¿Quién negará de este Pan el Misterio, cuando un mudo pez nos predica la fe?
El día de julio de 1348 estaba tormentoso en Alboraya, poblado de la región de Valencia (España). Numerosos relámpagos, seguidos de truenos aterradores, acentuaban el peligro del fuerte aguacero. Ahí estaba sentado junto a la ventana, el párroco, que preparaba el sermón de la misa dominical, confiado en que la inclemencia del tiempo lo libraría de interrupciones. Pero no fue así y la interrupción se convirtió en lo que luego se llamó el mlagro eucarístico de “Dels Peixets”.
El poético milagro “Dels Peixets” de Alboraya tuvo su más alto divulgador en Escolano, que en el año 1911 lo relató así.
EL CURA ES LLAMADO A DAR LA COMUNIÓN A UN MORIBUNDO
En un día de primavera, que por los cómputos hechos debió corresponder al 10 de junio de 1348, el cura párroco de Alboraya, pequeño lugar inmediato a Valencia, fue requerido por varios vecinos de Almácera pueblecito habitado por moriscos, para llevar el viático a un judío converso llamado Masamardá, (nombre que hoy en día es conocido por todos al haberlo aplicado a una partida del termino municipal de Alboraya para mejor conservarlo y recordarlo), que se hallaba en peligro de muerte.
El padre de almas estuvo pronto dispuesto para ejercer su sagrado ministerio. Se revistió de sobrepelliz y estola; del fondo del tabernáculo extrajo un coborrio -especie de arquilla con cadena que se colgaba pendiente del cuello, y que anterioridad al Concilio de Trento usaban los sacerdotes cuando tenían necesidad de administrar la comunión fuera de la iglesia-; colocó en el interior del mismo tres Formas consagradas, montó en una mula y, acompañado del sacristán y de varios devotos que se presentaron voluntariamente, tomó el camino de Almácera.
LAS FORMAS SE CAEN AL ARROYO
Los términos municipales de Alboraya y Almácera se hallaban separados por el barranco de Carraixet. El puente que lo atraviesa fue construido bien entrado el siglo. En el momento histórico que comentamos, el paso de una a otra población había de hacerse necesariamente vadeando las aguas del barranco, cosa siempre molesta, y en época de lluvias, extremadamente peligrosa.
En aquella ocasión venia el Carraixet tan crecido, con tanta violencia se deslizaban las aguas, que cuando el sacerdote portador del Viático fue a vadearlo, el ímpetu de la corriente le derribó de la cabalgadura que montaba, yendo a parar al fondo del agua, juntamente con la arquilla y las sagradas Formas.
Escapó el cura hecho una sopa, como Dios le dio a entender, de tan apurado trance, y mohíno y contrapuesto retornó a Alboraya para dar cuenta a sus feligreses de lo sucedido, lo que obligo a aquellos a efectuar las más activas diligencias para el cobro de tan estimables prendas.
HALLAN LOS PECES CON LAS FORMAS EN LA BOCA
Efecto del interés con que llevaron a cabo la empresa fue dar con la arquilla, más no así con las Formas, que por haberse abierto aquella, habían ido a parar, sin duda, al fondo del barranco. Los vecinos de Alboraya, en lugar de desanimarse, redoblaron sus esfuerzos; bordeando las orillas del Carraixet llegaron hasta su desembocadura en el mar, y en la lengua de agua donde acaba su reflujo, vieron con asombro tres grandes peces que, con las cabezas levantadas, mostraban en sus bocas las Formas que tan afanosamente venían buscando.
Atónitos quedaron los piadosos labradores a la vista de tan portentoso milagro; postrados de hinojos adoraron a Dios, y acto seguido corrieron hacia el pueblo para dar cuenta al señor cura de lo que sucedía. Este, con sobrepelliz, estola y capa pluvial, acudió con cuanta premura le fue posible. Tan pronto como alcanzó a ver el sobrenatural espectáculo, se llegó de rodillas hasta los peces, que permanecían inmóviles, los que, alargando la cabeza, uno detrás de otro, fueron depositando su preciosa carga en un hermoso cáliz que doña Teresa Gil de Vidaurre, tercera esposa del rey D. Jaime el conquistador, había regalado a la iglesia de Alboraya.
Una vez recibido el augusto Sacramento con la veneración y alegría, acompañado de sus feligreses, el sacerdote protagonista de este suceso dio la vuelta hacia el pueblo.
Consumió las Formas en una solemne misa que celebro a continuación, y a la terminación de ésta, dio cuenta del milagroso sucedido a D. Hugo de Fenollet, el prelado que regentaba por aquel entonces la diócesis Valentina; quien, ante notario eclesiástico, mandó formar la correspondiente prueba, que confirmaron más tarde Escolano, Ballester y otros cronistas regnícolas que se inspiraron en el proceso original instruido en el año 1349.
La anécdota explica que nunca se vio procesión tan devota como la que entonces se organizó para trasladar al Santísimo desde la ribera del mar hasta la iglesia del pueblo.
El copón de tan singular maravilla se conserva aún hoy como perpetuo recuerdo del milagro, y para hacer nacer la fe en los corazones de quienes no creen, han grabado en él esta frase feliz: ¿Quién negará de este Pan el Misterio, cuando un mudo pez nos predica la fe?
En el lugar del milagro se erigió una ermita que lleva el nombre de “Ermita dels Peixets” en lengua valenciana, que significa en castellano “Ermita de los pececitos”, cuya imagen se muestra abajo. Junto a la Ermita, situada a tan sólo unos 4 kilómetros de la ciudad de Valencia, existe además un pequeño parque en la actualidad.
Esta semana nos hicimos eco de una noticia dada por el periódico Página Siete de que la Conferencia Episcopal de Bolivia había excomulgado a cuatro Ministros del gabinete de Evo Morales por su apoyo al aborto (ver aquí), lo que luego fue aclarado. El error surge al confundir la prohibición de tomar la comunión, indicada por la Iglesia para los políticos que apoyan el aborto, con la pena canónica de excomunión, que implica la prohibición de recibir cualquier sacramento.
En un comunicado difundido por la Agencia Boliviana de Información, el diario matutino Página Siete reconoce que cometió un error al titular que la Iglesia en el país pensaba excomulgar a los ministros que se habían manifestado a favor del aborto.
La Agencia Boliviana de Información ha hecho pública la siguiente aclaración que el matutino Página Siete publicó en su edición impresa de este martes sobre el tema de la excomunión de cuatro ministros:
Un titular equivocado de Página Siete titula un recuadro en la página 31.
Página Siete se equivocó ayer al considerar que el hecho de que un sacerdote, actual secretario general de la Conferencia Episcopal, exprese que los ministros que apoyan la despenalización del aborto no pueden comulgar era sinónimo de haber sido ‘excomulgados’.
El sacerdote José Fuentes, de la Conferencia Episcopal, dijo a Página Siete que los cuatro ministros involucrados ‘no tendrían que acercarse a la comunión a recibir el cuerpo de Cristo’, ‘no pueden acercarse a la eucaristía, ‘si yo me aparto de la Iglesia no puedo recibir la comunión, salvo que muestre mi arrepentimiento’ y que ese ‘pecado’ (apoyar el aborto) se castiga con ‘excomunión’. También dijo que si muestran arrepentimiento ‘se levanta la excomunión’.
Con esas declaraciones se infirió que los ministros habían sido excomulgados, lo que es un error porque para que ello ocurra, como dice el comunicado de la Conferencia Episcopal, debe haber ‘un proceso serio y responsable de análisis, investigación y consultas, que luego deben hacerse conocer por documentos oficiales y autoridades competentes’ y no el anuncio de un jerarca de la Iglesia.
Pedimos disculpas a la Conferencia Episcopal, a los cuatro ministros afectados y a los lectores por ese error.
En estos videos pueden verse las declaraciones de la Conferencia Episcopal de Bolivia
La Iglesia Católica excomulgó a los cuatro ministros que se pronunciaron a favor de despenalizar el aborto. La sanción, que les veta para recibir la comunión, rige para las autoridades que profesen la fe católica, confirmó a Página Siete el secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal de Bolivia, José Fuentes.
“La persona que aborta, que anima a otro a abortar así como los relacionados en salud, que participan en un aborto (…) cometen un pecado ante Dios, porque se convierten en dueños de la vida y el único dueño de la vida, para nosotros, es Dios. Ese pecado se llama excomunión, y por tanto no puedo comer el cuerpo de Cristo”, manifestó Fuentes.
Los ministros de Comunicación, Amanda Dávila; de Autonomías, Claudia Peña; de Educación, Roberto Aguilar; y de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, en julio se mostraron a favor de despenalizar el aborto.
Sus opiniones fueron a título personal y no reflejaban la posición del Gobierno. Prueba de esto es que el presidente, Evo Morales, y, días después, el vicepresidente Álvaro García Linera indicaron que el aborto es un delito. El Primer Mandatario, sin embargo, dijo que es un asunto que debe ser debatido.
Las cuatro autoridades hicieron las declaraciones a propósito de las consultas que realiza el Tribunal Constitucional a instituciones para fallar una acción de inconstitucionalidad presentada por la diputada Patricia Mancilla (MAS) contra 12 artículos del Código Penal, de los cuales tres (263,266 y 269) penalizan la práctica del aborto.
Desde entonces se abrió un amplio debate y la Iglesia Católica se pronunció en diversas oportunidades. El viernes presentó tres razones para vetar la despenalización.
Ese día el secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal de Bolivia dijo a Página Siete que si los ministros “son católicos no pueden estar a favor del aborto y si lo son y propician una ley de aborto, no pueden acercarse a la eucaristía”.
