si aún Purgatorio es tortuoso, ¿cómo puede el castigo eterno en el infierno ser algo menos?

Los sufrimientos del infierno incluyen los cargos de conciencia y castigos activos («fuego»).

Los castigos del infierno nunca cesan, por lo que del infierno se dice que hay un «fuego que nunca se apagará».

pasaje al infierno

Debe haber personas humanas en el Infierno, ya que Jesús habla de entrar sin las manos y los pies y los ojos en el cielo si son ocasión de pecado. Así que el infierno no es sólo para los ángeles caídos (demonios). Muchas personas son enviadas al infierno.

Hay muchos otros pasajes de la Sagrada Escritura en referencia al Infierno.

En cuanto a la sagrada Tradición, cada santo y doctor de la Iglesia ha sostenido y enseñado que el Infierno existe como un lugar de castigo eterno.

Pero sin embargo los maestros heréticos enseñan una o más de las siguientes cosas:

* que el Infierno no existe
.
* que existe el infierno, pero «quizás» no hay almas humanas enviadas allí.
.
* que el infierno es un lugar de soledad, sin la compañía horrible de otras
almas réprobas y diablos
.
* que los castigos del infierno no incluyen el gusano de la conciencia
.
* que los castigos del infierno no incluyen, para muchas almas, sufrimientos activos
.
* que estos sufrimientos activos e incluso el gusano de la conciencia, no son correctamente llamados tortura
.
* que Dios mismo no inflige ningún castigo a las almas en el infierno
.
* que los demonios no están a cargo del infierno, o que ellos son los que castigan en el infierno
.
* que los demonios no son también prisioneros en la prisión figurativa del infierno, sino que son como los guardianes o guardias
.
* que muy pocas personas humanas son enviadas al infierno
.
* que el infierno o sus castigos cesarán

¿Cómo se combate esta invasión demoníaca?
.
Simplemente restituyendo el criterio de guerra espiritual, el ayuno, la penitencia y alejarse de la aridez de la política y el mundo académico.

Podemos empezar a traer de vuelta la Oración al Arcángel Miguel, porque nótese que luego del Concilio Vaticano II se eliminó de la misa.

   

COMO EJEMPLO: DEBEMOS REPONER EL CONCEPTO DE QUE EL DEMONIO EXISTE

El demonio no es una fábula como algunos, para su desgracia, piensan.

Su existencia real ha sido siempre enseñada por la Iglesia en su magisterio ordinario.

Los demonios residen en el infierno y no gozan de los beneficios de la redención de Cristo.

Los demonios, sin embargo, no perdieron su capacidad racional, sino que la utilizan para el mal.

Dios les permite ejercitar su influencia limitada en las criaturas y las cosas.

Y se enfocan actuando dentro de la Iglesia.

Tenemos en la Iglesia todos los medios para alcanzar la gracia ganada por Jesucristo en la Cruz.

El Catecismo de la Iglesia Católica es clara sobre el demonio:

2850 La última petición a nuestro Padre está también contenida en la oración de Jesús: “No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno”.

Esta petición concierne a cada uno individualmente, pero siempre quien ora es el “nosotros”, en comunión con toda la Iglesia y para la salvación de toda la familia humana.

La Oración del Señor no cesa de abrirnos a las dimensiones de la Economía de la salvación.

Nuestra interdependencia en el drama del pecado y de la muerte se vuelve solidaridad en el Cuerpo de Cristo, en “comunión con los santos”.

2851 En esta petición, el mal no es una abstracción, sino que designa una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios.

El “diablo” [“dia-bolos”] es aquél que “se atraviesa” en el designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo.

Y hay mucha doctrina al respecto:

“Toda la vida humana, la individual y colectiva, se presenta como una lucha, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas”. (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes #13)

“A través de toda la Historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas que, iniciada en los orígenes del mundo, dudará, como dice el Señor, hasta el día final”. (Ibid, #37)


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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¿Cómo Dios Creó el Universo según la Iglesia Católica?

Dios creó todo lo que existe en el universo de la nada.

Lo creó ordenado y bueno, y lo mantiene.

Pero es difícil aceptar para los científicos ateos que antes de la creación no había nada, sólo la presencia del creador.

Sin embargo esto no significa que la Iglesia descarte algún tipo de evolución, en una etapa posterior a la creación.

galaxias

En realidad el cristianismo y la Biblia no son anti evolucionistas.
.
Sino que cabe la posibilidad que las cosas que hoy conocemos hayan evolucionado, luego de la creación, a través de un plan original de Dios.
.
Quien insufló en la primera creación los elementos y el diseño.
.
Para se fuera creando lo que hoy mismo vemos ejecutándose a través de millones de años.

Veamos lo que cree la iglesia.

 

LA CREACIÓN DE TODO

En Juan 1: 1 dice que,

«En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.

Ella estaba en el principio con Dios.

Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe«.

De modo que todas las cosas existen en el universo y el universo mismo, fueron creadas por el personaje llamado la palabra.

Y en Colosenses 1:16 dice que Dios creó «todas las cosas» a través de Jesucristo.

Por lo tanto Jesucristo es el Creador del universo y por tanto la palabra.

Lo que supone que Jesucristo, Dios Padre y el Espíritu Santo existían en el vacío, porque no había nada antes.

En Antiguo Testamento de la Biblia, Dios se revela como el creador original del universo en su totalidad, lo que incluye la Tierra y todo lo que hay en ella.

Nuevo Testamento dice que todas las cosas en el cielo y la tierra Fueron creadas por medio de Él y para Él, o sea Jesucristo.

Y esto lo toma el Catecismo de la Iglesia Católica que confiesa en el Credo de los Apóstoles que Dios es el creador del Cielo y de la Tierra.

Y en el Credo de Nicea que es creador de todas las cosas visibles e invisibles.

Significa que Dios creó el mundo temporal, lo visible e invisible, al principio del tiempo, y antes no había nada.

Y que sostiene todo para que no se ha aniquilado regresando a la nada; esto puede verse en el numeral 338 del Catecismo.

También dice que el mundo fue creado para la gloria de Dios, pero no para aumentarla, sino para mostrarla y comunicarla; Catecismo numeral 293.

Entonces la razón que tiene Dios para crear el universo es el amor y la bondad.

Por tanto es razonable que haya creado un mundo bueno y ordenado.

Como dice el Catecismo numeral 340, Dios quiere la interdependencia de todas sus criaturas para completarse mutuamente en el servicio.

Es una creación armoniosa de diversidad de seres relacionados entre sí.

Y es una buena creación, porque comparte la bondad de Dios; después de cada día de creación Dios vio que era bueno lo que había hecho.

¿Y cómo creó a los seres humanos?

 

LA CREACIÓN DE LOS SERES HUMANOS

Dios creó al hombre del limo de la Tierra con un cuerpo para ser inmortal, por la generosidad de Dios y no por su propia constitución natural.

Creó el alma del hombre a su propia imagen y semejanza y la dotó de libre albedrío, pero con una rectitud original.

El hombre es el culmen de la creación porque está hecho a imagen y semejanza de Dios.

Pero a su vez los hombres están llamados a servir y amar a Dios como retribución, según el Catecismo numeral 358.

Y finalmente le dio el dominio sobre todas las cosas de la Tierra.

Lo último que creó Dios fue al hombre y después de eso la creación cesó, Y Dios descansó; era el sexto día.

Según Santo Tomás el motivo por el que Dios creó a los hombres a su imagen y semejanza es para que pudieran llegar a ser santos.

Y por esa razón creó a los seres humanos en el estado de armonía con Dios, con las demás partes de la creación y entre ellos mismos.

Esto está evidenciado en que nuestros primeros padres, Adán y Eva, compartieron el Edén con toda la creación de una manera armónica.

Es lo que se llama estado de justicia original, o sea una gracia inicial, donde los hombres no tenían tendencias desordenadas, ni tenían que sufrir ni morir.

Pero luego vino la caída con el pecado original, que fue cometido racionalmente haciendo uso del libre albedrío.

Nuestros primeros padres desobedecieron a Dios y eso acarreó las consecuencias de la expulsión del jardín del Edén.

A partir de ahí fue rota la armonía de los seres humanos con Dios porque lo rechazaron.

Con lo cual también se creó una desarmonía con el resto de la creación, e incluso tuvo consecuencias internas en cada ser humano.

Y esa rebelión privó a toda la raza humana de la gracia de Dios, experimentando el sufrimiento, la muerte y la esclavitud del pecado.

Pero la Iglesia entiende que la humanidad ha sido liberada por la crucifixión de Jesucristo, que quebró el poder del maligno, según el catecismo numeral 421.

Todo esto es lo que enseña la Biblia y lo sigue enseñando la Iglesia.

El acuerdo unánime de los padres de la Iglesia es que la creación del Universo tuvo lugar en 6 días, fue instantánea y de la nada.

Aunque está en discusión que significa humanamente 6 días.

Y que el hombre fue el último elemento de la creación, y  creado con el limo de la Tierra.

El Concilio de Trento así como el Concilio Vaticano I enseñan que nadie puede interpretar la sagrada escritura en contra del acuerdo unánime de los padres de la Iglesia.

Y el papa León XIII dice que la regla Católica para interpretar la sagrada escritura es no apartarse de sentido literal y obvio, excepto alguna razón insostenible.

Según veremos más abajo Santo Tomás y los padres de la Iglesia han entendido que los procesos de la naturaleza no son parte de la actividad creadora de Dios en sí mismo.

Sino que es la Providencia de Dios trabajando en el mantenimiento de la creación.

Y que la naturaleza se maneja por leyes.

 

LA LEGALIDAD DE LA NATURALEZA

Santo Tomás de Aquino, al igual que las ciencias modernas, insisten en que vivimos en un universo legal; con leyes.
.
Esto es porque Dios ha puesto, o invertido en la naturaleza una cierta legalidad inherente que le permite organizarse y elaborarse a si misma.
.
Por lo que la tradición católica en general y Santo Tomás en particular, no tienen gran problema con lo que eventualmente se conocería como la «teoría de la evolución».

San Augustín, mil años antes que Tomás, dio por sentado que Dios ha invertido en la naturaleza propiedades que se desenrollaran el tiempo.

