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Cómo puedes Ayudar las Almas del Purgatorio y como Te pueden Ayudar a Ti

El título es algo alarmante, pero útil para tu vida.

Este artículo trata sobre cómo salvarnos a nosotros mismos y a otros de un sufrimiento inenarrable.

Resume un libro de excelente mérito por sus consejos, por la convicción que acarrean y la acción urgente que nos infunde.

animas del purgatorio

Es por tu mayor interés que lo leas y releas. Y nunca te arrepentirás de ello.
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Por el contrario, grande y amargo será tu arrepentimiento si no lo haces con dedicación.

“Léeme o Laméntalo”, está firmado por EDM (Engant de Marie, iniciales con las que se identifica el Padre O’Sullivan).

Tiene la aprobación del Cardenal de Lisboa en 1936.

 

¡AUXILIO, AUXILIO, SUFRIMOS MUCHO!

Nunca llegaremos a comprender lo suficientemente claro que una limosna, pequeña o grande, dada en favor de las almas sufrientes, se la damos directamente a Dios.

El acepta y recuerda como si se la hubieran dado directamente a Él mismo.

misa por los difuntos purgatorio

Así, todo lo que hagamos por ellas, Dios lo acepta hecho para El.

Es como si lo aliviáramos o liberáramos a Él mismo del Purgatorio. ¡En qué manera nos pagará!

No hay mayor hambre, sed, pobreza, necesidad, pena, dolor, sufrimiento que se compare a los de las Almas del Purgatorio.

Por lo tanto no hay ni mérito más alto para nosotros, que rezar, pedir celebraciones de Misas, y dar limosnas en favor de las pobres Santas Almas.

Es muy posible que algunos de nuestros más cercanos y queridos parientes estén todavía sufriendo las purificantes penas del Purgatorio.

Y llamándonos entre lastimosos gemidos para que los ayudemos y aliviemos.

¿No es terrible que seamos tan duros que no podamos pensar en ellos, ni tampoco podemos ser tan crueles que deliberadamente los olvidemos?

Por el amor de Cristo, hagamos todo lo que podamos por ellas.

Flegias cruzando almas del purgatorio

 

PIENSA EN EL PURGATORIO

“Tengan piedad de mí, tengan piedad de mí, por lo menos ustedes mis amigos, porque la mano del Señor me ha tocado” (Job 19:21).

Esta es la conmovedora súplica que la Iglesia Purgante envía a sus amigos en la tierra.
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Tierra, comiencen, imploren su ayuda, en respuesta a la angustia más profunda. Muchos dependen de sus oraciones.

Es incomprensible como algunos católicos vergonzosamente desatienden a las almas del Purgatorio.

Pareciera que no creen en el Purgatorio. Ciertamente es que sus ideas acerca de ello son muy difusas.

¡Días y semanas y meses pasan sin que ellas reciban una Misa dicha por ellas!

¡Raramente también, oyen Misa por ellos, raramente rezan por ellos, raramente piensan en ellos!

Entretanto tal vez su amigos y familiares en la tierras están gozando la plenitud de la salud y la felicidad, ocupados en sus trabajos, divirtiéndose.

Mientras las pobres almas sufren inenarrables agonías en sus lechos de llamas.

¿Cuál es la causa de esta horrible insensibilidad? Ignorancia: gruesa, inexplicable ignorancia.

La gente no se da cuenta de lo que es el Purgatorio.

No conciben las espantosas penas, ni tienen idea de los largos años que las almas son retenidas en esas horribles llamas.

Como resultado, hacen poco o nada para evitarse a sí mismos el Purgatorio, y aún peor, cruelmente ignoran a las pobres almas que ya están allí y que dependen enteramente de ellos para ser auxiliadas.

cuadro de almas del purgatorio

 

QUE ES EL PURGATORIO

Es una prisión de fuego en la cual casi todas las almas salvadas son sumergidas después de la muerte y en la cual sufren las más intensas penas.

Aquí esta lo que los más grandes doctores de la iglesia nos dicen acerca del Purgatorio.

Tan lastimoso es el sufrimiento de ellas que un minuto de ese horrible fuego parece ser un siglo.

Santo Tomás Aquino, el príncipe de los teólogos, dice que el fuego del Purgatorio es igual en intensidad al fuego del infierno

Y que el mínimo contacto con él es más aterrador que todos los sufrimientos posibles de esta tierra.

San Agustín, el más grande de todos los santos doctores, enseña que para ser purificadas de sus faltas previo a ser aceptada en el Cielo, las almas después de muertas son sujetas a un fuego más penetrante y más terrible que nadie pueda ver, sentir o concebir en esta vida.

Aunque este fuego está destinado a limpiar y purificar al alma, dice el Santo Doctor, aún es más agudo que cualquier cosa que podamos resistir en la Tierra.

San Cirilo de Alejandría no duda en decir que “sería preferible sufrir todos los posibles tormentos en la Tierra hasta el día final que pasar un solo día en el Purgatorio”.

Otro gran Santo dice: “Nuestro fuego, en comparación con el fuego del Purgatorio, es una brisa fresca”.

Otros santos hablan en idénticos términos de ese horrible fuego.

angel saca a almas del purgatorio

 

¿CÓMO ES QUE LAS PENAS DEL PURGATORIO SON TAN SEVERAS?

El fuego que vemos en la Tierra fue hecho por la bondad de Dios para nuestra comodidad y nuestro bienestar.

A veces es usado como tormento, y es lo más terrible que podemos imaginar.

El fuego del Purgatorio, por el contrario, está hecho por la Justicia de Dios para penar y purificarnos y es, por consiguiente, incomparablemente más severo.

Nuestro fuego, como máximo, arde hasta consumir nuestro cuerpo hecho de materia.

Por el contrario el fuego del Purgatorio actúa sobre el alma espiritual, la cual es inexplicablemente más sensible a la pena.

Cuanto más intenso es el fuego, más rápidamente destruye a su víctima, la cual por consiguiente cesa de sufrir.

Por cuanto el fuego del Purgatorio inflige el más agudo y la más violenta pena, pero nunca mata al alma ni le quita sensibilidad.

Tan severo como el fuego del Purgatorio, es la pena de la separación de Dios, la cual el alma también sufre en el Purgatorio, y esta es la pena más severa.

El alma separada del cuerpo anhela con toda la intensidad de su naturaleza espiritual estar con Dios.

Es consumida de intenso deseo de volar hacia Él. Aun es retenida, y no hay palabras para describir la angustia de esa aspiración insatisfecha.

Qué locura, entonces, es para un ser inteligente como el ser humano negar cualquier precaución para evitar tal espantoso hecho.

Es infantil decir que no puede ser así, que no lo podemos entender, que es mejor no pensar o no hablar de ello.

El hecho es que, ya sea lo creamos o no, todas las penas del Purgatorio están más allá de lo que podamos imaginar o concebir. Estas son las palabras de San Agustín.

angel rescatando almas del purgatorio 

 

SOBRE EL PURGATORIO, ¿PUEDE TODO ESTO SER VERDAD?

La existencia del Purgatorio es tan cierta que ningún católico ha tenido nunca una duda acerca de ello.

Fue enseñado desde los tiempos más remotos por la Iglesia y fue aceptada con indubitable fe cuando la Palabra de Dios fue predicada.

La doctrina es revelada en la Sagrada Escritura y creída por millones y millones de creyentes de todos los tiempos.

Aún, tal como lo hemos remarcado, las ideas de algunos son tan vagas y superficiales en este tema tan importante, que son como personas que cierran sus ojos y caminan deliberadamente en el filo de un precipicio.

Harían bien en recordar que la mejor manera de acortar nuestra estadía en el Purgatorio – o aún más, evitarlo- es tener una clara idea de ello, y adoptar los remedios que Dios nos ofrece para evitarlo.

No pensar en ello es fatal. Es cavarse a sí mismos la fosa, y prepararse para ellos mismos un terrorífico, largo y riguroso Purgatorio.

Virgen del carmen Purgatorio

 

EL PRÍNCIPE POLACO

Hubo un príncipe polaco, que por una razón política, fue exiliado de su país natal, y llegado a Francia, compró un hermoso castillo allí.

Desafortunadamente, perdió la Fe de su infancia y estaba, a la sazón, ocupado en escribir un libro contra Dios y la existencia de la vida eterna.

Dando un paseo una noche en su jardín, él se encontró con una mujer que lloraba amargamente. Le preguntó el porqué de su desconsuelo.

“¡Oh, príncipe, ella replicó, soy la esposa de John Marie, su mayordomo, el cual falleció hace dos días!

Él fue un buen marido y un devoto sirviente de Su Alteza.

Su enfermedad fue larga y gasté todos los ahorros en médicos, y ahora no tengo dinero para ir a ofrecer una Misa por su alma”.

El príncipe, tocado por el desconsuelo de esta mujer, le dijo algunas palabras.

Y aunque profesaba ya no creer más en la vida eterna, le dio algunas monedas de oro para tener la Misa por ella y su difunto esposo.

Un tiempo después, también de noche, el Príncipe estaba en su estudio trabajando febrilmente en su libro.

Escuchó un ruidoso tocar a la puerta, y sin levantar la vista de sus escritos, invitó a quien fuese a entrar.

La puerta se abrió y un hombre entró y se paró frente al escritorio de Su Majestad.

Al levantar la vista, cuál no sería la sorpresa del Príncipe al ver a Jean Marie, su mayordomo muerto, que lo miraba con una dulce sonrisa.

Príncipe, le dijo,

“Vengo a agradecerle por las Misas que usted permitió que mi mujer pidiera por mi alma.

Gracias a la Salvadora Sangre de Cristo, ofrecida por mí, voy ahora al Cielo.

Pero Dios me ha permitido venir aquí y agradecerle por sus generosas limosnas”.

Luego el agregó solemnemente

“Príncipe, hay un Dios, una vida futura, un Cielo y un Infierno”.

Dicho esto, desapareció.

El Príncipe cayó de rodillas y recitó un ferviente Credo (“Creo en Dios Padre Todopoderoso…”)

Maria, San Miguel y las almas del purgatorio 

 

SAN ANTONINO Y SU AMIGO

San Antonino, el ilustre Arzobispo de Florencia, relata que un piadoso caballero había muerto, el cual tenía un amigo en un convento Dominicano en el cual el Santo residía.

Varias Misas fueron sufragadas por su alma.

El Santo se afligió mucho cuando, después de un prolongado lapso, el alma del fallecido se le apareció, sufriendo muchísimo.

“Oh mi querido amigo” exclamó el Arzobispo, “¿estás todavía en el Purgatorio, tú, que llevaste tal piadosa y devota vida?”

“Así es, y tendré que permanecer aquí por un largo tiempo” replicó el pobre sufriente.

“Pues en mi vida en la Tierra fui negligente en ofrecer sufragios por las almas de Purgatorio.

Ahora, Dios por su justo juicio aplica los sufragios que debían ser aplicados por mí, en favor de aquellos por los cuales debí haber rezado”.

“Pero Dios, también, en su justicia, me dará todos los méritos de mis buenas obras cuando entre al Cielo; pero, primero de todo, tengo que expiar mi grave negligencia de no acordarme de los otros”.

Tan ciertas son las palabras de Nuestro Señor

“Con la vara con que mides serás medido”.

Recuerda el terrible destino de ese piadoso caballero será el de aquellos que desechan orar y rehúsan ayudar a las Santas Almas.

capilla del purgatorio

 

¿CUÁNTO TIEMPO LAS ALMAS PERMANECEN EN EL PURGATORIO?

La extensión en tiempo por la cual las almas permanecen en el Purgatorio depende de:
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a) el número de sus faltas;
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b) la malicia y la deliberación con que éstas fueron realizadas;
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c) la penitencia hecha, o no, la satisfacción hecha, o no, por los pecados cometidos durante la vida;
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d) y también depende de los sufragios ofrecidos por ellos después de sus muertes.

Lo que se puede decir con seguridad es que, el tiempo que las almas pasan en el Purgatorio es, por regla general, mucho más larga que la gente puede imaginar.

Extraeremos algunas citas de libros que hablan de la vida y las revelaciones de los Santos.

San Luis Bertrand: su padre era un ejemplar cristiano, como naturalmente se podía esperar, siendo el padre de tan gran Santo.

En un tiempo deseó llegar a ser un Monje Cartujo, hasta que Dios le hizo ver que no era Su voluntad.

Cuando murió, luego de largos años de practicar cada virtud cristiana, su hijo completamente al cuidado de los rigores de la justicia Divina, ofreció algunas Misas y elevó las más fervientes súplicas por el alma del cual él amó tanto.

Una visión de su padre en el Purgatorio lo obligó a multiplicar centenares de veces sus sufragios.

Agregó las más severas penas y largos ayunos a sus Misas y oraciones.

Aún ocho años completos pasaron antes que obtuviera la liberación de su padre.

San Malaquías tenía una hermana todavía en el Purgatorio.

Lo cual hizo que redoblara sus esfuerzos, y asimismo, a pesar de las Misas, oraciones y heroicas mortificaciones ofrecidas por el Santo, ¡permaneció varios años retenida!

Se cuenta que una santa monja en Pamplona, la cual logró liberar varias Carmelitas del Purgatorio, las cuales permanecieron allí por el término de 30 a 40 años.

¡Monjas Carmelitas en el Purgatorio por 40, 50 o 60 años!

¿Cuál será el destino de aquellos que viven inmersos en las tentaciones del Mundo, y con sus cientos de debilidades?

San Vicente Ferrer, después de la muerte de su hermana, oró con increíble fervor por su alma y ofreció varias Misas por su liberación.

Ella apareció al Santo al final de su Purgatorio, y le contó que si no fuera por su poderosa intercesión ante Dios, ella hubiera estado allí interminable tiempo.

En la Orden Dominicana es regla general orar por los Superiores en el aniversario de sus muertes. ¡Algunos de estos han muerto varios siglos atrás!

Ellos fueron hombres eminentes por su piedad y sabiduría.

Esta regla no sería aprobada por la Iglesia si no fuera necesaria y prudente.

No queremos significar con esto que todas las almas están retenidas por tiempos iguales en los fuegos expiatorios.

Algunas han cometido faltas leves y han hecho penitencia en vida. Por lo tanto, su castigo será mucho menos severo.

Si esas almas, quienes gozaron del trato, quienes vieron, siguieron, y tuvieron la intercesión de grandes santos, son retenidas largo tiempo en el Purgatorio, ¿qué será de nosotros que no gozamos ninguno de esos privilegios?

pobre alma del purgatorio

 

¿POR QUÉ UNA EXPIACIÓN TAN PROLONGADA?

Las razones no son difíciles de entender.

La malicia del pecado es muy grande.

Lo que a nosotros nos parece una pequeña falta en realidad una seria ofensa contra la infinita bondad de Dios.

Es suficiente ver cómo los Santos se condolieron sobre sus faltas.

Somos débiles, es nuestra tendencia.

Es verdad, pero entonces Dios nos ofrece generosamente abundantes gracias para fortalecernos.

Nos da la luz para ver la gravedad de nuestras faltas, y la fuerza necesaria para conquistar la tentación.

Si todavía somos débiles, la falta es toda nuestra.

No usamos la luz y la fortaleza que Dios nos ofrece generosamente; no rezamos, no recibimos los Sacramentos como debiéramos.

Un eminente teólogo remarca que si las almas son condenadas al Infierno por toda la eternidad por el pecado mortal.

No hay que asombrarse que otras almas debieran ser retenidas por largo tiempo en el Purgatorio quienes han cometido deliberadamente incontables pecados veniales.

Algunos de los cuales son tan graves que al tiempo de cometerlos el pecador escasamente distingue si son mortales o veniales.

También, ellos pueden haber cometido algunos pecados mortales por los cuales tuvieron poco arrepentimiento e hicieron poca o ninguna penitencia.

La culpa ha sido remitida por la absolución, pero la pena debida por los pecados tendrá que ser pagada en el Purgatorio.

Nuestro Señor nos enseña que deberemos rendir cuentas por cada palabra que decimos y que no dejaremos la prisión hasta que no hayamos pagado hasta el último céntimo.(Mt 5:26).

Los Santos cometieron pocos y leves pecados, y todavía ellos sienten mucho y hacen severas penas.

Nosotros cometemos muchos y gravísimos pecados, y nos arrepentimos poco y hacemos poca o ninguna penitencia.

objetos del purgatorio
Vitrina del Museo de Objetos del Purgatorio que han dejado almas que visitaron la Tierra

 

PECADOS VENIALES

Sería dificultoso calcular el inmenso número de pecados veniales que un católico comete.

Hay un infinito número de faltas en el amor, egoísmo, pensamientos, palabras, actos de sensualidad, también en cientos de variantes.

Faltas de caridad en el pensamiento, palabra, obra, y omisión.

Holgazanería, vanidad, celos, tibieza y otras innumerables faltas.

Hay pecados por omisión que no pagamos.

Amamos tan poco a Dios, y Él clama cientos de veces por nuestro amor.

Lo tratamos fríamente, indiferentemente y hasta con ingratitud.

Él murió por cada uno de nosotros. ¿Le hemos agradecido como se debe?

Él permanece día y noche en el Santísimo Sacramento del Altar, esperando por nuestras visitas, ansioso de ayudarnos.

¿Cuán a menudo vamos a Él?

Él ansía venir a nosotros en la Santa Comunión, y lo rechazamos.

Él se ofrece a Si Mismo por nosotros en el Altar de cada Misa y da océanos de gracias a aquellos que asisten al Santo Sacrificio.

¡Aún algunos son tan holgazanes de ir a Su Calvario! ¡Qué abuso de gracias!

Nuestros corazones están llenos de amor a sí mismos, duros.

Tenemos hogares felices, espléndida comida, vestido, y abundancia de todas las cosas.

Muchos de nuestros prójimos viven en el hambre y la miseria, y le damos tan poco, mientras que vivimos en el despilfarro y gastamos en nosotros mismos sin necesidad.

La vida nos fue dada para servir a Dios, para salvar nuestras almas.

¡Muchos cristianos, sin embargo, están satisfechos de rezar cinco minutos a la mañana y cinco a la noche!

El resto de las 24 horas están dedicados al trabajo, descanso y placer.

Diez minutos a Dios, a nuestras almas inmortales, al gran trabajo de nuestra salvación.

¡Veintitrés horas y cincuenta minutos a esta transitoria vida! ¿Es justo para Dios?

¡Nuestros trabajos, nuestros descansos y sufrimientos deberían ser hechos para Dios!

Así debería ser, y nuestros méritos serían por supuesto grandes.

La verdad es que hoy día pocos piensan en Dios durante el día.

El gran objetivo de sus pensamientos son ellos mismos.

Ellos piensan y trabajan y descansan para satisfacerse a sí mismos.

Dios ocupa un pequeñísimo espacio en sus días y sus mentes.

Esto es un desaire a Su Amantísimo Corazón, el cual siempre piensa en nosotros.

zona gris del purgatorio fondo

 

Y AHORA, LOS PECADOS MORTALES

Muchos cristianos cometen, desafortunadamente, pecados mortales durante sus vidas.

Pero aunque los llevan al Sacramento de la confesión, no hacen satisfacción por ellos, como ya hemos dicho.

San Beda el venerable, opina que aquellos que pasan gran parte de su vida cometiendo graves pecados y confesándolos en su lecho de muerte, pueden llegar a ser retenidos en el Purgatorio hasta el Día Final.

Santa Gertrudis en sus revelaciones dice que aquellos que cometen muchos pecados graves y que no hayan hecho penitencia no gozan de ningún sufragio de la Iglesia por un considerable tiempo.

Todos esos pecados, mortales o veniales, se acumulan por 20, 30, 40, 60 años de nuestras vidas.

Todos y cada uno deberán ser expiados para después de la muerte.

Entonces, ¿es de asombrarse que algunas almas tengan que estar en el Purgatorio por tanto tiempo?

mujeres con velas purgatorio muertos

 

¿POR QUÉ Y PARA QUÉ REZAR POR LAS ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO?

El gran Mandamiento de Nuestro Señor Jesucristo es que nos amemos los unos a los otros, genuina y sinceramente.

El Primer Gran Mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas.

El Segundo, o mejor dicho el corolario del Primero, es amar al prójimo como a nosotros mismos.

No es un consejo o un mero deseo del Todopoderoso. Es Su Gran Mandamiento, la base y esencia de Su Ley.

Es tanta la verdad encerrada en esto que Él toma como donación todo aquello que hacemos por nuestro prójimo.
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Y como un rechazo hacia Él cuando rechazamos a nuestro prójimo.

Leemos en el Evangelio de San Mateo ( Mt 25:34-46), las palabras de Cristo que dirigirá a cada uno en el Día del Juicio Final.

Algunos católicos parecen pensar que su Ley ha caído en desuso, pues en estos días existe el egoísmo, el amor a sí mismo, y cada uno piensa en sí mismo y en su engrandecimiento personal.

“Es inútil observar la Ley de Dios en estos días”, dicen, “cada uno debe mirar por sí mismo, o te hundes”.

¡No hay tal cosa! La ley de Dios es grandiosa y todavía y por siempre tendrá fuerza de ley.

Por eso, es más que nunca necesaria, más que nunca nuestro deber y por nuestro mayor interés.

misa por las almas del purgatorio

 

ESTAMOS MORALMENTE OBLIGADOS A ROGAR POR LAS ANIMAS BENDITAS

Siempre estamos obligados a amar y ayudar al otro.

Pero cuanto mayor es la necesidad de nuestro prójimo, mayor y más estricta es nuestra obligación.

No es un favor que podemos o no hacer, es nuestro deber; debemos ayudarnos unos a otros.

Sería un monstruoso crimen, por caso, rehusar al poder y desposeído el alimento necesario para mantenerse vivo.
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Sería espantoso rehusar la ayuda a alguien en una gran necesidad, pasar de largo y no extender la mano para salvar a un hombre que se está hundiendo.

No solamente debemos ayudar cuando es fácil y conveniente, sino que debemos hacer cualquier sacrificio para socorrer a nuestro hermano en dificultades.

Ahora, ¿qué puede estar más urgido de caridad que las almas del Purgatorio?

¿Qué hambre o sed o sufrimiento en esta Tierra puede compararse con sus más terribles sufrimientos?

Ni el pobre, ni el enfermo, ni el sufriente que vemos a nuestro alrededor necesitan de tal urgente socorro.

¡Aún encontramos gente de buen corazón que se interesa en los sufrientes de esta vida, pero, escasamente encontramos a gente que trabaja por las Almas del Purgatorio!

¿Y quién puede necesitarnos más? Entre ellos, además, pueden estar nuestras madres, nuestros padres, amigos y seres queridos.

dibujo almas del purgatorio

 

DIOS DESEA QUE LAS AYUDEMOS

Ellas son los amigos más queridos. El desea ayudarlos; Él desea mucho tenerlos cerca de Él en el Cielo.

Ellas nunca más lo ofenderán, y están destinadas a estar con Él por toda la Eternidad.

La Verdad, la Justicia de Dios demanda expiación por los pecados.

Pero por una asombrosa dispensación de Su Providencia Él pone en nuestras manos la posibilidad de asistirlos.

Él nos da el poder de aliviarlas y aún de liberarlas.

Nada le place más a Dios que les ayudemos. Él está tan agradecido como si le ayudáramos a Él.

 

NUESTRA SEÑORA QUIERE QUE LOS AYUDEMOS

Nunca, nunca una madre de esta tierra amó tan tiernamente a sus hijos fallecidos.

Nunca nadie consuela como María busca consolar sus sufrientes niños en el Purgatorio, y tenerlos con Ella en el Cielo.

Le daremos gran regocijo cada vez que llevamos fuera del Purgatorio a un alma.

cuadro de las almas del purgatorio fondo

 

LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO NOS DEVUELVEN EL MIL POR UNO

Pero ¿qué podremos decir de los sentimientos de las Santas Almas?

¡Sería prácticamente imposible de describir su ilimitada gratitud con para aquellos que las ayudan!

Llenas de un inmenso deseo de pagar los favores hechos por ellas, ruegan por sus benefactores con un fervor tan grande, tan intenso, tan constante, que Dios no les puede negar nada.

Santa Catalina de Bologna dice:

“He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho más grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)”.

Cuando finalmente son liberadas de sus penas y disfrutan de la beatitud del Cielo, lejos de olvidar a sus amigos de la Tierra, su gratitud no conoce límites.

Postradas frente al Trono de Dios, no cesan de orar por aquellos que los ayudaron.

Por sus oraciones ellas protegen a sus amigos de los peligros y los protegen de los demonios que los asechan.

No cesan de orar hasta ver a sus benefactores seguros en el Cielo, y serán por siempre sus más queridos, sinceros y mejores amigos.

Si los católicos solamente supieran cuan poderosos protectores se aseguran con sólo ayudar a las Ánimas Benditas, no serían tan remisos de orar por ellos.

gutave dore purgatorio fondo

 

LAS ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO PUEDEN ACORTAR NUESTRO PROPIO PURGATORIO

¡Otra gran gracia que obtenemos por orar por ellas es un corto y fácil Purgatorio, o su completa remisión!

San Juan Macías, sacerdote dominicano, tenía una maravillosa devoción a las Almas del Purgatorio.

El obtuvo por sus oraciones (principalmente por la recitación del Santo Rosario) ¡la liberación de un millón cuatrocientas mil almas!

En retribución, el obtuvo para sí mismo las más abundantes y extraordinarias gracias y esas almas vinieron a consolarlo en su lecho de muerte, y a acompañarlo hasta el Cielo.

Este hecho es tan cierto que fue insertado por la Iglesia en la bula de decretaba su beatificación.

El Cardenal Baronio recuerda un evento similar.

Fue llamado a asistir a un moribundo.

De repente, un ejército de espíritus benditos apareció en el lecho de muerte, consolaron al moribundo, y disiparon a los demonios que gemían, en un desesperado intento por lograr su ruina.

Cuando el cardenal les preguntó quiénes eran, le respondieron que eran ocho mil almas que este hombre había liberado del Purgatorio gracias a sus oraciones y buenas obras.

Fueron enviadas por Dios, según explicaron, para llevarlo al Cielo sin pasar un solo momento en el Purgatorio.

Santa Gertrudis fue ferozmente tentada por el demonio cuando estaba por morir.

El espíritu demoníaco nos reserva una peligrosa y sutil tentación para nuestros últimos minutos.

Como no pudo encontrar un asalto lo suficientemente inteligente para esta Santa, él pensó en molestarla su beatífica paz sugiriéndole que iba a pasar larguísimo tiempo en el Purgatorio puesto que ella desperdició sus propias indulgencias y sufragios en favor de otras almas.

Pero Nuestro Señor, no contento con enviar Sus Ángeles y las miles de almas que ella había liberado, fue en Persona para alejar a Satanás y confortar a su querida Santa.

Él le dijo a Santa Gertrudis que a cambio de lo que ella había hecho por las ánimas benditas, le llevaría directo al Cielo y multiplicaría cientos de veces todos sus méritos.

El Beato Enrique Suso, de la Orden Dominicana, hizo un pacto con otro hermano de la Orden por el cual, cuando el primero de ellos muriera, el sobreviviente ofrecería dos Misas cada semana por su alma, y otras oraciones también.

Sucedió que su compañero murió primero, y el Beato Enrique comenzó inmediatamente a ofrecer las prometidas Misas.

Continuó diciéndolas por un largo tiempo. Al final, suficientemente seguro que su santamente muerto amigo había alcanzado el Cielo, cesó de ofrecer las Misas.

Grande fue su arrepentimiento y consternación cuando el hermano muerto apareció frente a él sufriendo intensamente y reclamándole que no hubo celebrado las Misas prometidas.

El Beato Enrique replicó con gran arrepentimiento que no continuó con las Misas, creyendo que su amigo seguramente estaría disfrutando de la Visión Beatífica pero agregó que siempre lo recordaba en sus oraciones.

“Oh hermano Enrique, por favor dame las Misas, pues es la Preciosísima Sangre de Jesús lo que yo más necesito” lloraba la sufriente alma.

El Beato recomenzó a ofrecerlas, y con redoblado fervor, ofreció Misas y ruegos por su amigo hasta que recibió absoluta certeza de su liberación.

Luego fue su turno de recibir gracias y bendiciones de toda clase por parte de su querido hermano liberado, y muchas más veces que las que hubiera esperado.

navicella del purgatorio

 

CÓMO PODEMOS AYUDAR A LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO

La primera medida es unirse a la Asociación de las Santas Almas.

Las condiciones son simples.

Tener tu nombre registrado en el Libro de la Asociación.

Oír Misa una vez a la semana (basta con la Misa del domingo) por las Santas Almas.

Rezar y promover la devoción a las Ánimas Benditas.

Contribuir una vez al año con un donativo a la Asociación, lo cual permite a la Asociación tener Misas perpetuas cada mes.

La segunda medida para ayudar a las Animas Benditas, es pidiendo Misas ofrecidas por ellas.

Esta es ciertamente la más eficaz de las medidas para liberarlas.

Aquellos que no puedan ofrecer Misas, deberían asistir a cuanta Misa fuera posible por su intención.

Un hombre joven que ganaba un salario muy modesto le contó al autor de este libro:

“Mi esposa murió unos años antes. Tengo 10 misas ofrecidas por ella. No puedo hacer más por ella, pero oí 1000 misas por su querida alma”.

La recitación del Santo Rosario (con sus grandes indulgencias) y hacer el Vía Crucis (el cual es ricamente dador de indulgencias), son excelentes vías de ayuda a las almas.

San Juan Macías, como vimos, liberó del Purgatorio más de un millón de almas, principalmente recitando el Santo Rosario y ofreciendo sus indulgencias por ellas.

Otra fácil y eficaz forma de ayuda es la recitación constante de oraciones breves que contengan indulgencias (aplicando dichas indulgencias en favor de las almas del Purgatorio)

Mucha gente tiene la costumbre de decir 500, ó 1000 veces cada día la pequeña jaculatoria “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío”, o la sola palabra “Jesús”.

Estas son las más consoladoras devociones; ellas traen océanos de gracias a quien las practican y dan inmenso alivio a las Santas Almas.

Aquellos que digan las jaculatorias 500, o 1000 veces, ganan 300.000 días de indulgencias (ochocientos veintiún años de indulgencias) ¡Qué multitud de almas podemos liberar!

