Pide mantener un cargo de prestigio en el Vaticano.
El secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, pide con insistencia a Francisco mantener un cargo de prestigio e influencia en el Vaticano. El interés primordial de Bertone estaría en mantener alguna influencia en el IOR, el banco vaticano.
Pero esto podría ser un contrasentido a la política de trasparencia que quiere implantar Francisco, ya que Bertone ha estado mencionado en relación a algunas situaciones poco claras del IOR, aunque él dice que la “purificación” se inició “antes del pontificado de Francisco”, o sea con él.
Ya se sabe que su salida de Secretario de Estado es su inevitable porque su renuncia, como “primer ministro” del Papa y jefe operativo de la Curia Romana, será aceptada, según lo que dicen las “filtraciones” en los pasillos vaticanos y algunas versiones periodísticas.
Francisco está empleando una buena parte del verano preparando “reformas radicales” inmediatas en las que se juega en buena parte su credibilidad como gran renovador y fundador de un nuevo modelo de Iglesia. Un cambio profundo en las estructuras y los dirigentes de la Curia Romana fue uno de los pilares de su elección como Papa.
Durante las reuniones cotidianas antes del Cónclave que eligió el Papa se fortaleció firmemente la sensación de que el argentino era el líder encargado de sacar a la Iglesia del pozo de desprestigio por una oleada sin precedentes de escándalos.
La figura más visible que simbolizaba este momento sombrío es, precisamente, la del cardenal Bertone, defendido a capa y espada por Benedicto XVI.
A la imprescindible reforma a fondo del gobierno central de la Iglesia se agrega la necesidad de sanear los grandes institutos financieros vaticanos. En primer lugar el Instituto para las Obras de Religión (IOR), el banco del Papa, con una historia de supuestos escándalos y maniobras financieras irregulares, que se extienden a otras instituciones, como la Administración del Patrimonio Apostólico, APSA.
Tras la renuncia en febrero de Benedicto XVI, el cardenal Bertone se jugó el todo por el todo y se hizo reelegir por cinco años como presidente de la comisión de Vigilancia cardenalicia del IOR por el ya renunciado Joseph Ratzinger, sin esperar la elección del nuevo Papa. Un hecho moralmente irregular.
Bertone se vio por última vez con Francisco el jueves cuando el Papa estuvo en la residencia de Castelgandolfo para la misa de celebración de la Asunción de la Virgen. Bertone habría sugerido, en un almuerzo, su permanencia en este cargo en el IOR.
La prensa italiana anunció que, en setiembre, Bergoglio quería aceptar la dimisión presentada por Bertone, que está por cumplir 79 años, cuatro más de los que marca el rito canónico.
La salida del Secretario de Estado es un acontecimiento, pero mucho más si también el Papa lo quita del IOR, porque Bertone dominó la vida del banco y los escándalos siguieron aunque él sostiene que la “purificación” se inició “antes del pontificado de Francisco”.
Gabriela, que permanece detenida en la Unidad Penitenciaria 47 de san Isidro, Argentina, le envió las hostias que fabrica en un taller de prisión hace un mes a Francisco por intermedio del Obispo Ojea.
Y en una carta (que se puede leer y ampliar encabezando el artículo), el pontífice le agradeció y le dijo que utiliza esas sagradas formas en las misas que celebra.
El papa Francisco celebra la misa desde hace un mes con las hostias que le obsequió una reclusa de la Unidad Penitenciaria 47 del Servicio Penitenciario bonaerense, quien elabora las «sagradas formas» que se utilizan en diversas comunidades de la diócesis de San Isidro.
El pontífice argentino le agradeció el presente por carta y le confesó haberse emocionado por su historia de vida, le aseguró que reza por ella y le contó que tiene sus fotos en el escritorio.
El Papa le dirigió una carta a «Gaby C.», como la dio conocer el equipo de Pastoral Social de la diócesis en la que le dice que monseñor Oscar Ojea le llevó su misiva que respondió el 17 de julio.
“Querida Gabriela: Monseñor Ojea me trajo su carta. Le agradezco la confianza…y las hostias. Desde mañana celebraré Misa con ellas y le aseguro que me emociona. Su carta me hizo pensar, y con esto me lleva a rezar por Usted… pero me alegra y da seguridad que Usted rece por mí.
La tendré cercana. Gracias de nuevo por escribirme y por mandarme las fotos: las tendré delante de mí en el escritorio. Que Jesús la bendiga y la Virgen Santa la cuide. Cordialmente. Francisco”
“Toqué el cielo con las manos. Es que el Papa Francisco I, el hombre más importante del mundo, me escribió una carta”, afirmó Gabriela, una privada de la libertad alojada en la Unidad 47 San Isidro, dependiente del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Ella, el mes pasado, le mandó 300 hostias artesanales elaboradas en un taller en la cárcel al Sumo Pontífice y una misiva, pero nunca pensó que recibiría una respuesta manuscrita.
A Gabriela todavía le dura la emoción. Pero el taller de hostias tiene un trayecto de casi dos años en la Unidad 47.
“Somos tres internas y el equipo de la Capellanía, con el padre Jorge y la hermana Cristina. En dos máquinas producimos cerca de 5.000 hostias por mes y las donados a parroquias”, contó la detenida.
En julio el Obispo Diocesano de San Isidro, Monseñor Oscar Ojea, que fue colaborador durante muchos años de Jorge Bergoglio viajó al Vaticano y, junto al Nuncio Apostólico, Monseñor Emil Paul Tscherid, su representante en la Argentina, visitaron al Papa. Entre otros regalos, como un Cáliz realizado en la Unidad 47, llevaron una carta de una de las internas del Taller de Hostias y una bolsa con las 300 hostias que ellas fabricaron.
En lo que va del año ya se elaboraron más de 30 mil hostias y fueron destinadas a parroquias de La Plata, Tigre, Boulogne, San Martín, San Isidro y otros distritos bonaerenses.
El padre Jorge García Cuerva, aclaró:
“La idea no es nuestra. Le copiamos el proyecto a la Unidad 3 de San Nicolás”.
El religioso relata que la historia en la Unidad 47 se inició con la donación de dos máquinas de una Congregación de monjas, más la capacitación a tres internas, las que realizan un trabajo casi artesanal. Pero tanto es el amor que ponen por su labor que normalmente fabrican entre 5000 y 8000 hostias por mes y a veces más si es por pedido.
Las mismas monjas que donaron las máquinas les pasaron sus recetas.
“Hace poco, para el Corpus Cristi se hicieron 7000 hostias para una sola misa, cada delegación que estuvo presente se llevó una bolsita, en cada una de ellas se puede leer ´Taller de Hostias Pastoral Penitenciaria Unidad 47´, que nos identifica”, indicó Jorge, quien es el Encargado de la Pastoral Penitenciaria para América Latina y el Caribe y en esa función viaja periódicamente por otros países.
“Hemos llevado nuestras hostias a ciudades como Bogotá y Santiago de Chile entre otras, y a países como Polonia. Ahora en noviembre en una reunión internacional de Pastoral Penitenciaria recibiremos a muchas delegaciones de varios países y los traeremos a recorrer el Taller que es nuestro gran orgullo”, agregó el Capellán.
La elaboración de hostias es un proceso complejo y requiere de mucha limpieza y una temperatura ideal, explicaron autoridades penitenciarias. Antes de iniciar la producción las internas rezan y luego se colocan gorros, delantal y guantes y empiezan con el trabajo, que a diferencia de otras fábricas, se caracteriza por la actividad artesanal.
«El proceso de la fabricación de hostias tiene varios pasos: hacer la masa, cocinarla, realizar las planchas, humedecerlas, tamizarlas, cortarlas y embolsarlas. Todo eso conlleva varios días, pero la dinámica ya la tenemos», señaló Gabriela.
