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La Misión del Profeta Isaías y San Juan Bautista para hacer posible la Venida de Jesús

Dios preparó al universo entero para la venida de su Hijo a la Tierra.

Un eslabón básico que permitió la encarnación fue su Madre, la santísima Virgen María.

Pero también lo fue anunciando a través de los siglos.

Dos mensajeros fueron centrales: el profeta Isaías y San Juan Bautista.

El profeta Isaías  predicó en el siglo VIII aC y su función en el Plan de Dios fue anunciar la venida del mesías.
.
San Juan Bautista fue el primo de Jesús, nació 6 meses antes que él y su función fue señalar al mesías.

Veamos en este artículo como ambos cumplieron la misión que Dios les encomendó.

   

ISAÍAS ANUNCIA AL MESÍAS

Tuvo una grandiosa visión en el año 740 aC.

La visión fue la siguiente:

Dios está en el templo, sentado en un elevado trono; junto a él, los serafines cantan:

“¡Santo, santo, santo es el Señor Dios del universo! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!”.

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A esta voz, las puertas tiemblan y una humareda inunda el recinto.
.
Isaías grita:
“¡Ay de mí, estoy perdido, porque siendo un hombre de labios impuros he visto con mis propios ojos al Señor de los ejércitos!”

Pero uno de los serafines le aplica sobre la boca un carbón encendido, diciendo: 

“Al tocar esto tus labios, desaparece tu culpa y se perdona tu pecado”.

En ese instante oye la voz del Señor que pregunta:

“A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?”
“Aquí estoy yo, envíame”–
responde con prontitud.

Dios lo envió, y transmitió con fidelidad la palabra del Altísimo al pueblo elegido y a todas las naciones de la tierra.

   

“APÓSTOL” Y “EVANGELISTA”

Casi nada dice la Escritura sobre la vida de Isaías. Sólo se sabe que era de noble cuna, que se casó y tuvo por lo menos dos hijos, a los que dio nombres llenos de misterio y simbolismo: Sear Iasub (un-resto-volverá) y Maher-Sha-lat- Hash-Baz (pronto-saqueo-próximo-pillaje).

Su nombre hebreo sería Iesayaú, que traducido significa Yavé es ayuda, se siente llamado al profetismo más o menos a los 25 años de su edad y profetizará al Pueblo de Dios durante cuarenta años.

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Su misión fue difícil: debía anunciar a sus compatriotas la huida de Israel y de Judá, en castigo de las infidelidades e idolatrías de su pueblo.

Todo cuanto dicen los demás profetas acerca del reino universal de Dios que debería ser instaurado por el Mesías, está contenido de alguna forma en el libro de Isaías, y con tanta claridad y amplitud que san Cirilo no vacila en darle el calificativo de “apóstol”, como san Jerónimo de “evangelista”.

   

EL TONO DE SU MENSAJE

El profeta Isaías quiere abrir los ojos y el corazón del pueblo a la esperanza en un futuro de libertad y de retorno a la patria, porque se acabó la esclavitud de Babilonia.

La consolación que el profeta anuncia con insistencia no es sólo de palabras, sino con indicaciones para preparar en el desierto un camino al Señor. Dios mismo se hace pastor que reúne el rebaño y lo conduce con amor. Es preciso gritar en voz alta este mensaje de esperanza.

El ambiente político que le tocó vivir fue muy tenso y difícil por la amenaza constante y creciente de Asiria: La superioridad del enemigo es muy clara y, de nuevo, esa claridad ahonda aún más y pone de relieve la pobreza y la limitación del profeta y del pueblo.

Frente a esta situación de incertidumbre se producen dos reacciones entre los judíos creyentes: una, la de los reyes y dirigentes del pueblo que buscan hacer alianzas y pactos con otros pueblos oprimidos para ver la manera de liberarse del invasor.

La otra es la de Isaías y un número reducido de fieles que, partiendo del reconocimiento de su pobreza, ponen su confianza y su fe solamente en el Señor, en la certeza que será Él el único y el auténtico liberador.

Isaías interpreta el peligro y la amenaza extranjera desde su punto de vista profético, y no como lo habría hecho un observador político: Es Dios el que habla y frente a este Dios que se manifiesta, hay que tomar algunas actitudes concretas para purificar nuestra relación con Él y para asumir el camino que el mismo Señor nuestra a su Pueblo.

   

LA PRÉDICA A LA GENTE DE SU TIEMPO

La prédica de Isaías se basó en estos puntos:

sustituir los criterios y las seguridades humanas por los ideales propuestos por Dios; confiar más en el Señor que en las ayudas de salvación que nos puedan venir de los hombres, de las instituciones, de los pactos con los poderosos;

– redescubrir el verdadero rostro del Yaveh, despojarnos del concepto negativo que se tiene de Dios y descubrirlo como el Dios clemente, compasivo, misericordioso, siempre dispuesto a perdonar y comprender;

aceptar nuestra indigencia, nuestra falta de méritos, nuestra pobreza, como punto de partida en la vuelta a Dios; jamás uno que no se sienta indigente, saldrá de sí para pedir ayuda o perdón;

– condiciones para lograr el reencuentro con Dios: la fe incondicional en el Señor; la confianza absoluta en su bondad y en sus promesas de salvación que, aunque hayan estado limitadas por el castigo, este castigo era el correctivo necesario para el pueblo lograra comprender la bondad salvadora de Yaveh.

   

PROFETA MESIÁNICO POR EXCELENCIA

De todos los profetas ninguno hizo el relato completo de la venida del Redentor. Cada cual dejó su contribución parcial a la formación del grandioso conjunto.

Sus oráculos se hicieron oír sobre todo bajo los reyes de Judea y en la época del Cautiverio de Babilonia, pero la obra sólo quedó terminada con Malaquías, el último de los profetas.

Y cuando en el desierto el Precursor le señaló a los judíos “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1, 29) se dijo la última palabra: estaba presente el Simbolizado, Jesús de Nazaret; las expresiones simbólicas no tenían ya razón de ser.

Sin embargo, el que más contribuyó a la construcción de ese magnífico edificio profético fue Isaías, al punto que puede considerársele como el profeta mesiánico por excelencia.

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Todo lo bueno que había en la humanidad clamaba a Dios, implorando la venida del Redentor. Isaías expresa ese ardoroso deseo en forma de plegaria:

“Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la liberación; que la tierra se abra, que brote la salvación y germine a la vez la justicia” (45.8).

Y es él quien declara que Jesús será de la estirpe de David, cuyo padre era Jesé:
“Saldrá un retoño del tronco de Jesé, un vástago brotará de sus raíces.
.
Sobre él reposará el espíritu del Señor […]
.
Aquel día, el renuevo de la raíz de Jesé se alzará como estandarte para los pueblos; le buscarán las gentes, y será gloriosa su morada” 
(11, 1-10).

   

RELATO ANTICIPADO DEL EVANGELIO

Cuando el Arcángel Gabriel saludó a la Virgen María en la humilde casa de Nazaret, se cumplió unas de las más importantes profecías de Isaías:

“Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le llamará Dios con nosotros” (7,14).

Con ocho siglos de anterioridad y en términos poéticos anuncia la llegada del Mesías a este mundo:

“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; a los que habitaban en la tierra de sombras de muerte una luz les ha brillado” (9,1).

Previsión cuyo cumplimiento certifica san Juan en su evangelio, empleando los mismos vocablos:

“La luz resplandece en las tinieblas […] la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” (Jn 1,5 y 9).

San Lucas describe cómo confirma al mismo Jesús que en su Persona Divina se cumplían los oráculos del gran profeta:

“Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Según su costumbre, entró en la sinagoga un sábado y se levantó para hacer la lectura.

Le entregaron el libro del profeta Isaías y, al desenrollarlo, encontró el pasaje donde está escrito:

‘El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unión.

Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a libertar a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor’.

Y enrollando el libro, se lo dio al servidor y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. E

ntonces comenzó a decirles: ‘Hoy se ha cumplido esta escritura que acabáis de oír’” (Lc 4, 16-21 – Is 61, 1-2).

No menos categóricas son sus previsiones con respecto a la Pasión y Muerte del Salvador:

“Eran nuestras rebeliones las que lo traspasaban, y nuestras culpas las que lo trituraban […] como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa ni justicia se lo llevaron […] lo enterraron con los malhechores” (53, 5-9).

Al leer todo esto, no se puede menos que concordar con la afirmación de un comentarista “Isaías escribió anticipadamente el Evangelio”.

   

SUS PROFECÍAS SOBRE LA IGLESIA

Sin embargo, las profecías no se limitan a la venida del Hijo de Dios, su Pasión, Muerte y Resurrección, sino que abarcan también la fundación y la expansión de su Iglesia, construida sobre roca firme.

El día de Pentecostés, la Iglesia brilló de tal forma ante los numerosos judíos que se bautizaron tres mil personas en una sola ocasión.

No obstante, debe resplandecer mucho más aún en la tierra entera. A este título, son muy ilustrativos los siguientes trechos de Isaías:

“Sucederá en días futuros que el monte de la Casa del Señor será asentado en la cima de los montes y se alzará por encima de las colinas.

Afluirán hacia él todas las naciones, y acudirán pueblos numerosos. Dirán: Venid, y subamos al monte de Yaveh, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yaveh.” (2, 2-3).

El profeta se vale de la realidad conocida (el monte del templo, en Jerusalén) como símbolo para expresar la revelación recibida: en la era mesiánica, la montaña del templo del Señor (La Iglesia Católica) se establecerá “en la cima de las montañas”, vale decir, en condiciones de ser vista y reconocida por todos los pueblos de la tierra.

Con el esplendor de su luz atraerá a todos los pueblos hacia sí y les enseñará el camino de la salvación.

Más adelante, un nuevo oráculo muestra el inmenso amor de Dios por su Iglesia, a la que cubrirá con los más preciosos adornos de santidad, simbolizados en la siguiente forma:

“Voy a poner tus cimientos sobre malaquita, y tus bases sobre zafiro; haré de rubíes tus almenas, tus puertas de diamantes, y de piedras preciosas toda tu muralla. A tus hijos los instruirá el Señor” (54, 11-13).

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SAN JUAN BAUTISTA SEÑALA AL MESÍAS

Juan el Bautista anuncia a Cristo no sólo con palabras, como los otros profetas, sino especialmente con una vida análoga a la del Salvador y además indicando quien es.

Juan el Bautista hace aún más concreto el mensaje de Isaías: él mismo prepara el camino al Señor, “predicando un bautismo de conversión”, anunciando la presencia de Uno que puede más que él, que bautizará con Espíritu Santo.

Gracias al anuncio misionero y a la preparación del nuevo camino al Señor “en el desierto”, cambia realmente el panorama espiritual del creyente.

   

SU ITINERARIO

Nace seis meses antes que Él; su nacimiento es vaticinado y notificado por el ángel Gabriel, como el suyo, y causa en las montañas de Judea una conmoción y regocijo semejantes a los que debían tener lugar poco después en las cercanías de Belén.

El sobrenombre de Bautista le proviene de su ministerio.

El nacimiento de San Juan Bautista es un prodigio, porque no fue obstáculo para él la ancianidad y esterilidad de Isabel, como no lo fue a María su purísima virginidad.

En vida oculta y escondida consume los treinta primeros años de su existencia; nadie sabe de él, ni de él nos hablan los evangelistas, como tampoco nos hablan de Jesús en aquel mismo período, en que quedan ambos como eclipsados.

A los treinta años salen ambos: uno de su retiro de Nazaret, otro de sus soledades del Jordán; pero Juan, conforme a su oficio de Precursor, sale antes que Jesús.

Cuando le llega la palabra de Dios el solitario empieza a clamar: anuncia el cumplimiento de las profecías, reprende a los pecadores y los bautiza en las aguas del Jordán, simbolizando en la ablución externa el principio de la ablución interior.

Truena su voz en las márgenes de aquel río, síguenle las turbas, incrépanle los fariseos… Él habla con libertad a los pobres y a los poderosos. Hay quien le cree el Mesías.

Hay quien escucha su voz como la Buena Nueva prometida, cuando en realidad no es más que su prólogo. Bien claro Juan lo afirma:

“Está para venir otro más poderoso que yo, al cual yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia”.

Pronto se extiende el renombre de su virtud, y aumenta la veneración del pueblo hacia él; los judíos acuden para ser bautizados, enfervorizados por sus palabras. Mientras predica y bautiza anuncia un bautismo perfecto:

“Yo bautizo en el agua y por la penitencia, y el que vendrá, en el Espíritu Santo y el fuego”.

   

EL NACIMIENTO DE JUAN Y LAS ANUNCIACIONES

El capítulo primero del evangelio de San Lucas nos cuenta de la siguiente manera el nacimiento de Juan: Zacarías era un sacerdote judío que estaba casado con Santa Isabel, y no tenían hijos porque ella era estéril. Siendo ya viejos, un día cuando estaba él en el Templo, se le apareció un ángel de pie a la derecha del altar.

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Al verlo se asustó, pero el ángel le dijo:

“No tengas miedo, Zacarías; pues vengo a decirte que tú verás al Mesías, y que tu mujer va a tener un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan.

No beberá vino ni cosa que pueda embriagar y ya desde el vientre de su madre será lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos para Dios”.

Pero Zacarías respondió al ángel:

“¿Cómo podré asegurarme que eso es verdad, pues mi mujer ya es vieja y yo también?”.

El ángel le dijo:

“Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien he sido enviado a traerte esta nueva.

Mas por cuanto tú no has dado crédito a mis palabras, quedarás mudo y no volverás a hablar hasta que todo esto se cumpla”.

Seis meses después, el mismo ángel se apareció a la Santísima Virgen comunicándole que iba a ser Madre del Hijo de Dios, y también le dio la noticia del embarazo de su prima Isabel.

Llena de gozo corrió a ponerse a disposición de su prima para ayudarle en aquellos momentos. Y habiendo entrado en su casa la saludó. En aquel momento, el niño Juan saltó de alegría en el vientre de su madre, porque acababa de recibir la gracia del Espíritu Santo al contacto del Hijo de Dios que estaba en el vientre de la Virgen.

También Santa Isabel se sintió llena del Espíritu Santo y, con espíritu profético, exclamó:

“Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde me viene a mí tanta dicha de que la Madre de mi Señor venga a verme?

Pues en ese instante que la voz de tu salutación llegó a mis oídos, la criatura que hay en mi vientre se puso a dar saltos de júbilo.

¡Oh, bienaventurada eres Tú que has creído! Porque sin falta se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de parte del Señor”.

Y permaneció la Virgen en casa de su prima aproximadamente tres meses; hasta que nació San Juan.

   

LA VIDA DE SAN JUAN BAUTISTA

De la infancia de San Juan nada sabemos. Tal vez, siendo aún un muchacho y huérfano de padres, huyó al desierto lleno del Espíritu de Dios porque el contacto con la naturaleza le acercaba más a Dios.

Vivió toda su juventud dedicado nada más a la penitencia y a la oración.