¿Cuánto no será la cantidad de almas liberadas al cabo de un mes, de un año, de cincuenta años?

Y a los que no dicen las jaculatorias… ¡que inmenso número de gracias y favores habrán perdido!

Es bastante posible -aunque no fácil- decir esas jaculatorias 1000 veces al día. Pero si no puedes decir 1000, por lo menos dilas 500, o 200 veces diarias.

Todavía otra poderosa oración es:

“Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las Misas dichas en el mundo en este día, por las Almas del Purgatorio”.

Nuestro Señor mostró a Santa Gertrudis un vasto número de almas dejando el Purgatorio (¡cerca de 1000 cada vez que se la recitaba!).

Y yendo al Cielo como resultado de esta oración, la cual la Santa acostumbraba decir frecuentemente durante el día.

El acto heroico consiste en ofrecer a Dios en favor de las Almas del Purgatorio todos los trabajos de satisfacción que practicamos en nuestra vida y todos los sufragios que serán ofrecidos para nosotros después de nuestra muerte.

Si Dios premia tan abundantemente la más insignificante limosna dadas por un pobre hombre en Su nombre,

¿Qué inmensa recompensa Él no dará a aquellos que ofrecen sus trabajos de satisfacción en vida y muerte por las Almas que Él ama tanto?

Este acto no evita que los sacerdotes ofrezcan Misas por las intenciones que ellos deseen, o que los laicos no recen por algunas personas u otras intenciones. Aconsejamos a todos realizar este acto.

pintura del tiempo en el purgatorio fondo

 

LAS LIMOSNAS AYUDAN A LAS SANTAS ALMAS

San Martin dio la mitad de su manto a un pobre mendigo, sólo para darse cuenta después que se lo había dado a Cristo. Nuestro Señor apareció al Santo y le agradeció.

El Beato Jordan de la Orden Dominica, nunca podía rehusar dar limosnas cuando se lo pedían en el nombre de Dios.

Un día él se había olvidado su monedero. Un pobre hombre imploraba una limosna por el amor de Dios.

En vez de descartarlo, Jordan, por entonces un estudiante, le dio su más preciado cinturón, el cual el apreciaba mucho.

Poco tiempo después, el entró a una Iglesia y encontró su cinturón circundando la cintura de una imagen de Cristo Crucificado.

El también, había dado sus limosnas a Cristo. Todos damos limosnas a Cristo.

En conclusión:
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Dar todas las limosnas que podamos.
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Pedir todas las Misas que estén en nuestro poder.
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Escuchar todas las Misas, cuantas más, mejor.
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Ofrecer todas nuestras penas y sufrimientos por la liberación de las Almas del Purgatorio.

Así liberaremos incontable cantidad de Almas del Purgatorio, las cuales nos pagarán 10000 veces más.

escape del purgatorio fondo

 

LO QUE HACEN LAS ANIMAS BENDITAS POR AQUELLOS QUE LAS AYUDAN

San Alfonso María Liguori decía que, aunque las santas Almas no pueden ya lograr méritos para sí mismas, pueden obtener para nosotros grandes gracias.

No son, formalmente hablando, intercesores, como lo son los Santos, pero a través de la dulce Providencia de Dios, pueden obtener para nosotros asombrosos favores y librarnos de los demonios, enfermedades y peligros de toda clase.

Está más allá de toda duda, como ya hemos dicho, que nos devuelven miles de veces cada cosa que hagamos por ellos.

Los siguientes hechos, unos pocos de todos los que podríamos mencionar, son suficientes para mostrar cuán poderosas y generosas amigas son estas Almas.

el purgatorio fuego purificador o fabula mortal fondo

 

COMO UNA NIÑA ENCONTRÓ A SU MADRE

Una pobre niña sirvienta en Francia llamada Jeanne Marie escuchó una vez un sermón sobre las Santas Almas, el cual dejó una impresión indeleble en su mente.

Fue profundamente movida por el pensamiento del intenso e incesante sufrimiento que soportaban las pobres Almas, y se horrorizaba al ver cuán cruelmente eran olvidadas y dejadas de lado por sus amigos de la Tierra.

Otra cosa que la impresionó profundamente es oír que hay muchas almas que están tan cerca de su liberación, que una sola Misa sería suficiente para ellas.

¡Pero que son retenidas largo tiempo, hasta años, sólo porque este último y necesario sufragio fue olvidado o negado!

Con una fe simple, Jeanne Marie resolvió que, costara lo que costara, ella tendría una Misa por las Pobres Almas cada mes, especialmente por las más cercanas al Cielo.

Ella ahorraba un poquito, y a veces con dificultad, pero nunca falló en su promesa.

En una ocasión fue a París con su patrona, y la niña cayó enferma, por lo cual se vio obligada a ir al Hospital.

Desafortunadamente, la enfermedad resultó ser de largo tratamiento, y su patrona tuvo que regresar a casa, deseando que su mucama pronto se reuniera con ella.

Cuando al final la pobre sirvienta pudo dejar el hospital, y allí había dejado todos sus ahorros, de manera que sólo le quedaba en la mano un franco.

¿Qué hizo? ¿A dónde ir?

De repente, un pensamiento cruzó su mente y se acordó que no había ofrecido ese mes una Misa en favor de las Pobres Almas.

¡Pero tenía sólo un franco! Apenas le alcanzaría para comer.

Como tenía confianza que las Almas del Purgatorio le ayudarían, fue hasta una Iglesia y pidió hablar con un sacerdote, para que ofrezca una Misa, en favor de las Almas del Purgatorio.

El aceptó, aunque jamás imaginó que la modesta suma que la niña ofreció era el único dinero que la pobre niña poseía.

Al terminar el Santo Sacrificio, nuestra heroína dejó la Iglesia. Una cierta tristeza nubló su rostro, y se sintió totalmente perpleja.

Un joven caballero, tocado por su evidente decepción, le preguntó si tenía algún problema y si podía ayudarla.

Ella le contó su historia brevemente, y finalizó diciendo cuanto deseaba trabajar.

De alguna manera se sintió consolada por la forma en que el joven la escuchaba, y recobró la confianza.

“Será un placer ayudarte” dijo. “Conozco una dama que en este momento está buscando una sirvienta. Ven conmigo”.

Y dicho esto le guio hasta una casa no muy lejos de allí y le pidió que ella tocara el timbre, asegurándole que encontraría trabajo.

En respuesta al toque de timbre, la dama de la casa abrió ella misma la puerta y preguntó a Jeanne Marie que quería.

“Madame” dijo ella, “me dijeron que usted está buscando una mucama. No tengo trabajo y me agradaría tener el puesto”.

La dama estaba perpleja y replicó:

“¿Quién pudo haberte dicho que necesitaba una mucama? ¿Hace sólo un par de minutos que acabo de despedir a la que tenía, acaso te has encontrado con ella?”

“No, Madame. La persona que me informó que usted necesitaba una mucama fue un joven caballero”.

“¡Imposible!”, exclamó la señora, “Ningún joven, de hecho nadie, pudo haberse enterado que necesitaba una mucama”.

“Pero Madame”, dijo la niña, apuntando un cuadro en la pared “ése es el hombre que me lo dijo”.

“¡No, mi niña, ese es mi único hijo, que ha muerto hace ya más de un año!”

“Muerto o no” aseguró la niña, él fue el que me trajo hasta aquí, y aún me guio hasta la puerta. Vea la cicatriz en la frente. Lo reconocería donde fuera”.

Luego, le contó toda la historia, con su último franco, y de cómo ella obtenía Misas por las Santas Almas, especialmente por las más cercanas al Cielo.

Convencida al final de la veracidad de la historia de Jeanne Marie, la dama la recibió con los brazos abiertos.

“Ven, pero no como mi sirvienta, sino como mi querida hija.

Tú has enviado a mi queridísimo hijo al Cielo. No tengo duda que él fue el que te trajo a mí”.

pintura sobre el purgatorio fondo

 

COMO UN NIÑO POBRE LLEGÓ A OBISPO, A CARDENAL Y A SANTO

San Pedro Damian perdió a su padre y madre apenas nació.

Uno de sus hermanos lo adoptó, pero lo trataba con aspereza, forzándolo a trabajar muy duro y alimentándolo muy mal y con escasa ropa.

Un día encontró una moneda de plata, que representaba para él una pequeña fortuna. Un amigo le aconsejó que lo usara para sí mismo, pues el dueño no podría ser hallado.

Para Pedro era difícil establecer en que lo gastaría, ya que tenía todo tipo de necesidades.

Pero cambiando de pensar en su joven mente, decidió que lo mejor que podía hacer era pedir una Misa por las Almas del Purgatorio, en especial por las almas de sus queridos padres.

A costa de un gran sacrificio, transformó su pensamiento en hechos y las Misas fueron ofrecidas.

Las almas del Purgatorio devolvieron su sacrificio más generosamente. Desde ese día en adelante notó un gran cambio en su destino.

Su hermano mayor lo llamó a la casa donde él vivía, y horrorizado por el maltrato que padecía, lo llevó a vivir consigo.

Lo trató como a su propio hijo, y lo educó y cuidó con el más puro afecto.

Bendición sobre bendición, los más maravillosos talentos de Pedro salieron a la luz, y fue rápidamente promovido al sacerdocio.

Algún tiempo después él fue elevado a la dignidad de Obispo, y finalmente Cardenal.

Además, muchos milagros atestiguan su santidad, tanto que luego de su muerte fue canonizado y declarado Doctor de la Iglesia.

Estas maravillosas gracias vinieron a él después de una Misa ofrecida por las Santas Almas.

islas del purgatorio fondo

 

UNA AVENTURA EN LOS APENINOS

Un grupo de sacerdotes fueron convocados a Roma para tratar un asunto de gravedad. Eran portadores de importantes documentos, y una gran suma de dinero les fue confiada para el santo Padre.

Atentos al hecho que los Apeninos, los cuales habían de cruzar, estaban infestados de forajidos, eligieron un guía de confianza. No había por aquel entonces túneles ni trenes para cruzar las montañas.

Se encomendaron a la protección de las Animas Benditas del Purgatorio, y decidieron recitar el De Profundis cada hora por ellas.

Cuando llegaron al corazón de las montañas, el que iba más adelante de todos dio la voz de alarma a la vez que espoleaba a los caballos a todo galope.

Mirando alrededor, los sacerdotes vieron a ambos lados del sendero fieras bandas de forajidos fuertemente armados y apuntándoles. Se vieron en una emboscada y estaban a la completa merced de los delincuentes.

Después de una hora de temerario avance, el guía paró y mirando a los sacerdotes, dijo: “No puedo entender cómo escaparon. Esta gente nunca perdona a nadie”.

Los padres estaban convencidos que debían su seguridad a las Santas Almas, como luego se confirmaría con un hecho que disiparía toda duda.

Cuando concluyeron su misión en Roma, uno de ellos fue destinado a la Ciudad Eterna, como capellán de una prisión.

No mucho después, uno de los más feroces bandidos en Italia fue capturado, y condenado a muerte por una larga serie de asesinatos y esperaba la ejecución en su celda.

Ansioso de ganar su confianza, el capellán le contó sus aventuras, entre ellas las de los Apeninos.

El criminal manifestó gran interés en la historia. Cuando terminó el curita su relato, el asesino exclamó:

“¡Yo fui el líder de esa banda! Estábamos seguros de que ustedes portaban dinero y estábamos decididos a matarlos y saquearlos.
.
Pero una fuerza invisible nos impidió disparar, pues queríamos hacerlo pero no podíamos”.

El capellán luego le contó al delincuente cómo se habían encomendado a la protección de las Almas del Purgatorio, y que ellos atribuían su liberación a su protección.

El bandido no tuvo dificultad en creer. De hecho, hizo su conversión mucho más fácil. Murió con arrepentimiento.

gustave dore purgatorio fondo

 

COMO PIO IX SE CURÓ DE SU MALA MEMORIA

El venerable pontífice Pio IX designó a un Santo y Prudente religioso llamado Tomaso como Obispo de la Diócesis.

El sacerdote, alarmado por la responsabilidad puesta sobre él, comenzó encarecidamente a excusarse.

Sus protestas fueron en vano. El Santo Padre sabía de sus méritos.

Agobiado por la aprehensión, el humilde religioso solicitó una audiencia con el Santo Padre y le confesó que tenía mala memoria, lo que resultaba ser un grave impedimento en el alto oficio encomendado a él.

Pio IX respondió con una sonrisa,

“Su diócesis es muy pequeña en comparación con la Iglesia Universal, la cual yo llevo sobre mis hombros. Tus cuidados son livianos en comparación con los míos.”

Agregó:

“Yo también sufría un grave defecto de la memoria, pero prometí decir una ferviente oración diaria por las Animas Benditas, las cuales, en retribución, han obtenido para mí una excelente memoria.

Usted debería hacer lo mismo, estimado Padre, y tendrá en qué regocijarse”.

figura huma difuminada atras de un vidrio purgatorio fondo

 

CUANTO MAS DAMOS, MAS RECIBIMOS

Un hombre de negocios en Boston se unió a la Asociación de las Santas Almas y dio una alta suma de dinero anual para Misas y oraciones en favor de éstas.

El Director de la Asociación se sorprendió de la generosidad del caballero, pues sabía que no era un hombre rico.

Él le preguntó amablemente un día si las limosnas que él generosamente daba eran completamente suyas o eran colectas que el realizaba de otros.

El hombre respondió:

Todo lo que doy es mi propia ofrenda. No se alarme. No soy rico, usted piensa que doy más de lo que tengo.

No es así, lejos de perder con mi caridad, las Animas Benditas ven que gano considerablemente más de lo que doy; a ellas no les gana nadie en generosidad”.

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EL IMPRENTERO DE COLONIA

William Freyssen, da su testimonio de como su hijo y esposa recobraron la salud gracias a las Almas del Purgatorio.

Un día le encargaron imprimir un librito sobre el Purgatorio.

Cuando realizaba las tareas de corrección del texto, su atención fue captada por los hechos narrados en el libro.

El aprendió por primera vez las maravillas que las Santas Almas pueden obrar por sus amigos.

Por aquel tiempo su hijo cayó gravemente enfermo, y pronto su estado se volvió desesperante.

Recordando lo que había leído acerca del poder de las Santas Almas, Freyssen hizo la promesa solemne de imprimir mil libritos a su propia expensa, con su firma impresa.

Fue a la iglesia y, una vez dentro, hizo un voto solemne.

En ese momento una sensación de paz y confianza inundaron su alma.

A su retorno a casa, su hijo, que no podía tragar ni una gota de agua, pidió algo de comer. Al día siguiente estaba fuera de peligro y pronto, completamente curado.

Al mismo tiempo, Freyssen ordenó imprimir los libros del Purgatorio para ser distribuidos, sabiendo que la mejor forma de obtener ayuda para las almas sufrientes, era interesando a mucha gente sobre el tema.

Nadie que sabe sobre el sufrimiento de estas pobres almas, niega una oración a ellas.

El tiempo pasó, y una nueva tristeza se cernía sobre este imprentero. Esta vez su amada esposa cayó enferma y a pesar de todos los cuidados iba cada vez peor.

Perdió el uso de razón y quedó casi completamente paralizada, de modo que los doctores no le dieron muchas esperanzas.

El marido, recordando todo lo que las Almas del Purgatorio habían hecho a su pequeño hijo, corrió otra vez a la Iglesia y prometió solemnemente, como otrora, imprimir 200 de los libros del Purgatorio, en principio, como urgente socorro de las Animas Benditas.

La aberración mental de su esposa cesó, y comenzó a mover su lengua y extremidades. En un corto período ella estaba perfectamente sana.

2 nivel del purgatorio

 

LA CURA DEL CANCER

Joana de Menezes cuenta de su cura. Ella estaba sufriendo de un cáncer en la pierna y sumergida en un profundo dolor.

Recordando lo que había oído sobre el poder de las Almas del Purgatorio, ella resolvió poner toda su confianza en ellas y ofrecer nueve Misas por ellas.

Prometió publicar en el diario su curación, si esta se llevaba a cabo.

Gradualmente el tumor y el cáncer desaparecieron.

purgatorio fondo

 

UN ESCAPE DE UN ASALTO

El Padre Luis Manaci, un celoso misionero, tenía gran devoción a las Almas del Purgatorio.

Se encontró una vez realizando un viaje peligroso, pero con mucha confianza pidió a las Animas Benditas que lo protegieran de los peligros que se iría encontrando.

Su camino bordeaba una zona desértica, en la cual se sabía que estaba infestada de peligrosas gavillas.

Cuando se encontraba rezando el Santo Rosario por las Almas, cuál no fue su sorpresa, de verse rodeado de una custodia de espíritus benditos.

Pronto el descubrió la razón. Había pasado por una emboscada, pero las Santas Almas lo rodearon y lo taparon, tornándolo invisible para los miserables que buscaban su vida.

Lo acompañaron hasta que estuvo seguro y fuera de peligro.

purgatorio arte en dos pisos fondo

 

VOLVER A LA VIDA

El Prior de Cirfontaines nos cuenta su historia:

“Un joven de mi parroquia cayó enfermo de fiebre tifoidea.

Sus padres vencidos por la pena y me pidieron que lo encomendara a las oraciones de los miembros de la Asociación de Santas Almas.

Era un sábado. El chico estaba a las puertas de la muerte.

Los doctores probaron todos los recursos, todos los remedios. Fue en vano. No podían hallar nada para mejorarlo.

Yo era el único que tenía esperanzas. Sabía del poder de las Santas Almas pues había visto lo que podían hacer.

El domingo rogué a los Asociados de las Santas Almas para que rogaran fervientemente por nuestro amigo enfermo. El lunes el peligro había pasado. El muchacho estaba curado”.

Un angel Libera las Almas del Purgatorio Ludovico Carracci en el vaticano

 

¡LEELO Y DESPIERTA!

“En mi larga vida”, escribe un sacerdote,” vi muchas manifestaciones de generosidad de los católicos por los pobres y necesitados, de acuerdo con lo que Nuestro Señor nos mandó hacer.”

“También noté que algunos católicos son, por supuesto, muy generosos y buenos.

Algunos se preocupan por los pobres, otros por los enfermos.

Leprosos, pacientes de cáncer, deficientes mentales, todos tienen amigos. Algunos prefieren ayudar a los jóvenes, los corazones de otros prefieren a los ancianos”.

“Lo más extraño de todas las cosas, es que nunca encontré ni un hombre, ni una mujer que se haya dedicado por completo, de todo corazón, a la más grande de las caridades, por los más necesitados, esto es, por las santas Almas del Purgatorio.

Debe haber algunos que lo hacen, pero en mi larga y variada experiencia, no encontré ninguno”.

¡Y las palabras de este sacerdote son pura verdad!

Apelamos a aquellos que todavía no se han dedicado a sí mismos a alguna forma particular de caridad, para que se dediquen con todas sus energías a las Animas Benditas.

Hagan todo lo que puedan personalmente, e induzcan a otros a hacer lo mismo.

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Oración por las Almas del Purgatorio Dictada por Jesús

El Purgatorio es para aquellos que luego de la muerte no se encuentran en condición de estar frente a Dios.

Siguen siendo imperfectos pero viajan hacia la plena beatitud.

Requieren una purificación, que la fe de la Iglesia ilustra en la doctrina del purgatorio. 

mujeres con velas purgatorio muertos

Cerca del Vaticano, junto al Tíber en Roma, se encuentra una hermosa iglesia neogótica – la única con ese estilo en toda la ciudad – que está dedicada al Sagrado Corazón del Sufragio.
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Sufragio en sentido de ayuda a las almas del purgatorio. 

En una habitación en la sacristía se exhibe un pequeño número de extrañas y fascinantes reliquias: objetos con huellas visibles, físicas dejadas por las almas del purgatorio cuando visitaron la Tierra.

La colección se conoce como el pequeño Museo del Purgatorio, el Piccolo Museo del Purgatorio.

Haz una visita al Museo del Purgatorio aquí.

A pesar de lo que dicen los protestantes de que el purgatorio no es bíblico, hay muchas menciones a él en la Biblia.

    

LAS REFERENCIAS BÍBLICAS SOBRE EL PURGATORIO

Debemos estar sin pecado para entrar en la presencia de Dios (Ef 5: 5; Hebreos 12:14; Ap 21:27; 22: 3, 14-15).
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Por lo tanto, Dios debe purgar o lavar nuestro pecado para hacernos aptos para estar en el cielo con Él.

La mayoría de los católicos están de acuerdo. La única discrepancia es si esta «purificación divina» tiene lugar en un instante o es más un proceso.

Es simplemente una diferencia cuantitativa; no es algo esencial.

El purgatorio se indica más directamente en 1 Corintios 3:13-15:

“la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego.

Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego.

Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la recompensa.

Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. El, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego.”

Un tema bíblico muy común es el castigo de Dios o la purificación de su pueblo.

Por analogía, esto nos muestra los mismos conceptos que están detrás de la doctrina apostólica y católica del purgatorio, o sea los métodos de cómo trabaja Dios, por así decirlo.

Cuando se incluyen estos pasajes, uno puede encontrar hasta cincuenta pasajes bíblicos que son relevantes para el purgatorio.

Las Escrituras se refieren a un fuego purificador (además de 1 Corintios 3 anterior): lo que sea deberá pasar por el fuego para hacerse limpio (Números 31:23).

Las menciones son: Dt 4:36; Si 2: 5; Hebreos 12:29; 1 P. 4:12; Mt 3:11; Mc 10:38-39; Lc 3:16;12:50.

La Biblia también hace uso frecuente de la metáfora de diversos metales que se refinan en el fuego, como el oro, para quitarle las impurezas: Job 23:10; Salmo 66:10; Prov 17:3; Is 1:25; Is 48:10; Jeremías 9:7; Zacarías 13:9; Mal 3:2-3; Sb 3:5-6; 1 Pedro 1:6-7; Salmo 51: 2,7; Pr 20:30; Is 4:4; Jer 33:8; Ezequiel 36:25; Zacarías 13:1; Hebreos 10:22; 2 Pedro 1:9;1 Juan 1:7.

El “castigo” divino se enseña claramente en muchos pasajes: Dt 8:5); Pr 3:11; Jeremías 30:11; Sab 11:10; 1 Tesalonicenses 2:4; Hebreos 12:6-7,10.

Estamos sujetos a la indignación o ira de Dios, en la medida en que pecamos: Ecl 12:14; Miqueas 7:9.

El purgatorio está escrito por todas partes por encima de los pasajes de la Biblia.

    

LA EXPLICACIÓN DEL PURGATORIO COMO EL REGALO MISERICORDIOSO DE DIOS SEGÚN JUAN PABLO II

El Papa Juan Pablo II explica por qué es necesario el purgatorio.
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Reafirma la antigua sabiduría sobre la existencia de un “estado de purificación” después de la muerte.
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Purificación significa expiación de los pecados y de sus efectos en el alma. 

No es un proceso automático  de “crecimiento” del alma, indoloro, de alcanzar la plena “auto-realización” a través de la adquisición de una visión cada vez más interna después de la muerte, como es la tranquilizadora teoría de algunos espiritualistas.

No es una acumulación de aprendizaje, a través de una serie de “reencarnaciones”, hasta que se alcanza un cierto punto de la sabiduría perfecta, como en la fantasía de algunos discípulos de nueva era en occidente.

Tales son los intentos infantiles para suprimir la conciencia profunda del hombre que la dimensión básica de la determinación de su destino en el otro mundo no es el conocimiento o experiencia, sino la pureza moral: el pecado, y las huellas que deja en el alma, contra la santidad.

En nuestra cultura de hoy, de los tres destinos que la doctrina cristiana tradicional enseña como paso siguiente a la muerte y al juzgamiento – el cielo, el infierno y el purgatorio – únicamente la creencia en el cielo o en algo parecido a un estado de felicidad, ha sobrevivido ampliamente.

El optimismo “barato” prevaleciente sostiene que la vida de prácticamente todos termina automáticamente en un estado de felicidad.
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Los no bautizados y el internamente pobre hombre occidental pueden reconocer que tienen sus imperfecciones y defectos, pero no se ven a sí mismos como un pecador.
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Para ellos, la reconciliación o purificación del pecado es una idea «medieval». 

gustave dore purgatorio fondo

Hace ya 150 años, el cardenal John Henry Newman vio el surgimiento de esta mentalidad superficial y humanista:

Estamos apreciando una religión superficial, una religión hueca, a la cual no le vamos a sacar provecho en los días de angustias y problemas. 

Esta era ama a una religión exclusivamente alegre.

Esta determinada a hacer una religión luminosa, brillante y alegre, cualquiera que sea la forma de la misma que adopte. 

Y que se encargará de la doctrina católica con el mismo espíritu… tomamos lo que es bello y atractivo, y subestimamos lo que es severo y doloroso. 

El Purgatorio la penitencia, la expiación, la justicia santa de Dios: ésto simplemente no encaja con la religión alegre barata de hoy. 

Sin embargo, la verdad es que el hombre tiene que ser “irreprensible en santidad ante Dios Padre”, cuando, después de la muerte, él aparezca delante de ÉL para rendir cuentas de su vida.

Sólo las almas santas tienen acceso directo a la “morada feliz” donde “nada impuro entrará”.

Por lo tanto, “todo vestigio de apego al mal debe ser eliminado, toda imperfección del alma corregida”.

El lugar para esta corrección de las imperfecciones del alma es el purgatorio.

Esto es un misterio profundo y divino, y también es un misterio terrible, cuyos aspectos aterradores no pueden ser pasados por alto. 

Pero la realidad no nos debe asustar. 

Juan Pablo II dice:

“Un último aspecto importante que la tradición de la Iglesia siempre ha señalado debe ser re-propuesto hoy: 

la dimensión de la ‘comunión’… la solidaridad eclesiástica que funciona a través de la oración, la oración de sufragio, y el amor”. 

Aquí Juan Pablo nos enseña que la penitencia y dolor en el purgatorio son mitigados por la confortación de la misericordia.
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En última instancia, el purgatorio es la misericordia de Cristo trabajando a través de su Cuerpo místico, la Iglesia.
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Y anuncia la necesidad imperiosa de orar por las almas del purgatorio.

   

LAS ORACIONES POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO

Las almas del purgatorio murieron en la misericordia de Dios y por eso se los llama santas.

Pero no han ido al cielo todavía porque tenían apego al pecado en el momento de su muerte.

Y entonces deben someterse a una purificación dolorosa, que se pueden aliviar con oración.

Ellas no pueden orar por sí mismas, porque la oportunidad de merecer algo para ellas mismas era en la Tierra

Pero son parte de la comunión de los santos y dependen entonces de nosotros para ayudarles a aliviar el sufrimiento, con nuestras oraciones.

Este acto de caridad es agradable a Dios y por eso Dios asigna nuestras oraciones para la purificación de las pobres almas del purgatorio.

Aquí hay una serie de sugerencias de cómo orar por las almas del purgatorio,

  

Reza una novena y otras oraciones por las santas almas del purgatorio específicamente.

Celebra misas por tus seres queridos difuntos, especialmente en la fecha de su muerte.

Ofrece tus comuniones por esas almas y tu adoración eucarística.

Obtén indulgencias para esas almas.

Da limosna en nombre de las almas del purgatorio, porque según el libro de Tobit 12: 9 “la limosna salva y elimina todos los pecados”.

  

Pídele a la Preciosa Sangre del Sagrado Corazón por ellas.

Santo Tomás de Aquino dijo,

“A medida que el rocío refresca y levanta las plantas y flores marchitas, la Sangre de Cristo revive, reconforta y trae nuevas esperanzas a las pobres almas en el purgatorio”.

Y Sor María Martha Chambon recibió este mensaje,

“Cuando ofreces mis heridas santas a los pecadores, no debes olvidar hacerlo por las almas en el purgatorio, ya que solo unos pocos piensan en su alivio”.

Reza también la Coronilla de la Divina Misericordia a las 3 de la tarde por estas almas.

 

Reza el Santo Rosario por las almas del purgatorio.

San Bernardo de Siena dijo que la Santísima Virgen tiene un poder inmenso para liberar a las almas de los devotos del purgatorio por nuestras oraciones

Y San Pedro Damián atestigua que en la solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, ella libera miles de almas purgantes.

Inclusive hay una leyenda que dice que cuando Nuestra Señora fue llevada al cielo en su Asunción se vació el purgatorio y esas almas la acompañaron en su entrada triunfante al cielo.

  

Ora el viacrucis, porque después de la misa y el rosario en la oración más poderosa para ayudar a las almas del purgatorio.

Hay Incluso un viacrucis escrito especialmente para las santas almas del purgatorio.

Y existe una práctica antigua de rezar el viacrucis durante 33 días consecutivos por las almas del purgatorio, y es aún mejor complementarlo yendo a misa cada uno de estos días y orar por estas almas.

  

Visita un cementerio y rocía con agua bendita el suelo y las tumbas.

Reza la oración del Descanso Eterno qué tiene indulgencias parciales aplicables a las almas del purgatorio,

“Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua. Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén”.

  

Difunde la devoción por las pobres y santas almas del purgatorio para que otros se sumen a tus oraciones

Y un caso especial que te queremos comentar es del mensaje que recibió María Valtorta de Jesús sobre el purgatorio.

Qué incluye una oración dictada por Jesús

jesus en la resurrección de los muertos

   

MENSAJE DE JESÚS A MARÍA VALTORTA SOBRE EL PURGATORIO

En 1943 Jesucristo se apareció a la Vidente María Valtorta y le dio este mensaje revelador sobre el tema del Juicio y el Purgatorio.

Dice Jesucristo:

Quiero explicarte qué es y en qué consiste el Purgatorio.

Y te lo voy a explicar de forma que ha de chocar a tantos que se creen depositarios del conocimiento del más allá y no lo son…

Las almas inmersas en aquellas llamas no sufren sino por el Amor.
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No desmerecedoras de poseer la Luz, más tampoco dignas aún de entrar inmediatamente en el Reino de la Luz, ya que al presentarse ante Dios, son revestidas por dicha Luz.
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Mueren en estado de gracia pero no han purificado totalmente su alma.
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Pues no han pagado las penas que se acumulan en virtud de los pecados cometidos en la tierra.
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En una breve y anticipada bienaventuranza que les certifica su salvación, les hace ver lo que será su eternidad y lo que hicieron a su alma privándola de años o de siglos de feliz posesión de Dios.