Los presbíteros Jorge García Cueva, capellán del penal, yJuan Ignacio Pandolfini coinciden que la tarea «logró dar un sentido a su vida en cautiverio» luego de encontrar una actividad que la mantuviese ocupada y contribuyera a evitar «sus bajones anímicos».
Pasada la exaltación inicial, desde la Pastoral Carcelaria evaluaron la situación y reflexionaron sobre la tarea que realizan:
«Hay muchas y muchos Gabys; hoy ella es el símbolo de los encarcelados, es la voz de todos los excluidos que acompañamos y visitamos en cada pabellón, en cada celda. No tenemos dudas de que es la voz de Jesús encarcelado en cada uno de ellos, que grita a la sociedad para ser escuchado, acompañado y reconocido. La cárcel nos lleva la misericordia de Dios para hacer oír esa voz de los olvidados y marginales, que desde nuestra sociedad nos negamos a ver y a escuchar».
En menos de cinco meses, el pontífice argentino se transformó en un predicador que llega a propios y extraños con un discurso llano, popular. Las reflexiones del Papa impactan en el mundo por su sencillez, cercanía y efecto, pero también por su profundidad teológica y porque en ellas subyace la esencia del «programa» o «protocolo» que pretende para el gobierno pastoral de la Iglesia.
Dos son los elementos que hoy sobresalen.
Uno, los toques de lunfardo y porteñismos, además de innumerables neologismos.
Frases como «hagan lío», «sean callejeros de la fe», «balconeen la vida», «pasados de rosca», ponen una impronta muy argentina a la prédica de Francisco, quien tiene como frase insignia el «recen por mí».
Y el otro es que Francisco “estructura” sus mensajes, cartas y homilías en base a una triada de palabras o pensamientos, a fin de subrayar sus ideas esenciales y que queden en la memoria de los ocasionales receptores.
Se ha dicho que Jorge Bergoglio no apelaba a este recurso en Buenos Aires. Pero desde el inicio de su pontificado esa estructura triádica, sin «y» como nexo final, aparece en forma repetida en sus catequesis y meditaciones.
El obispo de Formosa, José Vicente Conejero Gallego, aseguró que Francisco estructura sus pensamientos de este modo para «mantener la atención» y con el objetivo de que «se haga más fácil para retener los conceptos y fijarlos en la memoria».
El Papa recurrió por primera vez a este recurso el 24 de marzo en Roma, durante la misa del Domingo de Ramos:
«Los jóvenes deben decir al mundo: es bueno seguir a Jesús, es bueno el mensaje de Jesús, es bueno salir a las periferias de la existencia para llevar a Jesús».
En la reciente visita apostólica a Río de Janeiro, Brasil, para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), las tríadas fueron casi una constante de los mensajes pontificios.
En su visita al santuario de Aparecida, reclamó a los peregrinos tres sencillas actitudes:
«Mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría».
A los obispos del mundo reunidos en la catedral San Sebastián, sugirió tres consideraciones a tener en cuenta:
«Llamados por Jesús, llamados para anunciar el Evangelio, llamados para promover la cultura del encuentro».
En tanto en el Angelus, el papa llamó a imitar los gestos de,
«amor, caridad y servicio concreto de la Virgen María».
Del mismo modo lo hizo al interpelar a los obispos brasileños:
«Las urgencias del Brasil son la educación, la salud, la paz social».
Francisco también utilizó una triada durante la vigilia, en la que explicó el significado de ser discípulo misionero con tres imágenes:
«El campo como lugar de siembra, el campo como lugar de entrenamiento, el campo como obra en construcción».
El pontífice argentino planteó, del mismo modo, tres objetivos a la multitud de jóvenes reunidos en la playa de Copacabana en la misa de cierre de la JMJ:
«Vayan, sin miedo, para servir».
Al criticar que haya «tantos» desencuentros entre los argentinos, el papa retomó la fórmula en su mensaje a los devotos en San Cayetano:
«Necesitamos edificar, crear, construir una cultura del encuentro».
En la misa el 15 de agosto en Castel Gandolfo el Papa Francisco volvió al tema de la lucha entre María y el diablo, instándoles a no descuidar la dimensión de la lucha con Satanás y el mal, de la devoción mariana.
El papa articuló su homilía en tres conceptos:
En primer lugar, el conflicto entre la mujer y el dragón. La figura de la mujer, que es la Iglesia, es, por una parte gloriosa, triunfante, y por otra todavía está en trabajo de parto.
En segundo lugar destacó la palabra: «resurrección». Nuestra fe juega en el hecho de que:
«Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos. Toda nuestra fe se basa en la verdad fundamental de que no es una idea sino un acontecimiento. Y el misterio de la Asunción de María en cuerpo y alma está todo inscrito en la Resurrección de Cristo»
Y en tercer lugar destacó la palabra: «esperanza»,
«La esperanza es la virtud de aquellos que, viviendo el conflicto, la lucha diaria entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, creen en la Resurrección de Cristo, en la victoria del amor. María creyó, y ahora este acto de fe es particularmente intenso en el Cuerpo de Cristo hoy sufre la Pasión».
La imagen original de Fátima será llevada al Vaticano.
A pedido del papa Francisco, la imagen de Nuestra Señora de Fátima será llevada a la Jornada Mariana a pedido del Papa en 12 de octubre y Francisco Consagrará el mundo al Inmaculado Corazón de María, según anuncia la página oficial del santuario de Fátima.
Esta consagración viene después que Pio XII, Pablo VI y Juan Pablo II también lo hubieran hecho y que Francisco haya consagrado su pontificado a la Virgen de Fátima y recientemente el Vaticano a San Miguel Arcángel y San José.
LAS VARIAS CONSAGRACIONES DEL MUNDO AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Hubo varias consagraciones de papa del Mundo y Rusia al Inmaculado Corazón de María:
Pío XII tuvo como un acto histórico de su pontificado la consagración del mundo que hizo a María en 1942, en el 25º apariciones de Fátima en un radiomensaje, y la renovó el 7 de Julio de 1952; en esta hace particular consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María como lo había pedido la Virgen a los pastorcitos de Fátima.
El 21 de Noviembre de 1964 Pablo Vl renueva la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María, Madre virginal de Dios.
El 13 de Mayo de 1982 Juan Pablo II realiza en Fátima la consagración del mundo, que renovará el 25 de Marzo de 1984 en la plaza de San Pedro ante 200.000 personas y arrodillado ante la imagen que se venera en la Capelinha de las Apariciones en Fátima, que se había trasladado privadamente a Roma para esta consagración. Y la renovará el 8 de octubre del 2000.
EL COMUNICADO DEL SANTUARIO DE FÁTIMA
En respuesta al deseo del Santo Padre Francisco, la Imagen de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, que es venerada en la Capilla de las Apariciones, estará en Roma el 12 y el 13 de octubre, en la Jornada Mariana promovida por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. En el día 13 de octubre, junto a la Imagen de Nuestra Señora, el Papa Francisco realizará la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María.
La Jornada Mariana es uno de los grandes eventos previstos en el calendario de celebraciones del Año de la Fe y congregará en Roma a centenares de movimientos e instituciones vinculadas a la devoción mariana.
En una carta dirigida al Obispo de Leiría-Fátima, Antonio Marto, el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, comunica que “todas las realidades eclesiales de espiritualidad mariana” están invitadas a participar en la Jornada Mariana: un encuentro que tiene previsto, en el día 12, una peregrinación a la tumba del Apóstol San Pedro y otros momentos de oración y meditación; y, en el día 13, la celebración eucarística presidida por el Papa Francisco, en la Plaza San Pedro.
