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La comunión a los divorciados se está «tragando» el Sínodo de la Familia

Pocos enfoques sobre la crisis de la familia.
Luego de una semana de comenzado el Sínodo, el tema de la comunión para divorciados vueltos a casar – una cuestión marginal, de acuerdo incluso con el cardenal Kasper que puso el tema sobre la mesa – se ha convertido en el tema principal, perdiendo de vista un punto muy importante en el proceso, la crisis de la familia.

 

cardenales y opispos del sinodo de la familia

 

El punto es que la crisis de la familia está ligada a la crisis del catolicismo. Pablo VI pronosticó esta crisis, y trató de detenerla con la encíclica «Humanae Vitae», no por casualidad la última encíclica de su pontificado – a pesar de que el pontificado se prolongó durante otros 10 años. Juan Pablo II comprendió y luchó con todas sus fuerzas esta crisis, dedicando a la familia de un sínodo en 1980, una exhortación apostólica y numerosas intervenciones. Benedicto XVI analizó con lucidez esta crisis, y se refirió ella en las esferas internacionales. Esta misma crisis que el Papa Francisco identificó correctamente como una cuestión central.

La crisis de la familia fue de la mano con la secularización de los países. La ley natural se vio socavada por el individualismo, y este individualismo ha impregnado a la sociedad.

Tal vez la profecía del Papa Francisco está en su entendimiento de que la familia se debe poner en el centro del debate de nuevo.

Sin embargo, hasta ahora, el sínodo parece haberse centrado en cuestiones prácticas, más que en los principios universales.

Después de una semana de sínodo, el verdadero centro de la discusión es la admisión o no del divorcio en el matrimonio católico.

En el sínodo, la palabra divorcio es tabú. Nadie dice que quiere llegar a eso y todos proclaman en voz alta que la doctrina de la indisolubilidad debe permanecer intacta.

Sin embargo, cuando se quiere dar la comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar es como si de hecho, en su caso, ya no subsistiera el sagrado vínculo conyugal originario. Como en el caso de las Iglesias ortodoxas, también la Iglesia católica admitiría, de facto, las segundas nupcias.

Precisamente, este es el camino emprendido por los fautores de la innovación: no una campaña no realista sobre el divorcio católico, que sólo algunos teólogos como Andrea Grillo o Hermann Häring reclaman de manera explícita, sino la propuesta de un auxilio misericordioso hacia quien ve negada la comunión porque se ha vuelto a casar civilmente después de la anulación civil del propio matrimonio sacramental.

La propuesta es atrayente: se presenta como medicina en los casos de sufrimiento por un «derecho» sacramental negado. No importa que dichos casos sean numéricamente muy escasos; bastan para hacer de palanca a un cambio cuyos efectos se prevén muchísimo más graves.

La sociología religiosa tendría mucho que decir en propósito. Hasta mediados del siglo XX, en las parroquias italianas, la prohibición de la comunión a quien estaba en una posición matrimonial irregular no causaba problemas porque era prácticamente invisible.  También donde la participación en la misa era alta, eran pocos los que comulgaban cada domingo. La comunión frecuente la hacía sólo quien se confesaba también frecuentemente. La prueba de ello era el doble precepto que la Iglesia dirigía a la gran masa de fieles; confesarse «una vez al año» y comulgar «por lo menos en Pascua».

No acceder a la comunión no era, por consiguiente, un estigma visible de castigo o de marginación. El motivo principal que impedía a la gran parte de fieles comulgar con frecuencia era el grandísimo respeto por la eucaristía, a la que se tenía que acceder sólo después de una preparación adecuada y siempre con temor y temblor.

Todo cambia en los años del Concilio Vaticano II y del postconcilio. En pocos años la confesión baja en picado, mientras la comunión se convierte en un fenómeno de masas. Todos, o casi todos, acceden a ella. Siempre. Esto es debido al cambio que sufre en el ínterin la idea corriente del sacramento eucarístico. La presencia real del cuerpo y de la sangre de Cristo en el pan y en el vino consagrados se reduce a mera presencia simbólica. La comunión pasa a ser como el beso de la paz, un signo de amistad, de compartición, de fraternidad, «del tipo: todos van, voy yo también», como dijo el Papa Benedicto XVI, que intentó restablecer el sentido auténtico de la eucaristía haciendo, entre otras cosas, que los fieles a los que daba la hostia en la boca se arrodillaran.

En un contexto similar, era inevitable que los divorciados vueltos a casar asumieran la prohibición de comulgar como la negación pública de un «derecho» de todos al sacramento. La reivindicación era, y es, de unos pocos, porque la gran parte de los divorciados vueltos a casar está alejada de la práctica religiosa; en cambio, entre los practicantes no faltan los que entienden y respetan la disciplina de la Iglesia. Pero sobre esta tipología limitadísima de casos se ha planteado, a partir de los años Noventa y, sobre todo, en algunas diócesis de lengua alemana, una campaña para el cambio de la disciplina de la Iglesia católica en materia de matrimonio, que ha alcanzado su apogeo con el pontificado del Papa Francisco, con su claro consentimiento.

Que el sínodo se concentre sobre la cuestión de los divorciados vueltos a casar corre el riesgo, además, de hacer perder de vista situaciones mucho más evidentes de crisis del matrimonio católico.

Poco antes del sínodo, por ejemplo, ha salido en las librerías italianas un reportaje sobre la acción pastoral planteada por el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio en las periferias de Buenos Aires: P. De Robertis, «Le pecore di Bergoglio. Le periferie di Buenos Aires svelano chi è Francesco».

Por éste sabemos que una gran parte de las parejas, un 80-85 por ciento, no está casada sino que simplemente convive en las «villas miseria», mientras que entre los casados «la mayor parte de los matrimonios no son válidos porque la gente se casa inmadura» y  ni siquiera intenta obtener la nulidad por parte de los tribunales diocesanos.

Quien proporciona estos datos son los «curas villeros», los sacerdotes enviados por Bergoglio a las periferias, los cuales especifican con orgullo que se da la comunión a todos, «sin alzar barricadas».

Las periferias de Buenos Aires no son un caso aislado en América Latina. Y demuestran no un éxito, sino en todo caso una ausencia o un fracaso de la pastoral matrimonial. En otros continentes el matrimonio cristiano se enfrenta a desafíos no menos graves, desde la poligamia a los matrimonios forzados, desde las teorías de género a los «matrimonios» homosexuales.

Frente a tal desafío, este sínodo y el sucesivo decidirán si la respuesta adecuada será abrir el camino al divorcio o devolver al matrimonio católico indisoluble toda su fuerza y belleza alternativa, revolucionaria.

Fuentes: Monday Vatican, Sandro Magister, Signos de estos Tiempos

 

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¿El papa Francisco es un pragmático o un aperturista en la Iglesia?

El efecto Francisco en el gobierno de la Iglesia.
Los últimos hechos y dichos protagonizados por el papa Francisco lo pintan como un líder fuerte y pragmático, que sabe tomar decisiones dolorosas y que no se apega a un plan de preconcebido de gobierno. Apaga los incendios allí donde los hay y sigue para adelante.

 

papa francisco en conferencia en avion

 

Pero también hay quienes ven en su accionar una deliberada política de abrir la Iglesia a nuevos espacios y traer nuevos vientos: entre ellos está la política de llevar el mensaje a lo que el denominó las “periferias existenciales”, entre ellos a los pobres, y las tendencias más polémicas que algunos ven respecto a la apertura a la homosexualidad y a dar la comunión a los divorciados. Y para completarlo, los sectores conservadores de la Iglesia ven a Francisco como un papa progres, cercano a una de las variantes de la “teología de la liberación”.

Este es un tema para discernir con cabeza abierta.

EL BERGOGLIO PRAGMÁTICO

La semana pasada sucedieron dos hechos que muestran la decisión y dureza con que es capaz de actuar Francisco. Uno fue el arresto del ex-nuncio Józef Wesolowski, que ya había sido reducido al estado laico por haber abusado de menores. Y el otro es la remoción del obispo paraguayo Rogelio Livieres, porque había dividido a la Iglesia acusando a otros obispos de su país de no ser doctrinalmente ortodoxos y haber sido remiso al investigar a un sacerdote acusado de delitos sexuales promoviéndolo incluso en su curia.

