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Foros de la Virgen María María Valtorta: Italia MENSAJES Y VISIONES

Visiones de la Anunciación por María Valtorta

María Valtorta es una mística italiana que nos dejó relatos de la vida de Jesús y María en la tierra. Escribió sin interrupción desde 1943 hasta 1947. Aun en las fases agudas de su enfermedad y, a veces, entre dolores atroces, no dictó nunca. Ella misma reconoció que no dispuso de medio humano alguno para elaborar sus escritos: absolutamente todo le fue dictado o revelado en visiones, que ella transcribió en sus escritos.

Su obra mayor es «El Evangelio como me ha sido revelado». En sus diez volúmenes narra el nacimiento y la infancia de María y de su hijo Jesús, los tres años de la vida pública de Jesús, su Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión al Cielo, Pentecostés, los albores de la Iglesia y la Asunción de María.
De ese libro es que extractamos el relato de la Anunciación.

 

LA ANUNCIACIÓN

Lo que veo. María, muchacha jovencísima (al máximo quince años a juzgar por su aspecto), está en una pequeña habitación rectangular; verdaderamente, una habitación de jovencita. Contra una de las dos paredes más largas, está el lecho: una cama baja, sin armadura, cubierta por gruesas esteras o tapetes — diríase que éstos están extendidos sobre una tabla o sobre un entramado de cañas porque están muy rígidos y sin pliegues como los de nuestras camas —. Contra la otra pared, un estante con una lámpara de aceite, unos rollos de pergamino y una labor de costura — parece un bordado — cuidadosamente doblada.

A uno de los lados del estante, hacia la puerta, que da al huerto, abierta ahora, aunque tapada por una cortina que se mueve movida por un ligero vientecillo, en un taburete bajo está sentada la Virgen. Está hilando un lino candidísimo y suave como la seda. Sus manitas, sólo un poco más oscuras que el lino, hacen girar rápidamente el huso. Su carita juvenil, preciosa, está ligeramente inclinada y ligeramente sonriente, como si estuviera acariciando o siguiendo algún dulce pensamiento.

Hay un gran silencio en la casita y en el huerto. Y mucha paz, tanto en la cara de María como en el espacio que la rodea. Paz y orden. Todo está limpio y ordenado. La habitación, de humildísimo aspecto y mobiliario, casi desnuda como una celda, tiene un aire austero y regio, debido a su gran limpieza y a la cuidadosa colocación de la cobertura del lecho, de los rollos, de la lámpara y del jarroncito de cobre que está cerca de ésta con un haz de ramitas floridas dentro, ramitas de melocotonero o de peral, no lo sé; lo que sí está claro es que son de árboles frutales, de un blanco ligeramente rosado.

María comienza a cantar en voz baja. Luego alza ligeramente la voz. No llega al pleno canto, pero su voz ya vibra en la habitación, sintiéndose en aquélla una vibración del alma. No entiendo la letra, que sin duda es en hebreo, pero, dado que, de vez en cuando repite «Yeohveh», intuyo que se trata de algún canto sagrado, acaso un salmo. Quizás María recuerda los cantos del Templo. Debe tratarse de un dulce recuerdo. Efectivamente, deja sobre su regazo sus manos, y con ellas el hilo y el huso, y levanta la cabeza para apoyarla en la pared, hacia atrás. Su rostro está encendido de un lindo rubor; los ojos, perdidos tras algún dulce pensamiento, brillantes por un golpe de llanto, que no los rebosa pero sí los agranda. Y, a pesar de todo, loa ojos ríen, sonríen ante ese pensamiento que ven y que los abstrae de lo sensible. Resaltando de su vestido blanco sencillísimo, circundado por las trenzas, que lleva recogidas como corona en torno a la cabeza, el rostro rosado de María parece una linda flor.

El canto pasa a ser oración:
-Señor Dios Altísimo, no te demores más en mandar a tu Siervo para traer la paz a la tierra. Suscita el tiempo propicio y la virgen pura y fecunda para la venida de tu Cristo. Padre, Padre santo, concédele a tu sierva ofrecer su vida para esto. Concédeme morir tras haber visto tu Luz y tu Justicia en la Tierra, sabiendo que la Redención se ha cumplido. ¡Oh, Padre Santo, manda a la Tierra el Suspiro de los Profetas! Envía el Redentor a tu sierva. Que cuando cese mi día se me abra tu Casa por haber sido abiertas sus puertas por tu Cristo para todos aquellos que en ti hayan esperado. Ven, ven, Espíritu del Señor. Ven a los fieles tuyos que te esperan. ¡Ven, Príncipe de la Paz!…

María se queda así ensimismada…

La cortina late más fuerte, como si alguien la estuviera aventando con algo o quisiera descorrerla. Y una luz blanca de perla fundida con plata pura hace más claras las paredes tenuemente amarillentas, hace más vivos los colores de las telas, más espiritual el rostro alzado de María. En la luz se prosterna el Arcángel. La cortina no ha sido descorrida ante el misterio que se está verificando; es más, ya no late: pende, rígida, pegada a las jambas, separando, como una pared, el interior del exterior.

El Arcángel necesariamente debe adquirir un aspecto humano; pero es un aspecto ultra-humano. ¿De qué carne está compuesta esta figura bellísima y fulgurante? ¿Con qué sustancia la ha materializado Dios para hacerla sensible a los sentidos de la Virgen? Sólo Dios puede poseer estas substancias y usarlas de esa manera perfecta. Es un rostro, es un cuerpo, son ojos, boca, cabellos y manos como las nuestras; pero no se trata de nuestra opaca materia: es una luz que ha tomado color de carne, de ojos, de cabellera, de labios, una luz que se mueve y sonríe y mira y habla.

-¡Salve, María, llena de Gracia, salve! -La voz es un dulce arpegio como de perlas chocadas contra un metal precioso.
María se estremece y baja la mirada. Su estremecimiento aumenta cuando ve a la fúlgida criatura arrodillada aproximadamente a un metro de distancia de Ella, con las manos cruzadas sobre el pecho, mirándola con una veneración infinita.

María, repentinamente, se pone en pie y aprieta su cuerpo contra la pared. Palidece y se ruboriza alternativamente. Su rostro expresa estupor y turbación. Inconscientemente aprieta sus manos contra el pecho escondiéndolas en las anchas mangas. Se recoge sobre sí misma como queriendo esconder lo más posible su cuerpo: un acto de delicado pudor.

-No. No temas. ¡El Señor está contigo! ¡Bendita tú entre todas las mujeres!.
A pesar de estas palabras, María sigue temiendo. ¿De dónde viene ese ser extraordinario? ¿Es un enviado de Dios, o del Engañador?

-¡No temas, María! -insiste el Arcángel -Yo soy Gabriel, el Ángel de Dios. Mi Señor me ha enviado a ti. No temas, porque has hallado gracia ante Dios. Tú concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, y le pondrás por nombre «Jesús». Será grande, será llamado Hijo del Altísimo, y verdaderamente lo será. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará para siempre en la casa de Jacob, y su Reino no tendrá fin nunca. Comprende, santa Virgen amada del Señor, Hija bendita suya, llamada a ser Madre de su Hijo, comprende qué Hijo vas a engendrar.

-¿Cómo puede suceder esto si yo no conozco hombre? ¿Acaso el Señor ya no acoge el ofrecimiento de su sierva? ¿Es que ya no quiere que sea virgen por amor a Él?.

-No vas a ser madre por obra de varón, María. Tú eres la eterna Virgen, la Santa de Dios. El Espíritu Santo descenderá sobre ti y la potencia del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, Santo se llamará el que nacerá de ti, e Hijo de Dios. Todo lo puede el Señor, Dios nuestro. Isabel, la estéril, en su vejez ha concebido un hijo que será el Profeta de tu Hijo, el que preparará sus caminos. El Señor la ha liberado de su oprobio y su memoria quedará en las gentes unida a tu nombre, como el nombre de su hijo al de tu Hijo Santo, y hasta el final de los siglos las gentes os llamarán bienaventuradas por la gracia del Señor que habéis recibido, y a ti especialmente, María, porque habrán recibido la Gracia por medio de ti. Isabel está ya en su sexto mes, y su peso, paradójicamente, la regocija, y más aún la regocijará cuando conozca el motivo de tu gozo. Para Dios nada es imposible, María, llena de Gracia. ¿Qué debo responderle a mi Señor? No te turbe ningún tipo de pensamiento. Él tutelará tus intereses si te pones en sus manos. ¡El mundo, el Cielo, Dios eterno esperan tu respuesta!.

María, cruzando a su vez sus manos sobre el pecho e inclinándose con gesto reverente dice:
-He aquí la esclava de Dios. Hágase de mí según su palabra.

El Ángel resplandece de alegría y se pone en actitud adorante, puesto que, sin duda, ve al Espíritu de Dios descender sobre la Virgen, inclinada en gesto de adhesión; luego desaparece sin mover la cortina, dejándola cerrada cubriendo el Misterio santo.

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Beata Ana Catalina Emmerich Foros de la Virgen María MENSAJES Y VISIONES

Visiones de la Anunciación por Ana Catalina Emmerick

La Beata Ana Catalina Emmerick fue una monja católica agustina, mística, estigmatizada y visionaria alemana que vivió en el siglo XVIII Y XIX, y que tuvo las visiones que luego dieron origen al libro la “Vida de María”. Estos Párrafos corresponden a parte de ese libro. Las visiones de Emmerick fueron compiladas por Clemens María Brentano.

Las Visiones de Emmerich se usaron durante el descubrimiento de la casa de la Virgen María en una colina cerca de la ciudad de Éfeso, y fueron también usadas por Mel Gibson para su film “La Pasión de Cristo”.

Una vez que hubo entrado, la Santísima Virgen se ubicó tras la mampara de su lecho; allí se puso un largo vestido de lana blanca con un ceñidor ancho y cubrió su cabeza con un velo blanco amarillento. La servidora, mientras tanto, trajo un candil y encendió un lámpara de varios brazos que colgaba del techo. Entonces la Santísima Virgen tomó una mesita baja ubicada junto a una pared y la colocó en el centro de la habitación. Un tapete rojo y azul con una figura bordada en su parte media (ya no recuerdo si se trataba de una letra o de un ornamento) cubría la mesita. Sobre ésta había un rollo de pergamino escrito.

La mesa se encontraba entre el lecho y la puerta, en un lugar donde el suelo estaba cubierto por una alfombra. La Virgen Santísima colocó delante de sí un pequeño cojín redondo sobre el cual se arrodilló, ambas manos apoyadas sobre la mesita. La puerta de la habitación estaba delante de ella y a su derecha; ella daba su espalda al lecho.

María cubrió su rostro con el velo y juntó las manos frente al pecho, mas sin entrecruzar los dedos. Así la vi mucho tiempo, orando con ardor: invocaba la Redención, la venida del Rey prometido a Israel, imploraba también tener parte en tal misión. Permaneció largo rato de rodillas, arrebatada en éxtasis. Luego inclinó su cabeza sobre el pecho.

Entonces del techo de la habitación y en línea algo sesgada, bajó una masa tan grande de luz que me obligó a volver el rostro hacia el patio donde estaba la puerta. En medio de esa luz vi un joven resplandeciente, flotante la rubia cabellera, descender a través del aire hasta llegar junto a ella: era el ángel Gabriel. Le habló y vi salir las palabras de su boca como letras de fuego. Pude leerlas y comprender su significado. María torció un tanto hacia la derecha su rostro velado. En su modestia no llegó a mirar al ángel, quien continuó hablándole. Entonces, y como quien obedece una orden, María dirigió sus ojos hacia él, levantó un poco el velo y le respondió. El ángel volvió a hablar. María alzó totalmente el velo, miró al ángel y pronunció las palabras sagradas: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”.

La Virgen Santísima se hallaba en éxtasis profundo. La cámara estaba inundada de luz. Ya no podía ver el resplandor de la lámpara ni el techo de la cámara. El cielo parecía abierto y mis ojos siguieron por sobre el ángel una ruta luminosa, en cuyo término contemplé la Santísima Trinidad como un triángulo de luz cuyos rayos se penetran recíprocamente. En ello reconocí el misterio que excede toda definición y sólo permite ser adorado: Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y sin embargo un sólo Dios Todopoderoso.

Al decir la Santísima Virgen “Hágase en mí según tu palabra” observé la aparición alada del Espíritu Santo que, sin embargo, no se asemejaba a la representación ordinaria bajo la forma de paloma. Su cabeza tenía algo de humano. La luz irradiaba hacia ambos lados. Semejantes a alas, tres torrentes luminosos partían de allí para juntarse en el costado derecho de la Virgen Santísima.

Cuando esta irradiación la penetró, ella misma quedó resplandeciente, diáfana. Como la noche se retira ante la llegada del día, así la opacidad desapareció de su cuerpo. La plenitud de luz hizo que ya nada en ella fuese obscuro u opaco. Resplandecía, completamente bañada por la claridad.

Luego el ángel desapareció: la vía luminosa de la que había salido dejó de ser visible. Era como si el cielo hubiese aspirado y aquel fulgor se hubiese recogido en su seno… Tras la desaparición vi a la Santísima Virgen en intenso arrobamiento, ensimismada por completo. Conocía y adoraba en ella la Encarnación del Salvador: era como un pequeño cuerpo humano luminoso, totalmente formado y provisto de todos su miembros.

Aquí en Nazareth sucede al contrario que en Jerusalén. En Jerusalén las mujeres deben permanecer en el atrio sin poder penetrar en el Templo, pues sólo los sacerdotes tiene acceso al Santuario. Pero en Nazareth, una Virgen es ella misma el Templo, ya que el Santo de los Santos está en él. El Sumo Sacerdote está en ella, la única que tiene acceso a El. ¿Qué conmovedor y maravilloso es todo esto, y al mismo tiempo, tan simple y natural! Las palabras de David en el Salmo 45 han encontrado cumplimiento: “El Altísimo ha santificado su Tabernáculo. Dios está en su interior y no vacilará”.

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Foros de la Virgen María Luisa Piccarreta MENSAJES Y VISIONES

El Nacimiento de Jesús por Luisa Piccarreta

EL PRODIGIO DEL NACIMIENTO DE JESÚS.

LUISA ES LLAMADA A RECIBIR A JESÚS DESPUÉS DE LA MADRE.

FINALIDAD DE LA CRUZ DE JESÚS DESDE SU ENCARNACIÓN Y SU NACIMIENTO.

25 de Dicembre de 1900.

Encontrándome en mi habitual estado, me he sentido fuera de mí misma. Después de dar una vuelta me he hallado dentro de una cueva y he visto a la Mamá Reina, en el acto de dar a luz al Niño Jesús. ¡Qué extraordinario prodigio!…

Me parecía que tanto la Madre cuanto el Hijo se hubieran transformado en luz purísima, pero en esa luz se veía muy bien la naturaleza humana de Jesús, que contenía en sí a la Divinidad y le servía como de velo para cubrirla, de tal modo que, rasgando el velo de su naturaleza humana era Dios y cubierto con ese velo era hombre, y he aquí el prodigio de los prodigios:

Dios y hombre, hombre y Dios, que sin dejar al Padre y al Espíritu Santo viene a habitar con nosotros tomando carne humana, porque el verdadero amor no permite jamás separación.

Pues bien, me ha parecido que la Madre y el Hijo en aquel felicísimo instante se han vuelto como espiritualizados, y sin la menor dificultad Jesús ha salido del seno de su Madre. Desbordándose Ambos en un exceso de amor, o sea, transformándose en Luz sus santísimos cuerpos, sin el menor obstáculo, Jesús Luz ha brotado de dentro de la luz de la Madre, quedando sanos e íntegros tanto Él como Ella, volviendo después al estado natural.

¿Pero quién podrá decir la hermosura del Niño, que en aquel momento de su nacimiento derramaba aun externamente los rayos de su Divinidad? ¿Quién podrá describir la belleza de la Madre, que quedaba toda absorbida en aquellos rayos divinos?

¿Y San José? Me pareció que no estaba presente en el momento del Nacimiento, sino que estaba en otro rincón de la cueva, totalmente absorto en aquel profundo Misterio, y aunque no vió con los ojos del cuerpo, vió muy bien con los ojos del alma, porque estaba arrebatado en sublime éxtasis.

Ahora bien, en el acto que el Niño salió a la luz, yo hubiera querido volar para tomarlo en mis brazos, pero los Ángeles me lo impidieron, diciéndome que a la Madre le correspondía el honor de ser la primera en tomarlo.

Entonces la Stma. Virgen, como despertándose, ha vuelto en sí y de manos de un Ángel ha recibido al Hijo entre sus brazos, lo ha estrechado tan fuerte en el ardor de su amor, que parecía como si quisiera encerrarlo de nuevo en sus entrañas; y luego, como queriendo dar desahogo a su ardiente amor, lo ha puesto a mamar a su pecho. Entre tanto, yo estaba toda anonadada, esperando que me llamara,para que los Ángeles no volvieran a regañarme.

Entonces la Reina me ha dicho:

“Ven, ven y toma a tu Amado y disfrútalo tú también, desahoga con El tu amor”.

Diciendo esto, me he acercado y la Mamá me lo ha puesto en brazos. ¿Quién podrá decir mi contento, los besos, las caricias, las ternuras?

Después de haberme desahogado un poco, Le he dicho:

“Querido mío, Tú has tomado la leche de nuestra Mamá, dáme a mí un poco”.

Y Él, consintiendo, de su boca ha derramado parte de esa leche en la mía y después me ha dicho:
“Amada mía, Yo fui concebido junto con el dolor, nací al dolor y morí en el dolor, y con los tres clavos con que Me crucificaron dejé clavadas las tres potencias, inteligencia, memoria y voluntad, de las almas que desean amarme, haciendo que quedasen atraídas del todo a Mí, porque la culpa las había hecho estar enfermas y separadas da su Creador, sin freno alguno”.

Mientras esto decía, ha dirigido una mirada al mondo y ha empezado a llorar por sus miserias.

Al verle llorar, Le he dicho:

“Niño querido,no entristezcas con tu llanto una noche tan gozosa para quien Te ama. En vez de desahogar el llanto, desahoguémonos con el canto”.

Y dicendo así, he empezado a cantar; oyéndome cantar, Jesús se ha distraído y ha dejado de llorar, y al acabar mi verso ha cantado el suyo, con una voz tan fuerte y armoniosa, que todas las otras voces desaparecían ante su voz dulcísima. Después le he pedido al Niño Jesús por mi Confesor, por los que me pertenecen y, por último, por todos, y Él parecía condescender a todo. Mientras hacía esto me ha desaparecido y yo he vuelto en sí.

Para María y José fue un prodigio poder vivir la vida normal, a pesar del continuo arrobo que el Niño les producía.

6 de Diciembre de 1900.

Viendo de nuevo al santo Niño, veía a la Reina Madre por un lado y a San José por otro, que estaban adorando profundamente al Niño divino. Estando totalmente atentos a Él, me parecía que la continua presencia del Niñito los tenía absortos en éxtasis continuo, y si hacían cualquier cosa, era un prodigio que el Señor realizaba en ellos; de lo contrario hubieran quedado inmóviles, sin poder cumplir con sus deberes exteriormente. Yo también he hecho mi adoración y me he hallado en mí misma.

La adoración de los Reyes Magos: Jesús se comunicó a ellos con amor, con belleza y con potencia, y así obtuvo tres efectos. Luisa quiere ser la primera en el amor a Jesús.

6 de Enero de 1901.

Hallándome fuera de mí misma, me parecía ver cuando los santos reyes Magos llegaron a la cueva de Belén.

Apenas estuvieron en presencia del Niño, tuvo a bien hacer que externamente resplandecieran los rayos de su Divinidad,comunicándose a los Magos de tres maneras: con el amor, con la belleza y con la potencia, de forma que quedaron arrebatados y sumidos en la presencia del Niño Jesús, tanto que si el Señor no hubiera retirado otra vez interiormente los rayos de su Divinidad, se hubieran quedado allí para siempre, sin poderse mover más.

Así que, apenas el Niño retiró su Divinidad, volviendo en sí los santos reyes Magos, se sacudieron estupefactos al ver un exceso de amor tan grande, porque en esa luz el Señor les hizo comprender el misterio de la Encarnación.

Se levantaron, pues, y ofrecieron sus dones a la Reina Madre y Ella les habló largamente, pero no sé decir todo lo que les dijo; sólo recuerdo que les inculcó fuertemente, no sólo su salvación, sino que tuvieran muy en el corazón la salvación de sus pueblos, sin miedo de exponer incluso la vida con tal de obtenerla.

Después de eso me he retirado dentro de mí misma y me he encontrado junto con Jesús, y quería que yo Le dijese algo, pero yo me veía ser tan mala y confusa, que no me atrevía a decirle nada; pero viendo que yo no Le decía nada, El mismo ha vuelto a hablar de los santos Magos, diciéndome:
“Con haberme comunicado a los Magos de tres maneras, obtuve tres efectos para ellos, pues nunca Me comunico a las almas inútilmente, sino que siempre reciben algún provecho.

Por tanto, comunicándome con el amor obtuvieron el desapego de sí mismos, con la belleza obtuvieron el desprecio de las cosas terrenas, y con la potencia sus corazones quedaron completamente vinculados a Mí y obtuvieron el valor para dar la sangre y la vida por Mí”.

Luego ha añadido:

“¿Y tú, qué quieres? Dime, ¿Me quieres? ¿Cómo quisieras amarme?”.

