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¿Comunión en la Mano o en la Boca?

La norma de la Iglesia Católica sigue siendo comulgar en la boca.

No obstante, luego del Concilio Vaticano II se permitió comulgar en la mano a algunas Arquidiócesis.

Lo que se fue generalizando a pedido de las Conferencias Episcopales.

Independiente de esta polémica, hay malas prácticas para recibir la comunión que expondremos abajo.

ratzinger le da la comunion a juan pablo ii

Es llamativa la pregnancia de esta excepción de recibir la hostia en la mano.
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Ya que Santos, Doctores y los últimos papas (Juan Pablo II y Benedicto XVI) llaman a comulgar en la boca.  

Una de las tantas costumbres protestantes que ha tomado la Iglesia Católica y que forma parte de los signos de nuestros tiempos.

El Generalis Missalis Romani dice que en principio, la Comunión se recibe en la boca.

Pero donde sea concedido (por la Conferencia Episcopal), el fiel puede, a elección, comulgar recibiendo la hostia en la mano.

En cambio, cuando la Comunión se recibe «por intinción» (esto es, bajo las dos especies, mojando la hostia en el Cáliz), obviamente, sólo puede recibirse en la boca.

No obstante llama poderosamente la atención que muchos sacerdotes no conocen la norma para dar la comunión por intinción.

Me ha sucedido planteárselo a sacerdotes – tanto recién salidos del seminario como muchos años en el ministerio – que desconocían esta norma. O fingieron desconocerla. 

Sin embargo está sucediendo algo más oscuro, bajo el argumento de que la Iglesia debe modernizarse.

El Obispo de la Pampa, Argentina, Monseñor Raúl Martín, ha prohibido tomar la comunión de rodillas.

Mira este video.

Esto va en sentido inverso del pedido del anterior Papa, Benedicto XVI, y sobre todo anula unilateralmente y sin consulta Vaticana, una práctica que la Iglesia ha tenido en los últimos 20 siglos.

comunion e la boca

  

EVOLUCIÓN DE CÓMO SE RECIBE LA EUCARISTÍA

Monseñor Schneider, que es experto en Patrística e Iglesia primitiva, explica las diferencias entre la forma de comulgar en la Iglesia primitiva y la actual práctica de la comunión en la mano.

Según afirmó, esta costumbre es «completamente nueva» tras el Concilio Vaticano II.
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Y no hunde sus raíces en los tiempos de los primeros cristianos, como se ha sostenido con frecuencia.

En la Iglesia primitiva había que purificar las manos antes y después del rito, y la mano estaba cubierta con un corporal, de donde se tomaba la forma directamente con la lengua: 

«Era más una comunión en la boca que en la mano», afirmó Schneider.

De hecho, tras sumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la mano con la lengua cualquier mínima partícula consagrada.

Un diácono supervisaba esta operación.

Jamás se tocaba con los dedos.

«El gesto de la comunión en la mano tal como lo conocemos hoy era completamente desconocido» entre los primeros cristianos.

Aun así, se abandonó aquel rito por la administración directa del sacerdote en la boca.

Un cambio que tuvo lugar «instintiva y pacíficamente» en toda la Iglesia a partir del siglo V, en Oriente, y en Occidente un poco después.

El Papa San Gregorio Magno en el siglo VII ya lo hacía así.

Y los sínodos franceses y españoles de los siglos VIII y IX sancionaban a quien tocase la Sagrada Forma.

Según monseñor Schneider, la práctica que hoy conocemos de la comunión en la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas.
.
Que no creían en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía.

«Ni Lutero», que sí creía en ella aunque no en la transustanciación, «no lo habría hecho», dijo el obispo kazajo.

«De hecho, hasta hace relativamente poco los luteranos comulgaban de rodillas y en la boca.

Y todavía hoy algunos lo hacen así en los países escandinavos».

bergoglio comunion en la boca

  

¿CUÁNDO TOMA FORMA LA POSIBILIDAD DE “COMULGAR EN LA MANO” EN LA IGLESIA CATÓLICA?

El documento fundamental que hizo ello posible no es otro que la instrucción Memoriale Domini, publicada el 29 de mayo de 1969 por la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, una de las nueve congregaciones de la Iglesia.

 “Habiendo pedido algunas Conferencias Episcopales y algunos obispos en particular que se permitiese en sus territorios el uso de poner en las manos de los fieles el pan consagrado, el Sumo Pontífice mandó que se preguntase a todos y cada uno de los obispos de la Iglesia latina su parecer sobre la oportunidad de introducir el rito mencionado”.

El resultado de la votación fue el siguiente.

Fueron propuestas a los obispos tres cuestiones, a las que, hasta el día 12 del mes de marzo último [1969], respondieron del modo siguiente:

¿Se ha de acoger el deseo de que, además del modo tradicional, se permita también el rito de recibir la Sagrada Comunión en la mano? Placet: 567. Non placet: 1.233. Placet iuxta modum: 315. Votos inválidos: 20.

¿Place que se hagan antes experimentos de este nuevo rito en pequeñas comunidades, con el consentimiento del ordinario del lugar? Placet: 751. Non placet: 1.215. Votos inválidos: 70.

¿Piensa que los fieles, después de una preparación catequética bien ordenada, han de recibir de buen grado este nuevo rito? Placet: 835. Non placet: 1.185. Votos inválidos: 128”.

Como se ve, el resultado fue bastante adverso a la reforma, por lo que en vez de imponerla, la instrucción en cuestión se limitó a hacer la siguiente concesión:

 “Si el uso contrario, es decir, el de poner la Santa Comunión en las manos, hubiere arraigado ya en algún lugar,

la misma Sede Apostólica, con el fin de ayudar a las Conferencias Episcopales a cumplir el oficio pastoral, que con frecuencia se hace más difícil en las condiciones actuales,

confía a las mismas Conferencias el encargo y el deber de examinar las circunstancias peculiares, si existen,

pero con la condición de prevenir todo peligro de que penetren en los espíritus la falta de reverencia o falsas opiniones sobre la Santísima Eucaristía, como también de suprimir con todo cuidado otros inconvenientes”.

Con lo cual, se puso en manos de las conferencias episcopales nacionales la potestad de decidir, si los sacerdotes de su jurisdicción podían o no optar por dejar la sagrada forma en las manos de sus fieles, en el caso en el que éstos así lo solicitaran.

Una potestad más, junto a las muchas otras de las que gozan las conferencias episcopales.

Como por ejemplo la de trasladar de día determinadas fiestas o la sustituir los ayunos y abstinencias por otras prácticas penitenciales.

Ha habido después de la instrucción Memoriale Divini alguna nueva referencia al tema.

La más importante quizás sea la de una nueva instrucción, la Redemptionis Sacramentum, de 2004, en la que se hace la siguiente observación que, en realidad, aporta poco a lo ya dicho en la Memoriale Divini,

 “Aunque todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca, si el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento,

en los lugares donde la Conferencia de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le debe administrar la sagrada hostia.

Sin embargo, póngase especial cuidado en que el comulgante consuma inmediatamente la hostia, delante del ministro, y ninguno se aleje teniendo en la mano las especies eucarísticas.

Si existe peligro de profanación, no se distribuya a los fieles la Comunión en la mano” (artículo 92).

San Pedro da la comunión a maría

  

LA VIRGEN MARÍA LLAMA A COMULGAR EN LA BOCA EN SUS APARICIONES

En  «Mística Ciudad de Dios», Sor María de Jesús de Agreda relata su visión sobre cómo fue la primera Misa de los Apóstoles, al octavo día de la Venida del Espíritu Santo, en la misma patena y cáliz en que había consagrado el Señor.

La primera Misa la celebró San Pedro y asistió a ella María Santísima.

En esas revelaciones, se dice que la Santísima Virgen comulgó de mano de San Pedro.
.
Observen que dice de mano, no en la mano.

Veamos cómo lo relata:

«Con profunda humildad y adoración se prepararon para comulgar.

Y luego dijeron las mismas oraciones y salmos que Cristo Señor nuestro había dicho antes de consagrar, imitando en todo aquella acción, como la habían visto hacer a su divino Maestro.

Tomó San Pedro en sus manos el pan ázimo que estaba preparado, y levantando primero los ojos al cielo con admirable reverencia, pronunció sobre el pan las palabras de la consagración del cuerpo santísimo de Cristo, como las dijo antes el mismo Señor Jesús.

Luego san Pedro consagró el cáliz y con el sagrado cuerpo y sangre hizo las mismas ceremonias que nuestro salvador, levantándolos para que todos lo adorasen.

Tras de esto se comulgó el apóstol a sí mismo y luego los once apóstoles, como María Santísima se lo había prevenido.

Y luego por mano de San Pedro comulgó la divina Madre«.

En muchos otros mensajes a videntes María pide comulgar en la boca, y nunca menciona comulgar en la mano.

fortea comunion en la boca

  

LAS DECLARACIONES DE LOS CONCILIOS

  

De Rouen: El Concilio de Rouén (año 650) prescribe: «A ningún laico, hombre o mujer, sea dada la eucaristía en la mano, sino en la boca.

  

De Bizancio: El Quinto Concilio de Constantinopla (año 691) prohibió a los fieles darse la Comunión a sí mismos (que es lo que sucede cuando la Sagrada Partícula es colocada en la mano del comulgante)

Y decretó una excomunión de una semana de duración para aquellos que lo hicieran en la presencia de un obispo, un sacerdote o un diácono.

  

De Trento: El Concilio de Trento (Dogmático) en fecha 11 de Octubre de 1551, (ses. XIII, c.8) dispuso:

«Siempre ha sido costumbre de la Iglesia de Dios, en la Comunión Sacramental, que los laicos tomen la comunión de manos de los sacerdotes, y que los sacerdotes celebrantes comulguen por sí mismos;

costumbre que por razón y justícia DEBE MANTENERSE por provenir de la Tradición Apostólica».

(El texto se refiere a la comunión en la boca, pues hacía ya muchos siglos que había sido prohibida en la mano.)

  

Vaticano II: No se pronunció sobre la comunión en la mano (auto comunión).

comunion en la mano

  

DECLARACIONES SANTOS, PADRES Y DOCTORES DE LA IGLESIA Y DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA

  

Tertuliano:(160-220) «…cuidamos escrupulosamente que algo del cáliz o del pan pueda caer a tierra» (De corona, 3 PL 2, 99);

  

San Hipólito(170-235) «… cada uno esté atento… que ningún fragmento caiga y se pierda, porque es el Cuerpo de Cristo que debe ser comido por los fieles y no despreciado» (Trad. Ap. 32.).

