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El Ayuno en la Iglesia

 

El mensaje de arrepentimiento y conversión va siempre y primariamente dirigido a nuestros corazones: «Desgarrad vuestros corazones, no vuestros vestidos» nos dice el profeta Joel 2,1218. Este es el pasaje de las Escrituras que escuchamos en la primera lectura del miércoles de ceniza. 

«Como vemos en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores «el saco y la ceniza», los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia» (Catecismo #1430)

La conversión es el cambio de corazón. Si este cambio es auténtico, debe manifestarse en todas las áreas de nuestra vida, ya que el corazón mueve nuestras decisiones, acciones, sentimientos y disposiciones. El corazón es la sede interior de la persona humana. Toda realidad interior debe necesariamente manifestarse en el exterior. Dios reveló su amor por nosotros enviando a su único Hijo en el misterio de la Encarnación. «La Palabra se hizo carne». Así, debe ser en nuestras vidas: la conversión debe tener una expresión concreta y encarnada en cada área de nuestra vida. La conversión no es solamente decir Señor, Señor.. sino decir que toda mi vida, mi mente, mi corazón, mis talentos, mis dones, mis capacidades; mi cuerpo le pertenece al Señor y es para su gloria. La conversión sincera es cambiar los intereses de mi corazón, ya no es vivir para mi propio placer, pues es contrario al evangelio: «el que quiera seguirme, que se niegue a si mismo»

Somos creados con alma y cuerpo. La necesaria purificación interior para la conversión de nuestros corazones es también necesaria en nuestro cuerpo, sentidos, pensamientos, acciones y hábitos. La penitencia interior, ese rasgar el corazón, también tiene que tener expresiones externas y así llevarnos a un crecimiento de la gracia en todo nuestro ser. Todo debe estar integrado y ordenado por la gracia con nuestra cooperación en la oración y la penitencia.

La Iglesia nos enseña que hay tres expresiones tradicionales de penitencia. Esta son el ayuno, la oración y la limosna. Las tres son mencionadas por Jesús en el Evangelio de San Mateo 6,1-6 y 16-18; precisamente en el Evangelio del miércoles de ceniza. El ayuno, la oración y limosna nos recuerdan que la conversión incluye todos los aspectos de la vida: «expresan conversión con relación a uno mismo, con relación a Dios y con relación a los demás.» (Catecismo #1434)

En esta enseñanza quiero específicamete dedicarme al ayuno, tan necesario para crecer en el dominio propio, en la moderación de nuestros apetitos y en abrirnos cada vez a las realidades espirituales y al alimento eterno.

¿QUE ES EL AYUNO?

Es la práctica de limitar el consumo de comida y bebida para imitar los sufrimientos de Cristo durante su pasión y a través de toda su vida terrena. El ayuno nos recuerda que la conversión afecta y debe afectar todas las áreas de nuestra vida.

EL AYUNO COMO PARTE DE LA TRADICIÓN JUDÍA

Levítico 16,29-30  –El Señor ordena un día de ayuno como expiación y purificación: «ayunareis..porque en ese día se hará expiación por vosotros para purificaros»

Joel 2,12 -como signo de arrepentimiento: «volved a mi de todo corazón, con ayuno, con llanto, con lamentos»

Éxodo 34,28  –como preparación para las manifestaciones Moisés está en el Monte Sinaí cuarenta días y cuarenta noches, si comer pan, ni beber agua, y escribió las nuevas tablas de la ley.

Deuteronomio 10,10  –poder de intercesión («en cuanto a mi, me estuve en el Monte, como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches, en ayuno. También esta vez me escucho Yahveh y renuncio a destruirte»)

Jonás 3,7 –ante el anuncio de la futura destrucción de Nínive, el pueblo hace ayuno y penitencia.

Salmo 35,13 –ante la persecución injusta– David, ayuna y hace penitencia.

Salmo 109,24 –para lograr el auxilio del Señor -ayuna hasta debilitarse las rodillas.

Judit 4,9-15  –Ante la amenaza de Nabucodonosor, los Israelitas ofrecen alabanzas, intercesión, penitencia y ayuno. El Señor oyó sus voces y vio su angustia.

Para evitar la agresión. Ester 4,16  -Ester dice a Mardoqueo: «vete a reunir a todos los judíos que hay en Susa y ayunad por mi. No comáis ni bebáis durante tres días y tres noches. También yo y mis siervas ayunaremos. Y así, a pesar de la ley, me presentare ante el rey; y si tengo que morir, moriré». (Ester va a ir ante el rey a defender a su pueblo que estaba condenado a morir. Va a desenmascarar al enemigo. Pareciera la petición de la Virgen en Fátima, se aparece con una estrella en su vestido. Ester: estrella)

EL AYUNO EN EL NUEVO TESTAMENTO

Con insistencia. Lucas 2, 37: «(Ana) no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios con ayuno y oraciones»

Preparación para imponer manos. Hechos 13,3 –«la comunidad después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y les enviaron» (a Pablo y Bernabé en misión)

Para encomendar alguien al Señor. Hechos 14,23  –«designaron presbíteros en cada iglesia y después de hacer oración con ayunos, los encomendaron al Señor»

Para completar las tribulaciones de Cristo.  Col 3,3  –«me alegro de los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia»

Para ser vencedores. 1 Cor 9,25   «los atletas se privan de todo y eso por una corona corruptible, nosotros, en cambio, por una incorruptible.»

Para vencer la carne  Gal 5,17 «pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu y el espíritu contrarias a la carne, como entre si antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais».

EL EJEMPLO DE JESÚS

Para vencer el demonio. Marcos 9,29  -«esta clase de demonio solo puede ser expulsado por la oración y el ayuno»

Mateo 4 y Lucas 4: Nos revelan a Jesús en el desierto orando y sin comer ni beber nada por cuarenta días.

En Mateo 4 encontramos muchas enseñanzas necesarias para la vida espiritual. Me voy a concentrar en las que creo apoyan la importancia del ayuno.

Jesús recibe el Bautismo, el Espíritu Santo desciende sobre el, y se oye una voz, que dice «este es mi Hijo amado». (Toda una experiencia bella y muy espiritual) Inmediatamente ese mismo Espíritu lo lleva al desierto (lugar solo, árido, peligroso, sin provisiones de ninguna clase), a ser tentado por el demonio. El desierto es necesario para que el Señor pueda hacer grandes cosas en nosotros, El siempre se ha revelado a su pueblo de manera extraordinaria durante el desierto y también siempre ha preparado a su pueblo para la misión durante el desierto.. Pero, precisamente por esto, también el demonio, allí, libra una gran batalla, para obstaculizar lo que Dios quiere hacer.

Jesús, se prepara para esta batalla, con oración y ayuno de cuarenta días y noches. ¿Como no prepararnos nosotros para la batalla que se libra en nuestras vidas y en el mundo contemporáneo?. Nos preparamos con oración y ayuno.? Cuando mas tentados nos sintamos, mas debemos de orar y ayunar.

Los Israelitas son liberados de Egipto y llevados por el desierto hacia la tierra prometida. Al poco tiempo de haber sido sacados de Egipto y de caminar por el desierto, se les iban agotando las fuerzas. Entonces se rebelaron contra Moisés. Tenían hambre y sed y exigían que les proveyera. El Señor hace el milagro del maná y de hacer brotar agua de la piedra.

Jesús ayuna, y con su ayuno, repara por las quejas y las injurias que los israelitas hicieron al Señor en el desierto.

Primera Tentación: Jesús siente hambre (una realidad humana) y allí se aprovecha el demonio para lanzar su primera tentación y seducción: «Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes». Jesús le responde: «no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Deut 8,3)

El demonio no pudo lograr hacer caer a Jesús, a pesar que El tenia hambre, porque a través del ayuno, el había puesto en segundo lugar la necesidad de satisfacer el hambre, o la gratificación física inmediata. A través del ayuno, vamos dominando esta área, y cuando la tentación viene a nosotros, ya podremos resistirla.

«No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». Jesús responde, citando Deut 8. Esta es una característica de Cristo, siempre mostrarnos que el cumplir la voluntad del Padre da mas vida, que tomar alimento. Esta respuesta de Cristo, nos revela lo que fueron esos 40 días: no hubo pan, ni agua, pero si profunda comunicación con su Padre. Esto es mas importante que nada. No buscar nunca nuestro alimento fuera de la voluntad de Dios. (apetitos: cuerpo, emociones, sexuales, mentales, de ego, de fama, de reconocimiento, etc)

Segunda tentación (porque siente hambre): «le pone sobre el alero del templo, y le dice: Si eres hijo de Dios, tírate abajo, porque esta escrito: a sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna». Jesús le dice: «también esta escrito, no tentaras al Señor tu Dios» (Deut 6,16)

El demonio esta tentando a Jesús para que desafíe la protección del Padre y tome control fuera de la obediencia a Dios. Era la tentación de la satisfacción personal, que los ángelesle sirvan, le protejan y no le pase nada.

Jesús, es tentado en esta área después de ayunar, ¿es que acaso el ayuno tiene también el poder de liberarnos de nuestro ego? ¿de nuestro deseo de ser servidos, honrados?

