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10 Cosas a hacer cuando no te puedes Desprender de un Vicio que te Aprisiona

Nuestra lucha final es mantener las tentaciones a raya.

Para no caer en el pecado sistemáticamente y hacer de él nuestra forma de vida.

Pero todos luchamos contra algún vicio que no podemos sacarnos de encima.

Esa batalla ha sido la vida de la mayoría de los santos.

Así que no te sientas impotente.

Sólo tienes que prepárate para la lucha de manera adecuada, dar la batalla inteligentemente y sin perder motivación.

manos atadas

Lo peor que puedes hacer es resignarte a convivir con el pecado o sentirte culpable permanentemente por el pecado que cometiste.
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Debes mirar siempre para adelante.
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Y arbitrar las formas para deshacerte genuinamente de él, si no quieres perder la ‘amistad’ con Dios.

  

ROMPE CON LO QUE NO TE DEJA PROGRESAR EN LA PUREZA

Sin duda sientes de inmediato a lo que esto se refiere.

A rasgos y tendencias y cosas que nos limitan, que nos atan, que nos detienen.

Que nos detienen el progreso hacia adelante, que nos quitan nuestra libertad, que nos lanzan a la oscuridad, a veces, de una mazmorra.

Tenemos éxito, pero no tanto. Estamos felices pero de a ratos. Estamos en paz, pero no realmente.

Esto significa que algo tiene que ser roto.

¿Qué te detiene? ¿Qué te frustra? ¿Por qué no dejas de repetir lo mismo? Haz una lista. Escríbelo.

A menudo, se trata de una simple cuestión de tener una voluntad fuerte.

Eso es un requisito previo: para tener éxito en este lugar de adversidad llamado Tierra debes tener una voluntad que persevere – como el Antiguo Testamento dice, un espíritu “correcto” y “firme”.

Nunca voy a conseguir ese trabajo, podrías decir en tono preocupado. Yo nunca voy a terminar esta tarea. Yo nunca voy a hacer esto o este viaje nunca llega. Nunca encontraré el cónyuge correcto. Yo nunca…

Eso es un espíritu malo.

Nos mantenemos en esos temas cuando deberíamos estar “rompiendo” la esclavitud, diciendo lo contrario (lo voy a conseguir, voy a conseguir el trabajo correcto…).

Despertar cada mañana decidiendo ser feliz, decidiendo tener un buen día (deleitándome incluso en las pruebas).
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Y al final del día, dar gracias a Dios aun cuando no hayamos recibido exactamente lo que queremos, porque es Su Voluntad.
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Y el final del día significa que estamos un día más cerca del “deseo de nuestros corazones”.

Dios se encuentra con nosotros a nivel de nuestras expectativas.

Para hacer eso, sin embargo, se necesita una voluntad de hierro, ya que sólo el hierro es lo suficientemente fuerte como para romper los grilletes.

La adversidad es un don que nos permite “destruir el hierro”, para construir el músculo espiritual.

Cuando hacemos todo lo posible en lo natural, Él lo lleva luego a cabo en lo sobrenatural.

Si no lo haces, no verás milagros, no alcanzarás tu pleno potencial, lo que significa que estarás privado de tu misión.

Sólo serás feliz cuando te estés moviendo a trabajar en tu tarea en esta Tierra.

cadena

Cuando tenemos una voluntad de hierro también tenemos libre albedrío, porque una voluntad de hierro rompe ataduras.

Esto hace al alma paciente cuando el tema es la impaciencia; calma cuando el problema es la ansiedad; humildad cuando el tema es el orgullo.

Cualquiera que sea tu falta, simplemente no la repetirás.

¿Estás enojado? Sólo deja de estar enojado. Fuerza la situación.

¿Eres perezoso? Se diligente. ¡Solo hazlo!

Enumera los rasgos negativos en tu vida y tu linaje y luego simplemente no los repitas.

Sólo la libertad te puede hacer volver a lo que realmente eres. No esperes por las cosas para ser feliz.

Obtén la felicidad antes de que algo suceda y Dios te hará más feliz aún.

“Sacúdete el polvo, levántate, oh cautiva Jerusalén; quítate las cadenas alrededor de tu cuello, cautiva hija de Sión”, dice Isaías 52: 2.

Hay cadenas cuando estamos atrapados en las emociones equivocadas, cuando nos parece que no podemos encontrar la paz, cuando hay roces constantes, cuando existen malos hábitos y adicciones.

Estamos en esclavitud cuando estamos obsesionados con todos y con todo.

Incluso podemos estar encadenados con enfermedad transmitida a través de la línea de la familia y otros graves problemas físicos, emocionales o espirituales.

Y así repetimos la pregunta:

¿Deseo continuar ese patrón?

Si es así sólo “ve con la corriente”, pero si quieres alterarlo, salta de la corriente.

Lo mejor es ser un rompedor de cadenas.

Si hay algo en tu línea familiar que te ha envuelto en cadenas o a miembros de tu hogar, rompe esas cadenas en el Nombre de Jesús.

Estableciéndote en el “camino correcto”. Consiguiendo la libertad de la voluntad.

Tu propósito en la vida es encontrarte con tu espíritu libre.

Es muy fácil estar en una mala rutina.

Muchas veces, los miembros de las familias no crecen espiritualmente porque se convierten en marmotas, siempre lo mismo, las mismas negatividades, las mismas conversaciones, día tras día.

La pelota no se está moviendo hacia adelante.

Hay estancamiento, es un disco rayado, y cuando hay un estancamiento, estamos en un lodazal, en un pantano. Estamos “cerrados”.

Sabemos cuántas serpientes hay en los pantanos. Sólo una persona atada con cadenas puede estar en esa oscuridad, e incluso destruir un hogar.

Deshacernos de los rasgos negativos que “heredamos” es hacer la Voluntad de Dios.

Esto no significa aislamiento. Esto no significa separación.

Ciertamente no significa antagonismo. Significa seguir adelante con el enfoque principal: Dios.

Romper las cadenas es hacer lo contrario de lo que nos une a ellas. Es reconstruir. Significa diligencia. Significa auto-honestidad.

Esto significa la lealtad correcta. Rompes eslabones de la cadena cuando Dios es tu relación clave.

Nos enfrentamos a esa elección todos los días.

En todas las dificultades podemos optar por crear algo nuevo y sano o reciclar el veneno de las generaciones pasadas.

Podemos enviar a nuestros hijos, para sus propios hijos, una base de amor y bondad y paciencia, o podemos entregarlos al mismo infierno que podemos haber recibido de nuestros padres.

No pienses en el ayer. Todos los días empieza de nuevo, con esa alegría.

Donde hay pecado, arrepiéntete; donde el rencor ha echado raíz, perdón; donde hay mentiras en tu vida, busca la verdad; donde hay malos ejemplos (y malas tradiciones), un nuevo comienzo.

¿Cuál es la emoción o hábito más hiriente que tienes? ¿Ira? ¿Impaciencia?

¿Culpa? ¡Pocas cadenas son tan fuertes como culpabilidad!

Si vas al Espíritu Santo Él te iluminará.
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Ora suficiente
y Dios te presentará lo que quiere, como un regalo, o te eliminará el deseo por ello.
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Cuando hayas hecho todo lo que es posible, Él vendrá a hacer lo imposible.

  

NO DESESPERES Y HAZ CASO DE ESTOS 10 CONSEJOS

Una de las cosas que tira a la gente abajo cuando se esfuerzan en hacer progresos espirituales es seguir cayendo en el mismo pecado una y otra vez.

Dices lo siento no voy a hacerlo de nuevo.

Entonces en la primera oportunidad que tenemos los hacemos de nuevo; aun sabiendo que es un pecado y que no debemos hacerlo, no nos podemos contener.

hombre-triste

Esto nos llena de culpa, de vergüenza, nos pone frente a nuestra incapacidad, y es fácil querer renunciar.

Nos frustramos y nos decimos que no es realmente un pecado de todos modos si muchos lo hacen, o no es tan grave como parece.

Aquí hay 10 cosas que debes recordar si sigues cayendo en el mismo pecado.

  

1 – La perfección es la obra de toda una vida  

¿Pensaste que ibas a ser santo en una noche? Este es un problema con nosotros los cristianos de ahora.

Nos gusta la solución inmediata, la solución indolora y la salida fácil.

El Papa san Juan Pablo II dijo: «La castidad es la obra de toda una vida».
Nada grande llega fácilmente.

Convertirse en santo es como convertirse en un atleta olímpico o un concertista de piano. No sucede rápidamente.

  

2 – No seas tan duro contigo mismo

Trata por todos los medios de establecer un alto nivel.

No seas demasiado complaciente contigo mismo, pero tampoco demasiado duro.

Si continúas tratando con genuina intención, entonces estás haciendo lo correcto.

Hay un viejo cliché que es verdad: «No importa cuántas veces te caes, lo que importa la frecuencia con que te levantas».

Mientras todavía estás en el camino y te levantas, no te castigues severamente si tropiezas.

  

3 – Se objetivo acerca de tu problema

La cantidad de culpa y vergüenza que sientes no es necesariamente un indicador preciso de la gravedad del pecado.

Tendemos a sentirnos más culpables y avergonzados de los pecados de la carne, porque son muy peligrosos y parecen muy sucios.

Pero tu falta de oración o tu falta de respeto a otras personas pueden ser más graves que pecados que son muy avergonzarse.

Tu orgullo y tu arrogancia puedes ser un mayor bloqueo espiritual que los pecados de la carne.

Esto no es para excusar los pecados de la carne, sino para decir que las emociones de culpa y vergüenza que sentimos por ellos a veces bloquea la conciencia de los demás pecados, que no nos hacen sentir tan avergonzados.

Se objetivo en tu examen de conciencia y no te regodees en tu culpa y vergüenza.

En su lugar, levántate, ve al confesionario y deposita la confianza en la misericordia de Dios.

joven sentada

  

4 – Ten claro el pecado mortal y el venial

Para que sea pecado mortal, el mismo tiene que ser una materia grave. Lee aquí lo que dice el catecismo de la Iglesia Católica sobre los pecados.

Eso significa que tiene que ser un pecado grave, que por su propia naturaleza te separa de amor de Dios.

En segundo lugar, tienes que saber que es un pecado mortal y que tiene que tener un elemento de deliberación y decisión al respecto.

Tienes que decir: «Yo sé que esto es un pecado grave, pero yo voy a hacerlo de todos modos». Cuando tropiezas y caes ten esto en mente.

Si cometes un pecado mortal, simplemente vuelve a Dios de inmediato y has un verdadero acto de contrición y un propósito de enmienda. 

Si haces esto con la intención de ir a la confesión tan pronto como sea posible, estás en el camino de regreso a Dios.

  

5 – El pecado habitual a veces tiene raíces psicológicas profundas

Esto no te exime pero quiere decir que tu culpabilidad podría reducirse.

Si sufres de un problema de adicción genuino y no puedes superar un pecado en particular, ve a buscar ayuda profesional.

Los terapeutas y consejeros pueden ayudar a encontrar la causa de la adicción.

Si no puedes salir de un pecado en particular pueda que tengas un problema de adicción. Mucha gente lo tiene sin darse cuenta o bien lo niega. Piensa en ello.

Es posible que necesites un poco de ayuda extra. Eso está bien.

¿No te importa ir al dentista para las caries dentales, no es así?

No tengas vergüenza de ir a un sacerdote y plantearle tu problema.

  

6 – Toma el ministerio de liberación en serio

Si estás atrapado en un pecado en particular puedes estar oprimido por un espíritu maligno.

Cuando digo «espíritu maligno» no me refiero necesariamente a un demonio poderoso.

Podría ser un espíritu maligno de origen humano, un recuerdo traumático, una relación venenosa del pasado o algún factor diabólico o humanamente desconocido, que los demonios exacerban.

Si sientes que hay una dimensión de espíritu maligno en tu problema usa la oración simple y la terapia de ayuno.

Mantén los viernes como día de ayuno y céntrate en la oración del Señor como oración de liberación.

Si es necesario pide a un sacerdote local oraciones de liberación cuando vas a la confesión.

Y ten cuidado, porque muchos sacerdotes no están familiarizados con este ministerio y puede que tengas que buscar al sacerdote correcto.

hombre ora en capilla

  

7 – Entiende cómo funciona la tentación

En primer lugar está la idea de que es posible hacer algo en particular que es pecaminoso. 

Luego viene la oleada de deseo. 

Luego viene un impulso más fuerte en el que discutes contigo mismo. 

Para entonces ya es demasiado tarde.

Resiste la tentación tan pronto como el pensamiento viene a ti.

Recuerda el ministerio de liberación y has una autoliberación.

Reprende a satanás e incluso puedes decir en voz alta: «¡Apártate Satanás!», como lo hacía Jesús.

  

8 – Utiliza sacramentales

La medalla de San Benito, Escapulario, el Rosario, las Sagradas Escrituras, todas estas son armas en la batalla espiritual.

Aprende cómo manejarlos y utilizarlos de forma activa.

  

9 – Ora para que veas el pecado como lo que realmente es

No vas a librarte del pecado hasta que no estés realmente disgustado por él.

Imagina ser adicto a las hamburguesas grasosas.

Tienes que dejar el hábito cuando llegas al punto donde se ve una foto de una hamburguesa grasosa y dices: «Ughhh! ¿Por qué iba yo a querer comer ese pedazo de grasa de animal muerto lleno de grasa pegajosa con salsa de tomate repugnante?»

Así que ora para que tus deseos se purifiquen y te sientas atraído por todo lo que es bello, bueno y verdadero.

  

10 – Encuentra un buen confesor y quédate con él

Declara tu arrepentimiento al confesor y construye una relación para que él pueda ver que estás haciendo progresos.

Si tu párroco no es esa persona encuentra uno que lo sea y lo valore.

Él te ayudará a superar los pecados que te mantienen preocupado.

cristo abraza a un joven

  

EN DEFINITIVA

  

A – No te rindas

Hagas lo que hagas, no te rindas.

No digas que tu pecado no es un pecado. Esa es una forma de destrucción y una manera de mentir.

En su lugar enfrenta al pecado y sigue el esfuerzo de tu lucha.

¡Es una hermosa lucha! ¡No te rindas!

  

B – Recuerda que Dios está de tu lado

Demasiados católicos tienen un tipo de extraño sentimiento de culpa como si Dios estuviera listo en buscar los pecados para que les pueda dar una bofetada cuando se salen de la línea.

Créeme. Dios hace exactamente lo contrario.

«Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo» (Jn 3:17)

Trata de meterte en la cabeza que Dios está buscando cualquier oportunidad para perdonarte, no para buscar las oportunidades para condenarte.

Él no quiere que nadie perezca. ¡Ánimo!

  

PIENSA EN ESTOS CONSEJOS RADICALES DE LOS SANTOS

Hay algunos métodos probados por los santos que siempre deben tomarse en cuenta.

Primero, huir de las tentaciones y no darle espacio a los pensamientos impuros que nos llevan a conductas pecaminosas.

Segundo, ser radical en esta campaña, por tomar en cuenta lo que Jesús nos dice en Mateo 18, que si tu ojo te hace pecar quítatelo y tíralo, porque es mejor entrar en la vida eterna con un ojo que ser arrojado al infierno con los dos ojos.

Esto no debe ser tomado literalmente, pero si su espíritu.

Tercero, ser humilde, porque el orgullo y la soberbia son la madre de todos los pecados.

Una persona absolutamente segura de sí misma y sin miedo, seguramente caerá en la tentación mucho más fácil, que aquél que tiene conciencia de sus limitaciones.

Cuarto, pide la gracia de la pureza de corazón a Dios, y si lo pides con humildad Él te lo concederá.

Quinto, conságrate a María y pídele que conserve tu pureza y que te avise cuando estás por tropezar.

Fuentes:

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¿Cómo un Humilde puede Ganarle a un Orgulloso?

La humildad es la base del éxito.

Todos conocemos gente soberbia y desmedidamente orgullosa.

Sabemos las reacciones negativas que causan y como enrarecen el clima.

Pero en última instancia son perdedores.

Por algo Jesús dijo que el que se enaltece será humillado y el que se humille será enaltecido (Lc 18:14)

Veremos que el orgullo descontrolado es la madre de todos los pecados y le humildad su antídoto.

Los pecados nos apartan de Dios. Y al apartarnos de Dios perdemos la comunión con Él y el derecho de vivir con el Él eternamente luego de nuestro pasaje en la Tierra.

   

HAY QUE DISTINGUIR DOS TIPOS DE ORGULLO

Bajo el término orgullo subsisten dos significados diferentes y hasta opuestos entre sí.

Uno de esos significados es el orgullo como un sentimiento de confianza de haber hecho correctamente algo difícil y desafiante.

Es una sana seguridad en uno mismo, que puede reconocer la mano de Dios en los eventos.

Los filósofos paganos pensaban que el orgullo era algo bueno antes que se volviera pecaminoso, o sea que llega un punto en que lo bueno se vuelve malo.

Porque al principio nos inspira a esforzarnos y a buscar cosas elevadas. Nos inspira el esfuerzo.

Pero hay un umbral luego del cual se vuelve destructivo.

La otra acepción de orgullo es cuando nos sentimos con derecho a un reconocimiento y alabanza constante en el alma.

La buscamos por uno mismo y exigimos a los demás esta actitud hacia nosotros.

Es buscar ser amado s más de lo que es apropiado y denigrar las cualidades de los demás.

En este sentido, nos impulsa a rechazar la sumisión a autoridades legítimas, dentro de la que se incluye Dios.

San Gregorio pensaba que había cuatro tipos de orgullo:

Pensar que el bien es de uno mismo.

Pensar que el bien de uno es de Dios pero que es como consecuencia de nuestros propios méritos.

Jactarse de la excelencia que uno no posee.

Despreciar a los demás y desear aparecer como el único poseedor de lo que uno tiene (esto está relacionado con el pecado de la envidia).

Hablaremos en este artículo del orgullo en el sentido negativo y de su opuesto, la virtud de humildad.

   

DEFINICIÓN DE ORGULLO

El orgullo es una estimación fuera de toda medida de nuestras capacidades.

Está tan extendido en la cultura actual que no nos damos cuenta cuando actuamos orgullosamente en sentido negativo.

La cultura lo exalta, y cuanto más desordenada es la subcultura peor es, piensa en la Marcha del Orgullo Gay.

Está tan extendido que está presente en el resto de los pecados que cometemos.

Porque su base es pensar más en nosotros mismos de lo que deberíamos pensar.

Esta desmedida autoestima nos ensombrece reconocer que los dones los hemos recibido de Dios.

Y es en ese sentido que la humildad es lo opuesto al orgullo.

Porque ser humilde significa reconocer nuestros límites, de quiénes somos y hasta dónde podemos.

Nos hace reconocer que tenemos talentos y dones que son regalos que Dios nos ha dado para usar con los demás.

Y sentir agradecimiento por ellos y por quién nos lo dio.

En cambio el orgullo es autorreferencial porque deja de lado causas externas de nuestros talentos, cultivando una estima excesiva hacia nuestros propios logros.

Nos hace sentir que no debemos nada a nadie y que podemos decidirlo todo por nosotros mismos, con buen juicio y exitosamente.

Y es por eso que está presente en la mayoría de los otros pecados.

Nos hace descuidar de crecer en virtudes y reconocer nuestra necesidad de Dios, cómo ayuda por lo menos.

De modo que el orgullo no sólo implica la desestimación del poder de Dios sino también la desestimación de los que nos rodean.

Esto hace que seamos refractarios a someternos a cualquier autoridad legítima.

Y a admitir que otros tienen también talentos, que incluso pueden ser mejores que los nuestros o complementarios.

Esta visión miope no sólo nos empobrece en nuestro crecimiento sino que nos aísla de los demás.

Se dice que el orgullo es el pecado que compartimos más con el maligno.

El signo central del maligno es la desobediencia y el orgullo.

Y su tarea central es promover la tentación, que es en última instancia fomentar la rebelión de sentirse con derecho a determinar que lo que es bueno y que es lo que es malo, desdeñando las instrucciones de Dios.

   

EL ORGULLO PONE A DIOS EN LA PERIFERIA

El peligro del orgullo, tanto para ateos como para cristianos, es relegar a Dios a un lugar secundario desde el punto de vista moral, espiritual y temporal.

Es volverlo irrelevante y hasta innecesario, mientras nosotros mismos nos situamos en el centro.

Un orgulloso que cree en Dios tiene una imagen de Él como únicamente gratificador de sus placeres y que asiente a todo lo que le propone y tiene ganas de hacer y tener.

Dios es el agente que le proporcionará prestigio, poder, dinero, a través del uso de sus propios talentos que desarrolló por sus esfuerzos propios.

Poner a Dios en el costado de nuestra vida es el principal peligro del orgullo.

Por eso se dice que el orgulloso mira hacia abajo, mientras que el humilde mira hacia arriba, a Dios.

Esta ilusión de autosuficiencia se complementa con la noción de que nos vamos a salvar por nuestros propios méritos y no por la gracia de Dios.

Esto lleva indirectamente a conductas viciosas y despóticas con los demás.

Por lo tanto, la ausencia de Dios oscurece la conciencia y es así como se convierte en el peor de los pecados.

Incluso se considera que Dios es más tolerante con los pecados de la carne y la sexualidad, que con los pecados de orgullo, porque son más mortales.

Y esta es la razón por la que San Gregorio consideraba al orgullo como la madre de todos los pecados.

Porque conquista el corazón del hombre, lo enaltece, y es la materia prima para los demás pecados capitales.

El orgullo está detrás de concepciones de Dios que lo alejan de la justicia y lo consideran sólo como un padre amoroso que nos deja hacer lo que tenemos en gana realizar.

Esta es una forma de trivializar a Dios y de exaltar a los hombres, porque Dios existiría sólo para complacernos y afirmarnos.

Es un Dios consolador pero nunca desafiante.

No es el Dios que la Iglesia propone descubrir en la cuaresma. No es el Dios del ayuno y de la oración

Es un Dios hecho a semejanza nuestra, un Dios interior que nunca corrige las imperfecciones.

  

LA VIRTUD DE LA HUMILDAD

La virtud de la humildad es el contrapeso al pecado del orgullo.

Porque para seguir a Nuestro Señor se necesita “abajarse” uno mismo reconociendo el poder de Dios sobre nuestra vida.

Sólo con la humildad nosotros podemos disponernos a confiar, tener esperanza que nos lleve luego a la caridad y a la obediencia.