No sabiendo qué decir, aumentando mi confusión, he dicho:

“Señor, no quisiera nada más que a Tí, y si me preguntas si Te quiero, no tengo palabras para sabértelo manifestar; tan sólo sé decir que siento esta pasión, de querer que nadie pudiera superarme en amarte, de ser yo la primera en amarte más que nadie y que nadie Te amara más que yo; pero eso aún no me satisface, para sentirme contenta Te quisiera amar con tu mismo Amor y así poderte amar como Tú Te amas a Tí mismo. Ah, sí, sólo entonces cesarían mis temores de no amarte”. 

Y Jesús, contento, se puede decir, de mis disparates, me ha abrazado, estrechándome tanto a Él, que me veía dentro y fuera trasformada en Él, y me ha comunicado parte de su Amor. Después de lo cual he vuelto en mí misma y me parecía que en la medida del amor que se me da, tanto poseo a mi Bien; y si poco Lo amo, poco Lo poseo.

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Foros de la Virgen María MENSAJES Y VISIONES San Juan Bosco

Sueños de San Juan Bosco: los Mártires de Turin, 1845

Un sueño había de ilustrar la mente de San Juan Bosco sobre el fin glorioso de los esclarecidos mártires de Turín, Adventor, Octavio y Solutor, cuyo martirio había tenido como escenario, según lo indicara la Señora de sus pensamientos, el mismo lugar en que sus obras comenzaban a incrementarse prodigiosamente…

He aquí lo que nos dice Lemoyne, que recogió el relato de labios del Santo:

Le pareció encontrarse en el extremo septentrional del Rondó o Círculo Valdocco y dirigiendo la mirada hacia el Dora, entre los esbeltos árboles que en aquel tiempo adornaban, perfectamente alineados, la avenida hoy denominada Regina Margherita, vio hacia la parte baja, a una distancia de unos setenta metros de la contigua calle Cottolengo, en un campo sembrado de patatas, maíz, fréjoles y repollos, a tres bellísimos jóvenes resplandecientes de luz.

Estaban a pie firme en el mismo espacio que le había sido indicado en el sueño precedente, como teatro de su glorioso martirio. Los tres le invitaron a bajar y a unirse a ellos. San Juan Bosco se apresuró a hacerlo, y cuando, estuvo en su compañía le condujeron amablemente hasta el extremo del lugar en el que ahora se eleva la majestuosa iglesia de María Auxiliadora.

El Santo, después de recorrer un breve espacio, yendo de maravilla en maravilla, se encontró en presencia de una Matrona magníficamente ataviada y de una indecible hermosura, de extraordinario esplendor y majestad, junto a la cual se veía un venerable senado de ancianos con aspecto de príncipes. A Ella como a Reina formábanle cortejo innumerables personajes de una belleza y de una gracia deslumbradoras.

La Matrona, que había aparecido en el lugar que hoy ocupa el altar mayor de la iglesia grande, invitó a San Juan Bosco a que se le acercara. Cuando lo tuvo junto a sí, le manifestó que aquellos tres jóvenes que le habían conducido a su presencia, eran los Mártires Solutor, Adventor y Octavio, y con esto parecía quererle indicar que ellos serían los patronos especiales de aquel lugar.

Después, con una encantadora sonrisa y con afectuosas palabras lo animó a que no abandonara a sus jóvenes y a proseguir cada vez con mayor entusiasmo la obra emprendida; le anunció que encontraría obstáculos al parecer insuperables, pero que todos serían vencidos y allanados si ponía su confianza en la Madre de Dios y en su Divino Hijo.

Finalmente le mostró a poca distancia una casa, que realmente existía y que después supo ser propiedad de un tal señor Pinardi, y una pequeña iglesia en el sitio preciso en el que ahora se encuentra la de San Francisco de Sales con los edificios anexos.

Levantando la diestra, la Señora exclamó con voz inefablemente armoniosa: «HAEC EST DOMUS MEA: INDE GLORIA MEA». Al oír estas palabras, San Juan Bosco se sintió tan emocionado que se estremeció y entonces la figura de la Virgen, que tal era aquella Señora y toda aquella visión desapareció como la niebla en presencia del sol.

Él, entre tanto, confiado en la bondad y en la misericordia divina, renovó a los pies de la Santísima Virgen la consagración de sí mismo a la obra a la cual había sido llamado.

A la mañana siguiente, muy contento por el sueño que había tenido la noche anterior, Don Bosco se apresuró a visitar la casa que la Virgen le había indicado. Al salir de su habitación dijo al teólogo Borel: —Voy a ver una casa a propósito para nuestro Oratorio.

Pero, cual no sería su sorpresa cuando, al llegar al lugar indicado, en vez de encontrar una casa con una iglesia, halló una morada de gente de mala vida. Al regresar al Refugio y habiendo sido interrogado por el mismo teólogo, sin más explicación, le dijo que la casa sobre la cual había fundado sus proyectos, no le servía para el fin propuesto. En otro sueño recibió de la Virgen la explicación, y el sitio le sirvió.

 

 

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Foros de la Virgen María MENSAJES Y VISIONES San Juan Bosco

Sueños de San Juan Bosco: el Emparrado, 1847

En 1864, una noche, después de las oraciones, Don Bosco reunía en su habitación para darles una conferencia, según era su costumbre, a los jóvenes que integraban la Congregación, entre los cuales se hallaban Don Victorio Alasonatti, [Beato] Miguel Rúa, Don Juan Cagliero, Don Celestino Durando, Don José Lazzero y Don Julio Barberis. Después de haberles hablado del desapego de las cosas del mundo y de la familia, para seguir el ejemplo de Jesucristo, les contó un sueño que había tenido diecisiete años atrás. He aquí sus palabras:

«Les he contado ya muchas cosas en forma de sueño de las que podíamos deducir lo mucho que la Santísima Virgen nos ama y nos ayuda; mas, ya que estamos reunidos aquí nosotros solos, para que cada uno de los presentes tenga la seguridad de que es la Santísima Virgen la que quiere nuestra Congregación y a fin de que nos animemos cada vez más á trabajar para la mayor gloria de Dios, os contaré, no ya un sueño, sino lo que la misma Madre de Dios me hizo ver. Ella quiere que pongamos en su bondad toda nuestra confianza. Yo os hablo como un padre a sus queridos hijos, pero deseo que guardéis absoluta reserva sobre cuanto os voy a decir y que nada comuniquéis de esto a los jóvenes del Oratorio o a las personas de fuera, para no dar motivos a malas interpretaciones por parte de los malintencionados.

Un día del año 1847, después de haber meditado yo mucho sobre la manera de hacer el bien, especialmente en provecho de la juventud, se me apareció la Reina de los Cielos y me condujo a un jardín delicioso. En él había un rústico pero al mismo tiempo bellísimo y amplio pórtico construido en forma de vestíbulo. Plantas trepadoras adornaban y cubrían las pilastras, y sus grandes ramas, exuberantes de hojas y de flores, superponiéndose las unas a las otras, se entrelazaban al mismo tiempo, formando un gracioso toldo. Este pórtico daba a un bello sendero, a lo largo del cual se extendía un hermosísimo emparrado, flanqueado y cubierto de maravillosos rosales en plenafloración. También el suelo estaba cubierto de rosas.

La Santísima Virgen me dijo:
—Avanza bajo ese emparrado; ese es el camino que
debes recorrer
.
Me descalcé para no ajar aquellas flores. Me sentí satisfecho de haberme descalzado, pues hubiera sentido tener que pisar unas rosas tan hermosas. Y sin más, comencé a caminar; pero pronto me di cuenta de que aquellas rosas ocultaban punzantes espinas; de forma que mis pies comenzaron a sangrar. Por tanto, después de haber dado algunos pasos, me vi obligado a detenerme y seguidamente a volver atrás.

—Aquí es necesario llevar el calzado puesto, —dije ami guía.
—¡Cierto! —me respondió— Se necesita un buen calzado.

Me calcé, pues, y volví a emprender el camino con algunos compañeros, los cuales habían aparecido en aquel momento, pidiéndome que les permitiera acompañarme. Accedí y siguieron detrás de mí bajo el emparrado, que era de una hermosura indecible; pero, conforme avanzaba, me parecía más estrecho y más bajo.

Muchas ramas descendían de lo alto y subían como festones; otras avanzaban erectas hacia el sendero. De los troncos de los rosales salían algunas ramas acá y acullá horizontalmente; otras formaban un tupido seto, invadiendo gran parte del camino; otras crecían en distintas direcciones a poca altura del suelo. Todas, sin embargo, estaban cuajadas de rosas; yo no veía más que rosas a los lados, rosas encima de mí, rosas delante de mis pasos.

Mientras tanto sentía agudos dolores en los pies y hacía algunas contorsiones con el cuerpo al tocar las rosas de una y otra parte, comprobando que entre ellas se escondían espinas aún más agudas.

Con todo, proseguí adelante. Mis piernas se enredaban en las ramas tendidas por el suelo produciéndome dolorosas heridas; al intentar apartar una rama atravesada en el camino o al agacharme para pasar por debajo de alguna otra, sentía las punzadas de las espinas, no sólo en las manos, sino en todos mis miembros.

Las rosas que veía por encima de mí, también ocultaban una gran cantidad de espinas que se me clavaban en la cabeza. A pesar de ello, animado por la Santísima Virgen proseguí mi camino. De cuando en cuando experimentaba punzadas aún más intensas y penetrantes que me producían un dolor agudísimo.

Entretanto, todos aquellos, y eran muchísimos, que meveían caminar bajo aquel emparrado, decían:
¡Oh! Vean cómo [San] Juan Bosco camina siempre entre rosas; él sigue adelante sin dificultades; todo le sale bien.

Pero los tales no veían las espinas que desgarraban mis miembros. Muchos clérigos, sacerdotes y seglares, por mí invitados, comenzaron a seguirme con premura, atraídos por la belleza de aquellas flores; pero cuando se dieron cuenta de que era necesario caminar sobre punzantes espinas y que éstas brotaban por todas partes, comenzaron a decir a voz en grito:
¡Nos han engañado!
El que quiera caminar sin dificultad alguna sobre las rosas — les decía yo— que se vuelva atrás; los demás que me sigan.


No pocos volvieron atrás. Después de haber recorrido un buen trecho de camino, me volví para observar a mis compañeros. Pero ¡cuál no sería mi dolor!, al ver que Una gran parte de ellos había desaparecido y otra parte, volviéndome las espaldas, se alejaba de mi. Inmediatamente volví atrás para llamarlos, pero todo fue inútil, pues ni siquiera me escuchaban. Entonces comencé a llorar desconsoladamente y a querellarme diciendo:

—¿Es posible que tenga que recorrer yo solo este camino tan difícil?
Pero pronto me sentí consolado. Vi avanzar hacia mí un numeroso grupo de sacerdotes, de clérigos y de personas seglares, los cuales me dijeron:
—Aquí nos tienes; somos todos tuyos y estamos dispuestos a seguirte.


Poniéndome entonces al frente de ellos reemprendí el camino. Solamente algunos se desanimaron, deteniéndose, pero la mayoría llegó conmigo a la meta.

Después de haber recorrido el emparrado en toda su longitud, me encontré en un nuevo y amenísimo jardín, rodeado de todos mis seguidores. Todos estaban macilentos, desgreñados, cubiertos de sangre. Entonces se levantó una suave brisa y al conjuro de la misma todos sanaron. Sopló nuevamente otro vientecillo y, como por ensalmo, me encontré rodeado de un inmenso número de jóvenes y de clérigos, de coadjutores y de sacerdotes, que comenzaron a trabajar conmigo guiando a aquella juventud. A algunos no los conocía, otras fisonomías, en cambio, me eran familiares.

Entretanto, habiendo llegado a un paraje elevado del jardín, me encontré con un edificio colosal, sorprendente por su magnificencia artística, y al cruzar el umbral penetré en una espaciosa sala tan rica, que ningún palacio del mundo podría contener otra igual. Estaba completamente adornada con rosas fragantísimas y sin espinas, de las que emanaba un suavísimo olor. Entonces, la Santísima Virgen, que había sido mi guía, me pregunt
ó:

—¿Sabes qué es lo que significa lo que estás viendo ahora y lo que has observado antes?
No —respondí—, os ruego que me lo expliquéis.

Entonces Ella dijo:
Has de saber que el camino por ti recorrido entre rosas y espinas significa el cuidado con que has de atender a la juventud; debes caminar con el calzado de la mortificación. Las espinas que estaban a flor de tierra representan los afectos sensibles, las simpatías o antipatías humanas que apartan al educador de su verdadero fin, que lo hieren o lo detienen en su misión, que le impiden avanzar y cosechar coronas para la vida eterna. Las rosas son símbolo de la caridad ardiente que debe ser tu distintivo y el de todos tus seguidores. Las otras espinas son los obstáculos, los sufrimientos, los disgustos que tendréis que soportar. Pero, no te desanimes. Con la caridad y con la mortificación superaras todas las dificultades y llegaras a las rosas sin espinas.


Apenas la Madre de Dios hubo terminado de hablar, volví en mí y me encontré en mi habitación».

Notable es la circunstancia y muy digna de señalar, de que San Juan Bosco no habla aquí de un simple sueño, sino de una verdadera y auténtica visión. Al comenzar a expresarse, el siervo de Dios dice categóricamente: «…A fin de que nos animemos a trabajar cada vez más a la mayor gloria de Dios, ¡es contaré, no ya un sueño, sino lo que la misma Madre de Dios me hizo ver».

Terminando su relato con las siguientes palabras: «Apenas la Madre de Dios hubo terminado de hablar, volví en mí y me encontré en mi habitación». Tanto una como otra expresión ponen de manifiesto que aquí se trata de una verdadera visión.

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Sueños de San Juan Bosco: el Ataque de la Bestia, 1863

Don Bosco sueña con el ataque de un elefante a los alumnos, y aparece la Virgen gritando «venid a mi» y muchos jóvenes iban al amparo de aquel manto, que se extendía cada vez más y más. Los primeros en acudir a tal refugio fueron los jóvenes más buenos.
 
 Y luego dice: «Vosotros que habéis escuchado mi voz y han escapado de los estragos del demonio, han visto y podido observar a sus compañeros pervertidos…»

No habiendo podido dar [San] Juan Don Bosco el aguinaldo el ultimo día del año a todos ¡os alumnos, por no encontrarse en casa, al regresar de Borgo Cornalese, el día cuatro de enero, que era domingo, les prometió que se lo daría en la noche de la fiesta de la Epifanía.

Era, pues, el 6 de enero de 1863 y todos los jóvenes, artesanos y estudiantes, reunidos en el mismo lugar, esperaban con ansiedad el suspirado aguinaldo.

Rezadas las oraciones, el buen padre subió a su tribuna y comenzó a decir así:

«Esta es la noche del aguinaldo. Todos los años cuando se aproximan las fiestas de Navidad suelo dirigir al Señor oraciones especiales, para que me inspire algún aguinaldo, que pueda servir para vuestro bien espiritual.

Pero este año he redoblado mis súplicas, puesto que el número de los jóvenes que me escuchan es mucho mayor. Pasó, sin embargo, el último día del año, llegó el jueves, el viernes y… nada de nuevo. En la noche del viernes fui a acostarme, cansado de las fatigas del día, pero no pude pegar un ojo en toda ella, de forma que por la mañana me encontraba medio muerto de cansancio. No perdí la serenidad por eso, antes bien, me alegré, pues sabía que cuando el Señor me va a manifestar algo, suelo pasar muy mal la noche precedente.

Continué mis ocupaciones en Borgo Cornalese y en la noche del sábado llegué entre vosotros. Después de confesar me fui a dormir, y debido al cansancio motivado por las pláticas y por las confesiones de Borgo y por lo poquísimo que había descansado las noches precedentes, me quedé dormido. Y aquí comienza el sueño que me ha de servir para daros el aguinaldo.

***************************************************************

Mis queridos jóvenes: Soñé que era día festivo, la hora del recreo después del almuerzo y que se divertían de mil maneras. Me pareció encontrarme en mi habitación con el caballero Vallauri, profesor de bellas letras. Habíamos hablado de algunos temas literarios y de otras cosas relacionadas con la religión; de pronto oigo a la puerta el tac-tac de alguien que llama.

Corro a abrir; era mi madre, muerta hacía seis años, que me dice asustada:
—Ven a ver, ven a ver.
—¿Qué hay?, —le pregunté—.

Sin más me condujo al balcón y he aquí que veo en el patio en medio de los jóvenes un elefante de colosal tamaño.

—Pero ¿cómo puede ser eso?, —exclamé—. ¡Vamos, vamos!

Y lleno de pavor miraba al caballero Vallauri y éste a mí como si nos preguntásemos la causa de la presencia de aquella bestia descomunal en medio de los muchachos. Sin pérdida de tiempo bajamos los tres al patio.

Muchos de Vosotros, como es natural, se habían acercado a ver al elefante. Este parecía de índole dócil; se divertía correteando con los jóvenes; los acariciaba con la trompa; era tan inteligente, que obedecía los mandatos de sus pequeños amigos como si hubiera sido amaestrado y domesticado en el Oratorio desde sus primeros años, de forma que numerosos jóvenes le acariciaban con toda confianza y le seguían por doquier. Mas no todos estaban alrededor de aquella bestia. Pronto vi que la mayor parte huían asustados de una parte a otra buscando un lugar de refugio, y que al fin entraban en la iglesia.

Yo también intenté penetrar en ella por la puerta que comunica con el patio, pero al pasar junto a la estatua de la Virgen, colocada cerca de la bomba, toqué la extremidad del manto de Nuestra Señora como para invocar su patrocinio, y entonces Ella levantó el brazo derecho. Vallauri quiso imitarme haciendo lo mismo por la otra parte y la Virgen levantó el brazo izquierdo.

Yo estaba sorprendido sin saber explicarme un hecho tan extraño.

Llegó entretanto la hora de las funciones sagradas y Vosotros se dirigieron todos a la iglesia. También yo entré en ella y vi al elefante de pie al fondo del templo cerca de la puerta.

Se cantaron las Vísperas y después de la plática me dirigí al altar acompañado de Don Alasonatti y de Don Savio para dar la bendición con el Santísimo Sacramento. Pero en el momento solemne en el que todos estaban profundamente inclinados para adorar al Santo de los Santos, vi, siempre al fondo de la iglesia en el centro del pasillo, entre las dos hileras de los bancos, al elefante arrodillado e inclinado, pero en sentido inverso, esto es, con la trompa y los colmillos vueltos en dirección a la puerta principal.

Terminada la función, quise salir inmediatamente al patio para ver lo que sucedía; pero como tuve que atender en la sacristía a alguien que me quería comunicar una noticia, hube de detenerme un poco.

Mas he aquí que poco después me encuentro bajo los pórticos mientras ustedes reanudaban en el patio sus juegos. El elefante, al salir de la iglesia, se dirigió al segundo patio, alrededor del cual están los edificios en obra. Tengan presente esta circunstancia, pues en aquel patio tuvo lugar la escena desagradable que voy a contarles seguidamente.

De pronto vi aparecer allá al final del patio un estandarte en el que se veía escrito, con caracteres cubitales: Sancta María, succurre míseris. Los jóvenes formaban detrás procesionalmente. Cuando de repente y sin que nadie lo esperara, vi al elefante que al principio parecía tan manso, arrojarse contra los circunstantes dando furiosos mugidos y cogiendo con la trompa a los que estaban más próximos a él, los levantaba en alto, los arrojaba al suelo, pisoteándolos y haciendo un estrago horrible. Mas a pesar de ello, los que habían sido maltratados de esa manera no morían, sino que quedaban en estado de poder sanar de las heridas espantosas que les produjeran las acometidas de la bestia.

La dispersión entonces fue general: unos gritaban; otros lloraban; otros, al verse heridos pedían auxilio a los compañeros, mientras, cosa verdaderamente incalificable, algunos jóvenes a los que la bestia no había hecho daño alguno, en lugar de ayudar y socorrer a los heridos, hacían un pacto con el elefante para proporcionarle nuevas víctimas.

Mientras sucedían estas cosas (yo me encontraba en el segundo arco del pórtico junto a la bomba), aquella estatuita que ven allá ([San] Juan Don Bosco indicaba la estatua de la Santísima Virgen) se animó y aumentó de tamaño; se convirtió en una persona de elevada estatura, levantó los brazos y abrió el manto, en el cual se veían bordadas, con exquisito arte, numerosas inscripciones. El manto alcanzó tales proporciones que llegó a cubrir a todos los que acudían a guarnecerse debajo de él: allí todos se encontraban seguros. Los primeros en acudir a tal refugio fueron los jóvenes más buenos, que formaban un grupo escogido, pero al ver la Santísima Virgen que muchos no se apresuraban a acudir a Ella, les gritaba en alta voz:
—Venite ad me omnes!

Y he aquí que la muchedumbre de los jóvenes seguía afluyendo al amparo de aquel manto, que se extendía cada vez más y más.

Algunos, en cambio, en vez de acogerse a él, corrían de una parte otra, resultando heridos antes de ponerse en seguro. La Santísima Virgen, angustiada, con el rostro encendido, continuaba gritando, pero cada vez eran más raros los que acudían a Ella.

El elefante proseguía causando estragos, y algunos jóvenes, manejando una y dos espadas, situándose en una y otra parte, dificultaban a los compañeros que se encontraban en el patio, amenazándolos o impidiéndoles que acudiesen a María. A los de las espadas el elefante no les molestaba lo más mínimo.