Tercera Tentación (porque siente hambre): «lo lleva a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: todo esto te daré si postrándote ante mi me adoras». Jesús responde: apártate de mi Satanás, porque esta escrito: al Señor tu Dios adoraras y solo a El darás culto». (Det 6:13)

El demonio le tienta con alcanzar poder y fama terrenos, ¿será que el ayuno, nos libera de estos deseos? ,¿será que al experimentar nuestra debilidad, vacío, necesidad, en el ayuno, nos reconocemos criaturas, dependientes de Dios, y así nos liberamos de la gran tentación de adorar a falsos dioses (incluyéndonos nosotros mismos)

Las tres tentaciones del desierto fueron dirigidas hacia el placer, poder y fama. Las tres fueron presentadas durante 40 días de oración y ayuno. Las tres fueron vencidas con las virtudes contrarias: negación, sumisión total al Señor y su Palabra, humildad. Tres virtudes que son frutos del ayuno.

El A.T. nos revela el poder del ayuno sobre los enemigos exteriores, el N.T., nos revela además, el poder que tiene para vencer los enemigos del alma: carne, demonio y mundo.

FRUTOS DEL AYUNO

No es un fin en si mismo, sino medio de conversión.

-conduce a libertad de corazón y mente. Proceso por el cual nos liberamos de todos los apegos terrenales y de todas las cosas que nos atan: caprichos, gustos, excesivo auto cuidado. Y nos encaminamos hacia la Paz.
-fortalece, estabiliza y desarrolla el auto control (fruto del ES)
-reconocer debilidad y dependencia en Dios.
-pobreza de espíritu
-edifica la vida interior
-elimina los excesos de nuestra vida a fin de hacer mas espacio para Dios.

El ayuno permite llevar mas fácilmente una vida interior unida a Dios y al mundo celestial; el ayuno libera de la pesantez de la materia. Los santos recomiendan el ayuno a todo aquel que quiere llegar a una mayor interioridad. El ayuno apaga poco a poco la concupiscencia.

EL AYUNO Y LA PALABRA DE DIOS

Mateo 4 «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»

Juan 4,32: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra»

El día de ayuno, debe ser un día de profunda oración, meditación de las Escrituras y del magisterio de la Iglesia. Alimentar nuestras mentes encontrando en la verdad nuestro alimento, nuestra satisfacción. Permitirle a nuestras almas que sean llenadas de la Palabra que es vida, que nos libera, que nos eleva y nos enseña a pensar, sentir y obrar según la voluntad de Dios. En los días de ayuno, por alguna razón, he descubierto que es mas fácil penetrar las Escrituras, escudriñarlas y captar el mensaje mas profundo, que se esconde detrás de las palabras.. Damos prioridad al alma.

EL AYUNO Y LA EUCARISTÍA

Juan 6, 27: «Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre».

-vacío terreno y alimento verdadero. El vacío físico que se experimenta en el ayuno nos ayuda a darnos cuenta de nuestro vacío interior y nuestra necesidad de las realidades espirituales.

El día de ayuno, debe ser eminentemente un día Eucarístico: adoración, reparación, etc.

¿A PAN Y AGUA?

Pan es comida de pobre. La disposición de vivir a pan y agua durante un día demuestra la buena voluntad de ser pobre ante Dios y bien dispuesto a su voluntad.

Pan y agua: dos símbolos importantes en las Escrituras:

Pan: símbolo de vida, de nutrición (Pan, alimento – Eucaristía)
Agua: purificación (de su corazón traspasado fluye el agua, símbolo del bautismo)

Para dar al pueblo pan y agua mientras caminaban en el desierto el Señor hizo milagros.

El ayuno busca la verdadera vida a través de la purificación. Ayunar a pan y agua es un llamado a crecer en dependencia de la Eucaristía. Es también un llamado a adentrarnos en una vida de purificación, de conversión, de arrancar de nosotros todo lo que nos separa del Señor o no nos deja ser sus hijos adoptivos, ni su imagen y semejanza.

Juan 6,34: «yo soy el pan de vida, el que venga a mi no tendrá hambre, y el que crea en mi no tendrá nunca sed».

HEMOS OÍDO A LA VIRGEN DE MANERA PARTICULAR LLAMARNOS AL AYUNO

-El ayuno tiene el poder de prevenir guerras y catástrofes naturales (Fátima)

En Medjugorje:
-«Practicad el ayuno, porque con el ayuno obtendréis que se realice completamente el plan que Dios tiene. Con esto me daréis una gran alegría»

«les invito a la oración y al ayuno. Con vuestra ayuda puedo hacerlo todo y obligar a Satanás a dejar de instigar a las almas.»

«Orad y ayunad, sólo así podréis conocer todo el mal que hay en vosotros y ofrecerlo al Señor, a fin de que pueda purificar vuestros corazones de todo».

S.S. Juan Pablo II sobre la necesidad de ayunar para aplacar el «espíritu de muerte y la cultura de la muerte».

Evangelium Vitae  #100: «es urgente…que desde cada comunidad, cada familia, cada individuo se eleve una súplica apasionada a Dios. Jesús mismo nos reveló con su ejemplo que la oración y el ayuno son las armas principales y mas eficaces contra las fuerzas del mal y ha enseñado a sus discípulos que algunos demonios sólo se expulsan de este modo. Por lo tanto, tengamos la humildad y la valentía de orar y ayunar para conseguir que la fuerza que viene de lo alto haga caer los muros del engaño y de la mentira, que esconden a los ojos de tantos la naturaleza perversa de comportamientos y de leyes hostiles a la vida, y abra sus corazones a propósitos e intenciones inspirados en la civilización de la vida y del amor.»

EL AYUNO APLACA LA GULA

Con el ayuno estamos aprendiendo a dominarnos a nosotros mismos y sobretodo a liberarnos del pecado de gula, que no solo se manifiesta en la glotonería, sino en formas mas refinadas y mas espirituales.

1-gula intelectual: gula en el terreno de conocimientos (curiosidad), de la ciencia. Esta es muy peligrosa pues el pecado primero de Eva fue la curiosidad. De ahí se deriva el ocultismo, los psíquicos, los astrólogos, leer cartas…etc. Querer saber el futuro.

2-gula espiritual: busca los sentimientos que provocan lecturas piadosas, el placer sensible. No perderse ninguna experiencia espiritual.

3-gula de placer, de honor, de fama: se hace lo que sea por sobresalir, por ser reconocidos, etc.

AYUNAR NO SOLO DE COMIDA

San Juan Crisóstomo:

El valor del ayuno consiste no solo en evitar ciertas comidas, pero en renunciar a todas las actitudes, pensamientos y deseos pecaminosos. Quien limita el ayuno simplemente a la comida, esta minimizando el gran valor que el ayuno posee. Si tu ayunas, que lo prueben tus obras! Si ves a un hermano en necesidad, ten compasión de el. Si ves a un hermano siendo reconocido, no tengas envidia. Para que el ayuno sea verdadero no puede serlo solo de la boca, sino que se debe ayunar de los ojos, los oídos, los pies, las manos, y de todo el cuerpo, de todo lo interior y exterior.

Ayunas con tus manos al mantenerlas puras en servicio desinteresado a los demás. Ayunas con tus pies al no ser tan lenta en el amor y el servicio. Ayunas con tus ojos al no ver cosas impuras, o al no fijarme en los demás para criticarlos. Ayuna de todo lo que pone en peligro tu alma y tu santidad. Seria inútil privar mi cuerpo de comida, pero alimentar mi corazón con basura, con impureza, con egoísmo, con competencias, con comodidades.

Ayunas de comida, pero te permites escuchar cosas vanas y mundanas. También debes ayunar con tus oídos. Debes ayunar de escuchar cosas que se hablan de tus hermanos, mentiras que se dicen de otros, especialmente chismes, rumores o palabras frías y dañinas contra otros.

Además de ayunar con tu boca, debes de ayunar de no decir nada que haga mal a otro. Pues ¿de que te sirve no comer carne, si devoras a tu hermano?

¿Que nos dice San Juan Crisóstomo con esta reflexión?

Que los días de ayuno deben de ser especialmente días de abstenernos del uso desordenado o incluso exagerado de los otros sentidos: No fijarme en lo que no debo, no hablar lo que no debo, no oír lo que no debo, no desear lo que no debo, no buscar satisfacer todas mis necesidades emocionales, espirituales; no buscar saciar mi soledad, buscando inmediatamente compañía; no querer saberlo todo; no requerir respuestas inmediatas a todo lo que se me ocurre en la mente, etc.

Ayunamos buscando conversión. Por lo tanto, ayunemos de todas esas actitudes contrarias a la virtud. Quizás tu ayuno va a consistir de ser mas servicial, (ayuna de tu pereza, comodidad), pues así como la Virgen nos pide que recemos con el corazón, debemos de ayunar con el corazón. Puede ser que tengamos que ayunar de nuestra ira, siendo los días de ayuno, mas amables, mas dulces, mas dóciles. Quizás tengo que ayunar de la soberbia, buscando activamente ser humillada, o hacer actos concretos de humildad, etc.

