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Dios le Mostró el Futuro de la Humanidad

Ned Dougherty murió de un ataque al corazón y fue llevado al cielo.

Dios le mostró su vida y le encomendó una misión cuando lo mandó de vuelta.

Y Nuestra Señora le mostró a donde se dirige la humanidad.

Y la purificación que se avecina por factores geofísicos y geopolíticos.

Dos décadas después Ned Dougherty comenzó a recibir mensajes de Jesús, María y San Miguel Arcángel, que continúan hasta hoy.

 

LA HISTORIA DE NED DOUGHERTY

Ned Dougherty, es un hombre de negocios irlandés-americano que tuvo una experiencia cercana a la muerte (ECM) en 1984.

Antes de su ECM, Dougherty llevaba un estilo de vida hedonista típico de un hombre rico.

Él era un corredor de bienes raíces durante los últimos veintiséis años.

Y propietario de discotecas exclusivas en Palm Beach, Florida, y del Club Marakesh en Hampton, Long Island (hogar de los súper ricos).

Llevaba una vida glamorosa: limusinas, modelos, celebridades, hidroaviones, champán Dom Perignon.

Sin embargo años de abuso de alcohol y drogas finalmente lo alcanzó cuando se derrumbó fuera de su club nocturno.

El 2 de julio de 1984 tuvo una experiencia cercana a la muerte como resultado de un ataque al corazón después de una pelea con un socio de negocios.

Fue llevado al Cielo.

Y afirma que se le mostró una revisión de su vida antes de ser llevado a la presencia de la que identificó después como Nuestra Señora de la Luz.

La Señora le reveló visiones concernientes a su propio futuro personal, y también visiones de eventos cataclísmicos globales que aún no se desarrollaron.

Después de su ECM y el encuentro con la Señora de la Luz, Ned sufrió una transformación radical de la vida, renunciar a su estilo de vida.

Renunció a su vida nocturna, de negocios y fiestas, y abrazó su hasta ahora descuidada religión católica.

Se embarcó en el trabajo caritativo y misionero, y hoy maneja End Times Daily, un sitio de noticias católico con un enfoque en la escatología, donde también publica locuciones interiores que él dice se le han dado en forma mensual.

Ned Dougherty ha estado recibiendo locuciones interiores de Jesús, María y San Miguel Arcángel desde el 1 de agosto de 2005.

Dougherty hoy es un católico romano practicante y por lo general asiste a Misa diaria.

Su Director Espiritual es el Padre Paul Lehman quien también está en la Junta Directiva de la Fundación Mission of Angels, que Dougherty fundó.

El formato en que Dougherty recibe las locuciones es curioso.

Normalmente recibe información interior varios días antes de los mensajes mensuales que le instruyen sobre la ubicación geográfica donde recibirá el mensaje.

En la mañana del primer día del mes u ocasionalmente el día 2 del mes, se despierta con un conocimiento interior del momento que recibirá el mensaje.

Al presentarse en el momento y lugar designados, ora y medita mientras tiene su computadora portátil lista para transcribir las locuciones interiores.

 

EL ENCUENTRO CERCANO A LA MUERTE DE NED DOUGHERTY

El 2 de julio de 1984 se encontró colapsando en la acera fuera de su club por un ataque al corazón.

Se sentía como si estuviera “flotando, suspendido en un pozo negro y sin fondo”.

A lo lejos oía voces. “¡No tengo signos vitales, lo estamos perdiendo!”, dijo un técnico de emergencia en una ambulancia en el camino hacia el hospital.

Dougherty fue capaz de levantarse en espíritu por encima de la ambulancia.

Al estar suspendido en el aire vio una revisión caleidoscópica de su estilo de vida y posesiones, que luego se vaporizó.

Durante su revisión de vida, comenzó viéndose con seis meses de edad, durmiendo cómodamente en su cuna.

Mientras tanto, su padre de cara joven – en la noche más importante de su carrera de entrenador de baloncesto – sufrió una derrota que le llevó a decisiones que impactaron dramáticamente a toda la familia.

De repente una masa de energía se formó sobre él en el cielo y se formó un túnel que lo canalizaba hacia arriba.

Él fue llevado a otro reino en el que vio seres queridos difuntos.

A medida que fue subiendo se encontró cara a cara con un viejo amigo.

Su nombre era Dan McCampbell, había sido asesinado en Vietnam.

Con Dan se comunicaban sin hablar.

Era como una forma telepática entre las mentes por medios distintos a la comunicación vocal, pero era más porque se experimenta una comunicación espiritual

“No sólo nos comunicábamos las palabras, nos comunicábamos sentimientos y emociones, con sólo pensar”.

Y cuenta que Dan le comunicó:

Estás en el umbral de un viaje importante.

Cada uno de estos lugares y eventos que están delante de ti son para que puedas absorber todo lo que puedas.

Es importante que recuerdes todo lo que ves ante tí.

Y debes volver con lo que experimentas.

Tienes una misión delante de ti en tu vida, y esta experiencia te guiará en esa misión”.

Así describe su comunicación con Dios:

“De repente, estaba envuelto en esta brillante luz dorada. La luz era más brillante que la luz que emanaba del sol.

Sin embargo, yo no estaba cegado por ella ni fue quemado por ella. En cambio, la luz era una fuente de energía que abrazaba mi ser.

Inmediatamente supe que estaba en la presencia de Dios, mi Creador.

Sentí que Dios me estaba abrazando, y sentí su amor por mí, un amor mayor que cualquier amor que había conocido en la Tierra.

A medida que aceptaba más el amor de Dios, la luz de Dios se hizo más brillante, de una pura blancura más allá de la descripción.

Cuando sentí que mi ser espiritual había recibido el amor de Dios hasta el punto de desbordarse, me di cuenta que Dios estaba energizando mi ser en preparación para mi misión.

Me di cuenta de que estaría regresando a la vida terrenal y que Dios me estaba preparando y orientándome para ese regreso”.

Ned cuenta que Dios le comenzó a imbuir del conocimiento universal.

Y así continuó su viaje.

Le sorprendió una magnífica estructura etérea que estaba justo debajo de ellos.

La estructura celestial parecía un anfiteatro similar a los que se encuentran en las civilizaciones antiguas.

Este anfiteatro estaba hecho de una sustancia brillante, cristalina, que irradiaba ondas de energía multicolores en toda su forma.

También había una música sinfónica. Y había otros edificios.

Se les unió un grupo de seres espirituales.

“Entre el grupo de seres espirituales, reconocí a mis amigos y familiares fallecidos de mi vida.

También reconocí a otros amigos de mi vida espiritual antes de mi nacimiento en la Tierra.

Me llené de alegría cuando reconocí a mis abuelos, tías y tíos que habían muerto durante mi vida.

Sin embargo, me decepcionó porque no vi a mi papá entre el grupo.

Entonces reconocí a otros amigos de mi vida, incluyendo a una chica de la escuela secundaria. No sabía que había muerto.

Los sentimientos de amor y alegría que compartí con estos parientes y amigos fueron mucho más allá de las emociones que había compartido con ellos durante mi vida.

Como hijo de un alcohólico y un hogar roto, no comuniqué muy bien sentimientos a parientes o amigos.

De hecho, no sabía que tenía muchos sentimientos.

La mayoría de mis sentimientos estaban escondidos en el interior”.

Durante esta experiencia sobrenatural, Dougherty no solo vio escenas de su vida pasada, sino que también fue tratado con escenas cinematográficas de su vida futura.

Incluso vio vislumbres de los Tiempos Finales.

 

NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ

Así se la apareció una Señora envuelta en luz.

Esta Señora le dio una serie de avisos sobre desastres geofísicos y actos de terrorismo, incluido un fuerte atentado en EE.UU.

La Señora de la Luz le mostró otra escena de la Tierra suspendida en el espacio y un tsunami gigantesco, del que hablaremos más abajo.

La Señora de la Luz me dijo que ninguno de estos eventos futuros tendría que tener lugar si la humanidad comenzaba a reconocer y trabajar para el plan de Dios.

Dougherty recuerda en un libro que a esa la “Señora de la Luz” más tarde identificaría como la Virgen María.

El libro donde Dougherty señala esto fue publicado 6 meses antes del atentado a las Torres Gemelas de New York y al edificio de Pentágono en Washington.

Finalmente él es llevado a reconocer que el fin de los tiempos no significaba el fin del mundo.

Significa el fin del mundo tal como lo conocemos, pero también significa el comienzo de un nuevo mundo.

Percibí un paisaje terrenal en la distancia que era parte del nuevo mundo, pero parecía tan lejano, apenas perceptible, casi místico, como un mundo de ensueño”.

La ECM de Ned Dougherty termina y comienza su nueva misión en la vida.

Veamos aquí las tres profecías más significativas que recibió Dougherty.

 

PROFECÍA DEL ATAQUE A LAS TORRES GEMELAS 

Dougherty recibió muchas visiones (profecías) del futuro, una de las cuales se hizo realidad seis meses después de que su libro Fast Lane to Heaven fuera publicado en marzo de 2001.

“Un gran ataque terrorista puede ocurrir en la ciudad de Nueva York o en Washington, DC, afectando gravemente nuestra forma de vivir en los Estados Unidos”.

Esta profecía sin duda se refiere al ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington DC.

Otros experimentadores cercanos a la muerte, como Dannion Brinkley, también recibieron visiones de ataques terroristas en Nueva York y Washington.

No es raro que los que hayan estado en estas situaciones reciban visiones del futuro.

También Dougherty manifestó preocupación por el Papa porque dice que se le mostró un posible golpe terrorista en Roma.

Con la misma clase de devastación que golpeó Nueva York el 11 de septiembre.

 

GUERRAS RELIGIOSAS Y TERRORISMO

Como se ha mencionado anteriormente a Dougherty se le dio una visión de futuro de grupos religiosos fanáticos, llevando a cabo muchos actos de terrorismo.

Recuerda que esto sucedió en 1984 y está escrito antes que se desplegara el terrorismo islámico.

“La Señora de la Luz empezó a hablarme del futuro del mundo mientras señalaba al globo.

Miré como señalaba el Oriente Medio, y vi un punto de inflamación de la luz.

Luego señaló a Italia, y vi otro punto de inflamación.

A continuación, estallaron rápidamente llamas en todo Oriente Medio y Europa, representando incidentes importantes, acontecimientos mundiales causados ??por la humanidad: actos de agresión, terrorismo, y guerra.

Los grupos religiosos fanáticos supuestamente actuando en nombre de Dios, realizaban muchos de estos actos, pero me dijeron que los actos de guerra y agresión no formaban parte del plan de Dios.

Se me mostró una visión de una gran meseta en el Medio Oriente.

La meseta estaba rodeada por una región polvorienta, seca y estéril que parecía estar desierta y desprovista de vida.

Me dijo que los acontecimientos futuros comenzarían como una reacción en cadena de acontecimientos catastróficos hechos por el hombre, primero en el Oriente Medio, después en África y Europa, seguidos por acontecimientos en Rusia y China”.

La mayor amenaza, se le demostró, vendría de China y de “un ejército de doscientos millones” (ver Apocalipsis 9:16).

“La Señora de la Luz me dijo específicamente:» Oren por la conversión de China.

La conversión de China a Dios es necesaria para la salvación del mundo”.

 

EL TSUNAMI

Dougherty tuvo una visión dada por la Señora de cambios geofísicos: grandes terremotos que estallan en todo el mundo cambiando las formas de los continentes principales, y humo volcánico y ceniza volando en la atmósfera.

Todo aparentemente debido al desplazamiento del eje de la tierra.

Dando lugar a ondas de marea masivas que engullirán la costa del este de América.

“Observé como el eje de la rotación de la Tierra comenzó a cambiar significativamente.

No podía decir cuánto tiempo tomaba, ni si se me mostró una hora o fecha en que tendría lugar.

Podría decir que cambios geofísicos significativos ocurrirían en la superficie de la Tierra como resultado del desplazamiento del eje de la Tierra.

Grandes terremotos estallaron en todo el mundo, cambiando significativamente los principales continentes.

Hubo erupciones volcánicas de gran magnitud arrojando nubes de humo y cenizas por toda la atmósfera, llevando a la Tierra a un período de oscuridad.

Hubo grandes inundaciones resultantes de la fusión y el cambio de los casquetes polares.

Muchas tierras bajas fueron engullidas por enormes maremotos”.

La Señora de la Luz reveló a Dougherty que cuando las grandes olas de la marea golpeaban tanto la costa oriental como la occidental de los Estados Unidos, una masa de tierra enteramente nueva surgía del océano.

Esta profecía coincide con las de Edgar Cayce que predijo que el antiguo continente de la Atlántida se elevará algún día en el futuro.

Él vio un lugar seguro en un santuario, que años más tarde identificó como el de Nuestra Señora de la Isla en Eastport, Long Island.

Que dice que está a varios cientos de pies sobre el nivel del mar y donde luego tuvo una visión idéntica del paisaje  que experimentó en su ECM.

Él cree que este fenómeno puede estar relacionado con la falla de Gorringe en el Atlántico oriental cerca de las Azores; un misterioso foso sismológico bajo el océano donde la tierra se alza.

Que causó una oleada importante en 1755; una oleada que barrió la línea de costa de España y de Portugal a Marruecos y a Inglaterra.

Se encuentra a 36.5 de latitud norte / 11 de longitud oeste, y periódicamente causa terremotos de magnitud 8 a 7 grados.

Sólo después se enteró de la amenaza del volcán Cumbre Vieja y viajó a La Palma en las Islas Canarias para investigar la zona por sí mismo.

Ahora está convencido de que los acontecimientos que afirma haber presenciado durante su ECM están directamente relacionados con la amenaza que plantean las Islas Canarias (véase aquí).

 

EL DESCUBRIMIENTO DE QUIEN ERA LA SEÑORA DE LA LUZ

El 8 de diciembre de 1994, más de una década después de su ECM, Dougherty estaba visitando un santuario a la Santísima Madre en Eastport, Nueva York, en Long Island, cuando volvió a ver a la Dama de la Luz.

Apareciendo más brillante que el sol, sonrió y habló con él mientras se encontraba en un sendero.

En la propiedad del santuario encontró un claro en el bosque y una vista panorámica del océano que se le había mostrado anteriormente en una visión durante su ECM.

Después sentarse en un banco, Dougherty, a través de una voz interior, “oyó” la voz de la mujer decirle con voz clara, “¡Vete a Egipto!”.

Esa misma mañana, después de regresar de su visita al santuario, le llegó un correo con una invitación para unirse a un grupo en una expedición arqueológica a las antiguas ruinas de Egipto.

Dougherty hizo su reserva el mismo día.

Con su grupo de viaje, Dougherty visitó las Grandes Pirámides, la Esfinge y la tumba del Rey Tut.

Y realizó una visita a una iglesia copta llamada Santa María en el distrito de Zeitoun en El Cairo.

Dougherty no estaba familiarizado con la historia de las apariciones luminosas de la Virgen María que habían ocurrido allí entre 1968 y 1971, y que la vieron más de 250.000 cristianos, judíos y musulmanes.

En el edificio de la iglesia tuvo una sorpresa impresionante.

En la pared colgaba un retrato en tamaño real de la Señora de la Luz que representaba a María, tal como fue vista durante sus apariciones en Zeitoun en los años sesenta.

¡El retrato era idéntico de la Señora de la luz que se le había aparecido en Long Island en 1994!

Las dudas que alguna vez habían pasado por su mente acerca de lo que había presenciado en la otra vida fueron borradas para siempre.

Ella era verdaderamente María, la Madre de Dios.

 

COMO DEBEMOS ACTUAR ANTE ESTOS PELIGROS

Esta experiencia que hemos relatado es para nuestro discernimiento.

Pero además debemos considerar que la profecía es siempre condicional.

Nos dice lo que podría suceder, lo que podría ser inminente en un momento en particular, pero que puede cambiar.

Sin embargo, nos otorga ciertas guías y está destinada a darnos energía a la oración.

Dougherty predica que los católicos necesitan formar y fortalecer grupos de oración.

Los cuales, según él, tendrán más efecto en la lucha contra las guerras y otros desastres que cualquier cosa que nuestros líderes políticos puedan hacer.

Esto lo mostró muy específicamente la Señora de la Luz, afirma.

“Simplemente lo más importante que podemos hacer es orar.

La Señora de la Luz me dijo que el arma más poderosa en el arsenal de la humanidad es la oración.

No a través de nuestros líderes políticos sino a través de la oración tendremos la capacidad de cambiar el mundo para mejor, y así es como prefiero ver las cosas en el futuro”.

El considera que a menos que reconozcamos nuestras faltas y corrijamos nuestros errores, habrá más llamadas de despertador.

“Creo también que habrá un período terrible de eventos geopolíticos y geofísicos durante el Fin de los Tiempos.

Pero será un período para purgar y purificar nuestra civilización”.

Fuentes:

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Cómo será la Victoria Final de Cristo sobre las Fuerzas del Mal

Sobre el ascenso y reinado momentáneo del Anticristo parece que hay más consenso entre los estudiosos.

Lo vimos antes en este artículo.

Quizás porque describe una situación más cercana en el tiempo.

Pero el Apocalipsis también enseña sobre la victoria de Cristo y la instauración de su Reino.

He aquí la sucesión de los hechos analizada por el padre Alfredo Saenz sj basándose en las impresionantes ponencias del padre Leonardo Castellani.

En este análisis se encuentra la polémica sobre el milenarismo, que no tocaremos porque consideramos demasiado especializada para los fines de este artículo.

 

EL CABALLERO DEL CORCEL BLANCO

Estamos en el clímax de la persecución, en el ápice mismo de la Gran Apostasía y la tribulación más espantosa de la historia.

Cuando los fieles estén casi por desfallecer, que lo describen las palabras del mismo Cristo:

“Cuando venga el Hijo del hombre, ¿acaso hallará fe sobre la tierra?” (Lc 18: 8),

Pero llegará inesperadamente el momento de la victoria, no la última sino la penúltima, que cerrará el primer combate escatológico.

Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco; el que lo monta se llama “Fiel” y “Veraz”; y juzga, y combate con justicia” (Ap 19: 11).

Es Cristo que viene para deponer a su Adversario.

Y los ejércitos del cielo, vestidos de lino blanco puro, le seguían sobre caballos blancos” (ibid. 14).

Ya lo había anunciado el profeta al decir: “Vendrá el Señor Dios mío y todos los santos con él” (Zac 14: 5).

Lo que San Judas refrendó en su epístola: “He aquí que viene el Señor, con miles de santos suyos” (1: 14).

Luego, leemos en el texto del Apocalipsis, el Ángel, de pie sobre el sol, “llamó a todas las aves que volaban por lo alto del cielo”, invitándoles a comer “carne de reyes, carne de caballos y de sus jinetes” (Ap 19: 17-18).

Ese mundo homogeneizado por obra del Anticristo, es contra el cual se lanzarán repentinamente, con la rapidez de un relámpago, las potencias espirituales del Cosmos –los ángeles– para hacerlo pedazos.

La conclusión es gloriosa: “Apresada fue la Bestia, y con ella el Pseudoprofeta…, los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde con azufre” (Ap 19: 19-20).

En cuanto a los demás, “fueron exterminados por la espada que sale de la boca del que monta el caballo, y todas las aves se hartaron de sus carnes” (ibid. vers. 21).

Como si fuera una ráfaga de viento terminó el Anticristo, el Falso Profeta y su Corte.

Y ahora viene su juzgamiento.

 

LA PRIMERA RESURRECCIÓN

A continuación, el vidente observó a un Ángel, quizás el mismo Miguel, “que bajaba del cielo y tenía en su mano la llave del Abismo y aprehendió al Dragón, la antigua serpiente, que es el Diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años” (Ap 20: 1-2).

Háblase allí de unos tronos donde “los que revivieron” (Ap 20: 4) se sentaron para juzgar.

Trátase, al parecer, de una “primera resurrección” (ibid. 5), donde revivirán sólo algunos; el resto de los muertos no volverán a la vida hasta que se acaben los mil años.

¿Quiénes resucitarán primero?

Según varios comentaristas, solamente los mártires, los apóstoles y algunos santos, conforme a lo escrito en el Apocalipsis.

Donde se lee que revivirán “los que fueron decapitados por el testimonio de Jesús, y todos los que no adoraron a la Bestia ni a su imagen, y no aceptaron la marca en su frente o en sus manos” (Ap 20: 4).

Los que sostuvieron el peso más arduo de la lucha recibirán un premio que no será común a los otros muertos, y es el privilegio de poder sentarse en el trono para juzgar.

Que según el uso de la Escritura es sinónimo de regir y gobernar el mundo, juntamente con Cristo.

En cambio los impíos e impenitentes, que caerán con el Anticristo, no resucitarán para acompañar al Señor en la victoria que seguirá a su Parusía.

Es la cizaña reservada hasta la siega para ser luego quemada (cf. Mt 13: 30).

En cuanto a los que se negaron a prosternarse ante el Anticristo ni tampoco fueron por él asesinados, saldrán transfigurados al encuentro del Señor.

Los que cedieron al Anticristo, recibiendo su marca en la frente o en la mano, no por complicidad sino por temor, que serán los más, una vez vencido el Anticristo harán penitencia, e integrarán la Iglesia de los viadores durante el Milenio, escribe Castellani.

Tras la ruina del Anticristo, dice el Apocalipsis que el Demonio será encadenado.

El Ángel “lo arrojó al Abismo, lo encerró y puso encima los sellos, para que no seduzca más las naciones hasta que se cumplan los mil años” (Ap 20: 3).

 

EL MILENIO

Acabamos de aludir al Milenio y el Reino de Cristo “por mil años” (Ap 20: 3.6).

Estos versículos han traído verdaderos dolores de cabeza.

Por lo general, nadie sostiene que el número mil haya de entenderse de manera literal.

Mil años significa un largo período de la historia.

Nuestro autor no ignora todas las alergias que hoy suscita el tema del Milenio.

Sin embargo al milenarismo espiritual Él lo cree plenamente coherente con la doctrina de la Iglesia.

El milenismo espiritual no ha sido jamás condenado por la Iglesia, ni lo será nunca, sostiene, por la simple razón de que la Iglesia no podría condenar a la mayoría de los Santos Padres de los cinco primeros siglos, entre ellos a los más grandes.

Es cierto que hace varias décadas el Santo Oficio dio a conocer sobre este asunto dos decretos disciplinares para América del Sur, donde se prohibía la enseñanza del “milenarismo mitigado”.

En el primero de ellos, de 1941, se definía claramente en qué consiste dicho tipo de milenarismo, a saber, “el de los que enseñan que antes del juicio final, con previa o sin previa resurrección de justos, Cristo volvería a la tierra a reinar corporalmente”.

En 1944 apareció el segundo decreto, de índole aclaratoria, donde en vez de “corporalmente” se pone “visiblemente”, ya que el primer adverbio resultaba inadecuado si se aplicaba a la época de la Iglesia en la tierra, donde Cristo está siempre “corporalmente” en el Santísimo Sacramento.

Lo que está prohibido, sostiene Castellani, es enseñar “que Cristo reinará visiblemente desde un trono en Jerusalén sobre todas las naciones; presumiblemente con su Ministro de Agricultura, de Trabajo y Previsión y hasta de Guerra si se ofrece”.

Lo cual, obviamente, ningún Santo Padre o teólogo serio sostiene.

 

EL REINO DE CRISTO

Cristo, pues, retornará del cielo, hará su Parusía, su Última Venida, en gloria y majestad.

¿Con qué fin?

Para reinar y juzgar, juntamente con los suyos: “Luego vi unos tronos y se sentaron en ellos, y se les dio el poder de juzgar…, revivieron y reinaron con Cristo mil años” (Ap 20, 4).

El Reino de Cristo es denominado con propiedad Juicio, dice Castellani, pues en su inicio acaecerá el juicio y castigo del Anticristo y de todos sus secuaces, así como se otorgará el premio de la resurrección primera a los mártires o a todos los justos en general.

La Resurrección general y el Juicio Final no serán sino el acto conclusivo y consumante de dicho Reino.

¿Cómo será el Reino ‘milenario’ de Cristo?

Sólo podemos barruntarlo. Sabemos de cierto que la Iglesia no cambiará sustancialmente, ni en su régimen, ni en su doctrina, ni en los sacramentos, si bien alcanzará en todo ello sublime perfección.

Será un Reino verdaderamente universal, cumpliéndose así las profecías veterotestamentarias:

A él se le dio el poder, la gloria y el reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le servirán” (Dan 7: 14);.

Le adorarán todos los reyes de la tierra, todas las naciones le servirán” (Ps 71: 11).

Será un Reino de justicia y de paz (cf. Is 60: 18; 32: 17; Ps 71: 3).

Será un Reino de prosperidad, consecuencia de la paz y la justicia (cf. Ez 34, 26-27; Os 2, 23-24; Am 9, 13).

Será sobre todo un Reino de amor, en que Dios se mostrará especialmente afectuoso con los hombres (cf. Is 66, 12-13).

La sede del Reino será en aquellos días Jerusalén.

En la Sagrada Escritura, y particularmente en los Evangelios, la “Ciudad del Gran Rey” es Jerusalén (cf. Mt 5, 35).

Actualmente no lo es, por la infidelidad del pueblo elegido.

Pero quitada ésta, y si el Gran Rey o su representante deben reinar un día sobre la tierra, nada impide que se alleguen a su Ciudad propia.

Y ello tanto más cuanto en aquel tiempo la mejor y más ardorosa porción de sus súbditos serán los israelitas.

Varios profetas parecen refrendar esta idea (cf. por ej. Jer 3: 17; Joel 4: 21; Is 49: 17 ss.; Is 54: 2-17).

La Jerusalén futura será, pues, la sede del Reino de Cristo, y por tanto también de la Iglesia, renovada por su Segunda Venida.

Todos los milenistas suponen que habrá cierta comunicación entre los viadores y los santos, entre la tierra y el cielo, de donde se derivarán muchos bienes.

¿En qué forma será ello?

Quizás el estilo del trato que había entre Cristo glorificado y sus apóstoles en los cuarenta días que precedieron a la Ascensión del Señor, esbozo de estado glorioso de los Mil años.

Posiblemente Cristo, la Santísima Virgen y los santos se aparecerán a los hombres, o al menos a algunos de ellos, de manera más frecuente que ahora…

En Su Majestad Dulcinea  señala Castellani que el problema es si Cristo ha de volver a consumar su Reino antes del fin del mundo o juntamente con el fin del mundo.

Si la Parusía, el Reino de Dios, el Juicio Final y el Fin del Mundo, son cosas simultáneas, es muy probable que antes de esa consumación alboree en la historia un gran triunfo de la Iglesia y un período de oro para el cristianismo.

El último período, por cierto, donde se acaben de cumplir las profecías, sobre todo la de la conversión del Pueblo Judío y la unidad de todos en un Único Rebaño bajo un Solo Pastor.

Dicho período no podrá ser largo, durando quizás el tiempo de una vida humana.

Después volverán a desatarse las tremendas fuerzas demoníacas previas al Triunfo Final de Cristo.

Pero si Cristo ha de venir antes, a vencer al Anticristo, y a reinar por un tiempo en la tierra; es decir, si la Parusía y el Juicio Final no coinciden, sino que son dos sucesos separados, según lo sostienen los Padres más antiguos, entonces no hay que esperar aquel próximo triunfo temporal de la Iglesia.

La persecución se irá haciendo cada vez más intensa, casi insoportable, debiendo ser abreviada por la Segunda Venida de Cristo, que inaugurará un largo período de gloria y de paz.

 

EL ÚLTIMO REMEZÓN

Cuando se terminen los mil años será Satanás soltado de su prisión y saldrá a seducir a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, y a reunirlos para la guerra, numerosos como la arena del mar” (Ap 20: 7-8).

No sabemos por qué tendrá que ser soltado de nuevo Satanás, comenta Castellani.

Algunos opinan que aunque el demonio haya sido ligado, y por ende las tentaciones graves se encuentren amenguadas, el hombre no estará inmune de entibiarse.

Es cierto que las manifestaciones frecuentes de Cristo y de sus santos fomentarán singularmente las virtudes, pero con todo, el hombre es veleidoso, y no hay cosa que a la larga no le infunda desgano.

La paz, la tranquilidad y la abundancia de aquel tiempo podrán suscitar incuria o desidia, de modo que las pasiones se vuelvan a encender y se multipliquen las faltas, tornándose raras las apariciones de los santos.

Será preciso trillar de nuevo el campo de las almas.

El esplendor anterior, inficionado por la tibieza, requerirá una última purificación.

¿Quiénes son Gog y Magog?

Hay que recordar acá los capítulos 38 y 39 de Ezequiel, de índole apocalíptica, donde se describe un terrible combate contra el príncipe Gog, rey de Magog, su ulterior derrota, y la consiguiente glorificación de Israel.

Al parecer, el profeta alude a los infieles de los últimos tiempos, los cuales, como dice el Apocalipsis, “cercaron el campamento de los santos y de la Ciudad Amada” (Ap 20: 9).

La Ciudad Amada es Jerusalén, donde vive la Israel convertida, reunida de entre todas las naciones, y habitando en paz la Tierra Santa.

Sigue diciendo el Apocalipsis: “Pero bajó fuego del cielo y los devoró.

Y el Diablo, su seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde están también la Bestia y el Falso Profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Ap 20, 9-10).

Esto recuerda el texto de Ezequiel, a que acabamos de aludir (cf. 38: 22).

La Ciudad Santa no será, pues, ocupada, ni el Reino de los Santos destruido, aunque peligre por un momento.

Los milenistas defienden porfiadamente, observa Castellani, que la derrota del Anticristo y la del ejército Gog-Magog son dos cosas distintas, inasimilables.

Se apoyan para ello en el texto mismo de San Juan: en el primer caso, la guerra era dirigida por la Bestia y el Falso Profeta, en el segundo, por el Demonio.

Allá fueron vencidos por el Verbo de Dios, el caballero del blanco corcel, que bajó con sus santos desde las nubes, acá son devorados por el fuego del cielo, sin que Cristo se mencione para nada.

Allá no se habla de campamentos ni de ciudades, acá es asediada la Ciudad Santa.

Allá los judíos se convierten, acá aparecen ya convertidos, viviendo juntos y serenamente en su tierra.

Trátase, por consiguiente, de dos guerras diferentes, la del Anticristo, antes de comenzar el Milenio, y la de Gog y Magog, a su término.

¿Quiénes son concretamente los que se rebelaron?

Según algunos, grupos diversos de disconformes y recalcitrantes, que habrían resistido el Señorío de Cristo durante el Milenio en distintos rincones de la tierra.

Como de hecho sucedió en Europa durante la Cristiandad medieval, cuando había enclaves de paganos pertinaces.

Serán ellos quienes integren el ejército rebelde de Gog y Magog.

Tras el relato de la derrota de estos últimos, el Apocalipsis describe la resurrección final y el juicio postrero:

“Vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras

El que no se halló inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego” (Ap 20: 12.15).