Algunos de los muchachos que se habían refugiado cerca de la Virgen animados por Ella comenzaron a hacer frecuentes correrías; y en sus salidas conseguían arrebatar al elefante alguna presa, y trasportaban al herido bajo el manto de la estatua misteriosa, quedando los tales inmediatamente sanos. Después, los emisarios de María volvían a emprender nuevas conquistas. Varios de ellos, armados con palos, alejaban a la bestia de sus víctimas, manteniendo a raya a los cómplices de la misma. Y no cesaron en su empeño aun a costa de la propia vida, consiguiendo poner a salvo a casi todos.

El patio aparecía ya desierto. Algunos muchachos estaban tendidos en el suelo, casi muertos. Hacia una parte, junto a los pórticos, se veía una multitud de jóvenes bajo el manto de la Virgen. En otra, a cierta distancia, estaba el elefante con diez o doce muchachos que le habían ayudado en su labor destructora, esgrimiendo aún insolentemente en tono amenazador sus espadas. Cuando he aquí que el animal, irguiéndose sobre las patas posteriores, se convirtió en un horrible fantasma de largos cuernos; y tomando un amplio manto negro o una red, envolvió en ella a aquellos miserables que le habían ayudado, dando al mismo tiempo un tremendo rugido. Seguidamente los envolvió a todos en una espesa humareda y abriéndose la tierra bajo sus pies desaparecieron con el monstruo.

Al finalizar esta horrible escena miré a mi alrededor para decir algo a mi madre y al caballero Vallauri, pero no los vi.

Me volví entonces a María, deseoso de leer las inscripciones bordadas en su manto, y vi que algunas estaban tomadas literalmente de las Sagradas Escrituras, y otras un poco modificadas. Leí estas entre otras muchas:

Qui elucidant me, vitam aetemam habebunt: qui me invenerit, inveniet vitam; si quis est parvulus veniat ad me; refugium peccatorum; salus credentium; plena omnis pietatis, mansetúdinis et misericordiae. Beati qui custodiunt vias meas.

Tras la desaparición del elefante todo quedó tranquilo. La Virgen parecía como cansada por su mucho gritar. Después de un breve silencio dirigió a los jóvenes la palabra, diciéndoles bellas frases de consuelo y de esperanza; repitiendo la misma sentencia que ven bajo aquel nicho, mandadas escribir por mí: Qui elucidant me, vitam aetemam habebunt. Después dijo:

—Vosotros que habéis escuchado mi voz y han escapado de los estragos del demonio, han visto y podido observar a sus compañeros pervertidos.

¿Quieren saber cuál fue la causa de su perdición? Sunt colloquia prava: las malas conversaciones contra la pureza, las malas acciones a que se entregaron después de las conversaciones inconvenientes. Vieron también a sus compañeros armados de espadas: son los que procuran su ruina alejándolos de Mí; los que fueron la causa de la perdición de muchos de sus condiscípulos. Pero quos diutius expectat durius damnat. Aquellos a los cuales espera Dios durante más largo tiempo, son después más severamente castigados; y aquel demonio infernal, después de envolverlos en sus redes, los llevó consigo a la perdición eterna. Ahora ustedes, márchense tranquilos, pero no olviden mis palabras: Huyan de los compañeros que son amigos de Satanás; eviten las conversaciones malas, especialmente contra la pureza; pongan en Mí una ilimitada confianza, y mi manto les servirá siempre de refugio seguro.

Dichas estas y otras palabras semejantes, se esfumó y nada quedó en el lugar que antes ocupara, a excepción de nuestra querida estatuita.

Entonces vi aparecer nuevamente a mi difunta madre; otra vez se alzó el estandarte con la inscripción: Sancta María, succurre míseris. Todos los jóvenes se colocaron en orden detrás de él y así procesionalmente dispuestos, entonaron la loa: Alaba a María ¡oh, lengua fiel!

Pero pronto el canto comenzó a decaer; después desapareció todo aquel espectáculo y yo me desperté completamente bañado en sudor. Esto es cuanto soñé.

***************************************************************

«¡Oh hijos míos! Deduzcan ustedes mismos el aguinaldo: los que estaban bajo el manto, los que fueron arrojados por los aires, los que manejaban la espada se darán cuenta de su situación si examinan sus conciencias. Yo solamente les repetiré las palabras de la Santísima Virgen: Venite ad me, omnes, recurrid todos a Ella; en toda suerte de peligros invoquen a María, y les aseguro que serán escuchados. Por lo demás, los que fueron tan cruelmente maltratados por la bestia, hagan el propósito de huir de las malas conversaciones, de los malos compañeros; y los que pretendían alejar a los demás de María, que cambien de vida o que abandonen esta casa. Quien desee saber el lugar que ocupaba en el sueño, que venga a verme a mi habitación y yo se lo diré. Pero lo repito: los ministros de Satanás, que cambien de vida o que se marchen. ¡Buenas noches!»

Estas palabras fueron pronunciadas por [San] Juan Don Bosco con tal unción y con tal emoción, que los jóvenes, pensando en el sueño, no le dejaron en paz durante más de una semana. Por las mañanas las confesiones fueron numerosísimas y después del desayuno un buen número se entrevistó con el siervo de Dios, para preguntarle qué lugar ocupaba en el sueño misterioso.

Que no se trataba de un sueño, sino más bien de una visión, lo había afirmado indirectamente [San] Juan Don Bosco mismo, al decir: «Cuando el Señor quiere manifestarme algo, paso…, etc…. Suelo elevar a Dios especiales plegarias, para que me ilumine…»

Y después, al prohibir que se bromease sobre el tema de esta narración.

Pero aún hay más.

En esta ocasión el mismo siervo de Dios escribió en un papel los nombres de los alumnos que en el sueño había visto heridos, de los que manejaban la espada y de los que esgrimían dos; y enseñó la lista a Don Celestino Durando, encargándole de vigilarlos. Don Durando nos proporcionó dicha lista, que tenemos ante la vista, los heridos son 13, a saber: los que probablemente no se refugiaron bajo el manto de la Virgen; los que manejaban una espada eran 17; los que esgrimían dos, se reducían a tres. Una nota al lado de un nombre indica un cambio de conducta. Hemos de observar también que el sueño, como veremos más adelante, no se refería solamente al tiempo presente, sino también al futuro.

Sobre la realidad del sueño, los mismos jóvenes fueron los mejores testigos. Uno de ellos decía: «No creía que [San] Juan Don Bosco me conociese tan bien; me ha manifestado el estado de mi alma, y las tentaciones a que estoy sometido, con tal precisión, que nada podría añadir».

A otros dos jóvenes, a los cuales [San] Juan Don Bosco aseguraba haberlos visto con la espada, se les oyó exclamar: «¡Ah, sí, es cierto; hace tiempo que nos hemos dado cuenta de ello; lo sabíamos!» Y cambiaron de conducta.

Un día, después del desayuno, hablaba de su sueño y tras haber manifestado que algunos jóvenes se habían marchado y otros tendrían que hacerlo, para alejar las espadas de la casa, comenzó a comentar la astucia de los tales, como él la llamaba; y a propósito de ello refirió el siguiente hecho:

Un joven escribió hace poco tiempo a su casa endosando a las personas más dignas del Oratorio, como superiores y sacerdotes, graves calumnias e insultos. Temiendo que [San] Juan Don Bosco pudiese leer aquella carta, estudió y encontró la manera de que llegase a manos de sus parientes sin que nadie lo pudiese impedir. Después del desayuno lo llamé; se presentó en mi habitación y tras de hacerle recapacitar sobre su falta, le pregunté el motivo que le había inducido a escribir tantas mentiras. El negó descaradamente el hecho; yo le dejé hablar, después, comenzando por la primera palabra, le repetí toda la carta.

Confundido y asustado, se arrojó llorando a mis pies, diciendo:
—Entonces ¿mi carta no ha salido?
—Sí, —le respondí—; a esta hora está en tu casa; debes pensar en la reparación.

Algunos preguntaron al [Santo] cómo lo había sabido; pero [San] Juan Don Bosco respondió sonriendo con una evasiva.

He aquí lo que nos dicen las Memorias Biográficas sobre uno de los personajes que intervienen en este sueño: el caballero Vallauri:

Otro personaje celoso, defensor de los propios méritos, incapaz de admitir opiniones contrarias a las suyas, era el célebre Tomás Vallauri, doctor en Bellas letras. Pariente del difunto médico Vallauri, había conocido en el domicilio de este a [San] Juan Don Bosco.

El profesor había hecho públicas algunas ideas propias, algún juicio, sobre los autores latino-cristianos, injuriándoles al asegurar que, siendo la finalidad de los mismos la enseñanza y defensa de la religión, habían descuidado e incluso adulterado la lengua. Este artículo cayó en manos de [San] Juan Don Bosco, el cual estudió la manera de rectificar el criterio de su autor. La ocasión no se hizo esperar, habiendo venido el profesor Vallauri a visitarle, el [Santo] comenzó a hablarle en estos términos:

—Me satisface grandemente el haber llegado a conocer un escritor, cuyo nombre es famoso ya en toda Europa y que honra tanto a la Iglesia con sus obras.

Vallauri, observando la mirada bonachona de [San] Juan Don Bosco, le interrumpió diciéndole:
—¿Quiere acaso darme un zurriagazo?
—Mire, señor profesor -—continuó [San] Juan Don Bosco-—, basándome en su criterio, quiero manifestarle simplemente mi pensamiento: Vos sostenéis que ¡os autores latino-cristianos no escribieron con elegancia sus obras; mientras que a San Jerónimo se le compara por su modo de escribir con Tito Livio, a Lactancio con Cicerón y a otros con Salustio y con Tácito. [San] Juan Don Bosco no añadió más: Vallauri reflexionó un poco y después añadió:
—[San] Juan Don Bosco, tiene razón; dígame qué es lo que debo corregir; obedeceré ciegamente. Es la primera vez que someto mi juicio al de otro.
Y desde aquel día solía repetir al hablar de [San] Juan Don Bosco:
—¡Estos son los sacerdotes que me agradan! ¡Gente sincera!

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Foros de la Virgen María MENSAJES Y VISIONES Nuestra Señora reina de la Paz: Irlanda a Cristina Gallagher

¿Donde estan los Pastores? Mensajes a Christina Gallagher

Este es un serio llamado de Jesús a Sus pastores el 23 de abril de 1991 para que cumplan con sus responsabilidades:

«Mis hijos sacerdotes, Mi Sagrado Corazón se desangra por la falta de amor y por su falta de valor para predicar Mis verdaderas enseñanzas. Les prevengo Hijos Míos, si no cumplen con Mi trabajo en la tierra y proclaman Mi Palabra en verdad a Mi pueblo, Uds. forzarán mi mano a traer sobre Uds. la justicia. Les digo esto debido a que Mi Sagrado Corazón arde por amor a Uds. Deseo que mi pueblo conozca Mi Palabra.
Pueblo Mío, orad! Orad por la sabiduría. Yo soy Jesús, soy el Verbo; soy la Sabiduría y la Verdad; Soy la Vida Eterna para Uds.»

En un fuerte mensaje de Nuestra Señora a Christina, le dijo:
«Hija Mía, hay muchos de Mis hijos e hijas en la vida religiosa, que sirven en el nombre de Dios, pero el verdadero Espíritu de Dios no está en ellos. Solamente sirven a Dios en farsa; ver esto hiere Mi Corazón. El poder de la tinieblas ensombrece Mi Iglesia y al mundo. Hay muchos que se han convertido en esclavos de la oscuridad a través del dinero y el placer mundano. Amo a todos Mis hijos. Muchos de ellos hieren mi corazón; Mi amor es eterno en el Espíritu de Dios.
Hijos Míos, la purificación vendrá. Aquellos que han servido a Dios en su Luz no deben temer. Aquellos de mis hijos que se perderán para la eternidad me causan un gran dolor. Las heridas de Mi Hijo sangran profusamente. Mis hijos, oren y hagan más sacrificios al Corazón de Mi Hijo. Consuelen con su amor a Mi Hijo. Muchos de Mis hijos se han hecho uno con la oscuridad…»

En 1994, al hablar con Christina, Jesús hizo una especial referencia a la necesidad de orar por los sacerdotes.
«Oren por los ungidos de Mi Padre. Será sólo por Mi misericordia que caminarán y bailarán con la muerte eterna. Son tan pocos los que Me conocen. Mi nombre es como el de un desconocido. Muchos están durmiendo en la muerte eterna. Les urjo que permanezcan despiertos en Mí. Amenme con Mi amor para que se despierten»

En un extraordinario mensaje de urgencia y dolor Jesús volvió a lamentarse con Christina en otra ocasión:
«Aquellos que perforan Mi corazón más profundamente esta noche son Mis Pastores. Muchos de ellos viven vidas que están ya perdidas, viven en la oscuridad. Están felices con su camino al infierno y no aceptan que dicho lugar exista»

Otra vez, al mostrarle a Christina el Corazón herido de Nuestra Señora y a un gran número de sacerdotes y religiosos, Jesús dijo:
«Querida hija, mira! Sostén el dolor del Corazón de Mi Madre. Mira con tus ojos a Mis ungidos. Mira la gran multitud de Mis religiosos ungidos que constantemente afligen Mi Corazón. Ellos sirven al mundo pero no a Mí. Mira lo que se ganan! Los frutos de la carne y del mundo; los conducen al pecado y los ciega y muchos sólo tienen la sabiduría mundana. Sus corazones están cerrados a la Verdad. Continuaré atrayéndolos a Mi misericordia al exponerlos a su falsedad y engaños»

Luego Jesús prosiguió indicándole la reacción amarga de aquellos sacerdotes que son fieles ocasionada por los que le niegan.
«Aquellos de Mis ungidos que soportan la Verdad en su corazón y proclaman Mi Palabra verdaderamente serán despreciados como leprosos, pero aquel que Me sirva y viva la Verdad vivirá en la luz y ganará la Vida Eterna, no la del mundo, sino la verdadera Sabiduría de la Luz»

En una ocasión cuando Christina estaba suplicándole a Nuestra Señora que le retirara a un sacerdote en especial una tarea particularmente azarosa, Ella le contestó
«Soy una verdadera Madre y sé lo que es mejor para mis hijos»

Ella le había dicho anteriormente a Christina que los sufrimientos de ese sacerdote eran para su propia purificación y para la de otros.

 

CEGUERA ESPIRITUAL

En Su mensaje del 5 de septiembre de 1993, Nuestra Señora dijo:
«Uds. piensan que son sabios y eruditos. No lo son, son tontos y ciegos. Lean la Palabra de su Señor Dios. Con Su Sangre, Uds. fueron redimidos. Hijos Míos, suplico con Uds., despierten antes de que sea muy tarde. El Angel de la Pascua está próximo. Deseo que sean sabios y eruditos en la Luz de Dios. Tomen su armadura, vístanla sin temor.
Soy su Madre y Yo comando la batalla. Porque Dios me eligió para traerles a su Redentor a través del fruto de mi seno, una vez más Lo traigo a Uds. en Su Gloria, como Rey, porque Yo soy la Creación de Dios y comparto Su Gloria y Victoria por la redención de la raza humana. En esa Gloria Mi Inmaculado Corazón triunfará»

Con la creciente erosión de la fe en el mundo especialmente a través de la constante promoción de los valores seculares y materiales a través de los medios de comunicación, una lucha más fuerte que nunca es necesaria que realicen los sacerdotes para mantener los valores espirituales. Para sostener esta lucha, la fe de los propios sacerdotes necesita ser más firme que nunca -fe en los poderes mismos que les fueron conferidos durante su ordenación. El poder de los sacerdotes es el poder mismo de Cristo proveniente de la autoridad misma de Cristo y transferidos por la comisión de Cristo. Tristemente, hoy día muchos sacerdotes han perdido su fe en la bases de su autoridad.

Ellos, como se lamenta Jesús, en un mensaje a Christina:
«adolecen del valor para hablar en favor de Mis verdaderas enseñanzas» Jesús se lamentó con Christina que Sus sacerdotes ya no se refieren a los Siete Pecados Capitales.
«Te encomiendo que prediques la palabra, que permanezcan con esta encomienda ya sea conveniente o inconveniente -corrigiendo, reprobando, apelando- constantemente enseñando y nunca perdiendo la paciencia. Porque vendrá el tiempo cuando la gente no tolere la justa doctrina, pero, siguiendo sus propios deseos, se harán rodear de maestros que agraden a sus oídos. Dejarán de escuchar la verdad y irán hacia las falsedades. (2 Tim 4: 1-4)»

 

LA PALABRA DE JESUS CUMPLIDA

Jesús le dijo a Christina que los sacerdotes vendrán a ella a la Casa de Oración «de todas partes del mundo» y esto es lo que actualmente está sucediendo. En un día en particular, los sacerdotes hospedados en la Casa de Nuestra Señora provenían no sólo de Irlanda, sino de Inglaterra, Escocia, Africa del Sur, Estados Unidos e Islandia. Un seminarista español estudiando en Irlanda estuvo presente también en esta ocasión. Los sacerdotes pueden quedarse tan brevemente como un día o pueden hacer su retiro anual.

Christina describe como «le es dado» en ocasiones por Dios un completo conocimiento de la vida interior de un sacerdote desde el momento en que pone su pie en la Casa de Oración y en verdad sufre frecuentemente -precisamente por él y sus problemas- de una nueva forma cuando un sacerdote en particular llega. Así mismo, tendría que sentarse junto al sacerdote y proceder con completa fe sin saber nada hasta que abre su boca y todo le es dado. Dios hace esto para probarla. Así, mientras que habla, se le da más y se entera si alguna cosa le es escondida o suprimida por el sacerdote por orgullo o temor, en ocasiones inconscientemente. Este es un buen ejemplo de cómo Dios toma el contra de las situaciones y usa a Christina misma, aún en contra de sus planes, para lograr lo que El desea de Sus sacerdotes.

 

PELIGROS PARA EL SANTO PADRE

A través de los mensajes enviados a Christina se nos está preparando suavemente para lidiar con un momento decisivo de una muy grave crisis, la cual girará al rededor del papado. En este mismo momento se está preparando mediante una confrontación que se está desarrollando. Varios mensajes que se le han enviado a Christina a través de los años nos revelan la trama:
«el poder de la oscuridad ensombrece Mi Iglesia y al mundo! (1988)
«Tantos de Mis hijos, sacerdotes y obispos se han separado de su celo apostólico» (1988)
«Mi Iglesia será sacudida hasta sus cimientos» (1988)
«Orad y hagan sacrificios por aquellos que hablan con blasfemias sobre Mi hijo en la Sede de Pedro. Mi hijo está rodeado de muchos cuyos corazones están llenos de odio y envidias.» (1988)
«Mi hija, reza la Oración de Nuestro Padre siete veces para la protección del Papa Juan Pablo II. Corre muchos peligros. Muchos a los que guía en la luz de mi Hijo no siguen sus órdenes. La Iglesia será sacudida!» (1989)
«Ora por el Papa todos los días, por los sacerdotes y los cardenales» (1990)
«Reza todos los días por el Vicario de Mi Hijo, Jesús. El comienza el calvario junto conmigo» (1992)
«Reza por el Vicario de Cristo en la Tierra. El es Mi elegido. Nunca han recibido uno como él quien lo ha dado todo y vive en gracia para cumplir el trabajo de Cristo en la Tierra» (1992)
«El (el Papa) sube al Calvario conmigo, el Padre espera su sacrificio». (1993)

Desde 1992, Christina ha mostrado dos escenas que involucran al Papa Juan Pablo II. En una de ellas vió al Santo Padre como una figura grande con capa roja. El Papa tenía una mirada asustada como si una fuerza invisible tratara de arrancarle su manto. Luego vió una jauría de perros detrás del Papa que lo perseguían. El Papa parecía igualmente asustado.

«En otra ocasión ví a Jesús mandar relámpagos de luz a través del cielo. Los truenos resonaban como si la tierra estuviera explotando. La gente caía al suelo gimiendo de horror. Luego Nuestra Bendita Madre se apareció en frente de Jesús, rogándole a su Hijo que tuviera Misericordia con nosotros. Me encontré mirando al Vaticano en Roma. Estaba viendo al Papa Juan Pablo II sentado en una silla de madera negra con terciopelo rojo. Parecía muy preocupado y estaba mirando fijamente al frente. Ví que el Santo Padre se levantó de su silla y caminó hacia mí como si me estuviera viendo directamente a mí, pero luego sólo siguió de frente. Después de esto miré hacia atrás, a la silla. Estaba viendo el terciopelo rojo y la madera tallada de la silla, era tan hermosa. Pero no la ví por mucho tiempo, porque inmediatamente se estrelló en el suelo.

«Me estremecí muchísimo al ver a la silla estrellarse en el suelo!» Ahora la apariencia de la silla era vieja y descuidada, y me pregunté cómo pudo haber pasado esto? Cuando miré hacia arribe pude ver a cuatro demonios o espíritus malignos y me sentí molesta. Me sentí muy triste.

Luego me encontré fuera del Vaticano, ví afuera unos escalones largos, estaba parada en uno de ellos, lloraba y preguntaba ¿Dónde está el Papa? Luego pude ver al Papa Juan Pablo II quien se miraba a sus manos. Parecía que tuviera las heridas de Cristo en sus manos, manaba sangre del centro de sus manos. Estaba ahí parado, viéndolas, como si estuviera en estado de conmoción.