“Porque en este momento no están en comunión con un valor que en la Iglesia es absoluto y total”, dijo uno de los representantes de la Conferencia. Sin embargo, resaltó, que si las autoridades se arrepienten y confiesan podrán recibir la absolución y los sacramentos.
“No es imperdonable, si yo me arrepiento y me doy cuenta de lo que he hecho no está bien, ése es el caso de las mujeres que han acudido a un aborto (…) y tal vez se dieron cuenta de lo que hicieron y no encontraron paz, han acudido al sacramento de la penitencia, donde se les levanta la excomunión”.
“Porque si no, suena a intolerancia total”, dijo Fuentes.
La pena se basa en el canon 1398 del Código de Derecho Canónico que ordena que “quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae”, que es una excomunión automática.
La excomunión no sólo prohíbe al católico recibir la eucaristía, sino que también deriva en que
“no participa de la vida cotidiana de la Iglesia, porque incluso no puede ser padrino de cualquier sacramento como el bautizo, la confirmación o el matrimonio”, explica el diácono Moisés Rojas.
¿Pero cuál es la trascendencia de todo esto? El sacerdote Thelian Corona, rector de la Universidad Salesiana, explica que es un castigo muy grave para un católico, ya que ocasiona un daño que se desprende por la falta de valor, coherencia y fe del feligrés.
“Es una exclusión de la Iglesia”, acota.
Eso no significa que no pueda asistir a la misa, pero no podrá participar en el rito fundamental del oficio que es recibir la comunión.
“Porque ése es el acto máximo de pertenencia a la Iglesia”, explica el rector de la universidad.
Es como si una persona acude a un cumpleaños, pero no come la torta, ilustra el sacerdote.
En caso de que no exista el arrepentimiento de la persona, tampoco podrá recibir el sacramento de la unción de los enfermos.
“Pero si en ese momento se confiesa, entonces estará absuelto”, comenta Corona.
Este medio intentó comunicarse ayer en más de cinco oportunidades con los ministros.
Morales contestó, pero dijo que estaba en reunión y que no podía responder y Aguilar prefirió no opinar al respecto. Con las otras dos autoridades no se consiguió hablar.
En julio, Dávila fue la primera en pronunciarse a favor del aborto. Argumentó que es un derecho de las mujeres.
Aguilar y Peña coincidieron, por separado, que estaban de acuerdo con despenalizar el aborto por tres motivos.
Uno era porque consideran que la mujer tiene el derecho de decidir sobre su cuerpo. Otro es en caso de embarazo fruto de una violación y, por último, para reducir la mortalidad materna en caso de riesgo para la madre.
Morales no explicó las razones, pero aseguró estar a favor de la despenalización.
ADVERTENCIA
La amenaza de excomunión para quienes apoyan el aborto ya había sido anunciada con anterioridad por la Iglesia Católica.
La diferencia es que ahora se confirma, lo cual es un hecho inédito en la historia de Bolivia, comenta el analista político Carlos Cordero.
El 23 de julio, Página Siete informó que el arzobispo de la Arquidiócesis de Chuquisaca, Jesús Juárez, advirtió que los legisladores que apoyen la despenalización del aborto podían ser excomulgados a partir del derecho canónico.
“En algunas circunstancias el derecho canónico da la excomunión (…) Yo recomiendo a los legisladores que son católicos que se hagan aconsejar por algún sacerdote y lean lo que dice el Derecho Canónico hacia aquellas personas que promueven la muerte y la cultura de la muerte”, explicó Juárez.
CRONOLOGÍA SOBRE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN EL PAÍS
2012. La diputada del Movimiento Al Socialismo (MAS) Patricia Mancilla presentó una acción de inconstitucionalidad al Tribunal Constitucional Plurinacional ( TCP) de 12 artículos de la Ley del Código de Procedimiento Penal. Tres de ellos (263, 266 y 269) se refieren al aborto.
13 de noviembre. El TCP emitió un decreto que dispone la intervención de amicus curiae (amigos de la corte) para dar sus criterios al respecto. Por ello pidió a organizaciones, juristas y expertos sobre el tema, que emitan un criterio sobre el tema.
18 de junio de 2013. Página Siete informó que el TCP analizaba la despenalización de ésa práctica.
20 de junio. Hubo voces a favor y en contra del aborto.
17 de julio. La falta de consenso entre magistrados retrasó la emisión del fallo. Se realizó un tercer sorteo y éste tiene 30 días para presentar un proyecto de sentencia.
19 de julio. El presidente Evo Morales anunció que el tema será debatido en el gabinete para fijar una posición gubernamental. Cuatro de sus ministros se pronunciaron a favor de la interrupción del embarazo.
Gabriela, que permanece detenida en la Unidad Penitenciaria 47 de san Isidro, Argentina, le envió las hostias que fabrica en un taller de prisión hace un mes a Francisco por intermedio del Obispo Ojea.
Y en una carta (que se puede leer y ampliar encabezando el artículo), el pontífice le agradeció y le dijo que utiliza esas sagradas formas en las misas que celebra.
El papa Francisco celebra la misa desde hace un mes con las hostias que le obsequió una reclusa de la Unidad Penitenciaria 47 del Servicio Penitenciario bonaerense, quien elabora las «sagradas formas» que se utilizan en diversas comunidades de la diócesis de San Isidro.
El pontífice argentino le agradeció el presente por carta y le confesó haberse emocionado por su historia de vida, le aseguró que reza por ella y le contó que tiene sus fotos en el escritorio.
El Papa le dirigió una carta a «Gaby C.», como la dio conocer el equipo de Pastoral Social de la diócesis en la que le dice que monseñor Oscar Ojea le llevó su misiva que respondió el 17 de julio.
“Querida Gabriela: Monseñor Ojea me trajo su carta. Le agradezco la confianza…y las hostias. Desde mañana celebraré Misa con ellas y le aseguro que me emociona. Su carta me hizo pensar, y con esto me lleva a rezar por Usted… pero me alegra y da seguridad que Usted rece por mí.
La tendré cercana. Gracias de nuevo por escribirme y por mandarme las fotos: las tendré delante de mí en el escritorio. Que Jesús la bendiga y la Virgen Santa la cuide. Cordialmente. Francisco”
“Toqué el cielo con las manos. Es que el Papa Francisco I, el hombre más importante del mundo, me escribió una carta”, afirmó Gabriela, una privada de la libertad alojada en la Unidad 47 San Isidro, dependiente del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Ella, el mes pasado, le mandó 300 hostias artesanales elaboradas en un taller en la cárcel al Sumo Pontífice y una misiva, pero nunca pensó que recibiría una respuesta manuscrita.
A Gabriela todavía le dura la emoción. Pero el taller de hostias tiene un trayecto de casi dos años en la Unidad 47.
“Somos tres internas y el equipo de la Capellanía, con el padre Jorge y la hermana Cristina. En dos máquinas producimos cerca de 5.000 hostias por mes y las donados a parroquias”, contó la detenida.
En julio el Obispo Diocesano de San Isidro, Monseñor Oscar Ojea, que fue colaborador durante muchos años de Jorge Bergoglio viajó al Vaticano y, junto al Nuncio Apostólico, Monseñor Emil Paul Tscherid, su representante en la Argentina, visitaron al Papa. Entre otros regalos, como un Cáliz realizado en la Unidad 47, llevaron una carta de una de las internas del Taller de Hostias y una bolsa con las 300 hostias que ellas fabricaron.
En lo que va del año ya se elaboraron más de 30 mil hostias y fueron destinadas a parroquias de La Plata, Tigre, Boulogne, San Martín, San Isidro y otros distritos bonaerenses.
El padre Jorge García Cuerva, aclaró:
“La idea no es nuestra. Le copiamos el proyecto a la Unidad 3 de San Nicolás”.
El religioso relata que la historia en la Unidad 47 se inició con la donación de dos máquinas de una Congregación de monjas, más la capacitación a tres internas, las que realizan un trabajo casi artesanal. Pero tanto es el amor que ponen por su labor que normalmente fabrican entre 5000 y 8000 hostias por mes y a veces más si es por pedido.
Las mismas monjas que donaron las máquinas les pasaron sus recetas.
“Hace poco, para el Corpus Cristi se hicieron 7000 hostias para una sola misa, cada delegación que estuvo presente se llevó una bolsita, en cada una de ellas se puede leer ´Taller de Hostias Pastoral Penitenciaria Unidad 47´, que nos identifica”, indicó Jorge, quien es el Encargado de la Pastoral Penitenciaria para América Latina y el Caribe y en esa función viaja periódicamente por otros países.
“Hemos llevado nuestras hostias a ciudades como Bogotá y Santiago de Chile entre otras, y a países como Polonia. Ahora en noviembre en una reunión internacional de Pastoral Penitenciaria recibiremos a muchas delegaciones de varios países y los traeremos a recorrer el Taller que es nuestro gran orgullo”, agregó el Capellán.
La elaboración de hostias es un proceso complejo y requiere de mucha limpieza y una temperatura ideal, explicaron autoridades penitenciarias. Antes de iniciar la producción las internas rezan y luego se colocan gorros, delantal y guantes y empiezan con el trabajo, que a diferencia de otras fábricas, se caracteriza por la actividad artesanal.
«El proceso de la fabricación de hostias tiene varios pasos: hacer la masa, cocinarla, realizar las planchas, humedecerlas, tamizarlas, cortarlas y embolsarlas. Todo eso conlleva varios días, pero la dinámica ya la tenemos», señaló Gabriela.
Los presbíteros Jorge García Cueva, capellán del penal, yJuan Ignacio Pandolfini coinciden que la tarea «logró dar un sentido a su vida en cautiverio» luego de encontrar una actividad que la mantuviese ocupada y contribuyera a evitar «sus bajones anímicos».