“Es un vivo deseo del Santo padre que la Jornada Mariana pueda tener como especial signo uno de los íconos marianos que están entre los más significativos para los cristianos de todo el mundo y, por ese motivo, hemos pensado en la amada estatua original de Nuestra Señora de Fátima”, escribió Mons. Fisichella.
De este modo, la Imagen de Nuestra Señora dejará el Santuario de Fátima en Portugal en la mañana del día 12 de octubre y regresará en la del día 13. En su lugar, en la Capilla de las Apariciones, será colocada la primera Imagen de la Virgen Peregrina de Fátima, entronizada en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario desde el 8 de diciembre de 2003.
Joven, alegre, sencilla, pobre, cercana, acogedora, centrada en Cristo.
Eusebio Hernández Sola, Obispo de Tarazona desde el 2011, hace un execelente análisis de la Iglesia que quiere el Papa Francisco. Considera que el Papa ha dejado en la JMJ de Río las claves excepcionales para una profunda renovación de la Iglesia.
Pero advierte que el peligro está en que nos acostumbremos a los gestos externos, -totalmente naturales y espontáneos para él- y no sepamos leer el significado y el hondo calado de los mismos.
CENTRADA EN JESUCRISTO
Apenas pisó tierra «brasilera», como si tuviera prisa por presentar su programa, dijo:
«No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha dado: Jesucristo».
El Papa es consciente de que, en la casa del Vaticano, sí que hay oro y plata. Pero, como Pablo, una vez que conoció a Jesucristo, lo consideró todo como «basura» (Fil. 3,7), él se siente totalmente libre de las ataduras del dinero, y se presenta ante el mundo como San Francisco, personalmente «desnudo» de cosas materiales y con capacidad de cuestionar la «pompa institucional» al estar revestido de la única riqueza, que es Jesucristo. (Ef.1,3).
Desde esta experiencia personal, Francisco anima a los jóvenes a encontrarse con Jesús, el único que puede satisfacer sus aspiraciones más profundas,«una verdad clara y de un genuino amor que los una por encima de cualquier diferencia». Invita a los jóvenes a la más apasionante aventura de esta vida: encontrarse personalmente con Jesús. Por eso es impensable una fe en Cristo «descafeinada»: «No licúen la fe en Jesucristo», dijo a los peregrinos argentinos. Tampoco hay que pensar en una fe circunstancial y para un rato. «El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino» (Lc. 9,62).
CERCANA Y ACOGEDORA
El Papa es consciente de que muchos jóvenes -también personas mayores- se han alejado de la Iglesia. No es momento de analizar las causas. Propone «una pastoral de cercanía con todos». Él es un ejemplo vivo para todos. Sus palabras son cálidas, cercanas, abrazadoras. Así, la Iglesia que nos presenta el Papa no es una Iglesia fría, de despachos oficiales. La Iglesia debe acoger con afecto a toda persona que llame a su puerta, sin pedir su carnet de identidad. Todo encuentro con los hombres y mujeres es bueno y positivo porque me da la oportunidad de abrir las puertas del corazón. Los sacerdotes, antes de dar catequesis o sacramentos, deberían ser Sacramento de la ternura del Padre.
En la Misa con los obispos, sacerdotes, seminaristas y religiosas, el Papa les decía: «Estamos llamados a promover la cultura del encuentro». Esta cercanía es como «esa lluvia suave que cae poco a poco y empapa la tierra» (Is. 55, 10). Los jóvenes y los que han asistido a la JMJ de Río no se van a acordar de la lluvia y el frío que han tenido que soportar en la Playa de Copacabana, bautizada como «Playa de Dios». Lo que no van a olvidar son las palabras tiernas, delicadas, cariñosas, del Papa:
«Habría querido llamar a cada puerta, decir »buenos días», pedir un vaso de agua fresca, tomar un »cafezinho», hablar como amigo de casa, escuchar el corazón de cada uno, de los padres, los hijos, los abuelos…».
JOVEN Y ALEGRE
Sabe que la Iglesia de Europa es una Iglesia vieja, cansada y, en palabras de Benedicto XVI, «una viña devastada». La mayoría de los que van a Misa es «gente mayor». Cuando el Papa se encuentra con un grupo numeroso de jóvenes cristianos, se enardece, y con palabras cargadas de emoción, exclama: «Veo en ustedes la belleza del rostro joven de Cristo, y mi corazón se llena de alegría». El Papa confía en los jóvenes y apuesta por ellos. Y lo hace de esta manera tan expresiva y tan bella:
«Es común entre ustedes oír decir a los padres: »Los hijos son la pupila de nuestros ojos» (…).¿Qué sería de nosotros si no cuidáramos nuestros ojos? ¿Cómo podríamos avanzar? Mi esperanza es que, en esta semana, cada uno de nosotros se deje interpelar por esta pregunta provocadora. La juventud es el ventanal por el que entra el futuro en el mundo».
Por otra parte, el Papa Francisco no quiere engañar a los jóvenes. A través de su larga vida pastoral, ha podido observar que la lejanía de Jesús es causa de tristeza y el encuentro con Jesús es fuente de alegría. Además, el Papa no quiere personas tristes en su Iglesia. A los propios Obispos les decía:
«Un Obispo triste…¡qué feo!».
SENCILLA Y POBRE
Todos recordamos aquella exclamación espontánea del Papa en su primera reunión con los periodistas que habían cubierto el cónclave:
«¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!».
A lo largo de estos meses de su ministerio como Obispo de Roma, y muy especialmente en este viaje programático de la JMJ, ha ido poniendo acentos y señalando preferencias en el camino de esa meta evangélica: una Iglesia pobre, capaz de renunciar a pompas y vanidades; una Iglesia sencilla, mucho más parecida al retrato que nos ofrecen las páginas del Evangelio.
Muchos analistas consideran que, entre los pronunciamientos en Río, hay dos especialmente importantes para descubrir cuál es el proyecto de Iglesia que es necesario llevar a cabo: uno, el discurso al Comité de coordinación del CELAM; y el segundo, su discurso a los Obispos de Brasil.
Pues bien, en el encuentro del CELAM, no ha vacilado al afirmar que los Obispos son los primeros que tienen necesidad de conversión en este campo concreto de la sencillez y la pobreza, «hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres que no tengan «psicología de príncipes». Hombres que no sean ambiciosos y que sean esposos de una Iglesia sin estar a la expectativa de otra».
Y a todos los Obispos brasileños, el Papa Francisco les dijo:
«A veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez, importando de fuera también una racionalidad ajena a nuestra gente».
Sería ridículo pensar que sólo los Obispos necesitan, según la expresión de Jesús a Nicodemo, «volver a nacer» en estos espacios de la sencillez y la pobreza; la verdad es que esto nos afecta a todos. Necesitamos volver nuestros ojos a la «hermana pobreza» para poder vivir como hermanos en una sociedad cada vez más entregada al poder del dinero y de la opulencia.
LLENA DE TERNURA Y MISERICORDIA
Llama poderosamente la atención el hecho de que el Papa, en todos sus discursos de la JMJ, no se haya dedicado a condenar. Es verdad que en este mundo abundan las sombras del pecado y de la muerte. Pero ha preferido mirar a Cristo y arrojar una nueva luz sobre tanta oscuridad.
«En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, su inmensa misericordia. Y es un amor del que podemos fiarnos, en el que podemos creer».
Naturalmente que el amor gratuito y perdonador de Dios, especialmente manifestado en la Cruz de Cristo, lleva consigo unas consecuencias:
«El amor nos enseña así a mirar siempre al otro con misericordia y amor; pero la Cruz nos invita también a dejarnos contagiar por este sobre todo a quien sufre».