El Juicio postrero es el umbral de la vida eterna.

Dicha vida no implicará la destrucción del Reino de Cristo sino su compleción, de modo que resulta equitativo decir que el Reino Milenario será imperecedero, según se afirma en el Credo: “Cuyo Reino no tendrá fin”.

Culmina San Juan su visión: “Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya.

Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo” (Ap 21: 1-2).

Se habla, ante todo, de “un cielo nuevo y una tierra nueva”.

Nuestra tierra y nuestro cielo, después de haber sido purgados por la llama, se mostrarán transfigurados, como nuevos.

Porque también este mundo debe ser restaurado; no solamente las almas individuales, sino también los cuerpos, la naturaleza, las plantas, los animales, los astros, todo debe ser purificado plenamente de las consecuencias del Pecado, que no son otras que el Dolor y la Muerte.

Bien observa Castellani que la historia de la humanidad se enmarca entre dos ciudades, descritas respectivamente en el primero y en el último libro de las Escrituras.

La ciudad inicial es Babel, ciudad de confusión, que los hombres prometeicos se propusieron edificar pelagianamente con sus propios músculos.

Y la segunda es la Nueva Jerusalén, ciudad de la gracia, que desciende de lo alto.

El Anticristo pretendió usurpar el ideal de unidad del género humano mediante la instauración perversa de su Imperio Universal.

Todo en vano, ya que sólo Cristo es el Señor de la Historia, y el verdadero principio de cohesión del Universo.

Por eso Juan describe a la Nueva Jerusalén como una Ciudad, símbolo de la unidad social del hombre restaurado.

Ciérrase el Apocalipsis con el Cielo Eterno, o sea el Mundo de la Visión Beatífica.

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Cómo es la Guerra de las Grandes Corporaciones Tecnológicas contra el Cristianismo

Hace como una década comenzaron las denuncias de que Facebook, Google, Twitter, YouTube, etc. censuraban el contenido cristiano.

Mientras promovían el contenido de la nueva moral sexual.

Por ejemplo bloqueaban contenidos en que discrepaban con el aborto y el estilo de vida LGTB.

Y ubicaban mejor en sus páginas a contenidos que promocionaban estas cosas.

Cada vez hay más denuncias de que esto es así, básicamente dentro de EE.UU., que es el lugar donde están afincadas estas corporaciones.

Más de una vez ha salido a la luz pública, como por ejemplo cuando Facebook bloqueó masivamente a decenas de sitios cristianos conservadores en el 2017, y luego los repuso alegando un  error del algoritmo.

Y luego su CEO Mark Zuckerberg se vio en un apuro cuando el senador Ted Cruz le acusó de censurar sitios cristianos y conservadores citando casos, a lo que Zuckerberg contestó diciendo que probablemente haya sido un error.

Internet se ha constituido en el medio de comunicación más importante y que llega a más gente.

Y esto ha creado corporaciones gigantes, cuasi monopólicas, como Facebook, Twitter, Google, YouTube,  Wikipedia, Amazon, etc.

Estos gigantes tienen su sede en Estados Unidos con poca o ninguna regulación de sus prácticas periodísticas a pesar que son quienes manejan hoy el gran contenido de información que circula.

Estos gigantes tuvieron su florecimiento durante la presidencia de Barack Obama, qué fue la administración más anticristiana que ha habido en los EE.UU.

La responsable de haber desatado en el mundo la segunda ola de la revolución sexual.

Donde se pasó de la mera reivindicación de la nueva sexualidad a la persecución de quienes se oponían.

Probablemente esto no sea algo que se le ocurrió a Obama solitariamente, porque recuerde el lector que aún antes de haber asumido su primer presidencia, le otorgaron el Premio Nobel de la Paz.

De tal modo que puede verse un entramado de promoción internacional de esta figura aún antes de ser presidente.

Sólo Facebook y Twitter combinados alcanzan 1.8 mil millones de personas en el mundo.

Google es el motor de búsqueda número uno en el mundo y YouTube ha desplazado a la televisión tradicional como el sitio clásico para ver videos.

Estas empresas que hemos mencionado han hecho multimillonarios a sus dueños.

Pero además han forjado un poder decisión sobre que contenido promocionar o no, sin precedentes en la historia.

Mark Zuckerberg de Facebook

Recién ahora el mundo está tomando conciencia de ello, especialmente en Estados Unidos, porque es allí donde actúan más fuertemente debido a qué es el lugar dónde reciben más ingresos.

Hay muchas pruebas, que expertos han recabado, de que estos gigantes están haciendo censuras de las ideas cristianas y conservadoras, especialmente en Estados Unidos; pero también lo están llevando al resto del mundo.

Hemos escrito este artículo para alertar a los lectores sobre las denuncias que tienen.

Pero aparte de censurar se encargan de promover especialmente la cultura LGTB, del aborto y todos los cambios culturales que promueve la izquierda.

Al punto que la mayoría de ellas hizo campaña contra Donald Trump y a favor de Hillary Clinton.

Y aún luego que Trump fue elegido presidente siguen las zancadillas contra él.

Está yihad de la izquierda contra el pensamiento cristiano y contra los conservadores no sucede solamente en las grandes corporaciones de internet.

También lo vemos en las universidades, en la industria del entretenimiento y en general en el mundo de las grandes corporaciones.

Ellos se están ocupando de difundir en el mundo esta ideología de la revolución sexual.

Recordemos la base de esto.

Nuestra Señora apareció en Fátima para pedir la Consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón para qué no esparciera sus errores por el mundo.

La Iglesia Católica no respondió a tiempo y el comunismo esparció sus errores por el mundo.

Pero cuando cayó el socialismo real soviético, esta ideología que se había esparcido por el mundo, tuvo una transmutación.

Se vieron obligados a abrazar otras banderas sociales diferentes a las que estaban acostumbradas.

Del marxismo político se pasó al marxismo cultural.

Que definió cómo su enemigo central a la familia y a la moral cristiana, que ya era parte del marxismo pero no era el foco.

Y así adoptó la plataforma de la revolución sexual, promoviendo el aborto, la homosexualidad, la eutanasia, etc.

Esta tendencia es la que está gobernando occidente hoy.

Y las grandes corporaciones de internet parecerían ser un importante brazo ejecutor de esta ideología, por los datos que se están recabando.

O por lo menos le están haciendo el juego.

Jack Dorsey de Twitter

 

COMPROBACIONES DEL SESGO ANTICRISTIANO Y ANTI CONSERVADOR

La mayoría de los testimonios que relatamos son de Estados Unidos porque es el foco de atención de estas corporaciones.

Pero eso no significa que no actúen en el resto del mundo.

El sitio de National Religious Broadcaster, en su servicio  Internet Freedom Watch, documenta la censura en más de 30 casos a cristianos y conservadores por estos gigantes tecnológicos.

El presentador de programa radial Larry Elder ha dicho que la mayoría de las personas que trabajan en ellos son mayoritariamente de izquierda.

Y conciben a los cristiano y a los conservadores no sólo como equivocados sino como malvados y corruptos.

Consideran que las personas que creen en Dios y en la Constitución tienen problemas morales fundamentales.

Este retrato de los cristianos como neardentales es común en los círculos universitarios.

La diputada de Estados Unidos Marsha Blackburn sufrió el bloqueo de un video por Twitter que denunciaba la campaña de venta de partes de cuerpos de bebés abortados de parte de Planned Parenthood.

La diputada se quejó ante Twitter y le respondieron que lo habían bloqueado porque podría provocar una fuerte reacción negativa.

Y ella le respondió que vender partes de cuerpos de bebés abortados provocaba ya una fuerte reacción negativa.

Finalmente Twitter aparentemente cedió y repuso el video, aunque no estamos seguros de cuánto lo promocionó.

Un estudio realizado por el sitio de calentamiento global What’s up with that encontró que la búsqueda de Google es parcial a favor de las visiones izquierdistas y liberales contra los dominios conservadores en un 95% de los casos.

Y que las búsquedas de Google proporcionan entre un 25% y un 30% más de tráfico a los sitios con una visión liberal e izquierdista que al promedio de los sitios.

Además que cierto sitios conservadores muy respetados están en la lista negra de Google, no así sitio liberales.

Dennis Prager, un presentador de programas de entrevistas y cofundador de Prager University lanzó cientos de videos educativos de tendencia conservadora.

Sus videos se refieren a temas como la guerra de Corea, la fundación de Israel, el Islam, la libertad de expresión en los campos universitarios.

Y descubrió que 40 de sus videos se incluyeron en la lista restringida de YouTube, o sea que no se pueden ver en bibliotecas e instituciones educativas.

Esta es una lista en que YouTube pone de material de contenido pornográfico y violento, lo cual no tienen los vídeos de Prager.

Larry Page de Google

Craig Huey por su parte, dice que si expresas una opinión antiaborto o pro matrimonio entre un hombre y una mujer, tu publicación podría ser eliminada de las páginas de Facebook.

Y cita el caso de Guerreros por Cristo, cuya página fue eliminada recientemente porque violaba los estándares de la comunidad sobre intimidación y discurso de odio, porque criticaba a los LGTB y a los pro aborto.

No sucede lo mismo con las páginas que promocionan el aborto y la conducta LGTB.

Hubo una campaña de petición en línea para que Facebook revocara su decisión, lo hizo, pero luego la cerró definitivamente sin posibilidad de apelación.

Además el gigante de la red manipula según Huey la información sobre las tendencias de lo más leído, destacando en la barra lateral temas liberales y de izquierda por sobre los demás.

Marjorie Dannefelser, presidenta de Susan B Anthony List, ha informado que Facebook y Twitter han censurado algunos mensajes suyos, incluido alguno con una cita de la Madre Teresa de Calcuta.

Lo que contrasta con la promoción de los anuncios de Plannned Parenthood, el gigante de los abortos.

Lila Rose del grupo pro vida Live Action, ha informado que Twitter se negó a vender publicidad a Live action hasta que elimine tuits que muestran un embarazo que se desarrolla dentro de una madre.

El año pasado YouTube desmonetizó cientos de videos realizados por Michael Brown de Stream, quien trata temas sobre la familia y la sexualidad.

En PJ Media se ha denunciado que Twitter ha suspendido la cuenta del periodista Rush Limbaugh por oponerse a la presión de los homosexuales contra quienes no quieren proporcionarles tortas de matrimonio.

Twitter afirmó que eso era un acoso.

También suspendió Limbaugh por un tweet que advertía tener cuidado con los musulmanes involucrados en violaciones de menores, lo que equivale a censurar la difusión de noticias.

Pero por el contrario no censura tweets qué amenazan con violencia al presidente Trump.

Jeff Bezos de Amazon

 

RECIENTE ESTUDIO DE MEDIA RESEARCH CENTER

El estudio denominado Censurado: como las compañías de medios en línea están suprimiendo el habla conservadora, hace un análisis de la censura y la promoción selectiva de contenido de estos gigantes tecnológicos.

Cuando se refiere a conservador engloba también el cristianismo.

Una parte de los procedimientos de estas empresas es tener un panel de personas y grupos que les asesoran cuáles son noticias falsas y cuáles son discursos de odio entre los mensajes.

Este estudio ha descubierto que Google, YouTube y Twitter se asocian con grupos izquierdistas como asesores.

Quienes consideran lisa y llanamente el contenido cristiano y conservador como un discurso de odio.

Hablar a favor de la familia y de la fe es discriminatorio para ellos.

Dos de las principales instituciones de izquierda en las que se apoyan son el Southern Poverty Law Center y el Anti Defamation League, ambos también financiado por George Soros.

Estos grupos además han atacado a grupos conservadores como Jihad Watch y Act for América y han presionado a PayPal y a Amazon Smile para que no le permitan usar sus plataformas para recaudar donaciones.

Según este estudio, Twitter lidera la censura mediante la técnica de prohibición oculta o subterránea.

En una cámara oculta se ha mostrado a un funcionario de Twitter diciendo que la censura contra sitios conservadores trabaja ocultamente.

Los usuarios piensan que su contenido se está viendo pero no es así.

Palabras como Dios son filtradas y censurados los tuits que las contienen.

También descubrió que los consejeros liberales de izquierda de Twitter superan 12 a 1 a los conservadores en el Consejo de Seguridad y Confianza de Twitter, que es el que ayuda a guiar su política sobre censura.

Hay en este grupo importantes asociaciones de homosexuales como Glaad pero no ningún grupo conservador conocido.

Jimmy Wales de Wikipedia

Además Breitbart informó que Twitter tiene una Lista negra y una lista blanca de usuarios y desfavorece los tweets de los usuarios que están en la lista negra.

Mientras prioriza a las cuentas incluidas en la lista blanca.

Y trata de manera distinta a las amenazas verbales en tweets que hacen los liberales de izquierda que las de los conservadores.

También el estudio habla que Facebook habría dado a sus funcionarios la instrucción de ocultar el contenido conservador de la lista de las tendencias más leídas, según ex empleados del gigante tecnológico.

Mientras que coloca como tendencias temas promocionados por los liberales.

El estudio también ha dicho que Google Search ha ayudado a los demócratas en la campaña presidencial de Hillary Clinton sesgando el motor de búsqueda.

Lo que ha confirmado el sitio liberal Slate.

También se informa que Google despidió al ingeniero James Damore por criticar esta “cámara ideológica de eco” de la compañía.

Google ha dicho que lo despidió por promover estereotipos de género dañinos en el lugar de trabajo.

Pero Damore lo demandó diciendo que maltrata a los hombres blancos y a los conservadores.

YouTube, que es propiedad de Google, ha sido denunciado por el bloqueo de videos conservadores.

Mientras promueve los videos progresistas y transgénero.

Y se ha asociado con Wikipedia para desacreditar videos con teorías de la conspiración, a pesar del sesgo liberal de Wikipedia.

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La Preparación de la Segunda Venida de Cristo en la Zona más Profunda del Purgatorio

Aquí traemos una historia fascinante de una mujer desesperada que se suicidó.

Llegó casi al infierno.

Y allí comprendió lo que se estaba gestando.

angie fenimore

El purgatorio no sólo existe según la doctrina católica, sino que además tiene muchos niveles.
.
El nivel más alto es la antesala del Cielo.
.
El nivel más bajo y profundo es similar al infierno, donde existen diversos tipos de castigos.
.
Y además, hay restricciones para usufructuar las oraciones que les llegan a las personas que están allí.

Puedes leer más sobre los niveles del purgatorio aquí:

Angie Fenimore, una esposa y una madre obsesionada por el abuso en la infancia y abrumada por la desesperación, se suicidó el 8 de enero de 1991.

Con la esperanza de escapar de su sensación de vacío y sufrimiento.

Se encontró en un mundo de oscuridad.

Lo que sintió fue mucho más terrible y personal que las viejas metáforas de fuego y azufre.

El lugar donde cayó era un reino de profunda desconexión psíquica.
.
Milagrosamente, ella volvió a la vida, con un nuevo sentido de la fe, de estar sujeta a la voluntad sagrada, y de ser una verdadera hija de Dios.

2 nivel del purgatorio

 

A DONDE FUE A PARAR

“Sólo había oscuridad, como si estuviera suspendida en el espacio, sin ser quebrado por una sola estrella resplandeciente.

¿Dónde estaba?

Me sumergí en la oscuridad.

Mis ojos parecían ajustarse, y pude ver con claridad a pesar de que no había luz.

Me di cuenta de que yo estaba de pie en lo que parecía ser tierra firme, pero no había nada.

La oscuridad continuó en todas las direcciones y parecía no tener fin, pero era más que oscuridad, era un interminable vacío, una ausencia de luz.

Yo sabía que tenía su propia vida y propósito. 

Fue completamente envolviéndome”.

Angie nos da una idea de la parte baja del purgatorio.

Lo relata en un libro apasionante llamado Más allá de la oscuridad.

Muchos son los que aún confunde ese nivel – porque es muy difícil – con el infierno.

Hay muchos niveles del purgatorio.
.
La oscuridad es al parecer uno de ellos.

Levanté mi cabeza para explorar la negrura espesa y vi, a mi derecha, de pie hombro con hombro, un puñado de otros.

Ellos eran adolescentes. ‘Oh, nosotros debemos ser los suicidas’.

Luego vino un silbido.

De repente, como si hubiéramos estado esperando una especie de proceso de clasificación que tendrá lugar, fui succionada más lejos en la oscuridad por un poder invisible e indefinido, dejando a los adolescentes detrás.

Yo estaba volando en posición vertical, moviéndome a toda velocidad, como una cometa disparada a la nada.

Sentí que iba más rápido que lo que cualquier avión pudiera volar, pero sin los efectos físicos de vuelo o la fuerza de la gravedad.

Tampoco tenía ningún sentido de la temperatura, de la frialdad que podría encontrar en el espacio profundo, o de cualquier forma para juzgar el tiempo.

Probablemente estuve volando por una fracción de segundo”.

personas trasluz ecm

 

LLEGÓ A LO QUE CRISTO LLAMÓ LAS TINIEBLAS DE AFUERA

De pronto se encontró en el borde de un plano oscuro, suspendida de nuevo en la oscuridad.

Y envuelta en una niebla negra que se arremolinaba alrededor de sus pies, que formaba una barrera hasta sus caderas, y que la mantenía prisionera.

“El lugar estaba cargado de una energía crepitante que me despertó un estado de hiper-alerta, un estado de suma sensibilidad”, escribió

“La niebla tenía masa – parecía estar formada de moléculas de intensa oscuridad – y podría ser manejada y moldeada.

Tenía vida, esta oscuridad, una especie de inteligencia que era puramente negativa, incluso del mal.

Yo sabía que estaba en un estado del infierno, pero este no era el infierno de fuego y azufre típico que había aprendido de niña pequeña.

La palabra purgatorio llegó a mi mente”.

A ello había llegado después de haber pasado por un proceso de revisión de toda su vida con el Señor.
.
Y aun en este estado – el purgatorio más bajo, o uno de los niveles más bajos de ese lugar intermedio – tuvo el consuelo de que al menos ella no estaba en infierno, que es para la eternidad.
.
Ella volvió a la vida después de que Jesús vino por ella.

Wooden statues in the Church of the Purgatory. "Chiesa delle Anime del Porgatorio". Ibla, Ragusa. Val di Noto, Unesco World Heritage.

 

LA GENTE QUE HABITA ESE NIVEL DEL PURGATORIO

Hombres y mujeres de todas las edades, pero no niños, estaban de pie o en cuclillas o vagando en el reino.

Algunos estaban murmurando para sí mismos.

Pude sentir la oscuridad que emana de las profundidades y es irradiada para ellos en un aura.

Estaban completamente auto-absorbidos.
.
Cada uno de ellos demasiado atrapado en su propia miseria para participar en cualquier cambio mental o emocional.
.
Tenían la capacidad de conectarse con otros, pero estaban incapacitados por la oscuridad”.

Gradualmente me fui dando cuenta de los sonidos de una ráfaga caleidoscópico de voces, y me di cuenta de que en este ámbito, los pensamientos eran el modo de comunicación.

A mi alrededor podía oír el zumbido de los pensamientos, como si estuviera en un cine lleno de gente con luces bajas, recogiendo los sonidos bajos del intercambio.

Sentado a mi lado había un hombre que parecía tener unos sesenta años de edad.

Los ojos de este hombre estaban totalmente sin comprender.

Patéticamente en cuclillas en el suelo, envuelto en ropas blancas sucias, no irradiaba nada, ni siquiera autocompasión.

Yo sentí que él había absorbido todo lo que había que saber aquí y había optado por dejar de pensar.

Él estaba completamente agotado, a la espera.

Sabía que su alma había estado pudriéndose allí para siempre.

En esta oscura prisión un día bien podría ser miles de días o miles de años.

Estaba segura de que este hombre, como la mujer de mediana edad, se habían suicidado.

Su ropa me sugirió que podría haber caminado por la Tierra durante el ministerio terrenal de Jesucristo.

Me pregunté si era Judas Iscariote, quien traicionó al Salvador y después se ahorcó.

Sentí que debía estar avergonzado de que yo estaba pensando estas cosas en su presencia, donde él me podía oír”.

“Cuando mi mente alcanzó más información, sentí una tremenda decepción.
.
Podía sentir y saber completamente sobre todo a mí alrededor con sólo plantear una pregunta en mi mente o mirar en cualquier dirección.

Las posibilidades de aprendizaje eran interminables.
.
Pero no tenía libros, ni televisión, ni amor, ni privacidad, ni reposo, ni amigos, ni luz, ni crecimiento, ni felicidad, ni alivio.

.
No hay conocimiento que ganar y no hay manera de utilizarlo”.

“Pero lo peor fue mi creciente sensación de completa soledad.

Incluso escuchar el peso de la ira de alguien, por muy desagradable que sea, es una forma de conexión tangible.

Pero en este mundo vacío, donde no se podían hacer conexiones, la soledad era aterradora”.

angie fenimore medio cuerpo
Angie Fenimore

 

VINO UNA VOZ DE GRAN PODER

“Entonces oí una voz de gran poder, no muy alta, pero estrellándose sobre mí como una resonante ola de sonido.

Una voz que incluía tanta fuerza que con una palabra podría destruir el universo.

Y que también abarcaba un amor potente y firme que, como el sol, podría convencer a la vida de la Tierra.

Yo me encogí ante su fuerza y sus terribles palabras”.

“¿Es esto lo que realmente quieres?”

La gran voz emanaba de un punto de luz que se hinchaba con cada palabra estruendosa.

Hasta que colgaba como un sol radiante, un poco más allá del muro negro de la niebla que formaba mi prisión.

Aunque mucho más brillante que el sol, la luz calmó mis ojos con su profunda y pura luminiscencia blanca.

Yo sentí que la luz no podía (o tal vez no lo haría – no estaba segura) cruzar la barrera de la oscuridad.

Y yo supe con toda seguridad que estaba en la presencia de Dios”.

 Entonces Dios le habló. Sus palabras eran insoportables.

“¿Es esto lo que quieres?

¿No sabes que esto es lo peor que podrías haber hecho?”

Podía sentir su enojo y frustración, tanto porque había tirado la toalla y porque cortó con él y su orientación.

Se sentía atrapada.

No había sido capaz de ver ninguna otra opción que morir antes de que pudiera hacer más daño en la vida.

Así que le respondió:

“Pero mi vida es tan difícil.”

Sus pensamientos fueron comunicados tan rápido que ni siquiera se completaron antes de que absorbiera su respuesta:

“¿Crees que eso fue duro?
.
No es nada comparado con lo que te espera si tomas tu vida.”

Cuando el Padre habló, cada una de sus palabras estallaron en un complejo de significados, como fuegos artificiales.

Pequeñas bolas de luz estallaron en mil millones de bits de información, llenándole de flujos de la verdad viva y entendimiento puro.

“La vida se supone que es dura.

No se puede pasar por alto las partes.

Tu debes ganar lo que recibes.”

ecm angeles punto de luz

 

APARECE JESÚS

“De repente sentí otra presencia con nosotros, la misma presencia que había estado conmigo cuando crucé a la muerte y que había revisado mi vida conmigo.

Me di cuenta de que había estado con nosotros todo el tiempo, pero que estaba recién ahora siendo capaz de percibirle.

Entonces me di cuenta de su fuerte personalidad, pero suave, pero ahora lo sentía con tanta fuerza que incluso podría determinar su forma.

Lo que pude ver fueron trozos de luz que entraban a través de la oscuridad, como rayos láser minúsculos, como estrellas que miran furtivamente a través de la oscuridad de una noche sin nubes.

Esta luz era sin lugar a dudas de la misma brillantez como la gloriosa luz que emanaba del Padre, que mis ojos espirituales fueron incapaces de contemplar plenamente.

Mi capacidad de ver con los ojos de alguna manera estaba ligada a mi disposición a creer.”

Le dolía, él estaba realmente afligido por el dolor que había sufrido.
.
Él lloró su ceguera como una madre llora a un niño muerto.
.
De repente supo que estaba en presencia del Redentor del mundo.

Él le habló a través del velo de la oscuridad:

“¿No lo entiendes?

Lo he hecho para ti.”

Cuando se inundó con su amor y con el dolor real que llevaba en ella, se le abrieron los ojos espirituales. 
.
En ese momento empezó a ver exactamente qué era lo que el Salvador había hecho, cómo se había sacrificado por ella.

Le mostró, que Él le había tomado en sí mismo, subsumido su vida en la suya, abrazando sus experiencias, sus sufrimientos, como los suyos. 
.
Y así durante un segundo ella estaba dentro de su cuerpo, capaz de ver las cosas desde su punto de vista y la experiencia de su propia conciencia.

“Y yo sabía que me había ido mal.

Yo había dudado de su existencia. 

Yo había cuestionado la autenticidad de las Escrituras, porque lo que decían parecía demasiado bueno para ser verdad.

Tenía la esperanza de que no había verdad en la idea de un Salvador que había dado su vida por mí, pero yo había tenido miedo de creer realmente”.

escultura de dios fondo

 

SU SITUACIÓN CAMBIÓ

Mientras observaba desde la perspectiva del Salvador, su comprensión única de su situación fue trasladada al Padre.

La comunicación del Padre y de su hijo era tan rápida, tan perfecta, que parecían pensar los pensamientos de los demás al unísono.

Jesús estaba pidiendo por su caso.

“Me enteré de que así como hay leyes de la naturaleza, de la física y de la probabilidad, hay leyes de espíritu.

Una de estas leyes espirituales es que un precio de sufrimiento se debe pagar por cada acto de daño.

Yo estaba muy consciente del sufrimiento que les había causado a mi familia y otras personas a causa de mis propias debilidades.

Pero ahora he visto que al terminar mi vida, estaba destruyendo la red de conexiones de personas en la Tierra.

Posiblemente alterando drásticamente las vidas de millones de personas y el impacto negativo de una decisión tiene la capacidad de ser sentida en todo el mundo.

Mis hijos, sin duda, serían gravemente perjudicados por mi suicidio. Me dieron una visión de su futuro, no en los acontecimientos de su vida, sino de la energía y el carácter que sus vidas tienen.

Al abandonar mis responsabilidades terrenales, influiría en mis hijos, mi hijo mayor, en particular, a tomar decisiones que lo llevarían lejos de su propósito divino.

Antes que Alex nació, me dijeron, había accedido a realizar tareas específicas durante su vida en la Tierra.
.
Su deber no me fue revelado, pero sentí la energía que su vida tendría hasta sus años de adulto joven.

Me dijeron que mis hijos eran grandes y poderosos espíritus y que hasta este momento de mi vida, yo no los había merecido.

Yo alcancé a ver lo mucho que Dios ama a mis hijos, y cómo, con mi total indiferencia por su bienestar, estaba manipulando la voluntad sagrada de Dios”.

Y ¿qué pasa con la ley espiritual que requiere que ella sufra por el daño que ya había hecho en la vida, hasta e incluyendo el suicidio?

Le dijeron que la deuda ya había sido pagada, que ya se había hecho el sacrificio.

En el huerto de Getsemaní, Jesucristo había experimentado todo el sufrimiento que tiene o alguna vez se llevará a cabo en la vida de cualquier ser humano nacido en esta Tierra.

Él experimentó su vida, él llevó sus pecados, aceptó su dolor. Pero para que la agonía de Jesús sufrida por ella contara con el fin del cumplimiento de la ley espiritual, tenía que aceptar su regalo.

Ahora mi percepción fue cambiando, y la oscuridad parecía levantarse ligeramente.

La primera vez que entré en la prisión oscura, mi visión estaba en las cosas y la gente en el reino de las tinieblas.

Pero una vez que había tomado suficiente luz de parte de Dios y de Jesús, se me abrió otra dimensión en la oscuridad mis ojos espirituales.

Ahora me di cuenta de que Seres de Luz estaban a mi alrededor”.

Se estaba convirtiendo en cada vez menos una parte del lugar de la oscuridad con cada partícula de luz que aceptaba.

Ahora estaba flotando por encima de la esfera de la oscuridad, en el reino de los espíritus de luz.

segunda venida de cristo

 

PREPARÁNDOSE PARA LA VUELTA DE JESÚS

Podía sentir la urgencia de los espíritus que estaban corriendo a hacer la obra de Dios.

Después le dijeron que estaban en los últimos momentos antes de que el Salvador regrese a la Tierra.

Dijeron que la guerra entre la oscuridad y la luz en la Tierra se ha vuelto tan intensa, que si no estamos continuamente buscando la luz, la oscuridad nos va a consumir y se perderá.

No le dijeron que iba a suceder, pero comprendió que la Tierra se está preparando para la segunda venida de Cristo.

Miró a las almas patéticas y se dio cuenta de que ya no se sentía como antes.

Quería vivir.

A continuación, la poderosa fuente de energía que le había transportado a la prisión oscura volvió a liberarle.

Por una fracción de segundo una sensación de prisa le envolvió.

La oscuridad se aceleró más allá, y de pronto estaba de vuelta en su cuerpo, tendida en el sofá.

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Por qué es un Error mirar al Islam como una Religión del Mismo Tipo que el Cristianismo

Un terrible error crece en occidente.

Las observaciones de sus líderes sobre «Islam auténtico» sugieren una incapacidad de ver el Islam como la mayoría de los musulmanes lo entienden y lo viven.

Proyectan en él la forma religiosa que tiene el cristianismo.

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No ven al Islam en sus propios términos, sino desde una perspectiva cristiana, con premisas y supuestos muy cristianos.
.
Por ejemplo, en la observación de que «el auténtico Islam» se «opone a toda forma de violencia» parece estar proyectando en él las creencias y valores cristianos.
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Cuando la realidad histórica ha sido claramente otra.

Francisco no es de ninguna manera el primer Papa que lo hace.

En menor medida, Benedicto XVI, Juan Pablo II y Pablo VI también vieron en el Islam evidencia de afinidades prometedoras con el cristianismo.

Sus observaciones sobre los aspectos comunes compartidos por las dos religiones se hacen eco en las dos declaraciones conciliadoras sobre el Islam emitidas por el Concilio Vaticano II. 

En Lumen Gentium y en especial en Nostra Aetate, los padres conciliares subrayaron los elementos del Islam que parecen corresponder más estrechamente con las creencias cristianas y sus prácticas.

En particular la reverencia a Jesús ya María, y un esforzarse por la vida moral.

En resumen, pintaron un panorama parcial del Islam que era muy en la imagen del cristianismo.

Esta fantasía no encaja con la historia del cristianismo con el Islam.
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Las Cruzadas son un claro ejemplo de eso y recomendamos leer este artículo ¿Cómo Enfrentó la Cristiandad a la Yihad Islámica Medieval?.
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Para que quede claro a los cristianos que la Cruzadas fueron la defensa del cristianismo.
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Ante las conquistas musulmanas por las armas, de los lugares sagrados donde nació el cristianismo y la civilización cristiana oriental. 

Lamentablemente se oyen voces de católicos que hablan de islamofobia cuando se les muestra la historia real de los musulmanes con los cristianos.

Pueden decir que los musulmanes cambiaron, puede ser, pero primero, ni católicos no musulmanes han hablado de algún cambio.