AYUNO Y PUREZA CORPORAL

Escuchemos al Cardenal Ratzinger:

Ayunar significa aceptar un aspecto esencial de la vida cristiana. Es necesario descubrir de nuevo el aspecto corporal de la fe: la abstención de la comida es uno de estos aspectos. Sexualidad y alimentación son los elementos centrales de la dimensión física del hombre: hoy, a una menos comprensión de la virginidad corresponde una menor comprensión del ayuno. Y una y otra falta de comprensión proceden de una misma raíz: el actual obscurecimiento de la tensión escatológica, es decir, de la tensión de la fe cristiana hacia la vida eterna. Ser vírgenes y saber practicar periódicamente el ayuno es atestiguar que la vida eterna nos espera; mas aun, que ya está entre nosotros. Sin virginidad y sin ayuno, la Iglesia no es ya Iglesia; se hace intrascendente, sumergiéndose en la historia.

Hoy mas que nunca, la penitencia, mortificación es necesaria para expiar por nuestros pecados y reparar por los del mundo entero. A través de los siglos, la humanidad siempre ha sido pecadora, pero lo reconocía y hacia penitencia por ello. Hoy no es así, se vive en pecado, no se le llama pecado sino que al contrario se vive orgulloso de ello. Se están rechazando todos los principios morales y éticos, y por ello la humanidad ha perdido la libertad interior y ha llegado a ser víctima del peor tirano: el propio «yo» y el demonio.

El ayuno como acto común y público de la Iglesia, me parece hoy tan necesario como en tiempos pasados; es un testimonio público tanto de la primacía de Dios y de los valores del espíritu como de nuestra solidaridad con todos aquellos que padecen hambre. Si no ayunamos no conseguimos librarnos de ciertos demonios de nuestro tiempo»
-Card. Ratzinger

Por eso el catecismo de la Iglesia, #2015, nos dice: «El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual (2Tim 4). El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que conducen gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las bienaventuranzas.»

AYUNO Y CARIDAD

El ayuno no puede separarse de la caridad fraterna. Si un cristiano se priva de algo es para darlo a sus hermanos y dar testimonio con ello de su amor a Dios.

Pío XII (1950): «lo que sustraiga a la vanidad, el cristiano lo dará a la caridad y subvendrámisericordiosamente a la Iglesia de los pobres. Así lo hacían los fieles de la Iglesia primitiva: alimentaban las fuentes de la caridad con el ayuno y abstinencia de las cosas permitidas».

San Agustín: «tus privaciones serán fecundas si muestras largueza con otro». Las privaciones son cristianas si nos hacen crecer en santidad, en caridad y generosidad.

En las primeras comunidades cristianas cuando había un pobre entre ellos ayunaban durante dos o tres días y acostumbraban a enviarle los alimentos que tenían preparados para ellos. Podemos apreciar por que la Iglesia primitiva observaba dos días de ayuno a la semana: miércoles y viernes.

Fuentes: Madre Adela Galindo para corazones.org

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Origen de la Cuaresma y el ayuno

El vocablo que se utiliza en inglés para indicar los cuarenta días de ayuno anteriores a la Pascua, no pasaba de significar la estación de primavera. La palabra latina quadragesima (francés: carême; italiano: quaresima; español: cuaresma), es la original y de mayor precisión para significar «cuarenta días», o, más literalmente, «el cuadragésimo día»…

hostias en una cesta

Esta palabra, a su vez, imitaba el nombre griego de la Cuaresma, tessarakoste, (cuadragésimo), formado por su analogía con Pentecostés (pentekoste), que ya era usado desde antes de los tiempos del nuevo testamento para nombrar la fiesta judía. Esta etimología adquiere cierta importancia al momento de explicar el desarrollo más antiguo del ayuno oriental.

 

ORIGEN DE LA COSTUMBRE

Ya desde el siglo V algunos Padres apoyaban la tesis de que este ayuno de cuarenta días era una institución apostólica. Por ejemplo, San León (+ 461) exhorta a sus oyentes a abstenerse para que «puedan cumplir con su ayuno la institución apostólica de los cuarenta días»- ut apostolica institutio quadraginta dierum jejuniis impleatur (P.L., LIV, 633)- ,y el historiador Sócrates (+ 433) y San Jerónimo (+ 420) utilizan un lenguaje parecido. (P.G., LXVII, 633; P.L., XXII, 475).

Mas los mejores eruditos modernos rechazan casi unánimemente esta posición. En los documentos existentes de los primeros tres siglos encontramos una diversidad de prácticas en lo tocante al ayuno anterior a la Pascua, e incluso una gradual evolución de su período de duración. El pasaje más importante es uno citado por Eusebio de Cesárea (Historia Ecclesiastica V, 24) de una carta de San Ireneo al Papa Víctor con relación a la Controversia de Pascua. En él, Ireneo dice que no sólo existe una controversia acerca de la fecha de observancia de la Pascua, sino también acerca del ayuno preliminar. «Pues- continúa- algunos piensan que hay que ayunar durante un día, otros que durante dos, y otros que durante varios, e incluso otros aceptan que afirman que deben hacerlo durante cuarenta horas continuas, de día y de noche». Él mismo afirma que esta variedad de formas tiene un origen muy antiguo, lo que significa que no hay tradición apostólica sobre ese asunto. Rufino, que tradujo a Eusebio al latín a fines del siglo IV, parece haber interpolado signos de puntuación en ese pasaje para hacer decir a Ireneo que algunas personas ayunaban cuarenta días. Originalmente la lectura apropiada del texto fue tema de debate, pero la crítica actual (Cfr. la edición de Schwartz comisionada por la Academia de Berlín) se pronuncia fuertemente a favor del texto cuya traducción fue presentada más arriba. Podemos, así, concluir que en el año 190 Ireneo no sabía de ningún ayuno pascual de cuarenta días.

La misma conclusión se puede obtener respecto al lenguaje de Tertuliano, de unos pocos años después. Éste, en sus escritos como montanista, contrasta el tiempo breve del ayuno católico (i.e. «los días cuando el novio les será arrebatado», que probablemente se referían al Viernes y Sábado Santos) con el más largo, aunque aún restringido, de una quincena, que era observado por los montanistas. Obviamente se refería a un ayuno muy estricto (xerophagiæ: ayuno seco), pero no hay indicación alguna en sus escritos- aunque escribió todo un tratado «De jejunio» y con frecuencia toca el asunto en otras obras- que estuviese familiarizado con algún período de cuarenta días consagrados a ayunar más o menos continuamente (Véase Tertuliano, «De jejunio», II y XIV; «De Oratione», XVIII, etc.).

Sin excepción alguna, los Padres pre-nicenos guardan el mismo silencio en torno a ese tipo de ayuno, a pesar de que muchos de ellos pudieron haberlo mencionado si hubiese sido una institución apostólica. No existe, por resaltar unos ejemplos, mención alguna de la Cuaresma en San Dionisio de Alejandría (Ed. Feltoe, 94 ss.) ni en la «Didascalia», fechada por Funk en las cercanías del año 250. Empero, ambos hablan abundantemente del ayuno pascual.

Existen datos que sugieren que la Iglesia de la Era Apostólica celebraba la Resurrección de Cristo no con una festividad anual, sino semanal (Véase, «The Month», abril 1910, 377 ss). De aceptarse esos datos, la liturgia dominical constituía el recuerdo semanal de la Resurrección, y el ayuno del viernes, el de su Pasión.

Esa teoría ofrece una explicación natural a la amplia divergencia que hallamos en la mitad final del siglo II en lo tocante al tiempo adecuado para observar la Pascua y a la manera del ayuno pascual. Había consenso total en cuanto a la observancia semanal del domingo y del viernes, por ser algo primitivo, pero la fiesta anual de la Pascua constituía algo impuesto por el proceso natural de desarrollo, influenciado en gran parte por las condiciones de cada iglesia, tanto en Occidente como en Oriente. No sólo eso, sino que a una con la fiesta de la Pascua parece haberse introducido un ayuno preparatorio, para conmemorar la Pasión o, dicho de otro modo: «los días en los que les sería arrebatado el novio». Ese ayuno de modo alguno se prolongaba más de una semana, aunque sí era muy estricto.

Como haya sido, encontramos ya en los albores del siglo IV la primera mención del término tessarakoste. Aparece en el quinto canon del Concilio de Nicea (325 d.C.), donde se considera el tiempo apropiado para llevar a cabo un sínodo; se puede pensar que se refiere a una festividad, como la Ascensión o la Purificación, llamada quadragesima de Epiphania por Ætheria, y no a un período determinado de tiempo.

Mas no debemos olvidar que el vocablo antiguo, pentekoste (Pentecostés), que originalmente significó el quincuagésimo día, había llegado a convertirse en el nombre de todo el período (al que deberíamos llamar tiempo pascual) que va del Domingo de Pascua hasta el de Pentecostés (Cfr. Tertuliano, «De idolatria», XIV: «pentecosten implere non poterunt»). Como quiera que sea, sí hay seguridad de que, de acuerdo a las «Cartas Festales» de San Atanasio, que en el año 331 este santo impuso a su grey un ayuno preliminar de cuarenta días.