Pasada la exaltación inicial, desde la Pastoral Carcelaria evaluaron la situación y reflexionaron sobre la tarea que realizan:
«Hay muchas y muchos Gabys; hoy ella es el símbolo de los encarcelados, es la voz de todos los excluidos que acompañamos y visitamos en cada pabellón, en cada celda. No tenemos dudas de que es la voz de Jesús encarcelado en cada uno de ellos, que grita a la sociedad para ser escuchado, acompañado y reconocido. La cárcel nos lleva la misericordia de Dios para hacer oír esa voz de los olvidados y marginales, que desde nuestra sociedad nos negamos a ver y a escuchar».
Un milagro eucarístico que se mantiene hasta ahora.
El monasterio de San Juan de las Abadesas es un antiguo monasterio situado en la localidad de San Juan de las Abadesas en la provincia de Gerona, en la comarca catalana del Ripollés y diócesis de Vich, a las orillas del río Ter, en España, que tiene una magnífica obra escultórica llamada “El descendimiento de la Cruz”. donde se produce un milagro eucarístico desde el siglo XI hasta ahora.
El Conde Vifredo, en el 887, fundó un monasterio en el Pirineo catalán, alrededor del cual se agrupó pronto la población que hoy se llama «San Juan de las Abadesas».
LA OBRA ESCULTÓRICA EL DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ
En 1251 se construyó para la iglesia del monasterio un grupo escultórico de madera, representando el descendimiento de la Cruz: lo componían las imágenes de Jesús y su Madre, José de Arimatea y Nicodemus, con San Juan, el discípulo amado, y los dos ladrones.
Las esculturas, que sobrevivieron a la contienda de 1936, están dotadas de un gran sentimiento y emotividad. La cabeza, sobre todo, de Jesús, es de una imponente hermosura.
El Descendimiento que comentamos (también denominado en la comarca como el «Santísimo Misterio») se halla situado al inicio del ábside principal del templo, unos metros tras el altar mayor del mismo, actuando por tanto como si se tratase del retablo principal de la iglesia.
Los dos ladrones, situados en los extremos, parecen dirigir sus miradas hacia el infinito, quizás ya derrotados por la crueldad de la propia forma de la pena de muerte. Jesús, situado en el centro, extiende su brazo derecho, ya desclavado de la cruz, hacia el sector de Dimas y la Virgen María.
Por otra parte, Nicodemo y José de Arimatea se muestran completamente abstraidos en sus tareas, sin relación alguna entre ambos. E igual ocurre, para finalizar, entre María, que alza sus brazos en actitud de dolor, y San Juan quien ya muestra su Evangelio sobre el brazo izquierdo, mientras el derecho se dispone doblado, para que la mano recoja su semblante, que se diría más adomercido que dolorido.
Según el estilo de la época, lo más destacado es el aislamiento de cada uno de los personajes de la representación: las siete figuras forman un grupo, pero más por su yuxtaposición que por la relación que entre ellas se establece, que resulta prácticamente nula pese a la emotividad del momento que se pretende describir.
EL MILAGRO EUCARÍSTICO
En la frente de estatua de Jesús se mandó abrir el artista una cavidad de unos seis centímetros de diámetro a fin de colocar dentro la Sagrada Eucaristía. Y así se hizo, depositando una Hostia consagrada dividida en tres fracciones.
El caso es que la memoria de aquella Hostia oculta en la cabeza del Crucifijo se había borrado al llegar al siglo xv.
Pero en 1426, al renovar la pintura de las imágenes y observar que la del Crucifijo tenía en la frente una placa de plata, hallaron dentro un pequeño lienzo de lino blanco, y, envuelta en él, la Hostia consagrada en 1251 del todo incorrupta, que desde entonces es venerada allí mismo hasta la actualidad con el nombre de «Santísimo Misterio de San Juan de las Abadesas».
La beata Imelda Lambertini, siendo todavía niña entró en un convento de dominicas de la ciudad. Su mayor deseo era recibir a Jesús en la Sagrada Comunión, pero no tenía todavía la edad para hacerlo. Finalmente, mientras rezaba arrodillada, una hostia apareció flotando por encima de su cabeza, el capellán se la dio, y un rato más tarde, la priora la encontró muerta pero aún arrodillada ante el altar.
Por este ardiente deseo de recibir a Jesús en la eucaristía Imelda es la Patrona de los niños que hacen la Primera Comunión.
INCLINACIÓN DESDE PEQUEÑITA
Esta niña angelical nació en la ciudad de Bolonia en 1322. Era hija de los Condes de Lambertini, ilustres en nobleza y en virtud. La condesa, desconsolada porque no tenía hijos, había rogado fervorosamente para que le fuese concedida una hijita, y, según se dice, obtuvo tal merced del Cielo por medio del Santísimo Rosario, del cual era devotísima.
La pequeña Imelda pronto llamó la atención por sus celestiales inclinaciones. Cuando lloraba, se sentía consolada al oír los nombres de Jesús y de María; cuando comenzó a hablar, fueron estos nombres dulcísimos los que pronunció con más frecuencia. A veces, la encontraban con las manos levantadas al cielo, en oración, y con los ojos anegados en lágrimas de ternura.
Permanecía largos ratos sobre las rodillas de su madre, aprendiendo las primeras oraciones. Era muy devota de la Madre de Dios, y, sobre todo, de la Sagrada Eucaristía. Pasaba muchas horas delante del Sagrario, como extasiada, y, con mucha frecuencia, se alejaba de las fiestas de familia, y se iba al oratorio del palacio, prefiriendo a todo bullicio el encanto de aquel altarcito, que ella misma arreglaba y adornaba con flores.
Más de cuatro veces se habían preguntado sus parientes: «¿Qué llegará a ser, con el tiempo, esta niña?»
ENTRA AL CLAUSTRO A LOS 9 AÑOS
Apenas tenía nueve años cuando ya la voz de Dios se había dejado oír claramente en su alma, y la había invitado al recogimiento del claustro. Es cierto que era todavía muy jovencita para ser religiosa, pero su falta de edad era compensada por sus bellas cualidades y por su juicio de persona mayor. En aquella época, varios niños y niñas habían entrado en algunos conventos.
Así fue como Imelda pudo satisfacer pronto sus ansias de unirse con Jesucristo. Sin hacer caso de las advertencias de los parientes, ni de ninguna consideración humana, entró bien decidida y con el corazón lleno de alegría, en el monasterio dominico de Val di Pietra.
No había hecho aún la Primera Comunión, pues los niños, en aquel tiempo, no eran tan dichosos como ahora, cuando, por voluntad de la Santa Iglesia, pueden comulgar tan pronto. Por esta causa suspiraba siempre por el día más feliz de su vida, y era tan grande el concepto que tenía de la Eucaristía, que no podía entender cómo era posible no morir de amor al recibir el Pan de los Ángeles. Reiteradamente había suplicado al sacerdote que la dejase comulgar, pero no obtuvo esta gracia; su edad lo impedía; era demasiado pequeña.
EL MILAGRO DE LA HOSTIA FLOTANDO PARA IMELDA
Mas, he aquí que, el día 12 de mayo de 1333, cuando ya habían comulgado todas las monjas y cuando ya había sido cerrada la puerta del Sagrario y estaban apagados los cirios del altar, mientras las religiosas se dirigían a sus ocupaciones, Imelda se quedó postrada en tierra, en el coro, con gran desconsuelo. De repente, el coro se iluminó con una luz milagrosa y se llenó de un aroma suavísimo, que, esparciéndose por todo el convento, atrajo otra vez hacia la iglesia a todas las monjas.
Una Hostia se movía sola, en el aire, y parecía que quería ir hacia la monja-niña, que se derretía de amor, temblorosa y con las manos juntas, bajo la influencia del Sol de las almas. Al ver tal milagro, el sacerdote entendió claramente la voluntad de Dios, se revistió de nuevo, y tomando la Hostia que flotaba en el espacio, administró a Imelda la Sagrada Comunión.
Entonces Imelda cerró los ojos a toda cosa exterior, juntó las manos, inclinó la cabeza… y pareció quedar dormida. Pero pronto su color rosado se transformó en un color ligeramente blanquecino, y pasaron varias horas sin que se desvaneciera el encanto. Entonces las monjas presintieron lo que sucedía; se acercaron a ella, la llamaron, pero no respondió; estaba muerta, muerta de amor a Jesús, tal como se había imaginado…
SE INICIA SU DEVOCIÓN
Un gran gentío acudió a Val-di-Pietra para ver el cuerpo de la joven novicia. Y nadie dudó en venerarla enseguida como bienaventurada.
Los restos, incorruptos, de la beata Imelda, se encuentran en la Iglesia de San Segismundo en Bolonia.
Fue beatificada en 1826 por el papa León XII, autorizando su oficio litúrgico y Misa propia. Fue declarada patrona de los niños de Primera Comunión en 1910 por el papa Pio X quien, en ese año, decreta que los niños podrían hacer su primera comunión a una edad menor a la establecida anteriormente.
Cada año, el día 12 de mayo se celebra en el convento su fiesta con toda solemnidad
ORACIONES
ORACIÓN DE LA BEATA IMELDA
¡Oh Bienaventurada Imelda, amorosísima flor abierta al rayo del Sol Eucarístico!, henos aquí, amable protectora nuestra, postrados de hinojos en tu presencia y llenos de santa admiración y piadosos sentimientos por verte en tan tierna edad abrasada en los fervientes ardores del amor de Jesús, escondido en el Sagrario.