  

Orígenes: (185-254) «Con qué precaución y veneración, cuando recibís el Cuerpo del Señor lo conserváis, de manera que no caiga nada o se pierda algo del don consagrado.

Os consideraríais justamente culpables si cayese algo en tierra por negligencia vuestra» (In Exod. Hom., hom. XIII, 3, Migne, PG 12, 391).

  

El mismo Pablo VI comenta así este último texto: «»Consta que los fieles creían y con razón, que pecaban, según recuerda Orígenes, si, habiendo recibido el cuerpo del Señor, y conservándolo con todo cuidado y veneración, algún fragmento caía por negligencia» (Mysterium Fidei, 32).

  

San Cirilo:(315-387) «… recíbela cuidando que nada de ella se pierda, porque dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas?

¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?»).

  

San Efrén: (306-373) «Comed este pan y no piséis sus migas… una partícula de sus migas puede santificar a miles de miles y es suficiente para dar vida a todos los que la comen» (Serm. in hebd. s., 4, 4).

  

San Basilio: (330-379) afirma claramente que sólo está permitido recibir la Comunión en la mano en tiempos de persecución o, como era el caso de los monjes en el desierto, cuando no hubiera un diácono o un sacerdote que pudiera distribuirla.«

No hace falta demostrar que no constituye una falta grave para una persona comulgar con su propia mano en épocas de persecución cuando no hay sacerdote o diácono» (Carta 93).

Lo que implica que recibirla en la mano en otras circunstancias, fuera de persecución, será una grave falta.

  

S. Agustín: (354-430) Sería locura insolente, el discutir qué se ha de hacer cuando toda la Iglesia Universal tiene ya una práctica establecida.” (carta 54,6; a Jenaro.)

  

San León, llamado el Magno, Sumo Pontífice entre 440-461, en sus comentarios al sexto capítulo de San Juan, habla de la Comunión en la boca como del uso corriente: «Se recibe en la boca lo que se cree por la Fe».

El Papa no habla como si estuviera introduciendo una novedad, sino como si fuera un hecho ya bien establecido.

  

S. Gregorio: También llamado Magno, Papa entre 590 y 604, en sus Diálogos (Roman 3, c 3) relata cómo el Papa San Agapito obró un milagro durante la Misa, después de haber colocado la Hostia en la lengua de una persona.

También Juan el Diácono nos habla acerca de esta manera de distribuir la Santa Comunión por ese Pontífice.

  

San Francisco de Asís: (1182-1226) “Sólo ellos, (los sacerdotes), deben administrarlo, y no otros.” ( Carta 2ª, a todos los fieles, 35).

  

Santo Tomás de Aquino: (1225-1274) «Porque debido a la reverencia hacia este sacramento, nada lo toca, sino lo que es consagrado; de aquí que el corporal y el cáliz son consagrados, y así mismo las manos del sacerdote, para tocar este sacramento.» (Suma Teológica: Pt. III, Q.82, Art. 3).

Es decir, se falta a la reverencia debida a este Sacramento, cuando lo tocan manos que no están consagradas; doctrina que fue luego confirmada por S.S. Juan Pablo II en Domenica Cenæ.

  

San Pío X «Cuando se recibe la Comunión es necesario estar arrodillado, tener la cabeza ligeramente humillada, los ojos modestamente vueltos hacia la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera de la boca reposando sobre el labio inferior«. (Catecismo de San Pío X).

Y Contestando a quienes le pedían autorización para comulgar de pie alegando que: los israelitas comieron de pie el cordero pascual les dijo:

«El Cordero Pascual era tipo (símbolo, figura o promesa) de la Eucaristía. Pues bien, los símbolos y promesas se reciben de pie, MAS LA REALIDAD SE RECIBE DE RODILLAS y con amor«.

Cuando estaba este santo pontífice en su lecho de muerte, en Agosto de 1914, y se le administró la Sagrada Comunión como Viático, no la recibió, y no le estaba permitido, en la mano: la recibió en la lengua de acuerdo a la ley y a la práctica de la Iglesia Católica.

  

Pío XII:Hay que reprobar severamente la temeraria osadía de quienes introducen intencionadamente nuevas costumbres litúrgicas, o hacen renacer ritos ya desusados, y que no están de acuerdo con las leyes y rúbricas vigentes.” ( Mediator Dei, 17.)

  

Pablo VI: El texto original de la ya mencionada consulta a los Obispos sobre la comunión en la mano, decía: En nombre y por encargo del Santo Padre, me es grato comunicar…” Al leerlo, el Papa dijo al encargado de redactar la carta:

-¿Grato? ¡No me es grato para nada!

Y corrigió el texto de la siguiente forma:

“En nombre y por encargo del Santo Padre, es mi deber comunicar…”

En esa misma carta el Papa corrigió otra frase añadiendo de su puño y letra lo que está en negritas:

“Por mandato explícito del Santo Padre que no puede dejar de considerar la eventual innovación con evidente aprensión

  

Madre Teresa de Calcuta:“…el peor mal de nuestro tiempo es la Comunión en la mano.” (The Wanderer, 23 de marzo de 1982)

comunion de rodillas

  

OPINIÓN DE SAN JUAN PABLO II

Periodista: – Santo Padre, ¿Cuál es su opinión sobre la comunión en la mano?

A lo que el Papa responde:
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Hay una carta apostólica sobre un permiso especial válido para esto.
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Pero yo le digo a Ud. que no estoy a favor de esta práctica, ni tampoco la recomiendo.
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El permiso fue otorgado debido a la insistencia de algunos obispos diocesanos.

Entrevistado por la revista Stimme des glaubens durante su visita a Fulda (Alemania) en Noviembre de 1980.

En su Carta “Domenica Cenæ”, de 24 de febrero de 1980, el Papa dice: “El tocar las Sagradas Especies y su distribución con las propias manos, es un privilegio de los ordenados”.

Y para que nadie interpretase de otra forma estas palabras, tres meses después, ante las cámaras de la televisión francesa, negaba la Comunión en la mano a la esposa del primer ministro Giscard d’Estaing.

En la Instrucción “Inestimabile Donum” de la Congregación para el Culto Divino, sancionada el día 17 de abril del mismo año de 1980, el Papa reitera:

“No se admite que los fieles tomen por sí mismos (auto comunión) el pan consagrado y el cáliz sagrado, y mucho menos que se lo hagan pasar de uno a otro”.

Pero más allá de esta polémica hay malas prácticas en la recepción de la comunión en ambas modalidades.

  

LAS MALAS PRÁCTICAS EN LA RECEPCIÓN DE LA COMUNIÓN

La Sagrada Eucaristía es el Sacramento que contiene el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo bajo la apariencia de pan y vino.

Y por lo tanto debemos recibir la hostia consagrada con respeto.

El comulgante al recibir la comunión debe inclinar su cabeza como un gesto de reverencia y recibir luego el cuerpo de Nuestro Señor de las manos del ministro.

De hecho hay dos formas aprobadas hoy para recibir la sagrada comunión.

Uno es el método tradicional, es la recepción de la hostia en la lengua.

El comulgante da un paso adelante, se arrodilla o se queda parado haciendo una reverencia o genuflexión o el signo de la cruz.
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El sacerdote levanta la hostia y dice “el cuerpo de Cristo” y el comulgante responde “amén”, inclina ligeramente la cabeza hacia atrás, extiende la lengua y la mantiene quieta, y el ministro coloca la hostia en la lengua después de su respuesta amén
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La otra forma es recibir la comunión en la mano.

El comulgante extiende su mano izquierda sobre su mano derecha y se mantiene quieto, mientras el ministro coloca la hostia en sobre la mano.
.
Y el comulgante toma la hostia con la mano derecha y se la introduce en la boca en presencia del ministro antes de volver a su banco.

Sin embargo hay malas prácticas sobre las que nos gustaría hablar.

  

Malas prácticas al recibir la comunión en la boca

Aquí podemos encontrar diversas modalidades equivocadas.

El tiburón. Cuando el ministro levanta la ostia para mostrársela al comulgante, este se abalanza con sus dientes hacia la hostia como en una especie de ataque, haciendo que el ministro retroceda para evitar la mordida.

El mordedor. Esta es una variante de la anterior porque no se abalanza sobre la hostia, pero introduces su boca en la hostia y la mano del ministro. Y el ministro puede resultar mordido o simplemente sus dedos lamidos por el comulgante.

El que se balancea. Sigue con tal precisión los movimientos del ministro, que éste no sabe dónde colocar la hostia. El trabajo lo debe hacer el ministro y el comulgante debe extender suavemente la lengua y quedarse quieto.

El que crea confusión. Se arrodilla sobre un pie delante del ministro y luego de para, de modo que confunde al ministro sobre si quiere recibir la comunión arrodillado o parado, en la mano o en la boca.

El comulgante de la lengua reseca. Al sacar la lengua la hostia no queda pegada en ella, y a menudo cae al suelo; por lo que es recomendable humedecer la lengua antes de recibir la comunión.

El comulgante agujero negro. Abre la boca sin sacar la lengua y el sacerdote tiene qué tirar la hostia adentro de su boca, por qué no encuentra la lengua.

El comulgante tragamonedas. Abre poco la boca y es difícil para el ministro insertable la hostia en la lengua.

  

Malas prácticas al recibir la comunión en la mano

El ascensor. Levanta bruscamente la mano cuando recibe la hostia y se choca con la mano descendente del ministro.

El que baja la mano. Presenta sus manos tan abajo que obliga al ministro a doblarse y estirarse.

El jugador de básquetbol. Anticipa la recepción de la hostia y se la emboca en la boca de manera rápida y a veces se cae al suelo.

Al que no se ven las manos. Presenta las manos cubiertas por un buzo o una camisa y el ministro no sabe donde colocar la hostia.

El consumidor de medicamentos. Se tira en la boca la hostia sin ninguna reverencia.

El que tiene un bebé en sus brazos. Extiende su única mano libre y le es difícil embocar a la hostia; por lo tanto esta clase de persona debe recibir la comunión siempre la lengua.

El investigador. Toma la Eucaristía pero no se la pone en la boca y se va al banco a investigarla. Esto está prohibido y el ministro le llamará la atención, porque hay gente que va a las misas a buscar hostias consagradas para ritos satánicos.

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La coherencia de Francisco de lo que dice con sus actos

Habla de los pobres y realiza el gesto de invitarlos a cenar.

 

Francisco dijo ayer miércoles que «hay que besar con ternura las llagas de Jesús en nuestros hermanos hambrientos, pobres, enfermos y en los que están en la cárcel». Y el lunes, unas doscientas personas en dificultad, entre mendigos y nuevos pobres habían sido invitadas a cenar en los jardines del Vaticano, a los pies de la gruta de Lourdes.