El jesuita Antonio Spadaro ha dicho al respecto:

“Francisco no tiene un proyecto propio rígido y abstracto para aplicarlo a la realidad de la iglesia”

“Lo vemos, por ejemplo con el próximo Sínodo [de la familia]: quiere que todos caminen juntos y que diferentes experiencias y sensibilidades dialoguen libremente en el lugar adecuado, que es la asamblea sinodal. Interpretar las palabras y las decisiones del Papa según el viejo esquema del enfrentamiento entre progresistas y conservadores es erróneo”.

Otro ejemplo de su pragmatismo es su discurso reciente ante la Asamblea General del Movimiento de los Focolares.

Dijo que la institución fundada en Cristo debe ser como «un hospital de campaña, donde lo primero es curar y no medir el colesterol».

Él condenó los «bizantinismos» en la Iglesia, lo que es muy elocuente a pocos días de la apertura del sínodo de la familia, que ha mostrado posturas radicales favorables o contrarias a una solución pastoral para dar los sacramentos a los divorciados vueltos a casar.

«Duele el corazón –dijo– cuando frente a una Iglesia, a una humanidad herida pero también a una Iglesia tan herida, con tantas heridas morales, heridas existenciales, hasta de guerra, todos los días duele ver cuando los cristianos comienzan a hacer bizantinismos filosóficos, teológicos, espirituales».

«La espiritualidad del salir requiere salir, no se sale con esta espiritualidad de cuatro llaves encerradas adentro, eso es bizantinismo: hoy no tenemos derecho a la reflexión bizantinista, porque -lo dije muchas veces- la Iglesia parece un hospital de campaña y lo primero es curar las heridas, no medir el colesterol».

Analistas perciben que en los últimos tiempos acentuó las referencias contrarias a los absolutismos teológicos, a las rigideces rigoristas, a la»casuística» y los «fariseísmos».

El 27 de abril, al canonizar a los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, confió a su intercesión los próximos sínodos sobre la familia, pidiendo que ambos papas santos enseñen

«a no escandalizarnos de las llagas de Cristo, a adentrarnos en el misterio de la misericordia divina que siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama».

EL BERGOGLIO APERTURISTA

Estos dichos suyos ante la Asamblea de los Focolares también pueden ser interpretados como una tendencia aperturista de Francisco, que apela a un temperamento pragmático para hacer la apertura de la comunión a los divorciados.

Pero hay más signos. En el consistorio convocado por el papa para preparar el Sínodo de la Familia, el eligió como único orador al cardenal Kasper, conocido batallador para dar la comunión a los divorciados. Ver aquí y aquí.

Y luego el propio Kasper se ha cansado de decir en cuanto lugar pudo, que Francisco está a favor de dar la comunión a los divorciados, lo cual no ha sido desmentido por Bergoglio.

Sin embargo, esto también puede ser visto como una metodología de Francisco para crear un fuerte debate entre los cardenales sobre el tema de los divorciados vueltos a casar, poniendo nuevamente sobre la mesa el tema, lo cual desde ya implica un espíritu aperturista. Esto queda al discernimiento de cada uno.

Otro tema es el referido a la homosexualidad.

«Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo? El catecismo de la Iglesia Católica lo explica de una forma muy bella a esto. Dice que no se puede marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas a la sociedad. El problema no es tener tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby», dijo el papa Francisco a bordo del avión que lo llevaba de regreso a Roma, tras su viaje a la JMJ de Brasil en el 2013.

A partir de esa expresión suya se ha desatado una apertura en la Iglesia a los homosexuales, que pasa por una mayor atención a la pastoral de las personas que sienten atracción por el mismo sexo, hasta la participación de parroquias en Marchas del Orgullo Gay, el stand de los Franciscanos en la Marcha del Orgullo Gay de Boston este año, la bendición de una pareja de homosexuales que se casó por parte de un sacerdote argentino este mes, la anuencia del cardenal Dolan para que en el 2015 estén desfilando por primera vez en la historia homosexuales en la Fiesta de San Patricio en Nueva York, entre otros.

Pero un mes antes, en junio de 2013 el papa Francisco había hablado sobre el lobby gay en el Vaticano en una reunión con los líderes de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos (CLAR). Para obtener más detalles, consulte nuestro post original y aquí.

Sobre este tema del lobby homosexual no se habló más y tampoco Francisco ha hablado sobre los abusos que han surgido dentro de la Iglesia justificándose en la famosa frase “quien soy yo para juzgar”.

Es legítimo pensar que esta pudiera ser una metodología de Francisco para sensibilizar a la Iglesia para una pastoral más inclusiva de los homosexuales, lo cual desde ya implica una apertura. Y también es razonable suponer que cualquier movimiento aperturista provoca extremismos no queridos por quien abre. Esto también es para su discernimiento.

UN PRAGMÁTICO + UN APERTURISTA

De acuerdo a lo que hemos analizado parece que en Francisco se unen el pragmatismo y un aperturismo, por lo menos un aperturismo para poner los problemas arriba de la mesa y que luego la opinión pública interna le vaya dando forma a la solución.

Es claro que Francisco se ha abierto a la discusión – y la ha fomentado –  sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar. En los próximos meses sabremos hasta donde llega su apertura.

Y también es claro que Francisco se ha abierto a la “periferia existencial” de los homosexuales poniendo sobre el “tapete” que no se los puede marginar, lo cual ha traído a la Iglesia una apertura con diversos matices, algunos que están dentro de la doctrina histórica de la Iglesia y otros que no. Y en este punto algunos se preguntan cuál es la verdadera intención de Francisco.

Si interpretamos bien su pragmatismo, él ha tirado la “bolsa con los gatos” arriba de la mesa, y ahora esta dejando que los gatos se muevan, y éstos llegarán hasta donde la comunidad católica quiera que lleguen.

Fuentes: Agencias, Signos de estos Tiempos

 

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El Papa Francisco continúa sus esfuerzos para dar soluciones a los divorciados

Crea una comisión para agilizar los procesos de nulidad matrimonial.
A dos semanas de que comience el Sínodo de la Familia, Francisco opta por la política de ‘hechos consumados’, nombrando una comisión para la búsqueda de la simplificación de los procesos de nulidad.

 

papa francisco primer plano

 

La comisión toma en cuenta la propuesta del cardenal Kasper de abrir vías de diálogo sobre los matrimonios rotos y sigue el temperamento de Benedicto XVI.

Esta decisión de Francisco antes de que comience el Sínodo marca el interés de Francisco de allanar las dificultades para que un sector de divorciados se incorpore a la eucaristía.

Estamos dando una información, no estamos dando una opinión; esto va para aquellos que consideran que dar una información ya es emitir opinión.

Hoy todos debemos comprender que la jerarquía de la Iglesia está dando pasos en el sentido de acercar a los divorciados a la eucaristía; a algunos católicos les gustará esto y a otros no, pero la realidad es así.  No sabemos hasta donde llegará la apertura, se verá en los Sínodos de 2014 y 2015, en la implementación de los resultados, y en las decisiones posteriores que tome el Papa.

LA POSICIÓN DE BENEDICTO XVI

A principios de 2013 el hoy Papa Emérito, pidió a los jueces eclesiásticos y “rotales” “más reflexiones” sobre la falta de fe de los esposos como posible causa de nulidad del matrimonio.

“No pretendo sugerir –precisó– ningún automatismo fácil entre la carencia de fe y la invalidez de la unión matrimonial, sino más bien indicar que tal carencia puede, aunque no necesariamente, herir incluso los bienes del matrimonio”.

Se trata de una espiral importante, que podría llevar a la reflexión sobre algunos criterios con los que se juzgan estas causas, ante el “cisma silencioso” de los divorciados que se han vuelto a casar y de tantas personas excluidas de la comunión eucarística por la “irregularidad” de su nueva relación.

No es la primera vez que el Pontífice afronta este argumento. En julio de 2005, mientras se encontraba de vacaciones en Les Combes, respondió a una pregunta relacionada mientras platicaba con unos sacerdotes del lugar.