Segundo, si lo hicieron, se debería ver en los países gobernados por musulmanes y no en las palabras.

Y allí observa Pakistán, Irán, Indonesia, Arabia Saudita y te darás cuenta de lo que hablamos, nos referimos a hechos no a palabras.

louis massignon
Louis Massignon

 

LA INFLUENCIA DE LOUIS MASSIGNON

Los documentos conciliares fueron muy influenciados por la obra del erudito católico francés del Islam, Louis Massignon (1883-1962).

Massignon es sin duda el padre del actual diálogo interreligioso, y a sus escritos a menudo se le atribuye haber allanado el camino para la generosa presentación del Islam que se encuentra en Nostra Aetate y Lumen Gentium.

Pero Massignon no estaba pensando en el Islam correcto, sino en el Islam Sufi.
.
Una versión mística del Islam, que tiene un parecido a las tradiciones místicas católicas.
.
Y que hoy es considerado como una secta herética para la mayoría de los musulmanes de la corriente principal.

De hecho, los eruditos musulmanes y no musulmanes por igual han criticado a Massignon por centrarse demasiado la atención en el sufismo y en figuras relativamente marginales en el Islam.

La Opus magnum de Massignon, su tesis doctoral en cuatro volúmenes publicada en 1922, se centró en la vida del místico persa del siglo décimo y mártir, al-Hallaj.

Al-Hallaj fue una figura como la de Cristo, cuya afirmación de que él y Dios son uno.

Y eso le llevó a juicio, al encarcelamiento y a la ejecución a manos de las autoridades islámicas.

Edward Said, el conocido autor de Orientalismo , escribió que Massignon utiliza al-Hallaj para

«encarnar … valores esencialmente fuera de la corriente principal del sistema doctrinal del Islam, un sistema que Massignon mismo describe principalmente con el fin de evadir a al-Hallaj».

En resumen, sus críticos acusaron a Massignon de confundir el Islam con una relativamente pequeña secta del islam que no es representativa de las creencias y prácticas de la corriente principal.

Incluso estudiosos amistosos con Massignon admiten que su erudición parece haber sido coloreada por su inclinación personal hacia el misticismo.

De lo que se sabe de su vida, no es irrazonable concluir que Massignon estaba buscando una versión del Islam en la que podía proyectar su propio catolicismo y preocupaciones espirituales.

Y que él la encontró en la vida de al-Hallaj y las tradiciones de los maestros sufíes.

Sin embargo, a pesar de su punto de vista bastante excéntrico y peculiar del Islam, Massignon probablemente tuvo más influencia en el pensamiento católico sobre el Islam que cualquier otra figura del siglo XX.

Sus amigos incluían a Charles de Foucauld y Jacques Maritain; él llevaba una correspondencia con Thomas Merton, y consultaba con Pío XI, Pío XII y Juan XXIII.

Además, él estaba cerca de Cardenal Montini (más tarde Papa Pablo VI) e influenció fuertemente el pensamiento de Montini sobre el Islam.

musulmanes orando frente a mezquita

 

LA AUTENTICIDAD DEL «AUTÉNTICO ISLAM»

La exhortación apostólica del Papa Francisco Evangelii Gaudium parece estar en línea con el intento de Massignon de poner un rostro cristiano en el Islam.

La parte que se destaca es la siguiente:

«Frente a episodios desconcertantes de fundamentalismo violento, nuestro respeto para los verdaderos seguidores del Islam debe llevarnos a evitar generalizaciones odiosas, pero el auténtico Islam y la correcta lectura del Corán se opone a toda forma de violencia«.

Aquí, el Papa va más allá de los documentos del Concilio Vaticano II y más allá de las declaraciones conciliadoras de sus recientes predecesores.

Algunos lo llaman un paso adelante, pero hay razones para pensar que es un paso en la dirección equivocada.

El Corán está lleno de exhortaciones para cometer violencia y terror.

¿Qué puede significar posiblemente que Papa Francisco diga que una «lectura correcta» del Corán muestra que «se opone a toda forma de violencia»?

Hay muchos pasajes violentos en el Antiguo Testamento también, pero los cristianos creen que estos tienen que ser entendidos a la luz del Nuevo Testamento. 
.
Sin embargo, no hay ninguna Nuevo Testamento en el Islam. 

Por otra parte, el estudioso del Islam, Raymond Ibrahim, dice que mientras los pasajes de la Biblia que hablan de violencia son básicamente descripciones de hechos violentos, los pasajes del Corán son prescripciones de la violencia, leer aquí.

Otros documentos «sagrados» del Islam, como la Sira (la vida de Mahoma), los Hadith (las colecciones de los dichos y hechos de Mahoma), y los diversos manuales de derecho confirman las enseñanzas violentas del Corán.

Estos libros nos dan una visión más completa del Islam que lo que hace el Corán, pero de ninguna manera ablandan o reinterpretan los pasajes violentos.
.
En todo caso, ponen en duda los pasajes pacíficos
.

La doctrina islámica de la abrogación, que se basa en la sura 2:106 del Corán, sostiene que si dos pasajes en el Corán se contradicen entre sí, el verso más tardío cancela o anula al verso anterior. 

Dado que la mayoría de los versos coránicos pacíficos provienen del período temprano de la Meca, muchas autoridades musulmanas sostienen que se sustituyan por los últimos versos violentos.

Algunas sectas sufíes y ahmadíes han hecho interpretaciones más espiritualizadas del Corán.

Pero como se señaló antes, los sufíes están lejos de la corriente principal islámica y a menudo son perseguidos como herejes.

Recientemente, un médico Ahmadi fue arrestado en Pakistán por la lectura del Corán, ya que, como se informa en Ahmadiyya Times,

«de acuerdo con las leyes de Pakistán es un acto criminal que un Ahmadi lea el Corán o actúe de una manera que puede ser percibida como que un Ahmadi se hace pasar por un musulmán».

Si el Islam se supone que es una fe del mismo tono que el cristianismo, entonces es posible interpretarlo a la luz de las ideas cristianas acerca de la paz, la justicia, y un Dios amoroso, cuyos pasajes duros pueden ser entendidos de una manera simbólica.

La lectura de Massignon del Islam estaba en la misma línea.

Él refundió al Islam para que se corresponda con sus propias inclinaciones y anhelos cristianos místicos.

Las palabras del Papa en Evangelii Gaudium tienen, sin duda, la intención de expresar la comunión con los musulmanes.

Pero hay un gran número de autoridades y académicos musulmanes que disputaría la interpretación del Papa.

Por ejemplo, el difunto ayatolá Jomeini tenía la costumbre de decir cosas como:

«Los que no saben nada del Islam pretenden que el Islam nos previene contra la guerra.
.
Esos son estúpidos… el Islam dice: ¡lo que es bueno existe gracias a la espada y a la sombra de la espada!

.
¡La gente no puede hacerse obediente, salvo con la espada!»

Para los oídos occidentales esto suena como extremista, pero hay que recordar que el ayatolá fue una de las personas más veneradas en el mundo musulmán chiíta y su memoria se honra al día de hoy. 

Jomeini fue un Ayatolá Usma, un «gran signo de Dios», un honor concedido sólo a los líderes religiosos más sabios.

Parece una apuesta segura que la mayoría de los musulmanes chiítas concederán mucho más respeto a su lectura del Corán que a cualquier Papa.

benedicto xvi

 

BENEDICTO XVI REVISANDO LA POSICIÓN

Por lo demás, la lectura Papa Francisco del Corán parece ponerlo en un camino diferente del recorrido por el Papa Benedicto XVI.

Si bien la declaración de Francisco sobre el Islam utiliza Nostra Aetate como su principal punto de referencia, Benedicto parece estar pidiendo un nuevo examen de Nostra Aetate.

En un ensayo publicado en L’Osservatore Romano, el Papa Emérito describe una «debilidad» en Nostra Aetate.
.
«Se habla de la religión exclusivamente de una manera positiva»
, dijo de la Declaración del Concilio Vaticano II sobre las religiones no cristianas.
.
«Y no tiene en cuenta las formas enfermas y distorsionadas de la religión».

Benedicto no habla explícitamente del Islam, pero parece probable que el Islam es lo que tenía en mente.

A la luz de los estragos que los musulmanes han causado a los cristianos y otros no musulmanes en nombre del Islam en las últimas décadas y en la historia, parece que Nostra Aetate nos ha dejado una imagen muy incompleta de Islam.

La figura de Louis Massignon ha proyectado una larga sombra sobre el pensamiento católico sobre el Islam. 

En la medida en que están interesados en el Islam, los pensadores católicos tienden a centrarse en las manifestaciones de sus místicos sufíes, más que en su corriente principal, legalista y supremacista.

Este énfasis esotérico incluso se filtra a nivel popular a través de autores católicos leídos como Thomas Merton y Peter Kreeft.

Gracias en gran parte a la labor de Massignon, esta tradición mística es vista por muchos católicos influyentes como el auténtico Islam.

Por lo tanto, la lectura sesgada y parcial de unos pocos hombres del Islam ha llegado a colorear la visión «oficial» del Islam por parte de la Iglesia.

Como el Papa Francisco afirma, es posible leer el Corán como «opuesto a toda forma de violencia».

Sabemos que es posible debido a que es la forma en que algunos lo han leído.

Sin embargo, decir que esta lectura es la «correcta» o «auténtica» es discutible, e incluso engañosa.

islam y la estatua de la libertad

 

SE OYEN VOCES DICIENDO QUE EL PROBLEMA ES LA ISLAMOFOBIA DE OCCIDENTE

Explotar la culpa de occidente da buenos réditos.
.
El uso del chantaje emocional para acallar cualquier crítica y la estigmatización, mientras se opera una agenda supremacista, ha dado un rédito extraordinario al lobby gay que ha impuesto el concepto de homofobia.
.
Y el lobby islámico está haciendo lo mismo: poniendo la etiqueta de islamofobia a quienes tienen críticas a su política.  

Los islamistas está teniendo éxito en la construcción de la industria de la islamofobia.

Esto desvía la atención de las actividades que probablemente prefieren no hacer notar, como la promoción de la ley islámica en Occidente, la jihad encubierta, y el impulso para implementar un califato islámico global, entre muchas otras.

Lo irónico e hipócrita sobre sobre la islamofobia de los miembros de la OCI (Organización de Cooperación Islámica) es su doble rasero cuando se trata de las minorías en sus propias tierras. 

Arabia Saudita, Pakistán, Egipto, Turquía, Mauritania, Nigeria, Sudán, Bangladesh, Irak, Kuwait, Siria, la Autoridad Palestina e Irán están entre los miembros de la OCI que tienen violaciones atroces de derechos humanos contra las minorías.

Según un informe de 1997 por el Runnymede Trust del Reino Unido, el término ha existido desde la década de 1980 y fue utilizado por primera vez en la impresión en 1991.

Runnymede definió la islamofobia como el «temor o el odio del Islam – y, por tanto, el miedo o desagrado de todos los musulmanes», agregando que

«dentro de Gran Bretaña significa que los musulmanes son excluidos con frecuencia de la vida económica, social y pública de la nación… y con frecuencia son víctimas de la discriminación y el acoso».

¿Son la mayoría de los musulmanes realmente excluidos de la vida económica, social y pública en los EE.UU., Europa y todo occidente?

No hay estadísticas para comprobar tal afirmación.

Por el contrario, la mayoría de los musulmanes en occidente viven con plena libertad, como parte de sus redes sociales, aunque a veces se recluyen en ghettos a sí mismos por elección.

Muchos musulmanes en Occidente utilizan la «islamofobia» como una tarjeta para penar la libertad de expresión, siempre que haya críticas a los musulmanes.

Esta respuesta refleja y reaccionaria sofoca el diálogo, el debate y la discusión – todos los signos de una democracia próspera sana – como parece ser cada vez más un objetivo primordial.

musulmanes critican a benedicto xvi en 2006

 

LA CONSTRUCCIÓN DE LA ESTIGMATIZACIÓN DE ISLAMOFOBIA

¿Cómo esta teoría de la islamofobia se convirtió en la corriente principal y es tan popular?

En Europa y América del Norte hay ya un sentido actual de la culpa – uno podría llamar a esto «la culpa liberal blanca».

Se trata de un sentimiento de culpa que los cristianos ya han incorporado en su fe, y que otros norteamericanos se han hecho conscientes respecto de su tratamiento de los nativos.

Los canadienses tienen la culpa de las escuelas residenciales y de internamiento durante la guerra a los japoneses.

Y los europeos tienen la culpa por haber maltratado a la gente en sus colonias.

Así como la complicidad que muchos de sus abuelos tuvieron con los nazis en el envío de judíos y otros a su muerte durante el Tercer Reich alemán.

Y en el caso de los cristianos los musulmanes han sido eficaces al hacer penetrar en muchos que las Cruzadas fueron un acto de imperialismo brutal contra una civilización pacífica y más adelantada que la occidental.

Los islamistas construyeron fácilmente y con entusiasmo sobre esta culpa cuando juegan la tarjeta de «victimismo».

Y se unen con algunos académicos, que compran ese concepto para construir una industria altamente rentable del supuestamente agravio llamado «islamofobia».

Cualquier no-musulmán que cuestiona las intenciones de los islamistas para promover, por ejemplo, la agenda de la Hermandad Musulmana, es golpeado inmediatamente con la etiqueta de  islamofobia, haciendo así que occidentales bien educados sean silenciados y se disculpen.

Y lo mismo sucede con muchos católicos.

Esto no sólo es racista, sino, en su mayor parte, es una forma de extorsión emocional destinada a obtener concesiones especiales de buenas intenciones de la gente crédula de Occidente.

La islamofobia es también una conveniente pseudo-causa en torno a la cual avivar a seguidores jóvenes.

Ellos son informados, ya sea verdad o no, que la única solución es el cierre de la libertad de expresión, demonizar a todos los que pudieran tener una opinión que difiere de la suya o que hacen preguntas «incómodas».

Y comenzar a crear un movimiento político autoritario en el que pueden sentirse un participante significativo.

Pero en el largo plazo esto sólo entumece las mentes y los corazones de los jóvenes musulmanes que crecen en occidente, y puede destruir todo espíritu de investigación y pensamiento independiente.

Fuentes:

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Hay una Reforma del Islam en Proceso [pero de signo inverso a la que demanda occidente]

Desde Occidente y la Iglesia Católica se oyen cada vez más voces que claman por la reforma del Islam, diciendo que este no es el verdadero Islam y que debe hacerse mas compatible con la sociedad occidental laicista, convirtiéndose en una fe más racional.

No es claro si dicen eso con el fin de llamar la atención a los musulmanes, para que sean conscientes de una trayectoria de conflagración total con el mundo contemporáneo no musulmán, o si verdaderamente creen que el Islam debe, y luego puede, procesar una reforma teológica y de su forma de ver el mundo.

islam suiza

Al respecto es muy interesante la tesis de Raymond Ibrahim, un copto estudioso del Islam, que sostiene que no se puede esperar una reforma del Islam para hacerlo más compatible con la sociedad secular, porque ella ya está en marcha.

Ibrahim reflexiona muy agudamente que la que está en marcha, es la misma reforma que impulsó a Calvino y Lutero, la sola scriptura, sólo que los textos islámicos – el Corán y los Hadith –, leídos al pie de la letra, reclaman sólo la supremacía de la ley religiosa y por la fuerza.

Una reforma del Islam como la que algunos occidentales propugnan, significaría literalmente la extinción del Islam, porque la base del libro que justifica su existencia, El Corán, carecería de sentido.

 

LA REFORMA DEL ISLAM

Con el fin de evitar un choque de civilizaciones, o peor aún, el Islam debe reformarse. Este es el argumento de muchos occidentales. Y, señalan a la Reforma protestante del cristianismo como una prueba de que el Islam también puede reformarse, muchos son optimistas.

Sin embargo, el Islam ha sido reformando. Lo que hoy se llama «Islam radical» es la reforma del Islam. Y sigue el mismo patrón de la Reforma Protestante del cristianismo.

El problema es nuestra comprensión de la palabra «reforma». A pesar de sus connotaciones positivas, «reforma» simplemente significa «hacer cambios (en algo, generalmente una institución o práctica social, político o económico) con el fin de mejorarlo.»

Las nociones musulmanas de «mejorar» la sociedad pueden incluir la purga de los «infieles» y sus maneras corruptas; o la segregación de hombres y mujeres, teniendo a estas últimas en secreto o en cuarentena en el hogar; o la ejecución de los apóstatas, que son vistos como agitadores traidores.

Prohibir muchas formas de libertades se da por sentado en Occidente – desde el consumo de alcohol a lo religioso – puede considerarse una «mejora» y una «mejora» de la sociedad.

En definitiva, una reforma islámica no tiene por qué dar lugar a lo que conocemos como una «mejora» y «mejoramiento» de la sociedad, simplemente porque «nosotros» no somos musulmanes y no compartimos sus puntos de referencia y sus premisas.

cabezas islam y cristianismo

 

IGUAL QUE LA REFORMA PROTESTANTE

«Reforma» sólo suena bien para la mayoría de los pueblos occidentales, ya que, seculares y religiosos por igual, son en gran medida productos de la Reforma Protestante del Cristianismo; y así, a priori, es natural que atribuyan connotaciones positivas a la palabra.

En su esencia, la Reforma Protestante fue una revuelta contra la tradición en nombre de la escritura, en este caso, la Biblia.

Puedes leer aquí un excelente artículo que publicamos sobre la «sola scriptura».

Con la llegada de la imprenta, un número creciente de cristianos tuvieron un mejor conocimiento de los contenidos de la Biblia, algunas de cuyas partes se sentían que contradecía lo que enseñaba la Iglesia al pie de la letra. Así que ellos se separaron, protestando que la única autoridad cristiana era la «Escritura», Sola Scriptura.

La reforma del Islam sigue la misma lógica de la reforma protestante – específicamente al priorizar la escritura sobre la tradición de siglos y debate legal – pero con resultados antitéticos que reflejan las enseñanzas contradictorias de los textos fundamentales del cristianismo y el Islam.

Al igual que el cristianismo, en la mayor parte de su historia, las escrituras del Islam, específicamente sus «dos pilares», el Corán (palabras literales de Allah) y el Hadiz (dichos y hechos del profeta de Allah, Mahoma), eran inaccesibles para la inmensa mayoría de los musulmanes. Sólo unos pocos eruditos, o ulemas – literalmente, «los que saben» – eran alfabetizados en árabe y / o tenían la posesión de las escrituras del Islam. El musulmán promedio sólo conocía los fundamentos del Islam, o sus «Cinco Pilares».

En este contexto, una «síntesis medieval» floreció en todo el mundo islámico. Guiados por un consenso general en evolución (o ijma’), los musulmanes trataron de acomodar la realidad, en palabrasdel historiador medieval Daniel Pipes,

Traduciendo el Islam desde un cuerpo de demandas abstractas e inviables [según lo estipulado en el Corán y el Hadith] en un sistema viable. 

En términos prácticos, se bajó el tono de la sharia y se hizo operacional el código de derecho. La Sharia ahora podría ser suficientemente aplicada y sin que los musulmanes estuvieran sometidos a sus exigencias más estrictas …

[Sin embargo,] mientras que la síntesis medieval trabajó a lo largo de los siglos, nunca se sobrepuso a una debilidad fundamental: no estaba ampliamente arraigada o derivada de los textos constitucionales fundamentales del Islam.

Sobre la base de compromisos y las medidas a medias, siempre seguía siendo vulnerable al desafío de los puristas.

LA SOLA SCRIPTURA DE LOS TEXTOS ISLÁMICOS

Esta vulnerabilidad ha alcanzado ahora el punto de ruptura: millones de ejemplares del Corán publicados en árabe y otros idiomas están en circulación hoy en día en comparación con hace un siglo; millones de musulmanes son ahora lo suficientemente alfabetizados para leer y comprender el Corán en comparación con sus antecesores medievales.

Los Hadith, que contienen algunas de las enseñanzas más intolerantes y los hechos de violencia atribuidos al profeta del Islam, ahora se coteja y es accesible, en parte gracias a los esfuerzos de los estudiosos occidentales, los orientalistas.

Más recientemente, vino Internet, donde ahora todas estas escrituras están disponibles en docenas de idiomas y para cualquier persona con un ordenador o iphone.

En este contexto, ha florecido lo que se ha llamado en diferentes épocas, lugares y contextos «fundamentalismo islámico», «islamismo radical», «islamismo», y «salafismo».

Muchos de los creyentes musulmanes de hoy en día, mucho más familiarizados que sus antepasados con las palabras a menudo en blanco y negro de sus escrituras, están protestando contra las tradiciones anteriores, están protestando contra la «síntesis medieval», a favor de la literalidad de las Escrituras -al igual que sus homólogos cristianos protestantes una vez que lo hicieron.

Por lo tanto, si Martin Lutero rechazó las acumulaciones extra-bíblicas de la Iglesia y «reformó» el cristianismo para alinearlo más estrechamente con las escrituras, Muhammad ibn Abdul Wahhab (m. 1787), uno de los primeros reformadores modernos del Islam «pidió un retorno al puro y auténtico Islam del Profeta, y rechazó las acumulaciones que lo habían corrompido y distorsionado», en palabras de Bernard Lewis (El Medio Oriente, p. 333).

Las palabras de Dios no adulterada es todo lo que importa para los reformistas.

sharia en francia

 

LA RAÍZ DEL ISLAM ES DISTINTA QUE LA DEL CRISTIANISMO

Los que están en occidente a la espera de una «reforma» islámica a lo largo de las mismas líneas de la Reforma Protestante, en el supuesto de que conduzca a resultados similares, deben considerar dos hechos:

1) La reforma del Islam está en camino, y sí, a lo largo de las mismas líneas que la Reforma Protestante, con un enfoque en la escritura y un desprecio por la tradición y por razones históricas similares (alfabetización, difusión de las Escrituras, etc.);

2) Sin embargo, debido a que las enseñanzas fundamentales de las escrituras del cristianismo y el Islam claramente difieren entre sí, la reforma del Islam ha producido de forma natural una civilización marcadamente diferente de la occidental.

Dicho de otra manera, aquellos de Occidente que acríticamente piden una «reforma islámica» tienen la necesidad de reconocer lo que están en realidad pidiendo:
.
la secularización del Islam en nombre de la modernidad;

la banalización de su doctrina;
.
y la marginación de la ley islámica de la sociedad musulmana.

Eso no sería una «reforma» ciertamente nada análoga a la Reforma Protestante.

Pasa por alto que el secularismo occidental era, y es, posible sólo porque las escrituras cristianas se prestan a la división entre Iglesia y Estado, lo espiritual y lo temporal.

La defensa de las enseñanzas literales del cristianismo es posible dentro de un Estado secular. Cristo llamó a los creyentes a «dar al César las cosas del César (temporal) y a Dios las cosas de Dios (espiritual)» (Mateo 22:21).

Porque el «reino de Dios no es de este mundo» (Juan 18:36). De hecho, una buena parte del Nuevo Testamento se ocupa de cómo «el hombre no es justificado por las obras de la ley … por cuanto por las obras de la ley ningún ser humano será justificado» (Gálatas 2:16).

Por otro lado, la corriente principal del Islam se dedica a hacer cumplir la ley; y la escritura islámica llama a una fusión entre la ley islámica – la sharia – y el Estado. Allah decreta en el Corán que,

«No es adecuado para los verdaderos creyentes – hombres o mujeres – tomar su decisión si Allah y Su Mensajero han decretado lo contrario. El que desobedece a Allah y a Su Mensajero se aleja mucho de verdad» (33:36).

Allah dice al profeta del Islam,

«Te ponemos en una manera ordenada [literariamente en árabe, la sharia] de mando; así que síganla y no sigan las inclinaciones de aquellos que son ignorantes« (45:18).

La exégesis islámica de la corriente principal siempre ha interpretado tales versículos como que los musulmanes deben seguir los mandamientos de Dios tal como se establecen en el Corán y el Hadith, en una palabra, la Sharia.

Y la Sharia tiene tanto interés en los detalles de este mundo como en los hechos cotidianos de los musulmanes, porque toda acción humana concebible cae bajo cinco resoluciones, o ahkam: lo prohibido (haram), los desalentado (makruh), lo neutro (mubah), lo recomendado (mustahib) y lo obligatorio (wajib).

Por el contrario, el Islam ofrece poco en relación con lo espiritual (marginando al sufismo que es la excepción).

A diferencia del cristianismo, entonces, el Islam, sin la ley, sin la Sharia, se vuelve sin sentido. Después de todo, la palabra árabe Islam significa literalmente «enviar». ¿Enviar qué? Las leyes de Allah codificadas en la sharia y derivadas del Corán y el Hadith.

La «reforma islámica» que algunos en Occidente están esperando realmente no es nada más que un islam sin islam
.

– la secularización;
.
– los musulmanes priorizando leyes seculares, cívicas y humanitarias sobre la ley de Alá; 
.
– una «reforma» que poco a poco pondría a la religión de Mahoma en el basurero de la historia.

Tal escenario es ciertamente más plausible que la creencia de que el Islam puede ser fiel a sus escrituras de una manera significativa y aún coexistir pacíficamente con la modernidad de la manera en que lo hace el cristianismo.

violencia musulmana contra cristianos en pakistan

 

ESTA ES LA PRUEBA: LA SEGUNDA GENERACIÓN ES MÁS RADICAL QUE LA PRIMERA

Estudios y comprobaciones sobre la trayectoria que están siguiendo los musulmanes muestran que la tendencia es hacia una cultura de la radicalización.

Un nuevo estudio estadístico danés concluye que “los musulmanes [son] 218 por ciento más ‘criminales’ en la segunda generación que en la primera.” Si bien algunos de estos delitos están claramente relacionados con el Islam – como los ataques sobre los apóstatas musulmanes al cristianismo – otros, como el robo desenfrenado de los no musulmanes, parecería banal, hasta que uno se da cuenta de que incluso el robo y el saqueo se justifican por la doctrina islámica – como uno clérigo musulmán del Reino Unido una vez dijo claramente.

La pregunta interesante es ¿por qué la segunda generación de musulmanes, que son presumiblemente más occidentalizados que sus padres musulmanes, también es más “radical”?

Para que nadie explique este fenómeno como un producto de la economía o alguna otra “queja formal” contra las naciones europeas de acogida, el hecho es que, incluso en Estados Unidos, donde los musulmanes son mucho mejor asimilados que en Europa, ellos también están recurriendo a la “radicalidad”.

Por ejemplo, hace algún tiempo, el fiscal general Eric Holder dijo que:

“la amenaza [del terrorismo] ha cambiado… para preocuparse, porque la gente en los Estados Unidos, los que nacieron aquí, por alguna razón, han decidido que van a radicalizarse y tomar las armas contra la nación en la que nacieron”.

Casi al mismo tiempo, Sue Myrick, entonces miembro del Congreso, escribió una carta particularmente franca sobre la “radicalización” al presidente Obama:

Durante muchos años nos hemos adormecido con la idea de que la radicalización no estaba sucediendo en el interior de los Estados Unidos. Creíamos que los musulmanes estadounidenses eran inmunes a la radicalización ya que, a diferencia de sus homólogos europeos, están social y económicamente bien integrados en la sociedad. Había habido advertencias de que estas suposiciones eran falsas pero no les prestamos atención. Hoy no hay duda de que la radicalización está ocurriendo dentro de los Estados Unidos. La tasa sorprendentemente acelerada de los musulmanes estadounidenses detenidos por su implicación en actividades terroristas desde mayo de 2009 hace este hecho evidente.

Myrick nombró a varios musulmanes estadounidenses como ejemplo de aquellos que, mientras que “encarnan el sueño americano, al menos, socio-económico”, siguen “radicalizados”, y astutamente agrega:

“La verdad es que si las quejas eran la única causa del terrorismo, lo veríamos en actos diarios de estadounidenses que han perdido sus empleos y sus hogares en esta crisis económica”.

Fuentes:

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Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Mensajes a Santa Brígida: Suecia MENSAJES Y VISIONES notorio

Visiones de Santa Brígida sobre el Purgatorio

Reveló la Virgen María a santa Brígida lo siguiente: «Yo soy la Madre de todas las almas que estén en el purgatorio, y todas las penas que tienen que purgar por las faltas cometidas, constantemente son aliviadas y mitigadas por mis plegarias».

En tiempos de santa Brígida hubo un hombre noble y rico, pero entregado enteramente a la disolución y demás vicios. (Auriem t, 1, pág. 182). Le dio la última enfermedad, y sin embargo en todo pensaba menos en disponerse para la muerte.

Súpolo Santa Brígida, y al instante se puso a pedir eficazmente al Señor que ablandase el pecho de aquel pecador obstinado, y le convirtiese; y tantas veces y con tal insistencia llamó a las puertas de la divina misericordia, que al fin le habló su Majestad, diciéndole que fuese a un sacerdote a exhortar al enfermo a penitencia. Hízolo tres veces uno muy celoso, pero por mas que le dijo fue todo en vano, hasta que la cuarta vez ayudado de la gracia divina, logró compungirle y trocarle el corazón, de suerte que exclamó el enfermo: “Hace setenta años que no me he confesado, habiendo sido en tan largo tiempo esclavo del demonio, guardándole fidelidad, y aun tratando estrechamente con él; pero ahora me siento enteramente mudado, pido confesión, y espero que Dios me ha de perdonar”. Esto dicho con abundantes lágrimas, se confesó cuatro veces aquel mismo día, al siguiente recibió el Viático, y pasados otros seis murió con extraordinario compunción. Apenas había espirado se apareció el Señor a santa Brígida, y le dijo que su alma había ido al purgatorio, y que no tardaría en estar en el cielo. Quedó la santa admirada sobre manera de que un hombre que tan mal había vivido, hubiese al fin muerto en gracia, y el Señor le declaró el motivo con estas palabras: “Sabe, hija, que la devoción de mi querida Madre le ha cerrado las puertas del infierno, porque aunque él nunca la amó de veras, tenía devoción a sus dolores, y siempre que los consideraba, o solo de oír su nombre mostraba compasión; por esto ha encontrado un atajo para salvarse”.

DEL LIBRO DE LAS REVELACIONES

Libro 6, Capítulo 5  Incomparable poder y misericordia de la Virgen María. Siete espantosos tormentos padecidos por el alma de un príncipe en el purgatorio, y eficacia de la limosna, del sacrifico de la misa y de la sagrada comunión, para librarle de ellos. 

Yo soy la Reina del cielo, dice la Virgen a la Santa; yo soy Madre de la misericordia; yo soy la alegría de los justos y la intercesora de los pecadores para con Dios. En el fuego del purgatorio no hay pena alguna que por mí no se haga más suave y llevadera de lo que de otro modo sería; tampoco hay ningún mortal tan desventurado, que mientras vive, carezca de mi misericordia, pues por mi causa, tientan los demonios menos de lo que en otro caso tentarían; ni hay ninguno tan apartado de Dios, a no ser que del todo estuviere maldito, que si me invocare, no vuelva a Dios y no alcance misericordia.