Es por lo tanto, una relación causal que la Escritura haya dicho que la tierra produjo los cultivos y árboles, en el sentido de que recibió el poder de llevarlos adelante.

En la tierra desde el principio, en lo que podríamos llamar las raíces de los tiempos, Dios creó lo que más adelante estaba por venir.

paisaje de costa y el sol

 

UNA INTERVENCIÓN ORIGINAL EN LA CREACIÓN Y LUEGO LA NATURALEZA SIGUIÓ DESARROLLÁNDOSE

Santo Tomas igualmente da por sentado, que Dios no juguetea con el universo para diseñar milagrosamente una nueva especie de vaca u ornitorrinco de vez en cuando por la intervención divina directa.
.
Sino que el universo tiene invertido en él, por Dios, el poder para organizarse y llevar adelante nuevas formas y propiedades a través del tiempo.

La naturaleza no es más que el plan de una obra de arte.

Es decir, un ser divino puesto en las cosas mismas, por el cual las cosas se mueven hacia un fin concreto.

Como si el hombre que construye una nave pudiera dar las piezas de madera y ellas por sí mismas pudieran moverse para producir la forma de la nave.

Por supuesto, Santo Tomas no está al tanto de muchos de los conocimientos que hemos acumulado desde su época.

Pero lo que llama la atención es que él halla lo más importante: que Dios ha invertido en la creación desde el principio el poder para desarrollarse a sí misma.

Así escribe:

Nada completamente nuevo fue luego.

Sino todas las cosas realizadas con posterioridad habían en cierto modo estado hechas antes en la obra de los seis días

Las especies, que son nuevas, de alguna manera aparecieron por su existencia previa en varias potencias activas.

ilustracion-creacion-adam-color

 

LA NATURALEZA HACE SU CURSO

El punto principal es el siguiente: Tomas cree, al igual que un evolucionista moderno, que se da a luz a nuevas especies por los poderes puramente naturales.

En el lenguaje de hoy en día los rayos cósmicos o los «agentes ambientales» han provocado una mutación en el genoma.

Pero el punto es que él captó que las nuevas especies surgen por causas naturales, no a causa de una violación o de suspensión de la ley natural.

En resumen, el argumento clásico del diseño no es que Dios realiza la primera jugada y luego se va a dormir la siesta por unos pocos millones de años.

Hasta que tiene que intervenir, modificar la máquina y hacer un nuevo ADN, o tiranosaurios, o que una nueva especie de ballena aparezca a través de un cambio milagroso.

Es que Dios ha investido a toda la creación con el poder de desarrollar el potencial oculto en ella desde el principio.
.
Y que la creación está presente y sostenida en cada átomo y en cada nanosegundo mientras lo hace.
.
De hecho, es su diseño, y es un diseño mucho más elegante que el de un experimentador, que perpetuamente tiene que fijar la naturaleza con un sinfín de inventos milagrosos para crear nuevas especies de escarabajos.

Así que cuando nos fijamos en el ámbito de la maravilla del universo en el que nos encontramos, podemos concluir que cualquier otra cosa puede ser verdad por causa del poder detrás de ese universo, que no sólo es infinitamente poderoso, sino infinitamente ingenioso.

el mar con nubes

 

UN TEMA QUE NO PUEDEN RESOLVER LOS ATEOS: ¿CUÁL ES EL ORIGEN DE LA VIDA?

¿De dónde proviene la vida entonces?

¿Puede la materia sin vida por sí misma producir un organismo vivo, como afirman los evolucionistas, o es un producto de la creación divina?

Desde la publicación de El origen de las Especies en 1859, Darwin afirmó el concepto racista que todos los hombres no nacen de la misma pareja, sino a partir de diferentes especies de simios, y por lo tanto habría razas superiores e inferiores.

Eso explica por qué algunas personas británicos que creían en la teoría de la evolución de Darwin cazaban a los aborígenes en Australia como si fueran animales.

Y Hitler trató de deshacerse de los de la especie humana considerados inferiores.

Reafirmamos del principio. La enseñanza de la Iglesia Católica es clara. La vida es una creación de Dios.

Pero la Iglesia deja abierto a los científicos investigar la naturaleza.

Para descubrir si Dios ha facultado a la naturaleza con propiedades de evolucionar por sí misma, con el desarrollo de propiedades que Él ya había dado.

O si Él creó todas las especies desde el inicio.

Lo que la Iglesia no puede aceptar es la idea de que la inteligencia del hombre y el alma espiritual son el resultado de la evolución de la materia.

De hecho, es anti-científico afirmarlo.

Sea o no que una especie se convierte en otra, no es una cuestión teológica y es irrelevante para la salvación.

Es un asunto a ser resuelto por la ciencia imparcial.

Incluso la idea de que la vida pueda surgir de la materia inerte no es relevante para la salvación.

Pero no es cierto. Y esto es precisamente lo que recalcó Louis Pasteur.

Refutó la vieja teoría de la generación espontánea que afirmaba que algunas formas de vida pueden surgir de la materia inerte.

Porque se creía que los gusanos surgían espontáneamente de carne putrefacta.

Los gusanos no son producidos por la carne putrefacta; sino que crecen en la carne putrefacta por los huevos que dejaron allí los insectos.

Louis Pasteur demostró que todas las formas de vida – incluyendo las bacterias – provienen de una forma de vida anterior.

O, como él decía, toda la vida proviene de una célula viva.

¿Y quién creó la primera célula viva?

Este es el dilema que enfrentan los científicos ateos y que no pueden resolver.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Hechicería, Magia, Espiritismo, Ocultismo

HECHICERÍA

Ejercer un maleficio sobre alguien por medio de prácticas supersticiosas o invocación al poder de espíritus o dioses.

Magia y hechicería: acciones por la que «se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo  -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios». -Catecismo de la Iglesia Católica 2117

La hechicería es practicada por algunas sectas, como también por personas sin religión específica, nueva era, etc.

Isaías advierte:

Vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás conjurar; caerá sobre ti un desastre que no podrás evitar.
Vendrá sobre ti súbitamente una devastación que no sospechas.  ¡Quédate, pues, con tus sortilegios
y tus muchas hechicerías con que te fatigas desde tu juventud! ¿Te podrán servir de algo?
¿Acaso harás temblar? Te has cansado de tus planes. Que se presenten, pues, y que te salven
los que describen los cielos, los que observan las estrellas y hacen saber, en cada mes,
lo que te sucederá.

Mira, ellos serán como tamo que el fuego quemará. No librarán sus vidas del poder de las llamas.
No serán brasas para el pan ni llama ante la cual sentarse. Eso serán para ti tus hechiceros por los que te has fatigado desde tu juventud. Cada uno errará por su camino, y no habrá quien te salve. -Isaías 47,11-15

 

MAGIA

Magia: Arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de espíritus, genios o demonios, efectos o fenómenos extraordinarios, contrarios a las leyes naturales. -Diccionario de la Lengua Española

La magia, utilizada para ejercer un maleficio, se llama «hechicería«.  Pero se debe aclarar que, aunque se pretenda distinguir entre «magia buena« (blanca) y «magia mala« (negra), en realidad, todo uso de magia ofende a Dios por ser una forma de idolatría. Por esa razón la magia está condenada por el Primer Mandamiento de Dios.

La magia busca sobrepasar las limitaciones de la naturaleza humana, el orden de la creación establecido por Dios y la autoridad de Dios. La magia pretende obtener poder sobre la creación y sobre la voluntad de otras personas por medio de la manipulación de los sobrenatural. La magia tiene un concepto errado de la autoridad e intenta controlar por medio de poderes ocultos.

No hablamos aquí de la magia en cuanto a un juego de meros trucos, como los que hacía San Juan Bosco para atraer a los jóvenes. En ese caso todos sabían que se trataba de un juego ameno y no se pretendía otra cosa.

-Catecismo de la Iglesia Católica #2117 (Ver también 2110-2116 y 2138).
Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión
. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.

 

AMULETO

Pequeño objeto al que se atribuye el poder de alejar el mal o propiciar el bien. Generalmente la persona lo lleva consigo.

Es distinto del uso cristiano auténtico de medallas, escapularios y otros artículos religiosos.  Mientras estos son símbolos de nuestra confianza en Dios y en la Virgen Santísima, a los amuletos, por el contrario, se les atribuye un poder intrínseco o relacionado a poderes ajenos al Dios verdadero.

El Catecismo #2117: «Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a nuestro servicio y obtener poder  sobrenatural sobre el prójimo  -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible.

 

ESPIRITISMO

Práctica oculta por la que se evoca o trata con espíritus. La creencia de que los hombres tienen la facultad de establecer contacto directo con los espíritus. Es una forma de adivinación.

En la antigüedad, los persas, griegos y latinos rendían culto a las almas de los muertos para buscar su ayuda o aplacarlos.

El espiritismo es muy diferente a la loable práctica cristiana de orar por los difuntos, la cual se fundamenta en la doctrina que los que mueren en gracia están siendo purificados en el purgatorio (en ese caso rezamos a Dios por ellos) o están ya en el cielo (entonces pueden interceder por nosotros ante el trono de Dios, pero es Dios quien actúa con su poder infinito. Los santos jamás actúan por su cuenta y nosotros en la tierra no buscamos de ellos sino que intercedan ante Dios para que se haga Su divina voluntad. Dios ha querido esta comunión de la Iglesia militante, purgante y triunfante)

El espiritismo moderno está influenciado por Allan Kardec quien seguía el «nuevo evangelio» (evangelio del espiritismo) y fue acogido con entusiasmo por la masonería francesa.

En 1917, el Santo Oficio emitió una condena absoluta contra la evocación de espíritus, contra el hipnotismo y toda clase de manifestaciones espiritistas.

El Catecismo lo identifica como un pecado contra el Primer Mandamiento. Bajo el encabezamiento «adivinación y magia» el catecismo enseña:

El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legitima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo. -Catecismo, #2117

 

OCULTISMO

La teoría y práctica de invocar a poderes sobrehumanos fuera del reino de Dios, para obtener resultados que van más allá de la capacidad de la mera naturaleza.  Entre las prácticas ocultas se encuentran el Satanismo, el fetichismo, las magias blanca y negra, el espiritismo, la teosofía, la adivinación, la brujería, la mal llamada «metafísica» (la verdadera metafísica no esta relacionada con el ocultissmo) y muchas más.