«Luego fuí llevada lejos del Papa y ví el domo redondo, que es el domo de la Basílica de San Pedro. Había homo negro o una nube negra que provenía de detrás del Vaticano y cubría rápidamente al domo. Sucedió tan rápido. Esto me dejó como aturdida, luego todo terminó. Luego me pareció estar de regreso en Irlanda pero en un lugar que no reconocí. Estaba en un llano sin hierba. De pronto pude ver al Diabólico de forma gigantesca. Era mitad humano y mitad animal, tenía garras y pezuñas y estaba aplaudiendo «He ganado, he ganado» decía, estaba tan confiado que había ganado. Parecía como si yo fuera una hoja, sólo temblaba al oír sus palabras «¡he ganado!».

Luego volví mi vista al cielo y dije, «Jesús, el no puede haber ganado. No puede ganar» No quería creer lo que el demonio decía. De pronto pude ver a Jesús en el cielo otra vez, con el Angel de la Venganza que describí anteriormente con la cruz de luz en su mano y una paloma. Al instante en que le rogaba a Jesús, Jesús tomó lo que parecía ser un látigo.

«Jesús lo tomó y azotó al demonio en su cabeza y en el hombro. El demonio parecía haberse quedado instantáneamente paralizado y se hundió en la tierra. Conforme esto sucedía la tierra empezó a desmoronarse, cada vez más y más hasta que se formó un enorme hoyo. El demonio desapareció completamente junto con los espíritus malignos que estaban detrás de la silla del Papa. Esos fueron los que habían arrojado y destruido la silla. Ví que todos ellos se iban al fondo del hoyo como si los atrajera un magneto. Se fueron tan rápidamente».

«Veía esto y me preguntaba¿pueden salir de ahí mi Señor? ¿pueden regresar afuera? Luego sentí como si flotara encima de donde estaba el hoyo y miré hacia abajo. Puede escuchar unos sonidos muy extraños -gritos que provenían del hoyo y que se perdían gradualmente- cuando miré dentro del hoyo había fuego, pero no había rastro alguno de los demonios o de cualquier cosa que hubiera caído en él, todo era llamas! llamas de fuego! Me sentí aliviada al ver esto. Luego me percaté de lo que me rodeaba y todo volvió a la normalidad.

 

PURIFICACION DEL SACERDOTADO

La misma Christina describe lo que se le mostró de la purificación del sacerdotado y después de la Iglesia en general.

«Se me mostró una parábola de Jesús, en relación con la Iglesia. Recibí esto en 1993. En esta experiencia me encontré mirando un gran campo lleno de miles de sacerdotes que estaban en él. Estaban desparramando semillas, después de poco tiempo algunos sacerdotes empezaron a sudar y algunos sudaban sangre. Otros sacerdotes no sudaban nada. Luego la semillas empezaron a germinar y a madurar muy rápidamente -tan rápido como las esparcían- Los sacerdotes que sudaban, y especialmente los que sudaban sangre, sus semillas germinaron con tallos muy gruesos y con mucho grano arriba. Aquellos que no sudaron no tenían mas que cizañas horribles. Eran cizañas tan grandes y horribles como nunca las había visto, y continuaron así.

Luego Jesús apareció iluminado con luz. Jesús fue con la gente y con los sacerdotes que no habían sudado. Todo lo que tenían a su alrededor eran cizañas. Jesús les dijo ¿Qué es lo que tienen para mí?»

Esos sacerdotes empezaron a temblar y a implorar perdón. Los sacerdotes volteaban a ver a Jesús y yó podía oír a todos repetir ¡Jesús, perdónanos!. Jesús no les respondió. Pero inmediatamente después un ángel vino, yó sabía que era el ángel de la ira. Vino de atrás de Jesús empuñando una espada y empezó a cortar las cizañas como me imaginé que haría. Al momento de tocarlas las cizañas ardían en llamas, los sacerdotes en ese momento caían y desaparecían. Luego Jesús fue hacia los sacerdotes que sudaban sangre,

Jesús lloraba, pero parecía llorar de alegría y dijo «Mis hermanos, a ustedes doy todo esto» en ese instante volvió su mano hacia donde habían estado las cizañas y los sacerdotes que ya había desaparecido, y en ese lugar me encontré mirando una tierra muy fértil sin cizañas ni sacerdotes. Las cizañas y los sacerdotes habían desaparecido y en su lugar quedó una tierra muy fértil y bella.

Cuando se le preguntó qué significaba la tierra fértil, Christina contestó:
Jesús estaba recompensándolos por sus frutos y ofreciéndoles la oportunidad de dar aún mayores frutos como en la Escritura, Jesús mismo dice ‘Al que tiene más aún más se le dará y a aquél que no tenga nada, aún eso se le quitará’.

Toda esta vivencia fue muy clara al mostrarme el error de algunos sacerdotes. La semilla para mí significaba la Palabra de Jesús. Aquellos que esparcían Su Palabra, pero erróneamente, no daban fruto, sólo maleza. Aquellos que habían sudado sangre obviamente habían trabajado duro. Habrá un día en que Jesús quemará las diferencias creadas por el hombre.

Christina describe cómo será cuando se haya logrado la purificación de la Iglesia:
«En una ocasión ví una iglesia, estaba en completa oscuridad. La gente y demonios estaban mezclados delante de la Santa Eucaristía… La gente y los demonios se burlaban de la Santa Eucaristía y de la Biblia, esto me entristecía demasiado, y me sentí con mucho miedo. Parecía como si estuviera en un tiempo o era específica en la que esto estaba ocurriendo. Luego de repente ví una cruz de luz y Jesús en ella.

Manaba sangre de Su Corazón y de Su costado. La sangre caía hacia abajo, podía ver al mundo que estaba debajo de Jesús en la cruz, al momento en que la sangre tocaba al mundo, salía una luz resplandeciente, la cual provenía del Padre Eterno en el Cielo, quien estaba arriba de Jesús. Sus manos se posaron sobre la Tierra, y la luz que provenía de las manos del Padre Eterno tocó la Tierra igual que la Sangre de Jesús proveniente de Su Corazón y de Su costado.

La luz y la sangre tocaron al mundo al mismo tiempo. Luego pude ver al globo terráqueo iluminado como si se hubiera encendido una luz en su interior. Luego me encontré de nuevo donde estaba el resto de la gente, esta vez no había rastro alguno de la gente en la oscuridad o de demonios. Todo se había ido. La Iglesia que se encontraba en la oscuridad desapareció y había ahora gente muy alegre, feliz y en paz. Todos iban a trabajar en total alegría.

Pude ver a ángeles. Estos ángeles en particular estaban hechos de luz de diferentes colores, los había de todos los colores imaginables y parecían tener comunicación directa al Cielo. Esto era por arriba del globo terráqueo donde Jesús y el Padre Celestial se encontraban. Los ángeles parecía que iban a la Tierra y podían ir y venir donde quiera que deseaban ir. Era una total belleza.

Christina comenta que Dios respeta a todas las iglesias mientras que obedezcan Sus Mandamientos, la única y verdadera Iglesia designada por Jesús es la Iglesia Católica Romana.

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Recibe su santa Misericordia antes de entrar a la Justicia: mensajes de la Virgen María a Cristina Gallagher

A lo que Christina frecuentemente se refiere como «el corazón de Dios sufriendo por la condición de sus hijos” es una y otra vez reiterado en el mensaje urgente de Nuestra Madre, Jesús y, en raras ocasiones, cuando habla, Dios Padre.

Hay una insistente petición a nosotros de que seamos purificados por la misericordia divina. En 1994 Jesús pidió, «Pequeñita, dile al mundo que vengan a beber de Mi Misericordia. Recíbanla con corazones que desean ser purificados y lavados con la Sangre del Cordero. La gran persecución está sobre el mundo. Deseo guiarlos lejos de esa muerte que lánguida y rápidamente se aproxima. Vigilad. Reciban y beban de Mi misericordia. Ay de aquellos para los que se aproxima Mi justicia, excederá a Mi misericordia. La luz encontrará a aquellos que se esconden, sus pecados se volverán escarlata.”

Jesús le habló a Christina en abril 23 de 1991 sobre la aflicción que sufrió Su Corazón por aquellas almas que han sido envueltas por la oscuridad del mundo pecaminoso, pero él estaba lleno de amor por todos y lloró por su regreso:
«Te parecerá estar rodeada por la oscuridad, pero Yo soy tu Luz. Yo te iluminaré el sendero. Hay muchos a tu alrededor que viven en la oscuridad. Te pido de seas su luz y amor. Obraré todo en ti. No tengas miedo. Yo estoy aquí. Entrégate siempre a mi voluntad. Así podré guiarte. Rechaza todo lo que el mundo te ofrece. Trabaja solo por la salvación de las almas. Mi corazón está afligido por muchos. Mi corazón está tan lleno de amor por todos».

En septiembre de 1992, Nuestra Madre Bendita lamentó el fracaso de sus hijos por arrepentirse:
«Hija Mía, Mi corazón derrama sangre por mis hijos que no se han arrepentido y no le han volteado la espalda al pecado. Los pecados de avaricia, soberbia y lujuria llevan a la obsesión y la muerte. Hay algunos de Mis hijos que nunca verán la luz de Dios. El maligno está engañando a muchos de Mis hijos. Mis hijos no responderán al llamado de su Madre. Deseo darle a mis hijos abundantes gracias y paz. Es Dios quien me envía a llamarlos a ustedes, mis niños, al arrepentimiento. Yo soy su Madre y los amo en Dios porque él es amor. Vengo a ustedes por medio del Espíritu Santo de Dios. El mundo está en grave peligro. Está al borde de su destrucción. Estoy reuniendo al remanente de los fieles para que Me ayuden en este trabajo y plan de Dios. Los fieles que quedan, que respondan a mi llamado, tendrán paz, pero sus cruces serán pesadas como Mi corazón, para penetrar los corazones de aquellos que no tienen la Luz de Dios».

Solo dos meses después Nuestra Madre Bendita nos imploró que nos de nuevo refugiáramos, de la absorbente oscuridad, en la misericordia de Jesús:
«Ruega a Jesús por Su Misericordia, para que seas protegida de la obscuridad que te rodea».

Era a fines de 1992 cuando el Padre Celestial en persona le pidió a la humanidad:
«Vengan a través de la misericordia de Jesús Mi Hijo y por medio de Su Madre».

  

NO ENOJO SINO ANGUSTIA

Lo que le fue revelado a Christina es que Jesús no conoce la ira sino la angustia. Porque el Espíritu de Dios está en él y él es el Hijo de Dios, el pecado no puede entrar en la carne de Jesús, pero lo que otros han descrito como «la justa ira de Dios», no es más que la angustia de corazón y espíritu que experimenta Jesús. A Jesús le lastima ver los pecados de la humanidad. Él se angustia por amor por Su pueblo.

Como Christina dice:
«Es como la vez que vi a Jesús en el Cielo. Él volteaba hacia abajo, viendo al mundo y su pecado. Después escuché el eco de Su voz que sonaba tan severa. Y exclamó
«Ay».
En eso, puso Sus manos sobre el mundo. Sentí que temblaba. Él exclamaba

«Ay de la gente y del pecado”,
pero era por el pecado de la gente.

Ella dice que la angustia de Jesús surge por tener que ver a su pueblo, por quienes ha derramado Su sangre, entrar cada vez más hondo en el pecado. Él está sediento y deseoso por que regresen a la Luz las almas de Su pueblo, a los que desea darles amor y Gracias.

Esto fue enfatizado en la ocasión en que Jesús se apareció ante Christina sufriendo la agonía de Su crucifixión. El corazón de ella sentía lástima por él. Él le pidió a ella algo de tomar. Tres veces repitió esta petición. Era tan gráfico, tan real, así que Christina inmediatamente pensó en correr por un vaso de agua, pero al reflexionar entendió que Jesús no pretendía eso. Cinco semanas antes ella había pasado por una gran variedad de pruebas. Entonces Jesús dijo:
«Tú eres como una uva antes de ser molida. Cuando te muelen, me das de beber. Yo no estoy sediento de agua o vino. Estoy sediento por almas que amen».

El anhelo de Jesús por las almas Lo ha llevado a lo más profundo de la degradación, para recuperar los más posibles, a cualquier costo. El deseo que Lo consume por obtener paz y Su anhelo por el regreso de los perdidos, forman su angustia, por mirar al mundo que incrementa su corrupción moral y su devastación espiritual. Es como si la angustia de corazón y alma que Lo llevó a purificar el templo de Su Padre en Jerusalén, en Su vida terrena, Lo impulsa ahora a hacer lo mismo por el mundo.

Christina recuerda, «En otra ocasión vi a Jesús, en el Cielo, cuando él nuevamente expresó la determinación de Su justicia. Esa ocasión, él azotó el Cielo con un látigo. Cuando lo hizo, vi al Cielo reventar en millones de destellos de luz. Obviamente Jesús estaba muy lastimado por el pecado del mundo; después de eso, todo se volvió oscuridad.

El dijo tres veces que quería la paz. A lo largo de esta experiencia, junto a Jesús, a su mano derecha, había un ángel, al que reconocí como el «Angel de la Ira», vestido de rojo. El ángel de la ira sostenía en su mano una cruz de luz con un círculo alrededor de toda la cruz. Detrás de ella salió una paloma blanca que se posó en la cruz de luz. Pude escuchar un trueno mientras la luz se esparcía por todo el Cielo. Yo no estaba ni en el lugar que estaba Jesús, ni en la Tierra. Yo estaba en un lugar intermedio. Tenía mucho, mucho miedo. Cuando los rayos cayeron, sonaron como si la Tierra estuviera explotando. Miré hacia abajo y vi la carretera que se rajaba, como si los edificios se hubieran vuelto de arena y la gente caía en las hendiduras. Se podía ver el horror y escuchar los gritos. Era realmente una escena horrible.

Entonces, pude ver a Nuestra Madre Bendita junto a Jesús, se veía muy pequeña. Yo solo podía ver el manto con Su forma, como si estuviera viendo una imagen de la espalda de Nuestra Madre Bendita. Nuestra Madre estaba llorando, y entre lágrimas decía,
«Misericordia, Hijo mío – Misericordia, Hijo mío».

 

LA JUSTICIA DE DIOS

Sin embargo, en un severo mensaje en noviembre 13 de 1990, que se refiere a Su ira y Su determinación por destruir el mundo pecaminoso, Dios Padre todavía recalca Su deseo de salvar:
«Dile a la humanidad que rece por el Espíritu de la Verdad, el Espíritu de Amor. Ellos son el Espíritu de Vida Eterna. Muchos rezan, pero viven en el mundo y por el mundo. Adoran todos sus frutos.
Oh, pero el día se acerca más rápido que la luz, cuando Mi poderosa mano destruya todo sobre el mundo.
Mi hija, tú eres pequeña en el mundo. Eres rechazada por el mundo. Debes de saber que a través de esto, tú apaciguas Mi ira. Tú ves con los ojos del Espíritu de Amor y Verdad. Es por eso que sufres. Por ellos tú apaciguas Mi ira.
Hoy, ofréceme a Mi Hijo Divino, por medio de Sus heridas y sacrificios, que el mundo se prepare y se aliste para la Segunda Venida de Jesús.
De la forma en que está ahora, se preparan para la llegada del Anticristo. Aquellos que ahora viven bajo los frutos del mundo y los adoran, recibirán por tanto sus frutos. Beberán de su copa amarga, y se convertirán en seguidores de aquél-que-destruye.
Díselos todo para que se preparen. Hagan un lugar en sus corazones solo para Mí, Su Señor Dios, que desea que se salven. La batalla comenzó. Muchas almas se están perdiendo. Ve en paz. Padre, Hijo y Espíritu Santo».

El revela cómo la adoración de las cosas mundanas lleva a la adoración del anticristo y allana el camino a la destrucción. En uno de los mensajes más largos recibidos por Christina, Nuestra Madre Bendita describe los elementos de la batalla en marcha entre el bien y el mal que no deja fuera a nadie, y en el que Christina y «los pequeños», juegan un papel esencial. Las repercusiones abarcan al Cielo e incluyen a la Iglesia.

«Mis queridos hijos, Mi corazón maternal es entregado a ustedes por la sangre derramada. Sus corazones están cerrados a mí. La traición de Judas a través de vosotros está a la mano. Hay muchos que son Judas. Hay muchos entre ustedes que no hablan en el Espíritu de Dios, sino en el espíritu del embaucador…

Una año antes, el 30 de enero de 1991, Jesús fue específico sobre «la purificación que vendrá sobre la humanidad», como El se refiere a la purificación venidera. El habló sobre el cataclismo cósmico que se espera. Al mismo tiempo, Se refirió al enorme valor de los sacrificios de Christina por la recuperación de las almas esclavizadas por el pecado:

Mis hijos, las leyes de Dios son despreciadas. Aquellos que niegan las leyes de Cristo, niegan a Cristo. El Maligno está tratando de destruir mi plan para Irlanda y para el mundo. En muchos lugares del mundo, sus hijos siguen los engaños y se perderán por siempre.

Son ustedes, mis pequeños los que me ayudarán a lograr de nuevo el Triunfo de Mi Inmaculado Corazón. Es por eso que ustedes sufren tantos engaños, malentendidos y presiones. Conmigo, su Madre Bendita, y con las armas que yo les ofrezco, triunfaremos juntos. Entreguen todo, incluso sus vidas.

Oren, oren, oren, para que reciban la gracia para soportar los momentos de batalla que han de venir. Muchos de Mis Hijos en Irlanda han abandonado los sacramentos y los mandamientos de Dios. Muchos de los pastores de Dios que guían a Mis hijos, han abandonado al rebaño. El rebaño de Dios está dispersado. Están vagando perdidos en la densa obscuridad. El amor está siendo arrebatado de los corazones de Mis hijos. Los mártires gritan pidiéndole a Dios: Pón fin a esto, antes de que el mundo se infecte de maldad. Mi hijo Jesús y Yo, le ofrecemos nuestros corazones al Padre en lugar de los de ustedes. Es por eso que lloro lágrimas de sangre por amor a ustedes.

Mi querida niña, te invito a ser pequeña de corazón. Ayuda a Mis hijos que buscan tu ayuda y oraciones. Al responder a Mis hijos, me estás respondiendo a Mí, y si me respondes a Mí, le estás respondiendo a Dios. Deja que tu corazón se abra para recibir las Gracias que te quiero entregar. Cada día, muchos de Mis hijos aplastan mi corazón. Mis hijos en la vida religiosa hieren mi corazón y el de Mi Hijo Jesús. La mano de mi Hijo se está volviendo pesada, pesada por el pecado. No puedo sostener más Su mano. Cuando ya no pueda sostener más la mano de Mi hijo, entonces caerá Su Justicia en mis hijos. El mundo difumina el humo de Satán. El está jugando con las almas de Mis hijos, como un niño juega con sus juguetes. Muchos de Mis hijos escogen permanecer ciegos. Mira niña, ve la sangre del Corazón de Mi Hijo. Sangra intensamente. Mira Mi corazón maternal. Sangra intensamente en unión con el de Mi Hijo Jesús. Llamamos a Nuestros hijos. Predicamos Nuestro mensaje por el mundo.

Mi querida niña, muchos están en la oscuridad y felices en el asesinato y en el derramamiento de sangre. El pecado se multiplica en el mundo. Mis hijos que eran fuertes en la fe y la oración, se han debilitado y disminuido su corazón. Se necesita mucha oración y sacrificio para sobreponerse a la oscuridad del pecado. La oscuridad y la tentación los rodean, hijos Míos. Les ruego, ármense con Mi Rosario, vivan los diez mandamientos que Dios les ha dado. Todos los días recen por el Vicario de mi Hijo, Jesús, (pausa) el inicia su calvario junto conmigo. Mis hijos, los invito, a que cada mañana hagan el signo de la cruz con Agua Bendita. Rueguen a Dios por Su Misericordia para que estén protegidos de la oscuridad que los inunda. La batalla de los principados se está luchando».

«Mi pequeña, esta noche te invito a escribir. No tengas miedo. Mi paz te doy. Dile a toda la humanidad que se prepare. El tiempo ha llegado para la purificación de toda la humanidad. Una gran oscuridad vendrá sobre el mundo. Los cielos se estremecerán. La única luz vendrá por medio del Hijo de Dios y del Hombre. Rayos eléctricos aparecerán como nunca antes los ha visto el mundo. Mi mano vendrá sobre el mundo más ligera que el viento. No tengan miedo. Muchos trataron de hacerte tropezar. Yo te lo digo Mi pequeña, siempre permanece unida a Mí tu Señor y Redentor. Yo soy tu escudo. A través de tu amor, ofrecimiento y lágrimas, te digo que He liberado a muchas almas que estaban perdidas en la esclavitud del pecado y del mal. Sí, tú no eres nada, pero el trabajo que Me permites hacer a través de ti está más allá de tu comprensión.

Dile a Mi hijo y hermano… no tengas miedo de Mis palabras que te digo. Mi pequeña. Mis palabras pasarán. Cada día bendigo tu trabajo. La luz de Mi Sagrado Corazón te llenará en los días que vendrán. Cada día, trabajo a través de ti en la Luz del Espíritu Santo. Yo fluyo a través de ti. La batalla entre la Luz y las Tinieblas es enorme. Tengo sed de las pequeñas almas que se abandonan a sí mismas por Mí. Tengo sed por las almas que aman. Los demonios pasean por la Tierra. Se salieron de su infierno. ¡Dile a toda la humanidad de los Siete Sellos de Dios!, ¡Dile a toda la humanidad!, ¡Ora!, ¡Confiésate!, Busca sólo el Reino de Dios. Yo te bendeciré Mi pequeña».