Esta ternura y misericordia no sólo lo ha expresado el Papa con sus palabras, sino también con sus gestos: el papa de los pobres ha estado en el epicentro de la pobreza, en las favelas, oliendo la miseria, palpando la pobreza. Con el corazón de padre y pastor roto, se ha instalado en las periferias. Aquí donde se mastica la indignidad fruto de la injusticia.
Se le ha llamado el «Papa de los abrazos». Ha abrazado a todos sin discriminación. Pero ha tenido preferencia por los niños, los reclusos, los drogadictos, los enfermos. Lo mismo que Jesús, que, amando a todos, tuvo una especial preferencia por los marginados y excluidos. En ocasiones, hemos visto a otros Papas bendecir a las mujeres que iban a dar a luz. «Bendecían la vida». Pero el Papa Francisco, en un gesto insólito y lleno de exquisita ternura, ha puesto su mano en el vientre de una embarazada. El Papa Francisco no sólo bendice sino que «acaricia la vida».
MISIONERA
Sabe que la Iglesia de Jesús se ha quedado vieja y necesita una profunda renovación. Sin querer culpabilizar a nadie, el Papa es consciente de que la Iglesia «no puede seguir así». Podríamos decir que el hilo conductor de todos sus discursos es la «evangelización». El Papa recoge el grito de Pablo, el evangelizador por antonomasia: «!Ay de mí si no evangelizo!». La evangelización es «su carnet de identidad». Lo dice de mil maneras:
«La Iglesia no puede quedarse mirándose el ombligo». «No hay que balconear», sino «callejear». «Hay que hacer lío». «Hay que ser revolucionarios». En el mejor sentido, como lo fue Jesús.
EL RETO DEL SANTO PADRE PLANTEADO EN TRES IDEAS
1.- VAYAN
Sus últimas palabras, en la homilía de despedida de la JMJ, fueron éstas:
«Vayan, sin miedo, para servir».
El Papa Francisco nos ha repetido una y mil veces que tenemos que salir, que la misma Virgen nos empuja a salir. Los cristianos hemos confundido lamentablemente el verbo «venir» con el verbo «ir». Nosotros decimos: «¡Que vengan!». Que vengan a Misa porque para eso hemos tocado las campanas. Que vengan a inscribirse si quieren bautizar a sus hijos. Que vengan a dar su nombre si desean confirmarse. Que vengan a la oficina para arreglar los papeles para el Matrimonio. Y a los que ya no pueden venir porque se han muerto, ¡que nos lo traigan!… La palabra evangélica, repetida hasta la saciedad por Francisco es «id»: «Vayan ustedes a la viña».
2.- SIN MIEDO
Evangelizar en nuestro tiempo, especialmente en Europa, es una misión difícil. El miedo puede ser el compañero de camino. El Papa nos pide que dejemos los miedos: como dejó el miedo Moisés ante el faraón… Como dejó el miedo Jeremías, que era un niño. Como dejó el miedo María ante lo que se le venía encima. Todos quitaron el miedo cuando se convencieron que no iban solos, que «Dios estaba con ellos». «Yo estoy contigo». Es la consigna de Dios a todo misionero. Por otra parte, nos dice el Papa Francisco:
«Jesús no ha dicho: «Ve», sino «Vayan»: somos enviados juntos». «Queridos jóvenes, sientan la compañía de toda la Iglesia», les dijo en Copacabana.
3.- PARA SERVIR
Es una bonita palabra. Es la clave para acertar en la vida. Nadie puede ser feliz en el egoísmo, encerrándose en sí mismo. En el Papa Francisco esta palabra se convierte en espléndida realidad. Por eso está siempre alegre. Sus palabras al llegar a su casa de Roma fueron éstas: «Cansado pero contento».
«En el final de la década de 1970 y principios de la década de 1980, no tenía tiempo para» carismáticos, dijo el Papa a los periodistas en el avión de regreso de Rio el 28 de julio. «Una vez, hablando de ellos, yo dije: ‘esta gente confunde una celebración litúrgica con lecciones de samba!'». «Ahora me arrepiento», dijo. «Ahora creo que este movimiento hace mucho bien para la iglesia, en general».
«No creo que el movimiento de renovación carismática evite simplemente que gente se traspase a las denominaciones Pentecostales», dijo el Papa Francisco. «¡No!. También es un servicio a la iglesia. Nos renueva.»
Durante las celebraciones del día mundial de la juventud en Rio de Janeiro, 23-28 de julio, muchos devotos en la multitud se veían balanceándose de un lado a otro, con los brazos levantados en el aire, usando expresiones alegres o con sus caras absortas.
Estas escenas, junto con apariciones en el escenario de celebridades como el padre Marcelo Rossi, una pastor de una mega-iglesia cuyos discos y películas están regularmente al top en su Brasil natal, declaran la hoy fuerte influencia de la renovación carismática católica sobre la iglesia en América Latina.
Aunque la iglesia continúa perdiendo miembros en la región con mayor población católica del mundo, el movimiento carismático se destaca como una fuente de esperanza, no sólo para defenderse de la competencia formidable del protestantismo Pentecostal sino para elevar la moral entre los fieles como un todo.
Sin siquiera medio siglo de antigüedad, el movimiento afirma que al menos 120 millones de católicos en 238 países han sido «bautizados en el Espíritu Santo», según un documento de 2012 publicado por los servicios de renovación carismática católica internacional. El movimiento, que comenzó en los Estados Unidos, informa el rápido crecimiento en Asia y África. Pero la concentración más grande del mundo de los carismáticos hoy es en América Latina, donde el 16 por ciento de los católicos se identifican como participantes del movimiento.
Uno de los pioneros del movimiento fue el padre jesuita Edward Dougherty, fundador del canal de televisión católico de Brasil por satélite Seculo 21.
Cuando el nativo de Louisiana se trasladó a Brasil en 1966, descubrió a un país donde, como en la mayoría de América Latina, las vocaciones y las tasas de asistencia a misa habían languidecido. También aprendió que un reciente movimiento católico para promover la justicia social en la región había conducido, en algunos casos, al descuido de los valores del otro mundo.
«Sentí mucho un fuerte énfasis en la teología de la liberación, que es muy horizontal», dijo el padre Dougherty. «Había una necesidad de espiritualidad».
Mientras tanto, los pentecostales protestantes propagaban con entusiasmo su mensaje con gran éxito entre la población tradicionalmente católica.
Los pentecostales «hablan de las necesidades espirituales las de la gente» dijo el padre Dougherty.
«A menudo son más abiertos sus templos que las iglesias católicas en sus iglesias» y sus pastores más dispuestos a visitar a las personas en sus hogares que el clero católico.
También, algunas iglesias pentecostales, especialmente instituciones no denominacionales tales como la Iglesia Brasileña Universal del Reino de Dios, predicaran el «evangelio de la prosperidad», del bienestar material a través de la fe en Jesucristo. Fue un mensaje con un atractivo evidente en un país como Brasil, donde, pese al reciente crecimiento económico, el producto interior bruto per cápita es sólo de U$S12.100.
El movimiento Pentecostal ha seguido aumentando, de 6 por ciento de la población de Brasil en 1991 a 13 por ciento en 2010, según un reciente estudio de Pew Research Center, basado en datos del censo brasileño. En el mismo período, la proporción de católica de la población del país cayó de 83 por ciento a 65 por ciento. En una encuesta de pentecostales en Brasil del 2006, Pew encontró que 45 por ciento eran convertidos del catolicismo.