Estas son unas citas de Santos respecto a la humildad

“Si eres humilde, nada te tocará, ni alabanzas ni desgracias, porque sabes lo que eres”. Madre Teresa        

“Nuestro Señor no necesita de nosotros ni grandes obras ni pensamientos profundos. Ni inteligencia ni talentos. Él aprecia la simplicidad. Santa Teresita de Lisieux

“El mundo nos dice que busquemos el éxito, el poder y el dinero: Dios nos dice que busquemos la humildad, el servicio y el amor”. Papa Francisco

“La oración, la humildad y la caridad hacia todos son esenciales en la vida cristiana; ellos son el camino hacia la santidad”. Papa Francisco

“Nadie alcanza el reino de los Cielos, excepto por la humildad”. San Agustín

“La humildad no es pensar menos en ti mismo, sino pensar menos de ti mismo”. CS Lewis

“Si tuviera un solo sermón para predicar, sería un sermón contra el orgullo”. GK Chesterton

La humildad es la virtud que nos permite superar el orgullo desenfrenado.

El Catecismo de la Iglesia Católica en los numerales 2559 y 2546 dice que es la virtud por la cual un cristiano reconoce que Dios es el autor de todo bien.

La humildad evita la ambición desmedida y el orgullo, y proporciona la base para recurrir a Dios en oración.

La humildad voluntaria se puede escribir como pobreza de espíritu.

  

CÓMO DESPLEGAR LA HUMILDAD EN LA VIDA DIARIA

Hay tres gracias relacionadas para vivir la humildad:

dejar de lado tus intentos de hacerte sentir “especial” a través de la aceptación y admiración de los demás;

-superar la repugnancia de sentirte emocionalmente herido por los demás;

buscar el bien de los demás en todas las cosas, dejando de lado toda competencia, incluso a costa propia.

Debemos diferenciar nuestra necesidad de que nuestro trabajo sea reconocido y apreciado, de la ambición de que el fruto de nuestros talentos se constituya en una identidad personal.

Evitar que los beneficios de nuestro trabajo se conviertan en una alabanza hacia nosotros y no en una alabanza hacia Cristo.

Por eso San Pablo dice en Gálatas 6: 14 que “nunca me jacte excepto en la cruz de Nuestro señor Jesucristo”.

A veces el orgullo es una defensa cuando nos sentimos heridos y queremos protegernos del dolor.

Lo cual se agrava si ese sentimiento de menosprecio se vuelve más permanente.

No debemos confiar en nuestra propia defensa en esos casos sino en la protección de Cristo.

En los evangelios Jesús dice varias veces que no temamos. Y es famosa la expresión de Juan Pablo II “no tengáis miedo”.

La otra defensa que usamos es considerar que el mundo es una jungla en el que hay que competir con los demás.

Y que colocar a los demás primeros va en contra de nuestra auto preservación natural.

Es absolutamente posible y razonable que podamos actuar en un mundo competitivo sin maximizar nuestro orgullo personal y sí maximizando la compasión por los demás.

Esto no significa ceder posiciones ilegítimas a los demás, sino actuar en la verdad.

No es masoquismo ni autodestrucción sino que es caridad.

No es renunciar a la responsabilidad de desarrollar nuestros talentos al máximo, sino justamente hacerlo para servir a Dios, en base a nuestro amor por Él y por el prójimo.

Es así que el mejoramiento de nuestras capacidades y talentos es una necesidad espiritual, en vez que una forma de egoísmo para sobresalir sobre los demás.

Nuestro objetivo es utilizar los dones que Dios nos dio, al servicio de la salvación de los demás y de nuestra propia salvación.

Pero a veces nos encontramos en situaciones, en este mundo caído, en que alguien nos desprecia, olvida, ridiculiza, comete injusticias, insulta.

Y nuestra forma habitual de reaccionar es maximizando nuestro orgullo pecaminoso, como recurso psicológico de defensa.

En estos casos es bueno tener autocontrol y solucionarlo de estas formas:

-Se honesto contigo mismo sobre cuánto te hiere emocionalmente la ofensa;

Reconoce los impulsos de ira y venganza que aparecerán en tu mente;

-Por el amor y con la confianza de que el amor triunfará sobre el mal, rehúsa a ceder a esos impulsos: álzate sobre ellos y confía el asunto a la justicia perfecta de Dios ;

-Por el hecho de no llevar a otros a tu propia tentación a un orgullo o enojo más profundo que el que causó la ofensa en primer lugar, no discutas ni compitas con ellos.

Puedes decirles gentil y amablemente cómo te sientes, y si se disculpan, está bien.

Pero si te desprecian, reza silenciosamente por su eventual iluminación y conversión.

Si seguimos esta forma de reaccionar con humildad nuestro orgullo pecaminoso disminuirá y aumentará nuestra genuina autoestima.

Porque la diferencia entre una autoestima sana y una autoestima desordenada es nuestro pensamiento dirigido hacia Dios y hacia los demás.

Ser testigos del amor de Dios y no testigos del conflicto provocado por el maligno.

Porque el maligno está detrás de cada acto de falta de humildad y de orgullo descontrolado.

  

¿CÓMO AUMENTAR LA HUMILDAD PARA GANARLE AL ORGULLO?

La verdadera humildad se consigue bajando el orgullo.

Porque ambas conductas tienen una relación de suma cero, cuándo se incrementa una automáticamente baja la otra.

El orgullo tratará de tener su propio camino, controlar las situaciones y a la gente, dominar, manipular.

Es la fuente del autoengaño, la vanidad, la lujuria por el poder.

Que en última instancia cataliza la ira y la violencia en la Tierra, y es una afrenta a Dios.

Es una puerta abierta al maligno.

La palabra humildad proviene del término latín “humus” que significa tierra, polvo, o sea algo insignificante.

Pero no debiera confundirse con timidez y mediocridad, porque la humildad no niega los dones que Dios nos ha dado.

Por el contrario, los reconoce como que provienen de Él y que Él Espera que nosotros lo usemos para la Iglesia.

Sin embargo hay que estar prevenidos de la falsa humildad, que en algunos casos es una excusa para el quietismo.

Todos queremos sobresalir, obtener respeto y admiración de la gente que nos rodea.

Pero la única forma de obtener esa grandeza en el plan de Dios es ser Santos.

Porque la grandeza para Dios no es la que propone el mundo.

Por eso es la grandeza de María fue su pequeñez y su obediencia.

¿Y cómo crecemos en la virtud de la humildad?

Primero, hay que orar a Dios con perseverancia para pedirla.

Segundo, hay que aceptar humillaciones en nuestra vidas, que Dios deja pasar para nuestra santificación.

Tercero, obedecer a nuestros superiores legítimos, en oposición a lo que hizo Lucifer que proclamó no servir a Dios “non serviam”.

Cuarto, reconocer tu insignificancia y la grandeza de Dios.

Quinto, estar en una actitud de análisis y desconfianza de uno mismo especialmente de nuestros pecados.

Porque cada uno de ellos, por más pequeño que sea, se debe a nuestro orgullo.

Sexto, pensar mejor en los demás que en uno mismo.

Por lo tanto no hay que enorgullecernos de nuestras obras, porque no sabemos cuál será el juicio de Dios, ya que es diferente al de los hombres.

Séptimo, imitar la humildad del modelo perfecto que es Jesucristo.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Cómo lograr Perdonar y que Nos Perdonen

El perdón es una de las características centrales de nuestro Dios misericordioso.

Y requiere nuestra intención de enmienda.

Pero más difícil es para los hombres perdonar al prójimo.

Y sobre todo mantener ese perdón a través del tiempo.

Por eso el perdón debe ser una acción en el que se comprometen el ofendido y el ofensor.

Donde el ofensor debe admitir la ofensa y asegurarle al ofendido que está dolido por el daño que causó.

Y también convencerle que tiene una verdadera intención de no repetir el daño.

Sólo así se podrá recomponer la confianza en un proceso gradual.

Todo esto se basa en la formación de una actitud de perdonar y otorgar el perdón, que los padres deberían tratar de desarrollar en los niños.

Porque el perdón es un precepto fundamental del cristianismo.

  

EL PERDÓN ESTÁ RELACIONADO CON LA MISERICORDIA DE DIOS

La Biblia habla repetidamente sobre el perdón.

Hay especialmente una parábola en Mateo 18: 21-35, en qué un siervo despiadado le pide perdón por sus deudas al Rey.

El rey condona la deuda y luego él no condona la deuda de un prójimo.

El Rey es Dios que perdona una deuda mayúscula y la otra persona es un prójimo al que el siervo no quiere perdonar una deuda mucho menor.

Aquí se ve cómo actúa el perdón de Dios, perdonando misericordiosamente nuestros grandes pecados.

Pero que después juzga negativamente cuando nosotros no perdonamos los pecados de los prójimos.

Nosotros somos criaturas indignas para que Dios nos perdonara todos los pecados en la cruz, pero lo hizo por su gran misericordia y amor por nosotros.

Y luego de ese acto que realizó, permanentemente nos perdona los pecados que hacemos.

Se ha puesto de moda en estos tiempos decir que la misericordia de Dios es infinita, que perdona siempre, como está escrito en la escritura hasta 70 veces 7.

Sin embargo a veces da la impresión que la gente piensa que el perdón y sus consecuencias es similar, aún sin que el perdonado tenga intención de enmienda.

Curiosamente las homilías de los últimos tiempos están poniendo énfasis en que Dios perdona nuestros pecados, pero no hacen mención de nuestra intención de enmienda.

Como si fuera algo que no le importara a Dios.

Y por lo tanto esas homilías abren la puerta a que los pecados se perpetúen.

En Números 14: 22-23 dice “todos los hombres que me han tentado ya 10 veces no verán la Tierra que prometí a sus padres”.

Y tenemos el caso de Saúl, que fue abandonado cuando desobedeció a Dios por segunda vez.

Dios Perdona siempre nuestros pecados cuando se lo pedimos.

Y cuando tenemos intención de enmienda y trabajamos para no pecar más, Él es capaz de detener las cosas malas que nos pueden suceder.

Cuando pecamos una vez tras otra y se van acumulando en nuestra vida los mismos pecados, llega un momento en que Él nos suelta la mano y entonces deja pasar los castigos.

Pensemos el ejemplo de un narcotraficante.

El peca gravemente contra la salud física y espiritual de la gente proporcionándole adicciones.

El narcotraficante hace una carrera de delitos y pecados, va para arriba en su negocio, todo le sale bien y no tiene consecuencias negativas personales por tales pecados.

Pero llega un momento en que se han acumulado tantos pecados que llenan el vaso y lo desbordan.

Entonces el narco cae preso o es muerto por otros narcos o tiene otros problemas.

Llega un momento en que Dios efectivamente deja pasar los castigos.

No lo hizo al inicio de su carrera cuando cometía los mismos pecados, pero llega un nivel de acumulación que desborda su paciencia.

Ahora veámoslo en la cadena del perdón entre seres humanos.

Nosotros recibimos la gracia del perdón de Dios y Él pretende que extendamos esa gracia a los demás.

Cuando no somos misericordiosos con los demás y no perdonamos nos vemos privados de la vida plena que Dios quiere para nosotros.

En 2 Corintios 2: 5-11, San Pablo advierte que la falta de perdón puede ser una apertura hacia satanás.

Siempre Dios está dispuesto a perdonarnos y evitar males en nosotros, pero el maligno está dispuesto a que nos traslademos ese beneficio a los demás.

Una de las dificultades centrales que tenemos para perdonar está relacionada con la mala interpretación de lo que significa perdonar, exacerbada por el enemigo.

Se perdona a la persona no al acto.

Perdonar no significa olvidar el dolor ni restar importancia a lo que nos hicieron.

Tampoco significa que nos obligamos a una relación emocionalmente intensa y positiva con la persona a la que perdonamos.

El perdón es una decisión no una emoción.

Y en los hechos significa que abdicamos de cualquier represalia contra lo que la otra persona nos hizo.

Como ya sabemos, el perdón es más útil para quien perdona que para quien es perdonado, en el caso de los seres humanos.

Porque el perdonar te libera de pasiones negativas y te acerca a Dios.

También te previene que cometas un pecado contra la otra persona que te lo cometió a ti, como venganza.

  

EL PERDÓN ES UN PROCESO

Para el caso de Dios, el perdón es algo constitutivo de su naturaleza.

Perdona como un hecho habitual para darte más oportunidades de conversión.

Pero en el caso de los seres humanos el perdón hacia los otros requiere un camino para tomar la decisión, que a veces es largo y sostenido en el tiempo.

El primer paso es llegar a la conclusión racional que permita tomar la decisión de perdonar al otro.

Pero esto no necesariamente es un evento de una sola vez, en el que decidimos perdonar y ya el olvido puso su manto.

Muchas veces las cosas no son tan simples y requieren un proceso, dependiendo de la personalidad de cada uno.

No hay que olvidar tampoco que el maligno ópera tratando de tentarnos al revertir nuestra decisión de perdonar.

Hay casos, y todos conocemos algunos, de personas que quieren perdonar racionalmente a otra pero no logran sostener ese perdón en el tiempo.

También hay rasgos de personalidad que llevan algunas personas a sentirse ofendidas sistemáticamente por otras.

A esas personas a veces les llamamos como que están “peleadas con el mundo”.

No sólo ven ofensas en actos que otros no las verían, y les cuesta dejarlas pasar por alto y perdonar.

Pero estos son casos digamos patológicos.

En otros casos no tan patológicos, puede suceder que la persona perdone a otra, pero su perdón se vaya erosionando con el tiempo.

Vuelve la tentación de sentirse ofendido, y entonces la decisión de perdón se vuelve para atrás.

Como si la herida se reabriera y exige una nueva decisión de perdonar.

En este caso el perdón no sería un evento de una sola vez, sino diversos eventos en que el perdonador debe tomar la decisión del perdón.

Quizás puede ser la interpretación qué le podemos dar a lo que dijo Nuestro Señor, cuando Pedro le pregunta cuántas veces lo debo perdonar a mi hermano ¿hasta 7 veces?

Y Jesús le contesta 70 veces 7, lo que no es un cálculo matemático de cuántas veces hay que perdonar, sino el mensaje es que el perdón es perpetuo.

De modo que debemos estar preparados para perdonar múltiples pecados, pero también para perdonar muchas veces un mismo pecado que nos hicieron.

Podría ser perdonar una misma ofensa setenta veces siete.

Y esto implica necesariamente tener la voluntad permanente de perdonar, la actitud de perdón, que es lo central y lo que cuesta más a algunas personas.

Debemos comenzar pidiendo a Dios ayuda para perdonar:

“Dios mío me está costando mucho perdonar. Por favor ayúdame a querer perdonar”.

Debemos recurrir al modelo del perdón que es Jesucristo mismo.

Viéndolo colgado en la cruz podemos reflexionar sobre cómo sufrió para perdonar nuestros pecados.

Y si llegamos a comprender esto, veremos que perdonar una ofensa de otra persona no es comparable a lo que Jesús sufrió en la cruz.

Debemos tener la voluntad de perdonar.

La voluntad de cerrar nuestra mente al recuerdo de las emociones que sentimos cuando pensamos en la ofensa.

Debemos propender a lograr la paz del corazón y de la mente y luchar contra la tentación de negarnos a perdonar.

  

EN EL PERDÓN DEBEN PARTICIPAR EL OFENSOR Y EL OFENDIDO

El ofensor y el ofendido deben participar en el acto del perdón para que el perdón sea completo y funcione.

Muchas veces nos encontramos con que hay gente que quiere ser perdonada y el ofendido no le perdona.

Y al revés, el ofendido le perdonaría pero el ofensor no cree que deba pedir perdón.

En orgullo herido está detrás todas estas cosas.

En el evangelio de Mateo 5 Jesús dice que si tu hermano tiene algo contra ti, primero ve a reconciliarte con tu hermano y luego ofrece tu ofrenda al altar.

Esto significa que si tu hermano tiene algo contra ti, tú tienes que tratar de buscar el perdón de tu hermano.

Y no al revés como generalmente se interpreta.

Porque es común hoy decir “si mi hermano no me perdona es su problema”.

En realidad Jesús está enseñando qué sí es mi problema y mi preocupación que mi hermano me perdone.

Y ese es un precepto esencial cristiano.

Puedo orar pidiendo “Dios mío por favor ayuda a mi hermano a perdonarme”.

Puedo ayunar y ofrecer sacrificios para que él reciba la gracia necesaria para perdonarme.

Mientras que nosotros debemos pedir la gracia de saber cómo pedir perdón, arrepentirnos de lo que hemos hecho, y proponernos realmente no hacerlo más.

Y aquí llegamos a cómo debemos pedir perdón, que no es tan simple como simplemente decirlo.

En primer lugar hay que admitir el error.

Muchas personas esquivan decirlo y tejen excusas atribuyéndole la culpa a otras cosas.

La segunda cosa a tener en cuenta es reconocer el daño que se ha hecho.

Porque el ofendido a veces tiene la sensación que el ofensor no comprende realmente la magnitud del daño.

Y por eso teme que vuelva a ocurrir, si el ofensor no tiene una comprensión profunda de lo que pasó.

Por lo tanto el ofensor debería reconocer que está dolido por el daño que hizo y como lastimó a la otra persona.

Y eso nos lleva al tercer paso que es expresar ese dolor.

El ofendido debe sentir que el ofensor tiene una pena profunda y auténtica por lo que hizo.

Y así llegamos al cuarto paso que es solicitar el perdón.

A alguna gente se le complica entregarle al otro el poder de perdonar, se sienten que han perdido autonomía.

Pero debieran pensar que otorgar el perdón puede ser todo un desafío para la otra persona.

Por lo tanto deberían reconocer el esfuerzo que tendría que hacer el ofendido por otorgar el perdón.

Finalmente el último paso es comprometerse a cambiar.

Porque puede quedar un resentimiento, por más que el ofendido diga que perdonó al ofensor, y la sensación de que no puede confiar más en esa persona.

En este caso la confianza será restaurada gradualmente sólo a través de signos de reconciliación que haga el ofensor.

Este asunto del perdón requiere el desarrollo de una actitud de saber perdonar.

Y es más fácil y menos doloroso lograrla si se ha aprendido desde niño.

Por eso es especialmente importante enseñar a los niños a decir “te perdono” cuando alguien dice “lo siento” o le pide perdón directamente.

También los niños deben ver cómo los padres perdonan a otras personas y a ellos mismos.

Y además como les dan nuevas oportunidades cuando las personas hacen nuevamente una ofensa.

Como dicen los evangelios hay que perdonar hasta 70 veces 7, o sea siempre.

Acá hay algunas oraciones sobre el perdón.

  

ORACIÓN PARA PEDIR PERDÓN Y PERDONAR

Padre, me declaro culpable, pido clemencia, perdón por mis pecados.
Me acerco a ti con absoluta confianza porque sé que tú prefieres la penitencia a la muerte del pecador (cfr. Ezequiel 33,11)
A ti no te gusta ni la venganza ni el rencor, tu corazón es compasivo y misericordioso.
Y sé que sólo estás esperando a que tenga la humildad de reconocer mi pecado, arrepentirme y pedir perdón para desbordar la abundancia de tu misericordia.
Miro al horizonte: veo tus brazos abiertos y un corazón de Padre
queriendo atraerme con lazos de un amor infinito.
Padre, perdóname, quiero recibir el abrazo eterno.
Tu enseñanza es muy clara: para ser perdonados y poder entrar en el Reino de los cielos debemos tener un Corazón como el tuyo.
Nos pides que seamos buenos cristianos por la práctica de la caridad evangélica.Que seamos benévolos con quienes nos han hecho daño, con quienes nos han ofendido, nos han traicionado y nos odian, pues de otro modo no mereceremos que lo seas Tú con nosotros.
Padre, envía tu Espíritu de amor y perdona mis pecados, purifícame, sáname, restáurame, renuévame con la Sangre Redentora de tu Hijo;
ayúdame a tener un corazón como el Suyo, un corazón humilde y generoso capaz de perdonar, arranca de mí el corazón de piedra y dame un corazón de carne.

Oración del Padre Evaristo Sada

mujer orando

  

SALMO MISERERE 

Tenme piedad, oh Dios, según tu amor,
por tu inmensa ternura borra mi delito,
lávame a fondo de mi culpa,
y de mi pecado purifícame.
Pues mi delito yo lo reconozco,
mi pecado sin cesar está ante mí;
contra Ti, contra Ti solo he pecado,
lo malo a tus ojos cometí.

Por que aparezca tu justicia cuando hablas
y tu victoria cuando juzgas.
Mira que en la culpa ya nací,
pecador me concibió mi madre.
Mas Tú amas la verdad en lo íntimo del ser,
y en lo secreto me enseñas la sabiduría.
Rocíame con el hisopo, y seré limpio,
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Devuélveme el son del gozo y la alegría,
exulten los huesos que machacaste Tú.
Retira tu faz de mis pecados,
borra todas mis culpas.
Crea en mí, oh Dios, un puro corazón,
un espíritu dentro de mí renueva;
no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu.
Vuélveme la alegría de tu salvación,
y en espíritu generoso afiánzame;
enseñaré a los rebeldes tus caminos,
y los pecadores volverán a Ti.
Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación,
y aclamará mi lengua tu justicia;
abre, Señor, mis labios,
y publicará mi boca tu alabanza.
Pues no te agrada el sacrificio,
si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
El sacrificio a Dios es un espíritu contrito;
un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.
¡Favorece a Sión en tu benevolencia,
reconstruye las murallas de Jerusalén!
Entonces te agradarán los sacrificios justos,
–holocausto y oblación entera–
se ofrecerán entonces sobre tu altar novillos.

(Fuente: Directorio franciscano).

  

YO PECADOR (CONFITEOR)

Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa.

Por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Amén.

manos orando

  

ACTO DE CONTRICIÓN I

¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío.

Por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido.

También me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amen.

ACTO DE CONTRICIÓN II

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.

manos con una vela

  

ORACIÓN PARA PEDIR PERDÓN

Oh Dios, dame en esta hora la gracia de reconocer debidamente mis pecados ante ti, y de arrepentirme de ellos verdaderamente.

Borra de tu libro, Señor de misericordia, mis múltiples acciones cometidas contra ti.

Perdóname todas las distracciones en la oración, mis pecados de omisión, y mis pecados deliberados contra la conciencia.

Dame luz para ver lo que he de hacer, valor para emprenderlo y firmeza para llevarlo a cabo.

Que en todas las cosas avance en la obra de santificación, de la realización de tu voluntad.