Y porque soy misericordiosa y he alcanzado de mi Hijo misericordia, quiero manifestarte cómo ese difunto amigo tuyo, de quien te compadeces, podrá librarse de los siete castigos de que mi Hijo te ha hablado. Y en primer lugar, se libertará del fuego que por la incontinencia padece, si con arreglo a las tres órdenes que en la Iglesia hay de casadas, viudas y doncellas, hubiese alguien que por el alma de este difunto proporcionara la dote para casar una doncella, para que otra entrase en religión, y para que una viuda pudiese vivir según su estado; porque en cuanto a la incontinencia, pecó tu amigo, excediéndose en las cosas que aun en su estado le fueran lícitas.

En segundo lugar, porque en la gula pecó de tres modos: comiendo y bebiendo opípara y excesivamente; teniendo muchos manjares por ostentación y soberbia; y estando mucho tiempo a la mesa, omitiendo a la par las obras de Dios. Y así, el que quisiere satisfacer por estos tres linajes de gula, ha de recoger, en honra de Dios que es trino y uno, tres pobres durante un año entero, y les ha de dar de comer los mismos manjares y tan buenos como los que él tenga en su propia mesa, y no ha de comer hasta que viere comer a esos tres, a fin de que por esta corta tardanza, se borre aquella larga demora que tenía tu amigo cuando se sentaba a la mesa. A esos tres pobres se les ha de proporcionar también los correspondientes vestidos y camas.

Lo tercero, por la soberbia que de muchos modos tuvo, debe el que quisiere, reunir siete pobres y una vez a la semana por todo un año lavarles los pies con humildad, diciendo entre tanto en su corazón: Señor mío Jesucristo, que fuísteis preso por los judíos, tened misericordia de él. Señor mío Jesucristo, que estuvísteis atado a la columna, tened misericordia de él. Señor mío Jesucristo, que siendo vos inocente, fuísteis condenado por los inicuos, tened misericordia de él. Señor mío Jesucristo, que fuísteis despojado de vuestras propias vestiduras, y revestido por burla con unos andrajos, tened misericordia de él. Señor mío Jesucristo, que fuísteis azotado tan cruelmente, que se veían todas vuestras costillas, sin que hubiese en vos cosa sana, tened misericordia de él.

Señor mío Jesucristo, que fuisteis extendido en la cruz, horadados con clavos vuestros pies y manos, atormentada la cabeza con crueles espinas, anegados en lágrimas vuestros ojos, y vuestra boca y oídos llenos de sangre, tened misericordia de él. Y después de lavarles los pies a esos pobres, les dará de comer, y les suplicará humildemente que pidan por el alma del difunto.

Lo cuarto, pecó en la pereza de tres modos: fue perezoso para ir a la iglesia; perezoso para aprovechar las indulgencias, y perezoso para visitar los sepulcros y reliquias de los Santos.

El que quisiere satisfacer por lo primero, ha de ir a la iglesia una vez al mes por espacio de un año, y mandar decir una misa de difunto por el alma de ese tu amigo: por lo segundo, irá siempre que pueda y quiera, y especialmente por dicha alma, a los templos donde hay concedidas indulgencias, y por lo tercero, por medio de persona de confianza envíe su ofrenda a los principales Santos de este reino de Suecia, donde por causa de las indulgencias suele acudir mucha gente devota, como san Erico, san Sigfrido y otros, y el que llevare la ofrenda, ha de ser remunerado por su trabajo.

Lo quinto, porque el difunto pecó en vanagloria y alegría; el que quiera satisfacer por él, ha de reunir por espacio de un año una vez al mes los pobres que haya en su distrito o en los inmediatos, y los llevará a una casa, y hará decir delante de ellos una misa de difuntos, y antes de comenzar ésta, el sacerdote suplicará y amonestará a los pobres que rueguen por el alma del finado. Después de la misa se les dará de comer a todos los pobres, de modo que se levanten complacidos de la mesa, para que el difunto se alegre con las oraciones de ellos, y los pobres con la comida.

Lo sexto, porque deberá pagar cuanto debe hasta el último maravedí, y mientras estará penando, has de saber, hija mía, que antes de morir y a su muerte tuvo deseo, aunque no tan ardiente como debiera, de pagar todas sus deudas, y por este deseo se halla en estado de salvación; en lo cual puede el hombre ver cuánta es la misericordia de mi Hijo, quien por tan poca cosa da el descanso eterno, y si no hubiese tu amigo tenido ese deseo, se hubiera condenado para siempre.
Por tanto, los parientes que le han sucedido en sus bienes, deben tener deseo de pagar, y en efecto satisfacer sus créditos a todos cuantos supiere les debía el difunto, y al tiempo de pagarles les suplicarán humildemente, que perdonen al alma del difunto, si por la larga demora han sufrido algún perjuicio; pero si no pagaren dichos parientes, tomarán a su cargo la responsabilidad del difunto.

A cada monasterio de este reino se ha de enviar también una ofrenda y mandar decir una misa pública, y antes de que se comience se ha de pedir por el alma del finado, para que se aplaque el Señor. Después se dirá una misa de difuntos en cada iglesia parroquial donde tu amigo tuvo sus bienes, y antes de cantarla, el sacerdote, y hallándose presente todo el pueblo, le ha de decir a éste: La presente misa se va a celebrar por el alma de tal príncipe, y en nombre de Jesucristo os ruego, que si en algo os ofendió ese difunto en palabras, obras o por sus órdenes, se lo perdonéis, y ensegnida se acerque al altar.

Lo séptimo, porque fue juez, y confió su cargo a vicarios inicuos, por lo cual aunque se halla en el purgatorio, está en manos de los demonios. No obstante, como contra la voluntad de él obraban aquéllos inicuamente, aunque no vigilaba ni atendía como debiera, puede ser libertado de esta pena, si tuviere el auxilio del santísimo cuerpo de mi Hijo, que diariamente es ofrecido en el altar. Pues el pan que en el altar se pone, antes de decir las palabras: Este es mi Cuerpo, es meramente pan; pero después de dichas estas palabras de la consagración, se convierte en el cuerpo de mi Hijo, el cual lo recibió de mí sin mancha alguna, y el cual fue crucificado. Entonces es en espíritu honrado y adorado el Padre por los miembros del Hijo, alegrase el Hijo con el poder y majestad del Padre, y yo que soy su Madre y lo engendré, soy honrada por todo el ejército celestial. Todos los ángeles se vuelven a él y lo adoran, y las almas de los justos denle gracias, porque por él fueron redimidas. ¡Qué horrorosa abominación la de los miserables, que toman en sus indignas manos a tan grande y tan digno Señor!

Este cuerpo que murió por amor a los hombres, es el que puede libertar de la pena al difunto. Y así deberá decirse una misa de cada solemnidad de mi Hijo, a saber: una de la Natividad, otra de la Circuncisión, otra de Epifanía, otra del Corpus Christi, una de Pasión, otra de Pascua, otra de la Ascensión y una de Pentecostés. Dirase también una misa de cada solemnidad que en mi honor se celebre. Se dirán también nueve misas en honor de los nueve coros de los ángeles; y cuando se vayan a celebrar estas misas, se han de reunir nueve pobres, a quienes se les dará de comer y vestir, para que los ángeles a cuya custodia fué encargado el difunto y a los cuales ofendió de muchas maneras, puedan aplacarse con esta pequeña ofrenda, y presentar su alma a Dios. Dígase además una misa por todos los difuntos, a fin de que con ella obtengan el eterno descanso, y lo alcancen también para el alma de tu amigo.

Fue este un príncipe misericordioso, que después de muerto se apareció a santa Brígida y le dijo: Nada alivia tanto mis penas en el purgatorio, como la oración de los justos y el Sacramento del altar. Pero como fuí príncipe y juez, y encomendé este cargo a los que amaban poco la justicia, me hallo todavía en este destierro, aunque me libertaría de él, si los que debieran ser amigos míos y lo fueron, fuesen más celosos por mi salvación. 

Libro 6, Capitulo 14. Vio santa Brígida que un alma del purgatorio recibía muy poco alivio en sus penas, por la ostentación y orgullo con que sus hijos y albaceas le ofrecían los sufragios. 

Bendito sea tu nombre, Hijo mío, dice la Virgen. Tú eres el Rey de la gloria y el Señor poderoso que tiene justicia con misericordia. Tu amantísimo Cuerpo que se formó sin pecado y se alimentaba en mis entrañas, ha sido hoy consagrado en favor del alma de ese difunto. Te ruego, amadísimo Hijo, que le sirva de socorro a su alma, y ten compasión de ella.

Bendita seas, Madre mía, respondió el Hijo, bendigante todas las criaturas, porque tu misericordia es inagotable. Yo soy como el que por muy subido precio compró un pequeño campo de cinco pies, en el cual estaba escondido oro purísimo. Este campo de cinco pies es este hombre, a quien compré y redimí con mi preciosísima sangre, y en el cual había oro purísimo, que es el alma criada por mi Divinidad, la que está ya separada del cuerpo, y queda en este sola la tierra. Sus sucesores son como el hombre poderoso que presentándose en el tribunal, le dice al verdugo: Separa del cuerpo con la cuchilla su cabeza, y no permitas que viva más tiempo, ni economices su sangre. Así hacen esos: van al tribunal, cuando trabajan decorosamente en favor del alma de su padre, pero dicen al verdugo: Separa del cuerpo su cabeza.

¿Quién es este verdugo, sino el demonio, que separa de su Dios el alma que con él consiente? A este le dicen los hijos del difunto: Separa, cuando despreciando la humildad, las buenas obras que practican, las hacen por soberbia y honra del mundo más bien que por amor de Dios. Por la soberbia se aparta del hombre la cabeza, que es Dios, y se une a el por la humildad. Dan voces para que el padre no viva más tiempo, cuando no sienten su muerte, con tal de alcanzar sus bienes; y dicen que no se ahorre la sangre, cuando no se cuidan de la amarga pena del difunto, ni cuánto tiempo ha de estar en ella, con tal que puedan hacer su propia voluntad: solamente piensan en el mundo, y poco les importa mi Pasión.

Hijo mío, respondió la Virgen, he visto tu severa justicia, pero no acudo a ella, sino a tu piadosísima misericordia; y así, por mis ruegos, ten compasión de ese que diariamente leía en honra mía mi Oficio, y no le pongas en cuenta la soberbia que respecto a él tienen sus sucesores, porque mientras ellos ríen, éste llora, y es castigado de un modo inconsolable.

Bendita seas, amadísima Madre, respondió el Hijo. Tus palabras están llenas de mansedumbre y son más dulces que la miel; salen de tu corazón que está lleno de misericordia; y así, tus palabras indican misericordia. Este por quien pides, alcanzará por tus ruegos tres clases de misericordia. Se librará, en primer lugar, de las manos de los demonios, quienes como cuervos lo están afligiendo incesantemente.

Pues como las aves de rapiña cuando oyen algún terrible sonido, dejan por temor la presa que tienen en las uñas, del mismo modo dejarán por tu nombre esa alma los demonios, y no la tocarán ni la molestarán más. En segundo lugar, del fuego más grave será trasladado al más leve. Lo consolarán, por último, los santos ángeles. Pero todavía no será librado enteramente de las penas, y aún necesita auxilio: conoces y ves en mí toda la justicia, y que nadie puede entrar en la bienaventuranza, si no estuviere limpio como el oro purificado por el fuego. Por consiguiente, por tus ruegos se librará del todo, cuando llegare el tiempo de la misericordia y de la justicia. 
 

Libro 6, Capitulo 29. Visión del juicio de un alma contra la que el demonio opone gravísimas acusaciones; la Virgen María la defiende, y habiéndole alcanzado amor de Dios en el último instante de la vida, la salva pero con gravísima pena en el purgatorio. Léase con detención, que es de mucha doctrina y de grande enseñanza. 

Vio santa Brígida que se presentó en el tribunal de Dios un demonio, el cual tenía asida el alma de cierto difunto, la cual estaba temblando como un corazón que palpita. Y el demonio dijo al Juez: Aquí está la presa. Tu ángel y yo estábamos siguiendo esta alma desde su principio hasta el fin; él para defenderla, y yo para hacerle daño, y ambos la acechábamos como cazadores. Más al fin cayó en mis manos, y para alcanzarla soy tan ávido e impetuoso como el torrente que cae desde arriba, al cual nada resiste sino algún fuerte estribo, esto es, tu justicia, la que todavía no ha decidido en este juicio, y, por tanto, aún no la poseo con seguridad. Por lo demás, la deseo con tanto afán, como el animal que se halla tan consumido por la abstinencia, que de hambre se comería hasta sus propios miembros. Y así, puesto que eres justo Juez, da tocante a ella justa sentencia.

Y respondió el Juez: ¿Por qué cayó más bien en tus manos, y por qué te acercaste a ella más que mi ángel? Y contestó el demonio: Porque sus pecados fueron más que sus buenas obras. Y dijo el Juez: Muestra cuáles son. Respondió el demonio: Un libro tengo lleno con sus pecados. Y dijo el Juez: ¿Qué nombre tiene ese libro? Su nombre es inobediencia, respondió el demonio, y en ese libro hay siete libros, y cada uno de ellos tiene tres columnas, y cada columna tiene más de mil palabras, pero ninguna menos de mil, y algunas muchas más de mil. Respondió el Juez: Dime los nombres de esos libros, pues aunque yo todo lo sé, quiero, no obstante que hables, para que conozcan otros tu malicia y mi bondad. El nombre del primer libro, dijo el demonio, es soberbia, y en él hay tres columnas.

La primera, es la soberbia espiritual en su conciencia, porque estaba ensoberbecido con la buena vida que creía tener mejor que la de los otros; y ensoberbeciese también por su inteligencia y conciencia que creía más prudente que la de los demás.

La segunda columna era, porque estaba soberbio con los bienes que se le habían concedido, con los criados, con los vestidos y demás cosas.

La tercera columna era, porque se ensoberbecía con la hermosura de los miembros, con su ilustre nacimiento y con sus obras. En estas tres columnas hay infinitas palabras, según muy bien sabes.

El segundo libro es su codicia: este tiene tres columnas. La primera es espiritual, porque pensó que sus pecados no eran tan graves como se decía, e indignamente deseó el reino de los cielos, que no se da sino al que está perfectamente limpio. La segunda es, porque deseó del mundo más de lo necesario, y su deseo se encaminó únicamente a exaltar su nombre y su descendencia, a fin de criar y ensalzar sus herederos, no a honra tuya, sino según la honra del mundo.

La tercera columna es, porque estaba soberbio con la honra del mundo y con ser más que los otros. Y en estas columnas, según bien sabes, hay innumerables palabras, con que buscaba el favor y la benevolencia, y adquiría bienes temporales.

El tercer libro es la envidia, y tiene tres columnas. La primera fue mental o en su ánimo, porque ocultamente envidiaba a los que tenían más que él, y prosperaban más. La segunda columna es, porque por envidia recibió cosas de los que tenían menos que él, y más lo necesitaban. La tercera, porque por envidia perjudicó a su prójimo ocultamente con sus consejos, y aún públicamente, tanto de palabra como de obra, tanto por sí como por los suyos, y hasta incitó a otros a que lo hicieren.

El cuarto libro es la avaricia, y en él hay tres columnas. La primera es la avaricia mental, porque no quiso decir a otros lo que sabía, con lo cual hubieran los otros tenido consuelo y adelanto, y pensaba consigo de esta manera: ¿Qué provecho me resulta, si doy ese consejo a este o al otro? ¿Qué recompensa tengo, si le fuere a otro útil ese consejo o palabra? Y así, cualquiera se apartaba de él muy afligido, no edificado ni instruido, como hubiera podido ser, si hubiese él querido.

La segunda columna es, porque cuando podía pacificar los disidentes, no quiso hacerlo, y cuando podía consolar los afligidos, no se cuidó de ello. La tercera columna es la avaricia en sus bienes, en términos, que si debía dar un maravedí en tu nombre, se angustiaba y se le hacía penoso, y por honra del mundo daba ciento de buena gana. En estas columnas hay infinitas palabras, como muy bien te consta. Todo lo sabes y nada se te puede ocultar; mas por tu poder me obligas a hablar, porque quieres que esto sirva de provecho a otros.

El quinto libro es la pereza, y tiene tres columnas. Primera, porque fue perezoso en hacer buenas obras por honra tuya, esto es, en cumplir tus mandamientos; pues por el descanso de su cuerpo perdió su tiempo, y le eran muy deleitables el provecho y placer de su cuerpo. La segunda columna es porque fue perezoso en pensar, pues siempre que tu buen espíritu infundía en su corazón el arrepentimiento, o alguna buena idea espiritual, pareciale aquello demasiado difuso, y apartaba su mente del pensamiento espiritual, y tenía por grato y suave todo gozo del mundo.

La tercera columna es porque fue perezoso de boca, esto es, en orar y en hablar lo que era de provecho a los otros y en honra tuya; pero era muy aficionado a palabras chocarreras. Cuántas palabras hay en estas columnas, y cuán innumerables son, tú sólo lo sabes.

El sexto libro es la ira, y tiene tres columnas. La primera, porque irritabase con su prójimo por cosas que no le interesaban. La segunda columna es, porque con su ira dañó de obra a su prójimo, y a veces por ira destrozaba sus cosas. La tercera es, porque por ira molestaba a su prójimo.

El séptimo libro era su sensualidad, y tiene también tres columnas. La primera es, porque de una manera indebida y desordenada deleitabase carnalmente; pues aunque era casado, y no se mezclaba con otras mujeres, con todo pecó impúdicamente de un modo ilícito con ademanes, con palabras y obras inconvenientes. La segunda columna es, porque era demasiado atrevido en hablar, y no sólo estimulaba a su mujer a hablar con libertad, sino que muchas veces con sus palabras atrajo también a otros, para que oyesen y pensasen liviandades. La tercera columna es, porque mantenía su cuerpo con excesiva delicadeza, haciendo preparar para sí en abundancia las más exquisitas viandas para mayor placer de su cuerpo, y para que los hombres lo alabasen y lo apellidasen espléndido.

Más de mil palabras hay en estas columnas, porque se sentaba a la mesa más despacio de lo justo, sin considerar la pérdida del tiempo; hablaba muchas cosas inoportunas, y comía más de lo que pedía la naturaleza. Aquí tienes, oh Juez, todo mi libro: adjudícame, pues, esa alma.

Guardó silencio entonces el Juez, y acercándose la Madre, que estaba más lejos, dijo: Yo quiero disputar con ese demonio sobre la justicia. Y respondió el Hijo: Amadísima Madre, cuando al demonio no se le niega la justicia, ¿cómo se te podrá negar a ti, que eres mi Madre y la Señora de los ángeles? Tú todo lo puedes y todo lo sabes en mí, pero sin embargo, habla, para que otros sepan el amor que te tengo.

En seguida dijo la Virgen al demonio: Te mando, diablo, que me respondas a tres cosas que te pregunto, y aunque lo hicieres a la fuerza, estás obligado por justicia, porque soy tu Señora. Dime, ¿conoces tú, por ventura, todos los pensamientos del hombre? Y respondió el demonio: No, sino solamente aquellos que puedo juzgar por las operaciones exteriores del hombre y por su disposición, y los que yo mismo le sugiero en su corazón, pues aunque perdí mi dignidad, sin embargo, por lo sutil de mi naturaleza, me quedó tanta penetración, que por la disposición del hombre puedo entender el estado de su mente; pero sus buenos pensamientos no puedo conocerlos.

Entonces le volvió a hablar al demonio la bienaventurada Virgen, y le dijo: Dime, diablo, aunque sea a la fuerza: ¿Qué es aquello que puede borrar lo escrito en tu libro? Nada puede borrarlo, respondió el demonio, sino una cosa, que es el amor de Dios; y el que lo tuviere en su corazón, por pecador que sea, al punto se borra lo que acerca de él estaba escrito en mi libro. Dime, diablo, le preguntó por tercera vez la Virgen: ¿Hay, por ventura, algún pecador tan inmundo y tan apartado de mi Hijo que no pueda alcanzar perdón mientras vive? Y respondió el demonio: Nadie hay tan pecador que, si quisiere, no pueda volver a la gracia mientras vive. Siempre que cualquiera, por gran pecador que sea, mude su voluntad mala en buena, tiene amor de Dios y quiere permanecer en él, todos los demonios no son bastantes para arrancarlo.

En seguida la Madre de la misericordia dijo a los circunstantes: Al final de su vida se volvió a mí esta alma, y me dijo: Vos sois la Madre de la misericordia y el auxilio de los infelices. Yo soy indigno de suplicar a vuestro Hijo, porque mis pecados son graves y muchísimos, y en gran manera lo he provocado a ira, porque he amado más mi placer y el mundo que a Dios mi Creador. Os ruego, pues, tengáis misericordia de mí, Vos, que no la negáis a ninguno que os la pide, y por tanto, me vuelvo a Vos y os prometo, que si viviere, quiero enmendarme y volver mi voluntad a vuestro Hijo, y no amar ninguna otra cosa sino a él.

Pero sobre todo me pesa y siento no haber hecho nada para honra de vuestro Hijo, mi Creador; y así os ruego tengáis misericordia de mí, piadosísima Señora, porque a nadie sino a vos tengo a quien acudir. Con tales palabras y con este propósito vino a mí esta alma al final de su vida. ¿Y no debía yo oírla? ¿Quién hay, que si de todo corazón y con propósito de la enmienda hace una súplica a otro, no merezca ser oído? ¿Y cuanto más yo, que soy la Madre de la misericordia, no debo oir a todos los que me claman?

Y respondió el demonio: Nada sé acerca de ese propósito; pero si es según dices, pruébalo con razones manifiestas. Eres indigno de que yo te responda, dijo la Virgen; sin embargo, porque esto se hace para provecho de otros, te voy a contestar. Tú, miserable, tienes ya dicho, que nada de lo escrito en tu libro puede borrarse sino por amor de Dios. Y volviéndose entonces la Virgen al Juez, dijo: Hijo mío, haz que abra el diablo ese libro y lea, y vea si todo está allí escrito por completo, o si se ha borrado algo.

Entonces dijo el Juez al demonio: ¿Dónde está tu libro? En mi vientre, respondió el demonio. Y le dijo el Juez: ¿Cuál es tu vientre? Mi memoria, respondió el diablo; porque como en el vientre está toda inmundicia y hedor, así en mi memoria está toda perversidad y malicia, que como pésimo hedor huelen en tu presencia. Pues cuando por mi soberbia me aparté de ti y de tu luz, entonces hallé en mí toda malicia, y obscurecióse mi memoria respecto a las cosas buenas de Dios, y en esta memoria está escrita toda la maldad de los pecados. Dijole entonces el Juez al demonio: Te mando, que veas con esmero y busques en tu libro qué es lo que hay escrito y qué borrado respecto a los pecados de esta alma, y dilo públicamente. Y respondió el demonio: Miro mi libro, y veo escritas cosas diferentes de las que creí. Veo que han sido borrados aquellos siete catálogos, y nada queda de ellos en mi libro sino los excesos y demasías.

En seguida dijo el Juez al ángel bueno que se hallaba presente: ¿Dónde están las buenas obras de esta alma? Y respondió el ángel: Señor, todas las cosas están en vuestra presciencia y conocimiento, las presentes, las pasadas y las futuras. Todo lo sabemos y lo vemos en Vos, y Vos en nosotros, ni necesitamos hablaros, porque todo lo sabéis. Pero porque queréis mostrar vuestro amor, manifestáis vuestra voluntad a quienes os place. Desde que en un principio se unió esta alma en el cuerpo, estuve yo siempre con ella, y tengo también escrito un libro de sus buenas obras. Y si quisierais ver ese libro, está en vuestro poder.

Y dijo el Juez: No conviene juzgar sino después de oir y entender lo bueno y lo malo, y examinado todo bien, debe entonces sentenciarse con arreglo a justicia, ya sea para la vida, ya para la muerte. Mi libro, respondió el ángel, es la obediencia, con que os obedeció, y en él hay siete columnas. La primera, es el bautismo; la segunda, es su abstinencia ayunando, y el contenerse en las obras ilícitas, en los pecados, y hasta en el placer y tentaciones de la carne; la tercera columna es la oración y el buen propósito que respecto a Vos tuvo; la cuarta columna son sus buenos hechos en limosnas y otras obras de misericordia; la quinta, es la esperanza que en Vos tenía; la sexta, es la fe que tuvo como cristiano; la séptima, es el amor de Dios. Oyendo esto el Juez, volvió a decir al ángel bueno: ¿Dónde está tu libro? Y él respondió: En vuestra visión y amor, Señor mío. Entonces en tono de reconvención, dijo la Virgen al diablo: ¿Cómo custodiaste tu libro, y cómo se borró lo que en él estaba escrito? Y respondió el demonio: ¡Ay! ¡Ay!, porque tú me engañaste.

En seguida dijo el juez a su piadosísima Madre: En este particular te ha sido en razón favorable la sentencia, y con justicia has ganado esa alma. Después daba voces el demonio, y decía: Perdí, y he sido vencido; pero dime, Juez: ¿Hasta cuándo he de tener esta alma por sus excesos y demasías? Yo te lo manifestaré, respondió el Juez; abiertos y leídos están los libros. Pero dime, diablo, aunque yo todo lo sé, dime si con arreglo a justicia debe esta alma entrar o no en el cielo. Te permito que ahora veas y sepas la verdad de la justicia. Y respondió el demonio: Es justicia en ti, que si alguien muriere sin pecado mortal, no entrará en las penas del infierno, y todo el que tiene amor de Dios, de derecho puede entrar en el cielo. Y como esta alma no murió en pecado mortal y tuvo amor de Dios, es digna de entrar en el cielo, después que purgue lo que deba.

Y dijo el Juez: Ya que te he abierto el entendimiento y te he permitido ver la luz de la verdad y de la justicia, di para que lo oigan quienes yo quiero: ¿cuál debe ser la sentencia de esta alma? Respondió el demonio: Que se purifique de tal modo, que no quede en ella una sola mancha; porque aun cuando por justicia se te ha adjudicado, con todo, está todavía inmunda, y no puede llegar a ti, sino después de purificarse. Y como tú, ¡oh, Juez!, me preguntaste, ahora también pregunto: ¿Cómo debe purificarse y hasta cuándo ha de estar en mis manos? Respondió el Juez: Te mando, diablo, que no entres en ella, ni la absorbas en ti; pero debes purificarla hasta que esté limpia y sin mancha, pues según su culpa padecerá su pena.

De tres modos pecó en la vista, de tres modos en el oído y de otros tres modos en el tacto. Por consiguiente, debe ser castigada de tres modos. En la vista: primero, debe ver personalmente sus pecados y abominaciones; segundo, debe verte en tu malicia; tercero, debe ver las miserias y terribles penas de las demás almas.

Igualmente se ha de afligir de tres modos en el oído. Primero, oirá un horrible ¡Ay!, porque quiso oír su propia alabanza y lo deleitable del mundo: segundo, debe oír los horrorosos clamores y burlas de los demonios: tercero, oirá oprobios e intolerables miserias, porque oyó más y con más gusto el amor y el favor del mundo, que el de Dios, y sirvió con más empeño al mundo que a su Dios.

De tres modos también se ha de afligir en el tacto. Primero, ha de arder en abrasadísimo fuego interior y exteriormente, de manera que en ella no quede ni la menor mancha, que no se purifique en el fuego: segundo, ha de padecer grandísimo frío, porque ardía en su codicia y era frío en mi amor: tercero, estará en manos de los demonios, para que no haya ni el menor pensamiento ni la más leve palabra que no se purgue, hasta que se ponga como el oro, que se purifica en el crisol y en la fragua, a voluntad de su dueño.

Entonces preguntó el demonio: ¿Hasta cuándo estará esa alma en esta pena? Y respondió el Juez: Puesto que su voluntad fué vivir en el mundo, y era tal esta voluntad, que de buena gana hubiera vivido en el cuerpo hasta el fin del mundo, esta pena ha de durar hasta el fin del mundo. Justicia mía es, que todo el que me tiene amor divino, y con todo empeño me desea y anhela por estar conmigo y separarse del mundo, éste sin pena debe obtener el cielo, porque la prueba de la vida presente es su purificación. Mas el que teme la muerte por causa de la acerba pena futura, y quisiera tener más tiempo para enmendarse, éste debe tener una pena leve en el purgatorio. Pero el que olvidándose de mí, desea vivir hasta el día del juicio, aunque no peque mortalmente, sin embargo, por el perpetuo deseo de vivir que tiene, debe tener pena perpetua hasta el día del juicio.

Entonces dijo la piadosísima Virgen María: Bendito seas, Hijo mío, por tu justicia, que es con toda misericordia. Aunque nosotros lo veamos y sepamos todo en ti, di no obstante, para inteligencia de los demás, qué remedio deba tomarse que disminuya tan largo tiempo de pena, y cuál otro para que se apague un fuego tan cruel, y cómo también pueda esta alma librarse de las manos de los demonios. Y respondió el Hijo: Nada se te puede negar, porque eres la Madre de la misericordia, y a todos proporcionas y buscas consuelo y misericordia.

Tres cosas hay que hacen disminuir tan largo tiempo de pena, y que se apague el fuego, y que esa alma se libre de las manos de los demonios. La primera es, si alguien devuelve lo que él injustamente tomó o arrancó de otros, o está obligado a devolverles en justicia; pues el alma debe purgarse, o por los ruegos de los santos, o por limosnas y buenas obras de los amigos, o por una suficiente purificación. Lo segundo es una cuantiosa limosna, pues por ella se borra el pecado, como con el agua se apaga la sed. Lo tercero es, la ofrenda de mi cuerpo hecha por él en el altar, y las súplicas de mis amigos.

Estas tres cosas son las que lo libertarán de aquellas tres penas. Entonces dijo la Madre de la misericordia: ¿Y de qué le sirven ahora las buenas obras que por ti hizo? Y respondió el Hijo: No preguntas, porque lo ignores, pues todo lo sabes y ves en mí, sino que lo investigas para mostrar a los otros mi amor. A la verdad, no quedará sin remuneración la más insignificante palabra, ni el más leve pensamiento que en honra mía tuvo; pues todo cuanto por mí hizo, está ahora delante de él y dentro de su misma pena, y le sirve de refrigerio y de consuelo, y por ello siente menos ardor del que sufriría de otro modo. Y volvió la Virgen a decirle a su Hijo: ¿Por qué esa alma está inmóvil, como quien no mueve manos ni pies contra su enemigo y no obstante vive?