Pero si el recogimiento y el ardor de tu oración te pusieron bella y embalsamada, cual preciosísima flor, a sus divinos ojos, no nos sucede lo mismo a nosotros. ¡Grande es nuestra confusión al vernos tan ocupados con las mil vanidades del mundo, aun cuando queremos orar al pie de los altares! Nuestra alma, apenas en la primavera de la vida, aparece ya marchita y seca, como si no bastaran a reanimarla las aguas de la divina gracia. Préstanos tu ayuda, oh amabilísima Abogada nuestra, que cual rocío celestial refresques nuestro espíritu, que el mundo ha marchitado. Aprendan nuestros corazones, al contacto del tuyo, el amor a Jesús, y vuelvan amor por amor a quien nos ha amado hasta morir en la Cruz y quedarse en el Tabernáculo para llegar hasta nosotros.
V. Bienaventurada Imelda, Patrona de la Primera Comunión, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración. Señor Jesús, que habiendo abrasado con el fuego de vuestro amor y recreado milagrosamente con el alimento de la Inmaculada Hostia a la Bienaventurada Imelda la recibisteis en el cielo, concedednos por su intercesión acercarnos a la sagrada Mesa con el mismo ardor de caridad que ella, de tal manera que ansiemos separarnos del cuerpo para unirnos a Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN DE LOS NIÑOS A SU PATRONA, SANTA IMELDA
Niña querida del Niño Jesús, moriste de amor a El en la hora misma de recibir tu Primera Comunión; sé tú mi intercesora para con el divino Niño. Preséntale mi corazón; suple lo que a mí me falta para serle agradable; alcánzame la gracia de comulgar con las debidas disposiciones; tráemelo a mi lado a la hora de mi muerte para que mi alma expire abrazada a El y en compañía de ambos viva y reine en el cielo por los siglos de los siglos. Amén.
IMELDA por Jacinto Verdaguer
De Jesús sacramentado
Imelda está enamorada:
ante él se pasa las noches
del atardecer al alba.
Mas, ¡ay!, las pasa llorando,
de mal de amor y añoranza.
De su sangre tiene sed,
y hambre de su carne santa;
y no puede todavía
comer el pan de las almas.
Le falta un abril a dos
para ser de El enramada:
muy linda tendrá que ser
si tan grande Amor la enrama.
A las plantas de Jesús
llora la pobre novicia:
– Me dicen que por pequeña
no comulgo todavía.
Pues vos, ¡mi amable Jesús!,
¿por ventura no decías:
«Dejad que los pequeñuelos
vengan en mi compañía?»
¿No amabais vos a los niños?
¿No lo eriais vos, mi delicia?
Jesús, ¡compasión de mi,
que de amor me siento herida!
Si no me acudís bien presto,
no me encontraréis ya viva.
El día de la Ascensión
despierta antes que la aurora:
sale al jardín del convento
a cortar lirios y rosas.
En cada flor que recoge
pone un beso de su boca.
Dice: Al lado de mi Amor
hoy exhalarás tu aroma:
¿y yo habré de estarme lejos
habiendo de ser su esposa?
La campana del convento
al templo llama a las monjas;
ella su ramito lleva
y en el altar lo coloca,
donde quisiera quedarse
para aspirar los aromas;
no los que exhalan las flores,
sino Aquel que la enamora.
Como abejas al panal
se acercan a Dios las monjas:
ella comulgar no puede
y se está detrás de todas.
Ve cuál fluye aquella fuente
y ardiente sed la devora;
de aquellas aguas del cielo
beber no puede una gota
y en lágrimas y Suspiros
su corazón desahoga.
De manos del sacerdote
de pronto vuela una hostia,
y va hasta Imelda volando,
como blanca mariposa.
El sacerdote la sigue
y el copón bajo coloca
para que retorne al nido
el pichoncito de gloria.
Mas él volando, volando,
nunca desciende a la copa,
pues no quiere Separarse
de Su celestial paloma.
El sacerdote, inspirado,
lo pone a Imelda en la boca…
Ya tiene lo que ella quiere;
nada en río de delicias.
No pudiendo soportarlas
cae al suelo amortecida,
y cual cristal que se rompe
su vida al romperse… expira.
Imelda muere de amor:
¡bien haya el que quiso herirla!
Quien de tal modo la hirió
bien será su medicina.
Hoy cuando asciende a los cielos
la lleva en su compañía.
¡La primera comunión
le es Viático a la niña!
El Milagro Eucarístico que sucedió en Faverney, Francia, consistió en una notable demostración sobrenatural de superación de la ley de la gravedad. El ostensorio con las hostias flotó en el aire durante 33 ahoras y una de las hostias, se conserva intacta hasta hoy, luego de mas de 400 años.
Corría el año 1608, época calamitosa para la Iglesia de Francia, sometida a los ataques de los calvinistas que, en ocasiones, llegaban a profanar la persona misma del Señor, presente en la Eucaristía, misterio que odiaban especialmente los herejes seguidores de Calvino.
EL ENTORNO
Faverney se localiza a 20 kilómetros de Vesoul, en el Departamento de Haute Saône, en la Área Administrativa de «Franche-Comtè», 68,7 kilómetros distantes de Besançon.
La Abadía donde se encuentra la Iglesia donde se pasó el milagro fue fundada por San Gude en el siglo VIII y pertenecía a la Orden eclesiástica de San Benedicto. La Iglesia se puso bajo la protección de Nuestra Señora de La Blanche (La Blanca), representada por una pequeña imagen puesta a la derecha del Altar Principal, en la Capilla del Coro. Desde su fundación, la Abadía estaba a los cuidados de las monjas, pero empezando el año de 1132, los monjes las sustituyeron.
En 1600 la vida religiosa de las personas no era tan fervorosa como debía ser. Lo difícil aparecimiento de vocaciones revelaba la falta de incentivo espiritual en la comunidad laica. Por otro lado, sólo vivían en la Abadía seis monjes y dos novicios. Para mantener encendida la fe de las personas, debilitada por la terrible influencia protestante, los monjes tentaban realizar todas las ceremonias tradicionales y siempre revestidas con la más grande solemnidad, además de frecuentemente hacer la oración de la “Vía Sacra” (El Camino de la Cruz), la oración del Tercio o Rosario y la adoración del Santísimo Sacramento.
33 HORAS EL OSTENSORIO SUSPENDIDO EN EL AIRE
Para la celebración de la Fiesta de Pentecostés en 1608, ellos prepararon un magnífico Altar de madera cerca de la Porta de entrada del Coro, toda adornada con bonitas y aromatizadas flores. La ceremonia religiosa en lo domingo de Pentecostés fue bonita y participada por un gran número de fieles que hinchieron el templo.
A las vente una horas de la noche, los monjes cerraron las puertas de la Iglesia y fueron reposar, dejando dos lámparas con aceite para iluminarse el Santísimo Sacramento que quedó expuesto en el Altar en un Ostensorio.
El día siguiente, lunes el 26 de mayo, cuando el sacristán Don Garnier abrió las puertas de la Iglesia, observó mucho humo y llamas en cantidad que se levantaban por todas las partes del Altar. Con prisa fue informar a los Monjes que inmediatamente se unieron a los laicos y con mucho celo y perseverancia tentaron salvar la Iglesia, porque las llamas devoraban violentamente el Altar y amenazaban a consumir el templo. Uno de los novicios llamado Hudelot, notó que el Ostensorio donde estaba el Santísimo Sacramento en el Altar, se elevó y quedó suspenso en el aire y las llamas no lo tocaban, ellas se inclinaban como si estuvieran haciendo una reverencia.
¡Estaba se pasando un notable Milagro! Las personas que estaban en la Iglesia ayudando apagar el fuego al ver el fenómeno quedaran impresionadas y luego, difundieron rápidamente la noticia. Los habitantes del lugarejo y también las personas que residían en las proximidades, gente de todas las edades, de pronto vinieron a la Iglesia para ver lo que estaba se pasando. Los Frailes Capuchinos de Vesoul también con prisa vinieron observar y testificar el fenómeno.
Aunque los monjes con la ayuda de las personas, consiguieron apagar el fuego que querría consumir la Iglesia, el Milagro no cesó, el Ostensorio con JESÚS Sacramentado continuaba flotando en el espacio. Las personas que llegaban se arrodillaban en demostración de respeto, de miedo y en señal de adoración, delante del Ostensorio con el Santísimo suspenso en el aire. De la misma manera, varios escépticos del lugar, sabiendo del evento también se acercaron en silencio para examinar el milagro que se pasaba.
A lo largo del día y durante la noche, los monjes no establecieron ninguna restricción, y los espectadores pudieron visitar la Iglesia libremente y dar testimonio del notable fenómeno.
Por la mañana del martes, el 27 de mayo, el Milagro continuaba. Sacerdotes de los barrios circundantes vinieron y también de otras ciudades y celebraron la Santa Misa en un Altar improvisado, en horarios seguidos, mientras el Ostensorio se mantenía suspendido en el aire. En la Santa Misa que fue realizada a las 10 horas de la mañana, por el Sacerdote Nicolás Aubry, de la Parroquia de Menoux, en el momento de la Consagración las personas dieron testimonio de que el Ostensorio cambió de su posición y bajó suavemente en el Altar improvisado. Bajo la mirada conmovida de todos las personas, NUESTRO SEÑOR encerró en aquello momento el admirable Milagro Eucarístico.
La suspensión del Ostensorio se quedó durante 33 horas.
LA INVESTIGACIÓN
El 31 de mayo, fue hecha una investigación pedida por el Señor Arzobispo Ferdinand de Rye. Fueran recogidos cincuenta cuatro testimonios de monjes, sacerdotes, autoridades, hombres y mujeres del pueblo. Después de estudiar los testimonios y los relatos coleccionados durante la investigación, el Señor Arzobispo decidió afirmar el 30 de julio de 1608, que había pasado un notable Milagro Eucarístico.