Este ayuno era aparte del de la Semana Santa, mucho más estricto. Ese mismo Padre, el año 339, habiendo viajado a Roma y por gran parte de Europa, escribió a la gente de Alejandría en palabras muy fuertes para ordenarle que lo observase, siendo como era ya de observancia universal, «para que cuando todo el mundo está ayunando, no seamos nosotros el hazmerreír por ser quienes vivimos en Egipto los únicos que en vez de ayunar nos dedicamos al placer». Si bien Funk primeramente sostuvo que la Cuaresma de cuarenta días no se conoció en Occidente antes de la época de San Ambrosio, no podemos desechar esa evidencia.

 

DURACIÓN DEL AYUNO

El ejemplo de Moisés, Elías y Cristo debe haber constituido una gran influencia al fijar el tiempo de cuarenta días. Aunque también es posible que se reflexionara en el hecho de que Cristo duró cuarenta horas en la tumba (actualmente, siguiendo la tradición, la atención se pone más sobre los 40 años de Israel en el desierto y los cuarenta días de ayuno
de Jesucristo en el desierto al inicio de su vida pública. Cfr. número 540 del Catecismo de la Iglesia Católica, de 1992, N.T.).

Por otra parte, así como Pentecostés (cincuenta días) era el período durante el cual los cristianos se regocijaban y oraban de pie, a pesar de no estar siempre dedicados a esa oración, del mismo modo la Cuadragésima (cuarenta días) era originalmente un tiempo caracterizado por el ayuno, pero no significaba ello que los fieles deberían ayunar a todo lo largo del mismo. (Eusebio de Ceárea, en el año 332, en el texto mencionado más arriba, escribe lo siguiente acerca del significado de la Cuaresma, su ayuno y las festividades post-pascuales: «Después de Pascua, pues, celebramos Pentecostés durante siete semanas íntegras, de la misma manera que mantuvimos virilmente el ejercicio cuaresmal durante seis semanas antes de Pascua.

El número seis indica actividad y energía, razón por la cual se dice que Dios creó el mundo en seis días. A las fatigas soportadas durante la Cuaresma sucede justamente la segunda fiesta de siete semanas, que multiplica para nosotros el descanso, del cual el número siete es símbolo», N.T.). De todos modos, para muchas comunidades ese principio no era siempre bien entendido y el resultado de ello era una diferencia en la práctica.

En la Roma del siglo V, la Cuaresma duraba seis semanas, pero según el historiador Sócrates, sólo tres de ellas se dedicaban al ayuno y de ellas quedaban excluidos los sábados y domingos y, si confiamos en la opinión de Duchesne, esas semanas no eran continuas, sino la primera, cuarta y quinta de la serie, por su relación con las ordenaciones (Christian Worship, 243). Muy posiblemente, sin embargo, esas semanas tenían que ver con los «escrutinios» preparatorios del bautismo, ya que, según algunas autoridades (e.g., A.J. Maclean en «Recent Discoveries»), la obligación de ayunar junto con los candidatos al bautismo es resaltada como la influencia principal para el desarrollo de los cuarenta días.

Empero, en todo el Oriente, con algunas excepciones, prevaleció el formato explicado en las «Cartas Festales» de San Atanasio y que cundió en Alejandría, a saber: las seis semanas de la Cuaresma eran sólo la preparación para un ayuno sumamente estricto que se observaba durante la Semana Santa. (Acerca del sentido del ayuno cuaresmal, San Atanasio, en una de esas «cartas festales» enseña lo siguiente: «Cuando Israel era encaminado hacia Jerusalén, primero se purificó y fue instruido en el desierto para que olvidára las costumbres de Egipto.

Del mismo modo, es conveniente que durante la santa cuaresma que hemos emprendido procuremos purificarnos y limpiarnos, de forma que, perfeccionados por esta experiencia y recordando el ayuno, podamos subir al cenáculo con el Señor para cenar con él y participar en el gozo del cielo. De lo contrario, si no observamos la cuaresma, no nos será licito ni subir a Jerusalén ni comer la pascua». N.T.). Esto queda confirmado por la «Constituciones Apostólicas» (V, 13) y presupuesto por San Juan Crisóstomo (Homiliae, XXX sobre Gn 1). Habiendo sentado ya sus reales, el número cuarenta produjo otras modificaciones.

A algunos les pareció necesario que no solamente hubiera ayunos a lo largo de los cuarenta días, sino que fueran cuarenta días de ayuno. De ese modo encontramos que Ætheria, en su «Peregrinatio», habla de que en Jerusalén se tenía una Cuaresma de ocho semanas, de las que, excluidos sábados y domingos, nos da cinco veces ocho, i.e., cuarenta días de ayuno. En otras localidades, por otro lado, la gente se contentaba con un tiempo no mayor de seis semanas, ayunando únicamente cinco días a la semana, como ocurría en Milán, a la usanza oriental (Ambrosio, «De Elia et Jejunio», 10).

En tiempos de Gregorio Magno (590-604) en Roma se utilizaban seis semanas de cinco días cada una, haciendo un total de 36 días de ayuno, las que San Gregorio, seguido después por muchos autores medievales, describe como el diezmo espiritual del año, ya que 36 días equivalen aproximadamente a la décima parte de 365.

Más tarde, el deseo de cuadrar perfectamente los cuarenta días llevó a la práctica de comenzar la Cuaresma a partir de nuestro actual Miércoles de Ceniza, aunque la iglesia de Milán, hasta el día de hoy se adhiere al formato primitivo, que aún se nota en el Misal Romano cuando el celebrante, durante la Misa del primer domingo de Cuaresma, habla de «sacrificium quadragesimalis initii», el sacrificio del inicio de la Cuaresma (La versión actual española de la oración sobre las ofrendas para ese domingo dice: «…el santo tiempo de la Cuaresma, que estamos iniciando.», N.T.)

 

NATURALEZA DEL AYUNO

La divergencia respecto a la naturaleza del ayuno tampoco fue menor. Por ejemplo, el historiador Sócrates (Historia Ecclesiatica, V, 22) nos describe la práctica del siglo V: «Algunos se abstienen de cualquier tipo de creatura viviente, mientras que otros, de entre todos los seres vivos solamente comen pescado. Otros comen aves y pescado, pues, según la narración mosaica de la creación, estos últimos también salieron de las aguas. Otros se abstienen de comer fruta cubierta de cáscara dura y huevos. Algunos sólo comen pan seco, otros, ni eso. Y algunos, después de ayunar hasta la hora nona (15:00 horas), toman alimentos variados».

En medio de tal diversidad no faltó quien se inclinara por los extremos del rigor. Epifanio, Paladio y el autor de «La vida de Santa Melania la Joven» parecen ser testigos de un orden de cosas en el que el cristiano ordinario debía pasar 24 horas o más sin alimento alguno, sobre todo durante la Semana Santa, y los más austeros subsistían a lo largo de la Cuaresma con una o dos comidas semanales exclusivamente (Cfr. Rampolla, «Vita di S. Melania Giuniore», apéndice XXV, p. 478).

La regla ordinaria del ayuno, sin embargo, consistía en tomar una comida al día, en la tarde, con la total prohibición de tomar, en los primeros siglos, carne y vino. En la Semana Santa, o al menos el Viernes Santo, era común hacer el ayuno llamado xerophagiæ, i,e., una dieta de alimentos secos, pan, sal y vegetales. No parece que hubiesen estado originalmente prohibidos los lacticinia, como parece corroborar el citado pasaje de Sócrates. Más aún, en una época posterior, Beda nos habla del obispo Cedda, quien en Cuaresma sólo hacía una comida al día, consistente en un poco de pan, un huevo de gallina y un poco de leche mezclada con agua» (Historia Ecclesiastica III, 23).

Por el contrario, Teodulfo de Orleans, en el siglo VIII, consideraba la abstinencia de huevos, queso y pescado como señal de una virtud excepcional. San Gregorio, en una carta a San Agustín de Inglaterra, fija la norma: «Nos abstenemos de carne y de todo aquello que viene de la carne, como la leche, el queso y los huevos». Esta decisión quedó después incorporada al «Corpus Juris», y se considera ya como ley general en la Iglesia. Pero fueron aceptadas ciertas excepciones, y con frecuencia se concedían dispensas para consumir «lacticinia», a condición de dar alguna contribución a una obra de caridad.

Tales dispensas eran conocidas en Alemania como Butterbriefe (Cartas de, o acerca de, la mantequilla; Butter significa mantequilla en alemán. N.T.), y se dice que varios templos fueron construidos con las sumas recogidas de esa manera. Una de las torres de la catedral de Rouen era conocida, por esa razón, como la «Torre de la Mantequilla». Esta prohibición de comer huevos y leche en Cuaresma se ha perpetuado en la costumbre popular de bendecir o regalar huevos de Pascua y en la costumbre inglesa de comer pastelillos el Martes de Carnaval.

 

RELAJAMIENTO DEL AYUNO CUARESMAL

Por lo dicho antes podemos afirmar que en la temprana Edad Media, a lo largo de la mayor parte de la Iglesia Occidental, la Cuaresma consistía en cuarenta días de ayuno, y seis domingos. Desde el inicio de esa temporada, hasta su final, quedaban prohibidos la carne y los «lacticinia», incluso los domingos, y durante los días de ayuno sólo se hacía una comida al día, la que no podía realizarse antes de oscurecer.