Y respondió el Juez: De mí escribió el Profeta, que fui como un cordero que enmudece delante de quien lo trasquila; y a la verdad, yo enmudecí delante de mis enemigos: por tanto, es justicia, que por no haberse tomado interés por mi muerte esa alma y por haberla considerado de poca importancia, esté ahora como el niño que en las manos de los homicidas no puede dar voces. Bendito seas, dulcísimo Hijo mío, que nada haces sin justicia, dijo la Madre. Tú dijiste antes, Hijo mío, que tus amigos podían socorrer a esta alma, y bien sabes que ella me sirvió de tres modos. Primero, con la abstinencia, pues ayunaba las vigilias de mis festividades y en ellas se abstenía en mi nombre; segundo, porque leía mi Oficio; y tercero, porque cantaba por honra mía. Y así, Hijo mío, puesto que oyes a tus amigos que te dan voces en la tierra, te ruego, que también te dignes oírme a mí.

Y respondió el Hijo: Siempre se oyen con mayor benevolencia las súplicas de la persona predilecta de algún señor; y como tú eres lo que yo más amo sobre todas las cosas, pide cuanto quieras, y se te dará. Esta alma, dijo la Madre, padece tres penas en la vista, tres en el oído, y otras tres en el tacto. Te ruego, pues, amadísimo Hijo mío, que le disminuyas una pena en la vista, y es que no vea los horribles demonios, aunque sufra las otras dos penas, porque tu justicia así lo exige según la justicia de tu misericordia, a la cual no puedo oponerme. Te suplico, en segundo lugar, que en el oído le disminuyas una pena, y es que no oiga su oprobio y confusión. Te ruego, por último, que en el tacto le quites una pena, y es que no sienta ese frío mayor que el hielo, el cual lo merece tener, porque era frío en tu amor.

Y respondió el Hijo: Bendita seas, amadísima Madre, a ti nada se te puede negar: hágase tu voluntad, y sea, según lo has pedido. Bendito seas tú, dulcísimo Hijo mío, dijo la Madre, por todo tu amor y misericordia.

En aquel instante apareció un santo con gran acompañamiento, y dijo: Alabado seáis, Señor, Dios nuestro, Creador y Juez de todos. Esta alma fue en su vida devota mía, ayunó en honra mía, y me alabó haciéndome súplicas, de la misma manera que a estos amigos vuestros que se hallan presentes. Así, pues, os ruego de parte de ellos y mía, que tengáis compasión de esta alma, y por nuestras súplicas le deis descanso en una pena, y es que los demonios no tengan poder para obscurecer su conciencia; pues si no se les contiene, la obscurecerán de tal modo, que nunca había de esperar esa alma el término de su desdicha y alcanzar la gloria, sino cuando fuese tu voluntad mirarla especialmente con tu gracia; y este es un suplicio mayor que todo otro. Por tanto, piadosísimo Señor, concededle por nuestras súplicas, que en cualquiera pena en que estuviere, sepa positivamente que ha de acabar aquella pena, y que ha de alcanzar la gloria perpetua.

Y respondió el Juez: Así lo exige la verdadera justicia, porque esa alma apartó muchas veces su conciencia de los pensamientos espirituales y de la inteligencia de las cosas eternas, y quiso obscurecer su conciencia, sin temer obrar contra mí, y por tanto, justo es, repito, que los demonios obscurezcan su conciencia. Mas porque vosotros, amadísimos amigos míos, oísteis mis palabras y las pusisteis por obra, no se os debe negar nada, y así haré lo que pedís. Entonces respondieron todos los santos: Bendito seáis, Dios, en toda vuestra justicia, que juzgáis justamente, y nada dejáis sin castigo.

En seguida dijo al Juez el ángel custodio de aquella alma: Desde el principio de la unión de esta alma con su cuerpo, estuve yo con ella, y la acompañé por providencia de vuestro amor, y algunas veces hacía mi voluntad. Os ruego, pues, Dios y Señor mío, que tengáis misericordia de ella. Y respondió el Señor: Sí, bien está; pero acerca de esto, queremos deliberar. Entonces desapareció la visión.
 
Fue éste un caballero bondadoso y amigo de los pobres, y dio por él cuantiosas limosnas su esposa, la cual falleció en Roma, como lo tenía anunciado el espíritu de Dios, por medio de santa Brígida, a la que dijo: Ten entendido que esa señora regresará a su patria, pero no morirá allí. Y así fue, porque segunda vez volvió a Roma, donde murió y fue enterrada. 

Libro 4, Capitulo 91. Hay un lugar en el purgatorio, donde no se padece otra pena que del deseo.

Estaba santa Brígida haciendo oración por un anciano sacerdote ermitaño, amigo suyo, que acababa de morir, y había tenido un vida ejemplar, llena de grandes virtudes, y ya estaba puesto en la iglesia en un féretro para enterrarlo.

Hallándose en esta oración se le apareció a la Santa la Virgen María y le dijo: Sabrás, hija mía, que el alma de este ermitaño amigo tuyo, hubiera entrado en el cielo al punto de salir del cuerpo, a no ser porque en el instante de su muerte no tuvo deseo de presentarse a la presencia de Dios y de verlo. Y por esta razón se halla detenido en el purgatorio del deseo, donde no hay ninguna pena, sino solamente el deseo de llegar a ver a Dios. Con todo, antes que sea sepultado su cuerpo, su alma entrará en la gloria. 

Libro 6, Capítulo 38.  Indecibles y horribilísimas penas de abuela y nieta, una en el infierno y otra en el purgatorio, por el orgullo y vanidad de sus vidas, con mucha doctrina y enseñanza que sobre esto da la Virgen María a santa Brígida. Léase con detención y pidiendo a Dios su santa gracia, pues es muy bastante para convertir a cualquier alma. 

Alabado seáis, Dios mío, dijo la Santa, por todas las cosas que han sido creadas; honrado seáis por todas vuestras virtudes, y todos os tributen homenaje por vuestro amor. Yo, criatura indigna y pecadora desde mi juventud, os doy gracias, Dios mío, porque a ninguno de cuantos pecan, negáis la gracia si os la piden, sino que de todos os compadecéis y los perdonáis. ¡Oh dulcísimo Dios! es admirable lo que conmigo hacéis, que cuando os place, adormecéis mi cuerpo con un letargo espiritual, y despertáis mi alma para que vea, oiga y sienta las cosas espirituales.

¡Oh Dios mío! ¡Cuán dulces son vuestras palabras a mi alma, que las recibe como sabrosísimo manjar! Entran con alegría en mi corazón, y cuando las oigo, estoy satisfecha y hambrienta: satisfecha, porque nada me debilita sino vuestras palabras; y hambrienta, porque con mayor empeño deseo oirlas. Dadme, pues, auxilio, bendito Dios mío, para que yo haga siempre vuestra voluntad.

Y respondió Jesucristo: Yo soy sin principio ni fin, y todo cuanto existe ha sido creado por mi poder. Todo está dispuesto por mi sabiduría, y todo se rige por mi juicio. Todas mis obras están ordenadas por amor, y así, nada me es imposible. Pero es demasiado duro el corazón que ni me ama ni me teme, siendo yo el Gobernador y Juez de todos, y el hombre hace más bien la voluntad del demonio, que es traidor y su verdugo, el cual extiende por toda la tierra su veneno, con el cual no pueden vivir las almas y son sumergidas en los abismos del infierno.

Este veneno es el pecado, que les sabe dulcemente, aunque es amargo al alma, y por mano del demonio se esparce sobre muchos todos los días. Mas ¿quién ha oído cosa tan extraña, como el que a los hombres se les ofrezca la vida y escojan la muerte? Sin embargo, yo, Dios de todos, soy sufrido, me compadezco de su miseria y hago como aquel rey, que al enviar con sus criados el vino, les dijo: Dadlo a muchos, porque es saludable; a los enfermos da salud, a los tristes alegría, y a los sanos corazón varonil. Pero no se envía el vino sino en un vaso conveniente. Del mismo modo mis palabras, que se comparan al vino, las envíe a mis siervos por medio de ti, cuyo corazón es como un vaso, el cual quiero llenar y agotar según me plazca. Mi Espíritu Santo te enseñará a dónde has de ir y qué has de hablar. Por consiguiente, di con valor y alegría lo que mando, porque nadie prevalecerá contra mí.

Entonces dijo la Santa: ¡Oh Rey de toda gloria, inspirador de toda sabiduría y dador de todas las virtudes! ¿Por qué me elegís para tamaña obra a mí, que he consumido mi vida en los pecados? Yo soy ignorante como un jumento, desnuda de virtudes, en todo he delinquido y no me he enmendado nada.

Y respondió el Espíritu: ¿Quién se admiraría, si un señor cualquiera, con las monedas o barras de plata que le diesen, mandara hacer coronas, anillos o vasos pará su uso? Así, tampoco es de admirar si yo recibo los corazones de mis amigos que se me presentan, y hago en ellos mi voluntad; y puesto que uno tiene más entendimiento y otro menos, me valgo de la conciencia de cada cual, según conviene a mi honra, porque el corazón del justo es moneda mía. Por tanto, permanece firme y pronta a mi voluntad.

Enseguida dijo la Virgen a la Santa: ¿Qué dicen las mujeres soberbias de tu reino? Y contestó la Santa: Yo soy una de ellas, y así me avergüenzo de hablar en vuestra presencia. Y dijo la Virgen: Aunque yo sé todo eso mejor que tú, sin embargo, quiero oírtelo decir. Respondió la Santa: Cuando se nos predicaba la verdadera humildad, decíamos que nuestros mayores nos dejaron vastas posesiones y grandiosas costumbres, ¿por qué, pues, no debemos imitarlos? También nuestra madre ocupaba su puesto entre las principales señoras, vestía magníficamente, tenía muchos criados y nos criaba con suntuosidad, ¿por qué no he de dejar a mis hijas lo que aprendí, que es a portarse con magnificencia, vivir con alegría corporal y morir también con gran pompa y fausto del mundo?

Dijo entonces la Madre de Dios: Toda mujer que pusiere en práctica esas ideas, va al infierno por el camino más derecho, y esta es la severa respuesta que debe dárseles. ¿De qué les servirán semejantes ideas, cuando el Creador de todas las cosas consintió que su cuerpo estuviese siempre en la tierra con la mayor humildad, desde que nació hasta su muerte, y jamás lo cubrió el vestido de la soberbia? No consideran estas mujeres el rostro de mi Hijo mientras vivía, ni cómo estuvo muerto en la cruz cubierto de sangre y pálido con los tormentos, ni se cuidan de las injurias y oprobios que El mismo oyó, ni de la afrentosa muerte que quiso escoger.

Tampoco recuerdan el lugar donde mi Hijo exhaló su postrer aliento, porque donde los ladrones y salteadores recibieron su pena, allí mismo fué castigado, y también me hallé presente yo, que soy su Madre, que entre todas las criaturas soy la que El más quiere y en mí reside toda humildad. Por consiguiente, los que se conducen con semejante pompa y soberbia, y dan ocasión a otros para que los imiten, son como el hisopo, que si se moja en un licor inflamado, los quema a todos y mancha a los que rocía. Del mismo modo los soberbios dan ejemplo de soberbia y orgullo, y con este mal ejemplo abrasan en gran manera las almas.

Quiero, pues, hacer como la buena madre, que para amedrantar a sus hijos les enseña la vara, que igualmente ven sus criados. Y al verla los hijos, temen ofender a la madre, y le dan gracias, porque los amenazaba sin castigarlos. Pero los criados temen ser azotados si delinquen; y así, por ese temor a la madre hacen los hijos muchas más cosas buenas que antes, y los criados menor número de cosas malas. Y puesto que soy la Madre de la misericordia, quiero manifestarte cuál es el pago del pecado, a fin de que los amigos de Dios se hagan más fervorosos en el amor del Señor, y conociendo los pecadores su peligro huyan del pecado a lo menos por temor, y de esta suerte me compadezco de buenos y malos: de los buenos para que alcancen mayor corona en el cielo; de los malos, para que incurran en menor pena; pues no hay pecador, por grande que sea, a quien no esté yo dispuesta a ayudar y mi Hijo a darle su gracia, si pidiere misericordia con amor de Dios.

Acto continuo aparecieron tres mujeres: madre, hija y nieta. La madre y la nieta aparecieron muertas, pero la hija apareció viva. La difunta madre salía como arrastrando del cieno de un tenebroso lago; tenía arrancado el corazón y cortados los labios, temblábale la barba, y los dientes muy blancos y largos, chocaban unos contra otros, las narices estaban corroídas y los ojos saltados, colgábanle dos nervios hasta las mejillas; la frente hundida y en lugar de ella un enorme y tenebroso abismo; faltábale en la cabeza el cráneo y bullíale el cerebro como plomo derretido y derramábase como pez hirviendo; al cuello, como al madero que se trabaja en el torno, rodeábale un agudísimo hierro que lo destrozaba sin consuelo; el pecho estaba abierto y lleno de gusanos de todos tamaños dando vueltas unos sobre otros; eran los brazos como mangos de piedra, y las manos como mazas nudosas y largas; las vértebras de la espalda estaban todas sueltas y subían y bajaban sin parar; una larga y gran serpiente venía arrastrando desde la parte baja a la alta del estómago, y uniendo como un arco su cabeza y cola, ceñía continuamente las vísceras como una rueda; eran las piernas como dos bastones cubiertos de agudísimas púas, y los pies como de sapo.

Entonces esta madre difunta le dijo a su hija que aún vivía: Oye tú, lagarta y venenosa hija. ¡Ay de mí, porque fuí tu madre! Yo fui la que te puse en el nido de la soberbia, donde bien abrigada crecías hasta que llegaste a la juventud, y te gustó tanto, que en él has invertido toda tu vida. Te digo, por tanto, que cuantas veces vuelves los ojos con las miradas de soberbia que te enseñé, otras tantas echas en mis ojos un veneno hirviendo con intolerable ardor; siempre que dices las palabras soberbias que de mí aprendiste, tomo una amarguísima bebida; todas las veces que se llenan tus oídos con el viento de la soberbia movido por las tempestades de la arrogancia, tal como oir elogiar tu cuerpo y desear las honras del mundo, todo lo cual lo aprendiste de mí, otras tantas veces viene a mis oídos un sonido terrible con viento impetuoso y abrasador.

¡Ay de mí, pobre y miserable! pobre, porque no tengo ni siento nada bueno; y miserable, porque abundo en todos los males. Pero tú, venenosa hija, eres como la cola de la vaca que anda por sitios fangosos, y siempre que mueve la cola, mancha y rocía a los circunstantes: así tú, eres como la vaca, porque no tienes sabiduría divina, y andas según las obras y movimientos de tu cuerpo. Por tanto, siempre que haces lo que yo acostumbraba, que son los pecados que te enseñé, se renueva al punto mi pena y se hace más cruel. ¿Y por qué te ensoberbeces con tu linaje, viperina hija? ¿Te sirve acaso de honra y esplendor el que la inmundicia de mis entrañas fué tu reclinatorio? Saliste de mi impuro vientre, y la inmundicia de mi sangre fué tu vestidura al nacer; y ahora mi vientre, en el cual estuviste, se halla todo corroido por gusanos.

Mas ¿por qué me quejo de ti, cuando con mayor motivo debería quejarme de mí misma? Tres son las cosas que más me afligen el corazón. Primera, que siendo creada por Dios para los goces del cielo, abusaba de mi conciencia y me abrí el camino para los tormentos del infierno. Segunda, que Dios me creo hermosa como un ángel, y me he afeado en términos, que me parezco más al demonio que al ángel; y tercera, que el tiempo que tuve de vida, lo empleé muy mal, porque me fuí en pos de lo transitorio, que es el deleite del pecado, por el cual siento ahora un mal infinito, cual es la pena del infierno.

Y volviéndose en seguida a la Santa, le dice: Tú que me estás mirando, no me ves sino por comparaciones corporales; pues si me vieras en la forma en que estoy, morirías de terror, porque todos mis miembros son demonios: y así, es cierto lo que dice la Escritura, que como los justos son miembros de Dios, así los pecadores son miembros del demonio. De esa manera estoy experimentando ahora que los demonios están fijos en mi alma, porque la voluntad de mi corazón me preparó para tamaña fealdad. Pero oye más todavía. Parécete que mis pies son de sapo, lo cual es porque estuve firme en el pecado, y por eso ahora están firmes en mí los demonios, y me muerden sin saciarse nunca.

Mis piernas son como bastones espinosos, porque tuve mi voluntad según mi placer y deleite carnal. Las vértebras de la espalda están sueltas y moviéndose unas contra otras, porque la alegría de mi espíritu unas veces subía por el consuelo del mundo, y otras bajaba con la excesiva tristeza e ira por las contradicciones del mundo. Y como la espalda se mueve según lo hace la cabeza, así debería yo haber sido estable y movediza según la voluntad de Dios; mas por no haberlo hecho, padezco justamente lo que ves.

Una serpiente viene arrastrándose desde la parte baja del estómago hasta la alta, y puesta en forma de arco, da vueltas como una rueda; lo cual es porque mi placer y deleite fue desordenado, y mi voluntad quería poseerlo todo, y gastar de muchas maneras y sin discreción, y por esto da ahora vueltas por mi interior la serpiente y me muerde de un modo inconsolable y sin misericordia. Tengo abierto mi pecho y roído por gusanos, lo cual manifiesta la verdadera justicia de Dios, porque amé las cosas pútridas más que a Dios, y el amor de mi corazón estaba en las cosas transitorias; y como de gusanos chicos se crían otros mayores, así mi alma está llena de los pútridos demonios.

Mis brazos parecen mangos, porque mi deseo tuvo como dos brazos; pues deseé larga vida y vivir mucho tiempo en el pecado. Deseé también y anhelaba, porque el juicio de Dios fuese más suave de lo que dice la Escritura, aunque bien me dijo mi conciencia que mi vida era breve y el juicio de Dios intolerable. Pero mi deseo de pecar me sugirió que mi vida era larga, y muy fácil el juicio de Dios, y con semejantes ideas trastornábase mi conciencia, y de esta suerte mi voluntad y mi razón seguían el placer y deleite; y por esto mismo el demonio se mueve ahora en mi alma contra mi voluntad, y mi conciencia entiende y conoce que es justo el juicio de Dios. Son mis manos como dos mazas largas, porque no me fueron agradables los preceptos de Dios; y así, mis manos me sirven de peso, sin serme de ningún uso.

Mi cuello está dando vueltas como un madero que se tornea con un hierro agudo, porque las palabras de Dios no fueron gratas para entrar en la caridad de mi corazón, sino muy amargas, porque se oponían al deleite y placer de mi corazón, y por eso está ahora puesto contra mi garganta un hierro agudo. Mis labios están cortados, porque era pronta para decir expresiones soberbias y chocarreras, pero indolente y perezosa para hablar palabras de Dios. La barba está trémula y los dientes chocando unos contra otros, porque tuve cumplida voluntad de dar sustento a mi cuerpo para parecer hermosa, incitante, sana y fuerte para todos los placeres del cuerpo, y por esto tiembla sin consuelo mi barba; y los dientes chocan unos con otros, porque fue inútil para el provecho del alma el uso y trabajo de los dientes.

Las narices están cortadas, porque como suele hacerse entre vosotros con los que en semejante caso delinquen para su mayor vergüenza, así a mí se me ha hecho para siempre el cauterio de mi pudor. Cuelgan los ojos de dos nervios que llegan hasta las mejillas; y esto es justo, porque como los ojos se alegraban de la hermosura de las mejillas para ostentar soberbia, así ahora, con el mucho llorar han saltado y con vergüenza cuelgan hasta las mejillas. Con justicia, también, está sumergida la frente y en su lugar hay excesivas tinieblas, porque rodeé mi frente con el velo de la soberbia, y quise gloriarme y parecer hermosa, y por esto se halla ahora mi frente tenebrosa y deforme.

Bulle, como es muy justo, el cerebro, y vierte fuera plomo y pez, porque como el plomo es movedizo y flexible a voluntad del que lo usa, así mi conciencia, que residió en mi cerebro, movíase según la voluntad de mi corazón, aunque entendía yo bien lo que debía hacer. Pero la Pasión del Hijo de Dios, nunca se fijó en mi corazón, sino vertíase, como lo que se aprende y se deja. Y en cuanto a la sangre que corrió del cuerpo del Hijo de Dios, no me cuidaba de ella más que si hubiera sido pez, y como se huye del pez, huía de las palabras de amor de Dios, para que no me molestasen ni me apartaran de los deleites del cuerpo. Por causa de los hombres, oí, sin embargo, algunas veces las palabras divinas, pero me entraban por un oído y me salían por otro; y por esto derrama mi cerebro pez ardiente con vehementísimo hervor.

Tapados con duras piedras están mis oídos, porque con gusto entraban en ellos las palabras soberbias, y bajaban suavemente hasta el corazón, porque de éste se hallaba excluido el amor de Dios; y porque por el mundo y por soberbia hice cuanto pude, por esto ahora están excluidas de mis oídos las palabras alegres.

Y si me preguntas si hice algunas obras meritorias, te diré que hice como el contraste que corta la moneda y la devuelve a su dueño. Si yo ayunaba y daba limosnas y hacía otras cosas, las hacía solamente por puro temor del infierno y por huir de las desgracias corporales; pero como en ninguna obra mía hubo nada de amor de Dios y las hacía en su desgracia, esas cosas no me valieron para alcanzar el cielo, aunque no quedaron sin recompensa. Si me preguntares, además, cual es mi voluntad interiormente, cuando tengo tanta fealdad por de fuera, te diré, que mi voluntad es como la del homicida y la del matricida, que de buena gana mataría a su progenitora; y así yo también deseo el peor mal a Dios mi Criador, el cual, fué conmigo excelente y piadosísimo.

Habla en seguida la difunta nieta de la abuela que estaba en el infierno, con su propia madre que aún vivía, y le dice: Oye, madre mía y mejor que madre escorpión. ¡Ay de mí, porque me engañaste! Me manifestaste semblante alegre y en cambio me heriste gravemente en el corazón. Con tus mismos labios me diste tres consejos, con tus obras aprendí, y con tus pasos me manifestaste tres caminos. El primer consejo fué amar carnalmente, para obtener la amistad carnal: el segundo fue gastar pródigamente por honra del mundo los bienes temporales, y el tercero, tener descanso por el placer del cuerpo. Pero semejantes consejos me han sido muy perjudiciales, pues porque amé carnalmente, obtuve la vergüenza y la envidia espiritual; porque gasté con prodigalidad los bienes temporales, fui privada de los dones de la gracia de Dios en la vida, y he conseguido la ignominia después de la muerte; y porque durante mi vida me deleitaba en el descanso de mi cuerpo, en la hora de la muerte comenzó para mi alma una inquietud sin consuelo.

Tres cosas aprendí también de ti, y fueron: hacer algunas buenas obras, sin dejar el pecado que me deleitaba; por lo cual experimento tanta angustia y tribulación, como quien mezclara miel con veneno y lo presentara a un juez, e irritado éste, lo derramase sobre quien se lo ofrecía. Me enseñaste además a cubrir los ojos con un lienzo, a llevar sandalias en los pies, sortijas preciosas en las manos y el cuello todo desnudo exteriormente. El lienzo que obscurecía mis ojos, significaba la hermosura de mi cuerpo, la cual obscurecía mis ojos espirituales de manera, que no atendía yo a la hermosura de mi alma.

Las sandalias que defendían los pies por debajo y no por encima, significan la fe santa de la Iglesia que guardé fielmente, aunque sin acompañarla con ninguna obra de provecho; y como las sandalias ayudan los pies, así mi conciencia, permaneciendo en la fe, ayudó a mi alma; pero como no acompañaban buenas obras, mi conciencia estaba como desnuda. Las sortijas preciosas en las manos significan la vana esperanza que tuve; porque las obras mías entendidas por las manos, las juzgué contando con una misericordia de Dios poderosa y amplia, la cual se significa en las sortijas; y porque cuando toqué con la mano la justicia de Dios, no la sentí ni atendí a ella, fuí por tanto muy atrevida para pecar.

Al acercarse la muerte cayó de mis ojos el lienzo sobre la tierra, esto es, sobre mi cuerpo, y entonces el alma se vio a sí misma y conoció que estaba desnuda, porque pocas obras mías fueron buenas y los pecados muchísimos, y de vergüenza no pude estar en el palacio del Rey eterno, porque fuí vestida ignominiosamente, y entonces me llevaron arrastrando los demonios a un castigo riguroso, donde era yo objeto de burla y afrenta.

Lo tercero que de ti aprendí, madre cruel, fué a vestir al siervo con las vestiduras del Señor, y colocado en la silla del Señor, honrarlo como si fuera éste, y darle al Señor los desechos del siervo y todo lo despreciable. Este Señor es el amor de Dios, y el siervo es la voluntad de pecar. Y así, pues, en mi corazón donde debió reinar el amor Divino, estaba siempre colocado el siervo, esto es, el deleite y el placer del pecado, al cual vestí cuando me valí para mi placer de todo lo criado y temporal, y solamente di a Dios los despojos, lo impuro y lo más despreciable, y no por amor sino por temor. De esta manera alegrábase mi corazón con el éxito del placer de mi liviandad, porque hallábase excluido de mí el amor de Dios y el Señor bueno, y tenía acogido al mal siervo. Estas son, madre, las tres cosas que con tus obras aprendí.

También con tus pasos me enseñaste tres caminos. El primero fué luminoso para el mal, y así que entré por él, me quedé ciega con tan maldita luz: el segundo era corto y resbaladizo como el hielo, y me caí, así que hube andado un paso: el tercero fué muy largo, y como eché a andar por él, vino por detrás de mí un torrente impetuoso y me trasladó a un profundo hoyo debajo de un monte. En el primer camino está significado el progreso de mi soberbia, la cual fue muy luminosa, porque la ostentación que nace de la soberbia, resplandeció tanto en mis ojos, que no pensé su fin, y por consiguiente, quedé ciega. En el segundo camino está significada la desobediencia; pero el tiempo de la inobediencia en esta vida no es largo, porque después de la muerte se ve el hombre obligado a obedecer.

No obstante, fué largo para mí, porque cuando daba un paso, esto es, una confianza humilde, me resbalaba al punto, porque quería que se me perdonara el pecado confesado; pero después de la confesión no quería dejar de pecar, y por consiguiente, no fuí constante en la obediencia, sino que recaía en los pecados, como quien se resbala en la nieve; porque mi voluntad fué fría, y no quería apartarme de lo que me deleitaba. De esta suerte, así que daba un paso y confesaba los pecados, volvía a recaer al punto, porque quería reiterar los pecados confesados y que me agradaban.

El tercer camino fue que esperaba yo lo imposible, esto es, poder pecar y no tener larga pena; poder también vivir mucho tiempo y no acelerar la hora de la muerte; y así que eché a andar por este camino, vino detrás de mí un torrente impetuoso, esto es, la muerte, que cogiéndome de uno a otro año, derribó mis pies con la pena de la flaqueza. ¿Qué eran mis pies, sino que al acercarse la enfermedad, muy poco pude atender al provecho del cuerpo, y menos a la salud del alma? Caí, pues, en un hoyo profundo, cuando reventó mi corazón, que estaba engreído con la soberbia y endurecido en pecar, y el alma cayó a la honda caverna donde se castigan los pecados. Este camino fué muy largo, porque después de concluir la vida carnal, empezó al punto un largo castigo. ¡Ay de mí, madre, y no buena, porque todo cuanto de ti aprendí alegremente, ahora lo estoy pagando con llanto.

La misma hija difunta dijo después a santa Brígida, que veía todo esto: Oye tú, que me estás mirando: mi cabeza y rostro están interior y exteriormente como el trueno y el rayo abrasador; mi cuello y pecho se hallan en una dura prensa sujetos con largas puntas de hierro; mis pies son como largas serpientes; mi vientre está golpeado con fuertes martillos, y mis piernas como el agua que de los canales cae congelada. Pero todavía tengo una pena interior más amarga que todas éstas. Porque al modo que estaría una persona que tuviese obstruidos todos los respiraderos de la vida, y llenas de viento todas las venas, se comprimiesen hacia el corazón, el que a causa de la violencia y poder del viento estuviera para reventar; tan miserablemente estoy yo por el viento de la soberbia que tanto quise.

Me hallo, no obstante, en el camino de la misericordia, porque en mi gravísima enfermedad me confesé lo mejor que supe, aunque por temor; pero al acercarse la muerte, me puse a considerar la Pasión de mi Dios, esto es, que aquella era mucho más dura y más amarga que la mía, la que por mis culpas merecía yo padecer. Con esta consideración alcancé lágrimas y deploré que siendo tan grande el amor de Dios hacia mí, fuese tan escaso el mío para el Señor.

Miré entonces a Dios con los ojos de mi conciencia, y dije: Señor, creo que sois mi Dios, tened misericordia de mí, Hijo de la Virgen, por vuestra amarguísima Pasión, que de buena gana enmendaría yo ahora mi vida si tuviese tiempo. Y en aquel instante encendióse en mi corazón una centellita de amor de Dios, por la cual parecíame la Pasión de Jesucristo más amarga que mi muerte, y estaba yo de esta suerte, cuando reventó mi corazón, y mi alma vino a parar a manos de los demonios para ser presentada en el tribunal de Dios. Y vine a parar a manos de los demonios, porque fué indigno que los hermosísimos ángeles se acercaran a un alma de tanta fealdad. En el tribunal de Dios clamaban contra mí los demonios, porque mi alma fuese condenada al infierno, pero respondió el Juez: Veo en su corazón una centellita de amor divino, la cual no debe apagarse, sino venir a mi presencia, y así, condeno a esta alma al purgatorio, hasta que purificada, merezca alcanzar el perdón.

Y si me preguntares si soy participante de todas las buenas obras que por mí se hacen, te contestaré con una comparación. A la manera que si vieses los dos platillos de una balanza colgando, y en una hubiese plomo que naturalmente tirase hacia abajo, y en otra algo ligero que propendiera hacia arriba, y cuanto más se fuera echando en este último platillo, más pronto subiría el otro que está muy cargado, igualmente acontece conmigo; porque cuanto más alta estuve en pecar, más baja estoy en el castigo; y por consecuencia, me levanta de la pena todo lo que se hace por mí en honra de Dios, especialmente la oración y buenas obras hechas por varones justos y amigos de Dios, y los socorros que se dan con bienes legítimamente adquiridos y las obras de amor de Dios. Todo esto es lo que cada día me hace ir acercándome al Señor.

Después dijo la Virgen a la Santa: Te admiras, hija mía, de que hablemos reunidos, yo, que soy la Reina del cielo, tú que vives en el mundo, esa alma que está en el purgatorio y la otra del infierno; pues voy a explicártelo. Yo no me aparto jamás del cielo, porque nunca me separo de la presencia de Dios, ni el alma que está en el infierno se aparta de sus penas, ni tampoco la otra del purgatorio antes de ser purificada, ni tú vienes a nosotros antes de la separación de la vida corporal. Mas por virtud del espíritu de Dios, elévase tu alma con tu inteligencia para oir las palabras de Dios en los cielos, y se te permite saber varias penas del infierno y del purgatorio, para que les sirvan de aviso a los malos, y de consuelo y provecho a los buenos. Ten, no obstante, entendido, que tu cuerpo y tu alma permanecen unidos en la tierra, pero el Espíritu Santo que está en los cielos, te dará inteligencia para comprender su voluntad.
 