Y que en definitiva, por tu misericordia, pueda alcanzar la gloria de tu Reino eterno, por Jesucristo Nuestro Señor. Amen

  

PERDÓNAME SEÑOR

Padre bueno,
tengo necesidad de ti,
cuento contigo
para existir y para vivir.
En tu Hijo Jesús
me has mirado y amado,
pero yo no he tenido la valentía
de dejarlo y seguirlo,
y mi corazón se ha llenado de tristeza,
pero Tú, eres más fuerte que mi pecado.
Creo en tu poder sobre mi vida,
creo en tu capacidad de salvarme
así como soy ahora.
Por mi parte hago el propósito sincero
de evitar las ocasiones próximas de
pecado.
Dame tu fuerza. Acuérdate de mí.
¡Perdóname!

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Profecías a la Madre Mariana de Jesús hace 4 Siglos, que Ahora se Materializan

La Virgen se apareció a Sor Mariana Torres en Quito, Ecuador, en un convento, como Nuestra Señora del Buen Suceso.

Pidió que se le hiciera una estatua, que luego fue terminada por manos no-humanas.

Le dio advertencias y profecías extremadamente precisas para nuestro tiempo.

Sor Mariana predijo incluso la fecha de su muerte.

La Virgen María que se aparece con distintos nombres, es la misma María -que con variaciones de lenguaje-, nos trasmite el mismo mensaje a todos los hombres, se hallen donde sea.
.
A veces pareciera que su mensaje se refiere sólo a la localidad, pero con detenimiento, se podrá descubrir que habla a cada uno en cada rincón del planeta.
.
Algo similar a lo que sucede con las Escrituras.

Con esta advertencia es que podemos abordar los extraordinarios mensajes que Nuestra Señora del Buen Suceso le dio a sor Mariana de Jesús Torres a fines del siglo XVI y principios del XVII en Ecuador, diciéndole directamente que tales revelaciones se referían a sucesos que ocurrirían en el siglo XX.

Quien siga adelante leyendo este artículo podrá darse cuenta de la extraordinaria exactitud en las profecías hechas 4 siglos antes sobre nuestra época.

 

NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO, QUITO, ECUADOR

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buen suceso ecuador

El Convento de la Inmaculada Concepción fue el primer convento de religiosas en la ciudad de Quito, Ecuador.

La nobleza católica de la ciudad de Quito pidió al rey Felipe II este favor, para que las mujeres de la colonia pudieran disfrutar de los beneficios de la vida religiosa.

Cinco hermanas profesas de la Orden fueron enviadas desde España, como Madres Fundadoras del nuevo Convento.
.
Estuvieron acompañados por una niña de 13 años de edad, Mariana de Jesús Torres, la sobrina de la madre superiora.
.
Ella se convertiría en la más conocida de las Madres Fundadoras, pero permaneció casi desconocida fuera del Ecuador hasta el siglo XX.
.
El convento se fundó oficialmente el 13 de enero de 1577.

La joven aprendiz hizo un rápido avance en la vida espiritual y disfrutó de muchos favores del cielo.

Ella también practicaba la penitencia severa y fue elegida por Dios para sufrir como alma víctima.

Muchos de sus sufrimientos fueron ocasionadas por sus hermanas de religión, que eran poco estrictas, y que se rebelaban contra la forma austera de vida insistida por la Beata Beatriz de Silva y las madres fundadoras españolas, y requerido por la Santa Regla de la Comunidad.

Finalmente, la Madre Mariana fue elegida para ser abadesa en lugar de su tía enferma, que murió poco después.

 

PRIMERA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO

Muy temprano en la mañana del 2 de febrero de 1594, la Madre Mariana estaba rezando en el coro alto del Convento, suplicando fervientemente a Jesús y María por el alivio de las muchas pruebas severas del convento y la prevención de los muchos pecados.

Durante su larga oración, oyó una voz dulce llamarla por su nombre.

Mirando rápidamente, vio a la Santísima Virgen María con el Niño Jesús en su brazo izquierdo.

Cuando le preguntó quién era ella, Nuestra Señora respondió:

«Yo soy María del Buen Suceso, la Reina del Cielo y la Tierra…
.
Como su madre, llevo (al Niño Jesús) aquí, en mi brazo izquierdo.
.
De modo que juntos podamos frenar la mano de la Justicia Divina, que está siempre dispuesta a castigar a este infortunado y criminal mundo.»

«En la diestra, llevo el báculo que ves, por el deseo de gobernar este convento como abadesa y madre…

Satanás comenzará a tratar de destruir esta obra de Dios …

Pero no tendrá éxito, porque soy la Reina de las Victorias y la Madre del Buen Suceso, y es bajo esta invocación que deseo ser conocida en todo tiempo…»

La Santísima Virgen María coloca al Niño Jesús en los brazos de la Madre Mariana, dándole un fuerte deseo de sufrir como alma víctima.

 

NUESTRA SEÑORA PIDE QUE SEA HECHA UNA ESTATUA

Nuestra Señora se apareció muchas veces más a la Madre Mariana.

Durante la aparición del 16 de enero de 1599, Nuestra Señora mandó a la Madre Mariana fabricar una estatua que la representara a ella como se apareció a la religiosa.

Luego le ordenó que midiera su altura con la cuerda de su hábito religioso.

Nuestra Señora prometió:

«Cuando las tribulaciones del espíritu y los sufrimientos del cuerpo les opriman y parezca que se ahogan en un mar sin fondo, miren a mi Santa Imagen, que será para ustedes una estrella de los náufragos.

Que siempre estará ahí, dispuesta a escuchar sus lamentos y calmar su llanto.

Dígales que siempre deben recurrir a su madre con fe y amor…»

Nuestra Señora del Buen Suceso entera

 

LAS ADVERTENCIAS SOBRE EL SIGLO XX

Temprano en la mañana del 21 de enero de 1610, la Madre Mariana se vio favorecido por la aparición de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael.

Entonces apareció la Virgen y relató muchas predicciones:

«Te hago saber que a partir del final del siglo XIX y poco después de mediados del siglo XX, en lo que hoy es la Colonia y luego será la República del Ecuador, las pasiones estallarán.
.
Y habrá una corrupción total de las costumbres
(morales), ya que satanás reinará casi por completo por medio de las sectas masónicas.»

«Ellos se centrarán principalmente en los niños con el fin de mantener la corrupción. ¡Ay de los niños de esos tiempos!

Va a ser difícil recibir el Sacramento del Bautismo, y también el de la Confirmación…

A menudo, durante esta época, los enemigos de Jesucristo, instigados por el diablo, robarán hostias consagradas de las iglesias, para que puedan profanar las especies eucarísticas…

«En cuanto al Sacramento del Matrimonio… va a ser atacado y profanado profundamente…
.
El espíritu católico rápidamente decaerá; la preciosa luz de la fe poco a poco se extinguirá…
.
Sumado a esto estarán los efectos de la educación laica, que serán una de las razones de la escasez de vocaciones sacerdotales y religiosas.

«El sacramento del Orden, serán ridiculizado, oprimido y despreciado…

El diablo tratará de perseguir a los ministros del Señor en todo lo posible, el hará el trabajo con cruel y sutil astucia, para desviarlos del espíritu de su vocación y corromper a muchos de ellos.

Estos sacerdotes depravados, que escandalizarán al pueblo cristiano, traerán el odio de los malos católicos y de los enemigos de la Iglesia Católica Romana y la caída de todos los sacerdotes de la Iglesia Apostólica…»

«Además, en estos tiempos infelices, habrá un lujo desenfrenado, que atrapará al resto en el pecado y conquistará innumerables almas frívolas, que se perderán.

La inocencia casi ya no se encontrará en los niños, ni la modestia en las mujeres.

En este supremo momento de necesidad de la Iglesia, el que debe hablar se callará».

 

LAS APARICIONES SE DARÁN A CONOCER EN EL SIGLO XX

Temprano en la mañana del 2 de febrero de 1610, Nuestra Señora se apareció nuevamente a la Madre Mariana y repitió su demanda de tener una estatua. Luego añadió:

«Dile al Obispo que es mi voluntad y la voluntad de mi Hijo Santísimo que su nombre se oculte a toda costa… porque no es apropiado para cualquier persona en el momento presente conocer los detalles o el origen de cómo esta estatua vino a realizarse.

Este conocimiento sólo vendrá para el público en general en el siglo XX

«En esa época la Iglesia se encontrará atacada por hordas terribles de la secta masónica.
.
Y esta pobre tierra ecuatoriana estará agonizando a causa de la corrupción de las costumbres, el lujo desenfrenado, la prensa impía, y la educación secular.
.
Los vicios de la impureza, la blasfemia, y el sacrilegio dominarán en este depravado tiempo de desolación, y quien debe hablar estará en silencio…»

 

LA ESTATUA ES TERMINADA POR LOS ÁNGELES

El escultor de la estatua de Nuestra Señora del Buen Suceso es llamado para esta tarea por la misma Virgen.

Sin embargo, el trabajo se previó que fuera completado por los Ángeles.

ns del buen suceso del convento

La Madre Mariana fue testigo de este prodigio temprano en la mañana del 16 de enero de 1611.

Ella vio en una visión a la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen María, los nueve coros de ángeles, y en particular a los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael, junto con el seráfico San Francisco.

Estos últimos cuatro se acercaron a la estatua y acabaron la obra que el escultor había tenido la intención de terminar ese mismo día.
.
Entonces vio a la Virgen entrar y animar la estatua.

Todos estos hechos fueron atestiguado por la Madre Mariana al obispo, antes de que él solemnemente consagrara e instalara la estatua.

El escultor, también declaró que no había terminado la estatua, y que debía ser el trabajo de Ángeles.

 

CINCO PROFECÍAS PARA NUESTROS TIEMPOS

La más importante de las apariciones de Nuestra Señora del Buen Suceso tuvo lugar cerca del final de vida de la Madre Mariana.

La mañana del 2 de febrero de 1634, la Fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María, la Madre Mariana encontraba orando ante el Santísimo Sacramento, suplicándole poder estar unida a Él y ser devorada en ese amor que pertenece a la Virgen.

También le recordó proteger y preservar a sus hijas de su convento amado.

Cuando terminó la oración, vio la luz del santuario extinguida por sí misma, dejando al altar completamente a oscuras.

Nuestra Señora se le apareció para decirle que el Señor había oído sus clamores y pondría fin a su exilio terrenal en menos de un año.

«Prepara tu alma para que, cada vez mas purificada, puedas entrar en la plenitud a la alegría del Señor

¡Oh! ¡si los mortales, y, en particular, las almas religiosas, pudieran saber lo que es el Cielo y lo que es poseer a Dios! 

¡De qué manera diferente vivirían! ¡Ni ellos mismos escatimarían sacrificios con el fin de poseerlo!»

La Santísima Virgen María explicó a continuación los cinco sentidos de la luz del Tabernáculo que se había extinguido ante los ojos de la madre de Mariana.

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1 – Se propagarán Herejías

El significado primero es que al final del siglo XIX y en el siglo XX, varias herejías se propagarán en esta tierra, entonces habrá una república libre.
.
A medida que estas herejías se extiendan y dominen, la preciosa luz de la Fe se extinguirá en las almas por la casi total corrupción de las costumbres (moral).

.
Durante este período, habrá grandes calamidades físicas y morales, tanto públicas como privadas.

El pequeño número de almas que se oculten, conservarán el tesoro de la fe y las virtudes sufrirán un martirio indeciblemente cruel y prolongado.

Muchas de ellas sucumbirán a la muerte por la violencia de sus sufrimientos, y los que se sacrifiquen por la Iglesia y el país se contarán como mártires.

Los hombres libres de la esclavitud de esas herejías, aquellos a quienes el amor misericordioso de Mi Hijo Santísimo destinará para la restauración, tendrán una gran fuerza de voluntad, constancia, valor y mucha confianza en Dios.

Para probar esta fe y la confianza de los justos, habrá ocasiones en las que todo parecerá estar perdido y paralizado.

Esto, entonces, será el feliz comienzo de la restauración completa.

Estas almas escogidas, que restablecerán la salud de la Iglesia, son descritas en detalle como los apóstoles de los últimos tiempos, por San Luis María de Montfort en su Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.

 

2 – La Vida Consagrada sufrirá Tribulaciones

El segundo significado, Nuestra Señora dijo,

«es que mi convento, siendo muy reducido en tamaño, se sumergirá en un océano insondable de amargura indescriptible, y parecerá estar ahogándose en las aguas de diversas tribulaciones.

Muchas vocaciones auténticas perecerán, continuó.

La injusticia entrará incluso en este convento, disfrazada bajo el nombre de la caridad falsa, causando estragos en las almas.

Y las almas fieles, llorando e implorando en secreto que estos terribles tiempos se acorten, sufrirán un martirio lento y continuo».

 

3 – Se terminará la Virginidad de las Almas

La tercera razón de que se dé la extinción de la lámpara se debe al espíritu de impureza que satura la atmósfera de aquellos tiempos.

Al igual que un océano sucio, correrá a través de las calles, plazas y lugares públicos, con una libertad asombrosa.

No habrá casi ningún alma virgen en el mundo, la Virgen dijo.

La delicada flor de la virginidad se vería amenazada por la completa aniquilación.

Sin embargo, prometió que siempre habría algunas almas buenas en los claustros donde puedan echar raíces, crecer y vivir como un escudo para desviar la ira divina.
.
Sin virginidad, Ella dijo, sería necesario que el fuego del cielo cayera sobre estas tierras para purificarlos.

 

4 – Los Masones corromperán a los Niños

La cuarta razón para que la lámpara se apague es que las sectas masónicas, después de haber infiltrado a todas las clases sociales, sutilmente introducirán su enseñanza en los ambientes domésticos con el fin de corromper a los niños.

Y el diablo se gloriará en el comedor con la exquisita delicadeza de los corazones de los niños.

En estos tiempos desafortunados, Nuestra Señora predijo, el mal asaltará la inocencia infantil.

De esta manera, las vocaciones al sacerdocio se perderán, lo que será una verdadera calamidad.

Una vez más Nuestra Señora prometió que durante este tiempo todavía habría comunidades religiosas que sostengan a la Iglesia y sagrados ministros del altar -almas ocultas y bellas, que trabajarán con valentía y celo desinteresado por la salvación de las almas.

Contra ellos, advirtió, los impíos desencadenarán una guerra cruel, dejando caer sobre ellos vituperios, calumnias y vejaciones con el fin de impedir el cumplimiento de su ministerio.

Pero, al igual que columnas firmes, se mantendrán firmes y lo enfrentarán todo con el espíritu de humildad y sacrificio con el que ellos están investidos, en virtud de los méritos infinitos de mi Santísimo Hijo, quién les amará en las fibras más íntimas de su Corazón Santísimo y tierno.

Durante este tiempo, la Virgen predijo, que el clero secular estará muy lejos de su ideal, porque los sacerdotes se volverán descuidados en sus deberes sagrados.
.
Perdiendo la brújula divina, apartarán del camino trazado por Dios para el ministerio sacerdotal y buscarán el bienestar y la riqueza, que se esforzarán por obtener indebidamente.

La Iglesia sufrirá en esta ocasión –la noche oscura de la falta de un Prelado y Padre que vele por ellos con amor paternal, dulzura, fortaleza, discernimiento y prudencia. Muchos perderán su espíritu, poniendo sus almas en gran peligro.

Nuestra Señora continuó explicando la cuarta razón para la extinción de la luz del Tabernáculo:

«Por lo tanto, recen con insistencia sin cansarse y lloren con lágrimas amargas en el secreto de su corazón.

Imploren a nuestro Padre Celestial, por el amor del Corazón Eucarístico de Mi Hijo Santísimo y de su Preciosa Sangre derramada con tanta generosidad…

El podría tener piedad de sus ministros, poniendo fin a aquellos tiempos ominosos, y enviando a la Iglesia el Prelado que restaure el espíritu de sus sacerdotes.

Mi Hijo Santísimo y yo amaremos a este hijo predilecto con un amor de predilección, y le haremos el regalo de una capacidad poco común, humildad de corazón, docilidad a la inspiración divina, fortaleza para defender los derechos de la Iglesia, y un corazón compasivo.

Para que, como otro Cristo, él ayude a los grandes y pequeños, sin despreciar a las almas más desafortunadas que pidan por la luz y consejo en sus dudas y dificultades.

En sus manos se colocarán la balanza del Santuario, para que todo sea pesado con la debida medida, y Dios sea glorificado.»

Nuestra Señora continuó:

«La tibieza de todas las almas consagradas a Dios en el estado sacerdotal y religiosa retrasará la llegada de este Prelado y Padre.

Esto, entonces, será la causa de la maldición del diablo que tomará de posesión de esta tierra, donde alcanzará sus victorias por medio de un extranjero y sin fe, tan numerosas que, como una nube negra, se oscurecerán los cielos puros de la entonces República consagrada al Sagrado Corazón de mi Divino Hijo.

Con esta gente, todos los vicios van a entrar, lo que atraerá a su vez todo tipo de castigo, tales como plagas, hambrunas, luchas internas y conflictos con otras naciones.
.
Y la apostasía, la causa de la perdición de tantas almas tan queridas por Jesucristo y por mí.

Con el fin de disipar esta nube negra que impide a la Iglesia de disfrutar el día claro de la libertad, habrá una guerra formidable y espantosa, que verá el derramamiento de sangre de compatriotas y extranjeros, de sacerdotes, seglares y religiosos.

Esta noche será la más horrible, ya que, humanamente hablando, el mal parecerá triunfar.

Esta, pues, marcará la llegada de mi hora, cuando yo, de una manera maravillosa destronaré a los soberbios y maldeciré a satanás, pisoteándolo bajo mis pies y atándolo en el abismo infernal.

Así, la Iglesia y el país estarán finalmente libres de su cruel tiranía».

Sor-Mariana-de-Jesus-Torres-en-cuadro-de-epoca

 

5 – Laxitud y Negligencia perseguirán a la Virtud

La quinta razón de que la lámpara se haya extinguido es debido a la laxitud y la negligencia de aquellos que poseen una gran riqueza.

Que estarán con indiferencia y verán a la Iglesia siendo oprimida, la virtud siendo perseguida, y el triunfo del diablo, sin emplear sus riquezas piadosamente para la destrucción de este mal y la restauración de la fe.

Y también es debido a la indiferencia de la gente al permitir que el nombre de Dios se extinga progresivamente y la adhesión al espíritu del mal, entregándose libremente a los vicios y las pasiones.

«¡Ay! ¡Mi hija predilecta! Si se te hubiera dado para vivir en esa época tenebrosa, morirías de pena al ver todo lo que les he revelado a vosotros, que tendrá lugar.

¡Pero Mi Hijo Santísimo y yo tenemos un amor tan grande por esta tierra, nuestra herencia, que deseamos, incluso ahora la aplicación de tus sacrificios y oraciones para acortar la duración de tal terrible catástrofe!.»

Abrumada por la magnitud de los males que veía y las incontables almas que serían condenados en estos tiempos, la Madre Mariana cayó inconsciente.

Allí, las hermanas la encontraron como si estuviera muerta, aplicándole golpes en su corazón.

Todos los esfuerzos del médico para devolverle la conciencia fueron inútiles.

De hecho, dijo, humanamente hablando, su vida debe haber terminado por el shock que había recibido.

Las hermanas la rodearon, suplicando al cielo para que les dejara su gran tesoro, la última de las madres fundadoras, «el pilar de la observancia, la columna de la casa».

Dos días más tarde, la Madre Mariana abrió los ojos, animó a sus hermanas a continuar siguiendo la Regla, y las consoló diciendo que ella se quedaría con ellos por un poco más de tiempo.

 

ÚLTIMA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO

En los últimos diez meses de su vida, nunca la Madre Mariana recuperó el vigor de su salud y se vio obligada a menudo a guardar cama.

En la enfermedad, así como en salud, ella edificó la Comunidad con su ejemplo.

En medio de sus dolores intensos, siempre mantuvo una sonrisa en sus labios, una admirable serenidad y un espíritu imperturbable, propio de un alma cuya vida se había desarrollado a la sombra de la Cruz.

Tarde en la noche del 8 de diciembre de 1634, la Fiesta de la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora se le apareció por última vez a la Madre Mariana.

Ella estuvo acompañada de nuevo por los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Después de muchas revelaciones de Nuestra Señora concluyó:

«En el siglo XX, esta devoción (a Nuestra Señora del Buen Suceso) hará prodigios en lo espiritual, así como en la esfera temporal.
.
Porque es la Voluntad de Dios reservar esta advocación y el conocimiento de tu vida para ese siglo, cuando la corrupción de las costumbres será casi general y la preciosa luz de la fe casi se haya extinguido…»

La Madre Mariana de Jesús Torres murió de una muerte santa a las 3:00 pm el 16 de enero 1635, tal como lo había predicho.

Una y otra vez durante los últimos cuatrocientos años, las profecías de Nuestra Señora del Buen Suceso se han cumplido.

Los siglos XIX y XX demostraron que la exactitud de las profecías fue sorprendente.

Es evidente que el significado del mensaje de Nuestra Señora, y la devoción a Nuestra Señora del Buen Suceso, ahora es aún más importante en el siglo XXI.

Como vemos, el mundo está sumido en el error, la herejía y la sensualidad, por no hablar de los vicios de todo tipo.

El llamado de Nuestra Señora a la oración, la reparación y la penitencia se vuelve aún más urgente.

¿Cómo no podemos oír la súplica de Nuestra Señora y esforzarnos todos los días para consolar su corazón tierno e Inmaculado y el Sagrado Corazón de su Divino Hijo?

Fuentes:


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¿Existen los Pecados que se Trasmiten de Generación en Generación?

Dios opera en nosotros a través de las personas de maneras que menos lo sospechamos.

La forma más evidente es enviándonos buenas influencias para que vayamos por el camino correcto.

O nos expone a las tentaciones con el fin de ‘vacunarnos’.

sanacion-del-arbol-genealogico

Sin embargo hay situaciones en las cuales nuestra acción y nuestras circunstancias están influenciadas por cosas del pasado.
.
Y que no nos sucedieron a nosotros directamente, sino a nuestros antepasados.

Esto lo que se llama las culpas o pecados intergeneracionales.

Y a la liberación de esas culpas de le llama sanación intergeneracional.

Pero algunos dicen que esto sucede y otros que no. Por eso es un artículo para discernir con detenimiento.

¿Hay problemas que parecen transmitirse de generación en generación como si fuera un virus?

¿No es llamativo que familias enteras tengan problemas en varias generaciones de división, depresión, alcoholismo, problemas financieros, divorcio, crimen, enfermedades mentales, suicidio?