“Ninguno de nosotros –dijo– tiene una receta ya lista, sobre todo porque las situaciones siempre son diferentes. Me parece particularmente dolorosa la situación de todos los que se casaron en la Iglesia, pero que no eran verdaderamente creyentes y lo hicieron por tradición, y después, al encontrarse en un nuevo matrimonio no válido, se convierten, encuentran la fe y se sienten excluidos del sacramento. Este es verdaderamente un sufrimiento grande y cuando fui Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe invité a diferentes Conferencias Episcopales y a especialistas a que estudiaran este problema: un sacramento celebrado sin fe. Si fuera posible encontrar, realmente, un momento de invalidez porque al sacramento le faltaba una dimensión fundamental, no osaría decirlo. Yo, personalmente, lo creía, pero de las discusiones que hemos tenido al respecto entendí que el problema es muy difícil y que todavía debe ser analizado profundamente. Pero, dada la situación de sufrimiento de estas personas, hay que analizarlo”.

COMIENZAN A ABRIRSE LAS PUERTAS

En mitad de la tormenta, según informa VIS,

“el Santo Padre ha decidido la institución de una comisión especial de estudio para la reforma de los procesos matrimoniales canónicos”.

La comisión, presidida por Pio Vito Pinto, decano del tribunal de la Rota, y de la que forma parte el jesuita español Luis Francisco Ladaria (secretario de Doctrina de la Fe, pero no su máximo responsable, el cardenal Müller), responde a la propuesta del cardenal Kasper de abrir vías de diálogo sobre los matrimonios rotos y la respuesta de la Iglesia.

Su objetivo, según afirma el comunicado de la Santa Sede, es el de

“preparar una propuesta de reforma de los procesos matrimoniales, intentando simplificar el procedimiento, haciéndolo más sencillo y salvaguardando el principio de indisolubilidad del matrimonio”.

Una declaración fuerte de intenciones en vísperas del comienzo del Sínodo de la Familia que abordará este tema.

El Papa quiere tener una propuesta definitiva y, sobre todo, que ningún debate quede cerrado per se.

“No hay ninguna línea roja: el Papa quiere un debate abierto”, dijo el cardenal Kasper en una entrevista a Famiglia Cristiana.

Fuentes: Vatican Insider, Religión Digital, Signos de estos Tiempos

 

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Se acentúa el enfrentamiento entre obispos y cardenales por la comunión a los divorciados

A dos semanas de que comience el Sínodo de la Familia.
Del 5 al 19 de octubre los obispos de todo el mundo se reunirán en Roma para el Sínodo sobre la Familia. Un año más tarde otro sínodo se llevará a cabo cuando se presentarán las propuestas concretas.

 

cardenal walter kasper

 

El tema central del Sínodo, por lo menos lo que hoy se discute como centralidad, es la comunión a los divorciados, y ambos bandos están calentando los motores.

Pero la batalla recién ha comenzado. El sínodo de octubre no traerá ninguna conclusión. Tendrá un segundo round en octubre de 2015, después de lo cual no será el sínodo sino el papa Francisco quien decidirá qué hacer.

CINCO CARDENALES PRESENTAN UN LIBRO CONTRA LAS TESIS DE KASPER

Cinco miembros del Colegio de Cardenales se han unido para escribir un libro en defensa de la doctrina de la Iglesia sobre los católicos divorciados en nueva unión. El libro “Remaining in the Truth of Christ: Marriage and Communion in the Catholic Church” (Permaneciendo en la verdad de Cristo: Matrimonio y comunión en la Iglesia Católica) se opone desde la fe católica, con argumentos bíblicos y patrísticos, a la propuesta del cardenal Kasper.

Los cinco cardenales autores del libro son Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; Raymond Leo Burke, Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica; Walter Brandmüller, presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas; Carlo Caffarra, Arzobispo de Bolonia y uno de los teólogos más cercanos a San Juan Pablo II en cuestiones de moralidad y familia; y Velasio De Paolis, Presidente emérito de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede.

Pero de acuerdo con un informe en el diario católico francés La Croix, el Papa estaría  «irritado» por su decisión de publicarlo tan cerca del sínodo.

LAS REACCIONES DE KASPER

El cardenal Walter Kasper, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, se manifestó «muy sorprendido» por los ataques contra la posibilidad de los divorciados vueltos a casar puedan recibir la eucaristía.

“Quedé muy sorprendido por este título, ‘Permanecer en la verdad de Cristo’, porque es lo que queremos todos. Esta es una tarea de todos los teólogos y no de algunos cardenales. Depende de qué es la verdad católica, que no es un sistema cerrado sino abierto a desarrollos posibles, incluso según el Concilio Ecuménico Vaticano II”, dijo Kasper a RadioInBlu.

El cardenal, a quien el Papa Francisco confió la relación introductoria del consistorio del pasado febrero sobre el tema de la familia, agregó que su «impresión» es que al Papa también le gustaría ver una «apertura» en esta área.

“Espero que los obispos escuchen la voz de las personas que viven como divorciados casados ??de nuevo – el sensus fidei. Deben escuchar y luego el próximo año deben decidir lo que es posible y lo que no es posible”, dijo.

Pero lo cierto que la posición de Kasper no es única de él, sino de muchos otros que se mantienen con un perfil más bajo. Por ejemplo los obispos de Alemania han anunciado que harán una propuesta en la línea de Kasper.

INCERTIDUMBRE SOBRE EL RESULTADO

Con su tono sarcástico, el vaticanólogo Sandro Magister ha dicho que

“el sínodo sobre la familia convocado en octubre en el Vaticano se asemeja en una cosa al papa Francisco: no deja prever cómo se desarrollará y mucho menos cómo terminará”.

Y añade:

“Francisco reunió en Roma, en el pasado mes de febrero, un consistorio de cardenales que funcionó como prueba general del próximo sínodo. ¿A quién confió la exposición introductoria? Al cardenal alemán Walter Kasper, ya en los primeros años de los ’90 partidario combativo de una superación de la prohibición de la comunión a los que se han vuelto a casar, pero derrotado y silenciado, en esa época, por Juan Pablo II y por Joseph Ratzinger”.

“De ese consistorio sólo se ha conocido la exposición de Kasper, todas las otras han permanecido en secreto. Pero a juzgar por las posteriores afirmaciones públicas de algunos cardenales, se supo que las resistencias a los cambios propuestos por Kasper han sido y siguen siendo amplias, aguerridas y acreditadas”.

HAN SURGIDOS OTROS ENFOQUES

Si bien el tema central parece focalizarse en si dar o no la comunión a los divorciados vueltos a casar, han surgido otros enfoques sobre el tema de la familia.

Por ejemplo, el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, coordinador del consejo de nueve prelados que ayudan al papa Francisco en la reforma de la Curia, dijo que

“en vista del Sínodo sobre la familia se discute mucho sobre comunión a los divorciados vueltos a casar, pero este debate es superficial. El verdadero problema es la pobreza que hoy sufren las familias en el mundo y que amenaza esta institución”.

“¿Cómo podemos recomendar a los jóvenes que se casen si no tienen casa, ni siquiera la posibilidad de tener una casa, dadas las condiciones económicas actuales? ¨Cómo podemos recomendarles tener hijos cuando no hay posibilidad?”, preguntó.

“Por lo tanto el bien común -agregó el cardenal hondureño- quiere decir que debemos favorecer el futuro de los jóvenes para que puedan formar familias y para que puedan vivir con una calidad de vida. Y la calidad de vida no es sólo considerar todo lo que ofrece la sociedad de consumo, sino ofrecer verdaderamente condiciones para que toda persona pueda vivir con dignidad”.

Fuentes: Info Católica, The Tablet, Sandro Magister, Valores Religiosos, Signos de estos Tiempos

 

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Empobrecimiento litúrgico y de reverencia eucarística hace más notorio el problema de los divorciados

El tema es más general que sólo la comunión de los divorciados vueltos a casar.
Salvo para el Papa Francisco y para algún que otro cardenal u obispo, el próximo sínodo de la Familia tiene como finalidad esencial discutir la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar. De otro modo no sería el único tema del que ha habido una discusión pública.