Háblase aquí de tres mujeres, de las cuales la tercera, que aún vivía, entró en un monasterio, donde pasó el resto de su vida en ejercicios de gran perfección. 

 
Libro 6, Capitulo 50. Dice Jesucristo que el alma es su esposa, y añade quiénes sean espiritualmente los criados y las esclavas del alma Revela también a santa Brígida las terribles penas que padecía un alma en el purgatorio, y cómo podía ser aliviada en ellas. 

Cierto señor, dice Jesucristo, tenía una mujer, para la cual edificó una casa, le proporcionó criado, criadas y víveres, y se marchó a un largo viaje. A su vuelta encontró el señor difamada a su mujer, inobedientes a sus criados, y deshonradas las criadas, e irritado con esto, entregó la mujer a los tribunales, los criados a los verdugos, y mandó azotar a las criadas. Yo, Dios, soy este Señor, que tomé por esposa el alma del hombre, criada por el poder de mi divinidad, deseando tener con ella la indecible dulzura de mi misma divinidad. Me desposé con ella mediante la fe, el amor y la perseverancia de las virtudes. Edifíquele a esta alma una casa cuando le di el cuerpo mortal para que en él se probase y se ejercitara en las virtudes.

Esta casa, que es el cuerpo, tiene cuatro propiedades, es noble, mortal, mudable y corruptible. El cuerpo es noble, porque fue criado por Dios, participa de todos los elementos, y resucitará para la eternidad en el último día; pero es innoble comparado con el alma, porque es de tierra, y el alma es espiritual. Por tanto, por tener el cuerpo cierta nobleza, debe estar engalanado con virtudes, para que pueda ser glorificado en el día del juicio. Es también el cuerpo mortal por ser de tierra, por lo que debe resistir las seducciones de los deleites, porque si sucumbiere a ellas, pierde a Dios. Es igualmente mudable, por lo que ha de hacerse estable por medio del alma, pues si sigue sus impulsos, es semejante a los jumentos. Es, por último, corruptible, y por esto debe siempre estar limpio, pues el demonio busca la impureza, la cual huye de la compañía de los ángeles.

Habitadora de esta casa, es decir, del cuerpo, es el alma, y en él mora como en una casa, y vivifica al mismo cuerpo; pues sin la presencia del alma es el cuerpo horroroso, fétido y abominable a la vista. Tiene también el alma cinco criados, que sirven de consuelo al cuerpo. El primero es la vista, que debe ser como el buen vigía, para distinguir entre los enemigos y los amigos que llegan. Vienen los enemigos, cuando los ojos desean ver rostros hermosos, y todo lo deleitable a la carne y lo que es perjudical y deshonesto: y vienen los amigos, cuando se deleita en ver mi Pasión, las obras de mis amigos y todo lo que es en honra de Dios.

El segundo criado es el oído, el cual es como el buen portero, que abre la puerta a los amigos y la cierra a los enemigos. La abre a los amigos, cuando se deleita en oír las palabras de Dios, las pláticas y obras de los amigos del Señor; y la cierra a los enemigos, cuando se abstiene de oír murmuraciones, chocarrerías y necedades.

El tercer siervo es el gusto de comer y beber, el cual es como el buen médico, que ordena la comida para la necesidad, no para lo superfluo y deleitable; porque los alimentos han de tomarse como si fueran medicinas, y así deben observarse dos reglas: no comer mucho, ni demasiado poco; porque la mucha comida es causa de enfermedades, y si, por otra parte, se come menos de lo debido, se adquiere un hastío en el servicio de Dios.

El cuatro criado es el tacto, el cual es como el hombre laborioso, que trabaja para sustentar su cuerpo, y al mismo tiempo doma con prudencia los apetitos de la carne y desea ardientemente conseguir la salvación eterna.

El quinto siervo es el olor de las cosas deleitables, el cual puede no existir en muchos a fin de obtener mayor recompensa eterna; y por tanto, debe ser este siervo como el buen mayordomo, y pensar si ese deleite le conviene al alma, si adquiere merecimiento, y si puede subsistir el cuerpo sin él. Pues si considera que el cuerpo puede de todos modos estar y vivir sin ese olor deleitable, y por amor de Dios se abstiene de él, merece que el Señor le dé gran recompensa, porque es virtud muy grata a Dios, cuando el hombre se priva aun de las cosas lícitas.

A más de tener el alma estos criados, debe también tener cinco criadas muy aptas, para custodiar a la señora y guardarla de sus peligros. La primera ha de ser timorata y cuidadosa de que el esposo no se ofenda con la inobservancia de sus mandamientos, o de que la señora se haga negligente. La segunda ha de ser fervorosa en no buscar nada sino la honra del esposo y el provecho de su señora. La tercera debe ser modesta y estable, para que su señora no se engría con la prosperidad, ni se abata con la desgracia. La cuarta debe ser sufrida y prudente, para poder consolar a la señora en los males que le sobrevengan. La quinta ha de ser tan púdica y casta, que en sus pensamientos, palabras y obras no haya nada indecoroso o libertino.

Si, pues, el alma tiene la casa que hemos dicho, unos criados tan dispuestos y las criadas honradas, sienta muy mal que la misma alma, que es la señora, no sea hermosa y esté llena de abnegación. Quiero, por consiguiente, manifestarte el ornato y atavío del alma.

Ha de ser esta equitativa en discernir lo que debe a Dios y lo que debe al cuerpo, porque juntamente con los ángeles participa de la razón y del amor de Dios. Por tanto, debe el alma mirar la carne como si fuera un jumento, darle moderadamente lo necesario para la vida, estimularla al trabajo, corregirla con temor y abstinencia, y observar sus impulsos, no sea que por condescender con la flaqueza de la carne, peque el alma contra Dios. Lo segundo, el alma debe ser celestial, porque tiene la imagen del Señor de los cielos, y por tanto, nunca ha de entretenerse ni deleitarse en cosas carnales, a fin de no hacerse imagen del mismo demonio. Lo tercero, ha de ser fervorosa en amar a Dios, porque es hermana de los ángeles, inmortal y eterna. Debe, por último, ser hermosa en todo linaje de virtudes, porque eternamente ha de ver la hermosura del mismo Dios: mas si consiente con los deseos de la carne, será horrorosa por toda la eternidad.

Conviene también, que la señora, que es el alma, tenga su comida, la cual es la memoria de los beneficios de Dios, la consideración de sus terribles juicios y la complacencia en su amor y en guardar sus mandamientos. Debe, pues, el alma evitar con empeño el no ser jamás gobernada por la carne, porque entonces todo se desordena, y sucede que los ojos quieren ver cosas deleitables y peligrosas, los oídos quieren oir vaciedades; agrada también gustar cosas suaves y trabajar inútilmente por causa del mundo; entonces es seducida la razón, domina la impaciencia, disminúyese la devoción, auméntase la tibieza, palíase la culpa, y no son consideradas las cosas futuras; entonces mira el alma con desprecio el manjar espiritual, y le parece penoso todo lo que es del servicio de Dios.

¿Cómo puede agradar la continua memoria de Dios, donde reina el placer de la carne? ¿Ni cómo puede el alma conformarse con la voluntad de Dios, cuando solamente le agradan las cosas carnales? ¿Ni cómo puede distinguir lo verdadero de lo falso, cuando le es molesto todo lo que pertenece a Dios? De semejante alma, afeada de este modo, puede decirse, que la casa de Dios se ha hecho tributaria del demonio amoldándose a él.

De tal suerte es el alma de este difunto que estás viendo, pues el demonio la posee por nueve títulos. Primero, porque voluntariamente consintió en el pecado; segundo, porque despreció su dignidad y lo prometido en el santo bautismo; tercero, porque no cuidó de la gracia de su confirmación dada por el obispo; cuarto, porque no hizo caso del tiempo que se le hubo concedido para penitencia; quinto, porque en sus obras no me temió a mí, su Dios, ni tampoco mis juicios, sino que de intento se apartó de mí; sexto, porque menospreció mi paciencia como si yo no existiese, o como si yo no pudiera condenarlo; séptimo, porque se cuidó menos de mis consejos y preceptos que de los de los hombres; octavo, porque no daba gracias a Dios por sus beneficios, porque tenía su corazón fijo en el mundo; y noveno, porque toda mi Pasión estaba como muerta en su corazón, y por consiguiente, padece ahora nueve penas.

La primera, es porque todo lo que padece, lo sufre por justo juicio de Dios, por precisión y a la fuerza; la segunda, porque dejó al Criador y amó la criatura, y por tanto, lo detestan todas las criaturas; la tercera, es el dolor, porque dejó y perdió todo cuanto amó y todo esto está contra él; la cuarta, es el ardor y sed porque deseaba más las cosas perecederas que las eternas; la quinta, es el terror y poderío de los demonios, porque mientras pudo no quiso temer al benignísimo Dios; la sexta, es carecer de la vista de Dios, porque en su tiempo no vió la paciencia del Señor; la séptima, es una horrorosa ansiedad, porque ignora cuándo han de acabar sus tormentos; la octava, es el remordimiento de su conciencia, porque omitió lo bueno e hizo lo malo; la novena, es el frío y el llanto porque no deseaba el amor de Dios.

Sin embargo, porque tuvo dos cosas buenas: primera, creer en mi Pasión y oponerse en cuanto pudo a los que hablaban mal de mí; y segunda, amar a mi Madre y a mis santos, y guardar sus vigilias, te diré ahora cómo por las súplicas de mis amigos que por él ruegan, podrá salvarse.

Se salvará lo primero, por mi Pasión, porque guardó la fe de mi Iglesia; segundo, por el sacrificio de mi Cuerpo, porque este es el antídoto de las almas; tercero, por los ruegos de mis escogidos que en el cielo están; cuarto, por las buenas obras que se hacen en la santa Iglesia; quinto, por los ruegos de los buenos que viven en el mundo; sexto, por las limosnas hechas de los bienes justamente adquiridos, y si se restituyen los que se sabe están mal adquiridos; séptimo, por las penalidades de los justos que trabajan por la salvación de las almas; ; octavo, por las indulgencias concedidas por los Pontífices; noveno por varias penitencias hechas en beneficio de las almas, que los vivos no acabaron cumplidamente.

Esta revelación, hija mía, te la ha merecido el patrono san Erico, a quien sirvió esta alma, porque llegará tiempo en que decaerá la maldad de esta tierra, y en los corazones de muchos resucitará el celo de las almas.
 
 

Ella me ha arrebatado injustamente el alma que comparece ante Vos

Después de la muerte de su hijo, Santa Brígida fue llevada a un palacio magnífico. Ahí vio a Jesús sentado en su tribunal y rodeado de una corte innumerable de ángeles y santos, a su lado estaba la Santísima Virgen, que seguía con atención el juicio.

A los pies del Juez, vio bajo la forma de un recién nacido, el alma del difunto, que  temblaba y no lograba ver ni oír lo que ocurría. A la derecha del Juez, cerca del alma, estaba un ángel, el demonio estaba a su izquierda, pero ninguno de los dos tocaba al alma.

El demonio, entonces, se puso a gritar:«Escucha, Juez todopoderoso, yo debo quejarme de una mujer que es a la vez mi Soberana y Vuestra Madre, a quien vuestro amor le ha dado todo poder sobre el cielo y sobre la tierra, y sobre nosotros, los demonios del infierno. Ella me ha arrebatado injustamente el alma que comparece ante Vos, pues en verdad, a mí me correspondía apoderarme de ella en el momento de separarse del cuerpo y llevarla con mis compañeros ante Vuestro tribunal. Ahora bien, Juez Justo, el alma no había terminado de salir del cuerpo, cuando Vuestra Madre, la tomó consigo y la cubrió con su poderosa protección hasta presentarla ante Vos.»

La bienaventurada Virgen María, le respondió así: «Escucha, Satanás, cuando saliste de las manos del Creador, tenías la inteligencia de la justicia que vive en Dios por la eternidad. Tuviste la libertad de actuar a tu voluntad y aunque hayas preferido odiar a Dios antes que entregarle tu corazón, sabes bien lo que la justicia exige. Yo te digo que a mí me corresponde más que a ti presentar esta alma ante Dios, su Juez; ya que durante su estancia en la tierra, ella me demostró un gran afecto, ella se complacía en recordarse que Dios se dignó escogerme como su Madre y que quiso exaltarme por encima de todas las criaturas.»

« Tú has visto, Satanás, en qué condiciones ha muerto este hombre. ¿Qué te parece, entonces? ¿No era justo que yo tomara su alma bajo mi protección para presentarla ante el tribunal de Dios, antes que dejarla entre tus manos para compartir tus suplicios?»

Y Satanás preguntó de nuevo: «¿Por qué, Oh Reina, a la hora de la agonía de esta alma, nos has mandado huir de manera que ninguno de nosotros pudo ni asustarla ni perturbarla?

La Virgen replica: «Lo hice por el amor ardiente que en vida ella me había dedicado.»  

Fuente: http://www.tenesperanza.org

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Entrevista de Sor Emmanuel a María Simma sobre lo que dicen las Almas del Purgatorio

Estas son unas maravillosas revelaciones recibidas por una humilde mujer sobre las Benditas Almas del purgatorio.

En Macabeos se encuentra una referencia bíblica de la existencia del Purgatorio: (2 Macabeos, 12, 46) «Es, pues, un pensamiento santo y saludable el rezar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados».

María Simma era una anciana mujer que vivió hasta el dia de San José del año 2004 en las montañas austríacas. Desde temprana edad ella recibió de Dios el don de recibir la presencia sobrenatural de las almas del Purgatorio, que acuden a ella en busca de oración y ayuda para acortar su tiempo de expiación. Sor Emanuel, muy reconocida por aquellos que conocen la aparición de María en Medjugorje, tuvo la oportunidad de realizarle un reportaje en su humilde casa en la montaña, el cual fue documentado en un hermoso libro.

María Simma tuvo desde niña un especial interés por las almas del Purgatorio, y fue esa la misión que Dios le dio para esta vida cuando tuvo la edad de 25 años. Adecuadamente asistida por su confesor y director espiritual, y bajo el cercano seguimiento del Obispo del lugar, María vive una vida donde la Presencia sobrenatural se vuelve cotidiana. Las almas se presentan a ella buscando ayuda, y también dando testimonio de sus sufrimientos, su vida en la tierra y su deseo profundo de llegar cuanto antes a estar en la Presencia de Dios en forma definitiva.

Los conocimientos que las almas del Purgatorio le refieren son una hermosa y fuerte confirmación de toda la Doctrina sobre la que se funda la Iglesia Católica, y una invitación a todos nosotros a vivir una activa y sincera práctica de los sacramentos. Pero, por sobre todo, María Simma nos invita a una práctica cotidiana del amor como la puerta más importante para la salvación de nuestra alma. El amor cura y cubre muchos de nuestros pecados, a la hora de nuestro juicio particular.

 

El reportaje de Sor Emmanuel

Los comentarios y las preguntas son realizadas por Sor Emmanuel

Sor Emmanuel: Henos aquí, María, ¿puedes contarnos ahora cómo fuiste visitada, la primera vez, por un alma del Purgatorio?

María Simma: Sí, fue en el año 1940, de noche, a las 3 o 4 de la madrugada. Oí a alguno que iba y venía en mi cuarto. Esto me despertó. Miré para ver quien pudiese haber entrado en mi cuarto.

-¿ Tuviste miedo?

– No, yo no soy nada miedosa. Cuando yo era pequeña, mi madre me decía que era una niña del todo especial, porque nunca tenía miedo.

-¿ Y entonces, esa noche? ¡Cuéntanos!

– Oh, vi que era un extraño. Iba y venía lentamente. Le pregunté con tono severo: «¿Cómo has entrado aquí?, ¿qué has perdido?». Pero él continuaba a caminar en mi cuarto, de aquí para allá, como si nada fuese. Entonces le volví a preguntar: «¿Qué haces?». Y puesto que continuaba a no querer responderme, me levanté de un salto para aferrarlo, pero no toqué mas que el aire, y el hombre había desaparecido… Entonces regresé a la cama, y de nuevo comencé a sentir que iba y venía. Me preguntaba por qué veía allí a ese hombre, y por qué no podía aferrarlo. Me levanté de nuevo para asirlo y para hacer que desistiese de caminar. Nuevamente me topé con la nada. Quedé perpleja. Volví a acostarme. No volvió otra vez, pero aquella noche no conseguí adormecerme. Al día siguiente, después de misa, fui a ver a mi director espiritual y le conté lo sucedido. El me dijo «Si todo eso recomienza, no preguntes: «¿Quien eres?, sino, ¿“Qué quieres de mí?».
La noche siguiente el hombre regresó. Era el mismo, y yo le pregunté: «¿Qué quieres de mí?». Me respondió: «Haz celebrar tres misas por mí y yo seré liberado». Entonces comprendí que era un alma del Purgatorio. Mi padre espiritual me lo confirmó. Me aconsejó de no rechazar jamás a las almas del Purgatorio, y de acoger con generosidad sus pedidos.

– Y después, ¿continuaron las visitas?

– Sí, durante algunos años venían tres o cuatro almas solamente, sobre todo en el mes de noviembre. Luego no vinieron más.

– ¿Y qué te piden estas almas?

– Muchas veces piden de hacer celebrar misas y de asistir a esas misas; piden de recitar Rosarios, y también de hacer el Vía Crucis.

– A este punto se nos plantea una pregunta, que es fundamental: ¿Qué es exactamente el Purgatorio?

– Diría que es una invención genial por parte de Dios. Y aquí quisiera proponerles una imagen toda mía. Supongan que un día se abre una puerta y aparece un ser extraordinariamente bello, de una belleza tal, nunca vista sobre la tierra. Aquí quedan fascinados, trastornados por este SER de luz y de belleza, tanto más que él demuestra estar locamente enamorado de ustedes (lo que nunca se hubiesen imaginado); se dan cuenta que también él tiene un gran deseo de atraerlos a sí, de abrazarlos; y el fuego del amor que quema ya en sus corazones los empuja seguramente a precipitarse entre sus brazos. Pero ustedes, se dan cuenta, en ese preciso instante, de que hace meses que no se lavan, que huelen mal, que se sienten horriblemente feos; tienen la nariz que chorrea, los cabellos grasosos y pegoteados, horribles manchas de suciedad sobre la ropa, etc., etc.Entonces se dicen a sí mismos: «¡No, no es posible que yo me presente en este estado!. Es preciso que antes me lave, me duche, y luego, rápidamente, regrese a verlo…». Pero he aquí que el amor nacido en sus corazones es tan intenso, tan fuerte, tan abrasador, que este atraso debido a la ducha es absolutamente insoportable. Y el dolor mismo de la ausencia, aunque dure sólo pocos minutos, causa un ardor atroz en el corazón. Y, ciertamente, este ardor es proporcional a la intensidad de la revelación del amor: es una Llama de amor…
Pues bien, el Purgatorio es exactamente esto. Es un atraso impuesto por nuestra impureza, un atraso antes del abrazo de Dios, una Llama de amor que hace sufrir terriblemente; una espera, o si quieren, una nostalgia, del Amor. Es precisamente esta Llama, esta ardorosa nostalgia la que nos purifica de todo lo que aún es impuro en nosotros. Me atrevería a decir que el Purgatorio es un lugar de deseo, del deseo loco de Dios, de Dios que ya ha sido reconocido y visto, pero al cual el alma todavía no se ha unido.
Las almas del Purgatorio hablan con frecuencia con María sobre ese gran deseo, de esa sed que tienen de Dios, y cómo ese deseo es para ellas profundamente doloroso; es, sin duda, una verdadera agonía. En la práctica el Purgatorio es una gran crisis, una crisis que nace de la falta de Dios.

Sobre esto he querido que María nos precisara un punto fundamental:
– María, ¿las almas del Purgatorio prueban alegría y esperanza en medio de sus sufrimientos?

– Sí, ningún alma quisiera volver del Purgatorio a la tierra, porque ellas ya tienen un conocimiento de Dios infinitamente superior al nuestro, y no podrían nunca más decidirse a regresar a las tinieblas de este mundo. He aquí, entonces, la gran diferencia entre los sufrimientos del Purgatorio y los de la tierra: en el Purgatorio, aunque sea terrible el dolor del alma, la certeza que se tiene de vivir con Dios es tan fuerte e indestructible que el gozo de esta certeza supera aun el dolor; y por nada del mundo esas almas quisieran volver a vivir sobre la tierra donde, al fin de cuentas, nunca se tiene seguridad de nada.

– María, ¿ahora podrías decirnos si es Dios quien envía un alma al Purgatorio, o si, en cambio, es el alma misma quien decide de ir allí?

– Es el alma misma quien quiere ir al Purgatorio para purificarse, antes de entrar en el Paraíso. Pero aquí es preciso decir también que el alma, cuando está en el Purgatorio, adhiere perfectamente a la voluntad de Dios;por ejemplo, se complace del bien y desea nuestro bien; experimenta tanto amor por Dios, y también por quienes aún estamos en la tierra. Estas almas están perfectamente unidas al Espíritu de Dios o, si quieren, a la Luz de Dios.

– María, ¿en el momento de la muerte, se ve a Dios en plena luz, o en manera confusa?.

– En manera aún confusa; con todo, hay una claridad tal, que basta, ciertamente, para tener nostalgia.
¡Es verdad!. Es una luz resplandeciente, en relación a las tinieblas de la tierra; pero todavía es nada con respecto a la Luz que el alma conocerá en el Cielo. Del resto, a tal propósito, podemos hacer una confrontación con las experiencias de las que se habla en el libro «La vida más allá de la vida»: muchísimas de esas personas que, de un estado de pre-muerte (por coma, paro cardíaco, etc.), han entrevisto algo del más allá, quedaron tan fascinadas de esa luz, que para ellas ha sido una verdadera agonía retornar a la común existencia sobre la tierra, después de aquella experiencia.

– María, ¿puedes decirme cuál es el papel de la Virgen con respecto a las almas del Purgatorio?

– Sí, viene frecuentemente para consolarlas y decirles que han hecho bien tantas cosas, y les da coraje.

– ¿Hay días especiales en los cuales ella las libera?

– Si, sobre todo el día de Navidad, el día de Todos los Santos, el Viernes Santo; las libera también el día de su Asunción y en el de la Ascensión de Jesús.

– Pero, María, ¿por qué se va al Purgatorio? ¿Cuáles son los pecados que conducen con frecuencia a las almas al Purgatorio?

– Son los pecados contra la caridad, contra el amor hacia el prójimo, la dureza del corazón, la hostilidad, la calumnia; sí, todas estas cosas. Sé que la maldición y la calumnia se cuentan entre las culpas más graves que necesitan una larga purificación.
María, al respecto, nos ofrece un ejemplo que la ha impactado mucho, y es un testimonio que quiero contarles. Se trata de un hombre y de una mujer; de ellos se le pidió se informase si estaban en el Purgatorio. Con gran asombro de quienes se lo habían pedido, la mujer ya estaba en el Paraíso y el hombre en el Purgatorio. Pero en realidad esa mujer había muerto después de un aborto, mientras que el hombre iba con frecuencia a la iglesia y llevaba una vida, aparentemente, bastante digna y piadosa. Entonces María se informa nuevamente, pensando que podría haberse equivocado. Pero no, era tal cual: en realidad los dos murieron contemporáneamente, pero la mujer se había arrepentido sinceramente de lo que había hecho, y había sido muy humilde; en cambio el hombre, aunque religioso, juzgaba todo y a todos, siempre se lamentaba, hablaba mal de la gente, y criticaba. Por eso su purgatorio era muy largo. Y María concluyó: «Nunca se debe juzgar según las apariencias».
Otros pecados contra la caridad son, por cierto, todos nuestros repudios hacia algunas personas que no amamos, nuestro rechazo en hacer las paces, en perdonar, y todos los rencores que encerramos en el corazón. Al respecto María nos reveló un testimonio que nos hace reflexionar. Es la historia de una persona que ella conocía muy bien. Esta persona había muerto. Era una mujer y se encontraba en el Purgatorio, padeciendo sufrimientos atroces. Y cuando esa alma visitó a María, ella le preguntó el porqué; y el porqué era que ella tenía una amiga, sí, una amiga con la cual surgió una enemistad muy grande; y esa enemistad había sido causada por ella misma y, a pesar de todo, había conservado su rencor por años y años; y cuando su amiga, en varias circunstancias, había venido a pedirle de hacer las paces, de reconciliarse, ella la rechazaba; y cuando cayó gravemente enferma, había continuado a tener cerrado su corazón, a rechazar la paz que se le proponía; y hasta en el lecho de muerte, aquella amiga había venido a suplicarle de hacer las paces; pero aún en su lecho de muerte ella había rechazado reconciliarse. Por ese motivo se encontraba aún en un purgatorio muy doloroso, y por eso había venido a pedir ayuda a María.
Este testimonio sobre la gravedad de conservar el rencor es muy significativo. Por lo que se refiere a las palabras, nunca se dirá bastante acerca de cómo una palabra de crítica, una palabra malévola pueda realmente matar, y también cómo una buena palabra pueda curar.

 

 

– Entonces, María, ¿puedes decirnos quienes son los que tienen mayores posibilidades de ir directamente al Paraíso?

– Son aquellos que tienen un corazón bueno, un corazón bueno hacia todos. La caridad cubre una multitud de pecados.
Sí, es San Pablo quien nos lo dice.

– Y ¿cuáles son los medios que podemos emplear sobre la tierra para evitar el Purgatorio e ir derecho al Paraíso?

– Debemos hacer mucho por las almas del Purgatorio, porque son ellas quienes, a su vez, nos ayudan. Hay que tener mucha humildad: ésta es el arma más grande contra el Maligno. La humildad elimina el mal.

A este punto no resisto al deseo de referir un bellísimo testimonio del Padre Berlioux (que ha escrito un hermoso libro sobre las almas del Purgatorio), con relación a la ayuda ofrecida por estas almas a aquellos que las ayudan con oraciones y sufragios:
«Se cuenta que una persona muy amiga de las almas del Purgatorio había consagrado toda su vida a sufragar por ellas. Habiendo llegado la hora de su muerte, fue asaltada con furor por el demonio que la veía a punto de escapársele. Parecía que el abismo entero, confederado contra ella, la rodease con sus cohortes infernales. La moribunda luchaba desde hacía tiempo entre los esfuerzos más penosos, cuando todo de un golpe vio entrar en su casa una multitud de personajes desconocidos, pero resplandecientes de belleza, que pusieron en fuga al demonio y, acercándose a su lecho, le dirigieron palabras de aliento y de consolación totalmente celestiales. Emitiendo entonces un profundo suspiro, y llena de alegría, gritó: ¿quiénes son ustedes? ¿quiénes son los que me hacen tanto bien?. Aquellos buenos visitantes respondieron: «Nosotros somos habitantes del Cielo, que tu ayuda ha encaminado a la felicidad, y, como reconocimiento, venimos a ayudarte para que cruces el umbral de la eternidad y te libres de este lugar de angustia y te introduzcas en las alegrías de la Ciudad Santa».

Con estas palabras una sonrisa iluminó el rostro de la moribunda. Sus ojos se cerraron y ella se durmió en la paz del Señor. Su alma, pura como una paloma, presentándose al Señor de los Señores, encontró tantos protectores y abogados entre las almas que ella había liberado; y reconocida digna de la gloria, entró allí triunfalmente, en medio de los aplausos y las bendiciones de quienes había liberado del Purgatorio».

¡Ojalá que también nosotros, un día, podamos tener la misma suerte!. Entonces hay que decir que las almas, sí, las almas liberadas por nuestra plegaria, son sumamente agradecidas. Les aconsejo, pues, que hagan la experiencia; las almas nos ayudan, conocen nuestras necesidades y nos obtienen muchas gracias.

– Entonces María, ahora pienso en el buen ladrón, en aquel que estaba crucificado junto a Jesús, y me gustaría saber que hizo para que Jesús le prometiese que, ese mismo día, estaría con él en el Paraíso.

– El aceptó humildemente su sufrimiento diciendo que era algo justo. Alentó al otro ladrón a aceptar también él su condición. El tenía el temor de Dios, es decir, era humilde.

Otro hermoso ejemplo, que nos contara María Simma, demuestra cómo un gesto de bondad puede rescatar, en poquísimo tiempo, una vida de pecado. Escuchémoslo narrado con sus mismas palabras:

«Conocía a un joven de unos veinte años. Vivía en un pueblo vecino al mío. Este pueblo había sido duramente golpeado y destruido por una serie de aludes que mataron un gran número de habitantes. Era en el ano 1954. Una noche ese joven se hallaba en la casa de sus padres. Imprevistamente un terrible alud se abate precipitando cerca de su casa. El oye gritos desgarradores, gritos lastimeros que invocan: «¡Ayúdennos! ¡Sálvennos! ¡Vengan a socorrernos!… ¡Somos arrollados por los aludes!… «. De inmediato el joven se levantó y se precipitó para socorrer a esas personas. Pero su madre, que había oído los gritos, le impidió pasar, cerró la puerta y dijo: «¡No, otros deben socorrerlos, nosotros no!. Afuera es demasiado peligroso. No quiero que haya un muerto más»: Pero él, puesto que había sido impactado por esos gritos y quería verdaderamente socorrer a esa gente, empuja a su madre y dice: «¡Sí, yo voy! ¡No quiero dejarlos morir así!’: y salió. Pero también él, a lo largo del trayecto, fue embestido por un alud y murió…
Dos días después de su muerte, él vino a visitarme de noche y me dijo: «Haz celebrar tres misas por mí, así seré liberado del Purgatorio». Yo fui a dar cuenta de ello a su familia y a sus amigos. Ellos quedaron muy sorprendidos al oír que, solamente con tres misas, se libraría del Purgatorio. Alguno de sus amigos agregó «Yo no hubiera querido estar en su lugar en la hora de la muerte. ¡Si hubiesen visto todas las fechorías que cometió!… «. Pero ese joven, con posterioridad, me declaró: «Yo he cumplido un acto de amor puro poniendo a riesgo mi vida y donándola por aquellas personas; y es gracias a esto que el Señor me ha acogido tan rápidamente en Su Cielo. Es verdad, la caridad cubre una multitud de pecados».

En este episodio se ve cómo un solo acto de amor desinteresado ha sido suficiente para purificar a ese joven de una vida de fechorías; y el Señor ha aprovechado de ese instante de amor para llamarlo a sí. María, en efecto, ha dicho que este joven quizás nunca hubiese tenido en su vida la ocasión de realizar un acto de amor tan fuerte, y quizás se hubiese convertido en un hombre malvado. El Señor, en Su Misericordia, lo ha llamado a sí justo en el mejor momento, en el momento más puro a causa de ese acto de amor.