  

COSAS QUE SE TRASMITEN DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN

Hay gente que cree que además de la genética, las influencias conductuales y las características espirituales, y tal vez incluso los espíritus mismos, puedan viajar a través de las generaciones. 

Hay casos sorprendentes en el que predilecciones tanto negativas como positivas se transmiten de una manera que parece más allá de lo fisiológico o psicológico.
.
Por ejemplo familias constantemente y extrañamente plagadas por el divorcio, el suicidio, la enfermedad, la adicción, la mala conducta sexual, la enfermedad mental, y los problemas financieros de una manera que excede las explicaciones naturales.

La mayoría que suscriben a esta teoría, citan pasajes de la Escritura, como las que mencionan consecuencias del pecado que se transmiten de generación en generación.

Y existe una base bíblica (véase el libro del Padre John Hampsch sobre ese aspecto, Curando su Árbol Genealógico).

Eso es algo – “la curación del árbol de familia” – en que la Iglesia no se ha pronunciado formalmente y lleva aspectos polémicos.

Pero más y más sacerdotes lo están abordando y hay casos convincentes que parecen ir más allá del reino de las causas físicas.

Por ejemplo, se ve cuando una persona está luchando contra la adicción a la nicotina y al mismo tiempo un primo que vive muy lejos también se encuentra renunciando a los cigarrillos, sin que ninguno de los dos sepa.

  

LO QUE SOSTIENE UN EXORCISTA

Cuando sucede la recurrencia del mismo problema en una familia, nos preguntamos si es coincidencia o hay un ADN que lo produce o está actuando una fuerza maligna en esa familia.

El Padre Chad Ripperger, un experto en guerra espiritual y exorcista, sostiene que los miembros de una familia se pasan entre sí «espíritus familiares» malignos.

Dice que satanás puede asignar un demonio a toda una familia, con demonios menores tentando a las diversas generaciones dentro de la familia.

Nos lo señala con el ejemplo de las moscas, que cuando aparece una mosca en un lugar vienen otras moscas y el efecto se multiplica.

Esto sucede cuando un espíritu maligno poderoso llega a una persona que ha tenido un liderazgo espiritual en la familia, y entonces comienza a pasarse de generación en generación.

Sostiene además que por ejemplo el espíritu maligno que produce la masonería se asocia a enfermedades respiratorias como el asma.

Según sus investigaciones la duración normal de estas infecciones son cuatro o cinco generaciones, hasta que comienzan a diluirse, porque Dios envío una persona de esa familia para operar la limpieza.

También sostiene que hay demonios que atacan a una generación entera, como da el ejemplo del movimiento hippie en la década de 1960.

Habla además de demonios que atacan a determinadas culturas, como por ejemplo a los aztecas, a quienes sedujo con el ocultismo y los sacrificios humanos.

También hay demonios regionales, que por ejemplo atacan a una región entera con una determinada enfermedad de generación en generación.

Sostiene que las corporaciones también tienen este tipo de demonios que las hacen siniestras y disfuncionales en algún aspecto.

Y no soslaya en decir que también hay demonios que atacan específicamente a órdenes religiosas o diócesis, produciendo determinados pecados sistemáticamente.

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LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

Es intrigante un estudio reciente de la Universidad de Laval en Quebec en el que los genetistas han encontrado durante un examen de 5.000 genes, que los hijos de madres que habían sido sometidas a cirugía de bypass gástrico para perder peso, inexplicablemente tuvieron cambios en su ADN.
.
Y estos descendientes eran menos propensos a la obesidad (aunque no había habido una cirugía en ellos).

.
Como si algo psicológico se hubiera transmitido en el genoma.

Luchando por encontrar una explicación, los científicos han decidido llamar a esto “herencia epigenética”.

O sea características transmitidas de padres a hijos de una manera que va más allá de lo conocido en el funcionamiento del material genético.

Los cambios psicológicos y emocionales parecen ser entonces biológicamente impresos.

La nueva ciencia se centra en algo revolucionario: el efecto sobre la herencia de los marcadores bioquímicos entre los nucleótidos.

“En este nuevo paradigma”, señala una revista orientada a la ciencia llamada Verge, “los acontecimientos de su vida dejan una marca duradera en su constitución biológica, cambiando no sólo su propia vida, sino la vida de sus descendientes.
.
En la otra dirección, sus propios marcadores de metilo funcionan como una especie de memoria ancestral, codificando las experiencias que se remontan a siglos atrás y cambian con cada vida”.

En otras palabras: el genoma se puede cambiar de una manera que no entendemos. 

Es como si nosotros “imprimiéramos una huella” en él.

ádan eva manzana arbol vibora

  

TAMBIÉN INFLUENCIAS ESPIRITUALES

Y aún puede haber influencias espirituales en la bioquímica, porque éstas producen acontecimientos en nuestra vida.

Por lo tanto, podemos orar para deshacernos de los aspectos genéticos negativos.

Hemos sostenido durante mucho tiempo que el alma – el espíritu – es el campo de organización para nuestro físico (cuerpos).

Lo que está en el espíritu, por lo tanto, se puede transmitir físicamente.
.
Tal vez no es sólo hormonas.
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Tal vez el alma – espíritu – se transmite a lo biológico.

Esto nos debe hacer más cautelosos de no ejercer el miedo y la lujuria inusual, porque pueden ser “grabados”.

Estas cosas se pueden insertar en nuestros genes.

Y creemos que también se puede orar para sacarlas.

No tengas ninguna duda de que esta nueva ciencia es muy debatida.

La mayoría de todo en la ciencia lo es.

Según Verge, un estudio de la Universidad de Emory en Atlanta acaba de encontrar recientemente que

“Las ratas de laboratorio condicionadas para temer un cierto olor pasarán ese miedo a sus hijos.
.
La herencia sucede biológicamente, incluso sin contacto de comportamiento”.

  

LA SANACIÓN DE LOS PECADOS INTRODUCIDOS EN EL ÁRBOL GENEALÓGICO

Es así como la sanación de los pecados introducidos en nosotros por los demás es necesaria.
.
Porque a veces se nos han introducido males como de contrabando, a través del árbol genealógico o imperceptiblemente por amigos.

Sea lo que sea que ocurra, siempre debemos recordar que Dios es el Creador del universo y puede cambiar las cosas que son malas (cualquier cosa) en cosas que son buenas (cuando se lo permitimos).

Esto también es cierto con nuestras familias.

Los familiares a menudo tienen bendiciones para ofrecernos. Están puestos para ayudarnos, y nosotros a ellos.

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Hay veces, sin embargo, que la influencia es negativa.

Un número creciente de libros – la mayoría de sacerdotes – se centran en esta cuestión: la curación del árbol genealógico.

A menudo, hay lo que parecen peculiares rasgos negativos y dañinos que se trasmiten a través de las familias.

Miembros de la familia pueden ser propensos a los celos, la ira, la lujuria, el orgullo, el alcoholismo, la timidez, el fracaso y otras negatividades.
.
Y también pueden ser transmitidos por amigos, compañeros de trabajo, y otros (en nuestros caminos), quienes no son tan positivos y cuyos defectos pueden unirse a nosotros, porque tenemos un apego a la persona.

Es un problema grave y no reconocido en su mayoría, en el que puso atención un inspirado libro del P. Yozefu B. Semakula, que ahora está incardinado en los EE.UU. (en la diócesis de Pensacola-Tallahassee) y que proviene de Uganda.

A pesar de que rara vez lo reconocemos, dice el padre Yozefu (para nuestra consideración), el mal que contamina a una persona con rasgos o conductas pecaminosas se puede propagar de familiares y otras personas en contacto con nosotros.

Llámalo transferencia.

“En general, yo suelo decir que si el problema aparece dos veces en una familia, con seguridad se puede considerar una esclavitud familiar”, escribe el P. Yozefu.

De hacer la oración de sanación familiar usted no se arrepentirá.

Con el tiempo, aprendí a empezar cualquier oración para una persona orando por la sanidad de su familia – y siempre nos sorprendemos por la cantidad de (mal) que se cierra solo incluso antes de tocarlo”.

En otras palabras, muchas raíces de los problemas están ocultas en circunstancias relacionales familiares o de otro tipo.

  

COMO SE RECONOCE

El sacerdote advierte que el mal en las familias a menudo se materializa en eventos adversos, como accidentes, especialmente en los niños que llevan el peso del equipaje generacional.

Características secretas como la desviación sexual pueden ser heredadas de sus familiares y antepasados o transmitida por amigos sin que lo sepa.

En la raíz de muchas esclavitudes está el mal, explica.

Eso es particularmente cierto para el sexo ilícito o la participación en el ocultismo. 

Una visita a una pitonisa o medium o psíquico o astrólogo puede contaminar una línea familiar, si tal hecho fue realizado por un padre o un abuelo o incluso mucho más atrás – y tal vez más lejos que unas pocas generaciones, argumenta el Padre Yozefu, que se necesitan oraciones para completar la limpieza de un linaje.

joven sentada

Desde luego, no queremos dejar a nuestros hijos lo que estaba amontonado sobre nosotros.

Tampoco debemos renunciar nosotros mismos a soportar  “pecados de los padres” (y las consecuencias). 

Muchos problemas pueden ser resueltos al liberarse de las negatividades de la familia – y evitando el contacto con la oscuridad.

Es una misión en la vida: limpiar.
.
Es importante purgarnos de encuentros equivocados y juntas con personas negativas (porque el diablo también pone personas como estas en nuestros caminos).

Somos llamados a orar por la liberación y seguir adelante.
.
Es especialmente potente la contaminación que se transmite a través de la carnalidad.
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Porque cuando tenemos un encuentro equivocado con alguien, estamos expuestos a sus aspectos desafortunados (y ellos a los nuestros).

Un caso especial y dramático en este momento es el de los abortados, o sea niños que no han podido ni nacer ni ser bautizados.

En un excelente artículo hablamos de este tema, ver aquí.

Allí presentamos varias investigaciones que muestran que los abortos pueden causar graves problemas en el linaje si no existe una liberación.

En varios casos se ha informado de apariciones de niños abortados que acompañan a la madre durante un tiempo e incluso se aparecen a sus hermanos y van creciendo con ellos.

Y la liberación pasa por blanquear el hecho haciéndolo público en la familia, arrepentirse y pedir perdón, ponerle nombre a los niños abortados y bautizarlos.

  

CÓMO LIMPIAR 

“Dada la pegajosidad espiritual de la relación sexual, es aún más necesario someterla al poder salvífico de Cristo”.

El Padre Jozefu escribe en La Curación de las Familias: Cómo orar con eficacia para los persistentes problemas personales y familares.

Por eso es bueno que uno haga una lista completa (puede utilizar las iniciales en lugar de nombres) de todas las personas con las que ha tenido alguna relación inapropiada, física o de otra manera, que tiene en su memoria, incluso si todo esto ha sido confesado y se arrepintió antes.

Esto no es negar el perdón ofrecido ya por Dios si estos pecados han sido confesados; es simplemente tener cuidado de otro aspecto del efecto de esos pecados.

Además, muchos experimentan con frecuencia que, a pesar de su la buena voluntad y el arrepentimiento sacramental contraído, no fueron liberados, persistiendo en estas relaciones pasadas.

La oración que nosotros decimos a manera específica y conscientemente para ‘cortar’ estas relaciones en el espíritu, es experimentada por muchos como un aumento importante de los efectos de la Confesión sacramental”.

En otras palabras, a menudo, un residuo – una mancha en el espíritu – debe ser expiado.

Y no es sólo el sexo y lo oculto. Podemos recibir oscuridad – o heredarla – de muchas maneras.

jovenes orando liberacion

“Satanás inmediatamente pone en marcha este ‘choque eléctrico’ para contaminar no sólo a esa persona, sino a tantos como él pueda, que también estén asociados a la persona (es decir, la familia)”, dice el padre Yozefu.

Y señala que el materialismo – la adoración a los objetos hechos por el hombre – es tan malo como lo oculto, porque es reverenciar o idolatrar a objetos artificiales en lugar de a Dios, “tales como el dinero y todos sus derivados”, dice el sacerdote.

En nuestros tiempos modernos, hay mucho mal porque “el corazón del hombre puede ser prácticamente devorado por el materialismo”, señala, que es otra trampa de satanás.

Cuando hay dolor en nuestras vidas, tenemos que mirar para purgar la fuerza oculta u obstrucción.
.
Añadamos que cuando hay dolor, a menudo Dios nos llama a reflexionar y volver a evaluar.

Una vez que volvamos a lo que realmente somos, debemos permanecer allí.

  

CUANDO LOS MÉTODOS REBOTAN

Cuán frustrados están muchos, cuando la gracia parece rebotar porque el bloqueo permanece . Las oraciones no parecen “funcionar”.

A pesar de la devoción, el camino no está claro.

El resultado puede ser incluso la enfermedad. De hecho, el resultado a menudo es una enfermedad – sostiene el Padre Jozefu.

La gente muere por falta de conocimiento (Oseas 4:6).
.
Como el Padre Jozfu también explica, también podemos sufrir debido a una junta con una persona que ha fallecido.
.
Que es otra razón por la que es tan crucial orar por las almas de aquellos que hemos conocido para que asciendan al cielo.

El Padre Jozefu relata el caso de una mujer que vino a verlo porque de repente – en sus cincuenta años – ella se había convertido en una alcohólica.

Tampoco era un rasgo familiar.

Cuando el padre Jozefu buscó más lejos, él dice, descubrió que el consumo excesivo de alcohol se inició después de que una amiga que era alcohólica murió.

A pesar de que había tomado un poco de alcohol para hacerle compañía, la mujer nunca había estado ebria, y ahora ella estaba bebiendo hasta que se desmayaba.

El sacerdote le preguntó: “¿Te imaginas que podrías estar bebiendo con tu amiga el alcohol?”

“¿Qué, Padre?” ella respondió. “¿De qué está hablando? ¡Está muerta!”

Dice el cura,

“le expliqué cómo funciona todo, y cómo su amistad era también una conexión espiritual, porque ella había dado su consentimiento a la bebida – aunque sea poco –, con la amiga alcohólica.

Así que le dije: ‘Voy a decir una breve oración para usted – aquí en el teléfono – y voy a pedirle a Jesús que la separe en espíritu de su amiga alcohólica, por lo que no tendrá que beber más”.

Estuvo de acuerdo. La oración fue de menos de dos minutos de duración y simplemente consistía de un formato que incluía lo siguiente:

“En el nombre de Jesús, te libero de tu amiga alcohólica.
.
Yo pongo la cruz de Cristo entre ustedes y que ella pueda mejorar en ti las cualidades que se aprecian en ella.
.
Y que pueda bloquear lejos de ti cualquier cosa negativa que vino a ti a través de tu relación.
.
Y que ella pueda descansar en paz. Amén.”

El alcoholismo como tal, no ha sido objeto de nuestra oración.

Habíamos rezado simplemente para que ella se separara en espíritu de su amiga.

Y, como me enteraría más tarde, fue el fin de su alcoholismo”.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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¿Que es la Salvación? [diferencia entre católicos y protestantes]

El cristianismo promete la salvación.

¿Salvación de qué?

¿Y todos los cristianos tienen el mismo concepto de salvación?

cruz cristiana

Una de las grandes diferencias entre católicos y crstianos es sobre cómo se logra la salvación.

Ambas denominaciones establecen que la salvación viene por la fe en Jesucristo.

Pero se bifurcan en como se demuestra la fe, lo que en definitiva supone en disentir en cuales son los componentes de la fe.

Pero comencemos refiriéndonos a la salvación.

  

¿DE QUÉ TENÍAMOS QUE SER SALVADOS?

La clave la podemos encontrar en en Juan 3: 16 que es una especie de Mini Evangelio.

«Porque tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo unigénito, para que quien crea en él no perezca sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16)

Lo que luego está más desarrollado por San Pablo,

«Vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne.

Siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza, como los demás, a la Cólera…

Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo – por gracia habéis sido salvados-« (Efesios 2: 3-5).

Se presupone que hay algo de lo que deberemos ser salvados y que según el texto de San Pablo es la cólera producida por la concupiscencia de la carne (en virtud del pecado original) y la muerte.

Cólera en el Nuevo Testamento refiere a un estado continuo de aversión o desafecto con la santidad de Dios.

No podemos soportar la santidad de Dios en nuestro estado actual de pecado.

San Pablo dice que estábamos muertos por nuestros pecados y es algo que no podíamos solucionar nosotros mismos.

Estabanos muertos para la vida eterna.

Sólo Dios, que es el Creador, podía resolverlo por nosotros.

¿Y porque nos salvó de estas dos cosas?

Porque es rico en misericordia y tiene gran amor por nosotros.

¿Y porque Dios nos ama a pesar de nuestros pecados?

Porque Dios es amor y el amor quiere el bien del otro.

¿Y cómo Dios nos dio la salvación?

Nos dio la vida en Cristo, nos llevó a si mismo para hacernos miembros de Su cuerpo.

Porque Él es la vida, la verdad y el camino.

Por lo tanto la gracia de la relación con Cristo es transformadora si permanecemos con Él a través de la gracia permanente que es la fe.

Sin embargo a partir de ahí hay divergencias entre católicos y protestantes.

 

  

UNA GUÍA DE RUTA DE LA BIBLIA PERO…

A menudo leemos que los evangélicos se congratulan con que alguien ha aceptado a Cristo en su corazón.

Y que ésta es la única condición para llegar al cielo.

Luego de ahí desaparece cualquier obligación, la persona ya está salvada.

Piensan que cualquiera que haya aceptado a Cristo automáticamente ya está salvado, sin importar demasiado lo que haga después.

Debes tener en cuenta que no hablamos de tal o cual protestante o católico en particular sino lo que les pide la doctrina de su religión a cada uno.

Leer también: Que es la Gracia para un Protestante y que es para un Católico

Pero antes de entrar en tema debemos considerar algo no menor.

Los cristianos todos tenemos una hoja de ruta, que es la Biblia.

Los Evangelios son sin lugar a dudas la Palabra de Dios escrita por aquellos que fueron testigos principales o que escucharon de los Apóstoles la verdad sobre Jesús.

Pero sabemos dos cosas que los protestantes ignoran o pretenden ignorar.

Una es que la Biblia no existió como tal hasta el siglo IV y que la Tradición oral es tan importante como la palabra escrita.

Y otra, que la infalibilidad papal en asuntos de fe está probada y aceptada hasta por ellos mismos.

¿Por qué? Pues porque fue la Tradición la que posibilitó la elección de los textos que serían incluidos en ella.

Y fue la infalibilidad papal la que determinó que esos libros elegidos eran Palabra de Dios y podían pasar a formar parte de la Biblia.

Además, si ellos hacen tanto hincapié que todo lo que ellos creen es lo que está en la Biblia y en los tres primeros siglos la Biblia no existía, y, sólo existían los textos aislados, ¿cómo es que pudieron guiarse se guiaron los cristianos hasta el siglo IV?

Y encima, ser tan buenos cristianos y hasta mártires.

Evidentemente, ha sido la presencia permanente del Espíritu Santo lo que ha guiado la nave de la Iglesia a través de los siglos.

Y esto descarta por completo la creencia de que la Biblia pueda ser de interpretación privada.

evalgelicos orando

  

¿ESTAS SALVADO?

Si a un católico se le preguntara «¿Estas salvado?»

El promedio católico respondería con un rotundo «No lo sé, depende de mi perseverancia».

¿Perseverancia en qué?

«En mantener mi fe y en no cometer actos que me hagan perder la salvación».

Pero los evangélicos responderían a la pregunta:

«Sí, yo estoy salvado, ya he aceptado a Jesús como mi Señor y Salvador personal.»

Ellos parecen saber exactamente qué decir.

Muchos de ellos, los más fundamentalistas, añaden,

«Lo que es más, ya que he nacido de nuevo, no puedo renunciar a la salvación.
.
Tengo una garantía absoluta de llegar al cielo».

Y cuando los evangélicos se diferencian entre sí, a menudo es más una cuestión de tono que de fondo.

misa prado nuevo virgen dolorosa

  

¿ES BÍBLICA SU POSICIÓN?

Los evangélicos piensan que sí, pero están equivocados.

Dicen que las buenas obras no juegan ningún papel en nuestra posibilidad de llegar al cielo, la salvación viene por la fe sola.

Muchos católicos sienten que es algo loco esa idea, y que ganamos la salvación a través de una combinación de fe y obras.

¿Pero está bien esta posición?

En realidad ni los evangélicos ni los católicos que responden esto están en lo cierto.

Los cristianos bíblicos, como les gusta llamarse a los evangélicos, se equivocan al afirmar que todo lo que tenemos que hacer es «aceptar a Jesús como Señor y Salvador personal».

La Biblia en ninguna parte dice que la mera fe es suficiente.
.
Enseña que también hay que hacer buenas obras y evitar malas obras (pecados) si vamos a ganar el cielo.

Ellos creen en la inspiración y la infalibilidad de la Biblia, y dicen que la Biblia contiene una norma completa de la fe para los cristianos.

Además no creen que la Iglesia tenga un papel establecido en la enseñanza autorizada; para ellos no hay magisterio.

Y por lo tanto no hay quien diga cómo interpretar colectivamente todos los versículos de la Biblia.

Pero los católicos que creen que las obras de alguna manera nos ayudan a «ganar» la salvación están equivocados también.

La salvación es un don gratuito de Dios y no se puede ganar.
.
Las buenas obras no son las que operan salvación para nosotros, ni siquiera la combinación de fe más obras.
.
Las obras en realidad nos ayudan a mantener la salvación y no caer en pecados que nos pudieran hacer perder la salvación.

Y aquí entonces vemos una diferencia central entre evangélicos y católicos.

Los católicos están permanentemente vigilantes de lo que hacen para no perder la salvación.

Lo cual se expresa por ejemplo en la importancia que dan a la confesión de los pecados, y el trabajo para no cometerlos más.

Mientras que los evangélicos se despreocupan mayormente de lo que hacen en la vida, porque no tienen la presión de que pueden perder la salvación.

estudiando la biblia

  

¿CÓMO SE LOGRA LA SALVACIÓN?

Es sólo la auténtica posición católica la que tiene en cuenta la totalidad de las enseñanzas de la Biblia.

Es la fe la que salva y las obras son la acción vigilante para no perder la salvación.

Y esto sólo es posible conocerlo si se comprende una clave: la Biblia debe ser tomada como una totalidad.

Lo que hace el catolicismo, a través de su magisterio, comprender y comunicar a los fieles la comprensión total de la Biblia.