El ocultismo es una seria ofensa a Dios ya que busca un interés fuera de la voluntad divina. Por tanto viola el Primer Mandamiento.

El ocultismo está bajo el poder de demonio, quien tienta con muchas promesas con el fin de atrapar el alma para el infierno.  El ocultismo sirve el reino de las tinieblas encabezado por Satanás.

Jesús dijo: «Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto» (Mt 4, 10).

El ocultismo es muy diferente a recurso que el cristiano hace a los santos y a los ángeles buenos.  Estos son súbditos del Reino de Dios y sólamente buscan acercarnos a Dios. Jamás nos ofrecen un favor que no sea la voluntad de Dios.  No son, por tanto, una alternativa a Dios como es el caso en el ocultismo, sino al contrario, le sirven y obedecen y buscan que también nosotros lo hagamos.

Si has caído en alguna práctica oculta, arrepiéntete y recurre a la confesión.  No temas, Jesucristo te espera.

Fuente: Padre Jordi Rivero para corazones.org

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La Santería

Es una religión fruto del sincretismo de religiones africanas (Yoruba) con elementos del catolicismo.

La Santería es una religión que tiene sus orígenes en la tribu Yoruba del África. Los Yorubas vivían en lo que se conoce hoy como Nigeria, a lo largo del Río Niger. En un tiempo tuvieron una poderosa y compleja estructura organizada en una serie de reinos, de los cuales el más importante era Benin. Este duró por 12 siglos hasta el 1896.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, los Yoruba pelearon una serie de guerras con sus vecinos y entre ellos. Estas peleas internas y los ataques externos llevaron a la caída y esclavización del pueblo Yoruba. Entre 1820 y 1840, la mayoría de los esclavos enviados desde Benin eran Yorubas. Estos esclavos fueron llevados a Cuba y al Brasil a trabajar en las plantaciones de azúcar. Los Yoruba pronto fueron llamados los «Lucumi», debido a su saludo «oluku mi», «mi amigo».

Las leyes españolas, al mismo tiempo que permitían la esclavitud, trataban de atenuar esa injusticia concediendo a los esclavos algunos derechos, al menos en teoría. Tenían derecho a propiedad privada, matrimonio y seguridad personal. También las leyes exigían que los esclavos fueran bautizados católicos como condición de su entrada legal a Las Indias.

La Iglesia trató de evangelizar a los negros lucumí pero las condiciones eran muy difíciles. Además de la escasez de sacerdotes, la injusticia de la esclavitud dificultaba que los lucumí comprendieran y aceptaran lo que se les enseñaba acerca de Dios. Las buenas almas que buscaban ayudarles y evangelizar eran de la misma raza que aquellos otros que les oprimían. El resultado fue que muchos aceptaron exteriormente las enseñanzas católicas mientras interiormente mantenían su antigua religión.

Con el triunfo de la revolución comunista en Cuba en 1959, más de un millón de cubanos se exilaron en otros países (principalmente en USA, en Miami, New York y Los Angeles). Entre ellos había santeros que propagaron la Santería en sus nuevos ambientes.

 

SANTERÍA: UNA RELIGIÓN PAGANA FRUTO DEL SINCRETISMO YORUBA + CATOLICISMO

En sus esfuerzos de esconder su religión africana y sus prácticas mágicas, los lucumís identificaron sus deidades africanas (orishas) con los santos del catolicismo, dando como resultado un sincretismo religioso conocido hoy como la Santería. 

La Santería adora una fuerza central y creativa llamada Olodumare. De él procede todo lo que existe, y todo regresa a él. Olodumare se expresa a sí mismo en el mundo creado a través de Ashe. Ashe es la sangre de la vida cósmica, el poder de Olodumare hacia la vida, la fuerza y la justicia. Es una corriente divina que encuentra muchos canales de mayor o menor receptividad. Ashe es la base absoluta de la realidad.

Creen que la vida de cada persona viene ya determinada antes del nacimiento en Ile-Olofi, la casa de Dios en el cielo. Aquellos que no lo cumplen serán castigados por los orishas y deben reencarnarse hasta satisfacer el castigo.

 

LOS SANTOS

Los católicos veneramos a los santos comprendiendo que son seres humanos que vivieron heroicamente su fe, murieron y están ahora en el cielo desde donde interceden por nosotros gracias a su participación en la gloria de Jesucristo.

Los santeros tomaron la figura de los santos más populares en Cuba pero para ellos ya no representa al santo sino a un orisha lucumí. Estos son dioses creados por Olodumare para manifestar su voluntad y su esencia en la creación. Estos son una personificación de Ashe. Los orishas también son los guías y protectores de la raza humana. Hicieron lo mismo con cada advocación de La Virgen Santísima conocida en Cuba.

La identificación del orisha con la figura del santo a menudo tiene que ver con las vestimentas o las razones por las que el santo o la Virgen es conocida. Así Santa Bárbara, vestida de rojo y con espada en las imágenes católicas (símbolos de su martirio), se identifica con el dios shangó, guerrero a quien se le atribuye la fuerza.

Un practicante de la Regla de Ocha (como se llama la religión en Cuba) no venera a Santa Barbara, La Virgen de Las Mercedes o La de la Caridad del Cobre, él le rinde tributo a Shangó, Obatala y Oshún, porque esos son sus orichas.

Tabla de orishas con su respectivo santo católico:

Orisha (dioses) Santo Principio que se le atribuye
Agayu San Cristóbal Paternidad
Babaluaye San Lázaro Enfermedad
Eleggua San Antonio de Padua Abridor de caminos
Ibeji San Cosme y San Damián Niños
Inle San Rafael Medicina
Obatalá Nuestra Señora de las Mercedes Claridad
Ogún San Pedro Hierro
Olokún Nuestra Señora de la Regla Profundidad
Orula San Francisco Sabiduría, destino
Osanyín San José Hierbas
Oshosi San Norberto Caza y protección
Oshún Nuestra Señora de la Caridad Eros
Oya Nuestra Señora de la Candelaria Muerte
Shangó Santa Bárbara Fuerza
Yemayá Nuestra Señora de  Regla Maternidad

Según la Santería, la vida de cada persona está supervisada por un santo (orisha) que toma parte activa su vida diaria.  En la fiesta de su santo, la persona, debe asistir a misa y a las ceremonias de ese orisha.

 

LA INICIACIÓN

Antes de la iniciación la persona debe recibir una «limpieza» para purificarse. La primera iniciación es  la de los collares, conocidos como «elekes». Se entregan cinco collares que pertenecen a Eleggua, Obatalá, Shangó, Yemayá y Oshún y protegen del mal.  Se espera que la persona respete a los orishas y se comporte con moral.

 

LA JERARQUÍA

No todos los practicantes de la Santería son santeros.  Este nombre suele reservarse a los sacerdotes (omo-orishas) de la Santería a quienes acuden los creyentes para consultas y sacrificios.

La ceremonia en la que una persona se hace santo se llama «asiento». Se forma un vínculo entre el santero y un orisha. Después de haber recibido el «asiento» la persona puede ascender en la jerarquía de la Santería. Pasan entonces por el rito del cuchillo que les permite hacer sacrificios de animales.

 

ADIVINACIÓN

Los sacerdotes de mayor jerarquía se llaman «babalaos». Hacen de adivinos de modo que si hay un caso muy difícil para el santero este acude al «babalao».

Las adivinaciones son para conocer el futuro o para descubrir alguna maldición o si a la persona se le ha pegado un espíritu maligno o bueno .  En caso de espíritu maligno, el santero procede a hacer «limpieza». Si el espíritu es bueno, hay que reforzarlo.  Para la adivinación los santeros utilizan diferentes formas de interpretar un oráculo.

1-Una cadena de medallones que el babalao tira sobre su mesa. El oráculo se lee de acuerdo a como caigan los medallones.

2-Una bandeja de madera llamada «ifa» sobre la que se echa un polvo (eyero-sun).  Con un cuerno el babalao traza líneas y ceros para componer el oráculo.  Se pretende descubrir la presencia de fuerzas en torno a la persona y la naturaleza buena o mala de ellas.

3-Un tipo de adivinación es el «ikin» en el que tres babalaos usan 16 cocos para hacer adivinaciones.

 

LOS SACRIFICIOS (ebbo)

A los orishas hay que ofrecerles sacrificios («ebbo») lo cual necesitan para vivir. Puede ser fruta, vela, comida, un sacrificio, etc. El orisha consume el ashe invisible liberado de los sacrificios a través de una consagración (palabras sagradas de dedicación).

Cada orisha tiene unas hierbas y animales que le gusta consumir y solo estas cosas que disfruta el orisha son las que se deben sacrificar. La sangre y las hierbas se vierten sobre piedras rituales que representan a cada orisha y que contienen la esencia espiritual de los orishas. Por eso la Santería requiere de tiendas llamadas «botánicas» donde se venden las hierbas y otros objetos de la religión.

Hay tres tipos de sacrificios de animales:

1- Para limpiar de un mal o una maldición
2- Al orisha pidiendo su asistencia
3- Para la ceremonia de iniciación en una de los órdenes de la Santería.

Antes de que un «ebbo» pueda ser ofrecido se debe invocar el «eggun» o «Eleggua», los cuales son los espíritus de los ancestros, ya sea de la persona o de la familia santera a la que pertenece.  Eleggua es el orisha que lleva la ofrenda a los otros orishas y por eso debe honrársele primero.

 

COMO ENTENDER LA SANTERÍA

En los cinco años que fui capellán en la Ermita de la Virgen de la Caridad en Miami, tuve oportunidad de evangelizar a muchos santeros que venían pensando que visitaban al dios Oshún. Generalmente no tenían entendimiento de Jesucristo como Salvador, ni de la necesidad de conversión. Al no tener conocimiento de la revelación cristiana no veían conflicto entre ser católicos y santeros.