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Como vestido sólo llevaba una piel de camello, y como alimento, aquello que la Providencia pusiera a su alcance: frutas silvestres, raíces, y principalmente langostas y miel silvestre.
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Solamente le preocupaba el Reino de Dios.
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Cuando Juan tenía más o menos treinta años, se fue a la ribera del Jordán, conducido por el Espíritu Santo, para predicar un bautismo de penitencia.

Juan no conocía a Jesús; pero el Espíritu Santo le dijo que le vería en el Jordán, y le dio esta señal para que lo reconociera:

“Aquel sobre quien vieres que me poso en forma de paloma, Ese es”.

Habiendo llegado al Jordán, se puso a predicar a las gentes diciéndoles: Haced frutos dignos de penitencia y no estéis confiados diciendo: Tenemos por padre a Abraham, porque yo os aseguro que Dios es capaz de hacer nacer de estas piedras hijos de Abraham.

Mirad que ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto, será cortado y arrojado al fuego.

Y las gentes le preguntaron: “¿Qué es lo que debemos hacer?”. Y contestaba: “El que tenga dos túnicas que reparta con quien no tenga ninguna; y el que tenga alimentos que haga lo mismo”…

“Yo a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia; pero el que ha de venir después de mí es más poderoso que yo, y yo no soy digno ni siquiera de soltar la correa de sus sandalias.

Él es el que ha de bautizaros en el Espíritu Santo…”

Los judíos empezaron a sospechar si él era el Cristo que tenía que venir y enviaron a unos sacerdotes a preguntarle

“¿Tú quién eres?”

El confesó claramente:

“Yo no soy el Cristo” 

Insistieron:

“¿Pues cómo bautizas?”.

Respondió Juan, diciendo:

“Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está Uno a quien vosotros no conocéis. El es el que ha de venir después de mí…”

Por este tiempo vino Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan par
a ser bautizado. Juan se resistía a ello diciendo:

“¡Yo debo ser bautizado por Ti y Tú vienes a mí! A lo cual respondió Jesús, diciendo: Déjame hacer esto ahora, así es como conviene que nosotros cumplamos toda justicia”.

Entonces Juan condescendió con El.

Habiendo sido bautizado Jesús, al momento de salir del agua, y mientras hacía oración, se abrieron los cielos y se vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y permaneció sobre El. Y en aquel momento se oyó una voz del cielo que decía:

“Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias”.

Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a su encuentro, y al verlo dijo a los que estaban con él:

“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquél de quien yo os dije: Detrás de mí vendrá un varón, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo”.

Entonces Juan atestiguó, diciendo:

“He visto al Espíritu en forma de paloma descender del cielo y posarse sobre El. Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: Aquél sobre quien vieres que baja el Espíritu Santo y posa sobre El, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo. Yo lo he visto, y por eso doy testimonio de que El es el Hijo de Dios”.

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LA MUERTE DE JUAN EL BAUTISTA

La muerte del Bautista se debió a Herodías que era la mujer de Filipo, hermano de Herodes. Herodías se divorció de su esposo y se casó con Herodes, y entonces Juan fue con él y le recriminó diciendo: “No te es lícito tener por mujer a la que es de tu hermano”; y le echaba en cara las cosas malas que había hecho.

Entonces Herodes, instigado por la adúltera, mandó gente hasta el Jordán para traerlo preso, queriendo matarle, mas no se atrevió sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía, pues estaba muy perplejo y preocupado por lo que le decía.

Herodías le odiaba a muerte y sólo deseaba encontrar la ocasión de quitarlo de en medio, pues tal vez temía que a Herodes le remordiera la conciencia y la despidiera siguiendo el consejo de Juan.

Sin comprenderlo, ella iba a ser la ocasión del primer mártir que murió en defensa de la indisolubilidad del matrimonio y en contra del divorcio.

Estando Juan en la cárcel y viendo que algunos de sus discípulos tenían dudas respecto a Jesús, los mandó a Él para que Él mismo los fortaleciera en la fe.

Llegando donde Él estaba, le preguntaron diciendo:

“Juan el Bautista nos ha enviado a Ti a preguntarte si eres Tú el que tenía que venir, o esperamos a otro”.

En aquel momento curó Jesús a muchos enfermos. Y, respondiendo, les dijo:

“Id y contad a Juan las cosas que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio…”

Así que fueron los discípulos de Juan, empezó Jesús a decir:

“¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Alguna caña sacudida por el viento? o ¿Qué salisteis a ver?

¿Algún profeta? Si, ciertamente, Yo os lo aseguro; y más que un profeta.

Pues de El es de quien está escrito: Mira que yo te envío mi mensajero delante de Ti para que te prepare el camino.

Por tanto os digo: Entre los nacidos de mujer, nadie ha sido mayor que Juan el Bautista…”

Llegó el cumpleaños de Herodes y celebró un gran banquete, invitando a muchos personajes importantes. Y al final del banquete entró la hija de Herodías y bailó en presencia de todos, de forma que agradó mucho a los invitados y principalmente al propio Herodes.

Entonces el rey juró a la muchacha:

“Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino”.

Ella salió fuera y preguntó a su madre: “¿Qué le pediré?” La adúltera, que vio la ocasión de conseguir al rey lo que tanto ansiaba, le contestó: “Pídele la cabeza de Juan el Bautista”.

La muchacha entró de nuevo y en seguida dijo al rey: “Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista”.

Entonces se dio cuenta el rey de su error, y se pudo muy triste porque temía matar al Bautista; pero a causa del juramento, no quiso desairarla, y, llamando a su guardia personal, ordenó que fuesen a la cárcel, lo decapitasen y le entregaran a la muchacha la cabeza de Juan en la forma que ella lo había solicitado.

   

LAS LECCIONES DE JUAN EL BAUTISTA

Frente a la manifestación de Dios en Jesucristo, nos entrega varias lecciones:

Aceptar y apreciar la grandeza trascendente de Dios y nuestra poquedad, miseria y limitación. Nos enseña a ubicarnos delante de Dios, a asumir nuestro lugar y rol en la salvación que Dios quiere protagonizar en nosotros a través de su Hijo: Conviene que Él crezca…;

Tener sensibilidad ante el paso del Señor; saber descubrir su cercanía. Y cuando no logremos descubrirla, acudir al Señor para que sea Él quien ilumine el camino de nuestra fe y de nuestra experiencia con Él;

Tener una flexible capacidad de conversión, de acomodamiento a los planes de salvación que el Señor tiene para salvarnos, planes que no siempre coinciden con nuestros criterios y categorías.

O más bien, que son siempre distintos y lejanos a los nuestros;

– Nos enseña, por una parte, que es necesario aceptar la humildad de la manifestación divina: ¡Dichoso el que no se escandalizare en mí!
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Y resulta también un admirable ejemplo de pobreza y limitación: Conviene que Él crezca y yo disminuya.
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Para llegar a Dios, Juan Bautista asumió dos actitudes de humildad: aceptó la pobreza de los medios de manifestación de Jesús y experimentó la cercanía de la Salvación, no sólo en forma pasiva en el seno de su madre, sino sobre todo en la aceptación dificultosa de los planes de Dios en su Hijo Jesucristo.

   

TRES MISIONES QUE SAN JUAN BAUTISTA NOS DEJA

San Juan Bautista fue proclamado por Jesús como el más grande de los profetas del Antiguo Testamento.

Tanto que el Profeta Isaías dijo siglos antes que uno vendría para preparar el camino para la aparición del Mesías.

La importancia básica de Juan el Bautista como vimos es que señaló al Mesías no sólo lo profetizó.

Pero no sólo señaló a una persona sino a un estilo de vida.

¿Que nos está diciendo hoy? ¿Qué podemos aprender de él?

En primer lugar de manera similar a que Dios envío a San Juan Bautista para preparar los caminos de la venida del Mesías, nosotros somos enviados en este momento también con la misión de dar testimonio de la luz.

Esto no significa irse a vivir en el desierto, comer langostas y vestirse con pieles de animales.

Pero sí significa poner al creador primero nuestras vidas y vivir de acuerdo a sus mandamientos.

Porque compartimos el sacerdocio de Cristo y su misión profética por el bautismo.

De modo que nuestra primera misión es difundir la palabra de Dios a través de nuestro testimonio de vida de desapego.

La segunda enseñanza que nos puede dar San Juan Bautista es vivir una vida de virtud llamando al arrepentimiento.

¿Y cómo podemos vivir una vida de virtud en un mundo tan pecaminoso?

Sólo lo podemos hacerlo si se lo pedimos a Dios, si nos rendimos ante Jesucristo y alimentamos nuestra fe en la oración y en la vida sacramental.

Es una decisión nuestra dejar de ofender a Dios en asuntos graves.

Pero más difícil aún es decidir dejar de ofenderlo en pequeños asuntos.

Y luego tratar de vivir nuestra vida con una virtud heroica.

Con nuestro propio ejemplo llamaremos al arrepentimiento también de las otras personas que nos rodean.

Y la tercera enseñanza que podemos aprender de Juan el Bautista es vivir una vida de humildad.

Todo lo que hizo Juan Bautista fue señalar el camino de Cristo en lugar de llamar la atención sobre sí mismo.

Cuando los fariseos le preguntaron si él era El Mesías que debía venir Juan respondió que él bautizaba con agua, pero que detrás de él vendría uno que él no sería digno ni siquiera de desatarle el cordón de sus sandalias.

Fuentes:

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El Adviento nos Relata el Final de los Tiempos ¿qué nos dice?

El adviento pone énfasis en la segunda venida de Cristo, o sea la Parusía.

Habla de un tiempo de espera con esperanza.

Y si lo usamos inteligentemente, nos da pistas para discernir las señales para prepararnos para los últimos tiempos.

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La Iglesia dice que habrá una Segunda Venida de Jesucristo para terminar una Gran Tribulación, que habrá puesto a la Iglesia inmersa en los dolores de la Pasión que sufrió Cristo.
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Luego de lo cual estará la Resurrección de los Muertos, el Juicio Final y la Renovación de toda la Creación.

Sin embargo, a veces se confunde
– la segunda venida Cristo
– con el juicio final.
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Por lo tanto deberíamos distinguir entre
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– la gran tribulación y el castigo,
– la segunda venida de Cristo y su reinado,
– y el fin del mundo y juicio final.

 

LO QUE NOS RECUERDA EL ADVIENTO

Es la “espera”, pero de alguien que ya ha comenzado la presencia entre nosotros, no de un extraño.

Eso quiere decir parusía, “presencia”, “llegada”, es decir, presencia comenzada.

Y antecedentes de esto es que en la antigüedad se usaba para designar la presencia de un rey o señor, o también del Dios al que se rinde culto y que entrega a sus fieles su parusía.

Es así como el Adviento entonces recuerda dos cosas:

– que la presencia de Dios en el mundo ya ha comenzado, y que él está presente a pesar que no resulta tan evidente a los ojos que no tienen fe;
.
– y que la presencia de Dios está en proceso de crecimiento y maduración, está llegando

Los creyentes debemos de hacerlo presente en el mundo, porque es su voluntad.

segunda venida de cristo

 

CÓMO SE DESEMBOCA EN LA PARUSÍA O SEGUNDA VENIDA

Jesucristo habló en los evangelios de su segunda venida e indicó una serie de signos que marcarían ese momento.

En términos generales la humanidad sufrirá hambre, desastres naturales, pestilencias.

Las naciones librarán guerras importantes.

Vendrán falsos mesías que engañaran a las personas e incluso a los elegidos.

La fe se enfriara y muchos abandonarán la fe y traicionarán a la Iglesia.

San Pablo dice que ésta apostasía masiva será dirigida por el “hijo de la perdición”, o sea el anticristo, que está haciendo el trabajo de satanás.

Este personaje se exaltara a sí mismo proponiéndose como objeto de adoración.

Y utilizará el poder satánico para hacer señales y maravillas que seducirán a buena parte del pueblo de Dios.

Será la pasión que sufrirá la Iglesia, del mismo modo que la sufrió Jesucristo.

Pero cuando esté en su cúspide vendrá Jesús y lo destruirá con un soplo de su aliento, y su propia presencia lo aniquilara como dice 2 Tesalonicenses 2: 3-12.

Este triunfo de Dios sobre la última exhalación del mal será el prolegómeno del juicio final.

Nuestro Señor vendrá de repente como un rayo de un extremo al otro del cielo, como dice Lucas 17:24.

Y San Pedro en 2 Pedro 3:10 dice que el día del señor vendrá como un ladrón y los cielos se desvanecerán serán destruidos por el fuego.

De modo que en esta secuencia tenemos una última ofensiva del mal.

Una gran apostasía qué incluye a toda la Iglesia que se produce alrededor de una gran tribulación.

Y luego la venida de Jesucristo de repente y la derrota definitiva de satanás.

Con la Parusía concluye la Gran Tribulación y se puede decir que comienza el Reino de Cristo en la Tierra.

Debería verse la Gran Tribulación como la suprema batalla entre el bien y el mal, y en ese sentido, es la purificación que debe anteceder a la Parusía.

Y por lo tanto supone el final de los tiempos actuales previo a que la naturaleza humana y la creación sean renovadas,

Es lo que la Biblia nos enseña de la separación del trigo de la cizaña, y de alguna forma se restaura el designio original del Creador, y debe verse como la más grande manifestación de Dios en la historia.

Según san Mateo sabemos que después de la Gran Tribulación y de la Parusía, la historia humana no se termina en esta Tierra, sino que continuará pero, de modo que Dios cambiará los tiempos actuales de pecado y desgracia, por tiempos de justicia y felicidad. (Ver Mateo 24:15)

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CUALES SON LOS SIGNOS DE LA PARUSÍA SEGÚN LA BIBLIA

El Nuevo Testamento ofrece varias señales que indicarán la proximidad de la Parusía, o segunda venida de Cristo a la tierra.

Los textos bíblicos en que se habla de la Parusía pertenecen al tipo literario llamado apocalíptico, que tienen la intención de captar la atención para que el lector se dé cuenta de la importancia de lo que se va a decir.

Por eso se habla de catástrofes cósmicas, de persecuciones, destrucción, martirio y no necesariamente tiene la intención de plantear un orden cronológico ni de describir detalladamente lo que vendrá.

Veamos los signos por los que sabemos que estaremos cerca de la parusía.

 

ENFRIAMIENTO DE LA FE

Este signo está en el evangelio de Lucas 18: 1-8, donde una viuda insistió con tal fuerza que el juez, que no temía a Dios, le concedió justicia para que dejara de molestarlo.

La parábola termina con las palabras de Jesús, “Os digo que os hará justicia pronto.
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Pero, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra?”.

El evangelista no dice cuándo va a suceder la venida de Cristo sino que resalta las dificultades para creer, porque la viuda es símbolo de los cristianos que tienen impaciencia y pérdida de fe porque no ven justicia en este mundo.