 

misa de francisco en santa marta

 

La cena la organizó el Círculo de San Pedro, y es realizada por primera vez en el Vaticano. Pero anteriormente Franncisco celebró el “lavatorio de pies” de Semana Santa en una cárcel para jóvenes, de modo que no es una casualidad la coherencia de palabra y actos.

PARA TOCAR AL DIOS VIVO HAY QUE BESAR LAS LLAGAS DE JESÚS EN LOS POBRES Y HAMBRIENTOS

En la homilía de la Misa que presidió ayer de mañana en la Casa Santa Marta en la fiesta de Santo Tomás Apóstol, el Papa Francisco precisó que:

«Jesús nos dice que la manera de encontrarle es encontrando sus llagas, y las llagas de Jesús las encuentras con las obras de misericordia, dando al cuerpo y al alma, sobre todo al cuerpo de tu hermano llagado, porque tiene hambre, porque tiene sed, porque está desnudo, porque está humillado, porque es un esclavo, porque está en la cárcel, porque está en el hospital. Esas son las llagas de Jesús hoy».

Y Jesús, continuó el Pontífice,

«nos invita a dar un acto de fe, en Él, pero a través de estas llagas. ¡Vale, muy bien! ¡Hagamos una fundación para ayudar a todo el mundo y hacer tantas cosas buenas! Eso es importante, pero si nos quedamos en este nivel seremos sólo filantrópicos».

«Tenemos que tocar las llagas de Jesús, debemos acariciar las llagas de Jesús, tenemos que curar las llagas de Jesús con ternura, tenemos que besar las llagas de Jesús, y esto literalmente. Pensemos, ¿qué pasó con San Francisco, cuando abrazó al leproso? Lo mismo que a Tomás, que su vida cambió».

El Papa dijo para concluir que,

«para tocar al Dios vivo no hay necesidad de hacer un curso de actualización, sino entrar en las llagas de Jesús, y para ello basta salir a la calle. Pidamos a Santo Tomás a gracia de tener el coraje para entrar en las llagas de Jesús con nuestra ternura y seguramente tendremos la gracia de adorar al Dios vivo».

UNA CENA EN EL VATICANO PARA LOS POBRES DE ROMA

El lunes por la noche. Unas doscientas personas en dificultad, entre mendigos y nuevos pobres fueron invitados a cenar en los jardines del Vaticano, a los pies de la gruta de Lourdes.

El cardenal Giuseppe Bertello, presidente del Gobierno de la Ciudad del Vaticano les dio el bienvenido en nombre del papa Francisco y bendijo la cena.

“Como saben -dijo el cardenal Bertello- esta es su casa y con alegría les recibimos. La Virgen, delante de nosotros nos mira con serenidad. Es la misma mirada que les deseo a todos ustedes y a quienes les cuidan con tanto amor”.

Además de algunos mendigos, también personas que sufren la llamada nueva pobreza. Gente que hasta hace poco tiempo atrás tenía una cierta estabilidad y se encontraron pobres por algún evento inesperado, un accidente, un divorcio, la pérdida del trabajo, etc.

El ambiente era muy bonito, con las mesas y sombrillas blancas, en la explanada que está a los píes de la gruta de Lourdes, muy cerca de dónde el papa emérito Benedicto XVI vive retirado. La cena fue al atardecer del verano de Roma, de manera que aún había luz natural.

Lo organizó el Círculo de San Pedro, y fue por primera vez en el Vaticano. Ya dos años atrás los laicos de este círculo habían preparado otra cena en San Juan de Letrán con la presencia del cardenal Angelo Sodano.

Su eminencia, el príncipe Leopoldo Torlonia y el asistente eclesiástico del Círculo de San Pedro, Mons. Franco Camaldo, sirvieron en las diversas mesas, junto a un centenar de miembros del Círculo. Durante el evento parte de la banda de la Gendarmería del Vaticano amenizaba la velada tocando música.

“Hubo un primer plato; un segundo con carne que pudiera ser comida también por personas de otras religiones; un postre, un espumante para el brindis. Había también unas bolsitas con fruta para que se llevaran, además de un regalo que contenía dulces” precisó nuestro entrevistado.

Otro de los presentes recordó que en el menú había “granos Lorraine al alcaucil; rigatones a la sorrentina; ternera con espinaca y queso, verduras pasadas, agua y jugo de naranja. Y de postre tarta de fruta, con un espumante italiano”.

Para el Círculo de San Pedro dar de comer a los necesitados es algo habitual.

“Nosotros todos los días en nuestras tres cocinas económicas damos de comer a quienes se presentan. No preguntamos ni nacionalidad, ni religión ni nada. Se presentan con un bono que nosotros distribuimos a las parroquias” indicó uno de los organizadores.

“Estas personas fueron elegidas en cuanto huéspedes de nuestras cocinas económicas y de un nuestro centro de escucha multifuncional. Con cuatro autobuses los hemos recogidos desde cuatro puntos diversos de la ciudad y hacia las 10 de la noche fueron llevados hacia los mismos”. Y aunque no era una fábula, el banquete terminó antes de media noche.

Fuentes: Zenit, ACI Prensa, Signos de estos Tiempos 

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El famoso exorcista Gabriele Amorth no tiene dudas que el Papa Francisco hizo un exorcismo [13-05-22]

A pesar que la Oficina de Prensa del vaticano lo niega.
Mientras el encargado de Prensa del Vaticano insiste que el Papa Francisco no hizo un exorcismo en la Plaza de San Pedro luego de la misa de Pentecostés, y ni siquiera admite que hizo una imposición de manos como se ve claramente en el video, el padre Grabriele Amorth, famoso exorcista no tiene ninguna duda de que fue un exorcismo y cuenta quien es el joven a quien Francisco le impone las manos y la posesión que tiene. Por su parte el exorcista padre Fortea opina que a una oración tan breve no se le puede llamar exorcismo.

 

imposicion de manos del papa en pentecostes

 

Llama poderosamente la atención que el Padre Lombardi, como lo publica el diario Avvenire, ni siquiera usa la palabra imposición de manos, que se ve realizar a Francisco en el video, sino simplemente usa la palabra oración.

Dejamos a su discernimiento la causa de por qué esta forma de darle un significado distinto de lo que sucedió. Ver aquí lo que publicamos ayer sobre el tema.

El Diario Avvenire ha publicado:

«El Papa ha hecho un gesto especial de atención y bendición especial para el niño, y no hubo un exorcismo», dijo hoy Dino Boffo , director de TV2000, hablando en vivo en el canal de la CEI, sobre la historia del joven que el pasado domingo en la Plaza de San Pedro, al cual el Papa aplicó las manos en la cabeza.

El caso fue el tema central de ayer de algunos medios: TV2000, de hecho, había anticipado el contenido de un episodio de «Vade Retro», un programa dedicado a los exorcismos. En este episodio algunos exorcistas han argumentado que el acto del Papa Francis, grabado por las cámaras, sería «una oración de liberación del mal o de un exorcismo real.»

Esta declaración había estado alrededor de la web, junto con las imágenes de los jóvenes junto al Papa y a su padre, que entregó al Papa Francis, a través de los agentes de seguridad, un sobre amarillo. Pero el director de la TV2000, Dino Boffo, en su discurso admitió:

«que este episodio ha creado en mí un cierto malestar y arrepentimiento por haber causado inadvertidamente la propagación de una noticia no real, pero sólo en parte verdad y en parte no es cierto, porque el Papa no reconoce la palabra exorcismo». 

«Asumo la responsabilidad y me disculpo por poner una mala interpretación de los hechos y las personas involucradas, en particular, pido disculpas al Santo Padre», asegura Boffo

El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, ha explicado que:

«el Santo Padre no pretendía hacer ningún exorcismo. Pero, como suele hacer con los enfermos y sufrientes que se presentan, simplemente ha orado por una persona que sufre que se le había presentado».

Pero Il Mattino entrevistó al exorcista Padre Gabriele Amorth quien dijo que lo que hizo el Papa Francisco fue un verdadero exorcismo, si el Padre Lombardi lo negó significa que él no entendió nada.

El Padre Gabriele Amorth dijo en el programa de Radio 2 «Día de las ovejas», dijo el gesto hecho por el Papa el domingo:

 «Eso fue un exorcismo real, y te diré más: el hombre que el Papa ha exorcizado, hoy a las 11.30 horas, llegó a mí «, comenzó Padre Amorth.

¿Quién era ese chico?

«No era un niño, sino un hombre de 43 años con mujer e hijos. Su nombre es Ángel, está poseído por cuatro demonios, yo hoy he hecho un largo exorcismo». 

Cuando se le preguntó si el Papa no fue capaz de curarlo, el Padre Amorth dijo:

«Podemos decir que hizo un exorcismo, ya que un exorcismo es también lo que se hace mediante la colocación de las manos sobre la cabeza de la persona y la oración, sin recurrir al exorcismo escrito» 

«El Papa se reunió por primera vez con este joven, después que un sacerdote se le acercó y le dijo que este chico, que es mexicano, estaba poseído por cuatro demonios», dijo Amorth, según el cual la posesión en cuestión «es una  venganza del diablo contra los obispos mexicanos, debido a que no se oponen al aborto, como deben hacer. Este joven se liberará sólo cuando estos obispos mexicanos se arrepientan de no haber hablado, tendrán una penitencia por no haber intervenido». 

A la objeción de que la Oficina de Prensa del Vaticano, a través de su director, el padre Lombardi, que negó que el Papa haya realizado el exorcismo, y explicó que esto era sólo una oración, dijo el padre Amorth entonces que:

«si ellos negaron es que no entienden nada». «¿Por qué el exorcismo – luego explicó – no sólo es realizado de acuerdo a las reglas del ritual, con las oraciones escritas y reservadas para exorcismos. Exorcismos son también las oraciones de liberación que uno hace en sus propias palabras. Tengo tres casos de exorcismo realizado por Juan Pablo II, sin ningún libro de exorcismos».

La opinión del exorcista Fortea:

Hoy todo el mundo me ha preguntado por el supuesto exorcismo del Papa Francisco. ¿Es un exorcismo o no?

Mi respuesta es que no, no es un exorcismo. Indudablemente, el acompañante de la persona en silla de ruedas le ha dicho que se trataba de un poseído, o el mismo Papa se ha dado cuenta de que aquello no parecía una enfermedad. Entonces el Papa ha decidido orar un poco más. Probablemente, al ver de qué se trataba, el Papa se ha dirigido internamente al demonio. Pero una cosa tan breve, tan simple, no podemos llamarla un exorcismo, es una simple plegaria, con toda la generalidad y ambigüedad que tiene la palabra plegaria.