Pero ya en una época muy temprana (encontramos la primera mención de esto en Sócrates), se comenzó a tolerar la práctica de romper el ayuno a la hora de nona, o sea a las tres de la tarde. Sabemos, en particular, que Carlomagno, alrededor del año 800, tomaba su refacción cuaresmal a las 2 de la tarde. Este gradual adelanto de la hora de cenar se facilitó por el hecho de que las horas canónicas de nona, vísperas, etc., más que representar puntos fijos de tiempo, representaban espacios de tiempo. La hora novena, o nona, estrictamente significaba las tres de la tarde, pero el oficio de nona podía ser recitado a la misma hora de sexta, que, lógicamente, correspondía a la hora sexta, mediodía.

De tal modo, se llegó a pensar que la hora nona empezaba a mediodía, y ese punto de vista se ha conservado en la palabra inglesa noon, que viene a significar el tiempo entre mediodía y las tres de la tarde. La hora de romper el ayuno cuaresmal era después de vísperas (el ritual vespertino), pero gracias a un proceso gradual, el rezo de vísperas se anticipó más y más hasta que se reconoció oficialmente el principio, vigente hasta hoy día, de que las vísperas de Cuaresma podrían ser rezadas a mediodía. De ese modo, si bien el autor del «Micrologus» del siglo XI aún afirmaba que quienes tomaran alimentos antes del anochecer no ayunaban de acuerdo a los cánones (P.L., CLI, 1013), ya para los inicios del siglo XIII algunos teólogos, como el franciscano Richard Middleton, quien basa su decisión en la usanza de su tiempo, afirma que aquel hombre que cene a mediodía no rompe el ayuno cuaresmal.

Todavía más material fue el relajamiento causado por la introducción de la «colación». Esta perece haber comenzado en el siglo IX, cuando el Concilio de Aix la Chapelle autorizó la concesión, aún para los monasterios, de un trago de agua u otra bebida al atardecer para aquellos que estuviesen fatigados por el trabajo manual del día. De este pequeño inicio se desarrolló una mayor indulgencia. El principio de la parvitas materiae, o sea, que una cantidad pequeña de alimento no rompe el ayuno mientras no sea tomada como parte de una comida, fue adoptado por Santo Tomás de Aquino y otros teólogos. A lo largo de los siglos se reconoció que una cantidad fija de comida sólida, menor de seis onzas, podía ser tomada después de la bebida del mediodía.

Puesto que esa bebida vespertina, cuando se comenzó a tolerar en los monasterios del siglo IX, se tomaba a la hora en que se leían en voz alta las «collationes» (conferencias) del Abad Casiano a los hermanos, esta pequeña indulgencia llegó a ser conocida como «colación», y así se ha llamado desde entonces.

Otro tipo de mitigaciones, de naturaleza más substancial, se ha introducido en la observancia de la Cuaresma durante el curso de los últimos siglos. Para comenzar, se ha tolerado la costumbre de tomar una taza de líquido (por ejemplo, café, té e incluso chocolate) con un trozo de pan o una tostada temprano en la mañana. Y en lo que toca más de cerca de la Cuaresma, la Santa Sede ha concedido sucesivos indultos para permitir la carne como alimento en la comida principal, primero los domingos y después en dos, tres, cuatro y cinco días a la semana, hasta casi abarcar todo el período.

Más recientemente, el Jueves Santo, en el que siempre se había prohibido la carne, ha venido a ser beneficiario de la misma indulgencia. En los Estados Unidos, por concesión de la Santa Sede, se ha logrado que los trabajadores y sus familias coman carne todos los días, excepto los viernes, el Miércoles de Ceniza, el Sábado Santo y la Vigilia de Navidad. La única compensación para tanta mitigación es la prohibición de tomar carne y pescado simultáneamente en la misma comida. (Véase Abstinencia, Ayuno, Impedimentos, Canónico (III), Domingo Laetare, Septuagésima, Sexagésima, Quincuagésima, Quadragésima, Ornamentos).

(La legislación actual de la Iglesia, según el Código de Derecho Canónico vigente desde el 25 de enero de 1983, señala en sus artículos 1249-1253, la obligación de ayunar y abstenerse de ciertos alimentos. El ayuno sólo obliga el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo; la abstinencia de carne, u otro alimento señalado por las conferencias episcopales, todos los viernes y el tiempo de Cuaresma. Cfr. También el Catecismo de la Iglesia Católica, número 1438. Acerca de la percepción actual del sentido de la Cuaresma y el Adviento, el otro «tiempo fuerte», penitencial, de la Iglesia, cfr. Constitución Sacrosantum Concilium del Concilio Vaticano II, nos. 102-106; 109-110. N.T.)

Fuente: Enciclopedia Católica, por: HERBERT THURSTON

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Como manejarse con el Ayuno y la Abstinencia en Cuaresma

Guía práctica del acto penitencial.

 

Todos los viernes deben abstenerse de comer carne. Ayuno y abstinencia se guardarán el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Lo deben guardar personas entre 14 y 59 años, sanos y mientras no les afecte laboral y socialmente. Se especifica abajo que es el ayuno y que es lo permitido.

 

 

En Cuaresma y Semana Santa hay un énfasis especial en el Ayuno y la Abstinencia – como forma penitencial – entre los católicos, lo que genera una serie de dudas sobre cómo realizarla y sus bases espirituales.

Presentamos un material práctico para orientarse y enlaces a artículos de interés que explican la base espiritual, la sobrenatural, lo que ha hallado la ciencia sobre el ayuno y adicionalmente, ilustramos sobre los problemas que causa el comer mucho y la obesidad.

BASE DOCTRINAL Y BÍBLICA

Es una doctrina tradicional de la espiritualidad Cristiana que un componente del arrepentimiento, de alejarse del pecado y volverse a Dios, incluye alguna forma de penitencia, sin la cual al Cristiano le es difícil permanecer en el camino angosto y ser salvado

Ver: Jer 18:11, 25:5; Ez 18:30, 33:11-15; Jl 2:12; Mt 3:2; Mt 4:17; He 2:38

Cristo mismo dijo que sus discípulos ayunarían una vez que El partiera (Lc 5:35).

Algunos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y rezan sus oraciones, y lo mismo hacen los discípulos de los fariseos, mientras que los tuyos comen y beben.» Jesús les respondió: «Ustedes no pueden obligar a los compañeros del novio a que ayunen mientras el novio está con ellos. Llegará el momento en que les será quitado el novio, y entonces ayunarán (Lc 5:33-35)

La ley general de la penitencia, por ello, es parte de la ley de Dios para el hombre.

FORMAS DE PENITENCIA

La Iglesia por su parte ha especificado ciertas formas de penitencia, para asegurarse de que los Católicos hagan algo, como lo requiere la ley divina, y a la vez hacerle más fácil al Católico cumplir la obligación. El Código de Derecho Canónico de 1983 especifíca las obligaciones de los Católicos de Rito Latino (Los Católicos de Rito Oriental tienen sus propias prácticas penitenciales como se especifica en el Código Canónico de las Iglesias Orientales).

Canon 1250 En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma.

Canon 1251 Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el Miercoles de Ceniza y el Viernes Santo.

Canon 1252 La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años. Cuiden sin embargo los pastores de almas y los padres de que también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no están obligados al ayuno o a la abstinencia.

Canon 1253 La Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad.

La Iglesia tiene por lo tanto, dos formas oficiales de prácticas penitenciales (tres si se incluye el ayuno Eucarístico de una hora antes de la Comunión).

ABSTINENCIA

La ley de abstinencia exige a un Católico de 14 años de edad y hasta su muerte, a abstenerse de comer carne los Viernes en honor a la Pasión de Jesús el Viernes Santo.

La carne es considerada carne y órganos de mamíferos y aves de corral. También se encuentran prohibidas las sopas y cremas de ellos. Peces de mar y de agua dulce, anfibios, reptiles y mariscos son permitidos, así como productos derivados de animales como margarina y gelatina sin sabor a carne.

DEPENDE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL

Los Viernes fuera de Cuaresma, la Conferencia de Obispos de USA obtuvo permiso de la Santa Sede para que los Católicos en los Estados Unidos pudieran sustituir esta penitencia por un acto de caridad o algún otro de su propia escogencia. Ellos deben llevar a cabo alguna práctica de caridad o penitencia en estos Viernes.

Para la mayoría de las personas la práctica más sencilla para cumplir con constancia, sería la tradicional de abstenerse de comer carne todos los Viernes del año. En Cuaresma la abstinencia de comer carne los Viernes es obligatoria en Estados Unidos así como en otro lugar.

AYUNO

La ley de ayuno requiere que el Católico desde los 18 hasta los 59 años reduzca la cantidad de comida usual.

La Iglesia define esto como una comida más dos comidas pequeñas que sumadas no sobrepasen la comida principal en cantidad.

Este ayuno es obligatorio el Miercoles de Ceniza y el Viernes Santo. El ayuno se rompe si se come entre comidas o se toma algún líquido que es considerado comida (batidos, pero no leche). Bebidas alcoholicas no rompen el ayuno; pero parecieran contrarias al espíritu de hacer penitencia.