Hoy, examinando detalles de la notable ocurrencia, nosotros observamos:
El Altar era de madera y casi se redujo completamente las cenizas, salvo los pies. Fue totalmente quemado la toalla de lino y el Corporal que estaban en la Mesa de Celebraciones, así como uno de los lustres que decoraba el Altar, ello se encontró fundido por el calor del fuego.
Y el Ostensorio con JESÚS Sacramentado estaba perfecto, misteriosamente se conservó sin ningún daño. Las dos Hostias Consagradas que se encontraban dentro de él, quedaron intactas. También fueron salvados y se quedaron sin cualquier daño, cuatro preciosidades que estaban dentro de un tubo cristalino fijado al Ostensorio:
– una reliquia de Santa Ágata;
– un pedazo de seda pequeño que protegió la reliquia;
– una proclamación de indulgencias por el Santo Padre, el Papa;
– y una carta episcopal en que la cera de la estampa fundió y corrió encima del pergamino, sin embargo alterar el texto.
Las 54 personas, sacerdotes de otras Órdenes Religiosas que vinieron dar testimonio del evento sobrenatural y dieron declaraciones bajo juramento, testificaron e incluso firmaron un documento que aún es conservado.
Considerando que la Iglesia poseía suelo de madera, los testigos también dijeron que la suspensión del Ostensorio no fue afectado por las vibraciones de las personas que se movían al derredor para mejor observar el Milagro. Ni tampoco, por las personas que constantemente entraban y salían del templo, así como la actividad de los monjes en la remoción de inmediato del material quemado por el fuego y la instalación de un altar provisorio. Después fue puesta una piedra jaspeada para marcar el lugar del Milagro. En ella existen las palabras «Lieu du Miracle» – (Lugar del Milagro).
LA CONSERVACIÓN
En diciembre de 1608, una de las dos Hostias que estaban en Ostensorio en la hora de la suspensión milagrosa, se transfirió solemnemente para la ciudad de Dole, que era la capital del distrito municipal.
Durante la Revolución francesa infelizmente el Ostensorio del Milagro fue destruido, pero la Hostia Consagrada fue conservada de cualquier daño por miembros del consejo municipal de Faverney que la mantuvo escondida hasta pasar el peligro. Entonces, hicieron otro magnífico Ostensorio, donde fue colocada la Hostia del Milagro. Dentro de este nuevo Ostensorio la Hostia Sagrada se encuentra en perfecto estado de conservación y disponible a la adoración de los fieles en la Iglesia de Nuestra Señora de La Blanche (La Blanca), en Faverney.
Casia es un hermoso pueblecito en las montañas de la Umbría, conocido por ser la ciudad de Santa Rita, y conserva la reliquia de un insigne milagro eucarístico que tuvo lugar en 1330. En este pueblo descansa el cuerpo de Santa Rita en la basílica.
Es el segundo milagro eucarístico de Siena. El primero, y más conocido se puede leer aquí.
DOS ACTORES DEL MILAGRO
En la capilla del milagro, debajo del tabernáculo hay una caja de cristal con los huesos del Beato Simone Fidati, quien estuvo envuelto en el Milagro Eucarístico. El Padre Simone fue sacerdote Agustino durante la mitad del siglo XIV.
Era conocido en la Umbría como un hombre sabio y santo, a pesar de que era muy joven. Otros sacerdotes le buscaban para confesarse.
El otro actor es un sacerdote al que el Beato confesó, de quien recibió el milagro eucarístico, y cuyo nombrte se ha perdido.
EL RELATO DEL MILAGRO
Durante el tiempo que el Beato Simone estuvo asignado al monasterio Agustino de Siena, un día un sacerdote vino a el para hacerle esta extraña confesión.
Había perdido su respeto por la Eucaristía. De esto nosotros podríamos deducir que el posiblemente no creía que en la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía. En la vida de este sacerdote no quedaba entusiasmo. Hacía las cosas por rutina y porque tenia que hacerlo, pero cada vez se desprendía mas y mas de Dios y de su congregación.
Este sacerdote recibió una llamada de un enfermo. El sacerdote, en contra de las costumbres de la época, en que llevaban la comunión solememente tocando la campanilla por el camino, lo hizo de una manera oculta, dentro del Breviario y sin mayor devoción.
Cuando llegó a la casa del enfermo, lo preparó para recibir la Eucaristía. Abrió Breviario para tomar la Hostia y darle la comunión. Al abrir el libro, el sacerdote fue sacudido al encontrar en su lugar dos manchas redondas de sangre en las páginas, una frente a la otra. El sacerdote se fue de la casa con gran pánico, e inmediatamente buscó a Beato Simone, quien era conocido por su santidad.
El Beato Simone, escucho al sacerdote contarle su pecado y el milagro, y le dio la absolución. Pero obtuvo de el las dos páginas manchadas de sangre. Una fue puesta en un tabernáculo en Perugia y la otra, con la Santa Hostia adherida fue al monasterio Agustino en Casia.
LA VENERACIÓN DEL MILAGRO
El milagro Eucarístico ha sido venerado a través de los años en el monasterio Agustino de Casia.Fue verificado por el Obispo de allí. Ha sido llevado en procesión solemne durante la fiesta del Corpus Christi.
Esta fiesta del Corpus Christi fue instituida en Casia a raíz de este milagro eucarístico. Cada año era llevada la hostia del milagro en procesión por las calles de Casia. Se convocaba a toda la población a la iglesia de san Agustín y salía la procesión hasta la iglesia parroquial de Santa María della Pieve. Al regreso, tenía lugar en la iglesia de san Agustín una misa solemne, en la que elayuntamiento hacía la ofrenda de un cirio de diez libras.
El milagro Eucarístico ha sido venerado durante siglos por los fieles y su culto promovido por los Sumos Pontífices con la concesión de especiales e importantes indulgencias, como la de la Porciúncula, que le fue decretada por el Papa Bonifacio IX en 1401.
En 1930, hubo un Congreso Eucarístico en Norcia, cerca de Casia. En esta ocasión se hizo una hermosa Custodia para llevar el Milagro Eucarístico. Fue en honor del Sexto Centenario del milagro y fue publicada toda la documentación histórica disponible sobre el suceso. Cuando una nueva iglesia en honor de Santa Rita fue construida, al lado del monasterio Agustino, se construyo una capilla especial para el Milagro Eucarístico.
En la misma Iglesia donde está el cuerpo de Santa Rita, se ven alrededor del altar principal, los Milagros de Bolsena/Orvieto, Lanciano, San Antonio y el Burro, Santa Clara de Asis y los Sarracenos, y la Multiplicación de los Panes y los Peces. Otro vitral muestra un libro abierto, con dos manchas redondas rojas en las páginas una frente a la otra, este es el Milagro Eucarístico de Casia.
UN SEGUNDO MILAGRO
A este milagro se le atribuye un fenómeno muy extraño. ¿O podría ser un milagro dentro de un milagro?
A través de los años las personas empezaron a notar un cambio en la página con la mancha de sangre. Un rostro comenzó a aparecer en la página. Es casi como si un color más oscuro apareciera en ciertas partes de la página. Hay algunos que ven el rostro de Cristo. Cuando el sacerdote en el santuario abre el tabernáculo para mostrar a los fieles el Milagro Eucarístico, se pone sus vestimentas.
Cuando trae la Custodia al Altar, pone una linterna detrás de la página para mostrar el rostro. Es un perfil perfectamente formado de un hombre con barba y bigote.
Se han hechos muchas investigaciones sobre las hostias de 1730.
El milagro eucarístico de Siena es la prodigiosa conservación de decenas de hostias consagradas el 14 de agosto de 1730, intactas contra toda ley física, química o biológica, en la basílica de San Francisco de Siena.
Esa noche, el copón con gran cantidad de hostias consagradas fue robado por ladrones desconocidos y todas aparecieron 3 días más tarde en otra iglesia, en la ‘caja de los pobres’. Desde ese día han permanecido hasta ahora tal como fueron consagradas, sin deterioro alguno.
SIENA ESTABA PERDIENDO LA RELIGIOSIDAD POR EL 1700
Para el año 1730, Siena ya no era la ciudad de gran devoción de los tiempos de Santa Catalina y San Bernardino. Mas bien, era un lugar como muchos en Europa, donde los días de fiesta religiosas, eran ocasiones para divertirse. Se fue perdiendo el significado y valor religioso de las fiestas. Todos se reunían en la Plaza del Campo, a celebrar un día libre de trabajo.
Para mediados del Siglo XVII, Europa estaba muy envuelta en el Renacimiento. El interés de la gente estaba en el arte y la cultura. Aunque muchos iban a la Iglesia, no eran necesariamente movidos por un profundo amor a la Eucaristía, ni a la Virgen. Por esto es que en 1730, Siena necesitaba un milagro, una gracia de Dios para la renovación espiritual. En realidad no solo Italia, sino que también Europa, necesitaba un cambio que le hiciera arrodillarse y concentrar su atención en el poder de Dios. En estas situaciones, nuestro Señor no abandona a su pueblo.
EL ROBO DE LAS HOSTIAS
Siena tiene en realidad dos milagros Eucarísticos aquí relatamos el más famoso. El segundo se encuentra en la basílica de Casia, al que haremos referencia en otro artículo.
El día antes de la fiesta de la Asunción por la mañana, los sacerdotes de todas las iglesias de Siena consagraron Hostias adicionales previendo la gran muchedumbre que recibiría la Comunión al día siguiente. Todos ellos fueron al espléndido Duomo, la Catedral, para planear las festividades del día siguiente, y tomar parte en la Ceremonia de la Vigilia de esa noche. Como todos los sacerdotes estaban en la Catedral, las Iglesias estaban vacías.