Las personas suelen entrar en la Santería buscando resolver un problema. Por ejemplo, una enfermedad, la infidelidad de un esposo, problemas económicos, etc. Se les ha dicho que el santero tiene contactos especiales con el mas allá y poco se preocupan si ese contacto es con Dios o con el demonio, con tal que les de resultado. En algunos casos, la persona ha tratado de resolver el problema recurriendo a  Jesús y a Su Iglesia pero no les ha «funcionado».  He escuchado muchos testimonios en que dicen haberlo probado todo antes de entrar en la Santería. No dudo que eventualmente sientan una experiencia de Dios, pero en la santería no encontrarán la revelación de Dios que nos ha dado todo Su amor en Su Hijo Jesucristo.

Una vez iniciado a la santería, se le dice que debe seguir para obtener mejores resultados. El santero va tomando control de la persona hasta que el miedo la gobierna.  Se le dice que si se separa, algo muy malo va sucederle…  El Santero se va convirtiendo en un personaje indispensable que domina toda la vida y del cual no hay salida.  En esto es parecido a la relación con la mafia.

Es natural que se busque resolver problemas, pero el auténtico encuentro con Dios no se puede centrar sino en el amor de Dios y en hacer la voluntad de Dios por amor aunque requiera abrazar la cruz. Dios es un Padre bueno que nos dará la fuerza para llevarla. Esa confianza, aunque no comprendamos Sus designios, es la base de nuestra fe cristiana. La obediencia muchas veces requiere abrazar grandes problemas por amor.

Mateo 7, 21 «No todo el que me diga: «Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.»

Jesús mismo nos da el mejor ejemplo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.» Lucas 22, 42

He aquí la radical diferencia: Cristo nos invita a negarnos a nosotros mismos y abrazar la cruz por amor obediente a Dios, la santería busca los poderes divinos para resolver problemas y el santero se va enfrascando en mundo espiritual que exige ciertos ritos para asegurar su bienestar. Quien es ese dios que proporciona seguridad no tiene aparente importancia para el santero. El cristiano vive en el Espíritu Santo, el santero se somete a otros espíritus.

El relativismo de la santería queda ilustrado en una carta que me escribió un babalao:

No lo trate como anatema o herejía, trate de comprender a las gentes que van de rodillas el día de San Lázaro ante Babalú-Aye para pedirle salud. Esas gentes son tan dignas de nuestro amor y comprensión como lo son los que van ante la Virgen de Guadalupe o El Cristo de Medinacelí. Trate de abrir su mente y su corazón hacia esas gentes y no las trate con desprecio y sorna, no se lo merecen aunque le recen a Yemayá o a Obatalá, al fin y al cabo tienen las misma fe y la misma necesidad que los que van a rezar a la Virgen de las Mercedes o a la Virgen de Regla……..

Es precisamente por amor que anunciamos a los santeros el amor de Dios en Jesucristo. Ciertamente que son dignos de amor y comprensión. Por eso son dignos de que se les diga la verdad sobre el amor perfecto: Cristo.

Quien ha estado en Santería necesita mucho amor y apoyo de la comunidad cristiana para librarse del miedo y de la ansiedad.  Hay que insistirle en Dios amor que viene a salvarnos, que tiene todo poder para defendernos.  Hay también que explicarle que por amor estamos dispuestos a ser fieles y obedecer sus mandamientos aunque tengamos que sufrir hasta la muerte.

 

TRAS LA CONVERSIÓN

Cuando ha aceptado salir de la santería, es necesario que se le exhorte a no guardar ningún amuleto ni artículo relacionado con la santería, ya que frecuentemente se sienten que no pueden soltarse del todo por miedo a castigos. Debe confesarse y se debe orar por él. Recomendamos que el sacerdote ore por liberación de cualquier espíritu maligno y le ayude a renovar su compromiso bautismal. Además la persona que sale de la santería necesita una catequesis completa y el el apoyo para incorporarse a la comunidad cristiana.

Ante toda esta realidad de lo oculto, no podemos mas que orar y sacrificarnos por todos aquellos que se encuentran atados y engañados por el demonio. Pidamos a la Santísima Virgen María que interceda por toda la humanidad trayendo las gracias de conversión a todos los hombres.

Bibliografía:
González-Wippler, Mingene. Santería: the Religion, New York: Harmony Books, 1989.
Murphy, Joseph M. Santería: an African Religion en America. Boston: Beacon Press, 1988.
Steffon, Jeffrey J. Satanism, is it Real?. Ann Arbor: Servant Publications, 1992.

 

DEBEMOS CONSERVAR LA PUREZA DE NUESTRA FE.

Carta Pastoral de Monseñor Eduardo Boza Masvidal, Obispo Cubano

Se está produciendo un fenómeno en nuestro pueblo cubano del exilio que nos debe preocupar profundamente a todos los que queremos una Cuba verdaderamente cristiana. Me refiero al auge de la Santería y del sincretismo religioso, especialmente en algunas zonas como Miami, Nueva York, y Nueva Jersey, hasta el punto de que ya la Santería ha sido admitida oficialmente como una «religión» a la par con las demás en algunos estados de los Estados Unidos.

Quizás en el fondo de todo esto subyace un ansia de lo sobrenatural como contrapeso al vacío espiritual de una sociedad secularizada y tecnificada, unido a una deficiente atención religiosa por la diversidad de idioma y de costumbres. No es mi propósito detenerme aquí a estudiar las causas de este fenómeno, sino sólo fijarme en algunos puntos que nos ayuden a superarlo positivamente y hacer un llamado a todo nuestro pueblo para que conservemos la pureza de nuestra fe.

ORIGEN: El origen de la Santería en Cuba es perfectamente explicable. Poco después del descubrimiento, junto con los conquistadores, vinieron los misioneros que hicieron una profunda labor evangelizadora y sembraron en nuestro pueblo la semilla de la fe cristiana. Pero cuando se cometió aquella tremenda injusticia de traer de Africa negros como esclavos, arrancados inhumanamente de su patria y de su familia, aquellos hombres no pudieron ser debidamente evangelizados. Ni los sacerdotes sabían sus lenguas africanas ni ellos entendían el español. Se les hacia ir a la iglesia y practicar la religión católica, pero sin que hubiera habido una verdadera conversión: por dentro ellos seguían pensando en sus dioses paganos, «y cuando veían en los templos católicos las imágenes de los santos cristianos, sin ninguna mala intención de su parte, los identificaban con alguno de sus dioses, con los que les encontraban algún parecido o algún punto de contacto. Así nació y fue creciendo esa mezcla y confusión religiosa que después se extendió aún a personas de otro origen y raza.

¿Por qué no se pueden conciliar el Cristianismo y la Santería? Vamos a señalar dos o tres diferencias fundamentales:

1- El Cristianismo es monoteísta, cree en un solo Dios. El Dios cristiano es el Dios de la Biblia, uno en naturaleza y trino en personas, Creador y Señor de todas las cosas. Esta creencia en un solo Dios es tan fundamental en nuestra fe, que para defenderla lucharon mucho los profetas en el Antiguo Testamento, ya que el pueblo de Israel tenía constantemente la tentación de volverse hacia los dioses de los pueblos paganos vecinos y los profetas les hacían una crítica dura e irónica haciéndoles ver que esos eran dioses falsos, hechura de manos humanas, que tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen, tienen boca y no hablan y es por eso que la ley de Moisés les prohibía hacerse imágenes para apartarlos de esa tentación. Jesucristo es ese único y verdadero Dios hecho hombre por amor a nosotros.

La Santería, en cambio, es politeísta, cree en muchos dioses, cuyos nombres ha dado a las imágenes de la Virgen María y de los santos cristianos. Pero la Virgen María y los santos cristianos no son dioses; son puras criaturas humanas, personas reales que han existido, y en su vida han dado ejemplo de fidelidad a Dios y de santidad de vida. Es algo completamente distinto.

2- El Cristianismo es una religión de amor. Ese único Dios verdadero es un Padre que nos ama y al que nosotros amamos. En la oración acudimos a El con confianza de hijos y en su Providencia descansamos confiados.

La Santería, en cambio, es la religión del temor, del miedo. Hay que hacer cosas para librarse de males y apartar poderes maléficos, o para tener suerte y hacer propicios los dioses. Se teme mas que se ama.

3- El Cristianismo nos lleva a hacernos mejores, a transformar nuestra vida. En la medida en la que vayamos viviendo de verdad tenemos que hacernos mejores, vencer nuestros defectos y adquirir más virtudes, más dominio de nosotros mismos, más caridad, más humildad, más espíritu de servicio, en una palabra, más santidad.

La Santería, en cambio, se queda en prácticas externas, en ritos y ceremonias que no nos transforman por dentro y que adquieren cierto sentido mágico cuyo efecto depende de los actos en sí, sin que cambiemos interiormente.

Señalaremos finalmente algunas normas pastorales. Nuestra actitud con las personas que practican la Santería no ha de ser una actitud cerrada, de rechazo total, sino una invitación a la reflexión y a la purificación de la fe:

1- Un llamado a no mezclar. La Iglesia Católica, en el Concilio Vaticano II, proclamó el principio de la libertad religiosa, o sea, el respeto que merece cada hombre que sinceramente y de buena fe practica una religión. Por eso la Iglesia mira con ese respeto las religiones africanas para aquellos que han nacido en ellas y allí tratan sinceramente a Dios. Pero a lo que no hay derecho es a la mezcla de elementos de dos religiones distintas, no siendo así una cosa ni otra. Esto que en su origen tuvo una explicación razonable y sin mala fe, como apuntábamos anteriormente, no la sigue teniendo cuando ya no existen esas razones. Si creemos en los dioses africanos, digámoslo claramente y esa será entonces nuestra  religión; si somos cristianos, seámoslo de verdad y aceptemos nuestra fe en toda su pureza.