Pero los evangélicos toman incorrectamente la posición católica.

Dicen que la Iglesia Católica reclama que la salvación se gana, y desesperadamente quieren evitar sucumbir en lo que ellos creen que es la posición Católica de que somos salvados por hacer cosas.

Pero sucede que esa no es la posición realmente católica.

Podemos resumir auténtica enseñanza católica de esta manera:

La salvación es un don gratuito de Dios. Es totalmente gratuito.
.
Pero, al igual que cualquier regalo, puede ser rechazado.
.
Y puede ser rechazado incluso después de que una vez ha sido aceptado.
.
El rechazo entra por el pecado grave, mortal. Y si uno no está atento a esto puede perder la salvación.

cura y pastor protestante

  

LAS TRAMPAS EN LAS QUE CAEN LOS EVANGÉLICOS

Los evangélicos caen en trampas doctrinales porque toman versículos de la Biblia en forma aislada.

Aunque también es cierto que algunos católicos pueden caer en la misma trampa.

Pero en el caso de los evangélicos es grave porque, tratando de distanciarse de los errores de los católicos, terminan con una teología sesgada.

En particular toman como referente Romanos 10:9:

«Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.»

En este versículo los evangélicos enfatizan «serás salvo».

Y reclaman que este verso demuestra en sí mismo que todo lo que hay que hacer es aceptar a Cristo como Señor y Salvador.

Después de eso, nada más que hay que hacer.

Muchos de ellos van tan lejos como para decir que no hay pecado cometido por un «cristiano nacido de nuevo», no importa lo atroz que sea, que pueda privar a esa persona del cielo.

Entonces uno no puede dejar de preguntarse:

¿Por qué un ateo pecador impenitente va al infierno y los cristianos pecadores no? ¿Entonces no hay cristianos pecadores en el infierno?

Otros evangélicos toman una posición ligeramente más suave, diciendo que es la apostasía de la fe (que ellos entienden que es el pecado contra el Espíritu Santo), lo que puede hacer perder al cristiano su salvación, pero nada más lo hará.

Cualquier otro pecado, no importa lo grave que sea, no deshará la salvación de uno.

¿Pero cuál es el fundamento de esta posición aparentemente tan insostenible?

Hay «cristianos bíblicos» que realmente ven una contradicción con el «una vez salvo, siempre salvo».

Y se cubren argumentando que en realidad el verdadero cristiano nacido de nuevo no pecará en serio.

Y que cualquier persona que peca seriamente no pudo haber nacido de nuevo, no importa lo que él u otros hayan pensado anteriormente.

¿Pero cómo se puede saber?

Pensando lógicamente, esto lleva a una especie de agnosticismo.

Porque no se puede saber si alguien es realmente nacido de nuevo hasta la muerte.

Esta incapacidad de saber con certeza quién es salvo y quién no lo es socava la seguridad de la salvación, que afirman los «cristianos bíblicos» para sí mismos.

Ellos no pueden estar seguros hasta que estén muertos con toda seguridad, lo que significa que no tienen garantía en absoluto.

La mayoría de ellos no se dan cuenta del problema en su posición.

puertas del infierno

  

NO GANAMOS LA SALVACIÓN PERO SÍ LA CONDENACIÓN

En definitiva, católicos y evangélicos estamos de acuerdo en una cosa: la salvación no se gana
.
No ganamos la salvación, pero sí ganamos la condenación.

Recuerda, «la paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23.).

Debemos tener claro cuál es el papel de las buenas obras.

La realización de buenas obras nos impide caer en malas obras.
.
Dicho de otra forma, cuanto más aumentamos en santidad, menos probable es que caigamos en el pecado.

Por lo tanto cuando un cristiano te pregunte: «¿Estás salvado?»

Así es cómo hay que responder:

«seré salvado, llegaré al cielo, siempre y cuando esté en estado de gracia.

Y tengo una fuerte confianza de que seré salvado, pero no una garantía absoluta, ya que ello sería contrario a las enseñanzas de la Biblia.

Mi salvación viene por la fe en Cristo, y está protegida por las buenas obras, que me mantienen alejado de los pecados que pueden destruir la gracia en mi alma».

escultura de virgen de los dolores al pie de la cruz

  

¿ES POSIBLE HABLAR ESTO CON EVANGÉLICOS?

¿Cómo deberíamos hablar de salvación con ellos?

El intercambio de versículos no deben ser lo primero.

Si empezamos la discusión así, el debate es probable que termine en un embrollo.

En primer lugar hay que explicar, lenta y repetidamente si es necesario, que los «cristianos bíblicos» entienden mal la posición católica.

Y que muchos católicos – incluidos aquellos de los que los «cristianos bíblicos» recibieron sus nociones del catolicismo -, también lo entienden mal.

No basta con citar Santiago 2:24:

«Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente«

Porque corremos el riesgo de poner las obras al mismo nivel que la fe como condición de la salvación.

Y ellos te contestarán con Efesios 2: 8-9:

«Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe».

Aunque en otra parte, se señala que nuestro estado final, de felicidad o de la noche sin fin eterno, será una consecuencia de nuestros trabajos:

«Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada cual según sus obras:

a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna;

mas a los rebeldes, indóciles a la verdad y dóciles a la injusticia: cólera e indignación». (Rom. 2: 5-8).

De modo que el intercambio de versículos aislados de la Biblia no aportará nada más confusión. Porque es necesario tomar la Biblia como un todo.

La mera aceptación de Jesús como Señor y Salvador es insuficiente para asegurar su salvación, porque podemos sucumbir al pecado.

Los cristianos que han aceptado a Cristo pueden perder la salvación si no están vigilantes de su santidad.

Y las obras buenas son un freno a las obras malas.

Pero volvemos a repetir. Aquí no estamos hablando de personas evangélicas o católicas que tu conozcas y que tan devotos son.

Aquí hablamos de la flexibilidad que le da la doctrina de la salvación a cada uno.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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De que Forma nos Purifica Dios

El Padre Fortea dice dos cosas llamativas.

La primera es que la humanidad está cerca de una purificación importante.

Porque la maldad ha crecido mucho en el mundo.

relampago y turbonada

La segunda cosa que sugiere Fortea es que hay una especie de  plan divino.
.
Que al llegar la maldad a una determinada cota se dispara una purificación para restablecer el orden.
.
Y es esta corrección que tiene el castigo implícito.
.
Él dice que este procedimiento se aplica en todos los niveles: el personal, el familiar, de las naciones y del mundo entero.

A este segundo tema no referiremos en este artículo.

Antes de leer este artículo recomendamos ver lo que dice Fortea en estos videos:

https://youtu.be/URQY8n3h3Uw

https://youtu.be/JloFzfNWg2M

 

DIOS CREÓ EL MUNDO SOBRE UNA BASE MORAL

Dios creó un orden natural justo y bueno.

Y a eso se refiere en el Génesis después de cada hecho creado y cada día de la creación “y Dios vio que era bueno”.

adan y eva tentacion

Recordemos que Dios es amor, es justo, perfecto y omnipotente, pero también es Dios, y en este sentido es Padre y misericordioso.

Por ello cuando creó todo dijo que todo era bueno, porque lo vio. De sus manos salieron todas cosas buenas.

Pero el enemigo – que anda como león rugiente buscando que devorar – se acercó a la mujer, a Eva, y le dijo que comiera del fruto. Ella y su esposo comieron.

Con esto se desencadeno el pecado.

Las consecuencias del pecado fueron el destierro de la presencia cercana de Dios – porque estaban en el jardín con Él -, la muerte y el dolor.

Hay un dicho popular que dice así: “el error más grande es creer que somos los únicos que no lo cometemos”.

La serpiente les hizo creer tal cosa y las consecuencias fueron fatales.

Pero los errores del pasado se aplican al presente.

Porque las personas creen que Adán y Eva fueron tan tontos, que le creyeron al enemigo.

Sin embargo hoy hay muchos como ellos que les hacen caso, cada vez más, y a eso hace referencia el Padre Fortea cuando habla del crecimiento del mal.

Estas consecuencias del pecado dan paso inexorablemente a la acomodación de las cosas al orden natural creado por Dios, a lo bueno, a la moral.

Y esta purificación no puede considerarse meramente una decisión de castigo de Dios.
.
Sino una especie de mecanismo interno de autocorrección que tiene el sistema creado por Dios.

.
Es como una válvula que se activa cuando la presión excede de un determinado nivel.

Sin embargo no lo podemos tomar sólo mecánicamente.
.

Porque también el nuestro es un Dios personal que camina con nosotros.
.
Y puede intervenir haciendo cesar algunas consecuencias, debido a su misericordia, especialmente cuando las personas oran y le piden con fe.
.
Pero las excepciones nunca implican la aceptación del desorden.

sodoma y gomorra castigo

 

¿POR QUÉ EL MAL Y EL DESORDEN?

Ahora bien, la maldad es una acción injusta. ¿Contra quién?

¿Contra Dios o Contra nosotros? Dios sufre al ver que el ser humano se pierde del camino.

Pero ¿quién sufre las consecuencias? ¿Dios? No.

La maldad es injusta en cuanto que lastima al hombre.

Es este quien sufre de verdad las consecuencias de todo ello.

El castigo de la maldad puede ser como el de Adán y Eva, que después de tenerlo todo lo pierden por causa de la desobediencia y de la desconfianza hacia el Todopoderoso.

O sea que el alejarse del plan maravilloso de Dios trae consecuencias.
.
Pero no son traídas por Él, sino son el efecto del pecado, del desorden.

Este tipo de cosas nos pueden parecer difíciles de creer, porque si él es bueno y crea las cosas buenas, ¿por qué el mal?

El problema radica en un aspecto: libertad. Lo que se llama libre albedrío.

Dios ha creado todo bien.

Pero ha sido un ángel que en su único acto de voluntad ha preferido negar obediencia al Creador.

Y ha sido el ser humano que en su libertad ha olvidado a quién debe de seguir.

hombre y todo estalla a su alrededor

 

LOS HOMBRES PERDEMOS CON EL MAL

Todos tenemos una misión, Dios nos hizo con un propósito, nos ha pensado toda la existencia.
.
Y cada vez que nos alejamos de Nuestro Señor, nos alejamos también del plan.

Con ello atrasamos todo lo que Él nos ha preparado “para bien de los que le aman”.

¿Qué hubiese pasado si la Virgen María hubiera dicho que no al ángel?

Es cierto que Dios se hubiera puesto triste, pero quién hubiera perdido era Ella (amén de los hombres en general).

Nadie le hubiera dicho bienaventurada, bendita, santísima etc… ¿Por qué?

Porque Ella misma había renunciado a las gracias del Todopoderoso.

Sin embargo con su sí, atrajo y abrió “la llave” que Dios le había preparado.

Con este ejemplo, se quiere evidenciar como cada uno pierde cuando se aleja del Señor.

desastre

 

LA ESPIRAL DE PECADO

La desobediencia de Adán y Eva cambió los planes en el jardín y fueron expulsados.

Y San Pablo en la Carta a los Efesios indica como el pecado se ha metido en el hombre, que debe buscar no darle lugar al diablo; despojarse del hombre viejo y revestirse del hombre en santidad y verdad.

“No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la redención.” Efesios 4, 30.

El pecado desordena todo y esto vuelve a ocurrir cada vez que se comete más de ello.

La soberbia de una persona, la envidia, ocasionan también daños.

Por ejemplo si una persona miente sobre otra, esto es un pecado, pero también es en contra de lo moral.

La consecuencia de esa mentira puede hacerse grande y afectar al individuo del que se habla, como a la familia, el barrio, etc, desordenando una persona o una familia o una nación.

Los pecados capitales se jalan uno a otro. El que inicia con la pereza sigue con la gula, la lujuria etc.

Un asesinato puede terminar en que el asesino, muera “porque quién mata a hierro a hierro muere”, sin embargo el perdón rompe la cadena de pecado.

Si el pecado no es perdonado o “empotrado” por la virtud, continúa hasta llegar al punto en que es tan extremo que se destruye por su grandeza.
.
Y ocasiona que la persona se dé cuenta de lo mal que se ha portado o que quiera ignorarlo.

Mientras que quien vive en virtud inicia otro tipo de camino.

meteorito cayendo a la tierra fondo

 

LOS CASTIGOS A LAS REBELDÍAS

Cuando hay alguien con algún problema, la primera reacción es acusar a Dios, sobre todo si esta es una muy buena persona.

¿Quién ha cometido el pecado, él o sus padres? Dirán los apóstoles. Pero no es esto lo que quiere evidenciar Jesús.

Si él es bueno y ha pasado por la desgracia, su efecto puede ser que la persona reconozca que un bien va salir de este mal.
.
Esto se inscribe dentro de lo que podríamos llamar una prueba.
.
Es en ese bien que la persona reconoce que se da la gloria al Señor.

Pero ¿qué pasa cuando a una persona mala le pasa un mal?
.
O le sirve para convertirse o para recaer.
.
¿Y si esta cosa mala pasara pero ahora a muchos, como las guerras, el hambre, la persecución, las tribulaciones…?

Hay dos apariciones una mariana y otra de Cristo que nos pueden hablar de los castigos, que terminan en hechos lastimosos y tristes, ocasionados por las rebeldías humanas, pero sirven de buen “choque” para darse cuenta de las faltas cometidas.

beata maria encarnacion rosal

 

EL CASO DE LA MADRE ENCARNACIÓN

En 1857, la Madre Encarnación comunicaba que Jesús sufre.
.
El pecado trae las consecuencias de una serie de pecados que se convierten en otros.

Cuando el Corazón de Jesús se le aparece le muestra un Corazón herido.

En 1871 un general traería una persecución religiosa contra los católicos de Guatemala, tan fuerte que casi no quedaron sacerdotes en el país.

Este general, inició siendo un soberbio, después un lujurioso (dejó a varias mujeres embarazadas y las abandó).

Sus padres tuvieron que estar presos por culpa de éste; pues era una manera de presión para que este se presentara.

La envidia de sentirse superior y tener tan poco, lo hicieron cometer muchas locuras hasta llegar a presidente.

Se manejaba con tanto furor que ni el mismo presidente podía negar una orden dada por este general, aunque este no fuera su superior.

Unos 20 años después esta persona, que no se corrigió, llegó a tener tanto poder que la consecuencia fue muerte, desalojos etc.

Cuando expulsó a los Neridianos su excusa fue que eran pobres, cuando expulsó a los Jesuitas la excusa fue que eran un mal.

Pero de todas las ordenes sacaron los bienes que pasaron al Estado y luego “vendidas”, y muchos pararon a manos de ellos.

Este período continúo cuando él murió, pero de otra forma.

Un abogado que llegó a ser arzobispo decía sobre este general: “por querer hacerme un mal, me hiciste un bien”. E incluso le hizo una misa por el descanso de su alma.

En resumen: Jesús se aparece a la Madre Encarnación para decir que no pequen más, que me duele, y manifiesta su amor con el milagro del cese del cólera.

El gran Mons. Ricardo Casanova fue de alguna manera el freno a este desfrenesí del pecado.

El Estado recuerda de muy buen agrado al general y lo han llamado de muchas formas.

Podemos decir que a pesar de todas las maldades que se ocasionaron en Guatemala, Dios sufría con nosotros.

Pero donde abundo la inmoralidad, el pecado, sobreabundo la gracia. Y si a este general se le recuerda tanto, a Mons. Casanova se le debe recordar mucho más.

Él fue el puente para atraer la gracia de Dios a Guatemala y el de Casanova fue uno de los entierros más grandes que en esta ciudad hubo durante el siglo XX.

El Creador ha ordenado todo de una manera en que si el mundo se desborda por el pecado:
.
o este logre un cambio,
.
o alguien se convierta en un santo,
.
o Dios intervenga restableciendo el orden natural.

Bien lo dice el dicho: “hasta que no se dé un cuentazo, no va a cambiar”.

compuesto de virgen de fatima y pastorcitos fondo

 

EL MENSAJE DEL PECADO DE LA HUMANIDAD QUE SE EVIDENCIÓ EN FÁTIMA

La Virgen vestida de blanco, en señal de paz, se presentó a tres pastorcillos en 1917; Portugal fue revolucionado con tan bello acontecimiento.

Al año siguiente terminaría la Primera Guerra Mundial.

Sin embargo hubo otra guerra, consecuencia del hombre que no se convierte.

Y también el hambre, la persecución a la Iglesia, son todas cosas que habló María en Fátima y son signos de la indiferencia hacia la gracia.

Cuando la hermana Lucía revelaba el cuarto secreto, el Cardenal Joseph Ratzinger, comentaba sobre la espada de fuego profetizada:

“El ángel con la espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios recuerda imágenes análogas en el Apocalipsis.
.
Representa la amenaza del juicio que incumbe sobre el mundo.
.
La perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas, hoy no es considerada absolutamente, pura fantasía.
.
El hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego”

La Virgen quiere a través de estas experiencias resalta que el ser humano se enfrenta a todos estos desafíos del dolor, no por causa de Dios, sino del propio hombre.

La espada de fuego, de destrucción como dice el cardenal, no es Dios quién la envía, sino nuestras propias faltas.

Por la soberbia hemos inventado aparatos para destruir, en vez de buscar el beneficio de otros.

Por ejemplo, el Holocausto nazi fue una forma de destruir a todos los que eran “inferiores” para los otros.

Era la misma gente que creyéndose más, hacía un caos de lo que Dios no había hecho y mucho menos querido en el orden natural.

Pero son pocos los que quieren frenar todos esos males.

Santa Edith Stein advirtió sobre Hitler y sin embargo nadie le hizo caso y obviamente llegó al poder y a destruir.

Respecto a Fátima expresa el Cardenal Ratzinger, luego Benedicto XVI:

“En realidad, toda la visión tiene lugar sólo para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección positiva.
.
(…) Su sentido es el de movilizar las fuerzas del cambio hacia el bien.”

gota de agua cayendo fondo

 

MARÍA QUIERE QUE CAMBIEMOS DE RUMBO

El Sagrado Corazón le dijo a Madre Encarnación, me duele que desprecien mis gracias y sacramentos.

La Virgen pedía una conversión hacia su divino Hijo, para ello pedía que rezaran por la conversión de los pecadores.

Y en Fátima quiso aplicar concretamente esto, precisamente Ella quería la Consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón.

Sin embargo ha pasado bastante tiempo y aún hoy muchos continúan despreciando a Cristo, sus gracias y a su Iglesia.

No obstante, como dijo Nuestro Señor a la Hermana Lucía: “Nunca será tarde para recurrir a Jesús y a María”.

No es demasiado tarde.

Él todavía quiere que nosotros trabajemos para difundir la devoción al Inmaculado Corazón de María, y hagamos reparación a Su Madre por medio de la Comunión de Reparación de los Primeros Sábados.

Esto también pedido por el Corazón de Jesús a Santa Margarita en la reparación para los viernes de mes.

Es que la Virgen advierte, no quiere que pasen las cosas malas, simplemente pasarán si no le hacemos caso.

Es como una madre que dice si no te pones suéter te vas a enfermar.

A la semana el niño ya tiene gripe, porque no hizo caso, pero fue eso lo que él quiso haciendo uso de su libre albedrío.

En definitiva, podemos decir que la maldad es el exceso de todo aquello dañino para el bien común y para uno mismo.

Como ese niño que no se puso suéter, así la maldad ha invadido el mundo por nuestra propia decisión.

Al final el niño enfermo reconoce que hizo mal no llevando algo para taparse y la próxima vez lo llevará.

Pero el mundo parece que no entiende después de cada guerra, del hambre y la injusticia, que nuestra maldad también ocasiona “gripe”.

Después de todo lo que ha pasado, deberíamos haber aprendido…


Enrique Alfaro, de Guatemala, Profesor de Arte y Teología

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Cómo Sanarnos de las Secuelas de los Pecados ya Perdonados

Quien está en el camino de la fe sabe que no es tan simple la curación de los pecados.

Que el perdón sacramental por la confesión no borra todo.

No elimina las consecuencias de nuestros pecados.

Ni repara las relaciones.

Ni nos hace tener la tranquilidad de que “aquí no pasó nada”.

Tal vez has llegado a la conclusión de que eres un pecador y sigues dolido por eso.
.
Has examinado tu conciencia.
Confesaste tus pecados. Has solicitado ser perdonado.
.
Sin embargo, esos pecados simplemente parecen estar dando vueltas y parecen afectar a tu familia y tu vida.

Tú y yo podríamos decir ¿Cuál es el problema?

Pienso que Dios perdona. Jesús pagó el precio por mis pecados.

He confesado mis pecados y obtenido la absolución de un sacerdote.

¿Por qué se siente como todavía estoy siendo castigado?

¿Estoy siendo tentado por el demonio para no sentir una liberación total?

Posiblemente el demonio magnifique las consecuencias del pecado.

Pero debemos pensar que la absolución de los pecados no cambia totalmente la realidad.

Y sus consecuencias puede ser que nos sigan persiguiendo por mucho tiempo.

Probablemente esto te causa malestar, pero debes comprenderlo bien cómo funciona.

 

PRIMERO

En primer lugar, si estás leyendo esto es porque quieres averiguar cómo los «pecadores» tienen que lidiar con sus vidas.

Todos debemos hacerlo aunque la apariencia no sea esa.

Incluso santos, papas, sacerdotes y aquellos de entre nosotros que parecen ser los más virtuosos son feos pecadores.

Tienes un gran problema si:

Has estado tratando de ignorar esta realidad.

Si ves que los fantasmas de los pecados vuelven una y otra vez a tu mente, a pesar que el sacerdote te dio la absolución.

Y si no te das cuenta que debes quitarte de la cabeza la idea de que las consecuencias de los pecados desaparecerán por arte de magia.

No estás en contacto con tu conciencia, o tienes una deformación de todos estos años alimentado con el estiércol de una sociedad que no se siente pecadora.

 

EN SEGUNDO LUGAR

Puedes pensar ¿quién puede juzgarme?

Esto se ha popularizado hoy y pareciera incluso, por declaraciones de sacerdotes y obispos que se leen, como que la absolución no requiere un genuino arrepentimiento por los pecados.

E incluso la intención de reforma de vida.

A veces hasta pareciera que cuando se habla con algún católico modernista nos está diciendo “Dios es tan misericordioso que me deja hacer lo que yo quiera”.

Y si quisiéramos que fuera así estamos en un problema.

Si tenemos nuestra propia brújula moral y pensamos que “estoy bien donde estoy”, no hemos admitido del todo que debemos ser serios con el alcance de nuestros pecados.