El 14 de agosto, por la noche, ladrones entraron a la Basílica de San Francisco, que está en el extremo norte de la ciudad. Abrieron el Tabernáculo para robar el copón de oro que contenía las hostias consagradas. Se llevaron todo, las hostias y el copón.
Nadie se dio cuenta del crimen hasta la mañana siguiente, cuando los sacerdotes de la Iglesia fueron a celebrar la Misa de la Asunción. Surgió el pánico. La prueba del crimen fue confirmada cuando alguien trajo la parte de arriba del copón, que había encontrado en la calle frente a la Iglesia. Todo el pueblo comenzó a buscar las Hostias perdidas. Todas las celebraciones fueron suspendidas.
El Arzobispo pidió oraciones públicas para que aparecieran las Hostias Consagradas en buen estado. Hasta ese momento no se sabía la razón del porqué las hostias habían sido robadas. ¿Sería por el oro del copón, o por un propósito más diabólico, para profanar y cometer sacrilegios en contra de Nuestro Salvador? De nuevo, el Señor se permite ser vulnerable ante la maldad del hombre. Nuevamente, El se pone completamente en nuestras manos.
APARECEN LAS HOSTIAS ROBADAS
Tres días más tarde, el 17 de agosto, mientras un hombre estaba orando en la Iglesia de Santa María en Provenzano, muy cerca de la Basílica de San Francisco, notó que había algo de color blanco dentro de la caja de los pobres. Esto que era blanco tenía forma redonda y parecía brillar. Inmediatamente, se lo fue a decir al sacerdote de esa Iglesia, y éste fue a informarle al arzobispo, quien mandó a uno de sus asistentes a la Iglesia de Santa María.
Cuando el representante del Arzobispo y un sacerdote de la Basílica de San Francisco llegaron a la Iglesia de Sta. María, abrieron la caja de los pobres y encontraron una gran cantidad de Hostias. Algunas se habían enredado con las telarañas dentro de la caja y otras cayeron al fondo. Ellos las contaron para ver si se había perdido alguna. El sacerdote de la Iglesia de San Francisco dijo que la cantidad era correcta, 348 Hostias enteras y 6 mitades. El sacerdote había consagrado 351 Hostias el día 14 de agosto.
¡Qué largos se hicieron esos tres días en que las hostias estuvieron perdidas! Esos tres días parecieron, los días entre la Crucifixión y la Resurrección.
Un suspiro de alivio y de alabanza al Señor resonó por dos razones. Una razón fue que las Hostias Consagradas se habían encontrado y la otra, que no se habían tomado ninguna. Eso era el temor que todos tenían, que si les interesaba el Copón, desecharan las hostias consagradas en cualquier lugar, o en un basurero.
LAS HOSTIAS SE CONSERVAN Y NO SE DESCOMPONEN
Recogieron todas las hostias y las limpiaron con sumo cuidado. Se llevaron a la Iglesia de San Francisco en una procesión acompañada por una gran multitud. Una vez que llegaron a la Iglesia, las expusieron para adoración y reparación. La historia del robo se esparció a través de todo el país y muchos empezaron a hacer peregrinaciones a la Iglesia de San Francisco para orar ante las Hostias Consagradas. Esto fue antes de que supieran que en ellas se iba a dar un milagro. Las hostias no fueron distribuidas.
No hay ninguna explicación cierta de porque las hostias no fueron distribuidas. Una de las razones puede ser que gran multitud de personas de Siena y otros pueblos vecinos llegaban para adorar las hostias y así los sacerdotes se vieron forzados a no consumirlas. Otra razón posible es que, aunque las hostias fueron cuidadosamente limpiadas, todavía quedaron algo sucias. En casos como este, en que las Hostias Consagradas han sido de alguna forma contaminadas, no se requiere que sean consumidas. Generalmente, se mantienen reservadas hasta que se deterioren. Cuando esto ocurre la Presencia Real desaparece de ellas. Posiblemente, los Franciscanos querían dejar que las Hostias fueran adoradas por los peregrinos hasta el momento en que se deterioraran, y eso hubiera sido el final de todo. Pero esto nunca sucedió.
Ante el asombro de los sacerdotes, las Hostias no se deterioraban, mas bien se mantenían frescas y con olor muy agradable. Al pasar el tiempo, los franciscanos se convencieron de que estaban presenciando un milagro continuo de preservación.
Algunos personajes importantes de la Iglesia, obispos o cardenales, fueron permitidos recibir una de las hostias. Ellos reportaron que su gusto era fresco y agradable.
INVESTIGACIONES
Cincuenta años después de que las hostias fueron recuperadas, se condujo una investigación oficial para comprobar la autenticidad del milagro. El General de la Orden Franciscana, P. Carlo Vipera, examinó las Hostias el 14 de abril, de 1780, consumiendo una y comprobando que estaba fresca e incorrupta. Ya que se habían distribuido unas hostias durante los años anteriores, el General ordenó que las 230 hostias que quedaban fueran colocadas en un nuevo ciborium y prohibió que continuaran distribuyéndolas.
Nueve años después, en 1789, una más detallada investigación fue hecha por el Arzobispo de Siena. Esta investigación incluyó teólogos prominentes y otros dignatarios. Después de examinar las hostias con microscopio, la comisión declaró que estaban perfectamente intactas y que no mostraban ningún signo de descomposición, ni cambio de color. Tres franciscanos que habían estado presentes en las investigaciones anteriores, fueron cuestionados, por el Arzobispo, bajo juramento. En esta investigación también se reafirmó que las hostias examinadas eran las mismas que habían sido robadas en 1730 y tres días mas tardes descubiertas.
Fue en esta investigación, que el Arzobispo ordenó que una cantidad de hostias sin consagrar se colocaran en un envase herméticamente sellado e iba ha ser guardado bajo llave, por diez años, en la oficina de la Cancillería. Las Hostias Milagrosas se guardaron en un Copón, no sellado herméticamente, sino que en la forma en que habían estado reservadas por los últimos 59 años.
Al final del período de 10 años, el envase de las hostias no consagradas fue abierto en presencia del Arzobispo y varios oficiales. Ellos encontraron que estaban descoloridas, desfiguradas y deterioradas. Entonces, revisaron las Hostias Milagrosas y encontraron que estaban en perfectas condiciones.
En 1850, 61 años mas tarde, si hizo una prueba similar, teniendo los mismos resultados. Las hostias sin consagrar reducidas a polvo y las hostias milagrosas mantenían su frescor.
Otras investigaciones se hicieron en diferentes ocasiones. La más importante fue en el año 1914 y se llevó acabo por la petición del Papa Pío X. Para esto se seleccionaron un panel de distinguidos investigadores que incluía científicos y profesores de Siena y Pisa, como también, teólogos y oficiales eclesiásticos.
Exámenes de ácido y almidón fueron hechos en uno de los fragmentos e indicaron un nivel normal de ambos.
De un examen microscópico, se concluyó que las hostias habían sido hechas de harina de trigo cernido, el cual estaba perfectamente preservado.
La comisión explicó que si el pan sin levadura era preparado en condiciones de limpieza y era guardado en un envase donde no entrara el aire, que estuviera esterilizado, podrían mantenerse por mucho tiempo. El pan sin levadura preparado en una forma normal, expuesto al aire y a la actividad de los microorganismos podría mantenerse intacto por algunos pocos años.
Se concluyó que las hostias robadas fueron preparadas sin precauciones científicas y guardadas bajo condiciones ordinarias que debieron haber causado que se deterioraran rápidamente. Las hostias estaban tan perfectamente preservadas que después de 184 años podían ser consumidas.
El profesor Siro Grimaldi, profesor de química en la Universidad de Siena y director del Laboratorio municipal, y reconocido por sus muchas distinguidas posiciones en el área de la química, fue el cabeza de la comisión de investigación del año 1914. Dio muchas conferencias sobre la naturaleza milagrosa de las hostias e incluso escribió un libro.
En el año1922, se llevó a cabo otra investigación en presencia de los Obispos de Siena, Montepulciano, Folignno y Grosseto. Los resultados fueron igual a los anteriores. No había explicación natural por la que las hostias hubieran permanecido sin corromperse por un período de tiempo tan largo (192 años). Lo proclamaron un milagro.
OTRO ROBO
En 1950, las Hostias Milagrosas fueron removidas de su antiguo ciborio y puestas en uno más elaborado y costoso que llamó la atención de otro ladrón. Este en la noche del 5 de agosto, de 1951 cometió otro sacrilegio en contra de las hostias, pero esta vez solo se llevó el ciborio dejando las hostias en una esquina del tabernáculo. Después de contar 133 hostias, el Arzobispo las guardó selladas en un ciborio de plata. Fueron fotografiadas y colocadas en un relicario elaborado en el cual se encuentran hoy.
Los Obispos y oficiales de la Iglesia fueron, solemnemente, en procesión con las Hostias a través de la ciudad, y las tuvieron expuestas por un tiempo.
Las hostias milagrosas son expuestas públicamente en varias ocasiones, pero especialmente el 17 de cada mes, que conmemora el día que fueron encontradas en el año 1730. En la fiesta de Corpus Christi, las hostias sagradas son llevadas en una triunfante procesión a través de las calles de Siena.
VISITANTES FAMOSOS
Entre los muchos que han visitado las hostias milagrosas para adorar al Señor, tenemos a San Juan Bosco y el Papa Juan XXIII quién en Mayo 29, 1954, firmó los libros de visitantes. Aunque no pudieron físicamente visitar el milagro eucarístico, los Papas Pío X, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII hicieron declaraciones oficiales de gran interés y admiración.