Ahora he aquí otro episodio que demuestra cómo el Señor acepta y valoriza también un simple acto de bondad:

– El alma de una mujer se presentó, un día, con un balde en mano. «¿Qué haces con ese balde?», le pregunté. Es la llave de mi Paraíso, respondió radiante. No he orado mucho durante mi vida; raramente iba a la iglesia pero una vez, antes de Navidad, he limpiado gratuitamente toda la casa de una pobre anciana. Ha sido mi salvación «. Esta es la prueba que todo depende de la caridad.
Es también importante, cuando se está a punto de la muerte, abandonarse a la voluntad del Señor. María me narró el caso muy hermoso de una madre de cuatro hijos que estaba por morir. En vez de rebelarse y de inquietarse ella dijo al Señor: «Acepto la muerte, en el momento que tú lo quieras, y pongo mi vida en tus manos. Te confío mis hijos y sé que tú encargarás de ellos». María me dijo que, a causa de esta inmensa confianza en Dios, esa mujer fue directamente al Paraíso sin pasar por el Purgatorio. Verdaderamente se puede decir que el amor; la humildad y el abandono a Dios son tres llaves de oro que nos hacen entrar directamente en el Paraíso.

– María, ¿podrías decirnos cuáles son los medios más eficaces para facilitar la liberación de las almas del Purgatorio?

– El medio más eficaz es la Misa.

– ¿Por qué la Misa?

– Porque es Cristo quien se ofrece por amor nuestro. Es la ofrenda del mismo Cristo a Dios, la más bella de las ofrendas. EI sacerdote es el representante de Dios y es el mismo Dios que se ofrece y se sacrifica por nosotros. La eficacia de la Misa por los difuntos es tanto mayor cuanto más grande ha sido la estima que ellos tuvieron por la Misa cuando eran todavía en vida. Si en esas Misas han orado con todo el corazón y si han asistido también durante la semana, según el tiempo disponible, ellos sacarán grande provecho de las misas celebradas por ellos. También en esto se recogerá lo que se ha sembrado.Además de ir nosotros, no nos olvidaremos de invitar a nuestros hijos a que asistan a estas Misas, y, si posible, invitemos a los muchachos de las escuelas. Ningún padre, ninguna madre, ningún catequista puede poner en el corazón del niño lo que Nuestro Señor personalmente le da, en gracias, durante la Misa y la Comunión.
Agregaré que un alma del Purgatorio ve muy bien el día de sus funerales: si se reza verdaderamente por él o si, simplemente, se hace acto de presencia para mostrar que está allí. Ellas dicen que las Lágrimas no sirven para nada para ayudarlas. En cambio sirve mucho la oración. Con frecuencia esas almas lamentan el hecho de que las personas asisten a su sepultura, pero no elevan una sola plegaria a Dios; derraman muchas lágrimas, pero eso es inútil.
Con relación a la Misa, quisiera citarles un hermoso ejemplo narrado por el santo Cura de Ars a sus parroquianos: «Hijos míos, un buen sacerdote había tenido la desgracia de perder un amigo muy querido. Por eso rezó mucho por la paz de su alma. Un día Dios le hizo saber que su amigo estaba en el Purgatorio y sufría terriblemente. Este santo sacerdote pensó que no podía hacer algo mejor que ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa por su querido difunto. En el momento de la Consagración, tomó la Hostia entre sus manos y dijo: «Padre Santo y Eterno, en tus manos divinas está el alma de mi amigo en el Purgatorio y en mis pobres manos de ministro tuyo está el Cuerpo de Tu Hijo Jesús. Pues bien, Padre Bueno y Misericordioso, libra a mi amigo y yo te ofrezco a Tu Hijo junto con todos los méritos de Su Gloriosa Pasión y Muerte». Este pedido fue escuchado. De hecho, en el momento de la elevación, él vio que el alma de su amigo subía al Cielo resplandeciente de gloria. Dios había aceptado la ofrenda”.
«Por eso hijos míos, concluyó el santo Cura de Ars, cuando querramos liberar a nuestros seres queridos que están en el Purgatorio, hagamos lo mismo. Ofrezcamos al Padre, por medio del Santo Sacrificio, a Su Hijo Dilecto, junto con todos los méritos de Su Pasión y Muerte, así no podrá rechazarnos nada».
Otros medios muy eficaces para ayudar a las almas del Purgatorio son el ofrecimiento de nuestros sufrimientos, nuestras mortificaciones y el sufrimiento voluntario, como por ejemplo el ayuno, las privaciones, etc. Y, naturalmente, también los sufrimientos involuntarios como las enfermedades, los lutos, los abandonos…

– María, tú fuiste invitada, muchas veces, a sufrir por las almas del Purgatorio para liberarlas. ¡Puedes decirnos qué has vivido y probado en esos momentos!

– La primera vez un alma (era una mujer) me preguntó si quería sufrir tres horas, en mi cuerpo, por ella; y agregó que luego yo podría retomar mi trabajo. Yo me dije: «Si es sólo por tres horas, quiero aceptar». Esas tres horas me parecieron que durasen como tres días, tan terribles eran los sufrimientos. Pero, al fìnal, miré el reloj y vi que habían pasado sólo tres horas. EI alma luego me dijo que, habiendo aceptado sufrir con amor esas tres horas, le había ahorrado veinte años de Purgatorio.

– María, ¿por qué, una vez llegados al Purgatorio, no se pueden adquirir méritos y, en cambio, mientras se está en la tierra siempre se los pueden adquirir?

– Porque en el momento de la muerte los méritos se terminan. Mientras uno vive en la tierra puede reparar el mal que ha cometido antes. Las almas del Purgatorio tienen una santa envidia por esta posibilidad nuestra. Hasta los Angeles son celosos de nosotros, porque tenemos la posibilidad de «crecer» mientras estamos sobre la tierra. Pero muchas veces la aparición del sufrimiento en nuestra vida nos hace rebelar y tenemos dificultad en aceptarlo y vivirlo bien.

– Entonces, ¿cómo vivir el sufrimiento para que pueda dar frutos?

– Los sufrimientos son la prueba más grande del amor de Dios, y si se ofrecen bien, pueden ganar muchas almas.

– Pero ¿qué hacer para recibir los sufrimientos como un don, y no (como se hace con frecuencia) como una punición o un castigo?

– Hay que ofrecerlo todo a la Virgen Santa, pues ella sabe mejor que nadie quién necesita esta o aquella ofrenda para ser salvado.
Quisiera referir aquí un testimonio que María me ha contado a propósito del sufrimiento. El hecho ocurrió en el año 1954. Una serie de avalanchas muy desastrosas se abatieron sobre un pueblito cercano al de Mana, causando gravísimos daños. Otros aludes se habían precipitado en dirección al pueblito de María. Pero aquí sucedió que los aludes se detuvieron ante el pueblito en modo ciertamente milagroso, sin causar algún daño. Las almas dijeron a María que en ese pueblito había vivido y muerto una mujer que, durante treinta años, estuvo enferma y había sido cuidada muy mal; había sufrido terriblemente durante todos esos años, ofreciendo todos sus dolores por el bien de su pueblito. Las almas revelaron a María que, gracias al ofrecimiento de aquella mujer, el pueblito se había salvado. Ella había ofrecido sus sufrimientos durante 30 años y los había soportado con paciencia. María nos dice que, si aquella mujer hubiese gozado de buena salud, no hubiese podido proteger a su pueblito; agrega que con el sufrimiento, pacientemente soportado, se pueden salvar más almas que con las oraciones. No tenemos que ver siempre el sufrimiento como una punición. Puede ser aceptado como expiación, no sólo para nosotros mismos, sino sobre todo para los demás. Jesucristo era inocente, y fue El quien sufrió más que todos para expiar por nuestros pecados.
Sólo en el Cielo sabremos totalmente lo que hemos obtenido por medio del sufrimiento soportado pacientemente, en unión con los sufrimientos de Cristo.

– María, ¿se da una cierta rebeldía por parte de las almas del Purgatorio a causa de sus sufrimientos?

– No, ellas quieren purificarse y comprenden que los sufrimientos son necesarios.

– ¿Cuál es el valor de la contrición y del arrepentimiento en el momento de la muerte?

– La contrición es importantísima. Los pecados como sea, son perdonados, pero queda la consecuencia del pecado. Si se quiere obtener la indulgencia plenaria en el momento de la muerte, esto es, ir derecho al Cielo, el alma tiene que estar libre de toda atadura.
Ahora quisiera referir un testimonio muy significativo que nos ha contado María. Le habían pedido que se informara sobre una mujer cuyos parientes la creían perdida, pues había vivido una vida muy mala y estaba totalmente inmersa en el pecado. Fue víctima de un accidente: se había caído del tren que, en su marcha, la había arrollado y matado. Un alma dijo a María que esa mujer se había salvado del Infierno porque, en el momento de la muerte, había dicho a Dios: «Tú haces bien en retomar mi vida, porque así ya no podré ofenderte», y eso ha cancelado todos sus pecados. Y esto es muy significativo, porque un solo acto de humildad, de arrepentimiento en la hora de la muerte, nos salva. Eso no significa que esa mujer no haya pasado por el Purgatorio; pero se salvó del infierno merecido a causa de su conducta.

– María, quisiera preguntarte en el momento de la muerte ¿se da un tiempo en el que el alma tiene la posibilidad de dirigirse a Dios antes de entrar en la eternidad, un tiempo, si se quiere, entre lo muerte aparente y la muerte real?

– Sí, el Señor da a cada alma algún instante para que se arrepienta de sus pecados y se decida si acepta o no acepta llegar a Dios. En ese breve tiempo se ve como en un fìlme la propia vida. Yo conocía a un hombre que creía en los preceptos de la Iglesia, pero no en la vida eterna; un día se enfermó gravemente y entró en coma. Entonces él se vio en una sala con una pizarra en la que estaban escritas todas sus acciones: tanto las buenas como las malas; luego la pizarra desapareció, también las paredes de aquella sala, y todo era infinitamente bello. Luego se despertó del coma y decidió cambiar de vida.
Este episodio es semejante a tantos otros refrendos en el libro «La vida más allá de la vida»: la experiencia momentánea de la luz sobrenatural es tal que esas personas no pueden vivir más como vivían antes.

– Entonces, María, ¿en la hora de la muerte, Dios se revela con la misma intensidad a todas las almas?

– A cada alma se le da el conocimiento de su propia vida, y también del sufrimiento futuro, pero esto no es igual para todos. La intensidad de la revelación del Señor depende de la vida de cada alma.

– María, ¿el diablo tiene el poder de atacarnos en el instante de nuestra muerte?

– Si, pero el hombre tiene también la gracia de resistirlo y de rechazarlo, porque, si el hombre no quiere, el demonio no puede hacer nada.

– María, ¿qué consejos darás a quien quisiera hacerse santo ya en esta tierra?

– Ser humildísimo. No debe ocuparse de sí mismo. Debe huir del orgullo, que es la trampa más peligrosa que tiende el Maligno.

– María, ¿podrías decirnos si se puede pedir al Señor de hacer su propio Purgatorio en la tierra para no hacerlo después de la muerte?

– Oh, sí. He conocido un sacerdote y una muchacha, los dos estaban enfermos en el hospital. La muchacha decía al sacerdote que ella pedía al Señor de poder sufrir en la tierra tanto cuanto fuera necesario pare ir directamente al Cielo, y el sacerdote respondió que él no se atrevía a pedir eso. Junto a ellos había una religiosa que escuchaba toda la conversación. Luego la muchacha murió antes, y poco después murió también el sacerdote; él se apareció a la religiosa diciéndole: «Si hubiese tenido igual confianza que esa muchacha, también yo hubiese ido directamente al Paraíso.

– Gracias por este hermoso testimonio, María.
Ahora María me pide 5 minutos de descanso pues tiene que dar de comer a las gallinas.

La vuelvo a ver en seguida y continuamos con nuestras preguntas
– Sí, por cierto que es difícil describirlos. Pero, dime, ¿Jesús no va al Purgatorio?.

– Ningún alma me lo ha dicho. Es la Madre de Dios quien va. Una vez pregunté a un alma del Purgatorio si debía ir ella misma a buscar a las almas de las que pedían noticias. Me respondió que no: es la Madre de Misericordia quien da noticias. Ni siquiera los santos van al Purgatorio; en cambio los Angeles están allí: San Miguel… y cada alma tiene cerca a su Angel Custodio.

– ¡Qué estupendo, los Angeles están con nosotros! Pero, ¿qué hacen los Angeles en el Purgatorio?

– Alivian y consuelan. Las almas pueden verlos.

– ¡Oh, qué bello!. María, si continuas a hablarnos de los Angeles casi me haces venir el deseo de ir al Purgatorio. Otra pregunta: tú sabes que, hoy, mucha gente cree en la reencarnación, ¿Qué dicen las almas sobre este tema?

– Las almas dicen que Dios nos da una sola vida.

– Pero algunos sostienen que una sola vida no es suficiente para conocer a Dios y para tener el tiempo de convertirse verdaderamente, y piensan que eso no sea justo. ¿Que le respondes a tales personas?

– Todas las almas tienen una fe interior; aun si no son practicantes, ellas reconocen a Dios. No existe nadie que no crea totalmente. Cada hombre tiene una conciencia para reconocer el bien y el mal, una conciencia dada por Dios y un conocimiento interior, ciertamente de grados diversos, como sea, sabe distinguir el bien del mal. Con tal conciencia cada ser humano puede llegar a la bienaventuranza.

– ¿Qué pasa con las personas que se suicidan?. ¿alguna vez te visitó una de esas almas?

– Las almas que vienen a mí son sólo almas del Purgatorio. Por lo tanto, hasta hoy, nunca encontré el caso de un suicida que se haya perdido; eso no significa que no las haya. Pero algunas almas me dicen que con frecuencia son más culpables aquellos que han estado alrededor de ellas, porque han sido negligentes o han difundido calumnias.

A este punto pregunté a María si las almas se arrepienten de haberse suicidado, y María me respondióque si, pero me dijo que, con frecuencia, el suicida es una persona enferma. Con todo, las almas se arrepienten porque, apenas ven las cosas a la luz de Dios, comprenden, en un solo instante, todas las gracias que les estarían reservadas a ellas durante el tiempo que aún les quedaba por vivir, y ven todo el tiempo restante (meses o años), y todas las almas que hubiesen podido ayudar ofreciendo el resto de su vida a Dios; y lo que a ellas les causa mayor dolor por su pasado es ver el bien que hubiesen podido hacer y que, en cambio, no hicieron porque abreviaron su vida. Pero, si la causa del suicidio fue una enfermedad, el Señor, sin duda, no lo tiene en cuenta.
– María, quisiera preguntarte si almas de personas de otras religiones, por ejemplo judíos, han venido a visitarte

– Sí, y están en la felicidad. Quien vive bien su fe está en la paz; pero es a través de la fe católica que se gana mucho más para el Cielo.

– ¿Existen religiones que son malas para las almas?

– No, pero ¡hay tantas religiones en la tierra!. Los más cercanos a la fe Católica son los ortodoxos y los protestantes. Hay muchos protestantes que recitan el Rosario; pero las sectas son muy, muy malas. ¡Hay que hacer de todo para salir de ellas!.

– María, ¿hay sacerdotes en el Purgatorio?. (Aquí veo que María alza los ojos al Cielo como para decir: «¡Ay de mí!…»).

– Sí, hay muchos. Esos no han colaborado para tener respeto por la Eucaristía, y entonces toda la fe sufre. Con frecuencia están en el Purgatorio por haber descuidado la oración, y su fe ha disminuido; pero es también cierto que muchos de ellos han ido directamente al Paraíso. Un encuentro inolvidable para mí fue aquel con un sacerdote cuya mano derecha era negra. Le pregunté la causa: «Hubiera tenido que bendecir más», me dijo. «Di a todos los sacerdotes que encuentres que deben bendecir mucho más: ellos pueden dar numerosas bendiciones y conjurarían las fuerzas del mal».

– Bien, ¿y qué le dirías a un sacerdote que quisiera vivir verdaderamente según el corazón de Dios?

– Le aconsejaría de rezar mucho al Espíritu Santo y de recitar cada día el Rosario.

– María, ¿hay niños en el Purgatorio?

– Sí, pero para ellos el Purgatorio no es muy largo ni muy penoso, porque a ellos les falta el pleno discernimiento.

– Pienso que algunos de ellos han venido a encontrarte. Tu nos contabas la historia de aquella niñita… el alma más pequeña que has visto; era una niñita de 4 años. Pero ¿por qué estaba en el Purgatorio?

– ¿Por qué?. Esta niñita había recibido de sus padres, como regalo de Navidad, una muñeca. Tenía una hermana melliza, que también había recibido una muñeca. Y he aquí que esa niñita de 4 años había roto su muñeca y entonces, a escondidas, sabiendo que nadie la veía, fue a poner esa muñeca rota en el lugar de la de su hermana, y a hacer así el cambio, sabiendo muy bien, en su corazoncito, que habría ocasionado muchísimo dolor a su hermana; se daba cuenta que eso era un engaño y una injusticia. Por esta causa pasó por el Purgatorio.
Sí, los niños con frecuencia tienen una conciencia más viva que la de los adultos, y es preciso sobre todo luchar contra la mentira; ellos son muy sensibles.

– María, ¿cómo pueden los padres ayudar en la formación de la conciencia de sus hijos?

– Sobre todo con el buen ejemplo: es lo más importante; y luego con la oración. Los padres deben bendecir a sus hijos e instruirlos bien en las cosas de Dios.

– Lo dicho es muy importante. ¿Te han visitado almas que, sobre la tierra, practicaban perversiones?. Pienso, por ejemplo, en el campo de la sexualidad.

– Las almas que he conocido (todas del Purgatorio), no se han perdido, pero deben sufrir mucho para purifìcarse. En todas las perversiones está presente la obra del Maligno. En modo particular en la homosexualidad.

– ¿Qué consejo darías a todas esas personas que son tentadas por la homosexualidad, que tienen en ellos esas tendencias?

– Les diría de rezar, rezar mucho, para tener la fuerza de alejarse. Sobre todo hay que orar al Arcángel san Miguel, pues es él, por excelencia, quien combate contra el Maligno.

-¡Oh, sí el Arcángel san Miguel! ¿Y cuáles son las tendencias del corazón que pueden conducir a la pérdida de nuestra alma, a la pérdida definitiva de nuestra alma, es decir al infierno?

– Es cuando no se quiere ir hacia Dios, es decir cuando se dice decididamente: «¡Yo no quiero!»

Te agradezco por esta aclaración. Y aquí te quisiera contar que, sobre este argumento, he interrogado a Vicka, una de las videntes de Medjugorje, que me decía también ella que al infierno (¡y ella al infierno lo ha visto!), van únicamente aquellos que deciden de ir allí, y no es Dios quien los manda. Al contrario, El suplica al alma de acoger Su Misericordia. El pecado contra el Espíritu Santo del que habla Jesús, y que por tanto no es perdonado, es el rechazo radical de su misericordia, y eso en plena luz y en plena conciencia. Yo señalo que Juan Pablo II lo explica muy bien en su encíclica sobre la Misericordia; pero también en esto podemos hacer mucho, por medio de la oración, por las almas que están en peligro de perderse.
– María, ¿tendrías algún testimonio al respecto?

– Un día me encontraba en el tren. En mi compartimento había un hombre que no terminaba de criticar a la Iglesia, a los sacerdotes y hasta de ofender a Dios. No cesaba de maldecir, y yo le dije: «Usted no tiene el derecho de decir todo eso, ¡no está bien!». Llegada a mi estación, mientras bajaba los dos peldaños de la escalerita, dije sencillamente a Dios: «¡Señor, que esta alma no se pierda!…». Algunos años después el alma de este hombre vino a visitarme y me contó de haber estado a la orilla del Infierno y de haberse salvado sólo por la oración que yo había hecho en aquel momento.

Sí, es extraordinario ver como tan solo un pensamiento, un impulso del corazón, una sencilla oración por alguien, pueda impedirle de caer en el infierno, porque es el orgullo que hace ir al infierno. Y el infierno es eso: es el obstinarse a decir NO a Dios; pero nuestras oraciones pueden suscitar, en quien muere, un acto de humildad; y sólo un impulso de humildad, por mínimo que sea, tiene tanta fuerza como para hacemos evitar el infierno.

– Un alma me contó: «No habiendo observado las leyes de tránsito, me maté a causa del golpe, mientras iba en motocicleta en Viena”. Le pregunté: «¿Estabas preparada para entrar en la eternidad?». «No lo estaba, agregó, pero Dios da dos o tres minutos para que se puedan convertir a cuantos pecan contra de él con insolencia y presunción. Y sólo quien lo rechaza es condenado». El alma continuó con su comentario interesante e instructivo: «Cuando uno muere en un accidente, las personas dicen que era su hora. Es falso: eso se puede decir sólo cuando una persona muere no por su culpa. Pero según los designios de Dios, yo hubiera podido vivir aún treinta años; entonces hubiese transcurrido todo el tiempo de mi vida». Por eso el hombre no tiene el derecho de exponer su vida a un peligro de muerte, salvo en caso de necesidad. Un médico vino un día a lamentarse que debía sufrir por haber acortado la vida de sus pacientes con inyecciones para que no sufrieran más. Dijo que el sufrimiento, soportado con paciencia, tiene para el alma un valor infinito; se tiene el deber de aliviar los grandes sufrimientos, pero no el derecho de acortar la vida con medios químicos. En otra ocasión vino una mujer. Confesó: «He debido sufrir treinta años de purgatorio porque a mi hija no la he dejado ir al convento».

– María, ¿no te parece increíble que alguno pueda llegar al punto de decir NO a Dios en el momento de la muerte, cuando lo ve?

– Bien, por ejemplo un hombre me dijo que no quería ir al Cielo; ¿y saben por qué?. Porque, según él, Dios permite los injustos y las injusticias… Yo le dije que esto lo hacen los hombres y no Dios. Me respondió: Espero no encontrar a Dios, después de la muerte, porque entonces le romperé la cabeza con un hacha». El tenía un odio profundo contra Dios; pero Dios deja al hombre su voluntad libre; podría impedir esta voluntad, pero no, quiere dejar a cada uno su libre elección. Dios da a cada uno, durante la vida terrena y en la hora de la muerte, muchas gracias para convertirse, aun después de una vida transcurrida en las tinieblas; pero si se pide perdón sin cálculo, ciertamente podemos salvarnos.

– Jesús dijo que es difícil, para un rico, entrar en el Reino de los cielos. Tú, personalmente, ¿has visto a veces casos de este género?

– Sí, si hacen buenas obras, pero obras de caridad, si viven el Amor, entonces pueden llegar a ser como los pobres.

– Y ahora, María, actualmente, ¿te visitan las almas del Purgatorio?

– Sí, dos o tres veces por semana.

– Quisiera saber qué piensas sobre las prácticas de espiritismo; por ejemplo cuando se llaman a los espíritus de los difuntos, se hacen girar las mesas, etc.

– ¡No es bueno!. Con frecuencia es el diablo quien hace mover las mesas.
¡Oh, si, es importante decirlo!. Hay que hacer saber esto a la gente; pues hoy, por desgracia, estas absurdas prácticas espiritistas aumentan cada vez más…

– Ahora, te ruego, acláranos, ¿existe una diferencia entre lo que tú vives con las almas de los difuntos y las prácticas de espiritismo?

– No es lícito llamar a las almas. Yo no busco su venida; vienen por sí solas, con el permiso de Dios. En el espiritismo, en cambio, se evocan a los espíritus, se los llaman. Pero es el demonio quien viene, fingiendo ser el alma de ése o de aquél. A veces se presenta bajo falsas apariencias, sin ser llamado.

– Tú, personalmente, ¿has sido alguna vez engañada por falsas apariciones?. Por ejemplo, por el diablo que se hace pasar por un alma del Purgatorio para hablarte?

– Sí, una vez un alma vino a verme y me dijo: «No recibas al alma que vendrá después de mí, porque te pedirá demasiados sufrimientos. Eso no está a tu alcance. Nunca podrás hacer lo que te ha de pedir “. Entonces quedé turbada. Me acordé de lo que me había dicho mi párroco que había que acoger a cada alma con generosidad, y yo estaba, por cierto, habituada a la obediencia. De repente pensé dentro de mí: «¿Acaso no podría ser el demonio quien esté aquí ante mi, y no un alma del Purgatorio?. ¿No será el demonio que se ha camuflado?…». Dije entonces a aquel hombre: «Si eres el diablo, ¡vete de aquí”. En seguida pegó un fuerte grito y huyó. Y efectivamente, el alma que vino luego de él era un alma que tenía mucha necesidad de mi ayuda y era en verdad importante que viniese a verme y que yo la escuchase.

– Cuando el diablo aparece, ¿el agua bendita lo hace huir siempre?

– Lo molesta mucho y con frecuencia huye.

– En la actualidad, María, eres muy conocida, sobre todo en Alemania, en Austria y aun por toda Europa, gracias también a tus conferencias y a tu libro. Pero en los comienzos vivías del todo escondida. ¿Cómo es que, de la noche a la mañana, la gente ha reconocido que tu experiencia sobrenatural era auténtica?

– ¡Oh! Fue cuando las almas comenzaron a pedirme que suplicara a sus familias para que restituyeran un bien mal adquirido.

A este propósito, María me contó varias testimonios. Sería demasiado largo referirlos. Pero, muchas veces, diversas almas han venido a verla para decirle:

«Ve a mi familia, en tal pueblo (y ese pueblo ella no lo conocía), para decir a mi padre, a mi hijo, a mi hermano que restituyan tal propiedad, tal suma de dinero, tal objeto que, en tal lugar y en lo de fulano, me he procurado de mal modo, y así yo seré liberada del Purgatorio cuando ese bien sea restituido».

Entonces María refería todos los detalles de ese campo, de aquella suma de dinero, de tal objeto, de aquel vestido así y así, y las personas quedaban sorprendidas viendo que ella conocía todos esos particulares, porque algunas veces las mismas familias no estaban al corriente de que aquel bien hubiese sido mal adquirido por sus parientes. Fue por tales hechos que María comenzó a ser muy conocida.
– María, ¿existe un reconocimiento oficial de la Iglesia con respecto al carisma que ejerces hacia las almas del Purgatorio, y también hacia aquellos que son alcanzados con tu apostolado?

– Mi Obispo me ha dicho que, hasta que no haya errores teológicos, yo debo continuar: Mi párroco, que es al mismo tiempo mi guía espiritual, confirma también él estas cosas.

– Te quiero hacer una pregunta, que puede parecer indiscreta. Tú has hecho tanto por las almas del Purgatorio que, sin duda alguna, cuando te toque morir, miles de almas te escoltarán hasta el cielo. Imagino que tú ciertamente no habrás de pasar por el Purgatorio, ¿No es así?

– ¡Oh!. No creo que iré al Cielo sin Purgatorio, porque yo he tenido más luz, más conocimiento, y por tanto mis culpas son más graves. Pero espero igualmente que las almas me ayudarán a subir al Cielo.

– Si, por cierto. Y tú, María, ¿estás contenta de tener este carisma, o bien es para ti una cosa pesada y fatigosa todos esos continuos pedidos por parte de las almas?

– No, no me lamento de las dificultades, porque sé que puedo ser de mucha ayuda para ellas; puedo ayudar a tantas almas, y soy feliz de poder hacerlo.

– María, te agradezco, también en nombre de los lectores, por esos hermosos testimonios. Pero consiénteme de hacerte una última pregunta, Para que podamos conocerte mejor, ¿podrías contarnos, en pocas palabras, algo de tu vida?

– Cuando era niña, quería entrar en un convento. Mi madre me decía de esperara a que tuviese 20 años. No quería casarme. Mi madre me hablaba mucho de las almas del Purgatorio y, ya, desde cuando frecuentaba la escuela, esas almas me han ayudado mucho. Entonces yo me decía que debía hacerlo todo por ellas. Terminada la escuela, pensé ir al convento. Entré en las Hermanas del Corazón de Jesús, pero, luego me dijeron que era demasiado débil de salud para poder permanecer con ellas. En verdad, cuando era pequeña, había tenido una pulmonía y una pleuritis. La Superiora confirmó que yo tenía vocación religiosa, pero me aconsejó que entrara en una orden más fácil y esperara algún año más. Yo, en cambio quería ingresar en una orden claustral y en seguida. Después de otros dos intentos, la conclusión fue la misma: era demasiado débil de salud. Entonces me dije que para mí entrar en el convento no era la voluntad del Señor. He sufrido mucho, moralmente, y me decía: «El Señor no me ha mostrado lo que quiere de mí».
Esta espera duró para mí hasta la edad de 25 años, es decir hasta el momento en que Dios me ha confiado esta tarea de orar por las almas del Purgatorio. ¡Me había hecho esperar 8 años!. En mi familia éramos 8 hijos. Yo trabajaba en casa, en nuestra estancia, desde los 15 años. Luego fui a Alemania, como doméstica en la familia de un campesino, y después he trabajado aquí, en la estancia de Sonntag. A partir de los 25 años, cuando comenzaron las visitas de las almas, he tenido que sufrir mucho por ellas. Ahora estoy mejor físicamente.

 

Habla su confesor y director espiritual.

Habiendo leído, recientemente, un informe sobre María Simma enviado por el Padre Alfonso Matt (director espiritual de la vidente) al Obispo de su Diócesis, considero útil agregar, para los lectores, estas otras breves noticias.

María Simma (la segunda de ocho hijos), ha nacido el 5 de febrero de 1915 en Sonntag (Vorarlberg), en Austria, de una familia pobrísima. El padre, José Antonio (18 años mayor que su esposa, Luisa Rinderer), por varios años se ganó la vida como cuidador y campesino de su hermano. Durante la primera guerra mundial fue cartero, luego obrero vial y bracero, luego jubilado. Con su mujer y sus ocho hijos fue a vivir en una vieja casa que había recibido en herencia de un buen anciano, maestro carpintero. A causa de la gran pobreza de la familia, los hijos, desde muy jóvenes, trabajaron y se ganaron el pan: los varones como obreros y las muchachas como niñeras. María Simma desde su juventud fue muy piadosa y frecuentó asiduamente los cursos de instrucción religiosa organizados por su párroco. Luego debió alejarse de su pueblo para trabajar en varios lugares.

Quería hacerse religiosa pero, como ya sabemos, el Señor ha tenido otros proyectos sobre ella. En el informe del párroco se lee que ella «consagró su virginidad a la Virgen e hizo esta consagración a María en favor sobre todo de los difuntos»; se ofreció a Dios, haciéndolo con voto «como alma víctima, víctima de amor y de expiación». El párroco refiere que en varias ocasiones, y por diferentes modos, ella se ofreció como víctima para ayudar a los difuntos, con sufrimientos voluntarios a veces terribles, gracias a los cuales abrevió las penas de innumerables almas.

Además de los sufrimientos ofreció a Dios continuas oraciones, misas y penitencias.
Desde la muerte de su padre, acaecida en 1947, vive sola en la casita paterna y, para proveer a las necesidades de la vida, continúa, a pesar de la edad a cultivar su huertita. Vive así en pobreza, ayudada por la gente caritativa. No pide nada, todo lo hace gratuitamente; y si alguno le deja ofrendas, las envía íntegramente a la Curia, para la celebración de misas, para obras caritativas y, sobre todo, para las Misiones.