 

LA APARICIÓN DEL ANTICRISTO

El Anticristo en el Nuevo Testamento simboliza las fuerzas que históricamente se han opuesto al Evangelio y que existen desde el comienzo mismo de la Iglesia, tales como

– el judaísmo que operó la crucifixión del Señor,
– el imperio romano que persigue a los cristianos,
– los herejes que atacan a la Iglesia,
– los paganos que desestiman la fe cristiana

Y en la medida que todas estas cosas han estado desde el principio del cristianismo, es indicador de que ya ha empezado la Parusía, por eso hemos dicho que es un proceso de gradual aparición.

 

CONVERSIÓN DE LOS PUEBLOS PAGANOS Y DE ISRAEL

En el episodio de la Torre de Babel del Génesis 11, los hombres se llenaron de confusión hablando lenguas distintas como castigo a su soberbia

Sin embargo, la confusión en el futuro será perdonada por la redención realizada por Jesucristo.

San Pablo escribió en Galatas 3,28: “Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que sois uno en Cristo Jesús,

gran tribulacion

Cuando termine la distinción entre los paganos e israelitas, entre esclavos y libres, entre hombres y mujeres, terminará la confusión nacida del pecado, y la nueva era de la salvación ocurrirá porque todos estaremos unidos en Cristo.

Esto también ya ha comenzado, porque desde el inicio de la Iglesia los paganos y judíos se han ido convirtiendo.

 

UN ÚLTIMO DESENCADENAMIENTO SIN PRECEDENTES DEL MAL

La Iglesia entrará en la gloria del reino sólo a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y resurrección (Ap 19: 1-9)

El Reino no se realizará, pues, no por un triunfo histórico de la Iglesia a través de un ascenso progresivo, sino sólo por la victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (Ap 13: 1 ss; Ap 20: 7-9; Ap 21: 2-4).

El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final después de la sacudida cósmica de este mundo que pasa (CIC # 677)

Este conflicto final y cósmico marcará el comienzo del gran triunfo y el Juicio Final.

Este desencadenamiento de todo el poder del diablo en el final es misterioso y difícil de entender, pero está claramente establecido en la Escritura, tal vez como una prueba final para la Iglesia, tal vez como una demostración definitiva del poder de Dios.

El aumento increíble del mal es algo que también está presente en estos momentos.

arrebatamiento

 

DISTINCIÓN ENTRE PARUSÍA Y FINAL DE LOS TIEMPOS

En este punto vemos varios términos que se entremezclan: parusía, fin del mundo, día del Señor, juicio de las naciones apostatas, juicio universal.

La Parusía es una intervención de Dios en la Tierra para poner orden en un lugar donde triunfa.

Ya sucedió en tiempos del diluvio y también pasó cuando Dios separó su verdadero Israel, la Iglesia Católica, del Israel pervertido.

Los biblistas dicen que Jesús mezcla la profecía sobre la destrucción de Jerusalén con los castigos que se abatirán sobre la tierra cuando la Parusía, o sea la gran tribulación.

Previo a la Parusía todos los hombres de buena voluntad se convertirán, y luego también los judíos como nación, según San Pablo.

Por esos debe verse como una clara señal del fin de los tiempos que se hayan reunido de nuevo en la tierra prometida, el Estado de Israel.

Pero hay que distinguir entre el juicio universal, absoluto y resolutorio, que se describe en el Apocalipsis 20, y San Mateo 25, que es una intervención de Dios entre los muertos en una tierra muerta, en vísperas de que desaparezca.

jucio final de miguel angel

Veamos un resumen de lo que sucederá.

 

RESUMEN DE LO QUE SUCEDERÁN EN LA SEGUNDA VENIDA

 

LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS

Luego que Jesucristo instauró su reinado en la tierra derrotando definitivamente a satanás y sus huestes, vendrá la resurrección de los muertos.

En el Segundo Libro Sibilino 2:214-235, dice que los arcángeles romperán las puertas de la muerte y levantarán a todos.

Incluso a aquellos que se ahogaron en el mar o a los que las bestias salvajes habían devorado.

San Efrén dice que los ángeles y los arcángeles volarán delante del Señor gritando “levántate tú que duermes y aquí viene el novio”.

Entonces las tumbas se abrirán y todos se levantarán contemplando la belleza del novio.

San Pablo agrega en Filipenses 3:21 qué nuestros cuerpos se levantarán pero serán gloriosamente transformados.

Y en 1 Corintios 15:42 dice que se levantará el cuerpo imperecedero qué sembraba la debilidad, para elevarse en poder.

De modo que los muertos se levantarán y se unirán nuevamente sus cuerpos a sus almas.

¿Y para qué sucede esto?

Para que todos estemos presentes en nuestro propio juicio final.

 

EL JUICIO FINAL O UNIVERSAL

Después que todos estemos unidos a nuestros cuerpos vendrá el juicio general, final o universal.

Juan 5:29 dice que los que hicieron lo recto resucitaran para lo bueno y los que hicieron lo malo, se levantarán para ser condenados.

Y en Mateo 25:31-32. Nuestro Señor dice qué el Hijo del Hombre vendrá escoltado por ángeles del cielo en su gloria.

Se sentará en su trono real y todas las naciones se congregarán ante Él.

Entonces procederá a separar a todos los humanos en dos grupos, como el pastor separa las ovejas de las cabras.

Cada persona tendrá que dar cuenta de su conducta y todo lo del alma de cada uno saldrá a la luz.

Se aclarará la respuesta que cada uno dio a la inspiración de la gracia de Dios.

Y seremos juzgados por lo bien que hemos amado a Nuestro Señor, tomando en cuenta como dice Mateo 25:41 que “lo que hiciste por uno de mis hermanos más pequeños lo hiciste por mí”.

Para aquellos que han muerto antes de ese momento y ya pasaron por el juicio particular, ese juicio será el que prevalecerá.

Todos tendrán una vida eterna pero en diferentes lugares.

Aquellos que rechazaron a Dios en su vida terrena y pecaron mortalmente, se condenaron al infierno por toda la eternidad, porque no han tenido remordimiento por el pecado ni buscaron el perdón.

El Catecismo de la Iglesia Católica #678 dice que al rechazar la gracia en esta vida uno ya se juzga a sí mismo e incluso puede condenarse por toda la eternidad.

Las almas de los justos entrarán en la gloria celestial y tendrán la visión beatífica permanente.

Y quienes necesitan purificación la tendrán.

Los Ángeles tendrán una actividad central en la ejecución de los mandatos de Cristo.

Dice Mateo 14: 41-43 que el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles y ellos recogerán de su reino todas las causas del pecado de todos los malvados y las arrojarán al horno de fuego.

Por el contrario los justos brillarán como el sol en el reino de Su Padre.

San Cirilo de Jerusalén habla que los Ángeles se llevarán a los pecadores en cuerpo y alma a la vista de los ejércitos del cielo y no podrán escapar.

Y Mateo 13:41-42 dice que todos los malvados serán arrojados al horno de fuego.

San Efrén dice que los Ángeles conducirán a los elegidos al paraíso, llevando a las personas santas a la gloria a través de las nubes, para reunirse con Cristo.

Orígenes habla que los Ángeles llevarán a los justos en sus hombros al lugar del santísimo.

 

EL NUEVO ORDENAMIENTO

Ya hemos visto entonces qué el Señor destruyó al último enemigo que es la muerte.

Puso todas las cosas bajo sus pies.

Después ejecuta el juicio separando la paja del trigo y asciende al lugar del santísimo junto a su Padre.

Llevándose ahora a todos los miembros de su cuerpo unidos a Él.

Vimos que serán los ángeles que trasladarán a los justos en sus hombros hacia la morada eterna hacia la visión beatífica.

Entonces se transformará toda la creación.

En romanos 8: 19-23 San Pablo dice que sabemos que toda la creación ha estado gimiendo en tribulaciones.

Y que hemos estado esperando la adopción como hijos definitivos y la redención de nuestro cuerpo.

Así la creación misma se liberará de la esclavitud de los pecados y todos obtendremos la gloriosa libertad de los Hijos de Dios.

El Apocalipsis 21:15 se describe esta nueva creación:

“Entonces vi un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado y el mar ya no existía”.

También menciona qué la Nueva Jerusalén bajara del Cielo preparada como una novia ataviada para su marido.

Y una voz que sale del Trono dirá “he aquí aquí la morada de Dios está con los hombres”.

Entonces Dios morará con los hombres y ellos serán su pueblo.

Dios enjugara las lágrimas de sus ojos y ya no habrá muerte ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas pasaron.

“He aquí todo lo hago nuevo”.

El cardenal Danielou en su libro sobre los ángeles que participaron de todo esto, dice que ese día la alegría de los amigos del novio, o sea los Ángeles, estará completa.

Dice que han llevado el paraíso a las almas de los justos que les fueron confiadas y habían vigilado sus restos mortales.

Y ahora los conducen a la casa del Padre para la fiesta de bodas eterna.

Agrega 1 Tesalonicenses  4:17 que así estaremos siempre con el Señor.

Y ahora la pregunta del millón ¿Qué tan lejos estamos de esto?

 

¿ENTONCES QUE ES LA PARUSÍA?

Es el punto culminante de toda la historia humana que se relata en el Apocalipsis y que se describe de diversas maneras en la apariciones dela Medalla Milagrosa, Fátima y ahora Medjugorge.

Aquí vemos la lucha directa entre dos protagonistas: Cristo y el Anticristo, con el triunfo de Cristo y el restablecimiento del orden en la Tierra y en la humanidad.

Se trata de la Redención aplicada a la vida social, política y biológica en toda la faz de la tierra.

Hoy hay una confusión sobre la segunda venida de Cristo en su condición de Rey en la Tierra.
.
Y se lo confunde con la vida en el Cielo.
.
Pero no es así, existe la promesa de un reinado físico de Cristo en la Tierra, mucho antes del Juicio Final.

Jesucristo volverá para reinar en la Tierra renovada luego de haber derrotado al maligno, quien nos había sometido durante los la Gran Tribulación.

Después del reinado de Cristo, vendrá el Juicio Universal y el fin del mundo.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Quienes son los Personajes Bíblicos del Adviento [y por qué]

El Adviento es la temporada que incluye los cuatro domingos anteriores a la Navidad. 

El tiempo de Adviento marca el inicio del calendario litúrgico. 

Y tiene tres actores principales.

Pero la principal figura es María, por eso es un tiempo mariano.

virgen maria encinta dibujo

Siempre comienza a finales de noviembre o principios de diciembre.
.
El 30 de noviembre o el domingo más cercano a esta fecha, la Iglesia Católica comienza el tiempo litúrgico de Adviento. 

El Adviento termina el 24 de diciembre antes de la oración de la noche de Navidad.

La palabra «adviento» se deriva de la palabra latina «adventus», que significa «venida» o «llegada».

Durante este tiempo los fieles se preparan para la venida del Señor Jesús en tres formas:

En primer lugar, prepararse para la venida del Señor como Juez, ya sea en la muerte o en los tiempos finales.

En segundo lugar, prepararse para recibir la presencia real de nuestro Redentor en Navidad a través del Sacramento de la Sagrada Eucaristía.

En tercer lugar, prepararse para la llegada de la Navidad, el aniversario del nacimiento de la venida del Señor en este mundo como Dios encarnado.

corona de adviento y la virgen maria con santos fondo

 

¿CUÁLES SON LAS LECTURAS LITÚRGICAS DE LOS DOMINGOS DE ADVIENTO?

Cada uno de los cuatro domingos de Adviento tiene sus propias lecturas y características especiales:

Primer Domingo de Adviento: Las lecturas de miran hacia el «Final de los Tiempos» y la llegada del «Día del Señor» o la «Edad Mesiánica»; el Evangelio es un extracto del Discurso Apocalíptico de Jesús en uno de los evangelios sinópticos.

Segundo Domingo de Adviento: Las lecturas del Evangelio se centran en la predicación y el ministerio de Juan el Bautista como el precursor de Jesús, el que vino a «preparar el camino del Señor.»

Tercer Domingo de Adviento: Las lecturas del Evangelio seguirá centrándose en Juan el Bautista, mientras que la primera y segunda lecturas transmiten la alegría que los cristianos se sienten con la creciente cercanía de la encarnación y la salvación del mundo.

Cuarto Domingo de Adviento: Los Evangelios hablan de los acontecimientos que precedieron al nacimiento de Jesús, centrándose en la Virgen María.

 

¿CUÁLES SON LAS LECTURAS LITÚRGICAS ENTRE SEMANA EN TIEMPO DE ADVIENTO?

En realidad, hay dos conjuntos de lecturas entre semana para la temporada de Adviento:

Las lecturas para los días de semana hasta el 16 de diciembre son extractos de diversos capítulos de Mateo y Lucas; las primeras lecturas son en su mayoría desde el libro del profeta Isaías.

Las lecturas para los días de semana del 17 de diciembre al 24 de diciembre cubren Mateo 1 y Lucas 1, de forma secuencial; las primeras lecturas son seleccionados temáticamente de varios libros proféticos del Antiguo Testamento.

Los días de semana del 17 de diciembre al 24 de diciembre también hacen uso de las «antífonas de Adviento» no sólo durante la oración de la tarde en la Liturgia de las Horas, sino también en el verso Aleluya antes del Evangelio en la Misa.

 

EL TRÍO CENTRAL DEL ADVIENTO SON LA SANTÍSIMA VIRGEN, EL PROFETA ISAÍAS Y SAN JUAN BAUTISTA

Hay varios personajes de adviento, pero tres son los que sobresalen:

Isaías anuncia que va a venir el mesías en una impresionante profecía.
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San Juan Bautista es el encargado de señalar quien es el mesías.

profeta isaias escribiendo

 

El Profeta Isaías

Isaías tuvo una grandiosa visión del año 740 aC.

Ver aquí nuestro artículo para profundizar sobre el tema.

La visión fue la siguiente:
Dios está en el templo, sentado en un elevado trono; junto a él, los serafines cantan: “¡Santo, santo, santo es el Señor Dios del universo! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!”.

A esta voz, las puertas tiemblan y una humareda inunda el recinto. Isaías grita:
“¡Ay de mí, estoy perdido, porque siendo un hombre de labios impuros he visto con mis propios ojos al Señor de los ejércitos!”

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San Juan Bautista

La profecía precursora de Jesucristo.

Ver aquí nuestro artículo para profundizar sobre el tema.

Fue el precursor del Mesías y es uno de los personajes centrales de Adviento, ya que Isaías anunció al Mesías, el Bautista lo señaló y María la procreó en su cuerpo.

Juan el Bautista anuncia a Cristo no sólo con palabras, como los otros profetas, sino especialmente con una vida análoga a la del Salvador y además indicando quien es.

Juan el Bautista hace aún más concreto el mensaje de Isaías: él mismo prepara el camino al Señor, predicando un bautismo de conversión”, anunciando la presencia de Uno que puede más que él, que bautizará con Espíritu Santo.

Gracias al anuncio misionero y a la preparación del nuevo camino al Señor “en el desierto”, cambia realmente el panorama espiritual del creyente..

virgen maria adviento

 

LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA ES EL EJE DEL ADVIENTO

Con el nacimiento de Jesús mediante su madre María, comienza el “cielo nuevo y la tierra nueva”.
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Una realidad que muestra a María, la toda pura, sin mancha: ella es la Inmaculada (8 de diciembre).