El 14 de septiembre, de 1980, el Papa Juan Pablo II fue a Siena para adorar a Jesucristo en las Sagradas Hostias del Milagro Eucarístico, siendo el 250 Aniversario del Milagro de las Hostias.
Con voz unánime, los fieles, sacerdotes, obispos, cardenales y papas se han maravillado y adorado las sagradas hostias, reconociendo que en ellas se da un milagro permanente, completo y perfecto, que ha durado por más de 280 años. A través de este milagro las hostias han permanecido completas y con brillo natural, y con el olor característico del pan sin levadura. Como están en perfecto estado de conservación, la Iglesia Católica nos asegura, que aunque fueron consagradas en 1730, siguen siendo verdaderamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Cada viernes por la noche, a las 6:00 de la tarde, se reza un Rosario seguido por la celebración de la santa Misa, y ésta seguida por la Bendición con las Hostias Milagrosas.
El milagro eucarístico de O Cebreiro, en Galicia, es uno de los más conocidos mundialmente, al punto que el cáliz en que se produjo el milagro está reproducido en la bandera de Galicia.
Los protagonistas del milagro tienen sus mausoleos en la Capilla del Santo Milagro de la pequeña Iglesia.
EN EL CAMINO DE COMPOSTELA
Desde su apogeo en el medioevo, peregrinos de todas partes de Europa toman las rutas que llevan a la tumba del apóstol en Santiago en Compostela (el Camino de Santiago). Una de las paradas del camino es la iglesia benedictina de Cebreiro, famosa por el Milagro Eucarístico que allí ocurrió.
Los romanos supieron de este camino… Después fue paso obligado para ir de Castilla a Compostela, pueblos de diversas razas, peregrinos de la fe en romería siguiendo el camino trazado en el cielo por la Via Láctea o Camino de Santiago. Por allí pasaron reyes y príncipes, santos y pecadores, guerreros y gentes de paz. Pasaron y siguen pasando, pues siempre hay razones para ir a Compostela, ganar el Jubileo y postrarse ante el cuerpo del Apóstol descubierto por una estrella.
Hoy día O Cebreiro sigue siendo una pequeña aldea. Su gran tesoro es la Iglesia del Milagro Eucarístico, que es de factura prerrománica, del siglo IX, con tres sencillas naves de ábsides rectangulares y una torre. Preside en el presbiterio la imagen de un Cristo Gótico.
Los monjes benedictinos levantaron y custodiaron este templo desde el año 836 a 1853, ¡mas de mil años!. Los monjes abandonan el Cebreiro en 1853, como consecuencia de la desamortización de Mendizábal.
LOS SUCESOS DEL MILAGRO
Una tradición muy fuerte, corroborada por diversas fuentes históricas y arqueológicas sostienen que sobre el altar de la capilla lateral de la iglesia estaba celebrando la eucaristía un sacerdote benedictino (siglo XIV aunque otros dicen que en el siglo XIII).
Pensaba que aquel crudo día de invierno, en que la nieve se amontonaba y el viento era insoportable, nadie vendría a la misa. Pero se equivocaba. Un paisano de Barxamaior, llamado Juan Santín, asciende al Cebreiro para participar en la Santa Misa. El monje celebrante, de poca fe, menosprecia el sacrificio del campesino.
Pero en el momento de la Consagración el sacerdote percibe cómo la Hostia se convierte en carne sensible a la vista, y el cáliz en sangre, que hierve y tiñe los corporales. Los corporales con la sangre quedaron en el cáliz y la Hostia en la patena.
Los cuatro o cinco testigos que están en el templo han contemplado el prodigio.
Jesús quiso afianzar no solo la fe de aquel monje sino de todos los hombres.
El campesino de Barxamaior comprende el premio que tuvo su sacrificio y el monje lamenta su falta de fe.
El prodigio se difundió de pueblo en pueblo de Galicia, y de nación en nación por toda Europa. Los romeros que iban a Compostela desviaban un momento su camino para ir a O Cebreiro y saber del milagro, donde se había producido. Siglos después, el Cebreiro ysu milagro influirían en la ópera Parsifal de Ricardo Wagner.
Los protagonistas de la historia, el monje y el campesino, tienen sus mausoleos en la iglesia, cerca del lugar del milagro Eucarístico.
Juan Santín, el campesino por cuya fe se obró el milagro, vivió en una aldea, a la sombra de Cebreiro, llamada Barxamaior. Todas las mañanas aparece cubierta por la niebla.
En el año 1486 llegaron al Cebreiro, peregrinos a Compostela, los Reyes Católicos, hospedándose en el monasterio. Querían conocer qué había sucedido en la Santa Misa, querían saber del prodigio. Los monjes les mostraron los corporales con la sangre que había quedado en el Cáliz y la Hostia en la patena. Como recuerdo de la visita donaron el relicario donde se ha guardado el milagro hasta nuestros días. El cáliz del Cebreiro es el mismo que figura en el escudo de Galicia.
En bulas pontificias de los Papas Inocencio VIII y Alejandro VI se hace extensa mención de este milagro. El monasterio y el mesón-hospital de peregrinos fue creado en el año 836. En el año 1072, Alfonso VI puso al frente del monasterio a los monjes franceses de Aurillac, unidos al Cluny. Uno de estos monjes fue el protagonista de este relato.
LA HISTORIA CONTADA POR EL PADRE YEPES
En los primeros años del siglo XVII el P. Yepes escribía: «Yo, aunque indigno, he visto y adorado este santo misterio, he visto las dos ampollas».
En su testimonio clásico el P. Yepes, cronista benedictino. Nos narra los hechos de la siguiente manera:
Cerca de los años de mil y trescientos había un vecino vasallo de la casa del Zebrero en un pueblo que dista a media legua llamado Barja Mayor, el cual tenía tanta devoción con el santo sacrificio de la misa que por ninguna ocupación ni inclemencia de los tiempos recios faltaba de oír misa.
Es aquella tierra combatida de todos los aires, y suele cargar tanta nieve que no sólo se toman los caminos, pero se cubren las casas y el mismo monasterio, la iglesia, y hospital suelen quedar sepultados, y allá dentro viven con fuegos y luces de candelas, porque la del cielo en muchos días no se suele ver, y si la caridad (a quien no pueden matar ríos ni cielos) no tuviese allí entretenidos a los monjes para servir a los pobres, parece imposible apetecer aquella vivienda.
Un día, pues, muy recio y tempestuoso lidió y peleó el buen hombre y forcejeó contra los vientos, nieve y tempestades; rompió por las nieves y como pudo llegó a la iglesia.
Estaba un clérigo de los capellanes diciendo misa, bien descuidado de que en aquel tiempo trabajoso pudiese nadie subir a oír misas. Había ya consagrado la hostia y el cáliz cuando el hombre llegó, y espantándose cuando le vio, menospreciole entre si mismo, diciendo: «¡Cuál viene este otro con una tan grande tempestad y tan fatigado a ver un poco de pan y de vino!
El Señor, que en las concavidades de la tierra y en partes escondidas obra sus maravillas, la hizo tan grande en aquella iglesia, a esta sazón, que luego la hostia se convirtió en carne y el vino en sangre, que viendo Su Majestad abrir los ojos de aquel miserable ministro que había dudado y pagar tan gran devoción como mostró aquel buen hombre, viniendo a oír misa con tantas incomodidades»
OTRA VERSIÓN POPULAR DE LA HISTORIA
Las demás versiones del milagro difieren, en cuanto a la forma, de lo enunciado por el P.Yepes. Vamos a reproducir a continuación otra versión para observar así lo que las tradiciones pueden modificarse, y ampliarse incluso, con el correr del tiempo al ir trasmitiéndose de boca en boca, siendo la tradición popular su vehículo de supervivencia. La siguiente versión es recogida por Leandro Carré y publicada en «La Voz de Galicia» del 22 de agosto de 1992:
Aconteció, allá por el año 1300, que un cura de la parroquia empezó a pensar cómo era posible que la santísima hostia y el vino de misal pudieran convertirse en carne y sangre de Jesús Dios al tiempo de la consagración, cumplida simplemente por un hombre mortal y pecador como era él.
La duda mordía con frecuencia el corazón del sacerdote; la duda amargaba las horas solitarias de sus noches de insomnio.
-¡Oh, Dios!-murmuraba el cura afligido-. La fe se debilita en mí. Mi ser se enflaquece y mi cerebro estalla, pero no veo claro este misterio. ¿Unas leves cruces trazadas en el aire por mi mano y unas pocas palabras murmuradas por mi boca, no siempre limpia y pura, cómo pueden hacer tal milagro?.
Había un vecino de la parroquia que vivía a una media legua de Piedrafita y era tan devoto de la santa misa, que por ninguna cosa, ni aun por tormentas o nevadas más fuertes, dejaba de acercarse allí para oír su misa.
Un domingo estaba el cura celebrando el santo sacrificio. Nadie más estaba en la iglesia, porque la turbulenta cellista de aquél día era tal, que causaba pavor. Tenía ya consagrada la hostia y el cáliz cuando oyó el ruido de alguien que entró apresuradamente en la iglesia.
El sacerdote lo miró con sorpresa y, asombrado, murmuró: «¡Pobre hombre, venir con este tiempo de tan lejos, fatigosamente y exponiéndose a morir en el camino, sólo para postrarse ante un poco e pan y vino!».
Pero entonces sintió un estremecimiento extraño. Miró para la patena y vio, horrorizado, como la blanca rodajita de pan blanco enrojecía, convirtiéndose en sangrante carne que parecía recién cortada de un cuerpo vivo; y el vino del cáliz se espesaba, adquiriendo un tono más bermejo, y olía a sangre.