Dios me ha hecho dar cuenta de algo de esto en los últimos años.

Y me he unido a muchos de ustedes en darse cuenta de que yo soy más pecador que lo que quería admitir.

Dios me golpeó muy duro para despertarme.

Y eso fue el comienzo de una sanación progresiva, real y profunda.

Ahora me doy cuenta de una gran cantidad de pecados que pensé que había barrido debajo de la alfombra o hecho en la oscuridad, para que nadie más supiera de ellos.

Ahora estoy tratando de limpiarme. Admitir los pecados.

Confesarlos a Dios en oración y en el Sacramento de la Reconciliación.

Eliminar todas las cosas que pueda. Arrepentirme realmente de haber pensado así.

Mantener un ojo vigilante y examinar mi conciencia.

Comprender lo que la Iglesia enseña y por qué.

Esto es un primer gran paso, pero no soluciona todo.

 

EN TERCER LUGAR

A pesar de mis intentos, mis pecados del pasado todavía parecen perseguirme.

Simplemente no parece justo a veces.

“¿Jesús, no puedes hacer que todo esto desaparezca?”

“Después de todo, me he convertido en una persona mucho mejor y dije sobre mis pecados”.

“¿No podemos simplemente seguir adelante con una vida mejor y más feliz y poner estos pecados detrás de mí?”

“Si Dios es tan misericordioso, ¿por qué no está cuidando de mí ahora para que deje atrás todos estos pecados?”

Digamos que tú y yo hemos hecho algunas cosas que tal vez no deberíamos haber hecho.

Algunas cosas que no quieres que tu mamá o cualquier otra persona conozcan.

Incluso puede ser que desees llamar a algunas de estas cosas «pecados».

Tal vez fuiste a un lugar que no deberías, visto algo que no debías, hacer cosas a tu familia que no debías haber hecho, y cosas en el trabajo que incluso hubieran sido castigadas si salían a la luz.

Yo no sé de ti, pero yo he hecho un montón de estas cosas, cientos de veces.

Y en la mayoría de esos cientos de veces no vi una consecuencia inmediata.

He hecho algunas cosas que fueron bastante irresponsables y podrían haber daño a mí o a otros, y en muchos casos lo hicieron.

Dios podría haber hecho que pagara los platos rotos en ese mismo momento.

Pero Él me dejo seguir adelante muchas veces.

Sin embargo hay un precio para todos de estos pecados.

Los estamos pagando todo el tiempo

Nos gusta pensar que cuando lo confesamos hemos tirado lejos el pecado o simplemente se evaporó.

Pero no lo hace.

No pecamos en un vacío y los pecados no se evaporan cuando el sacerdote nos da la absolución en el confesionario.

A menudo olvidamos o esperamos no tener que hacer frente a las consecuencias desagradables de lo que hemos hecho.

Y a veces nos defendemos considerando que quienes piensan en sus pecados son masoquistas.

Sin embargo, aunque pienses que el mero pensar en un pecado es un acto masoquista, experimentarás su consecuencia tarde o temprano.

 

DOS EJEMPLOS

Vamos a dar un ejemplo real de un hombre que observa un poco de pornografía en un sitio web.

Se da cuenta de que está mal, se siente mal, confiesa a Dios en sus oraciones y va al Sacramento de la Reconciliación.

El sacerdote perdona el pecado.

Pero algunas de las posibles consecuencias no desaparecen misteriosamente:

La culpa por la relación con la esposa porque la traicionó.

La culpa por sus hijos porque él es un hipócrita y les ha dicho que no lo hicieran.

Tener una visión desordenada de otras mujeres u hombres en su cabeza.

Tentación de hacerlo de nuevo.

Es como si toda una economía del pecado y del mal reverberara sobre él.

Otro ejemplo tal vez incluso más cerca de casa.

Un padre pierde los estribos en una comida familiar debido a algo que su esposa e hijos dijeron o hicieron.

Él grita a su esposa, critica su forma de cocinar, le reclama algo a los niños

Se va de la casa y vuelve horas más tarde.

Se da cuenta de que estuvo equivocado.

Pide perdón a su esposa y confiesa el pecado más tarde a un cura.

Algunas de las posibles consecuencias:

La esposa perdona, pero no puede olvidar lo humillada que se sintió.

Ella odia la forma en que hizo que se sintieran sus hijos.

Los niños piensan que su padre es horrible por la forma en que trató a su madre. Y guardan el resquemor constantemente.

Algunos de los niños se sintieron bajo ataque y se preguntan si hay algo mal con ellos.

Los niños tienen su concepto degradado de su padre. Incluso cuestionan a Dios ya que suponen que Él es Padre Nuestro, también.

Uno de los hijos hace lo mismo a su familia 20 años después.

El padre no puede perdonarse a sí mismo y piensa que no ha sido buen padre.

En estos ejemplos puedes ver que todo pecado tiene una consecuencia, un efecto secundario, la otra cara de la transacción, un dolor que sigue haciendo daño.

 

LA PEOR CONSECUENCIA

Pero a decir verdad, la peor consecuencia es lo que el pecado hace al alma.

Estos pecados simplemente se acumulan en el alma. Se vuelve más sucia.

Nos separamos de Dios por nuestros pecados y nos afecta profundamente en nuestros corazones.

Nos preguntamos por qué simplemente no sentimos una sensación de alegría permanente o de plenitud.

Porque hemos dañado la relación más importante con nuestro Dios.

Por eso que tenemos depresiones, desolaciones y malestar profundo en nuestra alma.

Y esto afecta la forma en que hacemos nuestro trabajo diario y como nos relacionamos con los demás

No somos tan amorosos o pacientes como deberíamos ser.

Decimos y hacemos cosas que no nos hubieran gustado.

Pecamos contra otros, contra nosotros mismos, y lo más importante, contra Dios.

Queremos que todo se vaya y simplemente no podemos hacerlo.

Tenemos que vivir con los frutos que llevamos, algunos buenos y algunos malos.

Pero por otro lado, supongamos que de alguna manera, limpias todo lo que has hecho y haces tu mejor esfuerzo para hacerlo bien mediante el arrepentimiento y la disculpa.

Esto elimina el pecado y recibes el perdón de Dios y los otros.

Pero incluso si haces todo eso, la vida probablemente no va a ser de la forma que deseas.

Debido a que vivimos con otros seres humanos en esta tierra. Y todos somos pecadores.

Por lo tanto van a pecar en contra ti, tu familia y tu comunidad.

Eso podría traerte dolor y sufrimiento que no mereces.

Recibirás el fruto, te guste o no.

Entonces te preguntas: ¿Jesús pagó el precio por nuestros pecados? Puedes apostar lo hizo.

Es por eso que tenemos la oportunidad de estar con Él eternamente en el cielo.

Ese es el regalo que recibimos.

Los pecados de esta tierra tienen que ser pagados aquí o cuando nuestras almas se purifiquen en el Purgatorio.

A veces tenemos que pagar por los pecados de otros, y a veces hacemos que otros pagan por los nuestros.

 

DOS ERRORES QUE COMETEMOS

En la medida que vemos que la consecuencia de nuestros pecados nos persigue la tentación de hacer a Dios responsable.

Por un lado podemos pensar que Dios aún tiene ira contra nosotros por lo que le hicimos a Él y a otras personas.

Es más, podemos pensar que si bien él nos perdonó mediante nuestra confesión al sacerdote, hay aún algo de resquemor de parte de él, que no nos liberó de los efectos negativos del pecado.

Pero no debemos pensar a Dios como atado a las pasiones humanas.

Cuando Dios amenaza y castiga a los pecadores, no lo hace con pasión, a la manera de los hombres, sino con una calma perfecta y por el puro amor a la justicia.

Su justicia siempre es equitativa, pura y universal.

Y el otro error que cometemos es pensar que nuestras oraciones no le llegan, porque si Él es tan misericordioso, debería hacer cesar todas las consecuencias de nuestros pecados una vez que nos perdona.

Esta es la herejía de moda actualmente, pensar en el Hiper Misericordismo de Dios, que excluye la justicia.

Pero Dios es Misericordioso y justo a la vez.

Dios castiga a los pecadores, no como castigan los hombres cuando están con ira u odio.

En lugar de hacerlo con pasión, lo hace por puro amor al bien, para convertirlos.

 

QUÉ PODEMOS HACER

Entonces, ¿qué podemos hacer acerca de las consecuencias de nuestros propios pecados?

En primer lugar se necesita comprender lo que hacen los pecados y su pregnancia.

Y no estar molesto con Dios por la forma en que, naturalmente, nos deja con la consecuencia de nuestros pecados, a pesar de ser perdonados.

Obviamente debemos confesar los pecados y tal vez preguntar al sacerdote lo que se puede hacer para que se ablanden las consecuencias.

Es necesario reconocer los pecados y pedir disculpas y perdón a otras personas.

Tal vez hay reparaciones tales como dinero para pagar.

Tal vez un corazón roto pueda empezar a sanar con amor humilde y consolador.

Debemos orar unos por otros para pecar menos.

Y trabajar duro para disminuir el efecto de los pecados de los demás.

Es una cuestión de tiempo y perseverancia en admitir realmente con humildad que somos pecadores.

Y que debemos sanarnos de nuestras conductas desordenadas y nuestras relaciones.

Pero lo más difícil es esto último, recomponer las relaciones.

Porque pudiera suceder que la persona que recibió la consecuencia de nuestro pecado haya quedado tan herida que no admita la recomposición.

Esto suele suceder cuando la otra persona no tiene fe, no comprende lo que es el perdón de los pecados ni se siente pecadora.

Prima en ella la cultura de la estigmatización frente a los demás antes que la cultura del perdón.

En estos casos, primero comprender lo que sucede en la relación.

Y segundo orar por la otra persona y por la recomposición de la relación.

 

ES DIFÍCIL OLVIDAR LOS PECADOS COMETIDOS

No todos, algunos.

Tal vez aquellos de los que más nos sentimos avergonzados.

Aunque los hayamos confesado y hayamos recibido la absolución por ellos.

Y es que algo se rompió con nuestro pecado.

En nosotros o lo que es peor, en alguna otra persona.

Yo no puedo olvidarme, hoy, casi seis décadas después, que le negué la invitación para la fiesta de mis 15 años a una compañerita de clase.

Aún no sé cómo pude hacerlo.

Con los años, lo olvidé. Y un buen día, ya grande, ya adulta, lo recordé, con gran dolor.

Lo confesé arrepentidísima, casi llorando, y no me alivió escuchar la voz del sacerdote que me consolaba.

Señora, eso ya está sanado. Pasó mucho tiempo.

Sí. Pasó mucho tiempo. Pero esa chica sigue siendo en mi mente una niña de quince años a la que yo lastimé y el dolor que yo le causé, no pudo, no puede ser subsanado.

Porque hubo una herida. Y ella tal vez lo habrá superado, pero en sus quince años recibió un dolor que no merecía.

Aunque mi pecado fue perdonado por el Señor, soy yo la que no me perdono a mí misma.

Porque no puedo volver atrás en el tiempo y pedirle perdón a esa compañera por mi torpe estupidez, por mi alevosa maldad sin motivo.

Aunque lo hubo. Un chisme malévolo endureció mi corazón.

Nunca más tuve una actitud así y aún hoy me pregunto cómo fui capaz de hacer eso.

Y vuelvo a pedir perdón y dejo de preguntarme por temor a que esa pregunta sea un atisbo de orgullo en mí.

Yo, ¿pude no ser perfecta?

Pude y lo fui. El Señor permitió que lo fuera, tal vez para que esa culpa hiciera de mí una persona más humilde.

Perdí contacto con esa compañera. Espero con toda la fuerza de mi corazón que su vida haya sido todo lo feliz y bendecida que pude desear para mí. Y pido con lágrimas en los ojos que me haya perdonado.

Sé que no estoy sola en este camino de purga constante.

Los dos Apóstoles más importantes de la Iglesia Católica pasaron por lo mismo.

Pedro negó al Señor tres veces.

Pablo sostuvo la ropa de los que mataron a pedradas a Esteban, el primer mártir cristiano, que murió perdonando.

Los dos tuvieron que enfrentar el dolor por su pecado y los dos, aunque se supieron perdonados, quizás llevaron toda su vida la pena del pecado cometido.

Y así fue que Pedro, el primer Vicario de Cristo se supo toda su vida tan indigno, que frente a la condena de cruz, pidió ser crucificado con la cabeza para abajo.

Pablo murió bajo la espada del verdugo. El martirio de ambos probó el tamaño del amor que tenían por el Maestro, que brilló en sus vidas a pesar de sus pecados.

Y para no olvidarme de que fui perdonada por el amor de Dios, cada día rezo junto con Santa Brígida las 15 oraciones que el propio Jesús creó:

La última dice:

“Oh Dulce Jesús, herid mi corazón para que mis lágrimas de amor y penitencia me sirvan de pan día y noche. Haced que mi corazón sea vuestra habitación perpetua y que mi conversación os sea agradable.

Que el fin de mi vida os sea de tal suerte loable, que después de m muerte pueda merecer vuestro Paraíso y alabaros para siempre en el Cielo, con todos vuestros Santos. Amén.”

Porque se trata de eso, ¿verdad?

De no desesperar aunque nos sepamos indignos y pecadores y perseverar en el camino que Jesús nos marcó para llevarnos al Padre.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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Cómo Manejar la Culpa que Sentimos por nuestros Pecados Pasados

Con el tiempo, la mayoría de nosotros mira hacia atrás en su vida.

Y muchos experimentamos pesar, vergüenza y horror por comportamientos que hemos tenido.

Estos son los «esqueletos en el armario» que cada uno tiene.

A veces estos esqueletos como que toman vida.
.
Y nos siguen cobrando nuestros pecados aunque los hayamos confesado a Dios.

¿Qué hacemos con estos esqueletos?

¿Debemos seguir sintiendo culpa por nuestros pecados perdonados?

Entre las anécdotas del padre Pío como confesor, recuerdo la de aquella muchacha que confesaba una y otra vez el mismo pecado.

Y cada vez que lo hacía, el Padre Pío la reprendía severamente, recordándole que ese pecado ya había sido confesado y perdonado.

“La próxima vez que vuelvas a nombrar ese pecado, te pegaré”, le dijo el santo fraile.

Por lo que ella cambió de confesor y fue a otra iglesia a confesarse.

Cuando dijo ese pecado, salió una mano del confesionario y le pegó una bofetada en la cara.

Sin embargo, la culpa es parte de la enseñanza que Dios Altísimo inculcó al hombre en lo íntimo de su corazón.

Es la conciencia que nos molesta cuando hacemos algo que sabemos que no está bien.

Y es la forma que tiene el Señor de mostrarnos aquello que no hemos hecho de acuerdo a Su Ley.

En el Evangelio encontramos dos tipos de culpas.

La culpa en la cual el Amor brilla sobre todo dolor, que fue la de Pedro al reconocer que había negado a Jesús.

Pedro lloró amargamente, dice el evangelista, y en ese llanto amargo estaba encerrado todo el amor que Jesús había puesto en su corazón durante esos tres años compartidos.

La otra culpa, fue la de Judas.

Judas también se arrepintió amargamente, pero su alma estaba tan entregada al demonio, que no hubo en él amor, ni esperanza, ni confianza en la misericordia de Dios.

Sólo hubo desesperaciónEs este tipo de culpa que debemos evitar.

 

EL DOLOR POR EL PECADO

Uno de los terrenos más difíciles es la experiencia de la culpa, en su sentido del dolor por el pecado.

Por un lado no es malo experimentar un apropiado dolor.

Pero por otro, hay tipos de culpabilidad que son auto-destructivos y no auténticos, y que vienen ya sea de nuestra carne o del diablo.

Algunas formas de culpabilidad pueden causar un gran daño.

Y en realidad aumentan la frecuencia del pecado debido a que engendran el desánimo y el auto-menosprecio.

En lugar de una actitud de confianza en la misericordia, la curación y la ayuda.

La tristeza (en el sentido de dolor) saca cosas buenas para Dios y se conoce por sus frutos.

San Pablo dice que la tristeza según Dios, es un dolor que Dios quiere y que no nos perjudica de ninguna manera.

Además, se deja sin remordimientos.

La tristeza según Dios tiene estos frutos:

-Arrepentimiento

-Indignación por el pecado

-Santo temor del pecado

-Anhelo de lo que es correcto, por lo que es bueno

-Seriedad para hacer lo que es correcto

Pero esa tristeza por el pecado puede sentirse como la siente Dios o como la da el mundo.

 

LA TRISTEZA SEGÚN DIOS Y EL MUNDO

San Pablo hace una importante distinción inicial en la segunda carta a los Corintios.

Pablo había reprendido a los Corintios en una carta anterior (1 Cor 5) tanto por pecar y por tolerar el pecado en medio de ellos.

Evidentemente su reprensión entristeció a muchos de ellos y les causó dolor significativo.

Y Pablo escribe:

«Porque si os entristecí con mi carta, no me pesa.

Y si me pesó – pues veo que aquella carta os entristeció, aunque no fuera más que por un momento – ahora me alegro.

No por haberos entristecido, sino porque aquella tristeza os movió a arrepentimiento.

Pues os entristecisteis según Dios, de manera que de nuestra parte no habéis sufrido perjuicio alguno.

En efecto, la tristeza según Dios produce firme arrepentimiento para la salvación; más la tristeza del mundo produce la muerte.

Mirad qué ha producido entre vosotros esa tristeza según Dios: ¡qué interés y qué disculpas, qué enojo, qué temor, qué añoranza, qué celo, qué castigo!

En todo habéis mostrado que erais inocentes en este asunto.» (2 Co. 7: 8-11).

Nota como Pablo distingue entre “tristeza según Dios” y “la tristeza del mundo”.

Y la manera en que podemos distinguirlos, según Pablo, es por sus frutos.

La tristeza según Dios tiene sus raíces en el amor: amor a Dios y a los demás, y nuestra experiencia del amor de Dios por nosotros.

El dolor por nuestros esqueletos en el armario es real y a menudo bastante agudo.

Pero cuando tiene sus raíces en el amor, nos hace correr a Dios a quien hemos ofendido, en lugar alejarnos de Él.

Parecería también que la “tristeza según Dios” está relacionada con contrición perfecta, a la que nos referimos en el acto de contrición, cuando decimos, detesto todos mis pecados, no sólo porque temo la pérdida del cielo y las penas del infierno.

Sino sobre todo, porque te hemos ofendido a Ti, Dios mío, que eres todo bien y digno de todo mi amor.

La contrición perfecta se basa en el amor, mientras que la contrición imperfecta se relaciona con el miedo al castigo.

Pablo dice solamente que la tristeza del mundo “produce la muerte.”

Aquí hay que suponer que mientras que tristeza por la culpa según Dios da la vida y restaura la relación y el amor a Él, la tristeza del mundo separa estas cosas.

Cuando tenemos este tipo de culpa o “la tristeza del mundo” no es a nuestros pecados que odiamos, sino sobre todo a nuestro propio ser, por lo que hicimos.

En la tristeza del mundo, Satanás nos tiene donde él quiere.

La tristeza del mundo es a menudo un fraude, porque a pesar de que se hace pasar por la humildad es a menudo un sentimiento de orgullo, en el que una persona piensa, ¿cómo podría yo haber hecho tal cosa?

Si podemos saber algo por sus frutos, entonces hay que señalar que la tristeza del mundo a menudo nos hace alejarnos de Dios en lugar de confiar en Su amor.

Además, a menudo provoca la ira en nosotros, haciéndonos resentidos de la ley de Dios.

Y del hecho que tengamos que buscar la misericordia y humillarnos ante Dios y ante una persona a quien hemos ofendido.

En lugar de hacernos deseosos de arrepentirnos, a menudo nos lleva a retrasar el arrepentimiento por vergüenza o resentimiento.

Además, este tipo de actitudes nos pueden llevar a la racionalización de nuestro pecado y minimizar su significado.

En otras personas se aprecia una dirección muy diferente, el auto-odio y la desesperación.

Ellos pueden magnificar lo que han hecho o corregir en exceso, cultivando una escrupulosidad poco saludable, basada en el miedo al castigo, más que en el amor de Dios.

Estos frutos negativos, aunque a menudo se hacen pasar por la piedad, tienden a hacer al pecado aún más frecuente.

Si una persona llega al auto-odio por lo que hizo, su capacidad de vivir en el amor de Dios y experimentar su corrección, entonces tiene poca fuerza.

No ve más que debilidad y culpa, falta el amor y el oscurecimiento de la gracia.

Sin percibir ninguna base desde la que mejorar, desciende más en el pecado, se aleja más de Dios en un miedo profano y el ciclo sólo se hace más profundo y oscuro.

Cuando uno empieza a ver “frutos” de este tipo, un confesor o director espiritual a menudo tienen que trabajar duro para romper estos ciclos negativos y ayudar a la persona a encontrar y experimentar la tristeza según Dios, que trae consigo un progreso real.

La tristeza según Dios es un dolor y una culpa, pero basada en el amor.

Para esto hay que hacer una buena confesión en calidad.

 

10 COSAS QUE DEBES RECORDAR ACERCA DE LA CONFESIÓN

Aquí están 10 cosas para recordar acerca de hacer una buena confesión.

 

1 – Un examen de conciencia

La mejor manera de hacer esto es hacerse algunas preguntas y las preguntas se puede encontrar aquí.

 

2 – Evitar la vergüenza

Se objetivo en el análisis de tu pecado.

Las cosas de las que estás avergonzado no son necesariamente los peores pecados.

Estamos por lo general con mayor vergüenza de los pecados que están conectados con la pérdida de control como comer de más, emborracharse, la indulgencia sexual o perder los estribos.

Nuestra culpa es, por tanto, a menudo simplemente una forma de sentir vergüenza por lo que hemos hecho.

No hay nada malo en ello, pero esta emoción no es un buen indicador de la gravedad del pecado.

 

3 – Evitar el miedo

Tampoco el miedo de ser atrapado o castigado no es un buen indicador de la gravedad de nuestro pecado.

El miedo de ser descubierto, como la vergüenza, tiene más que ver nuestra propia imagen de nuestra preocupación, que con la preocupación de que hemos ofendido a Dios por nuestro pecado.

El miedo a ser castigado no es totalmente malo como un motivo para la confesión.

Pero tiene más que ver con nuestra preocupación por nosotros mismos que una verdadera tristeza por Dios, porque nuestro pecado nos ha separado de todo lo que es bueno en Dios.

 

4 – Evitar la culpa insana

Al igual que el miedo y la vergüenza, la cantidad de culpa que sientes por tu pecado no es un buen indicador de la gravedad del pecado.