 

divorciados vueltos a casar

 

Y quizás sea muy importante, porque un problema que enfrentan los divorciados y vueltos a casar, reside en el hecho de que la recepción automática de la Santa Comunión, en todas y cada una asistencia a Misa, se ha convertido en una parte tan normal y arraigada de la vida católica posconciliar que si no se recibe la Sagrada Comunión, hace que uno se sienta anormal – como un invitado protestante, no una parte integrante de la comunidad eucarística – a pesar de que los domingos y demás fiestas de precepto, la obligación de los fieles no es recibir la Sagrada Comunión, sino estar presentes en la celebración del Santo Sacrificio para oír misa.

RECIÉN EN EL SIGLO XX LA COMUNIÓN FUE EN TODAS LAS MISAS

El hecho de que durante la mayor parte de la historia de la Iglesia la recepción frecuente no era la práctica normal, puede llevar a un poco de reflexión.

Para empezar, la recepción automática de la Sagrada Comunión es indeseable en sí misma; se supone que es parte de la sensación de «participación» en la celebración que liturgistas postconciliares consignaron; pero lo que pasa en la práctica es una gran pérdida en el temor de los sacramentos en general (el crecimiento de la recepción automática se reflejó en todas las etapas en una disminución en el recurso a la confesión sacramental), y en una pérdida de respeto por el sacramento del altar en particular.

El Concilio de Trento no prescribe ninguna frecuencia específica para la recepción de la Sagrada Comunión. Luego se estableció que la Comunión debe ser recibida por lo menos una vez al año.

Sólo en el siglo XX, con la enseñanza de Pío X, se animó a los fieles a comulgar con frecuencia, incluso a diaria.

Pero había condiciones. Los fieles no deben recibir la Santa Comunión por costumbre. Por encima de todo, deben estar seguros de que estaban libres de pecado grave y la intención de no volver a pecar.

Además, las reglas para el ayuno eucarístico eran mucho más restrictivas de lo que son hoy. En muchos casos, de hecho, la comunión se distribuía tan sólo durante la primer Misa del domingo por la mañana.

Eso no es todo. También se ha producido un empobrecimiento general, incluso la supresión, de las formas populares de piedad que nutrían la reverencia de la gente por la liturgia, la adoración eucarística y especialmente el rezo del rosario generalizado.

Se ha producido, por tanto, un empobrecimiento general de la vida litúrgica eclesial.

UBICANDO EN TEMA EN UN ESCENARIO MAS GENERAL

Mons. Martin Grichting, vicario general de la diócesis de Chur, en Suiza, ha respondido a la controversia actual preguntando, precisamente, si,

«la cuestión de los divorciados que se han vuelto a casar en una ceremonia civil, podría ser una oportunidad para una nueva reflexión sobre las condiciones que hacen que a la comunión sacramental fructífera y la frecuencia de recepción de este sacramento».

«Hoy», prosigue, «la comunión sacramental es vista como una parte obligatoria del rito de la Misa, como hacer la señal de la cruz con agua bendita o el intercambio del signo de la paz».

Así que lo que se necesita para aquellos «vueltos a casar», en una ceremonia civil, pero no sólo para ellos, es un cambio de mentalidad.

Si las condiciones mencionadas por el Papa Pío X para acercarse a la comunión sacramental, son todavía aplicadas en la práctica pastoral, la pregunta relativa a la comunión sacramental para los que ‘se vuelven a casar’ en una ceremonia civil estaría situada en un contexto más amplio y más favorable para ellos. Estos fieles dejarían de ser el único garbanzo negro discriminado, ya que, por supuesto, no existe sólo el sexto mandamiento, sino también el resto de los diez ….

Sin lugar a dudas, la Eucaristía es «fuente y cima de toda la vida cristiana» (Lumen Gentium, 11). Pero el adelgazamiento de las formas en que se prepara y se conduce a este vértice acentúa la difícil situación de aquellos que, por cualquier razón, no pueden acercarse a esta fuente de la vida cristiana, porque las condiciones personales de sus vidas no les permiten hacerlo.

Estas consideraciones demuestran que el debate sobre los fieles vueltos a casar no puede conducir a ningún resultado útil si se sigue restringiendo a la cuestión de si pueden o no pueden recibir la comunión.

La renovación de la cultura litúrgica de la Iglesia fue una de las grandes obras en curso del pontificado del Papa Benedicto XVI. No ha sido hasta ahora una de las prioridades del Papa Francisco; tal vez sería bueno que la recuperación de esta prioridad se convirtiera en uno de los temas del próximo Sínodo.

Fuentes: Catholic Herald, Signos de estos Tiempos

 

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Esposa de divorciado podría volver a comulgar según lo que habría dicho el Papa Francisco

El Papa Francisco llamó a la mujer por teléfono.

 

Nadie pudo desmentir ni ratificar el contenido de la llamada que hizo el papa Francisco a la argentina Jacqueline Lisboa, en que el pontífice supuestamente le dijo que puede tomar la comunión a pesar de que su esposo está divorciado y casado en segundas nupcias con ella.

 

jakeline lisboa y su esposo julio

 

Pero es llamativo que el padre Lombardi, director de la Oficina de Prensa del Vaticano, no haya salido a decir claramente que Francisco no dijo eso, sino que lo ha relativizado. Esto nomás es una señal y en eso probablemente quedará el tema.

De cualquier forma, es razonable pensar que lo que dijo el Papa no puede ser tomado como una orden de cambio de la entrega de la comunión a los fieles, y toda la promoción de esta comunicación pondrá presión a varios párrocos para reforzar su firmeza en la doctrina, por ejemplo, el párroco de San Lorenzo, el Padre José Ceschi, dijo luego el miércoles que el supuesto  «permiso» para recibir la comunión dado por el Papa sería «absurdo».

LOS DICHOS DE JACQUELINE LISBOA

¿Que dijo Jacqueline Lisboa, en una  entrevista a la emisora argentina Red AM910 de Buenos Aires?

Casada civilmente con un divorciado, había dicho que en septiembre pasado había escrito una carta al Papa en la que se quejaba de que había encontrado un párroco que le negó la comunión.

El Papa Francisco la había llamado hace unos días. Y – de acuerdo a la historia de la mujer – le habría animado a acercarse a la comunión «sin problemas». 

«Él me dijo que fuera a tomar la comunión en otra parroquia.»

«Hay sacerdotes más papistas que el Papa», habría comentado Francisco, qué habría asegurado que «se está ocupando de este tema», en referencia al sínodo sobre la familia en octubre.

Jacqueline Lisboa, quien vive con Julio Sabetta, en la localidad santafesina de San Lorenzo dijo a Cadena Ser,

«El 21 me llamó por teléfono el Papa».

«(a la carta) Se la escribí con el corazón. Es un tema que trascendió fronteras. Soy casada con una persona divorciada y nunca me dejaron tomar la comunión. No soy de ir todos los domingos a misa, pero la fe la tengo», contó.

«Esto no es de ahora, si no desde hace 10 años. Fui a confesarme y el sacerdote me dijo que no podía, porque volvía a vivir en pecado en mi casa», indicó al tiempo que agregó que luego el cura que le negaba el sacramento dejó los hábitos.

«Francisco me dijo que puedo comulgar, no sé si será en todos los casos. Estoy contestando tu carta que me mandaste, me dio fecha y todo», mencionó como para echar por tierra el llamado de un posible bromista o imitador.

«No sospeché de que fuera una broma. Se lo oía tranquilo, así como se lo escucha en los reportajes», apuntó.

LAS REACCIONES DE LA OFICINA DE PRENSA DEL VATICANO

En la mañana del jueves, 24 de abril el director de la oficina de prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, un día y medio después que las palabras de la mujer habían dado la vuelta al mundo con gran fanfarria, es la siguiente

En el ámbito de las relaciones personales pastorales del Papa Francisco ha habido diversas llamadas de teléfono.

Como no se trata absolutamente de la actividad pública del Papa no hay que esperar informaciones o comentarios por parte de la Oficina de Prensa.

Las noticias difundidas sobre esa materia -ya que están fuera del ámbito propio de las relaciones personales- y su amplificación mediática no tienen por lo tanto confirmación alguna de fiabilidad y son fuente de malentendidos y confusión.