Aunque la renovación carismática Católica tiene fuertes raíces ecuménicas, y sus miembros han adorado a menudo junto con los pentecostales, también funciona como un vehículo para retener o recuperar católicos tentados por la alternativa de protestante.
Como el pentecostalismo, el catolicismo carismático hace hincapié en el Espíritu Santo, fe de características curativas, habla en lenguas y se propaga por evangelistas a domicilio. Pero los papeles importantes que da a María y a la Eucaristía aseguran que la devoción carismática tiene una identidad católica clara.
El movimiento también anima a servicios sociales, dijo el padre Dougherty, observando que extrae su inspiración de evento fundacional de la iglesia, el primer Pentecostés, cuando los discípulos de Jesús «fueron a las calles» a predicar y ayudar a los necesitados en cuanto fueron llenos del Espíritu Santo.
Una identidad católica fuerte ha sido crucial para la aceptación del movimiento por la jerarquía de la iglesia en América Latina, muchos de los cuales tenían reservas iniciales sobre sus formas desconocidas de adoración y en gran medida en establecer su liderazgo.
Un escéptico temprano fue el padre jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, ahora papa Francisco.
«En el final de la década de 1970 y principios de la década de 1980, no tenía tiempo para» carismáticos, el Papa dijo a los periodistas en el avión de regreso de Rio el 28 de julio. «Una vez, hablando de ellos, yo dije: ‘esta gente confunde una celebración litúrgica con lecciones de samba!'»
«Ahora me arrepiento», dijo. «Ahora creo que este movimiento hace mucho bien para la iglesia, en general».
«No creo que el movimiento de renovación carismática evite simplemente que gente se traspase a las denominaciones Pentecostales», dijo el Papa Francisco. «¡No!. También es un servicio a la iglesia. Nos renueva.»
«Los movimientos son necesarios, los movimientos son una gracia del espíritu», añadió el Papa, hablando en general de los movimientos eclesiales. «Cada cual busca su propio movimiento, según su propio carisma, donde el Espíritu Santo lo atrae a él o a ella».
Respaldo ante los ataques que los acusan de homofóbicos.
La orden de los Caballeros de Colón, fundada a finales del siglo XIX, celebró entre el 6 y el 8 de agosto su 131º Convención Anual en Texas, y el Papa Francisco los ha invitado a seguir dando testimonio de «la auténtica naturaleza del matrimonio y de la familia», de la «dignidad inviolable de la vida humana» y de «la belleza y verdad de la sexualidad humana».
Esto es especialmente importante porque los Caballeros de Colón está siendo amenazados por grupos católicos, afines a Obama, con llevarles juicio y quitarle su estatus de organización sin fines de lucro acusándolos de homofóbicos.
Los Caballeros de Colón son una gran organización de laicos católicos, con 1,8 millones de miembros, muchos de ellos adinerados. Por lo tanto son capaces de recaudar fondos substanciales, destinados a las actividades religiosas, culturales y caritativas.
Por cierto, sus fuertes contribuciones a la Santa Sede le condujeron a tener cierta influencia en los asuntos del Vaticano y las finanzas del IOR, exponiéndolos a cierta controversia. La carta escrita por el cardenal Bertone en nombre del santo padre, no se ocupa de estos asuntos, en verdad muy polémicos, sino de otros.
Los Caballeros de Colón han destinado seis y medio millones de dólares para apoyar las campañas contra las leyes que reconocen a las uniones homosexuales de diferentes maneras en diferentes Estados de los Estados Unidos. En estas campañas han presentado también la belleza fecunda del amor entre un hombre y una mujer.
Por esta razón, una campaña de prensa que dura meses les ataca como ‘homófobos’ asociada a una recolección de firmas de una asociación de católicos progresistas cerca de la comitiva del Presidente Obama y a favor del reconocimiento de las uniones gay.
Esta asociación también amenaza con acciones legales diseñadas para privar a los Caballeros de Colón, por estar implicados en la formulación de políticas y de homofobia, de las concesiones fiscales gozadas como organización sin fines de lucro.
Entre otras cosas, según sus opositores, los Caballeros de Colón son reincidentes, porque ellos ya han financiado campañas contra el aborto. En este contexto polémico se llevó a cabo en los últimos días, la Convención Nacional de la asociación en San Antonio.
Indicando explícitamente hablar en nombre del Pontífice, el cardenal Bertone escribió a esa Convención, que el papa Francisco,
“consciente de la responsabilidad de los fieles laicos en la misión de la iglesia, llama a cada Caballero y a cada Consejo local [de los Caballeros de Colón] a dar testimonio de la verdadera naturaleza del matrimonio y la familia, de la santidad y dignidad inviolable de la vida humana, de la belleza y verdad de la sexualidad humana. En estos tiempos de rápidos cambios sociales y culturales, la protección de los dones de Dios no pueden dejar de incluir la afirmación y la defensa de la gran herencia de verdades morales enseñadas por el Evangelio y confirmada por la razón, que sirve como fundamento de una sociedad justa y ordenada”.
La carta, citando la reciente encíclica ‘Lumen Fidei’, defiende así como parte de la libertad religiosa, el derecho de los laicos católicos a comentar en cualquier lugar, cuestiones de política que implican la fe y la moral.
Evidentemente, estas afirmaciones papales no se aplican sólo a los Estados Unidos. En la disputa sobre los Caballeros de Colón respecto a las uniones homosexuales el Papa nos dice claramente que hay un lado que está bien y uno que está equivocado. No sólo no hace daño que los Caballeros de Colón americanos organicen y financen campañas para defender la verdadera naturaleza del matrimonio y la familia, sino que el Papa Francisco pide cada Caballero individual y a cada asociación local que participe en estas campañas. Y de continuar presentando la verdad sobre la sexualidad y el amor sin temor a ser atacados como homofóbicos. Quién les ataca, viola la libertad religiosa.
Es un estímulo para quienes conducen estas campañas – probablemente con menos dinero que los Caballeros de Colón, en otras partes del mundo. Y es un llamado a los católicos para que no teman a hablar claramente sobre los mismos temas.
Por su programa de 2012 «Biblia, diálogo vigente».
Jorge Bergoglio fue galardonado con un premio Martín Fierro, uno de los mayores galardones de la televisión argentina, por su labor de conducción en las 32 emisiones del programa «Biblia, diálogo vigente» y grabó un video agradeciendo la premiación que se puede ver abajo.
El programa se emitió el año pasado todos los sábados por el Canal 21, propiedad del Arzobispado de Buenos Aires.
«Se nota que han hecho un buen trabajo», les dijo Francisco a sus antiguos compañeros del canal antes de grabar el saludo que se vio en la noche de hoy durante la transmisión de la gala de la entrega anual de los premios Martín Fierro, en el Teatro Colón, de Buenos Aires.
El director general del Canal 21, Julio Rimoldi, fue el encargado de entregarle al papa en el Vaticano la estatuilla del Martín Fierro, el mítico gaucho que le da nombre al premio que normalmente obtienen actores del país.
Desde hace unas semanas se rumoreaba que los organizadores del evento, la Asociación de Periodistas de Radiodifusión y Televisión de Argentina, deseaban premiar al sumo pontífice.
«Él se lo imaginaba», aseguró Rimoldi, quien trabajó durante 22 años junto a quien entonces era el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de Argentina.
El Papa Francisco agradeció a sus antiguos compañeros del Canal 21 del Arzobispado de Buenos Aires por el trabajo realizado en el programa:
«Han trabajado ustedes bien para merecer este premio. Así se puede llevar el nivel de trabajo que ha merecido este premio. Que Dios lo bendiga», expresó el Papa con sencillez al recibir el premio.