El nivel de sentimiento de culpa de las personas varía enormemente, dependiendo de su educación, la crianza, la presión social, su endurecimiento (o no) en el pecado.

Debido a que es una emoción, la culpa es un indicador poco fiable acerca de la gravedad del pecado.

 

5 – La separación de Dios es lo Importante

Dios es la fuente eterna de todo lo que es bello, bueno y verdadero.

Su voluntad es que seamos uno con él a través de su Hijo Jesucristo.

El pecado es cualquier cosa que nos impide el bien último, o cualquier cosa que intenta reemplazar el bien último.

Esta es la manera de evaluar la gravedad del pecado: piensa lo que es el bien último que Dios tiene para ti y cómo este pecado te ha separado de ese bien supremo.

 

6 – El Amor es lo que es bello, bueno y verdadero

Sólo cuando tengamos una verdadera visión de la gran Bondad de Dios, Su Verdad y Belleza tendremos un odio apropiado por el pecado.

Piensa en esto de esta manera.

Imagina una comida familiar maravillosa y bien preparada donde no sólo hay comida y vino maravillosos, sino risas, felicidad, amistad y amor.

Compara eso con una dieta constante de comida chatarra grasienta mientras estás solo.

El pecado es la comida basura. La voluntad de Dios es el hermoso banquete.

 

7 – El pecado y tu culpabilidad no son la misma cosa

La teología moral católica distingue entre el pecado objetivo y la culpabilidad subjetiva de la persona.

Lo que esto significa que una mentira es una mentira. siempre está mal.

Sin embargo, lo culpable que eres por ese pecado puede variar según las circunstancias y la intención.

Así, por ejemplo, una «mentira blanca» sigue siendo incorrecta, pero hay atenuantes cuando se dice para no lastimar los sentimientos de alguien.

Una mentira intencional para destruir la reputación de una persona para tu propio beneficio significa una culpabilidad muy alta.

 

8 – No hay lista de pecados mortales

La  gente suele preguntar si este pecado o ese pecado es un pecado mortal.

Hay algunos pecados, como el asesinato o el aborto, que son, por su naturaleza son pecados mortales.

Sin embargo, refiriéndose al punto siete anterior, puede ver que casi cualquier pecado podría ser un pecado mortal si la intención y las circunstancias lo hacen grave.

Del mismo modo, incluso los pecados graves, dependiendo de las intenciones y circunstancias pueden no ser mortales.

Para que un pecado sea mortal debe ser sobre, debe hacerse con pleno conocimiento y consentimiento total.

En otras palabras, usted dice: «Sé que esto es un pecado grave y lo voy a hacer de todos modos».

Dios levanta la condición del pecado mortal.

Un perfecto acto de contrición con la intención de confesarse cuanto antes levanta la condición de pecado mortal.

 

9 – Dios está en el trabajo del Perdón

Dios quiere perdonarte y que seas reconciliado.

Su misericordia es eterna.

Todo lo que necesitamos hacer es cooperar con la gracia de Dios arrepintiéndonos y aceptando su don.

 

10 – Dios no quiere que ninguno perezca

Dios amó tanto al mundo que envió a su Hijo unigénito para que todos los que creen en el suyo no se pierdan, sino que tengan vida eterna.

 

En definitiva, el sentimiento de culpa puede ser un buen motor si te acerca al amor de Dios y un mal motor si te hace pensar sólo en tu ego e imagen pública.

Tienes que aceptar que el pecado no es un defecto tuyo insuperable.

En esta vida nunca entenderás completamente las razones de tu fracaso, ni puedes «perdonarte a ti mismo». Sólo Dios perdona.

«El corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce?

Yo, Yahveh, exploro el corazón, pruebo los riñones, para dar a cada cual según su camino, según el fruto de sus obras» (Jer 17: 9-10)

Así que ora con confianza.

«De los pecados de mi juventud no te acuerdes, pero según tu amor, acuérdate de mí, por tu bondad, Yahveh» (Sal 25: 7)

Y recuerda que los actos de reparación y penitencia hechos con amor, cubren multitud de pecados.

Fuentes:



María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada

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¿Por qué el Pecado Tiene tanto Glamour?

El peor pecado de nuestra época es que hemos perdido nuestro sentido del pecado.

Y a su vez el maligno ha promocionado su glamour.

El glamour que tiene el pecado se desarrolla a partir de las cosas buenas que Dios puso a nuestra disposición.

Dios no rodeó de cosas buenas y nos dan placer cuando las usamos.

Pero el uso de esas cosas buenas puede transformarse en un abuso si se pasa determinado límite.

Y así su uso se convierte en un pecado.

Una cosa buena que hizo Dios fue el vino, que alegra el corazón si se toma con moderación.

Pero si se pasa un determinado límite, la persona se emborracha y es ahí que comienza a ser pecaminoso.

Por lo tanto el glamour del pecado es consecuencia de querer maximizar el placer de las cosas buenas.

Y no darse cuenta que Dios grabó en nosotros un límite de hasta dónde podemos llegar.

Todo esto lo explicaremos en detalle en este artículo.

 

EL GRAN MAL DE NUESTRA ÉPOCA

Nuestra Señora nos advirtió en Fátima,

«Si los hombres supieran lo que es la eternidad, harían todos los esfuerzos posibles para enmendar sus vidas».

Y a lo largo de los evangelios Nuestro Señor nos llama a estar atentos y en guardia, porque no sabemos el día y la hora que el vendrá y que nos llevará.

O sea que debemos estar en estado de gracia permanentemente.

Sin embargo esto contrasta con nuestra cultura, porque el papa Pío XII, por la mitad del siglo XX, dijo que el gran pecado de nuestra época era la negación del pecado.

A tal punto que no lo queremos mencionar, ni siquiera se predica sobre el pecado desde los púlpitos.

Ya San Pablo nos advirtió en 2 Timoteo 4: 3,

«Porque vendrá el tiempo en que la gente no soportará la sana enseñanza, pero teniendo comezón en los oídos, acumularán maestros que se adapten a sus gustos»

Es realmente curioso que cuanto más pecado hay, como en nuestra época, los sacerdotes, los teólogos y los medios de comunicación católicos se restrinjan de hablar sobre el pecado.

Como si fuera un pecado mencionar la existencia del pecado y las consecuencias que tiene para nosotros en el futuro.

Y más extraño es cuando pensamos que el pecado es la única cosa que nos puede separar de Dios.

Es como si estuviéramos barriendo debajo de la alfombra las cosas que nos producen temor.

No se necesita un pensamiento muy sofisticado para darse cuenta que esto es de hechura del maligno.

La ausencia de prédica sobre el pecado debemos interpretarla como parte del marketing católico.

No demos malas noticias a la gente porque si no se asusta, se incomoda y deja de ir a la Iglesia.

Es como si estuviéramos siguiendo la cultura del mundo que ve en el placer y el disfrute algo más importante que la vida eterna.

Si predicamos sobre la vida eterna que nos ofrece Jesucristo entonces también deberíamos predicar sobre lo que nos puede hacer perder esa vida eterna.

Sin embargo, la dificultad de base en esto es que muchos católicos, incluidos los sacerdotes, obispos y cardenales, en el fondo no creen que haya algo que separe a los hombres de la vida eterna.

El “todos se salvan” es una idea que sobrevuela los templos, pero que pocos se atreven a enunciar porque es contraria a la doctrina católica, e incluso una herejía.

Esto nos trae a reflexionar sobre lo que es el mal, porque sin entender esto no vamos a comprender la razón por la que el mal tiene tanto glamour, y por qué no lo denunciamos de frente.

 

EL MAL ES UN PARÁSITO DEL BIEN

El bien está inscripto en toda la creación.

Porque recordemos que cada día de la creación Dios lo culminó diciendo que lo que había creado era bueno.

Por lo tanto cuando creó todas las cosas del mundo las hizo buenas, inclusive al hombre.

El mal no es consecuencia de la creación sino un parásito qué corrompe la bondad de la creación y que vino después de ella.

Dios creó al mundo lleno de deleites y placeres para que el hombre sea feliz, en una medida determinada, guiado por su libre albedrío.

Por ejemplo, permitió a los hombres el disfrute de los alimentos en los platos sabrosos.

Pero esto se puede pervertir cuándo la persona come mucho y se convierte en gula, lo que luego le ha de acarrear problemas de salud y sociales en general.

Lo mismo podemos hablar de la bebida con alcohol, que Dios permitió para alegrar el corazón de los hombres, sin embargo una perversión de esto es emborracharse.

Dios permitió también que el acto sexual diera placer además de tener la posibilidad de procrear otra vida.

Pero todos vemos como se pervierte a través de la pornografía, del sexo fuera del matrimonio, y de las relaciones contranaturales.

Entonces hay un punto en que el bien se puede pervertir en mal.

Por ejemplo, es bueno tener autoestima pero cuando excede de determinado nivel pasa a ser orgullo.

Por lo tanto el pecado, o sea hacer una cosa contraria a la que Dios nos pide que hagamos sobre temas de la moralidad, es una perversión de las cosas buenas que Dios nos regaló, en definitiva, hacer un uso malo de las cosas.

¿Y porque entramos en la perversión de las cosas buenas?

La lógica nos indicaría que si el pecado no fuera tentador no incurriríamos en él.

También hay una tendencia lógica a ser felices, por lo que nadie hace cosas malas para ser infeliz, sino porque cree que ese es el camino más corto para llegar a la felicidad.

 

EL MAL TIENE GLAMOUR

Dios hizo las cosas del mundo para nuestro placer como dijimos, pero es fácil caer en la perversión de que nuestra felicidad depende de esas cosas.

Cuando alguien traspasa un límite del uso bueno de una cosa de la creación le da un sentido malo a lo que hace.

Por ejemplo una persona toma vino para alegrarse el corazón y al principio lo hace con moderación.

Pero luego traspasa un límite debido a la tentación de olvidar las cosas ingratas que le suceden mediante el alcohol, y le hace perder sentido de la realidad.

Entonces algo que era bueno, consumido con moderación, se vuelve en algo malo y pecaminoso.

El glamour del pecado lo podemos ver claramente en la parábola del hijo pródigo en Lucas 15.

El hermano mayor le reprocha a su padre que cuándo regresó su hermano, que había gastado su vida y herencia con prostitutas, él mató al becerro engordado para agasajarlo.

Esto demuestra que el hermano mayor tiene celos por las cosas que el hermano menor disfrutó, y que él no pudo hacer para quedarse trabajando al lado del padre y cumplir los mandamientos de Dios.

El hermano mayor tiene la idea de que es más divertido andar con prostitutas que no hacerlo.

Pero no se da cuenta que el mal uso de la sexualidad de su hermano lo llevó a la degradación por la que pasó.

El único placer auténtico, verdadero y persistente es la felicidad que nos traen las cosas de Dios, usadas como Dios nos indicó a través de su moralidad.

Ningún goce de cosas mundanas puede, ni siquiera acercarse, a la felicidad de las cosas de Dios, y de hecho nos alejan más de ellas.

 

¿CÓMO DEBERÍA SER NUESTRA RELACIÓN CON LOS BIENES CREADOS?

Dios creó todas las cosas del mundo para nuestro placer.

Pero como dijimos, los seres humanos, acicateados por el maligno, hicieron un uso degradado de su libre albedrío, que debía haber puesto límite entre un uso bueno y un uso pervertido de las cosas.

La degradación o perversión viene como consecuencia de darles un uso contrario al que Dios quiere.

Dios quiere que hagamos un determinado uso de las cosas pero no nos lo impone, porque de otra forma seríamos autómatas, sino que nos deja a nosotros decidir dónde poner el límite en el uso de las cosas.

Por lo tanto podemos resumir, que todas las cosas que hizo Dios son buenas y para nuestro deleite.

Pero que estas cosas pueden ser mal utilizadas, y su uso puede considerarse un pecado.

Y que si bien al principio el uso pervertido de esas cosas nos puede dar placer novedoso, a cortísimo plazo veremos sus consecuencias negativas.

Sólo podemos tener un placer duradero por las cosas usadas de la forma en que Dios previó.

En la carta de Santiago 1: 14-15 se dice,

«Pero cada cual es tentado, cuando es atraído por su propia concupiscencia y seducido.

Luego, cuando concibió la lujuria, dio a luz el pecado, y el pecado, cuando haya terminado, lleva adelante la muerte».

Todo lo malo comienza por un uso bueno de una cosa, pero llega un punto en que ese uso se pervierte.

Por ejemplo, es bueno que una persona se valore a sí misma, pero llega un punto en que esa valoración se pervierte en arrogancia.

La arrogancia trae un excesivo amor por uno mismo y aprecio a los demás solamente por lo que ellos le aportan a su ego.

Y en última instancia la relación con los demás no sería de amor hacia ellos sino de amor a sí mismo, y esto es pecaminoso.

 

EL PECADO ES UN FRUTO DEL MAL

En el Catecismo de la Iglesia Católica numerales 1855-1856 dice que el pecado mortal destruye la ley de Dios y nos aleja de Dios al preferir un bien inferior a Él.

Y ponemos nuestra voluntad en algo incompatible con nuestro destino final, al alejarnos de Dios rechazándolo.

Cuando optamos por un uso de la creación contrario al orden establecido en ella rechazamos a Dios, porque rechazamos su plan para nosotros.

Nuestra época nos muestra tres tipos de rechazo muy comunes.

Un primer rechazo es poner al ser humano por encima del creador.

Un segundo rechazo es considerar que la propia experiencia subjetiva de la persona, o sea lo que la persona siente, tiene más valor que la verdad objetiva externa.

Y un tercer rechazo es considerar que Dios no puede perdonar los pecados de los seres humanos, por más graves que éstos sean.

Sin embargo el pecado es ocultado por los prejuicios.

Es común oír decir que el pecado es una invención de la Iglesia y por tanto no tiene base reales.

La Iglesia ha difundido en los siglos anteriores que determinada conducta es un pecado mortal, pero está mal entendido si se piensa que es una decisión de la Iglesia definir cuáles son los pecados que nos alejan de Dios.

La definición de lo que es un pecado mortal, que nos aleja de Dios, surge de las palabras de Dios en la Biblia, lo único que hizo la Iglesia fue sistematizar esas palabras.

Además la Iglesia lo sistematizo, más diciendo que para que un pecado sea mortal, y nos hagamos merecedores de perder la vida eterna, el hecho tiene que ser sobre un asunto serio, la persona tiene que tener conocimiento completo de sus consecuencias, y debe dar un consentimiento deliberado; esto está en el numeral 1857 del Catecismo.

Sin embargo hay que considerar que aunque en una conducta objetivamente pecaminosa no esté presente alguno de los tres ingredientes que convierten al pecado en un pecado mortal, la conducta pecaminosa no trae bendiciones sino que nos acarrea maldiciones.

La forma de salir del pecado es arrepentirse.

 

¿CÓMO ES EL ARREPENTIMIENTO?

Hay varios ingredientes que deben estar presentes en el arrepentimiento.

Debemos reconocer el mal que ha hecho en nuestra vida el pecado y tratar de desarrollar una conducta que nos aleje de los pecados.

Paralelamente debemos pedir la misericordia de Dios con un sentimiento de contrición, que muestre nuestro dolor y odio por los pecados cometidos, así como un propósito de enmienda.

Este propósito de enmienda es para convertir tu vida a lo que Dios pide de ti.

Y también supone la penitencia y la reparación por los daños causados.

La Iglesia tiene el Sacramento de la Confesión, Reconciliación o Penitencia, que es algo totalmente bíblico.

Puede leerse en Juan 20: 22-23, donde dice que si los pecados de alguien son perdonados por los apóstoles serán perdonados en el cielo y si no se los perdonan, no serán perdonados allí.

Algo central de este sacramento es llevar paz a las personas que pueden tener dudas sobre si Dios perdonó los pecados que ellas dejaron de cometer.

Y además es un buen impulso para el propósito de enmienda.

El primer paso para el arrepentimiento real y efectivo pasa por aprender a nombrar los pecados.

O sea admitir que se ha cometido un pecado y no solamente un error o que hizo una mala decisión o que tuvo un comportamiento inadecuado.

Cuándo un hombre engaña a su mujer con otra mujer, por ejemplo, debería considerar que no sólo fue una mala conducta, sino que cometió el pecado de adulterio.

Al mencionarlo de esta forma se hace más consciente de la gravedad del hecho y de la necesidad de enmienda.

Es lo mismo que sucede en los exorcismos, cuando el exorcista conoce el nombre del demonio está que dentro del poseso, adquiere poder sobre él, y esto causa mucho perjuicio a los demonios.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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La Virgen avisó en Fátima y Akita Terribles Consecuencias de Nuestros Pecados Personales

La mayoría del pecado que hay en el mundo es porque buscamos el placer inmediato.

Huimos de cada cosa que nos da dolor, displacentera, que nos implique un sacrificio.

La no aceptación de cargar nuestras cruces nos lleva a desastres personales y en la sociedad global.

Estamos optando crecientemente por el camino más fácil, que a la corta nos parece menos costoso, sin medir que si nos sacrificamos por un tiempo, el resultado futuro será mucho mejor.

Pongamos como ejemplo al matrimonio.

Un matrimonio de repente se divorcia porque discuten mucho y ya no se llevan bien.

En vez de optar por el camino largo de volverse a acercar, o de la perseverancia de aceptar pagar costos por la relación, optan por el camino más fácil,  olvidando los problemas que puede traer a los hijos.

O tal vez alguno fue tentado por otra pareja, entonces opta por ceder a la tentación.

Así podemos analizar los otros casos.

No aceptar los sacrificios y los dolores en el corto plazo, que siempre trae la vida, lleva a males mayores.

Esta carrera de no aceptar las cruces personales se magnifica cuando muchos individuos hacen lo mismo.

Entonces la sociedad se vuelve cada vez más pecaminosa, se rebela cada vez más del creador y se arriesga a serias consecuencias colectivas.

Esto es lo que vino a avisar la Virgen María en sus apariciones de los últimos dos siglos.

Las apariciones de Fátima y de Akita son un aviso de que debemos cargar nuestras cruces y no optar por el pecado para salir de ellas.

Ese es el mensaje personal que debemos comprender.

 

DE LA CRUZ VIENE EL ÉXITO Y LO BUENO

No hay ninguna cosa que pueda obtener el hombre que no sea mediante sacrificio.

Para obtener un título universitario tiene que sacrificarse varios años.

Una madre tiene que sacrificarse durante el embarazo y luego durante el parto.

Si queremos comprarnos una casa nueva o cambiar el auto o que nuestros hijos tengan buenos estudios debemos ahorrar y el ahorro significa siempre sacrificar algunas cosas.

Si queremos tener buena relación en la familia o en el trabajo debemos aguantar ciertas cosas, lo que implica también un sacrificio.

Todo lo bueno que se obtiene en el futuro tiene detrás un esfuerzo y un sacrificio.

Esa es ni más ni menos la paradoja de la Cruz.

Del sacrificio de la Cruz viene la vida.

Y los verdaderos cristianos, más que nadie, deben abrazar la cruz, porque es lo que enseñó el maestro.

Deben poner una valla a las tentaciones en vez de abrazar ansiosamente el pecado.

Deben ser generosos con los más necesitados y no pensar en sí mismos como actitud de conducta permanente.

Deben matar su orgullo con la humildad.

Y deben asumir lo que Cristo pidió en sus mandamientos.

Eso es lo que nos hace testigos.

Y eso significa abrazar la cruz.

Porque siempre es más fácil ceder a las tentaciones del mundo que hacer lo correcto.

A partir de la lógica de la Cruz, Cristo conquistó la oscuridad a través de la luz.

Y venció el odio con el amor.

Pero no es un requisito absolutamente imprescindible ser cristiano para tener una actitud de abrazar la cruz.

Hay muchas personas que no aceptan el cristianismo, a veces por resistencia a la intermediación de la Iglesia, pero que están en el camino de seguir la cruz como pidió Jesús.

Y a su vez hay muchos cristianos y católicos que reniegan de la Cruz.

Éstos interpretan qué Jesús no vino a pedirnos sacrificios a nosotros, sino que él se sacrificó por nosotros y ya ganó nuestra salvación.

¿No conoces gente es así sentada en los bancos de las iglesias?

Pero aunque el problema es generalizado, debemos admitir que el gran alejamiento del sacrificio se produce mayoritariamente entre los no católicos.

 

LA CONVOCATORIA DE DIOS A LA HUMANIDAD

El mensaje de Jesús es,

«El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame».

Y cargar la cruz significa hacer sacrificios, soportar el dolor y no evitarlo, como dijimos.

Hoy el mundo está en una carrera loca en búsqueda del placer que oculte el dolor.

Y no comprenden que el dolor es parte de la vida.

No hay ningún ser humano que se saltee los momentos dolorosos.

Pero lo difícil de comprender inmediatamente, es que esos momentos dolorosos son los que nos permiten avanzar en la vida, como por ejemplo los sacrificios.

Pero Jesús incluso va más allá.

Va tan lejos en su planteo que llega a decir que quienes no acepten la cruz perderán sus vidas.

Esto quiere decir que al no aceptar el sacrificio y optar por la solución fácil del pecado, arruinarán su vida.

Es ni más ni menos lo que pasa en los casos trágicos de quienes roban como estilo de vida; no se sacrifican trabajando y abrazan el pecado encarnado en el delito.

O los que se drogan; que en vez de buscar una solución a sus problemas de adaptación, optan por la solución fácil de olvidarlos, de esconderlos, atrás del artificio de un procedimiento químico en su cerebro.

La cruz es la condición para cumplir lo que ha diseñado el creador para la vida humana.

Porque de vuelta, no se pueden evitar momentos de dolor.

Entonces hay que buscar una forma sana de usarlo en nuestro provecho.

Es lo que Dios quiere y ha sido la enseñanza de Jesucristo.

Paradójicamente aquellos que desarrollan la fe suficiente como para cargar su cruz, obtienen de Dios el poder de transformar su sufrimiento en algo saludable, e incluso en alegría.

La oscuridad en que nos sumen las dificultades se convierte en luz, a través de las promesas de Jesucristo y de las gracias que obtenemos cuando seguimos su camino.

Porque con la cruz obtenemos gracias que nos permiten aceptar pacíficamente los sufrimientos, y no evitarlos por caminos artificiales.

Y paralelamente nos pone en un camino de mayor amistad con Dios.

Esta es la verdadera autoayuda cristiana.

O sea usar nuestro libre albedrío para ser perseverantes en el seguimiento de los mandamientos de Dios.