Toda a preparación de Dios a su pueblo alcanza su culmen en la Santísima Virgen María, la escogida para ser la Madre del Redentor.

Ella fue preparada por el Señor de manera única y extraordinaria.

En la celebración de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María vemos a Nuestra Señora aplastando la cabeza de la serpiente.

Y ha sido preservada del pecado original heredado de nuestros primeros padres Adán y Eva, que se nos borra con el Bautismo.

Aunque no las consecuencias que es la concupiscencia y que en palabras del Apóstol San Pablo podríamos decir que “hago el mal que no quiero hacer y el bien que quiero hacer tanto me cuesta”.

La Virgen María fue la Madre del Primer Adviento que acabó en Belén hace veinte siglos.
.
Y es también la Madre del Segundo Adviento que concluirá con el próximo retorno de Jesús en la gloria y nos invita a prepararle el camino.
.
Lo mismo que Jesús vino la primera vez por María, vendrá de nuevo por medio de Ella.

 

LA PREFIGURACIÓN DE MARÍA YA ESTÁ EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

El papel de la Virgen en la “Historia de la Salvación” es muy esencial, no accidental como dicen los protestantes.

En las primeras páginas del Génesis, el capítulo III donde nos narra la historia del pecado original.

Dios, una vez que Adán y Eva han pecado no nos abandona a nuestra propia suerte, sino que al momento nos promete un Salvador, cuando dice a la serpiente (el diablo):

“Pongo perpetua enemistad entre ti y la Mujer (la Virgen), entre tu linaje y el suyo, Ella (la Virgen) te aplastará la cabeza, mientras que tú no la dañaras en el talón”. 

Este texto fundamental es lo que los Santos Padres de la Iglesia han llamado el protoevangelio, porque allí Dios ya nos presenta su plan salvador y en este plan la Virgen ocupa un papel esencial y principal.

Al respecto podemos recordar las Apariciones de la Medalla Milagrosa o de Guadalupe de México donde la Virgen aparece “aplastando la cabeza de la serpiente”.

Todo el Antiguo Testamento está lleno de imágenes y figuras que son representaciones de la Stma. Virgen:
– El pozo de Jacob
– La Zarza que arde sin consumirse en el Sinaí
– La vara de Moisés
– El Arca de la Alianza
– La Torre de David

Las Santas mujeres del Antiguo Testamento también representan a la Virgen:
– Sara
– Judit
– Rhut
– Rebeca
– Esther
– Abigail

 

ADVIENTO: EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN

La historia de la salvación tiene en Cristo su punto culminante. Todo fue creado por Él y para Él, y todo se mantiene en Él.

En Él, el Padre ha dicho la palabra definitiva sobre el hombre y la historia.

La encarnación por tanto es la revelación de Dios hecho hombre a través de María Santísima por obra del Espíritu Santo.
.
Viene al mundo a través de Ella.

Así es que Dios interviene en la historia de la humanidad a través de la mediación materna de María.

Es a través de Ella que viene el Redentor al mundo.

Es Ella quien lo trae y presenta al mundo.

Y así seguirá ejerciendo este rol medianero aún en nuestros días.

Por eso, no podemos fijar la mirada en la Encarnación sin la contemplación de la Virgen Santísima.

Ella es instrumento de la Encarnación, su SÍ ha sido fundamental. San Bernardo dijo:

“Nunca la historia del hombre dependió tanto, como entonces, del consentimiento de la criatura humana”.

No podemos vivir plenamente el Adviento sin dirigir la mirada al primer  personaje que lo vive.

Ella ha sido preparada por Dios para esperar, para abrir el camino al Salvador.

 

FE, ESPERANZA, CARIDAD EN MARÍA

El Adviento de la Virgen María está marcado por las tres grandes virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad.

 

La Fe De La Virgen María

La Fe es la virtud por la cual creemos firmemente en las verdades que Dios ha revelado.

La fe es una virtud infusa, dada por Dios directamente en el alma. Pero debe ser alimentada y hacerla madurar a través con nuestros actos de obediencia y confianza.

Creer siempre implica una renuncia a lo propio para aceptar la medida de Dios, que es infinitamente superior a las nuestras.

La Virgen Santísima, tuvo una fe ejemplar.
.
No ha existido criatura alguna que pueda compararse a la fe de Ella, porque requirió de ella una fe heroica capaz de poder responder en plenitud al llamado que siempre viviría.

Según el Evangelista San Lucas, la Virgen María se mueve exclusivamente en el ámbito de la fe.

 

La Fe De María En La Anunciación

El saludo: “Ave, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc. 1,18), requiere fe pues el ángel le presentaba una identidad de la que ella no estaba consciente.

Es por eso que leemos que María se turbó ante aquellas palabras, porque el ángel la invita a darse cuenta de lo privilegiada y lo sublime que era la elección de Dios hacia ella.

Solo la fe le permite aceptar lo que el ángel le dice que es en el plan de Dios: La llena de gracia. Le lleva a aceptar con humildad el misterio de su propio ser, ya que es situada en un lugar singular para una criatura humana.

Y también Fe para creer que su Hijo sería llamado hijo del Altísimo.

El Dios hecho hombre, la Palabra encarnada.

La pregunta de María: “¿y cómo será esto pues no conozco varón?” no es una duda, o falta de fe, sino que María, que aparentemente había hecho un voto de virginidad y aunque estaba desposada con José, no intentaba romper su voto.

Y es por eso que ella debía oír de Dios como se daría esta concepción siendo ella virgen, ya que humanamente su maternidad era imposible.

Este camino de la imposibilidad es el que Dios elige para demostrar que en realidad para Él todo es posible.

La fe se convierte para María en la única medida para abrazar su propio misterio y a su mismo hijo, como un don que Dios le ha dado para el bien de todos.

Las palabras con que la Virgen María da su asentimiento: “Hágase en mí según su palabra”, nos revelan la consciente aceptación de su función.
.
Esta respuesta solo la pudo dar un corazón lleno de fe.

“He aquí la esclava del Señor” es una profunda confesión de humildad y obediencia, la confianza total en la palabra de Dios, porque no encontrará obstáculo en el corazón de María, para aceptar de manera absoluta la palabra creadora (“la Palabra se hizo carne”).

Ella creía tanto en la Palabra de Dios, que se hizo carne en su seno virginal.

San Agustín dijo, “Ella concibió primero en su corazón (por la fe) y después en su vientre”.

Cuando María dijo: “Hágase en mí según tu Palabra”, dio su consentimiento no solo a recibir al Niño, sino a todo lo que conllevaba el ser la Madre del Salvador.

Este consentimiento de María pone de relieve la calidad excepcional de su acto de fe.

En el Cántico del Magníficat: Isabel dice a la Virgen María: “Bienaventurada por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor” (Lc. 2:45), e inmediatamente después María responde a ese reconocimiento de su fe, con el cántico del Magníficat.

“Miró con bondad la humillación de su sierva”

“En adelante me felicitaran todas las generaciones” 

“El poderoso ha hecho grandes cosas en mi”

“Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que le temen”

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María, Peregrina En La Fe Según El Vaticano II

En el documento conciliar Lumen Gentium capitulo VII, la Iglesia nos habla acerca de la fe de María Santísima.

1) Itinerario de Fe: Siguiendo a María a través de las diversas etapas de su itinerario terreno, se pone de manifiesto su constante y radical confianza en Dios.

A pesar de que esto es fruto de la gracia, es al mismo tiempo obra de la colaboración propia de María con el plan de Dios.
.
Los padres de la Iglesia nos enseñan que María no fue un instrumento pasivo en manos de Dios, sino que cooperó en la obra salvación del hombre con fe y obediencia libres.

San Ireneo dijo, “creyendo y obedeciendo se hizo causa de salvación para si misma y para todo el género humano”.

“Lo atado por la incredulidad de Eva lo desató María mediante su fe.

El nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María” (Lumen Gentium # 56)

2) La fe de María es modelo para la Iglesia: pues igual que María, la Iglesia tiene su propio itinerario, y es la fe la que guiara a la Iglesia por todos los instantes de su vida.

La fe de María fue la más perfecta: las verdades sublimes le fueron presentadas y ella las acepto con prontitud y con constancia.

Ella fue llamada a tener una fe difícil.

Pues es verdad que Dios hizo en ella “cosas grandes” (Lc. 1:49), pero no debemos olvidar que esto requirió que ella estuviera a la altura de esa dura tarea.

 

La Esperanza de la Virgen María

La esperanza es una virtud teologal nacida de la fe; la espera es una actitud vital nacida de la esperanza y del amor.

“Esperar en” es tener esperanza; “esperar o aguardar a” es anhelar al que es objeto de nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor.

Por esto es que nadie espera si no cree.

La esperanza se funda en un atributo de Dios; su bondad y su fidelidad a las promesas; la espera se refiere a un encuentro personal con el amado.

María esperó, en primer lugar, que, con la gracia de Dios, podía ser esposa virgen.

María espera también, contra toda esperanza natural, que sin intervención humana se depositase en su seno la semilla de la vida, la encarnación del Verbo.

virgen inmaculada de adviento

María advierte la angustia y la duda de su esposo San José al conocer de su embarazo.
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Ella pudo sencillamente manifestar a José el misterio que a Ella se le había revelado, con lo cual sus angustias hubieran desaparecido.
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Pero ella prefería esperar en el plan perfecto de Dios y repetir como en el salmo 74: “Alzate, Oh Dios, y defiende tu causa”.
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Por eso María callaba, oraba y esperaba en Dios.
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Y por su espera, un ángel se le aparece en sueños a José y le revela que María concibió por obra del ES y que el fruto de sus entrañas virginales seria el Salvador del mundo.

 

Esperando a Dios

Ya antes de que el arcángel la visitara en Nazaret, María esperaba como fiel israelita, con fe mesiánica, la venida del Redentor.

Si las Escrituras nos dicen que Simeón “esperaba la consolación de Israel” y que José de Arimatea “esperaba el reino de Dios”, podemos imaginarnos como María (la Inmaculada) esperaba ardientemente al Mesías.

Desde el momento que María dio su consentimiento al anuncio del ángel, Ella espera ver con sus propios ojos la plenitud de la promesa hecha por el ángel.

Es María quien inicia el Adviento, y es de Ella de quien la Iglesia aprende a esperar, a permanecer en ese estado de expectación.

A partir de aquel momento de la anunciación empezó en María una nueva espera.

Ya estaba llena de Dios por dentro; pero quería estarlo también por fuera.

Por eso María esperaba con tan firme esperanza.

Y a medida que se acercaba el día y la hora, aumentaba en María, el ansia y el deseo de la llegada del Mesías.

“Los fieles, considerando el amor inefable con que la Virgen madre esperó a su Hijo, están invitados a tomarla como modelo y a prepararse a salir al encuentro del Salvador que viene, velando en oración y cantando su alabanza” (misal romano prefacio de Adviento)

 

La Caridad de la Virgen María

La espera de María no era egoísta, no se basaba en la expectación simplemente de su hijo, sino del Mesías, el Salvador del mundo, quien venía por amor a los hombres a salvarlos.

Es por esto que desde el principio hasta el final, María tendrá siempre una disposición interior de caridad y pobreza: nunca poseyendo al hijo sino entregándolo.

Ella esta consciente que vendrá para el mundo y no para que ella lo posea.

La espera de María, el adviento de María, es también una preparación al sufrimiento.
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Una preparación para el rechazo, el establo, la pobreza, el martirio de los niños, la huida a Egipto sin saber cuándo regresarían.
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Para la perdida de Jesús en el templo hasta encontrarlo, para la separación a la hora de entrar en su vida pública.
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Para recorrer al lado de su hijo el camino de la cruz.
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Para esperar la Resurrección, para separarse de el en su Ascensión y esperar por el momento en que se reunieran en el cielo.

Toda esta esperanza de María la prepara para oír a Simeón quien le anunció que, por su unión a la misión redentora de Cristo, ella participaría de sus persecuciones, hasta el punto de que “una espada traspasaría su alma” (Luc. 2,35).

Ella no se atemorizó ante esta profecía, puso en Dios su esperanza y, cuando llegaron las horas sombrías de Egipto, de Jerusalén y del Calvario, sostenida por la gracia del Señor, vio siempre que era verdad que Dios no desampara a los que esperan en El.

Y esta fe y esperanza de María que fluyen tan abundantemente de su caridad, la preparan para la gran noche del alumbramiento, la noche de Navidad, cuando el hijo de Dios y de María, nace en un establo de Belén en medio de vicisitudes, negaciones, rechazo, pobreza…

 

CANTANDO LAS GLORIAS DE LA MADRE QUE ENCARNÓ A DIOS

“Rampa de amor, dulcísima vereda” te ha cantado el poeta.

Y no es el único. Cientos, miles, han cantado de tus glorias Madre, Mujer única, Favorecida de Dios,

Verdaderamente creada a imagen y semejanza del Altísimo.

La Iglesia Católica te ha llamado de tantas maneras, María, y no son suficientes aún.

Eres Arca de la Alianza, Torre de David, Madre Amable y Admirable, Reina del Cielo y de la Tierra por voluntad de la Santísima Trinidad.

Y todo ha sido por virtud de tu “Fiat”.

Tu sí Madre, no sólo dio lugar a la Encarnación de Dios Hijo en tu vientre.

Tu dijiste Sí a la Redención, dijiste Sí a la Pasión.

Dijiste Sí al Calvario.

Dijiste Sí a la Resurrección.

Aceptaste, como siempre lo hiciste, dejar a tu Hijo solo en la tumba, cuando tú sabías que El resucitaría.

Imagino Madre, la fuerza que habrán tenido que hacer los discípulos que lo colocaron en el sepulcro para sacarte de él.

Imagino la fuerza con la que tú te resististe: yo me voy a quedar con Él. Quiero quedarme con Él. No lo voy a dejar solo aquí.

Porque Él va a resucitar.

Y como, sin escucharte, te habrán obligado, con mil razones que para ti no valían, a salir de él.

Finalmente aceptaste, porque era tu Hijo el que se quedaba solo, pero también eran tus hijos los que te abrigaban, te envolvían, querían cuidarte, abrazarte, consolarte.

¡Qué poca fe la suya y qué grande la tuya!

Te hubieras quedado por amor y también saliste por amor. Eras su Madre por deseo y orden de tu Hijo y debías velar por ellos, pobres criaturas desvalidas.

A todo eso dijiste Sí, Madre, cuando el Arcángel te visitó.

Todo esto es lo que guardaste y estás guardando ahora, que aún lo esperas, dentro de tu corazón.

Y cuantas cosas más habrás de guardar durante los años que estés junto a Él.

Ya viene, Madre, ya viene. Queremos esperarlo contigo, queremos recibirlo contigo, amarlo como lo amas tú.

Queremos seguirlo, en Su Camino de Verdad y de Vida, para poder llegar con Él a ese lugar maravilloso donde no habrá más llanto ni dolor.