En agosto 20, del mismo año, 1991, Nuestra Madre habló con Christina alrededor de la media noche. Ella rezaba en su casa cuando tuvo una escalofriante experiencia mística acompañada de un mensaje de Nuestra Madre. Fue tan arrollador, que estuvo turbada por un tiempo considerable después de esto.

«Me encuentro viendo a Jesús sosteniendo al globo terráqueo con sus manos, y después me doy cuenta que Jesús no estaba más ahí, y después veía al globo sostenido por una columna, una columna, y se estaba derrumbando.»

Hija Mía, yo tu Madre Inmaculada, deseo que abras tu corazón y ofrezcas toda distracción a mi corazón.

El mundo está sostenido por columnas. Las columnas son las manos de Cristo Jesús, las columnas están a punto de caerse. Mi hijo Jesús pronto quitará sus manos. Jesús es el pilar de Dios. El mundo caerá a las profundidades del pecado, y tomará de su amargura, Mi niña no
dejes que mis palabras te atormenten. Deseo darte mensajes. Mantente atenta y deja tu corazón abierto a recibir lo que yo te dé. Te cubro bajo mi manto, mi niña».

Después Nuestra Madre dijo.
«Reza meditando la Pasión de Jesús».Después de un momento de silencio, agregó:
«La alarma del reloj, está lista. La hora está cerca. Ora, ora, ora».

Christina dijo que los serios mensajes que ha recibido no son causa de miedo o molestia para nadie, ella dice que Nuestra Madre y Jesús le prometieron que aquellos que se alejaran del pecado y regresen a la verdadera enseñanza de Cristo y vivan de acuerdo a los Diez Mandamientos de Dios, tal como lo pidió Nuestra Madre, no tienen nada que temer.

 

LA JUSTICIA DIVINA DE DIOS

En el mes de marzo de 1993, en dos mensajes por separado, Nuestra Madre explicó la temible naturaleza de la Justicia Divina, mientras entremlezca pensamientos de la grandeza de Su Amor y Misericordia.

En Marzo 12:
«La Justicia de Dios espera a todos aquellos que no quieren responder. Reza por ellos conmigo, tu Madre».

Y en marzo 23:
«Dios ha permitido este momento de Mi llamado con amor, en Su Misericordia por ustedes, para que reciban Su Santa Misericordia, antes de entrar en la Justicia, la santa Justicia de Dios.

Mis niños, ahora ustedes deberán escoger entre vivir los mensajes que les doy o permanecer en silencio y pasividad, y burlarse de Mis mensajes.

Hijos Míos, escuchen las palabras que les dirijo! Para aquellos de ustedes que su deseo es vivir por el mundo, morirán por el mundo. Para aquellos de ustedes, mis niños, que escojan el no cambiar sus caminos y abandonar el pecado, les digo, tendrán que pasar por la Justicia de Dios.

Mis niños, si entendieran un poco sobre el significado de la Justicia Divina de Dios, morirían de la impresión. Aquellos de ustedes que no deseen la misericordia del Señor, pasarán por Su Justicia.

Hijos Míos, es el pecado el que está provocando la Justicia de Dios.

Mis queridos niños, si sólo pudieran entender la grandeza del Amor de Dios, de su Gracia y Misericordia. Él quiere darles el valor y la grandeza del llamado de su Madre.

Mis niños, mis lágrimas son muchas; las lágrimas que he derramado por el mundo, por amor a ustedes. Ustedes son mis niños y debo decirles que la copa se está derramando y está a punto de ser vertida sobre ustedes. Ustedes llorarán amargamente por negarse a responder al mensaje del Corazón de su Madre. Mi Corazón está unido al Corazón de Mi Amado Hijo Jesús».

En 1995, Jesús refiriéndose a la cercanía de la Justicia del Padre, la describe como un cáliz lleno hasta el tope que se derramará sobre el mundo:

«Mi Padre ha preparado la justicia. Su contenido es como aquel del cáliz lleno hasta el tope. Aquellos que oyen y no respondan recibirán la justicia a través de Mi sacrificio. La justicia está a la mano pero pocos están al tanto de su horror. La raza humana vive como si el hoy fuera a durar hasta la eternidad…”

Después habló de Sus Pastores quienes «trazan su camino al infierno» al negar su existencia. Y resolvió sustituir El mismo a los pastores. Además él mencionó que puede pastorear a su rebaño con lo sufrimientos de las almas víctimas.

«Yo voy a pastorear a mis pequeños de una manera segura hasta la luz. Para aquellos que escogieron la oscuridad, la oscuridad será su destino. ¡Miren!, ¡Miren Mi Corazón!, vean que es generoso.”

(Christina interrumpió, Señor, primero vi. Tu Corazón sangrando. Ahora lo veo rodeado de luz. No entiendo.)

«Pequeña, Mi Corazón que llora sangre te habla de Mi gran Amor; Mi Corazón rodeado por luz, de Mi victoria. Será tu victoria sobre muchas almas por la que Mi Corazón derrama sangre de tristeza. El mundo es como un pozo de lodo. La raza humana ha cerrado su corazón al Agua Viva. Hay muy pocos tratando de salir del lodo. No Me pedirán misericordia. En lugar de esto Me insultarán y dirán que no hay Dios. Reza, reza por las almas que deseo llevar hasta la fuente eterna esta noche que mana desde Mi Corazón».

 

HASTA SU JUSTICIA MANA DE SU AMOR

Durante la misa el 20 de Mayo de 1995, Christina pudo ver a Jesús en el Cielo. El cielo que rodeaba a Jesús estuvo en llamas por un momento. Entonces el Padre Celestial, podía verse en rojo, sosteniendo un cáliz esculpido, el cual en la consagración, Christina pudo verlo elevarse iluminado y emitiendo una niebla de un puro humo blanco. El Padre Celestial inclinaba el cáliz como si lo fuera a derramar sobre la tierra, y un vaporizado humo burbujeante salía por un lado.

Exactamente un mes antes, Christina recibió un fuerte mensaje verbal del Padre Celestial.

«Mira a tu alrededor. Ve con tus ojos el agua lodosa. Mi gente escogió estar ahí, con poco deseo de permanecer junto a la luz y el Amor a los que yo deseo llevarlos… Escucha con tus oídos como soy blasfemado y despreciado hasta por aquellos ungidos por Mí. Yo soy el Verdadero Pastor, el Sacrificio Vivo. No dejes que ningún hombre tome de la verdad viviente. El Cielo abre su llanto por los vivos que están en el agua lodosa del pecado…»A Christina le fue enseñada la tribulación que vendrá y Jesús le dijo mientras le mostraba esto:

«No le digas a ninguna persona en la Tierra lo que te he revelado esta noche».

 

EL MATRIMONIO ESTA SIENDO DESTRUIDO POR EL DEMONIO

«Muchos duermen en gran peligro. La serpiente está al acecho y tentando. El matrimonio es rasgado por la faltan de oración. Hay muchas almas que han sido conquistadas. El amor ha sido reemplazado por el odio; la humildad por los celos, la envidia, la avaricia, y el amor egoísta de la carne».

En septiembre 6 de 1995, Jesús refiriéndose con amor profundo a los «redimidos por Mi Corazón» hace notar que la humanidad ha llevado tan profundamente su iniquidad que está al nivel de los animales y su comportamiento. Ciertamente no hay culpa alguna del lado de Dios. La humanidad se hunde en profundidades sin precedentes de degradación.

«Ve como los redimidos de Mi Corazón se alejan de Mí. Muchos desprecian la Verdad. El mundo está en la caída de su iniquidad. Su caída está próxima. Mi mano acerca su purificación. Pocos se dan cuenta de su proximidad. Ellos tropiezan como animales ciegos y heridos. En sus acciones han caído por debajo de los animales».

 

JUSTICIA PARA AQUELLOS QUE DESPRECIAN AL MENSAJERO DE DIOS

Christina siempre declara que por sí misma no es nada. Todos los regalos que ha recibido de la Misericordia de Dios son para beneficio de los demás. Su vida misma ha sido dada en sufrimiento para que sea cumplido el plan misericordioso de Dios. Ella siempre ha pedido por el triunfo de Dios sobre la oscuridad que afecta a aquellos que son hostiles a ella o que tratan de apartarla de su trabajo por Dios y su Madre Bendita.

Jesús Mismo, sin embargo, al término de un mensaje en diciembre 9 de 1995, se refiere a la justicia para aquellos que desprecian a Su pequeña,

«… El mundo no puede verte ni a ti, ni a lo que Estoy haciendo por medio de ti y en ti. Sí, tú eres despreciada por Mi Nombre, porque aquellos que te desprecian no saben sobre la grandeza de la Vida, la Verdad y el Amor, que es dado por la Misericordia. Pero la justicia espera a aquellos, a Mi tiempo. Cuando la Verdad sea revelada a aquellos en quienes he derramado grandes tesoros de gracia en la grandeza de la misericordia y el amor, ellos suplicarán por Mi justicia para purificarse…».

En misa, el sábado 8 de julio de 1995, a través de una gran luz, Christina experimentó el cantar de ángeles sobre el altar. A Christina se le dijo que el cumplimiento estaba cerca de misericordia y justicia emergente.

La hermosa armonía entre la justicia de Dios y la misericordia está bien ilustrada en palabras de Nuestra Madre Bendita en referencia a aquellos que «Se aprovechan de su Casa de Oración».

Christina ha sido muy lastimada por causa de Nuestra Madre, en algunas ocasiones cuando la gente se aprovecha económicamente de la Casa de Oración de Nuestra Madre Reina de la Paz, ya sea por explotación o piratería de los artículos tales como la Medalla de Nuestra Madre o libros – es su único medio de sustento – o por mera defraudación.

Estos actos deshonestos en contra del trabajo de Nuestra Madre junto con las calumnias de aquellos que tratan de evitar que otros crean en la verdad de los mensajes, hicieron que Nuestra Madre dijera que

«aquellos que se aprovechan de mi Casa, Yo, como Madre, los llevaré ante la Justicia de Dios».

 

JINETES

A finales de mayo, y principios de Junio de 1995, Christina vio la purificación de Dios presentada en términos de jinetes. En la primera ocasión (Mayo 21) los jinetes venían de dos en dos sobre caballos. Se dividían frente a Christina e iban para ambos lados. Los caballos eran más blancos que el color blanco, y los jinetes vestían armaduras y los visores que se encontraban en una posición hacia arriba, hacían un sonido de ‘golpeteo’.

Después otros jinetes se acercaron, esta vez con antorchas y el cabello suelto. Esta experiencia de Christina inmediatamente le recuerda el pasaje del Profeta Isaías sobre la anunciación de la caída de Babilonia, la escena de prostitución, búsqueda de placer, poder, lujuria y corrupción a través de la riqueza y los bienes mundanos: … (Isaías 21, 6-12)

La Escritura en ese punto procedía a indicar las partes específicas a atacar.
Uno no puede sino hacer relacionar esto de una manera particular con los acontecimientos recientes en Irlanda y de una manera general con el mundo por las preparaciones para introducir la legislación del divorcio apoyado por una mayoría mínima en votaciones recientes, lo que manda a nuestro país hacia abajo por la resbaladiza pendiente de la inmoralidad institucionalizada. Es como la voz de Dios en el libro de las Revelaciones, en el que habla a su gente fiel como lo hizo una vez sobre la inminente destrucción de la antigua Babilonia.
«Sal de ahípueblo Mío, para que no te involucres en su culpa» (Apoc, 18:2,4,5)

El 27 de Mayo, Christina vio un caballo pálido mientras estaba en misa. Su jinete usaba armadura, pero con más armadura de la que usaban los anteriores jinetes. Las ropas que usaba, que se podían ver entre las piezas de la armadura, eran de color rojo. El jinete sostenía una bandera de color rojo, blanco y azul (como la de Francia) en su mano izquierda. En su mano derecha él sostenía una corneta dorada. Quitó la corneta de su boca y gritó, «Guerra, Guerra, Guerra».

En ese momento Christina pudo oler carne muerta. Después apareció un caballo negro sin jinete. Christina sabía de la presencia de un caballo rojo, pero este no apareció.

En noviembre 12, de 1995 después de la Santa Comunión Christina vio a Jesús descender hacia ella hasta que estaba a unos pies de ella. Él estaba gozoso. Cargaba una antorcha dorada y labrada, pero la flama era de luz blanca. Él dijo,

«Yo desciendo a la Tierra, pero primero Mi justicia tiene que ser cumplida».

Después cuatro grandes ángeles con inmensas alas fueron hacia El, tomaron de la luz y cada uno se dirigió a las cuatro esquinas de la Tierra. En la última semana de enero de 1996, cuando Nuestra Madre habló con Christina, Ella manifestó,

«…Jesús mi Hijo, soltará sobre el mundo al ángel de la Pascua .
Las profundidades de su destrucción no pueden ser comprendidas por la humanidad».


Y en el mensaje de Nuestro Señor el lunes 5 de Febrero de 1996, (cuatro días antes del anuncio público de que el cese al fuego del Norte había terminado Jesús manifestó:

«El mundo pronto estará en sus dolores de parto, pronto será entregado a las manos del embaucador. Los pilares que sirven de soporte están a punto de ser vencidos. Calamidad seguirá a otra calamidad. Irlanda verá mucho derramamiento de sangre. El dolor se sentirá de casa en casa…»

En Febrero 25 de 1996, durante un mensaje, Jesús refiriéndose a algunas personas en particular, al respecto dijo,

» … Yo llevaré la luz a la oscuridad y engaño para purificar en Mi Justicia y darle la vista al ciego. Todas esas cosas se aproximan rápidamente a toda la humanidad, sólo pocos se dan cuenta de que tan pronto vendrá.»

LA PURIFICACION QUE VIENE

Cuando se le preguntó a Christina como percibe a los acontecimientos que vendrán, ella explica lo siguiente. Ella nos pide que nos concentremos en el arrepentimiento ya que Nuestra Madre ha dicho:
«Muchos se perderán por los pecados de la carne y del mundo.»

Habrá tres etapas de acuerdo al entendimiento que se le dio a ella.

La primera etapa es que la gente del mundo sufrirá cada vez más y más.
Aunque pareciera espantoso para algunos, serán purificados a través de esto. El sufrimiento los purificará llevándolos a Dios por medio de la cruz.

La segunda etapa es donde Dios, que permite que Nuestra Madre imparta grandes gracias al mundo a pesar de que mucha gente continúa cerrada, permitirá que todos en el mundo estén conscientes de Su existencia.
Hasta aquellos que niegan la existencia de Dios sabrán que él es una realidad y no ‘un mito’ como ellos sostienen.
Christina reúne de lo que le ha sido revelado, que hasta la gente que nunca ha oído de Dios, inmediatamente se percatarán de él.
Dios y Nuestra Madre bendita van a vaciar, como era, una mina de Gracias sobre el mundo, a través del trabajo del Espíritu Santo. Los corazones se convertirán totalmente.
Cuando se conviertan totalmente tendrán conciencia de Dios. De cualquier forma, aún tendrán su libertad para elegir el volver a sus anteriores caminos pecaminosos. Y aquellos que regresen la mina de gracias especiales se quedará vacía porque ellos habrán conocido a Dios y ahora no tendrán excusa alguna.

Y la tercera etapa es en la que aquellos que no respondieron al llamado de Nuestra Madre antes de que la mina de gracias haya sido vaciada por Jesús y Nuestra Madre Bendita sobre el mundo, no tendrán la fuerza para resistir al pecado y volverán a sus caminos pecaminosos.
Dios entonces hará lo que dijo, como Jesús lo dijo. Su mano se posará sobre el mundo más ligera que el viento. Poco tiempo después de eso, los castigos vendrán sobre el mundo.

Christina nunca le desea a la gente aterrorice por estos castigos. Ella le recuerda a la gente que Nuestra Madre Bendita continúa diciendo, «Oren, oren, oren, oren, hagan sacrificios y ayunen».

Este llamado de Nuestra madre no es sólo para prevenir desastres sino también para nuestra purificación personal, protección y guía. Ella desea que hagamos esta ofrenda para que la pueda usar también por sus «hijos perdidos» como describe a aquellos que de hecho se han apartado de Dios. Ella es una Madre para todos y Ama a todos.

Aquellos que están ciegos espiritualmente son Su principal preocupación. Ella desea que sean miembros activos del Cuerpo Místico de Su Hijo. Así que si nos damos cuenta de un hermano o hermana extraviado es nuestro deber orar por ellos así como también tenemos el deber de orar por los sacerdotes, obispos, cardenales, monjas y por Nuestro Santo Padre. Lo que Nuestra Madre dice, es que es más que una simple petición, es nuestro deber.

Christina dice; «La reina de la Paz me ha hablado acerca de sus hijos perdidos, y Ella me mostró cuando vino, que está llorando por Sus hijos perdidos. Nuestra Madre ha hablado sobre algunos de Sus hijos que están perdidos – algunos para siempre – y ellos le ocasionan un gran dolor. Pero ella nunca juzga a nadie. Ella sólo me enseña el dolor hasta cierto punto, y yo sufro mucho, profundamente, cuando Nuestra Madre Bendita está llorando por sus niños perdidos. Yo gustosa daría mi vida un centenar de veces sólo por secar una lágrima de los ojos de Nuestra Madre.»

Christina muestra como este sufrimiento de amor de Nuestra Madre bendita por sus niños es universal. Abarca a aquellos de todas las religiones del mundo, Christina insiste en esto antes que alguien pueda decir: «Yo soy católico, Protestante o judío» (o cualquier otra religión)

La persona primero tiene que amar a Dios. La gente, sin importar cualquier religión que profesen, debe amor a Dios en sus corazones y deben creer de verdad en él. Al creer en Dios ellos Le deben hablar por medio de la oración, si no hacen mínimo esto, ellos están en contra de Dios, y además son «anti – Dios» y «anti – Cristo».
No es por lo tanto, el caso de que una persona se sienta segura por tener la verdadera fe o religión, sino una pregunta de que tan auténtica es cada persona con su religión. Así que el llamado es para todos y por todos, en estos tiempos críticos en que la misericordia de Dios pronto se expresará por medio de la justicia en el mundo.

En cuanto a la expresión específica de esta justicia, se le dijo a Christina en 1992 que habrá en muchas partes del mundo, zonas de guerra, que habrá más enfermedades que nombres para ellas, y destrucción no solo por medio de calamidades sino también por hambre, «el hambre clamará y alcanzará los cielos».

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Foros de la Virgen María MENSAJES Y VISIONES Nuestra Señora reina de la Paz: Irlanda a Cristina Gallagher

Mensajes a Christina Gallagher: “Yo te revelaré, eso que he guardado oculto al astuto y al sabio”

Estos son una serie de Mensajes que la vidente ha recibido de Jesucristo, donde le revela una serie de conocimientos sobre la acción divina sobre los seres humanos.

 

 

 

CONOCIMIENTO INFUSO

Yo no sé lo que pasa. Todo lo que sé es que durante la Misa o a veces mientras yo estoy en oración personal profunda, yo experimento la luz, ‘ saetas de luz que me toma. Yo sé que en este acontecimiento estoy recibiendo – no a través de mi mente pero directamente a mi alma – el conocimiento que no puedo expresarlo en mis propias palabras. Me es dado durante el tiempo que Dios lo arregla o permite. Yo no sé lo que estoy recibiendo en el momento que lo recibo. No es un ‘conocimiento’ de la mente humana. Todavía un día después, o puede ser después de una semana o varias, cuando sacerdote o quizás un laico, hace una pregunta, la cual yo tendré el conocimiento para contestar automáticamente. Yo tengo una visión espiritual profunda en relación con la materia de que se trate, o en relación con la pregunta que se haya hecho. Puede, por ejemplo, ser una pregunta acerca de un santo de tiempos pasados, del cual yo nunca he leído u oído nada de su vida -. Sin embargo, yo experimento, el estar en la mente o el espíritu del santo. Yo sé sobre hechos y detalles acerca de la vida en la tierra de esa persona santa y no sólo eso, – estoy claramente consciente de la manera que el santo pensó, se reflejaba y reaccionaba.

Hasta conoceré detalles ocultos y las condiciones profundamente personales incluso sus puntos de vista. El conocimiento que he recibido de esta manera será verificado por mi director espiritual o por una persona que ha leído profundamente o ha investigado al santo en cuestión. Este conocimiento puede ser, y ha sido, dado sobre una persona que realmente vive en la actualidad en el mundo, pero con quien yo no tengo comunicación o sobre quien yo no tengo un conocimiento íntimo. Siempre es un deleite para mí, cuando mi director espiritual confirmaría de leer, estudiar o verificar lo que se ha dado, pero independiente de esto, yo siempre sabré que es correcto, a pesar del hecho que yo no haberlo adquirido de una forma humana. De la forma en que ocurre, yo no sé nada, sólo que es un regalo de Dios.

 

EL ALMA

En cuanto a lo que es dado directamente a mi alma, yo sé que el alma tiene dos partes, o mitades, y algunos de nosotros quienes hemos sido escogidos por Dios para lograr una misión en particular en Su nombre, tenemos una parte del alma tomada y saturada en el Espíritu de Dios. La otra parte del alma que está en el cuerpo soporta lo que se llama ‘ la noche oscura del alma’. Esto es un tremendo sufrimiento de alma, que es más intenso de lo que podría ser cualquier sufrimiento de la mente o el cuerpo. El alma está en tal oscuridad que podrías a tener mil personas alrededor de ti, y ninguno de ellos sería un consuelo. El único que puede consolar o puede devolver la paz y la tranquilidad es el propio Dios.