Cuando yo voy a dar charlas en iglesias en distintos países, mucha gente me pide que le dé la bendición. Entre esa gente, de vez en cuando, hay alguna persona que reacciona como lo hace el que está sentado en la silla de ruedas. ¿Lo que he hecho yo es un exorcismo? La respuesta es no. He hecho una plegaria y se ha producido esa reacción.
Cuántas veces he pensado que si alguien grabara en vídeo mis bendiciones e imposiciones de manos, cuando aparece un caso así, los que lo vean pensarán que he hecho un exorcismo. Cuando mi voluntad es no hacer ningún exorcismo. Pues eso es lo que le ha ocurrido al Papa.

Una cosa es un exorcismo, otra es una breve bendición o plegaria. Incluso si el Papa quería expulsar al demonio, su acción no cabe que se la califique de exorcismo. La acción del Papa no prejuzga el estado de esa persona. Y si el Papa hubiera querido hacer un exorcismo, sin duda lo hubiera hecho en condiciones, con tiempo y con una intensidad diversa que la que hemos visto en esa plegaria. Los periodistas deberían decir en sus titulares que el Papa ha hecho una brevísima plegaria sobre un supuesto poseso.

Fuentes: Avvenire, Il Matino, Signos de estos Tiempos

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Olvidándose que Dios existe, una oficina del Vaticano propone crear un dios humano [2011-10-26]

[SdeT] El Consejo Pontificio Justicia y Paz ha hecho pública una nota que se denomina “Por una reforma del sistema financiero internacional en la perspectiva de una Autoridad pública de competencia universal”, en vísperas de la reunión del G20, en la que aboga por un Banco Central Único, que necesariamente llevaría a una autoridad política también única, cristalizando así el Nuevo Orden Mundial.

Quiera Dios que detrás de esta nota de la CPJP haya otras variables políticas que desconocemos o sea parte de una operación mas amplia,  y que no se acabe solamente en lo que plantea literalmente, que avala un gobierno económico y político mundial.

Quitando los aspectos doctrinales, que abundan en el documento, es necesario ir a lo sustancial para evaluarlo, a la propuesta concreta, y ahí es válido preguntarse:

¿No alcanza con comprobar lo que están haciendo los burócratas de la ONU con el aborto, que a pesar que no existe jurisprudencia internacional sobre el derecho al aborto presionan a los países miembros con ello, que ahora esta oficina quiere crear un organismo de mucho más poder, que de hecho manejaría la economía mundial?.

Este dios humano, un Leviatán, que ahora está legitimando quien menos debería hacerlo, el Vaticano, no es ni más ni menos que el gobierno mundial que quieren los grupos de poder que dominan el mundo por detrás, y que impulsan la agenda del aborto, el descenso de la población a cualquier precio, la precariedad como estilo de vida, la homosexualidad y la ideología de género, etc., todo lo contrario a lo que la Iglesia Católica sostiene. Es el Nuevo Orden Mundial, que vemos actuante en la ONU, en la cual los burócratas operan una agenda que no es la que surge del consenso de los paises miembros sino de otras instancias.

El planteo del CPJP peca de ingenuo, porque le dará mucho más poder a estos grupos que quieren gobernar, ya sin trabas, el mundo, y con un poder reforzado podrán seguir mas eficientemente la violenta política de descristianización que llevan adelante.

¿O acaso creen que no va a suceder como en la ONU que la burocracia internacional es la que maneja en la práctica las agendas?

El documento dice que “la Autoridad mundial deberá entender su facultad de orientar y decidir, así como de sancionar sobre la base del derecho, como un ponerse al servicio de los varios países miembros, para que crezcan y posean mercados eficientes y eficaces”. Para que todo ello sea posible, es preciso recuperar “el primado de lo espiritual y de la ética y, con ello, el de la política, responsable del bien común”.

La dificultad práctica de este discurso es plantear una estructura de gobierno mundial, que para su funcionamiento correcto, necesita recuperar el «primado espiritual de la ética», y no al revés, dando de hecho el aval para la conformación de una super estructura de gobierno mundial que se le escapará del control a aquellos en quienes priman lo espiritual y la ética, y luego que ya está instalada en el mundo, será la que verdaderamente uniformizará la vida en el planeta según lo que quieran los grandes grupos de poder.

Una demostración clara de esto es la influencia que tuvo la moral, dentro de los operadores, en la generación de la crisis económica de 2008. La teoría del riesgo moral, que allí se confirmó, dice que cuando las personas están efectivamente aisladas de las posibles consecuencias negativas de sus decisiones, son más propensas a tomar riesgos que de otro modo no tomarían, sobre todo con el dinero de otras personas. Cuanto mayor sea el alcance de la garantía, mayor es el riesgo moral. Se crea, por tanto, un incentivo enorme para privatizar ganancias y socializar las pérdidas, como sucedió con el Wall Street.

LAS PROPUESTAS ECONÓMICAS

La nota del CPJP recomienda «formas de recapitalización de los bancos con fondos públicos”, o sea fondos frescos de los paises, dando en última instancia el mensaje a los operadores financieros, que hagan lo que hagan siempre puede recurrir a los contribuyentes para salvarle.

Y por otro lado, no toma en cuenta los altos niveles de deuda pública y déficit en muchas economías desarrolladas como para derivar fondos para el rescate. ¿Cómo podrían los gobiernos proporcionar los fondos públicos mencionados cuando ya están tan fuertemente en deuda y se tambalean bajo el peso de las obligaciones fiscales? ¿Aumentando los impuestos?. ¿Dejando de cumplir obligaciones ya comprometidas?.

Finalmente llegamos a la más «vidriosa» de las propuestas, un Banco Central Mundial, del cual ya hablamos sobre su inconveniencia estratégica política. Este planteo también es inadecuado desde el punto de vista económico.

Una gran parte de la culpa del desastre económico actual es directamente atribuible a los bancos centrales. Solo basta señalar que el dinero fácil de las políticas de la Reserva Federal a partir del 2000 desempeñó un papel determinante en la creación de la burbuja del mercado inmobiliario de Estados Unidos, el desarrollo cuestionable de securities y el colapso subsiguiente del 2008. Y el Banco Central Europeo tampoco ha sido garantía de eficiencia.

¿Pero por qué, teniendo en cuenta los fracasos evidentes de los bancos centrales nacionales y regionales, alguien supone que un banco central global no va caer en los mismos errores?

El ejemplo del Banco central Europeo nos da la medida en su fracaso de establecer un formato único para todos los tipos de interés para economías tan diferentes como Grecia y Alemania. De hecho, es simplemente imposible para cualquier individuo u organización saber cuál es la óptima tasa de interés para todos los países de la UE, por no hablar del mundo.

Estas ideas de que la acumulación de poder y centralización vuelve más eficiente las decisiones ha sido refutada una y otra vez por los grandes imperios de la historia, ¿o acaso no se acuerdan de las ineficiencias del último imperio centralizado que fue la Unión Soviética?

En conclusión, si no hay más que esto en la propuesta del CPJP, o sea la eventualidad que esta nota sea parte de otras estrategias que se estan jugando por otros caminos, daría la impresión que esta propuesta es apresurada e ingenua.

Apresurada porque apresura la consolidación del poder global de los super grupos económico-políticos del mundo al darles el aval para un gobierno mundial, que terminará en sus manos en última instancia. E ingenua porque se basa en una teoría del «deber ser, ideal», como si los hombres y las sociedades se manejaran hoy de manera moral y franca, sin considerar que los mecanismos que propone ya han fracasado en su funcionamiento en la práctica.

Fuentes: SdeT, The Corner, Zenit, Religión en Libertad, Vatican Insider,

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Homosexualidad NOTICIAS Noticias 2011 Sociedad

El Vaticano y la ONU enfrentados porque se impide tener una opinión moral sobre la homosexualidad [2011-07-15] SdeT

El Vaticano protesta por el «road map» de la ONU sobre los derechos de los gays en cuanto que el misma no da lugar a ninguna distinción moral, política o jurídica en relación con el matrimonio, la adopción o la inseminación artificial.

La reciente resolución de las Naciones Unidas sobre la orientación sexual y la identidad de género ha entrado a formar parte de un documento-manifiesto que podría limitar la libertad de la Iglesia. En práctica, ya no sería considerado admisible tener una opinión moral o religiosa sobre la homosexualidad. El Vaticano, por lo tanto, pone en guardia sobre el pensamiento único, impuesto en nombre del desarraigo de la homofobia y de la transfobia. Las categorías de orientación sexual e identidad de género no son ni reconocidas, ni unívocamente definidas en el derecho internacional y por lo tanto, son susceptibles de ser interpretadas y definidas según las intenciones de quien se refiere a ellas. Según el representante de la Santa Sede en el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, la agenda de las Naciones Unidas pone en peligro la libertad religiosa de la Iglesia.

 «El objetivo es incluir los derechos de los gays en la agenda global de los derechos humanos», advierte el arzobispo Silvano Maria Tomasi, Observador permanente de la Santa Sede en la oficina de la ONU de Ginebra.

Según la Santa Sede, una de las posibles tergiversaciones podría ser que, si un estado o una comunidad religiosa se negaran a casar a una pareja formada por dos personas del mismo sexo o a reconocer las adopciones infantiles, serían susceptibles de violar los derechos de los gays introducidos en la agenda de las Naciones Unidas. Y, en casos extremos, los ministros religiosos podrían incluso ser obligados a celebrar dicha unión gay.

La contribución de la Iglesia a la reflexión sobre los derechos humanos nunca ha estado separada de la perspectiva de la fe en Dios Creador. Para la Iglesia Católica, tratándose de derechos que tienen que ver con la vida y con el comportamiento de las personas, de las comunidades y de los pueblos, la razón prevé que en cada caso nos preguntemos si las problemáticas que se quieren reconocer como nuevos derechos promueven o no un bien verdadero para todos y qué relación tienen con los otros derechos y las responsabilidades de cada uno.

Por eso, el «road map» sobre los derechos de los gays, lo que verdaderamente amenaza, es la libertad religiosa. Por una parte, la Santa Sede se opone a una dictadura de la razón positivista que excluye a Dios de la vida de las comunidades y del orden público, privando de este modo al hombre de sus criterios específicos de medida; por otra acoge verdaderas conquistas de la Ilustración, los derechos del hombre y especialmente la libertad de fe y su ejercicio, reconociendo en ellos elementos esenciales incluso para una autenticidad de la religión.

El tira y afloja entre el Vaticano y la Onu se enmarca dentro de la discusión sobre los derechos de los «LGBT» (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales), entre los cuales se contemplan también el matrimonio, la adopción y la inseminación artificial.