Gracias, Madre, por ser la mejor de las criaturas, la que nos da el ejemplo sencillo y a la vez difícil, de cómo ser Sus discípulos hasta la muerte.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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¿Te Has Preguntado Cómo Prepararte para la Navidad? [a través de Adviento]

El tiempo de Adviento posee un doble significado.

Es el tiempo de preparación para Navidad.

Solemnidad que conmemora el primer advenimiento o venida del Hijo de Dios entre los hombres.

Y es al mismo tiempo aquel, que, debido a esta misma conmemoración o recuerdo, hace que los espíritus dirijan su atención a esperar el segundo advenimiento de Cristo, como un tiempo de parusía piadosa y alegre…

Comienza el domingo más cercano al 30 de noviembre (día de San Andrés) que es el inicio del año litúrgico.

Terminando con las vísperas de Navidad.

Durante este tiempo se cuenta con cuatro domingos de Adviento. Del 17 de Diciembre al 24 la misma liturgia intensifica la preparación de los fieles para vivir los días de Navidad.

En este período mas que fijarnos en la serie de hechos históricos que sucedieron antes del nacimiento de Cristo, se debe meditar en el misterio de la Salvación que en ellos se contiene.

De alguna manera este tiempo nos hace repasar el camino de la salvación, preparándonos para seguirlo; el recuerdo de los hechos históricos que narran como Cristo que es Dios se hizo hombre para salvarnos reafirman nuestra fe.

La alegría de saber que ese Dios viene de nuevo a nosotros nos llena de Esperanza.

El deseo de prepararnos para recibirle bien por la penitencia, el sacrificio o el ejercicio de la generosidad y amabilidad con los que nos rodean reaviva nuestra caridad.

 

HISTORIA DEL ADVIENTO

La palabra Adviento proviene del latín «Adventus» que significa la venida.
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En un principio con este término se denominaba al tiempo de la preparación para la segunda venida de Cristo o parusía y no el nacimiento de Jesús como ahora lo conocemos.

Haciendo referencia a este tiempo la primitiva Iglesia meditaba sobre los pasajes evangélicos que hablan del fin del mundo, el juicio final y la invitación de San Juan Bautista al arrepentimiento y la penitencia para estar preparados.

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No se sabe desde cuando se comienza a celebrar. En los antiguos leccionarios de Capua y Wursemburgo hacen referencia al Adventu Domini.

En los leccionarios gregoriano y gelasiano se encuentran algunas plegarias con el título de Orationes de Adventu.

Más tarde comienzan a aparecer las domínicas ante Adventum Domini, en las cuales al término adventus se le asocia con la preparación a la Navidad.

A pesar de que esta temporada es muy peculiar en las Iglesias de Occidente, su impulso original probablemente vino de las Iglesias Orientales.
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Donde era común, después del Concilio ecuménico de Efeso en 431, dedicar sermones en los domingos previos a la Navidad al tema de la Anunciación.
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En Ravena Italia – un canal de influencia oriental a la iglesia de Occidente – San Pedro Crisóstomo (muerto en 450) daba estos homilías o sermones.

La primera referencia que se tiene a esta temporada es cuando el obispo Perpetuo de Tours (461-490) estableció un ayuno antes de Navidad que comenzaba el 11 de Noviembre (Día de San Martín).

El Concilio de Tours (567) hace mención a la temporada de Adviento.

Esta costumbre, a la cuál se le conocía como la Cuaresma de San Martín, se extendió por varias iglesias de Francia por el Concilio de Macon en 581.

El período de seis semanas fue adoptado por la Iglesia de Milán y las iglesias de España.

En Roma, no hay indicios del adviento antes de la mitad del siglo VI AD, cuando fue reducida – probablemente por el Papa Gregorio Magno ( 590-604) – a cuatro semanas antes de Navidad.

La larga celebración gala dejó su presencia en libros de uso litúrgico como el Misal de Sarum (Salzburgo), que era muy usado en Inglaterra, con su domingo antes de Adviento.

La llegada de Cristo en su nacimiento fue cubierta por un segundo tema, que también proviene de las iglesias galas, su Segunda venida al final de los tiempos.

Este entretejido de temas de los dos advientos de Cristo da a la temporada una tensión particular entre penitencia y alegría en la espera de Cristo que está por «venir».

 

QUÉ HACE LA IGLESIA DURANTE EL ADVIENTO

Este tiempo de Adviento tiene dos significados:
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• Preparación para la Navidad.
• Espera y preparación para la segunda venida de Jesús al final de los tiempos.

La Iglesia, durante las 4 semanas anteriores a Navidad y especialmente los domingos, dedica todas las lecturas, y la Misa a hablar y meditar acerca del nacimiento de Jesús en la tierra el día de Navidad.

Y también a meditar acerca de su próxima llegada triunfal al final de los tiempos, y la disposición que debemos tener para recibirlo en ese día que no sabemos cuándo será.

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La Iglesia utiliza el color morado en los ornamentos de los Sacerdotes y en las celebraciones, para recordarnos la actitud de cambio, preparación y sacrificio que debemos tener.

La Iglesia tiene un calendario «litúrgico», que empieza el Primer Domingo de Adviento y termina el día de la Fiesta de Cristo Rey, a finales de noviembre.

A pesar de que es una temporada solemne, no se lleva con el rigor con el que se lleva la Cuaresma, tal como antes se llevaba.

La Iglesia Católica prohíbe la solemnidad del matrimonio durante el Adviento.

En muchos países está marcado por una variedad de observancias.

La piedad popular en Adviento principalmente se dedica a representaciones musicales y teatrales basadas en las historias y profecías bíblicas de la natividad de Cristo.

En los Países Bajos en Adviento se toca una trompeta recordando el uso ritual de este instrumento cuando en el Templo de Jerusalén se tocaban las dos trompetas de plata anunciando una ofrenda a Dios.

En muchos hogares e Iglesias las devociones sencillas se asocian con la corona de Adviento, en la que cuatro velas se insertan y se prenden, una a una, cada semana, como símbolo de la llegada de la luz al mundo.

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7 MANERAS PARA PREPARARSE PARA EL CUMPLEAÑOS DE JESÚS

 

1 – Recibe a Jesús en los Sacramentos

Adviento es un tiempo ideal para asistir a la Santa Misa con mayor frecuencia, si es posible todos los días.

En la misa, tenemos la maravillosa oportunidad de recibir a Nuestro Salvador en la Santa Eucaristía. 

El mismo Jesús que se encarnó para redimirnos está realmente presente bajo las especies del pan y del vino. Y Él desea alimentarnos, en el viaje a través de Adviento. 

La temporada penitencial de Adviento es también un momento ideal para buscar una conversión más profunda al recibir la misericordia de Dios en el Sacramento de la Reconciliación. 

 

2 – Sigue las Lecturas de la Misa antes de ir a Misa

Dios desea dirigir nuestros pasos a través de Su Palabra inspirada en las Escrituras.

Al reflexionar sobre la Palabra de Dios todos los días durante el Adviento, se puede preparar nuestros corazones para recibir al Salvador en Navidad.

Hemos oído historias inspiradoras de figuras del Antiguo Testamento como Isaías, Jeremías, y David con su anhelo por el Mesías prometido. 

Nos recuerdan la espera del pueblo elegido a través de los siglos por su liberación.

También, las lecturas del Evangelio hablan de la segunda venida del Señor, la predicación de Juan el Bautista sobre el arrepentimiento, y los primeros acontecimientos que conducen hasta el nacimiento de Jesús. 

Para algunas personas la mejor manera es tomar 15 a 20 minutos a primera hora de la mañana. Para otros, funciona mejor en el final del día cuando tienen tiempo para descansar y reflexionar.

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3 – Da Luz a las velas en tu corona de Adviento

El mantenimiento de una familia Corona de Adviento es una de las costumbres más queridas de la temporada. 

La corona se compone típicamente de árboles de hoja perenne, en un círculo con cuatro velas.

Tres de las velas son de color púrpura y una es de color rosa.

Una púrpura se ilumina durante la primera semana de Adviento, y luego otro púrpura durante la segunda semana. La vela de color rosa se ilumina durante la tercera semana. La púrpura final se enciende durante la cuarta semana; allí las cuatro velas arden.

El simbolismo de la corona es una magnífica oportunidad para que los padres enseñen a sus hijos acerca del significado del adviento. 

Las velas púrpura significan la tristeza que sentimos por nuestros pecados, mientras una rosa la inminente nacimiento de Jesús.

Los árboles de hoja perenne simbolizan la naturaleza inmutable y fiel de Dios, mientras que el círculo indica que Dios es eterno, sin principio ni fin.

La luz de las velas nos recuerda que Jesús es la Luz del mundo, y pronto vamos a celebrar su nacimiento.

 

4 – Imita la preparación de María

Fue con gran alegría que María esperaba la redención del pueblo de Dios a Israel. 

Antes de que María concibiera a Jesús en su seno, lo concibió en su corazón. 

Así que nos damos cuenta de que la preparación para el nacimiento de Jesús tiene que ver con el alma interior.

La preparación exterior siguió a la interior. 

María dio a Jesús su alma / corazón primero, y luego su cuerpo.

Ella hizo un cálido hogar lleno de amor por Él en su corazón y su cuerpo.

Luego preparó, lo mejor que pudo, el pesebre para él.

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5 – Hacer un árbol de Jesé

El árbol de Jesé es muy popular en algunas culturas y sobre todo en las familias con niños.

Y la costumbre del adviento del árbol de Jesé consiste en trazar el árbol de la familia de Jesús mismo. 

El profeta Isaías nos dice del Mesías prometido, «Saldrá un vástago del tronco de Jesé…» (Is 1: 1).

Jesé se pone de relieve porque él era el padre del rey David, y Jesús es frecuentemente llamado el «Hijo de David» en el Nuevo Testamento.

Su árbol de Jesé puede ser tan simple o complicado como te guste.

La idea es hacer adornos que simbolicen los antepasados de Jesús y luego colgarlos en un árbol.

A través de una concordancia o diccionario de la Biblia, también puedes buscar un verso de la escritura o dos para cada ancestro.

Se pueden colgar todos los adornos a la vez, o hacer suficientes adornos para colgar uno cada día de Adviento.

Una maravillosa manera de involucrar a los niños es dejar que cuelguen los ornamentos y que anoten el verso de la escritura para cada uno.

El árbol puede ser hecho de muchas cosas. Es posible utilizar una rama de un árbol real. O el árbol se podría hacer en un trozo de fieltro o de arpillera.

 

6 – Poner paja en el Árbol de Navidad

Existe una costumbre que miembros de la familia coloquen un pedazo de paja en el pesebre cada vez que realizan una buena acción o una obra de misericordia. 

Esta tradición da a los miembros de la familia a oportunidad de compartir la alegría de la temporada con los necesitados.

Cualquiera que sea la obra de misericordia y dondequiera que se lleve a cabo, sabemos que la paja que simboliza nuestra caridad proporcionará un pesebre caliente para el Niño Jesús en la mañana de Navidad.

Entonces, habremos seguido la acción amorosa de Cristo para los necesitados, compartiendo el calor del pesebre con los demás. 

 

7 – Decora tu alma con las virtudes del amor y la humildad; ora y contempla

Los dos ornamentos más importantes con que uno podría recibir a Jesús con, serían las virtudes de la humildad y el amor. 

El alma de María se llenó de humildad y amor.

Y ella eligió vivir el Adviento para prepararse para el nacimiento de Jesús, en oración.

Debemos reducir la velocidad y tomar tiempo para estar en silencio con Jesús en el Santísimo Sacramento y tratar de profundizar en la oración contemplativa.

 

ESPERAR TU LLEGADA…

Se nos va la vida haciéndolo, Señor.

De mes en mes, de año en año, vivimos en espera.

La fe nos guía, la esperanza nos sostiene, el amor nos alimenta.

Cada día, Señor, es un día que nos acerca a Ti.

Muchas veces la vorágine del mundo parece separarnos de Ti y de Tu Amor.

Pero es vana ilusión lo que podemos obtener a cambio y siempre terminamos volviendo, lastimados y vacíos, a Tu altar.

Pero no escarmentamos, Señor, y volvemos a dejarte de lado por inútiles ilusiones que, tarde o temprano, volverán a dejarnos vacíos.

Es que somos débiles y la espera se hace larga, Señor.

Y llegará la Navidad con su loca algarabía de fiestas mundanas y por un minuto la humanidad detendrá su locura para ofrecer un saludo, un regalo, un beso, un brindis, al que está al lado y un mensaje al que está lejos.

Pero no siempre ese saludo, brindis o beso serán en Tu Nombre, Señor.

Qué pena.

Nuestro transcurrir la historia nos brinda un instante único para la reflexión y la meditación y lo perdemos corriendo tras luces artificiales que opacan en nuestra alma el brillo de la única y verdadera Luz: la Luz del mundo que eres Tú, Señor…

Y una vez apagadas todas esas luces efímeras, volvemos a la espera.

Que se hace permanente para nuestra alma, porque esa espera es un ansia que sólo será calmada con Tu presencia.

Como dijo San Agustín:

«Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti».

No permitas, Señor que nos canse la espera.

Tú, que todo lo puedes, alimenta nuestro corazón con Tu Amor, para que el aceite no se apague en nuestras lámparas hasta que Tú llegues. Amén.

 

I Domingo Adviento

II Domingo Adviento

III Domingo Adviento

IV Domingo Adviento y Navidad

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada
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Cuáles son las Devociones para Practicar en Adviento

Un tiempo de preparación para Navidad.

En la Iglesia Católica, el Adviento es un período de preparación.

Que se extiende sobre cuatro domingos antes de Navidad.

Y que tiene muchas devociones.

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En este artículo nos dedicaremos a las devociones de adviento que son más populares en occidente.

Cada región y país tiene sus propias devociones, pero hay algunas generalizadas, aunque podemos encontrar variantes de ellas en diferentes zonas.

Además esto se complementa con diversas devociones culinarias.

 

LAS DEVOCIONES AL SERVICIO DEL MENSAJE CRISTIANO

La palabra Adviento significa «venir a», y se relaciona a la venida de Cristo.
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Esto se refiere, en primer lugar, a nuestra celebración del nacimiento de Cristo en la Navidad.
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En segundo lugar a la venida de Cristo en nuestras vidas a través de la gracia y el Sacramento de la Santa Comunión.
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Y finalmente, refiere a su segunda venida al final de los tiempos.

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Nuestros preparativos, por lo tanto, deben tener las tres venidas en mente. Tenemos que preparar nuestra alma para recibir a Cristo dignamente.

El Adviento tradicionalmente se ha conocido como una «pequeña Cuaresma».

Al igual que en Cuaresma, el Adviento debe ser marcado por el aumento de oración,  ayuno, y las buenas obras.

Mientras que la Iglesia de Occidente ya no tiene un requisito establecido para el ayuno durante el Adviento, la Iglesia de Oriente continúa observando lo que se conoce como el Ayuno de Felipe, a partir del 15 de noviembre hasta Navidad.