Por lo tanto hay que evitar deducir de esta circunstancia consecuencias relativas a la enseñanza de la Iglesia.

Las palabras del padre Lombardi no niegan nada de la historia de Jacqueline Lisboa. Simplemente las llama «una fuente de malentendidos y confusión.»

O sea, que a pesar que se trata de un tema muy sensible que apunta a una polémica sobre el cambio de la doctrina de la comunión, Lombardi dejó la cosa sin explicación.

MÚLTIPLES HIPÓTESIS

Tal vez, de hecho, en estas circunstancias, el Papa Francisco haya puesto en práctica la vía que conduce a la comunión de los divorciados y vueltos a casar propugnada por el cardenal Walter Kasper en el consistorio de febrero de este año, aunque aún no se haya discutido en un sínodo, cuyas conclusiones se esperan para 2016. De ser así, podría ser un globo sonda del Papa para testear la reacción pública hacia el tema.

O tal vez se trate de una tergiversación de las palabras de Francisco que hizo la Sra. Lisboa. Pero en este caso, llaman la atención las declaraciones de Lombardi, porque si fuera así, hubiera salido inmediatamente a desmentir con vehemencia lo que dijo Francisco, como es su estilo. Aunque quizás Francisco no quiera armar revuelo sobre el tema.

Son todas incógnitas que se irán develando de aquí a octubre, pero daría la impresión que Francisco estaría abierto a considerar algunos cambios respecto a la comunión de los divorciados.

Fuentes: Settimo Cielo, Cadena Ser, Signos de estos tiempos

 

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Otra propuesta para la comunión de los divorciados vueltos a casar, en la línea Ratzinger

Un examen más detallado de la consumación y la sacramentalidad.

 

Un tema candente en la interna de la Iglesia Católica es la comunión a los divorciados vueltos a casar, que parecería ocupará un lugar preferencial en las discusiones del Sínodo de la Familia convocado para octubre de este año. No hay duda de que se trata de un problema pastoral que se ha trasnformado en punto mediático para presionar que la iglesia cambie su doctrina tradicional.

 

divorcio-padres-hijos-matrimonio

 

Hay muchísimos artículos circulando en pro y en contra de permitir que los divorciados vueltos a casar comulguen físicamente, pues espiritualmente lo pueden hacer, y hoy resulta lo menos interesante debido a su polución. En cambio es interesante conocer propuestas novedosas sobre el tema, más allá de los pre-juicios (o sea jucios antes de ver la información y evaluarla) que algunos tienen, y que algunas veces se convierte en ‘terrorismo’ verbal y dedos acusadores.

Foros de la Virgen María y Signos de estos Tiempos no quieren tener una posición tomada sobre el tema porque les quitaría libertad para exponer los argumentos de todos los puntos de vista sobre el tema.

Por eso traemos aquí una información divulgada por el vaticanólogo Sandro Magister, quien se hace eco de una propuesta novedosa de un juez eclesiástico.

Andrea Ponzone, el autor dela nota, es el juez eclesiástico en la corte de la arquidiócesis metropolitana de Boston, Estados Unidos.

Y expresa que:

La cuestión relativa a la admisión a la Eucaristía de los divorciados vueltos a casar civilmente, es sin duda difícil porque desafía una de las propiedades esenciales del vínculo matrimonial: la indisolubilidad.

La complejidad es tal como para determinar consecuencias dogmáticas, sociológicas e institucionales dentro y fuera de la Iglesia.

Creo que el debate podría ser más productivo si nos concentramos en la posibilidad de una exégesis de los conceptos de «sacramentalidad» y «consumación» del matrimonio, en el respeto a la doctrina y la práctica tradicional.

De hecho, si se ratifica el matrimonio (es decir, el sacramento) y es consumado, presenta el carácter de indisolubilidad (can. 1141), pero a través de la interpretación de los elementos de la «sacramentalidad» y «consumación», según una nueva sensibilidad, se podría aumentar el espectro de posibilidades de declarar un matrimonio nulo y sin efecto, viniendo así al encuentro de los fieles que desean regularizar su situación matrimonial.

En particular, en lo que respecta al requisito de la sacramentalidad, el canon 1055 § 2 del Código de derecho canónico dice con firmeza que «entre bautizados, no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento.»

Sin embargo, en 1998, en la introducción a un volumen sobre la pastoral de los divorciados y vueltos a casar, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, al tiempo que reafirmaba la doctrina tradicional, sugería profundizar la relación entre el contrato y el sacramento.

El cardenal Ratzinger se interrogó sobre la oportunidad de considerar siempre como un sacramento todo matrimonio contraído entre bautizados. En otras palabras, no se discute – escribió – que

«el matrimonio sacramental consumado no puede ser disuelto por cualquiera. Los esposos en la celebración nupcial se prometen fidelidad hasta la muerte».

«Pero una diferente calificación se podría atribuir a los matrimonios contraídos por cristianos bautizados que no pueden ser considerados creyentes según la acepción tradicional. Hacemos referencia a los bautizados que nunca han creído o no creen más en Dios»  (Congregación para la Doctrina de la Fe, «Sobre la atención pastoral de los divorciadas y vueltas a casar. Documentos, comentarios y estudios», Libreria Editrice Vaticana, 1998).

En mérito a la consumación del matrimonio, en los años del post-concilio Jean Bernhard (1914-2006), profesor de derecho canónico en Estrasburgo, había propuesto ampliar el concepto de la consumación del matrimonio:

«No existe sólo una consumacióm en sentido físico que actúa en los cónyuges, sino también hay una consumación moral o existencial, que todavía se tiene que aclarar en el estricto orden de no vaciar de contenido el principio de la indisolubilidad del matrimonio». (J. Bernhard, “A propos de l’hypothèse concernant la notion de ‘Consommation existentelle’ du mariage”, in Revue de Droit Canonique 20, 1970, pp. 184-192; Id., “Reinterpretation (existentielle et dans le foi) de la legislation canonique concernant l’indissolubitité du mairiage chrétien”, in Revue de Droit Canonique 21, 1971, pp. 243-277).

En conclusión, sostengo que, más allá de los límites de las nociones semánticas de «sacramentalidad» y «consumación» del matrimonio, es posible realizar cambios significativos en la práctica de la indisolubilidad del matrimonio, pero sin afectar o comprimir los postulados de la doctrina tradicional del sacramento del matrimonio.

Además, el procedimiento a través del cual se pueden declarar «nulos» o «disolubles» los matrimonios canónicos, permanecería bajo el control de la Iglesia, a través de los tribunales eclesiásticos.

Fuentes: Sandro Magister, Signos de estos Tiempos

 

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Un procedimiento respetuoso de la doctrina de la Iglesia para dar la comunión a los divorciados

Propuesta para el próximo sínodo de obispos.

 

El vaticanólogo Sandro Magister recibió una propuesta sobre una forma de readmitir a los divorciados vueltos a casar a los sacramentos. Se trata de una persona que firma con el seudónimo de Giovanni Onofrio Zagloba, quien le ha escrito otras veces, y que demuestra alto conocimieto de derecho canónico, de teología y de historia de la Iglesia, por eso la recibió y la publicó, y nosotros nos hacemos eco porque propone un procedimiento novedoso.

 

matrimonio feliz

 

La ponencia comienza diciendo que el problema de la posibilidad de readmisión en los sacramentos (para algunos) divorciados y vueltos a casar es extraordinariamente delicada y compleja.  Cualquier cambio en la legislación actual es probable que sacuda la confianza del pueblo en la indisolubilidad del matrimonio y luego cree escándalo y debilite el compromiso de las parejas que tienen dificultades en su matrimonio y en la unidad de su familia.

Pero también es claro que existen y no son marginales situaciones en las que no es fácil, y tal vez ni siquiera sea posible y ni deseable aplicar las normas existentes. Sin una innovación audaz en la tradición, sin una profundización adicional de la tradición, corremos el riesgo de dejar sin respuesta de ayuda y también de justicia a muchos fieles.