LOS EXCLUIDOS DEL AYUNO Y LA ABSTINENCIA

Aparte de los ya excluidos por su edad, aquellos que tienen problemas mentales, los enfermos, los frágiles, mujeres en estado o que alimentan a los bebés de acuerdo a la alimentación que necesitan para criar, obreros de acuerdo a su necesidad, invitados a comidas que no pueden excusarse sin ofender gravemente causando enemistad u otras situaciones morales o imposibilidad física de mantener el ayuno.

Aparte de estos requisitos mínimos penitenciales, los Católicos son motivados a imponerse algunas penitencias personales a sí mismos en ciertas oportunidades. Pueden ser modeladas basadas en la penitencia y el ayuno.

Una persona puede por ejemplo, aumentar el número de días de la abstención. Algunas personas dejan completamente de comer carne por motivos religiosos (en oposición de aquellos que lo hacen por razones de salud u otros). Algunas ordenes religiosas nunca comen carne. Igualmente, uno pudiera hacer más ayuno que el requerido.

La Iglesia primitiva practicaba el ayuno los Miércoles y Sábados.

Este ayuno podía ser igual a la ley de la Iglesia (una comida más otras dos pequeñas) o aún más estricto, como pan y agua.

 Este ayuno libremente escogido puede consistir en abstenerse de algo que a uno le gusta- dulces, refrescos, cigarillo, ese cocktail antes de la cena etc. Esto se le deja a cada individuo.

EL SENTIDO DE LA VOLUNTAD DE DIOS

Una consideración final. Antes que nada estamos obligados a cumplir con nuestras obligaciones en la vida.

Cualquier abstención que nos impida seriamente llevar adelante nuestro trabajo como estudiantes, empleados o parientes serían contrarias a la voluntad de Dios.

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Fuentes: EWTN, Signos de estos Tiempos

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¿Casualidad o causalidad lo que pasó el día después de la jornada de oración convocada por el papa?

Calma inusual en la naturaleza.

 

El Papa Francisco había convocado a la Iglesia y al mundo para una jornada de ayuno y oración para el 7 de septiembre de 2013, para orar por la paz en Siria, que en ese momento estaba bajo la amenaza de un ataque militar por parte de EE.UU., que hubiera sido devastador para una población que hace más de dos años sufre una guerra interna y hubiera tenido enormes repercusiones y represalias en la región y en el resto del mundo.

 

imagen satelital del clima el 8 de septiembre 2013

 

El resultado de la gestión fue todo un éxito, porque no sólo se paró la amenaza de intervención militar, sino que Francisco emergió como una figura de peso político mundial, porque logró aglutinar a una buena cantidad de políticos y líderes otras religiones para la jornada.

Pero ahora surge otro efecto que tuvo la jornada que convocó el Papa. La NASA muestra que el día siguiente, el 8 de septiembre, los cielos de todos los océanos aparecieron relativa y extrañamente calmos. ¿Un mensaje del cielo o una coincidencia?

EL LLAMADO DEL PAPA PARA UNA JORNADA DE AYUNO Y ORACIÓN POR LA PAZ EN SIRIA

A principios del mes de septiembre el Papa hacía una fuerte llamada por la paz en el contexto del conflicto en Siria y la posibilidad de una invasión extranjera liderada por Estados Unidos. Francisco ponía toda la maquinaria diplomática y religiosa que tiene en a su alcance para conseguir que esa ofensiva militar no tuviera lugar; y efectivamente lo logró

“Queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz. Queremos que en nuestra sociedad destrozada por divisiones y por conflictos, estalle la paz”. “Nunca más la guerra”, fue entonces el grito del Papa Francisco.

El obispo de Roma decidió entonces convocar a toda la Iglesia el 7 de septiembre a una jornada de ayuno y de oración “por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero”, dijo el Papa Francisco a la hora del ángelus dominical.

El Pontífice invitó a los hermanos cristianos no católicos así como a los pertenecientes a las demás religiones, a unirse a esta iniciativa según el modo que considerarán más oportuno.

Y así fue: el 7 de septiembre millones de personas en el mundo se unieron desde las 19.00 y hasta las 24.00 en oración con el Santo Padre que estuvo arropado por miles de fieles cristianos en la Plaza de San Pedro. Se sumaron distintas confesiones de todo el mundo, líderes religiosos y cristianos católicos y no católicos, y gran catidad de políticos.

PAZ EN EL MUNDO Y EN LA NATURALEZA

Al día siguiente de la jornada de ayuno y oración por la paz sucedió un hecho inusual en la Tierra, un fenómeno extraño que los científicos observaron con sorpresa: el planeta estaba en absoluta calma (climatológicamente hablando).

Casualidad o providencia el hecho está ahí, y después de la jornada y ayuno y oración por la paz que convocó el Papa Francisco el clima de la Tierra ofreció una de sus caras más amables.

La Tierra es inquieta y dinámica por naturaleza, y más en estos momentos en que el clima parece que “se ha vuelto loco”. En un día cualquiera, hay un ciclón, una depresión tropical o una gran tormenta en algún lugar del globo. Pero el 8 de septiembre, por un momento, los cielos de todos los océanos aparecieron relativa y extrañamente tranquilos. Así se aprecia en la imagen que encabeza esta noticia, una composición de catorce pases de satélites polares compuesta ese día y que la NASA escogió como imagen del día.

En el momento en el que pasaron los satélites, cerca del mediodía, no se produjeron huracanes, ciclones o tormentas tropicales en las cuencas del Atlántico, Pacífico u Océano Índico, una coincidencia relativamente rara en el apogeo de la temporada de huracanes o ciclones en el hemisferio norte. Eso sí, la imagen muestra una gran cobertura de nubes y tormentas más pequeñas. En el Pacífico oriental, los restos de la tormenta tropical Lorena rompían cerca de la península de Baja. En el Atlántico oriental, las piezas de una depresión tropical comenzaban a reunirse cerca de las islas de Cabo Verde. Al día siguiente, se formaba la tormenta tropical Humberto.

Esa jornada de paz todavía sorprende más si se tiene en cuenta que en su reunión de mayo y agosto de 2013, el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. pronosticaba una probabilidad del 70% de una temporada “más activa de lo normal”, con 13 a 20 tormentas con nombre y 7 a 11 huracanes. Una temporada “normal” suele producir 12 tormentas nombradas, incluyendo 6 huracanes. A través de la segunda semana de septiembre (el punto medio de la temporada de huracanes en el Atlántico), se han producido nueve tormentas con nombre -lo que se ajusta a las predicciones-, pero sólo una alcanzó la categoría de huracán. El único huracán, Humberto, se observó el 11 de septiembre de 2013.

Queda la imagen de un mundo que, por un rato, estuvo en paz.

Fuentes: Forum Libertas, Signos de estos Tiempos

 

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Consideraciones para hacer el ayuno al que llamó el Papa Francisco para pedir por Siria

La preparación para la Jornada de oración y ayuno del sábado 7 de septiembre.

 

El ayuno es una vieja tradición judeo cristiana que ha caído en desuso en la vida diaria del cristiano, y la iglesia la ha incorporado para momentos especiales, como algún día en semana santa o eventos extraordinarios, como esta convocatoria de Francisco a una jornada de oración y ayuno, por eso, los cristianos están poco familizarizados con él.

 

dia mundial de ayuno y oracion por siria

 

No obstante hay que recordar que aún muchos fieles realizan ayuno los viernes como señal de penitencia y que la Reina de la Paz de Medjugorje ha pedido ayuno, a pan y agua, dos veces por semana, los miércoles y viernes.

En esta circunstacia del llamado de Francisco, vale la pena recordar qie Juan Pablo II tuvo una iniciativa similar a la de Francisco en el 2001 tras los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York cuando invitó a vivir el 14 de diciembre de ese año como un día de ayuno y oración, para que Dios concediera al mundo «una paz estable, fundada en la justicia» e invitó a representantes de las religiones del mundo a ir a Asís el 24 de enero de 2002 a rezar por la «superación de las contraposiciones y para la promoción de la auténtica paz».

En una nota que difundió la Oficina de Celebraciones Litúrgicas en esa ocasión, ofrecieron algunos puntos de reflexión sobre el significado del ayuno y la oración.

El día de ayuno, indica, no debe ser entendido exclusivamente según las formas jurídicas del Código de Derecho Canónico;

«sino en un sentido más amplio, que implique libremente a todos los fieles: los niños, que voluntariamente cumplen renuncias a favor de sus coetáneos pobre; los jóvenes, muy sensibles a la causa de la justicia y de la paz; todos los adultos, menos los enfermos, sin exclusión de los ancianos».

«En todas las grandes experiencias religiosas el ayuno ocupa un puesto importante», explica.

«El ayuno implica una actitud de fe, de humildad, de total dependencia de Dios. Ya en el Antiguo Testamento se encuentran ejemplos donde se recurre al ayuno para prepararse al encuentro con Dios; antes de afrontar una tarea difícil o pedir el perdón de una culpa; para manifestar el dolor causado por una desgracia doméstica o nacional; pero el ayuno, inseparable de la oración y de la justicia, está orientado sobretodo a la conversión del corazón, sin la cual, como denunciaban ya los profetas, no tiene sentido».