Al igual que durante la Cuaresma, los sacerdotes visten ornamentos púrpuras, y se omite el canto de Gloria («Gloria a Dios») durante la misa.

La única excepción es en el tercer domingo de Adviento, conocido como Domingo de Gaudete, cuando los sacerdotes pueden usar ornamentos de color de rosa.

Como el domingo Laetare durante la Cuaresma, esta excepción está diseñada para animarnos a continuar con nuestra oración y el ayuno.

Podemos disfrutar de una mejor Navidad – los 12 días de la misma, desde el día de Navidad a la Epifanía – si revivimos Adviento como un período de preparación.

Y en esto nos ayudan las devociones propias de Adviento.

 

ÁRBOL DE NAVIDAD, DE JESSÉ Y PESEBRE

Las dos devociones más extendidas son el Árbol de Navidad y el Pesebre.

En este artículo, tratamos en detalle la historia, la función, y el armado del Árbol de Navidad.

Y lo mismo respecto al Árbol de Jessé, que es una devoción que comienza el 1 de diciembre.

Y tiene por objetivo recorrer los antepasados de Jesús hasta la Navidad, uno por día; por lo cual tiene una función catequética.

Y en este otro artículo tratamos nos referimos a la historia y la devoción de los pesebres.

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CORONA DE ADVIENTO

La corona de Adviento es parte de nuestra tradición católica pero los verdaderos orígenes son inciertos. 

Hay pruebas de que los pueblos germánicos pre-cristianos utilizaban coronas con velas encendidas durante los días fríos y oscuros de diciembre, como un signo de esperanza en el futuro para los días cálidos y la prolongación de la luz del sol de primavera.

En escandinavia durante el invierno, velas encendidas eran colocadas alrededor de una rueda, y se ofrecían oraciones al dios de la luz para activar «la rueda de la tierra» de vuelta hacia el sol, para alargar los días y restaurar el calor.

En la Edad Media, los cristianos adaptaron esta tradición y se utilizaron coronas de Adviento como parte de la preparación espiritual para la Navidad. 

Después de todo, Cristo es «la Luz que vino al mundo» para disipar la oscuridad del pecado y para irradiar la verdad y el amor de Dios (Juan 3: 19-21).

En 1600, católicos y luteranos tenían prácticas formales alrededor de la corona de Adviento.

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EL SIMBOLISMO DE LA CORONA DE ADVIENTO

La corona está hecha de varios árboles de hoja perenne, lo que significa la vida continua. 

Incluso estos árboles de hoja perenne tienen un significado tradicional que se puede adaptar a nuestra fe.

El laurel significa victoria sobre la persecución y el sufrimiento; el pino la inmortalidad; y el cedro, la fuerza y la curación. 

Las hojas espinosas nos recuerdan la corona de espinas, y una leyenda inglesa habla de cómo la cruz fue hecha de acebo.

El círculo de la corona, que no tiene principio ni fin, simboliza la eternidad de Dios, la inmortalidad del alma y la vida eterna que se encuentra en Cristo.

Piñas, nueces o vainas usadas para decorar la corona también simbolizan la vida y la resurrección.

En conjunto, la corona de árboles de hoja perenne representa la inmortalidad del alma y de la vida nueva y eterna prometida por medio de Cristo.

Él es la Palabra eterna del Padre, que entró en nuestro mundo convirtiéndose en verdadero hombre.

Y obtuvo la victoria sobre el pecado y la muerte con su pasión, muerte y resurrección.

Las cuatro velas representan las cuatro semanas de Adviento. 

Y una tradición es que cada semana representa mil años, para sumar a los 4.000 años desde Adán y Eva hasta el nacimiento del Salvador.

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3 COLORES PRINCIPALES DE LAS VELAS DEL ADVENIMIENTO

Estos tres colores principales de Adviento están llenos de rico significado.

Tres velas son de color púrpura y una es rosa. 

Las velas de color púrpura en particular, simbolizan la oración, penitencia y sacrificios y obras preparatorias llevadas a cabo en este momento.
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Y también el púrpura (o violeta)  simboliza el arrepentimiento y ayuno y es el color de la realeza y la soberanía de Cristo, lo que demuestra la espera de la venida del Rey celebrada durante el Adviento.

Hoy en día, muchas iglesias han comenzado a utilizar azul en lugar de púrpura, como un medio para distinguir el Adviento de la Cuaresma.

Otros usan azul para significar el color del cielo nocturno o las aguas de la nueva creación en Génesis 1.

La primera vela de la corona de Adviento, la vela de la Profecía o vela de la Esperanza, es de color púrpura.

La segunda, llamada Vela de Belén o Vela de Preparación, también es de color púrpura.

Del mismo modo, el cuarto color de la vela del adviento es de color púrpura. Se llama vela del Ángel o la vela del Amor.

Una vela rosa se enciende en el tercer domingo de Gaudete, cuando el cura también lleva las vestiduras rosa en la misa.

Domingo Gaudete es el domingo de regocijo, porque los fieles han llegado al punto medio de Adviento, cuando su preparación está a mitad de camino de la Navidad.

Esta es la llamada Vela Pastor o Vela de la Alegría, que representa la alegría y regocijo, y revela un cambio en la temporada del arrepentimiento hacia la celebración.

El blanco es el color de Adviento que representa la pureza y la luz. Y la vela blanca suele ponerse en el medio de la corona.

Cristo es el Salvador sin pecado, sin mancha, puro.

Él es la luz que entra en un mundo oscuro y moribundo.

Además, aquellos que reciben a Jesucristo como Salvador han sido lavados de sus pecados y hechos más blancos que la nieve.

De este color blanco es la vela de Cristo, la quinta vela de adviento, colocada en el centro de la corona.

La preparación espiritual, centrándose en los colores de Adviento en las semanas previas a la Navidad, es una gran manera para que las familias cristianas mantengan a Cristo el centro de la Navidad, y que los padres enseñen a sus hijos el verdadero significado de la Navidad.

La iluminación progresiva de las velas simboliza la expectativa y la esperanza en Nuestro Señor que rodea la primera entrada en el mundo y la anticipación de su segunda venida a juzgar a los vivos y los muertos.

Otra tradición que sigue a la anterior, es reemplazar las tres velas moradas con cuatro velas blancas, que serán encendidas durante toda la temporada de Navidad.

En la Iglesia el conjunto se sitúa cerca del altar o del ambón de la Palabra.

En los hogares, la corona de Adviento es más apropiadamente iluminada para la hora de la cena después de la bendición de la comida. 

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ENCENDIDO DE LAS VELAS DE LA CORONA Y ORACIONES

 

PRIMER DOMINGO

LLAMADA A LA VIGILANCIA

ENTRADA. Se entona algún canto.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Acto de Contrición.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso…

LITURGIA DE LA PALABRA. Lectura del santo evangelio según san Marcos 13,33: “Estén preparados y vigilando, ya que nos saben cual será el momento”. Palabra del Señor. (Breve pausa para meditar)
Reflexión.

Guía: Vigilar significa estar atentos, salir al encuentro del Señor, que quiere entrar, este año más que el pasado, en nuestra existencia, para darle sentido total y salvarnos.

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.
Guía: Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene.

En esta primer semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría.

Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen.

Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera.

¡Ven, Señor Jesús!. ¡Ven, Señor Jesús!

PADRENUESTRO
Guia: Unidos en una sola voz digamos: Padre Nuestro…

CONCLUSIÓN

Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvos. Amén.

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SEGUNDO DOMINGO

ENTRADA. Se entona algún canto.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Acto de Contrición.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso…

LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura de la II carta de San Pedro 3,13-14: ”Nosotros esperamos según la promesa de Dios cielos nuevos y tierra nueva, un mundo en que reinará la justicia. Por eso, queridos hermanos, durante esta espera, esfuércense para que Dios los halle sin mancha ni culpa, viviendo en paz». Palabra de Dios.
Breve pausa para meditar

Reflexión
Guía: ¿Qué va a cambiar en mí, en nosotros en este Adviento? ¿Se notará que creemos de veras en Cristo?

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.
Guía: Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel.

Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas.

El viejo tronco está rebrotando se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne…

Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.

¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

PADRENUESTRO.
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro…

CONCLUSION
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.

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TERCER DOMINGO

ENTRADA. Se entona algún canto. Saludo.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo Y del Espíritu Santo. Acto de Contricción.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso…

LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura de la Primera carta a los Tesalonicenses 5,23: ”Que el propio Dios de la paz los santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente, sin mancha, en todo su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor”. Palabra de Dios.
Breve pausa para meditar. Reflexión.

Guía: Los hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí verán a la Iglesia, nos verán a nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza reflejada en nuestra vida para que puedan creer en El?

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.

Guía: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia:

¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda.

¡Ya llega el mensajero!. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes.

¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!

PADRENUESTRO
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro…

CONCLUSION
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén

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CUARTO DOMINGO

ENTRADA. Se entona algún canto. Saludo.
Todos hacen la señal de la cruz.
Guía: «Nuestro auxilio es en el nombre del Señor»
Todos: «Que hizo el cielo y la tierra»

LITURGIA DE LA PALABRA:
Primera lectura: Rm 13,13-14 «Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestios del Señor Jesucristo». «Palabra de Dios»
Todos: «Te alabamos Señor».
Segunda lectura: 2 Tes. 1,6-7 «Es justo a los ojos de Dios pagar con alivio a vosotros, los afligidos, y a nosotros, cuando el Señor Jesús se revele, viniendo del cielo acompañado de sus poderosos ángeles, entre las aclamaciones de sus pueblo santo y la admiración de todos los creyentes.» -«Palabra de Dios»
Todos: «Te alabamos Señor».
Guía: «Ven, Señor, y no tardes.
Todos: «Perdona los pecados de tu pueblo».

SE ENCIENDEN LAS CUATRO VELAS
Guía: «Bendigamos al Señor»
Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: «Demos gracias a Dios».
Humildad y gloria
El Nacimiento de Jesús

Guía: Lectura del Evangelio según San Lucas (2:6-7)
«Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.»
«Palabra de Dios»
Todos: «Te alabamos Señor».

MEDITACION
La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba.

No hay rechazo, ni frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace.

Ellos son los benditos de Dios que le reciben.

Dios no encuentra lugar mejor que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe.

Nos unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que Jesús nazca en nuestro corazón.

Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión

Padre Nuestro / Ave María.

ORACIÓN FINAL
Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

Todos: «Amén»

 

OTRAS DEVOCIONES

 

CALENDARIO DE ADVIENTO

Es una costumbre devocional que comienza el 1 de diciembre.

El calendario tiene un formato de una casa con 24 ventanas.

Detrás de cada ventana hay un símbolo que apunta a la llegada de Jesucristo y de la Navidad.

Cada día se abre una ventana y la ventana final se abre el 24 de diciembre.

Es una devoción con tintes catequéticos, porque el contenido de cada ventana apunta a un mensaje cristiano.

 

LAS RAMAS DE SANTA BÁRBARA

Santa Bárbara, que según la tradición fue martirizada en Egipto, tiene su fiesta el 4 de diciembre.

La tradición cuenta que cuando estaba en la cárcel esperando su ejecución encontró una rama de cerezo seca. le puso agua y floreció, lo cual le trajo consuelo.

Y también la tradición cuenta que una de las flores de su tumba floreció el día de Navidad.

Los días 4 de diciembre la costumbre es cortar ramas de un árbol como un cerezo, avellano, manzano, etc., ponerlo en un jarrón y regarlo.

Si la rama florece entre ese momento hasta la Navidad la familia tendrá buena fortuna ese año.

Esta práctica recuerda la profecía de Isaías que el Mesías nacería del tronco de Jessé.

 

FIESTA DE SAN NICOLÁS

San Nicolás fue un obispo de Licia en el siglo IV y tiene su fiesta el 6 de diciembre.

Es el santo patrón de los niños y las novias, por su generosidad.

Es el precursor de Papá Noel y Santa Claus.

La tradición es que los niños hagan su pedido de regalos antes del 6 de diciembre.

Y el 6 de diciembre San Nicolás, Papá Noel o Santa Claus, cómo se le quiera llamar, entrega los regalos sacando los de una bolsa llena de ellos.

También esta tradición se cumple el 25 de diciembre en muchas partes como sustitutos de los regalos navideños

Puedes leer la historia de San Nicolás aquí y aquí.

 

VELA DE MARÍA

En la vigilia de la Inmaculada Concepción (que es el 8 de diciembre), se practica la devoción de encender una vela especial de adviento en honor a la Santísima Virgen que trae al Señor.

La vela es blanca, suele ser muy hermosa y cubierta con un paño blanco atado con una cinta, y se coloca frente a una imagen de la virgen.

El candelabro representa la estirpe de Jessé y la vela representa a Cristo, la luz del mundo que disipa la oscuridad del pecado.

Esta vela se enciende todos los días hasta la Navidad.

 

VIRGEN DE GUADALUPE

El 12 de diciembre se celebra la fiesta de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac, patrona de las Américas y de los no nacidos.

Por tratarse una fiesta que cae en el período navideño se la incorpora a las devociones de la época.

Se puede leer aquí la historia de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac.

 

LAS LUCES DE SANTA LUCÍA

El 13 de diciembre se celebra la fiesta de Santa Lucía, cuyo nombre significa luz.

Para ello se suelen preparar velas que se encienden en ese día, prefigurando la llegada de la luz del mundo el 25 de diciembre.

En diversas partes del mundo hay procesiones de niños con abundantes signos de luz.

También hay una devoción de una corona de velas en la cabeza de una niña.

 

LAS POSADAS, LA NOVENA DE NAVIDAD Y DE AGUINALDOS

El día 16 de diciembre comienza la Novena de Navidad y la Novena de Aguinaldos.

Y en algunos lugares del hemisferio sur se practican Las Posadas.

Estas devociones tienen el objetivo de preparar el corazón para la llegada del Mesías.

Puede leerse aquí la estas devociones.

 

LA CASA DE LAS ANTÍFONAS

A partir del 17 de diciembre y hasta el 24, la liturgia católica expresa una antífona cada día, que comienza con ¡Oh!

Las antífonas y la mecánica de esta devoción puede leerse aquí.

Pero también hay una devoción asociada a esto, que es crear una casa de cartón con 8 ventanas, cada una de las cuales tiene escrita una de las antífonas.

Cada día se abre una ventana, se pronuncia la antífona y se la medita.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Oraciones y Rosario para cada semana de Adviento

El Adviento es un tiempo de alegría, esperanza y purificación.

En el que esperamos el nacimiento del Niño Jesús, Nuestro Salvador.

Cada familia cristiana debe estar “alerta” para iniciar el nuevo año acogiendo a Jesucristo que nace pobre en un pesebre. Este recibimiento ha de ser alegre y lleno de esperanza.