 

CÓMO SE DA LA BIPRESCENCIA

Cuando una persona experimenta la biprescencia (la habilidad de estar en dos lugares al mismo tiempo) lo que realmente está pasando es que la parte de su alma que está en el Espíritu de Dios es transmitida por el Espíritu de Dios. Yo he experimentado esto en varias ocasiones. No hay miedo, sólo paz en esa parte del alma transmitida por Dios. La parte del alma que permanece en el cuerpo, sin embargo, soporta los ataques del maligno. Cuando Dios está usando el alma saturada en Su Espíritu, los espíritus malignos asaltan la parte restante con los horrores de oscuridad a una tremenda degradación.

 

LEVITACIÓN

Cuando la integridad de la persona – el cuerpo, la mente, el corazón, el ser y el alma – es incapaz de soportar más, la intensidad de oscuridad y la purificación, Dios permite el vapor – como la fuente del Espíritu para fluir por parte del alma en el cuerpo como un consuelo. Así cuando una persona levita – una experiencia que ya se había dado una vez antes en mí en las apariciones, pero que no entendí entonces – lo que realmente está sucediendo, es que el tipo – vapor existencia del Espíritu que fluye de la parte del alma a la que se satura en el Espíritu de Dios hacia la otra, es como un imán que atrae la parte en el cuerpo hasta el punto en que Dios consume no sólo la mitad restante del alma, sino todo el cuerpo, así como las facultades de la persona. La primera cosa las experiencias de la persona es una sensación de ligereza del cuerpo, una paz total y unidad con Dios.

Christina evoca específicamente su propia experiencia, «Tuve una experiencia, en donde mi cuerpo se elevó varios pies en el aire y, sí, yo estaba asustada, porque no hay tal cosa como poder resistirlo; no puedes, y en muchas ocasiones desde esa noche, yo he soportado la ligereza que se apodera de mi cuerpo – sintiéndose yo me iba a elevar. Me aferraba a un pedazo asustado de mí naturaleza humana, y me tomaba del asiento, porque yo nunca entendí esto, hasta que el conocimiento de lo que realmente estaba pasando, me fue dado recientemente.»

PREGUNTA. ¿Y ahora que usted tiene el conocimiento, se siente diferente al respecto?
R. Yo no digo que yo seré valiente, pero podré rendirme y aceptarlo más fácilmente.
P. ¿Diría usted que ha habido varios ocasiones en las cuales ha sido tomada por la experiencia completa que usted describió de la ligereza que la lleva hasta el éxtasis y la deja desvalida?
R. Sí, en muchas ocasiones y a veces sin aviso de que se estaba presentando en mí. En otros momentos podría sentir una experiencia dentro de mí, y también en mi cuerpo. Esa experiencia era un llamado y sería sólo una cuestión de segundos hasta que yo no estuviera consciente de mi cuerpo o aquéllos alrededor de mí, o de donde estaba. He experimentado eso en varias ocasiones.

 

ÉXTASIS EN DIOS

Después de que la persona acaba de tener lo que se siente como una existencia flotante en que la libertad y cumplimiento que fluyen de unidad en el Espíritu están más allá de las palabras. En algunas ocasiones Dios permite que el alma saturada con Su Espíritu se una con la parte sufrida que todavía está totalmente en el cuerpo, tan llena, que la persona no puede soportar físicamente la enormidad del poder de Dios y Su Espíritu. Lo que pasa entonces es que la persona entra en lo es como un colapsado estado de éxtasis, en donde él o ella no saben nada de lo que pasa a su alrededor – todo lo del mundo que se encuentra en la mente o en el cuerpo se ha ido y la única cosa que ellos experimentan es la unidad completa del Espíritu en su interior. Ellos están experimentando los contenidos del cielo en amor y paz, y pueden experimentar el ver a Jesús, a la Madre Bendita, a los ángeles, a los santos o cualquier cosa que Dios permita. Puede haber un mensaje relevado, pero el cuerpo está totalmente desvalido porque no sería capaz de contener la enormidad de Dios cuando las dos partes del alma unen así.

ABUNDANCIA DE LÁGRIMAS

Este conocimiento también le permitió a Christina el entender la tristeza que ella sentía después de una experiencia sobrenatural. Ella no sabía por qué se ponía llorosa. Ella no podría detener las lágrimas. Todavía ella tenía ninguna experiencia humana de tristeza o alegría que pudiera causar las lágrimas. A ella le fue dado el conocimiento para entender que esta sensación de abundantes lágrimas, es la consecuencia de Dios que se comunica con el alma. Es el Espíritu que penetra en las facultades y los sentidos. El impacto del Espíritu que llena la parte del alma apegada a Dios, está vaporizando la parte que permanece en el cuerpo. La abundancia de lágrimas sigue y su efecto es un gran descargo y sanación.

Christina a veces se ha sido llevada a un éxtasis de luz. En él ella está llena con una gran paz celestial. Es como si ella fuera completamente absorbida por el Espíritu de Dios. Todo lo que ella sabe es que se sumerge en una atmósfera celestial que es el propio Dios. Mientras que en este estado de cumplimiento total, ella desea sólo permanecer allí y nunca tener que abandonarlo. Ella está consciente de recibir un esclarecimiento o sabiduría impartidos directamente a su alma. Sin embargo, como ella ya ha explicado antes, al surgir de este estado, no puede expresar lo que se ha dado interiormente en ella. Además, ella sabe que este enriquecimiento es ahora parte de su alma. Sólo es cuando un sacerdote viene a visitarla y hace una pregunta que involucra algún aspecto de teología o espiritualidad, que Christina puede articular lo que se le ha dado. Una pregunta de un sacerdote es el medio que Dios usa para ‘tirar’ del gatillo, o soltar el conocimiento. Sólo entonces puede Christina expresarlo – incluso a ella. De vez en cuando, se expresa cuando ella oye o escucha por casualidad a un sacerdote haciendo un comentario inexacto o aventurando una opinión de su propio para conjeturar lo que él no sabe con toda seguridad acerca del cielo del e.j., el Cuerpo Místico o el propio Dios. La mayoría de este ‘ conocimiento infundido’ recibido por Christina, se refiere al Cuerpo Místico, el Trinidad Santo, Nuestra Señora Bendita y lo que hay después de que la vida. Christina Gallagher ha recibido regalos de conocimiento infundido; conocimiento del alma; así como, entendiendo de biprescencia, levitación; así como el conocimiento acerca del Trinidad más Santo.

 

LOS SIETE PASOS DE PERFECCION

«En enero de 1994, me fue dado un conocimiento de los medios por los que un alma avanza en santidad. Se refería a ir ascendiendo en los SIETE PASOS DE PERFECCION que ya me habían sido mostrados algún tiempo atrás, pero realmente no entendí entonces. Me fue dado a conocer, que Dios desea que los Siete Grados de Su Espíritu penetren en la persona que está siendo perfeccionada en las siete áreas de nuestro ser de corazón, mente, cuerpo, alma, voluntad, intelecto y memoria.»
En 5 de octubre de 1992, el Padre Eterno habló a Christina:
«Mi hija, yo soy su Padre. Levántese y ora». Después el Padre Eterno le dijo a Christina que en una fecha posterior él la despertaría de nuevo y que ella se levantaría y oraría y él le revelaría entonces a ella… lo que estaba oculto para los astutos y sabios.»

A Christina le ha sido dado el regalo de conocimiento de Dios Omnipotente para entender que hay siete pasos, fases o grados en el camino a perfección, o el camino de purificación, «Yo vi los siete pasos, y entre más respondemos, entregándonos a la Cruz por el amor de Cristo, más somos arrastrado a los grados de Su Espíritu, con Dios que levanta el alma a un grado más alto.

«El corazón de la Santísima Trinidad, es la Deidad, y del corazón de la Deidad viene el faro de luz que es el Espíritu Santo. A través de este faro, Dios desea radiar Su Espíritu y atraer el alma a un nivel más alto de unión con él.
«De la unidad y amor del corazón de la Deidad, el deseo de Dios es guiar a cada alma de una manera más profunda a él.
«Cada alma es redimida por Jesús y de esa manera forma parte del Cuerpo Místico de Jesús. «Por la persona disminuyendo en ego y permitiéndole a Dios aumentar en su o su alma, Dios desea atraer cada uno a un nivel de unión mística o matrimonio con Cristo. Muchos, sin embargo, no logran esta unión porque ellos no disminuirán en ego para permitirle a Dios que aumente dentro de ellos.»

«Cuando Nuestra Madre Bendita pide a través de su mensaje la oración, el sacrificio y ayuno, éstos nos enseñan a disminuir en ego con humildad de niños ante Dios, privando la carne y así que abriendo el corazón para permitir al Espíritu fluir libremente en las siete áreas de nuestro ser, es decir, corazón (qué es el cauce principal o entrada que lleva al), voluntad, mente, intelecto, memoria, el cuerpo y por último, el alma.

Estas primeras seis áreas, dependiendo de su contestación, pueden llevar el alma en luz o oscuridad. Todo se desea en primer lugar en el corazón y el corazón exige entonces a la voluntad, la mente, el intelecto, la memoria y al cuerpo para responder en un cauce abierto para permitir a los siete grados del Espíritu purificar y fortalecer las seis áreas de nuestro ser, cuya contestación dejará al alma ya sea en luz o en oscuridad.

«EL CORAZON, porque es el cauce principal que lleva a las otras facultades, y es por sí mismo, la fuente de deseo que deja los otros cauces abiertos o cerrados en voluntad, escogiendo una acción, necesita ser purificado de su debilidad, porque el corazón puede estar abierto o cerrado a Dios.

«LA VOLUNTAD puede ponerse tan inflexible a la voluntad de Dios que se resiste obstinadamente al impulso de Dios y se forma en un modelo de interés – propio y propia – preocupación y puede volverse demasiado débil para decidir por Dios. «LA MENTE puede ser amoldada cada vez más por el pensamiento del mundo, las expectativas de las personas y las normas de juicio terrenal.

«EL INTELECTO puede perder su realización de la Sabiduría de Dios que es suprema, un tesoro mayor que toda la especialización y grandeza humana. Puede incluso racionalizar que es lo que lo viste, y puede empezar a justificar como correcto lo que está objetivamente equivocado. Una pérdida de humildad ante Dios nos lleva confiar en nosotros y menos en él: más en nuestro potencial personal y menos en él Quién es de hecho es la fuente y dador de cada talento que nosotros poseemos. Dios puede necesitar impedir al orgullo que se forme y que nos tome, para entonces nosotros habremos perdido el más grande regalo, el propio Dios. Pero mientras él quita nuestras seguridades que nosotros nos sentimos vulnerables y desvalido de nosotros mismos.

«LA MEMORIA puede nublarse de la conciencia de los hechos misericordiosos de Dios en nuestro pasado y necesita una purificación y un fortalecimiento del desorden de preocupaciones personales que aumentan y bloquean nuestra dependencia amorosa en el Dios Que nos ama con un amor eterno. Para hacernos comprender esto, él tendrá que llevarnos hacia a una realización de que no somos nada y que todo lo que todo procede de él, Quién es el dador de la vida.

«NUESTRO CUERPO a través de sus debilidades como resultado del pecado original y debido a las tentaciones constantes de los otros espíritus mortales – aparte de orgullo -quienes pueden ganar muchas influencias sobre los apetitos corporales y temperamentos de una persona a través de sus ataques de codicia, lujuria, ira, glotonería, envidia y pereza, necesitará fortalecerse para dominar el ego, que es impartido como regalo del Espíritu de auto dominio. Este refuerzo espiritual de nuestras facultades más altas sobre nuestros apetitos más bajos romperá nuestra calma entre más dependientes a la carne nos permitamos a nosotros mismos volvernos.

«EL ALMA a través del fracaso de las otras facultades para responder a Dios puede experimentar sólo la luz o la oscuridad. Aunque este trabajo de purificación no es la descarga del Espíritu Santo como en el Sacramento de Confirmación, producirá inevitablemente ya una libertad de movimiento del Espíritu recibido a través del Sacramento porque él está impedido y es estorbado por nuestras imperfecciones e impurezas, así como por el residuo de pecados pasados que ya han quedado perdonados.

 

LA PURIFICACION PUEDE SER DOLOROSA

«Los siete grados del Espíritu de Dios pueden estar en trabajando en cualquier momento dado, o puede haber tres o cuatro, o cualquier número de grados del Espíritu trabajando en cualquier momento.

«Por ejemplo, si el corazón está abierto y la mente es débil y Jesús quiere purificar a la mente, a veces la oscuridad experimentada se siente como el abandono. La mente no puede entender, y piensa que Dios lo ha abandonado hasta Dios pueda, en Su grado, penetrar para purificar esa área en particular de la mente suficientemente, y entonces uno puede recibir la Luz y ganar la comprensión del Espíritu de Dios.

«Si alguien está viviendo con pensamientos malos, y Dios está purificando y fortaleciendo a la mente, tiene entonces la habilidad para superar los pensamientos malos, pero cuando Dios retira ese grado del Espíritu de la mente, la mente está en un estado de conmoción, como estaba. Se siente como una depresión, un sentimiento de dolor, mientras la purificación se está llevando a cabo. «Mientras el Espíritu de Dios progresa y trabaja a través de cada área, es un procedimiento doloroso, y la llave para todo es la entrega; entregar todo para el amor de Dios.

«Antes de que Dios purifique un área en particular, es como estar en oscuridad, dependiendo que tan abierta o bloqueada esté esa área, y dependiendo qué grado del Espíritu de Dios está trabajando. Entre más alto sea el grado del Espíritu, más poderoso será y el mayor será la conmoción causada. «Dios podría traer una persona a un nivel particular y ese nivel puede purificarse y hacerlo bien, pero esa persona puede, por su propia voluntad, caer en la tentación de Satanás en pecado y oscuridad. La memoria, por ejemplo, puede olvidarse de la  misericordia de Dios, y de la verdad. Entonces Dios tendrá que repetir, en Su misericordia y bondad, la purificación de la memoria de esa persona de nuevo y despertar de nuevo su facultad.

«Si la voluntad es débil, Dios tendrá que trabajar en la voluntad. Es la tentación de la carne en nuestra libre voluntad para decidir en contra del deseo que Dios ha dado en el corazón. Y si el Dios está trabajando en la voluntad, en cualquier grado de Su Espíritu, la voluntad puede volverse insegura, y puede sentirse frágil, incluso puede parecer estar a punto de derrumbarse.»

 

LA ENTREGA ES LA LLAVE

«La llave es la rendición. Todo tiene que ser entregado. Cuando nosotros conseguimos el conocernos a nosotros mismos, conseguimos comprender nuestra nada, y que sin Dios no somos nada, y la voluntad, más que cualquier otra facultad es instruida y enseñado por esto. Nosotros comprendemos que dependemos de Dios para todo absolutamente, para Sus regalos de la Luz, Sabiduría y Misericordia y los grados del Espíritu Santo en cada área de nuestras vidas.

«El Espíritu Santo quiere fortalecer todas las áreas de nuestro ser, y como todas estas áreas trabajan juntas, si hay algo bloqueando cualquier otra área, las demás sufren. Entre más rápidamente entregamos todo a Dios, por amor a él, es mejor; y entiende a nosotros mismos y a nuestra nada a la luz de Dios; y viene con corazones totalmente abiertos y doblados al recibir todo de Dios con humildad.»

 

CUANDO LAS COSAS SALEN MAL

«Es fácil rendirse cuándo todo va bien, pero cuándo las cosas salen mal para nosotros, cuándo una persona puede decir ‘ ¿Dónde está Dios en todos esto? ‘, nosotros encontramos excusas y tenemos pensamientos negativos y se siente como si ya hubiéramos tenido suficiente, entonces podemos caernos a dónde estabamos antes. Pero si nosotros podemos entregarnos al amor de Dios, y no solo estar interesados en cuestionarlo, entonces es como si al corazón se le permitiera abrirse a una magnitud mayor, y el Espíritu puede fluir libremente, a través de este cauce, en el alma.»

 

SACERDOTES

Christina entendió que «Considerando que de los consuelos de alma sigue el proceso de purificación para aquéllos que Dios está atrayendo a la perfección a través de los siete pasos, con los sacerdotes es generalmente diferente. El significado del sacerdocio es ser una víctima en unión con Jesús: los sacerdotes comparten de una manera especial en el victimario de Cristo, el Gran Sacerdote Divino que es sacrificado por los pecados del mundo. Los sacerdotes que están soportando el proceso de purificación experimentarán una sensación de vacío durante este proceso y por el tiempo que dure porque los beneficios serán aplicados por Dios a las almas quienes ellos pastorean el rebaño de Dios. Jesús pastorea a sus ovejas por medio del ministerio de los sacerdotes. Así que los sacerdotes beneficiarán al rebaño a su cargo de una manera profundamente espiritual cuando ellos mismos sean llevados más cerca a perfección por medio de los siete pasos.

«No sería nada extraño para un sacerdote, el pasar por toda su vida sacerdotal no sintiendo consuelo espiritual alguno, una presa a muchas tentaciones, soledad emocional, el vacío interno y como si fuera abandonado por Dios. Además, ellos sufren la falta de conocimiento para entender la abundancia de frutos espirituales que vienen de Dios por medio de ser víctima – una riqueza de riquezas espirituales para despilfarrar en Sus pequeños corderos.

«Pero Dios también espera que las personas (sus pequeños corderos) respondan a la grandeza de riqueza espiritual que hay en los sacramentos que él les otorga por medio del sacrificio de sus sacerdotes, a través de contestación en la oración y los sacrificios, para así guardar santos a los ungidos de Dios.

«Como en las Escrituras, Jesús cuestionó a Pedro tres veces «¿me amas?» y todas las veces, Pedro contestó, «Sí», Jesús deseó que él alimentara a sus corderos, él iba a cumplir esto inmediatamente en el sufrimiento y la muerte que Jesús profetizó inmediatamente para él. ÁAsí que la intención de Jesús’ diciendo «Apacienta a mis corderos» es «sufre por mis corderos». La cruz es la pastura!»

 

LA GRACIA DE DIOS Y COMO LA RECIBIMOS

«El grado más alto de gracia se recibe a través de recibir la Santa Eucaristía en el Sacrificio de la Misa – para la persona que está en estado de gracia. Este requisito de estar en estado de gracia, muestra la importancia del Sacramento de Penitencia.
«Por el Sacramento de Penitencia viene el segundo grado más alto de gracia que podemos recibir.

«El tercer grado más alto de gracia viene a través de la oración y de nuestras buenas obras por los compañeros, miembros del Cuerpo Místico. Esta gracia viene como un flujo del enorme faro de Luz, el Espíritu de Dios, en unidad con cada alma, a través de sus grados más altos.»

 

SANTIDAD

«La santidad no es, por consiguiente, para ser igualado meramente con la salud de mente o bienestar de cuerpo, o incluso con la llamada «totalidad». Ser santo quiere decir, el estar totalmente en unión con el Espíritu de Dios. En esta unión nosotros utilizamos la fuente viviente de la Primavera eterna del
Espíritu de Dios.»

 

LO QUE PASA EN EL MOMENTO DE LA MUERTE

«Cuando sale del cuerpo, cada alma es destinada para la vida inmortal y su futuro en la eternidad es determinado por su estado cuando la muerte se lleva a cabo, y el alma es liberada del cuerpo. Cuando el cuerpo muere y el alma es liberada, de repente se encuentra en la completa luz del conocimiento, capaz para verse cuando está de pie en la vista de Dios. Entonces comprende la oscuridad a la que las acciones del cuerpo lo condenaron. La sensibilidad del alma a la enormidad de la Luz de Dios es como el ojo desnudo antes del brillo de mil soles y el alma en la oscuridad tiembla de dolor. Se zambulle en el mar de Infierno evitar el dolor que le causa la enormidad de la Luz.»

 

PURGATORIO

«El alma destinada para el Purgatorio busca la sombra en nivel apropiado del mismo, para su propia imperfección. Se zambullirá automáticamente en el Purgatorio para ser limpiado y purificado, consciente de todos los pecados por los que no reparó suficientemente; irá alegremente a cualquier nivel del Purgatorio que sea necesario, y estará eternamente agradecido a Dios por el Purgatorio, en el conocimiento de que un día ganará su presencia en el Cielo.»

 

LA REALIDAD DE INFIERNO

Cuando se le preguntó por una alma que muere en pecado mortal, Christina dijo esto: «Durante la vida, si una alma se ve envuelta cada vez más y más profundamente en el pecado, la oscuridad y la ceguera, Dios llamará y llamará ese alma, una y otra vez, instándole a que responda a la Luz.
«Pero si una persona no quiere oír y no quiere ver y se niega a responder, el cuerpo hará de esa alma un infierno viviente, en todas las facultades de esa persona, y sólo responde a la tentación del Diablo.

 

CIELO

«Cuando muere el alma y se purifica para el Cielo según el grado de su contestación al Espíritu y Gracia de Dios, se atraerá a un nivel exterior de esa Luz de Dios en el Cielo. Será totalmente cumplido según la realización de su propia capacidad para Dios. A la magnitud de la disminución del ego en tierra, por eso permitiendo el aumento del Espíritu de Dios, esta capacidad se aumenta en las almas que reciben un grado alto de Dios está que los llama en vida. Ellos serán atraídos a las áreas más profundas de la Deidad. Semejante alma podría describirse como un cristal brillante que permite que la Luz de Dios irradie o se refleje a través de él, trayéndole mayor gloria a Dios.»