En el video que esá abajo fue pasado por el enviado a los peregrinos y emitido por Canal 21, del Arzobispado de Buenos Aires, a través de una pantalla instalada frente al templo.
«Como todos los años, después de recorrer la cola hablo con ustedes. Tal vez la cola la recorrí con el corazón. Estoy un poquito lejos. No puedo compartir con ustedes este momento tan lindo, en el que ustedes están caminando hacia la imagen de San Cayetano», destacó el Papa Francisco en su mensaje a los miles de devotos que hacen fila para entrar al santuario del barrio porteño de Liniers dedicado al llamado Santo de la Providencia.
Cuando Bergoglio todavía estaba en Buenos Aires nunca se perdía la fiesta del 7 de agosto en el santuario de San Cayetano, en el barrio Lieners. Incluso ahora como obispo de Roma, el ex arzobispo de la metrópolis porteña quiso participar de alguna manera.
Ya desde las 23.00 del martes 6, la multitud de peregrinos que desfilaba para ofrecer su homenaje a la pequeña estatua de San Cayetano de Thiene y pudieron escuchar el vídeo-mensaje que el Papa argentino grabó para ellos desde el otro lado del mundo. El mensaje fue retransmitido en las pantallas que pusieron alrededor del Santuario.
Palabras sencillas pero intensas, que conducen al dinamismo inconfundible de la caridad cristiana, pronunciadas siguiendo la fórmula-intención del peregrinaje, que este año exhortaba a ir con «Jesús y San Cayetano» al encuentro con los «más necesitados». «Lo más importante» repitió el Papa, «no es mirar desde lejos o ayudarlos desde lejos, sino ir a su encuentro». Ver a los ojos a la quien damos limosna, tocar sus manos, porque «si no has tocado, no has encontrado».
Un impulso gratuito, sugirió Francisco a sus compatriotas, que no nace de sí mismo, del esfuerzo de hacer cosas buenas y mucho menos de intenciones propagandísticas, sino como simple eco de las cosas buenas que Cristo puede operar en quien lo sigue: «¿Voy a convencer a otro que se haga católico?», preguntó Bergoglio. «No, no; vas a encontrarlo, es tu hermano, eso basta. Con eso lo vas a ayudar; lo demás lo hace Jesús, lo hace el Espíritu Santo».
Y por ello invitó a salir al encuentro de los más necesitados, de los que están pasando un momento más difícil que el que pasamos nosotros, porque «siempre hay alguien que la pasa peor, siempre, siempre hay alguien». De esta manera se podría dar que
«tu corazón, cuando te encuentres con aquél que más necesita, se va a empezar a agrandar, agrandar, agrandar, porque el encuentro multiplica la capacidad del amor, agranda el corazón».
El Santuario de San Cayetano es el Santuario más querido por la clase obrera desde los tiempos dorados del sindicalismo peronista. Al Santo, amigo de las prostitutas y de los desgraciados destrozados por los usureros, los argentinos siempre piden pan y trabajo.
Los sacerdotes mantienen abierta la Iglesia y los confesionarios durante doce horas. Y alrededor del santuario se recoge y crece una trama de vida cristiana arrolladora, en la que la gracia paladeada en las liturgias, en los sacramentos y en el consuelo de la oración florece inmediatamente en miles de obras de misericordia corporal y espiritual.
Los voluntarios juntan comida, medicinas y ropa para distribuirlas por todo el país. Hay un comedor parroquial y cursos de formación para los excluidos del circuito productivo. También hay una base de datos con los nombres de los que están buscando trabajo que funciona como una pequeña agencia de empleo.
Es un poco esa imagen de Iglesia que Bergoglio lleva en la mirada y en el corazón cuando, incluso como Papa, sugiere a todos una «conversión pastoral» y un impulso misionero que se configure completamente según los registros de la misericordia y de la cercanía, de la proximidad, del encuentro.
En sus 15 años como arzobispo, Bergoglio siempre celebró con alegría la misa en el Santuario el día de la fiesta del Santo. Sus homilías dejaban una huella en el corazón fría del invierno argentino.
«Hay dolores y dolores. Esos del salario negado, esos de la falta de trabajo, esos que gritan venganza», dijo el 7 de agosto de 2006, y añadió que «los dolores debidos a la injusticia gritan venganza, porque son dolores que se pueden evitar, simplemente siendo justos, ayudando a los que más lo necesitan, creando trabajo, sin robar, sin mentir, sin sacudir demasiado, sin aprovecharse».
Dos años después, en 2008, su homilía se disolvió en un diálogo con el pueblo de Dios.
«Entonces -dijo- les hago una pregunta: ¿la Iglesia es un lugar abierto solo para los buenos?». Y todos respondieron en coro: «¡Nooooo!». «¿Aquí corremos a alguien porque es malo? No, al contrario, lo acogemos con más afecto. Nos lo ha enseñado Jesús. Imagínense, entonces, cómo es paciente el corazón de Dios con cada uno de nosotros».
El año pasado el entonces cardenal Bergoglio volvió a pedir a San Cayetano la bendición de tener pan y trabajo para todos, «tan necesarios para una vida digna», y justificó incluso la indignación y la lucha justa para impedir que tales bienes sean robados al pueblo a quien han sido destinados.
Cada vez, al final de la misa, Bergoglio volvía a recorrer, al contrario, la fila de los fieles (cientos de miles) que esperaban pacientemente poder llegar a la imagen del Santo. Abrazaba y besaba a todos, uno por uno, platicaba, escuchaba historias y problemas, bendecía niños, rosarios, fotos de familiares enfermos y las barrigas de mujeres embarazadas, a las que siempre invitaba con delicadeza a qque bautizaran a sus hijos, porque «así el Señor se refuerza».
Acababa cansadísimo, pero su corazón de pastor volvía a florecer con alegría y paz de aquellas largas inmersiones en el «sensus fidei» del Pueblo de Dios. Y al final volvía a confirnar la certeza de que
«el Señor elige a los pobres porque los pobres no presumen de haber sido elegidos, no lo consideran un mérito propio, y así Su predilección puede convertirse en un don que todos agradecen». «Dios Padre Nuestro», dijo en una ocasión, «escucha el clamor de su pueblo. El clamor silencioso de la fila interminable que pasa delante de San Cayetano. Nuestro Padre en los cielos escucha el ruido de nuestros pasos, la oración que vamos susurrando en nuestro corazón, mientras nos vamos acercando».
QUIEN ES SAN CAYETANO
Gaetano Thiene, como se llamaba San Cayetano, nació en Vicenza, norte de Italia, en octubre de 1480, en el seno de una familia de nobles.
No obstante, abandonó el ambiente familiar y dedicó su vida a la atención de los enfermos y desvalidos.
Estudió derecho en Padua y, luego de recibida la ordenación sacerdotal, implementó en Roma la sociedad de Clérigos regulares o Teatinos, con el objetivo de promover el apostolado y la renovación espiritual del clero. Esta sociedad se propagó después por el territorio de Venecia y el reino de Nápoles. San Cayetano se caracterizó por su caridad con el prójimo.
Cayetano estudió cuatro años en la Universidad de Padua, donde se distinguió en la teología y se doctoró en derecho civil y canónico en 1504. Luego fue nombrado senador en Vicenza.
No obstante, estaba decidido a continuar los estudios sacerdotales, por lo cual se trasladó a Roma en 1506. Decía que Dios lo llamaba para realizar una gran obra. Poco tiempo después fue nombrado secretario privado del Papa Julio II.