Del mismo modo encontramos el ejemplo en la vida de Jesús, cuando ayunó durante 40 días en el desierto antes de comenzar su vida pública.

En la nota también explica que:

«fieles a la tradición bíblica, los santos padres han tenido en gran consideración el ayuno. Según ellos, la práctica del ayuno facilita la apertura del hombre a otro alimento: el de la Palabra de Dios y del cumplimiento de la voluntad del Padre; y en estrecha conexión con la oración, fortifica la virtud, suscita misericordia, implora el socorro divino, conduce a la conversión del corazón».

El documento al finalizar explica que

«la práctica del ayuno está dirigida al pasado, al presente y al futuro: al pasado, como reconocimiento de las culpas contra Dios y contra los hermanos, de las cuales todos estamos manchados; al presente, para aprender a abrir los ojos hacia los otros o la realidad que nos rodea; al futuro, para acoger en el corazón la realidad divina y renovar, a partir de don de la misericordia de Dios, la comunión con todos los hombre y con la entera creación, asumiendo responsablemente la tarea que cada uno de nosotros tiene en la historia».

Fuentes: Zenit, Signos de estos Tiempos

 

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El papa Francisco se posiciona como líder moral del mundo

Fuerte respuesta internacional a la convocatoria de oración del Sábado 7.

 

La llamada del papa Francisco por una jornada de ayuno y oración el próximo sábado 7 está teniendo una fuerte repercusión mundial, tanto entre los líderes políticos como entre los religiosos, incluso fuera del catolicismo.

 

papa-francisco-siria

 

Esto marca dos cosas:

– primero el poder de convocatoria del Papa, que lo ha convertido en una figura de referencia mundial, incluso posicionarlo como líder moral mundial.

– segundo, la eficacia que ya demuestra el llamado, porque la oración que ya están practicando los cristianos y demás religiones del mundo por la paz en Siria está dando sus frutos. Que Obama haya “tirado la decisión” al Congreso y que no haya presionado para una reunión extraordinaria del mismo, es una forma de dilución, porque en este interín hasta que el congreso norteamericano se reúna (entre el 7 y el 9), la presión moral internacional estará actuando.

Varios líderes políticos y religiosos se han sumado a la convocatoria del Papa, lista que se seguramente se irá agrandando con el correr de los días. Veamos algunos comentarios.

EL GRAN MUFTÍ DE SIRIA QUIERE IR AL VATICANO A REZAR POR SIRIA

El gran mufti de Siria, Ahmad Badreddin Hassou, líder espiritual del islam sunita en dicho país, se dijo profundamente tocado por la apelación que hizo el papa por la paz en Siria. Y expresó su deseo de estar presente en la plaza de San Pedro para la vigilia de oración por la paz en Siria, anunciada por el santo padre el sábado 7 de septiembre.

Como indicó la agencia Fides, un pedido fue enviado por le líder islámico al nuncio apostólico en Damasco. Mons. Mario Zenari, y en los próximos días se evaluará la posibilidad de concretizar este deseo. Mismo si por razones logísticas o de otro tipo esta eventualidad no se verificara, el mufti pidió a su comunidad en Damasco que “acepte la apelación hecha por el papa a todas las religiones, de rezar por la paz en Siria”. Los musulmanes sirios serán invitados a rezar por la paz simultáneamente con el papa, en las mezquitas de Damasco y en todo el territorio nacional.

Según el mufti,

“todos se dan cuenta que el papa es un padre que tiene en su corazón el futuro del pueblo sirio, y que quiere proteger a toda la sociedad siria, en sus diversas componentes, para que no sea destruida por las divisiones religiosas o por los fanatismos”.

Como supo Fides de fuentes locales, grupos musulmanes, comunidades tribales, drusos, ismaelitas, y otros componentes de la sociedad de Siria se unirán en la oración.

CRISTIANOS DE ORIENTE NO SE CALLAN

Iglesias de rito latino y ortodoxo personalidades cristianas con muchos activos toman una posición en contra de los excesos del Islam político, sino también figuras que no se habían podido poner de relieve el potencial de la Primavera Árabe. Incluso monjes y misioneros que llegaron al Medio Oriente inspirados en el diálogo con los musulmanes, hoy levantan sus voces. Esta vez entre los cristianos todos coinciden en que no quieren la intervención internacional en Siria. Y en estos días estamos denunciando abiertamente ambigüedades y peligros para toda la región.

Esta vez entre los cristianos de Oriente Medio hay una verdadera indignación. La posible intervención ha sido llamada «un desastre» por el patriarca caldeo Raphael I Sako. Desde Damasco Patriarca melquita Gregorio III Laham hace preguntas incómodas:

«¿Quienes llevaron a Siria a la línea roja? ¿Quién trajo a Siria en este punto de no retorno? ¿Quién creó este infierno en el que viven desde hace meses la población? «.

El sirio católico Youssef III Younan habló de los

«cristianos sirios traicionados y vendidos a Occidente». «Lamento decir esto, pero hay algunos países, sobre todo en Occidente, pero también de Oriente, que están fomentando todos estos conflictos».

De esto se hizo eco el patriarca maronita del Líbano Bechara Rai. Incluso una voz generalmente tranquila que la del Patriarca latino de Jerusalén Fouad Twal estos días, tronó:

«¿Con qué legitimidad se atreven a atacar a un país? ¿Quién los ha nombrado policía de la democracia en el Medio Oriente? «.

LOS CHINOS

El llamamiento del Papa Francisco por la paz en Siria

«es sabio y verdadero, y nosotros los chinos estamos con él. No queremos ver  los conflictos en Medio Oriente por más tiempo, nos oponemos a cualquier ataque de Estados Unidos contra el Gobierno de Damasco. Estamos de acuerdo con lo que dijo el pontífice que la guerra engendra guerra, la violencia engendra violencia. Papa Francisco, gracias por estas palabras».

Estos son los pensamientos de dos altos funcionarios del gobierno chino, que quieren permanecer en el anonimato, que han hablado con Asia News.

EVO MORALES Y NICOLÁS MADURO

Los presidentes de Bolivia y Venezuela, Evo Morales y Nicolás Maduro, se han sumado a la vigilia de ayuno y oración por la paz en Siria convocada por Francisco el próximo sábado, y han pedido a los movimientos sociales de ambos países que hagan lo propio.

Morales ha indicado que al igual que el Sumo Pontífice, está preocupado por los planes de Washington en Siria, según ha informado la Agencia Boliviana de Información (ABI).

El mandatario boliviano ha explicado que pedirá a los movimientos sociales del país a que se unan a esta jornada de ayuno y oración convocada por el Papa para evitar la escalada del conflicto sirio.

Por su parte, a través de su cuenta en Twitter, Nicolás Maduro apuntó que

«me sumo al llamado del Papa por un ayuno mundial por la paz. Alto a la guerra contra el pueblo árabe de Siria. No más muerte, no más guerra!!!».

Fuentes: Agencias, Signos de estos Tiempos

 

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Francisco llama a Jornada de Ayuno y Oración el sábado 7 por la guerra de Siria

Invita a todas las religiones y a los no creyentes.

 

“He decidido convocar para toda la Iglesia el próximo 7 de septiembre, víspera de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero”, dijo el Papa Francisco.

 

angelus de francisco

 

“No más guerras, la humanidad necesita gestos de paz”. “Es el grito que expresa con fuerza”. “Queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz”. “Queremos que en nuestra sociedad destrozada por divisiones y por conflictos, estalle la paz”

El Papa invitó a los hermanos cristianos no católicos así como a los pertenecientes a las demás religiones, a unirse a esta iniciativa según el modo que considerarán más oportuno. Y como él mismo explicó

“el 7 de septiembre en la Plaza de San Pedro, desde las 19.00 y hasta las 24.00, nos reuniremos en oración, en espíritu de penitencia, para invocar de Dios este gran don por la amada nación siria”.

Porque como añadió el Papa Francisco,

“la humanidad tienen necesidad de ver gestos de paz”.

El Pontífice condenó con particular firmeza el uso de las armas químicas. Y dijo que tiene aún en su mente y en su corazón imágenes terribles. Por eso añadió que está el juicio de Dios y de la historia por nuestras acciones, al que no se puede escapar…

LA ALOCUCIÓN DEL PAPA

Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!

Hoy, queridos hermanos y hermanas, quisiera hacerme intérprete del grito que sube de todas partes de la tierra, de todo pueblo, del corazón de cada uno, de la única gran familia que es la humanidad, con angustia creciente: ¡es el grito de la paz! El grito que dice con fuerza: ¡queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, destrozada por divisiones y por conflictos, estalle la paz; nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra! La paz es un don demasiado precioso, que debe ser promovido y tutelado.

Vivo con particular sufrimiento y preocupación las tantas situaciones de conflicto que hay en nuestra tierra, pero, en estos días, mi corazón está profundamente herido por lo que está sucediendo en Siria y angustiado por los dramáticos desarrollos que se presentan.