 

SANTOS

«El orar a través de Nuestra Señora no distrae de la gloria de Dios pero realmente refuerza la gloria de Dios por ser ella lo que es en la Santísima Trinidad, siendo la única persona en libertad en el Espíritu de Dios para ir al Corazón de la Santísima Trinidad.

«El orar a través de los santos glorifica Dios porque ellos están unidos en el Espíritu de Dios a cualquier nivel al que han sido llevados. Porque ellos han sido llevados al Cielo a través de la acción de su contestación al Espíritu durante su vida terrenal, Dios permitiría gustosamente a Su Espíritu el responder al alma terrenal que busca ayuda a través de ellos.»

 

LA LLAMADA A LA VIDA EN LA SANTÍSIMA TRINIDAD

«En la Santísima Trinidad, nosotros tenemos el Padre y a Jesús, y en unión a Jesús y el Padre, el Espíritu Santo, tremenda Luz y Sabiduría, con todos Sus Dones, y juntos con el temor y grandeza, el amor y unión entre el Padre y el Hijo, la Misericordia y Justicia infinita de Dios. El Padre creó el Mundo, el Hijo lo redimió, y el Espíritu Santo lo purifica y lo atrae a él. Dios desea atraer a él a aquéllos que han sido redimidos, y son amados, pero a través del pecado ellos experimentan la oscuridad y son incapaces responder a la Luz y la Verdad.

«Dios nos creó para amarlo y adorarlo, pero estando en el mundo y respondiendo a la oscuridad de pecado, nosotros empezamos a amarnos y servirnos a nosotros mismos. ésa es la tentación del mundo y de la carne, que nos llevarán a una oscuridad que nos cegará de percibir la Luz de Dios. Aunque el mundo es la creación de Dios, es el reino del Diablo el que tienta la carne. Porque es redimida, el alma puede escoger a través de su libre voluntad, los deseos de la carne y del mundo o de la casa eterna que Dios ha preparado siguiendo a Jesús. Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida.»

 

DIOS DESEA SALVAR A TODOS

Christina dice que «Dios quiere que todas las almas se salven, y que Jesús murió por toda humanidad, pero Dios le ha dado cada persona creada, el libre albedrío, y Nuestra Señora ha puesto énfasis una y otra vez, en que todo lo que una persona tiene que hacer es dejar de pecar y retroceder. Ella le está suplicando por todo el mundo a sus niños, que regresen a Su Hijo, antes de que sea demasiado tarde, mientras todavía tengan tiempo. Y esto es el por qué Nuestra Madre Bendita incluso llora lágrimas de sangre, porque muchas almas se están perdiendo.»

 

LIBRE ALBEDRÍO

Explicando cómo ella entiende el libre albedrío, y cómo se deja a cada uno de nosotros el aceptar o rechazar la gracia de Dios, Christina dice «La imagen que ele fue dada a ella de cómo Dios nos ha dado libre voluntad y siempre está siempre ofreciéndonos Su gracia, estaba en la forma de dos árboles, un Arbol Negro de Oscuridad y un Arbol Blanco de Luz.

«Yo vi del Arbol de Luz muchas raíces blancas que iban en muchas direcciones, y había raíces negras más grandes en el Arbol de Oscuridad y todas estas raíces se entrelazaban con las estrechas raíces del Arbol de Luz.

«Entonces era como si hubiera hormigas pequeñas que corrían a lo largo de en las raíces, representando a las personas, y cada uno de aquéllas en las raíces blancas del Arbol de Luz tenía un pequeño punto blanco de luz. Y ellos se impresionarían hasta que encontraran un lugar donde las raíces se entrelazan, y se detendrían a los cruces de caminos y no sabrían hacia donde ir. Y ellos podrían flotar entonces fuera de a la otra raíz negra del Arbol de Oscuridad, y entonces su luz saldría. Entonces ellos podrían venir de nuevo a otro lugar de la reunión de los dos juegos de raíces, y algunos se remontarían a las raíces blancas del Arbol de Luz y su luz se vería de nuevo.

«Mientras ellos se acercaban más a los troncos de los dos árboles, aquéllos que alcanzaron el Arbol de Luz simplemente desaparecieron en la Luz mientras aquéllos en las raíces negras que vienen más cerca al árbol de Oscuridad parecían ir a gran velocidad, como apresurándose para el Infierno. Así es cómo me fue dado, y no me fue mostrado ninguna fase intermedia.

«Como yo lo entendí, ésta era una representación de cómo el libre albedrío y la gracia de Dios trabajan, de cómo nosotros la recibimos, y entonces la rechazamos, y de cómo Dios siempre está perdonándonos, a través de la Confesión durante nuestra vida, pero él nos ha dado libre albedrío, y no nos obliga a que lo aceptemos.»

 

EL PAPEL DE UN ALMA VICTIMA EN EL CUERPO MISTICO DE CRISTO PARA CIRCULAR EN LA GRACIA DE CONVERSIÓN DE DIOS

«Entre más una persona se entrega a Dios, más el Señor invitará a esa persona a entregarse, y más las personas serán habilitadas por Dios para recibir y responder a Su Espíritu, Amor, y Gracia, entregándose en total abandono y confianza. «Lo que esto significa es que Dios desea que los pecados de otros sean purificados a través de la víctima o el alma sufrida que se entrega y ofrece su sacrificio a Dios para ser purificado en unidad con el sacrificio de Jesús, así permitiéndole a Dios el atraer muchas otras almas a él. «Como Christina dice, «Mira el crucifijo, y ve los brazos extendidos de Jesús. él fue crucificado para redimirnos. Nació en un establo mostrándonos que no quiso nada del mundo. No había ningún techo sobre de Su Cabeza, mostrándonos el la poca importancia de todo en el mundo. Todavía más, era el Hijo de Dios, enseñándonos como él dijo, lo que nos había enseñado a través Su Padre por medio del Espíritu. Así que todo lo que Jesús sabía era por medio del Espíritu y él estaba enseñándonos el camino, el camino a casa – cómo ganar la Vida Eterna. él nos enseñó que el no ser nada ante los ojos del mundo, es el camino a casa a través de él.

«Es por eso que, si nosotros vemos al ego como importante, o vemos nuestro progreso a los ojos del mundo, no vemos nada de la carne, como importante, entonces nosotros no hemos ganado nada. Sólo es si nosotros lo ganamos a través del Amor de Dios y su Espíritu, es que nosotros ganamos algo y que le permitimos a Dios que se desarrolle en nosotros, que crezca en nosotros. Nuestras almas, entonces, se transformarán cada vez más en la semejanza e Imagen de Cristo. Entre más permitimos que se transformen nuestras almas, más nos alcanzará y tocará a otros el fulgor del Espíritu de Dios y la Luz, por la disminución de ego y el aumento del Espíritu de Dios.

«Esto es» como Christina lo entiende, «cómo los sufrimientos y sacrificios aceptados por una persona que confía y se entrega, son usados por Dios para ayudar otros en el Cuerpo Místico, que están en oscuridad y penosamente en necesidad de Su gracia. Esto es cómo, a través de la acción purificadora del Espíritu de Dios en una alma víctima, otros pueden ser llevados nuevamente a Dios. Este trabajo de purificación, entonces, no se piensa en que sólo beneficiará a ellos mismos. Dios en Su amor está sacando lo bueno de ellos para la conversión de almas perdidas.»

 

LA MANO PARALIZADA Y LA MANO EN FUNCIONAMIENTO

A Christina se le dio el ejemplo de las dos manos, la mano paralizada y la mano en funcionamiento. «Si una persona tiene una mano paralizada y no puede usarla, entonces esa persona debe compensarse usando mucho más la otra mano. «La mano paralizada representa a la persona que no puede ser hacer caso a Dios, y está sin el esclarecimiento de Dios, y la otra mano es la otra persona en el Cuerpo Místico, que está preparada para sufrir y cooperar con el Espíritu de Dios para convertir al otro. Lo que Jesús quiere es hacer que fluya su gracia de conversión de la mano en funcionamiento a la mano paralizada y así que renovar su vida en esa alma.»

Christina explica después, lo que le ha sido dado: «Cuando oímos sobre un ‘ la conversión, ‘ la gracia para la renovación de vida en ese alma viene del sufrimiento de alguien más. Con el Cuerpo Místico, Dios usará el alma víctima, para ayudar a aquéllos que están en la oscuridad del pecado. él tomará el alma de la víctima para él, y le dará sus regalos y gracias de una mejor manera. él la nutrirá, y le dará la fuerza y habilidad para entregarse en todas las cosas a él, y ser aplastado como una uva. «El alma víctima es la mano en funcionamiento, y el alma en oscuridad que no quiere saber sobre la Luz, es la mano paralizada. . . No tiene la habilidad para acercarse a la Luz y pedirle perdón a Dios, debido a la oscuridad y el pecado. Cuando alguien está lejos de Dios, en pecado profundo, y que esa persona no reconoce la verdad, o la realidad de la verdadera presencia de Dios, Jesús usará el alma de la víctima, y lo aplastará, y la gracia y la Luz de Su Espíritu pueden fluir libremente a la persona en oscuridad, dándole al alma vida nuevamente – renovando la vida de Dios en esa persona.

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Bautismo de Jesús en el Jordán: visión de María de Agreda

En su libro Mística Ciudad de Dios, María de Agreda relata esta visión sobre el bautismo.

 

Llega el Salvador Jesús a la ribera del Jordán, donde le bautizó San Juan Bautista y pidió también ser bautizado del mismo Señor.

974. Dejando nuestro Redentor a su amantísima Madre en Nazaret y en su pobre morada, sin compañía de humana criatura pero ocupada en los ejercicios de encendida caridad que he referido (Cf. supra n. 971), prosiguió Su Majestad las jornadas hacia el Río Jordán, donde su pre­cursor San Juan Bautista estaba predicando y bautizando cerca de Betania, la que estaba de la otra parte del río y por otro nombre se llamaba Betabara. Y a los primeros pasos que dio nuestro divino Redentor desde su casa levantó los ojos al Eterno Padre y con su ardentísima caridad le ofreció todo lo que de nuevo comenzaba a obrar por los hombres: los trabajos, dolores, pasión y muerte de cruz que por ellos quería padecer, obedeciendo a la voluntad eterna del mismo Padre, y el natural dolor que sintió, como Hijo verdadero y obe­diente a su Madre, en dejarla y privarse de su dulce compañía que por veinte y nueve años había tenido. Iba el Señor de las criaturas solo, sin aparato, sin ostentación ni compañía, el supremo Rey de los reyes y Señor de los señores, desconocido y no estimado de sus mismos vasallos, y tan suyos que por sola su voluntad tenían el ser y conservación, y su real recámara era la extrema y suma pobreza y desabrigo.

975. Como  los  Sagrados  Evangelistas dejaron  en  silencio  estas obras del Salvador y sus circunstancias tan dignas de atención, no obstante que con efecto sucedieron, y nuestro grosero olvido está tan mal acostumbrado a no agradecer las que nos dejaron escritas, por esto no discurrimos ni consideramos la inmensidad de nuestros beneficios y de aquel amor sin tasa ni medida que tan copiosamente nos enriqueció y con tantos vínculos de oficiosa caridad nos quiso atraer a sí mismo.  ¡Oh amor eterno del Unigénito del Padre!   ¡Oh bien mío y vida de mi alma!, ¡qué mal conocida y peor agradecida es esta vuestra ardentísima caridad! ¿Por qué, Señor y dulce amor mío, tantas finezas,  desvelos y penalidades por quien no sólo no habéis menester, pero ni ha de corresponder ni atender a vuestros favores más que si fueran engaño y burla?  ¡Oh corazón humano, más rústico y feroz que de una fiera!  ¿Quién te endurece tanto? ¿Quién te detiene? ¿Quién te oprime y te hace tan grave y pesado para no caminar al agradecimiento de tu Bienhechor? ¡Oh encanto y fascinación lamentable de los entendimientos de los hombres! ¿Qué letargo tan mortal es éste que padecéis? ¿Quién ha borrado de vues­tra memoria verdades tan infalibles y beneficios  tan memorables y vuestra propia y verdadera felicidad? Si somos de carne, y tan sensible, ¿quién nos ha hecho más insensibles y duros que los mis­mos riscos y peñascos inanimados? ¿Cómo no despertamos y recupe­ramos algún sentido con las voces que dan los beneficios de vuestra Redención? A las palabras de un Profeta, Ezequiel (Ez 37, 1ss), revivieron los huesos secos y se movieron, y nosotros resistimos a las palabras y a las obras del que da vida y ser a todo. Tanto puede el amor terreno, tanto nuestro olvido.

976. Recibid, pues, ahora, oh Dueño mío y lumbre de mi alma, a este vil gusanillo que arrastrando por la tierra sale al encuen­tro de los hermosos pasos que dais para buscarle, con ellos levantáis en esperanza cierta de hallar en vos verdad, camino, fineza y vida eterna. No tengo, amado mío, qué ofreceros en retorno sino vues­tra bondad y amor y el ser que por él he recibido, menos que vos mismo no puede ser paga de lo infinito que por mi bien habéis hecho.  Sedienta  de vuestra  caridad  salgo  al  camino,  no  queráis, Señor y Dueño mío,  divertir ni  apartar la vista de vuestra real clemencia de la pobre a quien buscáis con diligencias solícitas y amorosas. Vida de mi alma y alma de mi vida, ya que no fui tan dichosa  que  mereciese gozar  de vuestra vista  corporal  en  aquel siglo felicísimo, soy a lo menos hija de Vuestra Santa Iglesia, soy parte de este cuerpo místico y congregación santa de fieles. En vida peligrosa, en carne frágil, en tiempos de calamidad y tribulaciones vivo, pero clamo del profundo, suspiro de lo íntimo del corazón por vuestros infinitos merecimientos, y, para tener parte en ellos, la fe santa me los certifica, la esperanza me los asegura y la caridad me da derecho a ellos. Mirad, pues, a esta humilde esclava para hacerme agradecida a tantos beneficios, blanda de corazón, constante en el amor y  toda a vuestro agrado y mayor beneplácito.

977. Prosiguió nuestro Salvador el camino para el Río Jordán, derra­mando en diversas partes sus antiguas misericordias, con admira­bles   beneficios   que   hizo   en   cuerpos   y   almas   de   muchos   nece­sitados, pero siempre con modo oculto, porque hasta el bautismo no se dio testimonio público de su poder divino y grande excelen­cia. Antes de llegar a la presencia del Bautista, envió el Señor al corazón del Santo nueva luz y júbilo que mudó y elevó su espíritu, y reconociendo San Juan Bautista estos nuevos efectos dentro de sí mismo, admirado dijo: ¿Qué misterio es éste y qué presagios de mi bien?, porque desde que conocí la presencia de mi Señor en el vientre de mi madre, no he sentido tales efectos como ahora. ¿Si viene por dicha o está cerca de mí el Salvador del mundo? A esta nueva ilus­tración se siguió en el Bautista una visión intelectual, donde conoció con mayor claridad el misterio de la unión hipostática en la perso­na del Verbo, y otros de la redención humana. Y en virtud de esta nueva luz dio los testimonios que refiere el Evangelista San Juan, mientras estaba Cristo nuestro Señor en el desierto y después que salió de él y volvió al Río Jordán: uno a la pregunta de los judíos y otro cuando dijo: Ecce Agnus Dei (Jn 1, 36), etc., como adelante diré (Cf. infra n. 1010, 1017). Y aunque el  San Juan Bautista  había  conocido  antes  grandes  sacramentos cuando  le mandó el Señor salir a predicar y bautizar, pero en esta ocasión y visión se renovaron y manifestaron con mayor claridad y abundan­cia y conoció que venía el Salvador del mundo al bautismo.

978. Llegó, pues, Su Majestad entre los demás y pidió a San Juan Bautista le bautizase como a uno de los otros, y el Bautista le conoció y pos­trado a sus pies deteniéndole le dijo: Yo he de ser bautizado, ¿y Vos, Señor, venís a pedirme el bautismo? como lo refiere el Evangelista San Mateo (Mt 3, 14). Respondió el Salvador: Déjame ahora hacer lo que de­seo, que así conviene cumplir toda justicia (Mt 3, 15). En esta resistencia que intentó el Bautista de bautizar a Cristo nuestro Señor y pedirle el bautismo, dio a entender que le conoció por verdadero Mesías. Y no contradice a esto lo que del mismo Bautista refiere San Juan Evangelista (Jn 1, 33), que dijo a los judíos: Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar en agua, me dijo: Aquel sobre quien vieres que viene el Espíritu San­to y está sobre él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo. Y yo lo vi y di testimonio de que éste es el Hijo de Dios. La razón de no ha­ber contradicción en estas palabras de San Juan Bautista con lo que dice San Mateo es, porque el testimonio del cielo y la voz del Padre que vino en el Río Jordán sobre Cristo nuestro Señor fue cuando San Juan Bautista tuvo la visión y conocimiento que queda dicho (Cf. supra n. 977), y hasta enton­ces no había visto a Cristo ocularmente, y así negó que hasta enton­ces no le había conocido como entonces le conoció; pero como no sólo le vio corporalmente, sino con la luz de la revelación al mismo tiempo, por eso se postró a sus pies pidiendo el bautismo.

979. Acabando de bautizar San Juan Bautista a Cristo nuestro Señor, se abrió el cielo y descendió el Espíritu Santo en forma visible de palo­ma sobre su cabeza y se oyó la voz del Eterno Padre que dijo: Este es mi Hijo amado, en quien tengo yo mi agrado y complacencia (Mt 3, 15). Esta voz del cielo oyeron muchos de los circunstantes que no desmerecieron tan admirable favor y vieron asimismo el Espíritu Santo en la forma que vino sobre el Salvador; y fue este testimonio el mayor que pudo darse de la divinidad de nuestro Redentor, así por parte del Padre que le confesaba por Hijo, como por la de la misma testificación, pues por todo se manifestaba que Cristo era Dios verdadero, igual a su Eterno Padre en la sustancia y perfecciones infinitas. Y quiso el Padre ser el primero que desde el cielo testificase la divinidad de Cristo, para que en virtud de su testificación quedasen autorizadas todas cuantas después se habían de dar en el mundo. Tuvo también otro misterio esta voz del Padre, que fue como desempeño que hizo volviendo por el crédito de su Hijo y recompensándole la obra de humillarse al bautismo, que servía al remedio de los pecados, de que el Verbo humanado estaba libre, pues era impecable.

980. Este acto de humillarse Cristo nuestro Redentor a la forma de pecador, recibiendo el bautismo con los que lo eran, ofreció al Padre con su obediencia, y por ella para reconocerse inferior en la naturaleza humana común a los demás hijos de Adán y para ins­tituir con este modo el sacramento del bautismo, que en virtud de sus merecimientos había de lavar los pecados del mundo; y humillándose el mismo Señor el primero al bautismo de las culpas, pidió y alcanzó del Eterno Padre un general perdón para todos los que le recibiesen y que saliesen de la jurisdicción del demonio y del pecado y fuesen reengendrados en el nuevo ser espiritual y sobrenatural de hijos adoptivos del Altísimo y hermanos del mismo Reparador Cristo nuestro Señor. Y porque los pecados de los hombres, así los preté­ritos, presentes y futuros, que tenía presentes el Eterno Padre en la presencia de su sabiduría, impidieran este remedio tan suave y fácil, lo mereció Cristo nuestro Señor de justicia, para que la equidad del Padre le aceptase y aprobase dándose por satisfecho, aunque cono­cía cuántos de los mortales en el siglo presente y futuro habían de malograr el bautismo y otros innumerables que no le admitirían. Todos estos impedimentos y óbices removió Cristo nuestro Señor y como satisfizo, por lo que habían de desmerecer, con sus méritos y humillándose a mostrar forma de pecador siendo inocente y reci­biendo el bautismo. Y todos estos misterios comprendieron aquellas palabras  que respondió al Bautista: Deja ahora,  que así conviene cumplir toda justicia (Mt 3, 15). Y para acreditar al Verbo humanado y recompensar su humillación y aprobar el bautismo y sus efectos que había de tener, descendió la voz del Padre y la persona del Espíritu Santo y fue confesado y manifestado por Hijo de Dios verdadero, y conocieron a todas Tres Personas, en cuya forma se había de dar el bautismo.

981. El gran Bautista San Juan fue a quien de estas maravillas y de sus efectos alcanzó entonces la mejor parte, que  no sólo bautizó a su Redentor y Maestro y vio al Espíritu Santo y el globo de la luz celes­tial que descendió del cielo sobre el Señor con innumerable multitud de Ángeles que asistían al bautismo, oyó y entendió la voz del Padre y conoció otros misterios en la visión y revelación que queda dicha; pero sobre todo esto fue bautizado por el Redentor. Y aunque el Evangelio no dice más de que lo pidió (Mt 3, 14) pero tampoco lo niega, por­que sin duda Cristo nuestro Señor, después de haber sido bautizado dio a su Precursor el Bautismo (Sacramental) que le pidió y el que Su Majestad instituyó desde entonces, aunque su promulgación general y el uso común lo ordenó después y mandó a los Apóstoles después de resuci­tado (Mt 28, 19; Mc 16, 15).  Y como  adelante  diré (Cf. infra n. 1030ss),   también  bautizó   el   Señor  a  su Madre santísima antes de esta promulgación en que declaró la forma del bautismo que había ordenado. Así lo he entendido, y que San Juan Bautista fue el primogénito del bautismo (Sacramental)  de  Cristo nuestro  Señor y de la nueva Iglesia que fundaba debajo de este gran sacramento, y por él recibió el Bautista el carácter de cristiano y gran plenitud de gracias, aunque no tenía pecado original que se le perdonase, porque ya le había justificado el Redentor antes  que naciera el Bautista, como en su lugar queda declarado (Cf. supra n. 218). Y aquellas palabras que respondió el Señor: Deja ahora, que conviene cumplir toda jus­ticia, no fue negarle el bautismo, sino dilatarle hasta que Su Majestad fuese bautizado primero y cumpliese con la justicia en la forma que se ha dicho, y luego le bautizó y dio su bendición para irse la Majes­tad divina al desierto.