La Santa Sede comparte el fin legítimo de evitar discriminaciones injustificadas y tutelar de violencias a las personas «LGBT», pero estigmatiza el intento por forzar la opinión y el conocimiento, imponiendo una idea según la que cualquier tipo de relación (heterosexual, homosexual, bisexual, transexual) tiene el mismo valor desde el punto de vista de la naturaleza y de la moral.

Esto, según la Santa Sede, viola diversos derechos fundamentales ya que debilita la libertad de opinión, de expresión y de religión. Corren riesgo, por lo tanto, la libertad de la Iglesia y de los creyentes. Además la familia y los niños ya no serían reconocidos como realidad natural en sí mismos, sino como objeto de deseo subjetivo a causa de la existencia de un derecho de los gays a contraer matrimonio, adoptar y fundar una «familia», como si las realidades naturales no existieran.

La Santa Sede está preocupada por la negociación de la distinción entre la realidad de las parejas heterosexuales y la realidad de las relaciones entre personas LGBT, además de estar preocupada por la neutralización moral de la sexualidad.

La polémica entre Roma y Ginebra se funda en la percepción opuesta de un presupuesto: es decir, si la sexualidad está o no fuera de la esfera de la acción moral. Para la moral católica la sexualidad humana, como cada actividad voluntaria, posee una dimensión moral: se trata de una actividad que deriva de una voluntad individual, para una finalidad, no es una «identidad». Es decir, depende del hacer y no del ser, independientemente de cuanto las tendencias homosexuales puedan estar arraigadas en la personalidad. Negar la dimensión moral de la sexualidad equivale a negar la libertad de la persona en este ámbito y lleva hacia una violación de su dignidad ontológica. La Santa sede teme que el reconocimiento de una plena paridad jurídica para las personas con orientación homosexual pueda prestarse a la reivindicación del matrimonio entre dos hombres o dos mujeres

El enfrentamiento entre las Naciones Unidas y la Santa Sede, en Italia tiene un significativo precedente: la disputa que se produjo hace seis años entre la Región Toscana y el Cardenal Ennio Antonelli, entonces Arzobispo de Florencia y actualmente ministro del Vaticano para la Familia.  También en ese caso la materia de la contienda fue una ley a favor de una cultura que desvía la natural distinción sexual entre hombre y mujer a favor de los transexuales. En una ley regional, de hecho, se afirmaba que la persona humana nace neutra, es decir, no existe una condición de la naturaleza que defina el sexo, y de este modo la elección del género se lleva a cabo por medio de un recorrido natural. De aquí deriva la invitación de la ley dirigida a provincias y municipios, a promover, mediante iniciativas culturales, las nuevas figuras como transexuales, homosexuales, lesbianas y transgéneros. «Una cosa son los derechos individuales de las personas, otra el reconocimiento jurídico de la pareja homosexual equiparándola a la familia– criticó el cardenal Antonelli. Creo que este es un camino que no contribuye al bien de la sociedad».

En octubre de 2009, en el Sínodo de Obispos dedicado a África que se celebró en el Vaticano, el mismo Cardenal Antonelli, como presidente del Pontificio Consejo para la Familia, se lamentó ante el Sínodo de la extensión de la teoría del género en África por medio de instituciones cristianas en línea con las instituciones internacionales, sus agencias (ONU, OMS, UNICEF, UNESCO) y las ONGs.

Fuente: Giacomo Galeazzi para Vatican Insider


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Obispo ordenado por el gobierno chino, es excomulgado por el Vaticano [2011-07-05] SdeT

El Vaticano excomulga al obispo chino ordenado sin permiso. «La ordenación de Leshan fue un acto unilateral, que siembra división» Lombardi: «La ordenación episcopal de Leshan amargó profundamente al santo padre» Además de Shiyin, la posición de los siete pastores que participaron en el rito de Leshan permanece en suspenso.

El Vaticano declaró hoy formalmente la excomunión automática del prelado chino Pablo Lei Shiyin, quien fue ordenado como obispo católico de la diócesis de Leshan sin tener la aprobación del Papa Benedicto XVI.

En una nota de prensa la Sede Apostólica informó que la ordenación, que tuvo lugar el 29 de junio pasado, careció de «mandato pontificio» y, por lo tanto, el pastor no es reconocido por la Iglesia ni tiene autoridad para gobernar la comunidad católica diocesana.

«Una ordenación episcopal sin mandato pontificio se opone directamente al rol espiritual del sumo pontífice y daña la unidad de la Iglesia», indicó.

«La ordenación de Leshan fue un acto unilateral, que siembra división y, por desgracia, produce laceraciones y tensiones en la comunidad católica China», agregó.

El texto precisó que el mismo Lei Shiyin había sido informado, desde hace tiempo, que no podía ser aceptado por El Vaticano como candidato episcopal, a causa de «motivos comprobados y muy graves».

«La ordenación episcopal de Leshan amargó profundamente al santo padre, el cual desea hacer llegar a los amados fieles en China una palabra de ánimo y de esperanza, invitándoles a rezar y a permanecer unidos», apuntó la nota.

Quien dirigió el rito fue mons. Fang Xinyao de Linyi, presidente Asociación patriótica, la Iglesia “nacional” reconocida y sostenida por el gobierno de Pekín. Los demás obispos que participaron son: mons. Fang Jianping de Tangshan; mons. He Zeqing de Wanzhou; mons. Li Shan de Pechino; mons. Li Jing de Ningxia; mons. Xiao Zejiang de Guizhou; y mons. Zhao Fengchang de Liaocheng. Todos fueron reconocidos como obispos legítimos de sus diócesis pero, con excepción de los obispos de Guizhou y Ningxia, ya habían participado en otras ceremonias ilegítimas.

El obispo ilegítimo de Leshan, por su parte, es vicepresidente de la Asociación patriótica de China. Según el Código de Derecho Canónico, los obispos que participen en una oredenación ilícita incurren, como el obispo ordenado, en la excomunión automática. Pero una declaración del Pontificio consejo para los textos legislativos, del pasado 10 de junio, había especificado algunos atenuantes, por ejemplo «cuando la persona, que comete el delito como ordenante o como ordenado, actúa desde el miedo, aunque sea relativo, o desde la necesidad o por incomodidad grave».

Cada una de las personas involucradas, subrayaba la declaración, «sabe, en lo profundo de su alma, cuál es el grado de responsabilidad personal y la conciencia justa de cada uno indicará si merece  una pena “latae sententiae”». La nota vaticana, difundida hoy, es un poco menos explícita, según el padre Lombardi, por lo que respecta al resto de los obispos: «Los obispos consagrados –dice el texto– se expusieron a las graves sanciones canónicas previstas por la ley de la Iglesia (en particular por el canon 1382 del Código de Derecho Canónico; cfr. Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos del 6 de junio de 2011)».

«Hay que ver –dijo el portavoz– las circunstancias, valorar las presiones y las violencias», como está previsto en la Declaración. Para cada uno de los 7 obispos, explicó, tenemos «menos elementos para valorar», con respecto al caso de mons. Lei Shiyin. El padre Lombardi también subrayó que en la nota vaticana no se habla de las «autoridades chinas», puesto que se tratan tan sólo argumentos «en términos eclesiales».

China y El Vaticano carecen de relaciones diplomáticas desde hace más de 50 años, uno de los obstáculos a la normalización de los vínculos oficiales es el nombramiento de obispos desde Roma, que Pekín considera como un peligro para su política interna.

Fuentes: Vatican Insider y Religión Digital


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La Iglesia no se vino abajo con los escándalos de pedofilia porque tiene un fundamento sobrenatural [2011-07-02] SdeT

Una entrevista con mons. Scicluna, el hombre que desde hace diez años colabora con Joseph Ratzinger en la lucha anti-pedofilia.

Para entrar en donde trabaja, con un grupo restringido de colaboradores, es necesaria una tarjeta magnética. Nadie diría que detrás de aquella puerta de madera clara que se asoma al patio interno en el primer piso del palacio del Santo Oficio, estén custodiados los expedientes sobre los casos más escabrosos y desagradables, los de los abusos en contra de menores perpetrados por sacerdotes y religiosos.

Mons. Charles J. Scicluna, el «promotor de justicia» de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el hombre que desde hace casi una década está al lado de Joseph Ratzinger en la lucha contra la “suciedad” en la Iglesia, no tiene el aspecto de un inquisidor: es cordial, sonriente, directo, para nada clerical.

«Nací en Toronto en 1959 hijo de malteses que habían emigrado a Canadá. Pero, antes de cumplir un año de edad regresé con mi familia a Malta y crecí ahí…». Scicluna se interrumpe. «Beh… crecer, crecer, ¡no tanto!», añade, refiriéndose a su estatura.

A 19 años, después de haber iniciado a estudiar jurisprudencia en la universidad, decide entrar al seminario. «Formaba parte desde hacía muchos años a la “Legio Mariae”, recitaba el rosario cada día, hacía apostolado, pero quería ser abogado». El arzobispo de Malta, tras un par de años, permite que su seminarista complete también sus estudios en leyes en el ateneo laico. Una decisión que se revelará preciosa en el curriculum de Scicluna, obligado a convertirse también, un poco, en detective: «Se ve que el Señor tenía sus planes…».

Ordenado sacerdote en 1986, se fue a estudiar a Roma, en donde obtuvo la licenciatura en derecho canónico en la U. Gregoriana con el profesor Navarrete (futuro cardenal), y su director de tesis fue el estadounidense Leo Burke (también futuro cardenal). Los superiores lo notaron inmediatamente. «Querían que permaneciera en Roma, en la Signatura apostólica, pero el arzobispo me volvió a llamar a Malta, en donde durante cinco años enseñé en la universidad, hice el ‘defensor del vínculo’ en las causas de nulidad matrimonial, trabajé en la parroquia».

En 1995 las insistentes peticiones que llegaban desde Roma vencieron todos los obstáculos y Scicluna fue nombrado «promotor de justicia sustituto» en la Signatura apostólica, el tribunal supremo del Papa. «En 2001, tras la publicación del motu propio con el que Juan Pablo II asignaba a la Santa Sede todos los procesos por los abusos de menores, el cardenal Ratzinger debía instituir el nuevo tribunal. Y, entonces, no se imaginaba, lamentablemente, todo lo que habría tenido que trabajar», explica Scicluna.

El mons. maltés se convierte también en un estrecho colaborador del futuro Papa y, en 2002, es nombrado «promotor de justicia» del ex Santo Oficio. Gracias a las nuevas normas se desempolvan todos los fascículos pendientes. Se vuelven a abrir averiguaciones y, finalmente tras dos años, la Congregación comienza a indagar al fundador de los Legionarios de Cristo, el padre Marcial Maciel. «Nació un entendimiento muy bello, el cardenal Ratzinger, que no tenía una formación canonística, confió en mí».