La ponencia comienza por definir quienes son los ministros de la boda:

Los ministros de la boda son la novia y el novio. Lo que crea el vínculo del matrimonio es su recíproca donación. La celebración canónica y la bendición del sacerdote son un acompañamiento de la comunidad cristiana y un reconocimiento de la decisión de los cónyuges, así como la verificación y certificación de su voluntad.

El fundamento de la validez del acto de los cónyuges, sin embargo, no puede ser sustituido por la ceremonia litúrgica. Si por la falta de sacerdotes u otras razones, la celebración de la liturgia no puede tener lugar, un hombre y una mujer que deciden vivir juntos como marido y mujer, contraen matrimonio válido. Tales casos eran comunes en la Edad Media y por supuesto, generaban una gran cantidad de problemas. ¿Cómo saber a ciencia cierta si había una intención genuina o simplemente una pasión sexual momentánea? El Concilio de Trento hizo la ceremonia litúrgica obligatoria y la entrada en los registros de la parroquia con el fin de evitar malentendidos y dudas. Sigue siendo cierto, sin embargo, que el matrimonio se realiza por la acción de los cónyuges que son los ministros del matrimonio.

El registro ayuda pero no disuelve todas las dudas. Desde el principio la Iglesia ha reconocido que hay casos en los que, a pesar de todas las precauciones, que han sido registrados como un verdadero matrimonio, no eran en realidad tales. Hay causas de nulidad de matrimonio. Si uno de los cónyuges no tiene la intención de tomar realmente las obligaciones del matrimonio, el matrimonio no es válido. Si uno de los cónyuges es incapaz de expresar un acto de voluntad, el matrimonio es inválido. Si la voluntad es comprimida por las circunstancias o si el sujeto no entiende exactamente lo que hace, el matrimonio no es válido.

Y entra a detallar los procedimientos de nulidad:

¿Qué cosas se hacía (y se hacen) cuando se creía (y se cree) haber contraído un matrimonio nulo? Se iba (y se va) al tribunal eclesiástico para el reconocimiento de la nulidad del matrimonio. Después de completar las conclusiones necesarias, el tribunal (la Rota Romana) pronuncia el juicio de nulidad.

La Rota Romana, sin embargo, no anula el matrimonio, no lo hace volverse nulo. Garantiza y declara que el matrimonio es nulo ab initio.

Las causas en los tribunales eclesiásticos (así como en todos los tribunales) duran mucho tiempo, no menos de dos años. ¿Qué pasa si durante este tiempo uno de los cónyuges se enamora de otra persona y se va a vivir con ella, y quizás también tenga hijos?

¿Qué hacer si resulta que al final la nueva relación es una verdadera «affectio coniugalis», mientras que el primer matrimonio fue nulo y sin valor? Para los que miran desde afuera, parece que esta persona es un pecador público, cuando en realidad el segundo matrimonio sea válido, aunque no se celebró.

El matrimonio nulo es nulo desde el principio, nunca ha existido. ¿Por qué prohibir el matrimonio con una persona que, de hecho, tiene el derecho al matrimonio? Claro, es importante no hacer escándalo a los que, sin saber cómo son realmente las cosas, y en ausencia de una evaluación de la corte eclesiástica. Pero, ¿es esta razón suficiente para congelar durante años y años un auténtico amor conyugal?

El problema se hace especialmente grave en nuestro tiempo porque no hay ninguna claridad en la conciencia popular sobre la esencia del matrimonio, sus derechos y sus deberes, sobre todo en el hecho de que el matrimonio es para siempre.Muchos reciben sólo una evangelización superficial y después, tal vez, cuando se toman más en serio su vocación cristiana, están envueltos en matrimonios contraídos de manera superficial.

Las parejas de los creyentes que se divorcian son tan numerosas que los tribunales eclesiásticos no pueden contenerlas. Muchos de los fieles que en realidad tienen pleno derecho a los sacramentos si se les niega por la situación (supuesta) irregular en la que viven, es probable que, amargamente deriven lejos de la Iglesia.

Finalmente expresa esta propuesta:

¿Qué hacer? Se podría dar al párroco el derecho a readmitir a los divorciados casados ??de nuevo en los sacramentos, a los que declaren concordante y convincentemente, con testimonio bajo juramento, la nulidad de su primer matrimonio. El pastor (u otro delegado del obispo) podría oír a la pareja, invitarlos a un momento de oración para que el Señor ilumine sus mentes y, si están convencidos en conciencia, readmitirlos a los sacramentos. Si las pruebas no fueran concordantes, si uno de los cónyuges no estuviera convencido de la nulidad del vínculo, si el párroco no pudiera formarse una opinión segura (y tal vez, para mayor seguridad, si había niños), los cónyuges deben ser invitados al recurso a la corte eclesiástica.

La propuesta presentada aquí no toca en nada la teología del matrimonio. No se refiere a la esencia del matrimonio, sino sólo a la forma de establecer la existencia del casamiento, que es una cuestión legal y pastoral, que está a disposición del Sínodo y del Santo Padre.

Se puede argumentar que el procedimiento sugerido puede ser engañado con más facilidad que el procedimiento canónico estricto.

Es cierto. Sin embargo: 1. El engaño nunca se puede descartar, incluso con el actual procedimiento canónico; 2. Este procedimiengto sería sólo entre creyentes, poco disponibles a jurar en falso; 3. El balance patrimonial se puede ajustar después de la sentencia de divorcio y entonces no habría ningún incentivo material para engañar.

El autor finalmente considera:

¿Agita esto la creencia en la indisolubilidad del matrimonio en la conciencia popular? Yo creo que no.

¿Anima esto a reanudar con energía un camino de fe para muchos ahora se sienten abandonados e incomprendidos en sus dificultades? Espero que sí.

Fuentes: Sandro Magister, Signos de estos Tiempos

 

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El Cardenal Müller descarta que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar

Un balde de agua fría a las expectativas aperturistas expresadas por el Cardenal Kasper.

 

La intervención del cardenal Kasper en el Consistorio Extraordinario sobre las Familia (ver aquí y aquí), alabada por el papa Francisco, cayó como un rayo de esperanza para los divorciados vueltos a casar – especialmente para aquellos católicos que la negativa de comulgar les hizo desistir de ir a misa, porque la mayoría de los divorciados vueltos a casar que van a misa ya comulgan según un estudio hecho en Italia (ver aquí).

 

mons muller

 

Pero inmediatamente ha tenido una respuesta del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Müller, que declaro que la enseñanza de Cristo y su Iglesia es clara:

“las personas cuyo estado de vida contradice la indisolubilidad del matrimonio sacramental no pueden recibir la Eucaristía”.

Al mismo tiempo advirtió que aunque la idea de que la doctrina puede ser separada de la práctica pastoral de la Iglesia se ha convertido en habitual en algunos círculos, esa no es ni ha sido nunca la fe católica.

Esto demuestra que existen en el seno de la Iglesia dos concepciones en puja, una aperturista y otra conservadora, que se irán confrontando de aquí al Sínodo de Obispos sobre la familia de octubre, y probablemente más allá.

Edward Pentin del National Catholic Register, le preguntó sobre la admisión a la Eucaristía de los divorciados vueltos a casar por lo civil al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe:

Algunos están preocupados por los cambios que se llevarán a cabo respecto a la enseñanza de la Iglesia sobre los católicos divorciados y vueltos a casar. ¿Se puede asegurar a los fieles que los cambios serán de tipo más pastoral que doctrinal?

La respuesta del cardenal fue:

En primer lugar, estoy agradecido por el hecho de que su pregunta me dé la oportunidad para clarificar un punto importante. La idea de que la doctrina puede ser separada de la práctica pastoral de la Iglesia se ha convertido en habitual en algunos círculos. Esto no es ni ha sido nunca la fe católica. Los últimos papas se han esforzado por subrayar el carácter vital y personal de la fe católica. El Papa Francisco ha escrito ‘No me canso de repetir aquellas palabras de Benedicto XVI que nos llevan al centro mismo del Evangelio: No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva’ (Evangelii Gaudium, 7). Dentro de esta relación personal con Cristo, que abarca nuestras mentes, nuestros corazones y la totalidad de nuestras vidas, podemos comprender la profunda unidad entre las doctrinas en las que creemos y la forma en la que vivimos nuestras vidas, o lo que podríamos llamar la realidad pastoral de nuestra vivencia personal. La oposición entre lo pastoral y lo doctrinal es simplemente una falsa dicotomía.