El Pontífice muere en 1513. Cayetano decide abandonar en el cargo y se prepara durante 3 años para ser sacerdote. Fue ordenado en 1516, a los 36 años. Luego funda en Roma la «Cofradía del Amor Divino», una asociación de clérigos que se dedicaba a difundir la gloria de Dios. Su primera experiencia pastoral fue en la parroquia de Santa María de Malo, cerca de Vicenza, tras lo cual se dedicó a cuidar los santuarios ubicados por el monte Soratte.
Ingresó en el oratorio de San Jerónimo, que incluía a laicos pobres. Sus amigos se molestaron porque consideraban que eso era indigno para un hombre de gran nivel como él. A Cayetano no le importó. Ayudaba y servía personalmente a los pobres y enfermos de la ciudad y atendía a los pacientes de las enfermedades graves.
Luego fundó otro oratorio en Verona. Se trasladó a Venecia en 1520, se hospedó en el hospital de la ciudad y siguió la misma forma de vida. Se lo consideraba fundador principal del hospital por todos los regalos que hizo.
Trabajó además, con el Beato Juan Marinoni, para sacar de la miseria a los pobres y marginados. Esta obra fue aprobada poco antes del Concilio de Letrán. En sus últimos años de vida abrió hospicios para ancianos y fundó hospitales.
Implementó la bendición con el Santísimo Sacramento y promovió la comunión frecuente, en los tres años que vivió en Venecia. Escribió:
«No estaré satisfecho sino hasta que vea a los cristianos acercarse al Banquete Celestial con sencillez de niños hambrientos y gozosos, y no llenos de miedo y falsa vergüenza».
En tiempos en que la cristiandad pasaba por un período de crisis y la corrupción debilitaba a la Iglesia, Cayetano fue uno de los que más apoyaron la verdadera reforma de vida y de costumbres dentro de la Iglesia. Repetía a menudo: «Cristo espera, ninguno se mueve».
Cayó gravemente enfermo en el verano de 1547. Los médicos le recomendaron colocar un colchón sobre su cama de tablas, pero el se negó: «Mi salvador murió en la cruz; dejadme pues, morir también sobre un madero».
Murió en Nápoles a la edad de 77 años, el domingo 7 de agosto de 1547. Cayetano fue canonizado en 1671 después que la comisión encargada examinara rigurosamente los numerosos milagros entre quienes lo invocaron para pedir sanación, alimentos y trabajo.
Evi Crotti, analiza la grafía de Roncalli y Wojtyla, los dos Papas beatos que serán canonizados este año.
El análisis grafológico lo realizó la grafóloga Evi Crotti, fundadora de una escuela de grafología y titular, con Alberto Magni de un estudio que organiza cursos y ofrece preparación profesional.
Usted analizó la escritura de los dos Papas que serán canonizados en diciembre de este año por Francesco: Eoncalli y Wojtyla. ¿Qué fue lo que descubrió?
Juan Pablo II y Juan XXIII son dos personalidades completamente diferentes que siguieron caminos diferentes creyendo que las vías de Dios son infinitas; tal vez por este motivo cada camino recorrido en la fe lleva siempre a la vía verdadera.
Háblenos de Wojtyla…
Su palabra emanaba calor, alegría y seguridad: «No tengan miedo…». La escena que calcaba siempre era extraordinaria y sus palabras siempre estaban llenas de esperanza y de juventud. Al observar la grafía de Papa Wojtyla se nota un pensamiento especulativo, agudo y atento a las necesidades de la sociedad, que trata de derribar el muro del aburrimiento que se había instalado sobre todo en algunos jóvenes. Los revitalizó y animó usando su forma de expresarse y sirviéndose de sus dotes de actor, sin disminuir el núcelo de la fe. Es como si les siguiera el juego para estar más cerca de ellos. Él sabía que la gente lo quería y que poseía dotes particulares, de belleza y verdad. Como sostenían los griegos: «No hay verdad sin belleza ni belleza sin verdad». Este, en cierto sentido, se convirtió en uno de sus lemas.
Usted una vez dijo que Wojtila era un “actor de Dios”. ¿No es una definición negativa?
No, para nada. Era normal ver al Papa Juan Pablo II inclinarse a besar el suelo, con el viento remolineando en su cabello y en su hábito; después, con un gesto delicado, los arreglaba nuevamente. Su mirada aguda y penetrante sabía ver los “signos de los tiempos” y entender que eran justamente los jóvenes los que debían ser conquistados para llevarlos nuevamente a la fe. El don que Dios le dio era la capacidad para penetrar en el ánimo y de comunicar rápidamente con los demás. Cuando lo definí “actor de Dios”, quise subrayar que fue el artífice de palabras nuevas que le permitieron llegar a los corazones de los hombres y al horizonte de los cielos.
Y su escritura, ¿qué es lo que revela?
La escritura de Papa Wojtyla fluye como notas musicales, con ritmo y vivacidad. Inteligencia profunda, creatividad, originalidad en el pensamiento; la serenidad y la sensibilidad se fundieron en una ética que no tiene nada de rígido o riguroso, pero que no daba lugar a ninguna forma de laicismo. Los indicadores grafológicos son la dimensión pequeña de las letras, la fluidez del gesto, el ritmo dinámico y el respeto del espacio; todos ellos son símbolos gráficos que expresan una naturaleza que encontró en la vocación sacerdotal la investidura adecuada de una saludable madurez espiritual.
¿Y qué nos puede decir de la escritura de Juan XXIII?
La grafía de Papa Juan XXIII es todo lo contrario de la del Papa antes descrito. Sus orígenes campesinos permanecieron en su interior (y se pueden encontrar en sus letras “g”, que parecen “espigas de trigo”, símbolo del vínculo con las personas y las cosas). No le interesaba si había alguna letra chueca o fuera de lugar, puesto que lo importante era que el trigo madurara y llegara al resultado final de la unión en el cuerpo místico de la Iglesia, que no excluye a nadie, sino que, al contrario, quiere abrazar a todos. Al analizar su escritura, surgen algunos detalles que pueden ayudar a definir a Juan XXIII como Papa generoso, fuerte y determinado. Basta recordar el Concilio Vaticano II. Sabía luchar para obtener justicia, estaba dispuesto incluso a usar tonos fuertes, como el campesino, con tal de defender su cosecha.
¿Qué otras características emergen del análisis de la escritura de Roncalli?
Su escritura denota una cierta fluidez, pero que se detiene cada tanto con cada una de las “g”. Esto indica, además de otros signos, una naturaleza fuerte, tenaz y generosa. A la santidad, como hemos visto, no se llega a través de un único camino (y no es unidireccional), no tiene más reglas fijas que las del amor que compartían ambos Pontífices.
En lenguaje diplomático, Francisco llama a los musulmanes al respeto mutuo expresado a través de la reciprocidad, y aunque no lo dice directamente, todos sabemos que se refiere a que los musulmanes exigen en occidente un respeto por sus derechos que no están dispuestos a dar en sus países a las minorías cristianas.
El 2 de agosto, el Papa Francesco ha hecho público un mensaje, fechado oficialmente el 10 de julio a los musulmanes de todo el mundo con ocasión de la celebración del ‘Id al-Fitr’, que concluye el mes de Ramadán.
Como el Papa señala,
Se ha convertido en tradición que, en esta ocasión, el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso os envíe un mensaje de buena voluntad, acompañado de un tema propuesto a la común reflexión. Este año, el primero de mi Pontificado, decidí firmar yo mismo este tradicional mensaje
El texto es, por supuesto, un mensaje de buenos deseos y un gesto de diálogo entre las religiones, no deja de insistir en las preocupaciones hoy en común a las grandes religiones en el ámbito de la familia y la sociedad, pero centra el mensaje en un tema querido por Benedicto XVI, el de reciprocidad.