El mísero cura cayó de rodillas al pie del altar y luego se desplomó sobre las gradas, desvanecido.
El hombre que había llegado en aquel momento corrió hacia el altar y trató de incorporar al sacerdote. Estaba muerto.
Con relación a este relato hay que decir que es mucho más vivo y realista que el anterior. Pero lo importante es que sólo ha cambiado la forma de expresar la idea, manteniéndose ésta inalterable y haciendo el texto más asequible para que la gente pudiera recordarlo mejor, que es lo que realmente importa.
La creación reconoce la presencia real de Dios en la Eucaristía.
La presencia de real de Jesús, en su carne y sangre, en la hostia consagrada por un sacerdote no sólo es un dogma de fé católico, sino que muchos milagros la han demostrado, como el más glamoroso hoy, que involucró a Jorge Bergoglio (papa Francisco) cuando era obispo auxiliar de Buenos Aires, denominado el “Milagro Eucarístico de Buenos Aires”; ver aquí su historia: El Papa Francisco fue protagonista de uno de los mayores milagros eucarísticos de la historia. (Esta hostia bonaerense que ha sido estudiada, es venerada todos los días jueves en la parroquia de Santa Maria en Buenos Aires).
El caso que nos ocupa involucra a San Antonio de Padua que fue uno de los Santos más fervorosos amantes de Jesús Sacramentado. Y Jesús le recompensó este afecto eucarístico valiéndose de él para comprobar con un gran milagro el dogma de su presencia real en el Sacramento del Altar.
LOS HEREJES PATARINOS
Los herejes patarinos (así se denominaba a los cátaros en el norte de Italia) habían, entre otros, desfigurado completamente el dogma de la presencia real, reduciendo la Eucaristía a una simple cena conmemorativa. Con esto herían a la Iglesia en lo que le era más vital, ya que la Eucaristía es precisamente el centro del corazón de la Iglesia, y de este Sagrado Corazón le fluye la sangre y la vida, se irradia la luz de la verdad, la llama del amor y se derivan todas las gracias.
Rímini, situada junto al Adriático, entre los ríos Marechia y Ansa, era una de las ciudades principales de Italia donde los mencionados herejes se habían hecho más fuertes. Allí fue a predicar San Antonio de Padua e ilustró tan plenamente la realidad de la presencia de Jesús en la Hostia Santa, que aquellos herejes se hubieran convertido con sólo la predicación del Santo de no haberlo impedido algunos jefes de aquella secta.
EL DESAFÍO DE UN MILAGRO QUE DEMUESTRE LA REAL PRESENCIA
En el año 1227, Bonvillo, que por su posición social, formación y elocuencia gozaba de gran prestigio entre ellos, levantando al aire el grito de protesta, dijo a San Antonio:
– No queremos razones, queremos pruebas. Solamente creeremos que Jesucristo está real y verdaderamente presente en la hostia que tú dices santa si con un milagro lo pruebas.
– ¿Un milagro pides para creer? — contestó San Antonio —. Pues conforme. Elige el milagro que tú quieras.
– Mira — repuso Bonvillo —, yo tengo en casa una mula. La tendré tres días continuos sin comer ni beber. El tercer día nos juntaremos en la plaza: tú, con la eucaristía que dices está Cristo, y yo, con la mula y una ración de cebada. Si la mula, hambrienta, al presentarle la cebada deja el pienso y adora la eucaristía, entonces creeremos y nos convertiremos a vuestra fe.
– Acepto tu propuesta — contestó San Antonio de Padua, plenamente confiado en que Dios obraría el milagro pedido para hacer triunfar su Causa.
LA PREPARACIÓN
Talmente como si fuese un reguero de pólvora corrió la noticia de lo convenido entre Bonvillo y Antonio de Padua. Este se retiró inmediatamente a hacer penitencia y oración, para más obligar a Dios a realizar el milagro que los herejes pedían como condición para creer en la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Aquél corrió a someter a su mula a riguroso ayuno.
Llegó el tercer día. La plaza la llenaba una multitud de gente sobre toda ponderación. Bonvillo entró en ella entre los gritos aclamadores de sus correligionarios, llevando a su mula ayuna de tres días y una ración de cebada. Antonio hizo su entrada acompañarlo de algunos religiosos y católicos, humilde, modesto, y llevando con reverencia y fervor en sus manos la custodia con la Eucaristía.
EL MILAGRO EUCARÍSTICO DE RÍMINI
Antonio y Bonvillo se acercan y se ponen frente a frente. Cesa el vocerío y se hace un silencio sepulcral. Todos los ojos están clavados en la custodia y en la mula
A una señal convenida, Bonvillo presenta la ración de cebada a la mula Entonces, San Antonio, rompiendo el silencio, y dirigiéndose al hambriento animal, le dice:
– En el nombre del Señor, a quien yo tengo en mis manos, te mando que vengas a hacer reverencia a tu Creador, para que todos entiendan la verdad de este altísimo Sacramento y sepan que hasta las criaturas irracionales están sujetas a su Criador.
¡Cosa admirable! La mula olfatea el cesto del tan apetecido pienso, y, en vez de probar la cebada, se vuelve de repente hacia la parte de San Antonio, dobla las rodillas delanteras e inclina la cabeza en señal de adoración a la Eucaristía, en la que está su Creador.
Una verdadera tempestad de vítores y aplausos se levantó en medio de aquella plaza, mientras Bonvillo, los demás herejes y todos los concurrentes, cayeron de rodillas y adoraron con fe y con amor a Jesús Sacramentado.
Este milagro fue verdaderamente el golpe dado a la herejía por nuestro Santo. Para perpetuar su memoria, en 1518, se erigió un templete de forma octogonal, que aún se conserva, en la plaza donde tuvo lugar el suceso, llamada plaza del Mulo.
¿Malos entendidos o mensajes contrarios a la doctrina?
Un miembro irlandés del parlamento ha afirmado que el jefe de la Iglesia católica en el país, ha dicho que no habría pena eclesiástica de excomunión para los parlamentarios que votaran a favor de la ley del aborto que el gobierno ha propuesto.
El parlamentadrio del Fine Gael, Tom Barry, anunció en mayo que había enviado una carta al cardenal Sean Brady, arzobispo de Armagh y primado de Irlanda, preguntando cuáles serían las consecuencias para los católicos que apoyen el proyecto de ley del gobierno. El proyecto de ley propone legalizar el aborto a través de los nueve meses de embarazo.
De acuerdo con el Código de Derecho Canónico de la Iglesia, cualquiera que coopere formalmente con el «pecado grave» del aborto es excomulgado automáticamente.
Barry, que dice ser pro-vida, dijo que se opuso a ser llamado «baby-killer» por su intención de apoyar el proyecto de ley. Él dijo que él escribió al nuncio papal monseñor Charles Brown y al cardenal Sean Brady.
«He recibido respuestas de ambos», Barry dijo al Irish Examiner. «Pero sobre todo, la carta del Cardenal Brady era muy decente, diciéndome que no esté preocupado, sino resuma su opinión y la opinión de la Iglesia sobre el tema»
El diácono Nick Donnelly, quien mantiene el blog Protect the Pope, escribió que si Barry estaba diciendo la verdad sobre el contenido de la carta, el cardenal Brady «no estaba siguiendo las orientaciones dadas por el cardenal Joseph Ratzinger.»
«Si la ley del aborto de Enda Kenny pasa con el apoyo práctico de los políticos católicos, no son sólo los políticos quienes responderán por este pecado mortal delante de Dios, sino también los prelados católicos y el clero que fracasaron estrepitosamente en defensa de los niños no nacidos de Irlanda y que fracasaron totalmente para transmitir a estos políticos la gravedad del pecado mortal que cometieron», dijo el diácono Donnelly.
En mayo, en una entrevista con la emisora ??estatal RTE Radio, el cardenal Brady, el jefe de la conferencia de los obispos católicos irlandeses, dijo que los obispos irlandeses «no han considerado» la restricción de dar la Comunión a políticos que apoyan el proyecto de ley.
LifeSiteNews contactó Martin Long, portavoz de medios de comunicación de la archidiócesis de Armagh, por una aclaración. Long dijo,
«No vamos a comentar sobre la correspondencia privada entre el cardenal y un parlamentario individual. La posición de los obispos de Irlanda se ha hecho disponible en numerosos lugares»
Los obispos irlandeses han emitido un comunicado diciendo que el proyecto de ley,
«que elimina directa y deliberadamente a los niños no nacidos legalmente en Irlanda» debe ser derrotado.
«El proyecto de ley tal como se indica representa un cambio dramático a la legislación irlandesa y moralmente inaceptable y es necesario asegurar que las mujeres reciban el tratamiento que salva vidas que necesitan durante el embarazo», dijo el comunicado.
En 2004, el entonces Cardenal Ratzinger envió una carta a los obispos de Estados Unidos que se reunían durante una campaña electoral presidencial para discutir el problema de la persistencia de políticos católicos pro-aborto. En él, el jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dijo que cuando un político persiste, después de recibir la instrucción, en el apoyo al aborto, le «debe» ser denegada la Sagrada Comunión.
Mientras tanto, el gobierno está conociendo que cada vez más parlamentarios se negarán a respaldar el proyecto de ley.
El Irish Independent informó el viernes que el parlamentario Billy Timmins se ha convertido en el último diputado en decir que va a votar en contra del proyecto. El gobierno tenía la esperanza de mantener el número de diferencia a tres, pero con Timmins hace los tres ahora, y se informa que hay más que están «considerando sus opciones» según informa Independient.
Los otros dos son Brian Walsh y Peter Mathews, y Walsh ha dicho que hasta diez más votarán en contra. El primer ministro Enda Kenny se ha negado a permitir un voto de conciencia.