¿Qué es lo que quiere el Dios Uno y Trino para las almas creadas por Él? El Bien.

El que quiere el Bien para una criatura, ¿qué sentimientos abriga hacia ella? Sentimientos de Amor.

¿Cuáles son los mandamientos primero y segundo, los dos más importantes, aquellos de los que yo dije no haber otros más grandes y estar en ellos la llave para franquear la vida eterna?

Es el mandamiento del Amor: Amar a Dios con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo.

¿Qué os dije infinidad de veces por mi boca, por boca de los profetas y de los santos?

Que la Caridad es la más grande de las absoluciones.

Que la Caridad cancela las culpas y las debilidades del hombre, ya que quien Ama vive en Dios y, al vivir en Dios, peca poco y si peca, al punto se arrepiente y para el que se arrepiente se haya presto el perdón del Altísimo.

¿En qué faltaron las almas?
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En el Amor, de haber amado mucho, hubieran cometido pocos pecados y estos leves, debidos a vuestra debilidad e imperfección.

Por eso, amando en la tierra es como trabajáis para el cielo.

Amando en el Purgatorio es como conquistáis el cielo que en la vida no supisteis merecer.

Y amando en el paraíso es como gozáis del cielo.

Este es el tormento: el alma recuerda la visión de Dios habida en el Juicio Particular.

Si lleva consigo aquel recuerdo es porque, aún cuando no sea más que el haber entrevisto a Dios, representa un gozo que supera toda otra cosa creada y el alma se deshace en deseos de volver a gozar de aquella dicha.

Aquel recuerdo de Dios y aquella Luz que le penetró al comparecer ante Él, hacen efectivamente que el alma “vea” en su exacta dimensión las faltas cometidas contra su bien, y este “ver”, junto con el pensamiento de que con aquellas faltas se privó voluntariamente para años o para siglos de la posesión del cielo y de la unión con Dios, constituye su pena purgativa.

El Amor y la convicción de haber ofendido al Amor es el tormento de los purgantes.

(Dictado el 17 de octubre de 1943)

misa por las almas del purgatorio

   

ORACIÓN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO DICTADA POR JESÚS

Escrito del 24 de octubre de 1944.

…escribo todo lo que Jesús dicta:

Ruega así por ellos:

¡Oh Jesús!, que con tu gloriosa Resurrección nos has mostrado cómo serán eternamente los ‘hijos de Dios’, concede la santa resurrección a nuestros seres queridos, fallecidos en tu Gracia, y a nosotros, en nuestra hora.

Por el sacrificio de tu Sangre, por las lágrimas de María, por los méritos de todos los Santos, abre tu Reino a sus espíritus.

¡Oh Madre!, cuya aflicción finalizó con la alborada pascual ante el Resucitado y cuya espera de reunirte con tu Hijo cesó en el gozo de tu gloriosa Asunción, consuela nuestro dolor librando de las penas a quienes amamos hasta más allá de la muerte, y ruega por nosotros que esperamos la hora de volver a encontrar el abrazo de quienes perdimos.

Mártires y Santos que estáis jubilosos en el Cielo, dirigid una mirada suplicante a Dios, y una fraterna a los difuntos que expían, para rogar al Eterno por ellos y para decirles a ellos: ‘He aquí que la paz se abre para vosotros’.

Amados, tan queridos, no perdidos sino separados, que vuestras oraciones sean para nosotros el beso que añoramos, y cuando por nuestros sufragios estaréis libres en el beato Paraíso con los Santos, protegednos amándonos en la Perfección, unidos a nosotros por la invisible, activa, amorosa Comunión de los Santos, anticipo de la perfecta reunión de los ‘benditos’ que nos concederá, además de gozarnos con la visión de Dios, el encontraros como os tuvimos, pero sublimados por la gloria del Cielo.

Con aprobación eclesiástica otorgada por Monseñor Roman Danylak.

Fuentes:

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03 Marzo ADVOCACIONES Y APARICIONES DEVOCIONES Y ORACIONES Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Movil Noticias 2019 - enero - junio Ofrecimiento de Vida a la Virgen

Apariciones a Sor Natalia Magdolna, Promesas de la Virgen al Ofrecimiento de Vida (marzo)

La Santísima Virgen favoreció con abundantes locuciones y visiones extraordinarias, durante varios años, a Sor Natalia Magdolna (1901-1992).

Fue una religiosa eslovaca, nacida cerca de Bratislava (en la actual Eslovaquia).

Perteneciente a la congregación de Hermanas del Buen Pastor de Sta. Mª Magdalena de Keeskemet.

Su vida estuvo llena de gracias sobrenaturales y de una intensa comunicación con Dios.
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Entre ellas, le dictó una oración de Ofrecimiento de Vida junto con sus promesas a quienes la llevaran a cabo…

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Sus padres eran artesanos de origen alemán.

De joven aprendió el húngaro y el alemán, y más tarde el francés.

Recibió los mensajes en húngaro.

Su vida está llena de acontecimientos históricos y políticos ya que vivió casi todo el siglo.

Murió el 24 de abril de 1992, en olor de santidad.

Desde temprana edad percibió claramente su vocación religiosa y a los diecisiete años entró al convento de Bratislava.

A los treinta y tres, sus superioras la enviaron a Bélgica de donde volvió al poco tiempo porque se enfermó y la regresaron a Hungría, su patria, donde vivió en los conventos de Budapest y Keeskemet.

En Hungría empezó a tener locuciones interiores y visiones sobre el destino de Hungría y del mundo, aunque ya de niña había tenido fuertes experiencias místicas.

Estos mensajes son un llamado a la reparación de los pecados, a la enmienda y a la devoción al Corazón Inmaculado de María como la Victoriosa Reina del Mundo.
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La mayoría de estos mensajes los escribió entre los años 1939 y 1943.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Sor Natalia aconsejó al Papa Pío XII que no fuera a Castelgandolfo, su residencia de verano, porque sería bombardeada, como de hecho lo fue.

Sor Natalia tuvo que transmitir unos mensajes muy duros a la jerarquía católica de Hungría: que repartieran sus riquezas a los pobres, que dejaran sus palacios y que comenzaran a hacer penitencia.

Para muchos este llamado no sólo era una locura sino un absurdo.

Sólo unos cuantos hicieron caso al llamado del “Apostolado de la Enmienda”.

Sólo después de la guerra, cuando el cardenal Mindszenty en 1945 fue elegido Primado de Hungría, empezó el movimiento de reparación en forma seria.

Él quiso la construcción de una capilla en Budapest y concedió el permiso para la fundación de una nueva orden de religiosas, cuya única finalidad sería el hacer reparación y penitencia por los pecados de la nación.

Pero desgraciadamente era demasiado tarde y la capilla no se alcanzó a terminar.

Las autoridades comunistas no sólo prohibieron la fundación de la nueva orden, sino que dispersaron aquellas ya existentes.

El terror contra el pueblo húngaro fue tres veces más severo que en los países satélites vecinos.

El ejército rojo hizo mártires por miles, entre ellos el obispo Apor de Gyor, quien trató de defender a su rebaño, en su mayoría mujeres que buscaban refugio en las iglesias para evitar ser violadas.

Sin embargo el ejército rojo fue indulgente en comparación con los traidores comunistas húngaros, especialmente su líder Matías Rákosi.

Esta figura cruel envió a miles de intelectuales al patíbulo y su furia se dirigió principalmente contra la Iglesia Católica.

Confiscó todas sus escuelas, dispersó las órdenes religiosas y ocupó sus conventos y monasterios.

Todo el mundo se enteró de la trágica suerte del Primado de Hungría, el cardenal Joseph Mindszenty, quien luchó valientemente contra la tiranía roja.

Después de haber sido encarcelado durante la Segunda Guerra Mundial por los nazis alemanes por ayudar a los judíos, ahora los rojos lo arrestaron bajo falsas acusaciones y lo sometieron a las más humillantes torturas.

Cuando su voluntad de hierro se dobló por las drogas que le administraban, lo sometieron a un juicio de burla.

Su rebaño se asustó y se dispersó lentamente al ver vencido al pastor.

Sor Natalia compartió la suerte de sus hermanas religiosas y tuvo que vivir escondida, pero su vida mística continuó y bajo la guía de su nuevo director espiritual, en 1981 comenzó a escribir de nuevo su diario.

victoriosa reina del mundo

 

LOS MENSAJES

Durante el Año santo Mariano (1983-1984) la Santísima Virgen le dijo:

Ustedes, queridos hijos, deben todavía con mayor fervor compartir los sentimientos del Salvador.

Miren con compasión cómo sudó sangre en el huerto de los Olivos, miren sus cadenas, las sogas, cómo fue arrastrado de un juez a otro, los salivazos en el rostro, las diferentes torturas, cómo fue azotado, el manto de burla, la corona de espinas, el peso de la cruz, sus caídas y dolorosos encuentros.

De corazón deben ustedes seguirle para llegar hasta el monte Calvario y verle allí, desde que le quitan sus vestidos y lo crucifican.

Colgado de la cruz, empapado en su sangre en la agonía, cuánto dolor, cuánto tormento hasta exclamar: “¡Todo está consumado!”

–Mi santo Hijo, queridos hijos, realizó la obra de la Redención.

Su sacrificio reparador era pleno, pero de él dejó a ustedes también una pequeña participación en cuanto que elige y llama a algunas almas a ofrecer en unión íntima con Él, el sacrificio de su vida.

Comparte con ellas sus sufrimientos para gloria del Padre y el bien de las almas para que ni una sola de ellas se pierda.

Estas almas son almas enteramente entregadas y pueden hacer mucho para la gloria de Dios y salvación de las almas.

Mi santo Hijo encuentra su gozo en ellas.

En el mundo de hoy, hijos míos, mi santo Hijo tiene cien veces mayor necesidad de corderos para el sacrificio.

Pero deben ustedes pensar que la participación en la obra de la Redención sólo puede consistir en el sacrificio.

Hay que partir desde el huerto de Getsemaní y seguir el camino que recorrió mi santo Hijo.

Sin esto no habría méritos ni ofrenda de vida fecunda.

–Cuanto más pronta es la entrega de un alma, tanto más glorifica al Padre, y por ello, más almas ayuda a salvar y será bienhechor de la humanidad entera.

¡Oh cuántas gracias puede alcanzar para la Iglesia y para los sacerdotes!

Un alma así coopera eficazmente a la conversión de los pecadores, al alivio de los enfermos, a la salvación de los moribundos y para que las almas lleguen a la patria de la eterna felicidad.

Un alma así realiza, en unión con mi Santísimo Hijo, una verdadera obra redentora.

–Con todo corazón y con entera confianza pueden ustedes, mis amados hijos, contar con su Madre celestial, quien está siempre con ustedes para que juntos podamos seguir al divino Redentor hasta el pie de la Cruz a donde su Madre lo siguió.

¡Sean ustedes árboles del Señor que producen siempre buenos frutos, bendición para la tierra y alegría de todo el cielo!
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¡Bendita sea la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo por todos los siglos. Amén!

natalia magdolna

 

LA OFRENDA DE VIDA LO COMPENDIA TODO

He sentido gozo al ver cómo una y otra vez los fieles que se encontraban en el templo hacían ofrecimiento de su vida movidos por el celo de mi padre espiritual.

Pensaba para mis adentros: ¿Lo estarán viviendo? ¿Es suficiente entregarse una sola vez? ¿Lo recordarán luego? Entonces mi Jesús me habló así:

–Si alguien, hija mía, hace una sola vez el ofrecimiento de vida, ¿entiendes, hija mía? una sola vez; en un momento de gracia se encendió en su corazón el fuego de amor heroico, ¡con esto selló toda su vida!
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Su vida, aunque no piense conscientemente en ello, es ya propiedad de ambos Sagrados Corazones.
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Para mi Padre no existe el tiempo.
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La vida del hombre está ante Él como un todo.

Aunque uno haya hecho otro ofrecimiento, la ofrenda de vida por amor lo compendia todo y está por encima de ellos.

Esta será, pues, la corona, el aderezo más precioso y el distintivo de su nobleza espiritual en la Patria Eterna.

capilla de natalia maldogna

 

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO DE VIDA

Mi amable Jesús,
delante de las Personas de la Santísima Trinidad,
delante de Nuestra Madre del Cielo
y toda la Corte celestial,
ofrezco, según las intenciones de tu Corazón Eucarístico
y las del Inmaculado Corazón de María Santísima,
toda mi vida, todas mis santas Misas,
Comuniones, buenas obras, sacrificios y sufrimientos,
uniéndolos a los méritos de tu Santísima Sangre
y tu muerte de cruz:
para adorar a la Gloriosa Santísima Trinidad,
para ofrecerle reparación por nuestras ofensas,
por la unión de nuestra santa Madre Iglesia,
por nuestros sacerdotes,
por las buenas vocaciones sacerdotales
y por todas las almas hasta el fin del mundo.

Recibe, Jesús mío,
mi ofrecimiento de vida
y concédeme gracia para perseverar en él fielmente,
hasta el fin de mi vida. Amén.

 

JACULATORIAS DE ARREPENTIMIENTO

Jesús mío, ¡Te amo sobre todas las cosas!
Por amor a Ti, me arrepiento de todos mis pecados.
Me duelen también los pecados de todo el mundo.
¡Oh Amor misericordioso!,
en unión con nuestra Madre Santísima
y con su Corazón Inmaculado,
Te suplico a Ti perdón de mis pecados
y de todos los pecados de los hombres, mis hermanos,
hasta el fin del mundo!

¡Mi amable Jesús!,
en unión a los méritos de tus Sagradas Llagas,
ofrezco mi vida al Eterno Padre,
según las intenciones de la Virgen Santísima Dolorosa.

¡Virgen María, Reina del Universo,
Intercesora de la Humanidad y esperanza nuestra,
ruega por nosotros!

 

CINCO PROMESAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN PARA LOS QUE HACEN EL OFRECIMIENTO DE VIDA

1. Sus nombres estarán inscritos en el Corazón de Jesús, ardiente de amor, y en el Corazón Inmaculado de la Virgen María.

2. Por su ofrecimiento de vida, unido a los méritos de Jesús, salvarán a muchas almas de la condenación. El mérito de sus sacrificios beneficiará a las almas hasta el fin del mundo.

3. Nadie de entre los miembros de su familia se condenará, aunque por las apariencias externas así parezca, porque antes de que el alma abandone el cuerpo, recibirá en lo profundo de su alma, la gracia del perfecto arrepentimiento.

4. En el día de su ofrecimiento, los miembros de su familia que estuvieran en el purgatorio, saldrán de ahí.

5. En la hora de su muerte estaré a su lado y llevaré sus almas, sin pasar por el purgatorio, a la presencia de la Gloriosa Santísima Trinidad, donde en la casa hecha por el Señor, se alegrarán eternamente junto Conmigo.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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¿Qué le han Dicho las Almas del Purgatorio a María Simma?

María Simma es un referente en cuanto a las almas del purgatorio.

Acudían a ella numerosas almas.

Para pedir intercesión a través de oración, sacrificios y misas.

foto de maria simma

El objetivo de estas almas era apresurar su salida hacia el cielo.

Y también le hicieron varias revelaciones importantes.

María Simma es uno de los tantos místicos católicos, incluido Santos y Papas, que han recibido visitas de las almas del purgatorio.

La diferencia con el espiritismo es que ellos no invocan a los muertos, sino que sus muertos la visitan por una gracia que Dios les da.

  

LA VIDA DE MARÍA SIMMA

María Simma nació el 2 de febrero de 1915 en Sonntag, Austria.

Ella fue el segundo de ocho hijos. Sus padres eran campesinos pobres.

Eran gente humilde de un país católico, que poseía una fe sencilla pero muy devota de Dios.

En torno a los 7 años, María comenzó a sentir un fuerte llamado a ayudar a los demás, ya sea a través de la oración y el sacrificio de la vida religiosa como monja, o como misionera laica.

Con esto en mente en todo este tiempo le dijo a su madre que ella nunca se casaría. 

Su madre respondió: «Bueno, vamos a ver cuando tengas 20 años».

Y a esto María respondió: «Es firme, voy a entrar en el convento o voy a trabajar en otro lugar del mundo donde pueda ser de ayuda a los demás.»

mujer en cementerio dio de los difuntos

Sin embargo, a los 8 años se cayó muy enferma con neumonía y pleuresía, y dañando y debilitando su salud durante muchos años después.

Sin embargo, la llamada y el deseo de servir a Dios ayudando a otros continuaron creciendo a lo largo de sus años formativos de la adolescencia.

A partir de los 17 años hizo intento de entrar en convento como monja.

Entró en tres, pero invariablemente fue despedida por su débil salud.

Cuando la última negativa se dio cuenta de que Dios no quería que ella fuera una monja, sino que su apostolado iba a ser el de una persona común «en el mundo», entre sus compatriotas. 

Pasó gran parte de sus días haciendo las tareas del hogar y costura, ayuda en la granja familiar y granjas circundantes, y ayudando a los vecinos.

La mayor parte de todo lo que vivió fue con un espíritu de amor, oración y devoción a Dios y a sus vecinos.

A temprana edad su madre le había enseñado a orar con frecuencia por las pobres almas en el purgatorio, por lo que esto también era algo que era una parte de su vida desde la infancia. 

pobre alma del purgatorio

  

EL COMIENZO DE LAS VISITAS DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO

En 1940 llegó la primera visita de un Alma Santa (un alma del Purgatorio).

María tenía 25 años de edad y el alma santa – un hombre- se le apareció en una visión una noche. 

Él se paseaba de ida y vuelta en su habitación, a los pies de la cama.

Confundida, ella lo llamó y le dijo: «¿Quién eres tú?». Pero no recibió respuesta.

Luego se bajó de un salto de la cama y le dijo «¿Cómo llegaste aquí? Desaparece», no dio ninguna respuesta y al llegar la mano para tocarlo, desapareció.

Sin embargo, tan pronto como volvió a la cama, volvió a aparecer. 

Se preguntó cómo es que ella podía ver fácilmente a este hombre, pero no hablar o tocarlo.

Pensó para sí misma: «Bueno, siempre y cuando él no se acerque a mí» y se quedó mirándolo.

Y después de un tiempo desapareció y se quedó despierta pensando en el significado de lo sucedido.

Al día siguiente se fue inmediatamente a ver a su párroco, P. Alfons Matt, para decirle todo lo que había sucedido.

Después de explicarle todo, le dijo que podría ser una pobre alma del Purgatorio. 

Y si tal cosa llegase a ocurrir de nuevo, que no dijera «¿Quién es usted?», sino «¿Qué es lo que necesitas de mí?»     

A la noche siguiente el hombre de repente apareció de nuevo, una vez más, iba y venía.

Esta vez María le preguntó inmediatamente a «¿Qué es lo que necesitas de mí?»

El hombre se detuvo de repente, se volvió hacia ella y respondió «Por favor, haz tres santas misas por mis intenciones y luego desapareceré».

Y luego desapareció inmediatamente y María dijo «fue entonces cuando supe que era una pobre alma.»

Al día siguiente, una vez más, le dijo a su párroco, P. Alfons Matt lo que había sucedido y le dijo sobre las tres misas solicitados.

El buen cura también le dijo que buscara siempre hacer lo que pudiera para ayudar a las almas que pudieran venir a ella.

Maria, San Miguel y las almas del purgatorio

  

COMIENZAN A LLEGAR MÁS ALMAS

Pronto más almas del purgatorio vienen pidiendo sus oraciones y sacrificios, y así comenzó un apostolado de por vida para las almas santas. 

En los próximos años, sólo 2 o 3 pobres almas vinieron a ella cada año, pero a medida que pasaba el tiempo, más y más se acercaban a ella en busca de su ayuda pidiendo oraciones y sacrificios.

Desde el inicio sin embargo, debe tenerse en cuenta que María nunca buscó la visita de las almas del purgatorio.

Ella nunca las llamó ni las canalizó de ninguna manera. Siempre venían a ella por su parte.

De hecho, las almas santas le han dicho que es Dios en su gran misericordia que les daba permiso para ir a ella para obtener sacrificios y oraciones, para que su tiempo en el purgatorio pudiera ser disminuido.

Adecuadamente asistida por su confesor y director espiritual, y bajo el cercano seguimiento del Obispo del lugar, María vivió una vida donde la presencia sobrenatural se volvió cotidiana.

Las almas se presentaban buscando ayuda, y también dando testimonio de sus sufrimientos, su vida en la tierra y su deseo profundo de llegar cuanto antes a estar en la Presencia de Dios en forma definitiva.

maria simma con pañuelo en la cabeza

  

EXTRACTOS DE «HACEDNOS SALIR DE AQUÍ» DE MARÍA SIMMA

Y así es como estas experiencias empezaron en 1940, entendí entonces que era esto lo que Dios quería que hiciera.

La primera alma vino a mi cuando tenía 25 años. Hasta aquel momento el Señor me había hecho esperar.

Usted me está diciendo que el alma de un difunto vino a ella. ¿Significa tal vez que el alma vino a hacerle visitas a su habitación?

Sí, y así siguió sucediendo desde aquella fecha en adelante.

Es decir desde 1940, cuando comenzaron estos fenómenos, hasta 1953 sólo venían dos o tres almas al año y generalmente en el mes de noviembre.

En aquel año trabajaba en casa o con niños, a veces también como criada en una granja de Alemania, y después en un pueblo cercano.

Luego, durante el año Mariano de 1954, cada noche se me presentaba un alma distinta.

El purgatorio es un lugar y una condición que cada alma vive cuando tiene todavía necesidad de purificar y reparar los pecados que ha cometido durante su vida, antes de que pueda alcanzar a Jesús en el Paraíso.

En el purgatorio hay tres niveles principales, pero yo encuentro que las almas necesitan relativamente poco para ser liberadas para ir al paraíso.

purgatorio arte en dos pisos fondo

Esto es así por dos razones.

En el más bajo, Satanás puede todavía golpear a las almas, cosa que no puede hacer más en los niveles más altos.

Es verdad que nosotros somos probados aquí en la tierra y que nuestra prueba termina con la muerte.

Sin embargo, las almas de la tercera parte del purgatorio, aquella parte más profunda, tienen que sufrir por los pecados que han cometido antes de obtener el beneficio de nuestras oraciones, de nuestras Misas y de nuestras buenas acciones.

Y el continuo ataque de Satanás forma parte de esos sufrimientos.

Los niveles del purgatorio son tantos como enfermedades hay sobre la tierra, pueden ir desde una simple inflamación de una uña hasta algunas que pueden consumir el cuerpo entero como el fuego.

Este fuego sólo existe en los niveles más bajos del purgatorio y no en los más altos.

Los sufrimientos de ellas son más graves, a veces mucho más graves que los nuestros, sobre todo en el tercer nivel que es el más bajo.

No es cierto lo que muchos teólogos enseñan hoy, al afirmar que el Paraíso, Purgatorio e Infierno son sólo condiciones.
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Todos y los tres también son lugares.

Algunas almas están solo media hora, y otras por lo que queda del tiempo, hasta el último día.

Las almas dicen que allí una duración de media hora alcanza cuarenta años.

Después de esta vida el tiempo no existe más. Pero se nos ha dicho que un alma tiene que sufrir por un cierto periodo de tiempo en el Purgatorio.

Es sólo porque nosotros no estamos en condiciones de comprender la entidad de una pena si ésta no es expresada en términos de tiempo.

Dicen que no se dan cuenta de que no tienen cuerpo.

Tienen un cuerpo transfigurado que se puede presentar sanado y vestido.

navicella del purgatorio

  

EXTRACTOS DE «EL SECRETO DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO» DE MARÍA SIMMA

María relata que la mayoría pide que se celebren Misas por ellas y que esté presente en ellas; también piden que se rece el Rosario y el Vía Crucis.

Ningún alma querría volver del Purgatorio a la tierra: aún cuando allá el sufrimiento es terrible.
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Sin embargo, existe la certeza de vivir para siempre con Dios.
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No quieren volver a la tierra, donde nunca estamos seguros de nada.

Los pecados que llevan al Purgatorio son los pecados contra la caridad, la dureza de corazón, la hostilidad, la maledicencia, la calumnia, rehusarse a la reconciliación…

La persona que desaprovecha sus sufrimientos, al morir ve lo mucho que pudo haber ganado – para el bien de ella y de otros, por la comunión de los santos.

Muchas veces María Simma ha sido invitada a sufrir por las ánimas benditas del Purgatorio.

Ella lo relata así:

La primera vez un alma me preguntó si no me importaría sufrir por ella tres horas en mi cuerpo para que ella pudiera salir del Purgatorio.

Le dije que sí y tuve la impresión de que eso había durado tres días porque fue muy doloroso.

Esa alma me dijo que por haber aceptado con amor ese sufrimiento de tres horas, ¡le había ahorrado 20 años de Purgatorio!.
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Porque el sufrimiento en la tierra tiene un valor distinto.

Todo esto es alentador porque confiere un significado extraordinario a nuestros sufrimientos, aún los sacrificios más pequeños pueden tener un poder inusitado para ayudar a las almas.

Lo mejor que podemos hacer, dice María Simma, es unir nuestros sufrimientos a los de Jesús, poniéndolos en manos de María Santísima.

Contemplar los sufrimientos del Señor en el Via Crucis ayuda a odiar el pecado y desear la salvación de todas las personas, y esto da alivio a las almas del Purgatorio.

gutave dore purgatorio fondo

Las indulgencias tienen también un valor inestimable para ellas.

Las almas del Purgatorio no pueden ya hacer nada en favor de sí mismas porque al momento de la muerte, el tiempo de ganar méritos se termina.

Si los vivos no rezan por ellas, quedan abandonadas. Cada uno de nosotros tiene el inmenso poder de aliviarlas.

Mientras estamos vivos podemos reparar el mal que hagamos hecho.

Pero a menudo el sufrimiento nos lleva a rebelarnos.

Los sufrimientos son la prueba más grande del amor de Dios.

Debemos acogerlos como un don y entregarlo a Nuestra Señora.

Ella es quien sabe mejor quien necesita tal o cual ofrenda para salvarse.

Los sufrimientos soportados con paciencia salvan más almas que la oración, dice María.
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Pero la oración nos ayuda a soportar nuestros sufrimientos.

En el Purgatorio hay diferentes grados de dolor. Cada alma tiene un sufrimiento único. Los Ángeles custodios les proporcionan consuelo.

Si una persona sufre demasiado y desea morir, ¿qué puede hacer?, le preguntaron a María Simma.

Contestó:

Sí, esto es muy frecuente.
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Yo diría: “Dios mío, puedo ofrecer este sufrimiento para salvar almas”.

Esto nos da una fe renovada y valor.

Al hacerlo así, el alma gana gran bienaventuranza, una gran felicidad para el Cielo.

En el Cielo hay miles de tipos y grados de felicidad; para cada alma es una felicidad plena.

Cada uno sabe que no merecía más.

La soberbia conduce al infierno.

El infierno es obstinarse en decirle “no” a Dios.

Nuestra oración puede suscitar un acto de humildad en los moribundos, un solo instante de humildad puede evitarles el infierno.

El sufrimiento soportado con paciencia, tiene para el alma un valor infinito.

Se tiene el deber de aliviar los grandes sufrimientos, pero no el derecho de acortar la vida con medios químicos.

Le preguntaron a María: ¿Qué piensa de las prácticas de espiritismo, invocar a los espíritus de los difuntos, las tablas de ouija, etc.?

Eso es siempre malo.

Es el demonio quien hace que la tabla se mueva.

No está permitido invocar a los difuntos.

En el espiritismo, si hay respuesta, es siempre y sin excepción, satanás y sus ángeles caídos.

Las personas que practican el espiritismo (adivinadores, brujas, etc.) están haciendo algo muy peligroso contra ellas mismas y contra quienes van a consultarlos. Están sumidas hasta el cuello en mentiras.

Está estrictamente prohibido por Dios invocar a los muertos. Satanás puede imitar todo lo que viene de Dios.

Él puede imitar la voz y la apariencia de los muertos; una manifestación de este tipo siempre proviene del Maligno.

Satanás incluso puede sanar, pero esas curaciones nunca duran.

  

LAS ALMAS LE ANUNCIARON LOS EVENTOS DEL FUTURO

María Simma ha recibido informaciones de las almas del purgatorio de que algo importante va a suceder en la Tierra.

Ella dice que durante años le dijeron que se estaba acercando un evento importante, pero a partir de mayo de 1993 comenzaron a decir que es evento estaba “en la puerta”.

Y que sería un evento relacionado con la conversión de la humanidad.

La credibilidad  es esto está lo dan algunas otras predicciones que le hicieron y que fueron exactas.

Por ejemplo en 1954 le advirtieron sobre inundaciones, que luego vinieron y causaron mucho daño en la región.

También le advirtieron una vez que aún había personas bajo la nieve después de una avalancha.

Y efectivamente los equipos de rescate las lograron encontrar y salvar.

Las almas del purgatorio no le dieron detalles de ese evento que está en la puerta.

Pero ella ha podido sacar la conclusión que es un evento que vendrá de Dios y permitirá a la humanidad saber que Él existe claramente.

Sin embargo no toda la gente se va a convertir.

Según las informaciones de las almas del purgatorio, ella a podido concluir  que la actividad redoblada del maligno en nuestros tiempos está relacionado con el conocimiento que él tiene de gran evento que vendrá, porque supone que le arrebatara muchas almas.

También las almas del purgatorio le dijeron que la Iglesia está pasando por el peor momento de su historia.

Pero le dijeron también que la situación va a mejorar y que vendrán tiempos de paz luego de la gran tormenta.

Y que los sucesos que compondrán esta gran tormenta han sido ya narrados en las apariciones de La Salette, Fátima, Garabandal y en lo que se sabe de los secretos de Medjugorje.

Por otro lado también le han informado que hay muchos sacerdotes, obispos y cardenales en el purgatorio y que algunos también se han perdido para siempre en el infierno.

Y esto básicamente está relacionado con el pecado de la apostasía.

Las almas también le han dicho que no debemos tener miedo, porque el miedo viene del maligno.

Que las personas que oran y vivan con Dios estarán seguras y protegidas.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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Impresionantes Encuentros con Almas del Purgatorio

Una gran diferencia que tienen los católicos con los protestantes es respecto a las apariciones.

Los protestantes juzgan que cualquier aparición en la Tierra es de fantasmas demoníacos.