982. Volviendo ahora a mi intento y a las obras de nuestra gran Reina y Señora, luego que fue bautizado su Hijo santísimo, aunque tenía luz divina de las acciones de Su Majestad, le dieron noticia de todo lo sucedido en el Río Jordán los Santos Ángeles que asistían al mis­mo Señor; y fueron de aquellos que dije en la primera parte (Cf. supra p. I n. 373) lle­vaban las señales  o divisas  de la pasión del  Salvador. Por todos estos misterios del bautismo que había recibido y ordenado y la testificación  de  su  divinidad,  hizo la prudentísima Madre  nuevos himnos y cánticos de alabanza del Altísimo y del Verbo humanado y de incomparable agradecimiento; y por los actos de humildad y peticiones que hizo el divino Maestro, imitóle ella haciendo otros muchos, acompañándole y siguiéndole en todos. Pidió con fervorosísima caridad por los hombres, para que se aprovechasen del Sacramento del Bautismo y para su propagación por todo el mundo, y sobre estas peticiones y cánticos, que por sí misma hizo, convidó luego a los cortesanos celestiales para que la ayudasen a engrandecer a su Hijo santísimo por haberse humillado a recibir el bautismo.

 

Doctrina que me dio la Reina del cielo María santísima.

983. Hija mía, en las muchas y repetidas veces que te manifiesto las obras de mi Hijo santísimo que hizo por los hombres, lo que yo las agradecía y apreciaba, entenderás cuan agradable es al Muy Alto este fidelísimo cuidado y correspondencia de tu parte y los ocultos y grandes bienes que en él se encierran. Pobre eres en la casa del Señor, pecadora, párvula y desvalida como el polvo; mas con todo eso quiero de ti que tomes por tu cuenta el dar incesantes gracias al Verbo humanado por el amor que tuvo a los hijos de Adán y por la ley santa e inmaculada, eficaz y perfecta que les dio para su remedio, y en especial por la institución del Santo Bautis­mo, con cuya eficacia quedan libres del demonio y reengendrados en hijos del mismo Señor y con gracia que los hace justos y los ayuda para no pecar. Obligación común es ésta de todos, pero cuando las criaturas casi la olvidan, te la intimo yo a ti para que a imitación mía tú la procures agradecer por todos, o como si fueras tú sola deu­dora; pues a lo menos en otras obras del Señor lo eres, porque con ninguna otra nación se ha mostrado más liberal que lo es contigo, y en la fundación de su Ley Evangélica y Sacramentos estuviesen pre­sente en su memoria y en el amor con que te llamó y eligió para hija de su Iglesia y alimentarte en ella con el fruto de su sangre.

984. Y si el autor de la gracia, mi Hijo santísimo, para fundar como prudente y sabio artífice su Iglesia evangélica y asentar la primera base de este edificio con el Sacramento del Bautismo, se humilló, oró, pidió y cumplió toda justicia, reconociendo la infe­rioridad de su humanidad santísima, y siendo Dios por la divinidad no se dedignó de en cuanto hombre abatirse a la nada, de que fue criada su purísima alma y formado el ser humano, ¿cómo te debes humillar tú que has cometido culpas y eres menos que el polvo y la ceniza despreciada? Confiesa que de justicia sólo mereces el cas­tigo y el enojo e ira de todas las criaturas, y que ninguno de los mortales que ofendieron a su Criador y Redentor puede con verdad decir que se le hace agravio o injusticia aunque le sucedan todas las tribulaciones   y   aflicciones   del   mundo   desde   su   principio   hasta el fin; y pues todos en Adán pecaron, ¿cuánto se deben humillar y sufrir cuando los toque la mano del Señor? Y si tú padecieras todas las penas de los vivientes con humilde corazón y sobre eso ejecutaras con plenitud todo lo que te amonesto, enseño y mando, siempre debes juzgarte por sierva inútil y sin provecho. Pues ¿cuánto debes humillarte de todo corazón cuando faltas en cumplir lo que debes y quedas tan atrasada en dar este retorno? Y si yo quiero que le des por ti y por los demás, considera bien tu obligación y prepara tu ánimo humillándote hasta el polvo, para no resistir ni darte por satisfecha hasta que el Altísimo te reciba por hija suya y te declare por tal en su divina presencia y vista eterna en la celestial Jerusalén triunfante.

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El Viaje de los Reyes Magos a Belén: Visión de Catalina Emmerich

He visto llegar hoy la caravana de los Reyes, por la noche, a una población pequeña con casas dispersas, algunas rodeadas de grandes vallas.

Me parece que es éste el primer lugar donde se entra en la Judea…

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La visión de catalina Emmerich la entregamos en tres partes:

 

Aunque aquella era la dirección de Belén, los Reyes torcieron hacia la derecha, quizás por no hallar otro camino más directo.

Al llegar allí su canto era más expresivo y animado; estaban más contentos porque la estrella tenía un brillo extraordinario: era como la claridad de la luna llena, y las sombras se veían con mucha nitidez.

A pesar de todo, los habitantes parecían no reparar en ella. Por otra parte eran buenos y serviciales.

Algunos viajeros habían desmontado y los habitantes ayudaban a dar de beber a las bestias.

Pensé en los tiempos de Abrahán, cuando todos los hombres eran serviciales y benévolos.

Muchas personas acompañaron a la comitiva de los Reyes Magos llevando palmas y ramas de árboles cuando pasaron por la ciudad.

La estrella no tenía siempre el mismo brillo: a veces se oscurecía un tanto; parecía que daba más claridad según fueran mejores los lugares que cruzaban.

Cuando vieron los Reyes resplandecer más a la estrella, se alegraron mucho pensando que sería allí donde encontrarían al Mesías.

Esta mañana pasaron al lado de una ciudad sombría, cubierta de tinieblas, sin detenerse en ella, y poco después atravesaron un arroyo que se echa en el Mar Muerto.

Algunas de las personas que los acompañaban se quedaron en estos sitios.

He sabido que una de aquellas ciudades había servido de refugio a alguien en ocasión de un combate, antes que Salomón subiera al trono.

Atravesando el torrente, encontraron un buen camino.

Esta noche volví a ver el acompañamiento de los Reyes que había aumentado a unas doscientas personas porque la generosidad de ellos había hecho que muchos se agregaran al cortejo.

Ahora se acercaban por el Oriente a una ciudad cerca de la cual pasó Jesús, sin entrar, el 31 de Julio del segundo año de su predicación.

El nombre de esa ciudad me pareció Manatea, Metanea, Medana o Madián.

Había allí judíos y paganos; en general eran malos.

A pesar de atravesarla una gran ruta, no quisieron entrar por ella los Reyes y pasaron frente al lado oriental para llegar a un lugar amurallado donde había cobertizos y caballerizas. En este lugar levantaron sus carpas, dieron de beber y comer a sus animales y tomaron también ellos su alimento.

Los Reyes se detuvieron allí el jueves 20 y el viernes 21 y se pusieron muy pesarosos al comprobar que allí tampoco nadie sabía nada del Rey recién nacido.

Les oí relatar a los habitantes las causas porque habían venido, lo largo del viaje y varias circunstancias del camino.

Recuerdo algo de lo que dijeron.

El Rey recién nacido les había sido anunciado mucho tiempo antes.

Me parece que fue poco después de Job, antes que Abrahán pasara a Egipto, pues unos trescientos hombres de la Media, del país de Job (con otros de diferentes lugares) habían viajado hasta Egipto llegando hasta la región de Heliópolis.

No recuerdo por qué habían ido tan lejos; pero era una expedición militar y me parece que habían venido en auxilio de otros.

Su expedición era digna de reprobación, porque entendí que habían ido contra algo santo, no recuerdo si contra hombres buenos o contra algún misterio religioso relacionado con la realización de la Promesa divina.

En los alrededores de Heliópolis varios jefes tuvieron una revelación con la aparición de un ángel que no les permitió ir más lejos.

Este ángel les anunció que nacería un Salvador de una Virgen, que debía ser honrado por sus descendientes. Ya no sé cómo sucedió todo esto; pero volvieron a su país y comenzaron a observar los astros.

Los he visto en Egipto organizando fiestas regocijantes, alzando allí arcos de triunfo y altares, que adornaban con flores, y después regresaron a sus tierras.

Eran gentes de la Media, que tenían el culto de los astros.

Eran de alta estatura, casi gigantes, de una hermosa piel morena amarillenta.

Iban como nómadas con sus rebaños y dominaban en todas partes por su fuerza superior.

No recuerdo el nombre de un profeta principal que se encontraba entre ellos.

Tenían conocimiento de muchas predicciones y observaban ciertas señales trasmitidas por los animales.

Si éstos se cruzaban en su camino y se dejaban matar, sin huir, era un signo para ellos y se apartaban de aquellos caminos.

Los Medos, al volver de la tierra de Egipto, según contaban los Reyes, habían sido los primeros en hablar de la profecía y desde entonces se habían puesto a observar los astros.

Estas observaciones cayeron algún tiempo en desuso; pero fueron renovadas por un discípulo de Balaam y mil años después las tres profetisas, hijas de los antepasados de los tres Reyes, las volvieron a poner en práctica.

Cincuenta años más tarde, es decir, en la época a que habían llegado, apareció la estrella que ahora seguían para adorar al nuevo Rey recién nacido.

Estas cosas relataban los Reyes a sus oyentes con mucha sencillez y sinceridad, entristeciéndose mucho al ver que aquéllos no parecían querer prestar fe a lo que desde dos mil años atrás había sido el objeto de la esperanza y deseos de sus antepasados.

A la caída de la tarde se oscureció un poco la estrella a causa de algunos vapores, pero por la noche se mostró muy brillante entre las nubes que corrían, y parecía más cerca de la tierra.

Se levantaron entonces rápidamente, despertaron a los habitantes del país y les mostraron el espléndido astro.

Aquella gente miró con extrañeza, asombro y alguna conmoción el cielo; pero muchos se irritaron aun contra los santos Reyes, y la mayoría sólo trató de sacar provecho de la generosidad con que trataban a todos.

Les oí también decir cosas referentes a su jornada hasta allí. Contaban el camino por jornadas a pie, calculando en doce leguas cada jornada.

Montando en sus dromedarios, que eran más rápidos que los caballos, hacían treinta y seis leguas diarias, contando la noche y los descansos.

De este modo, el Rey que vivía más lejos pudo hacer, en dos días, cinco veces las doce leguas que los separaban del sitio donde se habían reunido, y los que vivían más cerca podían hacer en un día y una noche tres veces doce leguas.

Desde el lugar donde se habían reunido hasta aquí habían completado 672 leguas de camino, y para hacerlo, calculando desde el nacimiento de Jesucristo, habían empleado más o menos veinticinco días con sus noches, contando también los dos días de reposo.

La noche del viernes 21, habiendo comenzado el sábado para los judíos que habitaban allí, los Reyes prepararon su partida.

Los habitantes del lugar habían ido a la sinagoga de un lugar vecino pasando sobre un puente hacia el Oeste.

He visto que estos judíos miraban con gran asombro la estrella que guiaba a los Magos; pero no por eso se mostraron más respetuosos.

Aquellos hombres desvergonzados estuvieron muy importunos, apretándose como enjambres de avispas alrededor de los Reyes, demostrando ser viles y pedigüeños, mientras los Reyes, llenos de paciencia, les daban sin cesar pequeñas piezas amarillas, triangulares, muy delgadas, y granos de metal oscuro. Creo por eso que debían ser muy ricos estos Reyes.

Acompañados por los habitantes del lugar dieron vueltas a los muros de la ciudad, donde vi algunos templos con ídolos; más tarde atravesaron el torrente sobre un puente, y costearon la aldea judía.

Desde aquí tenían un camino de veinticuatro leguas para llegar a Jerusalén.

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La Adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús: visión de Catalina Emmerich

Se apearon al llegar cerca de la gruta de la tumba de Maraña, en el valle, detrás de la gruta del Pesebre.

Los criados desliaron muchos paquetes, levantaron una gran carpa e hicieron otros arreglos con la ayuda de algunos pastores que les señalaron los lugares más apropiados…

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La visión de catalina Emmerich la entregamos en tres partes:

 

Se encontraba ya en parte arreglado el campamento cuando los Reyes vieron la estrella aparecer brillante y muy clara sobre la colina del Pesebre, dirigiendo hacia la gruta sus rayos en línea recta.

La estrella estaba muy crecida y derramaba mucha luz; por eso la miraban con grande asombro.

No se veía casa alguna por la densa oscuridad, y la colina aparecía en forma de una muralla.

De pronto vieron dentro de la luz la forma de un Niño resplandeciente y sintieron extraordinaria alegría. Todos procuraron manifestar su respeto y veneración.

Los tres Reyes se dirigieron a la colina, hasta la puerta de la gruta.

Mensor la abrió, y vio su interior lleno de luz celestial, y a la Virgen, en el fondo, sentada, teniendo al Niño tal como él y sus compañeros la habían contemplado en sus visiones.

Volvió para contar a sus compañeros lo que había visto.

En esto José salió de la gruta acompañado de un pastor anciano y fue a su encuentro.

Los tres Reyes le dijeron con simplicidad que habían venido para adorar al Rey de los Judíos recién Nacido, cuya estrella habían observado, y querían ofrecerle sus presentes.

José los recibió con mucho afecto. El pastor anciano los acompañó hasta donde estaban los demás y les ayudó en los preparativos, juntamente con otros pastores allí presentes.

Los Reyes se dispusieron para una ceremonia solemne. Les vi revestirse de mantos muy amplios y blancos, con una cola que tocaba el suelo.

Brillaban con reflejos, como si fueran de seda natural; eran muy hermosos y flotaban en torno de sus personas. Eran las vestiduras para las ceremonias religiosas.

En la cintura llevaban bolsas y cajas de oro colgadas de cadenillas, y cubríanlo todo con sus grandes mantos.

Cada uno de los Reyes iba seguido por cuatro personas de su familia, además, de algunos criados de Mensor que llevaban una pequeña mesa, una carpeta con flecos y otros objetos.

Los Reyes siguieron a José, y al llegar bajo el alero, delante de la gruta, cubrieron la mesa con la carpeta y cada uno de ellos ponía sobre ella las cajitas de oro y los recipientes que desprendían de su cintura.

Así ofrecieron los presentes comunes a los tres.

Mensor y los demás se quitaron las sandalias y José abrió la puerta de la gruta.

Dos jóvenes del séquito de Mensor, que le precedían, tendieron una alfombra sobre el piso de la gruta, retirándose después hacia atrás, siguiéndoles otros dos con la mesita donde estaban colocados los presentes.

Cuando estuvo delante de la Santísima Virgen, el rey Mensor depositó estos presentes a sus pies, con todo respeto, poniendo una rodilla en tierra.

Detrás de Mensor estaban los cuatro de su familia, que se inclinaban con toda humildad y respeto.

Mientras tanto Sair y Teokeno aguardaban atrás, cerca de la entrada de la gruta. Se adelantaron a su vez llenos de alegría y de emoción, envueltos en la gran luz que llenaba la gruta, a pesar de no haber allí otra luz que el que es Luz del mundo.

María se hallaba como recostada sobre la alfombra, apoyada sobre un brazo, a la izquierda del Niño Jesús, el cual estaba acostado dentro de la gamella, cubierta con un lienzo y colocada sobre una tarima en el sitio donde había nacido.

Cuando entraron los Reyes la Virgen se puso el velo, tomó al Niño en sus brazos, cubriéndolo con un velo amplio.

El rey Mensor se arrodilló y ofreciendo los dones pronunció tiernas palabras, cruzó las manos sobre el pecho, y con la cabeza descubierta e inclinada, rindió homenaje al Niño.

Entre tanto María había descubierto un poco la parte superior del Niño, quien miraba con semblante amable desde el centro del velo que lo envolvía. María sostenía su cabecita con un brazo y lo rodeaba con el otro.

El Niño tenía sus manecitas juntas sobre el pecho y las tendía graciosamente a su alrededor. ¡Oh, qué felices se sentían aquellos hombres venidos del Oriente para adorar al Niño Rey!.

Viendo esto decía entre mí: «Sus corazones son puros y sin mancha; están llenos de ternura y de inocencia como los corazones de los niños inocentes y piadosos.

No se ve en ellos nada de violento, a pesar de estar llenos del fuego del amor».

Yo pensaba: «Estoy muerta; no soy más que un espíritu: de otro modo no podría ver estas cosas que ya no existen, y que, sin embargo, existen en este momento.

Pero esto no existe en el tiempo, porque en Dios no hay tiempo: en Dios todo es presente.

Yo debo estar muerta; no debo ser más que un espíritu».

Mientras pensaba estas cosas, oí una voz que me dijo: «¿Qué puede importarte todo esto que piensas?… Contempla y alaba a Dios, que es Eterno, y en Quien todo es eterno».

Vi que el rey Mensor sacaba de una bolsa, colgada de la cintura, un puñado de barritas compactas del tamaño de un dedo, pesadas, afiladas en la extremidad, que brillaban como oro. Era su obsequio.

Lo colocó humildemente sobre las rodillas de María, al lado del Niño Jesús. María tomó el regalo con un agradecimiento lleno de sencillez y de gracia, y lo cubrió con el extremo de su manto.

Mensor ofrecía las pequeñas barras de oro virgen, porque era sincero y caritativo, buscando la verdad con ardor constante e inquebrantable.

Después se retiró, retrocediendo, con sus cuatro acompañantes; mientras Sair, el rey cetrino, se adelantaba con los suyos y se arrodillaba con profunda humildad, ofreciendo su presente con expresiones muy conmovedoras.

Era un recipiente de incienso, lleno de pequeños granos resinosos, de color verde, que puso sobre la mesa, delante del Niño Jesús.

Sair ofreció incienso porque era un hombre que se conformaba respetuosamente con la Voluntad de Dios, de todo corazón y seguía esta voluntad con amor.

Se quedó largo rato arrodillado, con gran fervor.

Se retiró y se adelantó Teokeno, el mayor de los tres, ya de mucha edad.

Sus miembros algo endurecidos no le permitían arrodillarse: permaneció de pie, profundamente inclinado, y puso sobre la mesa un vaso de oro que tenía una hermosa planta verde.

Era un arbusto precioso, de tallo recto, con pequeñas ramitas crespas coronadas de hermosas flores blancas: la planta de la mirra.

Ofreció la mirra por ser el símbolo de la mortificación y de la victoria sobre las pasiones, pues este excelente hombre había sostenido lucha constante contra la idolatría, la poligamia y las costumbres estragadas de sus compatriotas.

Lleno de emoción estuvo largo tiempo con sus cuatro acompañantes ante el Niño Jesús.

Yo tenía lástima por los demás que estaban fuera de la gruta esperando turno para ver al Niño.

Las frases que decían los Reyes y sus acompañantes estaban llenas de simplicidad y fervor.

En el momento de hincarse y ofrecer sus dones decían más o menos lo siguiente:

«Hemos visto su estrella; sabemos que Él es el Rey de los Reyes; venimos a adorarle, a ofrecerle nuestros homenajes y nuestros regalos».

Estaban como fuera de sí, y en sus simples e inocentes plegarias encomendaban al Niño Jesús sus propias personas, sus familias, el país, los bienes y todo lo que tenía para ellos algún valor sobre la tierra.

Le ofrecían sus corazones, sus almas, sus pensamientos y todas sus acciones.

Pedían inteligencia clara, virtud, felicidad, paz y amor.

Se mostraban llenos de amor y derramaban lágrimas de alegría, que caían sobre sus mejillas y sus barbas.

Se sentían plenamente felices.

Habían llegado hasta aquella estrella, hacia la cual desde miles de años sus antepasados habían dirigido sus miradas y sus ansias, con un deseo tan constante.

Había en ellos toda la alegría de la Promesa realizada después de tan largos siglos de espera.

María aceptó los presentes con actitud de humilde acción de gracias.

Al principio no decía nada: sólo expresaba su reconocimiento con un simple movimiento de cabeza, bajo el velo.

El cuerpecito del Niño brillaba bajo los pliegues del manto de María. Después la Virgen dijo palabras humildes y llenas de gracia a cada uno de los Reyes, y echó su velo un tanto hacia atrás.

Aquí recibí una lección muy útil. Yo pensaba: «¡Con qué dulce y amable gratitud recibe María cada regalo!

Ella, que no tiene necesidad de nada, que tiene a Jesús, recibe los dones con humildad.

Yo también recibiré con gratitud todos los regalos que me hagan en lo futuro». ¡Cuánta bondad hay en María y en José! No guardaban casi nada para ellos, todo lo distribuían entre los pobres.

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