2- Aprovechemos los elementos válidos que hay en toda religión para purificarlos a través de una verdadera labor evangelizadora. El Concilio Vaticano II en la declaración «Nostra Aetate» sobre la «Iglesia Católica y las Religiones no Cristianas», dice que en toda religión hay «un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombre» aunque esté también mezclada con muchos errores. Así hemos de partir de estos elementos positivos que hay en la Santería para llevar a una verdadera fe. Así por ejemplo, la creencia en Dios. Estas personas no son ateas ni materialistas. Creen en lo sobrenatural, en un ser supremo. Aquí ya tenemos un poco de terreno ganado. Lo que hay que hacer es purificar esa idea de Dios hasta llegar al Dios Uno, Creador y Señor, al Dios Padre, al Dios Amor. Estas personas dan culto a los santos. Habría que partir de ahí para llegar a lo que es verdaderamente un santo, que no es un ser mitológico, sino un ser real, cuyo nacimiento y vida conocemos, que amó heroicamente a Dios y al prójimo y nos dio un ejemplo y nos señala un caminó.

Ciertamente, esta labor evangelizadora es dura, lenta y difícil, y sería más fácil rechazar todo y quedarnos tranquilos pensando que somos los verdaderos cristianos, pero entonces no estaríamos acercando estas personas al verdadero Dios.

Hay un último punto que creo no se puede pasar por alto: la explotación comercial de la Santería, y esto sí debe merecer nuestra repulsa y condenación.  Vemos corno proliferan las llamadas «Botánicas» en las cuales se venden toda clase de objetos, yerbas, pomadas, collares, etc. por personas que muchas veces no creen absolutamente en nada de eso, pero la hacen porque esa les deja dinero y es un buen negocio. No se puede explotar así la fe del pueblo. Es algo absolutamente reprobable ante Dios y es un signo más de la entronización del dios «dinero» que para muchos es el supremo valor.

Que estas palabras sirvan de invitación a todos para vivir un cristianismo auténtico y profundo, sin mistificaciones ni deformaciones, alimentado en la palabra de Dios contenida en la Biblia, y que la devoción a la Santísima Virgen María de la Caridad. nuestra Madre y Patrona, sea para nosotros camino para ir a Jesús y formar así un pueblo verdaderamente cristiano.

Fuentes Padre Jordi Rivero y Monseñor Eduardo Boza Masvidal en corazones.org

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¿Qué es la Brujería?

Es difícil distinguir claramente entre brujería, hechicería y magia

Estas prácticas utilizan medios ocultos (fuera de la revelación dada por Dios).

Para producir efectos más allá de los poderes naturales del hombre.

brujeria

La brujería se adapta a los tiempos modernos y abunda aun en los libros populares para niños.

 

¿POR QUÉ SE RECURRE A LA BRUJERÍA?

La ayuda que ofrece la brujería se busca por diferentes razones. Las principales son: Para hacer daño a quien se odia; para atraer la pasión amorosa de alguien; para invocar a los muertos; para suscitar calamidades o impotencia contra enemigos, rivales u opresores reales o imaginarios; para resolver un problema se ha convertido en obsesión y ya no importa por que medio se resuelve.

 

PRÁCTICAS DE LOS BRUJOS

La brujería data desde los tiempos de la antigua Mesopotamia y Egipto. Así se demuestra la Biblia al igual que en otros antiguos escritos como el Código de Hammurabi (2000 a.C.).

No todos los brujos siguen las mismas prácticas  Pero no es extraño que el brujo haga un pacto con espíritus, abjure a Cristo y los Sacramentos, haga rituales como parodias de la Santa Misa o de los oficios de la Iglesia, adoren al Príncipe de las Tinieblas y participan en aquelarres (reuniones de brujos donde hacen sus maledicencias). La brujería está relacionada con el satanismo.

En brujería y en la magia hay elementos comunes:

1-La realización de rituales o de gestos simbólicos.
2- El uso de sustancias y objetos materiales que tienen significado simbólico.
3- Pronunciamiento de un hechizo.
4- Una condición prescrita del que efectúa el rito.

La brujería consta de rituales para hacer sus hechizos (ejercer un maleficio o atadura sobre alguien), algunos de los cuales requieren hierbas particulares. También hay palabras de conjuro o hechizo que pueden ser escritas para obtener un mayor poder. Quién realiza el rito debe desear su propósito con todas sus fuerzas para obtener mayores efectos y algunas veces debe ayunar por 24 horas antes de realizar el rito para purificar el cuerpo.

 

¿ES REAL EL PODER DE LA BRUJERÍA?

Puede ser real, pero en muchos casos puede ser también sugestión de la mente, es decir pura mentira. En ambos casos está actuando el demonio, príncipe de la mentira.

La Biblia, la enseñanza de los Padres de la Iglesia y la tradición no dejan lugar a dudas sobre el hecho que los seres humanos tienen la libertad para pactar con el diablo el cual tiene influencia en la tierra y en las actividades humanas. Por otro lado algunos Padres como San Jerónimo, pensaban que en muchos casos la brujería es sugestión de la mente.

La Biblia condena la brujería y la hechicería, no como falsas o fraudulentas, sino por ser una abominación: «A la hechicera no la dejarás con vida» (Exodo 22,18; Ver también Deuteronomio 18,11-12). La narrativa de la visita del rey Saúl a la hechicera de Endor (I Reyes 28) demuestra que su evocación de Samuel fue real y tuvo efecto.  En Levítico 20,27 se lee: «El hombre o la mujer en que haya espíritu de nigromante o adivino, morirá sin remedio: los lapidarán. Caerá su sangre sobre ellos».  Está claro que en estos casos se trata de un espíritu adivino.

El Pueblo de Israel, en muchas ocasiones, se tornó a la práctica de la adivinación y a la consulta de brujos, yendo así en contra de los mandatos de Dios. (Ez 13:18-19; 2 Cron 33:6; Jer 27:9…).

El Antiguo Testamento muestra claramente como los Israelitas y sus vecinos paganos estaban conscientes de la brujería y la magia. En el libro de Éxodo 7:11 leemos que el Faraón: «llamó a todos los sabios y adivinos. Y ellos también, los magos de Egipto, hicieron las mismas cosas (que Moisés) por medio de sus artes secretas».

El Primer Mandamiento condena la brujería, la magia y todo tipo de adivinación: «Yo Soy el señor tu Dios…no tendrás dioses extraños delante de mi» (Ex 20:2-3). 

El Nuevo Testamento igualmente condena la brujería como una realidad perversa: (Gálatas 5,20; 13,6;  Apocalipsis 21,8; 22,15). El mago Simón era practicante de la magia pero le dio envidia de los Apóstoles al ver que la gente recibía el Espíritu Santo cuando ellos imponían las manos. Ofreció dinero a los Apóstoles para que le enseñaran como hacer esto y Pedro le contestó: «…tú corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete , pues, de esa tu maldad…» (Hechos 8:9-22).

La brujería opera con poder satánico (dado por Satanás). Se trata de los poderes que oprimen a los hombres y que Jesucristo confrontó hasta morir y resucitar para librarnos de ellos. Su victoria no nos evita la lucha contra el maligno sino que nos da la fuerza para vencerlo si tenemos fe.

Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. Efesios 6:12

Debemos evitar tanto el exagerar como el minimizar el poder de Satanás. En una guerra es esencial conocer las fuerzas contrarias y saber como vencerlas. Satanás tiene poder para tentar y asediar a los fieles, pero su poder no es comparable al de Dios Todopoderoso. Satanás puede causar persecuciones y hasta el martirio de los fieles. La victoria de los santos no está en vivir sin pruebas sino en vencerlas manteniéndose fieles a Dios.

El demonio existe y entra en relación con aquellos que lo buscan. Como recompensa a quién le ofrece culto, el demonio otorga poderes preternaturales para obtener poder, fama, dinero, influencia, es decir las cosas que desea la carne. Por medio de la brujería se puede llegar a lograr el éxito en el mundo profesional ya sea como artista, profesional, militar, político, etc.  Estas personas pueden parecer muy atractivas y tener un gran don de ganarse a la gente hasta el punto de atraer grandes multitudes y convertirse en dioses para sus admiradores los cuales son capaces de hacer hasta lo irrazonable por sus ellos. Los poderes del mal pueden cegar las mentes y fanatizarlas portentosamente. La brujería no es mera superstición. El demonio ciertamente arrastra hacia su reino del mal a los que se involucran en ella y a sus aduladores. Si no hay arrepentimiento y conversión, el final será el infierno.

 

QUÉ HACER CONTRA LAS BRUJERÍAS

Al enterarse de que alguien le está haciendo un «trabajo» de brujería, muchas personas tienen miedo. Esto es lo que él quiere ya que por el miedo puede dominarnos. Debemos recordar que el demonio nada puede contra los que son fieles a Dios. Nuestro Padre Celestial es Todopoderoso y nos ama. El demonio sólo puede con aquellos que no confían en Dios y por falta de fe están espiritualmente débiles o muertos. Son como pollitos que se han alejado de la protección de la gallina y se exponen al gavilán. Por eso Jesús nos dice:

¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido! Mateo 23:37

Quién está amenazado por brujerías que recurra al Señor por protección y no tema. Debe poner en Dios toda su confianza y practicar su fe, no por miedo a la brujería sino por convicción: acercarse a los sacramentos, la oración personal y pedir a los hermanos que oren por él. La gracia del Señor jamás faltará a quién la busque.

Jamás debemos ir a otro brujo para «defendernos». Eso sería caer en la trampa del demonio haciendo lo que él quiere: que desconfiemos de Dios para que recurramos a él.

Muchas veces las personas recurren a la brujería en momentos de desesperación, cuando creen que es el último recurso que les queda.  En esos momento vulnerables alguien les ofrece la brujería como una solución fácil.  Como católicos jamás recurrimos a ningún medio espiritual fuera de Dios.  Cuando pedimos la intercesión de los santos, por ejemplo, no buscamos una vía alterna sino que buscamos su ayuda tan solo y precisamente para mantenernos fieles al Señor como ellos lo hicieron. Hay dos familias: la de Dios y la del demonio. Cada uno recurre a los miembros de la suya.   Pidamos a Dios que prefiramos morir antes de buscar algo del demonio.

 

FANTASÍAS EN TORNO A LA BRUJERÍA

Aunque es cierto que en la brujería hay acción diabólica, la gente ignorante y supersticiosa ha creado muchísimas fábulas y supersticiones: Brujas que vuelan sobre una escoba, encantaciones que transforman a la víctima en un sapo…  Estas fantasías no son causadas por la religión, sino al contrario, ocurren por faltar la auténtica fe.