Estas son cuatro oraciones alrededor de la Corona de Adviento, una para cada semana…

 

CUATRO ORACIONES EN TORNO A LA CORONA DE ADVIENTO

 

I Semana

¡VIGILAD!… creciendo y abundando en el amor

Guía: El Señor viene a salvar a su pueblo.
Todos: Dichosos los que le esperan.
G: Viene como palabra de vida.
T: Dichosos los que le escuchan.
G: Viene para anunciar el perdón de los pecados.
T: Dichosos los que le acogen.

De la carta de S. Pablo a los Tesalonicenses
“Que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con vosotros, para que se consoliden vuestros corazones con santidad irreprochable ante Dios, nuestro Padre, en la Venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos” (1 Ts 3,12-13)

Lector: Adviento, tiempo de espera, tiempo de vigilia, tiempo para abrir los ojos y dejarse iluminar. Pablo nos invita a vivirlo creciendo y sobreabundando “en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos”, para que nuestro corazón pueda encontrarse preparado en el momento de la llegada del Señor: el de esta Navidad, el del final cuando le veremos “cara a cara”, pero también el momento del día a día, en las personas y en lo que ocurre en el mundo.

Se enciende la primera vela
Se enciende una luz para el hombre, ronto Jesús llegará entre nosotros.
G: El profeta anuncia la novedad: el rey Mesías nos salvará.
T: Cantad alegres: ¡gloria al Señor! Nacerá el Redentor.

Oremos:
G: Ven Señor, como esposo largamente esperado. Vigile nuestro corazón, vigile todo nuestro ser, para que sepamos reconocerte sin dudas cuando vendrás entre nosotros. Haz que sepamos acogerte como nuestros Dios que nos hace felices hoy y siempre, por los siglos de los siglos.
T: Amén.

 

II Semana

DISCERNIR… siempre lo mejor

Guía: El Señor viene a salvar a su pueblo.
Todos: Dichosos los que le esperan.
G: Viene como palabra de vida.
T: Dichosos los que le escuchan.
G: Viene para anunciar el perdón de los pecados.
T: Dichosos los que le acogen.

De la carta de S. Pablo a los Filipenses
“Estoy firmemente convencido de que, quien inició en vosotros la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús. Lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento, con que podáis aquilatar los mejor para ser puros y sin tacha para el Día de Cristo, llenos de los frutos de justicia que vienen por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.” (Fil 1, 6. 9-11)

Lector: Adviento, tiempo de espera, tiempo de vigilia, tiempo para purificar el deseo, para reencontrar el gusto de los frutos del Espíritu, para afinar el oído a la presencia del Señor. Pablo nos invita a “discernir siempre lo mejor” permaneciendo constantemente en su Presencia, la sola que puede ser nuestra verdadera luz.

Se enciende segunda vela
Se enciende una luz para el hombre, pronto Jesús llegará entre nosotros.
G:Sólo un humilde pesebre ofrecerá Belén, pequeña ciudad.
T: Cantad alegres: ¡gloria al Señor! Nacerá el Redentor.

Oremos:
G: Dios nuestro, trabaja en nuestros corazones y hazlos dóciles a tu caridad, suscita en nosotros la voluntad de ir al encuentro del Cristo que viene, para que él nos llame a su lado en la gloria y participemos del Reino de los cielos.
Amén.

 

III Semana

¡ALEGRAOS!… vuestra mesura sea conocida por todos

Guía: El Señor viene a salvar a su pueblo.
Todos: Dichosos los que le esperan.
G: Viene como palabra de vida.
T: Dichosos los que le escuchan.
G: Viene para anunciar el perdón de los pecados.
T: Dichosos los que le acogen.

De la carta de S. Pablo a los Filipenses
“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
(Fil 4,4-7)

Lector: Adviento, tiempo de espera, tiempo de alegría. Alegrémonos siempre en el Señor, y que Su alegría pueda vivir en nuestro corazón siendo signo de comunión, de esperanza en la caridad hacia los hermanos.

Se enciende tercera vela
Se enciende una luz para el hombre, pronto Jesús llegará entre nosotros.
G: Pastores, adorad con humildad a Cristo que nace en la pobreza.
T: Cantad alegres: ¡gloria al Señor! Nacerá el Redentor.

Oremos:
G: Mira, o Padre, a tu pueblo, que espera con fe la Navidad del Señor, y haz que llegue a celebrar con renovado júbilo el gran misterio de la Salvación.
T: Amén.

 

IV Semana

¡ACÓGELE!… engrandece mi alma al Señor

Guía: El Señor viene a salvar a su pueblo.
Todos: Dichosos los que le esperan.
G: Viene como palabra de vida.
T: Dichosos los que le escuchan.
G: Viene para anunciar el perdón de los pecados.
T: Dichosos los que le acogen.

Del Evangelio según San Lucas
“Entró María en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava.” (Lc 1,40-48)

Lector: Adviento,
tiempo de espera, tiempo de vigilia, tiempo para crear un espacio nuevo, tiempo para exultar. María, con su “sí”, permite que la Palabra se haga carne y venga entre nosotros. Nosotros también queremos ser, con ella, un espacio en el cual el Señor pueda vivir, seno en el cual el Señor pueda ser anunciado.

Se enciende cuarta vela
Se enciende una luz para el hombre, pronto Jesús llegará entre nosotros.
G: El coro celestial dirá “Paz” “a los hombres de buena voluntad”
T: Cantad alegres: ¡gloria al Señor! Nacerá el Redentor.

Oremos:
G: O Dios, que en la virginidad fecunda de María donaste a los hombres los bienes de la Salvación eterna, haz que experimentemos su intercesión, porque por ella recibimos el autor de la vida, el Cristo tu hijo.
T: Amén.

 

ROSARIO DE ADVIENTO

Es un Rosario de cinco misterios, un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria, que se reza preferentemente en una Capilla, con una “corona de adviento”.

En la cual los 4 cirios deberán ser prendidos al inicio de cada una de las primeras cuatro meditaciones.

Y en la quinta meditación se encenderá el cirio de la Virgen.

La corona se coloca a los pies de la imagen de la Virgen.

 

MONICIÓN INICIAL

En comunión con toda la Iglesia celebramos el tiempo litúrgico de Adviento. En este tiempo nos prepararnos para celebrar la Navidad, como conmemoración de la primera venida del Hijo de Dios entre los hombres y, a la vez, mediante esta celebración, nuestra fe se dirige a la segunda venida, ya gloriosa y definitiva al final de los tiempos, del Señor Jesús.

Es un tiempo mariano por excelencia ya que nuestra Madre aparece cooperando activamente en el misterio de la Reconciliación preparando el nacimiento del Mesías. Es por ello que, en su presencia y compañía, vivimos este tiempo de espera y de conversión.

Iniciemos este Santo Rosario cantando…

 

PRIMERA MEDITACIÓN: TIEMPO DE ESPERA Y CONVERSIÓN

El tiempo de Adviento es un tiempo de espera activa en búsqueda del encuentro definitivo con el Señor Jesús. Espera activa que implica tener deseos de cambiar, de prepararse; es por eso que en este tiempo estamos llamados a la exigencia radical, a la conversión, al cambio de vida, a volver nuestros pasos al camino de Dios; llamados a la conversión que debe abarcar todo nuestro ser y que debe llevarnos a cambiar nuestros pensamientos, sentimientos y acciones; poniéndolas en concordancia con la manera de pensar, sentir y actuar de Jesús.
1 Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria, Jaculatorias a elección

 

SEGUNDA MEDITACIÓN: LA ORACIÓN

El Adviento es tiempo de acercamiento sincero al Señor, quien está por venir y que a la vez ya está entre nosotros. Pero no podemos acercarnos a Él sino lo buscamos, sino estamos en constante tensión por ponernos en su presencia. La oración, personal y comunitaria, constituye un medio eficaz de búsqueda hacia un encuentro real con el Señor Jesús; mediante la escucha atenta, la meditación y la interiorización de su Palabra, lo que debe constituirse en una exigencia y necesidad en este tiempo de espera.
1 Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria, Jaculatorias a elección

 

TERCERA MEDITACIÓN: LA PENITENCIA

Dios nos envía un Salvador, su propio Hijo. ¿Pero estamos realmente preparados para acogerlo y recibirlo en toda su dimensión? Pongamos todo de nuestra parte, por asumir, sin contemplaciones, durante este tiempo de espera todos los sufrimientos, problemas y dolores que encontramos en nuestro camino de santidad buscando ponernos en forma concreta, en la Cruz del Señor, viviendo estas dificultades en sentido oblativo, de sacrificio y entrega; mediante la penitencia, medio necesario de preparación y espera hacia un encuentro definitivo con el Señor Jesús.
1 Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria, Jaculatorias a elección

 

CUARTA MEDITACIÓN: LA CARIDAD

La caridad, se nos presenta como un excelente medio de espera y conversión en el tiempo de Adviento; ya que sólo a través de nuestra comunión de amor con el Señor, estaremos en condiciones de amar realmente a nuestros hermanos y de practicar la verdadera caridad con ellos. La caridad debe llevarnos durante este tiempo expresarla concretamente a través de la atención de los más pobres y necesitados, buscando su promoción integral y radicalizando nuestra obligación de ser “guardianes del hermano” preocupándonos de colaborar con él para aliviar sus necesidades y problemas. ( Se sugiere cantar el primer Ave María).
1 Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria, Jaculatorias a elección

 

QUINTA MEDITACIÓN: MARÍA NOS EDUCA EN LA ESPERA

María, con su “Fiat”, acepta ser la Madre de Dios y al hacerlo dirige todo su esfuerzo por cumplir a cabalidad tal misión y espera ansiosa aquel momento de máxima felicidad, como es el nacimiento del Señor Jesús; pero esta espera de la Madre no es una espera pasiva, sino por el contrario es una espera activa, demostrada en las acciones de Santa María durante la visita a su prima Isabel.
Reflexionemos sobre nuestra actitud de espera de la llegada de Jesús y dejémonos educar por María en la espera paciente y activa. Cantamos MADRE NUESTRA. (Se sugiere encender el cirio de la Virgen).
1 Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria, Jaculatorias a elección

  

MONICIÓN FINAL

En este tiempo de Adviento como cristianos comprometidos estamos llamados a vivir en actitud de tensión y búsqueda de la presencia del Señor Jesús y en espera de su retorno definitivo. Pidámosle a Santa María que nos enseñe a esperar con su misma fe.
Terminemos rezando La Salve.

 

ORACIONES DE ADVIENTO A LA VIRGEN MARÍA

Virgen del Adviento,
esperanza nuestra,
de Jesús la aurora,
del cielo la puerta.
Madre de los hombres,
de la mar estrella,
llévanos a Cristo,
dános sus promesas.
Eres Virgen Madre,
la de gracia llena,
del Señor la esclava,
del mundo la reina.
Alza nuestros ojos
hacia tu belleza,
guía nuestros pasos
a la vida eterna.

 

ORACIÓN DE ADVIENTO

¡Dulcísima y amabilísima Madre de Dios y Virgen sacratísima! ya se llega la hora de vuestro bienaventurado parto, parto sin dolor, parto gozoso. Vuestra es esta hora, y nuestra es: vuestra es porque en ella habéis de descubrir al mundo los tesoros divinos que tenéis encerrados en vuestras entrañas, y el sol que le ha de alumbrar, y el pan del cielo que le ha de sustentar, y la fuente de aguas vivas por la cual viven todas la cosas que viven. Y vos, Señora, con este sagrado parto habéis de quedar más gloriosa, pues por ser madre no se marchitará la flor de vuestra virginidad, antes cobrará nuevo frescor y nueva belleza, porque sois la puerta de Ezequiel cerrada, huerto cercado y fuente sellada, y todas las gentes os quedarán obligadas, y os reconocerán y adorarán por Madre de su Señor, y reparadora del linaje humano, y emperatriz y princesa de todo lo criado.

Pero también esta hora es nuestra, no solamente por ser para nuestro bien y principio de nuestro bien, sino porque desde que pecó Adán y Dios le dio esperanza con su promesa que le remediaría, todos los patriarcas la han deseado, todos los profetas la han prometido, todos los santos del Antiguo Testamento han suspirado por ella, todas las gentes la han aguardado y todas las criaturas están suspensas y colgadas de vuestro felicísimo parto, en el cual está librada la suma de la salud y felicidad eterna. Pues ¡oh esperanza nuestra! ¡oh refugio y consuelo de nuestro destierro!; oíd nuestros clamores, oíd los gemidos de todos los siglos y naciones, y los continuos ruegos y lágrimas del linaje humano, que está sepultado en la sombra de la muerte aguardando esta luz, y que vos le mostréis su Salvador, su Redentor, su vida, su gloria y toda su bienaventuranza. Daos prisa, Virgen santísima, daos prisa, acelerad vuestro dichoso y bienaventurado parto, y manifestadnos a vuestro unigénito Hijo, vestido de vuestra carne, para dar espíritu a los hombres carnales y hacerlos hijos de Dios, al cual sea gloria y alabanza en los siglos de los siglos. Amén.

 

NUEVE BENDICIONES DE ADVIENTO A LA VIRGEN MARÍA

1.¡Oh Santísima Virgen María! sea una y mil veces bendito vuestro purismo seno, en que por nueve meses hizo su morada el Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. Avemaría.

2. ¡Oh Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros pechos virginales, con cuya leche se alimentó el Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. Avemaría.

3. ¡Oh Santísima Virgen María! sea una y mil veces bendito vuestro maternal regazo en que reposó y durmió dulcemente el hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. Avemaría.

4. ¡Oh Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros santísimos brazos, que llevaron, abrazaron y tiernamente estrecharon al Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. Avemaría.

5. ¡Oh Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditas vuestras hermosísimas manos, que acariciaron y cuidadosamente sirvieron al Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. Avemaría.

6. ¡Oh Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros ojos virginales que con tanto deleite se recrearon contemplando el rostro del Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. Avemaría.

7. Oh Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros oídos castísimos, que con tanta frecuencia oyeron el dulce nombre de Madre de la boca del Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. Avemaría.

8. Oh Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros candidísimos labios, que con gozo inexplicable imprimieron tiernos ósculos en el Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. Avemaría.

9. ¡Oh Santísima Virgen María! sea una y mil veces bendita vuestra lengua angelical, que sin cesar alabó y llamó hijo querido al Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. Avemaría.


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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12 Cosas IMPORTANTES que Debes Saber sobre el Adviento

La mayoría de nosotros tenemos una comprensión intuitiva de Adviento.

Sobre base en la experiencia y de las homilías.

Pero ¿qué otras cosas hay que no se dicen habitualmente? 

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Estas son algunas de las preguntas básicas y respuestas acerca de Adviento.
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¡Algunas de las respuestas son sorprendentes!

 

1 – ¿QUÉ ES EL ADVIENTO?

La palabra adviento proviene del latín adventus, que significa: llegada.

Adviento es el tiempo litúrgico de la Iglesia con una doble finalidad:

a) Preparación a la segunda venida del Señor, revelando su verdadera identidad: Hijo de Dios.
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b) Preparación a la Navidad que, junto con la Epifanía, celebra la encarnación y manifestación del Señor en la historia humana, haciéndola historia de salvación.