Su rostro se vuelve serio cuando escucha la pregunta sobre lo que significó en su vida haber tenido que ver con estos escándalos tremendos: «Comprendí que si la Iglesia no se vino abajo a pesar de los escándalos, fue justamente porque tiene un fundamento sobrenatural. No se puede explicar de otro modo».

«La Iglesia, continúa Scicluna, considera entre sus tesoros más preciados la inocencia de los niños, y el liderazgo de Benedicto XVI ha sido y es fundamental. Ha tenido el coraje para decir: “aquí nos hemos equivocado, aquí tenemos que cambiar…”». Justo a esto se refería Razinger en la ya famosa meditación del Via Crucis del viernes santo de 2005, cuando habló de la «suciedad» en la Iglesia: «Aquellas palabras provenían de tres años de estudiar los casos de abuso, se tenía la conciencia de la necesidad de ver a la cara los pecados del clero».

Hace algunos días, al presentar un seminario internacional dedicado a la lucha contra la pedofilia clerical, que se desarrollará en la U. Gregoriana en febrero de 2012, Scicluna usó palabras fuertes, al afirmar que las violencias contra menores por parte de religiosos son un «abuso de poder espiritual». «Sí, es cierto, añade el prelado maltés, existe una diferencia específica entre el abuso cometido por un laico y el de un sacerdote. El religioso se permite cometer estos actos en cuanto sacerdote, contra víctimas que confían encontrar en él al “buen pastor”». El rostro de Scicluna se obscurece todavía más y se tiñe de dolor. «Si el abuso lo ha cometido un sacerdote, la huella en las víctimas permanece mucho más impresa, hay una confianza espiritual que se destruye, una fe que se asesina».

Le preguntamos al «promotor de justicia» si el cambio de mentalidad que pidió Benedicto XVI se está convirtiendo en una realidad al interno de la Iglesia. «Según yo, dice con un hilo de voz, el cambio de mentalidad es posible sólo para aquellos que tienen el coraje de encontrarse con las víctimas de los abusos, de acogerlas, de escuchar sus experiencias. Si no se hace, se puede haber leído de todo, puede uno estar preparadísimo, pero no se logra comprender hasta el fondo el drama que implican estos tremendos pecados. Hay una reacción, una rabia en las víctimas de los sacerdotes que no se encuentra en otros casos, porque toca la profundidad del alma».

Es por ello, revela Scicluna, que los obispos que participarán en el seminario de febrero de 2012 tendrán que haber visitado a las víctimas de religiosos pedófilos en sus respectivos países antes de llegar a Roma. «Es una experiencia traumática que cambia la vida, como me sucedió a mí. Gracias a Dios, a las normas más severas y al crecimiento de una nueva conciencia estos casos están disminuyendo notablemente con respecto al pasado. Debemos continuar acercándonos a las víctimas, que han sido tratadas durante mucho tiempo como víctimas de la Iglesia y que son, en cambio, personas heridas en el alma; hay que ayudarlas y acogerlas para que lo que han sufrido no se repita».

Scicluna se levanta, acompaña a su huésped fuera de la oficina, en el portal, hasta el ascensor. Una bocanada de aire a la luz del sol caliente del junio romano, antes de sumergirse de nuevo entre los papeles que describen el abismo de los pecados más turbios.

UNA ESTRATEGIA GLOBAL PARA LA CRISIS DE LA PEDOFILIA

En febrero, en Roma, un gran simposio destinado a los obispos para reflexionar y escuchar las mejores prácticas para prevenir y curar las “heridas” de los abusos en contra de menores

Es justamente para ayudar a los obispos y superiores de las órdenes religiosas de todo el mundo que la Pontificia Universidad Gregoriana, con la ayuda de otros dicasterios vaticanos, está organizando un simposio que se desarrollará en febrero de 2012 en el prestigioso ateneo de los jesuitas. Se titula “Hacia la curación y la renovación” y tendrá al menos 200 participantes, entre obispos y superiores. Los objetivos principales son analizar todos los aspectos –pastorales, jurídicos, psicológicos y teológicos– de la crisis y, publicando on-line las “best practices”, prevenir y curar los abusos.

Por ello la necesidad de que la Iglesia elabore una respuesta eficaz y coherente frente a la crisis: «No es posible distinguir entre la protección de los menores y el bien común de la Iglesia y de la comunidad cristiana». Para mons. Scicluna la respuesta adecuada debe pasar por los caminos de la educación y de la justicia: educación, en primer lugar del clero, pero también de toda la “base” cristiana, que debe aprender a reconocer y denunciar los signos del abuso. Fundamentalmente, también los procesos de “atención” y de reconocimiento de las víctimas por parte de la Iglesia, a menudo etapa fundamental en el proceso de curación de los individuos y de la comunidad. Una de las conferencias del simposio tendrá como tema la voz de las víctimas, y una de ellas hablará ante los obispos.

En cuanto a la “justicia”, mons Scicluna recordó que el abuso contra menores no es solo un pecado, sino un tanto un delito según la ley canónica como un crimen civil y penal: por ello el imperativo, expresado en la “Carta”, de observar escrupulosamente las leyes locales en términos de denuncia de las noticias de abusos por parte de sacerdotes y obispos. Un imperativo, especificó Scicluna, que no se debe limitar a la obediencia “literal” de la ley, sino que debe también seguir paso a paso los desarrollos de la jurisprudencia.

Fuente: Alessandro Speciale y Andrea Tornielli para Vatican Insider


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Wikileaks revela las tensiones entre el Vaticano y los curas brasileños [2011-07-01] SdeT

La situación es delicada sobre todo después del «caso Recife” del 2009. La preocupación de la Santa Sede está concentrada en la crisis de la disciplina eclesiástica, el crecimiento de la Iglesia evangélica y la influencia de la teología de la liberación entre los jóvenes sacerdotes.

Wikileaks revela que el Vaticano estaba preocupado por la conducta de los sacerdotes brasileños sobre el celibato. Y así se vuelve a abrir una cuestión extremadamente delicada para la Santa Sede, sobre todo en relación con el espinoso tema de los sacerdotes brasileños (y sudamericanos) cercanos a la teología de la liberación y de las tensiones con Roma de la cual es prueba clamorosa el caso Racife, es decir la controversia sobre el aborto de la madre-niña.

Según los documentos relativos a Wikileaks, el Vaticano ha manifestado su preocupación por el comportamiento de los sacerdotes brasileños, fundamentalmente su indiferencia y porque no observan la regla del celibato eclesiástico. La fuente citada por el diplomático estadounidense es un prelado brasileño, oficial de la Secretaría del Estado. Monseñor  Stefano Migliorelli estrecho colaborador del cardenal Tarcisio Bertone, que informó al embajador de los Estados Unidos, Francis Rooney, que el viaje de Benedicto XVI en 2007 nacía de la alarma por la situación de la Iglesia católica local.

«Monseñor Migliore se lamenta de que el nivel de preparación de los sacerdotes brasileños es muy bajo y que en muchos casos no se respetan los  principios de la disciplina clerical (por ejemplo el celibato eclesiástico…)», evidencia el documento preparado por el diplomático Francis Rooney para la administración americana. En otro pasaje del informe elaborado en el 2007, se afirma que  la crisis sacerdotal, la disminución de la vocación y la indisciplina del clero en América Latina son mucho peor que en los Estados unidos.

La Santa Sede, siempre según el informe estadounidense, da voz de alarma por el crecimiento de las iglesias evangélicas en Brasil y en América del Sur. A juicio de la Secretaria del Estado Vaticano, Brasil y América latina deben ser consideradas como una «tierra de misión» en la cual es necesario «recomenzar desde cero» y «el clero debe ser formado nuevamente» para frenar el avance de las Iglesias evangélicas. Una situación preocupante, por lo tanto, esa que denuncia el eclesiástico Migliorelli al diplomático estadounidense Rooney.

EL CASO RECIFE

Hace dos años y medio la tensión entre la Santa Sede y el episcopado brasileño alcanzó el nivel de alerta. El causante de la tensión fue el «caso Recife».

La Iglesia debe respetar la profesionalidad de los médicos incluso cuando hacen intervenciones que parecen contradecir las leyes eclesiásticas como en el caso de la niña de 9 años violada y obligada a abortar en Brasil porque el embarazo ponía en peligro su vida. La excomunión de la madre y los médicos es «un juicio que pesa como una hacha y hace parecer a la Iglesia insensible».

El 14 de marzo de 2009 en el “Observatore Romano”, el entonces presidente de la Pontificia academia por la vida, Rino Fisichella estigmatizó la posición adoptada por el arzobispo de Recife, José Cardoso Sobrinho, que una semana antes había anunciado la grave sanción canónica contra quién había provocado la interrupción del embarazo, a pesar de que la niña, embarazada de gemelos corría el riesgo de morir. Un caso que ha suscitado clamor en el mundo entero y una dura protesta por parte del presidente Lula en contra de la «Iglesia menos correcta que la medicina». «Antes de pensar en la excomunión era necesario y urgente salvaguardar la vida inocente de la niña y reportarla a un nivel de humanidad en el cual nosotros hombre de Iglesia deberíamos ser expertos predicadores y maestros», sostuvo el arzobispo Fisichella.

El enfoque equivocado por el arzobispo brasileño, añadió el ministro vaticano de la bioética, «por desgracia sufre la credibilidad de nuestra enseñanza que aparece a los ojos de muchos como insensible, incomprensible y sin piedad». Es cierto que «la pequeña Carmen llevaba dentro de sí otras vidas inocentes como la suya, aunque si eran fruto de la violencia, y han sido suprimidas, sin embargo no es suficiente para un juicio que pesa como un hacha». Además, reconoce el ministro vaticano Fisichella, «debido a su cortísima edad y sus condiciones de salud precarias su vida estaba en serio peligro por el embarazo y ninguno llega a una decisión de este tipo con desenvoltura, es injusto e ofensivo sólo pensarlo». Sin embargo, pocas horas después de la excomunión, la Curia definió «justa la excomunión a quién ha provocado el aborto».

Pleno apoyo en el Vaticano al arzobispo de Recife que terminó en la mira de la autoridad civil por la excomunión que había llegado del cardenal Giovanni Battista Re. «Es un caso piadoso pero el verdadero problema es que los dos gemelos eran personas inocentes, tenían el derecho a vivir y éste no podía ser suprimido – comentó en caliente el entonces ministro vaticano de los obispos y presidente de la Pontificia comisión por América Latina-. La vida va siempre tutelada, por lo tanto el ataque a la Iglesia brasileña está injustificado».