Lamentablemente este razonamiento suena muy indirecto para aquellos que buscan el placer ya.

Pero quienes entran en la dinámica de aceptar la propuesta que trajo Jesucristo saben por propia experiencia que cargar la cruz de nuestros problemas es la mejor solución posible.

Es por esto que la cruz es central en el catolicismo.

Si uno es Cristiano va a comprender mucho mejor el alcance último de la propuesta de Dios, que es avanzar en santidad.

 

PARA CADA VEZ MÁS GENTE ES DIFÍCIL ACEPTAR LA IDEA DE LA CRUZ

Para nadie es fácil convivir con el dolor y las frustraciones.

Se necesita una claridad de razonamiento a largo plazo o un intenso amor a Dios.

Él llama a trabajar en nuestra sanidad interior rompiendo los lazos pecaminosos que nos dañan.

Y este camino está lleno de resistencias dentro nuestro.

Por eso se entabla una lucha con los mandatos de Dios, que nos exigen que derribemos nuestros deseos pecaminosos y le hagamos caso totalmente.

Esto es como una lucha con Dios, que está simbolizada en la lucha que tuvo toda la noche Jacob con un ángel, lo que lo llevó a quedar rengo; esto se puede leer en Génesis 32.

El mensaje es que nadie sale sin sus cicatrices de las heridas luego qué tuvo una batalla con Dios.

Dios te ha marcado cuando te fue sanando.

Porque la búsqueda de la perfección interior implica desarmar ciertas actitudes y conductas que nos produce o nos van a producir dolor.

Cuando Dios nos pide esto, se entabla la lucha que tuvo Jacob.

Es por esto que la Iglesia predica a Jesús crucificado para que nosotros percibamos el valor de la Cruz y del sacrificio.

San Pablo dice en 1 Corintios 1: 23 que nosotros predicamos a Cristo crucificado.

Y en concreto,

«¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el docto? ¿Dónde el sofista de este mundo?

¿Acaso no enloqueció Dios la sabiduría del mundo?

De hecho, como el mundo mediante su propia sabiduría no conoció a Dios en su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación.

Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres» (1 Corintios 1: 20-25).

Esto revela que la cruz se encuentra en el centro de la historia y del universo como signo de contradicción y de éxito final.

Por eso todos los templos católicos tienen en el altar, o cerca de él, una cruz con Cristo crucificado, que se puede ver desde todas partes de la iglesia.

Y en las liturgias se resalta aún más esa Cruz.

En todos los hogares católicos es impensable que no haya un crucifijo.

E incluso la mayoría de los católicos usa un colgante con una cruz.

Porque la Iglesia predica a Cristo crucificado, o sea que predica el mensaje de que cada uno de los seguidores de Cristo deben abrazar sus propias cruces.

Pero incluso esto no es un mensaje sólo para los católicos, sino para todo el mundo, porque abrazar la cruz es la manera más racional de vivir la vida.

Ya lo dijimos antes, no se necesita ser cristiano para adoptar esta estrategia de autoayuda.

La cruz da vuelta todas nuestras ambiciones y deseos terrenales, y vuelve absurdos nuestros planes e ideas humanas.

Sólo puede entenderse si uno está abierto, por eso los mundanos odian a la cruz y es el mayor enemigo de los demonios en los exorcismos.

Algunos no aceptan a Dios porque dicen que no ha eliminado el sufrimiento humano, aunque no pueden decir cuánto sufrimiento que nos tocaba eliminó Dios por Su misericordia.

Mucho del sufrimiento que nos toca es consecuencia de nuestras búsquedas equivocadas, de preferir despegarse del dolor en el corto plazo.

Pero para que Dios elimine todos los dolores tendría que eliminar nuestro libre albedrío y no permitirnos decidir cosas que a la larga nos traen Dolor.

Entonces seríamos como autómatas que perderían su libertad.

Esto que hemos estado hablando hasta aquí funciona a nivel individual, pero también lo podemos ver qué funciona a nivel colectivo por la sumatoria de lo que hacen las personas.

La decadencia moral creciente en el mundo, la violencia, la pobreza, las insatisfacciones, las adicciones, son consecuencias de que cada vez más personas no aceptan llevar la cruz.

Y desde el cielo nos avisan de lo que nos puede suceder si seguimos en este camino de desobediencia personal, que sumada a las de otros, en una gran desobediencia colectiva.

 

EL MUNDO NO ACEPTA LA CRUZ, POR ESO LA VIRGEN BAJA A AVISARNOS DE LAS CONSECUENCIAS

En los dos últimos siglos Dios ha enviado a Su Madre cada vez más frecuentemente para advertirnos, que lo que nos sucederá a nosotros depende de cómo respondamos a los mandamientos de Dios.

Nuestros actos pecaminosos y desordenados son los que están llevando al mundo a una situación caótica

Porque están destruyendo las bases sobre las que se creó el mundo y la sociedad humana.

E incluso desde la biología se está operando en la modificación de los ladrillos básicos de la vida.

Hay dos apariciones de la Santísima Virgen que nos hablan específicamente de las consecuencias de nuestros actos pecaminosos.

En definitiva de nuestra resistencia a reformarnos y aceptar que debemos llevar la cruz y no cortarnos por caminos humanos que aparenta más fáciles y placenteros.

Ellas son las apariciones de Fátima en Portugal en 1917 y las de Akita en Japón en 1973, las que Benedicto XVI refirió que eran la continuación de las apariciones de Fátima.

En Fátima Nuestra Señora dijo a los tres pastorcitos que al final su Corazón Inmaculado triunfará; ese es el mensaje optimista final.

En la tercera aparición de Fátima el 13 de julio de 1917 Nuestra Señora dijo que si los hombres no se abstienen de ofender a Dios comenzaría otra terrible guerra durante el pontificado de Pío XI.

Y esa profecía se materializó en la Segunda Guerra Mundial.

En Fátima también ella pidió el rezo del santo rosario para terminar con la guerra y para obtener la paz; concretamente dijo,

«Continúen rezando el Rosario todos los días en honor a Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo ella puede obtenerla.»

Y también habló del castigo que vendría si los hombres siguen pecando contra Dios.

Esto fue retomado en las apariciones de Akita, cuando Nuestra Señora le dice a la vidente hermana Agnes Sasagawa,

«Muchos hombres en este mundo afligen al Señor. Deseo que las almas lo consuelen para suavizar la ira del Padre Celestial«.

Y agregó,

«Como te dije, si los hombres no se arrepienten y se mejoran a sí mismos, el Padre infligirá un terrible castigo a toda la humanidad.

Será un castigo mayor que el diluvio, como nunca se habrá visto antes.

El fuego caerá del cielo y destruirá a una gran parte de la humanidad, tanto a los buenos como a los malos, sin diferenciar sacerdotes ni fieles.

Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos.

Las únicas armas que quedarán para ti serán el Rosario y la Señal dejada por Mi Hijo.

Cada día recita las oraciones del Rosario. Con el Rosario, reza por el Papa, los obispos y los sacerdotes».

Y además informó,

«Con mi Hijo, he intervenido muchas veces para apaciguar la ira del Padre.

He evitado la llegada de las calamidades ofreciéndole los sufrimientos de mi Hijo en la Cruz, Su Preciosa Sangre y a las amadas almas que lo consuelan formando una cohorte de almas víctimas.

La oración, la penitencia y los sacrificios valientes pueden suavizar la ira del Padre».

Estos breves pantallazos del contenido de las apariciones de Fátima y Akita nos llaman la atención a que hay demasiada gente en el mundo que no acepta las cruces – aunque sean temporales – y se revela haciendo cada vez más pecaminoso el mundo.

Y entonces nos arriesgamos a lo peor como sociedad.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Manifestaciones Marianas Ignoradas para Encubrir Abusos Sexuales

El destape de los abusos sexuales dentro del clero tiene consternados a todos los católicos.

Ya el fenómeno no se da en el volumen de los años 1970 a 1990.

Pero su secuela es que están saliendo a luz todos los abusos de esos años, que causa gran dolor.

Los católicos se preguntan ¿cómo puede ser que estos sacerdotes abusadores, que dedicaron su vida a Dios, hayan fallado de esta forma atroz?

Algunos dicen que habían dejado realmente de creer en Dios.

Y otros dicen que fueron atacados por el demonio, pero en el fondo aún les quedaba algo de la fe como para reconocer a Dios.

El caso que vamos a exponer muestra un formidable evento divino que un supuesto pedófilo con poder boicoteó.

Enormes manifestaciones divinas ignoradas por miedo a que saliera a luz la trama de sus delitos.

 

LOS MILAGROS DE SETON

Desde noviembre de 1991 hasta 1993 se produjeron manifestaciones masivas de imágenes religiosas en Virginia, EE.UU.

Decena de imágenes de la Virgen María, de Nuestro Señor y otras imágenes religiosas, así como crucifijos y vitrales, derramaron lágrimas que presenciaron cientos de personas.

También se produjeron cambios de color en los rosarios y en las imágenes, incluso cambio en las expresiones faciales en las imágenes.

Y además fragancias a rosas, manifestaciones del sol, curaciones y estigmas del sacerdote en cuya presencia sucedían estos hechos.

James L. Carney escribió en su libro, The Seton Miracles,

«En toda la historia de la Iglesia Católica, no puede haber mayor presencia de llanto de estatuas y otros signos físicos de la presencia de Dios a través de la Santísima Virgen María que lo que ocurrió en las afueras del Capitolio de nuestra nación en 1991-1993«.

El sacerdote en cuya presencia sucedían estas cosas se llama James Bruse, que en ese momento tenía 37 años y era Vicario de la Iglesia Santa Elizabeth Ann Seton en Woodbridge, Virginia.

El fenómeno sucedía imprevistamente, el padre James no necesitaba tocar las estatuas, sólo estar en su proximidad, a veces celebrando misa o en su escritorio parroquial.

Las lacrimaciones comenzaron el día de Acción de Gracias, en noviembre de 1991, en casa de sus padres, cuando una estatua de Nuestra Señora de Gracia comenzó a lagrimar.

Y en la Navidad de ese mismo año se empezaron a abrir las heridas de los estigmas en las muñecas, pies y en el costado del padre James.

Padre James Bruse con gato

Las imágenes que lacrimaron algunas eran de plástico, otras de metal, otras de cerámica, otras de yeso, otras de porcelana, otras de fibra de vidrio.

E incluso se daba el contagio de hasta 6 imágenes religiosas llorando en la misma habitación simultáneamente.

Una vez cuando el padre James fue de visita a la iglesia de San Columba bromeó con el párroco que mantedría las manos en los bolsillos, sin tocar las estatuas, para que no lloraran.

Sin embargo minutos después, un vitral de la Virgen María comenzó a gotear agua y le siguieron en poco tiempo otras dos estatuas.

La madre del padre James manifestó que en su casa lacrimaban varias imágenes, incluso una de ellas la ha tenido que poner en un cuenco por la cantidad de líquido que derramaba.

Sin embargo ella estaba preocupada, porque su hijo le había dicho que no hablara del tema, porque algunas personas pensaban que eso no era bueno.

Y consideraba que esta situación podría traerle problemas a su hijo.

Finalmente al inicio de marzo de 1992 la noticia llegó a la gran prensa y una televisora asociada a CBS transmitió la noticia a nivel nacional.

Los fieles de la parroquia del padre James escribieron al obispo Keating pidiendo una investigación, pero no hubo respuesta.

En cambio lo que hubo fue una declaración de la cancillería del obispado.

Que dijo concretamente que no había nada que investigar, porque las imágenes no estaban dando ningún mensaje divino en particular.

Y a partir de ahí la cancillería diocesana se negó inclusive a reconocer que había algo fuera de lo común sucediendo.

Además instruyeron al padre Hamilton, párroco de Santa Elizabeth Ann Seton, y al padre James Bruse, que realizaran una última conferencia en 12 de marzo y luego no dijeran más nada sobre el tema, ni alentarán a los fieles de que algo milagroso estaba sucediendo.

El muro de silencio que había armado la diócesis alrededor de estos fenómenos generó confusión.

Y hasta algunos supusieron que la Iglesia había condenado los hechos como falsos, lo que no sucedió.

Hubo una deliberada política de ignorar los hechos, lo que llevó a que el juez dela Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, Antonin Scalia dijera años después con desdén «los sabios no investigan tales tonterías».

¿Qué había pasado?

¿Por qué esa férrea decisión de la diócesis de desconocer las lacrimaciones sin Investigar su origen?

¿Había algún miedo subyacente que explicara esta absurda conducta?

Lo que sucedió después con el canciller de la diócesis, que había impulsado esta política, nos puede dar una pista de cuál fue la intencionalidad de apagar cualquier manifestación celestial.

Veamos cual es la pista de una manera ordenada.

 

LA PISTA CONCRETA DE LA LACRIMACIÓN

Desde 1991 se había producido en Arlington, EEUU, el mayor fenómeno de imágenes de María llorando al mismo tiempo de que tengamos conocimiento.

A los 6 meses que las lacrimaciones tomaron estado público a nivel nacional, se suicidó el canciller del obispado, que era el encargado de investigar los crímenes de pedofilia en la diócesis.

Pero que al final resultó ser pedófilo.

Y además, fue el artífice de imponer el silenciamiento eclesial del fenómeno de lacrimación de la Virgen.

Seis meses después se desató públicamente en el mundo la ola de denuncias contra curas pedófilos.

Al día de hoy la diócesis de Arlington sigue ignorando las lacrimaciones de las imágenes.

Esto nos trae a la mente una frase de Pablo VI que en ese momento parecía algo incomprensible en su alcance.

“El 29 de junio 1972 Pablo VI habló del enemigo supremo de Dios, ese enemigo del hombre que se llama Satanás, el enemigo de la Iglesia.

‘El humo de Satanás’, advirtió Pablo VI, ‘ha encontrado su camino en la Iglesia a través de las fisuras’.

Era una advertencia angustiada que causó gran conmoción y escándalo, incluso dentro del mundo católico”.

(De una entrevista con el exorcista jefe del Vaticano, el padre Gabriele Amorth por Stefano Maria Paci).

 

EL MISTERIO

Durante años, muchos cercanos a la Iglesia habían especulado sobre cómo el mal -el humo de Satanás- se manifestaría dentro de la Iglesia Católica.

Y luego en un caluroso día de verano en agosto, una pista.

El 11 de agosto de 1992, el por largo tiempo canciller de la diócesis de Arlington, en Virginia, Monseñor Guillermo Reinecke, de 53 años de edad, entró en un campo de maíz en Berryville, Virginia, cerca del Monasterio trapense de la Santísima Cruz con una escopeta cargada y se mató.

Su muerte dejaría una larga sombra de secretos indecibles -secretos del bien y del mal-, secretos cuyo alcance, casi veinte años después, recién están empezando a ser plenamente comprendidos.

Durante unos inverosímiles seis meses de 1992, el canciller Reinecke estuvo literalmente, cara a cara con lo divino y lo condenable.

Antes de la muerte del Canciller, cinco meses antes, el 6 de marzo de 1992, una televisora local afiliada a CBS News transmitió una historia, al principio sin mucha fanfarria.

Habló de los sucesos misteriosos de estatuas de la Santísima Virgen María que lloraban en Lake Ridge, Virginia, un suburbio a 30 kms. al sur de Washington.

Los acontecimientos extraordinarios ocurrieron en su mayoría en la Iglesia católica Santa Elizabeth Ann Seton (SEAS) y su rectoría.

La parroquia SEAS pertenecía a la diócesis de Arlington.

El reporte de las vírgenes llorando se asociaron con un sacerdote local llamado Padre Jim Bruse; ellas parecían llorar en su presencia.

El Padre Bruse también, inexplicablemente, experimentó las “llagas de Cristo”, conocidas como los estigmas, como ya hemos contado.

Muchos testigos presenciales de los hechos sostienen, aún hoy, que nunca en la historia de la Iglesia Católica ha habido una mayor manifestación de hechos sobrenaturales.

Tales como estatuas que lloran, o signos físicos de milagros como los que se llevaron a cabo en las afueras de Washington, DC en 1991 – 1993.

Hubo miles de testigos creíbles que vieron las estatuas de la Virgen María llorar delante de sus ojos, incluidos abogados, militares y funcionarios del gobierno.

Más significativo es que el Obispo de la diócesis de Arlington, John R. Keating, junto con Monseñor Guillermo Reinecke, fueron testigos de la Virgen llorando.

“El 2 de marzo 1992 el Padre Hamilton y el Padre Bruse se reunieron con el Obispo Keating en la Cancillería, junto con Monseñor Guillermo Reinecke.

Ambos prelados tenían estatuas de la Madonna.

El Obispo Keating tenía dos en su oficina y Monseñor Reinecke trajo una de las suyas.

Además, el P. Bruse, había llevado su pequeña estatua de Fátima con él.

Todas las estatuas estaban llorando.

Según se informa, el Obispo Keating estaba convencido de que el llanto es un verdadero fenómeno y debe ser tratado así”. (Los Milagros de Seton).

Pocos días después del informe de CBS News, la historia de las estatuas que lloran y el sacerdote que experimenta los estigmas, se convertiría en una sensación en los medios.

The Washington Post y una multitud de otras organizaciones de noticias nacionales e internacionales descendieron a la comunidad para reportar e investigar los hechos milagrosos.

Entonces, de repente, la Oficina de la Cancillería de la diócesis de Arlington, presidida por monseñor Reinecke, preocupada por la “atmósfera de circo” en la parroquia de Lake Ridge, cerró todo con frialdad y con la bendición del Obispo.

Las estatuas de la Virgen seguían llorando, a veces profusamente.

Pero en cuanto a la diócesis de Arlington y la Iglesia Católica se refiere, la cuestión había terminado oficialmente.

Los testigos de los hechos quedaron devastados por la decisión.

La Cancillería expresó su posición sobre los hechos milagrosos en una declaración formal al Pastor de SEAS, el padre Hamilton.

En pocas palabras, la declaración dijo que, dado que no había ningún mensaje divino que se estaba entregando, no había nada que investigar.

Y desde ese momento se prohibió a la parroquia y al clero hablar de los acontecimientos.

Esta decisión, fue para muchos feligreses no sólo profundamente triste, sino que parecía ser una decisión extraña, ya que sólo los fenómenos físicos pueden ser investigados.

Informes de las apariciones y locuciones no pueden ser investigados. Simplemente pueden ser evaluados en cuanto a si son compatibles con la fe y la moral católicas.

 

EL HUMO DE SATANÁS

A los pocos meses de ignorar las lágrimas de la Virgen y silenciar los altamente publicitados sucesos milagrosos, monseñor William Reinecke, de nuevo en los titulares de periódicos.

Esta vez por su suicidio en el campo de maíz del monasterio.

Después del suicidio, al principio, shockeados sacerdotes, feligreses y amigos y buscaron respuestas.

Muchos se culparon por no ver la desesperación silenciosa de Monseñor Reinecke.

Pero poco después del suicidio un informe sorprendente apareció en el Washington Post.

Joe McDonald, un ex monaguillo de otra parroquia, afirmó que el Padre Reinecke abusó de él sexualmente veinticinco años atrás.

Y dijo que él había enfrentado al sacerdote sobre el incidente dos días antes de que Reinecke se suicidara.

A continuación, otra bomba.

Después de informar las denuncias de abuso sexual, The Washington Post reveló que William Reinecke era también, escandalosamente, la persona encargada de investigar las denuncias de pedofilia en la diócesis de Arlington.

El 30 de agosto de 1992, después de haber sido rechazado por la diócesis de Arlington hablar sobre la muerte de Reinecke, Joe McDonald contactado por el Washington Post contó su historia de abuso sexual por el padre Reinecke.

Luego, según el Post, el Obispo John R. Keating, después de leer la historia en el periódico, buscó a McDonald para discutir el asunto.

En la reunión con los representantes del Obispo le pidió a la diócesis establecer grupos de apoyo a las víctimas y sacerdotes.

Pero el señor McDonald dijo que no hicieron “propuestas concretas” y le molestó que le pidieran que “deje de hablar”.

Cinco meses antes, el Obispo Keating y Monseñor Reinecke también habían pedido a los feligreses de Santa Elizabeth Ann Seton que dejaran de hablar sobre los misteriosos acontecimientos de la Virgen llorando por cerca de veinte años.

Y la diócesis había rechazado todos los pedidos para investigar.

En 2006, Becky Ianni declaró también que a finales de 1960, cuando tenía diez años, ella había sido abusada sexualmente por el Padre Reinecke.

Ella le dijo al Washington Post que el Padre Reinecke dio a su familia su primera TV color y en pocos días, mientras veían la televisión en el sótano, se inició el abuso sexual.

“No dije a nadie lo que pasó”, dijo.

“Me fue dicho, básicamente, que iría al infierno si lo hiciera”, dijo Becky, que ya no se considera una católica practicante.

“Me sentí muy decepcionada”, dijo.

“Me di cuenta que no podía ser parte de una iglesia que no trata adecuadamente a las víctimas.

Nadie en ese trágico día pudo oír el arma que mató a Monseñor Reinecke.

Pero ahora, mirando hacia atrás en los acontecimientos de 1992, que la Virgen estaba llorando como nunca antes en la historia, tal vez el sonido del arma de fuego “dio la vuelta al mundo”.

Porque a los pocos meses del suicidio del pedófilo y encargado de las investigaciones de pedofilia de la diócesis, las crisis de los abusos sexuales en la Iglesia Católica comienzan a revelarse en grandes números.

El informe de 2004 de John Jay sobre abuso sexual, encargado por la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU., señaló que

“Antes de 1993, sólo un tercio de los casos de abusos sexuales eran conocidos por funcionarios de la iglesia.”.

La catástrofe del abuso sexual, como ahora sabemos, se ha convertido, sin duda, en el mayor desafío para los corazones, mentes y almas de los fieles católicos.

Muchos han abandonado la fe a causa de ello.

El humo de Satanás había entrado en la Iglesia y la Virgen Madre Santísima lloraba por la pérdida de tantas almas.

La decisión del Obispo Keating y Monseñor Reinecke de ignorar los hechos milagrosos de las estatuas que lloran sigue siendo un misterio sin resolver y para muchos un suceso muy desafortunado.

El aparente desinterés del Obispo sugirió que él debía conocer algo negativo acerca de la causa de los fenómenos.

Tal vez el aspecto más preocupante de todo esto es que el hombre clave encargado del silenciamiento de los Milagros de Seton era también el hombre era el encargado de las investigaciones de denuncias de abuso sexual por el clero.

Fuentes:

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