La Iglesia, al celebrar el Adviento unido a la Navidad, es consciente de cumplir a la vez la espera del antiguo Israel en la expectativa mesiánica y su propia espera de la consumación de la filiación divina comunicada por Cristo en su venida histórica (Rm 8,19; 1 Jn 3,2).

Con el Adviento se inica el año litúrgico.

 

2 – ¿CUÁNDO COMIENZA Y CONCLUYE EL ADVIENTO?

El adviento comienza con las primeras vísperas (oración del atardecer) del domingo 30 de noviembre o el más próximo a ese día.

Concluye antes de las primeras vísperas de navidad.

Se celebra con cuatro domingos.

 

3 – ¿CUÁNTAS PARTES TIENE LA LITURGIA DEL ADVIENTO?

Tiene dos partes, en las que se presenta como el tiempo de la esperanza gozosa ante el Señor Jesús que llega.

La primera parte de la liturgia del adviento alcanza hasta el 16 de diciembre.
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Sus miras están puestas en la segunda venida del Señor al final de los tiempos (la parusía).
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Es el adviento escatológico.

La segunda parte, a partir del día 17 de diciembre hasta el 24, tiene como finalidad prepararnos para la primera venida del Señor Jesús (la navidad).
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Es el adviento natalicio.

 

4 – ¿QUIÉNES SON LOS PERSONAJES MÁS DESTACABLES EN LA LITURGIA DEL ADVIENTO?

En este tiempo litúrgico destacan de modo característico tres figuras bíblicas:

• El profeta Isaías
• Juan Bautista, el precursor
• La santísima Virgen María

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5- ¿CUÁL ES EL GRAN GRITO DEL ADVIENTO?

Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto.

Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas (Mt 1, 2-3). Así gritaba Juan el Bautista.

Este es el gran grito de adviento: preparen el camino a nuestro Dios, que viene a nosotros.

Si alguien está en tinieblas y en sombras de muerte como hijo pródigo, si alguien perdió la amistad con Dios, si alguien se salió del camino de la salvación, ahora es el tiempo de volver a Dios, preparando un lugar bien dispuesto y ordenado dentro de sí.

Es el tiempo de dejar a Dios entrar y habitar en nuestros corazones y mentes.

Es el tiempo para escuchar su voz; orar y vivir en verdad y justicia.

Es el tiempo de dar hospitalidad a Dios que ha de guiar y salvar nuestra vida.

 

6 – ¿POR QUÉ SE COLOCA EL NACIMIENTO (PESEBRE)?

El origen de esta buena costumbre cristiana de representar el nacimiento de Cristo es antiquísima, tanto en iconos, retablos, etc.

Su finalidad es servir para la catequesis y, sobre todo, para contemplar el gran misterio del amor de Dios que se encarnó para nuestra salvación.

Al parecer, el primero en recrear un nacimiento vivo fue San Francisco de Asís (1181-1226). Y sucedió así.

Dos semanas antes de la navidad de 1223, llamó Francisco a su amigo Juan Velita, señor de Greccio.

Este hombre, que había renunciado al ejercicio de las armas, poseía una alta montaña tajada, agujerada de grutas y coronada por un bosquecillo.

Al bienaventurado Francisco le pareció el lugar muy adecuado para la escenificación que meditaba.

Siendo esto una novedad, antes sometió su proyecto al juicio del papa Honorio III (1216-1227), quien gustosamente se lo aprobó.

Francisco expresó a Juan Velita:

Desearía celebrar contigo la próxima fiesta del Salvador y conmemorar su nacimiento en Belén de manera que se me presentaran en vivo los dolores y molestias que desde la infancia sufrió para salvarnos.

Por lo cual querría que en aquel lugar de la montaña acomodaras un pesebre de veras, con heno y que trajeras un asno y un buey como aquellos que acompañaron al niño Jesús.

Los lugareños con antorchas acudieron de todas partes.

Francisco, diácono, en la eucaristía proclamó el evangelio y luego predicó al pueblo sobre el gran misterio de la encarnación.

¡Fue una noche inolvidable!

Dicho sea de paso, que tanto el Pesebre como el Árbol de Navidad se arman el 8 de diciembre, la Fiesta de la Inmaculada Concepción.

 

7 – ¿QUÉ SIMBOLIZA EL ÁRBOL DE NAVIDAD?

El árbol de navidad aparece en el siglo XVI, en Alemania.
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Pero tiene sus antecedentes en las representaciones religiosas de la Edad Media, especialmente sobre el paraíso, con el árbol del bien y del mal.
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Tras las representaciones, estos árboles eran llevados a las casas.

El árbol verde de navidad evoca, pues, el árbol del paraíso. Entonces, Dios otorgó la vida a Adán y Eva.

Ahora, es el nacimiento del segundo Adán, Jesucristo, simbolizado con el árbol de la autentica vida.

La estrella de Belén corona este árbol. Las luces evocan a Cristo, desde su nacimiento, irradia su luz para todos los hombres.

En el siglo XV nació la costumbre de añadir pequeñas obleas como alusión a la Eucaristía.

Colocar regalos en las ramas del árbol, o a sus pies, representa los dones, frutos y gracias de salvación que nos trae el redentor.

El árbol de navidad evoca el árbol de la cruz donde se consumió nuestra salvación.

También hace alusión al árbol de la vida eterna, según el Apocalipsis: Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer del árbol de la vida (22,14).

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8 – ¿QUÉ ES LA CORONA DE ADVIENTO?

Más que un motivo litúrgico es un elemento pedagógico.

Se trata de un soporte redondo o lineal, revestido de ramas vegetales verdes, sobre el que se colocan cuatro velas.

El conjunto se sitúa cerca del altar o del ambón.

Las velas de la corona se van encendiendo gradualmente en las cuatro semanas de adviento.

En Navidad se suele añadir una quinta vela más grande y de color blanco hasta el final de este tiempo litúrgico.

¿Cuál es el mensaje cristiano de la corona de adviento? Lo encontramos en sus símbolos:
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– La luz de las velas: nos llega el Salvador, luz de los pueblos.
– El verde de las ramas: la vida y la esperanza que nos trae el Señor.
– La forma redonda: la corona del Señor, rey que viene.

¿Se puede tener la corona de adviento en casa?. Sería muy bueno tenerla en casa.

Así la fe en la espera de Cristo, como nuestra luz y nuestra vida, afianzará nuestros lazos de familia y nos hará sentir más Iglesia doméstica.

 

9 – ¿QUÉ SON LAS POSADAS?

Es la escenificación del peregrinar de José y María embarazada, pidiendo posada en Belén.
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Es una alta expresión de la actitud hospitalaria.
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Y es que el Niño Dios ha derramado sobre la tierra el don del amor y nos pide calor humano, cordialidad, compasión, solidaridad y hospitalidad.

La posada es la casa donde ese día va a tener lugar la celebración.

La comunidad saluda a la familia que acoge la posada en su casa. Se desea que esta familia abra sus puertas al Señor y que Él la bendiga.

Se ora con textos bíblicos y se entonan cantos religiosos y villancicos.

Al final, se agradece a la familia de la posada y se concluye con una oración y bendición.

Te pedimos, Señor, que la celebración del nacimiento de tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo, nos haga escuchar tu Palabra, nos una más a tu Iglesia y nos cambie el corazón.

Que tú, Señor Jesús, puedas nacer en todos y cada uno de nosotros.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

 

10 – ¿CUÁL ES LA ESPIRITUALIDAD DEL ADVIENTO?

Con la liturgia del adviento la comunidad cristiana está llamada a vivir determinadas actitudes espirituales esenciales:

– la vigilante y gozosa espera
– la esperanza
– la conversión

La Iglesia, viviendo esta espera en actitud vigilante, clama: Maranatha: Ven, Señor Jesús (Ap 22,17.20).

El adviento celebra al Dios esperanza (Rm 15,13) y vive la gozosa esperanza (Rm 8, 24-25).

Entrando en la historia, Dios interpela al hombre. La venida de Dios en Cristo exige conversión continua, y despertar del sueño (Rm 13,11-14).

A través de la predicación de Bautista estamos llamados a preparar los caminos del Señor, a acoger a Dios que viene, convertidos de mente y corazón en el espíritu de las bienaventuranzas.

Si Cristo vino, fue sobre todo para que el hombre supiera cuánto lo ama Dios y lo aprendiera para encenderse más en el amor de quien lo amó antes, para amar al prójimo según la voluntad y el ejemplo de quien se hizo prójimo prefiriendo no a los que estaban cerca de Él, sino a los que vagaban lejos.

Ponte como fin este amor, al que referirás todo lo que digas; cuenta todas las cosas de manera que la persona a la que hablas crea al escuchar, espere al creer y ame al esperar (San Agustín).

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11 – ¿QUÉ TIENE QUE VER SAN NICOLÁS CON SANTA CLAUS Y PAPA NOËL EN ADVIENTO?

San Nicolás se relaciona con este tiempo litúrgico porque su memoria se celebra el 6 de diciembre y por su carisma de servicio y hospitalidad.

De san Nicolás, obispo de Mira (Licia), en Asia Menor, en el siglo IV, tenemos muchas noticias, pero es difícil distinguir las pocas auténticas del gran número de leyendas tejidas alrededor de este popularísimo santo. Varios cientos de Iglesias en el mundo llevan su nombre.

Su veneración se difundió en Europa cuando sus presuntas reliquias fueron llevadas de Mira por 62 soldados bareses (Italia) y colocados con gran honor en la catedral de Bari, para evitar que fueran profanadas por los turcos. Era el 9 de mayo de 1087.

Ya las reliquias habían sido precedidas por la fama de gran taumaturgo y por coloridas leyendas: La leyenda áurea.

San Nicolás tiene patrocinio sobre niños desprotegidos, pescadores, prestamistas y prostitutas. Su gran generosidad nos recuerda el gran mandamiento del amor de Jesús.

Es protector de vidas amenazadas por la violencia, pobreza y explotación. Es patrono de Rusia y Grecia.

Su memoria se transformó en el personaje de Nicolaus (Alemania) y de papá Noël y Santa Claus (países anglosajones).

 

12 – ¿QUE TIENE QUE VER LA VIRGEN MARÍA Y EL ADVIENTO?

El nombre de la Theotokos contiene toda la economía divina sobre este mundo (san Juan Damasceno, PG 94, 1029).

La memoria de la Madre de Dios está indisolublemente unida a la obra salvífica del Hijo. El Concilio Vaticano II declara:

En la celebración de este círculo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia venera con amor especial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, unida con lazo indisoluble a la obra salvífica de su Hijo.

En ella la Iglesia admira y ensalza el fruto más espléndido de la redención y la contempla gozosamente como purísima imagen de lo que ella misma, toda entera, ansía y espera ser (SC 103).

En adviento resuenan las antiguas voces proféticas sobre la Virgen y el Mesías.

La figura de María, la madre mesiánica, está proféticamente bosquejada en el Antiguo Testamento.

María es el testigo silencioso del cumplimiento de las promesas.

Es la encarnación ideal del Antiguo Israel que ha llegado a la plenitud de los tiempos.

En los libros del Antiguo Testamento aparece ya proféticamente bosquejada la promesa de victoria sobre la serpiente hecha a los primeros padres (Gn 3,15).

Por María nos llega el linaje de quien aplastará la cabeza al maligno (Gn 3,15; Ap 12).

María es la nueva mujer, la nueva Eva, la primera redimida, abogada de Eva (san Ireneo), que restablece el sentido original de la historia de la salvación.

María es la heredera de la fe de Israel en el Sinaí (Ex 19-24).

El nosotros haremos todo lo que el Señor ha dicho (Ex 19,8; 24,3.7) es el Fiat del Antiguo Testamento.

María es la Virgen que concebirá y dará a luz un hijo que se llamará Enmanuel (Is 7,14; Miq 5,2-3; Mt 1,22-23).

María con su anunciación es la hija de Sión (Lc 1,26-38). Lucas aplicará a la Virgen las profecías de Zacarías (2,14-15; 9,9-10), Sofonías (3,14-17) y Joel (2,21-27) dirigidas a la hija de Sión.

María es el arca y tabernáculo de la nueva alianza. Es la morada de la presencia de Dios (sekinah), que encarna a su Hijo.

Su seno puro y virginal es el arca de la alianza. La visita de María a Isabel está modelada según el traslado del Arca de la Alianza desde Baalá de Judá a Jerusalén, por orden de David (2 Sm 6).

María es la personificación de Jerusalén Si Jerusalén será madre de todas las gentes (Is 49,21; Sal 87), María es la nueva Eva que con su Sí y su maternidad junto a la cruz se constituirá madre de todos los pueblos (Jn 19,26).

La Virgen de Nazaret es el tipo representativo del resto de Israel; es decir, de ese pueblo humilde y pobre que confía en el nombre del Señor (Sof 3,12-13).

María es la memoria plena de Israel pues ella conservaba todas las cosas en su corazón y las meditaba (Lc 2,51).

Y además, María está indisoluble y activamente unida al cumplimiento del misterio de Cristo en la encarnación, en la pasión-muerte-resurrección, y en pentecostés (LG 55-59); es decir, a lo largo de la economía de la salvación de su Hijo (LG 66).

María es presencia y ejemplo. La ejemplaridad de María respecto a la Iglesia reside en el hecho de que ella es la Iglesia-esposa asociada a la obra salvífica de Cristo:

– La llena de gracia, símbolo de una Iglesia que ha de ser santa.
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– La Virgen del Sí, la sierva del Señor, la discípula que escucha, acoge y pone en práctica la Palabra de Dios: Hija del Hijo.
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– La Madre-Iglesia junto a la cruz.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Comenzamos Adviento [¿qué es el Adviento? ¿y qué hay que hacer?]

A la espera del nacimiento de Jesús.

Adviento deriva del latín adventus que significa «llegada».

Durante miles de años el mundo esperó la venida del Mesías.

Para salvar a la raza humana y la restauración de la relación de la humanidad con Dios.

También nosotros experimentamos este mismo anhelo por la venida de Cristo.

Por tanto, el tiempo de Adviento tiene estas características: es una temporada de,

1) anhelo esperanzado,

2) de expectativa alegre,

3) de oración, y

4) de preparación espiritual.

Adviento nos conecta espiritualmente con todo el plan de Dios de la redención a través de Jesucristo.

adviento

Presentamos una serie de videos sobre el significado del Adviento, breves, creativos, informativos y bien realizados.

 

La historia de Adviento

 

 ¿Que es el Adviento?

 

El adviento explicado del mejor modo posible

 

Corona de Adviento y su significado

 

En este post resumen podrás encontrar toda la información:
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– para que puedas conocer adecuadamente el Adviento,
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– para que puedas obtener frutos de este período.
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– y estimular tu vida espiritual.

Haz click en cada uno de los informes que te presentamos.

 

laberinto de adviento

 

SIGNIFICADO DE ADVIENTO

 adviento velas gigantes

 

LAS FIGURAS DE ADVIENTO

 

dibujo de la estrella de belen fondo

 

DEVOCIONES DE ADVIENTO

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