El respeto debe ser mutuo, lo que implica que los musulmanes pidiendo ciertos derechos para los fieles de su religión al emigrar a Occidente deberían estar disponibles para conceder los mismos derechos a las minorías cristianas en sus países.
Cada año la Santa Sede propone a los musulmanes un tema común para la reflexión,
Este año, el tema sobre el que me gustaría reflexionar con vosotros y con todos los que lean este mensaje, y que afecta tanto a los musulmanes como a los cristianos, es la promoción del respeto mutuo a través de la educación.
De una manera didáctica el Papa define el concepto de respeto mutuo:
«Respeto» significa una actitud de amabilidad hacia las personas para las que nutrimos consideración y estima. «Mutuo» significa que no se trata de un proceso unidireccional, sino de algo que es compartido por ambas partes.
El lenguaje es diplomático, pero el pasaje es claro, y se refiere a una noción en la que los papas dialogando con los musulmanes siempre han insistido: la reciprocidad.
Los musulmanes tienen sus razones cuando piden el respeto de sus derechos fundamentales, incluso cuando se encuentran en las tierras donde emigran, pero la reciprocidad exige respeto «mutuo», es decir, la disponibilidad de los musulmanes a respetar los mismos derechos cuando los piden las minorías cristianas en los países de mayoría musulmana. De lo contrario, sería sólo un «proceso de un solo sentido.»
Lo que estamos llamados a respetar en cada persona es ante todo su vida, su integridad física, su dignidad y los derechos que de ella manan, su reputación, su propiedad, su identidad étnica y cultural, sus ideas y sus decisiones políticas.
Por esto estamos llamados a pensar, hablar y escribir del otro en un modo respetuoso, no sólo en su presencia, sino siempre y en todas partes, evitando críticas injustas o la difamación. Para lograr esto, tienen un papel fundamental la familia, la escuela, la enseñanza religiosa y todo tipo de medios de comunicación social
Este paso – para los que conocen los problemas de convivencia entre cristianos y musulmanes – es muy claro. El otro – de las minorías – debe respetar la vida, que no es evidente en los países musulmanes. Esto involucra los derechos humanos, la propiedad, así como la identidad cultural, que por supuesto incluye a las opciones religiosas y políticas, lo que implica que las minorías puedan participar en la vida política en condiciones de igualdad con respecto a la mayoría. Este derecho a menudo se niega a los cristianos en los países musulmanes. Por supuesto, la reciprocidad implica que el mismo derecho se reconoce también a los musulmanes donde son una minoría.
El respeto mutuo y la mutua también es un problema cultural,
Si nos referimos ahora al respeto mutuo en las relaciones interreligiosas, especialmente entre cristianos y musulmanes, estamos llamados a respetar la religión del otro, sus enseñanzas, símbolos y valores. Un respeto especial se debe a los líderes religiosos y los lugares de culto. ¡Cuánto dolor causan los ataques a uno u otro de ellos!
Incluso este respecto debe ser mutuo y general. El Papa Francesco se cuida de excluir cualquier relativismo:
Claramente, al mostrar respeto por la religión de los demás o manifestar los mejores deseos con motivo de una celebración religiosa, simplemente tratamos de compartir la alegría, sin referencia al contenido de sus creencias religiosas
Todos sabemos que el respeto mutuo es esencial en cualquier relación humana, sobre todo entre las personas que profesan una creencia religiosa. Es así como puede crecer una amistad sincera y duradera.
Con estos sentimientos, el Papa ofreció a los musulmanes al final del Ramadán, sus deseos, y agregó:
oraciones para que vuestras vidas puedan glorificar al Altísimo y dar alegría a los que os circundan.
El diálogo tiene como objetivo la paz y la «alegría». Práctica que claramente puede evitar al menos algo de dolor.
El Papa Francisco aceptó la renuncia de los arzobispos de Lubjana y Maribor (Eslovenia) debido a un hueco de 800 millones de euros, y se habla también de cuestiones patrimoniales como motivo de la renuncia del obispo de Yaundé (Camerún).
El arzobispo de Lubjana, Anton Stres, y el arzobispo de Maribor, Marjan Turnsek, salieron del escenario el mismo día. En ambos casos, el Papa aceptó la renuncia siguiendo el párrafo 2 del canon 401 del Código de Derecho Canónico, que dice:
«Se ruega encarecidamente al Obispo diocesano que presente la renuncia de su oficio si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo».
Es una medida fuerte la que impulsó el Vaticano hacia la Iglesia eslovena, que perdió a los arzobispos de dos de sus diócesis involucrados en un “crack” financiero. Todo esto llega después de que Benedicto XVI (el 13 de febrero de 2011) hubiera acogido, según el mismo canon, la renuncia del predecesor de Turnsek en Maribor, el arzobispo Franc Kramberger.
El caso explotó clamorosamente en 2010, cuando la Santa Sede envió a Eslovenia un visitador apostólico para que investigara con respecto a una serie de peticiones anómalas relacionadas con la petición de préstamos en Roma.
Surgió un panorama vergonzoso, con una arquidiócesis que, a través de estas operaciones financieras de alto riesgo, había acumulado deudas por un valor de 800 millones de euros a través de los bancos y compañías telefónicas y televisoras (incluida una red que transmitía programas pornográficos).
Benedicto XVI puso en marcha medidas en contra del entonces arzobispo de Kramberger. Pero la reconstrucción de los hechos permitió llegar a conocer que la imprudente gestión de las finanzas locales había comenzado en 2003. Se confirmó, además, que Mons. Stres (nombrado en 2009 arzobispo de Lubjana) y mons. Turnsek (obispo coadjutor que habría sucedido a Mons Kramberger) tenían graves responsabilidades en el caso. Y ahora, finalmente, llega su renuncia.
Paralelamente al anuncio de la Sala de Prensa vaticana, el arzobispo Stres en Lubjana pronunció una conferencia de prensa en la que dijo haber sido informado el 29 de abril. El Papa Francisco le habría pedido la renuncia a la guía de la mayor sede episcopal de Eslovenia. El arzobispo acogió la invitación e indicó que no tenía nada que esconder y que nunca había escondido sus responsabilidades en el caso de Maribor:
«Espero y rezo a Dios que el paso que he dado –declaró– contribuya a restituir a la Iglesia eslovena la reputación que merece».
El arzobispo Turnsek hizo una declaración muy parecida:
«He hecho lo mejor que he podido para afrontar la situación –escribió–, pero por diferentes razones no lo he logrado».
Más allá del caso particular de la arquidiócesis de Maribor, cabría preguntarse si esta decisión tan resuelta indica que el recorrido para evaluar con rigor los comportamientos financieros que quiere el Papa Francisco se irá extendiendo desde el IOR hasta el gobierno de las diócesis de todo el mundo.
De hecho, en Camerún hubo otra renucnia que ha causado polémicas, la del arzobispo de Yaoundé, Simon-Victor Tonyé Bakot, que fue presidente de la Conferencia Episcopal del país.
También en el caso del arzobispo africano, el lunes pasado el Papa Francisco aceptó su renuncia según el mismo canon del Código de Derecho Canónico. Y, como siempre, la Santa Sede no ofreció mayores detalles al respecto. Pero también en este caso podría tratarse de una cuestión financiera, o por lo menos se puede deducir de la nota que publicó la edición francesa del sitio de la Radio Vaticana:
«Según la prensa de Camerún, Mons. Bakot se habría visto involucrado en numerosas operaciones inmobiliarias».
Habría incluso recibido las críticas de algunos de sus fieles y de parte del clero debido a la gestión de los terrenos propiedad de la diócesis. El sitio de “Jeune Afrique” sostiene que la diócesis de Yaoundé posee el mayor patrimonio inmobiliario del país, después del estado.