Dirijo un fuerte llamamiento por la paz, ¡un llamamiento que nace de lo íntimo de mí mismo! ¡Cuánto sufrimiento, cuánta devastación, cuánto dolor ha traído y trae el uso de las armas en aquel martirizado país, especialmente entre la población civil e inerme! ¡Pensemos en cuantos niños no podrán ver la luz del futuro! Con particular firmeza condeno el uso de las armas químicas: les digo que tengo aún fijas en la mente y en el corazón las imágenes terribles de los días pasados! ¡Hay un juicio de Dios y también un juicio de la historia sobre nuestras acciones al que no se puede escapar! Jamás el uso de la violencia lleva a la paz. ¡Guerra llama guerra, violencia llama violencia!

Con toda mi fuerza, pido a las partes en conflicto que escuchen la voz de su propia conciencia, que no se cierren en sus propios intereses, sino que miren al otro como un hermano y emprendan con coraje y con decisión la vía del encuentro y de la negociación, superando la ciega contraposición. Con la misma fuerza exhorto también a la Comunidad Internacional a hacer todo esfuerzo para promover, sin ulterior demora, iniciativas claras por la paz en esa nación, basadas en el diálogo y en la negociación, por el bien de la entera población siria.

Que no se ahorre ningún esfuerzo para garantizar asistencia humanitaria a quien está afectado por este terrible conflicto, en particular a los evacuados en el país y a los numerosos prófugos en los países vecinos. Que a los agentes humanitarios, empeñados en aliviar los sufrimientos de la población, se les asegure la posibilidad de prestar la ayuda necesaria.

¿Qué podemos hacer nosotros por la paz en el mundo? Como decía el Papa Juan: a todos nos corresponde la tarea de recomponer las relaciones de convivencia en la justicia y en el amor.

¡Que una cadena de empeño por la paz una a todos los hombres y a las mujeres de buena voluntad! Es una invitación fuerte y urgente que dirijo a la entera Iglesia Católica, pero que extiendo a todos los cristianos de las demás Confesiones, a los hombres y mujeres de toda religión y también a aquellos hermanos y hermanas que no creen: la paz es un bien que supera toda barrera, porque es un bien de toda la humanidad.

Repito con voz alta: no es la cultura del enfrentamiento, la cultura del conflicto la que construye la convivencia en los pueblos y entre los pueblos, sino la cultura del encuentro, la cultura del diálogo: éste es el único camino hacia la paz.

Que el grito de la paz se eleve alto para que llegue al corazón de todos y todos dejen las armas y se dejen guiar por el anhelo de paz.

Por esto, hermanos y hermanas, he decidido convocar para toda la Iglesia el próximo 7 de septiembre, víspera de la fiesta de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio, y en el mundo entero, y también invito a unirse a esta iniciativa, según el modo que considerarán más oportuno, a los hermanos cristianos no católicos, a los pertenecientes a las demás religiones y a los hombres de buena voluntad.

El 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, aquí, desde las 19.00 y hasta las 24.00, nos reuniremos en oración y en espíritu de penitencia para invocar de Dios este gran don para la amada nación siria y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el mundo.

¡La humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y de escuchar palabras de esperanza y de paz! Pido a todas las Iglesias particulares que, además de vivir este día de ayuno, organicen algún acto litúrgico según esta intención.

A María le pedimos que nos ayude a responder a la violencia, al conflicto y a la guerra, con la fuerza del diálogo, de la reconciliación y del amor.

Ella es Madre: que Ella nos ayude a encontrar la paz. Todos nosotros somos sus hijos. Ayúdanos, María, a superar también este momento difícil y a empeñarnos a construir cada día y en todo ambiente una auténtica cultura del encuentro y de la paz.

María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!

Todos: María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!

Fuentes: Radio Vaticana, Signos de estos Tiempos

 

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DEVOCIONES Y ORACIONES Sobre el Ayuno

Oraciones para el ayuno

 

ORACIÓN PARA EL DÍA DE AYUNO
(Miércoles y viernes)

Padre amoroso, hoy he decidido ayunar.
Recuerdo que tus profetas ayunaban,
que Jesús Nuestro Señor ayunó,
y que también lo hicieron sus discípulos.
La Santísima Virgen también ayunó
y ahora me invita a que yo lo haga.
Padre Eterno, te ofrezco este día de ayuno.
Que a través de él pueda yo estar más cerca tuyo,
me muestre tus caminos y abra mis ojos
para que reconozca tus muchos dones.
Que mi corazón rebose de amor hacia Ti y hacia mi prójimo.
Señor, que este ayuno me haga crecer en comprensión
hacia el hambriento, el que está desposeído, el pobre.
Haz que vea mis posesiones como dones del peregrinar
que deben ser compartidos.
Dame también la gracia de la humildad
y la fuerza para hacer tu Voluntad.
Señor, que este ayuno me limpie de los malos hábitos,
calme mis pasiones, y aumente en mí tus virtudes.
Y tú, Madre mía, obtén para mí la gracia de ayunar con alegría,
que mi corazón pueda cantar contigo
un canto de acción de gracias.
Pongo en tus manos mi decisión de ayunar con firmeza.
Enséñame, a través del ayuno, a ser más y más
como tu Hijo Jesucristo, por medio del Espíritu Santo.
Amén.

Queridos hijos, hoy los invito a renovar la oración y el ayuno, aún con mayor entusiasmo, hasta que la oración se convierta en alegría para ustedes. Hijitos, quien ora no teme el futuro y quien ayuna no teme el mal. Les repito una vez más: sólo con la oración y el ayuno hasta las guerras pueden ser detenidas, las guerras de vuestra incredulidad y de vuestro miedo por el futuro (mensaje de María reina de la Paz de Medjugorje del 25/01/2001)

 

ORACIÓN PARA EL AYUNO DE JESÚS SALVA A MI FAMILIA

Amado Jesús Unimos nuestra voluntad a la tuya y que seas tu Quien ore en nosotros, quien viva en nosotros, quien more en nosotros y quien ayune en nosotros. Por manos de nuestra amada madre María queremos los de este grupo ofrecerte nuestros ayunos, sacrificios y oraciones en el día de hoy. Estamos en batalla Señor por nuestros hogares, ayúdanos y ten misericordia de nosotros y de todos los que están buscando la salud espiritual y la restauración de sus familias,
-nos negamos a nosotros mismos para que fortalezcas nuestro espíritu
-nos negamos a nosotros mismos para que salgan esos espíritus que solo salen con ayuno y que deben salir de nuestros hogares, de nuestras familias, de nuestros hijos, nuestros cónyuges y nosotros mismos.
-nos negamos a nosotros mismos para que nos reveles tu voluntad
-nos negamos a nosotros mismos para decirte que te seguimos con amor y que eres nuestro buen pastor y sabemos que nos llevaras a pastos delicados aunque en este momento estemos en cañadas oscuras.

Te pedimos Oh Señor, Dios uno y trino, que por medio de este ayuno en nuestros familias, en nosotros y en nuestros cónyuges, el Santo Espíritu:
-riegue la tierra en sequía,
-sane los corazones enfermos,
-lave las manchas,
-infunda calor de vida en el hielo,
-dome los espíritus indómitos,
-guíe al que tuerce el sendero.

Señor tu dijiste:»Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. — «Mt. 7, 7-11″Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» Juan 14.13″Esta clase de demonios de ningún modo puede irse sino mediante la oración y el ayuno». Marcos 9:28-29
Eah pues Señor, que pedimos, buscamos, llamamos, oramos y ayunamos por nuestros hogares y en tu Nombre pedimos al Padre que liberes a nuestra familia, a nosotros mismos y a nuestros cónyuges de todo espíritu de:

• Envidia
• Rencor
• Odio
• Resentimiento
• Adulterio
• Lujuria
• Confusión
• Perversión
• Incomprensión
• Soberbia
• Tristeza
• Desánimo
• Divorcio
• Separación
• Avaricia
• Vida sexual desordenada
• Masturbación
• Infidelidad
• Violencia
• Ruina Económica
• Maltrato
• Abuso físico
• Abuso sexual
• Violación
• Violencia física
• Violencia sexual
• Endurecimiento de corazón
• Robo
• Impaciencia
• Humillación
• Violencia
• Rechazo
• Falta de perdón
• Impiedad
• Depresión
• Suicidio
• Alcoholismo
• Drogadicción
• Soberbia
• Perfeccionismo
• Amargura
• Venganza

y todos aquellos que solo Tu sabes amado Señor. Estos espíritus en tu Nombre y con el poder de tu Sangre Preciosa los enviamos atados, encadenados, amordazados, y sin poder a los pies de tu cruz para que Tú en tu Santa Voluntad dispongas de ellos. Y en lugar de ello llenanos Señor el corazon con tu Espíritu Santo, con tu Amor para amarte y amar a nuestros hermanos. Cúbrenos y protégenos con tu preciosa sangre a nosotros y todos nuestros hogares, nuestros cónyuges y todos los hogares en crisis. Gracias Jesús por recibir nuestra humilde oración y ayuno.

Te bendecimos.
Te amamos y Te damos gracias por todo lo que has hecho y estas haciendo para la restauración de nuestras familias.
Tu estas en Control de nuestros hogares y nuestros problemas.
Todo será a Tu tiempo

JESUS EN TI CONFIAMOS
SANTA MARIA, RUEGA POR NOSOTROS
SAN JOSE PATRONO NUESTRO, RUEGA POR NOSOTROS AMÉN

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