Mientras que los católicos piensan que pueden ser santos, almas del purgatorio.

O almas que aún no han partido, como han encontrado el Padre Fortea y otros en exorcismos.

Por lo tanto, ¿los católicos creen en los fantasmas buenos? ¡Absolutamente, si son de estas tres categorías que mencionamos!

De modo que no sólo los santos se aparecen a la gente ocasionalmente. La historia también registra las visitas de los que están en el purgatorio.

Los fantasmas, definidos como espíritus desincorporados, espíritus humanos (en oposición a los ángeles), son una de las formas que conocemos acerca del purgatorio.

La leyenda de oro de Jacobo de la Voragine, que salió en el gran siglo XIII, trataba sobre este tema y se convirtió en uno de los libros más populares de la Edad Media.

Estos encuentros con las almas en el purgatorio generalmente implican petición de oraciones, tanto en el medioevo como ahora.

En la Leyenda Dorada vemos una larga lista de tales encuentros con los fantasmas buenos o espíritus del purgatorio.

Estas historias deben recordarnos que todavía estamos conectados con nuestros amigos y familiares que han muerto; cosa que descreen los protestantes.

Y que realmente podemos ayudarles y debemos recordarlos todos los días en oración y hacer misas para ellos.

Veamos algunas historias.

   

LAS ALMAS DE LOS MUERTOS SON ARREBATADAS DE LOS DEMONIOS

San Pedro Damián dijo que en Sicilia, en la isla de Vulcano, Santa Odille escuchó voces y aullidos de los demonios, que se quejaban fuertemente porque las almas de los muertos eran arrebatadas de sus manos por limosnas y oraciones.

Ordenó que debían hacerse y celebrarse la fiesta y el recuerdo de los que habían salido de este mundo en todos los monasterios al día siguiente de la fiesta de Todas los Santos.

Cosa que fue aprobada después por la Santa Iglesia….

  

UN ALUMNO SE APARECE A UN MAESTRO

Había un maestro que era canciller en París, llamado Silo, que tenía un alumno enfermo, y le rogó que después de su muerte volviera a él y le dijera de su estado.

Y le prometió que lo haría, luego de morir.

Un tiempo después se le apareció vestido con una capa escrita llena de argumentos falaces y sofismas, era de pergamino y llena de llamas de fuego.

Y el canciller le exigió que le contara que sucedía.

Él le dijo: Esta capa me pesa más que una piedra de molino o una torre.

Y me es dada a llevar, por la gloria que tuve en mis sofismas y argumentos sofísticos; es decir, engañosos y falaces.

Las pieles son ligeras, pero la llama de fuego dentro de los tormentos me quema.

Cuando el maestro juzgó que el dolor era luz, el alumno muerto le dijo, que extendiera su mano y sintiera su dolor.

Extendió su mano, y aquel otro dejó caer una gota de su sudor en ella, y la gota atravesó su mano antes de lo que una flecha pudiera atravesarla, por lo que sintió un tormento indecible.

El muerto dijo: Yo estoy con tal dolor.

Y entonces el canciller teniendo miedo del cruel dolor que había sentido, concluyó la decisión de abandonar el mundo, y entró en la religión con gran devoción.

  

EL PURGATORIO VIVIDO EN EL LUGAR DONDE SE COMETIERON LOS PECADOS

A veces las almas son castigadas en los lugares donde han pecado, como aparece en un ejemplo que San Gregorio recita en el cuarto libro de sus Diálogos.

Dice que había un sacerdote que usaba con demasiado gusto un baño.

Y cuando entraba encontró a un hombre al que conocía que estaba siempre dispuesto a servirle.

Sucedió que un día, el sacerdote le dio el  pan sagrado por su diligente servicio y como recompensa.

Y llorando dijo: Padre, ¿por qué me das esto?

No lo comeré, porque es santo.

Yo era un señor de este lugar, pero después de mi muerte, fui enviado a servir aquí por mis pecados.

Pero te ruego que ofrezcas este pan a Dios Todopoderoso por mis pecados y que sepas con certeza que tu oración será oída.

Cuando entonces vengas a lavarte ya no me encontrarás.

Y entonces este sacerdote ofreció una semana de sacrificio entero a Dios por él, y cuando volvió no lo encontró.

  

EN EL PURGATORIO SE PURGA HASTA EL DOLOR

En cuanto al aprovechamiento de las oraciones de amigos aparece el ejemplo de Paschasius, de quien Gregorio cuenta en el cuarto libro de sus Diálogos.

Y dice que había un hombre de gran santidad y virtud.

En un momento, dos fueron escogidos para que sean papas, pero sin embargo al final la Iglesia se lo concedió a uno de ellos

Este Paschasius se molestó por el dolor sufrido y se quedó con este dolor hasta la muerte, porque no fue elegido.

Estando muerto, el féretro estaba cubierto con un paño llamado dalmático, y uno que estaba enojado con un diablo fue traído allí, tocó la tela, y de inmediato se puso oscura.

Mucho tiempo después, cuando San Germain, obispo de Capua, fue a lavarse en un baño para su salud, encontró al diácono Paschasius allí en una aparición.

Viéndolo temió, y se preguntó qué cosa tan grande había puesto a un hombre tan santo allí.

Él le dijo que él estaba en el purgatorio por ninguna otra causa más que por su dolor.

Y dijo: Te pido que ores a nuestro Señor por mí. Sé que serás oído, porque cuando vuelvas, no me encontrarás aquí.

Entonces el obispo oró por él, y cuando volvió no lo encontró.

  

LOS MUERTOS SE LEVANTAN CONTRA LOS QUE NO ORAN POR ELLOS

Pedro, Abad de Cluny, dice que había un sacerdote que cantaba todos los días una Misa de Réquiem para todas las almas cristianas.

Y por eso fue acusado al obispo, y suspendido por lo tanto de su oficio.

Cuando el obispo pasó un día de gran solemnidad por el camposanto, todos los muertos se levantaron contra él.

Y decían: Este obispo no nos hace misa, y sin embargo nos ha quitado a nuestro sacerdote, ahora él estará seguro de que al menos que lo modifique, morirá.

Entonces el obispo absolvió al sacerdote, y se cantó alegremente por los que se fueron de este mundo.

Y así parece que las oraciones de los vivos son provechosas para los que se han marchado.

  

LOS MUERTOS TAMBIÉN VIENEN A AVISARNOS

También dice que cuando un caballero estaba acostado en su cama con su esposa comenzó a hablar mal de un caballero que estaba muerto, y había estado familiarizado con él.

Y luego este caballero, del cual hablaron, entró en la habitación y le dijo:

Amigo, no tengas malas sospechas de ningún hombre, pero perdóname si te he ofendido.

Y cuando le preguntó su estado, respondió:

Estoy atormentado por diversos tormentos y dolores.

Y sobre todo porque he profanado el cementerio y mandado un hombre a él, y lo he despojado de su manto que llevaba, el cual llevo.

Y es más pesado que una montaña.

Y entonces pidió al caballero para que orase por él.

El caballero viviente prometió que oraría por él, y entonces el muerto dijo:

Y te digo que este día en dos años morirás y desaparecerás.

Este caballero cambió su vida para mejor y en el día predicho se durmió en nuestro Señor.

  

UNA MONJA MUERTA VISITÓ LA TIERRA Y DEJÓ SU HUELLA

Quedó una huella de la mano de la Hermana Teresa M. Gesta, en su visita desde el purgatorio en el Convento de las Terciarias Franciscanas, Foligno, Italia

El día 4 de noviembre de 1859 había muerto de apoplejía fulminante, en el convento de Terciarias Franciscanas de Foligno, una buena hermana llamada Teresa Margarita Gesta.

Fue por muchos años maestra de las novicias, y a la vez encargada de la pobre ropería del monasterio.

Había nacido en Córcega, en Bastia, en 1797 y había entrado en el monasterio en febrero de 1826.

Doce días después de la muerte de sor Teresa, el 17 de noviembre, la hermana Ana Felicia, que la había ayudado y que la reemplazó después de su muerte, iba a entrando en la ropería, cuando oye gemidos que parecían salir del interior del aposento.

Algo azorada, se apresuró a abrir la puerta: no había nadie.

Dejándose oír nuevos gemidos, a pesar de su ordinario valor, sintió miedo.

“¡Jesús, María!; –exclamó – ¿qué es esto?”.

Aún no había concluido, cuando oyó una voz lastimera, acompañada de este doloroso suspiro:

“¡Oh, Dios mío! ¡Cuánto sufro! Oh Dios! ¡Peno tanto!”. 

La hermana, estupefacta, reconoció pronto la voz de la pobre sor Teresa. Se repone como puede, y le pregunta:

“¿Y por qué?” 

“A causa de la pobreza”, responde sor Teresa.

“¡Cómo!… – replica la hermana – ¡vos que erais tan pobre!”

“No es por mí misma, sino por las hermanas, a quienes he dejado demasiada libertad en este punto. Y tú ten cuidado de ti misma”. 

Y al mismo instante la sala se llenó de un espeso humo, y la sombra de sor Teresa apareció dirigiéndose hacia la puerta, deslizándose a lo largo de la pared.

Llegando cerca de la puerta, exclamó con fuerza:

“He aquí un testimonio de la misericordia de Dios”.

Y diciendo esto tocó el tablero superior de la puerta, dejando perfectamente estampada en la madera calcinada su mano derecha, y desapareciendo en seguida.

La pobre sor Ana Felicia se había quedado casi muerta de miedo. Se puso a gritar y pedir auxilio.

Llega una de sus compañeras, luego otra y después toda la Comunidad; la rodean y se admiran todas de percibir un olor a madera quemada.

Buscan, miran y observan en la puerta la terrible marca, reconociendo pronto la forma de la mano de sor Teresa, que era notablemente pequeña.

Espantadas, huyen, corren al coro, se ponen en oración, y olvidando las necesidades de su cuerpo, se pasan toda la noche orando, sollozando y haciendo penitencia por la pobre difunta, y comulgando todas por ella al día siguiente.

Espárcese por fuera la noticia; los Religiosos Menores, los buenos sacerdotes amigos del monasterio y todas las comunidades de la población unen sus oraciones y súplicas a las de las Franciscanas.

Este rasgo de caridad tenía algo de sobrenatural y de todo punto insólito.

Sin embargo, la hermana Ana Felicia, aun no repuesta de tantas emociones, recibió la orden formal de ir a descansar.

Obedece, decidida a hacer desaparecer a toda costa en la mañana siguiente la marca carbonizada que había causado el espanto de todo Foligno.

Mas, he aquí que sor Teresa Margarita se le aparece de nuevo.

“Sé lo que quieres hacer; – le dice con severidad –; quieres borrar la señal que he dejado impresa.

Sabe que no está en tu mano hacerlo, siendo ordenado por Dios este prodigio para enseñanza y enmienda de todos.

Por su justo y tremendo juicio he sido condenada a sufrir durante cuarenta años las espantosas llamas del purgatorio, a causa de las debilidades que he tenido a menudo con algunas de nuestras hermanas.

Te agradezco a ti y a tus compañeras tantas oraciones, que en su bondad el Señor se ha dignado aplicar exclusivamente a mi pobre alma; y en particular los siete salmos penitenciales, que me han sido de un gran alivio”.

Después, con apacible rostro, añadió:

“¡Oh, dichosa pobreza, que proporciona tan gran alegría a todos los que verdaderamente la observan!”.

Y desapareció.

Por fin, al siguiente día, el 19, sor Ana Felicia, habiéndose acostado y dormido, a la hora acostumbrada, oye que la llaman de nuevo por su nombre, despiértase sobresaltada, y queda clavada en su postura sin poder articular una palabra.

Esta vez reconoció también la voz de sor Teresa, y al mismo instante se le apareció un globo de luz muy resplandeciente al pie de su cama, iluminando la celda como en pleno día, y oyó que sor Teresa con voz alegre y de triunfo, decía estas palabras:

“Fallecí un viernes, día de la Pasión y otro viernes me voy a la Gloria… ¡Llevad con, fortaleza la cruz!… ¡Sufrid con valor!”.

Se transfigura en una nube ligera, blanca, deslumbrante, y volando al cielo desaparece.

Y añadió con dulzura: “¡Adiós! ¡adiós! ¡adiós!…”.

Abrióse en seguida una información canónica por el obispo de Foligno y los magistrados de la población.

El 23 de noviembre, en presencia de un gran número de testigos, se abrió la tumba de sor Teresa Margarita, y la marca calcinada de la pared se halló exactamente conforme a la mano de la difunta.

El resultado de la información fue un juicio oficial que consignaba la certeza y la autenticidad de lo que acabamos de referir.

En el convento se conserva con veneración la puerta con la señal calcinada.

La Madre abadesa, testigo del hecho, se ha dignado enseñármela (dice Mons. de Ségur), y mis compañeros de peregrinación y yo hemos visto y tocado la madera que atestigua de modo tan temible que las almas que, ya sea temporal, ya sea eternamente, sufren en la otra vida la pena del fuego, están compenetradas y quemadas por el fuego.

Cuando, por motivos que sólo Dios conoce, les es dado aparecer en este mundo, lo que ellas tocan lleva la señal del fuego que les atormenta.

Parece que el fuego y ellas no forman más que uno; es como el carbón cuando está encendido.

  

SEREMOS JUZGADOS EN EL AMOR

Estas sobrecogedoras historias, escritas en un lenguaje antiguo y en ocasiones poco claro para nuestras mentes modernas, nos deben abrir los ojos en cuanto a nuestro futuro después de la muerte.

En primer lugar, podemos analizar nuestra vida.

Llevamos una vida tranquila, repleta de obligaciones casi siempre destinadas a cubrir nuestras necesidades físicas y materiales.

No entra en nuestro pensamiento que algún día vamos a morir.

Aunque muchas veces citamos algunos dichos que tienen relación con la muerte: “Nadie queda para semilla”, “Todos vamos a morir”, “No somos nada”, etc. etc.

Pero la auténtica verdad es que preferimos pensar que somos inmortales.

Malas noticias: no lo somos.

Y no debemos olvidar que esta vida es una prueba y que dependerá de lo que hagamos en ella, nuestra suerte cuando finalice.

Una cosa puede tranquilizarnos: seremos juzgados en el Amor.

Si hemos sido amables, misericordiosos y auténticamente caritativos con los que están a nuestro alrededor o se nos acercan circunstancialmente, el Señor actuará con nosotros de la misma manera.

Esto no quiere decir que debemos abrir la mano y dejar caer en la del que nos suplica alguna cosa que nos sobra.

Amar es ver a Cristo en el que tenemos enfrente.

Ser caritativos y misericordiosos es tratar de entregar algo de lo que se nos pide, aunque nos cueste.

Es muy común entre nosotros, aún de los católicos, tener preparados paquetes de ropa que no usamos y que muchas veces está para tirar, para dárselos al primer pobre que golpee nuestra puerta.

Pero, ¿será eso lo que necesita esa persona?

Tal vez está precisando algo de comer, o dinero para comprar un medicamento. O para trasladarse lejos por un problema familiar.

¿Somos capaces de abrir nuestra cartera y entregar un billete a quien no conocemos?

Y si no lo hacemos, ¿será porque pensamos que la persona se lo va a gastar en bebida o droga?

Pensemos a la luz del Evangelio: ¿en qué lugar se nos enseña que debemos juzgar los motivos del que nos pide ayuda?

Cuando alguien se acercaba a Jesús para pedirle que lo curara, ¿Jesús le decía “No, porque tú te has portado mal”?

¿Por qué entonces de repente pontificamos sobre la conducta de aquellos a quienes ayudamos o dejamos de ayudar?

Es muy común escuchar decir, aún entre personas que se consideran caritativas:: “yo dinero no doy, doy ropa para que la lleven a vender”.

No hagamos de nuestro dinero un ídolo, no es digno de un discípulo de Cristo.

Pensemos por un momento que somos nosotros los que estamos golpeando a la puerta de otro para pedir ayuda.

Y nos entregan una gran bolsa de ropa que no nos va a servir para nada en lo inmediato, porque nadie puede pagar un boleto de ómnibus o un medicamento en la farmacia con una bolsa de ropa.

Pensemos un poco más allá. Pensemos en nuestro Purgatorio.

¿¡Hemos tomado conciencia de que el Purgatorio es una purificación en un fuego de amor?

¿Y que no saldremos de él hasta que no hayamos llegado al nivel de Amor que Jesús nos pidió?

Entonces, si sabemos que no nos vamos a llevar nada de lo material que tenemos, ¿por qué no dejamos de hacer pegotes de falsa caridad y empezamos a vivir nuestro Purgatorio acá y repartimos auténtico y verdadero amor?

Y en segundo lugar, pensemos en los que ya están en él.

Dios eligió ponernos como fiadores por ellos.

O sea, que está en nuestras manos el que esas almas puedan acelerar el tiempo de su subida al Cielo.

Y aquí se nos vuelve a interpelar en el amor. El Señor nos prueba también en esto.

Ha habido personas muy fieles, muy devotas y caritativas, incluyendo sacerdotes, que nunca se preocuparon por las almas del Purgatorio.

Esas personas, al morir, no importa lo bondadosas que hayan sido, debieron pasar un tiempo en el Purgatorio por la omisión cometida.

Las almas del Purgatorio son muy amadas por Dios, son hijos que se arrepintieron de sus pecados y los confesaron, pero no pagaron totalmente la deuda con el Señor.

A Jesús no le gusta que las almas sufran, sin embargo, ha dicho que “Su Justicia lo exige”.

Entonces, seamos doblemente generosos, con los vivos a los que podemos ayudar de corazón y con los que partieron y necesitan de nosotros para dejar de sufrir.

Si lo hacemos, la paz del Señor descenderá de forma especial sobre nosotros, y comenzaremos a vivir desde la tierra nuestro Cielo.

Y tengamos presente que las oraciones y las bendiciones de aquellos a los que hemos ayudado, acá o en el Purgatorio, nos ayudarán a llegar pronto al Paraíso.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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Cómo Ayudar a las Benditas Almas del Purgatorio

Gracias a la Misericordia de Dios existe el Purgatorio.

El alma del purgatorio sabe que pronto va a estar con Dios.

Y que depende de lo que los vivos hagamos por ellos para acortar ese lapso.  

Es una artículo práctico sobre lo que hay que hacer para ayudar a las pobres almas confinadas en el purgatorio.
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Incluímos un reportaje a Susan Tassone, uno de las mayores expertos en el tema.

 

PARA QUE HEMOS VIVIDO

En el momento del nacimiento, el niño es un misterio del futuro.

Con el tiempo, con los eventos y las gracias dadas a él entre el momento del nacimiento y el momento de la muerte, cada ser humano toma decisiones, avanzando hacia Dios o alejándose de él.

purgatorio

En el momento de la muerte, ha vivido en uno de estos dos modelos:
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– o bien, con su mente en Dios y motivado por el amor de Dios, para hacer la voluntad de Dios,
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– o con la mente puesta en sí mismo u otra cosa en lugar de Dios, viviendo su vida entera para hacer su propia voluntad.

En la muerte, la voluntad de una persona estará fija, ya sea en sí misma o en Dios.

Si está en estado de gracia, es que está dirigida por Dios.

Si está en estado de pecado mortal sin arrepentimiento, entonces él ha rechazado a Dios, creó su propia voluntad en oposición a la Voluntad Divina; la consecuencia de sus decisiones son una vida futura negativa.

Incluso en el estado de gracia y, por lo tanto, siendo un amigo de Dios, una persona puede no haber logrado un amor total a Dios, ni la completa unión con su voluntad.

Esta imperfección y fuera de orden deben ser consumida y purgada para que el alma pueda estar totalmente lista para la fiesta de bodas del Cielo.

Este lugar de purgación se llama «Purgatorio».

Aunque no es el infierno, tiene algunos de los dolores intensos asociados con los sufrimientos del infierno.
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Y si bien no es el cielo, tiene algunas alegrías intensas del Cielo
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Santa Catalina de Génova, una «especialista» en la doctrina del Purgatorio, puso énfasis en la alegría del Purgatorio.
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Fuera de los Cielos, el estado más feliz en la creación es la del Purgatorio.

2 nivel del purgatorio

 

¿QUE ES ENTONCES EL PURGATORIO? 

El purgatorio es el acompañamiento del amor de Dios en acción por las almas de los difuntos que aún no son totalmente santos.

Estos son los amigos de Dios, que murieron no en el estado de gracia santificante, pero participan de su vida divina, al menos en expectativa.

Tienen derecho al cielo, pero todavía no están preparados para la plenitud de lo que Él ha prometido.
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Deben ser preparados por la expiación que se someten en el purgatorio.
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Es un momento para pagar una deuda, pero no degradante o vergonzosa.
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Es un estado de maduración y crecimiento perfecto en el amor.

En el momento en que el alma pasa a la eternidad, el tiempo deja de existir para ella. 

En el Purgatorio, el alma progresa hacia la pureza y la santidad.

Dios está obrando en el alma, y el alma se retrasa en la entrada en la felicidad sin fin del Cielo.

Este proceso no se mide en nuestros días o años.

El Concilio de Trento declaró que el purgatorio existe, y algunas almas están detenidas allí.

Estas almas pueden ser ayudadas por las oraciones y limosnas de los fieles y especialmente por el Santo Sacrificio de la Misa.

El cristiano en el momento de la muerte, por su propia disposición, debe ser capaz de decir:

«Padre mío, lo que me merezco por mis pecados y mis fracasos, en tus manos amorosas cedo mi alma.»

¡Dios es Amor! ¿Su obra de purificación en un alma puede producir cualquier otra condición que no sea el amor?

Para el alma en estado de purificación, el mundo se queda atrás.
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Las demandas del cuerpo y sus sentidos desaparecen completamente.
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El alma es libre, por primera vez, para ver las realidades espirituales en la forma en que los ángeles lo perciben.

El cielo está asegurado.

Inundada con iluminación divina del alma con el aprecio y el deseo de Dios.

Ve que las satisfacciones superficiales, debilidades y egoísmos se interpusieron entre Dios y ella misma, y entiende que su satisfacción debe ser realizada.

En el Purgatorio, el alma es consciente de estar deprivada de Dios. 

Ha visto la belleza absoluta y el amor de Dios.

Su bondad, santidad, amor y sabiduría ha ajustado el alma inflamándola de adoración, gratitud y amor. 

Esto es lo que penetra las almas en el Purgatorio.

Nada les distrae de su atención a Él.

El purgatorio conlleva un estado de sufrimiento, pero el sufrimiento no es sombrío.
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El sufrimiento es intenso, pero se lleva con alegría.

El dolor del purgatorio purifica y prepara el alma para la alegría eterna.

Esta alegría se lleva a través de su sufrimiento.

El egocentrismo y el egoísmo son eliminados para que las almas en el Purgatorio se conviertan en lo que Dios quiso que fueran en la tierra: Santos completamente enamorados de Él.

Ellos de ninguna manera pueden acelerar la curación del «fuego» del purgatorio.

Su pasividad absoluta es probablemente la razón por la que son llamados las «pobres almas».

islas del purgatorio fondo

 

SE LES PUEDE AYUDAR

Ellas pueden ser ayudadas por nuestras oraciones, limosnas y el Santo Sacrificio de la Misa.

No pueden recibir los sacramentos o actos de mortificación ofrecidos en expiación por sus pecados.

Pero nosotros podemos ayudar de la mejor manera de agradar a Cristo que viene en ayuda de los más pobres entre los pobres: las almas indefensas del Purgatorio.

Recordemos, también, que al ayudar a ellas, somos testigos de la misericordia de Dios y su poder, y contribuimos a su gloria por toda la eternidad.

Hay algunos que tienen un derecho especial a la caridad: padres, hermanos, hermanas, maestros y los sacerdotes que nos trajeron los Sacramentos.

Tal vez, hay miles de personas en el Purgatorio que han ganado gracias especiales para nosotros, no lo sabemos.

Como podría ser una anciana que sufrió y soportó con paciencia el dolor por algún pobre pecador que sólo Dios conoce.

Somos todos ramas de la vid de Cristo, y podemos ayudarnos unos a otros a través de la canalización de la vida de la Vid en su conjunto.

La oración más corta, el más pequeño acto hecho por el amor de Dios puede convertirse en una palanca en el cielo por las almas del Purgatorio.

El Santo Sacrificio de la Misa celebrado por las almas del Purgatorio, gana los méritos infinitos de Cristo, que se abren como una compuerta para lavar las almas de los vivos y los muertos.
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Las almas del Purgatorio no pueden ahora unirse a Él en la Santa Comunión.
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Pero pueden participar en las gracias que fluyen de la celebración de la Misa.
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Sobre todo si los llevamos allí, en espíritu, por las intenciones de nuestra misa.

Las misas gregorianas son uno de los medios más eficaces de ayudar a un alma del Purgatorio.

Estas son 30 misas ofrecidas por el alma de un difunto especificado, durante el período de 30 días consecutivos.

San Gregorio Magno
San Gregorio Magno

La costumbre se originó con San Gregorio Magno.

No estamos justificados para considerar las misas gregorianas como un medio infalible para liberar a un alma del purgatorio, porque la aplicación del fruto de las misas depende de la Santa Voluntad de Dios.

Así, más de una serie de misas gregorianas se puede ofrecer para la misma alma.

El Vía Crucis, hecho en oración, es muy indulgenciado y de gran eficacia para las almas del Purgatorio.

El Santo Rosario recuerda los acontecimientos de la redención, que nos llevan desde el primer Misterio Gozoso al último Misterio Glorioso en la medida que meditamos las grandes doctrinas de la Iglesia.

Lo mejor es utilizar un rosario que tenga las bendiciones para obtener las mayores indulgencias por las pobres almas.

La limosna es otra forma de caridad corporal, que es eficaz y agradable a Dios.

Los pobres de hoy y los sufrientes son grandes en número y debemos dar gracias a Dios que podemos acudir en su ayuda. 

Cuando esto se hace por el amor de Dios, podemos ofrecer un valor expiatorio de estos actos a Dios en nombre de las almas de los difuntos.

La toma de agua bendita y rociarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno con ella, esparce sus bendiciones sobre los objetos que están presentes.

Por lo tanto, el uso regular y seguro de agua bendita es atendido con grandes beneficios para la vida y trae consuelo al alma del difunto si se hace en su nombre.

El ofrecimiento de oraciones con indulgencias es beneficioso para las Almas del Purgatorio.

A cada una de ellas se le da una ganancia de indulgencia de tantos días en la Raccolta.

Esto no quiere decir que 300 días van a ser restados de su deuda, sino que es nuestro aporte sobre los méritos de Cristo y de los santos para la realización de una penitencia llevada a cabo durante 300 días en nombre de la pobre alma.

¡No hay tiempo más allá de la muerte!

Dios nunca se deja ganar en generosidad y es seguro moverse por cualquier y todos los actos de fe y de caridad hechos en nombre de los más pobres de los pobres, las benditas almas del Purgatorio.

«Divino Corazón de Jesús, convierte a los pecadores, sálvalos de la muerte, entrega a las Santas Almas del Purgatorio». (300 días de Indulgencia)

almas del purgatorio

 

ENTREVISTA A UNA EXPERTA SOBRE EL PURGATORIO

Susan Tassone es uno de los mayores expertos sobre las almas del purgatorio.
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Habla sobre lo que debemos hacer por los difuntos para librarlos rápidamente del Purgatorio.

Estas acciones son también en nuestro beneficio, porque esas almas agradecidas oran para que nosotros lleguemos los mejor posible a esa instancia o podamos esquivarla.

Susan Tassone ha escrito seis libros sobre el tema, entre ellos uno escrito en colaboración con el Padre Benedict Groeschel de los Hermanos Franciscanos de la Renovación.

 

¿Cuál es la mejor devoción para ayudar a las almas del purgatorio?

El santo sacrificio de la Misa es la principal fuente de devoción por las benditas almas.

Por lo tanto, el medio más poderoso para aliviar o liberar un alma del purgatorio es a través del Santo Sacrificio de la Misa. Usted encontrará que en el Catecismo se dice en 1032:

«Desde el principio, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, sobre todo, el sacrificio eucarístico, para que así purificadas, puedan alcanzar la visión beatífica de Dios.»

En “Rezando con los Santos por las Santas Almas del Purgatorio”, tengo escritos del Papa Benedicto XVI que apuntan a tener misas por las almas del purgatorio. [Sacramentum Caritatis]

Después de la misa, la siguiente más poderosa forma para ayudar a las almas es el Rosario, la oración mariana más poderosa del mundo, -en sus apariciones aprobadas, María pide rezar el Rosario por la paz en el mundo, en vuestros corazones, en su familia.

Y las Estaciones de la Cruz, porque son indulgenciadas.

Usted tiene que estar en estado de gracia para ayudar a las almas del purgatorio.

Cuando oramos por las almas, tenemos que recordar que les estamos dando el paraíso, el rostro de Dios, cuando nosotros les consigamos que salgan pronto del purgatorio.

Nuestras oraciones están acortando este horrible sufrimiento de estar sin Dios.
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Luego ellas nos muestran su gratitud en la misma proporción a su alegría.

almas saliendo del purgatorio

 

Ud. recomienda las misas gregorianas ofrecidas por las almas. ¿Qué son, cómo llegaron, y por qué son importantes?

Las Misas gregorianas son absolutamente la mejor manera de ayudar a las almas del purgatorio. El fondo detrás de ellas es una historia fascinante.

El Papa San Gregorio era un hombre enfermo y había un médico que cuidó de él durante toda su vida.

El médico, llamado «Justus», también era un monje benedictino en Roma, donde la Iglesia de San Gregorio permanece hoy en día.

Cuando Justus se estaba muriendo, San Gregorio, dijo al hermano de sangre de Justus que se hiciera cargo de él, porque él también era médico.

Mientras se hacían los preparativos, el hermano encontró tres monedas de oro en la celda de Justus.

Los Benedictinos tomaban votos de pobreza, castidad y obediencia.

El hermano se lo dijo a los monjes, y le dijeron a San Gregorio.

Él estaba muy molesto porque esperaba que los monjes tomaran en serio el voto.

Porque Justus violó el voto de pobreza, Gregorio no permitiría que ninguno de los monjes lo visitara durante su última enfermedad, lo consolara o rezara con él.

Justus fue aplastado. Lloró y se arrepintió de mantener las monedas.

Justus murió. Y Gregorio sabía que estaba en el purgatorio.