 

Formas de ayudar a las almas del Purgatorio.

El párroco, en su informe, hace resaltar que la acción desarrollada por María Simma no es sólo ayudar, ella misma, a los difuntos, como siempre lo hizo, sino también hacerse celosa promotora de la ayuda de los vivos a las almas del Purgatorio y a los moribundos. En todos sus encuentros con la gente, y también en las páginas de su diario, siempre indicó, con insistencia, los medios de ayuda, pedidos también por las mismas almas: misas, Rosarios, ofrecimiento de los sufrimientos, Vía Crucis, obras caritativas; entre estas, sobre todo, ayuda a las Misiones que, a decir de las almas, son de grandísima eficacia para los difuntos.

Se indican luego medios menores de ayuda que s suscitan nuestra sorpresa y curiosidad, y por eso quiero referirlos, en parte, textualmente:

«EI encender velas ayuda a las almas: ante todo porque esa atención de amor les da una ayuda moral: luego porque las velas son benditas y disipan las tinieblas en las que se hallan las almas. Un niño de 11 años, de Kaiser, pidió a María Simma que orase por él. Estaba en el Purgatorio porque, el día de los fieles difuntos, apagó en el cementerio las velas encendidas en las tumbas y robó la cera para diversión. Las velas benditas son de mucho valor para las almas. El día de la Candelaria, María Simma debió encender dos velas por un alma, mientras soportaba por ellas sufrimientos expiatorios «.

«Echar agua bendita mitiga los sufrimientos de los difuntos. Un día María Simma pasando echó agua bendita por las almas. Una voz le dijo: «¡Mucho más aún! «.

«Todos los medios no ayudan a las almas de la misma manera. Si durante su vida alguno tiene poca estima por la Misa, no le aprovechará mucho cuando estará en el Purgatorio. Si alguno no tuvo corazón durante su vida, recibe poca ayuda. quienes pecaron difamando a los demás deben expiar duramente su pecado. Pero quien en vida haya tenido un buen corazón, recibe mucha ayuda «.

«Un alma que había descuidado de asistir a Misa, pudo pedir ocho Misas para su alivio, porque durante su vida mortal había hecho celebrar ocho Misas por un alma del Purgatorio».

El párroco refiere que María Simma insiste mucho en que se rece para ayudar a los moribundos.

«Segúnlo que dicen las almas del Purgatorio», escribe el párroco, «muchas van al Infierno porque se ora demasiado poco por ellos… María Simma un día vio muchas almas suspendidas en vilo entre el Infierno y el Purgatorio».
He aquí algunas instrucciones:
»Las almas del Purgatorio se preocupan mucho de nosotros y del Reino de Dios (es siempre el párroco que escribe). Tenemos la prueba por ciertas advertencias que ellas dieron a María Simma”.

Las instrucciones que siguen (continúa el párroco) han sido tomadas de sus anotaciones: «De nada sirve lamentarse de los tiempos que vivimos. Es necesario decir a los padres que ellos son los principales responsables. Los padres no pueden ofrecer un peor servicio a sus hijos que consentir a todos sus deseos, dándoles todo lo que quieren, simplemente para que estén contentos y no griten. El orgullo puede así echar raíz en el corazón de un niño. Más tarde cuando el niño comienza a ir a la escuela, no sabe recitar un Padrenuestro ni hacer la señal de la Cruz. de Dios, a veces, no sabe absolutamente nada. Los padres se disculpan diciendo que esto es tarea del catequista y de los maestros de religión”.

Donde la enseñanza religiosa no comienza desde la más tierna edad, la religión no perdura después. «Eduquen a los niños a la renuncia. ¿Por qué hoy se da esta indiferencia religiosa, esta decadencia moral?. ¡Porque los niños no han aprendido a renunciar!. Ellos con el tiempo se volverán descontentos y hombres sin discreción que toman parte en todo, quieren tener todo a profusión. Esto provoca tantas desviaciones sexuales, las prácticas antinatalistas y el crimen del aborto. Todos estos hechos claman al Cielo venganza. Quien desde niño no ha aprendido a renunciar se vuelve egoísta, sin amor, tirano. Por este motive hoy existe tanto odio y falta de caridad. ¿queremos ver tiempos mejores? Se comience por la educación de los niños”.

«Se peca en manera espantosa en contra del amor hacia el prójimo, sobre todo con la murmuración, el engaño y la calumnia. ¿Por dónde comienzan? En el pensamiento. Hay que aprender esas cosas desde la infancia y tratar de ahuyentar inmediatamente los pensamientos contrarios a la caridad. Se combatan rápidamente los pensamientos contra la caridad; y no se llegará a juzgar a los demás sin caridad”.

«Para todo católico el apostolado es un deber. Algunos lo ejercen con la profesión, otros con el buen ejemplo. No pocos se lamentan que muchos se corrompen por las conversaciones contra la moral y contra la religión. ¿Por qué entonces se calla?. Los buenos deben también defender sus convicciones y declararse cristianos… Todo cristiano debería ponerse a buscar el Reino de Dios y esforzarse en hacerlo crecer; pues de lo contrario los hombres no estarán en condiciones de reconocer el gobierno de la Providencia. La preocupación del alma no tiene que ser sofocada por aquella exagerada del cuerpo…»

Me gusta terminar aquí esta pincelada. Hojeando el informe del párroco (a quien quisiera decirle gracias de corazón), pudimos también husmear entre las páginas del diario de María: hay en ellas una sabiduría que no viene del mundo, sino de las almas que la instruyen… Pues bien, les digo que para mí ha sido un gran placer conocer a María Simma, una mujer cuya vida ha sido donada totalmente. Cada segundo, cada hora de su vida tiene por cierto un peso de eternidad, no solo para ella misma, sino para tantas, tantas almas, conocidas o no, que ella, en varios modos, y con tanto amor, ayudó a liberarse del Purgatorio y a alcanzar la felicidad eterna en el Cielo.

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Estamos más cerca de los eventos profetizados: la vidente Vicka de Medjugorje cumplió 50 años

El primer secreto que debe anunciar Vicka es sobre la Iglesia en Medjugorje.
La primera conocida en el mundo como uno de los niños videntes de Medjugorje, Vicka Ivankovic-Mijatovic cumplió 50 años el miércoles. Y desde el punto de vista profético no es banal, porque hay que recordar que los eventos que la Reina de la Paz ha profetizado a los videntes transcurrirán durante sus vidas, e incluso algunos tienen la misión de comunicar la fecha al mundo días antes de que pasen.

 

vicka en dublin

 

Incluso la Virgen le dictó a Vicka su historia, (ver aquí) que escribió en tres cuadernos que pueden ser leídos sólo por ella. Cuando el mundo esté pronto, un sacerdote que ya escogió Vicka, se encargará de su divulgación.

La vida de Vicka ha estado marcada por el sufrimiento físico, pero sobre todo por la alegría radiante con que siempre impresionó a las personas que la conocieron. Gran multitud de peregrinos la saludó cuando ella dio una charla en la mañana del miércoles pasado en su cumpleaños.

El día comenzó como cualquier otro miércoles, uno de los días en que se reúne con los peregrinos para contar acerca de más de 33 años de apariciones diarias de la Virgen María.

Un poco fuera de Medjugorje, en el patio del orfanato de Sor Cornelia, Vicka fue recibida por una gran multitud de peregrinos agitaban pañuelos blancos para felicitarla. La mayoría había venido de Italia. Fue celebrado en la noche en su casa, con una fiesta para su gran familia. Vicka tiene siete hermanos y hermanas.

El sufrimiento físico ha marcado el tono de gran parte de la vida de Vicka como vidente. Parte de ello ha sido el sufrimiento místico, como en la década de 1980 cuando, en determinados períodos, pasó la mayor parte de su tiempo en un estado similar al coma, sólo para despertar para recibir su aparición cada noche. Ella ha tomado el sufrimiento voluntariamente con el fin de avanzar en los planes de la Virgen María, pero siempre se ha negado a hablar de ello. Después de los últimos chequeos médicos en Zagreb, Croacia, se dijo que Vicka está en muy buena forma.

Peregrinos asocian a Vicka con su sonrisa radiante y su disponibilidad incansable. Ella ha pasado meses de su vida orando por la gente, y ha sido fundamental en un buen número de curaciones inexplicables conocidas. Una mística por naturaleza, ella también se ha asociado con el muy raro don de la bilocación (ver aquí), pero dijo que no conoce nada al respecto.

Vicka dice que conoce nueve de los 10 secretos de la Virgen María ha confiado o confiará a cada uno de los videntes de Medjugorje (ver aquí). Ella ha dicho que el primero de sus secretos tiene que ver con la iglesia en Medjugorje.

La misión especial de Vicka es orar por los enfermos.

Es la última de las videntes de formar una familia, Vicka está casada con Marijo Mijatovic, un ayudante por mucho tiempo del sacerdote de Medjugorje P. Slavko Barbaric. Casada en el 2002, cuando Vicka tenía 37 años, la pareja tiene dos hijos, Marija-Sofija y Ante.

Fuentes: Medjugorje Today, Signos de estos Tiempos

 

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Realeza de María

por Filiberto Díaz Pardo

La realeza de Cristo es dogma fundamental de la Iglesia y a la par canon supremo de la vida cristiana.

Esta realeza, consustancial con el cristianismo, es objeto de una fiesta inserta solemnemente en la Sagrada Liturgia por el papa Pío XI a través de la bula Quas primas del 11 de diciembre de 1925. Era como el broche de oro que cerraba los actos oficiales de aquel Año Santo.

La idea primordial de la bula podría formularse de esta guisa. Cristo, aun como hombre, participa de la realeza de Dios por doble manera: por derecho natural y por derecho adquirido. Por derecho natural, ante todo, a causa de su personalidad divina; por derecho adquirido a causa de la redención del género humano por ÉI realizada.

Si algún día juzgase oportuno la Iglesia —decía un teólogo español en el Congreso Mariano de Zaragoza de 1940— proclamar en forma solemne y oficial la realeza de María, podría casi transcribir a la letra, en su justa medida y proporción, claro está, los principales argumentos de aquella bula.

Y así ha sido. El 11 de octubre de 1954 publicó Pío XII la encíclica Ad Coeli Reginam. Resulta una verdadera tesis doctoral acerca de la realeza de la Madre de Dios. En ella, luego de explanar ampliamente las altas razones teológicas que justifican aquella prerrogativa mariana, instituye una fiesta litúrgica en honor de la realeza de María para el 31 de mayo. Era también como el broche de oro que cerraba las memorables jornadas del Año Santo Concepcionista.

El paralelismo entre ambos documentos pontificios, y aun entre las dos festividades litúrgicas, salta a la vista.

La realeza de Cristo es consustancial, escribíamos antes, con el cristianismo; la de María también. La realeza de Cristo ha sido fijada para siempre en el bronce de las Sagradas Escrituras y de la tradición patrística; la de María lo mismo.

La realeza de Cristo, lo insinuábamos al principio, descansa sobre dos hechos fundamentales: la unión hipostática —así la llaman los teólogos y no acierta uno a desprenderse de esta nomenclatura— y la redención; la de María, por parecida manera, estriba sobre el misterio de su Maternidad Divina y el de Corredención.

Ni podría suceder de otra manera. Los títulos y grandezas de nuestra Señora son todos reflejos, en cuanto que, arrancando frontalmente del Hijo, reverberan en la Madre, y la realeza no había de ser excepción. La Virgen, escribe el óptimo doctor mariano San Alfonso de Ligorio, es Reina por su Hijo, con su Hijo y como su Hijo. Es patente que se trata de una semejanza, no de una identidad absoluta.

«El fundamento principal —decía Pío XII—, documentado por la Tradición y la Sagrada Liturgia, en que se apoya la realeza de María es, indudablemente, su Divina Maternidad. Y así aparecen entrelazadas la realeza del Hijo y la de la Madre en la Sagrada Escritura y en la tradición viva de la Iglesia. El evangelio de la Maternidad Divina es el evangelio de su realeza, como lo reconoce expresamente el Papa; y el mensaje del arcángel es mensaje de un Hijo Rey y de una Madre Reina.

Entre Jesús y María se da una relación estrechísima e indisoluble —de tal la califican Pío IX y Pío XII—, no sólo de sangre o de orden puramente natural, sino de raigambre y alcance sobrenatural trascendente. Esta vinculación estrechísima e indisoluble, de rango no sólo pasivo, sino activo y operante, la constituye a la Virgen particionera de la realeza de Jesucristo. Que no fue María una mujer que llegó a ser Reina. No. Nació Reina. Su realeza y su existencia se compenetran. Nunca, fuera de Jesús, tuvo el verbo «ser» un alcance tan verdadero y sustantivo. Su realeza, al igual que su Maternidad, no es en Ella un accidente o modalidad cronológica. Más bien fue toda su razón de ser. Predestinóla el cielo, desde los albores de la eternidad, para ser Reina y Madre de Misericordia.

Toda realeza como toda paternidad viene de Dios, Rey inmortal de los siglos. Pero un día quiso Dios hacerse carne en el seno de una mujer, entre todas las mujeres bendita, para así asociarla entrañablemente a su gran hazaña redentora. Y este doble hecho comunica a la Virgen Madre una dignidad, alteza y misión evidentemente reales.

Saliendo al paso de una objeción que podría hacerse fácilmente al precedente raciocinio, escribe nuestro Cristóbal Vega que, si la dignidad y el poder consular o presidencial resulta intransferible, ello se debe a su peculiar naturaleza o modo de ser, por venir como viene conferido por elección popular. Pero la realeza de Cristo no se cimenta en el sufragio veleidoso del pueblo, sino en la roca viva de su propia personalidad.

Y, por consecuencia legítima, la de su Madre tampoco es una realeza sobrevenida o episódica, sino natural, contemporánea y consustancial con su maternidad divina y función corredentora. Con atuendo real, vestida del sol, calzada de la luna y coronada de doce estrellas viola San Juan en el capítulo 12 del Apocalipsis, asociada a su Hijo en la lucha y en la victoria sobre la serpiente, según que ya se había profetizado en el Génesis.

Y esta realeza es cantada por los Santos Padres y la Sagrada Liturgia en himnos inspiradísimos que repiten en todos los tonos el «Salve, Regina».

Hable por todos nuestro San Ildefonso, el capellán de la Virgen, cantor incomparable de la realeza de María, que, anticipándose a Grignon de Monfort y al español Bartolomé de los Ríos, agota los apelativos reales de la lengua del Lacio: Señora mía, Dueña mía, Señora entre las esclavas, Reina entre las hermanas, Dominadora mía y Emperatriz.

Realeza celebrada en octavas reales, sonoras como sartal de perlas orientales y perfectas como las premisas de un silogismo coruscante, por el capellán de la catedral primada don José de Valdivielso, cuando, dirigiéndose a la Virgen del Sagrario, le dice:

Sois, Virgen Santa, universal Señora
de cuanto en cielo y tierra ha Dios formado;
todo se humilla a Vos, todo os adora
y todo os honra y a vuestro honrado;
que quien os hizo de Dios engendradora,
que es lo que pudo más haberos dado,
lo que es menos os debe de derecho,
que es Reina universal haberos hecho.

Los dos versos finales se imponen con la rotundidez lógica de una conclusión silogística.

En el 2º concilio de Nicea, VII ecuménico, celebrado bajo Adriano en 787, leyóse una carta de Gregorio II (715-731) a San Germán, el patriarca de Constantinopla, en que el Papa vindica el culto especial a la «Señora de todos y verdadera Madre de Dios».

Inocencio III (1198-1216) compuso y enriqueció con gracias espirituales una preciosa poesía en honor de la Reina y Emperatriz de los ángeles.

Nicolás IV (1288-1292) edificó un templo en 1290 a María, Reina de los Angeles.

Juan XXII (1316-1334) indulgenció la antífona «Dios te salve, Reina», que viene a ser como el himno oficial de la realeza de María.

Los papas Bonifacio IX, Sixto IV, Paulo V, Gregorio XV, Benedicto XIV, León XIII, San Pío X, Benedicto XV y Pío XI repiten esta soberanía real de la Madre de Dios.

Y Pío XII, recogiendo la voz solemne de los siglos cristianos, refrenda con su autoridad magisterial los títulos y poder reales de la Virgen y consagra la Iglesia al Inmaculado Corazón de María, Reina del mundo. Y en el radiomensaje para la coronación de la Virgen de Fátima, al conjuro de aquellas vibraciones marianas de la Cova de Iría, parece trasladarse al día aquel, eternamente solemne, al día sin ocaso de la eternidad, cuando la Virgen gloriosa, entrando triunfante en los cielos, es elevada por los serafines bienaventurados Y los coros de los ángeles hasta el trono de la Santísima trinidad, que, poniéndole en la frente triple diadema de gloria, la presentó a la corte celeste coronada Reina del universo… “Y el empíreo vio que era verdaderamente digna de recibir el honor, la gloria, el imperio, por estar infinitamente más llena de gracias, por ser más santa, más bella, más sublime, incomparablemente más que los mayores santos y que los más excelsos ángeles, solos o todos juntos, por estar misteriosamente emparentada, en virtud de la Maternidad Divina, con la Santísima Trinidad, con Aquel que es por esencia Majestad infinita, Rey de Reyes y Señor de Señores, como Hija primogénita del Padre, Madre ternísima del Verbo, Esposa predilecta del Espíritu Santo, por ser Madre del Rey Divino, de Aquel a quien el Señor Dios, desde el seno materno, dio el trono de David y la realeza eterna de la casa de Jacob, de Aquel que ofreció tener todo el poder en el cielo y en la tierra. El, el Hijo de Dios, refleja sobre su Madre celeste la gloria, la majestad, el imperio de su realeza, porque, como Madre y servidora del Rey de los mártires en la obra inefable de la Redención, le está asociada para siempre con un poder casi inmenso en la distribución de las gracias que de la Redención derivan…»

Por esto la Iglesia la confiesa y saluda Señora y Reina de los ángeles y de los hombres.
Reina de todo lo creado en el orden de la naturaleza y de la gracia.
Reina de los reyes y de los vasallos.
Reina de los cielos y de la tierra.
Reina de la Iglesia triunfante y militante.
Reina de la fe y de las misiones.
Reina de la misericordia.
Reina del mundo, y Reina especialmente nuestra, de las tierras y de las gentes hispanas ya desde los días del Pilar bendita. Reina del reino de Cristo, que es reino de “verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz”. Y en este reino y reinado de Cristo, que es la Iglesia santa, es Ella Reina por fueros de maternidad y de mediación universal y, además, por aclamación universal de todos sus hijos.

En este gran día jubilar de la realeza de María renovemos nuestro vasallaje espiritual a la Señora y con fervor y piedad entrañables digámosla esa plegaria dulcísima, de solera hispánica, que aprendimos de niños en el regazo de nuestras madres para ya no olvidarla jamás:

«Dios te salve, Reina y Madre de misericordia; Dios te salve».

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La Intercesión de los Santos en la Tradición Eclesiástica

No sólo la Sagrada Escritura, sino también la tradición de los Padres de la Iglesia -aquéllos escritores y Obispos del comienzo del Cristianismo, algunos de los cuales tuvieron contacto directo o estuvieron muy cerca de los Apóstoles o, en todo caso, estuvieron bajo tal influencia de las enseñanzas apostólicas- que han sido capaces de expresar estas enseñanzas con gran fidelidad, nos han dejado un legado muy claro en cuanto a la intercesión de los Santos.

Ha sido después de la Reforma Protestante que esta valiosísima intercesión comenzó a ser atacada. Esta práctica iniciada desde los primeros días del Cristianismo es compartida por Católicos, Ortodoxos y otros Cristianos de oriente e, inclusive, por algunos Anglicanos, de tal forma que es común a casi un 75% de los Cristianos del mundo.

 

Objeción: Los Católicos no obedecen la prohibición de Dios de no contactar a los muertos.

Respuesta: En efecto, dice Deuteronomio 18, 11: “Que no se halle nadie que consulte a los espíritus; que no se halle ningún adivino o quien pregunte a los muertos”.

Está clarísimo en esta cita que lo que queda prohibido es el contacto con los muertos a través del espiritismo. Está la Palabra de Dios prohibiendo sesiones espiritistas, la práctica nigromántica de conjurar espíritus malignos. No se puede conjurar a los muertos con el fin de obtener información. Cualquiera con un discernimiento adecuado puede darse cuenta de la diferencia que hay entre la toma de una persona o medium por parte de un espíritu maligno o alma condenada en una sesión espiritista, y la oración a los Santos que son los difuntos que han llegado al Cielo, reconocidos como tal por la Iglesia.

¿Cómo queda entonces el propio Jesucristo, Quien en el momento de su Transfiguración en el Monte Tabor, ante Pedro, Santiago y Juan “contactó” a dos muertos, Moisés y Elías, y hasta habló con ellos ante sus discípulos? (cf. Mt. 17, 3).

Una cosa, entonces, es la maligna práctica de contactar a los espíritus infernales para obtener información oculta o para realizar conjuros, costumbre prohibida fuertemente en la Biblia, y otra cosa muy, muy distinta es la santa costumbre de pedir la intercesión de los Angeles y de los Santos, estimulada por la Iglesia, la cual, siguiendo el contenido de la Palabra de Dios, nos la propone como una práctica buena y saludable.

Los Padres de la Iglesia no sólo testimonian su claro reconocimiento a la enseñanza bíblica de que los que están en el Cielo pueden y de hecho interceden por nosotros, sino que aplicaban esta enseñanza a su propia vida de oración.

 

TESTIMONIOS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA

Como muestran los siguientes textos, los primeros Padres de la Iglesia no solamente reconocieron claramente la enseñanza bíblica sobre que aquellos en el cielo pueden interceder por nosotros, sino que además aplicaron esa enseñanza en su propia vida de oración diaria.

Hermas

“[El Pastor dijo:] ‘Pero aquellos que son perezosos e indolentes en la oración, dudan pedir cualquier cosa del Señor; pero el Señor está lleno de compasión, y da sin falta a todos aquellos que le piden. Pero tú, [Hermas,] habiendo sido fortalecido por el santo ángel [que viste], y habiendo obtenido de él tal intercesión, y no siendo indolente, por qué no le pides al Señor entendimiento, y lo recibes de El? (El Pastor 3: 5:4 [80 D.C.]).

Clemente de Alejandría

“De  modo que él [el verdadero cristiano] es siempre puro para la oración. El también ora en la sociedad de los ángeles, siendo ya de rango angélico,  no está nunca sin sus santos cuidados; y aunque ora solo, tiene el coro de los santos permanentemente [orando] con él” (Misceláneas 7: 12 [208 D.C.]).

Orígenes

“Pero el sacerdote máximo [Cristo] no ora solitario por aquellos que oran sinceramente, sino que también lo hacen los ángeles… lo mismo las almas de los santos que ya se han  dormido” (Oración 11 [233 D.C.])

Cipriano de Cartago

“Recordémonos unos a otros en concordia y unanimidad. En ambos lados [de la muerte] oremos siempre unos por otros. Aliviemos cargas y aflicciones mediante el amor mutuo,  De modo que si alguno de nosotros, por el movimiento de la condescendencia divina, debe partir primero, nuestro amor pueda continuar en la presencia del Señor, y nuestras oraciones por nuestros hermanos y hermanas nunca cesen en presencia de la misericordia del Padre” (Cartas 56[60]: 5 [253 D.C.]).

Anónimos

 “Atico, duerme en paz, seguro en tu salvación, ora ansiosamente por nuestros pecados” (inscripción funeraria cerca de Santa Sabina en Roma [300 D.C.])

“Ora por tus padres, Matronata Matrona. Ella vivió un año, cincuenta y dos días” (ibid.).

“Madre de Dios, [escucha] mis peticiones; no nos abandones en la adversidad, sino que rescátanos del peligro” (Papiro Ryland 3 [350 D.C.]).

Metodio

“Salve  por siempre,  Virgen Madre de Dios, nuestra alegría incesante, vuelvo a ti otra vez. Tú eres el principio, mitad y fin de nuestro gozo; la perla de gran precio que pertenece al Reino;  la grasa de cada víctima, el altar viviente del Pan de Vida [Jesús]. Salve a ti, tesoro del amor de Dios. Salve, fuente del amor del Hijo para el hombre… Tu destellas, dulce Madre que se nos regala como especial concesión, con la luz del sol; tú destellas con los profundos fuegos de la más ferviente caridad, manifestando en el fin aquello que fue concebido de ti… haciendo palpable el misterio oculto e inexpresable, el invisible Hijo del Padre –el príncipe de la paz, quien en una maravillosa manera se muestra a sí mismo como mas pequeño que toda pequeñez” (Oración de Simeón y Ana 14 [305 D.C.]).

“En consecuencia, te rogamos [te pedimos], la más excelente entre las mujeres, quien se gloria en la confianza de sus honores maternales,  que incesantemente nos conserves en tu pensamiento.  O Santa Madre de Dios, recuérdanos, te digo, quien hace de ti nuestro alarde, y quien en los himnos de agosto celebra la memoria, la cual vivirá por siempre, y nunca se desvanecerá.” (ibid)

“Y tú también, Oh honrado y venerado Simeón, tú primer anfitrión de nuestra santa religión, y profesor de la resurrección del fiel, sé nuestro patrono y abogado ante el Dios Salvador, por quien fuiste juzgado digno de recibir en tus brazos. Nosotros, en comunión contigo, cantamos nuestras alabanzas a Cristo, quien tiene el poder de la vida y la muerte, diciendo, “eres la verdadera Luz , procedente de la verdadera Luz; el verdadero Dios, engendrado por el verdadero Dios” (ibid).

Cirilo de Jerusalén

“Entonces [durante la plegaria Eucarística] hacemos mención también de aquellos que ya se han dormido; primero, los patriarcas, profetas, apóstoles y mártires, que a través de sus oraciones y súplicas Dios pueda recibir nuestras peticiones… (Conferencias Catequéticas 23: 9 [350 D.C.])

Hilario de Poitiers

“Para aquellos que desean permanecer [en la gracia de Dios], ni la protección de los santos ni las defensas de los ángeles están ausentes” (Comentario sobre los salmos 124: 5: 6: [365 D.C.])

Efraín el Sirio

“Ustedes mártires victoriosos que soportaron alegremente tormentos por el amor al Dios y Salvador, ustedes que tienen la audacia de hablar al mismo Señor, ustedes los santos, intercedan por nosotros que somos hombres tímidos,  pecadores y llenos de indolencia, pedid que la gracia de Cristo venga sobre nosotros, e ilumine todos nuestros corazones de tal manera que podamos amarle. (Comentario sobre Marcos [370 D.C.]).

“Recuérdenme, ustedes herederos de Dios, ustedes hermanos de Jesucristo; supliquen el Salvador sinceramente por mí, y tal vez pueda ser liberado a través de Cristo quien  lucha conmigo día a día” (El temor en el final de la vida [370 D.C.]).

La liturgia de San Basilio

“Por el mandato de tu Hijo Único engendrado nos comunicamos con la memoria de tus santos… por cuyas oraciones y súplicas se obtiene misericordia sobre nosotros, y nos liberan por el amor de su santo nombre”.  (Liturgia de San Basilio [373 D.C.]).

Pectorio

“Ascandio, padre mío, muy amado de mi corazón, con mi dulce madre y mis hermanos, recuerda tu pectorio en la paz del Pez [Cristo]” (Epitafio de Pectorio [370 D.C.]).

Gregorio de Nazianzo

Puedas [Cipriano] mirar  propiciamente sobre nosotros desde lo alto, y guiar nuestra vida y nuestras palabras; y pastorear este sagrado rebaño… Que se alegre la Santísima Trinidad, delante de la cual te encuentras” (Oraciones 17[24] [380 D.C.]).

“Sí, estoy  bien seguro que la intercesión [de mi padre] ahora es de más provecho que sus instrucciones en los días pasados, pues ellos está más cerca de Dios, ahora que se ha sacudido de sus grilletes corporales, y liberado su mente de la arcilla que la oscurecía,  sostienen sencillas conversaciones con la claridad de la más excelente y pura mente…” (ibid., 18:4).

Gregorio de Niza

“[Efraín], tú que estás ante el divino altar [en el cielo]… llévanos a todos en el recuerdo, pidiendo para nosotros la remisión de los pecados, y la dulzura del reino eterno” (Sermón sobre Efraín el Sirio [380 D.C.]).

Juan Crisóstomo

“El, que viste la púrpura [i.e. un hombre de la realeza] está parado suplicando a los santos que sean sus patronos ante Dios,  él que viste una diadema implora al fabricante de tiendas [Pablo] y al pescador [Pedro] como patronos, aunque ya estén muertos (Homilías sobre 2 Corintios 26 [392 D.C.]).

“Cuando percibas que Dios te está corrigiendo, no vueles donde sus enemigos… sino donde sus amigos, los mártires, los santos, y todos aquellos que  agradan a Dios, y que tienen gran poder [en Dios]” (Oraciones 8:6 F396 D.C.]).

Ambrosio de Milán

“Pedro, quien lloró tan eficazmente por sí mismo, pueda  llorar por nosotros y volver hacia nosotros el benigno rostro del Señor” (El Trabajo de Seis Días 5:25:90 [393 D.C.]).

Jerónimo

“Has dicho en tu libro que mientras vivamos podemos orar unos por otros, pero después cuando hayamos muerto, la oración de ninguna persona por otra será escuchada… Pero si los apóstoles y mártires mientras aún están en su cuerpo pueden orar por otros, en un momento en que todavía deben estar pendientes de  sí mismos,  cuánto más harán después  de haber recibido sus coronas, victorias y triunfos?” (Contra Vigilancio 6 F406 D.C.]).

Agustín

“Los Cristianos celebran juntos en religiosa solemnidad los memoriales de los mártires, tanto para animarse a imitarlos como para así poder compartir en sus méritos y ser ayudados por sus ruegos” (Contra Fausto el Maniqueo [400 D.C.]).

“Hay una disciplina eclesial, como sabe el creyente, de que los nombres de los mártires son leídos en voz alta en el altar de Dios, pero estas  no  son oraciones  ofrecidas por ellos. Hay oraciones que sin embargo sí son ofrecida por el difunto que es recordado. Esto  es por que es errado rogar por un mártir, mas bien a sus oraciones debemos encomendarnos nosotros mismos.” (Sermones 159:1 [411 D.C.]).

“En la mesa del Señor no conmemoramos a los mártires en la misma forma en que lo hacemos por otros hermanos que  ya descansan en paz, sino más bien pedimos que aquellos puedan orar por nosotros para que sigamos sus huellas” (Homilías sobre Juan 84 [416 D.C.]).

“Las almas de los muertos en santidad no están apartadas de la Iglesia, menos ahora incluso que están en el Reino de Cristo. De otra manera no habría recuerdo de ellos en el altar de Dios y en la comunicación del Cuerpo de Cristo” (La ciudad de Dios 20:9:2 [419 D.C.])

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