En el trabajo «De ecclesiasticis disciplinis» atribuido a Regino de Prum (906 d.C.), en la sección 364, critica a «ciertas mujeres» que «seducidas por ilusiones y fantasmas de demonios, creen y abiertamente profesan que en plena noche ellas viajan sobre ciertas bestias junto con la diosa pagana Diana y una cantidad innumerable de mujeres, y que en estas horas de silencio vuelan sobre vastas expansiones de terreno y la obedecen como señora…»  Regio se lamenta que ellas llevan a esas fantasías y por lo tanto al paganismo a mucha gente (innumera multitudo). Concluye que es «el deber de los sacerdotes enseñar a la gente que estas cosas son absolutamente falsas… implantadas por el maligno»

 

FALSAS ACUSACIONES Y CRUELDADES CONTRA PRESUNTOS BRUJOS Y BRUJAS

Lamentablemente no siempre se siguió el consejo de Regino de Prum. La brujería se convirtió en escape para culpar de cualquier cosa, hasta desastres naturales y epidemias. Pero existieron otras razones, entre ellas el poder y el interés de crear causa contra enemigos.  El resultado fue la persecución y «caza de brujas» en que se enjuiciaron y condenaron a muerte injustamente a muchas personas, casi siempre las más indefensas. Quizás el caso más famoso es el de Santa Juana de Arco quién, acusada de bruja, murió quemada. Nos sirve para elucidar los intereses de poder, venganza y maldad que daban lugar a las persecuciones de brujas.

La persecución de las brujas comienza con el poder secular.  El Imperio Romano, en el siglo III, castigaba con la pena de la hoguera a los que causaran la muerte de alguien con sus encantamientos (Julius Paulus, «Sent.», V, 23, 17). En el siglo IV, la legislación eclesiástica quiso atenuar la severidad del estado. El Concilio de Elvira (306), Canon 6, rehusó el Viáticum a aquellos que matasen con una encantación (per maleficium) y añade que tal crimen no podía efectuarse «sin idolatría»,  ya que el culto al demonio es idolatría. El canon 24 del Concilio de Ancyra (314) impuso cinco años de penitencia a los que consulten magos. Penas similares fueron establecidas por el concilio oriental en Trullo (692).

En los primeros trece siglos de la era cristiana no se dieron por lo general las crueles persecuciones y cazas de hechiceros que aparecieron más tarde.  Mientras el estado permitía la tortura contra los hechiceros, el Papa Nicolás I (d.C. 866) la prohibió. Una ordenanza similar aparece en los Decretos Pseudo-Isidoros. Pero la Iglesia no pudo eliminar la tortura y otros abusos que están arraigados en el corazón del hombre. Llevar el nombre de cristiano no es suficiente para comportarse como tal.

En muchas ocasiones el clero habló con autoridad para evitar las acusaciones fanáticas y abusivas. Entre ellos San Agobardo, arzobispo de Lyon (m. 841) quien escribió «Contra insulsam vulgi opinionem de grandine et tonitruis» (contra las necias creencias de la gente sobre el granizo y el rayo) (P.L., CIV, 147). El Papa Gregorio VII en 1080 escribió al Rey Harold de Dinamarca prohibiendo que las brujas fueran sentenciadas a muerte.

 

LA INQUISICIÓN

En la segunda mitad del siglo XIII, la recién instituida Inquisición Papal comenzó a imponer cargos de hechicería. Alejandro IV, ordenó (1258) que los inquisidores debían limitar sus intervenciones a casos con alguna clara presunción de creencias heréticas (manifeste haeresim saparent). Pero como la brujería, con sus prácticas diabólicas, está muy ligada a la herejía, la persecución de brujas no se evitó.

En Toulouse, sede de la herejía de los Cátaros, fue donde en 1275 se dio el primer caso conocido de una bruja llevada a la hoguera por la sentencia jurídica de un inquisitor (Hugues de Baniol Cauzons, «La Magic», II, 217).  La mujer «confesó» haber dado a luz a un monstruo, producto de su relación carnal con espíritus malignos, y haberlo alimentado con carne de infantes que se procuraba en expediciones nocturnas. La posibilidad de relaciones carnales entre seres humanos y demonios era aceptada por algunos grandes teólogos como Santo Tomás y San Buenaventura, sin embargo  en la Iglesia prevalecía el sentir contrario. Un testigo poco amistoso con la Iglesia, Riezler (Hexenprozesse en Bayern, p. 32) reconoce que «entre los representantes oficiales de la Iglesia, esta tendencia más saludable prevaleció hasta los umbrales de la epidemia del juicio de brujas, o sea, hasta avanzado el siglo XVI».  En el Sínodo Provincial de Salzburgo de 1569 (Dalham, «Concillia Salisburgensia», p. 372), hubo una fuerte tendencia a prevenir la  imposición de la pena de muerte en acusaciones de brujería, insistiendo que estas son ilusiones diabólicas.

Pero no hay duda de que en el siglo XIV algunas constituciones papales de Juan XXII y Benedicto XII (cf. Hansen, «Quellen und Untersuchungen», pp. 2-15) impulsaron a los inquisidores a realizar enjuiciamientos por brujería y otras prácticas mágicas, especialmente en el sur de Francia. En un juicio a gran escala en Toulouse en 1334, en el que se procesaron a 63 personas por ofensas de este tipo, 8 fueron entregadas al poder secular para ser quemadas. El resto fueron a prisión de por vida o con largas sentencias. Dos de las condenadas, ambas mujeres mayores, después de ser torturadas, confesaron haber asistido a un aquelarre de brujas, haber allí adorado al demonio y ser culpables de indecencias con él y otras personas presentes, y haber comido carne de infantes. (Hansen, «Zauberwahn», 315; y «Quellen und Untersuchungen», 451). En 1324 Petronilla de Midia fue quemada en Irlanda por recomendación de Richard, Obispo de Ossory.  Durante este período, las cortes seculares acusaban y enjuiciaban por brujería con igual o mayor severidad que los tribunales eclesiásticos. Se usaba la tortura y la hoguera.

No se conoce qué enjuiciamientos de este tipo se llevaron a cabo en Alemania por inquisitores papales durante los siglos XIII y XIV.  Alrededor del año 1400 encontramos muchos enjuiciamientos de brujas en Berna, Suiza, a  manos de Pedro de Gruyères, que, a pesar de lo que dice Riezler, era sin lugar a dudas un juez secular (Hansen, «Quellen, etc.», 91 n.). También jueces seculares en Valais (1428-1434) mataron 200 brujas; y en Briancon en 1437 más de 150. Las víctimas de los inquisitores -ej. en Heidelberg en 1447 o Savoya en 1462- parecen no haber sido tan numerosas.

Algunos escritores han pensado que la bula «Summis desiderantes affectibus», del Papa Inocencio VIII (1484), fue responsable por la fiebre contra las brujas. Esto no es cierto ya que las campañas anti-brujas preceden a esta bula, la cual no contiene nada nuevo. Su efecto fue más bien el de ratificar el poder ya conferido a los inquisitores Enrique Institoris y Santiago Sprenger, para tratar con crímenes de brujería y herejía y pedir al Obispo de Estrasburgo que apoye a los inquisitores. Esta bula papal, sin embargo, no pronuncia ninguna decisión dogmática. Quizás el libro «Malleus Maleficarum» (el martillo de las brujas), publicado unos dos años después por los mismos inquisitores, fue el que más incitó al enjuiciamiento de brujas. Pero los enjuiciamientos de brujas en  los siglos XVI y XVII fueron en su mayoría hechos por el poder secular.

 

LA REFORMA PROTESTANTE ANTE LA CAZA DE BRUJAS

Lucero, Calvino y sus seguidores acentuaron la creencia popular en el poder del demonio en la brujería y otras prácticas mágicas. Lutero, basado en su interpretación del mandamiento bíblico, abogó por la exterminación de las brujas. «La Historia del Pueblo Alemán» de Janssen, argumenta con muchas pruebas (capítulos IV y V, del último volumen -vol. XVI de la edición inglesa), que una gran responsabilidad por la caza de brujas recae en los Reformadores.

El código penal conocido como «Carolina» (1532), decretó que la hechicería debe ser tratada como una ofensa criminal en el imperio Alemán, y si causó daño a alguna persona la bruja debía ser quemada. Hubo mayor actividad de cacería de brujas en los distritos protestantes de Alemania que en las provincias católicas. Ejemplos de ello son Osnabruck y Wolfenbuttenl.  En Osnabruck, en 1583, se quemaron 121 personas en tres meses. En Wolfenbuttenl en 1593 se llegaron a quemar hasta diez brujas en un día. Pero hasta el 1563 no se hizo una resistencia eficaz a la persecución, y fue a través de un protestante de Cleues, Juan Weyer. Se le unieron las protestas de Ewich y Witekind.

En el debate sobre las brujas había católicos y protestantes en ambos lados. Quizás la protesta más efectiva contra la caza de brujas fue la del jesuita Friedrich von Spee, quién en 1631 publicó «Cautio criminalis».

 

LA PERSECUCIÓN OCURRIÓ EN MUCHOS PAÍSES

La persecución de brujas se extendió por muchos países. En el siglo XVI los tribunales seculares en Roma llevaron a cabo enjuiciamientos. En Inglaterra y Escocia también hubo persecuciones pero no hay cifras precisas sobre las ejecuciones. Según escribió Howell en 1648, sólo en Essex y Suffolk hubo cerca de 300 brujas procesadas en dos años, la mayoría ejecutadas.

El Papa Gregorio XV, en su constitución «omnipotentis» (1623), recomendó un procedimiento más clemente y en 1657 una instrucción de la inquisición amonestó con eficacia la crueldad de las persecuciones.  Al final del siglo XVII la persecución comenzó a reducirse en casi en todo el mundo y al principio de  XVIII  prácticamente cesaron. El último juicio por brujería en Alemania fue en 1749 en Wurzburg, pero en Suiza una niña fue ejecutada como bruja en el cantón protestante de Glarus en 1783.