Ordenó 30 misas por el alma del Justus. ¿Por qué 30? ¿Por qué no 40 o 50 misas?

La razón es que Gregorio estaba trayendo de vuelta la tradición del Antiguo Testamento de Israel que hacía duelo por los muertos de 30 días, como a Moisés y a Aarón.

Después de las 30 misas Justus apareció a su hermano de sangre y dijo que fue liberado del purgatorio.
.
El hermano no tenía idea que se habían hecho misas por Justus.

Corrió hacia el monasterio y le dijo a los monjes, que le dijeran a San Gregorio, que ya sabía, que él había tenido una revelación privada que Justus fue liberado del purgatorio.

Se corrió la voz por toda Roma. La gente vino al monasterio a realizar misas por sus seres queridos.

A continuación, los sacerdotes de Francia y España, y los sacerdotes de todas partes vinieron a Roma para ofrecer misas en el altar a sus seres queridos.

Ese altar todavía existe hoy en día en la Iglesia de los Santos Andrés y Gregorio, en Roma. Estas primeras misas gregorianas fueron ofrecidas en este altar.

El altar tiene tres paneles, en los relieves grabados en América, diciendo San Gregorio liberó el alma de este monje por 30 misas.

El panel del medio muestra a nuestro sufriente Señor apareciéndose a Gregorio en el altar.

El tercer panel, dice, en latín, que San Gregorio está ofreciendo misas en este lugar para liberar las almas del purgatorio.

Es sorprendente y hermosa.

susan tassone
Susan Tassone

 

¿Hay garantía que un alma consiga la liberación luego de las 30 misas?

Aunque la práctica es aprobada por la Iglesia, no hay garantía oficial. Sin embargo, es una costumbre que acentúa el poder de la Santa Misa

 

Una parroquia normalmente no será capaz de ofrecer 30 misas consecutivas a la misma alma. ¿Dónde podemos obtener las misas gregorianas, dijo?

Se puede ver en mi sitio web, SusanTassone.com. [La respuesta de Susan Tassone en su sitio web es que las misas se pueden pedir a las “Misiones”, que cobran por este servicio alrededor de U$S 150 por la serie de 30 misas consecutivas]

 

¿Por qué necesitamos recordatorios constantes para tener Misas por los difuntos y ofrecer plegarias por ellos? ¿Por qué orar por las almas santas?

Porque la justicia de Dios demanda expiación de sus pecados.

Cristo le dijo a Santa Faustina que su misericordia no desea enviar un alma al purgatorio, pero su justicia exige ello (Diario, 1226, 20).

Él pone en nuestras manos los medios para ayudarlos.
.
Somos su único recurso.
.
Tenemos la obligación de orar por nuestros seres queridos.

 

¿Podemos decir que uno va directamente al cielo? ¿Podemos decir que el alma era totalmente pura y santa, y en consonancia con la voluntad de Dios como para ir al cielo de una vez?

No sabemos cuál es el estado del alma en la hora de la muerte, y nosotros tendemos a canonizar a todo el mundo.
.
Sólo Dios conoce el estado del alma, si es que está totalmente de acuerdo con su voluntad.
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Él es todo-santo, majestuoso y puro.

Pero se nos ha dado este gran poder y el privilegio de liberar a las almas del purgatorio.

Sólo somos los liberadores.

Cristo se dirige a la Iglesia militante. El Cielo nos alienta.

Por alguna razón, se nos ha dado este gran honor y privilegio. Somos responsables de orar por nuestros muertos.

misa por las almas del purgatorio

 

¿Pero qué sucede si el alma llega al cielo y Ud. sigue ofreciendo misas y oraciones?

La respuesta común es que Dios aplicará las misas a otras almas en el purgatorio o para los más necesitados o para las almas de su familia.

Pero hay más: si el alma está ya en el cielo, y Ud. sigue ofreciendo misas por él y sigue orando por él, lo que consigue es lo que Santo Tomás de Aquino dice – «la gloria accidental.»

El alma recibe un aumento de su intimidad con Dios y un aumento de su poder de intercesión.

Así que la lección es la siguiente:
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Nunca deje de orar por sus muertos, no importa el tiempo que hayan partido. Ud. continúe empujándolo más arriba.

Las oraciones no se pierden. Dios nunca se deja ganar en generosidad.

 

¿Por qué a menudo señala la importancia de ofrecer misas mientras la persona está viva, incluso misas por uno mismo?

Le pregunté al Padre Edward McNamara, conocido profesor de liturgia en el Regina Apostolorum en Roma acerca de eso.

Hay tres razones principales por las que las misas se deben ofrecer a sus seres queridos en vida.

En primer lugar, es un don infinito. Ello nunca para de darse.

Una persona que vive todavía es capaz de crecer en la gracia santificante, por lo que el efecto de esta increíble gracia es que puede recibirlas para ser más semejante a Cristo.

Hay que responder. Cuando tiene misas celebradas por sus seres queridos y Ud. ora, ellos responden a la gracia.

En segundo lugar, si esto es ofrecido como intercesión por una persona en estado de pecado mortal actual, es posible la gracia necesaria para la conversión.

En tercer lugar, también consigue la santidad de la gente.

¿A quién echa de menos? ¿Por quién le gustaría haber hecho más?
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¿Quién le ayudó espiritualmente y temporalmente? ¿Quien tuvo un gran impacto en su vida?
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Sus enemigos o aquellos que le hirieron.

Haga misas por ellos. Haga misas por Ud. mismo. La misa sana a los vivos y difuntos. Rece por los vivos ahora, para la eternidad.

El Catecismo dice, en 958, «Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer su eficaz intercesión por nosotros.»

Ellos no pueden ayudarse a sí mismos, pero pueden orar por nosotros. Por lo tanto, cuanto más oramos por ellos, más eficaz es su intercesión por nosotros.

 

¿Por qué se les llama pobres almas y almas santas?

Se llaman pobres porque la pobreza es la pérdida de la vista de Dios.
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Se llaman pobres porque ya no pueden hacer méritos, no pueden ayudarse a sí mismos
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Ellos dependen totalmente de nosotros. Somos su único recurso.

No se hace nada solo. La Iglesia militante llega a la Iglesia purgante y se une a la Iglesia Triunfante.

Y se les llama almas santas porque ya no pueden pecar. Ellos saben que serán salvos. Ellos saben que el cielo está esperando por ellos.

dibujo almas del purgatorio

 

¿Cómo podemos evitar el purgatorio?

San Juan de la Cruz dijo: «Dios provee».

Por lo tanto evitar el pecado. Rezar el Rosario. Ir a la confesión mensual. Aceptar las pruebas. Perdonar.

Cuanto más se ora en la tierra – oración constante y ferviente a lo largo de la vida – más cerca estará de salir del purgatorio si Ud. va allí.

 

¿Las almas del purgatorio nos ayudan en este sentido?

Debido a su gran amor por nosotros, no sólo están ansiosos por salir del purgatorio, sino que también están más preocupados por nuestra salvación, sobre todo la salvación de sus seres queridos.

Ellos pueden interceder por nosotros, mientras están el purgatorio.

Sus oraciones nos ayudan a reconocer nuestros pecados y nos ayudan a comprender la malicia de los pecados.

Y por eso nos reprochan a través de las inspiraciones del Espíritu Santo.

Ellos quieren que lleguemos a ser santos y santos aquí.
.
Ellos no quieren que vayamos al verdadero purgatorio.

 

¿Tienes algún otro consejo? Tal vez para educar a los niños que parece especialmente apropiado con Halloween y Todos los Santos ahora que el día de Todos los Santos se aproxima?

Orar por los moribundos. Rezar la Coronilla de la Divina Misericordia por ellos.

Su oración puede dar a un alma la gracia del arrepentimiento final. Únete a la Pía Unión de San José por los moribundos.

Del 1 al 8 de noviembre usted puede recibir una indulgencia plenaria al visitar un cementerio en esos días y aplicarlo a un alma del purgatorio.

Recuerde a los niños. Enséñeles el significado del Día de Todos los Santos.

Llévelos a los cementerios. Enséñeles a rociar agua bendita en las tumbas.

Plante la semilla de la reverencia por los muertos, y, a su debido tiempo, esto nos asegura su ayuda.

Tenemos que aprender del purgatorio, evitar el purgatorio y vaciar el purgatorio.

 

EN DEFINITIVA…

La perfección del Cielo es para nosotros un sueño que esperamos algún día ver cumplido.

Claro que para llegar a eso, como en los cuentos infantiles al castillo de la princesa, habrá que cruzar las zarzas espinosas de las tentaciones cotidianas.

Y a medida que nos vayamos acercando, tal vez comenzaremos a divisar el foso profundo de una enfermedad terminal que nos posibilitará, entre sufrimientos, hacer nuestro tránsito al más allá.

Así de simple. Así de difícil. El sufrimiento es el precio del Paraíso. Pero no debemos temer.

Porque, una vez allá, nos enfrentaremos al Amor más puro, a la Virtud más plena, a la Bondad más infinita, que nos interpelará con la dulzura que siempre tuvo para nosotros.

Por contraste con esa blancura indescriptible y deslumbrante, se harán evidentes nuestras carencias, nuestras faltas, nuestras omisiones, las manchas de nuestro vestido, o sea, de nuestra alma.

Jesús está esperándonos, pero nosotros no damos el paso hacia Él.

¿Qué nos detiene? `

Nosotros mismos nos detenemos.

No estamos prontos, no estamos impecables, nos sentimos sucios, deseamos tender nuestros brazos hacia Él y sin embargo, comenzamos a retroceder.

Debemos purificarnos para poder tener el derecho a entrar.

Pero esa visión de la Luz que es Cristo, nos marcará de tal manera que ya empezamos a sufrir por no verla.

Estamos inmersos en un sufrimiento de Amor.

Y es que el Cielo es un lugar de Amor. El más profundo y puro amor.

¿Cómo podría ser diferente? Es la morada del Amor.

Y nada que no sea amor puede entrar en él.

Sabemos que hay personas que entran directamente: aquellas que vivieron haciendo de sus vidas un holocausto de amor hacia sus hermanos por amor a Dios y los que murieron mártires.

Mártir es el que muere amando y perdonando, aquel que tiene grabadas a fuego en su corazón y en su alma las palabras de Jesús: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

El resto de los mortales, tendremos que pasar por el fuego de la purificación, tal como dice Pablo: pues con fuego será revelada; el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno” (1 Corintios 3: 13)

Y es que el Purgatorio es un fuego de Amor.

Los que tienen la fortuna de entrar en él se saben salvados, pero no pueden aún gozar de la alegría de la presencia de Dios porque aún tienen culpas por saldar.

¿Y cómo puede ser esto? podrán preguntarse algunos.

Si yo me arrepentí de mis pecados y los confesé al sacerdote, ¿cómo es que debo ser purificado aún?

Para explicarlo de forma sencilla, es como si un hombre que robó algo se arrepiente y va a confesarlo al sacerdote.

Está verdaderamente arrepentido, pero el sacerdote para poder absolverlo, le exige que restituya a su dueño lo robado.

Ese es el fin del Purgatorio, hacer que purguemos nuestras faltas confesadas y aun no satisfechas.

Debemos restituir al Señor todos aquellos “retaceos” en los actos realizados.

Todo el amor que no le hemos entregado.

Las mezquindades, los egoísmos, las impurezas, todo eso debe ser quemado en el crisol del Purgatorio, para que el alma pueda volar, libre y feliz, a los brazos del buen Dios que la espera con los brazos abiertos.

Pero eso no es inmediato.

El alma debe permanecer algún tiempo en el Purgatorio, sin embargo, la bondad de Dios es tan inmensa, que aceptará que nuestros ruegos y súplicas desde la Tierra puedan acortar ese tiempo de purificación.

Es como hacer un canje: las Eucaristías, los sacrificios, oraciones y penitencias de los que vivimos aquí, son tomados como rescate para librar a los que están allá.

Y los que están allá, que no pueden rezar por ellos mismos, agradecerán con muchas oraciones nuestra solicitud posteriormente.

Esa es la Comunión de los Santos que tanto ama y honra la iglesia de Cristo.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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Fascinantes Objetos Dejados por Almas del Purgatorio exhibidos en un Museo de Roma

Miles de peregrinos visitan uno de los museos más insólitos que existen en Roma.

El de las almas del purgatorio. 

Este museo Ofrece a los visitantes una colección de documentos sin duda únicos.
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Puedes ver los rastros de fuego dejado por las almas en el purgatorio en los libros de oración, en misales.
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En prendas de vestir como la camisa de Giuseppe Leleux que lleva la impronta de sus dedos quemados.
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O incluso el abrigo militar, en gran medida carbonizado por el fuego, de un centinela italiano.
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También se puede ver una cruz perfectamente trazada a con el índice prendido fuego.

Podemos pensar que estos objetos son el resultado de la casualidad, o el engaño deliberado.

Pero muchos católicos piensan que pueden haber sido producidos por el «fuego» espiritual que rodea a las almas en el purgatorio.

Se trata de un símbolo de la «quema» espiritual que sufren estas almas después de la muerte durante el tiempo de su expiación.

 

DÓNDE ESTÁ

Reflejándose sobre las aguas del Tíber, al lado del Palacio de Justicia, junto al Vaticano, existe una iglesia llamada «la pequeña catedral de Milán», porque su fachada es de estilo gótico, un estilo muy raro en Roma.

En la iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio, en Roma se conservan objetos que muestran extrañas marcas de fuego: éstas han sido definidas como «testimonios del más allá».

Dentro de la iglesia hay algo que quizá sea único en el mundo: en un cuartito contiguo a la iglesia se puede adivinar lo que podríamos llamar «una colección de testimonios del más allá».

Se trata de un conjunto de sábanas, hábitos, tablillas y páginas de libros encerrados en vitrinas de cristal, todos los cuales muestran signos impresionantes: cruces, huellas ennegrecidas de dedos y de manos.

En 1897, el párroco de la iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio, en Roma, inició una extraña colección.
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Juntó las huellas de fuego dejadas en páginas de libros, ropas o sábanas por almas que han regresado del más allá para «pedir el sufragio de oraciones».

Se trató de cerrar el museo en tiempos de Pío X, pero este pontífice se opuso a la medida.

mano de objeto en el museo del purgatorio

 

COMO SE INICIÓ EL MUSEO

A finales del siglo XIX se erguía la capilla de la Virgen del Rosario al lado de la iglesia del Sacro Cuore del Suffragio (Sagrado Corazón del Sufrimiento), frente al Tiber, en Roma, a pocas cuadras del Vaticano.

El 15 de noviembre de 1897, el sacerdote francés Victor Jouet, párroco de la capilla, estaba rezando frente al altar cuando una de las velas prendió fuego en el marco del cuadro de la Virgen.

Algunos dicen que el fuego fue muy pequeño y que sólo chamuscó la pared. Otros afirman que la capilla completa fue presa de las llamas.

Otros más mencionan que ahí no había una capilla sino un altar en memoria de los difuntos, como muchos de los que todavía se ven en las calles de Roma:

“En esta zona tuvieron lugar muchas batallas, desde la antigüedad, y quien tenía un huerto encontraba día sí día no una calavera o unos huesos.

Esta presencia tan constante de los muertos hizo que la gente fuera especialmente sensible y a menudo hacía altares en su memoria, para quedarse más tranquilos”.

Lo cierto es que el humo había trazado una mancha que con un poco de imaginación parecía un rostro: una pareidolia.

Pronto miles de peregrinos llegaron a rezar durante horas frente a la mancha en la que veían un rostro de expresión afligida, melancólica, dolorida o de sufrimiento.

Para los fieles representa la cara y el cuerpo atormentado de un hombre rodeado de llamas.

Jouret concluyó que era un alma en pena, atormentada por las llamas del purgatorio

El religioso se preguntó si en otros lugares se habrían registrado apariciones análogas, y comenzó a realizar investigaciones en ese sentido.

Desde aquel momento, el padre Jouet, creyó profundamente en la autenticidad de la aparición y no se concedió reposo.

Empezó a recorrer media Europa para recoger testimonios, en conventos y casas particulares, de la presencia visible de las almas del purgatorio

La búsqueda no resultó nada sencilla pero, al cabo de algunos años, el padre Jouet consiguió reunir muchos testimonios curiosos que parecían confirmar su hipótesis.

En varios casos, almas que se encontraban en el purgatorio se habían manifestado a los vivos, pidiendo plegarias e intercesiones que apresuraran su llegada al paraíso.

Al cabo de algunos años había reunido cientos de testimonios (280 marcas).
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Se trataba de ropas, libros, camisas y otros materiales en los que aparecían manchas que mostraban diferentes figuras.

Padre Jouet

Entonces se dio cuenta que necesitaba espacio para poder exhibir sus reliquias. Qué mejor lugar que los terrenos en donde se encontraba la capilla de la Madonna del Rosario.

Contactó con el ingeniero Giuseppe Gualandi, nacido en Bolonia en 1870, y le pidió que concluyera los trabajos de la iglesia del Sagrado Corazón del Sufrimiento, iniciados en 1894, y anexara una habitación donde pudiera exhibirse la colección.

La construcción de la curiosa y extraña iglesia neogótica, única en Roma, terminó en 1917.

Pero el “Pequeño Museo de las almas del Purgatorio” (conocido despectivamente como “El museo cristiano del más allá”) en la Via Lungotevere Prati, 12, se inauguró antes de terminar el siglo XIX.

En 1900 Jouet fundó la Associazione del Sacro Cuore di Gesû in suffrago della Anime del Pugatorio.

La asociación vendía indulgencias y privilegios de León XIII y publicaba la Rivista mensile dell’ Associazione, luego llamada Le Purgatoire, misma que dejó de circular en la segunda década del siglo veinte.

Pío X reconoció canónicamente la asociación, en su carta apostólica “Cum nobis”, hasta el 20 de enero de 1923.

A la muerte de Jouet, en 1912, el obispo Gilla Gremigni y el padre Ricasoli solicitaron al Papa Pío X que permitiera destruir los casos menos documentados de la colección.

Seleccionaron pues los que poseían más certificaciones y aprobaciones de las autoridades.

Las 280 piezas se redujeron a 19 que dan testimonio de 12 casos y que fueron guardadas en una larga vitrina ubicada en un pasillo vacío que conduce a la sacristía.

Vitrina del Museo

En el gabinete se pueden ver las reliquias, la mayor parte del país de origen de Jouet, Francia, encontradas entre 1637 y 1919.

La primera es una foto de la imagen que apareció después del incendio en la capilla de la Virgen del Rosario.

Las otras son impresiones hechas, supuestamente, con fuego dejadas por los muertos en paños, sábanas, páginas de libros de oraciones, hábitos, ropas, camisas y gorros de dormir así como mesas y tablillas de madera.

Todas ellas muestran signos (cruces, huellas ennegrecidas de dedos y de manos) dejados, presuntamente, por almas que han regresado del más allá para “pedir oraciones por su sufrimiento”.

Los católicos creen que las oraciones de los seres vivos aceleran la salida de las almas del purgatorio, un lugar entre el cielo y el infierno donde, según la iglesia católica, las almas llegan a expiar sus pecados antes de que se les permita ingresar al paraíso.

En un opúsculo editado por los misioneros del Sagrado Corazón se puede leer:

La Iglesia condena el espiritismo, considerado una creencia susceptible de evocar con prácticas mediúmnicas el espíritu de los difuntos.
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Pero el museo recoge solamente huellas causadas por almas que volvieron espontáneamente, para pedir sufragios de plegarias o buenas obras.

 

OBJETOS QUE CONSERVA LA COLECCIÓN DEL MUSEO

Los letreros de la vitrina describen la historia de cada una de estas impresiones:

“Impresión dejada en una tableta de madera, en la manga del vestido y en la arpillera de la camisa de la venerable madre Chiara Isabella Fornari, abadesa de las Clarisas de Todi, de las manos del difunto padre Panzini, olivetano Abad de Mantova, 1° el noviembre de 1731”.

“Impresión a fuego dejada en un libro de Marguerite Demmerlé de la parroquia de Ellingen, en la diócesis de Metz, de la hermana aparecida treinta años después de su muerte; 1814-15”.

Libro chamuscado de Giuseppe Schitz

“Impronta de fuego que dejó el difunto Giuseppe Schitz tocando con la extremidad de los cinco dedos de la mano derecha el libro de plegarias en lengua alemana de su hermano Giorgio Schitz, 21 de diciembre de 1838 en Stralbe (Lorena). El difunto pidió plegarias de sufragio para reparar su poca misericordia en vida”.

“Aparición en el 1875 de Luise Le Sénéchal nacida en Chanviers, muerta el 7 de mayo de 1873, a su marido Jean Le Sénéchal en su casa de Ducey para pedirle rezar dejando como señal la impresión a fuego de cinco dedos en su gorro de dormir”.

“Impronta de fuego de un dedo dejada por sor Maria di San Luigi Gonzaga, aparecida a sor Margherita del Sacro Cuore la noche entre el 5 y el 6 de junio de 1894”.

 

LOS DOCUMENTOS

El documento más antiguo son las marcas dejadas por la hermana Chiara Schoelers, fallecida durante la peste, el 13 de octubre de 1637.

La religiosa dejó sus huellas candentes sobre el grembiule (delantal) y una correa de granja de la hermana Margarida Herendorps (o Rerendorts), religiosa del monasterio benedictino de Vinnemberg (Wesfalia).

Treinta y tres años después, en 1670, el primer párroco de Hall, el padre Cristóbal Wallbach, muerto 63 años antes, dejó la huella de “un dedo de fuego”.
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La cual perforó un libro de oraciones con pasta de madera, cubierta con piel de jabalí, hasta la página 81.
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De esa manera suplicaba se hicieran oraciones a su nombre para salir del purgatorio.

Hacia 1731 la madre Chiara Isabella Fornari, era la abadesa de las clarisas del monasterio de San Francisco, en Todi.
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El 1 de noviembre de aquel año se le apareció el olivetano padre Panzini, abad de la ciudad italiana de Mantua, y su confesor.
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Venía desde el purgatorio a pedirle que mandase rezar misas por su alma.

De la hermana Margarita del Sagrado Corazón

La madre Chiara se encontraba trabajando en su telar cuando hizo su aparición el padre Panzini.

El sacerdote comenzó a dibujar, con la punta del dedo índice incandescente, una cruz en el telar de madera.

Mientras dibujaba colocó la mano izquierda sobre el telar y la impresión de la mano también quedo grabada sobre la madera.

Puso después la mano izquierda sobre una hoja de papel chamuscándola y dejó impreso los contornos de su mano.

Aterrorizada, la monja quiso huir, pero el “alma” del sacerdote la agarró con la mano derecha: el calor de la mano perforó la manga del hábito y la camisa de la religiosa, llegando hasta la piel.

En la túnica se pueden ver las marcas de la quemadura, mientras que en la camisa se ven marcas chamuscadas y algo que se dice es sangre.

 

 

Joseph Leleux era un joven disoluto que vivía en la ciudad de Wodecq-But, Bélgica, en el siglo XVIII.
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Veintisiete años después de la muerte de su madre, el 21 de junio de 1789, la mujer regresó en espíritu para ponerlo sobre aviso de los terribles castigos que podría tener en el purgatorio de continuar con ese ritmo de vida.
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La madre lo tomó por el brazo le pidió que pusiera fin a su vida disoluta, y dejó la camisa de su hijo con la marca carbonizada de los dedos.

Joseph, asustado, se enmendó y corrigió el rumbo. Se dice que murió en olor de santidad el 1 de abril de 1825.

Mano que presentó Marguerite Dammerlé

 

Cierta noche de 1814 la señora Marguerite Dammerlé, de Erlingen, Metz, Francia, se encontraba rezando en su recámara.

De pronto se le apareció una mujer gimiendo de dolor, vestida muy religiosamente como peregrina. Se presentó y le dijo:

“Soy tu suegra, muerta de parto hace treinta años.
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Haz una peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Marienthal por mí, y pide que se oficien dos misas por mi alma”.

Asustada, Marguerite le contó la aparición a su esposo, describiendo a la mujer. Ambos acordaron cumplir con lo solicitado.

Cumplido su deseo, el espíritu de la suegra reapareció para agradecer y despedirse.

Pero antes de ascender al paraíso dejó un recuerdo: una huella de fuego en el libro de oraciones de Marguerite.

Luego se transfiguro, inundándose de felicidad y de luz, y desapareció “rumbo al cielo”.

 

Era la noche del 21 de diciembre de 1838. Joseph Schitz estaba en su casa en Stralbe (Antiguo Ducado de Lorena, Lorraine, Francia), leyendo un libro de oraciones.

Cuando, de improviso, se estampó en una de las páginas la huella de una mano.

El corazón de Schitz dio un brinco de temor, tanto más porque le pareció sentir una presencia insólita, una ráfaga de viento frío.
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Después, creyó escuchar una voz: reconoció la de su hermano, Jorge, muerto hacía poco, que le decía que a pesar de la vida licenciosa que había llevado, consiguió salvarse.
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Porque la culpa la tenía el mismo Joseph, pero estaba sufriendo terriblemente en el purgatorio.
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Suplicaba que hiciera rezar unas misas por su alma, para abreviar su estancia en el purgatorio.

Joseph Schitz

Schitz se sobresaltó; creyó que se había quedado dormido un momento, pero no era así.

Lo probaba las marcas ennegrecidas de los cinco dedos de la mano derecha, perforando 9 hojas, claramente visible en el devocionario en lengua alemana de Joseph.

 

La que sí tuvo una visión en sueños fue una muchacha siciliana a la que se le “apareció” su hermana muerta.
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Le solicitaba que rezara por ella pues sufría mucho en el purgatorio.
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Al despertar descubrió la huella quemada en su camisón.

 

El libro de oraciones de Maria Zaganti de Poggio Berni, de Rímini también muestra la huella de tres dedos flamígeros.
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El suceso ocurrió el 5 de marzo de 1871.
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Las huellas las dejó el espíritu de Palmira Rastelli, hermana del párroco de San Andrés, de Pádua, Sante Rastelli.
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Fallecida dos meses y medio antes, el 18 de diciembre, habría venido a pedir una misa y oraciones.

 

La colección del museo, incluye el gorro de dormir de Jean Le Sénéchal, de Ducey, Manche, Francia.
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La señora Sénéchal murió en 1873, he hizo prometer a su marido que mandaría rezar tres misas en sufragio por ella.
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El marido no pidió las misas.

Dos años más tarde se le apareció al marido para preguntar porqué no había cumplido su último deseo.

Jean intentó tranquilizarla alegando que no pidió las misas por falta de dinero. La hija tenía, ¿pero cómo pedirle? Su hija no creería lo de la aparición.

Para que la hija le creyera al padre y pagara el costo de las tres misas, tocó en el gorro de dormir del marido, dejando marcada toda la mano.

Gorro de dormir de Jean Le Senechal

Jean llevó el gorro con su hija y obtuvo el dinero para las misas. En esa misma noche, el alma de Louise Le Sénechal, en “figura ardiente”, fue vista elevarse hacia el cielo.

 

La hermana María Margarita de San Luis Gonzaga murió el 5 de junio de 1894, víctima de la tuberculosis cerca de Perugía.
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La madre superiora, sor Margarita del Sagrado Corazón había sido muy severa con sor María.

Esa misma noche sor María se le apareció a sor Margarita.

La religiosa estaba acostada; de pronto, su celda se llenó de sombras indistintas y una de éstas se fue concretando, lentamente, hasta hacerse reconocible: era la hermana Maria.

La aparición, vestida con el hábito de las clarisas, explicó a la madre superiora que había cometido un grave pecado.

Había deseado ardientemente la muerte, con el objeto de sustraerse a los dolores que le causaba la enfermedad que sufría, y a consecuencia de la cual murió. 

Por esto, le habían correspondido veinte años de purgatorio.

El “fantasma” pidió luego oraciones que apresuraran su paso al paraíso.

La hermana Margarita, aunque lógicamente se sentía aterrorizada, creía ser víctima de una alucinación.

Y, para convencerla, la aparición quiso dejar constancia de su aparición, un signo tangible de su presencia, y tocó la almohada con el dedo índice, dejando quemada la funda.

La madre superiora solicitó las misas y diez días más tarde volvió a ver a sor María, felicísima, porque se disponía pasar a la gloria.

 

También se conserva la huella del dedo de un fraile capuchino.
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Lo estampó sobre la mesa de madera de la madre María Magdalena de la Santísima Trinidad, fundadora del Instituto de las Hijas de la Inmaculada Concepción.
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No contento con eso, también dejo la marca de una pelota.

 

Una huella similar la habría dejado un avaro que había ordenado ser enterrado con una bolsa de dinero.
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A los pocos días se le apareció a un amigo para pedir que se dijeran misas en su nombre y así poder salir del purgatorio.
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Para pagar las misas, colocó la bolsa de dinero sobre la mesa y ahí quedó grabada una forma circular.

 

Otro que dejaba dinero desde el más allá fue el un sacerdote del monasterio italiano de San Leonardo de Montefalco.
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Quien tras su muerte dejaba todos los días un billete de 10 liras en la puerta del convento para que hicieran misas por él.

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Así hasta 300 liras del 18 agosto al 9 de noviembre de 1919, según explica el folleto del museo.
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Y allí está una copia de uno de los billetes.

 

Humberto I, de Italia, apodado “El Bueno”, fue asesinado por un anarquista.
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Treinta y dos años más tarde un soldado que hacía guardia en el cenotafio erigido en la memoria del rey asesinado dijo que deseaba hablar con el rey Víctor Manuel III.
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Al serle concedida la visita, informó al rey que se le había aparecido el “espíritu” de Humberto I y le habría quemado el grueso capote militar de invierno, que mostraba una figura parecida a una mano chamuscada.

El relato es más que milagroso pues en aquel cenotafio no se guardaba el cuerpo del difunto rey.

Humberto I

 

EL FIN DE UNA ÉPOCA Y EL INICIO DE OTRA

 

A finales del siglo pasado el padre Renato Bruni era el párroco encargado de la Sagrado Corazón del Sufrimiento. Por más de treinta años estuvo al frente del museo. En una entrevista declaró:

Destruimos mucho de la colección hace algunos años. Es una carga que llevamos. No nos damos abasto con toda la gente que llega de visita”, dijo. En ese entonces se calculaba que el museo recibía cerca de 4,000 visitantes al año.