En segundo lugar, tenemos que tener mucho cuidado cuando hablamos de las enseñanzas de la Iglesia. Si por ‘cambio’ uno quiere decir negar o rechazar lo que había anteriormente, eso sería un error. Preferiría hablar de ‘desarrollo’ de las enseñanzas de la Iglesia. La Iglesia no se inventa por sí misma aquello que enseña. Las enseñanzas de la Iglesia están enraizadas en la persona de Cristo, en el misterio del Dios que se revela.

Puede que, con el paso del tiempo, la Iglesia llegue a un entendimiento más profundo de este misterio. También puede suceder que nuevas circunstancias en la historia de los hombres arrojen una luz concreta sobre las consecuencias de este misterio. Pero, debido a que está enraizada en el mismo misterio de Cristo, siembre hay una continuidad en lo que la Iglesia enseña.

En tercer lugar, refiriéndome específicamente a la cuestión de la admisión a la comunión eucarística de los divorciados vueltos a casar, me remito al artículo publicando en el L´Osservatore Romano. Sin embargo, me gustaría recordar algunos puntos que señalé entonces. Primero, la enseñanza de Cristo y su Iglesia es clara: un matrimonio sacramental es indisoluble. Segundo, las personas cuyo estado de vida contradice la indisolubilidad del matrimonio sacramental no pueden recibir la Eucaristía. Tercero, los pastores y las comunidades parroquiales están llamados a apoyar a los fieles que se encuentran en esa situación con ‘solícita caridad’ (Familiaris Consortio 84).

La preocupación de la Iglesia por sus hijos que están divorciados y vueltos a casar no puede reducirse a la cuestión de la recepción de la Eucaristía, y estoy seguro de que la Iglesia, arraigada en la verdad y en el amor, descubrirá los caminos y planteamientos correctos de formas siempre nuevas.

El cardenal también adviertió de la entrevista que, en relación a posibles cambios doctrinales, es necesario distinguir entra la realidad y la forma en que la misma es presentada por los medios de comunicación:

En particular, los medios seculares malinterpretan a menudo a la Iglesia. Desgraciadamente, aplican el modo de pensar del ámbito de la política a la Iglesia. Un líder político recién elegido puede cambiar o revocar la política de su partido. Eso no se aplica a un Papa. Cuando un Papa es elegido, su misión es ser fiel a las enseñanzas de la Iglesia y de Cristo. Puede encontrar modos nuevos y creativos de ser fiel a esa enseñanzas, pero para el Papa, la realidad más profunda es la continua fidelidad a la persona de Cristo. Si los medios de comunicación han creado expectativas erróneas, entonces estamos ante algo lamentable.

Fuentes: National Catholic Register, Signos de estos Tiempos

 

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¿De que estamos hablando, si los divorciados vueltos a casar ya están comulgando?

Una investigación en Italia.

 

La narrativa de quienes abogan por dar la comunión a los católicos divorciados vueltos a casar es que hay mucha espera entre los divorciados vueltos a casar, que van a misa, para comenzar a tomar la comunión. Sin embargo una encuesta en Italia muestra que no existe esa expectativa, ya que los divorciados vueltos a casar parece que en su mayoría ya comulgan por diferentes mecanismos, y que a lo sumo un cambio en la doctrina blanquearía algunos tipos de ocultamiento o transgresiones.

 

divorciados vueltos a casar

 

Aunque probablemente, aún quede el caso de quienes han abandonado la iglesia por no poder comulgar, cosa que no investigó este estudio.

Una investigación realizada por el famoso sociólogo italiano Massimo Introvigne ha mostrado que no se corresponde con la realidad que los divorciados vueltos a casa esten esperando ansiosamente el Sínodo convocado por el Papa Francisco para finalmente tomar la comunión.

Introvigne quiso poner a prueba la consistencia de la imagen de los católicos divorciados vueltos a casar transmitida por la mayor parte de la prensa con una búsqueda realizada en una muestra 250 sacerdotes y religiosos de todas las regiones italianas, utilizando una técnica de «cascada» haciendo circular un cuestionario a través de las redes sociales e Internet, utilizando también grupos cerrados de sacerdotes y ex alumnos de seminarios pontificios. La muestra no es enorme, pero es representativa, y viene de todas las regiones italianas,

Los resultados de la investigación, que abarca Italia, podrá sorprender a muchos pero deja de pensar en las opiniones de si se debe dar o no la comunión a los divorciados para enfocarse en lo que está sucediendo realmente en Italia.

El 78% de los sacerdotes italianos dicen que no saben de un solo caso en su parroquia de divorciados y vueltos a casar, que no comulguen y esperan la luz verde de Iglesia para comulgar. Entre la minoría de sacerdotes que dicen que sí hay casos en su parroquia, más de la mitad, 52%, dijo que la pareja involucrada son sólo uno o dos.

Por lo tanto la expectativa del sínodo no es enorme, no sólo porque muchos divorciados probablemente no esten interesados ?en comulgar, sino porque muchos ya lo han hecho, aunque en teoría la Iglesia no lo permite.

Según la investigación, el 75% de los sacerdotes italianos saben que entre sus feligreses divorciados y vueltos a casar hay personas que comulgan regularmente. El 41% piensa que lo hacen ignorando por completo el sacramento de la confesión, el 34% informan que estos divorciados y vueltos a casar deciden comulgar luego de una entrevista con el confesor.

Por otro lado sabemos que los sacerdotes – que, como sabemos, siguen las instrucciones de sus obispos, y casi nunca niegan la comunión a cualquiera que se ponga en la fila y se presente en el altar – están preocupados por el efecto sobre otros fieles de un posible escándalo. De hecho, según la investigación, los sacerdotes piensan que entre los divorciados y vueltos a casar que deciden comulgar después de una conversación con el confesor, el 75% comulgan rutinariamente fuera de su propia parroquia. Siguen lo que parecía ser un consejo típico de sacerdotes de otros tiempos para diversas situaciones de pecado – «comulga en una iglesia donde no te conocen para no crear un escándalo» – lo que al parecer sigue estando bastante la moda.

El problema de los millones de católicos en el mundo que comulgan con regularidad y no lo confiesan afecta no sólo a los divorciados y vueltos a casar. Es uno de los mayores dramas de la Iglesia de hoy, lo que explica muchos otros, ya seriamente denunciado por Benedicto XVI y que bien lo sabe el Papa Francisco, quien ha insistido en la invitación a la confesión.

Esta encuestaa trata de esclarecer hechos en lugar de opiniones, y como lo demuestra, resulta que muchas veces los problemas son diferentes a como se piensa que son.

Fuentes: La Nouva Bussola Quotidiana, Signos de estos Tiempos

 

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Las dos propuestas del Cardenal Kasper para que los divorciados vuelvan a comulgar

El punto neurálgico del problema de los divorciados vueltos a casar.

 

Cuando el cardenal Walter Kasper hizo la introducción a los dos días de reuniones del Consistorio Extraordinario sobre las Familias hace tres semanas, propuso dos soluciones para que los divorciados pudieran volver a recibir la comunión, disfrazadas bajo la forma de preguntas, que ya dijimos que el papa Francisco elogió, ver aquí.

 

cardenal walter kasper

 

Esto ha generado revuelo en la iglesia a todos los niveles con toda clase de declaraciones, y en especial se vio exacerbado el viernes 28 de febrero porque en misa se leyó Marcos 10: 1-12, donde un pasaje dice:

y él les dijo: ‘El que se separa de su esposa y se casa con otra mujer, comete adulterio contra su esposa y si la esposa abandona a su marido para casarse con otro hombre, también ésta comete adulterio’”.

Por eso hoy queremos ser explícitos sobre las propuestas que hizo Kasper relacionadas con el problema central de los divorciados vueltos a casar en la Iglesia Católica, que es la comunión, las que presumiblemente sean dos de los formatos posibles que se discutirán en el Sínodo de Octubre.