La interrupción voluntaria del embarazo «es siempre una supresión de una vida inocente», precisó Re y «por el código de derecho canónico quién practica o colabora directamente en el aborto cae “ipso facto” en la excomunión, la Iglesia ha siempre defendido la vida y debe continuar haciéndolo sin adaptarse a los humores de la época o la oportunidad política». Para corregir el curso, sin embargo, intervino el Presidente de la Academia Pontificia para la Vida. «El debate sobre estos temas – dijo el arzobispo Fisichella – es a menudo estrecho y las diferentes perspectivas no siempre permiten considerar lo grande que es lo que está en juego. Es el momento de mirar lo esencial y de fijarse en los ojos de Carmen, violada por su padrastro». Por lo tanto no había necesidad de que el obispo usase «tanta urgencia y publicidad en el declarar un hecho (la excomunión) que se activa automáticamente».

Carmen «debía ser en primer lugar defendida, abrazada, acariciada con dulzura para hacerla sentir que estábamos todos con ella, todos sin distinción». Fisichella subrayó que «el aborto provocado ha sido siempre condenado por la ley moral como una acto inherentemente malo y esta enseñanza se mantiene sin cambios hasta nuestros días desde el comienzo de la Iglesia» y técnicamente, el Código de derecho canónico usa la expresión «Latae sententiae» para indicar que la excomunión se lleva a cabo precisamente en el momento en el que ocurre el suceso.

Por lo tanto advierte el arzobispo Fiscella, no había necesidad de retirarle la comunión públicamente. De lo que se sentía que había urgencia era sin embargo, «la proximidad de sufrimiento y un acto de misericordia». Ya dos días después la Conferencia de los obispos brasileños dio marcha atrás diciendo que la niña y los médicos no habían sido en realidad excomulgados porque habían actuado para salvar una vida. «El respeto que se le debe a la profesionalidad del médico –escribió Fisichella – es una regla que debe involucrar a todos y no puede allanar el camino para una opinión negativa sin antes haber considerado el conflicto que se ha creado en su corazón». Cierto, algunos, «se habitúan a las situaciones así y no sienten más emociones»; en estos casos, sin embargo, «la elección de ser médico viene degradada solamente a una profesión sin entusiasmo y con pasividad. Generalizar no sería solo incorrecto, sería injusto».

LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y LA “NORMALIZACIÓN” DEL JESUITA JON SOBRINO

Otro nervio descubierto entre la relación con la Santa Sede y América Latina es la relación con la Teología de la liberación, una escuela de pensamiento teológico que se desarrolló sobre todo en América latina y que en el curso de los años ha asumido cada vez más una connotación política, a menudo inspirada por la revolución socialista. Un «compromiso histórico» entre cristianismo y marxismo, orientado hacia los pobres, para los cuales desde la Santa Sede no han faltado nunca los intentos de normalización.

En marzo de 2007 la Congregación para la doctrina de la fe (ex Santa Oficina) definió contrarias a la doctrina católica dos obras de Jon Sobrino, jesuita salvadoreño considerado uno de los padres de la teología de la liberación. Los libros bajó acusación son «Gesù Cristo liberatore – Lettura storico teologica di Gesù di Nazareth», (“Jesucristo liberador –Lectura histórica teológica de Jesús de Nazaret”) de 1991 y «La fede in Gesù Cristo» (“La fe en Jesucristo”) del 1999. Se trata de la primera expulsión de este tipo de la Congregación desde la elección de Benedicto XVI. Cuando Joseph Ratzinger era obispo de Munich financió la traducción al alemán de la tesis doctoral de Sobrino.

La decisión de examinar los textos del teólogo jesuita, que junto con Leonardo Boff y padre Casaldalilga es uno de los mayores exponentes de la Teología de la liberación, fue tomada en 2001, (cuando era el propio Ratzinger quién dirigía la Congregación). Entre las afirmaciones de Sobrino juzgadas como «peligrosas» están aquellas que ponen en duda puntos cruciales de la fe, como la divinidad de Jesucristo, la encarnación del Hijo de Dios, la relación de Jesús con el Reino de Dios, su autoconciencia y los valores de su muerte. Las críticas del Vaticano a Sobrino son el haber dado demasiado valor a la componente histórica de la figura de Jesús separándola de su dimensión divina

«Sobrino es un hombre que ha vivido de cerca la experiencia dramática de su pueblo, por esto ha tendido a desarrollar una “cristología desde abajo” y ha cultivado una sintonía espiritual profunda con la humanidad de Cristo», ha comentado la notificación de la Congregación para la doctrina de fe el director de comunicación del Vaticano, padre Federico Lombardi. «Sin embargo, la insistencia de Sobrino sobre la solidaridad entre Cristo y el hombre no se debe quedar en la sombra o subestimar la dimensión que une a Cristo con Dios».

Fuente: Giacomo Galeazzi para Vatican Insider


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Beatificación Canonización Catolicismo NOTICIAS Noticias 2011

Juan Pablo II decía de sí mismo «Soy un biedaczek, un pobre tipo» y fue beatificado [2011-05-01]

En los últimos años, decía de sí mismo en lengua polaca: «Soy un biedaczek, un pobre tipo». Un pobre viejo enfermo y extenuado. Él, que era tan atlético, se había convertido en el hombre de los dolores. Sin embargo, precisamente en ese momento su santidad comenzó a brillar, dentro y fuera de la Iglesia.

Antes no, Karol Wojtyla fue admirado más como héroe que como santo. Su santidad comenzó a conquistar las mentes y los corazones de tantos hombres y mujeres de todo el mundo, cuando él entendió lo que Jesús había profetizado para la vejez del apóstol Pedro: «En verdad te digo: cuando eras joven te vestías tú mismo e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo extenderás tus manos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras».

Al ser ahora proclamado beato, Juan Pablo II revela al mundo la verdad de la frase de Jesús: «Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el reino de los cielos».

Él no irradió santidad a la hora de sus triunfos. Los numerosos aplausos que recogió cuando recorría el mundo a ritmos impresionantes eran demasiado interesados y seleccionados para ser sinceros. El Papa que hizo que se derrumbara la cortina de hierro fue una bendición a los ojos de Occidente. Pero cuando se batió en defensa de la vida de cada hombre que nace en esta Tierra, en defensa de la vida más frágil, más pequeña, la vida del recién concebido pero cuyo nombre ya está escrito en el cielo, entonces pocos lo escucharon y muchos sacudieron la cabeza.

La historia de su pontificado ha sido generalmente de luces y sombras, con fuertes contrastes. Pero su perfil dominante, durante muchos años, no ha sido el del santo, sino el del combatiente. Cuando en el año 1981 estuvo al borde la muerte, atacado no se sabe bien todavía por qué, el mundo se inclinó reverente. Observó el minuto de silencio, para retomar inmediatamente después la vieja música, poco amiga.

Muchos desconfiaban de él también dentro de la Iglesia. Para muchos era «el Papa polaco», representante de un cristianismo anticuado, antimoderno, de pueblo. De él no vislumbraban la santidad sino la devoción, que no congeniaba con quien soñaba un catolicismo interior y «adulto», tan amigablemente inmerso en el mundo hasta tornarse invisible y silencioso.

Sin embargo, poco a poco, de la corteza del Papa atleta, héroe, combatiente y devoto comenzó a revelarse también la santidad.

Fue el Jubileo, el Año Santo del 2000, el momento del viraje decisivo. El Papa Wojtyla quiso que fuese un año de arrepentimiento y de perdón. El primer domingo de Cuaresma de ese año, el 12 de marzo, ofició ante los ojos del mundo una liturgia penitencial sin precedentes. Por siete veces, simbolizando los siete vicios capitales, confesó las culpas cometidas por cristianos durante siglos, y por todas ellas pidió perdón a Dios. Exterminio de los herejes, persecuciones contra los judíos, guerras de religión, humillación de las mujeres… El rostro doliente del Papa, ya signado por la enfermedad, era el ícono de ese arrepentimiento. El mundo lo observó con respeto, pero también con desdén. Juan Pablo II se expuso, inerme, a bofetones y a gestos de burla. Se dejó flagelar. Hubo quienes pretendieron que él formulara siempre otros arrepentimientos, también por culpas ajenas. Ante todas estas cosas él se golpeaba el pecho.

Pero es cierto que jamás pidió públicamente perdón por los abusos sexuales cometidos por sacerdotes sobre niños pequeños. Pero ni siquiera se recuerda que alguien haya saltado alguna vez sobre él en el año 2000 para reprocharle esta omisión. El escándalo no era tal todavía, para los distraídos maestros de opinión de entonces. Hoy sí, los mismos que en ese entonces callaron lo acusan por ese silencio, lo acusan de haberse dejado enredar por ese sacerdote indigno que fue Marcial Maciel. Pero son acusaciones póstumas que destilan hipocresía.

Para comprender qué es lo que había de verdadero en la santidad de ese Papa hubo millones y millones de hombres y mujeres que en la hora de su muerte le han tributado el más grandioso «gracias» colectivo jamás dado a un hombre en el último siglo. Los jefes de Estado y de gobierno de casi doscientos países que llegaron a Roma para sus exequias lo hicieron también porque no pudieron sustraerse a esa oleada de afecto que invadió el mundo.

Pero ese Jubileo suyo del año 2000 Juan Pablo II quiso que fuese también el año de los mártires. Los innumerables mártires, muchos sin nombre, asesinados por odio a la fe en ese «Dominus Iesus» que el Papa quiso reafirmar como único salvador de todos, para los muchísimos que estaban olvidados.

Y el mundo intuyó esto: que en la figura doliente del Papa estaba la bienaventuranza prometida por Dios a los pobres, a los afligidos, a los hambrientos de justicia, a los que obran la paz, a los misericordiosos. El Papa burlado, hostigado, sufriente, el Papa que de a poco perdía el uso de la palabra compartía el destino que Jesús había anunciado a sus discípulos: «Bienaventurados sean cuando los insulten, los persigan y, mintiendo, digan toda clase de maldades contra ustedes por mi causa».

Las bienaventuranzas son la biografía de Jesús y, en consecuencia, de quienes lo siguen con un corazón puro. Son la imagen del mundo nuevo y del hombre nuevo que Jesús ha inaugurado, el desplome de los criterios mundanos.

«Contemplarán al que traspasaron». Al igual que en la cruz, muchos ven hoy en Karol Wojtyla beato un anticipo del paraíso.

[Este comentario ha sido redactado por Sandro Magister para «La Tercera«, el más importante diario de Chile, y fue publicado en el día de la beatificación de Juan Pablo II, el 1 de mayo de 2011].