Es una responsabilidad porque atrae a mucha gente de todas partes del mundo”.

Cuando le preguntaron si él y sus fieles realmente creían en las historias de estos objetos, se enfureció y respondió:

“Por supuesto que sí, y no veo por qué no. Estas son pruebas. Nuestro obispo investigó varias de ellas y todas fueron verificadas”.

No obstante, el párroco del año 2013, Roberto Zambolin, se cuida mucho de precisar que el valor del museo “es puramente humano y no constituye una prueba de la realidad del purgatorio”.

Quizás sea más consciente que si el Limbo ya desapareció, tal vez no tarde en seguirlo el purgatorio. ¿Cuándo le tocará el turno al cielo y al infierno?. Son los tiempos que corren.

Museo de las Almas del Purgatorio, Chiesa Sacro Cuore del Suffragio, 12 Lungotevere Prati. Teléfono: 6540517.

Abre el domingo de las 9 de la mañana al mediodía. Entrada libre. Los visitantes deben pedir en la sacristía que les abran el museo.

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Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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¿En qué se ha transformado Purgatorio?

La existencia del purgatorio es una doctrina firme del catolicismo.

En ella se muestra la compasión, la justicia y el sentido común de Dios.

Sin embargo da la sensación que está cayendo en el olvido, por la práctica.

Siempre se ha enseñado que hay un lugar o estado después de la muerte donde la gente se purifica.

Ese lugar se llama purgatorio, que viene de la palabra en latín que quiere decir purificar.

Y está fundamentado en la Biblia y por visiones posteriores que lo reafirman.

Es un estado transitorio para aquellos que murieron en gracia de Dios y tienen segura su salvación, pero que no están absolutamente limpios de sus pecados.

En el cielo entra sólo lo puro y por tanto debemos llegar a la santidad para entrar en la gloria eterna.

Cómo Dios nos ama con un amor infinito y quiere que estemos con Él toda la eternidad, no nos condena al infierno por pequeños pecados.

Entonces nos pide que terminemos de purificarnos antes de estar con Él.

Esta es una doctrina que los santos creyeron sin reservas.

E incluso la mayoría de ellos supusieron que necesitarían ser purificados después de su muerte antes de llegar al cielo.

Y además revelaron, en el mismo sentido que la escritura, que nuestras oraciones y sacrificios pueden ayudar a las almas del purgatorio en este proceso de purificación, haciéndoles más corta su estancia allí.

La doctrina del purgatorio, que es compasiva y de sentido común, sin embargo parece que está cayendo en el olvido dentro de los católicos.

Resulta muy común oír decir que cuando una persona muere, ya está automáticamente junto al Señor.

Y también es común que se predique desde el púlpito lo mismo.

Esto no es compasivo, porque frena las oraciones que podrían hacer sus amigos y familiares para que la persona salga rápidamente del purgatorio si estuviera allí.

Además no está dentro de la tradición católica sino que es claramente protestante, porque los protestantes no creen que el purgatorio exista.

¿Pero será solamente la influencia protestante?

 

¿CONTAMINACIÓN PROTESTANTE O HEREJÍA UNIVERSALISTA?

La doctrina calvinista, adoptada por la mayoría de los protestantes, dice que tan pronto como una persona muere va al cielo o bien al infierno.

No hay purgatorio como etapa intermedia de purificación.

Esta es una mala interpretación de las expresiones de San Pablo de 2 Corintios 5: 8, donde en realidad expresa la esperanza de estar con el Señor luego de la muerte y no la certeza.

Una buena parte de las posiciones católicas actuales está siendo contaminada por el protestantismo, pero también por la herejía del universalismo.

El universalismo sostiene que todos serán salvados, que nadie será condenado al infierno.

Y el semi universalismo sostiene lo mismo, pero no como una certeza sino cómo una esperanza, o sea que espera que nadie vaya al infierno y que todos se salven.

Es decir lo mismo pero más edulcorado para que no lo tilden de hereje.

Esto va de la mano con  la creencia que el infierno no existe o que si existe está vacío, porque Dios nunca condenaría a nadie a vivir para siempre en la condena eterna.

Se trata más de un sentimiento que del análisis bíblico, de la tradición y del magisterio de la Iglesia.

El sentimiento es que no se pueden imaginar que aún los más grandes pecadores deban pasar la eternidad castigados.

También hay otra herejía que sostiene que el infierno está vacío, porque las almas de los condenados inmediatamente son aniquiladas, esto se llama aniquilacionismo.

Todas estas herejías que estamos mencionando apuntan a una deriva complaciente y sentimental del catolicismo, basado en el concepto del hipermisericordismo de Dios y la minimización de su aspecto de impartir justicia.

En este proceso llegamos al olvido del purgatorio.

Como no se puede concebir o decir que una persona está en el infierno, entonces se dice que está en el cielo.

Esto es lo que justifica que cada vez haya menos misas de réquiem.

Y que los sacerdotes recuerden a los difuntos diciendo que ya están en el cielo, obviando que quizás no estuvieran listos para ser conducidos ante la presencia eterna de Dios y moren en el purgatorio por un tiempo que pudiera ser muy largo.

Esta amabilidad de los sacerdotes, como dijimos, causa el daño irreparable de que amigos y familiares no oren con la perseverancia necesaria, para el caso en que el difunto estuviera en el purgatorio.

Porque por otro lado la mayoría de los santos han considerado que son muy pocos los que van directo al cielo, la mayoría llega allí con una escala intermedia en el purgatorio.

Pero además algunos sacerdotes y religiosos se han contaminado con el espíritu del Concilio Vaticano II y se les oye decir que el purgatorio ya no existe más a partir del Concilio, lo que es claramente falso.

El Concilio Vaticano II profesó la fe en el purgatorio diciendo,

“Este Sagrado Concilio recibe con gran piedad la venerable fe de nuestros hermanos que se hallan en la gloria celeste o que aún están purificándose después de la muerte”.

 

LA CREENCIA CATÓLICA DEL PURGATORIO

El numeral 1030 del Catecismo de la Iglesia Católica dice que todos los que mueren en gracia de Dios, pero que están imperfectamente purificados, son sometidos a una purificación para alcanzar su santidad y entrar en el cielo.

Ellos están seguros de que han sido salvados pero todavía no han llegado al cielo.

Esta doctrina de fe fue formulada en los Concilios de Florencia y de Trento y nunca derogada.

O sea que solamente los que están en pecado mortal cuando mueren no llegan al cielo y los otros posiblemente tengan una estadía de purificación en el purgatorio.

El purgatorio para el catolicismo no es un tercer lugar permanente, sino una especie de antecámara del cielo donde las personas se limpian de sus impurezas.

Porque en el Apocalipsis 21: 27 se dice que nada impuro entrará al cielo.

De modo que por un lado deberían estar alegres porque están seguros de su salvación eterna, pero por otro lado están tristes porque aún no tienen la visión beatífica de Dios, que es la peor de las restricciones.

Pensemos que Dios creó a los hombres para vivir la eternidad con Él, pero la inmensa mayoría ha pecado, y algunos lo han hecho de tal forma que sus manchas son indelebles.

Mientras que otros tienen manchas que necesitan ser removidas para poder llegar al cielo.

Todos hemos sido salvados por la sangre de Jesucristo, pero algunos han usado su libre albedrío para confrontarse con Él y negarlo y blasfemarlo.

Y otros no han llegado a tanto en la confrontación, pero no han alcanzado la santidad en la tierra; son estos los destinados a pasar un tiempo en el purgatorio.

Además, como todos somos parte del cuerpo místico de Jesucristo, Dios ha querido que nos ayudemos unos a los otros, y una ayuda son las oraciones que la Iglesia peregrinante hace en la Tierra para asistir a la Iglesia que se purifica en el purgatorio.

Como vemos esta doctrina es compasiva y de sentido común.

Compasiva porque permite que aquellos que no están purificados y no hayan alcanzado la santidad lo hagan en un pasaje intermedio de purificación.

Y es de sentido común porque basta mirar lo que sucede en el mundo, para darse cuenta que la mayoría de los hombres no está en condiciones de ir directamente al cielo, porque allí entra solamente lo que es Santo.

Por otro lado podemos constatar que la mayoría de los hombres tampoco tienen pecados tan pesados como para ser condenados al castigo eterno.

Pensándolo de esta forma cómo lo hace la Iglesia Católica entonces las expresiones de que los difuntos ya están en el cielo cuando mueren no está en línea con la doctrina oficial.

Es entendible que los sacerdotes quieran consolar y ser amables con los familiares del difunto.

Pero lo que estaría realmente alineado con la doctrina católica no es dar gracias a Dios porque el difunto ya está en el cielo, sino dar gracias a Dios por la vida del difunto y por las oraciones de sus seres queridos que lo guiarán hacia la felicidad eterna.

De esta forma se cumplen 2 objetivos.

Por un lado se es estrictamente fiel a la concepción católica del purgatorio y por otro lado se sensibiliza a los seres queridos del difunto para que oren por él aún después de muerto.

Los protestantes dicen que la doctrina del purgatorio no es bíblica porque no se menciona la palabra purgatorio en las escrituras.

Sin embargo tampoco se menciona en las escrituras la palabra Santísima Trinidad, pero ellos sí creen en el Dios uno y trino.

 

DÓNDE ESTÁ EL PURGATORIO EN LA BIBLIA

La doctrina el purgatorio se encuentra fundamentada en varios lugares de la Biblia.

2 Macabeos 12: 43-46 da por supuesto la existencia de una purificación después de la muerte, porque Judas Macabeo ofreció un sacrificio por los muertos para que fuesen perdonados de sus pecados.

Aunque los protestantes no reconocen este libro porque Lutero lo quitó del Canon bíblico, aunque Hebreos 11: 35 referencia a este libro.

En el Nuevo Testamento se puede encontrar una mención clara al purgatorio en Lucas 12: 58-59, cuándo recomienda arreglar las diferencias con la otra persona antes de llegar al juez, no sea que te condenen y no salgas del lugar de la condena hasta que hayas pagado el último céntimo.

Cómo se ve este pasaje hace referencia a un castigo temporal y no eterno como es el infierno.

Otra mención la encontramos en 1 Corintios 3: 12-13, en que San Pablo dice que el día del juicio Dios purificará la obra de cada uno en el fuego.

Y si la obra resiste al fuego será premiado, pero si se convierte en cenizas tendrá que pagar, pero se salvará como quien pasa por el fuego.

También en este caso está hablando de un castigo temporal que difiere del eterno.

Hay varios pasajes más pero estos que hemos mencionado son los más referidos.

En estos pasajes queda claro que luego de la muerte hay una exigencia de que el difunto sea purificado por el fuego y luego de esto viene la recompensa.

La recompensa no es el infierno porque no la hay ahí, sino que es el cielo.

Y por el fuego se pasa en el momento que sucede entre la muerte y la llegada al cielo; a este lugar los católicos le llaman purgatorio.

Además de esto, los padres y doctores de la Iglesia y los santos han hablado sobre el purgatorio en el mismo sentido.

Por ejemplo San Agustín decía que su madre Santa Mónica lo único que le pidió al morir fue que no se olvidarán de ofrecer oraciones por su alma.

Y San Gregorio Magno fue quien reforzó más esta doctrina a través de las misas gregorianas, qué son 30 misas por el alma de un difunto, que se le ocurrió cuándo un difunto se le apareció para dar gracias por su liberación del purgatorio.

Incluso en otra oportunidad sus ayudantes dicen que quedó paralizado en una misa cuándo elevó la hostia, y vio en ese momento a un grupo de almas del purgatorio.

En este link puedes encontrar una serie de reflexiones y visiones que tuvieron los santos sobre el purgatorio.

En los Foros hemos publicado varios artículos sobre el purgatorio, los principales son estos para que puedas profundizar,

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Se ha Visto a MARÍA REZANDO Allí por las Almas

Estamos en l centro mundial de oración por los difuntos y las almas del purgatorio.

El que acoge especialmente a los que han sufrido la muerte de un ser querido.

Fue fundado por el sacerdote Paul Buguet (1843-1918), para rezar en particular por los difuntos.

Camino de entrada

Junto al Santuario, el padre Buguet fundó la Obra Nuestra Señora de Montligeon.
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Reconocida por la Santa Sede en 1895, ha dado origen a grupos de oración y vida cristiana en Europa, América, Asia y sobre todo África de los que forman parte millones de personas.

En estos grupos se celebran misas cada día por las intenciones confiadas en el Santuario de Nuestra Señora de Montligeon.

Las intenciones ahora pueden enviarse también a través de la página web.

Recomendamos ver especialmente los videos que estan abajo.

Parte superior del santuario
Parte superior del santuario

El santuario es dirigido en estos momentos por tres sacerdotes de la Comunidad de San Martín (recientemente surgida en Francia).

Además, animan el santuario seis religiosas de la Nueva Alianza cuya misión consiste en «servir a la misericordia divina en la sencillez y en la alegría» y en animar los oficios litúrgicos, ofrecer acogida y acompañamiento individual.

El Santuario propone, entre otras cosas, peregrinaciones, retiros y fines de semana espirituales.

Vista aérea
Vista aérea

 

COMO SE CREÓ EL SANTUARIO

Imagínate paseando por los campos de Normandia y detrás de un caminito rodeado de campos y de bosques se revela a vuestra mirada una basílica imponente

Ese es el santuario de Nuestra Señora de Montligeon, en el que todos los días, desde el siglo XIX, se reza por los difuntos.
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Además numerosas personas encuentran hoy allí escucha, apoyo y consuelo, después de la pérdida de un ser querido.

Toma lateral
Toma lateral

El nacimiento del santuario de Nuestra Señora de Montigleon está unido a la historia de un sacerdote, el padre Pablo Buguet.

Dos años antes de ser nombrado párroco de este pueblecito, el padre Buguet, joven sacerdote en ese momento, está profundamente afligido por tres muertes acontecidas en su familia.

El 1 de noviembre de 1876, su hermano Augusto es aplastado por una campana caída de la iglesia de Nuestra Señora de la Mortagne.

» ¿Y su alma?», dirá entonces el joven párroco.

A este trágico accidente suceden la muerte de sus dos sobrinas de 12 y 16 años

«La necesidad de consolar las almas del purgatorio…Tengo que trabajar para liberar esas almas», apunta entonces el padre Buguet en su diario.

La idea de crear una obra, con este fin, germina en su corazón a partir de ese momento.Va a hacerse realidad en La Capilla-Montligeon.

Una de las preocupaciones que obsesionan a este sacerdote es rezar y hacer rezar por todos los difuntos, sobre todo por «aquellos por los que no reza nadie».

Parte superior de la fachada
Parte superior de la fachada

Después de varias gestiones, en 1884 el párroco Bugeut obtiene del obispo de su diócesis la aprobación de los estatutos de su asociación.

Se convierte entonces, como dice él mismo, en el «viajante de las almas del purgatorio«, haciendo colectas de parroquia en parroquia para construír su obra.

En 1887, se lanza en otra aventura:

«Buscaba el conciliar este doble objetivo: hacer rezar por las almas olvidadas y, a cambio, obtenir a través de ellas los medios de hacer vivir a los obreros».

Al llegar a Montligeon, le ha impresionado la pobreza material y humana de los habitantes del pueblo, cada vez más abandonado por los jóvenes.

Decide crear una imprenta para publicar los boletines de su obra, y suscitar así trabajo.

En 1894, la imprenta ha permitido la creación de 31 empleos.

Parte inferior de la fachada
Parte inferior de la fachada

En 1887, después de la primera peregrinación organizada para rezar por «las almas santas», las muchedumbres empiezan a afluir de toda Francia y del extranjero.

La fama de Nuestra Señora de Montligeon se extiende poco a poco por el mundo.

Puerta de Acceso
Puerta de Acceso

«Quisiéramos elevar, en Montligeon, una capilla digna de nuestra gran hermosa obra donde todos los días vienen a juntarse, para subir juntar hasta Dios, las recomendaciones del universo», podemos leer en junio de 1890.

Muy deprisa, para responder al deseo del padre Buguet, los dones afluyen hasta el punto de que, el 22 de septiembre de 1894, comienzan los primeros trabajos.

De modo paralelo, el padre Buguet se lanza a hacer largos viajes, siempre como misionero de las almas del Purgatorio: Roma (1893) donde el papa León XIII le anima, Europa occidental (1895), Estados Unidos (1897), Alemania y Europa central (1898), España (1899).

Iglesia Antigua
Iglesia Antigua

El 4 de junio de 1896, la primera piedra de la futura basílica de Nuestra Señora de Montligeon es bendecida. En mayo de 1905, el coro y la nave principal están acabadas.

La primera misa tiene lugar el 1 de junio de 1911, para la peregrinación anual.

El 14 de junio de 1918, Pablo Buguet se apaga.

La obra de Montligeon, en cuanto a ella, sigue todavía hoy, acogiendo hoy a numerosos peregrinos y visitantes.

Complejo del santuario
Complejo del santuario

 

UN LUGAR DE PAZ Y DE ESCUCHA

Después de un duelo, es necesario a menudo el poder confiarse, el poder llorar

Una de las vocaciones del santuario de Nuestra Señora de Montligeon es la de ser un lugar de paz, de encuentro y de escucha para las personas en duelo por un difunto.

Allí, todos pueden depositar sus penas, expresar su tristeza y, poco a poco encontrar la paz.
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Un equipo de acogida, compuesto por sacerdotes, hermanas y laicos está presente todo el año.
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Poniéndose a la disposición de peregrinos y visitantes para responder a sus preguntas, consolarles en su desamparo, etc.

Tumba de Buguet
Tumba de Buguet

A menudo, para evitar que los difuntos no sean olvidados demasiado deprisa, «tachados» de la memoria de los vivos, queremos estar en comunicación con ellos: la oración nos lo permite (cf. Pregunta 26).

Todos los años, miles de nombres y de rostros de personas muertas son confiados a la oración de todos los cristianos, en Nuestra Señora de Montligeon.

Por otro lado, los «asociados de la Obra de Nuestra Señora de Montligeon» tienen la preocupación de rezar de un modo más especial por los difuntos.
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De modo particular por los más olvidados, e invocan por ellos a Nuestra Señora de la Liberación, en unión con todos los peregrinos que vienen al santuario a lo largo del año.
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Existen grupos de oración unidos a Montligeon en numerosos países.

La muerte del otro nos obliga también a menudo a interrogarnos sobre nuestra propia muerte.

Todos tenemos que responder un día a estas preguntas: ¿cuál es el sentido de mi vida aquí abajo? ¿ Qué será de mí después de mi muerte?

La misión del santuario de Montligeon es anunciar el mensaje de la Iglesia sobre el destino eterno de todo hombre, mensaje formidable de esperanza.

Imagen de Nuestra Señora de Montligeon
Imagen de Nuestra Señora de Montligeon

El santuario de Nuestra Señora de Montligeon es así pues también un lugar en el que los cristianos vienen a proclamar juntos su esperanza en la vida eterna.

El santuario de Nuestra Señora de Montligeon es:
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-un lugar de paz, de encenntro y de escucha donde uno puede encontrar el consuelo,
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-un lugar donde uno puede encomendar a los difuntos,
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-un lugar donde uno puede escuchar la respuesta oficial de la Iglesia católica frente a las interrogantes sobre el destino del hombre,
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-un lugar donde uno puede proclamar su Esperanza en la Vida eterna.

Altar con la imagen de Nuestra Señora
Altar con la imagen de Nuestra Señora

 

ALGUNAS FECHAS

El 5 de octubre de 1884 – Moseñor Trégaro envía al abad Buguet los Estatutos de la Obra con la aprobación y el sello episcopal.

Junio de 1894 – Un nuevo plan de la iglesia, mayor que el de 1891, es fijado.

23 de octubre de 1910 – En un «Motus Proprio», el Papa Pío X pone «bajo su especial protección y la de sus sucersores» la obra de Expiación y le concede el título de Basílica de Santa-Maria in Monte-Santo.

31 de mayo de 1911 – Bendición de la nueva iglesia.

1° de junio de 1911 – 25 peregrinación: la misa es celebrada en la iglesia ya terminada.

La cofradía de N.S. de Montligeon cuenta hoy día con 9 millones de afiliados.

La Virgen María ha visitado la iglesia, fue vista por el abad y algunos parroquianos, vestida humildemente y haciendo oración.

L' ermitage al lado de la iglesia
L’ ermitage al lado de la iglesia

 

LA ERMITA

La ermita de la Basílica es a la vez hostería del Santuario y centro de la fraternidad espiritual de Nuestra Señora de Montligeon

La acogida es segura todo el año; los sacerdotes diocesanos y de la comunidad de San Martín las hermanas de la Comunidad de la Nueva Alianza, con un personal laico abnegado, velan por mantener un clima simple y familiar.

Existe la posibilidad de realizar retiros, sesiones, fines de semanas espirituales, en grupo o individualmente.
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Animados por los sacerdotes y religiosas del Santuario o por el de otros, venidos de fuera.

Ceremonia en Montligeon
Ceremonia en Montligeon

 

ALGUNOS DATOS SOBRE LA BASÍLICA

Cuando el visitante llega a la Basílica de Montligeon, descubre la estatua de Nuestra Señora.
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Tallada en un gran bloque de mármol de Carrara de 16 toneladas
y escogido por Monseñor Buguet mismo, a principios del siglo XX, es la obra del escultor italiano Tadolini.

Frente a esta estatua, numerosos peregrinos han venido a arrodillarse y a depositar sus penas.

La Virgen está presentando al Niño Jesús a dos mujeres que están a sus pies.

Nave central
Nave central

La mujer de la izquierda está en actitud de súplica viendo a María.

Por las llamas que la rodean reconocemos que es un alma del Purgatorio inflamada del deseo de ver a Dios frente a frente.

La Virgen la mira con tal dulzura maternal y le tiende su mano para socorrerla.
Ella cierra el Niño Jesús contra su pecho: “En verdad os digo que quien no acoja el Reino de Dios como un niño no entrará al reino de los cielos” (Lucas, 18, 17)

La mujer de la derecha recibe de Cristo la “corona imperecedera”  (1 Co 9, 25), “la corona de vida” (Ap 2, 10).

Curiosamente, las dos mujeres se parecen: ¿serán hermanas? Se puede pensar que representan la misma persona pero en dos estados diferentes.

La basílica está también adornada de numerosas estatuas de santos y con vitrales.

Santos de Occidente y de Oriente, santos muy antiguos y también recientes.

Sus ejemplos nos recuerdan la importancia de la caridad para entrar al Cielo, nos recuerdan igualmente otras actitudes importantes: la conversión, la oración por los difuntos, el celo apostólico, la unión con Cristo.

Todos los sacramentos, y principalmente los de la iniciación cristiana, tenían como objetivo la última Pascua del hijo de Dios, aquella que, por la muerte, le hace entrar en la vida del Reino ( CEC, nº 1680 ).

Entonces se cumplía lo que él confesaba en la fe y en la esperanza: Espero la Resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Vitral en forma de rosa
Vitral en forma de rosa

Los funerales cristianos son una celebración litúrgica de la Iglesia.

Con ellos, la Iglesia considera adecuado no sólo expresar la comunión eficaz con el difunto, sino también hacer participar a la comunidad reunida para las exequias y anunciarle la vida eterna ( CEC, n. 1685 ).

La Iglesia católica posee un Ritual de funerales que acompaña con oraciones cada etapa del duelo y permite a los familiares, cuando honran al difunto, encontrar consuelo y esperanza.

Vitrales en pared
Vitrales en pared

 

EN EL MOMENTO DE LA MUERTE, EN EL LUGAR DONDE REPOSA EL DIFUNTO

Reunirse alrededor del difunto es un acto de caridad al cual son invitados todos los cristianos, y por eso la comunidad está presente en actitud de profundo respeto.

Cuando la familia rodea a uno de los suyos en su último momento – o bien, si ella está ausente, tan pronto como acuda ante el cuerpo – es el momento en que permanece recogida en silencio o elevando plegarias.

Las plegarias pueden ser muy sencillas, sacadas de los Salmos, de la Palabra de Dios ( cf. En la esperanza cristiana, celebraciones por los difuntos. Desclée/Mame,2008 ) o también improvisadas.

Abren al difunto un camino de esperanza.

Para ayudar a la oración, pueden colocarse cerca del difunto un cirio, un icono
(Pero en ningún caso flores).

Consagración en una ceremonia
Consagración en una ceremonia

 

CELEBRACIONES Y VIGILIAS

En un ambiente recogido, la palabra de Dios y el recuerdo del difunto invitan a refugiarse en la oración y, desde luego, a dar gracias.

Una vigilia puede tener lugar en la casa o en el tanatorio, a cargo de los familiares o de la comunidad si los difuntos han muerto en soledad y despojo.

Necesita una preparación (momento, modalidades… ) y puede tomar la forma de celebración de la palabra de Dios, de vigilia sálmica, de vigilia con la Virgen María y los santos, de vigilia familiar.

Ceremonia al aire libre
Ceremonia al aire libre

 

LA INTRODUCCIÓN EN EL ATAÚD

Es el acto que llevan a cabo las funerarias colocando el cuerpo del difunto en el ataúd y cerrándolo después.

Es el último y doloroso momento en que los familiares pueden contemplar el rostro del difunto y la oración aviva la esperanza del reencuentro.

Señor, volvemos a ti nuestra mirada en estos momentos en que dejamos de ver el rostro que amamos:
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concédele verte cara a cara y reafirma nuestra esperanza de encontrarnos de nuevo con él
( o ella ) cerca de ti, por los siglos de los siglos. Amén. (Ritual de los funerales).

Procesión en una ceremonia
Procesión en una ceremonia

 

LA CEREMONIA EN LA IGLESIA

La celebración de los funerales es el último adiós a la persona desaparecida.

Es también la participación de los vivos en su nacimiento a la Vida eterna, que la Iglesia celebra a través de la liturgia del bautismo (con la presencia del cirio pascual y por el gesto de la aspersión con el agua bendita).

Si se celebra el Sacrificio Eucarístico, el paso del difunto a Dios se asocia de esta forma a la Pascua de Jesús, misterio de su muerte y de su resurrección, y la Eucaristía es entonces el corazón de la realidad pascual de la muerte cristiana.

Si no hay celebración Eucarística, entonces la ceremonia puede ser presidida por diáconos o laicos – lo cual es cada vez más frecuente – pues todo bautizado ( si ha recibido para ello una formación y un mandato ) puede presidir la celebración de funerales.

Todos cuantos pertenecen al pueblo de Dios deben sentirse involucrados en la celebración de los funerales.

No todos con el mismo título, cada uno lo estará según su situación y ministerio.

Una parte de responsabilidad recae sobre los parientes y familiares del difunto, más unidos a él.

Se tendrá cuidado para elegir con ellos, siempre que sea posible, los textos que deben escogerse para la celebración (Presentación del Ritual de los funerales ).

Cementerio
Cementerio

 

LA INHUMACIÓN EN EL CEMENTERIO

La inhumación en el cementerio constituye, para el difunto, el final de su camino en la tierra.

Es acompañado hasta el final, en la paz recibida de Cristo muerto y resucitado, y los familiares le dan el último adiós, allá donde él reposa en espera de la resurrección.

El lugar de la sepultura se convierte en un lugar de recuerdo, donde algunos desearán venir a honrar a su difunto y pedir por él en la espera de la resurrección.

Imagen de la Virgen en el parque
Imagen de la Virgen en el parque

 

LA CREMACIÓN EN EL CEMENTERIO

La liturgia de los funerales católicos es una celebración del misterio pascual de Cristo, el Señor.

Las oraciones rezadas en el cementerio pueden ser utilizadas debidamente adaptadas; el Ritual tiene previstas también oraciones específicas para esta circunstancia.

Si el cuerpo ha sido incinerado, la urna funeraria se deposita en lugar adecuado, columbario o tierra llana.

Los familiares se reúnen entonces alrededor de la urna, situada cerca del lugar donde debe ser depositada.
.
El celebrante preside un último tiempo de oración, recordando el último adiós celebrado en la Iglesia y donde la comunidad entregó el difunto al Señor.

Ubicación de Montligeon
Ubicación de Montligeon

 

COMO LLEGAR A MONLIGEON

Dirección
26 rue Principale
61400 La Chapelle-Montligeon
+33 2 33 85 17 00

Acceso por ruta

Ruta Nacional N12.
Desde Paris, salir a Feings y seguir La Chapelle-Montligeon.
Desde Alençon, salir a Mortagne-au-Perche y seguir Rémalard, La Chapelle-Montligeon.

Carretera A28
Desde Rouen, salir a Gacé y seguir Mortagne-au-Perche, Rémalard, La Chapelle-Montligeon.

Carretera A11-A81
Desde Angers-Rennes, salir a Le Mans-Norte y seguir Bonétable, Bellême, La Chapelle-Montligeon.

https://youtu.be/USuPftvMIzU

Fuentes:

 

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DEVOCIONES Y ORACIONES Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Por las Almas del Purgatorio y Fieles Difuntos

Indulgencias para donar a las Almas del Purgatorio

El 2 de noviembre se celebra el día de los Fieles Difuntos que están en el purgatorio. Pida oración a Santa maría del Pinar por sus difuntos, únase a nuestra comunidad en el rezo de la novena (comienza el 24 de octubre) y en el octavario (1 a 8 de noviembre) para obtener indulgencias para sus difuntos.

…VER VIDEOS…

Haga clic aquí para pedir por sus difuntos del purgatorio a Santa María del Pinar. Escriba sus nombres que todos oraremos por ellos.

Vea aquí la Novena por los Fieles Difuntos.
 