PRIMERA PROPOSICIÓN

La «Familiaris consortio» afirma que algunos divorciados vueltos a casar están convencidos subjetivamente, en conciencia, que su precedente matrimonio, irremediablemente roto, no ha sido nunca válido.… Según el derecho canónico, la valoración es tarea de los tribunales eclesiásticos. Al no ser estos «iure divino», sino que se han desarrollado históricamente, a veces nos preguntamos si la vía judicial debe ser la única vía para resolver el problema o si no serían posible otros procedimientos más pastorales o espirituales.

Como alternativa, se podría pensar que el obispo pueda confiar esta tarea a un sacerdote con experiencia espiritual y pastoral, como el penitenciario o el vicario episcopal.

Independientemente de la respuesta que hay que dar a dicha pregunta, recordemos el discurso del Papa Francisco a los oficiales del tribunal de la Rota Romana del 24 de enero de 2014, en el cual afirma que dimensión jurídica y dimensión pastoral no están en contraposición. … La pastoral y la misericordia no se contraponen a la justicia sino que, por decirlo de algún modo, son la justicia suprema porque detrás de cada causa no solo vislumbran un caso que hay que examinar en la óptica de una regla general, sino una persona humana que, como tal, no representa únicamente un caso y que tiene siempre una dignidad única. … ¿De veras es posible decidir sobre el bien o el mal de las personas en segunda y tercera instancia sólo sobre la base de actos, es decir, de documentos, sin conocer nunca a la persona y su situación?

SEGUNDA PROPOSICIÓN

Sería equivocado buscar la solución del problema solo en una generosa ampliación del procedimiento de nulidad del matrimonio. Así se crearía la peligrosa impresión de que la Iglesia procede de manera deshonesta concediendo lo que en realidad son divorcios. … Por lo tanto, debemos tomar en consideración también la cuestión más difícil de la situación del matrimonio rato y consumado entre bautizados, donde la comunión matrimonial se ha roto irremediablemente y donde uno o ambos cónyuges han contraído un segundo matrimonio civil.

En 1994, la congregación para la doctrina de la fe nos dio una advertencia cuando estableció – y el Papa Benedicto XVI lo ha confirmado durante el encuentro internacional de las familias en Milán en 2012 – que los divorciados vueltos a casar no pueden recibir la comunión sacramental, pero pueden recibir la espiritual. …

Muchos estarán agradecidos por esta respuesta, que es una verdadera apertura. Pero también plantea varias preguntas. Efectivamente, quien recibe la comunión espiritual es una sola cosa con Jesucristo. … ¿Por qué, entonces, no puede recibir también la comunión sacramental? … Algunos sostienen que precisamente la no participación a la comunión es un signo de la sacralidad del sacramento. La pregunta que se plantea es: ¿no es tal vez una instrumentalización de la persona que sufre y pide ayuda si hacemos de ella un signo y una advertencia para los otros? ¿La dejamos morir sacramentalmente de hambre para que otros vivan?

La Iglesia de los orígenes nos da una indicación que puede servir como vía de salida del dilema, a la cual el profesor Joseph Ratzinger había ya hecho mención en 1972. … En las Iglesias locales individuales existía el derecho consuetudinario en base al cual los cristianos que vivían un segundo vínculo, aunque estuviera en vida el primer cónyuge, después de un tiempo de penitencia tenían a disposición … no un segundo matrimonio, sino a través de la participación a la comunión, una tabla de salvación. …

La pregunta es: ¿esta vía más allá del rigorismo y del laxismo, la vía de la conversión, que desemboca en el sacramento de la misericordia, en el sacramento de la penitencia, es también el camino que podemos recorrer en la presente cuestión?

A un divorciado vuelto a casar: 1. si se arrepiente de su fracaso en el primer matrimonio, 2. si ha aclarado las obligaciones del primer matrimonio y si ha excluido de manera definitiva volver atrás, 3. si no puede abandonar sin otras culpas los compromisos asumidos con el nuevo matrimonio civil, 4. si se esfuerza en vivir al máximo de sus posibilidades el segundo matrimonio a partir de la fe y educar a sus hijos en la fe, 5. si desea los sacramentos como fuente de fuerza en su situación, ¿debemos o podemos negarle, después de un tiempo de nueva orientación, de «metanoia», el sacramento de la penitencia y después el de la comunión?

Esta posible vía no sería una solución general. No es el camino ancho de la gran masa, sino el estrecho de la parte probablemente más pequeña de los divorciados vueltos a casar, sinceramente interesada en los sacramentos. ¿No es necesario tal vez evitar lo peor precisamente aquí? Efectivamente, cuando los hijos de los divorciados vueltos a casar no ven a sus padres acercarse a los sacramentos, normalmente tampoco ellos encuentran el camino hacia la confesión y la comunión. ¿No tendremos en cuenta que perderemos también a la próxima generación y, tal vez, también a la siguiente? ¿Nuestra praxis consumada, no demuestra ser contraproducente? …

Fuentes: Sandro Magister, Signos de estos Tiempos

 

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Los medios de comunicación están armando un Sínodo de la Familia paralelo

¿Anuencia o desidia de las jerarquías de la Iglesia?

 

El reputado vaticanista Sandro Magister lanzó la advertencia de que se está generando con el Sínodo de Obispos sobre la Familia, a realizarse en octubre de 2014, lo mismo que sucedió con el Concilio Vaticano II, en el que se desarrollaron dos concilios paralelos, el verdadero entre los padres conciliares y el externo de los medios de comunicación, que influyo en el primero, especialmente en la etapa de implementación de los resultados del evento y en la opinión pública de los laicos católicos.

 

Concilio Vaticano II

 

Magister señala que el propio Francisco ha dado varias señales de apertura hacia los católicos divorciados vueltos a casar. Menciona sus palabras en el avión de regreso de la JMJ, en el que habló sobre la práctica aperturista de los ortodoxos. Y recientemente pidiendo al cardenal Kasper la tarea de introducir la discusión de los cardenales, a sabiendas de la posición aperturista de Kasper, y luego elogiando públicamente su exposición.  

Estas señales han reforzado las expectativas aperturistas de los medios del sistema y del público, porque ven algunos indicios ‘alentadores’ a su posición  en la interna.

Magister opina que

Se puede prever que estas expectativas de la opinión pública se harán todavía más fuertes y acuciantes cuando se reúna el Sínodo en su primera sesión en octubre.

Y va aún más lejos,

Está sucediendo entonces con este Sínodo, por decisión voluntaria del Papa y de las altas jerarquías, lo que sucedió inopinadamente con el Concilio Vaticano II, es decir, su duplicación en un concilio “externo”, muy activo en los medios de comunicación y en respuesta a otros criterios, capaces de influir en forma determinante en el verdadero Concilio.

La teoría de los concilios paralelos fue lanzada por Benedicto XVI en uno de sus últimos discursos como Papa, que dijo respecto al Vaticano II:

Fue el Concilio de los Padres – el verdadero Concilio –, pero fue también el Concilio de los medios de comunicación. Fue casi un Concilio en sí mismo, y el mundo percibió al Concilio a través de éstos, a través de los medios de comunicación.

En consecuencia, el Concilio inmediatamente eficiente que llegó al pueblo fue el de los medios de comunicación, no el de los Padres.

Sabemos cómo este Concilio de los medios de comunicación fue accesible a todos. En consecuencia, éste fue el dominante, el más eficiente, y el que ha creado tantas calamidades, tantos problemas, realmente tantas miserias: seminarios cerrados, conventos cerrados, una liturgia banalizada… El verdadero Concilio ha tenido dificultades para concretizarse, para realizarse. El Concilio virtual fue más fuerte que el Concilio real.

Tomando en cuenta la teoría de Benedicto XVI, se corre el riesgo que suceda lo mismo con el Sínodo sobre la Familia convocado por el papa Francisco.

Y esto especialmente porque es un tema candente y la familia está sometida a los desafíos más cruciales de cualquier época.

Pero un punto importante que Magister deja caer como casi una bomba es la duda si este mecanismo no es buscado de alguna forma por Francisco, al meter a la opinión pública en la discusión, a través de la encuesta enviada a los obispados, muchos de cuyos resultados han sido dados ya a luz.

Fuentes: Sandro Magister, Signos de estos Tiempos

 

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