DE LA HOMILÍA DE LA MISA DE BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II

por Benedicto XVI

Queridos hermanos y hermanas. […] éste es el segundo domingo de Pascua, que el beato Juan Pablo II dedicó a la Divina  Misericordia. Por eso se eligió este día para la celebración de hoy, porque mi Predecesor, gracias a un designio providencial, entregó el espíritu a Dios precisamente en la tarde de la vigilia de esta fiesta. […]

«Dichosos los que crean sin haber visto» (Jn 20, 29). En el evangelio de hoy, Jesús pronuncia esta bienaventuranza: la bienaventuranza de la fe. Nos concierne de un modo particular, porque estamos reunidos precisamente para celebrar una beatificación, y más aún porque hoy un Papa ha sido proclamado Beato, un Sucesor de Pedro, llamado a confirmar en la fe a los hermanos. Juan Pablo II es beato por su fe, fuerte y generosa, apostólica. E inmediatamente recordamos otra bienaventuranza: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo» (Mt 16, 17). ¿Qué es lo que el Padre celestial reveló a Simón? Que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Por esta fe Simón se convierte en «Pedro», la roca sobre la que Jesús edifica su Iglesia.

La bienaventuranza eterna de Juan Pablo II, que la Iglesia tiene el gozo de proclamar hoy, está incluida en estas palabras de Cristo: «Dichoso, tú, Simón» y «Dichosos los que crean sin haber visto». Ésta es la bienaventuranza de la fe, que también Juan Pablo II recibió de Dios Padre, como un don para la edificación de la Iglesia de Cristo.

Pero nuestro pensamiento se dirige a otra bienaventuranza, que en el evangelio precede a todas las demás. Es la de la Virgen María, la Madre del Redentor. A ella, que acababa de concebir a Jesús en su seno, santa Isabel le dice: «Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá» (Lc 1, 45). La bienaventuranza de la fe tiene su modelo en María, y todos nos alegramos de que la beatificación de Juan Pablo II tenga lugar en el primer día del mes mariano, bajo la mirada maternal de Aquella que, con su fe, sostuvo la fe de los Apóstoles, y sostiene continuamente la fe de sus sucesores, especialmente de los que han sido llamados a ocupar la cátedra de Pedro.

María no aparece en las narraciones de la resurrección de Cristo, pero su presencia está como oculta en todas partes: ella es la Madre a la que Jesús confió cada uno de los discípulos y toda la comunidad. De modo particular, notamos que la presencia efectiva y materna de María ha sido registrada por san Juan y san Lucas en los contextos que preceden a los del evangelio de hoy y de la primera lectura: en la narración de la muerte de Jesús, donde María aparece al pie de la cruz (cf. Jn 19, 25); y al comienzo de los Hechos de los Apóstoles, que la presentan en medio de los discípulos reunidos en oración en el cenáculo (cf. Hch. 1, 14). […]

Queridos hermanos y hermanas, […] el nuevo Beato escribió en su testamento: «Cuando, en el día 16 de octubre de 1978, el cónclave de los cardenales escogió a Juan Pablo II, el primado de Polonia, cardenal Stefan Wyszynski, me dijo: “La tarea del nuevo Papa consistirá en introducir a la Iglesia en el tercer milenio”». Y añadía: «Deseo expresar una vez más gratitud al Espíritu Santo por el gran don del Concilio Vaticano II, con respecto al cual, junto con la Iglesia entera, y en especial con todo el Episcopado, me siento en deuda. Estoy convencido de que durante mucho tiempo aún las nuevas generaciones podrán recurrir a las riquezas que este Concilio del siglo XX nos ha regalado. Como obispo que participó en el acontecimiento conciliar desde el primer día hasta el último, deseo confiar este gran patrimonio a todos los que están y estarán llamados a aplicarlo. Por mi parte, doy las gracias al eterno Pastor, que me ha permitido estar al servicio de esta grandísima causa a lo largo de todos los años de mi pontificado».

¿Y cuál es esta «causa»? Es la misma que Juan Pablo II anunció en su primera Misa solemne en la Plaza de San Pedro, con las memorables palabras: «¡No temáis! !Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!». Aquello que el Papa recién elegido pedía a todos, él mismo lo llevó a cabo en primera persona: abrió a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante, fuerza que le venía de Dios, una tendencia que podía parecer irreversible.

Con su testimonio de fe, de amor y de valor apostólico, acompañado de una gran humanidad, este hijo ejemplar de la Nación polaca ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del Evangelio. En una palabra: ayudó a no tener miedo de la verdad, porque la verdad es garantía de libertad. Más en síntesis todavía: nos devolvió la fuerza de creer en Cristo, porque Cristo es «Redemptor hominis», Redentor del hombre: el tema de su primera Encíclica e hilo conductor de todas las demás.

Karol Wojtyla subió al Solio de Pedro llevando consigo la profunda reflexión sobre la confrontación entre el marxismo y el cristianismo, centrada en el hombre. Su mensaje fue éste: el hombre es el camino de la Iglesia, y Cristo es el camino del hombre. Con este mensaje, que es la gran herencia del Concilio Vaticano II y de su «timonel», el Siervo de Dios el Papa Pablo VI, Juan Pablo II condujo al Pueblo de Dios a atravesar el umbral del Tercer Milenio, que gracias precisamente a Cristo él pudo llamar «umbral de la esperanza».

Sí, él, a través del largo camino de preparación para el Gran Jubileo, dio al Cristianismo una renovada orientación hacia el futuro, el futuro de Dios, trascendente respecto a la historia, pero que incide también en la historia. Aquella carga de esperanza que en cierta manera se le dio al marxismo y a la ideología del progreso, él la reivindicó legítimamente para el Cristianismo, restituyéndole la fisonomía auténtica de la esperanza, de vivir en la historia con un espíritu de «adviento», con una existencia personal y comunitaria orientada a Cristo, plenitud del hombre y cumplimiento de su anhelo de justicia y de paz. […]

¡Dichoso tú, amado Papa Juan Pablo, porque has creído! Te rogamos que continúes sosteniendo desde el Cielo la fe del Pueblo de Dios. Amén.

El texto íntegro de la homilía:

«Queridos hermanos y hermanas…»

Fuente: Sandro Magister para chiessa online



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Catolicismo Liturgia y Devociones NOTICIAS Noticias 2011

El Maestro de Ceremonias Pontificias habla sobre los cambios litúrgicos del Papa [2011-04-06]

Importantes declaraciones ha dado Mons. Guido Marini al semanario católico polaco Niedziela (www.niedziela.pl), sobre el sentido de las modificaciones litúrgicas introducidas por Benedicto XVI en las celebraciones de su pontificado. En entrevista concedida a Wlodzimierz Redzioch, el Maestro Papal de Ceremonias Pontificias habló sobre la belleza en la liturgia, las intenciones de los Padres conciliares en sus disposiciones al respecto y el papel del Sumo Pontífice como punto de referencia litúrgico para la Iglesia Universal, entre varios otros temas.

«El Papa es el Sumo Sacerdote, aquel que ofrece el sacrificio de la Iglesia, el que ofrece la enseñanza litúrgica a través de celebraciones – el punto de referencia para todos», sentenció Mons. Marini.

Preguntado por el significado concreto de modificaciones tales como celebraciones dirigidas hacia la cruz, la Santa Comunión recibida directamente en la boca y de rodillas, y largos momentos de silencio y meditación, el Maestro de Ceremonias expresó, en sintéticas reflexiones, que «celebrar dirigido hacia la cruz hace hincapié en la dirección correcta de la oración litúrgica, es decir, hacia Dios; durante las oraciones los fieles no han de mirarse a sí mismos sino que deben dirigir sus ojos hacia el Salvador».

«Dar la hostia a la gente arrodillada busca dar valor al aspecto de adoración, tanto como elemento fundamental de la celebración, así como actitud necesaria, mientras contemplamos el misterio de la presencia real de Dios en la Eucaristía. Durante la celebración litúrgica la oración asume diversas formas: palabras, canciones, música, gestos y silencios. Por otra parte, los momentos de silencio nos permiten participar realmente en el acto de adoración, y lo que es más, desde el interior evocar cualquier otra forma de oración», expresó Mons. Marini.

«Estos son cambios realizados de acuerdo con la lógica de desarrollo de continuidad con el pasado. Así, nosotros no nos ocupamos de romper con el pasado y con yuxtaponernos a pontificados anteriores. (…) los cambios introducidos sirven para evocar el verdadero espíritu de la liturgia como el Concilio Vaticano II ha querido, «El ‘tema’ de la belleza intrínseca de la liturgia es Cristo mismo, resucitado y glorificado en el Espíritu Santo, quien incluye a la Iglesia en su obra«, afirmó.

En claras y profundas reflexiones, y tras resaltar la importancia de la exhortación apostólica «Sacramentum Caritatis», Mons. Guido Marini resaltó el papel de la belleza en la liturgia, belleza que constituye «una rica categoría litúrgica y teológica»: «Al igual que el resto de la Revelación cristiana, la liturgia es intrínsecamente vinculada a la belleza: es ‘veritatis splendor’ [esplendor de la verdad]. (…) Esto no es mero esteticismo sino el modo concreto en que la verdad del amor de Dios en Cristo llega a nuestro encuentro, nos atrae y nos deleita, permitiéndonos salir de nosotros mismos y llevándonos hacia nuestra verdadera vocación, que es el amor. La mayor verdadera belleza es el amor de Dios, que definitivamente se ha revelado a nosotros en el misterio pascual», dijo.

«La belleza de la liturgia es parte de este misterio -continuó Monseñor-, es una expresión sublime de la gloria de Dios y, en cierto sentido, un reflejo del cielo en la tierra. La Belleza, entonces, no es un mero adorno, sino un elemento esencial de la acción litúrgica, ya que es un atributo de Dios mismo y su revelación. »

Sobre el uso del latín en la liturgia, recomendado por el Concilio Vaticano II, Mons. Marini destacó su carácter de universalidad y el papel de comunión que puede desempeñar entre fieles de las más diversas nacionalidades, entre otros.

«Por encima de todo, tenemos un gran legado litúrgico en el Latín: desde el canto gregoriano a la polifonía, así como los ‘testi venerandi’ [textos sagrados] que los cristianos han utilizado durante mucho tiempo. Además, el Latín nos permite mostrar la catolicidad y la universalidad de la Iglesia. Podemos experimentar esta universalidad de una manera única en la Basílica de San Pedro y en otras reuniones internacionales cuando hombres y mujeres de todos los continentes, nacionalidades, idiomas, cantan y oran en el mismo idioma. ¿Quién no se sentirá como en casa cuando están en una iglesia en el extranjero y pueden unirse a sus hermanos en la fe, al menos en algunos momentos, utilizando el latín?», manifestó.

Fuente Gaudium Press

 

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