INDULGENCIAS QUE SE PUEDEN DONAR A LAS ALMAS EL PURGATORIO

Constitución Apostólica sobre las Indulgencias «Sacrarum Indulgentiarum Recognitio»
• «…La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.» Catecismo de la Iglesia Católica # 1032
• «Mediante las Indulgencias, los fieles pueden alcanzar para sí mismos y también para las Almas del Purgatorio la remisión de las penas temporales, consecuencia de los pecados.» Catecismo de la Iglesia Católica, 1498.
• «La indulgencia es parcial o plenaria según libere de la pena temporal debida por los pecados en parte o totalmente.» Catecismo de la Iglesia Católica #1471

 

REQUISITOS PREVIOS PARA OBTENER LAS INDULGENCIAS

• ¡Devoción! Es la palabra clave en todas las Indulgencias…asistir con devoción, 8orar con devoción, llevar los objetos benditos con devoción y cumplir con la Obra prescrita para ganar la Indulgencia, pero de nada servirán los actos realizados si no tenemos una verdadera devoción.
• Además, para obtener Indulgencia Plenaria es requisito primordial cumplir las condiciones siguientes en un mismo día.
1. Confesión sacramental. (recientemente, aunque recomendable el mismo día)
2. Comunión, es necesario participar en la Santa Misa.
3. Oración por las intenciones del Papa, incluyendo Credo, PadreNuestro, Ave María y Gloria.
4. Obra de Caridad o de Penitencia: visitar o dar limosna a enfermos, ancianos, minusválidos, niños abandonados u otra persona en necesidad; dar ofrendas a instituciones de caridad o a la Iglesia; ayuno, abstinencia de comida, bebida o actividad agradable; o un ofrecimiento que requiera sacrificio.
5. Peregrinación a una de las Iglesias designadas
Los enfermos y ancianos imposibilitados de hacer la peregrinación pueden obtener la indulgencia ofreciendo a Dios sus sufrimientos y molestias; y cumpliendo con la Confesión, Comunión y oraciones indicadas frente a un altar en su casa
Las cinco condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de rezar o hacer la obra que incorpora la indulgencia, pero es conveniente que la comunión y la oración por las intenciones del Papa se realicen el mismo día rezando a su intención un solo Padrenuestro y un Avemaría; pero se concede a cada fiel la facultad de orar con cualquier fórmula, según su piedad y devoción.

 

OBRAS Y ORACIONES QUE PUEDEN GANAR INDULGENCIAS

INDULGENCIAS PARCIALES

• Realizar actos de contrición y los de virtudes teologales. Actos de fe, esperanza, caridad y contrición, utilizando la fórmula aceptada por la Iglesia.
• Realizar actos de Comunión Espiritual, utilizando la debida fórmula.
• Realizar el signo de la Cruz.
• Renovación de las Promesas del Bautismo.
• Tomar parte en la enseñanza o aprendizaje de la doctrina cristiana.
• Lectura de las Sagradas Escrituras.
• Asistir a la predicación de la Palabra de Dios.
• Asistir a un retiro mensual.
• Rezar por los Santos en su Fiesta Patronal (oración legítima aprobada por una Autoridad).
• Adorar a Jesús Sacramentado por un período menor de media hora .
• Rezar devotamente las oraciones siguientes:
o Oración mental durante un tiempo.
o Adoro te devote.
o Adsummus.
o Ad te , beate Ioseph.
o Te damos gracias (Breviario Romano).
o Ángel de Dios.
o El Angel del Señor.
o Ánima Christi.
o Credo de los Apóstoles o el Niceno Constantinopolitano.
o De profundis (Salmo 129).
o Señor Dios Todopoderoso (Breviario Romano).
o Laudes o Vísperas del Oficio de los Muertos.
o Escúchanos (Ritual Romano).
o Dulcísimo Jesús.
o Dulcísimo Jesús, Redentor (acto de dedicación de la raza humana a Cristo Rey).
o Banquete Sagrado (Breviario Romano).
o Oración por la Unidad de la Iglesia.
o Responso (sólo aplicable a las Almas del Purgatorio).
o Salve.
o María, Auxilio de los necesitados (Breviario Romano).
o Santos Apóstoles Pedro y Pablo (misal Romano).
o Sub Tuum Praesidium.
o Tantum Ergo (Breviario Romano).
o Te Deum (rezado durante el Día de Acción de Gracias).
o Ven Santo Espíritu Creador.
o Ven Espíritu Santo (Misal Romano).
o Mírame mi buen y Amado Jesús…
o El Magnificat.
o María Madre de Gracia (Ritual Romano).
o El Memorare.
o El Miserere (Salmo 50).
o Oración para las vocaciones Sacerdotales y religiosas (Autorizadas por la Iglesia).
• Rezo del Santo Rosario :
5 misterios rezados continuos y meditados.
Si es públicamente se reza de la manera normal.

Para los del rito Oriental, el Patriarca determinará otras oraciones en honor de la Virgen María.
• Himno Akathistos o The Office Paraclisis (para los del rito Bizantino).
• Pequeño Oficio:
o 1. Pasión de Nuestro Señor Jesús.
o 2. Amadísimo Corazón de Jesús.
o 3. Inmaculada Concepción de la Virgen María.
o 4. San José.
• Novena pública antes de :
o 1. Navidad.
o 2. Pentecostés.
o 3. Inmaculada Concepción.
• Letanías:
o 1. Santísimo Nombre de Jesús.
o 2. Sacratísimo Corazón de Jesús.
o 3. Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesús.
o 4. Santísima Virgen María.
o 5. San José.
o 6. Todos los Santos.
• Visita a los siguientes lugares:
o 1. Cementerio (aplicable solamente a las Almas del Purgatorio).
o 2. Catacumbas.
o 3. Iglesias Estacionales de Roma (en el día indicado en el Misal Romano).
o 4. Iglesia Parroquial (únicamente en días designados por el Obispo).
o 5. Catedrales.
o 6. Co-Catedrales .
o 7. Cuasi-Parroquias.
o 8. Iglesias en las que se esta realizando una visita pastoral del Obispo.
• Usar devotamente objetos benditos por el Obispo:
o 1. Crucifijo.
o 2. Cruz.
o 3. Rosario.
o 4. Escapulario.
o 5. Medalla.

 

INDULGENCIAS PLENARIAS

Es la remisión o condonación ante Dios de la pena temporal merecida por los pecados, ya perdonados respecto a la culpa.
La indulgencia plenaria puede ganarse y aplicarse cada día por uno mismo o como sufragio por las Almas del Purgatorio.
Unicamente puede ganarse una vez al día, pero el fiel cristiano puede alcanzar indulgencia plenaria in artículo mortis, aunque el mismo día haya ganado otra indulgencia plenaria.

• Adoración del Santísimo Sacramento por más de media hora.
• Adoración y beso de la cruz en la Liturgia Sole
mne del Vienes Santo.
• Visitar la Basílica Patriarcal en Roma rezando un Credo y un Padre Nuestro:
o 1. En su fiesta titular.
o 2. En las Fiestas de Guardar.
o 3. Una sola vez al año.
• Bendición Papal impartida Urbi et Orbi (aunque sea escuchada por radio o vista por televisión).
• Participar del Rito Eucarístico en la clausura de un Congreso Eucarístico.
• Participar en un retiro espiritual que dure por lo menos tres días completos.
• Rezar la oración : Mírame mi buen y amado Jesús.
o 1. En los viernes de Cuaresma .
o 2. Passiontide.
o 3. Después de Comunión frente a una imagen de Cristo Crucificado.
• Rezar: Dulcísimo Jesús, públicamente como acto de reparación en la fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús.
• Rezar :Dulcísimo Jesús, Redentor, públicamente como acto de dedicación de la Humanidad en la fiesta de Cristo Rey.
• En el momento de la muerte, llevar un crucifijo o una cruz. Encontrándose el sujeto propiamente dispuesto y que durante su vida haya tenido el hábito de rezar.
• En la fiesta de los santos Apóstoles Pedro y Pablo usar objetos benditos por el Santo Padre o por Algún Obispo y recitar una oración apropiada.
• Asistir a una Misión, escuchar algunos sermones y estar presente en el acto de clausura.
• Asistir a una Iglesia en que se está llevando a cabo un Sínodo Diocesano rezando un Credo y un Padre Nuestro.
• En una Primera Comunión obtiene la Indulgencia quien recibe la Comunión por primera vez y quien asiste a la Santa Ceremonia.
• La Primera Misa de un Sacerdote ordenado obtiene la Indulgencia el Sacerdote y los asistentes.
• Rezar el rosario (los cinco misterios):
o 1. En una Iglesia .
o 2. En un oratorio público.
o 3. En familia .
o 4. En una comunidad religiosa .
• Al Sacerdote en su 25, 50 ó 60 aniversario de ordenación al renovar sus votos ante Dios. Si celebra una Misa los asistentes la obtienen también.
• Lectura de las Sagradas Escrituras por media hora.
• Visita a la Iglesia Estacional de Roma nombrada para ese día especifico y asistir a las sagradas funciones .
• Al Rezar la Oración de Tantum Ergo en Jueves Santo en la Fiesta de Corpus Christi.
• Al rezar la oración Te Deum públicamente el último día del año.
• Al rezar la oración Ven Espíritu Santo Creador, el primero de enero o en la Fiesta de Pentecostés.
• Realizar El Vía Crucis en sus respectivas 14 estaciones donde se encuentren las imágenes de la Pasión, o por lo menos unos crucifijos y moviéndose de una estación a otra.
• Visitar en su Fiesta Titular o en la Porciúncula el 2 de Agosto, rezando Credo y Padre Nuestro:
o 1. Parroquia.
o 2. Cuasi-Parroquia.
o 3. Catedral.
o 4. Co-Catedral.
• Visitar una Iglesia o un Altar en el Día de su Consagración, rezando un Credo y un Padre Nuestro.
• Visitar un oratorio o Iglesia en el Día de Difuntos (2 de noviembre) rezando un Credo y un Padre Nuestro (aplicable únicamente para las Almas del Purgatorio).
• Visitar Iglesia u oratorio de una orden religiosa en el día festivo de su fundador canonizado, rezando Credo y Padre Nuestro.
• Visitar una Iglesia en la que se está realizando una Visita Pastoral y asistir a las sagradas funciones que el Visitante Pastoral preside.

 

INDULGENCIAS SÓLO APLICABLES A LAS ALMAS DEL PURGATORIO

DEL “ENCHIRIDION INDULGENTIARUM” DE S.S. PAULO VI

2 DE NOVIEMBRE – CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS

Visitas a Iglesias u Oratorio: Se concede indulgencia plenaria, aplicable sólo a las almas del purgatorio, a los fieles cristianos que, el día en que se celebra la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos, visiten piadosamente una iglesia u oratorio.
Dicha indulgencia podrá ganarse o en el día antes indicado o, con el consentimiento del Ordinario, el domingo anterior o posterior, o en la solemnidad de Todos los Santos.
En esta piadosa visita, se debe rezar un Padrenuestro y Credo.

1 AL 8 DE NOVIEMBRE

Visitas al cementerio: Se concede indulgencia plenaria, aplicable sólo a las almas del purgatorio, a los fieles cristianos que visiten piadosamente un cementerio (aunque sea mentalmente) y que oren por los difuntos.

VIDEO

LAS INDULGENCIAS Ó CÓMO LIBRAR EL PURGATORIO – EL PULSO DE LA FE


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Doctrina Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Reflexiones REFLEXIONES Y DOCTRINA

Tratado del Purgatorio de Santa Catalina de Génova

Catalina nació en Génova en la primavera de 1447, de la noble familia Fieschi. Fue dotada por Dios de excepcionales gracias y es contada entre las más grandes místicas.

De su experiencia personal de purificación nació su brillante «Tratado del Purgatorio». Determinante fue su influjo en la vida eclesial de su tiempo, con el Movimiento del Divino Amor.

Murió el 15 de Septiembre de 1510. Fue canonizada en 1737 por el Papa Clemente XII. Pío XII, en 1943, la proclamó «Patrona de los Hospitales Italianos».

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SÍNTESIS DE LA DOCTRINA DE SANTA CATALINA

1.- En la muerte, al verse el alma separada del cuerpo, se arroja allí donde le corresponde estar: cielo, infierno o purgatorio. Concretamente, si todavía queda en ella algo que purificar, experimenta la necesidad del purgatorio, es decir, del purificatorio.

2.- Al purgatorio va el alma que carece ya de culpa, pero que todavía no ha eliminado totalmente las huellas malas dejadas en su ser por el pecado. Éstas, al no estar suficientemente borradas en esta vida por la penitencia, constituyen la pena temporal que debe ser purgada, pues son el impedimento que retarda, que hace aún imposible, la unión con Dios en el cielo.

3.- Aunque con relativa frecuencia alude Catalina a la necesidad de que se cumpla la justicia divina, el purgatorio, en su descripción, se manifiesta más como una exigencia ontológica del propio ser del alma, que como una pena jurídica, merecida a causa de los pecados.

4.- El alma pierde toda atención de sí misma o de sus compañeras de purificación, absorta en el amor de Dios y, ajena a todo valor de tiempo o espacio, vive abandonada a las operaciones divinas que la van purificando. Más abajo precisaremos este punto con ayuda del Catecismo.

5.- El fuego del amor de Dios es lo que precisamente va consumiendo en el alma toda herrumbre o mancha de pecado. El sufrimiento del purgatorio es, pues, ante todo la pena de daño, mucho más que la pena de sentido, es decir, mucho más que «cualesquiera otras penas que allí puedan encontrarse» (15b). En efecto, lo más terrible para el alma es el desgarramiento interior producido por un amor que, a causa de esos impedimentos aún no del todo aniquilados, se ve retardado en el ansia de su perfecta posesión de Dios. Y cuanta más purificación, más intenso el amor y más cruel el dolor. Amor y dolor parecen crecer así en el purgatorio en acelerada progresión. El purgatorio es, pues, un crescendo de amor y dolor que conduce al cielo, a la felicidad perfecta.

6.- Hay en las almas del purgatorio un gozo inmenso, parecido al del cielo, y un dolor inmenso, semejante al del infierno; y el uno no quita el otro.

 

TRATADO DEL PURGATORIO 

Experiencia del purgatorio en la tierra

1. Esta alma santa, viviendo todavía en la carne, se encontraba puesta en el purgatorio del fuego del divino Amor, que la quemaba entera y la purificaba de cuanto en ella había para purificar, a fin de que, pasando de esta vida, pudiese ser presentada ante la presencia de su dulce Dios Amor. Y comprendía en su alma, por medio de este fuego amoroso, cómo estaban las almas de los fieles en el lugar del purgatorio para purgar toda herrumbre y mancha de pecado, que en esta vida no hubiesen purgado.

Y así como ella, puesta en el purgatorio amoroso del fuego divino, estaba unida a ese divino Amor, y contenta de todo aquello que Él en ella operaba, así entendía acerca de las almas que están en el purgatorio.

Almas ajenas a todo, absortas en el amor de Dios

2. Y decía: Las almas que están en el purgatorio, según me parece entender, no pueden tener otra elección que estar en aquel lugar; y esto es por la ordenación de Dios, que ha hecho esto justamente.

Ellas, reflexionando sobre sí mismas, no pueden decir: «Yo, cometiendo tales y tales pecados, he merecido estar aquí». Ni pueden decir: «No quisiera yo haberlos cometido, pues ahora estaría en el Paraíso». Y tampoco pueden decirse: «Aquéllas salen del purgatorio antes que yo», o bien «yo saldré antes de aquél».

Y es que no pueden tener memoria alguna, en bien o en mal, ni de sí ni de otros, sino que, por el contrario, tienen un contento tan grande de estar cumpliendo la ordenación de Dios, y de que Él obre en ellas todo lo que quiera y como quiera, que no pueden pensar nada de sus cosas. Lo único que ven es la operación de la bondad divina, que tiene tanta misericordia del hombre para conducirlo hacia Sí; y nada reparan en sí mismas, ni de penas ni de bienes. Si en ello pudieran fijarse, no estarían viviendo en la pura caridad.

Por lo demás, tampoco pueden ver a sus compañeras que allí penan por sus propios pecados. Están lejos de ocuparse en esos pensamientos. Eso sería una imperfección activa, que no puede darse en aquel lugar, donde los pecados actuales no son ya posibles.

La causa del purgatorio que sufren la conocieron de una sola vez, al partir de esta vida; y después ya no piensan más en ella, pues otra cosa sería un apego de propiedad desordenada.

3. Estas almas, viviendo en la caridad, y no pudiendo desviarse de ella con defectos actuales, por eso ya no pueden querer ni desear otra cosa que el puro querer de la caridad. Estando en aquel fuego purgatorio, están en la ordenación divina, que es la pura caridad, y ya no pueden desviarse de ella en nada, pues ya no pueden actualmente ni pecar ni merecer.

Contentas de adelantar en la purificación

4. No creo que sea posible encontrar un contento comparable al de un alma del purgatorio, como no sea en el que tienen los santos en el Paraíso. Y este contentamiento crece cada día por el influjo de Dios en esas almas; es decir, aumentado más y más a medida que se van consumiendo los impedimentos que se oponen a ese influjo.

La herrumbre del pecado es impedimento, y el fuego lo va consumiendo. Así es como el alma se va abriendo cada vez más al divino influjo. Si una cosa que está cubierta no puede corresponder a la reverberación del sol -no por defecto del sol, que continuamente ilumina, sino por la cobertura que se le opone-, eliminada la cobertura, queda la cosa descubierta al sol. Y tanto más corresponderá a la irradiación luminosa, cuanto más se haya eliminado la cobertura.

Pues así sucede con la herrumbre del pecado, que es como la cobertura de las almas. En el purgatorio se va consumiendo por el fuego, y cuanto más se consuma, tanto más puede recibir la iluminación del sol verdadero, que es Dios. Y tanto crece el contento, cuanto más falta la herrumbre, y se descubre el alma al divino rayo. Lo uno crece y lo otro disminuye, hasta que se termine el tiempo. Y no es que vaya disminuyendo la pena; lo que disminuye es el tiempo de estar sufriéndola.

Y por lo que se refiere a la voluntad de esta alma, jamás ella podrá decir que aquellas penas son penas; hasta tal punto está conforme con la ordenación de Dios, con la cual esa voluntad se une en pura caridad.

Son penas indecibles

5. A pesar de lo dicho, sufren estas almas unas penas tan extremas, que no hay lengua capaz de expresarlas, ni entendimiento alguno las puede comprender mínimamente, a no ser que Dios lo mostrase por una gracia especial. Yo creo que a mí la gracia de Dios me lo ha mostrado, aunque después no sea yo capaz de expresarlo. Y esta visión que me mostró el Señor nunca más se ha apartado de mi mente. Trataré de explicarlo como pueda, y me entenderán aquéllos a quienes el Señor se lo dé a entender.

Penas causadas por los pecados

6. El fundamento de todas las penas es el pecado, sea el original o los actuales. Dios ha creado el alma pura, simple, limpia de toda mancha de pecado, con un cierto instinto que le lleva a buscar en Él la felicidad. Pero el pecado original le aleja de esa inclinación, y más aún cuando se le añaden los pecados actuales. Y cuanto más se desvía así de Dios, se va haciendo más maligna, y menos se le comunica Dios.

Son penas de amor

Toda la bondad que pueda haber en el hombre es por participación de Dios. Él se comunica a las criaturas irracionales, según su voluntad y ordenación, y nunca les falta. En cambio, al alma racional se le comunica más o menos, según la halla purificada del impedimento del pecado.

Por eso, cuando un alma se aproxima al estado de su primera creación, pura y limpia, aquel instinto beatífico hacia Dios se le va descubriendo, y se le acrecienta con tanto ímpetu y con tan vehemente fuego de caridad -el cual la impulsa hacia su último fin- que le parece algo imposible ser impedida. Y cuanto más contempla ese fin, tanto más extrema le resulta la pena.

7. Siendo esto así, como las almas del purgatorio no tienen culpa de pecado alguno, no existe entre ellas y Dios otro impedimento que la pena del pecado, la cual retarda aquel instinto, y no le deja llegar a perfección. Pues bien, viendo las almas con absoluta certeza cuánto importen hasta los más mínimos impedimentos, y entendiendo que a causa de ellos necesariamente se ve retardado con toda justicia aquel impulso, de aquí les nace un fuego tan extremo, que viene a ser semejante al del infierno, pero sin la culpa. Ésta es, la culpa, la que hace maligna la voluntad de los condenados al infierno, a los cuales Dios no se comunica con su bondad. Y por eso ellos permanecen en aquella desesperada voluntad maligna, contrarios a la voluntad de Dios.

Infierno

8. Aquí se ve claramente que la voluntad perversa enfrentada contra la voluntad de Dios es la que constituye la culpa y, perseverando esa mala voluntad, persevera la culpa.

Los que están en el infierno han salido de esta vida con la mala voluntad, y por eso su culpa no ha sido perdonada, ni puede ya serlo, pues una vez salidos de esta vida, ya no puede cambiarse su voluntad. En efecto, al salir de esta vida el alma queda fija en el bien o en el mal, según se encuentra entonces su libre voluntad. Está escrito, Ubi te invenero, es decir, en la hora de la muerte, según haya voluntad de pecado o arrepentimiento del pecado, ibi te iudicabo [donde te encuentre, allí te juzgaré; cf. aprox. Eclesiastés 11,3]. Este juicio es irrevocable, pues más allá de la muerte ya no hay posibilidad de cambiar la posición de la libertad, que ha quedado fijada tal como se hallaba en el momento de la muerte.

Los del infierno, habiendo sido hallados en el momento de la muerte con voluntad de pecado, tienen consigo infinitamente la culpa, y también la pena. Y la pena que tienen no es tanta como merecerían, pero en todo caso es pena sin fin. Los del purgatorio, en cambio, tienen solo la pena, pero como están ya sin culpa, pues les fue cancelada por el arrepentimiento, tienen una pena finita, y que con el paso del tiempo va disminuyendo, como ya he dicho.

¡Oh, miseria mayor que toda otra miseria, tanto mayor cuanto más ignorada por la humana ceguera!

Penas moderadas por la misericordia de Dios

9. La pena de los condenados no es ya infinita en la cantidad, ya que la dulce bondad de Dios hace llegar el rayo de su misericordia hasta el infierno. Es cierto que el hombre, muerto en pecado mortal, merece pena infinita, y padecerla en tiempo infinito. Pero la misericordia de Dios ha hecho que sólo sea infinito el tiempo de la pena, y ha limitado la pena en la cantidad. Podría sin duda haberles aplicado una pena mayor que aquella que les ha dado.

¡Oh, qué peligroso es el pecado hecho con malicia! El hombre difícilmente se arrepiente de él, y no arrepintiéndose de él, permanece en la culpa. Y persevera el hombre en la culpa en tanto persiste en la voluntad del pecado cometido o de cometerlo.

Conformidad en el purgatorio con la voluntad de Dios

10. En cambio, las almas del purgatorio tienen su voluntad totalmente conforme con la voluntad de Dios. Por eso Dios, a esa voluntad conforme, corresponde con su bondad, y ellas permanecen contentas, en cuanto a la voluntad, ya que es purificada del pecado original y actual.

Y en cuanto a la culpa, aquellas almas permanecen tan puras como cuando Dios las creó, ya que han salido de esta vida arrepentidas de todos los pecados cometidos, y con voluntad de nunca más cometerlos. Con este arrepentimiento, Dios perdona inmediatamente la culpa, y así no les queda sino la herrumbre y la deformidad del pecado, las cuales se purifican después en el fuego con la pena.

Y así, purificadas de toda culpa y unidas a Dios por la voluntad, estas almas ven a Dios claramente, según el grado en que Él se les manifiesta; y ven también cuánto importa gozar de Dios, y entienden que las almas han sido creadas para este fin. Esta conformidad atrae el alma hacia Dios por instinto natural con tal fuerza, que no pueden expresarse razones, ni figuras o ejemplos que sean suficientes para decirlo, tal como la mente siente en efecto y comprende por sentimiento interior.

No obstante, yo intentaré con un ejemplo expresar algo de lo que mi mente entiende.

El ejemplo del pan único

11. Imaginemos que en todo el mundo no hubiera sino un solo pan; supongamos que con él hubiese de quitarse el hambre a todos los hombres, y que éstos, sólamente con verlo, quedaran saciados. Pues bien, habiendo el hombre por naturaleza, cuando está sano, instinto de comer, si no comiese, y no pudiese enfermar ni morir, tendría cada vez más hambre; pues el instinto de comer nunca se le quita. Y si el hombre supiera entonces que sólo aquel pan puede saciarle, al no tenerlo, no podría quitársele el hambre.

Y esto es el infierno que sienten los que tienen hambre, ya que cuanto más se acercan a este pan sin poder verlo, tanto más se les enciende el deseo natural; pues éste, por instinto, se dirige a este pan en el que consiste todo su contentamiento. Y si estuviese cierto de no ver más ese pan, en eso consistiría el infierno que tienen todas las almas condenadas, privadas de toda esperanza de nunca jamás ver ese pan, que es el verdadero Dios Salvador.

Las almas del purgatorio, en cambio, padecen esa hambre, porque no ven el pan que podría saciarles, pero tienen la esperanza de verlo y de saciarse de él completamente; y así padecen tanta pena cuando de ese pan no pueden saciarse.

El alma que se va al infierno

12. Otra cosa que veo claramente es que así como el espíritu limpio y puro no encuentra otro lugar sino Dios para su reposo, pues para ello ha sido creado, del mismo modo el alma en pecado no tiene para sí otro lugar que el infierno, que Dios le ha asignado como su lugar propio. Por eso, en el instante en que el espíritu se separa de Dios, el alma va a su lugar correspondiente, sin otra guía que la que tiene la naturaleza del pecado. Y esto sucede cuando el alma sale del cuerpo en pecado mortal.

Y si el alma en aquel momento no encontrara aquella ordenación que procede de la justicia de Dios, sufriría un infierno mayor de lo que el infierno es, por hallarse fuera de aquella ordenación que participa de la misericordia divina, que no da al alma tanta pena como merece. Y por eso, no hallando lugar más conveniente, ni de menores males para ella, se arrojaría allí dentro, como a su lugar propio.

El alma que se va al purgatorio

13. Así sucede por lo que se refiere al purgatorio. El alma separada del cuerpo, cuando no se halla en aquella pureza en la que fue creada, viéndose con tal impedimento, que no puede quitarse sino por medio del purgatorio, al punto se arroja en él, y con toda voluntad.

Y si no encontrase tal ordenación capaz de quitarle ese impedimento, en aquel instante se le formaría un infierno peor de lo que es el purgatorio, viendo ella que no podía unirse, por aquel impedimento, a Dios, su fin. Este fin le importa tanto que, en comparación de él, el purgatorio le parece nada, aunque ya se ha dicho que se parece al infierno.

El alma que se va al cielo

Y todavía he de decir que, según veo, el paraíso no tiene por parte de Dios ninguna puerta, sino que allí entra quien allí quiere entrar, porque Dios es todo misericordia, y se vuelve a nosotros con los brazos abiertos para recibirnos en su gloria.

Y veo también perfectamente que aquella divina esencia es de tal pureza y claridad, mucho más de lo que el hombre pueda imaginar, que el alma que en sí tuviera una imperfección que fuera como una mota de polvo, se arrojaría al punto en mil infiernos, antes de encontrarse ante la presencia divina con aquella mancha mínima.

Y entendiendo que el purgatorio está precisamente dispuesto para quitar esa mancha, allí se arrojaría, como ya he dicho, pareciéndole hallar una gran misericordia, capaz de quitarle ese impedimento.

Importancia del purgatorio

15. La importancia que tiene el purgatorio es algo que ni lengua humana puede expresar, ni la mente comprender. Yo veo en él tanta pena como en el infierno. Y veo, sin embargo, que el alma que se sintiese con tal mancha, lo recibiría como una misericordia, como ya he dicho, no teniéndolo en nada, en cierto sentido, en comparación de aquella mancha que le impide unirse a su amor.

Me parece ver que la pena de las almas del purgatorio consiste más en que ven en sí algo que desagrada a Dios, y que lo han hecho voluntariamente, contra tanta bondad de Dios, que en cualesquieras otras penas que allí puedan encontrarse. Y digo esto porque, estando ellas en gracia, ven la verdadera importancia del impedimento que no les deja acercarse a Dios.

Conocimientos inexpresables

16. Y así me ratifico en esto que he podido comprender incluso en esta vida, la cual me parece de tanta pobreza que toda visión de aquí abajo, toda palabra, todo sentimiento, toda imaginación, toda justicia, toda verdad, me parece más mentira que verdad. Y de cuanto he logrado decir me quedo yo más confusa que satisfecha. Pero si no me expreso en términos mejores, es porque no los encuentro.

Todo lo que aquí se ha dicho, en comparación de lo que capta la mente, es nada. Yo veo una conformidad tan grande de Dios con el alma, que, cuando Él la ve en aquella pureza en que la creó, le da en cierto modo atractivo un amor fogoso, que es suficiente para aniquilarla, aunque ella sea inmortal. Y esto hace que el alma de tal manera se transforme en el Dios suyo, que no parece sino que sea Dios.

Él continuamente la va atrayendo y encendiendo en su fuego, y no le deja ya nunca, hasta que le haya conducido a aquel su primigenio ser, es decir, a aquella perfecta pureza en la que fue creada.

El tormento de un amor retardado

17. Cuando el alma, por visión interior, se ve así atraída por Dios con tanto fuego de amor, que redunda en su mente, se siente toda derretir en el calor de aquel amor fogoso de su dulce Dios. Y ve que Dios, sólamente por puro amor, nunca deja de atraerla y llevarla a su total perfección.

Cuando el alma ve esto, mostrándoselo Dios con su luz; cuando encuentra en sí misma aquel impedimento que no le deja seguir aquella atracción, aquella mirada unitiva que Dios le ha dirigido para atraerla; y cuando, con aquella luz que le hace ver lo que importa, se ve retardada para poder seguir la fuerza atractiva de aquella mirada unitiva, se genera en ella la pena que sufren los que están en el purgatorio.

Y no es que hagan consideración de su pena, aunque en realidad sea grandísima, sino que estiman sobre todo la oposición que en sí encuentran contra la voluntad de Dios, al que ven claramente encendido de un extremado y puro amor hacia ellos. Él les atrae tan fuertemente con aquella su mirada unitiva, como si no tuviera otra cosa que hacer sino esto.

Por eso el alma que esto ve, si hallase otro purgatorio mayor que el purgatorio, para poder quitarse más pronto aquel impedimento, allí se lanzaría dentro, por el ímpetu de aquel amor que hace conformes a Dios y al alma.

Amor divino que purifica y aniquila

18. Y veo más todavía. Veo proceder de aquel amor divino hacia el alma ciertos rayos y fulguraciones ígneas, tan penetrantes y tan fuertes, que parecieran ser capaces de aniquilar no sólo el cuerpo, sino también el alma, si esto fuera posible.

Dos operaciones realizan estos tales rayos en el alma: primero la purifican, y segundo la aniquilan.