En los Estados Unidos, Cotton Mather, en su «Maravillas del Mundo Invisible» (1693), cuenta que 9 ejecuciones de brujas ocurrieron en Nueva Inglaterra. En la actualidad Estados Unidos celebra Halloween el 31 de octubre (la víspera del día de todos los santos), en que se recuerdan las historias de brujas de una forma fantasiosa. Se acostumbra a disfrazarse, preferiblemente de brujas, duendes, monstruos o cualquier cosa que de miedo, y se reviven los cuentos de brujas.  En el ambiente materialista de la actualidad se hace de todo ello una broma, pero en el fondo opera también un deseo pagano de llenar un vacío espiritual.

No hay pruebas sobre las alegaciones de que algunas mujeres fueron enjuiciadas formalmente en México a finales del siglo XIX (ver Stimmen aus Maria-Laach, XXXII, 1887, p. 378).

Un gran número de ellas confesaron espontáneamente, aparentemente sin amenazas, haber participado, en prácticas satánicas. Además, el pleno reconocimiento de culpa parece constantemente haber sido confirmado justo antes de la ejecución, cuando el acusado no tenía nada que ganar o perder con la confesión. Esto puede atribuirse en muchos casos a razones psicológicas y, claro está, no justifica la práctica de pena de muerte.

 

CONCLUSIÓN

Los males que sufre la humanidad son fruto de su apertura al demonio por el pecado. Una forma extrema de esa relación es la brujería. Se llega a pactar con él y a buscar su intervención.  La enseñanza de la Biblia, los Padres de la Iglesia y la tradición concuerdan en que la brujería es real y digna de condenación.  Jesucristo vino para vencer y atar al demonio. Con frecuencia se enfrentó directamente con él para reprimir su actividad sobre sus víctimas. El tiempo entre la primera y segunda venida del Señor es de gran batalla espiritual y nos involucra a todos.

Por muchos siglos y en muchas naciones, la ignorancia, la crueldad y falta de justos procesos judiciales llevaron a terribles persecuciones, falsas acusaciones y la matanza de muchos acusados de brujería. Hechos injustificados y deplorables.

En la actualidad hemos caído en el extremo opuesto: se niega la realidad de la actividad satánica y, por ende, de la brujería.

Como cristianos debemos seguir el camino de Jesucristo quién rechaza el pecado pero ama al pecador. La enseñanza de Jesús en el caso de la mujer sorprendida en adulterio se aplica también a la brujería como a cualquier pecado. El camino de Jesús no es la condenación al estilo de los que se proponían apedrearla. Tampoco es la actitud de los que hoy pretenden que no existe el pecado. Eso sería abandonarla sumida en su desgracia. El camino de Jesús es el amor que defiende de la crueldad y llama a una vida nueva, libre de pecado.  El mal no se vence matando sino ayudando con amor y verdad a salir del pecado.  El Señor nos enseña a amar a nuestros enemigos.  El amor  de Dios es más fuerte que la maldición de todos los brujos del mundo. Una gota de su Preciosa Sangre tiene poder para disipar el más enfurecido ataque diabólico.

Fuente: Padre Jordi Rivero para corazones.org

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El mundo angélico y demoniaco

Conocemos del mundo angélico lo que conocería un topo del mundo humano al sentir las trepidaciones y ruidos de los humanos. Nos parece que lo material es variado y colorido, puede ser rugoso, suave, deslumbrante, húmedo o gelatinoso, frío como el acero o ardiente como la lava, lleno de olores y matices diversificados en un sinfín de sensaciones. En definitiva, el mundo material nos parece variado y cambiante. Sin embargo, el mundo angélico nos parece muy reducido, vaporoso y monocolor. Algo que roza el aburrimiento. Pero el mundo de los espíritus es variadísimo, a veces pueden luchar los espíritus entre ellos, algunos están encadenados, otros tienen como misión recorrer la tierra, fijémonos sólo en los misterios que se esconden en el versículo del libro de Daniel (Dan 7,10) en el que se nos da a entender que unos ángeles se dedican a servirle y a otros les ha dedicado a otras funciones. ¿Cuál es ese servicio?, ¿en qué consiste?) ¿Por qué aunque todos ven su faz, se da a entender que unos están ante la presencia de Dios y otros no? Y esto es solo un versículo.

Para vislumbrar algo del encanto y grandeza de ese mundo desconocido pero real, pensemos que los distintos nombres de los coros angélicos designan algo parecido a lo que las grandes especies de los animales. Imaginemos por un momento las diferencias que existen en el mundo material entre mamíferos, aves, peces e insectos. Pues la diferencia que existe dentro de un mismo coro angélico es mayor que la que pueda haber entre un delfín y una ballena, o entre una ardilla y un ciervo, pues las diferencias entre las esencias angélicas son mucho mayores que entre las esencias materiales.

Y sin embargo, a pesar de tener unas ideas tan pobres sobre el mundo angélico, qué interés suscita el tema demoníaco.
Ya el poeta Ovidio dijo: NITIMVR IN VETITVM SEMPER CUPIMVSQVE NEGATA (siempre nos esforzamos por lo prohibido y deseamos ardientemente las cosas negadas)

El hombre tiende a preferir conocer lo bello y bueno, pero por alguna razón también siente una innata inclinación por conocer lo deforme y lo sórdido. Esta inclinación no es mala, el conocimiento tiende a extenderse sobre todos los campos y materias. Cuanto más desconocido y fuera de lo normal es algo, más se apetece su conocimiento, porque de su aprehensión intelectual nace esa fugaz y espiritualmente placentera sensación que es la sorpresa.
Las catedrales góticas tratan de llevar a los hombres a Dios a través de la belleza. Pero es parte integrante de esa belleza el que en ese inmenso conjunto arquitectónico tenga su pequeña parte la representación del demonio. Sea en un pequeño capitel, sea en una gárgola, sea en la parte inferior del tímpano, allí se esconden las imágenes de una caterva de pequeños demonios. ¿Por qué?, pues porque el demonio también tiene una participación de la belleza. El demonio es feo, no me refiero a su cuerpo, que no posee, sino a su ser personal deformado. El demonio tiene un ser, y todo ser es una participación del bien y la belleza. El demonio conserva su naturaleza angélica y ella es hermosa, e incluso en lo que con su pecado ha deformado de su ser podemos encontrar una belleza especial e inferior, pero belleza.

Pongo un ejemplo: si atravesamos despreocupados y alegres un prado de flores y mariposas y de pronto nos topamos con el cadáver de un perro que es ya carroña maloliente, sin ningún género de dudas retrocederemos, nos taparemos las narices y pensaremos que es algo sencillamente vomitivo. Ese objeto no es bello, sin embargo, si pudiéramos prescindir del olor, si nos fuese posible introducirnos con una cámara de televisión por los tejidos putrefactos de ese cuerpo y observar científicamente con todo lujo de detalles la obra constante de los gusanos, su conducta, su reproducción, y a un nivel inferior la acción de los microbios, su metabolismo, sus distintos tipos y clases, y observar tantas especies y subespecies de organismos y microorganismos trabajando sobre una masa a su vez cambiante a lo largo de las semanas, entonces quedaríamos fascinados por ese mundo oculto y complejísimo de procesos químicos y biológicos que es un cadáver en putrefacción.
Ciertamente un cadáver no es algo bello, pero podemos encontrar no sólo algún aspecto bello sino, como hemos visto, un mundo fascinante. De todos los objetos que puede conocer el intelecto, el más deforme, el más sórdido es lo demoníaco. Todo lo demás, la visión de las escenas de campos de concentración nazis, el conocimiento de las crueldades de la guerra, los espantosos relatos de asesinatos y torturas, son los frutos maduros de la semilla demoníaca.

Hemos visto que incluso el demonio tiene su lugar en la catedral, como lo tiene en el cosmos el infierno. Cosmos en griego significa orden. El infierno, con hombres y demonios sufriendo por toda la eternidad, no es una pieza desencajada, no es un defecto en esa armonía universal. El mundo hubiera sido mejor sin condenados. Pero hubiera sido mejor no por lo que existe (el infierno), sino por lo que ha dejado de existir (una inmensa cantidad de bien que hubieran hecho los condenados si no se hubieran condenado, y por la gran cantidad de dolor que sufren). El infierno no afea la creación, de la misma manera que los apuntes personales de Leonardo da Vinci, en los que aparecen caras deformes y grotescas, no afean su obra pictórica. Al contrario, incluso en la existencia de esos cuadernos con caras grotescas, se nos revela la mano maestra de un genio en un modo totalmente distinto, que si no hubieran llegado hasta nosotros y no la hubiéramos conocido. Del mismo modo hasta en el infierno podemos encontrar una belleza, especialísima eso sí, una belleza sui generis, como la admiración que produce contemplar la complejidad de procesos que se producen en un cadáver en medio de un prado de gran belleza. Además, continuando el símil del prado, considerados los condenados en sí mismos, (¿sería más bella una naturaleza sin moscas, sin lombrices y sin sapos?).(¿Sería más bello el mundo animal si todo quedara reducido a ciervos, águilas, cisnes y seres de gran belleza?) (¿Sería más bello el mundo vegetal si dejarán de existir los cardos, las zarzas y las setas venenosas?

El mundo hubiera sido más bello sin infierno pues todos esos hombres reprobados y espíritus caídos hubieran sido cada uno de ellos un hermosísimo elemento más en el conjunto del Reino de los Cielos, y cada uno de ellos hubiera dejado para bien su huella en la creación. Pero el infierno añade más belleza al universo, nos da una visión distinta de Dios, la de su justicia terrible.

Nadie debe menospreciar la obra impresionante y formidable en que brilla la terrible justicia de Dios: los demonios. No es menos admirable la mano de Dios en esta parte de su creación que es el infierno de lo que lo es en el resto del Cosmos. Dios no creó condenado a ningún ángel, pero el ángel que merecidamente fue condenado, fue enviado no fuera de la Creación, sino a un lugar que es parte de la creación. El Creador tras el pecado de sus criaturas sentenció la medida, el modo y el lugar del castigo, pero dentro de su orden.