Sucede en esto como con el oro que, cuanto más lo funden, de mejor calidad resulta; y tanto podría ser fundido, que llegara a verse aniquilado en toda su perfección. Éste es el efecto del fuego en las cosas materiales. El alma, en cambio, no puede ser aniquilada en Dios, pero sí en ella misma; y cuanto más sea purificada, tanto más viene a ser aniquilada en sí misma, mientras que permanece en Dios como alma purificada.

El oro, cuando es purificado hasta los veinticuatro quilates, ya después no se consuma más, por mucho fuego que le apliquen, pues no puede consumarse sino la imperfección de ese oro. Así es, pues, como obra en el alma el fuego divino. Dios le aplica tanto fuego, que consuma en ella toda imperfección y la conduce a la perfección de veinticuatro quilates -cada uno en su grado de perfección-.

Y cuando el alma está purificada, permanece toda en Dios, sin nada propio en sí misma, ya que la purificación del alma consiste precisamente en la privación de nosotros en nosotros. Nuestro ser está ya en Dios. El cual, cuando ha conducido a Sí mismo el alma de este modo purificada, la deja ya impasible, pues no queda ya en ella nada por consumar.

Y si entonces fuese esta alma purificada mantenida al fuego, no le sería ya penoso, sino que sólo vendría a ser para ella fuego de divino amor, que le daría vida eterna, sin contrariedad alguna, como las almas bienaventuradas, pero ya en esta vida, si esto fuera posible estando en el cuerpo. Aunque no creo que nunca Dios tenga en la tierra almas que estén así, como no sea para realizar alguna gran obra divina.

Purificación pasiva última, obra de Dios

19. El alma ha sido creada con toda la perfección de que ella era capaz, viviendo según la ordenación de Dios, sin contaminarse de mancha alguna de pecado. Pero una vez que ella se ha contaminado por el pecado original, y después por los pecados actuales, pierde sus dones y la gracia, queda muerta, y no puede ser resucitada sino por Dios.

Ya resucitada por el bautismo, queda en ella la mala inclinación, que la inclina y conduce, si ella no se resiste, al pecado actual, y vuelve así a morir.

Dios vuelve a resucitarla con otra gracia especial, pero ella queda tan ensuciada y convertida hacia sí misma, que para volverla a su primer estado, a aquel en el que Dios la creó, serán precisas todas estas operaciones divinas, sin las que el alma nunca podría volver a la perfección del estado primero, en el que Dios la creó.

Y cuando esta alma se halla en trance de recuperar su primer estado, es tal la inflamación de su deseo para transformarse en Dios, que ése es su purgatorio. Y no es que ella vea el purgatorio como purgatorio, sino que aquella inclinación encendida e impedida es lo que resulta para ella purgatorio.

Este último estado del amor es el que hace esta obra sin el hombre, porque se encuentran en el alma tantas imperfecciones ocultas, que si el hombre las viese, se hundiría en la desesperación. Pero este último estado del amor las va consumando todas, y Dios le muestra ésta su operación divina, la cual es la que causa en ella aquel fuego de amor que le va consumando todas aquellas imperfecciones que deben ser eliminadas.

Imperfección congénita de todo lo humano

20. Aquello que el hombre juzga como perfección, ante Dios es deficiencia. En efecto, todas aquellas cosas que el hombre realiza, según como él las ve, las siente, las entiende y las quiere, incluso aquéllas que tienen apariencia de perfección, todas ellas están manchadas. Para que esas obras sean completamente perfectas, es necesario que dichas operaciones sean realizadas en nosotros sin nosotros, y que la operación divina sea en Dios sin el hombre.

Y estas tales operaciones son aquéllas que Dios, Él solo, hace en esa última operación del amor puro y limpio. Y son estas obras para las almas tan penetrantes e inflamadas que el cuerpo, que está con ella, parece que está enrrabiado, como si estuviese puesto en un gran fuego, que no le dejase nunca estar tranquilo, hasta la muerte.

A la vez, gran gozo y gran dolor

Verdad es que el amor de Dios, que redunda en el alma, según entiendo, le da un gozo tan grande que no se puede expresar; pero este contentamiento, al menos a las almas que están en el purgatorio, no les quita su parte de pena. Y es aquel amor, que está como retardado, el que causa esa pena; una pena que es tanto más cruel cuanto es más perfecto el amor de que Dios la hace capaz. Así pues, gozan las almas del purgatorio de un contento grandísimo, y sufren al mismo tiempo una grandísima pena; y una cosa no impide la otra.

Hasta el último céntimo

21. Si las almas del purgatorio pudieran purificarse por la sola contrición, en un instante pagarían la totalidad de su deuda. En efecto, el ímpetu de su contrición es grande, por la clara luz que les hace ver la importancia de aquel impedimento. Pero éste ha de ser pagado íntegramente, y Dios no lo condona ni en una mínima parte, pues así viene exigido por su justicia.

Olvidadas de sí, abandonadas en Dios

Por parte del alma, ésta no tiene ya elección propia, y ya no alcanza a ver sino lo que Dios quiere; y no quiere tampoco ver más, sino lo que así está establecido.

22. Y esas almas, si los que están en el mundo ofrecen alguna limosna para que disminuya el tiempo de su prueba, no están en condiciones de volverse hacia ellas con afecto, sino que dejan en todo hacer a Dios, el cual responde como quiere. Si ellas pudieran volverse, esto sería un apego desordenado, que les quitaría del querer divino, lo que para ellas sería un infierno.

Están, pues, las almas del purgatorio completamente abandonadas a todo lo que Dios les dé, sea de gozo o de pena; y ya nunca más pueden volverse hacia sí mismas, tan profundamente están las almas transformadas en la voluntad de Dios, y lo que ésta disponga eso es lo que les contenta.

Toda la pena que sea precisa

23. Y si fuera presentada ante Dios un alma que aún tuviera una hora por purgar, se le infligiría con ello un gran daño, todavía más cruel que el purgatorio, pues no podría soportar aquella suprema justicia y suma bondad. Y además sería algo inconveniente por parte de Dios.

Esta pena intolerable afligiría al alma cuando viese que la satisfacción suya ofrecida a Dios no era plena, aunque sólo le faltara un abrir y cerrar de ojos de purgación. En efecto, antes que estar en la presencia de Dios no del todo purificada, preferiría arrojarse al instante en mil infiernos, si pudiera tomar esta elección.

Miseria de la ceguera humana ante estas verdades

24. Ahora que veo claramente estas cosas en la luz divina, me vienen ganas de gritar con un grito tan fuerte, que pudiera espantar a todos los hombres del mundo, diciéndoles: ¡Oh, miserables! ¿por qué os dejáis cegar así por las cosas de este mundo, que para una necesidad tan importante, como en la que os habéis de encontrar, no tomáis previsión alguna? Estáis todos amparados bajo la esperanza de la misericordia de Dios, que ya dije es tan grande; pero ¿no veis que tanta bondad de Dios va a seros juicio, por haber actuado contra su voluntad? Su bondad debería obligaros a hacer todo lo que Él quiere, pero no debe daros la esperanza de cometer el mal impunemente. La justicia de Dios no puede fallar, y es preciso que sea satisfecha de un modo u otro plenamente.

No te confíes, pues, diciendo: yo me confesaré y conseguiré después la indulgencia plenaria, y al momento me veré purificado de todos mis pecados. Piensa que esta confesión y contrición, que es precisa para recibir la indulgencia plenaria, es cosa tan difícil de conseguir que, si lo supieras, tú temblarías con gran temor, y estarías más cierto de no tenerla que de poderla conseguir.

Paz y gozo en la purificación

25. Yo veo que las almas del purgatorio entienden estar sujetas a dos operaciones. La primera es que padecen voluntariamente aquellas penas, conscientes de que Dios ha tenido con ellas mucha misericordia, teniendo en cuenta lo que merecían, siendo Dios quien es. Si su inmensa bondad no atemperase con la misericordia la justicia, que se satisface con la sangre de Jesucristo, un solo pecado hubiera merecido mil infiernos perpetuos. Y por eso padecen esa pena con tanto voluntad, que no quisieran les fuera reducida ni en un gramo, tan convencidos están de que la merecen justamente, y de que está bien dispuesta. Así que, en cuanto a la voluntad, tanto se pueden quejar de Dios como si estuvieran en la vida eterna.

La otra operación es la del gozo que experimentan al ver la ordenación de Dios, dispuesta con tanto amor y misericordia hacia las almas. Y estas dos visiones las imprime Dios en aquellas mentes en un instante. Ellas, como están en gracia, pueden entenderlas según su capacidad; y ello les da un gran contentamiento que no viene a faltarles nunca, sino que va acrecentándose a medida que se acercan a Dios.

Y estas visiones no las tienen las almas en sí mismas, ni por sus propias fuerzas, sino que las ven en Dios, en el cual tienen su atención mucho más fija que en las penas que están padeciendo, y de las que no hacen mayor caso. Y la razón es que por mínima que sea la visión que se tenga de Dios, ella excede a toda pena o gozo que el hombre pueda captar; y aunque exceda, no le quita sin embargo nada en absoluto de ese contentamiento.

Yo vivo en la tierra el purgatorio

26. Esta forma purificativa que veo en las almas del purgatorio, es la misma que estoy sintiendo yo en mi mente, sobre todo desde hace dos años; y cada día la siento, y cada vez más claramente. Veo que mi alma está en su cuerpo como en un purgatorio, de modo semejante al verdadero purgatorio, en la medida, sin embargo, en que el cuerpo lo pueda soportar sin morir; y esto siempre va creciendo hasta la muerte.

Yo veo al espíritu abstraído de todas aquellas cosas, incluso de las espirituales, que le podrían dar alimento, como sería alegría y consolación. Y es que ya no está en disposición de gustar alguna cosa espiritual, ni por voluntad, ni por inteligencia, ni por memoria, de modo que pueda decir: «me da más contento esto que aquello otro».

Ayuno en el interior

Mi interior se encuentra de tal modo asediado, que todas aquellas cosas que mantenían la vida espiritual y corporal le han sido quitadas poco a poco. Al serle quitadas ha conocido que no eran sino unas ayudas, y al reconocerlas como tales, de tal modo las va menospreciando que todas ellas se van desvaneciendo, sin que nada las retenga. Y es que el espíritu tiene ya en sí el instinto de quitar todo lo que pueda impedir su perfección, y está dispuesto a obrar con tal crueldad que se dejaría poner en el infierno con tal de conseguir su intento.

Y así va quitándole al hombre interior todas las cosas que podrían alimentarle, y lo asedia tan sutilmente que no le deja pasar la más mínima imperfección, sin que al punto sea descubierta y aborrecida.

Y ese mismo asedio hace que mi espíritu tampoco pueda soportar que aquellas personas que me son próximas, y que van al parecer hacia la perfección, se sustenten en criatura alguna. Cuando los veo cebados en cosas que yo he menospreciado ya, no puedo sino apartarme para no verlo, y más aún cuando son personas especialmente próximas a mí.

Ayuno en el exterior

28. El hombre exterior, por su parte, se ve tan desasistido por el espíritu, que ya no encuentra cosa sobre la tierra que pueda recrearle, según su instinto humano. Ya no le queda otra confortación que Dios, que va obrando todo esto por amor y con gran misericordia para satisfacer su justicia. Y entender que esto es así le da una gran alegría y una gran paz.

Sin embargo, no por esto sale de su prisión, ni tampoco lo intenta, hasta que Dios haga lo que sea necesario. Su alegría está en que Dios esté satisfecho, y nada le sería más penoso que salir fuera de la ordenación de Dios, tan justa la ve, y tan misericordiosa.

Todas estas cosas las veo y las toco, pero no sé encontrar las palabras convenientes para expresar lo que querría decir. Lo que yo he dicho, lo siento obrar dentro de mí espiritualmente.

Mundo-cárcel, cuerpo-cadena

29. La prisión en la cual me parece estar es el mundo, y la cadena que a él me sujeta es el cuerpo. Y el alma, iluminada por la gracia, es la que conoce la importancia de estar privado, o al menos retardado, por algún impedimento que no le permite conseguir su fin. Ella es tan delicada, y recibe ciertamente tal dignidad de Dios por la gracia, que viene a hacerse semejante y participante de Él, que la hace una cosa consigo por la participación de su bondad.

Y así como es imposible que venga Dios a sufrir alguna pena, así les sucede a aquellas almas que se aproximan a Él, y tanto más cuanto más se le aproximan, pues más participan de sus propiedades. Ahora bien, el retardo que el alma sufre le causa una pena, y esta pena y retardo le hacen disconforme de aquella propiedad que ella tiene por naturaleza.

Y no pudiendo gozar de ella, siendo de ella capaz, sufre una pena tan grande cuanto en ella es grande el conocimiento y el amor de Dios. Y cuanto está más sin pecado, más le conoce y estima, y el impedimento se hace más cruel, sobre todo porque el alma permanece toda ella recogida en Dios y, al no tener ningún impedimento externo, conoce sin error.

La santa ordenación de Dios

30. Así como el hombre que se deja matar antes que ofender a Dios, siente el morir y le da sufrimiento, pero la luz de Dios le da un celo seguro que le hace estimar el honor de Dios más que la muerte corporal; así el alma que conoce la ordenación de Dios, tiene más en cuenta esa ordenación que todos los tormentos, por terribles que puedan ser, interiores o exteriores. Y esto es así porque Dios, por el que se hacen estas obras, excede a toda cosa que pueda imaginarse o sentirse.

Todas estas cosas que he ido exponiendo, el alma no las ve, ni de ellas habla, ni conoce de ellas con propiedad o daño; sino que las conoce en un instante, y no las ve en sí misma, porque aquella atención que Dios le da de sí mismo, por pequeña que sea, de tal modo absorbe al alma que excede a todas las cosas, de las que ya no hace caso.

En fin, Dios hace perder aquello que es del hombre, y en el purgatorio lo purifica.

 

 VIDA DE SANTA CATALINA DE GÉNOVA

Santa Catalina de Génova, perteneció a la familia Fieschi,  siendo la quinta hija del matrimonio de James Fieschi y Francesca di Negro de Génova.  La familia era de mucha fama y fortuna durante el siglo XV, y cuenta con dos Papas: Inocencio, IV y Adriano V.

Catalina fue conocida más tarde en el mundo como modelo de conducta, admirada no sólo para la Iglesia Católica sino también por otros bautizados.

Dedicó toda su vida al Señor, entregándose a El desde muy joven. De niña fue muy obediente y en sus actitudes ya sobresalían los deseos por la santidad y la penitencia. Con tan solo ocho años de edad ya mostraba una inclinación particular a la penitencia, cambiando su cama cómoda y lujosa por el duro piso, y su almohada por un áspero tronco.

Al cumplir doce años tuvo su primera visión del amor de Dios, en la cual Jesús compartió con ella algunos de los sufrimientos de su Santa Pasión. A los trece años decidió abrazar la vida religiosa en el convento de las Hermanas de Nuestra Señora de la Gracia, donde su hermana Limbania era ya una Religiosa profesa. Habló con el director de la Orden, pero no aceptaban niñas tan jóvenes en la congregación. Esto causó una fuerte herida en el corazón de Catalina, pero no perdió su fe en el Señor.

Cuando su padre murió, se pensó que era necesario mantener el mando político uniendo en matrimonio a los hijos del mismo rango. A la edad de 16 años se vio obligada a casarse en un matrimonio de conveniencia. Su esposo era totalmente opuesto a Catalina, ella piadosa y él, un hombre de mundo que no tenía compasión ni escrúpulos por nadie, ni por nada. Los primeros años de su vida matrimonial fueron muy difíciles.

Catalina, después de haber aguantado muchas infidelidades de parte de su esposo, a los cinco años de casada, se sintió abandonada de todos y en profunda desolación, incluso de Dios. Volcó su vida a la frivolidad, de fiesta en fiesta, trataba de buscar un significado a su vida. Pero esto no la llenó de paz ni de gozo, mas bien de desesperación y depresión.

Su Conversión 

El 21 de marzo, de 1473, en la fiesta de San Benito, su hermana Limbania le sugirió que fuera donde un sacerdote confesor, ella consintió. Se encontró con un santo confesor por medio del cual el Señor la llenó de gran fortaleza y de Su amor incondicional; cayó en éxtasis y se sintió incapaz de confesar sus pecados.  En ese momento el Señor le mostró toda su vida como pasada en una película; pudo ver la traición que ella había hecho al amor del Señor, pero al mismo tiempo pudo ver a través de las Sagradas Llagas de Jesús, la gran misericordia del Señor por ella y por todos los hombres, y el contrastante amor de Dios y el amor del mundo. Esto le hizo repudiar desde ese momento el pecado y el mundo.  Ese mismo día, estando en su casa, el Señor se le apareció, todo ensangrentado, cargando la cruz, y le mostró parte de Su vida y de Su sufrimiento. Ella, llena del amor del Señor y triste por los diez años que había desperdiciado no amando al Señor, decidió limpiar su vida y así, empezar una vida nueva en El.

Luego, Nuestro Señor durante otra aparición, hizo recostar la cabeza de Catalina en Su Pecho al igual que el Apóstol San Juan, dándole la gracia de poder ver todo a través de Sus ojos y sentir a través de Su corazón traspasado.

Por medio de sus constantes oraciones, su esposo se convirtió y aceptó vivir en celibato perpetuo. Decidió entrar en la orden franciscana terciaria y se trasladaron del palacio a una casa pequeña cerca del hospital, donde servían a los enfermos, ayudándolos a morir en paz. Es allí donde su esposo muere víctima de una enfermedad contagiosa.

Catalina y la Eucaristía 

El día de la fiesta de la Anunciación, después de su conversión, durante la celebración de la Santa Misa, en el momento de la Comunión, el Señor le dio un amor ardiente por la Eucaristía, y desde ese día comenzó a comulgar diariamente.

El Señor la invita a estar con Él en el desierto  

Rememorando los 40 días Jesús pasó en el desierto, Catalina no comía ni injería bebida alguna durante la cuaresma, alimentándose únicamente de la Eucaristía. Continuó haciendo esto todos los años durante cuaresma y adviento. Nunca manifestó debilidad ni dolor, excepto cuando por alguna razón no podía recibir la Eucaristía. El testimonio de que la Eucaristía es Fuente de Vida, se vio sobrenaturalmente manifestado en ella.

Siempre mostró gran reverencia y amor por la Eucaristía. Durante las celebración de la Santa Misa, su espíritu permanecía siempre recogido, sobre todo a la hora de recibir la Sagrada Comunión, muchas veces se le vio caer en éxtasis, y llorando rogaba a Dios perdonara sus pecados.

Ella comentaba que cuando recibía la Comunión sentía que un rayo de amor traspasaba profundamente su corazón, a semejanza de otros místicos como Santa Teresa de Avila, San Juan de la Cruz, Santa Gemma Galgani, Santa Verónica Guliani y el Padre Pío. Esto es el don de la transverberación. Su gran amor por Nuestro Señor en la Eucaristía, la hacía desearlo solamente y únicamente a Él.

Sacrificio y mortificación. La Agonía y el Éxtasis 

Durante los primero cuatro años, seguidos a su conversión, practicó sacrificios y penitencias para disciplinar sus sentidos, mortificando todo deseo de la carne. Se abstuvo de comer carne y todo tipo de frutas. Dormía sobre objetos puntiagudos que cortaban su piel y le ocasionaban sangramiento. Practicó una fuerte austeridad durante estos años, pero siempre tuvo el cuidado del cumplimiento diario de sus deberes. Pasaba largas horas en oración para poder llenarse del Señor y permanecer fuerte en los momentos de tentación.

Como todos los santos, dedicó su vida a amar a Dios y al servicio de los hermanos no buscando su propia comodidad y deseos.

La penitencia que Catalina practicaba era muy fuerte, tanto así que nuestro Señor en una ocasión le ordenó que cesara de practicar esas mortificaciones y penitencias tan severas, a lo que ella obedeció.

Catalina siempre buscó la vida escondida, deseando la vida íntima con el Señor, pero nunca tomó ningún don como merecido, pues sabía que por ella misma nada bueno podía hacer. En todo ello veía el gran amor de Dios, rogándole que siempre se hiciera en ella Su voluntad.

Durante una aparición el Señor le dijo: «Nunca digas yo deseo, o yo no deseo. Nunca digas mío, sino siempre nuestros. Nunca te excuses, sino que siempre estés pronta para acusarte a ti misma».

Batalla ente el Amor Divino y su amor propio. 

Catalina describía el amor propio como el odio propio, decía que el amor propio es el anzuelo puesto por el diablo para hacernos caer y la estrategia para traer el mal al mundo.

El alma absorbida por el amor propio se dirige a la total ruina espiritual. Sorda y ciega para la Verdad, condena su ser voluntariamente, abriéndose camino al Purgatorio o a la eterna agonía del infierno. Para ella el amor propio causa mayor muerte que la muerte de nuestro propio cuerpo, pues nos aparta del Amor Divino, de la Verdad y de la verdadera Voluntad de Dios. «La mejor manera de amar al Señor de una forma plena es olvidándose de uno mismo», insistía.

Muerte de Santa Catalina de Génova 

Nueve años antes de su muerte, Catalina sufrió estuvo muy enferma. Nada quitaba sus dolores y su condición iba deteriorándose paulatinamente. Sufrió mucho a semejanza de su Divino Esposo, no había una sola parte de su cuerpo que no sufriera dolor. Su cuerpo y su espíritu estaban completamente unidos a los sufrimientos de la Pasión de Cristo, aun cuando dormía.

Durante el último año de su vida, vivió prácticamente alimentándose en una semana lo que se come regularmente en un día y, aunque físicamente estaba padeciendo terriblemente, siempre mostró una especial paz.

Catalina murió el 14 de septiembre, de 1507 , día de la Exaltación de la Cruz. Su cuerpo fue enterrado en el hospital donde sirvió por mas de 40 años. Cuando años mas tarde se abrió su tumba, sus vestidos presentaban signos de descomposición así como el ataúd, pero su cuerpo estaba intacto, igual que el día en que había sido enterrado.

Muchos milagros a partir de su muerte.

Una amiga de Catalina que estaba críticamente enferma, tuvo una visión de Catalina en el cielo, gozando de la Luz Divina. Entonces pidió a los enfermeros del hospital que la trasladaran y la colocaran cerca del cuerpo de Catalina, y que pasaran sobre la parte de su cuerpo que estaba enfermo, un pedazo de tela del vestido de Catalina, en ese instante la amiga de Catalina pidió la intercesión de la santa e inmediatamente fue sanada.

Fue Canonizada el 18 de mayo de 1737 por el Papa Benedicto XIV.

Su cuerpo permanece incorrupto en la iglesia del hospital donde sirvió tantos años. Su nombre original es la Santísima Annunziata, pero se agrega el de Santa Catalina.  Originalmente era parte del hospital pero este fue destruido por la guerra mientras que la iglesia fue prodigiosamente salvada. Hoy día la iglesia es mantenida por los frailes franciscanos.

 

ORACIÓN

Oh gloriosa Santa Catalina, digna hija del pobrecillo de Asís, que te emulaste en la piedad por la Pasión de Jesús y en el ardor de la caridad, tanto que llegaste a hacer de tu vida un continuo acto de amor por Dios y por el prójimo, vuelve a nosotros tu mirada.

Haz que en nuestros corazones se encienda por lo menos una chispa de tu ardiente amor, que arrancándonos de los lazos del pecado, nos una siempre más al Señor.

Sé todavía hoy la suave consoladora de los enfermos, obteniéndoles con la salud del cuerpo, la paz y la alegría del alma.

Extiende también tu oración sobre las almas del Purgatorio, a fin de que, cuanto antes puedan gozar la plena posesión de Dios.

Libéranos de las desgracias, aleja de nosotros todo peligro y obténnos la gracia de merecer, practicando la virtud, la gloria del Paraíso. Amen.

 

VIDEO

Purgatorio-Santa Catalina de Génova 1 a 6


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Jesús baja a los Infiernos y al Purgatorio: visión de Ana Catalina Emmerich

Cuando Jesús, dando un grito, expiró, yo vi su alma celestial como una forma luminosa penetrar en la tierra, al pie de la cruz; muchos ángeles, en los cuales estaba Gabriel, la acompañaban. Vi su divinidad unida con su alma pero también con su cuerpo suspendido en la cruz. No puedo expresar cómo era eso aunque lo vi claramente en mi espíritu. El sitio adonde el alma de Jesús se había dirigido, estaba dividido en tres partes. Eran como tres mundos y sentí que tenían forma redonda, cada uno de ellos separado del otro por un hemisferio.

Delante del limbo había un lugar más claro y hermoso; en él vi entrar las almas libres del purgatorio antes de ser conducidas al cielo. La parte del limbo donde estaban los que esperaban la redención, estaba rodeado de una esfera parda y nebulosa, y dividido en muchos círculos. Nuestro Señor, rodeado por un resplandeciente halo de luz, era llevado por los ángeles por en medio de dos círculos: en el de la izquierda estaban los patriarcas anteriores a Abraham; en el de la derecha, las almas de los que habían vivido desde Abraham hasta san Juan Bautista. Al pasar Jesús entre ellos no lo reconocieron, pero todo se llenó de gozo y esperanzas y fue como si aquellos lugares estrechos se expandieron con sentimientos de dicha. Jesús pasó entre ellos como un soplo de aire, como una brillante luz, como el refrescante rocío. Con la rapidez de un viento impetuoso llegó hasta el lugar cubierto de niebla, donde estaban Adán y Eva; les habló y ellos lo adoraron con un gozo indecible y acompañaron a Nuestro Señor al círculo de la izquierda, el de los patriarcas anteriores a Abraham. Este lugar era una especie de purgatorio. Entre ellos había malos espíritus que atormentaban e inquietaban el alma de algunos. El lugar estaba cerrado pero los ángeles dijeron: «Abrid estas puertas.» Cuando Jesús triunfante entró, los espíritus diabólicos se fueron de entre las almas llenas de sobresalto y temor. Jesús, acompañado de los ángeles y de las almas libertadas, entró en el seno de Abraham.

Este lugar me pareció más elevado que las partes anteriores, y sólo puedo comparar lo que sentí con el paso de una iglesia subterránea a una iglesia superior. Allí se hallaban todos los santos israelitas; en aquel lugar no había malos espíritus. Una alegría y una felicidad indecibles entraron entonces en estas almas, que alabaron y adoraron al Redentor. Algunos de éstos fueron a quienes Jesús mandó volver sobre la tierra y retomar sus cuerpos mortales para dar testimonio de Él. Este momento coincidió con aquel en que tantos muertos se aparecieron en Jerusalén. Después vi a Jesús con su séquito entrar en una esfera más profunda, una especie de Purgatorio también, donde se hallaban paganos piadosos que habían tenido un presentimiento de la verdad y la habían deseado. Vi también a Jesús atravesar como libertador, muchos lugares donde había almas encerradas, hasta que, finalmente, lo vi acercarse con expresión grave al centro del abismo.

El infierno se me apareció bajo la forma de un edificio inmenso, tenebroso, cerrado con enormes puertas negras con muchas cerraduras; un aullido de horror se elevaba sin cesar desde detrás de ellas. ¿Quién podría describir el tremendo estallido con que esas puertas se abrieron ante Jesús? ¿Quién podría transmitir la infinita tristeza de los rostros de los espíritus de aquel lugar?

La Jerusalén celestial se me aparece siempre como una ciudad donde las moradas de los bienaventurados tienen forma de palacios y de jardines llenos de flores y de frutos maravillosos. El infierno lo veo en cambio como un lugar donde todo tiene por principio la ira eterna, la discordia y la desesperación, prisiones y cavernas, desiertos y lagos llenos de todo lo que puede provocar en las almas el extremo horror, la eterna e ilimitada desolación de los condenados. Todas las raíces de la corrupción y del terror producen en el infierno el dolor y el suplicio que les corresponde en las más horribles formas imaginables; cada condenado tiene siempre presente este pensamiento, que los tormentos a que está entregado son consecuencia de su crimen, pues todo lo que se ve y se siente en este lugar no es más que la esencia, la pavorosa forma interior del pecado descubierto por Dios Todopoderoso.

Cuando los ángeles, con una tremenda explosión, echaron las puertas abajo, se elevó del infierno un mar de imprecaciones, de injurias, de aullidos y de lamentos. Todos los allí condenados tuvieron que reconocer y adorar a Jesús, y éste fue el mayor de sus suplicios. En el medio del infierno había un abismo de tinieblas al que Lucifer, encadenado, fue arrojado, y negros vapores se extendieron sobre él. Es de todos sabido que será liberado durante algún tiempo, cincuenta o sesenta años antes del año 2000 de Cristo. Las fechas de otros acontecimientos fueron fijadas, pero no las recuerdo, pero sí que algunos demonios serán liberados antes que Lucifer, para tentar a los hombres y servir de instrumento de la divina venganza.

Vi multitudes innumerables de almas de redimidos elevarse desde el purgatorio y el limbo detrás del alma de Jesús, hasta un lugar de delicias debajo de la Jerusalén celestial. Vi a Nuestro Señor en varios sitios a la vez; santificando y liberando toda la creación; en todas partes los malos espíritus huían delante de Él y se precipitaban en el abismo. Vi también su alma en diferentes sitios de la tierra, la vi aparecer en el interior del sepulcro de Adán debajo del Gólgota, en las tumbas de los profetas y con David, a todos ellos revelaba los más profundos misterios y les mostraba cómo en Él se habían cumplido todas las profecías.

Esto es lo poco de que puedo acordarme sobre el descendimiento de Jesús al limbo y a los infiernos y la libertad de las almas de los justos. Pero además de este acontecimiento, Nuestro Señor desplegó ante mí su eterna misericordia y los inmensos dones que derrama sobre aquellos que creen en Él. El descendimiento de Jesús a los infiernos es la plantación de un árbol de gracia destinado a las almas que padecen. La redención continua de estas almas, es el fruto producido por este árbol en el jardín espiritual de la Iglesia en todo tiempo. La Iglesia debe cuidar este árbol y recoger los frutos para entregárselo a la Iglesia que no puede recogerlos por sí misma. Cuando el día del Juicio Final llegue el dueño del árbol nos pedirá cuentas, y no sólo de ese árbol, sino de todos los frutos producidos en todo el jardín.

Fuente: La amarga Pasión de Cristo, por Ana Catalina Emmerich

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