En cada demonio hay un fuego, el fuego de la ira del Creador. El demonio es una criatura de Dios, es la criatura rechazada de Dios. Si los hombres pecadores mientras están en el mundo pudieran ver un sólo demonio -su historia, sus pensamientos, su sufrimiento- quedarían no sólo trocados en su vida, sino admirados del poder, la justicia, el orden y la sabiduría de los designios del Señor. En cierto modo también el infierno también es una obra de arte de Dios, una obra de arte que El no hubiera nunca creado si no se hubiera visto obligado a hacerla. ¿No es acaso una obra de arte el tríptico de El Bosco el Jardín de las Delicias, en su parte dedicada al infierno? No es que El haya querido crear ese lugar, pero su permisión ha puesto la medida, profundidad y modo en que su Justicia debía llevarse a cabo.

El demonio es admirable en todo lo que no ha perdido de lo que recibió de Dios. Sigue siendo una naturaleza angélica, es admirable por su inteligencia, por su poder, incluso por su belleza, aunque deformada. Y así Yahveh en el capítulo 40 y 41del libro de Job, se deleita en elogiar el poder y ferocidad de la más temible de las criaturas infernales, Satán. Tal elogio lo hace designándolo bajo el nombre de Leviatán y Behemot.

La tradición patrística ha aplicado también a Satanás el oráculo del profeta Ezequiel contra el príncipe de Tiro (Ez 28, 12 y siguientes). Es indudable que el oráculo fue referido en su época al príncipe de Tiro, el mismo profeta dice siendo tú un hombre, no obstante hay algunas referencias como montaña santa de Dios y querubín protector indican que el texto está yendo más allá de aquel a quien se dirigía de modo primario.

Satán es el Príncipe de este mundo, cuanto hay bajo los todos los cielos mío es (Job 41,3) llega a decir en su soberbia. Tributo le aportan las montañas (Job 40,20), es decir recibe un tributo de pecado de los hombres más importantes que más descollan (por usar el término montaña en el sentido en que lo usa San Agustín en alguno de sus sermones). Es jefe de todas las huestes infernales, A Pues tributo le aportan (…) todas las bestias salvajes que allí retozan» (Job 40,20), es rey sobre todas las bestias feroces (Job 41,26). Es muy interesante el versículo que dice que es la obra maestra de Dios (Job 40,19). La tradición rabínica y patrística dirá que Satanás era el espíritu de mayor importancia delante del trono de Dios.

Puede parecer un contrasentido pero incluso el mal obrar de los demonios da gloria a Dios, porque su mal obrar es un elemento más de la historia de la creación. Así como una batalla entre las perfectamente alineadas legiones romanas y las entrenadas falanges griegas es un espectáculo bello en el aspecto estético. Mucho mejor que nunca se hubiera dado tal batalla, pues toda batalla es un hecho horroroso, pero al mismo tiempo que horroroso, estéticamente en algún aspecto puede ser bello. La acción de los demonios es objetivamente mala y despreciable, sin embargo, forma parte de la bellísima sinfonía que es la historia de la creación.

El inmenso conjunto de los ángeles se dice que está ordenado en coros porque su obrar es una formidable canción a la gloria de Dios. Las catervas demoníacas no pueden impedir que de ellas mismas emane una sinfonía poderosísima a la gloria de Dios. De los ángeles se dice que cantan porque glorifican a Dios con su voluntad. De los demonios no diríamos que cantan. Diríamos (y es sólo una comparación) que la música que de ellos emana es instrumental. Porque contra su propia voluntad emanan armonía dentro del conjunto de la Creación. Eso es algo que hiere profundamente a los demonios, saber que su mismo obrar malvado forma parte de ese inmenso orden que es el conjunto de las obras creadas por Dios, saber que todos sus esfuerzos en la Historia por hacer lo contrario de lo que Dios quiere son parte integrante de los planes de Dios. Y así el salmo104, 26 dice Leviatán que formaste para jugar con él.

Muchos han quedado un poco sorprendidos de que en la parábola del administrador infiel (Luc 16,1-8) Jesús dice que el amo (símbolo de Dios) elogió la astucia del administrador. Y eso que la obra era objetiva e intrínsecamente mala (robo con engaño). Del mismo modo, alguno puede quedar escandalizado del elogio que el Creador hace de Leviatán, pero eso se debe a desconocer qué es el mal, cual es la naturaleza metafísica de eso que denominamos como mal. Para conocer qué es el mal es necesario saber qué es el ser.

El mal no es propiamente una cosa, un ente, sino algo que tiene su razón de ser en el bien, al que se opone como privación. El mal es real, pero no es una cosa, sino algo que existe en un sujeto: es la ausencia, privación o corrupción del bien; para ser, el mal necesita radicar en un sujeto, tiene su fundamento en el bien y en el ser; no es cognoscible en sí. Ángel Luis González, Teología natural, cap. III, 1

Cabe un gran mal unido a un gran bien, un gran mal moral unido a una grandiosa naturaleza angélica. El Diablo puede ser reprobable en cuanto a su maldad, pero puede ser elogiado por su poder, por su inteligencia que radica en su naturaleza, e incluso por el poder e inteligencia que ha desplegado en sus malas obras. Admirar lo que él tiene recibido de Dios es admirar a Dios.

Pongo varios ejemplos: Admirar el inteligentísimo plan de un ladrón para llevar a cabo un robo, no es malo. Una cosa es la valoración moral del robo, y otra la inteligencia desplegada en el plan. De la misma manera una cosa es admirar la impresión de fuerza y orden de los desfiles nazis en la Alemania de Hitler, y otra cosa muy distinta es la maldad del nazismo.

Pero en fin, todo lo dicho no quita ni un ápice de la maldad de los demonios y de la valoración que tenemos de ellos. Cualquiera se quedaría sobrecogido si conociera hasta qué abismos de odio puede llegar la iniquidad de ellos. De la profundidad de la maldad de los demonios nos podemos hacer un esbozo de idea al conocer las tentaciones que ejercen. ¡Cuánta maldad pueden albergar para llegar a extremos tales como incitar a algunos hombres a que torturen a indefensos niños durante horas antes de matarlos! ¡Qué frialdad se puede tener para tentar con escrúpulos por meses a personas piadosas hundiéndolas en el límite de la desesperación!

Ellos tientan al odio, a la pelea que acabe en mutilación, ellos colaboraron (con la tentación) al auge del nazismo con todas sus consecuencias, desean para nosotros la muerte, la desesperanza, el terror, el sufrimiento. Lo desean con toda frialdad, no existe en ellos el atenuante de ser arrastrados por un momento de pasión. Es el mal con toda frialdad, con toda premeditación. Es el mal sin la más ligera sombra de arrepentimiento.

Si de todo el cosmos hubiera que elegir algo que mereciera el calificativo de odioso, no dudo que la gente -si los conociera- elegiría a los demonios. Más ni siquiera los demonios son odiosos. Sólo es odioso el pecado, los demonios sólo nos deben merecer pena y compasión. Es decir, pena por el pecado que cometieron, y compasión en el sentido de tratar de imaginar y hacernos idea del padecimiento que sufren, y ante la comprensión de ese abismo de padecimiento venerar sobrecogidos los justos designios de Dios.

Acabo con el oráculo del profeta Ezequiel que la tradición de los Santos Padres ha referido a Satanás:

Tu eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabada belleza;
en el Edén, jardín espléndido, habitabas;
toda suerte de piedras preciosas eran tu vestido (…)
Tú eras un querubín consagrado como protector,
Yo te había establecido tal;
estabas en la montaña santa de Dios
y te paseabas en medio de piedras de fuego,
hasta que se descubrió en ti la iniquidad. (…)
Se engrió tu corazón por tu belleza,
echaste a perder tu sabiduría por tu esplendor. (…)
He hecho brotar un fuego de en medio de ti, que te ha devorado

Ez 28, 12 y siguientes

Fuentes: padre Fortea en Posesión y Exorcismo

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Visión del infierno de Santa Faustina Kowalska

«Hoy, fui llevada por un ángel a las profundidades del infierno. Es un lugar de gran tortura; ¡qué imponentemente grande y extenso es! Los tipos de torturas que vi: la primera que constituye el infierno es la pérdida de Dios; la segunda es el eterno remordimiento de conciencia; la tercera es que la condición de uno nunca cambiará; (160) la cuarta es el fuego que penetra el alma sin destruirla; es un sufrimiento terrible, ya que es un fuego completamente espiritual, encendido por el enojo de Dios; la quinta tortura es la continua oscuridad y un terrible olor sofocante y, a pesar de la oscuridad, los demonios y las almas de los condenados se ven unos a otros y ven todo el mal, el propio y el del resto; la sexta tortura es la compañía constante de Satanás; la séptima es la horrible desesperación, el odio de Dios, las palabras viles, maldiciones y blasfemias. Éstas son las torturas sufridas por todos los condenados juntos, pero ése no es el extremo de los sufrimientos. Hay torturas especiales destinadas para las almas particulares. Éstos son los tormentos de los sentidos. Cada alma padece sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionados con la forma en que ha pecado. Hay cavernas y hoyos de tortura donde una forma de agonía difiere de otra. Yo me habría muerto ante la visión de estas torturas si la omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido.

Debe el pecador saber que será torturado por toda la eternidad, en esos sentidos que suele usar para pecar. (161) Estoy escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna alma pueda encontrar una excusa diciendo que no hay ningún infierno, o que nadie ha estado allí, y que por lo tanto nadie puede decir cómo es. Yo, Sor Faustina, por orden de Dios, he visitado los abismos del infierno para que pudiera hablar a las almas sobre él y para testificar sobre su existencia. No puedo hablar ahora sobre él; pero he recibido una orden de Dios de dejarlo por escrito. Los demonios estaban llenos de odio hacia mí, pero tuvieron que obedecerme por orden de Dios. Lo que he escrito es una sombra pálida de las cosas que vi. Pero noté una cosa: que la mayoría de las almas que están allí son de aquéllos que descreyeron que hay un infierno. Cuando regresé, apenas podía recuperarme del miedo. ¡Cuán terriblemente sufren las almas allí! Por consiguiente, oro aun más fervorosamente por la conversión de los pecadores. Suplico continuamente por la misericordia de Dios sobre ellos.

Oh mi Jesús, preferiría estar en agonía hasta el fin del mundo, entre los mayores sufrimientos, antes que ofenderte con el menor de los pecados».

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